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Juan Hernández Castillo

Alas de Fenix

(Todos los derechos reservados. Los personajes, nombres de HARRY POTTER, así como otras marcas de identificación
relacionadas, son marcas registradas de Warner Bros. TM & ©2003. Derechos de publicación de Harry Potter © J.K.R.)

Lo último que vio Harry antes de ser vencido, lo dejó sin habla...alguien, una voz
se interpuso para impedir que lo asesinaran, ¿pero quien?...
¿quién se interpuso entre Harry y la muerte?, ¿quién bajo el cobijo del fénix
detuvo su muerte de nueva cuenta?

Hermione busca respuestas a fuerza de volverse la amante de Draco...


Ron soporta la situación teniendo una aventura "sin importancia"...
Luna y Neville como pareja estable intentan dar apoyo a los demás...
y Ginny oculta algo aún peor que la posible muerte de Harry...

¿Quién estaba bajo las alas del fénix aquella noche?


¿Quiénes son las Flores de lazo del Diablo?
¿En verdad Voldemort sigue vivo?

Índice
1. Introducción
2. El Traslado
3. Desayuno y Arresto
4. La loba y la serpiente
5. El Parlamento Mágico Inglés y el Ministro Escarlata
6. La Audiencia
7. Ordenes
8. Rompimiento
9. Una madre, un tatuaje y una confesión
10. Tentaciones
11. El primer recuerdo
12. Mensajes vía Pitón
13. El cuadro
14. Egoísmo
15. Las Flores de Lazo del Diablo
16. Nieve

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17. Entre sábanas
18. La Maldición Hermes
19. Te amo, pero no te amo
20. La huida
21. El porqué de Eurídice
22. Castigando al cobarde
23. Entre jardines y pociones
24. Cuenta regresiva
25. Seis meses, dos días, tres horas
26. El anzuelo para la rubia
27. Al borde del acantilado
28. Contra corriente
29. Rescate fallido
30. Amanecer
31. Salido del infierno
32. Una vez más...
33. Pronto...
34. La caja
35. Necesito dolor...
36. Bar, supermercado, acantilado
37. Prisiones y Libertades
38. Víctimas
39. Hielo
40. Oportunidades agotadas
41. Advertencias
42. Alimentos
43. Última noche
44. Exigencias
45. De sueño en pesadilla...
46. Réquiem
47. Mano amiga
48. Destino
49. Consúmeme
50. Flor marchita
51. No se puede ser valiente
52. ¿Quién más?
53. Voces muertas
54. Voy a salvarte
55. Cenizas
56. Epílogo: Tumbas y sueños

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Introducción
Voldemort había caído, estrepitosamente como una vieja y enorme construcción,
mucho se había perdido, Harry entre todo, nadie sabía que había sido de él, nadie
podía comprender porqué se había marchado, su desaparición tras aquella
explosión, los pocos mortífagos sobrevivientes se jactaban de su muerte; nadie ni
siquiera sus amigos lo habían localizado, el tiempo corrió rápido como el viento y
fijo como las horas, entonces pasó, todos hicieron su vida, todos se olvidaron poco
a poco de temores pasados y emprendieron un nuevo camino de búsqueda y
realización; por un instante parecía que nadie se acordaba de él, que a nadie le
había interesado más buscarle, pero se engañaban, todos lo llevaban con ellos, en
su mente, en sus acciones, en sus ideas, en todo, aunque resignados al adiós y a
nunca verlo.
Hasta que...

-¿La han visto? –Preguntó volviéndose, no sabía por qué, pero sentía miedo, un
miedo insistente.
-Ya hemos buscado...no hay nada, es como si se la hubiera tragado un hoyo
negro. –Murmuró.
-Hermione... ¿Dónde te metiste? –Ginny pegó su frente al vidrio helado, afuera
nevaba, dentro hacia tanto frío como si estuvieran a la intemperie.
-Y bien... ¿Sabes algo? –Luna entró por la puerta aledaña, abrigada hasta el
cuello con un enorme abrigo de rara piel escamosa, aunque llevaba sandalias,
Ginny no se extrañó, al contrario la miró con respeto.
-Nada, nadie sabe nada. –Murmuró volviéndose, se acercó a una mesa y se
sentó, Luna hizo lo mismo y con la mirada perdida se puso a jugar con la manga
derecha de su abrigo.
-¿Lo sabe Ron? –Preguntó Luna, poniéndose de pie y acercándose a la ventana.
-No, tampoco he podido dar con él...todo lo que sé, es que se encuentra en misión
en el bosque prohibido... con lo que le gusta. –Susurró Ginny mirando en la pared
una replica del reloj de su madre, éste tenía agujas para cada persona importante,
Ron, Hermione, Luna, Neville, Fred, George, sus padres y ella, pero algo más
oscura y pequeña, había una más, que llevaba el nombre de Harry, al lado de una
como las demás con el nombre Eurídice. La manecilla de Ron decía “En misión”,
la de Hermione “Desconocido”, la de Luna, Eurídice y ella “Trabajo”, la de Neville
“En camino”, la de sus padres “Madriguera” y las de los gemelos “Negocio”;
mientras que la de Harry decía “¿?”.
-Ginny... has preguntado en la oficina de Malfoy... ¿Verdad? –Preguntó Luna sin
volverse, jugando con una telaraña que pendía de la esquina de la ventana.
-¡No! –Gritó Ginny enfurecida. -¡¿También sospechas de ella?!... ¡¿Crees todo lo
que inventan de Hermione?! –Ginny estaba roja de ira, Luna incólume la miraba.
-Sólo era un pregunta. –Luna sonrió dulcemente y se volvió de nuevo a la ventana
para seguir con su juego con la telaraña, en la que ahora se encontraba una
enorme araña negra, que amenazaba con picarla.
-Perdón... -Susurró Ginny dejándose caer sobre su silla. -...no tolero que hablen
de ella... no puede ser que la acusen de algo así, Hermione no sería capaz de

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traicionar a Ron... a Harry. –Ginny se volvió al escritorio, había un retrato de Harry,
en Hogwarts, cuando fueron novios.
-Es normal tu pánico... pero normalmente Ginny, cuando los rumores son
generalizados, es por que algo de verdad esconden. –Luna dejó correr a la araña
y se volvió a su amiga, con su clásica sonrisa apacible, Ginny sintió una punzada,
tenía demasiada razón.

Abrió los ojos de golpe, se había quedado dormida; horrorizada de pensar en


tantas posibilidades miró su reloj de pulsera, pasaban de las doce y era muy
probable que ya todos la buscaran; se dio la vuelta para ver a su lado, se había
marchado, dejó salir un suspiro y se incorporó cubriéndose el pecho con la
sábana, alisó su pelo y miró la habitación, el sol entraba a través de las cortinas e
inundaba todo. Estaba por salir de la cama cuando unos pasos anunciaron que no
estaba sola, él seguía en el baño, abrió la puerta y salió, largo cabello rubio sujeto
por un grueso listón negro con bordados de plata, vestido de gala, con larga
túnica, ojos tremendamente grises y una sonrisa sarcástica, tan hiriente que de no
ser por su carácter y la costumbre, le habría herido en los más profundo de su
amor propio.
-Ya era hora. –Comentó yendo a la mesa a tomar su varita, se parecía demasiado
de su padre.
-¿Porqué no me despertaste? –Dijo ella mirándolo penetrantemente, pero él ni
siquiera se volvió.
-Dormías muy placida... –Draco se volvió a mirarla, ésta vez no sonreía, era una
mueca mezcla de asco y gozo. -... deseaba dejarte tranquila... dejarte descansar.
–Dijo acercándose a ella rodeando la cama.
-Tú me odias... ¿No comprendo? –Hermione volvía a decirle por octava vez lo
mismo.
-Cierto... odio la sangre que corre por tus venas...-Dijo sentándose y tomando su
muñeca, que acarició. -... pero amo tu piel y tu fuerza...tu ímpetu...y aún más, que
te odias a ti misma, por caer en mis brazos. –Se acercó y la besó largamente,
Hermione cerró los ojos y lloró de cólera, tristeza y odio, él se alejó. –Pero
descuida, empiezo a sospechar que te amo más incluso que a Pansy.
-Vete... –Susurró Hermione cerrando los ojos para no mirarle más.
-Adiós, Jefa del Dep. de Defensa Mágica del Ministerio. –Dijo Draco al salir le
lanzó un beso, tras la puerta se recargó a suspirar, aquello lo hacía sentir mal.
-Maldito... –Dijo apretando las sábanas. -¡Mil veces maldito! –Gritó mientras se
arrojaba sobre la almohada a llorar llena de desesperación.

-Has tardado mucho. –Salió a su encuentro, él se agachó para besarle la mejilla,


ella le sonrió.
-Prefiero viajar por chimenea, pero el señor Weasley me pidió que lo llevara al cine
y tuve que usar el auto de Ron. –Neville sonriente llevaba una caja acompañado
de Luna, que llamaba la atención de la gente que recorría el ministerio, debido a
su enorme abrigo y sus sandalias.
-Lo sé... sería buena idea que un día fuéramos con ellos al cine. –Luna saludó a
las Patil, que trabajaban para El profeta, como corresponsales en Hungría y
estaban de visita.
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-¿Ya dieron con ella? –Preguntó Neville en un susurró, procurando que nadie
escuchara.
-No... temo que tendré que ir por ella. –Luna hablaba en su tono habitual. –Date
prisa, Ginny está desesperada, di que he ido a comprar otro amuleto. –Luna se
alejó de Neville sin volverse.
-Luna... –La llamó Neville. –Si tienes problemas, llámame. –Murmuró serio.
-Descuida, lo haré. –Luna entró en una chimenea y desapareció envuelta en
llamas verdes.

-¡¿Cómo que no la encuentran?! –Ron estaba en la oficina con Ginny, era mucho
más alto y musculoso, tenía más anchos los hombros, caminaba más erguido, su
melena seguía rojo intenso y vestía con túnica negra, sobre suéter de tejido color
chedrón y pantalones negros.
-No hemos podido localizarla. –Murmuró Ginny sonrojada ante la ira de su
hermano, que a pesar de llevar una enorme herida bajo la ceja, sólo se interesaba
en Hermione.
-¡Somos los mejores aurores!... ¿Cómo es posible que no puedan localizar a su
jefa? –Ron se dejó caer sobre una silla, la sangre corría hacia su labio.
-Te recuerdo, que ella es la mejor... no es nuestra culpa. –Ginny sonrió, se levantó
y con un movimiento de varita, sanó a su hermano.
-Gracias... –Dijo Ron mirándola, ablandó su expresión y le sonrió. -...lamento
gritarte, lo siento.
-No te preocupes... te entiendo. –Murmuró Ginny mirando a un Harry nervioso
sobre su escritorio.
-Ron... –Neville entró sonriente, llevaba en las manos una caja. -... rosquillas... las
envía su madre.
-Gracias Neville. –Ron se levantó para tenderle la mano, luego volvió a sentarse.
-¿Dónde está Luna? –Preguntó Ginny a Neville, mirando la caja. –Fue a buscarte.
-Fue por un amuleto. –Murmuró Neville abriendo la caja, luego fue a servirse té.
-¿Otro?... va a parecer árbol de navidad. –Comentó Ron, Neville lo miró ceñudo y
Ginny sonrió.

-Han pasado tres años... –Dijo mirando el lago, tras ella estaba la cabaña de
Hagrid, la nieve cubría Hogwarts y ella sollozaba. –... cuánto te hubiera gustado
todo... Hogwarts ha sido reabierto, McGonagall lo dirige, Hagrid da clases, todos
hablan de ti más que como una leyenda, te admiran tanto... –Se sentó sobre una
roca, mirando hacia el sauce boxeador. -... Ron es auror, el mejor... Neville
también lo es, se ha vuelto tan fuerte... Luna, bueno sigue igual, ríe y mira al
vacío.... ha convencido a Ginny de que volverás... Ginny llora en los rincones, está
demacrada y triste... Harry, si hubiéramos visto tu cuerpo, enterrado tus restos...-
Hermione se puso las manos en las sienes, dolorida, miró al lago con furia. -...
¡Harry! me haces tanta falta, mira en lo que me he convertido, traicionando a Ron,
metiéndome con Draco para ganar poder... ¡Dios! me he vuelto un monstruo. –
Hermione dejó caer su cabeza y lloró amargamente.
-Todos lo somos... tras mi muerte seré un Thestrall o quizá un Trol. –Luna
apareció a su lado, sin mirarla se sentó en el suelo a quitarse las sandalias.
-Luna... –Hermione se horrorizó, seguramente lo había escuchado todo, ¿qué
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haría ahora?.
-Descuida, ya lo sabía...no hace falta ser adivino para leer en alguien tan obvio
como tú...sólo se necesita abrir bien los ojos. –Luna se levantó y fue al río
congelado.
-Ron... –Hermione se puso de pie palideciendo.
-No se lo he dicho...la única que lo sabe soy yo... –Luna puso sus sandalias a la
orilla.
-¿Se lo dirás? –Hermione la miró, apoyaba que se lo dijera, pero deseaba que no
lo hiciera.
-No lo haré. –Luna comenzó a deslizarse lentamente. –Confía en mi, Harry lo
hacía.
-Lo sé...y por eso agradezco tu compañía en este momento. –Murmuró Hermione
mirándola patinar, estaba algo asombrada, lo que era común cuando estaba cerca
de Luna.
-Llora Hermione...no hay nada como eso para aliviar las penas. –Luna dio un salto
y un giro, luego patinó con más velocidad, hasta que de pronto se quedó
petrificada, como si hubiera visto algo horrible.
-Luna.–Se acercó y como no contestaba se aterró, fue corriendo y sacó su varita. -
¡Luna!
-Mira... –Dijo apuntando el lago, algo resplandecía bajo la capa de hielo. -...un
resplandor verde.
-Parece...la maldición asesina. –Hermione apuntó con su varita, tomando sus
precauciones.
-Imposible...no pude conservarse en hielo. –Susurró Luna mirando aquello con
fijeza.
-Entonces...¿Qué es? –Hermione se acercó. -¡Diffindo! –Cortó un poco,
asombrada sintió un dolor en el pecho, como muchas ganas de llorar. –Es...el
brillo de unos ojos...
-Es él... –Dijo Luna acercándose, estaba bajo el hielo, con sus ojos verdes fijos en
el exterior.
-¡Llama a Hagrid! –Gritó Hermione, mientras Luna corría a la orilla. -
¡Harry!...¡Harry despierta!

-Señor Malfoy...su prometida lo espera en su despacho. –Susurró Lavander Brown


sonriendo.
-¿Pansy aquí? –Draco hizo una mueca de desagrado, seguido de una sonrisa
maléfica. –La próxima vez que no convenzas a Pansy de que la llamaré...te
echaré a patadas de aquí...¿Entendido Brown?
-Sí señor Malfoy. –Contestó Lavander moviéndose lentamente hacia el escritorio,
como si temiera que la atacara, Draco entró a la oficina, Pansy lo esperaba
sentada ante el escritorio, leyendo El profeta.
-Al fin llegas. –Pansy se levantó, lo abrazó con efusividad y le besó en la comisura
de los labios.
-¿Qué te trae por aquí? –Draco se sentó y se puso a escribir algunas notas para
Crabbe y Goyle.
-Esto... –Pansy le pasó con desagrado El profeta, vestía un vestido tan ligero que
no dejaba mucho a la imaginación, a Draco le gustaba, pero por alguna razón, ya
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no lo volvía tan loco como la “Sangre sucia”.
Tomó El profeta con velocidad, lo que leyó le arruinó el día:
“Apresan a más mortífagos, los aurores Weasley, Longbotton, Greyback y
Lovewood, han capturado el día de ayer en el bosque prohibido a una comitiva de
mortífagos, de los cuales se desconoce su comandante, que continua prófugo;
hasta ahora los nombres son secretos, para no poner en riesgo el resto de la
operación.”
-Supongo que ya has dado aviso. –Murmuró Draco sonriendo, Pansy se sentó en
sus piernas y recostándose en sus brazos le pasó las manos por el cuello, Draco
sonreía, de reojo podía ver a Lavander viendo sigilosamente, ella era la espía de
Ron Weasley, que le vigilaba encarecidamente desde que se volvió Jefe del
Departamento de Cooperación Mágica internacional.
-Si, les he informado...pero no puedo aún localizarlo a él. –Pansy sonrió y le besó
en los labios, presionando con dulzura sobre los de Draco, que la sostenía por la
cintura.
-En ese caso yo le informo... –Dijo Draco alejándola, mientras le acariciaba el
hombro terso y blanco, seguía pensando que Hermione era mejor. -...vete a casa y
localízalos, para una reunión urgente.
-Espero que ésta vez no seas uno de los difíciles de encontrar...esta madrugada
quise darte aviso...pero no estabas en tu mansión. –Pansy le pasó la mano por la
nuca, acariciándole con sensualidad.
-¡Qué curioso!...yo te busque por la noche, tampoco estabas. –Draco la miró con
maldad, Pansy sonrió también divertida de aquel juego.
-Me retiro, nos vemos por la noche. –Pansy le besó y se levantó de sus piernas,
se acomodó el pelo y el vestido y salió no sin antes mandarle un coqueto beso y
guiñarle el ojo a Lavander, que aparentaba leer El quisquilloso, que tenía en
portada a Neville como “Soltero codiciado: La herbología es su vida”.

-Han movilizado gente a Hogwarts. –Susurró Dean Thomas vestido con túnica
negra.
-¿Hogwarts? –Se volvió, tenía el cabello quebrado y ojos oscuros, del lado
derecho cerca del ojo tenía una cicatriz alargada, como un desgarre y el resto del
rostro suave y gentil.
-Sí...no sé qué pasa. –Dean la miró tomar un redondo sombrero negro, era
elegante y guapa.
-Sé que me citó para ésta hora, pero...dile que salí por un problema personal. –
Sonrió a Dean y poniéndole la mano en el hombro lo besó en la mejilla. –Creo que
hoy es el día, Dean...es el día.
-Tengo el mismo presentimiento Eurídice. –Dean la vio salir, sus tacones
resonaban en el pasillo, donde todos la miraban. –Ron y Neville están ciegos si no
se fijan en ella. –Se dio la vuelta y se sentó

-¿Qué es eso? –Ron miró a la ventana, los tres comían rosquillas y bebían té.
-Una lechuza. –Ginny fue a abrir, la lechuza entró con aire helado, tomó la nota y
leyó:
“Ginny:
Lo hemos encontrado, Luna y yo estamos en Hogwarts con Hagrid y McGonagall,
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vengan, debemos resguardarlo.
Hermione”

-Harry... –Ginny se desvaneció, Ron apenas logró sostenerla, Neville tomó la nota
y la leyó.
-Rápido Ron...antes que alguien se adelante. –Neville tomó las túnicas de viaje,
cubrieron a Ginny como pudieron y salieron al pasillo.
-Neville...Ron...¿qué es lo que pasa? –La joven de amplio sombrero se paró ante
los dos.
-Eurídice... –Neville no supo que decir, incluso se sonrojó un poco cuando ella le
miró sonriente, Ron le hizo una seña y le entregó en brazos a Ginny, Neville
tratando de reanimarla se alejó.
-¿Qué pasa? –Eurídice lo miró, Ron una vez que los vio alejarse, tomó a Eurídice
por el brazo.
-Encontraron a Harry. –Confirmó tan pegado al oído de Eurídice, que a ésta se le
erizó la piel.
-¿Potter? –Susurró al oído de Ron, que siguió sus labios y sin que nadie lo viera,
la besó rápidamente. -¡¿Te has vuelto loco?! –Le dijo en un susurró desesperado.
-Debo ir a Hogwarts, es mejor que esperes en San Mungo, ahí lo llevarán. –Ron
se dio la vuelta y salió a toda prisa rumbo a las chimeneas.
-No confío en esto. –Eurídice miró a su alrededor, un chico pasó a su lado, lo
sujetó por el brazo. -¿Has visto a Tonks? –El joven apuntó a una ventana, a través
de la cual miró a Tonks caminando por el pasillo, luego como si huyera de ella se
alejó a paso veloz. –Excelente, debo alcanzarla...

-Así que atraparon a nuestros enviados. –Dijo aquel escondido entre las tinieblas.
-Sí, así es. –Una mortífaga con su máscara sujeta a la cara trataba en vano de
parecer tranquila.
-Entonces tenemos que andarnos con más cuidado. –Murmuró él.
-Weasley, Longbotton, Lovewood y Greyback son quizá quienes más nos
preocupan. –Dijo ella.
-He notado un raro movimiento en San Mungo...averigua que está pasando. –
Ordenó y desapareció.
-Como usted quiera, amo. –Ella se volvió, se quitó la máscara ante el espejo y
miró sus ojos rasgados. –Es momento de venganza Cho, de venganza...

-¿Es verdad? –Ron la alcanzó en el pasillo, Hermione se volvió a mirarle anegada


en lágrimas.
-¿Dónde está? –Ginny lucía alterada, sumamente ansiosa por saber lo que fuera.
-Lo tienen examinando, se necesita algo de tiempo. –Hermione se secó las
lágrimas.
-Ron. –Neville y Luna venían corriendo. –No podemos dejarlo aquí. –Neville miró a
Hermione.
-¿De qué hablas? –Ron lo miró sorprendido por aquello.
-¿Recuerdan a los mortífagos de la redada? –Luna se volvió, sentía que Neville no
podría contestar.
-¿Qué hay con ellos? –Ginny esperó una respuesta pronta.
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-Pues están en este piso...tenerlo aquí es un riesgo. –Neville miró a Hermione,
que bajó la cabeza.
-Sacarlo de aquí, así como así, es igual de riesgoso. –Murmuró Ron.
-No si cuenta con toda la seguridad posible. –Eurídice apareció por el pasillo,
Hermione la saludó con un fuerte abrazo, mientras Ginny y Luna con un beso en la
mejilla.
-¿A qué te refieres? –Ron la miró tranquilamente.
-Cuando me avisaste que lo habían localizado, moví los medios de que
dispongo...hay un sitio seguro y está resguardado por los mejores magos...la base
de la Orden del Fénix. –Eurídice los miró con una enorme sonrisa.
-Es un buen sitio...¡Hagámoslo! –Ginny estaba dispuesta a todo para proteger a
Harry.
-Vamos a necesitar a un sanador calificado. –Neville miró a Ron fijamente. –Para
que lo cuide allá.
-Ya lo tienen. –Seamus Finnigan apareció junto a ellos, venía dispuesto a proteger
a Harry.
-Tendremos que sacarlo antes que tengamos a todo el Ministerio encima. –
Hermione miró a Ginny.
-Yo protegeré las entradas de San Mungo. –Luna se despidió con una sonrisa y
salió del lugar.
-Revisaré el pasillo, no permitiré que nadie intervenga. –Neville se fue rumbo a la
recepción.
-En cuanto a mi, iré a hablar con el encargado. –Seamus fue a la oficina del jefe
de sanadores.
-Ron, tú y yo, nos encargaremos del traslado. –Hermione miró a Eurídice que
asintió contenta, ya no llevaba vestido, vestía jeans, blusa ajustada azul y túnica
negra.

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El Traslado
2.- EL TRASLADO

-El aire es muy frío. –Dijo Ginny, estaban parados sobre el techo, faltaba la mitad
del camino.

-Tenemos que seguir...caerá una tormenta...debemos darnos prisa. –Ron miró a


Hermione.

-¿Eurídice puedes seguir un poco más? –Hermione se volvió a la mencionada,


que a cuestas llevaba un enorme bulto muy bien envuelto.

-La luna está llena...me siento bien...esperemos que la poción siga haciendo
efecto. –Eurídice sonrió, se cubrió el rostro con su túnica para ocultar sus ojos
enverdecidos y todos siguieron el vuelo.

-Ginny... –Murmuraron al oído de Eurídice.

-¡Hey!...parece que mi cargamento da señales de vida. –Eurídice llamó a Ginny,


que se acercó.

-Harry...¿Harry? –Ginny levantó la túnica de la frente empapada en sudor de


Harry, éste con los ojos en blanco, trató en vano de hablar.

-Ginny...hace frío. –Murmuró Harry, sintió que llevaba alguna cuerda, pues estaba
atado de la cintura a Eurídice.

-Tiene fiebre...mucha, y sube. –Comentó Eurídice, acomodándose a Harry con un


leve sacudimiento.

-La tormenta se acerca. –Neville se acercó en su escoba, en eso estaban cuando


un rayo rojo pasó rozando el hombro de Ron, que se sujetó dolorido, se miró la
mano ensangrentada y se volvió a Hermione.

-Nos atacan. –Dijo, Hermione se movió a toda velocidad, en efecto ocho siluetas
se acercaban.

-¿Qué hacemos? –Luna apareció de pronto, había avanzado y ahora se acercaba


a ayudar.

-¿Cómo se enteraron? –Preguntó Ginny, aquello no era normal.

-Al diablo con eso...tenemos que salir de aquí. –Eurídice sacó su varita.

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-Protejamos a Eurídice y a Ginny...dense prisa, tienen que llegar a la base. –
Hermione avanzó junto con Ron hacia el frente. -¡Ginny sigan su camino!

-¡Vamos Eurídice! –Ginny fue delante.

-¡Voy detrás de ti! –Eurídice le seguía los pasos de cerca, cuando un mortífago
apareció ante ella.

-No tan rápido. –Dijo con una voz cortante y oscura.

-¡A un lado! –Eurídice levantó su varita, Harry se movió a su espalda.

-Ginny. –Susurró en tono de quejido.

-¡Eurídice! –Gritó Ginny regresando hacia la aludida.

-¡Sectusempra! –El mortífago la atacó, Eurídice trató de acomodar a Harry,


cuando lo hizo disparó.

-¡Expelliarmus! –Eurídice trató de defenderse, pero Harry moviéndose


inesperadamente, provocó que perdiera el buen tino y recibió de frente el ataque,
sangrando del pecho cayó de la escoba, la cuerda se rompió y Harry se despegó
de ella, mientras los trozos de cuerda se enredaban a su alrededor, impidiéndole
recuperar la escoba.

-¡Harry! –Ginny trató de alcanzarle en su caída, pero un mortífago le cortó el vuelo


y la atacó.

-¡Eurídice! –Hermione la llamó, pero caía sin que nada la detuviera, de inmediato
Ron, haciendo a un lado a un enemigo se lanzó en picada, Harry apenas lograba
ver la mancha rojiza que iba hacia él.

-¡Hermione! –Gritó Eurídice perdiéndose en las sombras de la noche, luego miró a


Ron, que la veía seriamente, ella estiró la mano hacia él, la cuerda se enredó más
y empezó a caer de cabeza.

-Harry. –Ron estiró el brazo y logró sujetarlo por la muñeca, quedando


suspendidos en el aire, mientras la nieve pegaba de lleno en el rostro de Harry y la
capa caía junto con Eurídice, que luchaba por desenredarse de la cuerda con la
que llevara sujeto a Harry por la cintura.

-Ron...¿Dónde estamos? –Harry lograba distinguir su cabello rojo.

-Harry, tengo que bajar...Eurídice cayó. –Ron parecía nervioso. –Eurídice...

-Yo me encargo. –Neville pasó en picada, Ron subió a Harry a su escoba y lanzó
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un par de hechizos.

-Sujétate Harry...saldremos de aquí. –Entonces se aferró a la escoba, sujetó con


fuerza el brazo de Harry y tras llamar a Hermione, emprendieron la huida rumbo a
la base de la Orden.

-¡Neville alcánzala! –Luna le gritaba, preocupada al ver a Eurídice desesperada


por liberarse.

-¡Resiste Eurídice! –Gritó Neville, tras un impulso en el aire, para ir más rápido.

-No puedo soltarme. –Eurídice giraba, sus garras no podían romper la cuerda,
entonces miró abajo, su pecho estaba ensangrentado y bajo ella, un enorme
bosque de pinos esperaba su impacto. -¡Neville frena!

-¡¿Qué?! –Por la nieve, Neville no distinguía nada e iba a chocar, Luna tras él, vio
los árboles y frenó.

-¡Aresto Momentum! –Gritó Luna, reduciendo la velocidad de Neville, que se lo


agradeció, pero Eurídice no tenía freno y aún atada se impactó contra los pinos,
cayó entre las puntas y fue rebotando de rama en rama.

-Eurídice. –Murmuró Neville, al ver el delgado cuerpo doblarse como un trapo.

-¡No! –Dijo Eurídice, una rama le golpeó en la cara, otra en el abdomen, siguió
cayendo mientras los picos de las ramas y las hojas le desgarraban la piel, como
no podía quitarse la cuerda, tenia las piernas extendidas y la derecha golpeó
contra tres ramas rompiéndose, a pesar de lo fuerte que era como híbrido, aquello
la hizo desmayarse y cayó sobre el suelo rocoso cubierto de nieve, que en
segundos la cubrió, volviéndose sólo un montón blanco que comenzaba a teñirse
lentamente de rojo.

-¡Ron!...¡Hermione! –La señora Weasley y Hermione sujetaron a un Harry morado


de frío.

-Seamus...de prisa, volveré por Eurídice, Luna y Neville. –Ron montó su escoba y
se fue.

-Ron... –Hermione lo miró alejarse, se sentía rara.

-Tranquila, sabe cuidarse. –Tonks salió corriendo.

-No es eso...él no va por Luna y Neville, por que sabe que están bien...el va por
Eurídice. –Hermione entró en la casa, mientras Tonks cubriéndose de la nieve
miraba silenciosa.
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-¿Eso te molesta? –Tonks se preocupó, ¿es que acaso Eurídice estaba
metiéndose donde no debía?

-No, al contrario, en este momento, creo que es mejor que esté con ella que
conmigo. –Susurró Hermione sin mostrar la menor molestia, sólo caminó
sintiéndose una rata.

-Parece que los tenemos rodeados. –Dijo un mortífago, Luna y Neville con sus
varitas empuñadas los miraban, Luna veía de vez en cuando al suelo, buscando
señales de Eurídice.

-Se equivocan...todavía tenemos un as bajo la manga. –Neville levantó la varita,


aprovechándose de lo oscuro del entorno, gritó. -¡Lumus Máxima! –La enorme luz
cegó a todos, incluso a Luna, que no logró cubrirse el rostro.

-Estúpido...¡Crucio! –Apuntó un mortífago contra Luna, ésta recibió el impacto


cegada por el hechizo de Neville, gritó estrepitosamente y se abrazó de la escoba,
de inmediato sus ojos empezaron a llorar.

-¡Luna! –Neville se horrorizó aquello lo alteraba. -¡Basta!...¡Expelliarmus!

-Idiota eso es todo...¡Desmaius! –Un mortífago lo golpeó.

-¡Morsmordre! –Una voz ronca salió de la oscuridad, cuando la enorme calavera


con la serpiente en la boca surcó el cielo, los mortífagos se miraron extrañados,
ninguno de ellos había hecho eso, Neville aprovechó el momento y atacó.

-¡Demaius! –Apuntó a dos y estos cayeron pesadamente.

-¡Incarcero! –Luna aprisionó a los otros rápidamente, la voz se dio a conocer, no


era otro sino Ron a quien no le había quedado otra opción que producir aquella
terrible marca para distraerles.

-Lo que me hacen hacer. –Dijo Ron lanzando algunas cuerdas a los mortífagos
que restaban.

-Si les matara por torturar a Luna, me sentiría más que satisfecho. –Neville se
acercó a ellos en su escoba, la nieve no lograba mitigar ni un poco la ira de su
rostro.

-No vale la pena, además un poco de dolor siempre es bueno. –Luna sonreía
mirándose la uñas.

-Iré a buscar a Eurídice. –Ron no prestó atención a nada y bajó con velocidad
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considerable esquivando las ramas y mirando el suelo.

-¿Estará con vida? –Neville preguntó a Luna mientras se sacaba de la túnica un


trozo de pergamino en el que escribió una nota para luego hacerlo desaparecer
enviándolo a alguien en el ministerio.

-Por supuesto, aunque es probable que agonice. –Luna miraba al cielo, la nieve
caía tan duramente que para protegerse formó una burbuja sobre ella y Neville,
cuando vio los ojos suplicantes de los Mortífagos sobre sus escobas, implorando
protección de la terrible tormenta, sonrió. –Se lo merecen...refrésquense, dicen
que el verano es insoportable en Azkaban.

-¡Eurídice! –Gritó Ron caminando entre la nieve, llevando la escoba en la mano. -


¡Eurídice!

Nada le contestó, sólo la ráfaga de viento helado que lo rodeaba todo,


desesperado empezó a caminar entre los árboles que estaban justo bajo el sitio
del enfrentamiento, pero no encontraba nada ni un sólo rastro; asustado por lo que
pudiera pasar, miró a su alrededor, ya sin saber que ver, con la mano derecha
empezó a rascarse la nuca exasperado, entonces oyó una especie de quejido, un
aullido leve y sordo amortiguado por algo, como si un pequeño cachorro perruno
llorara por su madre.

-¿Eurídice? –Caminó hacia el ruido, entre la nieve que ya le quemaba las mejillas
notó un montón anormal de nieve, en ese momento Neville arrojó luces rojas, la
señal, habían llegado refuerzos y él y Luna se retiraban; corrió entonces y empezó
a cavar en la nieve, poco a poco la fue retirando hasta que la encontró roja y dura,
luego topó con cabello y más tarde un rostro. -¡Por Merlín! Estarás bien, lo juro
tranquila.

-Mmm...mmm...agh...Ron. –Eurídice abrió un poco los ojos, tenía sangre en los


labios.

-Te encontré...nada te pasará. –Ron la levantó con rapidez, tanta que Eurídice
dejó escapar un grito.

-¡Ah! –Se soltó a llorar como si muriera de dolor, en brazos de Ron lo miró y sus
ojos comenzaron a ponerse en blanco por el dolor.

-¡Oh dios! Lo siento. –Ron se asustó, Eurídice estaba empapada en sangre y


herida por todos lados.

-¿A dónde me llevas? –Le dijo entre sollozos, mientras Ron intentaba equilibrarse
para desaparecer.

-A la base de la Orden, todos están ahí, Luna sabrá curarte. –Ron caminó y sacó
su varita para desaparecer.
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-No, no me lleves allá...Ron...espera. –Era tarde desaparecieron en ese precioso
momento.

-¿Dónde está Ron? –La señora Weasley miraba a Luna y Neville que bajaban de
las escobas, Hermione a su lado parecía igualmente preocupada.

-Estaba buscando a Eurídice, es probable que no tarde. –Luna sonrió a Hermione.


-¿Cómo está él?

-Seamus lo examina...cree que tal vez puede tener una pulmonía, pero con sus
pociones y suerte, estará bien...Ginny está con él...¿Eurídice estará bien? –
Hermione preguntaba sinceramente, en el tiempo que tenía de conocerle, las dos
junto con Ginny y Luna habían llegado a ser buenas amigas.

-Quizá debas volver por Ron, tal vez necesite ayuda. –Susurró la señora Weasley
a Neville.

-Tiene razón...no debimos dejarlo solo Luna, iré por él. –Neville levantó la escoba
se montó, un sonido lo detuvo y se volvió a mirar.

-Ayuda. –Ron apareció ante los cuatro, el cuerpo en sus manos temblaba por
completo.

-Está cubierta de hielo. –Luna le ayudó, Hermione la miró de cerca tocándole la


muñeca.

-Eso no es hielo simple. –Dijo Neville entrando tras ellos.

-No, es sangre congelada. –Contestó Ron enrojecido y entumecido.

-No toquen mis garras. –Susurró Eurídice tratando de levantar la cara. –Por favor,
no toquen mis...

-No hables por favor. –Dijo Hermione tratando de tocarla. –Te repondrás.

-Llévenme a otro sitio...no quiero estar aquí. –Eurídice estiró su mano hacia Ron,
él trató de acercarse, pero como no queriendo la cosa, la señora Weasley se
interpuso, Eurídice la miró y bajó la mirada.

-Ayúdame Luna, entremos aquí, esperen afuera. –La señora Weasley entró con
Eurídice y Luna, mientras Hermione, Ron y Neville se quedaban fuera.

-Eurídice. –Dijo Ron tiritando de frío.

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-Traeré un abrigo. –Neville desapareció escaleras arriba.

-Se repondrá...estará bien. –Hermione miraba hacia la puerta, los dos silenciosos
uno junto al otro.

-¿Cómo está Malfoy? –Dijo Ron rompiendo el silencio, Hermione se volvió a


mirarlo acongojada.

-¿Por qué me preguntas eso? –Hermione esperaba que la mirara, él no se volvió.

-Te preocupas por Eurídice, tiene sentido ¿o no? –Ron se volvió sonriéndole con
cariño.

-No, no lo tiene...Ron sé que los rumores son demasiados y que te duele todo
cuanto pasa, Luna me fue a buscar y sé que estabas preocupado cuando no
aparecí ésta mañana...-Hermione dio un paso para verle más de frente. -...aún
podemos hacer algo, aún puedo dar marcha atrás...por favor detenme, ¡detenme!.

-No, dar macha atrás es riesgoso...mientras Malfoy esté enfocado en ti, tendremos
tiempo de movernos, con él de vuelta no podemos echar todo por la
borda...Hermione, sé que debe ser espantoso para ti tener que estar con él y sé
que tienes miedo de lo que puede pasar...confía, lograremos la meta y todo
terminará. –Ron la miró y la tomó por los hombros, se acercó para besarle, ella
dejó escapar un par de lágrimas, pero él no se detuvo, sabía que la reconfortaría.

-Temo que empiezo a amarle. –Dijo Hermione tan quedo que Ron creyó no
entenderle, palideció al momento, para luego mirarla con furia contenida y apunto
estaba de gritar cuando.

-Aquí está el abrigo. –Neville se acercó, Ron ya no tenía frío, al contrario el odio se
le vino encima, miró a Neville intentando contenerse, así que tomó el abrigo y a
Hermione de la mano, Neville comprendió el mal momento, se sonrojó. –Voy con
Ginny, parece que necesita ayuda en la cocina. –Y se alejó a paso veloz.

-Sígueme. –Ron jaló a Hermione que comenzaba a sentir la presión de lo que


había dicho.

-Señora Weasley... –Susurró Eurídice a pesar del dolor que sentía en las piernas,
Luna le acomodaba los huesos a costa de empujones y jalones que le hacían
llorar los ojos.

-Dime querida. –Molly la miró con tierno gesto. –Luna acomoda ese hueso bien,
date prisa.

-No quiero incomodar...permita que me vaya a San Mungo, sería mejor en caso de
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que me diera tanto dolor que pierda la razón. –Eurídice retorcía la sábana
apretándola con tanta fuerza que las arrugas eran ya profundas.

-Lamento hacerlo así, pero no tenemos pociones a la mano. –Luna con un


movimiento de varita le acomodó al fin la rodilla, Eurídice gritó con tanta fuerza
que la señora Weasley tuvo que detenerla contra la cama, su boca abierta
mostraba sendos colmillos que a cualquiera hubiesen asustado.

-Tranquila Eurídice...has un esfuerzo hija. –La señora Weasley luchaba por


controlarla.

-Por favor... –Dijo Eurídice agitada, apenas podía respirar y el sudor ya escurría
por su rostro. -...no me perdonaría si llegara a morder a alguna de ustedes...por
favor, déjenme ir...¡por favor! –Gritó al sentir que Luna acomodaba el último hueso
de la pierna izquierda, vendaba y se volvía a la derecha.

-Nada de eso...si vas a San Mungo descubrirán lo que eres...te pedirán que te
registres y no planeo hacerte sufrir tal cosa. –La señora Weasley le acarició la
frente, Eurídice la miraba suplicante, abrió la boca para refutar, cuando Luna le
acomodó el fémur.

-¡Ah!....-Eurídice saltó de la cama, sus garras cortaban el colchón y la señora


Weasley asustada intentaba sostenerla, mientras luchaba por no herirla en lo más
mínimo. -¡Ah!...¡Por Merlín!

-Ánimo, ya casi termina. –La señora Weasley alcanzó a distinguir una sombra que
entraba.

-Seamus. –Llamó Luna al verlo acercarse.

-Déjame ver...tranquila Eurídice, duerme. –Seamus hizo un movimiento de varita,


Eurídice soltó su cuerpo por completo, estaba dormida.

-¿Cómo está Harry? –Preguntó la Señora Weasley.

-Duerme, es fuerte se pondrá bien en poco tiempo. –Contestó Seamus y junto a


Luna se puso a trabajar en Eurídice.

-Ron...por favor detente. –Hermione estaba impresionada, al fin cruzaron el marco


de la puerta, Ron cerró con un golpe y la soltó mientras arrojaba el abrigo al suelo,
enfurecido se le acercó. –Ron, espera.

-¿Lo amas? –Preguntó, ella se sonrojó y agachó, la tomó por los hombros. -
¡Dímelo! ¡¿Lo amas?!

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-No...¡No! –Dijo Hermione llorando mientras él la sacudía. –Pero...

-Por Dios. –Ron la abrazó ya dándose cuenta de lo cruel que era torturarle así, la
abrazó esperando que su respiración le calmara y así fue, los dos en pocos
minutos se sentían más tranquilos. –Perdóname...no tengo derecho a tratarte así,
perdóname. –Le dijo con los ojos cristalinos.

-Lo sé...lo sé y te entiendo...por que yo también siento una furia incontenible cada
vez que noto que alguien murmura sobre Eurídice y tu...yo quisiera que esto
terminara...con Harry aquí todo cambiará, dejemos de lado esto y permíteme
dejarlo, por favor Ron. –Hermione le suplicaba por primera vez en mucho tiempo,
Ron la miró y lleno de dolor negó con la cabeza. –Pero Ron...

-Lo lamento tanto... –Ron la abrazó fuertemente, tanto que Hermione no podía
moverse bien. -...desearía no haber tenido esa estúpida idea, perdóname
Hermione.

-No me obligues a seguir con esto. –Pidió Hermione cuando él la alejó un poco
para verla a los ojos.

-Yo... –Ron la vio llorar, lo que hubiera dado por hacerla sentir mejor, se habría
cortado el brazo, se abría arrancado la lengua, ¡diablos! Mataría a Malfoy de ser
necesario. -...te amo. –Atinó a decir, la miró y sin poder contenerse la besó
tiernamente, ella no lo impidió, al contrario, con las mejillas aún húmedas lo besó
también, todo fue tierno y suave, entonces Ron la tomó por la cintura, un extraño
temblor recorrió su espalda.

-Ron, tu madre está en casa. –Murmuró Hermione a manera de excusa, sentía


como un nudo en el pecho y palomas en el estomago queriendo salir.

-Sí, y también Eurídice. –Murmuró él despegando apenas los labios de su cuello,


no le dio importancia al comentario y comenzó a besarle el cuello lenta y
dulcemente, Hermione no podía impedirlo, sólo se dejaba llevar, pronto se
descubrió a sí misma revisando si la puerta estaba bien cerrada, cuando vio que
no, sacó su varita y con un movimiento puso el seguro.

Ron la abrazó fuertemente sin dejar de besarla esta vez en los labios, Hermione le
acariciaba la cabeza lenta y constantemente, la guió hacia la cama, cubierta por
una rara colcha naranja que reconoció de inmediato y supo que habían entrado en
su habitación, suavemente puso a Hermione sobre la cama, la dejó de besar sólo
para verla, sus ojos marrones lo hipnotizaban, aquello era superior a sus fuerzas,
le pasó la mano por la frente para quitarle el cabello.

-Siempre te he amado. –Le susurró en un arranque de romanticismo.

-Qué curioso...es el comentario que esperaba. –Sonrió Hermione olvidando por


completo lo demás.
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-Prometo que buscaré la forma...nunca volverá a ponerte un dedo encima, ya no
tendrás que... –Ron cayó, Hermione le cubría los labios con el índice, levantó la
cabeza y le plantó un beso, ésta vez apasionado.

-Ya no digas más...deja de hablar, león parlanchín. –Murmuró a su oído, mientras


le desabrochaba la camisa lentamente. –Hay momentos en que es mejor no
hablar. –Dijo sonriéndole.

-Es verdad...tienes la razón, como siempre. –Ron la besó apasionadamente,


quería conocer su boca, todo su ser, si con un beso hubiese podido hacerla suya,
habría sido con éste, puso su mano en la cintura de Hermione y la sintió respirar
agitadamente, lentamente con la mano derecha le desabrochó la blusa y se la
quitó mientras ella le hacía lo mismo con la camisa.

Una lucha sin violencia se desató, hasta que sobre la cama sólo estaban ellos, sin
más encima que la oscuridad de la noche y la belleza de su propio amor
cubriéndolos, cada roce se volvió un suspiro, Hermione sonreía a ratos tratando
de no emitir ningún sonido comprometedor, pero ya no podía, aquello era
demasiado, se descubrió diciendo el nombre de Ron una y otra vez, tan
entrecortada que apenas lograba jalar aliento. La amaba y si en aquel momento
hubiera entrado el enemigo a matarle, seguramente habría muerto en el mejor
sitio, en sus brazos, le besó los hombros y el cuello, su figura tibia y fresca fue
toda suya, hubo un momento en que recordó a Malfoy y su boca y sus manos
haciendo lo mismo, se sintió estremecer, pero ella no lo llamaba a él, decía su
nombre, no otro, sólo el suyo, Ron, Ron, Ron una y otra vez. Pero no podía
quitarlo de su mente, levantó la cara buscando sus ojos.

-Hermione ¿él...–Preguntó, lo miró de forma desconocida, era amor, pasión lo que


había en sus ojos.

-Él no existe...ahora sólo estamos tú y yo...aquí y para siempre. –Hermione lo


abrazó, Ron no pudo contenerse y continuó besándola, cuando la luz de la luna
iluminó la habitación, los dos estaban al borde de la locura, amándose como
nunca, amándose como siempre.

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Desayuno y Arresto
3.- DESAYUNO Y ARRESTO

Abrió los ojos y todo estaba borroso, se sentía raro, afiebrado y débil, recordó el
frío del hielo, a Voldemort y de pronto a Ron volando a toda velocidad hacia él.
Cómo un golpe de gong se estremeció, tenía que saber dónde estaba, hasta
donde sabía Ron trataba de rescatarle ¿y si no lo había logrado?. Miró a su
alrededor en la búsqueda de reconocer algo, pensó que estaba en la Madriguera
pero aquella habitación era muy grande para ser así, decidido tomó sus anteojos
del buró, su varita y tambaleante se puso de pie.
Salió a un pasillo oscuro y frío, creyó reconocer las cosas, el olor, incluso los
sonidos pero pensó que alucinaba y se siguió hacia lo que sospechaba sería la
cocina, al entrar tuvo que contener una expresión de sorpresa, ante la estufa
alcanzó a ver a alguien que calentaba algo, al sentir su presencia aquella persona
levantó una varita tan rápido que en su estado jamás hubiera podido detenerle de
haber sido un ataque.
-Lumus. –Dijo la voz de una mujer, pudo ver ahora su rostro, al menos 24 años,
piel clara, cabello quebrado y ojos verde olivo, con una cicatriz en el rostro, lo miró
y de inmediato su expresión cambió. –Potter.
-¿Quién eres? –Dijo él levantando su varita, aunque estaba débil no sería vencido
fácilmente.
-Me llamo Eurídice Grey... Eurídice. –Susurró ella moviéndose lentamente, se
detuvo antes de terminar el apellido, se apoyaba en un improvisado bastón (una
sombrilla).
-Eurídice. –Repitió Harry tratando de recordar, escuchó en su mente la voz de
Hermione llamando a aquella joven. –Tú caíste conmigo, yo hice que te hirieran. –
Dijo algo más despierto.
-Son gajes del oficio...¿Té? –Le preguntó sacando con un movimiento de varita
una taza extra.
-Gracias...¿Dónde estamos? –Preguntó ajustándose las gafas, ella le servía el té
lentamente, el aroma era irresistible y empezó a ansiar beberlo, tomó la taza y lo
probó, aquello era dulce y vivificante, como si se sumergiera en un agua tibia, se
sintió volver a nacer. -¿Qué es esto?
-Secreto de familia, sana heridas...en mi caso debo tomarlo con frecuencia. –
Eurídice bebió un poco, Harry notó que brillaba y al verse las manos se percató
que también lo hacia. –Descuida, dura unos minutos, hará que todas tus heridas
sanen y recuperarás energía. –Ella sonrió y Harry notó entonces que sus colmillos
eran prominentes y al ver la mano con que sostenía la taza, pudo ver uñas largas
y afiladas.
-Eres...un... –Dijo poniéndose en pie, tan rápido que tiró la silla, Eurídice la detuvo
con la varita.
-Todos duermen, no debes despertarles...-Lo miró fijamente y suspiró. -...soy

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mitad hombre lobo y mitad bruja...mi nombre es Eurídice Greyback. –Levantó la
taza y volvió a beber.
-Greyback. –Harry sin pensarlo un momento se puso de pie y con su varita se
dispuso a matarla, era hija de un enemigo. –Así que tu padre es ese
maldito...levántate quiero matarte estando en pie.
-Si me vas a matar, que sea rápido y sentada, me duele mucho la pierna para
ponerme de pie ante ti...¡Poderoso Potter! –Dijo tratando de parecer graciosa, pero
arrastraba las palabras, Harry recordó a Malfoy.
-Si lo prefieres.... –Dijo sin miramientos. -¡Sectu...
-¡Harry! –Una voz a su espalda lo hizo volverse, se encontró ante la imagen más
asombrosa que hubiera podido ver, Ginny iluminada por la suave luz azul de su
varita le miraba fijamente, metida en un camisón rosa con gatitos, corto hasta los
muslos y largas trenzas rojizas.
-Ginny. –Dijo atragantado al notarla claramente unos años más grande de lo que
recordaba.
-Mmm...creo que me llama mi cama. –Eurídice se puso de pie, sin que si quiera le
miraran pasó a su lado. –Buenas noches, pórtense bien. –Dijo con una risita
maliciosa desapareciendo, Ginny se sonrojó.
-¿Qué intentabas? –Preguntó Ginny mirándolo fijamente, pues aún tenía la varita
levantada.
-Quería... –Harry se percató por la mirada de Ginny que le tenía aprecio a
Eurídice. -...¿es tu amiga?
-De las más queridas. –Ginny se dirigió a la mesa y se sentó, él hizo lo propio.
-¿De dónde la conoces? –Preguntó mirando la taza vacía.
-Hermione la conoció en el Ministerio, tiene un puesto importante, es Jefa del
Departamento de Criaturas Mágicas, y es auror. –Ginny miraba a Harry con fijeza,
él se sentía extrañamente incómodo.
-Auror eh...y ¿Hermione trabaja para el Ministerio? –Preguntó sintiendo cada vez
más fija la mirada de Ginny, al punto que pensaba que le atravesaría.
-Ni te imaginas. –Sonrió. –Jefa del Departamento de Defensa Mágica,
brevemente, de los Aurores.
-¿Qué? –Harry levantó la mirada, Ginny le sonreía de una forma tan bella que se
le olvidó de lo que hablaban. –Ah...y tú... qué ha sido de ti...según veo ha pasado
mucho tiempo. –Harry la miró nerviosamente.
-Soy Auror, la segunda de abordo con Hermione, ella me ordena yo obedezco y al
momento de las luchas, tengo lugares preferenciales. –Comentó ella emocionada,
en realidad amaba su trabajo.
-Suena bien...¿cuánto estuve dormido? –Preguntó tocándose la barbilla, donde
sentía ya los troncos duros y fuertes de la barba.
-6 años...hace seis años que te buscamos de un lado a otro. –Ginny contestó
entrecortada, sus ojos estaban llenos de lágrimas. –Te extrañamos tanto. –Dijo
poniendo su mano sobre la de él.
-Yo...recuerdo poco de lo ocurrido. –Comentó tras un momento en que se miraron
con sonrisa de bobos, como dos viejos tórtolos. –Ron...¿Qué es de él?
-El mejor Auror del momento, ha ocupado la portada de Quisquilloso ocho veces,
se jacta de tener un club de admiradoras y ha mejorado tanto en duelo que es casi
tan bueno como Hermione. –Ginny no le soltaba la mano y eso lo hacía sentir en
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la gloria.
-¿Luna, Neville, ellos? –Harry estaba ansioso de recibir más información.
-Igual que nosotras, Neville es uno de los solteros más codiciados, pocos saben
que lo de Luna y él va en serio...en cuanto a ella, se las arregla para hacerse
cargo del Quisquilloso y cubrir su sitio como Auror al lado de Neville y Ron...en
realidad son tantos los muertos en nuestro departamento que prácticamente
Tonks y nosotros somos los únicos. –Ginny frunció el seño.
-Los muertos. –Harry sintió que se le venía un recuerdo, alguien empapado en
sangre que gritaba de dolor, sin dar pie a sus pensamientos se volvió a Ginny. -
¿Tus hermanos? –Preguntó sintiéndose mucho más tranquilo al verla sonreír y
sentir su piel rozarle.
-Los gemelos en el Callejón Diagon, Bill con Fleur en Francia desde hace un par
de años, Charlie solo en Rumania, a mamá le preocupa. –Murmuró Ginny como si
temiera que la señora Weasley escuchara.
-¿Qué es lo que me preocupa cariño? –Dijo una voz aguda desde el pasillo, los
dos volvieron la mirada, la señora Weasley entró presurosa atándose el delantal. -
¡Harry!
-Señora Weasley. –Dijo poniéndose en pie para abrazarla, casi lo asfixia pero le
sentó bien aquello.
-Me da tanto gusto verte...mírate, todo un hombre de 25 años, ¡Oh mi pobre
Harry!, el hijo perdido ha vuelto Ginny –Dijo sin soltarlo, soltando algunos sollozos.
-...Merlín, si Dumbledore te viera. –Dijo secándose las lágrimas. –¡Oh!...ya habrá
tiempo de hablar, ahora Ginny por favor ve a llamar a Herrmione y a Eurídice, de
hecho a todos...tengo algo que decirles.
-Madre son las cinco de la mañana. –Refutó Ginny algo confundida.
-Sí, pero algo ha pasado...vayan, vayan, de prisa que es urgente. –Ordenó con un
movimiento de mano, los dos salieron al pasillo, Harry reconoció todo entones.
-Grinmould Place. –Murmuró mirando las paredes.
-Ahora que has vuelto, necesitamos que nos des permiso para seguir aquí. –
Murmuró Ginny.
-Descuida, permito eso y más. –Dijo Harry mientras subían las escaleras.
-Aquí duerme Ron...mi padre se tomó la libertad de hacer más habitaciones con
magia. –Llamaron a la puerta, nadie contestó, luego de unos momentos
escucharon algo, como un gemido de dolor ahogado, Ginny se extrañó y Harry
algo tenso por lo de la noche, levantó la varita y sin pensarlo apuntó a la
cerradura.
-¡Alohomora! –La puerta se abrió de golpe, se encontraron con Hermione dormida
entre los brazos de un Ron desnudo de la cintura para arriba, Ginny se llevó las
manos a la boca sorprendida y sonrojada, Harry impresionado dejó azotar la
puerta contra el muro, Ron abrió los ojos soñoliento, Hermione se movió previo a
abrir los ojos.
-¡Harry! –Dijo sonriente con la larga melena roja alborotada por el ajetreo, sin
darse cuenta de la escena que estaba dando, cuando sintió a Hermione se
sonrojó. -¡Diablos! –Dijo cubriéndola con la sábana.
-¿Harry? –Susurró Hermione intentando abrir los ojos.
-Los vemos afuera, la señora Weasley quiere hablarnos. –Harry sonrió cerrando la
puerta, Hermione se cubría como podía. -¿Desde cuando duermen juntos? –
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Preguntó entre celoso y agradado.
-En realidad, yo... –Ginny aún se sentía sumamente incómoda. –...mejor vamos
por Neville y Luna.
-¿También duermen juntos? –Preguntó Harry tratando de divertir a Ginny.
-¡Por Merlín no sé! –Dijo al borde de un colapso nervioso. –Aquí es su habitación.
–Llamó a la puerta, Luna abrió con rapidez.
-Harry...siempre supe que estabas vivo. –Dijo dándole un fuerte abrazó.
-Gracias... –Harry miró sobre su hombro, en la habitación había dos camas y
Neville tendía una, la otras estaba revuelta y saturada de libros.
-Harry...que gusto. –Dijo Neville acercándose, le dio la mano y un fuerte abrazo,
era raro, ya no era el chico de cara redonda, ahora tenía mejores facciones y
parecía más ágil y fuerte, tenía la espalda ancha y el cabello alto largo.
-Neville, ¿Cómo has cambiado? –Harry lo miró, era incluso algo más alto.
-Mira quien lo dice, no había visto cabello y barba más rara. –Dijo Ron que salía
de la habitación poniéndose una camisa. –Necesitas mirarte a un espejo hermano.
–Dijo poniéndole la mano en el hombro, Harry se volvió hacia el muro, allí un
espejo le devolvió la mirada.
Era totalmente distinto, sus ojos verdes resplandecían tras los anteojos ocultos en
una densa mata de cabello negro, quebrado y largo, barba y bigote se asomaban
entre sus facciones, dando la misma apariencia abandonada de Sirius al escapar
de Azkaban, su cuerpo era totalmente distinto, ancho de espalda y más alto, se
sintió extrañamente bien.
-Sirius. –Murmuró sin poder evitarlo, por inercia, como si nadie más estuviera a su
alrededor.
-No Harry. –Corrigió Ron acercándose, él también había cambiado mucho, era
más alto y musculoso, tenía la melena rojiza de un tamaño considerable y sonreía
con más gracia y galantería.
-Eres tú y nadie más. –Mencionó Ginny tomándole la mano mientras los demás
sonreían.
-Quién lo diría...Harry Potter ha vuelto. –Rió Hermione uniéndose al grupo, todos
juntos se miraron.
-Y el E. D. Vuelve a estar completo. –Aseguró Neville mirando a Luna
melosamente.
-Esperemos que para bien. –Murmuró Luna sin muchas ganas, cosa que Neville y
Ron censuraron.
Antes de bajar a la cocina nuevamente, Ron llevó a Harry con él a su habitación,
le ayudó a cortarse el cabello un poco y le dio una camisa y pantalones (que
tuvieron que cortar pues Ron seguía sacándole algunos centímetros), le asesoró
para que se rasurara y luego bajaron a desayunar.

-Y bien...¿Es cierto el rumor? –Un hombre vestido con túnica negra interrogaba a
la joven mortífaga.
-Nadie ha dado una versión oficial, pero sí...lo encontraron en el Lago Negro,
congelado...de alguna forma se rompió el hechizo que le sellaba y ahora es tarde
para detenerlo. –Contestó ella.
-Así que está entre nosotros...no tiene importancia, nada puede hacer, un ser
humano sin memoria es como una carta sin destinatario, jamás recordará lo
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ocurrido aquel día y si no lo recuerda, no habrá forma de que descubra el error. –
Él se puso de pie, con las manos juntas mirando al suelo se acercó a ella.
-Hay un problema. –Murmuró ella sutilmente, como si temiera decirlo. –
Granger...ha empezado a infiltrarse...es la amante de Malfoy. –Comentó
entrecortada.
-¿De qué forma nos afecta eso? –Preguntó sonriendo bajo la capucha.
-Ella parece empezar a amarlo. –Comentó mirándolo.
-Ja, Ja, Ja....una sangre sucia enamorada de un Malfoy...y yo que creí que ya no
había forma de pisar fondo. –Dijo volviéndose a ella. –No es de preocuparnos.
-Ese no es el problema. –Susurró apenas audible, él detuvo su caminata. –Él
también la ama.
-¡Imposible! –Dijo tan alto que ella cerró los ojos bajo la máscara. –Resuélvelo, el
hijo de Lucius no va a venir a arruinar todos los planes...llama a
Parkinson...¡quiero hablar con ella!
-Sí amo. –Se puso de pie presurosamente.
-Chang. –Ella se volvió. –Infíltrate ya...es mejor comenzar hoy con todo. –Ella
asintió y se retiró.

-Siéntense...vamos. –Molly llamaba a todos a la mesa, mientras en un enorme


platón había tostadas cerca puso uno lleno de cereal.
-Mamá, ¿Por qué la prisa por levantarnos? –Preguntó Ron sentándose al lado de
Harry, entre él y Luna frente a Hermione.
-Por esto. –Dijo la Señora Weasley entregándoles una carta a cada uno, incluso a
Harry, se quedó con una en la mano y miró a su alrededor. -¿Dónde está
Eurídice?
-¡Aquí estoy! –Dijo apareciendo en la puerta, en la mano llevaba un par de conejos
muertos. –Traje conejo Señora Weasley, puede hacer con ellos un rico estofado. –
Le entregó los conejos a Molly, que como si ya estuviera acostumbrada, los tomó
y puso en el fregador.
-Gracias querida, siéntate a desayunar. –Le entregó la carta y puso un nuevo plato
lleno de tocino.
-¿Conejos? –Harry se volvió a Ginny para preguntarle.
-Eurídice nunca ha atacado a nadie, pero se divierta cazando conejos las noches
de luna llena...el mes pasado trajo codornices. –Ginny sonrió, a Harry le dieron
calosfríos.
-Parece que habrá algo en el Ministerio, nos piden que estemos presentes hoy
temprano en nuestras oficinas. –Murmuró Neville mirando el papel en su mano.
-Es peor...es un llamado a audencia. –Comentó Ron con cara de agotamiento.
-Esto no me huele bien. –Dijo Hermione mirando su nota, todo parecía muy
presuroso.
-Es fresco querida. –Dijo la señora Weasley mirando insidiosamente el jugo de
calabaza que Hermione tenía en la mano. –Eurídice...¿A dónde vas?
-Algo ha pasado mientras me reponía...me ordenan que me presente de inmediato
en el Ministerio, ante el Wizengamont. –Se puso de pie, Harry notó que sus ojos
eran cafés y su pelo mucho más corto.
-Ante el Wizengamont...no vayas sola. –Sentenció Ginny alarmada.
-Tengo que ir...es una orden del Ministro. –Eurídice miró a la Señora Weasley
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quien frunció el seño, atrajo su túnica de una mesa y se la puso. –Debo
irme...gracias señora Weasley, Harry un placer.
-Límpiate la comisura de los labios. –Recomendó Luna, todos se percataron que
llevaba sangre.
-¿Qué comiste? –Preguntó la señora Weasley con cara de enfado. –Por eso te
vas...¿cierto?
-No...no es eso... –Se sonrojó mientras Molly le limpiaba la boca. -...usted sabe
que tengo debilidad por... –Suspiró al ver a todos. -...el conejo. –Dijo abochornada.
–Debo irme. –Y desapareció con un tronido.
-¿Para qué la querrán? –Neville se volvió a Hermione. –Suena grave.
-No sé...pero mejor nos damos prisa. –Contestó nerviosa, bebió su jugo y se
levantó. –Los esperó allá, Harry nos vemos en el Ministerio...Ron, chicos
explíquenle todo. –Fue al pasillo y desapareció.
-Creo que es mejor irnos. –Luna llevó los platos al fregador, deteniéndose a mirar
las patas de los conejos, luego volvió a la mesa y llamó a Neville.
-Nos vemos allá. –Neville y Luna salieron de la cocina, dos estruendos anunciaron
su partida.
-Vamos Harry, antes... –Ron le detuvo antes de que se levantara. –Es importante
que no menciones a nadie que Eurídice es mitad hombre lobo. –Le dijo mirándolo
fijamente.
-¿Porqué?...¿Nadie lo sabe? –Harry se sintió extrañado.
-No Harry, es algo que ninguno de nosotros queremos que se sepa. –Ginny ayudó
a su madre a llevar el resto de los enseres.
-La pobrecilla ha sufrido mucho, si alguien se entera que es mitad hombre lobo, no
quiero imaginar lo que le pasaría. –Molly golpeó los platos con furia contenida.
-Pero...es Jefa del Departamento de Criaturas Mágicas. –Refirió Harry.
-Sí, pero desde hace dos años, existe el Departamento de Control de Criaturas
Mágicas Peligrosas. –Ron se levantó para peinarse ante un espejo cercano.
-¿Peligrosas? –Harry miró a Ginny, la señora Weasley ayudaba a Ron con el
peinado disgustándolo.
-Fue creado por ellos. –Refirió Ginny molesta. –El problema es que se empeñan
en registrar a cada hombre lobo que existe, incluidos los mitad hombre lobo.
-Les someten a pruebas, los mantienen encerrados durante semanas, usando
pociones y hechizos para provocar su transformación...sobretodo en Eurídice que
puede transformarse a libertad... –Ron se volvió alejándose de su madre. -...no
quiero imaginar lo que le harían, sí a Hagrid...
-¿Hagrid? –Harry sintió que los colores se le subían a la cabeza. -¡¿Qué le
hicieron?!
-Ya habrá tiempo...váyanse. –Molly les empujó al pasillo. –Y Ron... –Su hijo se
volvió como movido por resorte. –...no quiero verte cerca de Eurídice otra vez, ¿de
acuerdo?...no quiero ojos melosos, Hermione o Eurídice, decídete de una vez...las
dos han sufrido ya suficiente...y no me vengas con cuentitos a mi Ronald Weasley.
–Dijo enfadada, Harry y Ginny retrocedieron.
-Mamá. –Ron la miró con fastidio y temor. –Sabes que es trabajo...no es mi
intención dañarla, yo de verdad la aprecio...además todo es por trabajo y lo sabes.
-Sí, pero ella no...si la lastimas Ronald...llamaré a tus hermanos y todos te
pondremos un buen escarmiento...Ginebra, más vale que tú también pongas de tu
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parte...te lo advierto Ronald. –La señora Weasley levantó una sartén.
-Vamos antes de que me la arroje. –Ron tomó a Harry y desaparecieron juntos al
lado de Ginny.

-¿Dean porqué no llamaste? –Preguntó Eurídice revisando informes que una


rechoncha secretaria le entregaba.
-Envié al menos siete lechuzas...no entiendo porqué no llegaron. –Dean estaba
tan pálido como ella.
-¡Por Merlín! –Eurídice dio con unas notas, aquello era espantoso, palideció y casi
se desmaya. –No puede ser...para esto me están llamando a audiencia. –Gimió
llevándose las manos al rostro.
-Es peor...han decidido destituirte. –Dean la miró, Eurídice se tocó la cabeza con
desesperación.
-¡Greyback!...al fin en tu oficina. –Una joven sumamente atractiva entró al lugar.
-Parkinson. –Eurídice miró a su vieja compañera de habitación en Hogwarts,
palideció, dos enormes tipos, miembros de seguridad del Wizengamont le
acompañaban. -¿A qué debo el honor de tu visita?
-Tú lo sabes mejor que yo...los errores siempre se pagan, Eurídice. –Pansy sonrió
maléficamente.
-Pansy...me conoces, sabes que esto no ha estado en mis manos, Dean y yo ya
revisamos...esas firmas no son mías...me han embaucado. –Eurídice la miró
suplicante. –Ni siquiera estuve anoche aquí.
-Cuánto lo siento querida. –Pansy se acercó lentamente, Eurídice de pie esperaba
que la consolara, pero al contrario con un movimiento de manos ordenó a los dos
guaruras que la sujetaran.
-¿Qué hacen? –Intentó pelear pero no podía desatar un duelo en medio de su
oficina. –Pansy, es un error...jamás ordenaría restringir el alimento a los trolls,
mucho menos el desalojo de los hombres lobo, o el incremento de jornadas a los
elfos domésticos. –Miró a Pansy. –Imitaron mi firma...alguien...–Eurídice se fijó en
la mano de ella, jugaba con la varita haciendo una floritura, hacía su firma. -
¡Tú!...has sido tú. –Dijo luchando por soltarse de los dos mozalbetes que la
sacaban ya de su oficina.
-¡Cuidado! –Gritó Pansy apuntándole al rostro con su varita. –Soy miembro del
nuevo Parlamento.
-¿De qué sirve?, sabrán que no es mi firma, no pasaré ni dos días en Azkaban. –
Sonrió calmándose.
-Un día es suficiente para que descubran lo que eres. –Pansy le susurró al oído,
Eurídice se enfureció, quiso sacar su garras, pero supo que era una locura.
-Parkinson...no se quedará así...¡¿escuchaste?! –Amenazó mientras se la
llevaban.
-Dean, infórmale lo ocurrido a Granger, cerciórate de que se presente a la
audiencia. –Pansy se alejó caminando coquetamente.

-¡Ron! –Gritó Neville al ver a los tres salir del elevador.


-Hey...¿qué pasa? –Ron lo miró extrañado, Harry miraba a su alrededor, el
Departamento de Aurores era más pequeño de lo que imaginaba.
-Se han llevado a Eurídice...la tienen en aislamiento. –Informó Neville
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ahogadamente.
-¿Porqué? –Preguntó Ginny preocupada.
-Por causar estragos en su Departamento, pero todo de lo que le acusan se hizo
anoche...el problema es que el Parlamento y el Wizengamont han decidido
enjuiciar antes de investigar. –Neville caminaba con ellos, Harry les seguía
interesado en la platica.
-Pero...¿a que hora es la audiencia? –Ron abrió la puerta de una oficina y
entraron, Luna servía café, Hermione enviaba vociferadores a todos lados.
-En media hora. –Neville miró a Hermione, quien se levantó y empezó a moverse
de un lado a otro.
-Las cosas empeoran. –Hermione hablaba sin mirarles. –Parkinson fue la
encargada de arrestarla.
-¿Porqué ella? –Ginny no entendía nada.
-¿Pansy Parkinson? –Harry se unió a la conversación, todavía sin entender
mucho.
-Sí, la misma...y ha declarado que Eurídice se resistió al arresto, lo más probable
es que ya todo el Parlamento esté en contra de ella. –Hermione les miró
sumamente alarmada.
-Alguno de nosotros debe hablar con ella. –Murmuró Ron, Neville bebía de la taza
de Luna.
-Lo sé, pero no dejan que ninguno de los Aurores la vea...por eso no he tramitado
tu unión al Departamento Harry. –Hermione miró al mencionado, que totalmente
fuera del tema le miró con asombro.
-¿Yo?...pero si no sé nada de lo que pasa. –Harry sintió que se sonrojaba.
-No tienes que saber mucho, te darán una hora y eso retrasará la audiencia lo
suficiente para buscar pruebas...descuida, ella te explicará. –Hermione le sonrió. –
Luna, Neville por favor llévenlo y suerte Harry.
-Vamos. –Luna salió al frente, resignado le siguió, mirando que Ron, Ginny y
Hermione se quedaban discutiendo.

La loba y la serpiente
4.-La loba y la serpiente

-Y bien...¿Porqué estás tan sonriente? –Draco miró a Pansy entrar a su oficina,


justo en el momento en que firmaba importantes documentos, acompañado de

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Zabini, Crabbe y Goyle.
-Han ordenado el arresto de Greyback. –Pansy le besó contoneando sus caderas
ante la mirada embobada de Goyle.
-¿Qué haz dicho? –Draco palideció levemente (nadie se percató del todo) -
¿Porqué?
-Falsifiqué unas firmas...estará el tiempo suficiente para que la examinen y
descubran. –Pansy lo abrazó, él se puso rígido.
-Supongo que permanecerá en el calabozo del sótano. –Dijo volviendo la mirada a
los papeles.
-No... –Pansy se le acercó al oído, provocando en Malfoy excitación y miedo,
susurró. -...la llevarán a Azkaban. –Pansy lo miró sonriente, él le devolvió una
mirada de odio, ella tan emocionada estaba que no la interpretó como tal.
-Excelente...quiero verla humillada... –Draco se puso de pie, tomó su bastón
(costumbre que heredó de su padre) y se dirigió a la puerta. -...esto es algo que no
se ve todos los días. –Y partió velozmente.
-Parece que no está muy contento. –Comentó Zabini, mucho más sagaz que la
propia chica.
-Al contrario, me compensará...ya lo verán. –Pansy se sentó en el lugar de Malfoy
y se puso a girar en la silla. –Ahora sólo debo preocuparme de Granger. –Se puso
seria, ninguno de sus acompañantes entendió la frase.

Los pasillos estaban solos, poca gente se cruzó en su camino, cuando al fin llegó
ante la enorme puerta de madera, custodiada por dos gigantones, sonrió
mordazmente.
-Así que la han traído. –Rió, ninguno le regresó la sonrisa. –Deseo verla. –Dijo
serio y altanero.
-Ella no quiere que nadie le vea. –Contestó uno de los monigotes sin mirarlo.
-Díganle que soy yo. –Dijo Malfoy divertido, un tipo abrió la puerta y entró, casi
enseguida salió y se hizo a un lado para dejarle entrar. –Par de idiotas. –Dijo sin
tapujos.

Eurídice estaba de pie mirando el suelo, se veía hermosa, blusa azul y jeans, le
habían quitado túnica y varita, sólo portaba la ropa y un refulgente brazalete en la
muñeca; se volvió a Malfoy, sus ojos se habían puesto verdes, su cabello más
largo y tenía una belleza salvaje que lo hizo estremecer.
-Debes controlarte, si alguien te mira así, te descubrirán. –Murmuró poniendo su
bastón en una silla cercana y quitándose la túnica, quedando sólo enfundado en
su impecable traje negro.
-Malfoy... –Draco no se detuvo, la tomó por la cintura y la beso de forma animal,
desesperada, ella hizo lo propio acariciándole el largo cabello. -...te arriesgas
mucho al venir. –Susurró sin dejar de abrazarlo.
-Tenía que verte... –Draco le besaba el cuello y ella no podía evitar sonreír. -
...Pansy...prometo que la haré pagar... –Estaba tan concentrado, que si alguien
hubiese entrado, no se habría enterado.
-No es momento...mírame. –Eurídice le detuvo la cabeza, que comenzaba a
hundirse en su pecho, él con las mejillas comprimidas por sus manos le miró,
sonrió divertida al verlo. –Habrá tiempo para después.
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-¿Cuándo?...¿cuándo tenga que hacerte una visita conyugal en Azkaban? –Dijo él
serio.
-Eso no existe en Azkaban...pero podemos intentarlo. –Ella sonrió, le mataba que
le mirara así, sin poderlo evitar la besó nuevamente, pero con la ternura más
grande que podía manifestar. -¿Porqué fue eso? –Preguntó extrañada, pocas
veces le besaba así y cuando lo hacía era sólo cuando tras una platica seria
coincidían en que les matarían tarde o temprano a los dos.
-Por que a ti y a mi nos une más de lo que creemos. –Susurró él, era la frase que
usaba para decirle que la amaba, nunca se lo habían dicho, era implícito, sabía
que él deseaba a Hermione y dormía con ella, sabía que sentía por Pansy un
amor fraternal pero intenso y sabía que la amaba a ella pero no cuánto; él conocía
que ella quería a Ron con afecto loco y sincero, pero desconocía que se habría
dejado matar por él.
-Sabes que me dejaría cortar un brazo por Ron...pero por ti Draco... –Lo miró con
los ojos anegados en llanto. -...si me pidieras, dejaría que me mataras con tus
propias manos. –Lo abrazó con fuerza.
-Lo sé... –Dijo mintiendo, no lo imaginaba y sintió dentro una ola de sensaciones
que intentó ahogar, aunque sus ojos brillaron. -...y te lo agradezco...moveré
influencias...no pisarás Azkaban. –La miró.
-No puedes...levantarías sospechas. –Eurídice le tomó la mano y lo jaló. –
Seguramente Hermione está tratando de librarme, han prohibido cualquier visita
de los aurores, temen que me ayuden a escapar. –Rió por lo bajo, él hizo una
mueca de desagrado. –Además, debes aparentar amarla...ellos me ayudarán.
-Seguramente el inteligente de Weasley ideará algo. –Murmuró claramente
molesto.
-¿Celoso? –Sonrió Eurídice. –Te ves tan lindo que... –Eurídice movió
imperceptiblemente una oreja.
-¿Qué pasa? –Draco notó la tensión, con rapidez volvió a ser de ojos castaños y
pelo corto.
-Alguien viene. –Susurró ella, alejándose lentamente de él, Draco se fue hacia la
silla y se sentó.
-Gracias. –La puerta se abrió, Harry enfundado en una túnica negra nueva
(lógicamente Ron le prestó una, pero ya no era un pobretón) entró sonriente. –
Eurídice, ¿estás bien?
-¿Harry? –Eurídice se sorprendió tanto al verlo que se olvidó por completo de
Draco.
-Potter. –Draco lo miró con desagrado, pero con una clara y sincera sonrisa. –
Estás vivo.
-Malfoy. –Harry se volvió, inconscientemente sacó la varita y la empuñó, Draco
hizo lo propio con la suya, el bastón permanecía sobre la silla, y los dos se
miraban prestos al ataque.
-La habitación esta protegida, si lanzan un hechizo rebotará. –Eurídice se paró
entre los dos.
-¿Qué hace él aquí? –Harry miraba a Malfoy fijamente, era ahora mucho más alto
y mejor dotado.
-Vine a ver la desgracia ajena Potter...¿qué esperabas?...¿qué viniera a consolar
a una híbrida como ésta? –Sonrió tan mordazmente que Harry levantó la varita
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enfurecido.
-¡Idiota!...¡Desma... –Estiró el brazo para atacarle.
-¡No! –Eurídice puso su mano sobre la varita de Harry. -¡Harry!...¡Lárgate Malfoy!
-Ja, ja, ja...te protege una chica Potter... –Draco se puso de pie y se acomodó la
túnica. -...no has cambiado, ya en Hogwarts una palabra de Granger te
detenía...qué lástima que no hayas madurado.
-¡Infeliz! –Harry intentaba atacarlo pero Eurídice lo detenía.
-¡Sólo vete Draco! –Gritó ella algo más alterada, de espaldas Draco se estremeció
por el grito, pero se relajó y volvió sonriendo a tomar el bastón, se acercó a la
puerta.
-Hasta luego Potter...te dejo para un minuto romántico...en cuanto a ti
Greyback...suerte con la audiencia, recibe saludos de Pansy...Potter saluda a
Granger de mi parte. –Malfoy sonrió mientras salía.
-Estúpido. –Harry se relajó al verlo abandonar la habitación, Eurídice sonrió
agachada para que Harry no la viera.

-La van a destituir. –Comentó Luna a Neville ante la puerta del separo, él la miraba
silencioso. –No hay otra opción, sea quien sea que haya planeado esto, lo hizo
muy bien.
-Encontraremos la forma de demostrar su inocencia...mira. –Neville apuntó la
puerta que se abría, Malfoy salió sonriente, casi campante.
-Malfoy. –Luna le miró impasible, pero cuando Draco los vio soltó una carcajada
burlesca.
-Todo vuelve a su equilibrio...Longbottom, Lovewood, Weasley y Granger, de
nuevo guardaespaldas de Potter... –Neville se puso rojo. -...no, no es el término
correcto...es...¡Sí!...lamebotas. –Gritó Draco en medio del pasillo, muchos los
miraron y algunos se burlaron del comentario.
-¡Púdrete Malfoy! –Neville que bien podría haberle dado una buena pelea a golpes
se contuvo.
-Qué elocuente Longbottom. –Carcajeó Malfoy retirándose del lugar.
-Idiota. –Bufó Neville, acalorado se volvió a Luna que miraba a la puerta pensativa.
-¿te pasa algo?
-Vino a ver a Eurídice. –Comentó ella casi en un susurro.
-Así parece...ojalá no la haya hecho sentir mal. –Neville se recargó en el muro,
esperando a Harry.
-Me temo que fue todo lo contrario. –Luna miraba con el ceño fruncido a Malfoy
que se alejaba.
-¿Qué tratas de decir? –Neville la miró algo más interesado.
-Esos dos esconden algo. –Luna se sentó en el suelo a tararear una canción,
Neville la miró con los ojos muy abiertos.
-A veces simplemente no te entiendo. –Rió pasando su mano por la cabeza de
Luna con ternura.

-Hermione te envió. –Eurídice miraba a Harry, que sentado en la silla se sentía


fuera de lugar.
-Sí, dijo que viniera a decírtelo. –Harry la miró ir y venir de un lado a otro, tenía la
misma apariencia de león enjaulado que vio algunas veces en Sirius y de pronto
30
sus ojos se veían cansados, tal y como Lupin.
-Pero de nada me sirve saber que piensan que me resistí...es que lo hice, me
resistí. –Eurídice le miró esperando alguna reacción. –Estoy en aprietos...si me
llevan a Azkaban...
-¿Tan terribles son esas pruebas? –Dijo algo más alarmado de lo que hubiera
querido.
-No es eso...si me catalogan como hombre lobo me mantendrán vigilada todo el
tiempo...cada movimiento, cada palabra podría ser usada en mi contra. –Eurídice
sonrió cansinamente. –Parece que es destino de los Greyback terminar siempre
en Azkaban.
-No tienes apariencia de una Greyback. –Dijo Harry intentando consolarle.
-Gracias por decirlo...es necesario que pongas atención en Hermione y Ron...es
mejor tener cuidado ahora que arrepentirnos... –Eurídice planeaba seguir
hablando y Harry estaba interesado en lo que diría.
-¡Señorita Greyback!...su audiencia está por comenzar. –Uno de los grandulones
entró sin llamar.
-Pero está programada para más tarde. –Eurídice palideció inconscientemente.
-No, han cambiado la hora hace 5 min. y está por comenzar. –Dijo moviendo la
varita que sostenía con una mano pequeña, haciendo que aparecieran cuerdas
para atarla de las manos.
-¡No puede llevarla atada! –Harry repelió aquello con su varita. –Es un auror y es
miembro del Ministerio...no una delincuente. –Siseó las letras de forma extraña
que Eurídice detectó de inmediato.
-Me han ordenado que le lleve atada y es lo que haré...señor Potter. –El guardia
parecía dispuesto a pelear con Harry.
-Me temo que no será así, yo iré con ella...me hago responsable de lo que pase. –
Harry le hizo frente sin pensarlo, Eurídice intentaba contenerlo tomándolo de la
muñeca.
-Sí así lo desea, vayamos ya ante el Parlamento. –Mencionó el tipo dejándolos
pasar.
-¿Parlamento? –Harry miró a Eurídice que caminaba frente a él camino a la
audiencia.
-Te explicaré en el camino. –Al salir Eurídice distinguió a Neville y Luna que
esperaban impacientes. –Hola, estoy bien. –Dijo sonriente como no queriendo la
cosa.
-¿A dónde te llevan? –Preguntó Neville alarmado.
-Parece que a mi audiencia. –Comentó Eurídice recibiendo de manos de uno de
los guardias su túnica y su varita.
-Imposible, se supone que será dentro de media hora. –Susurró Luna dejando ver
su alteración.
-Pues parece que no será así, dejen de preocuparse...voy a estar bien. –Eurídice
algo más tranquila sonrió con confianza, Luna también lo hizo, le creía
ciegamente.
-Avisaré a Hermione. –Neville dio vuelta en un pasillo y aceleró el paso.
-Luna, ve por favor a mi oficina y llama a Dean. –Eurídice miró al suelo,
poniéndose la túnica se tomó su tiempo para peinarse un poco ante un vidrio.
-No debo dejarte sola. –Comentó Luna, Harry que había permanecido observando,
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perdido en la contemplación de las nuevas zonas de Ministerio, pues era obvio
que no sólo el departamento de Aurores había cambiado, sino todos, se acercó
rápidamente.
-No está sola, la dejas conmigo. –Rió tratando de parecer confiable.
-Gracias Harry. –Sonrió Luna y se fue.
-Lo prefiero así... –Llegaron a una enorme puerta de roble. -¿Estás listo?
-Creo que sí. –Susurró Harry, se abrió la puerta, había un largo pasillo que se
dirigía hacia una arena, a Harry le recordó la entrada a la primera prueba del
Torneo de los Tres Magos. -¿Es esto el Parlamento?
-No... –Iban los dos caminando juntos por el largo y oscuro pasillo. -...esto es el
salón de audiencias del Wizengamont, el Parlamento Mágico, y el Ministro de
Magia...parece que alguien cree que soy de cuidado. –Eurídice sonrió justo en el
momento en que los dos se encontraron ante la explanada, un circulo de unos
cuatro metros de diámetro, Eurídice caminó al centro, sin saber porqué, Harry se
sentía tan intimidado que se quedó en la sombra, bajo el marco del pasillo,
mirando alrededor, había allí demasiada gente.
-¡Todos de pie!...¡El señor Ministro está presente! –El orador anunció, Harry se
volvió al sitio de la silla principal y lo que vio le emociono bastante.

El Parlamento Mágico Inglés y el Ministro Escarlata


5.- El Parlamento Mágico Inglés y el Ministro Escarlata.

-Arthur Weasley... –Susurró Harry al identificar a la persona colocada en el sitio


del Ministro.
-Señor Ministro... –Llamó una mujer alta de largo cabello negro, Harry sólo podía
ver la espalda delgada y bien formada. -...nos encontramos aquí para enjuiciar un
acto bárbaro contra personas desprotegidas...señor Ministro, es de suma
importancia castigar lo que ha ocurrido...los actos cometidos por la Señorita
Eurídice Calíope Greyback, no pueden dejarse de lado.
-Entiendo que se sienta indignada señorita Chang...pero no es necesario hacer un
juicio criminal para un problema de tipo administrativo. –El señor Weasley sin
mirar aún a Harry, miraba a Cho parada sobre una plataforma a su derecha,
Eurídice esperaba de pie ante la sala, las manos en la espalda viendo el suelo.
-Cho... –Susurró impresionado por lo bien que se veía.
-Impresionado, ¿eh? –Ron apareció parado a su espalda. –Papá fue propuesto
hace cinco años, subió de inmediato al puesto, pero el Parlamento y el
Wizengamont prácticamente no le dejan hacer nada.
-¿Porqué no me habías dicho que era el Ministro? –Harry le miró sonriendo.
-Por que no preguntaste. –Ron sonrió, volvió la mirada hacia Eurídice y frunció el
seño. –Ella no merece este trato, y bien... ¿qué hacemos? –Ron se volvió a
Hermione que aparecía tras los dos, vestía larga túnica de gala, Harry se quedó
boquiabierto.
-Voy a ser su defensora...Cho intentará destruirla y no puedo permitirlo... –

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Hermione se arreglaba el pelo, al notar la mirada boba de Ron y Harry, los miró
con reprobación. -...cierren la boca, ahora necesito que estén lucidos, no
embobados conmigo.
-Es que...luces linda. –Harry soltó de golpe, Ron lo miró de reojo, pero no
sospechó ni pensó mal, luego miró a Hermione con algo más que interés, ella le
miró con enfado.
-Lo siento. –Ron se volvió a la audiencia, a tiempo para ver a Eurídice hablar.
-Señor Ministro, cierto es que esos documentos afectan sobremanera a personas
desprotegidas no consideradas por el Ministerio... –Dijo mirando a los miembros
del Wizengamont y del Parlamento. -...pero también es cierto, que de todos los
aquí presentes, soy la que más ha abogado por ellos. –Eurídice sonrojada hablaba
ante todo el mundo.
-¡Miente! –Gritó alguien de entre el público, todos se volvieron buscando la voz,
que surgió de un sitio con personas vestidas en su totalidad de negro.
-Fue alguien del Parlamento. –Susurró Ron mirando a Hermione, ésta palideció al
ver a la persona que se puso de pie, Eurídice se tambaleó un poco en su lugar,
sólo de la impresión.
-¡Usted solo ha trabajado a favor de sus iguales! –Draco Malfoy la señalaba con
un dedo acusador.
-¡Maldito! –Ron enrojeció. -¡Es un desgraciado! –Sacó la varita, Hermione le sujetó
la mano para que no fuera a cometer una locura.
-Ahora no Ron....tranquilo. –Intentaba dejar su ira de lado, Draco lo hacía para
dañar a Ron y a ella.
-¿Porqué está allí? –Harry intentaba mantener la mente fría.
-Es miembro del Ministerio, Jefe del Departamento de Cooperación Mágica
Internacional, y además, miembro del Parlamento Mágico Inglés. –Hermione
intentaba desenredar su cabello.
-Parlamento Mágico Inglés...¿qué es eso? –Harry intentaba contener la rabia,
Draco bajaba los escalones altivamente, con una sonrisa arrogante, hasta llegar a
una plataforma frente a Cho.
-Lo crearon con la intención de no dejar el poder sólo al Ministro y al
Wizengamont.... –Ron hablaba mecánicamente. -...mi padre no puede hacer nada
si no es aprobado por ellos, esos malditos. –Ron estaba furioso, Eurídice levantó
la cara tras un momento de silencio.
-Señor Ministro, en ningún momento he tenido algún beneficio por mi trabajo, no
es mi idea beneficiarme de los demás. –Eurídice miraba al Señor Weasley con
una sonrisa sincera.
-Lo sé, los antecedentes lo indican. –El señor Weasley intentaba imponerse a los
demás.
-Pues entonces que antecedentes tan falsos posee, Señor Ministro. –Malfoy sonrió
maléficamente, Ron no resistió más y salió del marco de la puerta, apuntándole
con su varita.
-¡Habla con respeto Malfoy! –Ron le apuntó directo al rostro, su túnica ondeando
por el movimiento.
-Parece que no sabe manejar a su hijo, Señor Ministro. –Insinúo una nueva voz,
Pansy Parkinson se acercó a la escena, algunos miembros del Parlamento rieron
por lo bajo.
33
-¡Baje su varita Señor Weasley! –Ordenó Arthur enrojecido hasta la raíz de su
cabello.
-Señor Ministro, solicito permiso para ser quién defienda en este...juicio, aunque
yo más bien diría cacería de brujas, a la Señorita Greyback. –Hermione salió de la
oscuridad, seguida de Harry, que debido a los cambios fisonómicos debidos al
correr de los años, no fue reconocido de inmediato.
-Si lo considera eso...¿para qué defenderle? –Cho se volvió a Hermione que
sonrió a su vez.
-Sería una tontería permitir que sufra éste acoso...ser víctima de una acusación
falsa no es mi idea de buen trato, ¿para ti Cho? –Hermione caminó hacia Eurídice,
que se inclinó.
-No importa lo que ocurra, no te entrometas. –Eurídice se lo dijo lento y claro, pero
tan bajo que sólo ella le escuchó, mientras lo hacía miraba a Draco.

-No comprendo....sí en realidad logró escapar del hechizo, tuvo que hacerlo
inconsciente, no hay otra forma posible. –Dos hombres de negro hablaban
mirando a través de una esfera de cristal.
-Es más poderoso de lo que creíamos... –Susurró el otro, mismo hombre con el
que Cho mantenía cercana comunicación. -...ahora debe preocuparnos Malfoy, me
han dicho que está enamorado de Granger.
-Le han informado mal, sé de buena fuente que ama a otra mujer, Granger es sólo
la aventura del momento. –Río el otro, a lo que su interlocutor respiró con
desahogo.
-Eso me tranquiliza... y quien es la nueva ¿Parkinson? –Interrogó interesado en la
respuesta.
-No...Greyback. –Susurró el hombre tranquilamente, el otro le miró con sorpresa.

-Señor Ministro, supongo que se da cuenta de lo que ocurre aquí...son


acusaciones falsas. –Ron con la varita ya guardada se dirigía a su padre lo mejor
que podía, el resto del público empezó a murmurar.
-¡Miren Señores miembros del Parlamento y del Wizengamont!...un Weasley
implora a otro Weasley, y es de saber que ocurrirá ahora. –Malfoy había dado en
la herida, Ron pareció erizarse como un gato y el señor Weasley palideció y se
puso de pie con violencia.
-Contenga su boca, Señor Malfoy. –Una nueva voz salió de un grupo numeroso de
personas del Wizengamont, era Remus Lupin, que se ponía de pie.
El barullo no se dejó esperar, de inmediato muchos reprobaron la intervención de
Remus, pero otros más lo aprobaban, Harry se acercó lo más rápido que pudo
hacia Hermione y Eurídice, pero ninguna de las dos lo miró, permanecieron
hablando entre ellas.
-Si mencionas algo de lo de anoche, te acusarán de usar a los aurores para
problemas no mencionados ante el Parlamento, nos condenarían a las dos. –
Eurídice intentaba razonar con Hermione.
-Si te dejo aquí, saldrá a la luz que eres hombre lobo, mitad o no, empezarán a
vigilarte. –Hermione susurraba lo más que podía, pero Harry entendía a la
perfección, notó entonces una cabellera roja entre el publico, lejos de los dos
grupos principales, Ginny, Luna y Neville miraban, Tonks llegó en aquel momento
34
a sentarse. –No voy a permitir que pierdas tu intimidad por un error.
-No fue un error...¡Yo no firmé esos papeles! –Eurídice luchaba ahora por
demostrar su inocencia.
-¿Quién entonces? –Hermione quería respuestas urgentes. -¿Fue mientras
estábamos con Harry?
-Sí, y pregúntaselo a Pansy. –Sonrió Eurídice volviendo a la audiencia, que era
acallada por el vocero.
-Señor Ministro, exijo, a nombre de un nutrido grupo de miembros del Parlamento,
que Eurídice Calíope Greyback, sea castigada por su error. –Cho levantó la voz,
todo el mundo guardó silencio.
-No existe tal error, señor Ministro, no fue ella quien firmó esos documentos. –
Hermione se hizo notar irguiéndose ante todos, más de dos le miraron con
profundo respeto.
-¿Quién fue entonces y cuáles son las pruebas? –Cho interpeló a la defensora.
-No lo digas. –Susurró Eurídice a Hermione, Pansy la miraba con una sonrisa.
-¿Porqué? –Hermione no entendía, una acusación y se ordenaría la revisión de
los documentos.
-No hay pruebas, y...no es conveniente...si lo dices investigarán qué hicimos ayer
y por qué no estuve en mi oficina, si llegan más profundo, se preguntarán dónde
estuviste ésta mañana. –Eurídice estaba convencida, Hermione dudó poniéndose
roja, inconscientemente miró a Draco, que a su vez las miraba a las dos.
-Es obvio que no hay excusas Señor Ministro...fue Eurídice Greyback quien firmó
esos papeles...nadie más. –Draco sonrió, pero su mirada paso por la de Eurídice
que lucía triste y tranquila a la vez.
-Ella no pudo haber firmado Señor Ministro. –Dijo Harry levantando la voz,
Hermione y Eurídice le miraron llenas de sorpresa, Ron se le acercó, no sabía si
callarlo o impulsarlo a seguir.
-¿Quién es usted? –El señor Weasley le miró con el seño fruncido.
-Mi nombre es Harry James Potter. –Contestó altivamente, todos le miraron
sorprendidos, una inmensa exclamación de asombro inundó la sala, sólo Malfoy y
sus amigos no se llenaron de sorpresa.
-Harry Potter. –El señor Weasley le sonrió con gran afecto, Harry le correspondió.
-¿Qué tienes tu que ver en esto?
-Demasiado. –Rió Harry socarronamente.
-Potter.... –Cho le miró, tras seis años, había cambiado mucho, la vieja llama y las
viejas cenizas se cimbraron dentro de ella.
-Parece ser que ya se nos salió de las manos. –Draco rió con los ojos cerrados,
hablando para sí y para Eurídice, su buen oído seguramente le escuchaba.
-Está vivo...imposible. –Pansy palideció, sus manos empezaron a temblar, sólo
deseó que él no lo notara.
-¿Estás bien? –Draco la sintió tambalearse a su lado. -¿Porqué tiemblas?...¿es
por Potter?
-No, no estoy bien. –Dijo aún esperando que no clavara sus ojos en ella. –Creo
que es mejor que me retire. –Se dio la vuelta dispuesta a subir los escalones y
salir de la sala.
-No irás a ningún lado...es de pésimo gusto olvidarse del espectáculo que uno
mismo crea. –Draco la tomó de la muñeca obligándola a moverse hacia atrás
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bruscamente, Harry la miró entonces.
-Pansy... –Harry sintió una punzada en la cabeza, un recuerdo se vino a él, corría
por el bosque prohibido siguiendo a una figura alta y delgada, una chica, se volvió,
era Pansy, sangraba del labio y parecía llorar, algo le decía pero no podía
entenderlo, él estiró su mano hacia ella, la asió por la cintura y la jaló hacía sí...

La Audiencia
6.- La audiencia

-¡Harry! –El Señor Ministro Weasley lo llamaba, parpadeó sorprendido, Pansy


estaba con la mirada baja, parada junto a Malfoy.
-Lo siento... –Harry se volvió, Ron le inspeccionaba el rostro. -...Señor Ministro, la
razón por la que la Señorita Eurídice no estuvo en su oficina y por tanto no pudo
haber firmado esos papeles, es por que se encontraba conmigo. –Rió Harry, notó
que algunos pusieron cara de pensar otra cosa. -...¡Me estaba guiando de regreso
a casa! –El ruido que se había generado por la declaración anterior se acalló un
poco.
-Así que estaba contigo. –Mencionó el Señor Weasley tranquilamente.
-¿Qué tiene que ver eso con lo que tratamos aquí? –Cho exasperada miró por
primera vez a Harry, él le sonrió, pero ella le volvió la espalda.
-Sencillo, ella estuvo conmigo toda la tarde...no pudo haber firmado. –Harry
sostuvo seguro de sí mismo, algo sacado de lugar por la actitud de Cho y el
recuerdo de Pansy.
-La sola presencia de un testigo no puede confirmar nada. –Malfoy miraba a Harry
con repulsión, sentía odio de que los demás pensarán que Eurídice y él tenían
algo.
-Hay más testigos. –Harry mencionó sin pensar antes.
-Yo estuve allí. –Dijo alguien desde las bancas, Ginny se había puesto de pie.
-¡Una Weasley! –Draco carcajeó, muchos de los presentes rieron con él.
-No te permito que lo digas en ese tono. –Harry sacó su varita sin miedo a nada,
con un movimiento, le dio un golpe de aire a Malfoy en el rostro dejándolo
enrojecido, Draco saltó de su sitio a la arena y sacó su varita.
-¡Orden, Orden! –Gritó el Señor Weasley.
-¡Maldito seas niño marcado y consentido! –Malfoy le apuntó sin miedo. - ¡Carpe
retractum! –Malfoy jaló hacía Harry una mesa que le pegó en las piernas por
detrás.
-¡Diffindo! –Lanzó Pansy contra los dos Gryffindors.

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-¡Impedimenta! –Repelió Cho sin que nadie se lo pidiera, Harry le miró agradecido
poniéndose en pie. –No es por ayudarte Potter, esto es una asamblea.
-Chang. –Pansy la llamó, pero se olvidó por completo de ella, cuando Ron entró
en combate.
-¡Hey!... ¡Deprimo! –Ron hizo un hueco bajo los pies de Draco, pero tan cerca de
Hermione y Eurídice que las dos cayeron con él dentro.
-¡Basta! –Toda la asamblea había comenzado a moverse, Harry y Ron corrieron a
la orilla del hueco para ayudar a las chicas, Ginny, Neville, Luna y Tonks bajaron a
la arena, el Señor Weasley intentaba acaparar el control. -¡Esto es innecesario,
Euridice Greyback será retirada del puesto de Jefa de Departamento de Criaturas
Mágicas, mientras se realiza la investigación!...Miembros del Parlamento, solicito a
ustedes que creen una comisión, se disuelve la sesión... –Se puso de pie mientras
los miembros del Wizengamont alterados y molestos se retiraban. -...Señoritas
Chang, Greyback, Granger, Weasley, Lovewood y Parkinson...señores Potter,
Weasley, Malfoy y Longbotton....quiero verlos a todos dentro de diez minutos en
mi oficina.
Todos salieron, Draco en el hueco se vio de pronto bajo dos cuerpos pesados,
Hermione y Eurídice estaban sobre él, impresionado se vio de pronto con el pecho
de Hermione sobre la cara y las caderas de Eurídice sobre su abdomen,
poniéndose bastante nervioso.
-¡Maldito Weasley!... –Gritó levantándose aunque no con tanta violencia
disfrutando de la situación.
-Señor Malfoy...le pido que deje de ser tan...pedante. –Murmuró Hermione sin
mirarlo a los ojos, temiendo que Eurídice reconociera algo en ella.
-Le pides imposibles. –Comentó Eurídice ayudándola, mientras Hermione se
sacudía el polvo, se volvió a Draco y le sonrió.
-¡Genial!...estoy en un hoyo rodeado de basura. –Soltó Draco suavemente. –
Aunque sensual y dulce basura. –Dijo poniendo cada mano en la cadera de cada
una.
-¡Te estoy mirando Malfoy! –Ron desde la superficie gritaba, el hoyo tenía al
menos tres metros de profundidad.
-En serio... –Draco sonrió y se le ocurrió algo, tomó por la nuca a Hermione y la
besó en los labios con pasión.
-¡Maldito! –Ron sacó la varita, pero Hermione se había adelantado dándole un
fuerte golpe en los bajos a Draco.
-Hermione... –Eurídice se puso roja, aquello le alteró tanto que por poco saca las
garras.
-Ten cuidado con lo que haces, Malfoy. –Hermione le dijo secamente, desapareció
y apareció junto a Ron y Harry.
-Bien Hermione. –Expresó Harry, Ron y ella se sonrieron tranquilamente, Harry se
volvió al agujero, Eurídice con la mano en la espalda de Draco le hablaba
quedamente.
-¿Estás bien? –Preguntó esperando que nadie le oyera, preocupada por él.
-Creo que...creo que te dejó sin hijos... –Mencionó Draco entrecortado, con sudor
en la frente.
-Al menos no tendrás un cachorro mordiéndote cuando comience a gatear. –
Susurró, se alejó de él y desapareció.
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-A mi no me molestaría. –Draco se enderezó y tras acomodarse la túnica y
secarse el sudor desapareció también.
-¿Qué te dijo? –Le preguntó Harry al verla aparecer a su lado, ella se acomodaba
la túnica.
-Nada importante, es una basura...debes tener cuidado Hermione, aunque nos
pese, es el Jefe del Departamento de Cooperación Mágica. –Eurídice miró a Ron,
Harry y Hermione, se dieron cuenta que tenía los ojos llenos de lágrimas. –El es
Jefe de un Departamento...yo, ya no.
-¿Llorando Greyback? –Malfoy apareció ante ellos, los cuatro se volvieron, Ginny,
Neville y Luna se acercaron rápidamente al verlo cerca, Pansy se unió al grupo,
Tonks se había ido con el Ministro.
-No es de tu incumbencia Malfoy. –Hermione le espetó en la cara.
-Claro...no me interesa lo que haga una asquerosa híbrida como ella. –Soltó
Malfoy, ante esto, todos palidecieron, Eurídice que parecía adaptada a la frase lo
miró inexpresiva. –Si creen que no diré a nadie lo que sé, se equivocan...ahora es
mejor que vayamos con el Ministro, nos espera. –Malfoy sonrió, pasó cerca de
Eurídice, alcanzando a tocarle la mano.
-¿A dónde vas Malfoy? –Ron le apuntaba al pecho con su varita. –Retráctate por
lo que has dicho...¡Retráctate!
-Ron... –Eurídice le miraba llorosa y dolida. –Déjalo...no vale la pena. –Miró al
suelo seriamente.
-¿Perdón? –Malfoy miró a Ron con sorna. -¿Qué has dicho Weasley?
-He dicho que te retractes de lo que has dicho. –Insistió Ron, Hermione le había
puesto una mano en el hombro para controlarlo.
-¿Qué te hace pensar que lo haré? –Malfoy sin mirarlo siguió caminando.
-Que si no lo haces te obligaré. –Ron se le acercó quedando rostro a rostro casi
podían sentir sus respiraciones, la de Ron violenta, la de Malfoy relajada.
-Por favor... –Comenzó Hermione.
-No tienes el suficiente valor Weasley... –Soltó Draco sonriente, Harry sintió una
punzada se le vino un recuerdo de golpe y sin poder evitarlo se desvaneció al lado
de Eurídice, que ayudada por Ginny le sujetó.
-¡Harry! –Ginny lo llamó, pero el veía sombras, muchas sombras.
-Perdió el sentido...hay que... –Eurídice le miraba, él podía sentir la mano de
Ginny tomando la suya y la mirada verdosa de Eurídice clavada en sus ojos, todo
se puso negro.

-¡Harry! –Gritó la voz inconfundible de Ginny en medio del bosque prohibido,


Pansy corría entre los árboles huyendo de él, no sabía si seguirla o esperar.
-¡No tienes el suficiente valor Weasley! –La voz helada de Voldemort resonó en
sus oídos, un rayo esmeralda pasó rozándole la cabeza, Hermione corría hacia
dos sujetos muy alejados, uno había caído al suelo.
-¡Ron! –Hermione se tiró a su lado; una nueva sombra surgió de entre las ramas,
Remus que corría en dirección contraria a Hermione, de pronto una mano delgada
y fría le sujetó por el cuello, Voldemort le miraba.
-Potter...el momento ha llegado. –Exclamó sonriente como nunca.
-¡Harry! –Ginny corría hacia él, tras ella Luna, sangrando del costado, era seguida
por Neville, éste último apuntó con la varita y gritó.
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-¡Desmaius! –El hechizo de Neville impactó en Voldemort que ni se inmutó.
-¡Suéltelo! –Ginny se acercaba, Harry sintió levantarse su mano.
-¡Impedimenta! –Creó un campo alrededor de los dos y enseguida
desaparecieron, dejando a los demás ahí sin saber nada.

Ordenes
Órdenes
-¿Estás bien? –Abrió los ojos en un despacho oscuro y pequeño, Ron y Hermione
permanecían con él, como siempre.
-Sí...¿Dónde estamos? –Preguntó con la boca seca, se pasó la mano por las
comisuras de los labios para quitarse los residuos de saliva y se acomodó las
gafas, la cicatriz le dolió.
-Es una pequeña oficina anexa a la de mi padre...aquí se reúne con Hermione
cuando lo necesita. –Ron señaló el entornó y miró a una puerta. –Todos están ahí.
-¿Cuánto tiempo me perdí? –Preguntó levantándose de la silla donde lo habían
puesto.
-Cerca de veinte minutos... –Hermione le miró. –El señor Ministro esperó quince,
pero como no te reponías inició la reunión con los demás.
-Vamos...no debo faltar a una orden de él. –Harry se levantó y siguiendo a los dos
chicos, entraron en la oficina.
-Harry... –Dejó escapar Ginny sin poder contenerse, el Señor Weasley le miró
fijamente, Draco, Pansy y Eurídice estaban sentados juntos en una mesa aparte,
Neville, Ginny, Ron y Hermione se sentaron juntos en otra mesa, Luna
permanecía en un sitio alejado mirando por la ventana.
-¿Estás mejor? –Interrogó el padre de Ron con una sonrisa, levantándose para
abrazarlo fuertemente.
-Así parece. –Sonrió al soltarlo, notó que Draco y Pansy habían bajado la mirada,
Eurídice parecía fascinada por una arruga en su túnica.
-Bien...continuemos, les he informado ya que he destituido a... –El Ministro calló,
Cho abrió la puerta y entró seriamente.
-Disculpen... –Se sentó cerca de Luna, mirándola con repudio, Luna le sonrió y
volvió la mirada dentro, enfocándose ahora en girar el amuleto de su cuello.
-...bien...he decidido que el reemplazo de Eurídice será Luna Lovewood. –Exclamó
el Ministro mirando a la aludida que se puso de pie sonriente.
-Gracias señor ministro...esto me dará la oportunidad de restituir las bondades de
los gnomos y los thestrals...de ahora en adelante me encargaré de que cada
animal sobajado sea reconsiderado....y.... –Luna parecía un perico.
-Ja, ja, ja.... –Pansy soltó una carcajada sonora y estrepitosa, Eurídice a su lado la
miró furiosa.
-Señorita Parkinson... –El señor Weasley le miró, Draco al lado de Pansy también

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reía pero silenciosamente.
-Imaginen a esa loca en una jefatura de departamento... –Pansy no dejaba de reír,
Draco intentaba evitarlo pero no podía.
-Me temo que tiene razón señor Ministro...imagine la escena cuando Lovewood se
presente en una reunión de Parlamento vestida así. –Cho sonrió irónicamente,
mirando el enorme abrigo de Luna y las sandalias.
-Hace falta estar ciego para soportar tal vestuario. –Criticó Draco, Luna que
parecía impresionada, como si nunca en su vida hubiese escuchado comentarios
hacia ella de ese tipo, palideció y salió corriendo de la habitación.
-¡Luna! –Neville se puso de pie y salió tras ella, Draco tuvo mayores motivos para
reír, Pansy golpeaba la mesa perdiendo la elegancia y Cho incluso movía los
hombros rítmicamente.
-¡Cierra la boca Pansy! –Eurídice tan rápido como sus garras la guiaron, tomó a
Pansy por el cuello y la presionó contra la mesa, asfixiándola, Draco impresionado
se levantó y dio unos pasos atrás, Ron lo tomó por la espalda presionándole el
cuello con el brazo.
-Aún quieres reír Malfoy. –Susurró a su oído ejerciendo presión.
-No lo intentes... –Ginny apuntó a Cho con su varita, cuando ella intentaba atacar
por la espalda a Ron.
-¡Basta! –Gritaron Hermione y al Ministro, Harry miraba sorprendido, las cosas
parecían salirse de control, pero estaba totalmente de acuerdo.
-Y bien...planeas seguir riendo...por que siento ganas de morder esa linda, tersa y
blanca piel. –Eurídice pegaba su cara a la de Pansy que le miraba boca arriba con
temor y odio.
-Su...suel...tame... –Pansy luchaba por incorporarse.
-¡Les ordeno que dejen de hacer eso! –El Ministro sacó su varita pero Harry se
interpuso. –Harry...
-Es la única forma de que las rencillas terminen...déjelos que se desahoguen. –
Sonrió cruzando los brazos.
-Pero... –Hermione también quiso intervenir.
-Bien...dime una cosa Pansy...¿te imaginas convirtiéndote en hombre lobo una
noche? –Eurídice sosteniendo a Pansy con una mano, levantó la otra para
mostrarle sus garras, Pansy tembló. -¿No?...muchos pelearían por ti, y sabes qué
pasa cuando lo hacen...te persiguen durante noches enteras, hasta localizarte y
entonces...desgarran tu piel y te devoran, en un arranque de pasión
desenfrenada...¿te gustaría?
-Enferma... –Tembló Pansy, Cho miraba enfurecida, se decidió a pasar sobre
Ginny, Harry les quitó las varitas a las dos con un movimiento de la suya y de
pronto las dos se lanzaron una sobre la otra, tiradas en el piso rodaban dándose
golpes de lo lindo.
-Y tú...quieres que nos desquitemos como ellas...¿o prefieres que esperemos a
que terminen con sus asuntos? –Ron hablaba entrecortadamente haciendo
presión en el cuello y hombros de Malfoy.
-No tengo problemas contigo Weasley...ni siquiera tengo ganas de rebajarme. –
Murmuró Draco sonriendo socarronamente. –Eurídice...deja ya a Pansy. –Draco
exclamó en un susurro apenas audible, Eurídice se volvió a verlo.
-Dime Pansy...necesitas como siempre, que Draco meta las manos por ti... –
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Eurídice miró a la aludida. -...bueno te soltaré, sólo cuando digas aquí ante todos
quién firmó los documentos. –Eurídice sonrió, sus colmillos resaltaron bajo su
labio, Harry sintió un escalofrío.
-¡Púdrete! –Espetó Pansy rudamente y le escupió a Eurídice en la cara.
-¡Maldita! –Eurídice estaba fuera de sus casillas, bajó la mano a toda velocidad y
se dispuso a desgarrarle el rostro.
-¡Petrificus totalus! –Hermione detuvo a Eurídice justo antes de que le hiciera a
Pansy pedazos el rostro.
-¡Basta! –El señor Weasley ordenó en un grito, Ginny y Cho dejaron de pelear,
Harry se acercó a las dos y ayudó a la primera a ponerse de pie, ambas
sangraban de algunos rasguños superficiales del rostro, Hermione descongeló a
Eurídice y la sujetó con aprensión temiendo que intentara atacar de nuevo, Ron
lentamente soltó a Draco. -¡Esto se está saliendo de nuestras manos!...si vuelven
a tener actos de este tipo, juro que les aplicaré un escarmiento...y tu Harry, es
mejor que no vuelvas a aprobar este tipo de manifestaciones violentas.
-Dejaré de aprobarlas, si esto se queda dentro de estas cuatro paredes...Señor
Ministro. –Harry miró a Draco y a los demás.
-¡Como si nos fuéramos a quedar callados! –Pansy gritó fuera de sí, Draco la miró
con violencia en un gesto de control.
-Cállate Pansy. –Soltó enfadado, enrojecido y malhumorado. –Esto quedará entre
nosotros...pero les recuerdo, que la venganza está latente. –Sentenció Draco
sonriendo a Harry.
-Lo sabemos Malfoy, lo sabemos. –Contestó Harry sonriente también.
-Señor Ministro, con su permiso. –Malfoy salió elegantemente de la sala, Pansy le
seguía, pero levantó la varita y tomando a Eurídice desprevenida gritó.
-¡Diffindo! –El hechizo impactó el cuello de Eurídice que empezó a sangrar
copiosamente, la chica por el golpe se impactó contra el muro y gritó de dolor.
-¡Pansy! –Hermione le apuntó a la frente con su varita. -¡Lárgate! –Ron y su
hermana corrieron hacia Eurídice.
-Eurídice. –Ginny se acercó a su amiga, que intentaba detener la hemorragia con
la mano, luchando por enfocar la visión que se le perdió con el dolor.
-¡Hemodegio! –Ron detuvo la hemorragia, levantó a Eurídice del suelo y la miro
con angustia. –Tranquila...
-Idiotas. –Susurró Pansy al salir detrás de Malfoy, Cho miraba silenciosamente, se
acomodó el cabello y salió.
-¡Merlín! –Hermione fue junto a Ron y Eurídice, ésta parecía palidecer.
-No imaginé que haría esto. –Harry se acercó a ellos algo incómodo.
-Ven lo que ocasionan. –El Señor Ministro se acercó también, Harry miraba
sorprendido por la velocidad de Pansy.
-Pudo haberla matado.... –Ginny miraba a Eurídice, que ahora definitivamente se
encontraba mal.
-Creo...que....no me siento...bien... –Eurídice se desvaneció, Ron alarmado la
levantó en brazos y se dispuso a salir.
-La llevaré a San Mungo. –Caminó hacia la puerta seguido de Ginny. –Aún debe
estar débil por lo de anoche.
-Ron no puedes llevarla. –El Ministro se mostró tajante, hizo aparecer un diván y a
Ron no le quedó más remedio que poner en él a Eurídice. –Escúchenme...tengo
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órdenes que darles... –El ministro se sentó junto a Eurídice y susurrando hechizos
comenzó a sanarla. –De ahora en adelante, Eurídice debe ser vigilada
constantemente.
-¿Porqué? –Hermione le miró fijamente, hablando en susurros para no despertar a
Eurídice.
-¿A qué te refieres papá? –Ginny dejó de llamarle Ministro, tomó la mano de Harry
y se acercó a él.
-Algunos miembros de la Orden sospechan de ella, tenemos motivos para creer
que es espía de los mortífagos que quedan... –El señor Weasley no miraba a
ninguno, mantenía la vista fija en Eurídice que dormía.
-Los mortífagos que quedan...¿pero es que no acabé con Voldemort aquella
noche? –Harry no recordaba todo todavía.
-Suponemos que sí Harry...pero aún quedan seguidores del Señor
Tenebroso...sospechamos que Eurídice es espía de ellos y les manda información
privilegiada. –El Señor Weasley tocó la frente de la chica, para ver si tenía fiebre,
al notar que no, se puso de pie.
-Ella es un auror...pondría mis manos en el fuego por ella, papá. –Ron le miró
seriamente.
-Pues no deberías. –Sentenció Arthur mirando a su hijo, Hermione se acercó
inconscientemente a Ron.
-Señor Ministro...la conoce...no es mala. –Hermione intentaba parecer tranquila,
pero aquello la tenía nerviosa.
-Papá, Eurídice ha hecho grandes cosas por nosotros...anoche fue ella quien
traslado casi todo el camino a Harry. –Ginny lo miraba fijamente, con cierto
reproche.
-Lo sé...pero no soy yo quien decide, dentro de la Orden, yo sólo soy un
miembro...no el jefe...como Ministro, confío en ella, como mago...-El señor
Weasley se volvió a Eurídice. –...no sé todavía qué pensar.
-Señor Weasley...si Eurídice resulta ser un espía... –Harry notó que todos a su
alrededor se tensaban, Neville y Luna que entraban en aquel momento le miraron
sorprendidos. -...¿qué sería de ella?
-Sencillamente...tendría que ser echada del Ministerio...o condenada a pasar el
resto de su vida en Azkaban... –Arthur Weasley le miró fijamente, Ron se puso
rígido y Neville abrazó a Luna. –...en fin...otra orden que debo darles es la
siguiente...Harry debes recordar todo cuanto pasó aquella noche...¿puedes?
-No... –Harry frunció el seño. -...no puedo, tengo lagunas que son difíciles de
disolver...he visto cosas, pero no todo.
-Bien, procura recordar...ustedes.. –El Ministro miró a todos. -...no deben decirle
nada a Harry de lo ocurrido...¿entienden?
-Pero...¿porqué? –Preguntó Neville algo asombrado. –¿No sería mejor ayudarlo a
recordar? –Miró a Harry que asintió.
-Neville tiene razón, Señor Weasley. –Luna asintió, Hermione la apoyó y Eurídice
se movió en el diván.
-Muchas cosas pasaron ese día...cosas que es mejor que él recuerde por si
mismo... –El Ministro sacó del escritorio una hoja lila, hizo unas anotaciones, le
apuntó con la varita, la volvió un avioncito y salió del despacho. –...todo pasará a
su tiempo, pero es mejor que ese tiempo no sea lejano...retírense y no digan a
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nadie lo que ha pasado aquí... –Se puso de pie, fue hacia Eurídice, apuntó al
diván que brilló, luego la hizo desaparecer. -...la he enviado a la base de la Orden,
Molly la atenderá. –Se dirigió a su mesa y se puso a escribir, todos entendieron
que debían salir.

Rompimiento
8.- El rompimiento.

-Malditos... –Pansy caminaba como gato enjaulado dentro del despacho de Draco,
que con las manos entrelazadas bajo su barbilla, miraba al vacío. -...no se va a
quedar así...¡Qué miras Lavander! –Lavander que miraba desde su escritorio por
la puerta de cristales se sobresaltó, Pansy movió la varita y las persianas se
cerraron.
-Basta Pansy... –Draco susurró, pero ella no se detuvo.
-¡Imbéciles! –Pansy seguía despotricando. –Y esa asquerosa híbrida...le voy a
cortar el cuello de un sólo tajo.
-¡Cállate! –Draco se puso de pie y le gritó encolerizado. -¡¿No te basta con casi
matarla hace unos minutos?!
-Draco... –Pansy palideció, él respiraba entrecortado y las venas del cuello se le
resaltaban horriblemente.
-Tú te buscaste esto, ¿porqué no puedes mantener la boca cerrada? –Intentó
reponerse, se sentó lentamente y se puso a peinarse intentando relajarse.
-Esa idiota de Cho, tampoco dijo nada... –Pansy intentaba dejar de lado la actitud
rara de Draco.
-Ahora mismo debe haber ido a hablar con él. –Draco miró su reloj, Cho debía
estar dando el informe completo.
-Draco...esto no puede quedar así...¿de verdad planeas no decir nada? – Pansy lo
miró fijamente.
-Es mi plan. –Susurró pensando en Eurídice, habría querido quedarse con ella. –
Tú tampoco dirás nada.
-¿Porqué? –Pansy detuvo su camino y lo miró con malignidad.
-Por que no somos cobardes. –La miró fijamente, sentía un odio tremendo hacia
ella por lastimar a Eurídice.
-Luces alterado...¿qué te preocupa? –Pansy se sentó ante él, sonriéndole, le tomó
la mano, él desvió la mirada.
-No tengo nada...déjalo. –Draco la soltó y se recargó en su silla ejecutiva,
desviando la mirada.
-¿Porqué estás tan molesto? –Lo miró extrañada, notó que cerraba los puños con
ira. -¿Qué ocurre?...dímelo.
-No importa. –Draco se puso de pie y le volvió la espalda.
-Vamos Draco querido...dile a tu Pansy lo que te pasa. –Le dio la vuelta al
escritorio y fue a posarse junto a él, levantó la mano para acariciarlo, pero él se
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volvió y le detuvo presionando con fuerza su muñeca. -¿Qué haces?
-¿Quieres que te lo diga? –Draco le sonrió con odio y furia.
-Draco... –Pansy palideció, él no le soltaba y comenzaba a lastimarla en serio. -
...me lastimas...
-No quiero...que vuelvas a dañar a Eurídice. –Soltó con una voz ronca y fría, sintió
que no era él quien lo decía, pero lo expresaba con toda el alma. -¿Entiendes?
-Pero...¿qué estás diciendo? –Pansy le miró con furia. -¿Por qué te interesa tanto
esa?
-Trátala con más respeto. –Sentenció ignorando la pregunta.
-¿Respeto? –Pansy le miró con sorna. –¿Porqué habría de respetar a una híbrida
como ella? –Draco abrió los ojos sorprendido y antes de contenerse presionó con
más fuerza la muñeca de Pansy y la zarandeó con fuerza.
-No vuelvas a llamarla de esa forma...¿entiendes? –Le dijo amenazador.
-No puedes evitar que llame a las cosas por su nombre Draco. –Sonrió Pansy, él
la miró con odio y le soltó la mano con violencia, provocando que ella se
sacudiera. -¿Qué te ocurre?
-Lárgate. –Sentenció Draco secamente, era mejor echarla antes de que se les
abriera la boca a los dos.
-¿Me estás echando? –Pansy se puso roja de ira y levantó la voz. -¡Soy tu
prometida y me echas por esa estúpida!
-¡Te dije que la trates con respeto! –Draco estrujó con fuerza el respaldo de su
silla para evitar las ganas de apretarla a ella.
-¡Yo no le debo respeto a ese monstruo! –Gritó Pansy enardecida, Draco sacó la
varita y le apuntó.
-¡Desmaius! –Sin poderse contener la atacó, Pansy salió disparada contra la
puerta de cristal, Hermione, que iba hacia la oficina de Draco, se topó una Pansy
semiinconsciente en el suelo y la puerta de vidrio hecha pedazos.
-Pansy... –Hermione se arrodilló junto a ella para ayudarle a levantarse.
-Señorita Parkinson. –Lavander se acercó corriendo a las dos, Pansy se irguió
apenas, sólo para mirar a Draco.
-¡¿Cómo te atreves?! –Pansy miraba a Draco con algo más que odio y repulsión,
intentando echarse el largo cabello negro atrás. –Tú...
-Te lo advertí Pansy. –Draco la miró acercándose, Hermione le miraba y él
intentaba por todos los medios parecer tranquilo. -¡Reparo! –La puerta y todos los
vidrios volvieron a su sitio, apuntó a Pansy. -¡Episkey! –Le curó todos los
rasguños. –Vete por favor...hablaremos luego. –Le dijo con una mirada insinuante,
advirtiendo que no dijera nada.
-¡No! –Pansy se levantó ayudada por las dos chicas. –Lo resolvemos ahora, ¿qué
tienes que ver con Eurídice? –Pansy le espetó frente a Lavander, Hermione y Cho
que entraba en aquel momento seguida de Neville. -¿Por qué te interesa tanto?
-¿Eurídice? –Preguntó Neville acercándose con interés.
-He dicho que te vayas. –Draco cortó en seco, Hermione le miró intrigada.
-No me voy a ir...¡Quiero una respuesta! –Pansy caminó hacia él enfurecida. -¡Te
exijo una respuesta y una disculpa!
-Pues no las tendrás. –Draco sonrío terriblemente. –Vete....ahora antes que
decida que habría sido mejor dejarte inconsciente.
-Te lo diré una vez más... –Pansy respiró profundo. -...¿qué tienes que ver con
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ella?...¿por qué le defiendes?...si no me contestas...-Pansy se quitó el anillo de
compromiso y le miró encolerizada. -...romperé mi compromiso contigo.
-En ese caso... –Draco miró a Pansy y tendió la mano. -...dámelo y lárgate.
-Draco...-Hermione soltó sin pensarlo, Pansy había palidecido y todo el dolor que
debía estar sintiendo por el ataque se le acrecentó, se tambaleó al lado de
Lavander y Hermione que le sujetaron. -...respira, Pansy.
-Señorita Parkinson... –Lavander intentó sujetarla pero Pansy se irguió de pronto.
-Bien... –Pansy le dio el anillo y lo miró con profundo rencor. -...pero una cosa si te
digo Draco Malfoy...no vengas a mí cuando necesites por que no te
ayudaré...diviértete con tu loba, y sé muy feliz. –Pansy sonrió con amargura y
sonriendo tristemente a Hermione que logró distinguirle las lágrimas, dio media
vuelta y salió de allí golpeando en su camino a Neville que intentó seguirla.
-Pansy....-Draco la miró irse, notó la mirada escrutadora de Cho y se puso serio y
altanero. –¡Lavander!
-¿Si? –Lavander volvió del trance donde la había dejado Pansy.
-Envíale 3 docenas de flores de lazo del diablo a Eurídice...¿Dónde la tienen? –
Preguntó sonriente a Hermione y Neville que estaban mirando sorprendidos.
-En la casa de tu tío Sirius. –Susurró Hermione.
-Bien, ya escuchaste Lavander...y envía una lechuza a los padres de Pansy...diles
que iré a su casa por la noche. –Draco caminó hacia su oficina, antes de entrar, se
volvió a Cho. -¿Se te ofrece algo Chang?
-Vine a avisarte que te enviaré los informes mañana temprano, ahora tengo que
irme. –Cho le miró seria, luego se dio vuelta y se fue.
-Bien...Granger, Longbottom...¿tienen algo pendiente?….entren. –Abrió la puerta
de cristal y entró ignorando todo.

-Greyback ¿eh? –Preguntó el hombre de negro a su interlocutor. -¿Y que tan


confiable es esa versión?
-Tan confiable como puede ser uno de los elfos domésticos de la casa Malfoy. –
Sonrió el otro individuo.
-¿Elfo doméstico? –Sonrió el otro aunque no muy convencido. -¿Cómo lograste
que hablara?
-Sencillo... –Inició el otro sonriendo más ampliamente bajo la máscara.
-Yo le pregunté. –La voz de una mujer surgió de las sombras, los dos hombres se
volvieron, el primero sonrió al verla, el segundo palideció.
-Bella...buenas tardes. –Murmuró el que intentara levantarse el cuello con lo que
ella hacia.
-Veo que has dado la información que tanto me costó conseguir...ese elfo era
sirviente de mi casa antes de ser de los Malfoy...por eso me lo dijo, además Draco
es mi sobrino. –Bellatrix Lestrange salió de las sombras, altiva y de negro atuendo,
mostraba con total orgullo y elegancia la marca tenebrosa en su brazo, mientras
en su dedo brillaba el anillo de cráneo de cuervo y del cuello le pendía lo que
parecía ser un colmillo.
-Bella...era de suponer que sólo tú podrías obtener ese tipo de información. –
Sonrió el primer hombre notando la palidez del segundo, que tembló bajo su
túnica.
-Déjate de tonterías y descúbrete ante mi, Severus. –Bella le sonrío, él obedeció y
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se quitó la máscara, sonreía con su piel cetrina y su afilada nariz, su cabello
seguía tan grasiento como siempre.
-Dime, ¿qué noticias puedes darnos Bella? –Interrogó el otro individuo con la
esperanza de que así se desviaran de su estupidez.
-A ti ninguna...Dolohov. –Le contestó ella fríamente. –Lo queremos muerto. –Bella
sonrió.
-Está rodeado de aurores, torpes aurores... –Rió Severus, Bella contestó con una
sonora y desquiciada carcajada.
-Lo sé...esa es su debilidad...sobre todo estando Greyback con ellos. –Bella
sonrío. –Tú sobrina es muy importante para nuestro plan Dolohov.
-Lo sé Bella, Eurídice heredó lo mejor de los Dolohov. –Estaba orgulloso de lo que
decía.
-No seas idiota. –Refirió Snape sonriente. –No sé de donde lo sacó, pero
definitivamente ni los Dolohov ni los Greyback han sido tan efectivos como lo ha
sido ella, ya en Hogwarts fue una excelente alumna, y habría sobrepasado a
Granger...considero que sería una genial idea si Draco decidiera unirse con ella en
lugar de con Parkinson, querida Bella.
-Lo que aprendió, lo sacó de mi, Dolohov... –Bella sonrió orgullosa por haber sido
la entrenadora de Eurídice. -...en cuanto a lo otro...no lo sé, por el lado de la
sangre, me temo que tengo mucho que temer. –Bella miraba sus uñas. –Narcissa
no lo habría permitido, Severus.
-Mi familia es de sangre pura, Bella. –Exclamó Dolohov rojo de ira.
-Tal vez, pero Greyback...no me dan confianza. –Bella bajó la mirada. –Por cierto
que me he enterado que Draco ha roto su compromiso con Pansy. –Bella
carcajeó. –Pobre chica.
-Debió ser terrible para ella. –Sentenció Severus impresionado por la noticia.
-Ya nunca volverá a ser la misma. –Bella soltó una carcajada aún peor, Dolohov
dudó si aquello sería lo mejor para su sobrina.

-Recordar...si pudiera recordar ya lo habría hecho. –Harry caminaba al lado de


Ginny y Ron por los pasillos del Ministerio, Luna, Neville y Hermione se les habían
perdido.
-Tranquilo, todo surgirá solo. –Ron parecía distraído, un avioncito lila le alcanzó,
chocó en su cabeza, la tomó, la abrió y se puso a leer mientras caminaban.
-Sí...todo ira surgiendo con un poco de paciencia. –Ginny le sonrió y lo tomó de la
mano haciendo que se sintiera mejor.
-Los dejo, tengo una reunión con los miembros del Departamento de Criaturas
Mágicas Peligrosas, parece que necesitan mi ayuda. –Ron se alejó a grandes
zancadas por un pasillo rumbo al elevador.
-Está muy ocupado ¿cierto? –Harry lo miró sorprendido de lo mayor, inteligente e
independiente que lucía.
-De hecho...yo también tengo algo que hacer... –Ginny miró su reloj de pulsera. –
...supongo que mañana cuando Hermione te dé de alta como auror tendrás mucho
trabajo....entonces no te quedarás solo...debo dejarte. –Lo miró tristemente.
-¿Qué se supone que haga? –Preguntó consternado, pero intentó sonreír al ver
que Ginny se preocupaba.
-No sé...¿por qué no vas con mama a la casa?, ayúdala con Eurídice un rato. –
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Ginny sonrió, sin avisar le besó en los labios y se fue. –Cuídate...y no te
preocupes, no muerde. –Sonrió y salió corriendo.
-Claro... –Dijo apenas, sorprendido todavía por el beso, sonriendo aún fue a los
pasillos, donde pudiera desaparecerse y se fue a el numero 12 de Grinmolud
Place.
Una madre, un tatuaje y una confesión
-Señora Weasley...no es necesario, de verdad. –Eurídice luchaba por que la
madre de Ron dejara de ponerle pociones sobre la herida, ella podía hacerlo sola
y se habría sentido mejor haciéndolo.
-Hija, tienes que descansar, Arthur no es muy bueno con los hechizos de
sanación...mira, dejó la herida medio abierta, de milagro detuvo la hemorragia y
supo eliminar el dolor. –Molly había terminado de poner la poción y ahora
comenzaba a vendar. –Definitivamente esa Parkinson es muy hábil con este
hechizo.
-Es una experta en él...lo usaba para casi todo en el colegio... –Eurídice sonreía
recordando. -...alguna vez lo usó para jugarme una broma rompiendo las patas de
mi cama, no sabe el susto que me dio recostarme y sentir que me hundía. –
Eurídice carcajeó dolorosamente, Molly la miraba con evidente extrañeza.
-Curiosa broma, si quieres mi opinión. –Sentenció secamente, aunque sonrió
dándose cuenta de cuan diferente era Eurídice de las otras tres chicas.
-Sí...Pansy es muy buena en este tipo de cosas. –Eurídice movió el brazalete de
su mano mientras la señora Weasley no miraba, se miró la piel y frunció el ceño,
luego volvió a colocarse el brazalete y regresó a Molly. -¿Cree que me quede
cicatriz?
-Espero que no...en realidad creo que no. –Molly se puso de pie y llevó los frascos
hasta la mesa de la cocina, Eurídice miraba las paredes grises con aprensión.
-Señora Weasley… -Llamó con la voz temblorosa, como no queriendo la cosa.
-Dime querida. –Molly se disponía a cocinar el conejo, que ya había limpiado y
cortado.
-Ron…Ron y Hermione… -Eurídice notó que al mencionar a los dos la Señora
Weasley se había puesto tensa. -…ellos dos planean…
-No digas más. –Cortó Molly apretando con fuerza la carne, ninguna de las dos
escuchó la puerta abrirse, ni los pasos de Harry en el recibidor, menos que abría
la puerta. –Ron es adulto y sabe lo qué hace.
-En realidad yo necesito sincerarme con usted…Ron y yo nunca…lo que dijeron
en El profeta…sé que él y yo hemos cometido errores, pero Hermione es mi amiga
y yo no deseo hacerle daño…ni a ella ni a su familia, Ron y yo definitivamente
no… -Eurídice iba a decir algo más, pero un aroma de menta le llegó de golpe y se
volvió para toparse con Harry en la puerta. -¡Hola Harry!
-Harry querido, qué bueno que llegas… ¿Estofado o pastel? –Molly se acercó a él
corriendo y lo abrazó, Eurídice lo miró fijamente con algo de tristeza, Harry se
sintió incómodo.
-Interrumpo algo importante ¿cierto? –Dijo algo apesadumbrado. –Puedo dejarlas
solas...
-No, no interrumpes nada. –Cortó Molly mirando con seriedad petrificante a

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Eurídice, que sonriente se puso de pie.
-Descuida, tonterías mías solamente…me voy. –Eurídice pasó al lado de los dos.
-¿A dónde vas? –Harry se sintió aún peor, ella se iba por que él había llegado.
-Debo ver algo. –Eurídice salió, pero no hacia la puerta, sino hacia las
habitaciones contiguas.
-Siento haber llegado en mal momento, Señora Weasley. –Harry la miró fijamente,
intentando manifestarle su incomodidad.
-No te preocupes querido, Eurídice y yo llevamos meses intentando resolver este
tema, algunas veces soy yo la que comienza...otras es ella la que lo hace,
simplemente creo que ninguna de las dos quiere resolverlo aún. –Molly fue a la
estufa y ya sin preguntar a Harry se dispuso a preparar el estofado.
-¿Puedo saber que asunto es ese? –Harry miró al pasillo, Eurídice no estaba.
-Ron, la relación entre Ron y Eurídice. –Contestó Molly con la voz ronca y fría.
-Relación Ron y Eurídice...¿ellos dos salen juntos? –Harry se sorprendió mucho,
aquello era muy extraño.
-Un tiempo lo hicieron...pero fue al mismo tiempo que se desató el rumor...ese
rumor. –Molly no se volvía a Harry, miraba la olla con fijeza.
-¿Rumor? –Harry la miraba fijamente, sabía que algo estaba pasando para que no
se atreviera a mirarle.
-Harry, preferiría que no me lo preguntaras a mi, sino a Ron mismo...-Molly se
volvió a Harry con una sonrisa amable y dulce, la que siempre solía poner con él.
–...pero una cosa si puedo decirte...no importa lo que pase, no debes confiar del
todo en ella.
-¿En Eurídice? –Harry se puso de pie y fue donde Molly cerca de la estufa a
mirarla de frente.
-Sí...ten cuidado, no es de fiar, ha cometido muchos errores, tal vez sea una
buena chica, pero no está demás ponernos al pendiente de todo. –Molly le tomó la
cara con sus manos tibias y llenas de amor. –Cuídate mucho hijo.
-Lo haré señora Weasley. –Sonrió enternecido por que lo llamara hijo. –Usted es
muy importante para mi.
-Gracias hijo...y tal vez deberías dejar de llamarme Señora Weasley...dime Molly...
–La señora Weasley le sonrió todavía con más afecto. -...o quizá mamá.
-Yo... –Harry quiso hablar pero sin poderlo evitar sintió que algo tibio le recorría las
mejillas, lloraba y no podía evitarlo, la abrazó fuertemente y se puso a llorar con
todas las fuerzas que tenía, por primera vez en años lograba llorar en brazos de
una verdadera madre.
-¡Oh querido! –Molly lo abrazó también con fuerza, intentando consolarle.

-Luna ¿qué has descubierto? –Preguntó el señor Weasley a la chica que había
vuelto dos minutos después de haberse ido con los chicos.
-Nada, lo mismo de siempre, Eurídice creció con su madre en la mansión
Greyback, que en realidad es la mansión Dolohov, herencia de los padres de
Ivana. –Luna miraba al vacío haciendo girar el amuleto en su cuello.
-Los padres también de Dolohov, el mortífago, ¿cierto? –Interrogó el señor
Ministro mirándola sobre sus gafas.
-Sí, así es...vivió con su madre allí toda su infancia, entró a Hogwarts en la misma
generación que Hermione, Neville, Ron y Harry...pero no fue seleccionada con
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ellos por decisión de Dumbledore. –Luna se volvió al Ministro.
-¿Sabes ya porqué? –Arthur se puso de pie y comenzó a sacar papeles de un
cajón.
-No, lo que sé es que ella no tomó el tren ni llegó junto con el resto de los
alumnos, sino hasta dos días después. –Luna sonrió mirando una araña que salía
de entre los papeles que había sacado el Ministro.
-Entiendo...¿qué más? –Preguntó el Ministro tras dar un golpe en la mesa y matar
al bicho.
-Cuando cursaba el quinto curso, volvió a casa para pasar el verano, tres días
después, un grupo de aurores fueron llamados a la mansión debido a que los elfos
pidieron ayuda, cuando llegaron se encontraron con el cadáver de Ivana, había
sido asesinada por un hombre lobo, había rastros de sangre de Eurídice pero ella
no estaba. –Luna recibió de manos del Ministro una copa de jerez. –Gracias...
-¿Sabes ya dónde estaba? –Arthur la miró con interés.
-No...muchos la dieron por muerta, pero semanas después, dos días antes del
inicio de clases, apareció en las oficinas del Ministerio para rendir declaración y
solicitar su emancipación...declaró que su padre había matado a su madre y
mostró cada cicatriz del ataque que sufrió...incluida la del rostro.
-Seguimos donde mismo. –Arthur se recargó con cansancio en la silla, estiró los
brazos y se quitó las gafas.
-No, no estamos donde mismo, verá encontré algo...me topé con algunos chicos
que la conocieron después de eso en Hogwarts, me comentaron que Eurídice
volvió muy cambiada después de eso. –Luna sonrió.
-Eso no es raro, su madre había muerto Luna. –Comentó el Señor Weasley.
-No me refiero sólo a eso...llegó con un cambio físico...un tatuaje en la muñeca. –
Luna palmeó en la mesa.
-¿Tatuaje en la muñeca?....yo no le he visto nada. –Susurró Arthur totalmente
desconcertado.
-Eso no es todo, hay dos personas más con el mismo tatuaje. –Luna se puso de
pie dispuesta a salir.
-¿Quiénes? –Preguntó el Ministro poniéndose de pie, el reloj le decía que se le
hacía tarde para su junta.
-Pansy Parkinson y Cho Chang. –Luna sonrió y salió del lugar con destino a su
oficina.

-Bien, ya tienes todo ahí Longbottom. –Draco terminó de entregar los rollos de
pergamino a Neville, que asintió.
-Nos vemos luego Hermione. –Susurró Neville a su amiga y salió de la oficina
cerrando la puerta tras de sí y con la leve impresión de que no debía dejarlos
solos.
-¿Porqué rompiste con Pansy? –Hermione le miró fijamente, él miraba dentro de
un cajón.
-No tengo por que darle explicaciones. –Contestó él secamente, en el cajón había
una botella de whisky de fuego, la sacó y se sirvió una copa, le dio otra a
Hermione, que bebió también.
-Draco esto me es frustrante, ¿qué pasa? –Hermione levantó la copa que él le
había servido y bebió un poco.
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-Quiere respuestas igual que ella...vio lo que le hice, no me da miedo hacerle lo
mismo, señorita Granger... –Draco le sonrió y se bebió todo el contenido de un
trago, luego se sirvió otra.
-Deja de llamarme así...¿Draco por que rompiste con Pansy?...¿sabes lo que eso
provocará?...todos pensarán que tu y yo... –Hermione sintió que temblaba, tanto
que el whisky se iba a derramar, así que le dio otro trago.
-Lo sé...creerán que lo hice para volverte la señora Malfoy...pero no es así. –Draco
se bebió la otra copa de golpe.
-No... –Hermione sintió que se sonrojó, ambos compartían la intimidad y saber que
no la amaba hizo que sintiera un cierto dejo de dolor. -...entonces, ¿porqué?...es
de verdad por Eurídice.
-Sí...es por ella. –Draco se bebió la otra copa y sonrió guiñando un ojo. -¿Quieres
saber la razón? –Hermione asintió y bebió otra vez. –Tu me vuelves loco, me
llenas de una pasión extraña, pero ella, ella hace que piense que me muero por
estar con ella y que me muero estando con ella...la amo. –Sonrió ante la palidez
de Hermione.
-A Eurídice. –Hermione sonrió, aquello sí que era extraño, entonces ella podía ser
sólo para Ron.
-Con toda mi alma...le pediré matrimonio y seguiremos juntos...será mía...pero en
cuanto a nuestro trato...-Draco se sirvió una copa más la tomó y se peinó, luego
miró a su interlocutora. -...no ha terminado, quieres información y datos...seguirás
siendo mía.
-¡Estás loco! –Hermione que había pensado que por fin sería libre, se puso de pie
enrojecida. -¡Eres el peor idiota que he conocido!
-Sí lo estoy, y también lo soy...la amo, pero me hace falta tu piel....¿quieres seguir
protegiendo a quienes amas Hermione? –Draco le sonrió con perverso gesto. –
Entonces seguirás siendo mía aunque no quieras.
-¡Maldito! –Hermione no se contuvo y le espetó mirándolo con profundo coraje.
-Sí, soy un maldito, pero en el fondo sabes perfectamente...que de todas formas,
si te dejara... –Bebió su copa. -...me extrañarías. –Draco le sonrió, Hermione
pareció resignarse con una mueca de horror, se sentó y terminó su copa, mientras
él se servía una más con una amplia sonrisa.

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Tentaciones
-Pansy, detente. –Cho le dijo intentando no levantar la voz. –Pansy detente, por
favor.
-Déjame en paz...lárgate. –Pansy caminaba lo más rápido que podía sin tener que
perder la elegancia.
-Pansy, demonios...¡Detente! –Cho la alcanzó y la sujetó por la muñeca, Pansy se
volvió con el rostro surcado por las marcas negras de su maquillaje de ojos. –
Contrólate.
-¿Qué quieres? –Pansy se pasó la mano temblorosa por el rostro, intentando
limpiar las marcas de su dolor.
-Debes tomar las cosas con calma, no te precipites, ella no lo aprobará. –Cho
susurraba, estaban rodeadas de personas que iban y venían de una chimenea a
otra. –Es mejor que tomes las cosas con calma.
-No tengo nada...que tomar con calma. –Pansy se le acercó con rudeza y le
espetó en la cara procurando no alzar mucho la voz, al fondo la fuente del
Ministerio ambientaba el lugar.
-Ella es una de las nuestras. –Cho sabía lo que le dolía, pero debía hacerla entrar
en razón. –Eurídice es más que una amiga, Pansy, tu y yo le debemos demasiado,
ella nos dio muchas cosas.
-Draco es más que mi prometido Cho. –Pansy la sujetó por el brazo poniendo toda
su furia en aquel apretón.
-Pansy... –Cho le sostuvo la mirada todo lo que podía.
-Es el hombre al que amo, no voy a permitir que ella me lo quite. –Pansy temblaba
de pies a cabeza, con una furia tal que casi se desmayaba, una gota de sangre
corría por su frente, una herida que Draco no había visto. –No me importa lo que
piense Bella.
-No lo digas aquí... –Cho miró a todos lados claramente pálida. -...escucha Pansy,
tú misma sientes un gran afecto por Eurídice, las tres hemos pasado mucho
juntas, no puedes odiarla así.
-Claro que puedo y lo hago, y en cuanto la tenga frente de mi...-Pansy sonrió de
forma enfermiza. -...la mataré.
-Si lo haces, yo me interpondré y se desatará una terrible batalla entre las tres. –
Cho suspiró y trató de calmarse, sonrió con tristeza sabiendo que no serviría de
nada y que ella haría lo mismo de estar en su lugar.
-No me interesa, pasaré sobre ti, sobre ella y sobre mi misma...le haré pagar. –
Pansy sonrió terriblemente, levantó la mano derecha de Cho, le movió un grueso y
brillante brazalete, descubriendo bajo él un tatuaje en forma de flor de lazo del
diablo. –Esto es lo mejor que puedo hacer ahora.
-No lo hagas...piénsalo un poco. –Cho intentaba suplicarle, a su alrededor las
personas que pasaban miraban a las dos, pero pocos imaginaban lo que ocurría.
-Lo siento, pero ahora, por alguna razón...no puedo ni me interesa pensar. –Pansy
levantó su varita y con la punta tocó la flor, ésta se movió como si el viento la
moviera y se llenó de color.
-Espero que sepas lo qué haces. –Susurró Cho con una mueca de dolor al sentir
el tatuaje quemándole, el de la mano de Pansy, cubierto por un brazalete igual,

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hizo lo propio, ella sólo sonrió.

-Ya, ya... –Le dio unas palmaditas en la espalda y lo separó de ella, lo miraba
levantando el rostro para alcanzar a verlo bien, le secó las lágrimas y le pasó la
mano por la cabeza con dificultad. -...ánimo Harry.
-Lo siento, pero yo... –Harry se sonrojó y tras sonreírle le dijo quedamente. -
...usted es como mi madre, le agradezco que me permita llamarle así.
-En realidad siempre me he sentido tu madre, Harry...ya viste como me empeñé
en hacérselo ver a Sirius. –Molly sonrió, se secó las lágrimas y le acomodó el
cuello de la camisa. –Eres importante para mi e intentare protegerte siempre.
-Gracias, pero creo que seré yo quien la proteja, madre. –Dijo con algo de
dificultad, pero sintiéndose muy bien.
-¡Merlín! –Molly le miró y le apretó la mejilla en un gesto de aprobación y cariño,
Harry se carcajeó con gusto.
-Linda escena. –Neville entró con papeles bajo el brazo, sonrió al verlos tan
contentos y se sentó. -¿Eurídice?
-Está en... –Harry se dio cuenta que no lo sabía. -...iré a buscarla, con permiso. –
Miró a la señora Weasley sonriendo y salió a buscar a la chica.
-¿Pasa algo Neville? –Molly notó que Neville miraba a Harry irse y luego miraba a
la mesa fijamente moviendo una pluma en su mano.
-Pasó algo en la oficina de Draco...algo raro... –Neville iba a seguir, pero una elfa
doméstica apareció sobre la mesa con un enorme arreglo de flores blancas y
sedosas.
-¡Buenas tardes! –Dijo con voz suave y aguda, como chillido de rata.
-Buenas tardes. –Contestaron los dos, notando que la elfa miraba a todos lados.
-Busco a la señorita Greyback....-La elfa miró a Neville e hizo reverencia, bajó de
la mesa y se acercó a Molly para hacer lo mismo. -...soy de la casa Malfoy.
-Lo noté por tu uniforme lleno de emes... –Neville miró el trajecito verde de la elfa,
lleno de bordados.
-Son para Eurídice...¿cierto? –Molly se acercó a las flores. –Lazo del diablo, la flor
de las familias de sangre pura.
-Sí...con esta nota...¿puedo esperar? –Preguntó la elfa mirando a Molly fijamente
mostrando sobre su cabeza un sobrecito blanco con una floritura verde y plata.
-Claro, siéntate. –Neville asintió y le mostró una silla, Molly sonrió y se fue hacia la
estufa.
-Gracias. –Se sentó en una silla diminuta en un rincón a esperar, tan alta era la
silla que sus pies no tocaban el suelo y los hacía ir y venir, Neville le miraba de
reojo mientras leía algunos papeles.
-Ibas a decirme algo Neville. –Comentó la Señora Weasley moviendo ollas y
cubiertos.
-Preferiría hacerlo cuando vuelva Harry. –Dijo él volviendo a sus papeles, la
señora Weasley le miró, pero encogió los hombros y siguió con lo suyo.

-Merlín... –Eurídice miraba el muro lleno de rostros y ramas. –....Sissa...


-Hola... –Harry llamó a la puerta con suavidad, abrió por completo y se encontró
con Eurídice que pasaba su dedo índice por el muro pintado con el rostro de
Narcissa Malfoy. –Ella es...
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-La madre de Draco... –Suspiró Eurídice, luego se volvió al rostro terrible de
Bellatrix y sonrió con sinceridad.
-Bellatrix, ¿sabes quién es no? –Harry sintió que la sangre se le iba a la cabeza.
-Claro que lo sé. –Eurídice pasó su dedo ésta vez por la amplia frente de Bellatrix
y suspiró.
-Te debe algo a ti también, ¿cierto? –Harry se acercó a ella y miró la pintura con
profundo odio.
-Sí, entre ella y yo hay una clara y fuerte deuda. –Emitió Eurídice, pero tan bajo
que Harry apenas escuchó.
-Neville llegó, ven a la cocina. –Harry se irguió y caminó delante de Eurídice.
-Harry lo que tenía que decir a la señora Weasley...te mencionó algo...¿cierto? –
Eurídice no se había movido un paso, permanecía frente al rostro de Bellatrix,
aunque ahora de pie mirando a Harry, que era de su misma altura.
-No, no me mencionó nada, dijo que Ron se encargaría de decirme todo. –Harry
frunció el ceño, presentía que Eurídice quería decirle todo.
-Que amable es. –Sonrió caminando hacia Harry, sin dar señas de que lo haría
estiró la mano hacia él y antes de que pudiera evitarlo, le estaba pasando el dedo
índice sobre la cicatriz.
-Eurídice... –Sintió un escalofrío, estaba pegada a él tanto, que sentía su aliento,
un aroma a gardenia lo envolvió, Eurídice tenía un extraño magnetismo, intentó
alejarse pero no pudo, sólo podía sentir el dedo de la chica acariciando la cicatriz,
ella sonrió y lo miró a los ojos; no pensaba sino en ella, por alguna razón no podía
pensar en nada más.
-Lo siento...siempre había tenido la tentación de tocarla, como si me llamara,
ahora creo que se vuelve más simple. –Rió entre dientes burlándose de la tontería
de su comentario. –Las cicatrices son más que sólo marcas, ¿sabes?
-Creo que sí. –Harry nervioso aún, recordó lo que su cicatriz envolvía. –En mi caso
es casi una maldición.
-Comprendo... –Eurídice lo miró seria. -...en mi caso, es un recordatorio.
-¿Recordatorio? –Harry se extrañó, ¿a qué se refería?, por un minuto se sintió tan
íntimo a ella que si le hubiera preguntado cualquier cosa le habría contestado con
toda la verdad.
-Sabes que eres la segunda persona que al conocerme no pregunta cómo me hice
esta cicatriz. –Eurídice se pasó la mano por la cicatriz junto a su ojo y sonrió.
-Creo que es por que a mi me gustaría que la gente no me identificara por una
marca así...¿crees que fui desatento al no preguntar? –Se dio cuenta que quizá a
ella le gustaba contar la historia, como si de un trofeo se tratara.
-Claro que no...fuiste amable al ignorarla. –Sonrió Eurídice alejándose un paso de
él, que respiró más tranquilo.
-¿Puedo preguntar quién fue la primer persona que no te preguntó sobre ella? –
Harry caminó al lado de Eurídice rumbo a la cocina, sintiéndose extrañamente
unido a ella, atraído casi como un imán
-Me parece que no lo conoces... –Sonrió Eurídice cerrando la puerta de la
habitación del árbol genealógico, virando antes para lograr ver el rostro de Draco.

-¿Dónde estaban? –Molly los vio entrar, Harry plantó la mirada en el arreglo de
flores y Eurídice a su vez en la elfa.
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-Estábamos mirando el árbol de Sirius. –Refirió Harry, Eurídice asintió y la elfa se
le acercó con velocidad.
-Señorita Greyback....un detalle del señor Draco Malfoy. –Hizo una reverencia tan
aguda que su nariz tocó el suelo.
-¿Malfoy? –Harry miró a Eurídice, tanto la Señora Weasley como Neville la
miraban fijamente.
-Gracias... –Eurídice tomó el sobrecito y vio las flores con claro bochorno, ninguno
de los tres dejaba de mirarle. -...supongo que esperas respuesta. –Caminó hacia
la mesa, donde Neville tenía pluma, pergamino y tinta.
-Sí, es orden del joven. –Sonrió la pequeñita que parecía ya conocerla de antaño.
-¡Hola!...traje rábanos del huerto de mi padre. –Luna entró con una enorme
canasta. -¡Qué lindas flores!....lazo del diablo, buenísimas para las mordidas de
kappas. –Luna las acarició, mientras Neville le miraba con cara de que se callara.
-¿Porqué no lees la carta querida? –Sugirió Molly en un claro tono de orden, como
queriendo decir “léemela”.
-Sí, léela, léela. –Luna aplaudió y se sentó junto a Neville tomándole del brazo.
-Claro... –Eurídice temblorosa abrió el sobrecito y miró la carta primero,
sonrojándose. -...“Eurídice, he roto mi compromiso con Pansy, lamento lo ocurrido
esta mañana. Siempre tuyo, Draco Malfoy.” –Eurídice los miró con sonrojo y tras
carraspear, tomó un trozo de pergamino y garabateó. –“Me has puesto en
evidencia, ¿qué locura has cometido?. Tuya siempre, Eurídice Greyback” –No dijo
nada, pero Harry, Luna y Neville vieron lo que había escrito, dobló el pergamino y
con la varita le selló, se volvió a la elfa y se lo dio sonriente. –Entrégalo a tu amo y
dile que le agradezco sobremanera el detalle.
-De inmediato Señorita. –Hizo reverencia a los demás y con un ¡plop! desapareció.
-¡Rábanos! –Corrió Eurídice hacia la canasta, Luna le siguió la corriente.
-Sí, ¿no crees que son geniales?, papá los hizo crecer mucho este año. –Las dos
miraban la canasta.
-Eurídice Calíope Greyback. –Exclamó la señora Weasley con voz autoritaria y
ronca.
-Completo.... –Susurró Eurídice volviéndose.
-¡Cielos! –Luna miró a Molly y decidió adoptar una actitud indiferente.
-¡Ya valió! –Neville susurró y trató de pasar desapercibido, Harry se sentó junto a
él e intentó lo mismo.
-Señora Weasley. –Contestó Eurídice con una sonrisa, intentaba parecer tranquila.
–¿Pasa algo?...
-¿Qué fue eso? –Molly se acercó a la chica y pegó su cara a la de ella, Harry
recordó el encuentro entre Eurídice y él hacía unos minutos, pero definitivamente
Eurídice no sentía lo que el sintió.
-Yo... –Eurídice tenía una coartada, la habría dicho de no ser porque algo en su
mano derecha le quemó. -¡Ay!... –Se sujetó con fuerza, Luna le miró con fijeza.
-¿Pasa algo? –Harry se movió hacia ella.
-Nada, es sólo que acabo de recordar algo. –Eurídice se puso de pie como un
resorte.
-¡A dónde crees que vas! –Amenazó Molly con la sartén. -¡No sales de ésta casa
hasta que tenga una explicación!
-Tengo que ir a... –Eurídice miraba a su alrededor. -...con la profesora
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McGonagall.
-McGonagall. –Harry sintió una punzada en las sienes. –McGonagall.... –Sentía
como si tuviera que recordar algo.
-Sí...cuando vuelva le juro que le contaré todo, se lo aseguro. –Eurídice se
aproximó a la puerta apresuradamente.
-Minerva está en Hogwarts. –Exclamó Molly mirando que Eurídice se ponía la
túnica de viaje, Harry sintió mayor presión en la cabeza al escuchar hablar del
colegio.
-Hogwarts... –Susurró Harry apretando las manos contra la mesa, Neville le miró.
-Harry... –Neville se volvió por completo a él, Luna a su lado los miró también.
-Lo sé. –Eurídice sonrió, en aquel momento, Ginny y Ron entraban a la casa.
-¡Necesito saber que traes entre manos con Malfoy!....¡Tu madre era una chica
decente Eurídice! –Sentenció Molly. –La única de su familia que parecía ser buena
persona. –Sentenció al ver que se iba.
-Madre...por Merlín. –Ginny miró a Eurídice que le sonrió.
-¡Lo era señora Weasley!... –Gritó en el pasillo. -No te preocupes... –Dijo a Ginny
dándole una palmadita en la espalda. -...¡ya vuelvo! –Eurídice salió al pasillo lejos
del alcance de los demás, Ron esperaba parado junto a la puerta.
-¿A dónde vas? –Interrogó quedamente para que nadie escuchara.
-Olvidé una cita con McGonagall, debería haberla visto hace media hora. –Mintió
Eurídice sin mirarlo a los ojos.
-Mientes. –Sentenció Ron fríamente, la tomó por el brazo y la hizo mirarle. -¿A
dónde vas?
-Yo soy el contacto ¿no? –Eurídice le miró con altanería. –Voy a conseguir
información, mi tío se reunirá con alguien en el callejón Diagon...era hace veinte
minutos, tal vez aún lo alcance. –Miró la mano de Ron que le sostenía con fuerza
desmesurada.
-Hermione ya se encarga de eso. –Susurró Ron apretando más fuerte a Eurídice.
-Y lo hace muy bien...¿cierto? –Eurídice le sonrió como si hubiera ganado la
batalla, él se puso pálido y la miró con dolor, arrepentida le tomó la mano con
ternura. –Perdón…
-Cuídate. –Ron la besó en los labios, ella no se negó, Harry que se sentía mal
salió al pasillo y los vio, no dijo nada.
-Me voy. –Eurídice salió, sabiendo perfectamente que Harry les había visto.
-Carajo... –Susurró Ron, al volverse vio a Harry y sin saber qué más hacer, se
rascó la nuca. -...Harry yo...
-No tienes que... –Harry sintió que todo se ponía negro y cuando parpadeó ya no
estaba en el pasillo frente a Ron.

El primer recuerdo
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Hogwarts se incendiaba, el bosque, la cabaña de Hagrid, los invernaderos, las
torres, todo se consumía bajo llamas gigantescas y él corría, ahora sabía que
corría hacia el sauce boxeador, siguiendo a Pansy entre los árboles, ella se volvió
sangrando del labio, le dijo algo, la tomó por la cintura mientras ella le decía algo y
la apretó contra sí, ella gritaba algo que le parecía imposible de descifrar, todo se
puso negro, luego lo vio, Hermione gritando a alguien que caía al suelo, Ron;
luego Voldemort tomándolo de la camisa y haciéndolo desaparecer, mientras él
mismo impedía que Ginny, Neville y Luna intervinieran. Negro, Voldemort y él
estaban en un sitio negro, rodeados de lo que parecían ser cascadas, Voldemort
le decía algo que no lograba entender, no había sonido hasta que dijo un nombre:
“McGongall”, ahora escuchaba.
-Todos Potter han caído por ti, entiendes, por ti. –Los dos se miraban fijamente,
sin dejar de mover la varita de un lado a otro. –Cada profesor ha caído...cada
amigo, cada auror...ya no te quedan más escudos...ja, ja, ja.
-¡Les vengaré! –Gritó Harry envuelto en un dolor que no podía describir. -
¡Terminaré contigo Tom!
-Vengarles...no tienes forma para hacerlo...no hay medio para que lo hagas. –
Voldemort sonrió, levantó la varita en un movimiento tan rápido que Harry apenas
lo notó. -¡Avada Kedavra!
-¡Expelliarmus! –Harry le sostuvo el ataque y lo único que detenía su muerte era
que las dos varitas estaban unidas por aquel rayo dorado, pero entonces como un
relámpago una luz verde lo inundó todo, luego un relámpago rojo, entonces
ocurrió, Voldemort gritó de dolor, igual que él, era terrible, algo estaba
atacándoles, los dos sucumbían ante aquel dolor.
-¡Potter! –Gritó Voldemort sin dejar la varita, ninguno desistía a pesar del dolor, su
cara reptilea le miraba fijamente lleno de odio. -¡No es el fin Potter!
-¡Ah! –Harry sostenía la varita con todas sus fuerzas, entonces lo vio, alguien
envuelto en túnica se acercaba a Voldemort que parecía más pálido, él moría pero
era obvio que intentarían ayudarle, el mortífago llevaba una caja del tamaño de
una de zapatos, con grabados e incrustaciones. -¡Noooo!...¡No lo
permitiré!...¡Aléjate de él!
-¡Potter! –Gritó Voldemort, Harry no podía permitir que huyera, no otra vez. -¡No
es el fin!...¡Ya nadie te protegerá por que no tienes nadie más que muera por ti!
-¡Bombarda Máxima! –Gritó Harry, todo empezó a estallar, todo comenzó a caer,
todo se envolvió en llamas. -¡Aún me quedo a mi mismo!...¡No estoy solo!...¡Todos
ellos me acompañan!
-¡Tonto!...¡Ah! –Voldemort moría, su cuerpo estaba envuelto en llamas verdes que
lo consumían. -¡Avada Kedavra! –Gritó con su último aliento, Harry vio el rayo que
venía hacia él, sabía que era el fin, ambos morirían, pero se llenó de horror al ver
que Voldemort se volvía humo y aquel mortífago lo encerraba en la caja.
-¡Imposible!...¡Protego! –Su hechizo salió pero no funcionó, aquel rayo esmeralda
seguía corriendo hacia él, cerró los ojos; un aire tibio lo rodeó, ante él estaba un
enorme fénix y bajo sus alas alguien se interponía entre aquel ataque y Harry. -
¡Nooo! –Gritó horrorizado, la maldición impactó en aquella persona que se dobló
como una hoja de papel y el fénix chilló dolorosamente cubriendo a aquel
individuo, todo tembló, la explosión consumía todo, el suelo bajo sus pies se hizo
56
añicos, corrió hacia aquella persona y a un par de pasos de tocarle, el suelo se
rompió y cayó entre el agua helada.
-¡Harry! –Escuchó por última vez, el agua le hería como navajas, le lloraban los
ojos, los pulmones casi le estallaban y la cabeza le dolía aún más que todo el
resto del cuerpo.
-¡Nooo! –Logró gritar, todo quedó negro a pesar de saber que tenía los ojos
abiertos, deseó con todas sus fuerzas volver para salvar a aquella persona, pero
Harry ya no estaba, Harry ya no vivía, todo había terminado en un extraño halo de
luz azul.

Caminó entre los arbustos esperando no ver a nadie a los alrededores de la


cabaña, no había nadie así que entró sin miedo alguno. Dentro una oscuridad
impresionante envolvía todo, sonrió, habían preparado el escenario para algo,
vestía además de su túnica una máscara plateada que le cubría sólo la parte alta
del rostro.
-Bellatrix... –Llamó con suavidad. -...señora Lestrange...he llegado, sentí su
llamado. –Dijo tocándose la muñeca.
-Llegas tarde... –Una voz a su espalda le hizo volverse, con lentitud y elegancia, la
chica con antifaz sonrió.
-Cho... –Exclamó al ver a aquella persona, usaba también máscara, alcanzó a ver
el tatuaje en su mano y al verlo lleno de color, supo que ella era quien le había
llamado. -¿Pasa algo grave?... ¿Por qué me llamaste?
-Pansy está aquí. –Dio Cho por respuesta quitándose su antifaz con la varita,
dejando ver una cara seria y fría.
-Entiendo.... –Se quitó la máscara con lentitud, haciéndola humo con la punta de
su varita. -...¿qué debo esperar?
-Lo peor. –Refirió Cho secamente, alguien tras Eurídice se movió con la agilidad
de un gato y tomándola con rudeza del hombro la hizo girar.
-Hola...traidora. –Pansy le sonreía bajo la máscara. -¡Diffindo! –Eurídice inclinó la
cabeza y esquivó el rayo que pasó rozándole la nariz. -¡Desmaius! –Apuntó directo
contra Eurídice que con un movimiento de varita detuvo el ataque.
-Escucha... –Intentó razonar, caminando hacia ella, intentó tomarla por la muñeca,
pero Pansy dio un paso atrás.
-¡Expelliarmus! –Gritó Pansy, Eurídice vio volar su varita, miró a su contrincante
con la nariz llena de sangre. -¡Vamos Eurídice!...¿acaso no querías morderme
hace un rato?
-Sabes que era parte de la actuación...la que se salió de sí fuiste tú al herirme. –
Eurídice se pasó la mano por la nariz quitándose un poco de sangre. –Pansy por
favor...
-Me salí de mi cuando me enteré que Draco te quiere más a ti que a mi...¿sabes lo
que sentí? –Pansy caminaba describiendo un círculo en torno a ella.
-Pansy...yo no lo planeé... –Eurídice le seguía con la mirada, Cho parada cerca de
una ventana miraba con los brazos cruzados. -...yo sé que te he hecho daño...pero
no fue mi intención...
-¡Tu intención! –Pansy sonrió como una maniaca, levantó la varita y atacó. -
¡Crucio!
-¡Aaaaaaah! –Eurídice cayó al suelo retorciéndose como un gusano, Pansy seguía
57
apuntándole con la varita y Cho miraba sin decir ni hacer nada.
-¡Esto es poco comparado con lo que desearía hacerte! –Pansy levantó la punta
de la varita y Eurídice dejó de gritar y abrió sus llorosos ojos para mirarla.
-Lo lamento... –Susurró entre lágrimas mirando a Pansy.
-Pide perdón. –Exclamó Cho con sorpresa. –La mejor de las flores de lazo del
diablo, pide perdón...la señora Lestrange no lo perdonará...no te perdonará
Eurídice. –Sonrió mirando a la mencionada, que bajó la mirada.
-¡Ella no tiene clemencia!... –Pansy dio unos pasos hacia Eurídice. -...¡y yo, como
sabes, tampoco!... ¡Crucio!
-¡Aaaaaaaah! –Eurídice boca abajo sobre el piso intentaba resistir, no atacaría
bajo ninguna circunstancia.
-Defiéndete Eurídice, hazlo o sabes que Pansy te matará. –Cho sonreía mirando
el espectáculo.
-¡No!....-Eurídice se movía como un gusano. -...¡sabes que no te atacaría!...¡eres
parte de mi familia!
-Familia... –Cho se puso seria por primera vez, sintió que debía intervenir, pero
Pansy no le perdonaría.
-Bien... –Pansy dejó de torturarla. -...en ese caso...¡Desmaius! –Eurídice recibió el
golpe y dio un salto en el suelo. -¡Desmaius! –Eurídice soltó un grito y saltó como
un salmón contra la corriente. -¡Depulso! –Eurídice fue arrojada algunos metros
lejos de Pansy, que le seguía pendiente, su rodilla tronó como una lata de
aluminio.
-Por favor Eurídice...quítate ya la careta de buena, defiéndete, por que yo no
planeo intervenir. –Cho miraba, pero la sonrisa se le había borrado del rostro,
Pansy definitivamente estaba loca de rabia.
-¡Diffindo! –De un tajo le provocó a Eurídice tantas heridas en las piernas y brazos,
que la sangre manchaba de su túnica negra. –Cobarde, eso es lo que eres...¡Una
asquerosa cobarde!...¡Crucio! –Pansy señalaba a Eurídice que gritaba como una
maniaca sobre el suelo, retorciéndose, luchando por llegar a la pared, levantó la
varita y esperó.
-Pansy... –Eurídice había llegado hasta la pared en movimientos convulsos, ahí se
levantó un poco hasta quedar sentada contra ella, miró a su torturadora, sonrió
dolorosamente y dijo. –...lo amo Pansy.
-¡Aaaah! –Pansy corrió hacia ella y de una patada le reventó la boca. -¡Maldita
seas! –Sabía que no podía torturarle más, le dolía hacerlo por que eran amigas y
habían pasado por mucho juntas, con lágrimas en los ojos y sin nada en la mente
más que rabia, apuntó nuevamente con la varita y sollozando gritó. -¡Avada...
-¡Expelliarmus! –Una voz salió de la oscuridad, unida a la de Cho que había
lanzado el mismo hechizo, la varita de Pansy salió volando, y cayó cerca de
aquella otra voz, Eurídice escupió sangre y se volvió a la sombra. -¡Estúpidas! –
Bellatrix Lestrange apareció en el marco de la puerta mirándolas con repudio y
asco.
-Señora Lestrange. –Cho hizo una profunda reverencia, haciendo aparecer su
antifaz, Pansy temblorosa hizo lo mismo volviéndose a Bella y poniéndose el suyo,
Eurídice aprovechando el momento para modificar su aspecto, sacó sus garras y
se pudo levantar apenas, encorvada y sangrante.
-¡¿Qué creen que hacen torturando a un auror?! –Bella estaba furiosa, a paso
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veloz se acercó a Pansy y con un movimiento de varita la hizo caer al suelo.
-Señora Lestrange...yo...-Pansy con el rostro descubierto pues Bella le había
quitado el antifaz esperaba lo peor.
-¡Desmaius! –Gritó Bellatrix contra Pansy que sin varita esperaba el golpe en el
suelo.
-¡Accio varita! –Eurídice recuperó la suya y se volvió a Bella. -¡Protego! –Defendió
a Pansy que le miró con odio.
-¡Tú, eres la más estúpida de todas! –Bella se volvió a ella y con dos movimientos
de varita la arrojó contra un muro sosteniéndola a suficiente altura para que no
pudiera tocar el piso. -¡Y tú, Chang!...¿Desde cuando sigues a estas dos en todo
lo que hagan?
-¡Ay! –Pansy soltó un grito, Bella le pisaba la mano con la que había intentado
tomar su varita.
-Esto era cuestión de honor, señora Lestrage. –Cho la miró con la frente baja,
ignorando los resoplidos de Eurídice pegada al muro y los de Pansy a quien Bella
pisaba con fuerza. –Pansy ha sido ofendida por Eurídice.
-Entiendo...y no creen que es a mí, a quien corresponde decidir...Draco es mi
sobrino y soy su única familia. –Bella sonrió mirando a Eurídice que giró por orden
suya hasta quedar de cabeza, su rostro a la altura del de ella. –Dime, Greyback,
esperas que autorice tu unión con Malfoy.
-Yo... –Eurídice comenzó pero Bella le abofeteó con fuerza.
-¿Sabes que en este momento, la asquerosa sangre sucia de tu jefa, sabe ya que
te han torturado? –Bella sonreía.
-Sí...lo sé. –Contestó Eurídice ahogadamente, sangraba por la nariz y comenzaba
a tragarse su sangre.
-¿Qué sabes de Potter? –Bella se dio la vuelta para mirar a Cho, Pansy sentía que
el tacón se le incrustaba en el dorso de la mano.
-Lo tienen protegido, casi nunca está solo... –Contestó la chica respirando con
fuerza.
-Bien, supongo que les dijiste que venías por información...¿cierto? –Preguntó
Bella dándole la espalda.
-Así es...creí que era usted quien me llamaba. –Eurídice sentía que se iba a
desmayar. -…les dije, que había recordado algo sobre mi tio…
-Perfecto... –Bella sonrió como una loca a Cho, Pansy aún luchaba por no emitir
ningún grito, se volvió a Eurídice. -...en diez días, un grupo de mortífagos
recuperará un paquete de una construcción al sur de la casa de esos Weasley…
la Madriguera...es todo lo que oíste, ¿entendido? –Bella miró a Eurídice que
asintió enrojecida. –Bien. –Levantó el pie y liberó a Pansy. –Parkinson nos
vamos...Chang, encárgate de que en realidad parezca que fue descubierta y
atacada.
-Lo haré. –Cho caminó hacia Eurídice, con la cabeza baja, haciendo girar s varita,
Eurídice le miraba silenciosa.
-Espero tu informe, Greyback. –Bella desapareció, Pansy miró a Eurídice con
pesar y luego se fue tras de Bella.
-Cho... –Empezó Eurídice, pero no pudo seguir porque se ahogaba, todo el cuerpo
le dolía.
-Lo siento... –Cho levantó su varita y apuntó. -¡Sectusempra! –Eurídice dejó
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escapar un grito, su pecho se había abierto como una naranja, sangraba
profusamente y no podía evitar gritar. –Te enviaré a un sitio alejado de aquí... no
puedes arriesgar la base... –Cho le miró. -...suerte. –Hizo un movimiento de varita
y Eurídice desapareció.

-Dime ¿crees que Harry se moleste si le visitamos? –Tonks sentada ante


Hermione bebía de su taza de té.
-Claro que no, por favor...vengan a cenar. –Hermione sonrió dejando su taza en el
plato, Tonks estaba sonriente.
-En ese caso, llevaré pastel. –Tonks se puso de pie y se fue hacia la puerta.
-¿Tu harás pastel? –Hermione le miró con sorpresa.
-Claro que no...lo hará Remus. –Carcajeó Tonks, Hermione encogió los hombros.
–Bueno, me tomaré el día, jefa.
-Adelante, es todo tuyo, espero que nada pase hoy. –Hermione suspiró, Tonks dijo
adiós y salió; Hermione cerró los ojos y se recargó en su silla pensando en la
anterior conversación con Draco, aquello le había alterado los nervios, miró por la
ventana y luego se volvió al reloj de la pared, las manecillas señalaban cada
individuo, la de Eurídice señalaba “Peligro”, corrió a la chimenea, lanzó un puño de
polvos flú y gritó. -¡Mansión Greyback! –De inmediato metió la cabeza dentro,
entre las llamas esmeraldas, estaba mirando un salón enorme, decorado
elegantemente, un elfo le miró del otro lado, con un brazo sosteniendo un
sacudidor con el que golpeaba una cortina. -¿Dónde está Eurídice?
-La señorita Greyback no ha llegado aún, señorita Granger. –Respondió el elfo
haciendo reverencia.
-Si llega, dígale que se comunique conmigo. –Hermione sonrió y sacó la cabeza
de la chimenea, el elfo asintió.
-¡¿Dónde estás?! –Hermione miró frustrada las llamas rojas, tomó un nuevo puño
y gritó. -¡Mansión Malfoy! –Metió la cabeza y se encontró en el despacho de la
mansión, Draco leía el profeta en su sillón y la miró con asombro.
-Sabía que a veces me necesitabas...pero no al punto que llegaras a llamarme por
chimenea. –Draco se levantó y fue hacia las llamas sonriendo.
-¿Está Eurídice contigo? –Hermione no le dio importancia y miró alrededor de
Draco.
- No... –Draco se puso en cuclillas desabrochándose el saco para no arrugarlo, al
verla nerviosa. -...¿qué ocurre?
-No la encuentro, ni en su casa ni contigo...la manecilla de mi reloj de pared dice
que está en peligro. –Contestó ella siendo totalmente sincera.
-¿Peligro? –Draco se puso serio. -¿Qué tipo de peligro?... –Hermione puso los
ojos en blanco. -¡Contesta!
-No lo sé...si lo supiera no estaría buscándola...¿o sí? –Hermione le miró enojada.
–Si llegas a verla, avísame.
-Lo haré. –Draco la vio desaparecer, se puso tu túnica y salió por la red flú rumbo
a la mansión de Eurídice.
-¡Expecto Patronum! –Un par de nutrias plateadas salieron de la varita de
Hermione. -¡Rápido vayan a Hogwarts y a Sortilegios Weasley! –Las dos nutrias
salieron nadando en el aire por la ventana, tomó otro puño de polvos flú y los
arrojó a la chimenea. -¡Número 12 de Grimmould Place! –En cuanto las llamas se
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volvieron verdes metió la cabeza dentro.

-¡La caja! –Gritó a bocanadas como si hubiera salido del agua después de horas
de no poder respirar. -¡La caja!
-¡Harry! –Gritó Ginny sosteniéndolo con fuerza, estaba en el suelo del pasillo
intentando quitársela de encima, Ron miraba fijamente, Neville permanecía sin
moverse, con cara de profundo pánico, Luna apenas parecía extrañada.
-¡Esa caja!... –Harry se agitaba, la señora Weasley intentaba calmarle tomándole
de la mano derecha, Ginny sostenía la otra. -...¡Madre él está vivo! –Todos
palidecieron y Ginny soltó un gritillo, la señora Weasley movió la cabeza negando
con una sonrisa forzada.
-Harry querido, tranquilízate. –Molly llena de horror intentaba calmarlo. –Tú lo
terminaste querido, él ha muerto.
-Vive...¡Él vive madre! –Gritó nuevamente, Ron palideció y se acercó a grandes
zancadas, Neville sujetó a Luna, aquel grito de madre, era más de lo que todos
podían soportar, lo gritaba como un chiquillo, él mismo sabía que aquello era
horrible, el madre saliendo de su boca era casi tan increíble como saber que él
vivía.
-¿Voldemort? –Interrogó Ron, Molly miró a su hijo suplicante, Ginny y Luna se
miraron.
-Está vivo Ron. –Asintió Harry nerviosamente, sujetándose con fuerza de la mano
de Ginny y de la madre de ésta. –Alguien se lo llevó después de que me atacó...lo
metieron en una caja donde vive...¡No pude acabar con él! –Sentía tanta
vergüenza que habría querido que Ron lo matara en aquel momento. -¡Fallé! –
Gritó recordando a Sirius y a Dumbledore.
-Pero, tú lo destruiste, casi mueres en la explosión. –Ginny estaba pálida, como si
fuera a desmayarse.
-¡Ron! –La voz de Hermione gritó en la cocina y todos se volvieron, Neville echó a
correr hacia la chimenea. -¡¿Alguien me escucha?!
-¿Qué ocurre Hermione? –Interrogó Neville pendiente de las llamas. –Aquí
estamos.
-¿Está ahí Eurídice? –Hermione extrañada por el ambiente hostil que la recibió
fruncía el ceño.
-No, salió hace un rato. –Luna contestó, Harry ayudado por Ron y Ginny se había
puesto de pie y débil y tembloroso se acercó. -¿Pasa algo?
-¿A dónde? –Preguntó Hermione rápidamente.
-¿Qué pasa Hermione? –Preguntó Ron identificando su nerviosismo.
-La manecilla de Eurídice, marca peligro. –Contestó Hermione, miraba a Ron, él
se tensó inmediatamente.
-Fue a seguir a su tío, dijo que lo alcanzaría en el callejón Diagon. –Ron dejó a
Harry sentado y se acercó a la chimenea, los demás miraron sorprendidos, no era
lo que habían escuchado.
-Ahí no está, envié dos patronus, uno a Hogwarts y otro a Sortilegios Weasley,
Eurídice no ha ido a ninguno de esos dos sitios. –Hermione casi gritaba. –
Debemos encontrarla.
-Separémonos. –Neville dio unos pasos hacia la puerta. –Luna y yo iremos a los
terrenos de Hogwarts pasando por los bosques negros, de regreso volveremos por
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el lago.
-Iré a las montañas, quizá esté cerca de los lugares que sitiamos hace días. –Ron
se volvió a su madre que asintió.
-Yo voy contigo. –Harry tomó aire y se levantó todavía con sudor sobre el labio.
-No, tú te quedas. –Ginny sentenció al puro estilo de la señora Weasley.
-Ginny, tú y yo nos encontraremos en Londres, iremos a los terrenos de los
hombres lobo. –Hermione miró a su amiga que asintió.
-Yo voy con ustedes…no me voy a quedar sentado. –Harry se quitó el sudor y los
miró con autoridad, todos sabían que no podrían detenerlo.
-Bien, irás conmigo. –Ron le sonrió duramente dándole un golpe en el hombro. –
Podrás ver al maestro en acción.
-¡Basta de presunción Weasley! –Gritó Neville saliendo tras ellos, en el recibidor,
Ron llamó sus escobas, entre ellas la Saeta de Harry, polvosa y llena de telarañas
se posó ante él.
-Disculpa lo limpia, pero nadie la ha tocado. –Sonrió Luna montando la suya,
decorada con patas de conejo y lo que Harry identificó como trenzas de ajo. –Para
los vampiros. –Sonrió Luna mientras salía despedida, Neville sonrió.
-No creen que es divina. –Salió siguiéndola y los dos se perdieron en el cielo a
gran velocidad.
-Divinamente loca. –Bromeó Ginny, Ron se montó en su escoba y partió sin mirar
a nadie.
-¡Ten cuidado Ginevra! –Gritó Ron volando en el aire, Harry ya casi no lo veía.
-Cuídate. –Sonrió Ginny, besó a Harry en la mejilla y se fue presurosa.
-¡Harry! –Molly le llamó en un grito doloroso. –Ten mucho cuidado hijo. –Sonrió.
-Lo tendré…se lo juro. –Harry sonrió, montó en la escoba y salió disparado contra
el cielo; respiró libremente, como si hubiera vuelto a nacer, aquel viento
definitivamente le aclaró las ideas; él estaba vivo, en algún sitio alguien lo
ocultaba, no sabía cómo, ni cuándo, ni dónde, pero lo iba a encontrar, y entonces
lo mataría, de una buena vez por todas; recordó el fénix. -¿Quién estaba bajo las
alas de ese fénix? –Sujetó el mango de la escoba y en menos de dos minutos
alcanzó a Ron, que sólo se volvió para confirmar que fuera él.

Mensajes vía Pitón


Su cuerpo cayó sobre las hojas secas y la nieve, rodó por la pendiente y se golpeó
con cada arbusto, hasta que un enorme roble detuvo su caída, ahí dejó escapar
con todas sus fuerzas el grito que contenía desde la tarde, desde que Pansy la
atacara en el Ministerio, mientras la nieve blanda caía con el golpe y la cubría.
Agotada, moribunda, pálida y con los huesos tan molidos que en aquel mismo
instante podría morir, Eurídice abrió los ojos apenas, entre las lágrimas de dolor
no lograba ver sino verdoso y blanco, mucho blanco. Intentó darse vuelta, estaba
boca arriba, pero no pudo, las heridas anteriores junto con las de ahora,
definitivamente la tenían al borde de la muerte, suspiró resignada, Cho tenía
razón, lo que necesitaba era suerte.

62
Intentó recordar algo dulce, algo feliz; vio a Draco, los dos acostados en aquella
bellísima habitación de la Mansión Malfoy, él sonreía, como un niño, como nunca,
abrazándola para hacerle cosquillas, su cabello rubio le cubría el rostro, no había
altanería en ninguno de los dos en aquel momento, sólo amor; luego vio a Ron,
sentado a su lado con el pecho descubierto a la orilla del mar, el amanecer hacía
ver su pelo más rojo que nunca, ella estaba envuelta en la túnica y el carcajeaba
por alguna tontería que había dicho, luego corrió hacia ella que en un juego tonto
comenzó a correr huyendo de él, hasta terminar los dos sobre la arena riendo
como un par de chiquillos; sonrió con dolor y sacó la varita que llevaba metida en
el brazalete de la muñeca, con la mano tiesa de frío la apretó.
-¡Expecto Patronum! –Soltó con voz pastosa y de sabor metálico, un lobo enorme
y enmarañado surgió ante ella y se multiplicó, cuatro lobos la observaban. -Dense
prisa. –Los cuatro animales emprendieron la carrera entre los árboles, ella se
resignó a seguir recordando, con la cabeza echada sobre la hierba seca y la
sangre corriendo a su alrededor, manchando lentamente la nieve blanca.

-¡Drepell! –Gritó por cuarta vez en diez minutos.


-¡Señor! –El elfo apareció con un ¡plop!, se inclinó en una reverencia y tembloroso
le miró.
-¿Qué sabes? –Preguntó Draco como león enjaulado yendo de un lado al otro.
-Nada señor, soltamos a los perros por los jardines como ordenó, pero ninguno ha
sentido el rastro de la ama. –El elfo le miraba con preocupación. –Puede deberse
a la nieve...señor.
-Drepel, voy a salir a buscarla, si llegara a aparecer antes de que vuelva,
infórmame. –Draco le miró con profunda preocupación y salió de la sala rumbo a
la puerta.
-¡Señor Malfoy! –Llamó el pequeño hombrecillo, Draco se volvió sosteniendo la
puerta abierta. -¿Y si vuelve a comunicarse la señorita Granger?
-Si no la ha encontrado…te ordeno que le digas que es una inepta. –Sentenció
Draco, sabía que Eurídice le había ordenado que lo obedeciera, vaya sorpresita la
de Hermione cuando el elfo le dijera eso, tomó su escoba guardada hacía
semanas en casa de su “amiga”, una Saeta nueva y montó saliendo de los
jardines de la casa, a pocos minutos una luz plateada le dio alcance.

-¡Harry! –Ron le llamó con fuerza entre la ventisca, habían llegado a una playa. -
¡Harry!
-¡¿Qué pasa Ron?! –Harry intentaba ver a través del agua de rocío y el viento,
Ron le había guiado primero a aquel sitio, antes que a las montañas.
-¿Logras verla? –Ron volaba en círculos, luchando contra su túnica que le cubría
la vista.
-¡No! –Harry distinguía las olas rompiendo contra las rocas, una cueva e incluso
una cabaña, pero ni rastro de ella. -¡¿Por que venimos a este sitio?! –Los dos
comenzaron a alejarse de la playa, Harry seguía a Ron que parecía un loco.
-Le gusta ese lugar. –Contestó secamente y continuaron su camino, las montañas
se distinguían a los lejos, un reflejo plateado llamó la atención de los dos.

-No hay nada. –Sentenció Luna tras salir de una cueva escondida en lo profundo
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del bosque.
-Hagrid no la ha visto en semanas, dijo que no desde la última reunión de la
Orden. –Neville volvió en su escoba y la miró llena de telarañas y polvo. –Luces
linda así.
-¿De verdad? –Luna se miró la túnica manchada de blanco por el polvo y la nieve
del interior. –Creo que me hacen falta algunas cabezas reducidas por aquí, ¿no te
parece? –Miró a Neville montando su escoba.
-Si te parece que aumentarán tu belleza. –Sonrió él divertido con la ocurrencia,
estaba decidido a aceptarla como era. –Sobre lo que te dijo Pansy hoy. –Neville
comenzó.
-Olvídalo… -Luna sonrió, los dos emprendieron el vuelo mirando entre los árboles
de vez en vez. -…no me dolió que me lo dijera, me dolió que Draco se riera de
ello.
-¿Malfoy?.... ¿Porque te interesa él? –Neville se celó sin querer y la miró con
reproche, acelerando el paso para quedar a su línea y para poder mirarla a la
cara.
-Por que es posiblemente a quien ama Eurídice…y ella es mi amiga. –Sonrió
Luna, él sabía que cuando hacía aquello no había por que dudar. –Además,
Neville…las cosas de quien vienen. –Luna aceleró el paso, ascendió unos metros
en el aire y se tiró en picada contra el lago, casi enseguida, Neville la vio volar a
ras del agua congelada buscando entre los escondrijos de la orilla, sonrió y se
dedicó a buscar en el horizonte.
-¡Luna mira! –Gritó apuntando hacia una figura plata que se acercaba a ellos.

-¿Encontraste algo mientras venías? –Preguntó a su pelirroja amiga.


-No, ¿Por qué tardaste? –Ginny le miró, las dos permanecían expectantes en el
techo de un enorme edificio, movieron sus varitas y se hicieron invisibles, la tarde
caía y la nieve parecía que volvería a caer pronto.
-Fui a la oficina de Draco, Lavander me dijo que no ha regresado, estaba en su
casa, pero pensé que volvería cuando le avisé de la desaparición de
Eurídice…también busqué a Cho y a Pansy…se las tragó la tierra. –Hermione
montó su escoba, en esos años se había vuelto muy hábil en ese medio de
transporte.
-¿Por qué le avisaste a Draco? –Ginny le miró, mientras las dos saltaban al vacío
desde el décimo piso.
-Por que sé que él me avisaría si algo le ocurriera a Ron. –Hermione levantó la
punta de la escoba, esquivaron un par de autos y a un hombre en bicicleta que
resbalaba con la nieve, Ginny miraba en los espacios oscuros de la calle.
-Yo no estaría tan segura. –Comentó Ginny mirando al frente, para poder esquivar
un autobús mientras Hermione buscaba en los callejones.
-No lo conoces. –Sentenció Hermione mirando con atención un contenedor
mientras se elevaban.
-Te equivocas…por que lo conozco te lo digo. –Sonrió Ginny evitando la mirada
extrañada de su amiga y las dos emprendieron la carrera hacia los escondites de
hombres lobo.
-¿Qué quieres decir? –Hermione se puso seria.
-¡Mira! –Gritó Ginny apuntando hacia el bosque más cercano, lo que parecía ser
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un perro color plata, se acercaba.

-Ayúdenme… -Susurró el lobo ante ellos, abriendo la boca con lentitud, como si
aquello le doliera en verdad.
-¿Es de Eurídice? –Harry miró a Ron, él asintió serio y pálido, el lobo les miró
flotando en el aire, con un gesto que parecía de dolor infinito.
-Para que lo haya enviado… -Ron no continuó, el lobo dio la vuelta y comenzó a
correr aullando dolorosamente.
-Se va. –Exclamó Harry mirando a Ron que se inclinó en su escoba para
impulsarse.
-Debemos seguirlo. –Ron salió disparado, Harry le seguía.

Llegó tan rápido como su saeta se lo permitió, el lobo se paró junto al árbol
señalando con su nariz una mancha rojiza entre el blanco brillante de la nieve, ahí
la encontró, pálida como un papel pero empapada en rojo como si la hubieran
aventado en una piscina de sangre, bajó de la escoba y se inclinó junto a ella, le
levantó la cabeza con todo el cuidado que su desesperación le permitió.
-Hey... –Susurró intentando parecer suave y gentil. -...hey...Euri...
-...mmm...-Burbujeaba la sangre mezclada con saliva en sus labios, tenía
arañones y sangre en la nariz y en las mejillas. -...hey... –Sonrió mirándolo con los
ojos a medio cerrar. –Viniste...
-Claro...te voy a sacar de aquí...pronto te sentirás mejor. –Dijo sonriéndole, logró
levantarla lo suficiente para sostenerla con el brazo, sabía que también les había
avisado. -¡Expecto Patronum! –La figura salió de su varita. –Quédate, díselos. –En
seguida, sujetando a Eurídice con cuidado, y guardando la varita de ella en su
túnica, desapareció.

-¡Ron! –Neville venía de la izquierda seguido de Luna, los dos siguiendo el lobo
plateado, que al ver a su gemelo se le unió volviéndose uno, soltando un terrible
aullido lleno de dolor.
-¿Les envió uno a ustedes? –Preguntó Harry, Ron miró a Neville, asintieron y
emprendieron el vuelo velozmente.
-Sí, quiere decir que está gravemente herida. –Contestó Luna mientras los cuatro
aceleraban el paso, Ron iba tan rápido como daba su escoba.
-¿Porqué lo dices? –Harry no entendía la alarma de todos.
-Ella nunca pide ayuda, sólo una vez lo hizo y fue por que ella y Ginny
agonizaban, esto es grave. –Contestó Neville, todos aceleraron.
-¡Chicos! –Hermione y Ginny surgieron desde bajo ellos y el lobo que seguían se
unió a los de los chicos, Hermione parecía asustada y al punto de un colapso
nervioso.
-La encontraremos. –Murmuró Ginny en un intento por calmar a todos.
-¡Ahí!...están descendiendo. –Exclamó Luna apuntando al patronus que bajó, se
paró junto a un árbol y desapareció, todos bajaron pero no había nada en el lugar.
-¿Porqué no está? –Ron caminaba buscando, vio la mancha de sangre y
palideció. –Alguien se la llevó...es la única posibilidad.
-¿Pero quién? –Neville miraba alrededor. –Tendría que ser alguien a quien ella
hubiera avisado.
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-O alguien que supiera donde estaba desde antes. –Hermione se puso en cuclillas
y analizó con la mirada las marcas de sangre, cerca había huellas.
-Quizá fue quien la puso aquí. –Neville se alejó un poco mirando las pisadas, pero
todas se dirigían a la sangre, no había de regreso. –Alguien la tomó y se
desapareció.
-Sería muy tonto herirla así y luego arriesgarse a volver por ella. –Hermione se
movió hacia el árbol.
-Son muy grandes...era un hombre. –Susurró Ginny mirando las huellas fijamente.
-Hay demasiada... –Susurró Harry viendo las manchas rojas en la nieve y la tierra,
entonces una luz tras él lo hizo volverse, algo sobre la cabeza de la castaña. -
¡Cuidado! –Una enorme pitón plateada enroscada en la rama más baja del árbol
les miraba, se soltó y envolvió con sus aros a Hermione, que petrificada miró a
Ron.
-¡Hermione! –Gritó Ron corriendo hacia ella asustado sacando la varita para
ayudarle.
-Esperen...es un patronus... –Luna miraba fijamente la serpiente que a su vez veía
a todos siseando.
-¡Dejen de buscar!...yo la tengo. –Exclamó la voz melosa y potente de Draco
Malfoy saliendo de la boca de la serpiente, enrollándose alrededor de Hermione
melosamente, pasándose por su cuello, ella estaba erizada.
-¡Maldito gusano!...¡Suéltala! –Ron miraba la serpiente con odio y celos crecientes.
-Malfoy...-Susurró Ginny mirando a Harry, que todavía miraba tieso como una
roca. –Es el patronus de Draco...no lo toques Ron, no sabemos cómo reaccionará.
–Su hermano le miró con aprensión, pero permaneció quieto.
-Alguien por piedad...quítemela... –Susurró Hermione, la serpiente se aferró con
más fuerza a su cintura, haciendo que más que sentir dolor sintiera pena y se
sonrojara con vergüenza, le abrazaba como él lo hacía.
-¿Quieren verla?, entonces bienvenidos...a la Mansión Malfoy. –La serpiente
terminó con un espantoso siseo que hizo que Harry se estremeciera. –Cierra la
boca Logbottom... –En efecto Neville tenía la boca abierta, ninguno conocía el
patronus de Draco y aquello les impresionó bastante, la serpiente desapareció tras
guiñarle el ojo a Hermione, quien se quedó en la misma posición por unos diez
segundos.
-Eso fue...genial... –Luna sonrió impresionada por aquello, todos la miraron con
enojo. -...¡Tienen que reconocer que lo fue!...hasta para eso tiene estilo. –Luna
sonrió y encogió los hombros.
-Era de esperarse, un ser rastrero... –Neville sonrojado por lo de su boca se volvió
molesto a la chica rubia. -...sólo puede tener un patronus así de rastrero.
-Vamos. –Dijo Hermione todavía sonrojada, Ron y Harry asintieron, los demás les
siguieron. –Hay que verla.

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El cuadro
La oscuridad del salón principal se vio rota por la presencia luminosa de una figura
de largo cabello rubio, iluminado levemente por la chimenea que se apagaba
desde hace un rato y que el ignoraba, iba desesperadamente de un lado a otro,
con la ropa todavía manchada de sangre, entonces escuchó que la puerta de la
habitación se abría y corrió subiendo los escalones de dos en dos hasta llegar
ante la puerta de aquella habitación enorme, la que fuera de sus padres y que él
ocupaba desde hacía tres años, cuando una noche volvió con Eurídice en brazos
y los dos durmieron ahí, tal y como sus padres lo habían hecho en vida.
-¿Cómo está? –Preguntó al sanador cuando lo vio cerrar la puerta tras él, respiró
agitadamente, suspiró y recuperó la tranquilidad y pasividad que un Malfoy debía
tener y que los cuadros a su alrededor exigían con miradas duras.
-Unos minutos más y habría muerto. –Comentó el hombre, bajito y asustadizo
mirándolo con profundo respeto, con manos nerviosas y sudorosas. –Hizo bien en
llamarme mientras se trasladaban.
-¿Qué tenía? –Preguntó Draco sin mirarle, veía la puerta como si quisiera con sus
ojos grises mirar a través de la fina madera labrada. -¿Cuál es la causa de tan
terrible perdida de sangre?
-Está muy débil, ha perdido mucha antes de esto...bajo ninguna circunstancia
permita que se levante de esa cama, es mejor si duerme y come mucho y bien. –
El hombrecillo miraba al joven sorprendido por la preocupación que éste
expresaba. –Parece como si ya antes se hubiera vaciado por completo.
-Entiendo...¿puede decirme cuál fue la causa de sus heridas? –Draco se volvió
por primera vez a verlo, con una sonrisa entre cansada y temerosa.
-El hechizo diffindo según me parece...además de una poderosa maldición que le
abrió el pecho... –Susurró el hombrecillo pasándose la mano por el bigote con
insistencia.
-Sectusempra... –Susurró Draco pasándose la mano por el pecho marcado con las
cicatrices y recordando el dolor.
-Y...fue torturada, señor Malfoy. –Comentó el sanador con mirada asustada, Draco
le miró sorprendido. –Al menos en tres ocasiones...eso es lo que creo...
-Comprendo...le acompaño a la puerta. –Draco lo miró y con elegancia movió su
túnica para indicarle que era momento de salir.
-Gracias, sé el camino, le he dejado algunas pociones que debe beber, dos
frascos...que los beba juntos dentro de una hora, cuando despierte de la poción
para dormir que le di. –Dijo el sanador alejándose por el pasillo, Draco asintió.
-Descuide, me haré cargo. –Sonrió despidiéndolo. -¡Calpy! –Una elfa apareció con
un ¡plop! ante ellos. –Acompaña al señor y dale su pago.
-Sí, joven Malfoy... –La elfa hizo reverencia ante el sanador y Draco y caminó
frente al primero rumbo a la puerta; Draco permaneció en la oscuridad del pasillo,
luego caminó hacia la puerta del cuarto y la abrió lentamente, las cortinas dejaban
todo en penumbra, la cama con enormes doseles esmeralda tenía a Eurídice
placidamente dormida.
-Hey... –Llamó Draco, pero ella permanecía inmóvil. -...lo siento... –Susurró
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acercándose, Eurídice yacía con la sábana hasta la cintura, el pecho descubierto,
no llevaba blusa, sólo las vendas que le cubrían desde la línea del busto hasta el
final de las costillas, Draco pensó que en cualquier otro momento aquello habría
sido seductor, suspiró. -...te amo... –le susurró sabiendo que no podía oírlo y se
sentó junto a la cama, con la frente apoyada en la mano tibia de ella.

-Hemos llegado. –Expresó Neville, sobrevolaban unos bellísimos jardines


cubiertos de nieve, en un sitio cubierto con bardas de madera, pavo reales albinos
lucían sus plumas, anunciando la riqueza de la vivienda. –Bajemos.
-Bien... –Harry descendió con gran velocidad, sentía una imperiosa necesidad de
saber algo de Eurídice.
-¡Harry espera! –Gritó Ginny, él no la escuchó, pero en cuanto pisó el suelo supo
que algo andaba mal, un golpe le pegó de lleno y salió disparado girando sin
control.
-¡Aresto Momentum! –Gritó Luna para detenerlo, con algo de dificultad.
-¡Wingardum Leviosa! –Ron le sostuvo con su varita, mientras Hermione tras
lanzar un ¡Accio!, sostenía la escoba y Ginny iba hacia Harry a toda prisa.
-¿Estás bien? –Preguntó asustada sosteniéndolo mientras Hermione se acercaba
para darle su escoba.
-¿Qué fue eso? –Harry montó su escoba algo aturdido.
-Algunas familias de sangre pura ponen este hechizo en sus casas, ningún
mestizo o sangre sucia... –Dijo Ginny con molestia del último término. -...puede
entrar a sus casas si no lo hace del brazo de un sangre pura.
-¡Ah vaya!...por un momento creí que Malfoy quería deshacerse de mi. –Susurró
Harry acomodándose las gafas.
-No supo que eras tú, de lo contrario habría salido un rayo verde por la ventana. –
Bromeó Luna con diversión, ninguno rió. –Era un chiste... –Nadie rió otra vez.
-No es gracioso Luna. –Contestó Ron secamente acercándose en su escoba.
-Creo que hoy no tienes muy buen sentido del humor linda. –Le sonrió Neville para
no hacerla sentir mal.
-¿Y ahora? –Preguntó Harry mirándolos, Ginny se acercó a él.
-Tómate del brazo de Ginny, Hermione ven... –Llamó Ron a la chica que obediente
se sujetó de su brazo, todos descendieron, Harry con algo de sonrojo sujetado de
la mano de Ginny que le miraba divertida.
-No fue tan difícil. –Comentó Neville. –Imaginé que nos estaría esperando un
regimiento de morti... -Un ¡plop! tras él lo hizo volverse con sorpresa.
-Buenas tardes... –Susurró la elfa inclinándose casi hasta tocar los zapatos de
Neville con la nariz puntiaguda, vestía un uniforme de camarera pequeñito y una
cofia en la cabeza. -...¿a que debemos su visita?
-Buenas tardes, queremos ver a Eurídice Greyback...-Respondió Hermione
todavía sin soltar a Ron, que miraba altanero y orgulloso, revisando con molestia
la casa, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
-Sus nombres por favor. –Pidió la elfa con una sonrisa tierna y sincera.
-Hermione Granger y Ronald Weasley. –Dijo la chica sosteniendo la mano de su
acompañante con una sonrisa, él la imitó y la abrazó sutilmente.
-Luna Lovewood y Neville Longbottom. –Neville se acomodó la túnica sonriente,
Luna se había alejado un poco y escudriñaba los pavo reales.
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-Harry Potter y Ginevra Weasley. –Dijo Ginny sin soltar a Harry que asintió, para
luego acomodarse las gafas.
-Permítanme...-La elfa desapareció y todos se quedaron mirando la madera
tallada de la puerta.
-Ya vieron esos Modlegs... –Susurró Luna sonriente apuntando al sitio cercado
con emoción.
-¿Esos qué? –Preguntaron Hermione y Ginny, Harry se volvió interesado, Ron
apenas y volvió la cabeza.
-Modlegs...las aves de allá. –Luna apuntaba a los pavo reales. –Papá dice que
sólo existen 20 actualmente, debo hablar de ellos con Draco en cuanto pueda. –
Luna aplaudía como una chiquilla que ha visto su juguete preferido.
-Son pavo reales, Luna. –Exclamó Harry levantándose las gafas que se le habían
caído al escuchar el nombre que les daba. –Son animales no mágicos...creo. –
Miró a Hermione en busca de ayuda, ella asintió, Ron les miró serio a los dos.
-No, no...son Modlegs...me lo dice su pico reducido. –Luna negó con el dedo
índice y la mano en la cintura.
-¡Por Merlín! –Hermione se preparaba para reprenderla, cuando Neville intervino.
-Si ella dice que son Modlegs, dejen que lo crea. –Susurró a todos en tono
suplicante. –Por favor...
-Pero... –Hermione iba a refutar, Ron le presionó la mano, ella se volvió a mirarlo.
-Él deja que lo crea por que la ama...¿porqué tienes que sacarla de su sueño?...no
tenemos derecho a sacarla de su mundo, si en este está destinada a ser
agredida...déjenla en paz. –Ron miraba serio a la puerta, cuando terminó de
hablar todos lo miraron, Luna no había escuchado nada por que miraba absorta a
las aves.
-Ron... –Ginny le miró, su hermano lucía extrañamente serio, Harry le escudriñó el
rostro, pero su amigo no le miró.
-Perdonen la tardanza....- La elfa volvió. -...pueden pasar... –Entraron siguiéndola,
la mansión era enorme y lo poco que podían ver era costoso y elegante, les llevó
por las escaleras, enormes cuadros les miraban, todos eran rubios y altos, de ojos
grises, no había un sólo cuadro que pudieran reconocer, ninguno les dijo ni una
sola palabra. –Esta es la habitación principal, pueden pasar...pero por favor no
hagan ruido, la señorita duerme, el joven está con ella.
-Gracias. –Contestaron quedamente Luna, Ginny y Hermione, Ron, Neville y Harry
asintieron, al entrar se encontraron con una escena extraña, iluminado sólo por la
leve luz que salía de la chimenea encendida, Draco miraba fijamente a Eurídice
totalmente ajena a él, parecía pálido y triste.
-Draco... –Susurró Hermione suavemente acercándose a la cama, soltó la mano
de Ron, que le miró con furia.
-Hola... –Draco se levantó, al ver a los demás se contuvo y se limitó a mirarla de
pie. -...que bueno que han venido.
-Ella... –Neville empezó incómodo, estaba tan blanca que parecía que ya no
estuviese ahí.
-Está... –Harry ignoró por un momento todo, Ginny a su lado apretó su mano, él
correspondió.
-¿Cómo está? –Ron ignoraba aquello y miraba a Eurídice, caminó hacia ella y se
inclinó para tocarla.
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-Luce pálida. –Susurró Luna mirando, Eurídice dormía, al ver su “desnudez” se
volvió a cubrirle los ojos a Neville.
-¡Oye! –Neville se sentía incómodo por la reacción de Luna.
-No te atrevas Weasley. –Draco se puso rígido acercándose a la cama al ver que
Ron iba a tocarla.
-No te interesa. –Ron se volvió con violencia. –La llevaré a casa. –Se acercó para
tomarla en brazos, metiendo su mano bajo el cuello de la joven. –Estará mejor en
su mansión cuidada por nosotros.
-No te la llevarás. –Draco se opuso, le empujó con fuerza. -¡El sanador dijo que
debía permanecer en cama!
-No griten... –Dijo Neville todavía cubierto por las manos de Luna. –...la
despertarán.
-Chicos cálmense por favor. –Dijo Ginny intentando llamar la atención de los dos,
que se miraban con odio.
-Ella no se quedará en...en...¡Tú cama! –Gritó Ron, los dos se miraban fijamente
retándose.
-Acéptalo...ella ya ha estado en mi cama. –Exclamó Draco sonriente, Ron le tomó
por el cuello de la camisa.
-¡Basta! –Gritó Harry separándolos con presteza, parecía que comenzarían a
golpearse.
-Por Merlín la despertarán. –Reclamó Hermione interponiéndose también con un
susurro.
-Neville...-Una voz débil emanó de la cama, todos miraron a Eurídice que con
mirada cansada buscó al chico.
-Aquí... –Dijo él acercándose, Luna lo soltó y lo siguió hacia la cama pasando
entre los otros tres. -...aquí estoy.
-¿Es cierto que los thestralls odian el amaranto? –Preguntó en medio de un delirio.
-Hay rumores...pero son eso, rumores...¿porqué? –Neville le pasó la mano por la
cabeza con ternura.
-No lo sé...-Contestó ella con voz silbante. -...mi perfume huele un poco a
amaranto, no me gustaría que esos bellos animales me odiaran por eso... –
Eurídice sonrió todavía agotada.
-Sería una pena. –Neville sonrió y miró a los demás, Draco dio un paso hacia la
cama, Ron miraba molesto, se volvió a Hermione que le miró con enfado,
entonces ablandó su gesto.
-Linda... –Llamó Draco, Eurídice le miró y sonrió. -...debes beber estas pociones,
el sanador dijo que te ayudarán.
-¿Saben a gnomo? –Preguntó aún en un delirio. –Ron dice que sabe horrible. –El
aludido sonrió sin poder evitarlo.
-No, saben a una combinación de vino tinto y menta. –Contestó Luna ayudando a
Draco a dárselos.
-Entonces sí...Harry huele a menta, igual que Draco. –Eurídice aceptó, Neville y
Luna le dieron las pociones, Draco con un movimiento indicó a los demás que
debían salir. -...Draco, podrías decir a Ginny que me gustan...
-Aquí estoy Eurídice. –Soltó Ginny sin acercarse a la cama.
-Hola...me gustan tus nuevos zapatos... –Murmuró mientras Luna cerraba los
frascos.
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-Cuando te pongas bien te llevaré a dónde los compré...¿quieres? –Ginny quería
llorar pero contenía las lágrimas.
-Quizá...gracias...-Eurídice se volvió a recostar ayudada por Neville. -...¡Ginny! –
Gritó desesperada y alterada.
-¿Qué pasa, dime? –Dijo la chica clavándole las uñas a Harry en la mano.
-Dile a Harry que me gusta su cicatriz tanto como sus ojos...si no te ofende... –
Eurídice emitió un quejido.
-No, no me ofende... –Ginny sollozó. -...yo creo lo mismo.
-Gracias Eurídice. –Murmuró Harry sintiéndose profundamente aliviado al ver que
lo recordaba.
-Harry...di a Hermione que...ella es mejor que yo, en todo. –Exclamó y se
desmayó, Ron se puso tieso y Hermione soltó un bufido de dolor, Harry los miró
fijamente.
-Vamos... –Dijo Draco saliendo delante de ellos, Luna se quedó con Eurídice para
ver qué le pasaba.

-Así que querías vengarte. –Bella miraba a Pansy con profunda hilaridad. –Eso
siempre es divertido.
-Lo siento... –Exclamó Pansy sintiendo ya todo el remordimiento de sus actos.
-¿Porqué? –Bella le miró divertida, Cho al lado de Pansy bajó la mirada. –Si maté
a mi primo por no seguir a mi señor, no veo nada de malo en que quisieras
eliminarla, no le debes lealtad...¿porqué te apenas? –Bella carcajeó.
-Por que es su amiga. –Dijo Cho sin atreverse a levantar la cara, podía ver el
pecho desangrándose de Eurídice.
-¡Amiga! –Bellatrix se dobló de risa, Pansy le miró con miedo y Cho con profundo
asombro. –¡Eso no existe tontas!
-Pero... –Comenzó Pansy intentando llamar su atención. -...pasó mucho con
nosotras durante el entrenamiento...
-¡Nada!, tenían razón al atacarle...pero nos conviene más viva que muerta...-Bella
se acercó a una mesita y se sirvió una copa de vino. -...es mejor que vuelvan a
sus casas, deben mantener las apariencias. –Concluyó.
-Sí. –Dijeron las dos a coro, al salir se toparon a Snape. –Profesor. –Saludaron
con reverencia y salieron.
-Lucían asustadas...¿qué les hiciste Bella? –Severus entró sonriendo y la vio
bebiendo.
-Sencillamente las reprendí por casi matar a Eurídice Greyback. –Contestó Bella
tomando uvas de un platón.
-¿Casi matar?...¿qué no son del mismo bando las tres? –Snape tomó una uva y
se sentó junto a ella.
-Sí...pero a veces también se hieren entre ellas. –Sonrió Bella. –Está listo el
plan...¿no?
-Sí...todo listo, mañana al amanecer, iremos por Potter dónde quiera que esté. –
Snape miró al techo seriamente.
-Excelente, ese asqueroso sangre sucia caerá como sus padres...y mi señor
volverá a la vida, sin nadie que pueda impedirlo... –Bella carcajeó locamente,
Snape sonrió con frialdad.

