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Alas de Fenix PDF
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Alas de Fenix
(Todos los derechos reservados. Los personajes, nombres de HARRY POTTER, así como otras marcas de identificación
relacionadas, son marcas registradas de Warner Bros. TM & ©2003. Derechos de publicación de Harry Potter © J.K.R.)
Lo último que vio Harry antes de ser vencido, lo dejó sin habla...alguien, una voz
se interpuso para impedir que lo asesinaran, ¿pero quien?...
¿quién se interpuso entre Harry y la muerte?, ¿quién bajo el cobijo del fénix
detuvo su muerte de nueva cuenta?
Índice
1. Introducción
2. El Traslado
3. Desayuno y Arresto
4. La loba y la serpiente
5. El Parlamento Mágico Inglés y el Ministro Escarlata
6. La Audiencia
7. Ordenes
8. Rompimiento
9. Una madre, un tatuaje y una confesión
10. Tentaciones
11. El primer recuerdo
12. Mensajes vía Pitón
13. El cuadro
14. Egoísmo
15. Las Flores de Lazo del Diablo
16. Nieve
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17. Entre sábanas
18. La Maldición Hermes
19. Te amo, pero no te amo
20. La huida
21. El porqué de Eurídice
22. Castigando al cobarde
23. Entre jardines y pociones
24. Cuenta regresiva
25. Seis meses, dos días, tres horas
26. El anzuelo para la rubia
27. Al borde del acantilado
28. Contra corriente
29. Rescate fallido
30. Amanecer
31. Salido del infierno
32. Una vez más...
33. Pronto...
34. La caja
35. Necesito dolor...
36. Bar, supermercado, acantilado
37. Prisiones y Libertades
38. Víctimas
39. Hielo
40. Oportunidades agotadas
41. Advertencias
42. Alimentos
43. Última noche
44. Exigencias
45. De sueño en pesadilla...
46. Réquiem
47. Mano amiga
48. Destino
49. Consúmeme
50. Flor marchita
51. No se puede ser valiente
52. ¿Quién más?
53. Voces muertas
54. Voy a salvarte
55. Cenizas
56. Epílogo: Tumbas y sueños
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Introducción
Voldemort había caído, estrepitosamente como una vieja y enorme construcción,
mucho se había perdido, Harry entre todo, nadie sabía que había sido de él, nadie
podía comprender porqué se había marchado, su desaparición tras aquella
explosión, los pocos mortífagos sobrevivientes se jactaban de su muerte; nadie ni
siquiera sus amigos lo habían localizado, el tiempo corrió rápido como el viento y
fijo como las horas, entonces pasó, todos hicieron su vida, todos se olvidaron poco
a poco de temores pasados y emprendieron un nuevo camino de búsqueda y
realización; por un instante parecía que nadie se acordaba de él, que a nadie le
había interesado más buscarle, pero se engañaban, todos lo llevaban con ellos, en
su mente, en sus acciones, en sus ideas, en todo, aunque resignados al adiós y a
nunca verlo.
Hasta que...
-¿La han visto? –Preguntó volviéndose, no sabía por qué, pero sentía miedo, un
miedo insistente.
-Ya hemos buscado...no hay nada, es como si se la hubiera tragado un hoyo
negro. –Murmuró.
-Hermione... ¿Dónde te metiste? –Ginny pegó su frente al vidrio helado, afuera
nevaba, dentro hacia tanto frío como si estuvieran a la intemperie.
-Y bien... ¿Sabes algo? –Luna entró por la puerta aledaña, abrigada hasta el
cuello con un enorme abrigo de rara piel escamosa, aunque llevaba sandalias,
Ginny no se extrañó, al contrario la miró con respeto.
-Nada, nadie sabe nada. –Murmuró volviéndose, se acercó a una mesa y se
sentó, Luna hizo lo mismo y con la mirada perdida se puso a jugar con la manga
derecha de su abrigo.
-¿Lo sabe Ron? –Preguntó Luna, poniéndose de pie y acercándose a la ventana.
-No, tampoco he podido dar con él...todo lo que sé, es que se encuentra en misión
en el bosque prohibido... con lo que le gusta. –Susurró Ginny mirando en la pared
una replica del reloj de su madre, éste tenía agujas para cada persona importante,
Ron, Hermione, Luna, Neville, Fred, George, sus padres y ella, pero algo más
oscura y pequeña, había una más, que llevaba el nombre de Harry, al lado de una
como las demás con el nombre Eurídice. La manecilla de Ron decía “En misión”,
la de Hermione “Desconocido”, la de Luna, Eurídice y ella “Trabajo”, la de Neville
“En camino”, la de sus padres “Madriguera” y las de los gemelos “Negocio”;
mientras que la de Harry decía “¿?”.
-Ginny... has preguntado en la oficina de Malfoy... ¿Verdad? –Preguntó Luna sin
volverse, jugando con una telaraña que pendía de la esquina de la ventana.
-¡No! –Gritó Ginny enfurecida. -¡¿También sospechas de ella?!... ¡¿Crees todo lo
que inventan de Hermione?! –Ginny estaba roja de ira, Luna incólume la miraba.
-Sólo era un pregunta. –Luna sonrió dulcemente y se volvió de nuevo a la ventana
para seguir con su juego con la telaraña, en la que ahora se encontraba una
enorme araña negra, que amenazaba con picarla.
-Perdón... -Susurró Ginny dejándose caer sobre su silla. -...no tolero que hablen
de ella... no puede ser que la acusen de algo así, Hermione no sería capaz de
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traicionar a Ron... a Harry. –Ginny se volvió al escritorio, había un retrato de Harry,
en Hogwarts, cuando fueron novios.
-Es normal tu pánico... pero normalmente Ginny, cuando los rumores son
generalizados, es por que algo de verdad esconden. –Luna dejó correr a la araña
y se volvió a su amiga, con su clásica sonrisa apacible, Ginny sintió una punzada,
tenía demasiada razón.
-¡¿Cómo que no la encuentran?! –Ron estaba en la oficina con Ginny, era mucho
más alto y musculoso, tenía más anchos los hombros, caminaba más erguido, su
melena seguía rojo intenso y vestía con túnica negra, sobre suéter de tejido color
chedrón y pantalones negros.
-No hemos podido localizarla. –Murmuró Ginny sonrojada ante la ira de su
hermano, que a pesar de llevar una enorme herida bajo la ceja, sólo se interesaba
en Hermione.
-¡Somos los mejores aurores!... ¿Cómo es posible que no puedan localizar a su
jefa? –Ron se dejó caer sobre una silla, la sangre corría hacia su labio.
-Te recuerdo, que ella es la mejor... no es nuestra culpa. –Ginny sonrió, se levantó
y con un movimiento de varita, sanó a su hermano.
-Gracias... –Dijo Ron mirándola, ablandó su expresión y le sonrió. -...lamento
gritarte, lo siento.
-No te preocupes... te entiendo. –Murmuró Ginny mirando a un Harry nervioso
sobre su escritorio.
-Ron... –Neville entró sonriente, llevaba en las manos una caja. -... rosquillas... las
envía su madre.
-Gracias Neville. –Ron se levantó para tenderle la mano, luego volvió a sentarse.
-¿Dónde está Luna? –Preguntó Ginny a Neville, mirando la caja. –Fue a buscarte.
-Fue por un amuleto. –Murmuró Neville abriendo la caja, luego fue a servirse té.
-¿Otro?... va a parecer árbol de navidad. –Comentó Ron, Neville lo miró ceñudo y
Ginny sonrió.
-Han pasado tres años... –Dijo mirando el lago, tras ella estaba la cabaña de
Hagrid, la nieve cubría Hogwarts y ella sollozaba. –... cuánto te hubiera gustado
todo... Hogwarts ha sido reabierto, McGonagall lo dirige, Hagrid da clases, todos
hablan de ti más que como una leyenda, te admiran tanto... –Se sentó sobre una
roca, mirando hacia el sauce boxeador. -... Ron es auror, el mejor... Neville
también lo es, se ha vuelto tan fuerte... Luna, bueno sigue igual, ríe y mira al
vacío.... ha convencido a Ginny de que volverás... Ginny llora en los rincones, está
demacrada y triste... Harry, si hubiéramos visto tu cuerpo, enterrado tus restos...-
Hermione se puso las manos en las sienes, dolorida, miró al lago con furia. -...
¡Harry! me haces tanta falta, mira en lo que me he convertido, traicionando a Ron,
metiéndome con Draco para ganar poder... ¡Dios! me he vuelto un monstruo. –
Hermione dejó caer su cabeza y lloró amargamente.
-Todos lo somos... tras mi muerte seré un Thestrall o quizá un Trol. –Luna
apareció a su lado, sin mirarla se sentó en el suelo a quitarse las sandalias.
-Luna... –Hermione se horrorizó, seguramente lo había escuchado todo, ¿qué
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haría ahora?.
-Descuida, ya lo sabía...no hace falta ser adivino para leer en alguien tan obvio
como tú...sólo se necesita abrir bien los ojos. –Luna se levantó y fue al río
congelado.
-Ron... –Hermione se puso de pie palideciendo.
-No se lo he dicho...la única que lo sabe soy yo... –Luna puso sus sandalias a la
orilla.
-¿Se lo dirás? –Hermione la miró, apoyaba que se lo dijera, pero deseaba que no
lo hiciera.
-No lo haré. –Luna comenzó a deslizarse lentamente. –Confía en mi, Harry lo
hacía.
-Lo sé...y por eso agradezco tu compañía en este momento. –Murmuró Hermione
mirándola patinar, estaba algo asombrada, lo que era común cuando estaba cerca
de Luna.
-Llora Hermione...no hay nada como eso para aliviar las penas. –Luna dio un salto
y un giro, luego patinó con más velocidad, hasta que de pronto se quedó
petrificada, como si hubiera visto algo horrible.
-Luna.–Se acercó y como no contestaba se aterró, fue corriendo y sacó su varita. -
¡Luna!
-Mira... –Dijo apuntando el lago, algo resplandecía bajo la capa de hielo. -...un
resplandor verde.
-Parece...la maldición asesina. –Hermione apuntó con su varita, tomando sus
precauciones.
-Imposible...no pude conservarse en hielo. –Susurró Luna mirando aquello con
fijeza.
-Entonces...¿Qué es? –Hermione se acercó. -¡Diffindo! –Cortó un poco,
asombrada sintió un dolor en el pecho, como muchas ganas de llorar. –Es...el
brillo de unos ojos...
-Es él... –Dijo Luna acercándose, estaba bajo el hielo, con sus ojos verdes fijos en
el exterior.
-¡Llama a Hagrid! –Gritó Hermione, mientras Luna corría a la orilla. -
¡Harry!...¡Harry despierta!
-Han movilizado gente a Hogwarts. –Susurró Dean Thomas vestido con túnica
negra.
-¿Hogwarts? –Se volvió, tenía el cabello quebrado y ojos oscuros, del lado
derecho cerca del ojo tenía una cicatriz alargada, como un desgarre y el resto del
rostro suave y gentil.
-Sí...no sé qué pasa. –Dean la miró tomar un redondo sombrero negro, era
elegante y guapa.
-Sé que me citó para ésta hora, pero...dile que salí por un problema personal. –
Sonrió a Dean y poniéndole la mano en el hombro lo besó en la mejilla. –Creo que
hoy es el día, Dean...es el día.
-Tengo el mismo presentimiento Eurídice. –Dean la vio salir, sus tacones
resonaban en el pasillo, donde todos la miraban. –Ron y Neville están ciegos si no
se fijan en ella. –Se dio la vuelta y se sentó
-¿Qué es eso? –Ron miró a la ventana, los tres comían rosquillas y bebían té.
-Una lechuza. –Ginny fue a abrir, la lechuza entró con aire helado, tomó la nota y
leyó:
“Ginny:
Lo hemos encontrado, Luna y yo estamos en Hogwarts con Hagrid y McGonagall,
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vengan, debemos resguardarlo.
Hermione”
-Harry... –Ginny se desvaneció, Ron apenas logró sostenerla, Neville tomó la nota
y la leyó.
-Rápido Ron...antes que alguien se adelante. –Neville tomó las túnicas de viaje,
cubrieron a Ginny como pudieron y salieron al pasillo.
-Neville...Ron...¿qué es lo que pasa? –La joven de amplio sombrero se paró ante
los dos.
-Eurídice... –Neville no supo que decir, incluso se sonrojó un poco cuando ella le
miró sonriente, Ron le hizo una seña y le entregó en brazos a Ginny, Neville
tratando de reanimarla se alejó.
-¿Qué pasa? –Eurídice lo miró, Ron una vez que los vio alejarse, tomó a Eurídice
por el brazo.
-Encontraron a Harry. –Confirmó tan pegado al oído de Eurídice, que a ésta se le
erizó la piel.
-¿Potter? –Susurró al oído de Ron, que siguió sus labios y sin que nadie lo viera,
la besó rápidamente. -¡¿Te has vuelto loco?! –Le dijo en un susurró desesperado.
-Debo ir a Hogwarts, es mejor que esperes en San Mungo, ahí lo llevarán. –Ron
se dio la vuelta y salió a toda prisa rumbo a las chimeneas.
-No confío en esto. –Eurídice miró a su alrededor, un chico pasó a su lado, lo
sujetó por el brazo. -¿Has visto a Tonks? –El joven apuntó a una ventana, a través
de la cual miró a Tonks caminando por el pasillo, luego como si huyera de ella se
alejó a paso veloz. –Excelente, debo alcanzarla...
-Así que atraparon a nuestros enviados. –Dijo aquel escondido entre las tinieblas.
-Sí, así es. –Una mortífaga con su máscara sujeta a la cara trataba en vano de
parecer tranquila.
-Entonces tenemos que andarnos con más cuidado. –Murmuró él.
-Weasley, Longbotton, Lovewood y Greyback son quizá quienes más nos
preocupan. –Dijo ella.
-He notado un raro movimiento en San Mungo...averigua que está pasando. –
Ordenó y desapareció.
-Como usted quiera, amo. –Ella se volvió, se quitó la máscara ante el espejo y
miró sus ojos rasgados. –Es momento de venganza Cho, de venganza...
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El Traslado
2.- EL TRASLADO
-El aire es muy frío. –Dijo Ginny, estaban parados sobre el techo, faltaba la mitad
del camino.
-La luna está llena...me siento bien...esperemos que la poción siga haciendo
efecto. –Eurídice sonrió, se cubrió el rostro con su túnica para ocultar sus ojos
enverdecidos y todos siguieron el vuelo.
-Ginny...hace frío. –Murmuró Harry, sintió que llevaba alguna cuerda, pues estaba
atado de la cintura a Eurídice.
-Nos atacan. –Dijo, Hermione se movió a toda velocidad, en efecto ocho siluetas
se acercaban.
-Al diablo con eso...tenemos que salir de aquí. –Eurídice sacó su varita.
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-Protejamos a Eurídice y a Ginny...dense prisa, tienen que llegar a la base. –
Hermione avanzó junto con Ron hacia el frente. -¡Ginny sigan su camino!
-¡Voy detrás de ti! –Eurídice le seguía los pasos de cerca, cuando un mortífago
apareció ante ella.
-¡Eurídice! –Hermione la llamó, pero caía sin que nada la detuviera, de inmediato
Ron, haciendo a un lado a un enemigo se lanzó en picada, Harry apenas lograba
ver la mancha rojiza que iba hacia él.
-Yo me encargo. –Neville pasó en picada, Ron subió a Harry a su escoba y lanzó
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un par de hechizos.
-¡Resiste Eurídice! –Gritó Neville, tras un impulso en el aire, para ir más rápido.
-No puedo soltarme. –Eurídice giraba, sus garras no podían romper la cuerda,
entonces miró abajo, su pecho estaba ensangrentado y bajo ella, un enorme
bosque de pinos esperaba su impacto. -¡Neville frena!
-¡¿Qué?! –Por la nieve, Neville no distinguía nada e iba a chocar, Luna tras él, vio
los árboles y frenó.
-¡No! –Dijo Eurídice, una rama le golpeó en la cara, otra en el abdomen, siguió
cayendo mientras los picos de las ramas y las hojas le desgarraban la piel, como
no podía quitarse la cuerda, tenia las piernas extendidas y la derecha golpeó
contra tres ramas rompiéndose, a pesar de lo fuerte que era como híbrido, aquello
la hizo desmayarse y cayó sobre el suelo rocoso cubierto de nieve, que en
segundos la cubrió, volviéndose sólo un montón blanco que comenzaba a teñirse
lentamente de rojo.
-Seamus...de prisa, volveré por Eurídice, Luna y Neville. –Ron montó su escoba y
se fue.
-No es eso...él no va por Luna y Neville, por que sabe que están bien...el va por
Eurídice. –Hermione entró en la casa, mientras Tonks cubriéndose de la nieve
miraba silenciosa.
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-¿Eso te molesta? –Tonks se preocupó, ¿es que acaso Eurídice estaba
metiéndose donde no debía?
-No, al contrario, en este momento, creo que es mejor que esté con ella que
conmigo. –Susurró Hermione sin mostrar la menor molestia, sólo caminó
sintiéndose una rata.
-Parece que los tenemos rodeados. –Dijo un mortífago, Luna y Neville con sus
varitas empuñadas los miraban, Luna veía de vez en cuando al suelo, buscando
señales de Eurídice.
-Lo que me hacen hacer. –Dijo Ron lanzando algunas cuerdas a los mortífagos
que restaban.
-Si les matara por torturar a Luna, me sentiría más que satisfecho. –Neville se
acercó a ellos en su escoba, la nieve no lograba mitigar ni un poco la ira de su
rostro.
-No vale la pena, además un poco de dolor siempre es bueno. –Luna sonreía
mirándose la uñas.
-Iré a buscar a Eurídice. –Ron no prestó atención a nada y bajó con velocidad
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considerable esquivando las ramas y mirando el suelo.
-Por supuesto, aunque es probable que agonice. –Luna miraba al cielo, la nieve
caía tan duramente que para protegerse formó una burbuja sobre ella y Neville,
cuando vio los ojos suplicantes de los Mortífagos sobre sus escobas, implorando
protección de la terrible tormenta, sonrió. –Se lo merecen...refrésquense, dicen
que el verano es insoportable en Azkaban.
-¿Eurídice? –Caminó hacia el ruido, entre la nieve que ya le quemaba las mejillas
notó un montón anormal de nieve, en ese momento Neville arrojó luces rojas, la
señal, habían llegado refuerzos y él y Luna se retiraban; corrió entonces y empezó
a cavar en la nieve, poco a poco la fue retirando hasta que la encontró roja y dura,
luego topó con cabello y más tarde un rostro. -¡Por Merlín! Estarás bien, lo juro
tranquila.
-Te encontré...nada te pasará. –Ron la levantó con rapidez, tanta que Eurídice
dejó escapar un grito.
-¡Ah! –Se soltó a llorar como si muriera de dolor, en brazos de Ron lo miró y sus
ojos comenzaron a ponerse en blanco por el dolor.
-¿A dónde me llevas? –Le dijo entre sollozos, mientras Ron intentaba equilibrarse
para desaparecer.
-A la base de la Orden, todos están ahí, Luna sabrá curarte. –Ron caminó y sacó
su varita para desaparecer.
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-No, no me lleves allá...Ron...espera. –Era tarde desaparecieron en ese precioso
momento.
-¿Dónde está Ron? –La señora Weasley miraba a Luna y Neville que bajaban de
las escobas, Hermione a su lado parecía igualmente preocupada.
-Seamus lo examina...cree que tal vez puede tener una pulmonía, pero con sus
pociones y suerte, estará bien...Ginny está con él...¿Eurídice estará bien? –
Hermione preguntaba sinceramente, en el tiempo que tenía de conocerle, las dos
junto con Ginny y Luna habían llegado a ser buenas amigas.
-Quizá debas volver por Ron, tal vez necesite ayuda. –Susurró la señora Weasley
a Neville.
-Tiene razón...no debimos dejarlo solo Luna, iré por él. –Neville levantó la escoba
se montó, un sonido lo detuvo y se volvió a mirar.
-Ayuda. –Ron apareció ante los cuatro, el cuerpo en sus manos temblaba por
completo.
-No toquen mis garras. –Susurró Eurídice tratando de levantar la cara. –Por favor,
no toquen mis...
-No hables por favor. –Dijo Hermione tratando de tocarla. –Te repondrás.
-Llévenme a otro sitio...no quiero estar aquí. –Eurídice estiró su mano hacia Ron,
él trató de acercarse, pero como no queriendo la cosa, la señora Weasley se
interpuso, Eurídice la miró y bajó la mirada.
-Ayúdame Luna, entremos aquí, esperen afuera. –La señora Weasley entró con
Eurídice y Luna, mientras Hermione, Ron y Neville se quedaban fuera.
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-Traeré un abrigo. –Neville desapareció escaleras arriba.
-Se repondrá...estará bien. –Hermione miraba hacia la puerta, los dos silenciosos
uno junto al otro.
-Te preocupas por Eurídice, tiene sentido ¿o no? –Ron se volvió sonriéndole con
cariño.
-No, no lo tiene...Ron sé que los rumores son demasiados y que te duele todo
cuanto pasa, Luna me fue a buscar y sé que estabas preocupado cuando no
aparecí ésta mañana...-Hermione dio un paso para verle más de frente. -...aún
podemos hacer algo, aún puedo dar marcha atrás...por favor detenme, ¡detenme!.
-No, dar macha atrás es riesgoso...mientras Malfoy esté enfocado en ti, tendremos
tiempo de movernos, con él de vuelta no podemos echar todo por la
borda...Hermione, sé que debe ser espantoso para ti tener que estar con él y sé
que tienes miedo de lo que puede pasar...confía, lograremos la meta y todo
terminará. –Ron la miró y la tomó por los hombros, se acercó para besarle, ella
dejó escapar un par de lágrimas, pero él no se detuvo, sabía que la reconfortaría.
-Temo que empiezo a amarle. –Dijo Hermione tan quedo que Ron creyó no
entenderle, palideció al momento, para luego mirarla con furia contenida y apunto
estaba de gritar cuando.
-Aquí está el abrigo. –Neville se acercó, Ron ya no tenía frío, al contrario el odio se
le vino encima, miró a Neville intentando contenerse, así que tomó el abrigo y a
Hermione de la mano, Neville comprendió el mal momento, se sonrojó. –Voy con
Ginny, parece que necesita ayuda en la cocina. –Y se alejó a paso veloz.
-Señora Weasley... –Susurró Eurídice a pesar del dolor que sentía en las piernas,
Luna le acomodaba los huesos a costa de empujones y jalones que le hacían
llorar los ojos.
-Dime querida. –Molly la miró con tierno gesto. –Luna acomoda ese hueso bien,
date prisa.
-No quiero incomodar...permita que me vaya a San Mungo, sería mejor en caso de
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que me diera tanto dolor que pierda la razón. –Eurídice retorcía la sábana
apretándola con tanta fuerza que las arrugas eran ya profundas.
-Por favor... –Dijo Eurídice agitada, apenas podía respirar y el sudor ya escurría
por su rostro. -...no me perdonaría si llegara a morder a alguna de ustedes...por
favor, déjenme ir...¡por favor! –Gritó al sentir que Luna acomodaba el último hueso
de la pierna izquierda, vendaba y se volvía a la derecha.
-Nada de eso...si vas a San Mungo descubrirán lo que eres...te pedirán que te
registres y no planeo hacerte sufrir tal cosa. –La señora Weasley le acarició la
frente, Eurídice la miraba suplicante, abrió la boca para refutar, cuando Luna le
acomodó el fémur.
-Ánimo, ya casi termina. –La señora Weasley alcanzó a distinguir una sombra que
entraba.
-¿Lo amas? –Preguntó, ella se sonrojó y agachó, la tomó por los hombros. -
¡Dímelo! ¡¿Lo amas?!
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-No...¡No! –Dijo Hermione llorando mientras él la sacudía. –Pero...
-Por Dios. –Ron la abrazó ya dándose cuenta de lo cruel que era torturarle así, la
abrazó esperando que su respiración le calmara y así fue, los dos en pocos
minutos se sentían más tranquilos. –Perdóname...no tengo derecho a tratarte así,
perdóname. –Le dijo con los ojos cristalinos.
-Lo sé...lo sé y te entiendo...por que yo también siento una furia incontenible cada
vez que noto que alguien murmura sobre Eurídice y tu...yo quisiera que esto
terminara...con Harry aquí todo cambiará, dejemos de lado esto y permíteme
dejarlo, por favor Ron. –Hermione le suplicaba por primera vez en mucho tiempo,
Ron la miró y lleno de dolor negó con la cabeza. –Pero Ron...
-Lo lamento tanto... –Ron la abrazó fuertemente, tanto que Hermione no podía
moverse bien. -...desearía no haber tenido esa estúpida idea, perdóname
Hermione.
-No me obligues a seguir con esto. –Pidió Hermione cuando él la alejó un poco
para verla a los ojos.
-Yo... –Ron la vio llorar, lo que hubiera dado por hacerla sentir mejor, se habría
cortado el brazo, se abría arrancado la lengua, ¡diablos! Mataría a Malfoy de ser
necesario. -...te amo. –Atinó a decir, la miró y sin poder contenerse la besó
tiernamente, ella no lo impidió, al contrario, con las mejillas aún húmedas lo besó
también, todo fue tierno y suave, entonces Ron la tomó por la cintura, un extraño
temblor recorrió su espalda.
Ron la abrazó fuertemente sin dejar de besarla esta vez en los labios, Hermione le
acariciaba la cabeza lenta y constantemente, la guió hacia la cama, cubierta por
una rara colcha naranja que reconoció de inmediato y supo que habían entrado en
su habitación, suavemente puso a Hermione sobre la cama, la dejó de besar sólo
para verla, sus ojos marrones lo hipnotizaban, aquello era superior a sus fuerzas,
le pasó la mano por la frente para quitarle el cabello.
Una lucha sin violencia se desató, hasta que sobre la cama sólo estaban ellos, sin
más encima que la oscuridad de la noche y la belleza de su propio amor
cubriéndolos, cada roce se volvió un suspiro, Hermione sonreía a ratos tratando
de no emitir ningún sonido comprometedor, pero ya no podía, aquello era
demasiado, se descubrió diciendo el nombre de Ron una y otra vez, tan
entrecortada que apenas lograba jalar aliento. La amaba y si en aquel momento
hubiera entrado el enemigo a matarle, seguramente habría muerto en el mejor
sitio, en sus brazos, le besó los hombros y el cuello, su figura tibia y fresca fue
toda suya, hubo un momento en que recordó a Malfoy y su boca y sus manos
haciendo lo mismo, se sintió estremecer, pero ella no lo llamaba a él, decía su
nombre, no otro, sólo el suyo, Ron, Ron, Ron una y otra vez. Pero no podía
quitarlo de su mente, levantó la cara buscando sus ojos.
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Desayuno y Arresto
3.- DESAYUNO Y ARRESTO
Abrió los ojos y todo estaba borroso, se sentía raro, afiebrado y débil, recordó el
frío del hielo, a Voldemort y de pronto a Ron volando a toda velocidad hacia él.
Cómo un golpe de gong se estremeció, tenía que saber dónde estaba, hasta
donde sabía Ron trataba de rescatarle ¿y si no lo había logrado?. Miró a su
alrededor en la búsqueda de reconocer algo, pensó que estaba en la Madriguera
pero aquella habitación era muy grande para ser así, decidido tomó sus anteojos
del buró, su varita y tambaleante se puso de pie.
Salió a un pasillo oscuro y frío, creyó reconocer las cosas, el olor, incluso los
sonidos pero pensó que alucinaba y se siguió hacia lo que sospechaba sería la
cocina, al entrar tuvo que contener una expresión de sorpresa, ante la estufa
alcanzó a ver a alguien que calentaba algo, al sentir su presencia aquella persona
levantó una varita tan rápido que en su estado jamás hubiera podido detenerle de
haber sido un ataque.
-Lumus. –Dijo la voz de una mujer, pudo ver ahora su rostro, al menos 24 años,
piel clara, cabello quebrado y ojos verde olivo, con una cicatriz en el rostro, lo miró
y de inmediato su expresión cambió. –Potter.
-¿Quién eres? –Dijo él levantando su varita, aunque estaba débil no sería vencido
fácilmente.
-Me llamo Eurídice Grey... Eurídice. –Susurró ella moviéndose lentamente, se
detuvo antes de terminar el apellido, se apoyaba en un improvisado bastón (una
sombrilla).
-Eurídice. –Repitió Harry tratando de recordar, escuchó en su mente la voz de
Hermione llamando a aquella joven. –Tú caíste conmigo, yo hice que te hirieran. –
Dijo algo más despierto.
-Son gajes del oficio...¿Té? –Le preguntó sacando con un movimiento de varita
una taza extra.
-Gracias...¿Dónde estamos? –Preguntó ajustándose las gafas, ella le servía el té
lentamente, el aroma era irresistible y empezó a ansiar beberlo, tomó la taza y lo
probó, aquello era dulce y vivificante, como si se sumergiera en un agua tibia, se
sintió volver a nacer. -¿Qué es esto?
-Secreto de familia, sana heridas...en mi caso debo tomarlo con frecuencia. –
Eurídice bebió un poco, Harry notó que brillaba y al verse las manos se percató
que también lo hacia. –Descuida, dura unos minutos, hará que todas tus heridas
sanen y recuperarás energía. –Ella sonrió y Harry notó entonces que sus colmillos
eran prominentes y al ver la mano con que sostenía la taza, pudo ver uñas largas
y afiladas.
-Eres...un... –Dijo poniéndose en pie, tan rápido que tiró la silla, Eurídice la detuvo
con la varita.
-Todos duermen, no debes despertarles...-Lo miró fijamente y suspiró. -...soy
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mitad hombre lobo y mitad bruja...mi nombre es Eurídice Greyback. –Levantó la
taza y volvió a beber.
-Greyback. –Harry sin pensarlo un momento se puso de pie y con su varita se
dispuso a matarla, era hija de un enemigo. –Así que tu padre es ese
maldito...levántate quiero matarte estando en pie.
-Si me vas a matar, que sea rápido y sentada, me duele mucho la pierna para
ponerme de pie ante ti...¡Poderoso Potter! –Dijo tratando de parecer graciosa, pero
arrastraba las palabras, Harry recordó a Malfoy.
-Si lo prefieres.... –Dijo sin miramientos. -¡Sectu...
-¡Harry! –Una voz a su espalda lo hizo volverse, se encontró ante la imagen más
asombrosa que hubiera podido ver, Ginny iluminada por la suave luz azul de su
varita le miraba fijamente, metida en un camisón rosa con gatitos, corto hasta los
muslos y largas trenzas rojizas.
-Ginny. –Dijo atragantado al notarla claramente unos años más grande de lo que
recordaba.
-Mmm...creo que me llama mi cama. –Eurídice se puso de pie, sin que si quiera le
miraran pasó a su lado. –Buenas noches, pórtense bien. –Dijo con una risita
maliciosa desapareciendo, Ginny se sonrojó.
-¿Qué intentabas? –Preguntó Ginny mirándolo fijamente, pues aún tenía la varita
levantada.
-Quería... –Harry se percató por la mirada de Ginny que le tenía aprecio a
Eurídice. -...¿es tu amiga?
-De las más queridas. –Ginny se dirigió a la mesa y se sentó, él hizo lo propio.
-¿De dónde la conoces? –Preguntó mirando la taza vacía.
-Hermione la conoció en el Ministerio, tiene un puesto importante, es Jefa del
Departamento de Criaturas Mágicas, y es auror. –Ginny miraba a Harry con fijeza,
él se sentía extrañamente incómodo.
-Auror eh...y ¿Hermione trabaja para el Ministerio? –Preguntó sintiendo cada vez
más fija la mirada de Ginny, al punto que pensaba que le atravesaría.
-Ni te imaginas. –Sonrió. –Jefa del Departamento de Defensa Mágica,
brevemente, de los Aurores.
-¿Qué? –Harry levantó la mirada, Ginny le sonreía de una forma tan bella que se
le olvidó de lo que hablaban. –Ah...y tú... qué ha sido de ti...según veo ha pasado
mucho tiempo. –Harry la miró nerviosamente.
-Soy Auror, la segunda de abordo con Hermione, ella me ordena yo obedezco y al
momento de las luchas, tengo lugares preferenciales. –Comentó ella emocionada,
en realidad amaba su trabajo.
-Suena bien...¿cuánto estuve dormido? –Preguntó tocándose la barbilla, donde
sentía ya los troncos duros y fuertes de la barba.
-6 años...hace seis años que te buscamos de un lado a otro. –Ginny contestó
entrecortada, sus ojos estaban llenos de lágrimas. –Te extrañamos tanto. –Dijo
poniendo su mano sobre la de él.
-Yo...recuerdo poco de lo ocurrido. –Comentó tras un momento en que se miraron
con sonrisa de bobos, como dos viejos tórtolos. –Ron...¿Qué es de él?
-El mejor Auror del momento, ha ocupado la portada de Quisquilloso ocho veces,
se jacta de tener un club de admiradoras y ha mejorado tanto en duelo que es casi
tan bueno como Hermione. –Ginny no le soltaba la mano y eso lo hacía sentir en
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la gloria.
-¿Luna, Neville, ellos? –Harry estaba ansioso de recibir más información.
-Igual que nosotras, Neville es uno de los solteros más codiciados, pocos saben
que lo de Luna y él va en serio...en cuanto a ella, se las arregla para hacerse
cargo del Quisquilloso y cubrir su sitio como Auror al lado de Neville y Ron...en
realidad son tantos los muertos en nuestro departamento que prácticamente
Tonks y nosotros somos los únicos. –Ginny frunció el seño.
-Los muertos. –Harry sintió que se le venía un recuerdo, alguien empapado en
sangre que gritaba de dolor, sin dar pie a sus pensamientos se volvió a Ginny. -
¿Tus hermanos? –Preguntó sintiéndose mucho más tranquilo al verla sonreír y
sentir su piel rozarle.
-Los gemelos en el Callejón Diagon, Bill con Fleur en Francia desde hace un par
de años, Charlie solo en Rumania, a mamá le preocupa. –Murmuró Ginny como si
temiera que la señora Weasley escuchara.
-¿Qué es lo que me preocupa cariño? –Dijo una voz aguda desde el pasillo, los
dos volvieron la mirada, la señora Weasley entró presurosa atándose el delantal. -
¡Harry!
-Señora Weasley. –Dijo poniéndose en pie para abrazarla, casi lo asfixia pero le
sentó bien aquello.
-Me da tanto gusto verte...mírate, todo un hombre de 25 años, ¡Oh mi pobre
Harry!, el hijo perdido ha vuelto Ginny –Dijo sin soltarlo, soltando algunos sollozos.
-...Merlín, si Dumbledore te viera. –Dijo secándose las lágrimas. –¡Oh!...ya habrá
tiempo de hablar, ahora Ginny por favor ve a llamar a Herrmione y a Eurídice, de
hecho a todos...tengo algo que decirles.
-Madre son las cinco de la mañana. –Refutó Ginny algo confundida.
-Sí, pero algo ha pasado...vayan, vayan, de prisa que es urgente. –Ordenó con un
movimiento de mano, los dos salieron al pasillo, Harry reconoció todo entones.
-Grinmould Place. –Murmuró mirando las paredes.
-Ahora que has vuelto, necesitamos que nos des permiso para seguir aquí. –
Murmuró Ginny.
-Descuida, permito eso y más. –Dijo Harry mientras subían las escaleras.
-Aquí duerme Ron...mi padre se tomó la libertad de hacer más habitaciones con
magia. –Llamaron a la puerta, nadie contestó, luego de unos momentos
escucharon algo, como un gemido de dolor ahogado, Ginny se extrañó y Harry
algo tenso por lo de la noche, levantó la varita y sin pensarlo apuntó a la
cerradura.
-¡Alohomora! –La puerta se abrió de golpe, se encontraron con Hermione dormida
entre los brazos de un Ron desnudo de la cintura para arriba, Ginny se llevó las
manos a la boca sorprendida y sonrojada, Harry impresionado dejó azotar la
puerta contra el muro, Ron abrió los ojos soñoliento, Hermione se movió previo a
abrir los ojos.
-¡Harry! –Dijo sonriente con la larga melena roja alborotada por el ajetreo, sin
darse cuenta de la escena que estaba dando, cuando sintió a Hermione se
sonrojó. -¡Diablos! –Dijo cubriéndola con la sábana.
-¿Harry? –Susurró Hermione intentando abrir los ojos.
-Los vemos afuera, la señora Weasley quiere hablarnos. –Harry sonrió cerrando la
puerta, Hermione se cubría como podía. -¿Desde cuando duermen juntos? –
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Preguntó entre celoso y agradado.
-En realidad, yo... –Ginny aún se sentía sumamente incómoda. –...mejor vamos
por Neville y Luna.
-¿También duermen juntos? –Preguntó Harry tratando de divertir a Ginny.
-¡Por Merlín no sé! –Dijo al borde de un colapso nervioso. –Aquí es su habitación.
–Llamó a la puerta, Luna abrió con rapidez.
-Harry...siempre supe que estabas vivo. –Dijo dándole un fuerte abrazó.
-Gracias... –Harry miró sobre su hombro, en la habitación había dos camas y
Neville tendía una, la otras estaba revuelta y saturada de libros.
-Harry...que gusto. –Dijo Neville acercándose, le dio la mano y un fuerte abrazo,
era raro, ya no era el chico de cara redonda, ahora tenía mejores facciones y
parecía más ágil y fuerte, tenía la espalda ancha y el cabello alto largo.
-Neville, ¿Cómo has cambiado? –Harry lo miró, era incluso algo más alto.
-Mira quien lo dice, no había visto cabello y barba más rara. –Dijo Ron que salía
de la habitación poniéndose una camisa. –Necesitas mirarte a un espejo hermano.
–Dijo poniéndole la mano en el hombro, Harry se volvió hacia el muro, allí un
espejo le devolvió la mirada.
Era totalmente distinto, sus ojos verdes resplandecían tras los anteojos ocultos en
una densa mata de cabello negro, quebrado y largo, barba y bigote se asomaban
entre sus facciones, dando la misma apariencia abandonada de Sirius al escapar
de Azkaban, su cuerpo era totalmente distinto, ancho de espalda y más alto, se
sintió extrañamente bien.
-Sirius. –Murmuró sin poder evitarlo, por inercia, como si nadie más estuviera a su
alrededor.
-No Harry. –Corrigió Ron acercándose, él también había cambiado mucho, era
más alto y musculoso, tenía la melena rojiza de un tamaño considerable y sonreía
con más gracia y galantería.
-Eres tú y nadie más. –Mencionó Ginny tomándole la mano mientras los demás
sonreían.
-Quién lo diría...Harry Potter ha vuelto. –Rió Hermione uniéndose al grupo, todos
juntos se miraron.
-Y el E. D. Vuelve a estar completo. –Aseguró Neville mirando a Luna
melosamente.
-Esperemos que para bien. –Murmuró Luna sin muchas ganas, cosa que Neville y
Ron censuraron.
Antes de bajar a la cocina nuevamente, Ron llevó a Harry con él a su habitación,
le ayudó a cortarse el cabello un poco y le dio una camisa y pantalones (que
tuvieron que cortar pues Ron seguía sacándole algunos centímetros), le asesoró
para que se rasurara y luego bajaron a desayunar.
-Y bien...¿Es cierto el rumor? –Un hombre vestido con túnica negra interrogaba a
la joven mortífaga.
-Nadie ha dado una versión oficial, pero sí...lo encontraron en el Lago Negro,
congelado...de alguna forma se rompió el hechizo que le sellaba y ahora es tarde
para detenerlo. –Contestó ella.
-Así que está entre nosotros...no tiene importancia, nada puede hacer, un ser
humano sin memoria es como una carta sin destinatario, jamás recordará lo
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ocurrido aquel día y si no lo recuerda, no habrá forma de que descubra el error. –
Él se puso de pie, con las manos juntas mirando al suelo se acercó a ella.
-Hay un problema. –Murmuró ella sutilmente, como si temiera decirlo. –
Granger...ha empezado a infiltrarse...es la amante de Malfoy. –Comentó
entrecortada.
-¿De qué forma nos afecta eso? –Preguntó sonriendo bajo la capucha.
-Ella parece empezar a amarlo. –Comentó mirándolo.
-Ja, Ja, Ja....una sangre sucia enamorada de un Malfoy...y yo que creí que ya no
había forma de pisar fondo. –Dijo volviéndose a ella. –No es de preocuparnos.
-Ese no es el problema. –Susurró apenas audible, él detuvo su caminata. –Él
también la ama.
-¡Imposible! –Dijo tan alto que ella cerró los ojos bajo la máscara. –Resuélvelo, el
hijo de Lucius no va a venir a arruinar todos los planes...llama a
Parkinson...¡quiero hablar con ella!
-Sí amo. –Se puso de pie presurosamente.
-Chang. –Ella se volvió. –Infíltrate ya...es mejor comenzar hoy con todo. –Ella
asintió y se retiró.
La loba y la serpiente
4.-La loba y la serpiente
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Zabini, Crabbe y Goyle.
-Han ordenado el arresto de Greyback. –Pansy le besó contoneando sus caderas
ante la mirada embobada de Goyle.
-¿Qué haz dicho? –Draco palideció levemente (nadie se percató del todo) -
¿Porqué?
-Falsifiqué unas firmas...estará el tiempo suficiente para que la examinen y
descubran. –Pansy lo abrazó, él se puso rígido.
-Supongo que permanecerá en el calabozo del sótano. –Dijo volviendo la mirada a
los papeles.
-No... –Pansy se le acercó al oído, provocando en Malfoy excitación y miedo,
susurró. -...la llevarán a Azkaban. –Pansy lo miró sonriente, él le devolvió una
mirada de odio, ella tan emocionada estaba que no la interpretó como tal.
-Excelente...quiero verla humillada... –Draco se puso de pie, tomó su bastón
(costumbre que heredó de su padre) y se dirigió a la puerta. -...esto es algo que no
se ve todos los días. –Y partió velozmente.
-Parece que no está muy contento. –Comentó Zabini, mucho más sagaz que la
propia chica.
-Al contrario, me compensará...ya lo verán. –Pansy se sentó en el lugar de Malfoy
y se puso a girar en la silla. –Ahora sólo debo preocuparme de Granger. –Se puso
seria, ninguno de sus acompañantes entendió la frase.
Los pasillos estaban solos, poca gente se cruzó en su camino, cuando al fin llegó
ante la enorme puerta de madera, custodiada por dos gigantones, sonrió
mordazmente.
-Así que la han traído. –Rió, ninguno le regresó la sonrisa. –Deseo verla. –Dijo
serio y altanero.
-Ella no quiere que nadie le vea. –Contestó uno de los monigotes sin mirarlo.
-Díganle que soy yo. –Dijo Malfoy divertido, un tipo abrió la puerta y entró, casi
enseguida salió y se hizo a un lado para dejarle entrar. –Par de idiotas. –Dijo sin
tapujos.
Eurídice estaba de pie mirando el suelo, se veía hermosa, blusa azul y jeans, le
habían quitado túnica y varita, sólo portaba la ropa y un refulgente brazalete en la
muñeca; se volvió a Malfoy, sus ojos se habían puesto verdes, su cabello más
largo y tenía una belleza salvaje que lo hizo estremecer.
-Debes controlarte, si alguien te mira así, te descubrirán. –Murmuró poniendo su
bastón en una silla cercana y quitándose la túnica, quedando sólo enfundado en
su impecable traje negro.
-Malfoy... –Draco no se detuvo, la tomó por la cintura y la beso de forma animal,
desesperada, ella hizo lo propio acariciándole el largo cabello. -...te arriesgas
mucho al venir. –Susurró sin dejar de abrazarlo.
-Tenía que verte... –Draco le besaba el cuello y ella no podía evitar sonreír. -
...Pansy...prometo que la haré pagar... –Estaba tan concentrado, que si alguien
hubiese entrado, no se habría enterado.
-No es momento...mírame. –Eurídice le detuvo la cabeza, que comenzaba a
hundirse en su pecho, él con las mejillas comprimidas por sus manos le miró,
sonrió divertida al verlo. –Habrá tiempo para después.
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-¿Cuándo?...¿cuándo tenga que hacerte una visita conyugal en Azkaban? –Dijo él
serio.
-Eso no existe en Azkaban...pero podemos intentarlo. –Ella sonrió, le mataba que
le mirara así, sin poderlo evitar la besó nuevamente, pero con la ternura más
grande que podía manifestar. -¿Porqué fue eso? –Preguntó extrañada, pocas
veces le besaba así y cuando lo hacía era sólo cuando tras una platica seria
coincidían en que les matarían tarde o temprano a los dos.
-Por que a ti y a mi nos une más de lo que creemos. –Susurró él, era la frase que
usaba para decirle que la amaba, nunca se lo habían dicho, era implícito, sabía
que él deseaba a Hermione y dormía con ella, sabía que sentía por Pansy un
amor fraternal pero intenso y sabía que la amaba a ella pero no cuánto; él conocía
que ella quería a Ron con afecto loco y sincero, pero desconocía que se habría
dejado matar por él.
-Sabes que me dejaría cortar un brazo por Ron...pero por ti Draco... –Lo miró con
los ojos anegados en llanto. -...si me pidieras, dejaría que me mataras con tus
propias manos. –Lo abrazó con fuerza.
-Lo sé... –Dijo mintiendo, no lo imaginaba y sintió dentro una ola de sensaciones
que intentó ahogar, aunque sus ojos brillaron. -...y te lo agradezco...moveré
influencias...no pisarás Azkaban. –La miró.
-No puedes...levantarías sospechas. –Eurídice le tomó la mano y lo jaló. –
Seguramente Hermione está tratando de librarme, han prohibido cualquier visita
de los aurores, temen que me ayuden a escapar. –Rió por lo bajo, él hizo una
mueca de desagrado. –Además, debes aparentar amarla...ellos me ayudarán.
-Seguramente el inteligente de Weasley ideará algo. –Murmuró claramente
molesto.
-¿Celoso? –Sonrió Eurídice. –Te ves tan lindo que... –Eurídice movió
imperceptiblemente una oreja.
-¿Qué pasa? –Draco notó la tensión, con rapidez volvió a ser de ojos castaños y
pelo corto.
-Alguien viene. –Susurró ella, alejándose lentamente de él, Draco se fue hacia la
silla y se sentó.
-Gracias. –La puerta se abrió, Harry enfundado en una túnica negra nueva
(lógicamente Ron le prestó una, pero ya no era un pobretón) entró sonriente. –
Eurídice, ¿estás bien?
-¿Harry? –Eurídice se sorprendió tanto al verlo que se olvidó por completo de
Draco.
-Potter. –Draco lo miró con desagrado, pero con una clara y sincera sonrisa. –
Estás vivo.
-Malfoy. –Harry se volvió, inconscientemente sacó la varita y la empuñó, Draco
hizo lo propio con la suya, el bastón permanecía sobre la silla, y los dos se
miraban prestos al ataque.
-La habitación esta protegida, si lanzan un hechizo rebotará. –Eurídice se paró
entre los dos.
-¿Qué hace él aquí? –Harry miraba a Malfoy fijamente, era ahora mucho más alto
y mejor dotado.
-Vine a ver la desgracia ajena Potter...¿qué esperabas?...¿qué viniera a consolar
a una híbrida como ésta? –Sonrió tan mordazmente que Harry levantó la varita
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enfurecido.
-¡Idiota!...¡Desma... –Estiró el brazo para atacarle.
-¡No! –Eurídice puso su mano sobre la varita de Harry. -¡Harry!...¡Lárgate Malfoy!
-Ja, ja, ja...te protege una chica Potter... –Draco se puso de pie y se acomodó la
túnica. -...no has cambiado, ya en Hogwarts una palabra de Granger te
detenía...qué lástima que no hayas madurado.
-¡Infeliz! –Harry intentaba atacarlo pero Eurídice lo detenía.
-¡Sólo vete Draco! –Gritó ella algo más alterada, de espaldas Draco se estremeció
por el grito, pero se relajó y volvió sonriendo a tomar el bastón, se acercó a la
puerta.
-Hasta luego Potter...te dejo para un minuto romántico...en cuanto a ti
Greyback...suerte con la audiencia, recibe saludos de Pansy...Potter saluda a
Granger de mi parte. –Malfoy sonrió mientras salía.
-Estúpido. –Harry se relajó al verlo abandonar la habitación, Eurídice sonrió
agachada para que Harry no la viera.
-La van a destituir. –Comentó Luna a Neville ante la puerta del separo, él la miraba
silencioso. –No hay otra opción, sea quien sea que haya planeado esto, lo hizo
muy bien.
-Encontraremos la forma de demostrar su inocencia...mira. –Neville apuntó la
puerta que se abría, Malfoy salió sonriente, casi campante.
-Malfoy. –Luna le miró impasible, pero cuando Draco los vio soltó una carcajada
burlesca.
-Todo vuelve a su equilibrio...Longbottom, Lovewood, Weasley y Granger, de
nuevo guardaespaldas de Potter... –Neville se puso rojo. -...no, no es el término
correcto...es...¡Sí!...lamebotas. –Gritó Draco en medio del pasillo, muchos los
miraron y algunos se burlaron del comentario.
-¡Púdrete Malfoy! –Neville que bien podría haberle dado una buena pelea a golpes
se contuvo.
-Qué elocuente Longbottom. –Carcajeó Malfoy retirándose del lugar.
-Idiota. –Bufó Neville, acalorado se volvió a Luna que miraba a la puerta pensativa.
-¿te pasa algo?
-Vino a ver a Eurídice. –Comentó ella casi en un susurro.
-Así parece...ojalá no la haya hecho sentir mal. –Neville se recargó en el muro,
esperando a Harry.
-Me temo que fue todo lo contrario. –Luna miraba con el ceño fruncido a Malfoy
que se alejaba.
-¿Qué tratas de decir? –Neville la miró algo más interesado.
-Esos dos esconden algo. –Luna se sentó en el suelo a tararear una canción,
Neville la miró con los ojos muy abiertos.
-A veces simplemente no te entiendo. –Rió pasando su mano por la cabeza de
Luna con ternura.
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Hermione se arreglaba el pelo, al notar la mirada boba de Ron y Harry, los miró
con reprobación. -...cierren la boca, ahora necesito que estén lucidos, no
embobados conmigo.
-Es que...luces linda. –Harry soltó de golpe, Ron lo miró de reojo, pero no
sospechó ni pensó mal, luego miró a Hermione con algo más que interés, ella le
miró con enfado.
-Lo siento. –Ron se volvió a la audiencia, a tiempo para ver a Eurídice hablar.
-Señor Ministro, cierto es que esos documentos afectan sobremanera a personas
desprotegidas no consideradas por el Ministerio... –Dijo mirando a los miembros
del Wizengamont y del Parlamento. -...pero también es cierto, que de todos los
aquí presentes, soy la que más ha abogado por ellos. –Eurídice sonrojada hablaba
ante todo el mundo.
-¡Miente! –Gritó alguien de entre el público, todos se volvieron buscando la voz,
que surgió de un sitio con personas vestidas en su totalidad de negro.
-Fue alguien del Parlamento. –Susurró Ron mirando a Hermione, ésta palideció al
ver a la persona que se puso de pie, Eurídice se tambaleó un poco en su lugar,
sólo de la impresión.
-¡Usted solo ha trabajado a favor de sus iguales! –Draco Malfoy la señalaba con
un dedo acusador.
-¡Maldito! –Ron enrojeció. -¡Es un desgraciado! –Sacó la varita, Hermione le sujetó
la mano para que no fuera a cometer una locura.
-Ahora no Ron....tranquilo. –Intentaba dejar su ira de lado, Draco lo hacía para
dañar a Ron y a ella.
-¿Porqué está allí? –Harry intentaba mantener la mente fría.
-Es miembro del Ministerio, Jefe del Departamento de Cooperación Mágica
Internacional, y además, miembro del Parlamento Mágico Inglés. –Hermione
intentaba desenredar su cabello.
-Parlamento Mágico Inglés...¿qué es eso? –Harry intentaba contener la rabia,
Draco bajaba los escalones altivamente, con una sonrisa arrogante, hasta llegar a
una plataforma frente a Cho.
-Lo crearon con la intención de no dejar el poder sólo al Ministro y al
Wizengamont.... –Ron hablaba mecánicamente. -...mi padre no puede hacer nada
si no es aprobado por ellos, esos malditos. –Ron estaba furioso, Eurídice levantó
la cara tras un momento de silencio.
-Señor Ministro, en ningún momento he tenido algún beneficio por mi trabajo, no
es mi idea beneficiarme de los demás. –Eurídice miraba al Señor Weasley con
una sonrisa sincera.
-Lo sé, los antecedentes lo indican. –El señor Weasley intentaba imponerse a los
demás.
-Pues entonces que antecedentes tan falsos posee, Señor Ministro. –Malfoy sonrió
maléficamente, Ron no resistió más y salió del marco de la puerta, apuntándole
con su varita.
-¡Habla con respeto Malfoy! –Ron le apuntó directo al rostro, su túnica ondeando
por el movimiento.
-Parece que no sabe manejar a su hijo, Señor Ministro. –Insinúo una nueva voz,
Pansy Parkinson se acercó a la escena, algunos miembros del Parlamento rieron
por lo bajo.
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-¡Baje su varita Señor Weasley! –Ordenó Arthur enrojecido hasta la raíz de su
cabello.
-Señor Ministro, solicito permiso para ser quién defienda en este...juicio, aunque
yo más bien diría cacería de brujas, a la Señorita Greyback. –Hermione salió de la
oscuridad, seguida de Harry, que debido a los cambios fisonómicos debidos al
correr de los años, no fue reconocido de inmediato.
-Si lo considera eso...¿para qué defenderle? –Cho se volvió a Hermione que
sonrió a su vez.
-Sería una tontería permitir que sufra éste acoso...ser víctima de una acusación
falsa no es mi idea de buen trato, ¿para ti Cho? –Hermione caminó hacia Eurídice,
que se inclinó.
-No importa lo que ocurra, no te entrometas. –Eurídice se lo dijo lento y claro, pero
tan bajo que sólo ella le escuchó, mientras lo hacía miraba a Draco.
-No comprendo....sí en realidad logró escapar del hechizo, tuvo que hacerlo
inconsciente, no hay otra forma posible. –Dos hombres de negro hablaban
mirando a través de una esfera de cristal.
-Es más poderoso de lo que creíamos... –Susurró el otro, mismo hombre con el
que Cho mantenía cercana comunicación. -...ahora debe preocuparnos Malfoy, me
han dicho que está enamorado de Granger.
-Le han informado mal, sé de buena fuente que ama a otra mujer, Granger es sólo
la aventura del momento. –Río el otro, a lo que su interlocutor respiró con
desahogo.
-Eso me tranquiliza... y quien es la nueva ¿Parkinson? –Interrogó interesado en la
respuesta.
-No...Greyback. –Susurró el hombre tranquilamente, el otro le miró con sorpresa.
La Audiencia
6.- La audiencia
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-¡Impedimenta! –Repelió Cho sin que nadie se lo pidiera, Harry le miró agradecido
poniéndose en pie. –No es por ayudarte Potter, esto es una asamblea.
-Chang. –Pansy la llamó, pero se olvidó por completo de ella, cuando Ron entró
en combate.
-¡Hey!... ¡Deprimo! –Ron hizo un hueco bajo los pies de Draco, pero tan cerca de
Hermione y Eurídice que las dos cayeron con él dentro.
-¡Basta! –Toda la asamblea había comenzado a moverse, Harry y Ron corrieron a
la orilla del hueco para ayudar a las chicas, Ginny, Neville, Luna y Tonks bajaron a
la arena, el Señor Weasley intentaba acaparar el control. -¡Esto es innecesario,
Euridice Greyback será retirada del puesto de Jefa de Departamento de Criaturas
Mágicas, mientras se realiza la investigación!...Miembros del Parlamento, solicito a
ustedes que creen una comisión, se disuelve la sesión... –Se puso de pie mientras
los miembros del Wizengamont alterados y molestos se retiraban. -...Señoritas
Chang, Greyback, Granger, Weasley, Lovewood y Parkinson...señores Potter,
Weasley, Malfoy y Longbotton....quiero verlos a todos dentro de diez minutos en
mi oficina.
Todos salieron, Draco en el hueco se vio de pronto bajo dos cuerpos pesados,
Hermione y Eurídice estaban sobre él, impresionado se vio de pronto con el pecho
de Hermione sobre la cara y las caderas de Eurídice sobre su abdomen,
poniéndose bastante nervioso.
-¡Maldito Weasley!... –Gritó levantándose aunque no con tanta violencia
disfrutando de la situación.
-Señor Malfoy...le pido que deje de ser tan...pedante. –Murmuró Hermione sin
mirarlo a los ojos, temiendo que Eurídice reconociera algo en ella.
-Le pides imposibles. –Comentó Eurídice ayudándola, mientras Hermione se
sacudía el polvo, se volvió a Draco y le sonrió.
-¡Genial!...estoy en un hoyo rodeado de basura. –Soltó Draco suavemente. –
Aunque sensual y dulce basura. –Dijo poniendo cada mano en la cadera de cada
una.
-¡Te estoy mirando Malfoy! –Ron desde la superficie gritaba, el hoyo tenía al
menos tres metros de profundidad.
-En serio... –Draco sonrió y se le ocurrió algo, tomó por la nuca a Hermione y la
besó en los labios con pasión.
-¡Maldito! –Ron sacó la varita, pero Hermione se había adelantado dándole un
fuerte golpe en los bajos a Draco.
-Hermione... –Eurídice se puso roja, aquello le alteró tanto que por poco saca las
garras.
-Ten cuidado con lo que haces, Malfoy. –Hermione le dijo secamente, desapareció
y apareció junto a Ron y Harry.
-Bien Hermione. –Expresó Harry, Ron y ella se sonrieron tranquilamente, Harry se
volvió al agujero, Eurídice con la mano en la espalda de Draco le hablaba
quedamente.
-¿Estás bien? –Preguntó esperando que nadie le oyera, preocupada por él.
-Creo que...creo que te dejó sin hijos... –Mencionó Draco entrecortado, con sudor
en la frente.
-Al menos no tendrás un cachorro mordiéndote cuando comience a gatear. –
Susurró, se alejó de él y desapareció.
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-A mi no me molestaría. –Draco se enderezó y tras acomodarse la túnica y
secarse el sudor desapareció también.
-¿Qué te dijo? –Le preguntó Harry al verla aparecer a su lado, ella se acomodaba
la túnica.
-Nada importante, es una basura...debes tener cuidado Hermione, aunque nos
pese, es el Jefe del Departamento de Cooperación Mágica. –Eurídice miró a Ron,
Harry y Hermione, se dieron cuenta que tenía los ojos llenos de lágrimas. –El es
Jefe de un Departamento...yo, ya no.
-¿Llorando Greyback? –Malfoy apareció ante ellos, los cuatro se volvieron, Ginny,
Neville y Luna se acercaron rápidamente al verlo cerca, Pansy se unió al grupo,
Tonks se había ido con el Ministro.
-No es de tu incumbencia Malfoy. –Hermione le espetó en la cara.
-Claro...no me interesa lo que haga una asquerosa híbrida como ella. –Soltó
Malfoy, ante esto, todos palidecieron, Eurídice que parecía adaptada a la frase lo
miró inexpresiva. –Si creen que no diré a nadie lo que sé, se equivocan...ahora es
mejor que vayamos con el Ministro, nos espera. –Malfoy sonrió, pasó cerca de
Eurídice, alcanzando a tocarle la mano.
-¿A dónde vas Malfoy? –Ron le apuntaba al pecho con su varita. –Retráctate por
lo que has dicho...¡Retráctate!
-Ron... –Eurídice le miraba llorosa y dolida. –Déjalo...no vale la pena. –Miró al
suelo seriamente.
-¿Perdón? –Malfoy miró a Ron con sorna. -¿Qué has dicho Weasley?
-He dicho que te retractes de lo que has dicho. –Insistió Ron, Hermione le había
puesto una mano en el hombro para controlarlo.
-¿Qué te hace pensar que lo haré? –Malfoy sin mirarlo siguió caminando.
-Que si no lo haces te obligaré. –Ron se le acercó quedando rostro a rostro casi
podían sentir sus respiraciones, la de Ron violenta, la de Malfoy relajada.
-Por favor... –Comenzó Hermione.
-No tienes el suficiente valor Weasley... –Soltó Draco sonriente, Harry sintió una
punzada se le vino un recuerdo de golpe y sin poder evitarlo se desvaneció al lado
de Eurídice, que ayudada por Ginny le sujetó.
-¡Harry! –Ginny lo llamó, pero el veía sombras, muchas sombras.
-Perdió el sentido...hay que... –Eurídice le miraba, él podía sentir la mano de
Ginny tomando la suya y la mirada verdosa de Eurídice clavada en sus ojos, todo
se puso negro.
Ordenes
Órdenes
-¿Estás bien? –Abrió los ojos en un despacho oscuro y pequeño, Ron y Hermione
permanecían con él, como siempre.
-Sí...¿Dónde estamos? –Preguntó con la boca seca, se pasó la mano por las
comisuras de los labios para quitarse los residuos de saliva y se acomodó las
gafas, la cicatriz le dolió.
-Es una pequeña oficina anexa a la de mi padre...aquí se reúne con Hermione
cuando lo necesita. –Ron señaló el entornó y miró a una puerta. –Todos están ahí.
-¿Cuánto tiempo me perdí? –Preguntó levantándose de la silla donde lo habían
puesto.
-Cerca de veinte minutos... –Hermione le miró. –El señor Ministro esperó quince,
pero como no te reponías inició la reunión con los demás.
-Vamos...no debo faltar a una orden de él. –Harry se levantó y siguiendo a los dos
chicos, entraron en la oficina.
-Harry... –Dejó escapar Ginny sin poder contenerse, el Señor Weasley le miró
fijamente, Draco, Pansy y Eurídice estaban sentados juntos en una mesa aparte,
Neville, Ginny, Ron y Hermione se sentaron juntos en otra mesa, Luna
permanecía en un sitio alejado mirando por la ventana.
-¿Estás mejor? –Interrogó el padre de Ron con una sonrisa, levantándose para
abrazarlo fuertemente.
-Así parece. –Sonrió al soltarlo, notó que Draco y Pansy habían bajado la mirada,
Eurídice parecía fascinada por una arruga en su túnica.
-Bien...continuemos, les he informado ya que he destituido a... –El Ministro calló,
Cho abrió la puerta y entró seriamente.
-Disculpen... –Se sentó cerca de Luna, mirándola con repudio, Luna le sonrió y
volvió la mirada dentro, enfocándose ahora en girar el amuleto de su cuello.
-...bien...he decidido que el reemplazo de Eurídice será Luna Lovewood. –Exclamó
el Ministro mirando a la aludida que se puso de pie sonriente.
-Gracias señor ministro...esto me dará la oportunidad de restituir las bondades de
los gnomos y los thestrals...de ahora en adelante me encargaré de que cada
animal sobajado sea reconsiderado....y.... –Luna parecía un perico.
-Ja, ja, ja.... –Pansy soltó una carcajada sonora y estrepitosa, Eurídice a su lado la
miró furiosa.
-Señorita Parkinson... –El señor Weasley le miró, Draco al lado de Pansy también
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reía pero silenciosamente.
-Imaginen a esa loca en una jefatura de departamento... –Pansy no dejaba de reír,
Draco intentaba evitarlo pero no podía.
-Me temo que tiene razón señor Ministro...imagine la escena cuando Lovewood se
presente en una reunión de Parlamento vestida así. –Cho sonrió irónicamente,
mirando el enorme abrigo de Luna y las sandalias.
-Hace falta estar ciego para soportar tal vestuario. –Criticó Draco, Luna que
parecía impresionada, como si nunca en su vida hubiese escuchado comentarios
hacia ella de ese tipo, palideció y salió corriendo de la habitación.
-¡Luna! –Neville se puso de pie y salió tras ella, Draco tuvo mayores motivos para
reír, Pansy golpeaba la mesa perdiendo la elegancia y Cho incluso movía los
hombros rítmicamente.
-¡Cierra la boca Pansy! –Eurídice tan rápido como sus garras la guiaron, tomó a
Pansy por el cuello y la presionó contra la mesa, asfixiándola, Draco impresionado
se levantó y dio unos pasos atrás, Ron lo tomó por la espalda presionándole el
cuello con el brazo.
-Aún quieres reír Malfoy. –Susurró a su oído ejerciendo presión.
-No lo intentes... –Ginny apuntó a Cho con su varita, cuando ella intentaba atacar
por la espalda a Ron.
-¡Basta! –Gritaron Hermione y al Ministro, Harry miraba sorprendido, las cosas
parecían salirse de control, pero estaba totalmente de acuerdo.
-Y bien...planeas seguir riendo...por que siento ganas de morder esa linda, tersa y
blanca piel. –Eurídice pegaba su cara a la de Pansy que le miraba boca arriba con
temor y odio.
-Su...suel...tame... –Pansy luchaba por incorporarse.
-¡Les ordeno que dejen de hacer eso! –El Ministro sacó su varita pero Harry se
interpuso. –Harry...
-Es la única forma de que las rencillas terminen...déjelos que se desahoguen. –
Sonrió cruzando los brazos.
-Pero... –Hermione también quiso intervenir.
-Bien...dime una cosa Pansy...¿te imaginas convirtiéndote en hombre lobo una
noche? –Eurídice sosteniendo a Pansy con una mano, levantó la otra para
mostrarle sus garras, Pansy tembló. -¿No?...muchos pelearían por ti, y sabes qué
pasa cuando lo hacen...te persiguen durante noches enteras, hasta localizarte y
entonces...desgarran tu piel y te devoran, en un arranque de pasión
desenfrenada...¿te gustaría?
-Enferma... –Tembló Pansy, Cho miraba enfurecida, se decidió a pasar sobre
Ginny, Harry les quitó las varitas a las dos con un movimiento de la suya y de
pronto las dos se lanzaron una sobre la otra, tiradas en el piso rodaban dándose
golpes de lo lindo.
-Y tú...quieres que nos desquitemos como ellas...¿o prefieres que esperemos a
que terminen con sus asuntos? –Ron hablaba entrecortadamente haciendo
presión en el cuello y hombros de Malfoy.
-No tengo problemas contigo Weasley...ni siquiera tengo ganas de rebajarme. –
Murmuró Draco sonriendo socarronamente. –Eurídice...deja ya a Pansy. –Draco
exclamó en un susurro apenas audible, Eurídice se volvió a verlo.
-Dime Pansy...necesitas como siempre, que Draco meta las manos por ti... –
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Eurídice miró a la aludida. -...bueno te soltaré, sólo cuando digas aquí ante todos
quién firmó los documentos. –Eurídice sonrió, sus colmillos resaltaron bajo su
labio, Harry sintió un escalofrío.
-¡Púdrete! –Espetó Pansy rudamente y le escupió a Eurídice en la cara.
-¡Maldita! –Eurídice estaba fuera de sus casillas, bajó la mano a toda velocidad y
se dispuso a desgarrarle el rostro.
-¡Petrificus totalus! –Hermione detuvo a Eurídice justo antes de que le hiciera a
Pansy pedazos el rostro.
-¡Basta! –El señor Weasley ordenó en un grito, Ginny y Cho dejaron de pelear,
Harry se acercó a las dos y ayudó a la primera a ponerse de pie, ambas
sangraban de algunos rasguños superficiales del rostro, Hermione descongeló a
Eurídice y la sujetó con aprensión temiendo que intentara atacar de nuevo, Ron
lentamente soltó a Draco. -¡Esto se está saliendo de nuestras manos!...si vuelven
a tener actos de este tipo, juro que les aplicaré un escarmiento...y tu Harry, es
mejor que no vuelvas a aprobar este tipo de manifestaciones violentas.
-Dejaré de aprobarlas, si esto se queda dentro de estas cuatro paredes...Señor
Ministro. –Harry miró a Draco y a los demás.
-¡Como si nos fuéramos a quedar callados! –Pansy gritó fuera de sí, Draco la miró
con violencia en un gesto de control.
-Cállate Pansy. –Soltó enfadado, enrojecido y malhumorado. –Esto quedará entre
nosotros...pero les recuerdo, que la venganza está latente. –Sentenció Draco
sonriendo a Harry.
-Lo sabemos Malfoy, lo sabemos. –Contestó Harry sonriente también.
-Señor Ministro, con su permiso. –Malfoy salió elegantemente de la sala, Pansy le
seguía, pero levantó la varita y tomando a Eurídice desprevenida gritó.
-¡Diffindo! –El hechizo impactó el cuello de Eurídice que empezó a sangrar
copiosamente, la chica por el golpe se impactó contra el muro y gritó de dolor.
-¡Pansy! –Hermione le apuntó a la frente con su varita. -¡Lárgate! –Ron y su
hermana corrieron hacia Eurídice.
-Eurídice. –Ginny se acercó a su amiga, que intentaba detener la hemorragia con
la mano, luchando por enfocar la visión que se le perdió con el dolor.
-¡Hemodegio! –Ron detuvo la hemorragia, levantó a Eurídice del suelo y la miro
con angustia. –Tranquila...
-Idiotas. –Susurró Pansy al salir detrás de Malfoy, Cho miraba silenciosamente, se
acomodó el cabello y salió.
-¡Merlín! –Hermione fue junto a Ron y Eurídice, ésta parecía palidecer.
-No imaginé que haría esto. –Harry se acercó a ellos algo incómodo.
-Ven lo que ocasionan. –El Señor Ministro se acercó también, Harry miraba
sorprendido por la velocidad de Pansy.
-Pudo haberla matado.... –Ginny miraba a Eurídice, que ahora definitivamente se
encontraba mal.
-Creo...que....no me siento...bien... –Eurídice se desvaneció, Ron alarmado la
levantó en brazos y se dispuso a salir.
-La llevaré a San Mungo. –Caminó hacia la puerta seguido de Ginny. –Aún debe
estar débil por lo de anoche.
-Ron no puedes llevarla. –El Ministro se mostró tajante, hizo aparecer un diván y a
Ron no le quedó más remedio que poner en él a Eurídice. –Escúchenme...tengo
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órdenes que darles... –El ministro se sentó junto a Eurídice y susurrando hechizos
comenzó a sanarla. –De ahora en adelante, Eurídice debe ser vigilada
constantemente.
-¿Porqué? –Hermione le miró fijamente, hablando en susurros para no despertar a
Eurídice.
-¿A qué te refieres papá? –Ginny dejó de llamarle Ministro, tomó la mano de Harry
y se acercó a él.
-Algunos miembros de la Orden sospechan de ella, tenemos motivos para creer
que es espía de los mortífagos que quedan... –El señor Weasley no miraba a
ninguno, mantenía la vista fija en Eurídice que dormía.
-Los mortífagos que quedan...¿pero es que no acabé con Voldemort aquella
noche? –Harry no recordaba todo todavía.
-Suponemos que sí Harry...pero aún quedan seguidores del Señor
Tenebroso...sospechamos que Eurídice es espía de ellos y les manda información
privilegiada. –El Señor Weasley tocó la frente de la chica, para ver si tenía fiebre,
al notar que no, se puso de pie.
-Ella es un auror...pondría mis manos en el fuego por ella, papá. –Ron le miró
seriamente.
-Pues no deberías. –Sentenció Arthur mirando a su hijo, Hermione se acercó
inconscientemente a Ron.
-Señor Ministro...la conoce...no es mala. –Hermione intentaba parecer tranquila,
pero aquello la tenía nerviosa.
-Papá, Eurídice ha hecho grandes cosas por nosotros...anoche fue ella quien
traslado casi todo el camino a Harry. –Ginny lo miraba fijamente, con cierto
reproche.
-Lo sé...pero no soy yo quien decide, dentro de la Orden, yo sólo soy un
miembro...no el jefe...como Ministro, confío en ella, como mago...-El señor
Weasley se volvió a Eurídice. –...no sé todavía qué pensar.
-Señor Weasley...si Eurídice resulta ser un espía... –Harry notó que todos a su
alrededor se tensaban, Neville y Luna que entraban en aquel momento le miraron
sorprendidos. -...¿qué sería de ella?
-Sencillamente...tendría que ser echada del Ministerio...o condenada a pasar el
resto de su vida en Azkaban... –Arthur Weasley le miró fijamente, Ron se puso
rígido y Neville abrazó a Luna. –...en fin...otra orden que debo darles es la
siguiente...Harry debes recordar todo cuanto pasó aquella noche...¿puedes?
-No... –Harry frunció el seño. -...no puedo, tengo lagunas que son difíciles de
disolver...he visto cosas, pero no todo.
-Bien, procura recordar...ustedes.. –El Ministro miró a todos. -...no deben decirle
nada a Harry de lo ocurrido...¿entienden?
-Pero...¿porqué? –Preguntó Neville algo asombrado. –¿No sería mejor ayudarlo a
recordar? –Miró a Harry que asintió.
-Neville tiene razón, Señor Weasley. –Luna asintió, Hermione la apoyó y Eurídice
se movió en el diván.
-Muchas cosas pasaron ese día...cosas que es mejor que él recuerde por si
mismo... –El Ministro sacó del escritorio una hoja lila, hizo unas anotaciones, le
apuntó con la varita, la volvió un avioncito y salió del despacho. –...todo pasará a
su tiempo, pero es mejor que ese tiempo no sea lejano...retírense y no digan a
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nadie lo que ha pasado aquí... –Se puso de pie, fue hacia Eurídice, apuntó al
diván que brilló, luego la hizo desaparecer. -...la he enviado a la base de la Orden,
Molly la atenderá. –Se dirigió a su mesa y se puso a escribir, todos entendieron
que debían salir.
Rompimiento
8.- El rompimiento.
-Malditos... –Pansy caminaba como gato enjaulado dentro del despacho de Draco,
que con las manos entrelazadas bajo su barbilla, miraba al vacío. -...no se va a
quedar así...¡Qué miras Lavander! –Lavander que miraba desde su escritorio por
la puerta de cristales se sobresaltó, Pansy movió la varita y las persianas se
cerraron.
-Basta Pansy... –Draco susurró, pero ella no se detuvo.
-¡Imbéciles! –Pansy seguía despotricando. –Y esa asquerosa híbrida...le voy a
cortar el cuello de un sólo tajo.
-¡Cállate! –Draco se puso de pie y le gritó encolerizado. -¡¿No te basta con casi
matarla hace unos minutos?!
-Draco... –Pansy palideció, él respiraba entrecortado y las venas del cuello se le
resaltaban horriblemente.
-Tú te buscaste esto, ¿porqué no puedes mantener la boca cerrada? –Intentó
reponerse, se sentó lentamente y se puso a peinarse intentando relajarse.
-Esa idiota de Cho, tampoco dijo nada... –Pansy intentaba dejar de lado la actitud
rara de Draco.
-Ahora mismo debe haber ido a hablar con él. –Draco miró su reloj, Cho debía
estar dando el informe completo.
-Draco...esto no puede quedar así...¿de verdad planeas no decir nada? – Pansy lo
miró fijamente.
-Es mi plan. –Susurró pensando en Eurídice, habría querido quedarse con ella. –
Tú tampoco dirás nada.
-¿Porqué? –Pansy detuvo su camino y lo miró con malignidad.
-Por que no somos cobardes. –La miró fijamente, sentía un odio tremendo hacia
ella por lastimar a Eurídice.
-Luces alterado...¿qué te preocupa? –Pansy se sentó ante él, sonriéndole, le tomó
la mano, él desvió la mirada.
-No tengo nada...déjalo. –Draco la soltó y se recargó en su silla ejecutiva,
desviando la mirada.
-¿Porqué estás tan molesto? –Lo miró extrañada, notó que cerraba los puños con
ira. -¿Qué ocurre?...dímelo.
-No importa. –Draco se puso de pie y le volvió la espalda.
-Vamos Draco querido...dile a tu Pansy lo que te pasa. –Le dio la vuelta al
escritorio y fue a posarse junto a él, levantó la mano para acariciarlo, pero él se
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volvió y le detuvo presionando con fuerza su muñeca. -¿Qué haces?
-¿Quieres que te lo diga? –Draco le sonrió con odio y furia.
-Draco... –Pansy palideció, él no le soltaba y comenzaba a lastimarla en serio. -
...me lastimas...
-No quiero...que vuelvas a dañar a Eurídice. –Soltó con una voz ronca y fría, sintió
que no era él quien lo decía, pero lo expresaba con toda el alma. -¿Entiendes?
-Pero...¿qué estás diciendo? –Pansy le miró con furia. -¿Por qué te interesa tanto
esa?
-Trátala con más respeto. –Sentenció ignorando la pregunta.
-¿Respeto? –Pansy le miró con sorna. –¿Porqué habría de respetar a una híbrida
como ella? –Draco abrió los ojos sorprendido y antes de contenerse presionó con
más fuerza la muñeca de Pansy y la zarandeó con fuerza.
-No vuelvas a llamarla de esa forma...¿entiendes? –Le dijo amenazador.
-No puedes evitar que llame a las cosas por su nombre Draco. –Sonrió Pansy, él
la miró con odio y le soltó la mano con violencia, provocando que ella se
sacudiera. -¿Qué te ocurre?
-Lárgate. –Sentenció Draco secamente, era mejor echarla antes de que se les
abriera la boca a los dos.
-¿Me estás echando? –Pansy se puso roja de ira y levantó la voz. -¡Soy tu
prometida y me echas por esa estúpida!
-¡Te dije que la trates con respeto! –Draco estrujó con fuerza el respaldo de su
silla para evitar las ganas de apretarla a ella.
-¡Yo no le debo respeto a ese monstruo! –Gritó Pansy enardecida, Draco sacó la
varita y le apuntó.
-¡Desmaius! –Sin poderse contener la atacó, Pansy salió disparada contra la
puerta de cristal, Hermione, que iba hacia la oficina de Draco, se topó una Pansy
semiinconsciente en el suelo y la puerta de vidrio hecha pedazos.
-Pansy... –Hermione se arrodilló junto a ella para ayudarle a levantarse.
-Señorita Parkinson. –Lavander se acercó corriendo a las dos, Pansy se irguió
apenas, sólo para mirar a Draco.
-¡¿Cómo te atreves?! –Pansy miraba a Draco con algo más que odio y repulsión,
intentando echarse el largo cabello negro atrás. –Tú...
-Te lo advertí Pansy. –Draco la miró acercándose, Hermione le miraba y él
intentaba por todos los medios parecer tranquilo. -¡Reparo! –La puerta y todos los
vidrios volvieron a su sitio, apuntó a Pansy. -¡Episkey! –Le curó todos los
rasguños. –Vete por favor...hablaremos luego. –Le dijo con una mirada insinuante,
advirtiendo que no dijera nada.
-¡No! –Pansy se levantó ayudada por las dos chicas. –Lo resolvemos ahora, ¿qué
tienes que ver con Eurídice? –Pansy le espetó frente a Lavander, Hermione y Cho
que entraba en aquel momento seguida de Neville. -¿Por qué te interesa tanto?
-¿Eurídice? –Preguntó Neville acercándose con interés.
-He dicho que te vayas. –Draco cortó en seco, Hermione le miró intrigada.
-No me voy a ir...¡Quiero una respuesta! –Pansy caminó hacia él enfurecida. -¡Te
exijo una respuesta y una disculpa!
-Pues no las tendrás. –Draco sonrío terriblemente. –Vete....ahora antes que
decida que habría sido mejor dejarte inconsciente.
-Te lo diré una vez más... –Pansy respiró profundo. -...¿qué tienes que ver con
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ella?...¿por qué le defiendes?...si no me contestas...-Pansy se quitó el anillo de
compromiso y le miró encolerizada. -...romperé mi compromiso contigo.
-En ese caso... –Draco miró a Pansy y tendió la mano. -...dámelo y lárgate.
-Draco...-Hermione soltó sin pensarlo, Pansy había palidecido y todo el dolor que
debía estar sintiendo por el ataque se le acrecentó, se tambaleó al lado de
Lavander y Hermione que le sujetaron. -...respira, Pansy.
-Señorita Parkinson... –Lavander intentó sujetarla pero Pansy se irguió de pronto.
-Bien... –Pansy le dio el anillo y lo miró con profundo rencor. -...pero una cosa si te
digo Draco Malfoy...no vengas a mí cuando necesites por que no te
ayudaré...diviértete con tu loba, y sé muy feliz. –Pansy sonrió con amargura y
sonriendo tristemente a Hermione que logró distinguirle las lágrimas, dio media
vuelta y salió de allí golpeando en su camino a Neville que intentó seguirla.
-Pansy....-Draco la miró irse, notó la mirada escrutadora de Cho y se puso serio y
altanero. –¡Lavander!
-¿Si? –Lavander volvió del trance donde la había dejado Pansy.
-Envíale 3 docenas de flores de lazo del diablo a Eurídice...¿Dónde la tienen? –
Preguntó sonriente a Hermione y Neville que estaban mirando sorprendidos.
-En la casa de tu tío Sirius. –Susurró Hermione.
-Bien, ya escuchaste Lavander...y envía una lechuza a los padres de Pansy...diles
que iré a su casa por la noche. –Draco caminó hacia su oficina, antes de entrar, se
volvió a Cho. -¿Se te ofrece algo Chang?
-Vine a avisarte que te enviaré los informes mañana temprano, ahora tengo que
irme. –Cho le miró seria, luego se dio vuelta y se fue.
-Bien...Granger, Longbottom...¿tienen algo pendiente?….entren. –Abrió la puerta
de cristal y entró ignorando todo.
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Eurídice, que sonriente se puso de pie.
-Descuida, tonterías mías solamente…me voy. –Eurídice pasó al lado de los dos.
-¿A dónde vas? –Harry se sintió aún peor, ella se iba por que él había llegado.
-Debo ver algo. –Eurídice salió, pero no hacia la puerta, sino hacia las
habitaciones contiguas.
-Siento haber llegado en mal momento, Señora Weasley. –Harry la miró fijamente,
intentando manifestarle su incomodidad.
-No te preocupes querido, Eurídice y yo llevamos meses intentando resolver este
tema, algunas veces soy yo la que comienza...otras es ella la que lo hace,
simplemente creo que ninguna de las dos quiere resolverlo aún. –Molly fue a la
estufa y ya sin preguntar a Harry se dispuso a preparar el estofado.
-¿Puedo saber que asunto es ese? –Harry miró al pasillo, Eurídice no estaba.
-Ron, la relación entre Ron y Eurídice. –Contestó Molly con la voz ronca y fría.
-Relación Ron y Eurídice...¿ellos dos salen juntos? –Harry se sorprendió mucho,
aquello era muy extraño.
-Un tiempo lo hicieron...pero fue al mismo tiempo que se desató el rumor...ese
rumor. –Molly no se volvía a Harry, miraba la olla con fijeza.
-¿Rumor? –Harry la miraba fijamente, sabía que algo estaba pasando para que no
se atreviera a mirarle.
-Harry, preferiría que no me lo preguntaras a mi, sino a Ron mismo...-Molly se
volvió a Harry con una sonrisa amable y dulce, la que siempre solía poner con él.
–...pero una cosa si puedo decirte...no importa lo que pase, no debes confiar del
todo en ella.
-¿En Eurídice? –Harry se puso de pie y fue donde Molly cerca de la estufa a
mirarla de frente.
-Sí...ten cuidado, no es de fiar, ha cometido muchos errores, tal vez sea una
buena chica, pero no está demás ponernos al pendiente de todo. –Molly le tomó la
cara con sus manos tibias y llenas de amor. –Cuídate mucho hijo.
-Lo haré señora Weasley. –Sonrió enternecido por que lo llamara hijo. –Usted es
muy importante para mi.
-Gracias hijo...y tal vez deberías dejar de llamarme Señora Weasley...dime Molly...
–La señora Weasley le sonrió todavía con más afecto. -...o quizá mamá.
-Yo... –Harry quiso hablar pero sin poderlo evitar sintió que algo tibio le recorría las
mejillas, lloraba y no podía evitarlo, la abrazó fuertemente y se puso a llorar con
todas las fuerzas que tenía, por primera vez en años lograba llorar en brazos de
una verdadera madre.
-¡Oh querido! –Molly lo abrazó también con fuerza, intentando consolarle.
-Luna ¿qué has descubierto? –Preguntó el señor Weasley a la chica que había
vuelto dos minutos después de haberse ido con los chicos.
-Nada, lo mismo de siempre, Eurídice creció con su madre en la mansión
Greyback, que en realidad es la mansión Dolohov, herencia de los padres de
Ivana. –Luna miraba al vacío haciendo girar el amuleto en su cuello.
-Los padres también de Dolohov, el mortífago, ¿cierto? –Interrogó el señor
Ministro mirándola sobre sus gafas.
-Sí, así es...vivió con su madre allí toda su infancia, entró a Hogwarts en la misma
generación que Hermione, Neville, Ron y Harry...pero no fue seleccionada con
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ellos por decisión de Dumbledore. –Luna se volvió al Ministro.
-¿Sabes ya porqué? –Arthur se puso de pie y comenzó a sacar papeles de un
cajón.
-No, lo que sé es que ella no tomó el tren ni llegó junto con el resto de los
alumnos, sino hasta dos días después. –Luna sonrió mirando una araña que salía
de entre los papeles que había sacado el Ministro.
-Entiendo...¿qué más? –Preguntó el Ministro tras dar un golpe en la mesa y matar
al bicho.
-Cuando cursaba el quinto curso, volvió a casa para pasar el verano, tres días
después, un grupo de aurores fueron llamados a la mansión debido a que los elfos
pidieron ayuda, cuando llegaron se encontraron con el cadáver de Ivana, había
sido asesinada por un hombre lobo, había rastros de sangre de Eurídice pero ella
no estaba. –Luna recibió de manos del Ministro una copa de jerez. –Gracias...
-¿Sabes ya dónde estaba? –Arthur la miró con interés.
-No...muchos la dieron por muerta, pero semanas después, dos días antes del
inicio de clases, apareció en las oficinas del Ministerio para rendir declaración y
solicitar su emancipación...declaró que su padre había matado a su madre y
mostró cada cicatriz del ataque que sufrió...incluida la del rostro.
-Seguimos donde mismo. –Arthur se recargó con cansancio en la silla, estiró los
brazos y se quitó las gafas.
-No, no estamos donde mismo, verá encontré algo...me topé con algunos chicos
que la conocieron después de eso en Hogwarts, me comentaron que Eurídice
volvió muy cambiada después de eso. –Luna sonrió.
-Eso no es raro, su madre había muerto Luna. –Comentó el Señor Weasley.
-No me refiero sólo a eso...llegó con un cambio físico...un tatuaje en la muñeca. –
Luna palmeó en la mesa.
-¿Tatuaje en la muñeca?....yo no le he visto nada. –Susurró Arthur totalmente
desconcertado.
-Eso no es todo, hay dos personas más con el mismo tatuaje. –Luna se puso de
pie dispuesta a salir.
-¿Quiénes? –Preguntó el Ministro poniéndose de pie, el reloj le decía que se le
hacía tarde para su junta.
-Pansy Parkinson y Cho Chang. –Luna sonrió y salió del lugar con destino a su
oficina.
-Bien, ya tienes todo ahí Longbottom. –Draco terminó de entregar los rollos de
pergamino a Neville, que asintió.
-Nos vemos luego Hermione. –Susurró Neville a su amiga y salió de la oficina
cerrando la puerta tras de sí y con la leve impresión de que no debía dejarlos
solos.
-¿Porqué rompiste con Pansy? –Hermione le miró fijamente, él miraba dentro de
un cajón.
-No tengo por que darle explicaciones. –Contestó él secamente, en el cajón había
una botella de whisky de fuego, la sacó y se sirvió una copa, le dio otra a
Hermione, que bebió también.
-Draco esto me es frustrante, ¿qué pasa? –Hermione levantó la copa que él le
había servido y bebió un poco.
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-Quiere respuestas igual que ella...vio lo que le hice, no me da miedo hacerle lo
mismo, señorita Granger... –Draco le sonrió y se bebió todo el contenido de un
trago, luego se sirvió otra.
-Deja de llamarme así...¿Draco por que rompiste con Pansy?...¿sabes lo que eso
provocará?...todos pensarán que tu y yo... –Hermione sintió que temblaba, tanto
que el whisky se iba a derramar, así que le dio otro trago.
-Lo sé...creerán que lo hice para volverte la señora Malfoy...pero no es así. –Draco
se bebió la otra copa de golpe.
-No... –Hermione sintió que se sonrojó, ambos compartían la intimidad y saber que
no la amaba hizo que sintiera un cierto dejo de dolor. -...entonces, ¿porqué?...es
de verdad por Eurídice.
-Sí...es por ella. –Draco se bebió la otra copa y sonrió guiñando un ojo. -¿Quieres
saber la razón? –Hermione asintió y bebió otra vez. –Tu me vuelves loco, me
llenas de una pasión extraña, pero ella, ella hace que piense que me muero por
estar con ella y que me muero estando con ella...la amo. –Sonrió ante la palidez
de Hermione.
-A Eurídice. –Hermione sonrió, aquello sí que era extraño, entonces ella podía ser
sólo para Ron.
-Con toda mi alma...le pediré matrimonio y seguiremos juntos...será mía...pero en
cuanto a nuestro trato...-Draco se sirvió una copa más la tomó y se peinó, luego
miró a su interlocutora. -...no ha terminado, quieres información y datos...seguirás
siendo mía.
-¡Estás loco! –Hermione que había pensado que por fin sería libre, se puso de pie
enrojecida. -¡Eres el peor idiota que he conocido!
-Sí lo estoy, y también lo soy...la amo, pero me hace falta tu piel....¿quieres seguir
protegiendo a quienes amas Hermione? –Draco le sonrió con perverso gesto. –
Entonces seguirás siendo mía aunque no quieras.
-¡Maldito! –Hermione no se contuvo y le espetó mirándolo con profundo coraje.
-Sí, soy un maldito, pero en el fondo sabes perfectamente...que de todas formas,
si te dejara... –Bebió su copa. -...me extrañarías. –Draco le sonrió, Hermione
pareció resignarse con una mueca de horror, se sentó y terminó su copa, mientras
él se servía una más con una amplia sonrisa.
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Tentaciones
-Pansy, detente. –Cho le dijo intentando no levantar la voz. –Pansy detente, por
favor.
-Déjame en paz...lárgate. –Pansy caminaba lo más rápido que podía sin tener que
perder la elegancia.
-Pansy, demonios...¡Detente! –Cho la alcanzó y la sujetó por la muñeca, Pansy se
volvió con el rostro surcado por las marcas negras de su maquillaje de ojos. –
Contrólate.
-¿Qué quieres? –Pansy se pasó la mano temblorosa por el rostro, intentando
limpiar las marcas de su dolor.
-Debes tomar las cosas con calma, no te precipites, ella no lo aprobará. –Cho
susurraba, estaban rodeadas de personas que iban y venían de una chimenea a
otra. –Es mejor que tomes las cosas con calma.
-No tengo nada...que tomar con calma. –Pansy se le acercó con rudeza y le
espetó en la cara procurando no alzar mucho la voz, al fondo la fuente del
Ministerio ambientaba el lugar.
-Ella es una de las nuestras. –Cho sabía lo que le dolía, pero debía hacerla entrar
en razón. –Eurídice es más que una amiga, Pansy, tu y yo le debemos demasiado,
ella nos dio muchas cosas.
-Draco es más que mi prometido Cho. –Pansy la sujetó por el brazo poniendo toda
su furia en aquel apretón.
-Pansy... –Cho le sostuvo la mirada todo lo que podía.
-Es el hombre al que amo, no voy a permitir que ella me lo quite. –Pansy temblaba
de pies a cabeza, con una furia tal que casi se desmayaba, una gota de sangre
corría por su frente, una herida que Draco no había visto. –No me importa lo que
piense Bella.
-No lo digas aquí... –Cho miró a todos lados claramente pálida. -...escucha Pansy,
tú misma sientes un gran afecto por Eurídice, las tres hemos pasado mucho
juntas, no puedes odiarla así.
-Claro que puedo y lo hago, y en cuanto la tenga frente de mi...-Pansy sonrió de
forma enfermiza. -...la mataré.
-Si lo haces, yo me interpondré y se desatará una terrible batalla entre las tres. –
Cho suspiró y trató de calmarse, sonrió con tristeza sabiendo que no serviría de
nada y que ella haría lo mismo de estar en su lugar.
-No me interesa, pasaré sobre ti, sobre ella y sobre mi misma...le haré pagar. –
Pansy sonrió terriblemente, levantó la mano derecha de Cho, le movió un grueso y
brillante brazalete, descubriendo bajo él un tatuaje en forma de flor de lazo del
diablo. –Esto es lo mejor que puedo hacer ahora.
-No lo hagas...piénsalo un poco. –Cho intentaba suplicarle, a su alrededor las
personas que pasaban miraban a las dos, pero pocos imaginaban lo que ocurría.
-Lo siento, pero ahora, por alguna razón...no puedo ni me interesa pensar. –Pansy
levantó su varita y con la punta tocó la flor, ésta se movió como si el viento la
moviera y se llenó de color.
-Espero que sepas lo qué haces. –Susurró Cho con una mueca de dolor al sentir
el tatuaje quemándole, el de la mano de Pansy, cubierto por un brazalete igual,
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hizo lo propio, ella sólo sonrió.
-Ya, ya... –Le dio unas palmaditas en la espalda y lo separó de ella, lo miraba
levantando el rostro para alcanzar a verlo bien, le secó las lágrimas y le pasó la
mano por la cabeza con dificultad. -...ánimo Harry.
-Lo siento, pero yo... –Harry se sonrojó y tras sonreírle le dijo quedamente. -
...usted es como mi madre, le agradezco que me permita llamarle así.
-En realidad siempre me he sentido tu madre, Harry...ya viste como me empeñé
en hacérselo ver a Sirius. –Molly sonrió, se secó las lágrimas y le acomodó el
cuello de la camisa. –Eres importante para mi e intentare protegerte siempre.
-Gracias, pero creo que seré yo quien la proteja, madre. –Dijo con algo de
dificultad, pero sintiéndose muy bien.
-¡Merlín! –Molly le miró y le apretó la mejilla en un gesto de aprobación y cariño,
Harry se carcajeó con gusto.
-Linda escena. –Neville entró con papeles bajo el brazo, sonrió al verlos tan
contentos y se sentó. -¿Eurídice?
-Está en... –Harry se dio cuenta que no lo sabía. -...iré a buscarla, con permiso. –
Miró a la señora Weasley sonriendo y salió a buscar a la chica.
-¿Pasa algo Neville? –Molly notó que Neville miraba a Harry irse y luego miraba a
la mesa fijamente moviendo una pluma en su mano.
-Pasó algo en la oficina de Draco...algo raro... –Neville iba a seguir, pero una elfa
doméstica apareció sobre la mesa con un enorme arreglo de flores blancas y
sedosas.
-¡Buenas tardes! –Dijo con voz suave y aguda, como chillido de rata.
-Buenas tardes. –Contestaron los dos, notando que la elfa miraba a todos lados.
-Busco a la señorita Greyback....-La elfa miró a Neville e hizo reverencia, bajó de
la mesa y se acercó a Molly para hacer lo mismo. -...soy de la casa Malfoy.
-Lo noté por tu uniforme lleno de emes... –Neville miró el trajecito verde de la elfa,
lleno de bordados.
-Son para Eurídice...¿cierto? –Molly se acercó a las flores. –Lazo del diablo, la flor
de las familias de sangre pura.
-Sí...con esta nota...¿puedo esperar? –Preguntó la elfa mirando a Molly fijamente
mostrando sobre su cabeza un sobrecito blanco con una floritura verde y plata.
-Claro, siéntate. –Neville asintió y le mostró una silla, Molly sonrió y se fue hacia la
estufa.
-Gracias. –Se sentó en una silla diminuta en un rincón a esperar, tan alta era la
silla que sus pies no tocaban el suelo y los hacía ir y venir, Neville le miraba de
reojo mientras leía algunos papeles.
-Ibas a decirme algo Neville. –Comentó la Señora Weasley moviendo ollas y
cubiertos.
-Preferiría hacerlo cuando vuelva Harry. –Dijo él volviendo a sus papeles, la
señora Weasley le miró, pero encogió los hombros y siguió con lo suyo.
-¿Dónde estaban? –Molly los vio entrar, Harry plantó la mirada en el arreglo de
flores y Eurídice a su vez en la elfa.
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-Estábamos mirando el árbol de Sirius. –Refirió Harry, Eurídice asintió y la elfa se
le acercó con velocidad.
-Señorita Greyback....un detalle del señor Draco Malfoy. –Hizo una reverencia tan
aguda que su nariz tocó el suelo.
-¿Malfoy? –Harry miró a Eurídice, tanto la Señora Weasley como Neville la
miraban fijamente.
-Gracias... –Eurídice tomó el sobrecito y vio las flores con claro bochorno, ninguno
de los tres dejaba de mirarle. -...supongo que esperas respuesta. –Caminó hacia
la mesa, donde Neville tenía pluma, pergamino y tinta.
-Sí, es orden del joven. –Sonrió la pequeñita que parecía ya conocerla de antaño.
-¡Hola!...traje rábanos del huerto de mi padre. –Luna entró con una enorme
canasta. -¡Qué lindas flores!....lazo del diablo, buenísimas para las mordidas de
kappas. –Luna las acarició, mientras Neville le miraba con cara de que se callara.
-¿Porqué no lees la carta querida? –Sugirió Molly en un claro tono de orden, como
queriendo decir “léemela”.
-Sí, léela, léela. –Luna aplaudió y se sentó junto a Neville tomándole del brazo.
-Claro... –Eurídice temblorosa abrió el sobrecito y miró la carta primero,
sonrojándose. -...“Eurídice, he roto mi compromiso con Pansy, lamento lo ocurrido
esta mañana. Siempre tuyo, Draco Malfoy.” –Eurídice los miró con sonrojo y tras
carraspear, tomó un trozo de pergamino y garabateó. –“Me has puesto en
evidencia, ¿qué locura has cometido?. Tuya siempre, Eurídice Greyback” –No dijo
nada, pero Harry, Luna y Neville vieron lo que había escrito, dobló el pergamino y
con la varita le selló, se volvió a la elfa y se lo dio sonriente. –Entrégalo a tu amo y
dile que le agradezco sobremanera el detalle.
-De inmediato Señorita. –Hizo reverencia a los demás y con un ¡plop! desapareció.
-¡Rábanos! –Corrió Eurídice hacia la canasta, Luna le siguió la corriente.
-Sí, ¿no crees que son geniales?, papá los hizo crecer mucho este año. –Las dos
miraban la canasta.
-Eurídice Calíope Greyback. –Exclamó la señora Weasley con voz autoritaria y
ronca.
-Completo.... –Susurró Eurídice volviéndose.
-¡Cielos! –Luna miró a Molly y decidió adoptar una actitud indiferente.
-¡Ya valió! –Neville susurró y trató de pasar desapercibido, Harry se sentó junto a
él e intentó lo mismo.
-Señora Weasley. –Contestó Eurídice con una sonrisa, intentaba parecer tranquila.
–¿Pasa algo?...
-¿Qué fue eso? –Molly se acercó a la chica y pegó su cara a la de ella, Harry
recordó el encuentro entre Eurídice y él hacía unos minutos, pero definitivamente
Eurídice no sentía lo que el sintió.
-Yo... –Eurídice tenía una coartada, la habría dicho de no ser porque algo en su
mano derecha le quemó. -¡Ay!... –Se sujetó con fuerza, Luna le miró con fijeza.
-¿Pasa algo? –Harry se movió hacia ella.
-Nada, es sólo que acabo de recordar algo. –Eurídice se puso de pie como un
resorte.
-¡A dónde crees que vas! –Amenazó Molly con la sartén. -¡No sales de ésta casa
hasta que tenga una explicación!
-Tengo que ir a... –Eurídice miraba a su alrededor. -...con la profesora
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McGonagall.
-McGonagall. –Harry sintió una punzada en las sienes. –McGonagall.... –Sentía
como si tuviera que recordar algo.
-Sí...cuando vuelva le juro que le contaré todo, se lo aseguro. –Eurídice se
aproximó a la puerta apresuradamente.
-Minerva está en Hogwarts. –Exclamó Molly mirando que Eurídice se ponía la
túnica de viaje, Harry sintió mayor presión en la cabeza al escuchar hablar del
colegio.
-Hogwarts... –Susurró Harry apretando las manos contra la mesa, Neville le miró.
-Harry... –Neville se volvió por completo a él, Luna a su lado los miró también.
-Lo sé. –Eurídice sonrió, en aquel momento, Ginny y Ron entraban a la casa.
-¡Necesito saber que traes entre manos con Malfoy!....¡Tu madre era una chica
decente Eurídice! –Sentenció Molly. –La única de su familia que parecía ser buena
persona. –Sentenció al ver que se iba.
-Madre...por Merlín. –Ginny miró a Eurídice que le sonrió.
-¡Lo era señora Weasley!... –Gritó en el pasillo. -No te preocupes... –Dijo a Ginny
dándole una palmadita en la espalda. -...¡ya vuelvo! –Eurídice salió al pasillo lejos
del alcance de los demás, Ron esperaba parado junto a la puerta.
-¿A dónde vas? –Interrogó quedamente para que nadie escuchara.
-Olvidé una cita con McGonagall, debería haberla visto hace media hora. –Mintió
Eurídice sin mirarlo a los ojos.
-Mientes. –Sentenció Ron fríamente, la tomó por el brazo y la hizo mirarle. -¿A
dónde vas?
-Yo soy el contacto ¿no? –Eurídice le miró con altanería. –Voy a conseguir
información, mi tío se reunirá con alguien en el callejón Diagon...era hace veinte
minutos, tal vez aún lo alcance. –Miró la mano de Ron que le sostenía con fuerza
desmesurada.
-Hermione ya se encarga de eso. –Susurró Ron apretando más fuerte a Eurídice.
-Y lo hace muy bien...¿cierto? –Eurídice le sonrió como si hubiera ganado la
batalla, él se puso pálido y la miró con dolor, arrepentida le tomó la mano con
ternura. –Perdón…
-Cuídate. –Ron la besó en los labios, ella no se negó, Harry que se sentía mal
salió al pasillo y los vio, no dijo nada.
-Me voy. –Eurídice salió, sabiendo perfectamente que Harry les había visto.
-Carajo... –Susurró Ron, al volverse vio a Harry y sin saber qué más hacer, se
rascó la nuca. -...Harry yo...
-No tienes que... –Harry sintió que todo se ponía negro y cuando parpadeó ya no
estaba en el pasillo frente a Ron.
El primer recuerdo
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Hogwarts se incendiaba, el bosque, la cabaña de Hagrid, los invernaderos, las
torres, todo se consumía bajo llamas gigantescas y él corría, ahora sabía que
corría hacia el sauce boxeador, siguiendo a Pansy entre los árboles, ella se volvió
sangrando del labio, le dijo algo, la tomó por la cintura mientras ella le decía algo y
la apretó contra sí, ella gritaba algo que le parecía imposible de descifrar, todo se
puso negro, luego lo vio, Hermione gritando a alguien que caía al suelo, Ron;
luego Voldemort tomándolo de la camisa y haciéndolo desaparecer, mientras él
mismo impedía que Ginny, Neville y Luna intervinieran. Negro, Voldemort y él
estaban en un sitio negro, rodeados de lo que parecían ser cascadas, Voldemort
le decía algo que no lograba entender, no había sonido hasta que dijo un nombre:
“McGongall”, ahora escuchaba.
-Todos Potter han caído por ti, entiendes, por ti. –Los dos se miraban fijamente,
sin dejar de mover la varita de un lado a otro. –Cada profesor ha caído...cada
amigo, cada auror...ya no te quedan más escudos...ja, ja, ja.
-¡Les vengaré! –Gritó Harry envuelto en un dolor que no podía describir. -
¡Terminaré contigo Tom!
-Vengarles...no tienes forma para hacerlo...no hay medio para que lo hagas. –
Voldemort sonrió, levantó la varita en un movimiento tan rápido que Harry apenas
lo notó. -¡Avada Kedavra!
-¡Expelliarmus! –Harry le sostuvo el ataque y lo único que detenía su muerte era
que las dos varitas estaban unidas por aquel rayo dorado, pero entonces como un
relámpago una luz verde lo inundó todo, luego un relámpago rojo, entonces
ocurrió, Voldemort gritó de dolor, igual que él, era terrible, algo estaba
atacándoles, los dos sucumbían ante aquel dolor.
-¡Potter! –Gritó Voldemort sin dejar la varita, ninguno desistía a pesar del dolor, su
cara reptilea le miraba fijamente lleno de odio. -¡No es el fin Potter!
-¡Ah! –Harry sostenía la varita con todas sus fuerzas, entonces lo vio, alguien
envuelto en túnica se acercaba a Voldemort que parecía más pálido, él moría pero
era obvio que intentarían ayudarle, el mortífago llevaba una caja del tamaño de
una de zapatos, con grabados e incrustaciones. -¡Noooo!...¡No lo
permitiré!...¡Aléjate de él!
-¡Potter! –Gritó Voldemort, Harry no podía permitir que huyera, no otra vez. -¡No
es el fin!...¡Ya nadie te protegerá por que no tienes nadie más que muera por ti!
-¡Bombarda Máxima! –Gritó Harry, todo empezó a estallar, todo comenzó a caer,
todo se envolvió en llamas. -¡Aún me quedo a mi mismo!...¡No estoy solo!...¡Todos
ellos me acompañan!
-¡Tonto!...¡Ah! –Voldemort moría, su cuerpo estaba envuelto en llamas verdes que
lo consumían. -¡Avada Kedavra! –Gritó con su último aliento, Harry vio el rayo que
venía hacia él, sabía que era el fin, ambos morirían, pero se llenó de horror al ver
que Voldemort se volvía humo y aquel mortífago lo encerraba en la caja.
-¡Imposible!...¡Protego! –Su hechizo salió pero no funcionó, aquel rayo esmeralda
seguía corriendo hacia él, cerró los ojos; un aire tibio lo rodeó, ante él estaba un
enorme fénix y bajo sus alas alguien se interponía entre aquel ataque y Harry. -
¡Nooo! –Gritó horrorizado, la maldición impactó en aquella persona que se dobló
como una hoja de papel y el fénix chilló dolorosamente cubriendo a aquel
individuo, todo tembló, la explosión consumía todo, el suelo bajo sus pies se hizo
56
añicos, corrió hacia aquella persona y a un par de pasos de tocarle, el suelo se
rompió y cayó entre el agua helada.
-¡Harry! –Escuchó por última vez, el agua le hería como navajas, le lloraban los
ojos, los pulmones casi le estallaban y la cabeza le dolía aún más que todo el
resto del cuerpo.
-¡Nooo! –Logró gritar, todo quedó negro a pesar de saber que tenía los ojos
abiertos, deseó con todas sus fuerzas volver para salvar a aquella persona, pero
Harry ya no estaba, Harry ya no vivía, todo había terminado en un extraño halo de
luz azul.
-¡La caja! –Gritó a bocanadas como si hubiera salido del agua después de horas
de no poder respirar. -¡La caja!
-¡Harry! –Gritó Ginny sosteniéndolo con fuerza, estaba en el suelo del pasillo
intentando quitársela de encima, Ron miraba fijamente, Neville permanecía sin
moverse, con cara de profundo pánico, Luna apenas parecía extrañada.
-¡Esa caja!... –Harry se agitaba, la señora Weasley intentaba calmarle tomándole
de la mano derecha, Ginny sostenía la otra. -...¡Madre él está vivo! –Todos
palidecieron y Ginny soltó un gritillo, la señora Weasley movió la cabeza negando
con una sonrisa forzada.
-Harry querido, tranquilízate. –Molly llena de horror intentaba calmarlo. –Tú lo
terminaste querido, él ha muerto.
-Vive...¡Él vive madre! –Gritó nuevamente, Ron palideció y se acercó a grandes
zancadas, Neville sujetó a Luna, aquel grito de madre, era más de lo que todos
podían soportar, lo gritaba como un chiquillo, él mismo sabía que aquello era
horrible, el madre saliendo de su boca era casi tan increíble como saber que él
vivía.
-¿Voldemort? –Interrogó Ron, Molly miró a su hijo suplicante, Ginny y Luna se
miraron.
-Está vivo Ron. –Asintió Harry nerviosamente, sujetándose con fuerza de la mano
de Ginny y de la madre de ésta. –Alguien se lo llevó después de que me atacó...lo
metieron en una caja donde vive...¡No pude acabar con él! –Sentía tanta
vergüenza que habría querido que Ron lo matara en aquel momento. -¡Fallé! –
Gritó recordando a Sirius y a Dumbledore.
-Pero, tú lo destruiste, casi mueres en la explosión. –Ginny estaba pálida, como si
fuera a desmayarse.
-¡Ron! –La voz de Hermione gritó en la cocina y todos se volvieron, Neville echó a
correr hacia la chimenea. -¡¿Alguien me escucha?!
-¿Qué ocurre Hermione? –Interrogó Neville pendiente de las llamas. –Aquí
estamos.
-¿Está ahí Eurídice? –Hermione extrañada por el ambiente hostil que la recibió
fruncía el ceño.
-No, salió hace un rato. –Luna contestó, Harry ayudado por Ron y Ginny se había
puesto de pie y débil y tembloroso se acercó. -¿Pasa algo?
-¿A dónde? –Preguntó Hermione rápidamente.
-¿Qué pasa Hermione? –Preguntó Ron identificando su nerviosismo.
-La manecilla de Eurídice, marca peligro. –Contestó Hermione, miraba a Ron, él
se tensó inmediatamente.
-Fue a seguir a su tío, dijo que lo alcanzaría en el callejón Diagon. –Ron dejó a
Harry sentado y se acercó a la chimenea, los demás miraron sorprendidos, no era
lo que habían escuchado.
-Ahí no está, envié dos patronus, uno a Hogwarts y otro a Sortilegios Weasley,
Eurídice no ha ido a ninguno de esos dos sitios. –Hermione casi gritaba. –
Debemos encontrarla.
-Separémonos. –Neville dio unos pasos hacia la puerta. –Luna y yo iremos a los
terrenos de Hogwarts pasando por los bosques negros, de regreso volveremos por
61
el lago.
-Iré a las montañas, quizá esté cerca de los lugares que sitiamos hace días. –Ron
se volvió a su madre que asintió.
-Yo voy contigo. –Harry tomó aire y se levantó todavía con sudor sobre el labio.
-No, tú te quedas. –Ginny sentenció al puro estilo de la señora Weasley.
-Ginny, tú y yo nos encontraremos en Londres, iremos a los terrenos de los
hombres lobo. –Hermione miró a su amiga que asintió.
-Yo voy con ustedes…no me voy a quedar sentado. –Harry se quitó el sudor y los
miró con autoridad, todos sabían que no podrían detenerlo.
-Bien, irás conmigo. –Ron le sonrió duramente dándole un golpe en el hombro. –
Podrás ver al maestro en acción.
-¡Basta de presunción Weasley! –Gritó Neville saliendo tras ellos, en el recibidor,
Ron llamó sus escobas, entre ellas la Saeta de Harry, polvosa y llena de telarañas
se posó ante él.
-Disculpa lo limpia, pero nadie la ha tocado. –Sonrió Luna montando la suya,
decorada con patas de conejo y lo que Harry identificó como trenzas de ajo. –Para
los vampiros. –Sonrió Luna mientras salía despedida, Neville sonrió.
-No creen que es divina. –Salió siguiéndola y los dos se perdieron en el cielo a
gran velocidad.
-Divinamente loca. –Bromeó Ginny, Ron se montó en su escoba y partió sin mirar
a nadie.
-¡Ten cuidado Ginevra! –Gritó Ron volando en el aire, Harry ya casi no lo veía.
-Cuídate. –Sonrió Ginny, besó a Harry en la mejilla y se fue presurosa.
-¡Harry! –Molly le llamó en un grito doloroso. –Ten mucho cuidado hijo. –Sonrió.
-Lo tendré…se lo juro. –Harry sonrió, montó en la escoba y salió disparado contra
el cielo; respiró libremente, como si hubiera vuelto a nacer, aquel viento
definitivamente le aclaró las ideas; él estaba vivo, en algún sitio alguien lo
ocultaba, no sabía cómo, ni cuándo, ni dónde, pero lo iba a encontrar, y entonces
lo mataría, de una buena vez por todas; recordó el fénix. -¿Quién estaba bajo las
alas de ese fénix? –Sujetó el mango de la escoba y en menos de dos minutos
alcanzó a Ron, que sólo se volvió para confirmar que fuera él.
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Intentó recordar algo dulce, algo feliz; vio a Draco, los dos acostados en aquella
bellísima habitación de la Mansión Malfoy, él sonreía, como un niño, como nunca,
abrazándola para hacerle cosquillas, su cabello rubio le cubría el rostro, no había
altanería en ninguno de los dos en aquel momento, sólo amor; luego vio a Ron,
sentado a su lado con el pecho descubierto a la orilla del mar, el amanecer hacía
ver su pelo más rojo que nunca, ella estaba envuelta en la túnica y el carcajeaba
por alguna tontería que había dicho, luego corrió hacia ella que en un juego tonto
comenzó a correr huyendo de él, hasta terminar los dos sobre la arena riendo
como un par de chiquillos; sonrió con dolor y sacó la varita que llevaba metida en
el brazalete de la muñeca, con la mano tiesa de frío la apretó.
-¡Expecto Patronum! –Soltó con voz pastosa y de sabor metálico, un lobo enorme
y enmarañado surgió ante ella y se multiplicó, cuatro lobos la observaban. -Dense
prisa. –Los cuatro animales emprendieron la carrera entre los árboles, ella se
resignó a seguir recordando, con la cabeza echada sobre la hierba seca y la
sangre corriendo a su alrededor, manchando lentamente la nieve blanca.
-¡Harry! –Ron le llamó con fuerza entre la ventisca, habían llegado a una playa. -
¡Harry!
-¡¿Qué pasa Ron?! –Harry intentaba ver a través del agua de rocío y el viento,
Ron le había guiado primero a aquel sitio, antes que a las montañas.
-¿Logras verla? –Ron volaba en círculos, luchando contra su túnica que le cubría
la vista.
-¡No! –Harry distinguía las olas rompiendo contra las rocas, una cueva e incluso
una cabaña, pero ni rastro de ella. -¡¿Por que venimos a este sitio?! –Los dos
comenzaron a alejarse de la playa, Harry seguía a Ron que parecía un loco.
-Le gusta ese lugar. –Contestó secamente y continuaron su camino, las montañas
se distinguían a los lejos, un reflejo plateado llamó la atención de los dos.
-No hay nada. –Sentenció Luna tras salir de una cueva escondida en lo profundo
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del bosque.
-Hagrid no la ha visto en semanas, dijo que no desde la última reunión de la
Orden. –Neville volvió en su escoba y la miró llena de telarañas y polvo. –Luces
linda así.
-¿De verdad? –Luna se miró la túnica manchada de blanco por el polvo y la nieve
del interior. –Creo que me hacen falta algunas cabezas reducidas por aquí, ¿no te
parece? –Miró a Neville montando su escoba.
-Si te parece que aumentarán tu belleza. –Sonrió él divertido con la ocurrencia,
estaba decidido a aceptarla como era. –Sobre lo que te dijo Pansy hoy. –Neville
comenzó.
-Olvídalo… -Luna sonrió, los dos emprendieron el vuelo mirando entre los árboles
de vez en vez. -…no me dolió que me lo dijera, me dolió que Draco se riera de
ello.
-¿Malfoy?.... ¿Porque te interesa él? –Neville se celó sin querer y la miró con
reproche, acelerando el paso para quedar a su línea y para poder mirarla a la
cara.
-Por que es posiblemente a quien ama Eurídice…y ella es mi amiga. –Sonrió
Luna, él sabía que cuando hacía aquello no había por que dudar. –Además,
Neville…las cosas de quien vienen. –Luna aceleró el paso, ascendió unos metros
en el aire y se tiró en picada contra el lago, casi enseguida, Neville la vio volar a
ras del agua congelada buscando entre los escondrijos de la orilla, sonrió y se
dedicó a buscar en el horizonte.
-¡Luna mira! –Gritó apuntando hacia una figura plata que se acercaba a ellos.
-Ayúdenme… -Susurró el lobo ante ellos, abriendo la boca con lentitud, como si
aquello le doliera en verdad.
-¿Es de Eurídice? –Harry miró a Ron, él asintió serio y pálido, el lobo les miró
flotando en el aire, con un gesto que parecía de dolor infinito.
-Para que lo haya enviado… -Ron no continuó, el lobo dio la vuelta y comenzó a
correr aullando dolorosamente.
-Se va. –Exclamó Harry mirando a Ron que se inclinó en su escoba para
impulsarse.
-Debemos seguirlo. –Ron salió disparado, Harry le seguía.
Llegó tan rápido como su saeta se lo permitió, el lobo se paró junto al árbol
señalando con su nariz una mancha rojiza entre el blanco brillante de la nieve, ahí
la encontró, pálida como un papel pero empapada en rojo como si la hubieran
aventado en una piscina de sangre, bajó de la escoba y se inclinó junto a ella, le
levantó la cabeza con todo el cuidado que su desesperación le permitió.
-Hey... –Susurró intentando parecer suave y gentil. -...hey...Euri...
-...mmm...-Burbujeaba la sangre mezclada con saliva en sus labios, tenía
arañones y sangre en la nariz y en las mejillas. -...hey... –Sonrió mirándolo con los
ojos a medio cerrar. –Viniste...
-Claro...te voy a sacar de aquí...pronto te sentirás mejor. –Dijo sonriéndole, logró
levantarla lo suficiente para sostenerla con el brazo, sabía que también les había
avisado. -¡Expecto Patronum! –La figura salió de su varita. –Quédate, díselos. –En
seguida, sujetando a Eurídice con cuidado, y guardando la varita de ella en su
túnica, desapareció.
-¡Ron! –Neville venía de la izquierda seguido de Luna, los dos siguiendo el lobo
plateado, que al ver a su gemelo se le unió volviéndose uno, soltando un terrible
aullido lleno de dolor.
-¿Les envió uno a ustedes? –Preguntó Harry, Ron miró a Neville, asintieron y
emprendieron el vuelo velozmente.
-Sí, quiere decir que está gravemente herida. –Contestó Luna mientras los cuatro
aceleraban el paso, Ron iba tan rápido como daba su escoba.
-¿Porqué lo dices? –Harry no entendía la alarma de todos.
-Ella nunca pide ayuda, sólo una vez lo hizo y fue por que ella y Ginny
agonizaban, esto es grave. –Contestó Neville, todos aceleraron.
-¡Chicos! –Hermione y Ginny surgieron desde bajo ellos y el lobo que seguían se
unió a los de los chicos, Hermione parecía asustada y al punto de un colapso
nervioso.
-La encontraremos. –Murmuró Ginny en un intento por calmar a todos.
-¡Ahí!...están descendiendo. –Exclamó Luna apuntando al patronus que bajó, se
paró junto a un árbol y desapareció, todos bajaron pero no había nada en el lugar.
-¿Porqué no está? –Ron caminaba buscando, vio la mancha de sangre y
palideció. –Alguien se la llevó...es la única posibilidad.
-¿Pero quién? –Neville miraba alrededor. –Tendría que ser alguien a quien ella
hubiera avisado.
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-O alguien que supiera donde estaba desde antes. –Hermione se puso en cuclillas
y analizó con la mirada las marcas de sangre, cerca había huellas.
-Quizá fue quien la puso aquí. –Neville se alejó un poco mirando las pisadas, pero
todas se dirigían a la sangre, no había de regreso. –Alguien la tomó y se
desapareció.
-Sería muy tonto herirla así y luego arriesgarse a volver por ella. –Hermione se
movió hacia el árbol.
-Son muy grandes...era un hombre. –Susurró Ginny mirando las huellas fijamente.
-Hay demasiada... –Susurró Harry viendo las manchas rojas en la nieve y la tierra,
entonces una luz tras él lo hizo volverse, algo sobre la cabeza de la castaña. -
¡Cuidado! –Una enorme pitón plateada enroscada en la rama más baja del árbol
les miraba, se soltó y envolvió con sus aros a Hermione, que petrificada miró a
Ron.
-¡Hermione! –Gritó Ron corriendo hacia ella asustado sacando la varita para
ayudarle.
-Esperen...es un patronus... –Luna miraba fijamente la serpiente que a su vez veía
a todos siseando.
-¡Dejen de buscar!...yo la tengo. –Exclamó la voz melosa y potente de Draco
Malfoy saliendo de la boca de la serpiente, enrollándose alrededor de Hermione
melosamente, pasándose por su cuello, ella estaba erizada.
-¡Maldito gusano!...¡Suéltala! –Ron miraba la serpiente con odio y celos crecientes.
-Malfoy...-Susurró Ginny mirando a Harry, que todavía miraba tieso como una
roca. –Es el patronus de Draco...no lo toques Ron, no sabemos cómo reaccionará.
–Su hermano le miró con aprensión, pero permaneció quieto.
-Alguien por piedad...quítemela... –Susurró Hermione, la serpiente se aferró con
más fuerza a su cintura, haciendo que más que sentir dolor sintiera pena y se
sonrojara con vergüenza, le abrazaba como él lo hacía.
-¿Quieren verla?, entonces bienvenidos...a la Mansión Malfoy. –La serpiente
terminó con un espantoso siseo que hizo que Harry se estremeciera. –Cierra la
boca Logbottom... –En efecto Neville tenía la boca abierta, ninguno conocía el
patronus de Draco y aquello les impresionó bastante, la serpiente desapareció tras
guiñarle el ojo a Hermione, quien se quedó en la misma posición por unos diez
segundos.
-Eso fue...genial... –Luna sonrió impresionada por aquello, todos la miraron con
enojo. -...¡Tienen que reconocer que lo fue!...hasta para eso tiene estilo. –Luna
sonrió y encogió los hombros.
-Era de esperarse, un ser rastrero... –Neville sonrojado por lo de su boca se volvió
molesto a la chica rubia. -...sólo puede tener un patronus así de rastrero.
-Vamos. –Dijo Hermione todavía sonrojada, Ron y Harry asintieron, los demás les
siguieron. –Hay que verla.
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El cuadro
La oscuridad del salón principal se vio rota por la presencia luminosa de una figura
de largo cabello rubio, iluminado levemente por la chimenea que se apagaba
desde hace un rato y que el ignoraba, iba desesperadamente de un lado a otro,
con la ropa todavía manchada de sangre, entonces escuchó que la puerta de la
habitación se abría y corrió subiendo los escalones de dos en dos hasta llegar
ante la puerta de aquella habitación enorme, la que fuera de sus padres y que él
ocupaba desde hacía tres años, cuando una noche volvió con Eurídice en brazos
y los dos durmieron ahí, tal y como sus padres lo habían hecho en vida.
-¿Cómo está? –Preguntó al sanador cuando lo vio cerrar la puerta tras él, respiró
agitadamente, suspiró y recuperó la tranquilidad y pasividad que un Malfoy debía
tener y que los cuadros a su alrededor exigían con miradas duras.
-Unos minutos más y habría muerto. –Comentó el hombre, bajito y asustadizo
mirándolo con profundo respeto, con manos nerviosas y sudorosas. –Hizo bien en
llamarme mientras se trasladaban.
-¿Qué tenía? –Preguntó Draco sin mirarle, veía la puerta como si quisiera con sus
ojos grises mirar a través de la fina madera labrada. -¿Cuál es la causa de tan
terrible perdida de sangre?
-Está muy débil, ha perdido mucha antes de esto...bajo ninguna circunstancia
permita que se levante de esa cama, es mejor si duerme y come mucho y bien. –
El hombrecillo miraba al joven sorprendido por la preocupación que éste
expresaba. –Parece como si ya antes se hubiera vaciado por completo.
-Entiendo...¿puede decirme cuál fue la causa de sus heridas? –Draco se volvió
por primera vez a verlo, con una sonrisa entre cansada y temerosa.
-El hechizo diffindo según me parece...además de una poderosa maldición que le
abrió el pecho... –Susurró el hombrecillo pasándose la mano por el bigote con
insistencia.
-Sectusempra... –Susurró Draco pasándose la mano por el pecho marcado con las
cicatrices y recordando el dolor.
-Y...fue torturada, señor Malfoy. –Comentó el sanador con mirada asustada, Draco
le miró sorprendido. –Al menos en tres ocasiones...eso es lo que creo...
-Comprendo...le acompaño a la puerta. –Draco lo miró y con elegancia movió su
túnica para indicarle que era momento de salir.
-Gracias, sé el camino, le he dejado algunas pociones que debe beber, dos
frascos...que los beba juntos dentro de una hora, cuando despierte de la poción
para dormir que le di. –Dijo el sanador alejándose por el pasillo, Draco asintió.
-Descuide, me haré cargo. –Sonrió despidiéndolo. -¡Calpy! –Una elfa apareció con
un ¡plop! ante ellos. –Acompaña al señor y dale su pago.
-Sí, joven Malfoy... –La elfa hizo reverencia ante el sanador y Draco y caminó
frente al primero rumbo a la puerta; Draco permaneció en la oscuridad del pasillo,
luego caminó hacia la puerta del cuarto y la abrió lentamente, las cortinas dejaban
todo en penumbra, la cama con enormes doseles esmeralda tenía a Eurídice
placidamente dormida.
-Hey... –Llamó Draco, pero ella permanecía inmóvil. -...lo siento... –Susurró
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acercándose, Eurídice yacía con la sábana hasta la cintura, el pecho descubierto,
no llevaba blusa, sólo las vendas que le cubrían desde la línea del busto hasta el
final de las costillas, Draco pensó que en cualquier otro momento aquello habría
sido seductor, suspiró. -...te amo... –le susurró sabiendo que no podía oírlo y se
sentó junto a la cama, con la frente apoyada en la mano tibia de ella.
-Así que querías vengarte. –Bella miraba a Pansy con profunda hilaridad. –Eso
siempre es divertido.
-Lo siento... –Exclamó Pansy sintiendo ya todo el remordimiento de sus actos.
-¿Porqué? –Bella le miró divertida, Cho al lado de Pansy bajó la mirada. –Si maté
a mi primo por no seguir a mi señor, no veo nada de malo en que quisieras
eliminarla, no le debes lealtad...¿porqué te apenas? –Bella carcajeó.
-Por que es su amiga. –Dijo Cho sin atreverse a levantar la cara, podía ver el
pecho desangrándose de Eurídice.
-¡Amiga! –Bellatrix se dobló de risa, Pansy le miró con miedo y Cho con profundo
asombro. –¡Eso no existe tontas!
-Pero... –Comenzó Pansy intentando llamar su atención. -...pasó mucho con
nosotras durante el entrenamiento...
-¡Nada!, tenían razón al atacarle...pero nos conviene más viva que muerta...-Bella
se acercó a una mesita y se sirvió una copa de vino. -...es mejor que vuelvan a
sus casas, deben mantener las apariencias. –Concluyó.
-Sí. –Dijeron las dos a coro, al salir se toparon a Snape. –Profesor. –Saludaron
con reverencia y salieron.
-Lucían asustadas...¿qué les hiciste Bella? –Severus entró sonriendo y la vio
bebiendo.
-Sencillamente las reprendí por casi matar a Eurídice Greyback. –Contestó Bella
tomando uvas de un platón.
-¿Casi matar?...¿qué no son del mismo bando las tres? –Snape tomó una uva y
se sentó junto a ella.
-Sí...pero a veces también se hieren entre ellas. –Sonrió Bella. –Está listo el
plan...¿no?
-Sí...todo listo, mañana al amanecer, iremos por Potter dónde quiera que esté. –
Snape miró al techo seriamente.
-Excelente, ese asqueroso sangre sucia caerá como sus padres...y mi señor
volverá a la vida, sin nadie que pueda impedirlo... –Bella carcajeó locamente,
Snape sonrió con frialdad.
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-No pueden llevársela. –Susurró Draco cuando hubieron entrado al despacho
iluminado por la chimenea, sobre ésta, se encontraba el cuadro más grande que
habían visto en la casa, en él aparecía Narcisa Malfoy, tras ella de pie, Lucius
sonreía, de pronto al ver a Harry, emitió una carcajada.
-¡Está vivo! –Gritó moviéndose al frente, su esposa miraba a su hijo. –Mira eso
Cissy...es Potter, el maldito de Potter está vivo. –Exclamó con una sonrisa amplia.
-Vive... –Dijo Narcisa mirando a Draco como si deseara que él le confirmara, su
hijo asintió.
-Señor Malfoy. –Murmuró Harry sin comprender muy bien lo que pasaba, pero
sintiendo que estaban alegres.
-No lo puedo creer...estás vivo. –Lucius hizo un gesto despectivo al ver a
Hermione. –Y vienes con tus amigos, ¿puedo saber qué hacen estos aquí, Draco?
–Miró a su hijo fijamente.
-Contenga sus palabras señor Malfoy. –Exclamó Neville intentando parecer
amable, con una inclinación de cabeza.
-Longbottom, al menos tú y Weasley son sangre limpia...esa Granger en mi
casa...y si a eso le sumas a Lovewood...y a Greyback en nuestra cama...-Lucius
hizo un gesto de repudio. -...que bajo has caído hijo. –Exclamó en un intento por
parecer dolido, aunque dio la impresión de que se burlaba.
-No tanto como tú, padre...eso sería imposible...en cuanto a tú cama, metiste a
muchas que no eran ni la mitad de lo que es Eurídice...ni la mitad de mi madre. –
Rió Draco sin miedo a lo que decía, dejando a todos sorprendidos, su padre
sonrió, Narcisa inclinó la cabeza y se tocó la frente con la mano, Draco la miró con
dolor.
-Has escuchado Cissy...en esto se ha transformado nuestro heredero, el último de
los Malfoy, en un pelele de cualquier sangre sucia. –Exclamó Lucius, Ron sacó su
varita, pero Hermione le detuvo pasivamente.
-Es sólo un cuadro, Ron. –Susurró sonriéndole, Ginny miraba a Lucius con más
que odio.
-Basta querido, incómodas a Draco. –Murmuró Narcisa mirando fijamente a Ron,
que le sostenía la mirada.
-A los Malfoy no les importa que otro Malfoy les hable ¿cierto? –Lucius miró a
Draco con fijeza, este fue a la puerta.
-Vamos, no dejará de hablar. –Draco habló sonriendo a Lucius con maldad y
volviéndole la espalda.
-Draco Lucius Malfoy....mírame cuando te hablo. –Exclamó Lucius sin gritar pero
con voz dura y profunda.
-No tengo ganas de discutir contigo padre... –Susurró Draco, Hermione y Ron
salieron primero de la habitación. -...con permiso madre. –Draco esperó a que
Neville, Ginny y Harry salieran para salir él.
-Él vive y volverá antes de lo que imaginas. –Se burló Lucius mientras Harry
cruzaba la puerta, seguido ya solamente por Draco, ambos se congelaron al
escucharlo y los otros tras la puerta hicieron lo mismo.
-¿Qué ha dicho? –Harry se volvió a mirarlo con el ceño fruncido, Draco miraba
también pero pálido como nunca.
-No seas tonto Potter...él vive, no lo mataste...fuiste lo suficientemente inepto para
no hacerlo. –Carcajeó Lucius.
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-Pero...¿Usted sabe dónde está? –Harry se volvió, Draco no lo detuvo, al
contrario, parecía ansioso por saber.
-Me asesinó antes de llegar a saberlo, pero ruego...-Lucius tomó a Narcisa y la
ayudó a levantarse. -...que lo encuentres, por el bien tuyo y el de mi familia... –Los
dos caminaron hacia lo que parecía un balcón, Narcisa miró a su hijo tristemente y
desapareció primero. -...lo que queda de ella. –Lucius salió enseguida.
-¡Padre! –Draco lo llamó, Ron y Neville entraron para mirar, pero los Malfoy se
había ido. -¡Padre!
-¡¿Qué fue eso?! –Ginny miraba a Harry que parecía a punto de enfermar.
-No sé... –Susurró Hermione entrando, Ron la miró preocupado, ambos se
acercaron el uno al otro instintivamente.
-¿A dónde fueron? –Preguntó Harry mirando a Draco, que se volvió a verlo.
-Tenían al menos otros tres cuadros, uno en nuestra caja en Gringotts, otro en una
sección de San Mungo, el otro en una casa de verano en Francia. –Draco miraba
al suelo preocupado. –Salgamos de aquí, ellos no volverán por ahora.
Egoísmo
-Luna... –Susurró Eurídice tras unos segundos de mirar a la chica sin llamarla.
-Bienvenida al mundo. –Contestó dejando de lado la esquina de su túnica a la que
le había hecho un dobladillo.
-¿Dónde estoy? –Eurídice intentó levantarse, pero sin decir nada, Luna hizo
aparecer cuerdas y la ató a la cama de las muñecas y las piernas, tan rápido que
Eurídice apenas lo notó. -¡Qué haces!
-El sanador dijo que no te levantaras, y no lo harás. –Luna le sonrió cubriéndola
con la sabana.
-¡Te has vuelto loca! –Eurídice luchaba por soltarse y de buena gana habría roto
las cuerdas con sus garras.
-Eurídice, todo el mundo me lo dice, no me he vuelto creo que siempre lo he sido.
–Sonrió Luna mirándola.
-Pero...esto es exagerado ¿no crees? –Eurídice sentía las cuerdas alrededor de
las muñecas.
-No para ti, si algo he aprendido es que sólo por la fuerza te controlas. –Luna hizo
aparecer un tablero de damas chinas. -¿Jugamos?
-Claro, si me sueltas las muñecas. –Dijo Eurídice sonriendo, hasta cierto punto
debía reconocer que si Luna no la ataba no se habría quedado acostada.
-Mmm... –Luna se colocó la varita tras la oreja. -...mejor me acerco...o rómpelas. –
Comentó Luna.
-Hecho. –Eurídice sacó sus garras y rompió las cuerdas, pero enseguida se sintió
agotada.
-Lo ves, por eso no debes levantarte. –Luna sacó del bolsillo de su túnica un
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caramelo y se lo dio.
-Gracias, tienes razón, creo que es momento de descansar. –Aceptó resignada y
se sentó recargada en las enormes almohadas, entonces vio las iniciales en las
fundas, D M. –Draco...
-Sí, él te encontró y te trajo...de no ser por él estarías muerta. –Comentó Luna
sonriente acomodando las canicas.
-¿Ah sí? –Eurídice se recostó con una sonrisa tímida, Luna le miraba
distraídamente.
-Ella se irá con nosotros. –Sentenció Ron mirando a Draco, sentado al lado de
Hermione de frente a la chimenea.
-No, no puedes llevártela...no voy a arriesgarla. –Draco sentado en la sala con
ellos miraba fijamente a Ron.
-No la vamos a dejar en casa de un mortífago. –Sentenció Ron, Draco que bebía
una taza de té volvió a mirarlo con sorpresa, dejó la taza lentamente sobre el plato
y se secó los labios.
-Draco... –Hermione notó que se había puesto mucho más tenso.
-Malfoy... –Harry lo miró ponerse de pie y caminar hacia la chimenea, mirando el
fuego se puso a hablar.
-No voy a negarlo...llevo la marca...desde que engañó a mis padres...pero te voy a
decir algo... –Draco se volvió a Ron seriamente, éste le miraba fijamente.
-Ron, por Merlín... –Ginny intentó intervenir, Harry la detuvo, presentía que tenían
que desahogarse.
-...Eurídice es la única persona a la que nunca le haría daño. –Draco miró a Ron
sonriente, Ron no bajó la mirada.
-No voy a dejarla aquí sola. –Susurró comprendiendo que ya no podía decir más.
-Son cerca de las cuatro, ordenaré que se prepare la cena, se quedarán aquí y
pasarán a noche. –Draco sonrió y se volvió a sentar a terminar su té.
-¿Quedarnos aquí? –Preguntó Neville mirando a Harry que estaba tan sorprendido
como él.
-Así es Longbottom...¡Calpy! –La elfa apareció ante ellos. –Prepara tres
habitaciones, una para la señorita Lovewood y Longbottom...otra para la señorita
Granger y Weasley...la última para la señorita Weasley y Potter...que sean las tres
del hala norte, las que siguen a la principal. –La elfa escuchaba mirando a Draco,
que al terminar dio un sorbo de té.
-Agradecemos tu hospitalidad pero....-Harry calló, nunca se imaginó que le diría
aquello a Draco.
-Preferiríamos seis habitaciones Draco. –Susurró Hermione algo sonrojada.
-Sería mucho más cómodo. –Murmuró Harry sin atreverse a mirar a Ginny, que dio
un resoplido con desencanto.
-Lo siento...no puede ser, no en esta casa... –Contestó Draco sonriendo.
-¿Qué quieres decir? –Ron le miró, no le venía mal dormir con Hermione y que él
lo supiera, pero quería saber.
-Los Malfoy tenemos por regla que cuando visitan parejas nuestra casa deben
dormir juntas, consideraré una ofensa grave que no lo hagan así. –Draco sonrió
con picardía. –Después de todo, hay que ser fiel a las tradiciones, Weasley...y
cuando llegaron, se presentaron por parejas según creo.
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-Pero... –Comenzó Harry, Neville a su lado se puso de pie.
-Bueno, en esa caso avisaré a Luna. –Neville salió de la sala y fue hacia las
escaleras.
-Pero... –Harry sentía que la boca del estómago se le hacía nudo. -...no podemos,
¿qué dirá tu madre Ron?
-Le mandaré una lechuza, me permites una, Malfoy. –Ron se puso de pie, Draco
asintió.
-Calpy...muéstrale al joven Weasley la lechucería. –Draco miró a la elfa que corrió
seguida de Ron muy de cerca.
-Pero... –Harry miraba a todos lados, Hermione se ponía de pie en aquel
momento, Luna y Neville bajaban las escaleras juntos, quizá se habían topado en
el pasillo.
-¿Qué te preocupa Potter? –Draco le miró, sólo Ginny bebía en silencio mordiendo
una galleta de vez en cuando.
-Bueno la verdad... –Harry miró de reojo a Ginny que dejó de beber y masticar
para escuchar con toda su atención.
-No me dirás que te asusta pasar la noche con Weasley...¿o sí? –Draco le miró
como quien va a soltar una carcajada, Hermione parada cerca de la chimenea
miró con interés a los dos, Ginny seguía sin mover un músculo.
-¡No seas imbécil!...moriría por hacer eso. –Soltó sin darse cuenta de su rudeza y
de la confesión.
-Entonces no se diga más...-Ignoró a Harry que sonrojado se daba cuenta de la
metida de pata. -...debo hacer algo, vuelvo en una hora...-Pasó junto a Hermione
que miraba a sus dos amigos, los dos helados sobre el sillón sin atreverse a
mirarse. -...están en su casa. –Draco fue a la escalera, subió para despedirse de
Eurídice.
-Eso fue... –Comenzó Ginny mirando a Harry con sonrojo sin atreverse a mover un
músculo aunque hubiera deseado tomarle la mano.
-Creo que... –Harry hubiera dado cualquier cosa por saber qué decir en aquel
momento.
-Par de tórtolos, es mejor que eso lo arreglen ésta noche en su habitación. –
Hermione miraba las llamas con los brazos cruzados, Harry se lo agradeció y
Ginny dio un suspiro.
-¿Qué te preocupa? –La interrogó Ginny con gesto cansado o quizá
decepcionado.
-Eurídice despertó. –Soltó Luna antes de que siguieran.
-¿Te dijo algo de lo ocurrido? –Hermione la interrogo con ansia.
-Nada...en realidad no he querido interrogarla, pero me venció en las damas
chinas. –Sonrió Luna sentándose, aquel comentario terminó por romper el hielo. –
¡Ah! y se quedó dormida, creo que está muy débil...
-Hablaré luego con ella...¿ya te dio Neville la noticia? –Hermione se volvió
nuevamente a las llamas.
-Sí, nos quedaremos aquí...será como una fiesta de pijamas. –Sonrió Luna, Neville
se sonrojó y Harry y Ginny no pudieron evitar carcajear, Hermione sonrió mirando
las llamas con cierto aire de nostalgia.
-Draco... –Llamó uno de los cuadros de la pared al verlo pasar rumbo a ver a
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Eurídice.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó, era un joven parecido a él, ojos negros y el cabello
apenas más oscuro corto tipo militar y uniforme de pieles de Dumstrang, uno de
los últimos Malfoy de Rusia, muerto en 1767 durante una batalla, el primo Dimitri
Malfoy, uno de los pocos Malfoy que nunca se había casado.
-Te espera en el despacho, es urgente. –Masculló el joven mirándolo fijamente. -
¿Y cuál de ellas es?
-No te interesa Dimitri... –Terminó Draco caminando hacia el despacho.
-Bueno, es que mira que las he visto, la rubia es rara, pero hay que ver esas
piernas y esas manos... –Sonrió el joven pasando de cuadro en cuadro, todos
estaban vacíos, se había retirado a descansar. -...y esa pelirroja, mmm...de buena
gana me casaba con una Weasley...
-Moriste a los 20 años Dimitri...no tuviste tiempo ni de visitar Inglaterra, además
ella es la primera en muchas generaciones. –Sentenció Draco sonriente.
-Eso no me hubiera quitado la opción, y además tuve más mujeres que tú ahora
Draco. –Sonrió Dimitri. –Además, mira que esa sangre sucia está también muy
bien dada eh...qué caderas Draco...ni tu madre las tenía así.
-¡Cuida tú boca! –Exclamó Draco ya ante la puerta del despacho mirándole con
furia.
-Oye, yo sólo planteaba una idea...en cuanto a la que está en tu cama, ¿qué le
viste nene? –Sonrió Dimitri.
-Tú sólo la has visto ahí dormida...no la conoces. –Sonrió Draco para sí mismo.
-Mmm...en ese caso, esperaré a la noche, ¿no pilluelo? –Dimitri carcajeó y
desapareció como los otros Malfoy, Draco sonrió y abrió la puerta, ante la
chimenea y el cuadro vacío de sus padres, había un hombre que le daba la
espalda, el cabello y la sombra de su rostro se lo dijo todo.
