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EL ARBITRAJE INTERNACIONAL COMO MÉTODO ALTERNATIVO DE

RESOLUCION DE CONFLICTOS

Ab. Luciano Buffa (2017)


_______________________________________________________________________

Extracto: por su importancia en el crecimiento y desarrollo de la economía mundial, el


arbitraje comercial internacional y su coetáneo, el arbitraje internacional de
inversiones, se erigen en instrumentos técnicos jurídicos estrictamente necesarios con
relación a la resolución de aquellas contiendas con elementos internacionales, en
consecuencia, lo imperioso de su análisis.

Palabras clave: arbitraje comercial internacional, Convención sobre el Reconocimiento


y Ejecución de las sentencias Arbitrales Extranjeras de Nueva York, Acuerdo Arbitral,
arbitraje internacional de inversiones, Inversión, Convención de Washington, CIADI,
Ley Modelo sobre Arbitraje Comercial Internacional.

Sumario: I. PROLOGO. II. ARBITRAJE COMERCIAL INTERNACIONAL. a)


Concepto. Ventajas. b) El acuerdo arbitral. c) Clases. d) Situación actual en Argentina.
III. ARBITRAJE INTERNACIONAL DE INVERSIONES. a) Nociones previas. b)
Concepto. c) Breves consideraciones actuales. IV. BLOQUE NORMATIVO. a) Ámbito
convencional. b) Ley Modelo sobre Arbitraje Comercial Internacional. V.
CONTRASTES ENTRE EL ACI Y EL AII. VI. CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFIA.
I. PROLOGO
Dadas sus características, el arbitraje se erige en el medio alternativo por
excelencia para dar solución a las controversias que se suscitan entre partes que
contratan comercialmente en el plano internacional, siempre que estas, haciendo uso de
la autonomía de la voluntad que gozan en el ámbito contractual se hayan sometido
voluntariamente a él.
Si tenemos en cuenta el crecimiento que ha tenido el comercio internacional,
principalmente en el último siglo, con el consecuente aumento de los litigios que de él
se derivan, la fuerte dependencia de las economías respecto las inversiones extranjeras,
la internalización que han sufrido las relaciones jurídicas como consecuencia de la
globalización y el súbito desarrollo de las comunicaciones desde la revolución
informática1, surge necesario para aquellos que contratan trascendiendo sus propias
fronteras, contar con un mecanismo de solución de conflictos simple, ágil, eficiente,
confidencial y neutral, que a la vez brinde seguridad jurídica, certeza y previsibilidad a
las partes frente a una disputa, contribuyendo a la creación de un clima favorable para la
concertación de transacciones internacionales.
Es en ese contexto en donde el arbitraje internacional encuentra su razón de ser,
convirtiéndose en el sustituto por excelencia de los tribunales estatales respecto de todas
aquellas contiendas que tengan por objeto materias de libre disposición y no se
encuentren reservadas a la justicia ordinaria.
Sin embargo, que resulte un mecanismo alternativo a la contienda judicial no
significa que se encuentre alejado de toda regulación legal, sino por el contrario, un
proceso arbitral puede verse regulado por más de un ordenamiento jurídico.2