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-No pueden llevársela. –Susurró Draco cuando hubieron entrado al despacho
iluminado por la chimenea, sobre ésta, se encontraba el cuadro más grande que
habían visto en la casa, en él aparecía Narcisa Malfoy, tras ella de pie, Lucius
sonreía, de pronto al ver a Harry, emitió una carcajada.
-¡Está vivo! –Gritó moviéndose al frente, su esposa miraba a su hijo. –Mira eso
Cissy...es Potter, el maldito de Potter está vivo. –Exclamó con una sonrisa amplia.
-Vive... –Dijo Narcisa mirando a Draco como si deseara que él le confirmara, su
hijo asintió.
-Señor Malfoy. –Murmuró Harry sin comprender muy bien lo que pasaba, pero
sintiendo que estaban alegres.
-No lo puedo creer...estás vivo. –Lucius hizo un gesto despectivo al ver a
Hermione. –Y vienes con tus amigos, ¿puedo saber qué hacen estos aquí, Draco?
–Miró a su hijo fijamente.
-Contenga sus palabras señor Malfoy. –Exclamó Neville intentando parecer
amable, con una inclinación de cabeza.
-Longbottom, al menos tú y Weasley son sangre limpia...esa Granger en mi
casa...y si a eso le sumas a Lovewood...y a Greyback en nuestra cama...-Lucius
hizo un gesto de repudio. -...que bajo has caído hijo. –Exclamó en un intento por
parecer dolido, aunque dio la impresión de que se burlaba.
-No tanto como tú, padre...eso sería imposible...en cuanto a tú cama, metiste a
muchas que no eran ni la mitad de lo que es Eurídice...ni la mitad de mi madre. –
Rió Draco sin miedo a lo que decía, dejando a todos sorprendidos, su padre
sonrió, Narcisa inclinó la cabeza y se tocó la frente con la mano, Draco la miró con
dolor.
-Has escuchado Cissy...en esto se ha transformado nuestro heredero, el último de
los Malfoy, en un pelele de cualquier sangre sucia. –Exclamó Lucius, Ron sacó su
varita, pero Hermione le detuvo pasivamente.
-Es sólo un cuadro, Ron. –Susurró sonriéndole, Ginny miraba a Lucius con más
que odio.
-Basta querido, incómodas a Draco. –Murmuró Narcisa mirando fijamente a Ron,
que le sostenía la mirada.
-A los Malfoy no les importa que otro Malfoy les hable ¿cierto? –Lucius miró a
Draco con fijeza, este fue a la puerta.
-Vamos, no dejará de hablar. –Draco habló sonriendo a Lucius con maldad y
volviéndole la espalda.
-Draco Lucius Malfoy....mírame cuando te hablo. –Exclamó Lucius sin gritar pero
con voz dura y profunda.
-No tengo ganas de discutir contigo padre... –Susurró Draco, Hermione y Ron
salieron primero de la habitación. -...con permiso madre. –Draco esperó a que
Neville, Ginny y Harry salieran para salir él.
-Él vive y volverá antes de lo que imaginas. –Se burló Lucius mientras Harry
cruzaba la puerta, seguido ya solamente por Draco, ambos se congelaron al
escucharlo y los otros tras la puerta hicieron lo mismo.
-¿Qué ha dicho? –Harry se volvió a mirarlo con el ceño fruncido, Draco miraba
también pero pálido como nunca.
-No seas tonto Potter...él vive, no lo mataste...fuiste lo suficientemente inepto para
no hacerlo. –Carcajeó Lucius.
72
-Pero...¿Usted sabe dónde está? –Harry se volvió, Draco no lo detuvo, al
contrario, parecía ansioso por saber.
-Me asesinó antes de llegar a saberlo, pero ruego...-Lucius tomó a Narcisa y la
ayudó a levantarse. -...que lo encuentres, por el bien tuyo y el de mi familia... –Los
dos caminaron hacia lo que parecía un balcón, Narcisa miró a su hijo tristemente y
desapareció primero. -...lo que queda de ella. –Lucius salió enseguida.
-¡Padre! –Draco lo llamó, Ron y Neville entraron para mirar, pero los Malfoy se
había ido. -¡Padre!
-¡¿Qué fue eso?! –Ginny miraba a Harry que parecía a punto de enfermar.
-No sé... –Susurró Hermione entrando, Ron la miró preocupado, ambos se
acercaron el uno al otro instintivamente.
-¿A dónde fueron? –Preguntó Harry mirando a Draco, que se volvió a verlo.
-Tenían al menos otros tres cuadros, uno en nuestra caja en Gringotts, otro en una
sección de San Mungo, el otro en una casa de verano en Francia. –Draco miraba
al suelo preocupado. –Salgamos de aquí, ellos no volverán por ahora.

Egoísmo
-Luna... –Susurró Eurídice tras unos segundos de mirar a la chica sin llamarla.
-Bienvenida al mundo. –Contestó dejando de lado la esquina de su túnica a la que
le había hecho un dobladillo.
-¿Dónde estoy? –Eurídice intentó levantarse, pero sin decir nada, Luna hizo
aparecer cuerdas y la ató a la cama de las muñecas y las piernas, tan rápido que
Eurídice apenas lo notó. -¡Qué haces!
-El sanador dijo que no te levantaras, y no lo harás. –Luna le sonrió cubriéndola
con la sabana.
-¡Te has vuelto loca! –Eurídice luchaba por soltarse y de buena gana habría roto
las cuerdas con sus garras.
-Eurídice, todo el mundo me lo dice, no me he vuelto creo que siempre lo he sido.
–Sonrió Luna mirándola.
-Pero...esto es exagerado ¿no crees? –Eurídice sentía las cuerdas alrededor de
las muñecas.
-No para ti, si algo he aprendido es que sólo por la fuerza te controlas. –Luna hizo
aparecer un tablero de damas chinas. -¿Jugamos?
-Claro, si me sueltas las muñecas. –Dijo Eurídice sonriendo, hasta cierto punto
debía reconocer que si Luna no la ataba no se habría quedado acostada.
-Mmm... –Luna se colocó la varita tras la oreja. -...mejor me acerco...o rómpelas. –
Comentó Luna.
-Hecho. –Eurídice sacó sus garras y rompió las cuerdas, pero enseguida se sintió
agotada.
-Lo ves, por eso no debes levantarte. –Luna sacó del bolsillo de su túnica un

73
caramelo y se lo dio.
-Gracias, tienes razón, creo que es momento de descansar. –Aceptó resignada y
se sentó recargada en las enormes almohadas, entonces vio las iniciales en las
fundas, D M. –Draco...
-Sí, él te encontró y te trajo...de no ser por él estarías muerta. –Comentó Luna
sonriente acomodando las canicas.
-¿Ah sí? –Eurídice se recostó con una sonrisa tímida, Luna le miraba
distraídamente.

-Ella se irá con nosotros. –Sentenció Ron mirando a Draco, sentado al lado de
Hermione de frente a la chimenea.
-No, no puedes llevártela...no voy a arriesgarla. –Draco sentado en la sala con
ellos miraba fijamente a Ron.
-No la vamos a dejar en casa de un mortífago. –Sentenció Ron, Draco que bebía
una taza de té volvió a mirarlo con sorpresa, dejó la taza lentamente sobre el plato
y se secó los labios.
-Draco... –Hermione notó que se había puesto mucho más tenso.
-Malfoy... –Harry lo miró ponerse de pie y caminar hacia la chimenea, mirando el
fuego se puso a hablar.
-No voy a negarlo...llevo la marca...desde que engañó a mis padres...pero te voy a
decir algo... –Draco se volvió a Ron seriamente, éste le miraba fijamente.
-Ron, por Merlín... –Ginny intentó intervenir, Harry la detuvo, presentía que tenían
que desahogarse.
-...Eurídice es la única persona a la que nunca le haría daño. –Draco miró a Ron
sonriente, Ron no bajó la mirada.
-No voy a dejarla aquí sola. –Susurró comprendiendo que ya no podía decir más.
-Son cerca de las cuatro, ordenaré que se prepare la cena, se quedarán aquí y
pasarán a noche. –Draco sonrió y se volvió a sentar a terminar su té.
-¿Quedarnos aquí? –Preguntó Neville mirando a Harry que estaba tan sorprendido
como él.
-Así es Longbottom...¡Calpy! –La elfa apareció ante ellos. –Prepara tres
habitaciones, una para la señorita Lovewood y Longbottom...otra para la señorita
Granger y Weasley...la última para la señorita Weasley y Potter...que sean las tres
del hala norte, las que siguen a la principal. –La elfa escuchaba mirando a Draco,
que al terminar dio un sorbo de té.
-Agradecemos tu hospitalidad pero....-Harry calló, nunca se imaginó que le diría
aquello a Draco.
-Preferiríamos seis habitaciones Draco. –Susurró Hermione algo sonrojada.
-Sería mucho más cómodo. –Murmuró Harry sin atreverse a mirar a Ginny, que dio
un resoplido con desencanto.
-Lo siento...no puede ser, no en esta casa... –Contestó Draco sonriendo.
-¿Qué quieres decir? –Ron le miró, no le venía mal dormir con Hermione y que él
lo supiera, pero quería saber.
-Los Malfoy tenemos por regla que cuando visitan parejas nuestra casa deben
dormir juntas, consideraré una ofensa grave que no lo hagan así. –Draco sonrió
con picardía. –Después de todo, hay que ser fiel a las tradiciones, Weasley...y
cuando llegaron, se presentaron por parejas según creo.
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-Pero... –Comenzó Harry, Neville a su lado se puso de pie.
-Bueno, en esa caso avisaré a Luna. –Neville salió de la sala y fue hacia las
escaleras.
-Pero... –Harry sentía que la boca del estómago se le hacía nudo. -...no podemos,
¿qué dirá tu madre Ron?
-Le mandaré una lechuza, me permites una, Malfoy. –Ron se puso de pie, Draco
asintió.
-Calpy...muéstrale al joven Weasley la lechucería. –Draco miró a la elfa que corrió
seguida de Ron muy de cerca.
-Pero... –Harry miraba a todos lados, Hermione se ponía de pie en aquel
momento, Luna y Neville bajaban las escaleras juntos, quizá se habían topado en
el pasillo.
-¿Qué te preocupa Potter? –Draco le miró, sólo Ginny bebía en silencio mordiendo
una galleta de vez en cuando.
-Bueno la verdad... –Harry miró de reojo a Ginny que dejó de beber y masticar
para escuchar con toda su atención.
-No me dirás que te asusta pasar la noche con Weasley...¿o sí? –Draco le miró
como quien va a soltar una carcajada, Hermione parada cerca de la chimenea
miró con interés a los dos, Ginny seguía sin mover un músculo.
-¡No seas imbécil!...moriría por hacer eso. –Soltó sin darse cuenta de su rudeza y
de la confesión.
-Entonces no se diga más...-Ignoró a Harry que sonrojado se daba cuenta de la
metida de pata. -...debo hacer algo, vuelvo en una hora...-Pasó junto a Hermione
que miraba a sus dos amigos, los dos helados sobre el sillón sin atreverse a
mirarse. -...están en su casa. –Draco fue a la escalera, subió para despedirse de
Eurídice.
-Eso fue... –Comenzó Ginny mirando a Harry con sonrojo sin atreverse a mover un
músculo aunque hubiera deseado tomarle la mano.
-Creo que... –Harry hubiera dado cualquier cosa por saber qué decir en aquel
momento.
-Par de tórtolos, es mejor que eso lo arreglen ésta noche en su habitación. –
Hermione miraba las llamas con los brazos cruzados, Harry se lo agradeció y
Ginny dio un suspiro.
-¿Qué te preocupa? –La interrogó Ginny con gesto cansado o quizá
decepcionado.
-Eurídice despertó. –Soltó Luna antes de que siguieran.
-¿Te dijo algo de lo ocurrido? –Hermione la interrogo con ansia.
-Nada...en realidad no he querido interrogarla, pero me venció en las damas
chinas. –Sonrió Luna sentándose, aquel comentario terminó por romper el hielo. –
¡Ah! y se quedó dormida, creo que está muy débil...
-Hablaré luego con ella...¿ya te dio Neville la noticia? –Hermione se volvió
nuevamente a las llamas.
-Sí, nos quedaremos aquí...será como una fiesta de pijamas. –Sonrió Luna, Neville
se sonrojó y Harry y Ginny no pudieron evitar carcajear, Hermione sonrió mirando
las llamas con cierto aire de nostalgia.

-Draco... –Llamó uno de los cuadros de la pared al verlo pasar rumbo a ver a
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Eurídice.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó, era un joven parecido a él, ojos negros y el cabello
apenas más oscuro corto tipo militar y uniforme de pieles de Dumstrang, uno de
los últimos Malfoy de Rusia, muerto en 1767 durante una batalla, el primo Dimitri
Malfoy, uno de los pocos Malfoy que nunca se había casado.
-Te espera en el despacho, es urgente. –Masculló el joven mirándolo fijamente. -
¿Y cuál de ellas es?
-No te interesa Dimitri... –Terminó Draco caminando hacia el despacho.
-Bueno, es que mira que las he visto, la rubia es rara, pero hay que ver esas
piernas y esas manos... –Sonrió el joven pasando de cuadro en cuadro, todos
estaban vacíos, se había retirado a descansar. -...y esa pelirroja, mmm...de buena
gana me casaba con una Weasley...
-Moriste a los 20 años Dimitri...no tuviste tiempo ni de visitar Inglaterra, además
ella es la primera en muchas generaciones. –Sentenció Draco sonriente.
-Eso no me hubiera quitado la opción, y además tuve más mujeres que tú ahora
Draco. –Sonrió Dimitri. –Además, mira que esa sangre sucia está también muy
bien dada eh...qué caderas Draco...ni tu madre las tenía así.
-¡Cuida tú boca! –Exclamó Draco ya ante la puerta del despacho mirándole con
furia.
-Oye, yo sólo planteaba una idea...en cuanto a la que está en tu cama, ¿qué le
viste nene? –Sonrió Dimitri.
-Tú sólo la has visto ahí dormida...no la conoces. –Sonrió Draco para sí mismo.
-Mmm...en ese caso, esperaré a la noche, ¿no pilluelo? –Dimitri carcajeó y
desapareció como los otros Malfoy, Draco sonrió y abrió la puerta, ante la
chimenea y el cuadro vacío de sus padres, había un hombre que le daba la
espalda, el cabello y la sombra de su rostro se lo dijo todo.
-Profesor...¿Qué hace aquí? –Alarmado cerró la puerta y puso el seguro, con un
movimiento de varita activó todos los hechizos de protección que el despacho
tenía. –Se arriesga demasiado, Potter, Granger, los Weasley, Logbottom y
Lovewood están aquí. –Caminó presuroso hacia el profesor, ahora era más alto
que él.
-Draco, ¿Porqué no me has mencionado a Greyback? –Interrogó al percatarse de
aquella peculiaridad.
-No lo sé. –Mintió Draco, por meses él y Eurídice se habían escondido, ni a Snape
podría decírselo, era demasiado riesgoso para los dos, pero ahora que lo pensaba
había mandado todo al carajo cuando rompió con Pansy.
-No importa...debes retenerlos aquí, ¿entiendes? –Snape miraba la puerta como si
esperara que alguien entrara.
-¿Qué? –Draco se extrañó con aquella petición y lo miró con asombro.
-He dicho que deben permanecer aquí...mañana a primera hora la Mansión Black
será atacada con tu tía a la cabeza. –Snape fue hacia un estante y sacó una
botella de whisky de fuego y una copa, se sirvió y la bebió.
-¿Qué planean hacer ahí? –Draco miraba al profesor interrogante, necesitaba
saber más que eso.
-Matar, matar a quien quiera que esté en ese lugar al amanecer. –Snape bebió su
tercera copa y se recargó en el estante con apariencia cansada. –Buscamos a
Potter, lo destruiremos a cualquier costo.
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-¿Porqué la precipitación? –Draco se sentó para pensar mejor las cosas.
-La noticia del regreso de Potter aún no corre, quieren matarle antes de que todos
se enteren...Bella está dispuesta a todo, matarán a cada Weasley en esa casa...a
cada uno. –Snape levantó la cabeza y cerró los ojos. –Tienes que retenerlos, debo
volver. –Se dio la vuelta, dejó la botella y el vaso y se dispuso a salir por
chimenea.
-¡Profesor! –Draco lo llamó antes de que lanzara el puño de polvos que tenía en la
mano. –No puedo permitir que maten a los Weasley.
-Lo sé...arréglatelas, que Greyback te ayude. –Snape lanzó el puño y salió de la
casa tan sigilosamente como había entrado, Draco permaneció mirándose el
brazo izquierdo, la marca por unos segundos le pareció espantosa, decidido se
puso de pie y salió del despacho rumbo al cuarto de Eurídice.

-Hermoso paisaje ¿no? –Dijo para romper el hielo, la había visto enojada y
contenta por lo de hacía un rato.
-Sí, la Mansión Malfoy es justo como ellos, grandiosamente costosa e
increíblemente fría. –Ginny miraba a los jardines, desde la terraza de la sala sólo
se podían ver eso y la reja ornamentada.
-Malfoy parece haber cambiado...al menos él ya no parece tan frío y mordaz. –
Susurró intentando generar un tema de conversación, pero tan nervioso que se
recargó en la baranda con las manos cruzadas.
-¿Te incomodo? –Preguntó Ginny de pronto sin siquiera volverle la mirada.
-¿Qué? –Dijo sorprendido, realmente eso era lo que menos hacía ella. -¡No!
¿porqué piensas eso?
-Vi como te pusiste ante la idea de pasar la noche conmigo...todos lo vieron. –
Sentenció Ginny secamente mirando las fuentes como si en ello se le fuera la
vida.
-Pero...es que no me refería a que me desagradaras, yo me siento presionado
¿sabes?, es que me presionas y yo... –Le cayó el 20, había metido la pata y bien
metida.
-¡¿Qué yo te presiono?! –Ginny lo miró con tanta ira que estaba tan roja como su
pelo, pero sus ojos brillaban.
-No, no quise decir eso. –Harry agitó las manos arrepentido, Hermione, Neville y
Luna se habían vuelto a mirar instintivamente ante el grito de Ginny.
-¡Entonces no entiendo qué es lo que quieres decir Harry James Potter! –Gritó
apoyada en la baranda y mirándolo.
-Completo... –Susurró Luna, Neville le tomó la mano y la jaló hacia el recibidor,
Hermione permaneció en su sitio.
-Ginny, no sé cómo decirlo... –intentó aclarar sus ideas, no lo conseguía. –...no
entiendes lo que siento...
-¡Lo que sientes! –Gritó Ginny más roja, esta vez un torrente brilloso brotaba de
sus ojos y Harry no pudo sino quedarse cayado de la sorpresa, ella tenía las
manos cerradas en dos firmes puños y apretaba con todas las fuerzas que tenía. -
¡¿Y lo que yo siento qué?!....¿Sabes lo que es que nadie se te acerque por que
eres la novia del niño que vivió?...¿Que te den el pésame a cada momento y sentir
que eres la única que piensa que no ha muerto?...¡¿Lo sabes?! –Ginny lloraba
tanto que Harry sentía que él también quería hacerlo. -¡Eres un egoísta! –Aquello
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retumbó en la habitación.
-Ginny...vamos... –Hermione se acercó y la abrazó para calmarla, Ginny miró a
Harry con profundo dolor y aceptando el movimiento de Hermione caminó con ella,
la elfa Calpy apareció en ese momento para mostrarles las habitaciones y las dos
fueron primero a la que sería de Ginny y Harry.
-Lo siento... –Susurró Harry, Ginny lo escuchó pero no se volvió, Hermione le
asintió a Harry y subió las escaleras, él se quedó ahí, sintiéndose el peor idiota del
mundo, escuchando todavía el eco de aquello “Eres un egoísta”.

Las Flores de Lazo del Diablo


-Entonces, los matarán...¡No podemos permitirlo! –Todo el cuerpo le dolía, sintió
un mareo mientras se quitaba la sábana, Draco estaba del otro lado de la cama,
intentó alcanzarle pero ella le lanzó un hechizo y así, vendada apenas del pecho,
salió al pasillo, Draco tras ella intentaba darle alcance.
-¡Espera Eurídice! –Llamó, pero ella ya corría rumbo a las escaleras, donde perdió
las fuerzas y cayó al suelo en un desmayo, rodando escaleras abajo. -¡Cuidado! –
Draco miró lleno de horror.
-¡No! –Gritó Hermione al ver la escena desde las escaleras, salía de la habitación
de Ginny, Ron corrió hacia Eurídice y detuvo su caída en el descanso, la levantó
en brazos y subió, Harry venía tras él, Luna y Neville se acercaban.
-¿Estás bien? –Ron la miró abrir los ojos, ella pestañeaba, Draco no dijo nada sino
que los miró entrando en la habitación y les siguió hasta que Ron la dejó en la
cama nuevamente.
-Necesito decirles algo... –Eurídice tomaba aire forzosamente, estaba exhausta y
dolorida.
-Dinos, te escuchamos. –Hermione le tomó la temperatura, Draco había ido a
servirle un vaso con agua.
-Ellos planean hacer algo, en diez días irán por un paquete...a una cabaña cerca
de la Madriguera... –Daba bocanadas intentando traer aire a sus pulmones.
-¿Paquete? –Preguntó Neville arrugando el ceño, mirando a Hermione, Harry
presintió que hablaba de la caja.
-Sí...es todo lo que oí...me...me torturaron...–Parecía como si sufriera de un fuerte
dolor de cabeza, se tocaba las sienes haciendo esfuerzos por hablar, Ron le
miraba compungido y Draco intentaba controlarle a fuerza de tomarle la mano.
-Sabemos eso...el sanador me lo dijo. –Murmuró Draco a Harry y Hermione que lo
miraron fijamente.
-No lo habías mencionado. –Dijo Luna mirando al Slytherin que bajó la mirada.
-Por que no es algo que le guste a uno que se propague ¿o si? –Draco lo dijo más
para sí mismo que para ellos.
-Pero...hablé, hablé...les dije que Harry estaba vivo, con nosotros en la Mansión

78
Black... –Exclamó acalorada, enrojecida, debía sufrir mucho por que de inmediato
dejó salir sus garras, su cabello originalmente al hombro, creció hasta llegarle al
final de la espalda, llenando la cama de ondas castañas. -...van a atacar al
amanecer y matarán a todo el que esté en ese lugar...¡a los Weasley!... –Ron miró
a Hermione con alarma, Harry se alteró pensando en Molly.
-No te preocupes, nos has avisado, daré informe...evacuaran la casa. –Sentenció
Hermione levantándose para ir a mandar su patronus.
-No deben saber que yo lo dije... –Imploró Eurídice. -...me fingí inconsciente para
que dejaran de torturarme...pareceré una cobarde. –Se puso pálida.
-Descuida...nos haremos cargo de desalojar la casa sin que se den cuanta. –
Neville salió siguiendo a Luna, Ron, Hermione y Harry, en la puerta Ginny les
siguió, cerraron y sólo Draco se quedó con ella.
-Excelente... –Sonrió Draco dejando el vaso sobre el buró. -...eres brillante. –La
miró sonriente.
-Sí, pero de verdad quedé agotada. –Se dejó caer entre las almohadas mirándolo
sonriente, ya no estaba roja fingiendo tener dolor. –No me gusta actuar con ellos.
-Era la única forma de salvarles y que parezca que tú les das la información y no
yo. –Draco se sentó junto a ella en la cama, mirando a la puerta.
-¿No podías decírselo a Hermione?. –Susurró Eurídice trazando círculos con su
dedo índice en la espalda de él.
-No...seguramente me iba a preguntar de dónde lo saqué y por ahora no puedo
pensar en una mentira. –Dijo cubriéndose la cara con las manos, cansado. –Me
asustaste cuando te levantaste, por un segundo creí que todo era real.
-Esa es mi mayor cualidad, puedo engañar a cualquiera Draco...incluso a ti. –Le
dijo sonriente, él se volvió y se inclinó sobre ella, subiéndose en la cama.
-A mi no me engañas, ni ahora ni nunca. –Sonrió él acercándose a ella, podía oler
su cabello y mirar sus ojos todavía verdes por su transformación.
-¿Apostamos? –Eurídice le sonrió poniéndole las manos alrededor del cuello con
gesto seductor.
-Los Malfoy no apuestan...todo lo tienen seguro. –Soltó Draco y la beso
profundamente, mordiendo, acariciando sus labios con los suyos, lento, suave,
tierno, luego bajó a su cuello lentamente.
-Si uno de ellos entra, mi actuación no servirá de nada. –Eurídice soltó un gemidito
al sentir que Draco le mordía el cuello con dulzura, un escalofrío le brotó en la
columna y la hizo sonreír.
-Cierto...ya habrá tiempo, ¿no? –Sonrió Draco rozando apenas con sus labios la
piel tersa de Eurídice que en un movimiento instintivo encogió el cuerpo entorno al
de él, como si esperara más.
-Mucho... –Sonrió ella besándolo a su vez, mordiendo sus labios, luego lo soltó y
sonrió, Draco se recostó a su lado y permaneció así, mirándola.

-Gracias. –Terminó Hermione a través de la chimenea, se volvió a todos y sonrió. -


¡Listo!, Dean y Percy se encargarán de sacar a Fred, George, Charlie y tu madre
de Grinmould Place con el mayor sigilo, mañana cuando entren en la Mansión
Black, la encontrarán vacía. –Hermione miraba a Ron sonriendo.
-¿A dónde irán todos? –Preguntó Harry preocupado, Ginny a su lado miraba
todavía la chimenea.
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-A la Madriguera...la Señora Weasley le ha avisado al Ministro, él se quedará en
casa de Remus y Tonks en Londres. –Hermione se dejó caer en el sillón al lado de
Ron, que sentado con los brazos apoyados en sus rodillas la miraba.
-Eso, nos deja a nosotros aquí...en casa de un Mortífago. –Sentenció Ron con la
voz cansada, rascándose la frente con pesadez y los ojos cerrados.
-Creo que Draco ha demostrado que ya no es del todo un Mortífago, Ron. –
Susurró Neville sin soltar ni un poco la mano de Luna que miraba por la ventana.
-Aún así lleva la marca, ¿no? –Preguntó Ginny mirando sin querer a Hermione que
alterada se sonrojó.
-Eso no lo vuelve una mala persona. –Exclamó Neville volviendo a la defensa. –Su
único problema es haber nacido Malfoy...haber sido hijo de Lucius Malfoy.
-Harry también tiene una marca, ¿no? –Luna se volvió sonriente, todos la miraron,
era cierto lo que decía. –Eurídice tiene una, incluso tú Ron, ¿o no lo son las de los
cerebros que te atacaron en el Ministerio?
-Su único problema es haber nacido Slytherin, Neville. –Escupió Ron con molestia
ignorando lo que Luna había dicho, recargándose en el sofá que ocupaba con
Hermione, extendió los brazos y la prensó con uno. –Ese es su problema, ser un
maldito narcisista con más dinero que Merlín...un idiota que cree que puede
tenerlo todo.
-Suenas celoso. –Susurró Hermione mirándolo con una sonrisa que más que
hacerlo sentir bien, lo hizo gruñir.
-Parece que sigue siendo el mismo pedante Ron, pero hay algo en él que ha
cambiado...un aire de nobleza que no tenía. –Harry miraba los cuadros, notó que
en la sala había un cuadro del Draco actual, sentado en una silla de fina madera.
-¿Lo consideras noble? –Preguntó Ginny rompiendo el voto de silencio que se
había impuesto para con él.
-Algo así. –Dijo rascándose la nuca al sentir la mirada de la chica clavada en él,
intentaba serle simpático.
-Duerme. –Exclamó Draco desde la escalera, todos se volvieron a mirarlo. –La
cena estará lista en un rato, ¿hay algo que quieran hacer antes de cenar? –
Preguntó acercándose.
-Nada en particular. –Negó Ginny mirando a los demás que se sentían cómodos
ahí sentados, sólo Ron lo miraba receloso, apretando con más fuerza a Hermione
contra él.
-Bien, en ese caso...¡Calpy! –Llamó a la pequeña elfa que apareció de inmediato.
–Trae el tablero de ajedrez, me han dicho que eres muy bueno Weasley. –La elfa
desapareció tras una reverencia.
-No te imaginas. –Contestó Ron poniéndose animado.

Miraba al techo fijamente, con el dedo índice se tocaba las cicatrices, siguiendo el
camino que cada una marcaba, las vendas le impedían seguirlas hasta sus
pechos, así que se quedó tocando la tela blanca, pensando en tantas cosas que
se descubrió a sí misma sin saber qué era ya lo que pensaba; hubo un crepitar en
la chimenea, seguido de cerca por ruido de pasos, pasos de tacón, asustada se
irguió y sacó su varita para apuntar al rostro que la miraba.
-Cho... –Susurró al reconocer aquellos ojos clavados en los suyos, bajó la varita al
ver que aquel rostro le sonreía, de pronto se encontró cubierta por sus brazos.
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-¡Merlín! –Soltó Cho apretándola contra su pecho, Eurídice cerró los ojos para
sentir a Cho más cerca, su amiga, su hermana, su enemiga, su compañera. –
Vives, Draco te salvó y vives. –Sonrió Cho, Eurídice abrió los ojos, en la puerta
poniendo el seguro le daba la espalda Pansy. –Cuanto lo siento...si te hubiera
matado, jamás, jamás... –Cho lloraba apretándola más, Pansy miraba seriamente,
sombría y pálida.
-No soy tan débil. –Contestó Eurídice sonriendo, Pansy se puso más pálida, Cho
la soltó y le miró a los ojos.
-¿Podrás perdonarme?...yo, yo tenía que hacerlo, debía hacerlo...lo sabes. –Cho
le miró suplicante.
-Lo sé...las tres buscamos venganza... –Eurídice miró a las dos con una sonrisa
fría y terrible. -... y cada una la conseguirá por sus medios, pasando sobre quien
tenga que pasar. –Eurídice le tendió la mano a Cho, que se la tomó con los ojos
anegados de lágrimas, luego se volvió a Pansy y le tendió la otra.
-Tú sabes que te odie en ese momento, pero que soy tu amiga también...a pesar
de todo, de todo...-Pansy le tomó la mano en un movimiento convulso. -...eres
como mi hermana.
-Lo sé...y algún día yo misma te pagaré esta deuda, no estuvo en mis manos
enamorarme y lo sabes...me habría arrancado un brazo, antes de permitirme
hacerte daño. –Eurídice le miró seriamente, luego le sonrió. –No fue mi decisión.
-Lo sé...-Pansy la miró seria e impávida, pero tras mirar a Cho que lloraba
abrazada aún de Eurídice, los ojos se le llenaron de lágrimas y la abrazó con
fuerza. -...sólo una cosa puedo agradecer a Bellatrix...me impidió matarte. –Soltó
conteniendo el llanto con todas sus fuerzas, intentando mantener la dignidad.
-Estamos juntas y pase lo que pase...pagarán por el daño que nos hicieron y
volveremos a ser lo que éramos...las Flores de Lazo del Diablo lograremos
nuestro cometido... –Eurídice las abrazó, ellas también se aferraron a ella. -...todo
tendrá un buen fin y el dolor terminará, para siempre. –Cho la miró y asintió, Pansy
a su lado parecía dudar, pero también asintió, Eurídice sabía que esto no era del
todo cierto, pero ya no dijo más.

Nieve
-¡Jaque! –Gritó Ron con una cara de satisfacción, cualquiera habría creído que
acababa de ganar el mundial de Quidditch. –Jaque tremendo...buen juego, Malfoy.
-Eso fue trampa. –Susurró Draco claramente molesto, miraba el tablero donde sus
figuras yacían hechas pedazos.
-¿Qué has dicho? –Ron le miró, una clara mueca de placer brotó en sus labios. -
¿Mal perdedor Malfoy?
-¿Qué? –Draco le miró alterado, Hermione que miraba el juego sentada al lado de
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Ron sintió pánico. –Me estás ofendiendo Weasley. –Soltó Draco mirándolo con
una sonrisa de furia contenida.
-Sí te queda el saco. –Escupió Ron recargándose en el sillón, Draco le miró más
molesto.
-Escúchame bien Weasley...para perdedores, siempre serás mejor que yo. –Soltó
Draco con voz melosa.
-Draco, Ron por favor no comiencen a pelear. –Hermione movió los brazos hacia
ellos, mirando de reojo a Harry que permanecía en silencio, estudiando la forma
de abordar a Ginny que con los brazos cruzados no hacía sino mirar a Luna y
Neville que platicaban riendo en el balcón.
-Eres un pésimo jugador de ajedrez Malfoy. –Ron reía divertido, comenzaba a
serle grato discutir con Draco.
-¡Retráctate Weasley! –Gritó Draco poniéndose de pie exasperado por la sonrisa
de orgullo de Ron.
-¿De qué?...eres mal jugador Malfoy...reconócelo. –Carcajeó Ron, Draco sentía su
sien latir.
-No toleraré eso en mi casa. –Exclamó seriamente, sujetando el bastón que tenía
en la codera de su silla.
-¿Me estás echando? –Ron se puso de pie mirándolo con agresividad, Draco le
sostuvo la mirada y Hermione hubo de ponerse de pie entre los dos.
-¡Basta! –Gritó deteniéndolos, comenzaban a empujarse el uno al otro con el
pecho, Harry salió de su ensimismamiento y se puso en pie para separarlos.
-Parecen niños de colegio. –Soltó Ginny desde su sitio, Ron y Draco le miraron
con coraje.
-Eres un idiota Malfoy. –Soltó Ron de golpe a Draco, haciendo que éste tomará
con fuerza su bastón.
-¡Chicos por Merlín! –Gritó Harry acercándose, tropezó con la alfombra y fue a
caer sobre los dos, que cayeron tras un estrepitoso grito al suelo, Ginny,
Hermione, Luna y Neville miraban, los tres chicos yacían uno encima del otro
frente a la chimenea, despeinados y avergonzados.
-Se divierten eh...–Eurídice bajaba las escaleras apoyada del pasamanos, Calpy le
ayudaba, Draco, Harry y Ron se miraron, Neville no pudo evitar carcajear, la risa
se corrió de uno a otro y pronto todos, incluso Malfoy, reían.
-Bien... –Draco se puso en pie peinándose, de buena gana le tendió la mano a
Ron para que se pusiera de pie, Ron aceptó gustoso. -...¿ya está la cena Calpy?
-Sí señor, ya lo está, la señorita no quiso quedarse en cama. –Comentó la elfa
ayudando a Eurídice a ir a la mesa.
-No pienso perderme esto, todos en la misma mesa, es algo único. –Eurídice
sonrió y tomando la mano que Luna le ofrecía fue a la mesa con ella.
-Vamos entonces Malfoy. –Harry le dio el paso al jefe de la casa, que se detuvo
ante él.
-Díganme Draco. –Soltó sonriente, Harry se quedó helado, Hermione miró algo
sorprendida y Eurídice sonriente rozó a Draco con su mano.
-Draco. –Exclamó Harry ásperamente, como si aquello le hubiera costado trabajo,
Ginny se acercó y sonrió ante aquello, Ron miraba sin saber qué decir, Neville dio
unos pasos y Luna se puso a trenzarle el cabello a Eurídice.
-Bien Draco...cenemos. –Comentó Neville, Draco le miró sonriente y todos
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entraron al comedor guiados por Calpy que bailaba gustosa de ver a su amo
contento haciendo amistades.

Cenaron alegremente, de forma elegante y comiendo manjares costosos, Draco


reía de los comentarios de Luna, Eurídice un tanto inmóvil por el agotamiento
miraba riendo también, Hermione parecía en su ambiente y jugaba con Ron
haciéndolo reír a fuerza de cosquillas en el abdomen bajo la mesa, Neville miraba
a Luna y disfrutaba cada sonrisa; pero Harry sonreía a medias, Ginny se divertía
pero no le miraba, no le hablaba y parecía dispuesta a ignorarle por el resto de la
noche.
-Bien...ha sido una gran cena. –Comentó Luna bostezando sin vergüenza sobre la
mesa. -...Neville, nos retiramos...debemos dormir.
-Claro. –Neville se levantó y le retiró la silla a Luna mientras ella se levantaba. –
Buenas noches a todos, y gracias Draco, una gran cena.
-De nada Neville, ha sido un placer. –Sonrió Draco dejando de lado su clásica
mueca de desprecio para con ellos.
-Nos vemos en la mañana. –Luna se despidió de las chicas con un beso en la
mejillas, a Harry, Ron y Draco les dio un tronado beso en la frente, Ron carcajeó y
Harry intentó parecer serio, Draco asustado y pálido la miró alejarse.
-Es su forma de despedirse, Draco. –Le susurró Eurídice divertida por su
expresión sorprendida.
-Creo, que nosotros también nos vamos. –Hermione tomó la mano de Ron y le
empujó fuera de su sitio, Ron miró a Draco y sonrió. –Buenas noches.
-Buenas noches. –Dijo Eurídice a todos, Luna y Neville ya subían las escaleras,
Hermione asintió y Ron sonrió.
-Gracias, Malfoy. –Le dijo mientras salían del comedor, tras darle una palmada en
el hombro izquierdo.
-Draco, Ron...dime Draco. –Exclamó él mirando a Eurídice con una sonrisa, se
puso de pie, la levantó en brazos antes que ella pudiera negarse y miró a Harry y
Ginny. –Los dejamos tórtolos...-Iba a continuar molestando, pero notó que ella no
miraba a Harry y que además él parecía triste. -...yo, creo que, espero que pasen
una buena noche. –Soltó sinceramente mirando a Harry que le miró agradecido.
-Ginny... –Llamó Eurídice, la pelirroja se volvió a verla. -...es tiempo...¿entiendes?
-Sí, entiendo. –Contestó Ginny, se puso de pie y salió del comedor corriendo en el
mismo instante en que una ráfaga hizo temblar las ventanas. -¡Buenas noches! –
Soltó desde las escaleras, Eurídice le seguía con la mirada, abrazada al cuello de
Draco, él miraba a Harry.
-Si me das un minuto...quisiera hablar contigo. –Draco lo miró, Harry sólo asintió,
llevó a Eurídice escaleras arriba, Harry se quedó ahí ante la mesa mirando su
plato sucio, sin saber qué más hacer.

Estaba ahí mirando las marcas de comida, silencioso jugando con el tenedor
sobre la servilleta, pensando en Ginny, pensando en Ron y Hermione arriba, en
Neville y Luna, en Eurídice y Draco, pensaba y pensaba dándole vuelta a las
cosas, dándose cada vez más cuenta de que Ginny tenía razón; había sido
egoísta muchas veces, recordó a Sirius, la razón por la que había intentado
salvarlo era para no quedarse solo, no por que quisiera salvar a Sirius, no, sino
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por que él Harry Potter no quería estar solo, si lo hubiera pensado, Sirius no
habría muerto. Incluso con Cedric fue lo mismo, él había muerto por que no había
sido capaz de tolerar el dolor de su cicatriz, por que no había sido capaz de
aguantar.
-Harry... –Susurró Draco desde la puerta del comedor, mirándolo con fijeza. -
...vamos, hablaremos en el camino.
-Sí. –Harry se puso de pie, dejó la servilleta en la mesa y siguió a Draco.
-Ginny está molesta, por que eres egoísta, y apuesto a que te hiere mucho,
pero...no ha sido fácil para ella. –Draco no lo miraba sólo caminaba.
-Lo sé, pero por más que intento, no puedo dejar de pensar en las mil cosas que le
pueden pasar por estar conmigo. –Susurró Harry, no se imaginó nunca abrirse con
Draco.
-Lo sé, eso es también egoísmo...pero demuestra que la amas, temes perderla,
por que ya no la tendrías para amarla, dile lo que sientes, dile que la amas y ella
entenderá... –Draco se detuvo habían llegado ante las puertas de la habitación de
Harry. -...si no se lo dices, ella no entenderá que seas egoísta.
-No intento ser egoísta, intento ser lo mejor para ella. –Comentó Harry mirando a
Draco fijamente.
-Entonces sé tú mismo y ámala...hazlo ahora...antes que sea tarde. –Draco le
sonrió sinceramente, le dio una palmada en el hombro y se alejó hacia la
habitación principal.

Miró a Draco irse, no se volvió a la puerta sino hasta cerciorarse que entraba en
su habitación, entonces decidido tomó la perilla para entrar; la habitación era
espaciosa, había una enorme cama con doseles, una puerta a un majestuoso
baño con tina y un juego de desayunador cerca, la terraza estaba abierta y un
viento helado inundaba todo, ahí parada en la terraza estaba Ginny, su figura
estaba cubierta por el blanco de la nieve que entraba debido a una de las últimas
ventiscas del invierno, Harry se acercó decidido a hacerla entrar o de lo contrario
seguramente contraería una pulmonía.
-Ginny... –Le llamó sin atreverse a acercarse mucho, ella miraba afuera, tenía las
manos en la baranda y al parecer estaba en la misma posición desde hacía buen
rato por que la nieve cubría sus manos y su rostro lucía morado, no le contestó. -
...es mejor si entras, hace frío y puedes enfermar.
-No te importa si me quedo aquí...el frío me alivia. –Susurró mirando al frente, no
tenía la intención de concederle mirada alguna.
-Si enfermas, tu madre no me lo perdonará. –Susurró Harry tomándola del brazo
para hacerla entrar.
-¡Déjame! –Gritó Ginny rompiendo con el silencio sepulcral de la habitación.
-Pero... –Harry le miró, se había vuelto y lo miraba con los ojos llenos de lágrimas.
-...Ginny por favor.
-Quiero estar sola. –Exclamó volviendo a la posición en la que estaba, Harry le
miró y comprendió que no la movería sino por la fuerza, decidió que era momento
de tomar las riendas de la situación a como diera lugar.
-Entrarás te guste o no. –Se agachó y la tomó por las piernas y la espalda, Ginny
le empujó y golpeó con los puños pero no cedió, la levantó con fuerza, de una
patada cerró la puerta tras él, la lanzó a la cama y con su varita encendió la
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chimenea a su máximo nivel.
-¡Imbécil!....no entiendes que quiero estar sola. –Gritó levantándose de la cama, él
se volvió a mirarla y le sonrió.
-Lo siento linda, pero compartimos cama. –Soltó molesto por la situación.
-Pues duerme en la sala y déjame quedar en la ventana. –Gritó Ginny poniéndose
de pie.
-¿Quieres estar sola o quieres estar muerta de una pulmonía? –Le miró divertido,
seguía siendo una chiquilla.
-¡Idiota! –Le espetó Ginny seguido el grito por una dura y terrible bofetada. -¡Te
odio!
-Ginny... –Harry no hizo por meter las manos, ella le golpeaba el pecho con todas
sus fuerzas llorando y gritando.
-¡Te odio!...¿Cómo pudiste irte tanto tiempo?...dejarme...¿por qué?...¡dímelo! –
Golpeaba y golpeaba con todas sus fuerzas, él la miraba con ternura, ella solo
quería desahogar su ira. -¡Te odio por marcharte sin mi!...¡te odio por no decirme
que vivías!...¡Te odio! –Seguía golpeando, y habría seguido toda la noche de no
ser por que le sostuvo las manos con fuerza desacostumbrada, la empujó sobre la
cama y poniéndose sobre ella, le sostuvo los brazos para besarla con una pasión
que Ginny nunca había sentido en él, tras dos minutos de un beso entregado que
a Ginny le pareció infinito, un beso en el que Harry recorrió con sus labios cada
milímetro de los suyos, se alejó para mirarla, sin dejar de ejercer fuerza.
-Me odias por irme...yo también me odio por dejarte tanto tiempo, Ginevra
Weasley. –Harry le miraba fijamente, ojalá hubiera tenido una mejor idea, pero en
aquel momento sólo se le ocurría someterla, besarla con toda la pasión de seis
años perdidos y hacerla suya con toda la intensidad de la vida que les faltaba vivir.
-Yo... –Comenzó Ginny, pero Harry no le dio tiempo de seguir, volvió a besarla con
más ansia y hambre de ella que nunca, al punto que Ginny no podía ni pensar,
dejó de poner obstáculos y cedió a sus manos, ansiosa de tenerlo de regreso en
ella y para siempre. –Lo siento...no te odio...-Susurró entrecortada, Harry ya se
daba gusto besándole el cuello con locura mientras se despojaba de la camisa,
Ginny luchaba por ayudarlo.
-Lo sé...lo he sabido siempre. –Harry sonrió y volvió a besarla en los labios,
mientras le ayudaba a quitarse el suéter y la blusa, ella luchaba por quitarle la
camiseta.
-Mi madre...te mataría si supiera lo que haces... –Ginny había logrado
desprenderse de la blusa y Harry estaba sobre ella desnudo del tórax, pareció
pensarlo, por que se detuvo y la miró con fijeza.
-Tú...¿quieres que siga? – Harry sonrió y sin dejarla contestar se puso a darle de
mordiditas en el cuello, en el pecho, en los brazos, en el abdomen, Ginny tembló
de pies a cabeza, seguramente algún punto exacto había tocado, por que sacudió
la cabeza y arqueó la espalda en un movimiento convulso, Harry sonrió, estaba
poniéndose al límite.
-Yo quiero que hagas lo que tú quieras. –Susurró Ginny, lo besó con tanta
vehemencia, que él ya no lo pensó más, a tirones le quitó el pantalón, se desnudó
sin dejar de besarla, besaba y besaba, piel y más piel, con tanta sed que habría
podido devorarla, Ginny suspiró, aquello era tremendamente excitante.
-Mañana cuando amanezca...¿seguirás pensando que soy egoísta? –Preguntó
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mientras le besaba el abdomen y la empujaba contra la cabecera, sonrió
mirándola, ella le devolvió la mirada fijamente, mientras respiraba
entrecortadamente, enrojecida acalorada ocupaba sus manos en sostenerlo por
los cabellos mientras el besaba su pecho.
-Mañana lo seguiré pensando...pero no cambiará lo mucho que te amo. –Sonrió
Ginny y lo volvió a besar, Harry ya no esperó un segundo, se posó sobre ella,
besando con locura cada milímetro de piel, absorbiendo de ella cada gemido y
cada temblor, Ginny casi se convulsionaba, finalmente tomó la decisión como si
eso lo fuera todo, ansioso y desesperado, la hizo suya, entró en ella y sus cuerpos
por un leve instante fueron más que uno, eran lo único que había, Ginny soltó un
grito ahogado, un grito tan desgarradoramente excitante que sentía que se le
reventaban los tímpanos.
-Ginny...te...amo... –Le dijo empeñado en seguir, y seguir ya sin poder detenerse,
ella se dobló para dejar salir un gemido profundo, lo más sensual que Harry había
escuchado nunca, la tomó con fuerza, ella hizo lo propio arañándole la espalda y
de paso mordiéndolo en el cuello en un intento por contener los gritos que habrían
sido demasiado delatores.
-Idem... –Susurró cuando logró recuperar la voz, lo miró sonriente con los ojos
más brillantes que le había visto nunca, lo besó temblando todavía, pero lejos de
terminar, aquello se prolongó todavía muchas veces, durante toda la noche,
mientras la nieve que había cubierto a Ginny, cubría ahora sólo las ventanas.

Entre sábanas
-No lo sé, creo que le di un buen consejo. –Draco sonreía mientras se metía en la
cama al lado de Eurídice.
-Es es nuevo, tú Draco Malfoy conversando con Harry Potter, comiendo en la
misma mesa, ha sido realmente increíble. –Eurídice se pasaba un peine por el
cabello con tranquilidad.
-Sí, ha sido raro...sabes de buena gana me haría su amigo. –Draco se salió de la
cama para acomodar bien su camisa sobre una silla, cuando volvía a la cama,
Eurídice estaba callada y pensativa. -¿Qué pasa?
-Vino a verme Pansy. –Soltó ella sin mirarlo, luchaba por darse el cepillado de
cabello numero 98.
-¿Cuándo? –Draco le miró, estaba sentado a orilla de la cama, con la pierna
izquierda dentro, ella dejó el peine sobre el buró y se volvió a verlo.
-Luego de que te fuiste a jugar ajedrez con Ron...lucía, afectada. –Eurídice tomó
su mano con fijeza, Draco se la apretó. –También venia Cho, ella me pidió
disculpas...parece que estaban arrepentidas...
-Pansy sufre por lo que te hizo...pero no lo lamenta. –Draco se metió por completo
en la cama y la rodeó con sus brazos, ella lo abrazó y se recostó en su pecho con

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los ojos cerrados.
-Lo sé y no la culpo...Draco, este es el fin, lo sabes. –Soltó aferrada a él, que la
apretó con más fuerza. –El tiempo se nos agota, no creí que llegaría a decirlo,
pero tengo miedo. –Eurídice se acurrucó contra él.
-Intentaremos prolongarlo todo lo posible. –Dijo él con mirada seria, acariciándole
el brazo con insistencia. –No debes temer...piensa que lograremos la venganza y
haremos algo bueno al final. –Sonrió besándole la cabeza con ternura.
-Jamás saldremos con vida. –Susurró ella moviendo su cabeza para mirarlo sin
dejar de estar sobre su pecho. –Es cierto que nada detendrá el fin, pero de vez en
cuando me gustaba soñar con que no pasaría...ahora sé que no es posible
impedirlo...¿realmente crees que no hay salida? –Le preguntó con un brillo de
esperanza.
-No, no la hay...eso lo sabíamos desde el principio. –Draco sonrió con los ojos
cerrados. –Pero estaremos juntos.
-Cierto...es lo único que importa. –Contestó Eurídice y se acurrucó en él. –Hubiera
deseado tanto que tu y yo hiciéramos una familia... –Draco abrió los ojos y
sorprendido por la sinceridad se quedó perplejo escuchándola, Eurídice hablaba
adormilada y débil. -...no sé, tú, yo, un hijo...juntos logrando lo que cualquier
Malfoy o Greyback o Dolohov o Black desearía...una familia feliz... –Mientras
hablaba su voz se hacía más y más débil y Draco conmovido se acurrucó en ella y
cerró los ojos. -...sería tan hermoso, Draco...tan hermoso... –y siguieron así, hasta
que se quedaron dormidos.

-Está con ella... –Susurró quitándose la camisa y arrojándola sobre una silla
cercana, Hermione estaba en el baño desde hacía buen rato.
-¿Qué murmuras? –Preguntó la chica saliendo y apagando la luz con un
movimiento de varita.
-Nada... –Contestó quitándose los pantalones y dándose prisa en meterse en la
cama.
-Te he escuchado Ron...decías que está con ella. –Hermione se sentó ante el
tocador, se quitó los aretes y los anillos y se puso a peinar sus cabellos castaños.
-Lo siento. –Susurró cubriéndose hasta el cuello y volviéndose a ella para verla. –
Supongo que con lo de su compromiso y su aparente interés en Eurídice,
definitivamente ya no se acercará a ti, ¿cierto? –Ron sonrió, puso sus brazos
cruzados bajo su cabeza y miró al techo.
-Te equivocas. –Soltó Hermione mirándose al espejo fijamente. –Me ha dicho que
no me dejará de lado, tiene la idea de que yo siga siendo su amante.
-¡Qué! –Ron se levantó y a grandes zancadas llegó a la puerta antes que ella
pudiera detenerle.
-Ron regresa por favor. –Dijo ella en tono de suplica cuando él abrió la puerta para
salir al pasillo. –No provoques un enfrentamiento ahora...por favor.
-Pero... –La miró fijamente, sentía tanta ira que hubiera sido capaz de ir a
despertar al rubio y golpearlo hasta que muriera. -...él...¡¿Por qué lo defiendes?! –
Gritó mientras Hermione cerraba la puerta, ella se quedo lívida y luego, tras
mirarlo en un principio con enojo, lo pensó mejor y sonrió tristemente.
-Por que sólo lo hace para molestarnos, no te lo había dicho pero...-Hermione lo
tomó de la mano y lo llevó a la cama. -...sospecho que sabe lo que hacemos, sabe
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que me acuesto con él más que para proteger a mis allegados, para sacarle
información, lo sabe Ron y ahora lo toma como arma para torturarme.
-Pero es que ese desgraciado... –Empezó Ron mientras ella lo empujaba a la
cama.
-Ese desgraciado ha salvado a tu familia de ser asesinada mañana Ronald... –
Hermione sonrió mientras lo arropaba como a un niño entre las cobijas, él la miró
sorprendido.
-Pero si ha sido Eurídice quien nos lo ha dicho Hermione. –Susurró viendo a su
chica quitarse la bata y meterse a la cama vistiendo un leve camisón de velo.
-Si Eurídice hubiera sabido eso antes, seguramente habría sido lo primero que le
dijera a Luna al recobrar el conocimiento, en cambio parece que sólo nos lo dijo
hasta que habló con Draco y lo “recordó”. –Hermione hacia movimientos con los
dedos que Ron intentaba descifrar. –Dudo mucho que en realidad Eurídice haya
escuchado eso.
-Insinúas que alguien le dio aviso a Draco y él nos avisó para salvarnos...¿no se te
antoja imaginártelo montado en un dragón y llegando salvarte? –Ron se revolvió
en la cama desesperado.
-No, así siempre te imagino a ti. –Susurró Hermione besándolo en los labios con
ternura.
-Hermione, sé que es la única forma...pero... –Ron se sonrojó. -...no quiero que
vuelva a tocarte.
-Lo sé...yo tampoco. –Hermione abrazó a Ron fuertemente, pero la verdad era que
aquella confesión no era del todo cierta.

-Mira Neville... –Exclamó Luna mientras quitaba de la pata de una lechuza


extremadamente delgada y llena de nieve una nota. -...es de papá.
-Amor, entra hace mucho frío. –Neville cubierto con una manta miraba a su novia,
que vistiendo un short y una blusita de raso semitransparente, permanecía en el
balcón mirando la nota.
-Dice que mañana sale el nuevo número de El Quisquilloso, en primera plana
aparecerá Ron nuevamente... –Luna entró, Neville la cubrió con una manta extra y
la siguió rumbo a la cama. -...parece que las fans están molestas por que no salió
en el número anterior...
-No veo cual es la novedad, Ron sale en tres de cada cinco números. –Neville se
encargó de llevarla a la cama y la hizo entrar entre las cobijas.
-Hay una diferencia, parece ser que aparecerá con Hermione...”La pareja del año”
–Susurró Luna mirando a Neville que cerraba la ventana, dejaba su varita en el
buró y luego calado hasta los huesos por el frío, se metía a su lado.
-¿Bueno qué hay de raro en eso? –Neville le sonrió acurrucándose al lado de ella.
-¡Ay!...amor tienes los pies helados... –Neville sonrió mirándola.
-Lo siento... –Susurró Luna. –No hay nada de raro, pero no crees que la pareja del
año tendrían que ser Harry y Ginny...considero que es mucho más relevante... –
Luna dejó la nota sobre el buró y se volvió a Neville.
-No lo sé...yo creo lo que tu creas... –Neville sonrió mirándola fijamente, Luna
miraba al vacío pensando.
-Neville...¿porqué sigues conmigo? –Interrogó sin mirarlo, sostenía la varita entre
sus manos y miraba al frente.
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-Ya te lo he dicho... –Neville se puso boca arriba mirando al techo fijamente, bajo
las sábanas, acercó más los pies a Luna, que no los rechazó, sino que se permitió
un poco de accesibilidad y los cubrió con los suyos.
-Podrías decírmelo otra vez. –Exclamó Luna sin mirarlo, ahora trenzaba su cabello
con parsimoniosa calma.
-Por que te amo. –Concluyó Neville, suspiró sonoramente y estiró los brazos para
tener pretexto de abrazarla, Luna rígida como una roca lo miró de reojo.
-Algunos creen que estoy loca... –Lo miró fijamente. -...otros más que soy rara,
eres la única persona que se ha atrevido a besarme alguna vez...-Se volvió a él,
recostada de lado mirándolo. -...¿es que acaso no te asusto?
-Mmm... –Neville lo pensó con los ojos en blanco. -...¿te gustaría que me
asustaras? –Le sonrió con picardía.
-No...es sólo que creo que tengo demasiada suerte al tenerte a mi lado. –Sonrió
Luna ablandándose.
-No..yo soy el que tiene demasiada suerte. –Neville sonrió y la besó en los labios
largamente, Luna le correspondió y de golpe se colocó sobre él sofocándolo.
-No yo tengo más suerte...habrá en la revista un artículo sobre ti. –Susurró a su
oído mientras le desabrochaba la pijama.
-Ah sí. –Neville sonreía mirándola.
-Sí...en el artículo...”Los solteros más codiciados”, estás entre Ron, Draco y Harry.
–Susurró abriéndole la camisa.
-Soltero eh... –Neville la levantó con sus fuertes brazos y giró para quedar sobre
ella. –¿Te molesta?
-En lo más mínimo... –Luna sonrió. -...muchas podrán tenerte en una revista, en
un póster, en una foto... –Lo besó con pasión. -...pero solo yo te tengo en mi
cama. –Sonrió.
-Eres toda una suertuda. –Neville se posó sobre ella y aquella noche, como
muchas anteriores, Luna gritó más de lo que cualquiera creería en ella.

-Deja de beber Pansy. –Cho sentada ante la chimenea miraba las llamas con tanta
concentración que se podría decir que memorizaba sus colores.
-Déjame en paz. –Soltó Pansy en un tono gangoso y exasperado, golpeó la mesa
y suspiró. –Debí matarla.
-No digas eso. –Soltó Cho apretando en su mano una fotografía borrosa por el
contacto de sus manos.
-Debí, debí asesinarla...¡carajo debí ser implacable! –Soltó levantándose, con
fuerza arrojó su copa contra la pared cercana y del movimiento se tambaleó y
cayó del lado al suelo, Cho la miró de reojo pero no fue a levantarla.
-Estás ebria...no pensabas lo mismo hace horas. –Se puso de pie y se acercó,
Pansy luchaba por incorporarse.
-No estoy ebria...-Soltó la chica en un cuarto intento por pararse, sin fuerza
apenas logró sentarse.
-Claro que lo estás... –Pansy miró la botella, whisky de fuego, vacía. -...te lo
terminaste. –Con un movimiento de varita hizo aparecer otra.
-Ya estaba a la mitad. –Soltó tocándose la frente con dolor. –Draco ya no me ama.
–Sollozó recargando la frente en su brazo, sobre sus rodillas pegadas al pecho.
-Nunca te amó...lo sabes, en realidad tú tampoco lo amas...sólo estás herida en tu
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ego. –Cho se sirvió una copa, la bebió y miró la fotografía. –Yo nunca lo amé. –
Soltó, Pansy levantó la mirada, la fotografía era de Cedric Diggory.
-¿Entonces por qué quieres venganza? –Preguntó Pansy arrebatándole la botella
y dando un trago.
-Cuando lo mataron mi vida se fue al carajo...mi futuro terminó cuando Cedric
murió...tal vez nunca nos hubiéramos casado Pansy...pero él era mi mundo en
aquel momento y me lo arrebató...-Cho dio un suspiro. –No tengo otra
explicación...¿porqué quieres tu venganza eh?
-Por que me la deben...jamás voy a olvidar esa humillación...¡nunca! –Gritó
secándose las lágrimas.
-Te hizo cosas terribles, pero...sigo sin entenderte. –Cho miró al suelo y se sirvió
una copa más.
-No espero que lo hagas...nadie lo hace. –Escupió Pansy arrebatándole la botella.
-¡Mírame!
-Vamos, no es tan malo. –Cho miró a Pansy sonriente, de pronto hizo una mueca
de dolor y dejó caer la copa que tenía en la mano.
-¿Quién? –Pansy le miró ponerse de pie.
-Bella... –Susurró Cho quitándole la botella. -...vamos, nos llama a las dos.
-No quiero ir...estoy ebria. –Sonrió Pansy mirándola y jalando la botella de sus
manos, le dio un nuevo trago.
-Si no vas, vendrá y te torturará hasta matarte. –Cho la hizo levantarse, le limpió la
túnica con un movimiento de varita, luego le susurró un hechizo y Pansy se puso
derecha y dejó de tambalearse.
-¿Puedo saber por qué demonios me has quitado le ebriedad? –Pansy le miró
fijamente, levantó la botella y la iba a beber cuando Cho la miró con furia.
-¡Reducto! –La botella explotó en la mano de Pansy que quedó empapada en
whisky.
-¡Estúpida!... –Pansy sacó su varita. -¡Relaskio! –Cho salió disparada contra el
muro a su espalda.
-¡Desma... –Comenzó Cho, pero Pansy le miraba sonriente.
-¿Porqué te detienes? –Le espetó Pansy mirándola con una sonrisa triste. -
¡Vamos!...¡Hazlo de una buena vez!
-Si quieres que te maten o que te pongan una golpiza...yo no soy quien cumplirá tu
deseo. –Cho se acomodó la túnica, le hizo una seña, y las desaparecieron con
segundos de diferencia.

Un aire tibio lo rodeó, podía ver aquellas enormes llamas, las alas del
fénix...alguien bajo ellas, la luz verde impactando ese cuerpo, el grito de dolor de
esos dos seres, el fénix y esa persona; tibieza que se desvanece, el suelo
haciéndose pedazos bajo él, su brazo a punto de tocar a aquella persona, caer,
caer sin control, el grito...¡Harry! esa persona gritaba...todo negro, su madre,
protegiéndole, el grito ¡Harry! y de pronto, tanto frío que sintió que moría.
-¡No! –Gritó levantándose en la cama, la sábana cubriéndolo, tomó sus gafas del
buró y se las puso, respiraba con dificultad, a su lado, cubierta por la sábana
Ginny dormía, en la oscuridad de la habitación apenas podía verla, el reloj de
pared marcaba las cinco de la mañana. -¡Merlín! –Exclamó secándose el sudor de
la frente, movió los pies entre las sábanas, sentía tanto frío que creyó que la
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terraza estaba abierta, pero no, tocó sus pies estaba heladísima. -¿Ginny? –Se
inclinó sobre su espalda desnuda para verla, estaba tan pálida que sintió un dolor
en el pecho. -Ginny –Le tocó la mejilla, estaba fría como el hielo. -¡Oh
dios!...¡Ginny! –La giró para verle el rostro, estaba tan blanca que sólo una idea se
le vino a la mente. -¡No!... –Le tomó por la barbilla. -¡Ginny! –La sacudió, Ginny no
respondió.

a Maldición Hermes
-Es momento... –Susurró una de las voces frías que se escondía tras la máscara,
la noche terminaba y ellos comenzaban a desesperarse, el frío era terrible y
esperar los exasperaba.
-Bella dará la señal...debemos esperar. –Dolohov hablaba lentamente, miraba el
cielo, la noche era tan fría como aquel día, cuando encontró a Ivanna muerta en la
sala de su casa, con el cuello desgarrado. -¿Qué está esperando?
-Ya debería estar dentro. –Murmuró otro hombre, Avery, entre las sombras. –Algo
pasa, algo pasa...ya deberíamos estar dentro, si Potter escapa...
-No lo hará...entraremos y lo reduciremos a polvo. –Dolohov se frotaba las manos,
era una de las últimas nevadas de la temporada y sin embargo hacía un frío
infernal.
-Debe estar dentro. –Susurró Snape. –Esperemos un poco más, es Bella...sabe lo
que hace perfectamente. –Snape miraba al cielo, Bella se había quedado
esperando a Cho y Pansy.
-Claro que lo sé... –Bella apareció al lado de Snape, Cho y Pansy con sus
máscaras puestas aparecieron luego de ella, Snape las miró Bella se acercó a él,
que le miró interrogante. –Vamos Severus, vendrás conmigo.
-¿Pasa algo? –Preguntó mientras se erguía y dejando a los demás le seguía, Cho
se acercó a Dolohov, Pansy los miró irse.
-Quiero que me ayudes a matar a los primeros en cuanto entremos... –Bella
estaba radiante de alegría.
-Perfecto. –Los dos desaparecieron, Snape sujeto de Bella, aparecieron en una
escalera ante el cuadro de la madre de Sirius. -¿Qué hacemos?
-Subamos, ataquemos al primero que se ponga en nuestro camino. –Bella
sonreía, subieron y abrieron la primera puerta, no había nadie. –Vacío...vamos al
siguiente...
-Aquí. –Susurró Snape, abrieron la siguiente, pero estaba igual que la anterior. –
Nadie... –Bella puso cara de horror y furia.
-¿No pueden haber sabido que vendríamos? –Lo miró llena de ira, fue hacia la
otra puerta, la habitación que había sido de sus tíos.
-Es imposible... –Declaró Snape acercándose a ella pálido. -...Bella esto es una
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trampa.
-Claro que no. –Bella abrió la puerta de la habitación, una nube de humo rojo la
cubrió, Snape se lanzó a sostenerla y la abrazó contra él de espaldas, Bella se
cubría la boca y la nariz, el humo era denso y picante, pronto los dos no podían
dejar de toser atacados por una comezón en la garganta insoportable.
-¡Qué es esto! –Bella movía los brazos para eliminar el humo, pronto la habitación
estuvo como antes, Bella y Snape miraron a todos lados, sobre la cama, un
payaso muggle de nariz roja hecho de globos les miraba sonriente.
-Buenas noches. –Susurró el desagradable ser de colores.
-Maldita sea. –Bella estaba fuera de sí mirando aquel juguete.
-La familia Weasley y en especial, Fred y George Weasley agradecen su
presencia a este show privado y les recuerdan que la próxima vez, podrán
comerse sus calzoncillos. –El payaso carcajeó moviéndose de atrás a adelante
mientras reía frenéticamente. –Y no olvide, señora Lestrange, que esta casa ya no
le pertenece. –El payaso le guiñó un ojo y desapareció reventándose.
-¡Idiotas! –Gritó Snape aún agotado por la tos. -¡Par de idiotas!
-Malditos sean los Weasley.... –Bella arremetió contra la habitación, destrozó la
cama y los muebles, hizo añicos cada vidrio y escupió en la alfombra. -...maldita
sea esa estúpida familia de ratas. –Escupió encolerizada, al fin se irguió y mirando
a Snape con odio, le hizo una seña, los dos se largaron dejando todo peor que si
hubiera pasado una manada de elefantes.

-¿Qué es eso? –Eurídice se destapó el rostro, eran cerca de las cinco de la


mañana, una lechuza moteada picaba el cristal de la ventana con fuerza, Draco
caminaba hacia ella.
-Duerme, debe ser algo urgente de la oficina. –Susurró mientras abría para sacar
la mano y tomar la carta.
-Vuelve...no puede ser tan urgente. –Estaba pálida y tenía enormes ojeras, se
removió bajo la sábanas cómo si buscara acomodarse sin resultado.
-Descuida, lo leo y vuelvo a la cama. –Draco abrió el sobre, miró la nota y sonrió,
la agitó contra su pierna y volvió a la cama alegre.
-¿Algo bueno? –Eurídice intentaba levantarse en la cama con dificultad, lo miraba
con los ojos cristalinos.
-Buenas para Granger, mañana será certificado su descubrimiento. –Volvió a la
cama dejando la nota sobre la mesita que había cerca, Eurídice estaba sentada
pero inclinada levemente.
-Me alegra, al fin reconocerán su trabajo. –Eurídice intentaba levantarse de la
cama, tambaleante.
-¿Pasa algo? –Draco la miró y preocupado le ayudó a salir de la cama.
-No me siento...bien... –Eurídice tembló, Draco le tocó la frente.
-Tienes fiebre... –Susurró levantándole el rostro para mirarla, estaba enrojecida y
parecía sudar helado.
-...creo que...creo que debo ir al baño. –Eurídice respiró hondo y casi enseguida,
se volvió a un lado y se vació a grandes bocanadas, con un vómito tan tremendo
que Draco hubo de levantarla.
-...Merlín...llamaré al sanador. –Draco miró a la puerta. -¡Calpy!...respira, todo está
bien...
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-Draco... –Llamó Eurídice, él la miró. -...creo que esto romperá los planes que
teníamos. –Ella sonreía alegremente, Draco no podía entender, en seguida se
desmayó, la elfa llegó un segundo después limpió con un ¡plop! y se fue por el
sanador.

-Por favor...Ginny...¡Por favor! –Gritó sacudiéndola por cuarta vez, ella no se


movía, ni siquiera parecía respirar, era claro, Harry tembló ante la idea, ella estaba
muerta; comenzó a llorar y la abrazó con toda la fuerza que tenía, entonces ella se
movió un poco, y de golpe despertó buscando su varita, lo miró fijamente y
asustada. -¡Ginny! –Harry la abrazó apretándola contra su pecho, lloró sin poder
contenerse, había tenido tanto miedo, había sentido tanto dolor que sólo podía
desahogarse llorando como un niño.
-Harry...¿qué ocurrió? –Ginny lo abrazó, él la sintió todavía helada, pero como si
absorbiera su calor comenzó a tomar color y a ponerse tibia.
-Estabas tan fría...tan pálida que...que...yo... –Se quedó mirándola, ella le miró con
sorpresa, luego lo abrazó.
-Ya pasó...estoy bien...tranquilo... –Lo apretó contra ella, Harry sintió que ya no
estaba helada.
-¿Porqué fue eso? –Preguntó apretándola contra él, la miraba y la miraba, parecía
que recuperaba el color.
-No es nada...siento haberte asustado...-Ginny lo apretó con más fuerza, habría
querido decírselo, pero no era el momento, no por ahora.

-¿Qué pasa? –Ron salió, había escuchado los pasos cerca de las seis,
amodorrado se rascaba la cabeza.
-Eurídice, algo ha pasado...no sé si es por debilidad, tiene vómito y fiebre. –Draco
miraba al techo, Ron palideció.
-El sanador... –Comenzó el pelirrojo, Harry salía de la habitación rumbo a la cocina
por un baso con agua.
-¿Sanador? –Miró a los dos chicos, llevaba semejantes moretes en el pecho por
succión que los dos se sonrojaron, Harry al ver que le miraban, se miró y alterado
se cubrió abrochando los botones restantes.
-Eurídice no se ha sentido bien, Harry. –Susurró Draco con movimientos de mano
que indicaban nervios.
-Todo saldrá bien, descuide le daré la noticia... –El sanador abrió la puerta y salió
sonriente, miró a los chicos y saludó a Neville que salía vestido por completo.
-¿Qué noticia? –Draco esperaba terribles nuevas, pálido como nunca miraba al
hombrecillo.
-Bien...pues creo señor Malfoy que pronto se llenará esta casa de vida... –Sonrió
mientras se peinaba el bigote.
-¿A qué se refiere? – Draco lo miraba sin entender, Harry se acercó, Ron se
quedó helado como si hubiera recibido una noticia horrible, Neville miró al pelirrojo
y frunció el ceño.
-La señorita Greyback está esperando un bebe. –Sonrió el sanador moviéndose
con suavidad.
-¿Qué? –Harry soltó sin contenerse, Ron se recargó en el muro y se tocó la frente,
Draco cayó de rodillas.
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-¡No! –Gritó encolerizado golpeando el suelo con los puños, Harry y Ron le
miraron, el primero se sorprendió, Neville se acercó a Draco y se puso en cuclillas
junto a él. –No...ahora no...
-Pero Draco, es una gran noticia. –Susurró el chico poniéndole la mano en la
espalda, el sanador estaba tan asustado que se escondió en el portal de una de
las puertas.
-No lo es. –Soltó Ron en un susurro que sólo Harry escuchó, se dio la vuelta y fue
a la habitación.
-Ron... –Harry quiso seguirle, pero Draco ayudado por Neville se había puesto en
pie.
-¿Cuánto tiene? –Draco agachado, se sujetaba del brazo de Neville.
-Tres meses, es probable que cuatro. –Soltó el sanador.
-Gracias, le enviaré su pago por la tarde y por favor... –Draco lo miró, el
hombrecillo tembló. -...sea discreto.
-Por supuesto señor Malfoy, por supuesto. –El sanador apretó su maletín y salió
huyendo, Harry lo miró retirarse, cuando volvió la mirada, Draco iba pasando
frente a él.
-¿A dónde vas? –Preguntó viendo que el chico se alejaba, con un movimiento de
varita se había quitado la pijama y usaba su impecable traje negro.
-A ver a los padres de Pansy. –Exclamó fuertemente, los cuadros lo miraban,
Dimitri le sonrió desde uno.
-Felicidades Draco. –Soltó el joven Malfoy mirando a su pariente. –¿No la
felicitarás?
-Luego...cuando me calme. –Soltó y salió, en la puerta recordó la noticia de
Hermione y se volvió, corrió por el pasillo y llamó a la puerta con fuerza.
-¿Qué quieres? –Ron abrió y lo miró con furia, Hermione dormía todavía y Harry y
Neville continuaban en el pasillo.
-Avisa a Hermione que hoy a las dos será la ceremonia de nombramiento por su
descubrimiento...dile. –Soltó, seguía pálido como nunca.
-Claro, yo le digo cuando despierte. –Soltó Ron mirándolo, luego en un acto
desconocido para Neville y Harry le puso la mano en el hombro y sonrió
tristemente. –Esto lo cambia todo, Draco.
-Lo sé...lo sé demasiado bien. –Draco asintió seriamente y salió camino a su cita
profundamente asustado.

-Embarazada... –Eurídice miraba al techo acariciándose el vientre, lloraba a


mares. -...embarazada....¡Drepell! –El elfo apareció con un ¡plop! –Trae rápido mis
espejos mágicos, de prisa por favor. –Drepell pálido por ver así a su ama
desapareció para volver en menos de cinco segundos. –Toma uno y llévaselo al
señor Malfoy...pronto Drepell dile que tiene que hablar conmigo, luego vuelve aquí.
–El elfo asintió haciendo temblar sus orejas y se fue presionando un pequeño
espejo de marfil, su ama apretaba uno idéntico.
-Eurídice ya supe la noticia. –Luna entró corriendo, venía contenta y saltona.
-Espera... –Eurídice le pidió silencio, Drepell había llegado. -...¿Lo tomó?
-Sí... –Contestó Drepell haciendo reverencia ante Luna que incólume esperaba.
-Ve a casa Drepell y tráeme ropa limpia, mi escoba y una túnica de viaje...por
favor aprisa. –Eurídice se levantó.
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-Ahora mismo. –Desapareció, Luna abrió la boca para hablar, pero el elfo volvió
con una nota. –Para usted.
-Gracias... –El elfo se fue y Eurídice se quedó sentada a la orilla de la cama
abriendo el sobrecito.
-¡Un bebe Eurídice! –Luna comenzó con su festejo otra vez y la abrazó, Eurídice
no se movió.
-No es una bendición, Luna. –Susurró volviendo a llorar. –A Draco no le parece
así.
-Pero claro que está contento, es que no está acostumbrado a expresarse. –Luna
le pasó la mano por el cabello.
-Luna, ¿me harías un favor? –Eurídice le miró, Luna asintió emocionada. –
Promete que de lo que escucharás ahora, no dirás nada a nadie... –Eurídice
lloraba todavía, Luna asintió, la chica tomó el espejo y lo levantó ante su rostro. –
Draco...Draco... –Llamó mirando su reflejo fijamente, una luz cegó a las dos, el
vidrio se puso negro, luego como un torbellino fue poniéndose desde el centro de
un color dorado vivaz, ante Eurídice estaba el rostro desencajado de Draco.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó el chico con una voz fuerte y estridente, estaba
parado bajo un árbol gigantesco. –Estoy en el jardín de los Parkinson.
-Draco, te has ido sin decirme nada...el sanador ya te lo ha dicho y yo...
-No digas más... –Interrumpió Draco secamente, Luna y Eurídice se sacudieron. -
...¿porqué? –Preguntó.
-Draco yo... –Comenzó la chica, soltó un sollozo y bajó la cabeza.
-¡¿Te das cuenta?!...¡Nos harán polvo!...vamos a morir y se te ocurre
embarazarte....¡No te basta que nos maten a los dos como para arriesgar a
alguien más!...¡A mi hijo! –Draco estaba rojo de ira como nunca, Eurídice
presionaba con tal fuerza la mano de Luna, que la chica miraba su mano
enrojecer.
-Yo sé a la perfección lo que significa... –Soltó ya sin llorar, con un tono de voz
impasible.
-Pues no lo parece...¿Qué harás ahora? –Soltó sonriendo con tal mueca de
desprecio que Luna intentó sacar la varita, Eurídice levantó la mirada y se la
sostuvo fijamente.
-Esperar a que nazca...–Eurídice le miraba con seriedad. -...me voy de tu casa, no
me busques...en cuanto al bebe, no quiero nada de ti. –Eurídice le miró sonriendo.
–Si me hacen polvo, lo harán a mi, lejos de ti.
-¡Ni se te ocurra largarte! –Escupió Draco mirándola con fijeza.
-Es tarde...tengo mis cosas y me voy. –Eurídice le sonrió tristemente. –Cuídate, ya
nos volveremos a ver...a pesar de todo, te amo Draco y te entiendo. –Cubrió el
espejo con su mano y este volvió a la normalidad.
-¿Qué planeas hacer? –Luna miró a la chica fijamente, Eurídice respiró hondo y
expresó.
-Irme, ahora mismo...yo me largo de esta casa ahora mismo. –Se levantó,
debilitada se tambaleó un poco, Drepell llegó y con velocidad le entregó su ropa,
Luna la miraba en silencio mientras se vestía, se puso unos vaqueros, zapatos de
piso, blusa negra y suéter azul, la túnica y se sujetó el pelo con un broche. –Si
preguntan, diles que he tenido que salir.
-Hoy certificarán el descubrimiento de Hermione...¿Iras? –Luna le miraba mientras

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ella se ponía aretes y anillos.
-Estaré ahí...luego podré felicitarla...debo irme Luna, gracias. –Sonrió y mirando a
Drepell le dio una orden. –Di a mi tío que iré de inmediato, pero voy en escoba,
tardaré un poco. –Drepell asintió y le entregó su escoba.
-Eurídice. –Llamó Luna, la chica se volvió antes de abrir la puerta. -¿Es de Draco?
-Lo dudas. –Carcajeó Eurídice, pero no contestó, salió al pasillo, Neville venía
hacia la habitación a felicitarla, ella le sonrió y dio un beso en la mejilla pero no se
detuvo, pasó ante la puerta de Harry y Ginny quienes salían, sólo les dijo buenos
días y siguió, Ron y Hermione salían de la otra habitación, ella asintió y sin
decirles más corrió a la primera terraza, se lanzó al vacío montó su escoba y se
largó sin decir más.

-¡Embarazada! –Draco había salido de la mansión de los Parkinson, montado en


su escoba volvía a casa, llevaba semejante golpe en el rostro que le lloraba el ojo,
el señor Parkinson vaya que carecía de dicho mal; preocupado aceleraba todo lo
que podía. -¡Maldita sea mi suerte! –Volaba contra el viento, llegó a casa helado
hasta los huesos, al pararse en el portal alcanzó a ver la sombra de Eurídice
montada en su escoba, por dos segundos quiso seguirla, pero se contuvo, abrió la
puerta y entró, Harry y Ron bajaban las escaleras.
-Draco, Eurídice se ha ido. –Exclamó Hermione desde el segundo piso mirando
hacia abajo, Ginny a su lado intentaba hablar con Luna que parsimoniosamente
bajó los escalones seguida de Neville.
-Lo sé, la he visto al llegar. –Draco se agachó para quitarse la nieve de las botas
de viaje y sacudió su túnica, Ron se le acercó y lo tomó por el cuello con violencia.
-Y lo dices tan tranquilo. –Espetó el pelirrojo levantándolo casi del suelo, sólo le
sacaba un par de centímetros.
-Sí...estará bien. –Sonrió Draco soltándose, se acomodó la camisa, se alisó el
cabello y caminó frente a Harry y Ron. –Y bien...¿Lista para la ceremonia? –
Preguntó a Hermione sonriente, ésta le miró extrañada.
-¿No te preocupa lo que le pueda pasar a Eurídice? –Hermione algo intimidada
por esa idea retrocedió hacia Ron.
-No, ella es más fuerte de lo que creen. –Susurró Draco, sonriente les dio la
espalda rumbo al comedor. –Vamos, comamos algo, es temprano, pero hace
hambre.

-Alguien se los dijo. –Se paseaba desesperadamente, la asamblea entera miraba


atónita. -¡Alguien les advirtió!
-Imposible... –Soltó Dolohov temblando de miedo.
-Bella considéralo, ¿quién se atrevería? –Alecto la miraba fijamente, pero Bella
estaba enfurecida.
-Alguien...alguien los previno y debo saber quién. –Bella se volvió, sacó su varita y
apuntó a Colagusano. -¡Crucio!
-¡Ah!.... –El regordete hombrecillo se retorcía sobre el suelo, todos miraban con
horror, Cho parecía llena de gozo y miraba casi extasiada, Pansy lo notó y le dio
un codazo, Cho cambió su apariencia y permaneció seria.
-¿Quién fue? –Bella miraba a la víctima de su furia, levantó la varita y Peter se
arrastró hasta sus pies y le imploró.
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-Juro que no lo sé...no he sido yo....por favor... –Peter estaba tan asustado que
sus palabras sonaban incluso graciosas, lloroso esperó clemencia.
-Entonces dime quién. –Soltó mirando alrededor, nadie se movió un milímetro,
Bella cayó en la cuenta. –Greyback.
-¡No! –Saltó Pansy en su asiento. –Ella no. –Susurró luego al notar todas las caras
puestas en ella.
-¿Quién entonces? –Bella seguía esperando una respuesta.
-Bella me temo que por ahora eso no se sabrá. –Snape le miró fijamente, ella
frunció el ceño y tras un grito de rabia que dejó ensordecidos a todos, salió de la
habitación, se tomaron su tiempo y luego desaparecieron.

-La ceremonia será a la una, estoy tan nerviosa. –Llevaba media hora hablando de
lo mismo, habían terminado la comida y definitivamente no tenían muchas ganas
de hablar, Hermione parecía radiante y aunque los demás se sentían alegres por
el triunfo de la chica, en definitiva algo los incomodaba.
-Mamá envió una nota Ron, quiere saber si iremos a casa por ropa para el suceso.
–Ginny bebía jugo lentamente.
-Iré por algo, quieres que te traiga tu ropa... –Ron miró a Ginny ella asintió, Harry a
su lado pensaba en aquello con mucho detenimiento.
-Yo no tengo qué ponerme. – Exclamó Harry tras pensarlo un momento.
-Es verdad, no tienes una sola prenda propia...todo te lo ha prestado Ron. –
Hermione le miró fijamente.
-Tenemos que ir al Callejón Diagón...necesitas ropa. –Ginny lo miró, era cierto,
Harry usaba la misma ropa de un día antes, ni siquiera había buscado la que tenía
en sus baúles, definitivamente esa no lo iba a quedar si con calzador.
-Con que sin ropa Harry... –Draco hojeaba El profeta como todo un ricachón,
levantó la mirada hacia Harry y sonrió. -...iremos al callejón, ¿que tal con Madame
Malkin?
-Lo agradecería. –Susurró Harry, Neville y Luna miraban al vacío, pensaban en
Eurídice.
-Son cerca de las ocho, vamos ya... –Luna se puso de pie, con un movimiento de
varita hizo aparecer un sombrero de color rojo y se lo puso, vestía túnica azul y
pantalón del mismo tono.
-Si nos damos prisa, llegaremos con tiempo para comprar todo y así no estaremos
presionados para llegar a la ceremonia. –Neville se puso de pie, caminó hacia la
chimenea y se dispuso a salir de la casa.
-Vamos. –Ron tomó su chaqueta y salió rumbo a la chimenea, Hermione le
seguía, Ginny y Harry se levantaron.
-Nos vemos ahí. –Draco les miró y cuando vio que se habían ido por la chimenea,
se levantó y llamó a Calpy.
-Señor. –Dijo la elfa mientras tronando los dedos hacía desaparecer los platos de
la mesa.
-Necesito que estés al pendiente de Eurídice...a partir de éste momento, es
prioridad en esta casa y para ti, averigua dónde está y procura tenerle una
habitación lista... –Draco dobló el periódico, levantó su taza y dio un sorbo.
-La señorita está en casa del señor Antonin Dolohov. –Exclamó Calpy tras
desaparecer un segundo.
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-Dolohov... –Draco dejó la taza sobre la mesa y apesadumbrado se apoyó con
fuerza sobre ella. -...gracias Calpy.

-Tardaste demasiado...bebe te repondrás. –Le entregó un copa de madera fina,


dentro, una sustancia vaporizaba.
-No...¿tiene alcohol? –Dijo mientras se la acercaba al rostro para olerla, aquello la
hizo perder el frío un momento.
-Es chocolate con especias...sabes que mi esposa lo ama.
-Entonces... –Apuró con fuerza que hubiera deseado no emplear, estaba picante,
entró en calor rápido. -...gracias.
-Pudiste haber venido por chimenea, ¿qué te hizo venir volando? –Se sentó,
miraba a la chica fijamente.
-Necesitaba sentirme así...estuve mal herida. –Eurídice se sentó en el sillón y
cruzó la pierna.
-Eres igual a él, alguna vez comentó a tu madre que lo mejor que había sentido
fue el ataque que lo volvió Hombre Lobo...era un enfermo. –Soltó Dolohov mirando
la pared.
-Era mi padre. –Dijo Eurídice secamente, miró a su tío y se puso mirar alrededor.
-Si, un animal que asesinó a tu madre haciéndola pedazos. –Soltó Antonin
enfureciéndose lentamente.
-No quería matarla...él no pudo hacerlo...él no lo hizo. –Eurídice miraba a su tío
fijamente.
-Te empeñas en decir que alguien lo manipulaba...¿quién fue entonces? –Dolohov
la miró.
-No sé...pero él no fue. –Eurídice terminó y puso cara de enfado dejando claro que
no seguiría hablando del tema.
-¿Qué hay de la maldición Hermes? –Preguntó Antonin sirviéndose más
chocolate.
-Hermione me habló de ella, mas no me enseñó a realizarla. –Miraba la taza, su
mente volaba de Hermione a Draco con la misma velocidad que si de electricidad
se tratara.
-¿Qué sabes? –Dolohov le preguntó haciendo énfasis en el qué, quería
información para pasarla a sus superiores.
-La maldición Hermes es un medio para detener la muerte, prolonga la agonía
dando oportunidad a impedirla. –Eurídice levantó el rostro y suspiró. –Si se
práctica correctamente, une a dos magos, el que la realiza lo hace para salvar al
otro, se une a él y el daño físico se divide entre las dos personas, si le quedaba al
herido un tiempo de 5 minutos de vida, se duplica a 10...así se logra tener tiempo
suficiente para buscar salvarle la vida, una vez que los dos son sanados, la
maldición se rompe. –Eurídice terminó y miró a Dolohov que se había quedado
estático oyendo.
-Así salvó esa noche a Weasley. –Soltó Antonin mirando a su sobrina.
-Sí, gracias a eso Ron se salvó. –Eurídice dio un nuevo trago a su bebida, luego
se levantó para servirse más.
-Entiendo...es ese el único resultado de esa maldición. –Dolohov sonrió
forzadamente. –Esperaba más.
-Hay más.- Soltó Eurídice riendo. –Puede detener la maldición asesina. –Eurídice

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volvió a sentarse.
-¿Qué? –Antonin susurró ahogado, aquello le hizo soltarse en su asiento, Eurídice
bebió sonriendo al hacerlo sentir mal.

Te amo, pero no te amo


-¿No ha cambiado nada? –Harry miraba a todos lados en el callejón, todo seguía
igual
-El Ministerio cree que es bello como está, así que ha apoyado la conservación de
los edificios tal cual. –Ginny lo tomaba de la mano con los dedos entrelazados,
Harry estaba tan contento que no prestaba atención a Draco cabizbajo tras ellos y
a las miradas inquisitivas.
-Están reconociendo a Harry. –Susurró Ron a Hermione que saluda de vez en
cuando a personas que se les cruzaban en el camino.
-Es de esperarse, deben pensar que ven a un fantasma. –Exclamó la chica
sonriente, dieron vuelta en una esquina y de pronto un montón de chicas de unos
16 años se soltó contra ellos gritando como locas.
-¡Ron Weasley! – Gritó una chica rubia y de un empujón se deshizo de Hermione
que tuvo que ser sostenida por Neville, un montón de chicas se lanzó contra Ron y
empezaron a acariciarlo, sonreírle, abrazarlo y besarlo algunas.
-¡Oh Merlín, es Neville Longbottom! –Gritó otra de las chicas al ver al chico con
Hermione casi a cuestas, ésta se llenó de horror, seguramente la tirarían de
nuevo.
-Salió en la portada de Corazón de bruja hace dos semanas. –Una chica de pecas
y ojos azules se le lanzó, Neville miró a Hermione y hábilmente la puso de pie
lejos de él, Luna a su lado lo miró, él le sonrió suplicante ella contestó sacando
una paleta de caramelo macizo.
-Son famosos. –Susurró Harry a Ginny sorprendido por la multitud de al menos 50
chicas que ahora les rodeaba, algunas incluso llevaban playeras con el rostro de
Ron, otras más agitaban números de Corazón de Bruja o de El Quisquilloso.
-Potter, mejor que no nos vean. –Susurró Draco, pero era tarde se había movido
demasiado y ahora al menos cuatro chicas le miraban con una mueca de asombro
y locura.
-¡Malfoy!....¡Es Sexy Malfoy! –Soltó una regordeta chica de unos 20 años que fue
corriendo hacia él, Draco agitaba las manos con la intención de alejarla de él, pero
era tarde ya la tenía encima besándolo con sus enormes y carnosos labios.
-¿Sexy Malfoy? –Harry carcajeó mirando a sus amigos en semejante aprieto, sin
darse cuanta se pasó la mano por la frente, una chica lo vio y se puso a gritar
como si la estuvieran matando, Harry la miró con horror, Ginny por su lado cerró
los ojos al escuchar el estruendo.
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-¡Por Merlín!...es Potter...¡Es Harry Potter! –Ginny miró al chico cuando una
jovencita de cabello negro ensortijado gritó su nombre, un montón nuevo de chicas
que salían Florean Fostescue se lanzó a verlo, pronto los cuatro estaban rodeados
firmando autógrafos y dando tantos besos (a excepción de Draco) que los labios
se les entumieron, al fin tras mucho luchar y mientras las chicas esperaban
recargadas en el muro exterior de Terrortours, lograron librarse y rápidamente,
huyendo casi, tomaron a Luna, Ginny y Hermione y se fueron con velocidad hasta
Madame Malkin.

-Así es...pero es un procedimiento tan terrible y complicado de lograrse que creo


que esa es la razón por la que la llamó maldición...en realidad Hermione nunca lo
ha probado, sólo es una teoría –Eurídice miraba a su tío riendo todavía.
-¿Cómo? –Dolohov le preguntó echando el cuerpo al frente.
-Consiste en una unión que puede ser entre el mago que recibirá la maldición y
otro ser mágico...se unen previo a recibir la maldición y cuando ésta le impacte, el
efecto de morir se parte en dos y se divide. –Eurídice se puso de pie.
-¿Qué pasa con ellos? – Antonin la miraba sorprendido, pensando en todo lo que
podría lograr haciéndose inmune a la maldición asesina, “Sería libre de Voldemort”
pensó sin darse cuenta.
-Están mitad vivos y mitad muertos...además de que unidos para siempre...la
maldición no se puede romper sino hasta que quien la realiza muera. –Eurídice
dejó la copa sobre la mesa, se ajustó la túnica y se dispuso a salir.
-Pero...¿pueden morir entonces? –Dolohov la miró ir hacia la puerta, aquella
opción ya no le parecía tan buena.
-Sí...como cualquier otro, la diferencia es que si matan a uno, cualquiera de los
dos...el otro muere. –Eurídice sonrió y abrió la puerta, tomó su escoba recargada
en la pared. –Me voy, pasa el informe tío...ya luego hablaré yo con Bella.
-Está muy enfadada, ten cuidado cuando la veas. –Dolohov se levantó y sirvió
más chocolate. –Cuídate hija.
-Gracias...lo haré. –Eurídice no lo miró, escuchar el hija la hizo erizarse.

-¡Diablos! –Draco entró tras ellos y cerró la puerta girando el letrero de abierto a
cerrado, estaba despeinado y llevaba tantas marcas de labios en el cuello de la
camisa, que había dejado de ser blanca para volverse carmesí. –Por eso nunca
salgo en público a menos que me acompañen Crabbe y Goyle. –Se pegó a la
puerta, al notar que le miraban se irguió arrogantemente, se pasó la mano por el
cabello y se apresuró a recuperar la compostura y elegancia.
-¿Qué fue eso? –Harry, lleno de marcas de labios en el rostro luchaba por
enderezar sus gafas chuecas, una chica había intentado quitárselas, al parecer
como recuerdo de su encuentro con el chico que vivió.
-Los efectos de que ustedes sean codiciados. –Luna miraba a Neville divertida,
tenía entre el cabello algunas uñas postizas y lo que parecía ser un grupo de
notitas que se movían como ratas. –Por eso las chicas y yo firmamos autógrafos
los sábados en el Caldero Chorreante, eso los mantiene tranquilos. –Luna le guiñó
un ojo a Hermione que asintió mientras miraba los vestidos de los aparadores.
-Odio esto. –Neville se quitó lo que llevaba en el cabello, al ver las notas, éstas
gritaron su nombre entre exclamaciones de excitación y brincaron mientras él las
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oprimía con su mano y las arrugaba hasta que se callaron, suspiró. - Oye Luna
¿Porqué no me ayudaste? –Miró a Luna con molestia, ella levantó los hombros.
-Si yo me encontrara a Merlín en la calle, creo que haría lo mismo. –Soltó Luna
sonriendo.
-Merlín es un anciano Luna. –Soltó exasperado Neville, la chica le sonrió y se
puso a ayudarle a peinarse.
-Es divertido. –Ron reía alegremente, estaba emocionado, el ser el centro de
atención siempre lo animaba.
-Basta Ron. –Sonrió Hermione limpiándole las mejillas con un pañuelo que se
sacó de la túnica.
-Bueno siempre es bueno este tipo de manifestaciones. –Draco pasó junto a
Hermione diciendo esto muy cerca de su oído, Hermione se erizó y Ron a su lado
ni lo notó, todavía concentrado en quitarse algunos pañuelos y una que otra
prenda de ropa interior femenina que llevaba colgando de la capucha de la túnica.
–Hacen que uno se sienta vivo.
-¿Porqué son tan famosos? –Harry miró a Ginny, las empleadas de Madame
Malkin ya habían aparecido y atendían a cada quien por separado, Draco al final
del pasillo se probaba sombreros y modelaba ante un enorme espejo de cuerpo
entero.
-Para el último mundial, Ron fue convocado por la Selección Inglesa...jugó como
guardián y Charlie como cazador, los dos hicieron un papelazo en el último partido
de semifinales... –Ginny susurraba mientras elegía camisas para Harry. -
...perdieron el partido por la intervención del buscador, pero de no ser por eso
habrían ganado, Charlie anotó como un demente y Ron hizo unas atajadas tan
sorprendentes que a pesar de haber perdido le sacaron en brazos al final del
partido...fue memorable, papá lo tiene en video.
-Debió ser genial... –Harry sonrió mirando a Ron, su amigo había cambiado tanto
que se sintió mal, parecía que ya no lo conocía como antes, el pelirrojo se medía
pantalones, Hermione en un rincón fingía mirar bolsos, pero Harry notó a leguas
que platicaba con Draco, que inclinado fingía medirse zapatos. -...¿y Neville?
-Neville...bueno, desde hace años, es uno de los más brillantes naturalistas
Harry...no hay nadie en todo el país que sepa más de Herbología que él, incluso
Sprout lo ha invitado a dar una que otra clase en Hogwarts...además, para nadie
es secreto que tiene un cierto don de simpatía, todo sitio al que va le cae bien a
las personas...y ser auror le sube aún más la categoría, si a eso le sumas lo guapo
que es y además que es muy hábil con las plantas medicinales y los trucos de
adivinación, en fin. –Ginny combinaba una camisa verde con los ojos de Harry,
que miraba al aludido, que conversaba con Luna, quien seguía concentrada en el
caramelo, mientras él se concentraba en hacerla reír sin resultado.
-Entiendo...¿qué hay de “Sexy Malfoy”? –Preguntó todavía con unas ganas
intensas de reír, al punto que le lloraron los ojos y tuvo que quitarse las gafas para
limpiárselos.
-Simple...es Jefe del Departamento de Cooperación Mágica
Internacional...multimillonario...sangre limpia...¡ah! además fue novio un tiempo
muy largo de Misty Agmoonth... –Ginny sonrió, Harry no entendía. -...es una joven
que trabaja como modelo de Madame Malkin en todas sus colecciones, una chica
de unos 16 años, aún asiste a Hogwarts...y súmale a eso que es extremadamente
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atractivo...¡ah! y que gracias a Luna los tres al lado tuyo aparecen en cuatro de
cada cinco números de El Quisquilloso. –Soltó Ginny mirando al rubio que
ordenaba unas túnicas de gala, Harry le miró con la ceja levantada en señal de
reprobación por que pensaba que Draco era atractivo. –Pero Draco no tiene tus
ojos amor. –Soltó Ginny y le besó, Harry suspiró, miró a Hermione que para nada
prestaba atención a Ron, sólo a Draco.
-Eso no me gusta nada. –Susurró aprovechando que Ginny había ido a pedir que
le tomaran medidas a él para un traje de gala y algunas otras prendas, luego se
quedó ocupada en seleccionar pantalones de mezclilla para el chico.
-Parece que también lo notas. –Luna a su lado le miró chupando todavía su paleta
con los labios y la lengua roja.
-¿Perdón? –Harry le miró sorprendido, se le había salido aquel comentario.
-Hermione y Draco...esa es una historia Harry...y yo que tú, me sentaría a ver
como se desploma un gran edificio. –Luna señaló a Ron y sonrió, la puerta se
abrió y por ella entró una despeinada pero alegre Eurídice. –Y ahí viene el motivo
principal del derrumbe.
-Luna tu sabes algo ¿cierto? –Harry la miró, ella sonrió se metió la paleta en la
boca y luego se volvió a Neville sin decirle nada al chico.
-Hola...los he alcanzado. –Exclamó dejando junto a la puerta su escoba y pasando
la mano derecha sobre su cabeza. -¿Comprando? –Miró a todos lados y en cuanto
notó a Ron fue donde él y no hubo fuerza humana que la moviera de su lado en
toda la mañana, Hermione se mantuvo alejada con la atención en Draco que
miraba de vez en vez a Ron y Eurídice sólo para quedarse más pálido y serio,
Neville preocupado en que Luna vistiera más “normal” y Ginny ocupada en Harry;
sólo él se percató de una cosa, Eurídice y Ron parecían muy alegres juntos, quizá
demasiado.

-¡Fred, George! –Molly iba y venía de un lado a otro, la sala era enorme y todo
estaba decorado en rojo y dorado, cargaba algunas flores y Percy tras ella luchaba
con las cortinas.
-Madre deja de gritar como una loca. –Soltó Fred, Molly se volvió y le miró con
furia. -¡Una loca muy hermosa!
-Escúchenme en pocos minutos llegará toda la gente, en poco su padre dará ese
hermoso reconocimiento a Hermione y ella, recuerden... –Dijo mirándolos como si
fueran un par de chiquillos. -...es un miembro de la familia.
-Vamos mamá. –George exclamó algo exasperado. –Te comportas así sólo por
que es la novia de Ron.
-Cosa que aún está por verse por cierto. –Soltó Fred insidiosamente.
-Ni que lo digas. –Exclamó George sonriente.
-Dejen de especular sobre eso, ellos se quieren y no hay marcha atrás. –Percy se
acercó sonrojado y sudoroso, luego cargando un montón de telas se fue alejando.
-¡Claro que no! –Molly se puso roja dejando salir semejante grito, Bill y Fleur se
acercaban, él llevaba en brazos a la primera nieta de la familia, Victorie. –
Hermione es importante sea o no la novia de Ron.
-¿Algún problema mamá? –Bill se acercó, puso a la bebe en brazos de Fleur y
miró a sus hermanos gemelos.
-Ninguno Bill...Fred y George ya se encargan...Percy intenta arreglar las cortinas,
102
eso creo... –Dijo levantando las cejas, los aludidos se fueron camino a ayudar con
los preparativos. -¿Cómo está mi hermosa nietecita?
-Egsta bien Molly queguida...pego comienzan a saligle los dientecitos... –Susurró
Fleur mientras le mostraba a la bebe, ojos grandes y cabello rubio, llena de pecas,
marca de la familia.
-¡Oh pobrecilla! –Exclamó Molly tomando a la pequeña, un ¡plop! violento se oyó,
la bebe comenzó a llorar y Arthur y Charlie aparecieron ante ellos. -¡Arthur la has
asustado! –Molly le entregó la bebe a Fleur que comenzó a arrullarla, luego se
volvió a su marido y le dio un manotazo en un hombro, Arthur lo esquivó apenas y
se acomodó las gafas.
-Lo siento...¿han visto a los chicos? –Preguntó mirando a todos lados y pasando
la mano delicadamente por la cabeza rubia de la niña, Fleur comenzaba a lograr
que se durmiera.
-No papá. –Contestó Bill, frunciendo el ceño, provocando en su rostro
semidesfigurado una mueca extraña.
-Hermano, tú si que necesitas una cirugía urgente. –Charlie le miró con espanto,
pero le dio un fuerte abrazo, pronto los dos conversaban y reían alejados.
-Mira eso Arthur, nuestra familia...imagina cuando Ronald, Ginny, Fred, George,
Percy y Charlie lleguen a nosotros llenos de hijos... –Molly miraba con los ojos
cristalinos, sacó un pañuelo y tras un sollozo se secó las lágrimas.
-Y Harry querida, no olvides a Harry. –Arthur la abrazó con ternura.
-Si nos vamos a eso, no debemos olvidar a Neville y Luna...y qué decir de
Eurídice...no, no...estaremos llenos de tantos nietos que me voy a morir de
alegría. –Molly sonrió, consideraba a todos aquellos chicos sus hijos y los amaba
ya como a tales.
-Señor Ministro. –Remus Lupin apareció de pronto entre ellos, vestía una túnica
más o menos nueva y llevaba el cabello peinado con gran esmero.
-Remus. –Arthur le tendió la mano, Remus se volvió a Molly y le dio un fuerte
abrazo.
-¿Hay noticias de Harry?...no he podido verle. –Remus sonrió buscando con la
mirada a su alrededor.
-No nada...¿cómo van los niños? –Preguntó Molly a Remus que sonrió ante la
pregunta.
-Terribles, Dora se ha quedado en casa, Ted tiene varicela y Dromeda
comienza...creo que serán contagiosos unos días. –Remus sonrió. –A menos que
las postulas las haya generado ella sólo para imitar a Ted.
-No sería muy raro, hizo lo mismo cuando a Ted le salieron paperas ¿no? –Arthur
se relajaba hablando de otra cosa que no fueran problemas del Ministerio.
-Sí...y lo mismo cuando a Ted le salieron sus primeros colmillos de semi-hombre
lobo, ese chico me sorprende todos los días, ayer al despertar tenía el pelo color
pistache, hoy al venirme lo tenía color mamey, al menos no fue hombre lobo
completo...hablando de eso...¿han visto a Eurídice? –Remus frunció el ceño
interesado, miró su reloj de pulsera, obsequio de Tonks, lleno de pinchos y negro
por completo.
-No, ¿porqué? –Molly miraba a Fred y George que ahora colgaban adornos de las
vigas del techo, Percy les daba indicaciones y de vez en cuando volteaban para
mostrarle la lengua, el joven Weasley los miraba con reproche y no se cansaba de
103
reprenderles mientras ellos entonaban canciones para burlarse de él.
-He escuchado cosas...rumores... –Remus bajó la voz mirando a todos lados. -
...parece que alguien ha visto a Greyback entre los hombres lobos del norte...
-¿Fenrir ha vuelto? –Exclamó Arthur mirando a Remus fijamente, sus gafas
cayeron a la punta de su nariz.
-No...a Hagen. –Remus soltó casi en un soplido, Molly frunció el ceño y miró a su
marido con lo que parecía ser una mueca de extrañeza.
-El hermano de Eurídice...¿qué no había muerto Arthur? –Molly miró a su esposo,
éste cerró los ojos como si hubiera caído en la cuenta de algo, Bill y Charlie se
acercaron, Fleur que escuchaba procuraba pasar desapercibida mirando a la bebe
que dormía.
-Hacía mucho que no sabíamos de él. –El Ministro levantó la mirada y se acomodó
las gafas, Bill y Charlie le miraron interesados por su rostro agotado.

-Bueno ya estamos listos. –Cada quien vestía de gala, las chicas preciosos
vestidos de la nueva colección de Madame Malkin para finales de invierno, ellos
trajes de gala, lucían muy bien y cada uno salió del probador listo para la
ceremonia pagaron sus cuentas (Harry había tenido que ir volando por dinero) y
luego se dispusieron a salir, dejando toda la tienda inundada de cajas que serían
enviadas a sus casas.
-Nos aparecemos allá. –Mencionó Ron ofreciendo su brazo a Hermione, que le
miró seriamente pero aceptó.
-Perfecto, vamos entonces. –Harry tomó a Ginny, Luna a Neville y Hermione
tomada ya del brazo de Ron miraba con interés desacostumbrado a Draco y
Eurídice.
-Vamos. –Dijo él, pero en ningún momento dio el brazo a la chica, hasta que ella le
tomó por el hombro y lo jaló.
-He de hablar contigo antes. –Susurró a su oído, Draco asintió, Harry y Hermione
les miraban, se tomaron del brazo y fueron los primeros en salir.
-Sigámoslos. –Instigó Neville y salieron tras ellos, Ron y Hermione se fueron
enseguida.
-Luces intranquilo...¿qué pasa? –Ginny miró a Harry, él frunció el ceño, no sabía si
decirle lo que pensaba o no, finalmente suspiró con algo de incomodidad y lo dijo.
-¿Hay o hubo algo entre Eurídice y Ron? –Preguntó, aquello le giraba en la
cabeza desde hacía buen rato, sobretodo por las palabras de la señora Weasley y
Luna.
-Sí lo hubo...al menos eso apareció en periódicos y rumores por el
Ministerio...¿porqué? –Preguntó Ginny sonrojada al recordar los asuntos molestos
de Ron.
-¿Hace cuánto? –Harry se había puesto rígido al hacer precisamente esa
pregunta, incluso le sudaban las manos, pero debía saber de una buena vez.
-Hace... –Ginny pensó un momento, luego levantó la cabeza como guiada por un
resorte, se alarmó y lo miró fijamente. -...¡Harry no estarás pensando que...! –
Contuvo las ganas de seguir, él no la miró, pero permaneció rígido como una roca.
-Algo de eso me preocupa...y no sólo a mi...los has visto. –Harry se volvió a Ginny,
al ver que la había preocupado tanto como él estaba se sintió mal. –Basta, por
ahora apoyemos a Hermione, lo demás luego se verá. –La besó en la frente y
104
desaparecieron rumbo a la ceremonia.

-Bien, habla... –Draco se sentó, los dos habían aparecido en la oficina del
Departamento de Cooperación Mágica Internacional, pocas personas rondaban
los pasillos, todos habían ido a la ceremonia.
-Sé por qué estás alterado... –Eurídice se volvió a los ventanales, Lavander no
estaba, suspiró. -...es momento de quitarnos las caretas Draco. –Le miró
fijamente, no se sentó permaneció de pie ante él con la cara llena de lo que
parecía una resignación absoluta. –Amas a Hermione.
-No seas tonta. –Draco le miró fijamente, se agachó y sacó la botella de Whisky de
fuego.
-No bebas. –Espetó Eurídice arrebatándole la copa con violencia, molesta la dejó
de lado y se volvió a mirarlo.
-¿Desde cuando te molesta que beba? –La miró retadoramente, aquella
conversación no le estaba divirtiendo en lo más mínimo, Eurídice parecía
dispuesta a destapar cloacas, cloacas que los dos habían decidido cerrar desde
hacía buen tiempo y que él prefería dejar tapadas.
-No me molesta, pero bebes en cuanto escuchas hablar de ella...¿crees que no sé
que te pusiste a beber como un loco mientras le decías a Hermione que te
casarías conmigo? –Eurídice le miró con la frente arrugada en un gesto de lucha
interna. –Eres demasiado transparente...y tu oficina no es inmune a los rumores. –
Se dio la vuelta para evitar mirarlo, ahora mismo se contradecía, podía decir que
lo amaba con una locura enorme, pero a veces deseaba que se alejara de ella,
ahora mismo deseaba no verlo más.
-¿Quién demonios te ha dicho eso? –Draco se puso a la defensiva, comenzaba a
alterarle los nervios, ella no le miraba y se sintió empequeñecido, al menos eso
nunca le pasaba con Hermione, al lado de ella se sentía igual, se sentía Malfoy y
no un pelele pequeño ante una persona con ideas definidas y propósitos claros.
-No es de tu incumbencia...necesito que me digas la verdad. –Exigió seriamente
pasándose al lado de él rodeando el escritorio, lo miró a los ojos, estaba tranquila
y sin embargo sus pupilas estaban verde olivo, el lobo amenazaba con brotar ante
cualquier insinuación de furia o violencia, respiraba profundo intentando mantener
una calma que controlaba a la perfección.
-¿Porqué insistes en saberlo ahora?...¿Porqué ahora que estás embarazada? –
Draco pensaba como escaparse de esa, repasó todas sus opciones en segundos,
sólo una idea se le vino a la mente, la excusa perfecta, un golpe directo y sin
misericordia, la quería y la obligaría a callar. -¡¿No es mío verdad?! –Le gritó en la
cara poniéndose de pie con presteza, ella dio unos pasos atrás, estaba furioso, el
niño no era de él, era de otro, ella iba a tener un hijo de otro, aquello le retumbaba
en las sienes como el golpe de un gong. -¡¿De quién es?! –Lo sola idea de que
aquella mujer hubiera sido de alguien más le erizó la piel al punto de sentir que le
quemaba el pecho, sabía que había sido de otro, pero saber que llevaba a ese
alguien dentro de ella en un hijo lo volvía loco.
-Draco... –Eurídice intentó mirarlo fijamente, pero sentía algo de duda, no quería
serle infiel, no había querido serle infiel...lo amo, lo amaba...¡lo amo!...espera era
una orden ¡ámalo!. -...yo...
-Dime de quién es. –La tomó por la muñeca con violencia, le miró fijamente, él
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sabía de quién era ese bebe, lo sabía pero seguramente ni él ni ella querían
decirlo, antes muertos que aceptar que vivían en una farsa, antes muertos que
aceptar que si habían estado tanto tiempo juntos amándose había sido sólo por
que no conocían a nadie más, por que el necesitaba amar a alguien más de lo que
amaba a Pansy y por que ella necesitaba amar a alguien como Draco que la
complementaba en sus ideas de venganza, en sus odios y en sus dolores.
-Te lo diré cuando me digas si la amas o no. –Sonrió Eurídice, los dos luchaban
mirándose con fijeza, ninguno iba a ceder, Eurídice sentía un profundo malestar
por intentar acabar con aquello de una vez, pero era lo más sano, saber que no la
amaba le destrozaría parte del alma, pero prefería sufrir ahora que después
cuando no hubiera otro camino.
-¿Y qué con ello? –Draco soltó prenda, era su última opción, ahora que ella lo
suponía, ¿qué diablos importaba si lo admitía?, le debía sinceridad, ella era su
cómplice en demasiadas cosas como para ahora ocultarle estas; Eurídice
palideció y soltó el cuerpo, imaginaba una respuesta, sabía la respuesta pero
escucharla salir de los labios de Draco, fue más duro de lo que había creído.
-Lo sabía...siempre lo he sabido. –Eurídice bajó la cabeza apesadumbrada y no
hizo por soltarse de él, suspiró fuertemente y se cubrió los ojos con la mano, tras
unos segundos que a Draco le parecieron un infierno en la tierra, verla ahí
derrumbarse por él le hizo reconocer que había sido un cerdo al no sincerarse ni
con ellas ni consigo mismo, ¿o es que acaso ni el sabía lo que quería?. -¿Qué vas
a hacer al respecto? –Le preguntó secamente, como si no le interesara pero al
mismo tiempo necesitara saber.
-No sé...nada creo. –Escupió molesto, sacó la botella de whisky de fuego y bebió
un buen trago, ella no lo detuvo, se sentó en el escritorio sin mirarlo, miraba al
techo entretenida, él se hundió en su tristeza, Eurídice era lo único seguro que
había tenido, por que ya ni Pansy le quedaba, ahora había roto todo lazo con ella,
quizá sólo le quedara el bebe.
-Ron le pedirá matrimonio, vas a permitir que se case con él...¿lo harás? –Eurídice
lo miró entonces, sentía una profunda pena de saber que aquello era real, hasta
hace sólo unas horas ella soñaba con una vida al lado de aquel hombre, ahora
sabía que él amaba a alguien más que a ella, su piel se erizo y deseó con todas
sus ganas un trago de whisky, dirigió su mano hacia la botella y entonces recordó
al bebe, se detuvo a unos centímetros y la cerró en un firme puño que estrelló con
fuerza contra el escritorio de caoba labrada.
-Lo permitiré, me casaré contigo y seremos felices. –Exclamó con una sonrisa
amarga, Eurídice sonrió tristemente, Draco palideció aquello parecía como si le
hubiera dicho que era el premio de consolación, abrió la boca para disculparse
pero ella habló primero.
-Seremos felices...creo que lo que quieres decir es “deberemos ser felices” –
Eurídice se puso de pie y fue a la puerta. –Dos cosas Draco...¿A quién necesitas
más a tu lado? y por último ¿De verdad crees que todo será miel sobre hojuelas
cuando estés para siempre atado a mi? –Le miró con los ojos llenos de lágrimas.
-Tu tampoco me amas Eurídice. –Soltó él intentando poner las cosas en equilibrio,
ella le miró sonriente, su jugada había funcionado en efecto, ella sonrió con ganas.
-Te amo de una forma que jamás entenderás...te amo Draco, pero creo que al
igual que tú, mi corazón está demasiado confundido, dividido entre dos personas.
106
–Eurídice se agachó, suspiró y con manos temblorosas secó sus lágrimas, se
irguió y sonrió. –Es mejor que vayamos a la ceremonia.
-Llegar juntos confirmará las versiones a todos. –Soltó Draco sin moverse un
milímetro de su asiento.
-Es verdad...¿sabes cómo supe que no soy yo a quien en verdad amas? –
Exclamó en un susurro, él negó con la cabeza. –Cuando supiste que estaba
embarazada te preocupaste por mi y el bebe, pero nunca me felicitaste...si de
veredad me amaras, habrías corrido a abrazarme contento por la noticia, habrías
venido a mi sin detenerte, antes de ir con los Parkinson...hoy has hablado con ella
todo el día, y luces más tranquilo. –Eurídice tomó la manija de la puerta. –Tú
mismo me lo has dicho todo, y te lo agradezco.
-Yo también te amo, Eurídice...pero en efecto, creo que la amo más a ella. –Soltó
con una sonrisa tan malvada que ella frunció el ceño, las copas comenzaban a
hacer efecto en él, Eurídice lo notó y decidió marcharse antes de que a Malfoy se
le soltara la lengua y le dijera verdades que por aquellos días, no deseaba saber
La huida
-Bella, ¿alguna nueva idea? –Snape caminaba en círculos, la mujer permanecía
mirándose la marca, sus ojos estaban llenos de desesperación, la chimenea se
apagaba y aunque afuera era de día, adentro había una enorme oscuridad, quizá
por las cortinas o quizá por el estado de ánimo de aquellas dos personas.
-Ninguna... –Soltó resignada, dejó de lado la marca, habría deseado tanto un
llamada que incluso se habría llamado a sí misma sólo para tener algo que sentir.
–En nueve días iremos por la caja, entonces sabremos qué hacer... –Parecía
como si todos los años de lucha le hubieran caído de pronto, extremadamente
pálida y fría como el hielo tocó la mano de Severus.
-Estás helada... –Severus se extrañó y fue directo a la chimenea a avivar el fuego,
Bella le miró con una sonrisa irónica. -...toma, bebe esto. –Le ofreció una botella,
Bella la tomó y bebió resignada, pero el calor no lo recuperó.
-Gracias Severus...necesito tu ayuda, quiero verlo... –Susurró lentamente,
pensando cada una de las sílabas como si fuera de vital importancia. -...necesito
que hablemos con él.
-Eso es imposible...lo hemos intentado todo, Bella...pero seguimos sin encontrar el
modo.... –Severus hablaba seriamente, nunca había sido tan sincero con ella, en
cambio ella le miraba como si le estuviera diciendo la más grande mentira. -
...quizá si me dijeras porqué está ahí...o porqué está así... –Bella le miró como si
hubiera cometido un pecado, él encogió el cuerpo y se resignó a no saberlo.
-Escúchame Severus...-Bella se puso de pie y caminó un poco, moviendo la túnica
de forma elegante. -...él es mí señor, debido a él Rodolphus está donde está y si
quiero a Rodolphus de regreso conmigo...a mi lado... –Bella se estremeció. -
...necesito que mi señor vuelva, ¿entiendes Severus?
-Bella...Rodolphus está... –Snape iba a terminar, pero de ninguna forma se
permitió hacerlo, Bella había suspirado y de pronto había recuperado toda la
mirada loca y violenta que siempre había tenido.
-Llama a todos, adelantaremos todo, los quiero a todos Severus...¡A todos! –
Espetó mientras sacaba su varita y se tocaba la marca, por ella el color empezó a

107
emanar como torrentes, sonriente se fue a mirar en un espejo ennegrecido por el
tiempo, se volvió a Severus. –El volverá Snape, se levantará con todo su poder...y
me compensará por lo que he hecho por él, y yo y mi familia, estaremos juntos al
fin, Severus...al fin seré libre y feliz. –Bella estaba radiante de felicidad, ira y
locura.

Todo estaba lleno de gente, las mesas estaban adornadas con manteles y
servilletas rojas, las cortinas lucían preciosas y cada persona disfrutaba a su modo
de la celebración, bebían vino espumoso y comían chocolates y canapés;
Hermione la más asediada del momento conversaba cerca de la mesa principal
con McGonagall y Sprout, las dos profesoras parecían orgullosas de decirse sus
mentores, cerca pero no demasiado, Draco bebía champagne mirando a todo el
que se le acercaba con desconfianza y casi odio; Ron, alejado brindaba
entrevistas a todas las periodistas que se lo pedían, Eurídice de cerca vigilaba el
entorno aparentando tranquilidad, pero la verdad era que estaba más o menos
igual de molesta de lo que Draco estaba, había notado demasiadas presencias
conocidas y pese a pertenecer al mismo grupo, entró en pánico rápidamente, los
mortífagos se estaban moviendo.
Los Weasley conversaban en familia, Fred al lado de Angelina, a quien acababa
de dar el anillo de compromiso revoloteaba a su alrededor de lo más enamorado,
George por su lado intentaba convencer a Katie de que él era más perfecto que su
gemelo, ella sólo reía; Percy por su lado conversaba con su recién esposa
Penélope y por otro lado Bill y Charlie discutían sobre quidditch sin llegar a
ninguna conclusión, Fleur y Molly se entretenían viendo a la pequeña Victorie.
Ginny y Harry intentaban tener una buena conversación pero a cada momento
aparecía alguien con ganas de saludarlo, todos interrumpían sus intenciones de
hablar y los únicos que parecían totalmente desconectados del resto del mundo,
eran Neville y Luna que miraban desde un rincón comiendo canapés; Luna miraba
de vez en vez a Eurídice, ella también había notado aquellas nuevas presencias,
se volvió para ver mejor todo el lugar, en definitiva, estaban rodeados y sin
escapatoria.
-Hermione... –Ojoloco apareció de pronto en la sala y se dirigió a la festejada, que
seriamente y de la forma más educada posible abandonó a sus profesoras.
-¿Qué ocurre? –Preguntó al notar el rostro serio de Moody, Arthur y Remus, algo
alejados miraban interesados.
-Un hombre lobo, espera en tu oficina, necesito que envíes a Greyback. –Moody le
miraba con respeto.
-Pero, ¿porqué en mi oficina?...hay algo con él ¿cierto?. –Contestó Hermione
extrañada, Moody hizo una seña afirmativa.
-Por eso debes enviarla, ese chico es igual que ella, un híbrido, un semihombre
lobo. –Moody miraba a Eurídice que al fin había logrado acercarse a Ron con algo
de disimulo.
-Le diré en un momento, ¿sabes quién es? –Hermione miró a Eurídice acercarse a
Ron y decirle algunas palabras, el chico le miró seriamente tras escucharla unos
segundos con una amplia sonrisa, ella parecía nerviosa.
-Hagen...el hermano de Eurídice. –Moody tomó una copa de la charola de un
mesero, Hermione le miró alarmada.
108
-La enviaré ahora. –Sentenció y olvidándose de todo fue directo a su amiga.

-He de hablar contigo. –Susurró, Ron sonreía todavía despidiendo a un par de


miembros de su club de fans, suspiró sonoramente sin volverse aún, se pasó la
mano por la cabeza para peinarse.
-Claro...¿cuándo? –Se volvió a verla, sonreía realmente contento, pero al verla tan
seria fue como si le ordenaran imitarla, cambió la mirada y arrugó la frente algo
preocupado por la apariencia de la chica. -¿Qué pasa?
-Es algo muy importante. –Exclamó Eurídice estirando el brazo para tomar una
copa de una charola cercana.
-No debes beber... –Ron se la arrebató derramando un poco sobre el suelo. -...le
hace daño al bebé....¿qué tienes que decirme? –Le miró fijamente con lo que
parecía ser verdadera preocupación.
-Es precisamente sobre el bebé. –Susurró compungida, Ron hizo un movimiento
de sorpresa y se inclinó para quedar a la altura de su oído.
-Es...¿es mío cierto? –Dijo sonriente, emocionado le tomó las manos con apremio,
ella sorprendida por la reacción no sabía qué decir. –Merlín....es mío...es
mío...¿verdad? –Ron le miraba a los ojos y ella sin saber qué hacer abrió la boca
para contestarle.
-Eurídice... –Hermione la llamó, ella se volvió, Ron miró a Hermione con un gesto
entre miedo, molestia y pena.
-Hermione, dime... –Eurídice se volvió a ella, que le miró amablemente.
-Necesito que atiendas a alguien en mi oficina...-Hermione miró a Ron, que dio un
resoplido de molestia y esperó.
-¿Yo? –Eurídice le miró sorprendida.
-Es Hagen... –Susurró Hermione, Eurídice se puso lívida y hubo de sostenerse de
Ron, que con empeño la sujetó por la cintura para evitar que cayera. -...debes
verlo.
-¿Cómo puede ser él? –Eurídice le miró con los ojos llenos de lágrimas, notó
movimiento en la puerta, al mirar alcanzó a ver a Cho y Pansy entrando, algo
pasaba, traían túnicas negras por completo, debían estar ahí por algo que no era
precisamente la ceremonia.
-Si en verdad es él, sólo tú podrás identificarlo... –Hermione le sonrió para
calmarla. -...ve, antes que decida irse.
-Entiendo...vuelvo en un minuto. –Comenzó a caminar, pero al notar ciertos
rostros conocidos además de los de Cho y Pansy, se volvió a los dos con
presteza. –No es por arruinar el momento, pero algo pasa aquí... –Cuando los dos
le miraron seriamente, como si hubiera dicho algo horrible, sonrió. -...mejor que
todos los Weasley se vayan cuanto antes.
-¿Qué ocurre? –Hermione le miró sin comprender, Draco se acercó caminando
ruidosamente, sonrió a los tres y con un asentimiento comenzó a hablar.
-Ron, cerciórate de sacar de aquí a tus hermanos lo antes posible...también a tu
madre. –Draco intentaba parecer tranquilo, pero Hermione y Eurídice notaron que
se tocaba el brazo izquierdo.
-Debo ir a ver a Hagen... –Eurídice no esperó más y corrió para salir de la sala,
Hermione fue voceada por el micrófono, el evento iba a comenzar, Ron, extrañado
por lo que pasaba se separó con Draco, mientras la castaña, sin dejar de mirar a
109
Draco con miedo, avanzaba rumbo al escenario.
-¿Qué significa esto? –Preguntó en un susurro que intentó disimular dando un
trago inmediato a una copa que había tomado de una mesa.
-Están aquí...todos, es hoy, es ahora. –Soltó Draco mirando a otro lado, debía
aparentar tranquilidad, Ron se irguió como guiado por un resorte. –Sácalos de
aquí sin que parezca muy obvio.
-Bien...pero sacar a seis pelirrojos llamará mucho la atención. –Contestó y fue
caminando rumbo a Bill y Fleur, mejor darse prisa.

-Ya todo está listo...10 gigantes, 10 de nuestros hombres y al menos 20 hombres


lobos, esperan en el bosque, pendientes de su orden. –Un hombre encapuchado
miraba a Snape fijamente, él parado ante la silla en la que Bella permanecía
mirando todo, escuchaba atentamente. –Crabbe y Goyle están al frente.
-Excelente...¿qué pasa en Azkaban? –Preguntó sin mirar al hombre, que había
retrocedido unos pasos para que Dolohov se acercara.
-Todo listo, Avery, y los Carrow esperan...tenemos sitiado el lugar, somos al
menos 15, no podrán hacernos frente si atacamos ahora y de sorpresa...los
dementores nos apoyan como antes. –Dolohov sonreía, Bella con los dedos
entrelazados pensaba en silencio.
-Esperen la señal. –Exclamó Snape secamente, luego se volvió al tercer hombre
en la sala además de Bella y él. –Peter, ¿qué pasa en le ceremonia?
-Todos los que enviaste están dentro, entre ellos Parkinson, Chang y
Greyback...además del joven Malfoy y Hagen...todo está listo, dentro están al
menos 10 hombres lobo y 10 mortífagos más...el Ministro simplemente no podrá
escapar. –Peter parecía demasiado excitado, se movía de un lado a otro y Snape
le miraba con repudio.
-Entiendo...deben esperar la señal...hay dentro cinco siete aurores calificados, es
mejor no andarnos con jueguitos... –Snape se volvió a Bella, que seguía
pensando. -...¿Qué opinas?
-Opino que todo va saliendo a la perfección...da la orden Severus, quiero muerto a
cada Jefe de departamento, quiero en Azkaban a ese asqueroso Ministro traidor a
la sangre, quiero a Potter vivo y a esos asquerosos gemelos para matarlos yo
misma...Moody, Lupin y el resto de los aurores vivos en una celda...y a
McGonagall y todos los profesores sin varita y con esposas mágicas... –Estaba
rabiosa y temblaba al hablar. -...¡Háganlo muévanse!...¡qué ataquen primero el
colegio mientras su anciana directora no está!...ese será el primero en caer, los
inocentes siempre son los primeros en caer. –Soltó una carcajada tal que Peter se
encogió como si temiera que le matara con el sonido, Snape asintió y salió con
Dolohov y Petegrew...la orden debía ser dada ya.

Entró en el despacho, un chico más alto que Ron, de hombros anchos, cabello
negro lacio atado con un listón miraba por la ventana, sus ojos azules miraban al
vacío fijamente, unos colmillos se le asomaban entre las comisuras y unas patillas
hasta el inicio de la barbilla le daban apariencia de hombre antiguo, demasiado
parecido a Fenrir Greyback como para no darse cuenta que era su hijo, pero de
igual forma lo suficientemente distinto para no confundirlo; Eurídice corrió hacia él,
cualquiera que hubiera visto la escena y hubiese conocido a Ivanna y a Fenrir en
110
su juventud, habría jurado que eran ellos dos quienes se reencontraban.
-¡Hagen! –Exclamó contrariada, secó sus lágrimas y lo miró suplicante. -¿Qué ha
pasado?
-Todo se ha adelantado...me han enviado a informarte... –Hagen la miró fijamente,
estaba exhausto y agitado, tenía las mejillas encendidas pero heladas, Eurídice lo
apretó con fuerza.
-¡¿Porqué has vuelto?! –Le preguntó asustada, algo en su mirada le advertía algo
horrible. -¡Se supone que te mantendrías en la sombra todo el tiempo! –Le
reprendió como a un niño pequeño.
-Envió a mi tío bajo amenaza y no pude negarme...me ha enviado al frente del
grupo que espera aquí hoy. –Hagen le miró fijamente, su voz ronca resonó por
todos lados, Eurídice palideció, no era eso posible. –Ya los has visto...es hoy en
pocos minutos. –Ella cerró los ojos y con exasperación se soltó el cabello para
sacudírselo.
-¿Sabes algo de papá? –Preguntó, él negó con la cabeza baja, ella suspiró. –Ella
te ha puesto en grave riesgo...vuelve a casa, no te quiero aquí si es lo que me
temo.
-No lo haré...me quedo a ayudarte....mejor nos movemos ahora, si seguimos con
el plan, es mejor hacerlo ya. –Sonrió el chico, era más grande que él un año, pero
parecía mucho más maduro, los estudios en Dumstrang y los últimos cuatro años
en Albania con los hombres lobo, lo habían vuelto fuerte.
-¿Qué sabes? –Preguntó respirando hondo, no podía hacerlo irse.
-Hogwarts está sitiado, lo atacan mientras hablamos y Azkaban caerá en menos
de una hora. –Susurró como si temiera que alguien tras la puerta escuchara.
-Escúchame Hagen, necesito que saques de aquí a los Weasley... –Le miró
fijamente. –No puedo hacerlo yo, por que me delataría, pero a ti no te vigilan
tanto... –Su hermano asentía vigorosamente. –...Molly primero, Fleur y Bill con la
bebé, si puedes volver llévate al Ministro...yo los distraigo...¿entendido?
-¿Cómo? –Hagen la seguía rumbo a la puerta, Eurídice sintió entonces la flor
arder, le llamaban Cho y Pansy y tenía que verlas.
-Ya me las arreglaré...ahora ocúpate de Bill, Fleur y la bebé...están demasiado
vulnerables y si conozco a la señora Lestrange, seguramente ha enviado a todos a
matar...¿cierto? –Miró a su hermano con los ojos tensos y brillantes, él asintió.
-Los llevaré a Albania, a la cabaña de papá...intenta mantenerte al margen...es
mejor seguir cubriendo apariencias. –Hagen salió seguido de ella.
-Lo haré... –Hagen emprendió el camino, Eurídice tuvo que volverse y lo llamó
desesperada. -...¡Hagen!... –La miró fijamente, con el ceño fruncido. -...vas a ser
tío... –Le soltó así, de golpe, Hagen se puso lívido y le miró duramente, tras un
suspiro sonrió. -...no permitas que te maten. –Le murmuró al final, él asintió y se
perdió rumbo a la ceremonia, Eurídice siguió su camino, se internó entre las
oficinas del ministerio, hasta llegar a la sección del Parlamento, dio rápidamente
con la oficina de Cho, entró si llamar, ante el escritorio Pansy comía un caramelo
con sensualidad, Cho entregaba una carta a su lechuza.
-Al fin llegas. –Pansy la miró entrar, sonrió y se puso de pie. –Sabes ya lo que
pasa.
-Hagen me acaba de informar... –Eurídice se acercó a las tres. -¿Porqué lo ha
adelantado?
111
-No lo sabemos, pero Hogwarts está siendo atacado ahora mismo... –Cho con la
cabeza baja miraba algunos documentos. -...tenemos ordenes de matar a quien se
interponga y llevar a Azkaban a todos los miembros del Ministerio que no están de
nuestro lado.
-Entonces tenemos que movernos rápido. –Eurídice volvió a la puerta, Pansy se
puso de pie para seguirla.
-¿Hemos de encargarnos de los aurores Eurídice? –Cho le preguntó cuando las
tres andaban ya por el pasillo.
-Sí...síganme...haremos lo que tenemos que hacer. –Soltó secamente, sonrió
mordazmente, había llegado el momento de mostrar sus habilidades de actriz.

-Bella todo está listo. –Snape la miraba, ella seguía pendiente de todo mirando al
cielo, estaba brillante, era una mala idea atacar de día, pero la ceremonia de
Granger era un momento único, todos estaban ahí, todos eran presas fáciles.
-¿Cómo va el Colegio? –Le preguntó fríamente, Snape sonrió.
-Por caer...hace unos minutos Hagrid que salía rumbo a la ceremonia fue
aprendido, varias lechuzas de emergencia han sido enviadas a la ceremonia. –
Snape parecía contento de lo que pasaba.
-Excelente en cuanto esas lechuzas lleguen a McGonagall...que comience el
ataque. –Bella sonrió, luego se puso de pie y comenzó a caminar en círculos. –
Que inicie el ataque a Azkaban, quiero a todos los mortífagos libres, ya. –Snape
asintió, Bella le miró desaparecer, él mismo daría todas las ordenes.

-Ronald estás loco. –Fred miraba a su hermano fijamente, pensaba que


definitivamente se había vuelto loco. –No nos vamos a ir, papá está por terminar
su discurso y pronto le darán la placa a Hermione.
-Escúchame Fred...si te interesa Angelina y tu futuro, salgan de aquí ya... –Ron le
miró fijamente, Fred debió entender que algo andaba mal por que asintió y sin
darle muchas razones a Angelina, la tomó de la mano.
-¿Qué tanto debo alejarme? –Preguntó mirándolo fijamente, Ron frunció el ceño y
le contestó lo mejor que pudo.
-Salgan del país...no te preocupes por nosotros...yo me encargo de todo. –Sonrió,
pero no se sentía seguro, Fred palideció, tomó a Angelina que sorprendida le
siguió preguntándole qué pasaba y salió del lugar a grandes zancadas, se topó a
Eurídice en la puerta, ella le sonrió y asintió, no esperó más, abrazó a Angelina
que confundida lo apretó contra sí, los dos se desaparecieron rápidamente.
-Ron...¿a dónde se ha ido Fred? –George lo llamó para que se acercara, Katie
miraba el discurso, él se sentía incómodo, la salida de su hermano le hizo sentir
miedo.
-Es mejor que lo sigas, vete con Katie antes que papá termine el discurso. –Ron le
susurró, notaba que algunas personas ya le miraban, no iba a alcanzar a dar aviso
a Percy que estaba algunos metros más retirado, le hizo una seña a Neville, que
estaba ya enterado de que algo pasaba, Neville y Luna echaron a andar rumbo a
Percy y Penélope; su madre, Bill, Fleur y Charlie le quedaban todavía más lejos.
-¿Qué diablos está pasando Ronnie? –George esperaba una respuesta, pero Ron
no se la dio, comprendió que debía ser algo muy grave para que Fred se hubiera
ido sin él, no lo pensó sonrió a Katie y le propuso que se pusieran de pie para
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terminar de escuchar el discurso, ella aceptó de buena gana, permanecieron unos
segundos cerca de la puerta, pero a la primera oportunidad, sacó a Katie del lugar
y se desapareció justo antes que un par de hombres, que notó le seguían, los
acorralaran.

-Fred y George se han ido...Ron está haciendo algo. –Ginny murmuró a Harry, él
notaba el movimiento y también hacía buen rato que notó a Draco acercarse a la
mesa principal, Hermione lucía nerviosa y él mismo sentía algo raro.
-Algo pasa Ginny, no sé qué...pero ya ni escucho hablar a tu padre. –Confesó
sonriendo avergonzado, a Ginny eso le preocupaba muy poco ahora, vio cuando
Eurídice acompañada de cerca por Cho y Pansy entró en el lugar.
-Harry algo pasa... –Confirmó, un chico que de inmediato reconoció por su físico
como Hagen, se acercó a su madre, se puso muy nerviosa y echó a andar hacia
ellos.
-“No te muevas Ginny” –Una voz resonó en ella y en Harry de tal forma que se
volvieron buscando al emisor de aquel mensaje, pero nadie estaba tras ellos.
-¿Qué... –Harry se alarmó y se movió violentamente, pero Ginny lo contuvo.
-Es legeremencia...es Eurídice. –Susurró aparentando tranquilidad, Harry se
repuso mirando a su alrededor, nadie había notado aquello.
-“Tu madre estará a salvo, Hagen la sacará a ella a Bill y a Fleur...necesito que
adviertan a Charlie” –Eurídice les miraba desde el otro lado de la sala, Cho a su
lado se había sentado cómodamente.
-“¿Advertir de qué?” –Preguntó Harry pensándolo con todas sus fuerzas.
-“Escúchenme...ahora no importa lo que ocurra huyan...corran por sus vidas, no
importa quien quede detrás...la mejor forma de oponer resistencia es permanecer
sin oponer resistencia por ahora” –Eurídice comenzaba a moverse en dirección a
Neville y Luna, Hermione escuchaba el discurso pero no ponía atención.
-“Eurídice ¿qué está pasando?” –Preguntó Ginny con una voz alarmada, Harry ya
no sabía que estaba pasando.
-“Confíen en mi, pasen sobre quien tengan que pasar....pero escapen...¡háganlo!”
–Sonaba desesperada, no les miró, caminó lentamente hacia una ventana,
entonces pasó, un montón de lechuzas entraron por la ventana, lechuzas que
todos reconocieron como de Hogwarts, McGonagall corrió a tomar una, el Ministro
no detuvo su discurso, Hermione miraba espantada, entonces la profesora se
volvió alterada al grupo de presentadores.
-¡Están atacando Hogwarts!....¡El colegio está bajo ataque mortífago! –Lívida miró
al Ministro, Hermione se puso de pie e hizo lo único que podía en aquel momento,
sacó su varita y comenzó a llamar a los aurores.
-¡Todos al Colegio! –Gritó Moody señalando a Lupin, Charlie, Percy, Ron, Harry y
Neville, la multitud se dividía entre palabras que no podían entender por completo.
-¡Reúnan a todos! –Gritó el Ministro mirando a los aurores, Luna se movió
inconscientemente hacia Hermione.
-¡Alto! –La voz fría de Malfoy se hizo presente sobre las de los demás, todos se
volvieron. -¡Es algo tarde señor Ministro!...¡El Ministerio ha caído! –Sonreía
mirando a todos con sus caras de sorpresa, más de uno lo tachó de loco, pero
cuando comenzaron a moverse y sacar las varitas, medio salón se descubrió,
todos aquellos que permanecían callados vestidos por completo de negro, sacaron
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varitas y apuntaron a cada miembro del Parlamento y del Wizengamont que
consideraron riesgoso, Harry, Ginny, Ron, Luna y Neville se vieron rodeados cada
uno por al menos dos sujetos.
-¡¿Señor Malfoy qué significa esto?! –El Ministro Weasley miraba atónito, tres
hombres sometían a Hermione a punta de varita, Eurídice, Cho y Pansy sacaron
las suyas, pero la primera no hizo nada por defender a los “suyos”.
-Esto, Señor Weasley...es el primer golpe...El-que-no-debe-ser-nombrado está por
volver...y hemos de recibirle con los brazos abiertos. –Draco sacó su varita y
apuntó al pecho del Ministro. -¡Avada...
-¡Expelliarmus! –Charlie Weasley fue el primero en lanzar un hechizo y el
encontronazo no se hizo esperar, los ataques volaban por todos lados mortífagos
y miembros corruptos del Parlamento peleaban contra todos, Hagen
aprovechando el caos, se acercó a Molly, Fleur, Victorie y Bill, los envolvió con sus
brazos tomándolos por sorpresa y desapareció sin decir más.
-¡Percy lárgate! –Gritó Ron a su hermano, que sin saber qué más hacer tomó en
brazos a Penélope y desapareció lo antes posible.
-¡Desmaius! –Hermione luchaba por librarse de los tres sujetos que la rodeaban. -
¡Harry!...¡Repliéguense!
-¡No! –Ginny le gritó a Harry mientras se quitaba a dos mortífagos del camino. -
¡Corran! –Gritó llamando a los aurores, tenían que huir.
-¡Remus! –Harry alcanzó a ver a su antiguo profesor de espaldas a Moody
luchando por defenderse, había demasiados enemigos, muchos hombres lobo que
atacaban sin piedad. -¡Profesor Moody! –Quiso acercarse, pero Ginny le jaló por la
manga, entendió que tenía razón, Eurídice les había avisado por algo,
consternado por tener que huir, se volvió a Neville. -¡Sígannos! –Les llamó a
señas, Neville impulso a Luna, Ron corría como loco, Hermione estaba sola.
-¡Bombarda! –Hermione ya no tenía control de lo que hacía, provocó un terrible
derrumbe que la dejó libre, pero sus conocidos estaban cayendo; la profesora
McGonagall sucumbía y ella no podía permitirlo, perdió el autocontrol y se olvidó
de protegerse, un hombre lobo se le lanzó encima, un rayo lo hizo caer antes de
que siquiera la tocara, viró para ver quien se lo había quitado pensando en Ron,
pero no, Draco miraba sonriente, le hizo una seña, ella interpretó como que debía
salir, sin saber porqué le obedeció y echó a andar eliminando mortífagos hasta
que se topó con Ron.
-¡Vamos! –Ron la tomó de la mano, los seis se abrían paso fuertemente,
derribando y siendo golpeados, una voz resonó entre la multitud.
-¡Cobardes! –Eurídice les seguía, a su espalda el Ministro se defendía a duras
penas pegado hombro a hombro con Charlie, Hagen había llegado pero le era
imposible sacarlos a los dos del embrollo en que estaban. -¡Aurores esperen!
-¡Escapan! –Pansy se lanzó a la persecución tras de Eurídice, las dos les venían
pisando los talones, Harry no comprendía qué era aquello, primero les avisaba
para que pudieran huir y ahora los perseguía, corrieron por el pasillo, tenían que
salir del Ministerio, debían buscar una salida desde donde poder escapar, Pansy y
Eurídice les seguían de cerca, tras ellas Draco se abría paso siguiéndoles
también.
-¡Por aquí! –Neville que iba al frente, les señaló una salida hacia la fuente de la
entrada al Ministerio, todo estaba solo, la mayor parte de los empleados habían
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estado en el evento, otros no habían ido a trabajar, no cabía duda el plan de los
mortífagos había sido casi del todo perfecto, al llegar a esta zona, Cho les cerró el
paso a fuerza de hechizos.
-No pensarán que los dejaremos ir tan fácil. –Sonrió socarronamente, Ginny
presionaba la mano de Harry vehementemente, Luna miraba consternada,
Hermione levantó la varita por inercia.
-¡Nos traicionaste! –Espetó la castaña al ver llegar a Eurídice, Pansy sonriente y
Draco a su espalda miraban la escena. -¡Eres una asquerosa traidora!
-Yo sólo he hecho lo mejor para mi...y para mis intereses. –Eurídice sonrió,
levantó la varita y apuntó directo a Ginny, Harry la jaló contra sí y sacó la varita
para defenderle.
-Querrás decir nuestros intereses. –Soltó secamente Draco, dio unos pasos hacia
Pansy, que sonreía mirando a Hermione, levantó la varita y le apuntó a la nuca. -
¡Desmaius! –Pansy soltó un gritillo y cayó al suelo de rodillas intentando
reponerse.
-¡Desmaius! –Cho lanzó un nuevo hechizo que pasó rozando la mano de Luna,
impactó a Pansy en la frente y la chica cayó de espaldas.
-Carajo... –Neville se asustó y tomó a Luna por los hombros espantado, Draco
miró a Pansy en el suelo, luego se volvió a ellos mirando de vez en vez hacia el
pasillo por el que habían venido.
-Cho... –Eurídice miró a la chica, ella asintió ante la mirada impresionada de
Neville, Luna y Hermione, Ron, Harry y Ginny miraban pero sin comprender. -
...¡Relaskio! –El hechizo la golpeó arrojándola contra la fuente, donde cayó
pesadamente. -¡Bombarda! –Todo un pedazo de la estatua se derrumbó sobre
Cho que se levantaba la golpeó y no volvió a moverse.
-A prisa...ya vienen. –Draco miraba por el pasillo, Eurídice se les acercó, fue hacia
Luna y le entregó un peine que traía en la bolsa trasera de los jeans.
-Tomen, los llevará a un sitio seguro... –Mando, todos lo tocaron. -...permanezcan
ahí y no hagan nada hasta que Hagen o yo vayamos a verlos...no se preocupen...
–Intentó sonreír, pero no pudo, miró a Ron, Draco se acercaba a él. –...debe
parecer que nos vencieron. –Ron la miró, luego se volvió a Draco.
-¿Qué significa esto? –Harry intentó acercarse, pero Ron le hizo una seña para
impedirlo.
-Lo siento amigo... –Murmuró, Draco le miró fijamente y esperó paciente, Ron le
dio un puñetazo en la cara, Draco se dobló de dolor, pero sonrió, volvió a
levantarse, y con una seña le pidió más, Ron le golpeó otra vez en el rostro del
otro lado, luego sacó su varita. -¡Confringo! –El suelo bajo Draco estalló y él cayó
de espaldas sangrando.
-Draco... –Hermione quiso acercarse, pero Eurídice la detuvo.
-Ya habrá tiempo. –Soltó Eurídice, miró a Luna sonriente. –Hazlo...hazlo... –La
chica la miró fijamente.
-¡Depulso! –Eurídice salió volando contra el muro tras ella, intentó ponerse de pie,
pero Luna sin pensarlo levantó otra vez la varita y la volvió a atacar. -¡Incárcero! –
Gruesas cuerdas cubrieron a Eurídice, que intentó ponerse de pie, Luna no
titubeó, el traslador comenzaba a funcionar pero ella volvió a apuntarle.
-Luna... –Ginny intentó detenerla, pero Hermione la miró enfadada.
-Es suficiente Luna. –Exclamó Neville, Harry asintió pero la chica negó con la
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cabeza.
-Es Eurídice...esto no la detendría...¡Incendio! –Dijo con la voz apagada, las
llamas cubrieron a Eurídice que atada apenas lograba moverse, pronto ellos
giraban, al cabo de un rato estaban en una enorme mansión, un elfo se les acercó,
Luna lo reconoció como el de Eurídice.
-Síganme...debo llevarles a la parte velada de la mansión...vengan por favor. –El
pequeñito los guió por los pasillos, ninguno hablaba, seguían demasiado aturdidos
para hacerlo.

El porqué de Eurídice

-¿Por qué no llevaron a alguien más cuando los siguieron? –Bellatrix furiosa
miraba a Eurídice que luchaba por soportar las pociones cayéndole en las
quemaduras, Snape sonreía de verla gemir de dolor, Bella le miraba con tal furia
que Eurídice prefirió no verla a los ojos por ahora.
-Todos luchaban...tenían sus problemas...nosotros pensamos que podríamos con
ellos, ¡Maldita sea yo he entrenado a esas chicas! –Contestó, las quemaduras
eran graves y dolían horriblemente, sentada a su lado, Pansy se tocaba el cuello
con dolor. -¡No tenía razón para temer que nos vencieran!
-Pensamos que sería suficiente con nosotros, eran sólo un par de chiquillos y
nosotros no somos unos idiotas. –Cho exprimía su túnica, empapada se quejaba
del dolor de la espalda, sangraba de la cabeza, el líquido rojo le bajaba por la
frente hacia la punta de la nariz.
-Pero son aurores...y ustedes no parecen ser mortífagos. –Snape miró a la
oriental, ella frunció el ceño con molestia.
-¡Mira como te han dejado el rostro! –Bellatrix miró a Draco, los ojos morados y
tantos cortes y quemaduras que casi estaba irreconocible, él sonrió con molestia
plasmada en el rostro hinchado.
-Al demonio, ¡Al carajo con mi rostro!... –Golpeó el sillón en el que estaba sentado,
Pansy no pudo evitar asustarse con el golpe, Cho lo miró con el ceño fruncido,
Eurídice soltó un quejido, la poción había caído en la quemadura más grande de la
espalda. -...¿dónde estarán? –Draco se puso de pie cojeando, estaba dolorido y
exhausto.
-¿Cómo sabremos si ni para eso sirvieron ustedes? –Snape le espetó
sonoramente alterado, el rubio lo miró con odio. –Cuatro de los mejores mortífagos
vencidos por unas niñitas.
-No son niñitas...Hermione es la mejor auror del Ministerio, es una experta en
convocar el fuego. –Eurídice estaba lívida y sudaba por el dolor que sentía.
-Lovewood es muy hábil también...y Ronald Weasley tiene buenos puños. –Cho
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miró a Draco, que molestó giró para darle la espalda, ella sonrió.
-Potter estaba entre ellos, ese maldito mestizo de mierda se deshizo de Cho como
si fuera un pedazo de papel al viento. –Soltó Pansy sin pensar, Snape le miró con
profundo desagrado, Draco soltó una sonora carcajada que se repitió en voz de
Eurídice, que sujetándose el abdomen reía, se sujetaba el abdomen no por que le
doliera, sino para cerciorarse de sentir dentro los latidos del bebé, que parecía
estar muy nervioso desde hacía buen rato, se movía como si dentro tuviera todo
un regimiento.
-Bastante valiente saliste...te derribó Longbottom. –Espetó Cho mirando a Pansy,
que con el ceño fruncido se puso de pie para retirarse, iba hacia la puerta cuando
Hagen entró, cuando la vio hizo una inclinación que ella aceptó de agrado.
-¿Están todos ya en Azkaban? –Bella lo miró interesada, el chico asintió y fue a
pararse al lado de su hermana.
-Todos, los dementores se encargan ahora mismo de darles la bienvenida...el
Ministro y su hijo han sido los primeros en ser encerrados, yo mismo los coloqué
en la que fuera su celda, señora Lestrange. –Comentó el joven sonriendo, Eurídice
lo miró y asintió orgullosa.
-Merecido se lo tienen esos traidores idiotas de los Weasley... –Draco miraba a
Hagen pero notó a la perfección el desagrado que el comentario causó a Eurídice.
-Excelente...quiero a cada profesor de Hogwarts aquí en una hora, las nuevas
instrucciones serán dadas...y ustedes cuatro retírense de mi vista, duerman o
hagan lo que sea que tengan que hacer para reponerse... –Bellatrix miró a todos
con profundo repudio. -...detesto verles así...¡Me avergüenzan!
-Entendido... –Pansy salió primero, sin retirar la mirada de Hagen que salía al lado
de su hermana, ayudándola a caminar.
-Estaremos en contacto, sería bueno que nos informaras lo que pase tía. –
Comentó Draco antes de salir, la miró altaneramente, ella recordó a Lucius y a
Cissy como un rayo de dolor en su memoria.
-Avisaré lo que pase, por ahora largo...antes que me decida a torturarles por su
estupidez. –Exclamó, Cho carcajeó mientras salía de la habitación Eurídice y
Hagen ya se habían retirado siguiendo a Pansy.
-Y bien... –Snape le miró fijamente. -...tienes el colegio en tus manos, Azkaban
lleno de miembros de la Orden, del Ministerio y del Wizengamont...cada Mortífago
preso anteriormente está libre y agradecido con su señora, ¿qué hacemos ahora?
-Atrapar a Potter y rescatar la caja... –Bella se sentó sonriente en su silla,
esperaba impacientemente la presencia de los profesores de Hogwarts, disfrutaría
tanto el rostro de Minerva McGonagall que ya casi lo paladeaba. -...y los
Weasleys, salieron de la ceremonia, todos...quiero a los gemelos, quiero a Molly,
quiero acabar con ella como acabamos con sus hermanos...¡Quiero a los Weasley
a todos y a cada uno para hacerlos papilla yo misma! –Snape le miró sorprendido,
ella en verdad odiaba a esa familia.
-Dejarás que las Flores de Lazo del diablo descansen...¿porqué? –Le preguntó
interesado.
-Lo necesitan...esas chicas son mi orgullo, las moldeé a mi gusto, sobre todo a
Greyback...déjalas que se repongan...mañana irán al frente, las quiero listas. –
Sonrió caminando a fuera, tomó la decisión de ir a ver las nuevas instalaciones de
los Mortífagos, ni más ni menos que el Ministerio mismo.
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-Esto es horrible. –Ginny temblaba, no podía dejar de pensar en su familia, en sus
hermanos y su madre, su padre peleando contra los mortífagos, el miedo le había
entrado y no podía dejar de sentir un horror enorme.
-Tranquila...todo va a estar bien, apuesto a que todos están a salvo. –Harry le
abrazó y consoló mientras ella se soltaba a llorar.
-¡Sabías que ella era un mortífago! –Hermione miró a Ron, se acercó y le echó en
cara su furia. -¡Lo sabías Ronald!
-Sí, sí lo sabía. –Contestó él mirándola fijamente, Neville miraba algo alejado,
esperaban todos sentados en una enorme sala.
-No es el único que sabía. –Luna, miraba sentada, en un cómodo sillón, su varita
fijamente. –Yo también lo sabía.
-Pero...¿Es que se han vuelto locos? –Hermione estaba fuera de sus cabales,
frente a sus ojos el Ministerio entero había sucumbido, ella la Jefa del
Departamento de Seguridad Mágica había valido un comino, no podía dejar de
pensar en McGonagall peleando y que seguramente estaría muerta. -¡Se han
vuelto locos los dos!
-No teníamos por que decírtelo. –Soltó Luna sonriente, le miró fijamente, la
castaña frunció el ceño y sintió unas ganas inmensas de atacarla.
-Te estas insubordinando Luna. –Exclamó con voz ronca y autoritaria, sacando su
varita, estaba perdiendo la compostura.
-No lo intentes Hermione. –Neville sacó la suya, no planeaba atacarla, pero la
notaba tan desencajada que la creyó capaz de todo.
-¿Acaso yo puedo preguntar porqué no sabías lo que iba a pasar si eres tú la que
se acuesta con el mortífago que inició el ataque? –Luna la miró con una sonrisa
amable, todos se quedaron perplejos, sólo Ron sonrió con timidez y tomando una
decisión extraña se fue de la sala, Harry se puso de pie y se decidió a seguirlo,
pensaba que seguramente saber aquello lo había hecho sentirse basura,
Hermione se puso lívida.
-Luna... –Susurró sin entender nada de lo que pasaba, Ginny al ver sus sospechas
confirmadas no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.
-Estamos en la misma situación...no sabemos por que pasó todo esto...es mejor
esperar a que ellos nos expliquen todo, hasta entonces...estamos en igualdad de
condiciones Hermione. –Luna sonrió nuevamente, jaló a Neville por la muñeca
haciendo que se sentara a su lado y se acurrucó en sus brazos para pensar mejor.
-Parece que es tiempo ya de hablar con toda la verdad. –Ginny miró a Hermione,
que ahora que lo pensaba, sentía más preocupación por Draco que por cualquier
otra cosa, ella suspiró y no le quedó mas que sentarse al lado de la pelirroja y
abrazarla.

Siguiendo a Ron se internó en lo que parecía ser un jardín, un sitio alejado


plagado de plantas de todos tipos, la más presente, el Lazo del Diablo, que en un
rincón esperaba ansioso la oscuridad de la noche, Ron había entrado y
permanecía sentado en un columpio mirando hacia una mesa, donde trozos de
madera y varios instrumentos de tallado, esperaban por ser usados, una cómoda
silla de bejuco tejido esperaba al artista para que se sentara a trabajar.
-Ron... –Harry lo llamó, el pelirrojo permanecía callado mirando la mesa,
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sonriendo.
-Seguro estoy que piensas que esta noticia amenaza con matarme. –Comentó
sonriente, Harry frunció el ceño, no entendía su actitud, imaginaba que estaría
furioso, exasperado. –Pero no es así...yo ya lo sabía Harry. –Lo miró fijamente, en
sus ojos lo único que se podía identificar del todo era culpa.
-¿Lo sabías? –Harry se sintió confundido, si Ron lo sabía, ¿cómo había permitido
que pasara?
-Yo le dije a Hermione que comenzara una relación con Draco... –Susurró
apenado, se puso rojo hasta las orejas y Harry tuvo que sentarse en una columna
cercana para evitar caerse de la impresión. -...nos pareció el único camino,
cuando supe que había todavía mortífagos organizados, pensé que era buena
idea infiltrar a alguien, decirle a alguien que se metiera entre ellos, entonces me
enteré que Draco comenzaba a sentir una atracción física por ella, se me hizo fácil
proponérselo... –suspiró sonoramente y cerró los ojos como si tratara de recordar.
-...no se negó por que era yo quien se lo pedía. –Ron miraba el suelo con las
manos entrelazadas, las plantas a su alrededor les otorgaban una frescura tal que
Harry empezó a sentir frío, pero habría sido muy tonto salir por algo para cubrirse.
-¿Porqué lo hiciste? –Preguntó, era obvio que él nunca habría hecho algo así a
Ginny, la amaba tanto que ni en su más loca ilusión se propondría hacer tal cosa,
pese a cualquier información que quisiera obtener.
-No lo sé...pienso que fue un arranque de estupidez como lo que suelo tener a
veces... –Ron sonrió. -...pero me he dado cuenta, que era el destino que lo hiciera.
-¿Qué pasa Harry si te digo que siento que amo a Hermione, pero también a
Eurídice? –Preguntó mirándolo fijamente.
-¿A que te refieres? –Se sintió incómodo, no había pensado que Ron amara a
alguien que no fuera Hermione, nunca le había pasado tal cosa por la mente, ni de
chiste.
-Es que...bueno no sé, Eurídice es algo desconocido, nuevo...Hermione siempre
está conmigo... –Ron se sonrojó todavía más, pero sonreía tan tristemente, que
Harry no se lo reprochó.
-Entonces la amas más por costumbre que por amor... –Harry lo miró fijamente,
Ron se puso serio por primera vez, lo miró un momento, luego sonrió.
-Creo que es eso...sí, es eso. –Se puso de pie y tomó uno de los instrumentos de
la mesa.
-¿Qué es todo eso? –Preguntó Harry tras un momento de silencio que le pareció
necesario romper.
-Los instrumentos de Eurídice...cuando estaba en Hogwarts su sueño era ser
fabricante de escobas. –Ron lo miró mostrándole a un rincón, tres escobas a
medio tallar esperaban en una vitrina de vidrio, suspendidas mediante magia
lucían casi como una Saeta.
-¿Qué son esas escobas? –Harry se levantó a mirar de cerca, tenía la impresión
de que aquello era una obra de arte.
-Eurídice las ha tallado por años, hace cuatro años, cuando conoció a Hermione
comenzó esta... –apuntó a una escoba rojiza, una mezcla extraña, sus varitas
traseras estaban trenzadas en un decorado que la hacía ver preciosa, Harry sintió
la necesidad de tomarla para volar. -...tiene la idea de que al igual que las varitas,
cada mago debe tener una escoba propia, hecha para sus habilidades únicas, la
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segunda... –Ron apuntó a la de abajo, era oscura de mango rudo y fuerte, las
varitas de la cola estaban alisadas tanto que parecía terminar en una perfecta
onda. -...la hizo para mi, no la ha terminado por que tiene problemas con el
mando...aquella la comenzó para ti. –Ron se la mostró sonriendo, Harry la miró
fijamente, el mango era café oscuro, tallada de forma que estuviera del todo liso y
barnizado, la cola tenía la apariencia de un relámpago. –Le dije que tenías una
Saeta y no necesitarías otra, ella sonrió y dijo que pese a eso la acabaría, las que
tiene en la mesa. –Ron señaló a la mesa, había al menos otras cinco escobas. –
Son las de Luna, Neville, Draco, Pansy y Cho.
-¿Tienen nombre? –Harry se acercó a la mesa, Ron lo miraba de lejos, Harry notó
un libro y creyendo que sería un manual para hacer escobas lo abrió, pero de
inmediato supo que eran anotaciones de otras cosas, entre ellas Legeremencia.
-Las llamó “Orfeo”, todas responden a esa línea y las firma de esa forma...¿pasa
algo? –Ron lo miró extrañado, el chico miraba el libro con gran atención.
-Son instrucciones precisas de Legeremencia...cómo entrar a ciertos recuerdos,
cómo salir y qué hacer dentro. –Harry no podía quitar la mirada de los apuntes
hechos con una caligrafía fina pero inclinada, como hecha velozmente, sentía que
se los aprendía de memoria, casi aprendiéndolos sin querer.
-Snape le enseñó. –Contestó Ron casi sin querer, Harry se volvió a verlo
sorprendido. –Yo...el día que Eurídice me mostró la escoba, ella y yo... –Ron
sonrió y se sonrojó hasta las orejas. -...¿recuerdas la playa a la que te llevé a
buscarla’...fue en ese sitio, hace tres meses ella y yo tuvimos una aventura...sentí
cosas que nunca había sentido y ella, así de pronto, me lo dijo todo...que era una
mortífaga, que había sido entrenada por Bellatrix y Snape para eso...me lo
confesó todo y desde entonces, simplemente no he podido evitar amarla. –Soltó
avergonzado, Harry le miró sin saber qué decir, lo tomó por el hombro y lo abrazó.
-Descuida...según he visto, no eres el único así...Hermione debe sentir algo por
Draco. –Expresó de corazón.
-Es más profundo de lo que crees. –Confirmó Ron tristemente.
-Mejor volvámos con ellos, no sabemos qué hará Hermione cuando los vea. –
Comentó Harry apretando la espalda de su amigo amistosamente.
-Me hacías falta hermano. –Comentó el pelirrojo mirándolo sonriente.
-Lo mismo digo. –Confirmó Harry, llegaron a la sala, las chicas guardaban silencio,
como si no quisieran ni mirarse, se había vuelto de lado para evitar el contacto
visual, Ron se acercó a Hermione, Harry fue donde Ginny y la abrazó con fuerza.

-Los llevaste a un sitio seguro, ¿verdad? –Preguntó a Hagen cuando andaban tras
Pansy por el pasillo.
-Están en la cabaña de papá...les he dejado ahí, Bill no estaba muy contento, pero
se resignó cuando le dije que ahora debía encargarse de Molly, Fleur y la bebé. –
Hagen miraba fijamente a Pansy. –Prometí que en cuanto pudiéramos les
daríamos noticias de los demás.
-Fred, George y Pecry se fueron por su parte, será difícil darles noticias de ellos...
–Eurídice se tocaba el vientre el bebé se movía demasiado y comenzaba a
preocuparle. -...vete con Pansy... –Al escuchar esto la chica se volvió molesta. -
...por favor Pansy. –Pidió Eurídice en tono de suplica. –Yo vuelvo a la mansión,
quiero ver cómo están...y necesito ver mis libros de pociones.
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-De acuerdo...¿el bebé está bien? –Preguntó Hagen en voz alta, Cho y Draco se
les unían.
-¿Bebé? –Pansy la miró fijamente y luego a Draco poniéndose pálida.
-No es mío si es lo que te preocupa. –Soltó el rubio con molesta calma, Eurídice
se sonrojó.
-Así que seré tía. –Comentó Cho contenta, Eurídice le agradeció el apoyo
tomándole la mano.
-Es mejor que nos separemos...llamamos mucho la atención, ustedes vendrán
conmigo... –Señaló a Cho, Pansy y Hagen, luego se volvió a Eurídice con su gris
mirada. -...tu, arréglatelas con nuestro problema.
-Ah no... –Espetó poniendo la mirada verdosa, no quería cargar sola con el
paquete. -...tu te vienes conmigo, ya los alcanzará en la mansión Malfoy. –Dijo
Eurídice a los otros y tomó a Draco de la mano desapareciendo dos segundos
luego.
-Esos dos, definitivamente ya no son pareja. –Soltó Cho, mirando a Pansy, que
sonrió ilusionada. –No lo digo para que te lances a sus brazos...mira... –Se volvió
a Hagen y lo palmeó en el abdomen, parte que le quedaba más próxima que los
hombros, era muy alto para ella. -...éste es un buen partido. –Sonrió mordazmente
y desapareció rumbo a la casa Malfoy para descansar.
-Es muy halagador que crea eso. –Hagen sonrió a Pansy, la chica le agradaba
mucho.
-No te hagas ilusiones, lobezno. –Soltó ella, desapareció, él serio, la siguió en
seguida.

-Necesito saber algo de mamá. –Ron se puso de pie, sacó su varita, se disponía a
lanzar su patronus, cuando un ¡plop! los hizo mirar a la puerta, Eurídice dolorida y
cansada sostenida del hombro de un Draco golpeado y amoratado aparecieron
ante todos, sin pensarlo dos segundos, Neville, Harry y Hermione sacaron sus
varitas y les apuntaron.
-Mira como te reciben en tu casa... –Soltó Draco, mirando a la castaña, tenia que
cerciorarse de que estaba bien, cuando lo hizo sonrió con ganas. -...ya ni por que
les salvaste sus asquerosas vidas.
-Cállate, tu estarías igual a la defensiva. –Exclamó mirándolos sonriente, Eurídice
miró a Ron, que de inmediato ignorando a los demás se fue hacia ella y la
sostuvo.
-¿Estás bien? –Preguntó interesado, la veía mal, eso lo puso nervioso.
-Estaré mejor cuando sepa que se han puesto en contacto con sus hermanos... –
Comentó, miró a Hermione, y apesadumbrada se dirigió a ella. -...lo lamento,
Hermione.
-Pudiste haberlo dicho antes...pudiste decírmelo, ¿estás de lado de ellos? –
Preguntó incómoda por la situación, todo el tiempo, pese a lo que tenía con Ron,
la había considerado su amiga, ahora no sabía lo que era.
-Nosotros no somos sus enemigos... –Draco comenzó, pero antes de poder decir
algo más, Harry levantó su varita contra los dos.
-La única forma de convencernos es que nos digan de una buena vez la verdad. –
Mirándolos intentó recordar lo que había visto en los apuntes de Eurídice.
-Es una larga historia, Harry. –Contestó Draco mirándolo fijamente. –Tardaríamos
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mucho en contárselas.
-Entonces no me lo contaran... –Sonrió insidiosamente, debía elegir a uno de los
dos. -...me lo mostrarán.
-¿De qué estas hablando Harry? –Ron se volvió a verlo.
-Sí se hacer esto correctamente...es decir, si me has enseñado a hacerlo bien
Eurídice...podré mostrarlo a todos. –Comentó sonriendo aún, ya había elegido a
quien entrar primero.
-No lo hagas. –Susurró Draco frustrado, no era algo que quisiera mostrar.
-Es muy tarde...lo he decidido. –Levantó la varita y apunto a Eurídice. -
¡Legilimens! –Al momento todo se puso negro, Hermione soltó un gritillo, Draco la
abrazó, Ginny se sujetó de Harry y Ron que sostenía a Eurídice sintió que se le
escapaba de los brazos, casi en seguida todos estaban en un enorme salón que
reconocieron como Hogwarts de noche, McGonagall esperaba a las puertas
cerradas que se abrieron de golpe, Neville y Luna miraban sorprendidos,
apreciando el castillo tal cual lo recordaban.
-¿Dónde estamos? –Luna preguntó consternada.
-Es el colegio, la noche que trajeron a Eurídice al curso. –Contestó Draco, tomaba
la mano de Hermione sin temor, Ron los miró pero no dijo nada y la castaña
demasiado sorprendida por el poder de Harry, no prestaba atención.
-No lo puedo creer, funcionó...apenas lo leí... –Comentó el pelinegro mirando a
todos lados, las puertas se abrieron, y McGonagall recibió a una mujer que en
primer momento creyeron era Eurídice, pero ella era rubia y mucho más delgada y
mayor, llevaba consigo a dos niños, el niño escondido entre la capa de ella
temblaba de miedo, la niña a quien reconocieron de inmediato como Eurídice
caminaba al lado de su madre, con mucha más soltura.
-Ivana...bienvenida, Albus te espera. –McGonagall los miró y guió por el pasillo, al
poco todo se tornó negro y se vieron entonces en el despacho del director, Ivana
se había sentado frente a la mesa del profesor que miraba a los niños sonriente.
-Han crecido mucho...has tomado una buena decisión... –Comento, la profesora
McGonagall levantaba el sombrero seleccionador del estante. -...Fenrir sabe que
has venido...¿cierto?
-Saqué a los chicos por la madrugada...no quiero que se interponga...no me gusta
que los traté como a hombres lobo...quiere que sean maquinas de ataque, pero
son sus hijos...ya ha movido influencias para que Hagen entre en Dumstrang... –
Ivana miraba a su hijo, que entretenido miraba fijamente al fénix que reposaba en
su base.
-Ella estará bien aquí, no te preocupes. –Comentó Dumbledore, mientras el
sombrero sobre la cabeza de la niña gritaba con voz sonora.
-Slytherin... –Exclamó, Ivana miró a su hija con una sonrisa de orgullo, Eurídice se
la regresó placidamente.
-Era una Slytherin... –Susurró Harry sin querer.
-Obviamente.... –Contestó Draco mirando a la pequeña, Neville y Luna miraban al
director fijamente, la chica intentó acercarse a él cuando todo se tornó negro.
-¿Dónde estamos? –Ginny miraba a todos lados, estaban en un sitio oscuro
cubierto de estantes con libros.
-Es la sección prohibida. –Comentó Hermione, Eurídice sentada en un estante
leía, debía tener alrededor de unos 14 años, estar en cuatro curso, hubo un ruido y
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ella levantó la mirada, Viktor Krum le miraba fijamente, Hermione al verlo se quedó
helada. –Viktor...
-¿Estamos en el año del Torneo? –Luna se volvió a Neville que asintió con fuerza.
-Hola... –Comentó él sin querer interrumpirla, ella sonrió.
-Siguiendo a Hermione eh... –Comentó con desfachatez, él se sonrojó a penas.
-Soy obvio cierrrto... –Susurró cohibido, ella lo miró seriamente, acomodó el libro a
su lado para ponerse de pie.
-Debieras sacarle conversación...si sigues vigilándola parecerá que la acosas... –
Se acercó a él, le puso la mano en el hombro y los dos miraron hacia una mesa
cercana, ahí Harry alcanzó a ver a Hermione estudiando, era tal como la
recordaba. -...acércate y platica con ella, no es difícil, es una chica amigable. –Le
sonrió volvió por su libro y se retiró del lugar, Harry comprendió que Eurídice era
una chica que prefería el anonimato.
-¿Quieres ir conmigo al baile? –Una voz salió de entre unos estantes, McLagen
miraba a Eurídice que salía de la biblioteca.
-¿La invitó al baile? –Preguntó Ginny mirando a Harry, él negó, al lado de Eurídice
estaba otra chica a la que Cormac miraba en realidad, Eurídice se había detenido
por inercia, entristecida salió de la biblioteca, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Parece que nadie la invitó. –Comentó Harry impresionado, ella era muy linda.
-Miren... –Luna apuntó a Eurídice, la chica se veía rodeada por un grupo de chicas
del Colegio de Madame Máxime, miraba a todas sorprendida, logró salir del grupo
y las miró de lejos, entonces un chico pasó a su lado golpeándola por error.
-Lo siento... –El pelirrojo seguía al grupo de chicas, encabezado por Fleur.
-Ron... –Susurró Eurídice sonrojándose, pero al ver que ni siquiera la miraba, se
fue rumbo a su sala a encerrarse.
-Ni siquiera lo recuerdo. –Soltó Ron con tono de culpabilidad mirándose a sí
mismo siguiendo a Fleur como un idiota.
-¿Porqué estamos viendo todo esto? –Neville preguntó en voz alta, cuando todo
se puso negro de golpe y se encontraron en el tren rumbo a las vacaciones de
invierno del quinto curso, Eurídice sentada en un compartimiento con Pansy
esperaba a que el tren se detuviera.
-¿Irás a casa con tu madre cierto? –Pansy le preguntó mirándola, ella ya se había
puesto en pie y sujetaba su mochila con fuerza.
-Este invierno iremos a Rusia...nos encontraremos allá con mi hermano Hagen. –
Comentó Eurídice, llevaba el cabello sujeto en dos coletas, Pansy le miró con
sorpresa.
-¿Tienes un hermano? –Le preguntó interesada, nunca le había dicho algo sobre
él.
-Pocos saben que lo tengo...igual pocos saben que tiene una hermana...es un año
más chico que yo, estudia en Dumstrang. –Agregó mientras las dos salían del
compartimiento, Harry alcanzó a verse a sí mismo, algo más cerca Luna y Ginny
se acercaban, al verse Ginny se puso rígida, Luna se miró a sí misma y se
interpuso en su camino, pero la chica la atravesó como si fuera de humo.
-¿Así luzco?... –Preguntó intrigada, Neville le sonrió, Ron la miró con interés.
-Todos los días Luna. –Soltó el pelirrojo, la tensión disminuyó con ese comentario,
Eurídice vestida de jeans y suéter verde salió junto con Pansy al andén, en su
trayecto chocó con Harry, que apenas la notó, ella permaneció parada como si
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fuera a decirle algo, pero el chico ya se había alejado siguiendo a Ron.
-Potter... –Susurró Eurídice, Harry la escuchó, en seguida todo se puso negro,
estaban en una enorme mansión, la misma donde estaban ellos ahora. -¡Mamá! –
Eurídice vestía un lindo vestido negro con adornos de cerezas, su madre
preparaba la cena de aquella noche.
-Luces hermosa Euri... –Exclamó al verla, la abrazó, la chica lucía contenta y
realizada, Harry notó que su rostro no portaba marca alguna.
-No tiene cicatriz. –Susurró, Draco escuchaba mirándolo fijamente, luego se volvió
a la chica.
-No, es esa noche en la que la obtuvo, preferiría no ver esto. –Comentó Draco
molesto, se volvió a Hermione que le miró fijamente.
-¿Tan terrible fue? –Preguntó intrigada, él se puso serio y luego se volvió a
Hermione.
-Velo tu misma. –Draco movió la cabeza hacia las dos mujeres que afanadas
arreglaban la enorme mesa.
-¿Papá vendrá? –Eurídice se volvió a su madre, Ivana se ensombreció pero
manifestó una sonrisa.
-Sí...vendrá a cenar y mañana temprano, podremos ir por Hagen al Colegio,
pasaremos juntos el invierno...el primero en mucho tiempo. –Comentó con la voz
apagada.
-Le temes a papá. –Comentó Eurídice, Luna se había movido hacia la entrada del
comedor, mirando hacia la puerta de la casa.
-No es eso...últimamente, él no se siente muy seguro. –Ivana dejó de acomodar
las servilletas para mirar a su hija.
-Lo sé...me lo dijo en una carta, sospecha que le siguen...sobre todo desde lo de
los mortífagos que escaparon de Azkaban, deberíamos ayudarlo mamá. –
Comentó bajamente, Ivana la miró con el ceño fruncido.
-Ya le he dicho que no te escriba de esas cosas al Colegio...muere por que te
vuelvas una de ellos. –Ivana molesta dejó caer un cubierto sobre un plato, el ruido
inundó la casa, Eurídice abrió la boca para contestar, cuando la puerta se abrió de
golpe, Luna que estaba mirando hacia ella, volvió atrás dirigiéndose hacia Neville,
todos miraron al que entraba, Fenrir Greyback con la cabeza gacha y la mirada
enfurecida, se presentó ante su hija y su esposa.
-Fenrir... –Ivana lo miró fijamente, como si evaluar el estado en el que llegaba,
Eurídice sonrió y sin poder detenerse fue directo a él corriendo para abrazarlo.
-Papá, viniste. –Sonriente se lanzó a sus brazos, pero él no hizo por sujetarla, le
miró intrigada. -¿Pasa algo?
-Aléjate de él Euri. –Ivana no lo había dudado dos segundos sacó su varita y con
una habilidad inaudita que sorprendió a todos, lanzó un primer hechizo. -¡Carpe
retractum! –Con el impulso lanzó a Eurídice a un rincón, en el preciso instante en
que Fenrir le soltaba a su propia hija un primer zarpazo.
-¡Papá! –Eurídice no sabía que pensar, cayó al suelo y ante sus ojos, Fenrir se le
fue encima con toda su furia, Ivana se interpuso entre los dos y recibió la mordida
en el cuello.
-Diablos... –Harry miraba sin comprender, Ginny a su lado soltó un gritillo.
-¡Ah! –Ivana cayó de rodillas bajo el peso de Fenrir, Eurídice soltó un gritó de
miedo, intentó acercarse, pero no podía, su padre sometía a Ivana con todas sus
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fuerzas.
-¡Dios! –Hermione se cubrió la cara con las manos, Draco la abrazó para evitar
que mirara.
-Euridice... –Ron se acercó a ellos e intentó golpear a Fenrir como si fuera real,
pero sus puños lo atravesaban como al humo.
-¡No! –Eurídice se lanzó sobre los dos, sujetó a su padre por la espalda y trató de
jalarlo, pero él era demasiado grande para ella.
-¡Vete hija! –Ivana con lo poco de fuerza que le quedaba, lanzó un hechizo a
Eurídice que ninguno de los chicos entendió, la chica salió disparada contra un
armario cercano y atravesó la puerta como si fuera un fantasma, lo siguiente que
oían eran sus gritos a través de la madera de la puerta. -¡Fenrir reacciona eres
más fuerte que esto! –Gritó Ivana, miraba a su esposo con ojos suplicantes. –Sea
quien sea, debes sacarlo de ti... –Lo empujó y logró que la soltara.
-Está... –Luna se acercó a verlo, los ojos de Fenrir estaban cubiertos por una
especie de velo blanco.
-Bajo la maldición Imperius. –Confirmó Ginny desde el otro lado mirando.
-¡Mamá! –Eurídice golpeaba con todas sus fuerzas la puerta que se movía como si
fuera a salirse de su marco.
-Está mirando por la cerradura. –Confirmó Ron al notar un ojo por el agujero.
-Ella lo vio todo, absolutamente todo. –Murmuró Draco, Ivana evitaba los golpes
de Fenrir pero no lo atacaba con la varita. –Igual que yo... –Murmuró Harry se
volvió a verlo, sus ojos estaban llenos de una rara tristeza.
-Cariño...tu puedes contra esto...hazlo por mi, por tus hijos. –Ivana palidecía y ya
casi no podía mantenerse en pie, sangraba demasiado.
-¡Mamá! –Eurídice daba ahora de patadas contra la puerta, Ron miraba a todos
lados, ¿porqué no usaba su varita?
-Ahí está su varita. –Neville apuntó a una mesa a la puerta de la habitación,
Eurídice había dejado ahí la única arma que podría haberla ayudado, Ron intentó
sujetarla para dársela, pero no podía ni tocarla.
-Carajo. –El pelirrojo se volvió a ver la escena.
-¡Madre! –Gritó Eurídice más desgarradoramente, se volvieron a ver la razón del
grito, Greyback se había arrojado contra su esposa nuevamente y le daba de
terribles zarpazos que ella no podía evitar debido a su debilidad, poco a poco lo
único que se escuchaba de ella eran los gemidos ahogados por su sangre y los
gruñidos de él. -¡Basta! –Escucharon como Eurídice soltaba un aullido de dolor,
entonces arremetió contra la puerta con sus garras y la derribó.
-Se ha transformado. –Ron la miró salir corriendo, a pesar de ser mucho más
pequeña que Fenrir se le fue encima con tal furia que logró hacer que dejara a
Ivana, que con el cuerpo casi destrozado se desangraba sobre el suelo
lentamente; Eurídice peleó contra su padre como una fiera rabiosa, la vieron
morderlo y soportar cada zarpazo, lloraba a mares y gritaba su furia, pero él era
más fuerte, Harry vio como la levantó sobre su cabeza sujetándola de los brazos y
la arrojó contra el muro, ella dio un chillido como de un cachorro golpeado.
-La va a matar. –Soltó Ginny sin pensarlo, Luna se acercó a Neville y le tomó la
mano, aquello era más de lo que quería saber.
-¿Porqué le hace esto?...es su hija. –Harry no comprendía, su padre jamás le
hubiera hecho aquello a él, pese a cualquier maldición.
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-Eres igual que el resto de la gente...crees que lo hizo por gusto sólo por que no
estaba del lado de tus padres...pero no te das cuenta que alguien lo controlaba. –
Draco seguía abrazado de Hermione, la chica lloraba sin poder contenerse,
entonces Eurídice se levantó y fue contra Fenrir que intentaba acercarse
nuevamente a Ivana.
-¡No...a mi madre no! –Gritó lanzándose sobre su espalda, él volvió a azotarla
contra el suelo tomándola del cuello, Eurídice pareció rendirse entonces y gritando
se puso a llorar, pero con la cara compungida, volvió a levantarse y lo sujetó por la
rodilla con fuerza, entonces él no lo pensó, le dio un zarpazo tan terrible que le
desgarró la piel del rostro y parte del pecho, Eurídice cayó está vez ahora sí
totalmente vencida, no podía moverse.
-¡Ah! –Gritó la chica, Luna se volvió a Neville y hundió la cara en su pecho, Ron
corrió hacia los dos, pero recordó que era sólo un recuerdo y se detuvo, Harry
horrorizado abrazó a Ginny, Draco miraba enfadado. -¡¿Porqué?!...¡Porqué! –Gritó
rompiendo todo sonido ajeno a su voz, Fenrir iba caminando hacia Ivana, Ron que
lo miraba de frente, abrió la boca para exclamar.
-Está llorando...Greyback está llorando. –Soltó sorprendido, todos se volvieron,
Draco sonrió tristemente, Eurídice en el suelo movía los brazos para tratar de
alcanzar la túnica de su padre e impedir que se alejara.
-A pesar de todo, esa es una reacción propia de él, las amaba a pesar de ser un
monstruo. –Hermione sollozaba en brazos de Draco.
-Euri... –Ivana, con lo último de energía apuntó con su varita a la alfombra bajo el
cuerpo de su hija. -...¡Portus!
-Un traslador... –Exclamó Ginny, Harry miraba sorprendido.
-Entonces fue así que logró huir... –Luna miraba sorprendida, Eurídice soltó un
último grito de dolor.
-¡Madre!...¡Madre! –Comenzó a girar, lo último que vieron todos fue a Fenrir
llorando ponerse de rodillas al lado de Ivana y permanecer ahí, Eurídice
desapareció con un brillo y todos con ella; aparecieron en un bosque lleno de
nieve, Eurídice cayó al suelo pesadamente, rodó por una pendiente dejando un
horrible rastro rojo, todos la siguieron hasta donde se detuvo en el tronco de un
enorme árbol.
-¿Dónde estamos? –Harry miraba a todos lados, no conocía el lugar.
-No lo sé...podría ser cualquier sitio. –Ginny miraba, pero ella tampoco conocía el
sitio al que habían ido a dar.
-Madre... –Eurídice continuaba quejándose, Ron se arrodilló a su lado y la miraba,
pese a ser una niña, aquello lo dañaba horriblemente.
-Pasos... –Neville miró hacia un lado, una figura enredada en una túnica negra
desgastada se acercaba lentamente.
-Esa luz era de un traslador... –La voz resonó como si fuera un latigazo, Neville se
erizó como un gato al escuchar aquello y Harry la reconoció con tanto odio que
quiso atacarla.
-Bellatrix... –Susurró Ron mirándola que se acercaba y se ponía de rodillas.
-Vaya, vaya...pero si es sólo una niña. –La mujer se descubrió apenas el rostro y
miró a Eurídice con una sonrisa. –Quien haya hecho esto, hizo un extraordinario
trabajo....apuesto a que eres una sangre sucia.
-Soy...mi madre es Ivana Dolohov... –Exclamó la chica sofocada, comenzaba a
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perder el conocimiento, Bellatrix frunció el ceño como si le hubieran dicho una
noticia terrible.
-Eres la hija de Greyback... –Soltó molesta, sacudió la cabeza como si quisiera
quitarse algo de la mente, movió con su mano el cabello de la chica, que cubría
sus heridas y miró fijamente. -...debiera dejarte morir aquí...sufrirías menos.
-Por favor... –Exclamó Eurídice, Harry se acercó a las dos, Bella parecía dispuesta
a dejarla morir. -...ayude a mi madre...por favor...ayúdeme....le daré lo que
quiera...ayúdeme... –Suplicaba con tal vehemencia que el corazón endurecido de
Bella se ¿apiadó? y con una sonrisa llena de maldad la levantó tomándola por la
espalda, Eurídice dio un aullido, sus garras se clavaron en la túnica de Bella
rasgándola.
-Cuidado...no es mi idea volverme una aberración como tú y tu padre. –La ayudó a
ponerse de pie y la alejó del lugar, Harry y los demás comenzaron a seguirlas,
pero todo se volvió turbio, de pronto la Eurídice adulta estaba ante ellos
mirándoles enfadada.
-¡Ya no quiero que veas más! –La voz de Eurídice resonó en todos, la imagen
tembló y tuvieron que cerrar los ojos un segundo, cuando los abrieron estaban en
la sala y Eurídice estaba como en un principio en brazos de Ron. -¡No quiero que
vuelvan a ver eso!... –Lo miraba furiosa. -...has ido demasiado lejos esta vez...¡No
tienes derecho a entrar en mi mente! –La miraba tan dolorida por recordar aquello
de esa forma que se desvaneció en brazos de Ron.
-¡Eurídice! –La apretó contra sí, ya no podía ocultar su preocupación, la besó en la
frente desesperado.
-¿Quieres saber más? –Preguntó Draco enfadado al ver tal cosa, fue directo
contra Harry y lo tomó por la solapa de la túnica. -¡Anda!...¡Entra en mi mente! –Le
espetó sacudiéndolo.
-Draco...déjalo. –Ginny se sujetó de su brazo, pero no lograba que lo soltara,
Harry lo miraba sorprendido.
-¡Anda descubre lo que hizo que yo buscara venganza!... –Le espetó en la cara. -
...¿no quieres hacerlo?... –Le preguntó con su sonrisa llena de maldad, Hermione
se acercó a los dos.
-Basta Draco... –Pidió mirando a los dos que se miraban, Harry se sentía mal por
provocar aquello.
-Ah no...ahora entran aunque no quieran... –Lo soltó con violencia, luego tomó su
varita. –...verán por que yo quiero que vean... –Sacó su varita e ignorando a
Hermione que intentó detenerlo, se apuntó a la sien y gritó. -¡Legilimens! –Todo se
puso negro, Harry miró a Draco pero él desapareció, sólo estaban ellos, Ron con
Eurídice en brazos lo miró sorprendido, definitivamente sentían que ya habían
visto demasiado.

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Castigando al cobarde
-Minerva McGonagall...toda una figura de la educación en Hogwarts... –Bella la
miraba fijamente, caminando en círculo a su alrededor, la anciana profesora lucía
un terrible golpe en la mejilla izquierda y sangraba por la nariz, a su lado, Pomona
Sprout luchaba por soportar el dolor de la clavícula rota, en el rincón, Sibyll
Trelawney temblaba y lloraba cubriéndose la cara con un pañuelo arrugado su
largo cabello estaba endurecido por la sangre que le salía de una herida en la
cabeza. -..¿recuerda la vez que me castigó por transformar a un chico de
Hufflepuff en un escarabajo? –Bella se detuvo ante la profesora y le clavó la
mirada fijamente.
-Debió ser divertido. –Carcajeó Dolohov vivamente, Snape lo miró con gravedad.
-Lo recuerdo a la perfección... –Contestó Minerva con la voz apagada, sentada en
aquellas sillas que habían puesto para la ocasión, estaba despeinada y pese a
manifestar toda su fuerza de siempre en su mirada, sus manos exhaustas
temblaban sin que pudiera evitarlo.
-Usted jamás me tuvo en cuenta para nada...usted tenía sus favoritos... –Comentó
Bella sonriente, a su espalda Snape apuntaba con su varita a un enfurecido
Rubeus Hagrid, que intentaba buscar la forma de moverse para defender a las
profesoras; Flitwick, yacía tirado sobre el piso y Antonin Dolohov lo mantenía en
esa posición a fuerza de pisarle la espalda sin misericordia. -...usted, es una
maldita narcisista llena de prejuicios.
-No tengo prejuicio alguno...solo no fuiste la mejor alumna Bellatrix... –Minerva le
sostuvo la mirada, Bella sonrió divertida con la respuesta, luego llena de gozo la
abofeteó.
-¡Cómo se atreve! –Rolanda Hooch, pegada al muro con un hechizo gritó llena de
rabia, estaba sostenida de tal forma que no podía ni tocar el suelo, a su lado la
profesora Sinistra miraba en silencio, llevaba un golpe fuerte en el rostro que le
había roto el labio, lloraba y al ver el golpe contra McGonagall ahogó un gemido.
-Al fin alguien le cierra la boca a la vieja. –Exclamó Dolohov sonriendo.
-¡Esto no se va a quedar así! –Hagrid luchaba por ponerse de pie, Snape le
apuntó con fuerza en el pecho, pero a no le importó, se levantó empujándolo con
fuerza y fue directo a Bella, a dos pasos de alcanzarla, un rayo rojo lo impactó por
la espalda y se zarandeó a penas, Sibyll soltó un grito ahogado y extendió su
mano hacia él con nerviosismo.
-Mejor quédate quieto Hagrid, o te haré un agujero en el pecho, por el que
definitivamente escapará tu enorme y repulsiva alma. –Avery parado en la puerta
apuntaba al semigigante mirándolo duramente, Hagrid contuvo un grito de rabia,
Minerva McGonagall lo miraba fijamente con una sonrisa, como tratando de decirle
“Calma Hagrid”.
-Bien...antes que esto se ponga difícil, diré lo que haremos... –Bella dejó a la
profesora y caminó por la habitación, Madame Ponfrey y la señora Pince,
permanecían en un rincón mirando contra la pared, junto a ellas Filch miraba con
respeto a Bella, Snape mantenía la vista clavada en Hagrid. -...a partir de este
momento, sus varitas estarán atadas...no podrán hacer ningún tipo de hechizo que
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pueda dañar a un mortífago...usarán esposas mágicas...es regla para ustedes y el
resto del profesorado...
-Eso no nos dará libertad para enseñar. –Exclamó quedamente Sprout, Minerva a
su lado miraba fijamente a Bella.
-Claro que sí...enseñarán como siempre, la diferencia es que no podrán
atacarnos... –Bella sonrió mirando a Pomona, luego se volvió a Avery. –...les
presento al nuevo profesor de Artes Oscuras. –Señaló con su mano al hombre
vestido de negro, él se inclinó en una reverencia cómica.
-Jamás permitiré que se imparta esa materia en mí Colegio. –Minerva levantó la
voz, intentando destacar su autoridad.
-Pues tendrá que permitirlo, Sra. Directora o de lo contrario, puede dejar el puesto
y permitir que yo lo tomé...-Bella la miró fijamente, Minerva frunció el ceño, pero
tuvo que asentir. -...bien, de igual forma comenzarán a impartirse otras materias,
Duelo, técnicas de Ataque...¡ah!...y a partir de ahora, todos aquellos que sean de
sangre pura, serán colocados en Slytherin...todos los mestizos, sangres sucias e
híbridos que no vengan de casas nobles, serán dejados en sus casas originales...
–Bella miraba a la directora con fijeza, ella pasaba del pálido al amarillo y del
amarillo al rojo de ira.
-No voy a permitir tal estupidez...no voy a dejar que haga con el Colegio lo que le
de la gana... –Minerva se puso de pie con dificultad mirando a Bella, ella hizo una
seña para que no la detuvieran, la anciana profesora se le acercó hasta quedar
cara a cara con ella. -...no mientras pueda evitarlo.
-Pero no puede...¿o sí? –Bella la miró sonriendo, Minerva palideció y de pronto se
dio cuenta que no podía hacer más, ya no tenía medios para luchar y cabizbaja le
dio la espalda a Bella y volvió a su asiento, donde la miró con furia, pero
resignada.

-¿Dónde estamos? –Miraba a su alrededor, todo parecía lleno de una terrible


soledad, pero había gente, mucha, personas que reconoció como mortífagos,
Harry abrazado de Ginny caminó hacia él, que sostenía en brazos a una
inconsciente Eurídice, Hermione tras de Ron se acercó a los dos, la miró
fijamente, ella frunció el ceño intimidada por la reacción que él pudiera tener, pero
Ron no la rechazó, bajó las piernas de Eurídice para sostenerla sólo con su brazo
derecho, con el izquierdo tomó a Hermione del brazo y la jaló para abrazarle;
Neville miraba sorprendido, Luna sonrió al ver aquello.
-Reconozco este lugar... –Susurró Ginny apretando la espalda de Harry con
fuerza, sintió un dolor raro en el pecho, como un presentimiento o remembranza
horrible.
-Sí...es la Cámara de los Secretos... –Confirmó Harry, Ron se movió
violentamente y Hermione miró a Eurídice, la chica volvía en sí pesadamente,
tocándose la frente con molestia.
-¿Qué está pasando? –Eurídice miró a todos lados, al notar a Luna alejada y
Neville pálido miró a Ron asustada y tuvo que sujetarse de su cuello para no caer
al suelo.
-Estamos en el recuerdo de Draco... –Contestó el pelirrojo sonriéndole, no soltó a
Hermione, las sostenía a las dos, la castaña estiró su brazo hacia Eurídice y la
sujetó del brazo sonriendo.
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-¿Te sientes bien? –Preguntó quedamente, mirándola con apremio.
-Siento como si dentro de mi tuviera a Fred y George. –Contestó sonrojada por el
comentario, Ron la pegó a su pecho y le besó en la frente, Hermione le sonrió, por
alguna razón ahora los tres aceptaban lo que ocurría y no se lo reprochaban.
-¿Quiénes son todos ellos? –Neville se acercó a las personas que se movían
rumbo a la parte principal de la cámara, a situarse frente al enorme busto de
Salazar Slytherin.
-Son miembros de los mortífagos... –Eurídice se puso de pie sin soltarse de Ron,
entonces miró un grupo de personas algo más pequeñas de estatura que el resto,
abrió los ojos ampliamente y señaló hacia ellos para que miraran. -...ahí, somos
Cho, Pansy y yo...ya sé qué día es este... –Eurídice miró a todos lados. -...es la
noche en que cayó él...la noche en que te dieron por muerto Harry. –El chico
había caminado rumbo a las tres figuras, miró a Cho, lucía pálida y miraba a todos
lados asustada, Pansy junto a ella miraba más tranquila pero no podía apartar los
ojos de algo que yacía al frente, en el centro de la sala, sitio que ninguno de ellos
podía ver todavía.
-¿Porqué están juntas? –Ginny miraba a todos lados, Harry seguía los pasos de
Pansy y se le vino a la mente el recuerdo aquel...él la seguía entre el bosque y ella
lloraba, tragó saliva, Ginny lo miró sin comprender.
-Aquella noche, nosotras nos volvimos...quiere decir que... –Eurídice se volvió
violentamente hacia el grupo de personas al frente, soltó a Ron y corrió, tenía que
cerciorarse con sus propios ojos de que aquello iba a ocurrir.
-¡Espera! –El pelirrojo la siguió, Hermione se fue junto con ellos, Harry miró a
Neville y Luna y los tres los siguieron, Ginny se había quedado atrás mirando algo
que ellos no distinguieron; cuando llegaron al sitio iluminado, lo que vieron los dejó
atónitos, en el centro del grupo de al menos 100 personas, entre hombres lobo,
mortífagos y dementores, Harry identificó en el centro a Voldemort, a su lado,
Bellatrix y ante los dos, Lucius, Narcisa y al parecer petrificado de alguna forma
como si un muro le sostuviera atado de pies y manos, Draco Malfoy.
-¿Qué es todo esto? –Preguntó el pelinegro azorado, no comprendía qué era
aquello, parecía un juicio contra aquella familia.
-Los Malfoy fueron declarados incompetentes unos días antes de la lucha
final...Draco debía cumplir con una misión particular para reivindicar a la
familia...Draco tenía que matar a Ginny... –Eurídice lo murmuraba, como si temiera
que todos aquellos personajes la escuchara, Harry la miró impresionado por la
revelación, como un halo extraño se le vino a la mente el recuerdo, Ginny
huyendo, él que intentaba alcanzarle pero no podía, Ron y Hermione entrando en
la Casa de los Gritos, tanto movimiento que no podía descifrar lo que pasaba, se
puso a sacudir la cabeza, necesitaba enfocarse en lo que Draco le mostraba. -...no
lo logró...así que él condenó a los Malfoy esa noche...
-Pero... –Comenzó Harry, la voz horrible de Voldemort, siseante y helada le llegó a
los oídos y hubo de volverse a la escena.
-¡Lucius!... –Gritó aquel ser de rostro pálido y ojos rojizos, todos en la sala se
estremecieron, Harry sintió dolor en la cicatriz, pero eso no era posible...¿o sí?.
-Mi señor... –Lucius dio unos pasos al frente, inclinado levemente, como si
deseara manifestar lo pequeño que era en comparación a su amo, Narcisa a su
lado miraba erguida con la barbilla levantada y la mirada resignada. -...mi hijo...él
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no ha querido fallarle, ha sido algo fuera de sus manos, señor...Cissy...los dos, los
dos han hecho cuanto han podido...señor.
-Lo ha intentado...por favor... –Cissy susurró apenas, algunos de los presentes
rieron, entre ellos Alecto Carrow y algunos otros.
-No tiene perdón fallarme de esta forma, Lucius...¡Deberían saberlo!... –Gritó
Voldemort mirando a aquel rubio hombre en otro tiempo altanero y
despampanante, ahora empequeñecido y humilde, encogerse ante aquel grito,
Cissy miró a Draco que le susurró algo que Harry no alcanzó a entender, Eurídice
se movía por el lugar, quería ver todo desde otro ángulo. -...fallar en matar a
Dumbledore, fallar tú en obtener la profecía...es demasiado Lucius. –Voldemort
caminó hacia él, Lucius se irguió para darle frente, estaba tembloroso y
patéticamente intimidado, Narcisa se estremeció al ver que el señor de su esposo
se acercaba, Draco desde el muro emitió un gemido, pero no dijo más, entonces
Voldemort los miró con una amplia sonrisa. –Los Malfoy son una valiosa familia,
por eso he decidido darles sólo un breve escarmiento...mi fiel Lucius...eres de los
últimos sangre pura, no es prudente acabar con ello...
-¿Escarmiento? –Cissy tembló y quiso tomar la mano de Lucius, pero él estaba
sobrecogido, luego miró a su hermana, que frunció el ceño reprobando el temor
que manifestaba.
-Pero... –Lucius se movió instintivamente hacia atrás, como si deseara cubrir con
su cuerpo los de su esposa e hijo, Draco levantó la cara e intentó soltarse
moviéndose en la pared invisible que le sostenía, alcanzó a ver los rostros de
Crabbe y Goyle que no emitían ni una sola emoción, luego se volvió y topó su
mirada con la de Eurídice y Pansy, exasperado movió los labios para decirles sin
voz “Váyanse”, pero las dos negaron con fuerza, Pansy con los ojos llorosos y
Eurídice con los puños cerrados; Narcisa dio un paso hacia su hijo en un igual
intento al de su marido, no entendía aún por que Bella no intervenía en su favor. -
...señor, le he sido fiel años...muchos, le he...le he entregado mi vida... –Suplicó
asustado, Voldemort caminó hacia Lucius, soltó una carcajada y levantó su varita.
-Cierto Lucius...muy cierto... –Asintió Voldemort, Bella a su espalda miraba a su
hermana duramente, como si tratara de someterla, como si le advirtiera que no se
moviera por que la serpiente podía morderla a ella. -..por eso no es en ti en quien
descargaré mi ira para ejemplo de los demás presentes...es tu hijo Lucius, quien
recibirá el escarmiento...el pequeño cobarde habrá de ser educado...Lucius...
-¡No! –Narcisa gritó asustada, pero no funcionó su suplica, un rayo negrusco salió
de la varita de Voldemort e impactó la frente de Draco que encorvó la espalda en
un arco casi perfecto como si algo intentara desprenderlo del muro invisible en el
que estaba, no gritó, no tembló, simplemente se contorsionó como un títere que es
jalado de uno sólo de sus hilos con suma violencia, tenía la frente perlada de
sudor y una mueca terrible se dibujó en su rostro. -¡Draco!
-Señor...por piedad... –Lucius miraba a su hijo lleno de horror, el cuerpo de Draco
parecía comenzar a deshacerse, el rostro del chico manifestaba el más espantoso
dolor, pero no emitía sonido alguno, como si no tuviera control de sí mismo;
Hermione sofocó un grito y se acercó al joven, pero cuando quiso tocarlo recordó
que era un recuerdo y se limitó a pegarse los brazos al pecho y soltarse a llorar,
Ron se acercó para sostenerla; entre el publico, Harry y Ginny alcanzaron a ver
que Pansy intentaba correr hacia el chico, pero Cho y Eurídice a fuerza de
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sujetarla la contenían, Eurídice lloraba en silencio pero mantenía la mirada
clavada en Bella, que pálida, miraba el sufrimiento de su hermana y sobrino. -
...no...¡Mi hijo no!... –Lucius cometió entonces la peor estupidez, condenada por
todos los presentes con una exclamación de asombro, sacó su varita e intentó
desarmar a Voldemort. -...¡Expelliarmus! –Aquel ser no se movió, no soltó la varita,
sólo detuvo apenas la tortura, Draco dejó la molesta posición y soltó el cuerpo
pero todavía con los ojos inundados de una nube de sufrimiento que no lo dejaba
mirar y la garganta hostigada por un viento que no lo permitía emitir sonido.
-Draco...háblame...Draco...¡Dios Draco háblame! –Narcisa corrió a su lado e
intentó sacarlo del trance en el que estaba sometido, pero por más que lo llamó, él
sólo la miraba con desesperación, sin poder decirle nada.
-Lucius...¿te has atrevido a ir contra mis designios?... –Voldemort lo miró
duramente, Lucius no se acobardó, siguió apuntándole con la varita y dio unos
pasos para proteger a su familia con lo único que tenía, su vida.
-Sí señor... –Contestó sosteniéndole la mirada, con lo poco de valor que le
quedaba. -...puede descargar en mi su ira...pero a mi hijo y a Cissy...no le
permitiré que llegue a tocarles un sólo cabello...¡No a mi familia! –Exclamó, todos
guardaron un silencio de muerte, roto sólo por Bella que dio un paso hacia su
amo, en un intento vano por llamar su atención, Lucius comprendió el sentido total
de sus acciones y bajando un poco la cabeza intentó parecer humilde. –Es mi
familia señor...mi sangre, la mujer que amo y el hijo que ella me dio...yo, no
puedo...no puedo permitir que me los arrebate, es lo único que tengo...señor...son
mi vida... –Susurró, Avery soltó una carcajada, Dolohov con una sonrisa macabra
se mofó de aquello y algunos hombres lobo aplaudieron con sarcasmo, los Carrow
se pusieron a decir de ofensas a los Malfoy, mientras Narcisa sorprendida por las
palabras de su esposo, acariciaba el rostro inerte de su hijo, que memorizaba
cada movimiento y susurro en su mente, Lucius se sonrojó y bajó la cabeza
intimidado, empequeñecido; Harry miraba a todos estupefacto, Hermione había
contenido el aliento y Ron sonrió al ver que hasta los Malfoy pese a todo, eran
merecedores de algo de respeto.
-Lucius, no seas estúpido...pidan disculpas a mi señor...él es magnánimo. –Bella
miraba a la familia Malfoy con dureza, pero era obvio que ansiaba salvar de
alguna forma lo poco que se pudiera recuperar.
-No Bella...Lucius ha sido todo un valiente al enfrentarme... –Voldemort sonrió
divertido mirando al jefe de la familia, Narcisa se relajó y creyó que los dejaría ir,
Draco sin poder mover más que los ojos, miraba de un lado a otro, sentía un
miedo indescriptible, y lo manifestaba en sus miradas clavadas en sus padres y en
Pansy, Cho y Eurídice, que desde su posición esperaban en silencio, por un
momento miró Draco al vacío a su lado, como si viera a Harry, Ron, Hermione,
Ginny, Luna y Neville parados ahí siendo mudos testigos de lo que pasaba.
-Los va a matar... –Susurró Neville en aquel momento, Harry lo miró sin entender
por que auguraba aquello, Ginny se sujetó de su brazo, Luna retrocedió hacia las
sombras, Eurídice que permanecía mirando todo desde el lado opuesto es decir
desde la espalda de Bella contuvo el aire y palideció.
-...Lucius ha tenido razón Bella...el castigo no debe recaer en otro que no sea
él...después de todo... –Voldemort dio un paso hacia ellos, algunos murmullos se
levantaron, muchos creyeron que sería clemente. -...Draco aún puede ser
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entrenado...Lucius, simplemente ya no está preparado para cambiar...y como él
mismo lo ha dicho, Draco y Narcisa son su vida...pues bien... –Voldemort se volvió
a Bella y le sonrió, Cissy entendió la verdadera intención del comentario, soltó la
mano de su hijo que también había comprendido y corrió hacia Lucius, pero
Voldemort ya tenía la varita levantada. -...que pague el precio de esos
dos...¡Avada Kedavra! –Un quejido sordo del impacto en el abdomen, Lucius salió
despedido hacia atrás, girando cayó junto a Draco petrificado que no podía ni decir
ni mover nada, miró el cuerpo de su padre que cayó de lado con su larga cabellera
cubriéndole el rostro pálido, Cissy apenas había logrado rozar la túnica de su
marido, Bella se cubrió la boca con las manos, pero enseguida recobró su
apariencia dura.
-¡Dios mío! –Ginny miró aquello y tembló, Harry dio un bufido y Hermione se
tambaleó amenazando con desmayarse.
-¡Lucius! –Fue el grito desgarrado de Cissy que miró a su esposo morir en un
segundo. -¡Lucius! –Corrió rumbo a él, debía tocarlo, necesitaba tocarlo, Draco
inmóvil, hizo lo único que podía hacer, lo único que emanaba de él sin necesidad
de moverse, lloró.
-¡No! –Pansy gritó desde su lugar, había caído de rodillas, impresionada por lo
ocurrido, Cho abrazó a la Slytherin temerosa de que cometiera una locura.
-Dios... –Susurró la joven Eurídice y sus ojos se tornaron verdes, Ron la miraba,
comenzó a moverse lentamente hacia la familia, entonces los gritos de dolor de
Cissy lo inundaron todo, el silencio sepulcral que habían guardado los presentes
era roto sólo por el llanto de aquella mujer, que había levantado la cabeza de su
marido y lo abrazaba y besaba con tal desesperación que Harry sintió horror.
-¡Qué crueldad! –Hermione se acurrucó en brazos de Ron, que miraba a Eurídice,
ella sostenía la mirada fija en Bella ante ella.
-¡Lucius....Lucius!... –Narcisa miraba llena de horror aquel fatídico resultado,
Lucius con los ojos abiertos le regresaba su mirada fría hasta el límite, muerta;
Cissy cerró los ojos con fuerza y tras apretar los dientes hasta hacer que le
rechinaran se volvió llena de ira a Voldemort que miraba divertido la escena.
-Es un bastardo... –Susurró Luna sin poder contenerse, Neville le sujetó la mano,
cerró los ojos y se agachó, ya no quería ver más.
-Han visto ya lo que puedo hacer...en mi no hay clemencia y lo
saben...Colagusano... –Llamó al hombrecillo que salió de atrás de una columna
encogido y tembloroso. -...lleva el cuerpo de Lucius a fuera, luego nos haremos
cargo de él. –Voldemort se dio la vuelta para irse, Bella giró junto con él para
seguirle, muchos comenzaron a moverse, pero cuando Peter se acercó a Cissy y
Draco, ella le gritó llena de rabia.
-¡No le tocarás un pelo! –Se puso de pie dejando a Lucius a los pies de Draco. –
Usted, ¡Usted va a pagar por esto! –Narcisa sacó su varita y Bella al ver tal cosa
intentó acercársele pero Voldemort ya se había vuelto. -¡Tú vas a pagar por esto!
-¿Qué has dicho?...¿cómo te has dirigido a mi? –La miró con sus ojos rojos
firmemente, Harry supo que aquello no podía tener un buen final.
-Tu...si tú...lo mataste sin piedad...pese a que te entregó su vida, su reputación, su
trabajo, su dinero...él te entregó a su hijo para que lo volvieras un monstruo como
todos los presentes... –Narcisa estaba rabiosa, sonrojada casi hasta las orejas,
escupiendo todas las verdades de años de silencio. -...¡tu eres un maldito
133
bastardo!
-Cissy cállate. –Suplicó Bella mirándola con furia.
-...no...¡no!...he callado demasiado tiempo...mi hijo no ha podido ser lo que tu
hiciste de Lucius...mi hijo ha sufrido mucho y ahora le quitas una de las cosas que
más ha amado...tu que te dices ser el más poderoso...-Cissy no podía dejar de
hablar, ya no, Draco la miraba sorprendido, movía sus ojos implorando que ella lo
mirara, pero no lo hacía. -...lo mataste por que fue valiente y nos defendió...pero la
verdad es que lo envidiabas...
-Yo envidiar a esa basura de Lucius... –Voldemort carcajeó, Snape entró entonces
en escena y al ver aquello frunció el ceño e intentó acercarse, pero Bella le
impedía el paso.
-Sí...por que Lucius no es una basura...¡Tu lo eres! –Gritó fuera de sí misma, Bella
entró en pánico y no sabía qué hacer.
-¡Como te atreves a dirigirte a mi señor de ese modo! –Gritó Avery acercándose
violentamente, pero Voldemort movió una mano en señal de que no se
entrometiera.
-¡¿Qué has dicho?! –Voldemort encolerizado le miró lleno de odio, la mitad de los
presentes se levantó en improperios contra la mujer, Draco atado e inmóvil
comenzó a emitir quejidos que daban todavía un tono más horrible a la escena.
-Dios mío...la van a destruir... –Ginny no podía creer lo que veía, Harry intentaba
recopilar todo en su mente para no olvidarlo.
-¡Tu no le llegas ni a los zapatos a Lucius!... –Narcisa levantó su varita dispuesta a
pelear. -...¡Tu no eres ni la mitad de lo que es Draco!
-Cissy detente, no digas más... –Imploró Bella caminando hacia ella, Voldemort
levantó la varita.
-¡No eres más que un asqueroso sangre sucia! –Espetó Narcisa de golpe, todos
manifestaron su horror conteniendo el aire, Voldemort levantó la varita y apuntó a
Cissy, que dijo el único hechizo que conocía a la perfección gracias a haber
soñado tantas noches con lanzárselo. -¡Crucio!
-¡Cissy! –Gritó Bella cuando el rayo de su hermana impactó débilmente el cuerpo
de Voldemort que soltó un rugido.
-¡Avada Kedavra! –Voldemort no falló, el cuerpo de Cissy voló por los aires y cayó
a espaldas de Cho y Pansy que la miraron llenas de horror, algunos vitorearon,
otros soltaron un resoplido, Bella intentó correr hacia su hermana, pero Snape la
sujetaba de los hombros, Rodolphus llegó entonces y entre los dos la contuvieron,
estaba furiosa y a la vez tan impresionada que no sabía si gritar o llorar.
-Mamá... –Draco soltó en un susurro que le salió apenas de los labios
entumecidos, Harry lo miró asombrado, pese a estar bajo el dominio del poder de
Voldemort pudo mover a penas los labios para emitir aquello, Hermione soltó un
gemido de dolor, mientras Neville y Luna se decidían a permanecer en las
sombras.
-Bellatrix... –Voldemort la llamó, pero ella todavía demasiado desencajada, sólo
atinó a levantar la cara hacia él. -...parece ser que eres ya la única Black con
vida... –Manifestó sonriente, se dio la vuelta y se alejó del lugar, antes de perderse
de vista movió su varita sobre su hombro y Draco cayó al suelo pesadamente,
donde azorado permaneció sin poder apartar la mirada del cuerpo de Lucius a su
lado; lentamente la sala se vació del todo, sólo permanecieron ahí Eurídice,
134
Pansy, Cho, Bella, Snape y Rodolphus.
-Vamos Bella...debemos seguir. –Rodolphus la sujetó de la mano y la jaló rumbo a
la salida, Draco miraba sin comprender que no lo ayudaran.
-Bella...yo me hago cargo. –Snape asintió, Bella emprendió la marcha, pero antes
de perderse en la oscuridad como ya lo había hecho Rodolphus, se detuvo y sin
volverse exclamó.
-De una cosa sí puedes enorgullecerte, Draco... –La voz de Bella resonó fuerte en
la sala, enronquecida y ahogada, Pansy, Cho y Eurídice la miraron fijamente,
Draco se había levantado y comenzaba a mover a su padre, para acercarlo a
Cissy. -...los dos murieron quizá en el acto más grande de estupidez...pero como
todos unos valientes. –Bella no se volvió, suspiró sonoramente y a grandes
zancadas salió del lugar.
-Draco...necesito que te vayas de este sitio. –Snape lo miró fijamente, el chico no
decía nada, solo movía lentamente a Lucius rumbo a su madre. –Parkinson...usted
vendrá conmigo, tiene cosas qué hacer...Greyback, Chang...ayúdenlo, vayan a la
Mansión Malfoy y permanezcan ahí, mañana al amanecer, anunciarás el asesinato
de tus padres por no querer participar en este combate...¿entiendes Draco? –
Snape se arrodilló a su lado y le ayudó a acomodar los cuerpos en la mejor
posición posible.
-¡Quiero vengarme! –Exclamó apretando la boca como si no quisiera que aquello
saliera de su garganta.
-Pronto tendrás tiempo...yo te ayudaré...pero ahora, es necesario que salgan... –
Snape lo abrazó levemente, se volvió a Eurídice y la miró con dureza. -...¡Es que
no he hablado claro!
-Sí. –Eurídice se paró al lado de Draco, tomó a Cissy de la mano y desapareció,
Cho hizo lo propio con Lucius, Draco al verse solo se volvió a Pansy, que lo
abrazó, él asintió y desapareció.
-¿Porqué ha pasado así? –Hermione sin poder dejar de llorar preguntó a Eurídice
que miraba la escena fijamente.
-No lo sé...no tengo idea. –Contestó secamente, todo se volvió negro, Ron
extendió la mano hacia Eurídice pero ella no se acercó, aparecieron entonces en
un cementerio, pero poco común, a lo lejos veían una casa y cerca había bancas
para sentarse y fuentes.
-¿Dónde estamos? –Preguntó Harry abrazado de Ginny, ella miraba a todos lados,
las lápidas decían con enormes letras Malfoy, todas sin excepción.
-El cementerio familiar de los Malfoy...y sé qué es lo que nos quiere mostrar. –
Eurídice señaló a sus espaldas, todos se volvieron, vestido de negro, Draco de al
parecer unos 19 años miraba dos tumbas mucho más recientes que el resto, un
enorme ramo de rosas adornaba cada una, a su lado sentada en el césped, Pansy
miraba su rostro, unos pasos los hicieron volverse, Cho se acercaba vestida igual
que ellos dos totalmente de negro, pasó caminando a través de Luna, que suspiró.
-Lamento llegar tarde. –Susurró al acercarse, miró la tumba, sólo Pansy le había
mirado, Draco tenía los ojos fijos en las lapidas.
-Esta bien, Eurídice ha ido en busca de Hagen, tardará un poco. –Draco murmuró
sin apartarse de las tumbas, miraba las fechas, parecía mentira que hubiesen
pasado dos años. –Supe del entrenamiento de hace dos días.
-Casi nos mata a las tres... –Pansy se puso lívida de recordar, Cho por su lado se
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entregó a la contemplación del cielo. -...torturó a Eurídice hasta que casi perdió la
conciencia...perdí tanta sangre que tuve que mantenerme dormida hasta hace una
hora.
-Está loca...esta loca. –Cho sin mirarlos intentaba no parecer asustada, pero lo
estaba, Luna se le acercó, al verla más de cerca, notó que tenía tantos moretones
que la piel se le veía oscura.
-Está muy golpeada. –Comentó Neville cuando Luna asintió, Ron y Hermione no
dijeron nada, Eurídice se acercó a la escena y se sentó en una de las tumbas
aledañas, Ginny y Harry guardaban silencio.
-Es mi tía... –Contestó Draco, se dio la vuelta, tenía el cabello corto y los ojos
marcados por unas enormes ojeras.
-Es una maldita...está enferma...terminará por matarnos a las tres si sigue así. –
Pansy estaba sentada de forma que podía verlos a los dos, Harry distinguió que
estaba en esa posición por que llevaba la pierna derecha entablillada torpemente.
-Seríamos muy débiles. –Una figura vestida igualmente de negro salió de un
camino aledaño, al descubrirse el rostro cubierto por la capucha, vieron a Eurídice
que llevaba un ojo morado y el labio roto, caminaba cojeando y en apariencia
estaba exhausta.
-Habla por ti sola. –Escupió Pansy con profunda molestia, Eurídice le miró con una
sonrisa triste.
-Ella sólo quiere que seamos las mejores. –Murmuró mirando a Draco que asintió.
-Si estamos muertas jamás lo seremos. –Refutó Cho sin mirarla, seguía con los
ojos fijos en el cielo. -¿Dónde está Hagen?
-En Albania, con los hombres lobo...ya le he advertido que debe seguir así...sin
buscarme o intentar acercarse...por ahora es lo mejor. –Contestó Eurídice
mientras se sentaba al lado de su yo adulta, se movió la túnica para mirarse la
pierna, llevaba el pantalón desgarrado y una tremenda mancha de sangre le
sobresalía en la mezclilla.
-No ha cerrado aún... –Comentó Draco mirándola fijamente, Eurídice negó con
tranquilidad.
-Se las arregló para que no cierren...experimenta con nosotras... –Pansy sonrió,
luego soltó una carcajada. -...¡La muy perra!
-¡Respétala! –Eurídice gritó, Cho se volvió a las dos y les miró con reprobación,
Draco sonrió mordazmente, Pansy la miró con odio, ella se volteó y le negó su
mirada.
-Claro...olvidé que hay que tratar bien a tu mami...¿cierto? –Pansy sonrió, Eurídice
sacó la varita, pero Draco la contuvo.
-No estamos aquí para resolver problemas entre nosotros...estamos aquí por que
es tiempo de decidir... –Las miró duramente, Cho cruzó los brazos y miró a los
tres, Eurídice por su lado volvió a sentarse, Pansy sonrió y bajó la mirada.
-Cuenta con Hagen y conmigo...queremos venganza...y la tendremos. –Miró a los
tres fijamente, Cho sonrió, Draco asintió y Pansy abrió la boca para hablar.
-Pese a todo cuanto ha pasado...estoy dentro...quiero la misma venganza que
ustedes...y creo que será divertido. –Pansy sonrió mirando malignamente a Draco,
le tomó la mano y él la miró sonriente.
-En cuanto a mi...asegúrenme que me dejarán torturarlo hasta que me canse y no
lo pensaré dos segundos... –Cho miró a Draco que asintió. -...se han ganado una
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socia. –Sonrió Cho y comenzó a alejarse caminando entre las tumbas.
-Más que eso...nos hemos ganado una venganza segura. –Eurídice sonrió, soltó
una carcajada y con un ¡plop! desapareció del lugar.
-Todo saldrá bien...no te preocupes. –Pansy susurró a Draco que le tomó la mano
con fuerza y se volvió a la tumba, Harry se acercó para ver los nombres, cuando
unos nuevos pasos llamaron su atención.
-Han visto suficiente... –Draco adulto apareció a su lado, movió la mano y todos se
encontraron de nueva cuenta en la sala, Eurídice miró al chico y cabizbaja sin
decir nada a nadie comenzó a alejarse rumbo a la puerta. -...tienes lo que querías
Harry...¿te basta con eso?
-Yo.. –Hubiera querido disculparse, pero al tiempo que quería hacerlo, no sabía
por qué hacerlo.
-Iré a mi taller...en el jardín...¿me acompañas Draco? –Eurídice salió sin decir
nada, Draco le siguió no sin antes mirar a Hermione con una sonrisa triste, se
fueron dejando a todos sumamente incómodos.