-Profesor...¿Qué hace aquí? –Alarmado cerró la puerta y puso el seguro, con un
movimiento de varita activó todos los hechizos de protección que el despacho
tenía. –Se arriesga demasiado, Potter, Granger, los Weasley, Logbottom y
Lovewood están aquí. –Caminó presuroso hacia el profesor, ahora era más alto
que él.
-Draco, ¿Porqué no me has mencionado a Greyback? –Interrogó al percatarse de
aquella peculiaridad.
-No lo sé. –Mintió Draco, por meses él y Eurídice se habían escondido, ni a Snape
podría decírselo, era demasiado riesgoso para los dos, pero ahora que lo pensaba
había mandado todo al carajo cuando rompió con Pansy.
-No importa...debes retenerlos aquí, ¿entiendes? –Snape miraba la puerta como si
esperara que alguien entrara.
-¿Qué? –Draco se extrañó con aquella petición y lo miró con asombro.
-He dicho que deben permanecer aquí...mañana a primera hora la Mansión Black
será atacada con tu tía a la cabeza. –Snape fue hacia un estante y sacó una
botella de whisky de fuego y una copa, se sirvió y la bebió.
-¿Qué planean hacer ahí? –Draco miraba al profesor interrogante, necesitaba
saber más que eso.
-Matar, matar a quien quiera que esté en ese lugar al amanecer. –Snape bebió su
tercera copa y se recargó en el estante con apariencia cansada. –Buscamos a
Potter, lo destruiremos a cualquier costo.
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-¿Porqué la precipitación? –Draco se sentó para pensar mejor las cosas.
-La noticia del regreso de Potter aún no corre, quieren matarle antes de que todos
se enteren...Bella está dispuesta a todo, matarán a cada Weasley en esa casa...a
cada uno. –Snape levantó la cabeza y cerró los ojos. –Tienes que retenerlos, debo
volver. –Se dio la vuelta, dejó la botella y el vaso y se dispuso a salir por
chimenea.
-¡Profesor! –Draco lo llamó antes de que lanzara el puño de polvos que tenía en la
mano. –No puedo permitir que maten a los Weasley.
-Lo sé...arréglatelas, que Greyback te ayude. –Snape lanzó el puño y salió de la
casa tan sigilosamente como había entrado, Draco permaneció mirándose el
brazo izquierdo, la marca por unos segundos le pareció espantosa, decidido se
puso de pie y salió del despacho rumbo al cuarto de Eurídice.
-Hermoso paisaje ¿no? –Dijo para romper el hielo, la había visto enojada y
contenta por lo de hacía un rato.
-Sí, la Mansión Malfoy es justo como ellos, grandiosamente costosa e
increíblemente fría. –Ginny miraba a los jardines, desde la terraza de la sala sólo
se podían ver eso y la reja ornamentada.
-Malfoy parece haber cambiado...al menos él ya no parece tan frío y mordaz. –
Susurró intentando generar un tema de conversación, pero tan nervioso que se
recargó en la baranda con las manos cruzadas.
-¿Te incomodo? –Preguntó Ginny de pronto sin siquiera volverle la mirada.
-¿Qué? –Dijo sorprendido, realmente eso era lo que menos hacía ella. -¡No!
¿porqué piensas eso?
-Vi como te pusiste ante la idea de pasar la noche conmigo...todos lo vieron. –
Sentenció Ginny secamente mirando las fuentes como si en ello se le fuera la
vida.
-Pero...es que no me refería a que me desagradaras, yo me siento presionado
¿sabes?, es que me presionas y yo... –Le cayó el 20, había metido la pata y bien
metida.
-¡¿Qué yo te presiono?! –Ginny lo miró con tanta ira que estaba tan roja como su
pelo, pero sus ojos brillaban.
-No, no quise decir eso. –Harry agitó las manos arrepentido, Hermione, Neville y
Luna se habían vuelto a mirar instintivamente ante el grito de Ginny.
-¡Entonces no entiendo qué es lo que quieres decir Harry James Potter! –Gritó
apoyada en la baranda y mirándolo.
-Completo... –Susurró Luna, Neville le tomó la mano y la jaló hacia el recibidor,
Hermione permaneció en su sitio.
-Ginny, no sé cómo decirlo... –intentó aclarar sus ideas, no lo conseguía. –...no
entiendes lo que siento...
-¡Lo que sientes! –Gritó Ginny más roja, esta vez un torrente brilloso brotaba de
sus ojos y Harry no pudo sino quedarse cayado de la sorpresa, ella tenía las
manos cerradas en dos firmes puños y apretaba con todas las fuerzas que tenía. -
¡¿Y lo que yo siento qué?!....¿Sabes lo que es que nadie se te acerque por que
eres la novia del niño que vivió?...¿Que te den el pésame a cada momento y sentir
que eres la única que piensa que no ha muerto?...¡¿Lo sabes?! –Ginny lloraba
tanto que Harry sentía que él también quería hacerlo. -¡Eres un egoísta! –Aquello
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retumbó en la habitación.
-Ginny...vamos... –Hermione se acercó y la abrazó para calmarla, Ginny miró a
Harry con profundo dolor y aceptando el movimiento de Hermione caminó con ella,
la elfa Calpy apareció en ese momento para mostrarles las habitaciones y las dos
fueron primero a la que sería de Ginny y Harry.
-Lo siento... –Susurró Harry, Ginny lo escuchó pero no se volvió, Hermione le
asintió a Harry y subió las escaleras, él se quedó ahí, sintiéndose el peor idiota del
mundo, escuchando todavía el eco de aquello “Eres un egoísta”.
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Black... –Exclamó acalorada, enrojecida, debía sufrir mucho por que de inmediato
dejó salir sus garras, su cabello originalmente al hombro, creció hasta llegarle al
final de la espalda, llenando la cama de ondas castañas. -...van a atacar al
amanecer y matarán a todo el que esté en ese lugar...¡a los Weasley!... –Ron miró
a Hermione con alarma, Harry se alteró pensando en Molly.
-No te preocupes, nos has avisado, daré informe...evacuaran la casa. –Sentenció
Hermione levantándose para ir a mandar su patronus.
-No deben saber que yo lo dije... –Imploró Eurídice. -...me fingí inconsciente para
que dejaran de torturarme...pareceré una cobarde. –Se puso pálida.
-Descuida...nos haremos cargo de desalojar la casa sin que se den cuanta. –
Neville salió siguiendo a Luna, Ron, Hermione y Harry, en la puerta Ginny les
siguió, cerraron y sólo Draco se quedó con ella.
-Excelente... –Sonrió Draco dejando el vaso sobre el buró. -...eres brillante. –La
miró sonriente.
-Sí, pero de verdad quedé agotada. –Se dejó caer entre las almohadas mirándolo
sonriente, ya no estaba roja fingiendo tener dolor. –No me gusta actuar con ellos.
-Era la única forma de salvarles y que parezca que tú les das la información y no
yo. –Draco se sentó junto a ella en la cama, mirando a la puerta.
-¿No podías decírselo a Hermione?. –Susurró Eurídice trazando círculos con su
dedo índice en la espalda de él.
-No...seguramente me iba a preguntar de dónde lo saqué y por ahora no puedo
pensar en una mentira. –Dijo cubriéndose la cara con las manos, cansado. –Me
asustaste cuando te levantaste, por un segundo creí que todo era real.
-Esa es mi mayor cualidad, puedo engañar a cualquiera Draco...incluso a ti. –Le
dijo sonriente, él se volvió y se inclinó sobre ella, subiéndose en la cama.
-A mi no me engañas, ni ahora ni nunca. –Sonrió él acercándose a ella, podía oler
su cabello y mirar sus ojos todavía verdes por su transformación.
-¿Apostamos? –Eurídice le sonrió poniéndole las manos alrededor del cuello con
gesto seductor.
-Los Malfoy no apuestan...todo lo tienen seguro. –Soltó Draco y la beso
profundamente, mordiendo, acariciando sus labios con los suyos, lento, suave,
tierno, luego bajó a su cuello lentamente.
-Si uno de ellos entra, mi actuación no servirá de nada. –Eurídice soltó un gemidito
al sentir que Draco le mordía el cuello con dulzura, un escalofrío le brotó en la
columna y la hizo sonreír.
-Cierto...ya habrá tiempo, ¿no? –Sonrió Draco rozando apenas con sus labios la
piel tersa de Eurídice que en un movimiento instintivo encogió el cuerpo entorno al
de él, como si esperara más.
-Mucho... –Sonrió ella besándolo a su vez, mordiendo sus labios, luego lo soltó y
sonrió, Draco se recostó a su lado y permaneció así, mirándola.
Miraba al techo fijamente, con el dedo índice se tocaba las cicatrices, siguiendo el
camino que cada una marcaba, las vendas le impedían seguirlas hasta sus
pechos, así que se quedó tocando la tela blanca, pensando en tantas cosas que
se descubrió a sí misma sin saber qué era ya lo que pensaba; hubo un crepitar en
la chimenea, seguido de cerca por ruido de pasos, pasos de tacón, asustada se
irguió y sacó su varita para apuntar al rostro que la miraba.
-Cho... –Susurró al reconocer aquellos ojos clavados en los suyos, bajó la varita al
ver que aquel rostro le sonreía, de pronto se encontró cubierta por sus brazos.
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-¡Merlín! –Soltó Cho apretándola contra su pecho, Eurídice cerró los ojos para
sentir a Cho más cerca, su amiga, su hermana, su enemiga, su compañera. –
Vives, Draco te salvó y vives. –Sonrió Cho, Eurídice abrió los ojos, en la puerta
poniendo el seguro le daba la espalda Pansy. –Cuanto lo siento...si te hubiera
matado, jamás, jamás... –Cho lloraba apretándola más, Pansy miraba seriamente,
sombría y pálida.
-No soy tan débil. –Contestó Eurídice sonriendo, Pansy se puso más pálida, Cho
la soltó y le miró a los ojos.
-¿Podrás perdonarme?...yo, yo tenía que hacerlo, debía hacerlo...lo sabes. –Cho
le miró suplicante.
-Lo sé...las tres buscamos venganza... –Eurídice miró a las dos con una sonrisa
fría y terrible. -... y cada una la conseguirá por sus medios, pasando sobre quien
tenga que pasar. –Eurídice le tendió la mano a Cho, que se la tomó con los ojos
anegados de lágrimas, luego se volvió a Pansy y le tendió la otra.
-Tú sabes que te odie en ese momento, pero que soy tu amiga también...a pesar
de todo, de todo...-Pansy le tomó la mano en un movimiento convulso. -...eres
como mi hermana.
-Lo sé...y algún día yo misma te pagaré esta deuda, no estuvo en mis manos
enamorarme y lo sabes...me habría arrancado un brazo, antes de permitirme
hacerte daño. –Eurídice le miró seriamente, luego le sonrió. –No fue mi decisión.
-Lo sé...-Pansy la miró seria e impávida, pero tras mirar a Cho que lloraba
abrazada aún de Eurídice, los ojos se le llenaron de lágrimas y la abrazó con
fuerza. -...sólo una cosa puedo agradecer a Bellatrix...me impidió matarte. –Soltó
conteniendo el llanto con todas sus fuerzas, intentando mantener la dignidad.
-Estamos juntas y pase lo que pase...pagarán por el daño que nos hicieron y
volveremos a ser lo que éramos...las Flores de Lazo del Diablo lograremos
nuestro cometido... –Eurídice las abrazó, ellas también se aferraron a ella. -...todo
tendrá un buen fin y el dolor terminará, para siempre. –Cho la miró y asintió, Pansy
a su lado parecía dudar, pero también asintió, Eurídice sabía que esto no era del
todo cierto, pero ya no dijo más.
Nieve
-¡Jaque! –Gritó Ron con una cara de satisfacción, cualquiera habría creído que
acababa de ganar el mundial de Quidditch. –Jaque tremendo...buen juego, Malfoy.
-Eso fue trampa. –Susurró Draco claramente molesto, miraba el tablero donde sus
figuras yacían hechas pedazos.
-¿Qué has dicho? –Ron le miró, una clara mueca de placer brotó en sus labios. -
¿Mal perdedor Malfoy?
-¿Qué? –Draco le miró alterado, Hermione que miraba el juego sentada al lado de
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Ron sintió pánico. –Me estás ofendiendo Weasley. –Soltó Draco mirándolo con
una sonrisa de furia contenida.
-Sí te queda el saco. –Escupió Ron recargándose en el sillón, Draco le miró más
molesto.
-Escúchame bien Weasley...para perdedores, siempre serás mejor que yo. –Soltó
Draco con voz melosa.
-Draco, Ron por favor no comiencen a pelear. –Hermione movió los brazos hacia
ellos, mirando de reojo a Harry que permanecía en silencio, estudiando la forma
de abordar a Ginny que con los brazos cruzados no hacía sino mirar a Luna y
Neville que platicaban riendo en el balcón.
-Eres un pésimo jugador de ajedrez Malfoy. –Ron reía divertido, comenzaba a
serle grato discutir con Draco.
-¡Retráctate Weasley! –Gritó Draco poniéndose de pie exasperado por la sonrisa
de orgullo de Ron.
-¿De qué?...eres mal jugador Malfoy...reconócelo. –Carcajeó Ron, Draco sentía su
sien latir.
-No toleraré eso en mi casa. –Exclamó seriamente, sujetando el bastón que tenía
en la codera de su silla.
-¿Me estás echando? –Ron se puso de pie mirándolo con agresividad, Draco le
sostuvo la mirada y Hermione hubo de ponerse de pie entre los dos.
-¡Basta! –Gritó deteniéndolos, comenzaban a empujarse el uno al otro con el
pecho, Harry salió de su ensimismamiento y se puso en pie para separarlos.
-Parecen niños de colegio. –Soltó Ginny desde su sitio, Ron y Draco le miraron
con coraje.
-Eres un idiota Malfoy. –Soltó Ron de golpe a Draco, haciendo que éste tomará
con fuerza su bastón.
-¡Chicos por Merlín! –Gritó Harry acercándose, tropezó con la alfombra y fue a
caer sobre los dos, que cayeron tras un estrepitoso grito al suelo, Ginny,
Hermione, Luna y Neville miraban, los tres chicos yacían uno encima del otro
frente a la chimenea, despeinados y avergonzados.
-Se divierten eh...–Eurídice bajaba las escaleras apoyada del pasamanos, Calpy le
ayudaba, Draco, Harry y Ron se miraron, Neville no pudo evitar carcajear, la risa
se corrió de uno a otro y pronto todos, incluso Malfoy, reían.
-Bien... –Draco se puso en pie peinándose, de buena gana le tendió la mano a
Ron para que se pusiera de pie, Ron aceptó gustoso. -...¿ya está la cena Calpy?
-Sí señor, ya lo está, la señorita no quiso quedarse en cama. –Comentó la elfa
ayudando a Eurídice a ir a la mesa.
-No pienso perderme esto, todos en la misma mesa, es algo único. –Eurídice
sonrió y tomando la mano que Luna le ofrecía fue a la mesa con ella.
-Vamos entonces Malfoy. –Harry le dio el paso al jefe de la casa, que se detuvo
ante él.
-Díganme Draco. –Soltó sonriente, Harry se quedó helado, Hermione miró algo
sorprendida y Eurídice sonriente rozó a Draco con su mano.
-Draco. –Exclamó Harry ásperamente, como si aquello le hubiera costado trabajo,
Ginny se acercó y sonrió ante aquello, Ron miraba sin saber qué decir, Neville dio
unos pasos y Luna se puso a trenzarle el cabello a Eurídice.
-Bien Draco...cenemos. –Comentó Neville, Draco le miró sonriente y todos
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entraron al comedor guiados por Calpy que bailaba gustosa de ver a su amo
contento haciendo amistades.
Estaba ahí mirando las marcas de comida, silencioso jugando con el tenedor
sobre la servilleta, pensando en Ginny, pensando en Ron y Hermione arriba, en
Neville y Luna, en Eurídice y Draco, pensaba y pensaba dándole vuelta a las
cosas, dándose cada vez más cuenta de que Ginny tenía razón; había sido
egoísta muchas veces, recordó a Sirius, la razón por la que había intentado
salvarlo era para no quedarse solo, no por que quisiera salvar a Sirius, no, sino
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por que él Harry Potter no quería estar solo, si lo hubiera pensado, Sirius no
habría muerto. Incluso con Cedric fue lo mismo, él había muerto por que no había
sido capaz de tolerar el dolor de su cicatriz, por que no había sido capaz de
aguantar.
-Harry... –Susurró Draco desde la puerta del comedor, mirándolo con fijeza. -
...vamos, hablaremos en el camino.
-Sí. –Harry se puso de pie, dejó la servilleta en la mesa y siguió a Draco.
-Ginny está molesta, por que eres egoísta, y apuesto a que te hiere mucho,
pero...no ha sido fácil para ella. –Draco no lo miraba sólo caminaba.
-Lo sé, pero por más que intento, no puedo dejar de pensar en las mil cosas que le
pueden pasar por estar conmigo. –Susurró Harry, no se imaginó nunca abrirse con
Draco.
-Lo sé, eso es también egoísmo...pero demuestra que la amas, temes perderla,
por que ya no la tendrías para amarla, dile lo que sientes, dile que la amas y ella
entenderá... –Draco se detuvo habían llegado ante las puertas de la habitación de
Harry. -...si no se lo dices, ella no entenderá que seas egoísta.
-No intento ser egoísta, intento ser lo mejor para ella. –Comentó Harry mirando a
Draco fijamente.
-Entonces sé tú mismo y ámala...hazlo ahora...antes que sea tarde. –Draco le
sonrió sinceramente, le dio una palmada en el hombro y se alejó hacia la
habitación principal.
Miró a Draco irse, no se volvió a la puerta sino hasta cerciorarse que entraba en
su habitación, entonces decidido tomó la perilla para entrar; la habitación era
espaciosa, había una enorme cama con doseles, una puerta a un majestuoso
baño con tina y un juego de desayunador cerca, la terraza estaba abierta y un
viento helado inundaba todo, ahí parada en la terraza estaba Ginny, su figura
estaba cubierta por el blanco de la nieve que entraba debido a una de las últimas
ventiscas del invierno, Harry se acercó decidido a hacerla entrar o de lo contrario
seguramente contraería una pulmonía.
-Ginny... –Le llamó sin atreverse a acercarse mucho, ella miraba afuera, tenía las
manos en la baranda y al parecer estaba en la misma posición desde hacía buen
rato por que la nieve cubría sus manos y su rostro lucía morado, no le contestó. -
...es mejor si entras, hace frío y puedes enfermar.
-No te importa si me quedo aquí...el frío me alivia. –Susurró mirando al frente, no
tenía la intención de concederle mirada alguna.
-Si enfermas, tu madre no me lo perdonará. –Susurró Harry tomándola del brazo
para hacerla entrar.
-¡Déjame! –Gritó Ginny rompiendo con el silencio sepulcral de la habitación.
-Pero... –Harry le miró, se había vuelto y lo miraba con los ojos llenos de lágrimas.
-...Ginny por favor.
-Quiero estar sola. –Exclamó volviendo a la posición en la que estaba, Harry le
miró y comprendió que no la movería sino por la fuerza, decidió que era momento
de tomar las riendas de la situación a como diera lugar.
-Entrarás te guste o no. –Se agachó y la tomó por las piernas y la espalda, Ginny
le empujó y golpeó con los puños pero no cedió, la levantó con fuerza, de una
patada cerró la puerta tras él, la lanzó a la cama y con su varita encendió la
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chimenea a su máximo nivel.
-¡Imbécil!....no entiendes que quiero estar sola. –Gritó levantándose de la cama, él
se volvió a mirarla y le sonrió.
-Lo siento linda, pero compartimos cama. –Soltó molesto por la situación.
-Pues duerme en la sala y déjame quedar en la ventana. –Gritó Ginny poniéndose
de pie.
-¿Quieres estar sola o quieres estar muerta de una pulmonía? –Le miró divertido,
seguía siendo una chiquilla.
-¡Idiota! –Le espetó Ginny seguido el grito por una dura y terrible bofetada. -¡Te
odio!
-Ginny... –Harry no hizo por meter las manos, ella le golpeaba el pecho con todas
sus fuerzas llorando y gritando.
-¡Te odio!...¿Cómo pudiste irte tanto tiempo?...dejarme...¿por qué?...¡dímelo! –
Golpeaba y golpeaba con todas sus fuerzas, él la miraba con ternura, ella solo
quería desahogar su ira. -¡Te odio por marcharte sin mi!...¡te odio por no decirme
que vivías!...¡Te odio! –Seguía golpeando, y habría seguido toda la noche de no
ser por que le sostuvo las manos con fuerza desacostumbrada, la empujó sobre la
cama y poniéndose sobre ella, le sostuvo los brazos para besarla con una pasión
que Ginny nunca había sentido en él, tras dos minutos de un beso entregado que
a Ginny le pareció infinito, un beso en el que Harry recorrió con sus labios cada
milímetro de los suyos, se alejó para mirarla, sin dejar de ejercer fuerza.
-Me odias por irme...yo también me odio por dejarte tanto tiempo, Ginevra
Weasley. –Harry le miraba fijamente, ojalá hubiera tenido una mejor idea, pero en
aquel momento sólo se le ocurría someterla, besarla con toda la pasión de seis
años perdidos y hacerla suya con toda la intensidad de la vida que les faltaba vivir.
-Yo... –Comenzó Ginny, pero Harry no le dio tiempo de seguir, volvió a besarla con
más ansia y hambre de ella que nunca, al punto que Ginny no podía ni pensar,
dejó de poner obstáculos y cedió a sus manos, ansiosa de tenerlo de regreso en
ella y para siempre. –Lo siento...no te odio...-Susurró entrecortada, Harry ya se
daba gusto besándole el cuello con locura mientras se despojaba de la camisa,
Ginny luchaba por ayudarlo.
-Lo sé...lo he sabido siempre. –Harry sonrió y volvió a besarla en los labios,
mientras le ayudaba a quitarse el suéter y la blusa, ella luchaba por quitarle la
camiseta.
-Mi madre...te mataría si supiera lo que haces... –Ginny había logrado
desprenderse de la blusa y Harry estaba sobre ella desnudo del tórax, pareció
pensarlo, por que se detuvo y la miró con fijeza.
-Tú...¿quieres que siga? – Harry sonrió y sin dejarla contestar se puso a darle de
mordiditas en el cuello, en el pecho, en los brazos, en el abdomen, Ginny tembló
de pies a cabeza, seguramente algún punto exacto había tocado, por que sacudió
la cabeza y arqueó la espalda en un movimiento convulso, Harry sonrió, estaba
poniéndose al límite.
-Yo quiero que hagas lo que tú quieras. –Susurró Ginny, lo besó con tanta
vehemencia, que él ya no lo pensó más, a tirones le quitó el pantalón, se desnudó
sin dejar de besarla, besaba y besaba, piel y más piel, con tanta sed que habría
podido devorarla, Ginny suspiró, aquello era tremendamente excitante.
-Mañana cuando amanezca...¿seguirás pensando que soy egoísta? –Preguntó
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mientras le besaba el abdomen y la empujaba contra la cabecera, sonrió
mirándola, ella le devolvió la mirada fijamente, mientras respiraba
entrecortadamente, enrojecida acalorada ocupaba sus manos en sostenerlo por
los cabellos mientras el besaba su pecho.
-Mañana lo seguiré pensando...pero no cambiará lo mucho que te amo. –Sonrió
Ginny y lo volvió a besar, Harry ya no esperó un segundo, se posó sobre ella,
besando con locura cada milímetro de piel, absorbiendo de ella cada gemido y
cada temblor, Ginny casi se convulsionaba, finalmente tomó la decisión como si
eso lo fuera todo, ansioso y desesperado, la hizo suya, entró en ella y sus cuerpos
por un leve instante fueron más que uno, eran lo único que había, Ginny soltó un
grito ahogado, un grito tan desgarradoramente excitante que sentía que se le
reventaban los tímpanos.
-Ginny...te...amo... –Le dijo empeñado en seguir, y seguir ya sin poder detenerse,
ella se dobló para dejar salir un gemido profundo, lo más sensual que Harry había
escuchado nunca, la tomó con fuerza, ella hizo lo propio arañándole la espalda y
de paso mordiéndolo en el cuello en un intento por contener los gritos que habrían
sido demasiado delatores.
-Idem... –Susurró cuando logró recuperar la voz, lo miró sonriente con los ojos
más brillantes que le había visto nunca, lo besó temblando todavía, pero lejos de
terminar, aquello se prolongó todavía muchas veces, durante toda la noche,
mientras la nieve que había cubierto a Ginny, cubría ahora sólo las ventanas.
Entre sábanas
-No lo sé, creo que le di un buen consejo. –Draco sonreía mientras se metía en la
cama al lado de Eurídice.
-Es es nuevo, tú Draco Malfoy conversando con Harry Potter, comiendo en la
misma mesa, ha sido realmente increíble. –Eurídice se pasaba un peine por el
cabello con tranquilidad.
-Sí, ha sido raro...sabes de buena gana me haría su amigo. –Draco se salió de la
cama para acomodar bien su camisa sobre una silla, cuando volvía a la cama,
Eurídice estaba callada y pensativa. -¿Qué pasa?
-Vino a verme Pansy. –Soltó ella sin mirarlo, luchaba por darse el cepillado de
cabello numero 98.
-¿Cuándo? –Draco le miró, estaba sentado a orilla de la cama, con la pierna
izquierda dentro, ella dejó el peine sobre el buró y se volvió a verlo.
-Luego de que te fuiste a jugar ajedrez con Ron...lucía, afectada. –Eurídice tomó
su mano con fijeza, Draco se la apretó. –También venia Cho, ella me pidió
disculpas...parece que estaban arrepentidas...
-Pansy sufre por lo que te hizo...pero no lo lamenta. –Draco se metió por completo
en la cama y la rodeó con sus brazos, ella lo abrazó y se recostó en su pecho con
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los ojos cerrados.
-Lo sé y no la culpo...Draco, este es el fin, lo sabes. –Soltó aferrada a él, que la
apretó con más fuerza. –El tiempo se nos agota, no creí que llegaría a decirlo,
pero tengo miedo. –Eurídice se acurrucó contra él.
-Intentaremos prolongarlo todo lo posible. –Dijo él con mirada seria, acariciándole
el brazo con insistencia. –No debes temer...piensa que lograremos la venganza y
haremos algo bueno al final. –Sonrió besándole la cabeza con ternura.
-Jamás saldremos con vida. –Susurró ella moviendo su cabeza para mirarlo sin
dejar de estar sobre su pecho. –Es cierto que nada detendrá el fin, pero de vez en
cuando me gustaba soñar con que no pasaría...ahora sé que no es posible
impedirlo...¿realmente crees que no hay salida? –Le preguntó con un brillo de
esperanza.
-No, no la hay...eso lo sabíamos desde el principio. –Draco sonrió con los ojos
cerrados. –Pero estaremos juntos.
-Cierto...es lo único que importa. –Contestó Eurídice y se acurrucó en él. –Hubiera
deseado tanto que tu y yo hiciéramos una familia... –Draco abrió los ojos y
sorprendido por la sinceridad se quedó perplejo escuchándola, Eurídice hablaba
adormilada y débil. -...no sé, tú, yo, un hijo...juntos logrando lo que cualquier
Malfoy o Greyback o Dolohov o Black desearía...una familia feliz... –Mientras
hablaba su voz se hacía más y más débil y Draco conmovido se acurrucó en ella y
cerró los ojos. -...sería tan hermoso, Draco...tan hermoso... –y siguieron así, hasta
que se quedaron dormidos.
-Está con ella... –Susurró quitándose la camisa y arrojándola sobre una silla
cercana, Hermione estaba en el baño desde hacía buen rato.
-¿Qué murmuras? –Preguntó la chica saliendo y apagando la luz con un
movimiento de varita.
-Nada... –Contestó quitándose los pantalones y dándose prisa en meterse en la
cama.
-Te he escuchado Ron...decías que está con ella. –Hermione se sentó ante el
tocador, se quitó los aretes y los anillos y se puso a peinar sus cabellos castaños.
-Lo siento. –Susurró cubriéndose hasta el cuello y volviéndose a ella para verla. –
Supongo que con lo de su compromiso y su aparente interés en Eurídice,
definitivamente ya no se acercará a ti, ¿cierto? –Ron sonrió, puso sus brazos
cruzados bajo su cabeza y miró al techo.
-Te equivocas. –Soltó Hermione mirándose al espejo fijamente. –Me ha dicho que
no me dejará de lado, tiene la idea de que yo siga siendo su amante.
-¡Qué! –Ron se levantó y a grandes zancadas llegó a la puerta antes que ella
pudiera detenerle.
-Ron regresa por favor. –Dijo ella en tono de suplica cuando él abrió la puerta para
salir al pasillo. –No provoques un enfrentamiento ahora...por favor.
-Pero... –La miró fijamente, sentía tanta ira que hubiera sido capaz de ir a
despertar al rubio y golpearlo hasta que muriera. -...él...¡¿Por qué lo defiendes?! –
Gritó mientras Hermione cerraba la puerta, ella se quedo lívida y luego, tras
mirarlo en un principio con enojo, lo pensó mejor y sonrió tristemente.
-Por que sólo lo hace para molestarnos, no te lo había dicho pero...-Hermione lo
tomó de la mano y lo llevó a la cama. -...sospecho que sabe lo que hacemos, sabe
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que me acuesto con él más que para proteger a mis allegados, para sacarle
información, lo sabe Ron y ahora lo toma como arma para torturarme.
-Pero es que ese desgraciado... –Empezó Ron mientras ella lo empujaba a la
cama.
-Ese desgraciado ha salvado a tu familia de ser asesinada mañana Ronald... –
Hermione sonrió mientras lo arropaba como a un niño entre las cobijas, él la miró
sorprendido.
-Pero si ha sido Eurídice quien nos lo ha dicho Hermione. –Susurró viendo a su
chica quitarse la bata y meterse a la cama vistiendo un leve camisón de velo.
-Si Eurídice hubiera sabido eso antes, seguramente habría sido lo primero que le
dijera a Luna al recobrar el conocimiento, en cambio parece que sólo nos lo dijo
hasta que habló con Draco y lo “recordó”. –Hermione hacia movimientos con los
dedos que Ron intentaba descifrar. –Dudo mucho que en realidad Eurídice haya
escuchado eso.
-Insinúas que alguien le dio aviso a Draco y él nos avisó para salvarnos...¿no se te
antoja imaginártelo montado en un dragón y llegando salvarte? –Ron se revolvió
en la cama desesperado.
-No, así siempre te imagino a ti. –Susurró Hermione besándolo en los labios con
ternura.
-Hermione, sé que es la única forma...pero... –Ron se sonrojó. -...no quiero que
vuelva a tocarte.
-Lo sé...yo tampoco. –Hermione abrazó a Ron fuertemente, pero la verdad era que
aquella confesión no era del todo cierta.
-Deja de beber Pansy. –Cho sentada ante la chimenea miraba las llamas con tanta
concentración que se podría decir que memorizaba sus colores.
-Déjame en paz. –Soltó Pansy en un tono gangoso y exasperado, golpeó la mesa
y suspiró. –Debí matarla.
-No digas eso. –Soltó Cho apretando en su mano una fotografía borrosa por el
contacto de sus manos.
-Debí, debí asesinarla...¡carajo debí ser implacable! –Soltó levantándose, con
fuerza arrojó su copa contra la pared cercana y del movimiento se tambaleó y
cayó del lado al suelo, Cho la miró de reojo pero no fue a levantarla.
-Estás ebria...no pensabas lo mismo hace horas. –Se puso de pie y se acercó,
Pansy luchaba por incorporarse.
-No estoy ebria...-Soltó la chica en un cuarto intento por pararse, sin fuerza
apenas logró sentarse.
-Claro que lo estás... –Pansy miró la botella, whisky de fuego, vacía. -...te lo
terminaste. –Con un movimiento de varita hizo aparecer otra.
-Ya estaba a la mitad. –Soltó tocándose la frente con dolor. –Draco ya no me ama.
–Sollozó recargando la frente en su brazo, sobre sus rodillas pegadas al pecho.
-Nunca te amó...lo sabes, en realidad tú tampoco lo amas...sólo estás herida en tu
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ego. –Cho se sirvió una copa, la bebió y miró la fotografía. –Yo nunca lo amé. –
Soltó, Pansy levantó la mirada, la fotografía era de Cedric Diggory.
-¿Entonces por qué quieres venganza? –Preguntó Pansy arrebatándole la botella
y dando un trago.
-Cuando lo mataron mi vida se fue al carajo...mi futuro terminó cuando Cedric
murió...tal vez nunca nos hubiéramos casado Pansy...pero él era mi mundo en
aquel momento y me lo arrebató...-Cho dio un suspiro. –No tengo otra
explicación...¿porqué quieres tu venganza eh?
-Por que me la deben...jamás voy a olvidar esa humillación...¡nunca! –Gritó
secándose las lágrimas.
-Te hizo cosas terribles, pero...sigo sin entenderte. –Cho miró al suelo y se sirvió
una copa más.
-No espero que lo hagas...nadie lo hace. –Escupió Pansy arrebatándole la botella.
-¡Mírame!
-Vamos, no es tan malo. –Cho miró a Pansy sonriente, de pronto hizo una mueca
de dolor y dejó caer la copa que tenía en la mano.
-¿Quién? –Pansy le miró ponerse de pie.
-Bella... –Susurró Cho quitándole la botella. -...vamos, nos llama a las dos.
-No quiero ir...estoy ebria. –Sonrió Pansy mirándola y jalando la botella de sus
manos, le dio un nuevo trago.
-Si no vas, vendrá y te torturará hasta matarte. –Cho la hizo levantarse, le limpió la
túnica con un movimiento de varita, luego le susurró un hechizo y Pansy se puso
derecha y dejó de tambalearse.
-¿Puedo saber por qué demonios me has quitado le ebriedad? –Pansy le miró
fijamente, levantó la botella y la iba a beber cuando Cho la miró con furia.
-¡Reducto! –La botella explotó en la mano de Pansy que quedó empapada en
whisky.
-¡Estúpida!... –Pansy sacó su varita. -¡Relaskio! –Cho salió disparada contra el
muro a su espalda.
-¡Desma... –Comenzó Cho, pero Pansy le miraba sonriente.
-¿Porqué te detienes? –Le espetó Pansy mirándola con una sonrisa triste. -
¡Vamos!...¡Hazlo de una buena vez!
-Si quieres que te maten o que te pongan una golpiza...yo no soy quien cumplirá tu
deseo. –Cho se acomodó la túnica, le hizo una seña, y las desaparecieron con
segundos de diferencia.
Un aire tibio lo rodeó, podía ver aquellas enormes llamas, las alas del
fénix...alguien bajo ellas, la luz verde impactando ese cuerpo, el grito de dolor de
esos dos seres, el fénix y esa persona; tibieza que se desvanece, el suelo
haciéndose pedazos bajo él, su brazo a punto de tocar a aquella persona, caer,
caer sin control, el grito...¡Harry! esa persona gritaba...todo negro, su madre,
protegiéndole, el grito ¡Harry! y de pronto, tanto frío que sintió que moría.
-¡No! –Gritó levantándose en la cama, la sábana cubriéndolo, tomó sus gafas del
buró y se las puso, respiraba con dificultad, a su lado, cubierta por la sábana
Ginny dormía, en la oscuridad de la habitación apenas podía verla, el reloj de
pared marcaba las cinco de la mañana. -¡Merlín! –Exclamó secándose el sudor de
la frente, movió los pies entre las sábanas, sentía tanto frío que creyó que la
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terraza estaba abierta, pero no, tocó sus pies estaba heladísima. -¿Ginny? –Se
inclinó sobre su espalda desnuda para verla, estaba tan pálida que sintió un dolor
en el pecho. -Ginny –Le tocó la mejilla, estaba fría como el hielo. -¡Oh
dios!...¡Ginny! –La giró para verle el rostro, estaba tan blanca que sólo una idea se
le vino a la mente. -¡No!... –Le tomó por la barbilla. -¡Ginny! –La sacudió, Ginny no
respondió.
a Maldición Hermes
-Es momento... –Susurró una de las voces frías que se escondía tras la máscara,
la noche terminaba y ellos comenzaban a desesperarse, el frío era terrible y
esperar los exasperaba.
-Bella dará la señal...debemos esperar. –Dolohov hablaba lentamente, miraba el
cielo, la noche era tan fría como aquel día, cuando encontró a Ivanna muerta en la
sala de su casa, con el cuello desgarrado. -¿Qué está esperando?
-Ya debería estar dentro. –Murmuró otro hombre, Avery, entre las sombras. –Algo
pasa, algo pasa...ya deberíamos estar dentro, si Potter escapa...
-No lo hará...entraremos y lo reduciremos a polvo. –Dolohov se frotaba las manos,
era una de las últimas nevadas de la temporada y sin embargo hacía un frío
infernal.
-Debe estar dentro. –Susurró Snape. –Esperemos un poco más, es Bella...sabe lo
que hace perfectamente. –Snape miraba al cielo, Bella se había quedado
esperando a Cho y Pansy.
-Claro que lo sé... –Bella apareció al lado de Snape, Cho y Pansy con sus
máscaras puestas aparecieron luego de ella, Snape las miró Bella se acercó a él,
que le miró interrogante. –Vamos Severus, vendrás conmigo.
-¿Pasa algo? –Preguntó mientras se erguía y dejando a los demás le seguía, Cho
se acercó a Dolohov, Pansy los miró irse.
-Quiero que me ayudes a matar a los primeros en cuanto entremos... –Bella
estaba radiante de alegría.
-Perfecto. –Los dos desaparecieron, Snape sujeto de Bella, aparecieron en una
escalera ante el cuadro de la madre de Sirius. -¿Qué hacemos?
-Subamos, ataquemos al primero que se ponga en nuestro camino. –Bella
sonreía, subieron y abrieron la primera puerta, no había nadie. –Vacío...vamos al
siguiente...
-Aquí. –Susurró Snape, abrieron la siguiente, pero estaba igual que la anterior. –
Nadie... –Bella puso cara de horror y furia.
-¿No pueden haber sabido que vendríamos? –Lo miró llena de ira, fue hacia la
otra puerta, la habitación que había sido de sus tíos.
-Es imposible... –Declaró Snape acercándose a ella pálido. -...Bella esto es una
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trampa.
-Claro que no. –Bella abrió la puerta de la habitación, una nube de humo rojo la
cubrió, Snape se lanzó a sostenerla y la abrazó contra él de espaldas, Bella se
cubría la boca y la nariz, el humo era denso y picante, pronto los dos no podían
dejar de toser atacados por una comezón en la garganta insoportable.
-¡Qué es esto! –Bella movía los brazos para eliminar el humo, pronto la habitación
estuvo como antes, Bella y Snape miraron a todos lados, sobre la cama, un
payaso muggle de nariz roja hecho de globos les miraba sonriente.
-Buenas noches. –Susurró el desagradable ser de colores.
-Maldita sea. –Bella estaba fuera de sí mirando aquel juguete.
-La familia Weasley y en especial, Fred y George Weasley agradecen su
presencia a este show privado y les recuerdan que la próxima vez, podrán
comerse sus calzoncillos. –El payaso carcajeó moviéndose de atrás a adelante
mientras reía frenéticamente. –Y no olvide, señora Lestrange, que esta casa ya no
le pertenece. –El payaso le guiñó un ojo y desapareció reventándose.
-¡Idiotas! –Gritó Snape aún agotado por la tos. -¡Par de idiotas!
-Malditos sean los Weasley.... –Bella arremetió contra la habitación, destrozó la
cama y los muebles, hizo añicos cada vidrio y escupió en la alfombra. -...maldita
sea esa estúpida familia de ratas. –Escupió encolerizada, al fin se irguió y mirando
a Snape con odio, le hizo una seña, los dos se largaron dejando todo peor que si
hubiera pasado una manada de elefantes.
-¿Qué pasa? –Ron salió, había escuchado los pasos cerca de las seis,
amodorrado se rascaba la cabeza.
-Eurídice, algo ha pasado...no sé si es por debilidad, tiene vómito y fiebre. –Draco
miraba al techo, Ron palideció.
-El sanador... –Comenzó el pelirrojo, Harry salía de la habitación rumbo a la cocina
por un baso con agua.
-¿Sanador? –Miró a los dos chicos, llevaba semejantes moretes en el pecho por
succión que los dos se sonrojaron, Harry al ver que le miraban, se miró y alterado
se cubrió abrochando los botones restantes.
-Eurídice no se ha sentido bien, Harry. –Susurró Draco con movimientos de mano
que indicaban nervios.
-Todo saldrá bien, descuide le daré la noticia... –El sanador abrió la puerta y salió
sonriente, miró a los chicos y saludó a Neville que salía vestido por completo.
-¿Qué noticia? –Draco esperaba terribles nuevas, pálido como nunca miraba al
hombrecillo.
-Bien...pues creo señor Malfoy que pronto se llenará esta casa de vida... –Sonrió
mientras se peinaba el bigote.
-¿A qué se refiere? – Draco lo miraba sin entender, Harry se acercó, Ron se
quedó helado como si hubiera recibido una noticia horrible, Neville miró al pelirrojo
y frunció el ceño.
-La señorita Greyback está esperando un bebe. –Sonrió el sanador moviéndose
con suavidad.
-¿Qué? –Harry soltó sin contenerse, Ron se recargó en el muro y se tocó la frente,
Draco cayó de rodillas.
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-¡No! –Gritó encolerizado golpeando el suelo con los puños, Harry y Ron le
miraron, el primero se sorprendió, Neville se acercó a Draco y se puso en cuclillas
junto a él. –No...ahora no...
-Pero Draco, es una gran noticia. –Susurró el chico poniéndole la mano en la
espalda, el sanador estaba tan asustado que se escondió en el portal de una de
las puertas.
-No lo es. –Soltó Ron en un susurro que sólo Harry escuchó, se dio la vuelta y fue
a la habitación.
-Ron... –Harry quiso seguirle, pero Draco ayudado por Neville se había puesto en
pie.
-¿Cuánto tiene? –Draco agachado, se sujetaba del brazo de Neville.
-Tres meses, es probable que cuatro. –Soltó el sanador.
-Gracias, le enviaré su pago por la tarde y por favor... –Draco lo miró, el
hombrecillo tembló. -...sea discreto.
-Por supuesto señor Malfoy, por supuesto. –El sanador apretó su maletín y salió
huyendo, Harry lo miró retirarse, cuando volvió la mirada, Draco iba pasando
frente a él.
-¿A dónde vas? –Preguntó viendo que el chico se alejaba, con un movimiento de
varita se había quitado la pijama y usaba su impecable traje negro.
-A ver a los padres de Pansy. –Exclamó fuertemente, los cuadros lo miraban,
Dimitri le sonrió desde uno.
-Felicidades Draco. –Soltó el joven Malfoy mirando a su pariente. –¿No la
felicitarás?
-Luego...cuando me calme. –Soltó y salió, en la puerta recordó la noticia de
Hermione y se volvió, corrió por el pasillo y llamó a la puerta con fuerza.
-¿Qué quieres? –Ron abrió y lo miró con furia, Hermione dormía todavía y Harry y
Neville continuaban en el pasillo.
-Avisa a Hermione que hoy a las dos será la ceremonia de nombramiento por su
descubrimiento...dile. –Soltó, seguía pálido como nunca.
-Claro, yo le digo cuando despierte. –Soltó Ron mirándolo, luego en un acto
desconocido para Neville y Harry le puso la mano en el hombro y sonrió
tristemente. –Esto lo cambia todo, Draco.
-Lo sé...lo sé demasiado bien. –Draco asintió seriamente y salió camino a su cita
profundamente asustado.
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ella se ponía aretes y anillos.
-Estaré ahí...luego podré felicitarla...debo irme Luna, gracias. –Sonrió y mirando a
Drepell le dio una orden. –Di a mi tío que iré de inmediato, pero voy en escoba,
tardaré un poco. –Drepell asintió y le entregó su escoba.
-Eurídice. –Llamó Luna, la chica se volvió antes de abrir la puerta. -¿Es de Draco?
-Lo dudas. –Carcajeó Eurídice, pero no contestó, salió al pasillo, Neville venía
hacia la habitación a felicitarla, ella le sonrió y dio un beso en la mejilla pero no se
detuvo, pasó ante la puerta de Harry y Ginny quienes salían, sólo les dijo buenos
días y siguió, Ron y Hermione salían de la otra habitación, ella asintió y sin
decirles más corrió a la primera terraza, se lanzó al vacío montó su escoba y se
largó sin decir más.
-La ceremonia será a la una, estoy tan nerviosa. –Llevaba media hora hablando de
lo mismo, habían terminado la comida y definitivamente no tenían muchas ganas
de hablar, Hermione parecía radiante y aunque los demás se sentían alegres por
el triunfo de la chica, en definitiva algo los incomodaba.
-Mamá envió una nota Ron, quiere saber si iremos a casa por ropa para el suceso.
–Ginny bebía jugo lentamente.
-Iré por algo, quieres que te traiga tu ropa... –Ron miró a Ginny ella asintió, Harry a
su lado pensaba en aquello con mucho detenimiento.
-Yo no tengo qué ponerme. – Exclamó Harry tras pensarlo un momento.
-Es verdad, no tienes una sola prenda propia...todo te lo ha prestado Ron. –
Hermione le miró fijamente.
-Tenemos que ir al Callejón Diagón...necesitas ropa. –Ginny lo miró, era cierto,
Harry usaba la misma ropa de un día antes, ni siquiera había buscado la que tenía
en sus baúles, definitivamente esa no lo iba a quedar si con calzador.
-Con que sin ropa Harry... –Draco hojeaba El profeta como todo un ricachón,
levantó la mirada hacia Harry y sonrió. -...iremos al callejón, ¿que tal con Madame
Malkin?
-Lo agradecería. –Susurró Harry, Neville y Luna miraban al vacío, pensaban en
Eurídice.
-Son cerca de las ocho, vamos ya... –Luna se puso de pie, con un movimiento de
varita hizo aparecer un sombrero de color rojo y se lo puso, vestía túnica azul y
pantalón del mismo tono.
-Si nos damos prisa, llegaremos con tiempo para comprar todo y así no estaremos
presionados para llegar a la ceremonia. –Neville se puso de pie, caminó hacia la
chimenea y se dispuso a salir de la casa.
-Vamos. –Ron tomó su chaqueta y salió rumbo a la chimenea, Hermione le
seguía, Ginny y Harry se levantaron.
-Nos vemos ahí. –Draco les miró y cuando vio que se habían ido por la chimenea,
se levantó y llamó a Calpy.
-Señor. –Dijo la elfa mientras tronando los dedos hacía desaparecer los platos de
la mesa.
-Necesito que estés al pendiente de Eurídice...a partir de éste momento, es
prioridad en esta casa y para ti, averigua dónde está y procura tenerle una
habitación lista... –Draco dobló el periódico, levantó su taza y dio un sorbo.
-La señorita está en casa del señor Antonin Dolohov. –Exclamó Calpy tras
desaparecer un segundo.
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-Dolohov... –Draco dejó la taza sobre la mesa y apesadumbrado se apoyó con
fuerza sobre ella. -...gracias Calpy.
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volvió a sentarse.
-¿Qué? –Antonin susurró ahogado, aquello le hizo soltarse en su asiento, Eurídice
bebió sonriendo al hacerlo sentir mal.
-¡Diablos! –Draco entró tras ellos y cerró la puerta girando el letrero de abierto a
cerrado, estaba despeinado y llevaba tantas marcas de labios en el cuello de la
camisa, que había dejado de ser blanca para volverse carmesí. –Por eso nunca
salgo en público a menos que me acompañen Crabbe y Goyle. –Se pegó a la
puerta, al notar que le miraban se irguió arrogantemente, se pasó la mano por el
cabello y se apresuró a recuperar la compostura y elegancia.
-¿Qué fue eso? –Harry, lleno de marcas de labios en el rostro luchaba por
enderezar sus gafas chuecas, una chica había intentado quitárselas, al parecer
como recuerdo de su encuentro con el chico que vivió.
-Los efectos de que ustedes sean codiciados. –Luna miraba a Neville divertida,
tenía entre el cabello algunas uñas postizas y lo que parecía ser un grupo de
notitas que se movían como ratas. –Por eso las chicas y yo firmamos autógrafos
los sábados en el Caldero Chorreante, eso los mantiene tranquilos. –Luna le guiñó
un ojo a Hermione que asintió mientras miraba los vestidos de los aparadores.
-Odio esto. –Neville se quitó lo que llevaba en el cabello, al ver las notas, éstas
gritaron su nombre entre exclamaciones de excitación y brincaron mientras él las
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oprimía con su mano y las arrugaba hasta que se callaron, suspiró. - Oye Luna
¿Porqué no me ayudaste? –Miró a Luna con molestia, ella levantó los hombros.
-Si yo me encontrara a Merlín en la calle, creo que haría lo mismo. –Soltó Luna
sonriendo.
-Merlín es un anciano Luna. –Soltó exasperado Neville, la chica le sonrió y se
puso a ayudarle a peinarse.
-Es divertido. –Ron reía alegremente, estaba emocionado, el ser el centro de
atención siempre lo animaba.
-Basta Ron. –Sonrió Hermione limpiándole las mejillas con un pañuelo que se
sacó de la túnica.
-Bueno siempre es bueno este tipo de manifestaciones. –Draco pasó junto a
Hermione diciendo esto muy cerca de su oído, Hermione se erizó y Ron a su lado
ni lo notó, todavía concentrado en quitarse algunos pañuelos y una que otra
prenda de ropa interior femenina que llevaba colgando de la capucha de la túnica.
–Hacen que uno se sienta vivo.
-¿Porqué son tan famosos? –Harry miró a Ginny, las empleadas de Madame
Malkin ya habían aparecido y atendían a cada quien por separado, Draco al final
del pasillo se probaba sombreros y modelaba ante un enorme espejo de cuerpo
entero.
-Para el último mundial, Ron fue convocado por la Selección Inglesa...jugó como
guardián y Charlie como cazador, los dos hicieron un papelazo en el último partido
de semifinales... –Ginny susurraba mientras elegía camisas para Harry. -
...perdieron el partido por la intervención del buscador, pero de no ser por eso
habrían ganado, Charlie anotó como un demente y Ron hizo unas atajadas tan
sorprendentes que a pesar de haber perdido le sacaron en brazos al final del
partido...fue memorable, papá lo tiene en video.
-Debió ser genial... –Harry sonrió mirando a Ron, su amigo había cambiado tanto
que se sintió mal, parecía que ya no lo conocía como antes, el pelirrojo se medía
pantalones, Hermione en un rincón fingía mirar bolsos, pero Harry notó a leguas
que platicaba con Draco, que inclinado fingía medirse zapatos. -...¿y Neville?
-Neville...bueno, desde hace años, es uno de los más brillantes naturalistas
Harry...no hay nadie en todo el país que sepa más de Herbología que él, incluso
Sprout lo ha invitado a dar una que otra clase en Hogwarts...además, para nadie
es secreto que tiene un cierto don de simpatía, todo sitio al que va le cae bien a
las personas...y ser auror le sube aún más la categoría, si a eso le sumas lo guapo
que es y además que es muy hábil con las plantas medicinales y los trucos de
adivinación, en fin. –Ginny combinaba una camisa verde con los ojos de Harry,
que miraba al aludido, que conversaba con Luna, quien seguía concentrada en el
caramelo, mientras él se concentraba en hacerla reír sin resultado.
-Entiendo...¿qué hay de “Sexy Malfoy”? –Preguntó todavía con unas ganas
intensas de reír, al punto que le lloraron los ojos y tuvo que quitarse las gafas para
limpiárselos.
-Simple...es Jefe del Departamento de Cooperación Mágica
Internacional...multimillonario...sangre limpia...¡ah! además fue novio un tiempo
muy largo de Misty Agmoonth... –Ginny sonrió, Harry no entendía. -...es una joven
que trabaja como modelo de Madame Malkin en todas sus colecciones, una chica
de unos 16 años, aún asiste a Hogwarts...y súmale a eso que es extremadamente
101
atractivo...¡ah! y que gracias a Luna los tres al lado tuyo aparecen en cuatro de
cada cinco números de El Quisquilloso. –Soltó Ginny mirando al rubio que
ordenaba unas túnicas de gala, Harry le miró con la ceja levantada en señal de
reprobación por que pensaba que Draco era atractivo. –Pero Draco no tiene tus
ojos amor. –Soltó Ginny y le besó, Harry suspiró, miró a Hermione que para nada
prestaba atención a Ron, sólo a Draco.
-Eso no me gusta nada. –Susurró aprovechando que Ginny había ido a pedir que
le tomaran medidas a él para un traje de gala y algunas otras prendas, luego se
quedó ocupada en seleccionar pantalones de mezclilla para el chico.
-Parece que también lo notas. –Luna a su lado le miró chupando todavía su paleta
con los labios y la lengua roja.
-¿Perdón? –Harry le miró sorprendido, se le había salido aquel comentario.
-Hermione y Draco...esa es una historia Harry...y yo que tú, me sentaría a ver
como se desploma un gran edificio. –Luna señaló a Ron y sonrió, la puerta se
abrió y por ella entró una despeinada pero alegre Eurídice. –Y ahí viene el motivo
principal del derrumbe.
-Luna tu sabes algo ¿cierto? –Harry la miró, ella sonrió se metió la paleta en la
boca y luego se volvió a Neville sin decirle nada al chico.
-Hola...los he alcanzado. –Exclamó dejando junto a la puerta su escoba y pasando
la mano derecha sobre su cabeza. -¿Comprando? –Miró a todos lados y en cuanto
notó a Ron fue donde él y no hubo fuerza humana que la moviera de su lado en
toda la mañana, Hermione se mantuvo alejada con la atención en Draco que
miraba de vez en vez a Ron y Eurídice sólo para quedarse más pálido y serio,
Neville preocupado en que Luna vistiera más “normal” y Ginny ocupada en Harry;
sólo él se percató de una cosa, Eurídice y Ron parecían muy alegres juntos, quizá
demasiado.
-¡Fred, George! –Molly iba y venía de un lado a otro, la sala era enorme y todo
estaba decorado en rojo y dorado, cargaba algunas flores y Percy tras ella luchaba
con las cortinas.
-Madre deja de gritar como una loca. –Soltó Fred, Molly se volvió y le miró con
furia. -¡Una loca muy hermosa!
-Escúchenme en pocos minutos llegará toda la gente, en poco su padre dará ese
hermoso reconocimiento a Hermione y ella, recuerden... –Dijo mirándolos como si
fueran un par de chiquillos. -...es un miembro de la familia.
-Vamos mamá. –George exclamó algo exasperado. –Te comportas así sólo por
que es la novia de Ron.
-Cosa que aún está por verse por cierto. –Soltó Fred insidiosamente.
-Ni que lo digas. –Exclamó George sonriente.
-Dejen de especular sobre eso, ellos se quieren y no hay marcha atrás. –Percy se
acercó sonrojado y sudoroso, luego cargando un montón de telas se fue alejando.
-¡Claro que no! –Molly se puso roja dejando salir semejante grito, Bill y Fleur se
acercaban, él llevaba en brazos a la primera nieta de la familia, Victorie. –
Hermione es importante sea o no la novia de Ron.
-¿Algún problema mamá? –Bill se acercó, puso a la bebe en brazos de Fleur y
miró a sus hermanos gemelos.
-Ninguno Bill...Fred y George ya se encargan...Percy intenta arreglar las cortinas,
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eso creo... –Dijo levantando las cejas, los aludidos se fueron camino a ayudar con
los preparativos. -¿Cómo está mi hermosa nietecita?
-Egsta bien Molly queguida...pego comienzan a saligle los dientecitos... –Susurró
Fleur mientras le mostraba a la bebe, ojos grandes y cabello rubio, llena de pecas,
marca de la familia.
-¡Oh pobrecilla! –Exclamó Molly tomando a la pequeña, un ¡plop! violento se oyó,
la bebe comenzó a llorar y Arthur y Charlie aparecieron ante ellos. -¡Arthur la has
asustado! –Molly le entregó la bebe a Fleur que comenzó a arrullarla, luego se
volvió a su marido y le dio un manotazo en un hombro, Arthur lo esquivó apenas y
se acomodó las gafas.
-Lo siento...¿han visto a los chicos? –Preguntó mirando a todos lados y pasando
la mano delicadamente por la cabeza rubia de la niña, Fleur comenzaba a lograr
que se durmiera.
-No papá. –Contestó Bill, frunciendo el ceño, provocando en su rostro
semidesfigurado una mueca extraña.
-Hermano, tú si que necesitas una cirugía urgente. –Charlie le miró con espanto,
pero le dio un fuerte abrazo, pronto los dos conversaban y reían alejados.
-Mira eso Arthur, nuestra familia...imagina cuando Ronald, Ginny, Fred, George,
Percy y Charlie lleguen a nosotros llenos de hijos... –Molly miraba con los ojos
cristalinos, sacó un pañuelo y tras un sollozo se secó las lágrimas.
-Y Harry querida, no olvides a Harry. –Arthur la abrazó con ternura.
-Si nos vamos a eso, no debemos olvidar a Neville y Luna...y qué decir de
Eurídice...no, no...estaremos llenos de tantos nietos que me voy a morir de
alegría. –Molly sonrió, consideraba a todos aquellos chicos sus hijos y los amaba
ya como a tales.
-Señor Ministro. –Remus Lupin apareció de pronto entre ellos, vestía una túnica
más o menos nueva y llevaba el cabello peinado con gran esmero.
-Remus. –Arthur le tendió la mano, Remus se volvió a Molly y le dio un fuerte
abrazo.
-¿Hay noticias de Harry?...no he podido verle. –Remus sonrió buscando con la
mirada a su alrededor.
-No nada...¿cómo van los niños? –Preguntó Molly a Remus que sonrió ante la
pregunta.
-Terribles, Dora se ha quedado en casa, Ted tiene varicela y Dromeda
comienza...creo que serán contagiosos unos días. –Remus sonrió. –A menos que
las postulas las haya generado ella sólo para imitar a Ted.
-No sería muy raro, hizo lo mismo cuando a Ted le salieron paperas ¿no? –Arthur
se relajaba hablando de otra cosa que no fueran problemas del Ministerio.
-Sí...y lo mismo cuando a Ted le salieron sus primeros colmillos de semi-hombre
lobo, ese chico me sorprende todos los días, ayer al despertar tenía el pelo color
pistache, hoy al venirme lo tenía color mamey, al menos no fue hombre lobo
completo...hablando de eso...¿han visto a Eurídice? –Remus frunció el ceño
interesado, miró su reloj de pulsera, obsequio de Tonks, lleno de pinchos y negro
por completo.
-No, ¿porqué? –Molly miraba a Fred y George que ahora colgaban adornos de las
vigas del techo, Percy les daba indicaciones y de vez en cuando volteaban para
mostrarle la lengua, el joven Weasley los miraba con reproche y no se cansaba de
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reprenderles mientras ellos entonaban canciones para burlarse de él.
-He escuchado cosas...rumores... –Remus bajó la voz mirando a todos lados. -
...parece que alguien ha visto a Greyback entre los hombres lobos del norte...
-¿Fenrir ha vuelto? –Exclamó Arthur mirando a Remus fijamente, sus gafas
cayeron a la punta de su nariz.
-No...a Hagen. –Remus soltó casi en un soplido, Molly frunció el ceño y miró a su
marido con lo que parecía ser una mueca de extrañeza.
-El hermano de Eurídice...¿qué no había muerto Arthur? –Molly miró a su esposo,
éste cerró los ojos como si hubiera caído en la cuenta de algo, Bill y Charlie se
acercaron, Fleur que escuchaba procuraba pasar desapercibida mirando a la bebe
que dormía.
-Hacía mucho que no sabíamos de él. –El Ministro levantó la mirada y se acomodó
las gafas, Bill y Charlie le miraron interesados por su rostro agotado.
-Bueno ya estamos listos. –Cada quien vestía de gala, las chicas preciosos
vestidos de la nueva colección de Madame Malkin para finales de invierno, ellos
trajes de gala, lucían muy bien y cada uno salió del probador listo para la
ceremonia pagaron sus cuentas (Harry había tenido que ir volando por dinero) y
luego se dispusieron a salir, dejando toda la tienda inundada de cajas que serían
enviadas a sus casas.
-Nos aparecemos allá. –Mencionó Ron ofreciendo su brazo a Hermione, que le
miró seriamente pero aceptó.
-Perfecto, vamos entonces. –Harry tomó a Ginny, Luna a Neville y Hermione
tomada ya del brazo de Ron miraba con interés desacostumbrado a Draco y
Eurídice.
-Vamos. –Dijo él, pero en ningún momento dio el brazo a la chica, hasta que ella le
tomó por el hombro y lo jaló.
-He de hablar contigo antes. –Susurró a su oído, Draco asintió, Harry y Hermione
les miraban, se tomaron del brazo y fueron los primeros en salir.
-Sigámoslos. –Instigó Neville y salieron tras ellos, Ron y Hermione se fueron
enseguida.
-Luces intranquilo...¿qué pasa? –Ginny miró a Harry, él frunció el ceño, no sabía si
decirle lo que pensaba o no, finalmente suspiró con algo de incomodidad y lo dijo.
-¿Hay o hubo algo entre Eurídice y Ron? –Preguntó, aquello le giraba en la
cabeza desde hacía buen rato, sobretodo por las palabras de la señora Weasley y
Luna.
-Sí lo hubo...al menos eso apareció en periódicos y rumores por el
Ministerio...¿porqué? –Preguntó Ginny sonrojada al recordar los asuntos molestos
de Ron.
-¿Hace cuánto? –Harry se había puesto rígido al hacer precisamente esa
pregunta, incluso le sudaban las manos, pero debía saber de una buena vez.
-Hace... –Ginny pensó un momento, luego levantó la cabeza como guiada por un
resorte, se alarmó y lo miró fijamente. -...¡Harry no estarás pensando que...! –
Contuvo las ganas de seguir, él no la miró, pero permaneció rígido como una roca.
-Algo de eso me preocupa...y no sólo a mi...los has visto. –Harry se volvió a Ginny,
al ver que la había preocupado tanto como él estaba se sintió mal. –Basta, por
ahora apoyemos a Hermione, lo demás luego se verá. –La besó en la frente y
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desaparecieron rumbo a la ceremonia.
-Bien, habla... –Draco se sentó, los dos habían aparecido en la oficina del
Departamento de Cooperación Mágica Internacional, pocas personas rondaban
los pasillos, todos habían ido a la ceremonia.
-Sé por qué estás alterado... –Eurídice se volvió a los ventanales, Lavander no
estaba, suspiró. -...es momento de quitarnos las caretas Draco. –Le miró
fijamente, no se sentó permaneció de pie ante él con la cara llena de lo que
parecía una resignación absoluta. –Amas a Hermione.
-No seas tonta. –Draco le miró fijamente, se agachó y sacó la botella de Whisky de
fuego.
-No bebas. –Espetó Eurídice arrebatándole la copa con violencia, molesta la dejó
de lado y se volvió a mirarlo.
-¿Desde cuando te molesta que beba? –La miró retadoramente, aquella
conversación no le estaba divirtiendo en lo más mínimo, Eurídice parecía
dispuesta a destapar cloacas, cloacas que los dos habían decidido cerrar desde
hacía buen tiempo y que él prefería dejar tapadas.
-No me molesta, pero bebes en cuanto escuchas hablar de ella...¿crees que no sé
que te pusiste a beber como un loco mientras le decías a Hermione que te
casarías conmigo? –Eurídice le miró con la frente arrugada en un gesto de lucha
interna. –Eres demasiado transparente...y tu oficina no es inmune a los rumores. –
Se dio la vuelta para evitar mirarlo, ahora mismo se contradecía, podía decir que
lo amaba con una locura enorme, pero a veces deseaba que se alejara de ella,
ahora mismo deseaba no verlo más.
-¿Quién demonios te ha dicho eso? –Draco se puso a la defensiva, comenzaba a
alterarle los nervios, ella no le miraba y se sintió empequeñecido, al menos eso
nunca le pasaba con Hermione, al lado de ella se sentía igual, se sentía Malfoy y
no un pelele pequeño ante una persona con ideas definidas y propósitos claros.
-No es de tu incumbencia...necesito que me digas la verdad. –Exigió seriamente
pasándose al lado de él rodeando el escritorio, lo miró a los ojos, estaba tranquila
y sin embargo sus pupilas estaban verde olivo, el lobo amenazaba con brotar ante
cualquier insinuación de furia o violencia, respiraba profundo intentando mantener
una calma que controlaba a la perfección.
-¿Porqué insistes en saberlo ahora?...¿Porqué ahora que estás embarazada? –
Draco pensaba como escaparse de esa, repasó todas sus opciones en segundos,
sólo una idea se le vino a la mente, la excusa perfecta, un golpe directo y sin
misericordia, la quería y la obligaría a callar. -¡¿No es mío verdad?! –Le gritó en la
cara poniéndose de pie con presteza, ella dio unos pasos atrás, estaba furioso, el
niño no era de él, era de otro, ella iba a tener un hijo de otro, aquello le retumbaba
en las sienes como el golpe de un gong. -¡¿De quién es?! –Lo sola idea de que
aquella mujer hubiera sido de alguien más le erizó la piel al punto de sentir que le
quemaba el pecho, sabía que había sido de otro, pero saber que llevaba a ese
alguien dentro de ella en un hijo lo volvía loco.
-Draco... –Eurídice intentó mirarlo fijamente, pero sentía algo de duda, no quería
serle infiel, no había querido serle infiel...lo amo, lo amaba...¡lo amo!...espera era
una orden ¡ámalo!. -...yo...
-Dime de quién es. –La tomó por la muñeca con violencia, le miró fijamente, él
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sabía de quién era ese bebe, lo sabía pero seguramente ni él ni ella querían
decirlo, antes muertos que aceptar que vivían en una farsa, antes muertos que
aceptar que si habían estado tanto tiempo juntos amándose había sido sólo por
que no conocían a nadie más, por que el necesitaba amar a alguien más de lo que
amaba a Pansy y por que ella necesitaba amar a alguien como Draco que la
complementaba en sus ideas de venganza, en sus odios y en sus dolores.
-Te lo diré cuando me digas si la amas o no. –Sonrió Eurídice, los dos luchaban
mirándose con fijeza, ninguno iba a ceder, Eurídice sentía un profundo malestar
por intentar acabar con aquello de una vez, pero era lo más sano, saber que no la
amaba le destrozaría parte del alma, pero prefería sufrir ahora que después
cuando no hubiera otro camino.
-¿Y qué con ello? –Draco soltó prenda, era su última opción, ahora que ella lo
suponía, ¿qué diablos importaba si lo admitía?, le debía sinceridad, ella era su
cómplice en demasiadas cosas como para ahora ocultarle estas; Eurídice
palideció y soltó el cuerpo, imaginaba una respuesta, sabía la respuesta pero
escucharla salir de los labios de Draco, fue más duro de lo que había creído.
-Lo sabía...siempre lo he sabido. –Eurídice bajó la cabeza apesadumbrada y no
hizo por soltarse de él, suspiró fuertemente y se cubrió los ojos con la mano, tras
unos segundos que a Draco le parecieron un infierno en la tierra, verla ahí
derrumbarse por él le hizo reconocer que había sido un cerdo al no sincerarse ni
con ellas ni consigo mismo, ¿o es que acaso ni el sabía lo que quería?. -¿Qué vas
a hacer al respecto? –Le preguntó secamente, como si no le interesara pero al
mismo tiempo necesitara saber.
-No sé...nada creo. –Escupió molesto, sacó la botella de whisky de fuego y bebió
un buen trago, ella no lo detuvo, se sentó en el escritorio sin mirarlo, miraba al
techo entretenida, él se hundió en su tristeza, Eurídice era lo único seguro que
había tenido, por que ya ni Pansy le quedaba, ahora había roto todo lazo con ella,
quizá sólo le quedara el bebe.
-Ron le pedirá matrimonio, vas a permitir que se case con él...¿lo harás? –Eurídice
lo miró entonces, sentía una profunda pena de saber que aquello era real, hasta
hace sólo unas horas ella soñaba con una vida al lado de aquel hombre, ahora
sabía que él amaba a alguien más que a ella, su piel se erizo y deseó con todas
sus ganas un trago de whisky, dirigió su mano hacia la botella y entonces recordó
al bebe, se detuvo a unos centímetros y la cerró en un firme puño que estrelló con
fuerza contra el escritorio de caoba labrada.
-Lo permitiré, me casaré contigo y seremos felices. –Exclamó con una sonrisa
amarga, Eurídice sonrió tristemente, Draco palideció aquello parecía como si le
hubiera dicho que era el premio de consolación, abrió la boca para disculparse
pero ella habló primero.
-Seremos felices...creo que lo que quieres decir es “deberemos ser felices” –
Eurídice se puso de pie y fue a la puerta. –Dos cosas Draco...¿A quién necesitas
más a tu lado? y por último ¿De verdad crees que todo será miel sobre hojuelas
cuando estés para siempre atado a mi? –Le miró con los ojos llenos de lágrimas.
-Tu tampoco me amas Eurídice. –Soltó él intentando poner las cosas en equilibrio,
ella le miró sonriente, su jugada había funcionado en efecto, ella sonrió con ganas.
-Te amo de una forma que jamás entenderás...te amo Draco, pero creo que al
igual que tú, mi corazón está demasiado confundido, dividido entre dos personas.
106
–Eurídice se agachó, suspiró y con manos temblorosas secó sus lágrimas, se
irguió y sonrió. –Es mejor que vayamos a la ceremonia.
-Llegar juntos confirmará las versiones a todos. –Soltó Draco sin moverse un
milímetro de su asiento.
-Es verdad...¿sabes cómo supe que no soy yo a quien en verdad amas? –
Exclamó en un susurro, él negó con la cabeza. –Cuando supiste que estaba
embarazada te preocupaste por mi y el bebe, pero nunca me felicitaste...si de
veredad me amaras, habrías corrido a abrazarme contento por la noticia, habrías
venido a mi sin detenerte, antes de ir con los Parkinson...hoy has hablado con ella
todo el día, y luces más tranquilo. –Eurídice tomó la manija de la puerta. –Tú
mismo me lo has dicho todo, y te lo agradezco.
-Yo también te amo, Eurídice...pero en efecto, creo que la amo más a ella. –Soltó
con una sonrisa tan malvada que ella frunció el ceño, las copas comenzaban a
hacer efecto en él, Eurídice lo notó y decidió marcharse antes de que a Malfoy se
le soltara la lengua y le dijera verdades que por aquellos días, no deseaba saber
La huida
-Bella, ¿alguna nueva idea? –Snape caminaba en círculos, la mujer permanecía
mirándose la marca, sus ojos estaban llenos de desesperación, la chimenea se
apagaba y aunque afuera era de día, adentro había una enorme oscuridad, quizá
por las cortinas o quizá por el estado de ánimo de aquellas dos personas.
-Ninguna... –Soltó resignada, dejó de lado la marca, habría deseado tanto un
llamada que incluso se habría llamado a sí misma sólo para tener algo que sentir.
–En nueve días iremos por la caja, entonces sabremos qué hacer... –Parecía
como si todos los años de lucha le hubieran caído de pronto, extremadamente
pálida y fría como el hielo tocó la mano de Severus.
-Estás helada... –Severus se extrañó y fue directo a la chimenea a avivar el fuego,
Bella le miró con una sonrisa irónica. -...toma, bebe esto. –Le ofreció una botella,
Bella la tomó y bebió resignada, pero el calor no lo recuperó.
-Gracias Severus...necesito tu ayuda, quiero verlo... –Susurró lentamente,
pensando cada una de las sílabas como si fuera de vital importancia. -...necesito
que hablemos con él.
-Eso es imposible...lo hemos intentado todo, Bella...pero seguimos sin encontrar el
modo.... –Severus hablaba seriamente, nunca había sido tan sincero con ella, en
cambio ella le miraba como si le estuviera diciendo la más grande mentira. -
...quizá si me dijeras porqué está ahí...o porqué está así... –Bella le miró como si
hubiera cometido un pecado, él encogió el cuerpo y se resignó a no saberlo.
-Escúchame Severus...-Bella se puso de pie y caminó un poco, moviendo la túnica
de forma elegante. -...él es mí señor, debido a él Rodolphus está donde está y si
quiero a Rodolphus de regreso conmigo...a mi lado... –Bella se estremeció. -
...necesito que mi señor vuelva, ¿entiendes Severus?
-Bella...Rodolphus está... –Snape iba a terminar, pero de ninguna forma se
permitió hacerlo, Bella había suspirado y de pronto había recuperado toda la
mirada loca y violenta que siempre había tenido.
-Llama a todos, adelantaremos todo, los quiero a todos Severus...¡A todos! –
Espetó mientras sacaba su varita y se tocaba la marca, por ella el color empezó a
107
emanar como torrentes, sonriente se fue a mirar en un espejo ennegrecido por el
tiempo, se volvió a Severus. –El volverá Snape, se levantará con todo su poder...y
me compensará por lo que he hecho por él, y yo y mi familia, estaremos juntos al
fin, Severus...al fin seré libre y feliz. –Bella estaba radiante de felicidad, ira y
locura.
Todo estaba lleno de gente, las mesas estaban adornadas con manteles y
servilletas rojas, las cortinas lucían preciosas y cada persona disfrutaba a su modo
de la celebración, bebían vino espumoso y comían chocolates y canapés;
Hermione la más asediada del momento conversaba cerca de la mesa principal
con McGonagall y Sprout, las dos profesoras parecían orgullosas de decirse sus
mentores, cerca pero no demasiado, Draco bebía champagne mirando a todo el
que se le acercaba con desconfianza y casi odio; Ron, alejado brindaba
entrevistas a todas las periodistas que se lo pedían, Eurídice de cerca vigilaba el
entorno aparentando tranquilidad, pero la verdad era que estaba más o menos
igual de molesta de lo que Draco estaba, había notado demasiadas presencias
conocidas y pese a pertenecer al mismo grupo, entró en pánico rápidamente, los
mortífagos se estaban moviendo.
Los Weasley conversaban en familia, Fred al lado de Angelina, a quien acababa
de dar el anillo de compromiso revoloteaba a su alrededor de lo más enamorado,
George por su lado intentaba convencer a Katie de que él era más perfecto que su
gemelo, ella sólo reía; Percy por su lado conversaba con su recién esposa
Penélope y por otro lado Bill y Charlie discutían sobre quidditch sin llegar a
ninguna conclusión, Fleur y Molly se entretenían viendo a la pequeña Victorie.
Ginny y Harry intentaban tener una buena conversación pero a cada momento
aparecía alguien con ganas de saludarlo, todos interrumpían sus intenciones de
hablar y los únicos que parecían totalmente desconectados del resto del mundo,
eran Neville y Luna que miraban desde un rincón comiendo canapés; Luna miraba
de vez en vez a Eurídice, ella también había notado aquellas nuevas presencias,
se volvió para ver mejor todo el lugar, en definitiva, estaban rodeados y sin
escapatoria.
-Hermione... –Ojoloco apareció de pronto en la sala y se dirigió a la festejada, que
seriamente y de la forma más educada posible abandonó a sus profesoras.
-¿Qué ocurre? –Preguntó al notar el rostro serio de Moody, Arthur y Remus, algo
alejados miraban interesados.
-Un hombre lobo, espera en tu oficina, necesito que envíes a Greyback. –Moody le
miraba con respeto.
-Pero, ¿porqué en mi oficina?...hay algo con él ¿cierto?. –Contestó Hermione
extrañada, Moody hizo una seña afirmativa.
-Por eso debes enviarla, ese chico es igual que ella, un híbrido, un semihombre
lobo. –Moody miraba a Eurídice que al fin había logrado acercarse a Ron con algo
de disimulo.
-Le diré en un momento, ¿sabes quién es? –Hermione miró a Eurídice acercarse a
Ron y decirle algunas palabras, el chico le miró seriamente tras escucharla unos
segundos con una amplia sonrisa, ella parecía nerviosa.
-Hagen...el hermano de Eurídice. –Moody tomó una copa de la charola de un
mesero, Hermione le miró alarmada.
108
-La enviaré ahora. –Sentenció y olvidándose de todo fue directo a su amiga.
Entró en el despacho, un chico más alto que Ron, de hombros anchos, cabello
negro lacio atado con un listón miraba por la ventana, sus ojos azules miraban al
vacío fijamente, unos colmillos se le asomaban entre las comisuras y unas patillas
hasta el inicio de la barbilla le daban apariencia de hombre antiguo, demasiado
parecido a Fenrir Greyback como para no darse cuenta que era su hijo, pero de
igual forma lo suficientemente distinto para no confundirlo; Eurídice corrió hacia él,
cualquiera que hubiera visto la escena y hubiese conocido a Ivanna y a Fenrir en
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su juventud, habría jurado que eran ellos dos quienes se reencontraban.
-¡Hagen! –Exclamó contrariada, secó sus lágrimas y lo miró suplicante. -¿Qué ha
pasado?
-Todo se ha adelantado...me han enviado a informarte... –Hagen la miró fijamente,
estaba exhausto y agitado, tenía las mejillas encendidas pero heladas, Eurídice lo
apretó con fuerza.
-¡¿Porqué has vuelto?! –Le preguntó asustada, algo en su mirada le advertía algo
horrible. -¡Se supone que te mantendrías en la sombra todo el tiempo! –Le
reprendió como a un niño pequeño.
-Envió a mi tío bajo amenaza y no pude negarme...me ha enviado al frente del
grupo que espera aquí hoy. –Hagen le miró fijamente, su voz ronca resonó por
todos lados, Eurídice palideció, no era eso posible. –Ya los has visto...es hoy en
pocos minutos. –Ella cerró los ojos y con exasperación se soltó el cabello para
sacudírselo.
-¿Sabes algo de papá? –Preguntó, él negó con la cabeza baja, ella suspiró. –Ella
te ha puesto en grave riesgo...vuelve a casa, no te quiero aquí si es lo que me
temo.
-No lo haré...me quedo a ayudarte....mejor nos movemos ahora, si seguimos con
el plan, es mejor hacerlo ya. –Sonrió el chico, era más grande que él un año, pero
parecía mucho más maduro, los estudios en Dumstrang y los últimos cuatro años
en Albania con los hombres lobo, lo habían vuelto fuerte.
-¿Qué sabes? –Preguntó respirando hondo, no podía hacerlo irse.
-Hogwarts está sitiado, lo atacan mientras hablamos y Azkaban caerá en menos
de una hora. –Susurró como si temiera que alguien tras la puerta escuchara.
-Escúchame Hagen, necesito que saques de aquí a los Weasley... –Le miró
fijamente. –No puedo hacerlo yo, por que me delataría, pero a ti no te vigilan
tanto... –Su hermano asentía vigorosamente. –...Molly primero, Fleur y Bill con la
bebé, si puedes volver llévate al Ministro...yo los distraigo...¿entendido?
-¿Cómo? –Hagen la seguía rumbo a la puerta, Eurídice sintió entonces la flor
arder, le llamaban Cho y Pansy y tenía que verlas.
-Ya me las arreglaré...ahora ocúpate de Bill, Fleur y la bebé...están demasiado
vulnerables y si conozco a la señora Lestrange, seguramente ha enviado a todos a
matar...¿cierto? –Miró a su hermano con los ojos tensos y brillantes, él asintió.
-Los llevaré a Albania, a la cabaña de papá...intenta mantenerte al margen...es
mejor seguir cubriendo apariencias. –Hagen salió seguido de ella.
-Lo haré... –Hagen emprendió el camino, Eurídice tuvo que volverse y lo llamó
desesperada. -...¡Hagen!... –La miró fijamente, con el ceño fruncido. -...vas a ser
tío... –Le soltó así, de golpe, Hagen se puso lívido y le miró duramente, tras un
suspiro sonrió. -...no permitas que te maten. –Le murmuró al final, él asintió y se
perdió rumbo a la ceremonia, Eurídice siguió su camino, se internó entre las
oficinas del ministerio, hasta llegar a la sección del Parlamento, dio rápidamente
con la oficina de Cho, entró si llamar, ante el escritorio Pansy comía un caramelo
con sensualidad, Cho entregaba una carta a su lechuza.
-Al fin llegas. –Pansy la miró entrar, sonrió y se puso de pie. –Sabes ya lo que
pasa.
-Hagen me acaba de informar... –Eurídice se acercó a las tres. -¿Porqué lo ha
adelantado?
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-No lo sabemos, pero Hogwarts está siendo atacado ahora mismo... –Cho con la
cabeza baja miraba algunos documentos. -...tenemos ordenes de matar a quien se
interponga y llevar a Azkaban a todos los miembros del Ministerio que no están de
nuestro lado.
-Entonces tenemos que movernos rápido. –Eurídice volvió a la puerta, Pansy se
puso de pie para seguirla.
-¿Hemos de encargarnos de los aurores Eurídice? –Cho le preguntó cuando las
tres andaban ya por el pasillo.
-Sí...síganme...haremos lo que tenemos que hacer. –Soltó secamente, sonrió
mordazmente, había llegado el momento de mostrar sus habilidades de actriz.
-Bella todo está listo. –Snape la miraba, ella seguía pendiente de todo mirando al
cielo, estaba brillante, era una mala idea atacar de día, pero la ceremonia de
Granger era un momento único, todos estaban ahí, todos eran presas fáciles.
-¿Cómo va el Colegio? –Le preguntó fríamente, Snape sonrió.
-Por caer...hace unos minutos Hagrid que salía rumbo a la ceremonia fue
aprendido, varias lechuzas de emergencia han sido enviadas a la ceremonia. –
Snape parecía contento de lo que pasaba.
-Excelente en cuanto esas lechuzas lleguen a McGonagall...que comience el
ataque. –Bella sonrió, luego se puso de pie y comenzó a caminar en círculos. –
Que inicie el ataque a Azkaban, quiero a todos los mortífagos libres, ya. –Snape
asintió, Bella le miró desaparecer, él mismo daría todas las ordenes.
-Fred y George se han ido...Ron está haciendo algo. –Ginny murmuró a Harry, él
notaba el movimiento y también hacía buen rato que notó a Draco acercarse a la
mesa principal, Hermione lucía nerviosa y él mismo sentía algo raro.
-Algo pasa Ginny, no sé qué...pero ya ni escucho hablar a tu padre. –Confesó
sonriendo avergonzado, a Ginny eso le preocupaba muy poco ahora, vio cuando
Eurídice acompañada de cerca por Cho y Pansy entró en el lugar.
-Harry algo pasa... –Confirmó, un chico que de inmediato reconoció por su físico
como Hagen, se acercó a su madre, se puso muy nerviosa y echó a andar hacia
ellos.
-“No te muevas Ginny” –Una voz resonó en ella y en Harry de tal forma que se
volvieron buscando al emisor de aquel mensaje, pero nadie estaba tras ellos.
-¿Qué... –Harry se alarmó y se movió violentamente, pero Ginny lo contuvo.
-Es legeremencia...es Eurídice. –Susurró aparentando tranquilidad, Harry se
repuso mirando a su alrededor, nadie había notado aquello.
-“Tu madre estará a salvo, Hagen la sacará a ella a Bill y a Fleur...necesito que
adviertan a Charlie” –Eurídice les miraba desde el otro lado de la sala, Cho a su
lado se había sentado cómodamente.
-“¿Advertir de qué?” –Preguntó Harry pensándolo con todas sus fuerzas.
-“Escúchenme...ahora no importa lo que ocurra huyan...corran por sus vidas, no
importa quien quede detrás...la mejor forma de oponer resistencia es permanecer
sin oponer resistencia por ahora” –Eurídice comenzaba a moverse en dirección a
Neville y Luna, Hermione escuchaba el discurso pero no ponía atención.
-“Eurídice ¿qué está pasando?” –Preguntó Ginny con una voz alarmada, Harry ya
no sabía que estaba pasando.
-“Confíen en mi, pasen sobre quien tengan que pasar....pero escapen...¡háganlo!”
–Sonaba desesperada, no les miró, caminó lentamente hacia una ventana,
entonces pasó, un montón de lechuzas entraron por la ventana, lechuzas que
todos reconocieron como de Hogwarts, McGonagall corrió a tomar una, el Ministro
no detuvo su discurso, Hermione miraba espantada, entonces la profesora se
volvió alterada al grupo de presentadores.
-¡Están atacando Hogwarts!....¡El colegio está bajo ataque mortífago! –Lívida miró
al Ministro, Hermione se puso de pie e hizo lo único que podía en aquel momento,
sacó su varita y comenzó a llamar a los aurores.
-¡Todos al Colegio! –Gritó Moody señalando a Lupin, Charlie, Percy, Ron, Harry y
Neville, la multitud se dividía entre palabras que no podían entender por completo.
-¡Reúnan a todos! –Gritó el Ministro mirando a los aurores, Luna se movió
inconscientemente hacia Hermione.
-¡Alto! –La voz fría de Malfoy se hizo presente sobre las de los demás, todos se
volvieron. -¡Es algo tarde señor Ministro!...¡El Ministerio ha caído! –Sonreía
mirando a todos con sus caras de sorpresa, más de uno lo tachó de loco, pero
cuando comenzaron a moverse y sacar las varitas, medio salón se descubrió,
todos aquellos que permanecían callados vestidos por completo de negro, sacaron
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varitas y apuntaron a cada miembro del Parlamento y del Wizengamont que
consideraron riesgoso, Harry, Ginny, Ron, Luna y Neville se vieron rodeados cada
uno por al menos dos sujetos.
-¡¿Señor Malfoy qué significa esto?! –El Ministro Weasley miraba atónito, tres
hombres sometían a Hermione a punta de varita, Eurídice, Cho y Pansy sacaron
las suyas, pero la primera no hizo nada por defender a los “suyos”.
-Esto, Señor Weasley...es el primer golpe...El-que-no-debe-ser-nombrado está por
volver...y hemos de recibirle con los brazos abiertos. –Draco sacó su varita y
apuntó al pecho del Ministro. -¡Avada...
-¡Expelliarmus! –Charlie Weasley fue el primero en lanzar un hechizo y el
encontronazo no se hizo esperar, los ataques volaban por todos lados mortífagos
y miembros corruptos del Parlamento peleaban contra todos, Hagen
aprovechando el caos, se acercó a Molly, Fleur, Victorie y Bill, los envolvió con sus
brazos tomándolos por sorpresa y desapareció sin decir más.
-¡Percy lárgate! –Gritó Ron a su hermano, que sin saber qué más hacer tomó en
brazos a Penélope y desapareció lo antes posible.
-¡Desmaius! –Hermione luchaba por librarse de los tres sujetos que la rodeaban. -
¡Harry!...¡Repliéguense!
-¡No! –Ginny le gritó a Harry mientras se quitaba a dos mortífagos del camino. -
¡Corran! –Gritó llamando a los aurores, tenían que huir.
-¡Remus! –Harry alcanzó a ver a su antiguo profesor de espaldas a Moody
luchando por defenderse, había demasiados enemigos, muchos hombres lobo que
atacaban sin piedad. -¡Profesor Moody! –Quiso acercarse, pero Ginny le jaló por la
manga, entendió que tenía razón, Eurídice les había avisado por algo,
consternado por tener que huir, se volvió a Neville. -¡Sígannos! –Les llamó a
señas, Neville impulso a Luna, Ron corría como loco, Hermione estaba sola.
-¡Bombarda! –Hermione ya no tenía control de lo que hacía, provocó un terrible
derrumbe que la dejó libre, pero sus conocidos estaban cayendo; la profesora
McGonagall sucumbía y ella no podía permitirlo, perdió el autocontrol y se olvidó
de protegerse, un hombre lobo se le lanzó encima, un rayo lo hizo caer antes de
que siquiera la tocara, viró para ver quien se lo había quitado pensando en Ron,
pero no, Draco miraba sonriente, le hizo una seña, ella interpretó como que debía
salir, sin saber porqué le obedeció y echó a andar eliminando mortífagos hasta
que se topó con Ron.
-¡Vamos! –Ron la tomó de la mano, los seis se abrían paso fuertemente,
derribando y siendo golpeados, una voz resonó entre la multitud.
-¡Cobardes! –Eurídice les seguía, a su espalda el Ministro se defendía a duras
penas pegado hombro a hombro con Charlie, Hagen había llegado pero le era
imposible sacarlos a los dos del embrollo en que estaban. -¡Aurores esperen!
-¡Escapan! –Pansy se lanzó a la persecución tras de Eurídice, las dos les venían
pisando los talones, Harry no comprendía qué era aquello, primero les avisaba
para que pudieran huir y ahora los perseguía, corrieron por el pasillo, tenían que
salir del Ministerio, debían buscar una salida desde donde poder escapar, Pansy y
Eurídice les seguían de cerca, tras ellas Draco se abría paso siguiéndoles
también.
-¡Por aquí! –Neville que iba al frente, les señaló una salida hacia la fuente de la
entrada al Ministerio, todo estaba solo, la mayor parte de los empleados habían
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estado en el evento, otros no habían ido a trabajar, no cabía duda el plan de los
mortífagos había sido casi del todo perfecto, al llegar a esta zona, Cho les cerró el
paso a fuerza de hechizos.
-No pensarán que los dejaremos ir tan fácil. –Sonrió socarronamente, Ginny
presionaba la mano de Harry vehementemente, Luna miraba consternada,
Hermione levantó la varita por inercia.
-¡Nos traicionaste! –Espetó la castaña al ver llegar a Eurídice, Pansy sonriente y
Draco a su espalda miraban la escena. -¡Eres una asquerosa traidora!
-Yo sólo he hecho lo mejor para mi...y para mis intereses. –Eurídice sonrió,
levantó la varita y apuntó directo a Ginny, Harry la jaló contra sí y sacó la varita
para defenderle.
-Querrás decir nuestros intereses. –Soltó secamente Draco, dio unos pasos hacia
Pansy, que sonreía mirando a Hermione, levantó la varita y le apuntó a la nuca. -
¡Desmaius! –Pansy soltó un gritillo y cayó al suelo de rodillas intentando
reponerse.
-¡Desmaius! –Cho lanzó un nuevo hechizo que pasó rozando la mano de Luna,
impactó a Pansy en la frente y la chica cayó de espaldas.
-Carajo... –Neville se asustó y tomó a Luna por los hombros espantado, Draco
miró a Pansy en el suelo, luego se volvió a ellos mirando de vez en vez hacia el
pasillo por el que habían venido.
-Cho... –Eurídice miró a la chica, ella asintió ante la mirada impresionada de
Neville, Luna y Hermione, Ron, Harry y Ginny miraban pero sin comprender. -
...¡Relaskio! –El hechizo la golpeó arrojándola contra la fuente, donde cayó
pesadamente. -¡Bombarda! –Todo un pedazo de la estatua se derrumbó sobre
Cho que se levantaba la golpeó y no volvió a moverse.
-A prisa...ya vienen. –Draco miraba por el pasillo, Eurídice se les acercó, fue hacia
Luna y le entregó un peine que traía en la bolsa trasera de los jeans.
-Tomen, los llevará a un sitio seguro... –Mando, todos lo tocaron. -...permanezcan
ahí y no hagan nada hasta que Hagen o yo vayamos a verlos...no se preocupen...
–Intentó sonreír, pero no pudo, miró a Ron, Draco se acercaba a él. –...debe
parecer que nos vencieron. –Ron la miró, luego se volvió a Draco.
-¿Qué significa esto? –Harry intentó acercarse, pero Ron le hizo una seña para
impedirlo.
-Lo siento amigo... –Murmuró, Draco le miró fijamente y esperó paciente, Ron le
dio un puñetazo en la cara, Draco se dobló de dolor, pero sonrió, volvió a
levantarse, y con una seña le pidió más, Ron le golpeó otra vez en el rostro del
otro lado, luego sacó su varita. -¡Confringo! –El suelo bajo Draco estalló y él cayó
de espaldas sangrando.
-Draco... –Hermione quiso acercarse, pero Eurídice la detuvo.
-Ya habrá tiempo. –Soltó Eurídice, miró a Luna sonriente. –Hazlo...hazlo... –La
chica la miró fijamente.
-¡Depulso! –Eurídice salió volando contra el muro tras ella, intentó ponerse de pie,
pero Luna sin pensarlo levantó otra vez la varita y la volvió a atacar. -¡Incárcero! –
Gruesas cuerdas cubrieron a Eurídice, que intentó ponerse de pie, Luna no
titubeó, el traslador comenzaba a funcionar pero ella volvió a apuntarle.
-Luna... –Ginny intentó detenerla, pero Hermione la miró enfadada.
-Es suficiente Luna. –Exclamó Neville, Harry asintió pero la chica negó con la
115
cabeza.
-Es Eurídice...esto no la detendría...¡Incendio! –Dijo con la voz apagada, las
llamas cubrieron a Eurídice que atada apenas lograba moverse, pronto ellos
giraban, al cabo de un rato estaban en una enorme mansión, un elfo se les acercó,
Luna lo reconoció como el de Eurídice.
-Síganme...debo llevarles a la parte velada de la mansión...vengan por favor. –El
pequeñito los guió por los pasillos, ninguno hablaba, seguían demasiado aturdidos
para hacerlo.
El porqué de Eurídice
-¿Por qué no llevaron a alguien más cuando los siguieron? –Bellatrix furiosa
miraba a Eurídice que luchaba por soportar las pociones cayéndole en las
quemaduras, Snape sonreía de verla gemir de dolor, Bella le miraba con tal furia
que Eurídice prefirió no verla a los ojos por ahora.
-Todos luchaban...tenían sus problemas...nosotros pensamos que podríamos con
ellos, ¡Maldita sea yo he entrenado a esas chicas! –Contestó, las quemaduras
eran graves y dolían horriblemente, sentada a su lado, Pansy se tocaba el cuello
con dolor. -¡No tenía razón para temer que nos vencieran!
-Pensamos que sería suficiente con nosotros, eran sólo un par de chiquillos y
nosotros no somos unos idiotas. –Cho exprimía su túnica, empapada se quejaba
del dolor de la espalda, sangraba de la cabeza, el líquido rojo le bajaba por la
frente hacia la punta de la nariz.
-Pero son aurores...y ustedes no parecen ser mortífagos. –Snape miró a la
oriental, ella frunció el ceño con molestia.
-¡Mira como te han dejado el rostro! –Bellatrix miró a Draco, los ojos morados y
tantos cortes y quemaduras que casi estaba irreconocible, él sonrió con molestia
plasmada en el rostro hinchado.
-Al demonio, ¡Al carajo con mi rostro!... –Golpeó el sillón en el que estaba sentado,
Pansy no pudo evitar asustarse con el golpe, Cho lo miró con el ceño fruncido,
Eurídice soltó un quejido, la poción había caído en la quemadura más grande de la
espalda. -...¿dónde estarán? –Draco se puso de pie cojeando, estaba dolorido y
exhausto.
-¿Cómo sabremos si ni para eso sirvieron ustedes? –Snape le espetó
sonoramente alterado, el rubio lo miró con odio. –Cuatro de los mejores mortífagos
vencidos por unas niñitas.
-No son niñitas...Hermione es la mejor auror del Ministerio, es una experta en
convocar el fuego. –Eurídice estaba lívida y sudaba por el dolor que sentía.
-Lovewood es muy hábil también...y Ronald Weasley tiene buenos puños. –Cho
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miró a Draco, que molestó giró para darle la espalda, ella sonrió.
-Potter estaba entre ellos, ese maldito mestizo de mierda se deshizo de Cho como
si fuera un pedazo de papel al viento. –Soltó Pansy sin pensar, Snape le miró con
profundo desagrado, Draco soltó una sonora carcajada que se repitió en voz de
Eurídice, que sujetándose el abdomen reía, se sujetaba el abdomen no por que le
doliera, sino para cerciorarse de sentir dentro los latidos del bebé, que parecía
estar muy nervioso desde hacía buen rato, se movía como si dentro tuviera todo
un regimiento.
-Bastante valiente saliste...te derribó Longbottom. –Espetó Cho mirando a Pansy,
que con el ceño fruncido se puso de pie para retirarse, iba hacia la puerta cuando
Hagen entró, cuando la vio hizo una inclinación que ella aceptó de agrado.
-¿Están todos ya en Azkaban? –Bella lo miró interesada, el chico asintió y fue a
pararse al lado de su hermana.
-Todos, los dementores se encargan ahora mismo de darles la bienvenida...el
Ministro y su hijo han sido los primeros en ser encerrados, yo mismo los coloqué
en la que fuera su celda, señora Lestrange. –Comentó el joven sonriendo, Eurídice
lo miró y asintió orgullosa.
-Merecido se lo tienen esos traidores idiotas de los Weasley... –Draco miraba a
Hagen pero notó a la perfección el desagrado que el comentario causó a Eurídice.
-Excelente...quiero a cada profesor de Hogwarts aquí en una hora, las nuevas
instrucciones serán dadas...y ustedes cuatro retírense de mi vista, duerman o
hagan lo que sea que tengan que hacer para reponerse... –Bellatrix miró a todos
con profundo repudio. -...detesto verles así...¡Me avergüenzan!
-Entendido... –Pansy salió primero, sin retirar la mirada de Hagen que salía al lado
de su hermana, ayudándola a caminar.
-Estaremos en contacto, sería bueno que nos informaras lo que pase tía. –
Comentó Draco antes de salir, la miró altaneramente, ella recordó a Lucius y a
Cissy como un rayo de dolor en su memoria.
-Avisaré lo que pase, por ahora largo...antes que me decida a torturarles por su
estupidez. –Exclamó, Cho carcajeó mientras salía de la habitación Eurídice y
Hagen ya se habían retirado siguiendo a Pansy.
-Y bien... –Snape le miró fijamente. -...tienes el colegio en tus manos, Azkaban
lleno de miembros de la Orden, del Ministerio y del Wizengamont...cada Mortífago
preso anteriormente está libre y agradecido con su señora, ¿qué hacemos ahora?
-Atrapar a Potter y rescatar la caja... –Bella se sentó sonriente en su silla,
esperaba impacientemente la presencia de los profesores de Hogwarts, disfrutaría
tanto el rostro de Minerva McGonagall que ya casi lo paladeaba. -...y los
Weasleys, salieron de la ceremonia, todos...quiero a los gemelos, quiero a Molly,
quiero acabar con ella como acabamos con sus hermanos...¡Quiero a los Weasley
a todos y a cada uno para hacerlos papilla yo misma! –Snape le miró sorprendido,
ella en verdad odiaba a esa familia.
-Dejarás que las Flores de Lazo del diablo descansen...¿porqué? –Le preguntó
interesado.
-Lo necesitan...esas chicas son mi orgullo, las moldeé a mi gusto, sobre todo a
Greyback...déjalas que se repongan...mañana irán al frente, las quiero listas. –
Sonrió caminando a fuera, tomó la decisión de ir a ver las nuevas instalaciones de
los Mortífagos, ni más ni menos que el Ministerio mismo.
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-Esto es horrible. –Ginny temblaba, no podía dejar de pensar en su familia, en sus
hermanos y su madre, su padre peleando contra los mortífagos, el miedo le había
entrado y no podía dejar de sentir un horror enorme.
-Tranquila...todo va a estar bien, apuesto a que todos están a salvo. –Harry le
abrazó y consoló mientras ella se soltaba a llorar.
-¡Sabías que ella era un mortífago! –Hermione miró a Ron, se acercó y le echó en
cara su furia. -¡Lo sabías Ronald!
-Sí, sí lo sabía. –Contestó él mirándola fijamente, Neville miraba algo alejado,
esperaban todos sentados en una enorme sala.
-No es el único que sabía. –Luna, miraba sentada, en un cómodo sillón, su varita
fijamente. –Yo también lo sabía.
-Pero...¿Es que se han vuelto locos? –Hermione estaba fuera de sus cabales,
frente a sus ojos el Ministerio entero había sucumbido, ella la Jefa del
Departamento de Seguridad Mágica había valido un comino, no podía dejar de
pensar en McGonagall peleando y que seguramente estaría muerta. -¡Se han
vuelto locos los dos!
-No teníamos por que decírtelo. –Soltó Luna sonriente, le miró fijamente, la
castaña frunció el ceño y sintió unas ganas inmensas de atacarla.
-Te estas insubordinando Luna. –Exclamó con voz ronca y autoritaria, sacando su
varita, estaba perdiendo la compostura.
-No lo intentes Hermione. –Neville sacó la suya, no planeaba atacarla, pero la
notaba tan desencajada que la creyó capaz de todo.
-¿Acaso yo puedo preguntar porqué no sabías lo que iba a pasar si eres tú la que
se acuesta con el mortífago que inició el ataque? –Luna la miró con una sonrisa
amable, todos se quedaron perplejos, sólo Ron sonrió con timidez y tomando una
decisión extraña se fue de la sala, Harry se puso de pie y se decidió a seguirlo,
pensaba que seguramente saber aquello lo había hecho sentirse basura,
Hermione se puso lívida.
-Luna... –Susurró sin entender nada de lo que pasaba, Ginny al ver sus sospechas
confirmadas no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.
-Estamos en la misma situación...no sabemos por que pasó todo esto...es mejor
esperar a que ellos nos expliquen todo, hasta entonces...estamos en igualdad de
condiciones Hermione. –Luna sonrió nuevamente, jaló a Neville por la muñeca
haciendo que se sentara a su lado y se acurrucó en sus brazos para pensar mejor.
-Parece que es tiempo ya de hablar con toda la verdad. –Ginny miró a Hermione,
que ahora que lo pensaba, sentía más preocupación por Draco que por cualquier
otra cosa, ella suspiró y no le quedó mas que sentarse al lado de la pelirroja y
abrazarla.
-Los llevaste a un sitio seguro, ¿verdad? –Preguntó a Hagen cuando andaban tras
Pansy por el pasillo.
-Están en la cabaña de papá...les he dejado ahí, Bill no estaba muy contento, pero
se resignó cuando le dije que ahora debía encargarse de Molly, Fleur y la bebé. –
Hagen miraba fijamente a Pansy. –Prometí que en cuanto pudiéramos les
daríamos noticias de los demás.
-Fred, George y Pecry se fueron por su parte, será difícil darles noticias de ellos...
–Eurídice se tocaba el vientre el bebé se movía demasiado y comenzaba a
preocuparle. -...vete con Pansy... –Al escuchar esto la chica se volvió molesta. -
...por favor Pansy. –Pidió Eurídice en tono de suplica. –Yo vuelvo a la mansión,
quiero ver cómo están...y necesito ver mis libros de pociones.
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-De acuerdo...¿el bebé está bien? –Preguntó Hagen en voz alta, Cho y Draco se
les unían.
-¿Bebé? –Pansy la miró fijamente y luego a Draco poniéndose pálida.
-No es mío si es lo que te preocupa. –Soltó el rubio con molesta calma, Eurídice
se sonrojó.
-Así que seré tía. –Comentó Cho contenta, Eurídice le agradeció el apoyo
tomándole la mano.
-Es mejor que nos separemos...llamamos mucho la atención, ustedes vendrán
conmigo... –Señaló a Cho, Pansy y Hagen, luego se volvió a Eurídice con su gris
mirada. -...tu, arréglatelas con nuestro problema.
-Ah no... –Espetó poniendo la mirada verdosa, no quería cargar sola con el
paquete. -...tu te vienes conmigo, ya los alcanzará en la mansión Malfoy. –Dijo
Eurídice a los otros y tomó a Draco de la mano desapareciendo dos segundos
luego.
-Esos dos, definitivamente ya no son pareja. –Soltó Cho, mirando a Pansy, que
sonrió ilusionada. –No lo digo para que te lances a sus brazos...mira... –Se volvió
a Hagen y lo palmeó en el abdomen, parte que le quedaba más próxima que los
hombros, era muy alto para ella. -...éste es un buen partido. –Sonrió mordazmente
y desapareció rumbo a la casa Malfoy para descansar.
-Es muy halagador que crea eso. –Hagen sonrió a Pansy, la chica le agradaba
mucho.
-No te hagas ilusiones, lobezno. –Soltó ella, desapareció, él serio, la siguió en
seguida.
-Necesito saber algo de mamá. –Ron se puso de pie, sacó su varita, se disponía a
lanzar su patronus, cuando un ¡plop! los hizo mirar a la puerta, Eurídice dolorida y
cansada sostenida del hombro de un Draco golpeado y amoratado aparecieron
ante todos, sin pensarlo dos segundos, Neville, Harry y Hermione sacaron sus
varitas y les apuntaron.
-Mira como te reciben en tu casa... –Soltó Draco, mirando a la castaña, tenia que
cerciorarse de que estaba bien, cuando lo hizo sonrió con ganas. -...ya ni por que
les salvaste sus asquerosas vidas.
-Cállate, tu estarías igual a la defensiva. –Exclamó mirándolos sonriente, Eurídice
miró a Ron, que de inmediato ignorando a los demás se fue hacia ella y la
sostuvo.
-¿Estás bien? –Preguntó interesado, la veía mal, eso lo puso nervioso.
-Estaré mejor cuando sepa que se han puesto en contacto con sus hermanos... –
Comentó, miró a Hermione, y apesadumbrada se dirigió a ella. -...lo lamento,
Hermione.
-Pudiste haberlo dicho antes...pudiste decírmelo, ¿estás de lado de ellos? –
Preguntó incómoda por la situación, todo el tiempo, pese a lo que tenía con Ron,
la había considerado su amiga, ahora no sabía lo que era.
-Nosotros no somos sus enemigos... –Draco comenzó, pero antes de poder decir
algo más, Harry levantó su varita contra los dos.
-La única forma de convencernos es que nos digan de una buena vez la verdad. –
Mirándolos intentó recordar lo que había visto en los apuntes de Eurídice.
-Es una larga historia, Harry. –Contestó Draco mirándolo fijamente. –Tardaríamos
121
mucho en contárselas.
-Entonces no me lo contaran... –Sonrió insidiosamente, debía elegir a uno de los
dos. -...me lo mostrarán.
-¿De qué estas hablando Harry? –Ron se volvió a verlo.
-Sí se hacer esto correctamente...es decir, si me has enseñado a hacerlo bien
Eurídice...podré mostrarlo a todos. –Comentó sonriendo aún, ya había elegido a
quien entrar primero.
-No lo hagas. –Susurró Draco frustrado, no era algo que quisiera mostrar.
-Es muy tarde...lo he decidido. –Levantó la varita y apunto a Eurídice. -
¡Legilimens! –Al momento todo se puso negro, Hermione soltó un gritillo, Draco la
abrazó, Ginny se sujetó de Harry y Ron que sostenía a Eurídice sintió que se le
escapaba de los brazos, casi en seguida todos estaban en un enorme salón que
reconocieron como Hogwarts de noche, McGonagall esperaba a las puertas
cerradas que se abrieron de golpe, Neville y Luna miraban sorprendidos,
apreciando el castillo tal cual lo recordaban.
-¿Dónde estamos? –Luna preguntó consternada.
-Es el colegio, la noche que trajeron a Eurídice al curso. –Contestó Draco, tomaba
la mano de Hermione sin temor, Ron los miró pero no dijo nada y la castaña
demasiado sorprendida por el poder de Harry, no prestaba atención.
-No lo puedo creer, funcionó...apenas lo leí... –Comentó el pelinegro mirando a
todos lados, las puertas se abrieron, y McGonagall recibió a una mujer que en
primer momento creyeron era Eurídice, pero ella era rubia y mucho más delgada y
mayor, llevaba consigo a dos niños, el niño escondido entre la capa de ella
temblaba de miedo, la niña a quien reconocieron de inmediato como Eurídice
caminaba al lado de su madre, con mucha más soltura.
-Ivana...bienvenida, Albus te espera. –McGonagall los miró y guió por el pasillo, al
poco todo se tornó negro y se vieron entonces en el despacho del director, Ivana
se había sentado frente a la mesa del profesor que miraba a los niños sonriente.
-Han crecido mucho...has tomado una buena decisión... –Comento, la profesora
McGonagall levantaba el sombrero seleccionador del estante. -...Fenrir sabe que
has venido...¿cierto?
-Saqué a los chicos por la madrugada...no quiero que se interponga...no me gusta
que los traté como a hombres lobo...quiere que sean maquinas de ataque, pero
son sus hijos...ya ha movido influencias para que Hagen entre en Dumstrang... –
Ivana miraba a su hijo, que entretenido miraba fijamente al fénix que reposaba en
su base.
-Ella estará bien aquí, no te preocupes. –Comentó Dumbledore, mientras el
sombrero sobre la cabeza de la niña gritaba con voz sonora.
-Slytherin... –Exclamó, Ivana miró a su hija con una sonrisa de orgullo, Eurídice se
la regresó placidamente.
-Era una Slytherin... –Susurró Harry sin querer.
-Obviamente.... –Contestó Draco mirando a la pequeña, Neville y Luna miraban al
director fijamente, la chica intentó acercarse a él cuando todo se tornó negro.
-¿Dónde estamos? –Ginny miraba a todos lados, estaban en un sitio oscuro
cubierto de estantes con libros.
-Es la sección prohibida. –Comentó Hermione, Eurídice sentada en un estante
leía, debía tener alrededor de unos 14 años, estar en cuatro curso, hubo un ruido y
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ella levantó la mirada, Viktor Krum le miraba fijamente, Hermione al verlo se quedó
helada. –Viktor...
-¿Estamos en el año del Torneo? –Luna se volvió a Neville que asintió con fuerza.
-Hola... –Comentó él sin querer interrumpirla, ella sonrió.
-Siguiendo a Hermione eh... –Comentó con desfachatez, él se sonrojó a penas.
-Soy obvio cierrrto... –Susurró cohibido, ella lo miró seriamente, acomodó el libro a
su lado para ponerse de pie.
-Debieras sacarle conversación...si sigues vigilándola parecerá que la acosas... –
Se acercó a él, le puso la mano en el hombro y los dos miraron hacia una mesa
cercana, ahí Harry alcanzó a ver a Hermione estudiando, era tal como la
recordaba. -...acércate y platica con ella, no es difícil, es una chica amigable. –Le
sonrió volvió por su libro y se retiró del lugar, Harry comprendió que Eurídice era
una chica que prefería el anonimato.
-¿Quieres ir conmigo al baile? –Una voz salió de entre unos estantes, McLagen
miraba a Eurídice que salía de la biblioteca.
-¿La invitó al baile? –Preguntó Ginny mirando a Harry, él negó, al lado de Eurídice
estaba otra chica a la que Cormac miraba en realidad, Eurídice se había detenido
por inercia, entristecida salió de la biblioteca, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Parece que nadie la invitó. –Comentó Harry impresionado, ella era muy linda.
-Miren... –Luna apuntó a Eurídice, la chica se veía rodeada por un grupo de chicas
del Colegio de Madame Máxime, miraba a todas sorprendida, logró salir del grupo
y las miró de lejos, entonces un chico pasó a su lado golpeándola por error.
-Lo siento... –El pelirrojo seguía al grupo de chicas, encabezado por Fleur.
-Ron... –Susurró Eurídice sonrojándose, pero al ver que ni siquiera la miraba, se
fue rumbo a su sala a encerrarse.
-Ni siquiera lo recuerdo. –Soltó Ron con tono de culpabilidad mirándose a sí
mismo siguiendo a Fleur como un idiota.
-¿Porqué estamos viendo todo esto? –Neville preguntó en voz alta, cuando todo
se puso negro de golpe y se encontraron en el tren rumbo a las vacaciones de
invierno del quinto curso, Eurídice sentada en un compartimiento con Pansy
esperaba a que el tren se detuviera.
-¿Irás a casa con tu madre cierto? –Pansy le preguntó mirándola, ella ya se había
puesto en pie y sujetaba su mochila con fuerza.
-Este invierno iremos a Rusia...nos encontraremos allá con mi hermano Hagen. –
Comentó Eurídice, llevaba el cabello sujeto en dos coletas, Pansy le miró con
sorpresa.
-¿Tienes un hermano? –Le preguntó interesada, nunca le había dicho algo sobre
él.
-Pocos saben que lo tengo...igual pocos saben que tiene una hermana...es un año
más chico que yo, estudia en Dumstrang. –Agregó mientras las dos salían del
compartimiento, Harry alcanzó a verse a sí mismo, algo más cerca Luna y Ginny
se acercaban, al verse Ginny se puso rígida, Luna se miró a sí misma y se
interpuso en su camino, pero la chica la atravesó como si fuera de humo.
-¿Así luzco?... –Preguntó intrigada, Neville le sonrió, Ron la miró con interés.
-Todos los días Luna. –Soltó el pelirrojo, la tensión disminuyó con ese comentario,
Eurídice vestida de jeans y suéter verde salió junto con Pansy al andén, en su
trayecto chocó con Harry, que apenas la notó, ella permaneció parada como si
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fuera a decirle algo, pero el chico ya se había alejado siguiendo a Ron.
-Potter... –Susurró Eurídice, Harry la escuchó, en seguida todo se puso negro,
estaban en una enorme mansión, la misma donde estaban ellos ahora. -¡Mamá! –
Eurídice vestía un lindo vestido negro con adornos de cerezas, su madre
preparaba la cena de aquella noche.
-Luces hermosa Euri... –Exclamó al verla, la abrazó, la chica lucía contenta y
realizada, Harry notó que su rostro no portaba marca alguna.
-No tiene cicatriz. –Susurró, Draco escuchaba mirándolo fijamente, luego se volvió
a la chica.
-No, es esa noche en la que la obtuvo, preferiría no ver esto. –Comentó Draco
molesto, se volvió a Hermione que le miró fijamente.
-¿Tan terrible fue? –Preguntó intrigada, él se puso serio y luego se volvió a
Hermione.
-Velo tu misma. –Draco movió la cabeza hacia las dos mujeres que afanadas
arreglaban la enorme mesa.
-¿Papá vendrá? –Eurídice se volvió a su madre, Ivana se ensombreció pero
manifestó una sonrisa.
-Sí...vendrá a cenar y mañana temprano, podremos ir por Hagen al Colegio,
pasaremos juntos el invierno...el primero en mucho tiempo. –Comentó con la voz
apagada.
-Le temes a papá. –Comentó Eurídice, Luna se había movido hacia la entrada del
comedor, mirando hacia la puerta de la casa.
-No es eso...últimamente, él no se siente muy seguro. –Ivana dejó de acomodar
las servilletas para mirar a su hija.
-Lo sé...me lo dijo en una carta, sospecha que le siguen...sobre todo desde lo de
los mortífagos que escaparon de Azkaban, deberíamos ayudarlo mamá. –
Comentó bajamente, Ivana la miró con el ceño fruncido.
-Ya le he dicho que no te escriba de esas cosas al Colegio...muere por que te
vuelvas una de ellos. –Ivana molesta dejó caer un cubierto sobre un plato, el ruido
inundó la casa, Eurídice abrió la boca para contestar, cuando la puerta se abrió de
golpe, Luna que estaba mirando hacia ella, volvió atrás dirigiéndose hacia Neville,
todos miraron al que entraba, Fenrir Greyback con la cabeza gacha y la mirada
enfurecida, se presentó ante su hija y su esposa.
-Fenrir... –Ivana lo miró fijamente, como si evaluar el estado en el que llegaba,
Eurídice sonrió y sin poder detenerse fue directo a él corriendo para abrazarlo.
-Papá, viniste. –Sonriente se lanzó a sus brazos, pero él no hizo por sujetarla, le
miró intrigada. -¿Pasa algo?
-Aléjate de él Euri. –Ivana no lo había dudado dos segundos sacó su varita y con
una habilidad inaudita que sorprendió a todos, lanzó un primer hechizo. -¡Carpe
retractum! –Con el impulso lanzó a Eurídice a un rincón, en el preciso instante en
que Fenrir le soltaba a su propia hija un primer zarpazo.
-¡Papá! –Eurídice no sabía que pensar, cayó al suelo y ante sus ojos, Fenrir se le
fue encima con toda su furia, Ivana se interpuso entre los dos y recibió la mordida
en el cuello.
-Diablos... –Harry miraba sin comprender, Ginny a su lado soltó un gritillo.
-¡Ah! –Ivana cayó de rodillas bajo el peso de Fenrir, Eurídice soltó un gritó de
miedo, intentó acercarse, pero no podía, su padre sometía a Ivana con todas sus
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fuerzas.
-¡Dios! –Hermione se cubrió la cara con las manos, Draco la abrazó para evitar
que mirara.
-Euridice... –Ron se acercó a ellos e intentó golpear a Fenrir como si fuera real,
pero sus puños lo atravesaban como al humo.
-¡No! –Eurídice se lanzó sobre los dos, sujetó a su padre por la espalda y trató de
jalarlo, pero él era demasiado grande para ella.
-¡Vete hija! –Ivana con lo poco de fuerza que le quedaba, lanzó un hechizo a
Eurídice que ninguno de los chicos entendió, la chica salió disparada contra un
armario cercano y atravesó la puerta como si fuera un fantasma, lo siguiente que
oían eran sus gritos a través de la madera de la puerta. -¡Fenrir reacciona eres
más fuerte que esto! –Gritó Ivana, miraba a su esposo con ojos suplicantes. –Sea
quien sea, debes sacarlo de ti... –Lo empujó y logró que la soltara.
-Está... –Luna se acercó a verlo, los ojos de Fenrir estaban cubiertos por una
especie de velo blanco.
-Bajo la maldición Imperius. –Confirmó Ginny desde el otro lado mirando.
-¡Mamá! –Eurídice golpeaba con todas sus fuerzas la puerta que se movía como si
fuera a salirse de su marco.
-Está mirando por la cerradura. –Confirmó Ron al notar un ojo por el agujero.
-Ella lo vio todo, absolutamente todo. –Murmuró Draco, Ivana evitaba los golpes
de Fenrir pero no lo atacaba con la varita. –Igual que yo... –Murmuró Harry se
volvió a verlo, sus ojos estaban llenos de una rara tristeza.
-Cariño...tu puedes contra esto...hazlo por mi, por tus hijos. –Ivana palidecía y ya
casi no podía mantenerse en pie, sangraba demasiado.
-¡Mamá! –Eurídice daba ahora de patadas contra la puerta, Ron miraba a todos
lados, ¿porqué no usaba su varita?
-Ahí está su varita. –Neville apuntó a una mesa a la puerta de la habitación,
Eurídice había dejado ahí la única arma que podría haberla ayudado, Ron intentó
sujetarla para dársela, pero no podía ni tocarla.
-Carajo. –El pelirrojo se volvió a ver la escena.
-¡Madre! –Gritó Eurídice más desgarradoramente, se volvieron a ver la razón del
grito, Greyback se había arrojado contra su esposa nuevamente y le daba de
terribles zarpazos que ella no podía evitar debido a su debilidad, poco a poco lo
único que se escuchaba de ella eran los gemidos ahogados por su sangre y los
gruñidos de él. -¡Basta! –Escucharon como Eurídice soltaba un aullido de dolor,
entonces arremetió contra la puerta con sus garras y la derribó.
-Se ha transformado. –Ron la miró salir corriendo, a pesar de ser mucho más
pequeña que Fenrir se le fue encima con tal furia que logró hacer que dejara a
Ivana, que con el cuerpo casi destrozado se desangraba sobre el suelo
lentamente; Eurídice peleó contra su padre como una fiera rabiosa, la vieron
morderlo y soportar cada zarpazo, lloraba a mares y gritaba su furia, pero él era
más fuerte, Harry vio como la levantó sobre su cabeza sujetándola de los brazos y
la arrojó contra el muro, ella dio un chillido como de un cachorro golpeado.
-La va a matar. –Soltó Ginny sin pensarlo, Luna se acercó a Neville y le tomó la
mano, aquello era más de lo que quería saber.
-¿Porqué le hace esto?...es su hija. –Harry no comprendía, su padre jamás le
hubiera hecho aquello a él, pese a cualquier maldición.
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-Eres igual que el resto de la gente...crees que lo hizo por gusto sólo por que no
estaba del lado de tus padres...pero no te das cuenta que alguien lo controlaba. –
Draco seguía abrazado de Hermione, la chica lloraba sin poder contenerse,
entonces Eurídice se levantó y fue contra Fenrir que intentaba acercarse
nuevamente a Ivana.
-¡No...a mi madre no! –Gritó lanzándose sobre su espalda, él volvió a azotarla
contra el suelo tomándola del cuello, Eurídice pareció rendirse entonces y gritando
se puso a llorar, pero con la cara compungida, volvió a levantarse y lo sujetó por la
rodilla con fuerza, entonces él no lo pensó, le dio un zarpazo tan terrible que le
desgarró la piel del rostro y parte del pecho, Eurídice cayó está vez ahora sí
totalmente vencida, no podía moverse.
-¡Ah! –Gritó la chica, Luna se volvió a Neville y hundió la cara en su pecho, Ron
corrió hacia los dos, pero recordó que era sólo un recuerdo y se detuvo, Harry
horrorizado abrazó a Ginny, Draco miraba enfadado. -¡¿Porqué?!...¡Porqué! –Gritó
rompiendo todo sonido ajeno a su voz, Fenrir iba caminando hacia Ivana, Ron que
lo miraba de frente, abrió la boca para exclamar.
-Está llorando...Greyback está llorando. –Soltó sorprendido, todos se volvieron,
Draco sonrió tristemente, Eurídice en el suelo movía los brazos para tratar de
alcanzar la túnica de su padre e impedir que se alejara.
-A pesar de todo, esa es una reacción propia de él, las amaba a pesar de ser un
monstruo. –Hermione sollozaba en brazos de Draco.
-Euri... –Ivana, con lo último de energía apuntó con su varita a la alfombra bajo el
cuerpo de su hija. -...¡Portus!
-Un traslador... –Exclamó Ginny, Harry miraba sorprendido.
-Entonces fue así que logró huir... –Luna miraba sorprendida, Eurídice soltó un
último grito de dolor.
-¡Madre!...¡Madre! –Comenzó a girar, lo último que vieron todos fue a Fenrir
llorando ponerse de rodillas al lado de Ivana y permanecer ahí, Eurídice
desapareció con un brillo y todos con ella; aparecieron en un bosque lleno de
nieve, Eurídice cayó al suelo pesadamente, rodó por una pendiente dejando un
horrible rastro rojo, todos la siguieron hasta donde se detuvo en el tronco de un
enorme árbol.
-¿Dónde estamos? –Harry miraba a todos lados, no conocía el lugar.
-No lo sé...podría ser cualquier sitio. –Ginny miraba, pero ella tampoco conocía el
sitio al que habían ido a dar.
-Madre... –Eurídice continuaba quejándose, Ron se arrodilló a su lado y la miraba,
pese a ser una niña, aquello lo dañaba horriblemente.
-Pasos... –Neville miró hacia un lado, una figura enredada en una túnica negra
desgastada se acercaba lentamente.
-Esa luz era de un traslador... –La voz resonó como si fuera un latigazo, Neville se
erizó como un gato al escuchar aquello y Harry la reconoció con tanto odio que
quiso atacarla.
-Bellatrix... –Susurró Ron mirándola que se acercaba y se ponía de rodillas.
-Vaya, vaya...pero si es sólo una niña. –La mujer se descubrió apenas el rostro y
miró a Eurídice con una sonrisa. –Quien haya hecho esto, hizo un extraordinario
trabajo....apuesto a que eres una sangre sucia.
-Soy...mi madre es Ivana Dolohov... –Exclamó la chica sofocada, comenzaba a
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perder el conocimiento, Bellatrix frunció el ceño como si le hubieran dicho una
noticia terrible.
-Eres la hija de Greyback... –Soltó molesta, sacudió la cabeza como si quisiera
quitarse algo de la mente, movió con su mano el cabello de la chica, que cubría
sus heridas y miró fijamente. -...debiera dejarte morir aquí...sufrirías menos.
-Por favor... –Exclamó Eurídice, Harry se acercó a las dos, Bella parecía dispuesta
a dejarla morir. -...ayude a mi madre...por favor...ayúdeme....le daré lo que
quiera...ayúdeme... –Suplicaba con tal vehemencia que el corazón endurecido de
Bella se ¿apiadó? y con una sonrisa llena de maldad la levantó tomándola por la
espalda, Eurídice dio un aullido, sus garras se clavaron en la túnica de Bella
rasgándola.
-Cuidado...no es mi idea volverme una aberración como tú y tu padre. –La ayudó a
ponerse de pie y la alejó del lugar, Harry y los demás comenzaron a seguirlas,
pero todo se volvió turbio, de pronto la Eurídice adulta estaba ante ellos
mirándoles enfadada.
-¡Ya no quiero que veas más! –La voz de Eurídice resonó en todos, la imagen
tembló y tuvieron que cerrar los ojos un segundo, cuando los abrieron estaban en
la sala y Eurídice estaba como en un principio en brazos de Ron. -¡No quiero que
vuelvan a ver eso!... –Lo miraba furiosa. -...has ido demasiado lejos esta vez...¡No
tienes derecho a entrar en mi mente! –La miraba tan dolorida por recordar aquello
de esa forma que se desvaneció en brazos de Ron.
-¡Eurídice! –La apretó contra sí, ya no podía ocultar su preocupación, la besó en la
frente desesperado.
-¿Quieres saber más? –Preguntó Draco enfadado al ver tal cosa, fue directo
contra Harry y lo tomó por la solapa de la túnica. -¡Anda!...¡Entra en mi mente! –Le
espetó sacudiéndolo.
-Draco...déjalo. –Ginny se sujetó de su brazo, pero no lograba que lo soltara,
Harry lo miraba sorprendido.
-¡Anda descubre lo que hizo que yo buscara venganza!... –Le espetó en la cara. -
...¿no quieres hacerlo?... –Le preguntó con su sonrisa llena de maldad, Hermione
se acercó a los dos.
-Basta Draco... –Pidió mirando a los dos que se miraban, Harry se sentía mal por
provocar aquello.
-Ah no...ahora entran aunque no quieran... –Lo soltó con violencia, luego tomó su
varita. –...verán por que yo quiero que vean... –Sacó su varita e ignorando a
Hermione que intentó detenerlo, se apuntó a la sien y gritó. -¡Legilimens! –Todo se
puso negro, Harry miró a Draco pero él desapareció, sólo estaban ellos, Ron con
Eurídice en brazos lo miró sorprendido, definitivamente sentían que ya habían
visto demasiado.
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Castigando al cobarde
-Minerva McGonagall...toda una figura de la educación en Hogwarts... –Bella la
miraba fijamente, caminando en círculo a su alrededor, la anciana profesora lucía
un terrible golpe en la mejilla izquierda y sangraba por la nariz, a su lado, Pomona
Sprout luchaba por soportar el dolor de la clavícula rota, en el rincón, Sibyll
Trelawney temblaba y lloraba cubriéndose la cara con un pañuelo arrugado su
largo cabello estaba endurecido por la sangre que le salía de una herida en la
cabeza. -..¿recuerda la vez que me castigó por transformar a un chico de
Hufflepuff en un escarabajo? –Bella se detuvo ante la profesora y le clavó la
mirada fijamente.
-Debió ser divertido. –Carcajeó Dolohov vivamente, Snape lo miró con gravedad.
-Lo recuerdo a la perfección... –Contestó Minerva con la voz apagada, sentada en
aquellas sillas que habían puesto para la ocasión, estaba despeinada y pese a
manifestar toda su fuerza de siempre en su mirada, sus manos exhaustas
temblaban sin que pudiera evitarlo.
-Usted jamás me tuvo en cuenta para nada...usted tenía sus favoritos... –Comentó
Bella sonriente, a su espalda Snape apuntaba con su varita a un enfurecido
Rubeus Hagrid, que intentaba buscar la forma de moverse para defender a las
profesoras; Flitwick, yacía tirado sobre el piso y Antonin Dolohov lo mantenía en
esa posición a fuerza de pisarle la espalda sin misericordia. -...usted, es una
maldita narcisista llena de prejuicios.
-No tengo prejuicio alguno...solo no fuiste la mejor alumna Bellatrix... –Minerva le
sostuvo la mirada, Bella sonrió divertida con la respuesta, luego llena de gozo la
abofeteó.
-¡Cómo se atreve! –Rolanda Hooch, pegada al muro con un hechizo gritó llena de
rabia, estaba sostenida de tal forma que no podía ni tocar el suelo, a su lado la
profesora Sinistra miraba en silencio, llevaba un golpe fuerte en el rostro que le
había roto el labio, lloraba y al ver el golpe contra McGonagall ahogó un gemido.
-Al fin alguien le cierra la boca a la vieja. –Exclamó Dolohov sonriendo.
-¡Esto no se va a quedar así! –Hagrid luchaba por ponerse de pie, Snape le
apuntó con fuerza en el pecho, pero a no le importó, se levantó empujándolo con
fuerza y fue directo a Bella, a dos pasos de alcanzarla, un rayo rojo lo impactó por
la espalda y se zarandeó a penas, Sibyll soltó un grito ahogado y extendió su
mano hacia él con nerviosismo.
-Mejor quédate quieto Hagrid, o te haré un agujero en el pecho, por el que
definitivamente escapará tu enorme y repulsiva alma. –Avery parado en la puerta
apuntaba al semigigante mirándolo duramente, Hagrid contuvo un grito de rabia,
Minerva McGonagall lo miraba fijamente con una sonrisa, como tratando de decirle
“Calma Hagrid”.
-Bien...antes que esto se ponga difícil, diré lo que haremos... –Bella dejó a la
profesora y caminó por la habitación, Madame Ponfrey y la señora Pince,
permanecían en un rincón mirando contra la pared, junto a ellas Filch miraba con
respeto a Bella, Snape mantenía la vista clavada en Hagrid. -...a partir de este
momento, sus varitas estarán atadas...no podrán hacer ningún tipo de hechizo que
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pueda dañar a un mortífago...usarán esposas mágicas...es regla para ustedes y el
resto del profesorado...
-Eso no nos dará libertad para enseñar. –Exclamó quedamente Sprout, Minerva a
su lado miraba fijamente a Bella.
-Claro que sí...enseñarán como siempre, la diferencia es que no podrán
atacarnos... –Bella sonrió mirando a Pomona, luego se volvió a Avery. –...les
presento al nuevo profesor de Artes Oscuras. –Señaló con su mano al hombre
vestido de negro, él se inclinó en una reverencia cómica.
-Jamás permitiré que se imparta esa materia en mí Colegio. –Minerva levantó la
voz, intentando destacar su autoridad.
-Pues tendrá que permitirlo, Sra. Directora o de lo contrario, puede dejar el puesto
y permitir que yo lo tomé...-Bella la miró fijamente, Minerva frunció el ceño, pero
tuvo que asentir. -...bien, de igual forma comenzarán a impartirse otras materias,
Duelo, técnicas de Ataque...¡ah!...y a partir de ahora, todos aquellos que sean de
sangre pura, serán colocados en Slytherin...todos los mestizos, sangres sucias e
híbridos que no vengan de casas nobles, serán dejados en sus casas originales...
–Bella miraba a la directora con fijeza, ella pasaba del pálido al amarillo y del
amarillo al rojo de ira.
-No voy a permitir tal estupidez...no voy a dejar que haga con el Colegio lo que le
de la gana... –Minerva se puso de pie con dificultad mirando a Bella, ella hizo una
seña para que no la detuvieran, la anciana profesora se le acercó hasta quedar
cara a cara con ella. -...no mientras pueda evitarlo.
-Pero no puede...¿o sí? –Bella la miró sonriendo, Minerva palideció y de pronto se
dio cuenta que no podía hacer más, ya no tenía medios para luchar y cabizbaja le
dio la espalda a Bella y volvió a su asiento, donde la miró con furia, pero
resignada.
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Comentó sonriendo, miraba al cielo, el piano sonó fuertemente, Pansy había
golpeado las teclas para volverse sonrojada y molesta hacia Cho, Hagen bajó el
libro para ver a la ex Ravenclaw fijamente, la idea de ser el premio de consolación
de Pansy era casi como haberle disparado una bala de plata directo al pecho.
-¡Maldita sea!...deja de querer emparejarnos Cho... –Soltó Pansy molesta, miró a
Hagen con sonrojo y volvió al piano, pero por más que comenzaba uno y otro
tema, no podía seguirlo, el comentario le había turbado, Hagen por su lado intentó
seguir leyendo, pero cierto era que desde hacía tiempo, no apartaba la mirada de
Pansy, era obvio que Cho lo notara.
-Me he topado con Krum el otro día Cho. –Soltó Hagen al ver que Pansy
enfurecida iba a la terraza a sentarse en otro diván al lado de su amiga. –Me
preguntó por ti.
-¿En serio?... –Cho levantó una ceja y se removió en el diván para volverse hacia
los dos, Pansy había cruzado la pierna y sonreía por el efecto del comentario, pero
ella no quiso darle el gusto de molestarse, se limitó a mirar a Hagen sin expresión
alguna.
-Krum eh... –Comenzó Pansy divertida, Cho lejos de intimidarse se volvió a ella y
sonrió alegremente, Pansy sonrió más y le guiñó un ojo con malicia.
-Hace unos meses, ¿recuerdas el viaje de “negocios”?... –Cho hizo una mueca
divertida al decir negocios y con disimulo señaló su muñeca. -...me lo topé y me
invitó a ver uno de sus entrenamientos...es un chico agradable...pese a sus gustos
de mujeres...Hermione no me parece de lo mejor, eh... –Cho volvió a acomodarse,
Hagen la miró con interés.
-Y ese entrenamiento era de quidditch...¿o de algún otro deporte Cho? –Pansy le
preguntó insidiosamente, Cho se incorporó de golpe mirándola fijamente, Hagen
soltó una carcajada.
-No es gracioso, lobezno. –Soltó la oriental enfadada, él sacudió la cabeza, Pansy
lo miraba feliz del efecto de su comentario en alguien.
-Dejen de pelear chiquillas...mejor díganme a quién le debo el placer de que mi
hermana me vaya a hacer tío. –Hagen las miró recargando los codos en sus
rodillas, Cho dio un resoplido y volvió a acostarse, Pansy sonrió malignamente.
-Mira esto... –Le mostraba, sostenida entre la punta de unas pinzas, aquella rama
que para él no tenía sentido. -...es perfecta... –Sonreía, él no entendía nada y
fingiendo mirar la rama, clavaba sus ojos grises en sus ojos castaños, ella miraba
sólo la rama, divertida, emocionada, casi feliz. -...si la coloco de esta forma... –
inclinó la rama hacia la derecha, con el nacimiento del lado izquierdo. -...es
perfecta para frenar en seco, sin riesgos y de forma exacta.
-¿A sí? –Preguntó simulando interés, ella dio la vuelta a la rama y la puso del lado
contrario, él fijo nuevamente su mirada en ella, sonreía, con un raro brillo en los
ojos, “es el bebé” se dijo calmadamente.
-Pero si la pongo así...será perfecta para brindar velocidad.... –Eurídice bajó la
varita y se ajustó las gafas, no acostumbraba usarlas más que para el trabajo o las
largas horas de lectura, consideraba vergonzoso que la vieran con gafas, sobre
todo si le bastaba sacar su lobo interno para ver mejor que cualquier humano,
exactamente la misma situación de su hermano, y en arrogancia, la de su madre
en vida. -...la usaré en la escoba de Hermione, le dará estabilidad, velocidad y un
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frenado perfecto.
-Qué bien. –Draco se alejó de ella, fue directo al viejo columpio y se sentó a mirar
las flores, un cultivo de mandrágoras crecía a pocos metros, más allá distinguió
algunas jaulas con murciélagos y serpientes, las mandrágoras amenazaban ya
con llegar a la pubertad, del otro lado el Lazo del Diablo se movía amenazador,
más allá, Eurídice cultivaba lo único que él no comprendió del todo hasta ese
momento, cerezos.
-¿Qué piensas hacer ahora que lo saben? –Eurídice continuaba trabajando,
estaba concentrada en unir la ramita; mientras con la varita la “soldaba”, con la
otra mano giraba el mango, la escoba estaba perfecta, la miró llena de orgullo.
-No sé...pero una cosa sí te digo...no quiero que esté cerca de mi. –Contestó
apesadumbrado, Eurídice levantó el rostro y se quitó las gafas lentamente, eran
delgadas de montura cuadrada, las puso a su lado y sonrió.
-Eres el hombre más tierno que hay...la amas, pero no permitirás que sea feliz a tu
lado, ¿para qué si tal vez sufra?... –Sonrió sarcástica, haciendo una mueca de
sufrimiento. -...cambié de opinión, cásate conmigo...huyamos juntos y di que el
pelirrojo que voy a parir es tuyo, ¿si? –Sonriente se levantó y puso la escoba de
Hermione en la vitrina, luego tomó la de Ron y se volvió a sentar.
-No estoy para tus estúpidos chistes Eurídice...ni siquiera es gracioso... –Draco se
volvió a mirarla con dureza, pero luego sonrió, necesitaba hacerla entender. -
...¿qué harás tú con Ron?, ya que te crees tan experta, dime cuál es tu plan. –
Preguntó sonriendo, se preparó para soltar la carcajada cuando ella dijera que se
casaría con el pelirrojo.
-Sencillamente lo que sea mejor para mi bebé, alejarme y tenerlo en un sitio
seguro...he tomado una decisión importante...¿qué tal te sientes hoy para hacer
una poción? –Preguntó mientras volvía a ponerse las gafas, levantó una ceja
esperando la respuesta, él inclinó la cabeza al lado izquierdo.
-¿Qué poción? –Susurró, presentía que aquello sería un nuevo problema,
conociéndola sería uno enorme. -¿Qué loca idea se te ha metido ahora? –
Interesado la miró fijamente, ella sonrió mientras hacía venir a ella una lata de
barniz, no contestaba así que volvió a preguntar. -¿Qué poción?
-La que salvará a mi bebé de esto... –Eurídice comenzó a dar la última barnizada
al mango de la escoba, era lo último que hacía falta para que estuviera terminada,
guardó silencio pensando en eso, las tres escobas de los tres amigos estaban
listas, a las otras les faltaba poco, casi había terminado su trabajo, ¿sería aquello
una señal?
-¿Qué hacemos ahora? –Neville miraba a Harry fijamente, sentía muchas cosas,
entre ellas temor, su familia entera estaba por ahí desprotegida, conociéndolos
debían estar llamando a las puertas de Azkaban para preguntar si él estaba en
una buena celda.
-No lo sé...no tengo idea. –Contestó Harry secamente, en aquel momento, una
sombra cruzó el pasillo y permaneció ante la puerta sin decir nada.
-Hagen... –Luna murmuró mirándolo fijamente, el chico sonriente se acercó a
todos, tras un momento de mirarlos, abrió la boca.
141
-Hola...soy Hagen Greyback...antes que nada, Ginny... –Llamó a la pelirroja que
sorprendida lo miró sonriente. -...puedes enviar tu patronus a tu madre...está
preocupada, la lleve a una cabaña en Albania, Fleur y Bill están con ella, Charlie y
tu padre están en Azkaban, pero por ahora no hay de que temer, los gemelos y
Percy lograron salir del país...ya envié a alguien de mucha confianza para que los
guíe a Francia...Luna, envíale el tuyo a tu padre...Cho logró enviarle un traslador y
enviarlo a España a tiempo...parece que está preocupado... –La pelirroja y la rubia
asintieron rápidamente y fueron rumbo a la ventana. -...pero procuren que no
llamen la atención, no queremos que sepan que ustedes están refugiados en casa
de dos mortífagos... –El chico sonrió, mirando a Neville y Harry, Ron y Hermione
se acercaron.
-Hagen...hermano de Eurídice... –Harry intentaba comprender.
-No sabía de tu existencia...creí que era sólo un rumor. –Neville no sabía si
agradecerle.
-Pues ya lo ven...soy real... –Hagen se volvió a Hermione. –Intentamos hacernos
cargo de tus padres pero parece que tu los tienes bien protegidos. –Comentó
sonriendo.
-Eso intento, hechizos temporales y especiales les protegen...si me siento en
grave peligro, mis defensas para con ellos se activan por cierto tiempo. –Dijo
Hermione mirándolo fijamente, con el ceño fruncido, dos rayos de luz golpearon
las pupilas de todos, señal de que las chicas ya habían enviado sus patronus.
-Hagen...gracias por salvar a mi madre...te lo agradezco enormemente. –Murmuró
Ron tendiéndole la mano. –Te debo una hermano... –Sonrió amigablemente.
-Me debes dos en realidad... –Hagen lo miró sonriente, sin aviso previo le soltó un
puñetazo directo a la nariz, Ron cayó al suelo y permaneció ahí golpeándolo con
el puño, le había roto el labio y sangraba; Hermione intentó sostenerlo, Hagen
sacudió la mano con dolor, cuando se volvió Harry y Neville le apuntaban directo a
la yugular. -...fue él quien embarazo a mi hermana fuera del matrimonio...¿es mi
derecho partirle la cara no?
-Tu hermana no es precisamente una santa. –Soltó Hermione molesta, Hagen le
miró fijamente. –Bien podría decirte un par de cosas sobre ella.
-Tu tampoco eres una virgencita...señorita amante del Jefe del Departamento de
Cooperación Mágica Internacional... –Hagen sonrió, Hermione se sonrojó de tal
forma que no podía articular palabra para defenderse; Harry le clavó la punta de la
varita a Hagen, Neville soltó un bufido. -...aquí ninguno es un santo...tú eres el
hombre más cobarde que conozco, permanecer bajo el hielo tanto tiempo... –Soltó
una carcajada Harry recordó a Fenrir Greyback, luego se volvió a Neville. -...tú, ¿le
dijiste a tu novia que oras todos los días por que sea más normal?... –Miró a
Neville, Ginny y Luna se acercaban. –...y tú, pelirroja, no me hagas comenzar
contigo...en cuanto a ti, Luna eres la única con buena salud mental, ¿cierto?
-Eso creen algunos. –Contestó la rubia campantemente, sacó una paleta de
caramelo macizo y se la metió en la boca con una sonrisa.
-¿Qué haces aquí? –Harry lo miraba con poco aprecio, el chico sonrió.
-Es mi casa...ustedes son los intrusos. –Comentó socarronamente.
-Eurídice nos trajo...ella nos dio asilo. –Contestó Ginny molesta, se acercó a Harry
que asintió.