1
La revolución informática es un periodo de avances tecnológicos, que abarca desde mediados del siglo
XX hasta la actualidad. https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_inform%C3%A1tica.
Recuperado el 04/11/2017.
2
En tal sentido pueden aplicarse hasta cuatro sistemas jurídicos. Por un lado el derecho aplicable al
reconocimiento y la ejecución del acuerdo arbitral, por otro, el derecho que rige o reglamenta el proceso
arbitral. Además, aquel que el tribunal arbitral debe aplicar a las cuestiones de fondo y, por último, la
legislación que rige el reconocimiento y la ejecución del laudo arbitral. Ver MARIGO N. y REDFERN F.
A., “Teoría y Práctica del Arbitraje Comercial Internacional”, 4° Ed., La Ley, Buenos Aires, 2007.-
MERINO MERCHÁN J. F. y CHILLÓN MEDINA, J. M., “Tratado de Derecho Arbitral”, Ed. Civitas,
Madrid, 2013, 1-01, pg. 60.
De tal forma, se desplaza la potestad de juzgar hacia una jurisdicción privada, en
donde los árbitros se encuentran facultados para conocer sobre una cuestión litigiosa y
decidir en definitiva a través de un laudo arbitral que produce verdaderas consecuencias
jurídicas, equiparándose a una sentencia judicial con relación a su fuerza ejecutoria.3
En consecuencia, el arbitraje se ha transformado en el principal método de
solución de controversias de carácter internacional surgidas en el ámbito de los
negocios.4
Debido a las singularidades que ofrece el arbitraje internacional, particularmente
sus notas de “neutralidad” y consecuente “despolitización” de las desavenencias,
sumado a la promoción de la inversión extranjera, de forma paralela se ha desarrollado
otro tipo de arbitraje que emerge para dar solución a las controversias surgidas entre
Estados e inversores privados.
En el sistema tradicional, ante una divergencia ocasionada por una
nacionalización o expropiación, los inversores extranjeros no tenían más alternativa que
acudir a los órganos jurisdiccionales del Estado receptor, que resolvían el contencioso
aplicando su normativa interna. Una vez finalizada esta fase obligatoria de agotamiento
de los recursos internos del Estado receptor, si el inversionista no había visto satisfechas
sus pretensiones y continuaba la violación del Derecho internacional, podía solicitar la
protección diplomática, titularidad exclusiva del Estado de su nacionalidad.
El arbitraje de inversión surge como alternativa a este esquema. En efecto, busca
apartarse de las presiones políticas y dilaciones que se podrían dar en una jurisdicción
nacional cuando están en juego los intereses del Estado que acoge la inversión.
El presente trabajo tiene por objeto aclarar que se entiende tanto por Arbitraje
Comercial Internacional (en adelante ACI), como por Arbitraje Internacional de
Inversiones (en adelante AII), establecer sus puntos en común y también las diferencias
que surgen entre ambos, ya que presentan características que le son propias a cada uno
de ellos.

3
Si bien los árbitros carecen del imperium de los magistrados, es posible perseguir su cumplimiento
apoyado en el sistema de coerción estatal, para cuya ejecución forzada se habilita la vía de ejecución de
sentencias judiciales (art. 499 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Véase CAIVANO, R.
J., “Arbitraje en Argentina: fortalezas y debilidades”, Rev. El Derecho, 200-767, pg. 5.
4
Conforme las funciones que surgen del reglamento de la Corte de Arbitraje de París de la Cámara de
Comercio Internacional (CCI).
A efectos de alcanzar dicho propósito, en el apartado II., nos detendremos en el
análisis del ACI, para seguidamente, en la sección III, hacer lo propio con su pariente
cercano, el AII. En lo que sigue, capítulo IV., enunciaremos la principales fuentes
normativas relacionadas al arbitraje, cuerpo que constituye un bloque regulatorio a nivel
internacional. A continuación, el punto V. se concentrará en esclarecer las diferencias
que distinguen ambos sistemas de resolución de controversias y, al mismo tiempo, citar
aquellas peculiaridades que los definen. Finalmente, a modo de colofón, se esbozarán
algunas conclusiones.

II. ARBITRAJE COMERCIAL INTERNACIONAL

a) Concepto. Ventajas.

Precisando su calificación, estaremos frente a un arbitraje comercial internacional


cuando las partes eligen mediante un acuerdo de voluntades (ya sea a través de una
cláusula o compromiso arbitral) someter las diferencias que surjan de una relación
comercial internacional concreta ante un medio privado y alternativo de resolución de
conflictos5, desplazando la potestad de juzgar hacia un órgano diferente a los tribunales
estatales.
Asimismo, es fuente del arbitraje una relación negocial de carácter internacional.
Caracterizada como aquella que cuenta con uno o varios elementos internacionalmente
relevantes que se vinculan significativamente a distintos Estados y ordenamientos
jurídicos. Pueden serlo el domicilio de las partes o de los árbitros, la ley aplicable al
procedimiento y al fondo de la controversia, la sede del tribunal arbitral, la obligación
que le da origen al conflicto, su lugar de cumplimiento, etc.6