Entre jardines y pociones


-Esta es una de las únicas cosas que le admiro a Draco... –Cho recostada en un
esplendoroso diván blanco, placidamente miraba a los jardines. -...él si que sabe
cómo descansar.
-Querrás decir que tú sabes cómo descansar. –Pansy la miraba desde la sala,
sentada ante un majestuoso piano, pasaba las manos por las teclas blancas,
pensando en lo afortunada que había sido siempre al ser bien recibida en aquella
casa, pese a nunca terminar como la dueña y señora de la misma.
-Parecen demasiado relajadas las dos. –Hagen entró en el aposento, vestía una
camisa de seda blanca con un chaleco negro, pantalones negros y zapatos
resplandecientes, con un libro en mano, fue a sentarse entre las dos, justo en la
puerta de la sala a la terraza, se acomodó en el sillón, sacó sus gafas y se puso a
leer sin decir nada más, Cho lo miraba de reojo.
-¿De quién heredaste los ojos azules Hagen? –Preguntó Cho al cabo de un rato,
en el que Pansy, demostrando habilidad había comenzado a interpretar A Elisa, en
el piano.
-Mi madre los tenía a penas un poco más oscuros que los míos... –Contestó sin
apartar la mirada del libro y sonriendo al recordar a su madre.
-Eurídice tiene los ojos castaños y el pelo igual...heredó eso de tu padre...¿cierto?
–Cho miraba los pavo reales que se paseaban en los jardines, parecía mentira en
toda aquella tranquilidad el hecho de que el país estuviera siendo en aquel
momento sometido bajo el poder de los mortífagos.
-Cierto...ella es idéntica a mi madre...pero heredó muchos rasgos de papá. –
Murmuró con el ceño fruncido, no sabía a dónde quería llegar Cho, Pansy tocaba
al piano emotivamente, como si nada le importara, pero escuchaba atentamente.
-Ya lo ves Pansy...si tienen suerte, podría salirles un bebé rubio de ojo azul...no
habría gran diferencia de uno de Draco...bueno si no cuentas las garras. –

137
Comentó sonriendo, miraba al cielo, el piano sonó fuertemente, Pansy había
golpeado las teclas para volverse sonrojada y molesta hacia Cho, Hagen bajó el
libro para ver a la ex Ravenclaw fijamente, la idea de ser el premio de consolación
de Pansy era casi como haberle disparado una bala de plata directo al pecho.
-¡Maldita sea!...deja de querer emparejarnos Cho... –Soltó Pansy molesta, miró a
Hagen con sonrojo y volvió al piano, pero por más que comenzaba uno y otro
tema, no podía seguirlo, el comentario le había turbado, Hagen por su lado intentó
seguir leyendo, pero cierto era que desde hacía tiempo, no apartaba la mirada de
Pansy, era obvio que Cho lo notara.
-Me he topado con Krum el otro día Cho. –Soltó Hagen al ver que Pansy
enfurecida iba a la terraza a sentarse en otro diván al lado de su amiga. –Me
preguntó por ti.
-¿En serio?... –Cho levantó una ceja y se removió en el diván para volverse hacia
los dos, Pansy había cruzado la pierna y sonreía por el efecto del comentario, pero
ella no quiso darle el gusto de molestarse, se limitó a mirar a Hagen sin expresión
alguna.
-Krum eh... –Comenzó Pansy divertida, Cho lejos de intimidarse se volvió a ella y
sonrió alegremente, Pansy sonrió más y le guiñó un ojo con malicia.
-Hace unos meses, ¿recuerdas el viaje de “negocios”?... –Cho hizo una mueca
divertida al decir negocios y con disimulo señaló su muñeca. -...me lo topé y me
invitó a ver uno de sus entrenamientos...es un chico agradable...pese a sus gustos
de mujeres...Hermione no me parece de lo mejor, eh... –Cho volvió a acomodarse,
Hagen la miró con interés.
-Y ese entrenamiento era de quidditch...¿o de algún otro deporte Cho? –Pansy le
preguntó insidiosamente, Cho se incorporó de golpe mirándola fijamente, Hagen
soltó una carcajada.
-No es gracioso, lobezno. –Soltó la oriental enfadada, él sacudió la cabeza, Pansy
lo miraba feliz del efecto de su comentario en alguien.
-Dejen de pelear chiquillas...mejor díganme a quién le debo el placer de que mi
hermana me vaya a hacer tío. –Hagen las miró recargando los codos en sus
rodillas, Cho dio un resoplido y volvió a acostarse, Pansy sonrió malignamente.

-Mira esto... –Le mostraba, sostenida entre la punta de unas pinzas, aquella rama
que para él no tenía sentido. -...es perfecta... –Sonreía, él no entendía nada y
fingiendo mirar la rama, clavaba sus ojos grises en sus ojos castaños, ella miraba
sólo la rama, divertida, emocionada, casi feliz. -...si la coloco de esta forma... –
inclinó la rama hacia la derecha, con el nacimiento del lado izquierdo. -...es
perfecta para frenar en seco, sin riesgos y de forma exacta.
-¿A sí? –Preguntó simulando interés, ella dio la vuelta a la rama y la puso del lado
contrario, él fijo nuevamente su mirada en ella, sonreía, con un raro brillo en los
ojos, “es el bebé” se dijo calmadamente.
-Pero si la pongo así...será perfecta para brindar velocidad.... –Eurídice bajó la
varita y se ajustó las gafas, no acostumbraba usarlas más que para el trabajo o las
largas horas de lectura, consideraba vergonzoso que la vieran con gafas, sobre
todo si le bastaba sacar su lobo interno para ver mejor que cualquier humano,
exactamente la misma situación de su hermano, y en arrogancia, la de su madre
en vida. -...la usaré en la escoba de Hermione, le dará estabilidad, velocidad y un
138
frenado perfecto.
-Qué bien. –Draco se alejó de ella, fue directo al viejo columpio y se sentó a mirar
las flores, un cultivo de mandrágoras crecía a pocos metros, más allá distinguió
algunas jaulas con murciélagos y serpientes, las mandrágoras amenazaban ya
con llegar a la pubertad, del otro lado el Lazo del Diablo se movía amenazador,
más allá, Eurídice cultivaba lo único que él no comprendió del todo hasta ese
momento, cerezos.
-¿Qué piensas hacer ahora que lo saben? –Eurídice continuaba trabajando,
estaba concentrada en unir la ramita; mientras con la varita la “soldaba”, con la
otra mano giraba el mango, la escoba estaba perfecta, la miró llena de orgullo.
-No sé...pero una cosa sí te digo...no quiero que esté cerca de mi. –Contestó
apesadumbrado, Eurídice levantó el rostro y se quitó las gafas lentamente, eran
delgadas de montura cuadrada, las puso a su lado y sonrió.
-Eres el hombre más tierno que hay...la amas, pero no permitirás que sea feliz a tu
lado, ¿para qué si tal vez sufra?... –Sonrió sarcástica, haciendo una mueca de
sufrimiento. -...cambié de opinión, cásate conmigo...huyamos juntos y di que el
pelirrojo que voy a parir es tuyo, ¿si? –Sonriente se levantó y puso la escoba de
Hermione en la vitrina, luego tomó la de Ron y se volvió a sentar.
-No estoy para tus estúpidos chistes Eurídice...ni siquiera es gracioso... –Draco se
volvió a mirarla con dureza, pero luego sonrió, necesitaba hacerla entender. -
...¿qué harás tú con Ron?, ya que te crees tan experta, dime cuál es tu plan. –
Preguntó sonriendo, se preparó para soltar la carcajada cuando ella dijera que se
casaría con el pelirrojo.
-Sencillamente lo que sea mejor para mi bebé, alejarme y tenerlo en un sitio
seguro...he tomado una decisión importante...¿qué tal te sientes hoy para hacer
una poción? –Preguntó mientras volvía a ponerse las gafas, levantó una ceja
esperando la respuesta, él inclinó la cabeza al lado izquierdo.
-¿Qué poción? –Susurró, presentía que aquello sería un nuevo problema,
conociéndola sería uno enorme. -¿Qué loca idea se te ha metido ahora? –
Interesado la miró fijamente, ella sonrió mientras hacía venir a ella una lata de
barniz, no contestaba así que volvió a preguntar. -¿Qué poción?
-La que salvará a mi bebé de esto... –Eurídice comenzó a dar la última barnizada
al mango de la escoba, era lo último que hacía falta para que estuviera terminada,
guardó silencio pensando en eso, las tres escobas de los tres amigos estaban
listas, a las otras les faltaba poco, casi había terminado su trabajo, ¿sería aquello
una señal?

-Todo listo...El Profeta es tuyo, El Quisquilloso ya ha sido acallado, fue sencillo


con la desaparición de Xenophilus y Luna...cada estación del Radio mágico ha
sido controlada, no hay nada que temer. –Snape se sentó a su lado, estaban en la
sala del Wizengamont, Bella miraba a la arena, concentrada en el sitio donde la
habían condenado tiempo atrás, sonrió.
-Necesito que vayamos por él. –Susurró secamente, pensaba en mil cosas, la más
presente Rodolphus.
-Lo sé...prepararé al mejor grupo de mortífagos. –Snape se inclinó un poco para
verla a los ojos.
-No quiero apresurarlo, necesitamos a los mejores y las mejores condiciones. –
139
Bella tenía la mirada clavada ahora en sus manos, justamente en el anillo de
matrimonio en su dedo. –No quiero correr riegos Severus.
-Lo sé y entiendo...pero si esperamos, damos tiempo a Potter y los Weasley de
moverse...Granger podría estar ahora mismo ingeniando una buena
defensa...pese a que son pocos, no debemos arriesgarnos. –Snape había
desviado la mirada, mantenía su atención en el techo, intentando pensar
claramente.
-No importa...cuando él vuelva se hará cargo...adelantamos esto por que se nos
dio la genial oportunidad del evento de Granger, pero adelantar el traslado, no se
me hace la mejor idea... –Bella se volvió a Severus y sin pudor alguno lo abrazó
fuertemente, él sorprendido permaneció con los brazos abiertos sin saber si
corresponder o no. -...creo que es mejor esperar un poco...sólo un poco más...de
las tres Cissy era la paciente, ¿sabes?...Dromeda y yo éramos demasiado
impacientes.
-¿Cuánto hay que esperar? –Snape tembloroso la abrazó apenas, no quería
tocarla demasiado, aquella mujer lo imponía sobre manera, al tocarla se dio
cuenta de cuan helada estaba, frunció el ceño intrigado, era la segunda vez que lo
notaba.
-Un par de días, quizá una semana o dos. –Contestó lentamente, cerró los ojos
intentando imaginar que era Rodolphus a quien abrazaba, pero no funcionaba, por
que Severus no se le parecía en nada, absolutamente en nada.
-Te parece dos semanas. –Comentó sin soltarla, entendió que después de todo,
Bellatrix al igual que Cissy, Dromeda o la propia Lily, era una mujer, ella asintió sin
decir más. –Avisaré a todos que necesitamos asumir el control de todo de
inmediato...procura descansar, duerme, te hace falta.
-Hace mucho que yo ya no necesito dormir, Severus. –Contestó ella tristemente,
quiso retenerla y preguntarle a qué se refería pero Bella salió en aquel momento,
en la puerta la miró encontrarse con Dolohov, los dos se alejaron y él les perdió de
vista; decidido desapareció del lugar, para aparecer ante las esculturas de la
entrada a su ex sitio de trabajo, entró en los terrenos de Colegio, ignoró las
miradas de los alumnos que recién volvían de sus vacaciones y se internó
pasando por entre las enormes puertas de entrada, McGonagall enterada de su
llegada salió a su encuentro.
-¿Algún mensaje que deba darme Snape? –Preguntó sin moverse del pie de la
escalera, él la miró.
-Ninguno...simplemente he de entrar en su oficina. –Contestó secamente, ella
frunció el ceño e intentó analizar sus facciones en la búsqueda de la intención de
aquella visita, pero no la encontró.
-Venga. –Contestó, no había forma de revelarse contra él, no con aquellos dos
aros de humo azuloso rodeando sus muñecas mientras se sujetaba la falda para
no tropezar; lo guió por los pasillos y escaleras, ante la estatua, dijo la contraseña.
-¡Dulce de leche! –La estatua se movió como tradicionalmente hacía y ella
permaneció ahí esperando a que él subiera, antes de verlo desaparecer, lo llamó.
–Snape...¿podría decirme que han hecho con esos chicos?...¿qué fue de Potter,
los Weasley, Longbottom y Lovewood? –Preocupada lo miró, algo le decía que él
le contestaría.
-Han muerto profesora...eso es lo que supongo. –Contestó tristemente, sin
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volverse a verla, ella ahogó un grito cubriéndose la boca con ambas manos.
-Y Granger...ella... –Comenzó con la voz temblorosa.
-Ha sido la primera en caer...lo lamento, Minerva. –Contestó cabizbajo, ella cerró
los ojos y hubiera deseado tanto matarlo que tuvo que contener las ganas
apretándose los dedos.
-Juro...le juro Snape...que pagará por la vida de esa chica con lágrimas de
sangre...a ella la he querido como a una hija, y esto no va a pasar por
alto...¿entiende? –Ya sin contenerse, llorosa y rabiosa lo sujetó de la solapa,
Snape la miraba.
-Lo sé...pero no se preocupe... –Snape sonrió, se inclinó un poco para susurrarle. -
...el hecho de que este muerta, no impide que regrese...volverá y encontraremos
remedio a todo...es cuestión de paciencia y fe. –Snape la miró sonriente, Minerva
no entendía, por un momento creyó que se burlaba, pero algo en sus ojos la hizo
darse cuenta que no era así.
-Viven... –Susurró ella, como si necesitara que el dijera que sí.
-Sí alguien viene a buscarme...estoy en el despacho del director. –La primer
palabra la había dicho en otro tono muy distinto y apretando la mano de ella con
insinuación, Minerva asintió, necesitaba tomar aire y sentirse a salvo, al menos
hasta que su mente le explicara que había sido todo aquello.
-Se los diré. –Dijo mientras andaba por el pasillo a grandes zancadas, Snape entró
en el despacho y no paró hasta llegar al cuadro del Profesor Dumbledore.
-Profesor...necesito hablar con usted. –Snape se sentó en el asiento del director y
esperó, el cuadro estaba negro, era una habitación llena de raros artefactos
envuelta en la oscuridad de una noche obligada por las cortinas puestas, entonces
una vela se encendió y en seguida un par de ojos azules se asomaron tras un
biombo, los ojos en un principio adormilados brillaron de emoción y la borla de un
gorro de dormir cayó cerca del ojo izquierdo.
-Severus, te esperaba. –Sonrió el anciano hombre al salir y encontrarse con
Snape, que suspiró con alivio y sonrió muy a su pesar.
-Profesor, son cerca de las ocho...¿se acuesta tan temprano? –Preguntó
insidiosamente, el cuadro fue llenándose de luz lentamente, Dumbledore se sentó
en su cama, se metió las pantuflas y fue hacia Severus caminando sonriente, tomó
una silla y se sentó ante él.
-Ha habido mucho movimiento hoy en el Colegio Severus, Azkaban es una
locura...el Ministerio está aún peor. –Contestó sonriendo todavía. –Y bien...es
momento, ¿no?
-Sí...es momento. –Contestó bajando la cabeza, pero la sonrisa no se borró un
segundo de su boca.

-¿Qué hacemos ahora? –Neville miraba a Harry fijamente, sentía muchas cosas,
entre ellas temor, su familia entera estaba por ahí desprotegida, conociéndolos
debían estar llamando a las puertas de Azkaban para preguntar si él estaba en
una buena celda.
-No lo sé...no tengo idea. –Contestó Harry secamente, en aquel momento, una
sombra cruzó el pasillo y permaneció ante la puerta sin decir nada.
-Hagen... –Luna murmuró mirándolo fijamente, el chico sonriente se acercó a
todos, tras un momento de mirarlos, abrió la boca.
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-Hola...soy Hagen Greyback...antes que nada, Ginny... –Llamó a la pelirroja que
sorprendida lo miró sonriente. -...puedes enviar tu patronus a tu madre...está
preocupada, la lleve a una cabaña en Albania, Fleur y Bill están con ella, Charlie y
tu padre están en Azkaban, pero por ahora no hay de que temer, los gemelos y
Percy lograron salir del país...ya envié a alguien de mucha confianza para que los
guíe a Francia...Luna, envíale el tuyo a tu padre...Cho logró enviarle un traslador y
enviarlo a España a tiempo...parece que está preocupado... –La pelirroja y la rubia
asintieron rápidamente y fueron rumbo a la ventana. -...pero procuren que no
llamen la atención, no queremos que sepan que ustedes están refugiados en casa
de dos mortífagos... –El chico sonrió, mirando a Neville y Harry, Ron y Hermione
se acercaron.
-Hagen...hermano de Eurídice... –Harry intentaba comprender.
-No sabía de tu existencia...creí que era sólo un rumor. –Neville no sabía si
agradecerle.
-Pues ya lo ven...soy real... –Hagen se volvió a Hermione. –Intentamos hacernos
cargo de tus padres pero parece que tu los tienes bien protegidos. –Comentó
sonriendo.
-Eso intento, hechizos temporales y especiales les protegen...si me siento en
grave peligro, mis defensas para con ellos se activan por cierto tiempo. –Dijo
Hermione mirándolo fijamente, con el ceño fruncido, dos rayos de luz golpearon
las pupilas de todos, señal de que las chicas ya habían enviado sus patronus.
-Hagen...gracias por salvar a mi madre...te lo agradezco enormemente. –Murmuró
Ron tendiéndole la mano. –Te debo una hermano... –Sonrió amigablemente.
-Me debes dos en realidad... –Hagen lo miró sonriente, sin aviso previo le soltó un
puñetazo directo a la nariz, Ron cayó al suelo y permaneció ahí golpeándolo con
el puño, le había roto el labio y sangraba; Hermione intentó sostenerlo, Hagen
sacudió la mano con dolor, cuando se volvió Harry y Neville le apuntaban directo a
la yugular. -...fue él quien embarazo a mi hermana fuera del matrimonio...¿es mi
derecho partirle la cara no?
-Tu hermana no es precisamente una santa. –Soltó Hermione molesta, Hagen le
miró fijamente. –Bien podría decirte un par de cosas sobre ella.
-Tu tampoco eres una virgencita...señorita amante del Jefe del Departamento de
Cooperación Mágica Internacional... –Hagen sonrió, Hermione se sonrojó de tal
forma que no podía articular palabra para defenderse; Harry le clavó la punta de la
varita a Hagen, Neville soltó un bufido. -...aquí ninguno es un santo...tú eres el
hombre más cobarde que conozco, permanecer bajo el hielo tanto tiempo... –Soltó
una carcajada Harry recordó a Fenrir Greyback, luego se volvió a Neville. -...tú, ¿le
dijiste a tu novia que oras todos los días por que sea más normal?... –Miró a
Neville, Ginny y Luna se acercaban. –...y tú, pelirroja, no me hagas comenzar
contigo...en cuanto a ti, Luna eres la única con buena salud mental, ¿cierto?
-Eso creen algunos. –Contestó la rubia campantemente, sacó una paleta de
caramelo macizo y se la metió en la boca con una sonrisa.
-¿Qué haces aquí? –Harry lo miraba con poco aprecio, el chico sonrió.
-Es mi casa...ustedes son los intrusos. –Comentó socarronamente.
-Eurídice nos trajo...ella nos dio asilo. –Contestó Ginny molesta, se acercó a Harry
que asintió.
-Basta de peleas... –Ron se puso de pie. -...hasta cierto punto has tenido razón en
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partirme la cara...merecido me lo tengo. –Ron sonrió mientras Hermione le daba
un pañuelo, Hagen sacó su varita tan rápido que cuando Neville y Harry lo notaron
ya había apuntado a Ron.
-¡Episkey! –La sangre del pelirrojo se detuvo, en seguida la herida cerró y su nariz
volvió a la normalidad. –Bien, hecho esto, debo irme...mi hermana me ordenó
quedarme en otro sitio...y a la mayor se le obedece...con permiso... –Caminó
rumbo a la puerta, todos le miraban. -...se quedan en su casa...en cuanto a ti,
Ronald Weasley...más te vale que la respetes y te decidas de una buena vez, a mi
la castaña también me enciende...pero ella no es mi hermana. –Sonrió antes de
desaparecer en el pasillo, Hermione seguía roja como un tomate.
-¿Lo enciende? –Neville se quedó perplejo luego de escuchar el ¡plop! y miró a
Harry que se encogió de hombros.
-Se refiere a cuando un hombre siente que se le levanta el... –Comenzó Luna
sacándose la paleta de la boca.
-¡Sé a qué se refiere amor! –La cayó Neville, Harry se había vuelvo a verla lívido
ante la idea de que se pusiera a explicar tal cosa.
-Atrevido... –Soltó Hermione molesta dándole la espalda.
-Es un grosero... –Comentó Ginny, Harry a su lado asintió, Neville con el ceño
fruncido las apoyó a las dos, Ron sonreía y Luna lo imitaba.
-Creo que es muy simpático... –Concluyó la rubia, Ron la miró con aprobación, un
segundo después mientras todos volvían a sus asuntos, se acercó a Hermione y le
tomó la mano. -...necesitamos hablar.
-Sí... –Los dos salieron de la pequeña sala, Harry y Ginny emprendieron la
inspección de la casa, sentían que necesitaban salir, dieron con la cocina y
permanecieron ahí con Drepell el elfo, que cocinaba la cena.
-Estás preocupado. –Luna le pasó el dedo índice a Neville por la arruga que se
formaba entre sus cejas, arruga que se hacía profunda lentamente. -¿Quieres? –
Le ofreció de su paleta, él negó tristemente.
-Mi abuela... –Comenzó ahogadamente. -...la conoces es muy posesiva y
preocupona...mis padres en San Mungo...no me agrada nada esto.
-Entiendo...necesitas relajarte amor... –Luna lo abrazó fuertemente, él sonrió
abrazándola. -...ella estará bien, nunca he conocido a nadie tan terca como ella,
no será alguien fácil de vencer...en cuanto a tus padres...veremos la forma de
sacarlos de San Mungo...
-Gracias...¿sabes?...-La miró de reojo. -...nunca antes me habías dicho amor... –
Comentó divertido por lo raro que sonaba en su voz aguda y parsimoniosa.
-Es cierto...siempre hay una primera vez... –Dijo encogiéndose de hombros, luego
se acurrucó en él, pero luego levantó la cabeza. -...¿en serio oras por que sea
más como los demás? –Le preguntó mirándolo fijamente.
-Yo... –Neville se rascó la nuca con molestia, ella frunció el ceño acentuando sus
rasgos locos. -...lo lamento, pero a veces, me afecta que la gente te señale...creo
que lo haces para dañarlos y me preocupa que por dentro sufras, Luna.
-¿Sufrir? –Luna se quedó perpleja, bajó la cabeza para pensar lo que diría, por
que ella no creía ser una mujer que sufriera. –Yo no sufro Neville...de ninguna
forma...bueno...hay una... –Se quedó callada mirando al vacío.
-¿De qué forma? –Preguntó Neville mirándola fijamente.
-Cuando creo que te señalarán y criticarán por que estás conmigo. –Confesó
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bajando la cabeza, se recargó en el pecho del chico.
-Eso a mi no me importa...a mi sólo me importas tú y nadie más. –La abrazó con
fuerza y besó su cabeza, ella carcajeó y se prensó de él, sofocado por el abrazo y
lo fuerte que aquella niña podía ser, correspondió riendo.

-Ha llegado el momento...¿no? –Ron la miraba de reojo, fingía mirar el piso


mientras caminaban por el largo pasillo, pero lo cierto es que la veía a ella, a ella
que antes era su mundo, y hoy era como una amiga, la mejor, la única.
-Creo que sí...nunca me imaginé pasando esto. –Hermione lo miraba sin tapujos,
creía que aquello era mejor que fingir que nada pasaba, sabía que él la miraba
atentamente, intentó parecer seria, pero hasta cierto punto aquello era divertido,
sonrió.
-¿Cuándo inició? –Preguntó deteniéndose en un rellano del camino, había un
enorme cuadro de una noche de luna llena, en un bosque a orillas de un lago, se
veían dos sombras que identificó como Eurídice y Hagen, le pareció horroroso
captar la imagen de los dos en una de esas noches.
-Creo que fue la mañana que me perdí...la mañana que apareció Harry...-
Hermione miraba el cuadro, pese a las dos figuras que ella reconoció como Ivana
y Fenrir, miró con atención la luna y el lago, era hermoso. -...supe que lo amaba.
-Por eso me lo dijiste aquella noche... –Ron sonrió tristemente, aquella chica
estaba segura ya de lo que sentía, él seguía sintiendo miedo.
-Sí...por eso... –Hermione le tomó la mano. -...y tú vas a ser padre. –Sonrió
mirándolo a los ojos. –Entonces todos los rumores, lo de la playa, lo de verlos
juntos por los rincones, era cierto. –Comentó como no queriendo la cosa, Ron
asintió.
-Cierto...y también es cierto que voy a tener un bebé. –Comentó sonrojado y
sonriente, la abrazó, ella correspondió igual, se sentía bien el ser amigos
simplemente otra vez.
-Un bebé que podría ser un pequeño lobito... –Hermione sonrió, él asintió. -
...tendrás que andarte con cuidado, no vaya a ser que te muerda. –Le guiñó un
ojo, Ron la abrazó con fuerza.
-No importa...no me molestaría ser un hombre lobo, no si tengo una buena
familia...Hermione pese a todo, te quiero...quizá no como pareja, pero siento
grandes cosas por ti...eres mi amiga, la mejor... –Ron sonriente la miró a los ojos,
ella sonreía interesada en escucharlo. -...voy a estar siempre para ti, para
apoyarte en todo...pese a que estés enamorada de ese rubio desabrido. –La miró
cómicamente, ella le dio una palmada en el pecho, él fingió dolor.
-Cuidado con lo que dices eh...podrá ser rubio y tal vez desabrido algunas
veces...pero es mí, rubio desabrido... –Los dos emprendieron el camino y se
toparon con las puertas del jardín, alcanzaron a ver las cabezas de Eurídice y
Draco, la primera inclinada sobre la mesa concentrada en su trabajo, sólo
Hermione la había visto antes con gafas, Ron frunció el ceño al verla así; él
mirando de pie los cerezos del jardín, se volvió un poco a Eurídice para
comentarle algo, que ella respondió sin apartar la mirada de su mesa. -...quizá
debamos hablarlo.
-Definitivamente. –La tomó de la mano y entraron al jardín, Draco se volvió al
escuchar los pasos, Eurídice no apartó la mirada de su trabajo.
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-¿Pasa algo? –Eurídice sin apartarse de la escoba de Pansy, a la que estaba
fijando con fuerza el mango, se refirió a los dos, pero no los miró un momento,
continuaba pendiente del pegado de la madera, como si intentara darle vida a
algo. –Lo que necesiten pueden pedirlo a Drepell, está para servirlos...ya le he
dado la orden...la cena estará pronto, la casa es suya...bueno sólo la parte velada
con magia.
-No es eso...es que necesitamos hablar. –Hermione miró a Draco, que tomó su
bastón del respaldo de la silla de Eurídice y se acercó a los dos, Ron le miraba
tranquilamente.
-¿Con los dos? –Preguntó el rubio, Ron negó fuertemente con la cabeza,
Hermione miró a Eurídice, ella seguía trabajando, al final logró poner el mango y
con una radiante sonrisa, se volvió a los dos, presurosa se quitó las gafas y las
guardó en el bolsillo de su suéter seriamente, como si temiera perderlas.
-Me temo que quieren hablar con uno a la vez...-Eurídice se puso de pie, sonriente
al ver que Draco apretando el bastón con fuerza miraba a Hermione, ella tomó la
mano de Ron. -...ven, tú me tienes que ayudar a buscar algo.
-Claro... –Ron soltó a Hermione y caminó siguiendo a Eurídice, quiso volverse a
verla, pero ella miraba fijamente a Draco que a su vez mantenía la frente baja para
no verla. -...suerte. –Susurró antes de salir, Draco levantó la mirada para mirarlo,
Hermione se sonrojó como una niña.
-Parece que has cometido una travesura...¿qué es lo que tienes que decirme? –
Preguntó secamente, caminó rumbo a la vitrina de cristal donde las escobas
reposaban, las tres terminadas, las otras esperaban la última mano.
-Tenemos que hablar...es necesario. –Susurró ella acercándose un poco, apoyó
sus manos en el respaldo de la silla, intentando desviar atención sobre el
empedrado o la mesa, pero él se había propuesto mirarla y no planeaba dejar de
hacerlo.
-Y...¿de qué tenemos que hablar? –Draco se volvió a un cultivo de manzanilla,
entretenido se puso a mover las florecillas.
-Yo necesito saber... –Intentó expresarlo, pero sentía una rara opresión en el
pecho, se sentía nerviosa y asustada, angustiada incluso, sentía que de un
momento a otro alguien llegaría a matarlo a él frente a sus ojos y jamás podría
perdonarse el no haberle dicho nada.
-Tú necesitas saber...-Continuó Draco sin apartar la mirada de la manzanilla, el
aroma le llegaba y por un momento imaginó a Hermione de blanco con un gran
ramo de flores, y mucha manzanilla aromatizando todo a su alrededor, se
reprendió por el pensamiento y sacudió la cabeza, ella continuaba callada,
decidido se volvió. -...¿qué quieres saber?
-Necesito que me digas...¿porqué dejaste a Pansy? –Preguntó tomando aire con
fuerza, de tal forma que casi no se le escuchó la pregunta, Draco con el ceño
fruncido y la cabeza gacha descifró lo dicho y la miró fijamente.
-Te lo he dicho...por que amo a Eurídice. –Confesó algo irritado, ahora que lo
pensaba, Eurídice era una gran chica, pero no del todo su estilo...o quizá
demasiado su estilo.
-¿Es esa la única razón? –Preguntó Hermione moviendo las manos
nerviosamente, quería hacer la pregunta más directa, hacerla más cerrada para
que no pudiera contestarle más que negando o afirmando y no quedarse a
145
medias, pero no podía, él la imponía y la hacía sentir nada estando así de
indiferente.
-No... –Suspiró, ahora que lo pensaba no tenía caso mentirle. -...no es la única
razón. –Se le acercó y le pasó la mano lentamente por la barbilla, ella cerró los
ojos instintivamente y unas ganas de besarla lo inundaron pero se contuvo. –
Eurídice siente algo por Ron...quizá sea amor...no sé qué, pero eso me ha abierto
los ojos.
-¿A qué te refieres? –Susurró Hermione mirándolo fijamente.
-Creo que... –Comenzó, tenía la boca seca y para decidirse a decirlo tuvo que
tragar saliva con fuerza. -...creo que estoy perdidamente enamorado de alguien
que no es ella.
-Enamorado... –Hermione no pudo evitar sonreír, es que el roce de su mano cerca
de su barbilla, el sentirlo tan cerca por primera vez concentrados en algo que no
fuera desnudarse el uno al otro fue de lo más grato que había sentido nunca. -
...¿de quien estás enamorado Draco? –Preguntó casi por obligación, él la miraba
de una forma tan tierna y tan bella que pensó que miraba a alguien más; es que
no podía ser que él, Draco Malfoy mirara así a Hermione Granger, eso era
imposible, por que ella era una sangre sucia y el odiaba eso.
-Yo estoy enamorado de... –Draco la miró, luego miró sus labios y simplemente no
pudo contenerse tenía que besarla, ¡ya!, ahora, tenía que tenerla tan cerca que
pudiera sentir su respiración, se le acercó más para poder besarla; torpemente tiró
una maceta sobre los zapatos de la chica que soltó un gritillo al sentir el golpe del
barro romperse sobre ella, asustado miró al suelo y trató de disculparse, la había
dañado y eso lo sacó de sus pensamientos. -...¡Perdóname! –Estiró las manos y
se agachó para recoger los restos de la maceta.
-Espera... –Lo detuvo antes de que se agachara, sonriente lo miró a los ojos. -
...déjalo...prefiero que no me dejes plantada en esto... –Decidida debido a sólo
Merlín sabe que cosas, lo tomó por las mejillas y lo besó, bebió sus labios como
nunca lo había hecho, en largas noches de pasión, jamás lo había besado así;
Draco asombrado la tomó por la cintura y le correspondió con todo lo que tenía,
quiso ahogarse en ella, embriagarse de ella, pero el recuerdo de su condición lo
hizo soltarla bruscamente para mirarla a los ojos con profunda preocupación.
-Estar conmigo te va a destruir... –Le dijo mirándola fijamente, sentía tanto miedo
de lo que podía pasar cuando se dieran cuenta que ella era la mujer que amaba,
la mujer de su vida, sus ojos temblaban pasando de los labios a la nariz, de los
ojos a su frente, ella estaba ahí a merced de lo que le deparara el destino a él. -
...estar conmigo te va a destruir Hermione. –Repitió para convencerla a ella y a sí
mismo.
-Estar sin ti ya lo hace... –Contestó Hermione seriamente, él frunció el ceño e
intentó negar, pero ella ya lo había vuelto a besar pasando sus manos por su
cuello para apretarlo contra sí; sabía que intentaría alejarla, pero era ahora ella
quien no se lo permitiría, por que como ya le había dicho él antes, sí se iba, lo
extrañaría demasiado.

-Huele bien... –Comentó sonriente, con la cabeza apoyada en su mano recargada


en la mesa de la cocina, Harry le acariciaba la cabeza tiernamente.
-Gracias señorita, cocino el favorito de la Señorita Greyback...conejo. –Comentó el
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elfo sonriente, Harry al escuchar aquello miró y Ginny y los dos sonrieron, luego
ella se quedó seria.
-Ella está bien...Eurídice y Hagen se han encargado de ello. –Harry susurro a
Ginny que miraba fijamente a Drepell mientras cocinaba, sabía que estaba
pensando en Molly y no la culpaba, él también estaba preocupado; la chica se
volvió a mirarlo, pero pasó algo extraño, a Harry le pareció que sus ojos no tenían
brillo alguno, asustado le tomó la mano.
-¿Pasa algo? –Preguntó ella cuando él se puso a mirarla con el ceño fruncido
sumamente alterado y se le acercó para tomarle la temperatura de la frente, cosa
que a ella le hizo gracia. -¿Qué haces? –Preguntó riendo, él le tocaba la frente y la
mejilla, luego la tomó de la mano para sentirle el pulso. -¡Oye! –Dijo cuando el
chico le revisó el párpado con fijeza, haciendo que ella se sintiera observada por
un médico poco experimentado.
-Tus ojos...tus ojos... –Harry intentaba darse a entender pero ni él mismo
comprendía lo que había visto, era imposible, era como haber visto la mirada
muerta de Cedric. -...tenías esos ojos... –Los mismos de Dumbledore, los de Sirius
al cruzar el arco.
-Esos ojos...¿de qué hablas?...te sudan las manos, ¿estás bien? –Ginny
extrañada le tomó las manos con fuerza.
-Es que... –Intentó mirarla nuevamente, pero sus ojos parecían ya totalmente
normales, ella sonreía mirándolo como a un chiquillo que dice haber visto algo raro
bajo su cama.
-No pasa nada...fueron ideas tuyas, todo está bien. –Sonrió divertida con su
expresión contrariada, luego con el dedo índice le levantó las gafas y lo miró. –Ya
ves mejor ¿cierto?
-Sí...-Respondió él sin comprender su error, ¿tan enfermo estaba mentalmente
que soñaba con tales cosas?, el frío, sus ojos, aquello le alteraba los nervios. -
...júrame que te sientes bien...dime que nada malo pasa contigo y que te sientes
bien. –Pidió en tono de súplica pegado a su rostro, ella le miró seriamente, luego
le besó la nariz y le susurró.
-Te juro que estoy bien...sólo algo exhausta por lo de anoche...pero nada que una
buena noche de sueño y los brazos fuertes y abrigadores del niño que vivió no
puedan remediar. –Lo tomó de los brazos y le hizo pasarlos por su cuello, él
suspiro tranquilo y la besó en la nuca y volvieron a observar a Drepell cocinar;
pero Ginny no estaba del todo tranquila, eran ya demasiados indicios de que el
momento de la confesión se acercaba, sintió un escalofrío y para compensarlo lo
hizo abrazarle más fuerte, él no se negó. –Un momento... –Comenzó sonriente.
-¿Qué pasa? –Preguntó Harry mirándola.
-Tú ya no eres más el niño que vivió... –Comentó sonriente, él frunció el ceño. -
...ahora eres el hombre que vivió. –Lo abrazó fuertemente y él asintió.
-Muy cierto...a mis 25 dudo que alguien crea que sigo siendo un niño. –Confirmó
divertido por la idea.
-Y yo estoy para atestiguarlo...no eres ningún niño. –Sonrió pícaramente y lo besó
en los labios sonriendo, él la imitó, ya no estaban tan preocupados.

-Linda biblioteca... –Comentó mirando los enormes estantes, sobre la chimenea


esperaba ver un cuadro, pero lejos de encontrar eso, vio ahí colgado algo que le
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llamó mucho más la atención, una enorme fotografía de Fenrir, Ivana, Eurídice y
Hagen, éstos dos últimos tenían alrededor de 6 y 5 años respectivamente; Hagen
sonreía alegremente sentado en el regazo de Ivana que lo miraba y le pasaba la
mano por el cabello, él aplaudía y le mostraba una pelota de colores; Eurídice por
su lado permanecía sujeta en brazos de Fenrir, que la miraba sonriendo, casi
enternecido, mientras ella le mostraba sus colmillos y garras como un leoncito que
muestra sus pequeños rugidos lleno de emoción, Fenrir carcajeaba y la sostenía
en brazos sobre su cabeza, mientras ella carcajeaba, luego los cuatro se miraban
unos a otros y veían al fotógrafo. -...una fotografía mágica...es muy linda...
-Es la única que mi padre concedió se nos sacara juntos... –Murmuró Eurídice
buscando en un estante. -...mi madre mandó que se ampliara y la puso aquí para
recuerdo.
-¿Recuerdo? –Preguntó Ron mirándola fijamente.
-Sí...un recuerdo de la familia feliz que podíamos haber sido. –Contestó luchando
por sacar un libro, que entregó a Ron, luego fue a otro estante y sonrió al
encontrar el que necesitaba. -¿Qué tan bueno es tu latín?
-Ah...-Ron la miró indeciso. -...pues, pésimo en verdad. –Confesó sonrojado,
¿aquello sería una prueba?
-Bien, no importa...el mío no es tan malo. –Eurídice sacó el libro y le sopló para
quitarle el polvo, Ron la siguió a la mesa y se sentó al lado de ella, que sacó las
gafas y lo miró seriamente.
-¿Te importaría no decir a nadie que uso gafas? –Le preguntó sonrojada, él la
miró sorprendido, luego sonrió divertido con la idea y asintió.
-¿Qué tiene de malo que las uses? –Preguntó sonriendo y mirando cómo se las
ponía, esa chica era un estuche de gracias.
-Nada...simple vanidad. –Confesó y se las acomodó, luego buscó una página del
libro, pidió a Ron con un movimiento el que él sostenía y lo abrió.
-¿Qué buscas exactamente? –Preguntó interesado, pegando la barbilla a la mesa
para mirarla hacia arriba, ya que ella parecía muy atenta a la lectura.
-Una poción envejecedora. –Contestó quedamente, pasando su índice por las
páginas lentamente. –Pero no una cualquiera.
-¿Qué tipo de poción envejecedora? –Preguntó extrañado, tenía un mal
presentimiento.
-El tipo de poción envejecedora que no daña a los bebés. –Contestó
tranquilamente, él levantó la cabeza rápidamente y la miró asustado.
-¿Qué planeas hacer? –Preguntó alarmado al escuchar bebés y daño en la misma
frase.
-Terminar de una buena vez con esto... –Eurídice no levantó la mirada de los
libros que leía alternativamente.
-¿A qué te refieres? –Preguntó asustado con el ceño fruncido y la mirada
preocupada.
-Voy a cortar esto de tajo Ron...eso es todo...terminaré con esto antes de que sea
tarde. –Concluyó Eurídice, Ron sintió que la sangre se le iba al piso.

Cuenta regresiva

148
-¡¿Qué demonios piensas hacer?! –Alterado al punto de pasar del pálido al rojo, la
tomó por la muñeca y la levantó al tiempo que él hacía lo mismo.
-Ron me lastimas. –Eurídice lo miró fijamente, él estaba asustado, y ella
sobrecogida le miraba.
-Pero...¿qué no te das cuenta de lo que me has dicho? –Ron la miraba sin
comprender, tirando la silla que los separaba se acercó a ella y tomándola por los
hombros la acercó y la hizo mirarle.
-¿Pero a que te refieres?...Ron, ¿qué fue lo que me entendiste? –Eurídice lo
miraba fijamente, intentaba leer en sus ojos azules, pero sólo veía un miedo
desesperado.
-Tu intentas terminar con esto...¡quieres acabar con el bebé! –Espetó
impresionado de que ella no lo aceptara, jamás la creyó capaz de eso, dolido
imaginó mil cosas, no podía ser, ella no podía ser así.
-¡Te has vuelto loco! –Gritó asustada por que la creyera capaz de semejante cosa.
-¡Eso es una monstruosidad! –Eurídice se llevó las manos al vientre, como si
quisiera evitar que el bebé escuchara.
-Pero... –No comprendió, la fue soltando de a poco y la miró todavía sin entender.
-He dicho que quiero acabar esto de una buena vez por todas, pero no matando a
mi hijo...-Eurídice lo miró mientras él se sentaba lentamente y tomaba aire
aliviado. -...nunca haría algo que dañara a mi bebé.
-Dios... –Ron se pasó las manos por el rostro y se recargó en la silla para respirar
mejor.
-Tonto...jamás dañaría a mi bebe, nunca...yo sólo quiero lo mejor para él... –
Eurídice volvió a sentarse y tras mirar a Ron un momento que se volvió a verla con
la mirada endurecida, se regresó a la lectura. -...mi hijo es lo más importante,
jamás le haría daño alguno, yo sólo quiero protegerlo.
-Deja de decir “mí hijo” –Susurró Ron mirándola seriamente, ella levantó la mirada
para verlo a los ojos.
-¿Perdón? –Preguntó quitándose las gafas, era una alucinación o él realmente
estaba dispuesto a aceptar al bebé.
-A menos que puedas decirme que no soy el padre...dirígete a él como “nuestro
hijo” –Contestó Ron con la voz ronca y firme, ella ablandó el gesto y sonrió
tristemente.
-No planeo exigirte nada...eres un chico comprometido, cuando estuve contigo
jamás te pedí algo...es mi responsabilidad. –Susurró Eurídice tratando de parecer
convincente, pero Ron le tomó la mano que tenía sobre el libro y se la sujetó.
-Yo ya no estoy comprometido... –Respondió secamente sin manifestar nada más
que seguridad, ella levantó las cejas sorprendida y se recargó en su asiento con la
otra mano sobre el vientre. -...es mío...y tuyo...es producto de algo muy grande e
intenso que sentimos en aquel momento...algo que no supe descifrar pero que
ahora entiendo... –Ron la miró fijamente. -...ese bebé es de los dos y sobre él, los
dos, juntos, vamos a decidir.
-Ron no quiero que te sientas atado...Hermione y tú... –Comenzó pero él sonrió
negando con la cabeza, lo miró.
-Ya no hay más Hermione y yo...ahora es sólo Hermione y Draco...y Eurídice y
yo... –Contestó Ron sonriente, luego se puso de pie y se arrodilló a su lado. -
...¿has pensado en nombres?
149
-Yo... –Eurídice se quedó pasmada, Ron le puso la mano en el vientre sonriendo y
mirándole como si esperara que la tela de su blusa se abriera para dejar salir al
bebé. -...en realidad no.
-Yo sí... –Ron se sonrojó un poco pero luego se sentó en el suelo acariciándole
todavía el vientre. -...¿te gusta Albert?...es buen nombre y queda con Arthur. –El
chico la miró sonriente, Eurídice se estremeció, era una rara sensación que nunca
había sentido, sin saber porqué carcajeó.
-Es lindo sí. –Contestó dejando de lado el libro y volviéndose a Ron. -¿Para niña
has pensado ya alguno?
-Pues pensé en Anna... –Ron se llevó la mano a la barbilla. –Imagínalo...Anna
Weasley...¿suena lindo no? –Reía de tal forma que Eurídice se enterneció y supo
que era verdad, amaba a Ronald Weasley más que a nada, el bebé había sido la
bendición perfecta para abrirle los ojos.
-Anna Minerva Weasley me gusta más. –Comentó agachándose, él le miró
inclinando la cabeza a un costado.
-Mmm...suena raro, pero qué más da...le diremos Anna todo el tiempo. –Contestó
sonriente, Eurídice carcajeó divertida y él la miró.
-Albert Weasley eh... –Comentó luego poniendo su mano sobre la de él en su
abdomen, como si supiera, dentro de ella se armó tremendo alboroto que Ron
abrió los ojos como platos mirándola. -…creo que el nombre le gusta.
-¡Se mueve! –Gritó Ron y sin quitar la mano se levantó mirándola impresionado,
sin decir mucho la tomó en brazos y la sacó corriendo de la biblioteca mientras ella
carcajeaba. -¡Oigan! –Salió gritando por todos los pasillos, Draco y Hermione se
asomaron y se les unieron en la sala, Ginny y Harry llegaron luego. -¡Se
mueve!…mi hijo se mueve… -Luna se acercó sonriendo. -…mira Luna,
aquí…toca… -Le puso la mano a la rubia donde se sentía el movimiento, ella
sonrió.
-Ronald, apenas y se siente algo. –Comentó la rubia algo decepcionada mirando a
Neville.
-Tiene apenas un par de meses, no esperarás que ya patee… -Comentó Neville
divertido.
-Le daré a Eurídice un amuleto… -Luna se buscó en los bolsillos de la túnica,
Neville se llevó la mano a la frente. -…así estará seguro y no le pasará nada.
-Dale lo que quieras…pero seguro estoy de que se mueve Luna…¡él se mueve! –
Exclamó contentó hasta las lágrimas, Eurídice miraba a Ginny que sorprendida por
la revelación intentaba aclarar su mente. -¡Ginny mira se mueve, siéntelo!
-Ron…tranquilo… -Eurídice lo miró que corría a tomar a su hermana y la hacía
poner la mano sobre el abdomen de Eurídice, Ginny en un principio renuente, vio
a Hermione contenta con Draco mirando la escena y se sintió mejor.
-¿Qué se siente? –Harry preguntó para darle ánimos, ella lo miró sobrecogida,
pero sonrió.
-Es cierto…se siente algo… -Confesó sonriente, el pelirrojo asintió emocionado.
-¿Lo ves?…¡Hermione! –Gritó viendo a la castaña que carcajeó de verlo tan
contento y emocionada aplaudió.
-Excelente Ron… -Comentó ella acercándose a Eurídice para tocarle el hombro.
-Felicidades. –Manifestó Draco, Ron sonrió, Harry se acercó y le dio un abrazo,
Neville lo imitó, al poco todo era festejo.
150
-Felicidades también a ustedes. –Murmuró Eurídice tomando la mano de
Hermione, ella sonrió satisfecha, aquel era un buen día pese a todo.
-Oye Draco… -Ron se acercó al chico y le miró seriamente, todos se quedaron
asustados por lo que pasaría, Draco le miró fijamente. -…siento haberte dado esa
golpiza hermano. –Comentó rascándose la nuca, Draco sonrió.
-Descuida…todo olvidado ¿no? –Preguntó tendiéndole la mano.
-Todo amigo…todo. –Ron le tomó la mano y lo jaló para abrazarle, Draco
sorprendido se quedó perplejo un momento, luego correspondió.

-Perfecto…si están las cosas así Dolohov, no tengo nada más que decir si no que
todo va a pedir de boca. –Bella miraba los mapas y las listas de los aprendidos.
-Sólo falta un lugar por resguardar. –Comentó Avery que salía de la oscuridad
para acercarse a los dos.
-¿Y qué sitio es ese? –Preguntó Bellatrix sin mirarle siquiera, lo consideraba tan
poca cosa que no quería mirarlo.
-San Mungo. –Refirió el hombre mirándola con una gran sonrisa que ella ignoró
por completo.
-Es un hospital Avery. –Murmuró Dolohov algo extrañado por su propuesta de
atacar un sitio de reposo.
-Cierto…pero ahí están los padres de Longbottom…¿quieren a Potter? –Avery
estaba inundado de una rara hilaridad. –Asusten un poco a las palomas a su
alrededor.
-Me temo Avery que no todas las palomas afecten a Potter igual. –Mencionó
Dolohov con comicidad, una risa llegó desde el otro lado de la habitación, los
Carrow se acercaban. –Además de que Longbottom es una especialmente grande
desde mi punto de vista.
-Es muy tonto atacar precisamente un sitio lleno de nuestras víctimas, Avery. –
Alecto lo miró sonriendo con ironía, Avery no se incomodó.
-No lo es del todo...si lo hacemos, apuesto mi cabeza a que Lovewood y
Longbottom saldrán de su escondite y vendrán corriendo a nosotros como gatitos
hambrientos. –Avery miró a Bella con tal seguridad que Dolohov se temió que ella
aceptara.
-Atacaremos San Mungo. –Murmuró Bella, Avery sonrió e infló el pecho mirando a
los otros con autosuficiencia. –Pero no hoy...esperaremos un par de días, que los
aurores tomen aire, que los pobres inocentes crean que el rumor que hemos
hecho correr sobre su muerte es verdad...entonces, cuando aparezcan, los
mataremos de la forma más terrible, como ratas cobardes que huyeron a la menor
oportunidad. –Bella estaba radiante de felicidad, Avery asintió sorprendido por tal
plan malvado, Dolohov frunció el ceño impresionado y los Carrow aplaudieron con
solemnidad, Snape entró en aquel momento.
-En cada revista se ha publicado la muerte de los traidores... –Les arrojó sobre la
mesa que tenían enfrente un ejemplar de El Profeta, en él aparecía en primera
plana una fotografía de Ron y Hermione sobre tremendos charcos de sangre, en el
costado superior derecho, la fotografía de una Ginny derribada al lado del cuerpo
en apariencia sin vida de Neville, todo bajo el encabezado “Caen muertos los
principales traidores a la Sangre, el Ministerio es noble otra vez, nuestro fin es
limpiar de corrupción el medio: Bellatrix Lestrange, Suplente de Ministro de Magia”
151
-...en algunos sitios se han puesto de luto. –Sonrió irónico, Avery dio un resoplido
de molestia.
-Buenas fotografías...esos de El Profeta sí que saben como hacer una imagen
falsa. –Comentó Alecto, su hermano a su lado sonrió mirándola.
-Sí, son muy hábiles...pero miren ésta, es mejor... –Snape soltó el ejemplar de
último minuto de El Quisquilloso, Bella carcajeó, en portada, Luna Lovewood
aparecía atada de pies y manos con grilletes, mientras Harry Potter aparecía
sobre el suelo siendo presionado por el zapato puntiagudo de Bellatrix; el
encabezado decía: “Han caído los alborotadores, no más temor, no más represión,
el Mundo Mágico a salvo del fanatismo y la provocación”
-Eso es genial. –Carcajeó Bella divertida, Potter lucía en la foto como un chiquillo
llorón que busca a su madre.
-Han sido muy accesibles. –Snape la miró sonriente, Avery asintió y Dolohov
sonrió de mala gana, el crédito se lo llevaba por completo Bella.
-Pero eso no quita la posibilidad de que haya ilusos que no crean esta verdad. –
Comentó Dolohov de mala gana.
-Esta verdad es la del nuevo gobierno Dolohov...a quien no le guste... –Bella lo
miró fijamente, él tragó saliva. -...que se lo diga al gobierno. –Comentó con una
sonrisa tranquila.
-Muy cierto Bella...muy cierto. –Snape sonrió, aquello era gracioso en verdad.
-Snape, envía lechuzas a las Flores de Lazo del Diablo, diles que se tomen la
semana, avisa igual a Draco, ustedes... –Señaló a los demás. -...prepárense de la
mejor manera, ha llegado el momento, estaremos pronto listos para el regreso de
nuestro señor, él volverá pronto y necesitamos un buen sitio en el cual recibirle. –
Bella sonrió sentándose en una silla cercana, todos asintieron y se fue cada uno a
controlar su sitio, sólo Snape permaneció a su lado, llamó una lechuza y la envió a
Draco, con el informe que le habían ordenado.
-Una semana... –Comentó mientras cerraba el sobre.
-Sí Severus...una semana. –Contestó ella sonriendo, él no la miró pensaba en
cosas que necesitaba organizar en esa misma semana, sin que ella le
descubriera.

-¿Dónde está Cho? –Preguntó entrando en la sala, Pansy miraba la chimenea


concentrada en las figuras en las llamas.
-Está en casa...ha ido a ver a sus padres, para cerciorarse que están bien. –
Contestó mientras atizaba las llamas sin volverse a mirarlo.
-Luces cansada...¿porqué no duermes?...son cerca de las nueve. –Intentó
acercarse, pero un aroma raro le impregnó el olfato, ella lo rechazaba sin moverse
siquiera, imposibilitado para hacer más, se quedó helado.
-No quiero dormir...he ordenado a Calpy que haga la cena...es probable que Draco
no vuelva esta noche. –Soltó apesadumbrada, soltó el atizador en su base con
molestia y recargó la frente en el marco de la chimenea.
-Es probable sí. –Murmuró mirándola fijamente, habría querido tocarla, sólo un
momento, pero la última vez que lo había intentado terminó con un corte profundo
en el brazo izquierdo, cicatriz que no intentó borrar, igual que su hermana,
pensaba que aquellas marcas eran recuerdos de algo, bueno o malo. -Vamos
entonces a comer ¿quieres?
152
-No...no contigo. –Pansy le miró profundamente, con la barbilla alta y los ojos
serios, él sintió dolor, ¿en dónde? Imposible de saberlo.
-Pediré entonces que te sirvan...yo esperaré aquí. –Contestó entrecortado
andando rumbo a la puerta, ella no hizo por detenerlo. –Pansy...
-¿Qué quieres? –Preguntó molesta, ahora lo miraba con desprecio, le recordaba
tantas cosas que no quería saber más de él, precisamente de él.
-Yo jamás hice nada para dañarte...yo no intenté dañarte. –Manifestó
apesadumbrado, ella lo miró con una sonrisa molesta.
-Lo sé, y sé que tampoco intentaste no hacerlo...y lamentablemente, no soy de las
que olvidan Hagen...yo no olvido. –Susurró divertida de darse cuenta que se
vengaba de la mejor manera de él, hiriéndole donde más le dolía, despreciándolo.
-Aquella noche, intenté defenderte...¿lo sabes? –Preguntó seriamente, subiendo el
tono de voz, ella tenía, debía comprender.
-¿Defenderme? –Preguntó llena de hilaridad. –Eso no fue defenderme...¿desde
cuando defender a alguien es entregarla a su suerte?
-No quise hacer eso...ella te torturaría, te mataría, a menos que se te pusiera una
mejor prueba. –Comenzó furioso de que no pudiera darse cuenta de sus
intenciones. –Sabía que encontrarías el modo de salvarte de los hombres lobo y lo
hiciste...venciste a esos cinco con los ojos cerrados y volviste graduada.
-Ella es una maldita perra que merece morir en lo profundo del infierno, sí regresé
graduada, pero vacía...regresé sin alma, matar me dejó sin alma, ella me
vació...¡Ella y la estúpida de tu hermana y la idiota de Cho! –Gritó encolerizada,
Hagen dio un par de pasos hacia ella y la tomó por la barbilla.
-Cuidado con tu boca. –Susurró apretando los dientes para contener las ganas de
cortarle la piel. -¿Cuál fue el error de Eurídice y de Cho?...¡¿Cuál?!...¿Cumplir con
la prueba antes que tú?...¿lograrlo sin tener que matar a nadie?...tu necesitabas
hacerlo, era tu vida o la de ese animal. –Hagen la miraba frustrado, ¿porqué se
empeñaba tanto en menospreciarse, en destruirse?
-Pero era un humano, una persona que podía haber tenido familia, sueños...¡yo no
tenía derecho!... –Estaba rabiosa, no entendía porqué el insistía en hablar. -...tu
hermana era una estúpida a la que creí mi amiga, pero no fue capaz de
ayudarme...ve en lo que me convirtió Bella, en una asquerosa asesina...por ella
maté por primera vez, por la estúpida de Bellatrix, que me embaucó con la idea de
complacer a Draco y a mi familia...ellos me volvieron el monstruo que soy... –
Espetó dolida hasta la medula, sin tocar a Hagen. -...primero me humillaron ante
mis padres, ¡Ella nunca sería una buena mortífaga!, escupió Bella aquella noche
entre los mortífagos, ante los ojos de mi padre y los de Lucius, humillándome y
menospreciándome, ¿y qué hizo tu hermana?, callar, no dijo nada, calló cuando
debió defenderme, entrenó y se volvió un buen prospecto, la favorita de
Bella...¿crees que es sencillo ver en los ojos de tu padre que no eres lo
suficientemente buena para la familia?... –Lo miró llena de rabia pero sonriente a
la vez de descubrir en sus ojos dolor. -...¿crees que es sencillo ver cómo lo
humillan por que su hija no ha tenido el valor de volverse una mortífaga?
-Jamás pensó eso de ti...se cortaría un brazo para sacarte de esto. –Susurró
molesto, haciendo que ella se despegara del piso, levantándola con una sola
mano de la barbilla, subiéndola a su altura. -¡Tus padres no te pidieron que lo
hicieras!...¡Esa fue tu elección!
153
-Ellos necesitaban algo que les devolviera el orgullo de ser Parkinson...ellos
necesitaban a alguien poderoso que presumir, pues bien..¡aquí me tienen! –Pansy
carcajeó ante la cara pasmada de Hagen.
-Estás enferma. –Le dijo arrastrado las palabras para herirla más, pero ella no
sentía dolor, se regocijaba de ver que lo afectaba. –Son tus padres...te aman.
-Ellos aman a la mortífaga por que les da poder...aman a la que se volvió de hielo
y les da renombre... –Pansy lo miró sonriendo, pero con los ojos llenos de
lágrimas, él la bajó mirándola con tristeza. -...tu hermana, cuando le pedí a Bella
que me aceptara quiso detenerme y yo casi la mato por entrometerse...y cuando
llegó el momento, cuando intenté volverme mejor que ella, me tendió la
mano...Cho quiso ayudarme a salir de esto...pero desprecié su ayuda... –Lo miró
sonriendo como una enferma. -...por que soy Pansy Parkinson y yo
jamás...¡escúchalo bien!...jamás me rebajaré a pedirle ayuda a alguien.
-Necesitas aceptar que no estás sola en esto ni en nada...necesitas saber que no
eres invencible y que a veces también necesitas un pecho en el cual llorar. –
Susurró Hagen sonriendo tristemente, también sus ojos se llenaron de lágrimas. -
Parece que te odiaras...
-Es verdad...es eso lo que siento...yo nunca...nunca hasta que pueda deshacerme
de Bellatrix...nunca hasta que pueda matarla con mis propias manos y vengarme
de lo que me hizo...podré aceptar que no estoy sola. –Susurró conteniendo el
llanto hasta el límite de sentir que se le paraba el corazón.
-Es que no entiendo qué te hizo Pansy...¿porqué logró que te despreciaras tanto?
–Confesó Hagen mirándola sobrecogido, la tomó por la nuca y le exigió una
respuesta con sus ojos azules.
-Me volvió como ella. –Contestó Pansy ahogando el gemido, él la tomó con
brusquedad y la pegó a su pecho, ella lloró a gritos, ahogándolos en el abrazo que
él le dedicó, el lloró en silencio y se juró, que la sacaría de aquel hoyo, aunque le
costara la vida.

-¿Pasa algo? –Hermione lo miró fijamente, mientras abría el sobre, leía y luego lo
volvía a cerrar.
-Es una nota buena...parece que esperaremos una semana para el siguiente
paso...mi tía nos ha dado descanso a los cinco. –Comentó con el ceño fruncido
guardándose la carta para que no la mirara.
-¿Cinco? –Preguntó en un susurró los demás caminaban rumbo al comedor, la
cena se había servido.
-Parece que Eurídice, Cho, Pansy, Hagen y yo podemos descansar un par de
días. –Comentó sonriendo, quería aparentar tranquilidad.
-¿Ah sí? –Preguntó Hermione interesada, él no solía sonreír de esa forma, había
algo de falsedad en el gesto.
-Sé que piensas que te miento, pero no es así... –Comentó sonriendo
socarronamente, luego la tomó de la mano. -...es sólo que aún no me acostumbro
a contarte todo.
-Mmm...no te creo. –Sonrió Hermione guiándolo a la mesa, donde Ron intentaba
ver el abdomen de Eurídice, que ya le daba el cuatro manotazo en diez minutos.
-Haces bien. –Concluyó él, tomaron asiento y todos cenaron juntos, habrían
terminado de comer, felizmente de no ser por que la chimenea arrojó con fuerza
154
llamas color esmeralda y una figura envuelta en su túnica entró presurosamente,
Eurídice conjuró sólo sabe Merlín qué, que al momento, todos a excepción de
Draco y ella, fueron a quedar pegados como moscas en las paredes, donde
sintieron un raro escalofrío que les anunció se habían vuelto invisibles; Draco
movió la varita y antes que la figura se descubriera, cada plato que no fuera de los
dos se esfumó en la mesa sin ruido alguno, como si ésta estuviera hecha de agua.
-¿Quién es?....¿porqué te presentas de esta forma en mi casa? –Eurídice le
apuntaba con la punta de la varita, Ginny metida entre la chimenea y un estante
de libros, intentaba no respirar, Harry la miraba desde una incómoda posición
metido bajo un espejo.
-¡Muéstrate! –Draco le apuntó, estaba dispuesto a matarle, Neville había ido a dar
a la puerta y doblado esperaba en la parte superior del marco.
-Pareciera que temen que vea algo. –Bellatrix se descubrió el rostro lentamente,
Eurídice abrió los ojos con asombro desmesurado y presta hizo aparecer su túnica
y su antifaz y se cubrió con ellos, Draco al mirar que era su tía quiso volverse a
Hermione, que permanecía escondida bajo una vitrina, casi pegada al suelo, pero
se lo pensó y sonrió a la visitante.
-Esconder algo...¡Bah!... –Exclamó con cinismo. -...es sólo que las cosas no están
para que no sintamos seguros...no con lo que nos hicieron esos malditos. –
Comentó divertido y sin el menor respeto por la recién llegada se sentó
nuevamente y siguió comiendo.
-¿Cena romántica? –Preguntó Bella mirando la mesa, un platón de fresas y las
dos copas de vino, además de los dos platos con pasta y carne sobrevivían a la
desaparición del resto de las cosas, pegada al techo, Luna miraba la cabeza de
los tres presentes.
-Nada de eso, señora Lestrange. –Contestó Eurídice mirando a Ron con disimulo,
él estaba en la peor posición de todos, había ido a dar justo bajo la mesita del té,
pero de tan mala suerte que sus piernas no llegaron a tocar el muro y
permanecían extendidas amenazando con tirar a Bella si pasaba por ese sitio. –
Comemos simplemente.
-Sí, claro... –Bella la miró fijamente, Eurídice hizo una reverencia, Bella sonrió. -
¿Dónde están los demás?
-En mi casa... –Draco se limpió los labios con la servilleta y le contestó, intentaba
eliminar la tensión que Eurídice no podía mitigar, pese a ser buena actriz, las
piernas de Ron la tenían en jaque. -...creo que Pansy duerme...Cho, no sé...pero
están allá con Hagen.
-¿Y porqué estás tú aquí? –Preguntó dando unos pasos para acercarse a Draco,
pero en dirección a Ron, que apretando los labios e inflando las mejillas
aguantaba el miedo de que lo pisara.
-Cacé conejo. –Soltó Eurídice de golpe con una enorme sonrisa. –Hace dos días
en la luna llena...así que lo traje para que Drepell lo preparara e invité a Draco a
probarlo para festejar. –Comentó sonriendo, Bella le hizo una seña de que podía
quitarse el antifaz y ella lo hizo rápidamente. -¿Porqué no cena con nosotros? –
Eurídice movió la silla que tenía enfrente, necesitaba evitar que ella siguiera
caminando.
-¿Conejo? –Preguntó Bella interesada, Ginny no podía más, necesitaba moverse
un poco, la presión en su cuerpo era demasiada.
155
-Sí...conejo...es muy sano y nutritivo. –Comentó Eurídice con la boca seca, pero
de forma tan normal que hasta Harry se sintió con ganas de probar de nuevo el
conejo.
-Bien...no veo que hay de malo si pruebo un poco. –Bella se dirigió al asiento que
le ofrecían y se sentó, Draco la miró con un asentimiento y siguió comiendo,
mientras Eurídice salía rumbo a la cocina por un plato para su invitada.
-¡Como si te interesara que sea sano! –Carcajeó Draco, a Bella le hizo gracia por
que también rió con ganas
-Aquí está...espero que le guste. –Eurídice le puso el plato enfrente y resignada a
seguir la treta se sentó a comer con ellos, Neville miró a Harry que levantó la
cejas, Luna sobre sus cabezas miraba moviendo la cabeza de un lado a otro como
si aquello fuera un simple juego.
-Veamos... –Bella clavó el tenedor con fuerza en la carne y comió el primer trozo,
luego con los ojos cerrados expresó su aprobación en un gemidillo que hizo que
Ron hiciera una mueca de desagrado. -...está perfecto... –Bella siguió comiendo y
Eurídice sonrió a Draco algo más tranquila, ahora era sólo cuestión de paciencia,
él levantó la copa y brindó con ella. -...y dime Draco... –Bella lo miró mientras se
llevaba un nuevo trozo de conejo a la boca. -...¿algún prospecto ya para el
matrimonio? –Miró a Draco sonriente, con el tenedor dentro de la boca, Eurídice
carraspeó un poco y el rubio algo más pálido que de costumbre, bajó su copa con
lentitud.
-Pues no, ninguno...además no creo que sea de tu incumbencia. –Espetó
sonriente, solía ser lo más mordaz que se pudiera con ella, la detestaba desde lo
ocurrido a sus padres y planeaba dárselo a entender.
-Granger es demasiado lista para ti....podría engañarte a la primera oportunidad. –
Contestó Bella sonriendo, mientras agregaba algo más de pimienta a su plato,
Hermione ahogó un grito y Draco contuvo la respiración buscando la forma de
sacar su varita sin que ella lo notara.
-¡Qué demonios! –Eurídice se quedó lívida, entonces, Bella carcajeó y Draco pudo
ver que tenía los ojos raramente rasgados.
-¡Cho! –Gritó el rubio poniéndose en pie, Bella seguía carcajeando y movía la
cabeza, hasta que poco a poco lentamente fue desapareciendo todo rastro de la
Lestrange, para dejar sólo los rasgos de la Chang.
-No puedo creer que hayan caído...fue tan cómico ver cómo se sentaban a comer
conmigo. –Cho no podía dejar de reír.
-¿Te has vuelto loca? –Eurídice le miró fijamente, Draco movió la varita y todos
cayeron de sus incómodas posiciones.
-Eso fue espantoso. –Ginny estirando los brazos para recuperar la movilidad miró
a Cho con molestia.
-Lo espantoso es que me di cuenta a la perfección que estaban todos sentados a
la mesa...¿se dan cuenta lo estúpido que fue sentarse a comer como si afuera no
pasara nada? –Cho los miró con reproche, Eurídice bajó la mirada, tenía toda la
razón.
-Es cierto...fue una estupidez. –Admitió Eurídice mirando a Draco que asintió.
-Y bien...supongo que saben que estamos ya en cuenta regresiva. –Cho los miró,
Draco asintió.
-¿Cuenta regresiva? –Harry quiso intervenir, no sabía mucho de lo que estaban
156
hablando.
-Sencillamente, Bella quiere que vayamos por algo importante...dentro de una
semana, nos moveremos...por ahora estamos esperando. –Cho se sentó, los
demás la imitaron.
-¿Algo importante? –Neville preguntó mientras los platos de todos reaparecían en
la mesa, Luna comenzó a comer sin esperar a nadie más.
-Creo que se trata de una caja, o algo así. –Contestó Cho que volvía a comer,
Hermione se volvió a Ron, que a su vez miró a Harry, él sabía de lo que se
trataba, no era una caja cualquiera...era la caja.

Seis meses, dos días, tres horas


-¿Podrías quedarte? –Preguntó Eurídice a Cho, luego de que comieron, estando
todos tomando café en la sala interior en la zona velada de la casa, un sitio
seguro; las dos estaban ante la chimenea del comedor.
-¿Pasa algo? –Preguntó Cho dejando de ponerse la túnica de viaje y mirándola
fijamente.
-Necesito tu ayuda con una poción. –Confesó mirando el marco de la chimenea.
-Pero si tú eres buenísima para pociones...-Cho la miró con sorna, mientras
tomaba su túnica e intentaba ponérsela, Eurídice no le ayudaba. -...¿porqué
necesitas mi ayuda?
-La poción está en latín...-Comentó en un susurro casi imperceptible, Cho la miró
fijamente, la chica sabía que su latín era bueno, así que buscó otra opción. -...y
además, necesito alguien que sepa de magia oriental.
-¿Oriental? –Cho la miró ya seriamente, lo gracioso se estaba esfumando. -¿Para
qué quieres eso?
-Necesito tu ayuda...¿me la darás? –Eurídice la miró, Cho frunció el ceño
incómoda por no saber más. –Tras el tiempo que pasamos en Tokio, aprendiste
un poco más de ciertas cosas que yo, necesito tu ayuda en eso.
-No...no si no me dices qué pasa...no voy a arriesgarme a una locura como la
anterior. –Cho la miró duramente.
-Lo anterior fue...una metida de pata... –Eurídice sonrió mordazmente mirando a
otro lado. -...una broma en realidad. –Eurídice rió con ganas.
-Claro que no...¡eso no fue una metida de pata!... –Cho sonrió insidiosamente. -
...clarito me acuerdo que lo planeaste así...Pansy no te lo perdona.
-Escucha, Hagen es mi hermano...ella es la mujer que ama...-Eurídice levantó una
ceja en un gesto de malignidad. –...no me vas a decir que no funcionó.
-Funcionó, pero Pansy entregándose a Hagen víctima de una poción mal hecha no
me parece lo más sano. –Cho la miró seriamente. –Y él tampoco parecía contento.
–La miró, Eurídice asintió.
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-Vamos Cho...¿olvidas la ves que Pansy me puso veneno de ortiga en el té? –
Eurídice sonrió. –De no ser por que soy mitad hombre lobo, estaría muerta.
-Tenía el antídoto a la mano. –Cho carcajeó encogiendo los hombros.
-Y la vez que te puso una cobra en la cama...¿también tenía el antídoto a mano? –
La castaña miró a la oriental fijamente a sus ojos rasgados, ésta inclinó la cabeza
a un lado.
-De acuerdo...es verdad, a veces Pansy se pasa de la raya...pero, es divertido
¿no? –Cho la miró sonriente, Eurídice asintió.
-Sí...es divertido. –Eurídice miraba al suelo tristemente. –Necesito tu ayuda...es
sólo, que no quiero meterte en mis problemas...bastante tienes con los tuyos...por
eso no te digo más. –Se volvió a Cho que suspiró sonoramente. -¿Cómo está tu
padre?
-Bien...esoparece...el dolor no se acaba. –Comentó mirando las llamas, acercó su
mano a ellas y la pasó cerca de las puntas, era un pasatiempo que aprendió el
primer invierno de entrenamiento, Eurídice la miró fijamente.
-Pensé que los medicamentos le ayudaban...¿le has dado la receta de mi té? –
Preguntó compungida por el rostro de su amiga.
-Se lo he dado sí...y debo admitir que es lo que más le ha ayudado hasta ahora...
–Cho se volvió a su amiga sonriendo. -...gracias...
-Tú sabes que si yo hubiera podido intervenir... –Eurídice con sus ojos castaños
clavados en los oscuros de Cho quiso sincerarse.
-No habrías podido...aún eras muy joven, todavía ni siquiera eras mortífaga...mi
padre estuvo en el sitio y lugar equivocado...es todo... –Comentó la chica mirando
a su amiga, que asintió no menos incómoda. -...¿necesitas la ayuda de Pansy?
-Sí...la he llamado, pero...quizá está ocupada. –Comentó Eurídice volviéndose
hacia la puerta que las separaba de la sala donde todos estaban.
-Veo que Draco resolvió sus asuntos... –Cho sonrió, alcanzaba a ver al rubio
sentado la lado de Hermione, quien tenía su mano puesta sobre la pierna de él,
sin que luciera incómodo. -...al menos uno resultará a salvo.
-No lo creo...tiene dudas aún... –Susurró Eurídice. -...no es el único que quedará a
salvo, ¿qué hay de ti?
-¿Qué hay de Ron? –Preguntó secamente para sacar otro tema, Eurídice se
encogió de hombros.
-Está feliz...ha elegido nombres. –Susurró con algo de sonrojo, se sentía tan rara
al decirlo que se volvió a su interlocutora. –Anna o Albert Weasley...
-¿Anna o Albert?... –Cho la miró con las cejas levantadas. -...pensé que le
pondrías Ivana o Fenrir.
-No quiero maldecirlos Cho...bastante es tener la sangre Greyback y la
Dolohov...no pienso dejarles esa carga. –Sonrió Eurídice divertida, Cho asintió.

-No quiero que llores más... –Susurró cuando los espasmos del cuerpo de ella se
calmaron por completo, estaba aferrada a él, apretándolo fuertemente, mientras él
la hacia mecerse de lado a lado, ella miraba la pared fijamente, tenía su cabeza
recargada en la de ella, intentaba pensar en algo que decir, pero estaba tan
contento de tenerla así que ya no dijo más.
-Si dices a alguien que he llorado...te cortaré el cuello. –Soltó secamente, pero con
la voz tranquila, relajada pegada a él, Hagen sonrió socarronamente y suspiró, a
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ella ese movimiento la hizo imitarlo.
-Suspiras por mi. –Susurró melosamente, ella sonrió confiada en que no la miraba.
-¡Obvio!...suspiro por un idiota, así soy yo...¿no lo sabías? –Contestó ella todavía
apagada, se sentía tan bien ahí, que lo apretó con más fuerza, su mensaje
sarcástico no había funcionado, él sonrió.
-Me llamas idiota, pero no eres capaz de alejarte de mi...has tocado fondo Pansy.
–Comentó él dulcemente, ella no contestó nada, entonces un ¡plop! los hizo salir
del ensimismamiento, ella lo soltó un poco y miró a la elfa.
-Señorita Parkinson...ha llegado esto para usted. –La pequeñita le entregó la nota
y un montón de periódicos y papeles, ella sujetó todo, pero dejó caer los papeles
en la mesa a su lado quedándose sólo con la nota, sin retirar su mano izquierda
de la cintura de Hagen, él apenas la soltó un poco.
-Gracias Calpy... –La elfa se fue, Pansy con una de sus uñas rompió el sello y
abrió la nota, la caligrafía de Eurídice le devolvió la mirada. -...tú hermana me pide
ayuda.
-¿Ayuda? –Hagen la soltó entonces y la miró fijamente, Pansy tenía el ceño
fruncido.
-He de ir a tu casa...parece algo sino urgente al menos necesario. –Lo soltó
lentamente, como si no quisiera, Hagen la miró inclinarse hacia los demás
papeles.
-¿Menciona si debo ir? –Preguntó suspirando.
-No me ha dicho nada...pero creo que después de que Ron la entere de tu visita,
quizá te mande llamar pero para regresarte el golpe. –Pansy miró los periódicos,
Hagen frunció el ceño y se sentó molesto.
-Ese tipo se aprovechó de mi hermana...embarazarla fuera del matrimonio es
demasiado... –Soltó de brazos cruzados, Pansy lo miró un segundo, luego soltó
una sonora carcajada.
-Sí y sin duda ella es una pobre inocente, que cayó en manos de un rufián maldito
¿no?. –Mordazmente le miró, él se puso serio.
-Cuidado con lo que dices...Eurídice es una buena chica. –Dijo con la voz ronca,
seca, ella carcajeó con más ganas todavía.
-No bromees conmigo...tu hermana es una loba con camino andado...una puta con
abolengo...–Soltó maliciosamente riendo todavía, le encantaba ser destructiva con
todo el mundo; Hagen encolerizado sacó las garras y volviendo sus ojos de un
negro terrible se levantó para tomarla por el cuello violentamente, Pansy soltó un
grito y cerró los ojos dolorida. –Hagen... –Soltó ahogada mirándolo con un ojo
medio cerrado y tratando de sujetarse de sus manos para que su peso no cayera
de lleno en su cuello, pero no podía él presionaba mucho. -...suél...¡Suéltame! –
Gritó al fin cuando pudo medio moverse y sostenerse de su muñeca, pero Hagen
vuelto un animal furioso la miraba fijamente.
-Hay dos cosas que no tolero... –Susurró a su oído con la respiración agitada,
alterado y tan pegado a ella, que Pansy se sorprendió teniendo malos
pensamientos pese al pésimo momento. -...que hablen mal de las mujeres de mi
casa, es decir mi madre y Eurídice... –Hagen sonrió todavía furioso, su cabello
había crecido, su cuerpo había crecido y sus manos lucían llenas de bello y con
unas garras de tal tamaño que Pansy cerró los ojos con temor. -...y la segunda es
que te ofendan a ti...-La miró serio, ella abrió los ojos sorprendida, él con el ceño
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fruncido guardó algo de silencio sin dejar de apretar, ella contuvo la respiración
intentando no provocar más su ira. -...no me obligues a decidir qué prefiero...mi
familia o mi amor. –La soltó, Pansy cayó al suelo de rodillas, sujetándose el cuello
y tosiendo, Hagen volvió a la normalidad, la miró algo sorprendido por no poder
contenerse y se acercó para ayudarla a levantarse, ella le miró con odio y
despreció su mano dándole un golpe. –Lo lamento.
-¡Lárgate lobezno!... –Espetó molesta todavía masajeando su cuello amoratado. -
...o te corto la garganta.
-Yo... –Comenzó Hagen, pero ella le devolvió la mirada con más odio aún. -...no
ha sido mi intención.
-¡He dicho que te largues! –Gritó con los ojos llenos de lágrimas, pero el llanto no
era de dolor, era de pena y descontento, él lo leyó en sus ojos, ya no quiso hacer
más, mejor se dio la vuelta y se fue, dejándola furiosa, Pansy se puso en pie, tomó
los periódicos y salió por la chimenea, con la sangre hirviéndole en las venas.

Entraron en el lugar silenciosamente, sólo dos de ellos parecían alterados, al


frente dos sujetos, una chica de al menos 16 años y un joven de 20, los dos
ataviados de negro, los dos de cabello alborotado y facciones rudas y violentas,
ella reía cuando se encontraron ante ella, con desfachatez carcajeó al verla
sentada en tan primordial posición.
-No se acostumbre...en poco, ese sitio lo ostentará otra persona. –Comentó la
chica con una voz aguda, rastrera.
-Debieras cuidar tu boca, Mary...yo me preocuparía mucho por eso... –Bella la
miró con repugnancia.
-¿Para qué nos ha mandó llamar?...no ha sido para amenazar a mi hermana...¿o
sí? –El chico la miró ceñudo, Bella se volvió a él, mientras el resto del grupo, otras
cuatro personas además de ellos, miraban a todos lados, poco acostumbrados a
las instalaciones del Ministerio.
-En parte... –Sonrió Bella. -...les tengo una misión nueva.
-Nosotros no la obedecemos a usted...nos dirigen los Greyback, usted no puede
ordenarnos nada. –Mary le miró con profundo desprecio, Bella carcajeó.
-¿Ah no?.... –Soltó secamente, de pronto la chica cayó al suelo golpeada por la
maldición torturadora que salía de la varita de Bella. -...mira a tu hermana,
Alex...deberías enseñarla a hablar. –El chico miró a Bella seriamente, sin volverse
un minuto a su hermana que se retorcía cual gusano sobre el piso.
-¿Qué quiere? –Preguntó cuando Bella dejó a la chica en paz, que se agazapó en
el suelo mirándola con profundo odio mezclado con miedo.
-Sencillo...habrán de encontrar a los prófugos... –Ordenó sonriendo, con la varita
hacía por retirarse la mugre de las uñas de la mano izquierda. -...vigilarán a partir
de este momento la casa de los Lovewood...he mandado poner algo en los
periódicos que hará que la joven auror salga de su madriguera...-Miró a los seis
fijamente, Alex asintió pero no muy convencido, Mary desde el suelo la miraba. -
...la quiero muerta...¡Entendido!
-Sí, así será señora Lestrange... –Contestó Alex mirando a su hermana que se
levantó y haciendo una reverencia se adelantó en la retirada.
-Los Greyback se tomarán un merecido descanso, por una semana yo seré su
líder...estén preparados, seguramente esa rubia estúpida no irá sola...si fallan... –
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Bella los miró sonriente, Mary detuvo su marcha para escuchar aquello de
espaldas, sus ojos castaños estaban llenos de ira. -...serán sus cuerpos los que
aparezcan desollados en algún río...¿me escucharon? –Preguntó al final mirando
a Alex, que seriamente, sostenía su mirada.
-Entendido...con permiso. –Salieron de ahí, Eurídice y Hagen no estarían para
darles órdenes, preocupados salieron los seis hombres lobo, camino del bosque,
donde su clan esperaba noticias.

-¿A dónde van? –Preguntó Ron cuando vio a Eurídice y a Cho pasar, sentado
ante una mesa, jugaba ajedrez contra Draco, comenzaba a hacérseles costumbre
aquello.
-Vamos a la biblioteca...necesitamos revisar alguna notas. –Contestó Eurídice
parándose en la puerta, Cho se recargó en el marco a mirar, Luna y Neville
estaban entretenidos viendo una revista vieja.
-¿Porqué no vienen a jugar? –Preguntó Ginny sonriente, ella estaba al lado de
Harry, sentados en la alfombra, Ron miraba el tablero, Draco frente a él las miraba
fijamente, Hermione venía de la cocina con Drepell trayendo unas cervezas de
mantequilla.
-No...es mejor hacer esto rápido. –Contestó Cho sonriendo, como sin darle
importancia. –Es cosa de unas notas en un libro...
-¿Libro? –Hermione las miró interesada. -¿Puedo ayudar?
-Si te necesitamos vendremos corriendo por ti... –Eurídice le sonrió, Hermione
asintió, entonces escucharon un ruido en la otra sala, como de llamas que
consumen algo, Eurídice y Cho sacaron sus varitas, Draco se puso de pie y todos
se dispusieron a esconderse cuando una figura se acercó caminando lentamente.
-¡Mierda! –Dijo molesta sacudiéndose la túnica de viaje, sobre un despampanante
vestido negro entallado.
-Pansy...¿con esa boquita comes? –Draco la miró divertido, Hermione parada a su
lado le había tomado la mano instintivamente segundos antes y aún no le soltaba.
-Draco... –Pansy sonrió, pero vio las manos entrelazadas y poniéndose roja
sonrió. -...cariño, permíteme matarte la rata que tienes pegada. –Sacó su varita y
dio unos pasos hacia ellos, Eurídice interpuso su brazo en su camino.
-Cuidado...estás en mi casa...no te permito que hables así de mi invitada. –
Eurídice la miró fijamente.
-Tú me tienes harta...maldita sea mi suerte por conocerte, ¡maldita estúpida!... –
Soltó enfadada, le recordaba a Hagen, y de pronto quería gritarle su furia, Ron se
levantó y fue hacia ella, dispuesto a callarla, pero Eurídice lo detuvo. -...todos
ustedes, sarta de idiotas. –Espetó molesta, Cho la miró con la cara inclinada.
-¿Quién intentó matarte Pansy? –Preguntó la oriental mirándole el cuello
amoratado.
-¡Púdrete Chang! –Soltó más molesta aún.
-Mejor pregúntale quién no tiene ganas de hacerlo. –Escupió Ginny mirándola,
Pansy la miró sonriendo.
-Ha hablado la señorita ”todos me aman”...vamos pelirroja, demuéstrame lo que
tienes... –Pansy estaba furiosa, caminó hacia Ginny, Harry se puso de pie para
intervenir, pero Pansy sonrió y le guiñó un ojo con descaro. -...Potter, tan valiente
como siempre, me pregunto...¿serás igual de efectivo en todas las áreas? –Pansy
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le pasó la mano a Harry por el pecho con sensualidad, él se sonrojó mirándola con
extrañes.
-Pansy... –Murmuró sin comprender qué pasaba, Ron intentaba acercarse, pero
Eurídice lo detenía.
-Cálmense... –Hermione intervenía levemente, pero Ginny ya se sacudía furiosa.
-¡Maldita perra! –Ginny se le fue encima, Harry nervioso por la situación intentó
detenerla, Pansy se puso a carcajear, mientras dejaba caer los periódicos sobre la
mesa de centro.
-Parkinson...cierra la boca o te la cierro. –Luna se acercó dejando a Neville en su
rincón.
-Lovewood...para variar, ¿te sientes bien hoy?...o tengo que pedir en San Mungo
una camisa de fuerza para que puedas dormir bien... –Pansy la miró con sorna,
Luna le sonrió tranquilamente, pero Neville se había puesto color de hormiga.
-¿Cómo te atreves? –Preguntó el chico acercándose.
-¡Basta! –Draco miró a Pansy fijamente, esta sacudió la cabeza y se volvió a las
dos mortífagas que le miraban, Eurídice también le miraba con reprobación.
-¡Al carajo todos ustedes!... –Espetó con fuerza saliendo de la sala. -...¡Idiotas! –
Se perdió en el pasillo, Eurídice dejó a Ron y le siguió.
-Algo le pasó. –Soltó Cho mirando a Draco.
-Mejor contrólenla...de todos, ella es la más riesgosa. –El rubio miró a Cho asentir
y marcharse, luego tomó a Hermione por la cintura y la abrazó, todos se quedaron
pasmados, eso había sido raro.

-¿Qué diablos te pasa? –Preguntó tras cerrar la puerta, Pansy estaba con la frente
pegada al muro. -¡Pudiste mejor entrar y matarnos a todos!
-No estoy para tus estúpidos chistes...déjame en paz un minuto. –Susurró
apagada, era mejor contenerse, la rabia le ganaba siempre y eso no era bueno.
-¿Qué es lo que te ha pasado? –Preguntó en un murmullo, Pansy cerró los ojos y
se estiró con dolor.
-Hagen...tu hermano y tú...que parecen salidos del infierno para molestarme. –
Soltó molesta, pero sonriendo de tal forma que Eurídice supo que algo andaba
bien.
-Hagen...mmm... –Eurídice se acercó lentamente. -...¿olvidando a Draco? –Le
miró sonriente y le guiñó un ojo, Pansy le hizo un gesto levantando parte de la
mejilla con molestia
-¡Púdrete! –Gritó mientras se dejaba caer en una silla cercana a la mesa, Eurídice
carcajeó, la puerta se abrió.
-Cómo que hoy todos se pudren ¿no?... –Comentó Cho entrando sonriente. -
...bueno, dinos para qué somos buenas... –Miró a Eurídice, ésta dejó de reír y las
miró fijamente.
-Haremos... –Jaló el libro que estaba sobre la mesa, se lo acercó a Pansy y la miró
fijamente. -...esa poción.
-Un momento... –Pansy se irguió en su asiento. -...¿quieres envejecer un tiempo
determinado? –La miró intensamente, Eurídice asintió.
-¿Para qué quieres eso? –Cho se acercó al libro y comenzó a pasar el índice por
las páginas.
-Quiero tener al bebé hoy mismo. –Contestó secamente, Pansy abrió la boca y se
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quedó así, Cho frunció el ceño.
-Cierra la boca. –Soltó Cho dándole una palmada a Pansy que cerró la boca de
inmediato.
-¿Porqué quieres hacer eso? –Pansy la miró fijamente, Cho había vuelto la mirada
al libro.
-Si Bella se entera que estoy embarazada sabrá que no es de Draco tarde o
temprano...y cuando eso pase, su odio por los Weasley la hará matar a mi bebé...
–Eurídice se sentó. -...no voy a correr ese riesgo.
-Tener al bebé hoy es muy riesgoso también. –Murmuró Cho mirando los
ingredientes, pasando del libro en latín al que contenía la poción.
-No tanto...recibieron la noticia ¿no?...nos ha dado una semana... –Eurídice se
inclinó sobre la mesa, Pansy no dejaba de mirarla con profundo asombro. -...es
tiempo suficiente para tener al bebé conmigo y luego enviarle a Albania con
Molly...prefiero alejarlo de mi ahora que no tenerlo... –Sentenció tan segura que
Cho sonrió, Pansy se llevó las manos al rostro y se inclinó.
-Esto es una locura...una cosa es sacrificarnos nosotras...pero ese bebé... –Pansy
las miró a la dos, ésta vez estaba siendo sincera. -...tu bebé no tiene nada que ver
con esta venganza.
-Por eso lo quiero fuera...ayúdenme...por favor. –Suplicó tomándoles la mano, Cho
asintió con una sonrisa, y Pansy seria lo hizo más lentamente.
-¿Les dirás a todos? –Preguntó Cho, mientras veía como la castaña iba donde un
armario y sacaba frascos, caldero y cajas.
-No...haremos todo aquí dentro, si les decimos, lo más seguro es que intenten
detenernos...no quiero arriesgarme a que lo logren. –Eurídice estaba radiante. –
Todo saldrá bien...estoy segura.
-Intentaremos que todo salga bien. –Pansy la ayudó con algunas cosas, pronto
pusieron manos a la obra.

-¿Qué hacemos? –Preguntó mirándolo fijamente, pero él estaba igual de


desconcertado que ellos dos.
-No lo sé...papá... –Percy se enfocó en mirar afuera, la noche estaba cerrada, el
escondite les parecía bueno, pero debían moverse por la mañana, temían que les
alcanzaran pronto.
-Si Ron no nos hubiera advertido... –Fred miraba a la habitación en penumbra, en
aquella cama matrimonial dormían juntas Angelina, Katie y Penélope, las tres muy
cansadas y asustadas para negarse a estar en la misma cama.
-Ron sabía lo que pasaba...¿porqué no advirtió a papá?... –George miró a Percy. -
...¿estás seguro que no sabes qué pasó con mamá?
-No lo sé...Ron me gritó que me largara, tomé a Penélope y aparecí en la
tienda...otra vez me acobardé...pero es que...Penélope... –Percy lo miró, George
estaba pálido y Fred luchaba desde hacía media hora por abrir un frasco de
pepinillos, se habían propuesto no usar magia, por miedo a que les rastrearan.
-Cállate cuatro ojos...sabemos lo que sientes, ¿porqué diablos crees que huimos
nosotros también? –George lo miró con enojo, Percy bajó la cabeza.
-Esto es demasiado...o hacemos algo o me voy a morir de desesperación... –Fred
dejó el frasco en la mesa, alzando la voz, Percy le miró con reprobación señalando
a la cama, Fred se encogió de hombros asustado.
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-Debemos dar con Charlie... –Susurró George.
-No sabemos qué fue de él tampoco...ni de Bill...Fleur y la bebé... –Contestó Percy
cabizbajo, entonces una lechuza moteada llegó a la ventana, George salió a
tomarle lo que traía mientras Fred y Percy vigilaban.
-Es El Profeta... –Fred se acercó corriendo, pero cuando abrieron el envoltorio y
vieron las primeras páginas, los tres se quedaron sin habla, a Percy se le salió un
estruendoso grito de dolor, mientras que Fred se llevó las manos a la cabeza y
George estrujó el papel con rabia.

-Bien...añadiendo esto, creo que queda lista. –Susurró Pansy, Eurídice continuaba
pendiente del borboteo de la poción, mientras Cho preparaba el recipiente
marcando la medida exacta del contenido.
-No, todavía no...debe hervir tres minutos exactos, ni uno más... –Eurídice se quitó
las gafas y se acercó a Pansy.
-Si la dejas más de tres minutos...cambiará el color, sabremos cualquier cosa por
medio del tono que adopte. –Cho se acercó con el frasco en la mano, las tres se
pusieron ante el caldero mirándolo fijamente, los vapores les daban una apariencia
terrible, Pansy sonreía y Eurídice concentrada en el reloj de pared se mordía el
labio inferior, mientras Cho contaba las veces que Pansy debía menear el brebaje.
-Treinta y siete...deja de mezclar Pansy... –Susurró Cho, la chica dejó el caldero y
fue de inmediato por el libro.
-Bien, creo que es todo...es hora de que la pruebes. –Pansy miró a Eurídice que
asintió.
-¡Espera!...un último repaso, mientras sacó la cantidad. –Cho miró a Pansy con
miedo, ésta asintió.
-Lo hemos repasado tres veces... –Soltó Eurídice algo cansada, era ya muy tarde,
los chicos seguían jugando entretenidos, pero sin duda pronto irían donde ellas a
averiguar qué hacían.
-Última vez... –Pansy la miró suplicante, ella asintió de mala gana. -...bien, hice el
conteo exacto de los días desde que concebiste al bebé...bueno... –Pansy sonrió.
-...desde que creemos que lo concebiste...la poción esta hecha para que
envejezcas exactamente seis meses, dos días y tres horas...el tiempo suficiente
para que tengamos un día para que des a luz. –Pansy contaba con los dedos
revisando unas notas.
-En cuanto tomes la poción, habrán de pasar exactamente dos minutos para que
haga efecto...si todo sale bien, mañana tendrás al bebé en brazos. –Sonrió Cho
dándole el frasco con la poción.
-Entonces todo está perfecto. –Comentó Eurídice mirando el frasco, aquello tenía
la apariencia de la brea y el aroma de un zapato viejo. –Creo que es hora...
-Matemáticamente no puede haber errores...todo saldrá a pedir de boca. –Susurró
Pansy sonriendo.
-Pues bien...hagámoslo. –Eurídice les miró fijamente, tomó el frasco y levantando
las cejas se volvió a ellas. –Deséenme suerte.
-Suerte... –Dijeron las dos, Eurídice se puso la botella en los labios y moviendo
con violencia su cabeza hacia atrás tragó de un solo golpe, se puso roja por lo
caliente, tosió dolorosamente y se volvió a mirarlas.
-Mmm... –Se relamió mirándolas, Cho movió la cabeza ella asintió. -...mmm..
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-¡¿Mmmm qué?! –Pansy la miraba sin comprender.
-Me siento, bien... –Contestó mirándola con extrañeza. -...ya pasó un minuto. –
Miró el reloj, Cho y Pansy se volvieron a verlo en el muro.
-Pues sí...pero sigues igual. –Cho la miró fijamente, Eurídice dio un resoplido.
-Algo salió mal. –Dijo Eurídice molesta.
-No, no puede ser...revisamos todo dos veces... –Pansy fue al cuaderno de
apuntes y Cho al libro, Eurídice dio unos pasos pero se quedó de pronto helada.
-Quizá la cantidad...tal vez no la medí bien. –Cho miraba la cuchara y los frascos.
-Oigan...
-Podría ser que no corté bien las raíces...no soy buena con eso... –Pansy miraba
los restos de los ingredientes.
-Oigan chicas...
-Podría ser que no hirvió los tres minutos. –Refirió Cho.
-Chicas... –Se volvieron a mirarla, Eurídice sonreía tocándose el abdomen. -
...miren. –Cuando se paró derecha, se toparon con una mujer embarazada de
nueve meses.
-Amo las pociones. –Sonrió Cho divertida.

El anzuelo para la rubia


-No podemos estar escondidos aquí todo el tiempo...¿cuál es el plan Draco? –Ron
dejó un poco de lado el tablero para preguntar, Hermione sentada junto a los dos,
miró igual al rubio, mientras Harry y Ginny bebían una cerveza en la terraza y
Neville y Luna continuaban sus platicas medio discusión, medio conversación en
un rincón alejado.
-Por ahora esperar. –Concluyó el rubio moviendo una de sus piezas.
-Esperar...¿esperar cuánto? –Hermione le miró intrigada, bajaba el tono de voz
por temor a que los demás la oyeran preocupada.
-No lo sé. –Draco los miró a los dos, Ron se puso rojo como un tomate.
-No sabes... –Soltó secamente, mirándolo con el ceño fruncido. -...mi madre está
en en Albania, sólo Merlín sabe dónde estarán mis hermanos, mi padre está
preso...¡y tú no sabes cuanto tiempo tardaremos en resolverlo! –Ron se puso de
pie alterado. -¡Ahora vas a decirme también que mi hijo y Eurídice estan en riesgo
de muerte! –Lo miraba furioso, Draco se puso de pie imitándolo pero no lo miraba
a los ojos, Hermione les miraba asustada, el resto ya se había vuelto a ellos.
-Ron...tranquilo. –Hermione intentó calmarlo, pero él la miró con furia.
-¿Qué hay de ella? –Espetó a Draco fieramente, el rubio levantó la mirada como
llevado por un resorte y le miró. -¿La vas a arriesgar a también?...¿dejarás que su
vida esté en riesgo?...¡¿Cómo es que no planearon qué hacer luego de esta
estúpida huída?!
165
-Todos estamos algo nerviosos, mejor no decir más Ron. –Ginny se unió a
Hermione en el intento por calmarlo.
-¡No!... –Ron estaba fuera de sí. -...allí afuera hay un montón de gente que
sufre...yo estoy aquí sentado con ustedes jugando ajedrez...¡¿Qué hay del resto
de la gente?!
-Escúchame Ron...ya veremos la forma de resolver todo esto... –Draco susurró
con una voz débil y apagada, mirando a Hermione que seguía viendo al pelirrojo
sorprendida.
-¡¿La forma?!...¡Se va a ir todo al carajo!...-Ron lo miró fijamente y lo tomó de la
solapa para sacudirlo. -...¡No puedo creer que arriesgues incluso lo que amas! –Le
reprochó, Draco abrió los ojos desmesuradamente y miró a Hermione.
-Debemos esperar. –Sentenció Harry desde su silla ante la mesa, con la cerveza
de mantequilla en la mano, sin mirar a ninguno, Neville se acercó a él.
-¿Esperar Harry? –Preguntó Neville mirándolo.
-No sé porqué...pero saber que Bella prepara el rescate de esa caja, significa que
algo planea...no podemos pelear ahora Ron... –El pelirrojo miró a su amigo con la
boca abierta, pero Harry miraba la botella fijamente, era una locura esperar, él
mismo se sentía agobiado por lo que pasaba, sin saber nada de Remus, de
Tonks, Moody o Molly, era como estar atado de manos, pero sabía a la perfección
que si salían buscando rescatarlos, caerían muertos en menos de dos minutos.
-Harry tiene razón...debemos esperar y ser pacientes. –Luna no había movido un
músculo y seguía mirando una revista, muy entretenida en el mundo muggle para
mirar algo más.
-Paciencia...esperar...¡Están locos! –Ron parecía fuera de sí, al parecer se había
estado conteniendo mucho.
-Tranquilo Ron. –Hermione le tomó la mano y le sonrió. –Todo estará bien.
-Iré a los jardines...si pasa algo llámenme. –El chico salió de la sala y se dirigió a
los jardines, percibió un raro aroma en la biblioteca al pasar, pero no le dio
importancia, deseaba ver las escobas, quizá eso lo calmara.
-Voy a acompañarlo. –Ginny se fue siguiéndolo un momento después, Hermione
la miraba salir, cuando volvió su mirada a Draco, éste la miraba fijamente todavía.
-¿Te pasa algo? –Preguntó notando que él le miraba con profundo dolor.
-Es curioso...tiene tanta razón... –Susurró, luego fue directo a la cocina, Hermione
tuvo que seguirlo temía que cometiera alguna locura.

-Nueve meses...es increíble. –Pansy caminaba a su alrededor, Eurídice sonreía a


Cho, que no dejaba de aplaudir suavemente para no hacer mucho ruido.
-Espera a que todos te miren. –Susurró lentamente Cho, Eurídice se sonrojó, la
blusa que había tenido la precaución de encantar para que junto con el resto de su
ropa creciera, la hacía ver algo rara.
-Necesito ropa de maternidad. –Comentó mirándose reflejada en el espejo que
había hecho aparecer para la ocasión, un gran cansancio la inundó.
-Los comentarios son ciertos...toda mujer embarazada luce hermosa. –Refirió
Pansy sonriente, Eurídice la miró sinceramente enternecida, luego le dio un beso
en la mejilla.
-Llamaré a Ron, es necesario que te vea...aunque es probable que te grite un
poco por no dejar que el embarazo corriera solo. –Cho fue directo a la puerta y la
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abrió, Eurídice seguía mirándose en el espejo, luego se llevó la mano a la frente y
frunció el ceño con dolor, un espasmo en la espalda la sofocó.
-¿Pasa algo? –Pansy se acercó y la sostuvo cuando se tambaleó
amenazadoramente.
-Nada, sólo...me sentí mareada. –Comentó apagadamente, pero se llevó la otra
mano al abdomen y dejó salir un quejido. –Necesito agua.
-Te la traeré luego de llamar a Ron. –Cho miró a Pansy significativamente, la chica
asintió, luego salió corriendo.
-¡Ron! –Gritó en el pasillo, el chico se asomó en la puerta de los jardines, Ginny
que venía por el pasillo la miró.
-¿Qué hay? –Ron preguntó y en dos pasos llegó frente a ella.
-Entra a la biblioteca...tu mujer te necesita, Ginny ayúdame, vamos por algo de
agua para Eurídice. –Cho tomó a Ginny de la mano y salieron rumbo a la cocina.
-Pansy...algo salió mal... –Eurídice se dobló sobre sí misma conteniendo un
quejido, Ron entró en aquel momento y la tomó por los brazos, ella cerró los ojos
con dolor, era como una opresión espantosa en el estómago.
-¿Qué pasó? –Preguntó pálido al ver que Eurídice no podía sostenerse sola en
pie, al verle el vientre abrió la boca sorprendido. -¡Pero que diablos pasó!
-Hicimos la poción envejecedora, la bebió pero algo salió mal. –Pansy le ayudó a
sostenerla.
-Ron...no me siento bien...duele...me duele le vientre... –Eurídice lo miró fijamente,
como si un vaso entero de agua se derramara, el sonido resonó ante los tres, Ron
la miró.

-Draco...¿qué te ocurre? –Hermione lo alcanzó entrando a la cocina, donde


Drepell fregaba platos tarareando una tonadita muggle.
-Ron tiene razón...jamás pensé qué seguía, te estoy poniendo en riesgo. –Soltó
sin mirarla, sacó una copa de un estante, tomó una botella de otro y se sirvió.
-Escúchame, es normal que no pensarás en algo...no me imagino viviendo lo que
has tenido que pasar. –Hermione lo tomó del brazo mientras él se llevaba la copa
a los labios.
-No es razón para no haber planeado nada...¿qué pasa si nos descubren? –Draco
la miró fijamente, ella intentó parecer tranquila, pero lo cierto es que temía ahora
por todo.
-No nos van a descubrir Draco...no te preocupes por eso. –Sonrió para calmarlo,
pero él la miró enojado.
-Tonta... –Bebió una vez más y dejó la copa de lado. -...¡No te das cuenta que te
he condenado!
-¿Condenado? –Hermione comenzó a molestarse por que le levantara la voz.
-Estás muerta...-Draco le sonrió. -...el hecho de que yo te ame, te ha maldecido, te
lo he dicho, estar conmigo te va a destruir...soy un idiota...no hay retorno.. –Draco
la miró sonriente y mordaz. -...morirás igual que mi madre, y yo no podré hacer
nada para impedirlo. –Soltó sonriendo, se sirvió otra copa y la bebió de golpe.
-Yo no soy como ella. –Dijo Hermione con desprecio, Draco la miró con furia.
-¿A qué te refieres? –Preguntó con la voz áspera.
-Ella hizo lo único que yo no haría...-Hermione le sostuvo la mirada. -...con tal de
sacar su rabia, prefirió caer muerta...yo no haría eso, yo me habría quedado a tu
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lado, para cuidar de ti. –Seriamente susurró, Draco la miró con rabia.
-¡Intentas decir que no hizo lo correcto! –Draco tomó a Hermione por el brazo y la
zarandeó con fuerza. -¡Ella amaba a su esposo!...¡Ella prefirió morir que dejar que
alguien lo juzgara de cobarde!
-Ella abandonó a su hijo a su suerte...ella te condenó a ti. –Dijo mirándolo
fijamente, Draco respiraba agitado.
-Ella perdió al hombre que amaba... –Susurró molesto, entonces algo surgió en su
mente y al descubrirlo un dolor tremendo le inundó, pero sonrió como solía hacer
en esos casos. -...tú no pelearías entonces por mi...¿me abandonarías cierto? –
Draco la miró con sorna, Hermione no había pensado en aquello y la pregunta la
dejó muda y sorprendida, era verdad, ¿ella podría abandonarlo?.
-¡Necesito agua! –Cho y Ginny entraron corriendo, ambos salieron de su mutismo
y las miraron.
-¿Qué pasa? –Draco soltó a Hermione y fue directo a ellas, Cho tomó el vaso y lo
llenó de una jarra.
-Eurídice envejeció su vientre para dar a luz, pero se ha puesto mal. –Cho
contestó seriamente, Ginny y Hermione se horrorizaron con la idea, Draco
palideció.
-¿Dónde está? –Preguntó el rubio yendo hacia la puerta.
-En la biblioteca. –Exclamó Cho saliendo tras él, Hermione y Ginny les siguieron
luego, Drepell que había estado en silencio viendo todo, saltó del banquito donde
había estado parado y salió siguiéndoles.

-La fuente. –Exclamó Ron sosteniéndola mientras Pansy miraba al suelo.


-Dios... –Eurídice miró a Ron llena de horror. -...nuestro hijo... –Ron no supo qué
hacer mas que besar su frente.
-¡Es sangre! –Gritó la chica horrorizada y se volvió a Ron que asustado miró a
Eurídice.
-¡Me duele!... –Gritó ya sin poder contenerse, sus ojos se volvieron verdes y sus
garras y dientes brotaron. -...el bebé Ron... –Se tocó el vientre, podía sentir como
si el pequeño luchara por salir con puños y pies. -...Dios, Ron...el bebé...
-Tranquila... –Ron exasperado la tomó en brazos. -...Pansy llama a Luna, que
vayan por un sanador, la llevaré a su cuarto...¡De prisa! –Gritó cuando notó que la
chica no se movía un milímetro, salieron de la biblioteca. -¡Cho no hay tiempo para
agua! –Gritó, Pansy entró en la sala, Luna salió con ella dos segundos después
seguida por Neville y Harry.
-¡Eurídice! –Draco salió por un pasillo y ayudó a Ron a llevarla a la habitación. –
Está sangrando... –Dijo al ver que le escurría la sangre a través del pantalón, el
cual Cho comenzaba a quitarle en el camino.
-Hay que detener la hemorragia. –Dijo Harry mirando al pelirrojo, el rubio estaba
lívido.
-Draco, ve por un sanador. –Sentenció Ron acalorado, Eurídice se mordía los
labios por el dolor, Pansy abrió la puerta y los ayudó a entrar.
-¡No!... –Eurídice entre resoplidos gritó colérica. -...si traen un sanador los
encontrarán.
-Pero estás en riesgo. –Hermione susurró, todos se movían, una vez dentro, Ron
la colocó en la cama.
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-¡Luna!...tú puedes ayudarme...tú puedes ayudarme... –Eurídice gritaba, Luna
empujó a Draco, entraron en la habitación y se paró al lado de Ron al lado de la
cama.
-¡Luna! –Harry miró a la rubia, que de inmediato tomó el control de todo.
-Salgan de aquí...-La rubia tomó la mano de Eurídice y miró a los hombres. -
...salgan ya...Neville vete.
-Pero... –Ron miraba sorprendido, Hermione tomaba la mano de Eurídice, la
habitación estaba a media luz.
-Debe haber algo en lo que podamos ayudar... –Comenzó Neville con las manos
en la cabeza, Harry asintió.
-Vayánse...¡Ahora! –Gritó Luna enfadada, Ginny empujó a Draco, Harry y Neville,
Ron se las ingenió para quedarse, Eurídice sobre la cama, comenzaba a sudar y a
dar de gritos.
-Pero Luna... –Neville intentó intervenir pero cuando se dio cuenta ya estaba del
otro lado de la puerta.
-Pongan agua a hervir... –Luna miraba a Pansy que asintió y salió. -...Drepell,
traiga vendas y mantas limpias... –El elfo se fue con un ¡plop!, Hermione y Ron
sostenían las manos de Eurídice que ya no podía de dolor. –...Ronald lárgate.
-No..yo me quedo. –Ron la miró con furia, Luna le miró fijamente.
-Ron...vete... –Eurídice se contorsionaba dolorosamente, Ron la miraba
preocupado.
-Cho, sácalo de aquí... –Luna se volvió a la aludida, Ginny volvía de la puerta, Cho
asintió y se volvió a Ron para empujarlo, pero él se negaba.
-No...yo quiero quedarme... –Ron miró a la oriental, que sacó su varita, él miró a
su chica, que le miraba suplicante, sin saber qué más hacer, resignado salió.
-Ginny, sostén a Eurídice, levántale la cabeza...Hermione, del otro lado... –
Hermione y Ginny se colocaron a los lados de Eurídice.
-¿Luna sabes lo que haces? –Ginny miró a su amiga fijamente.
-No...pero el instinto siempre me guía... –Luna se acercó a Eurídice. -...me elegiste
por que sabes lo que ocurre, ¿qué debo hacer? –Le preguntó mirándola fijamente,
Hermione y Ginny la ayudaban a permanecer medio sentada.
-Hay un cálculo que no hicimos... –Eurídice intentaba resistir el dolor, pero el sudor
la invadía. -...una posibilidad pequeña que no consideré.
-Calculamos todo...nada salió mal en eso...era perfecto matemáticamente
hablando... –Cho la miraba, Pansy entró en aquel momento con algunos
recipientes de agua flotando tras ella.
-¿Qué cálculo? –Ginny intentaba secarle el sudor de la frente, Eurídice apretaba
los dientes.
-Ron...Ginny, ustedes tienen... –Eurídice apenas podía hablar, la sangre que
brotaba de su parte baja era ya demasiada, Hermione miraba las mantas bajo ella
manchadas de rojo. -...hermanos gemelos...
-Se nos acaba el tiempo... –Hermione miró a Luna que escuchaba a Eurídice
sorprendida.
-Entiendo... –Soltó la rubia mirando el vientre de la chica. -...este problema es
múltiple.
-Dios... –Pansy abrió los ojos sorprendida. -...es probable que sean varios...nunca
lo pensamos. –Ginny la miró.
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-¿Qué hacemos? –Luna miró a Eurídice, Cho estaba inmóvil mirando.
-Te elegí a ti, por que eres la única que lo hará sin pensar...abre. –Eurídice ahogó
un grito, todas miraron a la rubia.
-¡¿Qué?! –Hermione y Cho dejaron salir sin pensar, ambas se miraron.
-¿Abrir? –Luna miró el vientre un segundo, Ginny la miró fijamente, Cho se acercó
decidida.
-¡Es una locura! –Hermione presionó la mano de Eurídice con fuerza. –No tiene
conocimientos de medimagia.
-No tenemos lo necesario. –Ginny se unió al intento de hacerla razonar, Luna
fruncía el ceño debatiendo internamente.
-¡Hazlo Luna! –Exclamó Eurídice sofocada. –No lo pienses sólo...¡Hazlo!
-¡No! –Gritó Pansy sacando su varita para detener a Luna que sacaba la suya. –
No le tocarás...lunática estúpida...no mientras pueda impedirlo... –Amenazó.
-¡Basta Pansy no seas idiota! –Gritó Eurídice colérica, una contracción la hizo
echar la espalda para atrás, Hermione y Ginny intentaron ayudarla sosteniéndola,
pero ella ponía todo su peso y fuerza en el movimiento. -¡Mierda! –Comenzó a
ponerse morada, Ginny miró a Hermione con horror.
-Iré por un sanador. –Cho intentó ir a la puerta, pero ésta no abría, Hermione miró
a Eurídice que murmuraba algo entre dientes. –Eurídice, abre... –Pidió Cho
cuando se dio cuenta que era un conjuro.
-¡Abre la puerta! –Gritó Ginny, la chica sacó las garras y tuvieron que sujetarla con
cuidado de que no las hiriera.
-¡Demonios Eurídice abre! –Pansy la miró enfadada sin dejar se apuntar a Luna
con la varita, pero Eurídice sonrió.
-¡No hay tiempo! –Gritó desesperada, volviendo a la posición anterior. –Confío en
ella, confíen ustedes también... –Miró a Luna que con el ceño fruncido miraba. -
...de ser necesario, es sólo mi bebé o mis bebés los que importan.
-¡Te has vuelto loca! –Hermione le miró suplicante, Eurídice sonreía.
-Ron está tan contento...¡Ah! –Gritó dolorida, doblando las piernas en el intento de
aguantar el dolor. -¡Imaginen su dolor si pierdo al bebé!...¡Quiero que mis bebés
vivan! –Eurídice lloraba ya sin poder evitarlo, Hermione la miró con pena.
-No... –Comenzó Pansy sin saber qué hacer. -...morirías, no sabemos qué
hacer...¡esa loca no va a abrirte!
-Es una locura...¡Estás demente! –Gritó Cho que intentaba pensar en otra
solución.
-Eurídice piénsalo. –Ginny se volvió a la chica que aulló como un animal herido,
Luna se movió violentamente.
-¡Luna espera!... –Hermione trató de contenerla, se volvió a la acalorada futura
madre. -...para Ron tú eres tan importante como los bebés.
-¡Diffindo! –Luna alzó su voz sobre la de las demás, Hermione cerró los ojos
horrorizada, mientras Pansy intentaba acercarse para detenerla.

Sonó en la puerta de madera fuertemente, aquí nevaba horriblemente, las


montañas eran terriblemente inhóspitas, los tres se volvieron a la puerta con
temor, él fue presuroso a ella y esperó con la varita levantada.
-¿Quién? –Preguntó quedamente, mirando a su madre y esposa.
-Soy yo...Hagen. –Susurró del otro lado de la puerta.

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-¿Hay algo que tengas que decirme antes de entrar?. –Preguntó, la contraseña
que él mismo les había dado debías ser dicha.
-Hace un frío infernal...que mejor forma de recordarlo que con el rojo de sus
cabellos. –Dijo el chico secamente, Bill abrió de golpe, Hagen entró cubierto de
nieve y entumido. –Hola.
-Hagen, te congelarás...pasa siéntate. –Molly lo llamó pero el chico sonriente sólo
le tendió lo que traía.
-Es poco...carne, leche, pan, algo de harina, huevos y jamón...¡ah! y
vegetales...mañana les traeré algo más. –Se sacudió cual si fuera un perro, Bill lo
miró con diversión, Fleur frunció el ceño.
-Graciags...Hagen... –Comentó la rubia tomando todo y llevándolo a la cocina,
Molly sonrió.
-Prepararé la cena y te quedarás con nosotros. –Exclamo Molly, Hagen asintió
sonrojado, pero intentó dar a entender que no se quedaría con un gesto de las
manos.
-Gracias...y...¿La bebé? –Preguntó mirando a Bill, como si se sintiera más cómodo
con el chico, es que la figura materna hace tanto que le es ajena que es mejor
dejarla donde está, en lo profundo de un recuerdo y ya.
-Duerme...afortunadamente pusiste esos hechizos de calefacción. –Bill le ofreció
una taza de café, Molly fue con Fleur, Hagen la vio alejarse, suspiró y volvió a Bill.
-Lamento haber tardado tanto...se comunicó Ginny, ¿cierto? –Preguntó Hagen
tomando un trago.
-Sí, ella y los demás están bien...¿mi padre dónde está? –Preguntó mirándolo
fijamente, le recordaba a su padre y por ende a el dolor de su rostro.
-En Azkaban...pero lo tenemos protegido, nada le pasará, Charlie está con él. –
Hagen lo miró fijamente.
-Y Percy y los gemelos... –Bill necesitaba saber más de lo que pasaba.
-No sabemos nada...Ron les advirtió que debían huir...pero no pude localizarlos,
he tratado de buscarles, pero son Fred y George...dudo que dejen que alguien les
encuentre. –Bill sonrió ante este comentario de Hagen y asintió.
-¿Cómo están el resto de las personas? –Preguntó Bill incómodo.
-Tan mal como puedas imaginar...se han dado a la tarea de anunciar la muerte de
tus dos hermanos aurores y el resto del equipo...la gente tiene miedo. –Hagen lo
miró fijamente. –Tonks es la que corre peligro, intentaré traerla aquí por la
mañana...pero se me complica lograrlo.
-Tráela...es mejor que esté con alguien. –Bill sonrió, Hagen asintió.
-Mejor me voy, agradece a tu madre la cena, descansen...por ahora pueden estar
tranquilos, nadie les encontrará aquí. –Hagen se levantó y se dispuso a salir.
-Quédate...no querrás enfadarla. –Bill lo retuvo y le sonrió.
-No...no le soy muy grato a Fleur...la entiendo... –Comentó caminando rumbo a la
puerta. -...volveré en la mañana, espero traer conmigo a Tonks y los niños...que
tengan buena noche.
-Hagen... –Bill lo llamó cuando el chico abrió la puerta. -...gracias por todo.
-De nada...te lo debo. –Comentó Hagen mirándole las cicatrices que le provocó su
padre. –Nos veremos. –Y salió.
-¿Hagen? –Fleur salió de la cocina, se encontró sólo con su marido y fue a
sentarse a su lado, donde respiró con tranquilidad. -¿Pogqué se fue?
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-Tenía cosas que hacer... –Susurró apesadumbrado. -...mi padre está en Azkaban.
-Todo salgdrá bien...ten fe... –Murmuró apretándolo contra su pecho.
-Me preocupan mis hermanos...Percy, Fred y George...Hagen dice que han corrido
el rumor de la muerte de Ron, Ginny y los demás...ellos no saben que están bien...
–Bill se cubrió el rostro con las manos con cansancio.
-No te preogcupes, segugamente ellos estagrán bien... –Fleur lo besó en la frente,
Bill sonrió, no le quedaba más que creer que su rubia esposa estaba en lo
correcto.

-¿Por qué no oigo nada? –Ron se pegaba a la puerta, había intentado abrir, pero
algo se lo impedía.
-No lo sé... –Harry lo miraba preocupado, Neville miraba su reloj de pulsera.
-Han pasado veinte minutos. –Neville miró a Draco que caminaba de lado a lado. –
Quizá aún no era tiempo.
-Iré por el sanador... –Susurró Draco y caminó hacia la salida, pero algo lo detuvo
como un rayo que cruzó su mente, era arriesgar a todos, si Eurídice se salvaba,
no se lo perdonaría. -...no puedo. –Soltó colérico y golpeó un muro.
-Ve por uno...no me interesa lo demás...¡Ve por el sanador! –Gritó Ron mirándolo
frenéticamente.
-Lo siento... –Exclamó Draco tristemente. -...es ir contra Eurídice...no lo haré.
-Maldita sea...¡Maldito seas Malfoy! –Ron iba dispuesto a partirle la cara, pero
Harry se interpuso. -¡Si muere te mataré!...¡Si se mueren te mataré!
-Cálmate Ron...Hermione te mataría antes que siquiera le toques un pelo. –Neville
intentó ser gracioso, pero Ron no rió, Harry lo miró con reprobación, no era
momento de bromas.
-Se te necesita tranquilo... –Luchaba Harry por contenerlo, obviamente le era difícil
por que el pelirrojo le ganaba en tamaño, sacudiéndolo, haciendo que las gafas se
le fueran a la punta de la nariz. -...respira, debes estar calmado, por ella y por el
bebé.
-Pero...y si muere...¿qué hago si muere? –Ron miró a Harry, éste se sorprendió,
no pudo sino pensar en que probablemente su padre estaba de la misma forma
aquella noche, no supo qué decirle a su amigo, un nudo se le hizo en la garganta,
si Ginny estuviera en la misma situación, seguramente él se sentiría igual.
-No lo sé... –Contestó sinceramente mirándolo, Draco se había quedado inmóvil
mirándolos.
-No va a morir...no conozco chica tan fuerte, además...está en manos de mi Luna,
no lo olviden. –Neville sonrió para calmarlos y los tres le miraron sorprendidos,
decir que todo dependía de Luna no era buena idea.
-No sé si fue la mejor idea dejarla en manos de esa loca. –Comentó Draco en tono
burlón para romper la tensión. –Pero, ella lo pidió... –Dijo mirándolos, Harry asintió
a Ron no le quedó más que bajar la mirada, entonces los cuatro lo escucharon, un
llanto, un llanto estrepitoso y agudo, Ron se volvió a la puerta azorado, Harry
sonrió y le dio una palmada en el hombro.
-¿Has oído? –Le preguntó, Ron tragó saliva mientras Neville se acercaba
sonriendo.
-Eres padre Weasley... –Soltó el chico mirándolo con felicidad.
-Padre... –Ron se quedó mirando la puerta, esperando que se abriera y alguna de
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las chicas saliera, pero no pasó.
-Descuida...saldrán en cualquier momento... –Murmuró Draco que miraba igual
que los otros, pero el momento se postergó y el llanto infantil se prolongó, como si
fuera más de una voz las que lloraran.
-Algo pasa... –Ron miraba la puerta fijamente, y los otros tres sintieron que tenía
razón.
-Ron... –Harry miraba a la puerta esperando, oraba por que alguien saliera.
-Algo pasa ahí dentro... –Ron fue directo a la puerta e intentó entrar, pero no podía
abrir.
-¿Qué pasa? –Neville se unió al intento, pronto, Draco ayudaba a Ron a empujar
con el hombro, mientras Harry y Neville golpeaban a puño cerrado.
-¡Abran! –Gritó Ron colérico, entonces pasó, la puerta se abrió y los cuatro
retrocedieron, Ginny salió, dándoles la espalda cerró, luego se volvió con un
envoltorio en brazos, Ron la miraba mudo de expectación.
-Ven...hay alguien que quiere conocerte. –Susurró sonriendo, mostrándoles lo que
traía consigo, Ron se acercó y miró entre las mantas, un pequeño bebé, sonrojado
el extremo de parecer rojo le miraba con unos ojitos empañados rodeados de unas
pestañas onduladas, su cabello era casi por completo blanco y luchaba por soltar
sus brazos demasiado bien apretados con la manta, como para poder moverse.
-Es...es...¿niño? –Ron se quedó agachado mirando, Harry sonreía a Ginny que
miraba a su hermano emocionada.
-Es niña... –Contestó ella mirando a Neville que había estirado un dedo para
tocarle la cabeza, la pequeñita se movió incómoda con el roce, Ron estiró los
brazos para tomarla.
-Parece un rábano. –Soltó Draco con tan poco tacto que Ron le dio un golpe en la
nuca con la mano abierta. -¡Carajo!...casi me desnucas.
-Es mi hija...trátala con respeto idiota. –Ron la tomó en brazos con temor de que
se rompiera si la rozaba.
-Felicidades Ron... –Dijo Harry sonriendo, se acomodó las gafas para ver mejor a
su nueva sobrina.
-Mejor libera tu otro brazo también. –La voz de Hermione salió de la habitación, la
chica se aproximaba a ellos con otro envoltorio, Ron levantó la mirada
sorprendido, Draco se acercó a ella corriendo.
-¡Hey Eurídice te dio toda una camada, Weasley! –Soltó carcajeando mucho más
tranquilo, el bebé que llevaba Hermione era idéntico a la pequeña, Hermione le dio
una palmada a Draco en el pecho, el bebé venía dormido y el rubio lo había
despertado.
-¡Eurídice no es un animal imbécil! –Soltó Ron acercándose, Harry sonreía
mirando a Ginny que lloraba de emoción, Neville carcajeaba con los comentarios
de Draco.
-Te presento a tu hijo. –Susurró Hermione enternecida, Ron sostuvo al bebé en su
brazo izquierdo, mientras la pequeñita era observada por un Neville entretenido,
en su brazo derecho.
-Niño... –Ron miró a Hermione que asintió, la puerta se abrió, Pansy salió en aquel
momento.
-Mejor consíguete un tercer brazo... –La chica se acercó con un tercer envoltorio. -
...tengo el gusto de presentarte a tu otro hijo.
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-¡Tres! –Gritó Ron con los ojos abiertos como platos. -¡Tres Weasleys de un jalón!
–La pequeña en su brazo dio un puchero y él se encogió intentando arrullarla.
-Eres efectivo Ron. –Soltó Draco con picardía, Neville carcajeó y Harry a su lado lo
imitó, Ron se sonrojó y fue corriendo donde Pansy para ver al otro crío, éste
dormía placidamente, como si no hubiera escuchado el grito de su padre, a
diferencia de los otros dos que ya lloraban, entonces lo vio, era el único de los tres
que tenía los ojos azules.
-Espera a que mamá lo sepa. –Ginny se abrazó de Harry que la besó en la frente.
-Se desmayará de gusto. –Soltó Hermione mirando a Draco, que reía también.
-O del susto. –Dijo Harry en un susurro, Ginny le dio un codazo como castigo, él le
guiñó un ojo.
-Eurídice...¿cómo está? –Ron se volvió a Pansy, que se puso seria.
-Perdió mucha sangre...tendremos que estar muy al pendiente de ella. –Hermione
bajó al cara.
-Luna tuvo que abrirla...estuvimos dando de tumbos para sacar a los bebés...pero
parece que estará bien. –Ginny sonrió tristemente. –El instinto de Luna es lo mejor
que he visto nunca. –Dijo sonriendo.
-Está muy débil. –Concluyó Pansy, Ron con los dos bebés en brazos palideció.
-Quiero verla... –Pidió entonces, Harry lo comprendió él querría hacer lo mismo.
-Da tiempo a que Drepell, Luna y Cho cierren la herida...la escena no es muy
grata. –Comentó Ginny, él bajó la cabeza y miró a los bebés.
-Es fuerte...esto la ata a mi...¡no se me va a ir! –Comentó Ron divertido, luego se
volvió a sus hijos, los que sostenía en brazos habían dejado de llorar algo más
tranquilos. –Les presento oficialmente a Anna, Albert y... –Guardó silencio un
momento, luego lo dijo convencido. -...Arthur Weasley.
-Arthur...-Ginny sonrió y miró a su hermano con una amplia sonrisa.
-Sí…Arthur Weasley…como papá...y espera a que lo conozca, no va a caber en sí
de gusto. –Ron sonreía, pero el pequeño Albert comenzó a llorar, haciendo que
los otros dos lo imitaran, y tuvo que ser socorrido por Hermione y Ginny para
poder verlos mejor, sonriente miró a Harry, que asintió sin poder entender en qué
momento su amigo de infancia se había vuelto un hombre, padre de tres hijos,
Neville lo abrazó, se miraron orgullosos por el pelirrojo.

-Cho... –Susurró una vez que estuvo de nuevo recostada, cubierta con la sábana,
Luna y Drepell se las arreglaban para envolver las sábanas y mantas sucias.
-¿Dime? –Cho se inclinó a su lado y le acomodó los cojines.
-Abre ese cajón... –Pidió a media voz, se sentía tan exhausta que sólo quería
dormir.
-¿Qué debo buscar? –Preguntó la oriental.
-Hay ahí un trozo de pergamino, sácalo y revísalo... –Eurídice se volvió a Luna. -
...muchas gracias.
-Descuida, es de lo más divertido verte las entrañas... –Soltó de forma cómica. -
...pero para la próxima dime con anticipación que habré de abrirte, al menos dame
tiempo de leerme un libro al respecto... –carcajeó, Eurídice le agradeció. -...diré a
todos que estás presentable...te traeré a tus bebés para que los veas bien. –Luna
le besó en la mejilla y salió siguiendo al elfo que tarareaba emocionado una
tonadilla.
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-¿Qué significa esto? –Cho le miró fijamente tras terminar de leer el pergamino en
silencio.
-Revísalo...¿está bien escrito? –Preguntó débilmente.
-Es una sentencia mágica... –Cho susurró y le sostuvo la mirada. -...¿para qué
haces esto?...¿por esto querías mi ayuda en magia oriental?
-Ahora que tengo tres hijos, es necesario...por si acaso. –Confesó sonrojándose,
Cho se enfadó y dio un resoplido.
-No voy a contribuir es esto...no voy a aprobarlo. –Cho la miró con reprobación
sacudiendo el pergamino.
-Escúchame, no afecta a nadie, es sólo un aviso. –Murmuró sonriendo.
-¿Crees que será fácil para Ron el ver esto? –Cho movió el papel ante sus ojos.
-Escucha...Ron es el padre de mis hijos, pero eso es todo...él ama aún a
Hermione y yo no pienso obligarle a nada... –Dijo en tono dolido, Cho la miró sin
comprender, pero ella continuó. -...y no, no será fácil, pero le servirá...si no lo hago
así...quizá nunca sepan lo que me pase. –Eurídice seguía sonriendo, a Cho se le
erizaron los bellos de la nuca de la sola idea de que su amiga muriera.
-No vas a morir...morirás de anciana y rodeada de nietos...frente a mis ojos
cansados. –Sentenció duramente.
-No...eso lo harás tú ante los ojos de Pansy...cúmpleme el gusto y dime si está
bien hecho. –Eurídice se removió, pero Cho no planeaba obedecerle. –
Anda...antes que vengan todos. –Cho se volvió para no mirarla, ella le tomó la
mano.
-Tiene leves errores, los corregiré. –Murmuró sin poder negarse.
-Gracias. –Eurídice le tomó la mano con más fuerza aún, Cho se la apretó, la
puerta se abrió y un Ron lleno de bríos, seguido de todos entró a grandes
zancadas y se sentó junto a ella en la cama con la pequeña Ana en brazos.
-Ana... –Susurró inflado como un pavo real, Eurídice le miró sin expresión alguna.
-...tiene el lunar que yo tengo en la planta del pie... –Soltó destapando a la
pequeña para mostrarle.
-Ron no seas bruto. –Ginny vio como su hermano luchaba por mover a la pequeña
sin maltratarla, pero seguía siendo un grandulón con poco tacto.
-Ron, espera... –Eurídice se movió con rapidez. -...la destapas y le dará una
pulmonía, está recién nacida.
-Pero mira... –Ron logró mostrarle el pie de la bebé, que se mantenía seria,
Eurídice lo miró fijamente, en la planta de la pequeña había una rara mancha
oscura. -...¿lo ves?...es mi lunar...el que tengo yo también...-Ron acomodó
suavemente a Ana en el brazo de Eurídice y se volvió hacia Ginny pidiendo a
Albert. -...apuesto a que éste pequeño tiene algo mío.
-Necesitas comprobarlo...¿cierto? –Preguntó Eurídice con los ojos llenos de
lágrimas, Harry al ver esto dio un paso al frente, Draco había dado un traspié al
escuchar y casi tira a Pansy en su trayecto, Neville carraspeó incómodamente y
Cho intentó pasar desapercibida, colocando a Arthur en la cama junto a su
hermana.
-Creo que debemos salir, ya habrá tiempo para felicitarlos. –Impulsó Harry a todos
a dejar sola a la pareja, Neville le imitó, Draco miraba a Eurídice sin comprender,
pero salió siguiendo a Hermione, Ron se había quedado perplejo con la boca
abierta por el comentario, mientras ella miraba a Ana y Arthur y él sostenía a duras
175
penas a Albert.
-Pero si estaba de buen humor... –Susurró Ginny a Harry mientras salían cerrando
la puerta tras de sí, Drepell como fantasmita trabajador se limitó a entrar, a
sabiendas de que le ignoraría la pareja mientras él avivaba la chimenea.
-Quizá se siente cansada. –Comentó Pansy mirando a Cho, ésta frunció el ceño,
pensando aún en la sentencia y en el comentario de Eurídice respecto a que el
pelirrojo no la amaba como a Hermione.
-Con tres bebés yo me sentiría morir. –Comentó Neville sonriendo a Hermione,
ésta se mordió el labio, ha decir verdad, incluso un bebé le parecía difícil de
manejar.
-Con uno basta Neville. –Dijo Harry extrañado por la actitud de la chica, y
preocupado por la forma como tomaría aquello Ron, luego su mente saltó a la
afortunada y rechoncha abuela y planeó la forma de convencer a todos de traerla
para conocer a los bebés.
-Tal vez sea depresión post-parto. –Dijo Luna del brazo de Neville cuando
entraban en la sala, Hermione dio un resoplido y Draco frunció el ceño alejándose
para traer una botella de whisky y copas para brindar. –He oído que puede curarse
si conversas con un gnomo, ellos terminan por sacarte de quicio y hacerte volver.
–Miró a Ginny que negó rotundamente.
-¡Por Merlín!... –Cho la miró con reprobación. -...depresión post-parto... –Cho miró
a la rubia fijamente, era como si fuera muy lista pero no le gustara demostrarlo. -
...eso sólo pasa entre muggles.
-Porque no la ponemos a conversar contigo...tendría el mismo efecto. –Exclamó
Pansy, Harry y Ginny carcajearon, Draco sonrió mientras les daba una copa a
cada quien, Neville se puso serio y miró a su novia, que sonrió sutilmente, al
parecer no había entendido el comentario, Cho se echó a reír.
-Eso no las deja exentas. –Soltó Hermione socarronamente, miró a Draco y lo notó
frío, pero no era para menos.

-Es asfixiante... –Susurró por octava vez en todo el día, su padre le miró fijamente,
Remus desde el rincón sonrió.
-Todos nos damos cuenta Charlie... –Contestó Moody sentado algo alejado del
resto, intentaba ponerse en pie pero se tabaleaba, buena se la habían hecho al
quitarle la pierna. -...¡Mierda! –Soltó cuando volvió a caerse, Arthur intentó
ayudarle, pero él se negó.
-Quizá si lo intentaras del otro lado... –Susurró Kingsley sonriendo, era divertido
verle sufrir, Moody le hizo una seña obscena con el dedo medio de la mano
derecha, Kingsley carcajeó, Charlie sonrió de mala gana.
-Si al menos supiéramos qué ha sido de todos... –Susurró el ministro
apesadumbrado, no hacía sino pensar en sus hijos y su esposa.
-Tonks...mis hijos... –Remus permanecía en el rincón mirando a través de los
barrotes de una alcantarilla en el muro de piedra. -...mis hijos...mis hijos...
-Esa chica es astuta, no caerá tan fácil Lupin. –Moody lo miró de reojo, el
licántropo intentó parecer tranquilo.
-Necesito saber de Molly. –Arthur miró a Charlie que asintió frustrado igual, la
celda era de unos 3 metros por tres, tenía una sola litera, en la que por informe
sabían que había dormido Bellatrix, era por completo sellada, a excepción de la
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puerta con una diminuta ventanilla.
-Pues ya no lloriquee...le tengo una sorpresa. –La voz áspera de Avery resonó
ante ellos del otro lado de la puerta.
-¿Qué es lo que quiere? –Charlie le echó en cara, el hombre carcajeó y un bulto
entro por la rendija, reconocieron de inmediato las páginas de El Profeta y el
Quisquilloso, Avery se alejó por el pasillo.
-Disfrútenlo. –Carcajeó divertido, Charlie pegado a la puerta intentó seguirlo con la
mirada, sin mucho resultado.
-Imbécil. –Soltó Kingsley secamente, mirando como Arthur levantaba los
periódicos.
-Debieron apoderarse de todos esos medios de comunicación...seguramente será
una sarta de mentiras sin sentido. –Condenó Moody sin mirar siquiera los papeles,
pero Arthur ya los había abierto y miraba fijamente impávido, con tal mirada vacía
que Remus decidió acercarse.
-Arthur... –Susurró Remus mirándolo, Charlie se acercó entonces.
-Charlie... –Susurró el patriarca de los Weasleys mirando a su hijo, éste tomó los
papeles, mientras se sentaba en el suelo con las manos en las sienes.
-¿Qué hay? –Preguntó Moody al ver al joven pelirrojo mirar el papel, estaba pálido
e intentó hablar.
-Mataron a...mataron a Ginny y a Ron...-Soltó mostrando la portada del periódico,
Remus intentó acercarse, pero Moody se lo impidió, se miraron, sólo se
escuchaba el sollozar de Arthur, sobre el goteo de agua horadando la roca.

-Entiendo... –Snape miraba el tumulto ante la fuente del Ministerio, se apuntó a la


garganta para ampliar el sonido de su voz. -¡Escúchenme!
-Es el traidor de Snape... –Murmuró uno que otro, pero rápidamente un montón de
rayos azotaron a los habladores, acallando al resto de la gente.
-Es necesario que a partir de mañana temprano se reintegren a sus actividades
diarias...es decir, volverán todos a sus puestos y serán llamados para entrevistas
ante la Suplente de Ministro...no estamos para recibir a todo el que quiera que le
resuelvan sus dudas... –Snape miraba a los empleados, algunos en pijama
todavía miraban asustados, otros lucían sudorosos presas del miedo por la
persecución, habían mandado traer a todos los trabajadores bajo cualquier
requerimiento y en cualquier condición, a estos se habían sumado personas que
querían saber de sus familiares perdidos, es decir, los presos en Azkaban y los
que faltaban. -...todos los trabajadores serán entrevistados, individual o en
grupo...espero que comprendan la nueva situación del Ministerio y se adapten a
las condiciones.
-¡¿Dónde está Potter?! –Gritó de pronto la voz de un hombrecillo de gafas.
-Potter señor Diggory está donde debe...en Azkaban preso por traición y
provocación. –Contestó Avery sonriendo.
-Harry no es un provocador. –Gritó Dean envalentonado, Seamus a su lado asintió
y sacó la varita por su acaso, muchos a su espalda le apoyaron con gritos, pero de
inmediato un estruendoso grito los hizo callar.
-¡Potter es un traidor! –Gritó Bella saliendo al publico, vestía totalmente de negro.
-¡Mentira! –Gritaron las Patil que estaban esposadas contra una columna colocada
al lado de la fuente para la situación, en el suelo llorosa, Rita Skeeter miraba,
177
Alecto miró a las gemelas y apuntó con su varita, pero Bella la detuvo con un
movimiento de su brazo.
-No es traidor...es un estúpido alborotador fanático del viejo chocho de
Dumbledore... –Bella sonrió mordazmente. -...a partir de este momento,
cualquiera...¡Cualquiera! que mencione a Potter...será consignado a los
dementores, aquél que intente rebelión... –Bella miró a las Patil y a Dean. -...será
enviado directo a Azkaban con un boleto sin retorno...
-¡Esto es represión! –Gritó Cormac McLagen desde su posición bajo la bota de un
hombre lobo de apariencia asquerosa, atado de manos miraba rabioso, con el
labio roto y la cabeza cubierta de polvo.
-Jamás podrán ocultar lo que han hecho...Potter, los Lovegood y los
Weasley...¿dónde está el verdadero Ministro?...¿dónde está mi nieto? –Preguntó
a voz en cuello Augusta Longbottom desde un sitio seguro, bajo los brazos fuertes
de Oliver Wood y Colin Cravey, que miraban con recelo a todos los vigilantes,
quienes intentaron acercarse a la mujer cuando lanzó sus preguntas.
-Ustedes son Mortífagos, no pueden engañarnos, sabemos que tienen al Ministro
preso...él no es un traidor como quieren dar a entender en El Profeta. –Gritó
Arabela Figg con los brazos pegados al pecho, sosteniendo su diminuto bolso.
-Tal vez así sea...pero espero que comprendan, que esto es por el bien de los
magos...por el bien de todos... –Bella se puso seria y contuvo toda su furia
apretando los dientes, Snape la miró. -...¡Ahora lárguense antes que decida
castigar a todos por sus palabras!
-Largo... -Dijo Snape admirado de que no los atacara, al ver que ninguno se iba,
levantó la varita y gritó. -...¡Largo! –Salió la gente lentamente, pero se fueron, al fin
sólo quedaron ellos. –Te has contenido.
-No tengo ánimo para divertirme...guardo energías para los prófugos... –Bella se
volvió a los hombres lobo. -...vigilen a esas mujeres...algo me dice que Potter se
acercará a una de ellas...
-¿Para qué buscaría Potter a Figg? –Preguntó Snape extrañado.
-¡No lo sé! –Gritó colérica. –Pero es mejor que no hacer nada...y suelten a las
Patil, a Skeeter y a McLagen...no sirven de nada... –Bella se perdió en la
oscuridad de un pasillo, era ya muy entrada la noche.
-Pero son corresponsales de El Profeta... –Exclamó Avery mirándola irse.
-Entonces llévenlos a Azkaban...pero quítenlos de la fuente... –Gruñó antes de
perderse por completo.

-Brindemos por el nacimiento de los nuevos Weasleys... –Draco levantó la copa


sonriente.
-Técnicamente todavía no son Weasleys... –Exclamó Luna mirando a todos. –
...digo...tendría que haber un matrimonio de por medio...o al menos el registro de
los pequeños... –Hermione miraba a la rubia fijamente.
-Lovegood veo que tu característica es ser precisamente la más insidiosa. –Pansy
la miró fijamente y dio un traguito a su copa. –Me caes bien.
-Ron va a reconocerlos, son sus hijos. –Dijo Ginny sonrojándose, como si se
temiera que no fuera del todo cierto.
-Ya les puso nombre, lo oíste Luna. –Harry miró a la rubia que se encogió de
hombros.
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-Pues sí...pero con lo que acabo de ver...yo no me lo tomaría tan serio. –Luna miró
a Neville que asintió.
-Brindemos y ya... –Cho levantó su copa y miró a Draco buscando apoyo.
-Brindo por los Weasley – Greyback... –Soltó el rubio.
-¡Salud por ellos! –Gritó Harry.
-¡Salud! –Repitieron todos, entonces tras el trago y la risa se sentaron, Luna vio
los papeles que Pansy había traído al llegar.
-¿Qué es eso? –Preguntó la rubia mirando a la ex Slytherin que se estiró para
tomar un canapé de una charola que Drepell traía consigo.
-¡Ah! es verdad...me los envió Alecto Carrow...quería que me divirtiera...aunque
debo confesar que me ha dado horror. –Pansy tomó el paquete y les dio a todos
una parte.
-¡¿Qué es esto?! –Preguntó Neville mirando su rostro pálido, muerto en el suelo
junto a Ginny.
-Luces sexy sin vida amor... –Soltó Luna seriamente, Ginny miraba su fotografía,
Hermione se llevó las manos a la boca al verse a sí misma llena de sangre al lado
de Ron.
-Buen fotomontaje...¿quién lo hizo, McLagen? –Preguntó Cho mirando ella las
fotos de Luna y Harry sometidos.
-Sí...según averigüé antes de venir, se las ingeniaron para atrapar a todo el
personal de El Profeta...y qué decir del Quisquilloso...los han capturado a todos, a
algunos los mataron. –Contestó Pansy, Luna la miró a los ojos con horror.
-¡Mataron a la gente de mi padre! –Exclamó con los ojos desorbitados, Neville
nunca la había oído gritar.
-No a todos...pero sí, algunos cayeron. –Contestó Pansy quedamente, todos
guardaron silencio.
-Y mi padre...¿dónde está mi padre? –Preguntó mirándola fijamente. –Se suponía
que Cho lo envió a España.
-Es cierto...lo hice, me las arreglé para que su silla fuera un traslador que se activó
en cuanto comenzó el ataque al Ministerio...lo envíe a una casa de campo en
Barcelona, con unos amigos periodistas, creo que se divertirá. –Cho miró a la
rubia sinceramente, ésta agradeció con una mirada enternecida que todos
pudieron notar.
-Gracias Cho... –Susurró y bajó la mirada hacia el periódico, donde leyó algo que
le dio pánico, pero contuvo la ansiedad y se retiró en silencio rumbo al baño.
-¿Saben algo de mi abuela? –Preguntó Neville tratando de ahogar la preocupación
en el whisky que bebía.
-Pues no...lo único que supe es que estaba con todos los ex alumnos de Hogwarts
de su generación...se están reuniendo para hacer una rebelión. –Contestó Pansy
mirando a Cho con una sonrisa indiscreta.
-¿Rebelión? –Harry sintió que se le levantaban los ánimos, querían pelear y
seguro serían muchos, no todo estaba perdido.
-Sí...pero ya la han acallado...los hombres lobo son suficientes para eso. –
Comentó Cho mirando a otro lado.
-¿A dónde fue Luna? –Preguntó Hermione cuando le pareció escuchar el sonido
de un ¡plop!
-Al baño... –Contestó Neville, pero Ginny que había oído el mismo ruido se
179
levantó.
-Se desapareció... –Dijo la pelirroja sin comprender, fue al baño corriendo mientras
un Neville asustado se ponía de pie, Harry y Hermione se levantaron.
-¿Pero porqué? –Exclamó Hermione mirando a Ginny que volvía.
-Le han tendido una trampa... –Susurró Draco bebiendo de su copa, Cho y Pansy
miraban a la mesa ignorando a todos.
-¡¿Ustedes sabían que la provocarían?! –Gritó Neville al notar sus rostros.
-Sí...pero tenemos un plan... –Cho se puso de pie, seguida de Pansy
emprendieron la salida.
-¿Qué es lo que leyó Luna para irse? –Harry miró a Ginny.
-Esto... –Le tendió la nota que Luna había visto en el periódico...

Búsqueda...
Además de los numerosos arrestos por parte del Ministerio y su nueva
organización, se ha comenzado la revisión de los lugares en los que podrían estar
ocultos los documentos que acreditarían la falsedad de las declaraciones de
aquellos que se han considerado por tanto tiempo como héroes de la nación,
Dumbledore, Potter entre otros; entre los sitios que se habrán de revisar, se
encuentra la tumba de la Sra. M. Lovegood, donde se sospecha, su prófugo
esposo, habrá depositado documentos de vital importancia...

-Piensan profanar la tumba de la madre de Luna... –Susurró Harry a Hermione tras


su lectura, Neville intentó salir pero Cho y Pansy ya lo habían hecho.
-Es mejor que se queden...ellas se encargan. –Exclamó Draco mirando su copa,
Hermione supo que si estaba tan seco era por la platica que habían tenido,
deseaba que nunca hubiera pasado semejante cosa.

l borde del acantilado


-Yo no quise ofenderte... –Susurró mirándola, Eurídice había permanecido en
silencio, miraba fijamente a Ana y procuraba acomodarle el cabello de lado. -...no
era mi intención, yo sólo lo comenté por decir algo...no por que no crea que son
míos...yo lo supe desde el primer momento...lo sentí de alguna forma...Eurídice
yo...
-¿Cuál es el otro nombre? –Preguntó interrumpiéndole.
-Eh...bueno, pensé que era buena opción Arthur...ya sabes, los tres con A... –Ron
apoyó sus codos en las rodillas para verla mejor, ella pasó a Ana a su lado, frente
a él como usándola de barrera y luego se volvió a peinar a un somnoliento Albert.
-Me gusta Arthur... –Dijo secamente, arropando a Albert junto a Ana, se volvió a
Arthur, al mirarlo frunció el ceño.

180
-¿Pasa algo? –Preguntó Ron se acercó un poco y la miró a los ojos, ella se volvió
averlo.
-Tiene los ojos azules...como tú...¿o vas a pensar que es por Hagen? –Preguntó
con el rostro lleno de lágrimas, Ron abrió los ojos desorbitadamente y se levantó
de prisa para verla.
-¡Por Dios! –Exclamó mientras la apretaba contra su pecho fuertemente, ella se
aferró de su camisa y lloró amargamente. -¡Perdóname!
-¡¿Qué voy a hacer Ron?!... tengo tanto miedo...temo tanto por ustedes, Dios... –
Eurídice no podía dejar de llorar y él sin comprender hizo lo poco que podía,
apretarla más fuerte y mecerla, procurando no aplastar a los bebés.

Corría, no había podido aparecerse en su casa por miedo a que la estuvieran


esperando, el bosque estaba negro como la boca de un lobo, lo que la hizo reír, le
recordaba a Eurídice de pésima forma, seguía corriendo con todas sus fuerzas, al
salir a una saliente escarpada cubierta de nieve distinguió su hogar en lo alto,
abajo La Madriguera le saludaba; la tumba estaba cerca, pasando por el sitio
donde su padre y su madre solían ver las estrellas, por el sitio a donde su madre
la llevaba para contarle cuentos en invierno, y cerca de donde usó su primer
chivatoscopio y el río, donde pescaban juntos los tres plimpys para la cena; tenía
que llegar, tenía que ver la tumba ella misma y cerciorarse que nada le habían
hecho, las ramas le golpeaban el rostro, ya dos le habían hecho cortes profundos,
pero ella seguía corriendo, la luna brilló para iluminar su camino justo cuando
tropezó con una roca y cayó al suelo rodando un par de metros, se levantó y miró
al cielo sonriendo, con el labio roto y sofocada.
-Mil gracias...mamá tenía razón, apareces cuando se te necesita... –Susurró al
rayo de luz que le mostraba el camino, se levantó ignorando la sangre que
escurría de su frente golpeada, echó a correr con más ímpetu, saltó la cuarta roca,
miró el pino inclinado y escuchó fuerte el río, faltaba poco, entonces una línea de
humo negro le pasó al lado, supo que estaba en aprietos y sacó la varita.
-Detente...te has vuelto loca... –Pansy apareció corriendo a su lado, el color de su
túnica era otro, un llamativo modelo de duelo en color amarillo canario.
-Lindo atuendo... –Comentó la rubia agachándose para no golpear un seto. -...mi
padre tiene una igual.
-He tenido que usar esta ridiculez para que no sepan que soy yo...Cho se las está
ingeniando para que no envíen a más vigilantes...vuelve. –Susurró Pansy
intentando ocultar su voz entre el sonido de la carrera de las dos.
-No...intentarán abrir la tumba de mi madre...eso es algo que no puedo permitir. –
Luna no la miró seguía corriendo, Pansy sonrió, llegaron a una Y del camino y
Luna tomó la contraria a su casa, Pansy la miró extrañada pero creyó que era para
no llamar la atención.
-No estás tan loca entonces, ¿cierto? –Preguntó corriendo a su lado, al fin frunció
el ceño y volvió a hablar. –No te van a dejar acercarte...además, no planean abrir
la tumba, es sólo un señuelo.
-Mentira...Bellatrix es capaz de todo. –Sonrió Luna mientras resbalaba por una
pendiente, intentando mantener el equilibrio, Pansy notó que ahora sí se alejaban
demasiado.
-¿Tu casa no queda en la cima? –Preguntó Pansy notando que se dirigían en
181
dirección contraria, se estaban alejando de la casa de los Lovegood.
-Mi madre no está enterrada en la casa...mi padre la sepultó por petición mía en
un lugar hermoso a la orilla del río. –Susurró mientras saltaba un enorme hoyo que
Pansy sólo esquivó a fuerza de aparecerse del otro lado.
-¿¡Qué!? –Pansy la miró sorprendida, notó que ya no llevaba sandalias y las
heridas de su rostro. –Entonces no tienes qué temer...todos creen que está
sepultada en el jardín de la casa...había ahí una placa junto a los muérdagos.
-La placa era un símbolo para tenerla siempre cerca, amaba las ciruelas dirigibles,
estaba ahí para verlas pasar...no importa...quiero ver la tumba. –Luna dio un salto,
habían llegado al río, la corriente era pequeña pero fuerte, Pansy miró a uno y otro
lado, algo andaba mal ahí, era cosa suya ¿o aquello estaba muy tranquilo?
-Luna...volvamos... –Susurró acomodándose la capucha para que no se le viera el
rostro.
-Es por aquí... –Luna emprendió la marcha, internándose en el río, metiendo los
pies en el agua helada; sin importarle saltó entre las rocas descalza, las sandalias
se le habían caído en el camino, Pansy tuvo que seguirla, sus botas chapoteaban,
a pocos metros recorridos, en el ruido del río distinguió algo como otros pasos.
-Nos siguen... –Murmuró para sí misma siguiendo a Luna, la chica sonreía con los
ojos brillantes de emoción, analizó el entorno ignorando a Luna, estaban
rodeadas, demasiado a la vista para caer en dos minutos. -...¡Carajo!
-Sígueme... –Dijo Luna internándose en una cueva, formada por la zona
escarpada de una montaña y lo que parecía ser otra mole de roca independiente,
negra y brillante por el agua que escurría como cascada en forma de hilos sobre
ella.
-Luna, debemos largarnos de aquí... –Entraron en aquella oscuridad, pero algo
brillaba al fondo, entonces llegaron al sitio, Luna sonrió y corrió hacia lo que
parecía ser un claro iluminado, Pansy no quitaba su mirada de la entrada. -
...vienen pisándonos los talones. –Se volvió y sintió que se desmayaría de la
impresión.
-Mamá...he vuelto... –Luna miraba aquello enternecida y Pansy comprendió por
qué, no pudo evitar sonreír.

Se paró junto a la puerta, tenía en la mano la varita y apuntaba a afuera con


decisión, permanecía expectante, cualquier sonido significaría un ataque en
potencia; miraba la oscuridad y por Merlín que hubiera seguido ahí pendiente de
no ser por que clarito escuchó un frasco romperse en la cocina, corrió con la varita
levantada dispuesta a matar a quien fuera que osara entrar en su casa y
amenazar a su familia; la carta de su madre había llegado hacía dos horas, le
informaba lo que sabía por El Profeta y le anexaba las fotos, había llorado, por el
dolor de saber muertos a Ron, Hermione, Ginny, Neville y los demás, pero había
llorado más por no saber de Remus, estaba asustada al borde de la exasperación.
Alterada entró corriendo en la cocina, armada y paranoica.
-¡¿Quién es?!...¡Salga de donde quiera que esté! –Soltó apuntando al frasco roto,
al lado de éste, Ted la miraba, su cabello azul metálico se había puesto negro del
susto.
-¡Mamá! –Gritó asustado, Tonks tuvo que inclinarse y consolarlo.
-¡Oh amor lo siento!... –Lo apretó contra su pecho, pero el pequeño no dejaba de
182
llorar, ella acongojada se puso a imitarlo besándole la frente. -...no llores amor,
debes ser fuerte...papá te necesita tranquilo...vamos lindo, deja de llorar y dile a
Ma, ¿dónde está Dromeda? –Preguntó sonriendo entre lagrimones de cocodrilo.
-No sé. –Contestó el pequeño, Ted tenía ya alrededor de cuatro años, mientras
que la pequeña desaparecida ostentaba los tres, pero hablaba como una adulta,
por culpa de Remus que insistía siempre en conversar con ella.
-¡No lo sabes! –Tonks palideció, si de por sí su cabello no tenía ningún color
acorde con su personalidad, saber que no sabía donde estaba la pequeña, la hizo
volverlo tan negro como el de su hijo. –Pero si los dejé juntos amor.
-Pero ella se salió antes que yo...por eso me fui siguiéndola... –Ted se tallaba los
ojos lloroso, Tonks se sorprendió de lo bien que podía llegar a hablar su hijo si se
lo proponía, normalmente balbuceaba todo.
-Encontraremos a Dromeda en algún sitio... –Susurró cargándolo en un brazo y
andando por el apartamento con la varita al frente. -...pero guarda silencio ¿sí?
-¿Porqué no prendes las luces mamá? –Preguntó Ted con el dedo en la boca
mirándola, ella agachaba la cabeza.
-Porque pueden vernos... –Susurró analizando el lugar, las sombras y los sonidos,
intentó ignorar el sonido que hacía Ted al chuparse el dedo.
-¿Quién? –Preguntó pegándose a su pecho, ella frunció el ceño, lo estaba
asustando.
-Los amigos de papá... –Susurró con una media sonrisa. -...no deben vernos. –
Susurró cómicamente.
-Amigos de papá...¿para qué nos buscan?...¿y dónde está papá? –Ted la miró,
Tonks se volvió a verlo y sintió un vacío en el estómago, no sabía qué decir.
-Papá se esconde como nosotros...es un juego divertido cariño... –Susurró
guiñándole un ojo. -...papá vendrá pronto por nosotros pero no debemos perder...
-Si es divertido...-Tonks dio vuelta en la puerta de la cocina, miraba al suelo, las
cortinas estaban puestas y la noche estaba ya muy adentrada. -...¿porqué lloras
Ma? –Tonks sintió una punzada.
-Mi nene no es tonto...eres como yo, como mi madre...todo un Black. –Susurró
apesadumbrada. -¿Te acuerdas que papá te dijo que te parecías a alguien cuando
haces travesuras?
-Sí... –Contestó con los ojos brillantes de emoción mientras su madre buscaba tras
el sillón grande. -...al tío Sirius.
-Pues bien...él también se escondía amor...y era muy bueno haciéndolo. –Tonks
sonrió, Dromeda no aparecía, empezó a sentir pánico.
-¿Qué buscas mamá? –Preguntó ya sin chuparse el dedo, con las manos en los
hombros de ella.
-A Dromeda cariño... –Susurró ya compungida, la niña no daba señales de vida.
-Entonces deberíamos salir... –Ted señaló la puerta medio abierta y a Tonks casi
le da un infarto.
-¡Dromeda salió! –Gritó espantada, Ted casi se le cae de los brazos.
-Yo la iba a seguir, quería buscar a papá en la calle...como cuando lo esperamos
el otro día, pero yo quería una galleta y mejor fui a la cocina... –Contestó Ted
mientras Tonks desesperada salía del departamento y llegaba a la calle.
-¡Dromeda! –Gritó ya sin el menor temor de que alguien le viera, una sombra
delante suyo la hizo palidecer, un hombre tenía a Dromeda tomada por el cuello
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de la blusa, levantándola sin tacto alguno.
-Buenas noches....Tonks... –Le contestó la voz horriblemente penetrante de
Dolohov, Tonks sintió que moriría.

-Necesito saber que estarán bien... –Susurró ahogada intentando reprimir todo lo
que sentía, pero no lo lograba, era como una llama que le quemaba el pecho
horriblemente.
-Pero es que estamos bien...jamás permitiré que les pase algo malo...nunca lo
haría... –Ron la presionó contra su pecho, ella sollozaba tan dolorosamente, que
deseo no tener boca para no haberla herido.
-Quiero que me jures algo Ron... –Eurídice le miró a los ojos, él frunció el ceño al
verla tan desesperada. -...necesito que me prometas que no importa lo que pase,
jamás te pondrás en riesgo por mi.
-¿Perdón? –No la entendía, se arrodilló para verla hacia arriba, Eurídice se sentó
en la cama procurando no mover a los pequeños que dormían.
-Yo quiero que cuides de nuestros hijos...yo no importo, sé que no necesito
pedírtelo, por que soy tu amiga y nada más...pero quiero hacerlo...es importante
que comprendas que no me importa nada más que nuestros hijos y... –Eurídice
hablaba pero él ya no le ponía atención.
-¿Mi amiga y nada más? –Preguntó con el ceño fruncido mirándola sin
comprender. -¿Mi amiga?
-Lo soy...bueno y la madre de tus hijos pero es todo... –Eurídice bajó la mirada
algo incómoda por los ojos azules clavados en ella.
-¡Ah no! –Gritó Ron haciendo que Albert abriera los ojos sobresaltado.
-Lo despertaste... –Dijo ella dándole un pellizco, puso su mano en el pecho de su
hijo y lo movió lentamente, el pequeño cerró los ojos y volvió a dormir. -...no grites,
necesitan dormir.
-Lo siento... –Susurró apenas y se puso a hablar como perico. -...tú no eres mi
amiga, eres la madre de mis hijos, la mujer con la que he de envejecer...ahora me
sales con eso, ¡patrañas! –Dijo alto, Ana se movió.
-Shhhh... –Eurídice lo miró sorprendida pero no pudo evitar callarlo. -...¿qué
dices?
-Digo que te amo...que quiero estar contigo, que estos niños son la prueba
irrefutable de que el destino se las arregla para que sigamos el camino que nos
toca...a mi me tocas tú y yo lo acepto... –Sentenció el pelirrojo moviendo tanto la
cabeza que se despeinó.
-Pero tú...quiere decir que... –Eurídice se sonrojó mirándolo con asombro y
alegría.
-Quiere decir que nos casamos, tú eres la nueva señora Weasley y si no quieres
te aguantas... –Seguía hablando y a ella ya no le daban ganas mas que de
besarlo. -...así que o aceptas o aceptas...por que puedo decirle a mamá que te
obligue...¡y mira que te obliga eh!
-Ron... –Eurídice lo miró seriamente, él seguía susurrando un montón de cosas
que ella no entendía, lo tomó por las mejillas y le sonrió. -...ya cállate. –Dijo y lo
besó, Ron no hizo por pararse, permaneció de rodillas besándola, los dos sabían
que aquello sellaba todo, por siempre.
-Si quieres me quedo mudo... –Murmuró Ron cuando se dejaron para tomar aire,
184
ella sonrió todavía con los ojos cerrados, pero al mirarlo lo notó rígido mirando la
cama.
-¿Qué pasa? –Preguntó volviéndose para mirar lo que él veía. -¡Por Cirse!

Era bellísimo, una especie de cúpula de cristal cubría el cuerpo todavía intacto de
la madre de la chica, la cúpula era ovalada, decorada con aplicaciones doradas, la
mujer dentro tenía la apariencia de una doncella dormida esperando el beso de su
amado, las manos cruzadas sobre el regazo, descalza, largo cabello rubio
extendido bajo su cabeza, un hermoso vestido de seda azul; la luminosidad
provenía de encima de la cúpula, donde el agua entraba cubriendo la tumba de un
brillo intermitente y suave, las ondas de luz de la luna iluminaban todo reflejándose
en los hilos de agua, mientras que seguramente durante el día, el sol otorgaba el
mismo ambiente, con los rayos entrando por un agujero en la parte superior de la
cueva; Pansy no pudo evitar sonreír, era justo el tipo de tumba que ella desearía
para sí misma...qué mejor forma de conservar su belleza que esa.
-...hey...hola mamá...he vuelto. –Luna se acercó, tocó la cúpula suavemente como
si temiera violar la paz de la mujer dentro, Pansy se concentró en verla a ella, con
los ojos anegados en llanto sonreía al cadáver tiernamente.
-Ella no puede oírte Lovegood. –Susurró olvidándose de que estaban en riesgo.
-Claro que puede, si no pudiera mi padre no la habría puesto aquí para mi... –Luna
dio la vuelta a la cúpula y se sentó en un tronco puesto para dicho uso, cerca del
rostro de su madre.
-Necesitamos salir de aquí...nos vienen siguiendo. –Susurró Pansy mirando los
decorados en dorado. -¿Es oro?
-No, es guano. –Contestó Luna, Pansy pasaba su dedo índice por un decorado
especialmente bello en forma de águila, al escuchar aquello palideció y quitó el
dedo con pavor. –Es broma...pero apuesto a que nos creerías capaces ¿no?
-Bueno, yo te creo capaz de todo, Lovegood. –Pansy la miró sonriendo con ironía.
–Pero sí es oro.
-Sí lo es...mi padre creyó que se vería lindo...en lo personal, no me gusta, pero a
mi madre siempre le pareció una buena forma de preservar las cosas, aunque
como yo, nunca lo usó como artículo personal. –Luna miraba la tumba, entonces
pasó, un ruido les dio aviso que alguien se acercaba.
-Diablos...nos encontraron...-Pansy dio un paso atrás, llevándose las manos al
rostro las paso sobre él, cuando se volvió a ver a Luna, Pansy ya no estaba. -
...¿Qué te parece? –Le preguntó con el rostro poblado de pecas y el cabello rojo y
alborotado, aunque sus dientes incisivos eran algo más largos que los demás y
sus ojos de un café tirando a marrón.
-¿Eres una mezcla de Ginny y Hermione? –Preguntó Luna con la cabeza inclinada
a un lado, mirándola fijamente, Pansy se miró en un charco.
-¡Mierda!...me he equivocado en el color del pelo...¿pecas?...¡hey! ya logré
ponerme pecas... –Espetó sonriendo, de pronto todo se tornó oscuro, alguien
había cubierto el hueco por el que entraba la luz en el techo, todo estaba en
sombras y pronto un ruido de pasos las hizo salir de su conversación.
-Así que aquí es la verdadera tumba... –Susurró una voz áspera, Alex entraba
sutilmente, Luna y Pansy con las varitas afuera intentaban pegarse al muro, era al
menos la única forma de alejarse de ellos.
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-¿Quiénes son ustedes?... –Luna intentó sacar conversación. -...es la tumba de mi
madre, nadie que no sea amigo o de mi familia puede entrar en este sitio...es una
falta de respeto, una ofensa a la intimidad de mi familia, así que les pido que se
retiren de este sitio. –Luna hablaba tan tranquila como siempre, de inmediato el
ruido de aplausos y al menos cinco tipos de carcajadas distintas las
ensordecieron, multiplicadas por el eco que generaba la cueva.
-Luna por que no se los habías dicho antes...tomarán sus cosas y se irán de
inmediato. –Pansy intentó mirar a los que le rodeaban, pero ya que la luz anterior
no se esfumaba de su retina, sólo alcanzaba a ver manchas negras.
-Es usted muy amable y lamentamos sobre manera las molestias que le
causamos... –El comentario causó la hilaridad general. -...pero no nos iremos,
rubia estúpida...se las pondremos fácil... –Mary caminaba formando un
semicírculo, alrededor de ellas, Luna solo percibía el sonido de sus zapatos contra
la roca, Pansy sonreía mordazmente, a diferencia de las chicas, ella veía a la
perfección en la penumbra. -...dígannos dónde están sus amigos y les daremos
una muerte suave y tranquila. –La chica sonrió mirando a la que creyó era Ginny.
-Pero si ha hablado Mary Soy Más Fácil Que Una Ramera...¡jódete bestia idiota! –
Escupió Pansy divertida de poder ofender a la chica sin que supiera que era
Pansy, Luna reprobó con un movimiento de cabeza, pero no les dio tiempo, Pansy
se agachó al ver pasar junto a su cuello tremendas garras que casi la prensan
contra el muro, agachada casi al borde del suelo escuchó la aguda voz de Luna, al
tiempo que Mary le amenazaba.
-Maldita te apagaré la voz...estúpida Weasley. –Soltó Mary furiosa.
-¡Desmaius! –El rayo impactó a Mary en la nuca, la chica cayó pesadamente al
suelo, mas no inconsciente sino sólo algo atarantada, pero apenas había Luna
atacado, un golpe le dio en la espalda estrellándola contra las rocas
dolorosamente. -¡Ah! –Gritó mientras la presión continuaba dolorosamente, miró la
tumba de su madre, por un segundo añoró su protección.
-¡Relashio! –Pansy apuntó al tipo que sostenía a Luna contra el muro, un chorro
de agua caliente lo quemó dando tiempo a la rubia de volver al combate, Pansy
cayó al suelo acometida por un rayo rojo que la sacudió haciéndola ver estrellas. –
Carajo... –Susurró sofocada.
-¡Reducto! –Luna apuntó a cada estalactita de la cueva, todas estallaron y las
rocas cayeron sobre todos estrepitosamente, Pansy recibió el golpe de una roca
en la frente y cayó al suelo. –Lo siento... –Luna corrió a ella, la tomó casi a
cuestas y echó a correr para salir del lugar, no sin antes susurrar algo que hizo
que la cúpula se desvaneciera en el suelo.
-Eres una estúpida, si podías hacer eso...¿para qué demonios viniste? –Pansy
sangrando de la frente y algo atontada miraba a la rubia mientras chapoteaban en
el río huyendo del lugar; tropezaron, golpeó con el hombro una roca y sintió que la
piel se le abría, Luna dio un gemido, se había golpeado en el pecho.
-Me gusta complicarme la vida...creí que ya lo habías notado. –Susurró Luna
parsimoniosamente, Pansy frunció el ceño, pese a todo le comenzaba a caer bien.
–Necesitamos alejarnos de este sitio. –Luna piso una roca y se dobló de dolor, se
había abierto la planta del pie, la huella de sangre quedó en la brillante superficie
de la roca, húmeda por la corriente.
-¡No tan rápido! –La voz de Alex les llegó a los oídos, Pansy se volvió para mirarlo,
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les apuntó con su varita, al momento un brillo amarillento salió de la punta y tanto
ella como Luna sintieron como si les hubiera caído un vaso de agua helada por
todo el cuerpo.
-¡Demonios! –Pansy miró a la rubia y ambas empezaron a correr más aprisa,
ahora saliendo del río e internándose en el bosque cerrado. –Nos han lanzado un
hechizo anti-desaparición.
-De todas formas desaparecerse es muy molesto. –Luna corría frente a ella,
subían por la pendiente, esquivando ramas y agujeros en el suelo, Pansy se volvió
un par de veces, estaban muertas, eran hombres lobo, las atraparían y devorarían
sin piedad.

-¡Necesito ir por ella! –Neville intentaba soltarse de los brazos de Hermione que lo
sostenía dificultosamente, Harry le apuntaba con su varita, Ginny miraba a Draco
suplicante.
-Quédate quieto...-Draco no lo miró, se sirvió otra copa y sonrió. -...lo peor que le
pueden hacer es golpearla en la cabeza y que recupere la cordura. –Carcajeó de
su propio chiste y los miró antes de terminarse el contenido.
-¡Idiota! –Gritó Neville colérico. –Ella no está loca...la próxima vez que te burles de
ella, te voy a partir la cara, ¿entiendes? –Neville lo miraba fuera de sí, Harry miró a
Draco.
-¿Qué te ocurre ahora?... –Preguntó mirándolo a través de sus gafas, por más que
analizaba su rostro, sólo descubría una rara hilaridad en el chico.
-Nada, es sólo que estoy de buen humor... –Contestó el rubio mirando fijamente a
Hermione, que se sonrojó y tuvo que desviar la mirada, la chimenea arrojó llamas
verdes y Cho entró al lugar seriamente.
-¿Y bien? –Ginny miró a la chica fijamente, ésta sonrió mientras se tiraba en el
sillón.
-Ya todo depende de Pansy...he evitado que envíen a más guardias, los he puesto
a vigilar Azkaban bajo la consigna de que me ha llegado el rumor de un posible
ataque...Pansy se hará cargo. –Contestó la oriental y pidió a Draco una copa.
-¿Pansy? –Preguntó Hermione algo sorprendida.
-¡Has dejado la vida de Luna en manos de una chica odiosa como Parkinson! –
Espetó Neville sonrojado por el esfuerzo de luchar contra Hermione, que intentaba
pegársele como cinta adhesiva.
-Ella no es odiosa...es linda. –Sonrió Cho sin darle importancia, jaló el tablero de
ajedrez y miró a Draco. –Una partida, rubio desabrido. –Le propuso bebiendo de
su copa.
-Hecho...pero yo las piezas negras. –Contestó él y se pusieron a jugar, ante la
mirada sorprendida de los otros cuatro.
-¿Cómo pueden jugar tan tranquilos? –Ginny los miró con reprobación, con las
manos en la cintura.
-Sencillamente confiamos en Pansy...debieran hacer lo mismo. –Draco bebió de
nuevo de su copa y se puso a jugar, ante la sorpresa de todos, Cho sacó una
cigarrera, extrajo de ella un cigarro, lo prendió e ignorándolos se entregó al juego,
el reloj de péndulo marcó en ese momento las doce, Neville tenía la respiración
agitada y Harry no hacía más que pensar en Remus, en Tonks y en sus hijos.

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-Dolohov... –Susurró temblorosa, Ted en sus brazos se pegó a su cuello, deseó
con todas sus ganas no tenerlo ahí a su lado, de otro modo no podría pelear con
libertad.
-Veo que sigues recordando a cada mortífago...tiempo sin vernos, ¿conoces a
esta ratita de alcantarilla? –Preguntó levantando a Dromeda hacia la luz de la
luna, Tonks frunció el ceño con molestia, la pequeña la miraba apabullada.
-Mami... –Susurró Dromeda y a Tonks se le hizo un nudo en la garganta tan
denso, que para contestar tuvo que destrabarse la boca. -...¡Ded trampodo!...de
dije que no de dijedas a donde iba... –Soltó a su hermano mirándolo fijamente
-Yo no le dije nada... –Contestó el niño ignorando la situación, cruzóse de brazos y
se pegó más al cuello de su madre, la niña le mostró la lengua con molestia.
-Mírala...parece toda una adulta...¿a quién se parece?...¿a ti o a tu madre? –
Preguntó Dolohov, mirando a Tonks. –Por que si se parece a tu madre, mejor la
conservo...Dromeda Black era sumamente hermosa en su juventud...¿te dijo
alguna vez que llegamos a salir?
-Déjala en paz...mi madre no es de tú incumbencia....y mis hijos no te han hecho
daño alguno...¡Suéltala! –Gritó apuntándole con la varita, Dolohov rió con ganas.
-Has escuchado la frase aquella que dice, que en los hijos se habrán de purgar los
pecados de los padres... –Sonrió moviendo a la pequeña, que pegó sus brazos al
pecho y soltó un quejido, Tonks intentó dar un paso, pero Dolohov sacó su varita y
negó con ella. -...me lo pensaría un poco Tonks.
-Dolohov...son niños, ni siquiera tú te rebajarías tanto. –Tonks apretó a Ted contra
su pecho y miró a su hija intentando que sus ojos la calmaran.
-¿Quieres probar? –Preguntó él sonriendo mordazmente, pasando la punta de su
varita por la mejilla pálida de la pequeña Dromeda, que lo miró con recelo y sacó
sus diminutas garras volviendo su pelo de color rojo cereza.
-¡Papá de golpeadá di llega a hacedme adgo! –Gritó envalentonada la chiquilla, su
hermano asintió con un movimiento brusco de cabeza, pero a Tonks se le había
ido la sangre al piso, pensando que Dolohov se enfurecería, él en cambio
carcajeó.
-Híbrida...como mi sobrina... –Exclamó el hombre divertido, luego miró a Tonks
maléficamente. –...de no ser por eso, le habría cortado la garganta hace ya un
buen rato.
-Tu sobrina es un animal...ya leí El Profeta...sé que traicionó a todos...¡Es una
basura igual que su padre y tú! –Tonks habló antes siquiera de pensarlo, Dolohov
la miró fijamente.
-Puedo tolerar cualquier cosa... –Se acercó a ella a grandes zancadas, apuntando
todavía a la niña que giraba pendiente de la tela de su ropita. -...pero que me
compares con ese estúpido de Greyback...
-¡Confundus! –Una voz varonil salió de las sombras, en seguida Dolohov sacudió
la cabeza y soltó a Dromeda, Tonks la sujetó apenas de uno de sus brazos y la
apretó contra su pecho mirando a Dolohov sorprendida. -¡Desmaius! –La misma
voz apuntó a Dolohov cuando éste se reponía levemente, noqueado cayó al suelo,
Tonks lo miró fijamente y se volvió a las sombras.
-¿Quién está ahí? –Preguntó azorada, con los dos niños en brazos y la varita
levantada con dificultad.
-Buenas noches... –Un hombre alto salió a la luz de una de las lámparas de la
188
calle, Tonks lo miró con el ceño fruncido, por un momento hubiera jurado que era
Remus, pero al verlo mejor, ahogó un gemido, era Fenrir Greyback.
-Fenrir... –Susurró ahogada, no tenía escapatoria, sintió un horror espantoso
pensando en el futuro de sus hijos en manos de semejante monstruo, el hombre
levantó la cara para verla a los ojos y ella notó que no podía ser Fenrir por que él
no tenía los ojos azules. -...¿quién diablos eres tú?
-Cuidado con su lenguaje señora Lupin...los niños aprenden rápido. –Comentó él
mirando a Dolohov en el piso, sin contenerse le dio una patada en el rostro,
provocando que se le rompiera la nariz, que se oyó tronar como una lata de
refresco, el hombre quedó tirado boca a bajo sangrando. –Lamento ese
arranque...
-Descuida pero... –Tonks no alcanzaba a comprender nada, lo siguiente que supo
es que el chico la tomaba por la cintura y sonreía.
-Tranquila...la pondré a salvo. –Susurró, miró a Ted y le guiñó un ojo, el niño lo
imitó mientras Dromeda fruncía el ceño. –Que linda niña... –Comentó al
desaparecerse, Tonks se dio cuenta que estaba en aprietos...¿o no?

Sobre la cama, entre las mantas en que se suponía debía haber tres niños de un
par de horas de nacidos, estaban ahora tres pelirrojos de al menos cinco meses,
estirando sus brazos sonrojados por la presión de las mantas, Ron los ayudó a
descubrirse y palideció al momento; Ana tenía la cara sonrojada y sonreía
tiernamente sacudiéndose desesperada, Albert con el ceño fruncido hacía
pucheros y cerraba los puños fuertemente balbuceando, mientras Arthur, algo
alejado de los otros dos miraba a otro lado con la mano en la boca, los ojos
medios cerrados clavados en Drepell que revisaba la chimenea.
-¡Hay Merlín!...tienen una de esas enfermedades muggles que les hace
envejecer... –Asustado miró a Ana, que sonreía pícaramente y reconoció el gesto
como uno que hacían sus hermanos gemelos cuando planeaban algo. -...y
heredaron la maldad de los gemelos...la de sorpresitas que nos dará cuando vaya
al colegio...matará a McGonagall de un infarto. –Miró a Eurídice con horror.
-Por eso te dije que le pusiéramos Minerva también... –Eurídice le siguió el juego
pero luego se puso seria. -...no es una enfermedad Ron...deben ser los efectos de
la poción...pero se supone que sólo afectaría mi vientre. –Eurídice miró a Albert
que estiraba su mano hacia ella sonriendo y balbuceando, un aroma le llegó antes
que siquiera Ron lo percibiera, pero él niño la miró fijamente un momento, ella
sonrió y lo acercó para cambiarle el pañal.
-Pues parece que fue otro cálculo erróneo...piénsalo, la poción afectaría tu
vientre...¿qué no estaban ellos dentro de tu vientre? –Ron tomó en brazos a Arthur
que bostezaba dulcemente, Eurídice lo miró sorprendida por lo lógico que había
sonado aquello, la puerta se abrió y una Ginny acalorada, concentrada en distraer
a Neville entró en la habitación.
-¿Interrumpimos? –Preguntó, pero al ver a los niños ahogó un grito. -¿Porqué han
crecido tanto?
-Parece que la poción resultó más fuerte de lo que pensé. –Susurró Eurídice,
concentrada en cambiarle el pañal a un Albert balbuceante y sonriente que miraba
a su tía.
-Son enormes...y pelirrojos. –Dijo Neville subiéndose a la cama, se inclinó sobre
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Ana, que de inmediato estiró sus bracitos y se puso a apretarle las mejillas. –Es un
amor ésta niña.
-Es mi hija...¿qué esperabas? –Contestó Ron cargando a Arthur que se había
quedado dormido. –Se parece a mi.
-Se parece a Ginny en realidad... –Eurídice la miró fijamente. -...o a Charlie... –
Comentó con el ceño fruncido.
-Creo que mejor se los mostramos a mamá...sino cuando los vea estarán
gateando por toda la casa. –Comentó Ginny mirando a Eurídice que entregaba el
pañal sucio a Drepell, que era asediado por las manitas del pequeño.
-Estoy de acuerdo...Neville, di a Draco que llame a Hagen, quiero que traigan a
Molly...Ginny abre aquel armario, busca un frasco azul y tráemelo...mejor detener
todo efecto que aún esté en ellos. –Eurídice terminó de vestir a Albert y lo entregó
a Neville, que lo cargó con dificultad y algo de nervio. –Sostenlo, no te morderá... –
Lo pensó un segundo. -...bueno si te muestra las garras mejor lo traes y lo pones
sobre la cama. –Neville asintió y salió a buscar a Draco.
-Se parece a Percy... –Susurró Ron mirando a Arthur que dormía, frunció el ceño y
se volvió a Eurídice y Ginny. -...¿dónde estará ese atolondrado?
-Seguramente con Fred y George...estarán bien Ron...si hay dos chicos con
suerte, esos son los gemelos, cuidarán de Percy...ya lo verás. –Ginny entregó el
frasco a Eurídice, que asintió mirando a Ron, luego abrió el frasco y se puso una
gota en el índice, que acercó a Ana para que lo chupara, la pequeña lo hizo, se
puso roja y dio un estornudo, los tres rieron.

-Jaque... –Susurró Cho respetando el mutismo que Hermione y Harry guardaban


sentados ante la chimenea.
-¿Jaque? –El rubio se inclinó sobre el tablero para ver bien, era cierto, había
perdido y los restos de sus piezas lo demostraban. –Otro.
-Olvídalo...necesito dormir. –Bostezó Cho mirando ahora a los dos amigos
sentados mirando al suelo. –Vamos, dejen esas caras largas...Lovegood estará
bien, es más terca que una plaga.
-Pero corre peligro... –Murmuró Hermione, Cho la miró fijamente, apagó el tercer
cigarrillo de la noche en un cenicero que Drepell había traído y se puso de pie.
-¡Bah!...nada que esa rubia atolondrada no pueda remediar...y Luna no es tonta. –
Carcajeó refiriéndose en primera instancia a Pansy, Neville entró en aquel
momento con el pequeño en brazos.
-¿De dónde sacaste ese bebé? –Draco lo miró sorprendido.
-Es Albert...han crecido todo esto. –Neville sonrió mostrándolo a Draco, el
pequeño lo miró fijamente, entonces estiró su mano para tocarle la corbata, Neville
interpretó esto como que quería que lo cargara el rubio. –Tómalo, Eurídice dijo
que si saca las garras se lo lleves de vuelta.
-Pero... –Draco tuvo que tomar al pequeño y sentarlo en su rodilla, lo miró
fijamente, Albert le sostenía la mirada con dureza y de pronto se puso a balbucear
con él de lo más entretenido.
-Le gustas... –Sentenció Hermione, Draco sonrió mirando al bebé y no pudo evitar
mirarla, cuando se percató de esto, se puso de pie con Albert en brazos e intentó
alejarse sin rumbo fijo, pero alguien se apareció en la sala frente a él.
-Llegamos. –Hagen abrió su túnica, Tonks con los dos pequeños en brazos miró a
190
su alrededor, al ver a Draco sacó la varita y apuntó, Cho hizo lo mismo mirándola
fijamente.
-¡Tonks! –Gritó Harry y corrió a su lado, la chica se volvió a verlo y sonrió sin
poder evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas.
-Harry... –Dijo en un susurro y miró a Hermione también. -...pero sus cuerpos, vi
las fotos en El Profeta, estaban muertos... –Hermione tendió los brazos a la
pequeña Dromeda que le sonrió.
-No lo estamos...los chicos nos sacaron a tiempo del lugar... –Harry la abrazó con
fuerza, luego miró a Ted. -...¿Tu hijo?
-Sí...es Ted Lupin... –Tonks sonrió, luego se le iluminó el rostro. -
...¡Remus!...¿dónde está? –Tonks miró a Hermione emocionada, ella miró al
suelo, Draco la miró y sintió algo de pena, Harry tomó a Ted en brazos y quiso
intervenir, pero Cho lo hizo antes.
-El profesor Lupin está preso en Azkaban acusado de rebelión, fanatismo y
traición... –Cho hablaba secamente, mirando a Draco. -...pero al menos está vivo.
-¡Ustedes hicieron esto! –Tonks apuntó con su varita a Draco y Cho, que
permanecían juntos, Ginny venía hacia la sala con Ana en brazos, Ron le seguía
con Eurídice apoyada en él, Arthur reposaba dormido en el brazo del chico. -¡Esto
es su culpa!
-Tonks...espera... –Susurró Hermione tratando de calmarla.
-Es verdad, es nuestra culpa...no planeamos bien las cosas... –Draco se volvió a
Hagen y le entregó al bebé.
-Mis sobrinos...¿cuánto tenías de embarazo? –Hagen miró a su hermana con
reprobación, ella sonrió tristemente.
-¡Quiero que me digan que demonios pasa aquí! –Tonks estaba furiosa, Harry se
agachó para mirar a otro lado.
-Mi papá está bien...¿verdad? –Preguntó Ted rompiendo el silencio que había
guardado todos, Harry lo miró sorprendido, se parecía tanto a Sirius que aquella
pregunta fue como si le estuviera pidiendo una explicación de todo cuanto pasaba.
-Sí...él está bien. –Contestó mirando a Tonks con seguridad, Ginny sonrió y por un
momento, todo volvió a la calma.

-¡Diffindo! –Gritó entre la oscuridad, se habían detenido junto a un enorme roble,


mirando atrás, pero las sombras de la noche y la ausencia de la luna las tenían en
jaque. -¿Qué haremos?
-Correr... –Contestó la rubia mirando a la cima. -...si llegamos allá arriba,
podremos huir por las zonas escarpadas.
-Estás loca, arriba está el resto del regimiento vigilando tu casa... –Pansy la miró
fijamente, respirando agitadamente. -...estamos perdidas, sin escobas y sin poder
aparecernos, es el fin.
-Claro que no... –Luna sonrió. -...sólo debemos ser más ingeniosas que
ellos...sígueme. –Luna echó a correr otra vez, Pansy cerró los ojos con molestia
pero la siguió, no le quedaba de otra.
-¿Cómo puedes ser tan despreocupada? –Preguntó cuando se internaron en un
claro, Luna sonrió más.
-No lo sé...así soy y ya. –Contestó mostrándole una vereda. –Por ahí...solía
esconderme de papá por estos sitios, hay un camino entre los acantilados, solo no
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debemos perder el camino por ninguna razón. –Echaron a andar por esa vereda
algo más lento, entonces Pansy que iba tras ella, miró al suelo y lo notó, Luna iba
dejando un rastro de sangre.
-Maldita sea...estamos marcándoles el camino. –Pansy la alcanzó y le sujetó por
el hombro, Luna la miró sin comprender. –Sangras del pie...estás dejándoles
huellas claras.
-Así que por eso me dolía. –Susurró Luna mientras Pansy le sanaba con la varita,
la chica le miró sorprendida.
-¡Estás idiota ¿o qué?! –Preguntó, Luna iba a contestar pero no le dio tiempo, un
rayo rojo le impactó en el pecho y azotó contra un árbol a su espalda, azorada se
tiró pecho tierra y sacó la varita; Pansy se volvió, unas garras la empujaron por los
hombros y ella y Mary rodaron por una pendiente, golpeándose con las rocas,
Pansy luchaba por que la chica no le mordiera, a su vez, Mary intentaba por todos
los medios clavarle aunque fuera un diente.
-¡Pan...diablos...Ginny! –Gritó Luna, sacó su varita y se dispuso a seguirla
pendiente abajo, cuando escuchó pasos y vio sombras a su alrededor. -
¡Desmaius! –Lanzó primero a la izquierda, un rayó verde le pasó muy cerca y echó
a correr en dirección hacia Pansy, pero virando más inclinada, con la esperanza
de que no le impactara alguna maldición.
-¡Perra ¿cómo te atreves?! –Mary la empujó, Pansy rodó un poco más que ella,
pero alcanzó a sujetarse de una roca, antes de ir a dar directo al precipicio, se
asomó, debía hacer al menos diez metros de caída vertical, directo sobre el río;
Mary agazapada sobre un tronco la miraba sonriente. -¡Sabes Weasley, siempre
se me ha antojado la carne de tu familia!...hay un hermano tuyo en particular que
de buena gana me comería solita... –Se relamió con apariencia horrible y Pansy
sonrió.
-Me gustaría ver que lo intentaras...ves como no me equivoco...eres una maldita
ofrecida... –Susurró sofocada, el pelo alborotado y sangrando de muchos y
numerosos rasguños del rostro, miró a todos lados, no veía a Luna y se alarmó. -
...¡Bombarda! –Apuntó al tronco, Mary saltó sobre ella, esquivando la explosión y
las dos rodaron hacia la pendiente; antes de caer Pansy se sujetó con fuerza de
una rama, al sentir que la chica se sujetaba de su túnica, frunció el ceño y pateó a
Mary en el abdomen, pero ella no se soltaba, asfixiándola.
-Eres una idiota Weasley...si caigo, caemos juntas. –Exclamó la chica sacando
sus garras, sin advertencia previa las clavó de lleno en el costado derecho de
Pansy, que soltó un grito, Luna escuchó y supo dónde buscar. -¿Qué se siente
tener mis garras dentro? –Mary carcajeó, Pansy intentó sujetarse con más fuerza
de la rama, pero el dolor la cegaba y no alcanzaba a ver de donde sujetarse mejor.
-Es lo único que puedes hacer...parece que me haces cosquillas. –Soltó Pansy,
como siempre mordaz e hiriente.
-Perra...¿no te duele? –Mary le clavó las garras más profundo, Pansy sintió que se
le salían las lágrimas.
-Estúpida...no puedo ver de donde sujetarme...te has condenado sola...si me
caigo, al menos te aplastaré con mi cuerpo...tendrás el placer de amortiguar mi
caída...¡loba de mierda! –Pansy sonrió a pesar del dolor, Mary jaló hacia sí las
garras abriéndole la piel de un tajo, Pansy soltó un grito y estiró el brazo derecho
intentando empujar a Mary, que perdió el equilibrio y cayó al vacío junto con un
192
enorme pedazo de túnica amarilla.
-Carajo... –Susurró Pansy, intentó sujetarse, una sombra se acercaba, un sujeto
de negro se inclinó para sujetarla, la levantó sonriendo y le susurró.
-Tenemos órdenes precisas...muertas... –Rió bajo la terrible luz de la luna, Pansy
no podía hacer nada, su varita había quedado sobre la orilla, intentó patearlo, pero
parecía que estaba perdiendo demasiada sangre, por que sintió que se mareaba,
hizo lo único que se le ocurrió, le escupió en la cara, él carcajeó, la tomó por el
cuello y estiró el brazo para arrojarla al precipicio. –Adiós...señorita Weasley...
-¡Petrificus totalus! –Gritó la voz aguda de Luna, el tipo quedó pasmado y Pansy
pudo mirar a la rubia acercarse.
-¿Porqué tardaste tanto? –Preguntó ahogada, Luna le dio la vuelta al tipo, le
rompió la mano sin misericordia y liberó a la chica. –Creí que te habías ido de
pesca... –Pansy tosió.
-Pasa de media noche, no es buena hora para eso... –Contestó Luna sonriente,
Pansy la miró igual, se levantó y Luna la ayudó a andar, antes tomó su varita y se
fueron por la orilla del acantilado, subiendo la escarpada. -...descuida,
encontraremos la forma de salir de esta.
-Me temo...que saldrás sola... –Pansy palideció, tosió, un manchón de sangre
quedó en la ropa de Luna, la rubia la miró fijamente.
-Estás muy mal... –Luna la miró seriamente. -...confía en mi.
-Confío en ti... –Pansy la miró, luego miraba sobre el hombro de la ex ravenclaw. –
...en quien no confío en es él. –Luna se volvió, tras ella, Alex se acercaba con
otros cuatro hombres lobo, furioso por el fin de su hermana, Luna miró delante de
ella, el acantilado las esperaba, abajo, el río y su enorme creciente, en sus brazos,
Pansy con el costado rebanado; por primera vez, las ideas se le agotaban.

Contra corriente
-¡Deténganse!...¡Alto! –Gritó la mujer desesperadamente, sacaban cada mueble
con velocidad. -¡Esto es un atropello! –Acalorada notó que no habían dejado
mueble alguno, la habitación estaba ahora vacía y Alice permanecía sentada en el
suelo. -¡Y a esta hora de la noche!...es una injusticia...
-No, no lo es. –Alecto le miró con una sonrisa perfecta, Augusta se volvió
horrorizada y corrió en dirección a Frank que miraba sin comprender, parado
delante de su esposa, concentrada en quitarle las envolturas a una bolsa entera

193
de chocolates. –Estos hombres eran miembros de una organización rebelde, a
partir de este momento, son presos.
-¡Pero están enfermos! –Augusta atemorizada por lo que pudiera pasarle a su hijo
y su nuera palideció, pero intentó parecer dura y enfadada. –No pueden hacer
nada, ni siquiera representan un riesgo para ustedes.
-Se equivoca...ellos son un gran peligro para nosotros. –Alecto caminó hacia ella,
mirando con sorna a Frank, que con la cabeza inclinada a un lado intentaba
descifrar quién era aquella persona.
-Pero... –Comenzó Augusta, pero la mano de su hijo se posó en su hombro, ella
calló, Alecto soltó una risilla y salió. -...Frank...hijo, yo sé que Neville está bien.
-Neville... –Susurró él con el ceño fruncido, como si luchara por entender lo que
ella le decía; desde hacía un par de años, Frank y Alice comenzaban a mostrar
mejoría, lograban al menos recordar el nombre de su hijo y de vez en cuando
preguntaban cosas, simples y vanas, pero aquello era el regocijo de Augusta y
Neville, que no dejaban escapar la esperanza de que algún día los dos volvieran a
la normalidad.
-Si...Neville. –Augusta le sonrió para calmarlo, él recuperó la calma y fue directo a
la ventana a ver por ella, Alice se puso de pie y miró a Augusta.
-¿Luna tiene zapatos? –Preguntó Alice a Augusta, la última visita de Neville había
sido en compañía de Luna, la chica había pasado la tarde conversando con Alice,
a quien le regaló la enorme bolsa de chocolates y una libreta en blanco.
-Sí querida...Luna tiene zapatos. –Contestó Augusta apesadumbrada, su nuera se
puso seria y luego le abrazó.
-Neville bien... –Susurró a su oído, por un momento Augusta hubiera jurado que
Alice estaba completamente sana, pero cuando la vio ponerse a soplar las
envolturas y sonreír a Frank mientras lo hacía, se dio cuenta que había sido una
idea demasiado loca.

-Debemos encontrar la forma de salir de aquí. –Charlie andaba de lado a lado


como un león enjaulado, Arthur continuaba con las manos en las cienes, tratando
de darse valor, si Ron y Ginny estaban muertos, igual que Neville y Hermione,
Molly podría estarlo también.
-No hay forma de salir, yo mismo ayudé muchas veces al aseguramiento de esta
celda en especial...no se puede hacer nada desde dentro. –Moody intentaba
permanecer de pie, Kingsley le miró fijamente, sacudió la cabeza.
-Si tuviéramos una varita al menos... –Susurró con su voz ronca mirando a
Remus.
-Malas noticias... –Susurró Lupin mirando al cielo, se volvió a mirarlos. -...ya
notaron la luna.
-¿No me dirás que está llena? –Preguntó Charlie exasperado, la idea del hombre
lobo le recordó a Bill, le dio un escalofrío.
-No, pero falta poco para ello, dudo mucho que me den la poción... –Susurró. -
...¿qué estará haciendo Tonks?
-A como la conozco, buscándonos como una loca. –Sentenció Moody mirando a
Arthur. –Vamos señor Ministro, eso pudiera ser falso.
-¡¿Y si no lo es?! –Gritó Arthur fuera de sus casillas, pálido y lloroso, Charlie bajó
la cabeza, aquello era lo peor que les podría haber pasado.
194
-No queda más que tener fe en que lo es Arthur. –Kingsley intentó darle ánimos,
pero el pelirrojo negó con la cabeza y volvió a inclinarse. –Tiene que ser fuerte por
el resto de sus hijos, mire a Charlie...aún tiene alguien por quien luchar. –Kingsley
sonrió, Arthur miró a su hijo, él con el ceño fruncido iba de lado a lado.
-¡Maldita sea déjennos salir! –Charlie se tomó de los barrotes y se puso a sacudir
la puerta con tal fuerza que casi podía llegar a pensarse que la sacaría de los
goznes, pero no lo logró; escucharon que en otras celdas continuas el grito se
repetía, luego un frío de muerte inundó todo.
-Dementores... –Susurró Moody frunciendo el ceño, Charlie miraba la puerta con
horror, sólo podía distinguir aquellos velos negros, Lupin recordó a Sirius e intentó
pensar en otra cosa, Arthur se acurrucó contra el muro a su espalda y llamó a su
hijo, lo envolvió en sus brazos y cerró los ojos, Kingsley se acercó a Moody y
guardaron silencio, la noche era larga.

Sonó el llamado a la puerta, Bill corrió presuroso, se pegó a ella con la varita en la
mano, Molly que había estado dormitando en un sillón abrió los ojos y levantó su
varita, Fleur cubierta con una manta se asomó desde la habitación, era casi la
una, demasiado tarde para ser algo bueno.
-¿Quién? –Preguntó Bill con la voz más ronca y áspera que pudo mostrar.
-Ronald... –Contestó la voz, Bill miró a su madre sorprendido, ella dio un paso,
pero él negó con la cabeza.
-¿Hay algo que quieras decir? –Preguntó atragantándose, deseaba con todas sus
fuerzas que aquel fuera Ron.
-Pues...que viene Hagen conmigo y dice que hace un frío infernal...y la mejor
forma de recordarlo en con el color de nuestro cabello... –Bill no dejó que siquiera
terminara, abrió la puerta y se encontró con Ron amoratado de frío y despeinado,
lo abrazó con fuerza y sonrió.
-Ronnie...-Exclamó, mientras su madre se lo arrebataba de los brazos.
-Ronald... –Sofocándolo lo apretó contra su pecho, Ron sonrió. -...hijo, estás
vivo...¡¿Dónde estabas?!
-Hey...tranquilos, estamos bien...gracias a estos ingratos... –Rió Ron señalando a
Hagen que cargaba una cesta.
-Hemos traído más comida, la necesitarán ahora que no estarán solos. –Hagen
señaló un grupo que venía tras él, Tonks, con los dos pequeños, entraron a la
cabaña cubiertos de nieve.
-Tonks...niña, mírate... –Molly la apretó con fuerza y miró a los pequeños,
Dromeda dormía en brazos de Tonks, mientras Ted miraba a todos lados tomado
de su mano.
-¿Y papá? –Preguntó el pequeño cuando Bill lo tomó en brazos, Fleur se acercó
por Dromeda y para guiar a Tonks a la habitación.
-Esta bien, pero no aquí Ted...ya pronto lo verás. –Contestó Hagen mirándolo, le
sacudió el cabello con la mano y le empujó para que siguiera a Tonks y a Fleur a
la habitación.
-Vengan...egs tagde Ted...debes dogmig... –Fleur tomó al pequeño de brazos de
Bill y sonrió a Tonks.
-Gracias Hagen... –Susurró Tonks apesadumbrada, él sonrió, ella entró con Fleur
para acostar a los niños.
195
-Ronald...¿Dónde está Harry?...y Ginny y Neville...¡por Merlín! Luna y Eurídice...-la
pelirroja mujer se llevó las manos a la boca asustada. -...¿dónde está Hermione?...
–Molly miró a su hijo, éste dio un resoplido y la miró con preocupación.
-De eso he venido a hablarte madre...a explicarte todo y a darte un par de buenas
noticias... –Ron se sonrojó pensando en la regañada que le esperaba.
-¿Un par?....-Hagen carcajeó mientras ayudado por Bill sacaba la comida de la
cesta, se volvió a ver a Ron y a Molly. -...es un trío a decir verdad. –Dio un codazo
a Bill, que no entendió pero sonrió al ver un envoltorio de carne cruda y lo miró con
ansiedad, Hagen le dio una palmada. -¡Oye!...es para todos.
-Perdón, no pude evitarlo. –Susurró Bill sonrojado y tomó el envoltorio mirándolo
con aprensión.
-Si yo soporte traerlo sin soltarle una mordida, puedes hacerlo. –Carcajearon y
fueron a la cocina a llevar todo.
-¿Trío? –Molly miró a Hagen sin comprender, Ron la guiaba hacia el sillón donde
antes estaba, la sentó y se puso en cuclillas frente a ella.
-Mamá...eres abuela de un grupo de trillizos adorables. –Soltó con una sonrisa de
oreja a oreja, Molly palideció mientras formaba una rara sonrisa mitad asombro,
mitad alegría.