-Basta de peleas... –Ron se puso de pie. -...hasta cierto punto has tenido razón en
142
partirme la cara...merecido me lo tengo. –Ron sonrió mientras Hermione le daba
un pañuelo, Hagen sacó su varita tan rápido que cuando Neville y Harry lo notaron
ya había apuntado a Ron.
-¡Episkey! –La sangre del pelirrojo se detuvo, en seguida la herida cerró y su nariz
volvió a la normalidad. –Bien, hecho esto, debo irme...mi hermana me ordenó
quedarme en otro sitio...y a la mayor se le obedece...con permiso... –Caminó
rumbo a la puerta, todos le miraban. -...se quedan en su casa...en cuanto a ti,
Ronald Weasley...más te vale que la respetes y te decidas de una buena vez, a mi
la castaña también me enciende...pero ella no es mi hermana. –Sonrió antes de
desaparecer en el pasillo, Hermione seguía roja como un tomate.
-¿Lo enciende? –Neville se quedó perplejo luego de escuchar el ¡plop! y miró a
Harry que se encogió de hombros.
-Se refiere a cuando un hombre siente que se le levanta el... –Comenzó Luna
sacándose la paleta de la boca.
-¡Sé a qué se refiere amor! –La cayó Neville, Harry se había vuelvo a verla lívido
ante la idea de que se pusiera a explicar tal cosa.
-Atrevido... –Soltó Hermione molesta dándole la espalda.
-Es un grosero... –Comentó Ginny, Harry a su lado asintió, Neville con el ceño
fruncido las apoyó a las dos, Ron sonreía y Luna lo imitaba.
-Creo que es muy simpático... –Concluyó la rubia, Ron la miró con aprobación, un
segundo después mientras todos volvían a sus asuntos, se acercó a Hermione y le
tomó la mano. -...necesitamos hablar.
-Sí... –Los dos salieron de la pequeña sala, Harry y Ginny emprendieron la
inspección de la casa, sentían que necesitaban salir, dieron con la cocina y
permanecieron ahí con Drepell el elfo, que cocinaba la cena.
-Estás preocupado. –Luna le pasó el dedo índice a Neville por la arruga que se
formaba entre sus cejas, arruga que se hacía profunda lentamente. -¿Quieres? –
Le ofreció de su paleta, él negó tristemente.
-Mi abuela... –Comenzó ahogadamente. -...la conoces es muy posesiva y
preocupona...mis padres en San Mungo...no me agrada nada esto.
-Entiendo...necesitas relajarte amor... –Luna lo abrazó fuertemente, él sonrió
abrazándola. -...ella estará bien, nunca he conocido a nadie tan terca como ella,
no será alguien fácil de vencer...en cuanto a tus padres...veremos la forma de
sacarlos de San Mungo...
-Gracias...¿sabes?...-La miró de reojo. -...nunca antes me habías dicho amor... –
Comentó divertido por lo raro que sonaba en su voz aguda y parsimoniosa.
-Es cierto...siempre hay una primera vez... –Dijo encogiéndose de hombros, luego
se acurrucó en él, pero luego levantó la cabeza. -...¿en serio oras por que sea
más como los demás? –Le preguntó mirándolo fijamente.
-Yo... –Neville se rascó la nuca con molestia, ella frunció el ceño acentuando sus
rasgos locos. -...lo lamento, pero a veces, me afecta que la gente te señale...creo
que lo haces para dañarlos y me preocupa que por dentro sufras, Luna.
-¿Sufrir? –Luna se quedó perpleja, bajó la cabeza para pensar lo que diría, por
que ella no creía ser una mujer que sufriera. –Yo no sufro Neville...de ninguna
forma...bueno...hay una... –Se quedó callada mirando al vacío.
-¿De qué forma? –Preguntó Neville mirándola fijamente.
-Cuando creo que te señalarán y criticarán por que estás conmigo. –Confesó
143
bajando la cabeza, se recargó en el pecho del chico.
-Eso a mi no me importa...a mi sólo me importas tú y nadie más. –La abrazó con
fuerza y besó su cabeza, ella carcajeó y se prensó de él, sofocado por el abrazo y
lo fuerte que aquella niña podía ser, correspondió riendo.
Cuenta regresiva
148
-¡¿Qué demonios piensas hacer?! –Alterado al punto de pasar del pálido al rojo, la
tomó por la muñeca y la levantó al tiempo que él hacía lo mismo.
-Ron me lastimas. –Eurídice lo miró fijamente, él estaba asustado, y ella
sobrecogida le miraba.
-Pero...¿qué no te das cuenta de lo que me has dicho? –Ron la miraba sin
comprender, tirando la silla que los separaba se acercó a ella y tomándola por los
hombros la acercó y la hizo mirarle.
-¿Pero a que te refieres?...Ron, ¿qué fue lo que me entendiste? –Eurídice lo
miraba fijamente, intentaba leer en sus ojos azules, pero sólo veía un miedo
desesperado.
-Tu intentas terminar con esto...¡quieres acabar con el bebé! –Espetó
impresionado de que ella no lo aceptara, jamás la creyó capaz de eso, dolido
imaginó mil cosas, no podía ser, ella no podía ser así.
-¡Te has vuelto loco! –Gritó asustada por que la creyera capaz de semejante cosa.
-¡Eso es una monstruosidad! –Eurídice se llevó las manos al vientre, como si
quisiera evitar que el bebé escuchara.
-Pero... –No comprendió, la fue soltando de a poco y la miró todavía sin entender.
-He dicho que quiero acabar esto de una buena vez por todas, pero no matando a
mi hijo...-Eurídice lo miró mientras él se sentaba lentamente y tomaba aire
aliviado. -...nunca haría algo que dañara a mi bebé.
-Dios... –Ron se pasó las manos por el rostro y se recargó en la silla para respirar
mejor.
-Tonto...jamás dañaría a mi bebe, nunca...yo sólo quiero lo mejor para él... –
Eurídice volvió a sentarse y tras mirar a Ron un momento que se volvió a verla con
la mirada endurecida, se regresó a la lectura. -...mi hijo es lo más importante,
jamás le haría daño alguno, yo sólo quiero protegerlo.
-Deja de decir “mí hijo” –Susurró Ron mirándola seriamente, ella levantó la mirada
para verlo a los ojos.
-¿Perdón? –Preguntó quitándose las gafas, era una alucinación o él realmente
estaba dispuesto a aceptar al bebé.
-A menos que puedas decirme que no soy el padre...dirígete a él como “nuestro
hijo” –Contestó Ron con la voz ronca y firme, ella ablandó el gesto y sonrió
tristemente.
-No planeo exigirte nada...eres un chico comprometido, cuando estuve contigo
jamás te pedí algo...es mi responsabilidad. –Susurró Eurídice tratando de parecer
convincente, pero Ron le tomó la mano que tenía sobre el libro y se la sujetó.
-Yo ya no estoy comprometido... –Respondió secamente sin manifestar nada más
que seguridad, ella levantó las cejas sorprendida y se recargó en su asiento con la
otra mano sobre el vientre. -...es mío...y tuyo...es producto de algo muy grande e
intenso que sentimos en aquel momento...algo que no supe descifrar pero que
ahora entiendo... –Ron la miró fijamente. -...ese bebé es de los dos y sobre él, los
dos, juntos, vamos a decidir.
-Ron no quiero que te sientas atado...Hermione y tú... –Comenzó pero él sonrió
negando con la cabeza, lo miró.
-Ya no hay más Hermione y yo...ahora es sólo Hermione y Draco...y Eurídice y
yo... –Contestó Ron sonriente, luego se puso de pie y se arrodilló a su lado. -
...¿has pensado en nombres?
149
-Yo... –Eurídice se quedó pasmada, Ron le puso la mano en el vientre sonriendo y
mirándole como si esperara que la tela de su blusa se abriera para dejar salir al
bebé. -...en realidad no.
-Yo sí... –Ron se sonrojó un poco pero luego se sentó en el suelo acariciándole
todavía el vientre. -...¿te gusta Albert?...es buen nombre y queda con Arthur. –El
chico la miró sonriente, Eurídice se estremeció, era una rara sensación que nunca
había sentido, sin saber porqué carcajeó.
-Es lindo sí. –Contestó dejando de lado el libro y volviéndose a Ron. -¿Para niña
has pensado ya alguno?
-Pues pensé en Anna... –Ron se llevó la mano a la barbilla. –Imagínalo...Anna
Weasley...¿suena lindo no? –Reía de tal forma que Eurídice se enterneció y supo
que era verdad, amaba a Ronald Weasley más que a nada, el bebé había sido la
bendición perfecta para abrirle los ojos.
-Anna Minerva Weasley me gusta más. –Comentó agachándose, él le miró
inclinando la cabeza a un costado.
-Mmm...suena raro, pero qué más da...le diremos Anna todo el tiempo. –Contestó
sonriente, Eurídice carcajeó divertida y él la miró.
-Albert Weasley eh... –Comentó luego poniendo su mano sobre la de él en su
abdomen, como si supiera, dentro de ella se armó tremendo alboroto que Ron
abrió los ojos como platos mirándola. -…creo que el nombre le gusta.
-¡Se mueve! –Gritó Ron y sin quitar la mano se levantó mirándola impresionado,
sin decir mucho la tomó en brazos y la sacó corriendo de la biblioteca mientras ella
carcajeaba. -¡Oigan! –Salió gritando por todos los pasillos, Draco y Hermione se
asomaron y se les unieron en la sala, Ginny y Harry llegaron luego. -¡Se
mueve!…mi hijo se mueve… -Luna se acercó sonriendo. -…mira Luna,
aquí…toca… -Le puso la mano a la rubia donde se sentía el movimiento, ella
sonrió.
-Ronald, apenas y se siente algo. –Comentó la rubia algo decepcionada mirando a
Neville.
-Tiene apenas un par de meses, no esperarás que ya patee… -Comentó Neville
divertido.
-Le daré a Eurídice un amuleto… -Luna se buscó en los bolsillos de la túnica,
Neville se llevó la mano a la frente. -…así estará seguro y no le pasará nada.
-Dale lo que quieras…pero seguro estoy de que se mueve Luna…¡él se mueve! –
Exclamó contentó hasta las lágrimas, Eurídice miraba a Ginny que sorprendida por
la revelación intentaba aclarar su mente. -¡Ginny mira se mueve, siéntelo!
-Ron…tranquilo… -Eurídice lo miró que corría a tomar a su hermana y la hacía
poner la mano sobre el abdomen de Eurídice, Ginny en un principio renuente, vio
a Hermione contenta con Draco mirando la escena y se sintió mejor.
-¿Qué se siente? –Harry preguntó para darle ánimos, ella lo miró sobrecogida,
pero sonrió.
-Es cierto…se siente algo… -Confesó sonriente, el pelirrojo asintió emocionado.
-¿Lo ves?…¡Hermione! –Gritó viendo a la castaña que carcajeó de verlo tan
contento y emocionada aplaudió.
-Excelente Ron… -Comentó ella acercándose a Eurídice para tocarle el hombro.
-Felicidades. –Manifestó Draco, Ron sonrió, Harry se acercó y le dio un abrazo,
Neville lo imitó, al poco todo era festejo.
150
-Felicidades también a ustedes. –Murmuró Eurídice tomando la mano de
Hermione, ella sonrió satisfecha, aquel era un buen día pese a todo.
-Oye Draco… -Ron se acercó al chico y le miró seriamente, todos se quedaron
asustados por lo que pasaría, Draco le miró fijamente. -…siento haberte dado esa
golpiza hermano. –Comentó rascándose la nuca, Draco sonrió.
-Descuida…todo olvidado ¿no? –Preguntó tendiéndole la mano.
-Todo amigo…todo. –Ron le tomó la mano y lo jaló para abrazarle, Draco
sorprendido se quedó perplejo un momento, luego correspondió.
-Perfecto…si están las cosas así Dolohov, no tengo nada más que decir si no que
todo va a pedir de boca. –Bella miraba los mapas y las listas de los aprendidos.
-Sólo falta un lugar por resguardar. –Comentó Avery que salía de la oscuridad
para acercarse a los dos.
-¿Y qué sitio es ese? –Preguntó Bellatrix sin mirarle siquiera, lo consideraba tan
poca cosa que no quería mirarlo.
-San Mungo. –Refirió el hombre mirándola con una gran sonrisa que ella ignoró
por completo.
-Es un hospital Avery. –Murmuró Dolohov algo extrañado por su propuesta de
atacar un sitio de reposo.
-Cierto…pero ahí están los padres de Longbottom…¿quieren a Potter? –Avery
estaba inundado de una rara hilaridad. –Asusten un poco a las palomas a su
alrededor.
-Me temo Avery que no todas las palomas afecten a Potter igual. –Mencionó
Dolohov con comicidad, una risa llegó desde el otro lado de la habitación, los
Carrow se acercaban. –Además de que Longbottom es una especialmente grande
desde mi punto de vista.
-Es muy tonto atacar precisamente un sitio lleno de nuestras víctimas, Avery. –
Alecto lo miró sonriendo con ironía, Avery no se incomodó.
-No lo es del todo...si lo hacemos, apuesto mi cabeza a que Lovewood y
Longbottom saldrán de su escondite y vendrán corriendo a nosotros como gatitos
hambrientos. –Avery miró a Bella con tal seguridad que Dolohov se temió que ella
aceptara.
-Atacaremos San Mungo. –Murmuró Bella, Avery sonrió e infló el pecho mirando a
los otros con autosuficiencia. –Pero no hoy...esperaremos un par de días, que los
aurores tomen aire, que los pobres inocentes crean que el rumor que hemos
hecho correr sobre su muerte es verdad...entonces, cuando aparezcan, los
mataremos de la forma más terrible, como ratas cobardes que huyeron a la menor
oportunidad. –Bella estaba radiante de felicidad, Avery asintió sorprendido por tal
plan malvado, Dolohov frunció el ceño impresionado y los Carrow aplaudieron con
solemnidad, Snape entró en aquel momento.
-En cada revista se ha publicado la muerte de los traidores... –Les arrojó sobre la
mesa que tenían enfrente un ejemplar de El Profeta, en él aparecía en primera
plana una fotografía de Ron y Hermione sobre tremendos charcos de sangre, en el
costado superior derecho, la fotografía de una Ginny derribada al lado del cuerpo
en apariencia sin vida de Neville, todo bajo el encabezado “Caen muertos los
principales traidores a la Sangre, el Ministerio es noble otra vez, nuestro fin es
limpiar de corrupción el medio: Bellatrix Lestrange, Suplente de Ministro de Magia”
151
-...en algunos sitios se han puesto de luto. –Sonrió irónico, Avery dio un resoplido
de molestia.
-Buenas fotografías...esos de El Profeta sí que saben como hacer una imagen
falsa. –Comentó Alecto, su hermano a su lado sonrió mirándola.
-Sí, son muy hábiles...pero miren ésta, es mejor... –Snape soltó el ejemplar de
último minuto de El Quisquilloso, Bella carcajeó, en portada, Luna Lovewood
aparecía atada de pies y manos con grilletes, mientras Harry Potter aparecía
sobre el suelo siendo presionado por el zapato puntiagudo de Bellatrix; el
encabezado decía: “Han caído los alborotadores, no más temor, no más represión,
el Mundo Mágico a salvo del fanatismo y la provocación”
-Eso es genial. –Carcajeó Bella divertida, Potter lucía en la foto como un chiquillo
llorón que busca a su madre.
-Han sido muy accesibles. –Snape la miró sonriente, Avery asintió y Dolohov
sonrió de mala gana, el crédito se lo llevaba por completo Bella.
-Pero eso no quita la posibilidad de que haya ilusos que no crean esta verdad. –
Comentó Dolohov de mala gana.
-Esta verdad es la del nuevo gobierno Dolohov...a quien no le guste... –Bella lo
miró fijamente, él tragó saliva. -...que se lo diga al gobierno. –Comentó con una
sonrisa tranquila.
-Muy cierto Bella...muy cierto. –Snape sonrió, aquello era gracioso en verdad.
-Snape, envía lechuzas a las Flores de Lazo del Diablo, diles que se tomen la
semana, avisa igual a Draco, ustedes... –Señaló a los demás. -...prepárense de la
mejor manera, ha llegado el momento, estaremos pronto listos para el regreso de
nuestro señor, él volverá pronto y necesitamos un buen sitio en el cual recibirle. –
Bella sonrió sentándose en una silla cercana, todos asintieron y se fue cada uno a
controlar su sitio, sólo Snape permaneció a su lado, llamó una lechuza y la envió a
Draco, con el informe que le habían ordenado.
-Una semana... –Comentó mientras cerraba el sobre.
-Sí Severus...una semana. –Contestó ella sonriendo, él no la miró pensaba en
cosas que necesitaba organizar en esa misma semana, sin que ella le
descubriera.
-¿Pasa algo? –Hermione lo miró fijamente, mientras abría el sobre, leía y luego lo
volvía a cerrar.
-Es una nota buena...parece que esperaremos una semana para el siguiente
paso...mi tía nos ha dado descanso a los cinco. –Comentó con el ceño fruncido
guardándose la carta para que no la mirara.
-¿Cinco? –Preguntó en un susurró los demás caminaban rumbo al comedor, la
cena se había servido.
-Parece que Eurídice, Cho, Pansy, Hagen y yo podemos descansar un par de
días. –Comentó sonriendo, quería aparentar tranquilidad.
-¿Ah sí? –Preguntó Hermione interesada, él no solía sonreír de esa forma, había
algo de falsedad en el gesto.
-Sé que piensas que te miento, pero no es así... –Comentó sonriendo
socarronamente, luego la tomó de la mano. -...es sólo que aún no me acostumbro
a contarte todo.
-Mmm...no te creo. –Sonrió Hermione guiándolo a la mesa, donde Ron intentaba
ver el abdomen de Eurídice, que ya le daba el cuatro manotazo en diez minutos.
-Haces bien. –Concluyó él, tomaron asiento y todos cenaron juntos, habrían
terminado de comer, felizmente de no ser por que la chimenea arrojó con fuerza
154
llamas color esmeralda y una figura envuelta en su túnica entró presurosamente,
Eurídice conjuró sólo sabe Merlín qué, que al momento, todos a excepción de
Draco y ella, fueron a quedar pegados como moscas en las paredes, donde
sintieron un raro escalofrío que les anunció se habían vuelto invisibles; Draco
movió la varita y antes que la figura se descubriera, cada plato que no fuera de los
dos se esfumó en la mesa sin ruido alguno, como si ésta estuviera hecha de agua.
-¿Quién es?....¿porqué te presentas de esta forma en mi casa? –Eurídice le
apuntaba con la punta de la varita, Ginny metida entre la chimenea y un estante
de libros, intentaba no respirar, Harry la miraba desde una incómoda posición
metido bajo un espejo.
-¡Muéstrate! –Draco le apuntó, estaba dispuesto a matarle, Neville había ido a dar
a la puerta y doblado esperaba en la parte superior del marco.
-Pareciera que temen que vea algo. –Bellatrix se descubrió el rostro lentamente,
Eurídice abrió los ojos con asombro desmesurado y presta hizo aparecer su túnica
y su antifaz y se cubrió con ellos, Draco al mirar que era su tía quiso volverse a
Hermione, que permanecía escondida bajo una vitrina, casi pegada al suelo, pero
se lo pensó y sonrió a la visitante.
-Esconder algo...¡Bah!... –Exclamó con cinismo. -...es sólo que las cosas no están
para que no sintamos seguros...no con lo que nos hicieron esos malditos. –
Comentó divertido y sin el menor respeto por la recién llegada se sentó
nuevamente y siguió comiendo.
-¿Cena romántica? –Preguntó Bella mirando la mesa, un platón de fresas y las
dos copas de vino, además de los dos platos con pasta y carne sobrevivían a la
desaparición del resto de las cosas, pegada al techo, Luna miraba la cabeza de
los tres presentes.
-Nada de eso, señora Lestrange. –Contestó Eurídice mirando a Ron con disimulo,
él estaba en la peor posición de todos, había ido a dar justo bajo la mesita del té,
pero de tan mala suerte que sus piernas no llegaron a tocar el muro y
permanecían extendidas amenazando con tirar a Bella si pasaba por ese sitio. –
Comemos simplemente.
-Sí, claro... –Bella la miró fijamente, Eurídice hizo una reverencia, Bella sonrió. -
¿Dónde están los demás?
-En mi casa... –Draco se limpió los labios con la servilleta y le contestó, intentaba
eliminar la tensión que Eurídice no podía mitigar, pese a ser buena actriz, las
piernas de Ron la tenían en jaque. -...creo que Pansy duerme...Cho, no sé...pero
están allá con Hagen.
-¿Y porqué estás tú aquí? –Preguntó dando unos pasos para acercarse a Draco,
pero en dirección a Ron, que apretando los labios e inflando las mejillas
aguantaba el miedo de que lo pisara.
-Cacé conejo. –Soltó Eurídice de golpe con una enorme sonrisa. –Hace dos días
en la luna llena...así que lo traje para que Drepell lo preparara e invité a Draco a
probarlo para festejar. –Comentó sonriendo, Bella le hizo una seña de que podía
quitarse el antifaz y ella lo hizo rápidamente. -¿Porqué no cena con nosotros? –
Eurídice movió la silla que tenía enfrente, necesitaba evitar que ella siguiera
caminando.
-¿Conejo? –Preguntó Bella interesada, Ginny no podía más, necesitaba moverse
un poco, la presión en su cuerpo era demasiada.
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-Sí...conejo...es muy sano y nutritivo. –Comentó Eurídice con la boca seca, pero
de forma tan normal que hasta Harry se sintió con ganas de probar de nuevo el
conejo.
-Bien...no veo que hay de malo si pruebo un poco. –Bella se dirigió al asiento que
le ofrecían y se sentó, Draco la miró con un asentimiento y siguió comiendo,
mientras Eurídice salía rumbo a la cocina por un plato para su invitada.
-¡Como si te interesara que sea sano! –Carcajeó Draco, a Bella le hizo gracia por
que también rió con ganas
-Aquí está...espero que le guste. –Eurídice le puso el plato enfrente y resignada a
seguir la treta se sentó a comer con ellos, Neville miró a Harry que levantó la
cejas, Luna sobre sus cabezas miraba moviendo la cabeza de un lado a otro como
si aquello fuera un simple juego.
-Veamos... –Bella clavó el tenedor con fuerza en la carne y comió el primer trozo,
luego con los ojos cerrados expresó su aprobación en un gemidillo que hizo que
Ron hiciera una mueca de desagrado. -...está perfecto... –Bella siguió comiendo y
Eurídice sonrió a Draco algo más tranquila, ahora era sólo cuestión de paciencia,
él levantó la copa y brindó con ella. -...y dime Draco... –Bella lo miró mientras se
llevaba un nuevo trozo de conejo a la boca. -...¿algún prospecto ya para el
matrimonio? –Miró a Draco sonriente, con el tenedor dentro de la boca, Eurídice
carraspeó un poco y el rubio algo más pálido que de costumbre, bajó su copa con
lentitud.
-Pues no, ninguno...además no creo que sea de tu incumbencia. –Espetó
sonriente, solía ser lo más mordaz que se pudiera con ella, la detestaba desde lo
ocurrido a sus padres y planeaba dárselo a entender.
-Granger es demasiado lista para ti....podría engañarte a la primera oportunidad. –
Contestó Bella sonriendo, mientras agregaba algo más de pimienta a su plato,
Hermione ahogó un grito y Draco contuvo la respiración buscando la forma de
sacar su varita sin que ella lo notara.
-¡Qué demonios! –Eurídice se quedó lívida, entonces, Bella carcajeó y Draco pudo
ver que tenía los ojos raramente rasgados.
-¡Cho! –Gritó el rubio poniéndose en pie, Bella seguía carcajeando y movía la
cabeza, hasta que poco a poco lentamente fue desapareciendo todo rastro de la
Lestrange, para dejar sólo los rasgos de la Chang.
-No puedo creer que hayan caído...fue tan cómico ver cómo se sentaban a comer
conmigo. –Cho no podía dejar de reír.
-¿Te has vuelto loca? –Eurídice le miró fijamente, Draco movió la varita y todos
cayeron de sus incómodas posiciones.
-Eso fue espantoso. –Ginny estirando los brazos para recuperar la movilidad miró
a Cho con molestia.
-Lo espantoso es que me di cuenta a la perfección que estaban todos sentados a
la mesa...¿se dan cuenta lo estúpido que fue sentarse a comer como si afuera no
pasara nada? –Cho los miró con reproche, Eurídice bajó la mirada, tenía toda la
razón.
-Es cierto...fue una estupidez. –Admitió Eurídice mirando a Draco que asintió.
-Y bien...supongo que saben que estamos ya en cuenta regresiva. –Cho los miró,
Draco asintió.
-¿Cuenta regresiva? –Harry quiso intervenir, no sabía mucho de lo que estaban
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hablando.
-Sencillamente, Bella quiere que vayamos por algo importante...dentro de una
semana, nos moveremos...por ahora estamos esperando. –Cho se sentó, los
demás la imitaron.
-¿Algo importante? –Neville preguntó mientras los platos de todos reaparecían en
la mesa, Luna comenzó a comer sin esperar a nadie más.
-Creo que se trata de una caja, o algo así. –Contestó Cho que volvía a comer,
Hermione se volvió a Ron, que a su vez miró a Harry, él sabía de lo que se
trataba, no era una caja cualquiera...era la caja.
-No quiero que llores más... –Susurró cuando los espasmos del cuerpo de ella se
calmaron por completo, estaba aferrada a él, apretándolo fuertemente, mientras él
la hacia mecerse de lado a lado, ella miraba la pared fijamente, tenía su cabeza
recargada en la de ella, intentaba pensar en algo que decir, pero estaba tan
contento de tenerla así que ya no dijo más.
-Si dices a alguien que he llorado...te cortaré el cuello. –Soltó secamente, pero con
la voz tranquila, relajada pegada a él, Hagen sonrió socarronamente y suspiró, a
158
ella ese movimiento la hizo imitarlo.
-Suspiras por mi. –Susurró melosamente, ella sonrió confiada en que no la miraba.
-¡Obvio!...suspiro por un idiota, así soy yo...¿no lo sabías? –Contestó ella todavía
apagada, se sentía tan bien ahí, que lo apretó con más fuerza, su mensaje
sarcástico no había funcionado, él sonrió.
-Me llamas idiota, pero no eres capaz de alejarte de mi...has tocado fondo Pansy.
–Comentó él dulcemente, ella no contestó nada, entonces un ¡plop! los hizo salir
del ensimismamiento, ella lo soltó un poco y miró a la elfa.
-Señorita Parkinson...ha llegado esto para usted. –La pequeñita le entregó la nota
y un montón de periódicos y papeles, ella sujetó todo, pero dejó caer los papeles
en la mesa a su lado quedándose sólo con la nota, sin retirar su mano izquierda
de la cintura de Hagen, él apenas la soltó un poco.
-Gracias Calpy... –La elfa se fue, Pansy con una de sus uñas rompió el sello y
abrió la nota, la caligrafía de Eurídice le devolvió la mirada. -...tú hermana me pide
ayuda.
-¿Ayuda? –Hagen la soltó entonces y la miró fijamente, Pansy tenía el ceño
fruncido.
-He de ir a tu casa...parece algo sino urgente al menos necesario. –Lo soltó
lentamente, como si no quisiera, Hagen la miró inclinarse hacia los demás
papeles.
-¿Menciona si debo ir? –Preguntó suspirando.
-No me ha dicho nada...pero creo que después de que Ron la entere de tu visita,
quizá te mande llamar pero para regresarte el golpe. –Pansy miró los periódicos,
Hagen frunció el ceño y se sentó molesto.
-Ese tipo se aprovechó de mi hermana...embarazarla fuera del matrimonio es
demasiado... –Soltó de brazos cruzados, Pansy lo miró un segundo, luego soltó
una sonora carcajada.
-Sí y sin duda ella es una pobre inocente, que cayó en manos de un rufián maldito
¿no?. –Mordazmente le miró, él se puso serio.
-Cuidado con lo que dices...Eurídice es una buena chica. –Dijo con la voz ronca,
seca, ella carcajeó con más ganas todavía.
-No bromees conmigo...tu hermana es una loba con camino andado...una puta con
abolengo...–Soltó maliciosamente riendo todavía, le encantaba ser destructiva con
todo el mundo; Hagen encolerizado sacó las garras y volviendo sus ojos de un
negro terrible se levantó para tomarla por el cuello violentamente, Pansy soltó un
grito y cerró los ojos dolorida. –Hagen... –Soltó ahogada mirándolo con un ojo
medio cerrado y tratando de sujetarse de sus manos para que su peso no cayera
de lleno en su cuello, pero no podía él presionaba mucho. -...suél...¡Suéltame! –
Gritó al fin cuando pudo medio moverse y sostenerse de su muñeca, pero Hagen
vuelto un animal furioso la miraba fijamente.
-Hay dos cosas que no tolero... –Susurró a su oído con la respiración agitada,
alterado y tan pegado a ella, que Pansy se sorprendió teniendo malos
pensamientos pese al pésimo momento. -...que hablen mal de las mujeres de mi
casa, es decir mi madre y Eurídice... –Hagen sonrió todavía furioso, su cabello
había crecido, su cuerpo había crecido y sus manos lucían llenas de bello y con
unas garras de tal tamaño que Pansy cerró los ojos con temor. -...y la segunda es
que te ofendan a ti...-La miró serio, ella abrió los ojos sorprendida, él con el ceño
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fruncido guardó algo de silencio sin dejar de apretar, ella contuvo la respiración
intentando no provocar más su ira. -...no me obligues a decidir qué prefiero...mi
familia o mi amor. –La soltó, Pansy cayó al suelo de rodillas, sujetándose el cuello
y tosiendo, Hagen volvió a la normalidad, la miró algo sorprendido por no poder
contenerse y se acercó para ayudarla a levantarse, ella le miró con odio y
despreció su mano dándole un golpe. –Lo lamento.
-¡Lárgate lobezno!... –Espetó molesta todavía masajeando su cuello amoratado. -
...o te corto la garganta.
-Yo... –Comenzó Hagen, pero ella le devolvió la mirada con más odio aún. -...no
ha sido mi intención.
-¡He dicho que te largues! –Gritó con los ojos llenos de lágrimas, pero el llanto no
era de dolor, era de pena y descontento, él lo leyó en sus ojos, ya no quiso hacer
más, mejor se dio la vuelta y se fue, dejándola furiosa, Pansy se puso en pie, tomó
los periódicos y salió por la chimenea, con la sangre hirviéndole en las venas.
-¿A dónde van? –Preguntó Ron cuando vio a Eurídice y a Cho pasar, sentado
ante una mesa, jugaba ajedrez contra Draco, comenzaba a hacérseles costumbre
aquello.
-Vamos a la biblioteca...necesitamos revisar alguna notas. –Contestó Eurídice
parándose en la puerta, Cho se recargó en el marco a mirar, Luna y Neville
estaban entretenidos viendo una revista vieja.
-¿Porqué no vienen a jugar? –Preguntó Ginny sonriente, ella estaba al lado de
Harry, sentados en la alfombra, Ron miraba el tablero, Draco frente a él las miraba
fijamente, Hermione venía de la cocina con Drepell trayendo unas cervezas de
mantequilla.
-No...es mejor hacer esto rápido. –Contestó Cho sonriendo, como sin darle
importancia. –Es cosa de unas notas en un libro...
-¿Libro? –Hermione las miró interesada. -¿Puedo ayudar?
-Si te necesitamos vendremos corriendo por ti... –Eurídice le sonrió, Hermione
asintió, entonces escucharon un ruido en la otra sala, como de llamas que
consumen algo, Eurídice y Cho sacaron sus varitas, Draco se puso de pie y todos
se dispusieron a esconderse cuando una figura se acercó caminando lentamente.
-¡Mierda! –Dijo molesta sacudiéndose la túnica de viaje, sobre un despampanante
vestido negro entallado.
-Pansy...¿con esa boquita comes? –Draco la miró divertido, Hermione parada a su
lado le había tomado la mano instintivamente segundos antes y aún no le soltaba.
-Draco... –Pansy sonrió, pero vio las manos entrelazadas y poniéndose roja
sonrió. -...cariño, permíteme matarte la rata que tienes pegada. –Sacó su varita y
dio unos pasos hacia ellos, Eurídice interpuso su brazo en su camino.
-Cuidado...estás en mi casa...no te permito que hables así de mi invitada. –
Eurídice la miró fijamente.
-Tú me tienes harta...maldita sea mi suerte por conocerte, ¡maldita estúpida!... –
Soltó enfadada, le recordaba a Hagen, y de pronto quería gritarle su furia, Ron se
levantó y fue hacia ella, dispuesto a callarla, pero Eurídice lo detuvo. -...todos
ustedes, sarta de idiotas. –Espetó molesta, Cho la miró con la cara inclinada.
-¿Quién intentó matarte Pansy? –Preguntó la oriental mirándole el cuello
amoratado.
-¡Púdrete Chang! –Soltó más molesta aún.
-Mejor pregúntale quién no tiene ganas de hacerlo. –Escupió Ginny mirándola,
Pansy la miró sonriendo.
-Ha hablado la señorita ”todos me aman”...vamos pelirroja, demuéstrame lo que
tienes... –Pansy estaba furiosa, caminó hacia Ginny, Harry se puso de pie para
intervenir, pero Pansy sonrió y le guiñó un ojo con descaro. -...Potter, tan valiente
como siempre, me pregunto...¿serás igual de efectivo en todas las áreas? –Pansy
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le pasó la mano a Harry por el pecho con sensualidad, él se sonrojó mirándola con
extrañes.
-Pansy... –Murmuró sin comprender qué pasaba, Ron intentaba acercarse, pero
Eurídice lo detenía.
-Cálmense... –Hermione intervenía levemente, pero Ginny ya se sacudía furiosa.
-¡Maldita perra! –Ginny se le fue encima, Harry nervioso por la situación intentó
detenerla, Pansy se puso a carcajear, mientras dejaba caer los periódicos sobre la
mesa de centro.
-Parkinson...cierra la boca o te la cierro. –Luna se acercó dejando a Neville en su
rincón.
-Lovewood...para variar, ¿te sientes bien hoy?...o tengo que pedir en San Mungo
una camisa de fuerza para que puedas dormir bien... –Pansy la miró con sorna,
Luna le sonrió tranquilamente, pero Neville se había puesto color de hormiga.
-¿Cómo te atreves? –Preguntó el chico acercándose.
-¡Basta! –Draco miró a Pansy fijamente, esta sacudió la cabeza y se volvió a las
dos mortífagas que le miraban, Eurídice también le miraba con reprobación.
-¡Al carajo todos ustedes!... –Espetó con fuerza saliendo de la sala. -...¡Idiotas! –
Se perdió en el pasillo, Eurídice dejó a Ron y le siguió.
-Algo le pasó. –Soltó Cho mirando a Draco.
-Mejor contrólenla...de todos, ella es la más riesgosa. –El rubio miró a Cho asentir
y marcharse, luego tomó a Hermione por la cintura y la abrazó, todos se quedaron
pasmados, eso había sido raro.
-¿Qué diablos te pasa? –Preguntó tras cerrar la puerta, Pansy estaba con la frente
pegada al muro. -¡Pudiste mejor entrar y matarnos a todos!
-No estoy para tus estúpidos chistes...déjame en paz un minuto. –Susurró
apagada, era mejor contenerse, la rabia le ganaba siempre y eso no era bueno.
-¿Qué es lo que te ha pasado? –Preguntó en un murmullo, Pansy cerró los ojos y
se estiró con dolor.
-Hagen...tu hermano y tú...que parecen salidos del infierno para molestarme. –
Soltó molesta, pero sonriendo de tal forma que Eurídice supo que algo andaba
bien.
-Hagen...mmm... –Eurídice se acercó lentamente. -...¿olvidando a Draco? –Le
miró sonriente y le guiñó un ojo, Pansy le hizo un gesto levantando parte de la
mejilla con molestia
-¡Púdrete! –Gritó mientras se dejaba caer en una silla cercana a la mesa, Eurídice
carcajeó, la puerta se abrió.
-Cómo que hoy todos se pudren ¿no?... –Comentó Cho entrando sonriente. -
...bueno, dinos para qué somos buenas... –Miró a Eurídice, ésta dejó de reír y las
miró fijamente.
-Haremos... –Jaló el libro que estaba sobre la mesa, se lo acercó a Pansy y la miró
fijamente. -...esa poción.
-Un momento... –Pansy se irguió en su asiento. -...¿quieres envejecer un tiempo
determinado? –La miró intensamente, Eurídice asintió.
-¿Para qué quieres eso? –Cho se acercó al libro y comenzó a pasar el índice por
las páginas.
-Quiero tener al bebé hoy mismo. –Contestó secamente, Pansy abrió la boca y se
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quedó así, Cho frunció el ceño.
-Cierra la boca. –Soltó Cho dándole una palmada a Pansy que cerró la boca de
inmediato.
-¿Porqué quieres hacer eso? –Pansy la miró fijamente, Cho había vuelto la mirada
al libro.
-Si Bella se entera que estoy embarazada sabrá que no es de Draco tarde o
temprano...y cuando eso pase, su odio por los Weasley la hará matar a mi bebé...
–Eurídice se sentó. -...no voy a correr ese riesgo.
-Tener al bebé hoy es muy riesgoso también. –Murmuró Cho mirando los
ingredientes, pasando del libro en latín al que contenía la poción.
-No tanto...recibieron la noticia ¿no?...nos ha dado una semana... –Eurídice se
inclinó sobre la mesa, Pansy no dejaba de mirarla con profundo asombro. -...es
tiempo suficiente para tener al bebé conmigo y luego enviarle a Albania con
Molly...prefiero alejarlo de mi ahora que no tenerlo... –Sentenció tan segura que
Cho sonrió, Pansy se llevó las manos al rostro y se inclinó.
-Esto es una locura...una cosa es sacrificarnos nosotras...pero ese bebé... –Pansy
las miró a la dos, ésta vez estaba siendo sincera. -...tu bebé no tiene nada que ver
con esta venganza.
-Por eso lo quiero fuera...ayúdenme...por favor. –Suplicó tomándoles la mano, Cho
asintió con una sonrisa, y Pansy seria lo hizo más lentamente.
-¿Les dirás a todos? –Preguntó Cho, mientras veía como la castaña iba donde un
armario y sacaba frascos, caldero y cajas.
-No...haremos todo aquí dentro, si les decimos, lo más seguro es que intenten
detenernos...no quiero arriesgarme a que lo logren. –Eurídice estaba radiante. –
Todo saldrá bien...estoy segura.
-Intentaremos que todo salga bien. –Pansy la ayudó con algunas cosas, pronto
pusieron manos a la obra.
-Bien...añadiendo esto, creo que queda lista. –Susurró Pansy, Eurídice continuaba
pendiente del borboteo de la poción, mientras Cho preparaba el recipiente
marcando la medida exacta del contenido.
-No, todavía no...debe hervir tres minutos exactos, ni uno más... –Eurídice se quitó
las gafas y se acercó a Pansy.
-Si la dejas más de tres minutos...cambiará el color, sabremos cualquier cosa por
medio del tono que adopte. –Cho se acercó con el frasco en la mano, las tres se
pusieron ante el caldero mirándolo fijamente, los vapores les daban una apariencia
terrible, Pansy sonreía y Eurídice concentrada en el reloj de pared se mordía el
labio inferior, mientras Cho contaba las veces que Pansy debía menear el brebaje.
-Treinta y siete...deja de mezclar Pansy... –Susurró Cho, la chica dejó el caldero y
fue de inmediato por el libro.
-Bien, creo que es todo...es hora de que la pruebes. –Pansy miró a Eurídice que
asintió.
-¡Espera!...un último repaso, mientras sacó la cantidad. –Cho miró a Pansy con
miedo, ésta asintió.
-Lo hemos repasado tres veces... –Soltó Eurídice algo cansada, era ya muy tarde,
los chicos seguían jugando entretenidos, pero sin duda pronto irían donde ellas a
averiguar qué hacían.
-Última vez... –Pansy la miró suplicante, ella asintió de mala gana. -...bien, hice el
conteo exacto de los días desde que concebiste al bebé...bueno... –Pansy sonrió.
-...desde que creemos que lo concebiste...la poción esta hecha para que
envejezcas exactamente seis meses, dos días y tres horas...el tiempo suficiente
para que tengamos un día para que des a luz. –Pansy contaba con los dedos
revisando unas notas.
-En cuanto tomes la poción, habrán de pasar exactamente dos minutos para que
haga efecto...si todo sale bien, mañana tendrás al bebé en brazos. –Sonrió Cho
dándole el frasco con la poción.
-Entonces todo está perfecto. –Comentó Eurídice mirando el frasco, aquello tenía
la apariencia de la brea y el aroma de un zapato viejo. –Creo que es hora...
-Matemáticamente no puede haber errores...todo saldrá a pedir de boca. –Susurró
Pansy sonriendo.
-Pues bien...hagámoslo. –Eurídice les miró fijamente, tomó el frasco y levantando
las cejas se volvió a ellas. –Deséenme suerte.
-Suerte... –Dijeron las dos, Eurídice se puso la botella en los labios y moviendo
con violencia su cabeza hacia atrás tragó de un solo golpe, se puso roja por lo
caliente, tosió dolorosamente y se volvió a mirarlas.
-Mmm... –Se relamió mirándolas, Cho movió la cabeza ella asintió. -...mmm..
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-¡¿Mmmm qué?! –Pansy la miraba sin comprender.
-Me siento, bien... –Contestó mirándola con extrañeza. -...ya pasó un minuto. –
Miró el reloj, Cho y Pansy se volvieron a verlo en el muro.
-Pues sí...pero sigues igual. –Cho la miró fijamente, Eurídice dio un resoplido.
-Algo salió mal. –Dijo Eurídice molesta.
-No, no puede ser...revisamos todo dos veces... –Pansy fue al cuaderno de
apuntes y Cho al libro, Eurídice dio unos pasos pero se quedó de pronto helada.
-Quizá la cantidad...tal vez no la medí bien. –Cho miraba la cuchara y los frascos.
-Oigan...
-Podría ser que no corté bien las raíces...no soy buena con eso... –Pansy miraba
los restos de los ingredientes.
-Oigan chicas...
-Podría ser que no hirvió los tres minutos. –Refirió Cho.
-Chicas... –Se volvieron a mirarla, Eurídice sonreía tocándose el abdomen. -
...miren. –Cuando se paró derecha, se toparon con una mujer embarazada de
nueve meses.
-Amo las pociones. –Sonrió Cho divertida.
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-¿Hay algo que tengas que decirme antes de entrar?. –Preguntó, la contraseña
que él mismo les había dado debías ser dicha.
-Hace un frío infernal...que mejor forma de recordarlo que con el rojo de sus
cabellos. –Dijo el chico secamente, Bill abrió de golpe, Hagen entró cubierto de
nieve y entumido. –Hola.
-Hagen, te congelarás...pasa siéntate. –Molly lo llamó pero el chico sonriente sólo
le tendió lo que traía.
-Es poco...carne, leche, pan, algo de harina, huevos y jamón...¡ah! y
vegetales...mañana les traeré algo más. –Se sacudió cual si fuera un perro, Bill lo
miró con diversión, Fleur frunció el ceño.
-Graciags...Hagen... –Comentó la rubia tomando todo y llevándolo a la cocina,
Molly sonrió.
-Prepararé la cena y te quedarás con nosotros. –Exclamo Molly, Hagen asintió
sonrojado, pero intentó dar a entender que no se quedaría con un gesto de las
manos.
-Gracias...y...¿La bebé? –Preguntó mirando a Bill, como si se sintiera más cómodo
con el chico, es que la figura materna hace tanto que le es ajena que es mejor
dejarla donde está, en lo profundo de un recuerdo y ya.
-Duerme...afortunadamente pusiste esos hechizos de calefacción. –Bill le ofreció
una taza de café, Molly fue con Fleur, Hagen la vio alejarse, suspiró y volvió a Bill.
-Lamento haber tardado tanto...se comunicó Ginny, ¿cierto? –Preguntó Hagen
tomando un trago.
-Sí, ella y los demás están bien...¿mi padre dónde está? –Preguntó mirándolo
fijamente, le recordaba a su padre y por ende a el dolor de su rostro.
-En Azkaban...pero lo tenemos protegido, nada le pasará, Charlie está con él. –
Hagen lo miró fijamente.
-Y Percy y los gemelos... –Bill necesitaba saber más de lo que pasaba.
-No sabemos nada...Ron les advirtió que debían huir...pero no pude localizarlos,
he tratado de buscarles, pero son Fred y George...dudo que dejen que alguien les
encuentre. –Bill sonrió ante este comentario de Hagen y asintió.
-¿Cómo están el resto de las personas? –Preguntó Bill incómodo.
-Tan mal como puedas imaginar...se han dado a la tarea de anunciar la muerte de
tus dos hermanos aurores y el resto del equipo...la gente tiene miedo. –Hagen lo
miró fijamente. –Tonks es la que corre peligro, intentaré traerla aquí por la
mañana...pero se me complica lograrlo.
-Tráela...es mejor que esté con alguien. –Bill sonrió, Hagen asintió.
-Mejor me voy, agradece a tu madre la cena, descansen...por ahora pueden estar
tranquilos, nadie les encontrará aquí. –Hagen se levantó y se dispuso a salir.
-Quédate...no querrás enfadarla. –Bill lo retuvo y le sonrió.
-No...no le soy muy grato a Fleur...la entiendo... –Comentó caminando rumbo a la
puerta. -...volveré en la mañana, espero traer conmigo a Tonks y los niños...que
tengan buena noche.
-Hagen... –Bill lo llamó cuando el chico abrió la puerta. -...gracias por todo.
-De nada...te lo debo. –Comentó Hagen mirándole las cicatrices que le provocó su
padre. –Nos veremos. –Y salió.
-¿Hagen? –Fleur salió de la cocina, se encontró sólo con su marido y fue a
sentarse a su lado, donde respiró con tranquilidad. -¿Pogqué se fue?
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-Tenía cosas que hacer... –Susurró apesadumbrado. -...mi padre está en Azkaban.
-Todo salgdrá bien...ten fe... –Murmuró apretándolo contra su pecho.
-Me preocupan mis hermanos...Percy, Fred y George...Hagen dice que han corrido
el rumor de la muerte de Ron, Ginny y los demás...ellos no saben que están bien...
–Bill se cubrió el rostro con las manos con cansancio.
-No te preogcupes, segugamente ellos estagrán bien... –Fleur lo besó en la frente,
Bill sonrió, no le quedaba más que creer que su rubia esposa estaba en lo
correcto.
-¿Por qué no oigo nada? –Ron se pegaba a la puerta, había intentado abrir, pero
algo se lo impedía.
-No lo sé... –Harry lo miraba preocupado, Neville miraba su reloj de pulsera.
-Han pasado veinte minutos. –Neville miró a Draco que caminaba de lado a lado. –
Quizá aún no era tiempo.
-Iré por el sanador... –Susurró Draco y caminó hacia la salida, pero algo lo detuvo
como un rayo que cruzó su mente, era arriesgar a todos, si Eurídice se salvaba,
no se lo perdonaría. -...no puedo. –Soltó colérico y golpeó un muro.
-Ve por uno...no me interesa lo demás...¡Ve por el sanador! –Gritó Ron mirándolo
frenéticamente.
-Lo siento... –Exclamó Draco tristemente. -...es ir contra Eurídice...no lo haré.
-Maldita sea...¡Maldito seas Malfoy! –Ron iba dispuesto a partirle la cara, pero
Harry se interpuso. -¡Si muere te mataré!...¡Si se mueren te mataré!
-Cálmate Ron...Hermione te mataría antes que siquiera le toques un pelo. –Neville
intentó ser gracioso, pero Ron no rió, Harry lo miró con reprobación, no era
momento de bromas.
-Se te necesita tranquilo... –Luchaba Harry por contenerlo, obviamente le era difícil
por que el pelirrojo le ganaba en tamaño, sacudiéndolo, haciendo que las gafas se
le fueran a la punta de la nariz. -...respira, debes estar calmado, por ella y por el
bebé.
-Pero...y si muere...¿qué hago si muere? –Ron miró a Harry, éste se sorprendió,
no pudo sino pensar en que probablemente su padre estaba de la misma forma
aquella noche, no supo qué decirle a su amigo, un nudo se le hizo en la garganta,
si Ginny estuviera en la misma situación, seguramente él se sentiría igual.
-No lo sé... –Contestó sinceramente mirándolo, Draco se había quedado inmóvil
mirándolos.
-No va a morir...no conozco chica tan fuerte, además...está en manos de mi Luna,
no lo olviden. –Neville sonrió para calmarlos y los tres le miraron sorprendidos,
decir que todo dependía de Luna no era buena idea.
-No sé si fue la mejor idea dejarla en manos de esa loca. –Comentó Draco en tono
burlón para romper la tensión. –Pero, ella lo pidió... –Dijo mirándolos, Harry asintió
a Ron no le quedó más que bajar la mirada, entonces los cuatro lo escucharon, un
llanto, un llanto estrepitoso y agudo, Ron se volvió a la puerta azorado, Harry
sonrió y le dio una palmada en el hombro.
-¿Has oído? –Le preguntó, Ron tragó saliva mientras Neville se acercaba
sonriendo.
-Eres padre Weasley... –Soltó el chico mirándolo con felicidad.
-Padre... –Ron se quedó mirando la puerta, esperando que se abriera y alguna de
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las chicas saliera, pero no pasó.
-Descuida...saldrán en cualquier momento... –Murmuró Draco que miraba igual
que los otros, pero el momento se postergó y el llanto infantil se prolongó, como si
fuera más de una voz las que lloraran.
-Algo pasa... –Ron miraba la puerta fijamente, y los otros tres sintieron que tenía
razón.
-Ron... –Harry miraba a la puerta esperando, oraba por que alguien saliera.
-Algo pasa ahí dentro... –Ron fue directo a la puerta e intentó entrar, pero no podía
abrir.
-¿Qué pasa? –Neville se unió al intento, pronto, Draco ayudaba a Ron a empujar
con el hombro, mientras Harry y Neville golpeaban a puño cerrado.
-¡Abran! –Gritó Ron colérico, entonces pasó, la puerta se abrió y los cuatro
retrocedieron, Ginny salió, dándoles la espalda cerró, luego se volvió con un
envoltorio en brazos, Ron la miraba mudo de expectación.
-Ven...hay alguien que quiere conocerte. –Susurró sonriendo, mostrándoles lo que
traía consigo, Ron se acercó y miró entre las mantas, un pequeño bebé, sonrojado
el extremo de parecer rojo le miraba con unos ojitos empañados rodeados de unas
pestañas onduladas, su cabello era casi por completo blanco y luchaba por soltar
sus brazos demasiado bien apretados con la manta, como para poder moverse.
-Es...es...¿niño? –Ron se quedó agachado mirando, Harry sonreía a Ginny que
miraba a su hermano emocionada.
-Es niña... –Contestó ella mirando a Neville que había estirado un dedo para
tocarle la cabeza, la pequeñita se movió incómoda con el roce, Ron estiró los
brazos para tomarla.
-Parece un rábano. –Soltó Draco con tan poco tacto que Ron le dio un golpe en la
nuca con la mano abierta. -¡Carajo!...casi me desnucas.
-Es mi hija...trátala con respeto idiota. –Ron la tomó en brazos con temor de que
se rompiera si la rozaba.
-Felicidades Ron... –Dijo Harry sonriendo, se acomodó las gafas para ver mejor a
su nueva sobrina.
-Mejor libera tu otro brazo también. –La voz de Hermione salió de la habitación, la
chica se aproximaba a ellos con otro envoltorio, Ron levantó la mirada
sorprendido, Draco se acercó a ella corriendo.
-¡Hey Eurídice te dio toda una camada, Weasley! –Soltó carcajeando mucho más
tranquilo, el bebé que llevaba Hermione era idéntico a la pequeña, Hermione le dio
una palmada a Draco en el pecho, el bebé venía dormido y el rubio lo había
despertado.
-¡Eurídice no es un animal imbécil! –Soltó Ron acercándose, Harry sonreía
mirando a Ginny que lloraba de emoción, Neville carcajeaba con los comentarios
de Draco.
-Te presento a tu hijo. –Susurró Hermione enternecida, Ron sostuvo al bebé en su
brazo izquierdo, mientras la pequeñita era observada por un Neville entretenido,
en su brazo derecho.
-Niño... –Ron miró a Hermione que asintió, la puerta se abrió, Pansy salió en aquel
momento.
-Mejor consíguete un tercer brazo... –La chica se acercó con un tercer envoltorio. -
...tengo el gusto de presentarte a tu otro hijo.
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-¡Tres! –Gritó Ron con los ojos abiertos como platos. -¡Tres Weasleys de un jalón!
–La pequeña en su brazo dio un puchero y él se encogió intentando arrullarla.
-Eres efectivo Ron. –Soltó Draco con picardía, Neville carcajeó y Harry a su lado lo
imitó, Ron se sonrojó y fue corriendo donde Pansy para ver al otro crío, éste
dormía placidamente, como si no hubiera escuchado el grito de su padre, a
diferencia de los otros dos que ya lloraban, entonces lo vio, era el único de los tres
que tenía los ojos azules.
-Espera a que mamá lo sepa. –Ginny se abrazó de Harry que la besó en la frente.
-Se desmayará de gusto. –Soltó Hermione mirando a Draco, que reía también.
-O del susto. –Dijo Harry en un susurro, Ginny le dio un codazo como castigo, él le
guiñó un ojo.
-Eurídice...¿cómo está? –Ron se volvió a Pansy, que se puso seria.
-Perdió mucha sangre...tendremos que estar muy al pendiente de ella. –Hermione
bajó al cara.
-Luna tuvo que abrirla...estuvimos dando de tumbos para sacar a los bebés...pero
parece que estará bien. –Ginny sonrió tristemente. –El instinto de Luna es lo mejor
que he visto nunca. –Dijo sonriendo.
-Está muy débil. –Concluyó Pansy, Ron con los dos bebés en brazos palideció.
-Quiero verla... –Pidió entonces, Harry lo comprendió él querría hacer lo mismo.
-Da tiempo a que Drepell, Luna y Cho cierren la herida...la escena no es muy
grata. –Comentó Ginny, él bajó la cabeza y miró a los bebés.
-Es fuerte...esto la ata a mi...¡no se me va a ir! –Comentó Ron divertido, luego se
volvió a sus hijos, los que sostenía en brazos habían dejado de llorar algo más
tranquilos. –Les presento oficialmente a Anna, Albert y... –Guardó silencio un
momento, luego lo dijo convencido. -...Arthur Weasley.
-Arthur...-Ginny sonrió y miró a su hermano con una amplia sonrisa.
-Sí…Arthur Weasley…como papá...y espera a que lo conozca, no va a caber en sí
de gusto. –Ron sonreía, pero el pequeño Albert comenzó a llorar, haciendo que
los otros dos lo imitaran, y tuvo que ser socorrido por Hermione y Ginny para
poder verlos mejor, sonriente miró a Harry, que asintió sin poder entender en qué
momento su amigo de infancia se había vuelto un hombre, padre de tres hijos,
Neville lo abrazó, se miraron orgullosos por el pelirrojo.
-Cho... –Susurró una vez que estuvo de nuevo recostada, cubierta con la sábana,
Luna y Drepell se las arreglaban para envolver las sábanas y mantas sucias.
-¿Dime? –Cho se inclinó a su lado y le acomodó los cojines.
-Abre ese cajón... –Pidió a media voz, se sentía tan exhausta que sólo quería
dormir.
-¿Qué debo buscar? –Preguntó la oriental.
-Hay ahí un trozo de pergamino, sácalo y revísalo... –Eurídice se volvió a Luna. -
...muchas gracias.
-Descuida, es de lo más divertido verte las entrañas... –Soltó de forma cómica. -
...pero para la próxima dime con anticipación que habré de abrirte, al menos dame
tiempo de leerme un libro al respecto... –carcajeó, Eurídice le agradeció. -...diré a
todos que estás presentable...te traeré a tus bebés para que los veas bien. –Luna
le besó en la mejilla y salió siguiendo al elfo que tarareaba emocionado una
tonadilla.
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-¿Qué significa esto? –Cho le miró fijamente tras terminar de leer el pergamino en
silencio.
-Revísalo...¿está bien escrito? –Preguntó débilmente.
-Es una sentencia mágica... –Cho susurró y le sostuvo la mirada. -...¿para qué
haces esto?...¿por esto querías mi ayuda en magia oriental?
-Ahora que tengo tres hijos, es necesario...por si acaso. –Confesó sonrojándose,
Cho se enfadó y dio un resoplido.
-No voy a contribuir es esto...no voy a aprobarlo. –Cho la miró con reprobación
sacudiendo el pergamino.
-Escúchame, no afecta a nadie, es sólo un aviso. –Murmuró sonriendo.
-¿Crees que será fácil para Ron el ver esto? –Cho movió el papel ante sus ojos.
-Escucha...Ron es el padre de mis hijos, pero eso es todo...él ama aún a
Hermione y yo no pienso obligarle a nada... –Dijo en tono dolido, Cho la miró sin
comprender, pero ella continuó. -...y no, no será fácil, pero le servirá...si no lo hago
así...quizá nunca sepan lo que me pase. –Eurídice seguía sonriendo, a Cho se le
erizaron los bellos de la nuca de la sola idea de que su amiga muriera.
-No vas a morir...morirás de anciana y rodeada de nietos...frente a mis ojos
cansados. –Sentenció duramente.
-No...eso lo harás tú ante los ojos de Pansy...cúmpleme el gusto y dime si está
bien hecho. –Eurídice se removió, pero Cho no planeaba obedecerle. –
Anda...antes que vengan todos. –Cho se volvió para no mirarla, ella le tomó la
mano.
-Tiene leves errores, los corregiré. –Murmuró sin poder negarse.
-Gracias. –Eurídice le tomó la mano con más fuerza aún, Cho se la apretó, la
puerta se abrió y un Ron lleno de bríos, seguido de todos entró a grandes
zancadas y se sentó junto a ella en la cama con la pequeña Ana en brazos.
-Ana... –Susurró inflado como un pavo real, Eurídice le miró sin expresión alguna.
-...tiene el lunar que yo tengo en la planta del pie... –Soltó destapando a la
pequeña para mostrarle.
-Ron no seas bruto. –Ginny vio como su hermano luchaba por mover a la pequeña
sin maltratarla, pero seguía siendo un grandulón con poco tacto.
-Ron, espera... –Eurídice se movió con rapidez. -...la destapas y le dará una
pulmonía, está recién nacida.
-Pero mira... –Ron logró mostrarle el pie de la bebé, que se mantenía seria,
Eurídice lo miró fijamente, en la planta de la pequeña había una rara mancha
oscura. -...¿lo ves?...es mi lunar...el que tengo yo también...-Ron acomodó
suavemente a Ana en el brazo de Eurídice y se volvió hacia Ginny pidiendo a
Albert. -...apuesto a que éste pequeño tiene algo mío.
-Necesitas comprobarlo...¿cierto? –Preguntó Eurídice con los ojos llenos de
lágrimas, Harry al ver esto dio un paso al frente, Draco había dado un traspié al
escuchar y casi tira a Pansy en su trayecto, Neville carraspeó incómodamente y
Cho intentó pasar desapercibida, colocando a Arthur en la cama junto a su
hermana.
-Creo que debemos salir, ya habrá tiempo para felicitarlos. –Impulsó Harry a todos
a dejar sola a la pareja, Neville le imitó, Draco miraba a Eurídice sin comprender,
pero salió siguiendo a Hermione, Ron se había quedado perplejo con la boca
abierta por el comentario, mientras ella miraba a Ana y Arthur y él sostenía a duras
175
penas a Albert.
-Pero si estaba de buen humor... –Susurró Ginny a Harry mientras salían cerrando
la puerta tras de sí, Drepell como fantasmita trabajador se limitó a entrar, a
sabiendas de que le ignoraría la pareja mientras él avivaba la chimenea.
-Quizá se siente cansada. –Comentó Pansy mirando a Cho, ésta frunció el ceño,
pensando aún en la sentencia y en el comentario de Eurídice respecto a que el
pelirrojo no la amaba como a Hermione.
-Con tres bebés yo me sentiría morir. –Comentó Neville sonriendo a Hermione,
ésta se mordió el labio, ha decir verdad, incluso un bebé le parecía difícil de
manejar.
-Con uno basta Neville. –Dijo Harry extrañado por la actitud de la chica, y
preocupado por la forma como tomaría aquello Ron, luego su mente saltó a la
afortunada y rechoncha abuela y planeó la forma de convencer a todos de traerla
para conocer a los bebés.
-Tal vez sea depresión post-parto. –Dijo Luna del brazo de Neville cuando
entraban en la sala, Hermione dio un resoplido y Draco frunció el ceño alejándose
para traer una botella de whisky y copas para brindar. –He oído que puede curarse
si conversas con un gnomo, ellos terminan por sacarte de quicio y hacerte volver.
–Miró a Ginny que negó rotundamente.
-¡Por Merlín!... –Cho la miró con reprobación. -...depresión post-parto... –Cho miró
a la rubia fijamente, era como si fuera muy lista pero no le gustara demostrarlo. -
...eso sólo pasa entre muggles.
-Porque no la ponemos a conversar contigo...tendría el mismo efecto. –Exclamó
Pansy, Harry y Ginny carcajearon, Draco sonrió mientras les daba una copa a
cada quien, Neville se puso serio y miró a su novia, que sonrió sutilmente, al
parecer no había entendido el comentario, Cho se echó a reír.
-Eso no las deja exentas. –Soltó Hermione socarronamente, miró a Draco y lo notó
frío, pero no era para menos.
-Es asfixiante... –Susurró por octava vez en todo el día, su padre le miró fijamente,
Remus desde el rincón sonrió.
-Todos nos damos cuenta Charlie... –Contestó Moody sentado algo alejado del
resto, intentaba ponerse en pie pero se tabaleaba, buena se la habían hecho al
quitarle la pierna. -...¡Mierda! –Soltó cuando volvió a caerse, Arthur intentó
ayudarle, pero él se negó.
-Quizá si lo intentaras del otro lado... –Susurró Kingsley sonriendo, era divertido
verle sufrir, Moody le hizo una seña obscena con el dedo medio de la mano
derecha, Kingsley carcajeó, Charlie sonrió de mala gana.
-Si al menos supiéramos qué ha sido de todos... –Susurró el ministro
apesadumbrado, no hacía sino pensar en sus hijos y su esposa.
-Tonks...mis hijos... –Remus permanecía en el rincón mirando a través de los
barrotes de una alcantarilla en el muro de piedra. -...mis hijos...mis hijos...
-Esa chica es astuta, no caerá tan fácil Lupin. –Moody lo miró de reojo, el
licántropo intentó parecer tranquilo.
-Necesito saber de Molly. –Arthur miró a Charlie que asintió frustrado igual, la
celda era de unos 3 metros por tres, tenía una sola litera, en la que por informe
sabían que había dormido Bellatrix, era por completo sellada, a excepción de la
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puerta con una diminuta ventanilla.
-Pues ya no lloriquee...le tengo una sorpresa. –La voz áspera de Avery resonó
ante ellos del otro lado de la puerta.
-¿Qué es lo que quiere? –Charlie le echó en cara, el hombre carcajeó y un bulto
entro por la rendija, reconocieron de inmediato las páginas de El Profeta y el
Quisquilloso, Avery se alejó por el pasillo.
-Disfrútenlo. –Carcajeó divertido, Charlie pegado a la puerta intentó seguirlo con la
mirada, sin mucho resultado.
-Imbécil. –Soltó Kingsley secamente, mirando como Arthur levantaba los
periódicos.
-Debieron apoderarse de todos esos medios de comunicación...seguramente será
una sarta de mentiras sin sentido. –Condenó Moody sin mirar siquiera los papeles,
pero Arthur ya los había abierto y miraba fijamente impávido, con tal mirada vacía
que Remus decidió acercarse.
-Arthur... –Susurró Remus mirándolo, Charlie se acercó entonces.
-Charlie... –Susurró el patriarca de los Weasleys mirando a su hijo, éste tomó los
papeles, mientras se sentaba en el suelo con las manos en las sienes.
-¿Qué hay? –Preguntó Moody al ver al joven pelirrojo mirar el papel, estaba pálido
e intentó hablar.
-Mataron a...mataron a Ginny y a Ron...-Soltó mostrando la portada del periódico,
Remus intentó acercarse, pero Moody se lo impidió, se miraron, sólo se
escuchaba el sollozar de Arthur, sobre el goteo de agua horadando la roca.
Búsqueda...
Además de los numerosos arrestos por parte del Ministerio y su nueva
organización, se ha comenzado la revisión de los lugares en los que podrían estar
ocultos los documentos que acreditarían la falsedad de las declaraciones de
aquellos que se han considerado por tanto tiempo como héroes de la nación,
Dumbledore, Potter entre otros; entre los sitios que se habrán de revisar, se
encuentra la tumba de la Sra. M. Lovegood, donde se sospecha, su prófugo
esposo, habrá depositado documentos de vital importancia...
180
-¿Pasa algo? –Preguntó Ron se acercó un poco y la miró a los ojos, ella se volvió
averlo.
-Tiene los ojos azules...como tú...¿o vas a pensar que es por Hagen? –Preguntó
con el rostro lleno de lágrimas, Ron abrió los ojos desorbitadamente y se levantó
de prisa para verla.
-¡Por Dios! –Exclamó mientras la apretaba contra su pecho fuertemente, ella se
aferró de su camisa y lloró amargamente. -¡Perdóname!
-¡¿Qué voy a hacer Ron?!... tengo tanto miedo...temo tanto por ustedes, Dios... –
Eurídice no podía dejar de llorar y él sin comprender hizo lo poco que podía,
apretarla más fuerte y mecerla, procurando no aplastar a los bebés.
-Necesito saber que estarán bien... –Susurró ahogada intentando reprimir todo lo
que sentía, pero no lo lograba, era como una llama que le quemaba el pecho
horriblemente.
-Pero es que estamos bien...jamás permitiré que les pase algo malo...nunca lo
haría... –Ron la presionó contra su pecho, ella sollozaba tan dolorosamente, que
deseo no tener boca para no haberla herido.
-Quiero que me jures algo Ron... –Eurídice le miró a los ojos, él frunció el ceño al
verla tan desesperada. -...necesito que me prometas que no importa lo que pase,
jamás te pondrás en riesgo por mi.
-¿Perdón? –No la entendía, se arrodilló para verla hacia arriba, Eurídice se sentó
en la cama procurando no mover a los pequeños que dormían.
-Yo quiero que cuides de nuestros hijos...yo no importo, sé que no necesito
pedírtelo, por que soy tu amiga y nada más...pero quiero hacerlo...es importante
que comprendas que no me importa nada más que nuestros hijos y... –Eurídice
hablaba pero él ya no le ponía atención.
-¿Mi amiga y nada más? –Preguntó con el ceño fruncido mirándola sin
comprender. -¿Mi amiga?
-Lo soy...bueno y la madre de tus hijos pero es todo... –Eurídice bajó la mirada
algo incómoda por los ojos azules clavados en ella.
-¡Ah no! –Gritó Ron haciendo que Albert abriera los ojos sobresaltado.
-Lo despertaste... –Dijo ella dándole un pellizco, puso su mano en el pecho de su
hijo y lo movió lentamente, el pequeño cerró los ojos y volvió a dormir. -...no grites,
necesitan dormir.
-Lo siento... –Susurró apenas y se puso a hablar como perico. -...tú no eres mi
amiga, eres la madre de mis hijos, la mujer con la que he de envejecer...ahora me
sales con eso, ¡patrañas! –Dijo alto, Ana se movió.
-Shhhh... –Eurídice lo miró sorprendida pero no pudo evitar callarlo. -...¿qué
dices?
-Digo que te amo...que quiero estar contigo, que estos niños son la prueba
irrefutable de que el destino se las arregla para que sigamos el camino que nos
toca...a mi me tocas tú y yo lo acepto... –Sentenció el pelirrojo moviendo tanto la
cabeza que se despeinó.
-Pero tú...quiere decir que... –Eurídice se sonrojó mirándolo con asombro y
alegría.
-Quiere decir que nos casamos, tú eres la nueva señora Weasley y si no quieres
te aguantas... –Seguía hablando y a ella ya no le daban ganas mas que de
besarlo. -...así que o aceptas o aceptas...por que puedo decirle a mamá que te
obligue...¡y mira que te obliga eh!
-Ron... –Eurídice lo miró seriamente, él seguía susurrando un montón de cosas
que ella no entendía, lo tomó por las mejillas y le sonrió. -...ya cállate. –Dijo y lo
besó, Ron no hizo por pararse, permaneció de rodillas besándola, los dos sabían
que aquello sellaba todo, por siempre.
-Si quieres me quedo mudo... –Murmuró Ron cuando se dejaron para tomar aire,
184
ella sonrió todavía con los ojos cerrados, pero al mirarlo lo notó rígido mirando la
cama.
-¿Qué pasa? –Preguntó volviéndose para mirar lo que él veía. -¡Por Cirse!
Era bellísimo, una especie de cúpula de cristal cubría el cuerpo todavía intacto de
la madre de la chica, la cúpula era ovalada, decorada con aplicaciones doradas, la
mujer dentro tenía la apariencia de una doncella dormida esperando el beso de su
amado, las manos cruzadas sobre el regazo, descalza, largo cabello rubio
extendido bajo su cabeza, un hermoso vestido de seda azul; la luminosidad
provenía de encima de la cúpula, donde el agua entraba cubriendo la tumba de un
brillo intermitente y suave, las ondas de luz de la luna iluminaban todo reflejándose
en los hilos de agua, mientras que seguramente durante el día, el sol otorgaba el
mismo ambiente, con los rayos entrando por un agujero en la parte superior de la
cueva; Pansy no pudo evitar sonreír, era justo el tipo de tumba que ella desearía
para sí misma...qué mejor forma de conservar su belleza que esa.
-...hey...hola mamá...he vuelto. –Luna se acercó, tocó la cúpula suavemente como
si temiera violar la paz de la mujer dentro, Pansy se concentró en verla a ella, con
los ojos anegados en llanto sonreía al cadáver tiernamente.
-Ella no puede oírte Lovegood. –Susurró olvidándose de que estaban en riesgo.
-Claro que puede, si no pudiera mi padre no la habría puesto aquí para mi... –Luna
dio la vuelta a la cúpula y se sentó en un tronco puesto para dicho uso, cerca del
rostro de su madre.
-Necesitamos salir de aquí...nos vienen siguiendo. –Susurró Pansy mirando los
decorados en dorado. -¿Es oro?
-No, es guano. –Contestó Luna, Pansy pasaba su dedo índice por un decorado
especialmente bello en forma de águila, al escuchar aquello palideció y quitó el
dedo con pavor. –Es broma...pero apuesto a que nos creerías capaces ¿no?
-Bueno, yo te creo capaz de todo, Lovegood. –Pansy la miró sonriendo con ironía.
–Pero sí es oro.
-Sí lo es...mi padre creyó que se vería lindo...en lo personal, no me gusta, pero a
mi madre siempre le pareció una buena forma de preservar las cosas, aunque
como yo, nunca lo usó como artículo personal. –Luna miraba la tumba, entonces
pasó, un ruido les dio aviso que alguien se acercaba.
-Diablos...nos encontraron...-Pansy dio un paso atrás, llevándose las manos al
rostro las paso sobre él, cuando se volvió a ver a Luna, Pansy ya no estaba. -
...¿Qué te parece? –Le preguntó con el rostro poblado de pecas y el cabello rojo y
alborotado, aunque sus dientes incisivos eran algo más largos que los demás y
sus ojos de un café tirando a marrón.
-¿Eres una mezcla de Ginny y Hermione? –Preguntó Luna con la cabeza inclinada
a un lado, mirándola fijamente, Pansy se miró en un charco.
-¡Mierda!...me he equivocado en el color del pelo...¿pecas?...¡hey! ya logré
ponerme pecas... –Espetó sonriendo, de pronto todo se tornó oscuro, alguien
había cubierto el hueco por el que entraba la luz en el techo, todo estaba en
sombras y pronto un ruido de pasos las hizo salir de su conversación.
-Así que aquí es la verdadera tumba... –Susurró una voz áspera, Alex entraba
sutilmente, Luna y Pansy con las varitas afuera intentaban pegarse al muro, era al
menos la única forma de alejarse de ellos.
185
-¿Quiénes son ustedes?... –Luna intentó sacar conversación. -...es la tumba de mi
madre, nadie que no sea amigo o de mi familia puede entrar en este sitio...es una
falta de respeto, una ofensa a la intimidad de mi familia, así que les pido que se
retiren de este sitio. –Luna hablaba tan tranquila como siempre, de inmediato el
ruido de aplausos y al menos cinco tipos de carcajadas distintas las
ensordecieron, multiplicadas por el eco que generaba la cueva.
-Luna por que no se los habías dicho antes...tomarán sus cosas y se irán de
inmediato. –Pansy intentó mirar a los que le rodeaban, pero ya que la luz anterior
no se esfumaba de su retina, sólo alcanzaba a ver manchas negras.
-Es usted muy amable y lamentamos sobre manera las molestias que le
causamos... –El comentario causó la hilaridad general. -...pero no nos iremos,
rubia estúpida...se las pondremos fácil... –Mary caminaba formando un
semicírculo, alrededor de ellas, Luna solo percibía el sonido de sus zapatos contra
la roca, Pansy sonreía mordazmente, a diferencia de las chicas, ella veía a la
perfección en la penumbra. -...dígannos dónde están sus amigos y les daremos
una muerte suave y tranquila. –La chica sonrió mirando a la que creyó era Ginny.
-Pero si ha hablado Mary Soy Más Fácil Que Una Ramera...¡jódete bestia idiota! –
Escupió Pansy divertida de poder ofender a la chica sin que supiera que era
Pansy, Luna reprobó con un movimiento de cabeza, pero no les dio tiempo, Pansy
se agachó al ver pasar junto a su cuello tremendas garras que casi la prensan
contra el muro, agachada casi al borde del suelo escuchó la aguda voz de Luna, al
tiempo que Mary le amenazaba.
-Maldita te apagaré la voz...estúpida Weasley. –Soltó Mary furiosa.
-¡Desmaius! –El rayo impactó a Mary en la nuca, la chica cayó pesadamente al
suelo, mas no inconsciente sino sólo algo atarantada, pero apenas había Luna
atacado, un golpe le dio en la espalda estrellándola contra las rocas
dolorosamente. -¡Ah! –Gritó mientras la presión continuaba dolorosamente, miró la
tumba de su madre, por un segundo añoró su protección.
-¡Relashio! –Pansy apuntó al tipo que sostenía a Luna contra el muro, un chorro
de agua caliente lo quemó dando tiempo a la rubia de volver al combate, Pansy
cayó al suelo acometida por un rayo rojo que la sacudió haciéndola ver estrellas. –
Carajo... –Susurró sofocada.
-¡Reducto! –Luna apuntó a cada estalactita de la cueva, todas estallaron y las
rocas cayeron sobre todos estrepitosamente, Pansy recibió el golpe de una roca
en la frente y cayó al suelo. –Lo siento... –Luna corrió a ella, la tomó casi a
cuestas y echó a correr para salir del lugar, no sin antes susurrar algo que hizo
que la cúpula se desvaneciera en el suelo.
-Eres una estúpida, si podías hacer eso...¿para qué demonios viniste? –Pansy
sangrando de la frente y algo atontada miraba a la rubia mientras chapoteaban en
el río huyendo del lugar; tropezaron, golpeó con el hombro una roca y sintió que la
piel se le abría, Luna dio un gemido, se había golpeado en el pecho.
-Me gusta complicarme la vida...creí que ya lo habías notado. –Susurró Luna
parsimoniosamente, Pansy frunció el ceño, pese a todo le comenzaba a caer bien.
–Necesitamos alejarnos de este sitio. –Luna piso una roca y se dobló de dolor, se
había abierto la planta del pie, la huella de sangre quedó en la brillante superficie
de la roca, húmeda por la corriente.
-¡No tan rápido! –La voz de Alex les llegó a los oídos, Pansy se volvió para mirarlo,
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les apuntó con su varita, al momento un brillo amarillento salió de la punta y tanto
ella como Luna sintieron como si les hubiera caído un vaso de agua helada por
todo el cuerpo.
-¡Demonios! –Pansy miró a la rubia y ambas empezaron a correr más aprisa,
ahora saliendo del río e internándose en el bosque cerrado. –Nos han lanzado un
hechizo anti-desaparición.
-De todas formas desaparecerse es muy molesto. –Luna corría frente a ella,
subían por la pendiente, esquivando ramas y agujeros en el suelo, Pansy se volvió
un par de veces, estaban muertas, eran hombres lobo, las atraparían y devorarían
sin piedad.
-¡Necesito ir por ella! –Neville intentaba soltarse de los brazos de Hermione que lo
sostenía dificultosamente, Harry le apuntaba con su varita, Ginny miraba a Draco
suplicante.
-Quédate quieto...-Draco no lo miró, se sirvió otra copa y sonrió. -...lo peor que le
pueden hacer es golpearla en la cabeza y que recupere la cordura. –Carcajeó de
su propio chiste y los miró antes de terminarse el contenido.
-¡Idiota! –Gritó Neville colérico. –Ella no está loca...la próxima vez que te burles de
ella, te voy a partir la cara, ¿entiendes? –Neville lo miraba fuera de sí, Harry miró a
Draco.
-¿Qué te ocurre ahora?... –Preguntó mirándolo a través de sus gafas, por más que
analizaba su rostro, sólo descubría una rara hilaridad en el chico.
-Nada, es sólo que estoy de buen humor... –Contestó el rubio mirando fijamente a
Hermione, que se sonrojó y tuvo que desviar la mirada, la chimenea arrojó llamas
verdes y Cho entró al lugar seriamente.
-¿Y bien? –Ginny miró a la chica fijamente, ésta sonrió mientras se tiraba en el
sillón.
-Ya todo depende de Pansy...he evitado que envíen a más guardias, los he puesto
a vigilar Azkaban bajo la consigna de que me ha llegado el rumor de un posible
ataque...Pansy se hará cargo. –Contestó la oriental y pidió a Draco una copa.
-¿Pansy? –Preguntó Hermione algo sorprendida.
-¡Has dejado la vida de Luna en manos de una chica odiosa como Parkinson! –
Espetó Neville sonrojado por el esfuerzo de luchar contra Hermione, que intentaba
pegársele como cinta adhesiva.
-Ella no es odiosa...es linda. –Sonrió Cho sin darle importancia, jaló el tablero de
ajedrez y miró a Draco. –Una partida, rubio desabrido. –Le propuso bebiendo de
su copa.
-Hecho...pero yo las piezas negras. –Contestó él y se pusieron a jugar, ante la
mirada sorprendida de los otros cuatro.
-¿Cómo pueden jugar tan tranquilos? –Ginny los miró con reprobación, con las
manos en la cintura.
-Sencillamente confiamos en Pansy...debieran hacer lo mismo. –Draco bebió de
nuevo de su copa y se puso a jugar, ante la sorpresa de todos, Cho sacó una
cigarrera, extrajo de ella un cigarro, lo prendió e ignorándolos se entregó al juego,
el reloj de péndulo marcó en ese momento las doce, Neville tenía la respiración
agitada y Harry no hacía más que pensar en Remus, en Tonks y en sus hijos.
187
-Dolohov... –Susurró temblorosa, Ted en sus brazos se pegó a su cuello, deseó
con todas sus ganas no tenerlo ahí a su lado, de otro modo no podría pelear con
libertad.
-Veo que sigues recordando a cada mortífago...tiempo sin vernos, ¿conoces a
esta ratita de alcantarilla? –Preguntó levantando a Dromeda hacia la luz de la
luna, Tonks frunció el ceño con molestia, la pequeña la miraba apabullada.
-Mami... –Susurró Dromeda y a Tonks se le hizo un nudo en la garganta tan
denso, que para contestar tuvo que destrabarse la boca. -...¡Ded trampodo!...de
dije que no de dijedas a donde iba... –Soltó a su hermano mirándolo fijamente
-Yo no le dije nada... –Contestó el niño ignorando la situación, cruzóse de brazos y
se pegó más al cuello de su madre, la niña le mostró la lengua con molestia.
-Mírala...parece toda una adulta...¿a quién se parece?...¿a ti o a tu madre? –
Preguntó Dolohov, mirando a Tonks. –Por que si se parece a tu madre, mejor la
conservo...Dromeda Black era sumamente hermosa en su juventud...¿te dijo
alguna vez que llegamos a salir?
-Déjala en paz...mi madre no es de tú incumbencia....y mis hijos no te han hecho
daño alguno...¡Suéltala! –Gritó apuntándole con la varita, Dolohov rió con ganas.
-Has escuchado la frase aquella que dice, que en los hijos se habrán de purgar los
pecados de los padres... –Sonrió moviendo a la pequeña, que pegó sus brazos al
pecho y soltó un quejido, Tonks intentó dar un paso, pero Dolohov sacó su varita y
negó con ella. -...me lo pensaría un poco Tonks.
-Dolohov...son niños, ni siquiera tú te rebajarías tanto. –Tonks apretó a Ted contra
su pecho y miró a su hija intentando que sus ojos la calmaran.
-¿Quieres probar? –Preguntó él sonriendo mordazmente, pasando la punta de su
varita por la mejilla pálida de la pequeña Dromeda, que lo miró con recelo y sacó
sus diminutas garras volviendo su pelo de color rojo cereza.
-¡Papá de golpeadá di llega a hacedme adgo! –Gritó envalentonada la chiquilla, su
hermano asintió con un movimiento brusco de cabeza, pero a Tonks se le había
ido la sangre al piso, pensando que Dolohov se enfurecería, él en cambio
carcajeó.
-Híbrida...como mi sobrina... –Exclamó el hombre divertido, luego miró a Tonks
maléficamente. –...de no ser por eso, le habría cortado la garganta hace ya un
buen rato.
-Tu sobrina es un animal...ya leí El Profeta...sé que traicionó a todos...¡Es una
basura igual que su padre y tú! –Tonks habló antes siquiera de pensarlo, Dolohov
la miró fijamente.
-Puedo tolerar cualquier cosa... –Se acercó a ella a grandes zancadas, apuntando
todavía a la niña que giraba pendiente de la tela de su ropita. -...pero que me
compares con ese estúpido de Greyback...
-¡Confundus! –Una voz varonil salió de las sombras, en seguida Dolohov sacudió
la cabeza y soltó a Dromeda, Tonks la sujetó apenas de uno de sus brazos y la
apretó contra su pecho mirando a Dolohov sorprendida. -¡Desmaius! –La misma
voz apuntó a Dolohov cuando éste se reponía levemente, noqueado cayó al suelo,
Tonks lo miró fijamente y se volvió a las sombras.
-¿Quién está ahí? –Preguntó azorada, con los dos niños en brazos y la varita
levantada con dificultad.
-Buenas noches... –Un hombre alto salió a la luz de una de las lámparas de la
188
calle, Tonks lo miró con el ceño fruncido, por un momento hubiera jurado que era
Remus, pero al verlo mejor, ahogó un gemido, era Fenrir Greyback.
-Fenrir... –Susurró ahogada, no tenía escapatoria, sintió un horror espantoso
pensando en el futuro de sus hijos en manos de semejante monstruo, el hombre
levantó la cara para verla a los ojos y ella notó que no podía ser Fenrir por que él
no tenía los ojos azules. -...¿quién diablos eres tú?
-Cuidado con su lenguaje señora Lupin...los niños aprenden rápido. –Comentó él
mirando a Dolohov en el piso, sin contenerse le dio una patada en el rostro,
provocando que se le rompiera la nariz, que se oyó tronar como una lata de
refresco, el hombre quedó tirado boca a bajo sangrando. –Lamento ese
arranque...
-Descuida pero... –Tonks no alcanzaba a comprender nada, lo siguiente que supo
es que el chico la tomaba por la cintura y sonreía.
-Tranquila...la pondré a salvo. –Susurró, miró a Ted y le guiñó un ojo, el niño lo
imitó mientras Dromeda fruncía el ceño. –Que linda niña... –Comentó al
desaparecerse, Tonks se dio cuenta que estaba en aprietos...¿o no?
Sobre la cama, entre las mantas en que se suponía debía haber tres niños de un
par de horas de nacidos, estaban ahora tres pelirrojos de al menos cinco meses,
estirando sus brazos sonrojados por la presión de las mantas, Ron los ayudó a
descubrirse y palideció al momento; Ana tenía la cara sonrojada y sonreía
tiernamente sacudiéndose desesperada, Albert con el ceño fruncido hacía
pucheros y cerraba los puños fuertemente balbuceando, mientras Arthur, algo
alejado de los otros dos miraba a otro lado con la mano en la boca, los ojos
medios cerrados clavados en Drepell que revisaba la chimenea.
-¡Hay Merlín!...tienen una de esas enfermedades muggles que les hace
envejecer... –Asustado miró a Ana, que sonreía pícaramente y reconoció el gesto
como uno que hacían sus hermanos gemelos cuando planeaban algo. -...y
heredaron la maldad de los gemelos...la de sorpresitas que nos dará cuando vaya
al colegio...matará a McGonagall de un infarto. –Miró a Eurídice con horror.
-Por eso te dije que le pusiéramos Minerva también... –Eurídice le siguió el juego
pero luego se puso seria. -...no es una enfermedad Ron...deben ser los efectos de
la poción...pero se supone que sólo afectaría mi vientre. –Eurídice miró a Albert
que estiraba su mano hacia ella sonriendo y balbuceando, un aroma le llegó antes
que siquiera Ron lo percibiera, pero él niño la miró fijamente un momento, ella
sonrió y lo acercó para cambiarle el pañal.
-Pues parece que fue otro cálculo erróneo...piénsalo, la poción afectaría tu
vientre...¿qué no estaban ellos dentro de tu vientre? –Ron tomó en brazos a Arthur
que bostezaba dulcemente, Eurídice lo miró sorprendida por lo lógico que había
sonado aquello, la puerta se abrió y una Ginny acalorada, concentrada en distraer
a Neville entró en la habitación.
-¿Interrumpimos? –Preguntó, pero al ver a los niños ahogó un grito. -¿Porqué han
crecido tanto?
-Parece que la poción resultó más fuerte de lo que pensé. –Susurró Eurídice,
concentrada en cambiarle el pañal a un Albert balbuceante y sonriente que miraba
a su tía.
-Son enormes...y pelirrojos. –Dijo Neville subiéndose a la cama, se inclinó sobre
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Ana, que de inmediato estiró sus bracitos y se puso a apretarle las mejillas. –Es un
amor ésta niña.
-Es mi hija...¿qué esperabas? –Contestó Ron cargando a Arthur que se había
quedado dormido. –Se parece a mi.
-Se parece a Ginny en realidad... –Eurídice la miró fijamente. -...o a Charlie... –
Comentó con el ceño fruncido.
-Creo que mejor se los mostramos a mamá...sino cuando los vea estarán
gateando por toda la casa. –Comentó Ginny mirando a Eurídice que entregaba el
pañal sucio a Drepell, que era asediado por las manitas del pequeño.
-Estoy de acuerdo...Neville, di a Draco que llame a Hagen, quiero que traigan a
Molly...Ginny abre aquel armario, busca un frasco azul y tráemelo...mejor detener
todo efecto que aún esté en ellos. –Eurídice terminó de vestir a Albert y lo entregó
a Neville, que lo cargó con dificultad y algo de nervio. –Sostenlo, no te morderá... –
Lo pensó un segundo. -...bueno si te muestra las garras mejor lo traes y lo pones
sobre la cama. –Neville asintió y salió a buscar a Draco.
-Se parece a Percy... –Susurró Ron mirando a Arthur que dormía, frunció el ceño y
se volvió a Eurídice y Ginny. -...¿dónde estará ese atolondrado?
-Seguramente con Fred y George...estarán bien Ron...si hay dos chicos con
suerte, esos son los gemelos, cuidarán de Percy...ya lo verás. –Ginny entregó el
frasco a Eurídice, que asintió mirando a Ron, luego abrió el frasco y se puso una
gota en el índice, que acercó a Ana para que lo chupara, la pequeña lo hizo, se
puso roja y dio un estornudo, los tres rieron.
Contra corriente
-¡Deténganse!...¡Alto! –Gritó la mujer desesperadamente, sacaban cada mueble
con velocidad. -¡Esto es un atropello! –Acalorada notó que no habían dejado
mueble alguno, la habitación estaba ahora vacía y Alice permanecía sentada en el
suelo. -¡Y a esta hora de la noche!...es una injusticia...
-No, no lo es. –Alecto le miró con una sonrisa perfecta, Augusta se volvió
horrorizada y corrió en dirección a Frank que miraba sin comprender, parado
delante de su esposa, concentrada en quitarle las envolturas a una bolsa entera
193
de chocolates. –Estos hombres eran miembros de una organización rebelde, a
partir de este momento, son presos.
-¡Pero están enfermos! –Augusta atemorizada por lo que pudiera pasarle a su hijo
y su nuera palideció, pero intentó parecer dura y enfadada. –No pueden hacer
nada, ni siquiera representan un riesgo para ustedes.
-Se equivoca...ellos son un gran peligro para nosotros. –Alecto caminó hacia ella,
mirando con sorna a Frank, que con la cabeza inclinada a un lado intentaba
descifrar quién era aquella persona.
-Pero... –Comenzó Augusta, pero la mano de su hijo se posó en su hombro, ella
calló, Alecto soltó una risilla y salió. -...Frank...hijo, yo sé que Neville está bien.
-Neville... –Susurró él con el ceño fruncido, como si luchara por entender lo que
ella le decía; desde hacía un par de años, Frank y Alice comenzaban a mostrar
mejoría, lograban al menos recordar el nombre de su hijo y de vez en cuando
preguntaban cosas, simples y vanas, pero aquello era el regocijo de Augusta y
Neville, que no dejaban escapar la esperanza de que algún día los dos volvieran a
la normalidad.
-Si...Neville. –Augusta le sonrió para calmarlo, él recuperó la calma y fue directo a
la ventana a ver por ella, Alice se puso de pie y miró a Augusta.
-¿Luna tiene zapatos? –Preguntó Alice a Augusta, la última visita de Neville había
sido en compañía de Luna, la chica había pasado la tarde conversando con Alice,
a quien le regaló la enorme bolsa de chocolates y una libreta en blanco.
-Sí querida...Luna tiene zapatos. –Contestó Augusta apesadumbrada, su nuera se
puso seria y luego le abrazó.
-Neville bien... –Susurró a su oído, por un momento Augusta hubiera jurado que
Alice estaba completamente sana, pero cuando la vio ponerse a soplar las
envolturas y sonreír a Frank mientras lo hacía, se dio cuenta que había sido una
idea demasiado loca.
Sonó el llamado a la puerta, Bill corrió presuroso, se pegó a ella con la varita en la
mano, Molly que había estado dormitando en un sillón abrió los ojos y levantó su
varita, Fleur cubierta con una manta se asomó desde la habitación, era casi la
una, demasiado tarde para ser algo bueno.
-¿Quién? –Preguntó Bill con la voz más ronca y áspera que pudo mostrar.
-Ronald... –Contestó la voz, Bill miró a su madre sorprendido, ella dio un paso,
pero él negó con la cabeza.
-¿Hay algo que quieras decir? –Preguntó atragantándose, deseaba con todas sus
fuerzas que aquel fuera Ron.
-Pues...que viene Hagen conmigo y dice que hace un frío infernal...y la mejor
forma de recordarlo en con el color de nuestro cabello... –Bill no dejó que siquiera
terminara, abrió la puerta y se encontró con Ron amoratado de frío y despeinado,
lo abrazó con fuerza y sonrió.
-Ronnie...-Exclamó, mientras su madre se lo arrebataba de los brazos.
-Ronald... –Sofocándolo lo apretó contra su pecho, Ron sonrió. -...hijo, estás
vivo...¡¿Dónde estabas?!
-Hey...tranquilos, estamos bien...gracias a estos ingratos... –Rió Ron señalando a
Hagen que cargaba una cesta.
-Hemos traído más comida, la necesitarán ahora que no estarán solos. –Hagen
señaló un grupo que venía tras él, Tonks, con los dos pequeños, entraron a la
cabaña cubiertos de nieve.
-Tonks...niña, mírate... –Molly la apretó con fuerza y miró a los pequeños,
Dromeda dormía en brazos de Tonks, mientras Ted miraba a todos lados tomado
de su mano.
-¿Y papá? –Preguntó el pequeño cuando Bill lo tomó en brazos, Fleur se acercó
por Dromeda y para guiar a Tonks a la habitación.
-Esta bien, pero no aquí Ted...ya pronto lo verás. –Contestó Hagen mirándolo, le
sacudió el cabello con la mano y le empujó para que siguiera a Tonks y a Fleur a
la habitación.
-Vengan...egs tagde Ted...debes dogmig... –Fleur tomó al pequeño de brazos de
Bill y sonrió a Tonks.
-Gracias Hagen... –Susurró Tonks apesadumbrada, él sonrió, ella entró con Fleur
para acostar a los niños.
195
-Ronald...¿Dónde está Harry?...y Ginny y Neville...¡por Merlín! Luna y Eurídice...-la
pelirroja mujer se llevó las manos a la boca asustada. -...¿dónde está Hermione?...
–Molly miró a su hijo, éste dio un resoplido y la miró con preocupación.
-De eso he venido a hablarte madre...a explicarte todo y a darte un par de buenas
noticias... –Ron se sonrojó pensando en la regañada que le esperaba.
-¿Un par?....-Hagen carcajeó mientras ayudado por Bill sacaba la comida de la
cesta, se volvió a ver a Ron y a Molly. -...es un trío a decir verdad. –Dio un codazo
a Bill, que no entendió pero sonrió al ver un envoltorio de carne cruda y lo miró con
ansiedad, Hagen le dio una palmada. -¡Oye!...es para todos.
-Perdón, no pude evitarlo. –Susurró Bill sonrojado y tomó el envoltorio mirándolo
con aprensión.
-Si yo soporte traerlo sin soltarle una mordida, puedes hacerlo. –Carcajearon y
fueron a la cocina a llevar todo.
-¿Trío? –Molly miró a Hagen sin comprender, Ron la guiaba hacia el sillón donde
antes estaba, la sentó y se puso en cuclillas frente a ella.
-Mamá...eres abuela de un grupo de trillizos adorables. –Soltó con una sonrisa de
oreja a oreja, Molly palideció mientras formaba una rara sonrisa mitad asombro,
mitad alegría.
-Ya es casi la una... –Susurró Harry mirando su reloj de pulsera, apenas podía fijar
la vista en algo.
-Están tardando mucho. –Cho con la mano sobre la chimenea, miraba el reloj de
pared.
-¿Dónde han ido? –Eurídice que no sabía lo que pasaba, sosteniendo a Arthur y a
Ana miraba a Draco, él le susurró lo que había pasado. -¿Dejaste a Pansy
sola?...¿con Luna?...Cho eres una idiota...las matarán.
-Es lo que yo decía desde un principio. –Neville alzó la voz, Cho lo miró con cara
de pocos amigos. –Pero no lo de que fueras una idiota Cho. –Intentó reparar las
cosas pero ella le dio la espalda.
-Se supone que se haría cargo de todo...pero veo que no se puede confiar en esa
víbora. –Contestó Cho, tras un minuto lo pensó y se volvió a Neville. –Ven, iremos
por ellas.
-Hasta que alguien me hace caso. –El chico la siguió, ella le tomó del brazo. –
Comenzaba a pensar que tendría que hacer lo que Luna, irme sin decirle a nadie.
-Oye, espera... –Draco llamó a Cho, Hermione sentada al lado de Ginny jugando
con Albert lo miró fijamente.
-¿Ahora qué? –Cho lo miró con molestia, él sonrió para calmarla y le tomó por la
barbilla, Cho frunció el ceño y miró instintivamente a Hermione.
-No puedes presentarte así...se iría todo al carajo. –Sonrió el rubio mirándola, ella
suspiró.
-Es mejor que lo obedezcas Cho... –Susurró Eurídice con voz melosa, que hizo
que Hermione emitiera un gruñido. -...normalmente nuestro rubio amigo tiene
razón.
-Son un grupo de enfermos... –Ginny se sonrojó ¿es que acaso se divertían
andando unos con otros? -...¿eras otra de sus amantes? –Preguntó a Cho que
sonrió y no contestó para dejarle con la duda, Hermione dio un resoplido, Draco lo
notó y sonrió.
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-Oye yo no tengo amantes...-Draco la miró con una sonrisa malévola, Hermione lo
miró. -...yo tengo amadas. –Sonrió más fuerte, Hermione se puso tensa y frunció
el ceño.
-Cierto Draco...debo ser cuidadosa, veamos... –Se pasó las manos por el rostro y
cuando las bajó, ante Neville y Draco, se encontraba Hermione enfundada en un
traje completamente negro, la verdadera castaña la miró fijamente. -...¿te gusta
así, sexy Malfoy? –Carcajeó Cho con fuerza, él le guiñó un ojo.
-Hermione... –Susurró Harry desde un rincón, sintió un vuelco en el estómago pero
se contuvo, necesitaba concentrarse en otras cosas.
-Me encanta así... –Confesó él, Hermione en su sitio se puso roja como un tomate
y les volvió la espalda.
-Increíble... –Susurró Neville mirándola impresionado, Cho sonrío.
-Esto es preocupante...quiere decir que puede convertirse en ti...y él le sonríe de
una forma que...es decir...ellos dos... –Ginny miraba a Hermione, luego a Cho,
Draco soltó una carcajada, Hermione se sonrojó de nuevo y cabizbaja se puso a
atender a Albert.
-Mejoras... –Eurídice le miró sonriente, Cho afirmó sonriente. –...hace un par de
días no lograbas el color del pelo.
-Parece que si...a fuerza de intentar, se logran las metas... –Comentó Cho, tomó
del brazo a Neville y desaparecieron con un ¡plop!, Harry que había estado
mirando desde la terraza guardó silencio, desde hacía un par de minutos, no
dejaba de dolerle la cicatriz.
-Parece que no tienen salida. –Alex miraba a Luna fijamente, ella contenía las
ganas de dar un paso atrás, el acantilado estaba a sólo unos metros.
-Se equivoca...tenemos muchas ahora que lo pienso. –Soltó ella tranquilamente,
miró a Pansy sujeta a su brazo, la sangre le empapaba ya la túnica y entonces lo
notó su rostro estaba cambiando.
-Creo que tiene razón el tipo con cara de perro... –Susurró la chica con la voz
quejosa, sentía la boca pastosa y el dolor del costado había desaparecido para
dar paso a una rara pesadez que le hacía cerrar los ojos, sintió que su nariz
cambiaba, frunció el ceño e hizo un esfuerzo por recuperar la apariencia de Ginny.
-Mira quien habla...como si fueras tan linda Weasley... –Exclamó otro del grupo,
las carcajadas no se dejaron esperar, Luna miraba a todos lados, debía haber algo
que le ayudara, pero no encontraba nada que pudiera salvarles.
-A decir verdad es linda... –Gruñó otro tipo acercándose, Luna apretó a Pansy
contra su pecho y le apuntó con la varita, la chica emitió un quejido de dolor y
Luna la miró fijamente; de pronto sintió un sacudimiento, mirar a Pansy la había
distraído, un par de manos la sujetaron por el cuello y la tiraron al piso, no le dio
tiempo de lanzar algún hechizo, se golpeó el rostro con la roca y se sofocó por la
presión, mientras el hombre que había hablado sujetaba a Pansy con fuerza por la
cintura y ella se quejaba de dolor. -...mira nada más que belleza.
-Suéltame... –Pansy lo miró fijamente, alcanzó a distinguir un rostro cubierto de
barba, unos ojos verdosos y una nariz deforme, todo cubierto por una horrorosa
mata de cabello negro largo y grasiento, impregnado de un desagradable aroma a
tabaco y alcohol, mezclado con el sudor de días enteros de persecución;
espantada intentó empujarlo, pero no pudo, el tipo era mucho más grande que ella
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y estaba muy débil para poder deshacerse de él. -...asqueroso animal.
-¡Uy!...la chica tiene garras en la lengua... –Comentó el tipo sarcásticamente al
tiempo que la abrazaba por la cintura rozándole la herida, Pansy ahogó un grito de
dolor y Luna desde el suelo gritó enfurecida; el hombre sonrió mostrando su
enorme dentadura lista para el ataque, pero no mordió a Pansy, simplemente rozó
su cuello con sus labios mientras ella se sacudía. -...huele bien, a ropa limpia y
camas con doseles, toda una señorita bien.
-¡Qué esperabas!...es un Weasley. –Gritó una voz, Pansy frunció el ceño, aquello
ya no le estaba gustando nada.
-¡Déjenla!...es que acaso no piensan con algo que no sea lo que hay bajo sus
pantalones...–Intentó ponerse de pie esquivando los que tenía sometiéndola,
quería sujetar la varita que se le había caído y permanecía sobre el suelo cerca de
su rostro; escuchó a alguien moviéndose hacia ella, en seguida distinguió una
masa negra en dirección a su cara, lo siguiente fue un terrible dolor en el rostro, la
nariz hecha pedazos y la sangre ahogándole, se mareó y por un momento todo,
absolutamente todo se puso negro.
-Luna... –Gimió Pansy, alcanzaba a ver con dificultad a la chica en el suelo, ya no
la sostenían, estaba inerte sobre las rocas, dejando lentamente sobre la negrura
del piso una mancha roja como la que ella llevaba en el costado, se apanicó al ver
aquello, intentó soltarse. -¡Luna!...¡¿Qué le han hecho?!....¿qué le han hecho? –Se
sacudió, intentaba ver bien a la chica, pero todos comenzaron a moverse, como si
ver la sangre de Luna los hiciera despertar de un raro letargo.
-Tú, tirala, no nos hace más falta... –Alex mirando divertido como Pansy cedía a
los brazos del otro hombre, demasiado distraída en intentar despertar a Luna,
ordenó aquello que hizo que la –ahora– pelirroja le mirara con espanto. -...que se
pudra en el río, merecido se lo tiene por lo que han hecho a mi hermana...puedes
divertirte con la Weasley...pero todos tendrán su turno. –Alex carcajeó, Pansy miró
a Luna vehementemente la pesadez se le había ido del cuerpo, se sentía más
despierta que nunca e intentó sacar su varita, pero aquel desagradable ser la
envolvía con sus brazos, a fuerza de empujones la colocó en el suelo boca arriba,
ella no podía sino mirar a Luna y al sujeto que la empujaba hacia la orilla para
arrojarla al vacío.
-¡Luna! –Gritó, intentó estirar la mano hacia ella, pero el hombre lobo le sujetaba
por las muñecas, otro tipo se acercó para ayudarlo, ahora eran dos quienes la
sujetaban; se sacudió con todas sus fuerzas, ¿qué demonios pensaban hacerle?,
la sonrisa en los labios del que le sujetaba las manos la llenó de miedo, pero se
olvidó de eso, por que escuchaba el cuerpo de Luna que era rodado. -¡Esperen!...
–Gritó mientras luchaba por evitar que la despojaran de la túnica, el suéter y la
blusa, al tiempo que miraba a la rubia acercarse a la orilla. -...¡Despierta!...¡No
seas estúpida!...¡Maldita sea despierta!
-Mírenlas, son tan buenas amigas que hasta se ofenden... –Carcajeó uno de los
espectadores, el hombre sobre Pansy se inclinó para besarle el pecho, ella
tembló, pero por más que intentaba protegerse sólo le importaba Luna, que iba a
caer, y de hacerlo iba a morir.
-Tírenla de una buena vez... –Gritó Alex que se sentaba en el suelo a mirar, Pansy
ahogó un gemido, aquel tipo sobre ella había arrancado de un golpe su blusa, el
frío de la noche le golpeó el pecho despertándola más, pero no podía mirar nada
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que no fuera el cuerpo de Luna, su rostro ensangrentado manchando de rojo su
cabello rubio mientras rodaba, veía rostro, luego cabello, rostro, cabello y se llenó
de horror cuando vio que el cuerpo se movió girando más rápido.
-¡Luna no! –Levantó la espalda en un último esfuerzo por lanzarse tras ella, Luna
desapareció en la orilla. –Luna... –Susurró, permaneció mirando la roca,
escuchando entre las carcajadas y los gemidos del hombre sobre ella intentando
quitarle la camiseta y desabrocharle el pantalón, pero no escuchaba nada, ni los
golpes contra las rocas, ni el chapoteo del cuerpo al caer. -...Dios... –Exclamó con
los ojos llorosos, mientras sentía el roce de un barba sobre el abdomen, pensó por
un segundo, debía haber algo que pudiera hacer, “Legilimens”.
-¡Eurídice Calíope Greyback! –Un grito llegó hasta los oídos de los presentes,
Hermione estiró el cuello para ver.
-¡Oh Dios! –Eurídice se volvió lívida al escuchar semejante ruido.
-Madre... –Exclamó Harry mirando a la puerta de la sala.
-Completo... –Susurró Ginny, Molly entraba a la sala seguida de cerca por Hagen
y Ron, que miraba sonrojado hasta las orejas, de las cuales la derecha lucía
tremenda marca de un pellizco certero. -...¡madre por Merlín!
-Tú no hables, Ginevra Molly Weasley, que ya supe que has estado durmiendo en
la misma habitación que Harry...por cierto...¡¿dónde está?! –Molly miró a todos
lados, el chico la escuchó y encogido de hombros salió a su encuentro desde la
terraza, con una sonrisa tímida.
-Aquí mamá...aquí estoy... –Harry se acercó lentamente, Hermione miraba
sorprendida, aquello de mamá era raro.
-Mamá...¿le dice mamá? –Draco soltó una risilla mirando a Hagen, que también
rió, pero los dos se callaron al ver que Molly les miraba con ojos asesinos.
-¿Pero quién te ha dicho eso mamá? –Ginny sonrojada miraba a su madre,
Hermione sonreía sutilmente, Draco miraba desde un punto alejado, Hagen se le
había unido lentamente.
-¿Quién va a ser?...Ronald por supuesto...y ahora, quiero que me expliquen ¿qué
pasa aquí?... –Molly miró a Eurídice que sostenía en brazos a Ana y a Arthur, se
sonrojó pero intentó calmarse y esconder su turbación poniéndose de pie
lentamente, Molly se le acercó mirándola fijamente y la chica tragó saliva. -
...¿porqué eres tú la que ha tenido a mis nietos, mientras la novia de mi hijo se
acuesta con el hombre que te manda flores a ti? –Molly estaba roja, no, no roja,
morada del enfado tan tremendo, Hermione al notar la alusión se puso de pie,
tomó a Albert e intentó huir hacia la cocina sin ser vista. -¡Alto ahí Hermione Jean
Granger!...tienes mucho que explicarme señorita.
-Bueno yo... –Comenzó la castaña mirando a Eurídice, que arrullaba a los
pequeños que dormían, Ron llevaba un rato intentando acercarse a ella, pero su
madre le estorbaba en el trayecto. -...verá señora Weasley yo...
-¡Y tú! –Molly se volvió a Draco que le miró con el ceño fruncido sin comprender,
abrió la boca para agredirla por dirigirse de esa forma a él, un Malfoy, pero todos
negaron con la cabeza y tuvo que contenerse. -¡¿Qué intenciones tienes con
Hermione?!
-En primer lugar, usted no es nadie para hablarme de esa forma...-Empezó el
rubio pero la regordeta mujer se le acercó casi hasta tocar su nariz con la de él,
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intimidado dio un paso atrás mirando a Hermione.
-¡No me vas a venir con modales a mi Draco Lucius Malfoy!...no un hombre que se
compromete con Parkinson, la deja por Greyback y luego corteja a Granger...¡Es
que ya no queda respeto entre la juventud! –Molly se estaba quedando sin aire,
Harry la miraba atemorizado por que le diera un paro cardiaco.
-Mamá trata de calmarte por favor... –Ginny preocupada intentó calmarla.
-No queremos que enfermes... –Comenzó Ron acercándose a ella, Eurídice
asintió prontamente, mientras Harry se unía a las ideas de ellos.
-Parece un globo apunto de estallar... –Sonrió Hagen divertido por la escena,
Draco lo miró con ojos fulminantes, y Molly se le acercó prácticamente corriendo.
-Hagen...-Hermione intento reprobar el comentario, pero Molly ya se había vuelto
al chico.
-Voy a estallar de ira si siguen comportándose como niños, ¿qué debo esperar de
ti?...¿a quién cortejas tú? –Molly lo miró fijamente, el chico intentó escabullirse tras
de Draco pero él no le ayudó. –Responde Hagen Orfeo Greyback.
-¿Orfeo? –Ginny preguntó en voz alta rompiendo el mutismo que tenían todos.
-No es mi culpa que mi madre tuviera una obsesión por la leyenda de Eurídice y
Orfeo...¿o sí señora Weasley?...por que podría acusarme de ello ya de paso y
ahorramos tiempo. –Hagen la miró sonriente, Hermione no pudo evitar la
carcajada, seguida casi en seguida por Eurídice y Ron, Molly les miraba sin
comprender del todo.
-Vamos mamá...viniste a regañarnos o a conocer a tus nietos. –Ginny le sonrió.
-Mira mamá...son los nuevos Weasleys. –Exclamó Harry uniéndose al grupo,
Hermione se acercó con Albert, que adormilado fue acomodado en los brazos de
la mujer.
-Es...es muy lindo... –Comentó con los ojos llenos de lágrimas. -...¡oh Eurídice
cuan feliz debes ser!
-Pues mucho a decir verdad... –Susurró la chica acercándose a Ron.
-Este es Arthur mamá... –Susurró Ron mirando al pequeño en brazos de Eurídice.
-Y es tan distraído como el padre...-Murmuró Draco por molestar, Ron le miró con
el ceño fruncido.
-Arthur...¿tiene segundo nombre? –Molly miró a la pareja que negó, pero Ron
sonrió y dijo fuertemente.
-Arthur Ronald Weasley...ese es su nombre. –Infló el pecho orgulloso, Eurídice
sonrió sin decir nada, Molly igual.
-Ana Minerva Weasley... –Eurídice mostró a la pequeña, Ginny le había puesto un
broche en su llameante cabello.
-Es lindo...¿y él?... –Molly miró al otro chico, pero todos se miraron unos a otros,
no habían pensado en el segundo nombre de Albert.
-Albert Harry Weasley. –Dijo Ron ante la sorpresa de todos, Harry le miró
asombrado, Hermione sonrió contenta y Ginny dio un aplauso. –El nombre de mi
hermano y mejor amigo.
-Ron yo... –Harry intentó decir algo, pero se había quedado sin habla.
-Luego tienen que tener uno para que le pongan el mío... –Draco carcajeó
rompiendo la solemnidad del momento.
-Si claro...y uno que se llame Hagen... –Comentó el hermano de Eurídice
sonriendo, ella asintió divertida.
200
-Y con mi nombre...el de Hermione y Luna...una Cho, Pansy...-Ginny contaba con
los dedos, Eurídice le miró.
-¡Basta! –Pálida se sostuvo de Ron para no caer. –No soy una fábrica. –Exclamó
dolida, todos carcajearon.
-Ahí...una mancha de sangre. –Cho se inclinó y vio la marca, iban por buen
camino.
-¿Dónde podrán estar? –Preguntó Neville contrariado, la luna no los iluminaba y el
bosque con aquella oscuridad era tan homogéneo que no identificaba ningún
camino que seguir, caminaban casi en círculos y el no encontrarlas lo hizo sentirse
medio muerto.
-Paciencia las encontraremos... –Cho emprendió la carrera cumbre arriba, Neville
le seguía apesadumbrado, entonces lo escucharon. -...no se las pudo haber trago
un agujero negro...bueno, quizá un hombre lobo.
-Cállate... –Espetó molesto, Cho le miró con furia, abrió la boca para reprenderlo
pero una voz la hizo callar.
-Tirenla de una buena vez... –Sonó fuerte y claro, se miraron el uno al otro sin
comprender, entonces escucharon como un cuerpo rodar, se asomaron por el lado
del acantilado y alcanzaron a ver las figuras de un grupo de personas algo más
arriba por la pendiente.
-Son ellos... –Exclamó Cho tratando de no subir el tono de la voz, miraban
sorprendidos, entonces Neville sintió miedo, sabía a quién estaban empujando,
era Luna, no podía ser nadie más, era ella.
-Están hablando de Luna...es ella... –Exclamó caminando hacia la orilla, intentó
correr cuesta arriba pero Cho le detuvo sujetándole del hombro.
-Si te ven, te matarán antes que siquiera llegues a verla. –Susurró Cho, un nuevo
grito la hizo volverse.
-¡Luna no! –Gritó al voz familiar de Pansy, Cho miró a Neville y sacó su varita, él
estaba petrificado mirando al acantilado como si no pudiera hacer otra cosa, el
cuerpo cayó por la pendiente y ella apuntó a Luna.
-¡Aresto Momentum! –Exclamó en un susurro potente, el cuerpo de Luna empezó
a caer lento y suave, Neville se volvió a Cho. –De prisa, tenemos que llegar abajo,
la guiaré para que puedas sujetarla.
-Está bien. –Neville se arrojó a saltos por la pendiente, mirando a Luna caer
lentamente, tenía que llegar a tiempo y detener la caída, antes que Cho la perdiera
de vista, la chica caminaba tras él intentando reducir la velocidad, pero al llegar al
fin abajo, Neville se dio cuenta que no podría llegar a Luna, el río se lo impedía, la
corriente era fuerte y rocosa. –Intenta moverla hacia acá. –Dijo a Cho que miraba
con el ceño fruncido el cuerpo sobre sus cabezas.
-No puedo hacerlo, tendría que lanzar otro hechizo para jalarla, y si lo hago puedo
perderla. –Contesto Cho mirando a todos lados, debía haber una forma más
segura.
-Pero... –Neville la miró fijamente, miró el sitio donde Luna caería, había una roca
suficientemente grande para poner sus pies, se decidió, se puso la varita entre los
dientes para no perderla y saltó de roca en roca.
-¡¿Qué haces?! –Cho lo miró horrorizada cuando casi resbaló en una de las rocas,
al fin logró llegar justo bajo Luna y se volvió a Cho.
201
-Suéltala. –Pidió con los brazos extendidos una vez que se guardó la varita entre
el suéter, confiando en que podría sostenerla y evitar que cayera.
-No...caerás junto con ella. –Exclamó Cho, hacía frío y la mano con que sujetaba
la varita comenzaba a agarrotársele, sintió pasos tras ella, movió la cabeza
apenas y supo que alguien, oculto entre la maleza, le miraba. –Neville, nos han
encontrado.
-¿Qué dices? –Neville no la escuchaba, Cho supo que tenía pocas opciones,
contuvo la respiración y sin pensarlo más (por miedo a arrepentirse) soltó a Luna,
el cuerpo se desplomó con gran velocidad sobre los brazos de Neville, que resbaló
de la roca y quedó sobre su costado, con Luna encima y las piernas en la
corriente.
-¡Neville! –Cho intentó correr hacia él, entonces pasó lo que se temía, alguien se
lanzó sobre ella, un peso enorme como si le hubieran arrojado cien kilos encima la
hizo caer al suelo; se volvió a penas, distinguió un rostro salvaje enfurecido, en la
lucha por alcanzar su varita que se le había caído se movió a gatas hacia ella, se
sintió el rostro húmedo, se pasó la mano para ver qué era, se sorprendió al verse
la mano llena de sangre, pero ella no estaba herida; el tipo que la sostenía era el
mismo al que Luna había cortado los dedos, y sangraba mientras emitía
desagradable sonidos, mitad gruñidos mitad gemidos, la sostuvo por los tobillos y
la jaló, Cho soltó un grito. -¡Resistan ya voy! –Gritó mientras lo empujaba con los
pies y medio se soltaba para poder estirarse hacia la varita.
-Ayúdame...¡Hermione! –Gritó Neville entre el ruido de la corriente, comenzaba a
resbalar y Luna pesaba demasiado para poder sujetarse bien, la miró, sangraba e
intentó levantarle la cabeza para que no se ahogara con su sangre, en el
movimiento cayó de la roca, abrazó a Luna con su brazo derecho mientras con el
izquierdo se sujetaba con fuerza. –Luna despierta...por favor...te necesito
despierta...
-Neville... –Cho luchaba por empujar al tipo sobre ella, le soltó un puntapié y logró
incorporarse, pero la tenía sujeta de la túnica, la jaló y Cho cayó de espaldas
sobre las rocas, sofocada apenas lograba ver a Neville entre la corriente.
-Granger...esto me recompensará grandemente...espera a que lleve tu cadáver y
el de esos dos ante la señora Lestrange... –El tipo jadeaba horriblemente y Cho no
podía hacer nada más que intentar soltársele, lo golpeó con la mano cerrada, él se
movió y pudo gatear un poco hasta su varita.
-¡Hermione! –Gritó Neville al notar que sus dedos cedían a la fuerza de la
corriente, el agua comenzaba a jalarlo, y lo único que alcanzaba a ver eran rocas,
si se soltaba no sobrevivirían a los rápidos.
-Neville... –Susurró una voz aguda entre el sonido de la corriente, abrió los ojos
sorprendido y se volvió a ver a Luna, ella le miraba con los ojos enrojecidos, en
uno tenía un enorme derrame, su nariz lucía chueca e hinchada.
-Hola amor... –Susurró él sonriendo para calmarla, la corriente lo empujaba, el
agua estaba helada y sentía como si le cortara el cuerpo, hizo un esfuerzo doble
para sostenerse, los dedos se le desgarraban, pero no iba a ceder, no ahora que
ella despertaba. -...saldremos de esta.
-Ya voy... –Cho se levantó con dificultad, apuntó con su varita, de la punta surgió
una cuerda que cayó cerca de Neville que la sujetó a fuerza de soltarse de la roca
y casi perder a Luna en la corriente, luego apuntó a un árbol y la cuerda se
202
aseguró. -...los jalaré... –Comenzó a jalar usando el árbol como polea cuando
sintió un ardor horrible en la espalda, un escozor cerca del cuello, se volvió, aquel
hombre la había atacado a traición, clavándole con fuerza una daga en la parte
superior de la espalda.
-¡Hermione! –Gritó Neville al ver aquello, Luna en sus brazos miraba sin
comprender, Cho se tambaleó y cayó al suelo azotada por el terrible dolor, boca
abajo en el suelo se retorció dolorosamente.
-¡Desmaius! –Apuntó Cho a aquel hombre lobo, pero no le hizo daño, sujetaba la
cuerda con fuerza, pero esta la arrastraba, Neville y Luna eran mucho más
pesados que ella, dio un gemido, el hombre se acercó y le piso la mano
rompiéndole los huesos, Cho dio un grito, él la ignoró y le quitó la cuerda, Cho
miraba llena de horror. -¡Neville, resistan!
-Estúpida...me los has entregado. –Aquel bestial ser sujetó la cuerda y comenzó a
jalar lleno de emoción, Neville miraba sin comprender, no sabía qué hacer, si
soltaba la cuerda condenaba a Luna y a él a morir en la corriente.
-Suéltala... –Susurró Luna sujeta a él con fuerza, Neville le miró asustado.
-Si lo suelto tal vez moriremos... –Contestó, intentaba hacerla razonar.
-Si no lo sueltas moriremos.. –Resolvió ella con su clásica sonrisa despreocupada.
-¿Ves?...no hay diferencia. –Exclamó apesadumbrado, ya casi salían de la
corriente fuerte.
-Sí la hay...está el tal vez... –Susurró Luna, Neville la miró fijamente, era una
locura, pero ella tenía razón...sonrió y soltó la cuerda.
Rescate fallido
-Buena esa Hagen... –Comentó Draco mirándolo fijamente.
-Parece que nos divertimos... –Hagen carcajeaba igual que todos, cuando, como
si lo hubieran golpeado en la nuca se zarandeó, las sombras lo invadieron y se
sintió sofocado, se encontró en un bosque rodeado de hombres a los que conocía
muy bien, en el suelo, dos de ellos se divertían torturando a una chica, nunca le
había gustado ver aquello, no le agradaba, pero tampoco podía evitarlo siempre,
pero reconoció los gemidos. -...Pansy. –Sintió como si le hubieran golpeado con
fuerza en la nuca, una terrible punzada le inundó.
-Suéltenme...déjenme... –Pateaba y luchaba por soltarse, él le miró fijamente
sobre las cabezas de los demás, era Ginny, pero algo en sus ojos no era ella,
esos ojos tenían la misma expresión de odio y repulsión de Pansy. -...déjenme... –
Empezó a lloriquear, alguien le había desabrochado el pantalón y ella sentía
demasiado pánico.
-Oye sostenla con fuerza, no se está poniendo fácil... –El tipo gruñó sonriente,
Hagen sintió una punzada de furia. -...tú ayúdame...sostenle las piernas... –El tipo
sonrió, Pansy le miraba horrorizada mientras sentía las manos sujetándole de los
tobillos, sonriente aquel sujeto se llevó las manos a la cintura y comenzó a
desabrocharse el pantalón.
203
-¡No! –Gritó Hagen lleno de angustia, abrió los ojos, todos le miraban.
-¿Qué pasa? –Eurídice dejando a los bebés en manos de Molly, Ginny y Ron se
levantó y fue hacia él, que daba bocanadas desesperado.
-Pansy...van a violar a Pansy... –Hagen echó a andar hacia la chimenea, arrojó un
puño de polvos flú y se largó.
-¡Mierda! –Eurídice corrió con cara de dolor, sintió con un pellizco en la piel del
vientre pero lo ignoró. –Algo salió mal...Draco... –Eurídice se puso su túnica de
duelo, lentamente se acercó a Draco, la herida del abdomen se le había abierto
con el esfuerzo, se pasó la mano por el rostro, cuando la vieron de nuevo, era la
viva imagen de Lavender Brown.
-Lavender... –Exclamó Ginny sorprendida. -...genial, se convierte en tu ex... –
Susurró mirando a Ron, pero él no le prestaba atención, sin embargo su madre le
dio un buen golpe en la cabeza, que la hizo casi soltar a Albert.
-¡Eurídice espera! –Ron intentó alcanzarla, Hermione miró a Draco, que frunció el
ceño y apuntó al techo de la casa murmurando algo. -¿Qué haces?...no puedes
irte.
-Cuida de los niños. –Eurídice lo miró con una sonrisa nerviosa, encorvada se
volvió a Draco, Ron sintió pavor.
-¡Draco no! –Hermione estiró la mano hacia él, estaba sellando la casa, el rubio se
volvió a Eurídice, se tomaron del brazo y desaparecieron.
-Pero que demonios... –Harry sacó su varita e intentó desaparecerse siguiéndolos,
pero no podía por más que intentaba. -...no puedo desaparecer.
-Sellaron la casa, Draco la selló. –Hermione miraba el sitio dónde antes
estuvieran.
-¿Van a violar a Pansy? –Ginny se volvió a Harry. –Bueno... –Intentando poner
calma susurró quedamente. -...no se pierde mucho ¿o sí?
-Ginny... –Hermione le miró molesta por el comentario, Molly suspiró enfadada,
miró a Harry y a su hijo.
-Algo debió salirles mal...algo salió muy mal. –Ron se volvió a su madre, le
entregó a Ana y se volvió a Harry y Hermione, debían intentar hacer algo.
La sujetó, con fuerza, como si la vida la fuera en ello, y es que era así, soltarla
representaba morirse, la apretó con ímpetu, cayeron en un rápido demasiado
pronto, Luna sacaba la cabeza sobre la corriente, el intentaba mantenerla a flote,
pero era tan delgada que sentía que se le resbalaba como una barra de jabón;
usaba el brazo izquierdo para mantener el equilibrio, ella por su lado intentaba
mantenerse a flote a cuesta de usar las piernas y brazos, eran buenos nadando,
pero la temperatura no ayudaba, comenzaban a sentir que las manos y las piernas
se les entumían.
-¡Luna! –Gritó en una bocanada, luchando por sacar la cabeza, sintió un golpe en
el costado, había golpeado una roca, ahogó un gemido que lo hizo tragar agua,
demasiada, se mareó; Luna se le escapaba, ya sólo la sujetaba por el brazo, sacó
la cabeza de nuevo, intentando ver entre la negrura de la noche, y lo empañado
que el agua le hacía mirar. -¡Luna! –Se hundió, no podía escuchar respuesta, bajo
el agua alcanzó a ver los pies descalzos de ella, se sacudía, entre la corriente su
cuerpo era muy pequeño, iban a más velocidad, distinguió rojo, uno de los dos
estaba herido, el problema es que el frío y la fuerza del agua no le permitía saber
si él o ella.
-Neville –Desgarrada intentaba sostenerse con mayor fuerza de su brazo, de la
tela de su suéter, del puño de su camisa, la corriente la atrapó alejada de él, sintió
que giraba, perdió el sentido de la dirección, el agua le entraba por la nariz con
tanta fuerza que sintió mareos. -¡Neville!... –Intentó flotar, intentó no perder su
mano, pero no podía, se resbalaba, él la aferraba ya sólo por la manga, ella
intentaba mirarlo, pero la sangre que quería salir por la nariz y el agua que
luchaba por entrar la estaban asfixiando; se sacudió, entonces ocurrió sintió un
espasmo, pero no en ella, en él, abrió los ojos para localizarlo, Neville estaba
azorado, sujeto de una roca particularmente escarpada, sujetándola únicamente
por la manga de su suéter.
-Resiste...no te voy a soltar... –Neville la miraba entre la corriente, las gotas de
agua en su frente escurrían de tal forma que en otro momento ella habría sentido
ganas de besarlo; la sostuvo de la manga, el suéter cedía al peso de ella, se le
estaba escapando, no sabía qué hacer, intentó sujetarse a la roca con las piernas,
205
pero entonces cayó en la cuenta que la sangre había sido suya, le dolía la pierna
izquierda y no podía moverla bien, sintió sus labios temblar y para no asustarla
fingió una sonrisa. -...no te me vas a escapar Luna. –Dijo mirándola, ella estaba
morada, tanto por los golpes en el rostro como por el frío, ella temblaba mirándolo
con sus ojos de niña, él sintió un terror que lentamente lo fue cubriendo,
impaciente intentó agarrarla mejor, se mordió el labio mientras sujetaba mejor el
suéter, pero ella se estaba saliendo de la prenda, ella se estaba fugando entre las
fibras de estambre negro.
-Neville... –Intentó mirarlo con algo que no fuera incertidumbre, pero era lo único
que tenía en la mente, si él caía de esa roca iba a morir, si él se resbalaba ella no
volvería a verlo, si él resbalaba era el fin de él y de ella. -...suéltame. –Pidió en un
susurro, él se irguió contra la corriente y la miró fijamente.
-No...tranquila, no pasará nada...nos quedaremos aquí hasta que alguien nos vea.
–Neville miró a la orilla, no debían estar demasiado lejos de Cho, ella no era tonta,
se defendería y volvería por ellos, eso era casi seguro.
-Suéltame, Neville... –Pidió chapoteando, la corriente la golpeaba de tal forma que
sentía que había tragado suficiente agua para toda una vida, se hundió un
momento, no lo vio, la oscuridad, la incertidumbre de no saber si él seguía ahí la
lleno de angustia, exasperada sacó la cabeza a la superficie y lo buscó asustada. -
...¡Neville!
-Aquí estoy...no te he soltado amor, no lo haré... –Neville la miró con una sonrisa
tierna, trataba de calmarla, de reconfortarle, pero ella entraba en pánico muy
rápido, nerviosa le rozó la mano con los dedos, sonriendo mientras temblaba sin
poder contenerse.
-Suéltame por favor... –Pidió con una sonrisa tan suplicante que Neville sintió un
nudo en la garganta, de haberse tratado de otro petición se la habría cumplido sin
chistar.
-Nunca...jamás te soltaré...¡No lo haré! –Gritó morado de frío, temblaba ahora
tanto que casi la soltaba, ella sonrío mirándolo, él sintió un raro espasmo y ardor
en la pierna.
-Te amo... –Susurró, las palabras se las llevó la corriente, pero Neville le había
leído los labios, presintió que algo haría asustado la miró fijamente, ella sonrió y
entonces el lo vio, Luna se estaba desabrochando el suéter.
-¡Espera! –Gritó, intentó soltarse de la roca para lanzarse a sujetarla, pero en el
movimiento terminó por ayudarla a cumplir su cometido, Luna se sacó el suéter y
se soltó a la corriente, Neville se quedó mirando sin saber qué hacer, con la
prenda colgando de su mano entumida. -¡Luna! –La cabellera rubia aún flotaba,
pero la perdió pronto en unos rápidos, pensó arrojarse al agua, pero cómo la
ayudaría de hacerlo, se sujetó de la roca y subió; salió a la noche, sintió el viento
helado y tuvo que encogerse para tomar aire, sacó su varita, se apareció en la
orilla y echó a correr siguiendo el río, en algún punto tenía que alcanzarla.
-¡Suéltenme! –Se sacudía por décima vez, ahora podía sentir como le bajaban el
pantalón, asustada se retorcía peleando de la única forma que se le daba
posibilidad, apretando las piernas en un afán por evitar cualquier intentó de
abrirlas, miró al hombre sobre ella, él miraba su vientre emocionado.
-Sangra... –Susurró el tipo mirando a los otros, a su alrededor aquellos se habían
acercado a mirar, como si fuera un espectáculo divertido, tenían miradas
enfermizas, volcánicas, odiosas; Pansy tembló de horror preguntándose dónde
estaba Hagen, dónde estaba Draco, dónde estaba cualquier persona que pudiera
ayudarle, sintió el roce de una mano en la herida y la piel se le erizó con la
sensación.
207
-Ese aroma delicioso es la sangre de un Weasley... –Emitió Alex con los ojos
cerrados de gozo.
-¡Bastardos!...¡Cerdos! –Colérica usaba como arma lo único que podía, su lengua.
-Está herida de gravedad... –Carcajeó aquel sujeto y entonces ante el horror de
Pansy, se inclinó sobre ella y comenzó a pasar su asquerosa y desagradable
lengua por los bordes de la herida, provocándole tal sensación que emitió un
rugido, salido de lo profundo de su garganta; el sujeto que le sostenía las manos
carcajeó, Alex que miraba imitó a éste, entonces sintió que el sujeto que le
sostenía los pies le desgarraba los pantalones, para quitárselos por completo,
unas manos heladas y callosas le acariciaban las piernas, horrorizada intentó
soltarse nuevamente.
-¡Basta! –Gritó, ésta vez el miedo era ya todo lo que sentía, no podía caer así, su
varita en su espalda estaba ahí esperando para ser usada, pero no podía tomarla,
no podía empuñarla; sintió que el rostro le cambiaba, sintió que volvía a ser ella,
intentó concentrarse pero no le salía nada, hizo un esfuerzo sobre humano para
lograrlo, debilitando su defensa, aquel hombre lobo logró meter una de sus piernas
entre las de ella, sin dejar de reír mientras le saboreaba la sangre de la herida. -
¡No!...ya no...deténganse... –Lloriqueó, ella Pansy Parkinson estaba lloriqueando y
sintió rabia, mucha rabia, contra los que la atacaban y contra los que no la
defendían, tomó aire mientas se retorcía a uno y otro lado, sintiendo aquellos
labios en la herida, aquellas manos en las piernas, y aquellas miradas en el resto
del cuerpo. -...¡Ha...
-¡Avada Kedavra! –No lo había dudado, el rayo verde impactó al tipo sobre ella, la
luz se multiplicó, escuchó perfectamente como todos a su alrededor comenzaban
a correr, algunos caían presas de los rayos rojos y los verdes, unos fueron a dar al
acantilado, el tipo sobre ella se ponía helado lentamente, Pansy buscó a Alex con
la mirada pero el tipo había huido hacía bastante; sus manos y pies se vieron
libres, abrió los ojos y con desagrado empujó a aquel cuerpo para un lado,
encogida, sorprendida, demasiado horrorizada para mover un dedo permaneció
mirando al cielo, respirando pesadamente, luchando por comprender lo que había
pasado, la pierna entre las suyas continuaba ahí, rabiosa se irguió para mirar a su
alrededor, alguien la sujetó con fuerza de los hombros obligándole a verle, ella
soltó un grito de horror al ver tan cerca aquellos ojos verdes. –¡Pansy!... –Exclamó
aprisionándola contra su pecho.
-Potter... –Susurró sin comprender, pegada a aquel cuerpo caliente que la sanaba,
intentó pensar en algo que no fuera aquel horror anterior. -...¿Potter? –Preguntó
sin comprender del todo aquello.
-No... –Susurró él a su oído y cuando se separó para verla, unos ojos azules la
miraban con tal angustia que se sintió feliz y gozosa. –...Hagen... –Susurró
sonriendo de tenerla de nuevo con él, viva odiosa y furiosa.
-Hagen... –Emitió en un susurro ahogado, no pudo evitar soltar un grito de rabia y
apretarlo contra sí con tal fuerza que supo que le arañaba la espalda, lo estrujó
llena de furia, él correspondió apretándola, distinguió otra figura a unos pasos,
Ron miraba, por su gesto supo que no era él sino su antiguo amante; suspiró
todavía llena de odio e impotencia, contuvo un nuevo grito apretando los dientes,
con tal fuerza y rabia que se le nubló la razón y se desvaneció por completo.
-Pansy... –Hagen la sintió al soltarle, la miró, estaba pálida perdía mucha sangre. -
208
...Pansy. –La llamó suplicante.
-Mejor llévatela, Lovegood a demostrado tener buenos instintos y si no aún está
Hermione. –Ron lo miró, Harry asintió, tomó en brazos a Pansy y se desapareció,
el pelirrojo emprendió la carrera hacia el río, Lavender le necesitaba.
-Bueno, suficiente tengo contigo... –Susurró mirándola, ella boca arriba sentía un
raro frío en las piernas, no sabía por qué pero aquella daga le hacía mucho daño,
era como si un hormigueo le recorriera desde la herida hasta las piernas, la
cabeza, los dedos, el pecho, lentamente, bajo de la piel causándole pavor. –
...Granger...excelente premio de consolación.
-¿Qué es esto? –Preguntó gangosamente, la garganta no le respondía, igual que
sus dedos rotos, igual que las piernas entumecidas por aquel hormigueo.
-La daga estaba impregnada de un lindo veneno, secreto de hombres lobo...¿qué
se siente? –Preguntó sentándose en cuclillas al lado de ella, que ahogada miraba
al cielo, no podía tener la vista fija en un punto, él sonreía. -¿Sabes lo que te
ocurrirá?...cada órgano se detendrá, cada músculo se colapsará, lentamente...la
vida se ira yendo de tu cuerpo...la muerte llamará a tu puerta y sentirás cada parte
morir... –Le pasó la mano por la mejilla, Cho hacía un esfuerzo por mantener la
apariencia de Hermione.
-No...no será... –El aire se le iba, la voz se le perdía en algún sitio entre la glotis y
la boca, quizá era en la nariz, o en lo garganta, sí, quizá era ahí, en la garganta
donde sentía como si tuviera una espada atravesada. -...tan...sencillo... –Esa “o”
fue alargada, sorda y vacía, él sonrió divertido; entonces Cho lo supo, su rostro
había vuelto a ser el de ella, por que él le miró sorprendido y frunció el ceño.
-Señorita Chang... –Susurró asombrado, ella abrió los ojos para tratar de mirarlo
con autoridad, pero no podía, la vista se le iba, la fuerza se le evaporaba del
cuerpo, con el hormigueo recorriéndole insistente y aguerrido. -...imposible...no, es
una farsa...¡imposible! –Gritó él, se inclinó para mirarla, mejor, conciente de lo que
pasaba, le tomó la mano y le buscó el tatuaje, al verlo se puso lívido y lleno de
horror intentó levantarla, a su espalda unos pasos lo hicieron volverse.
-Comprenderás que ahora tendré que matarte... –Lavender Brown con el costado
ensangrentado y la mitad de la cara como la de su ama, le miraba tambaleante.
-¿Señorita Greyback?... –Susurró el tipo mirándola fijamente, Eurídice lo miró con
una profunda tristeza.
-Cuánto lo lamento, Clifford... –Dijo Eurídice levantando la varita, aquello debía ser
rápido y sin pensarlo, pero él había sido más veloz y con una sonrisa, había
puesto a Cho al frente, como escudo entre los dos.
-Así que todo es una trampa...usted confabula con ellos contra la Lestrange... –
Exclamó él gozoso, Cho estaba desvanecida, la cabeza suelta sobre el cuerpo, la
mirada alerta pero sin intenciones de mantenerse fija; Eurídice intentó erguirse,
pero no podía, estaba demasiado débil, dio un paso con la varita alzada.
-No seas idiota Clifford...¡suéltala!, ella es mucho más importante para Lestrange
de lo que tú eres... –Eurídice dio un paso más, notó la piel ennegrecida de Cho, el
veneno la estaba consumiendo lentamente. -...piénsalo un segundo, no te
conviene enfrentarte a mi...
-Se equivoca, Bellatrix me agradecerá mucho si le entrego a los traidores... –
Clifford sonrió malvadamente, apretando a Cho con fuerza, que respiró con
209
molestia, él sonrió más confiado.
-Idiota... –Eurídice suspiró, intentó apuntarle con la varita pero veía borroso y el
sudor perlaba su frente, sintió un aroma conocido y sonrió. -...no estamos solos
Clifford.
-¿De qué habla? –Preguntó él, pero no le dio tiempo de conocer la respuesta.
-¡Avada Kedavra! –El rayo le impactó por la espalda, soltó a Cho y cayó muerto, la
chica cayó boca a bajo, resoplando, Eurídice se dejó caer al suelo, su apariencia
era ya por completo la suya, Ron salió de entre la maleza mirando a su víctima;
levantó a Cho tomándola por la cintura y se acercó a ella, Eurídice extendió su
mano hacia él.
-Vamos a casa... –Susurró, él asintió con sus ojos azules mezclados con el gris y
desaparecieron sin dejar un sólo rastro.
-Los llevaré a acostar. –Molly se puso de pie con los dos pequeños en brazos,
Drepell cargaba al tercero, en silencio se perdieron en el pasillo, Ginny se volvió a
su hermano.
-¿Qué hacemos? –Preguntó la pelirroja, Harry y Hermione miraban.
-Nada, esperar... –Susurró él con molestia.
-Eso comienza a hartarme ¿saben? –Hermione soltó un bufido, miró a Harry que
con el ceño fruncido manifestaba dolor. -¿Estás bien?
-No es por asustarlos...pero... –Harry se puso la mano en la cicatriz, Ginny le miró
fijamente, sabía lo que iba a decir, por que ella misma lo sentía en el ambiente. -
...me duele la cicatriz.
-¿Qué? –Ron lo miró sorprendido, un ¡plop! a su lado lo hizo volverse, Harry le
miraba cargando en brazos a Ginny. –Pero... –Se volvió al Harry y la Ginny
original.
-Ayúdame Hermione... –La castaña le miraba sin comprender, Harry sacudió la
cabeza dando paso a Hagen que asustado mostraba a la chica en sus brazos, no
llevaba pantalones ni nada a excepción de la ropa interior y una profunda y
devastadora herida en el costado. -...es Pansy.
-Llevémosla dentro, Molly está allá. –Hermione caminó delante de él, Ginny les
siguió algo contrariada al verse semidesnuda en brazos de Hagen.
-Esos cinco, usan nuestra imagen para sus fechorías... –Harry miraba asombrado.
-Debemos cobrarles derechos... –Bromeó Ron mirándolo, Harry estaba algo más
tranquilo al saber que al menos Pansy ya estaba de regreso.
-Espera... –Comenzó algo desorientado. -...¿qué Pansy no iba a salvar a Luna?
-Pues parece que no lo logró ¿verdad? –Ron frunció el ceño, un nuevo ¡plop! los
hizo volverse a la puerta, el propio Ron sostenía en brazos a Cho y a Eurídice,
Harry corrió a ayudarlo, cuando regresó la mirada, era el rubio el que le miraba.
-Rápido...Eurídice se desangra... –Draco entregó a la chica en brazos de Ron, que
la sostuvo con dificultad.
-Eurídice...no te muevas, la herida está abierta... –Ron la sujetó con cuidado.
-Harry, en mi armario, hay un frasco con grabados dorados, dale a Cho el
contenido...a prisa o morirá... –Eurídice se sujetó del cuello de Ron y medio
adormilada dejó que la llevaran a su habitación, Harry y Draco llevaron a Cho tras
la pareja; el chico buscó en el armario de las pociones, al encontrar el frasco echó
a andar, llevó la botella a los labios de la chica y la hizo beber a fuerza de abrirle
210
los labios, Draco la sujetaba con fuerza por la cintura, Eurídice miraba algo
atontada, Ron le abrió la blusa y se topó con toda la herida abierta; Cho miraba a
Harry con los ojos vivaces, manifestando un profundo dolor, él frunció el ceño y la
miró fijamente.
-Vamos Cho, bebe... –Pidió asustado, la chica no tenía control de su cuerpo,
luchaba por emitir un sonido, decirle algo con la mirada, pero él no la entendía; al
fin logró que algo de la poción entrara en su sistema, Draco miraba las manos y
los pies descalzos de Cho, la piel estaba negra, negra por completo, asustado la
recostó en el suelo, sobre la alfombra, Ron en la cama intentaba contener la
hemorragia de Eurídice que había perdido la conciencia. -...Cho, bebe...
-Dale más del contenido, hazla beber... –Draco levantaba la cabeza de la chica
intentando que tragara, pero la mandíbula estaba endurecida, entumecida por el
frío y el veneno recorriéndole; Hermione entró en la habitación y presurosa se tiró
primero al lado de Harry.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó mirando la piel de Cho, intentó rozarla pero no se
atrevía, miró a Draco que sostenía a la ex Ravenclaw sobre su pecho y le miró la
mancha de sangre en la camisa, dejada por la herida en la espalda de Cho. -¡Te
han herido!
-No es mía... –Soltó el rubio rudamente, ¿cómo podía, viendo a Cho en tal estado,
preocuparse por él?
-Cho...vamos has un intento... –Harry frunció el ceño, necesitaba que ella bebiera,
pero el contenido de la botella se derramaba por sus labios casi sellados. -
...¡diablos Cho!...no quiero que mueras... –Exclamó horrorizado con la idea, la
chica lo miraba fijamente como si intentara decirle que no podía poner de su parte.