5
Pudiendo elegir no solo los árbitros, sino también la forma del procedimiento y el derecho mediante el
cual el tribunal arbitral resolverá en definitiva el conflicto.
6
ADK distingue dos condiciones que debe tener un contrato para ser considerado internacional, a saber:
internacionalidad objetiva e internacionalidad relevante. Según la primera, debe contar con elementos
efectivamente vinculados a distintos Estados y ordenamientos jurídicos. La segunda analiza la relevancia
de los vínculos que existen entre los elementos del contrato y estos ordenamientos jurídicos según el
criterio normativo que se emplea en la calificación. Y aclara mediante el siguiente ejemplo: “la
nacionalidad extranjera de las partes que celebran un contrato en Argentina, contrayendo obligaciones
a cumplir íntegramente en nuestro país, no convierte al contrato en internacional; sigue siendo interno.
En este sentido bien se conoce que la nacionalidad para nuestro país es un punto de conexión neutro.”
Por tanto, podemos decir que el arbitraje reviste carácter de internacional cuando
afecta intereses del comercio internacional.7
Cuando un arbitraje se ajusta a la legalidad, sustituye completamente a la
jurisdicción ordinaria, que deberá abstenerse de conocer el litigio. Sin embargo, será
necesario acudir a la misma cuando se requiera hacer cumplir el laudo arbitral. Ya que a
diferencia de los jueces, los árbitros carecen de la executio, facultad de hacer ejecutar
sus decisiones.
Se transforma así en un foro apto para superar aquella desconfianza hacia las
jurisdicciones locales, reticencia normal entre partes de una negociación de distinta
nacionalidad. Entre las ventajas de someter una disputa a arbitraje se encuentran su
celeridad, flexibilidad, informalidad, privacidad y confidencialidad de las actuaciones,
el hecho de que se pueden pactar los costes con anterioridad, así como el derecho
aplicable8, entre otros.

b) El acuerdo arbitral.
El acuerdo es el pilar de todo el sistema de arbitraje internacional. Resulta
indispensable que las partes de mutuo acuerdo, a través de la autonomía de la voluntad
que gozan en materia contractual, presten su consentimiento para someter el conflicto al
estudio de tercero independiente como lo es el árbitro, la sede donde se realizará el
arbitraje, el derecho por el que habrá de regirse el proceso y aquel mediante el cual se
dirimirá en definitiva la contienda.
Al respecto, el Cód. Civ. y Com.9 recepta la prórroga de jurisdicción en materia de
acciones personales de carácter patrimonial, pudiendo las partes elegir el tribunal ante
quien dirimir los conflictos suscitados a raíz del contrato internacional. Los acuerdos en

Cfr. DREYZIN DE KLOR A., “La contratación internacional desde el nuevo Código Civil y Comercial
argentino”, Recuperado el 17 de junio de 2017 de www.microjuris.com, 2014.
7
Veáse “Teoría y práctica del….”, Cit. 1-23, pg. 75.
8
Tal facultad permite adoptar reglas que combinen armónicamente las diversas culturas jurídicas (coman
low, derecho continental europeo, etc.). Veáse TAWIL, G. S. y MINORINI LIMA I. J., “El Estado y el
Arbitraje: Primera Aproximación”, ed. RAP, Buenos Aires, Año XXIX. pg. 6.
9
Previo a la entrada en vigencia del Cód. Civ. y Com. el art. el art. 1 del CPCNN ya receptada la prórroga
de jurisdicción en materia contractual.
la elección del foro están admitidos y se establece el carácter exclusivo de la
competencia del juez elegido salvo las excepciones expresamente enunciadas.10
El pacto puede materializarse de dos formas, teniendo en cuenta el momento de su
realización respecto al surgimiento del conflicto.
Por un lado encontramos la cláusula compromisoria que, legislando a futuro, regula
aquellas disputas que hipotéticamente puedan sucederse con posterioridad.
Habitualmente este tipo de cláusulas son breves y forman parte del contrato principal.
Es que los contratantes al suscribirlas no se figuran que controversias pueden darse ni
cuál será la mejor forma de afrontarlas, además no esperan tener la necesidad de
invocarlas.
En contrapartida, el compromiso arbitral se refiere al pasado, es decir, acaecido el
conflicto las partes deciden someterlo al conocimiento de un árbitro. Estas suelen ser
extensas y específicas, indicando lugar de realización, árbitro, derecho de fondo a
aplicar, las cuestiones conflictivas, etc. Al existir ya una disputa, seguramente en la
relación se habrá instalado un cierto grado de hostilidad entre los contratantes que
condicionará el acuerdo. En ese contexto, es habitual que nombren asesores técnicos a
efectos de ser representados en las distintas instancias.
El árbitro, a su vez, se verá limitado por lo pactado entre las partes para conocer la
controversia y dictar el laudo arbitral. Así, el acuerdo concede al tribunal arbitral un
mandato, el cual deberá cumplirse conforme a la legislación que se haya seleccionado.

c) Clases.
En el Arbitraje Comercial Internacional podemos diferenciar, principalmente, dos
clases de arbitraje, por un lado el arbitraje Independiente o Ad Hoc, donde las partes
escogen los árbitros y las reglas que van a regir el proceso. Usualmente la cláusula que
contemple este tipo de arbitraje incluirá una referencia al reglamento aplicable (por
ejemplo, el Reglamento de Arbitraje de la Comisión de las Naciones Unidas para el
Derecho Mercantil Internacional).