-Ya es casi la una... –Susurró Harry mirando su reloj de pulsera, apenas podía fijar
la vista en algo.
-Están tardando mucho. –Cho con la mano sobre la chimenea, miraba el reloj de
pared.
-¿Dónde han ido? –Eurídice que no sabía lo que pasaba, sosteniendo a Arthur y a
Ana miraba a Draco, él le susurró lo que había pasado. -¿Dejaste a Pansy
sola?...¿con Luna?...Cho eres una idiota...las matarán.
-Es lo que yo decía desde un principio. –Neville alzó la voz, Cho lo miró con cara
de pocos amigos. –Pero no lo de que fueras una idiota Cho. –Intentó reparar las
cosas pero ella le dio la espalda.
-Se supone que se haría cargo de todo...pero veo que no se puede confiar en esa
víbora. –Contestó Cho, tras un minuto lo pensó y se volvió a Neville. –Ven, iremos
por ellas.
-Hasta que alguien me hace caso. –El chico la siguió, ella le tomó del brazo. –
Comenzaba a pensar que tendría que hacer lo que Luna, irme sin decirle a nadie.
-Oye, espera... –Draco llamó a Cho, Hermione sentada al lado de Ginny jugando
con Albert lo miró fijamente.
-¿Ahora qué? –Cho lo miró con molestia, él sonrió para calmarla y le tomó por la
barbilla, Cho frunció el ceño y miró instintivamente a Hermione.
-No puedes presentarte así...se iría todo al carajo. –Sonrió el rubio mirándola, ella
suspiró.
-Es mejor que lo obedezcas Cho... –Susurró Eurídice con voz melosa, que hizo
que Hermione emitiera un gruñido. -...normalmente nuestro rubio amigo tiene
razón.
-Son un grupo de enfermos... –Ginny se sonrojó ¿es que acaso se divertían
andando unos con otros? -...¿eras otra de sus amantes? –Preguntó a Cho que
sonrió y no contestó para dejarle con la duda, Hermione dio un resoplido, Draco lo
notó y sonrió.
196
-Oye yo no tengo amantes...-Draco la miró con una sonrisa malévola, Hermione lo
miró. -...yo tengo amadas. –Sonrió más fuerte, Hermione se puso tensa y frunció
el ceño.
-Cierto Draco...debo ser cuidadosa, veamos... –Se pasó las manos por el rostro y
cuando las bajó, ante Neville y Draco, se encontraba Hermione enfundada en un
traje completamente negro, la verdadera castaña la miró fijamente. -...¿te gusta
así, sexy Malfoy? –Carcajeó Cho con fuerza, él le guiñó un ojo.
-Hermione... –Susurró Harry desde un rincón, sintió un vuelco en el estómago pero
se contuvo, necesitaba concentrarse en otras cosas.
-Me encanta así... –Confesó él, Hermione en su sitio se puso roja como un tomate
y les volvió la espalda.
-Increíble... –Susurró Neville mirándola impresionado, Cho sonrío.
-Esto es preocupante...quiere decir que puede convertirse en ti...y él le sonríe de
una forma que...es decir...ellos dos... –Ginny miraba a Hermione, luego a Cho,
Draco soltó una carcajada, Hermione se sonrojó de nuevo y cabizbaja se puso a
atender a Albert.
-Mejoras... –Eurídice le miró sonriente, Cho afirmó sonriente. –...hace un par de
días no lograbas el color del pelo.
-Parece que si...a fuerza de intentar, se logran las metas... –Comentó Cho, tomó
del brazo a Neville y desaparecieron con un ¡plop!, Harry que había estado
mirando desde la terraza guardó silencio, desde hacía un par de minutos, no
dejaba de dolerle la cicatriz.

-Parece que no tienen salida. –Alex miraba a Luna fijamente, ella contenía las
ganas de dar un paso atrás, el acantilado estaba a sólo unos metros.
-Se equivoca...tenemos muchas ahora que lo pienso. –Soltó ella tranquilamente,
miró a Pansy sujeta a su brazo, la sangre le empapaba ya la túnica y entonces lo
notó su rostro estaba cambiando.
-Creo que tiene razón el tipo con cara de perro... –Susurró la chica con la voz
quejosa, sentía la boca pastosa y el dolor del costado había desaparecido para
dar paso a una rara pesadez que le hacía cerrar los ojos, sintió que su nariz
cambiaba, frunció el ceño e hizo un esfuerzo por recuperar la apariencia de Ginny.
-Mira quien habla...como si fueras tan linda Weasley... –Exclamó otro del grupo,
las carcajadas no se dejaron esperar, Luna miraba a todos lados, debía haber algo
que le ayudara, pero no encontraba nada que pudiera salvarles.
-A decir verdad es linda... –Gruñó otro tipo acercándose, Luna apretó a Pansy
contra su pecho y le apuntó con la varita, la chica emitió un quejido de dolor y
Luna la miró fijamente; de pronto sintió un sacudimiento, mirar a Pansy la había
distraído, un par de manos la sujetaron por el cuello y la tiraron al piso, no le dio
tiempo de lanzar algún hechizo, se golpeó el rostro con la roca y se sofocó por la
presión, mientras el hombre que había hablado sujetaba a Pansy con fuerza por la
cintura y ella se quejaba de dolor. -...mira nada más que belleza.
-Suéltame... –Pansy lo miró fijamente, alcanzó a distinguir un rostro cubierto de
barba, unos ojos verdosos y una nariz deforme, todo cubierto por una horrorosa
mata de cabello negro largo y grasiento, impregnado de un desagradable aroma a
tabaco y alcohol, mezclado con el sudor de días enteros de persecución;
espantada intentó empujarlo, pero no pudo, el tipo era mucho más grande que ella
197
y estaba muy débil para poder deshacerse de él. -...asqueroso animal.
-¡Uy!...la chica tiene garras en la lengua... –Comentó el tipo sarcásticamente al
tiempo que la abrazaba por la cintura rozándole la herida, Pansy ahogó un grito de
dolor y Luna desde el suelo gritó enfurecida; el hombre sonrió mostrando su
enorme dentadura lista para el ataque, pero no mordió a Pansy, simplemente rozó
su cuello con sus labios mientras ella se sacudía. -...huele bien, a ropa limpia y
camas con doseles, toda una señorita bien.
-¡Qué esperabas!...es un Weasley. –Gritó una voz, Pansy frunció el ceño, aquello
ya no le estaba gustando nada.
-¡Déjenla!...es que acaso no piensan con algo que no sea lo que hay bajo sus
pantalones...–Intentó ponerse de pie esquivando los que tenía sometiéndola,
quería sujetar la varita que se le había caído y permanecía sobre el suelo cerca de
su rostro; escuchó a alguien moviéndose hacia ella, en seguida distinguió una
masa negra en dirección a su cara, lo siguiente fue un terrible dolor en el rostro, la
nariz hecha pedazos y la sangre ahogándole, se mareó y por un momento todo,
absolutamente todo se puso negro.
-Luna... –Gimió Pansy, alcanzaba a ver con dificultad a la chica en el suelo, ya no
la sostenían, estaba inerte sobre las rocas, dejando lentamente sobre la negrura
del piso una mancha roja como la que ella llevaba en el costado, se apanicó al ver
aquello, intentó soltarse. -¡Luna!...¡¿Qué le han hecho?!....¿qué le han hecho? –Se
sacudió, intentaba ver bien a la chica, pero todos comenzaron a moverse, como si
ver la sangre de Luna los hiciera despertar de un raro letargo.
-Tú, tirala, no nos hace más falta... –Alex mirando divertido como Pansy cedía a
los brazos del otro hombre, demasiado distraída en intentar despertar a Luna,
ordenó aquello que hizo que la –ahora– pelirroja le mirara con espanto. -...que se
pudra en el río, merecido se lo tiene por lo que han hecho a mi hermana...puedes
divertirte con la Weasley...pero todos tendrán su turno. –Alex carcajeó, Pansy miró
a Luna vehementemente la pesadez se le había ido del cuerpo, se sentía más
despierta que nunca e intentó sacar su varita, pero aquel desagradable ser la
envolvía con sus brazos, a fuerza de empujones la colocó en el suelo boca arriba,
ella no podía sino mirar a Luna y al sujeto que la empujaba hacia la orilla para
arrojarla al vacío.
-¡Luna! –Gritó, intentó estirar la mano hacia ella, pero el hombre lobo le sujetaba
por las muñecas, otro tipo se acercó para ayudarlo, ahora eran dos quienes la
sujetaban; se sacudió con todas sus fuerzas, ¿qué demonios pensaban hacerle?,
la sonrisa en los labios del que le sujetaba las manos la llenó de miedo, pero se
olvidó de eso, por que escuchaba el cuerpo de Luna que era rodado. -¡Esperen!...
–Gritó mientras luchaba por evitar que la despojaran de la túnica, el suéter y la
blusa, al tiempo que miraba a la rubia acercarse a la orilla. -...¡Despierta!...¡No
seas estúpida!...¡Maldita sea despierta!
-Mírenlas, son tan buenas amigas que hasta se ofenden... –Carcajeó uno de los
espectadores, el hombre sobre Pansy se inclinó para besarle el pecho, ella
tembló, pero por más que intentaba protegerse sólo le importaba Luna, que iba a
caer, y de hacerlo iba a morir.
-Tírenla de una buena vez... –Gritó Alex que se sentaba en el suelo a mirar, Pansy
ahogó un gemido, aquel tipo sobre ella había arrancado de un golpe su blusa, el
frío de la noche le golpeó el pecho despertándola más, pero no podía mirar nada
198
que no fuera el cuerpo de Luna, su rostro ensangrentado manchando de rojo su
cabello rubio mientras rodaba, veía rostro, luego cabello, rostro, cabello y se llenó
de horror cuando vio que el cuerpo se movió girando más rápido.
-¡Luna no! –Levantó la espalda en un último esfuerzo por lanzarse tras ella, Luna
desapareció en la orilla. –Luna... –Susurró, permaneció mirando la roca,
escuchando entre las carcajadas y los gemidos del hombre sobre ella intentando
quitarle la camiseta y desabrocharle el pantalón, pero no escuchaba nada, ni los
golpes contra las rocas, ni el chapoteo del cuerpo al caer. -...Dios... –Exclamó con
los ojos llorosos, mientras sentía el roce de un barba sobre el abdomen, pensó por
un segundo, debía haber algo que pudiera hacer, “Legilimens”.

-¡Eurídice Calíope Greyback! –Un grito llegó hasta los oídos de los presentes,
Hermione estiró el cuello para ver.
-¡Oh Dios! –Eurídice se volvió lívida al escuchar semejante ruido.
-Madre... –Exclamó Harry mirando a la puerta de la sala.
-Completo... –Susurró Ginny, Molly entraba a la sala seguida de cerca por Hagen
y Ron, que miraba sonrojado hasta las orejas, de las cuales la derecha lucía
tremenda marca de un pellizco certero. -...¡madre por Merlín!
-Tú no hables, Ginevra Molly Weasley, que ya supe que has estado durmiendo en
la misma habitación que Harry...por cierto...¡¿dónde está?! –Molly miró a todos
lados, el chico la escuchó y encogido de hombros salió a su encuentro desde la
terraza, con una sonrisa tímida.
-Aquí mamá...aquí estoy... –Harry se acercó lentamente, Hermione miraba
sorprendida, aquello de mamá era raro.
-Mamá...¿le dice mamá? –Draco soltó una risilla mirando a Hagen, que también
rió, pero los dos se callaron al ver que Molly les miraba con ojos asesinos.
-¿Pero quién te ha dicho eso mamá? –Ginny sonrojada miraba a su madre,
Hermione sonreía sutilmente, Draco miraba desde un punto alejado, Hagen se le
había unido lentamente.
-¿Quién va a ser?...Ronald por supuesto...y ahora, quiero que me expliquen ¿qué
pasa aquí?... –Molly miró a Eurídice que sostenía en brazos a Ana y a Arthur, se
sonrojó pero intentó calmarse y esconder su turbación poniéndose de pie
lentamente, Molly se le acercó mirándola fijamente y la chica tragó saliva. -
...¿porqué eres tú la que ha tenido a mis nietos, mientras la novia de mi hijo se
acuesta con el hombre que te manda flores a ti? –Molly estaba roja, no, no roja,
morada del enfado tan tremendo, Hermione al notar la alusión se puso de pie,
tomó a Albert e intentó huir hacia la cocina sin ser vista. -¡Alto ahí Hermione Jean
Granger!...tienes mucho que explicarme señorita.
-Bueno yo... –Comenzó la castaña mirando a Eurídice, que arrullaba a los
pequeños que dormían, Ron llevaba un rato intentando acercarse a ella, pero su
madre le estorbaba en el trayecto. -...verá señora Weasley yo...
-¡Y tú! –Molly se volvió a Draco que le miró con el ceño fruncido sin comprender,
abrió la boca para agredirla por dirigirse de esa forma a él, un Malfoy, pero todos
negaron con la cabeza y tuvo que contenerse. -¡¿Qué intenciones tienes con
Hermione?!
-En primer lugar, usted no es nadie para hablarme de esa forma...-Empezó el
rubio pero la regordeta mujer se le acercó casi hasta tocar su nariz con la de él,
199
intimidado dio un paso atrás mirando a Hermione.
-¡No me vas a venir con modales a mi Draco Lucius Malfoy!...no un hombre que se
compromete con Parkinson, la deja por Greyback y luego corteja a Granger...¡Es
que ya no queda respeto entre la juventud! –Molly se estaba quedando sin aire,
Harry la miraba atemorizado por que le diera un paro cardiaco.
-Mamá trata de calmarte por favor... –Ginny preocupada intentó calmarla.
-No queremos que enfermes... –Comenzó Ron acercándose a ella, Eurídice
asintió prontamente, mientras Harry se unía a las ideas de ellos.
-Parece un globo apunto de estallar... –Sonrió Hagen divertido por la escena,
Draco lo miró con ojos fulminantes, y Molly se le acercó prácticamente corriendo.
-Hagen...-Hermione intento reprobar el comentario, pero Molly ya se había vuelto
al chico.
-Voy a estallar de ira si siguen comportándose como niños, ¿qué debo esperar de
ti?...¿a quién cortejas tú? –Molly lo miró fijamente, el chico intentó escabullirse tras
de Draco pero él no le ayudó. –Responde Hagen Orfeo Greyback.
-¿Orfeo? –Ginny preguntó en voz alta rompiendo el mutismo que tenían todos.
-No es mi culpa que mi madre tuviera una obsesión por la leyenda de Eurídice y
Orfeo...¿o sí señora Weasley?...por que podría acusarme de ello ya de paso y
ahorramos tiempo. –Hagen la miró sonriente, Hermione no pudo evitar la
carcajada, seguida casi en seguida por Eurídice y Ron, Molly les miraba sin
comprender del todo.
-Vamos mamá...viniste a regañarnos o a conocer a tus nietos. –Ginny le sonrió.
-Mira mamá...son los nuevos Weasleys. –Exclamó Harry uniéndose al grupo,
Hermione se acercó con Albert, que adormilado fue acomodado en los brazos de
la mujer.
-Es...es muy lindo... –Comentó con los ojos llenos de lágrimas. -...¡oh Eurídice
cuan feliz debes ser!
-Pues mucho a decir verdad... –Susurró la chica acercándose a Ron.
-Este es Arthur mamá... –Susurró Ron mirando al pequeño en brazos de Eurídice.
-Y es tan distraído como el padre...-Murmuró Draco por molestar, Ron le miró con
el ceño fruncido.
-Arthur...¿tiene segundo nombre? –Molly miró a la pareja que negó, pero Ron
sonrió y dijo fuertemente.
-Arthur Ronald Weasley...ese es su nombre. –Infló el pecho orgulloso, Eurídice
sonrió sin decir nada, Molly igual.
-Ana Minerva Weasley... –Eurídice mostró a la pequeña, Ginny le había puesto un
broche en su llameante cabello.
-Es lindo...¿y él?... –Molly miró al otro chico, pero todos se miraron unos a otros,
no habían pensado en el segundo nombre de Albert.
-Albert Harry Weasley. –Dijo Ron ante la sorpresa de todos, Harry le miró
asombrado, Hermione sonrió contenta y Ginny dio un aplauso. –El nombre de mi
hermano y mejor amigo.
-Ron yo... –Harry intentó decir algo, pero se había quedado sin habla.
-Luego tienen que tener uno para que le pongan el mío... –Draco carcajeó
rompiendo la solemnidad del momento.
-Si claro...y uno que se llame Hagen... –Comentó el hermano de Eurídice
sonriendo, ella asintió divertida.
200
-Y con mi nombre...el de Hermione y Luna...una Cho, Pansy...-Ginny contaba con
los dedos, Eurídice le miró.
-¡Basta! –Pálida se sostuvo de Ron para no caer. –No soy una fábrica. –Exclamó
dolida, todos carcajearon.

-Ahí...una mancha de sangre. –Cho se inclinó y vio la marca, iban por buen
camino.
-¿Dónde podrán estar? –Preguntó Neville contrariado, la luna no los iluminaba y el
bosque con aquella oscuridad era tan homogéneo que no identificaba ningún
camino que seguir, caminaban casi en círculos y el no encontrarlas lo hizo sentirse
medio muerto.
-Paciencia las encontraremos... –Cho emprendió la carrera cumbre arriba, Neville
le seguía apesadumbrado, entonces lo escucharon. -...no se las pudo haber trago
un agujero negro...bueno, quizá un hombre lobo.
-Cállate... –Espetó molesto, Cho le miró con furia, abrió la boca para reprenderlo
pero una voz la hizo callar.
-Tirenla de una buena vez... –Sonó fuerte y claro, se miraron el uno al otro sin
comprender, entonces escucharon como un cuerpo rodar, se asomaron por el lado
del acantilado y alcanzaron a ver las figuras de un grupo de personas algo más
arriba por la pendiente.
-Son ellos... –Exclamó Cho tratando de no subir el tono de la voz, miraban
sorprendidos, entonces Neville sintió miedo, sabía a quién estaban empujando,
era Luna, no podía ser nadie más, era ella.
-Están hablando de Luna...es ella... –Exclamó caminando hacia la orilla, intentó
correr cuesta arriba pero Cho le detuvo sujetándole del hombro.
-Si te ven, te matarán antes que siquiera llegues a verla. –Susurró Cho, un nuevo
grito la hizo volverse.
-¡Luna no! –Gritó al voz familiar de Pansy, Cho miró a Neville y sacó su varita, él
estaba petrificado mirando al acantilado como si no pudiera hacer otra cosa, el
cuerpo cayó por la pendiente y ella apuntó a Luna.
-¡Aresto Momentum! –Exclamó en un susurro potente, el cuerpo de Luna empezó
a caer lento y suave, Neville se volvió a Cho. –De prisa, tenemos que llegar abajo,
la guiaré para que puedas sujetarla.
-Está bien. –Neville se arrojó a saltos por la pendiente, mirando a Luna caer
lentamente, tenía que llegar a tiempo y detener la caída, antes que Cho la perdiera
de vista, la chica caminaba tras él intentando reducir la velocidad, pero al llegar al
fin abajo, Neville se dio cuenta que no podría llegar a Luna, el río se lo impedía, la
corriente era fuerte y rocosa. –Intenta moverla hacia acá. –Dijo a Cho que miraba
con el ceño fruncido el cuerpo sobre sus cabezas.
-No puedo hacerlo, tendría que lanzar otro hechizo para jalarla, y si lo hago puedo
perderla. –Contesto Cho mirando a todos lados, debía haber una forma más
segura.
-Pero... –Neville la miró fijamente, miró el sitio donde Luna caería, había una roca
suficientemente grande para poner sus pies, se decidió, se puso la varita entre los
dientes para no perderla y saltó de roca en roca.
-¡¿Qué haces?! –Cho lo miró horrorizada cuando casi resbaló en una de las rocas,
al fin logró llegar justo bajo Luna y se volvió a Cho.
201
-Suéltala. –Pidió con los brazos extendidos una vez que se guardó la varita entre
el suéter, confiando en que podría sostenerla y evitar que cayera.
-No...caerás junto con ella. –Exclamó Cho, hacía frío y la mano con que sujetaba
la varita comenzaba a agarrotársele, sintió pasos tras ella, movió la cabeza
apenas y supo que alguien, oculto entre la maleza, le miraba. –Neville, nos han
encontrado.
-¿Qué dices? –Neville no la escuchaba, Cho supo que tenía pocas opciones,
contuvo la respiración y sin pensarlo más (por miedo a arrepentirse) soltó a Luna,
el cuerpo se desplomó con gran velocidad sobre los brazos de Neville, que resbaló
de la roca y quedó sobre su costado, con Luna encima y las piernas en la
corriente.
-¡Neville! –Cho intentó correr hacia él, entonces pasó lo que se temía, alguien se
lanzó sobre ella, un peso enorme como si le hubieran arrojado cien kilos encima la
hizo caer al suelo; se volvió a penas, distinguió un rostro salvaje enfurecido, en la
lucha por alcanzar su varita que se le había caído se movió a gatas hacia ella, se
sintió el rostro húmedo, se pasó la mano para ver qué era, se sorprendió al verse
la mano llena de sangre, pero ella no estaba herida; el tipo que la sostenía era el
mismo al que Luna había cortado los dedos, y sangraba mientras emitía
desagradable sonidos, mitad gruñidos mitad gemidos, la sostuvo por los tobillos y
la jaló, Cho soltó un grito. -¡Resistan ya voy! –Gritó mientras lo empujaba con los
pies y medio se soltaba para poder estirarse hacia la varita.
-Ayúdame...¡Hermione! –Gritó Neville entre el ruido de la corriente, comenzaba a
resbalar y Luna pesaba demasiado para poder sujetarse bien, la miró, sangraba e
intentó levantarle la cabeza para que no se ahogara con su sangre, en el
movimiento cayó de la roca, abrazó a Luna con su brazo derecho mientras con el
izquierdo se sujetaba con fuerza. –Luna despierta...por favor...te necesito
despierta...
-Neville... –Cho luchaba por empujar al tipo sobre ella, le soltó un puntapié y logró
incorporarse, pero la tenía sujeta de la túnica, la jaló y Cho cayó de espaldas
sobre las rocas, sofocada apenas lograba ver a Neville entre la corriente.
-Granger...esto me recompensará grandemente...espera a que lleve tu cadáver y
el de esos dos ante la señora Lestrange... –El tipo jadeaba horriblemente y Cho no
podía hacer nada más que intentar soltársele, lo golpeó con la mano cerrada, él se
movió y pudo gatear un poco hasta su varita.
-¡Hermione! –Gritó Neville al notar que sus dedos cedían a la fuerza de la
corriente, el agua comenzaba a jalarlo, y lo único que alcanzaba a ver eran rocas,
si se soltaba no sobrevivirían a los rápidos.
-Neville... –Susurró una voz aguda entre el sonido de la corriente, abrió los ojos
sorprendido y se volvió a ver a Luna, ella le miraba con los ojos enrojecidos, en
uno tenía un enorme derrame, su nariz lucía chueca e hinchada.
-Hola amor... –Susurró él sonriendo para calmarla, la corriente lo empujaba, el
agua estaba helada y sentía como si le cortara el cuerpo, hizo un esfuerzo doble
para sostenerse, los dedos se le desgarraban, pero no iba a ceder, no ahora que
ella despertaba. -...saldremos de esta.
-Ya voy... –Cho se levantó con dificultad, apuntó con su varita, de la punta surgió
una cuerda que cayó cerca de Neville que la sujetó a fuerza de soltarse de la roca
y casi perder a Luna en la corriente, luego apuntó a un árbol y la cuerda se
202
aseguró. -...los jalaré... –Comenzó a jalar usando el árbol como polea cuando
sintió un ardor horrible en la espalda, un escozor cerca del cuello, se volvió, aquel
hombre la había atacado a traición, clavándole con fuerza una daga en la parte
superior de la espalda.
-¡Hermione! –Gritó Neville al ver aquello, Luna en sus brazos miraba sin
comprender, Cho se tambaleó y cayó al suelo azotada por el terrible dolor, boca
abajo en el suelo se retorció dolorosamente.
-¡Desmaius! –Apuntó Cho a aquel hombre lobo, pero no le hizo daño, sujetaba la
cuerda con fuerza, pero esta la arrastraba, Neville y Luna eran mucho más
pesados que ella, dio un gemido, el hombre se acercó y le piso la mano
rompiéndole los huesos, Cho dio un grito, él la ignoró y le quitó la cuerda, Cho
miraba llena de horror. -¡Neville, resistan!
-Estúpida...me los has entregado. –Aquel bestial ser sujetó la cuerda y comenzó a
jalar lleno de emoción, Neville miraba sin comprender, no sabía qué hacer, si
soltaba la cuerda condenaba a Luna y a él a morir en la corriente.
-Suéltala... –Susurró Luna sujeta a él con fuerza, Neville le miró asustado.
-Si lo suelto tal vez moriremos... –Contestó, intentaba hacerla razonar.
-Si no lo sueltas moriremos.. –Resolvió ella con su clásica sonrisa despreocupada.
-¿Ves?...no hay diferencia. –Exclamó apesadumbrado, ya casi salían de la
corriente fuerte.
-Sí la hay...está el tal vez... –Susurró Luna, Neville la miró fijamente, era una
locura, pero ella tenía razón...sonrió y soltó la cuerda.

Rescate fallido
-Buena esa Hagen... –Comentó Draco mirándolo fijamente.
-Parece que nos divertimos... –Hagen carcajeaba igual que todos, cuando, como
si lo hubieran golpeado en la nuca se zarandeó, las sombras lo invadieron y se
sintió sofocado, se encontró en un bosque rodeado de hombres a los que conocía
muy bien, en el suelo, dos de ellos se divertían torturando a una chica, nunca le
había gustado ver aquello, no le agradaba, pero tampoco podía evitarlo siempre,
pero reconoció los gemidos. -...Pansy. –Sintió como si le hubieran golpeado con
fuerza en la nuca, una terrible punzada le inundó.
-Suéltenme...déjenme... –Pateaba y luchaba por soltarse, él le miró fijamente
sobre las cabezas de los demás, era Ginny, pero algo en sus ojos no era ella,
esos ojos tenían la misma expresión de odio y repulsión de Pansy. -...déjenme... –
Empezó a lloriquear, alguien le había desabrochado el pantalón y ella sentía
demasiado pánico.
-Oye sostenla con fuerza, no se está poniendo fácil... –El tipo gruñó sonriente,
Hagen sintió una punzada de furia. -...tú ayúdame...sostenle las piernas... –El tipo
sonrió, Pansy le miraba horrorizada mientras sentía las manos sujetándole de los
tobillos, sonriente aquel sujeto se llevó las manos a la cintura y comenzó a
desabrocharse el pantalón.
203
-¡No! –Gritó Hagen lleno de angustia, abrió los ojos, todos le miraban.
-¿Qué pasa? –Eurídice dejando a los bebés en manos de Molly, Ginny y Ron se
levantó y fue hacia él, que daba bocanadas desesperado.
-Pansy...van a violar a Pansy... –Hagen echó a andar hacia la chimenea, arrojó un
puño de polvos flú y se largó.
-¡Mierda! –Eurídice corrió con cara de dolor, sintió con un pellizco en la piel del
vientre pero lo ignoró. –Algo salió mal...Draco... –Eurídice se puso su túnica de
duelo, lentamente se acercó a Draco, la herida del abdomen se le había abierto
con el esfuerzo, se pasó la mano por el rostro, cuando la vieron de nuevo, era la
viva imagen de Lavender Brown.
-Lavender... –Exclamó Ginny sorprendida. -...genial, se convierte en tu ex... –
Susurró mirando a Ron, pero él no le prestaba atención, sin embargo su madre le
dio un buen golpe en la cabeza, que la hizo casi soltar a Albert.
-¡Eurídice espera! –Ron intentó alcanzarla, Hermione miró a Draco, que frunció el
ceño y apuntó al techo de la casa murmurando algo. -¿Qué haces?...no puedes
irte.
-Cuida de los niños. –Eurídice lo miró con una sonrisa nerviosa, encorvada se
volvió a Draco, Ron sintió pavor.
-¡Draco no! –Hermione estiró la mano hacia él, estaba sellando la casa, el rubio se
volvió a Eurídice, se tomaron del brazo y desaparecieron.
-Pero que demonios... –Harry sacó su varita e intentó desaparecerse siguiéndolos,
pero no podía por más que intentaba. -...no puedo desaparecer.
-Sellaron la casa, Draco la selló. –Hermione miraba el sitio dónde antes
estuvieran.
-¿Van a violar a Pansy? –Ginny se volvió a Harry. –Bueno... –Intentando poner
calma susurró quedamente. -...no se pierde mucho ¿o sí?
-Ginny... –Hermione le miró molesta por el comentario, Molly suspiró enfadada,
miró a Harry y a su hijo.
-Algo debió salirles mal...algo salió muy mal. –Ron se volvió a su madre, le
entregó a Ana y se volvió a Harry y Hermione, debían intentar hacer algo.

-¿Han visto a Bella? –Preguntó Snape al entrar en la habitación, estaba lleno de


jóvenes mortífagos, todos recién llegados que ansiaban matar y destruir, algunos
le miraron con desagrado, ¿y cómo no?, si él había sido su maestro, muchos
habían sido cruelmente humillados en clases por él, pero no faltaban los fieles
servidores de las pociones los amantes de ese arte mal interpretado.
-No...suponemos que ha ido a dormir profesor... –Crabbe desde un rincón
contestó con solemne acento, pese a todo seguía teniéndole profundo respeto a
aquel hombre.
-Bien...duerman por turnos, mañana las cosas serán más complicadas. –Exclamó
justo antes de salir de la habitación, algunos dieron un resoplido, escuchó
murmullos pero no le dio importancia, fue directo a la habitación de Bella; el
regreso a aquella cabaña había sido una buena idea, llamó a la puerta, esperó un
segundo, pero nadie contesto, inseguro, giró la perilla y entró; la escena era
tétricamente tierna para tratarse de Bella, una cama con doseles blancos, una
mesita de noche con una lámpara de noche de pálida luz, una chimenea ardiente,
Bella recostada, entre las sábanas blancas, boca arriba, descansaba. –Bella... –
204
Susurró, pero ella no debió sentir o escuchar por que no se movió, se volvió al
lado contrario a la cama, había ahí una mecedora, fue directo a ella y se sentó a
mirar a Bella.
Pensaba en cosas, muchas, Dumbledore, Potter, Malfoy, Bella acostada ahí frente
a él, intentó no mirarla, le hacía mal verla, le recordaba por extraño que sonase a
Lily, hubiera deseado tanto ver a Lily así, sólo por un segundo, aunque no pudiera
tocarla, aunque luego se quedara ciego por siempre, no importaba; como si fuera
Lily a quien miraba se levantó de la mecedora y se acercó, quiso por un segundo
creer que era Lily, que aquel cabello negro era en realidad de fuego; se acercó a
la cama y sin atreverse a mucho, siendo cauteloso para no despertar a Bella,
intentó tocarle la mejilla mientras se sentaba a la orilla de la cama; cerró los ojos
para creer que era Lily Evans, cerró con fuerza los ojos para convencerse de ello,
pero al tocar la piel blanca, se dio cuenta de algo, si había algo en lo que
realmente se parecían aquellas dos mujeres en ese preciso momento, era en su
temperatura corporal, las dos estaban cubiertas por el frío de muerte.

La sujetó, con fuerza, como si la vida la fuera en ello, y es que era así, soltarla
representaba morirse, la apretó con ímpetu, cayeron en un rápido demasiado
pronto, Luna sacaba la cabeza sobre la corriente, el intentaba mantenerla a flote,
pero era tan delgada que sentía que se le resbalaba como una barra de jabón;
usaba el brazo izquierdo para mantener el equilibrio, ella por su lado intentaba
mantenerse a flote a cuesta de usar las piernas y brazos, eran buenos nadando,
pero la temperatura no ayudaba, comenzaban a sentir que las manos y las piernas
se les entumían.
-¡Luna! –Gritó en una bocanada, luchando por sacar la cabeza, sintió un golpe en
el costado, había golpeado una roca, ahogó un gemido que lo hizo tragar agua,
demasiada, se mareó; Luna se le escapaba, ya sólo la sujetaba por el brazo, sacó
la cabeza de nuevo, intentando ver entre la negrura de la noche, y lo empañado
que el agua le hacía mirar. -¡Luna! –Se hundió, no podía escuchar respuesta, bajo
el agua alcanzó a ver los pies descalzos de ella, se sacudía, entre la corriente su
cuerpo era muy pequeño, iban a más velocidad, distinguió rojo, uno de los dos
estaba herido, el problema es que el frío y la fuerza del agua no le permitía saber
si él o ella.
-Neville –Desgarrada intentaba sostenerse con mayor fuerza de su brazo, de la
tela de su suéter, del puño de su camisa, la corriente la atrapó alejada de él, sintió
que giraba, perdió el sentido de la dirección, el agua le entraba por la nariz con
tanta fuerza que sintió mareos. -¡Neville!... –Intentó flotar, intentó no perder su
mano, pero no podía, se resbalaba, él la aferraba ya sólo por la manga, ella
intentaba mirarlo, pero la sangre que quería salir por la nariz y el agua que
luchaba por entrar la estaban asfixiando; se sacudió, entonces ocurrió sintió un
espasmo, pero no en ella, en él, abrió los ojos para localizarlo, Neville estaba
azorado, sujeto de una roca particularmente escarpada, sujetándola únicamente
por la manga de su suéter.
-Resiste...no te voy a soltar... –Neville la miraba entre la corriente, las gotas de
agua en su frente escurrían de tal forma que en otro momento ella habría sentido
ganas de besarlo; la sostuvo de la manga, el suéter cedía al peso de ella, se le
estaba escapando, no sabía qué hacer, intentó sujetarse a la roca con las piernas,
205
pero entonces cayó en la cuenta que la sangre había sido suya, le dolía la pierna
izquierda y no podía moverla bien, sintió sus labios temblar y para no asustarla
fingió una sonrisa. -...no te me vas a escapar Luna. –Dijo mirándola, ella estaba
morada, tanto por los golpes en el rostro como por el frío, ella temblaba mirándolo
con sus ojos de niña, él sintió un terror que lentamente lo fue cubriendo,
impaciente intentó agarrarla mejor, se mordió el labio mientras sujetaba mejor el
suéter, pero ella se estaba saliendo de la prenda, ella se estaba fugando entre las
fibras de estambre negro.
-Neville... –Intentó mirarlo con algo que no fuera incertidumbre, pero era lo único
que tenía en la mente, si él caía de esa roca iba a morir, si él se resbalaba ella no
volvería a verlo, si él resbalaba era el fin de él y de ella. -...suéltame. –Pidió en un
susurro, él se irguió contra la corriente y la miró fijamente.
-No...tranquila, no pasará nada...nos quedaremos aquí hasta que alguien nos vea.
–Neville miró a la orilla, no debían estar demasiado lejos de Cho, ella no era tonta,
se defendería y volvería por ellos, eso era casi seguro.
-Suéltame, Neville... –Pidió chapoteando, la corriente la golpeaba de tal forma que
sentía que había tragado suficiente agua para toda una vida, se hundió un
momento, no lo vio, la oscuridad, la incertidumbre de no saber si él seguía ahí la
lleno de angustia, exasperada sacó la cabeza a la superficie y lo buscó asustada. -
...¡Neville!
-Aquí estoy...no te he soltado amor, no lo haré... –Neville la miró con una sonrisa
tierna, trataba de calmarla, de reconfortarle, pero ella entraba en pánico muy
rápido, nerviosa le rozó la mano con los dedos, sonriendo mientras temblaba sin
poder contenerse.
-Suéltame por favor... –Pidió con una sonrisa tan suplicante que Neville sintió un
nudo en la garganta, de haberse tratado de otro petición se la habría cumplido sin
chistar.
-Nunca...jamás te soltaré...¡No lo haré! –Gritó morado de frío, temblaba ahora
tanto que casi la soltaba, ella sonrío mirándolo, él sintió un raro espasmo y ardor
en la pierna.
-Te amo... –Susurró, las palabras se las llevó la corriente, pero Neville le había
leído los labios, presintió que algo haría asustado la miró fijamente, ella sonrió y
entonces el lo vio, Luna se estaba desabrochando el suéter.
-¡Espera! –Gritó, intentó soltarse de la roca para lanzarse a sujetarla, pero en el
movimiento terminó por ayudarla a cumplir su cometido, Luna se sacó el suéter y
se soltó a la corriente, Neville se quedó mirando sin saber qué hacer, con la
prenda colgando de su mano entumida. -¡Luna! –La cabellera rubia aún flotaba,
pero la perdió pronto en unos rápidos, pensó arrojarse al agua, pero cómo la
ayudaría de hacerlo, se sujetó de la roca y subió; salió a la noche, sintió el viento
helado y tuvo que encogerse para tomar aire, sacó su varita, se apareció en la
orilla y echó a correr siguiendo el río, en algún punto tenía que alcanzarla.

Se apareció en la casa de los Lovegood, entró corriendo en la sala pero no vio a


nadie, entendió que todos debía estar divirtiéndose con Pansy, salió de la casa
presuroso, se mezcló entre los árboles siguiendo el aroma a hombre lobo y a
perfume costoso, se internó en la noche, buscando con el olfato, con las garras
listas y las pupilas dilatadas, sintiendo los colmillos rozando su labio inferior,
206
conciente completamente de que mataría a quien estuviera sobre ella, lo cortaría
en trozos y si es que ya se habían atrevido a insultarla, se juraba a sí mismo
hacerlos sufrir tanto que desearían nunca haber deseado mujer alguna;
encolerizado dio con una pendiente, sintió el aroma de ella más fuerte, supo que
estaba a pocos metros soltó un aullido penetrante, se puso en cuatro patas
ignorando su propia figura humana y sintiendo que era ya por completo un animal,
estaba a punto de lanzarse al ataque cuando dos líneas de humo cayeron frente a
él.
-¡Detente! –Lavender lo sujetó por los hombros, pero él estaba rabioso y le soltó
un zarpazo, rompiéndole la túnica que cayó al suelo junto con ella. –Diablos... –La
chica se llevó las manos al abdomen dolorida y se sentó encogida, con el rostro
enrojecido y las marca del frío en lo morado de los labios.
-Idiota... –Draco lo sujetó por el cuello y lo azotó contra un árbol aprovechando un
momento en que Hagen se había quedado expectante.
-Euri... –Susurró al comprender lo que había hecho, pero eso no le quitaba el
miedo por Pansy. -...es que Pansy...
-No deben verte como tú... –Draco miraba hacia el sitio donde seguramente
estaban jugando con la chica, se puso serio, frunció el ceño y lentamente lo rubio
y lo pálido fue cambiando, al poco frente a Hagen estaba Ron, con una sonrisa de
pocos amigos y una mirada malvada. -...a prisa, o no rescataremos nada.
-Entiendo... –Dijo agitado, respirando profundo, miro a Lavender que ayudada por
Ron se puso de pie, ella frunció el ceño pero aguzó el oído; él hizo un esfuerzo por
concentrarse, al cabo de unos segundos su apariencia había cambiado, ahora era
Harry quien miraba a Lavender, un Harry sin anteojos y con los colmillos
demasiado grandes.
-Cho, está abajo... –Dijo mirando Eurídice hacia la pendiente. -...bajaré por ella,
ocúpense de Pansy.
-Estás mal...no deberías hacer esto. –Draco la miró fijamente, ella emitía un
quejido ahogado mientras intentaba enderezarse.
-Es muy tarde para pensar en eso...ahora muévanse, antes que tengan que sufrir
un serio trauma psicológico. –Eurídice echó a correr pendiente abajo, Draco se
volvió a Hagen.
-Bien imbécil, si llega a desangrarse, mi otro yo y yo mismo de partiremos la cara.
–Draco lo miró con sus ahora ojos azules fijamente.
-Descuida, yo mismo me arrancaría la vida. –Hagen se le soltó con violencia y
echó a correr siguiendo el aroma de Pansy entre los árboles.

-¡Suéltenme! –Se sacudía por décima vez, ahora podía sentir como le bajaban el
pantalón, asustada se retorcía peleando de la única forma que se le daba
posibilidad, apretando las piernas en un afán por evitar cualquier intentó de
abrirlas, miró al hombre sobre ella, él miraba su vientre emocionado.
-Sangra... –Susurró el tipo mirando a los otros, a su alrededor aquellos se habían
acercado a mirar, como si fuera un espectáculo divertido, tenían miradas
enfermizas, volcánicas, odiosas; Pansy tembló de horror preguntándose dónde
estaba Hagen, dónde estaba Draco, dónde estaba cualquier persona que pudiera
ayudarle, sintió el roce de una mano en la herida y la piel se le erizó con la
sensación.
207
-Ese aroma delicioso es la sangre de un Weasley... –Emitió Alex con los ojos
cerrados de gozo.
-¡Bastardos!...¡Cerdos! –Colérica usaba como arma lo único que podía, su lengua.
-Está herida de gravedad... –Carcajeó aquel sujeto y entonces ante el horror de
Pansy, se inclinó sobre ella y comenzó a pasar su asquerosa y desagradable
lengua por los bordes de la herida, provocándole tal sensación que emitió un
rugido, salido de lo profundo de su garganta; el sujeto que le sostenía las manos
carcajeó, Alex que miraba imitó a éste, entonces sintió que el sujeto que le
sostenía los pies le desgarraba los pantalones, para quitárselos por completo,
unas manos heladas y callosas le acariciaban las piernas, horrorizada intentó
soltarse nuevamente.
-¡Basta! –Gritó, ésta vez el miedo era ya todo lo que sentía, no podía caer así, su
varita en su espalda estaba ahí esperando para ser usada, pero no podía tomarla,
no podía empuñarla; sintió que el rostro le cambiaba, sintió que volvía a ser ella,
intentó concentrarse pero no le salía nada, hizo un esfuerzo sobre humano para
lograrlo, debilitando su defensa, aquel hombre lobo logró meter una de sus piernas
entre las de ella, sin dejar de reír mientras le saboreaba la sangre de la herida. -
¡No!...ya no...deténganse... –Lloriqueó, ella Pansy Parkinson estaba lloriqueando y
sintió rabia, mucha rabia, contra los que la atacaban y contra los que no la
defendían, tomó aire mientas se retorcía a uno y otro lado, sintiendo aquellos
labios en la herida, aquellas manos en las piernas, y aquellas miradas en el resto
del cuerpo. -...¡Ha...
-¡Avada Kedavra! –No lo había dudado, el rayo verde impactó al tipo sobre ella, la
luz se multiplicó, escuchó perfectamente como todos a su alrededor comenzaban
a correr, algunos caían presas de los rayos rojos y los verdes, unos fueron a dar al
acantilado, el tipo sobre ella se ponía helado lentamente, Pansy buscó a Alex con
la mirada pero el tipo había huido hacía bastante; sus manos y pies se vieron
libres, abrió los ojos y con desagrado empujó a aquel cuerpo para un lado,
encogida, sorprendida, demasiado horrorizada para mover un dedo permaneció
mirando al cielo, respirando pesadamente, luchando por comprender lo que había
pasado, la pierna entre las suyas continuaba ahí, rabiosa se irguió para mirar a su
alrededor, alguien la sujetó con fuerza de los hombros obligándole a verle, ella
soltó un grito de horror al ver tan cerca aquellos ojos verdes. –¡Pansy!... –Exclamó
aprisionándola contra su pecho.
-Potter... –Susurró sin comprender, pegada a aquel cuerpo caliente que la sanaba,
intentó pensar en algo que no fuera aquel horror anterior. -...¿Potter? –Preguntó
sin comprender del todo aquello.
-No... –Susurró él a su oído y cuando se separó para verla, unos ojos azules la
miraban con tal angustia que se sintió feliz y gozosa. –...Hagen... –Susurró
sonriendo de tenerla de nuevo con él, viva odiosa y furiosa.
-Hagen... –Emitió en un susurro ahogado, no pudo evitar soltar un grito de rabia y
apretarlo contra sí con tal fuerza que supo que le arañaba la espalda, lo estrujó
llena de furia, él correspondió apretándola, distinguió otra figura a unos pasos,
Ron miraba, por su gesto supo que no era él sino su antiguo amante; suspiró
todavía llena de odio e impotencia, contuvo un nuevo grito apretando los dientes,
con tal fuerza y rabia que se le nubló la razón y se desvaneció por completo.
-Pansy... –Hagen la sintió al soltarle, la miró, estaba pálida perdía mucha sangre. -
208
...Pansy. –La llamó suplicante.
-Mejor llévatela, Lovegood a demostrado tener buenos instintos y si no aún está
Hermione. –Ron lo miró, Harry asintió, tomó en brazos a Pansy y se desapareció,
el pelirrojo emprendió la carrera hacia el río, Lavender le necesitaba.

-Bueno, suficiente tengo contigo... –Susurró mirándola, ella boca arriba sentía un
raro frío en las piernas, no sabía por qué pero aquella daga le hacía mucho daño,
era como si un hormigueo le recorriera desde la herida hasta las piernas, la
cabeza, los dedos, el pecho, lentamente, bajo de la piel causándole pavor. –
...Granger...excelente premio de consolación.
-¿Qué es esto? –Preguntó gangosamente, la garganta no le respondía, igual que
sus dedos rotos, igual que las piernas entumecidas por aquel hormigueo.
-La daga estaba impregnada de un lindo veneno, secreto de hombres lobo...¿qué
se siente? –Preguntó sentándose en cuclillas al lado de ella, que ahogada miraba
al cielo, no podía tener la vista fija en un punto, él sonreía. -¿Sabes lo que te
ocurrirá?...cada órgano se detendrá, cada músculo se colapsará, lentamente...la
vida se ira yendo de tu cuerpo...la muerte llamará a tu puerta y sentirás cada parte
morir... –Le pasó la mano por la mejilla, Cho hacía un esfuerzo por mantener la
apariencia de Hermione.
-No...no será... –El aire se le iba, la voz se le perdía en algún sitio entre la glotis y
la boca, quizá era en la nariz, o en lo garganta, sí, quizá era ahí, en la garganta
donde sentía como si tuviera una espada atravesada. -...tan...sencillo... –Esa “o”
fue alargada, sorda y vacía, él sonrió divertido; entonces Cho lo supo, su rostro
había vuelto a ser el de ella, por que él le miró sorprendido y frunció el ceño.
-Señorita Chang... –Susurró asombrado, ella abrió los ojos para tratar de mirarlo
con autoridad, pero no podía, la vista se le iba, la fuerza se le evaporaba del
cuerpo, con el hormigueo recorriéndole insistente y aguerrido. -...imposible...no, es
una farsa...¡imposible! –Gritó él, se inclinó para mirarla, mejor, conciente de lo que
pasaba, le tomó la mano y le buscó el tatuaje, al verlo se puso lívido y lleno de
horror intentó levantarla, a su espalda unos pasos lo hicieron volverse.
-Comprenderás que ahora tendré que matarte... –Lavender Brown con el costado
ensangrentado y la mitad de la cara como la de su ama, le miraba tambaleante.
-¿Señorita Greyback?... –Susurró el tipo mirándola fijamente, Eurídice lo miró con
una profunda tristeza.
-Cuánto lo lamento, Clifford... –Dijo Eurídice levantando la varita, aquello debía ser
rápido y sin pensarlo, pero él había sido más veloz y con una sonrisa, había
puesto a Cho al frente, como escudo entre los dos.
-Así que todo es una trampa...usted confabula con ellos contra la Lestrange... –
Exclamó él gozoso, Cho estaba desvanecida, la cabeza suelta sobre el cuerpo, la
mirada alerta pero sin intenciones de mantenerse fija; Eurídice intentó erguirse,
pero no podía, estaba demasiado débil, dio un paso con la varita alzada.
-No seas idiota Clifford...¡suéltala!, ella es mucho más importante para Lestrange
de lo que tú eres... –Eurídice dio un paso más, notó la piel ennegrecida de Cho, el
veneno la estaba consumiendo lentamente. -...piénsalo un segundo, no te
conviene enfrentarte a mi...
-Se equivoca, Bellatrix me agradecerá mucho si le entrego a los traidores... –
Clifford sonrió malvadamente, apretando a Cho con fuerza, que respiró con
209
molestia, él sonrió más confiado.
-Idiota... –Eurídice suspiró, intentó apuntarle con la varita pero veía borroso y el
sudor perlaba su frente, sintió un aroma conocido y sonrió. -...no estamos solos
Clifford.
-¿De qué habla? –Preguntó él, pero no le dio tiempo de conocer la respuesta.
-¡Avada Kedavra! –El rayo le impactó por la espalda, soltó a Cho y cayó muerto, la
chica cayó boca a bajo, resoplando, Eurídice se dejó caer al suelo, su apariencia
era ya por completo la suya, Ron salió de entre la maleza mirando a su víctima;
levantó a Cho tomándola por la cintura y se acercó a ella, Eurídice extendió su
mano hacia él.
-Vamos a casa... –Susurró, él asintió con sus ojos azules mezclados con el gris y
desaparecieron sin dejar un sólo rastro.

-Los llevaré a acostar. –Molly se puso de pie con los dos pequeños en brazos,
Drepell cargaba al tercero, en silencio se perdieron en el pasillo, Ginny se volvió a
su hermano.
-¿Qué hacemos? –Preguntó la pelirroja, Harry y Hermione miraban.
-Nada, esperar... –Susurró él con molestia.
-Eso comienza a hartarme ¿saben? –Hermione soltó un bufido, miró a Harry que
con el ceño fruncido manifestaba dolor. -¿Estás bien?
-No es por asustarlos...pero... –Harry se puso la mano en la cicatriz, Ginny le miró
fijamente, sabía lo que iba a decir, por que ella misma lo sentía en el ambiente. -
...me duele la cicatriz.
-¿Qué? –Ron lo miró sorprendido, un ¡plop! a su lado lo hizo volverse, Harry le
miraba cargando en brazos a Ginny. –Pero... –Se volvió al Harry y la Ginny
original.
-Ayúdame Hermione... –La castaña le miraba sin comprender, Harry sacudió la
cabeza dando paso a Hagen que asustado mostraba a la chica en sus brazos, no
llevaba pantalones ni nada a excepción de la ropa interior y una profunda y
devastadora herida en el costado. -...es Pansy.
-Llevémosla dentro, Molly está allá. –Hermione caminó delante de él, Ginny les
siguió algo contrariada al verse semidesnuda en brazos de Hagen.
-Esos cinco, usan nuestra imagen para sus fechorías... –Harry miraba asombrado.
-Debemos cobrarles derechos... –Bromeó Ron mirándolo, Harry estaba algo más
tranquilo al saber que al menos Pansy ya estaba de regreso.
-Espera... –Comenzó algo desorientado. -...¿qué Pansy no iba a salvar a Luna?
-Pues parece que no lo logró ¿verdad? –Ron frunció el ceño, un nuevo ¡plop! los
hizo volverse a la puerta, el propio Ron sostenía en brazos a Cho y a Eurídice,
Harry corrió a ayudarlo, cuando regresó la mirada, era el rubio el que le miraba.
-Rápido...Eurídice se desangra... –Draco entregó a la chica en brazos de Ron, que
la sostuvo con dificultad.
-Eurídice...no te muevas, la herida está abierta... –Ron la sujetó con cuidado.
-Harry, en mi armario, hay un frasco con grabados dorados, dale a Cho el
contenido...a prisa o morirá... –Eurídice se sujetó del cuello de Ron y medio
adormilada dejó que la llevaran a su habitación, Harry y Draco llevaron a Cho tras
la pareja; el chico buscó en el armario de las pociones, al encontrar el frasco echó
a andar, llevó la botella a los labios de la chica y la hizo beber a fuerza de abrirle
210
los labios, Draco la sujetaba con fuerza por la cintura, Eurídice miraba algo
atontada, Ron le abrió la blusa y se topó con toda la herida abierta; Cho miraba a
Harry con los ojos vivaces, manifestando un profundo dolor, él frunció el ceño y la
miró fijamente.
-Vamos Cho, bebe... –Pidió asustado, la chica no tenía control de su cuerpo,
luchaba por emitir un sonido, decirle algo con la mirada, pero él no la entendía; al
fin logró que algo de la poción entrara en su sistema, Draco miraba las manos y
los pies descalzos de Cho, la piel estaba negra, negra por completo, asustado la
recostó en el suelo, sobre la alfombra, Ron en la cama intentaba contener la
hemorragia de Eurídice que había perdido la conciencia. -...Cho, bebe...
-Dale más del contenido, hazla beber... –Draco levantaba la cabeza de la chica
intentando que tragara, pero la mandíbula estaba endurecida, entumecida por el
frío y el veneno recorriéndole; Hermione entró en la habitación y presurosa se tiró
primero al lado de Harry.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó mirando la piel de Cho, intentó rozarla pero no se
atrevía, miró a Draco que sostenía a la ex Ravenclaw sobre su pecho y le miró la
mancha de sangre en la camisa, dejada por la herida en la espalda de Cho. -¡Te
han herido!
-No es mía... –Soltó el rubio rudamente, ¿cómo podía, viendo a Cho en tal estado,
preocuparse por él?
-Cho...vamos has un intento... –Harry frunció el ceño, necesitaba que ella bebiera,
pero el contenido de la botella se derramaba por sus labios casi sellados. -
...¡diablos Cho!...no quiero que mueras... –Exclamó horrorizado con la idea, la
chica lo miraba fijamente como si intentara decirle que no podía poner de su parte.
-Draco, recuéstala... –Hermione miró al rubio que asintió, pusieron a Cho con el
cuerpo tirante sobre el suelo, luego ella, con sus uñas hizo un intento por separar
los dientes apretados de la chica, que miraba a Harry fijamente. -...ayúdame
Draco... –Hermione pidió, entre los dos lograron separar apenas los dientes a
fuerza de casi arañarle la boca a Cho, que miraba suplicante. -...ahora Harry, que
lo trague.
-Sí... –Inclinado sobre ella vació el contenido, Cho cerró los ojos, lentamente la
poción desaparecía por su garganta, Ron emitía desde la cama gemidillos de
molestia, cuando lograron hacer que Cho bebiera todo el contenido, esperaron
unos segundos, la piel se hizo lentamente menos oscura, pero la chica seguía
igual de abandonada, sin autoridad sobre su cuerpo, Harry la tomó con fuerza y en
brazos la sacó rumbo a una habitación, Drepell le guió a una cama sola, donde la
recostó y permaneció vigilándola.
-Hermione... –Ron llamó a la castaña que miraba a Harry salir, ella se puso en pie
y se acercó. -...no soy bueno en esto y los nervios no me dejan... –El pelirrojo la
miró con vergüenza, ella se inclinó al lado de Eurídice, un movimiento de varita y
logró cerrar la herida, luego se dedicó a quitarle la ropa manchada a Eurídice, Ron
se volvió a Draco.
-Neville y Luna no estaban...Pansy estaba sometida por tres hombres lobo... –
Draco miraba al suelo, luego a Hermione entretenida pero oyéndole. -...de no ser
por que se comunicó con Hagen, la habrían matado a ella y a Cho...Eurídice se
abrió la herida por que Hagen la atacó por error... –Se llevó las manos al rostro
agotado.
211
-¿Dónde está Neville? –Preguntó Hermione una vez que se aseguro que Eurídice
estaba dormida.
-No lo sé...Cho y Pansy son las únicas que nos pueden decir lo que pasó con
ellos. –Draco miró a Ron, que caminaba hacia la cama, sintió unos dedos
acercándose a los suyos, pero no hizo por tocarlos, todavía no.
-En cuanto despierten...tenemos que ir por ellos... –Ron se sentó en la cama a
mirar a Eurídice, Draco los miró lleno de envidia, pese a que Hermione intentaba
tocarlo, él no la miró.
-Necesito hablar contigo... –Susurró ella compungida, él levantó la barbilla
arrogantemente. -...por favor.
-Necesito ver a Pansy. –Dio él por respuesta y salió de la habitación.

-Gracias señora Weasley... –Susurró Hagen una vez que Pansy estuvo vendada
del abdomen, Ginny salía de la habitación con una vasija con vendajes.
-Es una suerte que estuviera aquí...voy a ir a ver a Cho y a Eurídice...quédate con
ella, mejor que no despierte sola... –Molly lo besó en la frente y salió, él se quedó
helado, eso de una figura materna no le era del todo grato, aún no.
-Besito de buenas noches... –Exclamó la voz seca y medio muerta de Pansy, él se
volvió a verla, ella sonreía dolorosamente, pero el aire burlón no se iba.
-Estás bien... –Dijo apretándole la mano con fuerza, cerró los ojos algo más
aliviado. -...estás con vida.
-Por desgracia... –Susurró ella, lo miró entre las nubes de sueño que comenzaban
a azotarla. -...Luna cayó al acantilado, Luna puede estar muerta...
-La buscaré descuida... –Hagen la miró con dulzura y le pasó la mano por la
frente. -...por piedad no vuelvas a decir algo así. –Le pidió apesadumbrado,
besándole la mano adolorido.
-Pero es la verdad...Luna puede estar muerta... –Susurró exhausta, sabía lo que
intentaba pedirle, pero no caería en el juego romántico que él buscaba comenzar.
-Me refiero a lo otro...si tú murieras...yo... –Hagen la miró con los ojos llenos de
lágrimas, un tremendo dolor y una espantosa angustia la inundó, él la
amaba...¡maldita sea!, él la amaba, a ella la peor mujer del mundo.
-Yo no soy nada para ti, no vuelvas a decir eso... –Molesta le soltó la mano, él
supo que tenía que jugar su juego.
-Habías dicho que tú no te rebajabas a pedir ayuda Pansy...pero usaste la
Legeremencia...me llamaste en un momento de peligro, me llamaste a mi...no a
Draco, a mi, ¿no entiendes eso? –Susurró en la penumbra de la habitación, sus
ojos azules clavados en la mano de ella; Pansy sintió el nudo en la garganta, pero
lo quitó a fuerza de valor y furia.
-Yo no te pedí ayuda...¿te dolió ver lo que me hacían cierto? –Preguntó con una
sonrisa malvada, él sorprendido por saber a qué punto podía llegar su maldad, la
miró lleno de miedo.
-Lo hiciste para que yo sufriera, no para que te salvara... –Susurró poniéndose de
pie, la miró con fijeza y dolido hasta la medula emprendió la escapatoria de
aquella habitación; tenerla tan cerca y saberla tan lejos lo mataba cruelmente.
-Cada día, me vengaré de ti...a cada instante te haré sufrir...hasta que dejes de
amarme... –Escupió Pansy mirándolo irse, él se puso tenso al escucharla decir
que él la amaba, pero siguió andando, cabizbajo llegó a la puerta sin volverse. -
212
...¡soy capaz de dejarme morir si eso te hace odiarme!...¿Escuchaste Hagen?... –
Hagen abrió la puerta y salió. -...¡Voy a lograr que me odies! –Exclamó ahogada,
mientras el dolor del cuerpo, el cansancio y la debilidad se unían al suicidio lento y
tormentoso de ese amor que no pensaba dejar crecer; Hagen recargado en la
puerta intentó controlar su respiración al ver a Draco acercarse.
-¿Estás bien? –Preguntó el rubio al verlo tan dañado.
-Fui para rescatarla... –Hagen bajó la mirada y echó a andar rumbo a su
habitación. -...pero no logré siquiera tocarla. –Draco lo miró fijamente, entre los
dos, una puerta de abrió, Hermione salió por ella, él la miró, pero no hizo por
acercársele, abrió la puerta de Pansy; mejor una mujer llorando por su amor
perdido, que una mujer llorando por recuperar su amor.

Amanecer
Rocas, un golpe, un giro y silencio....agua, aire a borbotones, bocanadas luchando
por vivir, lo curioso del cuerpo humano es que aunque la mente tenga ya la idea
de desistir en la lucha, el cuerpo sigue intentando salir a flote (metafóricamente), y
lo hacía, flotaba (literalmente) pese a que ella ansiaba hundirse, así él no la
encontraría, se resignaría y alguien lo salvaría a él de seguir con ella; pero no,
seguía luchando, debatiéndose entre la corriente y la profundidad, estirando los
brazos en la búsqueda de algo a que sujetarse, cuando lo encontró lo tocó con
miedo, pero era real, un tronco, una raíz sólo Merlín sabía qué era aquello pero se
aferró y sacó la cabeza del agua, intentar respirar por la nariz ya ni siquiera era
parte del plan, le era imposible, miró a su alrededor, la noche transcurría afuera
normal, casi podría haber jurado que miraría pasar un ciervo o vería una nutria en
la orilla acicalándose, sonrió, buena forma de recordar a Hermione; pensó en
Pansy, intentó convencerse de que seguramente estaba bien, gimió de dolor, se
sentía fatigada, harta de tanta agua, miró a la corriente, él no aparecía, no, Neville
era listo, seguro se había ido ya, significaba que él era un buen chico, se sentía
orgullosa de ello “Y si es así...¿porqué te duele tanto que no te siga?”.
-¡Luna! –Gritó corriendo por la orilla, la pierna lo hacía arrastrarla, el frío lo hacía
temblar y sufrir en el trayecto; intentaba no retirar la vista de la corriente para no
perderse de nada, si hubiera podido evitar parpadear lo habría hecho, intentaba
buscar en cada roca y en cada remolino, el frío lo calaba hasta los huesos y se
sentía afiebrado.
Se zambulló, entendía que el frío, el agua, las heridas y golpes la matarían tarde o
temprano, miró al cielo, la luna estaba muy alta ya, seguramente faltaba poco para
el amanecer, con algo de suerte quizá lograría salir de aquella; suspiró, el vapor
que salió de su boca le indicó que hacía más frío, sonrió, realmente estaba en un
buen aprieto ahora, miró nuevamente a la orilla, no había nadie que le ayudara,
nadie que la rescatara, por un lado dolió saber que Neville no estaba ahí, pero por
el otro lo agradeció, era mejor así. Se sujetó con más fuerza, medio saliendo de la
corriente para ver si había una roca o una saliente más cerca de la que se pudiera
sujetar mejor, pero no distinguía nada cercano, cerró los ojos, estaba exhausta,

213
helada, dolorida, tenía tantas ganas de dormir y de llorar; un sueño la estaba
inundando lentamente, es que realmente necesitaba mucho dormir, descansar
todo lo posible; un agotamiento la cubrió de pronto, supo que no era normal, quizá
era el frío o los numerosos golpes, incluso la sangre perdida por sus heridas
superficiales, no sabía porqué pero el sueño no era bueno, no debía serlo si la
envolvía aún estando en medio de la corriente; intentó llenarse de ánimos, decirse
a sí misma que no debía dormir, pero qué se puede hacer cuando los ojos se te
cierran y no responden al llamado de la propia mente, suspiró y miró corriente
abajo, miró corriente arriba, miró al cielo, a la orilla, intentó despertarse a fuerza de
sumergir la cabeza, pero cuando la sacó, el sueño estaba ahí, presente como esa
masa enorme que no le dejaba respirar ni tampoco ver bien, por que ahora el agua
a su alrededor aumentaba, acompañada de las lágrimas de dolor que se le salían
sin querer y de las lágrimas de tristeza, que tenía años sin derramar y ahora
llegaban casi sin imaginarlo, como si fueran niñas tercas empeñadas en aparecer.
–Neville... –Nada más podía decir, nada más podía hacer, sino dormir...
-¡Luna! –Gritó mientras resbalaba por una pendiente, llegó a la orilla, ya no sabía
que era más raro, sentir su cuerpo extrañamente caliente pese al frío o su sangre
en la pierna, extrañamente helada, recorriéndole; sacudió la cabeza, necesitaba
pararse, había resbalado y estaba en una incómoda posición; revisó a su
alrededor con la varita levantada, presentía que iba a necesitar más que suerte
para salir de aquello, se levantó al fin sintiendo que la pierna se le abría como una
naranja en gajos, pero no le dio importancia y lleno de un “segundo aire”
emprendió la carrera por la orilla, brincando troncos y rocas que amenazaban con
tirarle en su trayecto, llegó a una escarpada notable del río y ahí la vio, era ella
flotando a medias, como dormida entre el agua, miró el lugar, era muy profundo,
pero no lo pensó y se arrojó de nuevo al agua. –Diablos... –Esa sensación en la
ropa previamente húmeda lo dejó sin aire y por instinto intentó salirse del agua,
pero no dio un paso atrás y siguió hacia ella, metió el cuerpo entero, nadó
lentamente, dificultosamente, pero alcanzó a sujetarse a su lado del tronco que la
sujetaba. -...te tengo...te tengo... –Le dijo al oído mientras sumergía la cabeza en
el agua luchando por flotar, la tomó por la cintura y la vio ¿dormida?, frunció los
labios mientras la levantaba sobre el nivel del agua, supo que tendría que hacer
algo increíble para sacarla de ahí, cerró los ojos y oró por lograrlo, puso en eso
toda su alma, tenía que desaparecerse como fuera.

-¿Crees que esté bien mamá? –Ginny miró a su madre, luego que las dos se las
arreglaron por luchar con el cuerpo inerte de Cho, que aunque con la mirada más
tranquila, la piel de un tono plomizo brillante y la respiración lenta, continuaba en
un pésimo estado.
-No lo sé...no tengo la menor idea de lo que era...o lo que sea que le hayan dado,
al menos la herida está por cerrar, es mejor que procuremos vigilarla... –Molly se
dirigió a la chica, que recostada de lado por la herida de la espalda la miraba
fijamente. -...Cho necesitas dormir...descansar... –Molly le pasó la mano por la
cabeza, Cho abrió y cerró los ojos en agradecimiento, Harry se acercó para
cubrirla con la manta. -...Eurídice está inconsciente, en cuanto despierte,
seguramente ella nos dirá cómo ayudar a Cho.
-¿Qué sería de Neville y Luna? –Ginny miró a su novio fijamente, él negó, pero se
214
volvió a Cho.
-Espero que Eurídice no tarde mucho en despertar, no me gusta el tono de su piel.
–Harry tomó la mano de Cho, que le dedicó una mirada agradecida.
-Al menos puede decirnos con sus ojos lo que siente, luce más tranquila. –Ginny
sonrió a la chica, que parpadeó para darle a entender que tenía razón. –Estamos
aquí contigo, ahora nos toca a nosotros cuidarte. –Ginny le sonrió y guiñó un ojo,
pero entonces Cho la miró fijo y duramente. –Algo pasa...
-Intenta decirnos algo... –Harry miró a Molly que se volvió a mirar.
-Cho, querida...calma, no puedes decirnos las cosas, necesitas calmarte... –Molly
se acercó para ayudar a los dos chicos, pero Cho cerraba los ojos con fuerza para
luego mirarles con pánico, Harry se inclinó para verla a los ojos.
-Cho, si es tan importante, susurra lo que puedas, pero hazlo con calma... –Harry
sonreía nervioso.
-Es cierto, no te esfuerces, sólo respira e intenta decírnoslo... –Ginny se inclinó
igual, Cho parpadeó para expresar que entendía a lo que se referían, pero al
mismo tiempo sacudía la mirada, no podía hablar y eso la estaba carcomiendo por
dentro, sus labios estaban inmóviles, era como sentirse en una cárcel de piel.
-Debes calmarte, no te hace bien esforzarte mucho... –Molly frunció el ceño. -
...quizá sea mejor darle una poción para dormir. –Susurró mirando a Harry que
asintió, pero Cho miró a Ginny con aún más miedo.
-No quiere dormir...quiere decir lo que pasa. –Ginny la miró fijamente, entonces
Harry tomó a la pelirroja por el hombro y miró a Cho con seguridad para calmarla.
-Legeremencia... –Susurró mirándola, Ginny frunció el ceño, pero no le impidió
que lo hiciera, Harry sacó la varita y miró a Cho fijamente, ella parecía suplicarle,
aunque no supo interpretar si para que lo hiciera o para que no lo hiciera.
-Harry quizá no debieras hacerlo. –Comenzó Molly, pero él no se detuvo.
-¡Legilimens! –Harry apuntó a la sien de Cho que lo miró horrorizada, todo se puso
negro, intentó recobrar el equilibrio en aquel torbellino de recuerdos, que le
pasaban bajo los brazos y junto a las piernas como golondrinas alborotadas, al fin
retuvo uno y lo miró; estaba en la sala de Menesteres y Cho y él se besaban bajo
el muérdago. –Esto no es lo que quería ver precisamente... –Susurró mirando sin
comprender mucho, todo se agitó, cuando pudo fijar la vista en algo, estaba en
Hogsmeade, ante él Cho y Cedric andaban por la calle cubierta de nieve.
-Mira eso... –Cedric apuntó a un aparador, unos guantes para volar lucían tras el
vidrio. -...son lindos.
-Sí, lo son... –Cho miraba igual, Cedric la tomó por la cintura y la abrazó por la
espalda, ella sonrió, él se pegó a su oído, Harry no podía hacer otra cosa que ver
y cierto dejo de incomodidad lo puso tenso. -...¿qué haces?
-Un día los dos andaremos por esta misma calle, como adultos y me encantará
saber que ya siendo unos jóvenes estabas conmigo... –Cedric sonrió, ella hizo lo
mismo y sujetó al chico por el cuello sobre su cabeza, ambos lucían bien, Cedric
se le presentaba a Harry tal cual recordaba, el joven atractivo, lleno de vitalidad,
una promesa de la magia.
-Eso será pronto, el tiempo pasa muy rápido Cedric. –Exclamó divertida, viéndolo
en el reflejo ante él.
-Cierto, no importa lo que pase, eso ocurrirá, tarde o temprano. –Cedric la apretó
contra sí, ella sonrió con los ojos cerrados, Harry se sintió incómodo, aquello no
215
era del todo grato; se agitó, nuevamente oscuridad, cuando se iluminó su entorno
estaba en un cementerio, Cho, al parecer recién graduada, con un ramo de
girasoles miraba una lápida.
-Mentiste Cedric... –Susurró en el silencio sepulcral del lugar, un ocaso caía
lentamente, la chica miraba fijamente, sin expresar más que indiferencia, Harry se
le acercó, pudo distinguir el tatuaje en su muñeca, se volvió a ella para escucharla.
-...no, me engaño...no me mentiste, yo mentí...o, quizá fue la vida, ¿sabes?... –
Levantó la mirada y se inclinó para poner las flores encima, las letras eran grandes
y profundas, la lápida estaba cubierta de polvo. -...a veces, me gusta creer que de
verdad pudo pasar... –Sonrió tristemente. -...me gusta pensar que pudo haber
pasado...pero, todo me dice que no es así, no fue y no será, jamás... –Cho
suspiró. -...lo lamento mucho.
-Exactamente por qué estoy viendo esto... –Susurró Harry, de pronto caía, caía
por una enorme pendiente con Cho rumbo a un enorme lago, se estampó contra la
dura superficie del agua y los oídos casi le estallan con el impacto, Cho a su lado
se sumergió como inconsciente, con los ojos abiertos sin moverse, sin hacer por
flotar, la vio ahí bajo el agua y le recordó la segunda prueba, entonces miró arriba
asustada, un rayo rojo le pasó rozando mientras otro lo atravesó a él, nadaron, él
siguiéndola, ella huyendo; no salió un sólo momento a tomar aire, así que cuando
llegaron a la orilla, Cho casi moría de cansancio.
-Demonios... –Susurró tosiendo, necesitaba aire, Harry creyó que se tiraría a
descansar pero ante su sorpresa no lo hizo, se levantó tambaleante, sacó su varita
y echó a andar, aprisa mirando sobre su hombro, escondiéndose entre los árboles,
frenética, pero entera y concentrada en cada sonido y sombra que veía a su
alrededor.
-¿De quién huyes Cho? –Se descubrió a sí mismo preguntándole tras un
momento, ella seguía adelante, sofocada, buscando donde alojarse para tomar un
respiro de tranquilidad, dio vuelta en un recodo del camino que seguía; como si
alguien la arrancara del suelo, Cho salió disparada por los aires dando un gemido
ahogado, Harry a penas logró seguirla con la mirada, azorado se tiró al suelo; Cho
estaba ahora pegada contra una superficie rocosa, incrustada en ella como una
mosca en la pared, pálida y sangrando de la frente, dolorida y gritando sin poder
contenerse; un tronido informaba que Cho estaba siendo presionada contra el
muro con tal fuerza, que los huesos estaban apunto de hacerse polvo.
-¡Dos horas! –Gritó la voz terrible de Bellatrix que apareció de pie al lado de Harry,
con la varita levantada hacía flotar tras ella el cuerpo inerte de Pansy que llevaba
el cabello empapado y el rostro lleno de arañones, mientras la pierna derecha de
la chica, colgaba en un sentido antinatural. –Meterte al lago fue buena idea, perdí
tu rastro por unos minutos...Pansy soportó hora y veinte...Eurídice sigue perdida,
pero no falta mucho para que la encuentre...
-Bájeme de aquí... –Emitió Cho, en un sonido que Harry le pareció una suplica
llena de furia.
-¿¡Bajarte!? –Bella sonrió, movió la varita y el cuerpo de Pansy cayó al suelo
pesadamente, sobre unas rocas, la chica dio un gemido, y un chasquido le
comunicó a Harry que había caído de cara, rompiéndose la nariz, Bella carcajeó. –
No te voy a bajar, conozco a Greyback, intentará soltarlas para seguir
huyendo...es lo suficientemente estúpida... –Bella miró sonriendo como una loca a
216
Cho, Harry miraba sin entender del todo, cuando un aullido horrible lo hizo
volverse a Bella, una figura se lanzó sobre ella con fuerza, pero la mujer fue más
rápida, le apuntó con la varita y la azotó de cabeza contra el muro, un grito
ensordecedor lo llenó de miedo, Eurídice yacía en el suelo con un brazo dislocado
y la cabeza sangrante, respirando fatigada. -...para intentarlo...¡Lo ves!...¡Dos
horas con cinco!
-Perra... –Susurró Pansy a Bella, ésta le lanzó un hechizo y la chica se cerró como
un gusano que es pisado, quedando en posición fetal por un instante.
-Eurídice... –Cho susurró al ver a la chica en el suelo sacudiéndose mientras
respiraba ahogada.
-¡Maldita! –Eurídice se puso de pie y se arrojó torpemente sobre Bella, que con un
movimiento rápido la esquivó haciendo que azotara sobre el cuerpo de Pansy, que
rodó junto con ella un par de metros.
-Las tres me dan vergüenza...es una lástima que sean tan débiles... –Bella
empezó a caminar, movió la varita, Pansy que comenzaba a abrir los ojos
lentamente, flotó sobre la cabeza de Harry y quedó prensada a un árbol por unas
cuerdas gruesas que la presionaban al punto de hacerla retorcerse.
-No somos débiles... –Emitió Cho desde su dolorosa posición, Eurídice se
sostenía sobre sus manos, mirando al suelo, la sangre le salía de la cabeza, se
sacudía, intentando enfocar la mirada mejor.
-La prueba terminó...¿qué hace? –Pansy miraba el suelo como si buscara base
para apoyar sus ojos.
-Castigaré en base al rendimiento...has sido las más torpe, te toca menos
castigo...Cho puede descansar pegada ahí como un insecto y tú Eurídice, tendrás
un premio...han sido demasiado patéticas... –Bella miró a Eurídice, ella le sostuvo
la mirada y la consecuencia fue horrible, una cuerda la ató de pies y manos, luego
la dirigió a un enorme ojo de agua a pocos metros, Eurídice quedó de cabeza, tan
baja que si soltaba el cuerpo, su cabeza entraba en el agua y la cubría hasta la
barbilla; Cho miraba luchando por no emitir rastro de dolor, Pansy por soltarse. -
...el ser patético, es algo que no puedo permitir, descansen...mañana seguiremos.
-Aún es temprano, no puede dejarnos aquí toda la noche. –Pansy miraba a Cho,
que sudaba y seguía sangrando.
-Pues más razón para que descansen...toda la tarde y la noche... –Bella carcajeó
y se fue, Harry alcanzaba a ver a Eurídice que se contorsionaba para no
ahogarse, Pansy estaba rabiosa, entretenida en tratar de romper las cuerdas.
-Vamos a morir... –Susurró Cho sofocadamente, mirando a Pansy, Eurídice se
había estirado un momento, al siguiente sacó la cabeza empapada y se sacudió
desesperada.
-No... –Dijo luchando por no ahogarse. -...lo planea para que no vayamos a
morir...es un maldito juego para ella.
-Está loca...¡Maldita perra! –Pansy lloraba de desesperación, Eurídice estaba
exhausta, se soltó y su cabeza volvió al agua, Cho le miraba sin comprenderla.
-Algo se nos está muriendo...estamos muriendo de a poco. –Cho intentó moverse,
pero la respuesta a este intento fue que su cuerpo se presionara con más fuerza
contra el muro, la roca bajo su ella se hizo polvo, emitió un quejido mirando al
suelo, le dolía todo y decidió dejar de moverse. –Estoy cansada. –Admitió
somnolienta.
217
-Eso no es una opción... –Eurídice intentaba mantenerse lejos del agua. -...no
puedes cansarte, debes soportar, por tu bien y el nuestro... –Suplicó.
-No...la única opción es la muerte. –Pansy las miró dolorida, suspiró y se soltó por
completo, agotada y resignada. –Ya no puedo más...necesitamos algo más para
salir de esta...
-Pues me niego a tomar esa opción Pansy. –Eurídice miró a Cho que asintió,
pronto las tres luchaban por soltarse.
-¿Este era el entrenamiento? –Harry miraba a las tres en aquel suplicio, Bella las
obligaba a resistir, a soportar hasta el límite de rozar la locura, miraba asustado,
aquello era inhumano.
-Sí...éste es el entrenamiento... –Cho apareció a su lado, Harry la miró
sorprendido.
-¿Cómo salieron de esa? –Preguntó mirando a Pansy atada al árbol.
-Como de todas...soportando, llorando y rabiando, al final...de una u otra forma lo
lográbamos... –Cho caminó lentamente hacia Eurídice que intentaba mantenerse
fuera del agua, la miró fijamente, como si nunca antes le hubiera visto así. -
...¿recuerdas cuando eras niño y estallabas sin querer?
-¿Te refieres a cuando demostrábamos nuestra magia antes del colegio? –
Preguntó mirándola, Cho emprendió el camino hacia Pansy, ésta había empezado
a rabiar, Eurídice platicaba algo para calmarlas, pero se veía interrumpida cada
vez que necesitaba descansar su cuerpo, Cho asintió. –Sí, lo recuerdo.
-Es lo mismo...se siente raro, como si supieras que ya no puedes más y de pronto,
así como así...estallas y te salvas... –Cho lo miró sonriendo, entonces pasó, Pansy
dio un grito, lo siguiente fueron llamas consumiendo las cuerdas que la ataban,
Pansy corriendo hacia el río, Pansy lanzándose al agua envuelta en llamas. -...¿lo
ves?
-Así se salvaban... –Susurró Harry mirándola, ella sonrió.
-El problema es que no podíamos ayudarnos la una a la otra...pero esto no es lo
que quería que vieras... –Cho se acercó presurosa. -...Luna y Neville, cayeron al
río, están en la corriente, probablemente mal heridos... –Lo miraba suplicante. -
...ve, ayúdalos, de prisa.
-¿Al río? –Harry estaba apabullado, aquello era demasiada información para un
momento, decidido quiso salir de la memoria de Cho, cuando algo le volvió a la
mente. –Cho, sobre Cedric...
-No me digas nada sobre él... –Frunció el ceño, se puso seria. -...tú y yo hemos
hablado todo lo que teníamos que hablar sobre Cedric...ahora vete, la vida de
esos dos depende de lo que hagas ahora...¡ah!...y cuando entres en la mente de
alguien, procura no ser tan maleducado...¡entrar donde no eres requerido! –Cho
se dio la vuelta y se diluyó en la oscuridad que de pronto inundó todo, al poco
Harry se encontró sentado ante la mirada expectante de Ginny y la señora
Weasley.
-¿Qué viste? –Preguntó Ginny impresionada por la palidez del rostro del chico.
-Cosas que preferiría no haber visto... –Se volvió a la cama, Cho le miraba
fijamente, recordó el verdadero motivo de aquella visita mental. -...Luna y Neville,
es eso lo que quería decirnos...vamos Ginny... –Tomó la mano de su novia y se
puso de pie, Molly los miró fijamente, él exclamó. -...hay que sacarlos del apuro.

218
-Vi salir a Hagen algo... –Se quedó sin adjetivo correcto para el hecho, ella no le
miraba. -...afectado.
-Ojalá lo hubieras visto salir muerto. –Susurró molesta, pero la idea de Hagen
muerto la hizo fruncir el ceño más de lo debido, se volvió al fin a él, lo notó
desencajado pero no hizo por enterarse.
-Bromeas...a ti eso te mataría. –Draco sonrió mordazmente, ella suspiró
sonoramente, la puerta se abrió, Hermione seria y dispuesta a todo entró en la
habitación.
-Granger...¿haciendo la caridad del día? –Pansy la miró sonriendo, dio un gemido
y se removió entre las sábanas. –Visitar al enfermo...mmm...¡que linda eres! –
Soltó con una sonrisa irónica.
-¡Qué graciosa Pansy! –Hermione caminó hacia la cama, Draco se había sentado
junto al lecho mirando a Pansy.
-Mi sentido del humor siempre fue algo que le gustó a Draco...¿cierto lindo? –
Pansy se volvió al rubio, que no se sentía de ánimo para una discusión.
-Draco tiene buenos gustos en todo Pansy. –Susurró Hermione, intentando
ganarse la confianza del chico.
-No...no, no, no... –Pansy sonrió. -...te equivocas, Draco tiene malos gustos para
elegir amantes...mira que caer en brazos de una loba y de una sangre sucia... –
Pansy sonrió mirando a Hermione.
-Te eligió a ti también si no mal lo recuerdo... –Hermione iba a continuar, pero
Draco la interrumpió.
-La próxima vez que llames a Eurídice loba o a Hermione sangre sucia...te cortaré
el cuello Pansy. –Draco exclamó sin hacer movimiento alguno más que el de los
labios, Hermione lo miró sin comprender.
-No te atreverías...admítelo Draco, soy demasiado importante para ti... –Pansy
levantó una ceja mirando con desprecio a Hermione, que tuvo que contener las
ganas de atacarla.
-Quizá...pero ella lo es más. –Draco tomó la mano de Hermione mientras sonreía
terriblemente hiriente.
-Draco... –Hermione quiso decirle algo, pero él no le hizo caso, miraba a Pansy
fijamente.
-Dudo que eso importe...revolcarse con la mujer que se revolcó antes con un
Weasley... –Pansy carcajeó. -...eso es tocar fondo Draco...y hacerlo con dos
mujeres de la misma calaña...
-¡Pansy! –Draco se puso de pie, pero Hermione lo contuvo, la puerta se abrió, Ron
venía a buscarlos.
-Tranquilo Draco por favor, está herida. –Hermione intentaba calmarlo.
-Eso no le quita lo odiosa...entérate de una vez Pansy...si te dejé, fue por ella...si
te abandoné fue por Hermione...eso... –Draco le sonrió orgulloso, Ron miraba sin
entender, Pansy sonreía pese a todo y Hermione no sabía si sentirse halagada o
utilizada. -...es tocar fondo Pansy.
-Eso puede ser catalogado como una ofensa a Hermione, Draco... –Comentó Ron
de brazos cruzados.
-Claro que no...sólo una mujer puede ser mejor que Pansy y Eurídice para mi... –
Draco tomó la mano de Hermione con fuerza y caminó hacia la salida. -...y esa es
Hermione. –Salió con ella sin darle importancia a la mirada molesta de Ron y a la
219
carcajada sonora de Pansy; caminó a prisa por el pasillo, Hermione silenciosa le
seguía, él no paró hasta que dio con la habitación que le correspondía, ahora
debían hablar, los dos y a solas.

-Bella... –Susurró casi pensando que estaba ante el cadáver de semejante


monstruo, decidido le toco la barbilla con más fuerza, no se movía; la miró un
momento fijamente, intentando descubrir si estaba ante una muerto o ante la
Suplente de Ministro, impresionado por la posibilidad de que semejante ser
muriera durante el sueño, le puso la mano en el hombro y la movió vivamente. -
...Bellatrix....¡Bellatrix!... –La llamó, sintió una rara opresión en el pecho y por dos
segundos casi sonríe ante semejante posibilidad, pero ella se removió lentamente,
le dio la impresión de que se debatía entre la vida y la muerte, pensó en tomar la
almohada y terminar con aquello, movió su mano hacia la almohada, hacerlo era
la libertad para cientos y la muerte para otros cuantos, pero recordó a Cissy y más
por ella que por Bella misma, se sentó para intentar despertarla, soltando la
almohada. -...¿estás bien?...¿Bella? –Ella se sacudió como si despertara
normalmente y lo miró fijamente.
-¿Qué haces aquí?...que yo recuerde eres un hombre con modales... –Se quedó
un par de segundos mirando al techo, Snape la miraba sin comprender, ¿era su
idea o recuperaba el color lentamente? -...no es educado entrar en la habitación
de una mujer... –Bella parpadeó un par de veces y se volvió a mirarlo, tenía el aire
de una niña pequeña que ha dormido poco. -...menos si la mujer no tiene
parentesco contigo.
-Necesitaba hablarte...me he preocupado al verte, tan...es que estaba realmente
tan... –Pensó un momento, no era raro verle pálida, no en los últimos días, pero el
frío, eso era demasiado extraño.
-¿Muerta? –Preguntó sonriendo pícaramente, él abrió los ojos sorprendido, ella
suspiró sonoramente y tras fruncir el ceño un segundo se descubrió dejando a la
vista el camisón de velo que usaba, Snape se volvió al muro frente a él, ella sonrió
al ver aquello. –¿Te repugno Severus?
-No...en lo más mínimo Bella... –Contestó sonriendo también, había algo se
verdad en lo que ella decía, pero un caballero no admite semejante cosa ante una
“dama”. -...pero ¿no has sido tú la que me reprende por entrar en tu habitación sin
permiso?
-Ha sido un leve error, puedes entrar cuando quieras... –Sonrió mirándolo
fijamente, sabía que su mirada clavada en él lo haría volverse, y así fue, Snape se
volvió a mirarla, Bella se sintió triunfante y lo manifestó en una sonrisilla alargada.
-...tienes mi autorización.
-Supongo que no estás tomando esto como algo más... –Snape la miró con
extrañes, esa sonrisa en Bella le causó espanto.
-¿Como algo más?... –Bella carcajeó mientras se ponía de pie, Snape sonrió de
mala gana mirando al suelo. -...sueñas, Severus...entre tú y yo, jamás habrá
nada...mi querido Príncipe. –Bella lo miraba con tal aire de repudio que Snape
hubiera querido tener oportunidad de asesinarla.
-No me llames así, hace ya mucho que no uso ese nombre. –Susurró, se puso de
pie y se dispuso a salir.
-Quiero que vigiles a las Flores de Lazo del Diablo. –Emitió Bella segura,
220
mirándose ante un espejo.
-¿Qué? –Preguntó volviéndose de golpe.
-No han venido...tengo un mal presentimiento sobre las tres...quiero que las vigiles
todo el tiempo. –Bella se peinaba lentamente, Snape no sabía si preguntar más o
no.
-¿Qué razones tienes para sospechar de ellas? –Interpeló al fin sintiéndose
raramente tenso.
-Sencillo...son jóvenes, lindas, inteligentes...pero no son malas...ninguna no
les...eso... –Bella lo miró por el reflejo del espejo. -...es de mal agüero Severus. –
Sonrió, él asintió y salió de ahí, esto era nuevo y malo.

-Draco para... –Hermione lo miró mientras él abría la puerta de la habitación, la


hizo entrar sin decir mucho y cerró tras de él.
-Bien...tenemos que hablar. –Sus ojos grises se clavaron en los de Hermione, ella
miró al suelo, intentando pensar exactamente qué decir, no tenía ni idea de cómo
resolver el problema en que se habían metido. –Mi madre...
-Tu madre fue una mujer que hizo lo que le pareció correcto Draco... –Comenzó
ella interrumpiéndolo, Draco la miraba fijamente sin expresar nada además de
interés, así que siguió hablando. -...fue un error prejuzgarla así, lo lamento.
-No has prejuzgado a nadie...creo que... –Draco se descubrió a sí mismo
intentando calmarla, pero lo cierto es que realmente se había enfadado por
aquello y ya que lo planteaba, no podía dejar de pensar que había sido un
comentario hiriente contra su madre, dio un resoplido e intentó contener el enfado
que todavía lo carcomía, cuando miró a Hermione comprendió que no había forma
de sanar el enfado, solo había forma de dejarlo atrás. -...siento haberme enojado
así.
-Enojado... –Hermione susurró mirando al suelo, si lo miraba a los ojos las ganas
de besarlo le traicionarían. -...está bien, no te preocupes.
-No, no está bien... –Draco salió de sus casillas atosigado por los miedos que ya le
rondaban horriblemente. -...no está bien lo que he hecho, lo que digo y lo que te
hago... –Necesitaba hablar, ¿porqué? Ni idea. –...no quiero que estés en riesgo
Hermione...voy a salir de aquí... –Sonrió, esa era la solución, se alejaría antes que
Bella sospechara algo.
-¿De qué estás hablando? –Hermione se quedó helada, acaso planeaba irse así
nada más.
-Estaré al pendiente de lo que necesiten mientras esto dure, en cuanto tengamos
un plan serán los primeros en saberlo... –Serio se dispuso a salir de la habitación,
ella le sujetó la mano antes que se fuera. -...Hermione.
-Si te vas...me llevas contigo. –Exclamó sin comprender del todo lo que estaba
pasando, él tampoco debía entender mucho por que la miro con el ceño fruncido,
pero él no se iría no así.

-Y...¿cómo esta la loba? –Pansy rompió el silencio que dejaron Draco y Hermione
al salir, Ron se volvió a verla con la frente arrugada.
-Duerme... –Contestó secamente, se dispuso a salir.
-¿Podrías hacerme compañía Weasley? –Pansy cerró los ojos con cansancio y se
puso boca arriba, Ron la miró sin ánimos, pero se quedó en la habitación, caminó
221
hacia un librero y se puso a ver lo que había en él. –No luces contento con mi
petición.
-Tú y yo no tenemos mucho en común Pansy... –Susurró apesadumbrado, suspiró
sonoramente y se volvió a mirarla. -...nunca fuiste muy amigable si quieres que
sea sincero.
-No es parte de mi, ser amigable Ronald. –Contestó sonriente, al verlo tan seco se
decidió a tocar un tema en común. –Un Greyback eh...¿sabes ya si los pequeños
son híbridos también?
-No, no lo sé...son muy pequeños aún para saberlo. –Contestó algo más relajado,
tomó el primer libro que encontró en el estante, “Magia oriental”. –Eurídice
comentó que alguna vez viajaron juntas...
-Sí, a Asia...visitamos Japón y China...los parientes de Cho... –Pansy intentó reír
pero le escocia el costado y lo evitó, Ron la miraba desde el librero a un par de
metros de la cama. -...por que no te acercas...no te voy a comer, pelirrojo. –Soltó
riendo.
-No es que me vayas a comer, pero te conozco...jamás dejas pasar la oportunidad
de lastimar a alguien... –Ron se acercó a la cama lentamente, al fin al llegar al pie
de la cama miró a Pansy fijamente. -...por ejemplo Hagen.
-Hagen, es harina de otro costal...o veneno de otra serpiente... –Pansy se removió
bajo las mantas, Ron se sentó en la orilla de la cama con el libro en las manos.
-Eso mismo pensaba yo de Eurídice y ya vez... –Susurró, ella frunció el ceño.
-Ronald...¿qué le viste a Eurídice? –Preguntó con una risilla.
-Lo mismo que te vio Hagen a ti... –Contestó el sonriendo también, Pansy iba a
contestar cuando la puerta se abrió.
-¿Dónde están Draco y Hermione? –Harry entró en la habitación de Pansy,
seguido de cerca por Molly y Ginny, las dos apabulladas.
-Salieron...¿qué pasa? –Ron se puso de pie de un salto.
-Luna y Neville cayeron al río, tenemos que ir por ellos. –Harry tomó el brazo de
Ginny que asintió, Pansy se sentó en la cama de golpe, dio un gemido y se dejó
caer de lado, Molly corrió a verla.
-Luna...como es que no lo recordaba... –Pansy intentó salir de la cama con la cara
enrojecida.
-Pansy, quédate quieta... –Molly la detuvo, pero la chica se había puesto violenta y
casi la empuja, de no ser por que recordó que ella le había ayudado.
-Déjeme...necesito ir con ustedes... –Pansy se tambaleó al salir de la cama, Ron y
Molly la sostuvieron.
-Es mejor que te quedes, iré por Draco y Hagen... –Harry salió al pasillo.
-Iré con ellos... –Ginny se volvió a Ron y Pansy cuando un ruido estruendoso los
hizo volverse al pasillo, un viento helado llenó la habitación obligando a Pansy a
emitir un gemido, Ginny sintió la corriente de aire como navajas que le cortaban
las mejillas, Ron frunció el ceño y sacó la varita mientras su madre le apretaba el
brazo con pánico; un torrente de agua entró por la puerta, acompañado de ruido
de rocas y golpes que reconocieron como cuerpos que caen pesadamente al
suelo, miraban a la puerta azorados mientras Harry gritaba desde afuera.
-Ayúdenme... –Ginny salió corriendo, Pansy miró a los dos pelirrojos que la
sostenían, asintió y salieron, mientras ella se inclinaba lentamente para poder
levantarse de la cama.
222
Empapado y sobresaltado por lo que había pasado, Harry esperaba respirando
agitadamente viendo lo que había caído del techo del pasillo directamente sobre
él; ahí en medio del pasillo, Neville respiraba agitado apoyado en sus codos sobre
el cuerpo inmóvil de Luna, que amoratada e inconsciente apenas parecía vivir; el
agua se corrió por el pasillo y Hagen, Draco y Hermione salieron corriendo de sus
habitaciones para ver lo que pasaba. Neville en su desesperada necesidad de
sacar a Luna del río se había aparecido siguiendo los rastros mágicos que sus
amigos habían dejado, pero había usado tal fuerza en el proyecto que se
desapareció no sólo con Luna, si no con parte del agua del río y gran cantidad de
rocas, que habían golpeado a Harry al caer dentro del pasillo.
-Ayúdenla... –Neville miraba fijamente a Luna, Harry al fin había atinado a
levantarse, lo sujetó por los brazos y lo jaló hacia el muro, Ginny salió corriendo de
la habitación y miró a su rubia amiga.
-Es Neville... –Susurró Hermione a Draco mientras él miraba sorprendido, la casa
tenía protecciones desde que él, Hagen y Eurídice habían salido a buscarlos,
Neville había tenido que sobrepasar el poder de Draco para poder entrar en la
casa, con Luna y con parte del río.
-Ese chico es sorprendente... –Susurró el rubio, Hagen a su lado sonrió
mordazmente.
-¡Luna!... –Ginny la levantó a penas lo que pudo para mirarla. -...madre, Luna está
mal.
-Neville... –Ron se inclinó sobre el chico mientras Harry intentaba ayudarlo a
ponerse de pie.
-No ha sido eso Draco... –Hagen miró al rubio, éste se volvió a mirarlo fijamente
sin comprender del todo. -...lo ha hecho para salvar a Lovegood...¿qué harías tú
para salvar a Hermione? –Hagen sonrió y caminó hacia el embrollo aquél.
-Hermione... –Draco miró a la castaña que se inclinaba al lado de Molly, frunció el
ceño, moriría para salvarla si eso tuviera que hacer.
-Luna, ¿está viva verdad? –Neville no podía quitar sus ojos de Luna, que sobre el
suelo era atendida por Ginny y la señora Weasley, Hermione corría hacia ellas. –
Hermione...Luna está viva...¿verdad?
-Ginny, dame espacio... –Molly se inclinó sobre Luna y sacó su varita. -¡Anapneo!
–Al momento Luna se contorsionó tosiendo como una bendita ante la mirada
preocupada de Neville.
-Luna...¿Luna? –Hermione le tomó la mano mientras ella escupía suficiente agua
para llenar una piscina.
-Vamos Luna di algo... –Ginny la miraba fijamente, Harry y Ron sostenían a
Neville, mientras Hagen miraba a Pansy que había salido a mirar.
-Plimpys... –Susurró la chica entre bocanadas y una tos que los hizo sentir
escalofríos. -...Neville nadando entre Plimpys . –Exclamó al fin ante la mirada
extrañada de Hermione y la sonrisa emocionada de Ginny.
-Vive... –Neville se volvió a Harry, que asintió, el chico cerró los ojos y de buena
gana siguió a Hagen y Harry que le llevaron a una habitación, mientras Ron
cargaba a Luna y la llevaba a otra.
-Logró aparecerse con todo y una parte del lago. –Comentó Ginny y a Hermione
que sonrió mirando como ésta ayudaba a Pansy a entrar en su cuarto, ella se
223
quedó en el pasillo, donde la alfombra bajo sus pies hacía un curioso ruido como
chillido cuando la pisaba, se volvió a la ventana más cercana, el amanecer
despuntaba lentamente.
-Un nuevo día, Hermione... –Susurró Draco a su espalda, ella miraba el sol salir y
la cara del chico en el reflejo del vidrio. -...un nuevo comienzo quizá.
-No...no quizá... –Sintió los brazos de Draco envolverla y sonrió apoyando su
cabeza en el pecho del rubio, que cerró los ojos pegando su cara al cuello de ella.
-...es un nuevo comienzo, un nuevo amanecer...a tu lado Draco. –Sonrió para él,
pero él no la miraba, con los ojos cerrados se aferró a ella, de otra forma se habría
echado a llorar.
Salido del infierno
-¡Mentira! –Gritó por octava ocasión mirando los papeles sobre la mesa, habían
atinado a cerrar la puerta de la habitación contigua y a poner hechizos
silenciadores; permanecían mirándose, tan aturdidos que no podían pensar, Fred
era el único que continuaba gritando, llevaba horas haciéndolo y simplemente
parecía que no se detendría. –Es mentira, ¿entienden?...una farsa, Ronald no está
muerto...¡Ginny no está muerta!
-Si lo está es por culpa de Ron...él sabía lo que pasaba...¡Lo sabía! –George
levantó el rostro, sus ojos estaban enrojecidos por las lágrimas, Percy respiraba
agitadamente, con la apariencia de alguien que ha sido petrificado.
-Mamá. –Susurró Percy en el momento en que Fred iba a agredir a George por
decir aquello de Ron, los dos se miraron, la voz de su hermano era irreconocible. –
Ginny...las dos...si es verdad, las dos...las dos están...
-No lo digas Percy...¡no lo digas! –George se puso de pie, con la manga del suéter
se limpió el rostro y fue a grandes pasos hacia la mesa para ver el periódico. –
Esto es basura...es absurdo...Ron es el mejor auror que hay...Harry estaba con
ellos, Hermione no es estúpida...¡No están muertos!
-¿Qué vamos a hacer? –Fred se volvió a Percy, necesitaba que él dijera algo, un
plan, una idea, lo que fuera que pudiera aliviarle la necesidad de saber qué hacer.
-Tenemos que volver, debemos saber qué pasó con Mamá y con Bill...papá debe
estar en Azkaban o... –George se atragantó, Percy lo miró con la nariz arrugada,
las gafas le pendían de la punta, amenazando con caer. -...hay que volver...¡si
Bellatrix acabará con los Weasley que sea de frente! –Arremetió contra la mesa,
golpeándola, Fred le miraba.
-Ella no va a acabar con nadie George...necesitamos pensar fríamente. –Percy
cerró los ojos y levantó la cabeza hacia el techo, necesitaba idear algo.
-¡Tú piensa fríamente!...nosotros queremos venganza. –George le miró furioso,
Percy intentó ignorarle.
-Vamos a pelear quieras o no. –Fred se unió a su gemelo, los dos se miraron,
asintieron y tomaron sus chaquetas.
-¿Qué pasará con ellas? –Percy fue a la estufa y puso a calentar agua, el sol
comenzaba a iluminar la habitación.
-Angelina... –Fred miró hacia la puerta y dio un resoplido, George sonrió
tristemente, ahora ellos también tenían alguien más a quien cuidar.
-Esto es lo que haremos... –Percy se ajustó las gafas. -...iremos a Francia,

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buscaremos a los familiares de Fleur y les pediremos asilo para las chicas...luego
volvemos a Londres... –Percy hablaba seriamente sin mirarlos, sirviéndose agua
para preparar café, Fred con el ceño fruncido se sentó a escuchar. -...intentaremos
liberar a quienes estén presos...y buscar a Ron y Ginny, porque no pueden estar
muertos. –Exclamó mirando la taza como si en eso se le fuera la vida.
-Si están muertos...quiero venganza... –George fue el único que se atrevió a
revelar aquello, pese a que los tres lo sentían. -...ahí dice que Malfoy, Parkinson y
Chang fueron de gran ayuda para el rescate del Ministerio y que lo lograron con la
ayuda de Eurídice. –George miraba a Percy fijamente señalando al periódico, que
mostraba todavía los cuerpos de Ginny y Neville, mientras unos pies se movían a
su alrededor. –Dice que ellos se deshicieron de los aurores.
-Los cuatro, deben morir. –Fred sonreía tristemente con la cabeza gacha, George
sonrió a Percy.
-Vengaremos a Ronnie, Percy... –Susurró George al ver que su hermano los
miraba con reprobación. -...te guste o no. –Sentenció, Percy le miró levantando la
barbilla; la puerta se había abierto y Penélope seguida de cerca por una
somnolienta Angelina les miraron.
-¿Alguna noticia? –Pregunto Katie que bostezaba, George la abrazó con fuerza y
se recargó en su cuello, ella sabía que algo andaba mal pero en aquel momento
los tres necesitaban silencio y las tres lo guardaron.

-Buenos días... –Susurró mientras le besaba la frente repetidamente, con un


ruidillo que la hizo reír abiertamente, ella se estiró al más puro estilo de un felino y
lo retuvo junto a ella sobre la cama. -...¿cómo dormiste?
-Excelente...ha sido una muy buena noche. –Susurró mirándolo, él sonreía pese a
todo, como nunca y eso la hizo sentir un dejo de emoción. –Pocas noches contigo
han sido tan reconfortantes y tranquilas.
-Cierto... –Murmuró apretándola contra su pecho. -...normalmente no dejas de
gritar.
-Es mejor que no me recuerdes eso... –Sonrojada lo miró fijamente, él rió por lo
bajo y la besó en la mejilla.
-Entonces fue esta una noche muy calmada para ti. –Comentó suavemente.
-Sí...ha sido muy lindo dormir a tu lado. –Afirmó suspirando mientras miraba al
techo distraídamente.
-Te he dejado descansar por que lo necesitabas... –La besó en la nariz. -...ya
pronto habrá oportunidad para no dormir, además es cerca de medio día y creo
que somos los primeros en despertar. –Draco sonrió pegado a su cuello,
Hermione suspiró mirando al techo y abrazada de él, habían ido a descansar un
par de horas en las que se quedaron dormidos profundamente.
-Así que los demás duermen eh... –Susurró sonriendo, él la miró malvadamente y
ella levantó las cejas.
-Duermen...si...¿alguna idea?...–La besó en el cuello y ella sonrió, el verla así tan
tranquila, tan contenta lo hizo sonreír, entonces pensó si duraría mucho aquello y
se volvió a mirarla fijamente, como si esperara algo.
-¿Qué ocurre? –Preguntó contrariada por su mirada, ¿habría escuchado algo?.
-Hermione...necesito decírtelo o se me quemará la lengua sin dejarlo salir... –Sus
ojos grises se pusieron brillantes y ella esperando que le revelara alguna nueva
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sorpresita, se reclinó sobre unas almohadas para quedar más erguida.
-Dime...¿qué pasa? –Preguntó sintiendo ya la ansiedad de conocer lo que fuera
que intentara decirle. –Dime por favor...dímelo. –El rió divertido por su ansiedad y
pegando su frente a la de ella sonrió con más ganas.
-Te amo. –Susurró, Hermione pensó que acababa de pasar algo en la habitación
que había provocado que no escuchara bien, así que alterada se sentó en la cama
haciendo que sus frentes chocaran con violencia, él cerró los ojos dolorido y se
sentó intempestivamente.
-¿Qué has dicho? –Preguntó asustada, mirándolo como si le hubiera dicho, “Soy
hijo de muggles”; él sonrió con la mano en la frente y carcajeando.
-Lo dije y es todo... –Contestó divertido, salió de la cama y se metió los pantalones
y los zapatos, se ataba las cintillas divertido por su reacción y emocionado por
haber logrado decirlo.
-No, no...espera...dilo de nuevo... –Suplicó Hermione tomándolo de la mano, él se
volvió con el cabello largo sobre la cara, lo hizo a un lado y sonrió, ella imploraba
de la forma más tierna posible. -...por favor, dímelo otra vez, quiero oírlo.
-Te amo. –Murmuró antes de besarla, ella se colgó de su cuello, cuando la puerta
se abrió.
-El desayuno está listo... –Molly entró sonriente, ataviada con un delantal y con un
montón toallitas en las bolsas; ante semejante escena se puso roja como un
tomate y con la mano empezó a dar de palmaditas sobre la espalda desnuda de
Malfoy que sonreía poniéndose los zapatos, divertido con la idea de una madre
intentando corregirlo, Hermione luchaba por meterse los jeans sonrojada. -
...¡insensatos!...durmiendo juntos, verán la que les pongo en cuanto bajemos al
comedor, pero cómo se les ocurre...Draco, tú de una familia de tan bueno modales
y costumbres...¡como es posible! –Espetó en el fondo enternecida por lo que había
visto, se volvió a la puerta y los vigiló hasta que estuvieron vestidos y la siguieron
rumbo a la siguiente puerta, los dos sonrientes y cuchicheando.

-Despierta... –Soplaba las palabras para hacerlo reaccionar, pero roncaba como si
no hubiera un mañana. -...oye... –Susurró nuevamente, sonriendo ante la idea de
que pudiera tener el sueño tan pesado en semejante época. -...Ron... –Eurídice se
sorprendió a sí misma metiendo las manos bajo el cuerpo de Ron para abrazarlo,
él seguía roncando como un bendito. -...los niños se van a Hogwarts en diez
minutos... –Ron se removió y emitió un quejido de molestia; Eurídice inclinó la
cabeza de lado para pensar en algo bueno qué decir, sonrió y se acercó al oído de
Ron. -...Ana tiene novio.
-¿Qué? –Adormilado se incorporó en la cama, guiñaba los ojos sin poder abrirlos
del todo.
-Celoso. –Murmuró, Ron la miró y bostezó largamente, ella no hizo por decir más y
con un suspiro se aferró a él.
-Todavía no gatean ¿verdad? –Preguntó frotándose el rostro, necesitaba dormir
mucho más.
-No, hace unos minutos tu madre me ayudó a darles de comer... –Susurró
Eurídice sonriendo, Ron se irguió.
-¿Les amamantaste? –Preguntó intrigado, mirándola con cierto aire de sonrojo
que Eurídice aprovechó.
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-¿Tú qué crees? –Preguntó mirándolo con una sonrisa dulce, él sonrió y el sueño
se le fue por completo. –A todo esto...¿cómo luzco? –Preguntó irguiéndose y
sacando el pecho, Ron abrió los ojos desmesuradamente.
-Es mi idea o tienes otras dos tallas que presumir. –Preguntó mientras ella sonreía
mirándose el pecho.
-Según tu madre es la ventaja de la lactancia...soy casi dos tallas más sexy... –
Eurídice lo besó lentamente, Ron carcajeó con semejante idea.
-¿Qué haremos para que no se note? –Ron cayó en la cuenta de que la chica con
dos tallas más de busto llamaría demasiado la atención, Eurídice frunció el ceño
por que no lo había pensado.
-No pensé en esto... –Intrigada se recostó sobre el cuerpo de Ron, con la barbilla
pegada a su pecho, él le besó la frente y se puso a pensar con ella. -...Albert es
muy cosquilludo. –Comentó para cambiar de tema.
-Hay que idear la forma de que pasen desapercibidos tus... –Ron se mordió los
labios, Eurídice lo miró riendo.
-¿Senos? –Preguntó, Ron se puso rojo hasta las orejas. –¿Sabes qué haremos
con esta nueva ventaja de belleza? –Ron negó preocupado. –
Pues...aprovecharlas... –Pícaramente lo besó de nuevo, Ron sonrió divertido.
-Cierto...muy cierto... –La abrazó y antes de que ella pudiera decir un pero, le dio
la vuelta y terminó sobre ella.
-Tu madre ha hecho el desayuno y anda despertando a todos... –Susurró
acariciando su cabeza, Ron besaba su cuello. -...podría entrar y no has visto hacia
aquél rincón. –Eurídice señaló a un lado, Ron miró, tres cunas le saludaron.
-Los has traído aquí... –Saltó de la cama para ver a los pequeños que dormían
placidamente.
-En cuatro días tu madre se los llevará, quiero tenerlos cerca. –Eurídice se levantó
lentamente, la herida estaba aún por cerrar, Ron la miró fijamente con la mano
apoyada en la cuna de Arthur.
-Sigues con la idea de que mamá se los llevé...podemos cuidarlos nosotros
Eurídice. –Ron la miró fijamente.
-No podemos correr riesgos...no con ellos. –Sentenció ella, Ron iba a refutar, pero
la puerta se abrió y Molly seguida de Hermione y Draco entró en la habitación.
-Buen día...el desayuno está servido...es medio día salgan ya... –Molly se acercó a
besar en la frente a Ron que sonrió, Draco se acercó a las cunas para mirar.
-Duermen como tú... –Comentó el rubio mientras Hermione saludaba a Eurídice. -
...sólo falta que ronquen igual a ti.
-¡Qué gracioso Malfoy!...significa que son un grupo de niños sanos. –Exclamó Ron
con orgullo mientras él rubio acariciaba la frente de Ana, Molly había corrido a
arreglar la cama, como buena obsesiva del orden y la limpieza.
-¡Wow! –Draco se volvió a Eurídice, que lo miró. –¿Pero que te has hecho? –Dijo
cómicamente poniéndose las manos en el pecho como si tuviera algo en él.
-Es la lactancia. –Contestó Hermione interviniendo divertida por su reacción, Ron
lo miraba con el ceño fruncido.
-Eso quiere decir que ustedes estarán ocupados ésta noche...por el bien mental
de los niños, los colocaremos en la habitación de Pansy, ella no tiene acción
programada. –Draco bromeó, Hermione le dio un codazo de desaprobación.
-¡Te escuché! –Pansy apoyada en la puerta y envuelta en una preciosa bata entró
227
lentamente. –Me ofendes.
-¡Cierto!...olvidé tu lema...sexo diario, diario sexo. –Draco carcajeó mientras la
chica sonrojada se acercaba.
-Escucho. –Molly que golpeaba las almohadas gritó desde la cama, Hermione bajó
la cabeza azorada y Ron rió.
-Pansy. –Eurídice fue hacia ella, pero Hagen que venía tras la chica se adelantó y
su hermana pudo estar tranquila.
-Oye Pansy...ahora que lo pienso, mejor no...igual y Hagen decide hacerte una
visita nocturna y los pobres niños no pegan el ojo en toda la noche. –Draco
carcajeó abrazado de una Hermione sonriente, Ron caminó hacia Eurídice.
-Cierra la boca Malfoy. –Espetó Pansy pero sin intentar alejar a Hagen que la
tomaba del brazo.
-No es divertido...está exhausta. –Hagen sonrojado ayudaba a la chica a moverse,
Pansy le miró “¿De no estar herida lo haría?”
-¡No habrá visitas nocturnas mientras yo esté en esta casa! –Molly salió al
encontronazo, todos cerraron los ojos apabullados por el grito, dos segundos
después los oídos de los seis eran puestos aprueba por el llanto de los tres niños.
-Madre los despertaste. –Exclamó Ron mientras tomaba a Albert en brazos,
Hermione tomó a Ana y Eurídice a Arthur, meciéndolos para tratar de calmarlos.
-No me importa...es algo dicho ¡y se acabó! –Molly miró a Draco y Pansy como si
fueran los causantes de todo.

Abrió los ojos, una línea de luz iluminaba el rostro negruzco de Cho, por un
momento un pánico le recorrió el cuerpo, creyó que no respiraba y él mismo
contuvo la respiración para esperar a ver que el abdomen de la chica se moviera,
cuando estuvo seguro que respiraba se permitió hacerlo y cerró los ojos; se llevó
la mano derecha al cuello, se había quedado dormido sobre el sillón, con los pies
estirados apoyados en la orilla de la cama, al verse los pies, aquellos ojos
castaños se clavaron en los suyos y sonrió sin darse cuenta.
-Ginny, ¿hace cuanto que estás despierta? –Preguntó, Ginny con la cara apoyada
en sus brazos sonreía.
-Mucho... –Susurró suavemente poniendo su mano en la pierna de Harry. -...Cho
ha delirado.
-¿Sí? –Preguntó intrigado mirando a la oriental que respiraba con dificultad.
-Mamá cree que debemos llamar un médico... –Ginny se puso de lado para mirar
a Cho; Ginny se había quedado dormida en la orilla de la cama, luego de haber
pasado parte de la noche de una habitación a otra, de Cho a la de Luna.
-Llamaremos a uno...no podemos dejar que muera. –Harry se levantó agotado,
Ginny lo siguió con la mirada.
-¿Qué piensas que debemos hacer Harry? –Ginny con el ceño fruncido se puso
boca arriba para verlo mientras él tocaba la frente de Cho y revisaba el tono de su
piel.
-No sé...pero debemos movernos, arriesgamos mucho a los cinco quedándonos. –
Harry notaba la piel de Cho algo más blanca, pero sus manos estaban todavía
heladas, sin contar que los dedos rotos estaban además amoratados.
-Pero si salimos, nos arriesgamos igual... –Ginny frunció el ceño y al fin se puso
en pie para acercarse a él. -...¿duele? –Preguntó mirándolo fijamente, Harry supo
228
que se refería a la cicatriz.
-No...pero ayer... –Se quedó pensando un momento, ojalá pudiera explicar aquélla
angustia que le abordaba de pronto, pero no tenía motivos, sabía que él estaba en
algún sitio, latente, al acecho, esperando algo que tenía que descubrir; Ginny
parecía absorta en algún pensamiento, la abrazó sin darle tiempo a nada, ella se
quedó rígida.
-¿Pasa algo? –Preguntó cohibida, había estado pensando si era aquél el mejor
momento para hablar, para decirle la verdad y confesárselo todo, que de una
buena vez supiera lo que había hecho por él y lo que pasaba dentro de ella;
aquello, el abrazo intempestivo y el temblor que notó en Harry, le demostraban
que no era momento.
-No, sólo te necesito pegada a mi. –Harry se avergonzó por que era egoísta, pero
ella lo abrazó igual con fuerza y suspiró, aquello lo hizo sentirse raramente mejor.
-No coman pan frente al hambriento...es una tortura. –La voz pastosa de Cho les
llegó a los oídos, al volverse, la chica sonreía suavemente, Ginny se acercó a la
cama presurosa, mientras Harry miraba sonriendo.
-¿Te duele algo?...¿cómo te sientes? –La pelirroja miraba a Cho fijamente, ésta
tembló apenas.
-No duele nada, en realidad simplemente... –Notaron que Cho arrugaba la frente. -
...no siento nada.
-Mueve los dedos. –Pidió Harry mirando la mano de Cho, pero estaba inmóvil
pese a que ella fruncía el ceño.
-Genial...soy un vegetal. –Escupió riendo enfermizamente, Ginny miró a Harry, él
palideció ante la reacción de Cho.
-Iré por mamá. –Ginny salió de la habitación, Harry se puso las manos en las
bolsas y trató de pensar qué hacer.
-Lucen muy bien juntos. –Susurró Cho tras un minuto de silencio. –Ella es una
gran chica, cuídala.
-Lo haré...gracias. –Contestó apabullado por la información. –Cuando entré en tus
recuerdos...me topé con...
-Con nuestro primer beso... –Sonrió Cho mirando al techo con los ojos brillantes. -
...fue lindo ¿no?
-Sí, lo fue... –Confesó acercándose a la cama. -...lo guardas tan nítido, que casi
fue como verlo en realidad.
-Hay cosas que es mejor no olvidar...cosas que nos vuelven humanos. –Suspiró
pesadamente y se volvió un poco a él. -¿Viste a Cedric?
-Sí...es increíble, era como verlo realmente...él, es tal como lo recuerdo. –Confesó
sorprendido por el recuerdo.
-Si viviera...¿crees que me perdonaría lo que hago? –Cho lo miró, Harry se quedó
callado, la pregunta lo ponía en mala posición, no tenía ni idea de lo que pensaría
Cedric, quizá estaría decepcionado, pero decirlo a Cho...
-Yo no... –Harry comenzó, la puerta se abrió, Eurídice apoyada en Ron entró
preocupada, seguida por Ginny y Pansy apoyada en Hagen, las dos traían varios
frascos.
-Debieron despertarme en cuanto le dieron la otra poción. –Eurídice asustada
miraba a la chica.
-Habías quedado inconsciente... –Susurró Hermione tras ellas. -...y habías perdido
229
mucha sangre.
-¡Chang estúpida! –Escupió Pansy mirándola con furia. -¿Caíste en manos de un
hombre lobo?
-Cállate Parkinson. –Exclamó Cho, Eurídice se arrodilló junto a la cama y le tomó
la mano. –No soy la que se apoya en brazos de uno. –Hagen sonrió a Cho,
mientras Pansy daba un gruñido.
-¿Porqué tienes los dedos amoratados? –Preguntó Eurídice, Draco entró seguido
de Hermione, tras ellos Molly cargaba un vaso con agua.
-Están rotos. –Contestó Cho, Eurídice frunció el ceño, miró a Ginny y le pidió un
frasco, Ginny le entregó una botella alargada cuyo contenido tenía la apariencia
del jugo de uva.
-Ron...Harry...por favor sujétenle las piernas... –Eurídice miró a la chica y sonrió
para calmarla. -...Hagen, Draco, sujeten sus brazos. –Los cuatro la miraron
asustados, pero se movieron pasa obedecer, Pansy se quedó apoyada en
Hermione, con el ceño fruncido las dos miraban. -...voy a matar el veneno
Cho...sentirás como si la piel se te fuera a desgarrar, intenta enfocarte en algo que
no sea el dolor o podrías perder la razón. –Eurídice suspiró sonoramente.
-¿Perder la razón? –Ginny miró a su madre asustada, Molly con cara de miedo
mordía un pañuelo.
-Descuida...si no la perdiste a manos de Bella... –Pansy intentó dar ánimos a Cho
que la miraba suplicante. –...no seas idiota Chang...estarás bien...y si no...me las
ingenio para traerte a rastras del infierno. –Los ojos se le llenaron de lágrimas,
Cho carcajeó.
-Eurídice... –Cho se volvió a ella antes de darle el trago a la botella. -...¿viviré? –
Hermione ahogó un gemido y se acurrucó en el cuello de Pansy, que no la
repudió.
-¿Pero que pregunta es esa? –Molly intervino intentando dar ánimos, Ron miraba
a Harry que parecía nervioso.
-¡Claro!...matar el veneno es sólo el primer paso...y no te voy a dejar morir... –
Eurídice sonrió para calmarla, se inclinó y le besó en la mejilla, luego se volvió a
los chicos para darles la señal. -...Ginny cuando te lo pida me das el frasco negro.
–La pelirroja asintió. -...suerte Cho. –Eurídice inclinó el frasco en sus labios, ella
tragó fuertemente.
-¡Mierda sabe horrible! –Cho tosió fuertemente y algo así como una mancha
cobriza le nació rápidamente de los labios al resto del cuerpo, casi en seguida
todos lo notaron, un aroma a hierba seca les llegó fuertemente, Pansy se irguió
asustada y Eurídice puso sus manos en la mandíbula de Cho para evitar los
golpes, las piernas de la oriental empezaron a temblar rápidamente seguidas por
unos gemidos que dejaron a todos helados.

Despertó y lo primero que notó es que no estaba en el agua, sentía estar en algo
caliente, abrigador, confortante; sonrió sin saber aún que era lo que la hacía sentir
tan bien y se descubrió pensando que quizá esa era la muerte, quizá estaba en un
limbo placidamente acurrucada en brazos de su madre, se sintió segura, segura
como nunca antes y suspiró; pero el movimiento que esto generó la hizo notar que
a su alrededor había algo aprisionándola, con mucha más fuerza de la que
emplearía su madre, entonces cayó en la cuenta de que podía abrir los ojos para
230
saber dónde estaba y así lo hizo, en un principio notó la luz del sol entrando por
entre unas cortinas, obviamente no estaba en el cielo o en el limbo o en su infierno
personal, no con esas cortinas tan sobrias, ella habría puesto unas amarillas con
algo de listón púrpura o rojo.
Analizó el entorno, descubriendo que no era su casa, ni la casa de los Malfoy,
mucho menos La Madriguera o el apartamento de Neville en Londres; miró a su
alrededor, al menos sabía ya que estaba en una cama, por eso lo cándido del
ambiente a su alrededor, miró su cuerpo se tocó la nariz, que estaba como
normalmente era “Hola amiga”; se volvió a ver lo que fuera que la tenía presa,
mangas negras y manos fuertes y grandes; lo supo, lo supo por que sólo él podía
tener ese dedo marcado así por el uso de la pluma, era él por que sólo sus manos
tenían esas uñas blancas y cuadradas y tenía la cicatriz de un hechizo que le
había impactado en dorso unos meses atrás.
-Neville... –Susurró emocionada, había vuelto por ella, la había sacado del río y la
había salvado, ¡cuánto hubiera deseado verlo en acción!, asombrada por tener un
príncipe azul propio se dio la vuelta violentamente para verlo a la cara; y ahí
estaba Neville Longbottom, su héroe personal ante ella dormido como un santo,
con su respiración acompasada y pesada, tan profundamente envuelto en el
sueño que no la había sentido moverse, evitó pensar en no despertarlo y como
una loca (¿más?) se puso a besarlo. -...¡volviste por mi!...me sacaste del río...me
salvaste, volviste... –Lo besaba constantemente, en la frente en las mejillas tibias y
en los labios húmedos, él despertó azorado y la miró entre el ensueño.
-Luna... –Susurró mientras ella daba de saltitos en su lado de la cama besándolo y
él intentaba descubrir si soñaba aún o en realidad ella estaba ahí radiante de
felicidad. -...hey, despertaste...¿cómo te sientes? –Preguntó sonriendo, mientras
ella lo prensaba entre sus brazos carcajeando y revolviéndose, y aunque lo
lastimaba sonrió.
-Feliz...muy feliz...bueno y cansada y dolorida...pero tú estás aquí...¡me
alcanzaste! –Gritó mirándolo a los ojos con una sonrisa despampanante, él sonrió
divertido y la abrazó con fuerza.
-Jamás vuelvas a hacerme algo así...me moría de miedo de no alcanzarte... –
Pegado a su frente le reprochó, ella no dio importancia y lo siguió besando en el
resto del cuerpo.
-No prometo no volver a hacerlo...pero sé que si lo hago, volverás por mi. –Sonrió
mirándola, él frunció el ceño pero no le importó, le dolía la pierna y sentía todavía
las manos y los pies entumidos, los dos guardaron un espacio de silencio, hasta
que un grito los hizo volver a la realidad, salieron de la cama, se pusieron la ropa
que pudieron y salieron tomados de la mano, conscientes de que aún se tenían el
uno al otro.

-¡Diablos! –Harry no podía contener el temblor, Hagen miraba sorprendido


intentando contener el resto del cuerpo que ahora se movía tanto que casi los
hacia saltar sobre la cama. -¡Eurídice no podemos con ella!
-Sosténganla...Cho, piensa en algo que no sea al dolor... –Eurídice miraba a Cho
fijamente, pero la chica daba de gritos contenidos, Ginny al lado de Eurídice
estaba azorada; Hermione dejó a Pansy al lado de Molly y corrió a ayudar a
Eurídice que no lograba sostener ya la cabeza de Cho, que se mordía los labios
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de dolor.
-¡Ah! –Cho gritaba enfurecida por el dolor que sentía. -¡Eurídice!...¡No quiero
morir! –Dejó escapar ante la mirada horrorizada de Pansy que apretaba los puños,
Draco se había tenido que subir a la cama para sostener bien a Cho, pero era ya
tanto el sacudimiento que apenas lograban contenerla.
-No vas a morir...no te voy a dejar morir... –Eurídice sonrió tristemente, con las
lágrimas brotándole sin querer, miró a Hermione que lloraba intentando ayudarle a
sostener la cabeza de Cho. -...Cho, háblanos, aún tiene que pasar más tiempo... –
Eurídice miraba la piel de Cho que lentamente empezaba a ponerse azul. -
...háblanos Cho.
-Me llamo Cho... –Dijo entre gemidos y temblores, Hermione intentaba calmarla a
costa de darle masaje en la cabeza, pero no importaba, Ron emitía rugidillos cada
vez que perdía el control sobre la parte que le correspondía. -...mi primer novio
fue...Cedric... –Eurídice miraba los dedos de Cho y sus pies, que ya casi se
tornaban celestes. -...pero fue asesinado...y yo...¡Ah! –Se colapsó, se sacudió tan
horriblemente que Harry y Draco terminaron en el suelo, Ron recibió el golpe de la
rodilla de Cho en la cara y cayó con el labio roto, Hagen se había sujetado con
fuerza pero pronto la chica lo derribó, Hermione se había quitado a tiempo y
miraba impresionada, Eurídice observaba a Cho flotar sobre la cama.
-El veneno se resiste... –Eurídice temblaba. -...señora Weasley, mandrágoras. –
Molly asintió y salió al jardín.
-Necesitas matarlo...o la cubrirá. –Hagen miraba azorado, Cho formaba casi un
arco prefecto sobre la cama.
-Cho...necesito que pienses en algo que no sea el dolor. –Eurídice se paró al lado
de Cho que respiraba agitada.
-¡Duele tanto!...y duele tanto que Cedric muriera. –Cho no hacía más que llorar,
mientras el azul de su cuerpo avanzaba con una lentitud horrible.
-¿Cho cómo fue tu primer beso con Cedric? –Ginny cayó en la cuenta de que la
chica hablaba sobre cosas dolorosas, debía cambiar de tema.
-Dinos eso Cho... –Pansy se unió a la pelirroja, lentamente Cho fue descendiendo
de nuevo sobre la cama, aunque se sacudía todavía, los chicos volvieron a
sujetarla y Eurídice pidió el frasco a Ginny.
-En el lago...en primavera, me obsequió flores...y chocolates aquel día... –Cho
comenzó a hablar, sonreía tristemente y Eurídice sacó provecho de eso, la piel ya
estaba azul.
-Bebe...bebe Cho... –Eurídice le puso la botella en los labios y le dio a beber. -...ve
con tu madre y cuando entren aquí, que las mandrágoras lloren... –Ginny asintió
sin comprender y salió ante la mirada asustada de Harry y Draco. -...¡Pansy tu
varita!... –Pansy asintió, Eurídice miraba a Cho que parecía haber caído en un
sueño profundo, se volvió a Hermione. –...Hermione, saca la tuya...chicos no la
suelten, vean lo que vean no la suelten. –Eurídice se puso de pie y sacó su varita,
Cho abrió los ojos, que notaron estaban negros por completo, la piel fue volviendo
a la normalidad, mientras se sacudía; ante la sorpresa de todos, Cho abrió la boca
y de ella comenzó a surgir una nube negra.
-¡Qué diablos es eso! –Ron pálido miraba aquello lleno de horror, Harry intentó
llevarse la mano a la varita, pero Eurídice le ordenó que no lo hiciera.
-Sosténganla... –Eurídice apuntaba a esa cosa con fijeza, Hermione azorada la
232
imitaba, mientras Pansy temblando hacia lo mismo. -...es este el veneno... –La
nube creció hasta formar una figura humana encorvada que se movía como si
respirara, Hermione ahogó un gritillo, que hizo que esa cosa se volviera a ella,
Eurídice dio un paso al frente. -...¡Oye! –La nube se volvió, lentamente vieron
surgir un rostro, unos ojos y un hocico como de lobo que babeaba, Cho, sobre la
cama había perdido el conocimiento.
-Pero... –Pansy cometió la imprudencia de hablar y la nube se lanzó contra ella
atravesando a Ron en el camino, el pelirrojo cayó al suelo convulsionando, Pansy
sin saber qué hacer le apuntó a la nube. -¡Desmaius!
-Pansy no... –Eurídice intentó acercarse, pero el hechizo atravesó a aquel ser e
impactó con ella que cayó al suelo atontada, Pansy recibió el golpe de la nube que
la tomó por el cuello para asfixiarla.
-¡Pansy! –Hagen saltó y se fue contra la sombra, la tomó por los hombros y lo
azotó contra el piso, cada vez se volvía más palpable, Hagen luchaba por
contenerlo, mientras Pansy miraba sin comprender y Eurídice era ayudada por
Hermione; Cho había comenzado a temblar nuevamente, Luna y Neville entraron
en aquel momento y apuntaron con su varita a los dos en el suelo.
-La mandrágora...la mandrágora... –Eurídice se sacudía sin lograr enfocar la vista,
Pansy se debatía entre ayudar o no a Hagen, al final lo hizo.
-¿Mandrágora? –Luna no comprendía, pero miraba a Cho asustada.
-¡Crucio! –La voz de Pansy resonó fuerte y claro y todos se volvieron a verla, la
sombra en el piso se retorció de dolor, pero ante el horror de Harry, Cho también
lo hacía.
-¡Cho! –Harry se volvió a la oriental que se sacudía igual que aquel monstruo. –
Está sufriendo.
-La torturas... –Ron intentaba pensar en algo.
-Detente Pansy...esa cosa es Cho... –Eurídice ahogadamente miraba a la
Slytherin que compungida dejó el ataque, Hagen detuvo aquella cosa con ayuda
de Neville, los pasos en el pasillo anunciaron la llegada de Molly y Ginny que
traían consigo a las mandrágoras, todos se cubrieron los oídos, Ginny sacó la
mandrágora que cargaba de la maceta y el llanto sonó fuertemente, Hermione se
ladeó apunto de caer, pero Draco la sujetó con fuerza, Harry se cubría los oídos,
mientras miraba a Cho, que se convulsionaba igual que aquella cosa sobre la
alfombra.
-¡No funciona! –Gritó Hagen sosteniendo aquel raro ser que todavía luchaba.
-Es fuerte... –Neville ayudaba a Hagen a fuerza de sostener a esa cosa al suelo.
-Señora Weasley, la otra... –Gritó Eurídice a la madre de Ron, que con las
orejeras puestas le leyó los labios, hizo un esfuerzo y arrancó la planta que se
soltó a chillar, Luna a su lado miraba sin comprender del todo, pronto la cosa con
que peleaba Hagen se desvaneció y Cho se quedó inmóvil, las mandrágoras
fueron colocadas de nuevo en las macetas.
-Esto fue... –Neville miraba a Eurídice sorprendido, ayudado por Hagen se puso
de pie, mientras Pansy se apoyaba en Luna.
-Lovegood... –Pansy la miró sonriendo. -...¡Maldita estás viva! –La abrazó con
fuerza ante la sonrisa de todos.
-¿Qué era eso?...¿porqué dijiste que era Cho? –Harry se volvió a Eurídice que
ahora miraba a la chica que dormía.
233
-Por que lo era...estaban conectados, no puedes intentar matar la sombra por que
el daño lo recibe su víctima, sólo el llanto de la mandrágora le debilita...por poco
se nos sale de las manos. –Eurídice se puso de pie.
-A la otra danos más instrucciones por favor. –Hermione sonrió, al menos ya todo
estaba bien, siguieron a la señora Weasley al comedor y desayunaron
tranquilamente, el resto de la tarde fue dormir y sanar heridas, por la noche
estaban tan exhaustos que todos durmieron rápidamente, sólo Ron, Molly y
Eurídice andaban de pie todavía, los bebés no habían tenido tanto ajetreo y
Eurídice y Ron los querían disfrutar lo más posible.

-He venido lo más rápido que pude, pero no entiendo la prisa. –Minerva entraba
en la habitación de Pomona, eran cerca de las seis de la mañana, dos días habían
pasado ya, Pomona le había llamado por chimenea diciendo que tenía un
problema y requería su ayuda.
-Perdón Minerva, pero he tenido que moverme así de rápido por necesidad. –
Pomona cerró tras de McGonagall, la oscuridad de la habitación le pareció a
Minerva poco agradable, pero al poco comprendió, en el rincón Flitwick sonreía.
-Profesor. –Tuvo que bajar la voz, al lado del hombrecillo, Rolanda miraba. -Es
esto...¿es una reunión clandestina?
-Sí...sabemos que si Avery nos descubre estaremos muertos, pero necesitamos
hablar profesora. –Madame Hooch fue la primera en hablar. –Tenemos que sacar
a Avery de aquí y enviar a los alumnos a sitios seguros.
-No podemos, no podemos hacer algo así...ya vieron lo que hicieron con el
profesor Slughorn...cayó muerto por intentar salvar a un grupo de alumnos de su
casa. –McGonagall miraba a Pomona que palideció ante el recuerdo.
-Pero, no podemos permitir que las cosas sigan así...con la muerte de los
aurores... –Pomona soltó un quejidillo al recordar a Neville. -...estamos totalmente
desprotegidos y nuestro deber es proteger a los jóvenes magos.
-Lo sé...pero por ahora es mejor esperar...sé de buena fuente, que ellos viven. –
Minerva sonrió plenamente, ellos se quedaron helados ante la revelación, pero
Flitwick frunció el ceño.
-¿Qué tan real es eso? –El profesor esperaba una confirmación total, McGonagall
no se la dio.
-Paciencia, saldremos de esta, no sé como pero lo haremos. –Se limitó a
abandonar la habitación ellos la imitaron confiando en ella; pero Minerva no se
sentía segura, debía encontrar el modo de confirmar lo dicho por Snape y rápido,
iluminada por una idea echó a andar hacia la oficina del director, Albus lo sabría,
él tendría que decirle la verdad.

-Es un buen día Eurídice. –Molly la miraba mientras ella se concentraba en mirar
los dedos delgados de Ana.
-Hermoso día... –Eurídice sonrió enternecida, dentro de un corral improvisado,
Albert luchaba por sacarse los calcetines, mientras Molly se mecía en el columpio
arrullando a Arthur; los jardines les daban la mejor ambientación, ahí las dos se
entretenían con los niños mientras Ron había ido a traer ropa, los demás dormían.
-...¿puedo pedirle algo?
-Lo que quieras querida. –Molly sonrió mientras movía el cabello de Arthur,
234
pensando en su marido y el resto de sus hijos desaparecidos.
-Necesito pedirle que se encargue de mis hijos. –Susurró compungida, sin poder
apartar la mirada de Ana que reía.
-Pero por supuesto, ya me lo habían pedido Ron y tú...me los llevaré a Albania y
cuando esto termine podrás verlos. –Molly se puso de pie para recostar a Arthur y
tomar a Albert, el pequeño se esforzaba por colgarse de su pelo.
-No me refiero a eso... –Eurídice emitió apenas, Molly se volvió extrañada. -...si
algo llega a pasarme, si muero...
-¡Morir! –Molly alzó la voz sin querer, Ana la miró seriamente y las dos pensaron
en Fred y George, por que de inmediato se soltó a balbucear sonriendo.
-Sí...no estoy exenta de ello, soy humana...he cometido errores y necesito saber
que estarán bien... –Eurídice sonreía, Ana la miraba. -...esta casa, parte de la
fortuna de los Geyback y los Dolohov es de ellos...quiero que estén a salvo.
-Y lo estarán... –Molly la miraba duramente. -...pero tú no vas a morir Eurídice.
-Eso no lo sabemos Señora Weasley...no lo sabemos. –Eurídice guardó silencio
un segundo. –Una cosa más...no les oculten nada...díganles lo que he hecho, lo
que soy...que sepan que su madre fue malvada y cometió crímenes.
-Pero ¿es que acaso estas loca? –Molly definitivamente ya no entendía nada.
-No, no lo estoy...sólo quiero que sepan que su madre no fue una santa y fue
capaz de todo por una idea...mejor que lo sepan por ustedes de pequeños a que
lo sepan al llegar a Hogwarts... –Eurídice notó que alguien entraba al jardín, Pansy
seguida de Ron caminaba como terapia para su herida. -...de boca de alguna
víbora odiosa como Pansy.
-¡Te oí! –Pansy se alebrestó al escuchar aquello, pero ya que Eurídice le prestó a
Ana para poder abrir la caja de ropa de bebé que Ron había sacado del desván no
hizo por decir algo más; Molly se quedó pensando en aquella conversación,
mirando a Albert que por momentos le parecía la viva imagen de Charlie.

-Charlie...siéntate hijo. –Arthur le llamó por quinta vez en lo que iba del día, no
habían llevado ración alguna de comida en un día entero y todos en las celdas
comenzaban a enloquecer.
-Necesito ver quién vigila. –Exclamó mirando por la pequeña rendija de la puerta,
pero el pasillo continuaba solo.
-No hay nadie haciéndolo, se han concentrado en abarcar todo el territorio posible,
quizá esto esté vigilado sólo por dementores. –Moody se entretenía mirándose las
uñas ennegrecidas luego de tratar de retirar las rocas flojas de un muro al lado de
Kingsley y Lupin.
-¡Alguien viene! –Exclamó Charlie, todos guardaron silencio, lo que oyeron fue un
taconeo inseguro. –Una mujer.
-Bellatrix. –Exclamó Kingsley con el ceño fruncido escuchando los pasos.
-No, se mueve demasiado lento...como si se doliera de algo... –Lupin esperaba, un
tropezón se oyó. -...está herida.
-Buen día. –La voz retumbó en la celda, por el agujero unos ojos rasgados se
hicieron presentes, Charlie frunció el ceño, en seguida otros pasos se oyeron.
-Señorita Chang. –Arthur se puso de pie, mas por costumbre y educación que por
que le interesara la chica.
-Señor Weasley...permítanme informarles que la comida se servirá por la
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noche...soporten el hambre por favor...no queremos que nadie muera de aquí a
las siete... –Soltó burlesca, los dos hombres que habían aparecido a su lado
carcajearon bajo las máscaras. -...ahora bien, Charlie Weasley...salga. –Cho se
movió para que la puerta se abriera, Charlie inmóvil permanecía la frente del resto
-¿Qué es lo que quiere? –Charlie frunció el ceño con más ímpetu, Cho sonrió, era
exactamente como recordaba haberlo visto en las fotos de las revistas, no tan alto
como el resto de los Weasley, fornido, rojo el cabello hasta las raíces, pecoso al
punto de parecer bronceado, lo único que no encajaba con la imagen que
recordaba eran las cicatrices en los brazos, ahora llevaba moretones en el cuello a
causa de ser sometido y sangre en la camisa; sonrió, al fin conocía de frente a
Charlie Weasley, el mejor buscador de Gryffindor en mucho tiempo, pero omitió su
gozo y volvió a su apariencia anterior.
-Información... –Sonrió irónica. -...veamos qué tanto sabe...¡Sáquenlo! –Ordenó a
los dos armatostes que le seguían, Charlie intentó resistirse, Lupin quiso
defenderlo pero Cho no lo pensó dos veces apunto a Lupin y gritó. -¡Desmaius! –
Lupin soltó un quejido y Kingsley lo sujetó para que no cayera al suelo
inconsciente. –Yo lo pensaría dos veces antes de ir contra el nuevo gobierno. –
Cho sonrió de lado y salió siguiendo a los dos hombres que a rastras llevaron a
Charlie a un calabozo a parte, lo ataron al muro de pies y manos y esperaron
órdenes mientras él luchaba por soltarse.
-¡Esto es un atropello!... –Charlie rabioso intentaba soltarse y lo habría logrado, los
grilletes amenazaban con zafarse de sus goznes, de no ser por que los hombres
usaron sus varitas para afianzarlos. -...ustedes son unos malditos...y tú una
asesina...mataste a Ron...mataste a Ginny...tú... –Gritaba mirando a Cho
fijamente, ella reía mientras los hombres esperaban órdenes.
-Tú...ve a avisar a Bella que obtendré información y se la daré pronto...y tú, tráeme
un látigo... –Cho sonrió mientras los dos hombres salían, Charlie luchaba con los
grilletes, sabía que no se soltaría pero intentaba lo que fuera, no iba a ser
torturado como un debilucho, él iba a pelear; la puerta se cerró tras los dos
hombres; Cho miró alrededor inspeccionando todo, apuntó al techo murmurando
cosas que Charlie no entendía, pero a él poco le importaba, sólo quería salir de
ahí, pasando sobre ella y lo que fuera.
-Debes beber esto... –Cho se acercó lentamente a él sacando de su bolsillo un
frasco pequeño, la apariencia arrogante se había ido y Charlie confundido le miró
sin comprender. -...confía en mi.
-¡Nunca! –Soltó furioso, intentaba engañarlo, Cho se había puesto seria, miraba a
la puerta nerviosa. –Eres una traidora, tú y todos los tuyos...pero no se va a
quedar así...¡saldremos de aquí y no durarán un minuto! –Charlie respiraba
agitadamente viéndola, Cho pegada a él intentaba descubrir el modo de calmarlo,
pero no había medio; sin pensarlo dos minutos tomó la salida rápida y sorpresiva,
se acercó a él lentamente que no sabía que hacer y sin decirle nada lo besó en los
labios, Charlie con los ojos abiertos no sabía qué hacer, “¿es que acaso está
loca?”, pero tampoco podía evitar sentirse a gusto con ella, cerró los ojos un
momento y eso lo hizo guardar silencio, ella aprovechó.
-Tu madre vive, está a salvo...Ron, Ginny, Hermione y Harry están bien, nadie les
ha matado... –Susurró tan rápido que Charlie sentía que ya le dolía la cabeza. -
...necesito que bebas esto y sepas que estoy de su lado...soy su único contacto. –
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Cho le acercó el frasco a los labios, Charlie no sabía si creerle, pero bebió,
entonces ella deslizó algo desde su mano dentro del pantalón de Charlie que se
asustó al reconocer la forma de su varita. –No digas a nadie que la tienes, ni a tu
padre...no intentes huir, no todavía...finge que nunca hablé contigo. –Sonrió, le
guiñó un ojo y le besó en la mejilla, él se quedó petrificado; se sentía
extrañamente frío, la puerta se abrió y Cho se movió rápido, soltando una bofetada
al rostro de Charlie, que no sintió más que el contacto, pero no dolor, entendió
aquello, el frasco contenía una poción para no sentir dolor. -¡Dímelo!...¡Dilo
Weasley!
-No... –Susurró con el ceño fruncido intentando digerir aquello, Cho carcajeó y fue
con el hombre para tomar el látigo. -...no voy a decir nada. –Entendió, debía actuar
lo mejor posible, lo intentaría.
-Te lo diré de nuevo... –Cho lo sujetó por el cabello y lo obligó a levantar la cara, él
intentaba ahora fingir dolor. -...¿Dónde están los gemelos?...¿a dónde fueron Fred
y George?
-No lo sé...no tengo idea... –Contestó mostrando toda la furia que podía. -...y ojalá
nunca los encuentren...
-Entonces...veremos qué tanto puede susurrarte al oído éste precioso. –Cho le
soltó un latigazo, pero Charlie no sentía dolor y notó que la piel no se le abría más
que superficialmente, heridas que iban a cerrar pronto y que eran mucho menores
a lo que acostumbraba con los dragones; la chica carcajeaba, divertida por la
actuación genial que daban juntos; por su lado Charlie se sorprendió pensando
que aquella chica era un genio, un verdadero ángel salido del infierno.

Una vez más...


-¿Dónde está Cho? –Preguntó Hermione cuando estaban todos en la mesa,
Eurídice y Hagen habían salido tras ver la llegada de un par de lechuzas.
-Ha ido a ver a Charlie en Azkaban...él será el contacto. –Pansy sonrió mientras
se servía más salsa.
-Entonces, sólo nos falta enterar de que estamos bien a Fred y a George...y Percy
que está con ellos. –Ginny miró a su madre contenta, Molly sonreía mientras
movía suavemente a Ana en su regazo, Ron luchaba con Albert que se había
aferrado a su cabello y no se soltaba; Luna hacía reír al pequeño con la esperanza
de que eso ayudara, pero no era así, al contrario, se aferraba más a él.

237
-Debemos localizar a tus padres Hermione. –Comentó Draco concentrado en
Arthur que sentado en el regazo de la castaña lo miraba fijamente, él le hacía
caras graciosas pero el pequeño no reía.
-Están seguros, por ahora los hechizos que los protegen funcionan, esperemos. –
Hermione no se sentía muy segura de aparecerse cerca de sus padres, eso quizá
los pondría en mayor riesgo; miró a Neville que se sentaba con dificultad, Harry
comía como si no hubiera un mañana riendo al ver que Ron no podía deshacerse
de Albert; Eurídice entró seguida de cerca por Drepell y Hagen.
-¿Pasa algo? –Ron la miró, se sentó seria y preocupada, Hagen fue a pararse tras
Pansy, que no le hizo el menor caso.
-Me han informado que Bella ordenó vigilarnos...enviará gente acá en una hora. –
Eurídice suspiró sonoramente, tendió los brazos a Albert que se soltó del cabello
de Ron y sonriente se fue con ella, mientras el pelirrojo se peinaba. –Hay que
enviarles a Albania ahora mismo.
-Pero... –Ron miró a sus hijos compungido. -...son muy pequeños. –Miró a Harry
en busca de apoyo, pero no lo encontró, Harry miraba a Ginny consciente de que
el peligro era ya mayor.
-Eurídice y si esperas un poco... –Ginny miró a los pequeños, Hermione apretaba
a Arthur contra su pecho, el pequeño se acomodó bostezando, Draco terminaba
su taza de café para ponerse en pie.
-No...Molly, debe irse ahora... –Sentenció Hagen al ver que su hermana se mordía
el labio dudando, miró a Molly y la ayudó a pararse, todos comenzaron a moverse;
al cabo de diez minutos, Molly acompañada por Hagen y Drepell miraba a sus
hijos llorosa.
-Prometan que estarán bien y me informaran todo lo que pase. –Besó en la frente
a Ginny, a Harry y a Ron, que miraba a sus hijos, mientras Eurídice intentaba
grabar en su mente los rostros de los pequeños lo más rápidamente posible.
-Lo haremos mamá. –Contestó Ginny, Ron apretaba contra su pecho a Albert, que
reía divertido por la sensación de sentirse preso, Ron abrazó a Eurídice que
sostenía a Ana y Arthur y besó a todos; Molly se regresó a Pansy y Hagen y sin
previo aviso los abrazó fuertemente, los dos la miraron sorprendidos, luego miró a
Hermione y Draco.
-Ustedes cuídense mucho. –Ordenó, palidecieron, llamas salieron de la chimenea,
Cho llegó alegre.
-Charlie está al tanto, no hay que temer. –Sonrió, pero al ver las maletas, las
canastas y la escena que ofrecían Eurídice y Ron se quedó callada. -¿Qué
ocurre? –Preguntó acercándose lentamente.
-Nos vamos... –Molly la abrazó con fuerza y fue a la chimenea, Ron le entregó a
Albert, mientras Drepell tomaba a Ana y Hagen a Arthur. -...estaremos en
contacto. –Molly con los ojos llorosos sonrió, Ron intentaba contener el llanto pero
no pudo, Eurídice soltó un sollozo que hizo que Arthur se pusiera a llorar,
Hermione se acercó a ella para calmarla y sin más Hagen envolvió a todos con
sus brazos y se fue.
-Ahora sí...necesito que Bella y todos los mortífagos caigan...cueste lo que cueste.
–Eurídice sentenció, Harry comprendió que era momento de moverse.

-Severus... –Llamó en el pasillo, él se volvió a verla. -...Chang ha sometido a


238
tortura a Charlie Weasley, pero no sabe dónde están esos gemelos de mierda. –
Bella parecía renovada, en esos días ya habían caído más rebeldes, Azkaban
estaba lleno y pronto ya todo sería de ellos.
-Descuida ellos llegarán solos, los conozco...son unos idiotas. –Snape sonrió
mientras se movía, el Ministerio estaba atiborrado de Mortífagos, de gente a su
servicio, jóvenes o no; las cosas volvían lentamente a estar calmadas, claro, pese
a pocos arranques de valentía de estúpidos que creían poder solos con todos
ellos.
-Avery me envió un informe, anoche hubo una reunión clandestina. –Bella sonrió.
–El pretexto perfecto para deshacerme de algún profesor...¿algún preferido? –Lo
miró esperando una respuesta, que él desgraciadamente no pensaba darle.
-No...para que matar a alguno si puedes torturar a todos. –Propuso Snape para
calmar las ansias de Bella.
-¿Qué propones? –Preguntó interesada con una sonrisa de oreja a oreja.
-Limita la comida del colegio, las libertades...clausura el quidditch, quítales las
salidas a los jardines, instaura un toque de queda...hazlos sentirse peor que
presos. –Snape sonrío, ella carcajeó sonoramente.
-Eres brillante Severus... –Bella aplaudió su idea, él sonrió modestamente. -
...ahora, necesitamos idear nuestra ida por la caja, mañana iremos por ella.
-Cambias la fecha a cada momento, has estado jugando con los
planes...¿nerviosa por algo? –Preguntó Snape al notar que comenzaba a ser
demasiado inestable.
-No...en lo más mínimo, pero me gusta dar sorpresas... –Bella sonriente se metió
en el elevador, Snape no sabía si seguirle, al final lo hizo.

-Irán conmigo a la Mansión Malfoy... –Draco ayudaba a Hermione a ponerse el


abrigo. -...pasarán ahí la tarde...
-Bella nos ha dado una misión a Pansy y a mi, nos vemos por la noche. –Eurídice
se limpiaba el rostro.
-¿Por la noche? –Ron se ajustaba la túnica. -¿A dónde vas? –Intentó que Eurídice
lo mirara, pero no lo hacía.
-No pueden quedarse con Draco, buscaré algo. –Cho miraba a Harry, él se
concentraba en ajustarse los zapatos.
-¿Tienes tiempo Cho? –Ginny se apretaba el cinturón mirando a la chica, que
asintió sonriendo.
-Una cosa más...de ser necesario, huyan... –Pansy sonrió mordazmente. -...no
esperen señales, sólo váyanse.
-¿Huir? –Aquello ya no le gustó a Harry, se irguió y miró a Cho, que no quiso
contestarle y se volvió a Pansy.
-Pero...¿cómo sabremos que están bien? –Hermione intentaba parecer tranquila.
-¡Le preocupamos! –Pansy se burló, Cho rió con ella; Hermione se sonrojó, pero
Draco la miró fijamente.
-Pansy... –Ginny la miró con el ceño fruncido, la chica le guiñó un ojo.
-Lo sabrás... –Draco la besó sin temor y la abrazó fuerte. –...no podemos estar
seguros de que no pasará nada...si ocurre algo raro huyan sin pensarlo, no hay
tiempo que perder. –Draco miró a Hermione suplicante. –No confíen en nadie, ni
en nosotros. –Draco se volvió a Ron, que asintió con el ceño fruncido sin soltar la
239
mano de Eurídice que bebía de una botella una poción para sanar, luego pasó la
botella al resto del grupo, todos bebieron.
-¿Cómo sabremos si son ustedes?...pueden usar cualquier forma. –Luna interrogó
a tiempo, Neville se apoyaba de su hombro, Cho le pasó la botella para que
bebiera.
-¿Alguna palabra clave? –Harry miró a Eurídice.
-Eso no funciona, la Legeremencia nos dejaría a merced de ellos. –Eurídice miró a
Draco que confirmó aquello.
-Usen su intelecto...de alguna forma nos haremos reconocer. –Pansy tomó su
túnica y salió hacia la terraza.
-¡Esperen! –Eurídice miró que Draco se llevaba ya a Ron y el resto. –Tomen. –Les
entregó un montón de saquitos, en las manos de Ron lucían como un grupo de
bolsitas de tela. –Tienen su inicial...úsenlo en caso de emergencia. –Sonrió, besó
a Ron y tomada de la mano de Pansy se fue sin decir más.
-Descuiden...todo saldrá bien. –Cho se cubrió el rostro con la capucha y salió de
ahí, Draco se volvió a ellos, le tomó la mano a Hermione y sonrió.
-Ahora si...se terminó el descanso. –Exclamó mirando a Harry que lo tocó del
brazo, en grupo salieron rumbo a la Mansión Malfoy.

-Bienvenidas...en cuanto supimos que serían enviadas a hacer esta inspección


arreglamos todo. –El sanador guiaba a las dos por los pasillos blancos.
-San Mungo, lo detesto. –Exclamó Pansy con gesto de asco.
-Son sólo enfermos... –Eurídice pensaba en la forma de desentenderse y dar con
los Longbottom.
-Claro...enfermos... –Pansy miró por un pasillo, Dolohov y los Carrow conversaban
con alguien, hubiera deseado no estar en aquel sitio, se sentía incómoda, seguía
los pasos de Eurídice que altivamente seguía al sanador, realmente esa chica
podía estar en cualquier sitio, Pansy no, entonces sintió el hormigueo, frunció el
ceño.
-¿Qué ocurre? –Eurídice había intentado no hablar, la voz le temblaba, no podía
dejar de pensar en sus pequeños tan lejos, tan ajenos; pero podía percibir el
aroma de Pansy, molestia y ahora incertidumbre.
-Me llama. –Susurró y se volvió por el pasillo, Eurídice siguió al hombre hasta las
habitaciones elegidas, al entrar los murmullos se apagaron; de inmediato
distinguió algunos rostros, Lavender Brown yacía en una cama cercana, a su lado
Marietta parecía dormir, algo más alejado distinguió algunos rostros conocidos,
muchos amigos de Potter en el colegio, estaban por ahí; Derek el chico que
siempre se quedaba en navidad, Heidi MacAboy estaba ahí, al parecer con una
pierna rota, Alice Grey una chica que solía encontrarse en la biblioteca y con quien
alguna cruzó palabra, y otros.
-Bien, ¿son estos todos los heridos? –Preguntó intentando no mirarles, era mejor
no sentirse mal por ellos si tenía que ocupar el sitio de los malos.
-No, tenemos al menos otras tres habitaciones llenas. –El sanador le miraba con
respeto y miedo. –Pero en Azkaban hay muchos heridos, si nos permitieran entrar
por ellos... –Ella le miró fijamente.
-No puede ser...los presos de Azkaban son gente peligrosa, no puede entrar por
ellos, permanecerán ahí hasta que la señora Suplente del Ministro de la nueva
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orden... –Eurídice hizo por salir, cuando la voz de un chico la hizo volverse.
-¡Es una asquerosa rata traidora! –Gritó envalentonado, ella se volvió a verlo, era
un crío de unos 15 años, se preguntó qué hacía herido. -¡Usted mató a
Longbottom!...fingió ser auror para deshacerse de ellos...es una maldita asesina.
-Yo...niño, he servido a mi gente. –Susurró lo más despreciable que pudo, sonrió y
se alejó. –Tonto...
-¡Traidora! –Gritó, ésta vez muchos lo apoyaron. –¡Es una cobarde cuando está
sola! –Lavender carcajeó y Eurídice no pudo evitar sentir furia.
-Parece que ese chico tiene más pantalones que tú. –Marietta le miró fijamente,
ahora que lo pensaba, Eurídice había tenido varios encuentros desagradables con
aquella chica en el colegio, sonrió de lado para ignorarla.
-La próxima que hables así de un mortífago, sea yo o no...no vivirás para saber lo
que te pasará. –Sonriente se plantó ante el chico; él no se acobardó, al contrario,
sacó fuerzas y le escupió en la cara con desprecio.
-Usted vale una mierda. –Susurró con la voz ronca, algunos carcajearon y Eurídice
lo reconoció, alguna vez, mientras firmaba autógrafos con Hermione, Luna y Ginny
lo había visto, él estaba ahí orgulloso de ella, ahora la repudiaba.
-Escúchame bien niño... –Sacó un pañuelo para limpiarse, intentando contener la
ira que ya la hacía sacar las garras, ante el asombro del muchacho que al verle los
colmillos y las largas uñas dio un paso atrás.
-Es un hombre lobo... –Exclamó Marietta haciendo que todos tuvieran alguna
reacción, Eurídice quiso calmarse.
-Ella es un fenómeno. –Lavender soltó aquello como una bomba, Eurídice sintió
latir su sien, pero se esforzó.
-No soy un monstruo... –Susurró pesadamente, creyó que pensando en otra cosa
se libraría de la rabia.
-Usted es un monstruo como su padre...los dos son bestias. –Exclamó, era todo,
Eurídice sintió que le temblaban las manos; un rayo verde salió de quién sabe
dónde, rozó su hombro e impactó al chico, que golpeó la pared tras él y cayó hacia
delante, sobre los brazos de Eurídice que se quedó perpleja sosteniéndole,
Lavender dio un grito y Marietta saltó en la camilla, todos guardaron un silencio
horrible.
-Hablaba demasiado. –Alecto Carrow desde la puerta de la habitación sonreía con
la varita alzada, mientras Eurídice miraba los ojos muertos del chico, su
respiración se agitó y sin poder contenerse se fue contra Alecto; la tomó por el
cuello y sin medir fuerza la azotó contra el muro ante la mirada estupefacta de
sanador y pacientes.
-Eurídice... –Lavender le miraba sin comprender ni media parte de lo que pasaba,
muchos se quedaron perplejos.
-¡Víbora! –Exclamó mostrándole los colmillos sin pensar. –¡Era un niño Alecto!... –
Estaba tan furiosa que no se dio cuenta que todos miraban, sólo pensaba en
matar a semejante rata, ese chico era un inocente. -...¡Voy a hacer que te pudras
en el infierno! –No pensaba, iba a matarla, a destrozarla ahí mismo sin pensar,
unos pasos resonaron presurosos.
-¡Suéltala! –Amycus seguido de Dolohov sacó su varita y le apuntó directo en la
nuca.
-No...la voy a matar...morirás como lo que eres...una escoria... –Soltó escupiendo
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las palabras, alterada y rabiosa.
-¡Eurídice suéltala! –Gritó Dolohov al ver que el cuello de Alecto sangraba y la
chica se negaba a soltarle.
-¡No tenía derecho!...era sólo un chico... –No podía dejar de pensar en eso, él no
merecía morir, no así.
-¡Basta!...Alecto es de mayor rango que tú. –Dolohov notó que Alecto movía su
mano para sostener su varita.
-Suéltame...estúpida....¡Crucio! –Alecto logró apuntarle al fin, Eurídice cayó al
suelo retorciéndose como un gusano y Alecto simplemente no planeaba detener la
tortura.
-Detente Alecto. –Dolohov intervino, pero ella solo sonrió.
-Esto es para que todos vean, que ni siquiera los mortífagos se salvan de un
castigo...¡Ni aún la consentida de Bella!...ese chico merecía morir y ella merece un
escarmiento. –Alecto carcajeaba y su hermano de brazos cruzados reía; todos en
la habitación sentían horror, mientras Eurídice no podía alejar su mirada del
cadáver del chico, las lágrimas le brotaron sin poder contenerlas, ojalá aquél
muchacho algún día la perdonara.

-Bien, si pasa algo raro, Calpy les informará... –Draco se ajustaba la corbata
sonriendo. -...en ese caso, necesitarán subir a los pisos superiores, las puertas
principales y de las terrazas de este piso se cerrarán en caso de que algún intruso
aparezca... –Miraba a Hermione y tras ella a Harry. -...no lo piensen, sólo váyanse.
-Pero... –Comenzó Hermione, pero él la interrumpió dirigiéndose a Neville.
-Vayan a este sitio... –Le entregó al chico una tarjeta. -...podrán quedarse ahí unos
minutos, piensen en lugares apropiados y sobre todo, piensen en separarse en
grupos, parejas sería lo mejor. –Draco se volvió a Ron.
-Cuida de Eurídice. –Pidió el pelirrojo sonriendo, Harry miraba a las puertas, tenía
la sensación de que alguien les miraba y Ginny lo apoyaba aunque él no lo
supiera.
-Lo haré... –Aceptó dándole la mano. -...ya sabes. –Dijo moviendo la cabeza para
señalar a la castaña, Ron afirmó. –No me despido, nos veremos pronto.
-Draco... –Hermione tenía que hablar con él.
-Escúchame...te voy a ver pronto...por ahora confíen en que todo saldrá bien, te
buscaré en cuanto pueda, tengo mis medios. –Sonrió, la besó largamente ante la
mirada despistada de todos y desapareció.
-¿Y ahora? –Luna se volvió a Harry, había estado mirando todo sentada
placidamente.
-Pues esperar. –Exclamó Ron haciendo muecas, Ginny y Harry sonrieron, Neville
miraba la tarjeta.
-Es un sitio en el Callejón Diagón. –Comentó mostrando la tarjeta a Ron.
-No es cualquier sitio... –Susurró el pelirrojo viendo la dirección. -...es la tienda de
Justin Finch Fletchley...vende artículos de defensa. –Ron miró a Harry. –Hace un
tiempo me enviaron a evaluar sus materiales.
-Parece que Draco no está tan desconectado, Justin era miembro del ED. –Harry
sonrió y fue a ver la tarjeta. –Esto significa que la rebelión sí es posible.
-Excelente. –Festejó Ginny tomando a Harry del brazo con una sonrisa. –Es
cuestión de tiempo la caída de Bella.
242
-Pero ¿y si ponemos en riesgo a Justin? –Neville se quedó mirando a Ginny, ella
frunció el ceño.
-Debemos encontrar la forma de pasar desapercibidos. –Comentó Hermione algo
más vuelta a la realidad.
-Entonces, volvámonos gente que ahora puede estar libre. –Luna sonrió
placidamente.
-¿De qué hablas Luna? –Ginny la miró sonriendo de lado, algo planeaba la rubia y
eso le alegraba.
-Sencillo, Draco se volvió Ron para poder pelear contra el lado oscuro, que Ron se
vuelva Draco para hacer lo propio. –Luna sonrió, se levantó y echó a andar dando
de saltitos rumbo a la biblioteca de Malfoy; Harry se volvió a Ron que palideció,
mientras Ginny y Hermione sonreían con la idea, Neville supuso que su chica se
había golpeado fuerte en el río.

-¿Dejaste a Greyback en San Mungo? –Interpeló al verla llegar como una nube
negra, con antifaz puesto, Pansy se inclinó a manera de saludo.
-Sí, Eurídice vigila a los heridos...y si Longbottom planea volver por sus padres,
estará esperándolo. –Pansy sonrió.
-Excelente...ahora tengo algo que negociar contigo. –Bella se puso de pie,
estaban en la habitación de la cabaña, Pansy no sabía si descubrirse el rostro o
no, pero al menos el antifaz le ocultaba el miedo que de a poco le cubría.
-¿Negociar señora? –Pansy soltó lo más respetuosa que pudo, pero la verdad es
que al sentir que se le acercaba, el cuerpo le lanzaba señales de repudio.
-Así es...¿sabes Pansy?...estaba recordando... –Sonreía mientras caminaba
alrededor de la chica, que erguida y orgullosa como siempre le escuchaba. -
...durante los entrenamientos, cuando las castigaba...recuerdas cuando les
retiraba el alimento por días... –Sonrió divertida por el recuerdo aquél.
-Sí...recuerdo. –Casi podía sentir el dolor, la ansiedad por el alimento, la
desesperación.
-Bueno, pues recordé que eras particularmente arriesgada...habrías hecho
cualquier cosa por comer, Pansy... –Bella sonreía y notaba perfectamente el
miedo en los ojos de Pansy, el temblor de sus labios, la respiración agitada. -
...incluso venderlas.
-Era una niña...tenía hambre, estaba herida...necesitaba comer. –Confesó
apabullada, avergonzada de las veces que, en efecto, había tenido que delatar a
Cho y Eurídice a cambio de un trozo de pan. –Usted es... –Se contuvo, aquello
podía costarle la vida.
-Una aberración...una maldita víbora venenosa. –Carcajeó Bella emocionada por
el espanto de la chica. –¿No era eso todo lo que ellas decían de mi?...lo que tú me
avisabas... –Bella sonrió enfermiza, Pansy ahora sonreía nerviosa, necesitaba
tomar valor, Bella algo quería y tenía que averiguar qué.
-¿Porqué quiere recordar todo eso? –Preguntó tímidamente, con tacto, pero
parecía ser una niña de primer curso ante McGonagall y el sombrero.
-Sencillo, hoy voy a hacer lo mismo que en aquel tiempo... –Bella movió su mano
hacia la mesa ante la ventana, ahí una hoja de papel esperaba; Pansy caminó
hacia ella lentamente y leyó, era una orden para que sus padres fueran
despojados de todo y arrojados a Azkaban, además de una sentencia al Beso del
243
Dementor para su padre por conspiración.
-Esto...esto es imposible...mi padre no es un traidor. –Susurró asustada,
sacudiendo el papel con ira. -¡Miente!
-Cierto...es una farsa...pero eso no lo saben los demás mortífagos ¿o si? –Bella
sonrió malignamente.
-¿Qué es lo que quiere de mi? –Pansy tembló, se quitó la máscara de nada servía
fingir si ya el sudor de la frente le escurría por las sienes.
-Sencillo...¿Quién de ellas dos me traiciona? –Bella sonrió con la cara pegada a la
de Pansy, por primera vez, las dos sonreían sinceramente, una de gozo, la otra
con miedo.
-¿Traicionarle? –Pansy sonrió intentando recobrar la compostura, pero las manos
cerradas en firmes puños decían otra cosa. –Ninguna le traiciona, nadie es lo
suficientemente idiota. –Sonrió más, adoptando el aire altanero de siempre, Bella
caminó hacia la mecedora y se sentó.
-Eres lo suficientemente idiota para pensar que me engañas...sé a la perfección
que una de las dos conspira contra mi, una de las dos se ha movido bajo la mesa
para apuñalarme por la espalda...y quiero saber quién. –Bella le miró fijamente,
escrutadora, con los dedos entrelazados y una sonrisa horriblemente divertida.
-No sé. –Contestó seca, iba a resistir lo más posible.
-Claro que sabes...veamos... –Bella se puso el índice en los labios y fingió pensar.
-...refrescaré tu memoria, se rumora que Cho se reunió hace unos meses con
Krum, el búlgaro amigo de Granger...también se rumora del “romance” de Eurídice
y el idiota de Ronald Weasley... –Bella sonrió levantando las cejas, Pansy sonrió
como si le estuviera contando la farsa más grande del mundo, pero por dentro
sentía que el mundo se terminaba de a poco y ella sólo miraba.
-Sé que si Cho se viera con Krum, no sería para conspirar, si no más bien para
“intimar”... –Dijo alzando las cejas sonriente, Bella se miraba los dedos
¿ignorándola?. -...sobre Eurídice, es cierto, tuvieron algo, que terminó por que
Weasley no puede estar alejado de la entrepierna de Granger. –Escupió lo más
mordaz que pudo, Bella carcajeó y se puso de pie.
-¡Mientes! –Dijo tomándola por la barbilla con tal violencia que Pansy soltó un
grito. -¿Quién de las dos me traiciona?...lo sabes...¡Dímelo! –Bella se sacó la
varita, de un tirón arrojó a Pansy al suelo, que con la respiración agitada le miraba
sin comprender en que momento se les había ido la suerte.
-No sé nada. –Se escuchó decirlo mientras la mente le ordenaba recapacitar, Bella
no le dio oportunidad de hacerlo, una fuerza horrible la arrancó del suelo y la
arrojó contra el muro, con tal potencia que la pared de madera se cuarteó, sintió
tronar su hombro y por poco pierde el conocimiento. -¡Ah! –Sacudió la cabeza,
estaba atontada.
-Te lo preguntaré una vez más...sólo una... –Bella la miró a los ojos mientras
tomaba la hoja de papel, la enrollaba y sellaba. -...¿quién me traiciona?...dilo o
esto ira a parar a manos de Avery, Alecto o Macnair...¿o porqué no?, hacerme
cargo yo misma... –Bella la miraba completamente dispuesta a todo. -...¿quién? –
Preguntó pegada a su cabeza, mientras ella no hacía más que mirar el piso,
mordiéndose la lengua para no hablar, pero...¡Eran sus padres!...
-Eurídice... –Susurró con los ojos desorbitados, una ola de alivio la inundó, se
sentía realmente tan bien delatar a alguien, que incluso sonrió.
244
-Charlie...luces distinto. –Lupin lo miró nuevamente, a pesar de tener el cuerpo
lleno de cardenales, el chico parecía menos apesadumbrado.
-Salir de aquí...aunque sea para ser torturado es terapéutico. –Susurró, intentaba
contener las ganas de decir algo.
-Charlie, ¿escuchaste algo de tus hermanos?...¿dijeron algo de Ron? –Arthur le
había hecho la misma pregunta en los últimos minutos, pero él negaba siempre,
mordiéndose la lengua cada vez que miraba a su padre quitarse las gafas.
-¡Buena tarde! –Cho sonrió desde la puerta abierta, ésta vez iba acompañada por
un sólo hombre.
-¿Se divierte torturando al pobre chico? –Moody se puso delante de ella para
evitar que tocara al chico.
-Algo sí...es un placer dañar a un traidor como él. –Contestó mientras el hombre
entraba para sacar a Charlie.
-¡No le torturará más! –Arthur se puso de pie envalentonado. -¡No permitiré que
dañe a otro de mis hijos!
-Vamos señor Weasley... –Cho sonrió sarcástica. -...esto es sólo el comienzo, por
que en cuanto tenga a los demás...en cuanto capturemos a su hija y el
resto...lamentará haber tomado el puesto de Ministro. –Cho sabía que aquello
bastaba para sembrar la esperanza, esperó a que salieran Charlie y el mortífago y
cerró la puerta con la varita.
-Cuando capturen a mi hija y los demás... –Arthur se quedó perplejo mirando a la
puerta fijamente.
-Están vivos Arthur... –Kingsley lo tomó por los brazos con una sonrisa, Lupin no
podía dejar de pensar que aquello significaba la salvación de Dora, por que Harry
no la iba a dejar sola, Moody sonrió de buena gana. -...¡Vivos!
-Quiere decir que Harry está vivo... –Lupin se incorporó mirando a Moody que
asintió, es que tenía que decirlo. -...Tonks no está sola, seguro él ya se hizo cargo
de mis hijos y ella, no todo está perdido. –Sonriente miró a Kingsley que le dio
unas palmadas en la espalda haciendo que se sarandeara.
-Con Potter libre es cuestión de tiempo para una rebelión...no todo está perdido. –
Moody asintió, por un momento se sentían mejor.
-Saldremos de aquí...saldremos y recuperaremos todo. –Arthur miró a los tres
fijamente, ellos asintieron.

-Ve a traerme lo que te dije... –Cho envió al tipo, una vez cerrada la puerta miró a
Charlie y le soltó los grilletes. -...lamentó el daño de hace un rato. –Se concentró
en soltarle las manos sin magia, el pelirrojo la miraba fijamente.
-Está bien, no me ha dolido nada. –Contestó debatiendo en confiar en ella o no, ¿y
si todo era una trampa?
-Tu madre fue llevada a Albania, está con Fleur y Bill, la bebé está perfecta... –
Cho se concentró en mirar a la puerta, luchando por convencerse de que era
necesario darle algo más de información. -...Ginny y Ron están a salvo en un sitio
seguro, no te preocupes...lo último que supimos de Fred, George y Percy es que
lograron abandonar el país y están con vida, no sé dónde pero suponemos que
volverán...
-Si han visto El Profeta no se van a quedar tranquilos. –Charlie miraba a Cho
245
fijamente, pocas veces la había visto antes, sabía que era jugadora de quidditch y
que había sido novia de Cedric, conocía también que era miembro del nuevo
Parlamento y que además era una persona con grandes capacidades; sin
embargo, ahora que la veía de cerca, se le mostraba velada, como un misterio,
muy al estilo de Fred y George, Charlie deseaba develar aquel misterio. -¿Porqué
haces esto? –Preguntó tras pensarlo un poco, era la única pregunta coherente que
podía hacerle.
-Porque es necesario...no planeo dejar todo en manos de Bella. –Cho no lo
miraba, había algo en Charlie que la hacía dudar, un cierto deseo de conocerlo
más se apoderaba de ella y por el momento no podía pensar en eso, no con un
mortífago a punto de cruzar la puerta para verla y ayudarla a torturar al chico. –
Esto debe parar, no podemos dejar que ellos se apoderen de todo.
-Dime la verdad...¿Ron y Ginny están muertos? –Charlie le preguntó pero ella no
lo miraba mientras asentía, frustrado la hizo darse vuelta y la tomó por los
hombros con aire suplicante. –Necesito la verdad...necesito que me lo digas
mirándome a los ojos...¿viven?
-Sí, están seguros y a salvo...tan a salvo que eres tío nuevamente. –Susurró ella
mirándolo fijamente, con una sonrisa, sin duda eso lo calmaría.
-¿Qué? –Se quedó helado, Cho dio un resoplido y se puso a contarle lo que pudo
rápidamente, casi sin respirar, él escuchaba absorto realmente sus hermanos
estaban locos y tocaban fondo de forma apabullante. –Ronald es padre...y pareja
de una traidora. –Charlie se miraba los pies intentando comprender en qué punto
había perdido la cordura el menor de sus hermanos.
-Te equivocas, Eurídice es todo menos una traidora, ella, Pansy, Draco, Hagen y
yo hemos hecho lo que nos ha parecido lo mejor, no intentamos ser buenas
personas como ustedes, que no matarían una mosca... –Cho se puso sería y con
el ceño fruncido y los ojos clavados en él expresó. -...para nosotros, la justicia de
alcanza de otras formas, rompiendo reglas y traicionando, queremos venganza y
en nuestro camino a ella, lograremos darles paz a algunos cuantos...es una
ventaja que planeamos tener. –Notó que Charlie la miraba distinto, pero igual
escuchó los pasos en el pasillo, rápidamente movió la varita y las manos y pies del
pelirrojo volvieron a los grilletes y cadenas, se puso de pie y miró al joven. -
¡Permanecerás ahí, hasta que entiendas lo que quiero!..o mueras de hambre. –
Salió del sitio, dejando a Charlie tan azorado como a su llegada.

-Déjame... –Eurídice planeaba pasar lo más desapercibida posible.


-Alecto le dirá a Bella lo que hiciste, no será agradable. –Dolohov la seguía
mientras llegaban ante la caseta telefónica.
-No me interesa Bella. –Contestó fríamente, se volvió a verlo, es verdad él había
convencido a Alecto de dejarla y la había ayudado a salir de San Mungo, pero
estaba consciente de que aquello había sido todo, Bella ordenaría que Snape le
leyera la mente, o ella misma lo haría y a pesar del entrenamiento no iba a
soportarlo. –Bella puede irse al infierno.
-Eso no es lo que piensas... –Dolohov iba a seguir hablando, cuando unos pasos
lo hicieron volverse, dio un respingo Fenrir se le acercaba, entonces notó los ojos
claros y la actitud altanera, heredados de su hermana, sonrió. –...Hagen, cuanto
tiempo.
246
-Tío. –Hagen lo miró, no le concedió ni una sola sonrisa, se volvió a su hermana. –
Hueles a miedo...¿qué pasó?
-Alecto...Alecto me torturó... –Eurídice susurró como si aquello le diera pena,
Dolohov miró a la chica, Hagen frunció el ceño molesto. -...no ha sido nada, estoy
bien.
-Pero... –Hagen intentó refutar.
-Estoy bien...no te preocupes... –Eurídice se irguió y sin pensarlo mucho, suspiró y
se recargó en el muro a su espalda, Dolohov le puso la mano a Hagen en el
hombro y sonrió.
-Me alegra verte hijo...entraré a ver a Bella, haber qué tanto puedo defenderte. –
Dolohov miró a Eurídice y entró en la cabina.
-¿Desde cuando me llama hijo? –Hagen lo miró desaparecer, hundiéndose
lentamente en el suelo.
-Desde que me lo dice a mi. –Contestó ella. –Lo he lanzado todo al carajo...¡Soy
una idiota! –Exclamó tomándose de la solapa de la túnica de su hermano que le
miraba fijamente. –Me han descubierto.
-Seguro ha sido un leve error...nada del otro mundo. –Hagen intentó consolarla
sujetándola del brazo, pero ella sollozó. –No es para tanto ¿qué pasó?
-Olvídalo, mejor que no lo sepas, no quiero llevarte conmigo en mi caída. –Susurró
sofocada por la angustia, entonces alguien salió de la caseta. –Pansy.
-Sabía que estarían aquí. –Susurró la chica los miró con una sonrisa tranquila y
amplia. –Estuve con Bella.
-Te ha dicho algo importante...luces feliz. –Hagen sonrió de buena gana, su
felicidad le era propia.
-No, pero todo está tranquilo. –Pansy contestó alegremente.
-Eso me reconforta, pero hay que estar preparados, algo pasará pronto. –Eurídice
se volvió a los dos, entonces notó el movimiento en Hagen, su oreja se había
levantado levemente, lo siguiente fue un rayo potente y rápido, la sombra de su
hermano cayendo al suelo, el grito agudo y terrible de Pansy, la mano en la varita
volverse y mirar aquello, un pelirrojo apuntándole directo al pecho.
-¡Hagen! –Pansy sobre el suelo sostenía al hombre lobo, que con un agujero
atravesándole el cuello echaba borbotones de sangre, mientras intentaba articular
una sola palabra.
-¿Porqué? –Eurídice no podía distinguir del todo a esa persona, hasta que su
mente veloz como el mismo rayo lo supo, era uno de los gemelos. –Fred...
-No, soy George...debiste andarte con cuidado Eurídice...pensarlo dos veces
antes de hacer semejante idiotez. –George reía, lograba ver las piernas de Hagen
sacudiéndose y escuchar el llanto de una Pansy exasperada. –No debes meterte
con los Weasley si no quieres consecuencias.
-¡Hagen!... –Pansy intentaba sostenerlo para que no se cayera en las sacudidas
agónicas que daba. -...¡Hemodegio! –La luz inundó a Hagen que siguió
desangrándose, pero a cuenta gotas.
-Dios George...no sabes lo que has hecho... –Eurídice intentó pensar en algo, un
modo de alejarlos de ahí y protegerse de la furia de esos chicos, por que Fred
estaba cerca, podía olerlo, casi sentirlo.
-Y no es el único que morirá. –George sonrió, entonces lo que temía Eurídice
pasó, sintió el jalón en el brazo, que le dolió horriblemente, casi en seguida la
247
varita pegada al pecho, la voz en el oído, rápida y sin pensar, un hechizo
desconocido y una explosión en el pecho, humedad por el abdomen y pesadez,
caía lentamente y sólo podía distinguir el mismo rostro que había atacado a su
hermano, pero sonriéndole de cerca a ella y el grito de miedo de Pansy y la
dolencia.
-Hasta nunca...Eurídice. –Fred sonrió justo mientras le decía adiós con un
movimiento curioso de dedos y ella se sintió caer sobre el duro piso.
-¡No! –Pansy no sabía qué hacer, una sombra, alguien que aparecía a su lado,
Draco.
-Par de idiotas. –Exclamó sacando la varita. -¡Desmaius!
-¡Expelliarmus! –Percy a su espalda le desarmó y Draco no pudo evitar sonreír “si
supieran”. -¡Sectusempra! –Draco cayó al suelo, ese dolor ya lo conocía, la
sangre, la angustia, nada le era nuevo.
-Y tu Parkinson... –George se acercaba, tenía poco tiempo, no tardaban los
mortífagos, le apuntó a la frente, ella lloraba sin dejar de ver los ojos azules de
Hagen.
-Hagen... –Susurró acariciándole el cabello, él ya no contestaba, empezaba a
tomar un color tan blanco que Pansy dio por hecho que moría.
-¡Bombar... –George alzó la voz, cuando sintió un raro estremecimiento y al
volverse se vio con la muñeca atada a una leve cuerda azulosa, siguió el hilo, la
punta estaba en la varita de Cho que le miraba sonriendo.
-Saluden a Ron de mi parte. –Susurró al tiempo que jalaba de su varita hacia
arriba, George no era el único atado, Percy se miró el tobillo, de donde pendía el
mismo hilo y a Fred del cuello, los tres se elevaron y ante el asombro de estos
chicos Cho levantó los brazos, sobre su cabeza se formó algo parecido a una
fuente cristalina por la que entraron; no habían pasado dos segundos de su
desaparición, Cho corría hacia los tres heridos cuando un numeroso grupo de
mortífagos siguiendo a Bella salió.
-Ayuda... –Pansy llamó a todos, algunos corrieron a ayudar a Draco y otros a
Hagen, pero Bella fue directo a Eurídice que le miraba suplicante; Eurídice tenía
que vivir, lo necesitaba, aún no era tiempo, tendió su mano hacia Bella, que era la
única que podía salvarla otra vez, pero ella sólo le sonreía, con los mismos ojos de
alguien que disfruta de un gran espectáculo.

Pronto...
-Entonces ¿qué buscamos? –Cansado, con la barbilla apoyada en la mano,
miraba un libro, estaba tan absorto en sus pensamientos que de no ser por que
Hermione estaba a su lado, pasaría las hojas sin pensar.
-Buscamos la forma de cambiar tu aspecto en él de alguien más...ellos debieron

248
aprenderlo en algún sitio. –Ginny sacaba un libro más del estante superior, Harry
hojeaba desesperado, Luna y Neville analizaban un libro algo más callados.
-¿Cómo sabemos que lo sacaron de esta biblioteca?... –Ron estaba aburrido y
fastidiado. -...¿cómo sabemos que no se los enseñó Bella o Snape...o Avery?
-No lo sabemos...tenemos que buscar Ron. –Hermione estaba tan preocupada
como él, pero ella a diferencia de su pelirrojo amigo, era consciente de que
aquellos libros eran su único medio de salvación.
-Quizá Eurídice tenga notas en sus cuadernos, como las de Legeremencia. –
Comentó Neville mirando a Harry.
-No, en las notas no había nada sobre transformación...¿porqué no le pedimos
ayuda a McGonagall? –Apenas había soltado la pregunta su mente se la contestó.
-Por que la profesora no está aquí Harry. –Contestó Ginny cortante, antes que el
tema saliera a flote.
-Debe haber algo por aquí... –Hermione exasperada miró a los demás, la única
que parecía tranquila era Luna, que ahora miraba al vacío con una sonrisa. -
...¿Luna?
-Hay algo que no hemos probado... –La rubia se puso de pie. -...¡Calpy! –Con un
¡plop! la elfina apareció ante la chica, Luna le sonrió y se inclinó a su altura. –
Calpy...¿sabes de dónde aprendió tu amo a volverse como Ron? –Todos se
miraron, ¿Luna de verdad esperaba que Calpy lo supiera?
-Sí... –Calpy sonrió afirmando con tanta energía que las orejas golpeaban el suelo,
Luna de puso a aplaudir emocionada y Hermione se acercó corriendo.
-Dinos cómo Calpy... –Hermione sonrió poniéndose de rodillas ante la elfina, que
le miraba con sus enormes ojos brillantes de gozo por poder se útil.
-La señorita Greyback aprendió...ella le enseñó al amo y a la ama Pansy... –Calpy
miraba a Hermione con tal veneración que a Ron se le ocurrió una idea. -...Calpy
no sabe de dónde lo obtuvo la ama Eurídice...Calpy sólo miraba...
-Calpy...¿podrías enseñarle a la señorita Granger cómo? –Ron sonreía, Harry no
entendía el juego, pero como una luz lo captó, seguramente Draco habría
ordenado a la elfa que los obedeciera, pero las órdenes para con Hermione
habrían sido mucho más explicitas, servirla, ayudarla y atenderla.
-Calpy no sabe cómo se hace, sólo escuchó las instrucciones...Calpy no tiene ese
tipo de magia, señor Weasley... –La elfa se puso triste y miró a Hermione como si
pidiera piedad.
-No te preocupes Calpy...explícame lo que oíste y yo trataré de seguirlas...¿si? –
Hermione sonrió, la elfina asintió haciendo que sus orejas golpearan sonoramente
el suelo.
-Primero usted debe concentrarse mucho...concentrarse por completo en el rostro
de la persona en quien se convertirá...necesita recordarlo a la perfección...la
señorita Eurídice decía que había que pensar muy bien en todo, el color de los
ojos, la forma de la nariz, la textura y el color de la piel, cicatrices y lunares, todo
tenía que ser recordado perfectamente... –Calpy miraba a Hermione y a Luna
alternativamente, Ginny sentada al lado de Harry se concentraba en las
instrucciones lo más que podía.
-Bien... –Hermione pensó por un momento en quién se transformaría, resolvió que
sería en Pansy, recordaba su rostro mejor que lo que recordaba el de las otras,
Pansy tenía un rostro particularmente curioso. -...yo seré Pansy.
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-Entonces, yo seré Cho... –Luna sonrió mirando a Neville y Harry que asintieron,
Ron pensaba con el ceño fruncido.
-Yo tendré que ser Eurídice. –Ginny sonrió divertida y dejaron que Calpy
continuara, la elfina tomó aire.
-Ahora deben concentrarse en el cambio, en cómo su rostro se volverá el otro, si
su nariz crecerá o se hará pequeña, su cabello, sus ojos, sus manos, todo... –
Calpy se quedó callada un segundo. -...la señorita Cho dijo que no dolía pero se
sentía extraño, dijo que no había nada más difícil que volverse como usted
señorita... –Calpy miró a Hermione fijamente, ella sonrió.
-No te preocupes...todo estará bien. –Hermione la animó a seguir.
-En cuanto logre identificar los cambios debe empezar de a poco...pasándose la
mano sobre la parte que desea cambiar y emitiendo todo el poder posible, igual
que si lanzara un Desmaius o un Impedimenta...primero el color de ojos, luego que
lo domine, el de la piel y así hasta que logre hacerlo todo...cuando cambie debe
estar siempre concentrada, la señorita Pansy dijo que la sensación en el cuerpo es
como la de cuando se contiene un orgasmo... –Calpy inclinó la cabeza a un lado y
Luna carcajeó tan sonoramente que los demás se quedaron helados.
-¡Santos Duendes! –Neville se cubrió la cara con las manos ante semejante
comentario, Harry lo miró fijamente.
-Orgasmo... –Ginny sonrojada miró a Harry que no sabía donde meter la cabeza.
-Es Pansy...que esperaban, ¿que hablara de flores? –Ron carcajeaba igual que
Luna, Hermione sintió que los colores se le iban a la cabeza.
-Merlin... –Hermione miró a Ron fijamente, él seguía riendo.
-Bueno, contengamos el orgasmo ¿si? –Luna guiñó un ojo a Neville que se
removió incómodo y las tres empezaron a practicar, Hermione se concentró en el
color de la piel, una vez que estuvo segura de lograrlo se paso la mano derecha
sobre el dorso de la izquierda, al mirarse descubrió el tono levemente más claro;
Luna se concentró en el color de los ojos, cuando creyó estar lista los cerró y se
esforzó lo más que pudo, pero al abrirlos uno continuaba como comúnmente y el
otro era ya como los de Cho; Ginny se enfocó en el rostro, pero sólo logró afilar su
nariz un poco y levantarse las cejas, la cicatriz quedó del lado equivocado
atravesándole los labios.
-Esto va a ser muy lento... –Harry miró a Ron que carcajeaba al ver a Luna con un
ojo azul y el otro oscuro.

-¿Cómo está? –Preguntó Bella al ver salir al sanador de la habitación de Draco.


-Duerme, descuide...las heridas han cerrado, estará bien. –Contestó el
hombrecillo.
-¿Cómo vio a Hagen? –Interrogó secamente, con los ojos clavados en lo otra
puerta, en la que realmente deseaba atravesar.
-Cerró la herida, pero perdió demasiada sangre, la señorita Parkinson está con
él...necesitara tiempo, descanso, buena alimentación y mucha suerte. –El hombre
tenía miedo, temblaba de pies a cabeza y ella lo disfrutaba.
-¿Qué hay de ella? –Preguntó por Eurídice, con una sonrisa a medias y la leve
impresión de que debía haberla dejado morir.
-Tal como lo ordenó, cerré la herida solamente y le suministré la poción calmante.
–Contestó sin comprender porqué le había ordenado eso.
250
-Puede irse... –Susurró y entró en la habitación, Cho tomaba la mano de Eurídice,
en cuanto entró se volvió a ella. -...Cho, retírate.
-Señora Lestrange...me gustaría quedarme a cuidar de ella... –Cho comenzó, pero
un movimiento brusco de Bella que se volvió a verla con furia la hizo callar. -
...esperaré fuera. –Miró a su amiga que apenas se mantenía despierta y salió.
-Señora...yo... –Eurídice intentó moverse, pero la verdad no podía hacer mucho, al
parecer todo el cansancio y las heridas de antes y de ahora la consumían,
extrañada se puso a pensar en ello, estaba demasiado débil.
-Te sientes muy débil...es normal...con la perdida de sangre de ahora...y la del
parto... –Bella caminaba hacia la cama Eurídice sintió un estremecimiento.
-¿Perdón?... –Se quedó perpleja, no podía ser cierto, Bella no podía estar
enterada de todo. -...¿ha dicho parto? –Intentó reír como si se tratara de una
broma, pero Bella la miraba fijamente.
-Debió ser difícil, tres niños...tres... –Bella miraba las sábanas fijamente, Eurídice
comenzaba a sentir un pavor abrasador y una angustia que le invadía el pecho,
pero al mismo tiempo se sentía atontada, raramente adormilada.
-Sabes Eurídice...siempre te he considerado como a una hija...y como a tal te
entrené y eduqué...¿cierto? –Bella sonreía de una forma espantosa, tan terrible
que en Eurídice se duplicó el horror.
-Cierto... –No podía contener el temblor de su voz, notó sobre la mesita de noche
la varita y quiso alcanzarla, pero se mareó con el esfuerzo y cerró los ojos un
momento. -...Dios.
-Sabes...no tienes de que preocuparte...tus hijos estarán a salvo... –Bella se sentó
sobre la cama al lado de Eurídice y le acarició la frente mientras ella luchaba por
tomar la varita que no alcanzaba.
-Mis hijos...mis hijos serán felices, serán fuertes como su padre y crecerán como
los Weasley, tiene razón mis hijos estarán a salvo lejos de todo esto... –Soltó
molesta y sofocada, no podía moverse se sentía débil, como azotada por un
sueño espantoso, insensible, comprendió que era algo anormal, recordó que el
sanador le había dado una poción, lo supo, esto era plan de ella, de Bella que
sonreía al escucharla.
-Tienes razón, serán fuertes...por que yo, me encargaré de eso... –Susurró en un
tono de voz dulce, Eurídice la miró sin comprender, Bella le miraba casi con
afecto. -...voy a hacer de ellos, lo que siempre debieron ser los Weasley, una
familia de sangre pura, orgullosa de ello, iré por ellos Eurídice... –Se le acercó
para verla a los ojos, Eurídice sentía un horror indescriptible, una rabia que nacía
lentamente en la boca de su estómago y subía por su garganta. -...iré por ellos y
los traeré a mi lado, serán como los Black, como los Dolohov, como las grandes
familias de sangre pura...eliminaré a todos los demás Weasley y tus hijos serán el
comienzo de una nueva era para su apellido...
-No le voy a permitir que les ponga una mano encima...no voy a permitir que los
vuelva el monstruo que soy yo...y la basura que es usted... –Eurídice tomó a Bella
por el cuello, pero estaba tan débil que no podía ni presionar siquiera, la mano le
temblaba y aunque intentó sacar sus garras de nada sirvió por que no lograba
reunir la fuerza necesaria, soltó un quejido de dolor y molestia y se esforzó el
doble sin resultado. -...no están solos, tienen a Ron y a mi para protegerlos.
-No te preocupes...tu pronto no serás un estorbo y por Ronald...descuida... –Bella
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sonrió tranquilamente y sacó su varita para apuntarle. -...cuando termine con él, lo
pondré a tu lado para que puedas verlo siempre. –Bella sonrió como si estuviera
diciéndole a Eurídice que la amaba.
-¡Está loca! –Gritó llenándose de valor, simplemente no podía permitir semejante
monstruosidad, Bella no le iba a tocar un pelo ni a sus hijos, ni a Ron, no mientras
ella tuviera manos para detenerla. –No le voy a permitir que les toque un pelo,
antes me mata...¡¿entiende?! –Gritó ofuscada, furiosa, pero al mismo tiempo
consciente de que era todo, ese era el fin, simple y llano, aunque nunca como se
suponía debía ser, aquello no era como se le había predicho y eso le dio calma y
miedo.
-Cuánto lo lamento... –Bella se puso de pie lentamente, se inclinó y besó a
Eurídice en la frente. -...pudiste ser grandes cosas hija...pudiste ser más como
yo...menos como tu madre. –Eurídice sintió un dejo de lastima por sí misma, la
rabia no la iba a ayudar en ese momento, desesperada comprendió que solo le
quedaba suplicar.
-La aprecio como a una madre...le debo mi vida, si en algo me aprecia, por
piedad... –Con los ojos anegados de llanto le suplicó como última opción, no podía
hacer más que sollozar, por que se sentía demasiado débil para pelear, levantó un
poco el cuerpo con la intención de que le viera a los ojos. -...no le haga daño a
Ron y a mis hijos...¡Máteme si es lo que quiere!...pero no les haga daño...
-Descuida, yo sólo quiero lo mejor para ellos...igual que lo quise para ti... –Bella
sonrió tristemente, pero estaba convencida de que era la única opción. -...buscaré
que te recuerden con admiración y con respeto... –Susurró mientras la apuntaba
directamente al pecho, Eurídice se soltó a llorar, no podía tomar su varita, aquello
era todo. -...prometo que Ron sufrirá con su muerte lo mismo que sufres ahora... –
Sonrió, Eurídice abrió los ojos desmesuradamente ante tal comentario.
-Espere... –Suplicó antes de que Bella dijera aquello, su voz apagó la de
Lestrange y todo se iluminó de golpe.
La luz inundó la habitación, nada se interpuso entre la chica y la intención de
Bella, Eurídice cayó sobre la almohada con los ojos medio cerrados, las lágrimas
seguían corriendo por sus mejillas, Bella la miró un instante, callada, midiendo la
soledad en que aquello la dejaba, se acercó y acomodó a Eurídice bajo las
sábanas, le acomodó la almohada y besó su frente tibia, sonrió al sentir su aliento
tranquilo, se lamentó a medias dejando caer una lágrima rebelde entre aquellos
cabellos castaños; salió al pasillo, donde Cho había visto la luz bajo la puerta y
esperaba nerviosa sin saber si entrar o no.
-Llama a Crabbe y Goyle, tráelos... –Fue la única orden, Cho quería entrar, quería
ver a su amiga para confirmar que su sospecha era falsa, pero Bella no se movió
de la puerta y tuvo que irse. -...pronto, me lo agradecerás Eurídice...pronto, no
serás la única a la que haya salvado. –Sonrió mordazmente.

-Excelente Hermione...falta poco... –Ron miraba a su amiga, que ahora era Pansy
de rostro y cuerpo, pero ella en el color y la forma del cabello.
-Genial...sigo sin lograr nada. –Ginny se miraba fijamente en un espejo,
continuaba con la cara llena de pecas y lo único que había logrado era el color de
ojos verde olivo y la cicatriz perfecta, además de los colmillos y la sonrisa de
Eurídice, de ahí en más nada. –A este paso será cuestión de años.
252
-No tenemos tanto tiempo... –Harry miraba fijamente, se puso serio y se
concentró, pasó sus manos por el rostro, sintió un raro cosquilleo y como la
sensación de que se le dormían los músculos, cuando se miró dio un respingo.
-Excelente Harry... –Neville sonrió. -...eres Snape. –El joven de gafas se
sorprendió con la imagen del profesor plasmada en su piel, ni siquiera entendía
bien por qué, simplemente lo había recordado.
-Veamos... –Ron hizo lo propio haciendo un profundo esfuerzo, dio un resoplido al
pasar sus manos por su rostro, cuando bajó las manos había logrado que la mitad
de su rostro fuera el de Draco, pero seguía con pecas del lado izquierdo del rostro.
-Necesitamos ser más rápidos. –Luna ya había logrado convertirse en Cho por
completo, pero no lograba permanecer en esa forma más de dos minutos. –Estoy
exhausta... –Confesó sentándose en la alfombra y cambiando a su figura original.
-Rápidos... –Neville se miraba las manos, intentaba convertirse en Hagen, el
resultado había sido perfecto y llevaba buen tiempo, pero estornudó y cambio
abruptamente a Hermione, con quien hablaba, aquello era complejo. -
...necesitamos saber más de este proceso.
-Necesitamos saber qué más hacer. –Hermione respiró profundamente, entonces
se volvió a Ron que se había quedado helado mirando a la ventana. -¿Estás bien?
-Sí...es que, sentí algo raro. –Confesó sonrojado, luego se sentó y se puso a
practicar con más ímpetu.
-Parece que al único que no le parece difícil es a Harry... –Luna lo miraba, él se
había puesto a pensar ahora en alguien más y parado ante el espejo, sonreía con
la cara sombría y delgada de Viktor Krum.
-Pues...creo que esto me es sencillo. –Confesó mientras se pasaba las manos y
lograba volverse Fred. -¡Miren! Ahora son trillizos. –Sonrió divertido con su chiste,
cuando algo sobre sus cabezas los hizo mirar al techo, era lo que parecía un
círculo de agua.
-¡Qué carajo es eso! –Neville se puso al frente cubriendo a Luna y a Hermione con
su cuerpo.
-Parece agua... –Ginny miraba sorprendida, Harry y Ron sacaron sus varitas y
apuntaron a aquello, al tiempo que un rayo atravesaba el techo, se puso tras de
Harry que la miró con miedo.
-Miren... –Hermione notó que el agua se dividía por ondas lentamente. -...¿qué
será eso?...
-No lo sé, pero parece que nada bueno puede salir de ahí... –Ron se atrevió a dar
unos pasos bajo aquella figura, un golpe estrepitoso los hizo cerrar los ojos,
cuando los abrieron, seis piernas y seis brazos entrelazados aplastaban a Ron.
-¿Ginny? –Percy se acomodó las gafas y no pudo evitar que las lágrimas le
salieran a borbotones. -¡Ginny! –Gritó mientras al sofocaba con sus brazos, todos
miraban sorprendidos.
-Me asfixias... –Ginny luchaba por sobrevivir ante semejante muestra de afecto.
-Percy... –Harry se quedó helado al verlo salir de semejante cosa, que lentamente
se desvanecía.
-Potter...¡estás vivo cuatro ojos!...pero claro...si eres el niño que vivió, se necesita
más que un hombre serpiente y una mujer ansiosa de hombres para que
mueras...¡Eres una idiota Bellatrix!... –Fred lo abrazó con fuerza desmesurada,
mientras Percy lloraba aferrado al cuello de su hermana. -...¡cerebrito!...mi
253
diccionario de bolsillo...mi enciclopedia portátil...¡McGonagall con el pelo
alborotado y menos arrugas!. –Gritó apretando a Hermione que no podía evitar
reír.
-En otra ocasión me ofendería con todo eso Fred.... –Hermione lo abrazó y de
buena gana lo besó en las mejillas.
-¡Qué divertido! –Luna daba de saltitos festejando el encuentro, Neville sonreía sin
poder evitar algo de envidia, ansiaba volver a ver a sus padres y a su abuela.
-Les dije que nada bueno podía salir de ahí. –Ron luchaba por quitarse a George
de encima, pero el chico lo apretaba contra el suelo con los ojos llenos de lágrimas
y gritando como un loco.
-¡A Weasley vamos a coronar! –George lloraba de alegría al ver a sus dos
hermanos y al resto de chicos vivos y a salvo. –Lovegood es un buen momento
para tu sombrero de león. –Dijo mientras la jalaba para hacerla caer sobre Ron, la
apretó con fuerza y la chica soltó una carcajada sonora. –Neville...amigo de
mejillas abultadas...te extrañaba...¡Están vivos Fred!...¡Están vivos Percy cuatro
ojos!
-Están vivos...están vivos... –Percy apretó contra su pecho a Ginny nuevamente,
sin dejar de ver a Harry y a Hermione que sonreían, Fred asfixiaba con un abrazo
de oso a Neville y George se negaba a dejar parar a Ron, que furioso luchaba por
quitárselo de encima.
-¡Quítate de una buena vez! –Dijo levantándose, George seguía riendo como un
loco, Ron le sonrió y sacudió la cabeza. –Estamos a salvo...todo está bien.
-Entonces...Cho fue quien los ayudó...¿verdad? –Percy seguía aferrado a Ginny
mirando a todos. –Dijo que le saludáramos a Ron y nos envió por esa cosa...una
especie de hueco mágico.
-Es sorprendente... –Hermione miraba al techo como si el hueco siguiera ahí.
-Sí...ella, Eurídice, Pansy, Hagen y Draco están de nuestro lado, se las arreglaron
para sacarnos de ahí, pero trabajan como infiltrados... –Harry miraba a George
que cubría con su brazo derecho los hombros de Ron, cuando escuchó aquello
palideció y frunció el ceño.
-Un momento...¿están de nuestro lado? –Fred que miraba a Harry se quedó
helado.
-Sí, por eso estamos aquí...es la Mansión Malfoy... –Harry asintió, Percy dio un
resoplido y se quitó las gafas con molestia. -...de haber llegado antes, habrían
visto a su madre en casa de Eurídice, estuvo con nosotros temprano, pero la
llevaron a Albania de urgencia, no deben descubrir que aún vivimos.
-De no ser por ellos vaya que estaríamos muertos... –Ginny sonrió alegre de tener
a sus hermanos de vuelta, al ver la reacción de Percy se extrañó. -...¿qué ocurre?
-Los que están muertos son otros... –Percy suspiró sonoramente sentándose, se
sentía mareado, culpable al punto de sentir angustia.
-Tal vez no lo estén... –George se quedó pasmado, pensando.
-¿Quiénes? –Preguntó Luna interesada en ese cambio de actitud, Fred se miraba
los dedos fijamente.
-Nosotros... –Fred no sabía si decirlo o no. -...no, no sabíamos...
-¿Qué pasó? –Neville miraba a los tres intrigado, Ron contenía la ansiedad
mirando a George.
-No debe ser nada...seguramente alguna travesura suya...ahora en importante que
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sepan algo... –Ron recordó que no sabían lo de sus bebés, sonriente y con el
pecho levantado cerró los ojos para dar la noticia. -...¡Soy padre!
-¿Qué? –George lo miró fijamente sin entender.
-Ron y Eurídice son padres...de trillizos. –Ginny sonrió mirando a Percy, que tragó
saliva apabullado, Fred dio un gemido y se llevó las manos a la cabeza sin poder
contenerse.
-¿No les da gusto?... –Ron se quedó asombrado de la reacción, George lo soltó y
dio unos pasos atrás. -...estoy listo para esto, mamá se llevó a los chicos para que
estén a salvo...deberían verlos, los tres son pelirrojos, supongo que llegarán a
tener pecas, quizá tantas como Charlie...pensándolo bien, creo que sólo Arthur se
parece a Eurídice, tiene esa mirada...
-Son unos niños hermosos, esperen a que los vean. –Hermione se unió a las
buenas nuevas. –Además ya tienen la apariencia de cinco meses, pronto andarán
dando los primeros pasos...¡imagínenlo! –Hermione sonrió, Luna daba de
palmaditas sonriendo.
-Y son simpáticos...una niña y dos niños... –Luna miraba a Fred que sonreía
tristemente; Harry notó entonces la tensión de los tres chicos y se sintió incómodo.
-No es eso Ron...es que nosotros... –Percy intentaba tantear el ambiente, Ron lo
miró fijamente.
-¿Qué hicieron? –Hermione fue la primera en descubrir que aquello tenía que ver
con ellos.
-No lo sabíamos, de verdad... –Fred alterado intentó convencerlos.
-¿Pero qué pasó? –Neville necesitaba respuestas, Harry miró a George.
-George, ¿qué hicieron? –Harry le preguntó intentando calmar lo que presintió era
rabia dentro de él, sabía lo qué había pasado, lo pensaba.
-Queríamos venganza...maté a ese chico de ojos azules...Hagen creo...¡es que no
lo pensé!...sólo quería vengarlos...¡No lo sabía! –Dijo George con la mirada
asustada, Luna se llevó las manos a la boca sorprendida, Hermione palideció y
Ginny contuvo el aire.
-Mataste a Hagen... –Neville se quedó petrificado, era imposible que pudiera
ocurrir semejante atrocidad.
-Hagen... –Harry miró a Neville que consternado miraba a Percy que asentía a
todo lo dicho.
-No es cierto... –Ron se quedó atontado, entonces notó a Fred clavado en él y lo
supo, corrió y sujetó a su hermano del cuello de la camisa. -...¿qué
hiciste?....¡¿Qué le hiciste Fred?!
-No lo sabía Ron...había escuchado rumores, pero el hecho de que los hubiera
traicionado... –Fred estaba rojo, intentando contener a su hermano, George no
hizo por meter las manos.
-Ron...espera... –Ginny intentó contenerlo, pero el chico no podía ser parado.
-¿Qué le hiciste Fred? –Suplicó sintiendo ya el llanto venírsele.
-Creo que...creo que... –Fred no podía decirlo, las lágrimas se le salían sin querer.
-Lo...lo siento... –Percy se puso a llorar sobre el suelo, Hermione intentó
consolarlo, no era culpa de ellos, sino de la situación y el mundo como estaba,
Harry no sabía qué hacer.
-¡Dímelo Fred!....¡Dímelo! –Ron exigía la verdad, él quería saber lo que fuera que
hubiera pasado.
255
-Creo que la maté. –Fred miró a Ron a los ojos y supo que había matado a su
hermano, Ron sonrió con una mueca desagradable, Ginny lo sujetaba por los
hombros, pero Ron no pensaba, la empujó hacia Harry y se puso a gritar como un
loco frases que ninguno alcanzaba a comprender, dijo algo como “Huérfanos”,
“Necesito ver su cuerpo” y “Ella lo sabía”.
-No sólo a ellos dos... –Percy intentó confesar todo de una buena vez. -...herí de
muerte a Malfoy.
-Percy... –Hermione escuchó aquello, sintió que el suelo le fallaba y cayó
pesadamente.
-¡Hermione! –Luna y Neville corrieron hacia ella, mientras Ron seguía rabioso,
llorando como un animal herido.

-Supe que los hirieron. –Miraba a Snape, se reunían en el despacho de director


mientras McGonagall daba clases.
-Creo que es algo que no podré evitar, esos Weasley querían venganza...la
lograron. –Snape se llevó las manos al rostro, aquello lo había sacado de ritmo.
-¿Sabes la localización exacta de la caja? –Dumbledore lo miraba mientras bebía
lo que parecía ser licor de naranja.
-No, Bella no me lo dice ni lo hará...dice que mañana iremos por ella...profesor,
¿en qué momento voy a intervenir?...¿ha visto ya el estado del colegio? –Preguntó
preocupado, Dumbledore miraba su copa y un dulce se limón en su mano.
-Lo he visto sí...pero aún no es tiempo Severus...dejemos que Harry siga solo un
poco más. –Susurró.
-Pero...hoy casi matan a Draco y a Hagen...y Eurídice... –Snape se atragantó. -
...esa chica fue una gran alumna.
-Sí, lo fue...recuerdo cuando se obsesionó con Sibyll...y no es para menos, ella le
predijo todo su futuro... –Albus sonreía. -...¡Ah!...tres Weasley en Hogwarts...la de
problemas que nos traerán...a puesto a que serán idénticos a sus tíos...quizá
hasta jueguen al quidditch.
-Profesor...esa chica, no merece ese castigo...deme su autorización para
intentar...
-¡No!... –Albus gritó con una sonrisa de oreja a oreja. -...dejemos esto así
Severus...el tiempo todo lo cura, veamos si se aplica...no debemos intervenir,
menos en el caso de Eurídice, todo pasa como se le predijo...que siga tal cual...
-Es que...cuando Potter y los demás lo sepan...pensarán que se les acabó la
suerte... –Severus sonrió de lado, aquello era más difícil de lo que pensaba.
-Confíe en ellos Severus...les entregaría mi vida a esos muchachos...sabrán qué
hacer...en cuanto a Eurídice, déjala que descanse...desde donde está, puede
hacer más cosas de las que cree... –Sonrió divertido con lo que se le había
cruzado por la mente. -...míreme a mi Severus, soy un ejemplo palpable de ello. –
Sentenció Dumbledore, Snape suspiró y se pusieron a tratar otros asuntos.