-Draco, recuéstala... –Hermione miró al rubio que asintió, pusieron a Cho con el
cuerpo tirante sobre el suelo, luego ella, con sus uñas hizo un intento por separar
los dientes apretados de la chica, que miraba a Harry fijamente. -...ayúdame
Draco... –Hermione pidió, entre los dos lograron separar apenas los dientes a
fuerza de casi arañarle la boca a Cho, que miraba suplicante. -...ahora Harry, que
lo trague.
-Sí... –Inclinado sobre ella vació el contenido, Cho cerró los ojos, lentamente la
poción desaparecía por su garganta, Ron emitía desde la cama gemidillos de
molestia, cuando lograron hacer que Cho bebiera todo el contenido, esperaron
unos segundos, la piel se hizo lentamente menos oscura, pero la chica seguía
igual de abandonada, sin autoridad sobre su cuerpo, Harry la tomó con fuerza y en
brazos la sacó rumbo a una habitación, Drepell le guió a una cama sola, donde la
recostó y permaneció vigilándola.
-Hermione... –Ron llamó a la castaña que miraba a Harry salir, ella se puso en pie
y se acercó. -...no soy bueno en esto y los nervios no me dejan... –El pelirrojo la
miró con vergüenza, ella se inclinó al lado de Eurídice, un movimiento de varita y
logró cerrar la herida, luego se dedicó a quitarle la ropa manchada a Eurídice, Ron
se volvió a Draco.
-Neville y Luna no estaban...Pansy estaba sometida por tres hombres lobo... –
Draco miraba al suelo, luego a Hermione entretenida pero oyéndole. -...de no ser
por que se comunicó con Hagen, la habrían matado a ella y a Cho...Eurídice se
abrió la herida por que Hagen la atacó por error... –Se llevó las manos al rostro
agotado.
211
-¿Dónde está Neville? –Preguntó Hermione una vez que se aseguro que Eurídice
estaba dormida.
-No lo sé...Cho y Pansy son las únicas que nos pueden decir lo que pasó con
ellos. –Draco miró a Ron, que caminaba hacia la cama, sintió unos dedos
acercándose a los suyos, pero no hizo por tocarlos, todavía no.
-En cuanto despierten...tenemos que ir por ellos... –Ron se sentó en la cama a
mirar a Eurídice, Draco los miró lleno de envidia, pese a que Hermione intentaba
tocarlo, él no la miró.
-Necesito hablar contigo... –Susurró ella compungida, él levantó la barbilla
arrogantemente. -...por favor.
-Necesito ver a Pansy. –Dio él por respuesta y salió de la habitación.
-Gracias señora Weasley... –Susurró Hagen una vez que Pansy estuvo vendada
del abdomen, Ginny salía de la habitación con una vasija con vendajes.
-Es una suerte que estuviera aquí...voy a ir a ver a Cho y a Eurídice...quédate con
ella, mejor que no despierte sola... –Molly lo besó en la frente y salió, él se quedó
helado, eso de una figura materna no le era del todo grato, aún no.
-Besito de buenas noches... –Exclamó la voz seca y medio muerta de Pansy, él se
volvió a verla, ella sonreía dolorosamente, pero el aire burlón no se iba.
-Estás bien... –Dijo apretándole la mano con fuerza, cerró los ojos algo más
aliviado. -...estás con vida.
-Por desgracia... –Susurró ella, lo miró entre las nubes de sueño que comenzaban
a azotarla. -...Luna cayó al acantilado, Luna puede estar muerta...
-La buscaré descuida... –Hagen la miró con dulzura y le pasó la mano por la
frente. -...por piedad no vuelvas a decir algo así. –Le pidió apesadumbrado,
besándole la mano adolorido.
-Pero es la verdad...Luna puede estar muerta... –Susurró exhausta, sabía lo que
intentaba pedirle, pero no caería en el juego romántico que él buscaba comenzar.
-Me refiero a lo otro...si tú murieras...yo... –Hagen la miró con los ojos llenos de
lágrimas, un tremendo dolor y una espantosa angustia la inundó, él la
amaba...¡maldita sea!, él la amaba, a ella la peor mujer del mundo.
-Yo no soy nada para ti, no vuelvas a decir eso... –Molesta le soltó la mano, él
supo que tenía que jugar su juego.
-Habías dicho que tú no te rebajabas a pedir ayuda Pansy...pero usaste la
Legeremencia...me llamaste en un momento de peligro, me llamaste a mi...no a
Draco, a mi, ¿no entiendes eso? –Susurró en la penumbra de la habitación, sus
ojos azules clavados en la mano de ella; Pansy sintió el nudo en la garganta, pero
lo quitó a fuerza de valor y furia.
-Yo no te pedí ayuda...¿te dolió ver lo que me hacían cierto? –Preguntó con una
sonrisa malvada, él sorprendido por saber a qué punto podía llegar su maldad, la
miró lleno de miedo.
-Lo hiciste para que yo sufriera, no para que te salvara... –Susurró poniéndose de
pie, la miró con fijeza y dolido hasta la medula emprendió la escapatoria de
aquella habitación; tenerla tan cerca y saberla tan lejos lo mataba cruelmente.
-Cada día, me vengaré de ti...a cada instante te haré sufrir...hasta que dejes de
amarme... –Escupió Pansy mirándolo irse, él se puso tenso al escucharla decir
que él la amaba, pero siguió andando, cabizbajo llegó a la puerta sin volverse. -
212
...¡soy capaz de dejarme morir si eso te hace odiarme!...¿Escuchaste Hagen?... –
Hagen abrió la puerta y salió. -...¡Voy a lograr que me odies! –Exclamó ahogada,
mientras el dolor del cuerpo, el cansancio y la debilidad se unían al suicidio lento y
tormentoso de ese amor que no pensaba dejar crecer; Hagen recargado en la
puerta intentó controlar su respiración al ver a Draco acercarse.
-¿Estás bien? –Preguntó el rubio al verlo tan dañado.
-Fui para rescatarla... –Hagen bajó la mirada y echó a andar rumbo a su
habitación. -...pero no logré siquiera tocarla. –Draco lo miró fijamente, entre los
dos, una puerta de abrió, Hermione salió por ella, él la miró, pero no hizo por
acercársele, abrió la puerta de Pansy; mejor una mujer llorando por su amor
perdido, que una mujer llorando por recuperar su amor.
Amanecer
Rocas, un golpe, un giro y silencio....agua, aire a borbotones, bocanadas luchando
por vivir, lo curioso del cuerpo humano es que aunque la mente tenga ya la idea
de desistir en la lucha, el cuerpo sigue intentando salir a flote (metafóricamente), y
lo hacía, flotaba (literalmente) pese a que ella ansiaba hundirse, así él no la
encontraría, se resignaría y alguien lo salvaría a él de seguir con ella; pero no,
seguía luchando, debatiéndose entre la corriente y la profundidad, estirando los
brazos en la búsqueda de algo a que sujetarse, cuando lo encontró lo tocó con
miedo, pero era real, un tronco, una raíz sólo Merlín sabía qué era aquello pero se
aferró y sacó la cabeza del agua, intentar respirar por la nariz ya ni siquiera era
parte del plan, le era imposible, miró a su alrededor, la noche transcurría afuera
normal, casi podría haber jurado que miraría pasar un ciervo o vería una nutria en
la orilla acicalándose, sonrió, buena forma de recordar a Hermione; pensó en
Pansy, intentó convencerse de que seguramente estaba bien, gimió de dolor, se
sentía fatigada, harta de tanta agua, miró a la corriente, él no aparecía, no, Neville
era listo, seguro se había ido ya, significaba que él era un buen chico, se sentía
orgullosa de ello “Y si es así...¿porqué te duele tanto que no te siga?”.
-¡Luna! –Gritó corriendo por la orilla, la pierna lo hacía arrastrarla, el frío lo hacía
temblar y sufrir en el trayecto; intentaba no retirar la vista de la corriente para no
perderse de nada, si hubiera podido evitar parpadear lo habría hecho, intentaba
buscar en cada roca y en cada remolino, el frío lo calaba hasta los huesos y se
sentía afiebrado.
Se zambulló, entendía que el frío, el agua, las heridas y golpes la matarían tarde o
temprano, miró al cielo, la luna estaba muy alta ya, seguramente faltaba poco para
el amanecer, con algo de suerte quizá lograría salir de aquella; suspiró, el vapor
que salió de su boca le indicó que hacía más frío, sonrió, realmente estaba en un
buen aprieto ahora, miró nuevamente a la orilla, no había nadie que le ayudara,
nadie que la rescatara, por un lado dolió saber que Neville no estaba ahí, pero por
el otro lo agradeció, era mejor así. Se sujetó con más fuerza, medio saliendo de la
corriente para ver si había una roca o una saliente más cerca de la que se pudiera
sujetar mejor, pero no distinguía nada cercano, cerró los ojos, estaba exhausta,
213
helada, dolorida, tenía tantas ganas de dormir y de llorar; un sueño la estaba
inundando lentamente, es que realmente necesitaba mucho dormir, descansar
todo lo posible; un agotamiento la cubrió de pronto, supo que no era normal, quizá
era el frío o los numerosos golpes, incluso la sangre perdida por sus heridas
superficiales, no sabía porqué pero el sueño no era bueno, no debía serlo si la
envolvía aún estando en medio de la corriente; intentó llenarse de ánimos, decirse
a sí misma que no debía dormir, pero qué se puede hacer cuando los ojos se te
cierran y no responden al llamado de la propia mente, suspiró y miró corriente
abajo, miró corriente arriba, miró al cielo, a la orilla, intentó despertarse a fuerza de
sumergir la cabeza, pero cuando la sacó, el sueño estaba ahí, presente como esa
masa enorme que no le dejaba respirar ni tampoco ver bien, por que ahora el agua
a su alrededor aumentaba, acompañada de las lágrimas de dolor que se le salían
sin querer y de las lágrimas de tristeza, que tenía años sin derramar y ahora
llegaban casi sin imaginarlo, como si fueran niñas tercas empeñadas en aparecer.
–Neville... –Nada más podía decir, nada más podía hacer, sino dormir...
-¡Luna! –Gritó mientras resbalaba por una pendiente, llegó a la orilla, ya no sabía
que era más raro, sentir su cuerpo extrañamente caliente pese al frío o su sangre
en la pierna, extrañamente helada, recorriéndole; sacudió la cabeza, necesitaba
pararse, había resbalado y estaba en una incómoda posición; revisó a su
alrededor con la varita levantada, presentía que iba a necesitar más que suerte
para salir de aquello, se levantó al fin sintiendo que la pierna se le abría como una
naranja en gajos, pero no le dio importancia y lleno de un “segundo aire”
emprendió la carrera por la orilla, brincando troncos y rocas que amenazaban con
tirarle en su trayecto, llegó a una escarpada notable del río y ahí la vio, era ella
flotando a medias, como dormida entre el agua, miró el lugar, era muy profundo,
pero no lo pensó y se arrojó de nuevo al agua. –Diablos... –Esa sensación en la
ropa previamente húmeda lo dejó sin aire y por instinto intentó salirse del agua,
pero no dio un paso atrás y siguió hacia ella, metió el cuerpo entero, nadó
lentamente, dificultosamente, pero alcanzó a sujetarse a su lado del tronco que la
sujetaba. -...te tengo...te tengo... –Le dijo al oído mientras sumergía la cabeza en
el agua luchando por flotar, la tomó por la cintura y la vio ¿dormida?, frunció los
labios mientras la levantaba sobre el nivel del agua, supo que tendría que hacer
algo increíble para sacarla de ahí, cerró los ojos y oró por lograrlo, puso en eso
toda su alma, tenía que desaparecerse como fuera.
-¿Crees que esté bien mamá? –Ginny miró a su madre, luego que las dos se las
arreglaron por luchar con el cuerpo inerte de Cho, que aunque con la mirada más
tranquila, la piel de un tono plomizo brillante y la respiración lenta, continuaba en
un pésimo estado.
-No lo sé...no tengo la menor idea de lo que era...o lo que sea que le hayan dado,
al menos la herida está por cerrar, es mejor que procuremos vigilarla... –Molly se
dirigió a la chica, que recostada de lado por la herida de la espalda la miraba
fijamente. -...Cho necesitas dormir...descansar... –Molly le pasó la mano por la
cabeza, Cho abrió y cerró los ojos en agradecimiento, Harry se acercó para
cubrirla con la manta. -...Eurídice está inconsciente, en cuanto despierte,
seguramente ella nos dirá cómo ayudar a Cho.
-¿Qué sería de Neville y Luna? –Ginny miró a su novio fijamente, él negó, pero se
214
volvió a Cho.
-Espero que Eurídice no tarde mucho en despertar, no me gusta el tono de su piel.
–Harry tomó la mano de Cho, que le dedicó una mirada agradecida.
-Al menos puede decirnos con sus ojos lo que siente, luce más tranquila. –Ginny
sonrió a la chica, que parpadeó para darle a entender que tenía razón. –Estamos
aquí contigo, ahora nos toca a nosotros cuidarte. –Ginny le sonrió y guiñó un ojo,
pero entonces Cho la miró fijo y duramente. –Algo pasa...
-Intenta decirnos algo... –Harry miró a Molly que se volvió a mirar.
-Cho, querida...calma, no puedes decirnos las cosas, necesitas calmarte... –Molly
se acercó para ayudar a los dos chicos, pero Cho cerraba los ojos con fuerza para
luego mirarles con pánico, Harry se inclinó para verla a los ojos.
-Cho, si es tan importante, susurra lo que puedas, pero hazlo con calma... –Harry
sonreía nervioso.
-Es cierto, no te esfuerces, sólo respira e intenta decírnoslo... –Ginny se inclinó
igual, Cho parpadeó para expresar que entendía a lo que se referían, pero al
mismo tiempo sacudía la mirada, no podía hablar y eso la estaba carcomiendo por
dentro, sus labios estaban inmóviles, era como sentirse en una cárcel de piel.
-Debes calmarte, no te hace bien esforzarte mucho... –Molly frunció el ceño. -
...quizá sea mejor darle una poción para dormir. –Susurró mirando a Harry que
asintió, pero Cho miró a Ginny con aún más miedo.
-No quiere dormir...quiere decir lo que pasa. –Ginny la miró fijamente, entonces
Harry tomó a la pelirroja por el hombro y miró a Cho con seguridad para calmarla.
-Legeremencia... –Susurró mirándola, Ginny frunció el ceño, pero no le impidió
que lo hiciera, Harry sacó la varita y miró a Cho fijamente, ella parecía suplicarle,
aunque no supo interpretar si para que lo hiciera o para que no lo hiciera.
-Harry quizá no debieras hacerlo. –Comenzó Molly, pero él no se detuvo.
-¡Legilimens! –Harry apuntó a la sien de Cho que lo miró horrorizada, todo se puso
negro, intentó recobrar el equilibrio en aquel torbellino de recuerdos, que le
pasaban bajo los brazos y junto a las piernas como golondrinas alborotadas, al fin
retuvo uno y lo miró; estaba en la sala de Menesteres y Cho y él se besaban bajo
el muérdago. –Esto no es lo que quería ver precisamente... –Susurró mirando sin
comprender mucho, todo se agitó, cuando pudo fijar la vista en algo, estaba en
Hogsmeade, ante él Cho y Cedric andaban por la calle cubierta de nieve.
-Mira eso... –Cedric apuntó a un aparador, unos guantes para volar lucían tras el
vidrio. -...son lindos.
-Sí, lo son... –Cho miraba igual, Cedric la tomó por la cintura y la abrazó por la
espalda, ella sonrió, él se pegó a su oído, Harry no podía hacer otra cosa que ver
y cierto dejo de incomodidad lo puso tenso. -...¿qué haces?
-Un día los dos andaremos por esta misma calle, como adultos y me encantará
saber que ya siendo unos jóvenes estabas conmigo... –Cedric sonrió, ella hizo lo
mismo y sujetó al chico por el cuello sobre su cabeza, ambos lucían bien, Cedric
se le presentaba a Harry tal cual recordaba, el joven atractivo, lleno de vitalidad,
una promesa de la magia.
-Eso será pronto, el tiempo pasa muy rápido Cedric. –Exclamó divertida, viéndolo
en el reflejo ante él.
-Cierto, no importa lo que pase, eso ocurrirá, tarde o temprano. –Cedric la apretó
contra sí, ella sonrió con los ojos cerrados, Harry se sintió incómodo, aquello no
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era del todo grato; se agitó, nuevamente oscuridad, cuando se iluminó su entorno
estaba en un cementerio, Cho, al parecer recién graduada, con un ramo de
girasoles miraba una lápida.
-Mentiste Cedric... –Susurró en el silencio sepulcral del lugar, un ocaso caía
lentamente, la chica miraba fijamente, sin expresar más que indiferencia, Harry se
le acercó, pudo distinguir el tatuaje en su muñeca, se volvió a ella para escucharla.
-...no, me engaño...no me mentiste, yo mentí...o, quizá fue la vida, ¿sabes?... –
Levantó la mirada y se inclinó para poner las flores encima, las letras eran grandes
y profundas, la lápida estaba cubierta de polvo. -...a veces, me gusta creer que de
verdad pudo pasar... –Sonrió tristemente. -...me gusta pensar que pudo haber
pasado...pero, todo me dice que no es así, no fue y no será, jamás... –Cho
suspiró. -...lo lamento mucho.
-Exactamente por qué estoy viendo esto... –Susurró Harry, de pronto caía, caía
por una enorme pendiente con Cho rumbo a un enorme lago, se estampó contra la
dura superficie del agua y los oídos casi le estallan con el impacto, Cho a su lado
se sumergió como inconsciente, con los ojos abiertos sin moverse, sin hacer por
flotar, la vio ahí bajo el agua y le recordó la segunda prueba, entonces miró arriba
asustada, un rayo rojo le pasó rozando mientras otro lo atravesó a él, nadaron, él
siguiéndola, ella huyendo; no salió un sólo momento a tomar aire, así que cuando
llegaron a la orilla, Cho casi moría de cansancio.
-Demonios... –Susurró tosiendo, necesitaba aire, Harry creyó que se tiraría a
descansar pero ante su sorpresa no lo hizo, se levantó tambaleante, sacó su varita
y echó a andar, aprisa mirando sobre su hombro, escondiéndose entre los árboles,
frenética, pero entera y concentrada en cada sonido y sombra que veía a su
alrededor.
-¿De quién huyes Cho? –Se descubrió a sí mismo preguntándole tras un
momento, ella seguía adelante, sofocada, buscando donde alojarse para tomar un
respiro de tranquilidad, dio vuelta en un recodo del camino que seguía; como si
alguien la arrancara del suelo, Cho salió disparada por los aires dando un gemido
ahogado, Harry a penas logró seguirla con la mirada, azorado se tiró al suelo; Cho
estaba ahora pegada contra una superficie rocosa, incrustada en ella como una
mosca en la pared, pálida y sangrando de la frente, dolorida y gritando sin poder
contenerse; un tronido informaba que Cho estaba siendo presionada contra el
muro con tal fuerza, que los huesos estaban apunto de hacerse polvo.
-¡Dos horas! –Gritó la voz terrible de Bellatrix que apareció de pie al lado de Harry,
con la varita levantada hacía flotar tras ella el cuerpo inerte de Pansy que llevaba
el cabello empapado y el rostro lleno de arañones, mientras la pierna derecha de
la chica, colgaba en un sentido antinatural. –Meterte al lago fue buena idea, perdí
tu rastro por unos minutos...Pansy soportó hora y veinte...Eurídice sigue perdida,
pero no falta mucho para que la encuentre...
-Bájeme de aquí... –Emitió Cho, en un sonido que Harry le pareció una suplica
llena de furia.
-¿¡Bajarte!? –Bella sonrió, movió la varita y el cuerpo de Pansy cayó al suelo
pesadamente, sobre unas rocas, la chica dio un gemido, y un chasquido le
comunicó a Harry que había caído de cara, rompiéndose la nariz, Bella carcajeó. –
No te voy a bajar, conozco a Greyback, intentará soltarlas para seguir
huyendo...es lo suficientemente estúpida... –Bella miró sonriendo como una loca a
216
Cho, Harry miraba sin entender del todo, cuando un aullido horrible lo hizo
volverse a Bella, una figura se lanzó sobre ella con fuerza, pero la mujer fue más
rápida, le apuntó con la varita y la azotó de cabeza contra el muro, un grito
ensordecedor lo llenó de miedo, Eurídice yacía en el suelo con un brazo dislocado
y la cabeza sangrante, respirando fatigada. -...para intentarlo...¡Lo ves!...¡Dos
horas con cinco!
-Perra... –Susurró Pansy a Bella, ésta le lanzó un hechizo y la chica se cerró como
un gusano que es pisado, quedando en posición fetal por un instante.
-Eurídice... –Cho susurró al ver a la chica en el suelo sacudiéndose mientras
respiraba ahogada.
-¡Maldita! –Eurídice se puso de pie y se arrojó torpemente sobre Bella, que con un
movimiento rápido la esquivó haciendo que azotara sobre el cuerpo de Pansy, que
rodó junto con ella un par de metros.
-Las tres me dan vergüenza...es una lástima que sean tan débiles... –Bella
empezó a caminar, movió la varita, Pansy que comenzaba a abrir los ojos
lentamente, flotó sobre la cabeza de Harry y quedó prensada a un árbol por unas
cuerdas gruesas que la presionaban al punto de hacerla retorcerse.
-No somos débiles... –Emitió Cho desde su dolorosa posición, Eurídice se
sostenía sobre sus manos, mirando al suelo, la sangre le salía de la cabeza, se
sacudía, intentando enfocar la mirada mejor.
-La prueba terminó...¿qué hace? –Pansy miraba el suelo como si buscara base
para apoyar sus ojos.
-Castigaré en base al rendimiento...has sido las más torpe, te toca menos
castigo...Cho puede descansar pegada ahí como un insecto y tú Eurídice, tendrás
un premio...han sido demasiado patéticas... –Bella miró a Eurídice, ella le sostuvo
la mirada y la consecuencia fue horrible, una cuerda la ató de pies y manos, luego
la dirigió a un enorme ojo de agua a pocos metros, Eurídice quedó de cabeza, tan
baja que si soltaba el cuerpo, su cabeza entraba en el agua y la cubría hasta la
barbilla; Cho miraba luchando por no emitir rastro de dolor, Pansy por soltarse. -
...el ser patético, es algo que no puedo permitir, descansen...mañana seguiremos.
-Aún es temprano, no puede dejarnos aquí toda la noche. –Pansy miraba a Cho,
que sudaba y seguía sangrando.
-Pues más razón para que descansen...toda la tarde y la noche... –Bella carcajeó
y se fue, Harry alcanzaba a ver a Eurídice que se contorsionaba para no
ahogarse, Pansy estaba rabiosa, entretenida en tratar de romper las cuerdas.
-Vamos a morir... –Susurró Cho sofocadamente, mirando a Pansy, Eurídice se
había estirado un momento, al siguiente sacó la cabeza empapada y se sacudió
desesperada.
-No... –Dijo luchando por no ahogarse. -...lo planea para que no vayamos a
morir...es un maldito juego para ella.
-Está loca...¡Maldita perra! –Pansy lloraba de desesperación, Eurídice estaba
exhausta, se soltó y su cabeza volvió al agua, Cho le miraba sin comprenderla.
-Algo se nos está muriendo...estamos muriendo de a poco. –Cho intentó moverse,
pero la respuesta a este intento fue que su cuerpo se presionara con más fuerza
contra el muro, la roca bajo su ella se hizo polvo, emitió un quejido mirando al
suelo, le dolía todo y decidió dejar de moverse. –Estoy cansada. –Admitió
somnolienta.
217
-Eso no es una opción... –Eurídice intentaba mantenerse lejos del agua. -...no
puedes cansarte, debes soportar, por tu bien y el nuestro... –Suplicó.
-No...la única opción es la muerte. –Pansy las miró dolorida, suspiró y se soltó por
completo, agotada y resignada. –Ya no puedo más...necesitamos algo más para
salir de esta...
-Pues me niego a tomar esa opción Pansy. –Eurídice miró a Cho que asintió,
pronto las tres luchaban por soltarse.
-¿Este era el entrenamiento? –Harry miraba a las tres en aquel suplicio, Bella las
obligaba a resistir, a soportar hasta el límite de rozar la locura, miraba asustado,
aquello era inhumano.
-Sí...éste es el entrenamiento... –Cho apareció a su lado, Harry la miró
sorprendido.
-¿Cómo salieron de esa? –Preguntó mirando a Pansy atada al árbol.
-Como de todas...soportando, llorando y rabiando, al final...de una u otra forma lo
lográbamos... –Cho caminó lentamente hacia Eurídice que intentaba mantenerse
fuera del agua, la miró fijamente, como si nunca antes le hubiera visto así. -
...¿recuerdas cuando eras niño y estallabas sin querer?
-¿Te refieres a cuando demostrábamos nuestra magia antes del colegio? –
Preguntó mirándola, Cho emprendió el camino hacia Pansy, ésta había empezado
a rabiar, Eurídice platicaba algo para calmarlas, pero se veía interrumpida cada
vez que necesitaba descansar su cuerpo, Cho asintió. –Sí, lo recuerdo.
-Es lo mismo...se siente raro, como si supieras que ya no puedes más y de pronto,
así como así...estallas y te salvas... –Cho lo miró sonriendo, entonces pasó, Pansy
dio un grito, lo siguiente fueron llamas consumiendo las cuerdas que la ataban,
Pansy corriendo hacia el río, Pansy lanzándose al agua envuelta en llamas. -...¿lo
ves?
-Así se salvaban... –Susurró Harry mirándola, ella sonrió.
-El problema es que no podíamos ayudarnos la una a la otra...pero esto no es lo
que quería que vieras... –Cho se acercó presurosa. -...Luna y Neville, cayeron al
río, están en la corriente, probablemente mal heridos... –Lo miraba suplicante. -
...ve, ayúdalos, de prisa.
-¿Al río? –Harry estaba apabullado, aquello era demasiada información para un
momento, decidido quiso salir de la memoria de Cho, cuando algo le volvió a la
mente. –Cho, sobre Cedric...
-No me digas nada sobre él... –Frunció el ceño, se puso seria. -...tú y yo hemos
hablado todo lo que teníamos que hablar sobre Cedric...ahora vete, la vida de
esos dos depende de lo que hagas ahora...¡ah!...y cuando entres en la mente de
alguien, procura no ser tan maleducado...¡entrar donde no eres requerido! –Cho
se dio la vuelta y se diluyó en la oscuridad que de pronto inundó todo, al poco
Harry se encontró sentado ante la mirada expectante de Ginny y la señora
Weasley.
-¿Qué viste? –Preguntó Ginny impresionada por la palidez del rostro del chico.
-Cosas que preferiría no haber visto... –Se volvió a la cama, Cho le miraba
fijamente, recordó el verdadero motivo de aquella visita mental. -...Luna y Neville,
es eso lo que quería decirnos...vamos Ginny... –Tomó la mano de su novia y se
puso de pie, Molly los miró fijamente, él exclamó. -...hay que sacarlos del apuro.
218
-Vi salir a Hagen algo... –Se quedó sin adjetivo correcto para el hecho, ella no le
miraba. -...afectado.
-Ojalá lo hubieras visto salir muerto. –Susurró molesta, pero la idea de Hagen
muerto la hizo fruncir el ceño más de lo debido, se volvió al fin a él, lo notó
desencajado pero no hizo por enterarse.
-Bromeas...a ti eso te mataría. –Draco sonrió mordazmente, ella suspiró
sonoramente, la puerta se abrió, Hermione seria y dispuesta a todo entró en la
habitación.
-Granger...¿haciendo la caridad del día? –Pansy la miró sonriendo, dio un gemido
y se removió entre las sábanas. –Visitar al enfermo...mmm...¡que linda eres! –
Soltó con una sonrisa irónica.
-¡Qué graciosa Pansy! –Hermione caminó hacia la cama, Draco se había sentado
junto al lecho mirando a Pansy.
-Mi sentido del humor siempre fue algo que le gustó a Draco...¿cierto lindo? –
Pansy se volvió al rubio, que no se sentía de ánimo para una discusión.
-Draco tiene buenos gustos en todo Pansy. –Susurró Hermione, intentando
ganarse la confianza del chico.
-No...no, no, no... –Pansy sonrió. -...te equivocas, Draco tiene malos gustos para
elegir amantes...mira que caer en brazos de una loba y de una sangre sucia... –
Pansy sonrió mirando a Hermione.
-Te eligió a ti también si no mal lo recuerdo... –Hermione iba a continuar, pero
Draco la interrumpió.
-La próxima vez que llames a Eurídice loba o a Hermione sangre sucia...te cortaré
el cuello Pansy. –Draco exclamó sin hacer movimiento alguno más que el de los
labios, Hermione lo miró sin comprender.
-No te atreverías...admítelo Draco, soy demasiado importante para ti... –Pansy
levantó una ceja mirando con desprecio a Hermione, que tuvo que contener las
ganas de atacarla.
-Quizá...pero ella lo es más. –Draco tomó la mano de Hermione mientras sonreía
terriblemente hiriente.
-Draco... –Hermione quiso decirle algo, pero él no le hizo caso, miraba a Pansy
fijamente.
-Dudo que eso importe...revolcarse con la mujer que se revolcó antes con un
Weasley... –Pansy carcajeó. -...eso es tocar fondo Draco...y hacerlo con dos
mujeres de la misma calaña...
-¡Pansy! –Draco se puso de pie, pero Hermione lo contuvo, la puerta se abrió, Ron
venía a buscarlos.
-Tranquilo Draco por favor, está herida. –Hermione intentaba calmarlo.
-Eso no le quita lo odiosa...entérate de una vez Pansy...si te dejé, fue por ella...si
te abandoné fue por Hermione...eso... –Draco le sonrió orgulloso, Ron miraba sin
entender, Pansy sonreía pese a todo y Hermione no sabía si sentirse halagada o
utilizada. -...es tocar fondo Pansy.
-Eso puede ser catalogado como una ofensa a Hermione, Draco... –Comentó Ron
de brazos cruzados.
-Claro que no...sólo una mujer puede ser mejor que Pansy y Eurídice para mi... –
Draco tomó la mano de Hermione con fuerza y caminó hacia la salida. -...y esa es
Hermione. –Salió con ella sin darle importancia a la mirada molesta de Ron y a la
219
carcajada sonora de Pansy; caminó a prisa por el pasillo, Hermione silenciosa le
seguía, él no paró hasta que dio con la habitación que le correspondía, ahora
debían hablar, los dos y a solas.
-Y...¿cómo esta la loba? –Pansy rompió el silencio que dejaron Draco y Hermione
al salir, Ron se volvió a verla con la frente arrugada.
-Duerme... –Contestó secamente, se dispuso a salir.
-¿Podrías hacerme compañía Weasley? –Pansy cerró los ojos con cansancio y se
puso boca arriba, Ron la miró sin ánimos, pero se quedó en la habitación, caminó
221
hacia un librero y se puso a ver lo que había en él. –No luces contento con mi
petición.
-Tú y yo no tenemos mucho en común Pansy... –Susurró apesadumbrado, suspiró
sonoramente y se volvió a mirarla. -...nunca fuiste muy amigable si quieres que
sea sincero.
-No es parte de mi, ser amigable Ronald. –Contestó sonriente, al verlo tan seco se
decidió a tocar un tema en común. –Un Greyback eh...¿sabes ya si los pequeños
son híbridos también?
-No, no lo sé...son muy pequeños aún para saberlo. –Contestó algo más relajado,
tomó el primer libro que encontró en el estante, “Magia oriental”. –Eurídice
comentó que alguna vez viajaron juntas...
-Sí, a Asia...visitamos Japón y China...los parientes de Cho... –Pansy intentó reír
pero le escocia el costado y lo evitó, Ron la miraba desde el librero a un par de
metros de la cama. -...por que no te acercas...no te voy a comer, pelirrojo. –Soltó
riendo.
-No es que me vayas a comer, pero te conozco...jamás dejas pasar la oportunidad
de lastimar a alguien... –Ron se acercó a la cama lentamente, al fin al llegar al pie
de la cama miró a Pansy fijamente. -...por ejemplo Hagen.
-Hagen, es harina de otro costal...o veneno de otra serpiente... –Pansy se removió
bajo las mantas, Ron se sentó en la orilla de la cama con el libro en las manos.
-Eso mismo pensaba yo de Eurídice y ya vez... –Susurró, ella frunció el ceño.
-Ronald...¿qué le viste a Eurídice? –Preguntó con una risilla.
-Lo mismo que te vio Hagen a ti... –Contestó el sonriendo también, Pansy iba a
contestar cuando la puerta se abrió.
-¿Dónde están Draco y Hermione? –Harry entró en la habitación de Pansy,
seguido de cerca por Molly y Ginny, las dos apabulladas.
-Salieron...¿qué pasa? –Ron se puso de pie de un salto.
-Luna y Neville cayeron al río, tenemos que ir por ellos. –Harry tomó el brazo de
Ginny que asintió, Pansy se sentó en la cama de golpe, dio un gemido y se dejó
caer de lado, Molly corrió a verla.
-Luna...como es que no lo recordaba... –Pansy intentó salir de la cama con la cara
enrojecida.
-Pansy, quédate quieta... –Molly la detuvo, pero la chica se había puesto violenta y
casi la empuja, de no ser por que recordó que ella le había ayudado.
-Déjeme...necesito ir con ustedes... –Pansy se tambaleó al salir de la cama, Ron y
Molly la sostuvieron.
-Es mejor que te quedes, iré por Draco y Hagen... –Harry salió al pasillo.
-Iré con ellos... –Ginny se volvió a Ron y Pansy cuando un ruido estruendoso los
hizo volverse al pasillo, un viento helado llenó la habitación obligando a Pansy a
emitir un gemido, Ginny sintió la corriente de aire como navajas que le cortaban
las mejillas, Ron frunció el ceño y sacó la varita mientras su madre le apretaba el
brazo con pánico; un torrente de agua entró por la puerta, acompañado de ruido
de rocas y golpes que reconocieron como cuerpos que caen pesadamente al
suelo, miraban a la puerta azorados mientras Harry gritaba desde afuera.
-Ayúdenme... –Ginny salió corriendo, Pansy miró a los dos pelirrojos que la
sostenían, asintió y salieron, mientras ella se inclinaba lentamente para poder
levantarse de la cama.
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Empapado y sobresaltado por lo que había pasado, Harry esperaba respirando
agitadamente viendo lo que había caído del techo del pasillo directamente sobre
él; ahí en medio del pasillo, Neville respiraba agitado apoyado en sus codos sobre
el cuerpo inmóvil de Luna, que amoratada e inconsciente apenas parecía vivir; el
agua se corrió por el pasillo y Hagen, Draco y Hermione salieron corriendo de sus
habitaciones para ver lo que pasaba. Neville en su desesperada necesidad de
sacar a Luna del río se había aparecido siguiendo los rastros mágicos que sus
amigos habían dejado, pero había usado tal fuerza en el proyecto que se
desapareció no sólo con Luna, si no con parte del agua del río y gran cantidad de
rocas, que habían golpeado a Harry al caer dentro del pasillo.
-Ayúdenla... –Neville miraba fijamente a Luna, Harry al fin había atinado a
levantarse, lo sujetó por los brazos y lo jaló hacia el muro, Ginny salió corriendo de
la habitación y miró a su rubia amiga.
-Es Neville... –Susurró Hermione a Draco mientras él miraba sorprendido, la casa
tenía protecciones desde que él, Hagen y Eurídice habían salido a buscarlos,
Neville había tenido que sobrepasar el poder de Draco para poder entrar en la
casa, con Luna y con parte del río.
-Ese chico es sorprendente... –Susurró el rubio, Hagen a su lado sonrió
mordazmente.
-¡Luna!... –Ginny la levantó a penas lo que pudo para mirarla. -...madre, Luna está
mal.
-Neville... –Ron se inclinó sobre el chico mientras Harry intentaba ayudarlo a
ponerse de pie.
-No ha sido eso Draco... –Hagen miró al rubio, éste se volvió a mirarlo fijamente
sin comprender del todo. -...lo ha hecho para salvar a Lovegood...¿qué harías tú
para salvar a Hermione? –Hagen sonrió y caminó hacia el embrollo aquél.
-Hermione... –Draco miró a la castaña que se inclinaba al lado de Molly, frunció el
ceño, moriría para salvarla si eso tuviera que hacer.
-Luna, ¿está viva verdad? –Neville no podía quitar sus ojos de Luna, que sobre el
suelo era atendida por Ginny y la señora Weasley, Hermione corría hacia ellas. –
Hermione...Luna está viva...¿verdad?
-Ginny, dame espacio... –Molly se inclinó sobre Luna y sacó su varita. -¡Anapneo!
–Al momento Luna se contorsionó tosiendo como una bendita ante la mirada
preocupada de Neville.
-Luna...¿Luna? –Hermione le tomó la mano mientras ella escupía suficiente agua
para llenar una piscina.
-Vamos Luna di algo... –Ginny la miraba fijamente, Harry y Ron sostenían a
Neville, mientras Hagen miraba a Pansy que había salido a mirar.
-Plimpys... –Susurró la chica entre bocanadas y una tos que los hizo sentir
escalofríos. -...Neville nadando entre Plimpys . –Exclamó al fin ante la mirada
extrañada de Hermione y la sonrisa emocionada de Ginny.
-Vive... –Neville se volvió a Harry, que asintió, el chico cerró los ojos y de buena
gana siguió a Hagen y Harry que le llevaron a una habitación, mientras Ron
cargaba a Luna y la llevaba a otra.
-Logró aparecerse con todo y una parte del lago. –Comentó Ginny y a Hermione
que sonrió mirando como ésta ayudaba a Pansy a entrar en su cuarto, ella se
223
quedó en el pasillo, donde la alfombra bajo sus pies hacía un curioso ruido como
chillido cuando la pisaba, se volvió a la ventana más cercana, el amanecer
despuntaba lentamente.
-Un nuevo día, Hermione... –Susurró Draco a su espalda, ella miraba el sol salir y
la cara del chico en el reflejo del vidrio. -...un nuevo comienzo quizá.
-No...no quizá... –Sintió los brazos de Draco envolverla y sonrió apoyando su
cabeza en el pecho del rubio, que cerró los ojos pegando su cara al cuello de ella.
-...es un nuevo comienzo, un nuevo amanecer...a tu lado Draco. –Sonrió para él,
pero él no la miraba, con los ojos cerrados se aferró a ella, de otra forma se habría
echado a llorar.
Salido del infierno
-¡Mentira! –Gritó por octava ocasión mirando los papeles sobre la mesa, habían
atinado a cerrar la puerta de la habitación contigua y a poner hechizos
silenciadores; permanecían mirándose, tan aturdidos que no podían pensar, Fred
era el único que continuaba gritando, llevaba horas haciéndolo y simplemente
parecía que no se detendría. –Es mentira, ¿entienden?...una farsa, Ronald no está
muerto...¡Ginny no está muerta!
-Si lo está es por culpa de Ron...él sabía lo que pasaba...¡Lo sabía! –George
levantó el rostro, sus ojos estaban enrojecidos por las lágrimas, Percy respiraba
agitadamente, con la apariencia de alguien que ha sido petrificado.
-Mamá. –Susurró Percy en el momento en que Fred iba a agredir a George por
decir aquello de Ron, los dos se miraron, la voz de su hermano era irreconocible. –
Ginny...las dos...si es verdad, las dos...las dos están...
-No lo digas Percy...¡no lo digas! –George se puso de pie, con la manga del suéter
se limpió el rostro y fue a grandes pasos hacia la mesa para ver el periódico. –
Esto es basura...es absurdo...Ron es el mejor auror que hay...Harry estaba con
ellos, Hermione no es estúpida...¡No están muertos!
-¿Qué vamos a hacer? –Fred se volvió a Percy, necesitaba que él dijera algo, un
plan, una idea, lo que fuera que pudiera aliviarle la necesidad de saber qué hacer.
-Tenemos que volver, debemos saber qué pasó con Mamá y con Bill...papá debe
estar en Azkaban o... –George se atragantó, Percy lo miró con la nariz arrugada,
las gafas le pendían de la punta, amenazando con caer. -...hay que volver...¡si
Bellatrix acabará con los Weasley que sea de frente! –Arremetió contra la mesa,
golpeándola, Fred le miraba.
-Ella no va a acabar con nadie George...necesitamos pensar fríamente. –Percy
cerró los ojos y levantó la cabeza hacia el techo, necesitaba idear algo.
-¡Tú piensa fríamente!...nosotros queremos venganza. –George le miró furioso,
Percy intentó ignorarle.
-Vamos a pelear quieras o no. –Fred se unió a su gemelo, los dos se miraron,
asintieron y tomaron sus chaquetas.
-¿Qué pasará con ellas? –Percy fue a la estufa y puso a calentar agua, el sol
comenzaba a iluminar la habitación.
-Angelina... –Fred miró hacia la puerta y dio un resoplido, George sonrió
tristemente, ahora ellos también tenían alguien más a quien cuidar.
-Esto es lo que haremos... –Percy se ajustó las gafas. -...iremos a Francia,
224
buscaremos a los familiares de Fleur y les pediremos asilo para las chicas...luego
volvemos a Londres... –Percy hablaba seriamente sin mirarlos, sirviéndose agua
para preparar café, Fred con el ceño fruncido se sentó a escuchar. -...intentaremos
liberar a quienes estén presos...y buscar a Ron y Ginny, porque no pueden estar
muertos. –Exclamó mirando la taza como si en eso se le fuera la vida.
-Si están muertos...quiero venganza... –George fue el único que se atrevió a
revelar aquello, pese a que los tres lo sentían. -...ahí dice que Malfoy, Parkinson y
Chang fueron de gran ayuda para el rescate del Ministerio y que lo lograron con la
ayuda de Eurídice. –George miraba a Percy fijamente señalando al periódico, que
mostraba todavía los cuerpos de Ginny y Neville, mientras unos pies se movían a
su alrededor. –Dice que ellos se deshicieron de los aurores.
-Los cuatro, deben morir. –Fred sonreía tristemente con la cabeza gacha, George
sonrió a Percy.
-Vengaremos a Ronnie, Percy... –Susurró George al ver que su hermano los
miraba con reprobación. -...te guste o no. –Sentenció, Percy le miró levantando la
barbilla; la puerta se había abierto y Penélope seguida de cerca por una
somnolienta Angelina les miraron.
-¿Alguna noticia? –Pregunto Katie que bostezaba, George la abrazó con fuerza y
se recargó en su cuello, ella sabía que algo andaba mal pero en aquel momento
los tres necesitaban silencio y las tres lo guardaron.
-Despierta... –Soplaba las palabras para hacerlo reaccionar, pero roncaba como si
no hubiera un mañana. -...oye... –Susurró nuevamente, sonriendo ante la idea de
que pudiera tener el sueño tan pesado en semejante época. -...Ron... –Eurídice se
sorprendió a sí misma metiendo las manos bajo el cuerpo de Ron para abrazarlo,
él seguía roncando como un bendito. -...los niños se van a Hogwarts en diez
minutos... –Ron se removió y emitió un quejido de molestia; Eurídice inclinó la
cabeza de lado para pensar en algo bueno qué decir, sonrió y se acercó al oído de
Ron. -...Ana tiene novio.
-¿Qué? –Adormilado se incorporó en la cama, guiñaba los ojos sin poder abrirlos
del todo.
-Celoso. –Murmuró, Ron la miró y bostezó largamente, ella no hizo por decir más y
con un suspiro se aferró a él.
-Todavía no gatean ¿verdad? –Preguntó frotándose el rostro, necesitaba dormir
mucho más.
-No, hace unos minutos tu madre me ayudó a darles de comer... –Susurró
Eurídice sonriendo, Ron se irguió.
-¿Les amamantaste? –Preguntó intrigado, mirándola con cierto aire de sonrojo
que Eurídice aprovechó.
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-¿Tú qué crees? –Preguntó mirándolo con una sonrisa dulce, él sonrió y el sueño
se le fue por completo. –A todo esto...¿cómo luzco? –Preguntó irguiéndose y
sacando el pecho, Ron abrió los ojos desmesuradamente.
-Es mi idea o tienes otras dos tallas que presumir. –Preguntó mientras ella sonreía
mirándose el pecho.
-Según tu madre es la ventaja de la lactancia...soy casi dos tallas más sexy... –
Eurídice lo besó lentamente, Ron carcajeó con semejante idea.
-¿Qué haremos para que no se note? –Ron cayó en la cuenta de que la chica con
dos tallas más de busto llamaría demasiado la atención, Eurídice frunció el ceño
por que no lo había pensado.
-No pensé en esto... –Intrigada se recostó sobre el cuerpo de Ron, con la barbilla
pegada a su pecho, él le besó la frente y se puso a pensar con ella. -...Albert es
muy cosquilludo. –Comentó para cambiar de tema.
-Hay que idear la forma de que pasen desapercibidos tus... –Ron se mordió los
labios, Eurídice lo miró riendo.
-¿Senos? –Preguntó, Ron se puso rojo hasta las orejas. –¿Sabes qué haremos
con esta nueva ventaja de belleza? –Ron negó preocupado. –
Pues...aprovecharlas... –Pícaramente lo besó de nuevo, Ron sonrió divertido.
-Cierto...muy cierto... –La abrazó y antes de que ella pudiera decir un pero, le dio
la vuelta y terminó sobre ella.
-Tu madre ha hecho el desayuno y anda despertando a todos... –Susurró
acariciando su cabeza, Ron besaba su cuello. -...podría entrar y no has visto hacia
aquél rincón. –Eurídice señaló a un lado, Ron miró, tres cunas le saludaron.
-Los has traído aquí... –Saltó de la cama para ver a los pequeños que dormían
placidamente.
-En cuatro días tu madre se los llevará, quiero tenerlos cerca. –Eurídice se levantó
lentamente, la herida estaba aún por cerrar, Ron la miró fijamente con la mano
apoyada en la cuna de Arthur.
-Sigues con la idea de que mamá se los llevé...podemos cuidarlos nosotros
Eurídice. –Ron la miró fijamente.
-No podemos correr riesgos...no con ellos. –Sentenció ella, Ron iba a refutar, pero
la puerta se abrió y Molly seguida de Hermione y Draco entró en la habitación.
-Buen día...el desayuno está servido...es medio día salgan ya... –Molly se acercó a
besar en la frente a Ron que sonrió, Draco se acercó a las cunas para mirar.
-Duermen como tú... –Comentó el rubio mientras Hermione saludaba a Eurídice. -
...sólo falta que ronquen igual a ti.
-¡Qué gracioso Malfoy!...significa que son un grupo de niños sanos. –Exclamó Ron
con orgullo mientras él rubio acariciaba la frente de Ana, Molly había corrido a
arreglar la cama, como buena obsesiva del orden y la limpieza.
-¡Wow! –Draco se volvió a Eurídice, que lo miró. –¿Pero que te has hecho? –Dijo
cómicamente poniéndose las manos en el pecho como si tuviera algo en él.
-Es la lactancia. –Contestó Hermione interviniendo divertida por su reacción, Ron
lo miraba con el ceño fruncido.
-Eso quiere decir que ustedes estarán ocupados ésta noche...por el bien mental
de los niños, los colocaremos en la habitación de Pansy, ella no tiene acción
programada. –Draco bromeó, Hermione le dio un codazo de desaprobación.
-¡Te escuché! –Pansy apoyada en la puerta y envuelta en una preciosa bata entró
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lentamente. –Me ofendes.
-¡Cierto!...olvidé tu lema...sexo diario, diario sexo. –Draco carcajeó mientras la
chica sonrojada se acercaba.
-Escucho. –Molly que golpeaba las almohadas gritó desde la cama, Hermione bajó
la cabeza azorada y Ron rió.
-Pansy. –Eurídice fue hacia ella, pero Hagen que venía tras la chica se adelantó y
su hermana pudo estar tranquila.
-Oye Pansy...ahora que lo pienso, mejor no...igual y Hagen decide hacerte una
visita nocturna y los pobres niños no pegan el ojo en toda la noche. –Draco
carcajeó abrazado de una Hermione sonriente, Ron caminó hacia Eurídice.
-Cierra la boca Malfoy. –Espetó Pansy pero sin intentar alejar a Hagen que la
tomaba del brazo.
-No es divertido...está exhausta. –Hagen sonrojado ayudaba a la chica a moverse,
Pansy le miró “¿De no estar herida lo haría?”
-¡No habrá visitas nocturnas mientras yo esté en esta casa! –Molly salió al
encontronazo, todos cerraron los ojos apabullados por el grito, dos segundos
después los oídos de los seis eran puestos aprueba por el llanto de los tres niños.
-Madre los despertaste. –Exclamó Ron mientras tomaba a Albert en brazos,
Hermione tomó a Ana y Eurídice a Arthur, meciéndolos para tratar de calmarlos.
-No me importa...es algo dicho ¡y se acabó! –Molly miró a Draco y Pansy como si
fueran los causantes de todo.
Abrió los ojos, una línea de luz iluminaba el rostro negruzco de Cho, por un
momento un pánico le recorrió el cuerpo, creyó que no respiraba y él mismo
contuvo la respiración para esperar a ver que el abdomen de la chica se moviera,
cuando estuvo seguro que respiraba se permitió hacerlo y cerró los ojos; se llevó
la mano derecha al cuello, se había quedado dormido sobre el sillón, con los pies
estirados apoyados en la orilla de la cama, al verse los pies, aquellos ojos
castaños se clavaron en los suyos y sonrió sin darse cuenta.
-Ginny, ¿hace cuanto que estás despierta? –Preguntó, Ginny con la cara apoyada
en sus brazos sonreía.
-Mucho... –Susurró suavemente poniendo su mano en la pierna de Harry. -...Cho
ha delirado.
-¿Sí? –Preguntó intrigado mirando a la oriental que respiraba con dificultad.
-Mamá cree que debemos llamar un médico... –Ginny se puso de lado para mirar
a Cho; Ginny se había quedado dormida en la orilla de la cama, luego de haber
pasado parte de la noche de una habitación a otra, de Cho a la de Luna.
-Llamaremos a uno...no podemos dejar que muera. –Harry se levantó agotado,
Ginny lo siguió con la mirada.
-¿Qué piensas que debemos hacer Harry? –Ginny con el ceño fruncido se puso
boca arriba para verlo mientras él tocaba la frente de Cho y revisaba el tono de su
piel.
-No sé...pero debemos movernos, arriesgamos mucho a los cinco quedándonos. –
Harry notaba la piel de Cho algo más blanca, pero sus manos estaban todavía
heladas, sin contar que los dedos rotos estaban además amoratados.
-Pero si salimos, nos arriesgamos igual... –Ginny frunció el ceño y al fin se puso
en pie para acercarse a él. -...¿duele? –Preguntó mirándolo fijamente, Harry supo
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que se refería a la cicatriz.
-No...pero ayer... –Se quedó pensando un momento, ojalá pudiera explicar aquélla
angustia que le abordaba de pronto, pero no tenía motivos, sabía que él estaba en
algún sitio, latente, al acecho, esperando algo que tenía que descubrir; Ginny
parecía absorta en algún pensamiento, la abrazó sin darle tiempo a nada, ella se
quedó rígida.
-¿Pasa algo? –Preguntó cohibida, había estado pensando si era aquél el mejor
momento para hablar, para decirle la verdad y confesárselo todo, que de una
buena vez supiera lo que había hecho por él y lo que pasaba dentro de ella;
aquello, el abrazo intempestivo y el temblor que notó en Harry, le demostraban
que no era momento.
-No, sólo te necesito pegada a mi. –Harry se avergonzó por que era egoísta, pero
ella lo abrazó igual con fuerza y suspiró, aquello lo hizo sentirse raramente mejor.
-No coman pan frente al hambriento...es una tortura. –La voz pastosa de Cho les
llegó a los oídos, al volverse, la chica sonreía suavemente, Ginny se acercó a la
cama presurosa, mientras Harry miraba sonriendo.
-¿Te duele algo?...¿cómo te sientes? –La pelirroja miraba a Cho fijamente, ésta
tembló apenas.
-No duele nada, en realidad simplemente... –Notaron que Cho arrugaba la frente. -
...no siento nada.
-Mueve los dedos. –Pidió Harry mirando la mano de Cho, pero estaba inmóvil
pese a que ella fruncía el ceño.
-Genial...soy un vegetal. –Escupió riendo enfermizamente, Ginny miró a Harry, él
palideció ante la reacción de Cho.
-Iré por mamá. –Ginny salió de la habitación, Harry se puso las manos en las
bolsas y trató de pensar qué hacer.
-Lucen muy bien juntos. –Susurró Cho tras un minuto de silencio. –Ella es una
gran chica, cuídala.
-Lo haré...gracias. –Contestó apabullado por la información. –Cuando entré en tus
recuerdos...me topé con...
-Con nuestro primer beso... –Sonrió Cho mirando al techo con los ojos brillantes. -
...fue lindo ¿no?
-Sí, lo fue... –Confesó acercándose a la cama. -...lo guardas tan nítido, que casi
fue como verlo en realidad.
-Hay cosas que es mejor no olvidar...cosas que nos vuelven humanos. –Suspiró
pesadamente y se volvió un poco a él. -¿Viste a Cedric?
-Sí...es increíble, era como verlo realmente...él, es tal como lo recuerdo. –Confesó
sorprendido por el recuerdo.
-Si viviera...¿crees que me perdonaría lo que hago? –Cho lo miró, Harry se quedó
callado, la pregunta lo ponía en mala posición, no tenía ni idea de lo que pensaría
Cedric, quizá estaría decepcionado, pero decirlo a Cho...
-Yo no... –Harry comenzó, la puerta se abrió, Eurídice apoyada en Ron entró
preocupada, seguida por Ginny y Pansy apoyada en Hagen, las dos traían varios
frascos.
-Debieron despertarme en cuanto le dieron la otra poción. –Eurídice asustada
miraba a la chica.
-Habías quedado inconsciente... –Susurró Hermione tras ellas. -...y habías perdido
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mucha sangre.
-¡Chang estúpida! –Escupió Pansy mirándola con furia. -¿Caíste en manos de un
hombre lobo?
-Cállate Parkinson. –Exclamó Cho, Eurídice se arrodilló junto a la cama y le tomó
la mano. –No soy la que se apoya en brazos de uno. –Hagen sonrió a Cho,
mientras Pansy daba un gruñido.
-¿Porqué tienes los dedos amoratados? –Preguntó Eurídice, Draco entró seguido
de Hermione, tras ellos Molly cargaba un vaso con agua.
-Están rotos. –Contestó Cho, Eurídice frunció el ceño, miró a Ginny y le pidió un
frasco, Ginny le entregó una botella alargada cuyo contenido tenía la apariencia
del jugo de uva.
-Ron...Harry...por favor sujétenle las piernas... –Eurídice miró a la chica y sonrió
para calmarla. -...Hagen, Draco, sujeten sus brazos. –Los cuatro la miraron
asustados, pero se movieron pasa obedecer, Pansy se quedó apoyada en
Hermione, con el ceño fruncido las dos miraban. -...voy a matar el veneno
Cho...sentirás como si la piel se te fuera a desgarrar, intenta enfocarte en algo que
no sea el dolor o podrías perder la razón. –Eurídice suspiró sonoramente.
-¿Perder la razón? –Ginny miró a su madre asustada, Molly con cara de miedo
mordía un pañuelo.
-Descuida...si no la perdiste a manos de Bella... –Pansy intentó dar ánimos a Cho
que la miraba suplicante. –...no seas idiota Chang...estarás bien...y si no...me las
ingenio para traerte a rastras del infierno. –Los ojos se le llenaron de lágrimas,
Cho carcajeó.
-Eurídice... –Cho se volvió a ella antes de darle el trago a la botella. -...¿viviré? –
Hermione ahogó un gemido y se acurrucó en el cuello de Pansy, que no la
repudió.
-¿Pero que pregunta es esa? –Molly intervino intentando dar ánimos, Ron miraba
a Harry que parecía nervioso.
-¡Claro!...matar el veneno es sólo el primer paso...y no te voy a dejar morir... –
Eurídice sonrió para calmarla, se inclinó y le besó en la mejilla, luego se volvió a
los chicos para darles la señal. -...Ginny cuando te lo pida me das el frasco negro.
–La pelirroja asintió. -...suerte Cho. –Eurídice inclinó el frasco en sus labios, ella
tragó fuertemente.
-¡Mierda sabe horrible! –Cho tosió fuertemente y algo así como una mancha
cobriza le nació rápidamente de los labios al resto del cuerpo, casi en seguida
todos lo notaron, un aroma a hierba seca les llegó fuertemente, Pansy se irguió
asustada y Eurídice puso sus manos en la mandíbula de Cho para evitar los
golpes, las piernas de la oriental empezaron a temblar rápidamente seguidas por
unos gemidos que dejaron a todos helados.
Despertó y lo primero que notó es que no estaba en el agua, sentía estar en algo
caliente, abrigador, confortante; sonrió sin saber aún que era lo que la hacía sentir
tan bien y se descubrió pensando que quizá esa era la muerte, quizá estaba en un
limbo placidamente acurrucada en brazos de su madre, se sintió segura, segura
como nunca antes y suspiró; pero el movimiento que esto generó la hizo notar que
a su alrededor había algo aprisionándola, con mucha más fuerza de la que
emplearía su madre, entonces cayó en la cuenta de que podía abrir los ojos para
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saber dónde estaba y así lo hizo, en un principio notó la luz del sol entrando por
entre unas cortinas, obviamente no estaba en el cielo o en el limbo o en su infierno
personal, no con esas cortinas tan sobrias, ella habría puesto unas amarillas con
algo de listón púrpura o rojo.
Analizó el entorno, descubriendo que no era su casa, ni la casa de los Malfoy,
mucho menos La Madriguera o el apartamento de Neville en Londres; miró a su
alrededor, al menos sabía ya que estaba en una cama, por eso lo cándido del
ambiente a su alrededor, miró su cuerpo se tocó la nariz, que estaba como
normalmente era “Hola amiga”; se volvió a ver lo que fuera que la tenía presa,
mangas negras y manos fuertes y grandes; lo supo, lo supo por que sólo él podía
tener ese dedo marcado así por el uso de la pluma, era él por que sólo sus manos
tenían esas uñas blancas y cuadradas y tenía la cicatriz de un hechizo que le
había impactado en dorso unos meses atrás.
-Neville... –Susurró emocionada, había vuelto por ella, la había sacado del río y la
había salvado, ¡cuánto hubiera deseado verlo en acción!, asombrada por tener un
príncipe azul propio se dio la vuelta violentamente para verlo a la cara; y ahí
estaba Neville Longbottom, su héroe personal ante ella dormido como un santo,
con su respiración acompasada y pesada, tan profundamente envuelto en el
sueño que no la había sentido moverse, evitó pensar en no despertarlo y como
una loca (¿más?) se puso a besarlo. -...¡volviste por mi!...me sacaste del río...me
salvaste, volviste... –Lo besaba constantemente, en la frente en las mejillas tibias y
en los labios húmedos, él despertó azorado y la miró entre el ensueño.
-Luna... –Susurró mientras ella daba de saltitos en su lado de la cama besándolo y
él intentaba descubrir si soñaba aún o en realidad ella estaba ahí radiante de
felicidad. -...hey, despertaste...¿cómo te sientes? –Preguntó sonriendo, mientras
ella lo prensaba entre sus brazos carcajeando y revolviéndose, y aunque lo
lastimaba sonrió.
-Feliz...muy feliz...bueno y cansada y dolorida...pero tú estás aquí...¡me
alcanzaste! –Gritó mirándolo a los ojos con una sonrisa despampanante, él sonrió
divertido y la abrazó con fuerza.
-Jamás vuelvas a hacerme algo así...me moría de miedo de no alcanzarte... –
Pegado a su frente le reprochó, ella no dio importancia y lo siguió besando en el
resto del cuerpo.
-No prometo no volver a hacerlo...pero sé que si lo hago, volverás por mi. –Sonrió
mirándola, él frunció el ceño pero no le importó, le dolía la pierna y sentía todavía
las manos y los pies entumidos, los dos guardaron un espacio de silencio, hasta
que un grito los hizo volver a la realidad, salieron de la cama, se pusieron la ropa
que pudieron y salieron tomados de la mano, conscientes de que aún se tenían el
uno al otro.
-He venido lo más rápido que pude, pero no entiendo la prisa. –Minerva entraba
en la habitación de Pomona, eran cerca de las seis de la mañana, dos días habían
pasado ya, Pomona le había llamado por chimenea diciendo que tenía un
problema y requería su ayuda.
-Perdón Minerva, pero he tenido que moverme así de rápido por necesidad. –
Pomona cerró tras de McGonagall, la oscuridad de la habitación le pareció a
Minerva poco agradable, pero al poco comprendió, en el rincón Flitwick sonreía.
-Profesor. –Tuvo que bajar la voz, al lado del hombrecillo, Rolanda miraba. -Es
esto...¿es una reunión clandestina?
-Sí...sabemos que si Avery nos descubre estaremos muertos, pero necesitamos
hablar profesora. –Madame Hooch fue la primera en hablar. –Tenemos que sacar
a Avery de aquí y enviar a los alumnos a sitios seguros.
-No podemos, no podemos hacer algo así...ya vieron lo que hicieron con el
profesor Slughorn...cayó muerto por intentar salvar a un grupo de alumnos de su
casa. –McGonagall miraba a Pomona que palideció ante el recuerdo.
-Pero, no podemos permitir que las cosas sigan así...con la muerte de los
aurores... –Pomona soltó un quejidillo al recordar a Neville. -...estamos totalmente
desprotegidos y nuestro deber es proteger a los jóvenes magos.
-Lo sé...pero por ahora es mejor esperar...sé de buena fuente, que ellos viven. –
Minerva sonrió plenamente, ellos se quedaron helados ante la revelación, pero
Flitwick frunció el ceño.
-¿Qué tan real es eso? –El profesor esperaba una confirmación total, McGonagall
no se la dio.
-Paciencia, saldremos de esta, no sé como pero lo haremos. –Se limitó a
abandonar la habitación ellos la imitaron confiando en ella; pero Minerva no se
sentía segura, debía encontrar el modo de confirmar lo dicho por Snape y rápido,
iluminada por una idea echó a andar hacia la oficina del director, Albus lo sabría,
él tendría que decirle la verdad.
-Es un buen día Eurídice. –Molly la miraba mientras ella se concentraba en mirar
los dedos delgados de Ana.
-Hermoso día... –Eurídice sonrió enternecida, dentro de un corral improvisado,
Albert luchaba por sacarse los calcetines, mientras Molly se mecía en el columpio
arrullando a Arthur; los jardines les daban la mejor ambientación, ahí las dos se
entretenían con los niños mientras Ron había ido a traer ropa, los demás dormían.
-...¿puedo pedirle algo?
-Lo que quieras querida. –Molly sonrió mientras movía el cabello de Arthur,
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pensando en su marido y el resto de sus hijos desaparecidos.
-Necesito pedirle que se encargue de mis hijos. –Susurró compungida, sin poder
apartar la mirada de Ana que reía.
-Pero por supuesto, ya me lo habían pedido Ron y tú...me los llevaré a Albania y
cuando esto termine podrás verlos. –Molly se puso de pie para recostar a Arthur y
tomar a Albert, el pequeño se esforzaba por colgarse de su pelo.
-No me refiero a eso... –Eurídice emitió apenas, Molly se volvió extrañada. -...si
algo llega a pasarme, si muero...
-¡Morir! –Molly alzó la voz sin querer, Ana la miró seriamente y las dos pensaron
en Fred y George, por que de inmediato se soltó a balbucear sonriendo.
-Sí...no estoy exenta de ello, soy humana...he cometido errores y necesito saber
que estarán bien... –Eurídice sonreía, Ana la miraba. -...esta casa, parte de la
fortuna de los Geyback y los Dolohov es de ellos...quiero que estén a salvo.
-Y lo estarán... –Molly la miraba duramente. -...pero tú no vas a morir Eurídice.
-Eso no lo sabemos Señora Weasley...no lo sabemos. –Eurídice guardó silencio
un segundo. –Una cosa más...no les oculten nada...díganles lo que he hecho, lo
que soy...que sepan que su madre fue malvada y cometió crímenes.
-Pero ¿es que acaso estas loca? –Molly definitivamente ya no entendía nada.
-No, no lo estoy...sólo quiero que sepan que su madre no fue una santa y fue
capaz de todo por una idea...mejor que lo sepan por ustedes de pequeños a que
lo sepan al llegar a Hogwarts... –Eurídice notó que alguien entraba al jardín, Pansy
seguida de Ron caminaba como terapia para su herida. -...de boca de alguna
víbora odiosa como Pansy.
-¡Te oí! –Pansy se alebrestó al escuchar aquello, pero ya que Eurídice le prestó a
Ana para poder abrir la caja de ropa de bebé que Ron había sacado del desván no
hizo por decir algo más; Molly se quedó pensando en aquella conversación,
mirando a Albert que por momentos le parecía la viva imagen de Charlie.
-Charlie...siéntate hijo. –Arthur le llamó por quinta vez en lo que iba del día, no
habían llevado ración alguna de comida en un día entero y todos en las celdas
comenzaban a enloquecer.
-Necesito ver quién vigila. –Exclamó mirando por la pequeña rendija de la puerta,
pero el pasillo continuaba solo.
-No hay nadie haciéndolo, se han concentrado en abarcar todo el territorio posible,
quizá esto esté vigilado sólo por dementores. –Moody se entretenía mirándose las
uñas ennegrecidas luego de tratar de retirar las rocas flojas de un muro al lado de
Kingsley y Lupin.
-¡Alguien viene! –Exclamó Charlie, todos guardaron silencio, lo que oyeron fue un
taconeo inseguro. –Una mujer.
-Bellatrix. –Exclamó Kingsley con el ceño fruncido escuchando los pasos.
-No, se mueve demasiado lento...como si se doliera de algo... –Lupin esperaba, un
tropezón se oyó. -...está herida.
-Buen día. –La voz retumbó en la celda, por el agujero unos ojos rasgados se
hicieron presentes, Charlie frunció el ceño, en seguida otros pasos se oyeron.
-Señorita Chang. –Arthur se puso de pie, mas por costumbre y educación que por
que le interesara la chica.
-Señor Weasley...permítanme informarles que la comida se servirá por la
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noche...soporten el hambre por favor...no queremos que nadie muera de aquí a
las siete... –Soltó burlesca, los dos hombres que habían aparecido a su lado
carcajearon bajo las máscaras. -...ahora bien, Charlie Weasley...salga. –Cho se
movió para que la puerta se abriera, Charlie inmóvil permanecía la frente del resto
-¿Qué es lo que quiere? –Charlie frunció el ceño con más ímpetu, Cho sonrió, era
exactamente como recordaba haberlo visto en las fotos de las revistas, no tan alto
como el resto de los Weasley, fornido, rojo el cabello hasta las raíces, pecoso al
punto de parecer bronceado, lo único que no encajaba con la imagen que
recordaba eran las cicatrices en los brazos, ahora llevaba moretones en el cuello a
causa de ser sometido y sangre en la camisa; sonrió, al fin conocía de frente a
Charlie Weasley, el mejor buscador de Gryffindor en mucho tiempo, pero omitió su
gozo y volvió a su apariencia anterior.
-Información... –Sonrió irónica. -...veamos qué tanto sabe...¡Sáquenlo! –Ordenó a
los dos armatostes que le seguían, Charlie intentó resistirse, Lupin quiso
defenderlo pero Cho no lo pensó dos veces apunto a Lupin y gritó. -¡Desmaius! –
Lupin soltó un quejido y Kingsley lo sujetó para que no cayera al suelo
inconsciente. –Yo lo pensaría dos veces antes de ir contra el nuevo gobierno. –
Cho sonrió de lado y salió siguiendo a los dos hombres que a rastras llevaron a
Charlie a un calabozo a parte, lo ataron al muro de pies y manos y esperaron
órdenes mientras él luchaba por soltarse.
-¡Esto es un atropello!... –Charlie rabioso intentaba soltarse y lo habría logrado, los
grilletes amenazaban con zafarse de sus goznes, de no ser por que los hombres
usaron sus varitas para afianzarlos. -...ustedes son unos malditos...y tú una
asesina...mataste a Ron...mataste a Ginny...tú... –Gritaba mirando a Cho
fijamente, ella reía mientras los hombres esperaban órdenes.
-Tú...ve a avisar a Bella que obtendré información y se la daré pronto...y tú, tráeme
un látigo... –Cho sonrió mientras los dos hombres salían, Charlie luchaba con los
grilletes, sabía que no se soltaría pero intentaba lo que fuera, no iba a ser
torturado como un debilucho, él iba a pelear; la puerta se cerró tras los dos
hombres; Cho miró alrededor inspeccionando todo, apuntó al techo murmurando
cosas que Charlie no entendía, pero a él poco le importaba, sólo quería salir de
ahí, pasando sobre ella y lo que fuera.
-Debes beber esto... –Cho se acercó lentamente a él sacando de su bolsillo un
frasco pequeño, la apariencia arrogante se había ido y Charlie confundido le miró
sin comprender. -...confía en mi.
-¡Nunca! –Soltó furioso, intentaba engañarlo, Cho se había puesto seria, miraba a
la puerta nerviosa. –Eres una traidora, tú y todos los tuyos...pero no se va a
quedar así...¡saldremos de aquí y no durarán un minuto! –Charlie respiraba
agitadamente viéndola, Cho pegada a él intentaba descubrir el modo de calmarlo,
pero no había medio; sin pensarlo dos minutos tomó la salida rápida y sorpresiva,
se acercó a él lentamente que no sabía que hacer y sin decirle nada lo besó en los
labios, Charlie con los ojos abiertos no sabía qué hacer, “¿es que acaso está
loca?”, pero tampoco podía evitar sentirse a gusto con ella, cerró los ojos un
momento y eso lo hizo guardar silencio, ella aprovechó.
-Tu madre vive, está a salvo...Ron, Ginny, Hermione y Harry están bien, nadie les
ha matado... –Susurró tan rápido que Charlie sentía que ya le dolía la cabeza. -
...necesito que bebas esto y sepas que estoy de su lado...soy su único contacto. –
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Cho le acercó el frasco a los labios, Charlie no sabía si creerle, pero bebió,
entonces ella deslizó algo desde su mano dentro del pantalón de Charlie que se
asustó al reconocer la forma de su varita. –No digas a nadie que la tienes, ni a tu
padre...no intentes huir, no todavía...finge que nunca hablé contigo. –Sonrió, le
guiñó un ojo y le besó en la mejilla, él se quedó petrificado; se sentía
extrañamente frío, la puerta se abrió y Cho se movió rápido, soltando una bofetada
al rostro de Charlie, que no sintió más que el contacto, pero no dolor, entendió
aquello, el frasco contenía una poción para no sentir dolor. -¡Dímelo!...¡Dilo
Weasley!
-No... –Susurró con el ceño fruncido intentando digerir aquello, Cho carcajeó y fue
con el hombre para tomar el látigo. -...no voy a decir nada. –Entendió, debía actuar
lo mejor posible, lo intentaría.
-Te lo diré de nuevo... –Cho lo sujetó por el cabello y lo obligó a levantar la cara, él
intentaba ahora fingir dolor. -...¿Dónde están los gemelos?...¿a dónde fueron Fred
y George?
-No lo sé...no tengo idea... –Contestó mostrando toda la furia que podía. -...y ojalá
nunca los encuentren...
-Entonces...veremos qué tanto puede susurrarte al oído éste precioso. –Cho le
soltó un latigazo, pero Charlie no sentía dolor y notó que la piel no se le abría más
que superficialmente, heridas que iban a cerrar pronto y que eran mucho menores
a lo que acostumbraba con los dragones; la chica carcajeaba, divertida por la
actuación genial que daban juntos; por su lado Charlie se sorprendió pensando
que aquella chica era un genio, un verdadero ángel salido del infierno.
237
-Debemos localizar a tus padres Hermione. –Comentó Draco concentrado en
Arthur que sentado en el regazo de la castaña lo miraba fijamente, él le hacía
caras graciosas pero el pequeño no reía.
-Están seguros, por ahora los hechizos que los protegen funcionan, esperemos. –
Hermione no se sentía muy segura de aparecerse cerca de sus padres, eso quizá
los pondría en mayor riesgo; miró a Neville que se sentaba con dificultad, Harry
comía como si no hubiera un mañana riendo al ver que Ron no podía deshacerse
de Albert; Eurídice entró seguida de cerca por Drepell y Hagen.
-¿Pasa algo? –Ron la miró, se sentó seria y preocupada, Hagen fue a pararse tras
Pansy, que no le hizo el menor caso.
-Me han informado que Bella ordenó vigilarnos...enviará gente acá en una hora. –
Eurídice suspiró sonoramente, tendió los brazos a Albert que se soltó del cabello
de Ron y sonriente se fue con ella, mientras el pelirrojo se peinaba. –Hay que
enviarles a Albania ahora mismo.
-Pero... –Ron miró a sus hijos compungido. -...son muy pequeños. –Miró a Harry
en busca de apoyo, pero no lo encontró, Harry miraba a Ginny consciente de que
el peligro era ya mayor.
-Eurídice y si esperas un poco... –Ginny miró a los pequeños, Hermione apretaba
a Arthur contra su pecho, el pequeño se acomodó bostezando, Draco terminaba
su taza de café para ponerse en pie.
-No...Molly, debe irse ahora... –Sentenció Hagen al ver que su hermana se mordía
el labio dudando, miró a Molly y la ayudó a pararse, todos comenzaron a moverse;
al cabo de diez minutos, Molly acompañada por Hagen y Drepell miraba a sus
hijos llorosa.
-Prometan que estarán bien y me informaran todo lo que pase. –Besó en la frente
a Ginny, a Harry y a Ron, que miraba a sus hijos, mientras Eurídice intentaba
grabar en su mente los rostros de los pequeños lo más rápidamente posible.
-Lo haremos mamá. –Contestó Ginny, Ron apretaba contra su pecho a Albert, que
reía divertido por la sensación de sentirse preso, Ron abrazó a Eurídice que
sostenía a Ana y Arthur y besó a todos; Molly se regresó a Pansy y Hagen y sin
previo aviso los abrazó fuertemente, los dos la miraron sorprendidos, luego miró a
Hermione y Draco.
-Ustedes cuídense mucho. –Ordenó, palidecieron, llamas salieron de la chimenea,
Cho llegó alegre.
-Charlie está al tanto, no hay que temer. –Sonrió, pero al ver las maletas, las
canastas y la escena que ofrecían Eurídice y Ron se quedó callada. -¿Qué
ocurre? –Preguntó acercándose lentamente.
-Nos vamos... –Molly la abrazó con fuerza y fue a la chimenea, Ron le entregó a
Albert, mientras Drepell tomaba a Ana y Hagen a Arthur. -...estaremos en
contacto. –Molly con los ojos llorosos sonrió, Ron intentaba contener el llanto pero
no pudo, Eurídice soltó un sollozo que hizo que Arthur se pusiera a llorar,
Hermione se acercó a ella para calmarla y sin más Hagen envolvió a todos con
sus brazos y se fue.
-Ahora sí...necesito que Bella y todos los mortífagos caigan...cueste lo que cueste.
–Eurídice sentenció, Harry comprendió que era momento de moverse.
-Bien, si pasa algo raro, Calpy les informará... –Draco se ajustaba la corbata
sonriendo. -...en ese caso, necesitarán subir a los pisos superiores, las puertas
principales y de las terrazas de este piso se cerrarán en caso de que algún intruso
aparezca... –Miraba a Hermione y tras ella a Harry. -...no lo piensen, sólo váyanse.
-Pero... –Comenzó Hermione, pero él la interrumpió dirigiéndose a Neville.
-Vayan a este sitio... –Le entregó al chico una tarjeta. -...podrán quedarse ahí unos
minutos, piensen en lugares apropiados y sobre todo, piensen en separarse en
grupos, parejas sería lo mejor. –Draco se volvió a Ron.
-Cuida de Eurídice. –Pidió el pelirrojo sonriendo, Harry miraba a las puertas, tenía
la sensación de que alguien les miraba y Ginny lo apoyaba aunque él no lo
supiera.
-Lo haré... –Aceptó dándole la mano. -...ya sabes. –Dijo moviendo la cabeza para
señalar a la castaña, Ron afirmó. –No me despido, nos veremos pronto.
-Draco... –Hermione tenía que hablar con él.
-Escúchame...te voy a ver pronto...por ahora confíen en que todo saldrá bien, te
buscaré en cuanto pueda, tengo mis medios. –Sonrió, la besó largamente ante la
mirada despistada de todos y desapareció.
-¿Y ahora? –Luna se volvió a Harry, había estado mirando todo sentada
placidamente.
-Pues esperar. –Exclamó Ron haciendo muecas, Ginny y Harry sonrieron, Neville
miraba la tarjeta.
-Es un sitio en el Callejón Diagón. –Comentó mostrando la tarjeta a Ron.
-No es cualquier sitio... –Susurró el pelirrojo viendo la dirección. -...es la tienda de
Justin Finch Fletchley...vende artículos de defensa. –Ron miró a Harry. –Hace un
tiempo me enviaron a evaluar sus materiales.
-Parece que Draco no está tan desconectado, Justin era miembro del ED. –Harry
sonrió y fue a ver la tarjeta. –Esto significa que la rebelión sí es posible.
-Excelente. –Festejó Ginny tomando a Harry del brazo con una sonrisa. –Es
cuestión de tiempo la caída de Bella.
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-Pero ¿y si ponemos en riesgo a Justin? –Neville se quedó mirando a Ginny, ella
frunció el ceño.
-Debemos encontrar la forma de pasar desapercibidos. –Comentó Hermione algo
más vuelta a la realidad.
-Entonces, volvámonos gente que ahora puede estar libre. –Luna sonrió
placidamente.
-¿De qué hablas Luna? –Ginny la miró sonriendo de lado, algo planeaba la rubia y
eso le alegraba.
-Sencillo, Draco se volvió Ron para poder pelear contra el lado oscuro, que Ron se
vuelva Draco para hacer lo propio. –Luna sonrió, se levantó y echó a andar dando
de saltitos rumbo a la biblioteca de Malfoy; Harry se volvió a Ron que palideció,
mientras Ginny y Hermione sonreían con la idea, Neville supuso que su chica se
había golpeado fuerte en el río.
-¿Dejaste a Greyback en San Mungo? –Interpeló al verla llegar como una nube
negra, con antifaz puesto, Pansy se inclinó a manera de saludo.
-Sí, Eurídice vigila a los heridos...y si Longbottom planea volver por sus padres,
estará esperándolo. –Pansy sonrió.
-Excelente...ahora tengo algo que negociar contigo. –Bella se puso de pie,
estaban en la habitación de la cabaña, Pansy no sabía si descubrirse el rostro o
no, pero al menos el antifaz le ocultaba el miedo que de a poco le cubría.
-¿Negociar señora? –Pansy soltó lo más respetuosa que pudo, pero la verdad es
que al sentir que se le acercaba, el cuerpo le lanzaba señales de repudio.
-Así es...¿sabes Pansy?...estaba recordando... –Sonreía mientras caminaba
alrededor de la chica, que erguida y orgullosa como siempre le escuchaba. -
...durante los entrenamientos, cuando las castigaba...recuerdas cuando les
retiraba el alimento por días... –Sonrió divertida por el recuerdo aquél.
-Sí...recuerdo. –Casi podía sentir el dolor, la ansiedad por el alimento, la
desesperación.
-Bueno, pues recordé que eras particularmente arriesgada...habrías hecho
cualquier cosa por comer, Pansy... –Bella sonreía y notaba perfectamente el
miedo en los ojos de Pansy, el temblor de sus labios, la respiración agitada. -
...incluso venderlas.
-Era una niña...tenía hambre, estaba herida...necesitaba comer. –Confesó
apabullada, avergonzada de las veces que, en efecto, había tenido que delatar a
Cho y Eurídice a cambio de un trozo de pan. –Usted es... –Se contuvo, aquello
podía costarle la vida.
-Una aberración...una maldita víbora venenosa. –Carcajeó Bella emocionada por
el espanto de la chica. –¿No era eso todo lo que ellas decían de mi?...lo que tú me
avisabas... –Bella sonrió enfermiza, Pansy ahora sonreía nerviosa, necesitaba
tomar valor, Bella algo quería y tenía que averiguar qué.
-¿Porqué quiere recordar todo eso? –Preguntó tímidamente, con tacto, pero
parecía ser una niña de primer curso ante McGonagall y el sombrero.
-Sencillo, hoy voy a hacer lo mismo que en aquel tiempo... –Bella movió su mano
hacia la mesa ante la ventana, ahí una hoja de papel esperaba; Pansy caminó
hacia ella lentamente y leyó, era una orden para que sus padres fueran
despojados de todo y arrojados a Azkaban, además de una sentencia al Beso del
243
Dementor para su padre por conspiración.
-Esto...esto es imposible...mi padre no es un traidor. –Susurró asustada,
sacudiendo el papel con ira. -¡Miente!
-Cierto...es una farsa...pero eso no lo saben los demás mortífagos ¿o si? –Bella
sonrió malignamente.
-¿Qué es lo que quiere de mi? –Pansy tembló, se quitó la máscara de nada servía
fingir si ya el sudor de la frente le escurría por las sienes.
-Sencillo...¿Quién de ellas dos me traiciona? –Bella sonrió con la cara pegada a la
de Pansy, por primera vez, las dos sonreían sinceramente, una de gozo, la otra
con miedo.
-¿Traicionarle? –Pansy sonrió intentando recobrar la compostura, pero las manos
cerradas en firmes puños decían otra cosa. –Ninguna le traiciona, nadie es lo
suficientemente idiota. –Sonrió más, adoptando el aire altanero de siempre, Bella
caminó hacia la mecedora y se sentó.
-Eres lo suficientemente idiota para pensar que me engañas...sé a la perfección
que una de las dos conspira contra mi, una de las dos se ha movido bajo la mesa
para apuñalarme por la espalda...y quiero saber quién. –Bella le miró fijamente,
escrutadora, con los dedos entrelazados y una sonrisa horriblemente divertida.
-No sé. –Contestó seca, iba a resistir lo más posible.
-Claro que sabes...veamos... –Bella se puso el índice en los labios y fingió pensar.
-...refrescaré tu memoria, se rumora que Cho se reunió hace unos meses con
Krum, el búlgaro amigo de Granger...también se rumora del “romance” de Eurídice
y el idiota de Ronald Weasley... –Bella sonrió levantando las cejas, Pansy sonrió
como si le estuviera contando la farsa más grande del mundo, pero por dentro
sentía que el mundo se terminaba de a poco y ella sólo miraba.
-Sé que si Cho se viera con Krum, no sería para conspirar, si no más bien para
“intimar”... –Dijo alzando las cejas sonriente, Bella se miraba los dedos
¿ignorándola?. -...sobre Eurídice, es cierto, tuvieron algo, que terminó por que
Weasley no puede estar alejado de la entrepierna de Granger. –Escupió lo más
mordaz que pudo, Bella carcajeó y se puso de pie.
-¡Mientes! –Dijo tomándola por la barbilla con tal violencia que Pansy soltó un
grito. -¿Quién de las dos me traiciona?...lo sabes...¡Dímelo! –Bella se sacó la
varita, de un tirón arrojó a Pansy al suelo, que con la respiración agitada le miraba
sin comprender en que momento se les había ido la suerte.
-No sé nada. –Se escuchó decirlo mientras la mente le ordenaba recapacitar, Bella
no le dio oportunidad de hacerlo, una fuerza horrible la arrancó del suelo y la
arrojó contra el muro, con tal potencia que la pared de madera se cuarteó, sintió
tronar su hombro y por poco pierde el conocimiento. -¡Ah! –Sacudió la cabeza,
estaba atontada.
-Te lo preguntaré una vez más...sólo una... –Bella la miró a los ojos mientras
tomaba la hoja de papel, la enrollaba y sellaba. -...¿quién me traiciona?...dilo o
esto ira a parar a manos de Avery, Alecto o Macnair...¿o porqué no?, hacerme
cargo yo misma... –Bella la miraba completamente dispuesta a todo. -...¿quién? –
Preguntó pegada a su cabeza, mientras ella no hacía más que mirar el piso,
mordiéndose la lengua para no hablar, pero...¡Eran sus padres!...
-Eurídice... –Susurró con los ojos desorbitados, una ola de alivio la inundó, se
sentía realmente tan bien delatar a alguien, que incluso sonrió.
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-Charlie...luces distinto. –Lupin lo miró nuevamente, a pesar de tener el cuerpo
lleno de cardenales, el chico parecía menos apesadumbrado.
-Salir de aquí...aunque sea para ser torturado es terapéutico. –Susurró, intentaba
contener las ganas de decir algo.
-Charlie, ¿escuchaste algo de tus hermanos?...¿dijeron algo de Ron? –Arthur le
había hecho la misma pregunta en los últimos minutos, pero él negaba siempre,
mordiéndose la lengua cada vez que miraba a su padre quitarse las gafas.
-¡Buena tarde! –Cho sonrió desde la puerta abierta, ésta vez iba acompañada por
un sólo hombre.
-¿Se divierte torturando al pobre chico? –Moody se puso delante de ella para
evitar que tocara al chico.
-Algo sí...es un placer dañar a un traidor como él. –Contestó mientras el hombre
entraba para sacar a Charlie.
-¡No le torturará más! –Arthur se puso de pie envalentonado. -¡No permitiré que
dañe a otro de mis hijos!
-Vamos señor Weasley... –Cho sonrió sarcástica. -...esto es sólo el comienzo, por
que en cuanto tenga a los demás...en cuanto capturemos a su hija y el
resto...lamentará haber tomado el puesto de Ministro. –Cho sabía que aquello
bastaba para sembrar la esperanza, esperó a que salieran Charlie y el mortífago y
cerró la puerta con la varita.
-Cuando capturen a mi hija y los demás... –Arthur se quedó perplejo mirando a la
puerta fijamente.
-Están vivos Arthur... –Kingsley lo tomó por los brazos con una sonrisa, Lupin no
podía dejar de pensar que aquello significaba la salvación de Dora, por que Harry
no la iba a dejar sola, Moody sonrió de buena gana. -...¡Vivos!
-Quiere decir que Harry está vivo... –Lupin se incorporó mirando a Moody que
asintió, es que tenía que decirlo. -...Tonks no está sola, seguro él ya se hizo cargo
de mis hijos y ella, no todo está perdido. –Sonriente miró a Kingsley que le dio
unas palmadas en la espalda haciendo que se sarandeara.
-Con Potter libre es cuestión de tiempo para una rebelión...no todo está perdido. –
Moody asintió, por un momento se sentían mejor.
-Saldremos de aquí...saldremos y recuperaremos todo. –Arthur miró a los tres
fijamente, ellos asintieron.
-Ve a traerme lo que te dije... –Cho envió al tipo, una vez cerrada la puerta miró a
Charlie y le soltó los grilletes. -...lamentó el daño de hace un rato. –Se concentró
en soltarle las manos sin magia, el pelirrojo la miraba fijamente.
-Está bien, no me ha dolido nada. –Contestó debatiendo en confiar en ella o no, ¿y
si todo era una trampa?
-Tu madre fue llevada a Albania, está con Fleur y Bill, la bebé está perfecta... –
Cho se concentró en mirar a la puerta, luchando por convencerse de que era
necesario darle algo más de información. -...Ginny y Ron están a salvo en un sitio
seguro, no te preocupes...lo último que supimos de Fred, George y Percy es que
lograron abandonar el país y están con vida, no sé dónde pero suponemos que
volverán...
-Si han visto El Profeta no se van a quedar tranquilos. –Charlie miraba a Cho
245
fijamente, pocas veces la había visto antes, sabía que era jugadora de quidditch y
que había sido novia de Cedric, conocía también que era miembro del nuevo
Parlamento y que además era una persona con grandes capacidades; sin
embargo, ahora que la veía de cerca, se le mostraba velada, como un misterio,
muy al estilo de Fred y George, Charlie deseaba develar aquel misterio. -¿Porqué
haces esto? –Preguntó tras pensarlo un poco, era la única pregunta coherente que
podía hacerle.
-Porque es necesario...no planeo dejar todo en manos de Bella. –Cho no lo
miraba, había algo en Charlie que la hacía dudar, un cierto deseo de conocerlo
más se apoderaba de ella y por el momento no podía pensar en eso, no con un
mortífago a punto de cruzar la puerta para verla y ayudarla a torturar al chico. –
Esto debe parar, no podemos dejar que ellos se apoderen de todo.
-Dime la verdad...¿Ron y Ginny están muertos? –Charlie le preguntó pero ella no
lo miraba mientras asentía, frustrado la hizo darse vuelta y la tomó por los
hombros con aire suplicante. –Necesito la verdad...necesito que me lo digas
mirándome a los ojos...¿viven?
-Sí, están seguros y a salvo...tan a salvo que eres tío nuevamente. –Susurró ella
mirándolo fijamente, con una sonrisa, sin duda eso lo calmaría.
-¿Qué? –Se quedó helado, Cho dio un resoplido y se puso a contarle lo que pudo
rápidamente, casi sin respirar, él escuchaba absorto realmente sus hermanos
estaban locos y tocaban fondo de forma apabullante. –Ronald es padre...y pareja
de una traidora. –Charlie se miraba los pies intentando comprender en qué punto
había perdido la cordura el menor de sus hermanos.
-Te equivocas, Eurídice es todo menos una traidora, ella, Pansy, Draco, Hagen y
yo hemos hecho lo que nos ha parecido lo mejor, no intentamos ser buenas
personas como ustedes, que no matarían una mosca... –Cho se puso sería y con
el ceño fruncido y los ojos clavados en él expresó. -...para nosotros, la justicia de
alcanza de otras formas, rompiendo reglas y traicionando, queremos venganza y
en nuestro camino a ella, lograremos darles paz a algunos cuantos...es una
ventaja que planeamos tener. –Notó que Charlie la miraba distinto, pero igual
escuchó los pasos en el pasillo, rápidamente movió la varita y las manos y pies del
pelirrojo volvieron a los grilletes y cadenas, se puso de pie y miró al joven. -
¡Permanecerás ahí, hasta que entiendas lo que quiero!..o mueras de hambre. –
Salió del sitio, dejando a Charlie tan azorado como a su llegada.
Pronto...
-Entonces ¿qué buscamos? –Cansado, con la barbilla apoyada en la mano,
miraba un libro, estaba tan absorto en sus pensamientos que de no ser por que
Hermione estaba a su lado, pasaría las hojas sin pensar.
-Buscamos la forma de cambiar tu aspecto en él de alguien más...ellos debieron
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aprenderlo en algún sitio. –Ginny sacaba un libro más del estante superior, Harry
hojeaba desesperado, Luna y Neville analizaban un libro algo más callados.
-¿Cómo sabemos que lo sacaron de esta biblioteca?... –Ron estaba aburrido y
fastidiado. -...¿cómo sabemos que no se los enseñó Bella o Snape...o Avery?
-No lo sabemos...tenemos que buscar Ron. –Hermione estaba tan preocupada
como él, pero ella a diferencia de su pelirrojo amigo, era consciente de que
aquellos libros eran su único medio de salvación.
-Quizá Eurídice tenga notas en sus cuadernos, como las de Legeremencia. –
Comentó Neville mirando a Harry.
-No, en las notas no había nada sobre transformación...¿porqué no le pedimos
ayuda a McGonagall? –Apenas había soltado la pregunta su mente se la contestó.
-Por que la profesora no está aquí Harry. –Contestó Ginny cortante, antes que el
tema saliera a flote.
-Debe haber algo por aquí... –Hermione exasperada miró a los demás, la única
que parecía tranquila era Luna, que ahora miraba al vacío con una sonrisa. -
...¿Luna?
-Hay algo que no hemos probado... –La rubia se puso de pie. -...¡Calpy! –Con un
¡plop! la elfina apareció ante la chica, Luna le sonrió y se inclinó a su altura. –
Calpy...¿sabes de dónde aprendió tu amo a volverse como Ron? –Todos se
miraron, ¿Luna de verdad esperaba que Calpy lo supiera?
-Sí... –Calpy sonrió afirmando con tanta energía que las orejas golpeaban el suelo,
Luna de puso a aplaudir emocionada y Hermione se acercó corriendo.
-Dinos cómo Calpy... –Hermione sonrió poniéndose de rodillas ante la elfina, que
le miraba con sus enormes ojos brillantes de gozo por poder se útil.
-La señorita Greyback aprendió...ella le enseñó al amo y a la ama Pansy... –Calpy
miraba a Hermione con tal veneración que a Ron se le ocurrió una idea. -...Calpy
no sabe de dónde lo obtuvo la ama Eurídice...Calpy sólo miraba...
-Calpy...¿podrías enseñarle a la señorita Granger cómo? –Ron sonreía, Harry no
entendía el juego, pero como una luz lo captó, seguramente Draco habría
ordenado a la elfa que los obedeciera, pero las órdenes para con Hermione
habrían sido mucho más explicitas, servirla, ayudarla y atenderla.
-Calpy no sabe cómo se hace, sólo escuchó las instrucciones...Calpy no tiene ese
tipo de magia, señor Weasley... –La elfa se puso triste y miró a Hermione como si
pidiera piedad.
-No te preocupes Calpy...explícame lo que oíste y yo trataré de seguirlas...¿si? –
Hermione sonrió, la elfina asintió haciendo que sus orejas golpearan sonoramente
el suelo.
-Primero usted debe concentrarse mucho...concentrarse por completo en el rostro
de la persona en quien se convertirá...necesita recordarlo a la perfección...la
señorita Eurídice decía que había que pensar muy bien en todo, el color de los
ojos, la forma de la nariz, la textura y el color de la piel, cicatrices y lunares, todo
tenía que ser recordado perfectamente... –Calpy miraba a Hermione y a Luna
alternativamente, Ginny sentada al lado de Harry se concentraba en las
instrucciones lo más que podía.
-Bien... –Hermione pensó por un momento en quién se transformaría, resolvió que
sería en Pansy, recordaba su rostro mejor que lo que recordaba el de las otras,
Pansy tenía un rostro particularmente curioso. -...yo seré Pansy.
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-Entonces, yo seré Cho... –Luna sonrió mirando a Neville y Harry que asintieron,
Ron pensaba con el ceño fruncido.
-Yo tendré que ser Eurídice. –Ginny sonrió divertida y dejaron que Calpy
continuara, la elfina tomó aire.
-Ahora deben concentrarse en el cambio, en cómo su rostro se volverá el otro, si
su nariz crecerá o se hará pequeña, su cabello, sus ojos, sus manos, todo... –
Calpy se quedó callada un segundo. -...la señorita Cho dijo que no dolía pero se
sentía extraño, dijo que no había nada más difícil que volverse como usted
señorita... –Calpy miró a Hermione fijamente, ella sonrió.
-No te preocupes...todo estará bien. –Hermione la animó a seguir.
-En cuanto logre identificar los cambios debe empezar de a poco...pasándose la
mano sobre la parte que desea cambiar y emitiendo todo el poder posible, igual
que si lanzara un Desmaius o un Impedimenta...primero el color de ojos, luego que
lo domine, el de la piel y así hasta que logre hacerlo todo...cuando cambie debe
estar siempre concentrada, la señorita Pansy dijo que la sensación en el cuerpo es
como la de cuando se contiene un orgasmo... –Calpy inclinó la cabeza a un lado y
Luna carcajeó tan sonoramente que los demás se quedaron helados.
-¡Santos Duendes! –Neville se cubrió la cara con las manos ante semejante
comentario, Harry lo miró fijamente.
-Orgasmo... –Ginny sonrojada miró a Harry que no sabía donde meter la cabeza.
-Es Pansy...que esperaban, ¿que hablara de flores? –Ron carcajeaba igual que
Luna, Hermione sintió que los colores se le iban a la cabeza.
-Merlin... –Hermione miró a Ron fijamente, él seguía riendo.
-Bueno, contengamos el orgasmo ¿si? –Luna guiñó un ojo a Neville que se
removió incómodo y las tres empezaron a practicar, Hermione se concentró en el
color de la piel, una vez que estuvo segura de lograrlo se paso la mano derecha
sobre el dorso de la izquierda, al mirarse descubrió el tono levemente más claro;
Luna se concentró en el color de los ojos, cuando creyó estar lista los cerró y se
esforzó lo más que pudo, pero al abrirlos uno continuaba como comúnmente y el
otro era ya como los de Cho; Ginny se enfocó en el rostro, pero sólo logró afilar su
nariz un poco y levantarse las cejas, la cicatriz quedó del lado equivocado
atravesándole los labios.
-Esto va a ser muy lento... –Harry miró a Ron que carcajeaba al ver a Luna con un
ojo azul y el otro oscuro.
-Excelente Hermione...falta poco... –Ron miraba a su amiga, que ahora era Pansy
de rostro y cuerpo, pero ella en el color y la forma del cabello.
-Genial...sigo sin lograr nada. –Ginny se miraba fijamente en un espejo,
continuaba con la cara llena de pecas y lo único que había logrado era el color de
ojos verde olivo y la cicatriz perfecta, además de los colmillos y la sonrisa de
Eurídice, de ahí en más nada. –A este paso será cuestión de años.
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-No tenemos tanto tiempo... –Harry miraba fijamente, se puso serio y se
concentró, pasó sus manos por el rostro, sintió un raro cosquilleo y como la
sensación de que se le dormían los músculos, cuando se miró dio un respingo.
-Excelente Harry... –Neville sonrió. -...eres Snape. –El joven de gafas se
sorprendió con la imagen del profesor plasmada en su piel, ni siquiera entendía
bien por qué, simplemente lo había recordado.
-Veamos... –Ron hizo lo propio haciendo un profundo esfuerzo, dio un resoplido al
pasar sus manos por su rostro, cuando bajó las manos había logrado que la mitad
de su rostro fuera el de Draco, pero seguía con pecas del lado izquierdo del rostro.
-Necesitamos ser más rápidos. –Luna ya había logrado convertirse en Cho por
completo, pero no lograba permanecer en esa forma más de dos minutos. –Estoy
exhausta... –Confesó sentándose en la alfombra y cambiando a su figura original.
-Rápidos... –Neville se miraba las manos, intentaba convertirse en Hagen, el
resultado había sido perfecto y llevaba buen tiempo, pero estornudó y cambio
abruptamente a Hermione, con quien hablaba, aquello era complejo. -
...necesitamos saber más de este proceso.
-Necesitamos saber qué más hacer. –Hermione respiró profundamente, entonces
se volvió a Ron que se había quedado helado mirando a la ventana. -¿Estás bien?
-Sí...es que, sentí algo raro. –Confesó sonrojado, luego se sentó y se puso a
practicar con más ímpetu.
-Parece que al único que no le parece difícil es a Harry... –Luna lo miraba, él se
había puesto a pensar ahora en alguien más y parado ante el espejo, sonreía con
la cara sombría y delgada de Viktor Krum.
-Pues...creo que esto me es sencillo. –Confesó mientras se pasaba las manos y
lograba volverse Fred. -¡Miren! Ahora son trillizos. –Sonrió divertido con su chiste,
cuando algo sobre sus cabezas los hizo mirar al techo, era lo que parecía un
círculo de agua.
-¡Qué carajo es eso! –Neville se puso al frente cubriendo a Luna y a Hermione con
su cuerpo.
-Parece agua... –Ginny miraba sorprendida, Harry y Ron sacaron sus varitas y
apuntaron a aquello, al tiempo que un rayo atravesaba el techo, se puso tras de
Harry que la miró con miedo.
-Miren... –Hermione notó que el agua se dividía por ondas lentamente. -...¿qué
será eso?...
-No lo sé, pero parece que nada bueno puede salir de ahí... –Ron se atrevió a dar
unos pasos bajo aquella figura, un golpe estrepitoso los hizo cerrar los ojos,
cuando los abrieron, seis piernas y seis brazos entrelazados aplastaban a Ron.
-¿Ginny? –Percy se acomodó las gafas y no pudo evitar que las lágrimas le
salieran a borbotones. -¡Ginny! –Gritó mientras al sofocaba con sus brazos, todos
miraban sorprendidos.
-Me asfixias... –Ginny luchaba por sobrevivir ante semejante muestra de afecto.
-Percy... –Harry se quedó helado al verlo salir de semejante cosa, que lentamente
se desvanecía.
-Potter...¡estás vivo cuatro ojos!...pero claro...si eres el niño que vivió, se necesita
más que un hombre serpiente y una mujer ansiosa de hombres para que
mueras...¡Eres una idiota Bellatrix!... –Fred lo abrazó con fuerza desmesurada,
mientras Percy lloraba aferrado al cuello de su hermana. -...¡cerebrito!...mi
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diccionario de bolsillo...mi enciclopedia portátil...¡McGonagall con el pelo
alborotado y menos arrugas!. –Gritó apretando a Hermione que no podía evitar
reír.
-En otra ocasión me ofendería con todo eso Fred.... –Hermione lo abrazó y de
buena gana lo besó en las mejillas.
-¡Qué divertido! –Luna daba de saltitos festejando el encuentro, Neville sonreía sin
poder evitar algo de envidia, ansiaba volver a ver a sus padres y a su abuela.
-Les dije que nada bueno podía salir de ahí. –Ron luchaba por quitarse a George
de encima, pero el chico lo apretaba contra el suelo con los ojos llenos de lágrimas
y gritando como un loco.
-¡A Weasley vamos a coronar! –George lloraba de alegría al ver a sus dos
hermanos y al resto de chicos vivos y a salvo. –Lovegood es un buen momento
para tu sombrero de león. –Dijo mientras la jalaba para hacerla caer sobre Ron, la
apretó con fuerza y la chica soltó una carcajada sonora. –Neville...amigo de
mejillas abultadas...te extrañaba...¡Están vivos Fred!...¡Están vivos Percy cuatro
ojos!
-Están vivos...están vivos... –Percy apretó contra su pecho a Ginny nuevamente,
sin dejar de ver a Harry y a Hermione que sonreían, Fred asfixiaba con un abrazo
de oso a Neville y George se negaba a dejar parar a Ron, que furioso luchaba por
quitárselo de encima.
-¡Quítate de una buena vez! –Dijo levantándose, George seguía riendo como un
loco, Ron le sonrió y sacudió la cabeza. –Estamos a salvo...todo está bien.
-Entonces...Cho fue quien los ayudó...¿verdad? –Percy seguía aferrado a Ginny
mirando a todos. –Dijo que le saludáramos a Ron y nos envió por esa cosa...una
especie de hueco mágico.
-Es sorprendente... –Hermione miraba al techo como si el hueco siguiera ahí.
-Sí...ella, Eurídice, Pansy, Hagen y Draco están de nuestro lado, se las arreglaron
para sacarnos de ahí, pero trabajan como infiltrados... –Harry miraba a George
que cubría con su brazo derecho los hombros de Ron, cuando escuchó aquello
palideció y frunció el ceño.
-Un momento...¿están de nuestro lado? –Fred que miraba a Harry se quedó
helado.
-Sí, por eso estamos aquí...es la Mansión Malfoy... –Harry asintió, Percy dio un
resoplido y se quitó las gafas con molestia. -...de haber llegado antes, habrían
visto a su madre en casa de Eurídice, estuvo con nosotros temprano, pero la
llevaron a Albania de urgencia, no deben descubrir que aún vivimos.
-De no ser por ellos vaya que estaríamos muertos... –Ginny sonrió alegre de tener
a sus hermanos de vuelta, al ver la reacción de Percy se extrañó. -...¿qué ocurre?
-Los que están muertos son otros... –Percy suspiró sonoramente sentándose, se
sentía mareado, culpable al punto de sentir angustia.
-Tal vez no lo estén... –George se quedó pasmado, pensando.
-¿Quiénes? –Preguntó Luna interesada en ese cambio de actitud, Fred se miraba
los dedos fijamente.
-Nosotros... –Fred no sabía si decirlo o no. -...no, no sabíamos...
-¿Qué pasó? –Neville miraba a los tres intrigado, Ron contenía la ansiedad
mirando a George.
-No debe ser nada...seguramente alguna travesura suya...ahora en importante que
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sepan algo... –Ron recordó que no sabían lo de sus bebés, sonriente y con el
pecho levantado cerró los ojos para dar la noticia. -...¡Soy padre!
-¿Qué? –George lo miró fijamente sin entender.
-Ron y Eurídice son padres...de trillizos. –Ginny sonrió mirando a Percy, que tragó
saliva apabullado, Fred dio un gemido y se llevó las manos a la cabeza sin poder
contenerse.
-¿No les da gusto?... –Ron se quedó asombrado de la reacción, George lo soltó y
dio unos pasos atrás. -...estoy listo para esto, mamá se llevó a los chicos para que
estén a salvo...deberían verlos, los tres son pelirrojos, supongo que llegarán a
tener pecas, quizá tantas como Charlie...pensándolo bien, creo que sólo Arthur se
parece a Eurídice, tiene esa mirada...
-Son unos niños hermosos, esperen a que los vean. –Hermione se unió a las
buenas nuevas. –Además ya tienen la apariencia de cinco meses, pronto andarán
dando los primeros pasos...¡imagínenlo! –Hermione sonrió, Luna daba de
palmaditas sonriendo.
-Y son simpáticos...una niña y dos niños... –Luna miraba a Fred que sonreía
tristemente; Harry notó entonces la tensión de los tres chicos y se sintió incómodo.
-No es eso Ron...es que nosotros... –Percy intentaba tantear el ambiente, Ron lo
miró fijamente.
-¿Qué hicieron? –Hermione fue la primera en descubrir que aquello tenía que ver
con ellos.
-No lo sabíamos, de verdad... –Fred alterado intentó convencerlos.
-¿Pero qué pasó? –Neville necesitaba respuestas, Harry miró a George.
-George, ¿qué hicieron? –Harry le preguntó intentando calmar lo que presintió era
rabia dentro de él, sabía lo qué había pasado, lo pensaba.
-Queríamos venganza...maté a ese chico de ojos azules...Hagen creo...¡es que no
lo pensé!...sólo quería vengarlos...¡No lo sabía! –Dijo George con la mirada
asustada, Luna se llevó las manos a la boca sorprendida, Hermione palideció y
Ginny contuvo el aire.
-Mataste a Hagen... –Neville se quedó petrificado, era imposible que pudiera
ocurrir semejante atrocidad.
-Hagen... –Harry miró a Neville que consternado miraba a Percy que asentía a
todo lo dicho.
-No es cierto... –Ron se quedó atontado, entonces notó a Fred clavado en él y lo
supo, corrió y sujetó a su hermano del cuello de la camisa. -...¿qué
hiciste?....¡¿Qué le hiciste Fred?!
-No lo sabía Ron...había escuchado rumores, pero el hecho de que los hubiera
traicionado... –Fred estaba rojo, intentando contener a su hermano, George no
hizo por meter las manos.
-Ron...espera... –Ginny intentó contenerlo, pero el chico no podía ser parado.
-¿Qué le hiciste Fred? –Suplicó sintiendo ya el llanto venírsele.
-Creo que...creo que... –Fred no podía decirlo, las lágrimas se le salían sin querer.
-Lo...lo siento... –Percy se puso a llorar sobre el suelo, Hermione intentó
consolarlo, no era culpa de ellos, sino de la situación y el mundo como estaba,
Harry no sabía qué hacer.
-¡Dímelo Fred!....¡Dímelo! –Ron exigía la verdad, él quería saber lo que fuera que
hubiera pasado.
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-Creo que la maté. –Fred miró a Ron a los ojos y supo que había matado a su
hermano, Ron sonrió con una mueca desagradable, Ginny lo sujetaba por los
hombros, pero Ron no pensaba, la empujó hacia Harry y se puso a gritar como un
loco frases que ninguno alcanzaba a comprender, dijo algo como “Huérfanos”,
“Necesito ver su cuerpo” y “Ella lo sabía”.
-No sólo a ellos dos... –Percy intentó confesar todo de una buena vez. -...herí de
muerte a Malfoy.
-Percy... –Hermione escuchó aquello, sintió que el suelo le fallaba y cayó
pesadamente.
-¡Hermione! –Luna y Neville corrieron hacia ella, mientras Ron seguía rabioso,
llorando como un animal herido.
Nerviosa se paseaba de lado a lado, mirando el suelo, sin saber qué hacer, estaba
todavía empapada en sangre, sentía las manos pegajosas, pero no tenía plan
alguno de moverse de esa habitación, no hasta que supiera que él viviría; si era
necesario iría ella misma a cazar conejos y se ataría en una cocina para preparar
estofados, pero haría todo para que él estuviera a salvo; intentó pensar positivo,
256
creer que estaría todo tranquilo en unos minutos, pero no podía, tenía tanto miedo,
lo había visto convulsionar de tal forma que no podía pensar más que en la
muerte, en la muerte del único hombre que se arrancaría el corazón por ella.
-Pansy... –Susurró aquella voz, la pobre casi se desmaya de la impresión, se
volvió a la cama y ahí estaba, Hagen medio despierto, intentando fijar la mirada en
algo que no fuera el techo, se acercó presurosa con el llanto saliendo sin que
pudiera o intentara detenerlo, tomó aire dolorosamente, por que el nudo en el
pecho no se le deshacía ni sabiendo que estaba vivo y llamándola.
-¡Eres un idiota!...¡un estúpido!...¿acaso estás ciego?...¿no se supone que hueles
el peligro a metros de distancia?...¿cómo diablos no oliste a un
Weasley?...¿dónde están tus malditos instintos de animal? –Gritó exasperada.
-Estoy bien...gracias por preguntar... –Susurró sonriendo a medias, no podía
mover ni un poco la cabeza sin sentir que el cuello se le abría como una naranja. -
...duele un poquito, pero saber que te preocupo lo compensa todo hermosa. –
Sonrió más ampliamente, ignorando el dolor, miró el rostro de Pansy, surcado por
las lágrimas que le corrían hasta la barbilla.
-Imbécil... –Resopló e intentó irse, pero no pudo tocar la manija de la puerta.
-Quédate...hazme compañía ¿si? –Pidió para darle una razón de quedarse, antes
que volviera a gritar, apabullada se volvió y se sentó junto a la cama, con las
manos en el regazo y mirando fijamente la mano de Hagen tendida al lado de su
cuerpo.
-Claro...es obvio, te sientes mal solo...pero me debes un favor. –Susurró molesta
sin mirarlo de frente, él frunció el ceño.
-Creo que queda pagado...yo te cuidé primero... –Susurró él, sonrió pero eso le
causó dolor y dio un gemido de incomodidad.
-No te muevas.... –Asustada lo miró con aprensión. -...no te lastimes por favor... –
Dijo sonrojada.
-Estoy bien...descuida. –Susurró agradecido. –Has estado conmigo, te lo
agradezco mucho Pansy...para compensarte te cocinaré algo en cuanto todo esto
termine.
-Deja de alabarme...no voy a caer. –Escupió molesta, él rió con ganas ignorando
el dolor.
-No, no caerás... –Comentó sonriendo. -...no espero que lo hagas, me conformo
con que me mires y ya.
-Yo... –Pansy intentó refutar, pero no tenía caso, apretó sus piernas con las
manos, y frunció el ceño mirando la cama, mirando la mano, no quería mirarlo a él.
-Hace mucho que no te quedabas callada estando conmigo...hace mucho que no
te sentabas a mi lado así, sin decir nada...¿sabes Pansy? –Hagen hablaba muy
quedo, pero Pansy le entendía a la perfección, no hizo por mirarlo, sólo le
escuchaba. -...alguna vez, antes, hace mucho...supe que esto iba a pasar.
-No te hagas el interesante...no funciona conmigo. –Soltó sin saber si sentirse
molesta o bien con su compañía.
-No es eso...es la verdad...una vez hace mucho tiempo...tú pasaste por mi
mente... –Rió animado por la cercanía de Pansy que escuchaba con los ojos
clavados en su mano. -...tú estabas en mis recuerdos antes de conocerte, has
estado conmigo siempre...yo siento grandes cosas por ti...por que yo te amo... –
Hagen se sonrojó apenas, Pansy abrió los ojos desmesuradamente pero no se
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volvió a verlo. -...me dejaría matar por ti...dejaría que me destruyeran si con eso te
hago feliz...no lo pensaría dos minutos...
-Pero... –Intentó decir algo congruente, acallarlo antes que siguiera. -...apenas
y...apenas y he hablado contigo de buena forma, nunca he sido amable contigo,
¿cómo puedes amarme?
-Mi destino es así...alguna vez Eurídice y yo tuvimos la locura de pedir que nos
leyeran el futuro...estoy destinado a amar a alguien...y yo te he elegido a ti...te
amo, Pansy...es todo lo que importa... –Hagen suspiró mirándola, pero ella no
podía hacer más que abrir sus ojos ante semejante sorpresa.
-Te equivocas. –Contestó secamente volviendo sus ojos a sus manos sobre el
regazo. –No soy la indicada, no soy la que te merece, no debo ser yo...no
deberías amarme. –Soltó de pronto, como si descubriera lentamente lo que sentía,
llegando a pensar incluso que aquella voz no era la de ella.
-Puedes pensar eso si quieres...pero yo moriré por ti...a mi sólo me interesa que tú
estés bien...si logro salvarte de lo que sea...me basta... –Sonrió y se puso a ver el
techo. -...para mi, tu vida es más importante que la mía...no importa lo que yo
sufra, mientras tú estés bien...a mi eso me hará muy feliz.
-¡¿Y lo que yo siento?! –Gritó exasperada de oírlo hablar así. -¡¿Qué hay de mis
sentimientos?!
-Es verdad... –Hagen la miró seriamente como si se le revelara una verdad
asombrosa. -...no te lo he preguntado...pero la verdad no importa...ya lo he
decidido, el hecho de que no sientas lo mismo no detendrá mi decisión...
-¡Es que sí lo siento!... –Soltó enfadada, Hagen se quedó asombrado mirándola
fijamente, pero ella había comenzado y ahora tenía que acabar de decirlo. -...creí
que si algo te pasaba no me importaría, pensé que de pasarte algo no iba a sentir
nada...creí que estaría mejor si te alejaras o murieras, si buscaras a alguien más
para ser feliz...¡pero no es cierto!...¡Me duele igual que si me mataran a mi
misma!...¡Si mueres me muero contigo! –Gritó mirándolo con una profunda tristeza
y los ojos escurriendo como fuentes incontrolables, admitirlo era casi tan doloroso
como saber que jamás serían felices juntos debido a tanto.
-Ah... –Hagen la miró un momento fijamente, Pansy no dejaba de llorar, él se sintió
muy feliz.
-Yo te... –No podía dejarlo salir, le era imposible darle el “amo”, no estaba
acostumbrada a escuchar que alguien lo dijera, no podía expresarlo sin sentirse
morir, por que sabía, algo dentro le decía que admitirlo era la sentencia de los dos;
no podía hacer otra cosa que llorar, Hagen ignoró el dolor del cuello y se irguió en
la cama.
-No es necesario que me lo digas... –Sonrió mirándola, ella se quedó congelada,
viendo cómo él se le acercaba; Hagen la besó dulcemente y Pansy no pudo hacer
más que imitarlo; mas no lo tocó, no lo abrazó, se quedó así, con las manos en el
regazo, estrujándose la tela de los pantalones, sintiendo los labios de Hagen y su
mano en la nuca, ¿aquello era amor?, esa sensación de paz y calor que la
inundaba, esa sonrisa enorme que quería salir de sus labios al tiempo que un
llanto de felicidad se le ahogaba en la garganta, ¿eso sería amor?; no era nada
comparado a lo que sentía con Draco, cerró los ojos y se conformó, por primera
vez, no tenía comentario irónico que emitir.
258
-Bill...¿qué pasa? –Molly se asomó todavía secándose las manos tras lavar los
trastos, Fleur y Bill le habían llamado con insistencia desde hacía un rato.
-Madre...mira... –Bill apuntó a un rincón, cerca del corral donde Arthur, Victorie,
Ana y Albert estaban un enorme lobo gris miraba a los pequeños sentado.
-¡Ven perrito!...ven perrito... –Ted le hacía señas para que se acercara, pero el
animal apenas y lo miraba.
-¡Santo cielo!...¿cómo entró semejante animal? –Molly sacó su varita, Fleur se
inclinó dentro del corral y tomó a Victorie, la llevó a la cama y se volvió para tomar
a Ana, pero en cuanto se inclinó el lobo la miró fijamente.
-No entró mamá...cuando me di cuenta estaba ahí...sentado mirándonos. –Bill
contenía la respiración mientras su esposa se movía hacia el corral.
-Salió de la nada Molly... –Tonks con Dromeda en brazos intentaba contener a
Ted con las manos para que no tocara al enorme animal.
-Egs como si vigilagra a los trillizos... –Susurró ella al tiempo que tomaba a Ana en
brazos, mientras se desplazaba hacia la cama, el lobo se levantó y la siguió, una
vez que Fleur puso a Ana en la cama, el lobo se sentó en medio de la habitación
desde donde pudiera ver a los trillizos a un tiempo.
-Parece que los cuida...no ha intentado morder a ninguno de nosotros mamá. –Bill
con el ceño fruncido miraba a su madre, que analizaba al animal fijamente.
-Quizá sea un animago...si es así, deberíamos echarlo... –Tonks jalaba por cuarta
vez a Ted, que alcanzó a rozar las orejas del lobo con sus dedos, el animal lo miró
fijamente.
-Mamá...déjame tocadlo... –Dromeda tendía sus manos hacia el perro, pero Tonks
no confiaba.
-Veamos... –Molly se atrevió a acercarse al animal, se inclinó para verlo a los ojos,
el lobo levantó la cabeza y se fijó en los de la mujer, Molly descubrió que tenía los
ojos verde olivo y una cicatriz en el rostro. -...¿Eurídice? –Preguntó casi sin
querer, el animal empezó a jadear como un perro y se paró emocionado, se pegó
a al pierna de Molly frotándose contra su ropa.
-Imposigble...quiegue decir que ese animal es ella... –Fleur sonrojada miraba
semejante animal, saltando como un cachorro juguetón.
-Mira que lindo mamá... –Ted se soltó de Tonks y fue al lobo, que se dejó acariciar
de buena gana, sumiso y dócil.
-Esa chica...esa chica teme por algo... –Tonks miró a Molly, que asintió, Fleur
comprendía eso, igual que ellas dos, si tuviera la forma de hacer algo parecido, lo
haría sin pensarlo un minuto.
-Pero...¿porqué enviaría Eurídice semejante lobo para proteger a sus hijos?...¿no
confía en nosotros? –Bill miró a su madre, que mantenía la mirada fija en el lobo,
que se acercó a la cama y pegó su rostro a Ana, que estiraba sus bracitos hacia
su hocico, el lobo sólo la miraba fijamente.
-Algo tuvo que pasar...ella confía en nosotros...pero algo pasó...algo tuvo que
pasar... –Molly miraba sin comprender del todo, el animal se dio la vuelta y volvió
al rincón a vigilar el corral, donde el único despierto era Arthur, que le miraba
fijamente; Ted se puso a jalarle las orejas ante el miedo de Tonks, pero el lobo no
hacía por dañarlo, se dejaba jalar, incluso se recostó y con sus patas se puso a
jugar con el chico, Tonks soltó a Dromeda y los dos niños jugaron con el animal;
todos miraban, sólo Molly tenía la impresión de que aquel era un pésimo augurio.
259
-¡Ron espera! –Gritó Luna cuando lo miró ir hacia la puerta.
-Necesito verla... –Exclamó ofuscado, las lágrimas le habían dejado marcado el
camino en las mejillas, pero él ignoraba eso y todo lo demás.
-Si sales así...te matarán...¿crees que te darán su cadáver para que la sepultes
así como así? –Luna sonreía.
-¡No puede estar muerta! –Gritó ofuscado, alterado sin poder contenerse. -¡No
puede estarlo!
-Hay una forma de saberlo... –Harry se acercó. -...¡Calpy!
-Señor... –La elfina apareció a su lado rápidamente, Fred y George se acercaban
por el pasillo, seguidos de un Percy pálido y cabizbajo.
-¿Ha llegado algún ejemplar urgente de El Profeta? –Preguntó seriamente, la
elfina asintió y con un ¡plop! hizo aparecer el rollo y se lo entregó. –Gracias... –
Harry lo abrió, Ginny tras él leía sobre su hombro, Ron se acercó a grandes
zancadas, en efecto, la primera plana era un anuncio de emergencia, el Ministerio
buscaba a los causantes de la muerte de uno de los miembros más importantes
del rescate acontecido días antes; Eurídice Calíope Greyback había muerto de
forma heroica peleando en contra de alborotadores y rebeldes, el Ministerio
ofrecía una cuantiosa recompensa a quien diera noticias de los asesinos, de
quienes no se conocía la identidad; los otros heridos eran Draco Lucius Malfoy y
Hagen Orfeo Greyback, hermano de la fallecida auror, quien sería sepultada con
honores dentro de dos días.
-Imposible... –Luna fue la más incrédula, mirando a Neville afirmaba lo contrario. -
...¡miente!...mintió respecto a nosotros, mienten con esto también.
-No sería nuevo... –Susurró George apagadamente.
-Pero se lo agradecería. –Fred miró a Ron, que le sostuvo la mirada sin expresar
nada.
-Puede ser. –Admitió Neville, pero Ron no dejaba de ver la fotografía, en ella
Eurídice posaba al lado de Hermione cuando eran Jefas de Departamento,
sonrientes se abrazaban y miraban a la cámara, Eurídice lucía feliz y tranquila.
-No está muerta. –Susurró Ron seguro de lo que decía. –Es una trampa.
-¿Cómo lo sabes? –Harry se lo preguntó seriamente.
-¿Para que anunciar el sepelio?...quieren que caigamos...ella está viva, algo me lo
dice...Fred no la mató. –Aseguró viendo a su hermano que no sabía qué decir,
entonces lo recordó, aquella tarde en la playa, cuando tanto había pasado entre
los dos, ella se lo había dicho “Debes confiar en mi Ron, jamás me iría sin
despedirme de ti”, había sonreído y Ron lo supo, ella no iba a morir así. –Ella no
se va a ir sin que yo esté cerca...está viva, necesitamos reunir a los de la
rebelión...Harry, es momento...
-Vamos donde Justin...ahí comenzaremos. –Harry miró a todos, su mente se
dividía entre eso y Hermione inconsciente al lado de Ginny en la biblioteca, tenían
que moverse, era ahora o nunca.
-Hay que movernos entonces rápido. –George afirmó levantando la voz.
-Esto debe organizarse lo antes posible. –Percy recuperaba el ánimo lentamente,
ahora debían tener esperanzas.
-Empecemos...pronto. –Luna tomó la mano de Neville sonriendo, él la miró serio,
tenía muchos y malos presentimientos.
260
La caja
-Eurídice... –Cho la miró al entrar acompañada por Crabbe, Goyle y Bella, la cama
lucía como el descanso de alguien que comienza a agonizar mientras que el
cuerpo acomodado tal cual lo había dejado Bella, tenía la apariencia de una
muerta a la espera de su mortaja; estaba despierta, con los ojos abiertos y las
manos entrecruzadas. -...está...está muerta...la mató... –Sintió que le dolía la
cabeza, Bella la había matado, la había destruido.
-Está donde debe...Crabbe, Goyle, sáquenla de aquí...su elfo la cuidará...que la
ponga en su sitio favorito, en el jardín, donde pueda ver los cerezos...donde pueda
estar tranquila. –Eurídice fue levantada de la cama, Crabbe la cargó en brazos
mientras Goyle al frente lo guiaba, Cho se interpuso en la puerta.
-¡No! –Gritó colérica sacando su varita. –No se la llevarán...¿porqué le hizo esto?
-A un lado Chang. –Goyle sacó su varita lenta y torpemente, iba a pelear de ser
necesario, aunque de sobra se sabía quien ganaría en semejante duelo.
-Porque es una traidora...las traicionó a las dos...las vendió y se puso del lado de
Potter y los demás... –Bella la miraba sonriendo, Cho no podía creer lo que oía,
realmente alguien había delatado a Eurídice, Bella les había descubierto y todo se
había ido al carajo.
-¡Imposible! –Gritó, Bella pensaba que no podía creer que Eurídice les traicionara,
ella pensaba que era imposible que las hubieran descubierto.
-Parece que todavía eres sensible Chang. –Crabbe carcajeó, Eurídice en sus
brazos se tambaleaba al mismo ritmo que la enorme papada de semejante tipo.
-Quiero creer que tú no lo sabías Cho. –Bella se acercó amenazadoramente, Cho
bajó los brazos, Crabbe y Goyle salieron con Eurídice que permanecía como
despierta, pero como muerta al mismo tiempo; Bella se le acercó y le susurró al
oído. –Por que si tú estabas con ella, me cercioraré de matar a todo el que te haya
conocido...y te hundiré en un sueño perpetuo como el de ella y jamás...óyelo
bien...jamás, volverás a montar una escoba, a mirar un ocaso...a visitar la tumba
de Diggory... –Cho sintió un estremecimiento de rabia y tuvo que contener la
respiración para evitar un gemido de odio. -...o a mirar a un Weasley nunca. –Cho
abrió los ojos desmesuradamente y sintió aquello dentro de sí misma, Bella había
261
entrado a leer su mente sin que se diera cuenta; se cerró, sabiendo que Bella
quizá ya había visto demasiado, quizá lo sabía ya todo. –Bueno, eso del Weasley
no lo prometo, seguro nunca volverás a ver uno. –Bella carcajeó y emprendió la
salida, Cho se quedó helada y preguntó lo único que podía preguntar.
-¿Quién le dijo que era una traidora? –Interpeló con la voz temblorosa, mirando al
frente al muro, escuchando los pasos de esos dos mozalbetes que se llevaban a
Eurídice muerta y viva a un tiempo.
-La más traidora de todas...¿quién más sino Pansy? –Sonrió Bella y salió cerrando
la puerta tras de sí, había hecho lo mejor que podía hacer para fracturar la
rebelión, destruir a sus miembros, provocar que entre ellos mismos se mataran
como animales.
-Pansy... –Cho se quedó ahí parada mirando al vacío, intentando controlar el
temblor que consumía sus manos y sus labios. -...lograste tu venganza...dijiste
que matarías a Eurídice... –Se puso a llorar sin pensarlo, desahogándose mientras
estuviera sola. -...si supieras que lo has logrado...llorarías igual que yo... –Sonrió
amargamente, no planeaba darle la noticia a Pansy, pero sí ver a Charlie, verlo
antes que Bella se lo arrebatara.
-Drepell... –Bella lo llamó una vez que estuvo segura que todo estaba listo.
-Dígame señora... –El pequeño temblaba de pies a cabeza, pese a tener órdenes
de obedecer a aquella mujer, nunca le había agradado, esa mujer era la
responsable de mucho del sufrimiento de sus amos, eso lo hacía sentir rabia
contra ella; el hecho de que hubiera llegado a la mansión llevando consigo a su
ama en un estado deplorable y además sumergida en una sueño infinito, lo hacía
temblar de furia.
-Cerciórate de que esté bien, cuídala y asegúrate de que los Weasley sepan de su
estado... –Bella sonreía, mientras Crabbe ajustaba una manta sobre las piernas de
una Eurídice inerte, a quien habían sentado en un cómodo sillón en el jardín, bajo
la sombra de los cerezos que ella misma había cultivado. -...quiero que estén al
tanto de lo que le han causado sus niñerías sensibles y estúpidas.
-Sí señora. –Contestó Drepell, Eurídice estaba sentada erguida, con los ojos
clavados al frente, en la vitrina de las escobas, que ahora estaba vacía, no
parpadeaba, a penas y emitía sonido al respirar.
-Goyle... –Bella se volvió a él que curioseaba en el jardín. -...quiero que vigiles
todo el tiempo a Cho, quiero saber cada movimiento, a partir de este momento
eres su sombra, ¿entendido?
-Sí...entiendo. –Goyle hizo un movimiento y salió de la casa, Drepell había corrido
a ver a su ama, le pasaba su mano delgada de enormes dedos por la mejilla, sólo
para comprobar que estaba caliente; ella vivía, pero sólo Merlín sabía lo que
pasaba por su mente, ¿qué sueño Bella habría sembrado en su cabeza para
torturarla?.
-Crabbe...tu vigilarás a Pansy...de la misma forma. –Crabbe asintió y salió
siguiendo a Goyle, Bella permaneció ahí mirando el jardín, Drepell se concentró en
ajustar los zapatos de su ama, que había sido vestida para la ocasión con jeans,
blusa y suéter cerrado, zapatos deportivos y una pinza en el cabello. –Tanto
tiempo sin venir a esta casa... –Bella sonreía desplazándose lentamente. -...la
última vez que estuve aquí, fue para terminar con algo... –La sonrisa se le hizo
más amplia al recordar. -...ese es el sueño Drepell, tu ama está
descubriendo...quién usó a su padre... –Dejó salir una carcajada y salió de la
mansión haciendo sonar sus tacones con ímpetu; Drepell permaneció un par de
minutos mirando a Eurídice, que dentro del limbo en el que estaba, había fruncido
el ceño; no veía, no escuchaba, no sentía nada más allá de lo que pasaba en su
mente, más allá de la terrible escena que Bella le había sembrado, Eurídice vivía
una y otra vez, la pesadilla de su pasado.
265
-Charlie...ella lo dijo, dijo que están vivos... –Arthur no cabía en sí de gusto.
-Bueno, tanto como decirlo, no...pero lo dio a entender...¡Hay esperanza
muchacho! –Moody lo prensó con su brazo derecho, pero Charlie seguía serio,
ahora caía en la cuenta del riesgo que corría Cho y se odió por conservar la varita
oculta en el pantalón.
-Alégrate Charlie. –Remus sonreía igual que los demás, Charlie lo miró y no
soportó más, tenía que decirlo.
-Cho es parte de una rebelión interna... –Susurró apenas, Kingsley le miró como si
no entendiera del todo, Moody se sacudió apenas, como si hubiera sentido un
escalofrío.
-¿De qué hablas? –Arthur enfocó toda su atención ahora en el chico, dejando de
lado un poco su anterior felicidad.
-Cho, Eurídice, Pansy, Hagen y Draco...son espías dobles, fingen estar del lado de
ellos para poder ayudarnos...gracias a ellos, mamá está viva y Bill y Fleur con ella
fuera del país...Tonks también está bien. –Charlie intentó contener su lengua, pero
no podía, Remus contuvo un grito de gozo y se llevó las manos a la cara para no
dejar ver las lágrimas que se le habían salido.
-Entonces...entonces, quiere decir que nos sacarán de aquí. –Moody susurró, era
muy riesgoso hablar ahí, podrían descubrirlos y echar todo al carajo.
-Ron, Ginny, Luna, Hermione...Harry...están vivos...están a salvo. –Articuló
finalmente, cuando la puerta se abrió sonoramente, cerrándose tras una figura de
túnica negra que entró presurosa, se quitó la capucha y les miró pálida y asustada.
-Señorita Chang. –El Ministro la miró intentando reprimir una sonrisa. –
Usted...usted, gracias a usted...
-He venido por última vez... –Dijo nerviosa y apabullada, se acercó, Charlie frunció
el ceño al escucharla. -...han descubierto a Eurídice...es cuestión de tiempo para
que nosotros caigamos igual... –Se llevó la mano al bolsillo interno de la túnica. -
...nunca planeamos qué hacer en este caso, la idea era avanzar de a poco, pero
esto cambia todo... –Sacó dos varitas, la de Remus y la de Kingsley. -...las pude
sacar sin ser vista... –Las entregó con una sonrisa incrédula. -...no hagan nada, no
por ahora, si tengo tiempo, me moveré más y armaré al resto de los presos...un
levantamiento ahora es absurdo y riesgoso... –Suspiró sonoramente y no pudo
evitar ver a Charlie.
-Gracias... –Remus miró su varita y la esperanza volvió a ellos como si una puerta
se abriera y dejara entrar la luz.
-¿Qué ocurre? –Preguntó el chico mirándola fijamente, necesitaba saber que no
había un riesgo enorme allá afuera para ella, por lo que hacia y como reaccionaba,
un miedo horrible lo abordó.
-Iremos hoy por él...hoy es el levantamiento...quizá todo termine hoy... –Susurró
mirando a Charlie por sobre los hombros de Arthur y Moody que lo cubrían, sintió
un deseo enorme de abrazarlo y ahogar su miedo en él, pero no había
oportunidad para ello. -...paciencia, saldremos de esto. –Sonrió y asintió con
fuerza.
-No vayas... –Se descubrió a sí mismo susurrando aquello, notó la tensión en su
padre que seguramente comprendía lo que pasaba, Moody tosió despistadamente
y Kingsley se hizo a un lado; Remus intentó enfocar la mirada en otro punto y
darle privacidad a la pareja, pero en una celda de tan pocas dimensiones eso era
266
realmente idiota. -...no vayas.
-Debo irme... –El sonrojo que subió a sus mejillas era tan evidente para todos
como para sí misma y atosigada por una rara angustia se decidió a salir, se cubrió
con la túnica y fue a la puerta, pero Charlie le siguió.
-No te vayas... –Clamó tomándola por la muñeca y haciéndola volverse. -...no, no
quiero que te arriesgues más.
-Lo lamento...pero, no hay otro camino. –Susurró sin mirarlo, de hacerlo habría
sentido que el alma se le quedaba ahí dentro con él, ignoró la voz interna que le
decía que se volviese, abrió la puerta y salió sin decir nada; echó a correr por el
pasillo, rogando por que aquel momento de debilidad no le costara demasiado.
-Cho... –Charlie se quedó mirando por la pequeña ventanilla, los cuatro hombres
intentaron ignorarlo, pero no podían, simplemente aquella escena había dicho más
de lo que querían saber; Charlie permaneció mirando hasta que perdió la figura de
Cho y el sonido de sus tacones, casi en seguida vio otra sombra siguiéndola y la
piel se le erizó, la vigilaban y habían visto aquello, necesitaba salir, sin
preámbulos, ahora.
-¡Ahí! –Gritó Luna señalando a un punto donde una enorme luz se elevaba como
una columna hacia el cielo, mientras a su alrededor las nubes remolineaban como
una enorme tormenta a punto de descargar su ira.
-¡Rápido! –Ron aceleró y se perdió seguido de Neville, Hermione intentó seguirlos,
pero algo la hizo volverse a Harry y Ginny, el primero disminuyó la velocidad con
la cara surcada de una mueca de dolor indescriptible, mientras que Ginny parecía
atosigada por un miedo incontenible.
-Ginny...¡Ginny! –Gritó Hermione para hacer que la mirara, Ginny reaccionó, pero
las dos se encontraron con que Harry caía al suelo, caía de su escoba directo a
partirse el cráneo.
-¡Harry! –Ginny se tiró en picada para alcanzarlo, mientras Hermione le imitaba;
lograron detenerlo a pocos metros del impacto, Hermione recuperó la escoba con
271
un hechizo. -¡Harry despierta!...intenta ignorar el dolor, Harry ignóralo.
-Es momento Potter... –Susurraba siseante a su oído, mientras él intentaba sólo
escuchar a Ginny.
-Mientes...¡mientes! –Rabió luchando por ver los ojos de Ginny, se sacudió, le
pidió su escoba a una Hermione impresionada y siguieron su camino lo más
rápido posible para darle alcance a Ron y Neville, que seguían a una Luna
incontenible.
La escena era horrible, Draco intentaba abrir la caja mientras los mortífagos
emocionados casi al borde de gritar de gozo lo impulsaban con miradas
penetrantes y excitadas, Pansy moría lentamente, mientras Hagen se arrastraba
hacia ella con la dificultad de una tortura sobre un lago congelado; Cho se
acercaba presurosa, Luna no lo pensó dos veces, sacó la varita y a punta de
hechizos desató el encontronazo, en el que definitivamente ellos no tenían
ventaja; pronto Ron y Neville se debatían al lado de la rubia, mientras una
Hermione espantada corría a detener a Draco, que cayó al suelo golpeado por un
hechizo de Ron, dejando caer la caja que rodó ante la mirada enfurecida de
Bellatrix, que intentaba soportar los ataques de Ginny; Harry corrió hacia la caja,
que había caído cerca de Neville.
-¡No saldrán vivos! –Gritó Snape sonriendo mordazmente al tiempo que atacaba a
Hagen, que apenas lograba mover la mano con la varita. -¡Desmaius!
-¡Expelliarmus! –Hermione luchaba por alcanzar a Draco. –Respira...tranquilo, te
tengo... –Le susurró a sus ojos medio cerrados y muertos, lo apretó contra sí y
desde la incómoda posición tirada en el suelo, ayudó como podía.
-¡Repliéguense! –Gritó Harry, tenía un plan, tomar la caja y salir todos huyendo
hacia un sitio seguro, ya luego pensaría qué hacer con aquella cosa.
-¡Estúpido Weasley!...¿sabes ya lo de tu chica? –Crabbe intentaba hacer rabiar a
Ron, pero él se concentraba en los demás, le lanzó un rápido hechizo que lo hizo
callar.
-Idiota... –Susurró el pelirrojo mirando al resto, pero la espina se había clavado y
en su mente no había otra cosa que Eurídice; tras de Ron, Harry casi tocaba la
caja.
-¡La caja!...¡que no se lleven la caja! –Bella miraba a su alrededor, Ron apenas
lograba contener el mar de hombres que se acercaban, mientras andando hacia
atrás se replegaba rumbo a Hermione y Cho, que sostenían sobre el suelo los
cuerpos doloridos de Draco y Pansy; Hagen apenas había logrado sujetarse de
Luna que luchaba por contener a algunos sujetos entre ellos Avery.
-Tenemos que salir de este sitio... –Cho sacó su varita ya sin temor a ser
descubierta, al menos había logrado armar a algunos de los otros reos de
Azkaban, entre ellos las Patil y otros además de los compañeros de celda de
Charlie.
-¡Bastardos! –Alecto se abría paso, le había lanzado un tiro certero a Harry que lo
hizo retroceder; Neville con la intención de ayudarlo, fue a la caja, se inclinó a
recogerla en el momento exacto en que Bella lanzaba un hechizo a éste que cayó
cerca abriéndola; un humo negro brotó de la caja, humo que golpeó fugazmente a
Neville que se tambaleó.
-¡Se abrió! –Gritó Hermione asustada, Draco en sus brazos convulsionaba. -¡Harry
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la caja se abrió!
-¡Neville!... ¡Neville! –La voz de Luna sobresalió entre los gritos de los demás que
rodeaban al grupo.
-Demonios...Neville ¿me escuchas? –Harry se inclinó al lado del chico que no le
contestó, había caído en un sueño pronfundo, miró la caja, ante su sorpresa
estaba vacía por completo, incómodo con el descubrimiento y con la cicatriz
ardiendo como si estuviera en carne viva, se dispuso a huir.
-¡Mierda! –Ron tomó a Ginny y la empujó al centro del círculo que formaban,
tenían que huir, ahora o nunca, las maldiciones imperdonables ya les rozaban el
cuerpo.
-¡Neville! –Luna se apresuró a acercarse, Harry sujetó al muchacho por debajo de
los brazos y lo levantó para sujetarlo con fuerza, cerró la caja y se replegó rumbo
a Hermione que le cubría con su varita y el resto de la resistencia; en cuanto
estuvo segura de que no faltaba nadie, Cho levantó la varita, formó aquel círculo
de agua bajo ellos y cubiertos por hilos azules desaparecieron sin dejar rastro.
-¡Malditos! –Avery rabiaba desesperado. -¡Malditos hijos de perra!...se han
largado, esas flores tuyas son unas traidoras Bella.
-¡No puede ser! –Alecto miró a Bella, que se irguió lentamente con una sonrisa de
oreja a oreja.
-Es cuestión de paciencia...mi señor siempre sabe cómo y cuándo
aparecer...paciencia, el tiempo ha llegado, disfrutémoslo. –Sonrió maléficamente,
desapareció en seguida ante la mirada contrariada de Dolohov y Snape.
Necesito dolor...
Cayeron estrepitosamente, Hermione aferrada a Draco apenas logró sostenerle la
cabeza para que no azotara de lleno con el suelo, Luna seguía sosteniendo a
Hagen que de inmediato fue hacia Pansy y Cho, mientras Harry miraba fijamente a
Neville con los ojos llorosos de dolor, Ron parpadeó un par de veces antes de caer
en la cuenta de que ya no estaban en el bosque; Cho se movió rápidamente y a
rastras colocó a Pansy en un sillón, mientras Ginny corría hacia Harry que cayó al
suelo atosigado por el dolor incandescente de la cicatriz.
-¿Dónde estamos? –Preguntó Ron a Cho que agitada revisaba a Pansy de pies a
cabeza, convencida de que necesitaba atención médica.
-Merlín... –Luna se acercó a Neville, que con los ojos cerrados, lucía
pacíficamente dormido.
-Es el apartamento de Pansy...en Londres, en la zona más costosa. –Cho revisó la
frente de Pansy, estaba helada, se puso en pie y fue a la cocina, todo estaba
decorado elegantemente, era el departamento de una chica rica y ostentosa;
volvió con un frasco y se lo puso en los labios a Pansy, que bebió lentamente.
-Neville. –Luna lo llamaba poniéndole las manos en las mejillas, mirándolo
fijamente, como si con ello lo fuera a hacer volver. –Neville, despierta...despierta. –
Dijo pendiente de cada movimiento, pero él seguía dormido.
-El departamento de Pansy... –Ron miró alrededor, Harry seguía en el suelo,
sudoroso y acometido por un dolor insistente que amenazaba con perdurar todo el
día, Ron fue directo a la caja y la miró ceñudo. –...esta cosa casi nos cuesta la
vida. –Susurró, se volvió a Ginny y le alcanzó a ver algunos cortes profundos en
los brazos y el cuello. –Te hirieron.
-Estoy bien...lo importante es Harry. –Susurró ella abrazando a Harry que luchaba
por reponerse del dolor, que lo asfixiaba y lo mantenía aferrado a la alfombra con
uñas y rabia, la caja en manos de Ron lucía de lo más inofensiva.