10
Situación que se dará cuando los jueces argentinos tengan sobre el asunto jurisdicción exclusiva o
cuando la prórroga se encuentre prohibida por ley. Ver art. 2609 del Cód. Civ. y Com.
Por otro, el arbitraje Institucional, que se lleva a cabo en una institución
especializada con arreglo a sus propias reglas y con una lista cerrada de árbitros.
En este tipo de arbitraje resulta primordial contar con instituciones especializadas y
reconocidas para favorecer su utilización. Entre otras, podemos citar las siguientes:
- La “Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional”
(CNUDMI - en inglés: UNCITRAL) 11 a través de “La Corte Permanente de Arbitraje de
la Haya”.
- La “Corte Internacional de Arbitraje” se trata del órgano administrativo de la
“Cámara de Comercio Internacional” (CCI – París, Francia 1919 - en inglés: ICC) y
cuenta con representantes de diversos países.
- La “London Court of International Arbitration” (en inglés: LCIA – Londres 1892),
es la más antigua.
- La “Asociación Americana de Arbitraje” (AAA – NY 1926), fundada con el
objeto de promover procedimientos a resolver conflictos mediante el arbitraje y otras
técnicas privadas de solución de disputas. Con una primer sede en New York y otra
creada posteriormente en 2001, bajo el nombre de CIRD y con sede en la ciudad de
Dublín.

d) Situación actual en Argentina.


Un considerable avance legislativo resulto ser en septiembre de 1988 la ratificación
de la CNY.12 Fueron necesarios más de 30 años para que la Argentina la adopte, tiempo
más que excesivo, sobre todo teniendo en cuenta que ya lo habían hecho varios países
latinoamericanos.
Si bien tal circunstancia mejoró considerablemente las posibilidades de
reconocimiento y ejecución de laudos arbitrales, contribuyendo a la inserción de la
Argentina en la moderna red de relaciones económicas y comerciales internacionales, no
resultó ser suficiente.

11
Este órgano subsidiario de la Asamblea General, creado en 1966, prepara textos legislativos y no
legislativos a efectos de ayudar a los Estados a modernizar el derecho mercantil, uniformar el derecho
procesal arbitral, facilitar las negociaciones entre las partes en operaciones comerciales y cubrir aquellas
necesidades específicas de la práctica del arbitraje comercial internacional.
12
Ratificada por el Congreso de la Nación de Argentina mediante ley 23.619 del 28 de setiembre de 1988
y promulgada por el Poder Ejecutivo Nacional mediante decreto 1524/88 de octubre 21 de 1988.
En ese sentido, la existencia de una virtuosa legislación en materia de arbitraje es
una condición necesaria para apuntalar y afianzar definitivamente el arbitraje en la
Argentina. Por tanto, resulta imprescindible contar con una normativa que respalde el
sistema alternativo arbitral a efectos de promover su uso, determinar los casos en los
que es posible apartarse de la justicia ordinaria, delimitar las facultades judiciales en las
cuestiones sometidas a arbitraje, entre otros fundamentos.13
Luego de varios intentos infructuosos14, por iniciativa del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos obra en el Congreso de la Nación un proyecto de ley que tiene por
objeto incorporar los contenidos normativos de la Ley Modelo de la CNUDMI al
ordenamiento jurídico interno, para así dotar a la Argentina de un marco normativo
acorde a las modernas circunstancias actuales que exige el comercio internacional.
Tal como se expresa en el proyecto de ley15, “la República Argentina no cuenta con
una Ley de Arbitraje Internacional. Su legislación sobre arbitraje, contenida de manera
fragmentaria en el Código Civil y Comercial de la Nación y en los Códigos Procesales,
pensada para arbitrajes puramente domésticos, no responde a la realidad ni satisface
las expectativas de las partes en un arbitraje internacional, que requiere reglas
particulares y adaptadas a las que rigen en otras partes del mundo.”