Nerviosa se paseaba de lado a lado, mirando el suelo, sin saber qué hacer, estaba
todavía empapada en sangre, sentía las manos pegajosas, pero no tenía plan
alguno de moverse de esa habitación, no hasta que supiera que él viviría; si era
necesario iría ella misma a cazar conejos y se ataría en una cocina para preparar
estofados, pero haría todo para que él estuviera a salvo; intentó pensar positivo,
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creer que estaría todo tranquilo en unos minutos, pero no podía, tenía tanto miedo,
lo había visto convulsionar de tal forma que no podía pensar más que en la
muerte, en la muerte del único hombre que se arrancaría el corazón por ella.
-Pansy... –Susurró aquella voz, la pobre casi se desmaya de la impresión, se
volvió a la cama y ahí estaba, Hagen medio despierto, intentando fijar la mirada en
algo que no fuera el techo, se acercó presurosa con el llanto saliendo sin que
pudiera o intentara detenerlo, tomó aire dolorosamente, por que el nudo en el
pecho no se le deshacía ni sabiendo que estaba vivo y llamándola.
-¡Eres un idiota!...¡un estúpido!...¿acaso estás ciego?...¿no se supone que hueles
el peligro a metros de distancia?...¿cómo diablos no oliste a un
Weasley?...¿dónde están tus malditos instintos de animal? –Gritó exasperada.
-Estoy bien...gracias por preguntar... –Susurró sonriendo a medias, no podía
mover ni un poco la cabeza sin sentir que el cuello se le abría como una naranja. -
...duele un poquito, pero saber que te preocupo lo compensa todo hermosa. –
Sonrió más ampliamente, ignorando el dolor, miró el rostro de Pansy, surcado por
las lágrimas que le corrían hasta la barbilla.
-Imbécil... –Resopló e intentó irse, pero no pudo tocar la manija de la puerta.
-Quédate...hazme compañía ¿si? –Pidió para darle una razón de quedarse, antes
que volviera a gritar, apabullada se volvió y se sentó junto a la cama, con las
manos en el regazo y mirando fijamente la mano de Hagen tendida al lado de su
cuerpo.
-Claro...es obvio, te sientes mal solo...pero me debes un favor. –Susurró molesta
sin mirarlo de frente, él frunció el ceño.
-Creo que queda pagado...yo te cuidé primero... –Susurró él, sonrió pero eso le
causó dolor y dio un gemido de incomodidad.
-No te muevas.... –Asustada lo miró con aprensión. -...no te lastimes por favor... –
Dijo sonrojada.
-Estoy bien...descuida. –Susurró agradecido. –Has estado conmigo, te lo
agradezco mucho Pansy...para compensarte te cocinaré algo en cuanto todo esto
termine.
-Deja de alabarme...no voy a caer. –Escupió molesta, él rió con ganas ignorando
el dolor.
-No, no caerás... –Comentó sonriendo. -...no espero que lo hagas, me conformo
con que me mires y ya.
-Yo... –Pansy intentó refutar, pero no tenía caso, apretó sus piernas con las
manos, y frunció el ceño mirando la cama, mirando la mano, no quería mirarlo a él.
-Hace mucho que no te quedabas callada estando conmigo...hace mucho que no
te sentabas a mi lado así, sin decir nada...¿sabes Pansy? –Hagen hablaba muy
quedo, pero Pansy le entendía a la perfección, no hizo por mirarlo, sólo le
escuchaba. -...alguna vez, antes, hace mucho...supe que esto iba a pasar.
-No te hagas el interesante...no funciona conmigo. –Soltó sin saber si sentirse
molesta o bien con su compañía.
-No es eso...es la verdad...una vez hace mucho tiempo...tú pasaste por mi
mente... –Rió animado por la cercanía de Pansy que escuchaba con los ojos
clavados en su mano. -...tú estabas en mis recuerdos antes de conocerte, has
estado conmigo siempre...yo siento grandes cosas por ti...por que yo te amo... –
Hagen se sonrojó apenas, Pansy abrió los ojos desmesuradamente pero no se
257
volvió a verlo. -...me dejaría matar por ti...dejaría que me destruyeran si con eso te
hago feliz...no lo pensaría dos minutos...
-Pero... –Intentó decir algo congruente, acallarlo antes que siguiera. -...apenas
y...apenas y he hablado contigo de buena forma, nunca he sido amable contigo,
¿cómo puedes amarme?
-Mi destino es así...alguna vez Eurídice y yo tuvimos la locura de pedir que nos
leyeran el futuro...estoy destinado a amar a alguien...y yo te he elegido a ti...te
amo, Pansy...es todo lo que importa... –Hagen suspiró mirándola, pero ella no
podía hacer más que abrir sus ojos ante semejante sorpresa.
-Te equivocas. –Contestó secamente volviendo sus ojos a sus manos sobre el
regazo. –No soy la indicada, no soy la que te merece, no debo ser yo...no
deberías amarme. –Soltó de pronto, como si descubriera lentamente lo que sentía,
llegando a pensar incluso que aquella voz no era la de ella.
-Puedes pensar eso si quieres...pero yo moriré por ti...a mi sólo me interesa que tú
estés bien...si logro salvarte de lo que sea...me basta... –Sonrió y se puso a ver el
techo. -...para mi, tu vida es más importante que la mía...no importa lo que yo
sufra, mientras tú estés bien...a mi eso me hará muy feliz.
-¡¿Y lo que yo siento?! –Gritó exasperada de oírlo hablar así. -¡¿Qué hay de mis
sentimientos?!
-Es verdad... –Hagen la miró seriamente como si se le revelara una verdad
asombrosa. -...no te lo he preguntado...pero la verdad no importa...ya lo he
decidido, el hecho de que no sientas lo mismo no detendrá mi decisión...
-¡Es que sí lo siento!... –Soltó enfadada, Hagen se quedó asombrado mirándola
fijamente, pero ella había comenzado y ahora tenía que acabar de decirlo. -...creí
que si algo te pasaba no me importaría, pensé que de pasarte algo no iba a sentir
nada...creí que estaría mejor si te alejaras o murieras, si buscaras a alguien más
para ser feliz...¡pero no es cierto!...¡Me duele igual que si me mataran a mi
misma!...¡Si mueres me muero contigo! –Gritó mirándolo con una profunda tristeza
y los ojos escurriendo como fuentes incontrolables, admitirlo era casi tan doloroso
como saber que jamás serían felices juntos debido a tanto.
-Ah... –Hagen la miró un momento fijamente, Pansy no dejaba de llorar, él se sintió
muy feliz.
-Yo te... –No podía dejarlo salir, le era imposible darle el “amo”, no estaba
acostumbrada a escuchar que alguien lo dijera, no podía expresarlo sin sentirse
morir, por que sabía, algo dentro le decía que admitirlo era la sentencia de los dos;
no podía hacer otra cosa que llorar, Hagen ignoró el dolor del cuello y se irguió en
la cama.
-No es necesario que me lo digas... –Sonrió mirándola, ella se quedó congelada,
viendo cómo él se le acercaba; Hagen la besó dulcemente y Pansy no pudo hacer
más que imitarlo; mas no lo tocó, no lo abrazó, se quedó así, con las manos en el
regazo, estrujándose la tela de los pantalones, sintiendo los labios de Hagen y su
mano en la nuca, ¿aquello era amor?, esa sensación de paz y calor que la
inundaba, esa sonrisa enorme que quería salir de sus labios al tiempo que un
llanto de felicidad se le ahogaba en la garganta, ¿eso sería amor?; no era nada
comparado a lo que sentía con Draco, cerró los ojos y se conformó, por primera
vez, no tenía comentario irónico que emitir.

258
-Bill...¿qué pasa? –Molly se asomó todavía secándose las manos tras lavar los
trastos, Fleur y Bill le habían llamado con insistencia desde hacía un rato.
-Madre...mira... –Bill apuntó a un rincón, cerca del corral donde Arthur, Victorie,
Ana y Albert estaban un enorme lobo gris miraba a los pequeños sentado.
-¡Ven perrito!...ven perrito... –Ted le hacía señas para que se acercara, pero el
animal apenas y lo miraba.
-¡Santo cielo!...¿cómo entró semejante animal? –Molly sacó su varita, Fleur se
inclinó dentro del corral y tomó a Victorie, la llevó a la cama y se volvió para tomar
a Ana, pero en cuanto se inclinó el lobo la miró fijamente.
-No entró mamá...cuando me di cuenta estaba ahí...sentado mirándonos. –Bill
contenía la respiración mientras su esposa se movía hacia el corral.
-Salió de la nada Molly... –Tonks con Dromeda en brazos intentaba contener a
Ted con las manos para que no tocara al enorme animal.
-Egs como si vigilagra a los trillizos... –Susurró ella al tiempo que tomaba a Ana en
brazos, mientras se desplazaba hacia la cama, el lobo se levantó y la siguió, una
vez que Fleur puso a Ana en la cama, el lobo se sentó en medio de la habitación
desde donde pudiera ver a los trillizos a un tiempo.
-Parece que los cuida...no ha intentado morder a ninguno de nosotros mamá. –Bill
con el ceño fruncido miraba a su madre, que analizaba al animal fijamente.
-Quizá sea un animago...si es así, deberíamos echarlo... –Tonks jalaba por cuarta
vez a Ted, que alcanzó a rozar las orejas del lobo con sus dedos, el animal lo miró
fijamente.
-Mamá...déjame tocadlo... –Dromeda tendía sus manos hacia el perro, pero Tonks
no confiaba.
-Veamos... –Molly se atrevió a acercarse al animal, se inclinó para verlo a los ojos,
el lobo levantó la cabeza y se fijó en los de la mujer, Molly descubrió que tenía los
ojos verde olivo y una cicatriz en el rostro. -...¿Eurídice? –Preguntó casi sin
querer, el animal empezó a jadear como un perro y se paró emocionado, se pegó
a al pierna de Molly frotándose contra su ropa.
-Imposigble...quiegue decir que ese animal es ella... –Fleur sonrojada miraba
semejante animal, saltando como un cachorro juguetón.
-Mira que lindo mamá... –Ted se soltó de Tonks y fue al lobo, que se dejó acariciar
de buena gana, sumiso y dócil.
-Esa chica...esa chica teme por algo... –Tonks miró a Molly, que asintió, Fleur
comprendía eso, igual que ellas dos, si tuviera la forma de hacer algo parecido, lo
haría sin pensarlo un minuto.
-Pero...¿porqué enviaría Eurídice semejante lobo para proteger a sus hijos?...¿no
confía en nosotros? –Bill miró a su madre, que mantenía la mirada fija en el lobo,
que se acercó a la cama y pegó su rostro a Ana, que estiraba sus bracitos hacia
su hocico, el lobo sólo la miraba fijamente.
-Algo tuvo que pasar...ella confía en nosotros...pero algo pasó...algo tuvo que
pasar... –Molly miraba sin comprender del todo, el animal se dio la vuelta y volvió
al rincón a vigilar el corral, donde el único despierto era Arthur, que le miraba
fijamente; Ted se puso a jalarle las orejas ante el miedo de Tonks, pero el lobo no
hacía por dañarlo, se dejaba jalar, incluso se recostó y con sus patas se puso a
jugar con el chico, Tonks soltó a Dromeda y los dos niños jugaron con el animal;
todos miraban, sólo Molly tenía la impresión de que aquel era un pésimo augurio.
259
-¡Ron espera! –Gritó Luna cuando lo miró ir hacia la puerta.
-Necesito verla... –Exclamó ofuscado, las lágrimas le habían dejado marcado el
camino en las mejillas, pero él ignoraba eso y todo lo demás.
-Si sales así...te matarán...¿crees que te darán su cadáver para que la sepultes
así como así? –Luna sonreía.
-¡No puede estar muerta! –Gritó ofuscado, alterado sin poder contenerse. -¡No
puede estarlo!
-Hay una forma de saberlo... –Harry se acercó. -...¡Calpy!
-Señor... –La elfina apareció a su lado rápidamente, Fred y George se acercaban
por el pasillo, seguidos de un Percy pálido y cabizbajo.
-¿Ha llegado algún ejemplar urgente de El Profeta? –Preguntó seriamente, la
elfina asintió y con un ¡plop! hizo aparecer el rollo y se lo entregó. –Gracias... –
Harry lo abrió, Ginny tras él leía sobre su hombro, Ron se acercó a grandes
zancadas, en efecto, la primera plana era un anuncio de emergencia, el Ministerio
buscaba a los causantes de la muerte de uno de los miembros más importantes
del rescate acontecido días antes; Eurídice Calíope Greyback había muerto de
forma heroica peleando en contra de alborotadores y rebeldes, el Ministerio
ofrecía una cuantiosa recompensa a quien diera noticias de los asesinos, de
quienes no se conocía la identidad; los otros heridos eran Draco Lucius Malfoy y
Hagen Orfeo Greyback, hermano de la fallecida auror, quien sería sepultada con
honores dentro de dos días.
-Imposible... –Luna fue la más incrédula, mirando a Neville afirmaba lo contrario. -
...¡miente!...mintió respecto a nosotros, mienten con esto también.
-No sería nuevo... –Susurró George apagadamente.
-Pero se lo agradecería. –Fred miró a Ron, que le sostuvo la mirada sin expresar
nada.
-Puede ser. –Admitió Neville, pero Ron no dejaba de ver la fotografía, en ella
Eurídice posaba al lado de Hermione cuando eran Jefas de Departamento,
sonrientes se abrazaban y miraban a la cámara, Eurídice lucía feliz y tranquila.
-No está muerta. –Susurró Ron seguro de lo que decía. –Es una trampa.
-¿Cómo lo sabes? –Harry se lo preguntó seriamente.
-¿Para que anunciar el sepelio?...quieren que caigamos...ella está viva, algo me lo
dice...Fred no la mató. –Aseguró viendo a su hermano que no sabía qué decir,
entonces lo recordó, aquella tarde en la playa, cuando tanto había pasado entre
los dos, ella se lo había dicho “Debes confiar en mi Ron, jamás me iría sin
despedirme de ti”, había sonreído y Ron lo supo, ella no iba a morir así. –Ella no
se va a ir sin que yo esté cerca...está viva, necesitamos reunir a los de la
rebelión...Harry, es momento...
-Vamos donde Justin...ahí comenzaremos. –Harry miró a todos, su mente se
dividía entre eso y Hermione inconsciente al lado de Ginny en la biblioteca, tenían
que moverse, era ahora o nunca.
-Hay que movernos entonces rápido. –George afirmó levantando la voz.
-Esto debe organizarse lo antes posible. –Percy recuperaba el ánimo lentamente,
ahora debían tener esperanzas.
-Empecemos...pronto. –Luna tomó la mano de Neville sonriendo, él la miró serio,
tenía muchos y malos presentimientos.
260
La caja
-Eurídice... –Cho la miró al entrar acompañada por Crabbe, Goyle y Bella, la cama
lucía como el descanso de alguien que comienza a agonizar mientras que el
cuerpo acomodado tal cual lo había dejado Bella, tenía la apariencia de una
muerta a la espera de su mortaja; estaba despierta, con los ojos abiertos y las
manos entrecruzadas. -...está...está muerta...la mató... –Sintió que le dolía la
cabeza, Bella la había matado, la había destruido.
-Está donde debe...Crabbe, Goyle, sáquenla de aquí...su elfo la cuidará...que la
ponga en su sitio favorito, en el jardín, donde pueda ver los cerezos...donde pueda
estar tranquila. –Eurídice fue levantada de la cama, Crabbe la cargó en brazos
mientras Goyle al frente lo guiaba, Cho se interpuso en la puerta.
-¡No! –Gritó colérica sacando su varita. –No se la llevarán...¿porqué le hizo esto?
-A un lado Chang. –Goyle sacó su varita lenta y torpemente, iba a pelear de ser
necesario, aunque de sobra se sabía quien ganaría en semejante duelo.
-Porque es una traidora...las traicionó a las dos...las vendió y se puso del lado de
Potter y los demás... –Bella la miraba sonriendo, Cho no podía creer lo que oía,
realmente alguien había delatado a Eurídice, Bella les había descubierto y todo se
había ido al carajo.
-¡Imposible! –Gritó, Bella pensaba que no podía creer que Eurídice les traicionara,
ella pensaba que era imposible que las hubieran descubierto.
-Parece que todavía eres sensible Chang. –Crabbe carcajeó, Eurídice en sus
brazos se tambaleaba al mismo ritmo que la enorme papada de semejante tipo.
-Quiero creer que tú no lo sabías Cho. –Bella se acercó amenazadoramente, Cho
bajó los brazos, Crabbe y Goyle salieron con Eurídice que permanecía como
despierta, pero como muerta al mismo tiempo; Bella se le acercó y le susurró al
oído. –Por que si tú estabas con ella, me cercioraré de matar a todo el que te haya
conocido...y te hundiré en un sueño perpetuo como el de ella y jamás...óyelo
bien...jamás, volverás a montar una escoba, a mirar un ocaso...a visitar la tumba
de Diggory... –Cho sintió un estremecimiento de rabia y tuvo que contener la
respiración para evitar un gemido de odio. -...o a mirar a un Weasley nunca. –Cho
abrió los ojos desmesuradamente y sintió aquello dentro de sí misma, Bella había

261
entrado a leer su mente sin que se diera cuenta; se cerró, sabiendo que Bella
quizá ya había visto demasiado, quizá lo sabía ya todo. –Bueno, eso del Weasley
no lo prometo, seguro nunca volverás a ver uno. –Bella carcajeó y emprendió la
salida, Cho se quedó helada y preguntó lo único que podía preguntar.
-¿Quién le dijo que era una traidora? –Interpeló con la voz temblorosa, mirando al
frente al muro, escuchando los pasos de esos dos mozalbetes que se llevaban a
Eurídice muerta y viva a un tiempo.
-La más traidora de todas...¿quién más sino Pansy? –Sonrió Bella y salió cerrando
la puerta tras de sí, había hecho lo mejor que podía hacer para fracturar la
rebelión, destruir a sus miembros, provocar que entre ellos mismos se mataran
como animales.
-Pansy... –Cho se quedó ahí parada mirando al vacío, intentando controlar el
temblor que consumía sus manos y sus labios. -...lograste tu venganza...dijiste
que matarías a Eurídice... –Se puso a llorar sin pensarlo, desahogándose mientras
estuviera sola. -...si supieras que lo has logrado...llorarías igual que yo... –Sonrió
amargamente, no planeaba darle la noticia a Pansy, pero sí ver a Charlie, verlo
antes que Bella se lo arrebatara.

-¿Dónde estoy? –Miró a su alrededor, estaba en Hogwarts, en la torre, en clase


con Trelawney. –Imposible...
-Eurídice...tanto tiempo. –La profesora, con su clásica apariencia de insecto la
saludó casi mecánicamente.
-¿Porqué estoy aquí? –Preguntó apagadamente, no tenía intenciones de visitar a
esa mujer, no ahora. –Usted...
-Tu mente decidió que pases primero por mi para luego sumergirte...yo soy sólo
una manifestación de ti misma...me alegra saber que al menos una alumna me
tiene aprecio... –Trelawney se sentó ante la esfera sonriendo.
-Yo realmente le aprecio...me mostró algo que jamás olvidaré y que en cierto
modo alivia la incertidumbre de mi vida. –La miró sonriendo, la profesora sonrió
igual, luego se puso seria y miró a otro lado. –Sumergirme... –Recordó entonces
todo. -...quiere que vea lo que pasará...como si eso fuera un consuelo en este
momento.
-Pero lo es...al menos para ti. –La mujer se ajustó sus gafas y miró la esfera. –
Conocer tu destino te ha levantado de muchas caídas, igual que a Hagen.
-Conocer mi destino, sólo me ha hecho más infeliz ahora que lo pienso...y menos
humana, menos vulnerable...a veces es mejor ser vulnerable, profesora...de
acuerdo...muéstremelo... –Se sentó resignada, y en la esfera se pudo ver a sí
misma, tal cual había pasado en su séptimo curso, el día que le pidió a Trelawney
que le mostrara su futuro, ahí estaba ella, con su uniforme, con su cabello peinado
apenas y las manos vendadas por el entrenamiento del invierno reciente, ante la
profesora las dos miraban la esfera.
-Pide tu deseo con todas las fuerzas que tengas...enfócate y quizá la imagen
pueda ser nítida. –Trelawney la miraba fijamente, con una sonrisa rara y divertida,
Eurídice miraba la esfera absorta en la niebla que contenía.
-Veo algo... –Susurró y en efecto, vio a un hombre de gafas y a una mujer a su
lado corriendo por un pasillo, llovía, llovía rosado y ahí, sobre el suelo empapado
de sangre, un hombre se aferraba al cuerpo de alguien, a un cuerpo que sonreía
262
con la muerte plasmada en la palidez; aquél hombre lloraba, mientras el cadáver
manifestaba la eterna felicidad que sentía de morir así, mirándolo a él, quien en el
último momento también le había obsequiado una sonrisa. -...¿quién es ella?
-Necesitas concentrarte...hazlo y lo sabrás... –Trelawney la miraba ansiosa de que
tuviera buenos resultados, Eurídice se había inclinado más sobre la esfera, en un
intentó por ver mejor, con el ceño fruncido miraba a esa mujer muerta, reconoció
en ella a su madre, pero era imposible, entonces lo vio, tenía la cicatriz, gritó y se
alejó de la esfera asustada; pero seguía viendo cosas: veía a un joven de ojos
azules, cubriendo a una chica, caía herido de muerte, ella lloraba a gritos, para
luego sonreír y besarlo con la cara levantada hacia el cielo, una chica pelirroja
envuelta en llamas que la consumían, una rubia ahogándose, atrapada en hielo,
tendiendo la mano a alguien, que prisionero, no podía sino mirarla.
-¡Basta! –Sacudió la cabeza al tiempo que veía a un rubio sangrante, una castaña
llorando de desesperación, un pelirrojo y una chica cayendo por un enorme hueco,
unos ojos verdes inundados de llanto; la angustia la golpeó y tuvo que llorar para
desahogar lo que sentía. -¡No quiero ver más!
-¡Oh mi niña!...ya pasó... –Trelawney la pegó a su pecho para consolarle, pero ella
aferrada a las ropas de la profesora no podía sino rememorar todo; la lluvia
rosada, el chico de ojos azules, la pelirroja envuelta en llamas, la rubia
ahogándose en hielo, la castaña llorando, los ojos verdes. -...todo pasa...el destino
te ha sido mostrado, tienes un don...
-Un don que no quiero volver a usar. –Había susurrado la joven; Eurídice levantó
la cara para ver a Trelawney.
-Ahora sabes quiénes son ¿verdad?...conoces sus destinos y como debe ser, no
intervendrás. –Sonrió.
-Bella se ha encargado de eso... –Suspiró tristemente. -...nada puedo hacer.
-Hay algo... –Trelawney la miró, mientras todo a su alrededor se diluía como agua.
-...duerme. –Eurídice sonrió y sí, se entregó al sueño, mientras al menos eso
pudiera hacer.

-Veo que te sientes mejor... –Bella entró en la habitación, Draco se ajustaba la


túnica lentamente.
-No planeo estar aquí todo el día...voy a ver a los Greyback. –Se volvió a su tía y
empezó a andar hacia la puerta.
-Cambio de planes...iremos por la caja hoy mismo...alístate. –Soltó ella sonriendo
de oreja a oreja.
-Está bien...iré por Eurídice y por las demás. –Contestó mientras tomaba la manija
de la puerta.
-Eurídice no irá con nosotros. –Susurró Bella mirando al suelo.
-No irá...¿porqué? –Tuvo un mal presentimiento, el primero en mucho tiempo.
-Porque la he enviado a descansar... –Bella soltó aquello tan de golpe que Draco
no pudo evitar sentir dolor.
-¿Qué has dicho? –Preguntó helado hasta los huesos, pero con una sonrisa en los
labios.
-He dicho, que Eurídice estará para siempre durmiendo...ha sido su castigo por
traicionarme...por traicionarnos. –Bella lo miró fijamente, Draco tuvo que
aguantarse las ganas de atacarla, sonrió mordazmente y salió de la habitación.
263
-Has sido muy hábil...mira que vencerla así como así, no debió ser fácil... –Draco
cerró la puerta y a paso lento fue donde Pansy y Hagen, Cho se encontró con él,
no se dijeron nada, pero fue como si supieran todo, como si desearan resolverlo
juntos; los dos entraron sin decirse nada más, en la habitación la escena era
romántica, demasiado para la situación.
-Pansy... –Cho fue la primera en hablar, Hagen y la chica permanecían en silencio,
ella recostada a su lado.
-¿Qué pasa? –Pansy se puso de pie con algo de sonrojo, por la escena en que la
habían pescado.
-Hey...han interrumpido un buen momento. –Susurró Hagen sonriendo, Pansy se
volteó a verlo sonriendo, cuando volvió el rostro, Cho le dio una bofetada tan
fuerte que azorada le miró fijamente sin comprender. -¡Cho! –Hagen sintió rabia y
se levantó con violencia, el cuello le sangró de inmediato. -¡Porqué has hecho eso!
-Dales unos segundos Hagen. –Draco se limitó a mirarlo tristemente, sentía un
raro nudo en la garganta.
-Cho. –Expresó Pansy sin saber qué más decir, los ojos de la oriental le decían
todo, sabían que había delatado a Eurídice.
-La traicionaste... –Cho la miraba con los ojos anegados en llanto, pero sonreía. -
...pagarás por ello, de la forma que más te duela... –Estaba casi alegre, tomó a
Pansy por los hombros y se lo dijo mirándola a los ojos. -...Bella ha castigado a
Eurídice...
-¿Cómo? –Pansy abrió los ojos desmesuradamente, sus padres estaban a salvo,
pero aquello era tan malo como si no lo estuvieran.
-¿Castigado? –Hagen se quedo viéndolas fijamente, Draco prefería conservar la
apariencia ajena. –¿A qué se refiere Cho, Pansy?
-¿Qué le ha hecho? –Preguntó palideciendo lentamente, mientras Hagen se
levantaba de la cama ignorando la debilidad y el dolor, Draco atinó a sentarse en
una silla cercana.
-Tu amorcito...le dijo a Bella que Eurídice era la traidora del grupo...gracias a
Pansy, Eurídice está muerta en vida, sumergida en la peor tortura que Bella
pudiera crear...un sueño sin final... –Cho sonreía tristemente, Hagen intentaba
acercarse, pero la debilidad le ganó y cayó al suelo, Pansy se volvió para
ayudarlo, sin atreverse a verlo a los ojos.
-No es cierto...Pansy no lo haría...¡no puede!...¿verdad que no? –Hagen la miró
suplicante y a Pansy se le enredaron las ganas de llorar en la garganta.
-Es que yo... –Comenzó pero no sabía qué decir, no parecía tener una razón
suficientemente enorme para haber traicionado a un movimiento rebelde que
podría ser el responsable de la liberación de una nación entera.
-Pansy no lo haría sin una buena razón...una buena razón es la venganza...pero
esta vez no fue eso...pese a todo, hoy no fue eso ¿verdad? –Draco jugando con
su varita entre sus manos la miraba, ella no podía sino mirar al suelo, con Hagen
apoyado en sus hombros.
-Mentira...Pansy no le haría esto a Eurídice...son amigas. –Hagen intentaba
pensar que era imposible, pero Pansy en silencio no se lo hacía fácil.
-Como sea...Eurídice estará bien...donde esté...como esté... –Draco se puso de
pie al fin, necesitaba creer, por que si algo le pasaba a aquella chica, el miedo a
que algo le pasara a la suya le empezaría a corroer como un mal invasor. -
264
...vamos, Bella quiere ir hoy por la caja.
-Eurídice... –Hagen miraba a Pansy, exigía una respuesta, por vana o terrible que
fuera, la necesitaba.
-La caja... –Pansy se quedó helada, se suponía que las tres flores irían con Bella
por la caja, ya no podría ser así.
-Sea como sea...Eurídice se ha ido...ya no hay nada más qué hacer. –Cho sonrió
por última vez, tomó con fuerza la mano de Pansy y sonrió. –Espero que algún día
la vuelvas a ver...y se aclare todo entre las dos. –Tras decir esto salió, tenía la
intención de ver a Charlie antes de ir por la caja.

-Drepell... –Bella lo llamó una vez que estuvo segura que todo estaba listo.
-Dígame señora... –El pequeño temblaba de pies a cabeza, pese a tener órdenes
de obedecer a aquella mujer, nunca le había agradado, esa mujer era la
responsable de mucho del sufrimiento de sus amos, eso lo hacía sentir rabia
contra ella; el hecho de que hubiera llegado a la mansión llevando consigo a su
ama en un estado deplorable y además sumergida en una sueño infinito, lo hacía
temblar de furia.
-Cerciórate de que esté bien, cuídala y asegúrate de que los Weasley sepan de su
estado... –Bella sonreía, mientras Crabbe ajustaba una manta sobre las piernas de
una Eurídice inerte, a quien habían sentado en un cómodo sillón en el jardín, bajo
la sombra de los cerezos que ella misma había cultivado. -...quiero que estén al
tanto de lo que le han causado sus niñerías sensibles y estúpidas.
-Sí señora. –Contestó Drepell, Eurídice estaba sentada erguida, con los ojos
clavados al frente, en la vitrina de las escobas, que ahora estaba vacía, no
parpadeaba, a penas y emitía sonido al respirar.
-Goyle... –Bella se volvió a él que curioseaba en el jardín. -...quiero que vigiles
todo el tiempo a Cho, quiero saber cada movimiento, a partir de este momento
eres su sombra, ¿entendido?
-Sí...entiendo. –Goyle hizo un movimiento y salió de la casa, Drepell había corrido
a ver a su ama, le pasaba su mano delgada de enormes dedos por la mejilla, sólo
para comprobar que estaba caliente; ella vivía, pero sólo Merlín sabía lo que
pasaba por su mente, ¿qué sueño Bella habría sembrado en su cabeza para
torturarla?.
-Crabbe...tu vigilarás a Pansy...de la misma forma. –Crabbe asintió y salió
siguiendo a Goyle, Bella permaneció ahí mirando el jardín, Drepell se concentró en
ajustar los zapatos de su ama, que había sido vestida para la ocasión con jeans,
blusa y suéter cerrado, zapatos deportivos y una pinza en el cabello. –Tanto
tiempo sin venir a esta casa... –Bella sonreía desplazándose lentamente. -...la
última vez que estuve aquí, fue para terminar con algo... –La sonrisa se le hizo
más amplia al recordar. -...ese es el sueño Drepell, tu ama está
descubriendo...quién usó a su padre... –Dejó salir una carcajada y salió de la
mansión haciendo sonar sus tacones con ímpetu; Drepell permaneció un par de
minutos mirando a Eurídice, que dentro del limbo en el que estaba, había fruncido
el ceño; no veía, no escuchaba, no sentía nada más allá de lo que pasaba en su
mente, más allá de la terrible escena que Bella le había sembrado, Eurídice vivía
una y otra vez, la pesadilla de su pasado.

265
-Charlie...ella lo dijo, dijo que están vivos... –Arthur no cabía en sí de gusto.
-Bueno, tanto como decirlo, no...pero lo dio a entender...¡Hay esperanza
muchacho! –Moody lo prensó con su brazo derecho, pero Charlie seguía serio,
ahora caía en la cuenta del riesgo que corría Cho y se odió por conservar la varita
oculta en el pantalón.
-Alégrate Charlie. –Remus sonreía igual que los demás, Charlie lo miró y no
soportó más, tenía que decirlo.
-Cho es parte de una rebelión interna... –Susurró apenas, Kingsley le miró como si
no entendiera del todo, Moody se sacudió apenas, como si hubiera sentido un
escalofrío.
-¿De qué hablas? –Arthur enfocó toda su atención ahora en el chico, dejando de
lado un poco su anterior felicidad.
-Cho, Eurídice, Pansy, Hagen y Draco...son espías dobles, fingen estar del lado de
ellos para poder ayudarnos...gracias a ellos, mamá está viva y Bill y Fleur con ella
fuera del país...Tonks también está bien. –Charlie intentó contener su lengua, pero
no podía, Remus contuvo un grito de gozo y se llevó las manos a la cara para no
dejar ver las lágrimas que se le habían salido.
-Entonces...entonces, quiere decir que nos sacarán de aquí. –Moody susurró, era
muy riesgoso hablar ahí, podrían descubrirlos y echar todo al carajo.
-Ron, Ginny, Luna, Hermione...Harry...están vivos...están a salvo. –Articuló
finalmente, cuando la puerta se abrió sonoramente, cerrándose tras una figura de
túnica negra que entró presurosa, se quitó la capucha y les miró pálida y asustada.
-Señorita Chang. –El Ministro la miró intentando reprimir una sonrisa. –
Usted...usted, gracias a usted...
-He venido por última vez... –Dijo nerviosa y apabullada, se acercó, Charlie frunció
el ceño al escucharla. -...han descubierto a Eurídice...es cuestión de tiempo para
que nosotros caigamos igual... –Se llevó la mano al bolsillo interno de la túnica. -
...nunca planeamos qué hacer en este caso, la idea era avanzar de a poco, pero
esto cambia todo... –Sacó dos varitas, la de Remus y la de Kingsley. -...las pude
sacar sin ser vista... –Las entregó con una sonrisa incrédula. -...no hagan nada, no
por ahora, si tengo tiempo, me moveré más y armaré al resto de los presos...un
levantamiento ahora es absurdo y riesgoso... –Suspiró sonoramente y no pudo
evitar ver a Charlie.
-Gracias... –Remus miró su varita y la esperanza volvió a ellos como si una puerta
se abriera y dejara entrar la luz.
-¿Qué ocurre? –Preguntó el chico mirándola fijamente, necesitaba saber que no
había un riesgo enorme allá afuera para ella, por lo que hacia y como reaccionaba,
un miedo horrible lo abordó.
-Iremos hoy por él...hoy es el levantamiento...quizá todo termine hoy... –Susurró
mirando a Charlie por sobre los hombros de Arthur y Moody que lo cubrían, sintió
un deseo enorme de abrazarlo y ahogar su miedo en él, pero no había
oportunidad para ello. -...paciencia, saldremos de esto. –Sonrió y asintió con
fuerza.
-No vayas... –Se descubrió a sí mismo susurrando aquello, notó la tensión en su
padre que seguramente comprendía lo que pasaba, Moody tosió despistadamente
y Kingsley se hizo a un lado; Remus intentó enfocar la mirada en otro punto y
darle privacidad a la pareja, pero en una celda de tan pocas dimensiones eso era
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realmente idiota. -...no vayas.
-Debo irme... –El sonrojo que subió a sus mejillas era tan evidente para todos
como para sí misma y atosigada por una rara angustia se decidió a salir, se cubrió
con la túnica y fue a la puerta, pero Charlie le siguió.
-No te vayas... –Clamó tomándola por la muñeca y haciéndola volverse. -...no, no
quiero que te arriesgues más.
-Lo lamento...pero, no hay otro camino. –Susurró sin mirarlo, de hacerlo habría
sentido que el alma se le quedaba ahí dentro con él, ignoró la voz interna que le
decía que se volviese, abrió la puerta y salió sin decir nada; echó a correr por el
pasillo, rogando por que aquel momento de debilidad no le costara demasiado.
-Cho... –Charlie se quedó mirando por la pequeña ventanilla, los cuatro hombres
intentaron ignorarlo, pero no podían, simplemente aquella escena había dicho más
de lo que querían saber; Charlie permaneció mirando hasta que perdió la figura de
Cho y el sonido de sus tacones, casi en seguida vio otra sombra siguiéndola y la
piel se le erizó, la vigilaban y habían visto aquello, necesitaba salir, sin
preámbulos, ahora.

-Buenas tardes...bienvenidos, si ve algo que le guste, no dude en preguntar. –


Justin Finch Fletchley sonrió al ver a un grupo de cuatro personas entrar en la
tienda, pocas veces tenía tanta clientela, sobre todo un grupo tan numeroso,
considerando la situación; vendía productos que podían ayudar en el estado de las
cosas, pero como estaba la situación, nadie salía de casa, él mismo le había
pedido a su esposa, Hanna Abbot, ahora Finch Fletchley que permaneciera en la
tienda con él, donde pudiera protegerla, sobre todo considerando sus seis meses
de embarazo; lo cierto es que se arriesgaba igual, después de todo, era uno de los
miembros de la rebelión que se había preparado espontáneamente desde el
ataque al Ministerio y la muerte y aprensión de los aurores; ahora mismo, en la
parte de atrás de la tienda, los hermanos Creevey, Oliver Wood, Dean Thomas y
Seamus Finnigan tomaban té esperando a que volviera. –De verdad...no dude
preguntar.
-Busco algo especial. –Dijo una voz melosa y arrastrada, Justin se erizó al
reconocerla en uno de los cuatro sujetos, todos vestían túnicas y usaban
capuchas o miraban hacia el suelo, negándole la vista de su rostro.
-Quizá pueda hacer algo para conseguírselo... –Susurró incómodo y nervioso,
intentó pensar rápido en algo qué hacer, entonces el hombre que había hablado
se acercó al mostrador donde él estaba y levantó el rostro encapuchado.
-Eso espero...lo necesito con urgencia. –Snape miró a Justin fijamente, el chico
dio un paso atrás, les habían descubierto, los llevarían a Azkaban, necesitaba
avisar a los demás, pero no podía mover un músculo.
-Vamos Justin...relájate. –Una voz de mujer le golpeó gravemente, la única que no
lucía túnica, Pansy Parkinson. –Todo saldrá bien.
-Demasiado bien quizá... –Cho Chang entraba lentamente, seguida de otros dos
sujetos de negro.
-¿Qué es lo que quieren? –Preguntó alterado, moviendo su varita bajo el
mostrador, Snape lo miraba sonriendo de una forma poco común, con alegría.
-Simple... –Pansy se acercó sutilmente. -...sabemos que organizas una
rebelión...admítelo y te será menos difícil la estancia en Azkaban.
267
-No pueden probarme nada. –Exclamó alterado, entonces la puerta de la bodega
se abrió, Seamus que venía a conversar se topó con aquel numeroso grupo,
reconoció a Pansy, Cho y Snape y sacó la varita sin pensarlo.
-¡Mortífagos! –Exclamó Seamus sonoramente, Cho sonrió, dentro un miedo
recorrió a todos, Hanna se puso de pie e instintivamente, con las manos en el
abdomen se pegó al muro, los Creevey sacaron sus varitas, mientras Oliver
intentaba pensar.
-Será sencillo Justin...¿de qué lado estás? –Snape lo miró fijamente, con la misma
sonrisa, Justin no lo iba a negar.
-Del lado que no es una basura... –Dijo envalentonado, confiaba en que Dean y el
resto se hubieran dado cuenta ya de todo y protegieran a Hanna el tiempo
suficiente para que huyera.
-Eres valiente...eso me gusta. –Snape sonrió más ampliamente, casi en seguida
los dos sujetos que acompañaban a Pansy y a Snape se volvieron a Seamus, eran
Ron y Ginny, los dos que seguían a Cho, eran Neville y Percy.
-Neville... –Seamus al verlo no pudo evitar palidecer, Ginny se le acercó y lo
abrazó. -...imposible, se supone que...
-¿Que estamos muertos? –Ron sonrió mirándolos, en seguida Snape se sacó del
bolsillo unas gafas y se las puso, Justin lo miraba sorprendido y conteniendo la
respiración, a la vez que el rostro cambiaba y Harry le devolvía la mirada.
-Tenemos que actuar Justin... –Harry sonrió y le tendió la mano, Percy se ajustaba
las gafas mirando a la calle, Fred y George bien ocultos, vigilaban el entorno por si
a caso.
-Por supuesto...pasen, pasen...cerraré la tienda. –Justin se relajó al ver que Pansy
se volvía lentamente Hermione y Cho, tenía ahora unos ojos alocadamente
azules; salió presuroso y cerró la cortina, para encerrarse con ellos.
-¿Quién les dijo que estaríamos aquí? –Preguntó Oliver tendiendo la mano a Harry
alegremente.
-Uno de ustedes...Draco Malfoy. –Contestó Luna sonriendo a Hanna y pasándole
la mano por el abdomen mientras ella sonreía emocionada.
-¿Malfoy? –Colin se puso tenso mirándolos fijamente. -¿Draco Malfoy?
-Entonces nos han descubierto. –Seamus palideció y se llevó las manos a la
frente.
-Sí...fue Draco, pero no los delatará. –Hermione se había sentado en un taburete
cerca de la puerta.
-Pero...Malfoy no es de los nuestros... –Dean miró a Ron, que con el ceño
fruncido, intentaba ignorar los periódicos sobre la mesa que le comunicaban
intermitentemente la muerte de Eurídice. -...es un Mortífago.
-No lo es...está de nuestro lado, nos salvo. –Hermione se puso roja como un
tomate, igual que Ron al pensar que lo mismo creerían de Eurídice.
-Son de los nuestros...Cho, Draco, Eurídice, Pansy y Hagen...están de nuestro
lado. –Sentenció Neville sin dejar de ver a Percy, que en la tienda, vigilaba por al
agujero de la cerradura, esperando cualquier señal de los gemelos.
-Necesitamos sacarlos de ese embrollo y comenzar a movernos. –Harry estaba
ansioso por dar la cara.
-Pero...hay rumores de que los Greyback han muerto... –Dennis miraba a Ron
como si estuviera viendo a un héroe nacional. -...los hombres lobo atacan las
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regiones del este desde que se desató el rumor.
-Han mordido a mucha gente...San Mungo está repleto. –Colin miraba a Harry con
la misma admiración de siempre, aunque ahora un insipiente bigote le decoraba el
labio.
-Mucha gente está desesperada buscando refugio. –Hanna susurró
apesadumbrada a Ginny y Luna que la rodeaban. –Somos de los pocos que
permanecen esperando.
-De nuestro lado estaban las Patil, se encargaban de informar a todos...pero las
aprendieron y están en Azkaban...logramos liberar a Cormac, que es nuestro
contacto en el sur, pero...las cosas no andan bien. –Oliver miró a Harry fijamente.
–Si corremos el rumor de que estás al frente...estarán aquí en menos de lo que
dices “Buldger”. –Harry sonrió.
-Comencemos entonces el movimiento... –Harry se dispuso a sentarse, cuando
una terrible punzada lo hizo soltar un gemido, se quedó sin fuerza y sin poder ver
nada, sintió que caía y pudo percibir los brazos de Oliver y Ron intentando
sostenerlo, escuchó a Ginny acercarse, pero ya sólo podía ver tierra, tierra
húmeda y fresca que era movida, luego el rostro de Bella, tras Draco mirando con
repugnancia, Cho con miedo, Pansy desolada.
-Harry... –Ginny lo tomó con fuerza por los hombros.
-Es él...han ido por él...necesitamos darles alcance... –Sudoroso, intentó ubicar el
sitio, se descubrió a sí mismo recorriendo cómo llegar a ese lugar, sabía dónde
estaba, sabía qué hacer para llegar allá; salió sin decir nada, seguido por todos de
cerca, en la calle, Fred y George aparecieron alarmados de verlo salir tan de
pronto.
-¿Qué pasa? –Fred interrogó presuroso. –Te verán, debemos ocultarnos.
-Es muy riesgoso... –George miraba alrededor, algunos sujetos ya los miraban
fijamente.
-Justin...lárgate y llévate a Hanna. –Exclamó Ron mirando al chico, él asintió y
volvió corriendo a la tienda.
-Hanna... –Llamó al llegar a la puerta, los Creevey estaban ahí vigilando la calle.
-Tengo que ir... –Harry miraba a todos lados, se llevó la mano al bolsillo del
pantalón, junto con la varita estaba el costalito que Eurídice les había dado, lo
abrió, metió los dedos dentro y ante su sorpresa y la de los demás, se amplió y de
él sacó lentamente una escoba, su escoba, la que ella había fabricado. -...una
Orfeo. –Miró a Ginny que sacaba su costalito en ese momento.
-Es genial... –Susurró la pelirroja al ver la escoba, Oliver miraba la de Harry
impresionado, Dean y Semus esperaban; Ron ya había sacado su escoba y la
contemplaba absorto, Neville y Luna se miraron y sacaron sus paquetes, mientras
Oliver miraba sin comprender.
-Ayudaremos a Oliver y el resto. –Fred susurró a Ron, que asintió agradecido. –
Sacaremos a papá de Azkaban.
-Patearemos traseros enmascarados... –George miró a Neville, que asintió
sonriente.
-Tengan cuidado... –Percy miró a Luna y Ginny que asintieron.
-Una escoba... –Hermione miraba la que tenía enfrente con algo de pavor, no era
su mejor medio de transporte, pero la sonrisa boba de Ron al ver su escoba, la
hizo sonreír y se decidió a montar, Seamus le sonrió.
269
-¡Suerte! –Susurró Dean menos contrariado.
-Estaremos apoyándote Harry. –Colin sonrió y sacó su varita al ver a unos
encapuchados que se acercaban.
-¡Alisten todo!...esto es el comienzo. –Harry montó la escoba, ni siquiera tuvo que
patear el suelo para impulsarse a toda velocidad, había bastado con subirse en
ella y posar los pies en la tierra para salir disparado al aire, era tan rápida y dócil
que agradeció por haber encontrado a Eurídice en su camino.
-¡Harry! –Ginny le dio alcance al poco, su escoba era igual de rápida que la de él. -
¿A dónde vamos? –Hermione, aferrada al mango de su vehículo, miraba
sorprendida, jamás en su vida se había sentido tan despreocupada montando una
escoba; Ron volaba bajo ellos, con el ceño fruncido, sin dejar de pensar en la
autora de su escoba.
-Están sacando la caja...han ido por él, lo vi. –Atosigado por el dolor de la cicatriz
intentaba ver hacia donde iba.
-Hay que moverse... –Hermione aceleró, aquella escoba era segura por completo,
demasiado acorde con ella.
-Estas escobas son geniales... –Neville ascendió ligeramente, Luna bajo él sonreía
mientras miraba el paisaje.
-Las hizo mi chica...todo lo que haga ella...es genial. –Ron sonreía con el ceño
fruncido, Harry se volvió a verlo, hubiera querido decirle que ella estaba bien, pero
no estaba seguro de ello.
-Démonos prisa. –Harry aceleró más, tenía que guiarlos.

-Excelente...sácala Draco, pero no la muevas mucho, no la agites... –Bella miraba


aquella caja como si su vida estuviera encerrada dentro, a Draco lo envolvió un
cierto dejo de asco, pero se inclinó luego de dejar de lado la pala; estaban en un
sitio oscuro del bosque, donde la tierra estaba húmeda aún por la nieve, Cho y
Pansy tras él esperaban, Avery, Alecto y Amycus Carrow miraban igual de
emocionados que Bella. -...con cuidado.
-No planeo pisarla si es lo que crees tía. –Susurró con molestia al tiempo que se
metía en el agujero para sacar aquello, notó las sombras entre el bosque, estaban
rodeados de hombres lobo, pero sabía también que Hagen, pese a estar herido,
reposaba en algún sitio oculto por si acaso. -¿Qué demonios hay dentro? –Sabía
lo que había, todos ahí los sospechaban, al tocarla un espantoso escalofrío lo
inundó, un enorme frío le recorrió desde las manos hasta los pies, sintió como si
lentamente, aquella caja con incrustaciones y runas gravadas le robara parte de la
vida y se tambaleó dentro del hoyo, apoyándose contra la tierra; Pansy se acercó
instintivamente y para ayudarlo sujetó la caja, con la idea de que aquello era muy
pesado para que lo sacara solo, Cho quiso detenerla pero quedó estática ante su
reacción y la sonrisa espantosa de Bella.
-Merlín... –Soltó palideciendo, un mar de recuerdos se le vino a la mente, su
infancia, la noche que se volvió Flor de Lazo del Diablo, Voldemort, dolor, mucho
dolor en los entrenamientos, Hagen herido, Eurídice, Draco herido, la muerte de
los Malfoy, sus padres. -...¡Dios!... –Cayó de rodillas, la caja emitía un brillo
espantoso y tanto Bella como Avery sonrieron y aplaudieron emocionados, Cho
permanecía sin saber qué hacer, aquella energía horrible emanaba lentamente,
robando a Draco y a Pansy la energía que les corría en el cuerpo.
270
-¡Suéltala Pansy! –Hagen se acercó lentamente, nadie lo miró, por que todos
esperaban ansiosos a que la caja se abriera, Snape apareció de pronto,
acercándose pesadamente, sorprendido de aquello.
-Él nos llama... –Snape permanecía impávido, mirando la escena en su horrible
esplendor, mientras el número de los presentes se duplicaba, triplicaba
lentamente, todos respondían a aquel horrible llamado.
-La marca...me escose... –Dolohov salió de entre los árboles mirando aquello,
Draco tenía la apariencia ceniza, la cara tan pálida que las venas de las sienes le
resaltaban horriblemente azules, Pansy emitía un raro grito de dolor.
-Es él...¡es Él! –Gritó Bella sonriendo como una histérica al tiempo que Cho se
olvidaba de todo para correr a socorrer a Pansy, que lentamente tomaba la
apariencia azulosa, como si un frío la inundara lenta pero irreversiblemente. -¡Mi
Lord ha vuelto! –Carcajeó en toda su locura obsesiva y pavorosa, Draco intentaba
desconectarse del mar de emociones que lo rodeaban, pero no podía, una voz le
atraía hacia la caja, bajo una sola e imperiosa orden “abre la caja”
-No...no Draco... –Pansy sólo lograba susurrar aquello entre quejidos de dolor y de
miedo. -...¡no lo escuches!
-Quítaselas Cho...¡Quítales la caja! –Gritó Hagen cayendo al suelo ante su
debilidad, mientras Dolohov lo miraba sorprendido y Alecto carcajeaba.
-¡Draco! –Intentó acercarse, pero aquella ola de energía se duplicó empujando a
todos, obligándola a volver la cara atrás arañada por las rocas y parte de la
vegetación del lugar; Bella se cubría el rostro con el brazo derecho, la sonrisa no
se borraba, era momento, era la hora y ella lo disfrutaba; Snape sintió la tentación
de ayudar a Cho, de socorrer a su protegido, pero no podía, él también oía la
orden y sólo oraba por que Draco no cayera.
-¡Hazlo Draco! –Gritó Avery sonriendo como un maniaco mientras el viento lo
obligaba a inclinarse al frente. -¡Abre la caja!
-Detente...no lo hagas Draco... –Cho se sentía impotente, no podía dar un paso al
frente, Pansy se consumía lentamente, de a poco; notó que los pies de Pansy
comenzaban a ponerse amarillos, la piel se cuarteaba sin sangrar. -...¡Pansy!
-Tengo que abrirla... –Draco con los ojos desorbitados entendía que la única forma
de ya no sentir dolor era abriendo la caja, llevó sus manos a la tapa, sellada con
un pequeño pasador y lo tomó lentamente, Bella contuvo la respiración en el límite
de su excitación.

-¡Ahí! –Gritó Luna señalando a un punto donde una enorme luz se elevaba como
una columna hacia el cielo, mientras a su alrededor las nubes remolineaban como
una enorme tormenta a punto de descargar su ira.
-¡Rápido! –Ron aceleró y se perdió seguido de Neville, Hermione intentó seguirlos,
pero algo la hizo volverse a Harry y Ginny, el primero disminuyó la velocidad con
la cara surcada de una mueca de dolor indescriptible, mientras que Ginny parecía
atosigada por un miedo incontenible.
-Ginny...¡Ginny! –Gritó Hermione para hacer que la mirara, Ginny reaccionó, pero
las dos se encontraron con que Harry caía al suelo, caía de su escoba directo a
partirse el cráneo.
-¡Harry! –Ginny se tiró en picada para alcanzarlo, mientras Hermione le imitaba;
lograron detenerlo a pocos metros del impacto, Hermione recuperó la escoba con
271
un hechizo. -¡Harry despierta!...intenta ignorar el dolor, Harry ignóralo.
-Es momento Potter... –Susurraba siseante a su oído, mientras él intentaba sólo
escuchar a Ginny.
-Mientes...¡mientes! –Rabió luchando por ver los ojos de Ginny, se sacudió, le
pidió su escoba a una Hermione impresionada y siguieron su camino lo más
rápido posible para darle alcance a Ron y Neville, que seguían a una Luna
incontenible.

La escena era horrible, Draco intentaba abrir la caja mientras los mortífagos
emocionados casi al borde de gritar de gozo lo impulsaban con miradas
penetrantes y excitadas, Pansy moría lentamente, mientras Hagen se arrastraba
hacia ella con la dificultad de una tortura sobre un lago congelado; Cho se
acercaba presurosa, Luna no lo pensó dos veces, sacó la varita y a punta de
hechizos desató el encontronazo, en el que definitivamente ellos no tenían
ventaja; pronto Ron y Neville se debatían al lado de la rubia, mientras una
Hermione espantada corría a detener a Draco, que cayó al suelo golpeado por un
hechizo de Ron, dejando caer la caja que rodó ante la mirada enfurecida de
Bellatrix, que intentaba soportar los ataques de Ginny; Harry corrió hacia la caja,
que había caído cerca de Neville.
-¡No saldrán vivos! –Gritó Snape sonriendo mordazmente al tiempo que atacaba a
Hagen, que apenas lograba mover la mano con la varita. -¡Desmaius!
-¡Expelliarmus! –Hermione luchaba por alcanzar a Draco. –Respira...tranquilo, te
tengo... –Le susurró a sus ojos medio cerrados y muertos, lo apretó contra sí y
desde la incómoda posición tirada en el suelo, ayudó como podía.
-¡Repliéguense! –Gritó Harry, tenía un plan, tomar la caja y salir todos huyendo
hacia un sitio seguro, ya luego pensaría qué hacer con aquella cosa.
-¡Estúpido Weasley!...¿sabes ya lo de tu chica? –Crabbe intentaba hacer rabiar a
Ron, pero él se concentraba en los demás, le lanzó un rápido hechizo que lo hizo
callar.
-Idiota... –Susurró el pelirrojo mirando al resto, pero la espina se había clavado y
en su mente no había otra cosa que Eurídice; tras de Ron, Harry casi tocaba la
caja.
-¡La caja!...¡que no se lleven la caja! –Bella miraba a su alrededor, Ron apenas
lograba contener el mar de hombres que se acercaban, mientras andando hacia
atrás se replegaba rumbo a Hermione y Cho, que sostenían sobre el suelo los
cuerpos doloridos de Draco y Pansy; Hagen apenas había logrado sujetarse de
Luna que luchaba por contener a algunos sujetos entre ellos Avery.
-Tenemos que salir de este sitio... –Cho sacó su varita ya sin temor a ser
descubierta, al menos había logrado armar a algunos de los otros reos de
Azkaban, entre ellos las Patil y otros además de los compañeros de celda de
Charlie.
-¡Bastardos! –Alecto se abría paso, le había lanzado un tiro certero a Harry que lo
hizo retroceder; Neville con la intención de ayudarlo, fue a la caja, se inclinó a
recogerla en el momento exacto en que Bella lanzaba un hechizo a éste que cayó
cerca abriéndola; un humo negro brotó de la caja, humo que golpeó fugazmente a
Neville que se tambaleó.
-¡Se abrió! –Gritó Hermione asustada, Draco en sus brazos convulsionaba. -¡Harry
272
la caja se abrió!
-¡Neville!... ¡Neville! –La voz de Luna sobresalió entre los gritos de los demás que
rodeaban al grupo.
-Demonios...Neville ¿me escuchas? –Harry se inclinó al lado del chico que no le
contestó, había caído en un sueño pronfundo, miró la caja, ante su sorpresa
estaba vacía por completo, incómodo con el descubrimiento y con la cicatriz
ardiendo como si estuviera en carne viva, se dispuso a huir.
-¡Mierda! –Ron tomó a Ginny y la empujó al centro del círculo que formaban,
tenían que huir, ahora o nunca, las maldiciones imperdonables ya les rozaban el
cuerpo.
-¡Neville! –Luna se apresuró a acercarse, Harry sujetó al muchacho por debajo de
los brazos y lo levantó para sujetarlo con fuerza, cerró la caja y se replegó rumbo
a Hermione que le cubría con su varita y el resto de la resistencia; en cuanto
estuvo segura de que no faltaba nadie, Cho levantó la varita, formó aquel círculo
de agua bajo ellos y cubiertos por hilos azules desaparecieron sin dejar rastro.
-¡Malditos! –Avery rabiaba desesperado. -¡Malditos hijos de perra!...se han
largado, esas flores tuyas son unas traidoras Bella.
-¡No puede ser! –Alecto miró a Bella, que se irguió lentamente con una sonrisa de
oreja a oreja.
-Es cuestión de paciencia...mi señor siempre sabe cómo y cuándo
aparecer...paciencia, el tiempo ha llegado, disfrutémoslo. –Sonrió maléficamente,
desapareció en seguida ante la mirada contrariada de Dolohov y Snape.

-Eurídice...Eurídice... –Susurraba a su oído lentamente, mientras ella se paseaba


por el jardín entre una brisa fresca de primavera.
-Madre...madre... –Llamó sonriendo, veía el velo del vestido de su madre mientras
corría tras ella.
-Euri...ven hija...ven... –Llama risueña, con esa voz dulce que tantas veces le
consolara; dio vuelta al lado del cultivo de la hierbabuena, pasando frente a los
cerezos que estaban en flor al fin; el suelo estaba empapado en sangre, el cuerpo
de su madre yacía ahí pálido y frío con una sonrisa horrible en los labios, se volvió
al asesino, Fenrir que le miraba sonriendo.
-No es cierto...tú no fuiste...a ti...¡te manipularon! –Gritó azorada mientras el
cuerpo de su madre se diluía en la tierra, donde su sangre alimentaba los cerezos,
que se volvieron rojos, terriblemente rojos.
-Cierto... –Fenrir con su voz ronca y dura le contestó, caminando hacia ella con las
manos pegajosas de sangre, oliendo a muerte. -...me usaron... –Lentamente el
rostro cambió, el tamaño del cuerpo se redujo, las garras fueron reemplazadas por
unas uñas largas y pulcras, lentamente la cara se volvió la de su manipulador. -
...yo lo usé.
-¡Mentira! –Gritó al toparse con aquel rostro afilado de gruesos párpados, y
sonrisa enfermiza, Bella la miraba fijamente y ella no deseaba otra cosa que
correr; pero no podía, estaba petrificada, Bella se le acercó, todavía con la sangre
de Ivana en las manos y las comisuras de los labios corriendo hacia la barbilla.
-Él despertará dentro de uno de ellos...necesita un cuerpo...él debe volver dentro
de aquél que vivió. –Susurró Bella a su oído, tan pegada que sentía su aliento
abrasador y el movimiento de sus labios; Eurídice se quedó helada ante aquella
273
revelación, intentó sacar las garras y atacar a esa horrible mujer, pero no pudo, el
suelo bajo sus pies se removía como si estuviera vivo, tragándosela como arena
movediza; se volvió a ver el suelo, ahí junto a sus pies, tres rostros poblados de
pecas y de cabello rojo se hundían, uno era muy parecido a ella, sin cicatriz y la
nariz más afilada.
-Ana...¡No! –Gritó al reconocer los cuerpos que se hundían bajo ella. -¡Ron!...¡Ron!
–Gritó como si él pudiera ayudarla, él que permanecía sentado ante la mesa de
trabajo, entre el Lazo del Diablo que amenazaba con aprisionarlo. -¡Ron ayúdame!
–Gritó antes de volver al negro de la arena que la tragaba, a la noche, cerró los
ojos para dormir, para soñar de nuevo, con la esperanza de que no fuera una
pesadilla otra vez.
-Eurídice...Eurídice... –Susurraba a su oído lentamente, mientras ella se paseaba
por el jardín entre una brisa fresca de primavera.
-Madre...madre... –Llamó sonriendo, veía el velo del vestido de su madre mientras
corría tras ella...

Necesito dolor...
Cayeron estrepitosamente, Hermione aferrada a Draco apenas logró sostenerle la
cabeza para que no azotara de lleno con el suelo, Luna seguía sosteniendo a
Hagen que de inmediato fue hacia Pansy y Cho, mientras Harry miraba fijamente a
Neville con los ojos llorosos de dolor, Ron parpadeó un par de veces antes de caer
en la cuenta de que ya no estaban en el bosque; Cho se movió rápidamente y a
rastras colocó a Pansy en un sillón, mientras Ginny corría hacia Harry que cayó al
suelo atosigado por el dolor incandescente de la cicatriz.
-¿Dónde estamos? –Preguntó Ron a Cho que agitada revisaba a Pansy de pies a
cabeza, convencida de que necesitaba atención médica.
-Merlín... –Luna se acercó a Neville, que con los ojos cerrados, lucía
pacíficamente dormido.
-Es el apartamento de Pansy...en Londres, en la zona más costosa. –Cho revisó la
frente de Pansy, estaba helada, se puso en pie y fue a la cocina, todo estaba
decorado elegantemente, era el departamento de una chica rica y ostentosa;
volvió con un frasco y se lo puso en los labios a Pansy, que bebió lentamente.
-Neville. –Luna lo llamaba poniéndole las manos en las mejillas, mirándolo
fijamente, como si con ello lo fuera a hacer volver. –Neville, despierta...despierta. –
Dijo pendiente de cada movimiento, pero él seguía dormido.
-El departamento de Pansy... –Ron miró alrededor, Harry seguía en el suelo,
sudoroso y acometido por un dolor insistente que amenazaba con perdurar todo el
día, Ron fue directo a la caja y la miró ceñudo. –...esta cosa casi nos cuesta la
vida. –Susurró, se volvió a Ginny y le alcanzó a ver algunos cortes profundos en
los brazos y el cuello. –Te hirieron.
-Estoy bien...lo importante es Harry. –Susurró ella abrazando a Harry que luchaba
por reponerse del dolor, que lo asfixiaba y lo mantenía aferrado a la alfombra con
uñas y rabia, la caja en manos de Ron lucía de lo más inofensiva.
-Suéltala Ron...no la toques. –Pidió Hermione temerosa, sin soltar ni un poco a
Draco.
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-Neville...vamos, Neville, despierta... –Luna comenzaba a sentir un raro nudo en la
garganta, Ron se volvió a verla y se inclinó a su lado para ayudarle.
-Está...está...vacía. –Exclamó Harry entre las punzadas que lo carcomían,
Hermione se volvió a verlo, Cho le suministraba a Draco la poción que ya le había
dado a Pansy; Luna al escuchar aquello se erizó aún más, ¿cómo algo vacío
había dejado así a Neville?, era imposible, respiraba, vivía, pero estaba dormido,
Ron a su lado tomó el pulso del chico y frunció el ceño.
-¿Qué? –Hagen sentado al lado del sofá donde Pansy reposaba lo miró sin
comprender. –Imposible...¿tanto para nada?...casi mata a Pansy, esa cosa casi
mata a Draco y a Pansy...no puede estar vacía.
-La vi...no tiene nada dentro...nada... –Harry tomaba el aire a bocanadas, mientras
Hermione, acariciando la frente de Draco comprobaba de a poco que recuperaba
el color.
-Tranquilo...no te agites, el dolor pasará, se irá pronto, tranquilo. –Ginny le mecía
para tratar de calmarlo, pero él no podía ni mantener la vista fija en algo, por que
todo se le nublaba.
-¿Porqué no despierta Ronald? –Luna se volvió al pelirrojo que no sabía qué decir.
-No lo sé Luna...cálmate...¡Neville!...amigo, ¿me escuchas? –Ron lo tomó por los
hombros y se lo recargó en las piernas sobre el suelo, sacudiéndolo como a un
muñeco, Luna lo miraba fijamente, con los ojos llenos de lágrimas.
-Esto es una idiotez. –Cho se sentó recargada a la pared, intentando pensar,
Hagen se sujetó de la mano de Pansy, pensando una y otra vez en su hermana y
la estúpida caja que había resultado vacía.
-¡Neville! –Luna continuaba sacudiendo al chico, no lograba hacerlo despertar y
comenzaba a desesperar. -¡Neville despierta! –Gritó y le dio una bofetada,
haciendo que todos se volvieran, Ginny fruncía el ceño, Harry con el dolor clavado
en la frente como una estaca, quería pensar en algo.
-El humo... –Susurró entonces apenas, comprendiendo que algo malo le había
pasado a Neville. -...el humo negro que salió de la caja cuando Bella la abrió...¿lo
vieron? –Preguntó intentando levantarse, las gafas le molestaban hubiera querido
quitárselas, pero entonces no vería nada.
-¿Humo? –Hagen no había visto nada, pero Cho y Hermione se miraron como si
se les revelara algo espantoso.
-Yo lo vi. –Contestó Ginny al ver que nadie se atrevía a decirlo, Ron no lo había
visto y Luna sólo había alcanzado a ver a Neville de espaldas agachándose, así
que tampoco había visto nada.
-¿Qué piensas que pudo ser Harry? –Hermione hizo la pregunta necesaria e
innecesaria, por que presentía la respuesta tanto que incluso hubiera jurado que la
tenía en los labios; Ginny apretó más a Harry contra sí, él se estremeció, en su
recuerdo él se volvía de humo para entrar en la caja.
-No...no...lo sé. –Mintió apabullado, la vista de Luna exasperada no le ayudaba
nada y el dolor le auguraba que lo que sospechaba era cierto; Ginny jaló aire
como si fuera a decir algo, pero se quedó callada, Ron frunció el ceño y se volvió a
Hermione que hizo lo mismo, Luna aferrada del suéter de Neville lo volvió a
sacudir.
-Por favor...¡Por favor despierta! –Gritó dejando ya que el llanto le inundara el
rostro, entonces Cho se levantó como guiada por un resorte y fue a la ventana, a
275
mirar un florero.
-Tenemos que hacer algo...no puede estar durmiendo y ya... –Exclamó Ron
mirando a su castaña amiga que asintió tristemente y se volvió a ver a Draco, que
permanecía inconsciente.
-Debemos largarnos. –Exclamó Cho levantando su varita. –Vienen para acá. –
Terminaba de decirlo, cuando el dolor de Harry se acrecentó y creyó notar que
Neville respiraba más profundamente.
-¿Cómo lo sabes? –Preguntó Ginny sin quitar la vista de Luna que lloraba
desesperada, escuchó algo parecido a pasos afuera y miró a Hagen que asintió.
-Neville... –Luna se aferraba a él rogando por que despertara, en aquel momento
un miedo la invadía, no era tanto el hecho de que no reaccionara, es que sabía,
sentía que algo malo pasaba con él.
-La alarma de Pansy...esa rosa en la ventana...es la señal. –Cho señaló al florero
en la ventana, la flor se abría rápidamente, comenzaba a marchitarse; levantó su
varita y sin decir nada hizo lo mismo que antes, desaparecer con todos en medio
de un charco de agua, la diferencia es que a Ron le pareció que al agua de Cho,
se unían las lágrimas de Luna.

-Señora Weasley... –Llamó el pequeñito inclinándose ante ella, Molly lo miraba


fijamente, él sonreía tristemente.
-Drepell...¿qué ha pasado?...te fuiste sin decirme nada, creí que no volverías. –
Molly lo miró casi con reproche.
-Lo siento...es que...mi ama ha vuelto a casa... –Susurró tristemente, Molly lo miró
sorprendida.
-Quiere decir que ya está segura...le diré a Tonks que me ayude a llevarle a los
niños. –Molly se secó las manos en el delantal y salió para buscar a la joven auror.
-No puede...la señora Lestrange me pidió que le avisara señora Weasley... –Al
escuchar esto, Molly sintió que la sangre se le iba al piso de golpe y miró al
pequeño expectante. -...mi señora está... –Drepell no contuvo el sollozo y unas
gruesas lágrimas corrieron por su nariz, Molly intentaba contener el miedo, en
aquel momento Tonks y Bill entraron ataviados con enseres de baño, habían
duchado a todos los chicos.
-Drepell, ¿qué le pasó a Eurídice? –Molly se agachó y le puso su mano en el
hombro en señal de apoyo.
-La señora Lestrange la ha puesto a dormir...mi señora sufre una pesadilla, un
castigo continúo...me pidió que les dijera a los Weasley que eso le había pasado
por sus niñerías sensibles y estúpidas. –Drepell se limpió la nariz húmeda con el
antebrazo, ante la mirada asustada de Molly, Bill y Tonks.
-Bella es una maldita. –Bill frunció el ceño, mirando a su madre, Tonks se volvió a
la habitación donde sus hijos jugaban en la cama, al lado de Fleur y Victorie,
acompañados del lobo y los trillizos. –Por eso envió al lobo...es ella, logró enviar
una leve parte para cuidarlos. –Molly asintió, Bill sintió una rara admiración por
aquella chica.
-Estás diciendo que Bella la está torturando todo el tiempo...¿verdad? –Tonks
enfocó su mirada en el pequeño, que asintió lloroso, dando de gritillos agudos,
mientras se aferraba a la falda de Molly desesperado, ella sorprendida ante tal
muestra de afecto del pequeñito por su ama, sólo atinó a presionar su cabecita
276
contra su regazo, mirando a su hijo, que no podía sino pensar en Ron y lo que
estaría pasando.

-Exactamente ¿porqué pareces tan contenta?...¡Nos quitaron la caja Bellatrix! –


Avery estaba furioso, Macnair a su lado intentaba enfocarse en algo que no fuera
la sonrisa de Bella, Alecto caminaba de lado a otro.
-¡Quieres quedarte quieta! –Gritó Dolohov a Alecto fuera de sus casillas, mientras
Crabbe al lado de su padre, esperaba escuchar una respuesta mientras los dos
fumaban un puro.
-Como habrán notado seguramente... –Bella comenzó, mirando a Snape que
esperaba igual una respuesta a todo aquello. -...la caja se abrió.
-No somos idiotas...lo vimos. –Avery cruzó los brazos y se volvió a Goyle padre,
que en un rincón guardaba silencio, era de los pocos (al lado de los Crabbe) que
respetaban demasiado a los Black como para ofenderlos con la duda.
-¡Claro que lo notamos! –Amycus se puso de pie mirándola fieramente. -¡También
noté que esa dichosa caja estaba vacía! –Muchos murmullos se oyeron y Snape
cayó en la cuenta de que había más personas ahí de las que pensaba.
-Explícate Bella... –Pidió Dolohov ignorando el resto de las voces.
-¡Vacía Bella!...¡Él no estaba como tú habías dicho! –Gritó Alecto colérica, todo se
venía a bajo.
-¡Nos ha engañado todo el tiempo! –Alex de pie en un rincón miraba furioso,
estaba lleno de fango y a su lado estaba sentada en el suelo Mary, con tantos
vendajes que se hubiera podido asegurar no tenía parte sana en todo su cuerpo. –
Ahora entiendo por qué el señor Greyback le traicionó.
-Deberíamos irnos con ellos Alex. –Murmuró Mary tan claro que Bella le miró con
odio.
-Nadie saldrá de aquí...nadie romperá los lazos que nos unen, a menos que
quieran que él los mate como a los perros traidores y cobardes que son. –Bella
sonreía de forma alegre y satisfecha.
-Cuida tus palabras Bella... –Macnair se le acercó rabioso, ella carcajeó divertida. -
...yo no reiría tanto si fuera tú.
-Cuida tú tu boca Macnair. –Crabbe hijo sacó la varita e hizo lo que su padre
hubiera hecho, defender a un Black.
-Basta...no comenzaremos una pelea entre nosotros. –Susurró Avery. –Esa sería
la peor estupidez.
-La estupidez abunda hoy aquí Avery. –Sonrió Bella mirando a todos a su
alrededor.
-No es nada grato, esperar tanto tiempo por algo que a final de cuentas, no es
nada... –Snape intentó conservar la calma, pero estaba nervioso, los cinco chicos
habían tenido que desertar de mala forma.
-Pero es que la caja no estaba vacía Severus... –Bella sonrió de oreja a oreja,
Alecto dejó de moverse y Avery se volvió a ella fijamente; en la sala entera se
guardó silencio, los pocos hombres que permanecían en la sombra esperando
escuchar algo interesante se acercaron. -...él estaba en la caja.
-¿Te has vuelto loca? –Avery la miró fijamente, sin comprender ni media palabra
de lo dicho.
-Que yo recuerde, él no es tan pequeño como para caber en esa caja, Bella. –

277
Alecto se burló en su cara.
-Has tocado fondo Bella. –Amycus sonrió divertido mientras su hermana
carcajeaba.
-Piensen lo que quieran...él está aquí, es sólo cuestión de horas para que vuelva a
tomar su sitio entre nosotros...yo no me burlaría de ser ustedes. –Bella se retiró
sonriente, Snape miró a Dolohov, mientras el resto se retiraba incómodo.

-¡Hola! –Gritó tras unos minutos de silencio, la oscuridad no le era ajena, pero
tampoco le agradaba del todo, intentó moverse, en aquella soledad, permanecer
sin hacer nada le parecía desesperante, pero no había nada que ver, nada que
seguir, estaba en la absoluta y profunda soledad. -¡Hey! –Usando sus manos para
ampliar el sonido, intentó llamar a alguien, al poco escuchó pasos y se volvió a
ellos, para encontrarse con Eurídice, que corría hacia él presurosa, con el rostro
preocupado.
-Neville...Neville...tú... –Nerviosa le puso las manos en las mejillas y lo abrazó con
fuerza, él intentó pensar en algo coherente, pero no podía, la oscuridad parecía
estar viva y mirándoles. -...esperaba que fuera Harry...¿tocaste la caja?
-¿La caja? –Neville recordó entonces todo, no lo había recordado hasta entonces.
–No, no la toqué, sólo traté, pero se abrió...Eurídice, ¿cómo es que estás aquí?
-Me las ingenié para entrar en tu letargo...desde uno igual no es tan complejo, si
tienes algo de experiencia en entrar a la mente de las personas...escucha, no
importa lo que te haga ver, o lo que te haga hacer...no eres tú...¿entiendes eso
Neville? –Eurídice lo sujetó de los hombros con fuerza, sonriendo nerviosa y
asustada.
-¿No soy yo?...¿qué ocurre? –Preguntó contrariado, sintiendo como si lentamente
un frío viento invadiera todo.
-Es él Neville...está en ti...él es esta oscuridad que te invade...está dentro de ti y te
usará... –Eurídice miró a su alrededor, a Neville le parecía que alguien los miraba.
-...escucha, tienes que esforzarte por comprender que este cuerpo es tuyo, no de
él...no le des oportunidad de usarlo, no permitas que se apodere de tu mente,
pelea hasta el último momento y recuerda que incluso el dolor termina...Neville,
confía en ti y en los que te rodean. –Eurídice sonrió, como si una bala la
atravesara se dobló por el abdomen dolorida.
-¡Eurídice! –Neville quiso sujetarla, pero cuando ella retiró las manos del sitio
dañado, en lugar de herida había un agujero, un hoyo de oscuridad que lo dejó
espantado. -¿Qué te ocurre?...¿qué es esto?, ¿qué significa?
-Me descubrió y trata de sacarme de tu mente... –Eurídice le tomó por la mejilla. -
...Neville, no estás solo...entiende eso, no lo estás...hazlo por Luna, no permitas
que te gobierne...despierta Neville, abre los ojos... –Eurídice sonrió, otro golpe la
hizo sacudirse, Neville la tomó por la cintura para que no cayera, un agujero le
nacía en el pecho, enorme y voraz.
-¿Qué debo hacer?...¿cómo lo contengo? –Neville comenzaba a entenderlo, el
humo, ese humo era la oscuridad que lo rodeaba y que ahora sentía se cerraba a
su alrededor lentamente, igual que a ella le crecían los agujeros en el abdomen y
el pecho tragándosela; le pareció escuchar una voz, un siseo que crecía como si
la serpiente se acercara lentamente.
-Neville...Luna...ella... –Se sacudió, Neville vio como el rostro de Eurídice era
278
consumido por un agujero creciente, apabullado la soltó con horror, el cuerpo en el
suelo desapareció lentamente, con los hoyos creciendo hasta que no quedó nada,
entonces lo escuchó, el siseo estaba ahí, había llegado.
-Longbottom...tu serás el primero. –La voz le resonó en los oídos con tal fuerza
que se cubrió para no quedarse sordo, pero entraban en su mente. –Necesito
dolor...dolor...necesito, dolor...el dolor de los demás me hace fuerte y el dolor
matará tu espíritu y me entregará tu cuerpo...dolor, Longbottom dolor.
-¿Quién es? –La respuesta la sabía, pero ante la opción de permanecer en
silencio y preguntar la obviedad prefirió la segunda opción, la luz se hizo
lentamente bajo sus pies, mostrándole algo que jamás en toda su existencia
espero ver, Bellatrix joven y altanera al lado de su flamante esposo, junto a Barty y
otros torturaban a una pareja, una pareja que él conocía a la perfección por
llevarlos incrustados en las facciones y en las venas.
-Míralos Longbottom...míralos...dolor, Neville...dolor... –Susurró insistente y
venenoso, Neville cerraba los ojos para no mirar a su madre retorcerse en el suelo
como un gusano, pero incluso cerrándolos se daba cuenta de que seguía con ellos
abiertos, por que estaba en el sueño, en su mente.
-¡Basta! –Gritó colérico, pero no cesaba, al contrario, el rostro de su madre se le
hacía más claro, más palpable y sin darse cuenta parpadeó y ya estaba ahí,
parado al lado de ellos dos, viendo como Bella y los demás reían, viendo como su
madre perdía lentamente la razón llamándolo a él.
-Ve como les duele, ve su dolor Neville, ¿lo sientes? Ellos sufren... –La voz
siseaba de tal forma que no sabía si le dolían los oídos o la mente de tenerlo
dentro.
-¡Neville! –Gritó ahogada Alice perdiendo ya la varita, sudando en la
desesperación y él mirándola, él sabiéndose ajeno sin poder hacer nada.
-¡No! –Gritó Neville al ver aquello, las lágrimas le inundaban el rostro. -
¡Basta!...¡No más!
-¡Alice!...¡déjenla! –Frank gritaba, Neville lo oía, se llenó de horror al ver como ya
el cuerpo de su padre no tenía la forma de alguien normal, el dolor lo había
deformado, igual que los dedos delgados de su madre, igual que sus facciones,
igual que su mirada y su sonrisa tierna de la que ya no quedaba nada.
-¡No! –Gritó Neville nuevamente, habría suplicado, habría pedido clemencia para
ellos, de no ser porque sabía que era un sueño, y si la clemencia ya no podía ser
para ellos, ¿porqué para él si?...intentó pensar en otra cosa, pero no podía, ellos
seguían ahí, mezclados con el recuerdo de Eurídice, “Despierta Neville, abre los
ojos”...se decía a sí mismo repitiendo las palabras de ella, pero si ella que había
logrado llegar hasta él, pese a que quizá estaba presa en su pesadilla, había sido
expulsada por Voldemort tan fácil, ¿cómo lograría él salir de semejante martirio, si
ya se sentía enloquecer como sus padres?

Bar, supermercado, acantilado


-Aquí estaremos a salvo un par de horas. –Cho ayudó a Hagen a sentarse al lado
de Pansy sobre una cama y salió junto con Ron hacia el estudio.
-Ahora...¿dónde estamos? –Hermione tras colocar a Draco en un diván con ayuda
279
de Ron se volvió a la oriental.
-Es la casa de mis padres...ellos no están. –Susurró sacando algunas botellas de
licor, sirvió unas copas, le dio a Ron, Hermione, Harry y Ginny, ella bebió la suya
de golpe y volvió a llenarla.
-Harry tú crees que despierte pronto..¿verdad? –Ginny estaba muy consternada,
Luna se había quedado con el chico en la sala de la casa, ellos esperaban en el
estudio, Harry no soportaba el dolor estando cerca de Neville.
-No lo sé...no lo sé en verdad. –Contestó sinceramente, el dolor se le avivaba
horriblemente a momentos. –Pero no me gusta nada lo que pasa.
-¿Qué vamos a hacer?...estamos moviéndonos mucho y con Pansy, Hagen, Draco
y Neville en esas condiciones somos presas fáciles. –Ron bebió su copa de golpe,
nervioso se apretó los dedos, miró a Cho vehementemente. -¿Sabes algo de
Eurídice?
-Ella... –Cho no lo miraba a los ojos, se servía la tercer copa, Harry intentaba leer
algo en sus facciones, mientras Hermione aguzaba el oído pendiente de cualquier
movimiento de Draco. -...Bella la descubrió, sometió a Pansy y la obligó a darle el
nombre de la traidora...Pansy tuvo que delatarla y Bella se aprovechó de su
debilidad luego de lo de tus hermanos...Eurídice está siendo torturada sin
descanso... –Cho sonrió mientras bebía la otra copa. -...se encuentra pagando sus
culpas.
-Torturada. –Harry caía en la cuenta de que no era la única, para este momento, a
todos los torturaban.
-¿Culpas? –Ron se puso furioso, se sirvió otra copa y la bebió con violencia, tomó
su varita y se dispuso a salir.
-¿A dónde vas? –Ginny lo contuvo fuertemente, él estaba rabioso. –No puedes irte
así Ron.
-Iré por ella...tengo que ir por ella, no voy a permitir que la torturen. –Ron no
planeaba dejar que lo contuvieran.
-Ron no podrías hacer nada solo...no puedes arriesgarte. –Harry lo miró fijamente,
el dolor aún lo hacía fruncir el ceño. –Espera un poco, danos tiempo.
-Escucha tienes que ser razonable Ron... –Hermione comenzó intentando
detenerlo.
-¿Razonable? –Le preguntó mirándola con los ojos desorbitados. -¡Razonable has
dicho!...no es razonable nada de lo que pasa...no es razonable lo que le
hacen...¿dónde está? –Preguntó volviendo a Cho.
-Debe estar en su casa...Bella la llevó para allá, pero yo que tú no iría a verla. –La
oriental lo miraba sorprendida, era tan parecido a Charlie que sintió una punzada
de celos de pensar que quizá él pudiera reaccionar así por alguien más.
-¿Porqué no? –Preguntó con la voz en cuello, haciendo que Draco se removiera
en el diván, Hermione se acercó corriendo a verlo.
-Porque si vas, caerás en la trampa de Bella, ella ha jurado matar a cada Weasley,
deshacerse de cada uno y redimir tu casta usando a tus hijos. –Cho puso la copa
sobre la mesa y lo miró fijamente. –Ella no querría que te mataran.
-Y yo no quiero que la maten a ella...voy a ir por ella. –Sentenció Ron seguro de lo
que decía.
-¿Te sientes mejor? –Hermione miraba a Draco que asintió levemente, se
mareaba a cada movimiento.
280
-Si vas por ella, sólo la harás sufrir...date tiempo Ron. –Draco apoyado en
Hermione se levantaba a penas, atosigado por una debilidad fuera de lo común.
-¿Sufrir? –Ron estaba perplejo. -¡Me pides que la deje sola!...eso es hacerla sufrir
más...¡no los entiendo!...si fueran yo, estarían con quien aman...matarían a quien
lo impidiera. –Soltó furioso y ninguno se atrevió por un instante a mirarlo.
-Te pido que tengas paciencia, ella te necesita vivo, no muerto en una charola. –
Cho sonrió por el mal chiste, Harry terminó su copa, whisky de fuego, le abrazaba
la garganta pero le aclaró las ideas.
-¡Harry!...¡Ron! –Ginny se volvió a la puerta del pasillo, Luna entró sonriendo. -
¡Neville despertó! –Estaba tan emocionada, que todos se miraron, Harry se puso
de pie y siguió a todos a la habitación con la desagradable impresión de que iba a
ver a alguien agonizar.

-Eurídice... –La llamó varias veces, mirándola fijamente, le tomó el pulso y le tocó
la frente, pero no, no estaba fría, afiebrada, ni tampoco diferente, suspiró y se
sentó a su lado en el columpio del jardín. -...cuando Weasley lo sepa...va a venir
corriendo, directo a la boca del lobo...fuiste demasiado torpe al enamorarte de él,
muy sentimental...demasiado humana. –Recordó que él también alguna vez había
amado, la comprendió y no pudo evitar sonreír tristemente mirando las flores del
jardín.
-Neville... –Salió de los labios de Eurídice que miraba al frente, con los ojos fijos
en algo en el espacio ante ella, no parpadeaba, no parecía siquiera sentir, apenas
y respiraba débilmente.
-¿Longbottom? –Preguntó volviendo a ponerse en pie, se puso en cuclillas ante
ella, colocó sus manos en las rodillas de la chica, dónde podía sentir la tela de la
manta y la miró a los ojos. –Dime qué pasa...
-Neville... –Repitió ella entre el sueño, parpadeó lentamente, no expresaba nada,
ni dolor ni nada en absoluto, él inclinó la cabeza y trató de esperar a que dijera
algo más pero no lo hizo.
-Eurídice... –Susurró pensando que quizá se volvería a verlo, pero no lo hizo,
seguía ahí inmóvil; se levantó y se acomodó el grasiento pelo tras la oreja y
contempló el lugar. -...lo acondicionaste como si supieras que es aquí...lo pusiste
tal cual debía estar.
-Sadame... –Susurró Eurídice entre el ensueño que la consumía, Snape la miró
fijamente con el ceño fruncido, le pareció que la chica se volvería a verlo para
sonreír y decirle que el plan iba viento en popa, pero no ocurrió, al contrario, ella
siguió así, estática como antes.
-¿Sadame? –Preguntó intrigado, alguna vez antes ella le había dicho ya la misma
palabra, pero no recordaba por qué, convencido de que ella podía escucharlo, se
inclinó a su lado para susurrarle al oído. –Pronto ellos estarán bien, prometo que
nada malo ocurrirá, Dumbledore sabe lo que hace. –Se irguió con una sonrisa y le
pasó la mano por la cabeza con cuidado, pero ella seguía así, inmóvil; se alejó por
el pasillo a paso veloz, con la convicción de que no volvería a verla nunca más; en
la penumbra del jardín, en la soledad entre la manzanilla y los cerezos, Eurídice
volvió a susurrar.
-Sadame...

281
-Pero...no se mueve... –Susurró Ron luego de que permanecieran largos minutos
esperando alguna señal de vida de Neville, que con los ojos abiertos por completo
miraba al techo fijamente, rígido y absorto, Luna le pasaba la mano por la frente
en el empeño de quitarle el cabello de ella. -...¿porqué no se mueve?
-No lo sé... –Cho había revisado el pulso y cada signo vital del chico, le había
revisado por si era cuestión de alguna poción o de algún hechizo, pero nada, él
estaba intacto. -...si tan sólo Pansy despertara, ella podría decirnos algo.
-Pero Pansy está mal...no se encuentra bien del todo. –Hermione miró a Draco
que parecía unos años más viejo, se sorprendió de verle un mechón del cabello
totalmente blanco. –Tu pelo...
-Estoy bien...descuida. –Contestó seco y cortante, molesto en realidad, sentía un
cierto impulso a deshacerse de ella, como un horror a tenerla cerca, como antes. -
¿Qué tiene Pansy?
-Está en el mismo estado en el que estabas. –Contestó Ginny notando que
realmente el rubio estaba molesto al lado de Hermione, que se sentía demasiado
contrariada.
-Ojalá se recuperará rápido... –Susurró Ron mirando a Cho.
-Ya no rueguen por mi...estoy viva... –Pansy, tan pálida que unas enormes ojeras
le surcaban los ojos entró seguida de un Hagen mucho más repuesto, se sentó al
lado de Luna y observó a Neville fijamente.
-¿Qué tiene Pansy? –Luna necesitaba ayuda, ella misma hubiera podido revisarlo,
pero el temblor de las manos y el presentimiento que le crecía desde dentro se lo
impedían.
-No lo sé...sea lo que sea, venía de esa caja... –Pansy hizo una mueca de pavor al
mencionar tal cosa y se llevó la mano a la frente con molestia.
-La caja... –Draco sentía algo parecido a ansiedad, ansiedad por saber dónde
estaba la caja. -...¿dónde está?
-La dejé sobre la mesa. –Contestó Harry mirándolo fijamente, Draco estaba
desesperado por ver la caja, se alejó de Hermione casi con horror y salió de la
habitación, Harry lo siguió, tenía un mal presentimiento de aquello; Draco fue y
miró la caja un instante fijamente, con una sonrisa enorme se acercó dispuesto a
abrirla. –Espera...está vacía. –Harry lo miraba fijamente de espaldas, Draco se
quedó helado, Hermione tras Harry esperaba a ver qué pasaba, Hagen y Ginny se
acercaron.
-Vacía...¡¿Quién la abrió?! –Gritó tomando a Harry por el cuello de la camisa, con
tanta fuerza que el chico sentía que casi le rompía el cuello, la cicatriz le escocía
horrible y eso le impidió defenderse como debía.
-¡Draco! –Hermione se acercó presurosa para detenerlo, le puso las manos en el
brazo derecho, Hagen se acercó también. -¡Suéltalo Draco!
-¡Largo de aquí!...¡No te metas, asquerosa Sangre sucia! –Gritó sin siquiera
detenerse a pensar, mirándola con tal odio y repulsión que Hermione se alejó de él
como si la hubiera golpeado.
-¡Imbécil! –Gritó Ginny al tiempo que tomaba a Hermione por los brazos, ella
estaba impresionada por aquello y Draco, al caer en la cuenta de lo que había
dicho se llevó las manos a las sienes y se dejó caer de rodillas; Harry se llevó las
manos a la frente, el dolor era incandescente, el dolor venía de Draco.
-Draco... –Hermione no podía sentir nada además de las lágrimas que le surcaban
282
las mejillas, él estaba inerte mirando al suelo, fijamente sin parpadear, luchando
internamente.
-Este será tu fin Potter... –Una voz espantosamente aguda y sibilante salió de la
garganta de un Draco sorprendido, mirando a Harry con horror, se dio cuenta que
era él quien hablaba, Harry soltó un grito y cayó al suelo atosigado por el dolor en
la frente, un dolor más profundo que nunca. -...despídete de todo, por que es tu
fin, ya nadie podrá ayudarte.
-Voldemort... –Harry no podía hablar bien, intentaba sostenerle la mirada, pese a
que el rubio estaba totalmente asustado. -...sal de Draco...¡déjalo!
-Tonto...crees que te obedeceré. –Draco asustado se volvió a ver a Hermione, que
no sabía ya ni qué pensar.
-¿Cómo puede estar dentro de Draco? –Hagen intentaba decidir entre acercarse o
no, cuando un grito salió de la habitación que habían dejado, Hagen se volvió a
ver, Luna le apuntaba con la varita a Pansy, que sujetaba a Cho por el cuello con
una sola mano al tiempo que gritaba llena de pavor.
-¡No!...no quiero...¡No soy yo! –Gritaba a la vez que sentía que sus dedos se
clavaban en el cuello pálido de una Cho impresionada.
-¡Pansy suéltala! –Ron intentó acercarse a Pansy, pero ella sacó su varita y le
lanzó un hechizo que lo lanzó volando contra el muro a su espalda.
-¡Ron! –Ginny se volvió a su hermano, que en el suelo y con la mano en la nuca
se sacudía intentando quitarse el dolor.
-¡Pansy suéltala! –Gritó Hagen al darse cuanta de semejante espectáculo.
-La estás asfixiando Pansy... –Dijo Luna con la mano derecha sobre el brazo de
Neville que ni siquiera miraba.
-No puedo...no soy yo...¡no soy yo!...Cho... –Gritó Pansy atemorizada, rabiando
por no poder mantener el control sobre su propio cuerpo.
-Pansy...me ahogas... –Cho intentaba mantener la calma, necesitaba alcanzar su
varita en su bolsillo pero no podía, se llevó las manos al cuello, para tratar de
quitarse la mano de la chica, pero en definitiva esa no era Pansy, podía ser su
cuerpo, pero no era ella, ella no tenía tanta fuerza. -...Pansy...por favor...
-¡Ayúdenme! –Gritó Pansy en su desesperación, Luna no podía actuar, tenía
demasiadas cosas en la mente.
-Has que la suelte...¡hazlo! –Gritó Harry con los ojos medio cerrados mirando a
Draco que negaba con la cabeza mientras sus labios decían otra cosa.
-Harry...has algo Harry... –Ron se pie miraba hacia Pansy que continuaba en su
tarea de asfixiar a la oriental.
-Cho...¡ya voy!... –Ginny se levantó al ver que ni Hagen, ni Luna actuaban, sacó su
varita y apuntó al brazo de Pansy. -¡Relashio! –La mano se abrió a penas, dejando
que Cho pudiera tragar saliva pero la fuerza seguía ahí. –Vamos Pansy has un
esfuerzo... –Ginny metió su mano entre los dedos de Pansy que fruncía el ceño y
se mordía el labio inferior luchando por soltarle.
-¡Suéltala! –Gritó Harry otra vez, apuntando con su varita a Draco.
-No...no la soltaré...no hasta que tenga lo que quiero. –Susurró silbando, Draco
miró a Hermione como si le suplicara ayuda, ella, sin saber qué más hacer sacó su
varita e hizo lo único que se le ocurrió.
-¡Crucio! –Hermione le apuntaba a Draco directo al pecho, Harry se quedó estático
viendo cómo el rubio se retorcía sobre el suelo; lentamente de su cuerpo empezó
283
a brotar un raro humo negro que pasó sobre ellos directo hacia Neville que
reposaba despierto e inerte sobre la cama.
-¡Basta Hermione! –Gritó Ron sujetándola por la muñeca, Draco quedó inmóvil
sobre el suelo, ella lo miraba sin comprender absolutamente nada de lo que había
pasado.
-¡No aléjate de Neville! –Gritó Luna mientras hacía un enorme hechizo de
protección a su alrededor y de Neville, hechizo que no funcionó. -¡Imposible!
-Entró en Neville... –Susurró Ginny al ver la nube camino a Neville, entrando por
cada poro del cuerpo, mientras Neville soltaba un suspiro profundo, en seguida el
mismo humo salió de Pansy y repitió el proceso de la nube anterior.
-¿Qué hacemos? –Ron se volvió a Hermione y Harry, pero ninguno de los dos
podía mantener la cabeza fría para pensar en algo coherente.
-Cho...lo siento... –Pansy la miraba fijamente, Cho se tocaba el cuello agotada,
dando bocanadas en busca de aire.
-Descuida...definitivamente esa fuerza no eras tú. –Cho intentaba reponerse,
Hagen al lado de Pansy miraba fijamente a Neville.
-Algo le está haciendo a Neville...él está dentro de Neville...¡Neville está en
peligro! –Luna se volvió a Harry a mirarlo fijamente, él no sabía ya ni qué pensar.
-Tenemos que sacarlo de ahí, sea lo que sea que intenta, no es bueno. –Ron miró
a Ginny que asintió.
-Perdóname...no ha sido mi intención ofenderte... –Draco miraba a Hermione
fijamente, implorando perdón.
-Descuida... –Susurró apesadumbrada, lo cierto es que algo había pasado, entre
los dos un nuevo velo se rasgaba.
-¿Qué hacemos? –Preguntó Luna mirando a Harry con los ojos anegados en
llanto.
-Huir. –Susurró Hagen respondiendo a una pregunta que no era suya.
-¿De qué hablas? –Preguntó Pansy mirándolo fijamente.
-Nos encontraron...sepárense, nos vemos en la casa de mi hermana mañana al
amanecer. –Susurró viendo a su espalda.
-Separarnos...¡Te has vuelto loco! –Gritó Draco mirándolo fijamente.
-Busquen refugio...es mejor hacerlo todos separados. –Hagen dio unos pasos al
centro de la habitación.
-Pero...es una locura. –Ron miraba a Harry que como si presintiera lo que se venía
dio unos pasos hacia Ginny.
-Separarnos nos vuelve débiles Hagen... –Soltó Hermione mirando a Luna, ¿cómo
iba a poder ella salir de esto si llevaba a Neville a cuestas?
-Es una locura... –Ginny se volvió a Ron, que miraba sin comprender del todo, Ron
se volvió en un movimiento instintivo hacia el muro a su lado, entonces pasó, una
sombra le dijo que no estaba sólo.
-¡Buu! –Alecto Carrow le sonrió, Ron sacó la varita lo más rápido que pudo y le
apuntó al pecho.
-¡Desmaius! –El pelirrojo apenas logró quitársela de encima, Amycus apareció a
su espalda y le apuntó.
-¡Desmaius! –Ron recibió el impacto y cayó de rodillas, dolorido sacudió la cabeza
y se desapareció sin pensar, confiando en que todos harían lo mismo. -
¡Cobardes!...¡Malditos cobardes! –Amycus con una sonrisa le apunto a Hagen.
284
-¡Largo! –Gritó Hagen al tiempo que levantaba un escudo, Draco hizo lo propio
lanzando otro.
-¡Vete Hermione!...¡vete al nido! –Gritó acalorado, ella asintió sin saber qué más
hacer y desapareció.
-¡Ginny! –Harry le tendió la mano y sujetos el uno al otro, salieron de ahí
desapareciendo.
-¡Nos vemos luego! –Luna se aferró al cuerpo de Neville, Avery apareció al lado
de los dos y alcanzó a tocar el hombro del chico.
-¡Luna te siguen! –Gritó Cho tratando de alcanzarlos, pero ya no lo logró.
-¡Lárgate Cho! –Gritó Pansy al tiempo que ella se aferraba a la túnica de Hagen y
lo sacaba de ahí sin pensarlo.
-Draco...vete... –Exclamó la oriental levantando la varita con fuerza. -...suerte
hermanos Carrow...¡Bombarda Máxima! –La casa se destrozó entera,
afortunadamente todos ya se habían largado cuando la explosión ocurrió.

-Debes estar listo para todo, ¿de acuerdo? –Dumbledore hablaba con alguien que
permanecía al lado del cuadro, envuelto en llamas. –Ella te llamará cuando llegue
el momento, pero quiero que estés listo para todo, no puedes caer ahora, de ti
dependen muchas otras personas...
-¿Hablando sólo profesor? –Minerva entró en el despacho cerrando la puerta con
cuidado.
-No Minerva...eso sería locura...yo no estoy loco... –Susurró con una sonrisa
divertida. -...hablaba con él. –Minerva se volvió, el fénix esperaba en su base, ella
lo había dejado seguir viviendo ahí por solicitud del cuadro.
-¿Albus hablas con un fénix?...es un animal...no puede contestarte Albus. –
Susurró algo apesadumbrada, el control del Ministerio sobre el Colegio la agotaba
demasiado.
-Claro que me contesta...además lo he enviado a su nuevo dueño...a su otra
mitad. –Susurró sonriendo.
-Albus...¿qué sabes? –Preguntó al fin, esa duda le surcaba la mente desde hacía
mucho tiempo y ahora quería sacarla.
-Poco...pero mucho al mismo tiempo... –Dumbledore le sonrió para calmarla. -
...pronto todo se arreglará.
-¿Lo crees en verdad? –Preguntó tímidamente, atosigada por el miedo de que
fuera falso.
-Claro que sí...confía Minerva...confía. –Dijo mientras se recargaba en su asiento
cómodamente.

La noche caía en la calle donde se apareció, el callejón estaba sólo, pero no


confiaba en que nadie le siguiera, asustada hecho a andar a prisa, sintió unos
pasos a su espalda, lo supo, alguien le seguía; apresuró más el paso, Bulgaria no
era precisamente el mejor sitio para esconderse, pero fue el único lugar que le
paso por la mente, se mezcló entre las mujeres que salían de un restaurante y por
el reflejo del aparador intentó descubrir a su perseguidor, horrorizada se dio
cuenta que no era sólo uno, eran al menos tres siguiéndole los pasos, corrió
desesperada, sintiéndolos pisando sus talones, no se intimidó siguió corriendo
entre la gente, hasta llegar a una calle concurrida.
285
Sacó de su bolsillo trasero del pantalón lo que traía, la varita, el obsequio de
Eurídice, una moneda; las primeras dos cosas no servían de nada, no sin llamar la
atención, cosa que ni ella, ni ellos querían; siguió mezclándose entre la gente,
mirando sobre su hombro de paso en paso, pendiente de cada cosa que hicieran;
la seguían, eso ya era suficiente para sentir pánico, miró la moneda, pasó su dedo
sobre ella mientras las letras de movían lentamente, hasta que logró tras minutos
de chocar con personas y disculparse como loca, de tropezar una y otra vez como
una ebria, escribir al fin un nombre “Viktor Krum”, la moneda se puso roja, la
apretó en un puño fuerte y siguió caminando a prisa, ellos ya venían a pocos
metros y la multitud se acababa; vio un lugar abierto, un sitio concurrido, un bar,
presurosa se dirigió a él, no sin antes fijarse en el rostro de una chica que había
chocado con ella, memorizó el color de ojos y la forma de las cejas y los labios,
luego entró.
No había lugar en la barra junto a la ventana, ni tampoco una mesa sola o una con
alguien solitario a quien ofrecerle compañía; sintió cuando la puerta se abrió y
ellos entraron, miró nuevamente, había un sitio en la barra, pero un lugar cercano,
a la vista de todos, demasiado accesible; sin saber qué más hacer se sentó y miró
de reojo como ellos entraban y ocupaban una mesa tras ella, mesa que recién se
vaciaba.
-¿Qué le sirvo señorita? –Preguntó un sujeto en inglés, debió reconocerla inglesa
por el atuendo y por que había dejado salir un par de palabras de preocupación.
-Deme...deme un vodka. –Susurró sin saber qué más hacer, su única esperanza
era Viktor, tenía que ayudarle, al menos a salir de aquel embrollo, no podía pelear
contra tantos así, sola.
-Aquí tiene... –Dijo el hombre, ella se sacó un billete de uno de los bolsillos
delanteros, él le dio el cambio, lo guardó y tomó la copa; nerviosa como estaba
apenas lograba controlar el temblor de sus dedos, recordó el rostro de la chica,
ojos azules, labios gruesos, frente amplia y un lunar junto al labio inferior del lado
izquierdo.
-Me da un whisky con hielo. –Dijo alguien en un pésimo inglés a su lado, estirando
el brazo al tiempo que se metía entre ella y el tipo a su lado, reconoció el acento y
la voz, la sangre le volvió a correr al menos algo más rápido.
-Viktor... –Susurró apenas, con la copa pegada a los labios, bebiendo para
disimular que hablaba.
-Jamás esperrré encontrarrrte en un lugarrr de este tipo...bebe, no digas nada,
escúchame. –Susurró mientras sacaba su cartera y pagaba el trago. –Nos mirrran,
no podemos moverrrnos sin llamarrr mucho la atención, terrrminatu copa, cuando
yo te diga, toma mi mano y me sigues. –Sentenció tranquilamente, mirándola por
el reflejo de los espejos detrás de la barra; al verlo Hermione sintió un vuelco,
llevaba un bigote bien arreglado y sus ojos eran los de siempre, serios y seguros,
sonrió sin poder evitarlo y dio otro trago a su copa.
-Lamento arriesgarte. –Susurró tras un minuto de silencio, en el que el tipo a su
lado dejó su lugar incómodo por la presión de Viktor sobre él.
-Descuida...como están las cosas...todos corrrremos rrriesgos. –Sonrió, ella
estaba nerviosa y asustada.
-Vamos. –Susurró mirándolos por el espejo, los tres tipos bebían mirando hacia
los dos, Viktor terminó su whisky de un trago, se secó los labios con una servilleta
286
y movió la cabeza como despedida hacia el cantinero, tomó la mano de Hermione
y salió con ella por delante; Hermione sentía frío, Viktor no dijo nada por unos
minutos, caminando de regreso por la calle que ella había elegido para perderse.
-Nos siguen... –Susurró él mientras miraba sobre su hombro, Hermione no sabía
qué hacer. -...ven. –La jaló hacia un callejón, ella renuente intentó mantenerlo en
la acera.
-Es un callejón...nos atraparán Viktor. –Susurró jalándolo entre la multitud, él la
miró unos segundos fijamente, asintió y moviéndose con velocidad la empujó
hacia un par de coches estacionados, una camioneta y un auto, se metieron entre
los dos, la envolvió en sus brazos y esperaron, pero ellos seguían acercándose.
-Son insistentes... –Susurró él sonriendo para calmarla. -...sígueme la corrrriente.
–Ella asintió, tomaron un taxi que pasaba y subieron a toda prisa.
-¿A dónde? –Preguntó el conductor, Hermione miraba por la ventanilla, los sujetos
pararon un taxi para seguirlos, reconoció a uno, era Dolohov.
-Al mejor antro de la ciudad. –Contestó Viktor con una amplia sonrisa, poniendo la
mano sobre la pierna de una Hermione apabullada.
-Estás loco...no es momento de ir a bailar... –Susurró Hermione desconcertada.
-He dicho que me sigas la corrrriente...descuida, sé lo que hago. –Sonrió, mirando
al frente no le volvió a decir nada, ella esperaba paciente a que tuviera razón,
necesitaba perder a esos sujetos antes de ir “al nido” a verse con Draco.
-Aquí es. –El conductor se detuvo, Viktor sacó unos billetes, no esperaron el
cambio; entraron al lugar, había tanta gente en la pista de baile, tanto ruido y
movimiento que apenas podían andar, la música era contagiosa y movida.
-¡Y ahora! –Gritó Hermione para hacerse escuchar, las luces de colores le
iluminaban el rostro, mientras Viktor la guiaba a la puerta de atrás; un montón de
chicas bailaban en el escenario, mientras muchas parejas bailaban sensualmente
aprovechando la oscuridad del lugar.
-Perdámoslos entre la gente. –Dijo a su oído, caminaron un poco, pronto estaban
en medio de la pista; Hermione entró en pánico, ahora no podía encontrar a los
que la seguían, por si acaso, se concentró lo que pudo y se transformó en aquella
chica de la calle. –Luces linda... –Susurró Viktor al notarlo. -...sígueme la corriente.
-¿Qué? –Hermione no entendió aquello, la mano de Viktor la tomó por la cintura y
empezaron a bailar al ritmo de la estrepitosa música desplazándose entre paso y
paso hacia la salida de emergencia; como pudo le siguió el paso, notó entonces a
Dolohov a lo lejos, que no le miró, asustada se aferró del abrigo de Viktor. –Aún
están aquí.
-¿Te han visto? –Preguntó ignorando el miedo y sonriendo mientras bailaba con
ella.
-No...creo que no. –Contestó buscando sobre el hombro del búlgaro.
-Creo que no vieron que te cambiaste el rostro... –Viktor sonrió, le hizo una seña,
era momento de salir, ya no había qué temer, cuando lo vio, Dolohov estaba
parado tras de ella, si miraba a Viktor sabría que esa chica era Hermione, seguro
ya lo habían identificado. -...discúlpame el atrrrrevimiento.
-¿Perdón... –No pudo concluir la pregunta, los labios de Viktor prensaron los suyos
y aunque hubiera deseado empujarlo, alcanzó a distinguir la sombra de alguien a
su espalda mirando; consternada se colgó del cuello del buscador y se entregó al
beso, deseando que ya pronto la música y el baile se cansaran o mejor aún, que
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Dolohov se largara.

Calló estrepitosamente contra un bote de basura y un montón de latas de


aluminio, se quedó inmóvil un momento, cerciorándose de que no le seguían, en el
suelo, recargado contra el muro, empezó a sentir como la humedad del suelo le
impregnaba los jeans lentamente; se llevó la mano a la frente y respiró
pesadamente, miró al frente, un restaurante de comida china le devolvió la mirada,
no sabía por que había elegido aquel lugar, pero al menos ya no estaba en
peligro, seguro de que nadie le seguía, se puso de pie, sacudió sus pantalones y
echó a andar por la acera solitaria, se guardó la varita en el pantalón y se dirigió al
primer sitio concurrido que encontró, un supermercado.
Sin saber ni porqué, tomó un carrito como el resto de la gente y se metió entre los
largos pasillos mirando aquí y allá, necesitaba perderse unos minutos al menos,
un rato entre muggles le quitaría de encima cualquier polisón que llevara; se metió
entre el pasillo de Damas, luego se puso a ver un par de zapatos deportivos, nadie
le seguía así que más relajado fue a dar a la puerta trasera, pero justo ahí
encontró con el pasillo de “Bebés”, no lo pudo evitar, se metió a ver ropita, mantas,
juguetes, portarretratos decorados con pollitos y vaquitas, baberos, calcetines y
cojines.
Sonreía como un bobo viendo una mordedera con forma de galleta cuando una
empleada le ofreció ayuda.
-¿Encontró lo que busca? –Interrogó interesada por el chico de ojos azules y
pecas ante ella.
-Gracias, sólo observo...los muggles son muy ingeniosos. –Susurró sonriendo y
mostrándole un biberón con mamila de látex y tapadera anti-derrames, ella lo miró
extrañada por la palabra, él se sonrojó. -...mmm...lo siento, es decir, que son
lindos...tengo unos trillizos ¿sabe? –Comentó para romper el hielo.
-¿De verdad? –Ella se contrarió, al parecer él le parecía atractivo. –Entonces ¿es
usted casado?
-No, no lo soy. –Confesó más sonrojado, tragó saliva sonoramente y miró en su
bolsillo, por recomendación de Hermione siempre llevaba al menos un poco de
dinero muggle. -¿Creé que con esto me alcance para comprar un par de estos? –
Preguntó mostrándole los billetes y las tres sonajas de distintos colores que le
habían gustado.
-Tienen descuento...algo se puede hacer. –Sonrió ella mientras lo impulsaba a la
caja, caminaron juntos; la chica le confesó que ella también tenía un pequeño de
dos años, él sonrió al saberlo, le comentó que trabajaba tiempo completo para
mantenerlo; Ron se preguntó si alguna vez llegaría a tener esa misma
conversación con Eurídice.
-¡Oye Weasley!... –Gritó una voz conocida cuando Ron llegaba a las cajas. -
...¡buscando el reemplazo para tus chicos! –Crabbe y Goyle sonreían desde el otro
lado de la tienda.
-Idiotas... –Susurró, ellos sacaron sus varitas y sin miedo a nada (o mejor dicho,
tan torpes como siempre) se lanzaron en su contra.
-¡Desmaius! –Gritó Crabbe y el rayo impactó contra una caja registradora que se
abrió de golpe, las mujeres de las cajas se tiraron al suelo, un chico tomó el dinero
de la caja y echó a correr rumbo a la puerta.
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-¡Incarcero! –Gritó Ron, atándole los pies para que no huyera. –El robo es un
delito incluso en mi mundo.
-¡Cuidado! –La chica lo hizo moverse al tiempo que un rayo le pasaba rozando.
-¡Expelliarmus! –Goyle atacó sobre los estantes acercándose, la chica se había
colocado al lado de Ron asustada.
-Escucha, es mejor que te vayas ¿sí? –Susurró Ron mirándola con preocupación,
ella medio apabullada le sonrió. -¡Desmaius! –Apuntó a Crabbe que lo atacó.
-¡Diffindo! –El corte hizo que todo un estante se precipitara contra Ron y la chica,
amenazando con sepultarlos entre libros y enciclopedias.
-¡Cuidado! –La tomó por la cintura y rodó por el suelo con ella aferrada a él. -
¡Confundus! –Goyle cayó al suelo entre las carnes frías del departamento de
alimentos, atontado sin saber qué hacía ahí.
-¡Weasley, no puedes ocultarte! –Crabbe se acercaba buscándolo entre los
estantes caídos y los gritos de las empleadas y los compradores que llamaban a la
policía.
-¿Estás bien? –Susurró sin perder de vista a Crabbe que se acercaba lenta y
torpemente.
-Sí... –Contestó sorprendida por su interés. -...me llamo Emma. –Sonrió, se volvió
a verla, la situación era incómoda, ella estaba bajo él sonriéndole, y no era nada
fea.
-Soy Ron...¿podrías tomar los billetes de mi bolsillo? –Preguntó al tiempo que
levantaba la cabeza para atacar a Crabbe. -¡Desmaius!... –Falló y se volvió a la
chica, que sacaba los billetes con algo de sonrojo. -...paga las sonajas ¿sí?...tengo
que irme. –Sonrió tomó las cosas que permanecían a su lado, y se incorporó un
poco. –¡Un placer Emma! –Exclamó al tiempo que se paraba y volvía a Crabbe. -
¡Expelliarmus! –Gritó y salió corriendo hacia la puerta trasera.
-¡Lo mismo digo! –Gritó la chica inmóvil rodeada de libros, vio los billetes, era el
precio justo; Crabbe saltó sobre ella siguiendo a Ron, todos gritaban como locos
ante lo que habían visto, sólo Emma parecía tranquila.

-¡Calpy! –Gritó al final de las escaleras, la elfina apareció a su lado.


-Señor... –Dijo mirándolo fijamente, él se quitaba la túnica que traía para sentirse
más ligero. -...dígame.
-Tráeme unos zapatos cómodos...¿alguien ha venido a buscarme? –Preguntó al
tiempo que la elfa le ponía enfrente unos zapatos mejores.
-No nadie... –Susurró mirándolo fijamente.
-Si alguien viene...no me has visto, si vienen ellos...ocúltate, huye...¿entiendes? –
Preguntó mirándola fijamente.
-Sí...entiendo señor. –Susurró tristemente, como si le doliera aquella orden.
-En cuanto todo se arregle, volveré por ti...no estés triste... –Sonrió, le pasó la
mano por las orejas y salió de la casa corriendo, montó la escoba que Eurídice le
había dado y se fue a toda prisa, rumbo a “El nido”.

-Vamos...corre. –Exclamó bajando por una pendiente en el bosque.


-Odio los bosques... –Susurró molesta, frunciendo la nariz en una mueca de
desagrado que a él lo hizo reír.
-Necesitamos ocultarnos, es el único sitio que conozco como mi palma. –Comentó
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escabulléndose entre matorrales y árboles, ella lo hacía con dificultad pese a ser
delgada y ligera.
-Deja de correr así...no soy tan hábil como tú. –Exclamó sofocada por la carrera, él
se detuvo unos segundos oliendo el aire y pensando hacia dónde seguir; ella lo
miró fijamente, necesitaba plantearse el hecho de que estaban huyendo juntos, en
el bosque, alejados del resto; si en aquel momento alguien poderoso los atacaba,
en sus condiciones de debilidad serían presas fáciles, y recordó lo que él había
dicho, morir por ella; preocupada se recargó en un árbol a mirarlo, al menos eso la
aliviaba un poco.
-Están cerca...pero no son hombres lobo, será difícil que nos alcancen, si llegamos
al acantilado los perderemos fácil entre las cuevas...pero necesito que te des
prisa. –Expresó mirando al frente, con el ceño fruncido, ella quiso discutir, pero él
la calló volviendo a hablar. –Entramos en las cuevas, los perdemos en ellas y
luego salimos por el lado norte, de ahí podemos seguir a pie hasta la carretera,
buscamos un sitio donde dormir y mañana temprano volvemos a reunirnos. –
Sonrió para calmarla, ella estaba sorprendida de que ya tuviera todo un plan, pero
cayó en la cuenta de que había mencionado algo que no le agradaba.
-¿Acantilado? –Preguntó contrariada, nerviosa en realidad. –La última vez que vi
un acantilado no me fue muy bien...¡un momento!...un sitio donde
dormir...¡planeas que pasemos la noche juntos!
-Olvida eso...ahora tenemos que huir... –Rezongó él sin mirarla, la jaló de la mano
y volvieron a correr, ahora subiendo la montaña.
-¡Ah no!...¿cómo que lo olvide?...tú tienes un plan que no me agrada... –Exclamó
cansada de subir la pendiente, una pendiente cada vez más pronunciada.
-Si te refieres a que quiero acostarme contigo, en el sentido de intercambio de
fluidos y escuchar tus escandalosos gemidos, no me incomodaría. –Sonrió
socarronamente, entrando en el juego.
-¡Escandalosos gemidos! –Sofocada por la discusión y el ir corriendo, se sonrojó
ante semejante argumento. -¿Desde cuando te parecen escandalosos?...¡siempre
te había gustado eso de mi! –Lo miró enfadada.
-Escucha, no es momento para esto, nos pisan los talones, debemos llegar al
acantilado. –Hagen sonrió para sí, la chica comenzaba a soltar prenda.
-Pero si has sido tú el que comenzó. –Soltó molesta e incómoda.
-Claro que no, es a ti quien te preocupa eso... –Llegaron a la cima, Pansy vio
hacia abajo, era una caída de casi trescientos metros directo a la roca sólida. -...no
mires abajo, te marearás.
-¡Merlín! –Dijo al tiempo que se sujetaba de él con fuerza.
-¡Qué románticos! –Exclamó Macnair frente a ellos, seguido de otros cuatro
sujetos encapuchados. –Un sitio perfecto para la tumba de dos traidores.
-¿Quieres morir en este sitio amor? –Pansy le preguntó sonriendo mordazmente a
Hagen.
-Claro que no...preferiría hacerlo en una cama contigo junto a mi. –Contestó él
tomándola por la cintura.
-¡Despídanse! –Gritó Macnair levantando su varita, los demás lo imitaron.
-Salta. –Susurró Hagen al oído de Pansy, tan cerca que sus labios le rozaron la
piel, se erizó, aquello era hasta cierto punto excitante.
-¡Estás demente! –Exclamó mirándolo con los ojos desorbitados, él viendo al
290
acantilado reía concienzudamente, como quien sabe algo secreto.
-Confía en mí...¡salta! –Susurró sin borrar la sonrisa de los labios, ella ansió
besarlo, pero era mal momento, pese a eso, le tomó la mano con fuerza.
-Pero... –Exclamó, asustada, él le tomó la otra mano con fuerza y se acercaron a
la orilla, en el momento en que Macnair abría la boca.
-¡Avada Kedavra! –El rayo verde salió, pero no impactó a ninguno, por que ellos
ya habían saltado.

Prisiones y Libertades
-¡Basta!...¡Basta!... –Gritó colérica, ya no quería seguir así, ya no quería ser la
herramienta, la trampa, con las manos en las sienes se retorcía de rodillas sobre
el suelo, que no hacía más que mostrarle como ella misma caminaba una y otra
vez por el jardín, viendo a su madre, viendo a Ron, viendo a Bella.
-Luces deprimida...cansada... –Pálido, con los ojos rojizos y la cara carente de
nariz, la miraba con aquella sonrisa emocionada. -...gracias a Bella, estoy dentro
de ti...gracias a ella, el plan...¡Mi plan! saldrá tal cual quiero...y tú, eres la
herramienta perfecta. –Sonreía de verla en aquel estado de desesperación, por
que el dolor que ella sentía, lo hacía tomar fuerza en ella, y el dolor que Neville
pasaba, lo alimentaba para dar el gran salto.
-¡No quiero!...¡ya no quiero! –Gritó envuelta en llanto, mientras su mente era
destrozada con aquellas imágenes del jardín, su espíritu luchaba contra aquel
demente, contra aquel amante de la tortura mental. –No seguiré siendo su juguete.
–Dijo volviéndose a mirarlo con odio.
-Pídeme clemencia. –Susurró sonriente, ella frunció el ceño y negó con fuerza.
-Jamás. –Le dijo en un susurro cortado. –No soy de las que imploran…puede
usarme si quiere, pero no se lo haré fácil…seguiré peleando siempre.
-Lo he notado…no eres débil…eres un arma peligrosa y fuerte. –Sonriente se
alejó un poco de ella.
-¿Arma? –Mirando al suelo, a su propio rostro sonriente persiguiendo a su madre,
intentaba comprender.
-Eres mi arma...¿crees que te he dejado viajar en los sueños de Longbottom por
nada?... –Sonriente se paseó a su lado, petrificada como estaba por el miedo y el
dolor, no podía decir nada en cuanto el comenzaba a hablar. -...claro que no, lo he
hecho para que digas lo que quiero que sepan...para que prepares todo...las
mujeres Dolohov tienen esa habilidad, viajar en sueños...tu madre lo hacía,
¿porqué crees que se alejó de los mortífagos?... –Reía, reía y eso a ella le dañaba
desde dentro, por que su risa le hacía vibrar, la hacía saltar del sitio donde estaba
a la imagen de Bella, la hacía ir entre sus recuerdos mostrándole sólo los
dolorosos. -...eres la última heredera de esa habilidad, te he dado fuerza para
prevenirlos como quiero que lo hagas, sin la energía que te doy, no podrías

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advertir a nadie, gastaste demasiado poder enviando ese lobo. –Carcajeó,
moviéndose como pez en el agua, provocando que su túnica de fino velo se
elevara como en agua.
-No va a vencerlos...usted no va a vencer a Harry. –Susurró exhausta,
somnolienta.
-Te equivocas...has visto el destino, sabes cómo has de morir, sabes como han de
morir Hagen, Pansy y Ginny...lo sabes, lo has visto...eso me da ventaja, por que
he leído tu mente...por que lo sé ahora yo también. –Sonrió mirándola fijamente,
Eurídice soltó un gemido y se entregó de nuevo a la desesperación.
-Es verdad…he visto el fin de mi hermano… -Seria se volvió al suelo y sintió que
lloraba. -…igual que el de Pansy, pero jamás…podrá matara Ginny… -Sonrió y lo
miró fijamente. -…eso simplemente no puede hacerlo si sigue con su plan.
-Tonta…ella será la primera en caer…morirá ante Potter y gozaré el dolor de ese
niño. –Susurró sonriendo, ella sabía más, pero no lo diría, no ahora.
-¡Quiero salir!....¡déjeme ir! –Gritó ésta vez sacando garras y colmillos, se lanzó
sobre él para morderle el cuello, pero lo atravesó como a un fantasma y cayó al
suelo. -...¡Cobarde!...¡sólo puede retenerme torturándome, peleando jamás podría
vencerme, frente a frente usted sería un niño ante mi!...¡bastaría que lo mordiera,
bastaría un zarpazo para que cayera muerto, maldito idiota egocéntrico! –Sabía
que lo que decía era absurdo, por que caería muerta ante él si lograba moverse
antes que ella lo atacara, y seguro lo haría.
-Tonta... –Sonriente apareció frente a ella, entretenido en verla rabiar.
-¡Idiota! –Volvió a atacarlo. -¡Déjeme ir!...¡quiero salir!...¡bastardo!...¡Quiero
salir!...sólo puede retenerme por que estoy débil, pero si tuviera todo mi
poder...¡yo le daría pelea!
-Nunca saldrás...nada puedes hacer...por que yo no lo permitiré…saldrás cuando
yo crea que debes salir, hasta entonces, tu vida y tu muerte me pertenecen y con
ella, la de los demás. –Dijo mirándola a los ojos, desapareciendo para esquivar
cada golpe, cansándola, provocándola con su risa, haciéndola sentir presa de su
mente y su propio sueño.
-Usted no es Dios... –Escupió en un último intento por dañarlo. -...usted no es él y
por eso no es inmortal.
-No, pero pronto él sólo será un mito...yo seré real. –Sonrió, Eurídice sintió un dejo
de alegría, ese idiota realmente se sentía un ser supremo y a ella eso le causaba
gracia.

Se aferró a la roca con fuerza, dejando en ello la sangre que ya le brotaba de las
uñas rotas; ignoró el dolor y siguió subiendo por entre la humedad y el viento
huracanado que por alguna rara razón siempre inundaba la isla, por suerte no
llevaba túnica y el cabello lo llevaba recogido, de otra forma hacía mucho que
hubiera caído; al fin llegó a la cima y permaneció pegada a la roca, los dementores
se acercaban, sabía que la notarían de inmediato; concentrada recordó las clases
de Transformaciones avanzadas a manos de profesores alemanes y rusos, y así,
al poco rato, una juguetona ardilla de pelaje oscuro, corría por entre las rocas
subiendo rumbo a aquella coladera que la guiaría hacia los pasillos.
Empapada en agua y suciedad, lo que la hacía limpiarse las orejas con sus
manitas peludas, corrió al fin por el pasillo, al llegar a la puerta que quería volvió a
292
la normalidad y estirando el cuello dolorida e ignorando la porquería pegada a sus
zapatos, abrió; dentro, en estantes resguardados por hechizos débiles que ella
misma había puesto, encontró lo que buscaba, varitas, las de todos los presos,
tomó algunas, las que cupieron en sus bolsillos y salió de la habitación corriendo,
en cualquier momento se soltaría la defensa y ella debía liberar al menos a Charlie
y el resto de sus compañeros de celda.
-Charlie. -Susurró al llegar a la puerta, la celda estaba oscura, reconoció el ruido
de alguien que se removía dentro.
-¿Quién? –Preguntó lentamente, intentando convencerse de que era ella quien
llamaba.
-¿Cómo están todos dentro? –Preguntó para desviar las ganas que sentía de abrir
y sacarlo.
-Cho…¿eres tú?…¿qué está pasando afuera?...alguien te seguía cuando te
fuiste…¿estás bien? –Preguntó emocionado, ella suspiró fuertemente, se tiró en el
piso y recargada de espaldas a la puerta trató de concentrarse.
-Todo se ha ido al diablo…él ha vuelto, no sé cómo o dónde, pero ha vuelto
Charlie…nos han descubierto…tengo que sacarte de aquí. –Se miró las manos, le
temblaban, escuchó un ruido, alguien se acercaba.
-¿Cómo que los han descubierto?...¿estás bien? –Preguntó alterado, dentro su
padre y el resto dormían, él no había podido cerrar los ojos pensando en ella,
tenía que salir.
-Lo estoy…pero no por mucho…necesito que prepares a todos, tienen que salir…
-Se volvió a la entrada al pasillo, alguien venía, alguien sin rostro, alguien que la
mataría si no lograba encontrar algo lindo en sus recuerdos.
-Necesito saber que estás bien…¿te han hecho algo? –Preguntó preocupado por
algo que no era lo que ella esperaba, Cho sonrío tristemente, él estaba preso en
un calabozo, sin saber nada de su familia en un sitio en guerra y sólo le
preocupaba saber si estaba bien.
-Definitivamente eres un Weasley…se enfocan en cosas que no vienen al caso en
el momento preciso…sólo piensan en lo que sienten…estoy bien Charlie, no te
preocupes…gracias por preocuparte… -Cerró los ojos, recargó su cabeza contra
el muro y suspiró. -…no merezco que lo hagas…soy yo quien te ha torturado
últimamente y quien te tiene preso aquí.
-A mi eso no me importa…¿sabes?...en cuanto esto termine, tenemos que hablar
tú y yo muy seriamente. –Charlie sonrío en la penumbra, entre los susurros de su
conversación, los ronquidos de Moody lo hicieron sonreír mucho más.
-¿Hablar? –Cho se contrarió, eso era raro, ¿de qué tenían que hablar?
-Así es…usted señorita me debe una explicación…me ha besado sin que siquiera
entablaramos conversación…es usted demasiado atrevida si me permite
decirlo…trato con seres irracionales todos los días, pero ese beso…fue mucho
más sorpresivo que el ataque de un dragón manso. –Susurró como si no quisiera
que alguien se enterara del beso, Remus que no dormía escuchaba sin poder
evitar el interés; Cho se sonrojó en la oscuridad del pasillo, sin percibir el frío que
inundó todo de pronto y que comenzaba a congelar las puntas de su túnica.
-No he sido atrevida…no dejabas de hablar… -Excusó sin saber qué más decir, se
miró las manos, mientras hablaba con él el miedo se había ido casi por completo. -
…necesitaba que te enfocaras en mi…quería toda tu atención. –Confesó
293
apabullada.
-Créeme…ya la tienes. –Susurró sonriendo, ella detectó la risa por que se
sorprendió alegre y con mejor ánimo, pero suspiró y susurró de nuevo.
-Tenemos que salir de aquí…la celda tiene protecciones, tardaré en romperlas,
pero será más rápido si me ayudas desde dentro. –Cambiando abruptamente de
tema, sólo logró hacer que Charlie carcajeara, intimidadada no dijo más, escuchó
que él se ponía de pie.
-Cho…los despertaré entre más ayuda mejor… –Charlie sonrío confiado en que
podría salir de esta, entonces lo sintió, el frío que se acercaba amenazador y Cho
que no decía nada, que se quedaba callada; sólo lograba escuchar su respiración
agitada, como si el miedo la estuviera consumiendo. -¡Cho!...¡¿Cho qué pasa?! –
Gritó golpeando la puerta, Kingsley se removió despertando, Cho no se había
dado cuenta de la llegada de los Dementores por estar enfocada en él.
-¡Expecto Pa… -No pudo terminar, estaba rodeada, eran demasiados se sentía
tan asustada por Charlie, por todo, que no podía pensar en un sólo recuerdo feliz,
cerró los ojos al sentir la mano del dementor en el cuello, un mar de pensamientos
la inundó, entre ellos Cedric muerto y la idea de que Charlie quizá también
perecería. –Charlie…
-¡Cho! –Golpeó la puerta con su hombro, su padre y Remus se pusieron en pie
adormilados, Remus apuntó a la puerta, pero no iban a lograr abrirla tan fácil. -
¡Resiste Cho!...¡ya voy!
-Tenemos que abrirla… -Arthur se volvió a Moody que con el ceño fruncido
apenas parecía querer ayudar.
-No se puede…se los dije, yo mismo reforcé esta celda, era la de Bella…no se
puede. –Concluyó contribuyendo al miedo que inundaba a Charlie y que hizo que
los dementores sintieran ganas de entrar; la puerta de la celda se sacudió cuando
un dementor quiso abrirla.
-Quizá entre ellos y nosotros… -Remus apuntó seguro y exclamó. -…¡Bombarda!
–La explosión hizo que la puerta de acero se abollara apenas un poco, hubo un
golpe desde afuera, los dementores querían entrar.
-Tratan de entrar… -Kingsley se puso en guardia, Cho emitía unos quejidillos
apenas, Charlie enrojeció de desesperación, tomó impulso y se lanzó contra la
puerta de un golpe, pero no funcionó.
-¡Cho!... –Intentó empujar nuevamente, no podía hacer nada, se asomó por la
ventanilla y logró distinguir la sombra de los dos, el dementor tomándola por el
cuello y ella apenas consciente, mientras otros, al menos cuatro giraban en torno a
los dos. -…¡No!
-Necesita un recuerdo…un pensamiento feliz. –Remus se volvió a Arthur que sin
saber qué hacer miró a su hijo y dijo lo primero que se le vino a la mente.
-Dile que cuando salgas de aquí te cersiorarás de que no vuelva a sufrir. -Susurró
a su hijo que se quedó helado.
-Va a besarla. –Susurró Kingsley que miraba por la rendija que había provocado el
ataque de Remus.
-Tiene que salir sola de esta… -Murmuró Moody viendo a Remus que esperaba la
reacción de Charlie.
-¡Díselo! –Gritó Arthur y Charlie salió de su ensimismamiento.
-Cho…si no te defiendes jamás podré decirte lo que siento…¡Si te salvas podré
294
volver a besarte! –Gritó sin saber si eso sería suficiente, luego empujó a Kingsley
y por el hueco sacó su varita, apuntó a fuera y gritó. -¡Yo quiero volver a
besarte!...¡Cho quiero hacerlo!...¡Expecto Patronum! –Imaginando que cuando
saliera podría invitarla a salir, podría sacarla a bailar y jugar al quidditch con ella,
sonrío, su patronus se volvió corpóreo, un enorme león se posó al lado de Cho
que al mirarlo sonrío.
-Charlie… -Susurró reponiéndose, sintiendo el pelaje plateado del animal junto a
su mano que sostenía la varita, la fuerza le volvió y creyó en eso, aún podía soñar
con ser feliz con Charlie. -¡Expecto Patronum! –El cisne surcó el pasillo
ahuyentando a todos los dementores, repuesta se volvió al enorme león y lo miró
sonriendo, luego se volvió a la puerta y con un poderoso hechizo la abrió, todos
salieron, corrieron por el pasillo para abrir las demás celdas, pero ella se quedó
ahí parada esperando a que el polvo se alejara y le mostrara a Charlie.
-Un cisne… -Susurró él al verla, sonriendo, con su bronceado de pecas en medio
de la oscuridad.
-Un león… -Sonrojada sonrío. -…gracias, decir eso logró que yo volviera. –
Golpeada por la posibilidad de que sólo lo dijera para salvarla palideció.
-¡Qué suerte!...no hubiera querido hacerle esto a un cadáver… -Charlie se le
acercó y la tomó por la cintura, la besó sin darle tiempo de decir algo, ella se
sujetó a su cuello y correspondió gustosa; mientras las celdas se vaciaban y la
rebelión comenzaba, una flor de Lazo del Diablo florecía en su esplendor.

Víctimas
-¿Dónde estamos? –Harry miró a Ginny fijamente, el sitio al que habían ido a dar
le parecía rotundamente familiar, pero de alguna forma, al mismo tiempo
horripilante y sombrío; el cabello de Ginny parecía esplendorosamente brillante y
su rostro afilado y vivaz lo llenó de una rara sensación de misticismo, sonrió
complacido por aquella bella imagen, pero al ver sus ojos se percató que ella
estaba inundada por una rara tristeza, un extraño dejo de dolor lo inundó y le hizo
sentir miedo, por que Ginny abría su dulce boca para decirle algo que sabía
perfectamente le cambiaría toda perspectiva.
-Te he traído aquí por que tengo algo muy importante que decirte Harry… -Ginny
se alejó un poco de él y miró a lo que parecía ser un enorme ventanal, incrustado
en lo que a simple vista le pareció a Harry un muro de roca sólida, alisada
bruscamente, como el refugio de personas de hace cientos de años, con una rara
diferencia que él notó hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad del
lugar: el sitio estaba decorado por donde quiera que se le viera con serpientes o
alusión a ellas, tallados, colmillos por doquiera y lo más raro de todo…el techo
lucía ampliamente el escudo que él conocía muy bien, el escudo de la casa
295
Slytherin.
-¿Dónde estamos Ginny?...¿qué es este sitio?...¿qué hacemos tú y yo en este
lugar? –Preguntó sintiendo un raro espasmo en el abdomen, ella le daba la
espalda y por un segundo le pareció que se desvaneciá lentamente cayendo al
suelo como si se desmayara, corrió para sujetarla y al tomarla por la cintura lo
supo, Ginny estaba muerta.
-Lo siento… -Susurró con su voz cálida mientras se desvanecía en sus manos
lentamente, llevada por el viento como una arena blanca y tersa de playa virgen; el
nudo en la garganta no le dio tiempo de pensar lo que veía más a fondo,
desesperado intentó detenerla, aferrarla a sí mismo para no dejarla ir.
-¡Ginny! –Gritó aferrándose a lo poco de su figura que le quedaba, pero al pegarla
a su rostro, nada quedaba más que un mar de serpientes delgadas y pequeñas
que le mordisquearon dolorosamente.
-Te la habré de quitar…para siempre. –Afirmó aquella voz fría y supo que era
verdad, le iba a quitar a Ginny para siempre y sin dudarlo, y sintió los mordiscos y
supo que eso era todo.

-Neville… -Susurró al sentir que había tocado el suelo, entonces sintió también lo
otro, no estaba sola y no estaba en el sitio que había planeado. -…este no es mi
departamento… -Susurró incómoda, mirando a Neville para convencerse de que al
menos estando con él, podía tener menos miedo.
-Lovegood…bienvenida… -Avery la miró sonriente, Luna se levantó presurosa y
preparó la varita, miró al suelo, Neville continuaba como antes, los ojos abiertos
fijos al cielo; consternada miró alrededor, estaban en una cueva, el suelo parecía
ser de una roca muy peculiar, una roca cuarteada y cristalina.
-Pero si es Lunática. –Una voz retumbó tras ella y asustada se volvió a mirar, ahí
entre la oscuridad Bellatrix Lestrange sonreía altivamente, mirándola como si le
leyera la mente y disfrutara el hecho de que estaba totalmente sorprendida, tras
ella Alecto miraba menos crédula, Luna sintió un dejo de miedo pero sonrió. –Mira
nada más…sin duda una rara elección, ¿no creen?
-Bellatrix… -Luna la miró a los ojos y miró a Neville, continuaba igual, hubiera
deseado que se levantara a ayudarla. -…supongo que Avery se las ingenio para
intervenir cuando me aparecía…y ¿dónde estamos? –Preguntó con su clásico
tono de calma.
-Se nota que es una ignorante. –Espetó Alecto socarronamente, una risa en lo
profundo de la cueva delató la presencia de Amycus.
-Es normal que no lo sepa…aunque creí que Potter le habría dicho…ésta, Luna,
es la cueva donde mi Lord le demostró a Potter que sigue siendo un simple niño
idiota. –Concluyó Bella ante la mirada paciente de Luna, que miró a su alrededor,
vio el suelo y lo comprendió, estaba cuarteado por que no era roca, era hielo…el
hielo que se había roto para dejar caer a Harry aquella noche.
-Harry no es un niño idiota…sobrevivió aunque Voldemort creyó que no lo
haría…eso demuestra que es mejor que su señor. –Soltó sonriendo para molestar
a Bella, pero ella levantó la cara con aire de suficiencia.
-¿Y tú crees que mi señor dejó vivo a Potter porque sí? –Esa pregunta salida de la
voz sonriente de Bella hizo que Luna sintiera un escalofrío, Neville a sus pies se
movió un poco y no pudo evitar volverse.
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-Neville… -Susurró, al intentar inclinarse, las varitas de los cuatro presentes de
levantaron amenazantes.
-No lo toques con tus asquerosas manos, Lovegood. –Exclamó Avery.
-¿Porqué no lo haría? –Preguntó ella calmadamente y puso su mano en el hombro
de Neville con afecto. –Nev…¿oye Nev?
-¡Suéltalo!... –Alecto no lo pensó dos segundos. -…¡Desmaius!
-¡Protego! –Luna se cubrió apenas a tiempo, pero Amycus se acercaba.
-¡Expelliarmus! –La voz retumbó y Luna detectó que el hielo se cuarteaba bajo su
cuerpo y el de Neville.
-¡Desmaius! –Gritó apuntando al hombre, Avery parado cerca hizo lo propio.
-¡Crucio! –El rayo pasó rozándole el cuello y ella se inclinó sobre Neville para
susurrarle, ante los ojos divertidos de Bella que se divertía con la escena más de
lo que esperaba.
-Neville…por favor te necesito… ¡Desmaius! –Apuntó a Avery y se las ingenió
para esquivar un hechizo de Alecto, se puso de pie y les hizo frente como sólo una
auror podría hacer. -¡Reducto!
-¡Crucio! –Gritó Alecto pero sin llegar a darle a Luna que lanzaba hechizos escudo
y ataques con una habilidad sorprendente.
-¡Neville ayúdame! –Gritó ya llena de una desesperación anormal, sintió que el
suelo bajo ella se suavizaba, supo que cairía en cualquier momento y si él no se
incorporaba a ayudarla simplemente caería sin remedio.
-¡Cómo si pudiera hacerlo! –Gritó Avery con una sonrisa de oreja a oreja. -
¡Diffindo! –El hechizó impactó el hombro de Luna que comenzó a sangrar
profusamente y ella víctima del dolor se inclinó a medias.
-Si puedo. –Luna se irguió para ver la sombra que estaba a su lado, Neville con
una mirada sonriente y arrogante le devolvía la mirada ante la sorpresa de todos;
sólo alguien respiró con total libertad ante la escena, disfrutando de aquello, y esa,
no fue Luna.

-Harry…Harry… -Susurró quedamente, concentrada en tratar de despertarlo,


habían caído malamente, ella sobre él le había provocado un desmayo al
sofocarlo con su peso, o eso pensaba luego del sonido hueco de sus cuerpos al
caer y de verlo ahí tirado; la Casa de los Gritos se tambaleaba como siempre, a
oscuras intentó buscar la forma de despertarlo y lo habría hecho de no ser por que
una sombra en aquel lugar la hizo levantarse con violencia y sacar la varita sin
preambulos. -¿Quién es?...¿quién está ahí?
-Muy agresiva, ¿no cree? –La sombra se hizo más visible, Severus Snape
sonriente y mordaz se acercó a ella lentamente, Ginny dio un paso hacia Harry
con la intención de servirle de escudo, no quería arriesgarse a nada, pese a que
sabía que aquel hombre no era un peligro.
-Es normal que lo sea…no creo que alguien no lo sería con usted…profesor
Snape. –Contestó secamente.
-Entiendo…Fawlkes está listo para cuando lo quieras usar…el director te envía
saludos. –Miró a Harry en el piso y por dos segundos pensó en pedirle a Ginny
que lo despertara para verlo a los ojos, pero no lo hizo.
-Sigue gobernando desde su cuadro…como aquella noche. –Susurró
apesadumbrada mirando también a Harry, un dejo de dolor y tristeza la hizo bajar
297
la mirada al suelo y recordar todo aquello.
-¿Se arrepiente de lo que hizo, señorita Weasley? –Preguntó mordazmente
consciente por el seño fruncido de Potter de que el señor oscuro recobraba fuerza.
-En lo más mínimo, lo haría de nuevo si fuera necesario…lo haría mil veces si
pudiera…no me arrepiento de nada. –Contestó segura de lo que decía, con la cara
fija en Snape que no la miraba.
-¡Qué lástima!... –Emprendió el camino hacia la puerta, dejándola tan molesta
como aquella noche cuando la ayudó a huir. -…que yo sepa, no se puede morir
dos veces…lo que ahora, le ayudaría mucho para poder salvar a su amiga Luna.
-¿Qué ha dicho? –Quiso seguirlo, pero él ya se había ido y Harry se removía
dentro de una pesadilla.

-Neville… -Sonrió alegremente, caminó hacia él convencida de que lo había


recuperado, pero toda la felicidad se le ahogó en la garganta al sentir la mano
derecha de Neville clavándosele como garras. -…Nev…
-Lunática Lovegood…¿cierto?...un estorbirllo que trabaja con Potter…si no mal
recuerdo, estuvo en el Ministerio, ¿cierto Bella? –Neville con la cara ensombrecida
por una sonrisa malvada y desfigurante miraba el rostro de Luna fijamente, ella
fruncía el ceño por el dolor sin saber qué pensar de aquello.
-Así es mi Lord…pero ya pronto será sólo un recuerdo. –Contestó ella, al borde de
la efusividad al ver a su amo volver en el cuerpo de Neville.
-Tú…jamás…me llamarías… -Luna intentaba tocar el rostro de Neville con su
mano derecha, la varita se le había resbalado y ahora intentaba tocarlo a él. -
…Lunática.
-De verdad lo amas…realmente lo quieres tanto… -Neville la miraba fieramente y
a ella las lágrimas de dolor se le mezclaban con las de miedo. -…como para no
atacarlo aunque intenta matarte…¡esta niña no podría ser más idiota! –Neville
carcajeó y Luna contuvo el llanto desmesurado para sonreírle.
-Neville…por favor…dime que estás ahí…Neville… -Pidió, suplicó en un último
intento por saber que aún estaba vivo, no podría pelear contra él, no sabiendo que
dentro de sus ojos, aún podía percibir su placida dulzura escondida, sonrió, pese a
la asfixia que ya la azotaba, al menos él estaba bien.

-¡Luna! –Neville golpeaba con fuerza el vidrio, tenía que hacerla darse cuenta que
no era él, ella tenía que pelear…ella tenía que matarlo, necesitaba pelear o sería
su fin. -¡Escúchame!...¡pelea Luna!
-¿Piensas que lo hará?…¿realmente lo crees? –Tras él, Voldemort sentado en lo
que parecía ser un trono sonreía mirándose las manos delgadas y afiladas.
-Ella peleará…ella lo hará…no va a caer…no caerá. –Exclamó convencido de que
decía la verdad. –Va a salir adelante, usted no es tan poderoso como piensa.
-¿Y porqué si lo sabes, sigues gritándole con tanta desesperación? –Soltó
sonriendo, Neville lo miró asustado y se volvió a Luna, que sonreía con los ojos
anegados en llanto sin hacer nada por pelear contra él. –Me alimento de tu dolor y
de el de ella, pronto podré salir de ti, y la mataré ante tus ojos, para que no
vuelvas a recobrar la cordura, terminarás como tus padres…tal cual…y luego
mataré a todos tus amigos y Potter será el último y el único que sufrirá esto mil

298
veces…hasta entonces, planeo hacerla sufrir a ella.
-¡No!...¡Luna!...¡Lunaaaa!

elo
-Comenzaremos a partir de este sitio… -Moody recorría los pasillos seguido muy
de cerca por Remus, en el preciso instante en que la puerta de la cárcel cayó con
estrépito y un par de pelirrojos entraron gritanto a voz en cuello.
-¡Arriba las manos enmascaraditos!...¡Los Weasley llegan al rescate! –Fred entró
corriendo con la varita levantada dispuesto a patear traseros, mientras su gemelo
miraba a todos lados ansioso por dar pelea, o porque se la dieran.
-Parece que llegan tarde. –Comentó Kingsley con una sonrisa al verles entrar,
Percy seguido por Oliver y Cormac McLaguen entró lentamente y al ver a su padre
en el grupo se acercó para abrazarlo.
-Papá… -Percy no pudo evitar el llanto y sonrío incómodo por la escena que daba.
–Lamentamos llegar tan tarde.
-Descuida…al menos están bien…Fred, George, vengan aquí… -Arthur sonriente
los llamó, ellos lentos y caminando como si arrastraran un gran peso se dejaron
abrazar con cara de fingido repudio.
-¡Oh vamos!...no es para tanto viejo… -George apretó con fuerza a su padre y
luego simuló no tener interés.
-Te comportas como si hubieras estado preso…¡qué dirá mamá! –Fred le dio de
palmaditas en la espalda, con cara de exasperación. –Arriba el ánimo.
-Déjense de payasadas, par de rídiculos. –Charlie se acercó seguido de Cho, que
aferrada a su mano, sonreía radiante.
-¿Pero qué ven mis ojos?…¡Has visto Fred! –George se acercó corriendo a los
dos y se puso a dar vueltas a su alrededor, con los ojos clavados en las manos
entrelazadas de ambos.
-Dios…los dos juntos, esto será un fenómeno. –Oliver al ver a la pareja sonrió.
-Sus hijos serán miembros de la selección de quidditch desde que gateen… -
Confirmó Cormac algo molesto.
-Es cierto…¿puede ser verdad?... –Fred lo imitó pero el viendo las caras de los
dos, Charlie sonreía mientras con la mano libre se rascaba la nuca, Cho se ponía
roja como un tomate; Fred se detuvo ante ella y le inspeccionó el rostro.
-Más respeto…no la mires así. –Charlie lo tomó del cuello. –Sabes que puedo
patearte el trasero Freddie.
-Y no sólo tú… -Susurró Cho mirando a George, aunque algo intímidada por la
reacción.
-¿Es que no le has visto la cara Charlie? –Fred la miraba a ella seriamente, luego
cubriéndose la boca con la mano para susurrarle a su hermano dijo. –Tendrás
299
hijos con los ojos rasgados…y con tu suerte, todos serán lacios…¡Lacios!
-Fred Weasley… -Arthur se acercó enfurecido por los comentarios, Cho intentaba
encontrar la forma de defenderse, sabía que eran bromas, pero también sabía que
para acallarlos tendría que ser ingeniosa.
-Weasleys lacios de ojos rasgados y cabellos rojos…¡Merlin, hemos tocado fondo!
–George se llevó las manos a la cabeza con fingida desesperación, Cho se puso
más roja, Arthur los miraba reprobatoriamente.
-¡¿Y si me da la gana que salgan con cuernos qué?! –Charlie se estaba poniendo
furioso, miró a su hermano fijamente con la rabia brotándole por las pupilas
encendidas. –Otro comentario y por mi madre que te parto la cara…¡se las parto a
los dos!
-¡Con cuernos! –George sonrió con la idea. –Con que zoofilico eh… -Carcajeó con
ganas y Charlie se puso rojo de vergüenza de que Cho escuchara semejante
cosa.
-George basta. –Remus intentó intervenir, pero una mirada de Moody lo acalló.
-Sabemos que amas los dragones pero eso es demasiado. –Fred carcajeó.
-Esto se está poniendo feo. –Susurró Oliver a Cormac y los dos se volvieron a otro
lado incómodos.
-Chicos, ya tranquilos ¿si? –Percy se puso nervioso, Charlie estaba azul de la
furia.
-Charlie…chicos, no es momento por Merlín. –Arthur decidido se puso frente a
ellos, sabía que los gemelos jugaban, pero Charlie al parecer no se daba cuenta
de ello, o quizá le dolía demasiado Cho.
-Tranquilo Charlie…seguro a estos dos les intimida que nuestros hijos salgan
mejores para el quidditch que los de ellos…¿no es eso Fred? –Cho más repuesta
lo miró fijamente, George la miró serio y Fred con el ceño fruncido, se volvió a
Charlie.
-Tiene agallas…y era una mortífaga, descuiden…yo no vuelvo a molestar. –Dijo
sonriendo y dándoles la espalda.
-Creo que si Fred lo aprueba… -George miró a Cho fijamente, luego sin previo
aviso la estrechó en sus brazos. -…bienvenida a la familia, empezaba a creer que
con la huida de Hermione, ya ninguna chica se nos uniría.
-¿Huida de Hermione? –Arthur los miró fijamente, sin comprender, Cho miró a
Charlie.
-Es una larga historia, señor Ministro. –Susurró la oriental casbizbaja.
-Historia para otro momento… -Moody se acercó. -…hay que actuar…señor
Ministro, necesitamos salir de aquí y dar a conocer a todo el mundo mágico su
regreso.
-Debemos darnos prisa Arthur. –Remus se unió.
-La rebelión ya está formada, sólo tenemos que decirles que estamos con vida y
que Harry está con nosotros. –Susurró Charlie.
-Por eso no se preocupen. –Dijeron Fred y George a coro.
-Los Creevey ya se encargan… -Contestó Cormac sonriente.
-Y nosotras ya comenzamos con eso también. –Las Patil se acercaron, Cho
sonrió.
-Entonces, es un hecho…no la tendrán fácil los enmascaraditos… -Susurró Fred.
-No creo que no hijo. –Afirmó el señor Weasley, Cho sabía que ella tenía otras
300
cosas que resolver y pensó la mejor forma de dejar a Charlie con ellos.

-Al fin… -Salieron por el callejón y se subieron a un auto que él mismo había
dejado allí por si acaso, arrancó y ella no se sintió segura sino hasta que
estuvieron a varias calles de distancia de aquel sitio. -…creo que los perdimos.
-Por suerrrrte pudiste cambiar tu aparriencia…siento haberrrte besado… -Susurró
incómodo, ella miró el tablero del auto y se sorprendió de saber que sabía
conducir. -…fue, me quedé en blanco y yo…
-Descuida…¿cómo es que respondiste tan rápido a mi llamado? –Preguntó
sobrecojida por que estuvieran los dos solos, hacía mucho tiempo que no lo
estaban, el beso la había sacado de orbita y trataba de calmarse.
-Cho vino a verrrme hace algunas semanas, me avisó que algo pasarría y que
quizá necesitarrrías ayuda…recordé la moneda y la traigo desde entonces en el
bolsillo…cuando comenzó a quemarrrme la pierrrna salí como un loco, mi madre
estaba dándome un sermón. –Sonrió de lado sin apartar la mirada del camino. –
Por suerrrte aprendí a conducir, pensé que era la mejor forrrma de huir, nadie nos
buscaría como muggles en un auto ¿verdad?
-Es verdad… -Hermione intentaba caer en la cuenta de algo que no le parecía
lógico. -…¿cómo me siguieron?...¿cómo pudieron saber adónde iría?
-Cho lo comentó…al parrrecer se las ingenian para seguirrr el rastro mágico de las
personas…si están presentes mientras te desapareces pueden verrrr mediante un
hechizo el camino que sigues…sólo tienen que seguir el rrastro…es magia
vieja…además, tienen sus expedientes del Miniterio ¿no?...seguro han revisado
sus oficinas y encontrado artículos personales, no es difícil hacer hechizos de
localización con eso…deberrrías saberrrlo, eres mucho más inteligente que ellos y
yo juntos. –Susurró sonriendo, ella afirmó, no lo había pensado y todo cuanto
decía era verdad, se sonrojó por el cumplido, él siempre se las ingeniaba para
adularla; Viktor dio vuelta en una esquina y se estacionó cerca de una cafetería.
-¿Qué lugar es este? –Preguntó, no parecía ser un lugar para esconderse, estaba
lleno de lugares concurridos.
-Mi departamento es el de arrrriba…te tengo listo un traslador, ya que es magia
mía, no podrán seguirrrte por ahora, pero es cuestión de tiempo para que den
conmigo…nos queda poco, tengo que darrrte esto… -Viktor estiró el brazo hacia el
asiento trasero, Hermione recibió de su mano un sobre de piel gris, cerrado, con el
logotipo de la casa de los Greyback, con el ceño fruncido se volvió a Viktor que
revisaba por los espejos si alguien raro les había seguido.
-¿Qué es esto? –Preguntó sin saber qué esperar de aquello, intentó abrirlo, pero
cayó en la cuenta de que primero tenía que ponerse a salvo, luego habría tiempo.
-Cho me lo dio…me dijo que alguien me diría que hacerrr con él…hace unos días,
una chica de ojos olivo e ideas bastante currrriosas entró en mi departamento, me
pidió que te diera el sobre. –Susurró el búlgaro, miró afuera y abrió la portezuela,
ella iba a preguntar algo, pero él no le dio tiempo; ocultó el sobre bajo su suéter y
se bajó siguiéndolo, él abrió la puerta para que entrara y le señaló las escaleras,
ambos fueron hacia ellas, Viktor odiaba los elevadores.
-¿Era Eurídice Viktor? –Preguntó mientras subían las escaleras presurosos, se
toparon con una anciana, Hermione sonrió a la mujer que la miró con una sonrisa
poco peculiar, incómoda siguió a Viktor, la anciana sonreía aún cuando la miró de
301
reojo, sintió un escalofrío.
-No lo sé…no me dijo su nombrrre, sólo me pidió que te lo dierrra…ahorrra… -
Viktor abrió la puerta y la hizo entrar, en la sala había sobre la mesita un frasco de
mantequilla de maní vacío. -…promete que estarrrás bien…promete que te
cuidaras…estarrré del lado de ustedes en esta guerra, todo el tiempo que me sea
posible…he hablado con cierrrtas personas y nos uniremos a ustedes…cuidate
por favorrr…sé que erres fuerte y que no tengo que pedirrtelo, pero sé
prrrecavida… -Sonriente le entregó el frasco mientras ella se ponía una túnica que
él le había tendido antes. -…en los bolsillos hay dinero muggle y cosas que
pueden ayudarrrte…Herrrmione...
-Dime. –Concentrada en asegurar el sobre y ponerse la túnica, sujetó con fuerza
el frasco y se volvió a mirarlo, él sonreía dulcemente, ella sintó un vuelco, algo
andaba mal, escuchó pasos presurosos y susurros.
-Te amo… -Ella abrió los ojos sorprendida por la revelación, él la empujó hacia el
pasillo, le besó la frente casi tan rápido que ella apenas sintió sus labios y
sonriente dio un paso hacia la puerta; llamaron pero Viktor no abrió. -…comprendo
lo de Weasley…aunque Malfoy me incómoda, pero es un buen chico, eso crrreo…
-La puerta cayó de golpe, la anciana de las escaleras entraba, estirando su cuerpo
de tal forma que se desgarraba su piel a cada paso, hasta que debajo de su
antiguo cuerpo quedó el de un hombre enmascarado. –Vete…no mirrres
atrás…cuidate mucho Herrrmione…¡Expelliarmus!
-¡Demaius! –Gritó el otro hombre, que trataba de acercarse.
-¡Es Granger!… -Gritó alguien más en el pasillo, Hermione se llenó de horror,
estaban vigilando a Viktor desde hacía mucho, había cometido el error de
comprometerlo, y luego su confesión, asustada lo miró y le pidió lo único que
pudo.
-Viktor…¡ven!…¡ven conmigo! -Intentó jalarlo, pero él movío su brazo y se entregó
al duelo con el mortífago, mientras otro entraba por la puerta y el frasco en sus
manos brillaba. -¡De prisa!...¡Sígueme Viktor! –Soltó desesperada al ver que los
dos lo vencerían, sabía que lo iban a matar y necesitaba hacer algo. -¡Viktor!
-Dile a Malfoy que más le vale que no te haga daño…porrrrque si no, le sacarrré
los ojos… -Sonriente la despidió, todo comenzó a girar, lo último que ella
distinguió fue un fulgor verde y un gemido ahogado de aquel chico, su primer
romance, su primer ensueño, se había quedado solo de cara a la muerte, luego de
salvarla.

-Neville…contéstame, por favor…Neville… -Los dedos de él tronaron al apretar


con más fuerza y ella sintió que ya no podría siquiera enfocar la mirada, soltó un
quejido, pensando en él, pensando en el río, pensando en el pasado, en sus ratos
juntos, tenía que tomar valor de eso para seguir sonriéndole. -…me…duele…
-Tonta, ¿cómo puede seguir amándole?...¿acaso no sientes como tu amor te
tortura? –Preguntó Alecto sonriente, Neville se divertía con el rostro de dolor de la
chica.
-Esto es todo un espéctaculo… -Susurró Amycus entre una sonrisa enfermiza.
-Es, tal como en el pasado….sólo él puede torturar así. –Bella observaba
embelezada a su amo, su sonrisa, podría ser el cuerpo y el rostro de alguien más,
pero todo ese odio, toda esa ira era sólo de él.
302
-Miren a está chiquilla, sonriendo, feliz de morir a manos de este hombre, de un
mediocre sujeto estúpido, que llora dentro de su mente, por que sabe que se la
arrebataré… -Neville hablaba dentro de una hilaridad poco peculiar, sonriendo,
Luna al escuchar que Neville lloraba dentro de sí mismo sonrió con más ganas e
hizo lo único que se le ocurrió.
-Neville…sé que estás ahí…escucha…no importa…lo que pase… -La voz se le
cortaba, sonaba apenas como un silbido y Neville viéndolo todo, golpeaba con
fuerza las paredes de la prisión que dentro de su propia mente, aquel enfermo
había creado. -…yo, siempre…siempre…estaré contigo…
-Estúpida… -Gritó Avery carcajeando, mientras los demás se unían a la burla y el
rostro de Neville sonreía, se puso serio y frunció el ceño acercándose al rostro de
Luna.
-¡Oh!...pobre, pobre niña…realmente crees que él vivirá luego de esto…realmente
tienes esperanza… -Sonrió mientras a ella se le llenaban de lágrimas los ojos
nuevamente, se acercó a su oído y le susurró con su voz sibilante e hiriente. -
…voy a matarlo, lo torturaré siempre, hasta que no pueda siquiera pensar…voy a
matarlo lentamente.
-Neville…eres más fuerte que él…eres más fuerte… -Exclamó con la voz
irreconocible, el sudor en la frente y las lágrimas empapándole el cuello.
-Avery…traes una navaja siempre contigo…¿cierto? –Neville miró al mencionado
que asintió y le arrojó una navaja brillante, de mango tallado con la terrible marca.
–Dime algo, Longbottom…¿qué tanto te importa?
-¡Suéltela! –La voz de Neville estalló en la mente de todos, Luna al escucharlo
dentro de su propia cabeza ahogó un gemido, Voldemort lo estaba dejando
manifestarse para gozo de los presentes y para tortura de ella misma. -¡Si le hace
daño lo mataré!...¡Juro que lo mataré!
-Matarme…soy tú niño idiota…¡no puedes matarme!... –Sonriente miró a Bella y a
Alecto que esperaban ansiosas, la última se mordía el labio inferior con una
ansiedad desquiciante, Avery dio un paso para ver más de cerca. –…no te
acerques Avery…el suelo de esta zona es frágil…no quiero perder a un aliado
importante tan pronto…ahora bien, Longbottom…crees que puedes matarme…y si
te digo que no puedes…pero que yo a ella sí. –Sonriente esperó respuesta.
-Neville… -Luna lo llamó, la garganta ya ni siquiera le respondía, empezó a creer
que ya no podría siquiera pasar algo de saliva, pero la mano se ablandó y le
permitió al menos tragar.
-¡No le haga daño!...¡Maldito hijo de perra!...si la daña, le juro que le mataré…no
me importa si tengo que matarme a mi mismo. –Exclamó Neville mirando todo por
aquel enorme ventanal, mirando el rostro de Luna amoratado y exhausto.
-¡Bastardo insolente! –Gritó Bella al escuchar aquello y tanto Amycus como Alecto
dieron un paso de agresión hacia la pareja, pero miraron el suelo que se
cuarteaba y se detuvieron.
-Matarme…he dicho que no puedes…¡pero yo a ella sí! –Levantó la daga y la
clavó sin misericordia a la altura abdomen; Luna se contrajo, su rostro se puso
lívido y la sonrisa casi se borró por un segundo de sus labios; Neville se quedó
helado dentro de su propia mente, sin saber si lo que veía era cierto, entonces
Voldemort levantó su mano soltando la daga y mirándose la sangre. –Lo ves…es
su sangre…y es tú mano…¡tú mano!
303
-¡Luna!...¡No!... –Gritó exasperado, mientras Avery, Alecto y Amycus se reían de
su desconsuelo y el rostro de Luna comenzaba a ponerse pálido de a poco. -
…¡resiste!...¡Luna!...¡No!... –Se puso a golpear el vidrio, mientras se escuchaba a
sí mismo reír y sentía ese gozo enfermizo, esa emoción en el abdomen, ese
placer dentro de sí mismo y Luna cerraba los ojos de a poco; se puso las manos
en las cienes y se presionó, con ganas de estrellarse con fuerza contra aquel
muro, para ver si con eso lograba matarse como castigo por no ser lo
suficientemente fuerte para protegerla.
-Neville… -Exclamó con la boca seca y el dolor en el abdomen, la sangre le
humedecía y de a poco, se dio cuenta que se quedaba sin fuerza mas que para
intentar tocarlo, levantó la mano y la situó en su mejilla, mientras le sonreía
enfermizo y complacido. -…yo…creo que… -No sabía qué pensar, no sabía qué
decir, cerró los ojos frunciendo el ceño, por que ahora más que nunca, el amor le
dolía demasiado.

Tenía mucho corriendo, era noche cerrada, la bolsa en su mano emitía tanto ruido
que empezó a creer que hubiera sido mejor no comprar nada, mucho menos
poner la compra en semejante bolsa escandalosa; llegó a una esquina, se detuvo
pesadamente y aferrado al muro miró atrás.
-Simios…no son tan rápidos como yo… -Susurró entre bocanadas de aire, miró al
frente, estaba en un sitio totalmente desconocido, se acomodó el cabello y
decidido caminó por la calle; no había autos, así que siguió de frente, al fin
encontró lo que necesitaba, un autobús subiendo gente en una parada, subió en
él, se bajaría donde fuera que pudiera.
Sofocado se introdujo, pagó con las últimas monedas que le quedaban y entró,
estaba tan atiborrado de gente que tuvo que permanecer de pie; al cabo de un
rato, un hombre se subió al autobús a su lado, no le dio importancia, respiró más
tranquilo y miró a la mujer sentada frente a él, debía tener unos 23, cargaba a una
pequeña de coletas, de unos dos años, la niña vio la bolsa con las sonajas y le
sonrío, él le hizo guiños un rato hasta que ella sonrió y carcajeo llevándose las
manitas a la cara con emoción.
-Es un primor… -Susurró el hombre a su lado, Ron sonrió y afirmó. -…¿tiene usted
pequeños en casa verdad?
-Tres…enormes y traviesos, aguerridos como su madre. –Contestó orgulloso
mirando a la pequeña que estiraba sus manitas hacia él, conmovido sonrió a la
joven, que le agradeció el entretenimiento con una sonrisa. –Pero tengo tiempo sin
verlos, creo que cuando vuelva a tenerlos conmigo, serán adultos. –Carcajeó de
su chiste, aunque algo había de cierto.
-Supongo que son pelirrojos también. –Murmuró el hombre, Ron sonrió y afirmó
con ímpetu.
-Sí…en efecto…es mal de familia ¿sabe? –Concluyó y levantó el rostro para mirar
a su interlocutor, la voz se le fue y sintió que moría; Macnair sonreía mirándolo
fijamente, Ron frunció el ceño con temor y quiso sujetar la varita, pero el autobús
estaba lleno y la niña frente a él sonreía y balbuceaba para que no la ignorara.
-Claro que lo sé…escandalosos, pecosos…y seguramente pobretones como todos
los Weasley. –Murmuró con desprecio, Ron inclinó la cabeza hacia la niña y
sofocó su furia por el comentario en la idea de que él era mejor que Macnair en
304
muchas otras cosas; intentó pensar, buscar una forma de salir de aquello sin
arriesgar a nadie, sobre todo a tanta gente inocente, recorrió el autobús con la
mirada, había ancianos, hombre de negocios, mujeres acompañadas de niños y
un grupo de jovencitas que traían botes de palomitas y sonreían haciendo
escantado, palideció, eran demasiadas vidas a cuestas. -¿De verdad pensaste
que lograrías huir?
-Por un segundo…sí, lo pensé. –Confesó mirando al frente, los dos se miraban
reflejados en los vidrios del autobús, Macnair sonreía, Ron tembló de miedo y de
rabia. –No necesitamos involucrar a nadie, ¿verdad?...al menos a mí, mi ego no
me lo exige…¿y a ti?
-A mi me basta con matarte Weasley. –Susurró él, tan bajo que Ron sólo le
entendió porque le leyó los labios através del vidrio, la pequeñita le tocaba la
mano, balbuceando y él sentía angustia.
-Entonces, nos bajamos en la siguiente parada. –Susurró el pelirrojo mirando a la
pequeña y sonriendo.
-Nos bajamos si. –Contestó Macnair sonriendo, con tal emoción que Ron pensó
que estaba por ganarse la lotería.

Entró en el jardín de la casa, una vieja construcción del siglo XVIII, con grandes
ventanas y un jardín cuidado a medias, las cortinas del gusto de Hermione le
saludaron, los muebles le recibieron tristemente, ella aún no llegaba; encendió las
luces y esperó, nadie mas que ellos conocía aquel sitio, su nido, el lugar donde
comenzarían de nuevo, en un barrio muggle, donde a veces, se sentaban a
conversar de estupideces, de vanalidades; obviamente, él le había mentido
diciendo que era la casa en que viviría con Pansy, ella crédula se había mostrado
renuente a ir a ese sitio para pasar las noches apasionadas de su aventura, pero
se las había arreglado para convencerla, y pronto se volvió el sitio predilecto de
los dos.
Miró las ventanas, estaban sucias, pensó en limpiar algo mientras ella llegaba,
pero no le convencía, entonces lo sintió, no estaba solo.
-Buenas noches, Draco. –Se volvió asustado, Snape le miraba desde el marco de
la puerta a la cocina. –Lindo sitio…muy muggle, muy acogedor…en fin, demasiado
Granger…ya sólo falta que compres un aparato de televisión. –Soltó con la voz
arrastrada de siempre, él se sintió algo más tranquilo por no estar solo. –O no
sé…que le compres un perro y lo saquen a pasear juntos…o peor aún, que se
compren un auto y salgan a algún sitio muggle de compras.
-Profesor, ¿vino sólo a burlarse?...¿Porque está tan de buen humor?... –preguntó
con una sonrisa mordaz y venenosa. -…¿acaso mi tía se le insinuó y se dio el lujo
de desperciarla?... –Snape lo miró con más que odio, sabiendo que había tocado
una fibra dolorosa, sonrió complacido y volvió a lo que de verdad le interesaba. -
…supongo que sabe ya el estado de las cosas. –Susurró mirándolo de reojo
mientras se sentaba.
-Sí, lo sé…es momento de actuara cada paso…de ahora en adelante, cada quien
piensa sólo en sí mismo Draco…en tu caso, piensa en ti y en ella…intenta ser
congruente ¿si? –Preguntó algo incómodo, Draco lo miraba fijamente luego de
escuchar que le diera semejante consejo.
-Congruente…sin duda algo que todo el mundo puede hacer con facilidad. –Dijo
305
mordazmente sin mirarlo, enfocando sus ojos en la puerta, como si ella estuviera
ya en el jardín a punto de entrar.
-No es sencillo, pero es necesario…al menos si no quieres perderla…me las
arreglé para que al menos por esta noche, este sitio sea un lugar seguro. –
Sonriente se dirigió a la puerta y la abrió para salir. –Disfruta lo que podría ser tu
última noche a su lado Draco.
-No será la última, me cersioraré de que no lo sea. –Contestó secamente, Snape
se ajustó la túnica y salió, él se quedó pensando en muchas cosas y todas
reposaban al final en la misma persona, Hermione.

Abrió los ojos y se descubrió aferrada a un cuello con fuerza, miró alrededor
alarmada y se preguntó si aquello era morir; notó entonces que las paredes eran
de roca sólida y que había un raro rumor de agua, levantó la mirada y sus ojos se
toparon con un montón de lo que parecían ser rollitos, al verlos bien, notó lo que
eran.
-¡Murciélagos! –Gritó al tiempo que sacudía las manos con locura sobre su
cabeza, llena de una sensación espantosa, él carcajeó y la bajó al suelo para
cubrirla con su cuerpo, mientras la cueva se llenaba de los gritillos agudos de esos
desagradables seres. -¡Ah!...¡Ratas con alas!...¡quítamelos, quítamelos!
-Guarda silencio…los has asustado, los van a ver salir…ahora nos encontrarán. –
Susurró él a su oído, cubriéndola con sus brazos, ella abrió los ojos y se encontró
con los de él, brillantes y complacidos de verla, seria le dio un manotazo en el
pecho que lo hizo caer al suelo sentado. -¡Oye!...¿cómos se supone que te proteja
si me golpeas eh?
-Eres un idiota…¡salta!... –Dijo con una voz aguda haciendo gestos como si lo
imitara, él sonrió divertido. -…¡¿estás demente?!...¡¿dónde estamos?!... –Sintió
que uno de los murciélagos se le pegaba al brazo. -…¡quítamelo!...¡quítamelo,
quítamelo! –Hagen le dio un manotazo al animalito y la volvió a cubrir con sus
brazos mientras los murciélagos volaban rumbo a la salida de la cueva, pasando
sobre ellos.
-En una cueva llena de murciélagos que si no te callas nos comerán
vivos…shhhhh… -Hagen se puso el dedo en los labios para decirle que callara,
ella frunció el ceño y se cruzó de brazos molesta, mientras él seguía cubriéndola
con su cuerpo, hasta que todos los animalitos desaparecieron. -…¿ves?...ya se
han ido y ninguno te ha hecho daño alguno.
-Pese a eso…sigues siendo un idiota…¡me desmayé del miedo!... –Consternada
lo miró sonreír, Hagen siguió caminando.
-Despreocupate…mira, esa es la salida…una vez afuera, conseguiremos un sitio
donde descanzar y mañana nos reuniremos con todos…¿de acuerdo? –Dijo
sonriente, Pansy tuvo que aceptar que aquél parecía un buen plan, salieron de la
cueva por un hueco y pronto echaron a andar a través del bosque rumbo a la
carretera más cercana, pero tras ellos, el rastro que dejaban era suficiente para
ser seguido.

-Esto es emocionante…revivificante…es la gloria volver al camino… -Sonriente


disfrutaba de la cara de Luna, su sonrisa dolorida y su pesadez que lentamente la
obligaba a cerrar los ojos, mientras podía sentir el dolor interno del chico, entonces
306
decidió que era suficiente. -…Bella, has un hueco en el suelo bajo ésta chiquilla.
-¡Deprimo! –Exclamó Bella, Luna miró de reojo bajo sus pies, ahí estaba, el agua
que había cubierto a Harry, la corriente que lo había llevado a las profundidades
del Lago Negro; agradeció hasta cierto punto, sería sepultada para siempre en su
adorado Colegio, y el último rostro que vería sería el de él.
-¡No!...¡No lo permitiré! –Neville rabiaba y golpeaba, las lágrimas se le escapaban
sin querer, intentó pensar, recordó tantos momentos felices con Luna, que no
quería, no podía perderla; se golpeó la frente por que no se le ocurría como salir
de aquello, recordó a Eurídice, “Luna” había dicho. -¡Voy a detenerlo!
-No lo harás…despídete Lovegood…dile adiós a tu amado Neville. –Sonriente
estiró el brazo sobre el hueco, Bella sostuvo la respiración y Avery ignorando la
orden previa se acercó a ellos.
-Neville… -Susurró Luna con la mano acariciándole la mejilla, Neville se sintió
morir e hizo lo único que podía, golpeó a puño cerrado el vidrio con todas sus
fuerzas, todo tembló y entonces lo descubrió; él había sido capaz de sacarla del
río, él por ella había sido capaz de sobrepasar las protecciones de Eurídice y
Draco, por ella lo había hecho, ella era el suficiente motivo para provocarle tal
poder, era su detonante, sorprendido se concentró en eso y golpeó con más
fuerza.
-¡Luna!...¡resiste ya voy! –Gritó golpeando más, cada vez más y más fuerte, más
rápido hasta que el vidrio se estrelló y un brillo lo hizo cubrirse el rostro con su
mano destrozada y dolorida.
-No lo lograrás a tiempo, Longbottom. –Sonriente, estiró la mano ensangrentada
en la realidad, y soltó el cuello de la chica, al tiempo que Neville golpeaba con la
mano destrozándose los dedos, pero justo a tiempo para estirar su cuerpo por
entre el ventanal destrozado y sostener la mano de Luna que caía a través del
hueco, agonizante y exhausta para pelear más.
-¡Maldito! –Alecto quiso acercarse corriendo, pero miró el piso que se deshacía.
-¡Imposible! –Avery se acercó más y Bella convencida de que no podía serle tan
sencillo a Neville, fruncía el ceño ignorando los gritos de Alecto y Amycus.
-Te tengo… -Susurró sujetándola, Luna sonrió y asintió sin fuerzas, entonces
Neville lo sintió, un temblor que le surgía por todo el cuerpo y lo hacía sacudirse
horriblemente, como si le arrancaran parte del pecho, sintió que sus entrañas se
abrían, y los dos, él y Luna vieron la nube negra que brotaba densamente de su
cuerpo, mucho más negra, mucho más densa que antes y golpeaba la frente de
un sorprendido Avery que dejó salir un grito de rabia y miedo; apresurado se
inclinó más dentro del hoyo, la tomó por el codo y la levantó lentamente, tenían
que huir.
-Crees que es tan sencillo. –Susurró Avery con los ojos rojos, las facciones
deformadas, por completo ya una imitación total de su amo; Neville se volvió a
verlo espantado, luchando por no soltar a Luna, que apenas lograba ya mantener
la vista fija en algo. –Tonto…conseguí lo que quería de ti y de ella…su dolor ha
hecho a mi espíritu fuerte…ya no los necesito. –Levantó la varita, mientras Alecto
y Amycus miraban sin comprender y Bella aplaudía emocionada. -¡Deprimo! –El
rayo impactó el suelo bajo el cuerpo de Neville, y él y Luna cayeron
estrepitosamente, por error la soltó y cuando impactaron el agua, estaban
separados.
307
La buscó con rapidez, entre la corriente, intentó hallarla, pero no podía verla,
frustrado abrió más los ojos, asustado sacudió los brazos; cuando distinguió su
cabellera rubia, esparcida casi mágicamente entre la corriente, nadó, tenía que
tocarla, tenía que cerciorarse de que estaba a salvo. Lo miró venir a ella y se
movió lentamente, con el abdomen dolorido y casi ya sin aire, estiró su mano
hacia él, que había caído más abajo que ella en la corriente, pero entonces algo la
detuvo, se miró las piernas, el agua se endurecía, era hielo, que se endurecía pero
estaba apenas frío; quiso huir, quería tocar a Neville, al menos sentir el rose de
sus dedos por última vez.
Nadó hacia ella, estiró su mano para tocarla, porque al parecer ya no tenía fuerzas
para seguir hacia él, estaba a punto de alcanzarla cuando lo vio, el cabello de
Luna estaba endurecido, sus piernas atrapadas entre el hielo que la cubría
lentamente, asustado se estiró y supo que sus piernas estaban presas igual; se
asustó, nadó con más fuerza, estirándose cuanto pudo, tenía que tocarla, al
menos tocarla; Luna estiraba su mano hacia él, tendió su brazo, quería sentirla, al
menos sólo una vez más, el hielo le llegaba a las caderas, dio un último esfuerzo y
alcanzó a rosar los dedos de Luna, ella sonrió, sonrió y a él se le vino el llanto
incontrolable, nublándole su última vista de su locura, su rubia locura.
Lo miró tratando de darle a entender lo bien que se sentía poder tocarlo, tuvo la
necesidad de toser y vio como las últimas burbujas de aire se le iban, él se asustó
y quiso acercarse más, pero ella ya no podía moverse, estaba atrapada, el hielo la
había envuelto, sintió los dedos de Neville, sonrió y los ojos se le cerraron. Al ver
cómo las últimas burbujas se le escapaban de la boca, intentó acercarse más,
pero ya tenía el hielo hasta el pecho, quiso llamarla, pero no pudo, la vio cerrar los
ojos, rosó otra vez sus dedos, luego lloró con todas sus fuerzas y vio como sus
lágrimas se quedaban atrapadas como burbujas; al menos la había tocado, al
menos sus dedos estaban juntos, igual que ellos para siempre.

rtunidades agotadas
-Harry… -Distinguió la voz como si saliera de algún sitio alejado, intentó olvidar el dolor
del rostro y enfocarse en la figura borrosa frente a él, sentía esas manos tibias tocándole
la frente, la sonrisa poco a poco volvió de lo difuminado a la realidad y pudo saber que era
Ginny, casi con una locura insana, la abrazó con la plena decisión de jamás dejarla ir.
rn
-Estás viva…lo estás, me ha mentido…¡estás viva! -Tan emocionado estaba
que no notó la tensión de ella, que se quedó helada al escuchar semejantes palabras, la
apretó contra su pecho y comenzó a llorar, quería desahogar todo su desconsuelo y su
miedo, aquel enorme sentimiento de desolación que le habían dejado las palabras
anteriores.

308
rn
-Estás sangrando… -Susurró ella, sacándolo de su ensimismamiento,
horrorizada vio como su rostro escurría sangre, de lo que parecían ser mordidas
pequeñas pero profundas; un dejo de culpa la atosigó, tenía que decírselo, lo antes
posible, mejor que se enterara por su boca, que por la de alguien más.
rn
-Es que…no puede ser, era un sueño…sólo un sueño, ¿cómo pudieron
hacerme éstas heridas? -Susurró viendo cómo ella le secaba la sangre que escurría
lentamente, a cada rose se daba cuenta de lo real que habían sido las mordidas, cada
toque de los dedos de la pelirroja significaba un raro espasmo de dolor en el rostro.
rn
-A veces, los sueños dicen mucho, Harry. -Susurró ella sin mirarlo, a él le
pareció por primera vez, que realmente algo había que resolver entre los dos, pero no
preguntó nada, unos pasos lo alertaron, alguien se acercaba a ellos.
rn

rn
-Charlie, tengo que irme… -Susurró mirando al suelo, porque él la miraba
fijamente y hasta cierto punto la intimidaba y le impedía hablar bien. -…nos veremos
luego ¿si?
rn
-¿Cómo que tienes que irte? -Levantó la voz por sobre el sonido de todos,
algunos se volvieron, entre ellos los gemelos y las Patil, Cho se sonrojó al ver aquello y
molesta le tomó la mano y lo jaló.
rn
-Tengo cosas qué hacer, hay asuntos que debo resolver. -Dijo sintiendo las
miradas clavadas en la espalda.
rn
-¡Claro que no!... -Charlie se puso rojo, casi café. -…¿tú crees que voy a dejara
mi novia andar por ahí enfrentando enemigos como si se tratara de insectos?... -La miró a
los ojos fijamente, en otro momento se habría sentido contenta por lo de novia, pero en
aquel instante se sintió rata, casi insecto. -…no te voy a dejar ir sola.
rn
-Pues yo no pienso llevarte a todo sitio al que vaya…si tú piensas que me
pongo en riesgo, yo sé que te pongo a ti al llevarte, me importas mucho para
hacerlo…¡me voy y es todo! -Soltó dándole la espalda y caminó rumbo a la salida.
rn
-¡Oye!... -Charlie la sujetó de la muñeca y la retuvo a su lado. -…tú no te vas a
ningún lado, no sola y no sin mi…¿entiendes?...ahora estamos juntos, y me voy a pegara
usted señorita como un insecto molón…¿entendido? -Preguntó alborotado pero con un
dejo de diversión y comicidad, el cabello se le venía a la frente y los azules ojos le
brillaban con exageración.
rn
-No no lo entiendo…déjame, nos veremos luego. -Salía ya de la prisión luego
de darle un empujón al enorme y rojizo insecto molón; el viento y la humedad la
golpearon, dio un par de pasos cuando ocurrió, el dolor en la muñeca, Bella la llamaba,
pero eso era una locura, no podía ser, casi enseguida sintió una cosa muy distinta: un
terrible presentimiento, la espantosa sensación de que alguien a quien amaba estaba por
morir; abrió los ojos sorprendida, había puesto protecciones en la gente que amaba,
amigas de la infancia, sus padres…¡Su madre!...su madre estaba muriendo, de forma

309
horrible, cruel, el dolor en el pecho la hizo caer de rodillas, la abrumadora sensación de
miedo de su madre se le duplicó por obra de sus protecciones en la mente, pero había
algo más, tras la incertidumbre de la condición de su madre, la certeza de algo la golpeó
igual que un gong pegado a la cabeza, su padre estaba muerto; se erizó, las manos de
Charlie la sujetaron de la cintura, pero ella no tenía tiempo, no lo tenía, palideció y buscó
consuelo a bocanadas, pero no podía, Charlie no podía calmarle el miedo.
rn
-¡Cho!...¿qué te ocurre?...¡Contéstame!...Cho… -Charlie la sujetaba al tiempo
que ella intentaba tender su mano hacia la figura delante de ella, su madre agónica, esa
imagen en su mente, alguien la ponía ahí para torturarle, el mismo alguien que hacía que
le escociera la muñeca.
rn

rn
-Mira…es la carretera. -Hagen sonriente jaló la mano de Pansy, ella llevaba ya
buen rato mirándose la mano, la muñeca le ardía, el tatuaje se movía, Bella le convocaba.
rn
-Sólo un hombre podría emocionarse por ver una carretera. -Soltó insidiosa,
como siempre, gozaba molestando a alguien, y ya llevaba algunos minutos sin soltar
veneno; pero luego volvió su atención a su mano, a su tatuaje, a lo que pasaba, intentó
usar la legeremencia y entrar en la mente de Cho, saber qué pasaba, pero era como si
una nube se lo impidiera, buscó a Draco, pero luego recapacitó, seguro estaría con
Granger, sólo Merlín sabía qué haciendo, Hagen estaba con ella, así que no tenía caso
buscar en él, al parecer ni siquiera sentía el llamado, en cuanto a la otra flor, no creía que
pudiera tratarse de ella, no con los antecedentes que tenía.
rn
-En mi caso prefiero los estadios de quidditch, pero sí, también me gustan los
autos…los muggles son sorprendentes ¿no crees? -Preguntó sonriendo, en sus ojos
azules a Pansy le pareció ver la picaresca inocencia que alguna vez tuvo Draco, alarmada
por que lo que sintiera por él fuera eso, la búsqueda de recuperar al rubio, miró al suelo, y
lo sintió…alguna de las flores estaba sufriendo intensamente, no podía ser Eurídice por
que no se había comunicado antes, menos considerando que sufría desde hacía mucho,
sólo podía ser Cho; el dolor en la muñeca creció y soltó un gritillo agudo llevándose la
mano al brazo, intentó saber porqué, qué estaba pasando, pero se le velaba la razón;
Hagen creyó que la lastimaba y se volvió apurado. -Perdón…creo que te presioné mucho.
rn
-Hagen…algo pasa…tenemos que… -Susurró, pero no pudo decir más, casi de
inmediato sintió un choque eléctrico muy fuerte en la cabeza y el reflejo de un rayo rojo le
llegó a las pupilas de reojo; pesadamente cayó al suelo, todo se puso negro.
rn
-¡Pansy! -Hagen la miró sorprendido, se volvió para cargarla en brazos cuando
un rayo lo impactó en el pecho y lo arrojó lejos de ella, sacudió la cabeza para poder
recuperar la vista, algo no andaba bien.
rn
-Tonto…realmente pensaste que habías logrado huir. -La voz sonó espantosa,
Alex, el joven hombre lobo lo miraba fijamente, Hagen rabió internamente y una furia
estrepitosa se apoderó de él, Pansy estaba inconsciente, en el suelo, golpeada por un
hechizo poderoso. -Un traidor…un traidora la causa que nos obligó a seguir…¿cómo
puede ser así, señor Greyback?
rn

310
-Te dije que no me llamaras así…el señor Greyback era mi padre…ahora, ¡te
voy a enseñar a respetarme, niño! -Soltó enfadado, se puso de pie, dejó salir la furia, la
camisa se le desgarró de a poco, sus músculos crecían y sus ojos azules se volvieron
casi negros de rabia, los colmillos le sobresalieron, sonrió. -Has cometido un grave error
al venir solo.
rn
-¿Y quién dice que me han enviado solo? -Alex sonrió alzando una ceja, en
seguida lo escuchó, estaban rodeados, no podía entender ¿porqué no lo había sentido
antes?, ¿porqué no se había dado cuenta?, miró al suelo mientras sus oídos identificaban
cuántos y quiénes los rodeaban, la respuesta a su anterior pregunta yacía pálida ante él,
no había escuchado nada, por que estaba muy entretenido pensando en que llevaba
consigo a Pansy.
rn
-Buenas noches, señor Greyback… -Mary sonriente, apareció recargada en uno
de los árboles, continuaba llevando los vendajes, aunque parecía mucho más repuesta;
Hagen cayó en la cuenta de que estaban todavía muy lejos del camino, jamás lograría
llevar a Pansy hasta allá sin ser detenido, sintió pánico, miró alrededor, al menos podía
oler a unos 10 enemigos, frunció el ceño y sonrió pese a que el miedo lo hacía ir bajando
la guardia.
rn
-Mary…Mary…supe de tu desencuentro con la suerte… -Soltó aguerrido, dio un
par de pasos hacia Pansy, una vez cerca de ella, se inclinó para cargarla. -…Pansy…hey,
Pansy… -Llamó, pero la chica estaba completamente inconsciente, una risa lo hizo volver
al momento.
rn
-¿Cómo puede ser que semejante personaje se haya enamorado de esa
basura? -Uno de los hombres lobo se asomó entre las sombras, los demás carcajearon,
Hagen sintió un terrible escalofrío.
rn
-Quizá no está enamorado y sólo le gusta jugar con ella…como a muchos otros.
-Dijo una voz aguda y Hagen sintió latir su sien de una forma tal que estrujó a Pansy, que
en medio de su inconsciencia suspiró fuertemente.
rn
-No, no, no…basta ver en sus ojos para darse cuenta…¡está enamorado!...y de
esa víbora con colmillos particularmente afilados…pobrecillo…no sabe la víbora que se
ha echado al pecho. -Una tercera voz acompañada de la burla de Mary lo hizo empezar a
agitar su respiración, realmente aquello era peor de lo que esperaba escuchar, y mucho
más de lo que su pobre corazón enamorado podía soportar.
rn
-Cállense. -Susurró luchando por contener la ira, pero Mary y Alex tenían otro
plan.
rn
-Pansy Parkinson…la mujer más conocida entre los magos…Malfoy, Krum,
Weasley, Potter, ¿a cuántos más ha seducido? -Preguntó Alex, Hagen bajó la cabeza
tratando de controlarse, por que sabía que aquello era cuestión de pensarse, si atacaba,
tenía tan pocas oportunidades como de reencontrarse con su madre; Alex disfrutaba la
escena, su amo, su señor al que antes había tenido que obedecer, estaba ahora ante él,
empequeñecido por un simple golpe romántico, y pronto sería presa de toda la rabia de
sus subordinados, quienes seguramente ansiaban hacerlo pedazos.
rn

311
-Has olvidado el último en la lista…hasta el momento claro… -Mary carcajeó
sonoramente, un silencio se hizo entre todos, por que querían que ella lo dijera lento y
total. -…Greyback, uno más a la lista de logros de la amante más preciada del lado
oscuro…¡Ah! Y del lado bueno también. -Fue todo, Hagen no lo toleró más, sacó la varita
y sin piedad alguna le apuntó en medio de los ojos, luchando por no soltar a Pansy que
seguía perdida en la penumbra del desmayo.
rn
-¡Avada Kedavra! -Mary cayó al suelo tan fría y rígida como una roca, al tiempo
que Alex soltaba un aullido tan espantoso que Pansy frunció el ceño e intentó volver en sí;
Hagen se vio rodeado, ahora sólo tenía dos cosas que hacer, pelear como pudiera o
pelear como debiera.
rn

rn
Cayó pesadamente al suelo, el dolor en el costado no se hizo esperar, frustrada
intentó recuperar la cordura, y de paso la calma, enfocarse en lo que había pasado, él
estaba muerto, Viktor estaba muerto por defenderla y ella estaba sola, en un sitio que le
era familiar y desconocido al tiempo; con la respiración agitada, levantó la mirada para
identificar el lugar al que la había enviado, reconoció de inmediato la fotografía en la
pared, Ivana y Hagen le miraban fijamente, era la mansión Greyback. Escuchó un ruido,
un susurro, como un movimiento leve de tela por el suelo, se incorporó rápido sintiendo
entonces el dolor de la rodilla, lastimada por el golpe de caída que no había podido evitar
por venir tan enfocada en Viktor, el susurro seguía presente, el susurro seguía ahí,
alguien, alguien que sabía de su presencia la llamaba, la invitaba a ir a algún sitio de esa
casa, que ahora se le presentaba lúgubre, inhóspita y terriblemente sola.
rn
Miró a todos lado al salir de la biblioteca, temió que alguien pudiera estar
esperándola, echó a andar por el pasillo que había conocido días antes, miró dentro de la
cocina, el comedor, la sala, las escaleras, cada habitación estaba intacta, como las
dejaron, como antes de su llegada; el jardín parecía llamarla, el susurro ese de tela sobre
el suelo iba directo allá y como si de un imán se tratara entró sigilosamente, cojeando a
cada paso, temblando con el sobre en el abdomen sujetándolo con fuerza y la varita casi
vibrante en la mano, casi como si tuviera el pulso de un ebrio, de un herido, de un
acobardado; había un raro rumor de hojas, y encontró algo que no había notado antes, los
cerezos estaban en flor y cerca de ellos, sentada plácidamente, Eurídice miraba al frente
con fijeza. Corrió emocionada de encontrar a alguien, de encontrarla a ella, que había
conocido a Viktor, de saber que podría desahogar a gusto su tristeza y su vergüenza por
no haberle salvado.
rn
-¡Eurídice! -Exclamó tirándose a su lado, para apoyar su rostro en sus rodillas y
llorar desesperada. -¡Oh Eurídice!...Viktor, ha muerto…y no pude hacer nada… -Dijo
desconsolada, esperando aquella mano sobre su cabeza, esperando la voz suave,
esperando el consuelo que no llegó; levantó la cara empapada en llanto y miró los ojos de
la chica, Greyback no la miraba, tenía los ojos clavados al frente, entrecerrados como si
estuviera cansada. -…Eurídice…¿me escuchas? -Preguntó al darse cuenta que no le
contestaba, al caer en la cuenta de que aquella joven no le miraba, porque ella no estaba
ahí, por que esos ojos estaban atiborrados de un humo denso e invisible que no dejaban
a una ver a la otra. -¡¿Pero que te han hecho?! -Interrogó desconsolada, abrazada a su
cintura, al tiempo que Eurídice se sacudía al ritmo de sus gemidos, al ritmo en el que
Hermione lloraba, por que se sentía terriblemente sola.

312
rn
-Duerme. -Susurró Eurídice casi sin mover los labios, casi sin expresar al
menos algo, con la piel apagada, con las manos muertas; Hermione la miró con los
párpados inundados, la miró como si aquello fuera sólo el principio de la conversación
más importante de sus vidas.
rn
-¿Qué? -Preguntó poniéndole las dos manos en las mejillas para obligarle a
mirarla, estaba tibia, no estaba muerta al menos, enfocó su mirada nublada en ella,
necesitaba que siguiera hablando, que dijera algo más, que al menos le terminara de
decir lo que fuera que tenía que decirle. -Eurídice, ¿qué has dicho?
rn
-Duerme. -Repitió suavemente, al tiempo que un raro viento envolvía todo,
Hermione la miraba a los ojos, tenía la impresión de ver cosas en ellos, movimiento, como
una película reflejada en un espejo; miró fijamente, en esos ojos castaños propensos al
verde, vio a Neville y Luna suspendidos en el aire, intentando tocarse, vio a Ginny
envuelta en llamas, consumiéndose ante un Harry impávido, vio a Draco sangrante y
horrorizada soltó el rostro de su amiga, dio un paso atrás, cayendo al suelo sentada,
empujándose hacia atrás doblando las rodillas, notando cómo la cabeza de Eurídice caía
lentamente en su pecho y volvía a la posición inicial, mirando al frente, esperando,
esperando siempre.
rn
-¿Es esa la tortura?...¡¿es así como te tortura?! -Gritó violentamente, tratando
de despertarla de algún modo. -¡Eurídice despierta!...¡eres más fuerte que esto! -Exclamó
tomándola de los hombros sacudiéndola, ella movía la cabeza de adelante a atrás
lentamente, igual de callada, igual de triste; vio nuevamente sus ojos, en ellos Ron miraba
a otro lado, dejándola, Ron que caminaba alejándose de Eurídice, dándole la espalda
para caer luego al suelo lentamente y deshacerse, volverse pétalos que ella con sus
manos intentaba retener; los ojos se turbaron, las lágrimas emanaron lentamente y a
Hermione se le salieron igual; se abrazó a Eurídice con fuerza, llorando a gritos, con todas
las ganas que tenía de hacerlo, al tiempo que ella apenas y dejaba salir el llanto como
torrente. -¡Es tan injusto!...¡él no te dejaría!...no lo haría...¡despierta por favor!...despierta.
rn rn
-Duerme. -Volvió a decir al oído de Hermione, que soltó un grito de dolor y se
aferró a ella con más fuerza, bajo los cerezos, entre el olor de la manzanilla y la tierra
mojada.
rn

rn
-Mi madre…mi madre… -Cho se aferró al hombro de Charlie con aquella
desesperación propia de la niña que se ha perdido para siempre, de la mujer que pierde
parte del alma de un momento a otro. -…le tortura, Bella la está matando.
rn
-Cho…¡Merlín si pudiera ayudarte! -Exclamó sin saber qué más decir, entonces
ella rabió, lo empujó con fuerza y mirando al suelo con los ojos desorbitados, se puso de
pie, sacó la varita y dando de gruñidos se decidió a desaparecer. -¡No espera! -Charlie
alcanzó a sujetarla de la pierna y los dos se perdieron en la oscuridad.
rn
Estaban en una casa pequeña, a oscuras, las cortinas estaban desgarradas, los
vidrios rotos, en el suelo, un cuerpo sin vida les dio la bienvenida, Cho entendió el dolor
inicial, su padre estaba muerto tal como lo había pensado antes; Charlie tras ella, se puso

313
de pie y sacó la varita, no había ruido alguno, nada, sólo una quietud asfixiante,
demoledora. Cho no podía contener las lágrimas, se olvidó de protegerse y corrió hacia el
cuerpo, en la mano tenía la varita, le dio la vuelta y lo miró a los ojos, abiertos en una
expresión incomprensible, ella ya no podía hacer nada.
rn
-Papá… -Susurró quedamente pasándole la mano por la frente, se soltó a llorar
todo su desconsuelo, por no haber podido protegerlo; entonces pasó, alguien le apuntaba
con la varita, comprendió que de haber ido sola, estaría muerta.
rn
-¡Expelliarmus! -Gritó Charlie para defenderla, pero le atacaron igualmente.
-¡Diffindo! -Bella sonreía desde un sillón cercano, sentaba cómodamente, le
había dado a Charlie un tajo en la muñeca izquierda, sangraba; Cho miró horrorizada,
quiso sacar la varita, pero algo tarde, Bella le apuntaba; Charlie caminó hacia Cho y se
plantó frente a su cuerpo y el de su padre, como muro entre Bella y ellos.rn
-Bellatrix… -Susurró Charlie mordazmente, sin bajar la varita, encogido del lado
izquierdo.
rn
-Un Weasley…¿es que acaso buscaron decepcionarme hasta el límite?...tal
parece que han elegido estratégicamente el camino más rápido a ganarse mi odio…¿no
encontraron algo mejor que amar?...¿al menos alguien mejor con quien pasar algunas
noches?...no son los únicos capaces de hacerlas vibrar…¡por Merlín! -Exclamó con una
sonrisa en los labios, miró a Cho fijamente, ella con las lágrimas en los bordes de los
párpados cayó en la cuenta del riesgo en el que estaban Charlie y ella, todo por un
cadáver, por el cuerpo de su padre…¡un momento!...¿y su madre?
rn
-¿Dónde está mi madre? -Preguntó con la voz temblorosa, horriblemente
temblorosa.
rn
-¡Ah eso!... -Bella sonrió, Charlie frunció el ceño, la sangre de su muñeca
empapaba lentamente la alfombra, en un segundo se lanzó un hechizo, la herida cerró y
volvió a levantar el cuerpo envalentonado. -…pobrecilla…sabes, realmente disfrute pelear
con tu padre, era fuerte…aguerrido como tú, pero tu madre…todo un suceso, es rápida,
pero torpe… -Bella se puso de pie con lentitud, Charlie no dejaba de apuntarle.
rn
-Deja de hablar idioteces…¿dónde está? -Soltó Charlie fastidiado, de mal
humor por la situación y el dolor.
rn
-Pero claro…es regla de las buenas familias conocera los padres de la novia
¿no? -Preguntó Bella irónicamente, Cho tragó saliva, entonces lo notó, la alfombra estaba
rara, brillaba lentamente, al notarlo cayó en la cuenta. -Te ha fallado el instinto, mi querida
Cho…si te hubieras dado cuenta hace dos segundos…
rn
-Un traslador. -Susurró aferrada al cuerpo de su padre como si él le sirviera de
protección.
rn
-Pronto, sabrás dónde está tu suegra, asqueroso traidor. -Bella le guiñó un ojo a
Charlie que quiso atacarle, pero el suelo bajo sus pies se movía, el traslador funcionaba,
giraron, brillaron, pronto ya sólo estaba Bella ahí. -Hay que alimentar al hambriento. -Soltó
en la oscuridad con una carcajada que se multiplicó en las habitaciones y en la noche
entera.

314
rn

rn
-¿Lo mataron entonces? -Preguntó al tiempo que cruzaba la puerta lentamente,
los dos hombres le miraban con profundo respeto, por su parte no usaba máscara, lo
detestaba, alguna vez ella había comentado que eso era lo peor de ellos, ocultar el rostro,
parecía como si ansiaran esconder su vergüenza.
rn
-Sí…estaba con ella, no nos cabe duda…los vimos entrar juntos, él estaba
dispuesto a dar buena pelea, por suerte ella lo distraía, no fue difícil deshacernos de
él…era un idiota enamorado, cayó con un sólo hechizo. -Comentó uno de ellos divertido,
él caminó lentamente, procurando alzar los pies para no pisar el cuerpo sin vida; se puso
en cuclillas y acercó su mano al cuello del hombre, le dio la vuelta lentamente, sus ojos
estaban abiertos, sonreía todavía con la alegría del privilegiado que muere viendo a la
persona amada; sintió envidia, esa envidia que asquea, por que él nunca podría disfrutar
de eso, el asco pasó dejando lugar a un raro estremecimiento de culpa, realmente lucía
joven ese chico.
rn
-Krum. -Susurró entre las sombras, lamentó profundamente aquello, recordando
que de alguna forma un lazo lo unía a él, un lazo llamado Karkarov; le cerró los ojos,
habría dicho una oración de haber conocido una, dejó el cuerpo como estaba, miró
alrededor buscando el lugar probable en que él ocultaría el sobre; encima de una repisa
alcanzó a ver una fotografía en un bonito portarretratos, ahí dos jóvenes se movían, uno
era el propio Viktor el otro, o mejor dicho la otra, vestida de azul le saludaba, era
Hermione, los dos tomados del brazo, la noche de baile. -¿Ella llevaba algo consigo?
rn
-No, no llevaba nada…al menos no la vimos que llevara algo en las manos. -
Contestó el otro hombre.
rn
-¿Están seguros? -Preguntó insistente, mirándolos con fijeza. -¿Ella no llevaba
algo?...¿vieron si ocultaba, si cargaba algo? -Recalcó consciente de que necesitaba
conocer cada detalle, si ella llevaba aquello, todo saldría como debía, de lo contrario, todo
se complicaba demasiado.
rn
-No…ella no llevaba nada Snape. -Comentó uno, pero el otro, con el ceño
fruncido, se llevó la mano al labio inferior y luego se volvió.
rn
-Ahora que lo menciona, cuando se bajó del auto la noté acomodándose el
suéter…quizá ocultó algo bajo su ropa…algo que no vimos luego. -La voz se redujo,
escuchaban pasos en la escalera, los amigos de Viktor venían, seguro animados por algo.
rn
-Váyanse…bastante han hecho ya aquí. -Susurró Snape mirando el cuerpo
inerte de Viktor, de alguna forma le dolía aquello y si Hermione había recibido lo que él
tenía, entonces el anciano director debía saberlo de inmediato; hizo una inclinación y salió
de ahí, los otros dos lo imitaron, por la puerta entró entonces Ivan, un viejo compañero de
colegio de Viktor, al ver el cuerpo dio aviso a los padres de éste, la noticia fue corredero
de pólvora, era obvio, ahora toda Bulgaria iría contra los mortífagos.
rn

rn

315
Bajaron, la gente no los miraba del todo fijamente, pero Ron sentía, clavada en
la espalda, la mirada de esa niñita; pensó en Ana, Arthur y Albert y supo que quizá su
madre tendría que cuidar de ellos, por que seguramente a él le estaba llegando la hora;
lamentó profundamente no poder ver a Eurídice antes, le dolió horrible no poder estar con
ella, mirarla al menos, saber que estaba viva. Y como un golpe pensó en Hermione, en
Harry, Ginny, y Neville y Luna le cruzaron la mente, y lo resolvió, si esa era su hora, al
menos pelearía como nunca, al menos volvería a sacar la casta y demostraría que sobre
todas las cosas era alguien a quien se podía respetar.
rn
-¿Rezando Weasley? -Macnair lo miró sonriendo con cinismo, Ron frunció el
ceño y no lo miró.
rn
-No, yo no rezo…menos si mi problema es de tu calidad. -Soltó secamente con
las manos metidas en las bolsas, las sonajas atadas a la muñeca sonando a cada paso,
Macnair miró al cielo y luego se volvió a Ron.
rn
-Pensar que hoy morirás y que seré yo quien te acabe…deberías sentirte
complacido Weasley…es un privilegio dado a pocos…sobre todo tomando en cuenta que
hoy no se me apetece jugar con tu cuerpo luego de matarte…al menos tu madre no
tendrá que levantarte con esas palas de madera que usa para cocinar…morirás
simplemente, como pocos. -Dijo socarronamente, Ron rió a medias sin mirarlo, con la
mano cerca de la varita por si se le ocurría hacer un movimiento.
rn
-Ni tú ni yo sabemos quién morirá hoy…yo que tú, haría testamento mientras
pueda…a mi me esperan en casa, y contaré el cuento de la rata que se atravesó en el
camino de papá. -Ron sonrió ampliamente y Macnair dio un resoplido. -En cuanto a mi
madre…te agradecería que nunca más vuelvas a mencionarla, no mereces el privilegio de
referirte a ella.
rn
-Eres hábil, mordaz, casi listo…¿cómo es que nunca pensaste ser uno de los
nuestros?...¡claro!...el lado bueno es más fácil de vivir ¿no?...¿qué reto puede haber en
ser igual a los otros seis? -Interrogó amablemente, quizá muy amablemente, con una
mirada cargada de odio, a Ron se le erizaron los cabellos de la nuca con el comentario y
tuvo que cerrar los ojos e inclinar la cabeza a un lado para no actuar sin control.
rn
-Es cierto en gran parte…además, no soy uno de ustedes, simplemente porque
para ser parte de la mierda, no se necesita ser un genio ¿verdad? -Exclamó hiriente, con
los ojos azules inmersos en una rabia increíble; el movimiento había funcionado, por que
el mortífago sacó la varita y le apuntó, en una esquina bajo una lámpara, en un barrio
demasiado pobre para mirar a las ventanas.
rn
-¡Crucio! -Macnair tenía muy buen tino y Ron, golpeado a medias en un intento
por huir, recibió el ataque en el brazo derecho, golpe que le corrió por todo el lado diestro
del cuerpo.
rn
-¡Desmaius! -Gritó entre el gemido de dolor y Macnair tuvo que bajar la varita
para esquivar el golpe, Ron aprovechó. -¡Expelliarmus!
rn
-¡Peleas como una chica!...¡Diffindo! -El rayo dio a Ron en el hombro, giró, se
tiró tras un auto y apuntó lo mejor que pudo con los ojos llorosos de dolor.

316
rn
-¡Desmaius! -Macnair sonrió, el rayo pasó de largo apenas rozándole, Ron se
mordió el labio inferior en reprimenda y se preparó a atacar de nuevo.
rn
-Tu madre pelea mejor Weasley… -Dijo Macnair sonriente, miró a todos lados,
ahora tenía planes para divertirse con el chico. -¡Carpe Retractum! -Jaló con violencia un
buzón de correo cercano y lo azotó con fuerza contra Ron que apenas logró detenerlo con
piernas y brazos; dolorido por el golpe y sangrando de las heridas, el pelirrojo miró por
debajo del auto y sin pensarlo mucho, atacó.
rn
-¡Bombarda! -La explosión abarcó el poste de luz, un auto cercano y un enorme
contenedor de basura; Macnair se vio rodeado de cosas que caían a su lado, medio
inclinado apuntó certero al notar apenas un poco de la figura de su enemigo, una parte del
cuerpo que se asomaba cuando el pelirrojo intentaba ponerse en pie.
rn
-¡Reducto! -Tiró a la pierna de Ron, único punto que le quedaba a la vista del
cuerpo del joven auror, acertó de forma horrible, Ron soltó un grito, casi un rugido de
dolor y sorpresa, tembló al sentir cómo su pierna, en la parte superior, casi llegando a la
entrepierna le estallaba como una bolsa de palomitas; ensangrentado se le nubló la
mente, se encontró pensando en mil cosas más que no eran precisamente su duelo con
Macnair. -Has caído Weasley…simple y eficaz…quién diría que sería yo tu némesis.
rn
-Merlín… -Ron se llevó las manos a la pierna, pero no se tocó siquiera, la piel
estaba levantada y la sangre brotaba horriblemente, no recordaba que los libros dijeran
que aquello se podía hacer con semejante hechizo, quizá no era el hechizo, sino sólo el
poder usado en él; tragó saliva mirando al cielo, dolía tanto, dolía tanto que incluso había
dejado de pensaren todo lo demás. -…madre… -Susurró con la frente perlada de sudor,
dolorido hasta la médula, casi al borde de ponerse a gritar. -…¡carajo! -Macnair se
acercaba, podía ver sus pies enfocándose en ver bajo el auto.

Advertencias

-No lo entiendo…ella cree que algo malo pasa… -Tonks miraba a Molly fijamente.
-Así es…no me explico por qué otra razón lo haría…me parece que es alguien que
confía en mi. -Molly se llevó la mano a la barbilla pensando, entonces llamaron a
la puerta, Bill que estaba sentado ante la chimenea con Fleur y Victorie se levantó
presuroso.
-¿Quién? -Preguntó, se escuchó ruido de movimiento fuera.
-Soy Cormac McLagen, vienen conmigo los gemelos Weasley…alguien me dejó
una nota que resultó ser un traslador. -Exclamó tiritando, Molly miró a Bill como si
quisiera derrumbar la puerta para saber si aquello era verdad.
-¿Te dieron alguna clave? -Preguntó Bill conteniendo las ganas de abrir, oyeron
movimiento.
-No…ninguna… -Contestó entre hipidos de frío. -…por piedad, está nevando aquí
afuera.
-Bill…si eres tú, abre la puerta. -La voz de Fred sonó seguida de dos golpes
fuertes en la madera.
317
-Buena bromita…traernos hasta acá…Bill…abre…soy George. -Exclamó otra voz
que reconocieron de inmediato.
-Digan algo que sólo ustedes dos sabrían. -Pidió Bill, Fleur con Victorie en brazos
asintió, Tonks sacó su varita.
-Cuando estabas en tercer curso, la primera cicatriz de más de diez centímetros
de Charlie fue por causa tuya, chocaron, tú lo dejaste caer de la escoba mientras
jugaban quidditch durante un entrenamiento, por que querías detener una
anotación y él atrapar la snitch, lo peor es que ni tú paraste la quaffle ni él la
atrapó. -Soltó Fred entre carcajadas.
-Para tu noche de bodas te obsequiamos nuestro paquete de súper resistencia… -
George empezó ante la sorpresa de todos los que oían, Molly miró a Fleur que se
puso roja hasta las orejas. -…sé de buena fuente que la luna de miel fue la más
ruidosa que ha habido en el hotel al que te enviamos. -Bill abrió de golpe la puerta,
luego de mirarlos con furia por el comentario, los abrazó con fuerza, lo mismo que
su madre, que se concentró en saber que estaban bien para luego jalarles las
orejas con furia.
-¿Cómo es que llegaron aquí? -Preguntó Molly cuando ya estaban en la cocina,
tras un momento de silencio.
-Fuimos a la oficina de Cormac a buscar medios para correr el rumor de la
rebelión, anunciar que papá vive y que Harry está de nuestro lado…al llegar… -
Fred no terminó por que se llevó una taza de chocolate caliente a la boca, George
sonriente continuó.
-…vimos un paquete extraño. -Completó mirando ahora lo que más le llamaba la
atención, un enorme lobo gris resguardaba la puerta de una de las habitaciones.
-¿Paquete? -Tonks los miraba sin comprender, Ted había corrido a mirar a
Cormac de cerca, quien alabado por la reacción del chiquillo se sentaba más
derecho que nunca.
-Sí…estaba firmado por un tal Hagen Greyback…bueno el apellido lo conozco,
pero a él no y no me dio buena espina. -Cormac bebió de su taza, George miraba
al lobo, el animal se había alterado y con las orejas levantadas miraba por la
ventana.
-A nosotros sí…porque sabemos que Eurídice es la nueva integrante de la
familia…así que por eso abrimos la caja y miramos dentro…pero sólo había un
trozo de papel. -Fred miraba a su madre que asentía a cada frase impresionada.
-Oigan… -George llamó a todos que lo miraron fijamente, Fleur se volvió para ver
lo que él miraba, Cormac tuvo que levantarse de su asiento para ver mejor. -
…¿qué está haciendo? -Preguntó cuando todos vieron cómo el lobo se debatía
entre mirar dentro de la habitación y escuchar algo a lo lejos.
-Puedes ir. -Dijo Molly alzando la voz, Fred, George, Bill y Cormac la miraron, pero
Tonks y Fleur miraban al lobo.
-Nosotrags los cuidadegmos…no te preocupegs. -Concluyó Fleur sonriendo al
lobo que, inclinando la cabeza a un lado, la miró fijamente.
-Anda…debe ser importante. -Dijo Tonks, el lobo levantó las orejas y en un
chasquido desapareció.
-¡Pero que diablos! -Cormac con una galleta en la mano se quedó pasmado al ver
aquello.
-Eso debe ser normal. -Fred notó que ni su madre ni Tonks o Fleur se
318
sorprendieron, se volvió a George con las cejas levantadas.
-Pues yo quiero conocer a mis nuevos sobrinos. -Sentenció George poniéndose
de pie, todos fueron a la habitación, Tonks se quedó con Cormac, intentando
aguantar las ganas de interrogarle, pero al fin lo hizo.
-¿Sabes si Remus está bien? -Preguntó con un nudo en la garganta.
-Lo está…ha sido liberado de Azkaban…pronto lo tendrá por aquí. -Comentó
sonriendo, miró a su lado a Ted que le seguía mirando, presuntuosamente,
levantó al pequeño y lo sentó en sus piernas.
-¡Pero si es idéntico a mi! -Gritó Fred desde la habitación. -¡Y se orina igual que tú
lo hacías George!