-Suéltala Ron...no la toques. –Pidió Hermione temerosa, sin soltar ni un poco a
Draco.
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-Neville...vamos, Neville, despierta... –Luna comenzaba a sentir un raro nudo en la
garganta, Ron se volvió a verla y se inclinó a su lado para ayudarle.
-Está...está...vacía. –Exclamó Harry entre las punzadas que lo carcomían,
Hermione se volvió a verlo, Cho le suministraba a Draco la poción que ya le había
dado a Pansy; Luna al escuchar aquello se erizó aún más, ¿cómo algo vacío
había dejado así a Neville?, era imposible, respiraba, vivía, pero estaba dormido,
Ron a su lado tomó el pulso del chico y frunció el ceño.
-¿Qué? –Hagen sentado al lado del sofá donde Pansy reposaba lo miró sin
comprender. –Imposible...¿tanto para nada?...casi mata a Pansy, esa cosa casi
mata a Draco y a Pansy...no puede estar vacía.
-La vi...no tiene nada dentro...nada... –Harry tomaba el aire a bocanadas, mientras
Hermione, acariciando la frente de Draco comprobaba de a poco que recuperaba
el color.
-Tranquilo...no te agites, el dolor pasará, se irá pronto, tranquilo. –Ginny le mecía
para tratar de calmarlo, pero él no podía ni mantener la vista fija en algo, por que
todo se le nublaba.
-¿Porqué no despierta Ronald? –Luna se volvió al pelirrojo que no sabía qué decir.
-No lo sé Luna...cálmate...¡Neville!...amigo, ¿me escuchas? –Ron lo tomó por los
hombros y se lo recargó en las piernas sobre el suelo, sacudiéndolo como a un
muñeco, Luna lo miraba fijamente, con los ojos llenos de lágrimas.
-Esto es una idiotez. –Cho se sentó recargada a la pared, intentando pensar,
Hagen se sujetó de la mano de Pansy, pensando una y otra vez en su hermana y
la estúpida caja que había resultado vacía.
-¡Neville! –Luna continuaba sacudiendo al chico, no lograba hacerlo despertar y
comenzaba a desesperar. -¡Neville despierta! –Gritó y le dio una bofetada,
haciendo que todos se volvieran, Ginny fruncía el ceño, Harry con el dolor clavado
en la frente como una estaca, quería pensar en algo.
-El humo... –Susurró entonces apenas, comprendiendo que algo malo le había
pasado a Neville. -...el humo negro que salió de la caja cuando Bella la abrió...¿lo
vieron? –Preguntó intentando levantarse, las gafas le molestaban hubiera querido
quitárselas, pero entonces no vería nada.
-¿Humo? –Hagen no había visto nada, pero Cho y Hermione se miraron como si
se les revelara algo espantoso.
-Yo lo vi. –Contestó Ginny al ver que nadie se atrevía a decirlo, Ron no lo había
visto y Luna sólo había alcanzado a ver a Neville de espaldas agachándose, así
que tampoco había visto nada.
-¿Qué piensas que pudo ser Harry? –Hermione hizo la pregunta necesaria e
innecesaria, por que presentía la respuesta tanto que incluso hubiera jurado que la
tenía en los labios; Ginny apretó más a Harry contra sí, él se estremeció, en su
recuerdo él se volvía de humo para entrar en la caja.
-No...no...lo sé. –Mintió apabullado, la vista de Luna exasperada no le ayudaba
nada y el dolor le auguraba que lo que sospechaba era cierto; Ginny jaló aire
como si fuera a decir algo, pero se quedó callada, Ron frunció el ceño y se volvió a
Hermione que hizo lo mismo, Luna aferrada del suéter de Neville lo volvió a
sacudir.
-Por favor...¡Por favor despierta! –Gritó dejando ya que el llanto le inundara el
rostro, entonces Cho se levantó como guiada por un resorte y fue a la ventana, a
275
mirar un florero.
-Tenemos que hacer algo...no puede estar durmiendo y ya... –Exclamó Ron
mirando a su castaña amiga que asintió tristemente y se volvió a ver a Draco, que
permanecía inconsciente.
-Debemos largarnos. –Exclamó Cho levantando su varita. –Vienen para acá. –
Terminaba de decirlo, cuando el dolor de Harry se acrecentó y creyó notar que
Neville respiraba más profundamente.
-¿Cómo lo sabes? –Preguntó Ginny sin quitar la vista de Luna que lloraba
desesperada, escuchó algo parecido a pasos afuera y miró a Hagen que asintió.
-Neville... –Luna se aferraba a él rogando por que despertara, en aquel momento
un miedo la invadía, no era tanto el hecho de que no reaccionara, es que sabía,
sentía que algo malo pasaba con él.
-La alarma de Pansy...esa rosa en la ventana...es la señal. –Cho señaló al florero
en la ventana, la flor se abría rápidamente, comenzaba a marchitarse; levantó su
varita y sin decir nada hizo lo mismo que antes, desaparecer con todos en medio
de un charco de agua, la diferencia es que a Ron le pareció que al agua de Cho,
se unían las lágrimas de Luna.
277
Alecto se burló en su cara.
-Has tocado fondo Bella. –Amycus sonrió divertido mientras su hermana
carcajeaba.
-Piensen lo que quieran...él está aquí, es sólo cuestión de horas para que vuelva a
tomar su sitio entre nosotros...yo no me burlaría de ser ustedes. –Bella se retiró
sonriente, Snape miró a Dolohov, mientras el resto se retiraba incómodo.
-¡Hola! –Gritó tras unos minutos de silencio, la oscuridad no le era ajena, pero
tampoco le agradaba del todo, intentó moverse, en aquella soledad, permanecer
sin hacer nada le parecía desesperante, pero no había nada que ver, nada que
seguir, estaba en la absoluta y profunda soledad. -¡Hey! –Usando sus manos para
ampliar el sonido, intentó llamar a alguien, al poco escuchó pasos y se volvió a
ellos, para encontrarse con Eurídice, que corría hacia él presurosa, con el rostro
preocupado.
-Neville...Neville...tú... –Nerviosa le puso las manos en las mejillas y lo abrazó con
fuerza, él intentó pensar en algo coherente, pero no podía, la oscuridad parecía
estar viva y mirándoles. -...esperaba que fuera Harry...¿tocaste la caja?
-¿La caja? –Neville recordó entonces todo, no lo había recordado hasta entonces.
–No, no la toqué, sólo traté, pero se abrió...Eurídice, ¿cómo es que estás aquí?
-Me las ingenié para entrar en tu letargo...desde uno igual no es tan complejo, si
tienes algo de experiencia en entrar a la mente de las personas...escucha, no
importa lo que te haga ver, o lo que te haga hacer...no eres tú...¿entiendes eso
Neville? –Eurídice lo sujetó de los hombros con fuerza, sonriendo nerviosa y
asustada.
-¿No soy yo?...¿qué ocurre? –Preguntó contrariado, sintiendo como si lentamente
un frío viento invadiera todo.
-Es él Neville...está en ti...él es esta oscuridad que te invade...está dentro de ti y te
usará... –Eurídice miró a su alrededor, a Neville le parecía que alguien los miraba.
-...escucha, tienes que esforzarte por comprender que este cuerpo es tuyo, no de
él...no le des oportunidad de usarlo, no permitas que se apodere de tu mente,
pelea hasta el último momento y recuerda que incluso el dolor termina...Neville,
confía en ti y en los que te rodean. –Eurídice sonrió, como si una bala la
atravesara se dobló por el abdomen dolorida.
-¡Eurídice! –Neville quiso sujetarla, pero cuando ella retiró las manos del sitio
dañado, en lugar de herida había un agujero, un hoyo de oscuridad que lo dejó
espantado. -¿Qué te ocurre?...¿qué es esto?, ¿qué significa?
-Me descubrió y trata de sacarme de tu mente... –Eurídice le tomó por la mejilla. -
...Neville, no estás solo...entiende eso, no lo estás...hazlo por Luna, no permitas
que te gobierne...despierta Neville, abre los ojos... –Eurídice sonrió, otro golpe la
hizo sacudirse, Neville la tomó por la cintura para que no cayera, un agujero le
nacía en el pecho, enorme y voraz.
-¿Qué debo hacer?...¿cómo lo contengo? –Neville comenzaba a entenderlo, el
humo, ese humo era la oscuridad que lo rodeaba y que ahora sentía se cerraba a
su alrededor lentamente, igual que a ella le crecían los agujeros en el abdomen y
el pecho tragándosela; le pareció escuchar una voz, un siseo que crecía como si
la serpiente se acercara lentamente.
-Neville...Luna...ella... –Se sacudió, Neville vio como el rostro de Eurídice era
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consumido por un agujero creciente, apabullado la soltó con horror, el cuerpo en el
suelo desapareció lentamente, con los hoyos creciendo hasta que no quedó nada,
entonces lo escuchó, el siseo estaba ahí, había llegado.
-Longbottom...tu serás el primero. –La voz le resonó en los oídos con tal fuerza
que se cubrió para no quedarse sordo, pero entraban en su mente. –Necesito
dolor...dolor...necesito, dolor...el dolor de los demás me hace fuerte y el dolor
matará tu espíritu y me entregará tu cuerpo...dolor, Longbottom dolor.
-¿Quién es? –La respuesta la sabía, pero ante la opción de permanecer en
silencio y preguntar la obviedad prefirió la segunda opción, la luz se hizo
lentamente bajo sus pies, mostrándole algo que jamás en toda su existencia
espero ver, Bellatrix joven y altanera al lado de su flamante esposo, junto a Barty y
otros torturaban a una pareja, una pareja que él conocía a la perfección por
llevarlos incrustados en las facciones y en las venas.
-Míralos Longbottom...míralos...dolor, Neville...dolor... –Susurró insistente y
venenoso, Neville cerraba los ojos para no mirar a su madre retorcerse en el suelo
como un gusano, pero incluso cerrándolos se daba cuenta de que seguía con ellos
abiertos, por que estaba en el sueño, en su mente.
-¡Basta! –Gritó colérico, pero no cesaba, al contrario, el rostro de su madre se le
hacía más claro, más palpable y sin darse cuenta parpadeó y ya estaba ahí,
parado al lado de ellos dos, viendo como Bella y los demás reían, viendo como su
madre perdía lentamente la razón llamándolo a él.
-Ve como les duele, ve su dolor Neville, ¿lo sientes? Ellos sufren... –La voz
siseaba de tal forma que no sabía si le dolían los oídos o la mente de tenerlo
dentro.
-¡Neville! –Gritó ahogada Alice perdiendo ya la varita, sudando en la
desesperación y él mirándola, él sabiéndose ajeno sin poder hacer nada.
-¡No! –Gritó Neville al ver aquello, las lágrimas le inundaban el rostro. -
¡Basta!...¡No más!
-¡Alice!...¡déjenla! –Frank gritaba, Neville lo oía, se llenó de horror al ver como ya
el cuerpo de su padre no tenía la forma de alguien normal, el dolor lo había
deformado, igual que los dedos delgados de su madre, igual que sus facciones,
igual que su mirada y su sonrisa tierna de la que ya no quedaba nada.
-¡No! –Gritó Neville nuevamente, habría suplicado, habría pedido clemencia para
ellos, de no ser porque sabía que era un sueño, y si la clemencia ya no podía ser
para ellos, ¿porqué para él si?...intentó pensar en otra cosa, pero no podía, ellos
seguían ahí, mezclados con el recuerdo de Eurídice, “Despierta Neville, abre los
ojos”...se decía a sí mismo repitiendo las palabras de ella, pero si ella que había
logrado llegar hasta él, pese a que quizá estaba presa en su pesadilla, había sido
expulsada por Voldemort tan fácil, ¿cómo lograría él salir de semejante martirio, si
ya se sentía enloquecer como sus padres?
-Eurídice... –La llamó varias veces, mirándola fijamente, le tomó el pulso y le tocó
la frente, pero no, no estaba fría, afiebrada, ni tampoco diferente, suspiró y se
sentó a su lado en el columpio del jardín. -...cuando Weasley lo sepa...va a venir
corriendo, directo a la boca del lobo...fuiste demasiado torpe al enamorarte de él,
muy sentimental...demasiado humana. –Recordó que él también alguna vez había
amado, la comprendió y no pudo evitar sonreír tristemente mirando las flores del
jardín.
-Neville... –Salió de los labios de Eurídice que miraba al frente, con los ojos fijos
en algo en el espacio ante ella, no parpadeaba, no parecía siquiera sentir, apenas
y respiraba débilmente.
-¿Longbottom? –Preguntó volviendo a ponerse en pie, se puso en cuclillas ante
ella, colocó sus manos en las rodillas de la chica, dónde podía sentir la tela de la
manta y la miró a los ojos. –Dime qué pasa...
-Neville... –Repitió ella entre el sueño, parpadeó lentamente, no expresaba nada,
ni dolor ni nada en absoluto, él inclinó la cabeza y trató de esperar a que dijera
algo más pero no lo hizo.
-Eurídice... –Susurró pensando que quizá se volvería a verlo, pero no lo hizo,
seguía ahí inmóvil; se levantó y se acomodó el grasiento pelo tras la oreja y
contempló el lugar. -...lo acondicionaste como si supieras que es aquí...lo pusiste
tal cual debía estar.
-Sadame... –Susurró Eurídice entre el ensueño que la consumía, Snape la miró
fijamente con el ceño fruncido, le pareció que la chica se volvería a verlo para
sonreír y decirle que el plan iba viento en popa, pero no ocurrió, al contrario, ella
siguió así, estática como antes.
-¿Sadame? –Preguntó intrigado, alguna vez antes ella le había dicho ya la misma
palabra, pero no recordaba por qué, convencido de que ella podía escucharlo, se
inclinó a su lado para susurrarle al oído. –Pronto ellos estarán bien, prometo que
nada malo ocurrirá, Dumbledore sabe lo que hace. –Se irguió con una sonrisa y le
pasó la mano por la cabeza con cuidado, pero ella seguía así, inmóvil; se alejó por
el pasillo a paso veloz, con la convicción de que no volvería a verla nunca más; en
la penumbra del jardín, en la soledad entre la manzanilla y los cerezos, Eurídice
volvió a susurrar.
-Sadame...
281
-Pero...no se mueve... –Susurró Ron luego de que permanecieran largos minutos
esperando alguna señal de vida de Neville, que con los ojos abiertos por completo
miraba al techo fijamente, rígido y absorto, Luna le pasaba la mano por la frente
en el empeño de quitarle el cabello de ella. -...¿porqué no se mueve?
-No lo sé... –Cho había revisado el pulso y cada signo vital del chico, le había
revisado por si era cuestión de alguna poción o de algún hechizo, pero nada, él
estaba intacto. -...si tan sólo Pansy despertara, ella podría decirnos algo.
-Pero Pansy está mal...no se encuentra bien del todo. –Hermione miró a Draco
que parecía unos años más viejo, se sorprendió de verle un mechón del cabello
totalmente blanco. –Tu pelo...
-Estoy bien...descuida. –Contestó seco y cortante, molesto en realidad, sentía un
cierto impulso a deshacerse de ella, como un horror a tenerla cerca, como antes. -
¿Qué tiene Pansy?
-Está en el mismo estado en el que estabas. –Contestó Ginny notando que
realmente el rubio estaba molesto al lado de Hermione, que se sentía demasiado
contrariada.
-Ojalá se recuperará rápido... –Susurró Ron mirando a Cho.
-Ya no rueguen por mi...estoy viva... –Pansy, tan pálida que unas enormes ojeras
le surcaban los ojos entró seguida de un Hagen mucho más repuesto, se sentó al
lado de Luna y observó a Neville fijamente.
-¿Qué tiene Pansy? –Luna necesitaba ayuda, ella misma hubiera podido revisarlo,
pero el temblor de las manos y el presentimiento que le crecía desde dentro se lo
impedían.
-No lo sé...sea lo que sea, venía de esa caja... –Pansy hizo una mueca de pavor al
mencionar tal cosa y se llevó la mano a la frente con molestia.
-La caja... –Draco sentía algo parecido a ansiedad, ansiedad por saber dónde
estaba la caja. -...¿dónde está?
-La dejé sobre la mesa. –Contestó Harry mirándolo fijamente, Draco estaba
desesperado por ver la caja, se alejó de Hermione casi con horror y salió de la
habitación, Harry lo siguió, tenía un mal presentimiento de aquello; Draco fue y
miró la caja un instante fijamente, con una sonrisa enorme se acercó dispuesto a
abrirla. –Espera...está vacía. –Harry lo miraba fijamente de espaldas, Draco se
quedó helado, Hermione tras Harry esperaba a ver qué pasaba, Hagen y Ginny se
acercaron.
-Vacía...¡¿Quién la abrió?! –Gritó tomando a Harry por el cuello de la camisa, con
tanta fuerza que el chico sentía que casi le rompía el cuello, la cicatriz le escocía
horrible y eso le impidió defenderse como debía.
-¡Draco! –Hermione se acercó presurosa para detenerlo, le puso las manos en el
brazo derecho, Hagen se acercó también. -¡Suéltalo Draco!
-¡Largo de aquí!...¡No te metas, asquerosa Sangre sucia! –Gritó sin siquiera
detenerse a pensar, mirándola con tal odio y repulsión que Hermione se alejó de él
como si la hubiera golpeado.
-¡Imbécil! –Gritó Ginny al tiempo que tomaba a Hermione por los brazos, ella
estaba impresionada por aquello y Draco, al caer en la cuenta de lo que había
dicho se llevó las manos a las sienes y se dejó caer de rodillas; Harry se llevó las
manos a la frente, el dolor era incandescente, el dolor venía de Draco.
-Draco... –Hermione no podía sentir nada además de las lágrimas que le surcaban
282
las mejillas, él estaba inerte mirando al suelo, fijamente sin parpadear, luchando
internamente.
-Este será tu fin Potter... –Una voz espantosamente aguda y sibilante salió de la
garganta de un Draco sorprendido, mirando a Harry con horror, se dio cuenta que
era él quien hablaba, Harry soltó un grito y cayó al suelo atosigado por el dolor en
la frente, un dolor más profundo que nunca. -...despídete de todo, por que es tu
fin, ya nadie podrá ayudarte.
-Voldemort... –Harry no podía hablar bien, intentaba sostenerle la mirada, pese a
que el rubio estaba totalmente asustado. -...sal de Draco...¡déjalo!
-Tonto...crees que te obedeceré. –Draco asustado se volvió a ver a Hermione, que
no sabía ya ni qué pensar.
-¿Cómo puede estar dentro de Draco? –Hagen intentaba decidir entre acercarse o
no, cuando un grito salió de la habitación que habían dejado, Hagen se volvió a
ver, Luna le apuntaba con la varita a Pansy, que sujetaba a Cho por el cuello con
una sola mano al tiempo que gritaba llena de pavor.
-¡No!...no quiero...¡No soy yo! –Gritaba a la vez que sentía que sus dedos se
clavaban en el cuello pálido de una Cho impresionada.
-¡Pansy suéltala! –Ron intentó acercarse a Pansy, pero ella sacó su varita y le
lanzó un hechizo que lo lanzó volando contra el muro a su espalda.
-¡Ron! –Ginny se volvió a su hermano, que en el suelo y con la mano en la nuca
se sacudía intentando quitarse el dolor.
-¡Pansy suéltala! –Gritó Hagen al darse cuanta de semejante espectáculo.
-La estás asfixiando Pansy... –Dijo Luna con la mano derecha sobre el brazo de
Neville que ni siquiera miraba.
-No puedo...no soy yo...¡no soy yo!...Cho... –Gritó Pansy atemorizada, rabiando
por no poder mantener el control sobre su propio cuerpo.
-Pansy...me ahogas... –Cho intentaba mantener la calma, necesitaba alcanzar su
varita en su bolsillo pero no podía, se llevó las manos al cuello, para tratar de
quitarse la mano de la chica, pero en definitiva esa no era Pansy, podía ser su
cuerpo, pero no era ella, ella no tenía tanta fuerza. -...Pansy...por favor...
-¡Ayúdenme! –Gritó Pansy en su desesperación, Luna no podía actuar, tenía
demasiadas cosas en la mente.
-Has que la suelte...¡hazlo! –Gritó Harry con los ojos medio cerrados mirando a
Draco que negaba con la cabeza mientras sus labios decían otra cosa.
-Harry...has algo Harry... –Ron se pie miraba hacia Pansy que continuaba en su
tarea de asfixiar a la oriental.
-Cho...¡ya voy!... –Ginny se levantó al ver que ni Hagen, ni Luna actuaban, sacó su
varita y apuntó al brazo de Pansy. -¡Relashio! –La mano se abrió a penas, dejando
que Cho pudiera tragar saliva pero la fuerza seguía ahí. –Vamos Pansy has un
esfuerzo... –Ginny metió su mano entre los dedos de Pansy que fruncía el ceño y
se mordía el labio inferior luchando por soltarle.
-¡Suéltala! –Gritó Harry otra vez, apuntando con su varita a Draco.
-No...no la soltaré...no hasta que tenga lo que quiero. –Susurró silbando, Draco
miró a Hermione como si le suplicara ayuda, ella, sin saber qué más hacer sacó su
varita e hizo lo único que se le ocurrió.
-¡Crucio! –Hermione le apuntaba a Draco directo al pecho, Harry se quedó estático
viendo cómo el rubio se retorcía sobre el suelo; lentamente de su cuerpo empezó
283
a brotar un raro humo negro que pasó sobre ellos directo hacia Neville que
reposaba despierto e inerte sobre la cama.
-¡Basta Hermione! –Gritó Ron sujetándola por la muñeca, Draco quedó inmóvil
sobre el suelo, ella lo miraba sin comprender absolutamente nada de lo que había
pasado.
-¡No aléjate de Neville! –Gritó Luna mientras hacía un enorme hechizo de
protección a su alrededor y de Neville, hechizo que no funcionó. -¡Imposible!
-Entró en Neville... –Susurró Ginny al ver la nube camino a Neville, entrando por
cada poro del cuerpo, mientras Neville soltaba un suspiro profundo, en seguida el
mismo humo salió de Pansy y repitió el proceso de la nube anterior.
-¿Qué hacemos? –Ron se volvió a Hermione y Harry, pero ninguno de los dos
podía mantener la cabeza fría para pensar en algo coherente.
-Cho...lo siento... –Pansy la miraba fijamente, Cho se tocaba el cuello agotada,
dando bocanadas en busca de aire.
-Descuida...definitivamente esa fuerza no eras tú. –Cho intentaba reponerse,
Hagen al lado de Pansy miraba fijamente a Neville.
-Algo le está haciendo a Neville...él está dentro de Neville...¡Neville está en
peligro! –Luna se volvió a Harry a mirarlo fijamente, él no sabía ya ni qué pensar.
-Tenemos que sacarlo de ahí, sea lo que sea que intenta, no es bueno. –Ron miró
a Ginny que asintió.
-Perdóname...no ha sido mi intención ofenderte... –Draco miraba a Hermione
fijamente, implorando perdón.
-Descuida... –Susurró apesadumbrada, lo cierto es que algo había pasado, entre
los dos un nuevo velo se rasgaba.
-¿Qué hacemos? –Preguntó Luna mirando a Harry con los ojos anegados en
llanto.
-Huir. –Susurró Hagen respondiendo a una pregunta que no era suya.
-¿De qué hablas? –Preguntó Pansy mirándolo fijamente.
-Nos encontraron...sepárense, nos vemos en la casa de mi hermana mañana al
amanecer. –Susurró viendo a su espalda.
-Separarnos...¡Te has vuelto loco! –Gritó Draco mirándolo fijamente.
-Busquen refugio...es mejor hacerlo todos separados. –Hagen dio unos pasos al
centro de la habitación.
-Pero...es una locura. –Ron miraba a Harry que como si presintiera lo que se venía
dio unos pasos hacia Ginny.
-Separarnos nos vuelve débiles Hagen... –Soltó Hermione mirando a Luna, ¿cómo
iba a poder ella salir de esto si llevaba a Neville a cuestas?
-Es una locura... –Ginny se volvió a Ron, que miraba sin comprender del todo, Ron
se volvió en un movimiento instintivo hacia el muro a su lado, entonces pasó, una
sombra le dijo que no estaba sólo.
-¡Buu! –Alecto Carrow le sonrió, Ron sacó la varita lo más rápido que pudo y le
apuntó al pecho.
-¡Desmaius! –El pelirrojo apenas logró quitársela de encima, Amycus apareció a
su espalda y le apuntó.
-¡Desmaius! –Ron recibió el impacto y cayó de rodillas, dolorido sacudió la cabeza
y se desapareció sin pensar, confiando en que todos harían lo mismo. -
¡Cobardes!...¡Malditos cobardes! –Amycus con una sonrisa le apunto a Hagen.
284
-¡Largo! –Gritó Hagen al tiempo que levantaba un escudo, Draco hizo lo propio
lanzando otro.
-¡Vete Hermione!...¡vete al nido! –Gritó acalorado, ella asintió sin saber qué más
hacer y desapareció.
-¡Ginny! –Harry le tendió la mano y sujetos el uno al otro, salieron de ahí
desapareciendo.
-¡Nos vemos luego! –Luna se aferró al cuerpo de Neville, Avery apareció al lado
de los dos y alcanzó a tocar el hombro del chico.
-¡Luna te siguen! –Gritó Cho tratando de alcanzarlos, pero ya no lo logró.
-¡Lárgate Cho! –Gritó Pansy al tiempo que ella se aferraba a la túnica de Hagen y
lo sacaba de ahí sin pensarlo.
-Draco...vete... –Exclamó la oriental levantando la varita con fuerza. -...suerte
hermanos Carrow...¡Bombarda Máxima! –La casa se destrozó entera,
afortunadamente todos ya se habían largado cuando la explosión ocurrió.
-Debes estar listo para todo, ¿de acuerdo? –Dumbledore hablaba con alguien que
permanecía al lado del cuadro, envuelto en llamas. –Ella te llamará cuando llegue
el momento, pero quiero que estés listo para todo, no puedes caer ahora, de ti
dependen muchas otras personas...
-¿Hablando sólo profesor? –Minerva entró en el despacho cerrando la puerta con
cuidado.
-No Minerva...eso sería locura...yo no estoy loco... –Susurró con una sonrisa
divertida. -...hablaba con él. –Minerva se volvió, el fénix esperaba en su base, ella
lo había dejado seguir viviendo ahí por solicitud del cuadro.
-¿Albus hablas con un fénix?...es un animal...no puede contestarte Albus. –
Susurró algo apesadumbrada, el control del Ministerio sobre el Colegio la agotaba
demasiado.
-Claro que me contesta...además lo he enviado a su nuevo dueño...a su otra
mitad. –Susurró sonriendo.
-Albus...¿qué sabes? –Preguntó al fin, esa duda le surcaba la mente desde hacía
mucho tiempo y ahora quería sacarla.
-Poco...pero mucho al mismo tiempo... –Dumbledore le sonrió para calmarla. -
...pronto todo se arreglará.
-¿Lo crees en verdad? –Preguntó tímidamente, atosigada por el miedo de que
fuera falso.
-Claro que sí...confía Minerva...confía. –Dijo mientras se recargaba en su asiento
cómodamente.
Prisiones y Libertades
-¡Basta!...¡Basta!... –Gritó colérica, ya no quería seguir así, ya no quería ser la
herramienta, la trampa, con las manos en las sienes se retorcía de rodillas sobre
el suelo, que no hacía más que mostrarle como ella misma caminaba una y otra
vez por el jardín, viendo a su madre, viendo a Ron, viendo a Bella.
-Luces deprimida...cansada... –Pálido, con los ojos rojizos y la cara carente de
nariz, la miraba con aquella sonrisa emocionada. -...gracias a Bella, estoy dentro
de ti...gracias a ella, el plan...¡Mi plan! saldrá tal cual quiero...y tú, eres la
herramienta perfecta. –Sonreía de verla en aquel estado de desesperación, por
que el dolor que ella sentía, lo hacía tomar fuerza en ella, y el dolor que Neville
pasaba, lo alimentaba para dar el gran salto.
-¡No quiero!...¡ya no quiero! –Gritó envuelta en llanto, mientras su mente era
destrozada con aquellas imágenes del jardín, su espíritu luchaba contra aquel
demente, contra aquel amante de la tortura mental. –No seguiré siendo su juguete.
–Dijo volviéndose a mirarlo con odio.
-Pídeme clemencia. –Susurró sonriente, ella frunció el ceño y negó con fuerza.
-Jamás. –Le dijo en un susurro cortado. –No soy de las que imploran…puede
usarme si quiere, pero no se lo haré fácil…seguiré peleando siempre.
-Lo he notado…no eres débil…eres un arma peligrosa y fuerte. –Sonriente se
alejó un poco de ella.
-¿Arma? –Mirando al suelo, a su propio rostro sonriente persiguiendo a su madre,
intentaba comprender.
-Eres mi arma...¿crees que te he dejado viajar en los sueños de Longbottom por
nada?... –Sonriente se paseó a su lado, petrificada como estaba por el miedo y el
dolor, no podía decir nada en cuanto el comenzaba a hablar. -...claro que no, lo he
hecho para que digas lo que quiero que sepan...para que prepares todo...las
mujeres Dolohov tienen esa habilidad, viajar en sueños...tu madre lo hacía,
¿porqué crees que se alejó de los mortífagos?... –Reía, reía y eso a ella le dañaba
desde dentro, por que su risa le hacía vibrar, la hacía saltar del sitio donde estaba
a la imagen de Bella, la hacía ir entre sus recuerdos mostrándole sólo los
dolorosos. -...eres la última heredera de esa habilidad, te he dado fuerza para
prevenirlos como quiero que lo hagas, sin la energía que te doy, no podrías
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advertir a nadie, gastaste demasiado poder enviando ese lobo. –Carcajeó,
moviéndose como pez en el agua, provocando que su túnica de fino velo se
elevara como en agua.
-No va a vencerlos...usted no va a vencer a Harry. –Susurró exhausta,
somnolienta.
-Te equivocas...has visto el destino, sabes cómo has de morir, sabes como han de
morir Hagen, Pansy y Ginny...lo sabes, lo has visto...eso me da ventaja, por que
he leído tu mente...por que lo sé ahora yo también. –Sonrió mirándola fijamente,
Eurídice soltó un gemido y se entregó de nuevo a la desesperación.
-Es verdad…he visto el fin de mi hermano… -Seria se volvió al suelo y sintió que
lloraba. -…igual que el de Pansy, pero jamás…podrá matara Ginny… -Sonrió y lo
miró fijamente. -…eso simplemente no puede hacerlo si sigue con su plan.
-Tonta…ella será la primera en caer…morirá ante Potter y gozaré el dolor de ese
niño. –Susurró sonriendo, ella sabía más, pero no lo diría, no ahora.
-¡Quiero salir!....¡déjeme ir! –Gritó ésta vez sacando garras y colmillos, se lanzó
sobre él para morderle el cuello, pero lo atravesó como a un fantasma y cayó al
suelo. -...¡Cobarde!...¡sólo puede retenerme torturándome, peleando jamás podría
vencerme, frente a frente usted sería un niño ante mi!...¡bastaría que lo mordiera,
bastaría un zarpazo para que cayera muerto, maldito idiota egocéntrico! –Sabía
que lo que decía era absurdo, por que caería muerta ante él si lograba moverse
antes que ella lo atacara, y seguro lo haría.
-Tonta... –Sonriente apareció frente a ella, entretenido en verla rabiar.
-¡Idiota! –Volvió a atacarlo. -¡Déjeme ir!...¡quiero salir!...¡bastardo!...¡Quiero
salir!...sólo puede retenerme por que estoy débil, pero si tuviera todo mi
poder...¡yo le daría pelea!
-Nunca saldrás...nada puedes hacer...por que yo no lo permitiré…saldrás cuando
yo crea que debes salir, hasta entonces, tu vida y tu muerte me pertenecen y con
ella, la de los demás. –Dijo mirándola a los ojos, desapareciendo para esquivar
cada golpe, cansándola, provocándola con su risa, haciéndola sentir presa de su
mente y su propio sueño.
-Usted no es Dios... –Escupió en un último intento por dañarlo. -...usted no es él y
por eso no es inmortal.
-No, pero pronto él sólo será un mito...yo seré real. –Sonrió, Eurídice sintió un dejo
de alegría, ese idiota realmente se sentía un ser supremo y a ella eso le causaba
gracia.
Se aferró a la roca con fuerza, dejando en ello la sangre que ya le brotaba de las
uñas rotas; ignoró el dolor y siguió subiendo por entre la humedad y el viento
huracanado que por alguna rara razón siempre inundaba la isla, por suerte no
llevaba túnica y el cabello lo llevaba recogido, de otra forma hacía mucho que
hubiera caído; al fin llegó a la cima y permaneció pegada a la roca, los dementores
se acercaban, sabía que la notarían de inmediato; concentrada recordó las clases
de Transformaciones avanzadas a manos de profesores alemanes y rusos, y así,
al poco rato, una juguetona ardilla de pelaje oscuro, corría por entre las rocas
subiendo rumbo a aquella coladera que la guiaría hacia los pasillos.
Empapada en agua y suciedad, lo que la hacía limpiarse las orejas con sus
manitas peludas, corrió al fin por el pasillo, al llegar a la puerta que quería volvió a
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la normalidad y estirando el cuello dolorida e ignorando la porquería pegada a sus
zapatos, abrió; dentro, en estantes resguardados por hechizos débiles que ella
misma había puesto, encontró lo que buscaba, varitas, las de todos los presos,
tomó algunas, las que cupieron en sus bolsillos y salió de la habitación corriendo,
en cualquier momento se soltaría la defensa y ella debía liberar al menos a Charlie
y el resto de sus compañeros de celda.
-Charlie. -Susurró al llegar a la puerta, la celda estaba oscura, reconoció el ruido
de alguien que se removía dentro.
-¿Quién? –Preguntó lentamente, intentando convencerse de que era ella quien
llamaba.
-¿Cómo están todos dentro? –Preguntó para desviar las ganas que sentía de abrir
y sacarlo.
-Cho…¿eres tú?…¿qué está pasando afuera?...alguien te seguía cuando te
fuiste…¿estás bien? –Preguntó emocionado, ella suspiró fuertemente, se tiró en el
piso y recargada de espaldas a la puerta trató de concentrarse.
-Todo se ha ido al diablo…él ha vuelto, no sé cómo o dónde, pero ha vuelto
Charlie…nos han descubierto…tengo que sacarte de aquí. –Se miró las manos, le
temblaban, escuchó un ruido, alguien se acercaba.
-¿Cómo que los han descubierto?...¿estás bien? –Preguntó alterado, dentro su
padre y el resto dormían, él no había podido cerrar los ojos pensando en ella,
tenía que salir.
-Lo estoy…pero no por mucho…necesito que prepares a todos, tienen que salir…
-Se volvió a la entrada al pasillo, alguien venía, alguien sin rostro, alguien que la
mataría si no lograba encontrar algo lindo en sus recuerdos.
-Necesito saber que estás bien…¿te han hecho algo? –Preguntó preocupado por
algo que no era lo que ella esperaba, Cho sonrío tristemente, él estaba preso en
un calabozo, sin saber nada de su familia en un sitio en guerra y sólo le
preocupaba saber si estaba bien.
-Definitivamente eres un Weasley…se enfocan en cosas que no vienen al caso en
el momento preciso…sólo piensan en lo que sienten…estoy bien Charlie, no te
preocupes…gracias por preocuparte… -Cerró los ojos, recargó su cabeza contra
el muro y suspiró. -…no merezco que lo hagas…soy yo quien te ha torturado
últimamente y quien te tiene preso aquí.
-A mi eso no me importa…¿sabes?...en cuanto esto termine, tenemos que hablar
tú y yo muy seriamente. –Charlie sonrío en la penumbra, entre los susurros de su
conversación, los ronquidos de Moody lo hicieron sonreír mucho más.
-¿Hablar? –Cho se contrarió, eso era raro, ¿de qué tenían que hablar?
-Así es…usted señorita me debe una explicación…me ha besado sin que siquiera
entablaramos conversación…es usted demasiado atrevida si me permite
decirlo…trato con seres irracionales todos los días, pero ese beso…fue mucho
más sorpresivo que el ataque de un dragón manso. –Susurró como si no quisiera
que alguien se enterara del beso, Remus que no dormía escuchaba sin poder
evitar el interés; Cho se sonrojó en la oscuridad del pasillo, sin percibir el frío que
inundó todo de pronto y que comenzaba a congelar las puntas de su túnica.
-No he sido atrevida…no dejabas de hablar… -Excusó sin saber qué más decir, se
miró las manos, mientras hablaba con él el miedo se había ido casi por completo. -
…necesitaba que te enfocaras en mi…quería toda tu atención. –Confesó
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apabullada.
-Créeme…ya la tienes. –Susurró sonriendo, ella detectó la risa por que se
sorprendió alegre y con mejor ánimo, pero suspiró y susurró de nuevo.
-Tenemos que salir de aquí…la celda tiene protecciones, tardaré en romperlas,
pero será más rápido si me ayudas desde dentro. –Cambiando abruptamente de
tema, sólo logró hacer que Charlie carcajeara, intimidadada no dijo más, escuchó
que él se ponía de pie.
-Cho…los despertaré entre más ayuda mejor… –Charlie sonrío confiado en que
podría salir de esta, entonces lo sintió, el frío que se acercaba amenazador y Cho
que no decía nada, que se quedaba callada; sólo lograba escuchar su respiración
agitada, como si el miedo la estuviera consumiendo. -¡Cho!...¡¿Cho qué pasa?! –
Gritó golpeando la puerta, Kingsley se removió despertando, Cho no se había
dado cuenta de la llegada de los Dementores por estar enfocada en él.
-¡Expecto Pa… -No pudo terminar, estaba rodeada, eran demasiados se sentía
tan asustada por Charlie, por todo, que no podía pensar en un sólo recuerdo feliz,
cerró los ojos al sentir la mano del dementor en el cuello, un mar de pensamientos
la inundó, entre ellos Cedric muerto y la idea de que Charlie quizá también
perecería. –Charlie…
-¡Cho! –Golpeó la puerta con su hombro, su padre y Remus se pusieron en pie
adormilados, Remus apuntó a la puerta, pero no iban a lograr abrirla tan fácil. -
¡Resiste Cho!...¡ya voy!
-Tenemos que abrirla… -Arthur se volvió a Moody que con el ceño fruncido
apenas parecía querer ayudar.
-No se puede…se los dije, yo mismo reforcé esta celda, era la de Bella…no se
puede. –Concluyó contribuyendo al miedo que inundaba a Charlie y que hizo que
los dementores sintieran ganas de entrar; la puerta de la celda se sacudió cuando
un dementor quiso abrirla.
-Quizá entre ellos y nosotros… -Remus apuntó seguro y exclamó. -…¡Bombarda!
–La explosión hizo que la puerta de acero se abollara apenas un poco, hubo un
golpe desde afuera, los dementores querían entrar.
-Tratan de entrar… -Kingsley se puso en guardia, Cho emitía unos quejidillos
apenas, Charlie enrojeció de desesperación, tomó impulso y se lanzó contra la
puerta de un golpe, pero no funcionó.
-¡Cho!... –Intentó empujar nuevamente, no podía hacer nada, se asomó por la
ventanilla y logró distinguir la sombra de los dos, el dementor tomándola por el
cuello y ella apenas consciente, mientras otros, al menos cuatro giraban en torno a
los dos. -…¡No!
-Necesita un recuerdo…un pensamiento feliz. –Remus se volvió a Arthur que sin
saber qué hacer miró a su hijo y dijo lo primero que se le vino a la mente.
-Dile que cuando salgas de aquí te cersiorarás de que no vuelva a sufrir. -Susurró
a su hijo que se quedó helado.
-Va a besarla. –Susurró Kingsley que miraba por la rendija que había provocado el
ataque de Remus.
-Tiene que salir sola de esta… -Murmuró Moody viendo a Remus que esperaba la
reacción de Charlie.
-¡Díselo! –Gritó Arthur y Charlie salió de su ensimismamiento.
-Cho…si no te defiendes jamás podré decirte lo que siento…¡Si te salvas podré
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volver a besarte! –Gritó sin saber si eso sería suficiente, luego empujó a Kingsley
y por el hueco sacó su varita, apuntó a fuera y gritó. -¡Yo quiero volver a
besarte!...¡Cho quiero hacerlo!...¡Expecto Patronum! –Imaginando que cuando
saliera podría invitarla a salir, podría sacarla a bailar y jugar al quidditch con ella,
sonrío, su patronus se volvió corpóreo, un enorme león se posó al lado de Cho
que al mirarlo sonrío.
-Charlie… -Susurró reponiéndose, sintiendo el pelaje plateado del animal junto a
su mano que sostenía la varita, la fuerza le volvió y creyó en eso, aún podía soñar
con ser feliz con Charlie. -¡Expecto Patronum! –El cisne surcó el pasillo
ahuyentando a todos los dementores, repuesta se volvió al enorme león y lo miró
sonriendo, luego se volvió a la puerta y con un poderoso hechizo la abrió, todos
salieron, corrieron por el pasillo para abrir las demás celdas, pero ella se quedó
ahí parada esperando a que el polvo se alejara y le mostrara a Charlie.
-Un cisne… -Susurró él al verla, sonriendo, con su bronceado de pecas en medio
de la oscuridad.
-Un león… -Sonrojada sonrío. -…gracias, decir eso logró que yo volviera. –
Golpeada por la posibilidad de que sólo lo dijera para salvarla palideció.
-¡Qué suerte!...no hubiera querido hacerle esto a un cadáver… -Charlie se le
acercó y la tomó por la cintura, la besó sin darle tiempo de decir algo, ella se
sujetó a su cuello y correspondió gustosa; mientras las celdas se vaciaban y la
rebelión comenzaba, una flor de Lazo del Diablo florecía en su esplendor.
Víctimas
-¿Dónde estamos? –Harry miró a Ginny fijamente, el sitio al que habían ido a dar
le parecía rotundamente familiar, pero de alguna forma, al mismo tiempo
horripilante y sombrío; el cabello de Ginny parecía esplendorosamente brillante y
su rostro afilado y vivaz lo llenó de una rara sensación de misticismo, sonrió
complacido por aquella bella imagen, pero al ver sus ojos se percató que ella
estaba inundada por una rara tristeza, un extraño dejo de dolor lo inundó y le hizo
sentir miedo, por que Ginny abría su dulce boca para decirle algo que sabía
perfectamente le cambiaría toda perspectiva.
-Te he traído aquí por que tengo algo muy importante que decirte Harry… -Ginny
se alejó un poco de él y miró a lo que parecía ser un enorme ventanal, incrustado
en lo que a simple vista le pareció a Harry un muro de roca sólida, alisada
bruscamente, como el refugio de personas de hace cientos de años, con una rara
diferencia que él notó hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad del
lugar: el sitio estaba decorado por donde quiera que se le viera con serpientes o
alusión a ellas, tallados, colmillos por doquiera y lo más raro de todo…el techo
lucía ampliamente el escudo que él conocía muy bien, el escudo de la casa
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Slytherin.
-¿Dónde estamos Ginny?...¿qué es este sitio?...¿qué hacemos tú y yo en este
lugar? –Preguntó sintiendo un raro espasmo en el abdomen, ella le daba la
espalda y por un segundo le pareció que se desvaneciá lentamente cayendo al
suelo como si se desmayara, corrió para sujetarla y al tomarla por la cintura lo
supo, Ginny estaba muerta.
-Lo siento… -Susurró con su voz cálida mientras se desvanecía en sus manos
lentamente, llevada por el viento como una arena blanca y tersa de playa virgen; el
nudo en la garganta no le dio tiempo de pensar lo que veía más a fondo,
desesperado intentó detenerla, aferrarla a sí mismo para no dejarla ir.
-¡Ginny! –Gritó aferrándose a lo poco de su figura que le quedaba, pero al pegarla
a su rostro, nada quedaba más que un mar de serpientes delgadas y pequeñas
que le mordisquearon dolorosamente.
-Te la habré de quitar…para siempre. –Afirmó aquella voz fría y supo que era
verdad, le iba a quitar a Ginny para siempre y sin dudarlo, y sintió los mordiscos y
supo que eso era todo.
-Neville… -Susurró al sentir que había tocado el suelo, entonces sintió también lo
otro, no estaba sola y no estaba en el sitio que había planeado. -…este no es mi
departamento… -Susurró incómoda, mirando a Neville para convencerse de que al
menos estando con él, podía tener menos miedo.
-Lovegood…bienvenida… -Avery la miró sonriente, Luna se levantó presurosa y
preparó la varita, miró al suelo, Neville continuaba como antes, los ojos abiertos
fijos al cielo; consternada miró alrededor, estaban en una cueva, el suelo parecía
ser de una roca muy peculiar, una roca cuarteada y cristalina.
-Pero si es Lunática. –Una voz retumbó tras ella y asustada se volvió a mirar, ahí
entre la oscuridad Bellatrix Lestrange sonreía altivamente, mirándola como si le
leyera la mente y disfrutara el hecho de que estaba totalmente sorprendida, tras
ella Alecto miraba menos crédula, Luna sintió un dejo de miedo pero sonrió. –Mira
nada más…sin duda una rara elección, ¿no creen?
-Bellatrix… -Luna la miró a los ojos y miró a Neville, continuaba igual, hubiera
deseado que se levantara a ayudarla. -…supongo que Avery se las ingenio para
intervenir cuando me aparecía…y ¿dónde estamos? –Preguntó con su clásico
tono de calma.
-Se nota que es una ignorante. –Espetó Alecto socarronamente, una risa en lo
profundo de la cueva delató la presencia de Amycus.
-Es normal que no lo sepa…aunque creí que Potter le habría dicho…ésta, Luna,
es la cueva donde mi Lord le demostró a Potter que sigue siendo un simple niño
idiota. –Concluyó Bella ante la mirada paciente de Luna, que miró a su alrededor,
vio el suelo y lo comprendió, estaba cuarteado por que no era roca, era hielo…el
hielo que se había roto para dejar caer a Harry aquella noche.
-Harry no es un niño idiota…sobrevivió aunque Voldemort creyó que no lo
haría…eso demuestra que es mejor que su señor. –Soltó sonriendo para molestar
a Bella, pero ella levantó la cara con aire de suficiencia.
-¿Y tú crees que mi señor dejó vivo a Potter porque sí? –Esa pregunta salida de la
voz sonriente de Bella hizo que Luna sintiera un escalofrío, Neville a sus pies se
movió un poco y no pudo evitar volverse.
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-Neville… -Susurró, al intentar inclinarse, las varitas de los cuatro presentes de
levantaron amenazantes.
-No lo toques con tus asquerosas manos, Lovegood. –Exclamó Avery.
-¿Porqué no lo haría? –Preguntó ella calmadamente y puso su mano en el hombro
de Neville con afecto. –Nev…¿oye Nev?
-¡Suéltalo!... –Alecto no lo pensó dos segundos. -…¡Desmaius!
-¡Protego! –Luna se cubrió apenas a tiempo, pero Amycus se acercaba.
-¡Expelliarmus! –La voz retumbó y Luna detectó que el hielo se cuarteaba bajo su
cuerpo y el de Neville.
-¡Desmaius! –Gritó apuntando al hombre, Avery parado cerca hizo lo propio.
-¡Crucio! –El rayo pasó rozándole el cuello y ella se inclinó sobre Neville para
susurrarle, ante los ojos divertidos de Bella que se divertía con la escena más de
lo que esperaba.
-Neville…por favor te necesito… ¡Desmaius! –Apuntó a Avery y se las ingenió
para esquivar un hechizo de Alecto, se puso de pie y les hizo frente como sólo una
auror podría hacer. -¡Reducto!
-¡Crucio! –Gritó Alecto pero sin llegar a darle a Luna que lanzaba hechizos escudo
y ataques con una habilidad sorprendente.
-¡Neville ayúdame! –Gritó ya llena de una desesperación anormal, sintió que el
suelo bajo ella se suavizaba, supo que cairía en cualquier momento y si él no se
incorporaba a ayudarla simplemente caería sin remedio.
-¡Cómo si pudiera hacerlo! –Gritó Avery con una sonrisa de oreja a oreja. -
¡Diffindo! –El hechizó impactó el hombro de Luna que comenzó a sangrar
profusamente y ella víctima del dolor se inclinó a medias.
-Si puedo. –Luna se irguió para ver la sombra que estaba a su lado, Neville con
una mirada sonriente y arrogante le devolvía la mirada ante la sorpresa de todos;
sólo alguien respiró con total libertad ante la escena, disfrutando de aquello, y esa,
no fue Luna.
-¡Luna! –Neville golpeaba con fuerza el vidrio, tenía que hacerla darse cuenta que
no era él, ella tenía que pelear…ella tenía que matarlo, necesitaba pelear o sería
su fin. -¡Escúchame!...¡pelea Luna!
-¿Piensas que lo hará?…¿realmente lo crees? –Tras él, Voldemort sentado en lo
que parecía ser un trono sonreía mirándose las manos delgadas y afiladas.
-Ella peleará…ella lo hará…no va a caer…no caerá. –Exclamó convencido de que
decía la verdad. –Va a salir adelante, usted no es tan poderoso como piensa.
-¿Y porqué si lo sabes, sigues gritándole con tanta desesperación? –Soltó
sonriendo, Neville lo miró asustado y se volvió a Luna, que sonreía con los ojos
anegados en llanto sin hacer nada por pelear contra él. –Me alimento de tu dolor y
de el de ella, pronto podré salir de ti, y la mataré ante tus ojos, para que no
vuelvas a recobrar la cordura, terminarás como tus padres…tal cual…y luego
mataré a todos tus amigos y Potter será el último y el único que sufrirá esto mil
298
veces…hasta entonces, planeo hacerla sufrir a ella.
-¡No!...¡Luna!...¡Lunaaaa!
elo
-Comenzaremos a partir de este sitio… -Moody recorría los pasillos seguido muy
de cerca por Remus, en el preciso instante en que la puerta de la cárcel cayó con
estrépito y un par de pelirrojos entraron gritanto a voz en cuello.
-¡Arriba las manos enmascaraditos!...¡Los Weasley llegan al rescate! –Fred entró
corriendo con la varita levantada dispuesto a patear traseros, mientras su gemelo
miraba a todos lados ansioso por dar pelea, o porque se la dieran.
-Parece que llegan tarde. –Comentó Kingsley con una sonrisa al verles entrar,
Percy seguido por Oliver y Cormac McLaguen entró lentamente y al ver a su padre
en el grupo se acercó para abrazarlo.
-Papá… -Percy no pudo evitar el llanto y sonrío incómodo por la escena que daba.
–Lamentamos llegar tan tarde.
-Descuida…al menos están bien…Fred, George, vengan aquí… -Arthur sonriente
los llamó, ellos lentos y caminando como si arrastraran un gran peso se dejaron
abrazar con cara de fingido repudio.
-¡Oh vamos!...no es para tanto viejo… -George apretó con fuerza a su padre y
luego simuló no tener interés.
-Te comportas como si hubieras estado preso…¡qué dirá mamá! –Fred le dio de
palmaditas en la espalda, con cara de exasperación. –Arriba el ánimo.
-Déjense de payasadas, par de rídiculos. –Charlie se acercó seguido de Cho, que
aferrada a su mano, sonreía radiante.
-¿Pero qué ven mis ojos?…¡Has visto Fred! –George se acercó corriendo a los
dos y se puso a dar vueltas a su alrededor, con los ojos clavados en las manos
entrelazadas de ambos.
-Dios…los dos juntos, esto será un fenómeno. –Oliver al ver a la pareja sonrió.
-Sus hijos serán miembros de la selección de quidditch desde que gateen… -
Confirmó Cormac algo molesto.
-Es cierto…¿puede ser verdad?... –Fred lo imitó pero el viendo las caras de los
dos, Charlie sonreía mientras con la mano libre se rascaba la nuca, Cho se ponía
roja como un tomate; Fred se detuvo ante ella y le inspeccionó el rostro.
-Más respeto…no la mires así. –Charlie lo tomó del cuello. –Sabes que puedo
patearte el trasero Freddie.
-Y no sólo tú… -Susurró Cho mirando a George, aunque algo intímidada por la
reacción.
-¿Es que no le has visto la cara Charlie? –Fred la miraba a ella seriamente, luego
cubriéndose la boca con la mano para susurrarle a su hermano dijo. –Tendrás
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hijos con los ojos rasgados…y con tu suerte, todos serán lacios…¡Lacios!
-Fred Weasley… -Arthur se acercó enfurecido por los comentarios, Cho intentaba
encontrar la forma de defenderse, sabía que eran bromas, pero también sabía que
para acallarlos tendría que ser ingeniosa.
-Weasleys lacios de ojos rasgados y cabellos rojos…¡Merlin, hemos tocado fondo!
–George se llevó las manos a la cabeza con fingida desesperación, Cho se puso
más roja, Arthur los miraba reprobatoriamente.
-¡¿Y si me da la gana que salgan con cuernos qué?! –Charlie se estaba poniendo
furioso, miró a su hermano fijamente con la rabia brotándole por las pupilas
encendidas. –Otro comentario y por mi madre que te parto la cara…¡se las parto a
los dos!
-¡Con cuernos! –George sonrió con la idea. –Con que zoofilico eh… -Carcajeó con
ganas y Charlie se puso rojo de vergüenza de que Cho escuchara semejante
cosa.
-George basta. –Remus intentó intervenir, pero una mirada de Moody lo acalló.
-Sabemos que amas los dragones pero eso es demasiado. –Fred carcajeó.
-Esto se está poniendo feo. –Susurró Oliver a Cormac y los dos se volvieron a otro
lado incómodos.
-Chicos, ya tranquilos ¿si? –Percy se puso nervioso, Charlie estaba azul de la
furia.
-Charlie…chicos, no es momento por Merlín. –Arthur decidido se puso frente a
ellos, sabía que los gemelos jugaban, pero Charlie al parecer no se daba cuenta
de ello, o quizá le dolía demasiado Cho.
-Tranquilo Charlie…seguro a estos dos les intimida que nuestros hijos salgan
mejores para el quidditch que los de ellos…¿no es eso Fred? –Cho más repuesta
lo miró fijamente, George la miró serio y Fred con el ceño fruncido, se volvió a
Charlie.
-Tiene agallas…y era una mortífaga, descuiden…yo no vuelvo a molestar. –Dijo
sonriendo y dándoles la espalda.
-Creo que si Fred lo aprueba… -George miró a Cho fijamente, luego sin previo
aviso la estrechó en sus brazos. -…bienvenida a la familia, empezaba a creer que
con la huida de Hermione, ya ninguna chica se nos uniría.
-¿Huida de Hermione? –Arthur los miró fijamente, sin comprender, Cho miró a
Charlie.
-Es una larga historia, señor Ministro. –Susurró la oriental casbizbaja.
-Historia para otro momento… -Moody se acercó. -…hay que actuar…señor
Ministro, necesitamos salir de aquí y dar a conocer a todo el mundo mágico su
regreso.
-Debemos darnos prisa Arthur. –Remus se unió.
-La rebelión ya está formada, sólo tenemos que decirles que estamos con vida y
que Harry está con nosotros. –Susurró Charlie.
-Por eso no se preocupen. –Dijeron Fred y George a coro.
-Los Creevey ya se encargan… -Contestó Cormac sonriente.
-Y nosotras ya comenzamos con eso también. –Las Patil se acercaron, Cho
sonrió.
-Entonces, es un hecho…no la tendrán fácil los enmascaraditos… -Susurró Fred.
-No creo que no hijo. –Afirmó el señor Weasley, Cho sabía que ella tenía otras
300
cosas que resolver y pensó la mejor forma de dejar a Charlie con ellos.
-Al fin… -Salieron por el callejón y se subieron a un auto que él mismo había
dejado allí por si acaso, arrancó y ella no se sintió segura sino hasta que
estuvieron a varias calles de distancia de aquel sitio. -…creo que los perdimos.
-Por suerrrrte pudiste cambiar tu aparriencia…siento haberrrte besado… -Susurró
incómodo, ella miró el tablero del auto y se sorprendió de saber que sabía
conducir. -…fue, me quedé en blanco y yo…
-Descuida…¿cómo es que respondiste tan rápido a mi llamado? –Preguntó
sobrecojida por que estuvieran los dos solos, hacía mucho tiempo que no lo
estaban, el beso la había sacado de orbita y trataba de calmarse.
-Cho vino a verrrme hace algunas semanas, me avisó que algo pasarría y que
quizá necesitarrrías ayuda…recordé la moneda y la traigo desde entonces en el
bolsillo…cuando comenzó a quemarrrme la pierrrna salí como un loco, mi madre
estaba dándome un sermón. –Sonrió de lado sin apartar la mirada del camino. –
Por suerrrte aprendí a conducir, pensé que era la mejor forrrma de huir, nadie nos
buscaría como muggles en un auto ¿verdad?
-Es verdad… -Hermione intentaba caer en la cuenta de algo que no le parecía
lógico. -…¿cómo me siguieron?...¿cómo pudieron saber adónde iría?
-Cho lo comentó…al parrrecer se las ingenian para seguirrr el rastro mágico de las
personas…si están presentes mientras te desapareces pueden verrrr mediante un
hechizo el camino que sigues…sólo tienen que seguir el rrastro…es magia
vieja…además, tienen sus expedientes del Miniterio ¿no?...seguro han revisado
sus oficinas y encontrado artículos personales, no es difícil hacer hechizos de
localización con eso…deberrrías saberrrlo, eres mucho más inteligente que ellos y
yo juntos. –Susurró sonriendo, ella afirmó, no lo había pensado y todo cuanto
decía era verdad, se sonrojó por el cumplido, él siempre se las ingeniaba para
adularla; Viktor dio vuelta en una esquina y se estacionó cerca de una cafetería.
-¿Qué lugar es este? –Preguntó, no parecía ser un lugar para esconderse, estaba
lleno de lugares concurridos.
-Mi departamento es el de arrrriba…te tengo listo un traslador, ya que es magia
mía, no podrán seguirrrte por ahora, pero es cuestión de tiempo para que den
conmigo…nos queda poco, tengo que darrrte esto… -Viktor estiró el brazo hacia el
asiento trasero, Hermione recibió de su mano un sobre de piel gris, cerrado, con el
logotipo de la casa de los Greyback, con el ceño fruncido se volvió a Viktor que
revisaba por los espejos si alguien raro les había seguido.
-¿Qué es esto? –Preguntó sin saber qué esperar de aquello, intentó abrirlo, pero
cayó en la cuenta de que primero tenía que ponerse a salvo, luego habría tiempo.
-Cho me lo dio…me dijo que alguien me diría que hacerrr con él…hace unos días,
una chica de ojos olivo e ideas bastante currrriosas entró en mi departamento, me
pidió que te diera el sobre. –Susurró el búlgaro, miró afuera y abrió la portezuela,
ella iba a preguntar algo, pero él no le dio tiempo; ocultó el sobre bajo su suéter y
se bajó siguiéndolo, él abrió la puerta para que entrara y le señaló las escaleras,
ambos fueron hacia ellas, Viktor odiaba los elevadores.
-¿Era Eurídice Viktor? –Preguntó mientras subían las escaleras presurosos, se
toparon con una anciana, Hermione sonrió a la mujer que la miró con una sonrisa
poco peculiar, incómoda siguió a Viktor, la anciana sonreía aún cuando la miró de
301
reojo, sintió un escalofrío.
-No lo sé…no me dijo su nombrrre, sólo me pidió que te lo dierrra…ahorrra… -
Viktor abrió la puerta y la hizo entrar, en la sala había sobre la mesita un frasco de
mantequilla de maní vacío. -…promete que estarrrás bien…promete que te
cuidaras…estarrré del lado de ustedes en esta guerra, todo el tiempo que me sea
posible…he hablado con cierrrtas personas y nos uniremos a ustedes…cuidate
por favorrr…sé que erres fuerte y que no tengo que pedirrtelo, pero sé
prrrecavida… -Sonriente le entregó el frasco mientras ella se ponía una túnica que
él le había tendido antes. -…en los bolsillos hay dinero muggle y cosas que
pueden ayudarrrte…Herrrmione...
-Dime. –Concentrada en asegurar el sobre y ponerse la túnica, sujetó con fuerza
el frasco y se volvió a mirarlo, él sonreía dulcemente, ella sintó un vuelco, algo
andaba mal, escuchó pasos presurosos y susurros.
-Te amo… -Ella abrió los ojos sorprendida por la revelación, él la empujó hacia el
pasillo, le besó la frente casi tan rápido que ella apenas sintió sus labios y
sonriente dio un paso hacia la puerta; llamaron pero Viktor no abrió. -…comprendo
lo de Weasley…aunque Malfoy me incómoda, pero es un buen chico, eso crrreo…
-La puerta cayó de golpe, la anciana de las escaleras entraba, estirando su cuerpo
de tal forma que se desgarraba su piel a cada paso, hasta que debajo de su
antiguo cuerpo quedó el de un hombre enmascarado. –Vete…no mirrres
atrás…cuidate mucho Herrrmione…¡Expelliarmus!
-¡Demaius! –Gritó el otro hombre, que trataba de acercarse.
-¡Es Granger!… -Gritó alguien más en el pasillo, Hermione se llenó de horror,
estaban vigilando a Viktor desde hacía mucho, había cometido el error de
comprometerlo, y luego su confesión, asustada lo miró y le pidió lo único que
pudo.
-Viktor…¡ven!…¡ven conmigo! -Intentó jalarlo, pero él movío su brazo y se entregó
al duelo con el mortífago, mientras otro entraba por la puerta y el frasco en sus
manos brillaba. -¡De prisa!...¡Sígueme Viktor! –Soltó desesperada al ver que los
dos lo vencerían, sabía que lo iban a matar y necesitaba hacer algo. -¡Viktor!
-Dile a Malfoy que más le vale que no te haga daño…porrrrque si no, le sacarrré
los ojos… -Sonriente la despidió, todo comenzó a girar, lo último que ella
distinguió fue un fulgor verde y un gemido ahogado de aquel chico, su primer
romance, su primer ensueño, se había quedado solo de cara a la muerte, luego de
salvarla.
Tenía mucho corriendo, era noche cerrada, la bolsa en su mano emitía tanto ruido
que empezó a creer que hubiera sido mejor no comprar nada, mucho menos
poner la compra en semejante bolsa escandalosa; llegó a una esquina, se detuvo
pesadamente y aferrado al muro miró atrás.
-Simios…no son tan rápidos como yo… -Susurró entre bocanadas de aire, miró al
frente, estaba en un sitio totalmente desconocido, se acomodó el cabello y
decidido caminó por la calle; no había autos, así que siguió de frente, al fin
encontró lo que necesitaba, un autobús subiendo gente en una parada, subió en
él, se bajaría donde fuera que pudiera.
Sofocado se introdujo, pagó con las últimas monedas que le quedaban y entró,
estaba tan atiborrado de gente que tuvo que permanecer de pie; al cabo de un
rato, un hombre se subió al autobús a su lado, no le dio importancia, respiró más
tranquilo y miró a la mujer sentada frente a él, debía tener unos 23, cargaba a una
pequeña de coletas, de unos dos años, la niña vio la bolsa con las sonajas y le
sonrío, él le hizo guiños un rato hasta que ella sonrió y carcajeo llevándose las
manitas a la cara con emoción.
-Es un primor… -Susurró el hombre a su lado, Ron sonrió y afirmó. -…¿tiene usted
pequeños en casa verdad?
-Tres…enormes y traviesos, aguerridos como su madre. –Contestó orgulloso
mirando a la pequeña que estiraba sus manitas hacia él, conmovido sonrió a la
joven, que le agradeció el entretenimiento con una sonrisa. –Pero tengo tiempo sin
verlos, creo que cuando vuelva a tenerlos conmigo, serán adultos. –Carcajeó de
su chiste, aunque algo había de cierto.
-Supongo que son pelirrojos también. –Murmuró el hombre, Ron sonrió y afirmó
con ímpetu.
-Sí…en efecto…es mal de familia ¿sabe? –Concluyó y levantó el rostro para mirar
a su interlocutor, la voz se le fue y sintió que moría; Macnair sonreía mirándolo
fijamente, Ron frunció el ceño con temor y quiso sujetar la varita, pero el autobús
estaba lleno y la niña frente a él sonreía y balbuceaba para que no la ignorara.
-Claro que lo sé…escandalosos, pecosos…y seguramente pobretones como todos
los Weasley. –Murmuró con desprecio, Ron inclinó la cabeza hacia la niña y
sofocó su furia por el comentario en la idea de que él era mejor que Macnair en
304
muchas otras cosas; intentó pensar, buscar una forma de salir de aquello sin
arriesgar a nadie, sobre todo a tanta gente inocente, recorrió el autobús con la
mirada, había ancianos, hombre de negocios, mujeres acompañadas de niños y
un grupo de jovencitas que traían botes de palomitas y sonreían haciendo
escantado, palideció, eran demasiadas vidas a cuestas. -¿De verdad pensaste
que lograrías huir?
-Por un segundo…sí, lo pensé. –Confesó mirando al frente, los dos se miraban
reflejados en los vidrios del autobús, Macnair sonreía, Ron tembló de miedo y de
rabia. –No necesitamos involucrar a nadie, ¿verdad?...al menos a mí, mi ego no
me lo exige…¿y a ti?
-A mi me basta con matarte Weasley. –Susurró él, tan bajo que Ron sólo le
entendió porque le leyó los labios através del vidrio, la pequeñita le tocaba la
mano, balbuceando y él sentía angustia.
-Entonces, nos bajamos en la siguiente parada. –Susurró el pelirrojo mirando a la
pequeña y sonriendo.
-Nos bajamos si. –Contestó Macnair sonriendo, con tal emoción que Ron pensó
que estaba por ganarse la lotería.
Entró en el jardín de la casa, una vieja construcción del siglo XVIII, con grandes
ventanas y un jardín cuidado a medias, las cortinas del gusto de Hermione le
saludaron, los muebles le recibieron tristemente, ella aún no llegaba; encendió las
luces y esperó, nadie mas que ellos conocía aquel sitio, su nido, el lugar donde
comenzarían de nuevo, en un barrio muggle, donde a veces, se sentaban a
conversar de estupideces, de vanalidades; obviamente, él le había mentido
diciendo que era la casa en que viviría con Pansy, ella crédula se había mostrado
renuente a ir a ese sitio para pasar las noches apasionadas de su aventura, pero
se las había arreglado para convencerla, y pronto se volvió el sitio predilecto de
los dos.
Miró las ventanas, estaban sucias, pensó en limpiar algo mientras ella llegaba,
pero no le convencía, entonces lo sintió, no estaba solo.
-Buenas noches, Draco. –Se volvió asustado, Snape le miraba desde el marco de
la puerta a la cocina. –Lindo sitio…muy muggle, muy acogedor…en fin, demasiado
Granger…ya sólo falta que compres un aparato de televisión. –Soltó con la voz
arrastrada de siempre, él se sintió algo más tranquilo por no estar solo. –O no
sé…que le compres un perro y lo saquen a pasear juntos…o peor aún, que se
compren un auto y salgan a algún sitio muggle de compras.
-Profesor, ¿vino sólo a burlarse?...¿Porque está tan de buen humor?... –preguntó
con una sonrisa mordaz y venenosa. -…¿acaso mi tía se le insinuó y se dio el lujo
de desperciarla?... –Snape lo miró con más que odio, sabiendo que había tocado
una fibra dolorosa, sonrió complacido y volvió a lo que de verdad le interesaba. -
…supongo que sabe ya el estado de las cosas. –Susurró mirándolo de reojo
mientras se sentaba.
-Sí, lo sé…es momento de actuara cada paso…de ahora en adelante, cada quien
piensa sólo en sí mismo Draco…en tu caso, piensa en ti y en ella…intenta ser
congruente ¿si? –Preguntó algo incómodo, Draco lo miraba fijamente luego de
escuchar que le diera semejante consejo.
-Congruente…sin duda algo que todo el mundo puede hacer con facilidad. –Dijo
305
mordazmente sin mirarlo, enfocando sus ojos en la puerta, como si ella estuviera
ya en el jardín a punto de entrar.
-No es sencillo, pero es necesario…al menos si no quieres perderla…me las
arreglé para que al menos por esta noche, este sitio sea un lugar seguro. –
Sonriente se dirigió a la puerta y la abrió para salir. –Disfruta lo que podría ser tu
última noche a su lado Draco.
-No será la última, me cersioraré de que no lo sea. –Contestó secamente, Snape
se ajustó la túnica y salió, él se quedó pensando en muchas cosas y todas
reposaban al final en la misma persona, Hermione.
Abrió los ojos y se descubrió aferrada a un cuello con fuerza, miró alrededor
alarmada y se preguntó si aquello era morir; notó entonces que las paredes eran
de roca sólida y que había un raro rumor de agua, levantó la mirada y sus ojos se
toparon con un montón de lo que parecían ser rollitos, al verlos bien, notó lo que
eran.
-¡Murciélagos! –Gritó al tiempo que sacudía las manos con locura sobre su
cabeza, llena de una sensación espantosa, él carcajeó y la bajó al suelo para
cubrirla con su cuerpo, mientras la cueva se llenaba de los gritillos agudos de esos
desagradables seres. -¡Ah!...¡Ratas con alas!...¡quítamelos, quítamelos!
-Guarda silencio…los has asustado, los van a ver salir…ahora nos encontrarán. –
Susurró él a su oído, cubriéndola con sus brazos, ella abrió los ojos y se encontró
con los de él, brillantes y complacidos de verla, seria le dio un manotazo en el
pecho que lo hizo caer al suelo sentado. -¡Oye!...¿cómos se supone que te proteja
si me golpeas eh?
-Eres un idiota…¡salta!... –Dijo con una voz aguda haciendo gestos como si lo
imitara, él sonrió divertido. -…¡¿estás demente?!...¡¿dónde estamos?!... –Sintió
que uno de los murciélagos se le pegaba al brazo. -…¡quítamelo!...¡quítamelo,
quítamelo! –Hagen le dio un manotazo al animalito y la volvió a cubrir con sus
brazos mientras los murciélagos volaban rumbo a la salida de la cueva, pasando
sobre ellos.
-En una cueva llena de murciélagos que si no te callas nos comerán
vivos…shhhhh… -Hagen se puso el dedo en los labios para decirle que callara,
ella frunció el ceño y se cruzó de brazos molesta, mientras él seguía cubriéndola
con su cuerpo, hasta que todos los animalitos desaparecieron. -…¿ves?...ya se
han ido y ninguno te ha hecho daño alguno.
-Pese a eso…sigues siendo un idiota…¡me desmayé del miedo!... –Consternada
lo miró sonreír, Hagen siguió caminando.
-Despreocupate…mira, esa es la salida…una vez afuera, conseguiremos un sitio
donde descanzar y mañana nos reuniremos con todos…¿de acuerdo? –Dijo
sonriente, Pansy tuvo que aceptar que aquél parecía un buen plan, salieron de la
cueva por un hueco y pronto echaron a andar a través del bosque rumbo a la
carretera más cercana, pero tras ellos, el rastro que dejaban era suficiente para
ser seguido.
rtunidades agotadas
-Harry… -Distinguió la voz como si saliera de algún sitio alejado, intentó olvidar el dolor
del rostro y enfocarse en la figura borrosa frente a él, sentía esas manos tibias tocándole
la frente, la sonrisa poco a poco volvió de lo difuminado a la realidad y pudo saber que era
Ginny, casi con una locura insana, la abrazó con la plena decisión de jamás dejarla ir.
rn
-Estás viva…lo estás, me ha mentido…¡estás viva! -Tan emocionado estaba
que no notó la tensión de ella, que se quedó helada al escuchar semejantes palabras, la
apretó contra su pecho y comenzó a llorar, quería desahogar todo su desconsuelo y su
miedo, aquel enorme sentimiento de desolación que le habían dejado las palabras
anteriores.
308
rn
-Estás sangrando… -Susurró ella, sacándolo de su ensimismamiento,
horrorizada vio como su rostro escurría sangre, de lo que parecían ser mordidas
pequeñas pero profundas; un dejo de culpa la atosigó, tenía que decírselo, lo antes
posible, mejor que se enterara por su boca, que por la de alguien más.
rn
-Es que…no puede ser, era un sueño…sólo un sueño, ¿cómo pudieron
hacerme éstas heridas? -Susurró viendo cómo ella le secaba la sangre que escurría
lentamente, a cada rose se daba cuenta de lo real que habían sido las mordidas, cada
toque de los dedos de la pelirroja significaba un raro espasmo de dolor en el rostro.
rn
-A veces, los sueños dicen mucho, Harry. -Susurró ella sin mirarlo, a él le
pareció por primera vez, que realmente algo había que resolver entre los dos, pero no
preguntó nada, unos pasos lo alertaron, alguien se acercaba a ellos.
rn
rn
-Charlie, tengo que irme… -Susurró mirando al suelo, porque él la miraba
fijamente y hasta cierto punto la intimidaba y le impedía hablar bien. -…nos veremos
luego ¿si?
rn
-¿Cómo que tienes que irte? -Levantó la voz por sobre el sonido de todos,
algunos se volvieron, entre ellos los gemelos y las Patil, Cho se sonrojó al ver aquello y
molesta le tomó la mano y lo jaló.
rn
-Tengo cosas qué hacer, hay asuntos que debo resolver. -Dijo sintiendo las
miradas clavadas en la espalda.
rn
-¡Claro que no!... -Charlie se puso rojo, casi café. -…¿tú crees que voy a dejara
mi novia andar por ahí enfrentando enemigos como si se tratara de insectos?... -La miró a
los ojos fijamente, en otro momento se habría sentido contenta por lo de novia, pero en
aquel instante se sintió rata, casi insecto. -…no te voy a dejar ir sola.
rn
-Pues yo no pienso llevarte a todo sitio al que vaya…si tú piensas que me
pongo en riesgo, yo sé que te pongo a ti al llevarte, me importas mucho para
hacerlo…¡me voy y es todo! -Soltó dándole la espalda y caminó rumbo a la salida.
rn
-¡Oye!... -Charlie la sujetó de la muñeca y la retuvo a su lado. -…tú no te vas a
ningún lado, no sola y no sin mi…¿entiendes?...ahora estamos juntos, y me voy a pegara
usted señorita como un insecto molón…¿entendido? -Preguntó alborotado pero con un
dejo de diversión y comicidad, el cabello se le venía a la frente y los azules ojos le
brillaban con exageración.
rn
-No no lo entiendo…déjame, nos veremos luego. -Salía ya de la prisión luego
de darle un empujón al enorme y rojizo insecto molón; el viento y la humedad la
golpearon, dio un par de pasos cuando ocurrió, el dolor en la muñeca, Bella la llamaba,
pero eso era una locura, no podía ser, casi enseguida sintió una cosa muy distinta: un
terrible presentimiento, la espantosa sensación de que alguien a quien amaba estaba por
morir; abrió los ojos sorprendida, había puesto protecciones en la gente que amaba,
amigas de la infancia, sus padres…¡Su madre!...su madre estaba muriendo, de forma
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horrible, cruel, el dolor en el pecho la hizo caer de rodillas, la abrumadora sensación de
miedo de su madre se le duplicó por obra de sus protecciones en la mente, pero había
algo más, tras la incertidumbre de la condición de su madre, la certeza de algo la golpeó
igual que un gong pegado a la cabeza, su padre estaba muerto; se erizó, las manos de
Charlie la sujetaron de la cintura, pero ella no tenía tiempo, no lo tenía, palideció y buscó
consuelo a bocanadas, pero no podía, Charlie no podía calmarle el miedo.
rn
-¡Cho!...¿qué te ocurre?...¡Contéstame!...Cho… -Charlie la sujetaba al tiempo
que ella intentaba tender su mano hacia la figura delante de ella, su madre agónica, esa
imagen en su mente, alguien la ponía ahí para torturarle, el mismo alguien que hacía que
le escociera la muñeca.
rn
rn
-Mira…es la carretera. -Hagen sonriente jaló la mano de Pansy, ella llevaba ya
buen rato mirándose la mano, la muñeca le ardía, el tatuaje se movía, Bella le convocaba.
rn
-Sólo un hombre podría emocionarse por ver una carretera. -Soltó insidiosa,
como siempre, gozaba molestando a alguien, y ya llevaba algunos minutos sin soltar
veneno; pero luego volvió su atención a su mano, a su tatuaje, a lo que pasaba, intentó
usar la legeremencia y entrar en la mente de Cho, saber qué pasaba, pero era como si
una nube se lo impidiera, buscó a Draco, pero luego recapacitó, seguro estaría con
Granger, sólo Merlín sabía qué haciendo, Hagen estaba con ella, así que no tenía caso
buscar en él, al parecer ni siquiera sentía el llamado, en cuanto a la otra flor, no creía que
pudiera tratarse de ella, no con los antecedentes que tenía.
rn
-En mi caso prefiero los estadios de quidditch, pero sí, también me gustan los
autos…los muggles son sorprendentes ¿no crees? -Preguntó sonriendo, en sus ojos
azules a Pansy le pareció ver la picaresca inocencia que alguna vez tuvo Draco, alarmada
por que lo que sintiera por él fuera eso, la búsqueda de recuperar al rubio, miró al suelo, y
lo sintió…alguna de las flores estaba sufriendo intensamente, no podía ser Eurídice por
que no se había comunicado antes, menos considerando que sufría desde hacía mucho,
sólo podía ser Cho; el dolor en la muñeca creció y soltó un gritillo agudo llevándose la
mano al brazo, intentó saber porqué, qué estaba pasando, pero se le velaba la razón;
Hagen creyó que la lastimaba y se volvió apurado. -Perdón…creo que te presioné mucho.
rn
-Hagen…algo pasa…tenemos que… -Susurró, pero no pudo decir más, casi de
inmediato sintió un choque eléctrico muy fuerte en la cabeza y el reflejo de un rayo rojo le
llegó a las pupilas de reojo; pesadamente cayó al suelo, todo se puso negro.
rn
-¡Pansy! -Hagen la miró sorprendido, se volvió para cargarla en brazos cuando
un rayo lo impactó en el pecho y lo arrojó lejos de ella, sacudió la cabeza para poder
recuperar la vista, algo no andaba bien.
rn
-Tonto…realmente pensaste que habías logrado huir. -La voz sonó espantosa,
Alex, el joven hombre lobo lo miraba fijamente, Hagen rabió internamente y una furia
estrepitosa se apoderó de él, Pansy estaba inconsciente, en el suelo, golpeada por un
hechizo poderoso. -Un traidor…un traidora la causa que nos obligó a seguir…¿cómo
puede ser así, señor Greyback?
rn
310
-Te dije que no me llamaras así…el señor Greyback era mi padre…ahora, ¡te
voy a enseñar a respetarme, niño! -Soltó enfadado, se puso de pie, dejó salir la furia, la
camisa se le desgarró de a poco, sus músculos crecían y sus ojos azules se volvieron
casi negros de rabia, los colmillos le sobresalieron, sonrió. -Has cometido un grave error
al venir solo.
rn
-¿Y quién dice que me han enviado solo? -Alex sonrió alzando una ceja, en
seguida lo escuchó, estaban rodeados, no podía entender ¿porqué no lo había sentido
antes?, ¿porqué no se había dado cuenta?, miró al suelo mientras sus oídos identificaban
cuántos y quiénes los rodeaban, la respuesta a su anterior pregunta yacía pálida ante él,
no había escuchado nada, por que estaba muy entretenido pensando en que llevaba
consigo a Pansy.
rn
-Buenas noches, señor Greyback… -Mary sonriente, apareció recargada en uno
de los árboles, continuaba llevando los vendajes, aunque parecía mucho más repuesta;
Hagen cayó en la cuenta de que estaban todavía muy lejos del camino, jamás lograría
llevar a Pansy hasta allá sin ser detenido, sintió pánico, miró alrededor, al menos podía
oler a unos 10 enemigos, frunció el ceño y sonrió pese a que el miedo lo hacía ir bajando
la guardia.
rn
-Mary…Mary…supe de tu desencuentro con la suerte… -Soltó aguerrido, dio un
par de pasos hacia Pansy, una vez cerca de ella, se inclinó para cargarla. -…Pansy…hey,
Pansy… -Llamó, pero la chica estaba completamente inconsciente, una risa lo hizo volver
al momento.
rn
-¿Cómo puede ser que semejante personaje se haya enamorado de esa
basura? -Uno de los hombres lobo se asomó entre las sombras, los demás carcajearon,
Hagen sintió un terrible escalofrío.
rn
-Quizá no está enamorado y sólo le gusta jugar con ella…como a muchos otros.
-Dijo una voz aguda y Hagen sintió latir su sien de una forma tal que estrujó a Pansy, que
en medio de su inconsciencia suspiró fuertemente.
rn
-No, no, no…basta ver en sus ojos para darse cuenta…¡está enamorado!...y de
esa víbora con colmillos particularmente afilados…pobrecillo…no sabe la víbora que se
ha echado al pecho. -Una tercera voz acompañada de la burla de Mary lo hizo empezar a
agitar su respiración, realmente aquello era peor de lo que esperaba escuchar, y mucho
más de lo que su pobre corazón enamorado podía soportar.
rn
-Cállense. -Susurró luchando por contener la ira, pero Mary y Alex tenían otro
plan.
rn
-Pansy Parkinson…la mujer más conocida entre los magos…Malfoy, Krum,
Weasley, Potter, ¿a cuántos más ha seducido? -Preguntó Alex, Hagen bajó la cabeza
tratando de controlarse, por que sabía que aquello era cuestión de pensarse, si atacaba,
tenía tan pocas oportunidades como de reencontrarse con su madre; Alex disfrutaba la
escena, su amo, su señor al que antes había tenido que obedecer, estaba ahora ante él,
empequeñecido por un simple golpe romántico, y pronto sería presa de toda la rabia de
sus subordinados, quienes seguramente ansiaban hacerlo pedazos.
rn
311
-Has olvidado el último en la lista…hasta el momento claro… -Mary carcajeó
sonoramente, un silencio se hizo entre todos, por que querían que ella lo dijera lento y
total. -…Greyback, uno más a la lista de logros de la amante más preciada del lado
oscuro…¡Ah! Y del lado bueno también. -Fue todo, Hagen no lo toleró más, sacó la varita
y sin piedad alguna le apuntó en medio de los ojos, luchando por no soltar a Pansy que
seguía perdida en la penumbra del desmayo.
rn
-¡Avada Kedavra! -Mary cayó al suelo tan fría y rígida como una roca, al tiempo
que Alex soltaba un aullido tan espantoso que Pansy frunció el ceño e intentó volver en sí;
Hagen se vio rodeado, ahora sólo tenía dos cosas que hacer, pelear como pudiera o
pelear como debiera.
rn
rn
Cayó pesadamente al suelo, el dolor en el costado no se hizo esperar, frustrada
intentó recuperar la cordura, y de paso la calma, enfocarse en lo que había pasado, él
estaba muerto, Viktor estaba muerto por defenderla y ella estaba sola, en un sitio que le
era familiar y desconocido al tiempo; con la respiración agitada, levantó la mirada para
identificar el lugar al que la había enviado, reconoció de inmediato la fotografía en la
pared, Ivana y Hagen le miraban fijamente, era la mansión Greyback. Escuchó un ruido,
un susurro, como un movimiento leve de tela por el suelo, se incorporó rápido sintiendo
entonces el dolor de la rodilla, lastimada por el golpe de caída que no había podido evitar
por venir tan enfocada en Viktor, el susurro seguía presente, el susurro seguía ahí,
alguien, alguien que sabía de su presencia la llamaba, la invitaba a ir a algún sitio de esa
casa, que ahora se le presentaba lúgubre, inhóspita y terriblemente sola.
rn
Miró a todos lado al salir de la biblioteca, temió que alguien pudiera estar
esperándola, echó a andar por el pasillo que había conocido días antes, miró dentro de la
cocina, el comedor, la sala, las escaleras, cada habitación estaba intacta, como las
dejaron, como antes de su llegada; el jardín parecía llamarla, el susurro ese de tela sobre
el suelo iba directo allá y como si de un imán se tratara entró sigilosamente, cojeando a
cada paso, temblando con el sobre en el abdomen sujetándolo con fuerza y la varita casi
vibrante en la mano, casi como si tuviera el pulso de un ebrio, de un herido, de un
acobardado; había un raro rumor de hojas, y encontró algo que no había notado antes, los
cerezos estaban en flor y cerca de ellos, sentada plácidamente, Eurídice miraba al frente
con fijeza. Corrió emocionada de encontrar a alguien, de encontrarla a ella, que había
conocido a Viktor, de saber que podría desahogar a gusto su tristeza y su vergüenza por
no haberle salvado.
rn
-¡Eurídice! -Exclamó tirándose a su lado, para apoyar su rostro en sus rodillas y
llorar desesperada. -¡Oh Eurídice!...Viktor, ha muerto…y no pude hacer nada… -Dijo
desconsolada, esperando aquella mano sobre su cabeza, esperando la voz suave,
esperando el consuelo que no llegó; levantó la cara empapada en llanto y miró los ojos de
la chica, Greyback no la miraba, tenía los ojos clavados al frente, entrecerrados como si
estuviera cansada. -…Eurídice…¿me escuchas? -Preguntó al darse cuenta que no le
contestaba, al caer en la cuenta de que aquella joven no le miraba, porque ella no estaba
ahí, por que esos ojos estaban atiborrados de un humo denso e invisible que no dejaban
a una ver a la otra. -¡¿Pero que te han hecho?! -Interrogó desconsolada, abrazada a su
cintura, al tiempo que Eurídice se sacudía al ritmo de sus gemidos, al ritmo en el que
Hermione lloraba, por que se sentía terriblemente sola.
312
rn
-Duerme. -Susurró Eurídice casi sin mover los labios, casi sin expresar al
menos algo, con la piel apagada, con las manos muertas; Hermione la miró con los
párpados inundados, la miró como si aquello fuera sólo el principio de la conversación
más importante de sus vidas.
rn
-¿Qué? -Preguntó poniéndole las dos manos en las mejillas para obligarle a
mirarla, estaba tibia, no estaba muerta al menos, enfocó su mirada nublada en ella,
necesitaba que siguiera hablando, que dijera algo más, que al menos le terminara de
decir lo que fuera que tenía que decirle. -Eurídice, ¿qué has dicho?
rn
-Duerme. -Repitió suavemente, al tiempo que un raro viento envolvía todo,
Hermione la miraba a los ojos, tenía la impresión de ver cosas en ellos, movimiento, como
una película reflejada en un espejo; miró fijamente, en esos ojos castaños propensos al
verde, vio a Neville y Luna suspendidos en el aire, intentando tocarse, vio a Ginny
envuelta en llamas, consumiéndose ante un Harry impávido, vio a Draco sangrante y
horrorizada soltó el rostro de su amiga, dio un paso atrás, cayendo al suelo sentada,
empujándose hacia atrás doblando las rodillas, notando cómo la cabeza de Eurídice caía
lentamente en su pecho y volvía a la posición inicial, mirando al frente, esperando,
esperando siempre.
rn
-¿Es esa la tortura?...¡¿es así como te tortura?! -Gritó violentamente, tratando
de despertarla de algún modo. -¡Eurídice despierta!...¡eres más fuerte que esto! -Exclamó
tomándola de los hombros sacudiéndola, ella movía la cabeza de adelante a atrás
lentamente, igual de callada, igual de triste; vio nuevamente sus ojos, en ellos Ron miraba
a otro lado, dejándola, Ron que caminaba alejándose de Eurídice, dándole la espalda
para caer luego al suelo lentamente y deshacerse, volverse pétalos que ella con sus
manos intentaba retener; los ojos se turbaron, las lágrimas emanaron lentamente y a
Hermione se le salieron igual; se abrazó a Eurídice con fuerza, llorando a gritos, con todas
las ganas que tenía de hacerlo, al tiempo que ella apenas y dejaba salir el llanto como
torrente. -¡Es tan injusto!...¡él no te dejaría!...no lo haría...¡despierta por favor!...despierta.
rn rn
-Duerme. -Volvió a decir al oído de Hermione, que soltó un grito de dolor y se
aferró a ella con más fuerza, bajo los cerezos, entre el olor de la manzanilla y la tierra
mojada.
rn
rn
-Mi madre…mi madre… -Cho se aferró al hombro de Charlie con aquella
desesperación propia de la niña que se ha perdido para siempre, de la mujer que pierde
parte del alma de un momento a otro. -…le tortura, Bella la está matando.
rn
-Cho…¡Merlín si pudiera ayudarte! -Exclamó sin saber qué más decir, entonces
ella rabió, lo empujó con fuerza y mirando al suelo con los ojos desorbitados, se puso de
pie, sacó la varita y dando de gruñidos se decidió a desaparecer. -¡No espera! -Charlie
alcanzó a sujetarla de la pierna y los dos se perdieron en la oscuridad.
rn
Estaban en una casa pequeña, a oscuras, las cortinas estaban desgarradas, los
vidrios rotos, en el suelo, un cuerpo sin vida les dio la bienvenida, Cho entendió el dolor
inicial, su padre estaba muerto tal como lo había pensado antes; Charlie tras ella, se puso
313
de pie y sacó la varita, no había ruido alguno, nada, sólo una quietud asfixiante,
demoledora. Cho no podía contener las lágrimas, se olvidó de protegerse y corrió hacia el
cuerpo, en la mano tenía la varita, le dio la vuelta y lo miró a los ojos, abiertos en una
expresión incomprensible, ella ya no podía hacer nada.
rn
-Papá… -Susurró quedamente pasándole la mano por la frente, se soltó a llorar
todo su desconsuelo, por no haber podido protegerlo; entonces pasó, alguien le apuntaba
con la varita, comprendió que de haber ido sola, estaría muerta.
rn
-¡Expelliarmus! -Gritó Charlie para defenderla, pero le atacaron igualmente.
-¡Diffindo! -Bella sonreía desde un sillón cercano, sentaba cómodamente, le
había dado a Charlie un tajo en la muñeca izquierda, sangraba; Cho miró horrorizada,
quiso sacar la varita, pero algo tarde, Bella le apuntaba; Charlie caminó hacia Cho y se
plantó frente a su cuerpo y el de su padre, como muro entre Bella y ellos.rn
-Bellatrix… -Susurró Charlie mordazmente, sin bajar la varita, encogido del lado
izquierdo.
rn
-Un Weasley…¿es que acaso buscaron decepcionarme hasta el límite?...tal
parece que han elegido estratégicamente el camino más rápido a ganarse mi odio…¿no
encontraron algo mejor que amar?...¿al menos alguien mejor con quien pasar algunas
noches?...no son los únicos capaces de hacerlas vibrar…¡por Merlín! -Exclamó con una
sonrisa en los labios, miró a Cho fijamente, ella con las lágrimas en los bordes de los
párpados cayó en la cuenta del riesgo en el que estaban Charlie y ella, todo por un
cadáver, por el cuerpo de su padre…¡un momento!...¿y su madre?
rn
-¿Dónde está mi madre? -Preguntó con la voz temblorosa, horriblemente
temblorosa.
rn
-¡Ah eso!... -Bella sonrió, Charlie frunció el ceño, la sangre de su muñeca
empapaba lentamente la alfombra, en un segundo se lanzó un hechizo, la herida cerró y
volvió a levantar el cuerpo envalentonado. -…pobrecilla…sabes, realmente disfrute pelear
con tu padre, era fuerte…aguerrido como tú, pero tu madre…todo un suceso, es rápida,
pero torpe… -Bella se puso de pie con lentitud, Charlie no dejaba de apuntarle.
rn
-Deja de hablar idioteces…¿dónde está? -Soltó Charlie fastidiado, de mal
humor por la situación y el dolor.
rn
-Pero claro…es regla de las buenas familias conocera los padres de la novia
¿no? -Preguntó Bella irónicamente, Cho tragó saliva, entonces lo notó, la alfombra estaba
rara, brillaba lentamente, al notarlo cayó en la cuenta. -Te ha fallado el instinto, mi querida
Cho…si te hubieras dado cuenta hace dos segundos…
rn
-Un traslador. -Susurró aferrada al cuerpo de su padre como si él le sirviera de
protección.
rn
-Pronto, sabrás dónde está tu suegra, asqueroso traidor. -Bella le guiñó un ojo a
Charlie que quiso atacarle, pero el suelo bajo sus pies se movía, el traslador funcionaba,
giraron, brillaron, pronto ya sólo estaba Bella ahí. -Hay que alimentar al hambriento. -Soltó
en la oscuridad con una carcajada que se multiplicó en las habitaciones y en la noche
entera.
314
rn
rn
-¿Lo mataron entonces? -Preguntó al tiempo que cruzaba la puerta lentamente,
los dos hombres le miraban con profundo respeto, por su parte no usaba máscara, lo
detestaba, alguna vez ella había comentado que eso era lo peor de ellos, ocultar el rostro,
parecía como si ansiaran esconder su vergüenza.
rn
-Sí…estaba con ella, no nos cabe duda…los vimos entrar juntos, él estaba
dispuesto a dar buena pelea, por suerte ella lo distraía, no fue difícil deshacernos de
él…era un idiota enamorado, cayó con un sólo hechizo. -Comentó uno de ellos divertido,
él caminó lentamente, procurando alzar los pies para no pisar el cuerpo sin vida; se puso
en cuclillas y acercó su mano al cuello del hombre, le dio la vuelta lentamente, sus ojos
estaban abiertos, sonreía todavía con la alegría del privilegiado que muere viendo a la
persona amada; sintió envidia, esa envidia que asquea, por que él nunca podría disfrutar
de eso, el asco pasó dejando lugar a un raro estremecimiento de culpa, realmente lucía
joven ese chico.
rn
-Krum. -Susurró entre las sombras, lamentó profundamente aquello, recordando
que de alguna forma un lazo lo unía a él, un lazo llamado Karkarov; le cerró los ojos,
habría dicho una oración de haber conocido una, dejó el cuerpo como estaba, miró
alrededor buscando el lugar probable en que él ocultaría el sobre; encima de una repisa
alcanzó a ver una fotografía en un bonito portarretratos, ahí dos jóvenes se movían, uno
era el propio Viktor el otro, o mejor dicho la otra, vestida de azul le saludaba, era
Hermione, los dos tomados del brazo, la noche de baile. -¿Ella llevaba algo consigo?
rn
-No, no llevaba nada…al menos no la vimos que llevara algo en las manos. -
Contestó el otro hombre.
rn
-¿Están seguros? -Preguntó insistente, mirándolos con fijeza. -¿Ella no llevaba
algo?...¿vieron si ocultaba, si cargaba algo? -Recalcó consciente de que necesitaba
conocer cada detalle, si ella llevaba aquello, todo saldría como debía, de lo contrario, todo
se complicaba demasiado.
rn
-No…ella no llevaba nada Snape. -Comentó uno, pero el otro, con el ceño
fruncido, se llevó la mano al labio inferior y luego se volvió.
rn
-Ahora que lo menciona, cuando se bajó del auto la noté acomodándose el
suéter…quizá ocultó algo bajo su ropa…algo que no vimos luego. -La voz se redujo,
escuchaban pasos en la escalera, los amigos de Viktor venían, seguro animados por algo.
rn
-Váyanse…bastante han hecho ya aquí. -Susurró Snape mirando el cuerpo
inerte de Viktor, de alguna forma le dolía aquello y si Hermione había recibido lo que él
tenía, entonces el anciano director debía saberlo de inmediato; hizo una inclinación y salió
de ahí, los otros dos lo imitaron, por la puerta entró entonces Ivan, un viejo compañero de
colegio de Viktor, al ver el cuerpo dio aviso a los padres de éste, la noticia fue corredero
de pólvora, era obvio, ahora toda Bulgaria iría contra los mortífagos.
rn
rn
315
Bajaron, la gente no los miraba del todo fijamente, pero Ron sentía, clavada en
la espalda, la mirada de esa niñita; pensó en Ana, Arthur y Albert y supo que quizá su
madre tendría que cuidar de ellos, por que seguramente a él le estaba llegando la hora;
lamentó profundamente no poder ver a Eurídice antes, le dolió horrible no poder estar con
ella, mirarla al menos, saber que estaba viva. Y como un golpe pensó en Hermione, en
Harry, Ginny, y Neville y Luna le cruzaron la mente, y lo resolvió, si esa era su hora, al
menos pelearía como nunca, al menos volvería a sacar la casta y demostraría que sobre
todas las cosas era alguien a quien se podía respetar.
rn
-¿Rezando Weasley? -Macnair lo miró sonriendo con cinismo, Ron frunció el
ceño y no lo miró.
rn
-No, yo no rezo…menos si mi problema es de tu calidad. -Soltó secamente con
las manos metidas en las bolsas, las sonajas atadas a la muñeca sonando a cada paso,
Macnair miró al cielo y luego se volvió a Ron.
rn
-Pensar que hoy morirás y que seré yo quien te acabe…deberías sentirte
complacido Weasley…es un privilegio dado a pocos…sobre todo tomando en cuenta que
hoy no se me apetece jugar con tu cuerpo luego de matarte…al menos tu madre no
tendrá que levantarte con esas palas de madera que usa para cocinar…morirás
simplemente, como pocos. -Dijo socarronamente, Ron rió a medias sin mirarlo, con la
mano cerca de la varita por si se le ocurría hacer un movimiento.
rn
-Ni tú ni yo sabemos quién morirá hoy…yo que tú, haría testamento mientras
pueda…a mi me esperan en casa, y contaré el cuento de la rata que se atravesó en el
camino de papá. -Ron sonrió ampliamente y Macnair dio un resoplido. -En cuanto a mi
madre…te agradecería que nunca más vuelvas a mencionarla, no mereces el privilegio de
referirte a ella.
rn
-Eres hábil, mordaz, casi listo…¿cómo es que nunca pensaste ser uno de los
nuestros?...¡claro!...el lado bueno es más fácil de vivir ¿no?...¿qué reto puede haber en
ser igual a los otros seis? -Interrogó amablemente, quizá muy amablemente, con una
mirada cargada de odio, a Ron se le erizaron los cabellos de la nuca con el comentario y
tuvo que cerrar los ojos e inclinar la cabeza a un lado para no actuar sin control.
rn
-Es cierto en gran parte…además, no soy uno de ustedes, simplemente porque
para ser parte de la mierda, no se necesita ser un genio ¿verdad? -Exclamó hiriente, con
los ojos azules inmersos en una rabia increíble; el movimiento había funcionado, por que
el mortífago sacó la varita y le apuntó, en una esquina bajo una lámpara, en un barrio
demasiado pobre para mirar a las ventanas.
rn
-¡Crucio! -Macnair tenía muy buen tino y Ron, golpeado a medias en un intento
por huir, recibió el ataque en el brazo derecho, golpe que le corrió por todo el lado diestro
del cuerpo.
rn
-¡Desmaius! -Gritó entre el gemido de dolor y Macnair tuvo que bajar la varita
para esquivar el golpe, Ron aprovechó. -¡Expelliarmus!
rn
-¡Peleas como una chica!...¡Diffindo! -El rayo dio a Ron en el hombro, giró, se
tiró tras un auto y apuntó lo mejor que pudo con los ojos llorosos de dolor.
316
rn
-¡Desmaius! -Macnair sonrió, el rayo pasó de largo apenas rozándole, Ron se
mordió el labio inferior en reprimenda y se preparó a atacar de nuevo.
rn
-Tu madre pelea mejor Weasley… -Dijo Macnair sonriente, miró a todos lados,
ahora tenía planes para divertirse con el chico. -¡Carpe Retractum! -Jaló con violencia un
buzón de correo cercano y lo azotó con fuerza contra Ron que apenas logró detenerlo con
piernas y brazos; dolorido por el golpe y sangrando de las heridas, el pelirrojo miró por
debajo del auto y sin pensarlo mucho, atacó.
rn
-¡Bombarda! -La explosión abarcó el poste de luz, un auto cercano y un enorme
contenedor de basura; Macnair se vio rodeado de cosas que caían a su lado, medio
inclinado apuntó certero al notar apenas un poco de la figura de su enemigo, una parte del
cuerpo que se asomaba cuando el pelirrojo intentaba ponerse en pie.
rn
-¡Reducto! -Tiró a la pierna de Ron, único punto que le quedaba a la vista del
cuerpo del joven auror, acertó de forma horrible, Ron soltó un grito, casi un rugido de
dolor y sorpresa, tembló al sentir cómo su pierna, en la parte superior, casi llegando a la
entrepierna le estallaba como una bolsa de palomitas; ensangrentado se le nubló la
mente, se encontró pensando en mil cosas más que no eran precisamente su duelo con
Macnair. -Has caído Weasley…simple y eficaz…quién diría que sería yo tu némesis.
rn
-Merlín… -Ron se llevó las manos a la pierna, pero no se tocó siquiera, la piel
estaba levantada y la sangre brotaba horriblemente, no recordaba que los libros dijeran
que aquello se podía hacer con semejante hechizo, quizá no era el hechizo, sino sólo el
poder usado en él; tragó saliva mirando al cielo, dolía tanto, dolía tanto que incluso había
dejado de pensaren todo lo demás. -…madre… -Susurró con la frente perlada de sudor,
dolorido hasta la médula, casi al borde de ponerse a gritar. -…¡carajo! -Macnair se
acercaba, podía ver sus pies enfocándose en ver bajo el auto.
Advertencias
-No lo entiendo…ella cree que algo malo pasa… -Tonks miraba a Molly fijamente.
-Así es…no me explico por qué otra razón lo haría…me parece que es alguien que
confía en mi. -Molly se llevó la mano a la barbilla pensando, entonces llamaron a
la puerta, Bill que estaba sentado ante la chimenea con Fleur y Victorie se levantó
presuroso.
-¿Quién? -Preguntó, se escuchó ruido de movimiento fuera.
-Soy Cormac McLagen, vienen conmigo los gemelos Weasley…alguien me dejó
una nota que resultó ser un traslador. -Exclamó tiritando, Molly miró a Bill como si
quisiera derrumbar la puerta para saber si aquello era verdad.
-¿Te dieron alguna clave? -Preguntó Bill conteniendo las ganas de abrir, oyeron
movimiento.
-No…ninguna… -Contestó entre hipidos de frío. -…por piedad, está nevando aquí
afuera.
-Bill…si eres tú, abre la puerta. -La voz de Fred sonó seguida de dos golpes
fuertes en la madera.
317
-Buena bromita…traernos hasta acá…Bill…abre…soy George. -Exclamó otra voz
que reconocieron de inmediato.
-Digan algo que sólo ustedes dos sabrían. -Pidió Bill, Fleur con Victorie en brazos
asintió, Tonks sacó su varita.
-Cuando estabas en tercer curso, la primera cicatriz de más de diez centímetros
de Charlie fue por causa tuya, chocaron, tú lo dejaste caer de la escoba mientras
jugaban quidditch durante un entrenamiento, por que querías detener una
anotación y él atrapar la snitch, lo peor es que ni tú paraste la quaffle ni él la
atrapó. -Soltó Fred entre carcajadas.
-Para tu noche de bodas te obsequiamos nuestro paquete de súper resistencia… -
George empezó ante la sorpresa de todos los que oían, Molly miró a Fleur que se
puso roja hasta las orejas. -…sé de buena fuente que la luna de miel fue la más
ruidosa que ha habido en el hotel al que te enviamos. -Bill abrió de golpe la puerta,
luego de mirarlos con furia por el comentario, los abrazó con fuerza, lo mismo que
su madre, que se concentró en saber que estaban bien para luego jalarles las
orejas con furia.
-¿Cómo es que llegaron aquí? -Preguntó Molly cuando ya estaban en la cocina,
tras un momento de silencio.
-Fuimos a la oficina de Cormac a buscar medios para correr el rumor de la
rebelión, anunciar que papá vive y que Harry está de nuestro lado…al llegar… -
Fred no terminó por que se llevó una taza de chocolate caliente a la boca, George
sonriente continuó.
-…vimos un paquete extraño. -Completó mirando ahora lo que más le llamaba la
atención, un enorme lobo gris resguardaba la puerta de una de las habitaciones.
-¿Paquete? -Tonks los miraba sin comprender, Ted había corrido a mirar a
Cormac de cerca, quien alabado por la reacción del chiquillo se sentaba más
derecho que nunca.
-Sí…estaba firmado por un tal Hagen Greyback…bueno el apellido lo conozco,
pero a él no y no me dio buena espina. -Cormac bebió de su taza, George miraba
al lobo, el animal se había alterado y con las orejas levantadas miraba por la
ventana.
-A nosotros sí…porque sabemos que Eurídice es la nueva integrante de la
familia…así que por eso abrimos la caja y miramos dentro…pero sólo había un
trozo de papel. -Fred miraba a su madre que asentía a cada frase impresionada.
-Oigan… -George llamó a todos que lo miraron fijamente, Fleur se volvió para ver
lo que él miraba, Cormac tuvo que levantarse de su asiento para ver mejor. -
…¿qué está haciendo? -Preguntó cuando todos vieron cómo el lobo se debatía
entre mirar dentro de la habitación y escuchar algo a lo lejos.
-Puedes ir. -Dijo Molly alzando la voz, Fred, George, Bill y Cormac la miraron, pero
Tonks y Fleur miraban al lobo.
-Nosotrags los cuidadegmos…no te preocupegs. -Concluyó Fleur sonriendo al
lobo que, inclinando la cabeza a un lado, la miró fijamente.
-Anda…debe ser importante. -Dijo Tonks, el lobo levantó las orejas y en un
chasquido desapareció.
-¡Pero que diablos! -Cormac con una galleta en la mano se quedó pasmado al ver
aquello.
-Eso debe ser normal. -Fred notó que ni su madre ni Tonks o Fleur se
318
sorprendieron, se volvió a George con las cejas levantadas.
-Pues yo quiero conocer a mis nuevos sobrinos. -Sentenció George poniéndose
de pie, todos fueron a la habitación, Tonks se quedó con Cormac, intentando
aguantar las ganas de interrogarle, pero al fin lo hizo.
-¿Sabes si Remus está bien? -Preguntó con un nudo en la garganta.
-Lo está…ha sido liberado de Azkaban…pronto lo tendrá por aquí. -Comentó
sonriendo, miró a su lado a Ted que le seguía mirando, presuntuosamente,
levantó al pequeño y lo sentó en sus piernas.
-¡Pero si es idéntico a mi! -Gritó Fred desde la habitación. -¡Y se orina igual que tú
lo hacías George!
Llegó a la calle calada hasta los huesos, si alguien le hubiera dicho que llovía, ella
hubiera visto al cielo buscando los nubarrones, por que pensaba que la lluvia que
se cruzaba en sus ojos era producto de otra cosa, del llanto; cuando abrió la
baranda, que apenas alcanzaba sin necesidad de agacharse, el chirrido la hizo
sobresaltarse, pero no le dio importancia, llegó a la puerta y abrió apenas
moviendo su varita; entró lentamente, la chimenea estaba encendida y él
esperaba ahí, sentado en el sillón ante ella, de momento al verlo frente al fuego,
sus cabellos tomaron esa tonalidad rojiza que antes había amado, se llenó de
horror, lo había visto marcharse en los sueños de otra, ahora lo veía ante ella con
el rostro compungido, susurró en su mente como si con ello lograra ayudarlo
dónde quiera que estuviera "Ron".
-¡Hermione! -Gritó al verla, estaba tan pálido que cualquier desconocido habría
jurado que moría, pero para un conocido, para ella, que conocía hasta el último
recoveco de su cuerpo, aquello sólo le parecía una señal de preocupación;
justificada preocupación, porque hacía más de dos horas que vagaba por las
calles, escondida entre los callejones, llorando mientras corría, presa de un miedo
que la abordaba sin misericordia.
-Abrázame…por favor, abrázame. -Suplicó con los ojos anegados en llanto, como
si estuviera pasando por el peor momento de su vida, y es que así era;
lentamente, Hermione Granger caía en la cuenta de que la vida se le acababa,
pero ese no era su mayor dolor, era saber, que a él que la prensaba entre sus
320
brazos y a muchos otros por quienes entregaría su alma, también el tiempo se les
agotaba.
-¿Porqué estamos en este sitio? -Preguntó Harry mirando a todos lados, Molly
entraba en la cocina cargando un canasto con ropa, inconscientemente, Ginny se
dirigió a ella e intentó tocarla, pero la atravesó con su mano como si estuviera
hecha de aire.
-No es real Ginny…es un sueño, tal como has dicho antes…los he traído aquí
porque necesitaba hablarles. -Eurídice sopló a la taza que tenía en la mano y dio
un sorbo suave, con los ojos cerrados y el ceño fruncido, disfrutando del té
lentamente; el aroma le llegó a Harry, era hierbabuena.
-¿Cómo es que puedo oler el té, pero no puedo tocarla? -Preguntó la pelirroja,
Harry la miró, tenía la misma duda.
-Es distinto…tu madre, la casa, el jardín, los sonidos del lugar y los colores son
frutos de mi memoria, el resto viene de mi subconsciente… -Eurídice bajó la taza y
sin apartar la mirada de la mesa, metió la cuchara dentro del té para enfriarlo
mejor. -…si no mal recuerdo, yo nunca he tomado té en tu casa Ginny.
-Es verdad. -Concluyó la pelirroja mirándola, tomó una silla por el respaldo y
esperó, no quería ser quien formulara las preguntas, no si luego estas podían
volverse en su contra.
-¿Para qué nos trajiste?...creí que estabas siendo torturada. -Harry dio un paso
hacia ella, ignorando a Charlie y Bill que entraban dándose de palmadas en la
espalda, por las escaleras bajaba Percy siguiendo a una Penélope sonrojada.
-Torturada. -Eurídice se irguió, todo se sacudió, Harry y Ginny tuvieron que
sujetarse de las cosas a su alrededor para no caer al suelo, cuando enfocaron
nuevamente la mirada, la Madriguera se había ido, estaban en el jardín de la
mansión Greyback, ante ellos Eurídice miraba hacia un punto determinado.
-Es tu casa. -Ginny se acercó a ella para ver lo que miraba, Harry la imitó, en el
suelo, sangrante y agónica la madre de Eurídice fallecía, Eurídice lloraba
arrodillada a su lado, mientras Greyback frente a las dos reía, vieron y oyeron
aquel diálogo, Eurídice gritando que él no podría ser el asesino y él que
lentamente dejaba su imagen para volverse Bella.
-Fue ella…Bellatrix manipuló a tu padre. -Harry se paró al lado de la Eurídice que
los acompañaba, ella miraba aquello casi absorta en los detalles, en contemplar
su propia desgracia, Harry le miró el rostro, lloraba. -Lo lamento…pero sabes que
esto es sólo una ilusión.
-Yo lo sé… -Exclamó dolorosamente, Ginny veía cómo la arena movediza se
tragaba a su cuñada, que gritaba desconsolada al ver los cuerpos de sus hijos
hundirse con ella y a Ron sentado desaparecer. -…pero ella no.
-Si esto es un sueño…¿cómo es que estamos dentro? -Harry interrogó, Eurídice
movió su mano y todo se tornó negro, era un sitio vacío, sin nada más allá de ellos
que flotaban casi en la nada mirándose.
-Los he traído para darles información, para aconsejarles cosas que no pude
decirles…cuando aún estaba despierta, cuando aún vivía. -Susurró mirando al
suelo, hasta entonces Harry no había notado la ropa que usaba Eurídice, estaba
324
vestida totalmente de negro, sus ojos parecían raramente rojizos y su boca
sonaba llena de un extraño eco que lo hizo sentir un escalofrío.
-¿Qué es lo que tienes que decirnos? -Ginny necesitaba comprender, ¿porqué
intervenía así Eurídice?, esa no era la forma de decirles las cosas, no era el medio
que le gustaba a Ginny, un sueño no era precisamente la mejor salida.
-Hermione es ahora quien te ayudará…llegado el momento, es necesario que la
tengas cerca. -Eurídice lo miraba fijamente, a Harry le escoció la cicatriz pero no le
dio importancia.
-Tenerla cerca…¿a qué te refieres? -Preguntó incómodo, la oscuridad se
tambaleaba, Eurídice vio sobre su hombro tras ella, parecía nerviosa, una rara
brisa los hizo ponerse alerta.
-Él viene…escucha, ella sabe lo que hace…déjala actuar, no le impidas
nada…confía en ella y en mi…hazlo por Ginny, es el único camino…no pienses en
el dolor, no tengas miedo…confía en Hermione, sabe lo que hace…déjala hacer. -
Eurídice miró a la pelirroja como si quisiera prevenirla de algo, como si esperara
que leyera entre líneas lo que acababa de decir; Ginny se acercó y la tomó por el
brazo desesperada, un nuevo viento apenas más fuerte que el anterior la hizo
asustarse.
-¿Qué hago yo?...sabes lo que pasa…ayúdame…¿qué hago?...dímelo. -Pidió
asustada, necesitaba un consejo, los ojos de Eurídice le decían que sabía algo
que ella no; la castaña la miró pensándolo, pero al fin se decidió, aunque un viento
nuevo la golpeó y asustada se volvió a los dos.
-Viene…ya viene… -Eurídice parecía tan temerosa que Harry se alarmó y la tomó
de las manos para no dejarla ir, como si alguien se la fuera a arrancar y en efecto,
un viento comenzó a soplar sin saber de dónde, un viento que lo hizo inclinarse
para recibir su golpe. -…deja que lo haga Ginny…deja que él lo haga, no
temas…si lo amas…no te defiendas…
-Eurídice…¿quién viene?...¿de qué estás hablando? -Preguntó él, sin
comprender ni media palabra de lo que pasaba entre ellas dos.
-No tengas miedo Ginny…no tengas miedo, no te quemará…no estás sola… -
Eurídice se aferró a los dos, pero un rugido espantoso lo llenó todo, un torbellino
que los empujaba lejos de ella, que era tragada por el suelo lentamente, los
ensordeció; Ginny se aferró con fuerza y Harry azorado intentaba hacer lo mismo.
-¿A qué te refieres Eurídice? -Preguntó Ginny suplicante, el viento era tan fuerte
que se le cerraban los ojos, pero no quería soltarse de ella, no lo haría.
-Por favor…crean…confíen hasta el último momento…pídele a Snape que... -
Soltó en el momento mismo en que la ráfaga aumentaba tanto que sus últimas
palabras se perdieron en el espantoso silbido del viento, Ginny fue expulsada con
fuerza por el viento, Harry quiso sujetarse aún de Eurídice, pero al hacerlo se dio
cuenta de algo, ella ya no estaba y lo único que quedaba eran unos ojos rojos que
lo miraban fijamente; hubo un estallido de viento y salió despedido a su espalda,
todo volvió al negro y a la calma.
325
Alimentos
326
medio abrió los ojos, al tiempo que Alex estiraba una pierna y golpeaba a Hagen
en el rostro; y pasó, Hagen soltó a Pansy que cayó al suelo azorada tratando de
volver en sí, mientras todos los sujetos que los rodeaban la miraban con unos ojos
que Hagen hubiera arrancado de tajo de haber tenido oportunidad; Alex le dejó de
morder y se dedicó a darle de zarpazos, Hagen le respondió lo mejor que su
espíritu preocupado por Pansy le dejaba, es que no podía estar tranquilo hasta
que viera que no le harían daño, pero se engañaba.
-¿Hagen? -Preguntó poniéndose la mano derecha tras el cuello, a la altura de la
nuca, una sombra a su espalda la hizo volverse, ese definitivamente no era Hagen
y lo confirmó cuando un par de fuertes brazos la sujetaron por el cuello y
presionaron con fuerza. -¡Ah!
-¡Pansy! -Gritó al ver semejante espectáculo, si no hacía algo, la matarían, le iban
a romper el cuello frente a él, mientras se le desangraba el brazo lentamente.
-Minerva… -Susurró desde la puerta del aula, ella daba clase como podía, los
alumnos de las diferentes casas que no fueran Slytherin, tenían casi un día sin
comer nada además de agua, mientras los alumnos de la casa verde ingerían todo
sin el menor control; algunos se solidarizaban con los demás chicos, pero eran
castigados fuertemente.
-Profesor…dígame. -Dijo parándose ante él, en otro tiempo los chicos habrían
comenzado a hablar en cuanto la vieran dejar su puesto, pero ahora todos lucían
exhaustos, los castigos nocturnos estaban a la hora del día y la tortura de conocer
el estado de las cosas afuera era insoportable, tanto que no podían alegrarse con
nada.
-Debe enviara los alumnos fuera…sáquelos de aquí mientras pueda…o morirán.
-Snape la miraba fijamente, ella se llenó de horror.
-¿Morir? -Preguntó asustada.
-Él ha vuelto…es cuestión de tiempo para que venga al colegio y se deshaga de
los que no le parecen necesarios…intentaré darle tiempo, intentaré preparar
todo… -Snape miraba fijamente a los alumnos, pese a todo, él amaba el ambiente
de clase, era quizá lo único que le quedaba de cuando era un joven con sueños y
metas, no permitiría que se lo quitaran. -…hay que aprovechar que todos están
reunidos con él…tenemos que actuar.
-Pero…¿qué tan seguro es? -McGonagall lo miró fijamente, sobre sus gafas y él
pasó saliva bruscamente.
-No hay seguridad en esto…absolutamente ninguna. -Susurró, ella se presionó
los dedos con incomodidad, quería ayudar, pero no arriesgando medio futuro. -Sé
que no son palabras de aliento…pero confío en usted, si no sacará al alumnado, al
menos selle el colegio, vuélvalo una fortaleza, llame a los profesores…el tiempo
se acaba. -Los dos se miraron, McGonagall habría negado, de no ser por que en
ese preciso instante un alumno de su clase cayó al suelo hostigado por el hambre,
era todo, ya no podía soportar más, si ese era el final para todos, que lo fuera.
-Estás temblando. -Susurró aferrado con todas sus fuerzas a la verdad de tenerla
de regreso.
-Tengo miedo…mucho miedo… -Hermione miraba sobre el hombro de Draco, la
casa, las cosas, oscuras y frías, le recordaban al departamento de Viktor, lo que
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había dejado atrás ya Eurídice, se estremeció. -…Draco…por favor.
-Hermione…¿qué ha pasado?...dímelo -Suplicó sin comprender lo que le ocurría,
se asustó casi lo mismo que ella e intentó a fuerza de acariciarla calmar su
temblor, pero no lo lograba, pese a todo su amor, no podía hacerlo.
-Viktor….está muerto. -Exclamó en un sollozo tal, que Draco sintió como si le
hubiera dicho que el muerto era él, su dolor era tan profundo que se sintió idiota,
por que lloraba por otro, no por él, ¡por otro! -Lo mataron ante mis ojos por
protegerme…y si lo mataron a él que no estaba siquiera un poco cerca, a él que
se había resignado a ser mi amigo…no quiero imaginar lo que te harían a ti. -
Exclamó entre unos gemidos e hipidos entrecortados, desoladores y Draco no
pudo evitar sonreír, por que era su naturaleza, regocijarse cuando alguien lo
enaltecía; se sintió realizado, lo amaba y por eso tenía ese miedo espantoso que
él mismo sentía a veces.
-Ya, ya… -Le consoló, se sentaron en la sala y la aferró a su pecho, inclinándola
como a un bebé, con suavidad entre sus brazos. -…no has entendido ¿verdad? -
Preguntó con una sonrisa tierna y dulce, ella se le quedó viendo horrorizada, ¿es
que acaso no era humano, no tenía sentimientos, que le era sencillo reír así por la
muerte de Viktor?
-Draco… -Susurró a manera de reprobación, pero él le besó la frente y se puso
serio.
-Murió salvándote…dime algo Hermione, ¿estaba triste o asustado? -Interrogó
mirando a la chimenea fijamente.
-¿Qué? -Poco acostumbrada a contestar con preguntas, su voz sonó fría y
metálica, Draco suspiró sabiendo que lo que diría no la iba a convencer, menos a
consolar.
-Me refiero a que si lo viste asustado…triste…¿cómo era su rostro cuando le
mataron? -Draco plantó sus ojos nuevamente en ella, Hermione le negó los suyos
y contestó secamente, entre sollozos y con la voz entrecortada.
-Estaba feliz…sonreía. -Confesó apabullada, agobiada por un remordimiento
todavía más terrible.
-Entonces…¿porqué te afliges? -Draco la miró casi con alegría, la apretó con
fuerza y le susurró al oído. -Lo has hecho el hombre más feliz…por que le has
permitido sacrificar su vida, para que tú puedas ser feliz… -Hermione lo miraba
asombrada por lo que parecía ser una filosofía imposible de concebir. -…si yo
fuera Viktor…en este momento, lo que más querría es que tú fueras feliz, que no
lloraras y que prometieras que no perderás esta batalla…él quiere que vivas,
como sea, con quien sea…pero que vivas. -Susurró besándole la frente.
-Es…es una locura. -Hermione no comprendía.
-No lo es…jamás morirá del todo…vive aún hoy, por que tú eres la más grande
prueba de que existió. -Draco le sonrió ampliamente, Hermione no sabía qué
pensar, le pareció que todo era una treta de Draco para hacerla sentir mejor, se
te
acurrucó
gustaría
enhacer lo mismo?
su pecho a pensar.
-Preguntó,
-Si tuvieras
Hermione seaestremeció,
alguien no mucho…¿no
quien amaras lo había
pensado así.
-Quiero que veas algo, Chang… -Voldemort la miró con los ojos brillantes y con
un movimiento de dedo, la hizo girar y quedar de espaldas a él, ahí la lápida
empolvada y sucia de Cedric le devolvía la vista. -…luce sola, ¿verdad?...es como
si nadie la visitara. -Sintió las manos alargadas y frías estrecharle la cintura, cerró
los ojos asqueada, él la tocaba.
-Será porqué a nadie le importa un campeón caído. -Dijo Alecto riendo,
burlándose de algo que le causó a Cho una desagradable sensación de
vergüenza.
-O quizá, simplemente porque su padres están tan muertos como él. -Amycus se
unió a la burla, Cho se quedó paralizada, no sabía de eso, aquello era una
mentira.
-Miente…los Diggory viven. -Susurró segura de lo que decía, como si hablara de
su propia presencia y el dolor de la herida sangrante.
-Hasta hace unas horas. -Exclamó Bella acercándose, Cho la miró de reojo y no
pudo evitar cerrar los puños con rabia, eso era demasiado, era demasiado.
-¿Porqué?...ellos no hacían daño a nadie…no eran un peligro para ustedes. -
Susurró, Charlie luchaba por soltarse, ella miraba la lapida fijamente. -¡No tenían
porqué matarlos!
-De algún lado sacó Cedric su valentía ¿no? -Voldemort le soplaba las palabras al
oído, un escalofrío la recorrió, aquello era más de lo que sus fuerzas podían
soportar.
-Cho…Cho, no lo escuches… -Susurró con aquel raro sonido agónico que le
quedaba en la garganta el pelirrojo, no podía hablar, no podía ayudarla, se sentía
atado, humillado, sólo.
331
-¿Sabes Cho?... -Voldemort la envolvió más con sus brazos y de pronto le pareció
que ya no había nada más a su alrededor que oscuridad, no había nada más en
aquel lugar que ellos y la lápida, solos, totalmente solos. -…él aún viviría… -Cho
contuvo la respiración, ¿qué intentaba? -…si Potter hubiera aceptado su destino
entonces, tú estarías a su lado…pero ahora Cedric está ahí, hace lo que tú ya te
temías…te abandonó, él mintió. -Susurró sonriendo, Cho temblaba.
-Cedric...usted es quien miente… -Murmuró al ver la lápida resplandecer en
aquella espantosa oscuridad, sintió como si le arrancaran un pedazo de alma,
dentro de ella algo se cimbraba sin piedad.
-Hubieras querido ser tú la que estuviera con él antes de morir... -Susurró con su
voz fría en su oído, ella abrió los ojos sorprendida, era verdad, era cierto, sin poder
contenerlas las lágrimas cayeron por sus mejillas. -…hubieras querido ser el último
pensamiento de su mente…habrías deseado tomarle la mano en su agonía, pero
no pudiste… -Voldemort se regodeaba con el dolor de Cho, quien de a poco se
demacraba; lentamente una densa neblina negra la envolvía y Charlie, alarmado
por ello, comenzó a luchar más por soltarse, al punto que los cortes se
profundizaron tanto, que las ramas amenazaban destrozar sus músculos.
-¡Cho! -Gritó apenas, sudando por el esfuerzo, consciente de que o se soltaba o
moría en el intento.
-....yo...no quería que muriera… -Intentó no pensar en aquello, era una ilusión, un
juego, debía enfocarse en Charlie que luchaba por librarse, debía ignorar la
oscuridad y volver al sitio donde Bella y los Carrow miraban emocionados aquella
desagradable escena; parpadeó y sacudió la cabeza, pero no funcionaba, en
verdad estaba triste por Cedric, por perderlo, por no tenerlo.
-...hubieras querido estar ahí con ellos...que sus ojos miraran en el último
momento tu rostro... -Parecía como si sonriera, como si disfrutara su dolor y es
que así era, la lapida era ahora un espejo, un espejo que le mostró a Cho lo que
había perdido, podía verse a sí misma con Cedric a su lado, envolviéndole en sus
brazos. -…quieres ser la última cosa en su mente, lo último que desee, lo último
que ame…
-...Cedric...yo necesitaba verlo…¡quería estar con él!... -Susurró otra vez y no
soportó el peso de la verdad, cayó al suelo de rodillas; sabía que Charlie dependía
de ella, de la concentración que dedicara en aquel momento, pero no podía
pensar en nada que no fuera lo que él le mostraba.
-Cho. -Charlie se concentró en librar sus manos, si lo lograba podría liberar su
cuerpo; Bella lo miraba, sonreía.
-¡Anda Weasley!...quizá puedas ayudarla. -Bella lo provocaba y él, enardecido por
la impotencia gruñía de rabia.
-…quieres ser la única, para Cedric…la única para Charlie… -Cho dio un
respingo, la imagen de Cedric se difuminó lentamente, él se iba, se lo quitaba,
tendió las manos al frente como si con ellas pudiera sujetarlo para que no se
fuera. -…para los dos, tú quieres ser todo… -Concluyó sutilmente y Cho cayó en la
cuenta de que aquel que la rodeaba en sus brazos ya no era Cedric porque él se
había ido, ahora era Charlie, que sonreía con los ojos brillantes. -…y serás la
última en su mente antes de morir. -Riendo la presionó fuertemente y la hizo
levantar la cara tomándola por la barbilla.
-…¿antes de morir? -Susurró e intentó empujar a Avery con sus manos, pero no
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pudo, y como si aquello fuera la causa de algo espantoso, vio cómo el pelirrojo se
contraía, las ramas ya no eran lo único que lo lastimaban, de cada una empezaron
a brotar espinas, espinas largas y gruesas que perforaron su piel, Dolohov levantó
la varita y apuntó al chico.
-¡Sonorus! -La voz de Charlie volvió como si le hubieran regresado el sonido a un
reproductor de discos muggle, el pelirrojo gritó con todas sus fuerzas, el dolor
excedía sus fuerzas.
-¡Charlie! -Quiso estirarse hacia él, librarse para ayudarlo, pero no podía, Charlie
estaba siendo torturado ante sus ojos y ella simplemente no podía hacer nada.
-¡No te acerques! -Charlie gritaba con la voz desgarrada, sintiendo el escozor de
las espinas incrustándosele.
-Te estoy concediendo ese don…querías ser lo último en la mente de Cedric,
pero no fue posible…ahora te estoy cumpliendo tu deseo con el joven
Weasley…serás lo último en su mente…serás lo último que vea…estarás con él
en su agonía. -Voldemort carcajeó sosteniéndola con fuerza, levantándole la cara
cada vez que ella desviaba la mirada para procurar huir.
-Es usted tan magnánimo… -Bella estaba extasiada, sus ojos brillaban con una
emoción enfermiza que podía ser capaz de erizarle la piel a cualquiera.
-Excelso…excelso. -Alecto aplaudía suavemente mientras su hermano asentía,
Dolohov sonreía velado.
-¡Ya no!… -Cho se puso a llorar, sintiendo la fría mejilla de Avery en su rostro, su
mano afilada en su cuello sosteniéndole para que mirara, le dolía, tanto que ni
siquiera los golpes y la tortura eran capaces de medirse con lo que sentía. -
…¡déjenlo! -Sollozó entregada al pesar, a la desesperación y entonces todos a su
alrededor lo supieron, ocurrió lo increíble, su dolor y pesar eran tanto, que de a
poco, el poder que tenía se esfumó, era como si Voldemort lo absorbiera; todo lo
que Cho tenía para luchar abandonaba su cuerpo y pasaba al de él. -¡Basta! -Gritó
desgarradoramente, al tiempo que algo dentro de ella se cimbraba, había sido
como un golpe espantoso en las sienes, un dolor intenso que la hizo perder la
vista un momento, un ardor tan enorme, que sintió como si por cada poro de su
cuerpo se derramara angustia; era todo, se había quedado vacía.
-¡Cho!...¿qué tienes? -Charlie se desentendió por completo del dolor, sólo le
interesaba ver que Cho había tomado una apariencia lívida, tan espantosa que
creyó había muerto; el brillo de sus ojos ya no estaba, tenía las pupilas tan
dilatadas que sus ojos eran totalmente negros, ya no expresaba nada, mas que
vacío. -¡No!...
-Lo ha logrado… -Dolohov miraba con algo más que simple respeto a Avery, o
mejor dicho a lo poco que quedaba de él, Cho quedó libre de sus brazos,
tambaleante, abandonada en una debilidad que ya no era física. -…está
recuperándose, pronto estará perfecto y con todo su poder.
-¡No!... -Avery se volvió, ignorando por completo lo que les pasaba a Cho y a
Charlie, igualmente Bella, Alecto y Amycus se desinteresaron de ellos, junto con
todos los demás. -…éste no es el cuerpo definitivo…necesito otro, el que será mi
cuerpo para siempre… -Voldemort sonrió y con un simple movimiento de cabeza
indicó que debían irse.
-Iremos por él pronto…no se preocupe. -Dijo Bella reverentemente, todos echaron
a andar, dejando ahí a Charlie y a Cho que se miraban el uno al otro fijamente,
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Cho apenas tenía fuerzas para parpadear, lo hacía lento y sin fuerza, Charlie cuyo
cuerpo estaba tan dañado, que apenas podía respirar sin sentir ya nada, intentó
confortarla sonriendo; Bella se volvió entonces. -¡Oh es verdad!... -Apuntó cerca
de Cho, un bulto cayó al suelo a su lado, la chica lo miró y deseó nunca haberlo
hecho, el cuerpo inerte de su madre le devolvió la mirada, se descubrió sin sentir
dolor, ya no tenía nada. -…ahí tienes a tu madre, Cho…te devuelvo lo que es tuyo.
-Bella sonrió, se dio la vuelta y alcanzó a los demás, que ya iban alejados
bastante; Cho desvió la mirada del cuerpo, se volvió a Charlie que sonreía mucho
más dolorosamente que antes, el resto del público se evaporó.
-Todo va a estar bien. -Susurró con tan poca voz, que ella frunció el ceño. -No te
voy a dejar…saldremos de ésta.
-Hubiera querido, que los conocieras vivos… -Susurró frente a él, mientras ellos se
alejaban lentamente, por su frente escurría sangre, igual que por su brazo y por
otros sitios que no habían sido heridos; sonreía y Charlie, amoratado y sangrante,
luchaba con sus últimas fuerzas para soltarse del Lazo del Diablo, que sin que él
notara, se llenaba de botones.
-Yo también. -Contestó para darle ánimo, ella sonrió con la mirada vacía y dio
unos pasos hacia él, pesadamente, la cara a bajo; Charlie suspiró, se le iba la
fuerza, se le iba el aire. -Te prometo que saldremos de ésta Cho…
-Mi madre…hubiera sido muy feliz de conocerte… -Cho caminaba hacia él,
sonriendo como una niña que está a punto de estallar en llanto, Charlie estiró el
cuello hacia ella para intentar tocarla; al fin Cho se paró ante él, se miraron un
segundo, Charlie sonrió con los ojos llenos de lágrimas, ella suspiró sonriendo. -
…lamento que hayas oído eso… -Susurró refiriéndose a Cedric y lo demás,
Charlie negó con un nudo tan grande en la garganta que no hizo por decir algo
más, levantó la cara y la vio llorar, pero no simples lágrimas, Cho lloraba sangre
producto del dolor y la destrucción interna que Voldemort había causado; se
tambaleó ante la mirada horrorizada de Charlie. -…están por nacer…
-¿Nacer?...¡Cho!...¡resiste! -Gritó al verla caer hacia él, intentó aferrarse a lo único
que le quedaba, que era él; se sujetó de las espinas del Lazo del Diablo y sus
manos se llenaron de cortes; de a poco, Cho fue cayendo al suelo, demasiado
débil para aferrarse. -¡Cho por favor!...¡auxilio! -Charlie llamaba, sus ojos se
desorbitaron al ver cómo, por las ramas por las que las manos de Cho pasaban
dejando un rastro sanguinolento emanaban, lentamente, de aquellos capullos que
habían surgido con su sabia Weasley, hermosas flores blancas, flores que él veía
por primera vez en su vida; ahora sabía porqué es que eran tan costosas; Cho se
quedó atorada por la piel de sus manos, brazos y la tela de sus ropas en la
telaraña que lo envolvía y su sangre mezclada con la de Charlie, alimentaba la
cosa más hermosa que semejante planta podía producir. -Flores de Lazo del
Diablo. -Murmuró Charlie cerrando los ojos con fuerza, para poder deshacerse de
las lágrimas que ya no lo dejaban ver.
334
Última noche
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forma mejor de sorprender a Hermione, ahora tenía que encontrar la mejor forma
de convencerla de su amor, un amor que lo carcomía por dos razones: era
demasiado y era prohibido.
-Ámame… -Pidió en un silbido ahogado que hizo que Draco saliera de sus
pensamientos por dos segundos.
-¿Qué? -Interrogó con un gesto de disgusto, en este preciso momento, con el
cadáver de Viktor aún tibio, Hermione le pedía semejante cosa…¿cómo?, ¿qué
había pasado con su imagen de mujer noble y recatada?, ¡ah no! Esa la había
perdido cuando se volvió su amante.
-Por favor…ámame, ahora… -Sonrojada por lo anterior, por el frío, el llanto y la
vergüenza de pedirlo así, lo miró fijamente. -…no quiero morir en unas horas,
sabiendo que no pasó ya nada… -Confesó apabullada, algo dentro de ella le decía
que tenía que darlo todo esta noche, aunque no fuera romántico, aunque atentara
contra su razón, lo necesitaba y ya.
-¿Qué no pasó ya nada? -Draco no sabía qué pensar, la idea de amarla como le
pedía, en medio de la guerra, siendo blancos fáciles, era excitante, pero no como
para tomarle la palabra.
-Necesito saber…recordar, que estás conmigo…que con guerra o sin guerra,
seas un Malfoy o no…con tu sangre pura y la mía no… -Hermione lo empujó
levemente, poniéndole las manos en la cintura para recostarlo sobre el sillón;
Draco la miraba sin parpadear, como si temiera una sorpresa desagradable. -
…sigues siendo, totalmente mío y que nos amamos, por encima de todo lo demás.
-Con los ojos llorosos y el rostro enrojecido, lo besó con suavidad; Draco no cerró
los ojos, algo no andaba bien, era provocar al enemigo, era seducirlo para que los
atraparan…
-¿Necesitas sentirte mujer en semejante momento? -Preguntó con una sonrisa
perversa que no intentó ocultar. -Viktor está muerto y…
-Shhh. -Lo acalló al tiempo que se sacaba el suéter y lo besaba en el cuello con
una pasión ferviente que le provocó un escalofrío. -…es precisamente eso, Viktor
está muerto…yo no. -Contestó ella concentrada en sacarle la camisa, Draco tragó
saliva pensando; al menos había algo bueno ahí, Viktor dio su vida por ella, pero
quien se revolcaba ahora mismo con Hermione en un sillón, nunca sería el
Búlgaro; Draco sonrió para sí mismo, la amaba, pero lo mejor de todo, es que
lentamente Hermione se daba cuenta de algunas cosas, a veces es mejor ser un
Slytherin, hacerlo sin pensar en los demás, y la mordida de la castaña en la oreja
del rubio lo confirmaba, al menos por esta noche, ella necesitaba ser una víbora y
él, como buen elemento de dicha casa, le serviría de guía.
-Agh… -Dijo apenas conteniendo el dolor del cuello a fuerza de cerrar el ojo
izquierdo, sus pies se tambaleaban a cierta altura del suelo, sus manos aferraban
las de aquel indeseable tipo que la sostenía con una sonrisa idiota sobre su
338
cabeza, miraba sus ojos y sentía asco; se armó de valor y le dio una patada
directo en la entrepierna, el sujeto no se inmutó, ella rabió soltando un gruñido. -
…mierda.
-Miren…la ratita Parkinson planea desquitarse con mi hombría…si la viera la
desearía intacta. -Un montón de carcajadas siguieron a semejante comentario,
Pansy se sonrojó hasta la raíz del pelo, tanto de asfixia como de furia y clavándole
las uñas con más fuerza quiso soltarse. -Dime Parkinson…¿ya viste el estado de
tu perro faldero? -Preguntó dándole la vuelta para que viera a Hagen,
-¡Déjenla en paz! -Hagen luchaba por mantener la boca de Alex alejada de su
cuello, mientras el brazo se le adormecía por la falta de sangre y el dolor, Pansy lo
miró y sintió aún más rabia que antes.
-Idiotas…animales de granja… -Escupió con todo el odio que pudo acumular en la
punta de la lengua. -…piensan que somos así de sencillos…no les durará mucho
el gusto. -Buscó con la mirada el sitio donde su varita había caído, al verla se
concentró necesitaba reunir todo su poder para convocarla.
-¿Quién quiere ser el primero en bajarle los humos a ésta gatita pretensiosa? -
Preguntó el sujeto estrellando de un solo golpe a Pansy contra el suelo, Pansy
rebotó como una hoja de papel que cae, su columna se arqueó de dolor y un grito
agudo salió de sus labios, haciendo que Hagen sintiera pánico.
-¡Ah! -Gritó dolorida, sintiendo a la perfección las rocas bajo su cuerpo, le lloraron
los ojos, se quedó sin aire de un golpe y débil por el impacto parpadeó un par de
veces antes de recuperar la conciencia de lo que pasaba. -Merlín… -Se escuchó a
sí misma decir.
-¡Imbécil! -Hagen se soltó de Alex a fuerza de arrojarlo, corrió hacia Pansy y un
par de metros antes de poder clavarle sus colmillos al tipo que la sostenía, un
relámpago rojo le impactó en el pecho arrojándolo de regreso hacia Alex que lo
recibió en sus brazos y le sostuvo rudamente.
-Ha dicho Merlín…ha dicho Merlín… -El tipo carcajeó al tiempo que soltaba el
cuello de la chica y la sujetaba de las muñecas llevándolas a la altura de la cabeza
de Pansy, que aún luchaba por recuperar el conocimiento de su propio cuerpo. -
…pensé que las Flores del Lazo del Diablo no rezaban a nadie que no fuera Bella.
-¡Pansy! -Gritó Hagen, notó las sombras removerse alrededor de ellos, buscó con
su mirada y sus sentidos alertas la forma de escapar, su varita estaba a pocos
metros, sólo tenía que llamarla.
-Bella no merece que le rece nadie…ni siquiera una basura inmunda como tú. -
Exclamó la chica para luego escupirle en la cara con desprecio.
-Y una basura como yo…¡¿Puede hacer esto con una mujer como tú?! -Lo
siguiente fue una garra levantándose a toda velocidad rumbo al pecho de Pansy,
la chica horrorizada cerrando los ojos y Hagen luchando por soltarse; la sangre
brotó con fuerza, Pansy soltó un grito que se ahogó en la boca del sujeto que la
había herido para ahora besarle por la fuerza, Hagen soltó un rugido y de un golpe
se deshizo de Alex, sólo para verse ahora golpeado por al menos tres sujetos que
lo azotaron contra el suelo y comenzaron a destrozarlo a mordidas feroces y
desesperadas.
-¡Pansy! -Gritó desde el suelo el joven Greyback al tiempo que mordía, hería,
rabiaba y gritaba de dolor y de angustia, porque no la escuchaba, porque no sabía
qué era lo que le hacían, porque no podía defenderla.
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Era una playa, una playa hermosa iluminada por el sol de un verano primoroso,
un calor húmedo le impactó las mejillas y cerró los ojos para atrapar en su nariz el
aroma a mar y sal, el aroma a aquella tarde de locura; se volvió sintiendo sus
zapatos clavados en la pastosa arena y miró a lo lejos las rocas que impedían el
libre paso del oleaje, que las azotaba con furia rebelde; sus ojos azules buscaron
algo que le explicara su repentina presencia ahí y lo vio cerca, en la arena.
Ahí ante sus ojos, podía ver a aquel joven pelirrojo, besando con vehemencia los
labios de la chica lobo, tirados sobre la arena, que se les pegaba al cuerpo
húmedo de sudor y mar, sonrió para sí y disfrutó la escena de lejos, por alguna
razón, no le era muy grato verse con ella en semejante situación, prefería
conformarse con verlos sonreír entre besos sedientos, entre caricias dulces, pero
sobre todo, verse a sí mismo con ella, con ella que lo amaba, y ver en sus ojos
que realmente, ese día él también la había amado tanto como ella a él. Se acercó
renuente, al notar que los dos se miraban absortos en los ojos del otro, pudo
acercarse tanto, que notaba la sonrisa tierna de la joven y el ceño fruncido de él;
se inclinó y casi sin querer se sentó en la arena a escuchar lo que se decían.
-¿No te importa lo que te he contado? -Preguntó frunciendo el ceño con una
tristeza que a él lo abordó sin querer.
-No…no me importa. -Había contestado y lo repetía para recordarlo mejor. -Sólo
importas tú…en este momento.
-Sí…porque te vas a arrepentir de esto en unas horas cuando veas a Hermione. -
Susurró ella con una sonrisa triste, recostada sobre la arena, sin más prenda que
la camisa de Ron y la cara vuelta al otro lado, hacia él que recordaba.