III. EL ARBITRAJE INTERNACIONAL DE INVERSIONES


a) Nociones previas.
En el arbitraje de inversiones se requiere un pronunciamiento preliminar acerca de
que se entiende por inversión.

13
Como lo expresa CAVIANO, “la tendencia es que el arbitraje tenga la mayor autonomía posible,
limitando las posibilidades de intervención judicial a aquellos casos en que sea imprescindible para
controlar la legalidad del procedimiento y del laudo.” Para profundizar véase CAVIANO, “Arbitraje…”,
cit., pg. 8.
14
Ninguno de los proyectos presentados en el Congreso de la Nación a instancias del Poder Ejecutivo en
los años 1991, 1995, 1999 y 2001 lograron ser sancionados.
15
En el que participaron académicos, abogados especialistas, profesores expertos en la materia y en
derecho internacional; árbitros de la Bolsa de Cereales, de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y
árbitros nacionales e internacionales; magistrados, funcionarios de la Agencia Argentina de Inversiones y
Comercio Internacional, funcionarios a cargo de Controversias Internacionales de la Procuración del
Tesoro de la Nación, funcionarios de la Dirección Nacional de Mediación y Métodos Participativos de
Resolución de Conflictos y funcionarios especialistas de la Secretaría de Justicia del mencionado
Ministerio y que forma parte del “Programa de Justicia 2020”.
Al respecto, la inversión extranjera ha tenido en las últimas décadas una
importancia capital en el desarrollo económico, social y tecnológico de los Estados,
generando riqueza y permitiendo una transformación más eficiente de los recursos. Por
su parte, los inversores privados logran una expansión internacional que les proporciona
beneficios económicos muchas veces superiores a los que obtendrían en su propio país.
Todo ello explica en gran medida que a partir de mediados del siglo pasado surgiera
la preocupación en el marco internacional por proveer a la actividad inversora de una
serie de garantías que lograsen su estímulo y promoción, a la vez que aseguraran al
inversionista en caso de controversias con el Estado receptor de la inversión, una
protección alternativa a la ofrecida por los tribunales internos y a la protección
diplomática que podría ejercer discrecionalmente el Estado de su nacionalidad.
Es que a pesar de las ventajas que obtienen tanto el Estado como el inversor
extranjero, los intereses son muy variados y a veces confrontados: frente al provecho
general o público del Estado receptor, puede contraponerse el rédito de carácter
lucrativo que persigue el inversor con la explotación de su actividad.
Las inversiones exteriores se regulan principalmente a través de las legislaciones
nacionales -principalmente por el derecho constitucional y administrativo-, por medio
de Acuerdos de Promoción y Protección de las Inversiones (APRI´s) o también
denominados Tratados Bilaterales de Inversión (TBI´s), firmados entre los Estados que
procuraban incentivar el desarrollo de sus inversionistas16 y por el Convenio sobre
Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de Otros
Estados (Washington 1965, llamada Convención de Washington). En ocasiones, esta
situación se complementa con contratos sobre la inversión concreta, suscriptos entre el
Estado receptor y el inversionista -contratos de Estado-, que establecen condiciones
jurídicas específicas.
A su vez, la Convención de Washington de 1965 creó el Centro Internacional de
Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI - también llamado “Centro”),
con el objetivo de solucionar disputas surgidas entre un Estado contratante a la
Convención y un inversionista privado de otro Estado, también contratante. En

16
Como norma general, los acuerdos se firman entre Estados en vía de desarrollo, receptores de
inversiones y Estados desarrollados, emisores de las mismas.
concordancia con la finalidad del Convenio, la jurisdicción del Centro Arbitral resulta
además limitada por la naturaleza de la controversia y de las partes.
En efecto, puede observarse que se da una regulación a un triple nivel: el privado, el
nacional, y el internacional.
A más de su importancia económica, la noción de inversión ha sido uno de los
principales ejes de los laudos de arbitraje de inversiones en los últimos años, ya que el
ámbito de aplicación del marco jurídico internacional alusivo dependerá de la
interpretación del término.
En tal sentido, la discusión sobre su alcance no es pacífica. Si bien los acuerdos
internacionales coinciden mayoritariamente en tipificar la inversión como un concepto
amplio, el mismo puede ser satisfecho únicamente a través de un análisis casuístico,
especialmente aquellos formulados por tribunales arbitrales al momento de solucionar
un conflicto concreto entre un inversionista y un Estado.17