Miraron hacia el pasillo fijamente, sentían que se acercaban, lento, como si


disfrutaran lo que pasaba, Harry movió lentamente su cuerpo para cubrir a Ginny
que trató de buscar una forma de salir de allí antes que fuera muy tarde,
necesitaba sacar a Harry, por que era necesario hablar tranquilos, decirse las
cosas, confesarle la verdad antes de que fuera demasiado tarde; Harry sintió
entonces que no podrían huir, tomó con fuerza la mano de Ginny y trató de
desaparecer, cuando una mano en su hombro le hizo saber que era tarde, si lo
hacía lo seguirían rápidamente.
-Potter…Harry Potter…la rata que se atraviesa en nuestro camino
constantemente. -Alecto sonrió mientras Amycus entraba en la habitación, él
divertido con ver el entorno a su alrededor, ella tan cerca de Harry que tuvo que
dar un paso atrás empujando a Ginny para poder mantener distancia.
-Carrow. -Susurró él molesto, Ginny le apretó la mano y levantó su varita con
decisión, los dos estaban dispuestos a pelear hasta el fin.
-¿Sabes Potter?...hoy es tu día de suerte. -Amycus soltó una risilla aguda que hizo
que Ginny se acercara más a Harry, como si aquello amenazara con echarla de su
lado.
-¿Suerte?...no considero suerte encontrarme a dos basuras en mi camino. -Soltó
lo más mordaz que pudo.
-Oh… -Alecto sonrió y Amycus carcajeó sonoramente. -…piensa que nos ofende
el niño…realmente cree que nos hieren sus comentarios faltos de cerebro
Amycus. -Dijo ella sin bajar la varita del pecho de Harry, su hermano hizo lo propio
acercándose por detrás a Ginny, Harry intentó girar para no perderlo de vista, pero
los tenían contra el muro, presos, encajonados.
-No te atrevas a tocarme…idiota… -Ginny se dio cuenta de lo que intentaba aquel
desagradable hombre, se acercaba a ella, quería tocarla y ella primero le cortaría
en dos el cuerpo antes de permitir semejante abuso.
-Es agresiva la niña… -Sonrió él acercándose más, sin dudarlo un segundo estiró
la mano y alcanzó a rozarle la cintura, ella dio un respingo.
-¡Hey! -Gritó Harry apuntándole al pecho, enardecido le atacó. -¡Desmaius! -
Amycus fue golpeado y azotó contra un muro a su espalda, la casa tembló y
tambaleó a penas un poco más de lo que ya lo hacía normalmente.
-¡Crucio! -Gritó Alecto apuntando a Harry, pero Ginny lo había jalado contra sí,
aferrada a él giró para recibir el ataque y casi de inmediato se desapareció con él;
Harry escuchó un grito, pero no era el de dolor que esperaba saldría de Ginny,
sino la voz de Alecto. -Debieras preguntar a la niña por que no le duele la tortura…
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-Ginny… -La llamó entre la penumbra, algo andaba mal, podían estar dirigiéndose
a algún lugar, pero a él le parecía como si en algún punto hubieran salido de la
realidad para entrar en un sueño, un sueño blando que a ninguno de los dos les
pertenecía. -…¿dónde estamos?
-No lo sé…pero creo conocer los sueños de esta persona… -Harry miró fijamente
a Ginny sin entender, ella sonrió para darle confianza, aunque no entendía por que
ella había entrado así en sus sueños, peor aún, por que los había hecho dormir sin
previo aviso. -…confía en mí…si nos trajo aquí es por algo. -Contestó ella,
aparecieron en un sitio conocido, cuando miraron a su alrededor, estaban en La
Madriguera. -¿Estás bien? -Preguntó la pelirroja cuando hubieron respirado más
tranquilos y los dos se daban cuenta de que todo estaba en movimiento, como en
un día normal.
-¿Cómo es que no te ha causado efecto esa maldición?...¿y a qué te refieres con
sueño? -Preguntó absorto en mirarla, ella no manifestaba dolor alguno, Ginny
intentaba descifrar porqué estaban ahí.
-Yo ya no siento eso Harry. -Contestó ella secamente, tragándose las ganas de
manifestar algo de pena por lo que acababa de confesar. -Lo que pasa es
que…bueno yo…tengo algo que decirte…Harry yo…
-Tú no puedes decírselo ahora…necesitan ver algo antes… -Una voz conocida
emanó de la cocina, de la normalidad que los cubría; Harry y Ginny se volvieron,
sentada en la mesa, con una taza de té en las manos, una chica de pelo castaño y
uñas afiladas los esperaba.
-Eurídice. -Harry la miraba sin comprender, Ginny, con el ceño fruncido, supo que
aquello no era una buena intervención.

Llegó a la calle calada hasta los huesos, si alguien le hubiera dicho que llovía, ella
hubiera visto al cielo buscando los nubarrones, por que pensaba que la lluvia que
se cruzaba en sus ojos era producto de otra cosa, del llanto; cuando abrió la
baranda, que apenas alcanzaba sin necesidad de agacharse, el chirrido la hizo
sobresaltarse, pero no le dio importancia, llegó a la puerta y abrió apenas
moviendo su varita; entró lentamente, la chimenea estaba encendida y él
esperaba ahí, sentado en el sillón ante ella, de momento al verlo frente al fuego,
sus cabellos tomaron esa tonalidad rojiza que antes había amado, se llenó de
horror, lo había visto marcharse en los sueños de otra, ahora lo veía ante ella con
el rostro compungido, susurró en su mente como si con ello lograra ayudarlo
dónde quiera que estuviera "Ron".
-¡Hermione! -Gritó al verla, estaba tan pálido que cualquier desconocido habría
jurado que moría, pero para un conocido, para ella, que conocía hasta el último
recoveco de su cuerpo, aquello sólo le parecía una señal de preocupación;
justificada preocupación, porque hacía más de dos horas que vagaba por las
calles, escondida entre los callejones, llorando mientras corría, presa de un miedo
que la abordaba sin misericordia.
-Abrázame…por favor, abrázame. -Suplicó con los ojos anegados en llanto, como
si estuviera pasando por el peor momento de su vida, y es que así era;
lentamente, Hermione Granger caía en la cuenta de que la vida se le acababa,
pero ese no era su mayor dolor, era saber, que a él que la prensaba entre sus

320
brazos y a muchos otros por quienes entregaría su alma, también el tiempo se les
agotaba.

-Mírate…eres un despojo…¿sabes lo que me dará Lestrange si llego con tu


cadáver por delante? -Macnair sonreía ampliamente, disfrutando la vista,
alcanzaba a distinguir a Ron retorciéndose, con la mano sobre la pierna, dando
leves quejidos ahogados, el charco bajo su cuerpo crecía lentamente y planeaba
cortársela para remediar su dolor. -Los Weasley tienen precio, por que ha decidido
destruirlos a todos…a excepción de tus pequeños, Bella los reformará y hará de
ellos los Weasley honorables que siempre debieron ser. -Macnair sonrío
ampliamente, Ron sintió latir su sien.
-No me interesa lo que ella piensa…no les pondrá un dedo encima a mis hijos, en
cuanto a ti… -Gruñó de dolor. -…tú y ella pueden irse al carajo…¡jódanse los dos!
-Gritó colérico, ardía, quemaba la herida, era tan espantoso que hubiera querido
llorar en brazos de su madre, hubiera querido llamar a Eurídice lleno de miedo,
lleno de desesperación; Macnair carcajeó sonoramente, llenándole los oídos de su
espantosa risa.
-Bellatrix…en otros tiempos, tenerla en la misma cama era un placer…ahora temo
que nadie se atrevería siquiera a mirarle desnuda…joder a Bella…mmm…algo
extraordinario en su momento… -Macnair se detuvo un segundo, sacó una cajetilla
de cigarros y prensó uno entre sus labios, quería prolongar la agonía de Ron todo
lo posible.
-Imbécil… -Ron sudaba la gota gorda, intentaba poner su vista en claro para
apuntarle a ese idiota y acabar con él cuanto antes, pero comenzaba a sentirse
muy débil, miraba las motas de humo salir de la boca de aquel engendro y
temblaba de dolor recargado casi boca a bajo en el suelo, hubiera dado la vida
entera en aquel momento por no estar solo, por tener con él a alguien; necesitaba
ganar tiempo, necesitaba hacer algo, lo que fuera. -…seguro Bella misma te
repudiaría…apuesto mi vida a que nunca te tocaría un pelo…menos en el sentido
romántico. -Intentaba desviar su atención Macnair inclinó la cabeza haciendo que
el humo saliera ligeramente más alejado del pelirrojo, mientras tanto éste se pegó
más al suelo, para mirar bajo el auto, con algo de suerte lograría enfocarle bien.

-¿Dónde estamos? -Charlie miraba a todos lados, no conocía aquel sitio, no le


parecía familiar en lo más mínimo.
-No lo sé…no conozco este sitio. -Cho se dio la vuelta, aferrada aún al cuerpo sin
vida que sin embargo protegía como si aún respirara, no sabía dónde estaban, al
menos no hasta que lo vio, tumbas, estaban en un cementerio; la sangre en las
venas se le heló al ver aquello, estaban en la tumba de quien menos hubiera
esperado, ahí, en la lápida más cercana, un enorme ramo de girasoles marchitos
le dio la bienvenida, soltó lentamente el cuerpo de su padre, lo dejó en el suelo
con sumo cuidado y caminó unos pasos; vio la lápida cubierta de polvo y pasó
lentamente la mano sobre las letras grabadas en el mármol.
-Cedric Diggory…muerto valientemente a manos de El-que-no-debe-ser-
nombrado… -Una voz retumbó en los oídos de Charlie que se volvió buscando el
sitio de donde emanaba, pero no le habían dado tiempo ni de mirar, un rayo le
golpeó en la espalda haciéndolo caer al suelo, luego otro impacto lo hizo rebotar
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como un balón y salir despedido contra lo que Cho pensó era una telaraña
enorme.
-¡Charlie! -Gritó sacando su varita, Charlie estaba preso en lo que unos segundos
luego reconoció, aquello era Lazo del Diablo, trenzado, controlado con algún
hechizo para formar una enorme telaraña que de a poco comenzó a envolver al
pelirrojo.
-¡Cho!...corre. -Emitió ahogadamente mientras las ramas lo prensaban con fuerza,
estirando sus brazos y sus piernas, dejándolo cual si fuera una estrella, tensa
como la cuerda de una guitarra; de sus muñecas y tobillos, delgados hilos de
sangre comenzaron a correr y su rostro lleno de pecas comenzó a mostrar
inconscientemente el dolor que lo atormentaba.
-Suéltenlo. -Cho corrió hacia él, una sombra se apareció ante ella, Bella la detuvo
con un hechizo y la hizo caer al suelo. -¡Desmaius! -Atacó para defenderse.
-¡Expelliarmus! -Otros dos encapuchados aparecieron y le atacaron, se las
ingenió para defenderse sin perder su varita, mientras Charlie a fuerza de gruñidos
y uso de su buena condición física, lograba reventar algunas ramas, lo suficiente
para apuntar un par de hechizos con su varita y ayudarla.
-¡Diffindo! -Gritó el pelirrojo para liberarse de las cuerdas, con la mano derecha y
la pierna del mismo lado libre intentó socorrerla cuando alguien a su lado le sonrió
fríamente; unos ojos rojos, unos ojos venenosos clavados en los suyos lo dejaron
sin habla, casi se podría decir que un temblor le recorrió el cuerpo sin querer y
poder evitarlo. -No…puede ser.
-Weasley…¿te gustan las telas de araña? -Interrogó Avery sonriendo, estaba
demacrado, horriblemente consumido por algo que no era hambre o edad, era
algo peor, algo desde dentro lo estaba consumiendo lentamente.
-Avery. -Susurró Cho sin comprender, quedándose estática el tiempo suficiente
para que Bella la atacara.
-¡Crucio! -Bella sonrió, al fin tenía la oportunidad de destrozar a aquella niña que
había intentado engañarla.
-¡No! -Cho se retorcía cual gusano sobre el suelo, Charlie quiso soltarse para
ayudarla, pero la mano helada de Avery le tomó por la barbilla pegándolo de
nuevo contra la planta, que volvió a sujetarlo, está vez de cada articulación,
limitándole el movimiento a la respiración a penas.
-¡Cho!...suéltela…basta…¡Maldita seas Bellatrix! -Gritó el pelirrojo atosigado por
el miedo y la desesperación.
-Esas ofensas venidas de la voz de un Weasley, son como el mejor halago…niño
idiota… -Bella carcajeó por lo alto, levantó la varita un poco para que Cho pudiera
al menos respirar un poco; la oriental estiró la mano para tomar la varita que se la
había escurrido de las manos, los ojos le lloraban y Bella llena de gozo se le
acercó y se inclinó para preguntarle con rostro juguetón. -…vamos Chang…¿no la
alcanzas?...haz un esfuerzo…¡vamos! -Gritó impulsándola como si de verdad la
fuera a dejar sujetarla.
-Yo…no soy…tan débil…esto es el comienzo…Bella… -Susurró Cho al tiempo
que sus dedos rozaban el mango de su varita, ahogó la respiración en la
esperanza de que eso la ayudara a alcanzarla.
-¡Déjela! -Charlie gritó al ver como Bella sonreía disfrutando el sufrimiento de la
joven.
322
-Mira…implora por ti…y tú que no puedes tomar una simple varita...¡Crucio! -Cho
saltó en el suelo como si la hubieran puesto sobre una superficie caliente y se
retorció; Charlie rabió por no poder soltarse, intentó romper las ramas, pero esta
vez sólo logró hacerse cortes profundos, Avery (o debería decirse Lord Voldemort)
echó a andar rumbo a Bella, mientras lentamente el sitio se poblaba no sólo de
ellos cuatro, si no de muchos otros mortífagos, entre ellos los Carrow y Dolohov.
-¡Cho! -Gritó ahogado, mientras sentía cómo ramas le envolvían, ahora por la
cintura, por las ingles, por los hombros y debajo de los brazos. -¡Cho ya voy!
-Cho…vamos, no lo vas a dejar con la palabra en la boca ¿verdad? -Bella dejó de
torturarla, Avery había llegado hasta las dos, Cho lo miraba con los ojos medio
cerrados. -Vamos Chang…arriba, demuestra que no eres débil. -Exigió con una
sonrisa amplia, con la misma cara de gozo que Cho le había visto luego de tantos
entrenamientos.
-¿Porqué? -Preguntó con la garganta seca, las manos sudorosas y tan exhausta
que hubiera podido quedarse dormida, de no ser por que la voz de Charlie que
luchaba y los pasos a su alrededor la mantenían alerta; miró a un lado, el cuerpo
de su padre estaba cerca y aún más la tumba de Cedric, horriblemente vieja,
empolvada; le remordía ver el ramo de girasoles sobre ella, le molestaba saber
que estaban viejos, secos, ¿es que acaso nadie sino ella la visitaba?
-Se pregunta porqué. -Dolohov se acercó, Avery inclinó la cabeza a un lado, la
miró fijamente a los ojos y con sólo abrir su mano que ya tenía la forma de una
espantosa araña, la hizo levantarse del suelo, levitando frente a él; con la cabeza
echada atrás y el cabello extendido cual cascada nocturna, Cho miraba todavía
aletargada luego de la tortura.
-Yo contestaré… -Voldemort levantó la voz y más de uno contuvo la respiración
para oír. -…necesito alimentarme.
-¡¿Qué?! -Charlie sintió que se le paraba el corazón, ¿planeaba comerla?, un
dolor en la boca del estómago lo obligó a encogerse; luego, casi en seguida volvió
al ataque, intentando por todos los medios de su fuerza física soltarse. -
¡Bastardo!...no lo permitiré…no le tocará un pelo…¡¿escuchó?!...no voy a permitir
que le haga daño…
-¡Quietus! -Dolohov apuntó directo a la garganta de Charlie que se quedó casi sin
voz, emitiendo a penas la misma intensidad de alguien que ha quedado afónico.
-Charlie… -Cho lo miraba fijamente, el sudor le anegaba la frente y un temblor
inusual le acometía las piernas, Voldemort se le acercó hasta pegar su rostro al de
ella.
-La niña a la que amó Diggory…y Potter…la mujer que ama un Weasley… -
Sonreía terriblemente y la voz tenue y terriblemente ahogada de Charlie apenas
era más alta que el sonido de los pies de aquel repulsivo ser. -…es tan
extraño…tan raro conocer a una de las Flores de Lazo del Diablo, he de
agradecerles mucho…pero ahora sólo algo me interesa, quiero que tú, Cho
Chang…sufras.
-Podrá hacer de mi…lo que quiera…pero jamás, logrará vencer lo que es bueno,
usted no es sino una asquerosa rata…un maldito egocéntrico. -Escupió molesta,
reuniendo todas sus fuerzas para que aquello sonara decidido, para que la voz no
se le fuera a ir a media acusación.
-¡Diffindo! -Gritó Alecto fuertemente, un chorro de sangre brotó del brazo
323
izquierdo de Cho y manchó las túnicas oscuras de Bella y Avery; Cho gritó de
dolor y por poco dobla el cuerpo ante el escozor que le causó la herida, Charlie se
agitó en la telaraña, pero de nada le servía, los dos estaban entre la espada y la
pared.

-¿Porqué estamos en este sitio? -Preguntó Harry mirando a todos lados, Molly
entraba en la cocina cargando un canasto con ropa, inconscientemente, Ginny se
dirigió a ella e intentó tocarla, pero la atravesó con su mano como si estuviera
hecha de aire.
-No es real Ginny…es un sueño, tal como has dicho antes…los he traído aquí
porque necesitaba hablarles. -Eurídice sopló a la taza que tenía en la mano y dio
un sorbo suave, con los ojos cerrados y el ceño fruncido, disfrutando del té
lentamente; el aroma le llegó a Harry, era hierbabuena.
-¿Cómo es que puedo oler el té, pero no puedo tocarla? -Preguntó la pelirroja,
Harry la miró, tenía la misma duda.
-Es distinto…tu madre, la casa, el jardín, los sonidos del lugar y los colores son
frutos de mi memoria, el resto viene de mi subconsciente… -Eurídice bajó la taza y
sin apartar la mirada de la mesa, metió la cuchara dentro del té para enfriarlo
mejor. -…si no mal recuerdo, yo nunca he tomado té en tu casa Ginny.
-Es verdad. -Concluyó la pelirroja mirándola, tomó una silla por el respaldo y
esperó, no quería ser quien formulara las preguntas, no si luego estas podían
volverse en su contra.
-¿Para qué nos trajiste?...creí que estabas siendo torturada. -Harry dio un paso
hacia ella, ignorando a Charlie y Bill que entraban dándose de palmadas en la
espalda, por las escaleras bajaba Percy siguiendo a una Penélope sonrojada.
-Torturada. -Eurídice se irguió, todo se sacudió, Harry y Ginny tuvieron que
sujetarse de las cosas a su alrededor para no caer al suelo, cuando enfocaron
nuevamente la mirada, la Madriguera se había ido, estaban en el jardín de la
mansión Greyback, ante ellos Eurídice miraba hacia un punto determinado.
-Es tu casa. -Ginny se acercó a ella para ver lo que miraba, Harry la imitó, en el
suelo, sangrante y agónica la madre de Eurídice fallecía, Eurídice lloraba
arrodillada a su lado, mientras Greyback frente a las dos reía, vieron y oyeron
aquel diálogo, Eurídice gritando que él no podría ser el asesino y él que
lentamente dejaba su imagen para volverse Bella.
-Fue ella…Bellatrix manipuló a tu padre. -Harry se paró al lado de la Eurídice que
los acompañaba, ella miraba aquello casi absorta en los detalles, en contemplar
su propia desgracia, Harry le miró el rostro, lloraba. -Lo lamento…pero sabes que
esto es sólo una ilusión.
-Yo lo sé… -Exclamó dolorosamente, Ginny veía cómo la arena movediza se
tragaba a su cuñada, que gritaba desconsolada al ver los cuerpos de sus hijos
hundirse con ella y a Ron sentado desaparecer. -…pero ella no.
-Si esto es un sueño…¿cómo es que estamos dentro? -Harry interrogó, Eurídice
movió su mano y todo se tornó negro, era un sitio vacío, sin nada más allá de ellos
que flotaban casi en la nada mirándose.
-Los he traído para darles información, para aconsejarles cosas que no pude
decirles…cuando aún estaba despierta, cuando aún vivía. -Susurró mirando al
suelo, hasta entonces Harry no había notado la ropa que usaba Eurídice, estaba
324
vestida totalmente de negro, sus ojos parecían raramente rojizos y su boca
sonaba llena de un extraño eco que lo hizo sentir un escalofrío.
-¿Qué es lo que tienes que decirnos? -Ginny necesitaba comprender, ¿porqué
intervenía así Eurídice?, esa no era la forma de decirles las cosas, no era el medio
que le gustaba a Ginny, un sueño no era precisamente la mejor salida.
-Hermione es ahora quien te ayudará…llegado el momento, es necesario que la
tengas cerca. -Eurídice lo miraba fijamente, a Harry le escoció la cicatriz pero no le
dio importancia.
-Tenerla cerca…¿a qué te refieres? -Preguntó incómodo, la oscuridad se
tambaleaba, Eurídice vio sobre su hombro tras ella, parecía nerviosa, una rara
brisa los hizo ponerse alerta.
-Él viene…escucha, ella sabe lo que hace…déjala actuar, no le impidas
nada…confía en ella y en mi…hazlo por Ginny, es el único camino…no pienses en
el dolor, no tengas miedo…confía en Hermione, sabe lo que hace…déjala hacer. -
Eurídice miró a la pelirroja como si quisiera prevenirla de algo, como si esperara
que leyera entre líneas lo que acababa de decir; Ginny se acercó y la tomó por el
brazo desesperada, un nuevo viento apenas más fuerte que el anterior la hizo
asustarse.
-¿Qué hago yo?...sabes lo que pasa…ayúdame…¿qué hago?...dímelo. -Pidió
asustada, necesitaba un consejo, los ojos de Eurídice le decían que sabía algo
que ella no; la castaña la miró pensándolo, pero al fin se decidió, aunque un viento
nuevo la golpeó y asustada se volvió a los dos.
-Viene…ya viene… -Eurídice parecía tan temerosa que Harry se alarmó y la tomó
de las manos para no dejarla ir, como si alguien se la fuera a arrancar y en efecto,
un viento comenzó a soplar sin saber de dónde, un viento que lo hizo inclinarse
para recibir su golpe. -…deja que lo haga Ginny…deja que él lo haga, no
temas…si lo amas…no te defiendas…
-Eurídice…¿quién viene?...¿de qué estás hablando? -Preguntó él, sin
comprender ni media palabra de lo que pasaba entre ellas dos.
-No tengas miedo Ginny…no tengas miedo, no te quemará…no estás sola… -
Eurídice se aferró a los dos, pero un rugido espantoso lo llenó todo, un torbellino
que los empujaba lejos de ella, que era tragada por el suelo lentamente, los
ensordeció; Ginny se aferró con fuerza y Harry azorado intentaba hacer lo mismo.
-¿A qué te refieres Eurídice? -Preguntó Ginny suplicante, el viento era tan fuerte
que se le cerraban los ojos, pero no quería soltarse de ella, no lo haría.
-Por favor…crean…confíen hasta el último momento…pídele a Snape que... -
Soltó en el momento mismo en que la ráfaga aumentaba tanto que sus últimas
palabras se perdieron en el espantoso silbido del viento, Ginny fue expulsada con
fuerza por el viento, Harry quiso sujetarse aún de Eurídice, pero al hacerlo se dio
cuenta de algo, ella ya no estaba y lo único que quedaba eran unos ojos rojos que
lo miraban fijamente; hubo un estallido de viento y salió despedido a su espalda,
todo volvió al negro y a la calma.

325
Alimentos

-¡Maldito!...¡Maldito sea! -Gritó Alex agazapado, al parecer el resto planeaba dejar


que fuera él precisamente quien acabara con Hagen; éste por su lado miraba a
Pansy fijamente, tenía que sacarla de ese sitio urgentemente, no podía creer en la
que se había metido. -¡Míreme! -Gritó Alex al notar que lo ignoraba, al darse
cuenta que quizá al joven Greyback le importaban tan poco él y su hermana, que
incluso ahora luego de matarla a ella, no valía la pena mirarlo a él.
-No he querido hacerle eso a Mary, los he visto crecer a los dos, casi son mis
amigos…pero así como tú la defendías a ella, yo he hecho lo mismo con
Pansy…no voy a permitir que la vuelvan a ofender ante mi…o la dejan en paz…o
juro por mi madre que les pasará lo mismo y ésta vez no me tiento el corazón para
actuar sobre todos. -Susurró apesadumbrado pero amenazador, si alguien matara
ante sus ojos a Eurídice, sentiría la misma ira que Alex llevaba plasmada en los
ojos, pero no lo iba a pensar dos veces para vengarse de quien dañara a las
personas que amaba.
-Usted no merece nada…quiere a Parkinson…pues bien, en ese caso…haré que
desee nunca haberla conocido. -Alex se le arrojó encima, y la cosa se puso fea;
Hagen intentaba contenerlo con un solo brazo, empujando con sus garras y
mostrándole los colmillos para intimidarlo, el resto de los lobos le gritaban, le
abucheaban porque Hagen no planeaba pelear, no teniendo en brazos a una
Pansy inconsciente y desprotegida. -¡Pelee maldito hijo de perra!
-Cuida tu boca, niñito de mierda…¡Mi madre es tema santo! -Hagen lo tomó por el
cuello y con toda la fuerza y la furia de que era capaz lo levantó sobre su cabeza,
con Pansy reclinada en su brazo izquierdo, luego con toda la energía de que era
capaz gracias a su furia, lo hizo azotar contra la roca sólida del suelo; algunos
sostuvieron la respiración, otros le lanzaron improperios, mientras Alex tras un
aullido de dolor, se incorporó nuevamente.
-En otro tiempo, le respetaría por su fuerza…pero ahora, tú, Hagen Greyback,
eres mi presa…y no descansaré hasta cortarte el cuello. -Alex se levantó del
suelo, agazapado casi, lo miraba girando en torno suyo, los demás hombres lobo
comenzaban a alterarse con la lucha que veían venir; Hagen no apartaba la
mirada del chico, era necesario mantenerlo alejado de Pansy, debía soltarla por
que tenerla en brazos era un riesgo, pero ponerla en el suelo era igual de
arriesgado, podría acercarse alguno de aquellos otros y quitársela, tragó saliva y
sostuvo la respiración, su varita estaba en su mano, pero aparecerse en otro sitio
no era una opción, no con todos rodeándole, no sin saber a dónde ir. -¡Muere
Hagen! -Alex volvió al ataque, Hagen lo recibió nuevamente con el brazo derecho
y nada más, pero el chico hizo lo que Hagen no esperaba, se colgó de su brazo
con ambas manos y le clavó los dientes con tanta fuerza que sintió que le rozaba
el hueso.
-¡Aaaah! -Gritó tambaleándose, Pansy en su brazo izquierdo frunció el ceño y

326
medio abrió los ojos, al tiempo que Alex estiraba una pierna y golpeaba a Hagen
en el rostro; y pasó, Hagen soltó a Pansy que cayó al suelo azorada tratando de
volver en sí, mientras todos los sujetos que los rodeaban la miraban con unos ojos
que Hagen hubiera arrancado de tajo de haber tenido oportunidad; Alex le dejó de
morder y se dedicó a darle de zarpazos, Hagen le respondió lo mejor que su
espíritu preocupado por Pansy le dejaba, es que no podía estar tranquilo hasta
que viera que no le harían daño, pero se engañaba.
-¿Hagen? -Preguntó poniéndose la mano derecha tras el cuello, a la altura de la
nuca, una sombra a su espalda la hizo volverse, ese definitivamente no era Hagen
y lo confirmó cuando un par de fuertes brazos la sujetaron por el cuello y
presionaron con fuerza. -¡Ah!
-¡Pansy! -Gritó al ver semejante espectáculo, si no hacía algo, la matarían, le iban
a romper el cuello frente a él, mientras se le desangraba el brazo lentamente.

-Minerva… -Susurró desde la puerta del aula, ella daba clase como podía, los
alumnos de las diferentes casas que no fueran Slytherin, tenían casi un día sin
comer nada además de agua, mientras los alumnos de la casa verde ingerían todo
sin el menor control; algunos se solidarizaban con los demás chicos, pero eran
castigados fuertemente.
-Profesor…dígame. -Dijo parándose ante él, en otro tiempo los chicos habrían
comenzado a hablar en cuanto la vieran dejar su puesto, pero ahora todos lucían
exhaustos, los castigos nocturnos estaban a la hora del día y la tortura de conocer
el estado de las cosas afuera era insoportable, tanto que no podían alegrarse con
nada.
-Debe enviara los alumnos fuera…sáquelos de aquí mientras pueda…o morirán.
-Snape la miraba fijamente, ella se llenó de horror.
-¿Morir? -Preguntó asustada.
-Él ha vuelto…es cuestión de tiempo para que venga al colegio y se deshaga de
los que no le parecen necesarios…intentaré darle tiempo, intentaré preparar
todo… -Snape miraba fijamente a los alumnos, pese a todo, él amaba el ambiente
de clase, era quizá lo único que le quedaba de cuando era un joven con sueños y
metas, no permitiría que se lo quitaran. -…hay que aprovechar que todos están
reunidos con él…tenemos que actuar.
-Pero…¿qué tan seguro es? -McGonagall lo miró fijamente, sobre sus gafas y él
pasó saliva bruscamente.
-No hay seguridad en esto…absolutamente ninguna. -Susurró, ella se presionó
los dedos con incomodidad, quería ayudar, pero no arriesgando medio futuro. -Sé
que no son palabras de aliento…pero confío en usted, si no sacará al alumnado, al
menos selle el colegio, vuélvalo una fortaleza, llame a los profesores…el tiempo
se acaba. -Los dos se miraron, McGonagall habría negado, de no ser por que en
ese preciso instante un alumno de su clase cayó al suelo hostigado por el hambre,
era todo, ya no podía soportar más, si ese era el final para todos, que lo fuera.

-Estás temblando. -Susurró aferrado con todas sus fuerzas a la verdad de tenerla
de regreso.
-Tengo miedo…mucho miedo… -Hermione miraba sobre el hombro de Draco, la
casa, las cosas, oscuras y frías, le recordaban al departamento de Viktor, lo que
327
había dejado atrás ya Eurídice, se estremeció. -…Draco…por favor.
-Hermione…¿qué ha pasado?...dímelo -Suplicó sin comprender lo que le ocurría,
se asustó casi lo mismo que ella e intentó a fuerza de acariciarla calmar su
temblor, pero no lo lograba, pese a todo su amor, no podía hacerlo.
-Viktor….está muerto. -Exclamó en un sollozo tal, que Draco sintió como si le
hubiera dicho que el muerto era él, su dolor era tan profundo que se sintió idiota,
por que lloraba por otro, no por él, ¡por otro! -Lo mataron ante mis ojos por
protegerme…y si lo mataron a él que no estaba siquiera un poco cerca, a él que
se había resignado a ser mi amigo…no quiero imaginar lo que te harían a ti. -
Exclamó entre unos gemidos e hipidos entrecortados, desoladores y Draco no
pudo evitar sonreír, por que era su naturaleza, regocijarse cuando alguien lo
enaltecía; se sintió realizado, lo amaba y por eso tenía ese miedo espantoso que
él mismo sentía a veces.
-Ya, ya… -Le consoló, se sentaron en la sala y la aferró a su pecho, inclinándola
como a un bebé, con suavidad entre sus brazos. -…no has entendido ¿verdad? -
Preguntó con una sonrisa tierna y dulce, ella se le quedó viendo horrorizada, ¿es
que acaso no era humano, no tenía sentimientos, que le era sencillo reír así por la
muerte de Viktor?
-Draco… -Susurró a manera de reprobación, pero él le besó la frente y se puso
serio.
-Murió salvándote…dime algo Hermione, ¿estaba triste o asustado? -Interrogó
mirando a la chimenea fijamente.
-¿Qué? -Poco acostumbrada a contestar con preguntas, su voz sonó fría y
metálica, Draco suspiró sabiendo que lo que diría no la iba a convencer, menos a
consolar.
-Me refiero a que si lo viste asustado…triste…¿cómo era su rostro cuando le
mataron? -Draco plantó sus ojos nuevamente en ella, Hermione le negó los suyos
y contestó secamente, entre sollozos y con la voz entrecortada.
-Estaba feliz…sonreía. -Confesó apabullada, agobiada por un remordimiento
todavía más terrible.
-Entonces…¿porqué te afliges? -Draco la miró casi con alegría, la apretó con
fuerza y le susurró al oído. -Lo has hecho el hombre más feliz…por que le has
permitido sacrificar su vida, para que tú puedas ser feliz… -Hermione lo miraba
asombrada por lo que parecía ser una filosofía imposible de concebir. -…si yo
fuera Viktor…en este momento, lo que más querría es que tú fueras feliz, que no
lloraras y que prometieras que no perderás esta batalla…él quiere que vivas,
como sea, con quien sea…pero que vivas. -Susurró besándole la frente.
-Es…es una locura. -Hermione no comprendía.
-No lo es…jamás morirá del todo…vive aún hoy, por que tú eres la más grande
prueba de que existió. -Draco le sonrió ampliamente, Hermione no sabía qué
pensar, le pareció que todo era una treta de Draco para hacerla sentir mejor, se
te
acurrucó
gustaría
enhacer lo mismo?
su pecho a pensar.
-Preguntó,
-Si tuvieras
Hermione seaestremeció,
alguien no mucho…¿no
quien amaras lo había

pensado así.

-Ya no…por favor, ya no…¡auxilio! -Gritó sofocada, caminaba en círculos,


intentando salir de esa absurda prisión sin muros, sin rejas, sin nada. -Quiero
328
salir…déjenme salir…¡Ron!...¡Hermione!...¡Harry!...ayúdenme…¡Luna!
-Eurídice… -Susurró lentamente esa voz de antes, con casi la tonalidad de una
sonrisa tierna.
-Profesor… -Emitió sorprendida, lo buscó, necesitaba verlo para saber que era
cierto, confirmar sus miedos y entender que era él y no un sueño, no una creación
de otra persona dentro de su mente. -…¿dónde está?
-Necesitas calma…estar tranquila. -Susurró con esa voz suave y risueña, Eurídice
sacudió la cabeza negando.
-¿Cómo si seré la causa de sus sufrimientos?...por favor, ayúdeme…no quiero
ser el medio…sáqueme de aquí…ya no quiero hacerlo…¡por favor! -Eurídice
suplicaba, se tiró al suelo, anegada en llanto, desesperada se aferraba al piso,
haciendo que sus uñas escarbaran en la superficie arenosa.
-Tú sabes que es la única forma…que no hay otra solución. -Al fin esa figura
surgió de entre las sombras, se paró a su lado y la hizo levantarse.
-Pero…por favor… -Imploró mirándolo a los ojos, a sus ojos azules que como un
relámpago le recordaron los de Ron y los de Arthur. -…tiene que haber otra forma.
-No la hay…tú mejor que nadie lo sabes…lo buscamos, lo intentamos todo. -
Albus Dumbledore la abrazó tiernamente y le acarició la cabeza para hacerla
sentir mejor, pero ella, aferrada a su túnica no podía dejar de sollozar.
-Tengo miedo…me remuerde lo que he hecho… -Eurídice levantó la cara
enrojecida para verlo directo a los ojos, se fundieron sus miradas, por un lado
azules como el mar, por el otro verdes como la vegetación. -…ya he hablado con
Harry y Ginny…él me ha hecho decirles lo que usted sabía…ahora Harry confiará
en Hermione ciegamente…Harry bajará la guardia. -Intentó calmar su miedo y su
dolor apretando con más fuerza los puños, el profesor dejó de mirarla y levantó los
ojos al horizonte para aplacar sus dudas.
-Entonces, tienes que hablar con ella… -Susurró, dulcemente le besó la cabeza,
ella contuvo el llanto apretando los ojos y los dientes, se estremeció y por ello el
anciano maestro la abrazó con más fuerza. -…llora todo lo que quieras,
desahógate…esto le hará creer que de verdad haces lo que no quieres…el plan
sale a la perfección Eurídice…tu madre lo hubiera querido así. -Dumbledore sonrió
ampliamente.
-Mi madre…dejó todo para no hacer cosas como estas…la entiendo, ojalá yo
nunca hubiera heredado este don…podría morir en paz. -Susurró como si no
quisiera que le escuchara, llena de una rara vergüenza.
-Tu madre lo dejó…y pese a eso, nunca estuvo en paz. -Dumbledore sonrió, ella
sintió tanto dolor que se aferró con más fuerza a él, casi en seguida los dos lo
sintieron, él debía irse, porque ahora esa mente ya no estaba vacía del todo.

-¿Sabes Weasley?, esto me es tan divertido, que podría esperar al amanecer


para hacerte pedazos. -Macnair sonriente dio unos pasos hacia Ron, que al fin
pudo apuntarle a los pies, pero esperó porque le dolía mucho la pierna para evitar
el temblor de su mano. -¿Sabes? He visto a tu hermana…se está poniendo bonita
la chiquilla Weasley…
-Cerdo. -Susurró Ron, Macnair carcajeó felizmente, Ron cerró los ojos con fuerza
y estiró el cuello como si tensionando los músculos de su espalda lograra olvidar
el dolor de la pierna.
329
-Pero ¿sabes quien es en verdad todo un bombón? -Preguntó sonriendo con los
ojos cerrados para escuchar hasta el último gemido del pelirrojo, realmente estaba
disfrutándolo. -Hermione Granger…sí, sí…es todo un bombón de esos que
pasados por el fuego se degustan con más ganas.
-Enfermo…¡¿no se las dan de odiar a los hijos de muggles?! -Ron no pudo
soportar la rabia y volvió la mirada a los pies de Macnair bajo el auto, estaba
furioso, enardecido por que mencionara a la castaña.
-Eso no me quita las ganas Weasley…además que yo sepa para lo que se me
antoja, no necesito ser tierno. -Macnair había dicho aquello en un tono que hizo
que a Ron se le olvidara el dolor y la debilidad, le apuntó con tenacidad, sonrió,
aquello lo iba a disfrutar mucho.
-¡Diffindo! -Gritó apuntándole al tobillo izquierdo, Macnair se dobló de inmediato,
sangrando profusamente del pie, dando un grito amortiguado por el cigarrillo en
sus labios; Ron aprovechó el momento para intentar huir, quiso levantarse y lo
logró a medias, temblando de dolor y debilidad pudo dar unos pasos, pero en
cuanto perdió el apoyo del auto, cayó al suelo con la vista nublada, se estaba
vaciando de sangre.
-¡Maldito hijo de perra! -Susurró Macnair mientras se apoyaba en el auto y
apuntaba a Ron por la espalda.
-Creí que mi madre estaría fuera de esto. -Ron se volvió a medias sobre el suelo,
con el sudor perlándole la frente y el labio superior, se arrastraba de forma que le
pareció ridícula, quería huir, escapar, no iba a morir en manos de un mequetrefe
idiota como aquél.
-Te cortaré el cuello de un tajo si eso es lo que quieres…¡a ti y a tu estúpida
madre! -Macnair levantó la varita, Ron quiso defenderse levantando la suya, pero
en ese momento le era casi imposible mantenerla rígida sin tener que dejar de
retroceder; entonces como un rayo gris, algo hizo caer a Macnair, dando de gritos
y rodando sobre el suelo mientras un raro gruñido lo hacía dolerse. -¡Maldito
animal!...¡mierda!...
-Estúpido. -Susurró Ron poniéndose de pie con lentitud, tenía que desaparecer,
pero no sin ver qué lo había salvado, mareado y al borde del desmayo se volvió,
no lograba ver nada más que una mancha oscura envolviendo a Macnair; lo que
atacaba al mortífago fue arrojado por su fuerte brazo hacia Ron, cayendo a unos
metros de él con un chillido que al pelirrojo le pareció el gemido de una mujer
dolorida; tambaleante, afiebrado de dolor, se concentró en escapar, en
desaparecer y dio unos pasos inciertos, tan débil, que volvió a caer al suelo y con
un gemido se descubrió viendo otra vez los pies de su enemigo dirigiéndose hacia
él.
-Ni aunque me atacara una jauría…escaparás. -Macnair sofocado y cojeando se
le acercó lentamente, Ron se dio la vuelta en el suelo, resoplando para poder
ubicarse, para localizar la varita que se le había escapado de los dedos; entonces
pasó lo increíble, mientras escuchaba los pasos del mortífago acercarse, con la
clara intención de rematarlo, estiró su brazo para alcanzar su varita que había
visto a poca distancia y de pronto, así como así, a su lado sintió una presencia,
volvió el rostro y se topó de frente con un enorme lobo, un lobo gris, el mismo que
lo había salvado un minuto antes.
-Un…lobo. -Susurró mirándolo, asombrado por que había algo en él que lo
330
reconfortaba, su mirada profunda, verde, lo hizo reír y emitir un suspiro de
resignación al tiempo que apoyaba la frente en el suelo, extenuado.
-Ese cachorro te va a valer lo mismo que ser auror…¡nada! -Macnair se acercaba
y el lobo al lado de Ron gruñía de forma tal que pensó defendía a alguien que no
era él. -¡A un lado animal del infierno! -Gritó Macnair, el lobo no lo pensó dos
segundos y se le tiró encima de nuevo, pero él hombre estaba prevenido.
-No. -Ron cayó en la cuenta de lo que era aquel animal, ojos verdes, la presencia
que lo calmaba, sacudió la cabeza para entenderlo, un lobo gris, un lobo. -
¡Eurídice! -Era una locura, pero lo sabía, era ella, no era otra la opción.
-¡Reducto! -El lobo cayó al suelo impactado por la explosión, se desplomó de
forma tan impresionante que Ron apenas había tenido cabeza para tomar la varita
y volverse, mientras Macnair miraba al animal caer y aullar dolorosamente.
-¡Avada Kedavra! -Macnair se volvió levantando la varita, pero ya nada pudo
hacer, fue arrojado contra el auto a su espalda y Ron, con la mano temblorosa y
los ojos desorbitados miraba al lobo frente a él; tragó saliva sin saber qué hacer,
se arrastró haciendo gala de fuerza y se concentró en aparecerse en la cabaña de
Hagen, al tiempo que su mano temblorosa tocaba el lomo del animal herido. -
¿Eurídice? -Preguntó, el animal soltó un aullido tan doloroso que lo hizo llorar,
sintió que se le iban las fuerzas y apenas enfocó lo que le quedaba en llegar; cayó
en la sala ante el grito de Tonks que lo vio desplomarse junto al sillón; antes de
perderse en la penumbra, alcanzó a ver al lobo a su lado, parecía sonreír entre su
dolor. -Realmente eres tú… -Susurró sonriendo.

-Quiero que veas algo, Chang… -Voldemort la miró con los ojos brillantes y con
un movimiento de dedo, la hizo girar y quedar de espaldas a él, ahí la lápida
empolvada y sucia de Cedric le devolvía la vista. -…luce sola, ¿verdad?...es como
si nadie la visitara. -Sintió las manos alargadas y frías estrecharle la cintura, cerró
los ojos asqueada, él la tocaba.
-Será porqué a nadie le importa un campeón caído. -Dijo Alecto riendo,
burlándose de algo que le causó a Cho una desagradable sensación de
vergüenza.
-O quizá, simplemente porque su padres están tan muertos como él. -Amycus se
unió a la burla, Cho se quedó paralizada, no sabía de eso, aquello era una
mentira.
-Miente…los Diggory viven. -Susurró segura de lo que decía, como si hablara de
su propia presencia y el dolor de la herida sangrante.
-Hasta hace unas horas. -Exclamó Bella acercándose, Cho la miró de reojo y no
pudo evitar cerrar los puños con rabia, eso era demasiado, era demasiado.
-¿Porqué?...ellos no hacían daño a nadie…no eran un peligro para ustedes. -
Susurró, Charlie luchaba por soltarse, ella miraba la lapida fijamente. -¡No tenían
porqué matarlos!
-De algún lado sacó Cedric su valentía ¿no? -Voldemort le soplaba las palabras al
oído, un escalofrío la recorrió, aquello era más de lo que sus fuerzas podían
soportar.
-Cho…Cho, no lo escuches… -Susurró con aquel raro sonido agónico que le
quedaba en la garganta el pelirrojo, no podía hablar, no podía ayudarla, se sentía
atado, humillado, sólo.
331
-¿Sabes Cho?... -Voldemort la envolvió más con sus brazos y de pronto le pareció
que ya no había nada más a su alrededor que oscuridad, no había nada más en
aquel lugar que ellos y la lápida, solos, totalmente solos. -…él aún viviría… -Cho
contuvo la respiración, ¿qué intentaba? -…si Potter hubiera aceptado su destino
entonces, tú estarías a su lado…pero ahora Cedric está ahí, hace lo que tú ya te
temías…te abandonó, él mintió. -Susurró sonriendo, Cho temblaba.
-Cedric...usted es quien miente… -Murmuró al ver la lápida resplandecer en
aquella espantosa oscuridad, sintió como si le arrancaran un pedazo de alma,
dentro de ella algo se cimbraba sin piedad.
-Hubieras querido ser tú la que estuviera con él antes de morir... -Susurró con su
voz fría en su oído, ella abrió los ojos sorprendida, era verdad, era cierto, sin poder
contenerlas las lágrimas cayeron por sus mejillas. -…hubieras querido ser el último
pensamiento de su mente…habrías deseado tomarle la mano en su agonía, pero
no pudiste… -Voldemort se regodeaba con el dolor de Cho, quien de a poco se
demacraba; lentamente una densa neblina negra la envolvía y Charlie, alarmado
por ello, comenzó a luchar más por soltarse, al punto que los cortes se
profundizaron tanto, que las ramas amenazaban destrozar sus músculos.
-¡Cho! -Gritó apenas, sudando por el esfuerzo, consciente de que o se soltaba o
moría en el intento.
-....yo...no quería que muriera… -Intentó no pensar en aquello, era una ilusión, un
juego, debía enfocarse en Charlie que luchaba por librarse, debía ignorar la
oscuridad y volver al sitio donde Bella y los Carrow miraban emocionados aquella
desagradable escena; parpadeó y sacudió la cabeza, pero no funcionaba, en
verdad estaba triste por Cedric, por perderlo, por no tenerlo.
-...hubieras querido estar ahí con ellos...que sus ojos miraran en el último
momento tu rostro... -Parecía como si sonriera, como si disfrutara su dolor y es
que así era, la lapida era ahora un espejo, un espejo que le mostró a Cho lo que
había perdido, podía verse a sí misma con Cedric a su lado, envolviéndole en sus
brazos. -…quieres ser la última cosa en su mente, lo último que desee, lo último
que ame…
-...Cedric...yo necesitaba verlo…¡quería estar con él!... -Susurró otra vez y no
soportó el peso de la verdad, cayó al suelo de rodillas; sabía que Charlie dependía
de ella, de la concentración que dedicara en aquel momento, pero no podía
pensar en nada que no fuera lo que él le mostraba.
-Cho. -Charlie se concentró en librar sus manos, si lo lograba podría liberar su
cuerpo; Bella lo miraba, sonreía.
-¡Anda Weasley!...quizá puedas ayudarla. -Bella lo provocaba y él, enardecido por
la impotencia gruñía de rabia.
-…quieres ser la única, para Cedric…la única para Charlie… -Cho dio un
respingo, la imagen de Cedric se difuminó lentamente, él se iba, se lo quitaba,
tendió las manos al frente como si con ellas pudiera sujetarlo para que no se
fuera. -…para los dos, tú quieres ser todo… -Concluyó sutilmente y Cho cayó en la
cuenta de que aquel que la rodeaba en sus brazos ya no era Cedric porque él se
había ido, ahora era Charlie, que sonreía con los ojos brillantes. -…y serás la
última en su mente antes de morir. -Riendo la presionó fuertemente y la hizo
levantar la cara tomándola por la barbilla.
-…¿antes de morir? -Susurró e intentó empujar a Avery con sus manos, pero no
332
pudo, y como si aquello fuera la causa de algo espantoso, vio cómo el pelirrojo se
contraía, las ramas ya no eran lo único que lo lastimaban, de cada una empezaron
a brotar espinas, espinas largas y gruesas que perforaron su piel, Dolohov levantó
la varita y apuntó al chico.
-¡Sonorus! -La voz de Charlie volvió como si le hubieran regresado el sonido a un
reproductor de discos muggle, el pelirrojo gritó con todas sus fuerzas, el dolor
excedía sus fuerzas.
-¡Charlie! -Quiso estirarse hacia él, librarse para ayudarlo, pero no podía, Charlie
estaba siendo torturado ante sus ojos y ella simplemente no podía hacer nada.
-¡No te acerques! -Charlie gritaba con la voz desgarrada, sintiendo el escozor de
las espinas incrustándosele.
-Te estoy concediendo ese don…querías ser lo último en la mente de Cedric,
pero no fue posible…ahora te estoy cumpliendo tu deseo con el joven
Weasley…serás lo último en su mente…serás lo último que vea…estarás con él
en su agonía. -Voldemort carcajeó sosteniéndola con fuerza, levantándole la cara
cada vez que ella desviaba la mirada para procurar huir.
-Es usted tan magnánimo… -Bella estaba extasiada, sus ojos brillaban con una
emoción enfermiza que podía ser capaz de erizarle la piel a cualquiera.
-Excelso…excelso. -Alecto aplaudía suavemente mientras su hermano asentía,
Dolohov sonreía velado.
-¡Ya no!… -Cho se puso a llorar, sintiendo la fría mejilla de Avery en su rostro, su
mano afilada en su cuello sosteniéndole para que mirara, le dolía, tanto que ni
siquiera los golpes y la tortura eran capaces de medirse con lo que sentía. -
…¡déjenlo! -Sollozó entregada al pesar, a la desesperación y entonces todos a su
alrededor lo supieron, ocurrió lo increíble, su dolor y pesar eran tanto, que de a
poco, el poder que tenía se esfumó, era como si Voldemort lo absorbiera; todo lo
que Cho tenía para luchar abandonaba su cuerpo y pasaba al de él. -¡Basta! -Gritó
desgarradoramente, al tiempo que algo dentro de ella se cimbraba, había sido
como un golpe espantoso en las sienes, un dolor intenso que la hizo perder la
vista un momento, un ardor tan enorme, que sintió como si por cada poro de su
cuerpo se derramara angustia; era todo, se había quedado vacía.
-¡Cho!...¿qué tienes? -Charlie se desentendió por completo del dolor, sólo le
interesaba ver que Cho había tomado una apariencia lívida, tan espantosa que
creyó había muerto; el brillo de sus ojos ya no estaba, tenía las pupilas tan
dilatadas que sus ojos eran totalmente negros, ya no expresaba nada, mas que
vacío. -¡No!...
-Lo ha logrado… -Dolohov miraba con algo más que simple respeto a Avery, o
mejor dicho a lo poco que quedaba de él, Cho quedó libre de sus brazos,
tambaleante, abandonada en una debilidad que ya no era física. -…está
recuperándose, pronto estará perfecto y con todo su poder.
-¡No!... -Avery se volvió, ignorando por completo lo que les pasaba a Cho y a
Charlie, igualmente Bella, Alecto y Amycus se desinteresaron de ellos, junto con
todos los demás. -…éste no es el cuerpo definitivo…necesito otro, el que será mi
cuerpo para siempre… -Voldemort sonrió y con un simple movimiento de cabeza
indicó que debían irse.
-Iremos por él pronto…no se preocupe. -Dijo Bella reverentemente, todos echaron
a andar, dejando ahí a Charlie y a Cho que se miraban el uno al otro fijamente,
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Cho apenas tenía fuerzas para parpadear, lo hacía lento y sin fuerza, Charlie cuyo
cuerpo estaba tan dañado, que apenas podía respirar sin sentir ya nada, intentó
confortarla sonriendo; Bella se volvió entonces. -¡Oh es verdad!... -Apuntó cerca
de Cho, un bulto cayó al suelo a su lado, la chica lo miró y deseó nunca haberlo
hecho, el cuerpo inerte de su madre le devolvió la mirada, se descubrió sin sentir
dolor, ya no tenía nada. -…ahí tienes a tu madre, Cho…te devuelvo lo que es tuyo.
-Bella sonrió, se dio la vuelta y alcanzó a los demás, que ya iban alejados
bastante; Cho desvió la mirada del cuerpo, se volvió a Charlie que sonreía mucho
más dolorosamente que antes, el resto del público se evaporó.
-Todo va a estar bien. -Susurró con tan poca voz, que ella frunció el ceño. -No te
voy a dejar…saldremos de ésta.
-Hubiera querido, que los conocieras vivos… -Susurró frente a él, mientras ellos se
alejaban lentamente, por su frente escurría sangre, igual que por su brazo y por
otros sitios que no habían sido heridos; sonreía y Charlie, amoratado y sangrante,
luchaba con sus últimas fuerzas para soltarse del Lazo del Diablo, que sin que él
notara, se llenaba de botones.
-Yo también. -Contestó para darle ánimo, ella sonrió con la mirada vacía y dio
unos pasos hacia él, pesadamente, la cara a bajo; Charlie suspiró, se le iba la
fuerza, se le iba el aire. -Te prometo que saldremos de ésta Cho…
-Mi madre…hubiera sido muy feliz de conocerte… -Cho caminaba hacia él,
sonriendo como una niña que está a punto de estallar en llanto, Charlie estiró el
cuello hacia ella para intentar tocarla; al fin Cho se paró ante él, se miraron un
segundo, Charlie sonrió con los ojos llenos de lágrimas, ella suspiró sonriendo. -
…lamento que hayas oído eso… -Susurró refiriéndose a Cedric y lo demás,
Charlie negó con un nudo tan grande en la garganta que no hizo por decir algo
más, levantó la cara y la vio llorar, pero no simples lágrimas, Cho lloraba sangre
producto del dolor y la destrucción interna que Voldemort había causado; se
tambaleó ante la mirada horrorizada de Charlie. -…están por nacer…
-¿Nacer?...¡Cho!...¡resiste! -Gritó al verla caer hacia él, intentó aferrarse a lo único
que le quedaba, que era él; se sujetó de las espinas del Lazo del Diablo y sus
manos se llenaron de cortes; de a poco, Cho fue cayendo al suelo, demasiado
débil para aferrarse. -¡Cho por favor!...¡auxilio! -Charlie llamaba, sus ojos se
desorbitaron al ver cómo, por las ramas por las que las manos de Cho pasaban
dejando un rastro sanguinolento emanaban, lentamente, de aquellos capullos que
habían surgido con su sabia Weasley, hermosas flores blancas, flores que él veía
por primera vez en su vida; ahora sabía porqué es que eran tan costosas; Cho se
quedó atorada por la piel de sus manos, brazos y la tela de sus ropas en la
telaraña que lo envolvía y su sangre mezclada con la de Charlie, alimentaba la
cosa más hermosa que semejante planta podía producir. -Flores de Lazo del
Diablo. -Murmuró Charlie cerrando los ojos con fuerza, para poder deshacerse de
las lágrimas que ya no lo dejaban ver.

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Última noche

-No es un argumento digno de una muerte. -Sentenció tras unos minutos de


mutismo que a los dos les sentaron perfectos. -Y es en realidad más cruel
aún…tratas de decir, que él murió para que yo fuera feliz contigo…¿no es eso
más cruel que dejar que me mataran?
-No, no lo es. -Contestó con los ojos cerrados, la barbilla apoyada en la cabeza
de ella, que frunció el ceño.
-Sí, sí lo es…tuvo que aceptar que no podía tener lo que amaba…eso es muy
cruel. -Hermione se irguió para mirarlo, Draco no la miraba, seguía con los ojos
cerrados, como adormilado.
-Eurídice sabía que amaba a Ron, pero nunca hizo nada para quitártelo…puedes
acusarla de ser su amante, pero nunca de eso…¿sabes porqué? -Draco no abrió
los ojos, Hermione esperaba la respuesta. -Por que ella siempre vio a Ron feliz, le
bastaba verlo sonreír a tu lado para aceptar que no podía quitártelo…no iba a
luchar, por la simple razón de que él era feliz…¿sabes porqué yo no quité
rudamente a Ron de mi camino?
-No, no lo sé. -Contestó negándole sus ojos, una vez que él abrió los suyos y los
fijó en ella con dureza.
-Por que eras capaz de abrazarlo en mi presencia sin que se te notara el
disgusto…eras capaz de besarlo ante mi, sin manifestar remordimiento, reías de
sus chistes y entristecías con sus males…para mi es suficiente motivo para no
eliminarlo como al insecto que es…tú habrías llorado por él. -Sentenció
apretándola contra su pecho, Hermione no lograba entender lo que pasaba, Draco
estaba actuando como antes, como en el pasado.
-No tiene sentido…¿acaso no pensó Viktor en que ahora mismo me duele
demasiado su muerte? -Preguntó con el nudo en la garganta causándole escozor,
sin poderlo evitar sollozó en brazos de Draco.
-No, no lo pensó…¡entiéndelo!... -Exclamó presionándola, Draco se había dado
cuenta de algo que no le gustaba, sintió enojo. -…él te amó al punto de ser tu
escudo…te amó al límite de morir por ti…es el mejor amor que alguien puede
sentir. -Draco frunció el ceño, pensaba seriamente en ello, no se sentía capaz de
hacer él algo así por alguien; ahora el rubio sentía un intenso miedo, una angustia
horrible, Viktor había muerto por ella, pero él…¡¿qué podía hacer él por ella?!
-Draco…quiero pedirte algo… -Susurró cuando se dio cuenta de lo que realmente
pasaba por su mente, habían matado a Viktor, quién sabe dónde estarían todos,
Ron, Pansy, Eurídice, Luna, Hagen, Ginny, Neville, Harry, todos estaban perdidos
y ella comenzaba a caer en la cuenta de que nada era seguro, todo estaba en
riesgo, pero en un riesgo espantosamente real, un peligro que los iba a dejar sin
nada y que amenazaba con matarlos como había pasado a Viktor.
-¿Qué pasa? -Preguntó enfadado consigo mismo, enfadado con Viktor, odiándolo
porque él había entregado su vida, y ahora él, Draco Malfoy, tenía que buscar una

335
forma mejor de sorprender a Hermione, ahora tenía que encontrar la mejor forma
de convencerla de su amor, un amor que lo carcomía por dos razones: era
demasiado y era prohibido.
-Ámame… -Pidió en un silbido ahogado que hizo que Draco saliera de sus
pensamientos por dos segundos.
-¿Qué? -Interrogó con un gesto de disgusto, en este preciso momento, con el
cadáver de Viktor aún tibio, Hermione le pedía semejante cosa…¿cómo?, ¿qué
había pasado con su imagen de mujer noble y recatada?, ¡ah no! Esa la había
perdido cuando se volvió su amante.
-Por favor…ámame, ahora… -Sonrojada por lo anterior, por el frío, el llanto y la
vergüenza de pedirlo así, lo miró fijamente. -…no quiero morir en unas horas,
sabiendo que no pasó ya nada… -Confesó apabullada, algo dentro de ella le decía
que tenía que darlo todo esta noche, aunque no fuera romántico, aunque atentara
contra su razón, lo necesitaba y ya.
-¿Qué no pasó ya nada? -Draco no sabía qué pensar, la idea de amarla como le
pedía, en medio de la guerra, siendo blancos fáciles, era excitante, pero no como
para tomarle la palabra.
-Necesito saber…recordar, que estás conmigo…que con guerra o sin guerra,
seas un Malfoy o no…con tu sangre pura y la mía no… -Hermione lo empujó
levemente, poniéndole las manos en la cintura para recostarlo sobre el sillón;
Draco la miraba sin parpadear, como si temiera una sorpresa desagradable. -
…sigues siendo, totalmente mío y que nos amamos, por encima de todo lo demás.
-Con los ojos llorosos y el rostro enrojecido, lo besó con suavidad; Draco no cerró
los ojos, algo no andaba bien, era provocar al enemigo, era seducirlo para que los
atraparan…
-¿Necesitas sentirte mujer en semejante momento? -Preguntó con una sonrisa
perversa que no intentó ocultar. -Viktor está muerto y…
-Shhh. -Lo acalló al tiempo que se sacaba el suéter y lo besaba en el cuello con
una pasión ferviente que le provocó un escalofrío. -…es precisamente eso, Viktor
está muerto…yo no. -Contestó ella concentrada en sacarle la camisa, Draco tragó
saliva pensando; al menos había algo bueno ahí, Viktor dio su vida por ella, pero
quien se revolcaba ahora mismo con Hermione en un sillón, nunca sería el
Búlgaro; Draco sonrió para sí mismo, la amaba, pero lo mejor de todo, es que
lentamente Hermione se daba cuenta de algunas cosas, a veces es mejor ser un
Slytherin, hacerlo sin pensar en los demás, y la mordida de la castaña en la oreja
del rubio lo confirmaba, al menos por esta noche, ella necesitaba ser una víbora y
él, como buen elemento de dicha casa, le serviría de guía.

-Parece ser que alguien la alejó de nosotros… -Ginny miraba a su alrededor,


realmente estaban en la Madriguera, con la diferencia de que ya no era el sueño
de Eurídice, estaban solos.
-¿Quién podría obligarla de esa forma? -Harry se ajustó las gafas viendo a todos
lados, quería cerciorarse que la casa estuviera vacía, dio unos pasos con la varita
levantada, necesitaba estar atento.
-No tengo idea. -Mintió Ginny, mientras las palabras retumbaban en sus oídos "No
te quemará" ¿Qué significaba semejante advertencia?, sentía frío, no el frío de
siempre, el que la carcomía todo el tiempo cuando no tenía a Harry o a alguien
336
cerca, sino el frío que le anunciaba algo horrible. -Te ha pedido que confíes en
Hermione…hay que buscar donde pasar la noche. -Susurró como si quisiera
olvidar el primer comentario.
-Hermione… -Harry miró al jardín con el ceño fruncido, parecía mentira que nadie
vigilara la Madriguera. -…¿porqué?...insistía mucho en ello.
-No sé porque…realmente, no sé siquiera si deberíamos confiar en ella… -
Susurró la pelirroja andando hacia la cocina, tomó un par de tazas y puso agua a
calentar, quería preparar té.
-Dudas de Eurídice… -Harry miraba por la ventana, algo no andaba bien. -
…¿porqué?
-No dudo de ella, dudo de lo que nos dijo… -Ginny intentó aclarar su mente a
fuerza de presionarse la nuca y el cuello con la mano izquierda. -…hay algo que
no me gusta…es que…no es cómo debería ser…no es… -Suspiró dándose
cuenta de que sólo lo estaba confundiendo más. -…como yo quería que fuera. -
Terminó mirándolo tristemente.
-¿Porqué siento que hay algo que no me has dicho Ginny? -Preguntó mirándola a
los ojos, para no perder reacción alguna, Ginny inclinó la cabeza a un lado y
sonrió dulcemente.
-Por que eres sabio y astuto…y creo que me conoces muy bien. -Contestó
calmadamente.
-Me vas a decir qué pasa, ¿verdad? -Preguntó extendiendo su mano hacia ella,
Ginny le dio la suya y asintió.
-Te diré todo lo que quieras saber…nada va a impedir que te lo diga. -Contestó
dulcemente, se acercó a él y lo abrazó con fuerza; Harry cerró los ojos enfocado
en grabarla así en su mente, y entonces lo vio, el reloj de Molly señalaba algo que
lo hizo soltarla. -¿Qué pasa?
-Ron…y Charlie. -Susurró, Ginny se volvió a ver las manecillas y comprendió su
miedo, las dos decían "En peligro de muerte", se miraron, Ginny lo tomó de la
mano y corrió escaleras arriba, nuevamente se quedaría a medias en la confesión.

-Ron…¡Ron hijo abre los ojos!...¡Ronald!


-Hey Ronnie…Ronnie…no seas idiota abre los ojos hermano…
-Si lo ofendes no despertará Fred…lo conoces, es delicado…
-Cállate George…
-Luce demasiado pálido…Cormac, ve por un médico…
-No…si lo traen…corremos peligro… -Ron emitió con la voz pastosa de quien
necesita agua y vida con urgencia.
-Hijo…mírame… -Molly se inclinó sobre él lentamente, Ron sentía que alguien le
removía la pierna con fuerza, estaban cosiéndole la herida, no le dolía,
simplemente sentía correr el hilo por su piel herida.
-Hola mamá… -Susurró con los ojos aún cerrados, luego desvió el rostro y abrió
los ojos para toparse con el rostro asustado de Bill y la sonrisa frágil y horrorizada
de Fleur. -…Bill…¿quién me está cosiendo?
-Tonks…te hemos puesto todas las pociones que teníamos a mano…luego de
que te cosa, haremos algo para la cicatriz… -Bill le puso la mano en el hombro
sonriendo. -…¿quién te hizo semejante trabajito hermano?...-Sonrió tembloroso. -
…perdiste mucha sangre.
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-Macnair…él… -Ron tragó saliva, sintió cuando Tonks cerró un par de puntos,
luego miró al techo, podía escuchar a Fred y George susurrar. -…lo he matado…le
he matado sin pensarlo…-Sacudió la cabeza y cerró los ojos con fuerza. -…el
lobo… -Dijo como si flotara entre la inmensidad de una sensación parecida a un
agua muy espesa.
-Quizá sí deba ir por un médico. -Susurró Cormac al oído de Bill, que miró a su
alrededor y negó sutilmente.
-No te preocupes…Fred y yo ya lo pusimos a dormir, la herida era grande…pero
con comida y descanso se pondrá bien… -George se acercó y le sonrió
ampliamente, Molly miraba a su hijo con preocupación y culpa.
-Molly…empieza a sangrar otra vez. -Dijo Tonks al tiempo que luchaba por cerrar
un punto más.
-¡Hemodegio! -Exclamó Molly, Fleur se le unió, si las dos lo decían fuerte, podrían
detener mejor la hemorragia.
-Estoy loco…juraría que es Eurídice… -Carcajeó tan débilmente que se sintió
idiota. -…por eso lo traje…
-Egs que egs Euguidice Ron… -Susurró Fleur como no queriendo la cosa, Molly
la reprimió con una mueca.
-Fleur…no es momento. -George la miró fijamente.
-¿Qué? -Preguntó consternado, sintió una punzada de culpa, sí era ella y no la
había salvado antes.
-Creemos que es ella…ha estado vigilando a los niños desde hace mucho… -Bill
intentó reducir el impacto de la noticia. -…tienes que descansar Ron. -Dijo al ver
que su hermano se apoyaba en sus brazos para tratar de levantarse.
-Tengo que verla…ella, debe tener una razón para enviarlo… -Ron se puso aún
más pálido por el movimiento, Molly trató de contenerlo, mientras Tonks procuraba
coser más rápido.
-Ron, no te muevas, la herida es muy grande. -Tonks miraba a George que ayudó
a su madre a contener al chico.
-¡Tengo que ir a ver a Eurídice! -Gritó Ron empujando los brazos de su madre,
inundado de un sudor helado, Fleur se llevó las manos a la boca para contener un
grito y Bill la abrazó y alejó de la cama. -¡Bella quiere a nuestros hijos!...ella, nos
los va a quitar…¡Tengo que ir! -Gritó mirando a su madre suplicante, Molly sintió
un enorme nudo en la garganta.
-Oye terco…no puedes moverte en ese estado. -Fred se acercó y ayudó a
someterlo. -A Eurídice no le gustará verte pálido y moribundo…
-¡Voy a ir a verla! -Gritó colérico, al tiempo que todo lo que veía reducía su
tamaño y se ponía oscuro. -Quiero verla. -Susurró mientras se sentía caer en un
sueño, suave y ligero.
-Se desmayó… -Dijo Molly con las lágrimas surcándole el rostro.
-Mejor…tengo que coser esto bien. -Tonks fue la única que se atrevió a hablar,
los demás callaron y fueron a la otra habitación, dejándola a ella y a Molly con
Ron; tras la puerta, el lobo agonizaba.

-Agh… -Dijo apenas conteniendo el dolor del cuello a fuerza de cerrar el ojo
izquierdo, sus pies se tambaleaban a cierta altura del suelo, sus manos aferraban
las de aquel indeseable tipo que la sostenía con una sonrisa idiota sobre su
338
cabeza, miraba sus ojos y sentía asco; se armó de valor y le dio una patada
directo en la entrepierna, el sujeto no se inmutó, ella rabió soltando un gruñido. -
…mierda.
-Miren…la ratita Parkinson planea desquitarse con mi hombría…si la viera la
desearía intacta. -Un montón de carcajadas siguieron a semejante comentario,
Pansy se sonrojó hasta la raíz del pelo, tanto de asfixia como de furia y clavándole
las uñas con más fuerza quiso soltarse. -Dime Parkinson…¿ya viste el estado de
tu perro faldero? -Preguntó dándole la vuelta para que viera a Hagen,
-¡Déjenla en paz! -Hagen luchaba por mantener la boca de Alex alejada de su
cuello, mientras el brazo se le adormecía por la falta de sangre y el dolor, Pansy lo
miró y sintió aún más rabia que antes.
-Idiotas…animales de granja… -Escupió con todo el odio que pudo acumular en la
punta de la lengua. -…piensan que somos así de sencillos…no les durará mucho
el gusto. -Buscó con la mirada el sitio donde su varita había caído, al verla se
concentró necesitaba reunir todo su poder para convocarla.
-¿Quién quiere ser el primero en bajarle los humos a ésta gatita pretensiosa? -
Preguntó el sujeto estrellando de un solo golpe a Pansy contra el suelo, Pansy
rebotó como una hoja de papel que cae, su columna se arqueó de dolor y un grito
agudo salió de sus labios, haciendo que Hagen sintiera pánico.
-¡Ah! -Gritó dolorida, sintiendo a la perfección las rocas bajo su cuerpo, le lloraron
los ojos, se quedó sin aire de un golpe y débil por el impacto parpadeó un par de
veces antes de recuperar la conciencia de lo que pasaba. -Merlín… -Se escuchó a
sí misma decir.
-¡Imbécil! -Hagen se soltó de Alex a fuerza de arrojarlo, corrió hacia Pansy y un
par de metros antes de poder clavarle sus colmillos al tipo que la sostenía, un
relámpago rojo le impactó en el pecho arrojándolo de regreso hacia Alex que lo
recibió en sus brazos y le sostuvo rudamente.
-Ha dicho Merlín…ha dicho Merlín… -El tipo carcajeó al tiempo que soltaba el
cuello de la chica y la sujetaba de las muñecas llevándolas a la altura de la cabeza
de Pansy, que aún luchaba por recuperar el conocimiento de su propio cuerpo. -
…pensé que las Flores del Lazo del Diablo no rezaban a nadie que no fuera Bella.
-¡Pansy! -Gritó Hagen, notó las sombras removerse alrededor de ellos, buscó con
su mirada y sus sentidos alertas la forma de escapar, su varita estaba a pocos
metros, sólo tenía que llamarla.
-Bella no merece que le rece nadie…ni siquiera una basura inmunda como tú. -
Exclamó la chica para luego escupirle en la cara con desprecio.
-Y una basura como yo…¡¿Puede hacer esto con una mujer como tú?! -Lo
siguiente fue una garra levantándose a toda velocidad rumbo al pecho de Pansy,
la chica horrorizada cerrando los ojos y Hagen luchando por soltarse; la sangre
brotó con fuerza, Pansy soltó un grito que se ahogó en la boca del sujeto que la
había herido para ahora besarle por la fuerza, Hagen soltó un rugido y de un golpe
se deshizo de Alex, sólo para verse ahora golpeado por al menos tres sujetos que
lo azotaron contra el suelo y comenzaron a destrozarlo a mordidas feroces y
desesperadas.
-¡Pansy! -Gritó desde el suelo el joven Greyback al tiempo que mordía, hería,
rabiaba y gritaba de dolor y de angustia, porque no la escuchaba, porque no sabía
qué era lo que le hacían, porque no podía defenderla.
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Era una playa, una playa hermosa iluminada por el sol de un verano primoroso,
un calor húmedo le impactó las mejillas y cerró los ojos para atrapar en su nariz el
aroma a mar y sal, el aroma a aquella tarde de locura; se volvió sintiendo sus
zapatos clavados en la pastosa arena y miró a lo lejos las rocas que impedían el
libre paso del oleaje, que las azotaba con furia rebelde; sus ojos azules buscaron
algo que le explicara su repentina presencia ahí y lo vio cerca, en la arena.
Ahí ante sus ojos, podía ver a aquel joven pelirrojo, besando con vehemencia los
labios de la chica lobo, tirados sobre la arena, que se les pegaba al cuerpo
húmedo de sudor y mar, sonrió para sí y disfrutó la escena de lejos, por alguna
razón, no le era muy grato verse con ella en semejante situación, prefería
conformarse con verlos sonreír entre besos sedientos, entre caricias dulces, pero
sobre todo, verse a sí mismo con ella, con ella que lo amaba, y ver en sus ojos
que realmente, ese día él también la había amado tanto como ella a él. Se acercó
renuente, al notar que los dos se miraban absortos en los ojos del otro, pudo
acercarse tanto, que notaba la sonrisa tierna de la joven y el ceño fruncido de él;
se inclinó y casi sin querer se sentó en la arena a escuchar lo que se decían.
-¿No te importa lo que te he contado? -Preguntó frunciendo el ceño con una
tristeza que a él lo abordó sin querer.
-No…no me importa. -Había contestado y lo repetía para recordarlo mejor. -Sólo
importas tú…en este momento.
-Sí…porque te vas a arrepentir de esto en unas horas cuando veas a Hermione. -
Susurró ella con una sonrisa triste, recostada sobre la arena, sin más prenda que
la camisa de Ron y la cara vuelta al otro lado, hacia él que recordaba.
-Tú también lo harás…cuando veas a Draco… -Susurró intentando no ser rudo
con el comentario, ella se llevó la mano a los labios, como quien desea quitarse
algo incómodo de la punta de la lengua. -…si te hubiera conocido antes…
-Quizá… -Dijo ella con los ojos nublados de llanto, Ron la miró, él no había visto
eso por estar absorto en sí mismo, Eurídice se llevó la mano a los párpados y
secó las lagrimas esparciéndolas por sus mejillas como las gotas de agua que
escurrían de su cabello; se incorporó en la arena y se volvió a ver a su interlocutor
con una enorme sonrisa. -…por algo pasan las cosas, ¿no?
-Sí…por algo. -Admitió viéndola ponerse en pie, sacudir su cabello e ir al mar que
parecía llamarla con su vaivén.
-Ha sido lo más hermoso de mi vida. -Reconoció virando hacia él, que
permanecía tirado en la arena. -Espero que se repita. -Dijo pícaramente
levantando las cejas y volviéndose totalmente, con la camisa cubriéndole a penas
el pecho.
-No lo esperes…no creo que pase. -Concluyó él sintiendo el nudo en la garganta
y Ron mirando, volvió a sentirlo.
-Entonces…fue una dulce despedida. -Exclamó con el ceño fruncido y una cruel
palidez que quiso ocultar volviéndose al mar, pero Ron pudo notar cómo sus
hombros se sacudían y se volvió a mirarse, a despreciarse por no mirarla, por
ponerle más atención a sus dedos que hacían agujeros en la arena.
-¿Te irás? -Preguntó Ron parándose, no llevaba más prenda que los calzoncillos,
Eurídice no se volvió a verlo, levantó la cara con orgullo para procurar que las
nuevas lágrimas se fueran con el viento.
-No…sabes mucho de mi ahora… -Dijo en un tono divertido, que Ron ignoró,
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luego suspiró y añadió. -…y tengo cosas pendientes… -Terminó sonriendo,
tomándolo de la mano le susurró. -…pero jamás me iré sin despedirme de ti. -Le
besó en la mejilla derecha, lo soltó y caminó hacia lo que a lo lejos reconoció
como el sitio donde habían dejado la ropa que portaban, la vio alejarse, y se vio a
sí mismo mirar el mar; le daba vergüenza haber sido tan idiota.
-Jamás me iré sin despedirme de ti. -Susurró una voz al tiempo que la playa se
quedaba sola y se volvía para ver quién le hablaba; Eurídice sonriente y tranquila
lo miraba arrodillada en la arena, con las manos en el suelo; Ron sintió que se le
venían las ganas de llorar y se aferró a ella, oprimiéndola contra su pecho, ella
carcajeaba.
-Me has traído a tu sueño…me has traído a verte. -Exclamó, sin contener los ríos
que surcaban sus mejillas.
-Si el gigante no va a la montaña…la montaña viene al gigante. -Dijo Eurídice con
los ojos vivos de amor, él sonrió entre sollozos y la besó, ella se entregó
recostándose en su regazo, mientras él la apretaba como a un niño de brazos.

Las manos se fundieron por dos segundos, las pieles ya no eran dos, eran una
sola, continua y sedienta de más amor, de más pasión, de mucho más deseo; en
cada suspiro de Hermione se ahogaba una risa emocionada de Draco, por cada
una de las miradas metálicas del rubio, los labios rosados de la castaña
depositaban un beso tímido o ferviente sobre el hombro, el pecho, el cuello;
aquella noche los dos se amaban con la locura sumada de todas las noches
pasadas, en aquel preciso momento cualquiera que les viera sabría a la perfección
de sus miedos, nadie que no tema por su vida y la de la persona que ama, amaría
de semejante forma.
Por un instante, los sentidos de Hermione se inundaron de una sensación de
abandono, de una sensación de pánico, por un instante, creyó que moría en
aquellos brazos pálidos, por un momento apenas más grande que un segundo, se
sintió sola y desesperada volvió a abrazarlo, a prensarlo con sus piernas, a
estrujarlo con sus brazos, a afianzarse de ese cuerpo con uñas y dientes,
provocando en el rubio un respingo de dolor, mezclado con una sensación de
miedo.
-¿Qué pasa? -Le preguntó entrecortado, mirándola a los ojos, exigiendo una
respuesta que ella, con la frente perlada en sudor y los labios temblorosos,
parecía que simplemente no iba a poder darle.
-No sé si debo amarte como lo hago. -Confesó en un momento de lucidez
desesperada, en un momento en que el cuerpo parecía haberle cedido al fin el
lugar al corazón, Draco la miró fijamente y tras un instante que a ella le pareció
eterno, la besó en los labios con ternura.
-Qué curioso…ya somos dos. -Emitió suavemente, ella sonrió complacida por la
respuesta, el tiempo se les acababa, sólo Merlín sabía cuando aquello volvería a
repetirse, o al menos si volverían a estar juntos; se entregaron de nueva cuenta al
amor, a la pasión y a lo que resulta de la fusión entre los dos, omitieron la verdad
que se sentía en el aire, omitieron el presentimiento de la destrucción de todo,
ignorando el dolor de Viktor, Cho, Eurídice, Charlie, Luna o Neville, porque para
amarse en pareja, primero han de olvidarse por completo los que no forman parte
de ella.
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-De prisa…toma esto…hay que marcar en el suelo un círculo. -Ginny le entregó a
Harry un trozo de tiza, habían resuelto que no podían aparecerse así como así,
podrían seguirlos, tendrían que usar métodos viejos.
-¿Iremos primero a dónde? -Preguntó Harry mientras luchaba por que el círculo le
saliera derecho.
-Por Ron…algo me dice que nos necesita con urgencia. -Ginny se inclinó para
tomar los calcetines que había encontrado tirados en el suelo del cuarto del
mencionado hermano, se volvió presurosa a ver el libro de su madre, ese que
nunca nadie había usado por contener hechizos demasiado viejos; entonces algo
llamó su atención casi como una obsesión repentina, sobre la mesa de la sala, la
fotografía de Charlie, Bill y Percy juntos le miraba, frunció el ceño al notar que
Charlie parecía mirarla directo a los ojos, un frío sobrenatural la inundó, sintió que
palidecía y supo que estaba cometiendo un error.
-Entonces, escribo los símbolos y pongo la prenda sobre el centro ¿verdad? -
Harry terminaba los últimos detalles, cuando una mano helada lo detuvo antes de
poner los calcetines de Ron, antes de que el portal se abriera. -¡Estás helada! -
Exclamó asustado, mirándola fijamente, Ginny estaba aún absorta en esa
sensación de muerte.
-No iremos por Ron… -Dijo en un susurro siseante que lo hizo erizarse de pies a
cabeza, ella se inclinó y tomó del suelo junto a ellos la camisa de Charlie y la
arrojó hacia el círculo. -…Charlie agoniza.
-¿Cómo lo sabes? -Preguntó Harry sin saber qué otra cosa preguntar en ese
preciso momento.
-Mejor no preguntes. -Contestó la pelirroja aferrada a él al tiempo que el suelo, se
abría en aquel preciso círculo revelándoles lo que parecía ser una enorme laguna,
cuyo fondo era un cementerio solitario, en el fondo la telaraña enorme parecía
temblar por el peso de algo en ella.

-Necesito que me escuches… -Susurró tras un momento en que simplemente se


habían quedado callados disfrutando su reencuentro. -…hay que hablar.
-Ya habrá tiempo…ahora te quiero disfrutar ¿si? -Ron le besó la punta de la nariz
y Eurídice sintió rabia de tener que ponerse seria en ese momento, se mordió el
labio inferior con furia y se volvió a otro lado, para no mirar los ojos tristes de Ron,
que la miraba sin comprender su actitud. -Déjame tenerte ¿sí? -Preguntó otra vez
inclinando la cabeza y recargando su frente en la de ella, que cerró los ojos con
fuerza y ahogó un gemido de dolor. -Eurídice…¿ah?, por favor…
-No hay tiempo… -Susurró con una voz ajena, con un murmullo agónico. -…algo
espantoso va a pasar…Ron, estoy haciendo lo que me han ordenado…necesito
que entiendas eso. -Exclamó nerviosamente, mirándolo a los ojos que él puso
serios, ella ya lloraba sin poder contenerse y aferrada a él le clavaba sus uñas en
un intento de mostrarle su miedo.
-Lo que te han ordenado hacer…¿quién? -Preguntó secamente, mirándola
fijamente, apretándola también contra sí, por un momento tuvo la impresión de
que todo temblaba, de que algo en el sueño de ella no andaba bien.
-He recibido órdenes claras sobre lo que va a pasar…he recibido instrucciones y
finjo ser víctima de algo que no puedo manejar… -Eurídice se sentó mirando al
mar como antes, Ron la miró fijamente, ella estaba anegada en llanto y él no sabía
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qué hacer. -¿Confías en mi? -Preguntó mirándolo con una sonrisa triste y los
párpados inundados.
-Por supuesto. -Contestó Ron alarmado, ella tendió sus brazos y lo abrazó contra
su pecho, la cara de Ron quedó justo entre el hueco de sus senos, sorprendido se
sonrojó, pero al momento oyó latir aquél corazón amado y sonrió.
-Entonces, en cuanto despiertes, ve en busca de Hermione…necesito que la
convenzas de que lo que ha hecho fue lo correcto…¿de acuerdo? -Eurídice lo
soltó suavemente y se pegó a su pecho aferrada a su cintura abrazándolo.
-Lo que ha hecho…¿porqué me estás diciendo todo a medias? -Ron la apretó con
fuerza, con el raro presentimiento de que el tiempo juntos se acababa, ella talló su
rostro contra su pecho, él frunció el ceño preocupado.
-Por que decírtelo todo te costaría la vida…y no quiero que mueras…pese a que
te recuperaría…no quiero que mueras. -Exclamó llorosa, temblando, Ron escuchó
aquello y sintió mucha pena. -¡Te quiero vivo!...¡te quiero vivo aunque no te
tenga!...¡aunque no te recupere!... -Gritó ahogada aferrada a su camisa y Ron no
supo si abrazarla más o ya no.
-Recuperarme, pero si…¡Si tú no estás muerta! -Gritó como si con hacerlo sus
palabras se volvieran más reales.
-Aún… -Dijo ella mirándolo a los ojos, poniéndole su mano cubierta de blanca
arena en la mejilla; Ron tragó saliva y la aferró con fuerza, por un momento aquel
mar ante los dos se tornó tomentoso, y los dos sabían porqué. -Te amo. -Dijo de
pronto, Ron se endureció al escucharlo, porque en aquel momento le parecía de
mal augurio. -Y no entiendo, porqué amándote como te amo, no puedo estar
contigo.
-Eurídice… -Susurró ocultando sus labios entre su cabello, ella empezó a llorar
con más fuerza. -…yo también te amo..y juro que no te voy a dejar ir…
-No quiero…no quiero dejarte…¡No quiero perderte! -Gritó desconsolada y Ron
no sabía qué más hacer que llorar con ella, guardando sus lágrimas entre el
cabello castaño de su cabeza.
-No me vas a perder…estamos juntos…los dos… -Dijo con la voz quebrada
mirando al mar y sintiéndola contra su pecho, pero ella no dejaba de llorar.
-¡Te amo y no te quiero perder!... -Exclamó sofocada, y en un momento de
desesperación, en el que el mar y la arena se perdieron para quedar sólo ellos dos
en la oscuridad de un vacío enorme, entró en pánico. -…¡Perdóname!
-¿Qué? -Preguntó asombrado, viendo como ella flotaba en esa nada alejándose
de él.
-¡Perdóname!...no fue mi intención hacerte daño…no fue mi intención dejarte
solo…por favor…¡diles que me perdonen! -Gritó mientras él intentaba aferrarla por
la muñeca.
-¡Eurídice! -Le gritó y ella con las lágrimas como torrentes desapareció en la
oscuridad.
-¡Te amo Ron!...¡los amo! -Se perdió la voz.
-¿Eurídice? -Preguntó con la boca seca ansiosa de agua.
-Despierta hijo…despierta… -Imploró Molly, pero él no quería despertar, ahora
necesitaba más que nunca soñar.

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Exigencias

-Una telaraña… -Ginny cruzó el umbral y caminó hacia lo que ella pensaba sería
la red de una hija de Aragog.
-Ten cuidado…no queremos terminar muertos ¿verdad? -Harry con la varita
levantada miraba a todos lados, el chiste lo hizo sonreír a medias, mas Ginny no le
vio la gracia; al acercarse los dos distinguieron la figura de un hombre pegado a la
telaraña y casi de inmediato la de alguien aferrado a él, un grito de espanto llenó
los oídos de Harry, Ginny echaba a correr hacia la telaraña blanca de flores.
-¡Charlie! -Gritó al tiempo que sus manos tocaban la muñeca derecha de su
hermano, inconsciente y tan pálido que las lágrimas le cubrieron el rostro, miró al
suelo, a las piernas de Charlie, donde reconoció el cuerpo de alguien, una joven
de cabello oscuro. -¡Es Cho!
-¡Cho! -Harry se acercó y la tomó por la cintura para levantarla, la chica estaba
desfallecida, con los ojos abiertos, la cara empapada en sangre, Harry la miró sin
saber qué hacer, mientras escuchaba a Ginny soltar a Charlie a fuerza de romper
la telaraña y lanzar rayos de luz en todas direcciones, al fin los dos cuerpos
quedaron en el suelo. -¿A dónde los llevamos?
-Charlie… -Susurró Cho con un gesto de raro abandono, Harry la miró fijamente,
Ginny enfocó su mirada en su hermano, sentía débil su pulso, palideció.
-No lo sé… -Ginny con Charlie sobre su regazo miró a Harry iluminada por una
esperanza. -…la cabaña de Hagen.

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-¿Sabes dónde es? -Preguntó Harry mirando el rostro mortecino de Cho, que
parecía sonreír, que parecía estar tranquila, aunque se sus ojos aún emanaban
lágrimas de espesa y bermeja sangre.
-Charlie… -Repitió Cho suavemente, mientras una rara mueca inundaba de nueva
cuenta su rostro. -…la daga…Eurídice…la daga…
-¿Daga? -Harry la miró fijamente, Ginny negó con la cabeza para darle a entender
que aquello era un delirio.
-Me la describió…dame tu mano. -Pidió la pelirroja, Harry obedeció, aferrose a la
mano derecha de Cho con la suya izquierda y con la derecha sujetó a Ginny que
abrazó con fuerza el cuerpo de Charlie con la mano libre.
-Están vivos…¿verdad? -Preguntó Harry preocupado por la palidez y las
profundas heridas de Charlie, Ginny guardó un instante de silencio y al siguiente lo
miró seriamente.
-Él cuerpo…del elegido… -Cho sonrió entre sueños y tendió su mano hacia el
cielo, como implorando algo. -…una de las tres…el cuerpo…el cuerpo… -Harry
miró a Ginny ansiando una respuesta a su anterior pregunta.
-Tanto como yo… -Contestó con un dejo de tristeza que Harry interpretó como
una insinuación, le aferró la mano con fuerza y le sonrió para apoyarla, ella asintió,
cerró los ojos y emprendieron el viaje, ahora tenían que salvarle la vida a estos
dos enamorados.

-Hermione… -Susurró levemente, se acercó a su oído, recostada sobre su pecho,


Hermione dormía placidamente, con una respiración acompasada, tranquila;
sonrió y la aferró con fuerza, miró al techo, recordó las últimas palabras de Snape
y cerró los ojos con fuerza. -…esta no será la última, no lo es…no lo será… -Miró
al techo, pensando en todo y en nada, Hermione dormía con él, Hermione dormía
tranquila, aquella no era su última noche. -…no puede serlo. -Dijo apretándola
fuertemente, ella frunció el ceño entre sueños, e inmediatamente se acurrucó
contra él, prendió la chimenea y la cubrió con la manta que esperaba sobre el
respaldo del sillón, cerró los ojos y quiso dormirse con ella.

-¿Cuánto más esperaremos para ir por su cuerpo señor? -Bella preguntó algo
inclinada, como la niña que está demasiado impresionada por la autoridad de
alguien, como para mirarle a los ojos.
-Aún no…démosles un par de horas más… -Susurró Avery sonriendo, los demás
esperaban a su alrededor, hablando en murmullos, mirándose unos a otros
sorprendidos por su regreso extraño, en un cuerpo que no era el suyo,
especulando qué cuerpo sería aquel al que con tanta ansia parecía esperar. -
…que se diviertan los niños, que piensen que están a salvo, que respiren
aliviados…
-Es un plan brillante señor. -Susurró quedamente Alecto desde la sombra de un
rincón, todos los que estaban a su alrededor asintieron como si aquello fuera el
consejo mejor dicho de la época, él le miró con seriedad impávida.
-¿Qué cuerpo es ese que tanto anhela, señor? -Dolohov algo cabizbajo preguntó
con nerviosismo, nada de lo que pasaba le convencía del todo.
-Eso, lo sabrán llegado el momento, ahora…sólo sueñen con lo que será cuando
lo tenga. -Sonriente se volvió a otro lado, enfocando su mirada en todo y en nada,
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concentrado en pensar, en lo que pensaba alguien más.
-¡Señor! -Llamó un mortífago desde la puerta de la cabaña, todos se volvieron a
mirarle como si hubiera interrumpido en el peor momento del mundo.
-¿Qué ocurre? -Preguntó fríamente, con una media sonrisa, porque conocía a la
perfección lo que venían a comunicarle.
-Macnair ha sido asesinado, fue encontrado en un barrio pobre hace una hora. -
Dijo mirando a todos como si temiera que alguno le fuera a atacar, algunos
cuchichearon, otros como los Carrow, Crabbe y Goyle se volvieron a mirar a Bella
y a Avery.
-Lástima…fue un fiel servidor. -Dio por toda respuesta y salió de la habitación,
Bella no supo si era correcto seguirle o no, pero lo hizo, mientras el resto se
miraban, porque no había dado orden alguna sobre el cadáver.
-Señor…¿qué se supone que haga yo ahora? -Preguntó Bella siguiéndole
silenciosamente los pasos.
-Nada…esperar… -Contestó sin darle la importancia que ella hubiera esperado,
contrariada miró al suelo. -…¡no!...espera, sí tengo algo que debes hacer, y tú
precisamente. -Se volvió a mirarla, y para ella era como estar viendo al Lord
Voldemort de antes, alto, delgado, afilado, sonrió con gozo, y respiró aliviada de
saber que le sería útil en algo.
-Dígame…¿qué puedo hacer por usted? -Preguntó emocionada.
-Busca a Snape…y mátalo. -Dijo sonriendo como si le hubiera dicho que le
consiguiera unas toallas limpias o un tazón de cereal, Bella se quedó perpleja, de
algún modo que no llegaba a comprender, aquella orden sobrepasó en dos
segundos sus expectativas.
-Matarlo… -Susurró sin comprender, con la cabeza medio inclinada, como si
pensara lo que acababa de escuchar. -…¿ha dicho matarlo?
-Exactamente Bella…es de los más fieles…él mejor quizá…sin embargo… -
Voldemort emprendió de nueva cuenta su camino lejos de Bella, ella le miraba sin
poder dar un paso. -…comienza a humanizarse, y eso nunca…por ningún motivo
es bueno.
-Pero…él le ha sido fiel. -Dijo sin comprender del todo porqué decía aquello,
porque lo defendía.
-Sí…pero también le ha sido fiel al amor que siente por esa sangre sucia… -Avery
se detuvo a las puertas de una habitación, se volvió y sonrió con tranquilidad. -…y
eso me es intolerable. -Concluyó al tiempo que entraba; Bella se quedó clavada al
suelo como si alguien le hubiera lanzado un hechizo inmovilizador, pasaban tantas
cosas por su mente que no era capaz de resolver lo que sentía, si Voldemort era
capaz de mandar matar al más fiel de los mortífagos…¿qué podía esperar ella la
más fiel seguidora de su sombra?

Abrió los ojos y se topó de lleno con un sol brillante y cálido, a lo lejos distinguió la
cabaña de Hagrid, sonrió respirando el viento fresco, solía ir entonces hacia el
castillo y entrar en su sitio predilecto, la biblioteca; pasó la mano por los estantes
lentamente, disfrutando del sonido de sus yemas sobre la piel de las pastas, sobre
las letras doradas de los lomos, sobre las páginas de los libros en las mesas. Dio
rápidamente con lo que buscaba, su rincón predilecto, una mesa pegada a la
ventana entre dos estantes con diccionarios y libros variados, sonrió para sí
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misma y se alegró de verse reflejada en la ventana portando su uniforme, el
cabello en una media cola, con la sonrisa de la chica que no sufre nada.
-Luces igual que entonces. -Dijo la voz a su espalda, se volvió asustada. -Yo
también sueño con la biblioteca a veces…era uno de mis sitios favoritos…pero tú
la recuerdas mejor… -Eurídice sonreía recargada en un estante, portando su
uniforme de Colegio, con una sonrisa de oreja a oreja, lucía joven, la cicatriz de su
rostro era enorme, reciente.
-Nunca antes te había soñado… -Extrañada se acercó. -…en realidad, no
recuerdo haberte visto en la biblioteca.
-Una vez…en sexto curso… -Eurídice se puso las manos en la cintura y miró
hacia el techo recordando. -…llevabas libros de algo que no puedo
recordar…tropezamos…tiré todos tus libros y pisaste mis gafas… -Eurídice
sonreía, Hermione avergonzada se daba cuenta que no recordaba absolutamente
nada. -…pediste disculpas, sonreíste, te di tus libros, reparaste mis gafas con un
leve hechizo y fue todo.
-Yo…la verdad no recuerdo eso…lo siento. -Confesó apabullada por la verdad de
su despiste.
-Descuida, tampoco esperaba que nos volviéramos las mejores amigas…además,
no estaba sola…cerca estaba Pansy, si hubiéramos intercambiado más palabras,
se hubiera encargado de que no se nos olvidara. -Sonrió tranquilamente y
Hermione aceptó por dos segundos que su boca estaba llena de razón, entonces
se dio cuenta que aquello no era un sueño, las dos realmente estaban hablando.
-Lo que decía tu expediente es cierto…tienes la habilidad de viajar en sueños. -
Susurró la castaña sentándose a una mesa, mientras veía pasar a la profesora
Véctor con un montón de pergaminos bajo el brazo.
-Totalmente…un buen currículum ¿verdad? -Comentó sonriendo, Hermione
asintió. -Trabajé duro toda mi vida…y pensar que la he echado a perder por
venganza… -Dijo mirando al frente, a la puerta de la biblioteca, había visto pasar a
Luna dando de saltitos, sonrió. -…no es tan malo...tenía que pasar…cosas de ser
una Greyback. -Carcajeó de su chiste.
-No lo digas como si fuera una desgracia…tienes su fuerza y temple, eso es
bueno. -Hermione intentó dar apoyo.
-Claro que es bueno, cuando te sirve de algo…en el Colegio, sólo me sirvió la
sangre de mi padre, para ocultarme todo el tiempo, me preocupaba sobremanera
el ser diferente y que alguien lo descubriera. -Susurró guiñando un ojo con
picardía. -Por eso me la pasaba en la biblioteca, la enfermería o en las mazmorras
con el profesor Snape…lavar frascos y ordenar ingredientes era más divertido que
soportar las críticas constructivas de Pansy. -Añadió haciendo con los dedos la
señal de las "comillas", Hermione sonrió de buena gana.
-Lamento no haberte conocido en el Colegio…habría sido bueno. -Exclamó
tamborileando sobre la mesa, Eurídice le sostuvo una mirada seria.
-Te lo ha dado Viktor, ¿verdad? -Preguntó inclinando la cabeza a un lado.
-¿Qué? -Preguntó contrariada, como si no pudiera haber dicho algo más como
respuesta, sobre todo porque sacar el tema tan repentinamente la hizo erizarse de
golpe, como un presentimiento horrible.
-El sobre…Viktor te dio el sobre antes de morir… -Murmuró caminando hacia ella.
-…te dijo que tenía que dártelo…por que alguien se lo pidió…por eso cuando
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fuiste a verme te pedí que durmieras, teníamos que hablar de ello…
-Eras tú…tú le dijiste a Cho que se lo diera y luego le pediste a él que me lo
entregara ¿verdad? -Hermione la miraba fijamente, Eurídice sonrió y se acercó a
ella.
-Prefiero que no preguntes mucho sobre eso…mejor hazme un favor y ábrelo. -
Pidió, Hermione sintió el sobre bajo su mano, lo tomó lentamente y mirando a la
chica, rompió el sello y lo abrió; al ver aquello dentro, frunció el ceño y le dio la
vuelta al sobre para vaciar su contenido.
-Pero…¿qué…
-Tendrás que hacerlo…sólo tú puedes ahora… -Concluyó Eurídice sonriendo,
Hermione la miraba sin comprender, sintiendo el frío intenso en la mano.

-Harry está con nosotros…no vamos a permitir que Lord Voldemort nos
venza…no si estamos juntos… -Arthur hablaba en alto, frente a un grupo de unas
cincuenta personas, que le apoyaban asintiendo y levantando de vez en vez las
manos. -…unidos, los mortífagos no serán un peligro…para
nadie…comenzaremos a movernos, es necesario que ganemos
terreno…organícense en grupos…no queremos que nadie se quede solo. -Afirmó
sonriendo para darles seguridad.
-Estamos contigo Arthur. -Exclamó una mujer de cabello oscuro y gafas
inclinadas.
-Papá hay que seguir…no podemos detenernos. -Percy lo miró y él asintió
sonrojado por el esfuerzo de hablar.
-Está bien…¿dónde están las Patil? -Preguntó mientras saludaba gente y
apoyaba a algunos con sonrisas de seguridad y confianza.
-Han ido al Ministerio…tratan de entrar para ver qué información pueden obtener.
-Susurró Percy para ocultar la misión de las dos hermanas.
-Excelente… -Arthur notó a lo lejos, entre la gente un grupo que se habría paso,
frunció el ceño y se quedó inmóvil esperando, inmediatamente reconoció aquellas
figuras como extranjeros, un hombre particularmente grande y robusto se le
acercó y le tendió una mano, sus facciones parecían las de aquel que acaba de
conocer un destino terrible.
-Señor Ministrrro, Arrthur Weasley… -Dijo a manera de pregunta, Arthur le miró
un segundo y asintió, mientras todos a su alrededor se tensaban ante la
posibilidad de que se tratara de un enemigo. -Mi nombre es Dimitri Krum. -Agregó
con una voz fría y rígida, Arthur notó que sus ojos resplandecían cuando él
manifestó conocer el apellido.
-El padre de Viktor, ¿cierto? -Preguntó sonriendo tímidamente y dándole la mano,
que el hombre estrechó con fuerza. -Usted es el padre del joven Krum.
-Ya no lo soy. -Expresó secamente, muchos se miraron, Arthur no supo qué decir,
el hombre tragó saliva con fuerza y añadió. -Mi hijo…fue encontrrado muerrto hace
unas horas en su aparrtamento. -Arthur palideció y se volvió a ver a Percy y a
Remus que se paraba a su lado.
-Cuánto lo lamento, señor Krum. -Susurró sin saber qué más decir, notó las caras
de los acompañantes de aquel hombre, todos parecían furiosos, rabiosos incluso.
-Fue asesinado mientras ayudaba a huirrr a la señorrrita Herrmione Grangerrr. -
Agregó rápidamente y sin darles tiempo a decir más, prosiguió. -Mi hijo la amaba,
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acudió a él y la ayudó a huirr…pero…esos mal nacidos de los seguidores de
Voldemort lo encontrarrron y le han matado cuando ella huía… -Dimitri ocultó su
rostro mirando al suelo, Remus notó que leves gotas caían sobre el suelo polvoso.
-Viktor siempre fue un valiente. -Susurró Oliver Wood desde atrás, el padre de
Viktor agradeció con una sonrisa.
-Me dijo lo que ocurriría…no le creí, pero le juré…que de llegarr a ser necesario,
pelearía a su lado para defenderr lo que amaba… -Sonriente miró a Arthur. -
…vengo a cumplirr esa promesa, aunque él ya no esté. -Mostró su varita y tomó a
Arthur por los hombros.
-Sea bienvenido…la muerte de su hijo…no será en vano. -Arthur lo entendía a la
perfección y así los ingleses, se unieron a los búlgaros, era momento de actuar.

-Pero… -Hermione seguía sin comprender nada de lo que le decía. -…¿has


perdido la razón?
-No. -Contestó secamente mirando a otro lado, con una sonrisa amarga. -Todos
hemos hecho sacrificios…no tengo derecho a pedírtelo, pero…eres la última
esperanza Hermione. -Quiso parecer tranquila, pero su rostro le traicionaba.
-¡Lo que pides es una locura! -Gritó por entre la paz de la biblioteca que seguía
con su acostumbrada tranquilidad.
-No hay otra salida…es lo último que nos queda. -Eurídice se acercó a Hermione,
que le repudió retrocediendo.
-Me pides que use esto en contra de alguien a quien amo…¡Estás loca!...¡No lo
haré! -Gritó exasperada, arrojando al suelo la daga plateada que había salido del
sobre y que refulgía con la luz del cálido sol.
-Quizá tengas razón…pero es el único método que ahora tenemos…yo podría
hacerlo, pero en mi estado, me es imposible… -Eurídice miró a otro lado y caminó
rumbo a la daga para levantarla.
-Lo que quieres es una locura…no tiene sentido. -Quiso entenderla, pero no
podía, semejante petición sólo podía ser idea de alguien enfermo, la creyó loca, la
creyó malvada.
-Voldemort quiere un cuerpo…específicamente su cuerpo…la única forma de
salvarnos de un futuro peor, es haciendo un sacrificio. -Exclamó con la daga en las
manos, la tomó por el filo y se la tendió a Hermione.
-¡No lo haré!... -Gritó mirándola con furia y cerrando los puños con desesperación.
-…¡No voy a apuñalar a Harry!...una vida es más que un sacrificio…¡es su vida!
-Voldemort quiere unirse a Harry, es ése el cuerpo que necesita, él tiene el poder
que lo hará ganar esta guerra…si se apodera de su cuerpo…no podremos
vencerle… -Eurídice la miraba con una mueca de dolor y suplica. -…por favor
Hermione…
-¡No! -Gritó exasperada, dándole la espalda y echando a andar lejos de ella. -El
remedio no es matar a Harry.
-No tienes que matarle. -Eurídice añadió eso en un susurro, Hermione se detuvo
en seco extrañada y se volvió a mirarla. -La herida debe ser mortal, pero no tiene
por que morir…Voldemort buscará a Harry y cuando lo encuentre, dejará el cuerpo
que ahora posee para ocupar el de él…si el cuerpo está herido de gravedad, le
será inservible y no podrá ocuparlo.
-Harry no es una caja como para que digas que quedará inservible…¡¿Y a caso
349
planeas dejar a Harry moribundo hasta que se te ocurra un mejor plan?! -Escupió
enfurecida, desesperada, porque los argumentos parecían del todo válidos.
-No…pero será una solución…Harry es tan poderoso como Voldemort…lo
sabes… -Eurídice intentó reflexionar de la mejor forma posible. -…su cuerpo,
unido al espíritu de Voldemort… -Negó cerrando los ojos con fuerza. -…no quiero
imaginar el resultado de esa fusión…pienso en ustedes…pienso en el
futuro…¡tengo tres hijos Hermione!
-No es la forma…debe haber otra…no voy a hacerlo. -Sentenció con la voz fuerte
y cortante, Eurídice sonrió tristemente. -Él ha sufrido suficiente…
-Originalmente, esto lo haría una de las tres…si llegaba a pasar, Cho, Pansy o yo,
lo haríamos…incluso pensé en Luna para hacerlo…pero… -Eurídice levanto la
mirada llena de lágrimas.
-Pero… -Hermione sintió un estremecimiento.
-Te pido que hagas este sacrificio…por que ya todos han hecho los suyos… -
Susurró adolorida.
-¿A qué te refieres? -Preguntó desesperada, no sabía nada de los demás, quería
saber.
-Te lo puedo mostrar. -Eurídice tendió la mano al frente, todo se oscureció, al
momento Hermione distinguió a dos figuras, una sostenía a la otra por el cuello
por sobre su cabeza, mientras con la mano libre le apuñalaba en el abdomen. -
Ellos, ya han perdido su batalla.
-Luna…Neville… -Hermione echó a correr rumbo a ellos, sin comprender lo que
veía.

-Minerva… -Llamó al verla tan presurosa, la huída era inminente, ella sacaría a
todo el alumnado aunque le costara la vida, él sonrió al notar que no le había
escuchado. -…Minerva, no tiene que dar informe a nadie, es la directora.
-Profesor… -Dijo mirándolo fijamente erguida y nerviosa. -…¿cree que he tomado
la decisión correcta?
-Por supuesto. -Sonrió y asintiendo quiso darle apoyo, ella respiró profundo y se
dispuso a salir. -Minerva.
-Dígame. -Contestó desde la puerta, con la mano en el pomo y una sonrisa a
medias.
-Necesito que se quede en el Colegio…necesito que alguien me ayude con algo
importante. -Solicitó dando la vuelta a su silla y sentándose cómodo.
-¿Algo importante? -Preguntó desconfiada, él sonrió para calmarla.
-Descuide…no es malo…sólo recibiremos una visita. -Ella asintió insegura, pero
conciente de que se quedaría con él aunque no fuera nada bueno. -¿Dónde está
Severus?
-Dijo que tenía que ir a sacar a un cachorro de un apuro. -McGonagall sonrió y
salió presurosa, Dumbledore frunció el ceño, conocía a ese cachorro, el problema
es que estaba acompañado de una chica con mal genio.

-¡Auxilio! -Gritó al caer en la sala, los pasos fuertes de Fred y George se dejaron
oír, ambos tomaron a Cho y a Charlie, éste último quejándose horriblemente.
-Diablos…se nos esfuman los sobrinos lacios de ojos rasgados. -Exclamó Fred
mientras cargaba en brazos a Cho.
350
-No juegues…lucen muy graves. -George miró a Charlie y ayudado por Cormac lo
llevó a una cama, Fleur les seguía diciendo incoherencias en francés por la
impresión.
-¡Ginny hija! -Molly la miró asustada, empapada en sangre la pelirroja permanecía
impávida al lado de Harry.
-Madre…Charlie está muy mal herido, les hemos traído lo más rápido que
pudimos. -Susurró, Harry siguió a los gemelos y en su camino, dio con la
habitación donde Tonks y Bill intentaban levantar el cuerpo desfallecido de un Ron
medio consciente, Harry entró presuroso a verlo.
-¡Ron! -Intentó tocarle el rostro, pero estaba tan pálido que creyó que le haría
daño. -Pero…¿qué le ha pasado?
-Casi pierde la pierna Harry…ha perdido mucha sangre, necesitamos pociones y
un milagro. -Bill lo miró desesperado, al fondo de la casa el llanto de unos niños
los estaba poniendo nerviosos.
-¿Quién le ha hecho esto? -Preguntó al tiempo que Tonks lograba al fin quitar las
sábanas de la cama para deshacerse de la humedad y el olor de la sangre.
-Macnair...logró matarlo…no estamos muy seguros. -Tonks sudando puso una
nueva manta bajo el pelirrojo, le recostaron entre los tres y Harry pudo acercarse
con mayor facilidad al rostro de su amigo.
-Ron…vamos despierta… -Pidió alterado, con el seño fruncido, Ron tenía los
labios blancos y partidos, la frente perlada en sudor y las manos cerradas en
fuertes y firmes puños. -…vamos Ron…tienes que despertar hermano.
-Eurídice… -Susurró medio despierto, Harry sonrió recuperando un poco la
compostura, le pasó la mano por la frente y notó que aquellos dos ojos azules le
sonreían. -…hey hermano…¿me he quedado sin pierna?
-No…sigues siendo igual de alto. -Contestó sonriendo, Ron quiso reír, pero hizo
una mueca de dolor.
-Hermione…tengo que verla. -Suplicó agotado, Bill se acercó con una taza con
agua y se la dio a Harry, Ginny entró en aquel momento.
-Hermione no está aquí Ron…pero la encontraré y la traeré…el amanecer está
cerca…tenemos que vernos en casa de Eurídice…¿recuerdas? -Ginny le
contestó, Ron asintió mientras Harry le daba de beber, éste se volvió a Ginny. -
Cho está muy mal…mamá no tiene más pociones, necesitamos hacer algo al
respecto…Charlie estará bien…es fuerte.
-Tenemos que salir de este sitio y traer medicamentos. -Harry se volvió a Tonks
que enrollaba lentamente una venda, mirando la pierna de Ron, que pese a estar
cerrada le herida, parecía seguir supurando.
-Si van a ir a casa de Eurídice…ella tiene uno de los almacenes de pociones más
grandes que conozco…traigan de él todo lo que puedan…pronto esta cabaña
parecerá San Mungo. -Bromeó la chica, al tiempo que unos pasos diminutos
anunciaban la llegada de Ted, que se asomaba para ver. -Ted…ve a la habitación
con los chicos.
-Pero yo quiero ver. -Susurró, Ginny le besó la frente y lo echó, luego se volvió a
Harry, Ron le apretaba la mano con fuerza; los dos se miraron, parecía que no
iban a poder dormir ni un minuto esa noche.

351
-Es tan deliciosa la sangre pura… -Susurró al tiempo que dejaba de besarle los
labios para lamerle el pecho sangrante, Hagen rabiaba desesperado, todos
alrededor de Pansy se movían alocados por el olor de la sangre, por la escena
que daba el agresor, disfrutando se lamer la herida, mientras ella, ajena por
completo a lo que pasaba, presa de un dolor inconmensurable, miraba a Hagen a
pocos metros.
-Hagen… -Susurró a medias, con la mirada temblorosa, incapaz ya de fijarla en
un punto, arqueando la espalda cada vez que sentía aquella lengua probar los
bordes de un desgarre profundo, que le había dejado al descubierto un par de
costillas y del que la sangre fluía irremediablemente.
-¡Ya voy Pansy! -Gritó desesperado, quitándose a uno y a otro, golpeando,
mordiendo, estirándose con fuerza cuando podía hacerlo, temblando de rabia de
sentirse tan idiota, tan impotente.
-No sé que es mejor…probar su carne y su sangre…o probarla en otra área. -
Susurró el sujeto al tiempo que le desgarraba con fuerza la blusa a una Pansy
sojuzgada por el dolor, por la angustia de ver a Hagen peleando así, de verlo llorar
entre la rabia, de saber que ella era la causa de todo y al mismo tiempo el
remedio.
-Paren….paren… -Suplicó por primera vez, llorando de ver la ropa de Hagen
desgarrada, implorando un milagro, tan sólo uno en su absurda y venenosa
existencia.
-¡Inmóvilus! -Gritó una voz en contra de los sujetos alrededor de Pansy, que se
quedaron petrificados, Hagen intentó quitarse al resto aprovechando la sorpresa.
-¡Pretificus Totalus! -Gritó él al poder tomar su varita, y una vez que los vio a
todos congelados echó a correr rumbo a Pansy, la alzó en brazos asustado por la
cantidad de sangre y miró al sitio de donde había venido el primer hechizo, ahí un
hombre con máscara de mortífago le llamaba a señas. -¿Usted es?
-Trae a la chica…es tan tonta en esto como lo era cortando raíces… -Susurró
mordazmente, Pansy temblorosa escuchó la voz y al momento lo reconoció.
-Vamos con el Hagen…vamos… -Pidió mirándolo a los ojos, Hagen desconfiado y
demasiado débil para rechistar, además muy preocupado por ella, caminó hacia el
hombre que lo tomó del hombro y los sacó de ahí, dejando al resto del grupo
inmóvil, hasta nuevo aviso.

De sueño en pesadilla...
-¿Porqué? -Preguntó con la garganta cerrada, no podía entender porqué él
intentaba matarle.
-No es él…Voldemort sólo puede apoderarse de un cuerpo si es alguien que le
teme, a quien gobierna o a quien puede vencer por medio del dolor… -Eurídice miraba de
lejos, las dos podían ver mas no oír, el encuentro entre Luna y Neville; a la perfección
veían moverse sus labios y las dos contuvieron la respiración al ver cómo la mano de
Neville luchaba por soltar a Luna, para luego tirados los dos al suelo, pendiendo del
hueco, intentaran salvarse sin lograrlo.

352
-¡No! -Gritó Hermione tendiendo las manos hacia los dos, al no poder hacer
nada se volvió. -¡¿Murieron?! -Preguntó a Eurídice que miraba a otro sitio. -
¡Dímelo!...¿murieron?
-No lo sé… -Susurró avergonzada, Hermione la tomó por los hombros para
sacudirla, pero Eurídice era un par de centímetros más grande, la chica sonrió. -…los dos
están juntos al menos.
-¡No puede ser! -Hermione se llevó las manos a las sienes, un presentimiento
horrible la abordó y miró al suelo, tratando de disipar la duda. -¿Qué le ha pasado a
Cho?...¿Cómo está Cho? -Preguntó suplicante, exasperada, porque notaba en los ojos
tristes de su acompañante que conocía la verdad.
-Ella… -Eurídice movió los dedos como si empujara el agua clara de una fuente,
de inmediato todo se llenó de ondas, y en poco estaban viendo una nueva escena, el
cementerio les recibió, Avery manipulaba a su antojo a Cho, que miraba a Charlie
desangrarse. -…este es su sacrificio.
-¡Charlie! -Hermione contuvo un grito, ahogó un gemido viendo a Cho llorar
sangre, quiso tocarlos, pero el sueño, era eso simplemente.
-Los dos enfrentaron solos todo esto…pero, no han sido los únicos. -Eurídice
volvió a provocar la oscuridad y de nueva cuenta le mostró qué había pasado; Hermione
se encontró en una calle, mirando un callejón solitario, dio un paso y sintió sus pies
pastosos, miró al suelo, sus zapatos luchaban por despegarse de un charco que no era
agua. -Ron. -Terminó Eurídice con un sollozo y los ojos llenos de lágrimas, Hermione
buscó a su alrededor, topándose de inmediato con un Ron desangrándose en el piso, la
pierna deshecha; sin poder contenerse cayó de rodillas, apoyada con sus manos en el
piso, mirando el concreto, respirando agitada, buscando en el aire pesado del sueño el
consuelo que no podía darle nada.
-Yo…no…ellos… -Quiso despejar su mente, pero le faltaba aire, le faltaba paz,
¿cómo había podido entregarse a la pasión aquella noche mientras todos sufrían?; se
enfocó en mirar el concreto, sólo eso, pero la mancha de sangre estaba cerca y Ron
dolorido casi la rozaba. -…no puede ser…se supone que él estaba vencido…se supone
que…Harry…
-Pansy y Hagen… -Añadió al tiempo que el suelo que Hermione miraba, le
mostraba cual si fuera una pantalla de televisión, lo que había pasado a ellos, el ataque,
los zarpazos contra Pansy y la lucha desesperada del joven Greyback por protegerla. -
…por eso me atrevo a pedírtelo…eres la única esperanza que queda…los demás, ya no
pueden hacer nada…
-¿Y Ginny? -Preguntó sin querer, por que en cuanto salió de sus labios,
comprendió la idiotez de la pregunta y sonrojándose de ira, se volvió a Eurídice,
suplicando comprensión. -Lo siento…¡lo siento!... -Se deshizo en llanto, desconsolada,
implorando piedad a la verdad de su entorno; Eurídice se acercó a ella y se arrodilló a su
lado, para abrazarla, la sostuvo en sus brazos y lloraron juntas, Hermione no podía hacer
nada más que pensar que se odiaba a sí misma, por no ser lo suficientemente valiente
para hacerlo sin pensar.
-Yo tampoco quiero que lo hagas… -Eurídice lloró desesperadamente, tanto
que Hermione se admiró de que le dijera lo que realmente pensaba. -…no quería
pedírtelo, no quería…es que…no puedo hacerlo yo misma… -Eurídice pareció ponerse
rígida, tomó a Hermione por las mejillas y la hizo mirarle. -…¡despiértame! -Pidió alterada.
-¿Qué? -Preguntó mirándola fijamente, Eurídice realmente lo decía sincera, sus
ojos brillaban.
-Ve a casa, sácame de aquí… -Eurídice empezó a sonreír, como si una nueva
esperanza la abordara de golpe, comenzó a levantarse. -…tienes que ir a casa y… -Calló
y dobló su cuerpo casi por completo ahogando un gemido.

353
-¡Eurídice! -La tomó por la cintura para ayudarla a levantarse, pero no dejaba de
sujetarse el abdomen.
-Despiértame…¡ay! -Volvió a dolerse y cayó al suelo de rodillas, Hermione la
miraba ya de pie, asombrada se miró las manos, las tenía empapadas en sangre.
-¿Qué es esto? -Hermione quiso levantarla, pero la chica estaba totalmente en
el suelo, con las manos en el estómago, cubriendo una enorme herida.
-Tienes que… -Imploró sujeta de sus piernas, algo hizo temblar todo, la
oscuridad se sacudió y Hermione sintió mareos; Eurídice sintió pánico, mirando a lo lejos,
había una sombra y unos ojos, grises. -…ve…despierta Hermione…¡vete!
-Alguien está aquí… -Hermione miraba a todos lados, sentía que alguien estaba
con ellas, mirando. -…¿quién es?
-¡Vete!...¡despierta! -Eurídice la empujó lejos, sofocada por el dolor y la
conciencia de algo que iba a pasar en poco. -¡Lárgate!...¡que él no te mire! -Argumento
cuando entendió que tampoco estaban solas.
-Pero… -Hermione la miraba sorprendida. -…no puedo dejarte así…no
puedo…¿quién es él?
-Toma la daga y ve… -Eurídice sudaba frío y nerviosa le gritó. -…¡intentaré
ayudarte!...¡pero vete ahora!
-¡No voy a dejarte! -Hermione corrió hacia ella que se alejaba lentamente entre
la oscuridad.
-¡Van a matar a Draco! -Gritó Eurídice pálida y dolorida, Hermione se quedó
helada, la oscuridad las consumió.

-Está apunto de salir el sol… -Ginny susurró al oído de Harry que recostado en
un sillón, la sostenía sobre sus piernas, velando los dos el sueño de Ron. -…hay que iral
punto de reunión.
-La Mansión Greyback. -Murmuró secamente, Ron se removió con un gesto de
dolor. -¿Perderá la pierna?
-No…mamá ha logrado curarlo…pero, perdió tanta sangre que no podrá
levantarse en semanas, a menos que traigamos una poción para ello. -Ginny se irguió
mirando a Ron fijamente, Harry ya no veía al chico, ahora sólo la miraba.
-Te amo. -Dijo con los verdes ojos clavados en la nuca de Ginny, ella se volvió a
mirarlo, los dos parecían haber caído en la cuenta de que había un raro velo de mentira
entre los dos, un velo que se negaba a rasgarse, ni él quería preguntar, ni ella tampoco
pensaba contestarle ahora.
-Tenemos que irnos. -Susurró sin mirarlo a los ojos, se irguió y se acercó a
mirara Ron.
-Dime lo que pasa. -Pidió por primera vez seriamente, ahora necesitaba saber
qué era lo que pasaba con ella, pese a que de sobra sabía era algo malo, necesitaba
conocer la razón de una buena vez.
-No es momento…tenemos que ir por las pociones. -Ginny le tocó la frente al
pelirrojo, que abrió los ojos agotado.
-Tienen que ir a buscar a Neville y Luna… -Susurró Ron suavemente.
-¿Neville? -Preguntó Harry desconcertado, Ginny lo miró fijamente, no habían
reparado en su ausencia.
-¿Los han visto? -Preguntó el pelirrojo, Ginny negó. -Tienen que verlos en casa
de Eurídice…deben reunirse…
-Iremos a la mansión…luego vendremos a verte…¿te parece? -Preguntó Ginny
sonriéndole dulcemente.
-Traigan a Eurídice…quiero…tenerla junto a mi. -Suplicó sonriendo, Harry
asintió y abrió la puerta para irse.

354
-Te prometo, que la voy a traer. -Susurró Ginny al oído de su hermano, Ron la
miró fijamente, sonriendo, le dijo.
-Te quiero Ginny…dile. -Ron sonrió, Ginny asintió y salió al lado de un Harry
totalmente desconcertado.

-Sujétale las muñecas. -Ordenó fríamente, abriendo el frasco con rudeza.


-Pero… -Refutó, ella estaba ya inconsciente por el dolor, sin embargo y pese a
la desconfianza obedeció.
-Veamos… -Vertió el contenido lentamente sobre aquella enorme herida, un
humo con aroma a clavo y pimienta inundó la nariz de los dos, ella suspiró sonoramente e
intentó soltarse con violencia; cuando la nube roja se disipó, la piel de Pansy se estaba
reconstruyendo como si los músculos se tejieran lentamente. -…traeré una poción más,
no la sueltes. -Snape fue directo al estante, su casa estaba oscura y lúgubre, Hagen
miraba a Pansy que respiraba ya más tranquilamente.
-Gracias. -Susurró mirando al profesor, que se acercó con un enorme frasco y
una cajita negra.
-Déjalo para cuando termine y estemos vivos. -Contestó, le dio la caja con una
sonrisa irónica. -Dentro hay algo de corteza, ponle un trozo en la boca…recuperará la
sangre. -Hagen obedeció, Snape abrió el frasco, tomó un algodón cercano y se puso a
humedecer la piel recién emergida, Pansy reaccionó de inmediato abordada por un ardor
terrible.
-¡Merlín! -Gritó irguiéndose con fuerza, tragándose sin querer el trozo entero de
corteza, se puso roja y de ahí pasó al morado, Hagen se puso a darle de palmaditas en la
espalda mientras tosía como una asmática.
-Respira…eres una tonta. -Susurró Hagen sonriendo dulcemente, ella estaba
tan cansada que apenas y lo miró con el ceño fruncido, él asintió mientras le besaba la
nariz, ella ahogó un gesto de repudio, no era el momento; el profesor se concentró en
ponerle la poción sobre el pecho desnudo, con algo de sonrojo, al terminar la miró
fijamente.
-Cúbrase Parkinson…y no se toque la zona en unas horas. -Sentenció
retirándose a los estantes de pociones. -Eso va también para usted, Greyback. -Soltó en
un murmullo apenas audible, Hagen carraspeó incómodo.
-Gracias profesor…muchas gracias por sacarnos de esa. -Susurró Pansy, sin
querer llevó su mano a la de Hagen sobre su hombro, el chico se sorprendió, pero no
rechazó el gesto.
-No agradezca…todavía no estamos a salvo…y no lo estaremos pronto. -
Concluyó secamente, se volvió a verlos, Hagen ya había cubierto a Pansy con una manta.
-¿Qué vamos a hacer?...tenemos que ir al punto de reunión, ya ha amanecido. -
Hagen miró a Pansy que pensativa se mordió el labio inferior.
-Por ahora no se mueven de aquí, en cuanto esos hombres lobo digan que un
enmascarado los inmovilizó…sabrán que he sido yo. -Terminó tajante Snape, se sentó
frente a los dos con las manos en la cabeza, agotado. -El Colegio necesita ayuda…van a
desalojarlo…
-Pero…¿no es eso muy riesgoso? -Pansy le miró fijamente, Hagen había
optado por alejarse un poco.
-Demasiado, pero necesario…¿han visto a Eurídice? -Preguntó secamente, los
dos negaron. -Me preocupa que esté ya obedeciendo el plan…Chang casi muere hace
unas horas…
-¿Cho? -Pansy intentó levantarse, pero casi cae por la debilidad, recuperaba
fuerzas, pero muy lentamente.

355
-Han eliminado ya a muchos de este juego…nos quedan tan pocos, que las
esperanzas se esfuman… -Snape se puso la mano tras el cuello y cerró los ojos con
dolor. -…ya soy un viejo para estas cosas…
-Díganos qué hacer. -Hagen lo miró fijamente, esperando una orden, Pansy
miró a su alrededor, tenía que haber al menos una prenda decente para cubrir su cuerpo.
-Por ahora, estar pendientes…han roto la protección que he puesto en el nidito
de amor de Draco… -Snape frunció el ceño furioso y convocó con un movimiento de varita
una botella de whisky de fuego.
-¡Tenemos que ayudarle! -Dijo Pansy poniéndose en pie como movida por un
resorte.
-No…aún no…tienen que atraparlos… -Snape se sirvió una copa, la bebió de
golpe, se sirvió la segunda y pasó la botella a Hagen que le dio un trago. -…es parte de lo
que tiene que pasar.
-¿Lo que tiene que pasar? -Pansy confundida lo miró fijamente sin comprender
del todo.
-Hay cosas que deben pasar…así de simple, pasos que hay que
seguir…lugares que hay que ver…palabras que se tienen que decir… -Pansy miró a
Hagen, quien comenzaba a pensar que el profesor se había vuelto loco. -…es lo
predicho… -Snape sonrió ampliamente, había recordado las palabras exactas de Eurídice
y ahora lo entendía. -…por supuesto…sadame. -Exclamó ante la mirada contrariada de
los dos chicos, pero ahora a él le bastaba entenderse.

Se removió bajo la manta, aferrado aún a su cintura, seguían desnudos,


seguían durmiendo, ella en un sueño tan tranquilo que él bien hubiera jurado que estaba
ocupada con algo; Draco se removió un poco y por error se atoró en Hermione,
provocándose una repentina torcedura en la rodilla, abrió los ojos adolorido, con el ceño
fruncido, tratando de recordar dónde estaba; miró a la ventana cubierta por las cortinas y
notó una línea azulosa de luz que atravesaba con la misma somnolencia de él la tela
gruesa.
-Está amaneciendo… -Susurró con la boca pastosa de quien ha besado
demasiada piel. -…Herms… -Susurró pasándole la mano amorosamente por la cabeza, el
cabello revuelto, los labios enrojecidos de tanto comer amor. -…oye, tenemos que irnos. -
Pero ella estaba aún dormida, seguía perdida en el limbo; sintió celos de Morfeo que se la
quitaba tanto y a la vez tan poco, suspiró cansinamente, lentamente se salió de entre la
manta y se puso de pie, buscó su ropa entre el mueble, el cabello, entre la chica y cuando
al fin dio con su ropa interior y los pantalones, se dispuso a ponérsela.
Volvió la mirada a Hermione, ella dormía tanto, tan profundamente, demasiado
profundo si lo pensaba mejor, se sentó a la orilla del sillón y la tomó por los hombros, la
miró un momento, ella ni siquiera se había incomodado por que la levantara un poco con
brusquedad.
-Hermione…Hermione… -Llamó en susurros suaves, que lo hicieron
desesperar; frunció el ceño, parecía tan tranquila que sintió pena de querer despertarla,
espero un minuto mirando a la ventana cerrada; se llevó la mano a la muñeca para
rascarse, miraba la tela gruesa de la ventana, miraba la luz del sol recién salido, miraba la
habitación y sentía el candor de la chimenea, suspiró apretándose la muñeca, porque
sentía algo parecido a un leve escozor; recordó sin querer a Eurídice y sus noches juntos,
ella solía dormir así de pesado, pero también despertar de pronto sin previo aviso.
Se volvió a Hermione nuevamente, seguía dormida, casi perdida entre los
sueños, la apretó contra sí y sonrió ante la verdad de que fuera suya, miró al techo y se
apretó con más fuerza la muñeca, le dolía como una torcedura, pero no, esa ya había sido
la rodilla, eso estaba claro.

356
-Hermione…tenemos que ir a vernos con los otros. -Dijo con la voz ya más alta,
la miró fijamente, le dolía tener que incomodarla, suspiró sonoramente, exasperado;
habían pasado ya varios minutos, se rascó el pecho desnudo pensando, tratando de
resolver su existencia, cuando más incomodidad le hizo llevarse la mano a la muñeca. -
¡Diablos! -Dijo sin querer, sintió que le ardía, se miró y cayó en la cuenta de lo que era,
hasta ahora la había recordado de golpe, la marca; frunció el ceño mirando a Hermione,
tembló, algo no andaba bien. -¡Despierta Hermione! -Gritó tratando de levantarse, cuando
unas manos heladas le tomaron por la barbilla y el cuello y lo aferraron al respaldo del
sillón haciéndolo doblar llevar su cabeza hacia atrás.
-Buenos días, joven Malfoy…quiere ver el amanecer con su amada…¿cierto? -
Los ojos rojos lo miraban fijamente, las demás presencias eran obvias, su cuerpo estaba
petrificado y Hermione sobre sus piernas, soñaba todavía con una chica que le pedía
cometer un crimen.

Entraron sigilosamente, no había nadie cerca, nadie a quien ver, Harry


apuntaba con la varita en todas direcciones, mientras Ginny al frente de él abría puertas
buscando señales de vida; llegaron a la sala, el comedor, la cocina, nada, ni siquiera
Drepell continuaba en la mansión, al fin dieron con la habitación de Eurídice, donde el sol
pálido alumbraba de forma tétrica la cama y las tres cunas. Ginny fue directo al armario,
las pociones le esperaban, hizo una señal callada a Harry y los dos sacaron cuanto frasco
hallaron, los pusieron dentro de unas mochila que Molly les había entregado, sacaron
cajas con raíces y botellas con cosas extrañas, todo podía servir; al fin salieron de la
habitación, llevando sobre los hombros el ruido delatador de los que roban cristalería;
anduvieron por el pasillo, mirando aquí, inspeccionando allá, al fin dieron con el jardín,
entraron y lo primero que notaron fue el aroma intenso de la manzanilla, que lo poblaba
todo como si la hubieran machacado en el suelo y con ella hubieran pintado las paredes.
Caminaron un poco, entre las macetas y los árboles frondosos, hasta llegar al
punto del taller, encontrándose en primer lugar con el columpio, los cerezos en flor y el
sillón bajo su sombra, el asiento en que aquella chica dormía con los ojos abiertos, el
mismo sitio desde donde veía, escuchaba y ordenaba todo.
-Eurídice, ¿me oyes? -Ginny se acuclilló, con sus manos en las rodillas de la
pobre, pero sus ojos no dijeron nada.
-¿Qué es lo que le hizo? -Preguntó Harry dejando la bolsa de pociones sobre el
suelo, Ginny tocaba la frente de Eurídice con el dorso de su mano.
-No lo sé…pero sea lo que sea…se aseguró de que no vea a nadie. -Ginny
suspiró mientras le acomodaba el cabello a Eurídice. -Hay que llevárnosla…se lo prometí
a Ron… -Susurró secamente, como si en el fondo no quisiera cumplir la promesa, y así
era, realmente algo le decía que la propia Eurídice no quería irse de ese lugar.
-Sí… -Harry se irguió mirando a todos lados, revisando que nadie estuviera
viendo. -…¿dejamos una nota para los demás? -Preguntó una vez que pudo asegurarse
de que nadie les veía.
-El sol está alto Harry, deben pasar ya de las 8…si fueran a venir, ya estarían
aquí… -Ginny miró a su alrededor, tenía la vaga sensación de que todo aquel lugar no era
sino la escenografía preparada meticulosamente para algo especial.
-Pero…¿propones que nos vayamos así como así? -Preguntó incómodo con
semejante solución.
-Quedarnos es igual de riesgoso… -Susurró la pelirroja, cabizbaja se puso a ver
los instrumentos del taller. -…todo aquí está muerto…todo aquí espera un desenlace… -
Dijo en un susurro leve, Harry frunció el ceño mirándola, se volvió a su alrededor y lo
comprobó, él tenía la misma sensación.

357
-Vamos pues. -Se inclinó, puso su mano izquierda bajo las rodillas de Eurídice y
sujetó su espalda con la derecha, la levantó y algo cayó inmediatamente al suelo, Harry
miró aquello dos segundos, mientras el aroma de la manzanilla comenzaba a fastidiarlo.
-Su varita. -Exclamó Ginny inclinándose para tomarla, dándole la espalda a
Harry, la metió en la bolsa de las pociones; al momento Harry tuvo un raro presentimiento,
esa varita, cayendo así del cuerpo de Eurídice, parecía ser un aviso, miró a la pelirroja.
-Dásela. -Dijo sin miramientos, Ginny lo miró sin comprender. -Ponla en su
bolsillo, Bellatrix no se la hubiera dejado, sino fuera por algo.
-¿Crees que Bella planea… -Ginny no terminó, un viento helado inundó el jardín
entero, se miraron, era una señal, no sabían de quién, pero les decía claramente que
debían irse, se abrazaron, Ginny con las dos mochilas de pociones, al desaparecer, Harry
creyó sentir la mano de Eurídice cerrándose entorno a su brazo.

-¿Huyes? -Preguntó al verlo ir rumbo a la puerta. -Es poco caballeroso dejar a


la damisela desnuda en la cama.
-No hemos hecho lo que cree…ella duerme…y hay alguien con quien debo
hablar. -Contestó de mala gana, en la oscuridad reinante a fuerza de mantener las
cortinas puestas, los dos se retaban en silencio.
-¿Porqué no esperas a que la nena despierte y la llevas contigo? -Preguntó
arrastrando las palabras, con una sonrisa macabra que lo hizo sentir náuseas.
-Estará segura con usted. -Hagen sonrió de mala gana, porque era verdad lo
que decía, de alguna forma, Snape era una protección para Pansy.
-Esa chica es torpe…no podré protegerle siempre…no es de las que se quedan
calladas por seguridad. -Exclamó poniéndose de pie, miró a Hagen seriamente y
sonriendo susurró. -Está muerta.
-¿Qué? -Preguntó sorprendido, había sentido esa misma picazón emocional de
cuando entrenaba con su hermana, la misma rara impresión de que alguien pensaba lo
mismo que él, lo supo, Snape había leído su mente.
-Ya no puedes hablar con ella. -Le dio la espalda y se miró al espejo del sitio,
tratando de acomodarse la túnica.
-¿Quién la ha matado? -Preguntó serio y asustado, si eso era verdad, no podría
saber ya nada de lo que pasaría.
-Luego de ir a ver el cadáver de Krum… -Snape miró de reojo a Hagen, quien
se tambaleó de la sorpresa. -…fui al Colegio, para darle mi apoyo a McGonagall, los
alumnos debían ser enviados a casa… -Hizo una pausa considerable, Hagen miraba la
pared con el rostro compungido. -…¿ocurre algo?
-¿Quién lo mató? -Se volvió a ver a Snape, había en sus ojos la ira contenida
de un hermano herido.
-Uno de los servidores de Voldemort…cometió la estupidez de protegera
Granger. -Susurró, luego calló, porque notó en Hagen la necesidad de un silencio.
-Él me entrenaba en quidditch…siempre fue bueno conmigo…nunca me juzgó
por ser el animal que soy. -Susurró dolorido, apretando los puños con fuerza.
-Cierto…era un monigote sentimental… -Confirmó Snape, Hagen quiso
golpearle, pero no habría tenido caso, notaba en sus ojos que él también sufría por algo. -
…luego de iral Colegio, me encontré en el Ministerio con algunos sirvientes de
Voldemort, llevando a Trelawney hacia él…quería entrevistarla, ella fue quien me dijo que
ustedes peligraban, por eso los busqué… -Snape sonrió tristemente. -…obviamente a mi
me dijo lo correcto, pero sospecho que a él…no le dijo nada. -Terminó pensando que
realmente esa mujer, bajo la gran imagen de loca y extraña, era una valiente.

358
-Todos…hoy todos, parecen ser héroes…incluso usted. -Susurró Hagen como
si fuera un halago, Snape le miró fijamente y echó a andar por el pasillo medio iluminado
por el sol de la mañana, que se colaba por entre las cortinas.
-No lo soy…cuando pude serlo…no lo fui. -Contestó con la voz más triste que
Hagen había escuchado en su vida.
-¿Piensa que Viktor fue un idiota? -Preguntó por mera curiosidad, Snape
carcajeó tomando el pomo de una puerta.
-Por supuesto…morir por Granger…que estupidez. -Exclamó mordiéndose los
labios, porque realmente no lo pensaba, pero era tarde para mostrar bondad.
-Miente…usted no considera su muerte como una idiotez, porque protegió a quien
amaba. -Hagen sonrió mirando al suelo, una lágrima rebelde había brotado de sus ojos y
caía por su nariz. -Usted sabe que es lo más valiente que alguien puede hacer… -Lo miró
fijamente y se atrevió a decir todo lo que pensaba. -…que ella no lo haya hecho
precisamente por usted, no disminuye su valor. -Concluyó volviendo a las escaleras, tenía
que ir a velar el sueño de una chica terca; Snape sintió un vuelco al escuchar aquello, él
sabía sobre ella.
-Era muy valiente…demasiado valiente. -Exclamó en un susurro ahogado. -Es
por eso que no la puedo olvidar.
-Mujeres como ellas… -Hagen lo miraba y pensaba en Pansy y en la pelirroja
amada de él. -…no pueden olvidarse.
-No…su valor, las hace inolvidables. -Snape sonrió por primera vez con
sinceridad, luego recordó a Draco, él pasaba por lo mismo; meneó la cabeza y entró a su
destino, Hagen siguió subiendo.

-Pero si tiene el sueño más pesado que un elefante. -Exclamó Alecto sonriendo,
mientras Draco respiraba pesadamente pegado al respaldo del sillón, petrificado, con
aquella mano blanca y larga en su hombro.
-Quién diría que semejante espécimen se ganaría a un Malfoy. -Dolohov miró a
Bella con una sonrisa amplia.
-Quién diría que un idiota como tú pudiera hablar. -Escupió rudamente,
Voldemort la miró y comprendió que no era momento para peleas internas, no con su
sobrino servido en charola de plata.
-¿Acostumbras drogar a las mujeres con las que te acuestas? -Preguntó
Amycus a carcajadas, Bella no sonreía.
-No es tú…él si es un hombre. -Defendió Bella por segunda vez, Voldemort veía
a Hermione fijamente, sonriendo.
-Es tan pálido que parece una gallina. -Susurró Amycus, el comentario de Bella
ni siquiera le preocupaba.
-Como sea…la chica no es fea… -Susurró Dolohov mirando los hombros
desnudos de Hermione.
-Si le tocan un pelo…juro que… -Draco no podía más que rogar al cielo porque no
le hicieran daño.
-No te preocupes cariño… -Alecto se acercó a la chica sobre las rodillas de
Draco, que soltó un bufido y quiso golpearla con su pie, que se movió un centímetro; la
mujer se inclinó y tomó un cabello de Hermione profundamente dormida, lo arrancó y lo
mostró a Draco. -…este lo pondré aquí, para no hacerle daño ¿te parece? -Preguntó
mientras soltaba el cabello sobre la mesita de centro, Draco intentó moverse, pero
Voldemort seguía usando su poder en él, todos soltaron una carcajada, menos Bella y
Voldemort.

359
-Veamos…una vez que ya han hablado los monos hasta vaciar sus bocas de
idioteces… -Voldemort los miró con profundo odio y se volvió a Draco. -…dime…¿dónde
está Potter? -Preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
-No sé. -Contestó sinceramente, en aquel momento lo que menos podía hacer
era mentir, no mientras Hermione durmiera, ¡¿cómo es que seguía durmiendo?! -Luego
que nos separamos, no lo he vuelto a ver. -Pensó en el punto de reunión y cayó en la
cuenta, Hermione dormía por que estaba soñando, ¡soñando!
-Draco, es mejor que digas la verdad. -Recomendó Bella mirándolo a los ojos
fijamente.
-¿Preocupada Bellatrix? -Alecto la miró sonriendo, Bella no hizo un solo gesto
que le delatara.
-Es verdad…no lo sé. -Afirmó exasperado, por alguna razón Hermione no salía
del sueño, tenía que darle tiempo.
-Bueno, en ese caso… -Voldemort le soltó para darle la vuelta al sillón, Draco
recuperó la movilidad, pero no se atrevía a alcanzar su varita, en el bolsillo de su saco. -
…Amycus, hazte cargo.
-Será un placer… -Amycus dio un paso hacia Draco y le apuntó con la varita; el
rubio miró a Hermione, necesitaba soportar aquello, por que de otra forma, ella sería la
presa. -…¡Crucio!
-¡Aaaah! -Quiso no moverse para evitar que Hermione cayera al suelo, se sujetó
del sillón, apretando el tapiz con fuerza, mordiéndose la lengua para no gritar y
despertarle; estaba por arquear la espalda, cuando se detuvo.
-Preguntaré otra vez…¿dónde está Potter? -Voldemort lo miró fijamente, Draco
le sostuvo la mirada desafiante.
-No lo sé. -Dijo con la voz más profunda y seria que tenía, Voldemort hizo una
señal, Bella se volvió al muro.
-Miente obviamente. -Susurró Dolohov como si no creyera su propia
aseveración.
-¡Crucio! -Gritó Amycus, Draco volvió a sentir aquel dolor, ese ardor de mil
puñales invadiéndole el cuerpo, chilló, pero no emitió un solo grito que pudiera despertar a
su chica, Hermione continuaba dormida; la frente del ex Slytherin se perló en sudor, tragó
saliva con fuerza y el dolor cesó. -Vaya, es duro de roer.
-Es un Black también. -Susurró Bella con la absurda ¿esperanza?, de que
Voldemort se compadeciera.
-No le quita lo idiota. -Alecto sonrió. -Pero lo explica. -Bella la miró con odio pero
se contuvo, Draco quería hablar.
-No sé nada…pero si lo supiera… -Temblando miró a los ojos a Voldemort y
sonriendo con su gesto característico de arrogancia añadió. -…sepan que tampoco lo
diría. -Sonrió contento de poder serles un estorbo, al menos ahora si le mataban,
Hermione podría sentir la misma admiración que sentía por Viktor.
-No tengo tiempo…puedo daryo mismo con el bebé de Dumbledore… -
Voldemort sonrió y les dio la espalda. -…mátalo. -Bella se volvió a verlo con los ojos
desorbitados.
-Será un placer. -Contestó y apuntando con su varita, exclamó. -Te cortaré el
cuello, como a las gallinas, ¡Diffindo!
-¡Protego! -Un escudo se formó entre el hechizo de Amycus y Draco, el rayo
salió disparado para impactarse contra el muro; Hermione tambaleante, apuntaba con su
varita para proteger a Draco.
-¡Expelliarmus! -Gritó Alecto y Voldemort soltó una carcajada, Hermione estaba
desarmada, cubriéndose el pecho con la manta sentada en el sillón.

360
-Tal como creí, la niña despertaría en cuanto sintiera en peligro lo que ama… -
Voldemort sonrió mirándola, Hermione estaba asustada, tanto por lo del sueño, como por
lo que pasaba; miró de reojo a su alrededor, buscando el sobre, lo alcanzó a ver cerca de
Draco y pasando la mano bajo la manta, le hizo una señal para que lo tomara, el rubio
obedeció con disimulo. -…ahora, tenemos la carnada para mi nuevo cuerpo.
-¿Carnada? -Draco miraba a Bellatrix fijamente, ella impávida le sostenía la
mirada, los dos se retaban, los dos se odiaban irremediablemente.
-Nunca podrá apoderarse de Harry. -Hermione le espetó en la cara, una mano
la sujetó del cabello levantándola. -No importa lo que haga…no va a lograr apoderarse de
él… -Exclamó adolorida, sintiendo que le arrancaban la cabeza.
-Parece mentira que siendo tan lista, creas semejante absurdo. -Dolohov la hizo
arrodillarse, Draco aprovechó el momento para poner el sobre dentro de su pantalón,
atorado en su calcetín, se puso de pie para defenderla, pero al momento Amycus lo
golpeó en el rostro rompiéndole la nariz.
-¡Draco! -Hermione quiso mirarlo, pero Dolohov no la soltó al contrarió la
empujo haciendo que quedara apoyada con sus manos en el suelo, ante Voldemort, como
si le reverenciara. -¡Suélteme! -Se sintió humillada, desnuda en semejante posición ante
el hombre más nefasto que conocía.
-Dime niña…¿qué te hace estartan segura de que no lo lograré? -Voldemort la
miró a los ojos fijamente, tratando de entrar en su mente, pero algo le detenía, quizá la
sonrisa que llenó el rostro de la sangre sucia, o simplemente la certeza de que ella, había
estado soñando.
-Digamos simplemente, que lo sé… -Dijo sonriendo, por primera vez Hermione
entendió porqué Eurídice, Cho y Pansy llevaban consigo aquella sonrisa malvada, se
sentía demasiado bien conocer algo, que alguien no sabía.

-Chicos… -Molly le ayudó con las bolsas a Ginny, mientras Harry bajaba el
cuerpo adormecido. -…¿están bien?
-Son todas las pociones que tenía en casa…la hemos traído con nosotros. -
Ginny miró a su madre sonriendo, Bill se acercó y al lado de Cormac y Tonks fueron con
las pociones a ver a Cho y a Charlie; Fred se acercó y tomó el cuerpo de la chica en
brazos, Harry le sonrió agradecido.
-Sus ojos están abiertos. -Comentó mirándola, ella parecía absorta en algo
demasiado importante.
-Pero no está despierta…ya lo hemos confirmado. -Dijo Harry, pese a que aún
sentía los dedos de Eurídice presionándole el brazo con fuerza.
-Hay que llevarla con Ron. -Ginny empujó a Fred, Harry les seguía de cerca,
Molly lo tomó del brazo.
-¿Vieron a los demás?...Hermione, Neville y Luna. -Preguntó mientras cruzaban
la puerta de la habitación donde Fleur le daba lentamente un tazón de avena a Ron, que
miraba entretenido a Ana moverse sobre la colcha.
-Eurídice. -Ron vio a Fred entrar, Harry miró un momento al pelirrojo, con
aquella enorme sonrisa; Fred puso a Eurídice sobre la cama al lado de Ron, tan
abandonada de sí misma que ni siquiera adoptó alguna posición cómoda en la cama. -
Eurídice…despierta. -Susurró tocándole la frente, pero ella estaba lejos, muy lejos de ahí.
-Nena…¡hey! ¿me oyes?
-No parece estar con nosotros Ron. -Susurró Ginny, Harry se volvió a ver a
Molly.
-No vimos a nadie, no sabemos qué fue de ellos… -Harry se puso nervioso,
tomó con fuerza la mano de Molly y la hizo mirarle. -…¿qué cree que esté pasando allá
afuera? -Preguntó esperanzado por que ella le diera una buena razón.

361
-No tengo idea…Cormac, Fred y George han tomado la decisión de salir para
seguir a Arthur. -Molly lo miró para darle a entender el miedo que tenía. -No estoy segura
de lo que va a pasar ahora, quisiera quedarme con todos aquí hasta que todo
pase…pero… -Susurró compungida, los dos viendo cómo Ron lloraba amargamente, con
su frente pegada a la de Eurídice, que no sentía, que no pensaba.
-Pero no hay otra forma ¿verdad? -Harry miró cómo Ron se desesperaba, notó
que Ana se movía lentamente hacia los dos, hacia sus padres. -Temo que yo también
tendré que irme… -Exclamó suavemente, Molly lo miró fijamente. -…tengo que ayudar, es
momento de que la guerra comience, voy a terminar con él de una buena vez… -Afirmó
sonriendo para darle confianza a su madre adoptiva. -…no hay otra forma ya.
-No, parece ser la única. -Molly sonrió, Harry frunció el ceño al verle semejante
gesto, consternado miró lo que ella veía; Ana se las había ingeniado para gatear hasta
Ron lloroso, y con sus manitas intentaba lentamente mover la cabeza de Eurídice. -Esto
hijo, es la fuerza que salvará a todos. -Molly sonrió y fue hacia la cama en el momento
mismo en que un susurro llenaba la habitación.
-Ana. -Brotó de los labios entrecerrados de Eurídice, que no se movió y Ron se
volvió loco de contento, clamando a gritos que le llevaran a los otros dos niños; en medio
de la adversidad, parecía surgir una luz, al menos para él.

Cerró los ojos con fuerza y se concentró en el aroma de su cabello, se


concentró en el susurro de su respiración, en el calor que su humanidad emitía, suspiró
sonoramente y rogó por que aquello no le hubiera despertado; tragó saliva con fuerza
recordando tantas cosas del pasado, se acurrucó suavemente a su lado, intentando
plasmar en su cuerpo las formas de ella, quizá de esa forma, cuando no la tuviera cerca le
sería menos difícil soportarlo. Absorto como estaba en sus pensamientos, viendo
fijamente la oscuridad de sus ojos velados, no notó que ella había abierto los suyos para
mirarlo.
-Algo me dice que sabes lo que va a pasar ahora. -Susurró con su tono de voz
sensual, con aquel carácter de las Slytherin que desean seducir a todos y amar a nadie.
-Como siempre, ves más de lo que deberías. -Contestó a medias, aspirando su
aroma, tratando de identificarlo.
-Siempre ha sido habilidad mía ver más allá de lo obvio…es bueno en
determinadas situaciones. -Refirió suavemente, mientras su mano iba lentamente hacia la
frente tersa del chico y e acariciaba con ternura, con amor.
-Esta no es una de esas situaciones. -Susurró frunciendo el ceño, tanto que las
arrugas en su frente se volvieron profundas, ella sonrió.
-No hagas eso…te vas a hacer viejito…y detesto a los hombres mayores. -Dijo
con la voz arrastrada, con aquel tono de superioridad que usaba para humillar a
Hermione, Eurídice o Luna.
-Tú detestas todo…y no amas nada. -Se quejó, abrió los ojos y se topó con los
de ella, Pansy Parkinson estaban impresionada por la aseveración, dolida; al fin la había
herido, se mordió la lengua, pero en aquel momento era lo mejor.
-Me ofende que digas eso. -Escupió sentándose de golpe, él permaneció viendo
su vacío sobre la cama.
-Entonces, estamos a mano…ahora puedes volver a decir que te he hecho
suficiente daño. -Exclamó sonriendo, se levantó de la cama y le dio la espalda.
-Hace poco parecías dispuesto a comportarte como una miel conmigo…ahora
sacas lo Greyback. -Dijo mordaz, para provocarle el daño que ella sentía.
-Lo Greyback siempre lo traigo…es sólo que tú lo haces surgir. -Aseguró riendo,
ella le negó su mirada.

362
-¿Qué intentas? -Pansy detectó en su voz algo que no había pensado pasaría
entre ellos, él intentaba ahuyentarla.
-Me voy. -Abrió la puerta e hizo por marcharse, ella carcajeó.
-Eres un idiota…tratas de hacerme rabiar… -Pansy se le acercó y lo besó
tiernamente, algo que a él lo hizo perder la compostura. -…pero no lo vas a lograr…mi
placeres hacerte la contraria, así que…no me voy a enojar.
-Pero… -Hagen exasperado quiso despegarla de su cuerpo, pero ella lo había
abrazado con fuerza.
-Pero nada…si te decides a irte…para hacerlo que quiera que piensas hacer…
-Pansy se pegó a su hombro sonriendo, porque ahora podía decir lo que pensaba y sentía
y además serle odiosa. -…tendrás que llevarme contigo.
-¡No lo haré! -Espetó asustado de ponerla en riesgo.
-No es una opción…simplemente no voy a dejarte ir…y suelo ser muy terca. -Lo
besó en los labios sensualmente y aunque Hagen amaba eso, en aquel momento, la
detestó.

Réquiem
La hicieron andar descalza, cubierta sólo con la manta bajo el sol pálido de la mañana,
entraron en la cabaña, sitio donde Pansy y Eurídice habían tenido su primer
enfrentamiento a muerte por Draco; él llevaba en las manos la ropa de la chica y andaba
descalzo igual, con la molestia del sobre dentro del calcetín, procurando caminar normal y
al mismo tiempo no perder semejante objeto; Bellatrix le miraba de cuando en cuando,
desde hacía varios minutos tenía la sensación de que le habían quitado una posesión
importante. Entraron a la cabaña y los pusieron a los dos en aquella habitación en la que
Eurídice casi se había desangrado, las manchas seguían ahí y aún estaban las
abolladuras en las paredes y en el suelo.
No los dejaron solos, era importante que no hablaran entre ellos, al menos no
aún, Dolohov con otros dos sujetos los miraban, Alecto y Amycus recibían informes, por lo
poco que Draco pudo escuchar se dio cuenta rápidamente de la situación: había
resistencia en medio país, los magos convocados por Arthur Weasley, Ministro de Magia,
empezaban a levantarse, atacando a cuanto mortífago podían vencer, y no sólo eso, los
grupos de hombres lobo y gigantes que se movían por toda Europa, con la intención de
ganar terreno, empezaban a ser controlados por Búlgaros dirigidos por Krum, por
Españoles dirigidos por Lovegood y por Franceses con los Delacourt al frente. Los
dementotes que se habían unido al-que-no-debe-ser-nombrado habían apoyado la
resistencia y se las ingeniaban para contener a los miembros de la Orden y los demás
seguidores de Harry, pero había un problema, pese a que la idea de que Potter vivía y
peleaba a su lado era el combustible, muchos temían que no hiciera acto de aparición, y
esto disminuía la energía en momentos cruciales.
Hermione miraba a todos lados, buscando un rincón en el que pudiera alojarse
para cubrir su desnudez, estaba alterada, cada vez que cerraba los ojos para consolarse
del frío y el miedo de la situación, se encontraba con el rostro agónico de Cho, con los
cabellos ensangrentados de Charlie, con Eurídice herida, con Luna pendiendo de un
agujero, con Neville lloroso, con Ron amoratado de dolor; miró a Draco, que intentaba
darle valor a fuerza de sonreír con seguridad, gesto que se veía amortiguado por una que
otra orden de Voldemort. Al fin logró el rubio acercársele un poco, intentaba hablar con
ella sin que los vieran, lo que era algo complicado.

363
-Necesitamos salir de aquí. -Exclamó bajo, mirando a Dolohov que hablaba con
dos sujetos.
-Sin varitas no podemos hacer mucho… -Hermione tenía los ojos puestos en
Amycus que guardaba en su bolsillo la varita de Draco, Alecto tenía la suya. -…¿tienes el
sobre?
-Sí…pero es incómodo, ¿qué tiene dentro? -Preguntó mirándola, ella veía la
manta con la que estaba envuelta, se negaba a contestar. -¿Qué te dijo Eurídice? -
Hermione se volvió a mirarlo, él sonrió. -Dormías pese al ruido a tu alrededor, como no te
había visto dormir en mucho tiempo…y estabas lúcida, quiere decir que estabas en un
sueño…
-Ella me advirtió que estaban por matarte. -Dio por única respuesta, Draco
frunció el ceño, ella era tan mala para mentir como lo era para no contestar correctamente
un examen.
-Si no quieres decirme no hay problema…pero estoy contigo, ¿de acuerdo? -
Preguntó, ella le miró agradecida.
-¿Quieren que les dejemos solos? -Preguntó Alecto, Bellatrix se les acercó y la
empujó con fuerza.
-Tú vístete… -Bella exclamó, Voldemort parecía absorto en los informes. -
…¿quieres que se te lancen encima?
-Como si yo lo fuera a permitir…para eso tengo manos tía. -Dijo Draco con un
tono de desprecio inmenso.
-Sé que las tienes…me quedó claro luego de verlos en el sillón… -Bella lo miró
fijamente. -…obedece Granger…no queremos que Weasley y los demás te vean desnuda
¿verdad? -Comentó divertida por el rostro asustado de los dos.
-¿Qué? -Hermione palideció, ¿qué era lo que iban a intentar?
-¿Creen que nos pasa desapercibido lo que hacen? -Preguntó Bella
carcajeando, Alecto miraba rascándose la nuca con la punta de la varita; Draco sintió
rabia, pero se contuvo pensando que Hermione lo necesitaba vivo.
-Son tan tontos, que si nos lo propusiéramos, ya los habríamos hecho
pedazos… -Alecto puso su mano sobre el hombro de Bella que hizo un gesto de repudio.
-…son tan bobos como el viejo Dumbledore…o la anciana decrépita y estúpida de
McGonagall. -Hermione intentó írsele encima, Draco la sostuvo. -Mírala, reacciona como
todos los leoncitos.
-¡Soy una Gryffindor y de buena gana le cortaría la lengua por decir eso! -
Hermione estaba furiosa, rabiosa, Alecto le miraba sonriendo, Bella entornó los ojos y
apuntó con su varita a Hermione.
-¡Crucio! -La chica dio un grito y Draco tuvo que sostenerla con fuerza y cubrirla
para que no mostrara su desnudez, Bella la dejó de torturar. -He dicho que se vista…y
tú… -Se volvió a Alecto. -…déjate de idioteces.
-Pagarás por esto. -Draco la miró con rabia mientras Hermione tomaba el aire a
bocanadas desesperadas colgando de su hombro.
-Claro que lo haré…un día. -Contestó antes de desaparecer por un pasillo.

-Me voy. -Susurró a Fred, mientras Ron acercaba a los tres niños hacia
Eurídice, al parecer dispuesta a despertar.
-¿A dónde cuatro ojos? -Fred no guardó silencio, Harry tuvo que sacarlo de la
habitación para poder decírselo.
-Tengo que ayudar a tu padre, debo moverme. -Concluyó mirando a Bill que
desde el cuarto de Charlie veía.
-Entonces voy contigo. -Aseguró Fred sonriendo. -Muero por patear traseros
mortífagos.

364
-No eres el único…yo también voy con ustedes. -George se les unió de
inmediato, Bill se acercó a grandes zancadas, cuando estuvo cerca, los empujó hacia la
sala.
-No hablen de esto frente a las chicas…también voy, pero tenemos que
andarnos con cuidado…no es cosa sencilla, no con una casa llena de mujeres hechas un
mar de nervios. -Susurró quedamente, Fred le hacía señas nerviosas. -Basta Fred, hablo
en serio, ellas están entrando en pánico, alborotadas y desprotegidas.
-¿Quiegnes estan algborotadas? -Fleur a su espalda le miraba enfadada, Bill
tragó saliva duramente al tiempo que Tonks se acercaba. -William Weasley…si
pretengdes ir a algún sitio…tendrás que llevagme contigo…¡entendido! -Espetó furiosa,
Bill le sonrió para calmarle, pero ella no oía razones.
-También voy, tengo que ver a Remus y saber que está bien. -Susurró Tonks
mirando a Harry que frunció el ceño.
-Iremos todos entonces. -Susurró Fleur segura de lo que decía.
-Si no hay otro medio. -Murmuró George mirando a Fred que cerraba los ojos
con molestia, Bill parecía intimidado por su mujer, por tanto, no la detendría.
-¿Y van a dejar a sus hijos solos? -Preguntó Harry mirándolas fijamente, Bill lo
miró con tranquilidad, el chico Potter había dado en el clavo, tanto Fleur como Tonks se
quedaron perplejas, la primera se sonrojó hasta las orejas, la segunda miró al piso
contrariada. -Miren lo que soy…¿creen que ellos merecen algo así? -Preguntó
nuevamente y las dos le miraron avergonzadas.

-Entonces…¿porqué estamos aquí? -Preguntó mientras cruzaban las enormes


puertas de madera y hierro.
-Porque hay algo que no me ha quedado claro. -Susurró Hagen sin mirarla,
subieron las escaleras, pronto Pansy se descubrió estando en casa, cada pasillo, cada
puerta, el aroma, si al menos hubiera ruido de chicos, sonreiría.
-Es esa puerta…tras esa gárgola. -Dijo al llegar ante las puertas de la oficina del
Director, en este caso, directora.
-¿Cómo la cruzamos? -Preguntó él volviéndose.
-Se supone que tiene una contraseña…cada director se la asigna…no la
conozco. -Concluyó algo apenada.
-Tenemos que entrar… -Hagen sacó su varita dispuesto a romper en pedazos la
estatua.
-Deténgase…señor Greyback, su madre no era una maleducada como veo que
es usted. -Una voz fuerte y autoritaria los hizo volverse; enfundada en su túnica oscura y
una falda a cuadros Minerva McGonagall les miraba fijamente.
-Profesora… -Susurró Pansy y sin querer sonrió. -…sigue viva. -Añadió para no
perder su apariencia malvada.
-Para su desgracia, señorita Parkinson. -Susurró secamente acercándose a los
dos, con la varita levantada.
-He venido en busca de la profesora Sybill…tengo que verla. -Hagen dijo
aquello como una suplica, la posibilidad de que realmente la mencionada estuviera
muerta, lo hacía temer la respuesta.
-No será posible, ya no está con nosotros. -Concluyó McGonagall y a Hagen se
le hizo un nudo en la garganta.
-¿Quién la mató? -Preguntó Pansy con el ceño fruncido.
-No lo sé…su cuerpo apareció hace unas horas flotando en el lago…las sirenas
y tritones lo han traído a la orilla, Hagrid y el profesor Flitwick se encargan. -McGonagall
hizo un sonido raro por la nariz, contenía el llanto.

365
-Se me agotan las posibilidades… -Hagen guardó su varita y se recargó en el
muro, Pansy ni siquiera había sacado la suya, McGonagall los miraba sin saber qué
pensar. -…era la única que podría haberme dicho lo que pasará…la única que me diría lo
que Eurídice está haciendo…
-Debe haber otra opción. -Pansy lo miraba, la profesora bajó la varita, algo le
decía que no eran un riesgo.
-Eurídice…están del lado de ella… -Minerva dio unos pasos hacia ellos,
insegura dijo la contraseña. -… "galleta de jengibre"... -La gárgola giró y al momento la
escalera quedó ante ellos. -…síganme, no sé si debo confiaren ustedes…pero quedan
pocos de nuestro lado. -Pansy la miraba sin comprender, pero Hagen la siguió de
inmediato, los tres subieron y entraron en aquella enorme oficina, el cuadro les dio la
bienvenida.
-Señorita Parkinson…Hagen Greyback…cuánto gusto me da verles juntos… -
Albus Dumbledore los miró enternecido y Pansy sintió como si aquello fuera de mal
agüero.
-Profesor…usted… -Hagen no sabía si decírselo a él, pero no tenía otra opción.
-…usted puede decirme lo que tenemos que hacer ahora ¿verdad? -Preguntó finalmente,
el anciano sonrió mirando a Minerva.
-Por supuesto…Minerva, esta es la primer visita que tendremos…ahora es sólo
cuestión de esperar… -Dumbledore se volvió a Hagen. -…les diré lo qué tienen que
hacer. -Sonriente se sentó, Hagen le imitó y McGonagall se puso a escuchar con
atención, sólo Pansy estaba incómoda, tenía la sensación de que algo malo iba a salir de
aquella plática con un cuadro.

-Bueno, está todo listo…los tenemos localizados. -Amycus se acercó a Dolohov


que seguía vigilando a Draco y Hermione, el rubio lo miró fijamente, ¿de quién hablaban?
-¿Cómo van las cosas? -Preguntó Dolohov con molestia.
-Se acercan, tal como queríamos que pasara…piensan que sucumbimos y los
muy idiotas festejan… -Amycus sonreía horriblemente, Hermione intentaba comprender
porqué estaba contento. -…no sabrán de donde llegó el golpe.
-Espero que salga bien. -Sentenció Dolohov, unos pasos anunciaron que
alguien se acercaba, eran Crabbe y Goyle, golpeados y sangrantes, venían de una
batalla.
-Percy Weasley llevaba consigo un grupo hacia Hogwarts…casi logran llegara
Hogsmeade. -Informó Goyle, mientras Crabbe se limpiaba la sangre que le escurría por la
mejilla, los dos no podían evitar mirar a Draco con sorpresa.
-Draco… -Comenzó Crabbe tratando se acercarse, Amycus lo detuvo.
-Es sólo un trozo de mierda. -Carcajeó Amycus, Goyle sacó la varita le apuntó a
la cien, Dolohov fue más rápido.
-¡Desmaius! -Goyle salió disparado contra el muro tras él, Draco quiso
acercarse, pero Hermione no lo dejó.
-¡Goyle! -Draco apretó los dientes con ira, Hermione estaba contrariada, esos
dos monigotes lo iban a defender.
-Eso te enseñará…que los líderes no son eternos. -Amycus agradeció a
Dolohov con un asentimiento, éste le ignoró, unos tacones resonaron en la oscuridad del
pasillo.
-Ustedes…tráiganlos…es momento de irnos. -Bella los llamó a todos, Hermione
y Draco fueron llevados al frente, a dónde fuera que los llevaran, las cosas no parecían
ser del todo buenas.

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-Arthur… -Susurró lentamente, mientras las manitas del pequeño le
estrechaban el rostro con fuerza, Ron carcajeó, avanzaban lentamente, pero avanzaban;
retenía con sus manos el cuerpo de Albert, porque el pequeño ya había soltado dos
enormes pellizcos a la cara de Eurídice, que pese a sonreír por ello, parecía dolerse.
-Ron…quizá deberías hablarle también. -Sugirió Ginny, Ana sentada en su
regazo miraba fijamente a su madre.
-Tienes razón…Eurídice, tienes que despertar…los chicos necesitan que les
hables… -Susurró Ron pasándole la mano a la joven por la cabeza, Eurídice suspiró
fuertemente.
-Ronald…¿realmente crees que despierte? -Molly lo miraba fijamente,
necesitaba una esperanza al menos.
-¡Claro!...ha dicho el nombre de los tres…avanza, es cuestión de tiempo… -Ron
sonreía de oreja a oreja. -…paciencia ma…yfe. -Solicitó alegremente, mientras de nueva
cuenta ponía a Albert cerca de Eurídice, desde donde pudo el pequeño jalarle el cabello,
Eurídice sonrió.
-Necesitamos mucha fe entonces…esto parece ser muy lento. -Ginny susurró a
su madre, pero totalmente convencida de que de algo serviría.
-Arthur, Albert…Ana. -Susurró Eurídice, con una media sonrisa y el mismo
abandono en el resto del cuerpo.
-Eurídice…¿Cómo te sientes? -Preguntó Ginny, la cara de Eurídice se volvió
lentamente hacia ella, mirándola directo a los ojos con una rara mueca de nostalgia.
-Hay agua…mucha agua… -Susurró quedo, mirándola fijamente, Ginny frunció
el ceño, igual que Ron y Molly.
-¿Dónde hay agua Eurídice? -Preguntó Molly al tiempo que Ron tomaba a
Albert en brazos.
-Cho…Cho sueña con agua…mucha agua. -Contestó sonriendo suavemente. -
No puedo caminar.
-Sí puedes… -Ron ignoró lo referente a Cho pensando que la chica deliraba. -
…sólo tienes que despertar.
-Ella tiene que despertar antes, debe salir del agua. -Contestó moviéndose
hacia Ron, que la miró sin comprender.

Parecía ser una corriente estática, pero sus piernas le decían que realmente
esa agua sí se movía, lento, pero lo hacía; le llegaba hasta el pecho, caminaba
lentamente mirando al frente, intentaba seguir en línea recta, para no perderse, pero todo
era totalmente igual en cualquier dirección, por lo que sospechaba que ya se había
perdido; seguía la luz, una luz azulosa, pálida que le marcaba el sendero correcto, un
camino demasiado complicado, demasiado difícil, porque tenía la impresión de que la luz
cambiaba de posición y si eso era cierto, entonces Cho no podría salir de aquella.
-¡Cho! -Gritó con toda la energía de sus pulmones, apenas había salido de su
garganta ese grito, el piso se ablandó, haciéndola hundirse, haciendo que la cabeza le
quedara en el agua, un agua helada y azul. -¡Ah! -Exclamó tratando de salir a respirar,
pero lo que fuera que pisaba, se hizo pastoso, haciéndola enterrarse. -¡Cho! -Llamó de
nuevo, conciente de que el cambio se había dado por llamarla, quizá haciéndolo otra vez,
volvería el suelo a ser el de antes.
El agua subía, o esa impresión le daba, pero no podía soltar sus piernas de la
arena negra y pegajosa en la que estaba prensada, cuando intentó de nuevo sacar la
cabeza para jalar aire, se dio cuenta que era ya imposible, el agua la cubría por completo
y no lograba ver dónde terminaba; miró a su alrededor, buscando algo que le ayudara a
salir, entonces notó algo entre el agua que se movía, un pánico espantoso la inundó,

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movió los brazos desesperada, sabía por experiencia que este tipo de riesgos son
normalmente mortales.
Poco a poco la figura se acercaba, como si nadara ondulosamente, como si no
quisiera tocarla y cuando estuvo a suficiente distancia lo reconoció, era Cedric, con medio
casco burbuja, que arrastraba algo entre la corriente, y ese algo, era Charlie, empapado
en sangre y pálido; frunció el ceño, si esos dos iban solos, quería decir que alguien
simplemente estaba mirando, volvió sus ojos a todos lados, mientras Cedric daba vueltas
a su alrededor mirándola como a una intrusa, le apuntó con su varita y dijo algo dentro de
la burbuja, de inmediato un corte profundo surcó su mejilla derecha, dio un grito que la
hizo perder el aire y descubrió que podía respirar en aquella agua negra.
-¡Cedric!...detente. -Pidió al notar que el chico le apuntaba nuevamente, no
sirvió de nada, un nuevo corte le hizo saltar sangre del cuello, adolorida miró al cielo
clamando clemencia y lo vio, unos ojos rasgados, enormes, miraban desde el cielo. -
Cho…tienes que dejarlo ir…tienes que dejarlo ir… -Pidió mirando aquellos ojos, que se
pusieron vidriosos y dejaron caer una lágrima tan grande que pudo haber matado con su
peso a Eurídice.
-Cedric… -Susurró aquella persona, con una voz suave, pero que salía de su
enorme garganta con tanta fuerza que hizo que Eurídice sintiera dolor de cabeza y se
sacudiera.
-Debes dejarlo ir…¿no ves que si no lo haces, se llevará con él a Charlie? -Dijo,
los ojos brillaron al oír el nombre de Charlie y Eurídice pudo ver que parecían recuperar la
vida, recuperar la calma. -Para amar a Charlie, debes dejar de sentir culpa por
Cedric…debes dejarlo ir en paz…eso no significa que no lo hayas amado. -Susurró para
darle calma y Cho pareció sonreír.

Entraron en la habitación en penumbra, había personas ahí, entre ellos


Voldemort inclinado sobre lo que parecía ser un espejo, al verlos llegar, se volvió
sonriendo.
-Granger…la más ferviente admiradora de Minerva McGonagall…¿porqué no
miras lo que ha hecho tu mentora? -Sacó su varita y con un movimiento, jaló a Hermione,
que sintió como si de sus manos y tobillos salieran hilos que la movían como a una
marioneta.
-Seguramente esto hará que la admire más. -Exclamó Bellatrix acercándose
para ver.
-Suéltenla… -Draco fue sofocado por un golpe directo al rostro.
-Cállate niño bonito. -Amycus sonrió, Draco en el suelo se limpió la sangre de la
comisura de los labios.
-Su querida directora ha desalojado el Colegio…enviando cada alumno a casa
para protegerle. -Voldemort puso sus arácnidas manos sobre los hombros de una
Hermione atormentada por el miedo a que le dijeran que habían matado a la profesora.
-McGonagall es mucho más valiente que todos ustedes…con tal de proteger a
sus alumnos sería capaz de cortarles ella misma el cuello a todos… -Draco intimidado por
la lejanía de la castaña, ocultaba su miedo en agredir a sus agresores. -…y sin duda
alguna, los mataría ella sola si le dieran oportunidad.
-Es sólo una anciana…nada puede hacer. -Exclamó Alecto como si enseñara
matemáticas a un niño de dos años.
-Se equivoca…es más valiente y más poderosa que usted. -Espetó Hermione
con fuerza, Alecto se acercó.
-Hasta cierto punto ha dicho la verdad. -Bellatrix miró a Alecto con ironía, la
mujer hizo una mueca de odio.

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-Dígame, ¿conoce a esas personas? -Preguntó Voldemort sonriendo, señaló al
espejo y la castaña parada a suficiente distancia para ver, se inclinó para mirar, el reflejo
le mostraba a Fred y George hablando con Bill, Fleur y Harry en lo que parecía ser la sala
de una casa pequeña; Hermione asintió sin querer, porque como siempre estaba
acostumbrada a contestar con la verdad a cualquier pregunta.
-Le dije que era entonces correcto lo que hacíamos. -Exclamó Bella triunfante.
-Entonces…vamos para allá. -Voldemort se puso en pie, Hermione sorprendida
intentó acercarse a Draco, pero Amycus se lo impedía manteniéndola sujeta de las manos
por la espalda.
-¿Qué es lo que intenta? -Preguntó el rubio sofocado, acalorado por intentar
tocar a Hermione.
-Sencillo…iremos por mi cuerpo, y qué mejor forma de hacerlo…que
tomándolos por sorpresa. -Sonrió, al momento desaparecieron, Hermione miraba a Draco
con la esperanza de ver en sus ojos una leve esperanza.

-En pocas palabras, nosotras no vamos. -Tonks sonrió tristemente, Ted corría
entre sus piernas, sonriendo porque Fred le hacía caras graciosas.
-No…nos quedamos…pero tienen que jurar que volverán completos. -Exclamó
Fleur en una frase totalmente legible que hizo que George la miraba fijamente,
intimidándola.
-Hermano, debes hacerla enfadar más seguido…su lengua se desenreda
cuando se enoja. -Exclamó George mientras Fred soplaba con fuerza en el estomago de
Ted haciendo sonidos graciosos.
-¡George! -Dijeron Fleur y Bill a la vez.
-Como sea, necesito que cuiden de Ginny. -Harry las vio a las dos fijamente,
Tonks y Fleur lo veían con el ceño fruncido, Bill se llevó la mano a la barbilla pensando.
-¿Estás seguro de que ella no te seguirá? -Tonks lo miró con una sonrisa triste.
-No…pero hablaré con ella y la voy a convencer…no voy a ponerla en riesgo. -
Harry decidido a todo echó a andar hacia la habitación de Eurídice, donde Ginny luchaba
al lado de Ron para hacerla volver.
-¡Hermano mira! -Ron lo recibió con una enorme sonrisa, Eurídice inclinada
sobre la cama, con una enorme herida en la mejilla, pasaba su mano lentamente por la
frente de Ana que reía; las gotas de sangre le escurrían lentamente, pero la chica sonreía
dulcemente, al verlo llegar lo miró sonriente sin decir nada.
-Ha…ha despertado. -Susurró Harry sorprendido, se acercó esperando que
Eurídice le hablara, pero ella no dijo nada, se volvió a Albert que le llamaba con pucheros
y lo tomó en sus brazos, apretándolo contra su pecho con fuerza y con los ojos cerrados;
Harry se volvió a Ginny extrañado.
-No hace más que decir los nombres de los niños y mencionó a Cedric y a
Cho… -Refirió ella acercando a Arthur que tendía sus manos hacia su madre que lo tomó
también para abrazarlo. -…pero ya se mueve casi por completo.
-Es mucho avance, apenas es medio día…para la noche quizá ya hable… -Ron
la miraba contento, pese a que ella no se volvía a verlo, para el pelirrojo era más que
suficiente con verla sonreír para sentirse bien. -…Bellatrix no puede hacer nada
ahora…es una tonta…Eurídice rompió lo que sea que le haya hecho…Bella no pudo
contra ella. -Ron calló, una mano tersa le acariciaba la mejilla con ternura, se volvió,
Eurídice le miraba entristecida y desesperada, pero su cuerpo aún no le daba más que
para emitir palabras entrecortadas.
-Viene…p…ra…acá. -Susurró compungida, Harry la miró fijamente, Ginny a su
lado se tensó.

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-¿Qué has dicho? -Ginny interrogó asustada, poniéndose de pie, con un
tremendo presentimiento.
-Vie…en para…acá… -Volvió a decir segura, tartamudeando, sujetándose de la
colcha de la cama con fuerza, como si en ella se apoyara para hablar, ahora mirando a
Harry con sus ojos verdes, enardecidos al parecer por algo que ellos desconocían; unos
pasos anunciaron que George se acercaba, Harry se volvió a la puerta con rapidez.
-George…llévense a Charlie y a Cho de aquí… -Dijo sin saber ni siquiera
porqué lo decía, Molly entró en aquel momento a la habitación y lo miró asustada. -
…alguien viene para acá…tenemos que irnos…George, llévense a Charlie y a Cho… -
Notó que George se quedaba inmóvil sin saber qué hacer, exasperado gritó. -…¡Hazlo!
-Sí. -George salió presuroso, empujando a su madre en el camino, Ron
intentaba ponerse de pie, pero se tambaleaba a cada momento y al dar un paso, cayó al
suelo dando un grito de dolor; Eurídice sobre la cama miraba a sus hijos con los ojos
desorbitados y la boca abierta como si tratara de articular una palabra, Ginny le puso las
manos en la espalda, como si deseara apoyarla, Eurídice emitía sonidos de lucha interna.
-Ginny…llévate a Fleury a los niños. -Ordenó Harry mirando a Molly, la pelirroja
lo escuchó, pero ignoró la orden y se quedó al lado de su cuñada. -Vayan a la
Madriguera…ocúltense ahí…pongan toda la protección que puedan.
-Pero…¿qué es lo que pasa? -Molly lo miraba sin comprender, Ron daba de
rugidos intentando salir de la cama, mientras Eurídice golpeaba a puño cerrado el
colchón, impotente por no poder decir más que palabras a medias.
-¿Qué ocurre? -Bill entró corriendo, llevaba en brazos a la pequeña Victorie.
-¡Es…él! -Gritó Eurídice desde la cama, asustada, con un grito tan espantoso
que Victorie y Ana comenzaron a llorar a pulmón abierto; la joven estiró sus manos hacia
la cara de su hija y la consoló con una sonrisa, Ana se aferró a su muñeca con fuerza,
Albert miraba a Ginny y Arthur, no hacía otra cosa que escuchar recostado boca arriba;
Fleur entró y tomó a Victorie en brazos.
-¿Él? -Molly miró a Harry que clavó sus ojos verdes en Ginny desesperado. -
¿Nos ha encontrado? -Interrogó desesperada, Harry no quiso decirle nada.
-Bill, llévate a tu madre y a los niños…¡vete! -Gritó desesperado, Molly lo
sostuvo con fuerza por la muñeca, él le tomó la mano con desesperación y se la besó, ella
tomó aquello como una despedida y quiso sujetarlo entre sus brazos, Bill asintió ante la
orden y sin darles tiempo, jaló a Molly de la muñeca, sujetó a Fleur entre sus brazos y en
el pasillo desapareció; Harry se asomó al pasillo, mientras Ron luchaba por volver a
ponerse en pie. -¡Cormac, llévate a Tonks! -El chico salía del baño, corrió a grandes
zacadas, sujetó a Ted que corría por el pasillo por la cintura, lo levantó y al ver salir a
Tonks de la habitación con Dromeda adormecida en brazos, la abrazó y se largó
siguiendo a Bill.
-Nos veremos pronto. -Fred con Cho cargada desapareció, Harry viendo que
George aún luchana por echarse encima el cuerpo de Charlie, sintió entonces aquello que
lo hizo tambalear, un dolor insistente en la frente, la marca le mataba y azotado de pronto,
se fue directo al muro donde se recargó con las dos manos respirando agitado, Ginny le
dio alcance y lo tomó por los hombros.
-Harry… -Susurró mirándolo, ella misma ya sentía el frío de algo espantoso
acercándose.
-Vete con los trillizos…llévate a los niños…saca a Ron y a Eurídice de aquí… -
Susurró, escuchando los pasos temblorosos de Ron y viendo que él cargaba a Ana,
mientras Eurídice llevaba a los dos niños, lentamente luchando por decir algo más; un
nuevo dolor punzante lo hizo cerrar los ojos y pudo ver que caminaba entre la nieve,
viendo los árboles y el alto sol, se miró las manos alargadas y delgadas y miró tras suyo a

370
Hermione sometida y a Bellatrix triunfal y vio la puerta de madera que lo esperaba. -
…están aquí… -Dijo sofocando un gemido de dolor.
-No me iré sin ti. -Susurró la pelirroja apoyándolo en sus brazos. -Estaré contigo
hasta que me maten. -Afirmó sonrojada por los nervios.
-Salgamos de aquí… -Dijo Ron tratando de sacar su varita del bolsillo de su
pantalón, Eurídice lentamente se acercó a él y se paró delante suyo, con los dos niños
cubiertos por sus brazos, abrió la boca con dificultad e inclinada por la debilidad emitió
alargado y casi sin voz.
-Es…tar…e… -Susurró Eurídice mirando hacia la puerta, Harry se volvió a ver
con la frente perlada en sudor, cayendo de rodillas al suelo, la puerta se abrió de un
golpe, Ginny cerró los ojos ante la ventisca que entró, Ron estiró el brazo para tomar la
cintura de Eurídice, que sofocada emitió un sonido de ansiedad.

-Pero… -Temblaba de sorpresa, con los ojos desorbitados ante lo que había
escuchado, Pansy a su espalda no cabía tampoco en sí de miedo y exaltación.
-¡Es absurdo! -Gritó la ex Slytherin con la varita levantada, McGonagall casi
igual de sorprendida miraba el muro fijamente, mientras el hombre del cuadro sonreía con
los ojos llenos de lágrimas.
-Lo lamento, pero es lo que tiene que pasar. -Susurró Dumbledore, Hagen se
inclinó sobre el escritorio con los puños cerrados fieramente, los colmillos alargados y el
cabello alborotado.
-No puede ser. -Hagen contuvo la rabia apretando las quijadas con fuerza.
-¡Miente! -Gritó Pansy. -Usted dijo que lo haría una de nosotras…le dio la daga
a Cho y le ordenó a Eurídice ser ella quien lo hiciera…¿cómo es que ahora resulta ser
Hermione la indicada?...¿cómo puede obligarla a hacer algo así? -Desesperada exigía
una respuesta.
-Albus…si lo hace…morirá de pena cuando sepa la verdad. -Susurró Minerva
con los ojos llenos de lágrimas.
-No… -Pansy estaba sobresaltada. -…lo haré yo…esto tengo que hacerlo yo. -
Dijo corriendo hacia la puerta.
-Es tarde…Hermione está a punto de hacerlo. -Susurró Dumbledore, Pansy se
quedó con la mano empujando la puerta, la mirada clavada en la madera y el hierro y el
nudo en la garganta, ¿porqué Hermione?, ¿porqué ella que era una niña en pañales para
estas cosas?, ella ya era lo suficientemente arpía como para cometer semejante crimen,
podría cargar con ello, pero Hermione, simplemente se autodestruiría.
-¿Porqué nos mintió? -Susurró entrecortada, Hagen miró al cuadro para oír la
respuesta, mientras Minerva se sentaba para respirar mejor. -Usted dijo que lo
salvaríamos de ser poseído…usted dijo que era una forma de evitarlo.
-A veces uno simplemente tiene que mentir Pansy…y tú lo sabes. -Dumbledore
le sonrió ampliamente, Pansy cerró los ojos con fuerza y dejó salir las lágrimas que
lamentablemente nadie le reconocería.
-¿Qué hacemos nosotros? -Preguntó Hagen mirando a Dumbledore, mientras
Pansy se dejaba caer al suelo.
-Esperar…la paciencia es también una virtud. -Susurró el profesor, mientras
McGonagall hacía la cosa más increíble que los ojos de Pansy pudieran haber visto, se
acercó a ella, se sentó a su lado, la abrazó con fuerza y quiso consolarle acariciándole el
cabello.
-Descanse Parkinson. -Susurró suavemente. -Podemos confiaren Hermione… -
Pansy se sorprendió, en momento alguno había dicho que no confiara en ella. -…sé que
le preocupa, como a mi…usted intenta protegerla reemplazándola, yo, confiando en ella…
-La abrazó con fuerza y sonrió. -…esperemos que todo salga bien.

371
-Disculpe que le diga esto profesora…pero, que usted sea amorosa conmigo,
me parece un mal augurio…podría incluso decir que es un augurio de muerte. -Comentó
sonriendo sarcásticamente, pero sin negarse al gesto de cariño.
-No lo es…sólo significa que usted comienza a ser una buena persona. -
Comentó sonriendo, Hagen las miraba, no comprendía cómo aquello lo hacía sentir
menos mal; Dumbledore lo miraba fijamente y él, comenzaba a darse cuenta de que nada
era tan sencillo como pensaba.

-Nos reencontramos, Potter. -Exclamó al verlo, con aquella sonrisa que ya Harry
le conocía muy bien, entró pisando con fuerza y Harry aunque hubiera querido huir,
viendo en su poder a Hermione y Draco y sabiendo que Ron y Eurídice estaban
demasiado débiles, no hizo por escapar.
-Parece que es el destino. -Susurró irguiéndose, ignorando el dolor de la frente
y mirando a aquel remedo de lo que era Avery, moverse hacia él.
-Sí…el destino… -Avery hizo una seña, ante la cual Hermione y Draco fueron
soltados, los dos corrieron hacia Harry y se unieron a Ginny para proteger su espalda,
Hermione miraba fijamente la pierna de Draco, conciente de que ahí, bajo el pantalón,
estaba lo único que los separaba de un futuro de oscuridad, a ella y a todos. -…¿sabes a
qué he venido Potter?
-No…quizá a tomar el té… -Susurró arrogante, Ginny a su lado sacó la varita al
notar que Bella hacía lo propio, Amycus y Dolohov arrojaron a los pies de Draco y
Hermione sus varitas, el rubio levantó la suya inclinándose, Hermione convocó la de ella
con un suave "accio".
-Podría ser grato…pero no…he venido por mi cuerpo definitivo. -Susurró
sibilante, Ginny se erizó y ante la sorpresa general, Ron apuntó con su varita directo a
Avery, un rayo plateado golpeó la mejilla derecha de aquel hombre.
-Maldito hijo de perra. -Exclamó Amycus al tiempo que se acercaba, Draco
quiso protegerles, pero se enfrascó en una pelea con Dolohov, Ginny se aferró a la
espalda de Harry y Hermione, intentó contener a Alecto, mientras Amycus se abría paso
hacia Ron, pero Eurídice lo detuvo con una mirada amenazante.
-Si le to…cas un pelo… -Dijo exhausta por el esfuerzo. -…te demostra…ré lo
que es ser una perra. -Exclamó con los dos niños abrazados con fuerza.
-¡Crucio! -Gritó Bella y Eurídice cayó al suelo hostigada por el dolor, los dos
niños comenzaron a llorar y Ron intentó defenderle poniendo a Ana en el suelo y
parándose ante los cuatro. -Esos niños son el futuro de tu familia Ronald.
-¡Déjela en paz! -Gritó el pelirrojo, apuntándole. -¡Desmaius!
-Realmente piensas que podrás huir Potter. -Exclamó Avery sonriendo,
luchando por acercársele, los hechizos de los dos grupos se mezclaban, Ginny le protegía
la espalda a Harry, mientras él se concentraba en detener lo más posible a Voldermort,
Hermione luchaba por ayudar a Draco contra Alecto y Dolohov, mientras Amycus y Bella
se acercaban a Ron y Eurídice; Hermione no podía dejar de mirar a Harry entre hechizo y
hechizo, temiendo que se acercara lo suficiente a Voldemort como para poseerlo.
-¡Draco, tenemos que huir hacia el bosque! -Gritó la castaña, mientras Ginny
asentía. -¡Bombarda! -Exclamó contra el muro, derrumbando la mitad de la pared, Ron
empujó con un hechizo a Bellatrix, dando tiempo a que Eurídice corriera rumbo a la
habitación, sujetando a los tres niños con dificultad; Amycus le dejó todo a Bellatrix
confiado a que su poder bastara ante la debilidad de los dos. -¡Harry huye! -Gritó
Hermione mirando al chico, que asintió, lanzó un hechizo y echó a correr, Alecto levantó
la varita apuntando al cielo y lanzó un conjuro, que todos sintieron como un escalofrío.
-Ya no pueden huir. -Susurró carcajeando, Hermione supo que ya no podrían
desaparecer.

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-¡Corran! -Gritó Draco deteniendo a Dolohov con un par de hechizos, Ginny y
Harry saltaron sobre los escombros y echaron a correr bajo el sol del medio día, cegados
por su brillo, reflejado en la nieve que aún cubría la montaña, Hermione salió corriendo
tras de Ginny y alcanzó a ver que Harry la guiaba hacia la cuesta entre los árboles.
-Vamos Ginny. -Harry la jaló y echaron a correr desesperados.
-¡Espera Harry! -Gritó Hermione corriendo para darle alcance, Draco la seguía,
mientras Dolohov, Alecto y Amycus desaparecían siguiendo a su señor que lo había
hecho hacía un segundo. -¡No te separes!
-Hermione, no los sigas. -Gritó Draco con la leve impresión de que no debían
acercarse.
-Tengo que advertirle. -Hermione se lanzó a la persecución, mientras en la casa
Bella se quedaba para enfrentar a Ron y a Eurídice.

-¡Eurídice! -Ron siguió a la chica dentro de la habitación, presuroso cerró la


puerta tras él y los dos se encerraron, Eurídice lo miraba asustada, puso a los niños sobre
la cama y lo miró suplicante, mientras él sonrojado por el esfuerzo y tambaleante por la
falta de sangre, lanzaba algunos débiles hechizos de protección. -Todo saldrá bien. -
Susurró mirándola fijamente, cuando la puerta se abrió para dejar entrar a Bellatrix.
-Bella… -Susurró Eurídice mientras sentía a su espalda las manitas de Arthur
aferradas a las suyas.
-Entréguenme a los tres y no tendrán que sufrir tanto. -Susurró Bella sonriente,
los niños la miraban desde la cama, mientras Eurídice aferrada a los hombros de Ron le
sostenía una mirada asustada y desesperada. -Incluso los mataré rápido para que no
puedan recordarlos.
-¡Nunca!…no se los daremos. -Exclamó Ron, Eurídice movía las mandíbulas
tratando de articular palabra.
-Antes me ma…ta que permi…tirque se los lle…ve. -Dijo, los trillizos miraban
asombrados, Ana comenzó a llorar.
-Les ofrezco la reivindicación de su familia…recuperar el buen nombre de los
Weasley y de los Greyback…es más fácil de lo que piensan…sólo son niños. -Bella se
acercaba lentamente.
-Son nuestros hijos…¡No son simples niños! -Dijo Ron y levantó la varita con
fuerza. -¡Desmaius! -Gritó fuertemente, el rayo atacó a Bella que con un movimiento lo
desvió y contestó.
-Esto es un ¡Desmaius! -Ron salio disparado contra el muro a su espalda,
Eurídice tambaleante miraba a Bella.
-¡Drepell! -Exclamó, un ¡plop! anunció la llegada del elfo. -Llévate a los niños. -
Dijo mientras se erguía lo mejor posible y mostraba lentamente el crecimiento de sus
colmillos, garras y cabellos.
-¡No! -Bella gritó de rabia, Eurídice hizo lo único que podía, se le tiró encima con
las garras afuera y la tiró al suelo, donde intentó morderla; Ron se incorporaba
sacudiendo la cabeza con molestia, Drepell sólo pudo cargar a Ana y a Albert. -¡Diffindo! -
Gritó Bella apuntando al pequeño elfo, que chilló al sentir que se le caía media oreja
izquierda, llorando y bañando a Albert en sangre desapareció; Ron corrió a sujetar a
Arthur que daba de gritos desesperados, mientras Eurídice seguía luchando contra Bella.
-Ron…¡vete! -Gritó, Ron tembloroso no supo que más hacer que lanzar un
hechizo a una almohada cercana.
-¡Portus! -La volvió un traslador directo a la Mansión Greyback, tomó a Arthur y
se aferró a la almohada.

373
-Estúpida. -Bella puso su mano en la frente de Eurídice y con toda su fuerza se
dio la vuelta, la puso en el suelo y la azotó con fuerza contra él, Eurídice dio un aullido de
animal herido y perdió la fuerza.
-¡Eurídice! -Gritó Ron, al tiempo que el traslador empezaba a brillar y lograba
ver a Bella correr hacia él, rezó por que no lo alcanzara, pero al desaparecer, claramente
sintió aquella garra aferrada a su brazo; Arthur se fijó a su pecho con fuerza, Ron tragó
saliva con dolor, mientras lo último que veían sus ojos azules, era a Eurídice
incorporándose con debilidad y tender su brazo hacia ellos.
-¡Ron! -Gritó con todas sus fuerzas, pero ya no pudo alcanzarles.

-No mires atrás Ginny. -Exclamó Harry mientras la jalaba por la muñeca,
corriendo cuesta abajo, los pasos les seguían y sabía que algunos aparecían y
desaparecían ahuyentados por los hechizos que él y Ginny les lanzaban. -¡Expelliarmus! -
Apuntó a quien creyó era Dolohov.
-¡Bombarda! -Gritó Ginny contra un árbol enorme que se desplomó casi
aplastando a Amycus que apenas lo evitó dando un salto. -¿A dónde iremos?... -Se
escuchó la voz de Hermione a lo lejos, Ginny lo miró. -…es Hermione.
-No tengo idea…nos alcanzarán…corre. -Dijo Harry nervioso, acosado por el
dolor de la frente que le decía que aún no los dejaban ir, la voz de Hermione le anunciaba
que no estaban solos en su huída y se sintió rata por condenarlos a esa absurda
persecución.
-Ron se quedó en la cabaña. -Susurró Ginny apuntando a un lado, Harry lanzó
un hechizo a la derecha, Ginny distinguió una carcajada de Alecto. -Eurídice y él estaban
con los trillizos.
-Estarán bien…están juntos. -Argumentó para darse valor, aunque sentía ya el
dejo de culpa por dejarlos solos.
-Tenemos que salir de este bosque…nos emboscarán. -Ginny tropezó con una
roca, Harry la aferró con fuerza, miraron alrededor, al parecer ya no les seguían, corrieron
pese a eso y llegaron a una pendiente más escarpada, Harry sintió algo raro, como un
susurro y Ginny alcanzó a ver una nube de humo oscuro que se formaba ante ellos.
-¡Booh! -Voldemort se atravesó en su camino, Harry quiso frenar, pero Ginny le
golpeó, tropezaron y cayeron por la cuesta rodando entre la nieve, el cuerpo de Ginny tan
helado como la escarcha blanca; oyó claramente la voz de Hermione gritar desde la
cumbre, mientras ella y Draco descendían siguiéndolos, porque ahora cada mortífago que
acompañaba a Voldemort, esperaba en la parte baja a que los dos cuerpos cayeran.
-Pero mira nada más… -Amycus se inclinó y levantó por la fuerza a Ginny, que
de inmediato se quejó de una torcedura en el tobillo, Harry perdió las gafas y cegado tanto
por la falta de ellas, como por el dolor y la blancura del suelo, se levantó atontado, con la
varita levantada en alto. -…la Weasley menor cae ante mis pies.
-¡Suéltela cerdo! -Gritó Harry cerrando los ojos para enfocar mejor, cuando
distinguió la figura de Voldemort ante él, sonriente, con las manos metidas en los bolsillos
de la túnica.
-Potter…¿sabías que puedo tomar el cuerpo que me plazca? -Preguntó,
Hermione y Draco llegaron al lugar, pero las varitas de Alecto y Dolohov les apuntaban.
-¿Qué? -Harry no comprendía a qué se refería con aquello.
-No lo voy a permitir… -Dijo Hermione envalentonada.
-¡Incarcero! -Unas gruesas cuerdas ataron las manos de Ginny, que tirada al
suelo por un golpe de Amycus soltó un gemido de dolor.
-¡Harry! -Gritó la pelirroja, mirando también a Draco y Hermione que no se
atrevían a acercarse al círculo dentro del cual Harry y Voldemort se retaban, Ginny vio a
su lado las gafas del chico, reflejando los rayos del sol.

374
-Voy
se cumplirá. -Voldemort cuerpo
a tomar elechó a andar
perfecto
hacia Harry que
Pottery tu sueño
apuntándole con la varita estaba
y el de Dumbledore…nunca

dispuesto a matarle.
-¡Avada Ke… -Expresó, un rayó plateado le azotó la mano, haciéndole un corte
profundo y soltó la varita.
-¡Harry! -Gritó Ginny desesperada, Draco quiso ayudar acercándose.
-¡Maldita sea! -Draco soltó enfurecido, Hermione miraba sin saber qué hacer,
volvió sus ojos hacia la pierna de Draco, era la única opción.
-¡Speculum! -Un manto delgado la cubrió, reflejando los rayos del sol de medio
día, Dolohov, Amycus y Alecto quedaron cegados, Avery sonrió y perdió el equilibrio;
Draco se volvió al sentir que Hermione le quitaba el sobre de la pierna, lo abría y echaba
a correr rumbo a Ginny parada entre Harry y ella. -No voy a permitir que lo haga. -
Exclamó alto.
-¿Y qué puedes hacer sangre sucia? -Preguntó Voldemort provocativo, en el
fondo sonriendo como un maniaco.
-¡Hermione! -Gritó Draco sin saber qué era lo que la castaña intentaba. -¡¿A
dónde vas?!
-Hermione. -Harry recordó las palabras de Eurídice, "Confía en Hermione,
déjala hacer", sonrió, esa era su esperanza, la castaña soltaría a Ginny y podrían huir, no
todo estaba perdido.
-¿Qué haces? -Ginny que pensaba que la castaña le soltaría, la vio pasar sobre
ella de un salto, y miró con pavor cómo corría hacia Harry, pasando entre los
deslumbrados mortífagos y ante la mirada casi sonriente de Voldemort, empuñando lo
que parecía ser una daga. -¡Espera!
-¡Es esto lo que puedo hacer! -Exclamó al tiempo que hundía aquella helada
herramienta con fuerza, oyó claro aquel gemido y el grito de Ginny a su espalda, los ojos
verdes que se desorbitaban y sus manos empapándose en aquel líquido rojo que manchó
de golpe el suelo, lleno de nieve blanca la hicieron sentirse sucia, se sintió enferma, se
sintió mala.
-He…Hermione. -Susurró Harry sin comprender lo que había pasado, mientras
los ojos marrones de la castaña se llenaban de miedo y los ojos rojos del enemigo
irradiaban gozo; se volvió a ver a Ginny, que gritaba aunque ya no lograba oírla, sólo oía
el latido de su corazón que se hacía más lento, vio a la pelirroja llorar tendiéndole la mano
y sintió que las piernas ya no le daban para más.

375
Mano amiga
-Harry. -Bill la miró fijamente, se llevó las manos al pecho, como si quisiera contener los
latidos de su corazón.
-¿Qué ocurre mamá? -Dijo Fred, doblando la manta sobre Cho, menos dolorida,
todavía absorta en sí misma.
-He tenido una rara sensación. -Susurró suavemente Molly, con un grueso nudo
en la garganta.
-Tranquila…ese cuatro ojos tiene más vidas que un gato. -Comentó George
para calmarla, ella contuvo el llanto.
-Tiene razón George, él estará bien. -Bill le sonrió para calmarla, ella asintió no
más tranquila.
-Besó mi mano. -Murmuró, Fleur a su lado frunció el ceño al escuchar aquello,
pero no dijo nada y fue siguiendo a Tonks, que hacía conjuros de protección por toda la
casa.
-Eso no significa nada mamá. -Comentó Fred, pese a que George a su lado
endureció sus facciones.
-Significa que es un sentimental como Ron. -Exclamó George como si quisiera
apaciguarla, pero todos se miraron.
-Ronald. -Bill se irguió de golpe y miró a su madre, ella palideció y corrió a ver el
reloj, la manecilla del pelirrojo menor, igual que la de Ginny, marcaban en peligro de
muerte, Molly tuvo que sentarse.

Caminaba por el pasillo, algo encogida por el dolor de las costillas medio rotas
por el entrenamiento del invierno, Bella se tomaba a pecho eso de hacerla toda una arpía,
sonrió de mala gana al recordar que había logrado vencer a Cho y a Pansy sola, pese a
que ésta última la mirara con odio todos los días, era buen consuelo; tuvo la necesidad de
estirar su cuello y eso le provocó un estremecimiento que la hizo tambalearse y casi
chocar con Seamus que se acercó a socorrerla.
-¿Estás bien? -Preguntó como solían hacer todos, con una cara de
desconfianza, una Slytherin tambaleante y con claras muestras de combate no era bueno,
pero la ayudaban simplemente por que era una chica y por que si había algo de lo que
podía presumir, era de haber heredado el rostro de su madre para las cuestiones
penosas, un rostro lleno de un cierto aire de tierno y desamparado sufrimiento.
-Sí…gracias. -Susurró con una sonrisa, entonces alcanzó a ver a Zabini que se
acercaba, arrogante lo empujó un poco. -Descuida. -Se irguió y dio vuelta, mejor alejarse
de todos los Slytherin, al menos hasta que el dolor cediera un poco.
-Cuídate. -Exclamó Seamus confundido, por que casi nunca había visto a esa
chica, parecía herida y andaba directamente hacia uno de los pasillos menos visitados, al
de la oficina de Dumbledore.
-Necesito un lugar para ocultarme. -Susurró mientras, apoyándose en el muro,
caminaba sin saber a dónde.
-¿Porque no viene conmigo? -Preguntó una voz a su espalda, al ver aquellos
ojos azules entró en pánico.
-Profesor. -Susurró como única respuesta, se soltó del muro yéndose a un lado,
el profesor la sostuvo a medias.
-Ande…un tesito conmigo no afecta a nadie. -Dijo al tiempo que la empujaba
rumbo a la oficina, estaba helada, confundida, ¿y ahora qué hacía? -Siéntese… -Susurró
sonriendo, Eurídice miró de reojo su mano, estaba muerta.

376
-Profesor…¿qué… -Apenada tragó saliva, él le sirvió una taza de té humeante y
la miró para darle confianza, ella se fijó en el fénix a su espalda, tuvo un raro
presentimiento. -…qué tiene su mano?
-Usted se sacrificaría por quien amara ¿verdad? -Preguntó sentándose con una
taza en las manos, ella asintió, llevándose el té a los labios. -Eso he hecho y eso hizo su
madre… -Eurídice bajó la mirada, su madre era un tema reciente. -…ahora le pido que
haga lo mismo…
-¿Perdón? -Preguntó sorprendida, la taza en su mano tembló, él sonrió de lado,
ella frunció el ceño.
-Ha tenido varios encuentros con la profesora Trelawney…encuentros en los
que le ha predicho cosas…¿verdad? -Sonrió, ella asintió sin saber qué más hacer, al
beber del té reconoció el sabor, era el que su madre preparaba a su padre para sanarle, y
que le había dado a ella alguna vez. -Su madre le dio datos sobre su don, ¿verdad
señorita Greyback?
-¿Se refiere a esto?… -Susurró mostrándole los colmillos alargados y la mirada
enverdecida, él negó. -…oh…el otro. -Dijo molesta, no solía sentirse orgullosa de eso, le
había traído problemas: sin querer había entrado en los sueños de Malfoy una noche,
había sido espantoso darse cuenta que a los 12 años, Draco era lo suficientemente
precoz, para soñar cosas que la hicieron sonrojar, otra vez había cometido la imprudencia
de meterse en los de Longbottom dormido en la biblioteca, no había sido raro, pero él
había logrado verla y ya no se portó como antes (ni siquiera se dirigían la palabra, pero
ahora le huía en los pasillos), en cuanto al sueño de Ron Weasley que una vez invadió en
quinto curso, salir con el corazón roto, era más de lo que su propio estado emocional
había soportado.
-Quiero que lo use para un bien mayor. -Exclamó sonriéndole, ella levantó la
cara saliendo de sus cavilaciones internas, lo miró fijamente mientras él se recargaba en
el respaldo de su silla.
-¿Un bien mayor? -Preguntó intrigada, ahí estaba el defecto número uno de los
de su familia, la curiosidad.
-Sí…uno más allá de usted y de mí. -Contestó tomándole la mano sobre la
mesa, ella tragó saliva.

Había tanto movimiento, llamas y gritos de los heridos, se concentró en mirar el


punto al que se dirigía y una vez ahí, se dejó caer de rodillas con la mano en el pecho
para detener la hemorragia, con la otra mano lo tomó por la nuca para levantarle medio
cuerpo y verlo bien a los ojos.
-Papá… -Exclamó en un susurro ahogado, él le miró fijamente sonriendo a
meditas, con la sangre escurriéndole por la frente hacia el cabello. -…no es
grave…estarás bien. -Lo miró entre las líneas de los cristales de sus gafas rotas.
-Si algo sale mal…tu madre… -Susurró entrecortado, él negó con fuerza.
-No…se va a enojar mucho cuando le diga que me diste instrucciones…ya te
dije que no es grave papá. -Dijo sonriendo, luego se inclinó un poco para susurrarle. -No
puede pasarte nada ahora…además, Penélope… -Se sonrojó, en medio de semejante
suceso, darle esa noticia era incómodo. -…está embarazada papá.
-Uno más… -Exclamó y tomó su mano con fuerza. -…entonces, no tengo nada.
-Dijo sonriendo, se incorporó a medias y Percy pudo cargarlo sobre su hombro bueno,
sentía que se desangraba, pero decirle era colaborar al pánico general; alcanzó a ver a
Remus que se quitaba el cuerpo de un hombre de encima, algo más alejados los Búlgaros
gritaban de gozo por el triunfo, algo a la izquierda distinguió a Moody cojeando y escuchó
a las Patil que se acercaban corriendo.
-¡Señor Ministro! -Gritó Padma ayudándolo a sostener a su padre.

377
-Percy, estás herido. -Exclamó Parvati viéndolo, él sonrió para no darle
importancia.
-Hay que llevar a todos los heridos a San Mungo…tienen que ser atendidos con
urgencia. -Exclamó Arthur Weasley haciendo gala de poder, Percy lo miró sorprendido,
entendió al fin porqué lo habían nombrado Ministro, lo maravilloso que tenía como padre,
lo podía aplicar a todos y eso lo hizo olvidar el dolor, erguirse un poco y sonreír, orando
porque su bebé pudiera tener un abuelo así y un padre al menos parecido.