-Tú también lo harás…cuando veas a Draco… -Susurró intentando no ser rudo
con el comentario, ella se llevó la mano a los labios, como quien desea quitarse
algo incómodo de la punta de la lengua. -…si te hubiera conocido antes…
-Quizá… -Dijo ella con los ojos nublados de llanto, Ron la miró, él no había visto
eso por estar absorto en sí mismo, Eurídice se llevó la mano a los párpados y
secó las lagrimas esparciéndolas por sus mejillas como las gotas de agua que
escurrían de su cabello; se incorporó en la arena y se volvió a ver a su interlocutor
con una enorme sonrisa. -…por algo pasan las cosas, ¿no?
-Sí…por algo. -Admitió viéndola ponerse en pie, sacudir su cabello e ir al mar que
parecía llamarla con su vaivén.
-Ha sido lo más hermoso de mi vida. -Reconoció virando hacia él, que
permanecía tirado en la arena. -Espero que se repita. -Dijo pícaramente
levantando las cejas y volviéndose totalmente, con la camisa cubriéndole a penas
el pecho.
-No lo esperes…no creo que pase. -Concluyó él sintiendo el nudo en la garganta
y Ron mirando, volvió a sentirlo.
-Entonces…fue una dulce despedida. -Exclamó con el ceño fruncido y una cruel
palidez que quiso ocultar volviéndose al mar, pero Ron pudo notar cómo sus
hombros se sacudían y se volvió a mirarse, a despreciarse por no mirarla, por
ponerle más atención a sus dedos que hacían agujeros en la arena.
-¿Te irás? -Preguntó Ron parándose, no llevaba más prenda que los calzoncillos,
Eurídice no se volvió a verlo, levantó la cara con orgullo para procurar que las
nuevas lágrimas se fueran con el viento.
-No…sabes mucho de mi ahora… -Dijo en un tono divertido, que Ron ignoró,
340
luego suspiró y añadió. -…y tengo cosas pendientes… -Terminó sonriendo,
tomándolo de la mano le susurró. -…pero jamás me iré sin despedirme de ti. -Le
besó en la mejilla derecha, lo soltó y caminó hacia lo que a lo lejos reconoció
como el sitio donde habían dejado la ropa que portaban, la vio alejarse, y se vio a
sí mismo mirar el mar; le daba vergüenza haber sido tan idiota.
-Jamás me iré sin despedirme de ti. -Susurró una voz al tiempo que la playa se
quedaba sola y se volvía para ver quién le hablaba; Eurídice sonriente y tranquila
lo miraba arrodillada en la arena, con las manos en el suelo; Ron sintió que se le
venían las ganas de llorar y se aferró a ella, oprimiéndola contra su pecho, ella
carcajeaba.
-Me has traído a tu sueño…me has traído a verte. -Exclamó, sin contener los ríos
que surcaban sus mejillas.
-Si el gigante no va a la montaña…la montaña viene al gigante. -Dijo Eurídice con
los ojos vivos de amor, él sonrió entre sollozos y la besó, ella se entregó
recostándose en su regazo, mientras él la apretaba como a un niño de brazos.
Las manos se fundieron por dos segundos, las pieles ya no eran dos, eran una
sola, continua y sedienta de más amor, de más pasión, de mucho más deseo; en
cada suspiro de Hermione se ahogaba una risa emocionada de Draco, por cada
una de las miradas metálicas del rubio, los labios rosados de la castaña
depositaban un beso tímido o ferviente sobre el hombro, el pecho, el cuello;
aquella noche los dos se amaban con la locura sumada de todas las noches
pasadas, en aquel preciso momento cualquiera que les viera sabría a la perfección
de sus miedos, nadie que no tema por su vida y la de la persona que ama, amaría
de semejante forma.
Por un instante, los sentidos de Hermione se inundaron de una sensación de
abandono, de una sensación de pánico, por un instante, creyó que moría en
aquellos brazos pálidos, por un momento apenas más grande que un segundo, se
sintió sola y desesperada volvió a abrazarlo, a prensarlo con sus piernas, a
estrujarlo con sus brazos, a afianzarse de ese cuerpo con uñas y dientes,
provocando en el rubio un respingo de dolor, mezclado con una sensación de
miedo.
-¿Qué pasa? -Le preguntó entrecortado, mirándola a los ojos, exigiendo una
respuesta que ella, con la frente perlada en sudor y los labios temblorosos,
parecía que simplemente no iba a poder darle.
-No sé si debo amarte como lo hago. -Confesó en un momento de lucidez
desesperada, en un momento en que el cuerpo parecía haberle cedido al fin el
lugar al corazón, Draco la miró fijamente y tras un instante que a ella le pareció
eterno, la besó en los labios con ternura.
-Qué curioso…ya somos dos. -Emitió suavemente, ella sonrió complacida por la
respuesta, el tiempo se les acababa, sólo Merlín sabía cuando aquello volvería a
repetirse, o al menos si volverían a estar juntos; se entregaron de nueva cuenta al
amor, a la pasión y a lo que resulta de la fusión entre los dos, omitieron la verdad
que se sentía en el aire, omitieron el presentimiento de la destrucción de todo,
ignorando el dolor de Viktor, Cho, Eurídice, Charlie, Luna o Neville, porque para
amarse en pareja, primero han de olvidarse por completo los que no forman parte
de ella.
341
-De prisa…toma esto…hay que marcar en el suelo un círculo. -Ginny le entregó a
Harry un trozo de tiza, habían resuelto que no podían aparecerse así como así,
podrían seguirlos, tendrían que usar métodos viejos.
-¿Iremos primero a dónde? -Preguntó Harry mientras luchaba por que el círculo le
saliera derecho.
-Por Ron…algo me dice que nos necesita con urgencia. -Ginny se inclinó para
tomar los calcetines que había encontrado tirados en el suelo del cuarto del
mencionado hermano, se volvió presurosa a ver el libro de su madre, ese que
nunca nadie había usado por contener hechizos demasiado viejos; entonces algo
llamó su atención casi como una obsesión repentina, sobre la mesa de la sala, la
fotografía de Charlie, Bill y Percy juntos le miraba, frunció el ceño al notar que
Charlie parecía mirarla directo a los ojos, un frío sobrenatural la inundó, sintió que
palidecía y supo que estaba cometiendo un error.
-Entonces, escribo los símbolos y pongo la prenda sobre el centro ¿verdad? -
Harry terminaba los últimos detalles, cuando una mano helada lo detuvo antes de
poner los calcetines de Ron, antes de que el portal se abriera. -¡Estás helada! -
Exclamó asustado, mirándola fijamente, Ginny estaba aún absorta en esa
sensación de muerte.
-No iremos por Ron… -Dijo en un susurro siseante que lo hizo erizarse de pies a
cabeza, ella se inclinó y tomó del suelo junto a ellos la camisa de Charlie y la
arrojó hacia el círculo. -…Charlie agoniza.
-¿Cómo lo sabes? -Preguntó Harry sin saber qué otra cosa preguntar en ese
preciso momento.
-Mejor no preguntes. -Contestó la pelirroja aferrada a él al tiempo que el suelo, se
abría en aquel preciso círculo revelándoles lo que parecía ser una enorme laguna,
cuyo fondo era un cementerio solitario, en el fondo la telaraña enorme parecía
temblar por el peso de algo en ella.
343
Exigencias
-Una telaraña… -Ginny cruzó el umbral y caminó hacia lo que ella pensaba sería
la red de una hija de Aragog.
-Ten cuidado…no queremos terminar muertos ¿verdad? -Harry con la varita
levantada miraba a todos lados, el chiste lo hizo sonreír a medias, mas Ginny no le
vio la gracia; al acercarse los dos distinguieron la figura de un hombre pegado a la
telaraña y casi de inmediato la de alguien aferrado a él, un grito de espanto llenó
los oídos de Harry, Ginny echaba a correr hacia la telaraña blanca de flores.
-¡Charlie! -Gritó al tiempo que sus manos tocaban la muñeca derecha de su
hermano, inconsciente y tan pálido que las lágrimas le cubrieron el rostro, miró al
suelo, a las piernas de Charlie, donde reconoció el cuerpo de alguien, una joven
de cabello oscuro. -¡Es Cho!
-¡Cho! -Harry se acercó y la tomó por la cintura para levantarla, la chica estaba
desfallecida, con los ojos abiertos, la cara empapada en sangre, Harry la miró sin
saber qué hacer, mientras escuchaba a Ginny soltar a Charlie a fuerza de romper
la telaraña y lanzar rayos de luz en todas direcciones, al fin los dos cuerpos
quedaron en el suelo. -¿A dónde los llevamos?
-Charlie… -Susurró Cho con un gesto de raro abandono, Harry la miró fijamente,
Ginny enfocó su mirada en su hermano, sentía débil su pulso, palideció.
-No lo sé… -Ginny con Charlie sobre su regazo miró a Harry iluminada por una
esperanza. -…la cabaña de Hagen.
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-¿Sabes dónde es? -Preguntó Harry mirando el rostro mortecino de Cho, que
parecía sonreír, que parecía estar tranquila, aunque se sus ojos aún emanaban
lágrimas de espesa y bermeja sangre.
-Charlie… -Repitió Cho suavemente, mientras una rara mueca inundaba de nueva
cuenta su rostro. -…la daga…Eurídice…la daga…
-¿Daga? -Harry la miró fijamente, Ginny negó con la cabeza para darle a entender
que aquello era un delirio.
-Me la describió…dame tu mano. -Pidió la pelirroja, Harry obedeció, aferrose a la
mano derecha de Cho con la suya izquierda y con la derecha sujetó a Ginny que
abrazó con fuerza el cuerpo de Charlie con la mano libre.
-Están vivos…¿verdad? -Preguntó Harry preocupado por la palidez y las
profundas heridas de Charlie, Ginny guardó un instante de silencio y al siguiente lo
miró seriamente.
-Él cuerpo…del elegido… -Cho sonrió entre sueños y tendió su mano hacia el
cielo, como implorando algo. -…una de las tres…el cuerpo…el cuerpo… -Harry
miró a Ginny ansiando una respuesta a su anterior pregunta.
-Tanto como yo… -Contestó con un dejo de tristeza que Harry interpretó como
una insinuación, le aferró la mano con fuerza y le sonrió para apoyarla, ella asintió,
cerró los ojos y emprendieron el viaje, ahora tenían que salvarle la vida a estos
dos enamorados.
-¿Cuánto más esperaremos para ir por su cuerpo señor? -Bella preguntó algo
inclinada, como la niña que está demasiado impresionada por la autoridad de
alguien, como para mirarle a los ojos.
-Aún no…démosles un par de horas más… -Susurró Avery sonriendo, los demás
esperaban a su alrededor, hablando en murmullos, mirándose unos a otros
sorprendidos por su regreso extraño, en un cuerpo que no era el suyo,
especulando qué cuerpo sería aquel al que con tanta ansia parecía esperar. -
…que se diviertan los niños, que piensen que están a salvo, que respiren
aliviados…
-Es un plan brillante señor. -Susurró quedamente Alecto desde la sombra de un
rincón, todos los que estaban a su alrededor asintieron como si aquello fuera el
consejo mejor dicho de la época, él le miró con seriedad impávida.
-¿Qué cuerpo es ese que tanto anhela, señor? -Dolohov algo cabizbajo preguntó
con nerviosismo, nada de lo que pasaba le convencía del todo.
-Eso, lo sabrán llegado el momento, ahora…sólo sueñen con lo que será cuando
lo tenga. -Sonriente se volvió a otro lado, enfocando su mirada en todo y en nada,
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concentrado en pensar, en lo que pensaba alguien más.
-¡Señor! -Llamó un mortífago desde la puerta de la cabaña, todos se volvieron a
mirarle como si hubiera interrumpido en el peor momento del mundo.
-¿Qué ocurre? -Preguntó fríamente, con una media sonrisa, porque conocía a la
perfección lo que venían a comunicarle.
-Macnair ha sido asesinado, fue encontrado en un barrio pobre hace una hora. -
Dijo mirando a todos como si temiera que alguno le fuera a atacar, algunos
cuchichearon, otros como los Carrow, Crabbe y Goyle se volvieron a mirar a Bella
y a Avery.
-Lástima…fue un fiel servidor. -Dio por toda respuesta y salió de la habitación,
Bella no supo si era correcto seguirle o no, pero lo hizo, mientras el resto se
miraban, porque no había dado orden alguna sobre el cadáver.
-Señor…¿qué se supone que haga yo ahora? -Preguntó Bella siguiéndole
silenciosamente los pasos.
-Nada…esperar… -Contestó sin darle la importancia que ella hubiera esperado,
contrariada miró al suelo. -…¡no!...espera, sí tengo algo que debes hacer, y tú
precisamente. -Se volvió a mirarla, y para ella era como estar viendo al Lord
Voldemort de antes, alto, delgado, afilado, sonrió con gozo, y respiró aliviada de
saber que le sería útil en algo.
-Dígame…¿qué puedo hacer por usted? -Preguntó emocionada.
-Busca a Snape…y mátalo. -Dijo sonriendo como si le hubiera dicho que le
consiguiera unas toallas limpias o un tazón de cereal, Bella se quedó perpleja, de
algún modo que no llegaba a comprender, aquella orden sobrepasó en dos
segundos sus expectativas.
-Matarlo… -Susurró sin comprender, con la cabeza medio inclinada, como si
pensara lo que acababa de escuchar. -…¿ha dicho matarlo?
-Exactamente Bella…es de los más fieles…él mejor quizá…sin embargo… -
Voldemort emprendió de nueva cuenta su camino lejos de Bella, ella le miraba sin
poder dar un paso. -…comienza a humanizarse, y eso nunca…por ningún motivo
es bueno.
-Pero…él le ha sido fiel. -Dijo sin comprender del todo porqué decía aquello,
porque lo defendía.
-Sí…pero también le ha sido fiel al amor que siente por esa sangre sucia… -Avery
se detuvo a las puertas de una habitación, se volvió y sonrió con tranquilidad. -…y
eso me es intolerable. -Concluyó al tiempo que entraba; Bella se quedó clavada al
suelo como si alguien le hubiera lanzado un hechizo inmovilizador, pasaban tantas
cosas por su mente que no era capaz de resolver lo que sentía, si Voldemort era
capaz de mandar matar al más fiel de los mortífagos…¿qué podía esperar ella la
más fiel seguidora de su sombra?
Abrió los ojos y se topó de lleno con un sol brillante y cálido, a lo lejos distinguió la
cabaña de Hagrid, sonrió respirando el viento fresco, solía ir entonces hacia el
castillo y entrar en su sitio predilecto, la biblioteca; pasó la mano por los estantes
lentamente, disfrutando del sonido de sus yemas sobre la piel de las pastas, sobre
las letras doradas de los lomos, sobre las páginas de los libros en las mesas. Dio
rápidamente con lo que buscaba, su rincón predilecto, una mesa pegada a la
ventana entre dos estantes con diccionarios y libros variados, sonrió para sí
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misma y se alegró de verse reflejada en la ventana portando su uniforme, el
cabello en una media cola, con la sonrisa de la chica que no sufre nada.
-Luces igual que entonces. -Dijo la voz a su espalda, se volvió asustada. -Yo
también sueño con la biblioteca a veces…era uno de mis sitios favoritos…pero tú
la recuerdas mejor… -Eurídice sonreía recargada en un estante, portando su
uniforme de Colegio, con una sonrisa de oreja a oreja, lucía joven, la cicatriz de su
rostro era enorme, reciente.
-Nunca antes te había soñado… -Extrañada se acercó. -…en realidad, no
recuerdo haberte visto en la biblioteca.
-Una vez…en sexto curso… -Eurídice se puso las manos en la cintura y miró
hacia el techo recordando. -…llevabas libros de algo que no puedo
recordar…tropezamos…tiré todos tus libros y pisaste mis gafas… -Eurídice
sonreía, Hermione avergonzada se daba cuenta que no recordaba absolutamente
nada. -…pediste disculpas, sonreíste, te di tus libros, reparaste mis gafas con un
leve hechizo y fue todo.
-Yo…la verdad no recuerdo eso…lo siento. -Confesó apabullada por la verdad de
su despiste.
-Descuida, tampoco esperaba que nos volviéramos las mejores amigas…además,
no estaba sola…cerca estaba Pansy, si hubiéramos intercambiado más palabras,
se hubiera encargado de que no se nos olvidara. -Sonrió tranquilamente y
Hermione aceptó por dos segundos que su boca estaba llena de razón, entonces
se dio cuenta que aquello no era un sueño, las dos realmente estaban hablando.
-Lo que decía tu expediente es cierto…tienes la habilidad de viajar en sueños. -
Susurró la castaña sentándose a una mesa, mientras veía pasar a la profesora
Véctor con un montón de pergaminos bajo el brazo.
-Totalmente…un buen currículum ¿verdad? -Comentó sonriendo, Hermione
asintió. -Trabajé duro toda mi vida…y pensar que la he echado a perder por
venganza… -Dijo mirando al frente, a la puerta de la biblioteca, había visto pasar a
Luna dando de saltitos, sonrió. -…no es tan malo...tenía que pasar…cosas de ser
una Greyback. -Carcajeó de su chiste.
-No lo digas como si fuera una desgracia…tienes su fuerza y temple, eso es
bueno. -Hermione intentó dar apoyo.
-Claro que es bueno, cuando te sirve de algo…en el Colegio, sólo me sirvió la
sangre de mi padre, para ocultarme todo el tiempo, me preocupaba sobremanera
el ser diferente y que alguien lo descubriera. -Susurró guiñando un ojo con
picardía. -Por eso me la pasaba en la biblioteca, la enfermería o en las mazmorras
con el profesor Snape…lavar frascos y ordenar ingredientes era más divertido que
soportar las críticas constructivas de Pansy. -Añadió haciendo con los dedos la
señal de las "comillas", Hermione sonrió de buena gana.
-Lamento no haberte conocido en el Colegio…habría sido bueno. -Exclamó
tamborileando sobre la mesa, Eurídice le sostuvo una mirada seria.
-Te lo ha dado Viktor, ¿verdad? -Preguntó inclinando la cabeza a un lado.
-¿Qué? -Preguntó contrariada, como si no pudiera haber dicho algo más como
respuesta, sobre todo porque sacar el tema tan repentinamente la hizo erizarse de
golpe, como un presentimiento horrible.
-El sobre…Viktor te dio el sobre antes de morir… -Murmuró caminando hacia ella.
-…te dijo que tenía que dártelo…por que alguien se lo pidió…por eso cuando
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fuiste a verme te pedí que durmieras, teníamos que hablar de ello…
-Eras tú…tú le dijiste a Cho que se lo diera y luego le pediste a él que me lo
entregara ¿verdad? -Hermione la miraba fijamente, Eurídice sonrió y se acercó a
ella.
-Prefiero que no preguntes mucho sobre eso…mejor hazme un favor y ábrelo. -
Pidió, Hermione sintió el sobre bajo su mano, lo tomó lentamente y mirando a la
chica, rompió el sello y lo abrió; al ver aquello dentro, frunció el ceño y le dio la
vuelta al sobre para vaciar su contenido.
-Pero…¿qué…
-Tendrás que hacerlo…sólo tú puedes ahora… -Concluyó Eurídice sonriendo,
Hermione la miraba sin comprender, sintiendo el frío intenso en la mano.
-Harry está con nosotros…no vamos a permitir que Lord Voldemort nos
venza…no si estamos juntos… -Arthur hablaba en alto, frente a un grupo de unas
cincuenta personas, que le apoyaban asintiendo y levantando de vez en vez las
manos. -…unidos, los mortífagos no serán un peligro…para
nadie…comenzaremos a movernos, es necesario que ganemos
terreno…organícense en grupos…no queremos que nadie se quede solo. -Afirmó
sonriendo para darles seguridad.
-Estamos contigo Arthur. -Exclamó una mujer de cabello oscuro y gafas
inclinadas.
-Papá hay que seguir…no podemos detenernos. -Percy lo miró y él asintió
sonrojado por el esfuerzo de hablar.
-Está bien…¿dónde están las Patil? -Preguntó mientras saludaba gente y
apoyaba a algunos con sonrisas de seguridad y confianza.
-Han ido al Ministerio…tratan de entrar para ver qué información pueden obtener.
-Susurró Percy para ocultar la misión de las dos hermanas.
-Excelente… -Arthur notó a lo lejos, entre la gente un grupo que se habría paso,
frunció el ceño y se quedó inmóvil esperando, inmediatamente reconoció aquellas
figuras como extranjeros, un hombre particularmente grande y robusto se le
acercó y le tendió una mano, sus facciones parecían las de aquel que acaba de
conocer un destino terrible.
-Señor Ministrrro, Arrthur Weasley… -Dijo a manera de pregunta, Arthur le miró
un segundo y asintió, mientras todos a su alrededor se tensaban ante la
posibilidad de que se tratara de un enemigo. -Mi nombre es Dimitri Krum. -Agregó
con una voz fría y rígida, Arthur notó que sus ojos resplandecían cuando él
manifestó conocer el apellido.
-El padre de Viktor, ¿cierto? -Preguntó sonriendo tímidamente y dándole la mano,
que el hombre estrechó con fuerza. -Usted es el padre del joven Krum.
-Ya no lo soy. -Expresó secamente, muchos se miraron, Arthur no supo qué decir,
el hombre tragó saliva con fuerza y añadió. -Mi hijo…fue encontrrado muerrto hace
unas horas en su aparrtamento. -Arthur palideció y se volvió a ver a Percy y a
Remus que se paraba a su lado.
-Cuánto lo lamento, señor Krum. -Susurró sin saber qué más decir, notó las caras
de los acompañantes de aquel hombre, todos parecían furiosos, rabiosos incluso.
-Fue asesinado mientras ayudaba a huirrr a la señorrrita Herrmione Grangerrr. -
Agregó rápidamente y sin darles tiempo a decir más, prosiguió. -Mi hijo la amaba,
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acudió a él y la ayudó a huirr…pero…esos mal nacidos de los seguidores de
Voldemort lo encontrarrron y le han matado cuando ella huía… -Dimitri ocultó su
rostro mirando al suelo, Remus notó que leves gotas caían sobre el suelo polvoso.
-Viktor siempre fue un valiente. -Susurró Oliver Wood desde atrás, el padre de
Viktor agradeció con una sonrisa.
-Me dijo lo que ocurriría…no le creí, pero le juré…que de llegarr a ser necesario,
pelearía a su lado para defenderr lo que amaba… -Sonriente miró a Arthur. -
…vengo a cumplirr esa promesa, aunque él ya no esté. -Mostró su varita y tomó a
Arthur por los hombros.
-Sea bienvenido…la muerte de su hijo…no será en vano. -Arthur lo entendía a la
perfección y así los ingleses, se unieron a los búlgaros, era momento de actuar.
-Minerva… -Llamó al verla tan presurosa, la huída era inminente, ella sacaría a
todo el alumnado aunque le costara la vida, él sonrió al notar que no le había
escuchado. -…Minerva, no tiene que dar informe a nadie, es la directora.
-Profesor… -Dijo mirándolo fijamente erguida y nerviosa. -…¿cree que he tomado
la decisión correcta?
-Por supuesto. -Sonrió y asintiendo quiso darle apoyo, ella respiró profundo y se
dispuso a salir. -Minerva.
-Dígame. -Contestó desde la puerta, con la mano en el pomo y una sonrisa a
medias.
-Necesito que se quede en el Colegio…necesito que alguien me ayude con algo
importante. -Solicitó dando la vuelta a su silla y sentándose cómodo.
-¿Algo importante? -Preguntó desconfiada, él sonrió para calmarla.
-Descuide…no es malo…sólo recibiremos una visita. -Ella asintió insegura, pero
conciente de que se quedaría con él aunque no fuera nada bueno. -¿Dónde está
Severus?
-Dijo que tenía que ir a sacar a un cachorro de un apuro. -McGonagall sonrió y
salió presurosa, Dumbledore frunció el ceño, conocía a ese cachorro, el problema
es que estaba acompañado de una chica con mal genio.
-¡Auxilio! -Gritó al caer en la sala, los pasos fuertes de Fred y George se dejaron
oír, ambos tomaron a Cho y a Charlie, éste último quejándose horriblemente.
-Diablos…se nos esfuman los sobrinos lacios de ojos rasgados. -Exclamó Fred
mientras cargaba en brazos a Cho.
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-No juegues…lucen muy graves. -George miró a Charlie y ayudado por Cormac lo
llevó a una cama, Fleur les seguía diciendo incoherencias en francés por la
impresión.
-¡Ginny hija! -Molly la miró asustada, empapada en sangre la pelirroja permanecía
impávida al lado de Harry.
-Madre…Charlie está muy mal herido, les hemos traído lo más rápido que
pudimos. -Susurró, Harry siguió a los gemelos y en su camino, dio con la
habitación donde Tonks y Bill intentaban levantar el cuerpo desfallecido de un Ron
medio consciente, Harry entró presuroso a verlo.
-¡Ron! -Intentó tocarle el rostro, pero estaba tan pálido que creyó que le haría
daño. -Pero…¿qué le ha pasado?
-Casi pierde la pierna Harry…ha perdido mucha sangre, necesitamos pociones y
un milagro. -Bill lo miró desesperado, al fondo de la casa el llanto de unos niños
los estaba poniendo nerviosos.
-¿Quién le ha hecho esto? -Preguntó al tiempo que Tonks lograba al fin quitar las
sábanas de la cama para deshacerse de la humedad y el olor de la sangre.
-Macnair...logró matarlo…no estamos muy seguros. -Tonks sudando puso una
nueva manta bajo el pelirrojo, le recostaron entre los tres y Harry pudo acercarse
con mayor facilidad al rostro de su amigo.
-Ron…vamos despierta… -Pidió alterado, con el seño fruncido, Ron tenía los
labios blancos y partidos, la frente perlada en sudor y las manos cerradas en
fuertes y firmes puños. -…vamos Ron…tienes que despertar hermano.
-Eurídice… -Susurró medio despierto, Harry sonrió recuperando un poco la
compostura, le pasó la mano por la frente y notó que aquellos dos ojos azules le
sonreían. -…hey hermano…¿me he quedado sin pierna?
-No…sigues siendo igual de alto. -Contestó sonriendo, Ron quiso reír, pero hizo
una mueca de dolor.
-Hermione…tengo que verla. -Suplicó agotado, Bill se acercó con una taza con
agua y se la dio a Harry, Ginny entró en aquel momento.
-Hermione no está aquí Ron…pero la encontraré y la traeré…el amanecer está
cerca…tenemos que vernos en casa de Eurídice…¿recuerdas? -Ginny le
contestó, Ron asintió mientras Harry le daba de beber, éste se volvió a Ginny. -
Cho está muy mal…mamá no tiene más pociones, necesitamos hacer algo al
respecto…Charlie estará bien…es fuerte.
-Tenemos que salir de este sitio y traer medicamentos. -Harry se volvió a Tonks
que enrollaba lentamente una venda, mirando la pierna de Ron, que pese a estar
cerrada le herida, parecía seguir supurando.
-Si van a ir a casa de Eurídice…ella tiene uno de los almacenes de pociones más
grandes que conozco…traigan de él todo lo que puedan…pronto esta cabaña
parecerá San Mungo. -Bromeó la chica, al tiempo que unos pasos diminutos
anunciaban la llegada de Ted, que se asomaba para ver. -Ted…ve a la habitación
con los chicos.
-Pero yo quiero ver. -Susurró, Ginny le besó la frente y lo echó, luego se volvió a
Harry, Ron le apretaba la mano con fuerza; los dos se miraron, parecía que no
iban a poder dormir ni un minuto esa noche.
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-Es tan deliciosa la sangre pura… -Susurró al tiempo que dejaba de besarle los
labios para lamerle el pecho sangrante, Hagen rabiaba desesperado, todos
alrededor de Pansy se movían alocados por el olor de la sangre, por la escena
que daba el agresor, disfrutando se lamer la herida, mientras ella, ajena por
completo a lo que pasaba, presa de un dolor inconmensurable, miraba a Hagen a
pocos metros.
-Hagen… -Susurró a medias, con la mirada temblorosa, incapaz ya de fijarla en
un punto, arqueando la espalda cada vez que sentía aquella lengua probar los
bordes de un desgarre profundo, que le había dejado al descubierto un par de
costillas y del que la sangre fluía irremediablemente.
-¡Ya voy Pansy! -Gritó desesperado, quitándose a uno y a otro, golpeando,
mordiendo, estirándose con fuerza cuando podía hacerlo, temblando de rabia de
sentirse tan idiota, tan impotente.
-No sé que es mejor…probar su carne y su sangre…o probarla en otra área. -
Susurró el sujeto al tiempo que le desgarraba con fuerza la blusa a una Pansy
sojuzgada por el dolor, por la angustia de ver a Hagen peleando así, de verlo llorar
entre la rabia, de saber que ella era la causa de todo y al mismo tiempo el
remedio.
-Paren….paren… -Suplicó por primera vez, llorando de ver la ropa de Hagen
desgarrada, implorando un milagro, tan sólo uno en su absurda y venenosa
existencia.
-¡Inmóvilus! -Gritó una voz en contra de los sujetos alrededor de Pansy, que se
quedaron petrificados, Hagen intentó quitarse al resto aprovechando la sorpresa.
-¡Pretificus Totalus! -Gritó él al poder tomar su varita, y una vez que los vio a
todos congelados echó a correr rumbo a Pansy, la alzó en brazos asustado por la
cantidad de sangre y miró al sitio de donde había venido el primer hechizo, ahí un
hombre con máscara de mortífago le llamaba a señas. -¿Usted es?
-Trae a la chica…es tan tonta en esto como lo era cortando raíces… -Susurró
mordazmente, Pansy temblorosa escuchó la voz y al momento lo reconoció.
-Vamos con el Hagen…vamos… -Pidió mirándolo a los ojos, Hagen desconfiado y
demasiado débil para rechistar, además muy preocupado por ella, caminó hacia el
hombre que lo tomó del hombro y los sacó de ahí, dejando al resto del grupo
inmóvil, hasta nuevo aviso.
De sueño en pesadilla...
-¿Porqué? -Preguntó con la garganta cerrada, no podía entender porqué él
intentaba matarle.
-No es él…Voldemort sólo puede apoderarse de un cuerpo si es alguien que le
teme, a quien gobierna o a quien puede vencer por medio del dolor… -Eurídice miraba de
lejos, las dos podían ver mas no oír, el encuentro entre Luna y Neville; a la perfección
veían moverse sus labios y las dos contuvieron la respiración al ver cómo la mano de
Neville luchaba por soltar a Luna, para luego tirados los dos al suelo, pendiendo del
hueco, intentaran salvarse sin lograrlo.
352
-¡No! -Gritó Hermione tendiendo las manos hacia los dos, al no poder hacer
nada se volvió. -¡¿Murieron?! -Preguntó a Eurídice que miraba a otro sitio. -
¡Dímelo!...¿murieron?
-No lo sé… -Susurró avergonzada, Hermione la tomó por los hombros para
sacudirla, pero Eurídice era un par de centímetros más grande, la chica sonrió. -…los dos
están juntos al menos.
-¡No puede ser! -Hermione se llevó las manos a las sienes, un presentimiento
horrible la abordó y miró al suelo, tratando de disipar la duda. -¿Qué le ha pasado a
Cho?...¿Cómo está Cho? -Preguntó suplicante, exasperada, porque notaba en los ojos
tristes de su acompañante que conocía la verdad.
-Ella… -Eurídice movió los dedos como si empujara el agua clara de una fuente,
de inmediato todo se llenó de ondas, y en poco estaban viendo una nueva escena, el
cementerio les recibió, Avery manipulaba a su antojo a Cho, que miraba a Charlie
desangrarse. -…este es su sacrificio.
-¡Charlie! -Hermione contuvo un grito, ahogó un gemido viendo a Cho llorar
sangre, quiso tocarlos, pero el sueño, era eso simplemente.
-Los dos enfrentaron solos todo esto…pero, no han sido los únicos. -Eurídice
volvió a provocar la oscuridad y de nueva cuenta le mostró qué había pasado; Hermione
se encontró en una calle, mirando un callejón solitario, dio un paso y sintió sus pies
pastosos, miró al suelo, sus zapatos luchaban por despegarse de un charco que no era
agua. -Ron. -Terminó Eurídice con un sollozo y los ojos llenos de lágrimas, Hermione
buscó a su alrededor, topándose de inmediato con un Ron desangrándose en el piso, la
pierna deshecha; sin poder contenerse cayó de rodillas, apoyada con sus manos en el
piso, mirando el concreto, respirando agitada, buscando en el aire pesado del sueño el
consuelo que no podía darle nada.
-Yo…no…ellos… -Quiso despejar su mente, pero le faltaba aire, le faltaba paz,
¿cómo había podido entregarse a la pasión aquella noche mientras todos sufrían?; se
enfocó en mirar el concreto, sólo eso, pero la mancha de sangre estaba cerca y Ron
dolorido casi la rozaba. -…no puede ser…se supone que él estaba vencido…se supone
que…Harry…
-Pansy y Hagen… -Añadió al tiempo que el suelo que Hermione miraba, le
mostraba cual si fuera una pantalla de televisión, lo que había pasado a ellos, el ataque,
los zarpazos contra Pansy y la lucha desesperada del joven Greyback por protegerla. -
…por eso me atrevo a pedírtelo…eres la única esperanza que queda…los demás, ya no
pueden hacer nada…
-¿Y Ginny? -Preguntó sin querer, por que en cuanto salió de sus labios,
comprendió la idiotez de la pregunta y sonrojándose de ira, se volvió a Eurídice,
suplicando comprensión. -Lo siento…¡lo siento!... -Se deshizo en llanto, desconsolada,
implorando piedad a la verdad de su entorno; Eurídice se acercó a ella y se arrodilló a su
lado, para abrazarla, la sostuvo en sus brazos y lloraron juntas, Hermione no podía hacer
nada más que pensar que se odiaba a sí misma, por no ser lo suficientemente valiente
para hacerlo sin pensar.
-Yo tampoco quiero que lo hagas… -Eurídice lloró desesperadamente, tanto
que Hermione se admiró de que le dijera lo que realmente pensaba. -…no quería
pedírtelo, no quería…es que…no puedo hacerlo yo misma… -Eurídice pareció ponerse
rígida, tomó a Hermione por las mejillas y la hizo mirarle. -…¡despiértame! -Pidió alterada.
-¿Qué? -Preguntó mirándola fijamente, Eurídice realmente lo decía sincera, sus
ojos brillaban.
-Ve a casa, sácame de aquí… -Eurídice empezó a sonreír, como si una nueva
esperanza la abordara de golpe, comenzó a levantarse. -…tienes que ir a casa y… -Calló
y dobló su cuerpo casi por completo ahogando un gemido.
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-¡Eurídice! -La tomó por la cintura para ayudarla a levantarse, pero no dejaba de
sujetarse el abdomen.
-Despiértame…¡ay! -Volvió a dolerse y cayó al suelo de rodillas, Hermione la
miraba ya de pie, asombrada se miró las manos, las tenía empapadas en sangre.
-¿Qué es esto? -Hermione quiso levantarla, pero la chica estaba totalmente en
el suelo, con las manos en el estómago, cubriendo una enorme herida.
-Tienes que… -Imploró sujeta de sus piernas, algo hizo temblar todo, la
oscuridad se sacudió y Hermione sintió mareos; Eurídice sintió pánico, mirando a lo lejos,
había una sombra y unos ojos, grises. -…ve…despierta Hermione…¡vete!
-Alguien está aquí… -Hermione miraba a todos lados, sentía que alguien estaba
con ellas, mirando. -…¿quién es?
-¡Vete!...¡despierta! -Eurídice la empujó lejos, sofocada por el dolor y la
conciencia de algo que iba a pasar en poco. -¡Lárgate!...¡que él no te mire! -Argumento
cuando entendió que tampoco estaban solas.
-Pero… -Hermione la miraba sorprendida. -…no puedo dejarte así…no
puedo…¿quién es él?
-Toma la daga y ve… -Eurídice sudaba frío y nerviosa le gritó. -…¡intentaré
ayudarte!...¡pero vete ahora!
-¡No voy a dejarte! -Hermione corrió hacia ella que se alejaba lentamente entre
la oscuridad.
-¡Van a matar a Draco! -Gritó Eurídice pálida y dolorida, Hermione se quedó
helada, la oscuridad las consumió.
-Está apunto de salir el sol… -Ginny susurró al oído de Harry que recostado en
un sillón, la sostenía sobre sus piernas, velando los dos el sueño de Ron. -…hay que iral
punto de reunión.
-La Mansión Greyback. -Murmuró secamente, Ron se removió con un gesto de
dolor. -¿Perderá la pierna?
-No…mamá ha logrado curarlo…pero, perdió tanta sangre que no podrá
levantarse en semanas, a menos que traigamos una poción para ello. -Ginny se irguió
mirando a Ron fijamente, Harry ya no veía al chico, ahora sólo la miraba.
-Te amo. -Dijo con los verdes ojos clavados en la nuca de Ginny, ella se volvió a
mirarlo, los dos parecían haber caído en la cuenta de que había un raro velo de mentira
entre los dos, un velo que se negaba a rasgarse, ni él quería preguntar, ni ella tampoco
pensaba contestarle ahora.
-Tenemos que irnos. -Susurró sin mirarlo a los ojos, se irguió y se acercó a
mirara Ron.
-Dime lo que pasa. -Pidió por primera vez seriamente, ahora necesitaba saber
qué era lo que pasaba con ella, pese a que de sobra sabía era algo malo, necesitaba
conocer la razón de una buena vez.
-No es momento…tenemos que ir por las pociones. -Ginny le tocó la frente al
pelirrojo, que abrió los ojos agotado.
-Tienen que ir a buscar a Neville y Luna… -Susurró Ron suavemente.
-¿Neville? -Preguntó Harry desconcertado, Ginny lo miró fijamente, no habían
reparado en su ausencia.
-¿Los han visto? -Preguntó el pelirrojo, Ginny negó. -Tienen que verlos en casa
de Eurídice…deben reunirse…
-Iremos a la mansión…luego vendremos a verte…¿te parece? -Preguntó Ginny
sonriéndole dulcemente.
-Traigan a Eurídice…quiero…tenerla junto a mi. -Suplicó sonriendo, Harry
asintió y abrió la puerta para irse.
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-Te prometo, que la voy a traer. -Susurró Ginny al oído de su hermano, Ron la
miró fijamente, sonriendo, le dijo.
-Te quiero Ginny…dile. -Ron sonrió, Ginny asintió y salió al lado de un Harry
totalmente desconcertado.
355
-Han eliminado ya a muchos de este juego…nos quedan tan pocos, que las
esperanzas se esfuman… -Snape se puso la mano tras el cuello y cerró los ojos con
dolor. -…ya soy un viejo para estas cosas…
-Díganos qué hacer. -Hagen lo miró fijamente, esperando una orden, Pansy
miró a su alrededor, tenía que haber al menos una prenda decente para cubrir su cuerpo.
-Por ahora, estar pendientes…han roto la protección que he puesto en el nidito
de amor de Draco… -Snape frunció el ceño furioso y convocó con un movimiento de varita
una botella de whisky de fuego.
-¡Tenemos que ayudarle! -Dijo Pansy poniéndose en pie como movida por un
resorte.
-No…aún no…tienen que atraparlos… -Snape se sirvió una copa, la bebió de
golpe, se sirvió la segunda y pasó la botella a Hagen que le dio un trago. -…es parte de lo
que tiene que pasar.
-¿Lo que tiene que pasar? -Pansy confundida lo miró fijamente sin comprender
del todo.
-Hay cosas que deben pasar…así de simple, pasos que hay que
seguir…lugares que hay que ver…palabras que se tienen que decir… -Pansy miró a
Hagen, quien comenzaba a pensar que el profesor se había vuelto loco. -…es lo
predicho… -Snape sonrió ampliamente, había recordado las palabras exactas de Eurídice
y ahora lo entendía. -…por supuesto…sadame. -Exclamó ante la mirada contrariada de
los dos chicos, pero ahora a él le bastaba entenderse.
356
-Hermione…tenemos que ir a vernos con los otros. -Dijo con la voz ya más alta,
la miró fijamente, le dolía tener que incomodarla, suspiró sonoramente, exasperado;
habían pasado ya varios minutos, se rascó el pecho desnudo pensando, tratando de
resolver su existencia, cuando más incomodidad le hizo llevarse la mano a la muñeca. -
¡Diablos! -Dijo sin querer, sintió que le ardía, se miró y cayó en la cuenta de lo que era,
hasta ahora la había recordado de golpe, la marca; frunció el ceño mirando a Hermione,
tembló, algo no andaba bien. -¡Despierta Hermione! -Gritó tratando de levantarse, cuando
unas manos heladas le tomaron por la barbilla y el cuello y lo aferraron al respaldo del
sillón haciéndolo doblar llevar su cabeza hacia atrás.
-Buenos días, joven Malfoy…quiere ver el amanecer con su amada…¿cierto? -
Los ojos rojos lo miraban fijamente, las demás presencias eran obvias, su cuerpo estaba
petrificado y Hermione sobre sus piernas, soñaba todavía con una chica que le pedía
cometer un crimen.
357
-Vamos pues. -Se inclinó, puso su mano izquierda bajo las rodillas de Eurídice y
sujetó su espalda con la derecha, la levantó y algo cayó inmediatamente al suelo, Harry
miró aquello dos segundos, mientras el aroma de la manzanilla comenzaba a fastidiarlo.
-Su varita. -Exclamó Ginny inclinándose para tomarla, dándole la espalda a
Harry, la metió en la bolsa de las pociones; al momento Harry tuvo un raro presentimiento,
esa varita, cayendo así del cuerpo de Eurídice, parecía ser un aviso, miró a la pelirroja.
-Dásela. -Dijo sin miramientos, Ginny lo miró sin comprender. -Ponla en su
bolsillo, Bellatrix no se la hubiera dejado, sino fuera por algo.
-¿Crees que Bella planea… -Ginny no terminó, un viento helado inundó el jardín
entero, se miraron, era una señal, no sabían de quién, pero les decía claramente que
debían irse, se abrazaron, Ginny con las dos mochilas de pociones, al desaparecer, Harry
creyó sentir la mano de Eurídice cerrándose entorno a su brazo.
358
-Todos…hoy todos, parecen ser héroes…incluso usted. -Susurró Hagen como
si fuera un halago, Snape le miró fijamente y echó a andar por el pasillo medio iluminado
por el sol de la mañana, que se colaba por entre las cortinas.
-No lo soy…cuando pude serlo…no lo fui. -Contestó con la voz más triste que
Hagen había escuchado en su vida.
-¿Piensa que Viktor fue un idiota? -Preguntó por mera curiosidad, Snape
carcajeó tomando el pomo de una puerta.
-Por supuesto…morir por Granger…que estupidez. -Exclamó mordiéndose los
labios, porque realmente no lo pensaba, pero era tarde para mostrar bondad.
-Miente…usted no considera su muerte como una idiotez, porque protegió a quien
amaba. -Hagen sonrió mirando al suelo, una lágrima rebelde había brotado de sus ojos y
caía por su nariz. -Usted sabe que es lo más valiente que alguien puede hacer… -Lo miró
fijamente y se atrevió a decir todo lo que pensaba. -…que ella no lo haya hecho
precisamente por usted, no disminuye su valor. -Concluyó volviendo a las escaleras, tenía
que ir a velar el sueño de una chica terca; Snape sintió un vuelco al escuchar aquello, él
sabía sobre ella.
-Era muy valiente…demasiado valiente. -Exclamó en un susurro ahogado. -Es
por eso que no la puedo olvidar.
-Mujeres como ellas… -Hagen lo miraba y pensaba en Pansy y en la pelirroja
amada de él. -…no pueden olvidarse.
-No…su valor, las hace inolvidables. -Snape sonrió por primera vez con
sinceridad, luego recordó a Draco, él pasaba por lo mismo; meneó la cabeza y entró a su
destino, Hagen siguió subiendo.
-Pero si tiene el sueño más pesado que un elefante. -Exclamó Alecto sonriendo,
mientras Draco respiraba pesadamente pegado al respaldo del sillón, petrificado, con
aquella mano blanca y larga en su hombro.
-Quién diría que semejante espécimen se ganaría a un Malfoy. -Dolohov miró a
Bella con una sonrisa amplia.
-Quién diría que un idiota como tú pudiera hablar. -Escupió rudamente,
Voldemort la miró y comprendió que no era momento para peleas internas, no con su
sobrino servido en charola de plata.
-¿Acostumbras drogar a las mujeres con las que te acuestas? -Preguntó
Amycus a carcajadas, Bella no sonreía.
-No es tú…él si es un hombre. -Defendió Bella por segunda vez, Voldemort veía
a Hermione fijamente, sonriendo.
-Es tan pálido que parece una gallina. -Susurró Amycus, el comentario de Bella
ni siquiera le preocupaba.
-Como sea…la chica no es fea… -Susurró Dolohov mirando los hombros
desnudos de Hermione.
-Si le tocan un pelo…juro que… -Draco no podía más que rogar al cielo porque no
le hicieran daño.
-No te preocupes cariño… -Alecto se acercó a la chica sobre las rodillas de
Draco, que soltó un bufido y quiso golpearla con su pie, que se movió un centímetro; la
mujer se inclinó y tomó un cabello de Hermione profundamente dormida, lo arrancó y lo
mostró a Draco. -…este lo pondré aquí, para no hacerle daño ¿te parece? -Preguntó
mientras soltaba el cabello sobre la mesita de centro, Draco intentó moverse, pero
Voldemort seguía usando su poder en él, todos soltaron una carcajada, menos Bella y
Voldemort.
359
-Veamos…una vez que ya han hablado los monos hasta vaciar sus bocas de
idioteces… -Voldemort los miró con profundo odio y se volvió a Draco. -…dime…¿dónde
está Potter? -Preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
-No sé. -Contestó sinceramente, en aquel momento lo que menos podía hacer
era mentir, no mientras Hermione durmiera, ¡¿cómo es que seguía durmiendo?! -Luego
que nos separamos, no lo he vuelto a ver. -Pensó en el punto de reunión y cayó en la
cuenta, Hermione dormía por que estaba soñando, ¡soñando!
-Draco, es mejor que digas la verdad. -Recomendó Bella mirándolo a los ojos
fijamente.
-¿Preocupada Bellatrix? -Alecto la miró sonriendo, Bella no hizo un solo gesto
que le delatara.
-Es verdad…no lo sé. -Afirmó exasperado, por alguna razón Hermione no salía
del sueño, tenía que darle tiempo.
-Bueno, en ese caso… -Voldemort le soltó para darle la vuelta al sillón, Draco
recuperó la movilidad, pero no se atrevía a alcanzar su varita, en el bolsillo de su saco. -
…Amycus, hazte cargo.
-Será un placer… -Amycus dio un paso hacia Draco y le apuntó con la varita; el
rubio miró a Hermione, necesitaba soportar aquello, por que de otra forma, ella sería la
presa. -…¡Crucio!
-¡Aaaah! -Quiso no moverse para evitar que Hermione cayera al suelo, se sujetó
del sillón, apretando el tapiz con fuerza, mordiéndose la lengua para no gritar y
despertarle; estaba por arquear la espalda, cuando se detuvo.
-Preguntaré otra vez…¿dónde está Potter? -Voldemort lo miró fijamente, Draco
le sostuvo la mirada desafiante.
-No lo sé. -Dijo con la voz más profunda y seria que tenía, Voldemort hizo una
señal, Bella se volvió al muro.
-Miente obviamente. -Susurró Dolohov como si no creyera su propia
aseveración.
-¡Crucio! -Gritó Amycus, Draco volvió a sentir aquel dolor, ese ardor de mil
puñales invadiéndole el cuerpo, chilló, pero no emitió un solo grito que pudiera despertar a
su chica, Hermione continuaba dormida; la frente del ex Slytherin se perló en sudor, tragó
saliva con fuerza y el dolor cesó. -Vaya, es duro de roer.
-Es un Black también. -Susurró Bella con la absurda ¿esperanza?, de que
Voldemort se compadeciera.
-No le quita lo idiota. -Alecto sonrió. -Pero lo explica. -Bella la miró con odio pero
se contuvo, Draco quería hablar.
-No sé nada…pero si lo supiera… -Temblando miró a los ojos a Voldemort y
sonriendo con su gesto característico de arrogancia añadió. -…sepan que tampoco lo
diría. -Sonrió contento de poder serles un estorbo, al menos ahora si le mataban,
Hermione podría sentir la misma admiración que sentía por Viktor.
-No tengo tiempo…puedo daryo mismo con el bebé de Dumbledore… -
Voldemort sonrió y les dio la espalda. -…mátalo. -Bella se volvió a verlo con los ojos
desorbitados.
-Será un placer. -Contestó y apuntando con su varita, exclamó. -Te cortaré el
cuello, como a las gallinas, ¡Diffindo!
-¡Protego! -Un escudo se formó entre el hechizo de Amycus y Draco, el rayo
salió disparado para impactarse contra el muro; Hermione tambaleante, apuntaba con su
varita para proteger a Draco.
-¡Expelliarmus! -Gritó Alecto y Voldemort soltó una carcajada, Hermione estaba
desarmada, cubriéndose el pecho con la manta sentada en el sillón.
360
-Tal como creí, la niña despertaría en cuanto sintiera en peligro lo que ama… -
Voldemort sonrió mirándola, Hermione estaba asustada, tanto por lo del sueño, como por
lo que pasaba; miró de reojo a su alrededor, buscando el sobre, lo alcanzó a ver cerca de
Draco y pasando la mano bajo la manta, le hizo una señal para que lo tomara, el rubio
obedeció con disimulo. -…ahora, tenemos la carnada para mi nuevo cuerpo.
-¿Carnada? -Draco miraba a Bellatrix fijamente, ella impávida le sostenía la
mirada, los dos se retaban, los dos se odiaban irremediablemente.
-Nunca podrá apoderarse de Harry. -Hermione le espetó en la cara, una mano
la sujetó del cabello levantándola. -No importa lo que haga…no va a lograr apoderarse de
él… -Exclamó adolorida, sintiendo que le arrancaban la cabeza.
-Parece mentira que siendo tan lista, creas semejante absurdo. -Dolohov la hizo
arrodillarse, Draco aprovechó el momento para poner el sobre dentro de su pantalón,
atorado en su calcetín, se puso de pie para defenderla, pero al momento Amycus lo
golpeó en el rostro rompiéndole la nariz.
-¡Draco! -Hermione quiso mirarlo, pero Dolohov no la soltó al contrarió la
empujo haciendo que quedara apoyada con sus manos en el suelo, ante Voldemort, como
si le reverenciara. -¡Suélteme! -Se sintió humillada, desnuda en semejante posición ante
el hombre más nefasto que conocía.
-Dime niña…¿qué te hace estartan segura de que no lo lograré? -Voldemort la
miró a los ojos fijamente, tratando de entrar en su mente, pero algo le detenía, quizá la
sonrisa que llenó el rostro de la sangre sucia, o simplemente la certeza de que ella, había
estado soñando.
-Digamos simplemente, que lo sé… -Dijo sonriendo, por primera vez Hermione
entendió porqué Eurídice, Cho y Pansy llevaban consigo aquella sonrisa malvada, se
sentía demasiado bien conocer algo, que alguien no sabía.
-Chicos… -Molly le ayudó con las bolsas a Ginny, mientras Harry bajaba el
cuerpo adormecido. -…¿están bien?
-Son todas las pociones que tenía en casa…la hemos traído con nosotros. -
Ginny miró a su madre sonriendo, Bill se acercó y al lado de Cormac y Tonks fueron con
las pociones a ver a Cho y a Charlie; Fred se acercó y tomó el cuerpo de la chica en
brazos, Harry le sonrió agradecido.
-Sus ojos están abiertos. -Comentó mirándola, ella parecía absorta en algo
demasiado importante.
-Pero no está despierta…ya lo hemos confirmado. -Dijo Harry, pese a que aún
sentía los dedos de Eurídice presionándole el brazo con fuerza.
-Hay que llevarla con Ron. -Ginny empujó a Fred, Harry les seguía de cerca,
Molly lo tomó del brazo.
-¿Vieron a los demás?...Hermione, Neville y Luna. -Preguntó mientras cruzaban
la puerta de la habitación donde Fleur le daba lentamente un tazón de avena a Ron, que
miraba entretenido a Ana moverse sobre la colcha.
-Eurídice. -Ron vio a Fred entrar, Harry miró un momento al pelirrojo, con
aquella enorme sonrisa; Fred puso a Eurídice sobre la cama al lado de Ron, tan
abandonada de sí misma que ni siquiera adoptó alguna posición cómoda en la cama. -
Eurídice…despierta. -Susurró tocándole la frente, pero ella estaba lejos, muy lejos de ahí.
-Nena…¡hey! ¿me oyes?
-No parece estar con nosotros Ron. -Susurró Ginny, Harry se volvió a ver a
Molly.
-No vimos a nadie, no sabemos qué fue de ellos… -Harry se puso nervioso,
tomó con fuerza la mano de Molly y la hizo mirarle. -…¿qué cree que esté pasando allá
afuera? -Preguntó esperanzado por que ella le diera una buena razón.
361
-No tengo idea…Cormac, Fred y George han tomado la decisión de salir para
seguir a Arthur. -Molly lo miró para darle a entender el miedo que tenía. -No estoy segura
de lo que va a pasar ahora, quisiera quedarme con todos aquí hasta que todo
pase…pero… -Susurró compungida, los dos viendo cómo Ron lloraba amargamente, con
su frente pegada a la de Eurídice, que no sentía, que no pensaba.
-Pero no hay otra forma ¿verdad? -Harry miró cómo Ron se desesperaba, notó
que Ana se movía lentamente hacia los dos, hacia sus padres. -Temo que yo también
tendré que irme… -Exclamó suavemente, Molly lo miró fijamente. -…tengo que ayudar, es
momento de que la guerra comience, voy a terminar con él de una buena vez… -Afirmó
sonriendo para darle confianza a su madre adoptiva. -…no hay otra forma ya.
-No, parece ser la única. -Molly sonrió, Harry frunció el ceño al verle semejante
gesto, consternado miró lo que ella veía; Ana se las había ingeniado para gatear hasta
Ron lloroso, y con sus manitas intentaba lentamente mover la cabeza de Eurídice. -Esto
hijo, es la fuerza que salvará a todos. -Molly sonrió y fue hacia la cama en el momento
mismo en que un susurro llenaba la habitación.
-Ana. -Brotó de los labios entrecerrados de Eurídice, que no se movió y Ron se
volvió loco de contento, clamando a gritos que le llevaran a los otros dos niños; en medio
de la adversidad, parecía surgir una luz, al menos para él.
362
-¿Qué intentas? -Pansy detectó en su voz algo que no había pensado pasaría
entre ellos, él intentaba ahuyentarla.
-Me voy. -Abrió la puerta e hizo por marcharse, ella carcajeó.
-Eres un idiota…tratas de hacerme rabiar… -Pansy se le acercó y lo besó
tiernamente, algo que a él lo hizo perder la compostura. -…pero no lo vas a lograr…mi
placeres hacerte la contraria, así que…no me voy a enojar.
-Pero… -Hagen exasperado quiso despegarla de su cuerpo, pero ella lo había
abrazado con fuerza.
-Pero nada…si te decides a irte…para hacerlo que quiera que piensas hacer…
-Pansy se pegó a su hombro sonriendo, porque ahora podía decir lo que pensaba y sentía
y además serle odiosa. -…tendrás que llevarme contigo.
-¡No lo haré! -Espetó asustado de ponerla en riesgo.
-No es una opción…simplemente no voy a dejarte ir…y suelo ser muy terca. -Lo
besó en los labios sensualmente y aunque Hagen amaba eso, en aquel momento, la
detestó.
Réquiem
La hicieron andar descalza, cubierta sólo con la manta bajo el sol pálido de la mañana,
entraron en la cabaña, sitio donde Pansy y Eurídice habían tenido su primer
enfrentamiento a muerte por Draco; él llevaba en las manos la ropa de la chica y andaba
descalzo igual, con la molestia del sobre dentro del calcetín, procurando caminar normal y
al mismo tiempo no perder semejante objeto; Bellatrix le miraba de cuando en cuando,
desde hacía varios minutos tenía la sensación de que le habían quitado una posesión
importante. Entraron a la cabaña y los pusieron a los dos en aquella habitación en la que
Eurídice casi se había desangrado, las manchas seguían ahí y aún estaban las
abolladuras en las paredes y en el suelo.
No los dejaron solos, era importante que no hablaran entre ellos, al menos no
aún, Dolohov con otros dos sujetos los miraban, Alecto y Amycus recibían informes, por lo
poco que Draco pudo escuchar se dio cuenta rápidamente de la situación: había
resistencia en medio país, los magos convocados por Arthur Weasley, Ministro de Magia,
empezaban a levantarse, atacando a cuanto mortífago podían vencer, y no sólo eso, los
grupos de hombres lobo y gigantes que se movían por toda Europa, con la intención de
ganar terreno, empezaban a ser controlados por Búlgaros dirigidos por Krum, por
Españoles dirigidos por Lovegood y por Franceses con los Delacourt al frente. Los
dementotes que se habían unido al-que-no-debe-ser-nombrado habían apoyado la
resistencia y se las ingeniaban para contener a los miembros de la Orden y los demás
seguidores de Harry, pero había un problema, pese a que la idea de que Potter vivía y
peleaba a su lado era el combustible, muchos temían que no hiciera acto de aparición, y
esto disminuía la energía en momentos cruciales.
Hermione miraba a todos lados, buscando un rincón en el que pudiera alojarse
para cubrir su desnudez, estaba alterada, cada vez que cerraba los ojos para consolarse
del frío y el miedo de la situación, se encontraba con el rostro agónico de Cho, con los
cabellos ensangrentados de Charlie, con Eurídice herida, con Luna pendiendo de un
agujero, con Neville lloroso, con Ron amoratado de dolor; miró a Draco, que intentaba
darle valor a fuerza de sonreír con seguridad, gesto que se veía amortiguado por una que
otra orden de Voldemort. Al fin logró el rubio acercársele un poco, intentaba hablar con
ella sin que los vieran, lo que era algo complicado.
363
-Necesitamos salir de aquí. -Exclamó bajo, mirando a Dolohov que hablaba con
dos sujetos.
-Sin varitas no podemos hacer mucho… -Hermione tenía los ojos puestos en
Amycus que guardaba en su bolsillo la varita de Draco, Alecto tenía la suya. -…¿tienes el
sobre?
-Sí…pero es incómodo, ¿qué tiene dentro? -Preguntó mirándola, ella veía la
manta con la que estaba envuelta, se negaba a contestar. -¿Qué te dijo Eurídice? -
Hermione se volvió a mirarlo, él sonrió. -Dormías pese al ruido a tu alrededor, como no te
había visto dormir en mucho tiempo…y estabas lúcida, quiere decir que estabas en un
sueño…
-Ella me advirtió que estaban por matarte. -Dio por única respuesta, Draco
frunció el ceño, ella era tan mala para mentir como lo era para no contestar correctamente
un examen.
-Si no quieres decirme no hay problema…pero estoy contigo, ¿de acuerdo? -
Preguntó, ella le miró agradecida.
-¿Quieren que les dejemos solos? -Preguntó Alecto, Bellatrix se les acercó y la
empujó con fuerza.
-Tú vístete… -Bella exclamó, Voldemort parecía absorto en los informes. -
…¿quieres que se te lancen encima?
-Como si yo lo fuera a permitir…para eso tengo manos tía. -Dijo Draco con un
tono de desprecio inmenso.
-Sé que las tienes…me quedó claro luego de verlos en el sillón… -Bella lo miró
fijamente. -…obedece Granger…no queremos que Weasley y los demás te vean desnuda
¿verdad? -Comentó divertida por el rostro asustado de los dos.
-¿Qué? -Hermione palideció, ¿qué era lo que iban a intentar?
-¿Creen que nos pasa desapercibido lo que hacen? -Preguntó Bella
carcajeando, Alecto miraba rascándose la nuca con la punta de la varita; Draco sintió
rabia, pero se contuvo pensando que Hermione lo necesitaba vivo.
-Son tan tontos, que si nos lo propusiéramos, ya los habríamos hecho
pedazos… -Alecto puso su mano sobre el hombro de Bella que hizo un gesto de repudio.
-…son tan bobos como el viejo Dumbledore…o la anciana decrépita y estúpida de
McGonagall. -Hermione intentó írsele encima, Draco la sostuvo. -Mírala, reacciona como
todos los leoncitos.
-¡Soy una Gryffindor y de buena gana le cortaría la lengua por decir eso! -
Hermione estaba furiosa, rabiosa, Alecto le miraba sonriendo, Bella entornó los ojos y
apuntó con su varita a Hermione.
-¡Crucio! -La chica dio un grito y Draco tuvo que sostenerla con fuerza y cubrirla
para que no mostrara su desnudez, Bella la dejó de torturar. -He dicho que se vista…y
tú… -Se volvió a Alecto. -…déjate de idioteces.
-Pagarás por esto. -Draco la miró con rabia mientras Hermione tomaba el aire a
bocanadas desesperadas colgando de su hombro.
-Claro que lo haré…un día. -Contestó antes de desaparecer por un pasillo.
-Me voy. -Susurró a Fred, mientras Ron acercaba a los tres niños hacia
Eurídice, al parecer dispuesta a despertar.
-¿A dónde cuatro ojos? -Fred no guardó silencio, Harry tuvo que sacarlo de la
habitación para poder decírselo.
-Tengo que ayudar a tu padre, debo moverme. -Concluyó mirando a Bill que
desde el cuarto de Charlie veía.
-Entonces voy contigo. -Aseguró Fred sonriendo. -Muero por patear traseros
mortífagos.
364
-No eres el único…yo también voy con ustedes. -George se les unió de
inmediato, Bill se acercó a grandes zancadas, cuando estuvo cerca, los empujó hacia la
sala.
-No hablen de esto frente a las chicas…también voy, pero tenemos que
andarnos con cuidado…no es cosa sencilla, no con una casa llena de mujeres hechas un
mar de nervios. -Susurró quedamente, Fred le hacía señas nerviosas. -Basta Fred, hablo
en serio, ellas están entrando en pánico, alborotadas y desprotegidas.
-¿Quiegnes estan algborotadas? -Fleur a su espalda le miraba enfadada, Bill
tragó saliva duramente al tiempo que Tonks se acercaba. -William Weasley…si
pretengdes ir a algún sitio…tendrás que llevagme contigo…¡entendido! -Espetó furiosa,
Bill le sonrió para calmarle, pero ella no oía razones.
-También voy, tengo que ver a Remus y saber que está bien. -Susurró Tonks
mirando a Harry que frunció el ceño.
-Iremos todos entonces. -Susurró Fleur segura de lo que decía.
-Si no hay otro medio. -Murmuró George mirando a Fred que cerraba los ojos
con molestia, Bill parecía intimidado por su mujer, por tanto, no la detendría.
-¿Y van a dejar a sus hijos solos? -Preguntó Harry mirándolas fijamente, Bill lo
miró con tranquilidad, el chico Potter había dado en el clavo, tanto Fleur como Tonks se
quedaron perplejas, la primera se sonrojó hasta las orejas, la segunda miró al piso
contrariada. -Miren lo que soy…¿creen que ellos merecen algo así? -Preguntó
nuevamente y las dos le miraron avergonzadas.
365
-Se me agotan las posibilidades… -Hagen guardó su varita y se recargó en el
muro, Pansy ni siquiera había sacado la suya, McGonagall los miraba sin saber qué
pensar. -…era la única que podría haberme dicho lo que pasará…la única que me diría lo
que Eurídice está haciendo…
-Debe haber otra opción. -Pansy lo miraba, la profesora bajó la varita, algo le
decía que no eran un riesgo.
-Eurídice…están del lado de ella… -Minerva dio unos pasos hacia ellos,
insegura dijo la contraseña. -… "galleta de jengibre"... -La gárgola giró y al momento la
escalera quedó ante ellos. -…síganme, no sé si debo confiaren ustedes…pero quedan
pocos de nuestro lado. -Pansy la miraba sin comprender, pero Hagen la siguió de
inmediato, los tres subieron y entraron en aquella enorme oficina, el cuadro les dio la
bienvenida.
-Señorita Parkinson…Hagen Greyback…cuánto gusto me da verles juntos… -
Albus Dumbledore los miró enternecido y Pansy sintió como si aquello fuera de mal
agüero.
-Profesor…usted… -Hagen no sabía si decírselo a él, pero no tenía otra opción.
-…usted puede decirme lo que tenemos que hacer ahora ¿verdad? -Preguntó finalmente,
el anciano sonrió mirando a Minerva.
-Por supuesto…Minerva, esta es la primer visita que tendremos…ahora es sólo
cuestión de esperar… -Dumbledore se volvió a Hagen. -…les diré lo qué tienen que
hacer. -Sonriente se sentó, Hagen le imitó y McGonagall se puso a escuchar con
atención, sólo Pansy estaba incómoda, tenía la sensación de que algo malo iba a salir de
aquella plática con un cuadro.
366
-Arthur… -Susurró lentamente, mientras las manitas del pequeño le
estrechaban el rostro con fuerza, Ron carcajeó, avanzaban lentamente, pero avanzaban;
retenía con sus manos el cuerpo de Albert, porque el pequeño ya había soltado dos
enormes pellizcos a la cara de Eurídice, que pese a sonreír por ello, parecía dolerse.
-Ron…quizá deberías hablarle también. -Sugirió Ginny, Ana sentada en su
regazo miraba fijamente a su madre.
-Tienes razón…Eurídice, tienes que despertar…los chicos necesitan que les
hables… -Susurró Ron pasándole la mano a la joven por la cabeza, Eurídice suspiró
fuertemente.
-Ronald…¿realmente crees que despierte? -Molly lo miraba fijamente,
necesitaba una esperanza al menos.
-¡Claro!...ha dicho el nombre de los tres…avanza, es cuestión de tiempo… -Ron
sonreía de oreja a oreja. -…paciencia ma…yfe. -Solicitó alegremente, mientras de nueva
cuenta ponía a Albert cerca de Eurídice, desde donde pudo el pequeño jalarle el cabello,
Eurídice sonrió.
-Necesitamos mucha fe entonces…esto parece ser muy lento. -Ginny susurró a
su madre, pero totalmente convencida de que de algo serviría.
-Arthur, Albert…Ana. -Susurró Eurídice, con una media sonrisa y el mismo
abandono en el resto del cuerpo.
-Eurídice…¿Cómo te sientes? -Preguntó Ginny, la cara de Eurídice se volvió
lentamente hacia ella, mirándola directo a los ojos con una rara mueca de nostalgia.
-Hay agua…mucha agua… -Susurró quedo, mirándola fijamente, Ginny frunció
el ceño, igual que Ron y Molly.
-¿Dónde hay agua Eurídice? -Preguntó Molly al tiempo que Ron tomaba a
Albert en brazos.
-Cho…Cho sueña con agua…mucha agua. -Contestó sonriendo suavemente. -
No puedo caminar.
-Sí puedes… -Ron ignoró lo referente a Cho pensando que la chica deliraba. -
…sólo tienes que despertar.
-Ella tiene que despertar antes, debe salir del agua. -Contestó moviéndose
hacia Ron, que la miró sin comprender.
Parecía ser una corriente estática, pero sus piernas le decían que realmente
esa agua sí se movía, lento, pero lo hacía; le llegaba hasta el pecho, caminaba
lentamente mirando al frente, intentaba seguir en línea recta, para no perderse, pero todo
era totalmente igual en cualquier dirección, por lo que sospechaba que ya se había
perdido; seguía la luz, una luz azulosa, pálida que le marcaba el sendero correcto, un
camino demasiado complicado, demasiado difícil, porque tenía la impresión de que la luz
cambiaba de posición y si eso era cierto, entonces Cho no podría salir de aquella.
-¡Cho! -Gritó con toda la energía de sus pulmones, apenas había salido de su
garganta ese grito, el piso se ablandó, haciéndola hundirse, haciendo que la cabeza le
quedara en el agua, un agua helada y azul. -¡Ah! -Exclamó tratando de salir a respirar,
pero lo que fuera que pisaba, se hizo pastoso, haciéndola enterrarse. -¡Cho! -Llamó de
nuevo, conciente de que el cambio se había dado por llamarla, quizá haciéndolo otra vez,
volvería el suelo a ser el de antes.
El agua subía, o esa impresión le daba, pero no podía soltar sus piernas de la
arena negra y pegajosa en la que estaba prensada, cuando intentó de nuevo sacar la
cabeza para jalar aire, se dio cuenta que era ya imposible, el agua la cubría por completo
y no lograba ver dónde terminaba; miró a su alrededor, buscando algo que le ayudara a
salir, entonces notó algo entre el agua que se movía, un pánico espantoso la inundó,
367
movió los brazos desesperada, sabía por experiencia que este tipo de riesgos son
normalmente mortales.
Poco a poco la figura se acercaba, como si nadara ondulosamente, como si no
quisiera tocarla y cuando estuvo a suficiente distancia lo reconoció, era Cedric, con medio
casco burbuja, que arrastraba algo entre la corriente, y ese algo, era Charlie, empapado
en sangre y pálido; frunció el ceño, si esos dos iban solos, quería decir que alguien
simplemente estaba mirando, volvió sus ojos a todos lados, mientras Cedric daba vueltas
a su alrededor mirándola como a una intrusa, le apuntó con su varita y dijo algo dentro de
la burbuja, de inmediato un corte profundo surcó su mejilla derecha, dio un grito que la
hizo perder el aire y descubrió que podía respirar en aquella agua negra.
-¡Cedric!...detente. -Pidió al notar que el chico le apuntaba nuevamente, no
sirvió de nada, un nuevo corte le hizo saltar sangre del cuello, adolorida miró al cielo
clamando clemencia y lo vio, unos ojos rasgados, enormes, miraban desde el cielo. -
Cho…tienes que dejarlo ir…tienes que dejarlo ir… -Pidió mirando aquellos ojos, que se
pusieron vidriosos y dejaron caer una lágrima tan grande que pudo haber matado con su
peso a Eurídice.
-Cedric… -Susurró aquella persona, con una voz suave, pero que salía de su
enorme garganta con tanta fuerza que hizo que Eurídice sintiera dolor de cabeza y se
sacudiera.
-Debes dejarlo ir…¿no ves que si no lo haces, se llevará con él a Charlie? -Dijo,
los ojos brillaron al oír el nombre de Charlie y Eurídice pudo ver que parecían recuperar la
vida, recuperar la calma. -Para amar a Charlie, debes dejar de sentir culpa por
Cedric…debes dejarlo ir en paz…eso no significa que no lo hayas amado. -Susurró para
darle calma y Cho pareció sonreír.
368
-Dígame, ¿conoce a esas personas? -Preguntó Voldemort sonriendo, señaló al
espejo y la castaña parada a suficiente distancia para ver, se inclinó para mirar, el reflejo
le mostraba a Fred y George hablando con Bill, Fleur y Harry en lo que parecía ser la sala
de una casa pequeña; Hermione asintió sin querer, porque como siempre estaba
acostumbrada a contestar con la verdad a cualquier pregunta.
-Le dije que era entonces correcto lo que hacíamos. -Exclamó Bella triunfante.
-Entonces…vamos para allá. -Voldemort se puso en pie, Hermione sorprendida
intentó acercarse a Draco, pero Amycus se lo impedía manteniéndola sujeta de las manos
por la espalda.
-¿Qué es lo que intenta? -Preguntó el rubio sofocado, acalorado por intentar
tocar a Hermione.
-Sencillo…iremos por mi cuerpo, y qué mejor forma de hacerlo…que
tomándolos por sorpresa. -Sonrió, al momento desaparecieron, Hermione miraba a Draco
con la esperanza de ver en sus ojos una leve esperanza.
-En pocas palabras, nosotras no vamos. -Tonks sonrió tristemente, Ted corría
entre sus piernas, sonriendo porque Fred le hacía caras graciosas.
-No…nos quedamos…pero tienen que jurar que volverán completos. -Exclamó
Fleur en una frase totalmente legible que hizo que George la miraba fijamente,
intimidándola.
-Hermano, debes hacerla enfadar más seguido…su lengua se desenreda
cuando se enoja. -Exclamó George mientras Fred soplaba con fuerza en el estomago de
Ted haciendo sonidos graciosos.
-¡George! -Dijeron Fleur y Bill a la vez.
-Como sea, necesito que cuiden de Ginny. -Harry las vio a las dos fijamente,
Tonks y Fleur lo veían con el ceño fruncido, Bill se llevó la mano a la barbilla pensando.
-¿Estás seguro de que ella no te seguirá? -Tonks lo miró con una sonrisa triste.
-No…pero hablaré con ella y la voy a convencer…no voy a ponerla en riesgo. -
Harry decidido a todo echó a andar hacia la habitación de Eurídice, donde Ginny luchaba
al lado de Ron para hacerla volver.
-¡Hermano mira! -Ron lo recibió con una enorme sonrisa, Eurídice inclinada
sobre la cama, con una enorme herida en la mejilla, pasaba su mano lentamente por la
frente de Ana que reía; las gotas de sangre le escurrían lentamente, pero la chica sonreía
dulcemente, al verlo llegar lo miró sonriente sin decir nada.
-Ha…ha despertado. -Susurró Harry sorprendido, se acercó esperando que
Eurídice le hablara, pero ella no dijo nada, se volvió a Albert que le llamaba con pucheros
y lo tomó en sus brazos, apretándolo contra su pecho con fuerza y con los ojos cerrados;
Harry se volvió a Ginny extrañado.
-No hace más que decir los nombres de los niños y mencionó a Cedric y a
Cho… -Refirió ella acercando a Arthur que tendía sus manos hacia su madre que lo tomó
también para abrazarlo. -…pero ya se mueve casi por completo.
-Es mucho avance, apenas es medio día…para la noche quizá ya hable… -Ron
la miraba contento, pese a que ella no se volvía a verlo, para el pelirrojo era más que
suficiente con verla sonreír para sentirse bien. -…Bellatrix no puede hacer nada
ahora…es una tonta…Eurídice rompió lo que sea que le haya hecho…Bella no pudo
contra ella. -Ron calló, una mano tersa le acariciaba la mejilla con ternura, se volvió,
Eurídice le miraba entristecida y desesperada, pero su cuerpo aún no le daba más que
para emitir palabras entrecortadas.
-Viene…p…ra…acá. -Susurró compungida, Harry la miró fijamente, Ginny a su
lado se tensó.
369
-¿Qué has dicho? -Ginny interrogó asustada, poniéndose de pie, con un
tremendo presentimiento.
-Vie…en para…acá… -Volvió a decir segura, tartamudeando, sujetándose de la
colcha de la cama con fuerza, como si en ella se apoyara para hablar, ahora mirando a
Harry con sus ojos verdes, enardecidos al parecer por algo que ellos desconocían; unos
pasos anunciaron que George se acercaba, Harry se volvió a la puerta con rapidez.
-George…llévense a Charlie y a Cho de aquí… -Dijo sin saber ni siquiera
porqué lo decía, Molly entró en aquel momento a la habitación y lo miró asustada. -
…alguien viene para acá…tenemos que irnos…George, llévense a Charlie y a Cho… -
Notó que George se quedaba inmóvil sin saber qué hacer, exasperado gritó. -…¡Hazlo!
-Sí. -George salió presuroso, empujando a su madre en el camino, Ron
intentaba ponerse de pie, pero se tambaleaba a cada momento y al dar un paso, cayó al
suelo dando un grito de dolor; Eurídice sobre la cama miraba a sus hijos con los ojos
desorbitados y la boca abierta como si tratara de articular una palabra, Ginny le puso las
manos en la espalda, como si deseara apoyarla, Eurídice emitía sonidos de lucha interna.
-Ginny…llévate a Fleury a los niños. -Ordenó Harry mirando a Molly, la pelirroja
lo escuchó, pero ignoró la orden y se quedó al lado de su cuñada. -Vayan a la
Madriguera…ocúltense ahí…pongan toda la protección que puedan.
-Pero…¿qué es lo que pasa? -Molly lo miraba sin comprender, Ron daba de
rugidos intentando salir de la cama, mientras Eurídice golpeaba a puño cerrado el
colchón, impotente por no poder decir más que palabras a medias.
-¿Qué ocurre? -Bill entró corriendo, llevaba en brazos a la pequeña Victorie.
-¡Es…él! -Gritó Eurídice desde la cama, asustada, con un grito tan espantoso
que Victorie y Ana comenzaron a llorar a pulmón abierto; la joven estiró sus manos hacia
la cara de su hija y la consoló con una sonrisa, Ana se aferró a su muñeca con fuerza,
Albert miraba a Ginny y Arthur, no hacía otra cosa que escuchar recostado boca arriba;
Fleur entró y tomó a Victorie en brazos.
-¿Él? -Molly miró a Harry que clavó sus ojos verdes en Ginny desesperado. -
¿Nos ha encontrado? -Interrogó desesperada, Harry no quiso decirle nada.
-Bill, llévate a tu madre y a los niños…¡vete! -Gritó desesperado, Molly lo
sostuvo con fuerza por la muñeca, él le tomó la mano con desesperación y se la besó, ella
tomó aquello como una despedida y quiso sujetarlo entre sus brazos, Bill asintió ante la
orden y sin darles tiempo, jaló a Molly de la muñeca, sujetó a Fleur entre sus brazos y en
el pasillo desapareció; Harry se asomó al pasillo, mientras Ron luchaba por volver a
ponerse en pie. -¡Cormac, llévate a Tonks! -El chico salía del baño, corrió a grandes
zacadas, sujetó a Ted que corría por el pasillo por la cintura, lo levantó y al ver salir a
Tonks de la habitación con Dromeda adormecida en brazos, la abrazó y se largó
siguiendo a Bill.
-Nos veremos pronto. -Fred con Cho cargada desapareció, Harry viendo que
George aún luchana por echarse encima el cuerpo de Charlie, sintió entonces aquello que
lo hizo tambalear, un dolor insistente en la frente, la marca le mataba y azotado de pronto,
se fue directo al muro donde se recargó con las dos manos respirando agitado, Ginny le
dio alcance y lo tomó por los hombros.
-Harry… -Susurró mirándolo, ella misma ya sentía el frío de algo espantoso
acercándose.
-Vete con los trillizos…llévate a los niños…saca a Ron y a Eurídice de aquí… -
Susurró, escuchando los pasos temblorosos de Ron y viendo que él cargaba a Ana,
mientras Eurídice llevaba a los dos niños, lentamente luchando por decir algo más; un
nuevo dolor punzante lo hizo cerrar los ojos y pudo ver que caminaba entre la nieve,
viendo los árboles y el alto sol, se miró las manos alargadas y delgadas y miró tras suyo a
370
Hermione sometida y a Bellatrix triunfal y vio la puerta de madera que lo esperaba. -
…están aquí… -Dijo sofocando un gemido de dolor.
-No me iré sin ti. -Susurró la pelirroja apoyándolo en sus brazos. -Estaré contigo
hasta que me maten. -Afirmó sonrojada por los nervios.
-Salgamos de aquí… -Dijo Ron tratando de sacar su varita del bolsillo de su
pantalón, Eurídice lentamente se acercó a él y se paró delante suyo, con los dos niños
cubiertos por sus brazos, abrió la boca con dificultad e inclinada por la debilidad emitió
alargado y casi sin voz.
-Es…tar…e… -Susurró Eurídice mirando hacia la puerta, Harry se volvió a ver
con la frente perlada en sudor, cayendo de rodillas al suelo, la puerta se abrió de un
golpe, Ginny cerró los ojos ante la ventisca que entró, Ron estiró el brazo para tomar la
cintura de Eurídice, que sofocada emitió un sonido de ansiedad.
-Pero… -Temblaba de sorpresa, con los ojos desorbitados ante lo que había
escuchado, Pansy a su espalda no cabía tampoco en sí de miedo y exaltación.
-¡Es absurdo! -Gritó la ex Slytherin con la varita levantada, McGonagall casi
igual de sorprendida miraba el muro fijamente, mientras el hombre del cuadro sonreía con
los ojos llenos de lágrimas.
-Lo lamento, pero es lo que tiene que pasar. -Susurró Dumbledore, Hagen se
inclinó sobre el escritorio con los puños cerrados fieramente, los colmillos alargados y el
cabello alborotado.
-No puede ser. -Hagen contuvo la rabia apretando las quijadas con fuerza.
-¡Miente! -Gritó Pansy. -Usted dijo que lo haría una de nosotras…le dio la daga
a Cho y le ordenó a Eurídice ser ella quien lo hiciera…¿cómo es que ahora resulta ser
Hermione la indicada?...¿cómo puede obligarla a hacer algo así? -Desesperada exigía
una respuesta.
-Albus…si lo hace…morirá de pena cuando sepa la verdad. -Susurró Minerva
con los ojos llenos de lágrimas.
-No… -Pansy estaba sobresaltada. -…lo haré yo…esto tengo que hacerlo yo. -
Dijo corriendo hacia la puerta.
-Es tarde…Hermione está a punto de hacerlo. -Susurró Dumbledore, Pansy se
quedó con la mano empujando la puerta, la mirada clavada en la madera y el hierro y el
nudo en la garganta, ¿porqué Hermione?, ¿porqué ella que era una niña en pañales para
estas cosas?, ella ya era lo suficientemente arpía como para cometer semejante crimen,
podría cargar con ello, pero Hermione, simplemente se autodestruiría.
-¿Porqué nos mintió? -Susurró entrecortada, Hagen miró al cuadro para oír la
respuesta, mientras Minerva se sentaba para respirar mejor. -Usted dijo que lo
salvaríamos de ser poseído…usted dijo que era una forma de evitarlo.
-A veces uno simplemente tiene que mentir Pansy…y tú lo sabes. -Dumbledore
le sonrió ampliamente, Pansy cerró los ojos con fuerza y dejó salir las lágrimas que
lamentablemente nadie le reconocería.
-¿Qué hacemos nosotros? -Preguntó Hagen mirando a Dumbledore, mientras
Pansy se dejaba caer al suelo.
-Esperar…la paciencia es también una virtud. -Susurró el profesor, mientras
McGonagall hacía la cosa más increíble que los ojos de Pansy pudieran haber visto, se
acercó a ella, se sentó a su lado, la abrazó con fuerza y quiso consolarle acariciándole el
cabello.
-Descanse Parkinson. -Susurró suavemente. -Podemos confiaren Hermione… -
Pansy se sorprendió, en momento alguno había dicho que no confiara en ella. -…sé que
le preocupa, como a mi…usted intenta protegerla reemplazándola, yo, confiando en ella…
-La abrazó con fuerza y sonrió. -…esperemos que todo salga bien.
371
-Disculpe que le diga esto profesora…pero, que usted sea amorosa conmigo,
me parece un mal augurio…podría incluso decir que es un augurio de muerte. -Comentó
sonriendo sarcásticamente, pero sin negarse al gesto de cariño.
-No lo es…sólo significa que usted comienza a ser una buena persona. -
Comentó sonriendo, Hagen las miraba, no comprendía cómo aquello lo hacía sentir
menos mal; Dumbledore lo miraba fijamente y él, comenzaba a darse cuenta de que nada
era tan sencillo como pensaba.
-Nos reencontramos, Potter. -Exclamó al verlo, con aquella sonrisa que ya Harry
le conocía muy bien, entró pisando con fuerza y Harry aunque hubiera querido huir,
viendo en su poder a Hermione y Draco y sabiendo que Ron y Eurídice estaban
demasiado débiles, no hizo por escapar.
-Parece que es el destino. -Susurró irguiéndose, ignorando el dolor de la frente
y mirando a aquel remedo de lo que era Avery, moverse hacia él.
-Sí…el destino… -Avery hizo una seña, ante la cual Hermione y Draco fueron
soltados, los dos corrieron hacia Harry y se unieron a Ginny para proteger su espalda,
Hermione miraba fijamente la pierna de Draco, conciente de que ahí, bajo el pantalón,
estaba lo único que los separaba de un futuro de oscuridad, a ella y a todos. -…¿sabes a
qué he venido Potter?
-No…quizá a tomar el té… -Susurró arrogante, Ginny a su lado sacó la varita al
notar que Bella hacía lo propio, Amycus y Dolohov arrojaron a los pies de Draco y
Hermione sus varitas, el rubio levantó la suya inclinándose, Hermione convocó la de ella
con un suave "accio".
-Podría ser grato…pero no…he venido por mi cuerpo definitivo. -Susurró
sibilante, Ginny se erizó y ante la sorpresa general, Ron apuntó con su varita directo a
Avery, un rayo plateado golpeó la mejilla derecha de aquel hombre.
-Maldito hijo de perra. -Exclamó Amycus al tiempo que se acercaba, Draco
quiso protegerles, pero se enfrascó en una pelea con Dolohov, Ginny se aferró a la
espalda de Harry y Hermione, intentó contener a Alecto, mientras Amycus se abría paso
hacia Ron, pero Eurídice lo detuvo con una mirada amenazante.
-Si le to…cas un pelo… -Dijo exhausta por el esfuerzo. -…te demostra…ré lo
que es ser una perra. -Exclamó con los dos niños abrazados con fuerza.
-¡Crucio! -Gritó Bella y Eurídice cayó al suelo hostigada por el dolor, los dos
niños comenzaron a llorar y Ron intentó defenderle poniendo a Ana en el suelo y
parándose ante los cuatro. -Esos niños son el futuro de tu familia Ronald.
-¡Déjela en paz! -Gritó el pelirrojo, apuntándole. -¡Desmaius!
-Realmente piensas que podrás huir Potter. -Exclamó Avery sonriendo,
luchando por acercársele, los hechizos de los dos grupos se mezclaban, Ginny le protegía
la espalda a Harry, mientras él se concentraba en detener lo más posible a Voldermort,
Hermione luchaba por ayudar a Draco contra Alecto y Dolohov, mientras Amycus y Bella
se acercaban a Ron y Eurídice; Hermione no podía dejar de mirar a Harry entre hechizo y
hechizo, temiendo que se acercara lo suficiente a Voldemort como para poseerlo.
-¡Draco, tenemos que huir hacia el bosque! -Gritó la castaña, mientras Ginny
asentía. -¡Bombarda! -Exclamó contra el muro, derrumbando la mitad de la pared, Ron
empujó con un hechizo a Bellatrix, dando tiempo a que Eurídice corriera rumbo a la
habitación, sujetando a los tres niños con dificultad; Amycus le dejó todo a Bellatrix
confiado a que su poder bastara ante la debilidad de los dos. -¡Harry huye! -Gritó
Hermione mirando al chico, que asintió, lanzó un hechizo y echó a correr, Alecto levantó
la varita apuntando al cielo y lanzó un conjuro, que todos sintieron como un escalofrío.
-Ya no pueden huir. -Susurró carcajeando, Hermione supo que ya no podrían
desaparecer.
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-¡Corran! -Gritó Draco deteniendo a Dolohov con un par de hechizos, Ginny y
Harry saltaron sobre los escombros y echaron a correr bajo el sol del medio día, cegados
por su brillo, reflejado en la nieve que aún cubría la montaña, Hermione salió corriendo
tras de Ginny y alcanzó a ver que Harry la guiaba hacia la cuesta entre los árboles.
-Vamos Ginny. -Harry la jaló y echaron a correr desesperados.
-¡Espera Harry! -Gritó Hermione corriendo para darle alcance, Draco la seguía,
mientras Dolohov, Alecto y Amycus desaparecían siguiendo a su señor que lo había
hecho hacía un segundo. -¡No te separes!
-Hermione, no los sigas. -Gritó Draco con la leve impresión de que no debían
acercarse.
-Tengo que advertirle. -Hermione se lanzó a la persecución, mientras en la casa
Bella se quedaba para enfrentar a Ron y a Eurídice.
373
-Estúpida. -Bella puso su mano en la frente de Eurídice y con toda su fuerza se
dio la vuelta, la puso en el suelo y la azotó con fuerza contra él, Eurídice dio un aullido de
animal herido y perdió la fuerza.
-¡Eurídice! -Gritó Ron, al tiempo que el traslador empezaba a brillar y lograba
ver a Bella correr hacia él, rezó por que no lo alcanzara, pero al desaparecer, claramente
sintió aquella garra aferrada a su brazo; Arthur se fijó a su pecho con fuerza, Ron tragó
saliva con dolor, mientras lo último que veían sus ojos azules, era a Eurídice
incorporándose con debilidad y tender su brazo hacia ellos.
-¡Ron! -Gritó con todas sus fuerzas, pero ya no pudo alcanzarles.
-No mires atrás Ginny. -Exclamó Harry mientras la jalaba por la muñeca,
corriendo cuesta abajo, los pasos les seguían y sabía que algunos aparecían y
desaparecían ahuyentados por los hechizos que él y Ginny les lanzaban. -¡Expelliarmus! -
Apuntó a quien creyó era Dolohov.
-¡Bombarda! -Gritó Ginny contra un árbol enorme que se desplomó casi
aplastando a Amycus que apenas lo evitó dando un salto. -¿A dónde iremos?... -Se
escuchó la voz de Hermione a lo lejos, Ginny lo miró. -…es Hermione.
-No tengo idea…nos alcanzarán…corre. -Dijo Harry nervioso, acosado por el
dolor de la frente que le decía que aún no los dejaban ir, la voz de Hermione le anunciaba
que no estaban solos en su huída y se sintió rata por condenarlos a esa absurda
persecución.
-Ron se quedó en la cabaña. -Susurró Ginny apuntando a un lado, Harry lanzó
un hechizo a la derecha, Ginny distinguió una carcajada de Alecto. -Eurídice y él estaban
con los trillizos.
-Estarán bien…están juntos. -Argumentó para darse valor, aunque sentía ya el
dejo de culpa por dejarlos solos.
-Tenemos que salir de este bosque…nos emboscarán. -Ginny tropezó con una
roca, Harry la aferró con fuerza, miraron alrededor, al parecer ya no les seguían, corrieron
pese a eso y llegaron a una pendiente más escarpada, Harry sintió algo raro, como un
susurro y Ginny alcanzó a ver una nube de humo oscuro que se formaba ante ellos.
-¡Booh! -Voldemort se atravesó en su camino, Harry quiso frenar, pero Ginny le
golpeó, tropezaron y cayeron por la cuesta rodando entre la nieve, el cuerpo de Ginny tan
helado como la escarcha blanca; oyó claramente la voz de Hermione gritar desde la
cumbre, mientras ella y Draco descendían siguiéndolos, porque ahora cada mortífago que
acompañaba a Voldemort, esperaba en la parte baja a que los dos cuerpos cayeran.
-Pero mira nada más… -Amycus se inclinó y levantó por la fuerza a Ginny, que
de inmediato se quejó de una torcedura en el tobillo, Harry perdió las gafas y cegado tanto
por la falta de ellas, como por el dolor y la blancura del suelo, se levantó atontado, con la
varita levantada en alto. -…la Weasley menor cae ante mis pies.
-¡Suéltela cerdo! -Gritó Harry cerrando los ojos para enfocar mejor, cuando
distinguió la figura de Voldemort ante él, sonriente, con las manos metidas en los bolsillos
de la túnica.
-Potter…¿sabías que puedo tomar el cuerpo que me plazca? -Preguntó,
Hermione y Draco llegaron al lugar, pero las varitas de Alecto y Dolohov les apuntaban.
-¿Qué? -Harry no comprendía a qué se refería con aquello.
-No lo voy a permitir… -Dijo Hermione envalentonada.
-¡Incarcero! -Unas gruesas cuerdas ataron las manos de Ginny, que tirada al
suelo por un golpe de Amycus soltó un gemido de dolor.
-¡Harry! -Gritó la pelirroja, mirando también a Draco y Hermione que no se
atrevían a acercarse al círculo dentro del cual Harry y Voldemort se retaban, Ginny vio a
su lado las gafas del chico, reflejando los rayos del sol.
374
-Voy
se cumplirá. -Voldemort cuerpo
a tomar elechó a andar
perfecto
hacia Harry que
Pottery tu sueño
apuntándole con la varita estaba
y el de Dumbledore…nunca
dispuesto a matarle.
-¡Avada Ke… -Expresó, un rayó plateado le azotó la mano, haciéndole un corte
profundo y soltó la varita.
-¡Harry! -Gritó Ginny desesperada, Draco quiso ayudar acercándose.
-¡Maldita sea! -Draco soltó enfurecido, Hermione miraba sin saber qué hacer,
volvió sus ojos hacia la pierna de Draco, era la única opción.
-¡Speculum! -Un manto delgado la cubrió, reflejando los rayos del sol de medio
día, Dolohov, Amycus y Alecto quedaron cegados, Avery sonrió y perdió el equilibrio;
Draco se volvió al sentir que Hermione le quitaba el sobre de la pierna, lo abría y echaba
a correr rumbo a Ginny parada entre Harry y ella. -No voy a permitir que lo haga. -
Exclamó alto.
-¿Y qué puedes hacer sangre sucia? -Preguntó Voldemort provocativo, en el
fondo sonriendo como un maniaco.
-¡Hermione! -Gritó Draco sin saber qué era lo que la castaña intentaba. -¡¿A
dónde vas?!
-Hermione. -Harry recordó las palabras de Eurídice, "Confía en Hermione,
déjala hacer", sonrió, esa era su esperanza, la castaña soltaría a Ginny y podrían huir, no
todo estaba perdido.
-¿Qué haces? -Ginny que pensaba que la castaña le soltaría, la vio pasar sobre
ella de un salto, y miró con pavor cómo corría hacia Harry, pasando entre los
deslumbrados mortífagos y ante la mirada casi sonriente de Voldemort, empuñando lo
que parecía ser una daga. -¡Espera!
-¡Es esto lo que puedo hacer! -Exclamó al tiempo que hundía aquella helada
herramienta con fuerza, oyó claro aquel gemido y el grito de Ginny a su espalda, los ojos
verdes que se desorbitaban y sus manos empapándose en aquel líquido rojo que manchó
de golpe el suelo, lleno de nieve blanca la hicieron sentirse sucia, se sintió enferma, se
sintió mala.
-He…Hermione. -Susurró Harry sin comprender lo que había pasado, mientras
los ojos marrones de la castaña se llenaban de miedo y los ojos rojos del enemigo
irradiaban gozo; se volvió a ver a Ginny, que gritaba aunque ya no lograba oírla, sólo oía
el latido de su corazón que se hacía más lento, vio a la pelirroja llorar tendiéndole la mano
y sintió que las piernas ya no le daban para más.
375
Mano amiga
-Harry. -Bill la miró fijamente, se llevó las manos al pecho, como si quisiera contener los
latidos de su corazón.
-¿Qué ocurre mamá? -Dijo Fred, doblando la manta sobre Cho, menos dolorida,
todavía absorta en sí misma.
-He tenido una rara sensación. -Susurró suavemente Molly, con un grueso nudo
en la garganta.
-Tranquila…ese cuatro ojos tiene más vidas que un gato. -Comentó George
para calmarla, ella contuvo el llanto.
-Tiene razón George, él estará bien. -Bill le sonrió para calmarla, ella asintió no
más tranquila.
-Besó mi mano. -Murmuró, Fleur a su lado frunció el ceño al escuchar aquello,
pero no dijo nada y fue siguiendo a Tonks, que hacía conjuros de protección por toda la
casa.
-Eso no significa nada mamá. -Comentó Fred, pese a que George a su lado
endureció sus facciones.
-Significa que es un sentimental como Ron. -Exclamó George como si quisiera
apaciguarla, pero todos se miraron.
-Ronald. -Bill se irguió de golpe y miró a su madre, ella palideció y corrió a ver el
reloj, la manecilla del pelirrojo menor, igual que la de Ginny, marcaban en peligro de
muerte, Molly tuvo que sentarse.
Caminaba por el pasillo, algo encogida por el dolor de las costillas medio rotas
por el entrenamiento del invierno, Bella se tomaba a pecho eso de hacerla toda una arpía,
sonrió de mala gana al recordar que había logrado vencer a Cho y a Pansy sola, pese a
que ésta última la mirara con odio todos los días, era buen consuelo; tuvo la necesidad de
estirar su cuello y eso le provocó un estremecimiento que la hizo tambalearse y casi
chocar con Seamus que se acercó a socorrerla.
-¿Estás bien? -Preguntó como solían hacer todos, con una cara de
desconfianza, una Slytherin tambaleante y con claras muestras de combate no era bueno,
pero la ayudaban simplemente por que era una chica y por que si había algo de lo que
podía presumir, era de haber heredado el rostro de su madre para las cuestiones
penosas, un rostro lleno de un cierto aire de tierno y desamparado sufrimiento.
-Sí…gracias. -Susurró con una sonrisa, entonces alcanzó a ver a Zabini que se
acercaba, arrogante lo empujó un poco. -Descuida. -Se irguió y dio vuelta, mejor alejarse
de todos los Slytherin, al menos hasta que el dolor cediera un poco.
-Cuídate. -Exclamó Seamus confundido, por que casi nunca había visto a esa
chica, parecía herida y andaba directamente hacia uno de los pasillos menos visitados, al
de la oficina de Dumbledore.
-Necesito un lugar para ocultarme. -Susurró mientras, apoyándose en el muro,
caminaba sin saber a dónde.
-¿Porque no viene conmigo? -Preguntó una voz a su espalda, al ver aquellos
ojos azules entró en pánico.
-Profesor. -Susurró como única respuesta, se soltó del muro yéndose a un lado,
el profesor la sostuvo a medias.
-Ande…un tesito conmigo no afecta a nadie. -Dijo al tiempo que la empujaba
rumbo a la oficina, estaba helada, confundida, ¿y ahora qué hacía? -Siéntese… -Susurró
sonriendo, Eurídice miró de reojo su mano, estaba muerta.
376
-Profesor…¿qué… -Apenada tragó saliva, él le sirvió una taza de té humeante y
la miró para darle confianza, ella se fijó en el fénix a su espalda, tuvo un raro
presentimiento. -…qué tiene su mano?
-Usted se sacrificaría por quien amara ¿verdad? -Preguntó sentándose con una
taza en las manos, ella asintió, llevándose el té a los labios. -Eso he hecho y eso hizo su
madre… -Eurídice bajó la mirada, su madre era un tema reciente. -…ahora le pido que
haga lo mismo…
-¿Perdón? -Preguntó sorprendida, la taza en su mano tembló, él sonrió de lado,
ella frunció el ceño.
-Ha tenido varios encuentros con la profesora Trelawney…encuentros en los
que le ha predicho cosas…¿verdad? -Sonrió, ella asintió sin saber qué más hacer, al
beber del té reconoció el sabor, era el que su madre preparaba a su padre para sanarle, y
que le había dado a ella alguna vez. -Su madre le dio datos sobre su don, ¿verdad
señorita Greyback?
-¿Se refiere a esto?… -Susurró mostrándole los colmillos alargados y la mirada
enverdecida, él negó. -…oh…el otro. -Dijo molesta, no solía sentirse orgullosa de eso, le
había traído problemas: sin querer había entrado en los sueños de Malfoy una noche,
había sido espantoso darse cuenta que a los 12 años, Draco era lo suficientemente
precoz, para soñar cosas que la hicieron sonrojar, otra vez había cometido la imprudencia
de meterse en los de Longbottom dormido en la biblioteca, no había sido raro, pero él
había logrado verla y ya no se portó como antes (ni siquiera se dirigían la palabra, pero
ahora le huía en los pasillos), en cuanto al sueño de Ron Weasley que una vez invadió en
quinto curso, salir con el corazón roto, era más de lo que su propio estado emocional
había soportado.
-Quiero que lo use para un bien mayor. -Exclamó sonriéndole, ella levantó la
cara saliendo de sus cavilaciones internas, lo miró fijamente mientras él se recargaba en
el respaldo de su silla.
-¿Un bien mayor? -Preguntó intrigada, ahí estaba el defecto número uno de los
de su familia, la curiosidad.
-Sí…uno más allá de usted y de mí. -Contestó tomándole la mano sobre la
mesa, ella tragó saliva.
377
-Percy, estás herido. -Exclamó Parvati viéndolo, él sonrió para no darle
importancia.
-Hay que llevar a todos los heridos a San Mungo…tienen que ser atendidos con
urgencia. -Exclamó Arthur Weasley haciendo gala de poder, Percy lo miró sorprendido,
entendió al fin porqué lo habían nombrado Ministro, lo maravilloso que tenía como padre,
lo podía aplicar a todos y eso lo hizo olvidar el dolor, erguirse un poco y sonreír, orando
porque su bebé pudiera tener un abuelo así y un padre al menos parecido.
-¿Me está pidiendo que lo use para advertir algo que pasará dentro de 6 años?
-Preguntó incrédula, era tanto el tiempo que le pareció absurdo, de algún modo
confirmaba lo que Bella decía a cada momento, el hombre estaba senil.
-Exacto…es usted lo más cercano que tengo a un seguro de vida. -Susurró
sonriendo, luego fue directo a lo que ella creyó era un recipiente de agua "alguna
excentricidad del viejo", diría Pansy.
-Seguro de vida. -Sonrió irónica, "si supiera que soy parte del plan para matara
todos y cada uno de ustedes". -¿Ya quién tendría yo que ayudar?
-¿Conoce a Hermione Granger? -Preguntó dándole la espalda un momento, ella
afirmó.
-No la he tratado…no es de mi nivel. -Soltó por la costumbre de las Slytherin a
menospreciar a la cerebrito.
-¿Qué dice de Ronald Weasley?...él sílo es. -Espetó con una sonrisa amable,
ella casi derrama el té.
-El pobretón de Weasley es difícil de ignorar…entre el tono de cabello y la
actitud idiota… -Dijo agresiva para aparentar descontento, el profesor carcajeó, ella se
removió incómoda.
-¿Cómo está Bellatrix? -Preguntó mientras movía con la punta de su varita el
contenido brillante del recipiente, ella sintió un ahogo, lo miró fijamente y se sonrojó hasta
las orejas, intentó ponerse en pie, pero él no parecía furioso.
-No tengo idea de dónde esté…nadie lo sabe. -Contestó con la cara
desencajada.
-No mienta…he visto el tatuaje…no vacaciono en el Colegio, también me gusta
viajar…y he visto cosas. -Comentó como no queriendo, se volvió con la varita levantada,
ella sacó la suya y le hizo frente, conciente de que podría vencerla y enviarla a Azkaban
con un guiño.
-Bien…máteme o mándeme encarcelar. -Exclamó temblando, todo se había ido
al carajo en un segundo, pensó en Cho y Pansy, tendría que advertirles y a punto estuvo
de tocar la flor en su muñeca con su varita.
-No pienso hacerlo…usted, entenderá por su propio medio, que le conviene
más éste lado que el otro…siéntese, tengo una historia que contarle. -Dijo al tiempo que
acercaba el pensadero a la joven, le puso la mano en la espalda, mientras ella algo tiesa,
intentaba comprender lo que pasaba, pero era tarde, él la hizo bajar, pronto le mostró lo
que nunca creyó, Voldemort de joven, Harry peleando contra él, la voz de Dumbledore le
explicaba lo que pasaba y lo que iba a pasar, y al tocar el tema de su muerte, ella
palideció tanto que tuvieron que salir. -Entiende porqué necesito que me ayude ¿verdad?
-Preguntó sonriendo. -Su don es algo anormal, no se da mucho, se ha extinguido en los
Dolohov tras la muerte de su madre y perdura ahora sólo en usted, una Greyback…es la
única que puede poner el lazo entre los cabos sueltos.
-Quiere que traicione a Bella, pese a que me salvó la vida y me protegió cuando
lo de mi madre… -Argumentó mirando al suelo, donde la taza que había sostenido yacía
hecha pedazos. -…usted me pide que deseche mi deseo de venganza, para protegera
Pottery compañía… -Sonrió de mala gana, Potter le importaba pese a las diferencias. -
378
…¿usted cree que yo, la hija del peor hombre lobo, hija de mortífagos, sirviente de
Bellatrix Lestrange, soy una buena persona?
-Sí…no es mala…el dolor la guió por ese sendero, pero hará lo correcto. -
Contestó tomándole la mano con afecto.
-Usted aboga a lo bueno que puede haber en mi…y espera que permanezca a
su lado, esperando una orden que quizá no pueda cumplir…¿porqué tiene tanta fe en mi?
-Preguntó contrariada con la garganta seca.
-Porque he visto en sus ojos…que a Granger, Weasley…y Potter…usted no los
abandonaría… -Comentó sentándose. -…de algún modo, ellos son todo lo que usted
hubiera querido ser. -Le guiñó un ojo, ella se cubrió el rostro con las manos para
ocultarse, sentía que esos ojos la revisaban sin misericordia; él la instó a retirarse, le
concedió pasar unos días en la enfermería para curarse, bajo la mentira de que se había
tropezado con uno de sus experimentos en el pasillo y la había herido sin querer; pasó la
semana entera mirando al sol por la ventana de la enfermería, pensando…en sus
informes a Bella no mencionó nada, en el fondo, estaba feliz y cuando se topó la noche en
que dejó la enfermería con Ron en un pasillo, sonrió enormemente al verlo, por que sin
que lo supiera, ella ya trabajaba para protegerlo.
Caminaba presurosa por el pasillo, el llanto de esa ave inundaba todo el castillo,
ella no podía creerlo, no podía estar pasando tal cual le había dicho; nerviosa, echó a
correr cuando se sintió sola, por que todos los Slytherin habían huido, por que Pansy
permanecía encerrada en su habitación a sabiendas de que Draco había huido, por que
379
Cho no aparecía para serle de apoyo y Ron no podía serlo; estaba desesperada, había
aceptado pero parecía que no serviría de nada, si el profesor estaba muerto, ¿de qué
servía que ella le fuera fiel, fingiera frente a todos ser del otro bando y que en su oficina
llena de cosas raras, ella sonriera esperanzada, creyente de lo que decía, creyente de la
efectividad de su plan?
Todavía más asustada, si eso era posible, corrió con más fuerza, llegó a la
enfermería y los vio a todos, y hubiera querido unírseles, pero no tuvo el valor, no podía
decir la verdad, Dumbledore se lo había prohibido, la había hecho jurar que no diría nada,
hasta que llegara el momento; se dio la vuelta y echó a correr hacia su otro refugio, con el
otro mentiroso, el que igual que ella trabajaba de los dos lados, Snape. Llegó a las
mazmorras y abrió la puerta de la oficina, esperanzada.
-¡Profesor! -Gritó, la respuesta que tuvo fue la soledad y el silencio, se sintió
absurda, abandonada, entró y cerró la puerta, escuchando aquel llanto que parecía
taladrarle los oídos, Snape lo había hecho, él había matado al director, su único protector;
se tiró al suelo junto a la chimenea, Bella debía querer informes por que la flor le
quemaba, pero sólo sentía unas infinitas ganas de llorar; se abrazó sofocando el llanto
que le rasgaba la garganta, se entregó a la desesperación, lloró casi hasta que se quedó
sin fuerzas y entonces lo vio, sobre el escritorio había una carta, se levantó limpiándose el
rostro con la manga del uniforme, tomó el sobre, "E. Greyback, personal"; la tomó, salió
de la oficina y regresó a la sala común, ignorando las miradas y a Pansy sobre la cama
ignorando también a Bella, entró en el baño y se encerró con seguro.
"Eurídice:
Las cosas han salido como deben ser, recuerde, su intervención será
necesaria sólo si Harry es vencido cuando enfrente a Voldemort, hasta entonces, sólo
somos miembros de los mortífagos, sin ninguna otra relación que haber sido alumno y
maestro; confíe en usted y en lo que se ha predicho, no todo está perdido.
Siga mintiendo hasta que sea necesario, pronto colocarán el cuadro
del director y él continuará guiándole, hasta entonces, sea lo suficientemente valiente
para no caer; usted es una roca contra la tormenta, y las rocas, aunque quieran, no se
doblan, pase lo que pase, no se doblan, ni aun bajo el pie de quien aman.
Severus Snape."
Miró la carta todavía unos minutos y conciente del riesgo, la memorizó, salió del
baño sin mirar a Pansy y la arrojó al calentador de la habitación, donde se consumió tan
rápido como el miedo que antes la abordaba.
-Deja de llorar…Bella quiere informes, vamos a dárselos. -Dijo secamente.
-Ve tú si tanto te preocupa. -Escupió Pansy dolida, Eurídice la miró, le entendía,
ella también se sentía sola.
-Como quieras…mató al director, mató a Dumbledore. -Dijo con la voz quebrada,
Pansy sonrió al verla llorar.
-Le lloras como si fuera algo tuyo…era sólo un viejo idiota. -Escupió para hacerla
sufrir, le miró con el ceño fruncido, con la sensación de que había recuperado algo, volvía
a ser la víbora, sólo que bajo esa piel escamosa, había más suavidad de la que la propia
Pansy alcanzó a distinguir en sus lágrimas.
-Pero moriría pronto…para qué gastar una maldición en él. -Rió, secó sus lágrimas
levantando la mirada y salió.
-¡Harry! -Gritó Ginny sofocada, Hermione en el suelo, con el cuerpo sobre sus
rodillas, apuntaba directo al pecho de Avery, con la respiración agitada; Harry miraba al
cielo, donde tanto el sol como la falta de sus gafas y el dolor le impedían ver las nubes
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que parecían contrastar con escena tan absurda. -¡No!...¡¿Porqué
Hermione?!...¡¿porqué?!
-Hermione. -Susurró Draco, tan sorprendido, que la varita le pendía apenas de
la punta de los dedos.
-Increíble. -Dolohov sin siquiera apuntarle a alguien con la varita estaba tan
impresionado que no sabía qué pensar, Amycus carcajeó estruendosamente y Alecto se
acercó, pero Voldemort la detuvo extendiendo el brazo.
-Granger…la más inteligente alumna que Hogwarts ha tenido…quizá sólo por
debajo de la misma Ravenclawy el propio Dumbledore…¡y claro! de mi…ha cometido el
peor acto de salvajismo que puede hacer alguien como ella… -Exclamó Voldemort entre
una sonrisa, al tiempo que Hermione jalaba a Harry más sí. -…matara un amigo.
-¡Aléjese! -Gritó Hermione desesperada, con el nudo en la garganta, rezando
por que Eurídice tuviera razón.
-¡Harry! -Ginny intentaba acercarse, las lágrimas no la dejaban ver bien, pero
aún luchaba por soltarse, por alcanzarlo, a él que comenzaba a entrar en el abismo de la
agonía.
-Ginny… -Exclamó ahogado por el dolor del pecho, Hermione lo abrazó y se
acercó a su rostro.
-Tranquilo…te juro que no te voy a dejar morir…perdóname era el único
medio…perdóname… -Le susurró sin dejar de mirar a Voldemort, sin bajar la varita un
milímetro.
-¿Porqué? -Preguntó sin comprender, temblando de dolor viendo apenas el
cabello castaño de su amiga, escuchando los rugidos de furia de Ginny.
-Si tu cuerpo está herido de muerte, él no podrá poseerlo, le sería inservible…él
no podrá adueñarse de tu cuerpo como se apoderó del de Neville… -Hermione le contestó
lo más rápido que pudo, Ginny escuchó aquello y algo de esperanza la hizo calmarse,
además, Hermione podía hacer al maldición Hermes, no todo estaba perdido. -…prometo
que estarás bien…sólo resiste, sólo resiste.
-Poseerme… -Harry empezó a comprender, por eso le dolía la cicatriz estando
cerca de Neville antes.
-¿Puedo preguntar quién le dijo eso Granger? -Voldemort la miraba sonriente.
-Eurídice. -Contestó Draco como si a él le hubieran preguntado y palideció,
Hermione había caído directo a la trampa, lo presintió y consumido por la desolación se
cubrió el rostro con la mano, gesto que a Hermione asustó.
-Ella fue quien me lo dijo. -Contestó ella mirándolo retadora, Voldemort se puso
serio un instante, al siguiente carcajeó y Hermione entró en pánico, junto con Ginny que
se había quedado quieta.
-Y usted, como siempre, cayó ante un argumento a penas creíble… -Voldemort
la miró fijamente, en sus ojos no había rastro de derrota, al contrario, él lucía triunfante. -
…veamos, ella dijo…"Voldemort quiere unirse a Harry, es ése el cuerpo que necesita, él
tiene el poder que lo hará ganar esta guerra…si se apodera de su cuerpo…no podremos
vencerle"… -Sonrió y Hermione sintió tal pánico que la varita en su mano bajó por inercia,
su brazo era ya sólo un trozo de extremidad que no podía controlar, el mundo se le vino
encima. -…cayó redondita, claro…herirlo de muerte es impedir que lo posea…usted era la
última esperanza, era sólo un pequeño sacrificio comparado con el que los demás han
hecho. -Se acercó a ella y se acuclilló a su lado, Harry intentó levantar la varita, pero se
desangraba.
-¿Cómo lo sabe? -Preguntó Hermione atónita, Alecto sonreía y Amycus miraba
a Draco complacido por el miedo en sus ojos grises.
-Por que yo estaba ahí. -Dijo sonriendo y a Hermione se le extinguieron las
esperanzas.
381
Sonrió y le tendió la mano con afecto, era grato ver el cambio en ella, 4 años no
pasaban en balde, ahora, Hermione Granger era toda una mujer, Jefa del Departamento
de Seguridad, Auror, todo lo que se podría haber esperado de ella; por su lado, ella sólo
había avanzado lo necesario, era Auror también y había entrenado suficiente y matado a
quienes tenía que haber matado para volverse la mano derecha de Bella, por un lado,
llevaba la eterna máscara de buena, por el otro, era tan mala como la leche agria,
empezaba a preguntarse cómo era realmente.
-Bienvenida al equipo…el señor Ministro espera mucho de ti…he visto tu
expediente. -Hermione se sentó elegantemente, Eurídice no quería imitarla, pero tuvo que
hacerlo, su rodilla resintió el movimiento y ahogó un gemido.
-Habla por sí solo ¿no?… -Comentó sonriendo nerviosa, cumplía dos encargos,
el de Bella de volverse miembro del Ministerio y el de Dumbledore, de preparar todo para
el regreso de Harry. -…realmente soñaba con volvera mi país.
-Lo sé…estuviste mucho tiempo en el extranjero…pero tu preparación parece
serla mejor…Greyback… -Hermione frunció el ceño, tenía en las manos los papeles de
que la acreditaban como auror.
-Sé que mi apellido no es el mejor…es de hecho, malo. -Susurró cabizbaja,
Hermione se sonrojó.
-No he querido decir eso, es que… -La puerta se abrió, unos pasos firmes
hicieron que Eurídice se sonrojara y bajara la cabeza, Hermione sonreía al recién llegado
y a ella se le salía el corazón por la boca; conocía esos pasos, los sabía de memoria por
haberlos memorizado en el Colegio. -Ron…permíteme presentarte a la nueva integrante
del equipo… -Hermione tendió la mano dándole a entender que debía levantarse, ella lo
hizo sobrecogida. -…Eurídice Greyback, Ronald Weasley. -Dijo sonriendo, Eurídice sonrió
mirándolo, él las imitó a las dos y le tendió la mano, al tocarse fue como si los dos se
identificaran, el aroma del cuerpo de Ron cambió por completo, mientras ella sentía al
instante sus pupilas dilatarse, las aletas de la nariz de Ron se abrieron
imperceptiblemente, a ella se le erizaron los bellos de la nuca, un segundo bastó para
darse cuenta que no le era indiferente al pelirrojo, que haciendo gala de torpeza y
nerviosismo dijo:
-¡Qué cicatriz! -Al instante se sonrojó, mientras Hermione le daba un manotazo
en el hombro como reproche, ella sintió pena y se sonrojó hasta las orejas tal como él. -
Perdón…es que yo…bueno…lo siento…
-Está bien…no es fácil de ocultar. -Comentó avergonzada procurando ocultar el
nerviosismo.
-Ronald…no seas insensible. -Dijo Hermione tan apenada como ellos dos,
Eurídice negó como dando a entender que no importaba, y le dio la espalda a Ron para
volver a sentarse, él salió torpemente tras una absurda disculpa, Hermione volvió a
sentarse. -Perdónalo, no suele ser sutil… -Susurró mientras ella asentía sonriendo. -
…tengo un novio algo torpe. -Dijo sonriendo, Eurídice sintió como si todo su cerebro se
hubiera colapsado. -Te enviaré como primera misión a Hogwarts…hay que revisar el
Colegio entero, te tocarán las oficinas de los profesores.
-¿Es tu novio? -Susurró sonriendo, fingiendo alegría, Hermione asintió. -
Hogwarts…extraño ese sitio…fue el único hogar que tuve…y ahí… -Triste, mas no por los
recuerdos, añadió. -…me enamoré por primera vez.
382
arrastró hacia el muro, con la sensación de que flotaba entre agua, como en el sueño de
Cho; sacudió de nuevo su cabeza, unos pasos la hicieron aferrar su varita con fuerza. -
…¿quién…está ahí? -Dijo con la misma dicción de un tartamudo.
-No hay modo de ayudarle… -Susurró aquella voz melosa, levantó la mirada
apenas para chocar sus ojos con los de él, que sonrió irónico. -…se mete en problemas
con la misma rapidez que se enfurece. -Snape la ayudó a levantarse.
-Por favor…lléveme…a mi casa… -Suplicó sujetándose de su cuello, él le miró
serio. -…Bella…Bella sigue a Ron hacia allá…ella…
-Quiere a tus hijos, lo sé… -Susurró aferrándola por la cintura. -…¿dónde está
Potter? -Preguntó.
-Corrieron por el bosque…está a punto de ocurrir…no quiero estar cerca
cuando pase… -Susurró con mejor voz.
-¿Huyendo de sus mentiras? -Preguntó sarcástico.
-Nuestras…querrá decir. -Contestó ella, él asintió sonriendo y los dos
desparecieron.
383
-Perdóname Ron…lo siento. -Susurró avergonzada, recuperó la compostura y
sonrió de lado. -Creí que vigilarías los jardines con Hermione esta noche. -Dijo sutilmente,
mientras echaban a andar por el pasillo rumbo a las escaleras.
-No…ella no ha venido hoy…tuvo asuntos pendientes en el Ministerio. -Dijo
desviando la mirada, el aroma era distinto, sonrió irónicamente, él estaba así por que
sabía que el asunto pendiente era rubio.
-Ah…entiendo… -Dio por respuesta, tosió como no queriendo la cosa y entraron
a la sala de trofeos. -…me encantaba pasear por aquí de noche. -Comentó sin querer, él
sonrió.
-A mi no me trae buenos recuerdos esta sala. -Susurró sonriendo, ella se volvió
interesada. -Un castigo.
-Les ponían muchos según recuerdo…no se caracterizaban Harry y tú por ser
muy legales… -Susurró divertida, en aquel momento dieron vuelta en un pasillo, algo
estalló de golpe, empapándolos en algo pegajoso y acuoso, las carcajadas consecuentes
los hicieron emitir al mismo tiempo:
-Peeves. -El pequeño infame salió huyendo, Ron se volvió a vera Eurídice
quitándose lo que fuera que había empapado a los dos. -…parece que es…
-Jugo de calabaza. -Contestó mientras miraba el suelo empapado. -Habrá que
limpiar. -Dijo levantando la varita.
-Parece mentira que estando tan viejo siga con estos juegos. -Dijo Ron mientras
daba un paso, resbaló. -Ah… -Se tambaleó, Eurídice lo sostuvo por la espalda, pero
patinó en un charco y sin querer cayó de espaldas jalándolo. -…Merlín.
-¡Ah! -Dijo dolorida por el golpe del codo de Ron casi incrustado en su
abdomen.
-Perdón. -Susurró el pelirrojo levantando la cara y poniéndose de rodillas medio
cuerpo sobre ella, que lo miraba, con la luz de la luna iluminándole la cara, de una forma
tal, que no pudo evitar sonreír y tocarle suavemente la mejilla.
-Qué curioso… -Comentó sin darse cuenta. -…en mis días de Colegio habría
matado por esto. -Ron se sonrojó y ella sintió pena. -Yo…lo siento…fui muy torpe. -Dijo
levantándose.
-Descuida. -Murmuró el pelirrojo y los dos limpiaron en silencio, volvieron a sus
puestos y no dijeron nada más; dos días después Hermione les dio una misión en la
costa, un trabajo hecho casi para los dos.
-Imposible… -Dijo sin saber qué más decir. -…ella me lo dijo en sus
sueños…me lo dijo mientras dormía.
-¡Qué romántico! -Exclamó Amycus burlonamente, Hermione sintió un dejo de
vergüenza.
-Por supuesto que sí…ella estaba dormida por culpa de Bella ¿no? -Preguntó
Voldemort. -Y usted me ha dado el mejor regalo que pudo darme… -Añadió sonriendo. -
…gracias a su astucia, valore inteligencia, el cuerpo de Potteres mío.
-Carajo. -Draco intentó acercarse pero la punta de la varita de Amycus se le
clavó en la yugular.
-¡Miente! -Exclamó alterada, asustada a más no poder, Harry con la frente
perlada en sudor se sacudió y Hermione lo miró horrorizada. -¡Oh Dios!...Harry…Harry
perdóname…perdóname… -Dijo mientras las lágrimas le escurrían por las mejillas
pálidas.
-Ya ni siquiera puede escucharla…es momento de que yo actúe. -Voldemort
sonrió, apuntó al cuerpo de Harry con la punta de la varita y carcajeó. -Vea como lo que
se supone debía impedir, se vuelve posible.
384
-Ginny… -Exclamó Harry con un raro sabor metálico en la boca, ¿era en verdad
a esto a lo que se refería Eurídice cuando le pidió que dejara a Hermione actuar?, no
tenía idea de lo que pasaba, sólo sabía que tenía una daga en el pecho y que yacía en
brazos de su agresora, Hermione, su amiga, su hermana.
-¡No! -Gritó Ginny mientras Dolohov le ponía un pie sobre la espalda para fijarla
al suelo helado.
-No lo entiendo…¿porqué?... -Hermione se volvía loca de dolor, no entendía por
que Voldemort estaba tan contento. -…se suponía que este era el remedio…
-Se equivoca, yo no puedo invadir esa carne por que es la carne de Lily
Potter…por eso no podía tomar el cuerpo de Harry así como así, de haber podido, ¿cree
que hubiera tomado el cuerpo de Longbottom?…puedo tocarle e incluso matarle, pero de
eso a apoderarme de su cuerpo…eso era imposible… -Exclamó sonriendo, Hermione
estaba azorada, Harry entre sus brazos moría lentamente. -…pero, ya que usted ha
herido esa carne, puedo invadirla como un virus…yo puedo tomar el cuerpo que una
mano amiga hirió… -Exclamó triunfal, con un movimiento de varita comenzó a levantar el
cuerpo de Harry que ya no podía siquiera mover un dedo.
-Estúpida. -Carcajeó Alecto mirando a Dolohov que casi se podría decir tenía la
boca abierta de la impresión.
-Hermione… -Susurró Harry sin comprender, se sentía extrañamente
adormilado, como si le mecieran para hacerlo entrar en un sueño profundo, sentía frío, frío
en todo el cuerpo. -…Ginny…
-¡Harry! -Gritó Ginny desesperada. -¡Maldita seas Hermione! -Gritó en un
arranque de ira, rabiosa de pensar que todo era culpa de su mejor amiga. -¡Maldito seas
Voldemort! -Dijo conciente de que la anterior había sido una agresión innecesaria.
mintieron, -No…Eurídice
alguien le mintió
no ame ya mi… -ExclamónoHermione
ellamentiría…Eurídice desesperada,
debe haber sabido esto…nos
mirando a
385
-No es suficiente… -Espetó Snape mirándola con dureza, ella asintió, estaba
radiante. -…¿porqué le alegra tanto?
-Significa que al fin ocurrirá todo…seré libre. -Dijo contenta, él no dijo nada, se
puso su túnica y se dispuso a salir.
-Vaya al Colegio, hable con Dumbledore…es momento de que él le de sus
últimas indicaciones. -Ordenó secamente, ella asintió sin dejar de sonreír. -Quite esa
sonrisa de sus labios…cuando conozca su misión, va a lamentar que Potter haya vuelto. -
Aseguró saliendo y cerrando con fuerza, ella se confundió un poco pero no le dio
importancia, usó su polvos flú para llegar a Hogsmeade, de ahí fue caminando (corriendo)
hacia el Colegio; Filch la dejó entrar sin decir nada, era un auror, no había porqué
sospechar, corrió por el pasillo, ignorando a los alumnos, ignorando a la gata que le
maulló furiosa cuando la golpeó al dar vuelta en un pasillo, llegó a la gárgola y sonriente
dijo. -Lunetas. -Aquella enorme mole giró, entró corriendo y una vez dentro llamó al
cuadro. -Profesor…
-Eurídice, ¿a qué debo la visita? -Preguntó sonriendo, con unas hojas en las
manos, ella sonrió más que antes y le murmuró entre sonrisas.
-Él ha vuelto…lo encontraron hace un rato en el lago negro…lo han sacado… -
Guardó un instante de silencio mientras el profesor se sentaba a tomar un respiro por la
noticia. -…Harry está a salvo. -Afirmó sonriendo, luego sentándose en el suelo ante el
cuadro le dijo. -Dígame lo que voy a hacer…¿qué es lo que tengo que decirle a
Harry?...¿qué es lo que tengo que hacer?... -Él no le dijo nada de inmediato, con los ojos
clavados en la mesa que tenía delante, ella estaba radiante. -…déme las ordenes, he
esperado 5 años profesor…haciendo todo lo que usted me pidió…¿qué tengo que hacer
ahora?
-Lo que te toca hacer ahora es…complejo. -Susurró ajustándose las gafas.
-¿Más complejo que estar con Draco mientras amo a Ron?...¿más que ser de
los dos bandos? -Dijo llena de una rara hilaridad. -Vamos profesor, eso ya es imposible.
-Tienes que pedirle a Hermione que apuñale a Harry. -Exclamó, Eurídice se
quedó helada sin saber qué contestar.
-Apuñalarlo…¿para qué? -Interrogó todavía con la esperanza de que no fuera lo
que sospechaba.
-Para que Voldemort pueda entrar en su cuerpo. -Contestó secamente, ella
sintió que se le paralizaba el cuerpo.
-¿Qué ha dicho? -Preguntó sorprendida, sintiendo un extraño dejo de pavor que
nunca había sentido. -Está bromeando. -Dijo sonriendo irónica, como si con ello todo se
volviera chiste.
-No, no es broma…Voldemort debe apoderarse del cuerpo de Harry. -Murmuró
con las gafas en las manos, la frente arrugada por la angustia.
-Pero… -Alterada golpeó el suelo. -…¿no es suficiente ya con serla traidora
más grande de la historia, para que ahora me pida eso? -Furiosa, con los colmillos
alargados y los ojos verdes de rabia se volvió a verlo. -¡No lo haré!...¡Usted está loco! -
Gritó apuntándolo con un dedo acusador.
-¿Quieres que Harry y todos tengan vida? -Preguntó seriamente, ella lo miró
incrédula. -Tienes que hacerlo.
-Pero… -Empezó sin comprender.
-Le explicaré… -Comenzó, ella se volvió a mirarlo, aquello valía la pena ser
escuchado.
386
Destino
-¿Qué ocurre Albus? -Preguntó Minerva al notar que se ponía de pie consternado, como
si escuchara algo.
-Ha ocurrido…Hagen… -Se volvió al chico que le miró ansioso por recibir
órdenes. -…corra, vaya a su casa, saque de ahí a Hermione, Draco y Ginny…de prisa. -
Hagen asintió, se disponía a desaparecer, cuando Pansy le tomó la mano.
-Voy contigo. -Susurró, él quiso dejarla, pero McGonagall asintió como si le
pidiera que la llevara.
-Está bien. -La sujetó con fuerza y salieron del Colegio y desaparecieron,
cuando abrieron los ojos, una ventisca les golpeó, la cabaña estaba destruida, miraron a
su alrededor, buscando alguna señal de vida. -Pansy, revisa las habitaciones. -No había
dicho ni media palabra cuando escuchó el llanto de un animal, corrió a las habitaciones,
encontró entonces en la cocina, en un rincón sobre unas mantas, un lobo.
-Eurídice… -Dijo Pansy a su espalda, Hagen se inclinó junto al animal y le
acarició la cabeza, el lobo le lamió la mano en agradecimiento.
-Hermana…te has dividido… -Susurró, luego con un movimiento de varita hizo
desaparecer al lobo. -…le he enviado a un sitio seguro… -Hagen miró a Pansy que
asintió, en eso estaban cuando el cielo estalló en rojo y negro, una terrible energía densa
y pesada como el plomo les llegó en un segundo.
-¡¿Qué es esto?! -Pansy se sujetó de Hagen con fuerza, era tan pesada esa
atmósfera de maldad que apenas podía sostenerse sobre sus pies.
-No lo sé…pero…debemos seguirla…vamos Pansy… -Hagen echó a andar
cuesta abajo, siguiendo aquella enorme luz negra que golpeaba las nubes haciéndolas
girar como un tornado en algún punto del bosque, Pansy le sujetaba la mano con una
fuerza desesperada, un miedo la invadía sin poderlo evitar. -…cálmate, yo estoy contigo. -
Le dijo al llegar al primer claro del bosque y distinguir que estaban ya muy cerca.
387
-Es lo que me lamento. -Dijo ella sin querer, como una idea que simplemente le
había brotado de los labios, Hagen suspiró fuertemente y entonces lo vieron, Draco,
Dolohov y Amycus les daban la espalda, mientras Ginny atada de pies y manos lloraba
tirada en el suelo, Hermione algo más allá, derribada y manchada de sangre miraba con
la misma sorpresa de Alecto a su espalda, ahí ante los ojos de todos, un cuerpo, elevado
unos centímetros sobre el suelo, con los brazos extendidos, convulso y pálido emitía por
la boca y los ojos aquella espesa luz negra y roja que lo invadía todo. -¡Merlín! -Pansy se
aferró con fuerza de Hagen que no podía hacer otra cosa que abrir la boca de sorpresa.
-¡Mierda! -Dijo sin pensar, Draco escuchó y se volvió a verlos, estaba tan pálido
que a Pansy le pareció que moría.
-Ven gatito, gatito… -Decía sonriendo, dando un paso por cada minuto que
pasaba, con los ojos llenos de una hilaridad enfermiza, sus tacones sonaban
escalofriantes en la mansión, su risa contenida golpeaba cada muro, mientras Ron se
deshacía en ahogos, pensando alguna forma de salir. -…vamos gatito…ven, ven…¿para
qué postergas más lo que seguramente pasará de todas formas? -Preguntó deteniéndose
placidamente en medio del pasillo, podía ver la sombra de Ron en el suelo, podía incluso
escuchar a Arthur que balbuceaba conversando con su padre.
-¿Para qué se detiene?... -Preguntó Ron con la garganta seca, rezando por que
alguien viniera a ayudarle; hacía cuentas en su mente, el hechizo de Alecto debía durar
una hora más o menos, habían pasado 15 minutos apenas. -…venga por mi si tanto le
intereso. -Dijo sofocado, se mareaba, pese a las pociones de su madre no se sentía bien,
la debilidad no lo abandonaba y cargar a Arthur empeoraba las cosas.
-Te sientes irresistible Weasley… -Carcajeó sonriendo, se puso a limpiarse las
uñas con la punta de su varita, mientras claramente escuchaba a Ron rabiar, sonriente
estiró el brazo para verse los dedos mejor, en un intento absurdo por postergar el
asesinato que ya casi podía ver. -…pero te tengo una sorpresa, a mi no me interesa
meterme contigo…no caigo tan bajo…y no estoy tan necesitada…
-Qué alegría…de todas las mujeres del mundo, creo que es usted la más
repulsiva de todas…no sé siquiera cómo Rodolphus se casó con semejante escoria. -
Exclamó altanero, una explosión lo hizo encogerse sobre Arthur y levantar la varita, el
pequeño dio de pucheros y él sintió cada trozo del librero caerle encima, estaba
sorprendido, aquello era espantoso, pudo haberle tirado a él y haberlo matado con el niño
en brazos, esa mujer simplemente no tenía corazón.
-¡Te prohíbo mencionar el nombre de Rodolphus!... -Exclamó Bella acercándose
a él amenazadoramente, llena de una rabia sobre natural, que iba muy por encima de lo
que había sentido antes, la hilaridad se había ido, ya nada era gracioso. -…¡ese nombre
te está prohibido Weasley!
-¡Demonios!...¡Bombarda! -Hizo estallar el muro frente a él, produciendo
suficiente polvo y estruendo para entretener un poco a Bella, se levantó y echó a correr
hacia el único punto que le quedaba cerca para esconderse, el jardín; al entrar dio de
frente con una belleza natural que antes no había visto en esa casa, ni cuando se ocultó
con los demás, ni cuando había visitado alguna vez a Eurídice antes, los cerezos estaban
en flor y Arthur emocionado, tendió sus bracitos hacia el rosa intenso que poblaba el
techo del jardín. -Ahora no hijo…ya luego te dejaré jugar con esas flores. -Dijo mientras
buscaba donde ocultarse, con Bella pisándole los talones. -Aunque ahora que lo
pienso…un hombre Weasley no juega con flores… -Dijo en un susurro divertido y la
respuesta fue un pellizco potente en el brazo, al volverse a ver de reojo, notó que su hijo
poseía algo que no había visto en los otros tres. -…tienes garras. -Emitió sonriendo,
Arthur le miró sin comprender, como antes, y él se ocultó bajo una mesa poblada de
belladona.
388
-Ah… -Se vino abajo y él sin saber qué más hacer se detuvo en el viaje, los dos
se detuvieron en medio del camino a la Mansión Greyback, se le ocurrió ayudarla a
levantarse, pero lo pensó mejor y conservó su apariencia fría de siempre, ella respiró
pesadamente y se derrumbó.
-¿Qué ocurre? -Preguntó secamente, mirándola que se iba de boca sobre el
suelo, sofocada, él frunció el ceño y haciendo de tripas corazón la dejó a su suerte.
-Lo ha…lo ha poseído… -Dijo entrecortada jalando aire a bocanadas con la cara
pegada al suelo polvoso, Snape no hizo por levantarla ni ayudarle de forma alguna, por el
contrario, se llevó las manos a la cabeza y dio una vuelta como si buscara donde enfocar
su mente. -…tengo que ira hablar con Harry…necesito hablarle…
-¡Está loca! -Exclamó furioso, la tomó por el brazo haciéndola levantarse,
estaba sonrojada. -¡No puede hacer eso!...es tirarse directo a las fauces del lobo. -Emitió
entrecortado, ella con la respiración pesada no podía mirarlo fijamente, ocupada en
distinguir sombras entre sus sueños despierta.
-Tengo que hablarle…necesito ayudarlo en este momento, calmar su
desesperación. -Argumentó acalorada, él negó furioso pero ella no entendía.
-¿Y su hijo? -Preguntó sonriente, ella frunció el ceño y miró al suelo. -¿Qué
pasará con Ron y su hijo? -Sonrió como si con ello le diera a entender que no eran su
asunto y que él no le ayudaría, ella soltó un sollozo.
-Por favor…vaya…ayúdeles… -Suplicó desesperada, él le negó su mirada. -
…por favor…sálvelos al menos hasta que yo vuelva…se lo imploro. -Dijo poniéndose de
rodillas con los ojos anegados en llanto.
-¡Es una idiota! -Gritó furioso tirándola al suelo, ella se echó a llorar,
debatiéndose entre el bienestar de Ron y Arthur y la seguridad de todos. -¡Se ha creído
las patrañas bondadosas de Dumbledore! -Le espetó en la cara, desesperado la tomó por
los brazos y la hizo mirarle. -¡Vea de lo que me ha servido a mi!
-¿No le es suficiente haberla amado? -Preguntó dolorida, él le miró con los ojos
desorbitados. -Usted la amó a su modo…la salvó a su modo y le mostró su amor igual… -
Él la soltó y ella volvió la cara al suelo. -…déjeme amar a los míos a mi modo. -Pidió entre
sollozos que la hicieron temblar, él se volvió dando un gruñido, se limitó a patear el suelo.
-Lárguese…haga lo que tiene qué hacer…yo me hago cargo de Bellatrix…pero
no le prometo salvarlos. -Dijo en un susurro mientras echaba a andar hacia la casa
cercana, con su enorme túnica moviéndose a su ritmo; ella suspiró sonoramente y se
sentó en el suelo, cerró los ojos y se concentró en llegar a un chico de ojos verdes, luchó
unos segundos para romper toda la energía negativa que lo rodeaba, con la ropa hecha
jirones entró en aquel torbellino verde y rojo, pasando por el negro absoluto, había una
burbuja de energía densa, la empujó con sus manos descubiertas provocándose cortes
profundos en la realidad, sus mejillas se rasgaron con el viento, pero empujó y al fin la
atravesó y pudo verlo solo entre la penumbra.
389
-Sí…mejor todos juntos, Fred… -Llamó Molly aún con los ojos clavados en el
reloj de pared. -…haz lo mismo, trae a Angelina. -Susurró, el chico asintió y George y él
salieron de la casa, un ¡plop! anunció que habían partido.
-No creo que sea buena idea. -Susurró Tonks mirando a la ventana, aquello no
le parecía una buena señal. -Si estamos todos aquí metidos, somos presas fáciles,
tenemos que movernos.
-No nos moveremos…quedémonos. -Susurró Fleur compungida, Bill notó en su
voz que estaba muy asustada.
-Quizá no sea buena idea…pero…es mejor que estemos todos juntos. -Dijo
Molly. -Quisiera tener ahora aquí a todos…si pudiera los traería a todos hacia mi. -Un
¡plop los hizo levantar las varitas, un grito los asustó y el llanto de dos niños los hizo
recobrar la esperanza.
-¡Auxilio! -Gritó Drepell desesperado, Bill corrió a ayudarlo con Ana que casi se
le caía al suelo. -Mi señorita…¡mi señorita!...la he dejado, no he podido cumplir su
orden…ella dijo…ella dijo… -Sangraba a chorros, Tonks lo miraba fijamente. -…Drepell
debe volver…tiene que ir por ella y el bebé…
-Respira Drepell, tranquilo… -Dijo mientras le detenía la hemorragia. -…ya
estás a salvo.
-Ana…Albert. -Molly corrió a verlos mientras Tonks y Fleur tomaban al elfo para
sanarlo.
-¿Quién te hizo esto? -Preguntó Tonks deteniendo con fuerza su pobre
cuerpecito, parecía dispuesto a volver.
-Bellatrix…Bellatrix… -Dijo sofocado por el dolor, Molly cargó a los dos niños y
los revisó desesperada.
-¡Oh gracias Drepell! -Gritó mientras las lágrimas se le venían, desesperada por
tener al menos a sus nietos.
-¿Dónde están Ron y Eurídice? -Preguntó Bill alarmado, Fleur a su lado levantó
la cara para mirar.
-¿Dónde está Arthur? -Preguntó Molly exasperada al caer en la cuenta de que
la faltaba un nieto.
- Se han quedado…Drepell no ha podido hacer nada…Drepell es un inútil. -Dijo
lloroso y desencajado. -Drepell es un tonto. -Lloró desconsolado con sus manitas
cubriéndose los ojos.
-Tranquilo…no hag sigdo tu culpa…no podías haceg nada contra Bella…es un
monstruo. -Susurró la francesa mientras sacaba del bolsillo de su delantal un pañuelo
para atarle la oreja al elfo.
-Mi ama…mi ama… -Sollozó desesperado, Molly se concentró en arrullar a los
dos niños, Ana miraba fijamente a Drepell como si ansiara tocarlo.
-Es muy simple, supongo que ahora lo entiende. -Dijo mirándola que pálida y
devastada por la verdad se sentaba a ordenar sus ideas. -Tiene que hacerlo.
-Ginny no lo soportará…Hermione no puede hacerlo…simplemente es una total
y absoluta locura… -Desconsolada se mordía los dedos desesperada. -…¿Porqué no
decirles todo y dejarnos de mentiras?
-Por que si se los dice tal cual acabo de decírselo…no le van a creer. -Exclamó
seriamente.
-¡Qué novedad!...yo tampoco le creo. -Contestó ella sonriendo irónica.
-Hable con la señorita Weasley…ella esconde un secreto que tiene que ver con
todo esto. -Dio la espalda a la joven y se dirigió al fondo de su cuadro.
-Conozco ese secreto. -Dijo ella suavemente. -Ahora comprendo todo. -Respiró
profundamente, las cosas parecían aclararse un poco.
390
-Exacto…usted tiene que decir a Hermione que apuñale a Harry…luego cuando
el cuerpo de Harry sea poseído por Voldemort, usted tiene que hacerlo confiar, al menos
porunas horas…déle tiempo a Ginny de actuar, sólo eso se necesita…que ella actúe. -
Susurró seguro de lo que decía, ella sonrió y se puso de pie.
-No sé si estoy haciendo lo correcto, tampoco si su plan es el mejor…pero ya
que es mi única opción… -Se dirigió a la puerta. -…la tomaré por única verdad.
-Suerte, Eurídice…no pierda la fe. -Murmuró sonriendo para darle valor, ella
asintió y salió de allí, camino a San Mungo, donde todos se debatían por que Harry
estaba en el mismo piso que un grupo de mortífagos heridos.
Respiró por primera vez con unos pulmones tan suyos como lo pudieron ser los
de su antiguo cuerpo, abrió los ojos como si fueran las persianas de una nueva
habitación, sonrió con la misma altivez que alguna vez había demostrado al entrar en
Hogwarts, dio un paso al frente y se sintió completo; ¡Claro que lo estaba! Éste era su
cuerpo, el cuerpo en el que él había depositado un trozo suyo hacía tanto, un trozo que él
mismo había matado por error pero que hecho cenizas aún habitaba en aquel cuerpo, en
el cuerpo del único que podría vencerlo, el cuerpo del único que podría derrotarle.
Tragó saliva para confirmar que estaba vivo, sintió el dolor en el pecho de la
herida hecha por la asquerosa sangre sucia y sonrió, se llevó la mano al pecho y sacó la
daga para dejar que la herida cerrara, la exclamación de sorpresa venida de labios de
Alecto no pudo causarle más placer.