b) Concepto.
Podemos decir, siguiendo a TAWIL, que el arbitraje internacional de inversiones “es
un mecanismo de solución de controversias legales relativas a inversiones entre el
Estado anfitrión y un inversionista de otra nacionalidad.”
Entonces este tipo específico de arbitraje resulta ser entre un Estado y un privado
extranjero, no entre un Estado y sus nacionales. Asimismo, las disputas deben ser de
naturaleza legal y estrictamente sobre materia de inversiones, y no sobre temas técnicos
o asuntos de comercio.
Además, el arbitraje internacional de inversiones ante el CIADI requiere que el
Estado parte y el Estado de la nacionalidad del inversionista sean parte de la
Convención18, y que ambas partes hayan otorgado su consentimiento a resolver la
disputa por ante ese centro.

17
En el caso Salini Costruttori SpA & Italstrade SpA c. Reino de Marruecos (Decisión de jurisdicción,
23/07/2001) el CIADI al analizar objeciones a su jurisdicción dirigidas a entender que los contratos de
construcción no calificaban como inversiones en el contexto de la Convención, consideró los siguientes
criterios como calificantes: existencia de una contribución económica (sustrato de capital), cierto tiempo
de duración (prolongación temporal) y participación en los riesgos (inseguridad negocial). A la vez debe
contribuir al desarrollo del Estado receptor (beneficio social).
18
La República Argentina firmó el Convenio el 21 de marzo de 1991, ratificándolo el 19 de octubre de
1994.
c) Breves consideraciones actuales.
La red de Acuerdos de inversión continúa en creciente aumento, en consonancia,
también se ha multiplicado el número de laudos arbitrales referidos a la solución de
diferencias entre inversionistas y Estados.
Sin embargo, a pesar de que el arbitraje de inversiones es la vía principal para la
resolución de controversias entre Estado e inversor, no pueden negarse sus dificultades
sistémicas, de legitimación y falta de transparencia.
En atención a ello, los estados propenden a una mayor precisión en la negociación
de los tratados de inversión, ya sea aclarando el alcance de los mismos o el significado
de determinadas obligaciones, a fin de lograr una mayor coherencia en el régimen de
dichos instrumentos, procurando quedar menos expuestos a las reclamaciones de los
inversionistas. También son cada vez más frecuentes las cláusulas relativas al medio
ambiente, así como las que pretenden garantizar una conducta empresarial apropiada en
aspectos tales como las prácticas sociales.
Además, han sido muy numerosas las reclamaciones abusivas que se han dado en
los últimos años por parte de los inversores, aún ante medidas regulatorias legítimas y
de carácter general destinadas a la reconducción de situaciones de crisis económicas de
extraordinaria envergadura como la acaecida en Argentina a finales de 2001 y principios
del 2002.19
Esto ha producido que varios países latinoamericanos muestren una actitud crítica
con el arbitraje principalmente del CIADI, lo que ya se ha manifestado en el abandono
de la institución por Bolivia el (2007), Ecuador en el (2009) y Venezuela (2012)20, a la
vez que el resto examina la viabilidad de instituciones alternativas.

19
La situación de Argentina es particular. Debido a la crisis económica que afronto el país en el 2001 y
años posteriores, el Estado fue demando en numerosas oportunidades ante el Centro, donde basó su
defensa en la existencia de un estado de necesidad con basamento en el derecho consuetudinario y en el
art. 25 sobre la Responsabilidad del Estado por Hechos Ilícitos de la Comisión de Derecho Internacional.
Argumento que fue escuchado solamente por el tribunal en el caso “LG&E V. Argentina”, ya que en los
restantes consideró que no se cumplían acabadamente las condiciones establecidas por la citada norma.
20
Bolivia anunció su retiro del CIADI con fecha 03/11/2007. Ecuador renunció a su consentimiento al
arbitraje del CIADI sobre disputas relacionadas a Recursos Naturales el 04/12/2007.
En esa búsqueda de opciones, los Estados se encaminan hacia la resolución de
disputas de inversiones ante otros centros arbitrales o planteadas a través de arbitrajes
ad-hoc. Así sucede con disputas legales de inversiones entre Estados anfitriones e
inversionistas planteadas por ante la CCI21, la LCIA, y el arbitraje ad-hoc entre
inversionistas y Estados según las reglas de la CNUDMI.