-¿Me está pidiendo que lo use para advertir algo que pasará dentro de 6 años?
-Preguntó incrédula, era tanto el tiempo que le pareció absurdo, de algún modo
confirmaba lo que Bella decía a cada momento, el hombre estaba senil.
-Exacto…es usted lo más cercano que tengo a un seguro de vida. -Susurró
sonriendo, luego fue directo a lo que ella creyó era un recipiente de agua "alguna
excentricidad del viejo", diría Pansy.
-Seguro de vida. -Sonrió irónica, "si supiera que soy parte del plan para matara
todos y cada uno de ustedes". -¿Ya quién tendría yo que ayudar?
-¿Conoce a Hermione Granger? -Preguntó dándole la espalda un momento, ella
afirmó.
-No la he tratado…no es de mi nivel. -Soltó por la costumbre de las Slytherin a
menospreciar a la cerebrito.
-¿Qué dice de Ronald Weasley?...él sílo es. -Espetó con una sonrisa amable,
ella casi derrama el té.
-El pobretón de Weasley es difícil de ignorar…entre el tono de cabello y la
actitud idiota… -Dijo agresiva para aparentar descontento, el profesor carcajeó, ella se
removió incómoda.
-¿Cómo está Bellatrix? -Preguntó mientras movía con la punta de su varita el
contenido brillante del recipiente, ella sintió un ahogo, lo miró fijamente y se sonrojó hasta
las orejas, intentó ponerse en pie, pero él no parecía furioso.
-No tengo idea de dónde esté…nadie lo sabe. -Contestó con la cara
desencajada.
-No mienta…he visto el tatuaje…no vacaciono en el Colegio, también me gusta
viajar…y he visto cosas. -Comentó como no queriendo, se volvió con la varita levantada,
ella sacó la suya y le hizo frente, conciente de que podría vencerla y enviarla a Azkaban
con un guiño.
-Bien…máteme o mándeme encarcelar. -Exclamó temblando, todo se había ido
al carajo en un segundo, pensó en Cho y Pansy, tendría que advertirles y a punto estuvo
de tocar la flor en su muñeca con su varita.
-No pienso hacerlo…usted, entenderá por su propio medio, que le conviene
más éste lado que el otro…siéntese, tengo una historia que contarle. -Dijo al tiempo que
acercaba el pensadero a la joven, le puso la mano en la espalda, mientras ella algo tiesa,
intentaba comprender lo que pasaba, pero era tarde, él la hizo bajar, pronto le mostró lo
que nunca creyó, Voldemort de joven, Harry peleando contra él, la voz de Dumbledore le
explicaba lo que pasaba y lo que iba a pasar, y al tocar el tema de su muerte, ella
palideció tanto que tuvieron que salir. -Entiende porqué necesito que me ayude ¿verdad?
-Preguntó sonriendo. -Su don es algo anormal, no se da mucho, se ha extinguido en los
Dolohov tras la muerte de su madre y perdura ahora sólo en usted, una Greyback…es la
única que puede poner el lazo entre los cabos sueltos.
-Quiere que traicione a Bella, pese a que me salvó la vida y me protegió cuando
lo de mi madre… -Argumentó mirando al suelo, donde la taza que había sostenido yacía
hecha pedazos. -…usted me pide que deseche mi deseo de venganza, para protegera
Pottery compañía… -Sonrió de mala gana, Potter le importaba pese a las diferencias. -

378
…¿usted cree que yo, la hija del peor hombre lobo, hija de mortífagos, sirviente de
Bellatrix Lestrange, soy una buena persona?
-Sí…no es mala…el dolor la guió por ese sendero, pero hará lo correcto. -
Contestó tomándole la mano con afecto.
-Usted aboga a lo bueno que puede haber en mi…y espera que permanezca a
su lado, esperando una orden que quizá no pueda cumplir…¿porqué tiene tanta fe en mi?
-Preguntó contrariada con la garganta seca.
-Porque he visto en sus ojos…que a Granger, Weasley…y Potter…usted no los
abandonaría… -Comentó sentándose. -…de algún modo, ellos son todo lo que usted
hubiera querido ser. -Le guiñó un ojo, ella se cubrió el rostro con las manos para
ocultarse, sentía que esos ojos la revisaban sin misericordia; él la instó a retirarse, le
concedió pasar unos días en la enfermería para curarse, bajo la mentira de que se había
tropezado con uno de sus experimentos en el pasillo y la había herido sin querer; pasó la
semana entera mirando al sol por la ventana de la enfermería, pensando…en sus
informes a Bella no mencionó nada, en el fondo, estaba feliz y cuando se topó la noche en
que dejó la enfermería con Ron en un pasillo, sonrió enormemente al verlo, por que sin
que lo supiera, ella ya trabajaba para protegerlo.

-Sin duda tu casa debe llamarse Madriguera…todos ustedes parecen ratas


asustadas. -Escuchó que le decía mientras él, que se las había ingeniado para echar a
correr en cuanto aparecieron en la casa, se ocultaba a fuerza de correr por el pasillo,
Arthur renegaba entre sus brazos, pero él agitado, no podía en ese momento tratar de
calmarlo. -Y como las ratas, huyen directo a sus madrigueras, sin saber que es ahí donde
quiere ir su perseguidor, para matarlas junto a sus crías.
-¡No soy una rata!...¿no se muerde la lengua de hablar así? -Exclamó furioso,
dio con un enorme librero en el pasillo y se recargó en él, respirando agitado miró a Arthur
y le sonrió haciendo muecas para calmarlo, el pequeño lo miró como Eurídice cuando
notaba que quería engañarla. -Diablos…eres como tu madre…no se te puede engañar. -
Susurró poniéndose serio, Arthur frunció el ceño y se aferró a su camisa.
-Sabes Weasley...jamás creí que serías tan resistente…eso habla de lo bien
que se la pasan tú y Eurídice juntos…por lo visto, la loba encontró el semental
perfecto…basta vera esos tres niños para darse cuenta… -Bella disfrutaba el moverse
lento, el asustarlo, porque sabía que no tenía escapatoria, que lo atraparía, iba a matarlo
y a quitarle de los brazos muertos a aquel niño. -…lastima que no podrán aplicar la que
tus padres…se quedarán en tres niños y ya…
-¡Deje de joder Bellatrix! -Soltó furioso, lanzando hechizos de protección, tan
débiles que la hacían reír.
-Weasley idiota…¿no te preocupa que tu bebé aprenda semejantes groserías? -
Preguntó carcajeando, recargada en el muro del pasillo, riendo a sabiendas de que él
estaba tras el librero. -¿Qué va a pensar Eurídice?
-Maldita… -Soltó entre dientes, apretando a Arthur con fuerza, lo miró un
segundo. -…perdóname…siempre he sido algo torpe… -El niño lo miró como si no
entendiera nada, sonrió de buena gana. -…esa expresión es mía.
-Voy por ti Weasley…voy por ti… -Bella anunció sonriendo orgullosay altanera,
Ron sonreía a su hijo débilmente, el pequeño aún no entendía lo que significaba sonreír,
pero un día sabría que a veces se hace de tristeza.

Caminaba presurosa por el pasillo, el llanto de esa ave inundaba todo el castillo,
ella no podía creerlo, no podía estar pasando tal cual le había dicho; nerviosa, echó a
correr cuando se sintió sola, por que todos los Slytherin habían huido, por que Pansy
permanecía encerrada en su habitación a sabiendas de que Draco había huido, por que

379
Cho no aparecía para serle de apoyo y Ron no podía serlo; estaba desesperada, había
aceptado pero parecía que no serviría de nada, si el profesor estaba muerto, ¿de qué
servía que ella le fuera fiel, fingiera frente a todos ser del otro bando y que en su oficina
llena de cosas raras, ella sonriera esperanzada, creyente de lo que decía, creyente de la
efectividad de su plan?
Todavía más asustada, si eso era posible, corrió con más fuerza, llegó a la
enfermería y los vio a todos, y hubiera querido unírseles, pero no tuvo el valor, no podía
decir la verdad, Dumbledore se lo había prohibido, la había hecho jurar que no diría nada,
hasta que llegara el momento; se dio la vuelta y echó a correr hacia su otro refugio, con el
otro mentiroso, el que igual que ella trabajaba de los dos lados, Snape. Llegó a las
mazmorras y abrió la puerta de la oficina, esperanzada.
-¡Profesor! -Gritó, la respuesta que tuvo fue la soledad y el silencio, se sintió
absurda, abandonada, entró y cerró la puerta, escuchando aquel llanto que parecía
taladrarle los oídos, Snape lo había hecho, él había matado al director, su único protector;
se tiró al suelo junto a la chimenea, Bella debía querer informes por que la flor le
quemaba, pero sólo sentía unas infinitas ganas de llorar; se abrazó sofocando el llanto
que le rasgaba la garganta, se entregó a la desesperación, lloró casi hasta que se quedó
sin fuerzas y entonces lo vio, sobre el escritorio había una carta, se levantó limpiándose el
rostro con la manga del uniforme, tomó el sobre, "E. Greyback, personal"; la tomó, salió
de la oficina y regresó a la sala común, ignorando las miradas y a Pansy sobre la cama
ignorando también a Bella, entró en el baño y se encerró con seguro.
"Eurídice:
Las cosas han salido como deben ser, recuerde, su intervención será
necesaria sólo si Harry es vencido cuando enfrente a Voldemort, hasta entonces, sólo
somos miembros de los mortífagos, sin ninguna otra relación que haber sido alumno y
maestro; confíe en usted y en lo que se ha predicho, no todo está perdido.
Siga mintiendo hasta que sea necesario, pronto colocarán el cuadro
del director y él continuará guiándole, hasta entonces, sea lo suficientemente valiente
para no caer; usted es una roca contra la tormenta, y las rocas, aunque quieran, no se
doblan, pase lo que pase, no se doblan, ni aun bajo el pie de quien aman.

Severus Snape."
Miró la carta todavía unos minutos y conciente del riesgo, la memorizó, salió del
baño sin mirar a Pansy y la arrojó al calentador de la habitación, donde se consumió tan
rápido como el miedo que antes la abordaba.
-Deja de llorar…Bella quiere informes, vamos a dárselos. -Dijo secamente.
-Ve tú si tanto te preocupa. -Escupió Pansy dolida, Eurídice la miró, le entendía,
ella también se sentía sola.
-Como quieras…mató al director, mató a Dumbledore. -Dijo con la voz quebrada,
Pansy sonrió al verla llorar.
-Le lloras como si fuera algo tuyo…era sólo un viejo idiota. -Escupió para hacerla
sufrir, le miró con el ceño fruncido, con la sensación de que había recuperado algo, volvía
a ser la víbora, sólo que bajo esa piel escamosa, había más suavidad de la que la propia
Pansy alcanzó a distinguir en sus lágrimas.
-Pero moriría pronto…para qué gastar una maldición en él. -Rió, secó sus lágrimas
levantando la mirada y salió.

-¡Harry! -Gritó Ginny sofocada, Hermione en el suelo, con el cuerpo sobre sus
rodillas, apuntaba directo al pecho de Avery, con la respiración agitada; Harry miraba al
cielo, donde tanto el sol como la falta de sus gafas y el dolor le impedían ver las nubes

380
que parecían contrastar con escena tan absurda. -¡No!...¡¿Porqué
Hermione?!...¡¿porqué?!
-Hermione. -Susurró Draco, tan sorprendido, que la varita le pendía apenas de
la punta de los dedos.
-Increíble. -Dolohov sin siquiera apuntarle a alguien con la varita estaba tan
impresionado que no sabía qué pensar, Amycus carcajeó estruendosamente y Alecto se
acercó, pero Voldemort la detuvo extendiendo el brazo.
-Granger…la más inteligente alumna que Hogwarts ha tenido…quizá sólo por
debajo de la misma Ravenclawy el propio Dumbledore…¡y claro! de mi…ha cometido el
peor acto de salvajismo que puede hacer alguien como ella… -Exclamó Voldemort entre
una sonrisa, al tiempo que Hermione jalaba a Harry más sí. -…matara un amigo.
-¡Aléjese! -Gritó Hermione desesperada, con el nudo en la garganta, rezando
por que Eurídice tuviera razón.
-¡Harry! -Ginny intentaba acercarse, las lágrimas no la dejaban ver bien, pero
aún luchaba por soltarse, por alcanzarlo, a él que comenzaba a entrar en el abismo de la
agonía.
-Ginny… -Exclamó ahogado por el dolor del pecho, Hermione lo abrazó y se
acercó a su rostro.
-Tranquilo…te juro que no te voy a dejar morir…perdóname era el único
medio…perdóname… -Le susurró sin dejar de mirar a Voldemort, sin bajar la varita un
milímetro.
-¿Porqué? -Preguntó sin comprender, temblando de dolor viendo apenas el
cabello castaño de su amiga, escuchando los rugidos de furia de Ginny.
-Si tu cuerpo está herido de muerte, él no podrá poseerlo, le sería inservible…él
no podrá adueñarse de tu cuerpo como se apoderó del de Neville… -Hermione le contestó
lo más rápido que pudo, Ginny escuchó aquello y algo de esperanza la hizo calmarse,
además, Hermione podía hacer al maldición Hermes, no todo estaba perdido. -…prometo
que estarás bien…sólo resiste, sólo resiste.
-Poseerme… -Harry empezó a comprender, por eso le dolía la cicatriz estando
cerca de Neville antes.
-¿Puedo preguntar quién le dijo eso Granger? -Voldemort la miraba sonriente.
-Eurídice. -Contestó Draco como si a él le hubieran preguntado y palideció,
Hermione había caído directo a la trampa, lo presintió y consumido por la desolación se
cubrió el rostro con la mano, gesto que a Hermione asustó.
-Ella fue quien me lo dijo. -Contestó ella mirándolo retadora, Voldemort se puso
serio un instante, al siguiente carcajeó y Hermione entró en pánico, junto con Ginny que
se había quedado quieta.
-Y usted, como siempre, cayó ante un argumento a penas creíble… -Voldemort
la miró fijamente, en sus ojos no había rastro de derrota, al contrario, él lucía triunfante. -
…veamos, ella dijo…"Voldemort quiere unirse a Harry, es ése el cuerpo que necesita, él
tiene el poder que lo hará ganar esta guerra…si se apodera de su cuerpo…no podremos
vencerle"… -Sonrió y Hermione sintió tal pánico que la varita en su mano bajó por inercia,
su brazo era ya sólo un trozo de extremidad que no podía controlar, el mundo se le vino
encima. -…cayó redondita, claro…herirlo de muerte es impedir que lo posea…usted era la
última esperanza, era sólo un pequeño sacrificio comparado con el que los demás han
hecho. -Se acercó a ella y se acuclilló a su lado, Harry intentó levantar la varita, pero se
desangraba.
-¿Cómo lo sabe? -Preguntó Hermione atónita, Alecto sonreía y Amycus miraba
a Draco complacido por el miedo en sus ojos grises.
-Por que yo estaba ahí. -Dijo sonriendo y a Hermione se le extinguieron las
esperanzas.

381
Sonrió y le tendió la mano con afecto, era grato ver el cambio en ella, 4 años no
pasaban en balde, ahora, Hermione Granger era toda una mujer, Jefa del Departamento
de Seguridad, Auror, todo lo que se podría haber esperado de ella; por su lado, ella sólo
había avanzado lo necesario, era Auror también y había entrenado suficiente y matado a
quienes tenía que haber matado para volverse la mano derecha de Bella, por un lado,
llevaba la eterna máscara de buena, por el otro, era tan mala como la leche agria,
empezaba a preguntarse cómo era realmente.
-Bienvenida al equipo…el señor Ministro espera mucho de ti…he visto tu
expediente. -Hermione se sentó elegantemente, Eurídice no quería imitarla, pero tuvo que
hacerlo, su rodilla resintió el movimiento y ahogó un gemido.
-Habla por sí solo ¿no?… -Comentó sonriendo nerviosa, cumplía dos encargos,
el de Bella de volverse miembro del Ministerio y el de Dumbledore, de preparar todo para
el regreso de Harry. -…realmente soñaba con volvera mi país.
-Lo sé…estuviste mucho tiempo en el extranjero…pero tu preparación parece
serla mejor…Greyback… -Hermione frunció el ceño, tenía en las manos los papeles de
que la acreditaban como auror.
-Sé que mi apellido no es el mejor…es de hecho, malo. -Susurró cabizbaja,
Hermione se sonrojó.
-No he querido decir eso, es que… -La puerta se abrió, unos pasos firmes
hicieron que Eurídice se sonrojara y bajara la cabeza, Hermione sonreía al recién llegado
y a ella se le salía el corazón por la boca; conocía esos pasos, los sabía de memoria por
haberlos memorizado en el Colegio. -Ron…permíteme presentarte a la nueva integrante
del equipo… -Hermione tendió la mano dándole a entender que debía levantarse, ella lo
hizo sobrecogida. -…Eurídice Greyback, Ronald Weasley. -Dijo sonriendo, Eurídice sonrió
mirándolo, él las imitó a las dos y le tendió la mano, al tocarse fue como si los dos se
identificaran, el aroma del cuerpo de Ron cambió por completo, mientras ella sentía al
instante sus pupilas dilatarse, las aletas de la nariz de Ron se abrieron
imperceptiblemente, a ella se le erizaron los bellos de la nuca, un segundo bastó para
darse cuenta que no le era indiferente al pelirrojo, que haciendo gala de torpeza y
nerviosismo dijo:
-¡Qué cicatriz! -Al instante se sonrojó, mientras Hermione le daba un manotazo
en el hombro como reproche, ella sintió pena y se sonrojó hasta las orejas tal como él. -
Perdón…es que yo…bueno…lo siento…
-Está bien…no es fácil de ocultar. -Comentó avergonzada procurando ocultar el
nerviosismo.
-Ronald…no seas insensible. -Dijo Hermione tan apenada como ellos dos,
Eurídice negó como dando a entender que no importaba, y le dio la espalda a Ron para
volver a sentarse, él salió torpemente tras una absurda disculpa, Hermione volvió a
sentarse. -Perdónalo, no suele ser sutil… -Susurró mientras ella asentía sonriendo. -
…tengo un novio algo torpe. -Dijo sonriendo, Eurídice sintió como si todo su cerebro se
hubiera colapsado. -Te enviaré como primera misión a Hogwarts…hay que revisar el
Colegio entero, te tocarán las oficinas de los profesores.
-¿Es tu novio? -Susurró sonriendo, fingiendo alegría, Hermione asintió. -
Hogwarts…extraño ese sitio…fue el único hogar que tuve…y ahí… -Triste, mas no por los
recuerdos, añadió. -…me enamoré por primera vez.

-Tengo que…alcanzarlos…tengo que llegar… -Eurídice se incorporó a medias,


con la mano en la nuca sangrante por el golpe, miró a su alrededor, no lograba enfocar
bien, al levantarse por completo la abordó un mareo, sacudió la cabeza frustrada y sin
poder contenerse se vino abajo cayendo de lado. -…Ron…me necesita…me… -Se

382
arrastró hacia el muro, con la sensación de que flotaba entre agua, como en el sueño de
Cho; sacudió de nuevo su cabeza, unos pasos la hicieron aferrar su varita con fuerza. -
…¿quién…está ahí? -Dijo con la misma dicción de un tartamudo.
-No hay modo de ayudarle… -Susurró aquella voz melosa, levantó la mirada
apenas para chocar sus ojos con los de él, que sonrió irónico. -…se mete en problemas
con la misma rapidez que se enfurece. -Snape la ayudó a levantarse.
-Por favor…lléveme…a mi casa… -Suplicó sujetándose de su cuello, él le miró
serio. -…Bella…Bella sigue a Ron hacia allá…ella…
-Quiere a tus hijos, lo sé… -Susurró aferrándola por la cintura. -…¿dónde está
Potter? -Preguntó.
-Corrieron por el bosque…está a punto de ocurrir…no quiero estar cerca
cuando pase… -Susurró con mejor voz.
-¿Huyendo de sus mentiras? -Preguntó sarcástico.
-Nuestras…querrá decir. -Contestó ella, él asintió sonriendo y los dos
desparecieron.

-¿Ha encontrado algo que le interese? -Preguntó desde el cuadro, mirándola


con fijeza, ella levantó la mirada.
-Mano amiga…aquí dice que es la única forma de poder apoderarse de él. -
Susurró algo confundida todavía.
-Así es…por eso tiene que engañarla… -Comentó ajustándose las gafas, ella se
recargó en el respaldo con cansancio. -…tiene que parecer que está del lado de
ellos…para que todo salga tal cual debe ser.
-Cuando ella se de cuenta…cuando todos se den cuenta…seré la traidora más
grande de la historia. -Murmuró compungida, con las manos sudorosas de nervios, era
media noche y pocos sabían de su presencia ahí.
-Sólo por debajo de Severus y Peter. -Susurró como si fuera un chiste, ella
suspiró. -Algún día sabrán lo que pasó.
-Sea como sea…tengo que hacerlo ¿verdad? -Dijo apesadumbrada, él asintió,
ella fijó sus ojos por última vez en los papeles que había leído, esa magia era antigua,
morir por alguien, lo que Lily había hecho para proteger a Harry, pese a haber sido roto
aquella noche en el cementerio, Voldemort podía tocara Harry e incluso matarlo…pero,
de ahí a tomar su cuerpo, eso era imposible, esa magia aún estaba vigente en eso y en
sus manos estaba el único medio, una mano amiga. -Ocultaré esto en un sitio seguro.
-Déselo a Minerva…ella lo guardará. -Pidió Dumbledore. -Mejor aún, yo le
pediré que los guarde mañana. -Ella asintió y se dispuso a salir. -Lo probaste ¿verdad?
-Sí…él no pudo hacerme daño alguno. -Afirmó, luego se volvió a ver el cuadro. -
Le pedí que tratara de matarme, se negó…lo hice enfurecer, lo que como sabe no es
difícil…y cuando me atacó, su golpe se volvió a él.
-Tu madre murió para protegerte, por eso tu padre no puede hacerte daño. -Dijo
sonriendo. -Claro que no es como la protección sobre Harry…si tu padre se lo hubiera
propuesto, te habría matado.
-Lo sé…es que…quería ver si funcionaba. -Susurró, asintió en silencio y salió
de ahí; andaba por el pasillo oscuro, se suponía que tenían datos de un posible ataque a
Hogwarts, por eso vigilaban de noche, llegó al pasillo que daba al Gran Salón, con su oído
agudo percibió de inmediato aquel ruido, agazapada se acercó a la puerta para ver, se
asomó, una figura alta andaba silenciosamente por el Gran Salón, guardó la varita y
deteniendo su respiración esperó a que se acercara, cuando estuvo lo suficientemente
cerca le saltó encima.
-Hey. -Exclamó asustado, al notar que ella se sonrojaba de pena sonrió. -Soy
yo…todo está a salvo.

383
-Perdóname Ron…lo siento. -Susurró avergonzada, recuperó la compostura y
sonrió de lado. -Creí que vigilarías los jardines con Hermione esta noche. -Dijo sutilmente,
mientras echaban a andar por el pasillo rumbo a las escaleras.
-No…ella no ha venido hoy…tuvo asuntos pendientes en el Ministerio. -Dijo
desviando la mirada, el aroma era distinto, sonrió irónicamente, él estaba así por que
sabía que el asunto pendiente era rubio.
-Ah…entiendo… -Dio por respuesta, tosió como no queriendo la cosa y entraron
a la sala de trofeos. -…me encantaba pasear por aquí de noche. -Comentó sin querer, él
sonrió.
-A mi no me trae buenos recuerdos esta sala. -Susurró sonriendo, ella se volvió
interesada. -Un castigo.
-Les ponían muchos según recuerdo…no se caracterizaban Harry y tú por ser
muy legales… -Susurró divertida, en aquel momento dieron vuelta en un pasillo, algo
estalló de golpe, empapándolos en algo pegajoso y acuoso, las carcajadas consecuentes
los hicieron emitir al mismo tiempo:
-Peeves. -El pequeño infame salió huyendo, Ron se volvió a vera Eurídice
quitándose lo que fuera que había empapado a los dos. -…parece que es…
-Jugo de calabaza. -Contestó mientras miraba el suelo empapado. -Habrá que
limpiar. -Dijo levantando la varita.
-Parece mentira que estando tan viejo siga con estos juegos. -Dijo Ron mientras
daba un paso, resbaló. -Ah… -Se tambaleó, Eurídice lo sostuvo por la espalda, pero
patinó en un charco y sin querer cayó de espaldas jalándolo. -…Merlín.
-¡Ah! -Dijo dolorida por el golpe del codo de Ron casi incrustado en su
abdomen.
-Perdón. -Susurró el pelirrojo levantando la cara y poniéndose de rodillas medio
cuerpo sobre ella, que lo miraba, con la luz de la luna iluminándole la cara, de una forma
tal, que no pudo evitar sonreír y tocarle suavemente la mejilla.
-Qué curioso… -Comentó sin darse cuenta. -…en mis días de Colegio habría
matado por esto. -Ron se sonrojó y ella sintió pena. -Yo…lo siento…fui muy torpe. -Dijo
levantándose.
-Descuida. -Murmuró el pelirrojo y los dos limpiaron en silencio, volvieron a sus
puestos y no dijeron nada más; dos días después Hermione les dio una misión en la
costa, un trabajo hecho casi para los dos.

-Imposible… -Dijo sin saber qué más decir. -…ella me lo dijo en sus
sueños…me lo dijo mientras dormía.
-¡Qué romántico! -Exclamó Amycus burlonamente, Hermione sintió un dejo de
vergüenza.
-Por supuesto que sí…ella estaba dormida por culpa de Bella ¿no? -Preguntó
Voldemort. -Y usted me ha dado el mejor regalo que pudo darme… -Añadió sonriendo. -
…gracias a su astucia, valore inteligencia, el cuerpo de Potteres mío.
-Carajo. -Draco intentó acercarse pero la punta de la varita de Amycus se le
clavó en la yugular.
-¡Miente! -Exclamó alterada, asustada a más no poder, Harry con la frente
perlada en sudor se sacudió y Hermione lo miró horrorizada. -¡Oh Dios!...Harry…Harry
perdóname…perdóname… -Dijo mientras las lágrimas le escurrían por las mejillas
pálidas.
-Ya ni siquiera puede escucharla…es momento de que yo actúe. -Voldemort
sonrió, apuntó al cuerpo de Harry con la punta de la varita y carcajeó. -Vea como lo que
se supone debía impedir, se vuelve posible.

384
-Ginny… -Exclamó Harry con un raro sabor metálico en la boca, ¿era en verdad
a esto a lo que se refería Eurídice cuando le pidió que dejara a Hermione actuar?, no
tenía idea de lo que pasaba, sólo sabía que tenía una daga en el pecho y que yacía en
brazos de su agresora, Hermione, su amiga, su hermana.
-¡No! -Gritó Ginny mientras Dolohov le ponía un pie sobre la espalda para fijarla
al suelo helado.
-No lo entiendo…¿porqué?... -Hermione se volvía loca de dolor, no entendía por
que Voldemort estaba tan contento. -…se suponía que este era el remedio…
-Se equivoca, yo no puedo invadir esa carne por que es la carne de Lily
Potter…por eso no podía tomar el cuerpo de Harry así como así, de haber podido, ¿cree
que hubiera tomado el cuerpo de Longbottom?…puedo tocarle e incluso matarle, pero de
eso a apoderarme de su cuerpo…eso era imposible… -Exclamó sonriendo, Hermione
estaba azorada, Harry entre sus brazos moría lentamente. -…pero, ya que usted ha
herido esa carne, puedo invadirla como un virus…yo puedo tomar el cuerpo que una
mano amiga hirió… -Exclamó triunfal, con un movimiento de varita comenzó a levantar el
cuerpo de Harry que ya no podía siquiera mover un dedo.
-Estúpida. -Carcajeó Alecto mirando a Dolohov que casi se podría decir tenía la
boca abierta de la impresión.
-Hermione… -Susurró Harry sin comprender, se sentía extrañamente
adormilado, como si le mecieran para hacerlo entrar en un sueño profundo, sentía frío, frío
en todo el cuerpo. -…Ginny…
-¡Harry! -Gritó Ginny desesperada. -¡Maldita seas Hermione! -Gritó en un
arranque de ira, rabiosa de pensar que todo era culpa de su mejor amiga. -¡Maldito seas
Voldemort! -Dijo conciente de que la anterior había sido una agresión innecesaria.
mintieron, -No…Eurídice
alguien le mintió
no ame ya mi… -ExclamónoHermione
ellamentiría…Eurídice desesperada,
debe haber sabido esto…nos
mirando a

Draco que se limitaba a apretar las mandíbulas lleno de ira.


-Se equivoca… -Susurró Voldemort haciendo girar el cuerpo de Harry. -…ella lo
sabía perfectamente. -Una estocada final, Hermione estaba tan confusa que no pudo
pelear, no le quedó más que ver como aquel cuerpo se deshacía, mientras el de Harry se
contraía horriblemente en gritos de dolor y desesperación, el cuerpo de Avery se deshizo
como polvo lentamente, mientras Harry palidecía y se contraía de dolor.
-No… -Dijo Harry mientras veía esos ojos rojos acercarse a los suyos, pegarse
a su cuerpo, y sentía como si le estuvieran raspando cada milímetro de piel, el dolor era
tal que contuvo un gemido. -…no… -Dijo con la poca voz que le quedaba en la garganta,
oyendo a Ginny que a lo lejos le llamaba, tuvo un estremecimiento, como cuando se tiene
un escalofrío y todos los bellos del cuerpo se alteran. -…no… -Repitió agotado, golpeando
con sus manos o lo que fuera que podía mover aquello que lo invadía lentamente, lo
siguiente fue frío, un frío espantoso como el del hielo que lo almacenó tanto, luego negro,
luego nada.

-Profesor… -Dijo entrando con rapidez en la habitación, Snape se volvió a verla


algo contrariado, ella respiraba agitada, pero sonriendo. -…lo han encontrado.
-¿Qué ha dicho? -Preguntó Snape mirándola fijamente, ella sonrió como si
estuviera diciéndole que eran libres.
-Encontraron a Harry en el lago…Hermione y Luna lo hallaron y le han llevado a
San Mungo. -Dijo sonriendo, Snape le dio la espalda para ocultar la sonrisa que se dibujó
en sus labios.
-¿Lo están resguardando? -Preguntó alterado, se empezó a mover, ella le
seguía con la mirada, igual de nerviosa.
-Sí…Ron y Neville ya han ido y…

385
-No es suficiente… -Espetó Snape mirándola con dureza, ella asintió, estaba
radiante. -…¿porqué le alegra tanto?
-Significa que al fin ocurrirá todo…seré libre. -Dijo contenta, él no dijo nada, se
puso su túnica y se dispuso a salir.
-Vaya al Colegio, hable con Dumbledore…es momento de que él le de sus
últimas indicaciones. -Ordenó secamente, ella asintió sin dejar de sonreír. -Quite esa
sonrisa de sus labios…cuando conozca su misión, va a lamentar que Potter haya vuelto. -
Aseguró saliendo y cerrando con fuerza, ella se confundió un poco pero no le dio
importancia, usó su polvos flú para llegar a Hogsmeade, de ahí fue caminando (corriendo)
hacia el Colegio; Filch la dejó entrar sin decir nada, era un auror, no había porqué
sospechar, corrió por el pasillo, ignorando a los alumnos, ignorando a la gata que le
maulló furiosa cuando la golpeó al dar vuelta en un pasillo, llegó a la gárgola y sonriente
dijo. -Lunetas. -Aquella enorme mole giró, entró corriendo y una vez dentro llamó al
cuadro. -Profesor…
-Eurídice, ¿a qué debo la visita? -Preguntó sonriendo, con unas hojas en las
manos, ella sonrió más que antes y le murmuró entre sonrisas.
-Él ha vuelto…lo encontraron hace un rato en el lago negro…lo han sacado… -
Guardó un instante de silencio mientras el profesor se sentaba a tomar un respiro por la
noticia. -…Harry está a salvo. -Afirmó sonriendo, luego sentándose en el suelo ante el
cuadro le dijo. -Dígame lo que voy a hacer…¿qué es lo que tengo que decirle a
Harry?...¿qué es lo que tengo que hacer?... -Él no le dijo nada de inmediato, con los ojos
clavados en la mesa que tenía delante, ella estaba radiante. -…déme las ordenes, he
esperado 5 años profesor…haciendo todo lo que usted me pidió…¿qué tengo que hacer
ahora?
-Lo que te toca hacer ahora es…complejo. -Susurró ajustándose las gafas.
-¿Más complejo que estar con Draco mientras amo a Ron?...¿más que ser de
los dos bandos? -Dijo llena de una rara hilaridad. -Vamos profesor, eso ya es imposible.
-Tienes que pedirle a Hermione que apuñale a Harry. -Exclamó, Eurídice se
quedó helada sin saber qué contestar.
-Apuñalarlo…¿para qué? -Interrogó todavía con la esperanza de que no fuera lo
que sospechaba.
-Para que Voldemort pueda entrar en su cuerpo. -Contestó secamente, ella
sintió que se le paralizaba el cuerpo.
-¿Qué ha dicho? -Preguntó sorprendida, sintiendo un extraño dejo de pavor que
nunca había sentido. -Está bromeando. -Dijo sonriendo irónica, como si con ello todo se
volviera chiste.
-No, no es broma…Voldemort debe apoderarse del cuerpo de Harry. -Murmuró
con las gafas en las manos, la frente arrugada por la angustia.
-Pero… -Alterada golpeó el suelo. -…¿no es suficiente ya con serla traidora
más grande de la historia, para que ahora me pida eso? -Furiosa, con los colmillos
alargados y los ojos verdes de rabia se volvió a verlo. -¡No lo haré!...¡Usted está loco! -
Gritó apuntándolo con un dedo acusador.
-¿Quieres que Harry y todos tengan vida? -Preguntó seriamente, ella lo miró
incrédula. -Tienes que hacerlo.
-Pero… -Empezó sin comprender.
-Le explicaré… -Comenzó, ella se volvió a mirarlo, aquello valía la pena ser
escuchado.

386
Destino
-¿Qué ocurre Albus? -Preguntó Minerva al notar que se ponía de pie consternado, como
si escuchara algo.
-Ha ocurrido…Hagen… -Se volvió al chico que le miró ansioso por recibir
órdenes. -…corra, vaya a su casa, saque de ahí a Hermione, Draco y Ginny…de prisa. -
Hagen asintió, se disponía a desaparecer, cuando Pansy le tomó la mano.
-Voy contigo. -Susurró, él quiso dejarla, pero McGonagall asintió como si le
pidiera que la llevara.
-Está bien. -La sujetó con fuerza y salieron del Colegio y desaparecieron,
cuando abrieron los ojos, una ventisca les golpeó, la cabaña estaba destruida, miraron a
su alrededor, buscando alguna señal de vida. -Pansy, revisa las habitaciones. -No había
dicho ni media palabra cuando escuchó el llanto de un animal, corrió a las habitaciones,
encontró entonces en la cocina, en un rincón sobre unas mantas, un lobo.
-Eurídice… -Dijo Pansy a su espalda, Hagen se inclinó junto al animal y le
acarició la cabeza, el lobo le lamió la mano en agradecimiento.
-Hermana…te has dividido… -Susurró, luego con un movimiento de varita hizo
desaparecer al lobo. -…le he enviado a un sitio seguro… -Hagen miró a Pansy que
asintió, en eso estaban cuando el cielo estalló en rojo y negro, una terrible energía densa
y pesada como el plomo les llegó en un segundo.
-¡¿Qué es esto?! -Pansy se sujetó de Hagen con fuerza, era tan pesada esa
atmósfera de maldad que apenas podía sostenerse sobre sus pies.
-No lo sé…pero…debemos seguirla…vamos Pansy… -Hagen echó a andar
cuesta abajo, siguiendo aquella enorme luz negra que golpeaba las nubes haciéndolas
girar como un tornado en algún punto del bosque, Pansy le sujetaba la mano con una
fuerza desesperada, un miedo la invadía sin poderlo evitar. -…cálmate, yo estoy contigo. -
Le dijo al llegar al primer claro del bosque y distinguir que estaban ya muy cerca.

387
-Es lo que me lamento. -Dijo ella sin querer, como una idea que simplemente le
había brotado de los labios, Hagen suspiró fuertemente y entonces lo vieron, Draco,
Dolohov y Amycus les daban la espalda, mientras Ginny atada de pies y manos lloraba
tirada en el suelo, Hermione algo más allá, derribada y manchada de sangre miraba con
la misma sorpresa de Alecto a su espalda, ahí ante los ojos de todos, un cuerpo, elevado
unos centímetros sobre el suelo, con los brazos extendidos, convulso y pálido emitía por
la boca y los ojos aquella espesa luz negra y roja que lo invadía todo. -¡Merlín! -Pansy se
aferró con fuerza de Hagen que no podía hacer otra cosa que abrir la boca de sorpresa.
-¡Mierda! -Dijo sin pensar, Draco escuchó y se volvió a verlos, estaba tan pálido
que a Pansy le pareció que moría.

-Ven gatito, gatito… -Decía sonriendo, dando un paso por cada minuto que
pasaba, con los ojos llenos de una hilaridad enfermiza, sus tacones sonaban
escalofriantes en la mansión, su risa contenida golpeaba cada muro, mientras Ron se
deshacía en ahogos, pensando alguna forma de salir. -…vamos gatito…ven, ven…¿para
qué postergas más lo que seguramente pasará de todas formas? -Preguntó deteniéndose
placidamente en medio del pasillo, podía ver la sombra de Ron en el suelo, podía incluso
escuchar a Arthur que balbuceaba conversando con su padre.
-¿Para qué se detiene?... -Preguntó Ron con la garganta seca, rezando por que
alguien viniera a ayudarle; hacía cuentas en su mente, el hechizo de Alecto debía durar
una hora más o menos, habían pasado 15 minutos apenas. -…venga por mi si tanto le
intereso. -Dijo sofocado, se mareaba, pese a las pociones de su madre no se sentía bien,
la debilidad no lo abandonaba y cargar a Arthur empeoraba las cosas.
-Te sientes irresistible Weasley… -Carcajeó sonriendo, se puso a limpiarse las
uñas con la punta de su varita, mientras claramente escuchaba a Ron rabiar, sonriente
estiró el brazo para verse los dedos mejor, en un intento absurdo por postergar el
asesinato que ya casi podía ver. -…pero te tengo una sorpresa, a mi no me interesa
meterme contigo…no caigo tan bajo…y no estoy tan necesitada…
-Qué alegría…de todas las mujeres del mundo, creo que es usted la más
repulsiva de todas…no sé siquiera cómo Rodolphus se casó con semejante escoria. -
Exclamó altanero, una explosión lo hizo encogerse sobre Arthur y levantar la varita, el
pequeño dio de pucheros y él sintió cada trozo del librero caerle encima, estaba
sorprendido, aquello era espantoso, pudo haberle tirado a él y haberlo matado con el niño
en brazos, esa mujer simplemente no tenía corazón.
-¡Te prohíbo mencionar el nombre de Rodolphus!... -Exclamó Bella acercándose
a él amenazadoramente, llena de una rabia sobre natural, que iba muy por encima de lo
que había sentido antes, la hilaridad se había ido, ya nada era gracioso. -…¡ese nombre
te está prohibido Weasley!
-¡Demonios!...¡Bombarda! -Hizo estallar el muro frente a él, produciendo
suficiente polvo y estruendo para entretener un poco a Bella, se levantó y echó a correr
hacia el único punto que le quedaba cerca para esconderse, el jardín; al entrar dio de
frente con una belleza natural que antes no había visto en esa casa, ni cuando se ocultó
con los demás, ni cuando había visitado alguna vez a Eurídice antes, los cerezos estaban
en flor y Arthur emocionado, tendió sus bracitos hacia el rosa intenso que poblaba el
techo del jardín. -Ahora no hijo…ya luego te dejaré jugar con esas flores. -Dijo mientras
buscaba donde ocultarse, con Bella pisándole los talones. -Aunque ahora que lo
pienso…un hombre Weasley no juega con flores… -Dijo en un susurro divertido y la
respuesta fue un pellizco potente en el brazo, al volverse a ver de reojo, notó que su hijo
poseía algo que no había visto en los otros tres. -…tienes garras. -Emitió sonriendo,
Arthur le miró sin comprender, como antes, y él se ocultó bajo una mesa poblada de
belladona.

388
-Ah… -Se vino abajo y él sin saber qué más hacer se detuvo en el viaje, los dos
se detuvieron en medio del camino a la Mansión Greyback, se le ocurrió ayudarla a
levantarse, pero lo pensó mejor y conservó su apariencia fría de siempre, ella respiró
pesadamente y se derrumbó.
-¿Qué ocurre? -Preguntó secamente, mirándola que se iba de boca sobre el
suelo, sofocada, él frunció el ceño y haciendo de tripas corazón la dejó a su suerte.
-Lo ha…lo ha poseído… -Dijo entrecortada jalando aire a bocanadas con la cara
pegada al suelo polvoso, Snape no hizo por levantarla ni ayudarle de forma alguna, por el
contrario, se llevó las manos a la cabeza y dio una vuelta como si buscara donde enfocar
su mente. -…tengo que ira hablar con Harry…necesito hablarle…
-¡Está loca! -Exclamó furioso, la tomó por el brazo haciéndola levantarse,
estaba sonrojada. -¡No puede hacer eso!...es tirarse directo a las fauces del lobo. -Emitió
entrecortado, ella con la respiración pesada no podía mirarlo fijamente, ocupada en
distinguir sombras entre sus sueños despierta.
-Tengo que hablarle…necesito ayudarlo en este momento, calmar su
desesperación. -Argumentó acalorada, él negó furioso pero ella no entendía.
-¿Y su hijo? -Preguntó sonriente, ella frunció el ceño y miró al suelo. -¿Qué
pasará con Ron y su hijo? -Sonrió como si con ello le diera a entender que no eran su
asunto y que él no le ayudaría, ella soltó un sollozo.
-Por favor…vaya…ayúdeles… -Suplicó desesperada, él le negó su mirada. -
…por favor…sálvelos al menos hasta que yo vuelva…se lo imploro. -Dijo poniéndose de
rodillas con los ojos anegados en llanto.
-¡Es una idiota! -Gritó furioso tirándola al suelo, ella se echó a llorar,
debatiéndose entre el bienestar de Ron y Arthur y la seguridad de todos. -¡Se ha creído
las patrañas bondadosas de Dumbledore! -Le espetó en la cara, desesperado la tomó por
los brazos y la hizo mirarle. -¡Vea de lo que me ha servido a mi!
-¿No le es suficiente haberla amado? -Preguntó dolorida, él le miró con los ojos
desorbitados. -Usted la amó a su modo…la salvó a su modo y le mostró su amor igual… -
Él la soltó y ella volvió la cara al suelo. -…déjeme amar a los míos a mi modo. -Pidió entre
sollozos que la hicieron temblar, él se volvió dando un gruñido, se limitó a patear el suelo.
-Lárguese…haga lo que tiene qué hacer…yo me hago cargo de Bellatrix…pero
no le prometo salvarlos. -Dijo en un susurro mientras echaba a andar hacia la casa
cercana, con su enorme túnica moviéndose a su ritmo; ella suspiró sonoramente y se
sentó en el suelo, cerró los ojos y se concentró en llegar a un chico de ojos verdes, luchó
unos segundos para romper toda la energía negativa que lo rodeaba, con la ropa hecha
jirones entró en aquel torbellino verde y rojo, pasando por el negro absoluto, había una
burbuja de energía densa, la empujó con sus manos descubiertas provocándose cortes
profundos en la realidad, sus mejillas se rasgaron con el viento, pero empujó y al fin la
atravesó y pudo verlo solo entre la penumbra.

-Pero…¿qué diantres es eso? -Fred miraba por la ventana sorprendido, el cielo


parecía girar en torno a algo a lo lejos, una serie de tonalidades rojizas y negras lo
hicieron tragar saliva con miedo.
-Sea lo que sea no es bueno. -Susurró Bill a su espalda, Fleur miraba mientras
en sus manos su pequeña dormía. -No te preocupes… -Le susurró sonriendo, ella le besó
tiernamente, luego se quedaron callados mirando a Victorie.
-Voy por Katie. -Dijo George al tiempo que andaba hacia su madre. -No quiero
que esté lejos…la quiero conmigo.

389
-Sí…mejor todos juntos, Fred… -Llamó Molly aún con los ojos clavados en el
reloj de pared. -…haz lo mismo, trae a Angelina. -Susurró, el chico asintió y George y él
salieron de la casa, un ¡plop! anunció que habían partido.
-No creo que sea buena idea. -Susurró Tonks mirando a la ventana, aquello no
le parecía una buena señal. -Si estamos todos aquí metidos, somos presas fáciles,
tenemos que movernos.
-No nos moveremos…quedémonos. -Susurró Fleur compungida, Bill notó en su
voz que estaba muy asustada.
-Quizá no sea buena idea…pero…es mejor que estemos todos juntos. -Dijo
Molly. -Quisiera tener ahora aquí a todos…si pudiera los traería a todos hacia mi. -Un
¡plop los hizo levantar las varitas, un grito los asustó y el llanto de dos niños los hizo
recobrar la esperanza.
-¡Auxilio! -Gritó Drepell desesperado, Bill corrió a ayudarlo con Ana que casi se
le caía al suelo. -Mi señorita…¡mi señorita!...la he dejado, no he podido cumplir su
orden…ella dijo…ella dijo… -Sangraba a chorros, Tonks lo miraba fijamente. -…Drepell
debe volver…tiene que ir por ella y el bebé…
-Respira Drepell, tranquilo… -Dijo mientras le detenía la hemorragia. -…ya
estás a salvo.
-Ana…Albert. -Molly corrió a verlos mientras Tonks y Fleur tomaban al elfo para
sanarlo.
-¿Quién te hizo esto? -Preguntó Tonks deteniendo con fuerza su pobre
cuerpecito, parecía dispuesto a volver.
-Bellatrix…Bellatrix… -Dijo sofocado por el dolor, Molly cargó a los dos niños y
los revisó desesperada.
-¡Oh gracias Drepell! -Gritó mientras las lágrimas se le venían, desesperada por
tener al menos a sus nietos.
-¿Dónde están Ron y Eurídice? -Preguntó Bill alarmado, Fleur a su lado levantó
la cara para mirar.
-¿Dónde está Arthur? -Preguntó Molly exasperada al caer en la cuenta de que
la faltaba un nieto.
- Se han quedado…Drepell no ha podido hacer nada…Drepell es un inútil. -Dijo
lloroso y desencajado. -Drepell es un tonto. -Lloró desconsolado con sus manitas
cubriéndose los ojos.
-Tranquilo…no hag sigdo tu culpa…no podías haceg nada contra Bella…es un
monstruo. -Susurró la francesa mientras sacaba del bolsillo de su delantal un pañuelo
para atarle la oreja al elfo.
-Mi ama…mi ama… -Sollozó desesperado, Molly se concentró en arrullar a los
dos niños, Ana miraba fijamente a Drepell como si ansiara tocarlo.

-Es muy simple, supongo que ahora lo entiende. -Dijo mirándola que pálida y
devastada por la verdad se sentaba a ordenar sus ideas. -Tiene que hacerlo.
-Ginny no lo soportará…Hermione no puede hacerlo…simplemente es una total
y absoluta locura… -Desconsolada se mordía los dedos desesperada. -…¿Porqué no
decirles todo y dejarnos de mentiras?
-Por que si se los dice tal cual acabo de decírselo…no le van a creer. -Exclamó
seriamente.
-¡Qué novedad!...yo tampoco le creo. -Contestó ella sonriendo irónica.
-Hable con la señorita Weasley…ella esconde un secreto que tiene que ver con
todo esto. -Dio la espalda a la joven y se dirigió al fondo de su cuadro.
-Conozco ese secreto. -Dijo ella suavemente. -Ahora comprendo todo. -Respiró
profundamente, las cosas parecían aclararse un poco.

390
-Exacto…usted tiene que decir a Hermione que apuñale a Harry…luego cuando
el cuerpo de Harry sea poseído por Voldemort, usted tiene que hacerlo confiar, al menos
porunas horas…déle tiempo a Ginny de actuar, sólo eso se necesita…que ella actúe. -
Susurró seguro de lo que decía, ella sonrió y se puso de pie.
-No sé si estoy haciendo lo correcto, tampoco si su plan es el mejor…pero ya
que es mi única opción… -Se dirigió a la puerta. -…la tomaré por única verdad.
-Suerte, Eurídice…no pierda la fe. -Murmuró sonriendo para darle valor, ella
asintió y salió de allí, camino a San Mungo, donde todos se debatían por que Harry
estaba en el mismo piso que un grupo de mortífagos heridos.

Respiró por primera vez con unos pulmones tan suyos como lo pudieron ser los
de su antiguo cuerpo, abrió los ojos como si fueran las persianas de una nueva
habitación, sonrió con la misma altivez que alguna vez había demostrado al entrar en
Hogwarts, dio un paso al frente y se sintió completo; ¡Claro que lo estaba! Éste era su
cuerpo, el cuerpo en el que él había depositado un trozo suyo hacía tanto, un trozo que él
mismo había matado por error pero que hecho cenizas aún habitaba en aquel cuerpo, en
el cuerpo del único que podría vencerlo, el cuerpo del único que podría derrotarle.
Tragó saliva para confirmar que estaba vivo, sintió el dolor en el pecho de la
herida hecha por la asquerosa sangre sucia y sonrió, se llevó la mano al pecho y sacó la
daga para dejar que la herida cerrara, la exclamación de sorpresa venida de labios de
Alecto no pudo causarle más placer.
-¡No! -Gritó la voz chillona e insoportable de la pequeña Weasley, se volvió a
verla y ella le sostuvo la mirada retadora y altanera, pero en el fondo con tanto amor que
hasta sintió lástima. -Harry. -Dijo casi en un susurro dolorido.
-¡Imposible! -Granger se quejaba, lo negaba como si con ello dejara de ser
palpable, él se volvió a mirarla y abrió la boca con alegría para pronunciar con aquella voz
que aborrecía pero que ahora era tan suya como sus ideas.
-He vuelto. -Dijo profundamente, Draco le miró fijamente y en sus ojos grises vio
el fruto de su trabajo, vio el rostro de Potter con las mejillas adelgazadas, los ojos verdes
nulos ante el poder de sus pupilas rojas, él era Potter, él era ahora y sin remedio, el niño
que vivió.

Miró entre la penumbra dentro de la esfera, sosteniéndose el hombro como si


temiera que se le fuera a desprender el brazo, buscó entre las sombras algo que le dijera
que era él en verdad a quien había visto al entrar, entonces lo distinguió, estaba sentado
con las rodillas pegadas al pecho, las manos en las sienes, debía tener once años, la ropa
le quedaba enorme y su cabello rebelde en la nuca era la clara muestra de que era él.
-Harry… -Susurró acercándose, pero él sollozó y todo a su alrededor se volvió
violento y veloz, el viento la empujaba fuera de la esfera, no podía dejarlo sólo e intentó
aferrarse a su posición echando el cuerpo adelante. -…Harry soy Eurídice.
-¡Vete! -Gritó desconsolado y el golpe fue tal, que casi la hace perder el
equilibrio, un corte profundo le atravesó el costado y se dobló de lado para aguantar el
dolor.
-Por favor Harry…déjame hablarte. -Pidió dulcemente caminando hacia él, pero
el niño no dejaba de apretarse la cabeza con fuerza entre sollozos desesperados; ella se
inclinó a su lado, casi hasta rozarle la cabeza poblada de bello cabello negro. -Soy
Eurídice…recuerdas. -Dijo pasándole dulcemente el dedo índice por la cicatriz, como
aquella tarde en la Mansión Black, ante el árbol genealógico de Sirius.
-Tú…tú… -Levantó la cara y le miró a los ojos, sus ojos enrojecidos por el llanto
lucían tremendamente verdes, pero la mirada estaba cargada de un odio desesperado. -
…tú le mentiste a Hermione…tú le mentiste y ella sufre…Ginny sufre por tu culpa. -Dijo

391
mirándola con tal ira que Eurídice retrocedió inconscientemente, en cuanto dio un paso
atrás el suelo bajo sus pies se volvió de agua, cayó, cayó en ella de un golpe, intentó
flotar pero no podía, se hundía rápidamente y lo único que podía hacer era tender su
mano hacia el niño que seguía mirándola entre lagrimones, dispuesto a dejarla morir por
traidora.
-Harry…¡Harry! -Clamó desesperada, tendiéndole una mano que él no iba a
tomar bajo ninguna circunstancia.
-Tú mentiste…la engañaste pese a que es tu amiga…no te entiendo… -Dijo
sobrecogido por el miedo a dejarla morir, por que pese a todo él no era malo, nunca lo
había sido.
-Por favor…Harry…dame la mano…no he querido mentir…he tenido que
hacerlo… -Se excusó desesperada, si se ahogaba precisamente en el sueño de alguien
como Harry moriría, estaba totalmente segura de ello. -…¡Dumbledore me pidió que lo
hiciera! -Gritó justo antes de sumergirse por completo, su mano emanaba apenas un poco
sobre el agua, cuando un par de manos pequeñas la sostuvieron para que no se ahogara,
cerró los ojos y puso todo su esfuerzo en salir ayudada por Harry que la miraba todavía
asustado, pero convencido de que si Dumbledore la había enviado era por algo.

-Harry… -Susurró todavía sin poder creer lo que veía, realmente el que estaba
ante ella no era Harry, realmente esos ojos no eran más de aquel color verde que
recordaba, no, eran ahora rojos, de un rojo oscuro, brillante y desagradable, intentó
ponerse en pie para acercarse a él, pero el chico ya se había vuelto a verla.
-He vuelto. -Dijo como si fuera suficiente sentencia para que todos se inclinaran
ante su presencia.
-¡Mentira! -Gritó Ginny exasperada.
-Señor…señor…es, realmente es usted. -Dijo Alecto dando un paso hacia él,
haciendo aparecer entre sus manos una túnica negra perfecta que de inmediato entregó a
Harry, que sonriendo se la echó encima, se llevó las manos a la cabeza y se peinó el pelo
hacia atrás, mirando al frente sin las gafas, con los ojos totalmente ajenos a ese cuerpo.
-Lo soy…y es momento de que todos sepan de mi poder y mi majestad. -
Declaró rudamente, ignorando a Draco que miraba sorprendido, a Pansy y Hagen que
permanecían alejados pero a la vista perfectamente.
-¡No se lo voy a permitir! -Grito Hermione levantando la varita, envalentonada
en un intento de rescate de su amigo, en una última bocanada por ganar algo de honor. -
¡Desmaius! -El hechizo lo golpeó, pero a él no le pasó nada en lo más mínimo, atontada
por la sorpresa se vino al suelo de rodillas, embargada por una verdad arrolladora. -No le
he hecho daño. -Dijo al tiempo que se tiraba sobre el suelo a mirar la nieve.
-Hermione… -Llamó Draco queriendo acercarse, al momento Amycus lo derribó
de un golpe en el estómago, de rodillas con los ojos llenos de lágrimas intentó moverse
hacia ella.
-Harry…mírame Harry… -Clamó Ginny desde el suelo, pero al que ella llamaba
le daba risa el oírla y simplemente le ignoraba. -…mírame por favor…¡ese no eres
tú!...¡maldito Voldemort hijo de perra! -Gritó acalorada y desesperada por llamar aunque
fuera un poco de su atención.
-¡Avada Ked… -Comenzó Amycus apuntando a la pelirroja, Hagen levantó la
varita dispuesto a intervenir y Pansy se llevó la mano al bolsillo cuando la mano de Harry
detuvo al mortífago con un movimiento tajante.
-No… -Exclamó, Ginny se llenó de emoción, era Harry, él la protegía, regresó la
mano a su cuerpo y se acomodó la túnica para echar a andar. -…no gastes energía
Amycus…vamos, el frío y la conmoción ya les son suficiente tortura. -Dijo con la voz
helada, Ginny al escucharlo dejó caer su cabeza en la fría nieve; Harry, Amycus, Alecto y

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Dolohov se alejaron ignorando a todos, Hermione se llevó las manos al rostro y se puso a
llorar, Ginny miraba el cielo orando por que el sol le quitara lo que le quedaba de vida de
un solo golpe.

-Él te pidió que nos mintieras…¿verdad? -Preguntó el niño con una sonrisa
tímida, ella empapada y adolorida le sostuvo la mirada respirando con fuerza.
-Sí…fue él quien me pidió que mintiera…ha sido por una buena razón. -
Contestó mirando al suelo, tratando de recuperar el aire que había perdido.
-¿Cuál es esa razón? -Preguntó él interesado, ella le tomó la mano y le sonrió.
-Que tú y todos vivan. -Susurró sonriendo tiernamente, él se sorprendió y echó
el cuerpo atrás asustado.
-Pero…¿cómo una mentira me va a hacer vivir? -Interrogó seriamente, de
pronto fue como si creciera, ya no era más el niño de 11 años que había visto antes,
parecía tener ahora 15, el cabello largo y los ojos vivaces tras las gafas.
-Voldemort tenía que tomar tu cuerpo para ser humano…antes corríamos el
riesgo de que huyera tomando otro cuerpo al momento de matarle…dentro de tu cuerpo
es totalmente mortal…es vulnerable. -Susurró suavemente tomándole la mano con fuerza.
-Pero…parece ser muy poderoso, Hermione no ha podido dañarle. -Refirió él
compungido y serio.
-Lo sé…es que no es cualquiera el que puede matarle…sólo una persona
puede hacerlo. -Dijo ella tomándole la cara con sus dos manos, no era más el joven de
15, lucía mayor, 20 años, sonriente, alegre, casi normal.
-Dime quién…dime quién es esa persona. -Pidió él desesperado, mirándola
ansioso por una respuesta.
-Ella es… -Sonriente se disponía a darle el nombre cuando una mano la tomó
por el cuello y la levantó del suelo, Voldemort tal cual Harry le recordaba la amenazaba
mirándola a los ojos.
-¡Calla! -Gritó encolerizado, Eurídice tembló de pies a cabeza, intentó
sostenerle la mano para que no la matara, pero él era muy fuerte y ella estaba exhausta. -
¡No digas más maldita!...¡Esa esperanza que tienen tú y el viejo es una
farsa!...nadie…¡óyelo bien! -Gritó sacudiéndola y mirándola con una enorme sonrisa. -
¡Nadie puede detenerme ahora!
-¡Eurídice! -Gritó Harry sin saber qué hacer, ella se ahogaba, él repasaba todo
en su mente intentando encontrar una forma de ayudarla, ella se ponía roja.
-¡No! -Dijo entre el ahogo de saberse presa de el-que-no-debe-ser-nombrado,
intentó luchar pero no podía, el problema es que si moría ahí, no podría volver a ayudar a
Ron. -¡Suélteme!...basta…¡Ron! -Dijo, Harry entendió que ella necesitaba ir a otro lugar,
se tiró con todas sus fuerzas sobre las piernas de Voldemort, haciendo que la soltara.
-¡Vete! -Gritó el chico de gafas mirándola que en el suelo intentaba volverse a
él. -Prometo que no me vencerá…confío en ti…creo en ti. -Dijo sonriendo, ella asintió
cerró los ojos y se entregó al sueño para despertar. -Voy a esperar a esa persona…voy a
esperar. -Concluyó sonriéndole, mientras se debatía en la lucha contra Voldemort.
-Tonto…¿crees que de algo te ha servido? -Voldemort carcajeó mientras se
fundía en el suelo de agua lentamente con una sonrisa espantosa.
-Me es suficiente saber que no mintió…creo en ella tanto, como poco creen en
ti. -Exclamó envalentonado, no estaba solo, no si Eurídice y Dumbledore habían trabajado
juntos.
-Pues si tanto crees en ella, quizá deberías seguirla en ese sueño. -Sentenció
apuntándole con su varita, Harry logró saltar al suelo donde Eurídice casi se había
ahogado, se sumergió en esa agua y se puso a nadar, tenía que huir dentro de su mente

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lo más que pudiera, tenía que ir a donde él no pudiera encontrarlo, para luego volver y
poder tomar el control de su cuerpo cuando fuera necesario.

-¿A dónde van? -Preguntó Pansy mirando a los cuatro que se alejaban, Hagen
había corrido a soltar a Ginny.
-Creo saberlo… -Susurró Draco ayudando a Hermione a ponerse de pie, ella
pálida se volvió a mirar a Ginny, que se presionaba las muñecas, la pelirroja se volvió a
mirarla y se le acercó a grandes zancadas. -…Ginny…
-Espera… -Dijo Hagen, pero Pansy le hizo una mueca, debían dejar que la
pelirroja se desahogara.
-¡No se metan! -Ginny enfrentó a Hermione y sin darle ni siquiera tiempo a dar
una excusa le dio una bofetada tan dura que Hermione se vino al suelo con la mano en la
mejilla, miraba el blanco dividido por la línea roja de su sangre. -¡Estúpida!...¿Porqué?... -
Ginny se inclinó y tomó a Hermione por el cuello de la chaqueta para levantarla, Hermione
no podía decirle nada. -…¡carajo!...¡dime porqué! -Espetó fuera de sí misma.
-Ginny… -Draco quiso meterse pero Hagen lo detuvo, Pansy se acercó y tomó a
Hermione por los hombros.
-Lo siento Ginny…de haberlo sabido…yo… -Comenzó la castaña con los ojos
anegados de llanto, no por la bofetada, no por sus palabras, la culpa la estaba corroyendo
igual que un ácido terrible desde dentro.
-Ginny…no ha sido cosa de Hermione. -Explicó Pansy sonriendo tristemente,
abrazando a Hermione que se soltó a llorar aferrada a ella, temblando presa de un dolor
moral espantoso, Ginny cayó en la cuenta de que la boca de Pansy estaba llena de
verdad.
-Cierto…sé quién fue. -Dijo sonriendo enloquecida por el dolor de ver al hombre
que amaba convertirse en aquel que casi se lo había arrebatado. -Tu hermana… -
Exclamó mirando a Hagen que le sostuvo la mirada fijamente. -…¿dónde está? -Interrogó
furiosa, rabiosa y sedienta de venganza.
-En mi casa…luchando contra Bella al lado de tu hermano… -Contestó él,
Draco le miró fijamente ¿se había vuelto loco?, Ginny iría en ese preciso momento a
deshacerse de Eurídice.
-Perfecto. -Dijo, se inclinó para levantar su varita, tomó de paso las gafas de
Harry que yacían en el suelo y sonrió. -Se las daré en cuanto lo vea y vuelva a ser mi
Harry…pero ahora…tengo un perro que matar. -Dijo secamente y dio unos pasos de
vuelta a la cabaña, Hermione al oír aquello tembló y Pansy la soltó para correr a alcanzar
a Ginny.
-¿Permitirás que termine con la vida de Eurídice? -Draco miró a Hagen presa de
la sorpresa.
-No…mi hermana no va a morir en manos de un Weasley…para cuando
lleguemos a la casa, mi hermana ya estará muerta. -Susurró él compungido, mirando a
Hermione que parecía absorta en sí misma, de cierto modo la entendía, él mismo
comprendía lo que iba a pasar ahora, era un peso moral demasiado grande.
-¡Espera!...no te lo voy a permitir…¡no le harás daño a Eurídice si no la
entiendes! -Pansy corrió para detenerla, pero no la alcanzó, se volvió a los demás y
desapareció siguiendo a Ginny luego de ver a Hagen.
-Vamos…mi hermana quiere que estemos ahí. -Sentenció Hagen mirando a
Draco. -Necesita publico para lo que va a pasar. -Dijo pasando al lado de Hermione, le
sonrió para calmarla, pero ella no entendía nada.
-Hermione… -El rubio la llamó lentamente, ella estaba en un estado extraño de
shock, en cuanto la tomó por los hombros se desvaneció víctima de un horrible desmayo,
tuvo que cargarla y siguiendo a Hagen, fueron a la Mansión Greyback.

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-Me dejaré de juegos idiotas y te cortaré de una buena vez por todas el cuello
de un tajo…¡maldito Weasley mal nacido! -Gritó Bella al entrar al jardín, apuntó con su
varita hacia una mesa de madera en la que había macetas con mandrágoras. -
¡Bombarda! -La mesa se hizo añicos y las plantas chillaron horriblemente, Ron intentó
contener el grito de susto de Arthur con su mano pero era tarde. -¡Ahí estás asquerosa
rata! -Dijó apuntando a la mesa de la belladona. -¡Carpe retractum! -Jaló la mesa contra el
muro a su lado, Ron quedó descubierto, con el niño en brazos, el golpe de la mesa contra
la pared hizo tambalear los cerezos que amenazaron con dejar caer sus flores.
-¡Se lo advierto! -Gritó Ron apuntándole con la varita y poniéndose de pie, con
el niño sujeto entre el brazo izquierdo, Bella sonreía divertida por que se atreviera a
amenazarla. -¡Primero me mata antes que entregarle a mi hijo!...y no se la voy a poner
fácil.
-¡Crees realmente que puedes contra mi! -Bella carcajeó sonoramente, Arthur
dio un sollozo y Ron con un pequeño jalón se lo reacomodó en el brazo, estaba débil aún
por la perdida de sangre, las pociones que le habían dado tardaban demasiado en hacer
efecto. -¡Desmaius!
-¡Protego! -Apenas logró evitar el hechizo, que desviado fue a golpear el fondo
del jardín, rompiendo en dos un árbol de ciruelas dirigibles, regalo del padre de Luna.
-Eres hábil Weasley…y veo que las pociones que te dieron para sanarte
comienzan a hacer efecto… -Bella se puso a caminar en círculo alrededor de Ron, que
apenas lograba dejar de tambalearse siguiéndola, Arthur se entretenía mirando a la mujer
fijamente. -…¿cuánto te va a durar la buena suerte? -Preguntó sonriendo, Arthur la imitó,
lo que dio una imagen de contraste en semejante momento.
-Lo que tenga que durar para proteger a mi hijo. -Susurró casi en un gruñido,
Bella levantó la varita y le apuntó.
-¡Diffindo! -Exclamó, Arthur miró el rayo impresionado abriendo la boca como si
quisiera decir algo.
-¡Expelliarmus! -Dijo Ron luego de que con un salto que lo hizo perder el
equilibrio evitara por muy poco el ataque, tirado en el suelo intentó desarmarla.
-¡Cave inimicum! -Una especie de escudo se formó delante de ella, Ron tragó
saliva, intentando levantarse, pero Arthur daba de patadas para tocar el suelo, lo que lo
hizo trastabillar. -¡Crucio!
-¡Ah! -Ron cayó al suelo atormentado por el dolor, Arthur cayó de su brazo,
tocando el suelo de sentón desde donde miraba fijamente el rostro contraído de su padre
con una atención enorme, Ron quiso darse vuelta para que no le mirara, pero Bella
acercándose se lo impidió deteniéndolo con la punta de su bota.
-Mira pequeño Arthur…mira a tu padre cómo sufre…¿ves cómo le duele? -
Preguntó acuclillándose junto al pequeño que sentado se presionaba las manitas mirando
fijamente al pelirrojo, con el ceño fruncido sin comprender lo que pasaba. -Esto Arthur, le
ocurre a los que van contra la sangre pura…sangre que corre por las venas de tu padre y
que corre por las tuyas… -Bella le acarició la cabeza al pequeño y lo obligó a mirar
cuando intentó volverse a ella con rostro dolorido. -…no, no…esta es la primer lección
que voy a darte…tienes que ver el dolor para que aprendas a disfrutar causarlo… -
Susurró mirándolo con una sonrisa tierna, Arthur endureció su cabeza para que no
pudiera hacerlo mirar, ella sonrió.
-¡Déjelo en paz! -Gritó Ron tan adolorido que soltó la varita y se retorció como
un gusano, impotente y avergonzado de ver los ojos azules de Arthur tan impresionados. -
¡Maldita!
-¿Oyes como tu padre me falta al respeto?… -Comentó apuntándole a Ron con
más fuerza. -…eso pequeño no se debe hacer…¡Crucio! -Ron saltó en el suelo como un

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salmón contra corriente y Arthur dio un grito de espanto y comenzó a llorar a todo pulmón,
Bella carcajeó y tomando la cabeza de Arthur con su mano abierta le obligó a mirar entre
los lagrimones que le brotaban. -Tienes que mirar…debes mirar…¡Mira! -Gritó absorbida
por una maldad excesiva.
-¡Depulso! -Bella se dobló por la espalda y fue a azotar contra el estante de las
escobas, donde quedó inmóvil, Ron pudo levantarse a medias y mirar a Arthur, lo tomó en
sus brazos e intentó consolarle, mientras unos pasos se le acercaban. -Llegué justo a
tiempo.
-Profesor Snape. -Ron le miró seriamente, perlada de sudor la frente y el labio
superior, abrazó al pequeño que se aferraba a su camisa y cerró los ojos. -Gracias. -Dijo
sinceramente, él profesor asintió con seriedad.
-No agradezca...vamos, antes que despierte. -Refirió ayudándolo a levantarse,
Ron asintió y trató de seguirle.
-¡No tan rápido Severus! -Gritó Bella que ya se había levantado, Snape tiró a
Ron lejos de sí y levantó la varita. -¡Everte Statum! -Apuntó a Severus que cayó al suelo
no sin antes atacarla.
-¡Expulso! -Una enorme maceta enviada por Snape fue directo a aplastar a
Bella, que la evitó dando un salto.
-Mi varita…¿dónde está mi varita? -Dijo Ron buscando en el suelo, entre los
pedazos de madera, barro y plantas que ya poblaban el piso del lugar; Arthur entre sus
brazos no dejaba de hacer pucheros.
-¡Inmóvilus! -Bella quiso detener a Severus de un solo golpe, pero él no se dejó
repeliendo el hechizo.
-¡Impedimenta! -Severus la miró fijamente, casi con una sonrisa helada.
-Sabía que eras un traidor…un idiota débil… -Exclamó mirándolo fijamente, él
asintió con orgullo, ella dejó escapar un grito. -…¡Maldito idiota!...te voy a quitar la sonrisa
de los labios Severus…voy a hacer que te arrepientas. -Dijo al tiempo que apuntaba con
su varita, Ron seguía en la lucha por localizar la suya, el llanto de Arthur incrementó.
-¡Vas a hacerme callar porque te lo ordenó tu señor! -Gritó para hacerla enojar,
necesitaba la ayuda de Ron para vencerla, de otra forma no podría lograrlo. -¡¿Harás lo
mismo que con Rodolphus?!
-¡No te atrevas Severus! -Gritó ella furiosa. -¡Diffindo! -Snape levantó apenas la
varita y con un movimiento rápido evitó el ataque, sonrió y siguió hablando.
-¡Pero por supuesto que me atreveré!...esa noche, antes de que fueras por él
para meterlo en esa caja… -Comenzó mirando de reojo a Weasley inclinado buscando
entre los escombros, con el niño llorando a voz en cuello. -…tu señor te dijo que
Rodolphus era débil…porque no había podido vencera Remus Lupin y a Moody… -
Continuó mirándola fijamente, ella se ponía lívida lentamente.
-¡Rodolphus era débil! -Gritó llena de rabia, levantó la varita y volvió a atacar
para hacerlo callar. -¡Depulso! -Snape salió disparado contra el muro a su espalda, ella
sonrió pensando que callaría e intentó ir hacia Ron, pero la voz de Snape volvió.
-Te ordenó que lo matarás en medio de la batalla…te ordenó que lo quitaras del
camino por que era un estorbo… -Dijo sonriendo, levantando la mirada tambaleante por el
golpe, con la cabeza sangrante, pero triunfal. -…te prometió que si lo matabas, tú serías
suya…
-¡Cállate! -Gritó enardecida, le apuntó directo al pecho y gritó llena de furia. -
¡Desmaius! -Snape se dobló como una hoja de papel, pero no dejó de hablar.
-Te engañó….nunca serás suya…nunca serás de nadie…por obedecerlo mataste
al amor de tu vida…y de qué te sirvió…sigues estando sola como yo. -Exclamó sonriendo,
mirándola con la boca llena de sangre producto de los golpes.

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-¡Bombarda! -Gritó Bella apuntándole al pecho, tan cerca que sólo lo peor se
podía esperar; el rayo le dio a Snape de lleno en el corazón, Ron alcanzó a ver como su
pecho estallaba cual globo y un gemido ahogado brotaba de sus labios.
-¡Profesor! -Gritó sin saber qué hacer. -¡Profesor Snape! -Abrazó con fuerza a
Arthur para que no mirara aquello.
-Bella mataste al único hombre que te amó… -Dijo con el último aliento de su
boca, ella temblaba de rabia y de dolor, por que era cierto y por que acababa de matar al
único que podía haber considerado amigo. -…al menos yo…protegí lo último que me
quedaba de ella, de algún modo… -Sonrió y miró al su alrededor, cerca alcanzó a
distinguir un cultivo de rosas rojas, rojas como aquel cabello, llenas de hojas verdes. -
…Lily… -Susurró y cayó muerto, Bella respiraba agitada mirándolo fijamente.
-Maldito seas…Severus Snape… -Dijo empapada en la sangre de su víctima, se
volvió a mirar a Ron, que sin varita no podía hacer nada, miró a su alrededor y distinguió
entre los escombros un pico para cavar, lo tomó con fuerza y se tiró contra Ron. -
…¡muere maldito Weasley! -Ron se dio la vuelta para cubrir a Arthur con su cuerpo,
rezando por que aquello no lo matara.

-Luces triste…¿qué pasa? -Preguntó la rubia sentándose a su lado, estaban en


el jardín, ella esperaba a que Molly volviera, Luna aún tenía las marcas del río en los
brazos pálidos.
-Pensaba simplemente… -Susurró arrullando a Ana entre sus brazos, Luna
inclinó la cabeza y frunció el ceño como signo de que no le creía. -…cierto, cierto…estoy
preocupada.
-Por lo que tienes que hacer. -Exclamó la rubia sentándose a su lado, se inclinó
y tomó con fuerza un cubo de hielo de un vaso sobre la mesa, lo miró fijamente, Eurídice
sonrió tristemente.
-Sí, en gran parte por eso…no me acostumbro a tener que mentir. -Dijo
sonriendo, suspiró sonoramente.
-¡Pero si le has mentido a medio mundo!...Bella, Pansy, Cho,
Hagen…Ron…Hermione…casi se podría decir que sospecho que me mientes a mi. -
Susurró sonriendo, Eurídice negó rotundamente.
-No, eres la única a la que no puedo mentir…tú sabes todo lo que pasa…eres la
única que lo sabe todo. -Comentó entristecida. -Debe ser una carga horrible, perdóname.
-¡Para nada! -Comentó dando de saltitos en su silla. -Me gusta saber toda la
verdad, lo veo desde fuera…nadie sabe que yo lo sé todo… -Luna carcajeó. -…yo podría
resolverlo todo si alguien me diera tiempo y ayuda.
-Lamento que nadie se atreva a preguntarte…las cosas serían más fáciles. -
Suspiró sonoramente, Ana se movió.
-Ginny…es la que me preocupa…no va a ser fácil que entienda todo… -Susurró
Luna suavemente, Eurídice asintió convencida de que tenía razón. -…cuando tú… -Luna
se sonrojó y ahogó un gemido. -…es decir, cuando pase…
-Cuando yo muera. -Dijo Eurídice para ayudarla, la rubia asintió ocultando
algunas lágrimas. -No tienes porque no decirlo, va a pasar…es lo más seguro que tengo
en la vida.
-Hablarás con Hermione…¿verdad? -Preguntó mirándola a los ojos, con una
ansiedad horrible.
-Sí…inmediatamente después…luego Ginny hablará con Dumbledore y
resolverá todo…para entonces, Hagen, Pansy, y yo…nos habremos marchado. -Susurró
Eurídice besando la frente de Ana.
-¿Hay alguna forma de salvarlos?…me he encariñado mucho con Pansy. -
Interrogó ocultando su tristeza.

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-No…en el caso de ella es absolutamente su decisión…ni siquiera puedo yo
intervenir. -Susurró suavemente.
-¿Crees entonces en el destino? -Murmuró mirándola fijamente, Eurídice sonrió y
afirmó con suavidad.
-Así es…ahora mismo estoy siguiendo el mío…Sadame… -Susurró mirando los
cerezos sobre su cabeza, se llenaban de botones.
-¿Sadame? -Preguntó Luna mirando los árboles también.
-Exacto, destino en japonés…mi destino está sellado y tengo que cumplirlo. -
Afirmó sonriendo, levantando a Ana.
-Yo creo que el destino lo marca uno mismo…tú decides si lo cambias o
no…¿porqué no puedes tú creer en eso también? -Preguntó la rubia poniéndose de pie
para acercársele.
-Es algo tarde para mi…desde el principio decidí que se cumpliría y me
encargué de que así fuera…para cuando comprendí que podía cambiarlo, ya era algo
tarde. -Susurró mirándola a los ojos, Luna asintió tristemente.
-Entonces, Ginny debe consumirse…y yo tengo que permanecer en el
hielo…¿verdad? -Preguntó mirando a Ana, Eurídice asintió, al ver que venía entrando
Molly, Luna se inclinó para abrazarla por los hombros. -Voy a extrañarte mucho.
-Yo a ti. -Dijo Eurídice sonriendo y agradecida le abrazó también, Luna levantó
la mirada hacia los cerezos y antes de salir se volvió a ver a su amiga.
-Lluvia rosada…parece mentira que lo hayas preparado tan exacto. -Dijo con
una sonrisa dando de saltitos, salió.
-Esa niña suele ser muy rara. -Susurró Molly sentándose al lado de Eurídice.
-Tal vez…pero es más sabia de lo que todos piensan… -Eurídice miró a su
suegra como si conociera algo que ella no. -…lástima que nadie vea eso en ella.

-Ginny…¡espera! -Gritó Pansy tomándola por el brazo, estaban en el bosque


fuera de la casa, no se habían aparecido dentro por los hechizos de Eurídice.
-¡Déjame en paz Parkinson! -Gritó la pelirroja intentando soltarse, Pansy la
aferró con fuerza.
-Tienes que parar…¿qué ganas con este arranque de ira? -Preguntó, un ¡plop!
anunció la llegada de Hagen y Draco, Hermione en sus brazos comenzaba a reaccionar.
-Ganaré vengarme por lo que le han hecho a Harry. -Exclamó furiosa, Hermione
pidió a Draco que la bajara.
-Sujétate de mi. -Pidió, pero ella se negó y se acercó a Ginny y a Pansy.
-¡Porque mejor no intentamos rescatarlo Ginny! -Dijo Pansy sin soltarla,
Hermione se acercó y miró a la pelirroja fijamente. -Hermione, mejor no te acerques.
-Perdóname. -Pidió desconsolada, Ginny dejó de luchar por soltarse y le miró
fijamente. -Por favor…por piedad…¡perdóname! -Gritó llorando y se tiró a las piernas de
Ginny.
-Hermione. -Draco se acercó para levantarle, pero Pansy se lo impidió.
-No me pidas perdón. -Dijo fríamente la pelirroja, conteniendo un sollozo. -No
tienes la culpa de nada.
-Fui muy estúpida…una idiota…¡oh Dios!...¿qué he hecho? -Ginny se inclinó
para abrazarla y lloraron juntas, Pansy sonrió mirando a Hagen y Draco, las cosas
comenzaban a resolverse; Hagen se tensó y levantó la cara al cielo.
-¿Qué ocurre? -Preguntó Draco mirándolo fijamente, Hagen frunció el ceño.
-Eurídice…está cerca, puedo olerla. -Dijo echando acorrer, los demás le
siguieron, Hermione y Ginny tomadas de la mano; Pansy sacó la varita, la casa ya no
estaba muy lejos, Hagen se detuvo junto a un tronco, Draco miró al suelo lo que el chico
miraba.

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-Sangre. -Dijo el rubio, Hermione y Ginny miraban sorprendidas.
-La han herido…pero ella se mueve… -Hagen miraba las gotas desplazarse en
líneas onduladas hacia la casa. -…va a la Mansión…va a la casa. -Dijo seriamente, en
algunos espacios se notaban las marcas de las rodillas de Eurídice que caía al suelo débil
por la herida.
-Vamos. -Dijo Pansy al frente y todos corrieron hacia la casa, en el momento en
que un rayo verde iluminaba las paredes de vidrio del jardín.
-Ron. -Dijeron Hermione y Ginny al unísono y corrieron con más fuerza.

-Espero que esto te duela... -Entre el llanto de Arthur y la voz de Bella, Ron
apenas podía escuchar su mente, oró por que aquello no matara a Arthur, escuchó a
Bella lanzar aquello como si fuera una lanza, casi en seguida el sonido de un tambor al
reventar su piel, un quejido sordo y una expresión de sorpresa; pero él no sentía nada,
Arthur se había quedado callado y pensó que ella le había matado y de paso al bebé.
-Merlín. -Susurró esa voz, sonriendo a Bella, que con los ojos brillantes reía
también.
-Eurídice. -Ron se quedó perplejo viendo el cuerpo ante él; su Eurídice, se
había atravesado para detener el ataque, aferrada con las uñas a su brazo, evidenciaba el
dolor que sentía de semejante acero incrustado en su abdomen.
-Lo has logrado...llegaste. -Carcajeó Bella orgullosa y altanera. -Entraste en
todos esos sueños…moviste todas esas piezas…pero la rabia hará de ti lo que quiero…te
volverás lo que quise, un monstruo.
-El alumno supera al maestro... -Eurídice se tambaleó al arrancarse
el instrumento con todas sus fuerzas, un hilo de sangre le salió por la comisura de los
labios. -...al menos, desquitaré la furia que siento... -Sin mirar ni a Ron ni a su bebé, se
llevó la mano a la bolsa del pantalón. -...cometiste un error al dejarme la varita…pudiste
dejarme sin protección…
-No fue un error. -Susurró Bella, miró de reojo el cadáver de Snape en el suelo y
sonrió tristemente, Eurídice intentó ignorar eso y sacó la varita.
-Voy a librar al mundo de una rata... -Eurídice le apuntó directo al pecho. -
…¡Avada Kedavra! -Bella salió despedida hacia las mandrágoras, golpeando los muros
del lugar, el temblor llegó a los árboles sobre Ron y el bebé, los cerezos empezaron a
deshojarse y Eurídice cayó al suelo.
-¡Eurídice! -Ron la sostuvo, luego la acomodó en sus brazos tras dejar a Arthur
en el suelo, el pequeño parecía atento a lo que ocurría con ellos.
-Ron... -Susurró sonriendo alegre como siempre. -…Ron…Harry…él ha
reaccionado, siento tardar…
-Te llevaré a San Mungo, te pondrás bien. -Ron le dio ánimos, y trató de
levantarla, ignorando lo demás.
-No puedes dejar a Arthur solo... -Eurídice le pasó la mano por los cabellos, con
los ojos llorosos. -…es riesgoso…Snape…ella…lo mató verdad… -Él asintió, ella cerró los
ojos frustrada.
-Morirás si no hago algo rápido. -Exasperado la miró a los ojos, luego trató de
levantarla en brazos.
-Si me mueves...será más rápido...quiero quedarme…quiero que pase aquí. -
Eurídice se concentró en mirarlo, vio tras él, los pétalos de los cerezos, caían lentamente
cubriéndolos a los dos, sonrió. -Llueve rosado.
-¿Qué? -Ron no la entendía, pero tampoco quería hacerlo, necesitaba sacarla
de ahí.
-Necesito que...tienes que sonreír. -Eurídice se lo pidió casi en un clamor, en la
esfera él sonreía.

399
-¿Cómo pides eso?...estás muriendo. -Ron comenzó a llorar, ella le secó el
llanto con sus manos llenas de sangre.
-¿Recuerdas?...jamás me iría sin desped... -Tosió haciendo que un borbotón de
sangre le brotara del abdomen, Ron frunció el ceño y la apretó contra sí. -...promete que
vivirás...
-¿Qué? -Ron no entendía ni media palabra de aquello, Eurídice se despedía.
-Tú y mis hijos prueban que existí...promete que no morirás en esta guerra. -
Eurídice lo pedía sonriente, alegre casi y eso a él lo torturaba más.
-Es que no puedo...¿si mueres qué voy a hacer?...me dejarás solo. -Soltó como
un chiquillo asustado y confuso.
-Los tienes a ellos... -Eurídice movió la cabeza hacia Arthur que jugaba con los
pétalos que le caían sobre la cabeza. -...y me tendrás aquí. -Le puso el índice en el
pecho, la sangre de su boca se acrecentó.
-Es que... -Tenía que haber una forma de refutar aquello, de hacerla entender.
-¿Qué harás cuando uno termine en Slytherin?...cuando Ana tenga novio... -Se
retorció, Ron notó que se ponía fría. -…pide a tu madre que te oriente...a Pansy no, es
arma de dos filos… -Ron rió sin querer, ella sonrió y suspiró complacida. -...gracias, no
voy a olvidarlo.
-No quiero que mueras... -Suplicó perdiendo la voz por el nudo en la garganta,
ella le tomó por la barbilla.
-Ron... -Lo miró seriamente y comenzó a llorar, Ron recordó el sueño y cómo
ella había mostrado su desesperación de perderlo; Ron sonrió para hacerla sentir mejor,
no quería verla así, ella lo imitó amargamente. -...¡Oh Merlín!...me hubiera gustado...
-Hay tiempo... -Ron la besó sonriendo, ella asintió, él suspiró sonoramente,
Arthur miraba. -...falta mucho por vivir…tienes cosas que enseñarme...eh...¿Eurídice? -
Sonriendo para calmarla, la miró a los ojos.
-Si te hubiera amado antes...habría sido… -Ron la miró esperando a que
terminara la frase, ella tendió su mano hacia Arthur, mano que no llegó más que a rozarlo.
-...lindo. -Terminó al cerrar los ojos como si el sueño le hubiera abordado, Ron esperó a
que volviera a abrirlos, pero no pasó; Eurídice dejó caer su cabeza sobre el pecho de Ron
y su mano cerca de la de su hijo, aún sonriendo; había muerto tal cual lo había visto, bajo
una lluvia rosada viendo la sonrisa del hombre al que amaba.
Unos pasos le avisaron a Ron que ya no estaba sólo, Hermione y Draco entraron
siguiendo a Pansy, que se dejó caer de rodillas llorando por su única amiga, Hagen se
paró junto a ella y se sacudió llorando por su hermana, mientras Ginny se acercaba para
ver aquél espectáculo y tomar en brazos a Arthur, Hermione había tenido tantas
impresiones que sufrió un desmayo, Draco la sostuvo en sus brazos y se volvió a mirar;
Eurídice sonreía en su lecho de muerte, mientras Ron le lloraba amargamente, bajo una
lluvia rosada, tal cual ella ya había visto.

400
Consúmeme
Estaban todos ante las puertas de San Mungo, el Ministro había logrado avanzar junto
con toda su gente, los búlgaros habían sido de gran ayuda, los españoles comandados
por Xenophilus habían logrado también su parte, mientras los franceses ganaban terreno
entrando al país, pronto todo volvería a la normalidad, era sólo cuestión de dar con el
causante de aquello, que hasta el momento no era otra persona que Bellatrix Lestrange.
-Papá…tienes que descansar. -Percy intentó a fuerza de sujetarlo por el brazo
impedirle que saliera de la habitación, pero Arthur era terco cuando se trataba de
organización.
-No, no…¿dónde están las Patil? -Preguntó a Moody que vendado apuntó a la
puerta, por la que dos caras se asomaron. -Chicas, necesito que sigan corriendo la
noticia, necesito que se muevan…que todos se enteren de que ganamos terreno,
necesitamos gente para proteger a los muggles en los sitios que aún no son afectados. -
Suplicó, Padma asintió y salió corriendo, Pavarti permaneció ante él con el rostro
preocupado.
-Señor Ministro, disculpe que se lo diga, pero necesitamos un apoyo moral. -
Susurró mirando a Percy, él frunció el ceño, Moody carraspeó.
-¿Apoyo moral? -Arthur se quedó perplejo ante la petición.
-Lo que la señorita Patil quiere decires que necesitan la imagen de Potter… -
Susurró Moody al tiempo que Remus entraba a la habitación seguido de dos hombres. -
…la gente quiere ver que el niño que vivió vive y está de nuestro lado.
-Pero… -Comenzó apabullado. -…no sabemos dónde pueda estar Harry. -
Contestó mirando a Percy y a Remus.
-Además…él pelea a su modo y desde su trinchera. -Dijo Percy ajustándose las
gafas.
-Ese no es el mayor de los problemas señor Ministro. -Comenzó Remus,
Kingsley entró entonces, cojeando pero completo, seguido de cerca por Oliver Wood y
Augusta Longbottom que a pesar de su edad se movía con total agilidad.
-¿Qué ocurre Remus? -Preguntó mirándolo fijamente, Remus tomó aire con
fuerza y miró a Kingsley que intervino.
-Los dementores se repliegan están moviéndose como si vinieran hacia acá. -
Susurró el hombre, Arthur le sostuvo la mirada y buscó apoyo en la de Remus, pero él
conservaba la actitud seria.
-¿Porqué están moviéndose hacia aquí? -Preguntó sin saber qué otra cosa
decir.
-No lo sabemos, pero sea lo que sea, no vienen solos. -Susurró Oliver
suavemente, cuando todos se volvieron averle, añadió. -He recibido un mensaje por el
patronus del señor Krum…los hombres lobo dejaron de pelear contra ellos, igual que los

401
gigantes y demás mortífagos…todos se dirigen hacia aquí. -Exclamó asustado, Pavarti
retrocedió impresionada al ver algo por la ventana, Moody la protegió con su cuerpo.
-¡Merlín! -Dijo Augusta mientras Arthur andaba hacia la ventana para confirmar
lo que sus gastados ojos veían, afuera todo el ejercito de Bella se reunía, mirando
directamente hacia esa ventana, una figura encapuchada al frente.
-¡Arthur Weasley! -Gritó la voz conocida por todos, la voz que había gritado
desesperada por que le creyeran que el Señor Oscuro había vuelto una noche en un
cementerio, la misma voz que había jurado protegerlos a todos un día ante los ojos de
Lucius Malfoy, la misma voz que había sujetado la varita contra aquel ser malévolo,
estaba ahora afuera de San Mungo llamando con fuerza al Ministro ante su presencia.
-¡Imposible! -Dijo Percy sorprendido, al tiempo que Remus, desesperado e
incrédulo salía frente al Ministro para confirmar lo que sus ojos habían visto.
-¡Salga Ministro de Magia!... -Exclamó la voz sonando más reconocible que
nunca. -…¡dame la cara, asqueroso traidor a la sangre! -Gritó casi sonriendo entre cada
letra.
-Imposible…él no le hablaría así al hombre que casi es su padre. -Dijo Augusta
mirando a Moody que se movía con velocidad siguiendo al grupo. -Esto es inaudito. -
Repitió saliendo tras ellos.
-¡Carajo! -Oliver pasó rozando a Pavarti, consumido por la confusión y la ira.
-No puede ser…no puede ser… -Susurraba Pavarti sujeta a la puerta, viendo a
todos los demás pasar y perdiéndolos en el pasillo, Lavender que se acercaba le miró
fijamente.
-¿Pavarti qué ocurre? -Preguntó asustada de ver que hasta el Ministro salía
respondiendo al llamado de alguien.
-Es… -Susurró, Hanna y Justin se acercaron saliendo de una habitación
cercana, los Creevey hicieron lo propio y otros ex compañeros se acercaron a verla decir
algo que los hizo perder la esperanza. -…es Harry quien los dirige.

-¿Dónde estoy? -Preguntó en voz alta al ver que aquello no era para nada
parecido al jardín.
-Hermione. -Llamó, al volverse encontró a la persona a la que menos entendía y
que creyó odiar más que a nadie.
-Eurídice. -Dijo con un odio tan grande en cada letra que la chica bajó la mirada.
-¡Tú! -Gritó corriendo hacia ella, le tomó por el cuello dispuesta a apretar hasta
rompérselo. -¡Mentiste! -Gritó presa de una furia que la hacía cometer actos fuera de su
propia razón. -¡Me engañaste!...¡Te odio!
-Tuve…que hacerlo… -Dio como excusa sonriendo con los ojos llenos de
lágrimas, sin meter ni una sola vez las manos para defenderse, lo que provocó que
Hermione la detestara más, la viera como una mártir que no lo era, que no merecía serlo.
-¡Mientes! -Gritó para darse el valor de terminar con ella y vengarse por todo. -
¡Traidora!...¡farsante!...¡Ojalá no te hubiera escuchado!...¡por tu culpa Harry está en
manos de Voldemort!...¡por tu culpa murió Viktor!... -Dijo cayendo en la realidad de
aquello, sonrojándose de furia. -….¡por ti Ron se vuelve loco de dolor!
-Lo siento… -Susurró suavemente, mirándola a los ojos, llorando desesperada
al oír hablar de Ron, Hermione soltó un sollozo, no podía entender su actitud. -…daría lo
que fuera porque no fuera así…
-Te odio…¡te odio! -Gritó ajena a sí misma, sin poder contener el llanto. -
¡¿Porqué?!...¡dime porqué! -Clamó desconsolada apretando con la fuerza que el llanto
apenas le dejaba, las dos de rodillas, entre una penumbra blanquecina iluminada a penas,
mirándose fijamente, las dos desconsoladas, una por la culpa, la otra por el peso de la
verdad.

402
-Hay varias razones…pero sólo puedo decirte unas cuantas… -Dijo ella
entristecida, Hermione jaló aire con fuerza deseando tener más sangre fría para terminar
con su vida, cuando cayó en la cuenta de la verdad.
-¿Has muerto? -Preguntó, soltándole como si estuviera infestada de una rara
enfermedad, quizá locura. -Estás muerta y por eso vienes a hablar conmigo…¿estás
muerta?

-Lo estoy. -Dio como respuesta suavemente, sentándose en el suelo, Hermione


le miró un momento expectante, entonces se sintió un insecto, tratando de matar a
alguien ya muerto, ni siquiera había servido para eso. -Desearías haberme matado
tú…¿verdad? -Preguntó sonriendo, Hermione se volvió a otro lado y no contestó.
-Has muerto en brazos de Ron. -Dijo como si le doliera escupir aquellas
palabras, pensando en que su amigo, su hermano, su primer amor no merecía semejante
mujer; Eurídice sonrió tranquilamente, conocedora de todo cuanto pensaba su
interlocutora.
-Sí…eso ha pasado. -Refirió mirándola, Hermione sintió un dejo de asco y
Eurídice añadió. -¿Sabes?, pensé que me sentiría feliz de saber que él vivía… -Comentó
con la garganta cerrada, Hermione frunció el ceño y se volvió a verla con interés en lo que
diría. -…no es cierto, me siento tan mal como si él hubiera muerto…lo he perdido. -Dijo
con amargura, Hermione casi dejó de odiarla, pero se reprendió por ello y le volvió la
espalda.
-Pudiste no hacerlo…pudiste cambiar todo…¿porqué mentir? -Preguntó en un
susurro, Eurídice se secó las lágrimas con la manga del suéter y levantó la cara.
-No lo sé…quizá, porque soy del tipo de personas que les encanta complicarse
la vida. -Dijo sonriendo, Hermione bajó la mirada, seguía sin entenderla. -No te
preocupes…has hecho lo correcto.
-Matara Harry…dejar que él se apoderara de su cuerpo…¿es eso lo
correcto?...¡¿lo es?! -Preguntó mirándola fijamente, con toda la rabia acumulada en la
punta de la lengua.
-Harry no está muerto…y sí lo es…vi tu destino en la esfera de Trelawney igual
que vi el mío… -Susurró mirando a lo lejos, Hermione se volvió, podía ver algo entre la
penumbra, sintió un escalofrío que la hizo ablandarse ante Eurídice, mas no perdonarla. -
…me vi morir en brazos del hombre al que amaba, cubierta por una hermosa lluvia
rosada… -Susurró sonriendo, Hermione miró en sus ojos que no mentía. -…vi morir a
Hagen… -Dijo amargamente, Hermione distinguió al chico caminando a lo lejos, con las
manos en los bolsillos y las mejillas sonrojadas de frío. -…a Pansy… -Dijo sacudida por
un sollozo horrible, Hermione alcanzó a ver a Pansy entre la niebla que las rodeaba. -
…Luna y Neville… -Eurídice miró a otro lado, Hermione le imitó, éstos luchaban por
tocarse en una batalla sin final. -…y te vi a ti…llorando con Draco entre los
brazos…desconsolada. -Emitió llorosa, Hermione palideció y sintió que de nuevo quería
manipularla.
-¿Qué le ocurre a Draco? -Preguntó alarmada acercándose a ella,
desesperada, furiosa de saberse una niña que caía de nuevo en la trampa. -¡Dime qué le
pasa a Draco!
-No sé lo que pase con él…igual que no sé si puedan sacar del hielo a Luna y a
Neville…o si la decisión de Pansy puede ser cambiada antes de que ocurra… -Susurró
suavemente, Hermione le soltó lentamente todavía tratando de lidiar con el odio que la
consumía y con la lástima que sentía por ella. -…sólo sé…que nuestra única esperanza
es Ginny.
-¿Ginny? -Preguntó Hermione y fue como si la mejilla le escociera recordando
el golpe.

403
-Tienes que proteger a Ginny, hasta que hable con el profesor
Dumbledore…¿entiendes? -Preguntó ansiosa, Hermione estuvo a punto de gritarle en la
cara que no volvería a creerle nada. -Es la única forma de salvar a Harry, a Draco y de
que Ron y mis hijos vivan…mentí para que todo esto fuera posible…engañé para que
todo pasará… -Dijo desesperada. -…por favor, haz que todo ocurra…tiene que pasar
esto…por favor, ayúdame…
-Entiendo… -Contestó sorprendida, mirándola casi con desprecio. -…protegeré
a Ginny hasta ese momento…haré lo que tú quieras. -Dijo segura, conciente de que si
Dumbledore, Snape, Eurídice y todos los demás habían llegado tan lejos era por alguna
razón. -Será la última vez que te crea. -Espetó con dureza, Eurídice le miró con asombro.
-Tan poco espero que me perdones… -Susurró agachándose. -…ojalá pudiera
demostrarte todo el dolor que me causa el haber mentido. -Dijo temblando sin querer,
Hermione le miró asombrada. -Maté a Bella, la mujer que me salvó…traicioné a
Harry…dejé que mataran al único hombre que me protegió y me dio su apoyo
incondicional bajo toda esta mentira… -Exclamó apretando los dientes con rabia,
Hermione palideció. -…dejé que apresaran en ese hielo a Luna que me fue fiel y
amigable, casi una hermana…permití que Ron casi muriera desangrado…y tú y Draco
casi son asesinados…Cho…la dejé agonizar… -Comenzó a llorar desesperada, al punto
que Hermione olvidó por completo su odio, aquella mujer ante ella realmente había tenido
que cargar un gran peso. -…y…y no podré salvar a Hagen…y Pansy… -Soltó en un
sollozo desconsolado, Hermione no resistió más y la abrazó con fuerza, llorando también.
-Perdóname…te he juzgado mal…perdóname. -Dijo sinceramente, Eurídice
estaba asombrada, pero no dejó de llorar, le abrazó con fuerza y luego le agradeció con
una sonrisa. -Dime qué hay que hacer. -Pidió sonriendo para calmarla.
-Vayan a Hogwarts…hablen con el cuadro y con McGonagall…es la única forma
que hay para detener todo esto…por favor, salva lo poco que nos queda. -Pidió
tomándole la mano con fuerza, Hermione lloraba.
-Te prometo que te ayudaré…no sé porqué…pero a veces creo que confío en ti
ciegamente. -Dijo tristemente.
-Quizá sientas eso ahora, sólo porque estoy muerta. -Murmuró guiñándole un
ojo, Hermione rió entre el llanto. -Un favor más que tengo que pedirte. -Hermione asintió
conteniendo el sollozo. -Por favor, di a Ron que me sepulte en el jardín…quiero estar bajo
los cerezos…hagan lo mismo con Hagen… -Se detuvo un momento y los ojos se le
llenaron de lágrimas. -…y si Pansy…bueno, si ella… -No pudo terminar, Hermione le
abrazó con fuerza.
-Entiendo…lo haré. -Dijo para ayudarla, Eurídice sonrió. -Pero te prometo, que
no permitiremos ni Draco ni yo, que Pansy o Hagen mueran…voy a protegerlos como tú
nos protegiste a nosotros. -Dijo seriamente, Eurídice asintió.
-También…quiero que tú y Draco sean los padrinos de Ana… -Pidió sonrojada,
Hermione asintió emocionada. -…pide a Harry que él y Ginny lo sean de Albert…y Luna y
Neville de Arthur… -Hermione sonrió ampliamente y asintió con seguridad. -…dile a Cho,
que voy a echarle de menos…y dile a Pansy que piense bien lo que va a hacer.
-No te preocupes…les daré tu mensaje… -Dijo abrazándola con fuerza, la
niebla a su alrededor parecía disiparse.
-Cuida de Ron. -Le pidió, Hermione asintió sin saber qué más hacer. -Dile que
estaré con él todo el tiempo… -Sonriente se inclinó para susurrarle. -…hay por ahí un lobo
que le echará una mano. -Dijo riendo alegre, Hermione asintió sin entender del todo. -
Bueno…debo irme. -Exclamó mirando al suelo, antes de marcharse del ensueño de su
amiga la miró. -Discúlpame…no he querido meterte en tanto embrollo…pero sólo una
mano amiga podía hacer que Voldemort tomara el cuerpo de Harry…eso se limitaba a
Ron o a ti…y yo sabía que Ron no podría ser…

404
-Descuida…creo que hasta te entiendo. -Mintió sonriendo, Eurídice le agradeció
besándole la mejilla.
-¿Sabes? -Murmuró viendo hacia la luz que comenzaba a formarse al fondo del
lugar y que a Hermione le pareció hermosa y cálida. -No quiero irme. -Confesó
mordiéndose el labio, con las mejillas brillantes de lágrimas.
-Quisiera…haber llegado antes para ayudarte. -Susurró la castaña, Eurídice
carcajeó y aspiró con fuerza, Hermione le tomó la mano con desesperación. -Tampoco yo
quiero dejarte ir…¿qué va a ser de Ron?...y tus hijos… -Confesó avergonzada, Eurídice
sonrió. -…hay alguna forma de…
-No…no es para tanto…debo hacerme a la idea es…es sólo que…bueno… -
Nerviosa se miró las manos. -…nunca voy a perdonarme el no haber pasado más tiempo
con mis hijos y con Ron… -Dijo apabullada, Hermione le miraba con una sonrisa triste. -
…pero, las cosas pasan por algo, ¿no?
-Sí…por algo. -Contestó Hermione con la voz cortada, Eurídice le soltó la mano
y echó a andar hacia la luz.
-Di a Draco que lo voy a extrañar…y a Harry que me perdone…por favor dile a
Ginny que le deseó suerte y que no se preocupe… -Se perdió entre la luz. -…¡Gracias
Hermione!
-No tienes nada que agradecer. -Dijo soltándose a llorar como una niña, la luz
se desvaneció y supo que estaba por despertar, antes de abrir los ojos, conciente ya,
escuchó de nuevo esa voz.
-Di a Ron que lo amo. -Nada volvió a oír, al despertar Draco le miraba fijamente,
recostada en un diván de la sala.
-Eurídice se ha ido. -Susurró mirándolo, él asintió suavemente besándole la
mano.
-Ron le llora en el jardín. -Dijo el rubio ocultando las lágrimas que le salían sin
poder contenerlas. -Iré a ayudar.
-Ve…yo tengo que…pensar… -Cuando lo vio alejarse se soltó a llorar
desconsolada, se sentía terriblemente mal.

-¡Sal si eres tan valiente como dicen! -Gritó, Alecto a su lado sonreía
emocionada de ser ella quien le acompañara y no Bella; la gente se movía para dejar
pasar al Ministro, sorprendidos, atolondrados por ver ante el ejército enemigo al único que
ellos creían podía salvarles. -Miren…no pueden creer que de verdad sea yo quien viene a
enfrentarlos.
-Están impresionados señor. -Dijo Dolohov a su lado, simplemente por el gusto
de contribuir al poder de su amo.
-Este ha sido el golpe maestro que nos hacía falta. -Susurró Amycus mirando a
su hermana que asintió, los dementores a su alrededor se pusieron ante ellos cuando el
grupo comandado por Arthur Weasley llegó hasta ellos.
-¿Harry? -Preguntó Arthur mirándolo fijamente, tan pálido que ni siquiera las
pocas pecas de su rostro se veían.
-El cuerpo es mío…pero ese nombre no… -Emitió en un susurro sibilante, tan
helado que Remus al frente de Arthur sintió pavor. -…ahora soy Lord Voldemort.
-¡Miente!...usted no es Harry Potter…ha imitado su forma simplemente…Harry
vive…¡Harry vive! -Exclamó Remus sacando la varita, cientos de varitas se levantaron de
pronto, los dos bandos armados y dispuestos a matarse el uno al otro, Harry carcajeó
sonoramente sin sacar la varita.
-Remus Lupin…mentor del muchacho…¿qué se siente ver cómo me he
apoderado de él hasta este punto? -Preguntó acercándose a él, eran casi igual de altos y
se sostuvieron la mirada, Remus miró aquellos ojos rojos y sintió un escalofrío, del Harry

405
que conocía ya no había nada. -Él está aquí adentro…y yo voy a matarlo, lentamente. -
Sonrió.
-¡Maldito! -Remus intentó írsele encima, pero Oliver y Percy le contuvieron,
Harry carcajeó y le volvió la espalda.
-Usted no es Harry Potter…él vive y no es una rata asquerosa como lo es usted.
-Exclamó Arthur envalentonado por la compañía de todos y por estar totalmente seguro
de que Harry no haría algo así.
-Potterestá preso dentro de mi…yo ocupo ahora su mente…yo le gobierno… -
Exclamó mirándolo con orgullo y altanería. -…Potteres mío…¡El niño que vivió no existe
más!... -Carcajeó mirando a todos que se apretujaban para alcanzar a ver con sus propios
ojos lo que decía. -…¡cayó ante mi poder, igual que Dumbledore y todos los demás!
-¡Miente!...¡Es mentira! -Gritó Lavender Brown apoyada por Demelza, Padma y
Pavarti, muchos otros les siguieron, pero Harry no se intimidó. -¡Harry no ha caído ni
caerá ante alguien tan idiota como Voldemort! -Dijo envalentonada, Alecto le apuntó con
la varita, pero Voldemort le detuvo con una sonrisa.
-No vale la pena…ya habrá tiempo. -Dijo mirándola fijamente. -¡Escuchen todos!
-Gritó mirando a su alrededor, unos estiraban el cuello para mirar, algunos pálidos y
asustados, otros tan impresionados que no podían creer lo que pasaba. -Tienen 24
horas…sólo 24 horas…cuando eso pase, ustedes caerán bajo mi yugo por las malas,
emplearé todo mi poder para aplastarlos como ratas… -Exclamó sonriendo, las
expresiones de miedo y desconsuelo no se dejaron esperar. -…ríndanse…arrodíllense
ante mi…ahórrense el dolor. -Susurró sonriendo, Arthur Weasley estaba rojo de ira,
asustado e impresionado de que Harry le hiciera esto, pero esos ojos rojos no podían ser
otros que los del propio Voldemort.
-Harry. -Remus no podía entender nada de lo que pasaba.
-No nos rendiremos… -Moody salió a decir lo que muchos ansiaban saliera de
la boca de Arthur. -…antes muertos.
-Es verdad…antes nos haces pedazos que caer ante ti, Lord Voldemort. -
Aquello salido de la garganta de Arthur Weasley retumbó en los oídos de todos, el orgullo,
el poder, la esperanza y la fe brotaron en los ojos de los que alcanzaron a oír, Harry se
volvió a mirarlo y sonrió satisfecho, todos los que lo miraban lo confirmaron, aquel ya no
era Harry.
-Entonces, voy a disfrutar enormemente, hacerlos pedazos. -Harry le miró antes
de caminar para alejarse, los mortífagos, dementores y hombres lobo le siguieron, antes
de desaparecer, Harry dijo lo más espantoso que Arthur Weasley le escucharía decir. -
¡Dile a Molly que le quitaré a su niño!...Potter no volverá a llamarla madre nunca más.

Habían pasado casi dos horas, quizá más, pero él seguía fijo a aquello como su
única ancla a la cordura. Aún podía sentir que latía ese corazón y se negaba a pensar
otra cosa, susurraba a su oído palabras de aliento y amor, con la fe puesta en que de
pronto le abrazaría con fuerza y carcajearía como antes. Abrió los ojos, la panorámica era
la misma que hacía diez minutos, ella sonreía inclinada en su pecho, su boca lucía esas
líneas indelebles de sangre que le hacían penar, su piel seguía pálida, al fin levantó un
poco sus azules ojos, frente a él, Ginny esperaba en silencio.
-Ron… -Llamó suavemente, poniéndole la mano en la cabeza, Pansy algo atrás
de ella lloraba desconsolada sonriendo a Arthur que entre sus brazos le miraba sin
comprender nada. -…ella ya no está más en ese cuerpo.
-Mientes… -Dio como respuesta, reclinó su cabeza sobre la de ella que se
movió suavemente. -…aún está tibia.
-Es por que te niegas a soltarla. -Dijo Draco que se había concentrado en
acomodar el cuerpo de Snape, sus ojos lucían vidriosos, había llorado por él casi tanto

406
como por sus padres, había llorado incluso por Eurídice como si fuera su propia hermana,
pero al acomodar el cuerpo de Bella, no había sentido siquiera el deseo de cerrarle los
ojos, de hecho sintió repulsión al tocarla y un raro dejo de asco. -Tienes que acomodar el
cuerpo Ron.
-Ella no está muerta. -Murmuró aferrado más a ella, apretándola con fuerza,
Ginny le pasó la mano por la frente.
-¡Carajo! -Gritó Pansy desconsolada, Hagen la presionó contra sí para calmarla.
-¡Qué le llore así no nos la va a devolver!...¡debí venir antes!...debí ayudarla…yo quisiera
haberle dicho… -Sollozó en brazos de Hagen, Arthur los miraba.
-Tranquila. -Le susurró besándole la frente, ella sonrió a Arthur que se había
asustado.
-Se parece demasiado a ella…lástima que sea pelirrojo como él. -Susurró
Pansy viendo al niño, que le sonrió.
-Tienes que dejarla ir. -Exclamó Ginny mirando a Ron, Hermione entró en aquel
momento, llevando en las manos una botella de whisky de fuego y un par de copas. -Es
momento de que la dejes ir.
-No quiero…¡Ella se queda conmigo! -Gritó desconsolado, Ginny cerró los ojos
apenada por su dolor, Hermione se acercó y le sonrió tristemente. -Ella tiene que estar
conmigo…ella…Eurídice era… -Titubeó desconsolado.
-Me pidió que te dijera que no te dejará solo. -Susurró mirándolo, él se
sorprendió ante aquello, Hagen hizo aparecer unas sábanas blancas y se levantó para ir
hacia Draco que usó una par tapar con desinterés a Bella. -Ella me pidió que te dijera que
te ama.
-¿Dónde la viste? -Preguntó Ron, Ginny miraba a Draco y Hagen, de alguna
forma seguía sintiendo el resentimiento contra aquella mujer, aunque descansara muerta
en brazos de su hermano.
-En mi desmayo…me ha dicho cosas importantes… -Susurró sonriendo
tristemente, miró a Ginny, ésta frunció el ceño, pero no dijo nada. -…entre ellas que te
ama, y que lamenta no poder estar más contigo.
-Como si eso pudiera ser consuelo. -Murmuró Ginny poniéndose de pie.
-Ginny… -Comenzó Hermione para reprobarla, pero la chica no soportaba más
callar.
-¡Ella nos engañó todo el tiempo! -Gritó enfurecida, mirando a Ron que con el
cuerpo en brazos le escuchaba sorprendido. -¡Por su culpa Harry está poseído por
Voldemort!
-¿Qué? -Susurró Ron sin comprender, apretando más aquel cuerpo a sí mismo.
-¡Ah no lo sabes! -Ginny se le acercó sonriendo, Hermione trató de detenerla. -
Ron!...¡él
Gracias a es
tu Lord
querida
Voldemort! Harrymirándolo
Eurídice,-Gritó fue apuñalado por Hermione ylos
con desesperación, ojosél…¡él,
ahora llenos de

lágrimas, Ron se volvió a Hermione.


-No es cierto…Eurídice no haría algo así…Hermione… -Ron llamó a la castaña
que se agachó para no contestarle.
-Las cosas no son así Ginny. -Dijo Draco un tanto intimidado por la reacción de
la pelirroja.
-No todo es bueno o malo. -Refirió Hagen, pero Ginny le fulminó con una
mirada.
su culpa…-Gracias
-EspetóaGinny
esa maldita
y hubiera
arpía…¡a
seguidoesa no ser por que una
de traidora!...Harry estámano
en sus
la manos…¡por
hizo girar y le

asestó una bofetada tan dura que todos se quedaron boquiabiertos, una varita se le pegó
a la yugular con fuerza, Ginny tragó saliva con furia y le sostuvo la mirada seriamente.

407
-Te lo diré una sola vez… -Susurró con una espantosa sonrisa, pegada a su
cuerpo. -…si supieras la mitad de lo que ella sabía…si sintieras la mitad del sufrimiento
que vivía día a día… -Pansy le miraba con una risa enferma, que hizo que Hermione
retrocediera por instinto, Ginny intentó alejarse rabiosa, pero Pansy sonrió apretándola
con más fuerza, Hagen se acercó rápidamente por si tenía que intervenir, Draco miraba
de lejos calmado, Ron miraba a una y otra sin entender muy bien lo que pasaba. -…no
estarías hablando así de ella…entiendes…¡¿Entiendes?!

Abrió los ojos lentamente, todo dolía, absolutamente todo, se podría decir que
incluso el cabello le dolía; respiró profundo y lo primero que vio fue una fotografía en la
pared de personas que le parecieron extrañamente conocidas, el primero era un chico de
cabello rojo intenso, nariz afilada, alto, a su lado una chica de melena alborotada,
castaña, con una sonrisa autosuficiente por estar con esos dos, del otro lado, un chico de
cabello oscuro, gafas, ojos verdes. Se removió incómoda, no podía recordar de dónde los
conocía, no podía recordar porqué ver a aquel chico pelirrojo la hacía temblar, tampoco
sabía porqué se le formaba un cierto nudo en la garganta al ver al moreno.
Miró al otro lado de la habitación, había otra cama, en ella un joven de pelo rojo
intenso dormía, alcanzó a verle los brazos llenos de cicatrices y sintió un raro escozor en
el pecho, había poca distancia entre los dos, así que con lentitud trató de acercar su mano
al brazo del chico; a pocos milímetros se le agotó la energía y desistió, con la leve
sensación de que si lo hacía, quizá él desapareciera. Cerró los ojos y vio entre las
sombras de su mente a una joven de cabello castaño, con una cicatriz enorme surcándole
la cara, sonreía, le decía algo al parecer lindo por que se sentía mejor de verla. Al abrir los
ojos cayó en la cuenta de que no la recordaba bien, apenas podía rememorar su rostro,
pero ¿y el nombre? Se dio vuelta con molestia, entonces se miró el brazo, tenía un
tatuaje, una marca peculiar, se sorprendió al saber que ella era del tipo de personas que
se tatuaba, sonrió, de alguna forma eso le daba carácter.
-Has despertado. -Susurró una voz de mujer, entrando en la habitación, ella se
volvió con los ojos medio cerrados a verla, era una mujer regordeta, simpática, pelirroja
como el de la foto y el de la cama a un lado, ese rojo dolía en las pupilas, como si quisiera
llorar nada más de verlo. -Me alegra…empezaba a preocuparme…
-¿Dón… -No pudo decir más, era como un vacío no sólo en la mente, sino
también en la boca, de pronto se olvidó de lo que le iba a preguntar, sólo se quedó
mirando a la mujer.
-Estamos en casa…La Madriguera. -Susurró sonriendo, se volvió averla
fijamente, ella tragó y comprendió que lo que había refrescado su garganta era saliva, de
alguna forma, sintió como si ya antes hubiera conocido eso, la saliva.
-Madr… -No pudo terminar, estaba exhausta, la mujer le miró con interés y se
acercó a ella.
-Cho…puedes hablar ¿cierto? -Preguntó tocándole la frente, ella frunció el
ceño, sintiendo el roce de la mano de aquella mujer, era suave y cálido; sonrió, no podía
recordar haber sentido alto tan agradable.
-¿Cho? -Preguntó casi sin voz, ¿quién sería aquella persona a la que se
refería?

-Bellatrix no ha vuelto…sospechamos que puede estar… -Dolohov le seguía lo


más rápido que podía, él disfrutaba la vista, montado en la escoba acababa de describir lo
hábil que podía ser el cuerpo de Potter para esas cosas.
-No interesa…Bella era sólo una parte…no se ha perdido nada. -Murmuró,
Dolohov le miró sorprendido.

408
-Pero sin ella, Macnairy Avery… -Comenzó Amycus como no queriendo, no
sabían exactamente a dónde iban.
-Sin ellos, seremos más ligeros…la ley del más fuerte Amycus… -Exclamó
carcajeando, sólo Alecto le imitó.
-Entiendo. -Dijo Dolohov sintiendo cada vez más pánico.
-Por cierto…debes contar como muerto también a Snape… -Mencionó
sonriendo, Dolohov se volvió a mirarle fijamente, él sonreía. -…Bella lo mató…y ha
matado también a tu sobrina antes de morir…una verdadera lástima la verdad…me
hubiera gustado matarla yo mismo con mis propias manos, pero no se puede tener todo. -
Susurró riendo seguido por la estúpida sonrisa de Alecto que miró a su hermano, quien a
su vez miró a Dolohov; éste, golpeado por la noticia aferró el mango de la escoba con
fuerza y ahogó un rugido de ira mordiéndose los labios.
-Eurídice… -Exclamó sin fuerza, apenado sobremanera. -…lo único que me
quedaba de Ivana…ahora…muerta.
no por mucho!…pero
-No te aflijasvamos,
Antonin,
seaún te queda
ha perdido más
el lobo
en laese que tienes
guerra… por sobrino…¡claro
-Exclamó Voldemort

sonriendo. -…y nadie se queja. -Añadió, Dolohov le miró fijamente, dolido por lo que
acababa de escuchar, intentó armarse de valor para atravesarle el pecho con una
maldición mientras iba delante suyo, pero no pudo; a pocos metros vio el sitio al que se
dirigían, Hogwarts.
-Es el Colegio. -Susurró Amycus sonriendo. -Destruiremos el Colegio.
-No…eso nunca… -Contestó Voldemort descendiendo en medio del bosque. -
…vamos a la Cámara de los Secretos…mi hogar. -Carcajeó, tocaron el piso y casi de
inmediato los dementores y demás criaturas aparecieron a su lado, caminaron entre el
bosque en la búsqueda de la cueva, que servía de tercera entrada a la Cámara.

Había seguido nadando, hacía poco había descubierto que podía respirar en
aquella agua, de alguna forma le recordó el pensadero de Dumbledore, era agua, más no
lo obligaba a ahogarse; buscaba entre aquella oscuridad acuosa algo en donde ocultarse,
por que conciente estaba de que él continuaba siguiéndole, quizá no físicamente, pero lo
miraba, desde la inmensidad de su mente. Alcanzó a ver a lo lejos una especie de cueva,
o lo que en realidad era el hueco de un bolsillo, sólo que demasiado grande para que lo
notara, fue hacia él y en cuanto cruzo el umbral, el agua que lo hacía flotar desapareció y
cayó imprevistamente, con una velocidad exasperante, tan rápido que pensó que se
estrellaría de lleno contra el piso, pero de inmediato notó que entre más se acercaba al
fondo, más lento iba.
Llegó al fin al suelo y de una forma tan suave, que pudo confortablemente poner
los pies y mirar alrededor, recordaba aquel lugar, por que no hacía mucho lo había
visitado y era sin lugar a dudas el único sitio después de Hogwarts que amaba como a un
verdadero hogar, la Madriguera; caminó por los pasillos y notó que era un recuerdo de su
juventud, antes de salir a buscar los Horocruxes, se siguió a sí mismo por las escaleras,
siguiendo a Hermione y a Ron y escuchó cuando esta mencionaba los calzoncillos del
pelirrojo, sonrió sin querer y fue entonces cuando pasó, alguien lo llamaba para que
entrara a un cuarto, específicamente, la habitación de Ginny, y recordó de golpe, era
aquel día…cuando al cumplir años, ella le había obsequiado "algo útil, que no fuera
demasiado grande, para que pudiera llevarlo"; se miró a sí mismo y la miró a ella, los dos
hablando primero tímidamente, sobrecogidos por la próxima separación, emocionados por
el encuentro a solas, luego, aquel beso, el beso que le había cambiado la vida,
sorprendido se sonrojó, pero se alegró de encontrarse precisamente en ese recuerdo.
-Ginny… -Susurró sin poder evitar la sonrisa que se le formó en los labios, la
luminosidad de la habitación era tal que le parecía que estaba al fin en un sitio seguro;

409
como si fuera acorde con la situación, Ginny quedó sola en aquella habitación, caminó
hacia el escritorio junto a la ventana que daba a los árboles frutales "donde una vez los
dos habían jugado quidditch, dos a dos, contra Ron y Hermione", ella escribía y él se tomó
el tiempo de sentarse sobre la cama a mirarla, sólo a eso, a mirarla y a amarle por sobre
todas las cosas. -…podría quedarme aquí mirándote eternamente. -Susurró sonriendo,
pensando en que dentro de aquella paz no le vendría mal quedarse un tiempo.
-No somos tan distintos al final… -Susurró una voz conocida, se volvió a ver a
quien hablaba, recargado en la puerta, los brazos cruzados y la sonrisa firme, Tom Riddle,
tal cual lo recordaba de su segundo curso, miraba a Ginny satisfecho de lo que veía,
Harry se puso de pie en un salto y le miró seriamente. -…tranquilo…no se puede violara
un recuerdo Potter… -Carcajeó divertido con su expresión de miedo y rabia.
-Idiota. -Exclamó secamente, Ginny tras ellos se movía hacia la ventana, para
gritar desde ella.
-¡Fred, mamá dijo que no tocaras eso! -Gritó la pelirroja, ajena a lo que pasaba
entre los dos hombres a su espalda, uno, el que le amaba, el otro, el que casi la mata
cuando niña.
-Sabes…recuerdo a una de las Weasley…prima o algo así de Arthur…iba en
séptimo cuando yo estaba en segundo… -Susurró Tom caminando hacia él que le miraba
fijamente, interponiéndose entre el recuerdo de Ginny y él. -…era preciosa…pelirroja
como todos los Weasley, pecosa…radiante…entiendo tus gustos…con esa belleza es
imposible no fijarse en ellas…lástima… -Dijo poniéndose las manos en la espalda,
cruzadas, con una enorme sonrisa.
-¿Lástima? -Preguntó Harry con el ceño fruncido, Ginny tras él había vuelto al
escritorio, ahora concentrada en la lectura de Historia de Hogwarts.
-Sí…es una lástima que no dure por mucho… -Exclamó sonriendo, se acercó a
Ginny, Harry intimidado se volvió a verlo fijamente y no pudo evitar que se le acercara. -
…voy a matarla. -Comentó riendo suavemente, Harry sintió un escalofrío y le miró con los
ojos desorbitados.
-¡Si le toca un pelo… -Comenzó a gritos, acercándose a él, que le acariciaba la
cabeza a Ginny lentamente.
-¿Vas a matarme Potter? -Preguntó mirándolo fijamente, él se sintió impotente y
le sostuvo la mirada.
-Usted…
-¿Sabes que es lo peor de todo? -Preguntó volviéndose a Ginny, a quien abrazó
por la espalda, Harry temblaba de rabia. -Cuando pase…no será mi rostro el que vea
asesinándole… -Rió mirándolo ahora a él mientras se alejaba hacia la puerta. -…será tu
rostro, el que la haga sufrir.
-¡No se lo voy a permitir! -Gritó y trató de alcanzarle antes de que saliera, pero
ya había cruzado el marco, la puerta se cerró de golpe y él se quedó ahí preso de la
habitación de Ginny, mientras ella iba hacia su espejo para peinarse. -¡Abra!...¡maldita
sea! -Rabió golpeando la puerta con fuerza, pero no pudo salir. -¡Ginny! -Llamó
enfurecido, desesperado, intentó pensar en la forma de salir, se volvió a buscar una
forma, Ginny a su espalda se miraba al espejo sonriendo.
-Me pregunto si este suéter le gustará a Harry. -Se dijo a sí misma en voz alta,
Harry sintió pavor y se volvió a la puerta para tratar de tirarla.

-Dijo que quería que la sepultaras aquí. -Susurró mientras las otras dos se
debatían casi a duelo con las miradas.
-¿Qué dijiste Hermione? -Preguntó Ron sin comprenderle, se había puesto de
pie, levantando en brazos aquel cuerpo, como si temiera que Ginny se lo fuera a quitar.

410
-Ella me dijo que la sepultaras bajo los cerezos…que te ama…y que no todo
está perdido… -Explicó mirándolos a todos que no lograban comprender lo que ella
intentaba decirles. -…me dijo que tenemos que ir a Hogwarts a hablar con el cuadro del
profesor Dumbledore…por que él nos dirá cómo salvara Harry. -Terminó mirando
significativamente a Ginny.
-Salvarlo. -Dijo la pelirroja al tiempo que el rostro se le iluminaba, Ron miraba el
cuerpo entre sus brazos.
-Sí…tenemos que ira Hogwarts lo antes posible…ahora mismo en realidad… -
Dijo Hermione mirando a Ron, que cabizbajo sostenía aquel cuerpo muerto entre sus
brazos.
-Vamos. -Dijo Ginny tomando a Hermione del brazo, ella se quedó mirando a
Ron, él no andaba.
-Ella perdió su vida…y al hombre que amaba…¿y tú te preocupas por ir a
hablar con un cuadro? -Gritó Pansy a voz en cuello, todos se las daban de muy buenos,
pero no lo eran con alguien que se había sacrificado por ellos.
-¡Cállate Pansy! -Espetó Ginny y aunque hubiera querido contestarle, la mirada
triste de Hagen y el silencio de Ron se lo impidieron, se volvió y tomó a Arthur que jugaba
con pétalos y a él le dedicó su llanto.
-¿Ron? -Preguntó suavemente Hermione, él se volvió a verla.
-Vayan…iré a casa…en La Madriguera están Ana y Albert…debo…debo llevar
a Eurídice para cambiarle la ropa ensangrentada y traerla de vuelta aquí… -Susurró
tristemente. -…voy a sepultarla yo mismo, con mis propias manos.
-Puedo quedarme a ayudar. -Sugirió Draco suavemente, Ron negó con la
cabeza y sonrió agradecido.
-No es necesario… -Ron empezó a caminar, Pansy tomó suavemente a Arthur y
lo sentó sobre el abdomen de Eurídice, recargándolo en el pecho de Ron, Hagen detuvo
al pelirrojo y pasó la mano por la frente pálida de Eurídice.
-Cuando mi madre murió…me hizo jurar que no tomaría venganza. -Susurró
mirándola fijamente, luego sonrió mirando a Ron. -Era buena…aunque no lo crean. -Dijo
mirando a Ginny que se volvió dándole la espalda. -Nunca, hubiera hecho esto de no
saber que era lo correcto. -Susurró suavemente, la miró un momento, con los ojos
anegados en llanto. -Sea como sea…por muy mala que haya sido…no merecía morir así.
-Suspiró y le besó la mejilla.
-Eso yo no lo puedo juzgar. -Dijo Ginny echando a andar, Ron le miró
desconsolado, pero a ella no se le ablandó el corazón; Hermione se acercó para besarlo
en la mejilla.
-Ve…yo voy a cuidar de ella…sé que lo entenderá. -Murmuró sonriéndole, Ron
asintió y aferró su varita, antes de partir, Pansy se acercó corriendo, se quitó con fuerza
una sortija del dedo y se la puso a Eurídice en el dedo meñique de la mano derecha.
-Siempre le gustó…nunca fui capaz de dársela. -Susurró a Ron y le guiñó un
ojo, él desapareció llevándosela camino a la Madriguera, ellos desaparecieron, camino a
Hogwarts.

-¡Bill! -Llamó a voz en cuello, él entró corriendo, en la cama lentamente, Cho


bebía una taza de té, Molly lo miró.
-¿Qué ocurre mamá? -Preguntó mirándola fijamente, sonrió a Cho, que como si
no supiera qué hacer, levantó la mano un poco y movió los dedos para saludarle, él la
notó fría, ella se volvió a mirarse los dedos, como si nunca antes hubiera visto unos,
sonrió. -¿Qué le ocurre? -Murmuró discretamente, Molly le tomó del brazo y lo hizo darse
vuelta para que Cho no los viera hablar.

411
-Está vacía. -Contestó suavemente, llevándose la mano a la frente con tristeza.
-No sabe nada…no sabe siquiera su nombre…lo ha olvidado todo.
-Imposible…eso no puede ser mamá, tiene que haber un error. -Dijo él mirando
a Cho por sobre su hombro, la chica miraba todo a su alrededor, de pronto sonreía al ver
algo llamativo, pero donde más colocaba sus ojos era en el chico de la cama de al lado,
Charlie.
-No puede terminar una palabra…no es coherente… -Molly negó con la cabeza
y se secó las lágrimas con un pañuelo, Bill le miró. -…ella, perdió todo…es como si su
mente se hubiera fracturado con la tortura…ha dejado de ser Cho.
-Cho… -Una voz los hizo volverse, Cho en su cama miraba a la cama de al
lado, el chico ahí comenzaba a responder, Bill fue corriendo hacia él para ayudarlo a
erguirse, Charlie estaba pálido al extremo de parecer muerto, Cho en la cama de al lado
le miró intrigada. -…Bill… -Llamó el pelirrojo al reconocer a su hermano, adormilado le
preguntó por lo que más le importaba en aquel momento. -…¿dónde está Cho?
-Ella está aquí Charlie…mira… -Molly le señaló a la chica que lo miraba con el
ceño fruncido, en cuanto las miradas se toparon, Cho abrió sus ojos impresionada,
aquellos ojos azules la hicieron recordar de golpe todo.
-¡No! -Gritó llevándose las manos a la cabeza, donde dolía, donde las sienes
latían igual que un corazón, donde la mente ardía como una llama encendida, recordó a
su padre, lo recordó muerto, lo recordó helado. -¡No! -Gritó desconsolada y Molly y Fleur
que entró oyendo los gritos hicieron por calmarla, sujetándola con fuerza para que no se
causara daño.
-¡Cho trangquila!...¡pog favog Cho! -Fleur le sostenía las manos con las que
daba de palmadas desesperada, Charlie ayudado por Bill se puso de pie para acercarse a
ella, Cho no dejaba de pelear.
-¡Cedric! -Gritó en un arranque de desesperación, Molly fue a buscar un
calmante. -¡No quiero que muera Charlie!
-¡Estoy bien Cho! -Gritó el aludido mirándola, tan asustado como ella, sometida
le miró sin reconocerlo, entre la fiebre del dolor y el recuerdo.
-¡Charlie! -Gritó desgarradoramente, Molly le puso unas gotas de poción en los
labios, de inmediato empezó a calmarse, pero seguía igual de asustada, Charlie entonces
se sentó junto a ella en la cama y le pasó la mano por la cabeza para consolarla,
sonriendo le besó en la frente y pegó la suya con la de ella.
-Tranquila…ya todo pasó…yo estoy contigo…aquí estoy. -Dijo respirando
tranquilo, mientras ella a fuerza de tener sus ojos pegados a los suyos, empezó a
entender, no recordaba casi nada, pero le bastaban aquellos ojos azules para respirar
mejor, se concentró en ello y pudo calmarse, cerró los ojos para eliminar las lágrimas que
le ahogaban, lo miró y trató de reconocerlo mejor, intentó recordar y al no lograrlo se echó
a llorar.
-¿Qué es lo que le pasa? -Bill miró a su madre sin comprender del todo.
-No lo sé…lo que sea que le hayan hecho, casi mató su espíritu…ella no está
bien. -Sentenció mirándolos, cuando una voz los hizo salir de ese apuro para entrar en
otro.
-¡Madre!...Ronald está aquí… -Exclamó George desde la sala con la voz
temblorosa, Molly y Bill se miraron, Fleur los impulsó a salir.
-Vayan…yo me encaggo de togdo aquí. -Dijo sonriendo, Bill tomó a su madre
del brazo y la impulsó a ir a la sala, cuando llegaron y Ron se dio la vuelta para verlos,
Molly casi se desvanece, de no ser por que Bill le sostenía y Ron parecía poco dispuesto
a soportar que su madre se desmayara.

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-Démonos prisa. -Dijo Ginny al aparecerse en el Bosque Prohibido, Hermione le
miraba sin comprenderla del todo, se le hacía imposible que fuera tan fría con Eurídice,
pero no hizo ningún comentario, Pansy a su lado llevaba plantada en la cara una sonrisa
irónica, hiriente.
-¿Porqué la sonrisa? -Preguntó Draco acercándose, mientras caminaban entre
los árboles.
-Simplemente…por que esta niña se va a dar de topes cuando comprenda la
verdad… -Susurró como respuesta, Hagen a su lado lucía pensativo. -…entonces, va a
lamentar todo lo que ha dicho en contra de Eurídice…cuando mi amiga salve su trasero
desde el infierno, va a lamentarlo. -Dijo conciente de que escuchaba, la pelirroja se volvió
y la enfrentó.
-Tu amiga es igual que tú…¡una asquerosa perra traidora! -Espetó con rabia
mirándola fijamente, Pansy soltó una carcajada, Hermione no toleraba más esa situación
absurda.
-¡Basta! -Gritó tratando de separarlas a empujones, Draco contenía a Hagen
que había intentado irse sobre Ginny.
-Trata de controlarte. -Le dijo al oído mientras lo sujetaba por la espalda.
-Esa maldita Weasley me está colmando el plato. -Gruñó encolerizado, Draco
apenas podía sostenerle.
-¿Qué te causa más rabia Weasley...saber que le debes la vida a una Slytherin
que se acostó con tu hermano…o saber que de alguna forma el precioso de tu novio
siente afecto por la que tú llamas perra? -Pansy le miró a los ojos y tarde se dio cuenta
que el comentario había sido demasiado.
-¡Reducto! -Exclamó Ginny apuntándole con la varita, con una voz ajena,
impregnada de rabia.
-¡Protego! -Alcanzó a detener Hermione, por que sabía que aquello habría
matado a Pansy, que mirando fijamente le hizo un guiño a Ginny y se acercó a Hagen
para caminar juntos. -¡Prometí a Eurídice que protegería a Hagen y a Pansy!...aunque sea
de ti, Ginny. -Exclamó la castaña, Ginny no le miró.
-¡Es la última vez que te permito algo así Parkinson! -Gritó Ginny enfurecida,
luego miró a Hermione con odio por haberle impedido cerrar aquella boca, y siguió
andando.
-Es la última vez… -Pansy comenzó a imitarla, pero Hagen la hizo callar con
una mirada, comenzaron a caminar directo al Colegio, lograban ver las torres cuando
Draco los empujó hacia una sombra, alguien se acercaba; entonces lo vieron, era todo un
grupo de personas encapuchadas, al frente Dolohov, Avery y Alecto hacían guardia al que
por momentos juraron seguía siendo el Harry de antes, Ginny intentó acercarse, pero
Hermione la sostuvo con fuerza.
-Estás loca…te verán y no se tocarán el corazón para matarte. -Susurró la
castaña viéndola fijamente.
-Aunque lo intentaran, no les sería posible…¿o sí Weasley? -Preguntó Pansy
levantando las cejas con una sonrisa, Ginny le tomó por la barbilla presionando con
fuerza.
-Si Eurídice te contó secretos…aprende a guardarlos, maldita víbora. -Espetó y
permaneció inmóvil, Hermione la miraba sin comprender la anterior conversación.
-¿A dónde van? -Preguntó Hagen interesado en la comitiva numerosa, Draco
miraba apabullado.
-La Cámara…es lo único que se me ocurre…al Colegio no pueden entrar sin
desatar una batalla…son pocos para eso. -Contestó mirando fijamente.
-Sigámoslos. -Exclamó Ginny y a hurtadillas se levantó para seguirlos.

413
-¡No Ginny espera! -Hermione quiso detenerla pero no lo logró. -Tenemos que ir
primero donde Dumbledore.
-Es tarde…la nenita ha tomado la decisión de seguir al joven
Potter…ayudémosla antes que le cueste la vida. -Pansy varita en mano se lanzó a seguir
a la pelirroja, Hagen más hábil en la cacería, subió a la rama de un árbol y desde ahí se
dio a la tarea de seguirles el paso brincando de rama en rama, Hermione se volvió a
Draco.
-¿Porqué le prometiste algo así a Eurídice? -Preguntó él mientras andaban tras
ellos procurando no hacer ruido.
-Porque siento que le debo algo…y ni siquiera sé bien qué. -Exclamó sin
mirarlo, él asintió, realmente entendía aquella chica todavía muy poco de la verdad, quizá
tan poco como él mismo.
Iban siguiendo a Harry, todos en silencio, al poco se les unieron Crabbe, Goyle,
Zabini y otros más, las sombras de la cueva en la que entraron eran espantosas y Ginny,
seguida muy de cerca por Pansy, procuraba no perderlos a fuerza de enfocar entre la
negrura de la boca de lobo en la que se habían metido; al poco, se detuvieron, había ahí
una enorme puerta de plata con figuras de serpientes, todas ellas dispuestas como la
cabeza de una Gorgona, mirándoles, sibilantes. Voldemort susurró algo ante ella, algo
que a todos los demás les pareció incomprensible, lentamente entraron en grupos, la
entrada se dividía en cuatro caminos y para cuando Hagen, Pansy, Ginny, Hermione y
Draco llegaron a ella, todos los mortífagos que les precedían ya habían desaparecido por
alguna de ellas o por todas.
-¿Qué hacemos? -Preguntó Hermione, mientras Ginny respiraba agitada.
-Es por cualquiera…llevan al mismo sitio. -Refirió Draco caminando al frente. -
Sólo que por distintos ángulos del mismo lugar.
-Yo iré por aquí. -Ginny se adentró en uno de los túneles, antes que Hermione
pudiera detenerla, Draco le tomó la mano a la castaña y sonrió.
-Tú y yo iremos por esta. -Señaló la de la derecha y la jaló, ella no pudo
negarse, sólo alcanzó a ver que Pansy entraba por una y Hagen se agazapaba para
entrar en la otra.

-¡Abra! -Gritó desconsolado por octava ocasión, sintiendo que la garganta se le


desgarraba de desesperación, intentó empujar de nueva cuenta la puerta, al no lograr
abrirla, se volvió otra vez a la ventana y de nuevo, como ya había intentado cerca de 10
veces, se tiró por ella hacia el jardín y de nueva cuenta apareció con un parpadeo dentro
de la habitación, donde Ginny escuchaba música de Las Brujas de Macbeth. La miró con
la respiración agitada y se le ocurrió poner en práctica algo que no había pensado. -
Ginny…Ginny ayúdame a salir por favor… -Suplicó mirándola fijamente, ella continuaba
buscando algo en el cajón, mientras tarareaba una tonadita pegajosa, él se llevó las
manos a la cabeza y se despeinó desesperado. -…Ginny…mírame…mírame Ginny. -
Pidió tomándola por el brazo, pero ella fue atravesada por el movimiento como si fuera de
humo, él soltó un rugido y de furia fue directo a la puerta y la pateo con fuerza. -¡Maldita
sea! -Gritó mirando la madera, cuando notó que alguien estaba a su lado, se volvió a
mirar, Ginny le miraba con una sonrisa, sosteniendo una diminuta llave.
-¿Cómo pensabas poder abrirla si no tienes la llave? -Preguntó suavemente, él
se quedó boquiabierto, eso simplemente era imposible, no sabía de que un pensamiento,
un recuerdo, pudiera actuar por libre albedrío.
-Pero cómo… -Ella sonrió, usando la llave abrió la puerta, él estaba tan
sorprendido que cuando ella le empujó para que saliera no opuso resistencia.
-Suerte, Potter. -Dijo con la voz sibilante de aquel-que-no-debe-ser-nombrado,
los ojos rojos y la sonrisa macabra.

414
-¡Espera! -En cuanto puso un pie afuera cayó sin poder detenerse, todo estaba
oscuro y cuando golpeó el piso, casi perdiendo la conciencia, si es que eso era posible, se
dio cuenta que todo a su alrededor era una enorme pantalla, lo que veía era el exterior, lo
que su cuerpo estaba pasando, Voldemort estaba adentrándose en una enorme sala,
decorada con serpientes por todos lados, la reconoció, eran los mismos decorados de la
Cámara, los mismos del sitio donde se habían enfrentado, aquél lugar, pese a no ser el
mismo donde casi muere, debía formar parte de la misma construcción, de reojo pudo ver
a los que le acompañaban y se sintió enfermo, no eran más que un grupo de asesinos. -
Mortífagos. -Susurró con molestia, entonces el cuerpo se detuvo en el centro de una sala.
-Este es el sitio…aquí terminaré de una vez por todas con las esperanzas de
esas ratas de la Orden…acabaré en este sitio con todo lo que puede salvarte Potter… -
Exclamó Voldemort a sabiendas de que él oía. -…porqué sé que esa esperanza no tarda
en llegar.
-¿De qué está hablando señor? -Preguntó Alecto sorprendida, él sonreía
frenéticamente, mientras ellos, Amycus, Dolohov, Goyle, Crabbe y Zabini se situaban a su
alrededor.
-Muy simple…Potter…ella viene hacia acá…ella viene hacia acá y yo…haré de
ella lo que quiera. -Exclamó sonriendo, Harry desde su prisión apretó los puños y juntó
aire para gritarle.
-¡Nunca caerá en su trampa!... -Gritó, todos pudieron oírle a la perfección, como
un eco salido de la propia cueva que al momento soltó un brillo verdoso que lo inundó
todo.
-Ahí lo tienes Potter…¿recuerdas aquella noche en que peleamos?…aquello
que nos hizo casi perder el control a los dos por igual… -Harry frunció el ceño
escuchándolo. -…ahora ya no funciona…porque tú y yo somos unos…y mi mitad, es
ahora tuya… -Harry intentó pensar qué quería decir aquello, como un balde de agua la
verdad le bañó el cuerpo; ahora lo entendía, aquellas fuerzas que lo atacaron durante el
duelo con Voldemort, la energía extraña que también había atacado al-que-no-debía-ser-
nombrado, no era alguien ayudando a uno u otro, era la misma cueva; esa prolongación
de la Cámara Secreta, parte de Salazar Slytherin, los repelía, los odiaba y se proponía
echarlos de su territorio, podían tener habilidades del fundador, Tom podía ser el heredero
y Harry parte de él, pero eso no les quitaba su característica más singular, los dos eran
mestizos, la cueva los rechazaba por eso, por su sangre mezclada, por su ascendencia
impura. -…ahora, al estarjuntos…somos uno solo…somos perfectos…y tú poder,
sumado al mío…es invencible.
-¡Maldito! -Gritó desesperado, entonces Voldemort levantó la varita y apuntó a
lo que parecía ser el hueco de una cueva a pocos metros de ellos.
-Pero este es el mejor premio Potter…¡Carpe retractum! -Exclamó apuntando a
la sombra, como si se tratara de un látigo, el rayo que brotó de la varita entró directo en la
cueva y sujeta de un tobillo, rabiosa y dando de gritos, Ginny Weasley salió para hacer
acto de presencia; Harry corrió hacia el muro de aparente cristal que lo encerraba y rabió
de ver que la había atrapado. -Mira nada más lo que picó el anzuelo.
-¡Suélteme! -Gritó la pelirroja, al tiempo que un rayo rojo y uno plata cruzaban el
cielo tratando de atacar a Voldemort, pero que fueron detenidos por la protección de
Zabini y de Alecto.
-¡Suéltela! -Gritó Hermione dando un salto desde la boca de otra de las cuevas,
tras ella, con la varita levantada Draco saltó siguiéndola.
-Crabbe y Goyle…pudo haber comprado gorilas para hacerlo mismo que ellos.
-Dijo el rubio sonriendo de lado.
-¡Porqué no se mete con alguien tan idiota como usted, Lord Bobalicón! -Espetó
Pansy saliendo desde otra de las cuevas, una más baja y cercana a Voldemort y los otros.

415
-Maldita Parkinson. -Exclamó Amycus sonriendo al verla, ella le hizo un guiño,
cuando él trató de acercársele, alguien pasó a su lado dándole un zarpazo. -¡Ah! -Cayó al
suelo de rodillas con una herida enorme en la pierna izquierda.
-La nena es mía…no te metas conmigo Carrow. -Espetó Hagen agazapado
junto a Pansy que sonrió divertida.
-Parece que han llegado todos Potter… -Exclamó Voldemort desde su posición,
sin soltar ni un poco a Ginny que pendía de cabeza. -…pero a mi lo único que me interesa
es esta belleza…¿y a ti?
-¡Voy a sacarlo de ese cuerpo aunque me cueste la vida! -Gritó Ginny tratando
de apuntarle.
-Media diría yo. -Susurró Pansy sin querer, Hermione le miró sin comprender,
ella sólo se encogió de hombros.
-Ginny…¡maldita sea suéltela! -Gritó Harry golpeando con los puños aquel muro
por donde podía sólo ver.
-¡Bájela ahora mismo! -Gritó Hagen apuntando con su varita a Amycus, Draco
apuntaba a sus ex guardaespaldas.
-Somos más…no tienen oportunidad. -Dijo Zabini sonriendo, Hermione le
apuntó con firmeza.
-¡No carecemos de manos imbécil! -Gritó Ginny desde su incómoda posición. -
¡Reducto! -El rayo impactó cerca de la pierna de Alecto que de inmediato le contestó con
un ataque certero.
-¡Desmaius! -Draco recibió el impacto y se dobló hacia atrás, Hermione le cubrió
e hizo lo único que podía.
-¡Lacarnum inflamare! -De inmediato un círculo de fuego rodeó a Dolohov,
Crabbe y Goyle mientras que Amycus se lanzaba sobre Pansy, Hagen se tiró sobre él y
se dispuso a hacerlo trizas con sus garras, Draco más repuesto siguió a Hermione camino
a defender a Ginny, dejando a Pansy a cargo de Zabini y Alecto.
-¡Diffindo! -Gritó Ginny apuntando a Voldemort que la soltó para dejarla caer al
suelo, Hermione y Draco aún estaban a varios metros, Voldemort carcajeó y al verse el
corte en la mano izquierda, la levantó y la probó lamiéndose la herida, Ginny dio un bufido
de odio. -¡Asqueroso! -Le espetó en la cara.
-Tienes muchas ganas de morir…verdad niñita. -Dijo apuntándole con la varita.
-¡Expelliarmus! -El hechizo fue tan rápido y potente que Ginny se vio desarmada,
Voldemort carcajeó. -¡Te voy a dar el gusto!
-¡Ginny corre! -Gritó Harry impotente, tratando de golpear el cristal con más
fuerza. -¡Huye!
-¡Ya voy Ginny! -Gritó Hermione corriendo cuesta arriba para defenderla.
-Mira nada más quién te defenderá…la experta en fuego portable… -Exclamó
Voldemort caminando hacia Ginny que al retroceder tropezó y se vino abajo. -…dicen que
es muy buena en eso.
-¡Desmaius! -Apuntó Draco al hombre, pero el hechizo fue desviado por un rayo
que vino de la varita de Alecto.
-¡Hey!..yo soy tu rival…¡anciana! -Le gritó Pansy ganando su atención.
-¡Pansy respeta a tus mayores! -Dijo Zabini apuntándole, ella como toda una
alumna de Bella, controlaba la situación, mientras Hagen se divertía atacando a Amycus
lentamente, Dolohov luchaba por salir de las llamas.
-¡Aguamenti! -Gritó Crabbe, pero no funcionaba, Hermione sabía bien lo que
hacía.
-¡Lacarnum inflamare! -Apuntó Hermione hacia Voldemort, la llama consumió la
mitad de su túnica, pero él con un sólo movimiento hizo que las llamas se apagaran,
sonriendo se volvió a verla, con aquellos ojos rojos terribles.

416
-¿A eso llamas fuego?… -Preguntó sonriendo, Ginny trató de ubicar su varita de
rodillas en el suelo. -…yo te enseñaré lo que es prender fuego a alguien. -Aquello resonó
en los oídos de Hermione y Harry como algo que ya conocían.
-¡Ginny no! -Gritó Harry asustado, Voldemort levantó su mano y apuntó a la
pelirroja que en aquel momento levantaba su varita para defenderse. -¡Ginny
escapa!...¡corre!
-¡Absumo! -Gritó Voldemort, un círculo rojo emanó alrededor de la pelirroja, Ginny
lo miró asustada.
-¡Sal de ahí Ginny! -Gritó Hermione tendiéndole la mano, la pelirroja se volvió a
verla sin comprender, en el preciso momento en que el círculo estallaba y una enorme
llama roja y azul envolvía a Ginny de pies a cabeza, como si un cilindro enorme de fuego
la contuviera dentro.
-¡Ah! -El grito desgarrado de Ginny hizo que todos se quedaran perplejos mirando,
Draco contuvo a Hermione que casi entra en las llamas para sacar a su amiga. -¡Harry! -
Lo miraba entre el fuego, suplicante, desconsolada.
-¡Eso es un fuego Granger!...¡esto es poder! -Gritó Voldemort carcajeando
mientras Ginny se quemaba viva.
-¡Alto!...¡alto! -Harry golpeaba el cristal con fuerza, llorando desconsolado. -¡Ginny!
-Exclamó desesperado, al tiempo que ella le miraba espantada, las llamas la rodeaban,
las llamas ya eran uno con ella.

Flor marchita
-Mamá. -Susurró al verla venir con Bill a su espalda, Molly se tambaleó de la impresión de
verle el rostro manchado de sangre y los ojos como dos esferas acuosas, cargando en
brazos un cuerpo que deseó no haber reconocido, sintió pena, pena por sus nietos y pena
por su hijo, que lucía destrozado, moribundo.
-Merlín. -Dijo apretando con fuerza el brazo con que Bill la sostuvo, Angelina
tenía en brazos a Arthur que miraba a su abuela seriamente, también algo manchado de
sangre; Molly volvió su mirada a su hijo menor, él le mostraba lo que llevaba en brazos
con tal expresión de pena que ella se puso a llorar. -¡Oh hijo mío!
-La mataron mamá…me la arrebató. -Dijo como un niño desconsolado que
muestra su juguete más preciado hecho mil pedazos; George miraba sujeto a la mano de
Katie, que a fuerza de mirar a otro lado procuraba ausentarse de la escena, Tonks y
Cormac, que volvían de curar a Drepell se retiraron a la cocina, mientras Molly
desconsolada iba a mirar aquel cadáver.
-Está muerta…realmente está muerta… -Dijo Bill intentando reconocer aquello,
significaba que el peligro era real, que de verdad había alguien allá afuera matando a
gente, mientras ellos se ocultaban.

417
-¡Eurídice! -Dio como muestra de pesar Molly, le tomó la cabeza con ternura,
mirando aquella palidez mortecina, Ron no pudo contener más el llanto y miró a Bill, Katie
salió de la sala acompañada por Angelina camino a la cocina, Fred y George se
acercaron a ver a Ron. -Pobre niña…hija mía…qué desgracia… -Molly ya no podía decir
más que frases entrecortadas, ahogadas por el dolor.
-Me quedé solo Bill… -Murmuró Ron desconsolado, su hermano le pasó la
mano por la cabeza sonriendo tristemente. -…me dejó solo, ¿qué va a ser de mis hijos? -
Preguntó mirándolo fijamente, Bill quiso darle palabras de aliento pero el nudo en la
garganta no lo dejó hablar.
-¡Ánimo hermano! -Dijo Fred acercándose a ellos, Molly le lloraba a Eurídice
desconsolada.
-La cachorra no soportaría verte llorar. -Dijo George sonriendo y mirando a la
chica que aún conservaba la sonrisa, Ron emitió una risilla desconsolada. -Mira,
sonríe…estaba contigo, no pudo sertan malo…
-Pudo haber muerto en brazos de alguien tan feo como Mundungus…al menos
eras tú y no él. -Bromeó Fred apretando el hombro del menor de sus hermanos, que
procuró sonreír un poco.
-¿Quién hizo esto? -Preguntó Molly desesperada, rompiendo con el cierto velo
de respeto que los chicos habían guardado un momento. -¿Quién mataría así?...¿quién le
quitó la madre a unos bebés?
-Bellatrix. -Susurró Ron compungido, entonces unos pasos en el pasillo los
hicieron volverse.
-¿Qué hizo Bella? -Preguntó Charlie acercándose al ver a su hermano tan
desconsolado, Cho apoyada en sus brazos miró fijamente al grupo de personas aquél,
aún luchaba por identificar rostros; cuando vio a Ron, su corazón dio un vuelco, lo
reconoció al momento, supo quién era y recordó algunas charlas respecto a él con
alguien, una chica, una joven de pelo castaño, entonces vio a Molly llorando a un cuerpo,
un cuero de cabello largo, quebrado y castaño. Cabello castaño, sintió pavor, se acercó
lenta pero con fuerza y al ver ese rostro, ahogó un gemido de dolor y se tiró sobre Ron
empujando a Molly para tomar en sus brazos el cuerpo, tirándose al suelo con ella sobre
el regazo.
-¡E...Eu!...-Intentó formar el nombre, que le saliera de los labios, que le emanara
de la boca aquel nombre que significaba su salvación de aquél limbo en que Voldemort la
había sumergido, la chica que le había redimido con apenas unas palabras, su amiga, su
hermana de batalla, era: -¡Eurídice! -Gritó desconsolada, la escena era tan terrible que
Fred y George se echaron a llorar y los gritos de Cho llamaron a Drepell que corrió a ver a
su ama muerta; en la cocina, Angelina, Katie y Tonks, al lado de Ted y Dromeda jugaban
con los trillizos, Ana y Albert sonreían y jugaban entretenidos, Arthur no apartaba sus
azules ojos de la sala, donde su madre era llorada como nunca ella misma había
imaginado.

-Señor Ministro…tenemos que movernos fuera de la ciudad. -Sentenció Remus


mirándolo fijamente, todos se notaban pensativos, cabizbajos, la noticia de que Potter
había caído bajo el mando del Señor Oscuro era más de lo que podían soportar, ni con
todo el ánimo del mundo.
-Necesito pensar. -Exclamó en un susurro seco, mirando al suelo con los ojos
desorbitados, serio, impávido.
-Señor Ministro…necesitamos una orden para mover a los Profesores de
Hogwarts y los alumnos de séptimo y sexto que nos están ayudando. -Susurró Padma
mirándolo sin comprender, tenían que darse órdenes, como fuera, pero debían darse
respuestas, antes que el territorio ganado fuera de nuevo del enemigo. -Es necesario que

418
usted nos diga qué es lo que tenemos que hacer, necesitamos que… -Habría continuado,
pero Augusta Longbottom la detuvo tocándole levemente el brazo, Padma miró a su
hermana, que asintió, debían guardar silencio.
-Quizá si contacto a Molly… -Dijo en voz alta, Percy a su lado le miró
preocupado, su padre se derrumbaba ante la simple idea de que uno de sus hijos fuera el
enemigo. -…ella podría darme información sobre el paradero del verdadero Harry…ella
podría…
-Arthur, estamos esperando tus órdenes. -Dijo suavemente Moody mirándole
con seriedad, él no se volvió a mirarlo, no podía pensar en otra cosa que en Harry, el
chico al que había casi protegido con su vida, el joven por el que había llorado tanto como
por un hijo, el hombre de su hija Ginny estaba al frente del enemigo, ¿qué le diría a su
esposa de llegar a matar a aquel chico?, ¿cómo iba a mirarse de nuevo al espejo si tenía
que ordenarle a toda aquella gente que matara al joven que, sacrificando su juventud, les
había protegido siempre?
-Papá…él no es Harry. -Sentenció Percy ante la mirada helada de todos, Arthur
se volvió a verlo sorprendido, él le había mirado, era Harry, daría su brazo derecho para
comprobar que era Harry, ¡no podía ser otro! -Si él fuera Harry, no nos haría esto…eso
basta para saber, que ese…ya no es Harry. -Afirmó seriamente, Arthur le miró por un
instante tratando de pensar en lo que decía, era verdad, era cierto él no haría esto.
-Pero si él no es Harry…¿dónde está? -Preguntó preocupado, nadie se atrevió
a contestarle, por un minuto, todos tenían la misma duda clavada entre ceja y ceja.
-Yo sé dónde está ese chico. -Exclamó una voz que los más jóvenes
reconocieron de inmediato, volviéndose para topar sus ojos con Flitwick, que les miraba
fijamente, serio y sonriente, apenas demacrado por la constante pelea de toda la tarde. -
Él está en todos nosotros…él vive en cada una de las personas que salvó aquella
noche…
-Profesor… -Susurró Oliver mirándolo fijamente, alguien tras el anciano se
acercó segura y tambaleante.
-Él tiene razón…si nosotros nos rendimos ahora y nos detenemos sólo porque
él tiene su imagen…de nada servirán los últimos sacrificios. -Exclamó Sprout entrando al
sitio, todos se sorprendieron al ver que se apoyaba firmemente en un bastón, bajo la
túnica no podía adivinarse la figura de su pierna izquierda.
-La profesora Véctor, Trelawney… -Flitwick les miró fijamente, algunos
reaccionaron sorprendidos, Lavender y las Patil al escuchar el segundo nombre dieron un
respingo, Padma dio un sollozo y se refugió en el hombre de Lavender a su lado. -…todos
ellos y los demás que yacen muertos en los jardines, en los campos…en las casas…cada
uno, merece ser honrado con una batalla entera Arthur…no con un colapso nervioso. -
Terminó sonriendo con autosuficiencia, Arthur recobró el color y miró a su hijo.
-Es verdad…tenemos que seguir. -Sentenció Moody, Arthur le agradeció que le
pusiera la mano en el hombro como apoyo, levantó la cara envalentonado y salió al frente
del enorme grupo, todos con la misma decisión tomada, había que pelear, con Potter o sin
Potter para protegerlos.

Rojo, todo era rojo y naranja ante sus ojos, él estaba ahí riendo de verla
envuelta en fuego, soltó un grito que su garganta no pudo contener y tras el rojo intenso
de aquellos ojos adivinó el verde de los que ella amaba; se llenó de miedo, ¿es que en
realidad terminaría su vida así? ¿a manos del hombre que amaba, sin poderle decir que
ella era tan suya que ni siquiera conservaba ya su vida?.
Entonces recordó un mensaje del pasado, algo que hubiera creído una locura
"…deja que lo haga Ginny…deja que él lo haga, no temas…si lo amas…no te
defiendas…no tengas miedo…no te quemará…no estás sola", reaccionó, era eso,

419
Eurídice le había dado la verdad mucho antes, Eurídice conocía todo, miró a Harry. Tras
ese rostro sonriente adivinó al verdadero chico llorando, sufriendo y esa voz, el grito de él,
el llanto se lo decía, Harry el hombre que amaba, creía que ella iba a morir, pero eso no
era cierto, por que Eurídice lo había dicho "no te quemará" y era cierto, el fuego, no puede
consumir al fuego. Se armó de valor y se concentró, trató de advertirle, para que no
sufriera, que ella estaría bien.
-¡Harry! -Gritó con aquel ardor que la abordaba al punto de sentirse ya
consumida por el fuego, pero segura de que no iba a perder esa batalla. -¡Harry recuerda!
-Gritó tratando de darle pistas, pero no demasiadas para que Voldemort no lo supiera, no
aún.
-¡Ginny! -Hermione le gritó nuevamente, Draco la contenía apenas, consumido
él pero por la sorpresa de aquella imagen espantosa, Hermione se tiró casi con toda su
fuerza, haciendo que él perdiera el equilibrio y los dos cayeron al suelo mirando aquel
espantoso espectáculo.
-¡Merlín! -Gritó Hagen, aún sobre el cuerpo de Amycus que había perdido la
conciencia.
-¡Quémate Weasley! -Gritó Voldemort emocionado, satisfecho de ver su obra. -
¡Consúmete de una buena vez!
-Esto es demasiado… -Dijo Dolohov al ver tal crueldad, se volvió a su sobrino
que ni siquiera le miraba, Crabbe a su lado hizo lo único para lo que tuvo cabeza, huir,
huir despavorido como hubiera hecho un niño; Goyle no sabía si seguirlo o quedarse a
esperar, pero al ver que el propio Draco no actuaba, siguió a su compañero, rezando que
aquello no les costara a todos la vida; la crueldad estaba sobrepasando los límites de la
cordura o de todo.
-¡Qué esperas Hermione sácala de ahí! -Gritó Pansy corriendo hacia ellos,
aprovechando que Alecto reía como una loca y que Zabini yacía inconsciente. -¡Muévete!
-Dijo corriendo a toda prisa. -¡Sácala de ahí!...no permitas que la mate…¡Eurídice dijo que
ella debía vivir! -Pansy intentó llegar, si Ginny moría todo se habría ido al carajo.
-¡No Ginny! -Harry, la voz de Harry le llegó a ella como un aliento fresco y
recobró la esperanza en que no perderían, no si ella lograba cumplir el destino que todos,
Eurídice y Dumbledore, Harry y el propio Voldemort, ya le habían marcado.
-Fawkes. -Susurró en un murmullo tan bajo que nadie sino ella y el convocado
lo escucharon, al momento lo sintió, el suelo se ablandaba.
-¡Suéltame Draco! -Hermione logró zafarse apenas de los brazos de Draco,
estirar el brazo hacia el cilindro incandescente cuando aquello ardió aún más, como si
hubiese estallado un tanque entero de gas, Hermione cayó de espaldas sobre Draco que
le amortiguó la caída; Voldemort se cubrió el rostro con ambos brazos y Pansy, rodó
cuesta abajo, quedando justo en medio de la sala, inconsciente. -No… -Hermione abrió
los ojos buscando a su joven amiga y lo único que quedaba era una mancha negra,
profunda y las cenizas de sus ropas y lo poco que quedaba de su cuerpo. -…¡No!
-Imposible… -Dijo Draco sin saber qué más decir, al tiempo que en aquella
oscuridad el llanto de Harry, ampliado para gozo de Voldemort, se escuchaba igual que el
de un niño.
-Ginny… -Exclamó entre sollozos enfermos de dolor Harry, apretándose a sí
mismo entre sus brazos, dejándose caer en la verdad de lo que sus ojos le mostraban.
-Carajo. -Susurró Hagen que de pie, manchado de sangre, miraba aquella
escena espantosa.
-¡Ginny! -Gritó Hermione rascando el suelo negro, llorando, desgarrándose las
yemas y arrancándose las uñas en su lucha por buscarla.
-¡Maldito! -Gritó Harry desconsolado, mirando el muro golpeándolo con tanta
fuerza que sus manos comenzaron a sangrar. -¡Maldito!...¡voy a matarlo!

420
-Ahí está su última esperanza…muerta… -Se mofó Voldemort mirando a
Hermione que continuaba luchando por abrir un hoyo en el piso y buscar a su amiga, le
parecía que la había visto hundirse antes de la explosión.
-¡Ya voy Ginny! -Gritó encolerizada, llorando desesperada. -¡Resiste Ginny!
-Has llegado muy lejos…has llegado muy lejos… -Decía Draco sin saber qué
más decir, el llanto de Harry le taladraba los oídos como si se tratara de el llanto de él
mismo.
-Quieres buscarla. -Voldemort sonrió acercándose a Hermione que no lo
miraba, Draco se acercó para protegerla.
-Hermione… -Dijo el ex Slytherin cubriéndola con su cuerpo y mirando a
Voldemort con la varita levantada.
-¡Draco cuidado! -Harry gritó tratando de advertirles lo que su cuerpo y él
planeaban hacer.
-Búsquenla entonces…¡Deprimo! -Un enorme agujero estalló debajo de
Hermione que ni siquiera lo había notado y ella y Draco cayeron por él.
-¡Draco! -Hagen no sabía si lanzarse sobre ellos para ayudarles, corría para
protegerles cuando un brazo le rodeó el cuello y le apuntó en la sien con una varita.
-No muevas un músculo. -Dijo la voz de Alecto a su oído y él se tensó de
inmediato, mirando de reojo a su tío y a Pansy inconsciente a pocos metros.
-Hagen… -Dolohov miraba sin saber cómo ayudar, aquello ya no le estaba
pareciendo tan bueno y divertido, era un viejo, un viejo con una familia que iba a necesitar
algo mejor que la tortura de un enfermo como Voldemort, miró a su sobrino, si iba a
arrepentirse, este era el momento.
-¡Funis! -Una cuerda gruesa y brillante sujetó una roca cercana y Draco, sujeto
apenas de la mano de Hermione, pudo detener la caída de los dos.
-Qué chico tan listo Malfoy… -Exclamó Voldemort al tiempo que miraba por el
agujero. -…ahora entiendo porque usan ratas los muggles para sus experimentos…son
ingeniosos y el peligro los hace reconsiderar métodos…astuto Malfoy…muy astuto… -Dijo
sonriendo, mientras se acercaba a la cuerda y la rozaba con la punta de su varita.
-¿Estás bien? -Draco miró a Hermione, que pendiendo de su mano le miraba
asustada. -Hermione… -La llamó cuando notó que ella le miraba pero sin verle. -…¿estás
bien? -Preguntó cuando ella frunció el ceño mirándolo a los ojos.
-Sí…eso creo. -Susurró sudando la gota gorda al ver que había al menos unos
300 metros de caída libre hasta sólo Merlín sabía dónde. -Sácame de aquí…quiero irme a
casa. -Dijo apesadumbrada, Draco la creyó en shock.
-Tienen que huir…deben escapar…¡váyanse! -Gritó Harry desde su prisión,
Voldemort sonrió al oírlo. -¡Maldita sea escapen!...lárguense…¡largo!
-Oye Hermione…puedes decirme qué hay ahí en el muro tras de ti. -Preguntó
Voldemort, Hermione nerviosa y dolorida, por que sabía a la perfección que no podrían
subir si no les ayudaba alguien, lo miró fijamente, por un momento pensó que era Harry
quien se lo pedía y le obedeció, se volvió apenas al muro mencionado, en cuanto plantó
sus ojos ahí, deseó nunca haberlo hecho.
-Imposible…esto…no puede ser cierto… -Dijo y dio un grito de miedo y
desolación, Draco se volvió a mirar y sintió el mismo dejo de pavor y desconsuelo, ahí, en
lo que ellos creían era muro, una pareja yacía congelada, Neville y Luna luchaban por
tocarse, en una posición totalmente cruel, en la que ella le tendía la mano mientras él, con
el rostro abandonado a la desesperación trataba de tocarla. -Son…¡son Neville, Luna! -
Gritó Hermione, en un sollozo que se reprodujo en el eco de la cueva y que se prolongó
hasta muchos segundos después.

421
Trataba de respirar, de pensar en que vivía y eso ya era ganancia, miró el suelo
y el mármol le pareció familiar, el ave a su espalda apenas emitía sonidos, ella levantó la
cara apenas un poco y sintió mareo, escuchó el sonido del agua desbordándose,
entonces lo vio, era un retrete ante ella.
-¡Ah! -Un grito entre sollozos la hizo mirar al frente.
-Myrtle… -Susurró apenas con voz, notó entonces que apenas llevaba encima
restos quemados de su blusa, carecía de pantalón y apenas y sobrevivía su ropa interior
totalmente chamuscada, su cabello estaba casi quemado hasta la mitad de su total
medida. -…Myrtle…di el cuadro del profesor Dumbledore que estoy aquí…
-¡Pero si estás desnuda! -Dijo la chica fantasma totalmente escandalizada.
-No tengo tiempo para tus sermones moralistas…da aviso… -Susurró cerrando
los ojos, la piel le ardía, entonces pudo mirarse totalmente cubierta de heridas. -…date
prisa…
-Pero…si eres Ginny Weasley… -Myrtle se inclinó a su lado para verla a los
ojos.
-No tengo…tiempo para presentaciones…anda…por favor… -Suplicó ahogando
un grito de dolor, Myrtle le obedeció y salió de ahí atravesando las paredes, Ginny se
volvió a fénix a su espalda. -…gracias…otra vez.

Tenía el ceño fruncido mirando al vacío, pensando, creyendo todavía que


todo era posible, todo era parte del plan, todo saldría bien; respiraba pesadamente,
porque la verdad es que el nervio y el miedo no lo habían dejado en todo el día, pero tenía
que parecer fuerte ante Minerva, ante ella, tenía que conservar la confianza de siempre,
por que si no ella se derrumbaría y eso no podría tolerarlo. Tragó saliva con fuerza,
ignorando al perro que pasó por entre sus pies, proveniente de uno de los cuadros de las
escaleras, perro que últimamente se paseaba mucho por el castillo en las noches y que
solía visitarle con frecuencia.
Recordó entonces un cierto suceso simpático de unos años antes de su muerte,
una noche, Harry había sido descubierto por el Profesor Snape con el mapa del
Merodeador, Harry había salido por que había visto en el mapa el nombre de alguien
muerto, Peter Petegrew, Remus Lupin había aparecido para echarle la mano y rescatarlo
de las garras de Severus, quien debía de estar vigilando, pero a alguien más en realidad;
Peter era en realidad la rata de Ron, por eso cuando Harry lo perseguía no lo había visto,
¿Harry no solía buscar personas a ras del suelo o si?; esa misma noche, dos pasillos más
adelante, ocurría algo curioso que Snape no descubrió por reprender a Potter, que de
alguna forma era su víctima predilecta, siempre resulta arrobador mirar los ojos que se
ama enfurecidos.
Ahí entre las sombras de ese otro pasillo, Eurídice Greyback se encontró por
primera vez de una forma poco casta con un chico del Colegio, y ¿quién había sido la
persona?, el mismísimo Draco Malfoy, los dos habían salido a buscar a Pansy Parkinson,
con la intención de detenerla para que no hiciera con Blaise Zabini, lo mismo que ellos
terminaron haciendo, besándose apasionadamente en medio de un pasillo, teniendo
como único testigo un cuadro "solo". Lo cierto es que el cuadro lucía en realidad un
paisaje campirano y un par de pastorcillos miraron todo, escondidos tras un roble.
Dumbledore escuchó aquella historia a la mañana siguiente, pero no dijo nada ni
reprendió a los alumnos, sabía a la perfección que si había una casa a la que le gustaba
tener ese tipo de historias era Slytherin y que tratar de corregirles era igual a tratar de
detener el llanto de...
-¡Myrtle! -Dijo al momento de ver al fantasma que entraba corriendo (flotando?)
preocupada y si se pude decir, más pálida que de costumbre.

422
-¡Profesor Dumbledore! -Dijo con su voz chillona y sollozante. -¡Apareció en mi
baño!...envuelta en llamas y desnuda…está herida…muy herida y ese fénix suyo está con
ella. -Pronunció más llorosa, él se puso en pie de un golpe y al momento lo oyó, el llanto
de un fénix, Minerva entró en aquel momento llevando una charola de té.
-Myrtle…usted aquí. -Dijo mirando las tazas, ¿debía ofrecerle una?
-¡Minerva de prisa!...en el baño de Myrtle… -Dijo Albus caminando entre los
cuadros de los directores, pisando pies aquí y empujando sillas allá. -…la visita de que le
hablé…corra Minerva, llévela a la enfermería. -Minerva le miró sorprendida, dejó la
charola sobre una silla y salió corriendo. -Gracias Myrtle.
-Descuide profesor…es un placer… -Dijo la chica saliendo a toda prisa para
seguir a la directora y presenciar con sus propios muertos ojos el evento aquél.
-¡Nick! -Gritó Dumbledore a voz en cuello, al momento un fantasma atravesó el
suelo de la oficina y se plantó ante él, que volvía a su cuadro disculpándose con medio
mundo.
-Señor Director…¿en qué puedo servirle? -Preguntó Sir Nicholas mirándole
fijamente.
-Vaya por favor a la enfermería, anuncie a Madame Pomfrey que Minerva lleva
para allá a la señorita Ginevra Weasley…dígale que es necesario que la cure rápido…ella
debe hablar conmigo lo antes posible… -Sentenció, Nick asintió y desapareció cruzando
las paredes despreocupadamente.
Al verlo cruzar se le vino otro suceso a la mente, alguna vez la Dama Gris había
venido a su despacho a quejarse por la decadencia en que parecía caer el Colegio; la
mujer reaccionó escandalizada pues había sido testigo de un evento poco común, sobre
todo tratándose de tan buenos alumnos; ella había visto a Ron Weasley y Hermione
Granger sobrepasarse en sus arrumacos, una tarde de verano cerca de la Torre de
Astronomía, otro suceso que había dejado pasar por alto, no por que los Gryffindor no
pudieran ser corregidos en ese aspecto, simplemente porque esos dos, necesitaban un
tiempo de descanso.

-Hermione…no los mires. -Dijo tratando de llamar su atención, pero ella, con los
ojos desorbitados seguía mirando.
-No…no… -Ya no sabía qué más decir, si alguien le hubiera dicho que
comenzaba a ser repetitiva, habría gritado con más ganas y le hubiera escupido con
desprecio en la cara. -…¿porqué?...ellos…ellos nunca le han hecho daño alguno a
alguien…ella es… -Sintió que las lágrimas le humedecían la barbilla y cerró los ojos
rabiosa. -…ella es sólo una niña…¡es tan sólo una niña!
-Te divierte la escena ¿no? -Preguntó sonriendo Voldemort, Draco cerró los
ojos con fuerza y con molestia, intentó sujetar mejor la mano de Hermione, pero ella
estaba inmovilizada por la pena. -Esos dos lucían tan tiernos juntos como un par de
cachorros recién nacidos…cachorros que tenían que ser eliminados ahora para no sufrir
luego…han oído hablar de cuando se asfixia a los recién nacidos para que no sufran
¿no?…es eso lo que hice.
-¡Cállese! -Gritó Harry desconsolado, el simple sonido de aquella voz le hacía
latir la sien, el ver a Hermione de esa forma y saber el fin de Ginny le hacían sentir una
furia incontrolable. -Usted no es magnánimo…usted no es clemente…¡Eres un bastardo y
un cerdo Voldemort!
-Hermione…necesito que subas…escúchame… -Pidió Draco acalorado,
inflando las mejillas pensando que quizá eso le ayudaría a aguantar más el peso aquel. -
…tienes que subira mi codo…sujetarte de mi hombro y subir…Hermione…¿me
escuchas?

423
-Luna… -Dijo estirando su mano hacia el hielo ese, con la esperanza de tocarlo,
de sentir esa frialdad para sanar el fuego de rabia y de dolor que la invadía. -…Luna…
-Dime…¿quieres que te rebane el cuello o sólo que te mate rápidamente? -
Preguntó Alecto al oído de Hagen que sintió una náusea, ella pegada a su piel era igual
que sentir pegado a sí mismo a una rata asquerosa.
-Es una… -Comenzó, pero si había algo que había aprendido en Dumstrang y
que le costaba olvidar era el respeto a las mujeres, por muy poca dama que fuera, Alecto
era una mujer
-Pobrecillo…estás asustado. -Dijo con cara de puchero y su sien se alteró.
-Maldita sea. -Exclamó enfurecido. -No me asusta usted…y no me asusta
él…¡por mi usted puede irse al infierno!
-Tú crees que quedará impune lo que le has hecho a mi hermano…te tengo
noticias, no será así. -Alecto empujó con fuerza a Hagen hacia el suelo y le apuntó directo
a la frente. -¡Avada Kedavr…
-¡Avada Kedavra! -La voz de Pansy resonó con fuerza, Alecto salió disparada
contra el túnel a su espalada sólo el ruido de su cuerpo cayendo pudo evidenciar lo que le
había pasado.
-Esto no puede estar pasando…esto es un sueño…un mal sueño… -Harry se
miraba a sí mismo haciendo todo aquello, tragó saliva con fuerza y pensó en la forma de
huir, de salir de aquello, necesitaba recuperar el control de su cuerpo si es que quería
ayudarlos, pero…pensándolo un segundo recordó algo, Ginny ya no estaba, ya no le
quedaba nada porqué luchar. -…es una pesadilla…una pesadilla…
-¡No! -Gritó Amycus que recuperaba el conocimiento. -¡Alecto!...hija de puta… -
Se levantó tambaleándose y fue contra Pansy que todavía atontada luchaba por ponerse
en pie.
-¡Deténgase Amycus! -Gritó Hagen corriendo hacia ellos, Voldemort miraba
sonriendo la escena de Hermione y Draco, él luchaba por hacerla subir, ella algo atontada
aún se concentró en tomarse de su codo y por medio de la manga de su saco subir hasta
su cuello.
-¡Maldita! -Amycus se tiró sobre Pansy dispuesto a matarla, ella apenas pudo
cerrar los ojos para no mirar, cuando Hagen alcanzó al hombre y tomándolo del cuello le
miró furioso.
-He dicho que se detenga… -Susurró mirándolo a los ojos, apretándole el
cuello, Amycus no podía defenderse demasiado herido para pelear, Hagen sonrió
amargamente y sin piedad le rompió el cuello de un tirón, Amycus cayó al suelo muerto y
Dolohov que miraba se quedó petrificado viendo a su sobrino. -…Pansy. -Susurró
arrodillándose junto a ella.
-Asesino. -Dijo ella suavemente sujetándose de su túnica para intentar
levantarse.
-Lamento serlo. -Susurró a Pansy mirándola fijamente. -Pero haces que brote lo
peor de mi. -Dio como comentario, ella sonrió muy a su pesar.
-Parece que ustedes dos me han dejado sin un par de buenos
elementos…¿cuál será el mejor castigo para alguien que hace eso? -Preguntó Voldemort
volviéndose a ellos, Draco al escuchar aquello se volvió a ver a Hermione, que luchaba
por subir a su espalda.
-¡Lárguense de aquí! -Gritó Harry desde su prisión, buscando la forma de
recuperar el control de su cuerpo. -Escapen…Hermione, escapen de este sitio. -Su voz
resonó en la cueva como un murmullo, Hermione frunció el ceño al oírlo, tenían que hacer
algo.
-Date prisa… -Dijo Draco ayudándola a alcanzar una saliente en las rocas y el
hielo.

424
-Ya voy. -Dijo ella mirando arriba, tenía que salir de ahí, había cosas que tenía
que resolver, tenía que proteger a Hagen y a Pansy, al menos eso le quedaba.
-¡Ya sé!...qué mejor castigo que la muerte… -Sugirió a sí mismo sonriendo,
inclinó la cabeza a un lado y dio un par de pasos hacia ellos.
-Señor…espere… -Dolohovdio unos pasos hacia Hagen y Pansy, éste mirando
de frente a Voldemort, ella doblada de dolor, sangraba de la nuca y se sentía mareada.
-Dolohov…no me dirás que vas a suplicar por ellos…no es tu estilo… -
Voldemort sonrió. -…además, a mi no me interesan tus plegarias, me son innecesarias. -
Susurró apuntándole con la varita a Hagen que cubrió a Pansy con su cuerpo.
-No se lo voy a permitir… -Exclamó envalentonado sacando él la suya, Hagen lo
miró extrañado era más de lo que esperaría de alguien como su tío, un hombre que
apenas le miró un par de veces, que siempre le odió por parecerse a su padre y que
además había preferido a su hermana por recordarle a su madre; no quería deberle nada,
menos la vida.
-No te metas. -Exclamó Hagen mirándolo fijamente, Dolohov le ignoró, Pansy
clavó sus uñas en el hombro de Hagen mientras levantaba su varita débilmente, la
maldición asesina la había cansado demasiado.
-¿Discusión familiar? -Preguntó divertido dando un paso hacia ellos con la varita
abajo tambaleándose con una sonrisa mordaz. -¿Porqué no la continúan con todos los
miembros? -Pansy notó el movimiento y lo único en que pensó fue en proteger a Hagen,
tomándolo del brazo le dio la vuelta poniéndose ella delante de él, Hagen sorprendido
perdió de vista a su tío, que conciente de lo que iba a pasar dio un salto adelante. -¡Avada
Kedavra!
-¡No! -Harry miraba sorprendido, Hermione había logrado a cuesta de quedarse
sin uñas subir hasta la orilla y llegar a la cima, miraba apenas, en una lucha por subir su
pecho a la superficie, Draco contuvo la respiración, un cuerpo cayó al suelo, no sabía
cuál. -¡Maldita sea! -Harry miraba aquello horrorizado.
-Dolohov. -Susurró Pansy mirando aquél cuerpo frente a ella, ese hombre había
muerto para protegerla y a Hagen.
-Usted…es… -Hagen hecho a andar hacia Voldemort con las garras afuera, él
le miró como a un niño y sonrió.
-¿Sabes qué? -Preguntó sonriendo, a su espalda Hermione se las ingeniaba
para subir a Draco, que de apoco fue alcanzando la superficie. -Ustedes merecen un final
más complejo…no sé…algo como una tumba para dos, ¿te parece?
-Maldito sádico. -Pansy lo miraba fijamente, levantó la varita y le apuntó. -Antes
me aseguraré de que nunca salga vivo de esta cueva…¡Diffindo!
-¡Expelliarmus! -Gritó por sobre lo demás, Pansy vio su varita volar y Hagen la
esquivó para ir contra Voldemort, pero antes si quiera de alcanzar a tocarlo, él levantó la
varita al techo, Hermione notó que apuntaba a las estalactitas de la cueva y mirando bajo
ellas, notó a Pansy.
-¡Pansy muévete! -Gritó la castaña al tiempo que Pansy y Draco que la
escuchaban miraban arriba, Pansy palideció pero sólo podía pensar en Hagen.
-Hagen cuidado… -Dijo estirando su brazo hacia él.
-¡Bombarda! -Voldemort lanzó el hechizo al techo de roca de la cueva, que
estalló con horroroso estruendo, Hermione se cubrió la cabeza con las manos y Draco la
cubrió con su cuerpo; Hagen miró la explosión y se volvió a Pansy, las rocas la
aplastarían.
-¡Pansy! -Dijo volviendo sobre sus pasos, Voldemort sonreía.
-Merlin… -Harry ya no podía ver más, cerró los ojos y se entregó a la oscuridad
de su mente poseída.

425
-Profesora… -Hagrid la vio venir corriendo por el pasillo, tambaleante por las
últimas peleas "Ya no estoy para estos trotes", la siguió a duras penas. -…¿sabe ya lo
que tenemos qué hacer?
-Hagrid…no tengo tiempo ahora… -Exclamó alarmada, ignorando el estado del
semigigante que apenas podía mantenerse en pie.
-Pero, es que tengo que saber qué voy a hacer…he querido ir con los otros y
unirme a Harry…pero si el profesor Dumbledore la tiene a usted y a Pomfrey en este sitio,
no puedo dejarlas solas… -Susurró siguiéndola con atención, notó entonces la sombra de
Myrtle que se desplazaba por las paredes a su lado. -…¿porqué sigue a Myrtle?
-Ella está desnuda so gigante tonto…no debes entrar al baño con nosotras. -
Espetó Myrtle mirándole fijamente.
-¡Óyeme!...no tienes derecho a hablarme en ese tono. -Dijo enojado levantando
su mano enorme para apuntarle con un dedo índice reprobatorio, ella sonrió.
-Te habló en el tema que me de la gana "Rubeus gigantus" -Dijo recordando el
apodo del chico en clases.
-Myrtle… -Comenzó furioso.
-Dejen eso…hace años que no les callaba por eso, Hagrid… -Llamó Minerva al
llegar a las puertas de los baños. -…necesito tu ayuda.
-Por supuesto…¿para qué? -Preguntó contrariado ignorando las muecas de
Myrtle.
-Para llevar a nuestra visita a la enfermería. -Dijo entrando, ella moría por ver de
quién se trataba y al verla ahogó un grito de angustia y sorpresa.
-¡Pero no puede verla desnuda! -Exclamó Myrtle azorada por semejante cosa,
Hagrid la ignoró y la atravesó para entrar, al ver a Ginny en el suelo cubierta de
quemaduras y medio desnuda, sintió ganas de llorar, pero las ahogó y se acercó para
tomarla en sus brazos.
-Ginny…tranquila, ya todo estará bien. -Sonrió acercándose a mirarla con
ternura.
-Hagrid. -Exclamó casi al borde del llanto y le tendió los brazos para que la
tomara.
-Tranquila Ginny…todo saldrá bien. -Dijo McGonagall tomándole la mano con
fuerza.
-Necesito hablar con Dumbledore. -Solicitó débil y dolorida, Myrtle revoloteaba a
su alrededor.
-Ya tendrás tiempo… -Murmuró Hagrid levantándola y sacándola del baño,
Myrtle les seguía.
-¡Pero cómo permite que semejante ser la mira desnuda! -Sollozó indignada.
-No está desnuda…¡a callar "Myrtle lloriqueos"! -Minerva cerró la puerta tras ella
y Myrtle se quedó helada.
-¡Cómo puede usar eso!...¡¿y se hace llamar profesora?! -Espetó furiosa
siguiéndolos rumbo a la enfermería.

Abrió los ojos y vio las rocas a su alrededor, vio ese brazo apoyado con fuerza
temblando por resistir, levantó la cara, tirada en el suelo pudo verlo sobre ella, apoyado
con aquella sonrisa mirándola, como si estuvieran los dos en la cama de su apartamento,
como la noche que habían pasado juntos hacía mucho tiempo; lo miró con el mismo
sonrojo, antes de cansancio y gozo por hacerla suya, ahora de cansancio y gozo por
salvarla; abrió los ojos desorbitándolos cuando le vio la sangre y helada no pudo sino
emitir un leve susurro.

426
-Hagen… -Emitió débilmente, recordó la última vez que lo había tenido así, no
había rocas, no había polvo, había sábanas y perfumes, había noche y pasión, una
pasión que sintió tan lejana que bien pudo nunca haber pasado.
-Yo...siempre cumplo lo que digo Pansy. -Dijo sonriendo, la sangre que le
escurría por la frente caía gota a gota entre el cabello de Pansy colocada bajo su cuerpo,
entre sus brazos, su espalda sostenía con fuerza una enorme roca que podía haberla
aplastado, a su alrededor otras muchas piedras reposaban y una enorme nube de polvo
los rodeaba, Pansy todavía no podía siquiera entender lo que pasaba.
-¿Lo que dices? -Preguntó contrariada, no entendía nada, no alcanzaba a ver
mucho, sólo a él protegiéndola con su cuerpo adolorido, sangrando de la cabeza, con
gotas cayendo de su frente, la sangre del oído ya le surcaba la mejilla lentamente rumbo a
su labio superior; mientras los brazos de Hagen se iban quedando ya sin fuerza se enfocó
sólo en mirarla, en ver lo último hermoso que podía memorizar.
-¡Pansy! -Gritó Hermione moviendo a Draco, Voldemort sonrió más al escuchar su
grito, Hermione quiso acercarse para sacarlos de entre las rocas, pero Draco la contuvo. -
¿Qué haces?
-No te acerques… -Pidió atemorizado, ella le miró fijamente.
-Te dije que moriría por ti. -Sonrió temblando con debilidad, la roca pesaba
demasiado, se las ingenió para ponerse de rodillas y sujetarla con sus manos, a fuerza de
demasiada energía pudo levantarse un poco, Pansy temblaba al verlo, Voldemort a pocos
metros, miraba sonriendo entretenido.
-No...Hagen...suéltalas… -Pidió al ver que él continuaba dándolo todo para que
no la aplastaran, horrorizada se apoyó en su brazo para volverse hacia él que con las
rocas a cuestas temblaba por contener el peso y no dejárselo caer encima. -…por favor,
Hagen…¡no te hagas más daño! -Gritó sin poder moverse, Hagen sonrió más
enternecido, por que realmente en aquel momento Pansy lucía más hermosa que nunca;
un dolorcillo que no era físico lo abrumó, era verdad, ¿de que servía salvarla si se iba a
quedar sola?
-Perdóname...he sido demasiado egoísta... -Susurró con una media sonrisa se
esforzó por deshacerse de las rocas arrojándolas a su espalda, luego libre ya del peso, la
miró y sonrió, sus brazos se doblaron y todo el peso de su cuerpo cayó sobre ella, pero en
aquel último momento movió sus labios y dijo lo único que cruzó su corazón y su mente
en aquel instante, le confesó a Pansy todo. -…te…a… -Sus labios se movieron y ella
pudo leerlo, pese a que la voz ya no le dio para emitirlo; lo sintió caer pesadamente sobre
ella, con la misma fuerza que el dolor la inundaba, por que para cuando el pecho de
Hagen chocó con el suyo, el corazón que ella amaba ya no latía más.
-¡Hagen! -El grito se reprodujo en el eco una y otra vez, intermitentemente fijo,
Hermione cerró los ojos y se aferró a Draco, mientras él miraba a esa chica ahí abajó
protegida de las rocas por el cuerpo inerte de su amor; algo dentro de él ardió, Pansy ya
no tenía razones para vivir, lo que seguía, era algo que a él le iba a doler mucho, tomó a
Hermione por el brazo y la hizo echar a andar.
-Debemos irnos. -Susurró sin saber contenerlo, quería sacar a Hermione antes
que intentara algo, antes que ella se precipitara a ayudar a Pansy.
-Parece que ya no te queda nada...todos mueren y se están quedando solos... -
Voldemort caminó hacia ella igual que antes, igual que cuando arrojó todo aquel trozo de
roca sobre ella con la explosión, trozo que había matado a Hagen, que yacía entre sus
brazos, sonriente, pálido.
-¡Merlín!...¿cuántas muertes más necesita para sentirse poderoso? -Preguntó
Harry furioso, Voldemort sonrió internamente. -¡Pansy huye!...¡déjela en paz!
-Es verdad...me he quedado sola...y no vale la pena vivir sin Hagen. -Pansy
levantó la mirada, abrazó el cuerpo de Hagen, y levantó su varita. -Lo

427
siento...cumpliste...yo también lo haré...dije que si morías… -Susurró a su oído y le besó
en los labios muertos. -…yo… -Le besó en la mejilla sonriendo, luego se volvió a
Voldemort y apuntó con su varita al techo de la cueva. -…nunca podrás volver, jamás
volverás a dañara alguien en este sitio…ojalá puedan sacarte de ese cuerpo…es una
lástima que chico tan guapo se pudra por dentro por tu culpa...espero de todo corazón,
¡que te pudras en el infierno, Tom Riddle asqueroso mestizo! -Terminó, Voldemort la miró
con furia.
-Maldita… -Voldemort respondió a la último de su veneno y quiso acercarse.
-Carajo. -Dijo Harry para sí mismo y se mordió el labio, sabía lo que venía.
-Espera… -Hermione presintió lo que iba a pasar, pero Draco más rápido la
sujetó para detenerla y miró a su alrededor. -…no. -Dijo tratando de correr hacia Pansy. -
¡Draco detenla!...no dejes que lo haga...¡detenla Draco!
-Corre Hermione, ¡corre!... -Ella estaba inmóvil mirándolo fijamente, él tragó
saliva. -...si tú murieras yo tampoco querría vivir, quizá haría lo mismo que ella...es su
voluntad, no la harás cambiar... -Hermione lo miraba sin poder entenderlo. -...¡Corre! -Le
gritó empujándola hacia los túneles de vuelta al bosque, pero Hermione no quería irse;
bajo ese suelo, congelada estaba Luna al lado de Neville, entre esas rocas Hagen había
perdido la vida e iba a morir Pansy, las cenizas de Ginny estaban ahí; no quería dejarlos,
no quería verlos morir así, era un final demasiado cruel para personas demasiado
importantes en su vida.
-¡Pansy! -Gritó Hermione al tiempo que Voldemort sonreía rabioso y se
acercaba con la varita levantada para matarla, los brazos de Draco la tomaron por la
cintura sacándola casi a rastras, él sólo se volvió cuando cargando a su chica sintió la
mirada de Pansy, la miró a los ojos tratando de expresarle todo su pesar, intentando
decirle que lamentaba tener que dejarla, probablemente ella no lo entendería. -No lo
hagas...¡no! -Alcanzó a gritar Hermione en un último momento.
-¡Bombarda Máxima! -Gritó Pansy con la voz destrozada, había puesto en
aquello todo lo que tenía, todo lo que le quedaba, su amor por Hagen, su tristeza, su
amistad por una Cho agónica y por Eurídice muerta, su temor, su rabia y su ira.
-¡Nooooo! -Hermione sintió que la garganta se le desgarraba, pero no le importó,
no por que entre la caída de rocas posterior a la espantosa explosión, percibió la sombra
del cuerpo de Harry huyendo; lloró, por que sintió cómo Draco se quedaba congelado al
saber que Pansy moría, soltó un gemido, por que supo que quizá jamás podría salvar a
Luna y Neville.
-Yo, como tú, cumplo lo que digo...si mueres...me muero contigo. -La voz de Pansy
fue el último sonido que se oyó ahí abajo, mientras su sonrisa no delataba ni un poco el
dolor que sintió, se limitó a abrazar con más fuerza a Hagen que sonreía ya más pálido, le
besó la frente y esperó.
La explosión fue de tal dimensión que Voldemort apenas pudo huir dejando a
Zabini morir entre el derrumbe, dejando los cuerpos de Dolohov y los Carrow, y Pansy vio
lentamente cómo las rocas que pudieron haberla matado primero eran cubiertas por otras
nuevas, lentamente se derrumbó todo y de apoco se sepultó a sí misma; aferrada a
Hagen, conciente de que ese había sido ya todo su camino, una flor más que se
marchitaba.

428
No se puede ser valiente
-Pero niña…ve el estado en el que estás… -Decía a cada paso, cada untada de pociones
y cada movimiento de varita significaba un comentario, ella miraba fijamente al fénix que
les había seguido hasta la enfermería, ese ser estaba ahí, tan eterno como siempre, tan
efímero también, lo miraba como si en él estuvieran todas las respuestas, pero no
estaban, al menos no plasmada en su plumaje y de fácil vista como ella hubiera deseado;
suspiró fuertemente y notó a McGonagall moverse hacia ella, pero no le interesaba eso,
necesitaba pensar, había algo por lo que ella tuviera que estar viva, era por eso que
continuaba con vida, no por otra cosa: Harry la necesitaba, y por Merlín santo que iba a
salvarlo, aunque le costara la otra mitad de vida que le quedaba...
-Ginny… -Llamó, pero ella no le miraba, él se acercó más y volvió a llamar. -
…oye Ginny. -Insistió ahora moviendo su enorme mano ante los ojos de la pelirroja, Ginny
no estaba ya mirando a Fawkes, hace mucho que eso había acabado.
-Basta grandulón…no ves que necesita descansar. -Exclamó Myrtle mirándolo
fijamente, Hagrid la ignoró y se acercó más a la cama. -Vas a asustarla con tu enorme
tamaño…¡Hagrid! -Gritó al notar que él no la miraba. -¡Déjala en paz, bastante tiene ya
con el dolor!
-Myrtle quizá tú y yo deberíamos retirarnos. -Sugirió Nick flotando hacia
McGonagall que lo miró fijamente, pero la chica se ajustó las gafas y negó frunciendo el
ceño con firmeza.
-Por favor Sir Nicholas, avise al profesor Dumbledore que Ginny Weasley está
siendo atendida. -Susurró mirando con fijeza a Myrtle que flotaba ante la cara
ensombrecida de Ginny, absorta en sus cavilaciones internas, en su necesidad de
encontrar una buena razón, Minerva se enfocó en la chica nuevamente tras ajustarse las
gafas, Ginny continuaba absorta en sus pensamientos, en el rato que llevaban ahí, ni
siquiera había visto que hiciera una sola mueca de dolor.
-Lo haré profesora…vamos Myrtle. -Dijo el hombre con la cabeza colgándole de
lado, tomando la muñeca de una Myrtle sollozante y renuente, salió atravesando el suelo
de la enfermería, Minerva suspiró al perderlos de vista.
-Veamos…¡Santo cielo!... -Poppy se llevó la mano a la cabeza mirando
sorprendida la espalda de Ginny, que apenas cerró los ojos por el grito junto a su oído. -

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…éstas quemaduras son muy profundas Minerva…voy a tener que traer hongos de los
invernaderos o quedarán cicatrices muy grandes. -Exclamó Poppy mirando la piel
ennegrecida de los brazos de Ginny, ella cayó entonces en la cuenta del escozor, pero no
dijo nada, hasta que recordó algo.
-Las cicatrices son más que sólo marcas. -Susurró mirando aún al frente,
recordaba esa frase de alguna plática previa, la persona que se lo había dicho, creía en
ello firmemente; McGonagall abrió los ojos más que sorprendida, reconocía esa idea en
alguien más, ya le había escuchado esa misma frase a otra alumna, una que solía sacarla
de sus casillas a cada paso, poco se presentaba a clases, pero avanzaba rápido, y su
mirada, tenía la misma mirada que su padre y eso Minerva, no lo toleraba, él nunca había
sido un buen sujeto.
-Era lo que solía decir la señorita Greyback cada vez que venía para su poción
mensual y yo le proponía disminuir su cicatriz con una poción. -Exclamó Pomfrey con una
media sonrisa, Minerva la miró como si intentara adivinar porqué había dicho aquél
nombre, de alguna forma Eurídice no era de su agrado y seguro tampoco del de Ginny,
quizá era una gran chica, pero lejos de tenerle mucho aprecio, le causaba una profunda
tristeza; Poppy puso un parche de hojas moradas sobre las heridas de Ginny que
comenzaron a burbujear, la piel se reconstituía lentamente, la pelirroja miró aquello con el
ceño fruncido y algo de miedo por el hormigueo tan intenso que sentía.
-Ella sabía muy bien de eso Poppy. -Dijo Hagrid sonriendo, algunas veces él
había tratado con esa chica, pese al gesto y genio de las Slytherin, ella podía ser una
buena compañía.
-Está muerta. -Dijo Ginny sin mirarlos, con un nudo en la garganta, McGonagall
dio un paso hacia ella como para escuchar mejor aquél comentario, Pomfrey la miró
sorprendida, Hagrid con el ceño fruncido la miró y le puso la mano con delicadeza en la
barbilla, Ginny le devolvió una mirada embargada por la tristeza. -Y yo la repudié hasta el
último momento…de no ser por ella, estaría muerta…ella ha muerto…igual que el
profesor Snape y Bellatrix.
-Severus… -Susurró Minerva llevándose la mano al pecho con un gesto de
profunda tristeza. -…y seguramente no son los únicos. -Dijo apesadumbrada, Hagrid
asintió, había visto muchos cuerpos en lo que llevaba el día.
-¿Dónde está Harry, Ginny? -Preguntó Hagrid tratando de desviar la atención
en otro camino de conversación, el que Bellatrix estuviera muerta lo hizo sonreír
internamente.
-Él… -Comenzó mirando a McGonagall que inclinada pensaba en silencio. -…él
ya no es Harry…Voldemort se apoderó de su cuerpo…por que no pudimos impedirlo. -La
idea de acusar a Hermione se desvanecía, si Eurídice le había dicho que lo hiciera,
significaba que era por algo, tampoco acusaría a Eurídice por que sus razones había
tenido, igual que si Pansy sabía de su secreto por que ella se lo había contado era por
una razón.
-Pero…eso es imposible. -Exclamó Pomfrey llevándose las manos a la boca en
una expresión de miedo.
-Estamos perdidos… -Susurró Hagrid mirando la colcha con fijeza, los ojos se le
llenaron de lágrimas.
-No, aún no lo estamos. -Esa voz resonó en Ginny como un golpe de gong,
aturdida levantó la mirada hacia McGonagall como esperando que ella le diera una
explicación por aquella voz que era imposible estar oyendo; la profesora no le dijo nada y
ella se volvió a donde el sonido surgió, Peeves, sonriendo y tarareando traía consigo el
cuadro del director, mientras Nick y Myrtle le seguían para vigilarlo, Hagrid se levantó para
arrebatárselo cuando notó que lo hacía girar de lado a lado. -Gracias Hagrid… -Agradeció
aquella voz que hizo que Ginny sintiera un ahogo. -…Señorita Weasley…la esperanza

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nunca muere…y hoy, usted es esa esperanza. -Dijo sonriendo con sus enormes ojos
azules y sus gafas brillantes cuando Hagrid lo recargó en una silla ante todos, Ginny le
miró sorprendida, los demás callaban.

Había sol cuando salieron, era tarde, quizá pronto oscureciera…o quizá no, no
podía sino escuchar aquél grito horrendo salido de la garganta de Pansy, el grito de
Ginny, el llanto de Harry suplicante, su mente estaba absorbida por un mar de muertes,
por rostros pálidos y rígidos, Eurídice con las comisuras de los labios manchadas de
sangre, Luna flotante, Ginny envuelta en rojo, Harry con el pecho abierto, se sentía morir,
se sentía desfallecer; cerró los ojos y sacudió la cabeza luchando por recobrar la cordura,
por saber dónde estaba y olvidarse de las ideas que la estaban consumiendo como una
llama, entonces lo notó, estaba huyendo, saliendo de ese sitio, escapando como una
cobarde, miró frente a ella buscando a esa fuerza que la hacía correr sin darse cuenta,
era Draco, Malfoy que con la respiración agitada luchaba por sacarla de ese sitio;, él
pensaba que esa era la mejor forma de salvarla, ella se sentía una enorme rata cobarde.
No se dijeron nada cuando sus ojos se toparon por primera vez luego de salir
de la cueva, ella caminaba tras de él, mejor dicho corría, no tenía la menor idea hacia
dónde la guiaba, sólo pensaba, se sentía obsoleta, cargando a cuestas el conocimiento
de tanto dolor; en algún momento pensó que lo mejor era hacer frente a Harry y morir
como los demás, sacrificándose por un bien mayor, muriendo en brazos de Draco,
sufriendo dolorosas heridas, sonriendo de felicidad de ver por última vez lo amado como
había hecho Pansy, como había hecho Eurídice, como seguramente habían hecho todos
los demás. Tragó saliva y levantó la cara hacia Draco frente a ella corriendo, él llevaba el
ceño fruncido, él no pensaba en lo mismo que ella, porque él ahora lloraba como un niño,
sin sentirlo, sus ojos escurrían lágrimas sin límite con el ceño fruncido, ella llegó a creer
que quizá él ni siquiera sentía que estaba llorando.
-Dejemos de correr…no quiero huir. -Dijo sobrecogida, ansiosa de volvera
buscar a Pansy, daría lo que fuera por acabarse las uñas cavando para sacarla, quizá aún
estaba viva. -¡Tal vez sigue con vida!...no podemos dejarla morir ahí…no podemos dejar
que muera sola.
-Eurídice… -Susurró moviendo una rama al tiempo que la obligaba a inclinarse
para esquivar un tronco, al escucharlo sintió rabia, a él, salvar a Pansy si es que estaba
viva, no le importaba. -…Pansy… -Repitió como ella, Hermione hubiera deseado soltarle,
pero él no la iba a dejar, y le alegraba, por que en aquel momento no pensaba en nada
que no fuera morir y terminar de una buena vez con todo. -…¿quién más va morir hoy? -
Preguntó el rubio secándose las lágrimas con la manga de la camisa, ella le miraba con el
ceño fruncido, un raro enfado comenzaba a crecer en su pecho y sólo contra él podía
soltarlo.
-Depende de a quién estemos dispuestos a abandonar esta vez. -Respondió
con desprecio y los ojos anegados de llanto, él no dijo nada, siguió corriendo aferrado a
su mano, entonces lo vio, estaban huyendo hacia Hogsmeade rodeando el castillo,
cuando llegaron a aquellas calles se perdieron entre ellas y entraron a hurtadillas al único
sitio que se le ocurrió a Draco podría ser un buen escondite, La casa de los gritos.
-Yo no voy a abandonar a nadie más…ya no pienso perder a nadie. -Contestó
él ignorando la furia interna que sus palabras le causaban, pero no dio importancia y
siguió caminando.

Se dejó caer en medio de aquella oscuridad de su mente, mirando al suelo,


mirándose las manos impotentes, las manos con las que había quemado viva a esa
mujer, su mujer, con las que había matado a aquellos dos amantes, a aquél hombre; cerró
los ojos con fuerza y se reprendió mordiéndose los labios para no llorar, "Alguien tan débil

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no merece llorar" se dijo odiándose hasta con las puntas del cabello, quería morirse,
cortarse el cuello, huir de sí mismo, sin Ginny no valía la pena luchar. Entonces recordó
que podía hacer eso al menos, recordar. Se levantó mirando a todos lados, volvió entre la
oscuridad buscando la forma de salir de ese sitio y entrar en los recuerdos que alojaba en
su mente.
Saltó un hueco, se internó en la oscuridad y dio con lo que pensaba sería la
forma de recuperar al menos algo de todo lo perdido, enjugándose las lágrimas entró en
un pasillo, largo y negro como su cabello; lograba distinguir lo que pensó eran puertas,
pero apreciando con mayor intensidad reconoció como cortinas, gruesas y pesadas,
algunas eran muy delgadas, tanto que podía ver lo que había detrás (tropezones de
Dudley cuando niños, almuerzos con Hermione y Ron, partidos de quidditch, comidas en
La Madriguera, abrazos a Cho, sonrisas de Eurídice y Pansy, conversaciones con Sirius,
fotografías de sus padres y en uno que otro sitio, una sonrisa de Dumbledore
acompañada de una plática, abrazos de Luna y comentarios de Neville, se descubrió
incluso por ahí viendo tv, leyendo un libro, mirando a McGonagall sonreír apenas y espiar
a Angelina y a Katie en los vestidores del estadio); las cortinas oscuras y densas parecían
alojar cosas estrepitosas, tristes y fuertes, oía gritos, llanto y golpes cuando pasaba junto
a ellas (llegó incluso a ver un resplandor verde brotando de una y estaba casi seguro de
haber visto llamas en otra más cercana), pero no eran lo que buscaba, él necesitaba verla
a ella.
Siguió caminando y entonces dio con lo que quería, una cortina tan delgada,
que incluso pensó no existía los separaba, ahí detrás de esa Ginny sonreía abrazada a él,
besándole la nariz cándidamente, sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y empujó
el débil velo para entrar con cuidado a verla más de cerca, ansiaba tocarla, olerla, tenerla
cercal al menos, estiró la mano y entonces una que no era propia se posó en su brazo, se
volvió a ver quién le interrumpía y se sorprendió con la imagen demacrada de Severus
Snape, extrañado le miró fijamente.
-Sabes Potter…no debes ver ahora lo que deseas…si no lo que debes… -
Exclamó con aire solemne y rígido, sintió rabia de verlo dentro de su mente con la misma
displicente sonrisa de antaño. -…no seas débil como tu padre…él hubiera hecho lo que
intentas hacer…él hubiera hecho lo más común de todo el mundo.
-Déjeme en paz…usted nunca me ha ayudado más de lo que me pudo ayudar
una roca. -Espetó mirándolo.
-Igual a su padre…usted no recuerda sino lo que le conviene, sus ojos no ven
más allá de lo que su nariz le señala…iluso. -Exclamó sonriendo de lado, Harry le sostuvo
la mirada fijamente conteniendo su rabia, que mezclada con el dolor lo hacía mucho más
complicado en realidad; Snape dio un paso atrás y movió una cortina especialmente
densa a su espalda. -¿Porqué no mira allí dentro y reconsidera mi actuación en su vida?
-Lo haré y le demostraré lo mucho que me ha estorbado. -Dijo arrogante y cruzó
el marco, al momento se dio cuenta que no estaba en una clase, tampoco en su
enfrentamiento en sexto curso, mucho menos en el asesinato de Dumbledore, estaban en
esa noche, el día que terminó en el hielo, el día en que esa persona le había salvado; se
volvió a mirar a Snape, que sonriendo cruzó los brazos y alzó las cejas con orgullo, Harry
tuvo que comenzar a tragarse sus palabras.

-Luce hermosa. -Murmuró pasándole la mano por la frente con sumo cuidado,
sonreía levemente, Ron por su parte, con Ana en brazos, miraba el cuerpo y trataba de
soportar la ansiedad por tocarla para saber que estaba muerta, el verla ahí usando su
suéter favorito, su pantalón predilecto, luciendo esa sonrisa, ya totalmente limpia sin
marca alguna de sangre en el rostro, lo hacía temblar de rabia; una mujer tan bellamente

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colocada en una cama, no puede estar muerta, dudaba de eso, dudaba que eso fuera
posible.
-Ella siempre está hermosa. -Dio él como único comentario sonriendo
amargamente, luego miró a Ana que plantó sus ojos en él. -Un día, serás igual que ella,
ahora que lo pienso…te pareces bastante Ana. -Dijo sonriéndole al bebé que lo miró con
una sonrisa divertida, Arthur en brazos de Fleur miraba el cuerpo fijamente, fruncía el
ceño de vez en cuando mirando a su padre y ya incluso daba de balbuceos mirando a
Fleur y señalando, como si pudiera comentar lo que veía.
-Es una verdadera lástima que haya muerto…era muy hermosa. -Exclamó
Cormac mirando desde el marco de la puerta, Tonks a su lado miraba fijamente, Bill
sostenía a Albert que se mantenía empeñado en jalarle el cabello, Ron se acercó a su
madre y le entregó a Ana, luego se acercó y besó la frente de Eurídice.
-No es una lástima… -Comenzó Fred recargado en el muro fuera de la
habitación. -…es un crimen.
-Un crimen que vengaremos… -Dijo George sonriendo amargamente. -…yo que
pensé que seríamos los únicos que estarían tan cerca de matarla.
-Necesito que los cuiden…yo tengo cosas qué hacer. -Explicó Ron saliendo de
la habitación.
-¿A dónde vas Ronald? -Molly lo miró fijamente y trató de detenerlo tomándole
la mano con fuerza, Ana miró a su padre imitando la mueca de consternación de su
abuela.
-Ella me pidió que le dijera a Hermione que había hecho lo correcto… -Susurró
tomando su varita de la mesa y pasando su mano por el cabello de Albert para
despeinarlo y hacerlo reír. -…voy a ira buscarla y voy a ayudarle.
-Ron…no quiero que vayas a cometer una locura. -Molly le miró a los ojos, Bill
no intervino, él mismo buscaba ya la forma de irse a ayudar.
-¿Es una locura querer salvar por lo que ella se sacrificó? -Preguntó Ron
seriamente, Molly no dijo nada, él se volvió y fue hacia la puerta. -Además…me hizo
prometer que viviría…por ella y por ellos. -Añadió mirando a sus hijos, Ana aplaudió
emocionada, Arthur le sostuvo una mirada fría y seria, Albert carcajeó estrepitosamente. -
Sería buena idea que todos ustedes fueran a dar una mano. -Dijo mirando a sus
hermanos, Fred y George asintieron. -Algo me dice que Harry no se va a quedar estático.
-Todagvia no puegdo creeg que sea el quieng nos haga egsto. -Dijo Fleur
tristemente, Molly no dijo nada.
-No es él…no lo es. -Ron salió del sitio y desapareció tras cruzar la puerta de la
cocina.
-Mamá…nosotros iremos como dice Ron a dar una mano. -Dijo Bill mirando a
Fleur que seria e inexpresiva miraba a Eurídice en la cama. -Ten Tonks…cuida de
mamá…y de todos. -Murmuró al notar que su esposa le negaba la mirada.
-Descuida…suerte. -Contestó la bruja tomando a Albert que se puso serio al
verla, ella le mostró cómo su cabello se ponía amarillo, él abrió la boca asombrado y
buscó la mirada de su abuela como si quisiera que ella le explicara aquello.
-Bill… -Llamó Fleur, él se volvió antes de salir junto con Cormac y los gemelos. -
…si no vuelves…voy a odiarte.
-Lo sé… -Sonrió él, Tonks, Molly y Katie que entraba les miraron fijamente. -…lo
sé. -Siguió a los gemelos y salieron sin atreverse siquiera a ver atrás, sobre todo a la sala.
-¿Dónde está Charlie? -Preguntó Molly al ver entrar a Katie, que llevaba
consigo un bolso de maquillaje, Fleur había solicitado eso para darle una "manita" a la
palidez de Eurídice.