-¡No! -Gritó la voz chillona e insoportable de la pequeña Weasley, se volvió a
verla y ella le sostuvo la mirada retadora y altanera, pero en el fondo con tanto amor que
hasta sintió lástima. -Harry. -Dijo casi en un susurro dolorido.
-¡Imposible! -Granger se quejaba, lo negaba como si con ello dejara de ser
palpable, él se volvió a mirarla y abrió la boca con alegría para pronunciar con aquella voz
que aborrecía pero que ahora era tan suya como sus ideas.
-He vuelto. -Dijo profundamente, Draco le miró fijamente y en sus ojos grises vio
el fruto de su trabajo, vio el rostro de Potter con las mejillas adelgazadas, los ojos verdes
nulos ante el poder de sus pupilas rojas, él era Potter, él era ahora y sin remedio, el niño
que vivió.
391
mirándola con tal ira que Eurídice retrocedió inconscientemente, en cuanto dio un paso
atrás el suelo bajo sus pies se volvió de agua, cayó, cayó en ella de un golpe, intentó
flotar pero no podía, se hundía rápidamente y lo único que podía hacer era tender su
mano hacia el niño que seguía mirándola entre lagrimones, dispuesto a dejarla morir por
traidora.
-Harry…¡Harry! -Clamó desesperada, tendiéndole una mano que él no iba a
tomar bajo ninguna circunstancia.
-Tú mentiste…la engañaste pese a que es tu amiga…no te entiendo… -Dijo
sobrecogido por el miedo a dejarla morir, por que pese a todo él no era malo, nunca lo
había sido.
-Por favor…Harry…dame la mano…no he querido mentir…he tenido que
hacerlo… -Se excusó desesperada, si se ahogaba precisamente en el sueño de alguien
como Harry moriría, estaba totalmente segura de ello. -…¡Dumbledore me pidió que lo
hiciera! -Gritó justo antes de sumergirse por completo, su mano emanaba apenas un poco
sobre el agua, cuando un par de manos pequeñas la sostuvieron para que no se ahogara,
cerró los ojos y puso todo su esfuerzo en salir ayudada por Harry que la miraba todavía
asustado, pero convencido de que si Dumbledore la había enviado era por algo.
-Harry… -Susurró todavía sin poder creer lo que veía, realmente el que estaba
ante ella no era Harry, realmente esos ojos no eran más de aquel color verde que
recordaba, no, eran ahora rojos, de un rojo oscuro, brillante y desagradable, intentó
ponerse en pie para acercarse a él, pero el chico ya se había vuelto a verla.
-He vuelto. -Dijo como si fuera suficiente sentencia para que todos se inclinaran
ante su presencia.
-¡Mentira! -Gritó Ginny exasperada.
-Señor…señor…es, realmente es usted. -Dijo Alecto dando un paso hacia él,
haciendo aparecer entre sus manos una túnica negra perfecta que de inmediato entregó a
Harry, que sonriendo se la echó encima, se llevó las manos a la cabeza y se peinó el pelo
hacia atrás, mirando al frente sin las gafas, con los ojos totalmente ajenos a ese cuerpo.
-Lo soy…y es momento de que todos sepan de mi poder y mi majestad. -
Declaró rudamente, ignorando a Draco que miraba sorprendido, a Pansy y Hagen que
permanecían alejados pero a la vista perfectamente.
-¡No se lo voy a permitir! -Grito Hermione levantando la varita, envalentonada
en un intento de rescate de su amigo, en una última bocanada por ganar algo de honor. -
¡Desmaius! -El hechizo lo golpeó, pero a él no le pasó nada en lo más mínimo, atontada
por la sorpresa se vino al suelo de rodillas, embargada por una verdad arrolladora. -No le
he hecho daño. -Dijo al tiempo que se tiraba sobre el suelo a mirar la nieve.
-Hermione… -Llamó Draco queriendo acercarse, al momento Amycus lo derribó
de un golpe en el estómago, de rodillas con los ojos llenos de lágrimas intentó moverse
hacia ella.
-Harry…mírame Harry… -Clamó Ginny desde el suelo, pero al que ella llamaba
le daba risa el oírla y simplemente le ignoraba. -…mírame por favor…¡ese no eres
tú!...¡maldito Voldemort hijo de perra! -Gritó acalorada y desesperada por llamar aunque
fuera un poco de su atención.
-¡Avada Ked… -Comenzó Amycus apuntando a la pelirroja, Hagen levantó la
varita dispuesto a intervenir y Pansy se llevó la mano al bolsillo cuando la mano de Harry
detuvo al mortífago con un movimiento tajante.
-No… -Exclamó, Ginny se llenó de emoción, era Harry, él la protegía, regresó la
mano a su cuerpo y se acomodó la túnica para echar a andar. -…no gastes energía
Amycus…vamos, el frío y la conmoción ya les son suficiente tortura. -Dijo con la voz
helada, Ginny al escucharlo dejó caer su cabeza en la fría nieve; Harry, Amycus, Alecto y
392
Dolohov se alejaron ignorando a todos, Hermione se llevó las manos al rostro y se puso a
llorar, Ginny miraba el cielo orando por que el sol le quitara lo que le quedaba de vida de
un solo golpe.
-Él te pidió que nos mintieras…¿verdad? -Preguntó el niño con una sonrisa
tímida, ella empapada y adolorida le sostuvo la mirada respirando con fuerza.
-Sí…fue él quien me pidió que mintiera…ha sido por una buena razón. -
Contestó mirando al suelo, tratando de recuperar el aire que había perdido.
-¿Cuál es esa razón? -Preguntó él interesado, ella le tomó la mano y le sonrió.
-Que tú y todos vivan. -Susurró sonriendo tiernamente, él se sorprendió y echó
el cuerpo atrás asustado.
-Pero…¿cómo una mentira me va a hacer vivir? -Interrogó seriamente, de
pronto fue como si creciera, ya no era más el niño de 11 años que había visto antes,
parecía tener ahora 15, el cabello largo y los ojos vivaces tras las gafas.
-Voldemort tenía que tomar tu cuerpo para ser humano…antes corríamos el
riesgo de que huyera tomando otro cuerpo al momento de matarle…dentro de tu cuerpo
es totalmente mortal…es vulnerable. -Susurró suavemente tomándole la mano con fuerza.
-Pero…parece ser muy poderoso, Hermione no ha podido dañarle. -Refirió él
compungido y serio.
-Lo sé…es que no es cualquiera el que puede matarle…sólo una persona
puede hacerlo. -Dijo ella tomándole la cara con sus dos manos, no era más el joven de
15, lucía mayor, 20 años, sonriente, alegre, casi normal.
-Dime quién…dime quién es esa persona. -Pidió él desesperado, mirándola
ansioso por una respuesta.
-Ella es… -Sonriente se disponía a darle el nombre cuando una mano la tomó
por el cuello y la levantó del suelo, Voldemort tal cual Harry le recordaba la amenazaba
mirándola a los ojos.
-¡Calla! -Gritó encolerizado, Eurídice tembló de pies a cabeza, intentó
sostenerle la mano para que no la matara, pero él era muy fuerte y ella estaba exhausta. -
¡No digas más maldita!...¡Esa esperanza que tienen tú y el viejo es una
farsa!...nadie…¡óyelo bien! -Gritó sacudiéndola y mirándola con una enorme sonrisa. -
¡Nadie puede detenerme ahora!
-¡Eurídice! -Gritó Harry sin saber qué hacer, ella se ahogaba, él repasaba todo
en su mente intentando encontrar una forma de ayudarla, ella se ponía roja.
-¡No! -Dijo entre el ahogo de saberse presa de el-que-no-debe-ser-nombrado,
intentó luchar pero no podía, el problema es que si moría ahí, no podría volver a ayudar a
Ron. -¡Suélteme!...basta…¡Ron! -Dijo, Harry entendió que ella necesitaba ir a otro lugar,
se tiró con todas sus fuerzas sobre las piernas de Voldemort, haciendo que la soltara.
-¡Vete! -Gritó el chico de gafas mirándola que en el suelo intentaba volverse a
él. -Prometo que no me vencerá…confío en ti…creo en ti. -Dijo sonriendo, ella asintió
cerró los ojos y se entregó al sueño para despertar. -Voy a esperar a esa persona…voy a
esperar. -Concluyó sonriéndole, mientras se debatía en la lucha contra Voldemort.
-Tonto…¿crees que de algo te ha servido? -Voldemort carcajeó mientras se
fundía en el suelo de agua lentamente con una sonrisa espantosa.
-Me es suficiente saber que no mintió…creo en ella tanto, como poco creen en
ti. -Exclamó envalentonado, no estaba solo, no si Eurídice y Dumbledore habían trabajado
juntos.
-Pues si tanto crees en ella, quizá deberías seguirla en ese sueño. -Sentenció
apuntándole con su varita, Harry logró saltar al suelo donde Eurídice casi se había
ahogado, se sumergió en esa agua y se puso a nadar, tenía que huir dentro de su mente
393
lo más que pudiera, tenía que ir a donde él no pudiera encontrarlo, para luego volver y
poder tomar el control de su cuerpo cuando fuera necesario.
-¿A dónde van? -Preguntó Pansy mirando a los cuatro que se alejaban, Hagen
había corrido a soltar a Ginny.
-Creo saberlo… -Susurró Draco ayudando a Hermione a ponerse de pie, ella
pálida se volvió a mirar a Ginny, que se presionaba las muñecas, la pelirroja se volvió a
mirarla y se le acercó a grandes zancadas. -…Ginny…
-Espera… -Dijo Hagen, pero Pansy le hizo una mueca, debían dejar que la
pelirroja se desahogara.
-¡No se metan! -Ginny enfrentó a Hermione y sin darle ni siquiera tiempo a dar
una excusa le dio una bofetada tan dura que Hermione se vino al suelo con la mano en la
mejilla, miraba el blanco dividido por la línea roja de su sangre. -¡Estúpida!...¿Porqué?... -
Ginny se inclinó y tomó a Hermione por el cuello de la chaqueta para levantarla, Hermione
no podía decirle nada. -…¡carajo!...¡dime porqué! -Espetó fuera de sí misma.
-Ginny… -Draco quiso meterse pero Hagen lo detuvo, Pansy se acercó y tomó a
Hermione por los hombros.
-Lo siento Ginny…de haberlo sabido…yo… -Comenzó la castaña con los ojos
anegados de llanto, no por la bofetada, no por sus palabras, la culpa la estaba corroyendo
igual que un ácido terrible desde dentro.
-Ginny…no ha sido cosa de Hermione. -Explicó Pansy sonriendo tristemente,
abrazando a Hermione que se soltó a llorar aferrada a ella, temblando presa de un dolor
moral espantoso, Ginny cayó en la cuenta de que la boca de Pansy estaba llena de
verdad.
-Cierto…sé quién fue. -Dijo sonriendo enloquecida por el dolor de ver al hombre
que amaba convertirse en aquel que casi se lo había arrebatado. -Tu hermana… -
Exclamó mirando a Hagen que le sostuvo la mirada fijamente. -…¿dónde está? -Interrogó
furiosa, rabiosa y sedienta de venganza.
-En mi casa…luchando contra Bella al lado de tu hermano… -Contestó él,
Draco le miró fijamente ¿se había vuelto loco?, Ginny iría en ese preciso momento a
deshacerse de Eurídice.
-Perfecto. -Dijo, se inclinó para levantar su varita, tomó de paso las gafas de
Harry que yacían en el suelo y sonrió. -Se las daré en cuanto lo vea y vuelva a ser mi
Harry…pero ahora…tengo un perro que matar. -Dijo secamente y dio unos pasos de
vuelta a la cabaña, Hermione al oír aquello tembló y Pansy la soltó para correr a alcanzar
a Ginny.
-¿Permitirás que termine con la vida de Eurídice? -Draco miró a Hagen presa de
la sorpresa.
-No…mi hermana no va a morir en manos de un Weasley…para cuando
lleguemos a la casa, mi hermana ya estará muerta. -Susurró él compungido, mirando a
Hermione que parecía absorta en sí misma, de cierto modo la entendía, él mismo
comprendía lo que iba a pasar ahora, era un peso moral demasiado grande.
-¡Espera!...no te lo voy a permitir…¡no le harás daño a Eurídice si no la
entiendes! -Pansy corrió para detenerla, pero no la alcanzó, se volvió a los demás y
desapareció siguiendo a Ginny luego de ver a Hagen.
-Vamos…mi hermana quiere que estemos ahí. -Sentenció Hagen mirando a
Draco. -Necesita publico para lo que va a pasar. -Dijo pasando al lado de Hermione, le
sonrió para calmarla, pero ella no entendía nada.
-Hermione… -El rubio la llamó lentamente, ella estaba en un estado extraño de
shock, en cuanto la tomó por los hombros se desvaneció víctima de un horrible desmayo,
tuvo que cargarla y siguiendo a Hagen, fueron a la Mansión Greyback.
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-Me dejaré de juegos idiotas y te cortaré de una buena vez por todas el cuello
de un tajo…¡maldito Weasley mal nacido! -Gritó Bella al entrar al jardín, apuntó con su
varita hacia una mesa de madera en la que había macetas con mandrágoras. -
¡Bombarda! -La mesa se hizo añicos y las plantas chillaron horriblemente, Ron intentó
contener el grito de susto de Arthur con su mano pero era tarde. -¡Ahí estás asquerosa
rata! -Dijó apuntando a la mesa de la belladona. -¡Carpe retractum! -Jaló la mesa contra el
muro a su lado, Ron quedó descubierto, con el niño en brazos, el golpe de la mesa contra
la pared hizo tambalear los cerezos que amenazaron con dejar caer sus flores.
-¡Se lo advierto! -Gritó Ron apuntándole con la varita y poniéndose de pie, con
el niño sujeto entre el brazo izquierdo, Bella sonreía divertida por que se atreviera a
amenazarla. -¡Primero me mata antes que entregarle a mi hijo!...y no se la voy a poner
fácil.
-¡Crees realmente que puedes contra mi! -Bella carcajeó sonoramente, Arthur
dio un sollozo y Ron con un pequeño jalón se lo reacomodó en el brazo, estaba débil aún
por la perdida de sangre, las pociones que le habían dado tardaban demasiado en hacer
efecto. -¡Desmaius!
-¡Protego! -Apenas logró evitar el hechizo, que desviado fue a golpear el fondo
del jardín, rompiendo en dos un árbol de ciruelas dirigibles, regalo del padre de Luna.
-Eres hábil Weasley…y veo que las pociones que te dieron para sanarte
comienzan a hacer efecto… -Bella se puso a caminar en círculo alrededor de Ron, que
apenas lograba dejar de tambalearse siguiéndola, Arthur se entretenía mirando a la mujer
fijamente. -…¿cuánto te va a durar la buena suerte? -Preguntó sonriendo, Arthur la imitó,
lo que dio una imagen de contraste en semejante momento.
-Lo que tenga que durar para proteger a mi hijo. -Susurró casi en un gruñido,
Bella levantó la varita y le apuntó.
-¡Diffindo! -Exclamó, Arthur miró el rayo impresionado abriendo la boca como si
quisiera decir algo.
-¡Expelliarmus! -Dijo Ron luego de que con un salto que lo hizo perder el
equilibrio evitara por muy poco el ataque, tirado en el suelo intentó desarmarla.
-¡Cave inimicum! -Una especie de escudo se formó delante de ella, Ron tragó
saliva, intentando levantarse, pero Arthur daba de patadas para tocar el suelo, lo que lo
hizo trastabillar. -¡Crucio!
-¡Ah! -Ron cayó al suelo atormentado por el dolor, Arthur cayó de su brazo,
tocando el suelo de sentón desde donde miraba fijamente el rostro contraído de su padre
con una atención enorme, Ron quiso darse vuelta para que no le mirara, pero Bella
acercándose se lo impidió deteniéndolo con la punta de su bota.
-Mira pequeño Arthur…mira a tu padre cómo sufre…¿ves cómo le duele? -
Preguntó acuclillándose junto al pequeño que sentado se presionaba las manitas mirando
fijamente al pelirrojo, con el ceño fruncido sin comprender lo que pasaba. -Esto Arthur, le
ocurre a los que van contra la sangre pura…sangre que corre por las venas de tu padre y
que corre por las tuyas… -Bella le acarició la cabeza al pequeño y lo obligó a mirar
cuando intentó volverse a ella con rostro dolorido. -…no, no…esta es la primer lección
que voy a darte…tienes que ver el dolor para que aprendas a disfrutar causarlo… -
Susurró mirándolo con una sonrisa tierna, Arthur endureció su cabeza para que no
pudiera hacerlo mirar, ella sonrió.
-¡Déjelo en paz! -Gritó Ron tan adolorido que soltó la varita y se retorció como
un gusano, impotente y avergonzado de ver los ojos azules de Arthur tan impresionados. -
¡Maldita!
-¿Oyes como tu padre me falta al respeto?… -Comentó apuntándole a Ron con
más fuerza. -…eso pequeño no se debe hacer…¡Crucio! -Ron saltó en el suelo como un
395
salmón contra corriente y Arthur dio un grito de espanto y comenzó a llorar a todo pulmón,
Bella carcajeó y tomando la cabeza de Arthur con su mano abierta le obligó a mirar entre
los lagrimones que le brotaban. -Tienes que mirar…debes mirar…¡Mira! -Gritó absorbida
por una maldad excesiva.
-¡Depulso! -Bella se dobló por la espalda y fue a azotar contra el estante de las
escobas, donde quedó inmóvil, Ron pudo levantarse a medias y mirar a Arthur, lo tomó en
sus brazos e intentó consolarle, mientras unos pasos se le acercaban. -Llegué justo a
tiempo.
-Profesor Snape. -Ron le miró seriamente, perlada de sudor la frente y el labio
superior, abrazó al pequeño que se aferraba a su camisa y cerró los ojos. -Gracias. -Dijo
sinceramente, él profesor asintió con seriedad.
-No agradezca...vamos, antes que despierte. -Refirió ayudándolo a levantarse,
Ron asintió y trató de seguirle.
-¡No tan rápido Severus! -Gritó Bella que ya se había levantado, Snape tiró a
Ron lejos de sí y levantó la varita. -¡Everte Statum! -Apuntó a Severus que cayó al suelo
no sin antes atacarla.
-¡Expulso! -Una enorme maceta enviada por Snape fue directo a aplastar a
Bella, que la evitó dando un salto.
-Mi varita…¿dónde está mi varita? -Dijo Ron buscando en el suelo, entre los
pedazos de madera, barro y plantas que ya poblaban el piso del lugar; Arthur entre sus
brazos no dejaba de hacer pucheros.
-¡Inmóvilus! -Bella quiso detener a Severus de un solo golpe, pero él no se dejó
repeliendo el hechizo.
-¡Impedimenta! -Severus la miró fijamente, casi con una sonrisa helada.
-Sabía que eras un traidor…un idiota débil… -Exclamó mirándolo fijamente, él
asintió con orgullo, ella dejó escapar un grito. -…¡Maldito idiota!...te voy a quitar la sonrisa
de los labios Severus…voy a hacer que te arrepientas. -Dijo al tiempo que apuntaba con
su varita, Ron seguía en la lucha por localizar la suya, el llanto de Arthur incrementó.
-¡Vas a hacerme callar porque te lo ordenó tu señor! -Gritó para hacerla enojar,
necesitaba la ayuda de Ron para vencerla, de otra forma no podría lograrlo. -¡¿Harás lo
mismo que con Rodolphus?!
-¡No te atrevas Severus! -Gritó ella furiosa. -¡Diffindo! -Snape levantó apenas la
varita y con un movimiento rápido evitó el ataque, sonrió y siguió hablando.
-¡Pero por supuesto que me atreveré!...esa noche, antes de que fueras por él
para meterlo en esa caja… -Comenzó mirando de reojo a Weasley inclinado buscando
entre los escombros, con el niño llorando a voz en cuello. -…tu señor te dijo que
Rodolphus era débil…porque no había podido vencera Remus Lupin y a Moody… -
Continuó mirándola fijamente, ella se ponía lívida lentamente.
-¡Rodolphus era débil! -Gritó llena de rabia, levantó la varita y volvió a atacar
para hacerlo callar. -¡Depulso! -Snape salió disparado contra el muro a su espalda, ella
sonrió pensando que callaría e intentó ir hacia Ron, pero la voz de Snape volvió.
-Te ordenó que lo matarás en medio de la batalla…te ordenó que lo quitaras del
camino por que era un estorbo… -Dijo sonriendo, levantando la mirada tambaleante por el
golpe, con la cabeza sangrante, pero triunfal. -…te prometió que si lo matabas, tú serías
suya…
-¡Cállate! -Gritó enardecida, le apuntó directo al pecho y gritó llena de furia. -
¡Desmaius! -Snape se dobló como una hoja de papel, pero no dejó de hablar.
-Te engañó….nunca serás suya…nunca serás de nadie…por obedecerlo mataste
al amor de tu vida…y de qué te sirvió…sigues estando sola como yo. -Exclamó sonriendo,
mirándola con la boca llena de sangre producto de los golpes.
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-¡Bombarda! -Gritó Bella apuntándole al pecho, tan cerca que sólo lo peor se
podía esperar; el rayo le dio a Snape de lleno en el corazón, Ron alcanzó a ver como su
pecho estallaba cual globo y un gemido ahogado brotaba de sus labios.
-¡Profesor! -Gritó sin saber qué hacer. -¡Profesor Snape! -Abrazó con fuerza a
Arthur para que no mirara aquello.
-Bella mataste al único hombre que te amó… -Dijo con el último aliento de su
boca, ella temblaba de rabia y de dolor, por que era cierto y por que acababa de matar al
único que podía haber considerado amigo. -…al menos yo…protegí lo último que me
quedaba de ella, de algún modo… -Sonrió y miró al su alrededor, cerca alcanzó a
distinguir un cultivo de rosas rojas, rojas como aquel cabello, llenas de hojas verdes. -
…Lily… -Susurró y cayó muerto, Bella respiraba agitada mirándolo fijamente.
-Maldito seas…Severus Snape… -Dijo empapada en la sangre de su víctima, se
volvió a mirar a Ron, que sin varita no podía hacer nada, miró a su alrededor y distinguió
entre los escombros un pico para cavar, lo tomó con fuerza y se tiró contra Ron. -
…¡muere maldito Weasley! -Ron se dio la vuelta para cubrir a Arthur con su cuerpo,
rezando por que aquello no lo matara.
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-No…en el caso de ella es absolutamente su decisión…ni siquiera puedo yo
intervenir. -Susurró suavemente.
-¿Crees entonces en el destino? -Murmuró mirándola fijamente, Eurídice sonrió y
afirmó con suavidad.
-Así es…ahora mismo estoy siguiendo el mío…Sadame… -Susurró mirando los
cerezos sobre su cabeza, se llenaban de botones.
-¿Sadame? -Preguntó Luna mirando los árboles también.
-Exacto, destino en japonés…mi destino está sellado y tengo que cumplirlo. -
Afirmó sonriendo, levantando a Ana.
-Yo creo que el destino lo marca uno mismo…tú decides si lo cambias o
no…¿porqué no puedes tú creer en eso también? -Preguntó la rubia poniéndose de pie
para acercársele.
-Es algo tarde para mi…desde el principio decidí que se cumpliría y me
encargué de que así fuera…para cuando comprendí que podía cambiarlo, ya era algo
tarde. -Susurró mirándola a los ojos, Luna asintió tristemente.
-Entonces, Ginny debe consumirse…y yo tengo que permanecer en el
hielo…¿verdad? -Preguntó mirando a Ana, Eurídice asintió, al ver que venía entrando
Molly, Luna se inclinó para abrazarla por los hombros. -Voy a extrañarte mucho.
-Yo a ti. -Dijo Eurídice sonriendo y agradecida le abrazó también, Luna levantó
la mirada hacia los cerezos y antes de salir se volvió a ver a su amiga.
-Lluvia rosada…parece mentira que lo hayas preparado tan exacto. -Dijo con
una sonrisa dando de saltitos, salió.
-Esa niña suele ser muy rara. -Susurró Molly sentándose al lado de Eurídice.
-Tal vez…pero es más sabia de lo que todos piensan… -Eurídice miró a su
suegra como si conociera algo que ella no. -…lástima que nadie vea eso en ella.
398
-Sangre. -Dijo el rubio, Hermione y Ginny miraban sorprendidas.
-La han herido…pero ella se mueve… -Hagen miraba las gotas desplazarse en
líneas onduladas hacia la casa. -…va a la Mansión…va a la casa. -Dijo seriamente, en
algunos espacios se notaban las marcas de las rodillas de Eurídice que caía al suelo débil
por la herida.
-Vamos. -Dijo Pansy al frente y todos corrieron hacia la casa, en el momento en
que un rayo verde iluminaba las paredes de vidrio del jardín.
-Ron. -Dijeron Hermione y Ginny al unísono y corrieron con más fuerza.
-Espero que esto te duela... -Entre el llanto de Arthur y la voz de Bella, Ron
apenas podía escuchar su mente, oró por que aquello no matara a Arthur, escuchó a
Bella lanzar aquello como si fuera una lanza, casi en seguida el sonido de un tambor al
reventar su piel, un quejido sordo y una expresión de sorpresa; pero él no sentía nada,
Arthur se había quedado callado y pensó que ella le había matado y de paso al bebé.
-Merlín. -Susurró esa voz, sonriendo a Bella, que con los ojos brillantes reía
también.
-Eurídice. -Ron se quedó perplejo viendo el cuerpo ante él; su Eurídice, se
había atravesado para detener el ataque, aferrada con las uñas a su brazo, evidenciaba el
dolor que sentía de semejante acero incrustado en su abdomen.
-Lo has logrado...llegaste. -Carcajeó Bella orgullosa y altanera. -Entraste en
todos esos sueños…moviste todas esas piezas…pero la rabia hará de ti lo que quiero…te
volverás lo que quise, un monstruo.
-El alumno supera al maestro... -Eurídice se tambaleó al arrancarse
el instrumento con todas sus fuerzas, un hilo de sangre le salió por la comisura de los
labios. -...al menos, desquitaré la furia que siento... -Sin mirar ni a Ron ni a su bebé, se
llevó la mano a la bolsa del pantalón. -...cometiste un error al dejarme la varita…pudiste
dejarme sin protección…
-No fue un error. -Susurró Bella, miró de reojo el cadáver de Snape en el suelo y
sonrió tristemente, Eurídice intentó ignorar eso y sacó la varita.
-Voy a librar al mundo de una rata... -Eurídice le apuntó directo al pecho. -
…¡Avada Kedavra! -Bella salió despedida hacia las mandrágoras, golpeando los muros
del lugar, el temblor llegó a los árboles sobre Ron y el bebé, los cerezos empezaron a
deshojarse y Eurídice cayó al suelo.
-¡Eurídice! -Ron la sostuvo, luego la acomodó en sus brazos tras dejar a Arthur
en el suelo, el pequeño parecía atento a lo que ocurría con ellos.
-Ron... -Susurró sonriendo alegre como siempre. -…Ron…Harry…él ha
reaccionado, siento tardar…
-Te llevaré a San Mungo, te pondrás bien. -Ron le dio ánimos, y trató de
levantarla, ignorando lo demás.
-No puedes dejar a Arthur solo... -Eurídice le pasó la mano por los cabellos, con
los ojos llorosos. -…es riesgoso…Snape…ella…lo mató verdad… -Él asintió, ella cerró los
ojos frustrada.
-Morirás si no hago algo rápido. -Exasperado la miró a los ojos, luego trató de
levantarla en brazos.
-Si me mueves...será más rápido...quiero quedarme…quiero que pase aquí. -
Eurídice se concentró en mirarlo, vio tras él, los pétalos de los cerezos, caían lentamente
cubriéndolos a los dos, sonrió. -Llueve rosado.
-¿Qué? -Ron no la entendía, pero tampoco quería hacerlo, necesitaba sacarla
de ahí.
-Necesito que...tienes que sonreír. -Eurídice se lo pidió casi en un clamor, en la
esfera él sonreía.
399
-¿Cómo pides eso?...estás muriendo. -Ron comenzó a llorar, ella le secó el
llanto con sus manos llenas de sangre.
-¿Recuerdas?...jamás me iría sin desped... -Tosió haciendo que un borbotón de
sangre le brotara del abdomen, Ron frunció el ceño y la apretó contra sí. -...promete que
vivirás...
-¿Qué? -Ron no entendía ni media palabra de aquello, Eurídice se despedía.
-Tú y mis hijos prueban que existí...promete que no morirás en esta guerra. -
Eurídice lo pedía sonriente, alegre casi y eso a él lo torturaba más.
-Es que no puedo...¿si mueres qué voy a hacer?...me dejarás solo. -Soltó como
un chiquillo asustado y confuso.
-Los tienes a ellos... -Eurídice movió la cabeza hacia Arthur que jugaba con los
pétalos que le caían sobre la cabeza. -...y me tendrás aquí. -Le puso el índice en el
pecho, la sangre de su boca se acrecentó.
-Es que... -Tenía que haber una forma de refutar aquello, de hacerla entender.
-¿Qué harás cuando uno termine en Slytherin?...cuando Ana tenga novio... -Se
retorció, Ron notó que se ponía fría. -…pide a tu madre que te oriente...a Pansy no, es
arma de dos filos… -Ron rió sin querer, ella sonrió y suspiró complacida. -...gracias, no
voy a olvidarlo.
-No quiero que mueras... -Suplicó perdiendo la voz por el nudo en la garganta,
ella le tomó por la barbilla.
-Ron... -Lo miró seriamente y comenzó a llorar, Ron recordó el sueño y cómo
ella había mostrado su desesperación de perderlo; Ron sonrió para hacerla sentir mejor,
no quería verla así, ella lo imitó amargamente. -...¡Oh Merlín!...me hubiera gustado...
-Hay tiempo... -Ron la besó sonriendo, ella asintió, él suspiró sonoramente,
Arthur miraba. -...falta mucho por vivir…tienes cosas que enseñarme...eh...¿Eurídice? -
Sonriendo para calmarla, la miró a los ojos.
-Si te hubiera amado antes...habría sido… -Ron la miró esperando a que
terminara la frase, ella tendió su mano hacia Arthur, mano que no llegó más que a rozarlo.
-...lindo. -Terminó al cerrar los ojos como si el sueño le hubiera abordado, Ron esperó a
que volviera a abrirlos, pero no pasó; Eurídice dejó caer su cabeza sobre el pecho de Ron
y su mano cerca de la de su hijo, aún sonriendo; había muerto tal cual lo había visto, bajo
una lluvia rosada viendo la sonrisa del hombre al que amaba.
Unos pasos le avisaron a Ron que ya no estaba sólo, Hermione y Draco entraron
siguiendo a Pansy, que se dejó caer de rodillas llorando por su única amiga, Hagen se
paró junto a ella y se sacudió llorando por su hermana, mientras Ginny se acercaba para
ver aquél espectáculo y tomar en brazos a Arthur, Hermione había tenido tantas
impresiones que sufrió un desmayo, Draco la sostuvo en sus brazos y se volvió a mirar;
Eurídice sonreía en su lecho de muerte, mientras Ron le lloraba amargamente, bajo una
lluvia rosada, tal cual ella ya había visto.
400
Consúmeme
Estaban todos ante las puertas de San Mungo, el Ministro había logrado avanzar junto
con toda su gente, los búlgaros habían sido de gran ayuda, los españoles comandados
por Xenophilus habían logrado también su parte, mientras los franceses ganaban terreno
entrando al país, pronto todo volvería a la normalidad, era sólo cuestión de dar con el
causante de aquello, que hasta el momento no era otra persona que Bellatrix Lestrange.
-Papá…tienes que descansar. -Percy intentó a fuerza de sujetarlo por el brazo
impedirle que saliera de la habitación, pero Arthur era terco cuando se trataba de
organización.
-No, no…¿dónde están las Patil? -Preguntó a Moody que vendado apuntó a la
puerta, por la que dos caras se asomaron. -Chicas, necesito que sigan corriendo la
noticia, necesito que se muevan…que todos se enteren de que ganamos terreno,
necesitamos gente para proteger a los muggles en los sitios que aún no son afectados. -
Suplicó, Padma asintió y salió corriendo, Pavarti permaneció ante él con el rostro
preocupado.
-Señor Ministro, disculpe que se lo diga, pero necesitamos un apoyo moral. -
Susurró mirando a Percy, él frunció el ceño, Moody carraspeó.
-¿Apoyo moral? -Arthur se quedó perplejo ante la petición.
-Lo que la señorita Patil quiere decires que necesitan la imagen de Potter… -
Susurró Moody al tiempo que Remus entraba a la habitación seguido de dos hombres. -
…la gente quiere ver que el niño que vivió vive y está de nuestro lado.
-Pero… -Comenzó apabullado. -…no sabemos dónde pueda estar Harry. -
Contestó mirando a Percy y a Remus.
-Además…él pelea a su modo y desde su trinchera. -Dijo Percy ajustándose las
gafas.
-Ese no es el mayor de los problemas señor Ministro. -Comenzó Remus,
Kingsley entró entonces, cojeando pero completo, seguido de cerca por Oliver Wood y
Augusta Longbottom que a pesar de su edad se movía con total agilidad.
-¿Qué ocurre Remus? -Preguntó mirándolo fijamente, Remus tomó aire con
fuerza y miró a Kingsley que intervino.
-Los dementores se repliegan están moviéndose como si vinieran hacia acá. -
Susurró el hombre, Arthur le sostuvo la mirada y buscó apoyo en la de Remus, pero él
conservaba la actitud seria.
-¿Porqué están moviéndose hacia aquí? -Preguntó sin saber qué otra cosa
decir.
-No lo sabemos, pero sea lo que sea, no vienen solos. -Susurró Oliver
suavemente, cuando todos se volvieron averle, añadió. -He recibido un mensaje por el
patronus del señor Krum…los hombres lobo dejaron de pelear contra ellos, igual que los
401
gigantes y demás mortífagos…todos se dirigen hacia aquí. -Exclamó asustado, Pavarti
retrocedió impresionada al ver algo por la ventana, Moody la protegió con su cuerpo.
-¡Merlín! -Dijo Augusta mientras Arthur andaba hacia la ventana para confirmar
lo que sus gastados ojos veían, afuera todo el ejercito de Bella se reunía, mirando
directamente hacia esa ventana, una figura encapuchada al frente.
-¡Arthur Weasley! -Gritó la voz conocida por todos, la voz que había gritado
desesperada por que le creyeran que el Señor Oscuro había vuelto una noche en un
cementerio, la misma voz que había jurado protegerlos a todos un día ante los ojos de
Lucius Malfoy, la misma voz que había sujetado la varita contra aquel ser malévolo,
estaba ahora afuera de San Mungo llamando con fuerza al Ministro ante su presencia.
-¡Imposible! -Dijo Percy sorprendido, al tiempo que Remus, desesperado e
incrédulo salía frente al Ministro para confirmar lo que sus ojos habían visto.
-¡Salga Ministro de Magia!... -Exclamó la voz sonando más reconocible que
nunca. -…¡dame la cara, asqueroso traidor a la sangre! -Gritó casi sonriendo entre cada
letra.
-Imposible…él no le hablaría así al hombre que casi es su padre. -Dijo Augusta
mirando a Moody que se movía con velocidad siguiendo al grupo. -Esto es inaudito. -
Repitió saliendo tras ellos.
-¡Carajo! -Oliver pasó rozando a Pavarti, consumido por la confusión y la ira.
-No puede ser…no puede ser… -Susurraba Pavarti sujeta a la puerta, viendo a
todos los demás pasar y perdiéndolos en el pasillo, Lavender que se acercaba le miró
fijamente.
-¿Pavarti qué ocurre? -Preguntó asustada de ver que hasta el Ministro salía
respondiendo al llamado de alguien.
-Es… -Susurró, Hanna y Justin se acercaron saliendo de una habitación
cercana, los Creevey hicieron lo propio y otros ex compañeros se acercaron a verla decir
algo que los hizo perder la esperanza. -…es Harry quien los dirige.
-¿Dónde estoy? -Preguntó en voz alta al ver que aquello no era para nada
parecido al jardín.
-Hermione. -Llamó, al volverse encontró a la persona a la que menos entendía y
que creyó odiar más que a nadie.
-Eurídice. -Dijo con un odio tan grande en cada letra que la chica bajó la mirada.
-¡Tú! -Gritó corriendo hacia ella, le tomó por el cuello dispuesta a apretar hasta
rompérselo. -¡Mentiste! -Gritó presa de una furia que la hacía cometer actos fuera de su
propia razón. -¡Me engañaste!...¡Te odio!
-Tuve…que hacerlo… -Dio como excusa sonriendo con los ojos llenos de
lágrimas, sin meter ni una sola vez las manos para defenderse, lo que provocó que
Hermione la detestara más, la viera como una mártir que no lo era, que no merecía serlo.
-¡Mientes! -Gritó para darse el valor de terminar con ella y vengarse por todo. -
¡Traidora!...¡farsante!...¡Ojalá no te hubiera escuchado!...¡por tu culpa Harry está en
manos de Voldemort!...¡por tu culpa murió Viktor!... -Dijo cayendo en la realidad de
aquello, sonrojándose de furia. -….¡por ti Ron se vuelve loco de dolor!
-Lo siento… -Susurró suavemente, mirándola a los ojos, llorando desesperada
al oír hablar de Ron, Hermione soltó un sollozo, no podía entender su actitud. -…daría lo
que fuera porque no fuera así…
-Te odio…¡te odio! -Gritó ajena a sí misma, sin poder contener el llanto. -
¡¿Porqué?!...¡dime porqué! -Clamó desconsolada apretando con la fuerza que el llanto
apenas le dejaba, las dos de rodillas, entre una penumbra blanquecina iluminada a penas,
mirándose fijamente, las dos desconsoladas, una por la culpa, la otra por el peso de la
verdad.
402
-Hay varias razones…pero sólo puedo decirte unas cuantas… -Dijo ella
entristecida, Hermione jaló aire con fuerza deseando tener más sangre fría para terminar
con su vida, cuando cayó en la cuenta de la verdad.
-¿Has muerto? -Preguntó, soltándole como si estuviera infestada de una rara
enfermedad, quizá locura. -Estás muerta y por eso vienes a hablar conmigo…¿estás
muerta?
403
-Tienes que proteger a Ginny, hasta que hable con el profesor
Dumbledore…¿entiendes? -Preguntó ansiosa, Hermione estuvo a punto de gritarle en la
cara que no volvería a creerle nada. -Es la única forma de salvar a Harry, a Draco y de
que Ron y mis hijos vivan…mentí para que todo esto fuera posible…engañé para que
todo pasará… -Dijo desesperada. -…por favor, haz que todo ocurra…tiene que pasar
esto…por favor, ayúdame…
-Entiendo… -Contestó sorprendida, mirándola casi con desprecio. -…protegeré
a Ginny hasta ese momento…haré lo que tú quieras. -Dijo segura, conciente de que si
Dumbledore, Snape, Eurídice y todos los demás habían llegado tan lejos era por alguna
razón. -Será la última vez que te crea. -Espetó con dureza, Eurídice le miró con asombro.
-Tan poco espero que me perdones… -Susurró agachándose. -…ojalá pudiera
demostrarte todo el dolor que me causa el haber mentido. -Dijo temblando sin querer,
Hermione le miró asombrada. -Maté a Bella, la mujer que me salvó…traicioné a
Harry…dejé que mataran al único hombre que me protegió y me dio su apoyo
incondicional bajo toda esta mentira… -Exclamó apretando los dientes con rabia,
Hermione palideció. -…dejé que apresaran en ese hielo a Luna que me fue fiel y
amigable, casi una hermana…permití que Ron casi muriera desangrado…y tú y Draco
casi son asesinados…Cho…la dejé agonizar… -Comenzó a llorar desesperada, al punto
que Hermione olvidó por completo su odio, aquella mujer ante ella realmente había tenido
que cargar un gran peso. -…y…y no podré salvar a Hagen…y Pansy… -Soltó en un
sollozo desconsolado, Hermione no resistió más y la abrazó con fuerza, llorando también.
-Perdóname…te he juzgado mal…perdóname. -Dijo sinceramente, Eurídice
estaba asombrada, pero no dejó de llorar, le abrazó con fuerza y luego le agradeció con
una sonrisa. -Dime qué hay que hacer. -Pidió sonriendo para calmarla.
-Vayan a Hogwarts…hablen con el cuadro y con McGonagall…es la única forma
que hay para detener todo esto…por favor, salva lo poco que nos queda. -Pidió
tomándole la mano con fuerza, Hermione lloraba.
-Te prometo que te ayudaré…no sé porqué…pero a veces creo que confío en ti
ciegamente. -Dijo tristemente.
-Quizá sientas eso ahora, sólo porque estoy muerta. -Murmuró guiñándole un
ojo, Hermione rió entre el llanto. -Un favor más que tengo que pedirte. -Hermione asintió
conteniendo el sollozo. -Por favor, di a Ron que me sepulte en el jardín…quiero estar bajo
los cerezos…hagan lo mismo con Hagen… -Se detuvo un momento y los ojos se le
llenaron de lágrimas. -…y si Pansy…bueno, si ella… -No pudo terminar, Hermione le
abrazó con fuerza.
-Entiendo…lo haré. -Dijo para ayudarla, Eurídice sonrió. -Pero te prometo, que
no permitiremos ni Draco ni yo, que Pansy o Hagen mueran…voy a protegerlos como tú
nos protegiste a nosotros. -Dijo seriamente, Eurídice asintió.
-También…quiero que tú y Draco sean los padrinos de Ana… -Pidió sonrojada,
Hermione asintió emocionada. -…pide a Harry que él y Ginny lo sean de Albert…y Luna y
Neville de Arthur… -Hermione sonrió ampliamente y asintió con seguridad. -…dile a Cho,
que voy a echarle de menos…y dile a Pansy que piense bien lo que va a hacer.
-No te preocupes…les daré tu mensaje… -Dijo abrazándola con fuerza, la
niebla a su alrededor parecía disiparse.
-Cuida de Ron. -Le pidió, Hermione asintió sin saber qué más hacer. -Dile que
estaré con él todo el tiempo… -Sonriente se inclinó para susurrarle. -…hay por ahí un lobo
que le echará una mano. -Dijo riendo alegre, Hermione asintió sin entender del todo. -
Bueno…debo irme. -Exclamó mirando al suelo, antes de marcharse del ensueño de su
amiga la miró. -Discúlpame…no he querido meterte en tanto embrollo…pero sólo una
mano amiga podía hacer que Voldemort tomara el cuerpo de Harry…eso se limitaba a
Ron o a ti…y yo sabía que Ron no podría ser…
404
-Descuida…creo que hasta te entiendo. -Mintió sonriendo, Eurídice le agradeció
besándole la mejilla.
-¿Sabes? -Murmuró viendo hacia la luz que comenzaba a formarse al fondo del
lugar y que a Hermione le pareció hermosa y cálida. -No quiero irme. -Confesó
mordiéndose el labio, con las mejillas brillantes de lágrimas.
-Quisiera…haber llegado antes para ayudarte. -Susurró la castaña, Eurídice
carcajeó y aspiró con fuerza, Hermione le tomó la mano con desesperación. -Tampoco yo
quiero dejarte ir…¿qué va a ser de Ron?...y tus hijos… -Confesó avergonzada, Eurídice
sonrió. -…hay alguna forma de…
-No…no es para tanto…debo hacerme a la idea es…es sólo que…bueno… -
Nerviosa se miró las manos. -…nunca voy a perdonarme el no haber pasado más tiempo
con mis hijos y con Ron… -Dijo apabullada, Hermione le miraba con una sonrisa triste. -
…pero, las cosas pasan por algo, ¿no?
-Sí…por algo. -Contestó Hermione con la voz cortada, Eurídice le soltó la mano
y echó a andar hacia la luz.
-Di a Draco que lo voy a extrañar…y a Harry que me perdone…por favor dile a
Ginny que le deseó suerte y que no se preocupe… -Se perdió entre la luz. -…¡Gracias
Hermione!
-No tienes nada que agradecer. -Dijo soltándose a llorar como una niña, la luz
se desvaneció y supo que estaba por despertar, antes de abrir los ojos, conciente ya,
escuchó de nuevo esa voz.
-Di a Ron que lo amo. -Nada volvió a oír, al despertar Draco le miraba fijamente,
recostada en un diván de la sala.
-Eurídice se ha ido. -Susurró mirándolo, él asintió suavemente besándole la
mano.
-Ron le llora en el jardín. -Dijo el rubio ocultando las lágrimas que le salían sin
poder contenerlas. -Iré a ayudar.
-Ve…yo tengo que…pensar… -Cuando lo vio alejarse se soltó a llorar
desconsolada, se sentía terriblemente mal.
-¡Sal si eres tan valiente como dicen! -Gritó, Alecto a su lado sonreía
emocionada de ser ella quien le acompañara y no Bella; la gente se movía para dejar
pasar al Ministro, sorprendidos, atolondrados por ver ante el ejército enemigo al único que
ellos creían podía salvarles. -Miren…no pueden creer que de verdad sea yo quien viene a
enfrentarlos.
-Están impresionados señor. -Dijo Dolohov a su lado, simplemente por el gusto
de contribuir al poder de su amo.
-Este ha sido el golpe maestro que nos hacía falta. -Susurró Amycus mirando a
su hermana que asintió, los dementores a su alrededor se pusieron ante ellos cuando el
grupo comandado por Arthur Weasley llegó hasta ellos.
-¿Harry? -Preguntó Arthur mirándolo fijamente, tan pálido que ni siquiera las
pocas pecas de su rostro se veían.
-El cuerpo es mío…pero ese nombre no… -Emitió en un susurro sibilante, tan
helado que Remus al frente de Arthur sintió pavor. -…ahora soy Lord Voldemort.
-¡Miente!...usted no es Harry Potter…ha imitado su forma simplemente…Harry
vive…¡Harry vive! -Exclamó Remus sacando la varita, cientos de varitas se levantaron de
pronto, los dos bandos armados y dispuestos a matarse el uno al otro, Harry carcajeó
sonoramente sin sacar la varita.
-Remus Lupin…mentor del muchacho…¿qué se siente ver cómo me he
apoderado de él hasta este punto? -Preguntó acercándose a él, eran casi igual de altos y
se sostuvieron la mirada, Remus miró aquellos ojos rojos y sintió un escalofrío, del Harry
405
que conocía ya no había nada. -Él está aquí adentro…y yo voy a matarlo, lentamente. -
Sonrió.
-¡Maldito! -Remus intentó írsele encima, pero Oliver y Percy le contuvieron,
Harry carcajeó y le volvió la espalda.
-Usted no es Harry Potter…él vive y no es una rata asquerosa como lo es usted.
-Exclamó Arthur envalentonado por la compañía de todos y por estar totalmente seguro
de que Harry no haría algo así.
-Potterestá preso dentro de mi…yo ocupo ahora su mente…yo le gobierno… -
Exclamó mirándolo con orgullo y altanería. -…Potteres mío…¡El niño que vivió no existe
más!... -Carcajeó mirando a todos que se apretujaban para alcanzar a ver con sus propios
ojos lo que decía. -…¡cayó ante mi poder, igual que Dumbledore y todos los demás!
-¡Miente!...¡Es mentira! -Gritó Lavender Brown apoyada por Demelza, Padma y
Pavarti, muchos otros les siguieron, pero Harry no se intimidó. -¡Harry no ha caído ni
caerá ante alguien tan idiota como Voldemort! -Dijo envalentonada, Alecto le apuntó con
la varita, pero Voldemort le detuvo con una sonrisa.
-No vale la pena…ya habrá tiempo. -Dijo mirándola fijamente. -¡Escuchen todos!
-Gritó mirando a su alrededor, unos estiraban el cuello para mirar, algunos pálidos y
asustados, otros tan impresionados que no podían creer lo que pasaba. -Tienen 24
horas…sólo 24 horas…cuando eso pase, ustedes caerán bajo mi yugo por las malas,
emplearé todo mi poder para aplastarlos como ratas… -Exclamó sonriendo, las
expresiones de miedo y desconsuelo no se dejaron esperar. -…ríndanse…arrodíllense
ante mi…ahórrense el dolor. -Susurró sonriendo, Arthur Weasley estaba rojo de ira,
asustado e impresionado de que Harry le hiciera esto, pero esos ojos rojos no podían ser
otros que los del propio Voldemort.
-Harry. -Remus no podía entender nada de lo que pasaba.
-No nos rendiremos… -Moody salió a decir lo que muchos ansiaban saliera de
la boca de Arthur. -…antes muertos.
-Es verdad…antes nos haces pedazos que caer ante ti, Lord Voldemort. -
Aquello salido de la garganta de Arthur Weasley retumbó en los oídos de todos, el orgullo,
el poder, la esperanza y la fe brotaron en los ojos de los que alcanzaron a oír, Harry se
volvió a mirarlo y sonrió satisfecho, todos los que lo miraban lo confirmaron, aquel ya no
era Harry.
-Entonces, voy a disfrutar enormemente, hacerlos pedazos. -Harry le miró antes
de caminar para alejarse, los mortífagos, dementores y hombres lobo le siguieron, antes
de desaparecer, Harry dijo lo más espantoso que Arthur Weasley le escucharía decir. -
¡Dile a Molly que le quitaré a su niño!...Potter no volverá a llamarla madre nunca más.
Habían pasado casi dos horas, quizá más, pero él seguía fijo a aquello como su
única ancla a la cordura. Aún podía sentir que latía ese corazón y se negaba a pensar
otra cosa, susurraba a su oído palabras de aliento y amor, con la fe puesta en que de
pronto le abrazaría con fuerza y carcajearía como antes. Abrió los ojos, la panorámica era
la misma que hacía diez minutos, ella sonreía inclinada en su pecho, su boca lucía esas
líneas indelebles de sangre que le hacían penar, su piel seguía pálida, al fin levantó un
poco sus azules ojos, frente a él, Ginny esperaba en silencio.
-Ron… -Llamó suavemente, poniéndole la mano en la cabeza, Pansy algo atrás
de ella lloraba desconsolada sonriendo a Arthur que entre sus brazos le miraba sin
comprender nada. -…ella ya no está más en ese cuerpo.
-Mientes… -Dio como respuesta, reclinó su cabeza sobre la de ella que se
movió suavemente. -…aún está tibia.
-Es por que te niegas a soltarla. -Dijo Draco que se había concentrado en
acomodar el cuerpo de Snape, sus ojos lucían vidriosos, había llorado por él casi tanto
406
como por sus padres, había llorado incluso por Eurídice como si fuera su propia hermana,
pero al acomodar el cuerpo de Bella, no había sentido siquiera el deseo de cerrarle los
ojos, de hecho sintió repulsión al tocarla y un raro dejo de asco. -Tienes que acomodar el
cuerpo Ron.
-Ella no está muerta. -Murmuró aferrado más a ella, apretándola con fuerza,
Ginny le pasó la mano por la frente.
-¡Carajo! -Gritó Pansy desconsolada, Hagen la presionó contra sí para calmarla.
-¡Qué le llore así no nos la va a devolver!...¡debí venir antes!...debí ayudarla…yo quisiera
haberle dicho… -Sollozó en brazos de Hagen, Arthur los miraba.
-Tranquila. -Le susurró besándole la frente, ella sonrió a Arthur que se había
asustado.
-Se parece demasiado a ella…lástima que sea pelirrojo como él. -Susurró
Pansy viendo al niño, que le sonrió.
-Tienes que dejarla ir. -Exclamó Ginny mirando a Ron, Hermione entró en aquel
momento, llevando en las manos una botella de whisky de fuego y un par de copas. -Es
momento de que la dejes ir.
-No quiero…¡Ella se queda conmigo! -Gritó desconsolado, Ginny cerró los ojos
apenada por su dolor, Hermione se acercó y le sonrió tristemente. -Ella tiene que estar
conmigo…ella…Eurídice era… -Titubeó desconsolado.
-Me pidió que te dijera que no te dejará solo. -Susurró mirándolo, él se
sorprendió ante aquello, Hagen hizo aparecer unas sábanas blancas y se levantó para ir
hacia Draco que usó una par tapar con desinterés a Bella. -Ella me pidió que te dijera que
te ama.
-¿Dónde la viste? -Preguntó Ron, Ginny miraba a Draco y Hagen, de alguna
forma seguía sintiendo el resentimiento contra aquella mujer, aunque descansara muerta
en brazos de su hermano.
-En mi desmayo…me ha dicho cosas importantes… -Susurró sonriendo
tristemente, miró a Ginny, ésta frunció el ceño, pero no dijo nada. -…entre ellas que te
ama, y que lamenta no poder estar más contigo.
-Como si eso pudiera ser consuelo. -Murmuró Ginny poniéndose de pie.
-Ginny… -Comenzó Hermione para reprobarla, pero la chica no soportaba más
callar.
-¡Ella nos engañó todo el tiempo! -Gritó enfurecida, mirando a Ron que con el
cuerpo en brazos le escuchaba sorprendido. -¡Por su culpa Harry está poseído por
Voldemort!
-¿Qué? -Susurró Ron sin comprender, apretando más aquel cuerpo a sí mismo.
-¡Ah no lo sabes! -Ginny se le acercó sonriendo, Hermione trató de detenerla. -
Ron!...¡él
Gracias a es
tu Lord
querida
Voldemort! Harrymirándolo
Eurídice,-Gritó fue apuñalado por Hermione ylos
con desesperación, ojosél…¡él,
ahora llenos de
asestó una bofetada tan dura que todos se quedaron boquiabiertos, una varita se le pegó
a la yugular con fuerza, Ginny tragó saliva con furia y le sostuvo la mirada seriamente.
407
-Te lo diré una sola vez… -Susurró con una espantosa sonrisa, pegada a su
cuerpo. -…si supieras la mitad de lo que ella sabía…si sintieras la mitad del sufrimiento
que vivía día a día… -Pansy le miraba con una risa enferma, que hizo que Hermione
retrocediera por instinto, Ginny intentó alejarse rabiosa, pero Pansy sonrió apretándola
con más fuerza, Hagen se acercó rápidamente por si tenía que intervenir, Draco miraba
de lejos calmado, Ron miraba a una y otra sin entender muy bien lo que pasaba. -…no
estarías hablando así de ella…entiendes…¡¿Entiendes?!
Abrió los ojos lentamente, todo dolía, absolutamente todo, se podría decir que
incluso el cabello le dolía; respiró profundo y lo primero que vio fue una fotografía en la
pared de personas que le parecieron extrañamente conocidas, el primero era un chico de
cabello rojo intenso, nariz afilada, alto, a su lado una chica de melena alborotada,
castaña, con una sonrisa autosuficiente por estar con esos dos, del otro lado, un chico de
cabello oscuro, gafas, ojos verdes. Se removió incómoda, no podía recordar de dónde los
conocía, no podía recordar porqué ver a aquel chico pelirrojo la hacía temblar, tampoco
sabía porqué se le formaba un cierto nudo en la garganta al ver al moreno.
Miró al otro lado de la habitación, había otra cama, en ella un joven de pelo rojo
intenso dormía, alcanzó a verle los brazos llenos de cicatrices y sintió un raro escozor en
el pecho, había poca distancia entre los dos, así que con lentitud trató de acercar su mano
al brazo del chico; a pocos milímetros se le agotó la energía y desistió, con la leve
sensación de que si lo hacía, quizá él desapareciera. Cerró los ojos y vio entre las
sombras de su mente a una joven de cabello castaño, con una cicatriz enorme surcándole
la cara, sonreía, le decía algo al parecer lindo por que se sentía mejor de verla. Al abrir los
ojos cayó en la cuenta de que no la recordaba bien, apenas podía rememorar su rostro,
pero ¿y el nombre? Se dio vuelta con molestia, entonces se miró el brazo, tenía un
tatuaje, una marca peculiar, se sorprendió al saber que ella era del tipo de personas que
se tatuaba, sonrió, de alguna forma eso le daba carácter.
-Has despertado. -Susurró una voz de mujer, entrando en la habitación, ella se
volvió con los ojos medio cerrados a verla, era una mujer regordeta, simpática, pelirroja
como el de la foto y el de la cama a un lado, ese rojo dolía en las pupilas, como si quisiera
llorar nada más de verlo. -Me alegra…empezaba a preocuparme…
-¿Dón… -No pudo decir más, era como un vacío no sólo en la mente, sino
también en la boca, de pronto se olvidó de lo que le iba a preguntar, sólo se quedó
mirando a la mujer.
-Estamos en casa…La Madriguera. -Susurró sonriendo, se volvió averla
fijamente, ella tragó y comprendió que lo que había refrescado su garganta era saliva, de
alguna forma, sintió como si ya antes hubiera conocido eso, la saliva.
-Madr… -No pudo terminar, estaba exhausta, la mujer le miró con interés y se
acercó a ella.
-Cho…puedes hablar ¿cierto? -Preguntó tocándole la frente, ella frunció el
ceño, sintiendo el roce de la mano de aquella mujer, era suave y cálido; sonrió, no podía
recordar haber sentido alto tan agradable.
-¿Cho? -Preguntó casi sin voz, ¿quién sería aquella persona a la que se
refería?
408
-Pero sin ella, Macnairy Avery… -Comenzó Amycus como no queriendo, no
sabían exactamente a dónde iban.
-Sin ellos, seremos más ligeros…la ley del más fuerte Amycus… -Exclamó
carcajeando, sólo Alecto le imitó.
-Entiendo. -Dijo Dolohov sintiendo cada vez más pánico.
-Por cierto…debes contar como muerto también a Snape… -Mencionó
sonriendo, Dolohov se volvió a mirarle fijamente, él sonreía. -…Bella lo mató…y ha
matado también a tu sobrina antes de morir…una verdadera lástima la verdad…me
hubiera gustado matarla yo mismo con mis propias manos, pero no se puede tener todo. -
Susurró riendo seguido por la estúpida sonrisa de Alecto que miró a su hermano, quien a
su vez miró a Dolohov; éste, golpeado por la noticia aferró el mango de la escoba con
fuerza y ahogó un rugido de ira mordiéndose los labios.
-Eurídice… -Exclamó sin fuerza, apenado sobremanera. -…lo único que me
quedaba de Ivana…ahora…muerta.
no por mucho!…pero
-No te aflijasvamos,
Antonin,
seaún te queda
ha perdido más
el lobo
en laese que tienes
guerra… por sobrino…¡claro
-Exclamó Voldemort
sonriendo. -…y nadie se queja. -Añadió, Dolohov le miró fijamente, dolido por lo que
acababa de escuchar, intentó armarse de valor para atravesarle el pecho con una
maldición mientras iba delante suyo, pero no pudo; a pocos metros vio el sitio al que se
dirigían, Hogwarts.
-Es el Colegio. -Susurró Amycus sonriendo. -Destruiremos el Colegio.
-No…eso nunca… -Contestó Voldemort descendiendo en medio del bosque. -
…vamos a la Cámara de los Secretos…mi hogar. -Carcajeó, tocaron el piso y casi de
inmediato los dementores y demás criaturas aparecieron a su lado, caminaron entre el
bosque en la búsqueda de la cueva, que servía de tercera entrada a la Cámara.
Había seguido nadando, hacía poco había descubierto que podía respirar en
aquella agua, de alguna forma le recordó el pensadero de Dumbledore, era agua, más no
lo obligaba a ahogarse; buscaba entre aquella oscuridad acuosa algo en donde ocultarse,
por que conciente estaba de que él continuaba siguiéndole, quizá no físicamente, pero lo
miraba, desde la inmensidad de su mente. Alcanzó a ver a lo lejos una especie de cueva,
o lo que en realidad era el hueco de un bolsillo, sólo que demasiado grande para que lo
notara, fue hacia él y en cuanto cruzo el umbral, el agua que lo hacía flotar desapareció y
cayó imprevistamente, con una velocidad exasperante, tan rápido que pensó que se
estrellaría de lleno contra el piso, pero de inmediato notó que entre más se acercaba al
fondo, más lento iba.
Llegó al fin al suelo y de una forma tan suave, que pudo confortablemente poner
los pies y mirar alrededor, recordaba aquel lugar, por que no hacía mucho lo había
visitado y era sin lugar a dudas el único sitio después de Hogwarts que amaba como a un
verdadero hogar, la Madriguera; caminó por los pasillos y notó que era un recuerdo de su
juventud, antes de salir a buscar los Horocruxes, se siguió a sí mismo por las escaleras,
siguiendo a Hermione y a Ron y escuchó cuando esta mencionaba los calzoncillos del
pelirrojo, sonrió sin querer y fue entonces cuando pasó, alguien lo llamaba para que
entrara a un cuarto, específicamente, la habitación de Ginny, y recordó de golpe, era
aquel día…cuando al cumplir años, ella le había obsequiado "algo útil, que no fuera
demasiado grande, para que pudiera llevarlo"; se miró a sí mismo y la miró a ella, los dos
hablando primero tímidamente, sobrecogidos por la próxima separación, emocionados por
el encuentro a solas, luego, aquel beso, el beso que le había cambiado la vida,
sorprendido se sonrojó, pero se alegró de encontrarse precisamente en ese recuerdo.
-Ginny… -Susurró sin poder evitar la sonrisa que se le formó en los labios, la
luminosidad de la habitación era tal que le parecía que estaba al fin en un sitio seguro;
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como si fuera acorde con la situación, Ginny quedó sola en aquella habitación, caminó
hacia el escritorio junto a la ventana que daba a los árboles frutales "donde una vez los
dos habían jugado quidditch, dos a dos, contra Ron y Hermione", ella escribía y él se tomó
el tiempo de sentarse sobre la cama a mirarla, sólo a eso, a mirarla y a amarle por sobre
todas las cosas. -…podría quedarme aquí mirándote eternamente. -Susurró sonriendo,
pensando en que dentro de aquella paz no le vendría mal quedarse un tiempo.
-No somos tan distintos al final… -Susurró una voz conocida, se volvió a ver a
quien hablaba, recargado en la puerta, los brazos cruzados y la sonrisa firme, Tom Riddle,
tal cual lo recordaba de su segundo curso, miraba a Ginny satisfecho de lo que veía,
Harry se puso de pie en un salto y le miró seriamente. -…tranquilo…no se puede violara
un recuerdo Potter… -Carcajeó divertido con su expresión de miedo y rabia.
-Idiota. -Exclamó secamente, Ginny tras ellos se movía hacia la ventana, para
gritar desde ella.
-¡Fred, mamá dijo que no tocaras eso! -Gritó la pelirroja, ajena a lo que pasaba
entre los dos hombres a su espalda, uno, el que le amaba, el otro, el que casi la mata
cuando niña.
-Sabes…recuerdo a una de las Weasley…prima o algo así de Arthur…iba en
séptimo cuando yo estaba en segundo… -Susurró Tom caminando hacia él que le miraba
fijamente, interponiéndose entre el recuerdo de Ginny y él. -…era preciosa…pelirroja
como todos los Weasley, pecosa…radiante…entiendo tus gustos…con esa belleza es
imposible no fijarse en ellas…lástima… -Dijo poniéndose las manos en la espalda,
cruzadas, con una enorme sonrisa.
-¿Lástima? -Preguntó Harry con el ceño fruncido, Ginny tras él había vuelto al
escritorio, ahora concentrada en la lectura de Historia de Hogwarts.
-Sí…es una lástima que no dure por mucho… -Exclamó sonriendo, se acercó a
Ginny, Harry intimidado se volvió a verlo fijamente y no pudo evitar que se le acercara. -
…voy a matarla. -Comentó riendo suavemente, Harry sintió un escalofrío y le miró con los
ojos desorbitados.
-¡Si le toca un pelo… -Comenzó a gritos, acercándose a él, que le acariciaba la
cabeza a Ginny lentamente.
-¿Vas a matarme Potter? -Preguntó mirándolo fijamente, él se sintió impotente y
le sostuvo la mirada.
-Usted…
-¿Sabes que es lo peor de todo? -Preguntó volviéndose a Ginny, a quien abrazó
por la espalda, Harry temblaba de rabia. -Cuando pase…no será mi rostro el que vea
asesinándole… -Rió mirándolo ahora a él mientras se alejaba hacia la puerta. -…será tu
rostro, el que la haga sufrir.
-¡No se lo voy a permitir! -Gritó y trató de alcanzarle antes de que saliera, pero
ya había cruzado el marco, la puerta se cerró de golpe y él se quedó ahí preso de la
habitación de Ginny, mientras ella iba hacia su espejo para peinarse. -¡Abra!...¡maldita
sea! -Rabió golpeando la puerta con fuerza, pero no pudo salir. -¡Ginny! -Llamó
enfurecido, desesperado, intentó pensar en la forma de salir, se volvió a buscar una
forma, Ginny a su espalda se miraba al espejo sonriendo.
-Me pregunto si este suéter le gustará a Harry. -Se dijo a sí misma en voz alta,
Harry sintió pavor y se volvió a la puerta para tratar de tirarla.
-Dijo que quería que la sepultaras aquí. -Susurró mientras las otras dos se
debatían casi a duelo con las miradas.
-¿Qué dijiste Hermione? -Preguntó Ron sin comprenderle, se había puesto de
pie, levantando en brazos aquel cuerpo, como si temiera que Ginny se lo fuera a quitar.
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-Ella me dijo que la sepultaras bajo los cerezos…que te ama…y que no todo
está perdido… -Explicó mirándolos a todos que no lograban comprender lo que ella
intentaba decirles. -…me dijo que tenemos que ir a Hogwarts a hablar con el cuadro del
profesor Dumbledore…por que él nos dirá cómo salvara Harry. -Terminó mirando
significativamente a Ginny.
-Salvarlo. -Dijo la pelirroja al tiempo que el rostro se le iluminaba, Ron miraba el
cuerpo entre sus brazos.
-Sí…tenemos que ira Hogwarts lo antes posible…ahora mismo en realidad… -
Dijo Hermione mirando a Ron, que cabizbajo sostenía aquel cuerpo muerto entre sus
brazos.
-Vamos. -Dijo Ginny tomando a Hermione del brazo, ella se quedó mirando a
Ron, él no andaba.
-Ella perdió su vida…y al hombre que amaba…¿y tú te preocupas por ir a
hablar con un cuadro? -Gritó Pansy a voz en cuello, todos se las daban de muy buenos,
pero no lo eran con alguien que se había sacrificado por ellos.
-¡Cállate Pansy! -Espetó Ginny y aunque hubiera querido contestarle, la mirada
triste de Hagen y el silencio de Ron se lo impidieron, se volvió y tomó a Arthur que jugaba
con pétalos y a él le dedicó su llanto.
-¿Ron? -Preguntó suavemente Hermione, él se volvió a verla.
-Vayan…iré a casa…en La Madriguera están Ana y Albert…debo…debo llevar
a Eurídice para cambiarle la ropa ensangrentada y traerla de vuelta aquí… -Susurró
tristemente. -…voy a sepultarla yo mismo, con mis propias manos.
-Puedo quedarme a ayudar. -Sugirió Draco suavemente, Ron negó con la
cabeza y sonrió agradecido.
-No es necesario… -Ron empezó a caminar, Pansy tomó suavemente a Arthur y
lo sentó sobre el abdomen de Eurídice, recargándolo en el pecho de Ron, Hagen detuvo
al pelirrojo y pasó la mano por la frente pálida de Eurídice.
-Cuando mi madre murió…me hizo jurar que no tomaría venganza. -Susurró
mirándola fijamente, luego sonrió mirando a Ron. -Era buena…aunque no lo crean. -Dijo
mirando a Ginny que se volvió dándole la espalda. -Nunca, hubiera hecho esto de no
saber que era lo correcto. -Susurró suavemente, la miró un momento, con los ojos
anegados en llanto. -Sea como sea…por muy mala que haya sido…no merecía morir así.
-Suspiró y le besó la mejilla.
-Eso yo no lo puedo juzgar. -Dijo Ginny echando a andar, Ron le miró
desconsolado, pero a ella no se le ablandó el corazón; Hermione se acercó para besarlo
en la mejilla.
-Ve…yo voy a cuidar de ella…sé que lo entenderá. -Murmuró sonriéndole, Ron
asintió y aferró su varita, antes de partir, Pansy se acercó corriendo, se quitó con fuerza
una sortija del dedo y se la puso a Eurídice en el dedo meñique de la mano derecha.
-Siempre le gustó…nunca fui capaz de dársela. -Susurró a Ron y le guiñó un
ojo, él desapareció llevándosela camino a la Madriguera, ellos desaparecieron, camino a
Hogwarts.
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-Está vacía. -Contestó suavemente, llevándose la mano a la frente con tristeza.
-No sabe nada…no sabe siquiera su nombre…lo ha olvidado todo.
-Imposible…eso no puede ser mamá, tiene que haber un error. -Dijo él mirando
a Cho por sobre su hombro, la chica miraba todo a su alrededor, de pronto sonreía al ver
algo llamativo, pero donde más colocaba sus ojos era en el chico de la cama de al lado,
Charlie.
-No puede terminar una palabra…no es coherente… -Molly negó con la cabeza
y se secó las lágrimas con un pañuelo, Bill le miró. -…ella, perdió todo…es como si su
mente se hubiera fracturado con la tortura…ha dejado de ser Cho.
-Cho… -Una voz los hizo volverse, Cho en su cama miraba a la cama de al
lado, el chico ahí comenzaba a responder, Bill fue corriendo hacia él para ayudarlo a
erguirse, Charlie estaba pálido al extremo de parecer muerto, Cho en la cama de al lado
le miró intrigada. -…Bill… -Llamó el pelirrojo al reconocer a su hermano, adormilado le
preguntó por lo que más le importaba en aquel momento. -…¿dónde está Cho?
-Ella está aquí Charlie…mira… -Molly le señaló a la chica que lo miraba con el
ceño fruncido, en cuanto las miradas se toparon, Cho abrió sus ojos impresionada,
aquellos ojos azules la hicieron recordar de golpe todo.
-¡No! -Gritó llevándose las manos a la cabeza, donde dolía, donde las sienes
latían igual que un corazón, donde la mente ardía como una llama encendida, recordó a
su padre, lo recordó muerto, lo recordó helado. -¡No! -Gritó desconsolada y Molly y Fleur
que entró oyendo los gritos hicieron por calmarla, sujetándola con fuerza para que no se
causara daño.
-¡Cho trangquila!...¡pog favog Cho! -Fleur le sostenía las manos con las que
daba de palmadas desesperada, Charlie ayudado por Bill se puso de pie para acercarse a
ella, Cho no dejaba de pelear.
-¡Cedric! -Gritó en un arranque de desesperación, Molly fue a buscar un
calmante. -¡No quiero que muera Charlie!
-¡Estoy bien Cho! -Gritó el aludido mirándola, tan asustado como ella, sometida
le miró sin reconocerlo, entre la fiebre del dolor y el recuerdo.
-¡Charlie! -Gritó desgarradoramente, Molly le puso unas gotas de poción en los
labios, de inmediato empezó a calmarse, pero seguía igual de asustada, Charlie entonces
se sentó junto a ella en la cama y le pasó la mano por la cabeza para consolarla,
sonriendo le besó en la frente y pegó la suya con la de ella.
-Tranquila…ya todo pasó…yo estoy contigo…aquí estoy. -Dijo respirando
tranquilo, mientras ella a fuerza de tener sus ojos pegados a los suyos, empezó a
entender, no recordaba casi nada, pero le bastaban aquellos ojos azules para respirar
mejor, se concentró en ello y pudo calmarse, cerró los ojos para eliminar las lágrimas que
le ahogaban, lo miró y trató de reconocerlo mejor, intentó recordar y al no lograrlo se echó
a llorar.
-¿Qué es lo que le pasa? -Bill miró a su madre sin comprender del todo.
-No lo sé…lo que sea que le hayan hecho, casi mató su espíritu…ella no está
bien. -Sentenció mirándolos, cuando una voz los hizo salir de ese apuro para entrar en
otro.
-¡Madre!...Ronald está aquí… -Exclamó George desde la sala con la voz
temblorosa, Molly y Bill se miraron, Fleur los impulsó a salir.
-Vayan…yo me encaggo de togdo aquí. -Dijo sonriendo, Bill tomó a su madre
del brazo y la impulsó a ir a la sala, cuando llegaron y Ron se dio la vuelta para verlos,
Molly casi se desvanece, de no ser por que Bill le sostenía y Ron parecía poco dispuesto
a soportar que su madre se desmayara.
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-Démonos prisa. -Dijo Ginny al aparecerse en el Bosque Prohibido, Hermione le
miraba sin comprenderla del todo, se le hacía imposible que fuera tan fría con Eurídice,
pero no hizo ningún comentario, Pansy a su lado llevaba plantada en la cara una sonrisa
irónica, hiriente.
-¿Porqué la sonrisa? -Preguntó Draco acercándose, mientras caminaban entre
los árboles.
-Simplemente…por que esta niña se va a dar de topes cuando comprenda la
verdad… -Susurró como respuesta, Hagen a su lado lucía pensativo. -…entonces, va a
lamentar todo lo que ha dicho en contra de Eurídice…cuando mi amiga salve su trasero
desde el infierno, va a lamentarlo. -Dijo conciente de que escuchaba, la pelirroja se volvió
y la enfrentó.
-Tu amiga es igual que tú…¡una asquerosa perra traidora! -Espetó con rabia
mirándola fijamente, Pansy soltó una carcajada, Hermione no toleraba más esa situación
absurda.
-¡Basta! -Gritó tratando de separarlas a empujones, Draco contenía a Hagen
que había intentado irse sobre Ginny.
-Trata de controlarte. -Le dijo al oído mientras lo sujetaba por la espalda.
-Esa maldita Weasley me está colmando el plato. -Gruñó encolerizado, Draco
apenas podía sostenerle.
-¿Qué te causa más rabia Weasley...saber que le debes la vida a una Slytherin
que se acostó con tu hermano…o saber que de alguna forma el precioso de tu novio
siente afecto por la que tú llamas perra? -Pansy le miró a los ojos y tarde se dio cuenta
que el comentario había sido demasiado.
-¡Reducto! -Exclamó Ginny apuntándole con la varita, con una voz ajena,
impregnada de rabia.
-¡Protego! -Alcanzó a detener Hermione, por que sabía que aquello habría
matado a Pansy, que mirando fijamente le hizo un guiño a Ginny y se acercó a Hagen
para caminar juntos. -¡Prometí a Eurídice que protegería a Hagen y a Pansy!...aunque sea
de ti, Ginny. -Exclamó la castaña, Ginny no le miró.
-¡Es la última vez que te permito algo así Parkinson! -Gritó Ginny enfurecida,
luego miró a Hermione con odio por haberle impedido cerrar aquella boca, y siguió
andando.
-Es la última vez… -Pansy comenzó a imitarla, pero Hagen la hizo callar con
una mirada, comenzaron a caminar directo al Colegio, lograban ver las torres cuando
Draco los empujó hacia una sombra, alguien se acercaba; entonces lo vieron, era todo un
grupo de personas encapuchadas, al frente Dolohov, Avery y Alecto hacían guardia al que
por momentos juraron seguía siendo el Harry de antes, Ginny intentó acercarse, pero
Hermione la sostuvo con fuerza.
-Estás loca…te verán y no se tocarán el corazón para matarte. -Susurró la
castaña viéndola fijamente.
-Aunque lo intentaran, no les sería posible…¿o sí Weasley? -Preguntó Pansy
levantando las cejas con una sonrisa, Ginny le tomó por la barbilla presionando con
fuerza.
-Si Eurídice te contó secretos…aprende a guardarlos, maldita víbora. -Espetó y
permaneció inmóvil, Hermione la miraba sin comprender la anterior conversación.
-¿A dónde van? -Preguntó Hagen interesado en la comitiva numerosa, Draco
miraba apabullado.
-La Cámara…es lo único que se me ocurre…al Colegio no pueden entrar sin
desatar una batalla…son pocos para eso. -Contestó mirando fijamente.
-Sigámoslos. -Exclamó Ginny y a hurtadillas se levantó para seguirlos.
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-¡No Ginny espera! -Hermione quiso detenerla pero no lo logró. -Tenemos que ir
primero donde Dumbledore.
-Es tarde…la nenita ha tomado la decisión de seguir al joven
Potter…ayudémosla antes que le cueste la vida. -Pansy varita en mano se lanzó a seguir
a la pelirroja, Hagen más hábil en la cacería, subió a la rama de un árbol y desde ahí se
dio a la tarea de seguirles el paso brincando de rama en rama, Hermione se volvió a
Draco.
-¿Porqué le prometiste algo así a Eurídice? -Preguntó él mientras andaban tras
ellos procurando no hacer ruido.
-Porque siento que le debo algo…y ni siquiera sé bien qué. -Exclamó sin
mirarlo, él asintió, realmente entendía aquella chica todavía muy poco de la verdad, quizá
tan poco como él mismo.
Iban siguiendo a Harry, todos en silencio, al poco se les unieron Crabbe, Goyle,
Zabini y otros más, las sombras de la cueva en la que entraron eran espantosas y Ginny,
seguida muy de cerca por Pansy, procuraba no perderlos a fuerza de enfocar entre la
negrura de la boca de lobo en la que se habían metido; al poco, se detuvieron, había ahí
una enorme puerta de plata con figuras de serpientes, todas ellas dispuestas como la
cabeza de una Gorgona, mirándoles, sibilantes. Voldemort susurró algo ante ella, algo
que a todos los demás les pareció incomprensible, lentamente entraron en grupos, la
entrada se dividía en cuatro caminos y para cuando Hagen, Pansy, Ginny, Hermione y
Draco llegaron a ella, todos los mortífagos que les precedían ya habían desaparecido por
alguna de ellas o por todas.
-¿Qué hacemos? -Preguntó Hermione, mientras Ginny respiraba agitada.
-Es por cualquiera…llevan al mismo sitio. -Refirió Draco caminando al frente. -
Sólo que por distintos ángulos del mismo lugar.
-Yo iré por aquí. -Ginny se adentró en uno de los túneles, antes que Hermione
pudiera detenerla, Draco le tomó la mano a la castaña y sonrió.
-Tú y yo iremos por esta. -Señaló la de la derecha y la jaló, ella no pudo
negarse, sólo alcanzó a ver que Pansy entraba por una y Hagen se agazapaba para
entrar en la otra.
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-¡Espera! -En cuanto puso un pie afuera cayó sin poder detenerse, todo estaba
oscuro y cuando golpeó el piso, casi perdiendo la conciencia, si es que eso era posible, se
dio cuenta que todo a su alrededor era una enorme pantalla, lo que veía era el exterior, lo
que su cuerpo estaba pasando, Voldemort estaba adentrándose en una enorme sala,
decorada con serpientes por todos lados, la reconoció, eran los mismos decorados de la
Cámara, los mismos del sitio donde se habían enfrentado, aquél lugar, pese a no ser el
mismo donde casi muere, debía formar parte de la misma construcción, de reojo pudo ver
a los que le acompañaban y se sintió enfermo, no eran más que un grupo de asesinos. -
Mortífagos. -Susurró con molestia, entonces el cuerpo se detuvo en el centro de una sala.
-Este es el sitio…aquí terminaré de una vez por todas con las esperanzas de
esas ratas de la Orden…acabaré en este sitio con todo lo que puede salvarte Potter… -
Exclamó Voldemort a sabiendas de que él oía. -…porqué sé que esa esperanza no tarda
en llegar.
-¿De qué está hablando señor? -Preguntó Alecto sorprendida, él sonreía
frenéticamente, mientras ellos, Amycus, Dolohov, Goyle, Crabbe y Zabini se situaban a su
alrededor.
-Muy simple…Potter…ella viene hacia acá…ella viene hacia acá y yo…haré de
ella lo que quiera. -Exclamó sonriendo, Harry desde su prisión apretó los puños y juntó
aire para gritarle.
-¡Nunca caerá en su trampa!... -Gritó, todos pudieron oírle a la perfección, como
un eco salido de la propia cueva que al momento soltó un brillo verdoso que lo inundó
todo.
-Ahí lo tienes Potter…¿recuerdas aquella noche en que peleamos?…aquello
que nos hizo casi perder el control a los dos por igual… -Harry frunció el ceño
escuchándolo. -…ahora ya no funciona…porque tú y yo somos unos…y mi mitad, es
ahora tuya… -Harry intentó pensar qué quería decir aquello, como un balde de agua la
verdad le bañó el cuerpo; ahora lo entendía, aquellas fuerzas que lo atacaron durante el
duelo con Voldemort, la energía extraña que también había atacado al-que-no-debía-ser-
nombrado, no era alguien ayudando a uno u otro, era la misma cueva; esa prolongación
de la Cámara Secreta, parte de Salazar Slytherin, los repelía, los odiaba y se proponía
echarlos de su territorio, podían tener habilidades del fundador, Tom podía ser el heredero
y Harry parte de él, pero eso no les quitaba su característica más singular, los dos eran
mestizos, la cueva los rechazaba por eso, por su sangre mezclada, por su ascendencia
impura. -…ahora, al estarjuntos…somos uno solo…somos perfectos…y tú poder,
sumado al mío…es invencible.
-¡Maldito! -Gritó desesperado, entonces Voldemort levantó la varita y apuntó a
lo que parecía ser el hueco de una cueva a pocos metros de ellos.
-Pero este es el mejor premio Potter…¡Carpe retractum! -Exclamó apuntando a
la sombra, como si se tratara de un látigo, el rayo que brotó de la varita entró directo en la
cueva y sujeta de un tobillo, rabiosa y dando de gritos, Ginny Weasley salió para hacer
acto de presencia; Harry corrió hacia el muro de aparente cristal que lo encerraba y rabió
de ver que la había atrapado. -Mira nada más lo que picó el anzuelo.
-¡Suélteme! -Gritó la pelirroja, al tiempo que un rayo rojo y uno plata cruzaban el
cielo tratando de atacar a Voldemort, pero que fueron detenidos por la protección de
Zabini y de Alecto.
-¡Suéltela! -Gritó Hermione dando un salto desde la boca de otra de las cuevas,
tras ella, con la varita levantada Draco saltó siguiéndola.
-Crabbe y Goyle…pudo haber comprado gorilas para hacerlo mismo que ellos.
-Dijo el rubio sonriendo de lado.
-¡Porqué no se mete con alguien tan idiota como usted, Lord Bobalicón! -Espetó
Pansy saliendo desde otra de las cuevas, una más baja y cercana a Voldemort y los otros.
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-Maldita Parkinson. -Exclamó Amycus sonriendo al verla, ella le hizo un guiño,
cuando él trató de acercársele, alguien pasó a su lado dándole un zarpazo. -¡Ah! -Cayó al
suelo de rodillas con una herida enorme en la pierna izquierda.
-La nena es mía…no te metas conmigo Carrow. -Espetó Hagen agazapado
junto a Pansy que sonrió divertida.
-Parece que han llegado todos Potter… -Exclamó Voldemort desde su posición,
sin soltar ni un poco a Ginny que pendía de cabeza. -…pero a mi lo único que me interesa
es esta belleza…¿y a ti?
-¡Voy a sacarlo de ese cuerpo aunque me cueste la vida! -Gritó Ginny tratando
de apuntarle.
-Media diría yo. -Susurró Pansy sin querer, Hermione le miró sin comprender,
ella sólo se encogió de hombros.
-Ginny…¡maldita sea suéltela! -Gritó Harry golpeando con los puños aquel muro
por donde podía sólo ver.
-¡Bájela ahora mismo! -Gritó Hagen apuntando con su varita a Amycus, Draco
apuntaba a sus ex guardaespaldas.
-Somos más…no tienen oportunidad. -Dijo Zabini sonriendo, Hermione le
apuntó con firmeza.
-¡No carecemos de manos imbécil! -Gritó Ginny desde su incómoda posición. -
¡Reducto! -El rayo impactó cerca de la pierna de Alecto que de inmediato le contestó con
un ataque certero.
-¡Desmaius! -Draco recibió el impacto y se dobló hacia atrás, Hermione le cubrió
e hizo lo único que podía.
-¡Lacarnum inflamare! -De inmediato un círculo de fuego rodeó a Dolohov,
Crabbe y Goyle mientras que Amycus se lanzaba sobre Pansy, Hagen se tiró sobre él y
se dispuso a hacerlo trizas con sus garras, Draco más repuesto siguió a Hermione camino
a defender a Ginny, dejando a Pansy a cargo de Zabini y Alecto.
-¡Diffindo! -Gritó Ginny apuntando a Voldemort que la soltó para dejarla caer al
suelo, Hermione y Draco aún estaban a varios metros, Voldemort carcajeó y al verse el
corte en la mano izquierda, la levantó y la probó lamiéndose la herida, Ginny dio un bufido
de odio. -¡Asqueroso! -Le espetó en la cara.
-Tienes muchas ganas de morir…verdad niñita. -Dijo apuntándole con la varita.
-¡Expelliarmus! -El hechizo fue tan rápido y potente que Ginny se vio desarmada,
Voldemort carcajeó. -¡Te voy a dar el gusto!
-¡Ginny corre! -Gritó Harry impotente, tratando de golpear el cristal con más
fuerza. -¡Huye!
-¡Ya voy Ginny! -Gritó Hermione corriendo cuesta arriba para defenderla.
-Mira nada más quién te defenderá…la experta en fuego portable… -Exclamó
Voldemort caminando hacia Ginny que al retroceder tropezó y se vino abajo. -…dicen que
es muy buena en eso.
-¡Desmaius! -Apuntó Draco al hombre, pero el hechizo fue desviado por un rayo
que vino de la varita de Alecto.
-¡Hey!..yo soy tu rival…¡anciana! -Le gritó Pansy ganando su atención.
-¡Pansy respeta a tus mayores! -Dijo Zabini apuntándole, ella como toda una
alumna de Bella, controlaba la situación, mientras Hagen se divertía atacando a Amycus
lentamente, Dolohov luchaba por salir de las llamas.
-¡Aguamenti! -Gritó Crabbe, pero no funcionaba, Hermione sabía bien lo que
hacía.
-¡Lacarnum inflamare! -Apuntó Hermione hacia Voldemort, la llama consumió la
mitad de su túnica, pero él con un sólo movimiento hizo que las llamas se apagaran,
sonriendo se volvió a verla, con aquellos ojos rojos terribles.
416
-¿A eso llamas fuego?… -Preguntó sonriendo, Ginny trató de ubicar su varita de
rodillas en el suelo. -…yo te enseñaré lo que es prender fuego a alguien. -Aquello resonó
en los oídos de Hermione y Harry como algo que ya conocían.
-¡Ginny no! -Gritó Harry asustado, Voldemort levantó su mano y apuntó a la
pelirroja que en aquel momento levantaba su varita para defenderse. -¡Ginny
escapa!...¡corre!
-¡Absumo! -Gritó Voldemort, un círculo rojo emanó alrededor de la pelirroja, Ginny
lo miró asustada.
-¡Sal de ahí Ginny! -Gritó Hermione tendiéndole la mano, la pelirroja se volvió a
verla sin comprender, en el preciso momento en que el círculo estallaba y una enorme
llama roja y azul envolvía a Ginny de pies a cabeza, como si un cilindro enorme de fuego
la contuviera dentro.
-¡Ah! -El grito desgarrado de Ginny hizo que todos se quedaran perplejos mirando,
Draco contuvo a Hermione que casi entra en las llamas para sacar a su amiga. -¡Harry! -
Lo miraba entre el fuego, suplicante, desconsolada.
-¡Eso es un fuego Granger!...¡esto es poder! -Gritó Voldemort carcajeando
mientras Ginny se quemaba viva.
-¡Alto!...¡alto! -Harry golpeaba el cristal con fuerza, llorando desconsolado. -¡Ginny!
-Exclamó desesperado, al tiempo que ella le miraba espantada, las llamas la rodeaban,
las llamas ya eran uno con ella.
Flor marchita
-Mamá. -Susurró al verla venir con Bill a su espalda, Molly se tambaleó de la impresión de
verle el rostro manchado de sangre y los ojos como dos esferas acuosas, cargando en
brazos un cuerpo que deseó no haber reconocido, sintió pena, pena por sus nietos y pena
por su hijo, que lucía destrozado, moribundo.
-Merlín. -Dijo apretando con fuerza el brazo con que Bill la sostuvo, Angelina
tenía en brazos a Arthur que miraba a su abuela seriamente, también algo manchado de
sangre; Molly volvió su mirada a su hijo menor, él le mostraba lo que llevaba en brazos
con tal expresión de pena que ella se puso a llorar. -¡Oh hijo mío!
-La mataron mamá…me la arrebató. -Dijo como un niño desconsolado que
muestra su juguete más preciado hecho mil pedazos; George miraba sujeto a la mano de
Katie, que a fuerza de mirar a otro lado procuraba ausentarse de la escena, Tonks y
Cormac, que volvían de curar a Drepell se retiraron a la cocina, mientras Molly
desconsolada iba a mirar aquel cadáver.
-Está muerta…realmente está muerta… -Dijo Bill intentando reconocer aquello,
significaba que el peligro era real, que de verdad había alguien allá afuera matando a
gente, mientras ellos se ocultaban.
417
-¡Eurídice! -Dio como muestra de pesar Molly, le tomó la cabeza con ternura,
mirando aquella palidez mortecina, Ron no pudo contener más el llanto y miró a Bill, Katie
salió de la sala acompañada por Angelina camino a la cocina, Fred y George se
acercaron a ver a Ron. -Pobre niña…hija mía…qué desgracia… -Molly ya no podía decir
más que frases entrecortadas, ahogadas por el dolor.
-Me quedé solo Bill… -Murmuró Ron desconsolado, su hermano le pasó la
mano por la cabeza sonriendo tristemente. -…me dejó solo, ¿qué va a ser de mis hijos? -
Preguntó mirándolo fijamente, Bill quiso darle palabras de aliento pero el nudo en la
garganta no lo dejó hablar.
-¡Ánimo hermano! -Dijo Fred acercándose a ellos, Molly le lloraba a Eurídice
desconsolada.
-La cachorra no soportaría verte llorar. -Dijo George sonriendo y mirando a la
chica que aún conservaba la sonrisa, Ron emitió una risilla desconsolada. -Mira,
sonríe…estaba contigo, no pudo sertan malo…
-Pudo haber muerto en brazos de alguien tan feo como Mundungus…al menos
eras tú y no él. -Bromeó Fred apretando el hombro del menor de sus hermanos, que
procuró sonreír un poco.
-¿Quién hizo esto? -Preguntó Molly desesperada, rompiendo con el cierto velo
de respeto que los chicos habían guardado un momento. -¿Quién mataría así?...¿quién le
quitó la madre a unos bebés?
-Bellatrix. -Susurró Ron compungido, entonces unos pasos en el pasillo los
hicieron volverse.
-¿Qué hizo Bella? -Preguntó Charlie acercándose al ver a su hermano tan
desconsolado, Cho apoyada en sus brazos miró fijamente al grupo de personas aquél,
aún luchaba por identificar rostros; cuando vio a Ron, su corazón dio un vuelco, lo
reconoció al momento, supo quién era y recordó algunas charlas respecto a él con
alguien, una chica, una joven de pelo castaño, entonces vio a Molly llorando a un cuerpo,
un cuero de cabello largo, quebrado y castaño. Cabello castaño, sintió pavor, se acercó
lenta pero con fuerza y al ver ese rostro, ahogó un gemido de dolor y se tiró sobre Ron
empujando a Molly para tomar en sus brazos el cuerpo, tirándose al suelo con ella sobre
el regazo.
-¡E...Eu!...-Intentó formar el nombre, que le saliera de los labios, que le emanara
de la boca aquel nombre que significaba su salvación de aquél limbo en que Voldemort la
había sumergido, la chica que le había redimido con apenas unas palabras, su amiga, su
hermana de batalla, era: -¡Eurídice! -Gritó desconsolada, la escena era tan terrible que
Fred y George se echaron a llorar y los gritos de Cho llamaron a Drepell que corrió a ver a
su ama muerta; en la cocina, Angelina, Katie y Tonks, al lado de Ted y Dromeda jugaban
con los trillizos, Ana y Albert sonreían y jugaban entretenidos, Arthur no apartaba sus
azules ojos de la sala, donde su madre era llorada como nunca ella misma había
imaginado.
418
usted nos diga qué es lo que tenemos que hacer, necesitamos que… -Habría continuado,
pero Augusta Longbottom la detuvo tocándole levemente el brazo, Padma miró a su
hermana, que asintió, debían guardar silencio.
-Quizá si contacto a Molly… -Dijo en voz alta, Percy a su lado le miró
preocupado, su padre se derrumbaba ante la simple idea de que uno de sus hijos fuera el
enemigo. -…ella podría darme información sobre el paradero del verdadero Harry…ella
podría…
-Arthur, estamos esperando tus órdenes. -Dijo suavemente Moody mirándole
con seriedad, él no se volvió a mirarlo, no podía pensar en otra cosa que en Harry, el
chico al que había casi protegido con su vida, el joven por el que había llorado tanto como
por un hijo, el hombre de su hija Ginny estaba al frente del enemigo, ¿qué le diría a su
esposa de llegar a matar a aquel chico?, ¿cómo iba a mirarse de nuevo al espejo si tenía
que ordenarle a toda aquella gente que matara al joven que, sacrificando su juventud, les
había protegido siempre?
-Papá…él no es Harry. -Sentenció Percy ante la mirada helada de todos, Arthur
se volvió a verlo sorprendido, él le había mirado, era Harry, daría su brazo derecho para
comprobar que era Harry, ¡no podía ser otro! -Si él fuera Harry, no nos haría esto…eso
basta para saber, que ese…ya no es Harry. -Afirmó seriamente, Arthur le miró por un
instante tratando de pensar en lo que decía, era verdad, era cierto él no haría esto.
-Pero si él no es Harry…¿dónde está? -Preguntó preocupado, nadie se atrevió
a contestarle, por un minuto, todos tenían la misma duda clavada entre ceja y ceja.
-Yo sé dónde está ese chico. -Exclamó una voz que los más jóvenes
reconocieron de inmediato, volviéndose para topar sus ojos con Flitwick, que les miraba
fijamente, serio y sonriente, apenas demacrado por la constante pelea de toda la tarde. -
Él está en todos nosotros…él vive en cada una de las personas que salvó aquella
noche…
-Profesor… -Susurró Oliver mirándolo fijamente, alguien tras el anciano se
acercó segura y tambaleante.
-Él tiene razón…si nosotros nos rendimos ahora y nos detenemos sólo porque
él tiene su imagen…de nada servirán los últimos sacrificios. -Exclamó Sprout entrando al
sitio, todos se sorprendieron al ver que se apoyaba firmemente en un bastón, bajo la
túnica no podía adivinarse la figura de su pierna izquierda.
-La profesora Véctor, Trelawney… -Flitwick les miró fijamente, algunos
reaccionaron sorprendidos, Lavender y las Patil al escuchar el segundo nombre dieron un
respingo, Padma dio un sollozo y se refugió en el hombre de Lavender a su lado. -…todos
ellos y los demás que yacen muertos en los jardines, en los campos…en las casas…cada
uno, merece ser honrado con una batalla entera Arthur…no con un colapso nervioso. -
Terminó sonriendo con autosuficiencia, Arthur recobró el color y miró a su hijo.
-Es verdad…tenemos que seguir. -Sentenció Moody, Arthur le agradeció que le
pusiera la mano en el hombro como apoyo, levantó la cara envalentonado y salió al frente
del enorme grupo, todos con la misma decisión tomada, había que pelear, con Potter o sin
Potter para protegerlos.
Rojo, todo era rojo y naranja ante sus ojos, él estaba ahí riendo de verla
envuelta en fuego, soltó un grito que su garganta no pudo contener y tras el rojo intenso
de aquellos ojos adivinó el verde de los que ella amaba; se llenó de miedo, ¿es que en
realidad terminaría su vida así? ¿a manos del hombre que amaba, sin poderle decir que
ella era tan suya que ni siquiera conservaba ya su vida?.
Entonces recordó un mensaje del pasado, algo que hubiera creído una locura
"…deja que lo haga Ginny…deja que él lo haga, no temas…si lo amas…no te
defiendas…no tengas miedo…no te quemará…no estás sola", reaccionó, era eso,
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Eurídice le había dado la verdad mucho antes, Eurídice conocía todo, miró a Harry. Tras
ese rostro sonriente adivinó al verdadero chico llorando, sufriendo y esa voz, el grito de él,
el llanto se lo decía, Harry el hombre que amaba, creía que ella iba a morir, pero eso no
era cierto, por que Eurídice lo había dicho "no te quemará" y era cierto, el fuego, no puede
consumir al fuego. Se armó de valor y se concentró, trató de advertirle, para que no
sufriera, que ella estaría bien.
-¡Harry! -Gritó con aquel ardor que la abordaba al punto de sentirse ya
consumida por el fuego, pero segura de que no iba a perder esa batalla. -¡Harry recuerda!
-Gritó tratando de darle pistas, pero no demasiadas para que Voldemort no lo supiera, no
aún.
-¡Ginny! -Hermione le gritó nuevamente, Draco la contenía apenas, consumido
él pero por la sorpresa de aquella imagen espantosa, Hermione se tiró casi con toda su
fuerza, haciendo que él perdiera el equilibrio y los dos cayeron al suelo mirando aquel
espantoso espectáculo.
-¡Merlín! -Gritó Hagen, aún sobre el cuerpo de Amycus que había perdido la
conciencia.
-¡Quémate Weasley! -Gritó Voldemort emocionado, satisfecho de ver su obra. -
¡Consúmete de una buena vez!
-Esto es demasiado… -Dijo Dolohov al ver tal crueldad, se volvió a su sobrino
que ni siquiera le miraba, Crabbe a su lado hizo lo único para lo que tuvo cabeza, huir,
huir despavorido como hubiera hecho un niño; Goyle no sabía si seguirlo o quedarse a
esperar, pero al ver que el propio Draco no actuaba, siguió a su compañero, rezando que
aquello no les costara a todos la vida; la crueldad estaba sobrepasando los límites de la
cordura o de todo.
-¡Qué esperas Hermione sácala de ahí! -Gritó Pansy corriendo hacia ellos,
aprovechando que Alecto reía como una loca y que Zabini yacía inconsciente. -¡Muévete!
-Dijo corriendo a toda prisa. -¡Sácala de ahí!...no permitas que la mate…¡Eurídice dijo que
ella debía vivir! -Pansy intentó llegar, si Ginny moría todo se habría ido al carajo.
-¡No Ginny! -Harry, la voz de Harry le llegó a ella como un aliento fresco y
recobró la esperanza en que no perderían, no si ella lograba cumplir el destino que todos,
Eurídice y Dumbledore, Harry y el propio Voldemort, ya le habían marcado.
-Fawkes. -Susurró en un murmullo tan bajo que nadie sino ella y el convocado
lo escucharon, al momento lo sintió, el suelo se ablandaba.
-¡Suéltame Draco! -Hermione logró zafarse apenas de los brazos de Draco,
estirar el brazo hacia el cilindro incandescente cuando aquello ardió aún más, como si
hubiese estallado un tanque entero de gas, Hermione cayó de espaldas sobre Draco que
le amortiguó la caída; Voldemort se cubrió el rostro con ambos brazos y Pansy, rodó
cuesta abajo, quedando justo en medio de la sala, inconsciente. -No… -Hermione abrió
los ojos buscando a su joven amiga y lo único que quedaba era una mancha negra,
profunda y las cenizas de sus ropas y lo poco que quedaba de su cuerpo. -…¡No!
-Imposible… -Dijo Draco sin saber qué más decir, al tiempo que en aquella
oscuridad el llanto de Harry, ampliado para gozo de Voldemort, se escuchaba igual que el
de un niño.
-Ginny… -Exclamó entre sollozos enfermos de dolor Harry, apretándose a sí
mismo entre sus brazos, dejándose caer en la verdad de lo que sus ojos le mostraban.
-Carajo. -Susurró Hagen que de pie, manchado de sangre, miraba aquella
escena espantosa.
-¡Ginny! -Gritó Hermione rascando el suelo negro, llorando, desgarrándose las
yemas y arrancándose las uñas en su lucha por buscarla.
-¡Maldito! -Gritó Harry desconsolado, mirando el muro golpeándolo con tanta
fuerza que sus manos comenzaron a sangrar. -¡Maldito!...¡voy a matarlo!
420
-Ahí está su última esperanza…muerta… -Se mofó Voldemort mirando a
Hermione que continuaba luchando por abrir un hoyo en el piso y buscar a su amiga, le
parecía que la había visto hundirse antes de la explosión.
-¡Ya voy Ginny! -Gritó encolerizada, llorando desesperada. -¡Resiste Ginny!
-Has llegado muy lejos…has llegado muy lejos… -Decía Draco sin saber qué
más decir, el llanto de Harry le taladraba los oídos como si se tratara de el llanto de él
mismo.
-Quieres buscarla. -Voldemort sonrió acercándose a Hermione que no lo
miraba, Draco se acercó para protegerla.
-Hermione… -Dijo el ex Slytherin cubriéndola con su cuerpo y mirando a
Voldemort con la varita levantada.
-¡Draco cuidado! -Harry gritó tratando de advertirles lo que su cuerpo y él
planeaban hacer.
-Búsquenla entonces…¡Deprimo! -Un enorme agujero estalló debajo de
Hermione que ni siquiera lo había notado y ella y Draco cayeron por él.
-¡Draco! -Hagen no sabía si lanzarse sobre ellos para ayudarles, corría para
protegerles cuando un brazo le rodeó el cuello y le apuntó en la sien con una varita.
-No muevas un músculo. -Dijo la voz de Alecto a su oído y él se tensó de
inmediato, mirando de reojo a su tío y a Pansy inconsciente a pocos metros.
-Hagen… -Dolohov miraba sin saber cómo ayudar, aquello ya no le estaba
pareciendo tan bueno y divertido, era un viejo, un viejo con una familia que iba a necesitar
algo mejor que la tortura de un enfermo como Voldemort, miró a su sobrino, si iba a
arrepentirse, este era el momento.
-¡Funis! -Una cuerda gruesa y brillante sujetó una roca cercana y Draco, sujeto
apenas de la mano de Hermione, pudo detener la caída de los dos.
-Qué chico tan listo Malfoy… -Exclamó Voldemort al tiempo que miraba por el
agujero. -…ahora entiendo porque usan ratas los muggles para sus experimentos…son
ingeniosos y el peligro los hace reconsiderar métodos…astuto Malfoy…muy astuto… -Dijo
sonriendo, mientras se acercaba a la cuerda y la rozaba con la punta de su varita.
-¿Estás bien? -Draco miró a Hermione, que pendiendo de su mano le miraba
asustada. -Hermione… -La llamó cuando notó que ella le miraba pero sin verle. -…¿estás
bien? -Preguntó cuando ella frunció el ceño mirándolo a los ojos.
-Sí…eso creo. -Susurró sudando la gota gorda al ver que había al menos unos
300 metros de caída libre hasta sólo Merlín sabía dónde. -Sácame de aquí…quiero irme a
casa. -Dijo apesadumbrada, Draco la creyó en shock.
-Tienen que huir…deben escapar…¡váyanse! -Gritó Harry desde su prisión,
Voldemort sonrió al oírlo. -¡Maldita sea escapen!...lárguense…¡largo!
-Oye Hermione…puedes decirme qué hay ahí en el muro tras de ti. -Preguntó
Voldemort, Hermione nerviosa y dolorida, por que sabía a la perfección que no podrían
subir si no les ayudaba alguien, lo miró fijamente, por un momento pensó que era Harry
quien se lo pedía y le obedeció, se volvió apenas al muro mencionado, en cuanto plantó
sus ojos ahí, deseó nunca haberlo hecho.
-Imposible…esto…no puede ser cierto… -Dijo y dio un grito de miedo y
desolación, Draco se volvió a mirar y sintió el mismo dejo de pavor y desconsuelo, ahí, en
lo que ellos creían era muro, una pareja yacía congelada, Neville y Luna luchaban por
tocarse, en una posición totalmente cruel, en la que ella le tendía la mano mientras él, con
el rostro abandonado a la desesperación trataba de tocarla. -Son…¡son Neville, Luna! -
Gritó Hermione, en un sollozo que se reprodujo en el eco de la cueva y que se prolongó
hasta muchos segundos después.
421
Trataba de respirar, de pensar en que vivía y eso ya era ganancia, miró el suelo
y el mármol le pareció familiar, el ave a su espalda apenas emitía sonidos, ella levantó la
cara apenas un poco y sintió mareo, escuchó el sonido del agua desbordándose,
entonces lo vio, era un retrete ante ella.
-¡Ah! -Un grito entre sollozos la hizo mirar al frente.
-Myrtle… -Susurró apenas con voz, notó entonces que apenas llevaba encima
restos quemados de su blusa, carecía de pantalón y apenas y sobrevivía su ropa interior
totalmente chamuscada, su cabello estaba casi quemado hasta la mitad de su total
medida. -…Myrtle…di el cuadro del profesor Dumbledore que estoy aquí…
-¡Pero si estás desnuda! -Dijo la chica fantasma totalmente escandalizada.
-No tengo tiempo para tus sermones moralistas…da aviso… -Susurró cerrando
los ojos, la piel le ardía, entonces pudo mirarse totalmente cubierta de heridas. -…date
prisa…
-Pero…si eres Ginny Weasley… -Myrtle se inclinó a su lado para verla a los
ojos.
-No tengo…tiempo para presentaciones…anda…por favor… -Suplicó ahogando
un grito de dolor, Myrtle le obedeció y salió de ahí atravesando las paredes, Ginny se
volvió a fénix a su espalda. -…gracias…otra vez.
422
-¡Profesor Dumbledore! -Dijo con su voz chillona y sollozante. -¡Apareció en mi
baño!...envuelta en llamas y desnuda…está herida…muy herida y ese fénix suyo está con
ella. -Pronunció más llorosa, él se puso en pie de un golpe y al momento lo oyó, el llanto
de un fénix, Minerva entró en aquel momento llevando una charola de té.
-Myrtle…usted aquí. -Dijo mirando las tazas, ¿debía ofrecerle una?
-¡Minerva de prisa!...en el baño de Myrtle… -Dijo Albus caminando entre los
cuadros de los directores, pisando pies aquí y empujando sillas allá. -…la visita de que le
hablé…corra Minerva, llévela a la enfermería. -Minerva le miró sorprendida, dejó la
charola sobre una silla y salió corriendo. -Gracias Myrtle.
-Descuide profesor…es un placer… -Dijo la chica saliendo a toda prisa para
seguir a la directora y presenciar con sus propios muertos ojos el evento aquél.
-¡Nick! -Gritó Dumbledore a voz en cuello, al momento un fantasma atravesó el
suelo de la oficina y se plantó ante él, que volvía a su cuadro disculpándose con medio
mundo.
-Señor Director…¿en qué puedo servirle? -Preguntó Sir Nicholas mirándole
fijamente.
-Vaya por favor a la enfermería, anuncie a Madame Pomfrey que Minerva lleva
para allá a la señorita Ginevra Weasley…dígale que es necesario que la cure rápido…ella
debe hablar conmigo lo antes posible… -Sentenció, Nick asintió y desapareció cruzando
las paredes despreocupadamente.
Al verlo cruzar se le vino otro suceso a la mente, alguna vez la Dama Gris había
venido a su despacho a quejarse por la decadencia en que parecía caer el Colegio; la
mujer reaccionó escandalizada pues había sido testigo de un evento poco común, sobre
todo tratándose de tan buenos alumnos; ella había visto a Ron Weasley y Hermione
Granger sobrepasarse en sus arrumacos, una tarde de verano cerca de la Torre de
Astronomía, otro suceso que había dejado pasar por alto, no por que los Gryffindor no
pudieran ser corregidos en ese aspecto, simplemente porque esos dos, necesitaban un
tiempo de descanso.
-Hermione…no los mires. -Dijo tratando de llamar su atención, pero ella, con los
ojos desorbitados seguía mirando.
-No…no… -Ya no sabía qué más decir, si alguien le hubiera dicho que
comenzaba a ser repetitiva, habría gritado con más ganas y le hubiera escupido con
desprecio en la cara. -…¿porqué?...ellos…ellos nunca le han hecho daño alguno a
alguien…ella es… -Sintió que las lágrimas le humedecían la barbilla y cerró los ojos
rabiosa. -…ella es sólo una niña…¡es tan sólo una niña!
-Te divierte la escena ¿no? -Preguntó sonriendo Voldemort, Draco cerró los
ojos con fuerza y con molestia, intentó sujetar mejor la mano de Hermione, pero ella
estaba inmovilizada por la pena. -Esos dos lucían tan tiernos juntos como un par de
cachorros recién nacidos…cachorros que tenían que ser eliminados ahora para no sufrir
luego…han oído hablar de cuando se asfixia a los recién nacidos para que no sufran
¿no?…es eso lo que hice.
-¡Cállese! -Gritó Harry desconsolado, el simple sonido de aquella voz le hacía
latir la sien, el ver a Hermione de esa forma y saber el fin de Ginny le hacían sentir una
furia incontrolable. -Usted no es magnánimo…usted no es clemente…¡Eres un bastardo y
un cerdo Voldemort!
-Hermione…necesito que subas…escúchame… -Pidió Draco acalorado,
inflando las mejillas pensando que quizá eso le ayudaría a aguantar más el peso aquel. -
…tienes que subira mi codo…sujetarte de mi hombro y subir…Hermione…¿me
escuchas?
423
-Luna… -Dijo estirando su mano hacia el hielo ese, con la esperanza de tocarlo,
de sentir esa frialdad para sanar el fuego de rabia y de dolor que la invadía. -…Luna…
-Dime…¿quieres que te rebane el cuello o sólo que te mate rápidamente? -
Preguntó Alecto al oído de Hagen que sintió una náusea, ella pegada a su piel era igual
que sentir pegado a sí mismo a una rata asquerosa.
-Es una… -Comenzó, pero si había algo que había aprendido en Dumstrang y
que le costaba olvidar era el respeto a las mujeres, por muy poca dama que fuera, Alecto
era una mujer
-Pobrecillo…estás asustado. -Dijo con cara de puchero y su sien se alteró.
-Maldita sea. -Exclamó enfurecido. -No me asusta usted…y no me asusta
él…¡por mi usted puede irse al infierno!
-Tú crees que quedará impune lo que le has hecho a mi hermano…te tengo
noticias, no será así. -Alecto empujó con fuerza a Hagen hacia el suelo y le apuntó directo
a la frente. -¡Avada Kedavr…
-¡Avada Kedavra! -La voz de Pansy resonó con fuerza, Alecto salió disparada
contra el túnel a su espalada sólo el ruido de su cuerpo cayendo pudo evidenciar lo que le
había pasado.
-Esto no puede estar pasando…esto es un sueño…un mal sueño… -Harry se
miraba a sí mismo haciendo todo aquello, tragó saliva con fuerza y pensó en la forma de
huir, de salir de aquello, necesitaba recuperar el control de su cuerpo si es que quería
ayudarlos, pero…pensándolo un segundo recordó algo, Ginny ya no estaba, ya no le
quedaba nada porqué luchar. -…es una pesadilla…una pesadilla…
-¡No! -Gritó Amycus que recuperaba el conocimiento. -¡Alecto!...hija de puta… -
Se levantó tambaleándose y fue contra Pansy que todavía atontada luchaba por ponerse
en pie.
-¡Deténgase Amycus! -Gritó Hagen corriendo hacia ellos, Voldemort miraba
sonriendo la escena de Hermione y Draco, él luchaba por hacerla subir, ella algo atontada
aún se concentró en tomarse de su codo y por medio de la manga de su saco subir hasta
su cuello.
-¡Maldita! -Amycus se tiró sobre Pansy dispuesto a matarla, ella apenas pudo
cerrar los ojos para no mirar, cuando Hagen alcanzó al hombre y tomándolo del cuello le
miró furioso.
-He dicho que se detenga… -Susurró mirándolo a los ojos, apretándole el
cuello, Amycus no podía defenderse demasiado herido para pelear, Hagen sonrió
amargamente y sin piedad le rompió el cuello de un tirón, Amycus cayó al suelo muerto y
Dolohov que miraba se quedó petrificado viendo a su sobrino. -…Pansy. -Susurró
arrodillándose junto a ella.
-Asesino. -Dijo ella suavemente sujetándose de su túnica para intentar
levantarse.
-Lamento serlo. -Susurró a Pansy mirándola fijamente. -Pero haces que brote lo
peor de mi. -Dio como comentario, ella sonrió muy a su pesar.
-Parece que ustedes dos me han dejado sin un par de buenos
elementos…¿cuál será el mejor castigo para alguien que hace eso? -Preguntó Voldemort
volviéndose a ellos, Draco al escuchar aquello se volvió a ver a Hermione, que luchaba
por subir a su espalda.
-¡Lárguense de aquí! -Gritó Harry desde su prisión, buscando la forma de
recuperar el control de su cuerpo. -Escapen…Hermione, escapen de este sitio. -Su voz
resonó en la cueva como un murmullo, Hermione frunció el ceño al oírlo, tenían que hacer
algo.
-Date prisa… -Dijo Draco ayudándola a alcanzar una saliente en las rocas y el
hielo.
424
-Ya voy. -Dijo ella mirando arriba, tenía que salir de ahí, había cosas que tenía
que resolver, tenía que proteger a Hagen y a Pansy, al menos eso le quedaba.
-¡Ya sé!...qué mejor castigo que la muerte… -Sugirió a sí mismo sonriendo,
inclinó la cabeza a un lado y dio un par de pasos hacia ellos.
-Señor…espere… -Dolohovdio unos pasos hacia Hagen y Pansy, éste mirando
de frente a Voldemort, ella doblada de dolor, sangraba de la nuca y se sentía mareada.
-Dolohov…no me dirás que vas a suplicar por ellos…no es tu estilo… -
Voldemort sonrió. -…además, a mi no me interesan tus plegarias, me son innecesarias. -
Susurró apuntándole con la varita a Hagen que cubrió a Pansy con su cuerpo.
-No se lo voy a permitir… -Exclamó envalentonado sacando él la suya, Hagen lo
miró extrañado era más de lo que esperaría de alguien como su tío, un hombre que
apenas le miró un par de veces, que siempre le odió por parecerse a su padre y que
además había preferido a su hermana por recordarle a su madre; no quería deberle nada,
menos la vida.
-No te metas. -Exclamó Hagen mirándolo fijamente, Dolohov le ignoró, Pansy
clavó sus uñas en el hombro de Hagen mientras levantaba su varita débilmente, la
maldición asesina la había cansado demasiado.
-¿Discusión familiar? -Preguntó divertido dando un paso hacia ellos con la varita
abajo tambaleándose con una sonrisa mordaz. -¿Porqué no la continúan con todos los
miembros? -Pansy notó el movimiento y lo único en que pensó fue en proteger a Hagen,
tomándolo del brazo le dio la vuelta poniéndose ella delante de él, Hagen sorprendido
perdió de vista a su tío, que conciente de lo que iba a pasar dio un salto adelante. -¡Avada
Kedavra!
-¡No! -Harry miraba sorprendido, Hermione había logrado a cuesta de quedarse
sin uñas subir hasta la orilla y llegar a la cima, miraba apenas, en una lucha por subir su
pecho a la superficie, Draco contuvo la respiración, un cuerpo cayó al suelo, no sabía
cuál. -¡Maldita sea! -Harry miraba aquello horrorizado.
-Dolohov. -Susurró Pansy mirando aquél cuerpo frente a ella, ese hombre había
muerto para protegerla y a Hagen.
-Usted…es… -Hagen hecho a andar hacia Voldemort con las garras afuera, él
le miró como a un niño y sonrió.
-¿Sabes qué? -Preguntó sonriendo, a su espalda Hermione se las ingeniaba
para subir a Draco, que de apoco fue alcanzando la superficie. -Ustedes merecen un final
más complejo…no sé…algo como una tumba para dos, ¿te parece?
-Maldito sádico. -Pansy lo miraba fijamente, levantó la varita y le apuntó. -Antes
me aseguraré de que nunca salga vivo de esta cueva…¡Diffindo!
-¡Expelliarmus! -Gritó por sobre lo demás, Pansy vio su varita volar y Hagen la
esquivó para ir contra Voldemort, pero antes si quiera de alcanzar a tocarlo, él levantó la
varita al techo, Hermione notó que apuntaba a las estalactitas de la cueva y mirando bajo
ellas, notó a Pansy.
-¡Pansy muévete! -Gritó la castaña al tiempo que Pansy y Draco que la
escuchaban miraban arriba, Pansy palideció pero sólo podía pensar en Hagen.
-Hagen cuidado… -Dijo estirando su brazo hacia él.
-¡Bombarda! -Voldemort lanzó el hechizo al techo de roca de la cueva, que
estalló con horroroso estruendo, Hermione se cubrió la cabeza con las manos y Draco la
cubrió con su cuerpo; Hagen miró la explosión y se volvió a Pansy, las rocas la
aplastarían.
-¡Pansy! -Dijo volviendo sobre sus pasos, Voldemort sonreía.
-Merlin… -Harry ya no podía ver más, cerró los ojos y se entregó a la oscuridad
de su mente poseída.
425
-Profesora… -Hagrid la vio venir corriendo por el pasillo, tambaleante por las
últimas peleas "Ya no estoy para estos trotes", la siguió a duras penas. -…¿sabe ya lo
que tenemos qué hacer?
-Hagrid…no tengo tiempo ahora… -Exclamó alarmada, ignorando el estado del
semigigante que apenas podía mantenerse en pie.
-Pero, es que tengo que saber qué voy a hacer…he querido ir con los otros y
unirme a Harry…pero si el profesor Dumbledore la tiene a usted y a Pomfrey en este sitio,
no puedo dejarlas solas… -Susurró siguiéndola con atención, notó entonces la sombra de
Myrtle que se desplazaba por las paredes a su lado. -…¿porqué sigue a Myrtle?
-Ella está desnuda so gigante tonto…no debes entrar al baño con nosotras. -
Espetó Myrtle mirándole fijamente.
-¡Óyeme!...no tienes derecho a hablarme en ese tono. -Dijo enojado levantando
su mano enorme para apuntarle con un dedo índice reprobatorio, ella sonrió.
-Te habló en el tema que me de la gana "Rubeus gigantus" -Dijo recordando el
apodo del chico en clases.
-Myrtle… -Comenzó furioso.
-Dejen eso…hace años que no les callaba por eso, Hagrid… -Llamó Minerva al
llegar a las puertas de los baños. -…necesito tu ayuda.
-Por supuesto…¿para qué? -Preguntó contrariado ignorando las muecas de
Myrtle.
-Para llevar a nuestra visita a la enfermería. -Dijo entrando, ella moría por ver de
quién se trataba y al verla ahogó un grito de angustia y sorpresa.
-¡Pero no puede verla desnuda! -Exclamó Myrtle azorada por semejante cosa,
Hagrid la ignoró y la atravesó para entrar, al ver a Ginny en el suelo cubierta de
quemaduras y medio desnuda, sintió ganas de llorar, pero las ahogó y se acercó para
tomarla en sus brazos.
-Ginny…tranquila, ya todo estará bien. -Sonrió acercándose a mirarla con
ternura.
-Hagrid. -Exclamó casi al borde del llanto y le tendió los brazos para que la
tomara.
-Tranquila Ginny…todo saldrá bien. -Dijo McGonagall tomándole la mano con
fuerza.
-Necesito hablar con Dumbledore. -Solicitó débil y dolorida, Myrtle revoloteaba a
su alrededor.
-Ya tendrás tiempo… -Murmuró Hagrid levantándola y sacándola del baño,
Myrtle les seguía.
-¡Pero cómo permite que semejante ser la mira desnuda! -Sollozó indignada.
-No está desnuda…¡a callar "Myrtle lloriqueos"! -Minerva cerró la puerta tras ella
y Myrtle se quedó helada.
-¡Cómo puede usar eso!...¡¿y se hace llamar profesora?! -Espetó furiosa
siguiéndolos rumbo a la enfermería.
Abrió los ojos y vio las rocas a su alrededor, vio ese brazo apoyado con fuerza
temblando por resistir, levantó la cara, tirada en el suelo pudo verlo sobre ella, apoyado
con aquella sonrisa mirándola, como si estuvieran los dos en la cama de su apartamento,
como la noche que habían pasado juntos hacía mucho tiempo; lo miró con el mismo
sonrojo, antes de cansancio y gozo por hacerla suya, ahora de cansancio y gozo por
salvarla; abrió los ojos desorbitándolos cuando le vio la sangre y helada no pudo sino
emitir un leve susurro.
426
-Hagen… -Emitió débilmente, recordó la última vez que lo había tenido así, no
había rocas, no había polvo, había sábanas y perfumes, había noche y pasión, una
pasión que sintió tan lejana que bien pudo nunca haber pasado.
-Yo...siempre cumplo lo que digo Pansy. -Dijo sonriendo, la sangre que le
escurría por la frente caía gota a gota entre el cabello de Pansy colocada bajo su cuerpo,
entre sus brazos, su espalda sostenía con fuerza una enorme roca que podía haberla
aplastado, a su alrededor otras muchas piedras reposaban y una enorme nube de polvo
los rodeaba, Pansy todavía no podía siquiera entender lo que pasaba.
-¿Lo que dices? -Preguntó contrariada, no entendía nada, no alcanzaba a ver
mucho, sólo a él protegiéndola con su cuerpo adolorido, sangrando de la cabeza, con
gotas cayendo de su frente, la sangre del oído ya le surcaba la mejilla lentamente rumbo a
su labio superior; mientras los brazos de Hagen se iban quedando ya sin fuerza se enfocó
sólo en mirarla, en ver lo último hermoso que podía memorizar.
-¡Pansy! -Gritó Hermione moviendo a Draco, Voldemort sonrió más al escuchar su
grito, Hermione quiso acercarse para sacarlos de entre las rocas, pero Draco la contuvo. -
¿Qué haces?
-No te acerques… -Pidió atemorizado, ella le miró fijamente.
-Te dije que moriría por ti. -Sonrió temblando con debilidad, la roca pesaba
demasiado, se las ingenió para ponerse de rodillas y sujetarla con sus manos, a fuerza de
demasiada energía pudo levantarse un poco, Pansy temblaba al verlo, Voldemort a pocos
metros, miraba sonriendo entretenido.
-No...Hagen...suéltalas… -Pidió al ver que él continuaba dándolo todo para que
no la aplastaran, horrorizada se apoyó en su brazo para volverse hacia él que con las
rocas a cuestas temblaba por contener el peso y no dejárselo caer encima. -…por favor,
Hagen…¡no te hagas más daño! -Gritó sin poder moverse, Hagen sonrió más
enternecido, por que realmente en aquel momento Pansy lucía más hermosa que nunca;
un dolorcillo que no era físico lo abrumó, era verdad, ¿de que servía salvarla si se iba a
quedar sola?
-Perdóname...he sido demasiado egoísta... -Susurró con una media sonrisa se
esforzó por deshacerse de las rocas arrojándolas a su espalda, luego libre ya del peso, la
miró y sonrió, sus brazos se doblaron y todo el peso de su cuerpo cayó sobre ella, pero en
aquel último momento movió sus labios y dijo lo único que cruzó su corazón y su mente
en aquel instante, le confesó a Pansy todo. -…te…a… -Sus labios se movieron y ella
pudo leerlo, pese a que la voz ya no le dio para emitirlo; lo sintió caer pesadamente sobre
ella, con la misma fuerza que el dolor la inundaba, por que para cuando el pecho de
Hagen chocó con el suyo, el corazón que ella amaba ya no latía más.
-¡Hagen! -El grito se reprodujo en el eco una y otra vez, intermitentemente fijo,
Hermione cerró los ojos y se aferró a Draco, mientras él miraba a esa chica ahí abajó
protegida de las rocas por el cuerpo inerte de su amor; algo dentro de él ardió, Pansy ya
no tenía razones para vivir, lo que seguía, era algo que a él le iba a doler mucho, tomó a
Hermione por el brazo y la hizo echar a andar.
-Debemos irnos. -Susurró sin saber contenerlo, quería sacar a Hermione antes
que intentara algo, antes que ella se precipitara a ayudar a Pansy.
-Parece que ya no te queda nada...todos mueren y se están quedando solos... -
Voldemort caminó hacia ella igual que antes, igual que cuando arrojó todo aquel trozo de
roca sobre ella con la explosión, trozo que había matado a Hagen, que yacía entre sus
brazos, sonriente, pálido.
-¡Merlín!...¿cuántas muertes más necesita para sentirse poderoso? -Preguntó
Harry furioso, Voldemort sonrió internamente. -¡Pansy huye!...¡déjela en paz!
-Es verdad...me he quedado sola...y no vale la pena vivir sin Hagen. -Pansy
levantó la mirada, abrazó el cuerpo de Hagen, y levantó su varita. -Lo
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siento...cumpliste...yo también lo haré...dije que si morías… -Susurró a su oído y le besó
en los labios muertos. -…yo… -Le besó en la mejilla sonriendo, luego se volvió a
Voldemort y apuntó con su varita al techo de la cueva. -…nunca podrás volver, jamás
volverás a dañara alguien en este sitio…ojalá puedan sacarte de ese cuerpo…es una
lástima que chico tan guapo se pudra por dentro por tu culpa...espero de todo corazón,
¡que te pudras en el infierno, Tom Riddle asqueroso mestizo! -Terminó, Voldemort la miró
con furia.
-Maldita… -Voldemort respondió a la último de su veneno y quiso acercarse.
-Carajo. -Dijo Harry para sí mismo y se mordió el labio, sabía lo que venía.
-Espera… -Hermione presintió lo que iba a pasar, pero Draco más rápido la
sujetó para detenerla y miró a su alrededor. -…no. -Dijo tratando de correr hacia Pansy. -
¡Draco detenla!...no dejes que lo haga...¡detenla Draco!
-Corre Hermione, ¡corre!... -Ella estaba inmóvil mirándolo fijamente, él tragó
saliva. -...si tú murieras yo tampoco querría vivir, quizá haría lo mismo que ella...es su
voluntad, no la harás cambiar... -Hermione lo miraba sin poder entenderlo. -...¡Corre! -Le
gritó empujándola hacia los túneles de vuelta al bosque, pero Hermione no quería irse;
bajo ese suelo, congelada estaba Luna al lado de Neville, entre esas rocas Hagen había
perdido la vida e iba a morir Pansy, las cenizas de Ginny estaban ahí; no quería dejarlos,
no quería verlos morir así, era un final demasiado cruel para personas demasiado
importantes en su vida.
-¡Pansy! -Gritó Hermione al tiempo que Voldemort sonreía rabioso y se
acercaba con la varita levantada para matarla, los brazos de Draco la tomaron por la
cintura sacándola casi a rastras, él sólo se volvió cuando cargando a su chica sintió la
mirada de Pansy, la miró a los ojos tratando de expresarle todo su pesar, intentando
decirle que lamentaba tener que dejarla, probablemente ella no lo entendería. -No lo
hagas...¡no! -Alcanzó a gritar Hermione en un último momento.
-¡Bombarda Máxima! -Gritó Pansy con la voz destrozada, había puesto en
aquello todo lo que tenía, todo lo que le quedaba, su amor por Hagen, su tristeza, su
amistad por una Cho agónica y por Eurídice muerta, su temor, su rabia y su ira.
-¡Nooooo! -Hermione sintió que la garganta se le desgarraba, pero no le importó,
no por que entre la caída de rocas posterior a la espantosa explosión, percibió la sombra
del cuerpo de Harry huyendo; lloró, por que sintió cómo Draco se quedaba congelado al
saber que Pansy moría, soltó un gemido, por que supo que quizá jamás podría salvar a
Luna y Neville.
-Yo, como tú, cumplo lo que digo...si mueres...me muero contigo. -La voz de Pansy
fue el último sonido que se oyó ahí abajo, mientras su sonrisa no delataba ni un poco el
dolor que sintió, se limitó a abrazar con más fuerza a Hagen que sonreía ya más pálido, le
besó la frente y esperó.
La explosión fue de tal dimensión que Voldemort apenas pudo huir dejando a
Zabini morir entre el derrumbe, dejando los cuerpos de Dolohov y los Carrow, y Pansy vio
lentamente cómo las rocas que pudieron haberla matado primero eran cubiertas por otras
nuevas, lentamente se derrumbó todo y de apoco se sepultó a sí misma; aferrada a
Hagen, conciente de que ese había sido ya todo su camino, una flor más que se
marchitaba.
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No se puede ser valiente
-Pero niña…ve el estado en el que estás… -Decía a cada paso, cada untada de pociones
y cada movimiento de varita significaba un comentario, ella miraba fijamente al fénix que
les había seguido hasta la enfermería, ese ser estaba ahí, tan eterno como siempre, tan
efímero también, lo miraba como si en él estuvieran todas las respuestas, pero no
estaban, al menos no plasmada en su plumaje y de fácil vista como ella hubiera deseado;
suspiró fuertemente y notó a McGonagall moverse hacia ella, pero no le interesaba eso,
necesitaba pensar, había algo por lo que ella tuviera que estar viva, era por eso que
continuaba con vida, no por otra cosa: Harry la necesitaba, y por Merlín santo que iba a
salvarlo, aunque le costara la otra mitad de vida que le quedaba...
-Ginny… -Llamó, pero ella no le miraba, él se acercó más y volvió a llamar. -
…oye Ginny. -Insistió ahora moviendo su enorme mano ante los ojos de la pelirroja, Ginny
no estaba ya mirando a Fawkes, hace mucho que eso había acabado.
-Basta grandulón…no ves que necesita descansar. -Exclamó Myrtle mirándolo
fijamente, Hagrid la ignoró y se acercó más a la cama. -Vas a asustarla con tu enorme
tamaño…¡Hagrid! -Gritó al notar que él no la miraba. -¡Déjala en paz, bastante tiene ya
con el dolor!
-Myrtle quizá tú y yo deberíamos retirarnos. -Sugirió Nick flotando hacia
McGonagall que lo miró fijamente, pero la chica se ajustó las gafas y negó frunciendo el
ceño con firmeza.
-Por favor Sir Nicholas, avise al profesor Dumbledore que Ginny Weasley está
siendo atendida. -Susurró mirando con fijeza a Myrtle que flotaba ante la cara
ensombrecida de Ginny, absorta en sus cavilaciones internas, en su necesidad de
encontrar una buena razón, Minerva se enfocó en la chica nuevamente tras ajustarse las
gafas, Ginny continuaba absorta en sus pensamientos, en el rato que llevaban ahí, ni
siquiera había visto que hiciera una sola mueca de dolor.
-Lo haré profesora…vamos Myrtle. -Dijo el hombre con la cabeza colgándole de
lado, tomando la muñeca de una Myrtle sollozante y renuente, salió atravesando el suelo
de la enfermería, Minerva suspiró al perderlos de vista.
-Veamos…¡Santo cielo!... -Poppy se llevó la mano a la cabeza mirando
sorprendida la espalda de Ginny, que apenas cerró los ojos por el grito junto a su oído. -
429
…éstas quemaduras son muy profundas Minerva…voy a tener que traer hongos de los
invernaderos o quedarán cicatrices muy grandes. -Exclamó Poppy mirando la piel
ennegrecida de los brazos de Ginny, ella cayó entonces en la cuenta del escozor, pero no
dijo nada, hasta que recordó algo.
-Las cicatrices son más que sólo marcas. -Susurró mirando aún al frente,
recordaba esa frase de alguna plática previa, la persona que se lo había dicho, creía en
ello firmemente; McGonagall abrió los ojos más que sorprendida, reconocía esa idea en
alguien más, ya le había escuchado esa misma frase a otra alumna, una que solía sacarla
de sus casillas a cada paso, poco se presentaba a clases, pero avanzaba rápido, y su
mirada, tenía la misma mirada que su padre y eso Minerva, no lo toleraba, él nunca había
sido un buen sujeto.
-Era lo que solía decir la señorita Greyback cada vez que venía para su poción
mensual y yo le proponía disminuir su cicatriz con una poción. -Exclamó Pomfrey con una
media sonrisa, Minerva la miró como si intentara adivinar porqué había dicho aquél
nombre, de alguna forma Eurídice no era de su agrado y seguro tampoco del de Ginny,
quizá era una gran chica, pero lejos de tenerle mucho aprecio, le causaba una profunda
tristeza; Poppy puso un parche de hojas moradas sobre las heridas de Ginny que
comenzaron a burbujear, la piel se reconstituía lentamente, la pelirroja miró aquello con el
ceño fruncido y algo de miedo por el hormigueo tan intenso que sentía.
-Ella sabía muy bien de eso Poppy. -Dijo Hagrid sonriendo, algunas veces él
había tratado con esa chica, pese al gesto y genio de las Slytherin, ella podía ser una
buena compañía.
-Está muerta. -Dijo Ginny sin mirarlos, con un nudo en la garganta, McGonagall
dio un paso hacia ella como para escuchar mejor aquél comentario, Pomfrey la miró
sorprendida, Hagrid con el ceño fruncido la miró y le puso la mano con delicadeza en la
barbilla, Ginny le devolvió una mirada embargada por la tristeza. -Y yo la repudié hasta el
último momento…de no ser por ella, estaría muerta…ella ha muerto…igual que el
profesor Snape y Bellatrix.
-Severus… -Susurró Minerva llevándose la mano al pecho con un gesto de
profunda tristeza. -…y seguramente no son los únicos. -Dijo apesadumbrada, Hagrid
asintió, había visto muchos cuerpos en lo que llevaba el día.
-¿Dónde está Harry, Ginny? -Preguntó Hagrid tratando de desviar la atención
en otro camino de conversación, el que Bellatrix estuviera muerta lo hizo sonreír
internamente.
-Él… -Comenzó mirando a McGonagall que inclinada pensaba en silencio. -…él
ya no es Harry…Voldemort se apoderó de su cuerpo…por que no pudimos impedirlo. -La
idea de acusar a Hermione se desvanecía, si Eurídice le había dicho que lo hiciera,
significaba que era por algo, tampoco acusaría a Eurídice por que sus razones había
tenido, igual que si Pansy sabía de su secreto por que ella se lo había contado era por
una razón.
-Pero…eso es imposible. -Exclamó Pomfrey llevándose las manos a la boca en
una expresión de miedo.
-Estamos perdidos… -Susurró Hagrid mirando la colcha con fijeza, los ojos se le
llenaron de lágrimas.
-No, aún no lo estamos. -Esa voz resonó en Ginny como un golpe de gong,
aturdida levantó la mirada hacia McGonagall como esperando que ella le diera una
explicación por aquella voz que era imposible estar oyendo; la profesora no le dijo nada y
ella se volvió a donde el sonido surgió, Peeves, sonriendo y tarareando traía consigo el
cuadro del director, mientras Nick y Myrtle le seguían para vigilarlo, Hagrid se levantó para
arrebatárselo cuando notó que lo hacía girar de lado a lado. -Gracias Hagrid… -Agradeció
aquella voz que hizo que Ginny sintiera un ahogo. -…Señorita Weasley…la esperanza
430
nunca muere…y hoy, usted es esa esperanza. -Dijo sonriendo con sus enormes ojos
azules y sus gafas brillantes cuando Hagrid lo recargó en una silla ante todos, Ginny le
miró sorprendida, los demás callaban.
Había sol cuando salieron, era tarde, quizá pronto oscureciera…o quizá no, no
podía sino escuchar aquél grito horrendo salido de la garganta de Pansy, el grito de
Ginny, el llanto de Harry suplicante, su mente estaba absorbida por un mar de muertes,
por rostros pálidos y rígidos, Eurídice con las comisuras de los labios manchadas de
sangre, Luna flotante, Ginny envuelta en rojo, Harry con el pecho abierto, se sentía morir,
se sentía desfallecer; cerró los ojos y sacudió la cabeza luchando por recobrar la cordura,
por saber dónde estaba y olvidarse de las ideas que la estaban consumiendo como una
llama, entonces lo notó, estaba huyendo, saliendo de ese sitio, escapando como una
cobarde, miró frente a ella buscando a esa fuerza que la hacía correr sin darse cuenta,
era Draco, Malfoy que con la respiración agitada luchaba por sacarla de ese sitio;, él
pensaba que esa era la mejor forma de salvarla, ella se sentía una enorme rata cobarde.
No se dijeron nada cuando sus ojos se toparon por primera vez luego de salir
de la cueva, ella caminaba tras de él, mejor dicho corría, no tenía la menor idea hacia
dónde la guiaba, sólo pensaba, se sentía obsoleta, cargando a cuestas el conocimiento
de tanto dolor; en algún momento pensó que lo mejor era hacer frente a Harry y morir
como los demás, sacrificándose por un bien mayor, muriendo en brazos de Draco,
sufriendo dolorosas heridas, sonriendo de felicidad de ver por última vez lo amado como
había hecho Pansy, como había hecho Eurídice, como seguramente habían hecho todos
los demás. Tragó saliva y levantó la cara hacia Draco frente a ella corriendo, él llevaba el
ceño fruncido, él no pensaba en lo mismo que ella, porque él ahora lloraba como un niño,
sin sentirlo, sus ojos escurrían lágrimas sin límite con el ceño fruncido, ella llegó a creer
que quizá él ni siquiera sentía que estaba llorando.
-Dejemos de correr…no quiero huir. -Dijo sobrecogida, ansiosa de volvera
buscar a Pansy, daría lo que fuera por acabarse las uñas cavando para sacarla, quizá aún
estaba viva. -¡Tal vez sigue con vida!...no podemos dejarla morir ahí…no podemos dejar
que muera sola.
-Eurídice… -Susurró moviendo una rama al tiempo que la obligaba a inclinarse
para esquivar un tronco, al escucharlo sintió rabia, a él, salvar a Pansy si es que estaba
viva, no le importaba. -…Pansy… -Repitió como ella, Hermione hubiera deseado soltarle,
pero él no la iba a dejar, y le alegraba, por que en aquel momento no pensaba en nada
que no fuera morir y terminar de una buena vez con todo. -…¿quién más va morir hoy? -
Preguntó el rubio secándose las lágrimas con la manga de la camisa, ella le miraba con el
ceño fruncido, un raro enfado comenzaba a crecer en su pecho y sólo contra él podía
soltarlo.
-Depende de a quién estemos dispuestos a abandonar esta vez. -Respondió
con desprecio y los ojos anegados de llanto, él no dijo nada, siguió corriendo aferrado a
su mano, entonces lo vio, estaban huyendo hacia Hogsmeade rodeando el castillo,
cuando llegaron a aquellas calles se perdieron entre ellas y entraron a hurtadillas al único
sitio que se le ocurrió a Draco podría ser un buen escondite, La casa de los gritos.
-Yo no voy a abandonar a nadie más…ya no pienso perder a nadie. -Contestó
él ignorando la furia interna que sus palabras le causaban, pero no dio importancia y
siguió caminando.
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no merece llorar" se dijo odiándose hasta con las puntas del cabello, quería morirse,
cortarse el cuello, huir de sí mismo, sin Ginny no valía la pena luchar. Entonces recordó
que podía hacer eso al menos, recordar. Se levantó mirando a todos lados, volvió entre la
oscuridad buscando la forma de salir de ese sitio y entrar en los recuerdos que alojaba en
su mente.
Saltó un hueco, se internó en la oscuridad y dio con lo que pensaba sería la
forma de recuperar al menos algo de todo lo perdido, enjugándose las lágrimas entró en
un pasillo, largo y negro como su cabello; lograba distinguir lo que pensó eran puertas,
pero apreciando con mayor intensidad reconoció como cortinas, gruesas y pesadas,
algunas eran muy delgadas, tanto que podía ver lo que había detrás (tropezones de
Dudley cuando niños, almuerzos con Hermione y Ron, partidos de quidditch, comidas en
La Madriguera, abrazos a Cho, sonrisas de Eurídice y Pansy, conversaciones con Sirius,
fotografías de sus padres y en uno que otro sitio, una sonrisa de Dumbledore
acompañada de una plática, abrazos de Luna y comentarios de Neville, se descubrió
incluso por ahí viendo tv, leyendo un libro, mirando a McGonagall sonreír apenas y espiar
a Angelina y a Katie en los vestidores del estadio); las cortinas oscuras y densas parecían
alojar cosas estrepitosas, tristes y fuertes, oía gritos, llanto y golpes cuando pasaba junto
a ellas (llegó incluso a ver un resplandor verde brotando de una y estaba casi seguro de
haber visto llamas en otra más cercana), pero no eran lo que buscaba, él necesitaba verla
a ella.
Siguió caminando y entonces dio con lo que quería, una cortina tan delgada,
que incluso pensó no existía los separaba, ahí detrás de esa Ginny sonreía abrazada a él,
besándole la nariz cándidamente, sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y empujó
el débil velo para entrar con cuidado a verla más de cerca, ansiaba tocarla, olerla, tenerla
cercal al menos, estiró la mano y entonces una que no era propia se posó en su brazo, se
volvió a ver quién le interrumpía y se sorprendió con la imagen demacrada de Severus
Snape, extrañado le miró fijamente.
-Sabes Potter…no debes ver ahora lo que deseas…si no lo que debes… -
Exclamó con aire solemne y rígido, sintió rabia de verlo dentro de su mente con la misma
displicente sonrisa de antaño. -…no seas débil como tu padre…él hubiera hecho lo que
intentas hacer…él hubiera hecho lo más común de todo el mundo.
-Déjeme en paz…usted nunca me ha ayudado más de lo que me pudo ayudar
una roca. -Espetó mirándolo.
-Igual a su padre…usted no recuerda sino lo que le conviene, sus ojos no ven
más allá de lo que su nariz le señala…iluso. -Exclamó sonriendo de lado, Harry le sostuvo
la mirada fijamente conteniendo su rabia, que mezclada con el dolor lo hacía mucho más
complicado en realidad; Snape dio un paso atrás y movió una cortina especialmente
densa a su espalda. -¿Porqué no mira allí dentro y reconsidera mi actuación en su vida?
-Lo haré y le demostraré lo mucho que me ha estorbado. -Dijo arrogante y cruzó
el marco, al momento se dio cuenta que no estaba en una clase, tampoco en su
enfrentamiento en sexto curso, mucho menos en el asesinato de Dumbledore, estaban en
esa noche, el día que terminó en el hielo, el día en que esa persona le había salvado; se
volvió a mirar a Snape, que sonriendo cruzó los brazos y alzó las cejas con orgullo, Harry
tuvo que comenzar a tragarse sus palabras.