IV. BLOQUE NORMATIVO


a) Ámbito convencional.
Existe un núcleo de convenios de carácter global que son los que presentan una
mayor relevancia práctica, a saber:
- La “Convención sobre el Reconocimiento y Ejecución de las sentencias Arbitrales
Extranjeras”, Nueva York, 1958 (CNY). Del cual se puede decir que ha logrado un
éxito rotundo en virtud del número de Estados adheridos y el respeto que los tribunales
nacionales le confieren. Por tanto, constituye probablemente el pilar más importante en
que descansa la construcción del arbitraje internacional.
- El “Convenio Europeo sobre Arbitraje Comercial Internacional”, elaborado en
Ginebra en 1961, que completa la CNY. Bajo la aplicación de ambos plexos normativos
se logra un eficaz control judicial del laudo: uno a través de la acción de reconocimiento
y ejecución y otro mediante el recurso de nulidad.
- El “Convenio sobre Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones entre Estados y
Nacionales de Otros Estados”, Washington 1965 (Convención de Washington).
Redactada a instancias del Banco Mundial para promover la inversión privada en los
países en desarrollo, mediante la cual se crea el CIADI, una instancia donde los
inversionistas pudieran interponer sus demandas directamente contra los Estados
extranjeros, a la vez que prohíbe a estos ejercer la protección diplomática sometida ante
el organismo.22 En un principio el Centro creado tuvo una actividad escasa, sin
embargo, desde mediado de los noventa ha experimentado un crecimiento exponencial

21
Como el caso de Cuba, que dirime sus disputas principalmente en la CCI.
22
Art. 27 de la Convención de Washington.
en el número de casos que le son sometidos, lo cual ha repercutido de forma
directamente proporcional en su importancia.
En el ámbito interamericano, los convenios más relevantes en materia de arbitraje
comercial internacional son:
- La “Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional”,
suscrita en Panamá en el año 1975, en el marco de la Primera Conferencia Especializada
Interamericana sobre Derecho Internacional Privado (CIDIP I). Ratificada por gran parte
de los países latinoamericanos, regula y unifica para la región los siguientes temas sobre
arbitraje: criterios de validez del acuerdo arbitral, significado y alcance del carácter
comercial del arbitraje objeto de regulación, papel de la autonomía privada en el
nombramiento de los árbitros, la determinación de la ley aplicable al fondo de la
controversia y la fijación de las reglas de procedimiento, equiparación del laudo a la
sentencia judicial, condiciones para el reconocimiento y ejecución del laudo extranjero
(donde repite en lo fundamental a la CNY).
- La “Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias
y Laudos Arbitrales Extranjeros”, suscripta en Montevideo en 1979. A parte de tener
una aplicación subsidiaria en materia de reconocimiento y ejecución de laudos frente a
la CIDIP I sobre Arbitraje Comercial Internacional, regula temas como las condiciones
para otorgar eficacia extraterritorial a los laudos arbitrales y los criterios para establecer
la eficacia parcial de un laudo extranjero en caso de que no se cumplan íntegramente los
requisitos.

b) Ley Modelo sobre Arbitraje Comercial Internacional.


Párrafo aparte merece la “Ley Modelo sobre Arbitraje Comercial Internacional” de
la CNUDMI de 1985, con las enmiendas aprobadas en 2006.
La CNUDMI, fiel a su finalidad de unificar y armonizar el Derecho Comercial
Internacional, elaboró la “Ley Modelo” para hacer frente a las considerables
disparidades entre las diversas leyes nacionales de arbitraje. La necesidad de
perfeccionamiento y armonización se basó en la comprobación de que las leyes
nacionales suelen ser particularmente inadecuadas para regular los casos internacionales,
ya que imponen los principios locales tradicionales, que con frecuencia no satisfacen
las necesidades de la práctica moderna.23 La Ley Modelo viene a disminuir el riesgo de
posibles frustraciones, dificultades o sorpresas que se puedan suscitar en la confección y
cumplimiento de un acuerdo arbitral.