433
-¡Ma! -Exclamó Albert fuertemente jalando el cabello amarillo canario de Tonks,
Molly se volvió a mirarlo sorprendida, el niño luchaba por llamar la atención de su madre
tirada en la cama, ella nunca se volvería a verlo ni respondería a su llamado.
-Están en la sala. -Dijo Katie suavemente y se acercó a Fleur y a cuerpo; en la
sala Charlie permanecía con el cuerpo casi sin vida de Cho, que sentada en sus piernas y
aferrada a su cuello sollozaba mirando al vacío tras él, sus corazones latían al mismo
ritmo, sus respiraciones estaban acompasadas, casi eran el mismo cuerpo.
-Ha muerto. -Exclamó suavemente al oído de Charlie tras un instante de leer en
el viento lo que pasaba lejos de ellos, un dulce aroma de gardenia le había llegado a la
nariz y un raro frío suave le invadía la espalda; se aferró a Charlie, que le pasó la mano
por la cabeza para tratar de calmarla.
-Lamento mucho que pasara…Eurídice era una buena chica, Cho. -Dio él como
respuesta al murmullo de ella, ella negó con la cabeza suavemente, Charlie frunció el
ceño.
-No me refería a ella…me refiero a Pansy. -Susurró pegándose más a él, como
un niño que tiene tanto frío que debe acurrucarse en el seno de su único protector, Charlie
la apretó con más fuerza y cerró los ojos con recelo.
-¿Cómo lo sabes? -Preguntó Charlie, su madre y las demás se acercaban,
Angelina entró trayendo una taza de té para Cho, Penélope preparaba algo de comer en
la cocina.
-Porque he sentido frío y su aroma…y además, Eurídice trae puesto un anillo
de Pansy…ella había dicho que sólo muerta se lo obsequiaría… -Cho sonrió tristemente,
pegó su frente a la sien de Charlie y cerró los ojos fuertemente, él frunció el ceño y trató
de concentrarse en su silencio. -…Pansy cumple lo que dice, incluso si es una broma. -
Charlie miró a su madre que suspiró profundo, Cho tragó saliva duramente y se aferró a
su cuello dispuesta a no volver a hablar, ninguno dijo nada más.

-Ha llegado el momento…estamos listos Arthur. -Dijo Moody mirándolo


fijamente, él permanecía de pie, mirando a toda aquella gente a su alrededor.
-El rumor se hace más fuerte….sospecho que no sea del todo un rumor. -Dijo
Oliver cambiando algunas ideas con un sujeto bajo y rubio.
-Tienes que hablarles…levantarles el ánimo…ellos deben entender que Harry
no es lo único que nos hace fuertes. -Murmuró Remus mirándolo fijamente, él no sabía ya
si hacían lo correcto.
-Han llegado informes de los búlgaros…estarán aquí en 20 minutos. -Padma
entró corriendo seguida de cerca por un grupo de mujeres acaloradas y agitadas.
-Suerte papá. -Exclamó Percy poniéndole la mano en el hombro, Arthur miró al
horizonte un instante, pensó en sus hijos, Bill casado con la bella Fleur y padre de una
pequeña, Charlie enamorado, con toda una vida por delante, Percy, Fred, George, Ron y
Ginny, todos ante él sonriendo, todos animándolo a seguir, pese al miedo y la
consternación.
-Gracias hijo. -Dijo seguro de que lo que haría era lo correcto, dio un paso al
frente, era momento de actuar, si iban a pelear, necesitaban saber porqué.

Se vio a sí mismo corriendo entre la gente que luchaba a una de hechizos,


golpes y gritos, siguiendo a una figura muy estilizada para tratarse de alguno de sus
amigos, se siguió a sí mismo procurando ver mucho, pero distraerse en nada; entonces lo
notó, ella se volvía, él la miraba fijamente, la sujetaba por la cintura y la apretaba contra
sí, ella le abrazaba con fuerza como si quisiera desahogarse de lo que sentía.
-¿Dime a qué te refieres con qué Draco está muerto?...¿porqué tienes esa
apariencia?... -Preguntó él sacudido por una conmoción espantosa, Pansy tenía el labio

434
roto y tardó en darle una respuesta. -¡No tengo tiempo para tus juegos absurdos
Parkinson! -Espetó apretándole el brazo con fuerza demasiada, ella sacudió la cabeza
atormentada por la culpa y el miedo.
-Escúchame…nunca en mi vida había tenido contacto antes contigo para
implorarte algo…pero ahora lo hago porque sé que si no intervengo…personas que me
importan y yo moriremos…nos quedaremos sin nada…y yo quiero… -Dijo desesperada
aferrada a él, que confundido, no sabía si volver a la batalla o quedarse a consolarla. -
…yo quiero vivir.
-Te entiendo…pero dime qué es lo que pasa… -Pidió mirándola a los ojos, ella
miraba a todos lados como si se ocultara de algo.
-Asesinó a los padres de Draco, Cho, Eurídiceyyo estuvimos ahí…lo vimos
todo… -Contestó con la voz temblorosa, un montón de gritos les llegaron a los oídos,
Harry frunció el ceño. -…has visto cómo ordenó a Bella que matara a Rodolphus…has
visto cómo no se tienta el corazón para matar incluso a sus sirvientes más fieles…él no
debe gobernar…ni por muy puro o fiel a la sangre que sea…¡al carajo con su poder! -
Pansy le tomó la mano con fuerza y le miró a los ojos.
-¿Cómo vas a ayudarme? -Preguntó desesperado.
-Tienes que seguirme…él va a venir por ti, tú tienes que llegara un sitio seguro
y deshacerte del trozo de su alma que alojas en tu cuerpo…el profesor Snape me dijo a
dónde llevarte, es un sitio seguro y no pondrás en riesgo a nadie más… -Dijo levantando
la mano para señalar a algunos que pasaban cerca, entre ellos Seamus, Lavender y la
profesora Sprout. -…confía en mi y en él…el profesor Dumbledore no has dado
instrucciones precisas… -Pansy miró a su alrededor y echó a correr no sin antes tocarle la
mano para hacerlo seguirla. -…¡sígueme!...¡corre!
-¡Espera Pansy! -Gritó al verla alejarse y echando a correr se fue tras de ella, a
pocos metros distinguió a Hermione y Ron peleando al lado de Ginny, que al verlo se
desprendió de su combate para seguirlo.
-¡Harry! -Llamó la inconfundible voz de la pelirroja en medio del bosque, Pansy
corría, se encontró con que no sabía si correr tras ella o esperar a Ginny que se acercaba.
-¡No tienes el suficiente valor Weasley! -Escuchó la voz de Voldemort
resonando en sus oídos saliendo de una conversación que no conocía y en la que no
intervenía de modo alguno, espantado se volvió a mirar, un rayo cruzó el cielo hacia el
pelirrojo, Hermione echó a correr hacia él desesperada, Ron había caído al suelo un
segundo antes dando un grito desconsolado.
-¡Ron!...¡Resiste Ron ya voy! -Hermione se tiró a su lado conjurando algo que él
no entendió "La maldición Hermes" se dijo en medio de su recuerdo viendo a esos dos
brillar azul, emitiendo unas raras hondas doradas y gruesas a su alrededor; la sombra de
Remus Lupin pasó cerca de Harry, entonces lo vio, esa mano helada tomándolo por el
cuello.
-Potter el momento ha llegado. -Dijo sonriéndole mientras le clavaba sus ojos
rojos con una fijeza que lo hizo sentir horror, él se acercó a su otro yo y miró lo que
pasaba más de cerca, Ginny se acercó corriendo.
-¡Harry! -Ginny se aproximaba seguida muy de cerca por Luna, que herida del
costado apenas podía mantenerse en pie pero no desistía en su lucha.
-¡Desmaius! -Gritó Neville que venía cerca de las dos, atacando a Voldemort,
pero el hechizo no le hizo mal alguno, Harry miró a Ginny y comprendió lo que tenía que
hacer.
-¡Suéltelo! -Ginny se acercaba exasperada por intervenir, llena de horror y
desconsuelo, Harry recordó lo que había pensado en aquel momento, ella se pondría en
riesgo, no lo iba a permitir, distinguió a Pansy entre las sombras del bosque mirando a
hurtadillas, con la varita levantada y la mirada segura, como si quisiera darle ánimo.

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-¡Impedimenta! -Gritó para protegerse a sí y a él, entonces Voldemort hizo su
parte y los dos desaparecieron dejando a los demás sin saber qué había ocurrido; Harry
creyó que aparecería en el sitio donde había luchado con Voldemort, pero se sorprendió
mirando a Ginny y los demás luego de su ausencia.
-Imposible…esto no puede ser…yo no tengo este recuerdo, ni siquiera
intervengo. -Exclamó mirando a Ginny que buscaba de un lado a otro y llevándose las
manos a la cabeza daba un resoplido de dolorida consternación, Neville a pocos pasos de
ella se volvía a sostener a Luna que comenzaba ya a tambalearse mucho.
-Usted no…pero ella sí. -Dijo la voz de Snape apareciéndose a su lado, Harry le
miró fijamente. -Eurídice no sólo podía en vida entrar en el sueño de alguien o en su
memoria…podía también depositar pequeños mensajes…entrenada por Dumbledore y
por mi, logró hacer mejores cosas…y Pansy, aprendió de ella, esa Parkinson tiene una
rara habilidad para copiar dones…por lo que logró poner esto en usted…
-¿De qué está hablando? -Preguntó secamente mirándolo mientras a su
alrededor todos seguían con lo suyo.
-Aquella tarde, cuando usted conoció el Parlamento…durante esa audiencia,
sus ojos y los de Pansy se encontraron, ella temblaba y usted tuvo este recuerdo…la vio
hablándole, asustada, huyendo por el bosque mientras le seguía… -Snape sonrió mirando
a la Pansy del recuerdo oculta entre los árboles mirando todo sin perder el menor detalle.
-…ella imitó bien de mi la Legeremencia…le enseñé a manipular la mente y a sembrar
sospechas…pero sobre todo a depositar recuerdos y de apoco, de vera Eurídice hacerlo,
ella misma se volvió tan buena en ello como la pequeña loba…éste recuerdo, ella se lo
puso a usted el día de la audiencia por orden mía.
-Entonces… -Murmuró mirando a su alrededor.
-Observe. -Dijo Snape señalando tras de Harry, Ginny tras murmurar algo a
Neville y Luna salió corriendo rumbo al castillo, Pansy le siguió de cerca, en el suelo a
pocos metros, Hermione y Ron se sujetaban de la mano, Ginny se acercó y se tiró de
rodillas junto a los dos que ya estaban casi rodeados por un pequeño charco de sangre.
-¡Hermione! -Gritó al tocarle el hombro, la castaña estaba pálida, con una herida
del tamaño de una mano en el pecho, Ron en el suelo se desangraba por una herida
igual. -¡¿Pero qué ha pasado?!
-Funcionó Ginny… -Murmuró la castaña mirándola con una sonrisa apagada y
una mueca de dolor. -…la maldición Hermes…mi invento, funcionó. -Confirmó viendo
cómo Ron, que debería estar muerto por esa herida, aún vivía gracias a la mitad de su
existencia depositada en él.
-Ron… -Dijo Ginny pasándole la mano por la cabeza a su hermano, que
respiraba agitado mirando al cielo nocturno. -…mandaré a alguien…tengo que seguira
Harry.
-¿A dónde? -Preguntó Hermione sujetándole el brazo con vehemencia. -¡No
hagas una locura! -Exclamó seria.
-Haré lo que tú harías. -Dijo levantándose y echando a correr, Hermione
alcanzó a ver aquella sombra que le seguía, pero no pudo hacer nada.
-Detenla… -Alcanzó a decir Ron entre gemidos, Hermione no pudo obedecerle.
-¿A dónde va? -Preguntó Harry a Snape que a su lado corría junto a la pelirroja.
-¿Porque no miras Potter? -Preguntó él con su cara irónica.
-Hagrid…¡Hagrid! -Ginny vio al enorme sujeto y se acercó a fuerza de lanzar
hechizos y golpear algunos rostros.
-Ginny…¿y Harry? -Preguntó el enorme sujeto acalorado y distraído en mirar a
Trelawney que peleaba cerca arrojando sus bolas de cristal a diestra y siniestra.

436
-Necesito que me digas…¿hay algún sitio en el que Harry pudiera ocultarse
para pelear con Voldemort?… -Interrogó sonrojada por la carrera, Hagrid frunció el ceño y
la movió de un empujón para que no la golpeara una roca que caía de la torre.
-Estás loca…no lo sé. -Dijo asustado, mirándola de pies a cabeza, entonces un
gigante los atacó y Hagrid tuvo que alejarse a hacerle frente; Ginny se quedó mirando a
todos lados, estaba distraída pensando, se llevó la mano a la cabeza para tratar de
pensar mejor, casi en seguida una mano helada la hizo caer al suelo tomándola del cuello
con fuerza, para que un hechizo no la golpeara, al volverse para agradecer se encontró
con Pansy tirada en el suelo a su lado.
-Tú… -Dijo enfurecida, sabía que ella de alguna forma había ayudado al ataque
a Hogwarts, pero Pansy no la dejó desahogar su furia y la acalló con un apretón en la
nuca.
-Escucha…él está peleando contra Voldemort en algún sitio de la Cámara
Secreta…pero no sé en cuál. -Dio como primera estocada y Ginny apabullada por que
tuviera esa información le miró fijamente. -Dumbledore es el único que puede decirte
cómo llegar a ellos, necesitas ir a hablarle para que te diga cómo salvar a Harry.
-¿Porqué me ayudas? -Preguntó desconfiada. -¿Cómo es que sabes todo esto,
Pansy?...¿porqué intervienes?
-Porque no quiero morir…no por alguien como Voldemort. -Exclamó sonriendo,
entonces se levantó y echó a correr rumbo a un montón de gente, Ginny se levantó y al
ver que no lograría encontrarla, volvió al castillo; Pansy al verla entrar a él la siguió para
verlo y oírlo todo. Harry y Snape siguieron a Ginny, ella siguió hasta la oficina del director
y desapareció tras la puerta aprovechando que estaba abierta, Pansy se plantó en la
escalera, pasaron unos segundos de silencio, Ginny conversaba con el cuadro, gente
pasaba por el pasillo ignorando a la chica acurrucada en una esquina, entonces Ginny
salió al pasillo con la cabeza gacha y Fawkes en el brazo, miró a todos lados y tras
enjugarse una lágrima asintió al ave, los dos desaparecieron envueltos en llamas; Harry
se quedó helado y miró a Snape.
-Es todo lo que puedo mostrarte…lo demás, ella te lo dará. -Dijo Snape
desapareciendo como ondas de agua, Harry miró a todos lados, Pansy se le acercaba.
-Sígueme. -Le dijo tendiéndole la mano, al tocarla todo se puso azul.

Entraron en la construcción casi en ruinas y se soltaron de la mano, para Draco


fue como quitarse un brazo, para Hermione fue como librarse de un alambre de púas
incrustado en la piel; no se miraron, ella fue a un rincón a sentarse, él miró por una de las
ventanas y se dedicó a estudiar el entorno, no le cabía duda, ahora Voldemort los iba a
casar como si de animales se tratara, estaba asustado y su mayor temor permanecía en
un rincón, en silencio y enfurecida.
Lo miró fijamente, no podía contener más el montón de maldiciones que
amenazaban con brotar de su boca en cualquier momento y en su contra, intentó pensar
en otra cosa, intentó ablandar sus ideas y pensar en algo más, pero no podía, antes
siquiera de pensarlo se volvió a mirarlo y se puso de pie, enfrentándolo se acercó y le dijo
lo que pensaba en ese preciso momento, por duro y malvado que fuera, ahora le tocaba a
ella hacerla de villana.
-Fue tu amiga, te amó quizá como nadie más lo había hecho…fuiste el primer
hombre en su vida… -Le temblaba la voz, no podía dejar de sentir el frío de la cueva,
tampoco podía quitar de su mente a Pansy, que de a ratos se le mezclaba con Eurídice y
con
te comprendo!…no
Ginny y sus muertes
entiendo
hacía muy poco.lo-…la
porqué…no dejaste
entiendo. -Susurró la castaña
morir, no al borde
le tendiste del
la mano…¡no

llanto. -Pudiste detenerla…¡pero no lo hiciste!

437
-No podía…no me era posible arrojarme y luchar por ella, eso hubiera sido
dejarla sufrir más por Hagen…-No podía dejar de ver en su mente la cara de Pansy, esa
mueca de dolor y resignación que se le había plasmado en el rostro, su sonrisa de saber
que era todo pero no al saberse próxima a morir, no, si no al ver a Hagen muerto entre
sus brazos; Pansy estaba muerta mucho antes de provocar la explosión. -…¡hubiera
significado entregarla a la soledad!...habría sido arriesgarte y arriesgarme…habría sido
condenarla a una vida de infelicidad. -Contestó él mirando al suelo, frunció el ceño y cerró
los ojos apretando los puños con fuerza para contener la rabia y el odio por sí mismo.
-Eso ha sido cobardía Draco…has sido un cobarde todo el tiempo…nunca serás
valiente…lamentablemente no tienes la fuerza para hacer un sacrificio así…Viktor murió
para que yo huyera…Pansy murió para que nosotros nos salváramos…Eurídice por Ron y
su hijo…tú dices que morirías por mi y lo sé, te creo…pero si no eres capaz de morir por
alguien más a quien hayas conocido…es que eres el hombre más egoísta que conozco…
-Tomó aire fuertemente y lo miró con fijeza, la casa de tambaleaba, la madera rechinaba
tanto o más que los dientes de Draco apretados con fuerza para no hablar de más, para
ahogar el deseo de volverse y bofetearla, no podía, no debía, ella era su amor. -…¡eres el
hombre más egoísta y cobarde que conozco! -Hermione sabía que lo estaba hiriendo,
pero sentía tanta rabia por que la obligara a abandonar a Pansy que tenía que decirlo
aunque le doliera lo mismo que a él.
-Yo nunca te dije que fuera valiente… -Susurró él sonriendo tristemente, ella
soltó un sollozo y se abandonó a sus brazos, él la consoló, y desesperada buscó entre
sus brazos el alivio que le faltaba, por que sabía que Viktor estaba muerto por que no
había actuado lo suficientemente rápido y realmente en aquel momento, se dio cuenta de
que casi nadie, o mejor dicho nadie, puede ser valiente todo el tiempo.

-Es un mal chiste si quiere la verdad. -Dijo suavemente mirándolo fijo, sus ojos
parecían divertidos, ella ignoró eso y trató de mantenerse alejada.
-A veces es bueno reír…o hacer el intento Ginny. -Susurró él como respuesta,
ella procuró mirar a otro lado para que no notara la ira en su rostro, pero él ya lo había
leído en sus ojos.
-Quizá deberíamos ir por los hongos Poppy. -Sugirió Minerva al notar la tención
entre esos dos, Poppy asintió sin dejar de mirarlos, estaba dudosa, lentamente (debido a
su edad) intentó seguir a Minerva rumbo a la salida.
-No…vayan ustedes Poppy y Hagrid…tú quédate Minerva…y no tarden. -Dijo
Dumbledore sonriendo, la enfermera obedeció, Hagrid se movía lento, pero no dijo nada
para negarse.
-Ella dijo que usted me daría explicaciones… -Masculló sin saber si sentía furia
contra aquel hombre o sólo la aspereza que se siente por un jefe dictador y mentiroso. -
…quiero saberlo todo. -Dio en un tono cortante y frío, Myrtle sonrió irónica.
-¡Pero qué tono es ese!…¿a caso no sabes con quien hablas?…¡tenle respeto
niña! -Dijo la fantasma sonriendo mientras flotaba delante de ella, Ginny miraba al cuadro
fijamente ignorándola, Dumbledore sonreía sin decir nada. -¡Es una figura de autoridad!
-¡Cierra tu fantasmal boca Myrtle! -Espetó furiosa mirándola con los ojos más
enfadados que los presentes le habían visto, la fantasma se quedó helada y a una seña
de Nick, decidió salir, Minerva que miraba sorprendida, pues en su mayoría no entendía
nada autorizó su salida con un asentimiento.
-Entonces, debo explicarle todo ¿cierto? -Preguntó suavemente el anciano
director, ella no dijo nada. -Ese día, cuando Harry desapareció, usted lo recuerda como si
fuera ayer, ¿no es cierto? -Preguntó sonriendo, ella asintió. -Aquella noche la batalla fue
aquí, en el Colegio, Harry eliminó cada trozo del alma de Voldemort, cada uno…excepto
el de él mismo… -Ginny le miró fijamente frunciendo el ceño a cada palabra. -…los dos se

438
encontraron frente a frente, usted corrió hacia él para detenerlo, pero desaparecieron, los
dos se esfumaron ante usted y…
-Yo vine a hablarle porque Pansy me envió con usted… -Contestó Ginny,
McGonagall la miraba fijamente, se volvió a la ventana a ver cualquier cosa que no fuera
Dumbledore y su sonrisa linda y dulce. -…usted debía darme una solución, una forma de
alcanzara Harryy detenerlo…y me dio la forma, Fawkes…él me llevó a la cueva, justo en
el momento en que comenzaban a pelear, justo en el instante previo a que él tratara de
matarlo… -Susurró suavemente, McGonagall se sentó en una silla cercana.
-Así fue…usted llegó ahí y usó la Maldición Hermes…Hermione se la enseñó un
día en el verano…ella se convenció de que no debía ser la única que la supiera,
conocerla las dos por si necesitaban usarla era lo mejor…así jamás estarían
desprotegidas y Ron y Harry tampoco…Hermione le enseñó a hacerlo…y usted pudo
usarla para unirse a Fawkes…usted pudo recibir el impacto de la maldición de Tom…
-Y así me condené a no morir, a perder a Harry 5 años y a estar ahora aquí ante
usted…salvé a Harryy a cambio pagué la mitad de mi alma…estoy mitad muerta… -
Susurró mirándolo fijamente casi con desprecio e ira. -…y mitad viva.
-Sí…pero gracias a usted él vive…usted es la esperanza… -Exclamó mirándola
fijamente. -…usted es la vida bajo las alas del fénix. -Afirmó sonriendo, Minerva miraba
sorprendida, era más de lo que esperaba saber.

¿Quién más?
Caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos, el ceño fruncido y la cabeza gacha
mirando a todos lados, de reojo, atento a todo; había seguido el rastro mágico dejado

439
anteriormente por Harry, era como si ese cuerpo quisiera que lo encontraran, entró en la
cueva con cuidado, mirando a todos lados, "Lumus" la luz le dio para ver un poco el túnel
y echó a andar, no quería toparse alguna sorpresita por lo que fue más lento aún; con la
varita levantada anduvo entre el túnel y al ver el derrumbe se las ingenió con fuertes
conjuros para abrirse paso, estaba por llegar al suelo original de la cueva, tras muchos
minutos cavando y pulverizando roca, luchando bajo la leve sensación de que algo ahí
abajo debía ser sacado; cuando lo vio, casi sintió gozo, una mano suave y blanca
sobresalía entre las rocas, una mano con la marca de haber perdido hacía poco un anillo,
una mano que pudo haber servido de modelo para miles de comerciales de manicura o
sortijas costosas, suspiró sonoramente y se sentó en el suelo tomándola con suavidad.
-Quién me iba a decir que venía a sacarte a ti. -Susurró cerrando los ojos con
desconsuelo, la mano parecía comenzar a amoratarse, decidido se puso en pie para
sacarla, no quería hacerlo cuando empezara a mostrar más daño, mejor verla aún siendo
hermosa y con su tono normal.
Empujó y desapareció rocas, pulverizó algunas, elevó otras, cuando se percató de
que casi había eliminado todo el peso sobre el cuerpo, vio las pocas piedras que
quedaban y las movió entonces manualmente, doliéndose por el peso al apoyar la pierna,
cuando al fin dio con lo que ya esperaba ver desde el encuentro con la mano, palideció y
lo movió con lentitud.
-Pansy… -Susurró sacándola con fuerza de entre las rocas, ella ya estaba casi
helada, al lograr sacarla del hueco y ponerla sobre sus piernas, notó el otro cuerpo entre
los restos de techo, entrelazados los dos por la mano izquierda, las varitas permanecían
en el suelo cerca de ellos, como muestra de que habían muerto luchando; entristecido la
apretó contra su pecho y sonrió tristemente mientras contenía un llanto que se le venía
acumulando desde la muerte de Eurídice y que con la muerte de Pansy se le venía a
torrentes. -…al menos no tendré que darle esta noticia a Eurídice…ella no hubiera
tolerado verte muerta… -Murmuró mirándola fijamente, suspiró. -…y seguramente estarán
juntas pronto. -Dijo en un murmullo al tiempo que la miraba con una triste sonrisa, Pansy
sonreía, mas no como normalmente hacía, no, la de sus labios en ese momento era una
sonrisa tierna y tranquila, quizá la mejor que nunca le hubiera visto. -Tú también estabas
feliz, seguro gracias a él. -Dijo mirando el cabello de Hagen y la mitad de su rostro,
empolvado y pálido. -Voy a llevarlos a casa. -Murmuró dejándola a un lado con suavidad
como si aún viviera y agachándose para tomar a Hagen, entonces al moverlo notó esa
rara luz emanando de lo profundo de los escombros.
Se inclinó y una vez que tuvo a Hagen fuera y luego de acomodarlo con cuidado
de no desenlazar las manos de esos dos que seguían entrelazadas por los dedos, se
abrió paso a fuerza de hechizos suaves y lentos para no derrumbar la parte superior de
las rocas que parecían frágiles; renegando a cada paso de dolor en la pierna, al fin llegó a
lo que buscaba, era un hueco en el suelo y en el fondo algo brillaba, un agua oscura y al
parecer helada, hizo aparecer cuerdas y bajó lentamente, cuando pudo ver lo que era
sonrió y la esperanza renació en él sin poder evitarlo, pese a que la propia razón le
recomendaba no esperar nada.
-Voy a sacarlos de ahí. -Dijo fuertemente poniendo la mano en el hielo
endurecido e ignorando el reflejo rojo de su cabello, Ron Weasley se dio a la tarea de
cortar el hielo a capas, como si de un bote de helado se tratara, ahora le tocaba a él
rescatar cuerpos de entre sus encierros, ya luego sería momento de vengar con creces a
esos muertos. -No…ustedes todavía no están muertos. -Se reprendió haciendo otro corte
profundo, ya casi alcanzaba la espalda de Neville.

Echó a andar por entre el bosque, aquel aire helado era quizá lo que más le
hacía falta en este momento, sentir que ese cuerpo podía pasar dolor, le daba mejor la

440
idea de que era suyo, estaba vivo y sentía; siguió caminando hasta que llegó a un claro,
ahí miró al cielo y suspiró profundo llenando de aire sus pulmones, llenándolos como no
había hecho en tanto tiempo, una caja de madera no puede respirar profundo.
-Éste es el cuerpo…éste es mi cuerpo…aquí dentro he estado siempre…pero
ahora estoy completo. -Sonrió confianzudamente, se pasó la mano por el tabique de la
nariz, sentía la marca que las gafas usadas por tantos años habían dejado, se alegró de
no necesitarlas, había una enorme ventaja en ser los dos tan parecidos, ahora al menos
al verse al espejo, no se iba a extrañar del todo.
Desapareció en medio del viento y llegó a un lugar boscoso, helado, oscuro, ahí
alguien ya lo esperaba, las figuras de al menos 8 hombres le recibieron con una leve
inclinación, no le reconocían por la apariencia, por ella le habrían cortado el cuello, pero la
varita, la varita que llevaba en la mano no era la de Potter…era la de su señor, el señor de
la oscuridad.
-¿Están listos? -Preguntó suavemente, uno de los hombres asintió otro más se
acercó presuroso, la espalda encorvada y deforme, parecía un anciano, en realidad era
un viejo hombre lobo.
-Completamente…pero, usted dijo que les daría 24 horas…han pasado sólo 5. -
Dijo apenado y al mismo tiempo asustado, quizá su comentario había ido demasiado
lejos, con las manos prensadas una con otra, nervioso, trató de no mirar a su amo;
Voldemort sonrió con esos ojos rojos que a todos fulminaban, su rostro se lleno de una
mueca de divertida hilaridad.
-Al grupo de Weasley le he dicho eso…pero no dije que lo cumpliría para todos,
hay algunos sitios que pienso visitar primero…hay una familia a la que voy a disfrutar
mucho eliminar uno a uno. -Exclamó sonriendo ampliamente, un tipo a su espalda aceleró
su respiración de una forma por demás exasperante, Voldemort carcajeó y le miró
fijamente. -Suenas interesado.
-Sí…lo estoy… -Exclamó emocionado, apretándose las manos con una
ansiedad vehemente. -…se refiere a la familia de Pottery Weasley, ¿verdad?
-En efecto…¿te gustaría hacerte cargo? -Preguntó sonriendo, un silencio
ansioso se generó a su alrededor.

-¿Dónde estamos? -Preguntó mirando a todos lados, había rocas, había luz y
había frío.
-Este es el sitio donde se concretó tu futuro…aquí se decidió lo que iba a
pasar…aquí ella eligió lo mejor y lo peor al mismo tiempo. -Pansy sonreía mirando abajo
desde esa cuesta arriba en la que estaba metida, él se acercó a la orilla y miró, allí abajo,
el suelo cristalino le devolvió la mirada y lo reconoció como el sitio donde había
enfrentado a Voldemort, se volvió a mirar a Pansy deseando que siguiera hablando, pero
ella no lo hizo.
-Pero…entonces…¿porqué me has traído aquí, Pansy? -Preguntó mirándola
fijamente, ella se volvió a verlo y sonriente señaló con sus cejas hacia su espalda, al
volverse Harry vio aquellas llamas encenderse con una fuerza enorme, ahí ante sus ojos
Fawkes y Ginny aparecieron alarmados y acalorados, la pelirroja se inclinó sobre el suelo,
por que al mismo tiempo que ella tocaba el suelo rocoso, una voz estrepitosa les
informaba que Voldemort y Harry aparecían abajo y que comenzarían su duelo de un
momento a otro.
-Ahí están. -Dijo Ginny mirando al borde, sorprendida y asustada, miraba
aquello y no sabía qué hacer, Harry la vio desplazarse de lado a lado del borde, buscando
la forma de bajar, cuando notó al fin una pendiente, llamó a Fawkes que a pasos lentos y
tambaleantes le siguió por la pendiente. -Necesito acercarme…necesito hacer algo. -
Murmuró la pelirroja suavemente, ellos dos empezaban a pelear, notó aquella fuerza que

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los hacía tambalearse, espantada miró a todos lados, sacó su varita y echó a andar
dispuesta a intervenir, pero entonces supo que no podría hacerlo sin resultar muerta y con
ello debilitarlo a él, unos pasos a lo lejos le informaron que alguien venía por Lord
Voldemort y entonces Harry estaría en problemas, cerró los ojos y asustada se volvió al
sentir aquello, le habían dado un pellizco en la mano, era Fawkes, lo miró un momento y
lo supo. -Hermes…por supuesto…¡Hermione, eres un genio! -Exclamó medio emocionada
y medio asustada, se acercó al ave y la tomó con suavidad de la cabeza, el fénix le miró
un momento como esperando algo, ella le apuntó con su varita y mientras trazaba un
pequeño círculo a la altura del corazón del fénix murmuró lentamente. -
Hemeneia….hemeneia… -Una suave espiral rojiza emanó de la punta de la varita,
lentamente el hilo se volvió grueso y cuando fue tan denso como una cuerda lo jaló hacia
su pecho y trazó un círculo alrededor de su corazón.
-Esto es… -Harry miraba impresionado, Pansy le puso la mano en el hombro y
asintió sonriendo suavemente para darle a entender que era algo bueno y que eso, era la
mejor parte de todo, eso era lo que tenía que mostrarle. -…no reconozco este
conjuro…¿qué es esto?
-Es la Maldición Hermes…la maldición que inventó Hermione, la razón por la
que la premiaron…su mejor trabajo…gracias a esto, muchos aurores se han
salvado…gracias a esto estás vivo. -Exclamó Pansy sonriendo casi con orgullo, Ginny
había dejado de hacer el conjuro y la suave cuerda se había desvanecido, entonces ella
echó a correr hacia Harry, Fawkes tras ella extendió sus alas y alzó el vuelvo cubriéndola
con las llamas que emanaban de su cuerpo y haciéndola elevarse tomándola por los
hombros con sus patas, los dos volaron hacia Harry que miraba aquél rayo verde venir a
enfrentarlo, Ginny recibió el impacto dando un grito de dolor y el suelo bajo Harry se hizo
pedazos.
-¡Harry! -Ginny gritó tendiéndole la mano al ver cómo él se iba por aquel hueco,
Harry le tendió la mano pero no pudieron alcanzarse y de haberlo hecho, ella habría caído
con él, porque no tenía la fuerza suficiente para sostenerlo y el fénix no los habría
ayudado; Bellatrix que ya había depositado el espíritu de Voldemort en la caja, salió
corriendo con ella entre las manos, mirando a todos lados para cerciorarse que no le
seguían, enfurecida y rabiosa por haber perdido otra nueva oportunidad de vencer, en la
entrada se topó con Pansy que llegaba corriendo, ocultó la caja bajo su túnica y tomando
a la chica desapareció; Ginny se quedó ahí mirando al hueco tirada en el suelo con las
rodillas dobladas y la respiración agitada, congelada por un frío que sólo puede
asemejarse a la muerte, la maldición le había quitado la mitad de su existencia y azotada
por el dolor de eso no podía moverse, Fawkes cayó al suelo sin llama alguna envuelto en
un color azuloso espantoso, respirando agitado dando de gritillos ahogados y aleteo
débiles. -Tranquilo Fawkes…resiste…resiste… -Dijo Ginny mirando por el hueco,
alentándolo porque si él se sentía bien, ella también lo haría, ahora eran uno solo,
preocupada por perder a Harry en ese oscuridad dio un sollozo y se llevó las manos al
rostro, Fawkes se acercó y quiso tocarla, pero el recuerdo se desvaneció y Harry se
encontró solo en medio de la oscuridad, se volvió buscando a Pansy, ella ya no estaba
sola, a su lado Snape sonreía y Eurídice le saludaba con un suave asentimiento.
-Ella…Ginny…ella recibió la maldición asesina…¿porqué no le pasó nada? -
Preguntó consternado. -¿Porqué sigue con vida? -Dijo temeroso de que le dijeran que
estaba muerta en realidad, que aquella noche en casa de Draco había amado a un
fantasma, que había estado protegiendo a una ilusión.
-Has visto todo lo posible…pero las verdades no quedan hasta ahí…ella está
viva…pero no de la forma en que lo estamos todos normalmente…o mejor
dicho…estuvimos… -Murmuró Eurídice sonriendo, Harry no sabía ya qué pensar, el
"estuvimos" lo hizo mirarla sin comprenderla.

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-Aunque le duela…tiene que escucharnos. -Dijo Snape seriamente, Harry tragó
saliva. -Somos los únicos que podemos explicarle todo ahora…tiene que oírnos si quiere
vivir… -Expresó sonriendo, Harry rió amargamente, Ginny estaba muerta ¿para qué vivir?
-…con ella. -Añadió Snape al notar esa sombra que le era tan familiar por verla en el
espejo, Harry levantó la mirada con el ceño fruncido.

-Necesitamos pensar…necesitamos movernos… -Exclamó Draco mientras ella


recuperaba la calma a fuerza de sentirse segura entre sus brazos.
-Antes de eso…quiero ira vera Molly. -Dijo suavemente, el rubio se puso
rígido, Hermione se acurrucó en su pecho. -Quiero ser yo quien le dé la noticia de la
muerte de Ginny y de lo que ha pasado con Pansy, Harry y Hagen. -Hermione se despegó
un poco de él, que le pasó la mano por la frente con suavidad.
-No creo que sea lo mejor…necesitamos replegarnos…hay que enfrentarlo que
viene Hermione. -Susurró quedamente, la verdad es que hubiera querido tomarla de la
mano, llevarla a su mansión y encerrarla en una habitación con miles de kilos de lodo
encima para que no pudiera salir y nadie le hiciera daño, pero si ya lo había acusado de
cobarde, no quería que lo tachara ahora de egoísta. -Quisiera encerrarte en un sitio
seguro para que nada te pasara. -Exclamó sin darse cuenta besándole la frente, sonrió
irónico, se había prometido no decírselo.
-Te diría que eres un egoísta idiota. -Contestó ella suspirando mientras lo
aferraba contra su pecho, una sonrisa tímida se posó en sus labios. -Pero yo quisiera
hacer lo mismo contigo. -Admitió sonrojándose.
-Quizá deberíamos escondernos los dos bajo alguna enorme protección… -
Murmuró él, Hermione le miró con el ceño fruncido. -…pero no sería correcto, le debo a
Eurídice y los demás pelear…le debo a Pansy darla cara…voy a hacerlo…protegiéndote
cuánto pueda…con todo lo que tengo… -Exclamó mirándola a los ojos, ella sonrió
tristemente y le besó la frente. -…por alguna razón…asquerosa sangre sucia…-Dijo
guiñándole un ojo con pícara sonrisa y apretándola contra sí, de forma que ella no se
ofendió y hasta rió. -…no voy a permitir que nadie te toque.
-Te creo y te juro algo en este momento Draco Malfoy. -Susurró a su oído casi
con solemnidad y rudeza, él le miró con el ceño fruncido y un aire preocupado. -Voy a
estar a tu lado todo el tiempo, siempre…voy a protegerte cuánto pueda…y voy a amarte
aún más de lo que hago ahora… -Él abrió los ojos sorprendido y trató de contener algo
que hacía que se le nublara la vista de lo único que en aquel momento le importaba, ella
se le perdía entre las lágrimas de alegría de oírla decir aquello, en semejante momento,
por que cuando alguien dice eso en una situación así, no puede tener nada de mentira
entre sus letras, ella tragó saliva conteniendo el llanto y prosiguió lentamente. -…por que
si Eurídice lo hizo por Ron aun sin vivir con él lo que hemos vivido nosotros dos…y Pansy
lo hizo por Hagen pese a todo lo que los separaba, pese a su tonto y loco orgullo, enfermo
y obstinado… -Dijo entre sonrisas divertidas que Draco no pudo dejar de imitar, porque
eso era Pansy siempre, una obstinada. -…yo, que te amo tanto como ellas los amaron a
ellos…te voy a proteger, tanto y más que como ellas hicieron. -Afirmó mirándolo fijamente,
Draco sonrió y la besó suavemente más que emocionado.
-Te amo. -Confesó sin temor y mirándola a los ojos. -Te amo tanto…que voy a
quedarme siempre a tu lado y te juro, que voy a hacer más de lo que todos ellos han
hecho por los suyos, me voy a quedar contigo y me voy a sacrificar día a día por ti… -
eso dejé a la
Sonriendo abrazó
Pansy hacer y carcajeó.
que tenía
conlofuerza -…porque si soy
en mente…también te pasa
una algo…me
serpiente moriré…por
y cuando una

serpiente pierde aquello que le da calor…se ha quedado sin motivos para seguir…ya no
hay nada porqué seguir. -Exclamó pensando en Pansy y abrazándola.

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-Ahora lo entiendo…ahora lo sé. -Dijo la castaña, se abrazaron y luego de un
momento se pusieron en pie, tenían que moverse y su primer destino era la Madriguera,
había noticias malas que entregar.

Sus carcajadas sonaban metálicas, heladas y terribles, era como el golpe


constante y repetitivo de una lámina sobre una roca, una carcajada que tiene de risa sólo
el nombre y nada más; luego de dejar de carcajear cerró los ojos y dejó caer las lágrimas
que se contenían en ellos y luego al abrirlos recobró la sonrisa helada y se volvió a mirarlo
con un dejo de ironía tan marcado en la palidez de su rostro que él casi pierde la sonrisa
que llevaba siempre consigo, sus gafas y sus ojos azules.
-La vida bajo las alas del fénix…suena como a profecía, como a un súper
héroe… -Dijo sonriendo mirando a la sábana que prensó entre sus manos con fuerza,
McGonagall le miró a los ojos fijamente y por un momento trató de acercarse, pero Ginny
empezó a sacudir sus hombros y agachada con la cabeza tan inclinada que apenas podía
vérsele la parte superior de la cabeza, dejó caer enormes lagrimones sobre la sábana que
se fue manchando lentamente, la profesora ya no hizo por acercarse. -…un héroe hubiera
podido detener a Voldemort…hubiera impedido la muerte de Eurídice…¡un héroe no
estaría aquí atado a una cama llorando! -Dijo enfocando sus enormes ojos castaños en
los azules de su interlocutor.
-Usted no es un héroe…usted es una joven enamorada…en este momento, eso
es más de lo que cualquier otra cosa es… -Murmuró el anciano desde su cuadro, ella
contuvo las ganas de volver a gritarle. -…le prometo, que todo volverá a ser cómo antes y
entonces usted recuperará su felicidad.
-¿Cuál? -Preguntó amargamente bajando la mirada para poder tragar saliva. -
¿Cuál si todo el tiempo se me ha ido en batallas, en peleas y en dolor?...usted y muchos
otros han manejado todo esto desde atrás del telón…me he cansado de que muevan los
hilos a su antojo… -Exclamó dolorida, soltándose a llorar con desesperación, Minerva se
acercó ahora sí y le puso las manos en la espalda con suavidad para consolarla. -…no
somos títeres…¡tenemos vidas!...nuestras vidas están en juego…las de todos…y estoy
cansada de que siga jugando con la verdad…así que si quiere que actúe… -Dijo
mirándolo fijamente entre torrentes de lágrimas y dolor físico. -…me va a decir
todo…¡absolutamente todo! -Exigió casi saltando de la cama. -¡Necesito de una buena
vez la verdad!
-Albus…basta de juegos…basta de absurdos teatritos…di la verdad. -
McGonagall lo miró también fijamente.
-Entonces, siéntense las dos…por que esto va a ser largo…voy a decirle la
forma correcta…la forma exacta en que vamos a actuar…es momento de acabar con Tom
de una buena vez por todas… -Dijo sonriendo tiernamente. -…es hora de que todo se
arregle y vamos a usar para ello…su propia fuerza. -Exclamó sonriendo, Ginny le miró
fijamente…eso no lo entendía del todo.
-Lo escucho. -Murmuró mirándolo fijamente, en aquel momento Poppy entraba
lentamente trayendo la canasta con los hongos, Hagrid y ella debían oír, el plan no era
sólo del director y la chica, este asunto era de todos.

-Deberíamos mejorar la protección. -Susurró Tonks mirando a Katie que se


sentaba lentamente con una taza de té en la mano, Molly, Penélope y Angelina se
ocupaban de dormir a los pequeños, Ted y Dromeda se habían puesto a jugar en la
habitación que era de los gemelos con la autorización de éstos, los ruidos eran
insoportables, pero les otorgaban a todas la sensación de que nada malo pasaba.

444
-Egues la egspegta…dinos qué haceg. -Fleur se llevó su taza a los labios y la
miró fijamente, esperaba parecer centrada, pero el miedo por el bienestar de Bill la tenían
en jaque.
-He puesto todo cuanto he podido…pero no soy la única aquí con poder… -
Tonks miró a Aneglina que frunció el ceño y sin querer miró la mesa donde había puesto
su varita al llegar. -…ustedes también lo tienen…deben poner hechizos de protección y
alarmas contra intrusos. -Tonks miró a Penélope que asintió dando un suspiro.
-Sé poco de esas cosas… -Exclamó Katie suavemente, la idea de un cadáver
en la habitación contigua la tenía incómoda. -…pienso que eso de protegernos no servirá
de mucho…¿no era ella un auror?
-Sí…y de los mejores. -Confesó Molly tristemente. -Pero tuvo la mala suerte de
enfrentarse a Bella…ella no se toca el corazón….
-Tocaba…la muy perra ya está muerta… -Exclamó Angelina sin pensar, había
escuchado muchos rumores sobre esa mujer, le calmaba saber que estaba muerta;
cuando vio las caras escandalizadas de Molly y Fleur por la frase que había dicho se
alteró avergonzada. -…disculpen…se me ha salido.
-No lo pude haber dicho mejor. -Soltó Penélope para darle apoyo, Tonks bajó la
mirada, pese a todo, esa mujer era su tía, de algún modo le dio pena saber que nadie la
consideraba, pocos la apreciaban debía haber tenido una muerte horrible sin nadie a
quien quisiera cerca.
-Hay que movernos… -Charlie entró en la cocina llevando el tazón de sopa que
había intentado dar a comer a Cho, seguía el contenido totalmente intacto. -…somos
predecibles quedándonos aquí.
-No ha comido…¿verdad? -Preguntó Molly mirándolo fijamente, el negó bajando
la mirada, las manos le temblaban, no sólo de debilidad sino de impotencia, la oriental
seguía empeñada en hablar poco, comer todavía menos y mirar al vacío en silencio.
-Insisto…hay que movernos, somos presas fáciles aquí…abandonemos la casa
mamá. -Charlie la miró fijamente pero Molly no dijo nada y desvió la mirada a otro lado.
-Es riesgoso…somos muchos para movernos Charlie…llevando a los niños y
además… -Tonks miró a las escaleras, pensando en el cadáver que tendrían que echarse
a cuestas.
-No tenemos que llevárnosla, podemos dejarla aquí…pero debemos salir de
este sitio. -Exclamó el pelirrojo mirando a su madre. -Es un riesgo permanecer en un sitio
al que seguramente vendrán a buscarnos.
-No la vamos a dejar. -Molly miraba a Ana entre sus brazos. -Ron no me lo
perdonaría.
-Si fuera mi cuerpo el que estuviera en esa cama y pensaran huir…no me sería
grato que me dejaran ahí. -Exclamó Katie lentamente, Charlie se llevó las manos al cuello
y se presionó con fuerza, se estaba exasperando con ese encierro. -No me es grato
pensar que está ahí arriba…pero tampoco me gustaría, de estar en su lugar, que me
dejaran sola a mi suerte. -Añadió mirando a Angelina, que seria, procuraba mantenerse al
margen, sobre todo de ese tema en particular.
-Nesegcitamos pensag bien lo que haguemos… -Fleur se puso de pie y ayudó a
su suegra con Ana, lentamente fue y la puso en la cuna que habían hecho aparecer y
colocado cerca de la estufa, en ella Victorie reposaba adormilada. -…a mi tampoco me
gustaguia que me dejagan…
-¡Vamos a condenarnos por un cuerpo inmóvil en una cama! -Exclamó Charlie
secamente con los ojos desorbitados, Tonks quiso decir algo pero no se atrevió.
-En ese caso… -Molly se puso de pie, tomó el plato de Cho y con un lento
movimiento de varita calentó el contenido. -…dejemos a Cho también…no habla, no se
mueve y no piensa ayudarnos…es un cuerpo inmóvil sobre un sillón…¿no es lo mismo? -

445
Molly miró a su hijo fijamente, Charlie sintió una punzada de horror y ablandó sus
facciones. -Tu hermano la ama…la necesita bien aunque esté muerta…si nos vamos…lo
haremos todos…no voy a perdera uno sólo de mis hijos Charlie…vivo o muerto. -Dijo
mientras salía rumbo a la sala a dar de comer a Cho, planeaba rogarle u obligarla de ser
necesario, Charlie con los brazos sueltos miró al suelo, las demás miraron a otro lado,
aquello había sido mucho.
-Me he excedido. -Admitió el chico sentándose en el lugar que su madre había
desocupado.
-Descuida…no estamos bien. -Murmuró Penélope tocándole un hombro, Katie
se puso de pie para llenar su taza y Fleur suspiró mirando a las dos niñas en la cuna,
Tonks se puso de pie y seguida de Angelina procuraron planear cómo poner más
protecciones, entonces la voz de Molly les llegó a los oídos.
-¡Cho no está! -Gritó desesperada y Charlie se puso de pie alarmado.
-¿Qué has dicho madre? -Preguntó él palideciendo, Tonks corrió hacia Molly,
mientras Fleur teniendo un presentimiento desapareció para aparecer en el cuarto donde
Eurídice esperaba.
-¡No está en la sala ni en las habitaciones! -Gritó Molly fuera de sí.
-Se ha llevado a Eurídice. -Susurró Fleur apareciendo en las escaleras,
Penélope y Angelina dejaron a los dos niños dormidos en la cuna y se acercaron para
ayudar a Molly a sentarse, Charlie miraba a todos lados sin saber qué hacer.
-Ahí está. -Katie apuntó por la ventana, cuando todos se volvieron alcanzaron a
ver a Cho que a fuerza de cargarla con un brazo sobre sus hombros, movía a Eurídice
fuera de la casa cruzando el jardín; Charlie echó a correr hacia la puerta cuando un rayo
rojo impactó a Cho tirándola al suelo, al menos 7 hombres encapuchados aparecieron en
el jardín, Charlie tomó su varita de la mesa y salió.
-¡Cho! -Gritó él corriendo hacia ellos levantando la varita y empezando a pelear,
Molly miró a Tonks que siguió al chico, Fleur corrió por la cuna y desapareció con ella
subiéndola a otra habitación, Angelina tomó su varita, Penélope se aseguró a la suya,
Katie formuló algunos conjuros para proteger la casa, al parecer ahora ellas debían
proteger la Madriguera.

-Necesito sacarlos de aquí y llevarlos a un sitio seguro…¿pero a dónde? -Ron


miró aquellos bloques de hielo que había podido cortar al fin, Neville y Luna estaban
todavía inmóviles dentro, por momentos le pareció que lucían como estatuas y que jamás
podría sacarlos de ese encierro. -Necesito ayuda…no voy a poder sacarlos yo solo. -Se
dijo llevándose las manos a la cabeza, entonces pensó en algo mejor. -Volveré por
ustedes, lo prometo…sólo tengan paciencia. -Emitió mirando a los dos chicos envueltos
en hielo, se inclinó y tocando a Pansy y a Hagen desapareció, cuando tocó el suelo
nuevamente estaba en la Mansión Greyback, ahí las cosas seguían igual, la mancha de
sangre en el suelo le dio la bienvenida, corrió a la habitación más cercana y tomó unas
sábanas, cubrió los cuerpos y se preparó para volver a La Madriguera cuando vio algo
que llamó su atención, era un cuerpo pequeño (o eso pensó) escondido en un rincón del
jardín, sollozando y temblando; algo atemorizado se acercó con la varita levantada, al
acercarse escuchó lo que le pareció era un aullido y al inclinarse para ver mejor descubrió
entre aquella bola de pelos un rostro familiar, un rostro idéntico al que había cubierto con
la sábana y una nariz y unos labios que casi le hicieron dar un grito de susto, sorprendido
dio un paso atrás y le miró con sorpresa. -Greyback….usted es Fenrir Greyback. -Dijo
mientras el hombre (si se le puede llamar así) levantaba la cabeza con los ojos inyectados
en sangre y llanto.

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-Lo han matado…ese es Hagen…y Eurídice…esa sangre de ahí…huele como
ella…han matado a mis dos hijos…no me queda nada… -Dijo en una voz apenas
entendible, Ron no sabía qué hacer.
-¿Porqué ha vuelto? -Preguntó nervioso sin bajar la varita un segundo. -Ellos le
creían muerto…
-Porque quería verlos…pero…no he llegado a tiempo…¡era lo mejor!...era lo
mejor que pensaran
los merecí…ni a ellosque
ni aun
Ivana.
monstruo
-Contestó
comonervioso,
yo estabaRon supo quelos
muerto…no tenía que
no merecía…nunca

amenazarlo, el cuerpo tras él cubierto apenas con una sábana era suficiente tortura para
aquel ser.

El aplauso fue vehemente, muchos tenían el ceño fruncido tras escuchar que
ahora el enemigo tenía la imagen y la forma de Harry, pero todos coincidían en que si ese
ser se había apoderado de Harry, lo menos que podían hacer incluso para vengar a ese
chico, era enfrentarlo, vencerlo y deshacerse de él para siempre; algunos se miraban
nerviosos, creían que eso era en verdad lo correcto, pero de ahí a poder hacerlo había un
abismo enorme, Harry con todo su poder, con todo su temple, unido a Voldemort era
como un enemigo más terrible que el propio Voldemort por sí solo.
Muchos sonreían teniendo fe en las palabras del Ministro, era lo único que tenían e
iban a seguirlo, los ideales de Dumbledore, Potter y Weasley eran los que ellos querían,
los que ansiaban y definitivamente los que iban a seguir y por los que iban a luchar. La
gente comenzó a prepararse, faltaba menos de un día para la verdadera batalla, estaban
solos, los aurores estaban desaparecidos y había cada vez más bajas, pero como fuera
iban a pelear. Arthur hablaba con Moody, Remus, Oliver, Augusta Longbottom, Krum y
algunos otros cuando oyeron una seria repetida de ¡plops!, al volverse, una corriente de
cabezas rojas se acercaron al señor Ministro ante las sonrisas de los presentes.
-Papá… -Llamó Bill sonriendo, Arthur se volvió a mirarlo lleno de alegría y lo
prensó entre sus brazos.
-Llegó la caballería Weasley… -Exclamó George sonriendo mientras estrechaba
con fuerza la mano de Moody que sonrió seguro.
-¿Cómo es posible que no hayan ya pateado el trasero de todos esos
encapuchaditos?... -Fred abrazó a Remus. -…a Tonks no le va a gustar saber eso
Remus.
-¿Cómo está? -Preguntó el hombre ansioso por noticias.
-Con el pelo igual de azul que siempre…y Ted por las mismas. -Contestó Bill
carcajeando.
-¿Cómo están Ginny y Ron? -Preguntó Arthur mirando a sus hijos, Percy al verlos
se acercó corriendo y los saludó con fuertes abrazos.
-Ron cojea como un mendigo y de Ginny no sabemos nada. -Contestó Fred
seriamente. -Pero tranquilo…esa chica debe estar bien papá…descuida. -Se miraron
unos a otros, el estar juntos era bueno, pero había todavía noticias pendientes, cosas que
decirse que necesitaban hablarse de inmediato.

-La maldición Hermes… -Susurró impresionado por la revelación. -


…pero…entonces Ginny está…
-Medio viva…medio muerta. -Refirió Eurídice tristemente, Harry le miró a los
ojos buscando consuelo, ella se lo dio abrazándole con fuerza.
-Lo que no es algo raro…hay miles de personas en el mundo que viven eso día
a día… -Snape murmuró mirando a Eurídice con un dejo de repulsión.
-Usted sabe de eso ¿no? -Dijo Pansy carcajeando, Snape indignado se dio la
vuelta con la túnica ondeando espaciosamente, la oscuridad seguía siendo igual de densa

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y Harry se preguntó si Voldemort no los estaría escuchando. -Descuida, está ocupado
descubriendo la mortalidad de tu cuerpo. -Contestó Pansy a su duda interna, el frunció el
ceño, pero no pudo decirle nada.
-Ginny está mitad unida con Fawkes…debiste haber notado algo
raro…¿verdad? -Preguntó Eurídice ignorando a los otros dos que se daban miradas
asesinas, una divertida el otro indignado, Harry recordó la frialdad del cuerpo de Ginny
aquella noche, sus ojos sin luz, el impacto sin resultados de un cruciatus en su cuerpo,
todo se lo decía y el ciegamente no lo había visto, de alguna forma presentía que esa ya
no era la misma Ginny, pero pensar que la que tenía delante era una Ginny dividida, era
una locura.
-Murió por mi…dejó morir ese pedazo de sí misma por mi. -Expresó
desconsolado, dejó salir un grito de rabia, ninguno de los de su alrededor se atrevió a
hacer comentario alguno, sólo Eurídice intentó consolarlo, pero él estaba rabioso, su
madre y Ginny, las dos mujeres más trascendentales de su vida, ¿quién faltaba?, ¿quién
más debía morir para que todo terminara?

Voces muertas
Seguía mirándolo fijamente, él envuelto en sollozos se negaba a moverse de su rincón,
tampoco parecía dispuesto a cambiar de posición, permanecía arrinconado, encogido,
temblando y sollozando sin apartar sus ojos temblorosos de la mancha de sangre esa y
del mar de pétalos rosas que cubrían el suelo en el que Hagen reposaba; Ron al fin se
decidió a inclinarse un poco y poniéndose en cuclillas se acercó a él y le puso la mano
con cuidado en el hombro, no sentía ganas de ayudarlo, pero si de tratar de consolar al
ser que le había dado la vida a Eurídice, ahora había algo que los unía a ellos dos
irremediablemente.
-Ellos…le extrañaban. -Dijo como única frase que se le podía ocurrir para que
ese hombre se calmara.
-Mientes…no se puede extrañar al hombre que te dejó sin madre. -Exclamó
airado, Ron frunció el ceño, conciente de que seguramente no cambiaría para nada la
idea de ese sujeto, miró hacia los cuerpos tratando de pensar en algo qué decir, cuando
sintió aquél tirón, Fenrir lo jaló hacia sí y le sujetó por el cuello acercando su rostro furioso
al de él. -Tú…eres Weasley…volviste a mi hija una cualquiera…tú y ese asqueroso hijo
de perra de Malfoy…ustedes y ese maldito viejo idiota de Snape… -Dijo sonriendo y
respirando agitadamente mientras presionaba con más fuerza, sus ojos incluso parecían
llorosos. -…¿te divertiste haciendo de mi hija una ramera?...por que si antes no tuvo quién
la protegiera, ahora juro por Merlín que te voy a sacar las entrañas. -Exclamó furioso
mirándolo a los ojos mientras sus colmillos brillaban débilmente.
-¡Suélteme! -Sacudiéndose intentó que el viejo hombre lobo le soltara, pero
Greyback se puso de pie lentamente, levantándolo del suelo sobre su cabeza, Ron deseó
nunca haber visto a aquel desagradable ser. -Su hija no era una ramera. -Exclamó rojo de
ira, pese a ser su padre, era algo que no le toleraría. -Era decente…¡no hable así de ella!

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-Si era una mujer decente…¿porqué carajo tú y ese ricachón de Malfoy la
rebajaron así? -Preguntó fuera de sus cabales, levantó la mano dispuesto a rebanarle el
cuello, cuando un gruñido los hizo volverse, el mismo lobo gris de antes miraba enfurecido
a los dos, con los ojos rabiosos y el hocico temblando.
-Eurídice… -Susurró Ron suavemente al verle, el lobo apenas se acercó un
poco a él, sin apartar los ojos de Fenrir que ablandó las facciones y frunció el ceño
incómodo.
-Ella usaba eso para buscarme…un espíritu…un trozo de su alma… -Dijo el
hombre bajando lentamente a Ron que pudo poner los pies en el suelo. -…¿porqué lo
envía a protegerte? -Preguntó sin dejar de mirar a Ron con ira.
-Teníamos algo serio…la amo…y ella me amaba. -Refirió mirándolo fijamente,
Fenrir rió como si aquello fuera un buen chiste. -¿Qué es lo que le causa tanta gracia?
-Mi hija no amaba a nadie…ella era como yo…de haber amado a alguien lo
habría condenado…es la maldición de los Greyback…la maldición que mis dos hijos y yo
cargamos a cuestas… -Exclamó sonriendo amargamente, mirando al lobo y al cadáver de
Hagen respectivamente. -…ella no pudo haberte amado a ti.
-Lo hizo…cierto es que me condenó…la prueba es que está muerta y un
pedazo mío se murió con ella…pero me amó…¡ella me amó!...y tengo pruebas. -Dijo Ron
fuertemente, él frunció el ceño y esperó a que le dijera más. -Usted es abuelo. -Murmuró
sonriendo como si le estuviera dando la noticia a su propio padre, Fenrir abrió los ojos
sorprendido y lo soltó con fuerza como si estuviera apestado.
-Mentira…es mentira. -Exclamó alarmado, como si le hubieran dicho otra vez
que sus hijos estaban muertos. -¡Ella no cometería esa imprudencia!...no le daría mi
sangre a alguien más…
-Pues lo hizo…pero es la sangre de ella y mía…y créame…que es mejor de lo
que usted cree. -Espetó Ron enojado, el lobo se acercó y le lamió la mano con suavidad,
Ron se inclinó y abrazó al pobre animal, que aulló un poco todavía lastimado por las
heridas, pero que no rechazó el abrazo, el pelirrojo se sintió seguro.
-¿Dónde está mi nieto? -Preguntó contrariado, ansioso de conocer el paradero
del pequeño, con la vana esperanza de ver en él el rostro de su hija, y con ello el de Ivana
su gran amor.
-Prométame que no va a herir a nadie…y lo llevaré a conocerlos. -Dijo Ron
acariciando las orejas del lobo que contento se puso en cuatro patas y trató de lamerle el
rostro.
-¿Conocerlos? -Preguntó confundido, casi pálido. -¡Deliras Weasley! -Espetó
sonriendo divertido, una carcajada se le ahogó al escuchar la respuesta.
-Son trillizos…los embarazos múltiples son frecuentes en mi familia…dos
varones y una niña… -Ron lo miró tranquilamente, ahora estaba menos agresivo. -…no
deliro…uno de ellos tiene garras.
-Una niña… -Exclamó sobrecogido, la noticia de que uno tuviera garras era un
tanto menos importante que saber que había una niña entre los bebés, una niña que
podría ser la viva imagen de las dos mujeres que había perdido. -…no prometo
nada…¡arriésgate si quieres! -Exclamó recobrando la apariencia dura, con una sonrisa
irónica, Ron sonrió de mala gana, tener a Eurídice a su lado (aunque no fuera como
humana) lo hacía pensar positivo aunque no debiera.
-Me arriesgo entonces…llevaremos los cuerpos de Pansy y Hagen a mi casa al
lado de Eurídice…hay que prepararlos para sepultarlos…Eurídice me pidió que los
sepultara juntos en este jardín…espero que no le moleste. -Dijo andando hacia los
cuerpos un tanto menos preocupado, el lobo a su lado movía la cola emocionado.
-Está bien…lo que ella haya decidido…para mi estará bien siempre. -Murmuró
suavemente, Ron asintió, Fenrir le ayudó cargando a Hagen, a quien no pudo evitar mirar

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con horror y una clara mueca de dolor que trató de ocultar a fuerza de dejar que el cabello
largo y sucio se le viniera al rostro, Ron respetó el silencio y le miró con sorpresa y
enternecimiento cuando estrechó el cuerpo y por poco y lo despega de Pansy, las manos
seguían unidas y casi se desenlazan.
-Estaban así cuando los encontré…no creo que sea necesario despegarlos…es
decir… -Exclamó contrariado.
-Entiendo…él así lo hubiera querido…dejémoslos juntos. -Los dos
desaparecieron, el lobo pegado a Ron y Fenrir siguiéndolo, obviamente la situación que
encontrarían en La Madriguera no iba a ser la mejor.

-Ahora lo entiende. -Afirmó mirándola, ella, inclinada, pensaba todavía en todo


lo anterior.
-Creo que sí. -Contestó suavemente, McGonagall a su lado sonreía
ampliamente como embargada por una increíble alegría, como si supiera que ya todo
había terminado, que al fin la solución estaba en sus manos. -Entonces, tengo que
enfrentarlo, tengo que ir hacia él y el resto…vendrá solo.
-Exacto…lo que Tom no sabe es que usted conoce la verdad y que sabe mucho
más de lo que él conoce…Tom es del tipo de magos que no consideran lo básico,
menosprecian lo viejo y denigran lo pasado…ya una vez la magia antigua le impidió lograr
sus planes…cometió el error con Lily Potter…y su soberbia lo llevará a cometerlo
nuevamente con Ginny Weasley. -Dumbledore afirmó, Hagrid, que había escuchado casi
toda la conversación, sonreía emocionado. -Casi se podría decir que usted y Lily son
iguales.
-Pero si casi se podría decir que están viviendo las mismas cosas. -Poppy
afirmó mientras un cuchillo se movía desde su mano actuando con rapidez.
-Podremos recuperara Harry…él volverá a ser el mismo de antes. -Exclamó el
gigante emocionado.
-No exactamente…será mejor…ahora sí será Harry…Voldemortya no estará
dentro de él…habrá sido liberado al fin. -El director miró a Poppy que emocionada
rebanaba hongos que Minerva colocaba lentamente en las quemaduras de una Ginny
pensativa.
-¿Qué va a pasar con lo demás? -Preguntó la pelirroja suavemente,
McGonagall miró al ex director.
-Como ya le dije…todos tienen que poner su parte y en pocas palabras…para
que todo funcione, debe salir como se lo he dicho ya. -Afirmó algo serio, retomando la
imagen tranquila de antes.
-Voy a hacerlo…seguiré sus instrucciones paso a paso…ya una vez me sacó de
la muerte…veremos si logra hacerlo otra vez. -La pelirroja lucía igual de seria, pero sus
ojos estaban llenos de nuevos bríos.
-Entonces, usted lo enfrentará…irá y peleará frente a frente con Harry…y de
esa lucha… -Dumbledore se echó sobre la silla a su espalda.
-Sólo un lado podrá vencer…y espero que sea el bueno. -Hagrid tomó con
fuerza la mano de Ginny que sonrió.
-No sólo será el bueno…-Refirió la pequeña Weasley recordando a personas
como Pansy y Eurídice que eran de los dos bandos y a Draco. -…vamos a vencer
nosotros…nosotros ganaremos…aunque me cueste la otra mitad de vida que me queda…
-Ginny afirmó confiada.
-Manos a la obra entonces. -Dijo Poppy alegremente. -Voy a ponerte mis
mejores pociones…en unas horas, será como si nada hubiera pasado.
-Muchas gracias. -Ginny se sentía en casa, protegida, rogaba a Merlín que
Harry pronto se sintiera igual.

450
-Una pregunta, ¿usted realmente quiere salvar a Harry verdad? -Preguntó
Dumbledore tras un momento de permanecer en silencio.
-No…no quiero. -Dijo Ginny con una sonrisa seductora en los labios, luego
agregó. -No se queda en el querer…voy a hacerlo…voy a salvarlo…así de simple. -
Exclamó seriamente, por un momento a McGonagall le pareció que Ginny emitía una rara
energía, como un calor extraño, pero no dijo nada.

-¡Desmaius! -Gritó Tonks tratando de cubrir a Charlie con sus ataques, pero el
número los superaba, Angelina salió de la casa empuñando la varita y sin dar mucho
tiempo a reacciones se dedicó a lo mismo que ellos dos, tratar de cubrir a Cho que en el
suelo intentaba levantarse tambaleante.
-¡Cho, ven hacia mi! -Gritó Charlie tendiéndole la mano mientras un par de
rayos (uno de ellos verde) le rozaban la cabeza. -¡Vamos Cho, levántate! -Exigió
fuertemente, pero ella estaba concentrada en levantar a Eurídice.
-Tenemos que ir por Pansy…necesitamos estar con Pansy. -Decía débilmente
mientras intentaba mover el cuerpo.
-¡Expelliarmus! -Gritó Tonks procurando cubrir lo mejor posible a la oriental,
pero su enajenación no lo hacía fácil.
-¡Bombarda! -Gritó uno de los sujetos encapuchados.
-¡Protego! -Angelina logró formar un escudo lo suficientemente grande para
protegerlos de una enorme explosión, pero cansada y atontada por el esfuerzo se
tambaleó y cayó sobre su rodilla izquierda tratando de levantarse.
-¡Levántate Angelina! -Gritó Molly sacando su varita, miró dentro de la casa
antes de salir. -¡Fleur, cuida de los niños!...¡Que nadie entre a la casa! -Exclamó a
sabiendas de que la mencionada miraba desde la ventana de la habitación de los
gemelos, donde se había encerrado con los 6 niños, Ted y Dromeda Lupin, Ana, Albert,
Arthur y Victorie Weasley, unos dormidos, los otros mirando por la ventana impacientes.
-¡Diffindo! -Desde su sitio, Fleur se las ingeniaba para lanzar hechizos hacia los
sujetos que se abrían paso y que en poco ya no eran siete, sino diez, algunos de ellos
caminando inclinados y casi a cuatro patas, muestra de que los empezaban a rodear
algunos hombres lobo.
-Tenemos que ayudar. -Dijo Katie mirando a Penélope que se mordía el labio
inferior sin saber qué hacer, Molly echaba a correr por el jardín, arreglándoselas para
ayudar a los tres que ya peleaban afuera. -Vamos Penélope…
-No…no puedo…¡no puedo! -Contestó la aludida entre dientes, con una mirada
penetrante viendo a los otros tres pelear, cerrando su puño con fuerza alrededor de su
varita, con una impotencia extraña plasmada en el rostro de ver que Molly apenas podía
desplazarse sin estar totalmente a merced del enemigo.
-No seas cobarde Penélope…¡tenemos que ayudarles o nos matarán a todos! -
Exclamó Katie armándose de valor para cruzar el marco de la puerta y pelear.
-Es que…estoy embarazada. -Dijo Penélope mirándola fijamente con un sonrojo
que no era de vergüenza, sino de pura y total pena, se sentía inútil, Katie miraba afuera y
al oírla le plantó la mirada fuertemente.
-Sube con Fleur y cierren la casa con conjuros… -Ordenó mientras miraba
nerviosa a fuera y le apretaba la mano como para darle apoyo. -…tengo fe en que alguien
vendrá a ayudarnos.
-Espera Katie… -La detuvo cuando cruzaba la puerta y la miró a los ojos,
nerviosa y preocupada. -…no es cobardía… -Aseguró con la mirada nerviosa. -…pero no
puedo…no puedo arriesgarlo.
-Lo sé…te creo. -Aseguró la chica y le sonrió al salir.

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-Es poco lo que podemos decir ya… -Dijo Pansy caminando hacia Eurídice y
tomándola por un brazo. -…en realidad empieza a ser necesario que nos marchemos…o
mejor dicho, que nos disolvamos, no hay muchos sitios a los que pueda ir un
recuerdo…¿o si? -Dijo coquetamente pasándose la mano por el cabello.
-Se nos agota el tiempo es cierto…nosotros es todo lo que podemos
decirte…lamento mucho no poder decirte más…o ayudarte de una mejor forma… -
Eurídice le miró fijamente y antes de que el pudiera evitarlo, le pasó lentamente el dedo
índice por la cicatriz de la frente, sonriendo como enajenada por ella. -…¿recuerdas el día
que hice esto mismo?
-Sí…lo recuerdo. -Dijo Harry entrecortado, recordando la terrible atracción que
sintió entonces por ella, como si en aquel momento ella le hubiera sido necesaria.
-Sentías eso por que yo estaba depositando un trozo de mis pensamientos en
ti…éste trozo que ahora ya te es inservible… -Eurídice le quitó el cabello de la frente y
antes de alejarse definitivamente le besó en la mejilla, él se erizó, como si un hielo le
hubiera tocado de súbito, ella sonrió casi cerrando los ojos, como se le sonríe a un niño
asustado. -…no tengas miedo…al final, el amores todo lo que importa…si tienes
amor…tendrás todo. -Concluyó, dio la vuelta y tomando a Pansy de la mano caminó hacia
la oscuridad. -Cuídalos mucho a todos.
-Piensa las cosas Potter…tienes que contener lo más posible a Voldemort en
ti…retenlo en tu cuerpo hasta que sea necesario…Ginny, desde su tumba vendrá para
salvarte…pero sólo funcionará si tu cumples también con tu parte… -Pansy le guiñó un
ojo y echó a andar tras de su compañera.
-¿Desde su tumba? -Harry no entendía bien aquello, Ginny estaba muerta, la
había visto consumirse. -¿A qué te refieres?
-Recuerda lo que te dijimos sobre la maldición…si te unes a un ser mágico… -
Pansy rió divertida y dejó la frase a medias, mientras como una niña pequeña corría
dando de saltos tras de Eurídice. -…¡espérame loba!...y si nosotros podemos hablar
contigo, pese a nuestra situación…¿crees que Ginny no podría bien hacer lo mismo?...las
conejitas Weasley son astutas, inteligentes, guapas e infinitamente amorosas…y como
bien dijo ya Eurídice…el amor…es todo lo que importa. -Pansy y Eurídice se diluyeron en
la noche de su mente y él, más confundido y extrañado que antes, intentó pensar
claramente, cuando una mano se posó en su hombro y lo hizo volverse.
-No sé qué sea el amor…tampoco sé si en verdad lo es todo…para mi lo fue… -
Snape miraba al frente y moviendo lentamente su brazo, hizo aparecer un recuerdo ante
los dos. -…ellas depositaron en ti recuerdos, imágenes para ayudarte…yo he querido
poner una para explicarme mejor…¿alguna vez tenía que dejar de ser el malo no?… -
Susurró sin mirarlo directo a los ojos, como si le apenara aquello y la verdad es que lucía
más bien incómodo; la imagen era la lechucería de Hogwarts, ahí él enviaba una lechuza
moteada y permanecía un momento mirando al horizonte por la ventana, hasta que la
lechuza se volvió un simple punto lejano, entonces unos pasos lo hicieron volverse, una
chica de largo cabello rojo sujeto en una bella y gruesa cola de caballo apareció en la
puerta, él no pudo evitar sonreír sinceramente, en un gesto que Harry no conocía.
-Sev…te estaba buscando. -Dijo ella riendo y acercándose con algo de
bochorno por la carrera que seguramente había tenido que dar. -…toma. -Le tendió una
bolsa de papel con corrugados decorativos y un delgado listón verde enrollado y brillante.
-¿Qué es esto? -Preguntó él extrañado con una sonrisa a medias, una sonrisa
que Harry nunca antes le había visto y que casi le pareció un insulto, su profesor de
pociones no sonreía, ¡nunca!
-Tu regalo de San Valentín…que no te lo haya podido dar el día, no quiere decir
que no deba dártelo… -Lily sonrió tranquilamente con una confianza que a Harry le
pareció divina, Lily se llevó la mano al cuello casi con nerviosismo y miró cómo él abría la

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bolsa y sacaba el contenido entusiasmado. -…lo usarás mucho y por eso lo elegí, porque
sé que es la materia que más te gusta. -Severus miraba el obsequio, una diminuta
balanza para ingredientes, dorada y exquisita, una verdadera belleza; Snape la miró
sonriendo y emocionado, abrió varias veces la boca para tratar de hablar, lo que a ella la
hizo alzar las cejas contenta y menearse de lado a lado casi con sonrojo.
-Lily…muchas, de verdad muchas gracias…no sabes lo que esto significa para
mi…es demasiado. -Susurró sorprendido, apretó la balanza contra su pecho, como para
compensar el abrazo que temía ella no le iba a dar. -No te he dado aún el tuyo…lo tengo
en mi habitación…no he querido incomodarte ayer. -Susurró apesadumbrado, pero antes
siquiera de que le pasara algún rencor por la mente, Lily añadió sonriendo.
-Descuida, ya tendrás tiempo de dármelo…¡ahora ven y dame mi abrazo! -Pidió
extendiendo sus brazos, Severus se acercó y le abrazó con fuerza, los dos sonreían, los
dos estaban contentos; Harry miraba y cuando el recuerdo se desvaneció se volvió a ver
al hombre a su lado, estaba impávido, pero con un raro y fugaz brillo en sus ojos, un brillo
que medio se difuminaba en lo que reconoció como lágrimas.
-Tengo muchos bellos recuerdos de tu madre…pero la razón por la que elegí
este para mostrártelo es por que es el único en el que realmente no pasa nada de lo que
tenga que arrepentirme…ni tampoco hay en él un momento de duda en el que me hubiera
gustado hacer o decir otra cosa… -Susurró serio sin mirarle aún, como tratando de
recuperar la imagen de Lily por sólo un instante más. -…es un buen momento, puro y
simple…es hermoso y es…especial para mi y para mi vida. -Terminó mirándolo ahora sí a
los ojos, Harry no sabía qué decir. -Sabes ahora todas las verdades…sabes ahora lo que
hemos hecho…no sé si te baste para perdonar o al menos para entender…tampoco
espero que lo hagas, no necesito tu perdón más de lo que necesito el de ella…en este
caso, sólo quería que supieras. -Dijo metiendo las manos en los bolsillos de su túnica y
echando a andar alejándose de él.
-Gracias. -Dijo Harry antes de perderlo de vista para siempre, él no se volvió
pero se detuvo a escuchar irguiéndose. -Por quererla a ella…y por ayudarme a mí. -
Añadió finalmente, Snape asintió y se perdió en la misma oscuridad donde ellas ya habían
desaparecido, Harry no se sentía solo ya, no sabiendo la verdad, no si esos tres le habían
dado esperanzas.

-Démonos prisa… -La llevaba de la mano y corrían hacia la casa, se habían


aparecido lejos de ella, no porque no pudieran entrar, sino por simple seguridad, para
saber si es que alguien les seguía; Draco no podía quitarse de la mente la idea de que
alguien les vigilaba.
-Estamos cerca. -Exclamó Hermione sudorosa y acalorada, con la varita en la
mano sin dejar de ver sobre su hombro para asegurarse que nadie les seguía los pasos,
aunque la paranoia la hacía sospechar de cada sombra y de cada ruido, llegando a
pensar que cada rama era un nuevo enemigo que los acosaba, Draco se puso rígido y la
hizo inclinarse, ella reaccionó asustada, no entendía la razón y se volvió a mirarlo
fijamente.
-¡Algo ocurre! -Gritó Draco al ver un rayo cruzar el cielo, se soltaron y Hermione
sintió como si le hubieran hecho salir de una piscina en pleno invierno; la Madriguera
estaba siendo atacada, diez hombres (visibles) estaban combatiendo contra Charlie,
Angelina, Tonks y Molly, mientras que Cho luchaba en medio de todos por levantar el
cuerpo de alguien, un cuerpo que no colaboraba para nada en su rescate.
-¡Expelliarmus! -No perdió el tiempo la castaña y metió de inmediato presión
desde la espalda para atacar a los mortífagos, que ya comenzaban a acercarse
demasiado a la casa, Draco dio unos pasos al frente e intentó ayudar a Cho que lucía
perdida y confundida.

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-¡Hermione! -Escuchó el grito de aquella mujer que casi era su madre, corrió
cubierta por los conjuros de Draco que atacaba con toda su energía y convicción para
protegerla.
-¡Depulso! -Gritó el rubio, mientras se acercaba lentamente, Katie salía de la
casa mientras Angelina avanzaba decidida hacia Cho, que aparentemente no tenía
conciencia de lo que pasaba.
-¡Desmaius! -Gritó una áspera voz y el golpe impactó a Draco que se tambaleó,
Hermione no pudo volver hacia él sino que siguió caminando dispuesta a detener a Cho,
que volvía a ponerse de pie tras un ataque, insistiendo en su idea de arrastrar aquel
cuerpo; justo cuando estiraba su mano para tomar a la oriental, sintió que la espalda se le
doblaba, alguien se había arrojado contra ella derribándola.
-Sangre sucia…veamos qué tal sabes. -Dijo el hombre a su oído haciéndola
girar, Hermione perdió su varita que cayó al suelo y se concentró en protegerse con sus
manos de las garras y los dientes del sujeto que ya comenzaba a presionarla contra el
suelo con una rabia creciente.
-¡Cho ayúdame! -Pidió a la chica, pero ella no la oía, ella miraba al cadáver con
atención.
-¡Cuidado! -Gritó Angelina apuntando directo a la espalda del sujeto que trataba
de morder a una Hermione sobrecogida. -¡Desmaius! -Pero otro hechizo desvió el suyo y
no le quedó más que volverse a la batalla y dejar a la chica a su suerte.
-¡Hermione! -Draco intentó acercarse lo más rápido que podía, pero Charlie
necesitaba ayuda.
-Ya voy… -Soltó Tonks desesperada, ella se concentraba en impedirles el paso
hacia la casa, antes que pudieran entrar en ella y hacerles daño a los niños, Fleur y
Penélope, la primera concentrada en lanzar uno que otro hechizo desde la ventana, la
segunda empeñada en calmar a los niños de Tonks, que peleaban por salirse de la casa.
-¡Reducto! -Exclamó uno de los mortífagos haciendo estallar una maceta de
Molly, uno de los trozos salió disparado contra Katie que se cubrió el rostro con el
antebrazo izquierdo, que de inmediato empezó a sangrar.
-¡Cho corre! -Gritó Hermione a la chica que a pocos pasos de ella, miraba
atontada el cuerpo de Eurídice. -¡Déjala no puedes hacer nada ya por ella! -Gritó
desesperada.
podemos abandonarla.
-Pansy…tenemos que irlacon
-Exclamó oriental
Pansy…nos
ignorando
necesita,
a Charlie que Eurídice…no
vamos se debatía en un

duelo a muerte, mientras Molly se las ingeniaba para proteger con sus ataques a Katie
que procuraba detenerse la hemorragia haciéndose un amarre con los dientes y la mano
derecha con un trozo de su blusa.
-¡Bombarda! -Gritó Draco entre todo aquello y la explosión logró al menos
replegar a los mortífagos hacia un costado y darles oportunidad a ellos de unirse,
entonces pudo volverse a Hermione. -¡Resiste! -gritó a la castaña echando a correr hacia
ella.
-¡Crucio! -El rubio cayó al suelo atormentado por el dolor, mientras Hermione
seguía concentrada en aquello de protegerse de las mordidas; de pronto el número de
mortífagos ya no era el mismo, ahora había al menos unos quince y ellos, menores en
número comenzaban a ceder territorio.
-Charlie…retrocede…retrocedan hacia la casa. -Dijo Tonks conciente de que ya
nada podían hacer por ganar terreno, no les quedaba más que protegerse uno a otro y
esperar un milagro.
-¡Cho! -Charlie logró al fin acercarse velozmente a ella, con su varita aturdió al
tipo sobre Hermione y entre los dos comenzaron a mover a las dos chicas.

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-¡Pansy, debo ir con Pansy!...¡Vamos Eurídice, levántate! -Gritaba Cho mientras
Charlie la empujaba hacia la casa, Hermione se concentró en mover el cuerpo de Eurídice
entre los hechizos, Draco se había levantado ya y ayudado por Tonks se las ingeniaba
para acercarse a la castaña, pronto los dos movían el cuerpo en dirección a la casa.
-Pansy está muerta Cho. -Dijo Draco en medio de la batalla y Cho se le quedó
mirando congelada, los hechizos cruzaban el aire, Tonks traía ya varios cortes en los
brazos y lucía algunos golpes, Katie luchaba por mantenerse en pie y Angelina, azotada
contra uno de los muros de la casa, recibía el auxilio de su suegra que recibió el impacto
de una maldición por la espalda y cayó inconciente.
-¡Madre! -Gritó Charlie colérico, Fleur al ver esto sacó medio cuerpo por la
ventana y se ocupó en atacar desde ahí, hasta que un rayo rojo impactó un trozo del
marco y la hizo caer al suelo estrepitosamente, Tonks acalorada pudo acercarse para
ayudarla a levantarse, al parecer con una pierna rota y casi inconciente.
-Van a matarnos. -Dijo Hermione a Draco cuando él tomó en brazos el cuerpo
de Eurídice, entonces alguien se prendió del cabello de Hermione haciéndola caer al
suelo de espaldas, Draco se volvió y soltó a Eurídice que cayó al suelo.
-¡Maldito! -Exclamó tirándose sobre el sujeto que arrastraba a Hermione, uno
más se tiró sobre él y pronto se vieron los dos atacados por sendos hombres lobo que
estaban dispuestos a devorárselos sin preámbulos.
-Draco…¡Draco! -Hermione clamaba ayuda y Tonks tras dejar a Fleur en la
puerta volvía para tratar de ayudar al lado de Angelina que se tambaleaba y Katie que
sostenía sobre su regazo a Molly; un par de rayos verdes salieron de sabrá Merlín dónde
y mataron a dos de los mortífagos, al momento un aullido hizo que Hermione diera un
respingo, el hombre que la sostenía cayó al suelo mientras un lobo gris y enorme le
mordía el cuello con una rabia descomunal.
-¡Avada Kedavra! -Gritó la voz de Ron que se acercaba, matando al tipo que
atormentaba a Draco se acercó corriendo, seguido de cerca por un sujeto que el rubio no
pudo reconocer hasta que lo vio inclinarse y lanzarse contra un par de hombres lobo que
amenazaban con devorar a Katie y a Molly cerca de la puerta.
-Gracias. -Dijo el rubio tomando su varita y volviéndose a la batalla mientras
Hermione hacía lo mismo sin mirarlos a los dos, Ron hizo desaparecer el cuerpo de
Eurídice enviándolo a la casa y se unió al combate.
-Descuida…ahora a deshacernos de esta mierda. -Dijo Ron y corrió a ayudar a
Charlie, ésta vez Draco estaba lleno de nuevos bríos, se abrió paso y no le importó cortar
cuellos y asesinar a sangre fría, ahora luchaba por su familia entera, en esos casos, sólo
se piensa en ganar.

-Entonces la movilización está lista papá. -Exclamó Bill, Arthur asintió y Fred y
George se miraron uno al otro con algo más que satisfacción.
-¿Qué tan confiable es la palabra del señor palidez? -Preguntó Fred mirando a
Moody.
-No lo sabemos…pero de algo estoy seguro…si lo que quiere es torturarnos,
vendrá en el momento en que dijo…quiere vencer y con creces, planea humillarnos ante
todos, la noticia de su amenaza ha corrido como pólvora. -Ojoloco dio un trago a una
botella de whisky de fuego que reposaba sobre la mesa, Bill se llevó la mano a la barbilla.
-Necesitamos movernos…¿para qué esperamos?...¿no sería mejor enfrentarlo?
-Preguntó George emocionado.
-No seas ansioso. -Dijo Percy, George le mostró la lengua con desdén, él
sonrió.

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-No…no es una opción… -Arthur negó, un grupo de personas se acercó y
pronto estaban rodeados de ruido, aprovechando que todos se ocupaban de distintos
asuntos se volvió a Bill. -…¿ha muerto entonces?
-Sí…Ron está destrozado…Cho y Charlie casi mueren papá…fue espantoso… -
Bill lucía pálido y preocupado. -…mamá apenas pudo volverlos a la vida con ayuda de
Tonks y Fleur.
-Quizá debieron haberse quedado en casa…no me gusta que se hayan
quedado todas solas. -Dijo Arthur mirando a un punto lejano, no quería pensar en ello.
-Despreocúpate papá…nuestras chicas son fuertes…pueden defenderse, nada
les pasará… -Exclamó George para darse valor a sí mismo.
-Además…están con la única mujer que no le da permiso a nadie de morir… -
Fred miró a todos, que sonrieron sin querer. -…exacto…¡Molly Weasley!...mamá es un
ogro cuando se trata de morirse. -Dijo para hacerlos reír, todos asintieron. -No quiero
imaginar la que me pondría si me dejo morir…prefiero luchar… -Exclamó levantando las
cejas con pícara sonrisa.
-La que me preocupa es Ginny. -Emitió Arthur suavemente, Bill asintió.
-Vamos papá…estás hablando del único de tus hijos que se parece demasiado
a mamá. -Aseguró Percy y los demás asintieron sonriendo.

-¿Cómo se siente? -Preguntó interesado cuando ella estuvo de pie, le habían


traído algo de ropa, unos vaqueros, una blusa negra y un suéter del mismo color, lo que
incrementaba lo notorio de su cabello fuego y los vendajes blancos de sus brazos;
mirando por la ventana se presionaba el costado izquierdo como si temiera que se le
fuera a abrir la piel, esperaba ver en el cielo alguna señal de buena suerte, aunque no
creyera del todo en ello, había nubes, pero no las consideraba señales.
-La verdad…nerviosa. -Dijo con el ceño fruncido, él guardó un momento de
silencio respetando lo que creyó era un sentimiento de desconsuelo, cuando abría la boca
para hablar nuevamente, ella le interrumpió con velocidad. -¿Puedo al menos elegir el
lugar en el que voy a pelear contra él?
-Sí…usted elija y en cuanto lo haga, enviaremos su mensaje…él vendrá. -
Murmuró sonriendo para darle confianza, ella miraba por la ventana hacia el lago ahora, el
calamar gigante estiraba sus tentáculos con fuerza fuera del agua, como si tendiera sus
brazos hacia el cielo casi despejado de una tarde hermosa.
-Alguna vez…soñé con llegara ser profesora de este sitio…alguna vez deseé
eso con todas mis fuerzas. -Dijo débilmente, como si aquello fuera una revelación
vergonzosa o preocupante, Dumbledore se sentó en su silla y cruzó los brazos cerrando
los ojos.
-No tiene nada de malo en ello…es algo a lo que muchos estudiantes aspiran. -
Refirió calmadamente, Poppy lavaba recipientes y más hongos en un sitio alejado de la
enfermería, McGonagall y Hagrid habían salido rumbo a la lechucería para ver si había
nuevas noticias de la situación.
-Sí…pero, no sé qué tan buena sería. -Murmuró suavemente y apoyándose
contra el muro pegó su frente al cristal frío, cerrando los ojos con la esperanza de que
aquello le despejara las ideas. -Además…dudo que pudiera ser alguna vez mejor que
Hermione para eso…o para cualquier cosa… -Se quedó callada y suspiró sonoramente.
-¿Aún se siente débil? -Preguntó él como para no dejar que se generará el
silencio entre los dos, temía que el callar le diera pie a ella para arrepentirse.
-Un poco…creo que me caería bien dormir. -Susurró suspirando fuertemente. -
O, cerrar los ojos un buen rato…
-Si así lo cree quizá deba hacerlo. -Recomendó suavemente, ella se volvió a
mirarlo fijamente y sonrió de forma sutil, él frunció el ceño intrigado.

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-Empiezo a entender porqué todo el mundo lo obedece sin dudarlo…usted es
cómo un abuelo amigable…como un amigo entrañable al que no se le puede decir que
no. -Señaló sonriendo todavía, él sonrió igual. -Casi me dan ganas de obedecerlo y
tirarme a dormir.
-Entonces va a descansar un rato…¿verdad? -Preguntó alegremente.
-No…no tengo ganas de obedecerle en eso…no ahora. -Dijo ella sonriendo
todavía, él le hizo un guiño y los dos guardaron silencio un momento.
-Señorita Weasley…le he traído la otra poción. -Poppy entró sonriendo y le
entregó un frasco, Ginny asintió y bebió el contenido de un solo trago, se puso roja un
momento y abrió la boca con desdén. -Nadie dijo que sabría bien ¿o si?...además, ya
antes la había probado, se la di para recuperar fuerzas aquél día en su primer curso.
-Mi primer curso. -Repitió Ginny mirando aún por la ventana, McGonagall y
Hagrid entraron en aquel momento, no traían ninguna noticia, no una que se pudiera
conseguir si no se daba otra a cambio, en Hogsmeade no sabían nada. -Mi
primer…curso… -Dijo inclinando la cabeza como para recordar mejor.
-¿Cómo te sientes Ginny? -Preguntó Hagrid sonriendo de verla al fin levantada,
ella lucía todavía todos los vendajes y apenas se volvió a verlo con una sonrisa amplia,
asintiendo suavemente para darle a entender que estaba bien. -Al menos has recobrado
el color…es una buena señal, ¿verdad profesor? -Preguntó mirando al anciano director
que asintió sonriendo.
-¿Han elegido el lugar? -Preguntó Minerva mirando el cuadro que negó
suavemente, entonces Ginny dio media vuelta y se plantó ante ellos.
-Sí…ya lo he elegido. -Dijo sonriendo, ellos se quedaron pasmados mirándola y
emitió sin temblor alguno en la voz. -En la Cámara Secreta…el sitio donde Harry arriesgo
su vida por mi…donde terminó una vez con la vida de Riddle.
-Perfecta elección… -Dumbledore afirmó sonriendo, se volvió a la jefa de los
leones que también asintió. -…sabes qué hacer Minerva querida.
-En seguida. -Ella salió a paso veloz, Poppy y Hagrid se miraron, no sabían qué
esperar.

Habían logrado defender la casa, al menos el número de enemigos había


llegado sólo a eso, quince sujetos, algunos había huido ante la agresividad de Draco, Ron
y Greyback; entraron lentamente en la casa, Ron ayudando a su madre, Charlie al lado de
una Cho totalmente perdida en sus propias ideas, cosa que a todos tenía alterados.
-Pudimos haber muerto. -Espetó Angelina mirando a Charlie de reojo, Fleur se
quejaba dolorosamente.
-Tranquila…no te muevas, tengo que acomodarte el hueso. -Dijo Tonks por
tercera vez, Hermione se acercó para ayudarla, Katie se había puesto a preparar té,
Draco y Ron se concentraron en poner hechizos de protección y Greyback se había
retirado a un rincón, tirado en el suelo acariciaba al lobo que se había recostado sobre
una de sus piernas y parecía dormir.
-Mamá…¿mamá? -Ron le pasaba un pañuelo húmedo a Molly por la frente
suavemente, ella abrió los ojos y al verlo lo prensó por el cuello y lo abrazó con fuerza al
tiempo que un grito agudo salía de la boca de Fleur que se desvaneció en el sillón de un
golpe.
-Se desmayó. -Avisó Hermione cuando todos se volvieron a verla, Charlie fue
escaleras arriba llevando a Cho de nuevo a descansar.
-Traeré pociones para su pierna y para tus heridas. -Dijo Penélope yendo por
algunas botellas, los pequeños Dromeday Ted corrían revoloteando alrededor de su
madre, Greyback les miraba fijamente.

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-Ni siquiera lo pienses…bestia inmunda. -Dijo Draco mirándolo con desprecio,
Greyback se levantó y se le fue encima, al menos cuatro varitas le apuntaron de
inmediato al cuello.
-Tú…hijo de puta… -Dijo Fenrir sin darle importancia a la amenaza a su
alrededor.
-Contenga su boca, hay niños aquí. -Susurró Molly con algo de sonrojo y
molestia, Ron también le apuntaba pero con menos furia.
-Vamos…baje a Draco… -Pidió el chico mirándolo fijamente con una sonrisa
forzada. -…o me lo llevaré y no podrá verlos nunca. -Amenazó sutilmente, Fenrir le miró
con furia y bajó a Draco que tosió al tiempo que Hermione se le acercaba, Molly pudo
respirar algo más tranquila.
-¿Estás bien? -Preguntó la castaña sin bajar su varita.
-Apretaba más fuerte Eurídice. -Contestó el rubio de mala gana, Fenrir
enrojeció.
-Te prohíbo que la menciones. -Exclamó amenazador, Angelina y Katie no
dejaban de apuntarle directo al pecho.
-Usted no me prohíbe nada. -Dijo el rubio enardecido, Hermione lo detuvo
tomándole del brazo, ante lo cual Fenrir sonrió alegremente.
-Quédese quieto y podré ir por ellos, ¿de acuerdo? -Ron guardó su varita y
caminó rumbo a las escaleras, Molly lo retuvo, Hermione lo siguió para contenerlo y Draco
mirando a Fenrir tampoco estaba muy de acuerdo.
-¿Estás seguro? -Preguntó suavemente, Ron sacó de nueva cuenta la varita e
hizo aparecer en el suelo frente a ella los cuerpos envueltos en sábanas de Pansy y
Hagen, Katie y Angelina se pudieron rígidas y Penélope, Tonks y los niños casi tropiezan
con ellos, Ron suspiró sonoramente.
-Pansy… -Draco se inclinó hacia el cuerpo y le descubrió, al verla no pudo
evitar que las lágrimas le brotaran inconcientemente, Fenrir dio una risilla y el rubio, antes
de querer cortarle el cuello tomó el brazo de Hermione. -…vamos, ayudemos a Ron.
-Ya son lo único que tiene. -Dio como respuesta Ron a su madre y subió las
escaleras, el lobo lo siguió casi dando de saltitos, Fenrir se volvió a mirarlas, Molly intentó
ponerse de pie y casi cae al suelo, pero Fenrir la sostuvo inconcientemente.
-Gracias… -Dijo suavemente, él frunció el ceño poco acostumbrado a muestras
de agradecimiento.
-Está bien…la ayudo. -Murmuró sujetándola del brazo para llevarla hacia el
sillón donde Fleur reposaba, Tonks se acercó y comenzaron a curarse unos a otros las
heridas, Angelina, Katie y Penélope mantenían su distancia con Greyback, que notándolo,
procuró ignorarlas mirando por la ventana, hasta que Molly sin mucho tacto le puso una
gasa con poción en la mordida que llevaba en el brazo, el sujeto dio un rugido y Fleur
despertó de golpe, acompañada de un grito agudo de Dromeda y Katie.
-Lo siento…es que…la herida comenzaba a sangrar mucho. -Dio por excusa
Molly intimidada de ver en sus ojos una rabia incontrolable, él se puso de pie e iba a abrir
la boca para decir algo, seguramente horrible, cuando alguien en la escalera carraspeó.
-Yo cuidaría mi lenguaje…no quiero que aprendan leperadas. -Ron sostenía en
brazos a Albert que al ver a su abuelo le miró con los ojos desorbitados, Hermione que
llevaba consigo a Ana se colocó a espaldas de Ron, no planeaba soltarla tan fácilmente,
Draco llevaba a Arthur que frunció el ceño al ver a aquel hombre sucio y malencarado y
balbuceó duramente.
-Las van a aprender de todas formas…es un animal. -Soltó Draco con odio,
pero Fenrir lo ignoró, él sólo tenía ojos para Albert frente a su rostro, se acercó ignorando
el resto, Ron palideció un poco cuando una sonrisa surgió en sus labios; Hermione aferró
a Ana contra su pecho, pero la niña se negaba a dejar de ver a aquél hombre fijamente.

458
-Quizá no es buena idea… -Susurró Tonks echando a andar hacia ellos, el lobo
junto a Ron se sentó y miró a Greyback con las orejas levantadas.
-Deberíamos echarlo. -Sugirió Katie mirando a Molly, Fleur tragó saliva con
miedo y miró a Angelina llamándola.
-¿Dónde egstá Victorie? -Preguntó sobrecogida, Angelina le susurró que estaba
en el segundo piso, Fleur sujetó su varita con fuerza.
-Él…él es mi nieto… -Susurró Fenrir mirando a Albert a los ojos, el pequeño le
sostenía la mirada fijamente, Ron apretaba a Arthur contra sí.
-Sí…así es…es Albert Weasley. -Dijo orgulloso, Fenrir se acercó al pequeño y
le puso la mano en la frente, el niño frunció el ceño y se le quedó mirando, Fenrir se le
acercó y lo olió como a un cachorro, Hermione sintió pánico, Albert por el contrario
carcajeó al sentir que la nariz de su abuelo le recorría la cabeza y antes siquiera de que
Ron pudiera evitarlo, el niño había tendido sus brazos hacia el hombre colgándose de su
brazo.
-Ron no creo que… -Hermione quiso intervenir, pero Fenrir ya había tomado al
niño con sus dos enormes manos y lo levantaba sobre su rostro.
-Albert…Albert…es un nombre muy Weasley… -Dijo sonriendo al pequeño que
le tendía sus manitas emocionado y riendo, Ron sintió gusto por ello, pero en cuanto
Albert vio a su abuela a pocos pasos se le quedó mirando e hizo un puchero para que
Fenrir lo dejara con ella, él frunció el ceño y se volvió a Molly. -…aún no me conoce bien. -
Comentó dándoselo a la mujer que pudo respirar con más libertad. -¡Y tú!...me miras
como si fueras mejor que yo…¿piensas a caso que soy un monstruo o una basura? -Le
preguntó a Arthur que seguía con el ceño fruncido mirándolo fijamente, Fenrir carcajeó y
se lo quitó con rudeza a Draco que casi se le fue encima.
-Idiota…no se trata así a un niño. -Exclamó el rubio, Arthur miraba a su abuelo
fijamente, sin temor alguno, Ron sonreía. -Se llama Arthur, por cierto…
-Son frágiles, aún son pequeños. -Quiso dar Penélope como razón para
tratarlos con delicadeza, Fenrir miraba divertido la seriedad y molestia de Arthur.
-¡Patrañas!...son Greyback…son duros… -Dijo divertido y apretó al niño contra
su rostro, Arthur se sorprendió pero sonrió vivamente. -…esa misma mirada tenía Hagen
cuando lo vi por primera vez…también estaba enojado porque no le respetara…¡como si
fuera mejor que yo! -Carcajeó y tras un momento le entregó el pequeño a Katie que
tomada por sorpresa casi lo deja caer al suelo.
-Es tan bruto como un animal. -Susurró Angelina mirando a su suegra.
-Pues sí…pero al menos no ha comenzado a devorarlos. -Dijo Molly y Fleur a
su lado se erizó sólo de oírlo; Fenrir iba ahora por la niña, para la que su mirada de
ablando por completo, Hermione se ocultó aferrándola contra su pecho, Ana parecía
intimidada aunque claramente curiosa ante el sujeto.
-Ella…ella es… -Emitió suavemente, Hermione miró a Ron como preguntándole
si debía soltarla, Ron sonrió afirmando.
-Se llama Ana. -Dijo la castaña suavemente, Fenrir miraba fijamente a la niña y
sin decir nada tendió su mano lentamente, la niña le miro un momento sin temor alguno.
-Ven…¿si? -Preguntó sonriendo dulcemente, Ana miró a Hermione como
buscando la aprobación, la castaña no sabía qué hacer, pero asintió, entonces Ana se
empujó hacia él que la tomó con suavidad y la miró fijamente. -Es…idéntica a ellas
dos…es como Ivana y como Eurídice… -Dijo sobrecogido, y ante la sorpresa de todos,
tomó a la niña y la pegó a su pecho suavemente cerrando los ojos. -…han vuelto.
-Siento interrumpir… -Molly alzó la voz entonces, Hermione se volvió a verla. -
…¿dónde está Ginny?
-Ginny… -Draco miró a Hermione que palideció peor que si estuviera muriendo.

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-Es cierto…no he visto rastro de ella en la cueva… -Murmuró Ron, Hermione
abrió la boca al tiempo que los ojos se le inundaban en llanto, cuando una voz resonó en
todas partes, proveniente de afuera, de todos lados.
-¡Escúchame Voldemort! -Exclamó, Hermione miró a Draco sorprendida, todos
fueron a asomarse a la ventana, en el cielo, la silueta de Ginny se sobreponía a las
nubes.
-Imposible…ella está muerta… -Dijo Hermione sin darse cuenta.
-¡¿Qué has dicho?! -Molly le exigió una respuesta, al tiempo que Ron miraba a
su suegro, él aún estaba absorto en Ana, que parecía dispuesta a dormirse en sus
brazos.

Voy a salvarte
La voz resonó con todo el descaro de que era posible, estridente y firme, en todos lados
las miradas se volvieron al cielo, muggles y magos, los primeros asustados y al borde de
un colapso nervioso, los segundos sorprendidos de que alguien usara semejante poder
para comunicarse con alguien; ese alguien, rodeado de sus seguidores se volvió al cielo,
Harry dentro de su mente pudo darse cuenta también de todo, la mente de Voldemort
volaba a todos sitios y Harry veía uno y otro escenario, El Señor Oscuro buscaba la fuente
de poder que permitía aquél mensaje, pronto dio con ella, Minerva McGonagall en la
Cámara Secreta enviaba aquel conjuro usando como medio la imagen de Ginny; Ginny
que a Harry le pareció tan real, que por un momento supuso, no estaba muerta.
Hermione miraba al cielo pálida como una muerta y con la boca medio abierta
de la impresión, mientras Molly no le apartaba la mirada de encima, aquello de que su hija
estaba muerta no podía ser posible, sentía el nudo en la garganta del tamaño de una
nuez y no podía contener las ansias por exigirle una respuesta, asustada, temblando y
alarmada tomó a la castaña por los hombros dispuesta a sacarle la verdad aunque fuera a
golpes.
-Hermione…Hermione mírame…¡dime la verdad!... -Exigió sacudiéndola con
fuerza, la castaña no sabía qué decir, ¿cómo iba a decirle que estaba muerta la persona a
la que media nación estaba viendo plasmada en el cielo?, ¿cómo iba a decirle a ella, su
madre, que había visto a Ginny consumirse en medio de las llamas ardientes en un
segundo? -…¿qué le pasó a Ginny? -Gritó alarmada y Hermione volvió sus ojos a Draco
buscando apoyo, pero él miraba al cielo fijamente sin saber qué pensar.

460
Arthur y sus hijos miraban el cielo sin comprender cómo era que la menor de la
familia se encontraba ahí arriba, enviando un mensaje claro y fuerte a Voldemort, los ojos
de Ginny estaban llenos de una fuerza que ninguno pudo reconocer, ella estaba decidida
a todo y mientras pensaban en lo que aquel mensaje significaba, en el riesgo que corría la
pequeña Weasley, la gente a su alrededor murmuraba, había esperanza, digo, porque
una figura de tal tamaño en el cielo, no puede significar nada además de salvación; pronto
los vítores se levantaron incontenibles, todos apoyaban a Ginny y sabían a la perfección
que el que ella llamara desde el cielo no era algo malo, por el contrario, les estaba dando
a todos en aquel momento la esperanza más grande a la que podían aspirar.
-¡Escúchame Voldemort! -Dijo aquella voz que a muchos les sonó tan familiar,
mientras que para otros era un sonido sobrecogedor y espeluznante. -Hoy se ha
terminado tu suerte, es momento de que nos encontremos…la hora del final se acerca y
yo terminaré contigo de una buena vez por todas…voy a hacerte pagar lo que le has
hecho a Harry…
-Anciana estúpida… -Dijo Voldemort ante la sorpresa de todos los que le
rodeaban que no comprendieron aquella amenaza, Harry al escucharlo decir aquello supo
que las cosas no iban a salir nada bien para la profesora y corriendo intentó volver al lugar
desde donde había visto el asesinato de Ginny y los demás. -…piensa que podrá
asustarme con la imagen de una muerta. -Se llevó la varita al cuello con la intención de
ampliar el sonido de su voz para que todos pudieran oírle inmediatamente después de
que ella terminara su mensaje.
-Tengo que retenerlo en mi…tengo que recuperar el control de mi cuerpo… -Se
dijo mientras corría nuevamente por el enorme pasillo lleno de puertas y cortinas que
parecían ondear llamándolo, entonces pasó por un recuerdo en particular, aquella noche
en casa de Draco, la noche en que Ginny y él se habían unido más que nunca, no pudo
evitar detenerse a mirar, no pudo evitar rememorar aquello, la voz de Ginny al decirle
"Idem", "lo mismo", ella le había dicho lo mismo, "igual, idéntico". -…eso es…ella es uno
conmigo…ella y yo somos lo mismo…como ella es lo mismo que el fénix…y si yo estoy
vivo y Fawkes también… -Su rostro se iluminó una nueva esperanza le abordaba, porque
todo aquello, la imagen de Ginny y las palabras de Pansy y los otros dos le azotaban la
cabeza como golpes espantosos que no le daban temor, sólo fe. -…ella seguramente
también lo estará.
-¡Tú y yo seremos quienes se enfrenten!... -Afirmó Ginny desde su posición
absoluta sobre las cabezas de todos, Hagrid desde la ventana de la enfermería miraba el
cielo, Dumbledore caminaba de un lado a otro dentro de su cuadro, mientras la anciana
enfermera se mordía los dedos mirando hacia la cama, donde Ginny, la verdadera Ginny
se ocupaba de apretarse los vendajes del abdomen, mirando fijamente al suelo pensando
en el riesgo que su mentora corría en aquél momento tratando de ayudarla, porque
transformar las nubes en imagen era algo por demás complejo. -…déme la cara maldito
cobarde…¡enfrénteme a mi y trate de asesinarme otra vez!...o máteme como ya ha hecho
con tantos…¡intente apoderarse de mi como hizo con Harry!
-Matarla…intentó matarla… -Arthur no podía ocultar su sorpresa y su miedo, era
como un raro espasmo en el pecho, el dolor de saber que su hija había peligrado y que
ahora estaba ahí provocando a su verdugo nuevamente.
-¿Porqué no la ayudaron? -Interrogó Molly a los ojos de Hermione que buscaba
apoyo en Draco, quien al fin se volvió a mirarlas y tomó a Molly por el brazo y la hizo
mirarle.
-Escúcheme señora Weasley…Ginny… -Draco no podía creer que realmente
aquello en el cielo fuera Ginny, debía ser una trampa de alguien, tenía que decirle la
verdad a aquella mujer antes que se enterara de peor forma. -…ella fue…

461
-Ginny… -Exclamó Harry desde su prisión, poniendo todo su empeño, toda su
concentración en tratar de leerla, recordaba poco de las clases de Oclumancia con
Snape, y apenas podía rememorar un poco los apuntes de Eurídice, tras dos segundos de
esforzarse lo sintió, como si frente a su cara se encontrara una telaraña, decidido la tocó y
la sintió.
-Harry… -Ginny reclinada sobre una enorme almohada en la enfermería de
Hogwarts lo percibió apenas como una sensación tibia en el pecho y de un golpe se irguió
en la cama esperando una nueva señal. -…¿Harry?
-¡Escúchenme! -La voz resonó entonces en todos, con menos fuerza que la de
Ginny, pero presente. -Lo que han visto y que creen que es Ginevra Weasley, no es sino
una farsa…Ginevra Weasley está muerta. -Exclamó Voldemort fuertemente y Molly,
Arthur y el resto de las personas miraron aquella imagen con horror, al tiempo que
Hermione y Draco se miraban fijamente y sujetaban a la pobre mujer que se vino abajo.
-Madre… -Ron hizo por sujetarla al tiempo que los pasos de Charlie sonaban en
la escalera.
-¿Ha dicho Harry? -Dumbledore se volvió a la chica que esperaba erguida sobre
la cama con las manos apretando las sábanas con fuerza, esperando a que él volviera a
llamarla.
-¡Mentira!...¡Ginny no está muerta! -Gritó Charlie mirando al cielo, viendo el
rostro impávido de Ginny que no se había desvanecido en lo más mínimo.
-¿Qué significa esto? -Tonks se sujetaba de las cortinas como si con ello
pudiera soportar el peso de la información que atiborraba su cerebro y el de todos los
demás que oían.
-Maldito…¡Maldito seas! -Fred gritó con todas sus fuerzas mirando al cielo
enfurecido y rabiando; George a su lado se había dejado caer al suelo con las manos en
la cabeza, Bill se dirigió a su padre, que estático, esperaba una razón para desechar esa
noticia y darla por falsa.
-¡Ande, dígales quién es realmente quien usa el rostro de esa pobre niña
muerta!...¿o quiere que lo diga yo, profesora Minerva McGonagall?… -Exclamó Voldemort
con una sonrisa reforzada, algunos reaccionaron sorprendidos, pero otros apenas se
atrevieron a mirarse, si Ginny estaba muerta y Harry poseído, las cosas empeoraban a
pasos agigantados y el silencio que la figura en el cielo guardaba los hizo alarmarse más;
pera los más diestros, notaron de inmediato que efectivamente aquello era mano de obra
de McGonagall, las nubes eran Ginny, una transformación que sólo ella, Dumbledore,
Voldemort y quizá Hermione podrían hacer.
-Ginny… -Dijo otra vez empujando la telaraña, apenas podía hablar, si hacía
demasiado esfuerzo Voldemort iba a sentirlo y se daría cuenta, procuró soplar un poco
para empujar la tela y hablarle en un suave susurro. -…estás viva…
-Molly…ella no…es que…no pudimos hacer nada… -Hermione la miraba
fijamente a los ojos y la mujer se soltó a llorar desesperadamente aferrada a su blusa, ella
tampoco pudo contenerse y se puso a llorar igual. -…hubiera querido…yo quería
salvarla…iba a salvarla…pero no pude…
-¡No importa quien soy, sino el mensaje que tengo para ti Tom Riddle! -Exclamó
la figura en las nubes con una sonrisa forzada y amplia. -Las llamas no me han
quemado…no me he consumido…y Harry en el fondo…sigue vivo. -Dijo sonriendo desde
el cielo y Voldemort le miró fijamente impávido pero invadido por une enorme sensación
de ira y de horror que crecía desde la boca de su estómago. -Los muertos están de mi
lado, sus voces me siguen y me guían…tengo lo que tú no tienes…yo sí soy inmortal. -
Ginny sonrió en medio de las nubes y desapareció desvaneciéndose lentamente.
-¡Mi hija! -Gritó Molly en medio del llanto que la invadía y apretó a Hermione con
mayor fuerza, Ron a su lado no sabía qué hacer además de sentir dolor.

462
-Sí Harry…estoy viva. -Murmuró sonriendo y cerrando los ojos lentamente, se
envolvió a sí misma entre sus brazos, de frente al cuadro, Dumbledore la miraba
expectante.
-¡Maldita perra! -Exclamó Voldemort enfurecido quitándose la varita del cuello y
rompiendo el conjuro, se dio la vuelta para mirar a los que le seguían, nadie hizo un solo
comentario.
-Papá…ella está bien…ella está bien. -Murmuró Bill a su oído sonriendo para
calmarlo, no podía creer que realmente estuviera Ginny muerta. -Él miente.
-Merlín. -Fleur se llevó las manos a la cabeza mientras las otras chicas miraban
asombradas.
-Te amo. -Murmuró Harry suavemente al oído de Ginny, sintiendo su cabello
rojo pegado a su mejilla, ella sonrió dulcemente.
-Voy a matarla…¡cuántas veces sea necesario!...voy a matar a esa niña. -
Exclamó Voldemort como si los que estaban a su alrededor le pidieran una explicación,
nuevamente ninguno habló.
-Te amo… -Dio Ginny como respuesta leve y casi pudo sentir que lo tocaba y su
aliento tibio en su mejilla, junto a su oreja. -…y juro que voy a salvarte.

Cenizas
El silencio sepulcral que le siguió al mensaje no hacía más que ampliar el
leve susurro del llanto de Arthur Weasley, Ministro de Magia, hombre de poder y
padre de familia; Augusta Longbottom se acercó lentamente a él, seguida muy de
cerca por Arabela Figg y Pomona Sprout, las tres con el ceño fruncido, ésta última
con el labio inferior temblándole como si de una gelatina se tratara, ninguna se
atrevió a decirle nada, nadie decía ya nada. Percy estaba estático, mirando al cielo
y cuando Oliver Wood se le acercó y le puso la mano en el hombro, el joven
pelirrojo soltó un grito de rabia y lo sujetó con fuerza por el cuello dispuesto a
partirle la cara a alguien, quién fuera, sólo importaba descansar, Oliver cayó de

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rodillas azotado por el golpe y la sorpresa, pero no hizo por defenderse, un
hombre que sufre, puede a veces no representar un peligro.
-Hazlo Percy… -Dijo suavemente Oliver mirándolo a los ojos, con una
mirada tan temblorosa como el labio de Sprout, los ojos del dolorido hermano le
miraron fijos e inundados en llanto, lucían a través de los cristales de las gafas,
apenas reconocibles. -…hazlo.
-Mi hermana… -Susurró como si con ello zanjara toda intención de darle
apoyo, no quería oír nada, sólo quería esperar a dejar de sentir. -…mi hermanita. -
Soltó junto con un gemido y Oliver asintió, como si le diera a entender que era
verdad, era su hermana, era esa niña.
Bill continuaba mirando a su padre, conteniendo el llanto no porque no lo
tuviera, sino porque si lo dejaba salir, su padre se desmoronaría aún más; jaló aire
con todos sus pulmones y sintió a la perfección su lado lobo emerger como el
calor de una chimenea cercana, pero se contuvo, ya bastantes aspavientos había
alrededor para además dejarse controlar por su bestia interna, procuró pensar en
Fleur y Victorie, pero al pensar en la niña, volvió Ginny a su mente y con ella el
dolor. Se mordió el labio con tanta fuerza que sangró y el sabor de su sangre lo
hizo sufrir más, porque al parecer su sangre estaba derramada en algún sitio, sola
y, posiblemente, fría y endurecida.
-Ginny… -Susurró George entre nubarrones de llanto que no lo dejaban
ver al frente, le temblaban las manos como si estuviera ebrio y un raro frío le
inundaba el pecho, desesperado sacudió la cabeza y buscó a su alrededor hasta
que se encontró con su otro yo, que con las manos colgando a los costados de su
cuerpo, miraba al frente, quieto, inmóvil, se levantó a grandes pasos y lo tomó por
los hombros para darle vuelta. -…Fred…¡Fred! -Insistió al notar la actitud
extraviada de su hermano, que no tenía lágrimas, que no decía nada. -¡Maldita
sea Fred mírame! -Suplicó rabioso y su hermano le enfocó entonces fijamente.
-No es cierto…es una mala broma… -Dijo Fred sonriendo histéricamente,
George lo miraba sin entenderle, Fred sonrió y luego sin razón alguna se puso a
reír, lleno de un entusiasmo endemoniado, aplaudiendo inundado de una felicidad
gélida que hizo que George lo soltara casi con espanto. -…Ginny muerta…¡es la
broma del siglo!... -Decía en medio de sus carcajadas que algunos miraban con
una preocupación desbordante, pero no dejaba de reír, Fred parecía feliz.
-Fred…vamos Fred… -Remus intentó detenerlo, Moody y Kingsley miraban
de lejos, porque Fred había empezado a aplaudir emocionado, mientras George
rabiaba caminando sin dirección alguna dispuesto simplemente a alejarse del
dolor. -…Fred contrólate…
-…dice que está muerta…dice que la mató… -Fred seguía riendo, nadie
podía contenerlo, nadie quería tampoco hacerlo, entonces Arthur se puso de pie al
fin y se acercó a él, George que ya estaba bastante alejado al ver el movimiento
de su padre se detuvo y Percy y Bill se volvieron a mirar. -…¡papá oíste eso!...¡qué
Ginny está muerta! -Decía lleno de vida, carcajeando, irónico y mordaz, tomando a
su padre por los hombros para que lo mirara directo a los ojos.
-Si eso es cierto…¿crees que a tu madre le gustaría verte así? -Preguntó
Arthur mirándolo fijamente, Fred disminuyó su risa, más no la eliminó.
-¿Sabes qué creo papá? -Preguntó aún sonriendo, con los ojos llenos de
lágrimas. -Creo que Ginny y Harry ya están bien…no sé tú pero yo… -Fred se
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llevó la mano al pecho para señalarse, la risa se le volvió un tic nervioso que
provocó en Flitwick y en los búlgaros un gesto de espanto. -…voy a ir a sacar a
ese hijo de puta de su agujero…y le voy a cortar cada dedo…y a torturar… -Fred
ya no reía, había empezado a llorar lleno de furia, Arthur ante él le sostenía la
mirada fijamente sin decir ya nada, mientras el resto de los Weasleys se
acercaban. -…y le voy a hacer pagar cada lágrima de mi familia…porque
Ginny…mi hermanita…no merecía morir…¡no lo merecía! -Gritó tan ofuscado que
saltaba y George a su lado afirmó y Bill sin querer retorció su cuello dándose la
apariencia de un perro de caza preparándose a envestir y Percy aferró su varita
con tanta fuerza que podría haberla quebrado.
-Esto…ya no es por el bien de todos…esto… -Arthur respiró profundo,
negándose a ver a los demás a su alrededor, porque sabía que podrían reprobar
su actitud. -…ahora es venganza. -Declaró ante la sorpresa de la gente que les
rodeaba; se podría decir que los señalaron y reprobaron, pero sería mentir, porque
no habían pasado ni diez minutos, para cuando todos estaban ya organizados
para pelear, dejaron su base y salieron en direcciones opuestas y en grupos
numerosos, los Weasley juntos, hombro con hombro camino a Hogwarts, ansiosos
de vengarse, ansiosos de matar al asesino de la única Weasley en muchas
generaciones.

-¡No!...¡no mientas!...¡sólo dime porqué!... -Molly estrujaba a Hermione con


tanta fuerza que la chica ya no sabía si le dolía interna o externamente, Draco se
sentó en el suelo a mirar, Ron lloraba en silencio, viendo todavía a Fenrir, que
mecía entre sus brazos a Ana, la idea le cruzó la mente, Ana era ya la última
Weasley directa, se sintió un gusano pensando en eso. -…¡quiero saber lo que
pasó!...díganme qué fue loque pasó…por favor, díganmelo. -Suplicó con
desesperación y Tonks y Katie se acercaron a ellos para levantarla y ponerla en
un sillón, no sabían qué más hacer.
-Él quería torturar a Harry…y para hacerlo, le prendió fuego a Ginny… -
Susurró Draco antes que Hermione tuviera que decirlo, Molly se quedó estática,
Tonks la sujetó justo a tiempo, Hermione sintió horror al ver que la pobre mujer se
desvanecía por completo, Katie y Penélope ayudaron a sujetarle y hubo que
llevarla a una habitación, Charlie la cargó en brazos y Ron y él al lado de Tonks,
Katie y Penélope se encerraron con ella, algo tenían qué hacer.
-¡¿Pogqué no lo dijegon en cuanto llegaron?! -Fleur se apoyaba en sus
manos para sobresalir del sillón, Hermione no dijo nada y absorta en sí misma
buscó refugio con alguien que sufriera lo que ella, presurosa fue en busca de Cho,
ella le consolaría.
-Si hubiéramos tenido tiempo lo habríamos hecho. -Exclamó Draco
mirando a la francesa, ella ya no dijo más; Angelina se acercó e hizo una señal
hacia Fenrir, Draco la interpretó como un gesto de preocupación, el hombre
miraba embobado a Ana, con una sonrisa absurda en la cara de alguien que ha
matado y devorado con ansía a tantos niños. -Greyback, quizá es momento que
se retire.
-No…no me iré…aquí están mis nietos y mientras la batalla siga…yo me
quedo a cuidarlos…no confío en ustedes. -Dijo mirándolo con ojos profundos y

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pasivos, Draco no hizo por contradecirlo, si estuviera en su lugar haría lo mismo,
entonces oyó los pasos de Ron.
-¿Cómo está? -Preguntó Angelina, Ron frunció el ceño y se pasó las
manos por el rostro para secarse las lágrimas.
-Parece que dormirá…le han dado unas pociones y cuidarán de ella como
debe ser… -Susurró cabizbajo, nadie le dijo nada más, suspiró fuertemente como
si deseara sacar de su sistema todo lo ocurrido, entonces se volvió a Fenrir y se
acercó a él casi con la elasticidad de un niño de tres años. -…quiero que se quede
aquí y cuide a cada persona dentro de esta casa… -Dijo casi en tono de orden,
Fenrir le miró fijamente con una sonrisa, pero no alzó la voz por miedo a que Ana
despertara.
-No recibo ordenes tuyas Weasley. -Contestó soplando el cabello rojo de la
cabeza de la niña con ternura que contrastaba al momento y a su tono. -Da
gracias que no te corto el cuello porque han nacido los tres pelirrojos como tú. -
Casi carcajeaba y Ron lo imitó un poco mientras se le acercaba y sutilmente le
apuntó en la frente con su varita y apretó casi hasta que él hombre dio un gruñido,
entonces acercó su rostro al de él, ante la mirada espantada de las mujeres y la
sorprendida de Draco.
-No estoy para chistes…usted se queda al cuidado de todos aquí…o no
volverá a ver a sus nietos y juro que le cortaré el cuello yo a usted… -Dijo
violentamente, Fenrir frunció el ceño, el joven auror parecía hablar en serio. -
…Fleur…tú y Angelina pueden matarlo si llega a hacer alguna idiotez…si cruza
esa puerta y los abandona, déjenlo, pero si se lleva a uno de mis hijos, háganlo
pedazos… -Dijo sonriendo terriblemente, Fenrir le sostuvo la mirada, Angelina y
Fleur asintieron, concientes de que probablemente tendrían que hacerlo, luego
Ron se volvió a Draco y lo miró a los ojos con una ira enorme. -…tú, vendrás
conmigo…vas a acompañarme a buscarlo y cuando lo encontremos, tú y yo
vamos a cobrarnos las que nos ha hecho…pagará por tus padres y tu ex novia, y
pagará por mi hermana y mi mejor amigo…incluso pagará por mi mujer…
-¿Quieres que te abrace por la genial idea o nos limitamos a partir? -
Inquirió el rubio sonriendo mordazmente, Ron se irguió y caminó hacia él.
-Vámonos…díganle a Hermione que se quede aquí…no queremos perder
más. -Ron no esperó mensaje alguno de sus dos cuñadas y fue directo a la
puerta, antes de salir se volvió un momento a la cuna en la cocina, el lobo
permanecía sentado al lado de ella, Arthur se sostenía de los barrotes mirando y
Albert dormía, caminó rumbo a la cuna y les pasó la mano por la cabeza
despeinándolos, Albert renegó en medio del sueño y Arthur le sostuvo la mirada
rígida que había adoptado desde lo del jardín.
-¿Qué les va a pasar si no vuelves? -Preguntó Draco mirándolo fijamente.
-Voy a volver…porque se lo prometí a ella… -Contestó seriamente, unos
pasos venían presurosos de las escaleras. -…yo no voy a morir en esta guerra.

Había entrado en la habitación casi invadida por un sentimiento de culpa


tan grande como la misma casa en la que se encontraba, se tambaleaba, estaba
al borde de un desmayo, pero aferrada a su dolor y a su desesperación intentó
aclarar su mente; en cuanto cruzó la puerta sintió aquella atmósfera herida y
enferma, ahí sentada en un sillón, Cho era iluminada por los últimos rayos del sol,
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que a través de unas finas cortinas dejaban entrar la luz levemente, una luz
cobriza y roja que le daba a la palidez del rostro de la oriental una apariencia
mortecina y deprimente, cualquiera habría jurado que era un cadáver el que
esperaba junto a la ventana.
En la cama, ampliada mágicamente, reposaban tres cuerpos, cuerpos que
Hermione ya sabía a quiénes pertenecían y que la hicieron sentir aún más horror y
más culpa; la luz iluminaba sólo un cuerpo, el de Hagen, los otros dos yacían en la
oscuridad de la habitación inundada por una noche obligada y prematura, una
noche que quizá ya no era física sino puramente emocional. Dio unos pasos hacia
Cho y cómo había hecho antes con Eurídice se tiró a su lado y reposó su cabeza
sobre sus rodillas, entregándose al llanto desenfrenado que la hacía sacudirse
convulsa, Cho levantó las manos y como si temiera hacerle daño con ellas, las
colocó de apoco sobre su cabeza.
-¿Porqué no he podido hacer nada? -Preguntó aferrada con sus manos al
pantalón de la oriental, que con los ojos clavados en la ventana respiraba
impávida. -Dime ¿porqué no he podido ayudar?...
-Sadame… -Susurró la voz de Cho suavemente y Hermione soltó un
sollozo.
-Me dicen siempre palabras que no entiendo…¡eso es lo que tú y ellas dos
siempre me dijeron!...¡estúpidas frases que me son desconocidas!...sólo porque
querían demostrar que eran mejores que yo, que habían hecho y visto cosas que
yo no podría ver nunca…¡estoy cansada!... -Exclamó desesperada. -
…secretos…mentiras…¡palabras que no dicen nada! -Dijo llorando dejando que
su saliva y sus lágrimas mancharan el vaquero de Cho que no decía nada.
-Ella me lo dijo una vez…Bella podía ser sabía incluso…dijo… -Cho miraba
afuera, pero hablaba de forma cuerda. -… "algunas veces, matar y hacer sufrir es
la mejor forma de enseñar que puedes amar…no ames a quien te hace bien…ama
a quien puedes hacerle daño"… -Cho suspiró y levantó la mirada al techo.
-Jamás voy a entenderlas. -Sentenció la castaña apretando sus labios
contra la pierna de Cho con la esperanza de que no la oyera.
-No te hemos pedido que lo hagas. -Susurró la ex Ravenclaw en el
momento en que Hermione levantaba el rostro, entonces algo sorprendente pasó,
las sábanas que cubrían a Pansy y a Eurídice se encendieron en llamas y las dos
se volvieron a mirar sobrecogidas.
-¿Qué es esto? -Hermione no sabía qué hacer, se dio media vuelta aún de
rodillas y se volvió a los dos cuerpos impresionada, guardando silencio y atontada,
no pudo moverse más, menos cuando el fuego se apagó y los cuerpos quedaron
intactos.
-Pansy…Eurídice… -Cho miraba azorada, abordada sólo por el temor a
que aquellos dos cuerpos no volvieran a aparecer ante sus ojos, Hermione veía a
una y a las otras, no comprendía el porqué de las llamas; con la boca medio
abierta, alcanzó entonces a ver cómo nuevas flamas envolvían a los dos cuerpos,
esta vez un fuego azul y denso, un rostro alcanzaba a distinguirse entre él, el
rostro de Minerva McGonagall.
-Profesora… -Hermione tragó saliva sorprendida mirando aquello con
fijeza, como si temiera que el fuego fuera a consumir a la mujer entre las llamas.

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-La Cámara Secreta. -Exclamó la jefa de la casa Gryffindor solemnemente,
Hermione no sabía qué hacer además de esperar con la boca abierta de la
impresión, Cho temblaba presa del miedo. -Vengan a la Cámara.
-¡No! -Gritó Cho clavando sus dedos en el sillón, aferrando la tela con las
uñas como si no tuviera otro medio más que ese para aferrarse a la vida y
protegerse de cualquier cosa a la que le temiera en aquel momento, Hermione se
volvió a verla asustada, sin saber a quién prestar atención.
-Señorita Granger… -Llamó McGonagall con aquél tono autoritario de las
clases y las reuniones con el Parlamento, la aludida se volvió todavía más
impresionada. -…tiene que venir…tiene que estar aquí con ellos.
-¿Ellos?...¡pero profesora… -Comenzó al mismo tiempo que las flamas se
apagaban de un golpe como si las hubieran hecho entrar por los poros de los
cuerpos de Eurídice y Pansy que volvieron a la normalidad de su mortandad.
-Se encendieron en llamas… -Cho no podía dejar de mirarlas con un horror
más allá de los límites de lo pensado. -…ellas, ardieron en llamas…
-Cho…escúchame…tengo que ir con ellos… -Susurró Hermione
poniéndose de pie, imaginando que aquellos a quienes se refería su mentora eran
Harry, quizá Neville, quizá ella misma, quizá los Weasley. -…tengo que ir a la
Cámara. -Dijo levantándose, salió corriendo de la habitación, mientras la puerta se
cerraba Cho se dejaba caer de rodillas al suelo poniendo las manos en la orilla de
la cama, con los ojos clavados en sus dos amigas.
-Se consumían…las dos se quemaban… -Decía mientras la puerta movida
todavía por la fuerza de una Hermione que bajaba las escaleras para seguir a Ron
y a Draco se cerraba. -…entre las llamas del infierno. -Terminó en un sollozo lleno
de culpa y de temor.

-Draco… -Llamó al llegar a la base de las escaleras, el mencionado no se


volvió y Ron que se erguía luego de despedirse de sus hijos y el lobo se volvió a
ella y le miró fijamente.
-¿A dónde vas Hermione? -Ron la detuvo con sus manos y ella, retenida
por la fuerza lo miró a los ojos fijamente con una seriedad exasperante, Angelina y
Fleur prefirieron ser ésta vez sólo testigos de lo que pasaba, Fenrir no les daba
importancia.
-Voy a ir con ustedes…no van a ir solos. -Exclamó acalorada y agitada por
la carrera.
-Nos iremos y tú te quedas. -Afirmó Draco mirándola a los ojos de una
forma por demás molesta y agresiva, ella sintió que le latía la cabeza de rabia.
-Voy a ir aunque no quieran. -Dijo sacudiendo los hombros para que Ron la
soltara, Angelina quiso acercarse para ayudar a retenerla, pero Hermione había
sacado su varita y les apuntaba a los dos con una cara de pocos amigos, decidida
a todo. -¡No estoy para jueguitos!
-¡Nosotros tampoco y tú te quedas! -Ron la miraba enojado, Fenrir hizo un
gesto de desaprobación, hacían suficiente ruido como para despertar a la bebé.
-¡Esto no es un simple operativo de tu oficina!...¡esto es real! -Draco
contenía las ganas de noquearla para que no les causara más retrasos y poder
dejarla
te salvo. -Has
voy aaarriesgar! -Terminó
visto lotajante.
que ha hecho…has visto a quienes ha matado…¡no

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-No me voy a quedar…voy a ir con ustedes. -Repitió de forma dura y
ardida, Ron frunció el ceño y dio un resoplido de desesperación, ella no lo tomó en
cuenta y echó a andar rumbo a la puerta.
-¡Entiéndelo! -Gritó Draco lleno de rabia y miedo, deteniéndola a medio
camino. -¡No
dispuestos a matar! lo que menos
vas a iryporque vamos quiero es que termines
a matarlo!...no vamos a jugar…¡vamos

muerta…¿entiendes?....¡Muerta! -Le espetó en la cara y ella le sostuvo la mirada


que de apoco se le llenaba de lágrimas.
-¡Pues no voy a quedarme y entiéndelo de una vez!... -Jaló aire y
mirándolos a los dos se les plantó enfrente y tomó valor de la flaqueza que sentía
ya casi la hacía caer. -…¡Estoy harta de que me mientan, de que piensen que no
soy fuerte!...acepto que ellas lo hicieran, porque son mis amigas, porque tenían
sus razones…pero si uno de ustedes me detiene… -Se le cansaba el cuerpo de
gritar y contener las ganas de llorar. -…si tratan de dejarme aquí sola…¡prefiero
matarlos yo misma bajo este techo que dejar que alguien más los mate! -Dijo
mirándolos a uno y a otro fijamente, Ron dejó caer sus brazos a sus costados
cerrando los ojos con cansancio y frustración, Draco sonrió irónico y orgulloso de
oírla hablar al fin como debía de ser, como una fiera y no como una chica
acomplejada y retraída, ella añadió. -¡Juro que les cortaré el cuello antes que
permitir que alguien los mate!
-¡Pues no importa cuánta rabieta hagas!...¡no vas a ir! -Terminó Ron
furioso sacando su varita, le apuntó dispuesto a batirse en duelo contra ella,
Hermione estiró el brazo dispuesta a pelear cuánto pudiera, cuando Draco se paró
entre los dos, cruzado de brazos y sonriente. -¡Hazte a un lado Malfoy!
-Si le tocas un pelo a Hermione…te mato. -Sentenció con una media
sonrisa, Ron frunció el ceño. -Irá con nosotros.
-¡¿Te has vuelto loco?! -Dijo el pelirrojo y Fleur desde el sillón hizo una
exhalación que obviamente reprobaba aquella decisión del rubio.
-Irá…porque de otra forma no se va a quedar tranquila… -Draco miró a
Hermione que se acercó a él como una pequeña que busca refugio. -…e irá,
porque yo voy a protegerla.
-Hermione… -Ron cerró los ojos cansado y levantó las manos
desesperado. -…no quiero perderte a ti también…¿entiendes? -Le clavó los ojos y
ella le sonrió tristemente. -Así como Draco yo también te voy a proteger…pero los
últimos acontecimientos han demostrado que no basta quererlo…
-Te entiendo…pero déjame decirte algo… -Hermione le tendió la mano,
Ron se la apretó con fuerza. -…no soy débil y la misma necesidad de luchar que
tú tienes, la tengo yo. -Ron suspiró resignado y Draco abrazó a Hermione y le
besó la frente. -Además…sé dónde será la batalla…
-¿Qué? -Draco se le quedó mirando fijamente, ella asintió.
-Y es mejor que nos demos prisa. -Hermione tomó a Draco de la mano y a
Ron del brazo y los tres salieron de la casa, Fleur y Angelina se miraron un
momento, ¿valdría la pena preguntar a dónde iban?, no, quizá era mejor
simplemente no decir nada.

Daba de grandes zancadas, el mensaje no era sino una simple broma que
había logrado hacerlo rabiar, era cierto, esa anciana había logrado cimbrar su
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base, ahora se sentía rabioso; la aseveración "yo sí soy inmortal" le retumbaba en
los oídos como si fuera un mazo que repetía la misma tonada al mismo ritmo una
y otra y otra vez sin descanso. "Yo sí, yo sí soy, yo sí soy inmortal, YO sí soy
inmortal, YO SÍ SOY inmortal, ¡INMORTAL!". Furioso lanzó un montón de
hechizos a todo a su alrededor, los mortífagos que miraban asustados esperaban
a que se detuviera para acercarse, pero él no paraba, la rabia no se le iba, la ira
no se apagaba, la envidia y la humillación las llevaba en los oídos en dos simples
palabras YO SÍ.
-Señor… -Susurró uno de los allegados acercándose lentamente, cuando
se volvió se encontró con un rostro conocido, pero no quería hablar con él
precisamente.
-Lárgate. -Dijo secamente pensando en sólo dos cosas, la primera era
matar a Minerva McGonagall por atreverse a ir en contra de sus planes, por
humillarlo así; la segunda era una cuestión que estaba volviéndolo loco, que lo
carcomía quizá más que la acusación de la anciana profesora, ¿podría realmente
Ginny Weasley estar viva?
-Pero señor…necesitamos ordenes. -Susurró el hombre que ya más
asustado que los demás a su espalda comenzaba a encogerse atemorizado.
-Éstas son sus ordenes… -Susurró en un siseo espantoso, un siseo que
les pareció a todos no iba precisamente con la intención de hablarles a ellos en
partícular. -…atacarán San Mungo…atacarán Hogwarts y atacarán el Ministerio…
-Sentenció violentamente, mientras el sonido de algo arrastrándose provocaba
pánico en algunos que se volvieron al suelo sólo para toparse con Nagini, que se
ondeaba lentamente acercándose a su amo. -…matarán a cada enemigo sin
misericordia, destruirán cada edificio…no quedará piedra sobre piedra que pueda
evidenciar el tiempo en el que yo no fui absoluto…¡¿Entendido?! -Exclamó airado,
todos asintieron, los gigantes incluso gritaron, él se dio media vuelta y se disponía
a marcharse.
-Señor…¿irá solo? -Preguntó el hombre de un inicio, Voldemort se volvió y
le miró a los ojos.
-Sí Parkinson…iré yo solo… -Susurró en un siseo, Nagini ya le había
alcanzado y lentamente subía por su pierna izquierda enroscándose de a poco
dando la apariencia de un listón envolvente, Parkinson no sabía cómo ocultar el
miedo que le daba ver a esa enorme serpiente escalando por la espalda de Potter
lentamente. -…por cierto, has de avisarle a tu mujer lo que ha pasado con tu hija…
-¿Señor?...disculpe…mi esposa ha muerto hace unas horas en
batalla…¿pero dígame qué es lo que le ha pasado a Pansy? -Susurró
apesadumbrado y casi lloroso, teniendo el ligero presentimiento de que lo que iba
a decirle no andaba bien, sin embargo, preguntó con una palidez cetrina de una
forma que delataba su buena voluntad para con su amo, Voldemort sonrió
ampliamente.
-He tenido que matarla como a un perro…era demasiado estorbosa. -
Susurró carcajeando, el hombre ante él se quedó helado, Voldemort vio
claramente cómo la noticia le había matado lo poco de vida que le quedaba y
sonriendo negando socarronamente se alejó perdiéndose en la oscuridad donde
desapareció camino a la Cámara; Parkinson se quedó clavado en el suelo mirando

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cómo todos a su alrededor obedecían ordenes, él sólo podía pensar en una cosa,
su amo necesitaba subir su ánimo y matarle el alma, había sido el medio.

Apareció en medio de la Cámara y guardó el mayor silencio posible, dio


algunos pasos lentamente cerciorándose de que no hubiera nadie alrededor, en
efecto, el sitio estaba vacío; todo estaba quieto, se llevó las manos a los bolsillos y
se entregó a la conversación con Potter, que parecía ansioso por hablar.
-Y bien…¿crees que de verdad tu nenita esté viva? -Preguntó sonriendo
divertido.
-Ella no es de su incumbencia…pero sí…lo creo. -Espetó Harry molesto
desde su interior, Voldemort carcajeó.
-¡Claro que lo es!... -Exclamo jubiloso. -…¿no es acaso la esperanza de
todos ustedes?
-Ella es…más que eso. -Susurró Harry sonriendo, confiaba en lo que iba a
pasar, creía en Ginny y en el resto, tenía fe.
-Por supuesto…es un estorbo. -Concluyó mirando a su alrededor, el rostro
de Salazar le daba la bienvenida. -¿Quién me iba a decir que volvería a
encontrarme con esa pelirroja en este lugar?...porque apuesto todo lo que quieras,
querido Harry, a que ella me va a enfrentar en este sitio…si es que de verdad está
con vida. -Exclamó caminando justo al punto aquél en el que Harry una vez lo
había hecho pedazos usando el colmillo del basilisco.
-Lo está…y ten por seguro que se va a deshacer de ti. -Exclamó
sonriendo, Voldemort carcajeó a medias, entonces escuchó los pasos tras de sí, al
volverse sonrió ampliamente.
-Buenas noches, Tom. -Minerva McGonagall acompañada de Hagrid se
acercaba lentamente, los dos totalmente seguros de sí mismos. -No sabía que
tuvieras la costumbre de hablar solo.
-Profesora McGonagall…un placer verla…¿sabe? Este cuerpo siente tanto
afecto por usted que casi me da gusto verla. -Comentó sonriendo, Hagrid no
sonreía, en realidad él estaba asustado.
-Harry. -Susurró el semigigante sin comprender del todo aquello, era el
mismo cuerpo, era la misma figura, carente de gafas y con los ojos de un rojo
apagado pero intenso, ese era Harry o mejor dicho, ese alguna vez había sido
Harry.
-Hagrid… -Resonó la voz del verdadero Potter en toda la cueva y
McGonagall frunció el ceño y casi tembló de sorpresa al escucharlo, porque no se
esperaba eso, no precisamente eso.
-Potter… -Susurró la anciana profesora dando un paso al frente, como si
quisiera envolver entre sus brazos al alumno que muchas veces había esperado
volver a ver.
-No Minerva… -Voldemort levantó su varita y le apuntó directo al pecho,
una sonrisa terrible y gozosa se plasmó en su rostro al notar la pena de ella. -…no
podrá volver a tocarlo…no podrá volver a mimar a este niño…porque ya no existe.
-¡Miente! -Hagrid se le fue encima y de inmediato cayó al suelo golpeado
por un hechizo.
-¡Hagrid! -Gritaron McGonagall y Harry al mismo tiempo y Voldemort sonrió
de ver al semigigante en el suelo luchando por reincorporarse.
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-¡Oh vamos Hagrid!...te has puesto débil en estos años…pero eso no es
ahora lo que me importa…vine aquí a matara alguien…. -Voldemort dio unos
pasos hacia McGonagall que con la varita levantada apuntaba a su pecho, Hagrid
sacudía la cabeza fieramente. -…y no eres tú…
-No se atreva. -Susurró Hagrid tratando de cubrir a la mujer con su cuerpo
apenas tambaleante.
-Profesora… -Harry ponía todo su empeño en apoderarse de nueva cuenta
de su cuerpo, pero a lo más que llegaba era a sentir el cosquilleo de la sonrisa en
el rostro.
-No puede hacer nada…usted no es rival para mi… -Voldemort levantó la
varita y ella le imitó.
-¡Expelliarmus! -Gritó ella con fuerza, Voldemort lo esquivó con un rápido
movimiento.
-¡Hagrid, llévatela! -Harry hizo un doble esfuerzo y casi recobró la
sensación de sus manos.
-¡Desmaius! -Gritó Voldemort contra ella, que con sólo un giro de varita
había arrancado un enorme trozo de columna, que transformado en un hombre
casi de las dimensiones de Hagrid se colocó ante los dos fungiendo de escudo. -
No puede protegerse tras la roca todo el tiempo…y sé que ese juego de nubes
que usó para humillarme la ha dejado exhausta…no tiene esperanzas.
-¡Profesora McGonagall! -Hagrid la sostuvo con sus manos enormes, ella
estaba pálida.
-Debemos soportar hasta que ella esté del todo bien. -Susurró con la frente
perlada de un sudor helado, mientras continuaba manipulando al ser de roca que
los protegía.
-¡Ni siquiera lo pienses Potter! -Gritó Voldemort carcajeando al sentir
aquella sensación de abandono en las manos, dio un rugido y recobró por
completo el control de todo. -¡Ustedes dos jamás debieron llegar aquí solos!
-Profesora…tiene que salir de aquí…yo lo retendré. -Hagrid se armó de
valor y desobedeciendo los gritos de McGonagall salió del cobijo del montículo de
roca y se arrojó contra el cuerpo de Harry.
-¡Hagrid espera! -Gritó el chico desde su interior.

La batalla había dado inicio, San Mungo se desmoronaba como un edificio


de naipes, las explosiones invadían el cielo y de apoco todo se consumía en un
fuego que ninguno de los miembros del bando bueno podía contener sin dejar de
proteger alguna zona del hospital mágico; los gritos no daban para más, los
periódicos muggles estaban detenidos esperando noticias de los raros sucesos
aquellos y cada mago de la zona luchaba a su modo. Arthur Weasley seguido de
sus hijos y todo aquel que deseara pelear arribaba al lugar en el momento justo en
que todo el 4to piso se consumía, resignados Bill y Percy se quedaron a ayudar
junto con otro numeroso grupo, mientras que Fred y George seguían a su padre
en la búsqueda de Voldemort, en la búsqueda de venganza.
-Es Hogwarts a donde debemos llegar… -Susurró Arthur furioso al tiempo
que los cuatro seguidos por Oliver, Remus y Moody se aparecían ante las puertas
del Ministerio, lugar que ya lucía los estragos de la batalla, una que al parecer se

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había adelantado por culpa del mensaje celeste. -…no puedo detenerme en este
sitio…no debimos venir a ver estos lugares…
-Papá…tenemos que seguir. -Sentenció Fred ácidamente.
-Sigan…nosotros nos quedamos aquí. -Moody miró a Remus que asintió
complacido, algunos otros del grupo que iba con ellos ya habían empezado a
pelear.
-Fred…George…vayan a Hogwarts… -Sentenció duramente, los gemelos
se miraron, sin saber si lo que decía en era en realidad una orden cuerda. -…su
madre está en algún sitio atormentada por la noticia de la muerte de Ginny…vayan
a Hogwarts y luchen…protejan el colegio, confío en ustedes. -Afirmó mientras se
unía a la batalla, los dos hermanos se quedaron un instante viéndolo alejarse.
-Mamá va a matarnos si resultamos muertos Fred… -Susurró George
tristemente viendo todos aquellos gigantes y hombres lobo.
-Lo sé…así que hagamos algo…yo cuido tú espalda y tú cuidas la mía. -
Susurró el aludido al tiempo que se daban vuelta y daban la señal a los demás
magos de que les siguieran rumbo al colegio.
-¿Qué va a pasar cuando no esté cerca para protegerte hermano? -
Preguntó George con una sonrisa pícara en los labios.
-Volveré sobre mis pasos y te patearé el trasero Feorge. -Exclamó airado
pero sonriente, se aparecieron entonces ante las puertas del Colegio que lucía
sombrío y que estaba en esos momentos siendo invadido por mortífagos y
dementores.
-Es un trato Gred… -Carcajeó y los dos arremetieron contra los
dementores, había que sacarlos del Colegio a como diera lugar, luego buscar el
cuadro del director y a McGonagall, ellos debían saber dónde estaba Ginny, si es
que aún vivía.

-Realmente eres un idiota Hagrid… -La voz de Voldemort resonó en toda la


Cámara al tiempo que Hagrid era elevado sobre el nivel del piso por aquel ser casi
informe.
-No… -Exclamó sofocado, sentía cómo ese ser le absorbía lentamente la
energía, no era el único, alcanzó a ver a pocos metros a varios más, flotando con
una suavidad que casi sintió pena de que no fueran seres más agradables.
-¡Hagrid! -McGonagall levantó su varita y le apuntó al dementor
firmemente, trató de enfocarse en un buen recuerdo, el que fuera, sólo que fuera
bueno, no lo tenía, no lo había; entonces recordó lo mejor que tenía, unos ojos,
unos ojos celestes. -¡Specto Patronum! -Un gato rayado surgió de la varita y corrió
a colocarse sobre la cabeza del semigigante, pero el dementor parecía renuente a
irse.
-¿Porqué no funciona? -Harry se preguntó al ver que de nada servía el
gato, el dementor seguía fijo a Hagrid casi con uñas y dientes.
-Está tan cansada que su pobre y lindo gatito apenas puede brillar… -
Voldemort reía de ver aquel espectáculo, se acercó hacia ellos y de un simple
sacudimiento de varita se deshizo de la mole de roca y McGonagall quedó a su
merced, de cierta forma tan asustada, que el gato casi se desvaneció por
completo. -…dígame Minerva, ¿le dolió saber que Albus nunca la amaría?

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-¡Maldito! -Gritó Hagrid conciente de que o hacía algo o los dos terminarían
muertos, del gato ya casi no quedaba ni la luz y el dementor comenzaba a
inclinarse de nueva cuenta sobre él. -¡No!
-Maldita sea… -Harry luchó de nueva cuenta por despertar, pero no podía
concentrarse si ante sus ojos Minerva McGonagall, la profesora invencible se
tambaleaba de sorpresa.
-Vamos…dígamelo…¿qué se siente saber que nunca le amará la persona
que es más importante para uno? -Preguntó regocijándose.
-Eso no es de tu incumbencia Tom. -Dijo ella fuertemente y levantó su
varita alistándose para defenderse de ser necesario.
-Pobre y débil Minerva… -Voldemort se le acercó y cuando ella trató de
atacarle, con un simple movimiento la desarmó, asombrada se dio cuenta que era
verdad, había gastado demasiada energía en el mensaje. -…pobre e inútil vieja…
-Levantó la varita y Hagrid dio un gruñido al tiempo que la profesora cerraba los
ojos y lloraba de impotencia.
-¡Desmaius! -El rayo lo golpeó y fue tan poderoso que lo arrojó contra el
rostro de Salazar a su espalda, McGonagall se volvió al momento que un perro
plateado corría junto a Hagrid y una enorme y luminosa serpiente envolvía a la
profesora con su protección. -No vuelvas a llamarla así…o juro que te corto el
cuello. -Hermione hablaba en serio, muy en serio.

-¡Cuidado! -Gritó una voz femenina mientras pasaban bajo el marco de la


gran puerta del Colegio, se cubrieron la cabeza con los brazos y continuaron su
camino procurando cubrirse.
-Hemos librado la zona de los invernaderos…pero están moliendo parte de
las torres y los dementores entran hasta por las cañerías. -Dijo una chica de gafas
que Fred apenas conocía de unas horas, mejor dicho del calor del combate.
-Hay que cerrar las puertas y evitar que los gigantes sigan destruyendo los
muros. -Colin Creevey pasó corriendo al lado de ellos, seguido muy de cerca por
chicos tan jóvenes que George adivinó eran alumnos que buscaban proteger su
segundo hogar.
-Tenemos que reforzar la Torre de Astronomía… -Gritó Nick flotando
rumbo a las escaleras, algunos le seguían saltando los escalones falsos con
dificultad.
-Hay que llegar al Gran Comedor y las Mazmorras. -Sentenció un hombre
entrado en años que llevaba una enorme herida en el brazo izquierdo.
-¡Dense prisa! -Gritó Fred impulsando a todos a seguir cuando al dar vuelta
en un pasillo chocó con ella, al verla casi le da un infarto.
-¡Ginny! -George la aferró en sus brazos y ella sonriendo apenas se quejó
del dolor.
-Vives…él dijo que… -Fred no podía hablar de la impresión.
-Él no sabe lo que dice…necesito que protejan el castillo…tengo algo que
hacer… -Ginny hizo por marcharse, tenía que llegar a los baños de Myrtle y bajar
a la Cámara antes que fuera tarde.
-No, no…no irás a ningún lado. -George la asió por la muñeca dispuesto a
no soltarla.

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-Escúchame…de esto depende todo…así que suéltame y vayan a
trabajar… -Dijo sin hacerles caso, los empujó y se perdió por el pasillo antes que
lograran detenerla.
-¡Es más terca que una mula! -Fred miró a su gemelo y siguiendo a
algunos magos que corrían se perdieron por los pasillos mucho más tranquilos.

-Vaya, vaya, vaya… -Se levantaba lentamente, con una sonrisa tan
macabra que Hermione tragó saliva fuertemente, Draco se acercaba con la varita
levantada y Ron ya se hacía cargo de McGonagall ayudándola a sostenerse.
-Qué bueno que han venido… -Susurró la mujer mirándolos fijamente,
sobretodo a Hermione, que la había defendido fieramente. -…gracias. -La castaña
apenas atinó a inclinar la cabeza a modo de afirmación, Draco miraba a los
dementores, estaban rodeados, si se descuidaban podían caer a manos de ellos.
-No se preocupe…voy a sacarla de este sitio. -Ron miraba a Hagrid que
tardaba un poco en recuperarse del anterior ataque. -Hagrid…¿puedes ponerte en
pie?
-Sí Ron…sí puedo. -Dijo el hombre irguiéndose, mientras Hermione no
apartaba sus ojos de Voldemort que sacudía la cabeza, con sus terribles ojos rojos
fijos en ella, sonriendo aún.
-…llegó la caballería…¡y qué bella es!...una sangre sucia, un traidora la
sangre y un patético hijo de papi… -Voldemort carcajeaba mientras sobre su
cabeza los dementores (alrededor de unos 20) giraban como buitres esperando la
muerte de sus presas.
-Abandone ese cuerpo…salga de Harry y déjelo en paz…o juro que le
cortaré la garganta de un tajo. -Hermione procuraba seguir con la imagen dura,
ocultar el miedo tras el rostro furioso, de otra forma sentía que se le doblarían las
piernas y caería por su propio peso.
-Me vas a cortar la garganta a mi…¿o a él? -Preguntó sonriendo y
levantando la varita, moviéndose con unos pasos ondulosos.
-¡Portus! -Ron señaló a una envoltura de goma de mascar que se sacó del
bolsillo del pantalón y lo puso en la mano de Hagrid que sostuvo a la profesora. -
Váyanse…nos encargaremos.
-Enviaremos ayuda…no podrán hacerlo solos. -Susurró la anciana
profesora débilmente.
-Sólo váyanse. -Sentenció Ron dejándolos y volviendo a la pelea, ellos
desaparecieron en un brillo envolvente y cálido.
-Déjate de juegos de lógica Tom…ya oíste a Hermione…deja ese cuerpo o
acabaremos contigo, aunque sea pasando por sobre el cuerpo de Potter. -Draco
se envalentonó, no esperaba un ataque, sólo quería escuchar algo más que
juegos intelectuales.
-Pues siento decirles…que eso no va a pasar…este cuerpo es mío…y no
planeo dejarlo. -Sentenció mordazmente.
-¡Voy a sacarte de ese cuerpo aunque sea a golpes! -Ron se tiró sobre él
dispuesto a matarle a la primera oportunidad. -¡Desmaius!
-¡Crucio! -Grito Voldemort y Hermione formó un enorme escudo que
apenas pudo contener a medias el ataque, Ron aprovechó para correr hacia lo

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que quedaba de su amigo y Draco se vio en la necesidad de invocar su patronus
pues todos los dementores venían hacia ellos velozmente.
-¡Draco cuidado! -Gritó Hermione al ver que algunos apenas se detenían
ante la pitón que los protegía. -¡Specto patronum!
-¡Expelliarmus! -Ron trató de desarmar a Voldemort pero él le demostró su
poder haciéndole lo mismo con sólo un movimiento y sin emitir sonido alguno, más
que una sonrisa amplia y espantosa.
-Niño idiota. -Exclamó con sus ojos rojos fijos en él, pero Ron no se
detuvo, sin varita se le fue encima dispuesto a molerlo a golpes, cuando tropezó
con los pies juntos aferrados por algo que no había visto. -¡Anda Nagini!...sacia tu
hambre… -Dijo carcajeando.
-¡Mierda! -Ron se vio envuelto en los aros de la enorme serpiente, mientras
Hermione ayudaba a Draco a someter a los dementores.
-¡Ron! -Gritó Harry en un volumen que apenas llegó a su amigo como un
intento de susurro.
-Nagini…has atrapado a una linda y grande rata… -Carcajeó Voldemort
viendo cómo la serpiente presionaba a Ron con fuerza, Hermione ya se las
ingeniaba para multiplicar su nutria y acercarse con velocidad hacia ellos antes
que el pelirrojo terminara muerto.
-¡No! -Ron sintió los colmillos de la serpiente clavándose en su brazo
derecho, se retorció tratando de quitársela de encima, pero no podía lograrlo,
Voldemort reía estrepitosamente y Harry oraba porque Ginny no tardara ya
mucho.
-Resiste Ron…¡aguanta! -Gritó Harry desde su prisión empujando el cristal
que lo retenía con fuerza, esperando con seguridad a que Ginny llegara. -Vamos
Ginny…¿dónde estás?…
-Pero mira nada más… -Voldemort miró a Hermione que se acercaba, ella
se quedo asombrada mirándolo intimidada por su sonrisa segura, algo no le
gustaba, entonces lo sintió un dementor la tomó por el cuello y la elevó mirándola
a los ojos. -…espero que no extrañes tu alma.
-¡Hermione! -Draco se volvió enviando su patronus directo a proteger a
Hermione, el dementor la soltó y salió huyendo, pero Voldemort, aprovechando
que la chica estaba sobre el suelo, levantó su varita y exclamó.
-¡Diffindo! -Ron contuvo la respiración, con su poder aquello sólo podía ser
la muerte para Hermione, que aturdida por la debilidad del ataque del dementor no
había escuchado nada y se ponía en pie con dificultad.
-¡Cuidado Hermione! -Gritó Harry al tiempo que un grito de la chica, un
sonido como el de una hoja de papel al desgarrarse y un quejido se mezclaban en
el ambiente y Hermione caía al suelo empapada en sangre.
-Draco…¡Draco! -Gritó al sentir en sus brazos aquel cuerpo tembloroso,
Draco contenía un grito, los dos miraron a las piernas del rubio, donde debería
estar la izquierda había sólo un montículo rojizo y empapado, cuya continuidad se
veía rota en cierta zona, doblándose la pierna por debajo de la rodilla de una
forma por demás carnavalesca e inverosímil. -¡Tu pierna!...¡Draco tu pierna!
-¡¿Estás bien?! -Preguntó el rubio mirándola fijamente, Ron luchaba contra
la serpiente y Voldemort se regodeaba de sus desgracias, sobre ellos las nutrias y
la pitón tintineaban débilmente, tan concentrados estaban en lo ocurrido que los
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patronus amaneraban con desaparecer y dejarles a merced de los dementores,
pero a Draco sólo le importaba una cosa. -¡Dime si estás bien!
-Lo estoy. -Dijo tan apabullada que apenas podía hablar luego de ver tanta
sangre, luego de verlo tan blanco y de escucharlo tan desesperado.
-Qué gusto. -Murmuró y se perdió en un limbo causado por la perdida de
sangre.
-¡Draco! -El grito de Hermione inundó la Cámara, Harry no podía decir
nada y Ron, entre los aros de la serpiente y la sorpresa de aún poder escuchar a
Hermione no tenía forma de encontrar en su mente una solución.
-Parece que ahora tendrás un pretexto para emplear el bastón que tu
padre te heredó…querido Draco…¡Claro si es que vives! -Susurró Voldemort con
una satisfacción tan grande que Hermione ahogó un sollozo, era tan grande la
herida que por un momento la ex Gryffindor pensó que Draco había perdido ya la
pierna y dio un grito de rabia, lloró desesperada y entonces recordó que tenía un
medio de retener a Draco más tiempo a su lado.
-Hemeneia… -Sacó su varita y trazó un círculo en el pecho de Draco, a la
altura del corazón, el hilo rojizo se formó lentamente y luego llevó ese hilo hacia su
pecho, Draco le sostuvo la muñeca.
-No lo hagas…morirás… -Susurró el rubio, Voldemort miraba cruzado de
brazos, mientras Ron desfallecía de a poco en el suelo envuelto en la serpiente.
-Sin ti…nada vale la pena… -Murmuró suavemente, él apenas podía
sostenerle la mirada sin que el cuerpo se le desvaneciera, Hermione le besó en la
frente y continuó con el proceso, convencida de que era la única forma de salvarlo
de la muerte. -…hemeneia…hemeneia.
-¡Hermione! -Gritó Ron al escucharla, tenía el mismo temor, luchaba por
quitarse la serpiente cuando escuchó un gruñido, el lobo gris que ya le era
conocido apareció junto a él y se dedicó a morder a la serpiente, que enfurecida
se le fue encima y le envolvió soltando un siseo espantoso.
-¡Maldita sea! -Voldemort estaba furioso al ver que su serpiente, la que en
otro momento Potter había tratado de matar creyendo que era su horocrux, era
casi masacrada por los colmillos del lobo gris, se acercó a grandes zancadas para
deshacerse del animal, Ron apenas lograba mantener los ojos abiertos y
Hermione ya sangraba de la pierna izquierda de una forma espeluznante, cuando
unos pasos lo hicieron volverse.
-Es tiempo… -Susurró Harry convencido de que ahora venía la suya.
-Yo que tú dejaría en paz a mi hermano, mis amigos y mi novio… -La voz
retumbó en el silencio de la Cámara. -…Tom…tú y yo, tenemos una cuenta
pendiente.

Augusta Longbottom había vuelto sobre sus pasos en la búsqueda de


ofrecerles protección a su hijo y a su nuera en las instalaciones de San Mungo, se
debatía en la necesidad de entrar en las habitaciones, el nervio le alteraba y la
hacía equivocar el camino hacia su familia, al cabo de unos minutos cayó en la
cuenta de que se había perdido; suspiró profundo y al fin pudo dar con el piso
correcto, entró corriendo en la habitación de su hijo, esquivando a los que corrían
a resguardar el lugar e ignorando el ruido a su alrededor, abrió la puerta y lo que
vio la dejó espantada.
477
-¡Merlín! -En medio de la habitación, como si de una enorme estatua se
tratara, Luna y Neville resaltaban envueltos en hielo en posiciones por demás
asombrosas, mientras que Alice frotaba la superficie con sus manos desnudas y
sangrantes, empeñada en sacar a su hijo y a la chica rubia que le llevaba
chocolates, Frank, agazapado contra la puerta casi golpea a su madre, en cuanto
la reconoció volvió a plantarse en la puerta.
-Vienen…ellos vienen…y quieren llevarse a Nev…a mi hijo… -Frank miró a
su madre fijamente, ella hubiera querido decirle que estaban a salvo pero hubiera
sido mentir.
-Neville…Neville… -Alice tallaba y tallaba con la absurda idea de que quizá
su sangre tibia pudiera deshacer el hielo, que había logrado contener al niño que
vivió durante casi 6 años; Augusta miró a todos lados buscando algo que le
explicara aquello, entonces vio en el suelo un trozo de papel, medio manchado de
sangre, lo tomó para leerlo, "Señora A. Longbottom, he encontrado al fin a Luna y
Neville, trate de sacarlos del hielo pues están heridos, disculpe que los envíe a la
habitación de su hijo, pero es el único sitio que considero seguro, Ron Weasley". -
…Neville tiene frío…Neville tiene frío…
-Alice, detente… -Suplicó jalándola hacia sí, apuntó con su varita al hielo,
su nuera miró aquella arma y se acurrucó contra el muro recordando en gran
medida que era la causa de su locura; Augusta aprovechó que Alice se intimidaba,
para cortar el hielo lo más posible, dejando a Neville y a Luna envueltos a penas
en una capa delgada de hielo. -…¡Aguamenti! -Un chorro de agua apenas tibio
salió de la punta y Frank, impresionado por ver nuevamente magia de tan cerca,
se acercó aturdido, mientras el chorro de agua golpeaba la cabeza de Luna, al
cabo de unos minutos los dos cuerpos empezaban a ablandarse lentamente.
-Neville… -Alice se acercó a su hijo y lo tomó entre sus brazos
presionándolo contra su pecho, él seguía herido de la mano y con una palidez
mortecina que a Augusta la hizo temblar, Frank miraba a Luna fijamente y con
sumo cuidado, la tomó en sus brazos y la colocó sobre la cama más cercana,
Luna no sangraba del abdomen debido a la frialdad de su cuerpo, pero la herida
era enorme. -…hijo…despierta…te tengo chocolates.
-Necesitamos un sanador…Luna agoniza… -Augusta se puso de pie,
cuando oyó toser a alguien, se volvió, Neville entre los brazos de su madre
reaccionaba gracias a su calor, pálido se sacudió a medias y abrió los ojos
asustado.
-¡Luna!...madre…¿dónde está Luna? -Preguntó con la voz pastosa,
temblando de frío, los labios morados y los ojos alarmados.
-¡Auxilio! -Gritó Augusta desde la puerta y un hombre en bata blanca entró
corriendo, Alice pasaba sus manos heridas por el rostro húmedo de su hijo
manchándolo de sangre, Neville intentó incorporarse cuando el sanador fue
directo a él.
-Yo no…ayude a Luna…¡a Luna! -Gritó cuando logró distinguir las piernas
de su novia sobre la cama, el sujeto se volvió presuroso y fue a la cama, Neville
contenía la respiración, pese a la sorpresa y la confusión sólo le importaba Luna.
-Necesita tomar el sol…señor Longbottom. -Susurró la voz dulce de Luna,
haciendo que a Neville se le llenaran los ojos de lágrimas, Frank sonrió mirándola
y el sanador empezó a curarla haciendo aparecer un botiquín con pociones. -
478
Neville…tienes que cortarte el cabello…entre el agua se te veía demasiado
largo…
-Si quieres me rapo amor. -Susurró echándose en brazos de su madre que
sonriente le besó la frente, Augusta y Frank se dirigieron a Luna, ella apenas
podía dejar de temblar y soportar el dolor, pero los dos estaban ya libres, y juntos,
al parecer las cosas no andaban ya tan mal.

-Entonces es verdad… -Susurró sonriendo, pese a que por dentro Harry


percibía a la perfección ese miedo, ese odio, pero sobre todo esa envidia
desenfrenada y la furia por saber que la niña había dicho la verdad, ella era
inmortal. -…al fin tienes el valor de venir tú misma.
-Claro que sí…yo no soy una cobarde como tú. -Exclamó sonriendo,
levantando la varita, mientras a pasos lentos se acercaba hacia él yendo en cierto
ángulo para tratar de alejarlo de Ron y de Hermione, el primero se arrastraba
lentamente hacia el lobo, que había logrado ahuyentar a la serpiente, pero agitado
denotaba haber sido herido; Hermione sangraba copiosamente y pálida reclinó su
cabeza sobre la de Draco, que respiraba entrecortado, los dos morían. -Vengo a
matarte Tom.
-Para eso, tienes que matarlo a él…¿lo harás? -Preguntó sonriendo, sabía
que la respuesta sería negativa y eso lo regodeaba.
-Sí…voy a matarlo si es necesario. -Susurró sonriendo mordazmente, con
la mirada penetrante, Hermione al oír aquello pensó que la debilidad le
traicionaba, pero no, Ginny realmente había dicho eso y Voldemort carcajeó.
-Has oído Potter…ella viene dispuesta a matarte…como si no fuera yo a
matarla primero. -Exclamó emocionado e inundado por una clara y profunda
hilaridad, tachando a la pelirroja de delirio, provocado por sus heridas que por la
carrera habían empezado a sangrar.
-Idiota. -Dijo Harry sonriendo, inclinando la cabeza y cerrando los ojos con
orgullo.
-Tú no puedes matarme… -Contestó Ginny sin dejar su sonrisa enorme. -
…te es imposible.
-¿Piensas acaso que soy más débil que tú? -Preguntó inflando el pecho y
mirándola penetrantemente, Ginny ya no tenía miedo, ahora sólo deseaba acabar
con todo.
-No…pero no puedes matarme…no tú. -Repitió ella sonriendo, con la varita
apenas levantada, Hermione se volvió a verla intrigada por su reacción.
-¡Niña estúpida!...¿Crees que no puedo?... -Preguntó empezando a
enfermar de rabia. -…¡Crucio! -El rayo impactó a Ginny de frente, pero ella apenas
se tambaleó un poco. -Imposible.
-¿Lo ves? -Ginny sonrió de lado, Voldemort frunció el ceño, Ginny se
descubrió pensando en lo atractivo que era Harry (porque era Harry!!) con
semejante gesto de maldad. -No puedes dañarme.
-¡Mientes!...yo puedo acabar contigo de un solo movimiento de
varita…eres una cría…¡una niña insulsa! -Gritó rabioso perdiendo ya por completo
el control de lo que pasaba.
-Sí…soy una niña…una niña que no puedes matar. -Dijo ella caminando
hacia él.
479
-¡Depulso! -El hechizo golpeó a Ginny, pero ella apenas frunció el ceño por
el golpe, palideció de sorpresa, Ginny se la acercaba.
-Ginny…¿cómo?...no entiendo. -Hermione miraba, sorprendida por lo que
veía.
-Aguanta…no me dejes…aguanta… -Ron alcanzaba a rozar con sus
dedos la nariz húmeda del lobo, que respiraba lento y agitado sangrando por la
única mordida que tenía en la pata trasera del lado derecho.
-Hermione…Hermione…disuelve la maldición…déjame… -Draco suplicaba
aferrado a la mano de su chica, que dolorida sabía que el tiempo se les agotaba.
-¡Esto no puede estar pasando! -Gritó Voldemort furioso. -Es
imposible…soy el mago más poderoso que hay.
-Lo eres es cierto…pero como siempre has olvidado las bases de la
magia…otra vez has pasado por algo la fuerza más grande de todas… -Ginny
hablaba casi como si nada de lo terrible que había a su alrededor existiera. -…lo
mismo que salvó a Harry aquella noche, es lo que me protege de ti hoy.
-¡Estás loca! -Gritó enfurecido, ella negó con la cabeza.
-No puedes matarme…porque ese cuerpo que usas no puede matar al
cuerpo que le protegió por amor…yo soy la que lo protegió bajo las alas del fénix,
yo fui la que detuvo tu segundo intento de asesinato… -Ginny sonrió con ternura,
porque sabía que Harry escuchaba y los dos se encontraban más cercanos que
nunca. -…no puedes destruir al cuerpo que sacrificó su vida por ti…no puedes
matar a la mujer que murió por amor.
-¡Mentira! -Gritó furioso y Harry desde su prisión sabía a la perfección que
Voldemort estaba a punto de asesinarla. -¡Es sólo una farsa de Dumbledore y sus
ideas idiotas de amor y fraternidad!
-No miento y tú lo sabes…lo sientes y no lo aceptas porque no te
conviene…pero es la verdad…en cambio, yo sí puedo matarte y voy a
hacerlo…¡voy a matar lo que has dejado dentro de Harry y voy a terminar de una
buena vez por todas con tu imperio de terror! -Ginny levantó ahora la varita
firmemente, Voldemort rabió al ver esto y levantó la suya, Harry apretó los puños,
la hora había llegado; entonces una luz dorada apareció al lado de Ron, Fawkes
descendió a su lado y caminando hacia el lobo, se puso a llorar para sanar las
heridas del lobo.
-Está muriendo. -Susurró Ron mirando al ave que apenas había
derramado unas pequeñas lágrimas y comenzó a decaer lentamente.
-¡Vas a lamentar tus palabras Weasley! -Gritó Voldemort amenazador, alzó
la varita y gritó con toda su furia y su poder. -¡Avada Kedavra!
-Se consume… -Susurró Hermione viendo al fénix arder en llamas,
proceso que se repitió en Ginny que ardió en fuego.
-Hermione… -Draco tembló un momento y él y las castaña cerraron los
ojos, sumergiéndose en un sueño denso.
-¡Avada Kedavra! -Gritó la pelirroja y los dos rayos verdes se cruzaron, el
de Ginny golpeó a Harry directo en el pecho y salió disparado contra el rostro de
Salazar, Hermione vio lo que quedaba de Fawkes, cenizas.
-Gracias. -Harry sonrió y supo que de Ginny ya no quedaban más que
cenizas y de él, nada más que frialdad.

480
-¡Oh vamos Pansy!...no vengas ahora con idioteces. -Cho caminaba a su
lado por las calles nevadas de Hogmeade.
-No lo son…es verdad…Millicent me lo dijo. -Sentenció ella sonriendo
malignamente, Eurídice se detuvo frente a un aparador, ellas se volvieron a ver lo
que miraba, el reflejo de sus rostros las mostraba pálidas y demacradas, a sus 20
años, Pansy y Eurídice perdían su belleza de infancia y adquirían un dejo de
madurez violenta debido a los entrenamientos y Cho adquiría la impávida belleza
de una mártir obligada.
-Ropa de bebé…¡no seas idiota!...Bella nunca te dejará viva lo suficiente
para que tengas hijos Eurídice. -Cho la tomó del brazo y ya que ella sonreía
siguieron su camino, a pocos pasos notaron que habían perdido un elemento y se
volvieron a mirar.
-¿Pansy? -Eurídice notó en aquél rostro el rastro de la nostalgia.
-Mi madre conserva mucha de la ropa que usé de bebé… -Susurró
sonriendo, era la primera vez que les hablaba de su madre. -…su sueño es verla
en alguno de mis hijos.
-Pobres niños…ser criados por una víbora como tú debe ser el peor
destino de la historia. -Bromeó Cho y las otras dos rieron.
-No te imagino cantando canciones de cuna. -Exclamó Eurídice tomándola
del brazo, Pansy sonrió y reclinó su cabeza en el hombro de Cho a su lado.
-Me sé una…la que mi madre me cantaba… -Murmuró apenada, sonrojada
casi al extremo de parecer un tomate, Cho sonrió complacida de conocer el lado
sensible de la "perra de Parkinson" como Bella la llamaba.
-¿Cuál es? -Eurídice la alentó a que se despabilara un poco, Pansy la miró
sorprendida, tras un segundo de pensarlo, miró a Cho y tomando aire se armó de
valor, aferró los brazos de sus amigas y cerrando los ojos para darse valor emitió
con una voz tan dulce que Eurídice y Cho la miraron sorprendidas…
-"Muñequita linda…

Bajaron corriendo a la Cámara, Fred al frente, al llegar lo primero que


vieron fue el charco enorme de sangre en el que Hermione y Draco consumaban
su deseo de permanecer juntos incluso en aquel momento, Hermione apenas
podía ya respirar, Draco estaba abandonado en el limbo de la agonía; Ron se
arrastraba luego de que el lobo se levantara recuperado, ahora intentaba
acercarse a Harry, cuyo cuerpo yacía recargado contra la enorme cabeza de
Salazar.
George corrió hacia el sitio donde Ginny debía estar y lo que encontró fue
un cúmulo de cenizas, se tiró al suelo de rodillas y trató de quitarlas con sus
manos, convencido, luego de su conversación con el cuadro del director, de que
su hermana estaba ahí abajo, y no se equivocó.

…de cabellos de oro…

Subieron al gran salón, llevaban consigo a todos los combatientes, Ginny


totalmente desnuda, apenas envuelta en los restos quemados de las vendas que
la envolvieran en un principio; Harry, tan pálido que muchos juraban estaba
muerto, demacrado y apagado, como la piel muerta de una serpiente que queda
481
abandonada a su suerte; Hermione y Draco, juntos y bermellones, con los rostros
siniestramente exangües, pero vivos, agónicos, pero vivos; Ron andaba apoyado
en Fred, tambaleándose, sudoroso, pero confiado en que al fin todo había
acabado.
El Colegio y todo estaba tranquilo, los mortífagos y los dementores, los
gigantes y los hombres lobo había huido porque sabían qué él ya no estaba, él ya
no era más.

…de dientes de perla…

La noticia se difundió como pólvora, Harry y Ginny vivían, Molly salió de su


locura y fue a buscarlos, las familias se reunían, el Miniterio se levantaba, la
victoria había sido nuevamente y al fin suya; todo había sanado y las personas
festejaban riendo y gritando, habían vencido, eran libres al fin.
Cho seguía mirando aquellos cuerpos, llorando desconsolada, sabía ya de
la victoria, pero seguía vacía y quizá ella se había quedado así para siempre y sin
remedio.

…labios de rubí.

Luna sonrió cuando él se inclinó sobre su cara para verla a los ojos, le
pasó la mano por la frente sintiendo la todavía frialdad de su piel, ella suspiró
sonoramente, la herida del abdomen estaba casi cerrada y el sanador analizaba
un par de pergaminos que tenía en la mano; la noticia llegó a los Longbottom con
los gritos de júbilo y las risas en el pasillo, Augusta besó a su hijo, que reía
emocionado de ver a su esposa sorprendida.
El sanador se acercó a la pareja y sonriendo les dio la buena nueva,
obviamente Luna iba a tener que mantener un reposo obsesivamente exagerado
para que pudiera resultar, pero los dos estaban radiantes y las vidas perdidas
comenzaban a recuperarse, con más y mejor fuerza y Neville miró a su abuela que
lloraba de saber sobre la próxima llegada de un nuevo ser.

Dime si me quieres…

Minerva reposaba en la enfermería mirando a Hagrid que hablaba y


hablaba emocionado por las nuevas buenas, al fin la guerra había acabado, todo
se había resuelto y era sólo cuestión de tiempo para que todo volviera, con bombo
y platillo, a ser normal. Hermione despertó en medio de la blancura de una
habitación de hospital, y su ansiedad se alivió al ver a su lado, en la cama
igualmente impecable el rostro pálido de Draco, sonrió y lloró de gozo, jamás se
sintió más feliz.
Ron sonrió a ver entrar en su habitación de hospital a Angelina, Katie, Fred
y George, traían a sus hijos a visitarlo e impresionado por lo grandes que le
parecieron se entregó a la contemplación de los tres, el lobo a su lado se tiró
sobre la cama a mirar y de alguna forma, la familia estaba completa.

…como yo te quiero…
482
Abrió los ojos y pese a ver todo borroso, supo que ella estaba ahí, su
cabello rojo se lo decía; ella se inclinó sobre él y le entregó sus gafas, hubieran
querido decirse algo, pero ya todo estaba dicho, se puso las gafas, se miraron a
los ojos y se besaron profundamente, todo había acabado.

-…no recuerdo el resto. -Susurró mirando al cielo, con una sonrisa


tranquila y amplia.
-No sé si tengas hijos algún día… -Empezó Eurídice divertida. -…pero
cantas lindo.
-Casi se podría decir que eres dulce. -Terminó Cho divertida, Pansy
carcajeó y apretó a las dos tomándolas por la cintura, les besó las mejillas ante el
espanto de las dos que no entendían su reciente emoción.
-Soy un dulce…es sólo que si ya tienen miel en ustedes…yo no tengo
porqué darles más…disfrútenla mientras puedan…porque no me gusta
desperdiciarla. -Sonriendo se adelantó a ellas, se metieron en un café a conversar,
por lo menos a vivir antes de volver a ser las discípulas de Bella. Las tres sabían
lo que venía, el fin estaba ahí, en la siguiente esquina, en el siguiente minuto, en
la siguiente línea, pero pese a todo, vivirían, porque eso les quedaba, no
importaba si las premoniciones de Eurídice eran ciertas, hay que vivir de frente,
siempre y sin miedo, porque tenían lo único que nadie podría quitarles nunca, ni
siquiera Bella o la muerte, ellas amaban y tenían fe.
Epílogo: Tumbas y sueños
Caminaba contra el viento, afortunadamente no cojeaba, miraba al suelo, pese a
ello iba atento a no pisar una roca que pudiera hacerle tropezar, a su lado, ella iba
dando de saltos, casi se podría decir que bailaba contra el viento y cuando se
topaban sus miradas, él sonreía y la loba abría su hocico casi sonriendo y corría
hacia él para que le acariciara. Cierto es que convivir con un lobo no era la forma
en que Ron planeaba pasar sus días, y por lo visto tampoco la que Eurídice
quería, porque solía ausentarse yendo a los lugares que le gustaba visitar, pasaba
días con Hagrid, jugando con Fang, tardes en casa de los Malfoy, normalmente
tratando de morder a Draco o bien mirando a Hermione con atención, a veces se
perdía por Hogsmeade y soportaba las mañanas bajo las manos asfixiantemente
cariñosas de Luna; pero por las tardes, a la hora del ocaso, aparecía en casa, se
sentaba mirando al horizonte y con él miraba el sol ocultarse, de cierta forma era
ella, y Ron no podía sentirse solo, menos al verla cargar sobre su lomo a los
pequeños que crecían como retoños de ella y de él.
Pero hoy era distinto, había pasado un año desde la muerte de Pansy,
Eurídice y Hagen, y Ron venía a invitarlos a cenar en casa, todos iban a asistir;
Charlie había comprado una vieja casona alejada de la civilización, en un punto
que a muchos les pareció exagerado, la casa estaba rodeada bellamente de
campos llenos de flores y ahora el joven Weasley se dedicaba por completo al
cultivo de Flores de Lazo del diablo (lo que según Hermione era un desvarío,
contando que casi muere a causa de ellos y Cho las añoraba más que otra cosa),

483
para ayudar al ánimo de su mujer y para no estar bajo el peligro de los dragones.
Ron llegó a la puerta, se alisó el cabello y miró a la loba.
-Es mejor que te portes bien…sabes que Cho se sorprende mucho cuando
te ve. -Susurró mientras daba dos golpes fuertes, la reja se abrió y Charlie, con las
manos llenas de tierra salió a abrir.
-Ron, pasa…¡hey! -Miró a la loba. -¡Bienvenida!...le va a dar gusto verte. -
Exclamó besándole la cabeza, el animal entró corriendo y se perdió dentro de la
casa.
-Vine para invitarlos a casa… -Susurró el chico mientras lo seguía,
entraron y Charlie echó a andar camino al jardín, al entrar, Ron sintió escalofrío,
sobre una mesa, había una serie de frascos que contenían un líquido rojo y denso,
el resto del lugar eran arriates y macetas llenas de Lazo del Diablo, todas llenas
de flores blancas. -…sangre.
-Es como nacen…me la envían de San Mungo…se obtiene de las sangrías
o de heridos y enfermos…no creerás que me volví un vampiro. -Carcajeó, Ron no
podía dejar de relacionar la tierra manchada de sangre con esa noche, Eurídice y
Hermione lucían empapadas en sangre. -¿Irá mamá?
-Sí…necesariamente. -Afirmó preguntándose dónde estaba Eurídice.
-Iremos…siempre y cuando Cho se sienta bien…se cansa. -Susurró
Charlie ensombrecido.
-Es normal en el primer embarazo. -Dijo Ron, Charlie asintió pero no dejó
de lucir decaído.

Estaba sentada mirando por la ventana, la luz inundaba la habitación y


brindaba a todo un aire de elegancia, la alfombra cedió apenas bajo el peso de las
cuatro patas que se acercaban lentamente; al oír esos pasos leves y pequeños se
volvió sonriendo.
-Eurídice. -Dijo levantándose, al tiempo que ella se erguía con la larga
cabellera extendida, la piel del lobo se esfumó y quedó sólo la imagen fantasmal
de la que había sido, abrió los brazos y le abrazó. -Tenía ganas de verte. -Susurró
escondiendo las lágrimas en el cuello de su amiga, que se volvía palpable.
-Luces hermosa… -Eurídice la apartó y le secó el llanto. -…no debes llorar
más…Charlie sufre.
-Lo sé…no lo puedo evitar…estoy tan muerta por dentro. -Comentó
volviendo a sentarse, Eurídice se desplazó, lucía transparentosa y su rostro
brillaba, se paró frente a Cho y le miró fijo.
-Muertas Pansy y yo…tú vives y no quiero que pienses lo contrario… -Se
puso en cuclillas. -…tienes por quién vivir…¿cómo se llamará? -Preguntó mientras
le veía el vientre abultado de 4 meses.
-Aún no lo sé. -Confesó suavemente. -Un año. -Dijo tendiendo la mano
hacia su mejilla, apenas podía sentir frialdad.
-Lo es… -Susurró sentándose en el suelo. -…me gusta que tu casa huela a
Lazo del Diablo, me permite ser más real.
-Ya te dije que puedo enviarle flores a Ron todos los días, para que pueda
verte siempre. -Susurró Cho lentamente. -Así hicimos la sentencia mágica…para
eso la corregí.

484
-Lo sé…pero…últimamente Ron sale y vive más…hace unos días
Lavender le visitó… -Eurídice se volvió a la ventana. -…quizá no sea buen
momento para que me vuelva a ver.
-Patrañas… -Cho la miró fijo. -…tus hijos te necesitan y es necesario que
tú vuelvas…voy a…
-Cho… -Charlie entró seguido por Ron y su mujer se volvió a verlos, Ron
se acercó a saludarla con un beso en la mejilla y de paso a acariciar a Eurídice
que echada frente a Cho bostezaba descaradamente. -…Ron ha venido a
invitarnos a la cena de esta noche, todos asistirán…¿quieres ir?
-Sí… -Cho miraba a Ron que rascaba la oreja de la loba, que a su vez
movía la cola emocionada. -…si me dejas decorar. -Refirió mirándolo feliz, la loba
se irguió, Ron aceptó gustoso.

Estaba entretenida lavándose las manos, tenía la sensación de que algo


había olvidado, pero no recordaba qué, se dio media vuelta y tomó las cosas que
había dejado sobre la mesa, volvió sobre sus pasos y entró en la habitación con
sigilo, se inclinó a mirar dentro de la cuna y lo encontró durmiendo como un ángel,
un ángel con una sonrisa irónica en los labios y el cabello castaño ondulado.
-¿Porqué habrás heredado precisamente ese gesto? -Preguntó en un
susurró.
-Porque se parece a mi. -Susurró a su espalda la voz de su marido, se
volvió a verlo y él, apoyado en el bastón se acercó, aún le costaba trabajo
desplazarse rápidamente, la besó con ternura en los labios y se volvieron a ver al
pequeño Scorpius a tan sólo dos meses de haber nacido.
-Vamos a ir a la cena ¿verdad? -Preguntó suavemente, Draco asintió sin
dejar de ver al bebé.
-Es una forma rara de festejar sus muertes. -El rubio la miró a los ojos, ella
tampoco creía que fuera una excelente idea el festejar, pero sí estaba segura que
debía ser un día para pasarlo todos juntos.
-Quizá…pero me gustaría estar con ellos…ya sabes, hacernos compañía
precisamente hoy. -Murmuró recargando su cabeza en su hombro, pensaba en los
últimos acontecimientos del año, el embarazo de Cho, Luna siendo madre, ella
misma estrenándose en ello.
-Si tú lo dices…¡mira! -Draco señaló al pequeño que había despertado y
estiraba sus brazos con fuerza bostezando enormemente. -Bosteza igual que tú. -
Hermione le dio un codazo y lo abrazó con fuerza, no podía bajo ninguna
circunstancia ser más feliz que ahora.

-Veamos, esto y esto…no olvides esa toalla, y la mamila…la sonaja, esos


pañuelos… -Se movía de lado a lado imitando el movimiento de un barco y
sonreía embobada mirándola. -…¡Neville pon otro pañal por si a caso!...y otra
manta, no olvides el sombrerito y los calcetines que le compré ayer.
-Luna he puesto ocho pañales y tres mantas…¡no creo que nos vayan a
faltar! -Dijo algo exasperado cuando su abuela se asomó a la puerta.
-Si no se dan prisa, llegarán tarde. -Exclamó, Neville la miró asintiendo y
Luna continuó mirando a la bebé. -Pero mira nada más…está muy despierta.

485
-La he bañado…Pansy debe estar preciosa cuando la vean. -Luna sonreía
emocionada haciendo muecas a la pequeña que estiraba sus brazos hacia su
rostro, unos pasos anunciaron la entrada de Xeno.
-Debes ponerle esto al cuello…es tan linda que pueden hacerle mal de ojo.
-Sentenció dándole lo que parecía ser un corcho manchado de azul y apestoso a
ajo.
-Papá…es azul…la llevo vestida de amarillo se verá extraño. -Luna negó
tomar el amuleto y al escuchar la referencia a los colores, Neville y su abuela se
miraron sorprendidos. -Tenías uno en color naranja con cascabelitos, mejor dame
ese. -Sentenció y Neville pudo volver a respirar tranquilo.
-Mejor nos vamos. -Dijo el chico acercándose a Luna cargado con la bolsa
del bebé.
-Tengan cuidado. -Exclamó Augusta sonriendo, Xeno se paró junto a ella.
-Nada de juegos sucios hoy con los niños en casa. -Xeno sonreía mientras
se levantaba las gafas, cuando los dos padres primerizos desaparecieron miró a
Augusta. -¿Una partida de canasta?
-Excelente idea. -Contestó y se dirigieron a la sala a jugar.

-Vamos a ver…¿quién es la niña más hermosa? -Preguntó frotando su


nariz contra la de la pequeña que rió y pataleó contra el agua tibia de la bañera. -
Eres un amor…gracias al cielo que te pareces a tu madre y no al torpe monigote
de tu papá. -Exclamó Ginny conciente de que Ron venía por el pasillo, Harry
carcajeó desde la cama, donde luchaba por ponerle a Albert un calcetín.
-Muy graciosa…se parece a su madre suficiente…es igualita. -Ron se
acercó y tomó a Ana, la niña se aferró a él entre carcajadas, Ginny se puso de pie.
-Falta Arthur. -Ron buscó a su alrededor.
-Mamá lo llevó al jardín…¿dónde dejaste a Eurídice? -Preguntó Harry
cuando Ginny salió secándose las manos y luchando por desplazarse bien con su
barriga de 7 meses.
-Se quedó en casa de Charlie…no quería soltarse de Cho… -Susurró
notando que Albert ya dormitaba agotado de hacer rabiar a su padrino
resistiéndose a ser vestido.
-Se parece a ti…ha sido un martirio bañarlo. -Exclamó Harry ajustándose
las gafas.
-Claro que no…es que no sabes cómo…Ginny tampoco… -Ron arrulló a
Ana envolviéndola en una manta y la acurrucó contra su pecho. -…tengo un año
más de experiencia que ustedes.
-Eso que ni qué… -Harry se sentó en el suelo y los dos guardaron silencio,
los pequeños parecían dispuestos a dormir. -…¿cómo ves a Ginny?
-Pues…la verdad… -Ron se puso serio y taciturno. -…gorda.
-¡No seas idiota! -Espetó riendo, Ana se asustó y Ron le hizo una seña. -Tú
tienes la culpa.
-Ahora yo…si no he hecho más que decir la verdad… -Ron sonreía
divertido. -…no, hablando en serio, yo la veo bien…¿porqué?
-Me preocupa un poco…Dumbledore dijo que…quizá con el nacimiento del
bebé, Ginny recupere la mitad de vida que le falta…pero… -Harry miraba ceñudo
al frente, Ron esperaba atento.
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-Pero… -Dijo para alentarlo.
-No sé qué tan buena idea sea eso…ella…bueno, la conoces, si se entera
de que hay un medio hará todo lo posible porque yo lo deseche. -Sentenció
seriamente.
-Entonces deja que las cosas pasen…a ver qué pasa. -Ron le puso la
mano en el hombro y Harry sonrió, casi enseguida Albert dio un estornudo
inconciente y Ana empezó a llorar asustada.

-No puedo entender esta manía tuya. -Molly estaba sentada mirando a lo
que permanecía frente a sus pies, Ginny entró al jardín procurando ignorar que,
como hacía un año, los cerezos floreaban.
-Mamá…he terminado con Ana. -Exclamó mirando con sorpresa, Arthur
sentado en el suelo jugaba con los pétalos, pero no como hacían sus hermanos,
sino de una forma por demás curiosa, los tomaba y los miraba fijamente, luego los
separaba, como si buscara uno en particular. -¿Qué busca?
-No lo sé…lleva haciéndolo diez minutos. -Contestó sin apartar los ojos de
su nieto, que se quedó estático y se volvió a la puerta, ellas le imitaron, una figura
entró y Arthur le tendió los brazos.
-Buenas tardes… -La voz ronca y horrible de Fenrir sonó en todo su
esplendor, se tiró a cuatro patas y tomó a su nieto con fuerza sentándose, luego
se dedicó un buen rato a gruñir para hacerlo reír, pero Arthur simplemente se
negaba a parecer contento. -…¿acaso le pegan?…lo veo reírtan poco.
-Sabe perfectamente que no lo golpeamos…es sólo que Arthur no parece
ser de los que ríen. -Dictó Molly preocupada por ello, no era algo común que un
bebé no riera.
-Según yo todos los niños ríen, él no tiene porqué ser la excepción. -
Sentenció el hombre serio.
-Después de lo que le tocó presenciar, deberíamos estar contentos de que
viva…Fenrir. -Terminó Molly y Ginny se puso entre los dos y tomó al niño antes
que siguieran peleando.
-No es asunto para discutir…lo superará en su momento…hay que darle
un baño. -Ginny salió llevando al pequeño, que se volvía de vez en vez a mirar a
sus abuelos, que siguieron discutiendo.

-Pon esto en la mesa. -Katie entregó a su marido la canasta del pan,


Angelina se las ingeniaba para sostener a las gemelas Sarah y Samantha,
mientras Fred les hacia muecas.
-¡Fred basta!…las haces reír pero no me ayudas con ellas. -Cansada le dio
a Sarah, que de inmediato se puso a jalarle el escueto bigote.
-¡Oye!…duele. -Fred hizo una mueca, Samantha hizo puchero porque
quería jalarlo también.
-Meguecido te lo tiegnes. -Fleur sacaba del horno una enorme pierna de
cordero, Katie asintió, la francesa salió de la cocina a llevar el platillo a la mesa.
-Por piedad…tómalas. -Angelina se la entregó y fue a ayudar a Katie con la
mesa, ésta luchaba contra George que preguntaba insistentemente porqué
Freddie no despertaba de su siesta.

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-Ya te he dicho que lo dejes dormir George. -Sentenció Katie por cuarta
vez y las dos desaparecieron tras la puerta de la cocina, mientras los dos
hermanos echaban a andar hacia la sala cruzándose con Percy, que inclinado
ayudaba a Molly a dar los primeros pasos.
La casa estaba llena de vida, manifestada en los pequeños retoños:
Victorie, que ya andaba por la casa haciendo estragos seguida de cerca por Bill y
Fleur; las gemelas de Fred y Angelina, Samantha y Sarah; el pequeño de George
y Katie, Freddie; los trillizos de Ron y Eurídice, Albert, Ana y Arthur; Hermione y
Draco ocupaban el estudio arrullando a Scorpius, Luna y Neville habían tomado
una habitación para dormir a Pansy y Penélope y Percy cuidaban de Molly que
comenzaba a caminar; por otro lado las mujeres en cinta se reunían en la cocina
charlando sobre comida y malestares, Cho y Ginny escuchaban los consejos de
Molly y Hermione para lo que venía y Luna de vez en cuando se asomaba para
dar un consejo o recomendar un amuleto.
Los hombres luchaban con el único mal al que debieron resignarse luego de
la guerra, criar hijos; Draco arrullaba malamente a Scorpius, que lo miraba con el
ceño fruncido y de vez en cuando un aire de superioridad intelectual que sabía, no
había heredado de él; Bill pasaba el rato ayudando a Victorie en sus
descubrimientos, que iban desde una paleta bajo el sillón, hasta algún conjuro de
bolsillo de Sortilegios Weasley, oculto bajo una cama; Ron luchaba por contener
las garras de Albert, mientras Ana se aferraba al brazo de su abuelo paterno y
Arthur al de su abuelo materno, sumando además que de vez en vez los tres se
tiraban sobre la loba sentada en la alfombra y no la dejaban en paz hasta que
lograban que los llenara de besos y mordidas cariñosas; Neville procuraba
mantener a Pansy despierta, sabía por experiencia que si se dormía en las tardes
las noches serían eternas; George se preguntaba continuamente porqué Freddie
no hacía más que dormir y Fred se cuestionaba porqué las gemelas no querían
hacerlo.
-Luces contento Harry. -Susurró el patriarca de los Weasley, menos cabello
en la cabeza, una sonrisa concienzuda y la tranquilidad de haberse retirado cinco
meses atrás del puesto de Ministro.
-Lo estoy…en dos meses Ginny y yo estaremos así. -Comentó sonriendo
mientras veía cómo Draco hacía una mueca de asco al cambiarle el pañal a
Scorpius y Ron, por molestarlo, tomaba el que le había quitado a Ana y se lo
pasaba por la cara.
-Ésta es la mejor y más clara muestra de que todo ha mejorado…y de que
él cayó al fin. -Arthur le miró sonriendo, Harry asintió, entonces Molly llamó a todos
a la mesa y tras dejar a los pequeños en sus respectivas cunas (lo que daba al
estudio la apariencia de una guardería por tantas cunas), se reunieron a cenar.

-Bueno…creo que tenemos que agradecer a todas por la cena… -Arthur


sonrió a su mujer y cada cuál hizo lo propio, Ron algo desencajado miró la
fotografía junto a la ventana, en ella Eurídice sonreía ampliamente, sintió náusea,
no tenía una sola fotografía con ella, la loba a su lado se acercó y rozó con su
lomo su brazo, él asintió. -…pero sobre todo, debemos recordar que hoy es el día
en que agradecemos que Voldemort cayó y que por eso estamos aquí…

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-Brindo por eso. -Fred levantó su copa y todos lo imitaron, Hermione, Ginny
y Cho con vasos llenos de jugo. -¡Porque Ginny le pateó el trasero al señor
palidito!
-¡Toma esa, serpientita! -George le siguió la corriente, Fenrir carraspeó
incómodo y Molly reprendió con una mirada.
-Tenemos que recordar también que hay muchas personas que no nos
acompañan…pero no por eso las hemos olvidado. -Molly asintió mirando a Fenrir
que bajó la mirada.
-Por Hagen y Pansy. -Dijo Neville levantando su copa, Fenrir sonrió de mala
gana y lo imitó.
-Salud. -Dijeron a coro, Hermione le tomó la mano a Ron y él se volvió y
levantó su copa.
-Por Eurídice, donde quiera que esté. -Susurró con la voz quebrada, Luna
comenzó con una serie de sollozos que enternecieron a Fleur, Neville le dio unas
palmaditas para calmarla.
-Pego si egsta aquí. -Fleur señaló a la loba que le miró, Cho sonrió y le
brindó una sonrisa.
-Porque quizá hoy, sucedan cosas asombrosas. -Brindó la oriental ante la
sorpresa de todos, pues ella hablaba tan poco, como se le veía sonreír.
-¡Salud! -Brindaron, Harry notó un dejo de complicidad entre Ginny, Cho,
Luna y Hermione, pero no dijo nada, miraban a Ron y si eso era un plan enfocado
a él quizá no debía intervenir.
-Y por Cho…que ha decorado esta noche con bastantes Flores de Lazo del
Diablo. -Comentó Draco que ya no sabía si era un lindo o exagerado decorado, la
oriental agradeció y la cena continuó.

Llegada la noche todos se instalaron en alguna habitación, la Mansión


Greyback daba para eso y más; pasada la media noche, cuando todos ya
dormían, la loba se encaminó a los jardines y valiéndose del aroma de las Flores
de Lazo del Diablo, con las que Cho casi había plagado la casa, volvió a su forma
humana, apenas lo suficientemente palpable para poder llevar una guirnalda de
flores a las tumbas de Pansy y Hagen, colocadas cerca de la de ella. Se inclinó
suavemente junto a la lápida que rezaba los nombres de los dos y puso las flores,
casi de inmediato sintió aquél helado.
-¡¿Para qué quiero flores si estoy muerta?!...y viniendo de una perra. -Dio
sonriendo.
-De nada. -En cuanto la vio, se acercó para tratar de abrazarla. -No vas a
sentirlo ¿verdad?
-No vas a dejar de hacerlo por eso ¿o sí? -Preguntó irónica, Eurídice la
prensó entre sus brazos. -Carajo…de verdad no siento nada.
-Estamos muertas idiota. -Carcajeó Eurídice abrazándola más fuerte, las
dos rieron.
-De fiesta y sin mí. -Cho se acercó, estaba inundada en llanto y Pansy al
verla casi lloró.
-Merlín…¿pero qué te hizo Weasley?…¿no había más sementales en el
mundo? -Pansy contenía las ganas de llorar con sus comentarios irónicos.

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-Diablos…te he extrañado tanto. -Cho la miró con ternura y Pansy le sonrió
y le abrazó.
-Estamos juntas…otra vez estamos juntas. -Eurídice las miraba y no cabía
en sí de gozo.
-Quizá sea la última vez… -Pansy se puso seria, Cho afirmó tristemente.
-Pues si lo es…ha valido la pena. -Eurídice les tomó las manos y se
miraron, conversaron cerca de media hora, luego Cho se retiró a su habitación a
descansar, Pansy dijo que tenía que darles un susto a Draco y a Luna antes de
irse, y Eurídice, se dirigió al sitio que más quería visitar en su forma humana, la
habitación de Ron.

Estaba envuelta en sus brazos, la respiración por acompasarse, el cabello


desarreglado y las manos tensas de tanto amar, miraban los dos al techo y a la
nada, se escuchaban y eso les bastaba.
-Además de Scorpius, ¿cuántos más te gustaría tener? -Hermione
esperaba una respuesta acorde con su prefijada idea mental.
-No sé…pensaba tener sólo uno. -Draco probó terreno con esa afirmación,
ella se puso rígida.
-¿Uno? -Hermione se volvió a verlo y el sonrió malévolo.
-Uno, y muchos y exhaustivos intentos. -Dijo mordiéndole el labio inferior,
ella se afianzó a su apariencia molesta.
-Pero si los intentos son tan buenos…algo ha de salir de ellos además de
buenos recuerdos. -Dijo suavemente, Draco asintió meloso, la tomó por la cintura
y la hizo quedar bajo él, la prensó contra su cuerpo y le besó en el cuello, bajando
por su pecho hacia su abdomen; Hermione estaba perdida en el limbo de las
sensaciones, cuando abrió los ojos y se encontró de frente con la mirada de una
muerta, que casi la hizo quedar a ella así. -¡Pansy!
-Par de cerdos pecaminosos…¡y con un bebé en la cuna! -Exclamó entre
carcajadas, Draco estaba azul del susto y miraba sin comprender. -Draco cariño,
cúbrete, te va a dar un aire. -Dijo riendo y el aludido se cubrió con la sábana sin
poder articular ni media palabra.
-¡Maldita víbora! -Exclamó Hermione sin contenerse, era un fantasma, pero
abusaba de eso.
-También me da gusto verte. -Pansy la abrazó, pese al escalofrío,
Hermione sintió algo de gozo.

Entró sigilosamente y se perdió en lo que tenía de frente, las cunas


estaban donde las había puesto un año atrás y sin poder evitarlo fue a ellas y miró
dentro; dormían, los tres dormían y de cierta forma deseó despertarlos para que la
miraran, no lo hizo, tomó a Ana y la acurrucó en su pecho, la pequeña se adaptó
como si siempre la abrazara así. No pudo permanecer tan cerca de Ron y a la vez
tan lejos, decidida volvió sobre sus pasos al jardín, sin saber que el pelirrojo la
soñaba y que embargado por un miedo espantoso, producto de verla nuevamente
herida despertó y alcanzó a notar su andar.
-Eurídice. -Susurró nervioso, salió de la cama y fue buscándola, no lo
había oído, no se detuvo; entró en el jardín y siguiéndola hacia los cerezos pudo
ver que no soñaba, realmente era ella. -Tú…
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-Shhhh… -Dijo ella mirando a Ana fijamente, sonreía tierna y le pasaba la
mano por la frente con suavidad. -…está dormida.
-¿Cómo es posible? -Preguntó sorprendido sin atreverse a acercarse a
ella.
-Un truco mágico…un hueco en la magia que me permite hacerlo en contra
de las reglas…pero que no es permanente… -Eurídice no se atrevía a mirarlo, en
lugar de eso le volvió la espalda y retrocedió hacia la habitación a dejar a Ana;
Ron se quedó plantado viendo los cerezos, aquellos pétalos que una vez le habían
dado tanto dolor, al fin reaccionó y volvió corriendo a la habitación con los pies
descalzos y agitado.
-¿Cuánto tiempo? -Preguntó desesperado, notó la habitación sin cunas y
Eurídice con el rostro triste mirándolo fijamente.
-No me lo preguntes. -Contestó y se colgó a su cuello, se besaron, él
estaba sediento y erizado por sentirla tan fría, ella lloraba de gusto, de tristeza y
de dolor; ninguno dijo nada, había pasado un año y en esa noche no eran los
únicos que se amaban.

***

-¡Señor Weasley! -Se quedó petrificado mirando la hoja de pergamino


sobre la mesa, donde los trazos de una escoba de carreras sobresalían a los
apuntes de pociones, se volvió a verlo.
-Profesor. -Susurró quedo sin saber mucho qué decir, era la tercera vez en
el mes que le pasaba.
-¿Hasta cuando pondrá atención en mi clase y no en sus bocetos? -Draco
Malfoy, el cabello largo sujeto por un listón y su bastón en la mano le miraba,
Arthur no sabía qué hacer más que mirarlo.
-Lo lamento. -Dijo seriamente bajando la cara, Albert a su lado sonreía
pícaramente.
-10 puntos menos para Slytherin por su descuido señor Weasley…y se
quedará luego de clase a limpiar. -Draco era agradable con ellos en casa, pero en
clase, era un Slytherin cualquiera.
-Sí, profesor. -Murmuró resignado, Albert le dio una palmada en el hombro
y salió antes que él, siguiendo a Ana que ya corría tras el resto de las Gryffindor
que la habían dejado atrás.
-¿Una Orfeo? -Preguntó Draco cuando Arthur se acercó, él asintió y
tomando los recipientes se los llevó hacia el fregador. -Déjalo…los limpiaré con
magia…Arthur, me preocupan tus distracciones.
-Lamento que sea así. -Contestó escuetamente, Draco le miraba fijamente,
no lo entendía.
-Supe que la escoba que usa Albert en los partidos es de tu manufactura. -
Exclamó sonriendo.
-Fue el regalo de navidad…mi madre tenía una larga lista de acabados
para escoba. -Fue el único momento en que Draco le notó brillo en la mirada,
cuando hablaba de su madre.

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-Le obsequiaste una a Pansy, James y las gemelas…¡por cierto!, gracias
por la de Scorpius. -Draco se puso de pie y lo alentó a salir, Arthur tomó su
mochila y se acomodó la corbata de Slytherin.
-De nada… -Arthur se disponía a irse, cuando un sonrojo lo envolvió. -
…¡profesor!
-¿Sí? -Preguntó mirándolo fijamente, sospechaba lo que venía.
-Le hice una a Clío…¿me permite obsequiársela en San Valentín? -Estaba
rojo, igual que su padre cuando Draco lo hacía enfurecer.
-Sí…puedes hacerlo… -Arthur asintió y salió sonriendo, antes de perderlo
por el pasillo le gritó. -…¡más te vale no intentar besarla Weasley!

-¡Molly! -Gritó Pansy corriendo tras de ella, Molly se volvió justo antes de
seguir al grupo de Ravenclaw rumbo a los invernaderos.
-¿Pasa algo Pansy? -Molly había heredado la apariencia de su padre,
Pansy lucía idéntica a su madre, pero el carácter por completo el del profesor de
Herbología.
-Necesito que me hagas un favor. -Dijo agitada, con las mejillas
encendidas por la carrera.
-El que quieras. -Molly se quedó esperando.
-Mañana es el partido de quidditch entre Slytherin y Gryffindor y necesito
que me ayuden con la manta que le hice a Albert…¿cuento con tus brazos? -
Preguntó emocionada, Molly detestaba el quidditch, pero sabía que Pansy sólo
contaba con Ana, Clío, las gemelas y Melpómene su hermana para ello, así que
se resignó y asintió. -¡Gracias! -Exclamó emocionada.
-¡Pansy Longbottom, Molly Weasley! -La voz dura de la profesora de
Transformaciones sonó en todo su esplendor, las dos se volvieron.
-Profesora… -Molly se avergonzó enormemente.
-¿No deberían estar en clase ahora? -Preguntó seriamente.
-Perdón. -Pansy hizo una curiosa reverencia y salió dando de saltos. -
Adiós profesora Malfoy.
-Anden…dense prisa. -Hermione las miró con orgullo, el futuro les llamaba
a las puertas.
-Luces contenta. -Exclamó Harry que venía de su aula de Defensa contra
las Artes Oscuras, Hermione afirmó y los dos se acercaron a la ventana, desde ahí
podían ver a Arthur charlar con Clío hija de Hermione y Draco, cerca Albert y
Freddie se entretenían con una quaffle y algo más alejadas las gemelas, James y
Eurídice hija de Cho y Charlie, jugaban cartas tirados bajo el sol.
-Lo estoy…míralos…son tantos y tan felices. -Susurró viendo cómo Albus,
Melpómene, Robert y Edmund se les unían, todos como una enorme familia en la
que había miembros de todas las casas por igual.
-Sí…Ginny no se cansa de mandar lechuzas para saber cómo está Albus. -
Comentó sonriendo.
-Igual Ron…le preocupa Albert…ya sabes, su genio. -Sonriendo miró a
Harry que carcajeó.
-Neville recorre los pasillos por la noche para vigilar a Pansy… -Harry se
ajustó las gafas.

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-Eso es excesivo. -Hermione notó en una zona alejada, casi pegados al
lago a Scorpius y a Ana recostados tomando una siesta.
-¿Han visto a Scorpius? -Preguntó Draco acercándose por el pasillo.
-Está ahí tomando una siesta con Ana… -Harry lo miró, el rubio frunció el
ceño y echó a caminar a prisa hacia la puerta. -…¡vamos Draco!...no están
haciendo nada malo.
-¡Están durmiendo! -Exclamó él bajando las escaleras con dificultad,
Hermione frunció el ceño.
-¿Qué hay de malo en ello? -Preguntó el ojiverde, cuando Hermione le
tomó del brazo y le miró asustada.
-¡El don de Eurídice!...Ana lo heredó. -Hermione salió corriendo tras su
esposo, a sus 14 y 15 años, Scorpius y Ana aún no estaban para un encuentro
entre sueños.

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