-Luce hermosa. -Murmuró pasándole la mano por la frente con sumo cuidado,
sonreía levemente, Ron por su parte, con Ana en brazos, miraba el cuerpo y trataba de
soportar la ansiedad por tocarla para saber que estaba muerta, el verla ahí usando su
suéter favorito, su pantalón predilecto, luciendo esa sonrisa, ya totalmente limpia sin
marca alguna de sangre en el rostro, lo hacía temblar de rabia; una mujer tan bellamente
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colocada en una cama, no puede estar muerta, dudaba de eso, dudaba que eso fuera
posible.
-Ella siempre está hermosa. -Dio él como único comentario sonriendo
amargamente, luego miró a Ana que plantó sus ojos en él. -Un día, serás igual que ella,
ahora que lo pienso…te pareces bastante Ana. -Dijo sonriéndole al bebé que lo miró con
una sonrisa divertida, Arthur en brazos de Fleur miraba el cuerpo fijamente, fruncía el
ceño de vez en cuando mirando a su padre y ya incluso daba de balbuceos mirando a
Fleur y señalando, como si pudiera comentar lo que veía.
-Es una verdadera lástima que haya muerto…era muy hermosa. -Exclamó
Cormac mirando desde el marco de la puerta, Tonks a su lado miraba fijamente, Bill
sostenía a Albert que se mantenía empeñado en jalarle el cabello, Ron se acercó a su
madre y le entregó a Ana, luego se acercó y besó la frente de Eurídice.
-No es una lástima… -Comenzó Fred recargado en el muro fuera de la
habitación. -…es un crimen.
-Un crimen que vengaremos… -Dijo George sonriendo amargamente. -…yo que
pensé que seríamos los únicos que estarían tan cerca de matarla.
-Necesito que los cuiden…yo tengo cosas qué hacer. -Explicó Ron saliendo de
la habitación.
-¿A dónde vas Ronald? -Molly lo miró fijamente y trató de detenerlo tomándole
la mano con fuerza, Ana miró a su padre imitando la mueca de consternación de su
abuela.
-Ella me pidió que le dijera a Hermione que había hecho lo correcto… -Susurró
tomando su varita de la mesa y pasando su mano por el cabello de Albert para
despeinarlo y hacerlo reír. -…voy a ira buscarla y voy a ayudarle.
-Ron…no quiero que vayas a cometer una locura. -Molly le miró a los ojos, Bill
no intervino, él mismo buscaba ya la forma de irse a ayudar.
-¿Es una locura querer salvar por lo que ella se sacrificó? -Preguntó Ron
seriamente, Molly no dijo nada, él se volvió y fue hacia la puerta. -Además…me hizo
prometer que viviría…por ella y por ellos. -Añadió mirando a sus hijos, Ana aplaudió
emocionada, Arthur le sostuvo una mirada fría y seria, Albert carcajeó estrepitosamente. -
Sería buena idea que todos ustedes fueran a dar una mano. -Dijo mirando a sus
hermanos, Fred y George asintieron. -Algo me dice que Harry no se va a quedar estático.
-Todagvia no puegdo creeg que sea el quieng nos haga egsto. -Dijo Fleur
tristemente, Molly no dijo nada.
-No es él…no lo es. -Ron salió del sitio y desapareció tras cruzar la puerta de la
cocina.
-Mamá…nosotros iremos como dice Ron a dar una mano. -Dijo Bill mirando a
Fleur que seria e inexpresiva miraba a Eurídice en la cama. -Ten Tonks…cuida de
mamá…y de todos. -Murmuró al notar que su esposa le negaba la mirada.
-Descuida…suerte. -Contestó la bruja tomando a Albert que se puso serio al
verla, ella le mostró cómo su cabello se ponía amarillo, él abrió la boca asombrado y
buscó la mirada de su abuela como si quisiera que ella le explicara aquello.
-Bill… -Llamó Fleur, él se volvió antes de salir junto con Cormac y los gemelos. -
…si no vuelves…voy a odiarte.
-Lo sé… -Sonrió él, Tonks, Molly y Katie que entraba les miraron fijamente. -…lo
sé. -Siguió a los gemelos y salieron sin atreverse siquiera a ver atrás, sobre todo a la sala.
-¿Dónde está Charlie? -Preguntó Molly al ver entrar a Katie, que llevaba
consigo un bolso de maquillaje, Fleur había solicitado eso para darle una "manita" a la
palidez de Eurídice.
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-¡Ma! -Exclamó Albert fuertemente jalando el cabello amarillo canario de Tonks,
Molly se volvió a mirarlo sorprendida, el niño luchaba por llamar la atención de su madre
tirada en la cama, ella nunca se volvería a verlo ni respondería a su llamado.
-Están en la sala. -Dijo Katie suavemente y se acercó a Fleur y a cuerpo; en la
sala Charlie permanecía con el cuerpo casi sin vida de Cho, que sentada en sus piernas y
aferrada a su cuello sollozaba mirando al vacío tras él, sus corazones latían al mismo
ritmo, sus respiraciones estaban acompasadas, casi eran el mismo cuerpo.
-Ha muerto. -Exclamó suavemente al oído de Charlie tras un instante de leer en
el viento lo que pasaba lejos de ellos, un dulce aroma de gardenia le había llegado a la
nariz y un raro frío suave le invadía la espalda; se aferró a Charlie, que le pasó la mano
por la cabeza para tratar de calmarla.
-Lamento mucho que pasara…Eurídice era una buena chica, Cho. -Dio él como
respuesta al murmullo de ella, ella negó con la cabeza suavemente, Charlie frunció el
ceño.
-No me refería a ella…me refiero a Pansy. -Susurró pegándose más a él, como
un niño que tiene tanto frío que debe acurrucarse en el seno de su único protector, Charlie
la apretó con más fuerza y cerró los ojos con recelo.
-¿Cómo lo sabes? -Preguntó Charlie, su madre y las demás se acercaban,
Angelina entró trayendo una taza de té para Cho, Penélope preparaba algo de comer en
la cocina.
-Porque he sentido frío y su aroma…y además, Eurídice trae puesto un anillo
de Pansy…ella había dicho que sólo muerta se lo obsequiaría… -Cho sonrió tristemente,
pegó su frente a la sien de Charlie y cerró los ojos fuertemente, él frunció el ceño y trató
de concentrarse en su silencio. -…Pansy cumple lo que dice, incluso si es una broma. -
Charlie miró a su madre que suspiró profundo, Cho tragó saliva duramente y se aferró a
su cuello dispuesta a no volver a hablar, ninguno dijo nada más.
434
roto y tardó en darle una respuesta. -¡No tengo tiempo para tus juegos absurdos
Parkinson! -Espetó apretándole el brazo con fuerza demasiada, ella sacudió la cabeza
atormentada por la culpa y el miedo.
-Escúchame…nunca en mi vida había tenido contacto antes contigo para
implorarte algo…pero ahora lo hago porque sé que si no intervengo…personas que me
importan y yo moriremos…nos quedaremos sin nada…y yo quiero… -Dijo desesperada
aferrada a él, que confundido, no sabía si volver a la batalla o quedarse a consolarla. -
…yo quiero vivir.
-Te entiendo…pero dime qué es lo que pasa… -Pidió mirándola a los ojos, ella
miraba a todos lados como si se ocultara de algo.
-Asesinó a los padres de Draco, Cho, Eurídiceyyo estuvimos ahí…lo vimos
todo… -Contestó con la voz temblorosa, un montón de gritos les llegaron a los oídos,
Harry frunció el ceño. -…has visto cómo ordenó a Bella que matara a Rodolphus…has
visto cómo no se tienta el corazón para matar incluso a sus sirvientes más fieles…él no
debe gobernar…ni por muy puro o fiel a la sangre que sea…¡al carajo con su poder! -
Pansy le tomó la mano con fuerza y le miró a los ojos.
-¿Cómo vas a ayudarme? -Preguntó desesperado.
-Tienes que seguirme…él va a venir por ti, tú tienes que llegara un sitio seguro
y deshacerte del trozo de su alma que alojas en tu cuerpo…el profesor Snape me dijo a
dónde llevarte, es un sitio seguro y no pondrás en riesgo a nadie más… -Dijo levantando
la mano para señalar a algunos que pasaban cerca, entre ellos Seamus, Lavender y la
profesora Sprout. -…confía en mi y en él…el profesor Dumbledore no has dado
instrucciones precisas… -Pansy miró a su alrededor y echó a correr no sin antes tocarle la
mano para hacerlo seguirla. -…¡sígueme!...¡corre!
-¡Espera Pansy! -Gritó al verla alejarse y echando a correr se fue tras de ella, a
pocos metros distinguió a Hermione y Ron peleando al lado de Ginny, que al verlo se
desprendió de su combate para seguirlo.
-¡Harry! -Llamó la inconfundible voz de la pelirroja en medio del bosque, Pansy
corría, se encontró con que no sabía si correr tras ella o esperar a Ginny que se acercaba.
-¡No tienes el suficiente valor Weasley! -Escuchó la voz de Voldemort
resonando en sus oídos saliendo de una conversación que no conocía y en la que no
intervenía de modo alguno, espantado se volvió a mirar, un rayo cruzó el cielo hacia el
pelirrojo, Hermione echó a correr hacia él desesperada, Ron había caído al suelo un
segundo antes dando un grito desconsolado.
-¡Ron!...¡Resiste Ron ya voy! -Hermione se tiró a su lado conjurando algo que él
no entendió "La maldición Hermes" se dijo en medio de su recuerdo viendo a esos dos
brillar azul, emitiendo unas raras hondas doradas y gruesas a su alrededor; la sombra de
Remus Lupin pasó cerca de Harry, entonces lo vio, esa mano helada tomándolo por el
cuello.
-Potter el momento ha llegado. -Dijo sonriéndole mientras le clavaba sus ojos
rojos con una fijeza que lo hizo sentir horror, él se acercó a su otro yo y miró lo que
pasaba más de cerca, Ginny se acercó corriendo.
-¡Harry! -Ginny se aproximaba seguida muy de cerca por Luna, que herida del
costado apenas podía mantenerse en pie pero no desistía en su lucha.
-¡Desmaius! -Gritó Neville que venía cerca de las dos, atacando a Voldemort,
pero el hechizo no le hizo mal alguno, Harry miró a Ginny y comprendió lo que tenía que
hacer.
-¡Suéltelo! -Ginny se acercaba exasperada por intervenir, llena de horror y
desconsuelo, Harry recordó lo que había pensado en aquel momento, ella se pondría en
riesgo, no lo iba a permitir, distinguió a Pansy entre las sombras del bosque mirando a
hurtadillas, con la varita levantada y la mirada segura, como si quisiera darle ánimo.
435
-¡Impedimenta! -Gritó para protegerse a sí y a él, entonces Voldemort hizo su
parte y los dos desaparecieron dejando a los demás sin saber qué había ocurrido; Harry
creyó que aparecería en el sitio donde había luchado con Voldemort, pero se sorprendió
mirando a Ginny y los demás luego de su ausencia.
-Imposible…esto no puede ser…yo no tengo este recuerdo, ni siquiera
intervengo. -Exclamó mirando a Ginny que buscaba de un lado a otro y llevándose las
manos a la cabeza daba un resoplido de dolorida consternación, Neville a pocos pasos de
ella se volvía a sostener a Luna que comenzaba ya a tambalearse mucho.
-Usted no…pero ella sí. -Dijo la voz de Snape apareciéndose a su lado, Harry le
miró fijamente. -Eurídice no sólo podía en vida entrar en el sueño de alguien o en su
memoria…podía también depositar pequeños mensajes…entrenada por Dumbledore y
por mi, logró hacer mejores cosas…y Pansy, aprendió de ella, esa Parkinson tiene una
rara habilidad para copiar dones…por lo que logró poner esto en usted…
-¿De qué está hablando? -Preguntó secamente mirándolo mientras a su
alrededor todos seguían con lo suyo.
-Aquella tarde, cuando usted conoció el Parlamento…durante esa audiencia,
sus ojos y los de Pansy se encontraron, ella temblaba y usted tuvo este recuerdo…la vio
hablándole, asustada, huyendo por el bosque mientras le seguía… -Snape sonrió mirando
a la Pansy del recuerdo oculta entre los árboles mirando todo sin perder el menor detalle.
-…ella imitó bien de mi la Legeremencia…le enseñé a manipular la mente y a sembrar
sospechas…pero sobre todo a depositar recuerdos y de apoco, de vera Eurídice hacerlo,
ella misma se volvió tan buena en ello como la pequeña loba…éste recuerdo, ella se lo
puso a usted el día de la audiencia por orden mía.
-Entonces… -Murmuró mirando a su alrededor.
-Observe. -Dijo Snape señalando tras de Harry, Ginny tras murmurar algo a
Neville y Luna salió corriendo rumbo al castillo, Pansy le siguió de cerca, en el suelo a
pocos metros, Hermione y Ron se sujetaban de la mano, Ginny se acercó y se tiró de
rodillas junto a los dos que ya estaban casi rodeados por un pequeño charco de sangre.
-¡Hermione! -Gritó al tocarle el hombro, la castaña estaba pálida, con una herida
del tamaño de una mano en el pecho, Ron en el suelo se desangraba por una herida
igual. -¡¿Pero qué ha pasado?!
-Funcionó Ginny… -Murmuró la castaña mirándola con una sonrisa apagada y
una mueca de dolor. -…la maldición Hermes…mi invento, funcionó. -Confirmó viendo
cómo Ron, que debería estar muerto por esa herida, aún vivía gracias a la mitad de su
existencia depositada en él.
-Ron… -Dijo Ginny pasándole la mano por la cabeza a su hermano, que
respiraba agitado mirando al cielo nocturno. -…mandaré a alguien…tengo que seguira
Harry.
-¿A dónde? -Preguntó Hermione sujetándole el brazo con vehemencia. -¡No
hagas una locura! -Exclamó seria.
-Haré lo que tú harías. -Dijo levantándose y echando a correr, Hermione
alcanzó a ver aquella sombra que le seguía, pero no pudo hacer nada.
-Detenla… -Alcanzó a decir Ron entre gemidos, Hermione no pudo obedecerle.
-¿A dónde va? -Preguntó Harry a Snape que a su lado corría junto a la pelirroja.
-¿Porque no miras Potter? -Preguntó él con su cara irónica.
-Hagrid…¡Hagrid! -Ginny vio al enorme sujeto y se acercó a fuerza de lanzar
hechizos y golpear algunos rostros.
-Ginny…¿y Harry? -Preguntó el enorme sujeto acalorado y distraído en mirar a
Trelawney que peleaba cerca arrojando sus bolas de cristal a diestra y siniestra.
436
-Necesito que me digas…¿hay algún sitio en el que Harry pudiera ocultarse
para pelear con Voldemort?… -Interrogó sonrojada por la carrera, Hagrid frunció el ceño y
la movió de un empujón para que no la golpeara una roca que caía de la torre.
-Estás loca…no lo sé. -Dijo asustado, mirándola de pies a cabeza, entonces un
gigante los atacó y Hagrid tuvo que alejarse a hacerle frente; Ginny se quedó mirando a
todos lados, estaba distraída pensando, se llevó la mano a la cabeza para tratar de
pensar mejor, casi en seguida una mano helada la hizo caer al suelo tomándola del cuello
con fuerza, para que un hechizo no la golpeara, al volverse para agradecer se encontró
con Pansy tirada en el suelo a su lado.
-Tú… -Dijo enfurecida, sabía que ella de alguna forma había ayudado al ataque
a Hogwarts, pero Pansy no la dejó desahogar su furia y la acalló con un apretón en la
nuca.
-Escucha…él está peleando contra Voldemort en algún sitio de la Cámara
Secreta…pero no sé en cuál. -Dio como primera estocada y Ginny apabullada por que
tuviera esa información le miró fijamente. -Dumbledore es el único que puede decirte
cómo llegar a ellos, necesitas ir a hablarle para que te diga cómo salvar a Harry.
-¿Porqué me ayudas? -Preguntó desconfiada. -¿Cómo es que sabes todo esto,
Pansy?...¿porqué intervienes?
-Porque no quiero morir…no por alguien como Voldemort. -Exclamó sonriendo,
entonces se levantó y echó a correr rumbo a un montón de gente, Ginny se levantó y al
ver que no lograría encontrarla, volvió al castillo; Pansy al verla entrar a él la siguió para
verlo y oírlo todo. Harry y Snape siguieron a Ginny, ella siguió hasta la oficina del director
y desapareció tras la puerta aprovechando que estaba abierta, Pansy se plantó en la
escalera, pasaron unos segundos de silencio, Ginny conversaba con el cuadro, gente
pasaba por el pasillo ignorando a la chica acurrucada en una esquina, entonces Ginny
salió al pasillo con la cabeza gacha y Fawkes en el brazo, miró a todos lados y tras
enjugarse una lágrima asintió al ave, los dos desaparecieron envueltos en llamas; Harry
se quedó helado y miró a Snape.
-Es todo lo que puedo mostrarte…lo demás, ella te lo dará. -Dijo Snape
desapareciendo como ondas de agua, Harry miró a todos lados, Pansy se le acercaba.
-Sígueme. -Le dijo tendiéndole la mano, al tocarla todo se puso azul.
437
-No podía…no me era posible arrojarme y luchar por ella, eso hubiera sido
dejarla sufrir más por Hagen…-No podía dejar de ver en su mente la cara de Pansy, esa
mueca de dolor y resignación que se le había plasmado en el rostro, su sonrisa de saber
que era todo pero no al saberse próxima a morir, no, si no al ver a Hagen muerto entre
sus brazos; Pansy estaba muerta mucho antes de provocar la explosión. -…¡hubiera
significado entregarla a la soledad!...habría sido arriesgarte y arriesgarme…habría sido
condenarla a una vida de infelicidad. -Contestó él mirando al suelo, frunció el ceño y cerró
los ojos apretando los puños con fuerza para contener la rabia y el odio por sí mismo.
-Eso ha sido cobardía Draco…has sido un cobarde todo el tiempo…nunca serás
valiente…lamentablemente no tienes la fuerza para hacer un sacrificio así…Viktor murió
para que yo huyera…Pansy murió para que nosotros nos salváramos…Eurídice por Ron y
su hijo…tú dices que morirías por mi y lo sé, te creo…pero si no eres capaz de morir por
alguien más a quien hayas conocido…es que eres el hombre más egoísta que conozco…
-Tomó aire fuertemente y lo miró con fijeza, la casa de tambaleaba, la madera rechinaba
tanto o más que los dientes de Draco apretados con fuerza para no hablar de más, para
ahogar el deseo de volverse y bofetearla, no podía, no debía, ella era su amor. -…¡eres el
hombre más egoísta y cobarde que conozco! -Hermione sabía que lo estaba hiriendo,
pero sentía tanta rabia por que la obligara a abandonar a Pansy que tenía que decirlo
aunque le doliera lo mismo que a él.
-Yo nunca te dije que fuera valiente… -Susurró él sonriendo tristemente, ella
soltó un sollozo y se abandonó a sus brazos, él la consoló, y desesperada buscó entre
sus brazos el alivio que le faltaba, por que sabía que Viktor estaba muerto por que no
había actuado lo suficientemente rápido y realmente en aquel momento, se dio cuenta de
que casi nadie, o mejor dicho nadie, puede ser valiente todo el tiempo.
-Es un mal chiste si quiere la verdad. -Dijo suavemente mirándolo fijo, sus ojos
parecían divertidos, ella ignoró eso y trató de mantenerse alejada.
-A veces es bueno reír…o hacer el intento Ginny. -Susurró él como respuesta,
ella procuró mirar a otro lado para que no notara la ira en su rostro, pero él ya lo había
leído en sus ojos.
-Quizá deberíamos ir por los hongos Poppy. -Sugirió Minerva al notar la tención
entre esos dos, Poppy asintió sin dejar de mirarlos, estaba dudosa, lentamente (debido a
su edad) intentó seguir a Minerva rumbo a la salida.
-No…vayan ustedes Poppy y Hagrid…tú quédate Minerva…y no tarden. -Dijo
Dumbledore sonriendo, la enfermera obedeció, Hagrid se movía lento, pero no dijo nada
para negarse.
-Ella dijo que usted me daría explicaciones… -Masculló sin saber si sentía furia
contra aquel hombre o sólo la aspereza que se siente por un jefe dictador y mentiroso. -
…quiero saberlo todo. -Dio en un tono cortante y frío, Myrtle sonrió irónica.
-¡Pero qué tono es ese!…¿a caso no sabes con quien hablas?…¡tenle respeto
niña! -Dijo la fantasma sonriendo mientras flotaba delante de ella, Ginny miraba al cuadro
fijamente ignorándola, Dumbledore sonreía sin decir nada. -¡Es una figura de autoridad!
-¡Cierra tu fantasmal boca Myrtle! -Espetó furiosa mirándola con los ojos más
enfadados que los presentes le habían visto, la fantasma se quedó helada y a una seña
de Nick, decidió salir, Minerva que miraba sorprendida, pues en su mayoría no entendía
nada autorizó su salida con un asentimiento.
-Entonces, debo explicarle todo ¿cierto? -Preguntó suavemente el anciano
director, ella no dijo nada. -Ese día, cuando Harry desapareció, usted lo recuerda como si
fuera ayer, ¿no es cierto? -Preguntó sonriendo, ella asintió. -Aquella noche la batalla fue
aquí, en el Colegio, Harry eliminó cada trozo del alma de Voldemort, cada uno…excepto
el de él mismo… -Ginny le miró fijamente frunciendo el ceño a cada palabra. -…los dos se
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encontraron frente a frente, usted corrió hacia él para detenerlo, pero desaparecieron, los
dos se esfumaron ante usted y…
-Yo vine a hablarle porque Pansy me envió con usted… -Contestó Ginny,
McGonagall la miraba fijamente, se volvió a la ventana a ver cualquier cosa que no fuera
Dumbledore y su sonrisa linda y dulce. -…usted debía darme una solución, una forma de
alcanzara Harryy detenerlo…y me dio la forma, Fawkes…él me llevó a la cueva, justo en
el momento en que comenzaban a pelear, justo en el instante previo a que él tratara de
matarlo… -Susurró suavemente, McGonagall se sentó en una silla cercana.
-Así fue…usted llegó ahí y usó la Maldición Hermes…Hermione se la enseñó un
día en el verano…ella se convenció de que no debía ser la única que la supiera,
conocerla las dos por si necesitaban usarla era lo mejor…así jamás estarían
desprotegidas y Ron y Harry tampoco…Hermione le enseñó a hacerlo…y usted pudo
usarla para unirse a Fawkes…usted pudo recibir el impacto de la maldición de Tom…
-Y así me condené a no morir, a perder a Harry 5 años y a estar ahora aquí ante
usted…salvé a Harryy a cambio pagué la mitad de mi alma…estoy mitad muerta… -
Susurró mirándolo fijamente casi con desprecio e ira. -…y mitad viva.
-Sí…pero gracias a usted él vive…usted es la esperanza… -Exclamó mirándola
fijamente. -…usted es la vida bajo las alas del fénix. -Afirmó sonriendo, Minerva miraba
sorprendida, era más de lo que esperaba saber.
¿Quién más?
Caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos, el ceño fruncido y la cabeza gacha
mirando a todos lados, de reojo, atento a todo; había seguido el rastro mágico dejado
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anteriormente por Harry, era como si ese cuerpo quisiera que lo encontraran, entró en la
cueva con cuidado, mirando a todos lados, "Lumus" la luz le dio para ver un poco el túnel
y echó a andar, no quería toparse alguna sorpresita por lo que fue más lento aún; con la
varita levantada anduvo entre el túnel y al ver el derrumbe se las ingenió con fuertes
conjuros para abrirse paso, estaba por llegar al suelo original de la cueva, tras muchos
minutos cavando y pulverizando roca, luchando bajo la leve sensación de que algo ahí
abajo debía ser sacado; cuando lo vio, casi sintió gozo, una mano suave y blanca
sobresalía entre las rocas, una mano con la marca de haber perdido hacía poco un anillo,
una mano que pudo haber servido de modelo para miles de comerciales de manicura o
sortijas costosas, suspiró sonoramente y se sentó en el suelo tomándola con suavidad.
-Quién me iba a decir que venía a sacarte a ti. -Susurró cerrando los ojos con
desconsuelo, la mano parecía comenzar a amoratarse, decidido se puso en pie para
sacarla, no quería hacerlo cuando empezara a mostrar más daño, mejor verla aún siendo
hermosa y con su tono normal.
Empujó y desapareció rocas, pulverizó algunas, elevó otras, cuando se percató de
que casi había eliminado todo el peso sobre el cuerpo, vio las pocas piedras que
quedaban y las movió entonces manualmente, doliéndose por el peso al apoyar la pierna,
cuando al fin dio con lo que ya esperaba ver desde el encuentro con la mano, palideció y
lo movió con lentitud.
-Pansy… -Susurró sacándola con fuerza de entre las rocas, ella ya estaba casi
helada, al lograr sacarla del hueco y ponerla sobre sus piernas, notó el otro cuerpo entre
los restos de techo, entrelazados los dos por la mano izquierda, las varitas permanecían
en el suelo cerca de ellos, como muestra de que habían muerto luchando; entristecido la
apretó contra su pecho y sonrió tristemente mientras contenía un llanto que se le venía
acumulando desde la muerte de Eurídice y que con la muerte de Pansy se le venía a
torrentes. -…al menos no tendré que darle esta noticia a Eurídice…ella no hubiera
tolerado verte muerta… -Murmuró mirándola fijamente, suspiró. -…y seguramente estarán
juntas pronto. -Dijo en un murmullo al tiempo que la miraba con una triste sonrisa, Pansy
sonreía, mas no como normalmente hacía, no, la de sus labios en ese momento era una
sonrisa tierna y tranquila, quizá la mejor que nunca le hubiera visto. -Tú también estabas
feliz, seguro gracias a él. -Dijo mirando el cabello de Hagen y la mitad de su rostro,
empolvado y pálido. -Voy a llevarlos a casa. -Murmuró dejándola a un lado con suavidad
como si aún viviera y agachándose para tomar a Hagen, entonces al moverlo notó esa
rara luz emanando de lo profundo de los escombros.
Se inclinó y una vez que tuvo a Hagen fuera y luego de acomodarlo con cuidado
de no desenlazar las manos de esos dos que seguían entrelazadas por los dedos, se
abrió paso a fuerza de hechizos suaves y lentos para no derrumbar la parte superior de
las rocas que parecían frágiles; renegando a cada paso de dolor en la pierna, al fin llegó a
lo que buscaba, era un hueco en el suelo y en el fondo algo brillaba, un agua oscura y al
parecer helada, hizo aparecer cuerdas y bajó lentamente, cuando pudo ver lo que era
sonrió y la esperanza renació en él sin poder evitarlo, pese a que la propia razón le
recomendaba no esperar nada.
-Voy a sacarlos de ahí. -Dijo fuertemente poniendo la mano en el hielo
endurecido e ignorando el reflejo rojo de su cabello, Ron Weasley se dio a la tarea de
cortar el hielo a capas, como si de un bote de helado se tratara, ahora le tocaba a él
rescatar cuerpos de entre sus encierros, ya luego sería momento de vengar con creces a
esos muertos. -No…ustedes todavía no están muertos. -Se reprendió haciendo otro corte
profundo, ya casi alcanzaba la espalda de Neville.
Echó a andar por entre el bosque, aquel aire helado era quizá lo que más le
hacía falta en este momento, sentir que ese cuerpo podía pasar dolor, le daba mejor la
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idea de que era suyo, estaba vivo y sentía; siguió caminando hasta que llegó a un claro,
ahí miró al cielo y suspiró profundo llenando de aire sus pulmones, llenándolos como no
había hecho en tanto tiempo, una caja de madera no puede respirar profundo.
-Éste es el cuerpo…éste es mi cuerpo…aquí dentro he estado siempre…pero
ahora estoy completo. -Sonrió confianzudamente, se pasó la mano por el tabique de la
nariz, sentía la marca que las gafas usadas por tantos años habían dejado, se alegró de
no necesitarlas, había una enorme ventaja en ser los dos tan parecidos, ahora al menos
al verse al espejo, no se iba a extrañar del todo.
Desapareció en medio del viento y llegó a un lugar boscoso, helado, oscuro, ahí
alguien ya lo esperaba, las figuras de al menos 8 hombres le recibieron con una leve
inclinación, no le reconocían por la apariencia, por ella le habrían cortado el cuello, pero la
varita, la varita que llevaba en la mano no era la de Potter…era la de su señor, el señor de
la oscuridad.
-¿Están listos? -Preguntó suavemente, uno de los hombres asintió otro más se
acercó presuroso, la espalda encorvada y deforme, parecía un anciano, en realidad era
un viejo hombre lobo.
-Completamente…pero, usted dijo que les daría 24 horas…han pasado sólo 5. -
Dijo apenado y al mismo tiempo asustado, quizá su comentario había ido demasiado
lejos, con las manos prensadas una con otra, nervioso, trató de no mirar a su amo;
Voldemort sonrió con esos ojos rojos que a todos fulminaban, su rostro se lleno de una
mueca de divertida hilaridad.
-Al grupo de Weasley le he dicho eso…pero no dije que lo cumpliría para todos,
hay algunos sitios que pienso visitar primero…hay una familia a la que voy a disfrutar
mucho eliminar uno a uno. -Exclamó sonriendo ampliamente, un tipo a su espalda aceleró
su respiración de una forma por demás exasperante, Voldemort carcajeó y le miró
fijamente. -Suenas interesado.
-Sí…lo estoy… -Exclamó emocionado, apretándose las manos con una
ansiedad vehemente. -…se refiere a la familia de Pottery Weasley, ¿verdad?
-En efecto…¿te gustaría hacerte cargo? -Preguntó sonriendo, un silencio
ansioso se generó a su alrededor.
-¿Dónde estamos? -Preguntó mirando a todos lados, había rocas, había luz y
había frío.
-Este es el sitio donde se concretó tu futuro…aquí se decidió lo que iba a
pasar…aquí ella eligió lo mejor y lo peor al mismo tiempo. -Pansy sonreía mirando abajo
desde esa cuesta arriba en la que estaba metida, él se acercó a la orilla y miró, allí abajo,
el suelo cristalino le devolvió la mirada y lo reconoció como el sitio donde había
enfrentado a Voldemort, se volvió a mirar a Pansy deseando que siguiera hablando, pero
ella no lo hizo.
-Pero…entonces…¿porqué me has traído aquí, Pansy? -Preguntó mirándola
fijamente, ella se volvió a verlo y sonriente señaló con sus cejas hacia su espalda, al
volverse Harry vio aquellas llamas encenderse con una fuerza enorme, ahí ante sus ojos
Fawkes y Ginny aparecieron alarmados y acalorados, la pelirroja se inclinó sobre el suelo,
por que al mismo tiempo que ella tocaba el suelo rocoso, una voz estrepitosa les
informaba que Voldemort y Harry aparecían abajo y que comenzarían su duelo de un
momento a otro.
-Ahí están. -Dijo Ginny mirando al borde, sorprendida y asustada, miraba
aquello y no sabía qué hacer, Harry la vio desplazarse de lado a lado del borde, buscando
la forma de bajar, cuando notó al fin una pendiente, llamó a Fawkes que a pasos lentos y
tambaleantes le siguió por la pendiente. -Necesito acercarme…necesito hacer algo. -
Murmuró la pelirroja suavemente, ellos dos empezaban a pelear, notó aquella fuerza que
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los hacía tambalearse, espantada miró a todos lados, sacó su varita y echó a andar
dispuesta a intervenir, pero entonces supo que no podría hacerlo sin resultar muerta y con
ello debilitarlo a él, unos pasos a lo lejos le informaron que alguien venía por Lord
Voldemort y entonces Harry estaría en problemas, cerró los ojos y asustada se volvió al
sentir aquello, le habían dado un pellizco en la mano, era Fawkes, lo miró un momento y
lo supo. -Hermes…por supuesto…¡Hermione, eres un genio! -Exclamó medio emocionada
y medio asustada, se acercó al ave y la tomó con suavidad de la cabeza, el fénix le miró
un momento como esperando algo, ella le apuntó con su varita y mientras trazaba un
pequeño círculo a la altura del corazón del fénix murmuró lentamente. -
Hemeneia….hemeneia… -Una suave espiral rojiza emanó de la punta de la varita,
lentamente el hilo se volvió grueso y cuando fue tan denso como una cuerda lo jaló hacia
su pecho y trazó un círculo alrededor de su corazón.
-Esto es… -Harry miraba impresionado, Pansy le puso la mano en el hombro y
asintió sonriendo suavemente para darle a entender que era algo bueno y que eso, era la
mejor parte de todo, eso era lo que tenía que mostrarle. -…no reconozco este
conjuro…¿qué es esto?
-Es la Maldición Hermes…la maldición que inventó Hermione, la razón por la
que la premiaron…su mejor trabajo…gracias a esto, muchos aurores se han
salvado…gracias a esto estás vivo. -Exclamó Pansy sonriendo casi con orgullo, Ginny
había dejado de hacer el conjuro y la suave cuerda se había desvanecido, entonces ella
echó a correr hacia Harry, Fawkes tras ella extendió sus alas y alzó el vuelvo cubriéndola
con las llamas que emanaban de su cuerpo y haciéndola elevarse tomándola por los
hombros con sus patas, los dos volaron hacia Harry que miraba aquél rayo verde venir a
enfrentarlo, Ginny recibió el impacto dando un grito de dolor y el suelo bajo Harry se hizo
pedazos.
-¡Harry! -Ginny gritó tendiéndole la mano al ver cómo él se iba por aquel hueco,
Harry le tendió la mano pero no pudieron alcanzarse y de haberlo hecho, ella habría caído
con él, porque no tenía la fuerza suficiente para sostenerlo y el fénix no los habría
ayudado; Bellatrix que ya había depositado el espíritu de Voldemort en la caja, salió
corriendo con ella entre las manos, mirando a todos lados para cerciorarse que no le
seguían, enfurecida y rabiosa por haber perdido otra nueva oportunidad de vencer, en la
entrada se topó con Pansy que llegaba corriendo, ocultó la caja bajo su túnica y tomando
a la chica desapareció; Ginny se quedó ahí mirando al hueco tirada en el suelo con las
rodillas dobladas y la respiración agitada, congelada por un frío que sólo puede
asemejarse a la muerte, la maldición le había quitado la mitad de su existencia y azotada
por el dolor de eso no podía moverse, Fawkes cayó al suelo sin llama alguna envuelto en
un color azuloso espantoso, respirando agitado dando de gritillos ahogados y aleteo
débiles. -Tranquilo Fawkes…resiste…resiste… -Dijo Ginny mirando por el hueco,
alentándolo porque si él se sentía bien, ella también lo haría, ahora eran uno solo,
preocupada por perder a Harry en ese oscuridad dio un sollozo y se llevó las manos al
rostro, Fawkes se acercó y quiso tocarla, pero el recuerdo se desvaneció y Harry se
encontró solo en medio de la oscuridad, se volvió buscando a Pansy, ella ya no estaba
sola, a su lado Snape sonreía y Eurídice le saludaba con un suave asentimiento.
-Ella…Ginny…ella recibió la maldición asesina…¿porqué no le pasó nada? -
Preguntó consternado. -¿Porqué sigue con vida? -Dijo temeroso de que le dijeran que
estaba muerta en realidad, que aquella noche en casa de Draco había amado a un
fantasma, que había estado protegiendo a una ilusión.
-Has visto todo lo posible…pero las verdades no quedan hasta ahí…ella está
viva…pero no de la forma en que lo estamos todos normalmente…o mejor
dicho…estuvimos… -Murmuró Eurídice sonriendo, Harry no sabía ya qué pensar, el
"estuvimos" lo hizo mirarla sin comprenderla.
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-Aunque le duela…tiene que escucharnos. -Dijo Snape seriamente, Harry tragó
saliva. -Somos los únicos que podemos explicarle todo ahora…tiene que oírnos si quiere
vivir… -Expresó sonriendo, Harry rió amargamente, Ginny estaba muerta ¿para qué vivir?
-…con ella. -Añadió Snape al notar esa sombra que le era tan familiar por verla en el
espejo, Harry levantó la mirada con el ceño fruncido.
serpiente pierde aquello que le da calor…se ha quedado sin motivos para seguir…ya no
hay nada porqué seguir. -Exclamó pensando en Pansy y abrazándola.
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-Ahora lo entiendo…ahora lo sé. -Dijo la castaña, se abrazaron y luego de un
momento se pusieron en pie, tenían que moverse y su primer destino era la Madriguera,
había noticias malas que entregar.
444
-Egues la egspegta…dinos qué haceg. -Fleur se llevó su taza a los labios y la
miró fijamente, esperaba parecer centrada, pero el miedo por el bienestar de Bill la tenían
en jaque.
-He puesto todo cuanto he podido…pero no soy la única aquí con poder… -
Tonks miró a Aneglina que frunció el ceño y sin querer miró la mesa donde había puesto
su varita al llegar. -…ustedes también lo tienen…deben poner hechizos de protección y
alarmas contra intrusos. -Tonks miró a Penélope que asintió dando un suspiro.
-Sé poco de esas cosas… -Exclamó Katie suavemente, la idea de un cadáver
en la habitación contigua la tenía incómoda. -…pienso que eso de protegernos no servirá
de mucho…¿no era ella un auror?
-Sí…y de los mejores. -Confesó Molly tristemente. -Pero tuvo la mala suerte de
enfrentarse a Bella…ella no se toca el corazón….
-Tocaba…la muy perra ya está muerta… -Exclamó Angelina sin pensar, había
escuchado muchos rumores sobre esa mujer, le calmaba saber que estaba muerta;
cuando vio las caras escandalizadas de Molly y Fleur por la frase que había dicho se
alteró avergonzada. -…disculpen…se me ha salido.
-No lo pude haber dicho mejor. -Soltó Penélope para darle apoyo, Tonks bajó la
mirada, pese a todo, esa mujer era su tía, de algún modo le dio pena saber que nadie la
consideraba, pocos la apreciaban debía haber tenido una muerte horrible sin nadie a
quien quisiera cerca.
-Hay que movernos… -Charlie entró en la cocina llevando el tazón de sopa que
había intentado dar a comer a Cho, seguía el contenido totalmente intacto. -…somos
predecibles quedándonos aquí.
-No ha comido…¿verdad? -Preguntó Molly mirándolo fijamente, el negó bajando
la mirada, las manos le temblaban, no sólo de debilidad sino de impotencia, la oriental
seguía empeñada en hablar poco, comer todavía menos y mirar al vacío en silencio.
-Insisto…hay que movernos, somos presas fáciles aquí…abandonemos la casa
mamá. -Charlie la miró fijamente pero Molly no dijo nada y desvió la mirada a otro lado.
-Es riesgoso…somos muchos para movernos Charlie…llevando a los niños y
además… -Tonks miró a las escaleras, pensando en el cadáver que tendrían que echarse
a cuestas.
-No tenemos que llevárnosla, podemos dejarla aquí…pero debemos salir de
este sitio. -Exclamó el pelirrojo mirando a su madre. -Es un riesgo permanecer en un sitio
al que seguramente vendrán a buscarnos.
-No la vamos a dejar. -Molly miraba a Ana entre sus brazos. -Ron no me lo
perdonaría.
-Si fuera mi cuerpo el que estuviera en esa cama y pensaran huir…no me sería
grato que me dejaran ahí. -Exclamó Katie lentamente, Charlie se llevó las manos al cuello
y se presionó con fuerza, se estaba exasperando con ese encierro. -No me es grato
pensar que está ahí arriba…pero tampoco me gustaría, de estar en su lugar, que me
dejaran sola a mi suerte. -Añadió mirando a Angelina, que seria, procuraba mantenerse al
margen, sobre todo de ese tema en particular.
-Nesegcitamos pensag bien lo que haguemos… -Fleur se puso de pie y ayudó a
su suegra con Ana, lentamente fue y la puso en la cuna que habían hecho aparecer y
colocado cerca de la estufa, en ella Victorie reposaba adormilada. -…a mi tampoco me
gustaguia que me dejagan…
-¡Vamos a condenarnos por un cuerpo inmóvil en una cama! -Exclamó Charlie
secamente con los ojos desorbitados, Tonks quiso decir algo pero no se atrevió.
-En ese caso… -Molly se puso de pie, tomó el plato de Cho y con un lento
movimiento de varita calentó el contenido. -…dejemos a Cho también…no habla, no se
mueve y no piensa ayudarnos…es un cuerpo inmóvil sobre un sillón…¿no es lo mismo? -
445
Molly miró a su hijo fijamente, Charlie sintió una punzada de horror y ablandó sus
facciones. -Tu hermano la ama…la necesita bien aunque esté muerta…si nos vamos…lo
haremos todos…no voy a perdera uno sólo de mis hijos Charlie…vivo o muerto. -Dijo
mientras salía rumbo a la sala a dar de comer a Cho, planeaba rogarle u obligarla de ser
necesario, Charlie con los brazos sueltos miró al suelo, las demás miraron a otro lado,
aquello había sido mucho.
-Me he excedido. -Admitió el chico sentándose en el lugar que su madre había
desocupado.
-Descuida…no estamos bien. -Murmuró Penélope tocándole un hombro, Katie
se puso de pie para llenar su taza y Fleur suspiró mirando a las dos niñas en la cuna,
Tonks se puso de pie y seguida de Angelina procuraron planear cómo poner más
protecciones, entonces la voz de Molly les llegó a los oídos.
-¡Cho no está! -Gritó desesperada y Charlie se puso de pie alarmado.
-¿Qué has dicho madre? -Preguntó él palideciendo, Tonks corrió hacia Molly,
mientras Fleur teniendo un presentimiento desapareció para aparecer en el cuarto donde
Eurídice esperaba.
-¡No está en la sala ni en las habitaciones! -Gritó Molly fuera de sí.
-Se ha llevado a Eurídice. -Susurró Fleur apareciendo en las escaleras,
Penélope y Angelina dejaron a los dos niños dormidos en la cuna y se acercaron para
ayudar a Molly a sentarse, Charlie miraba a todos lados sin saber qué hacer.
-Ahí está. -Katie apuntó por la ventana, cuando todos se volvieron alcanzaron a
ver a Cho que a fuerza de cargarla con un brazo sobre sus hombros, movía a Eurídice
fuera de la casa cruzando el jardín; Charlie echó a correr hacia la puerta cuando un rayo
rojo impactó a Cho tirándola al suelo, al menos 7 hombres encapuchados aparecieron en
el jardín, Charlie tomó su varita de la mesa y salió.
-¡Cho! -Gritó él corriendo hacia ellos levantando la varita y empezando a pelear,
Molly miró a Tonks que siguió al chico, Fleur corrió por la cuna y desapareció con ella
subiéndola a otra habitación, Angelina tomó su varita, Penélope se aseguró a la suya,
Katie formuló algunos conjuros para proteger la casa, al parecer ahora ellas debían
proteger la Madriguera.
446
-Lo han matado…ese es Hagen…y Eurídice…esa sangre de ahí…huele como
ella…han matado a mis dos hijos…no me queda nada… -Dijo en una voz apenas
entendible, Ron no sabía qué hacer.
-¿Porqué ha vuelto? -Preguntó nervioso sin bajar la varita un segundo. -Ellos le
creían muerto…
-Porque quería verlos…pero…no he llegado a tiempo…¡era lo mejor!...era lo
mejor que pensaran
los merecí…ni a ellosque
ni aun
Ivana.
monstruo
-Contestó
comonervioso,
yo estabaRon supo quelos
muerto…no tenía que
no merecía…nunca
amenazarlo, el cuerpo tras él cubierto apenas con una sábana era suficiente tortura para
aquel ser.
El aplauso fue vehemente, muchos tenían el ceño fruncido tras escuchar que
ahora el enemigo tenía la imagen y la forma de Harry, pero todos coincidían en que si ese
ser se había apoderado de Harry, lo menos que podían hacer incluso para vengar a ese
chico, era enfrentarlo, vencerlo y deshacerse de él para siempre; algunos se miraban
nerviosos, creían que eso era en verdad lo correcto, pero de ahí a poder hacerlo había un
abismo enorme, Harry con todo su poder, con todo su temple, unido a Voldemort era
como un enemigo más terrible que el propio Voldemort por sí solo.
Muchos sonreían teniendo fe en las palabras del Ministro, era lo único que tenían e
iban a seguirlo, los ideales de Dumbledore, Potter y Weasley eran los que ellos querían,
los que ansiaban y definitivamente los que iban a seguir y por los que iban a luchar. La
gente comenzó a prepararse, faltaba menos de un día para la verdadera batalla, estaban
solos, los aurores estaban desaparecidos y había cada vez más bajas, pero como fuera
iban a pelear. Arthur hablaba con Moody, Remus, Oliver, Augusta Longbottom, Krum y
algunos otros cuando oyeron una seria repetida de ¡plops!, al volverse, una corriente de
cabezas rojas se acercaron al señor Ministro ante las sonrisas de los presentes.
-Papá… -Llamó Bill sonriendo, Arthur se volvió a mirarlo lleno de alegría y lo
prensó entre sus brazos.
-Llegó la caballería Weasley… -Exclamó George sonriendo mientras estrechaba
con fuerza la mano de Moody que sonrió seguro.
-¿Cómo es posible que no hayan ya pateado el trasero de todos esos
encapuchaditos?... -Fred abrazó a Remus. -…a Tonks no le va a gustar saber eso
Remus.
-¿Cómo está? -Preguntó el hombre ansioso por noticias.
-Con el pelo igual de azul que siempre…y Ted por las mismas. -Contestó Bill
carcajeando.
-¿Cómo están Ginny y Ron? -Preguntó Arthur mirando a sus hijos, Percy al verlos
se acercó corriendo y los saludó con fuertes abrazos.
-Ron cojea como un mendigo y de Ginny no sabemos nada. -Contestó Fred
seriamente. -Pero tranquilo…esa chica debe estar bien papá…descuida. -Se miraron
unos a otros, el estar juntos era bueno, pero había todavía noticias pendientes, cosas que
decirse que necesitaban hablarse de inmediato.
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y Harry se preguntó si Voldemort no los estaría escuchando. -Descuida, está ocupado
descubriendo la mortalidad de tu cuerpo. -Contestó Pansy a su duda interna, el frunció el
ceño, pero no pudo decirle nada.
-Ginny está mitad unida con Fawkes…debiste haber notado algo
raro…¿verdad? -Preguntó Eurídice ignorando a los otros dos que se daban miradas
asesinas, una divertida el otro indignado, Harry recordó la frialdad del cuerpo de Ginny
aquella noche, sus ojos sin luz, el impacto sin resultados de un cruciatus en su cuerpo,
todo se lo decía y el ciegamente no lo había visto, de alguna forma presentía que esa ya
no era la misma Ginny, pero pensar que la que tenía delante era una Ginny dividida, era
una locura.
-Murió por mi…dejó morir ese pedazo de sí misma por mi. -Expresó
desconsolado, dejó salir un grito de rabia, ninguno de los de su alrededor se atrevió a
hacer comentario alguno, sólo Eurídice intentó consolarlo, pero él estaba rabioso, su
madre y Ginny, las dos mujeres más trascendentales de su vida, ¿quién faltaba?, ¿quién
más debía morir para que todo terminara?
Voces muertas
Seguía mirándolo fijamente, él envuelto en sollozos se negaba a moverse de su rincón,
tampoco parecía dispuesto a cambiar de posición, permanecía arrinconado, encogido,
temblando y sollozando sin apartar sus ojos temblorosos de la mancha de sangre esa y
del mar de pétalos rosas que cubrían el suelo en el que Hagen reposaba; Ron al fin se
decidió a inclinarse un poco y poniéndose en cuclillas se acercó a él y le puso la mano
con cuidado en el hombro, no sentía ganas de ayudarlo, pero si de tratar de consolar al
ser que le había dado la vida a Eurídice, ahora había algo que los unía a ellos dos
irremediablemente.
-Ellos…le extrañaban. -Dijo como única frase que se le podía ocurrir para que
ese hombre se calmara.
-Mientes…no se puede extrañar al hombre que te dejó sin madre. -Exclamó
airado, Ron frunció el ceño, conciente de que seguramente no cambiaría para nada la
idea de ese sujeto, miró hacia los cuerpos tratando de pensar en algo qué decir, cuando
sintió aquél tirón, Fenrir lo jaló hacia sí y le sujetó por el cuello acercando su rostro furioso
al de él. -Tú…eres Weasley…volviste a mi hija una cualquiera…tú y ese asqueroso hijo
de perra de Malfoy…ustedes y ese maldito viejo idiota de Snape… -Dijo sonriendo y
respirando agitadamente mientras presionaba con más fuerza, sus ojos incluso parecían
llorosos. -…¿te divertiste haciendo de mi hija una ramera?...por que si antes no tuvo quién
la protegiera, ahora juro por Merlín que te voy a sacar las entrañas. -Exclamó furioso
mirándolo a los ojos mientras sus colmillos brillaban débilmente.
-¡Suélteme! -Sacudiéndose intentó que el viejo hombre lobo le soltara, pero
Greyback se puso de pie lentamente, levantándolo del suelo sobre su cabeza, Ron deseó
nunca haber visto a aquel desagradable ser. -Su hija no era una ramera. -Exclamó rojo de
ira, pese a ser su padre, era algo que no le toleraría. -Era decente…¡no hable así de ella!
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-Si era una mujer decente…¿porqué carajo tú y ese ricachón de Malfoy la
rebajaron así? -Preguntó fuera de sus cabales, levantó la mano dispuesto a rebanarle el
cuello, cuando un gruñido los hizo volverse, el mismo lobo gris de antes miraba enfurecido
a los dos, con los ojos rabiosos y el hocico temblando.
-Eurídice… -Susurró Ron suavemente al verle, el lobo apenas se acercó un
poco a él, sin apartar los ojos de Fenrir que ablandó las facciones y frunció el ceño
incómodo.
-Ella usaba eso para buscarme…un espíritu…un trozo de su alma… -Dijo el
hombre bajando lentamente a Ron que pudo poner los pies en el suelo. -…¿porqué lo
envía a protegerte? -Preguntó sin dejar de mirar a Ron con ira.
-Teníamos algo serio…la amo…y ella me amaba. -Refirió mirándolo fijamente,
Fenrir rió como si aquello fuera un buen chiste. -¿Qué es lo que le causa tanta gracia?
-Mi hija no amaba a nadie…ella era como yo…de haber amado a alguien lo
habría condenado…es la maldición de los Greyback…la maldición que mis dos hijos y yo
cargamos a cuestas… -Exclamó sonriendo amargamente, mirando al lobo y al cadáver de
Hagen respectivamente. -…ella no pudo haberte amado a ti.
-Lo hizo…cierto es que me condenó…la prueba es que está muerta y un
pedazo mío se murió con ella…pero me amó…¡ella me amó!...y tengo pruebas. -Dijo Ron
fuertemente, él frunció el ceño y esperó a que le dijera más. -Usted es abuelo. -Murmuró
sonriendo como si le estuviera dando la noticia a su propio padre, Fenrir abrió los ojos
sorprendido y lo soltó con fuerza como si estuviera apestado.
-Mentira…es mentira. -Exclamó alarmado, como si le hubieran dicho otra vez
que sus hijos estaban muertos. -¡Ella no cometería esa imprudencia!...no le daría mi
sangre a alguien más…
-Pues lo hizo…pero es la sangre de ella y mía…y créame…que es mejor de lo
que usted cree. -Espetó Ron enojado, el lobo se acercó y le lamió la mano con suavidad,
Ron se inclinó y abrazó al pobre animal, que aulló un poco todavía lastimado por las
heridas, pero que no rechazó el abrazo, el pelirrojo se sintió seguro.
-¿Dónde está mi nieto? -Preguntó contrariado, ansioso de conocer el paradero
del pequeño, con la vana esperanza de ver en él el rostro de su hija, y con ello el de Ivana
su gran amor.
-Prométame que no va a herir a nadie…y lo llevaré a conocerlos. -Dijo Ron
acariciando las orejas del lobo que contento se puso en cuatro patas y trató de lamerle el
rostro.
-¿Conocerlos? -Preguntó confundido, casi pálido. -¡Deliras Weasley! -Espetó
sonriendo divertido, una carcajada se le ahogó al escuchar la respuesta.
-Son trillizos…los embarazos múltiples son frecuentes en mi familia…dos
varones y una niña… -Ron lo miró tranquilamente, ahora estaba menos agresivo. -…no
deliro…uno de ellos tiene garras.
-Una niña… -Exclamó sobrecogido, la noticia de que uno tuviera garras era un
tanto menos importante que saber que había una niña entre los bebés, una niña que
podría ser la viva imagen de las dos mujeres que había perdido. -…no prometo
nada…¡arriésgate si quieres! -Exclamó recobrando la apariencia dura, con una sonrisa
irónica, Ron sonrió de mala gana, tener a Eurídice a su lado (aunque no fuera como
humana) lo hacía pensar positivo aunque no debiera.
-Me arriesgo entonces…llevaremos los cuerpos de Pansy y Hagen a mi casa al
lado de Eurídice…hay que prepararlos para sepultarlos…Eurídice me pidió que los
sepultara juntos en este jardín…espero que no le moleste. -Dijo andando hacia los
cuerpos un tanto menos preocupado, el lobo a su lado movía la cola emocionado.
-Está bien…lo que ella haya decidido…para mi estará bien siempre. -Murmuró
suavemente, Ron asintió, Fenrir le ayudó cargando a Hagen, a quien no pudo evitar mirar
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con horror y una clara mueca de dolor que trató de ocultar a fuerza de dejar que el cabello
largo y sucio se le viniera al rostro, Ron respetó el silencio y le miró con sorpresa y
enternecimiento cuando estrechó el cuerpo y por poco y lo despega de Pansy, las manos
seguían unidas y casi se desenlazan.
-Estaban así cuando los encontré…no creo que sea necesario despegarlos…es
decir… -Exclamó contrariado.
-Entiendo…él así lo hubiera querido…dejémoslos juntos. -Los dos
desaparecieron, el lobo pegado a Ron y Fenrir siguiéndolo, obviamente la situación que
encontrarían en La Madriguera no iba a ser la mejor.
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-Una pregunta, ¿usted realmente quiere salvar a Harry verdad? -Preguntó
Dumbledore tras un momento de permanecer en silencio.
-No…no quiero. -Dijo Ginny con una sonrisa seductora en los labios, luego
agregó. -No se queda en el querer…voy a hacerlo…voy a salvarlo…así de simple. -
Exclamó seriamente, por un momento a McGonagall le pareció que Ginny emitía una rara
energía, como un calor extraño, pero no dijo nada.
-¡Desmaius! -Gritó Tonks tratando de cubrir a Charlie con sus ataques, pero el
número los superaba, Angelina salió de la casa empuñando la varita y sin dar mucho
tiempo a reacciones se dedicó a lo mismo que ellos dos, tratar de cubrir a Cho que en el
suelo intentaba levantarse tambaleante.
-¡Cho, ven hacia mi! -Gritó Charlie tendiéndole la mano mientras un par de
rayos (uno de ellos verde) le rozaban la cabeza. -¡Vamos Cho, levántate! -Exigió
fuertemente, pero ella estaba concentrada en levantar a Eurídice.
-Tenemos que ir por Pansy…necesitamos estar con Pansy. -Decía débilmente
mientras intentaba mover el cuerpo.
-¡Expelliarmus! -Gritó Tonks procurando cubrir lo mejor posible a la oriental,
pero su enajenación no lo hacía fácil.
-¡Bombarda! -Gritó uno de los sujetos encapuchados.
-¡Protego! -Angelina logró formar un escudo lo suficientemente grande para
protegerlos de una enorme explosión, pero cansada y atontada por el esfuerzo se
tambaleó y cayó sobre su rodilla izquierda tratando de levantarse.
-¡Levántate Angelina! -Gritó Molly sacando su varita, miró dentro de la casa
antes de salir. -¡Fleur, cuida de los niños!...¡Que nadie entre a la casa! -Exclamó a
sabiendas de que la mencionada miraba desde la ventana de la habitación de los
gemelos, donde se había encerrado con los 6 niños, Ted y Dromeda Lupin, Ana, Albert,
Arthur y Victorie Weasley, unos dormidos, los otros mirando por la ventana impacientes.
-¡Diffindo! -Desde su sitio, Fleur se las ingeniaba para lanzar hechizos hacia los
sujetos que se abrían paso y que en poco ya no eran siete, sino diez, algunos de ellos
caminando inclinados y casi a cuatro patas, muestra de que los empezaban a rodear
algunos hombres lobo.
-Tenemos que ayudar. -Dijo Katie mirando a Penélope que se mordía el labio
inferior sin saber qué hacer, Molly echaba a correr por el jardín, arreglándoselas para
ayudar a los tres que ya peleaban afuera. -Vamos Penélope…
-No…no puedo…¡no puedo! -Contestó la aludida entre dientes, con una mirada
penetrante viendo a los otros tres pelear, cerrando su puño con fuerza alrededor de su
varita, con una impotencia extraña plasmada en el rostro de ver que Molly apenas podía
desplazarse sin estar totalmente a merced del enemigo.
-No seas cobarde Penélope…¡tenemos que ayudarles o nos matarán a todos! -
Exclamó Katie armándose de valor para cruzar el marco de la puerta y pelear.
-Es que…estoy embarazada. -Dijo Penélope mirándola fijamente con un sonrojo
que no era de vergüenza, sino de pura y total pena, se sentía inútil, Katie miraba afuera y
al oírla le plantó la mirada fuertemente.
-Sube con Fleur y cierren la casa con conjuros… -Ordenó mientras miraba
nerviosa a fuera y le apretaba la mano como para darle apoyo. -…tengo fe en que alguien
vendrá a ayudarnos.
-Espera Katie… -La detuvo cuando cruzaba la puerta y la miró a los ojos,
nerviosa y preocupada. -…no es cobardía… -Aseguró con la mirada nerviosa. -…pero no
puedo…no puedo arriesgarlo.
-Lo sé…te creo. -Aseguró la chica y le sonrió al salir.
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-Es poco lo que podemos decir ya… -Dijo Pansy caminando hacia Eurídice y
tomándola por un brazo. -…en realidad empieza a ser necesario que nos marchemos…o
mejor dicho, que nos disolvamos, no hay muchos sitios a los que pueda ir un
recuerdo…¿o si? -Dijo coquetamente pasándose la mano por el cabello.
-Se nos agota el tiempo es cierto…nosotros es todo lo que podemos
decirte…lamento mucho no poder decirte más…o ayudarte de una mejor forma… -
Eurídice le miró fijamente y antes de que el pudiera evitarlo, le pasó lentamente el dedo
índice por la cicatriz de la frente, sonriendo como enajenada por ella. -…¿recuerdas el día
que hice esto mismo?
-Sí…lo recuerdo. -Dijo Harry entrecortado, recordando la terrible atracción que
sintió entonces por ella, como si en aquel momento ella le hubiera sido necesaria.
-Sentías eso por que yo estaba depositando un trozo de mis pensamientos en
ti…éste trozo que ahora ya te es inservible… -Eurídice le quitó el cabello de la frente y
antes de alejarse definitivamente le besó en la mejilla, él se erizó, como si un hielo le
hubiera tocado de súbito, ella sonrió casi cerrando los ojos, como se le sonríe a un niño
asustado. -…no tengas miedo…al final, el amores todo lo que importa…si tienes
amor…tendrás todo. -Concluyó, dio la vuelta y tomando a Pansy de la mano caminó hacia
la oscuridad. -Cuídalos mucho a todos.
-Piensa las cosas Potter…tienes que contener lo más posible a Voldemort en
ti…retenlo en tu cuerpo hasta que sea necesario…Ginny, desde su tumba vendrá para
salvarte…pero sólo funcionará si tu cumples también con tu parte… -Pansy le guiñó un
ojo y echó a andar tras de su compañera.
-¿Desde su tumba? -Harry no entendía bien aquello, Ginny estaba muerta, la
había visto consumirse. -¿A qué te refieres?
-Recuerda lo que te dijimos sobre la maldición…si te unes a un ser mágico… -
Pansy rió divertida y dejó la frase a medias, mientras como una niña pequeña corría
dando de saltos tras de Eurídice. -…¡espérame loba!...y si nosotros podemos hablar
contigo, pese a nuestra situación…¿crees que Ginny no podría bien hacer lo mismo?...las
conejitas Weasley son astutas, inteligentes, guapas e infinitamente amorosas…y como
bien dijo ya Eurídice…el amor…es todo lo que importa. -Pansy y Eurídice se diluyeron en
la noche de su mente y él, más confundido y extrañado que antes, intentó pensar
claramente, cuando una mano se posó en su hombro y lo hizo volverse.
-No sé qué sea el amor…tampoco sé si en verdad lo es todo…para mi lo fue… -
Snape miraba al frente y moviendo lentamente su brazo, hizo aparecer un recuerdo ante
los dos. -…ellas depositaron en ti recuerdos, imágenes para ayudarte…yo he querido
poner una para explicarme mejor…¿alguna vez tenía que dejar de ser el malo no?… -
Susurró sin mirarlo directo a los ojos, como si le apenara aquello y la verdad es que lucía
más bien incómodo; la imagen era la lechucería de Hogwarts, ahí él enviaba una lechuza
moteada y permanecía un momento mirando al horizonte por la ventana, hasta que la
lechuza se volvió un simple punto lejano, entonces unos pasos lo hicieron volverse, una
chica de largo cabello rojo sujeto en una bella y gruesa cola de caballo apareció en la
puerta, él no pudo evitar sonreír sinceramente, en un gesto que Harry no conocía.
-Sev…te estaba buscando. -Dijo ella riendo y acercándose con algo de
bochorno por la carrera que seguramente había tenido que dar. -…toma. -Le tendió una
bolsa de papel con corrugados decorativos y un delgado listón verde enrollado y brillante.
-¿Qué es esto? -Preguntó él extrañado con una sonrisa a medias, una sonrisa
que Harry nunca antes le había visto y que casi le pareció un insulto, su profesor de
pociones no sonreía, ¡nunca!
-Tu regalo de San Valentín…que no te lo haya podido dar el día, no quiere decir
que no deba dártelo… -Lily sonrió tranquilamente con una confianza que a Harry le
pareció divina, Lily se llevó la mano al cuello casi con nerviosismo y miró cómo él abría la
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bolsa y sacaba el contenido entusiasmado. -…lo usarás mucho y por eso lo elegí, porque
sé que es la materia que más te gusta. -Severus miraba el obsequio, una diminuta
balanza para ingredientes, dorada y exquisita, una verdadera belleza; Snape la miró
sonriendo y emocionado, abrió varias veces la boca para tratar de hablar, lo que a ella la
hizo alzar las cejas contenta y menearse de lado a lado casi con sonrojo.
-Lily…muchas, de verdad muchas gracias…no sabes lo que esto significa para
mi…es demasiado. -Susurró sorprendido, apretó la balanza contra su pecho, como para
compensar el abrazo que temía ella no le iba a dar. -No te he dado aún el tuyo…lo tengo
en mi habitación…no he querido incomodarte ayer. -Susurró apesadumbrado, pero antes
siquiera de que le pasara algún rencor por la mente, Lily añadió sonriendo.
-Descuida, ya tendrás tiempo de dármelo…¡ahora ven y dame mi abrazo! -Pidió
extendiendo sus brazos, Severus se acercó y le abrazó con fuerza, los dos sonreían, los
dos estaban contentos; Harry miraba y cuando el recuerdo se desvaneció se volvió a ver
al hombre a su lado, estaba impávido, pero con un raro y fugaz brillo en sus ojos, un brillo
que medio se difuminaba en lo que reconoció como lágrimas.
-Tengo muchos bellos recuerdos de tu madre…pero la razón por la que elegí
este para mostrártelo es por que es el único en el que realmente no pasa nada de lo que
tenga que arrepentirme…ni tampoco hay en él un momento de duda en el que me hubiera
gustado hacer o decir otra cosa… -Susurró serio sin mirarle aún, como tratando de
recuperar la imagen de Lily por sólo un instante más. -…es un buen momento, puro y
simple…es hermoso y es…especial para mi y para mi vida. -Terminó mirándolo ahora sí a
los ojos, Harry no sabía qué decir. -Sabes ahora todas las verdades…sabes ahora lo que
hemos hecho…no sé si te baste para perdonar o al menos para entender…tampoco
espero que lo hagas, no necesito tu perdón más de lo que necesito el de ella…en este
caso, sólo quería que supieras. -Dijo metiendo las manos en los bolsillos de su túnica y
echando a andar alejándose de él.
-Gracias. -Dijo Harry antes de perderlo de vista para siempre, él no se volvió
pero se detuvo a escuchar irguiéndose. -Por quererla a ella…y por ayudarme a mí. -
Añadió finalmente, Snape asintió y se perdió en la misma oscuridad donde ellas ya habían
desaparecido, Harry no se sentía solo ya, no sabiendo la verdad, no si esos tres le habían
dado esperanzas.
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-¡Hermione! -Escuchó el grito de aquella mujer que casi era su madre, corrió
cubierta por los conjuros de Draco que atacaba con toda su energía y convicción para
protegerla.
-¡Depulso! -Gritó el rubio, mientras se acercaba lentamente, Katie salía de la
casa mientras Angelina avanzaba decidida hacia Cho, que aparentemente no tenía
conciencia de lo que pasaba.
-¡Desmaius! -Gritó una áspera voz y el golpe impactó a Draco que se tambaleó,
Hermione no pudo volver hacia él sino que siguió caminando dispuesta a detener a Cho,
que volvía a ponerse de pie tras un ataque, insistiendo en su idea de arrastrar aquel
cuerpo; justo cuando estiraba su mano para tomar a la oriental, sintió que la espalda se le
doblaba, alguien se había arrojado contra ella derribándola.
-Sangre sucia…veamos qué tal sabes. -Dijo el hombre a su oído haciéndola
girar, Hermione perdió su varita que cayó al suelo y se concentró en protegerse con sus
manos de las garras y los dientes del sujeto que ya comenzaba a presionarla contra el
suelo con una rabia creciente.
-¡Cho ayúdame! -Pidió a la chica, pero ella no la oía, ella miraba al cadáver con
atención.
-¡Cuidado! -Gritó Angelina apuntando directo a la espalda del sujeto que trataba
de morder a una Hermione sobrecogida. -¡Desmaius! -Pero otro hechizo desvió el suyo y
no le quedó más que volverse a la batalla y dejar a la chica a su suerte.
-¡Hermione! -Draco intentó acercarse lo más rápido que podía, pero Charlie
necesitaba ayuda.
-Ya voy… -Soltó Tonks desesperada, ella se concentraba en impedirles el paso
hacia la casa, antes que pudieran entrar en ella y hacerles daño a los niños, Fleur y
Penélope, la primera concentrada en lanzar uno que otro hechizo desde la ventana, la
segunda empeñada en calmar a los niños de Tonks, que peleaban por salirse de la casa.
-¡Reducto! -Exclamó uno de los mortífagos haciendo estallar una maceta de
Molly, uno de los trozos salió disparado contra Katie que se cubrió el rostro con el
antebrazo izquierdo, que de inmediato empezó a sangrar.
-¡Cho corre! -Gritó Hermione a la chica que a pocos pasos de ella, miraba
atontada el cuerpo de Eurídice. -¡Déjala no puedes hacer nada ya por ella! -Gritó
desesperada.
podemos abandonarla.
-Pansy…tenemos que irlacon
-Exclamó oriental
Pansy…nos
ignorando
necesita,
a Charlie que Eurídice…no
vamos se debatía en un
duelo a muerte, mientras Molly se las ingeniaba para proteger con sus ataques a Katie
que procuraba detenerse la hemorragia haciéndose un amarre con los dientes y la mano
derecha con un trozo de su blusa.
-¡Bombarda! -Gritó Draco entre todo aquello y la explosión logró al menos
replegar a los mortífagos hacia un costado y darles oportunidad a ellos de unirse,
entonces pudo volverse a Hermione. -¡Resiste! -gritó a la castaña echando a correr hacia
ella.
-¡Crucio! -El rubio cayó al suelo atormentado por el dolor, mientras Hermione
seguía concentrada en aquello de protegerse de las mordidas; de pronto el número de
mortífagos ya no era el mismo, ahora había al menos unos quince y ellos, menores en
número comenzaban a ceder territorio.
-Charlie…retrocede…retrocedan hacia la casa. -Dijo Tonks conciente de que ya
nada podían hacer por ganar terreno, no les quedaba más que protegerse uno a otro y
esperar un milagro.
-¡Cho! -Charlie logró al fin acercarse velozmente a ella, con su varita aturdió al
tipo sobre Hermione y entre los dos comenzaron a mover a las dos chicas.
454
-¡Pansy, debo ir con Pansy!...¡Vamos Eurídice, levántate! -Gritaba Cho mientras
Charlie la empujaba hacia la casa, Hermione se concentró en mover el cuerpo de Eurídice
entre los hechizos, Draco se había levantado ya y ayudado por Tonks se las ingeniaba
para acercarse a la castaña, pronto los dos movían el cuerpo en dirección a la casa.
-Pansy está muerta Cho. -Dijo Draco en medio de la batalla y Cho se le quedó
mirando congelada, los hechizos cruzaban el aire, Tonks traía ya varios cortes en los
brazos y lucía algunos golpes, Katie luchaba por mantenerse en pie y Angelina, azotada
contra uno de los muros de la casa, recibía el auxilio de su suegra que recibió el impacto
de una maldición por la espalda y cayó inconciente.
-¡Madre! -Gritó Charlie colérico, Fleur al ver esto sacó medio cuerpo por la
ventana y se ocupó en atacar desde ahí, hasta que un rayo rojo impactó un trozo del
marco y la hizo caer al suelo estrepitosamente, Tonks acalorada pudo acercarse para
ayudarla a levantarse, al parecer con una pierna rota y casi inconciente.
-Van a matarnos. -Dijo Hermione a Draco cuando él tomó en brazos el cuerpo
de Eurídice, entonces alguien se prendió del cabello de Hermione haciéndola caer al
suelo de espaldas, Draco se volvió y soltó a Eurídice que cayó al suelo.
-¡Maldito! -Exclamó tirándose sobre el sujeto que arrastraba a Hermione, uno
más se tiró sobre él y pronto se vieron los dos atacados por sendos hombres lobo que
estaban dispuestos a devorárselos sin preámbulos.
-Draco…¡Draco! -Hermione clamaba ayuda y Tonks tras dejar a Fleur en la
puerta volvía para tratar de ayudar al lado de Angelina que se tambaleaba y Katie que
sostenía sobre su regazo a Molly; un par de rayos verdes salieron de sabrá Merlín dónde
y mataron a dos de los mortífagos, al momento un aullido hizo que Hermione diera un
respingo, el hombre que la sostenía cayó al suelo mientras un lobo gris y enorme le
mordía el cuello con una rabia descomunal.
-¡Avada Kedavra! -Gritó la voz de Ron que se acercaba, matando al tipo que
atormentaba a Draco se acercó corriendo, seguido de cerca por un sujeto que el rubio no
pudo reconocer hasta que lo vio inclinarse y lanzarse contra un par de hombres lobo que
amenazaban con devorar a Katie y a Molly cerca de la puerta.
-Gracias. -Dijo el rubio tomando su varita y volviéndose a la batalla mientras
Hermione hacía lo mismo sin mirarlos a los dos, Ron hizo desaparecer el cuerpo de
Eurídice enviándolo a la casa y se unió al combate.
-Descuida…ahora a deshacernos de esta mierda. -Dijo Ron y corrió a ayudar a
Charlie, ésta vez Draco estaba lleno de nuevos bríos, se abrió paso y no le importó cortar
cuellos y asesinar a sangre fría, ahora luchaba por su familia entera, en esos casos, sólo
se piensa en ganar.
-Entonces la movilización está lista papá. -Exclamó Bill, Arthur asintió y Fred y
George se miraron uno al otro con algo más que satisfacción.
-¿Qué tan confiable es la palabra del señor palidez? -Preguntó Fred mirando a
Moody.
-No lo sabemos…pero de algo estoy seguro…si lo que quiere es torturarnos,
vendrá en el momento en que dijo…quiere vencer y con creces, planea humillarnos ante
todos, la noticia de su amenaza ha corrido como pólvora. -Ojoloco dio un trago a una
botella de whisky de fuego que reposaba sobre la mesa, Bill se llevó la mano a la barbilla.
-Necesitamos movernos…¿para qué esperamos?...¿no sería mejor enfrentarlo?
-Preguntó George emocionado.
-No seas ansioso. -Dijo Percy, George le mostró la lengua con desdén, él
sonrió.
455
-No…no es una opción… -Arthur negó, un grupo de personas se acercó y
pronto estaban rodeados de ruido, aprovechando que todos se ocupaban de distintos
asuntos se volvió a Bill. -…¿ha muerto entonces?
-Sí…Ron está destrozado…Cho y Charlie casi mueren papá…fue espantoso… -
Bill lucía pálido y preocupado. -…mamá apenas pudo volverlos a la vida con ayuda de
Tonks y Fleur.
-Quizá debieron haberse quedado en casa…no me gusta que se hayan
quedado todas solas. -Dijo Arthur mirando a un punto lejano, no quería pensar en ello.
-Despreocúpate papá…nuestras chicas son fuertes…pueden defenderse, nada
les pasará… -Exclamó George para darse valor a sí mismo.
-Además…están con la única mujer que no le da permiso a nadie de morir… -
Fred miró a todos, que sonrieron sin querer. -…exacto…¡Molly Weasley!...mamá es un
ogro cuando se trata de morirse. -Dijo para hacerlos reír, todos asintieron. -No quiero
imaginar la que me pondría si me dejo morir…prefiero luchar… -Exclamó levantando las
cejas con pícara sonrisa.
-La que me preocupa es Ginny. -Emitió Arthur suavemente, Bill asintió.
-Vamos papá…estás hablando del único de tus hijos que se parece demasiado
a mamá. -Aseguró Percy y los demás asintieron sonriendo.
456
-Empiezo a entender porqué todo el mundo lo obedece sin dudarlo…usted es
cómo un abuelo amigable…como un amigo entrañable al que no se le puede decir que
no. -Señaló sonriendo todavía, él sonrió igual. -Casi me dan ganas de obedecerlo y
tirarme a dormir.
-Entonces va a descansar un rato…¿verdad? -Preguntó alegremente.
-No…no tengo ganas de obedecerle en eso…no ahora. -Dijo ella sonriendo
todavía, él le hizo un guiño y los dos guardaron silencio un momento.
-Señorita Weasley…le he traído la otra poción. -Poppy entró sonriendo y le
entregó un frasco, Ginny asintió y bebió el contenido de un solo trago, se puso roja un
momento y abrió la boca con desdén. -Nadie dijo que sabría bien ¿o si?...además, ya
antes la había probado, se la di para recuperar fuerzas aquél día en su primer curso.
-Mi primer curso. -Repitió Ginny mirando aún por la ventana, McGonagall y
Hagrid entraron en aquel momento, no traían ninguna noticia, no una que se pudiera
conseguir si no se daba otra a cambio, en Hogsmeade no sabían nada. -Mi
primer…curso… -Dijo inclinando la cabeza como para recordar mejor.
-¿Cómo te sientes Ginny? -Preguntó Hagrid sonriendo de verla al fin levantada,
ella lucía todavía todos los vendajes y apenas se volvió a verlo con una sonrisa amplia,
asintiendo suavemente para darle a entender que estaba bien. -Al menos has recobrado
el color…es una buena señal, ¿verdad profesor? -Preguntó mirando al anciano director
que asintió sonriendo.
-¿Han elegido el lugar? -Preguntó Minerva mirando el cuadro que negó
suavemente, entonces Ginny dio media vuelta y se plantó ante ellos.
-Sí…ya lo he elegido. -Dijo sonriendo, ellos se quedaron pasmados mirándola y
emitió sin temblor alguno en la voz. -En la Cámara Secreta…el sitio donde Harry arriesgo
su vida por mi…donde terminó una vez con la vida de Riddle.
-Perfecta elección… -Dumbledore afirmó sonriendo, se volvió a la jefa de los
leones que también asintió. -…sabes qué hacer Minerva querida.
-En seguida. -Ella salió a paso veloz, Poppy y Hagrid se miraron, no sabían qué
esperar.
457
-Ni siquiera lo pienses…bestia inmunda. -Dijo Draco mirándolo con desprecio,
Greyback se levantó y se le fue encima, al menos cuatro varitas le apuntaron de
inmediato al cuello.
-Tú…hijo de puta… -Dijo Fenrir sin darle importancia a la amenaza a su
alrededor.
-Contenga su boca, hay niños aquí. -Susurró Molly con algo de sonrojo y
molestia, Ron también le apuntaba pero con menos furia.
-Vamos…baje a Draco… -Pidió el chico mirándolo fijamente con una sonrisa
forzada. -…o me lo llevaré y no podrá verlos nunca. -Amenazó sutilmente, Fenrir le miró
con furia y bajó a Draco que tosió al tiempo que Hermione se le acercaba, Molly pudo
respirar algo más tranquila.
-¿Estás bien? -Preguntó la castaña sin bajar su varita.
-Apretaba más fuerte Eurídice. -Contestó el rubio de mala gana, Fenrir
enrojeció.
-Te prohíbo que la menciones. -Exclamó amenazador, Angelina y Katie no
dejaban de apuntarle directo al pecho.
-Usted no me prohíbe nada. -Dijo el rubio enardecido, Hermione lo detuvo
tomándole del brazo, ante lo cual Fenrir sonrió alegremente.
-Quédese quieto y podré ir por ellos, ¿de acuerdo? -Ron guardó su varita y
caminó rumbo a las escaleras, Molly lo retuvo, Hermione lo siguió para contenerlo y Draco
mirando a Fenrir tampoco estaba muy de acuerdo.
-¿Estás seguro? -Preguntó suavemente, Ron sacó de nueva cuenta la varita e
hizo aparecer en el suelo frente a ella los cuerpos envueltos en sábanas de Pansy y
Hagen, Katie y Angelina se pudieron rígidas y Penélope, Tonks y los niños casi tropiezan
con ellos, Ron suspiró sonoramente.
-Pansy… -Draco se inclinó hacia el cuerpo y le descubrió, al verla no pudo
evitar que las lágrimas le brotaran inconcientemente, Fenrir dio una risilla y el rubio, antes
de querer cortarle el cuello tomó el brazo de Hermione. -…vamos, ayudemos a Ron.
-Ya son lo único que tiene. -Dio como respuesta Ron a su madre y subió las
escaleras, el lobo lo siguió casi dando de saltitos, Fenrir se volvió a mirarlas, Molly intentó
ponerse de pie y casi cae al suelo, pero Fenrir la sostuvo inconcientemente.
-Gracias… -Dijo suavemente, él frunció el ceño poco acostumbrado a muestras
de agradecimiento.
-Está bien…la ayudo. -Murmuró sujetándola del brazo para llevarla hacia el
sillón donde Fleur reposaba, Tonks se acercó y comenzaron a curarse unos a otros las
heridas, Angelina, Katie y Penélope mantenían su distancia con Greyback, que notándolo,
procuró ignorarlas mirando por la ventana, hasta que Molly sin mucho tacto le puso una
gasa con poción en la mordida que llevaba en el brazo, el sujeto dio un rugido y Fleur
despertó de golpe, acompañada de un grito agudo de Dromeda y Katie.
-Lo siento…es que…la herida comenzaba a sangrar mucho. -Dio por excusa
Molly intimidada de ver en sus ojos una rabia incontrolable, él se puso de pie e iba a abrir
la boca para decir algo, seguramente horrible, cuando alguien en la escalera carraspeó.
-Yo cuidaría mi lenguaje…no quiero que aprendan leperadas. -Ron sostenía en
brazos a Albert que al ver a su abuelo le miró con los ojos desorbitados, Hermione que
llevaba consigo a Ana se colocó a espaldas de Ron, no planeaba soltarla tan fácilmente,
Draco llevaba a Arthur que frunció el ceño al ver a aquel hombre sucio y malencarado y
balbuceó duramente.
-Las van a aprender de todas formas…es un animal. -Soltó Draco con odio,
pero Fenrir lo ignoró, él sólo tenía ojos para Albert frente a su rostro, se acercó ignorando
el resto, Ron palideció un poco cuando una sonrisa surgió en sus labios; Hermione aferró
a Ana contra su pecho, pero la niña se negaba a dejar de ver a aquél hombre fijamente.
458
-Quizá no es buena idea… -Susurró Tonks echando a andar hacia ellos, el lobo
junto a Ron se sentó y miró a Greyback con las orejas levantadas.
-Deberíamos echarlo. -Sugirió Katie mirando a Molly, Fleur tragó saliva con
miedo y miró a Angelina llamándola.
-¿Dónde egstá Victorie? -Preguntó sobrecogida, Angelina le susurró que estaba
en el segundo piso, Fleur sujetó su varita con fuerza.
-Él…él es mi nieto… -Susurró Fenrir mirando a Albert a los ojos, el pequeño le
sostenía la mirada fijamente, Ron apretaba a Arthur contra sí.
-Sí…así es…es Albert Weasley. -Dijo orgulloso, Fenrir se acercó al pequeño y
le puso la mano en la frente, el niño frunció el ceño y se le quedó mirando, Fenrir se le
acercó y lo olió como a un cachorro, Hermione sintió pánico, Albert por el contrario
carcajeó al sentir que la nariz de su abuelo le recorría la cabeza y antes siquiera de que
Ron pudiera evitarlo, el niño había tendido sus brazos hacia el hombre colgándose de su
brazo.
-Ron no creo que… -Hermione quiso intervenir, pero Fenrir ya había tomado al
niño con sus dos enormes manos y lo levantaba sobre su rostro.
-Albert…Albert…es un nombre muy Weasley… -Dijo sonriendo al pequeño que
le tendía sus manitas emocionado y riendo, Ron sintió gusto por ello, pero en cuanto
Albert vio a su abuela a pocos pasos se le quedó mirando e hizo un puchero para que
Fenrir lo dejara con ella, él frunció el ceño y se volvió a Molly. -…aún no me conoce bien. -
Comentó dándoselo a la mujer que pudo respirar con más libertad. -¡Y tú!...me miras
como si fueras mejor que yo…¿piensas a caso que soy un monstruo o una basura? -Le
preguntó a Arthur que seguía con el ceño fruncido mirándolo fijamente, Fenrir carcajeó y
se lo quitó con rudeza a Draco que casi se le fue encima.
-Idiota…no se trata así a un niño. -Exclamó el rubio, Arthur miraba a su abuelo
fijamente, sin temor alguno, Ron sonreía. -Se llama Arthur, por cierto…
-Son frágiles, aún son pequeños. -Quiso dar Penélope como razón para
tratarlos con delicadeza, Fenrir miraba divertido la seriedad y molestia de Arthur.
-¡Patrañas!...son Greyback…son duros… -Dijo divertido y apretó al niño contra
su rostro, Arthur se sorprendió pero sonrió vivamente. -…esa misma mirada tenía Hagen
cuando lo vi por primera vez…también estaba enojado porque no le respetara…¡como si
fuera mejor que yo! -Carcajeó y tras un momento le entregó el pequeño a Katie que
tomada por sorpresa casi lo deja caer al suelo.
-Es tan bruto como un animal. -Susurró Angelina mirando a su suegra.
-Pues sí…pero al menos no ha comenzado a devorarlos. -Dijo Molly y Fleur a
su lado se erizó sólo de oírlo; Fenrir iba ahora por la niña, para la que su mirada de
ablando por completo, Hermione se ocultó aferrándola contra su pecho, Ana parecía
intimidada aunque claramente curiosa ante el sujeto.
-Ella…ella es… -Emitió suavemente, Hermione miró a Ron como preguntándole
si debía soltarla, Ron sonrió afirmando.
-Se llama Ana. -Dijo la castaña suavemente, Fenrir miraba fijamente a la niña y
sin decir nada tendió su mano lentamente, la niña le miro un momento sin temor alguno.
-Ven…¿si? -Preguntó sonriendo dulcemente, Ana miró a Hermione como
buscando la aprobación, la castaña no sabía qué hacer, pero asintió, entonces Ana se
empujó hacia él que la tomó con suavidad y la miró fijamente. -Es…idéntica a ellas
dos…es como Ivana y como Eurídice… -Dijo sobrecogido, y ante la sorpresa de todos,
tomó a la niña y la pegó a su pecho suavemente cerrando los ojos. -…han vuelto.
-Siento interrumpir… -Molly alzó la voz entonces, Hermione se volvió a verla. -
…¿dónde está Ginny?
-Ginny… -Draco miró a Hermione que palideció peor que si estuviera muriendo.
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-Es cierto…no he visto rastro de ella en la cueva… -Murmuró Ron, Hermione
abrió la boca al tiempo que los ojos se le inundaban en llanto, cuando una voz resonó en
todas partes, proveniente de afuera, de todos lados.
-¡Escúchame Voldemort! -Exclamó, Hermione miró a Draco sorprendida, todos
fueron a asomarse a la ventana, en el cielo, la silueta de Ginny se sobreponía a las
nubes.
-Imposible…ella está muerta… -Dijo Hermione sin darse cuenta.
-¡¿Qué has dicho?! -Molly le exigió una respuesta, al tiempo que Ron miraba a
su suegro, él aún estaba absorto en Ana, que parecía dispuesta a dormirse en sus
brazos.
Voy a salvarte
La voz resonó con todo el descaro de que era posible, estridente y firme, en todos lados
las miradas se volvieron al cielo, muggles y magos, los primeros asustados y al borde de
un colapso nervioso, los segundos sorprendidos de que alguien usara semejante poder
para comunicarse con alguien; ese alguien, rodeado de sus seguidores se volvió al cielo,
Harry dentro de su mente pudo darse cuenta también de todo, la mente de Voldemort
volaba a todos sitios y Harry veía uno y otro escenario, El Señor Oscuro buscaba la fuente
de poder que permitía aquél mensaje, pronto dio con ella, Minerva McGonagall en la
Cámara Secreta enviaba aquel conjuro usando como medio la imagen de Ginny; Ginny
que a Harry le pareció tan real, que por un momento supuso, no estaba muerta.
Hermione miraba al cielo pálida como una muerta y con la boca medio abierta
de la impresión, mientras Molly no le apartaba la mirada de encima, aquello de que su hija
estaba muerta no podía ser posible, sentía el nudo en la garganta del tamaño de una
nuez y no podía contener las ansias por exigirle una respuesta, asustada, temblando y
alarmada tomó a la castaña por los hombros dispuesta a sacarle la verdad aunque fuera a
golpes.
-Hermione…Hermione mírame…¡dime la verdad!... -Exigió sacudiéndola con
fuerza, la castaña no sabía qué decir, ¿cómo iba a decirle que estaba muerta la persona a
la que media nación estaba viendo plasmada en el cielo?, ¿cómo iba a decirle a ella, su
madre, que había visto a Ginny consumirse en medio de las llamas ardientes en un
segundo? -…¿qué le pasó a Ginny? -Gritó alarmada y Hermione volvió sus ojos a Draco
buscando apoyo, pero él miraba al cielo fijamente sin saber qué pensar.
460
Arthur y sus hijos miraban el cielo sin comprender cómo era que la menor de la
familia se encontraba ahí arriba, enviando un mensaje claro y fuerte a Voldemort, los ojos
de Ginny estaban llenos de una fuerza que ninguno pudo reconocer, ella estaba decidida
a todo y mientras pensaban en lo que aquel mensaje significaba, en el riesgo que corría la
pequeña Weasley, la gente a su alrededor murmuraba, había esperanza, digo, porque
una figura de tal tamaño en el cielo, no puede significar nada además de salvación; pronto
los vítores se levantaron incontenibles, todos apoyaban a Ginny y sabían a la perfección
que el que ella llamara desde el cielo no era algo malo, por el contrario, les estaba dando
a todos en aquel momento la esperanza más grande a la que podían aspirar.
-¡Escúchame Voldemort! -Dijo aquella voz que a muchos les sonó tan familiar,
mientras que para otros era un sonido sobrecogedor y espeluznante. -Hoy se ha
terminado tu suerte, es momento de que nos encontremos…la hora del final se acerca y
yo terminaré contigo de una buena vez por todas…voy a hacerte pagar lo que le has
hecho a Harry…
-Anciana estúpida… -Dijo Voldemort ante la sorpresa de todos los que le
rodeaban que no comprendieron aquella amenaza, Harry al escucharlo decir aquello supo
que las cosas no iban a salir nada bien para la profesora y corriendo intentó volver al lugar
desde donde había visto el asesinato de Ginny y los demás. -…piensa que podrá
asustarme con la imagen de una muerta. -Se llevó la varita al cuello con la intención de
ampliar el sonido de su voz para que todos pudieran oírle inmediatamente después de
que ella terminara su mensaje.
-Tengo que retenerlo en mi…tengo que recuperar el control de mi cuerpo… -Se
dijo mientras corría nuevamente por el enorme pasillo lleno de puertas y cortinas que
parecían ondear llamándolo, entonces pasó por un recuerdo en particular, aquella noche
en casa de Draco, la noche en que Ginny y él se habían unido más que nunca, no pudo
evitar detenerse a mirar, no pudo evitar rememorar aquello, la voz de Ginny al decirle
"Idem", "lo mismo", ella le había dicho lo mismo, "igual, idéntico". -…eso es…ella es uno
conmigo…ella y yo somos lo mismo…como ella es lo mismo que el fénix…y si yo estoy
vivo y Fawkes también… -Su rostro se iluminó una nueva esperanza le abordaba, porque
todo aquello, la imagen de Ginny y las palabras de Pansy y los otros dos le azotaban la
cabeza como golpes espantosos que no le daban temor, sólo fe. -…ella seguramente
también lo estará.
-¡Tú y yo seremos quienes se enfrenten!... -Afirmó Ginny desde su posición
absoluta sobre las cabezas de todos, Hagrid desde la ventana de la enfermería miraba el
cielo, Dumbledore caminaba de un lado a otro dentro de su cuadro, mientras la anciana
enfermera se mordía los dedos mirando hacia la cama, donde Ginny, la verdadera Ginny
se ocupaba de apretarse los vendajes del abdomen, mirando fijamente al suelo pensando
en el riesgo que su mentora corría en aquél momento tratando de ayudarla, porque
transformar las nubes en imagen era algo por demás complejo. -…déme la cara maldito
cobarde…¡enfrénteme a mi y trate de asesinarme otra vez!...o máteme como ya ha hecho
con tantos…¡intente apoderarse de mi como hizo con Harry!
-Matarla…intentó matarla… -Arthur no podía ocultar su sorpresa y su miedo, era
como un raro espasmo en el pecho, el dolor de saber que su hija había peligrado y que
ahora estaba ahí provocando a su verdugo nuevamente.
-¿Porqué no la ayudaron? -Interrogó Molly a los ojos de Hermione que buscaba
apoyo en Draco, quien al fin se volvió a mirarlas y tomó a Molly por el brazo y la hizo
mirarle.
-Escúcheme señora Weasley…Ginny… -Draco no podía creer que realmente
aquello en el cielo fuera Ginny, debía ser una trampa de alguien, tenía que decirle la
verdad a aquella mujer antes que se enterara de peor forma. -…ella fue…
461
-Ginny… -Exclamó Harry desde su prisión, poniendo todo su empeño, toda su
concentración en tratar de leerla, recordaba poco de las clases de Oclumancia con
Snape, y apenas podía rememorar un poco los apuntes de Eurídice, tras dos segundos de
esforzarse lo sintió, como si frente a su cara se encontrara una telaraña, decidido la tocó y
la sintió.
-Harry… -Ginny reclinada sobre una enorme almohada en la enfermería de
Hogwarts lo percibió apenas como una sensación tibia en el pecho y de un golpe se irguió
en la cama esperando una nueva señal. -…¿Harry?
-¡Escúchenme! -La voz resonó entonces en todos, con menos fuerza que la de
Ginny, pero presente. -Lo que han visto y que creen que es Ginevra Weasley, no es sino
una farsa…Ginevra Weasley está muerta. -Exclamó Voldemort fuertemente y Molly,
Arthur y el resto de las personas miraron aquella imagen con horror, al tiempo que
Hermione y Draco se miraban fijamente y sujetaban a la pobre mujer que se vino abajo.
-Madre… -Ron hizo por sujetarla al tiempo que los pasos de Charlie sonaban en
la escalera.
-¿Ha dicho Harry? -Dumbledore se volvió a la chica que esperaba erguida sobre
la cama con las manos apretando las sábanas con fuerza, esperando a que él volviera a
llamarla.
-¡Mentira!...¡Ginny no está muerta! -Gritó Charlie mirando al cielo, viendo el
rostro impávido de Ginny que no se había desvanecido en lo más mínimo.
-¿Qué significa esto? -Tonks se sujetaba de las cortinas como si con ello
pudiera soportar el peso de la información que atiborraba su cerebro y el de todos los
demás que oían.
-Maldito…¡Maldito seas! -Fred gritó con todas sus fuerzas mirando al cielo
enfurecido y rabiando; George a su lado se había dejado caer al suelo con las manos en
la cabeza, Bill se dirigió a su padre, que estático, esperaba una razón para desechar esa
noticia y darla por falsa.
-¡Ande, dígales quién es realmente quien usa el rostro de esa pobre niña
muerta!...¿o quiere que lo diga yo, profesora Minerva McGonagall?… -Exclamó Voldemort
con una sonrisa reforzada, algunos reaccionaron sorprendidos, pero otros apenas se
atrevieron a mirarse, si Ginny estaba muerta y Harry poseído, las cosas empeoraban a
pasos agigantados y el silencio que la figura en el cielo guardaba los hizo alarmarse más;
pera los más diestros, notaron de inmediato que efectivamente aquello era mano de obra
de McGonagall, las nubes eran Ginny, una transformación que sólo ella, Dumbledore,
Voldemort y quizá Hermione podrían hacer.
-Ginny… -Dijo otra vez empujando la telaraña, apenas podía hablar, si hacía
demasiado esfuerzo Voldemort iba a sentirlo y se daría cuenta, procuró soplar un poco
para empujar la tela y hablarle en un suave susurro. -…estás viva…
-Molly…ella no…es que…no pudimos hacer nada… -Hermione la miraba
fijamente a los ojos y la mujer se soltó a llorar desesperadamente aferrada a su blusa, ella
tampoco pudo contenerse y se puso a llorar igual. -…hubiera querido…yo quería
salvarla…iba a salvarla…pero no pude…
-¡No importa quien soy, sino el mensaje que tengo para ti Tom Riddle! -Exclamó
la figura en las nubes con una sonrisa forzada y amplia. -Las llamas no me han
quemado…no me he consumido…y Harry en el fondo…sigue vivo. -Dijo sonriendo desde
el cielo y Voldemort le miró fijamente impávido pero invadido por une enorme sensación
de ira y de horror que crecía desde la boca de su estómago. -Los muertos están de mi
lado, sus voces me siguen y me guían…tengo lo que tú no tienes…yo sí soy inmortal. -
Ginny sonrió en medio de las nubes y desapareció desvaneciéndose lentamente.
-¡Mi hija! -Gritó Molly en medio del llanto que la invadía y apretó a Hermione con
mayor fuerza, Ron a su lado no sabía qué hacer además de sentir dolor.
462
-Sí Harry…estoy viva. -Murmuró sonriendo y cerrando los ojos lentamente, se
envolvió a sí misma entre sus brazos, de frente al cuadro, Dumbledore la miraba
expectante.
-¡Maldita perra! -Exclamó Voldemort enfurecido quitándose la varita del cuello y
rompiendo el conjuro, se dio la vuelta para mirar a los que le seguían, nadie hizo un solo
comentario.
-Papá…ella está bien…ella está bien. -Murmuró Bill a su oído sonriendo para
calmarlo, no podía creer que realmente estuviera Ginny muerta. -Él miente.
-Merlín. -Fleur se llevó las manos a la cabeza mientras las otras chicas miraban
asombradas.
-Te amo. -Murmuró Harry suavemente al oído de Ginny, sintiendo su cabello
rojo pegado a su mejilla, ella sonrió dulcemente.
-Voy a matarla…¡cuántas veces sea necesario!...voy a matar a esa niña. -
Exclamó Voldemort como si los que estaban a su alrededor le pidieran una explicación,
nuevamente ninguno habló.
-Te amo… -Dio Ginny como respuesta leve y casi pudo sentir que lo tocaba y su
aliento tibio en su mejilla, junto a su oreja. -…y juro que voy a salvarte.
Cenizas
El silencio sepulcral que le siguió al mensaje no hacía más que ampliar el
leve susurro del llanto de Arthur Weasley, Ministro de Magia, hombre de poder y
padre de familia; Augusta Longbottom se acercó lentamente a él, seguida muy de
cerca por Arabela Figg y Pomona Sprout, las tres con el ceño fruncido, ésta última
con el labio inferior temblándole como si de una gelatina se tratara, ninguna se
atrevió a decirle nada, nadie decía ya nada. Percy estaba estático, mirando al cielo
y cuando Oliver Wood se le acercó y le puso la mano en el hombro, el joven
pelirrojo soltó un grito de rabia y lo sujetó con fuerza por el cuello dispuesto a
partirle la cara a alguien, quién fuera, sólo importaba descansar, Oliver cayó de
463
rodillas azotado por el golpe y la sorpresa, pero no hizo por defenderse, un
hombre que sufre, puede a veces no representar un peligro.
-Hazlo Percy… -Dijo suavemente Oliver mirándolo a los ojos, con una
mirada tan temblorosa como el labio de Sprout, los ojos del dolorido hermano le
miraron fijos e inundados en llanto, lucían a través de los cristales de las gafas,
apenas reconocibles. -…hazlo.
-Mi hermana… -Susurró como si con ello zanjara toda intención de darle
apoyo, no quería oír nada, sólo quería esperar a dejar de sentir. -…mi hermanita. -
Soltó junto con un gemido y Oliver asintió, como si le diera a entender que era
verdad, era su hermana, era esa niña.
Bill continuaba mirando a su padre, conteniendo el llanto no porque no lo
tuviera, sino porque si lo dejaba salir, su padre se desmoronaría aún más; jaló aire
con todos sus pulmones y sintió a la perfección su lado lobo emerger como el
calor de una chimenea cercana, pero se contuvo, ya bastantes aspavientos había
alrededor para además dejarse controlar por su bestia interna, procuró pensar en
Fleur y Victorie, pero al pensar en la niña, volvió Ginny a su mente y con ella el
dolor. Se mordió el labio con tanta fuerza que sangró y el sabor de su sangre lo
hizo sufrir más, porque al parecer su sangre estaba derramada en algún sitio, sola
y, posiblemente, fría y endurecida.
-Ginny… -Susurró George entre nubarrones de llanto que no lo dejaban
ver al frente, le temblaban las manos como si estuviera ebrio y un raro frío le
inundaba el pecho, desesperado sacudió la cabeza y buscó a su alrededor hasta
que se encontró con su otro yo, que con las manos colgando a los costados de su
cuerpo, miraba al frente, quieto, inmóvil, se levantó a grandes pasos y lo tomó por
los hombros para darle vuelta. -…Fred…¡Fred! -Insistió al notar la actitud
extraviada de su hermano, que no tenía lágrimas, que no decía nada. -¡Maldita
sea Fred mírame! -Suplicó rabioso y su hermano le enfocó entonces fijamente.
-No es cierto…es una mala broma… -Dijo Fred sonriendo histéricamente,
George lo miraba sin entenderle, Fred sonrió y luego sin razón alguna se puso a
reír, lleno de un entusiasmo endemoniado, aplaudiendo inundado de una felicidad
gélida que hizo que George lo soltara casi con espanto. -…Ginny muerta…¡es la
broma del siglo!... -Decía en medio de sus carcajadas que algunos miraban con
una preocupación desbordante, pero no dejaba de reír, Fred parecía feliz.
-Fred…vamos Fred… -Remus intentó detenerlo, Moody y Kingsley miraban
de lejos, porque Fred había empezado a aplaudir emocionado, mientras George
rabiaba caminando sin dirección alguna dispuesto simplemente a alejarse del
dolor. -…Fred contrólate…
-…dice que está muerta…dice que la mató… -Fred seguía riendo, nadie
podía contenerlo, nadie quería tampoco hacerlo, entonces Arthur se puso de pie al
fin y se acercó a él, George que ya estaba bastante alejado al ver el movimiento
de su padre se detuvo y Percy y Bill se volvieron a mirar. -…¡papá oíste eso!...¡qué
Ginny está muerta! -Decía lleno de vida, carcajeando, irónico y mordaz, tomando a
su padre por los hombros para que lo mirara directo a los ojos.
-Si eso es cierto…¿crees que a tu madre le gustaría verte así? -Preguntó
Arthur mirándolo fijamente, Fred disminuyó su risa, más no la eliminó.
-¿Sabes qué creo papá? -Preguntó aún sonriendo, con los ojos llenos de
lágrimas. -Creo que Ginny y Harry ya están bien…no sé tú pero yo… -Fred se
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llevó la mano al pecho para señalarse, la risa se le volvió un tic nervioso que
provocó en Flitwick y en los búlgaros un gesto de espanto. -…voy a ir a sacar a
ese hijo de puta de su agujero…y le voy a cortar cada dedo…y a torturar… -Fred
ya no reía, había empezado a llorar lleno de furia, Arthur ante él le sostenía la
mirada fijamente sin decir ya nada, mientras el resto de los Weasleys se
acercaban. -…y le voy a hacer pagar cada lágrima de mi familia…porque
Ginny…mi hermanita…no merecía morir…¡no lo merecía! -Gritó tan ofuscado que
saltaba y George a su lado afirmó y Bill sin querer retorció su cuello dándose la
apariencia de un perro de caza preparándose a envestir y Percy aferró su varita
con tanta fuerza que podría haberla quebrado.
-Esto…ya no es por el bien de todos…esto… -Arthur respiró profundo,
negándose a ver a los demás a su alrededor, porque sabía que podrían reprobar
su actitud. -…ahora es venganza. -Declaró ante la sorpresa de la gente que les
rodeaba; se podría decir que los señalaron y reprobaron, pero sería mentir, porque
no habían pasado ni diez minutos, para cuando todos estaban ya organizados
para pelear, dejaron su base y salieron en direcciones opuestas y en grupos
numerosos, los Weasley juntos, hombro con hombro camino a Hogwarts, ansiosos
de vengarse, ansiosos de matar al asesino de la única Weasley en muchas
generaciones.
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pasivos, Draco no hizo por contradecirlo, si estuviera en su lugar haría lo mismo,
entonces oyó los pasos de Ron.
-¿Cómo está? -Preguntó Angelina, Ron frunció el ceño y se pasó las
manos por el rostro para secarse las lágrimas.
-Parece que dormirá…le han dado unas pociones y cuidarán de ella como
debe ser… -Susurró cabizbajo, nadie le dijo nada más, suspiró fuertemente como
si deseara sacar de su sistema todo lo ocurrido, entonces se volvió a Fenrir y se
acercó a él casi con la elasticidad de un niño de tres años. -…quiero que se quede
aquí y cuide a cada persona dentro de esta casa… -Dijo casi en tono de orden,
Fenrir le miró fijamente con una sonrisa, pero no alzó la voz por miedo a que Ana
despertara.
-No recibo ordenes tuyas Weasley. -Contestó soplando el cabello rojo de la
cabeza de la niña con ternura que contrastaba al momento y a su tono. -Da
gracias que no te corto el cuello porque han nacido los tres pelirrojos como tú. -
Casi carcajeaba y Ron lo imitó un poco mientras se le acercaba y sutilmente le
apuntó en la frente con su varita y apretó casi hasta que él hombre dio un gruñido,
entonces acercó su rostro al de él, ante la mirada espantada de las mujeres y la
sorprendida de Draco.
-No estoy para chistes…usted se queda al cuidado de todos aquí…o no
volverá a ver a sus nietos y juro que le cortaré el cuello yo a usted… -Dijo
violentamente, Fenrir frunció el ceño, el joven auror parecía hablar en serio. -
…Fleur…tú y Angelina pueden matarlo si llega a hacer alguna idiotez…si cruza
esa puerta y los abandona, déjenlo, pero si se lleva a uno de mis hijos, háganlo
pedazos… -Dijo sonriendo terriblemente, Fenrir le sostuvo la mirada, Angelina y
Fleur asintieron, concientes de que probablemente tendrían que hacerlo, luego
Ron se volvió a Draco y lo miró a los ojos con una ira enorme. -…tú, vendrás
conmigo…vas a acompañarme a buscarlo y cuando lo encontremos, tú y yo
vamos a cobrarnos las que nos ha hecho…pagará por tus padres y tu ex novia, y
pagará por mi hermana y mi mejor amigo…incluso pagará por mi mujer…
-¿Quieres que te abrace por la genial idea o nos limitamos a partir? -
Inquirió el rubio sonriendo mordazmente, Ron se irguió y caminó hacia él.
-Vámonos…díganle a Hermione que se quede aquí…no queremos perder
más. -Ron no esperó mensaje alguno de sus dos cuñadas y fue directo a la
puerta, antes de salir se volvió un momento a la cuna en la cocina, el lobo
permanecía sentado al lado de ella, Arthur se sostenía de los barrotes mirando y
Albert dormía, caminó rumbo a la cuna y les pasó la mano por la cabeza
despeinándolos, Albert renegó en medio del sueño y Arthur le sostuvo la mirada
rígida que había adoptado desde lo del jardín.
-¿Qué les va a pasar si no vuelves? -Preguntó Draco mirándolo fijamente.
-Voy a volver…porque se lo prometí a ella… -Contestó seriamente, unos
pasos venían presurosos de las escaleras. -…yo no voy a morir en esta guerra.
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-La Cámara Secreta. -Exclamó la jefa de la casa Gryffindor solemnemente,
Hermione no sabía qué hacer además de esperar con la boca abierta de la
impresión, Cho temblaba presa del miedo. -Vengan a la Cámara.
-¡No! -Gritó Cho clavando sus dedos en el sillón, aferrando la tela con las
uñas como si no tuviera otro medio más que ese para aferrarse a la vida y
protegerse de cualquier cosa a la que le temiera en aquel momento, Hermione se
volvió a verla asustada, sin saber a quién prestar atención.
-Señorita Granger… -Llamó McGonagall con aquél tono autoritario de las
clases y las reuniones con el Parlamento, la aludida se volvió todavía más
impresionada. -…tiene que venir…tiene que estar aquí con ellos.
-¿Ellos?...¡pero profesora… -Comenzó al mismo tiempo que las flamas se
apagaban de un golpe como si las hubieran hecho entrar por los poros de los
cuerpos de Eurídice y Pansy que volvieron a la normalidad de su mortandad.
-Se encendieron en llamas… -Cho no podía dejar de mirarlas con un horror
más allá de los límites de lo pensado. -…ellas, ardieron en llamas…
-Cho…escúchame…tengo que ir con ellos… -Susurró Hermione
poniéndose de pie, imaginando que aquellos a quienes se refería su mentora eran
Harry, quizá Neville, quizá ella misma, quizá los Weasley. -…tengo que ir a la
Cámara. -Dijo levantándose, salió corriendo de la habitación, mientras la puerta se
cerraba Cho se dejaba caer de rodillas al suelo poniendo las manos en la orilla de
la cama, con los ojos clavados en sus dos amigas.
-Se consumían…las dos se quemaban… -Decía mientras la puerta movida
todavía por la fuerza de una Hermione que bajaba las escaleras para seguir a Ron
y a Draco se cerraba. -…entre las llamas del infierno. -Terminó en un sollozo lleno
de culpa y de temor.
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-No me voy a quedar…voy a ir con ustedes. -Repitió de forma dura y
ardida, Ron frunció el ceño y dio un resoplido de desesperación, ella no lo tomó en
cuenta y echó a andar rumbo a la puerta.
-¡Entiéndelo! -Gritó Draco lleno de rabia y miedo, deteniéndola a medio
camino. -¡No
dispuestos a matar! lo que menos
vas a iryporque vamos quiero es que termines
a matarlo!...no vamos a jugar…¡vamos
Daba de grandes zancadas, el mensaje no era sino una simple broma que
había logrado hacerlo rabiar, era cierto, esa anciana había logrado cimbrar su
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base, ahora se sentía rabioso; la aseveración "yo sí soy inmortal" le retumbaba en
los oídos como si fuera un mazo que repetía la misma tonada al mismo ritmo una
y otra y otra vez sin descanso. "Yo sí, yo sí soy, yo sí soy inmortal, YO sí soy
inmortal, YO SÍ SOY inmortal, ¡INMORTAL!". Furioso lanzó un montón de
hechizos a todo a su alrededor, los mortífagos que miraban asustados esperaban
a que se detuviera para acercarse, pero él no paraba, la rabia no se le iba, la ira
no se apagaba, la envidia y la humillación las llevaba en los oídos en dos simples
palabras YO SÍ.
-Señor… -Susurró uno de los allegados acercándose lentamente, cuando
se volvió se encontró con un rostro conocido, pero no quería hablar con él
precisamente.
-Lárgate. -Dijo secamente pensando en sólo dos cosas, la primera era
matar a Minerva McGonagall por atreverse a ir en contra de sus planes, por
humillarlo así; la segunda era una cuestión que estaba volviéndolo loco, que lo
carcomía quizá más que la acusación de la anciana profesora, ¿podría realmente
Ginny Weasley estar viva?
-Pero señor…necesitamos ordenes. -Susurró el hombre que ya más
asustado que los demás a su espalda comenzaba a encogerse atemorizado.
-Éstas son sus ordenes… -Susurró en un siseo espantoso, un siseo que
les pareció a todos no iba precisamente con la intención de hablarles a ellos en
partícular. -…atacarán San Mungo…atacarán Hogwarts y atacarán el Ministerio…
-Sentenció violentamente, mientras el sonido de algo arrastrándose provocaba
pánico en algunos que se volvieron al suelo sólo para toparse con Nagini, que se
ondeaba lentamente acercándose a su amo. -…matarán a cada enemigo sin
misericordia, destruirán cada edificio…no quedará piedra sobre piedra que pueda
evidenciar el tiempo en el que yo no fui absoluto…¡¿Entendido?! -Exclamó airado,
todos asintieron, los gigantes incluso gritaron, él se dio media vuelta y se disponía
a marcharse.
-Señor…¿irá solo? -Preguntó el hombre de un inicio, Voldemort se volvió y
le miró a los ojos.
-Sí Parkinson…iré yo solo… -Susurró en un siseo, Nagini ya le había
alcanzado y lentamente subía por su pierna izquierda enroscándose de a poco
dando la apariencia de un listón envolvente, Parkinson no sabía cómo ocultar el
miedo que le daba ver a esa enorme serpiente escalando por la espalda de Potter
lentamente. -…por cierto, has de avisarle a tu mujer lo que ha pasado con tu hija…
-¿Señor?...disculpe…mi esposa ha muerto hace unas horas en
batalla…¿pero dígame qué es lo que le ha pasado a Pansy? -Susurró
apesadumbrado y casi lloroso, teniendo el ligero presentimiento de que lo que iba
a decirle no andaba bien, sin embargo, preguntó con una palidez cetrina de una
forma que delataba su buena voluntad para con su amo, Voldemort sonrió
ampliamente.
-He tenido que matarla como a un perro…era demasiado estorbosa. -
Susurró carcajeando, el hombre ante él se quedó helado, Voldemort vio
claramente cómo la noticia le había matado lo poco de vida que le quedaba y
sonriendo negando socarronamente se alejó perdiéndose en la oscuridad donde
desapareció camino a la Cámara; Parkinson se quedó clavado en el suelo mirando
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cómo todos a su alrededor obedecían ordenes, él sólo podía pensar en una cosa,
su amo necesitaba subir su ánimo y matarle el alma, había sido el medio.
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había adelantado por culpa del mensaje celeste. -…no puedo detenerme en este
sitio…no debimos venir a ver estos lugares…
-Papá…tenemos que seguir. -Sentenció Fred ácidamente.
-Sigan…nosotros nos quedamos aquí. -Moody miró a Remus que asintió
complacido, algunos otros del grupo que iba con ellos ya habían empezado a
pelear.
-Fred…George…vayan a Hogwarts… -Sentenció duramente, los gemelos
se miraron, sin saber si lo que decía en era en realidad una orden cuerda. -…su
madre está en algún sitio atormentada por la noticia de la muerte de Ginny…vayan
a Hogwarts y luchen…protejan el colegio, confío en ustedes. -Afirmó mientras se
unía a la batalla, los dos hermanos se quedaron un instante viéndolo alejarse.
-Mamá va a matarnos si resultamos muertos Fred… -Susurró George
tristemente viendo todos aquellos gigantes y hombres lobo.
-Lo sé…así que hagamos algo…yo cuido tú espalda y tú cuidas la mía. -
Susurró el aludido al tiempo que se daban vuelta y daban la señal a los demás
magos de que les siguieran rumbo al colegio.
-¿Qué va a pasar cuando no esté cerca para protegerte hermano? -
Preguntó George con una sonrisa pícara en los labios.
-Volveré sobre mis pasos y te patearé el trasero Feorge. -Exclamó airado
pero sonriente, se aparecieron entonces ante las puertas del Colegio que lucía
sombrío y que estaba en esos momentos siendo invadido por mortífagos y
dementores.
-Es un trato Gred… -Carcajeó y los dos arremetieron contra los
dementores, había que sacarlos del Colegio a como diera lugar, luego buscar el
cuadro del director y a McGonagall, ellos debían saber dónde estaba Ginny, si es
que aún vivía.
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-¡Maldito! -Gritó Hagrid conciente de que o hacía algo o los dos terminarían
muertos, del gato ya casi no quedaba ni la luz y el dementor comenzaba a
inclinarse de nueva cuenta sobre él. -¡No!
-Maldita sea… -Harry luchó de nueva cuenta por despertar, pero no podía
concentrarse si ante sus ojos Minerva McGonagall, la profesora invencible se
tambaleaba de sorpresa.
-Vamos…dígamelo…¿qué se siente saber que nunca le amará la persona
que es más importante para uno? -Preguntó regocijándose.
-Eso no es de tu incumbencia Tom. -Dijo ella fuertemente y levantó su
varita alistándose para defenderse de ser necesario.
-Pobre y débil Minerva… -Voldemort se le acercó y cuando ella trató de
atacarle, con un simple movimiento la desarmó, asombrada se dio cuenta que era
verdad, había gastado demasiada energía en el mensaje. -…pobre e inútil vieja…
-Levantó la varita y Hagrid dio un gruñido al tiempo que la profesora cerraba los
ojos y lloraba de impotencia.
-¡Desmaius! -El rayo lo golpeó y fue tan poderoso que lo arrojó contra el
rostro de Salazar a su espalda, McGonagall se volvió al momento que un perro
plateado corría junto a Hagrid y una enorme y luminosa serpiente envolvía a la
profesora con su protección. -No vuelvas a llamarla así…o juro que te corto el
cuello. -Hermione hablaba en serio, muy en serio.
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-Escúchame…de esto depende todo…así que suéltame y vayan a
trabajar… -Dijo sin hacerles caso, los empujó y se perdió por el pasillo antes que
lograran detenerla.
-¡Es más terca que una mula! -Fred miró a su gemelo y siguiendo a
algunos magos que corrían se perdieron por los pasillos mucho más tranquilos.
-Vaya, vaya, vaya… -Se levantaba lentamente, con una sonrisa tan
macabra que Hermione tragó saliva fuertemente, Draco se acercaba con la varita
levantada y Ron ya se hacía cargo de McGonagall ayudándola a sostenerse.
-Qué bueno que han venido… -Susurró la mujer mirándolos fijamente,
sobretodo a Hermione, que la había defendido fieramente. -…gracias. -La castaña
apenas atinó a inclinar la cabeza a modo de afirmación, Draco miraba a los
dementores, estaban rodeados, si se descuidaban podían caer a manos de ellos.
-No se preocupe…voy a sacarla de este sitio. -Ron miraba a Hagrid que
tardaba un poco en recuperarse del anterior ataque. -Hagrid…¿puedes ponerte en
pie?
-Sí Ron…sí puedo. -Dijo el hombre irguiéndose, mientras Hermione no
apartaba sus ojos de Voldemort que sacudía la cabeza, con sus terribles ojos rojos
fijos en ella, sonriendo aún.
-…llegó la caballería…¡y qué bella es!...una sangre sucia, un traidora la
sangre y un patético hijo de papi… -Voldemort carcajeaba mientras sobre su
cabeza los dementores (alrededor de unos 20) giraban como buitres esperando la
muerte de sus presas.
-Abandone ese cuerpo…salga de Harry y déjelo en paz…o juro que le
cortaré la garganta de un tajo. -Hermione procuraba seguir con la imagen dura,
ocultar el miedo tras el rostro furioso, de otra forma sentía que se le doblarían las
piernas y caería por su propio peso.
-Me vas a cortar la garganta a mi…¿o a él? -Preguntó sonriendo y
levantando la varita, moviéndose con unos pasos ondulosos.
-¡Portus! -Ron señaló a una envoltura de goma de mascar que se sacó del
bolsillo del pantalón y lo puso en la mano de Hagrid que sostuvo a la profesora. -
Váyanse…nos encargaremos.
-Enviaremos ayuda…no podrán hacerlo solos. -Susurró la anciana
profesora débilmente.
-Sólo váyanse. -Sentenció Ron dejándolos y volviendo a la pelea, ellos
desaparecieron en un brillo envolvente y cálido.
-Déjate de juegos de lógica Tom…ya oíste a Hermione…deja ese cuerpo o
acabaremos contigo, aunque sea pasando por sobre el cuerpo de Potter. -Draco
se envalentonó, no esperaba un ataque, sólo quería escuchar algo más que
juegos intelectuales.
-Pues siento decirles…que eso no va a pasar…este cuerpo es mío…y no
planeo dejarlo. -Sentenció mordazmente.
-¡Voy a sacarte de ese cuerpo aunque sea a golpes! -Ron se tiró sobre él
dispuesto a matarle a la primera oportunidad. -¡Desmaius!
-¡Crucio! -Grito Voldemort y Hermione formó un enorme escudo que
apenas pudo contener a medias el ataque, Ron aprovechó para correr hacia lo
475
que quedaba de su amigo y Draco se vio en la necesidad de invocar su patronus
pues todos los dementores venían hacia ellos velozmente.
-¡Draco cuidado! -Gritó Hermione al ver que algunos apenas se detenían
ante la pitón que los protegía. -¡Specto patronum!
-¡Expelliarmus! -Ron trató de desarmar a Voldemort pero él le demostró su
poder haciéndole lo mismo con sólo un movimiento y sin emitir sonido alguno, más
que una sonrisa amplia y espantosa.
-Niño idiota. -Exclamó con sus ojos rojos fijos en él, pero Ron no se
detuvo, sin varita se le fue encima dispuesto a molerlo a golpes, cuando tropezó
con los pies juntos aferrados por algo que no había visto. -¡Anda Nagini!...sacia tu
hambre… -Dijo carcajeando.
-¡Mierda! -Ron se vio envuelto en los aros de la enorme serpiente, mientras
Hermione ayudaba a Draco a someter a los dementores.
-¡Ron! -Gritó Harry en un volumen que apenas llegó a su amigo como un
intento de susurro.
-Nagini…has atrapado a una linda y grande rata… -Carcajeó Voldemort
viendo cómo la serpiente presionaba a Ron con fuerza, Hermione ya se las
ingeniaba para multiplicar su nutria y acercarse con velocidad hacia ellos antes
que el pelirrojo terminara muerto.
-¡No! -Ron sintió los colmillos de la serpiente clavándose en su brazo
derecho, se retorció tratando de quitársela de encima, pero no podía lograrlo,
Voldemort reía estrepitosamente y Harry oraba porque Ginny no tardara ya
mucho.
-Resiste Ron…¡aguanta! -Gritó Harry desde su prisión empujando el cristal
que lo retenía con fuerza, esperando con seguridad a que Ginny llegara. -Vamos
Ginny…¿dónde estás?…
-Pero mira nada más… -Voldemort miró a Hermione que se acercaba, ella
se quedo asombrada mirándolo intimidada por su sonrisa segura, algo no le
gustaba, entonces lo sintió un dementor la tomó por el cuello y la elevó mirándola
a los ojos. -…espero que no extrañes tu alma.
-¡Hermione! -Draco se volvió enviando su patronus directo a proteger a
Hermione, el dementor la soltó y salió huyendo, pero Voldemort, aprovechando
que la chica estaba sobre el suelo, levantó su varita y exclamó.
-¡Diffindo! -Ron contuvo la respiración, con su poder aquello sólo podía ser
la muerte para Hermione, que aturdida por la debilidad del ataque del dementor no
había escuchado nada y se ponía en pie con dificultad.
-¡Cuidado Hermione! -Gritó Harry al tiempo que un grito de la chica, un
sonido como el de una hoja de papel al desgarrarse y un quejido se mezclaban en
el ambiente y Hermione caía al suelo empapada en sangre.
-Draco…¡Draco! -Gritó al sentir en sus brazos aquel cuerpo tembloroso,
Draco contenía un grito, los dos miraron a las piernas del rubio, donde debería
estar la izquierda había sólo un montículo rojizo y empapado, cuya continuidad se
veía rota en cierta zona, doblándose la pierna por debajo de la rodilla de una
forma por demás carnavalesca e inverosímil. -¡Tu pierna!...¡Draco tu pierna!
-¡¿Estás bien?! -Preguntó el rubio mirándola fijamente, Ron luchaba contra
la serpiente y Voldemort se regodeaba de sus desgracias, sobre ellos las nutrias y
la pitón tintineaban débilmente, tan concentrados estaban en lo ocurrido que los
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patronus amaneraban con desaparecer y dejarles a merced de los dementores,
pero a Draco sólo le importaba una cosa. -¡Dime si estás bien!
-Lo estoy. -Dijo tan apabullada que apenas podía hablar luego de ver tanta
sangre, luego de verlo tan blanco y de escucharlo tan desesperado.
-Qué gusto. -Murmuró y se perdió en un limbo causado por la perdida de
sangre.
-¡Draco! -El grito de Hermione inundó la Cámara, Harry no podía decir
nada y Ron, entre los aros de la serpiente y la sorpresa de aún poder escuchar a
Hermione no tenía forma de encontrar en su mente una solución.
-Parece que ahora tendrás un pretexto para emplear el bastón que tu
padre te heredó…querido Draco…¡Claro si es que vives! -Susurró Voldemort con
una satisfacción tan grande que Hermione ahogó un sollozo, era tan grande la
herida que por un momento la ex Gryffindor pensó que Draco había perdido ya la
pierna y dio un grito de rabia, lloró desesperada y entonces recordó que tenía un
medio de retener a Draco más tiempo a su lado.
-Hemeneia… -Sacó su varita y trazó un círculo en el pecho de Draco, a la
altura del corazón, el hilo rojizo se formó lentamente y luego llevó ese hilo hacia su
pecho, Draco le sostuvo la muñeca.
-No lo hagas…morirás… -Susurró el rubio, Voldemort miraba cruzado de
brazos, mientras Ron desfallecía de a poco en el suelo envuelto en la serpiente.
-Sin ti…nada vale la pena… -Murmuró suavemente, él apenas podía
sostenerle la mirada sin que el cuerpo se le desvaneciera, Hermione le besó en la
frente y continuó con el proceso, convencida de que era la única forma de salvarlo
de la muerte. -…hemeneia…hemeneia.
-¡Hermione! -Gritó Ron al escucharla, tenía el mismo temor, luchaba por
quitarse la serpiente cuando escuchó un gruñido, el lobo gris que ya le era
conocido apareció junto a él y se dedicó a morder a la serpiente, que enfurecida
se le fue encima y le envolvió soltando un siseo espantoso.
-¡Maldita sea! -Voldemort estaba furioso al ver que su serpiente, la que en
otro momento Potter había tratado de matar creyendo que era su horocrux, era
casi masacrada por los colmillos del lobo gris, se acercó a grandes zancadas para
deshacerse del animal, Ron apenas lograba mantener los ojos abiertos y
Hermione ya sangraba de la pierna izquierda de una forma espeluznante, cuando
unos pasos lo hicieron volverse.
-Es tiempo… -Susurró Harry convencido de que ahora venía la suya.
-Yo que tú dejaría en paz a mi hermano, mis amigos y mi novio… -La voz
retumbó en el silencio de la Cámara. -…Tom…tú y yo, tenemos una cuenta
pendiente.
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-¡Oh vamos Pansy!...no vengas ahora con idioteces. -Cho caminaba a su
lado por las calles nevadas de Hogmeade.
-No lo son…es verdad…Millicent me lo dijo. -Sentenció ella sonriendo
malignamente, Eurídice se detuvo frente a un aparador, ellas se volvieron a ver lo
que miraba, el reflejo de sus rostros las mostraba pálidas y demacradas, a sus 20
años, Pansy y Eurídice perdían su belleza de infancia y adquirían un dejo de
madurez violenta debido a los entrenamientos y Cho adquiría la impávida belleza
de una mártir obligada.
-Ropa de bebé…¡no seas idiota!...Bella nunca te dejará viva lo suficiente
para que tengas hijos Eurídice. -Cho la tomó del brazo y ya que ella sonreía
siguieron su camino, a pocos pasos notaron que habían perdido un elemento y se
volvieron a mirar.
-¿Pansy? -Eurídice notó en aquél rostro el rastro de la nostalgia.
-Mi madre conserva mucha de la ropa que usé de bebé… -Susurró
sonriendo, era la primera vez que les hablaba de su madre. -…su sueño es verla
en alguno de mis hijos.
-Pobres niños…ser criados por una víbora como tú debe ser el peor
destino de la historia. -Bromeó Cho y las otras dos rieron.
-No te imagino cantando canciones de cuna. -Exclamó Eurídice tomándola
del brazo, Pansy sonrió y reclinó su cabeza en el hombro de Cho a su lado.
-Me sé una…la que mi madre me cantaba… -Murmuró apenada, sonrojada
casi al extremo de parecer un tomate, Cho sonrió complacida de conocer el lado
sensible de la "perra de Parkinson" como Bella la llamaba.
-¿Cuál es? -Eurídice la alentó a que se despabilara un poco, Pansy la miró
sorprendida, tras un segundo de pensarlo, miró a Cho y tomando aire se armó de
valor, aferró los brazos de sus amigas y cerrando los ojos para darse valor emitió
con una voz tan dulce que Eurídice y Cho la miraron sorprendidas…
-"Muñequita linda…
…labios de rubí.
Luna sonrió cuando él se inclinó sobre su cara para verla a los ojos, le
pasó la mano por la frente sintiendo la todavía frialdad de su piel, ella suspiró
sonoramente, la herida del abdomen estaba casi cerrada y el sanador analizaba
un par de pergaminos que tenía en la mano; la noticia llegó a los Longbottom con
los gritos de júbilo y las risas en el pasillo, Augusta besó a su hijo, que reía
emocionado de ver a su esposa sorprendida.
El sanador se acercó a la pareja y sonriendo les dio la buena nueva,
obviamente Luna iba a tener que mantener un reposo obsesivamente exagerado
para que pudiera resultar, pero los dos estaban radiantes y las vidas perdidas
comenzaban a recuperarse, con más y mejor fuerza y Neville miró a su abuela que
lloraba de saber sobre la próxima llegada de un nuevo ser.
Dime si me quieres…
…como yo te quiero…
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Abrió los ojos y pese a ver todo borroso, supo que ella estaba ahí, su
cabello rojo se lo decía; ella se inclinó sobre él y le entregó sus gafas, hubieran
querido decirse algo, pero ya todo estaba dicho, se puso las gafas, se miraron a
los ojos y se besaron profundamente, todo había acabado.
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para ayudar al ánimo de su mujer y para no estar bajo el peligro de los dragones.
Ron llegó a la puerta, se alisó el cabello y miró a la loba.
-Es mejor que te portes bien…sabes que Cho se sorprende mucho cuando
te ve. -Susurró mientras daba dos golpes fuertes, la reja se abrió y Charlie, con las
manos llenas de tierra salió a abrir.
-Ron, pasa…¡hey! -Miró a la loba. -¡Bienvenida!...le va a dar gusto verte. -
Exclamó besándole la cabeza, el animal entró corriendo y se perdió dentro de la
casa.
-Vine para invitarlos a casa… -Susurró el chico mientras lo seguía,
entraron y Charlie echó a andar camino al jardín, al entrar, Ron sintió escalofrío,
sobre una mesa, había una serie de frascos que contenían un líquido rojo y denso,
el resto del lugar eran arriates y macetas llenas de Lazo del Diablo, todas llenas
de flores blancas. -…sangre.
-Es como nacen…me la envían de San Mungo…se obtiene de las sangrías
o de heridos y enfermos…no creerás que me volví un vampiro. -Carcajeó, Ron no
podía dejar de relacionar la tierra manchada de sangre con esa noche, Eurídice y
Hermione lucían empapadas en sangre. -¿Irá mamá?
-Sí…necesariamente. -Afirmó preguntándose dónde estaba Eurídice.
-Iremos…siempre y cuando Cho se sienta bien…se cansa. -Susurró
Charlie ensombrecido.
-Es normal en el primer embarazo. -Dijo Ron, Charlie asintió pero no dejó
de lucir decaído.
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-Lo sé…pero…últimamente Ron sale y vive más…hace unos días
Lavender le visitó… -Eurídice se volvió a la ventana. -…quizá no sea buen
momento para que me vuelva a ver.
-Patrañas… -Cho la miró fijo. -…tus hijos te necesitan y es necesario que
tú vuelvas…voy a…
-Cho… -Charlie entró seguido por Ron y su mujer se volvió a verlos, Ron
se acercó a saludarla con un beso en la mejilla y de paso a acariciar a Eurídice
que echada frente a Cho bostezaba descaradamente. -…Ron ha venido a
invitarnos a la cena de esta noche, todos asistirán…¿quieres ir?
-Sí… -Cho miraba a Ron que rascaba la oreja de la loba, que a su vez
movía la cola emocionada. -…si me dejas decorar. -Refirió mirándolo feliz, la loba
se irguió, Ron aceptó gustoso.
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-La he bañado…Pansy debe estar preciosa cuando la vean. -Luna sonreía
emocionada haciendo muecas a la pequeña que estiraba sus brazos hacia su
rostro, unos pasos anunciaron la entrada de Xeno.
-Debes ponerle esto al cuello…es tan linda que pueden hacerle mal de ojo.
-Sentenció dándole lo que parecía ser un corcho manchado de azul y apestoso a
ajo.
-Papá…es azul…la llevo vestida de amarillo se verá extraño. -Luna negó
tomar el amuleto y al escuchar la referencia a los colores, Neville y su abuela se
miraron sorprendidos. -Tenías uno en color naranja con cascabelitos, mejor dame
ese. -Sentenció y Neville pudo volver a respirar tranquilo.
-Mejor nos vamos. -Dijo el chico acercándose a Luna cargado con la bolsa
del bebé.
-Tengan cuidado. -Exclamó Augusta sonriendo, Xeno se paró junto a ella.
-Nada de juegos sucios hoy con los niños en casa. -Xeno sonreía mientras
se levantaba las gafas, cuando los dos padres primerizos desaparecieron miró a
Augusta. -¿Una partida de canasta?
-Excelente idea. -Contestó y se dirigieron a la sala a jugar.
-No puedo entender esta manía tuya. -Molly estaba sentada mirando a lo
que permanecía frente a sus pies, Ginny entró al jardín procurando ignorar que,
como hacía un año, los cerezos floreaban.
-Mamá…he terminado con Ana. -Exclamó mirando con sorpresa, Arthur
sentado en el suelo jugaba con los pétalos, pero no como hacían sus hermanos,
sino de una forma por demás curiosa, los tomaba y los miraba fijamente, luego los
separaba, como si buscara uno en particular. -¿Qué busca?
-No lo sé…lleva haciéndolo diez minutos. -Contestó sin apartar los ojos de
su nieto, que se quedó estático y se volvió a la puerta, ellas le imitaron, una figura
entró y Arthur le tendió los brazos.
-Buenas tardes… -La voz ronca y horrible de Fenrir sonó en todo su
esplendor, se tiró a cuatro patas y tomó a su nieto con fuerza sentándose, luego
se dedicó un buen rato a gruñir para hacerlo reír, pero Arthur simplemente se
negaba a parecer contento. -…¿acaso le pegan?…lo veo reírtan poco.
-Sabe perfectamente que no lo golpeamos…es sólo que Arthur no parece
ser de los que ríen. -Dictó Molly preocupada por ello, no era algo común que un
bebé no riera.
-Según yo todos los niños ríen, él no tiene porqué ser la excepción. -
Sentenció el hombre serio.
-Después de lo que le tocó presenciar, deberíamos estar contentos de que
viva…Fenrir. -Terminó Molly y Ginny se puso entre los dos y tomó al niño antes
que siguieran peleando.
-No es asunto para discutir…lo superará en su momento…hay que darle
un baño. -Ginny salió llevando al pequeño, que se volvía de vez en vez a mirar a
sus abuelos, que siguieron discutiendo.
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-Ya te he dicho que lo dejes dormir George. -Sentenció Katie por cuarta
vez y las dos desaparecieron tras la puerta de la cocina, mientras los dos
hermanos echaban a andar hacia la sala cruzándose con Percy, que inclinado
ayudaba a Molly a dar los primeros pasos.
La casa estaba llena de vida, manifestada en los pequeños retoños:
Victorie, que ya andaba por la casa haciendo estragos seguida de cerca por Bill y
Fleur; las gemelas de Fred y Angelina, Samantha y Sarah; el pequeño de George
y Katie, Freddie; los trillizos de Ron y Eurídice, Albert, Ana y Arthur; Hermione y
Draco ocupaban el estudio arrullando a Scorpius, Luna y Neville habían tomado
una habitación para dormir a Pansy y Penélope y Percy cuidaban de Molly que
comenzaba a caminar; por otro lado las mujeres en cinta se reunían en la cocina
charlando sobre comida y malestares, Cho y Ginny escuchaban los consejos de
Molly y Hermione para lo que venía y Luna de vez en cuando se asomaba para
dar un consejo o recomendar un amuleto.
Los hombres luchaban con el único mal al que debieron resignarse luego de
la guerra, criar hijos; Draco arrullaba malamente a Scorpius, que lo miraba con el
ceño fruncido y de vez en cuando un aire de superioridad intelectual que sabía, no
había heredado de él; Bill pasaba el rato ayudando a Victorie en sus
descubrimientos, que iban desde una paleta bajo el sillón, hasta algún conjuro de
bolsillo de Sortilegios Weasley, oculto bajo una cama; Ron luchaba por contener
las garras de Albert, mientras Ana se aferraba al brazo de su abuelo paterno y
Arthur al de su abuelo materno, sumando además que de vez en vez los tres se
tiraban sobre la loba sentada en la alfombra y no la dejaban en paz hasta que
lograban que los llenara de besos y mordidas cariñosas; Neville procuraba
mantener a Pansy despierta, sabía por experiencia que si se dormía en las tardes
las noches serían eternas; George se preguntaba continuamente porqué Freddie
no hacía más que dormir y Fred se cuestionaba porqué las gemelas no querían
hacerlo.
-Luces contento Harry. -Susurró el patriarca de los Weasley, menos cabello
en la cabeza, una sonrisa concienzuda y la tranquilidad de haberse retirado cinco
meses atrás del puesto de Ministro.
-Lo estoy…en dos meses Ginny y yo estaremos así. -Comentó sonriendo
mientras veía cómo Draco hacía una mueca de asco al cambiarle el pañal a
Scorpius y Ron, por molestarlo, tomaba el que le había quitado a Ana y se lo
pasaba por la cara.
-Ésta es la mejor y más clara muestra de que todo ha mejorado…y de que
él cayó al fin. -Arthur le miró sonriendo, Harry asintió, entonces Molly llamó a todos
a la mesa y tras dejar a los pequeños en sus respectivas cunas (lo que daba al
estudio la apariencia de una guardería por tantas cunas), se reunieron a cenar.
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-Brindo por eso. -Fred levantó su copa y todos lo imitaron, Hermione, Ginny
y Cho con vasos llenos de jugo. -¡Porque Ginny le pateó el trasero al señor
palidito!
-¡Toma esa, serpientita! -George le siguió la corriente, Fenrir carraspeó
incómodo y Molly reprendió con una mirada.
-Tenemos que recordar también que hay muchas personas que no nos
acompañan…pero no por eso las hemos olvidado. -Molly asintió mirando a Fenrir
que bajó la mirada.
-Por Hagen y Pansy. -Dijo Neville levantando su copa, Fenrir sonrió de mala
gana y lo imitó.
-Salud. -Dijeron a coro, Hermione le tomó la mano a Ron y él se volvió y
levantó su copa.
-Por Eurídice, donde quiera que esté. -Susurró con la voz quebrada, Luna
comenzó con una serie de sollozos que enternecieron a Fleur, Neville le dio unas
palmaditas para calmarla.
-Pego si egsta aquí. -Fleur señaló a la loba que le miró, Cho sonrió y le
brindó una sonrisa.
-Porque quizá hoy, sucedan cosas asombrosas. -Brindó la oriental ante la
sorpresa de todos, pues ella hablaba tan poco, como se le veía sonreír.
-¡Salud! -Brindaron, Harry notó un dejo de complicidad entre Ginny, Cho,
Luna y Hermione, pero no dijo nada, miraban a Ron y si eso era un plan enfocado
a él quizá no debía intervenir.
-Y por Cho…que ha decorado esta noche con bastantes Flores de Lazo del
Diablo. -Comentó Draco que ya no sabía si era un lindo o exagerado decorado, la
oriental agradeció y la cena continuó.
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-Diablos…te he extrañado tanto. -Cho la miró con ternura y Pansy le sonrió
y le abrazó.
-Estamos juntas…otra vez estamos juntas. -Eurídice las miraba y no cabía
en sí de gozo.
-Quizá sea la última vez… -Pansy se puso seria, Cho afirmó tristemente.
-Pues si lo es…ha valido la pena. -Eurídice les tomó las manos y se
miraron, conversaron cerca de media hora, luego Cho se retiró a su habitación a
descansar, Pansy dijo que tenía que darles un susto a Draco y a Luna antes de
irse, y Eurídice, se dirigió al sitio que más quería visitar en su forma humana, la
habitación de Ron.
***
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-Le obsequiaste una a Pansy, James y las gemelas…¡por cierto!, gracias
por la de Scorpius. -Draco se puso de pie y lo alentó a salir, Arthur tomó su
mochila y se acomodó la corbata de Slytherin.
-De nada… -Arthur se disponía a irse, cuando un sonrojo lo envolvió. -
…¡profesor!
-¿Sí? -Preguntó mirándolo fijamente, sospechaba lo que venía.
-Le hice una a Clío…¿me permite obsequiársela en San Valentín? -Estaba
rojo, igual que su padre cuando Draco lo hacía enfurecer.
-Sí…puedes hacerlo… -Arthur asintió y salió sonriendo, antes de perderlo
por el pasillo le gritó. -…¡más te vale no intentar besarla Weasley!
-¡Molly! -Gritó Pansy corriendo tras de ella, Molly se volvió justo antes de
seguir al grupo de Ravenclaw rumbo a los invernaderos.
-¿Pasa algo Pansy? -Molly había heredado la apariencia de su padre,
Pansy lucía idéntica a su madre, pero el carácter por completo el del profesor de
Herbología.
-Necesito que me hagas un favor. -Dijo agitada, con las mejillas
encendidas por la carrera.
-El que quieras. -Molly se quedó esperando.
-Mañana es el partido de quidditch entre Slytherin y Gryffindor y necesito
que me ayuden con la manta que le hice a Albert…¿cuento con tus brazos? -
Preguntó emocionada, Molly detestaba el quidditch, pero sabía que Pansy sólo
contaba con Ana, Clío, las gemelas y Melpómene su hermana para ello, así que
se resignó y asintió. -¡Gracias! -Exclamó emocionada.
-¡Pansy Longbottom, Molly Weasley! -La voz dura de la profesora de
Transformaciones sonó en todo su esplendor, las dos se volvieron.
-Profesora… -Molly se avergonzó enormemente.
-¿No deberían estar en clase ahora? -Preguntó seriamente.
-Perdón. -Pansy hizo una curiosa reverencia y salió dando de saltos. -
Adiós profesora Malfoy.
-Anden…dense prisa. -Hermione las miró con orgullo, el futuro les llamaba
a las puertas.
-Luces contenta. -Exclamó Harry que venía de su aula de Defensa contra
las Artes Oscuras, Hermione afirmó y los dos se acercaron a la ventana, desde ahí
podían ver a Arthur charlar con Clío hija de Hermione y Draco, cerca Albert y
Freddie se entretenían con una quaffle y algo más alejadas las gemelas, James y
Eurídice hija de Cho y Charlie, jugaban cartas tirados bajo el sol.
-Lo estoy…míralos…son tantos y tan felices. -Susurró viendo cómo Albus,
Melpómene, Robert y Edmund se les unían, todos como una enorme familia en la
que había miembros de todas las casas por igual.
-Sí…Ginny no se cansa de mandar lechuzas para saber cómo está Albus. -
Comentó sonriendo.
-Igual Ron…le preocupa Albert…ya sabes, su genio. -Sonriendo miró a
Harry que carcajeó.
-Neville recorre los pasillos por la noche para vigilar a Pansy… -Harry se
ajustó las gafas.
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-Eso es excesivo. -Hermione notó en una zona alejada, casi pegados al
lago a Scorpius y a Ana recostados tomando una siesta.
-¿Han visto a Scorpius? -Preguntó Draco acercándose por el pasillo.
-Está ahí tomando una siesta con Ana… -Harry lo miró, el rubio frunció el
ceño y echó a caminar a prisa hacia la puerta. -…¡vamos Draco!...no están
haciendo nada malo.
-¡Están durmiendo! -Exclamó él bajando las escaleras con dificultad,
Hermione frunció el ceño.
-¿Qué hay de malo en ello? -Preguntó el ojiverde, cuando Hermione le
tomó del brazo y le miró asustada.
-¡El don de Eurídice!...Ana lo heredó. -Hermione salió corriendo tras su
esposo, a sus 14 y 15 años, Scorpius y Ana aún no estaban para un encuentro
entre sueños.
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