V. CONTRASTES ENTRE EL ACI Y EL AII


Con el fin de distinguir cada tipo de arbitraje, resulta preciso remarcar las
diferencias existentes entre ellos valiéndonos de sus notas características. Si bien no
quita que existan otras, dado lo acotado del trabajo se enumerarán las más sustanciales:
• La nota con mayor repercusión entre ambos tipos de arbitrajes, es el interés público
existente en los litigios sometidos a arbitraje de inversiones. Esto hace que las
singularidades de confidencialidad y privacidad que han caracterizado al arbitraje
comercial deben ceder ante los reclamos de publicidad y transparencia exigibles al
de inversiones. Esa necesidad en el arbitraje de inversiones es tal, que actualmente
la CNUDMI está trabajando en la realización de un Proyecto de Reglamento sobre
la transparencia exigible en los arbitrajes entre inversionistas y un Estado
entablados en el marco de un tratado de inversión.
• El arbitraje comercial tiene su fuente en un convenio arbitral privado, en tanto el
sometimiento de una controversia a arbitraje de inversión tiene su base en los
APRI´s o TBI´s. En estos instrumentos viene recogido el consentimiento estatal
(aunque también puede que se contemple en la propia normativa interna), otorgando
un derecho a favor del inversor extranjero de iniciar el arbitraje, por ello se dice que
el arbitraje de inversiones tiene un contenido eminentemente unilateral. Esto hace
que los árbitros tengan que pronunciarse previamente sobre la existencia o no de la
inversión y acerca de la nacionalidad o residencia del inversionista. En cambio, si el
Estado es el que quiere iniciar el arbitraje frente al inversor, sí debe existir el
acuerdo convencional de arbitraje en que ambos manifiesten su consentimiento.

23
Como puede suceder cuando las expectativas de las partes, que se ponen de manifiesto en la elección de
un conjunto de normas de arbitraje o en la celebración de un acuerdo de arbitraje “específico”, se vean
defraudadas, sobre todo en virtud de disposiciones imperativas de la ley aplicable.
• Respecto a la sede arbitral también existen disparidades. En el arbitraje comercial
internacional la elección del lugar de arbitraje adquiere gran relevancia, de ello van
a depender cuestiones, como la determinación de la ley rectora del procedimiento,
las relaciones entre los tribunales internos y los árbitros, así como las normas que
regirán, en su caso, el control del laudo arbitral. Esta importancia disminuye en el
caso del arbitraje de inversiones ante el CIADI, con un régimen jurídico
autosuficiente y sin necesidad de complementos externos. Sin embargo, en los
demás arbitrajes de inversión (los no CIADI), la importancia de la sede arbitral
continúa siendo grande, y la intervención de los ordenamientos y órganos
jurisdiccionales internos es notoria.
• En la CNY el proceso de exequatur juega un rol importante al momento de ser
aplicado e interpretado por las autoridades jurisdiccionales del Estado para
reconocer y ejecutar un laudo arbitral. El Convenio de Washington produjo una
gran modificación al respecto, expresando que los laudos dictados por el CIADI
bajo la normativa del convenio tienen fuerza ejecutoria en el territorio de todos los
Estados parte, dejando de lado el procedimiento establecido por el exequátur,
limitándose los requisitos de ejecución a un trámite de verificación de autenticidad
del laudo.

VI. CONCLUSIONES
Si bien la temática tratada es por demás extensa, se ha intentado esbozar una
primera aproximación sobre qué se entiende por ACI, como así también de su familiar
cercano, aquel que involucra a un Estado y a particulares no nacionales, el AII, haciendo
énfasis en sus puntos de contacto, y a la vez, también en sus diferencias.
Resulta evidente el porqué del crecimiento de ambos institutos en las últimas
décadas, es que los beneficios que devengan en comparación con la justicia ordinaria
resultan ser elevados.
Con referencia al AII, el sistema de Acuerdos de inversión debería configurarse
de una manera tal que se persiga no solo proteger al inversor extranjero, sino también
preservar los derechos soberanos de los Estados y, por ende, de sus ciudadanos. Pero tal
fin no debe circunscribirse solo a esa etapa previa al surgimiento de un conflicto, sino
también debe empapar a todo el proceso, tanto en el CIADI como en el resto de los
centros indirectos de resolución de conflictos de inversiones. Porque si bien estos
mecanismos buscan apartarse de las presiones políticas y dilaciones que se podrían dar
en una jurisdicción nacional, no deben inclinar la balanza de la justicia, constituyéndose
en pro-estado o pro-inversión, parcializando de esa forma el proceso de la toma de
decisión.
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