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CAPtTULO IX

EL HECHICERO Y SU MAGIA 1

Después de los trabajos de Cannon, se comprende más clara-


mente cuáles son los mecanismos psicofisiológicos sobre los que se
basan los casos de muerte pbr conjuración o sortilegio, atestiguados
en numerosas regiones: 2 un individuo, consciente de ser objeto de un
maleficiO) está í,ntimamente persuadido, por las más solemnes tradi-
ciones de su grupo, de que se encuentra condenado; parientes y
amigos comparten esta actitud. A partir de ese momento, la comuni-
dad se retrae: se aleja del maldito, se conduce ante él como si se
tratase no solo ya de un muerto sino también de una fuente de peli-
gro para todo el entorno; en cada ocasión y en todas sus conductas,
el cuerpo social sugiere la muerte a la desdichada víctima, que no
pretende ya escapar a lo que considera su destino ineluctable, Bien
pronto, por otra parte, se celebran en su honor los ritos sagrados
que la conducirán al reino de las sombras. Brutalmente separado
primero de todos sus lazos familiares y sociales y excluido de todas
las funciones y actividades por medio de las cuales tomaba conciencia
de sí mismo, el individuo vuelve a encontrar esas mismas fuerzas
imperiosas nuevamente conjuradas, pero solo para borrarlo del mun-
do de los vivos. El hechizado cede a la acción combinada del intenso
terror que experimenta, del retraimiento súbito y total de los múlti·
ples sistemas de referencia proporcionados por la connivencia del
grupo y finalmente ~e la inversión decisiva de estos . sist~mas que,
de individuo vivo, sujeto de derechos y obligacion~s, lo proclaman
muerto, objeto de temores, ritos y prohibiciones. La integridad física
no resiste a la disolución de la personalidad social. 3 .

1 Pub!icado con igual título en Les TemPJ Modemu, año 49, n9 41,
1949, pp. 3-24. . .
2 W. B. Cannon, "'Voodoo' Death", Amer. Anthrop., n. s., voL XLIV, 1942.
s Un indígena australiano, víctima de un !llle&ntamiento de este género
en abril de 1956, fue transportado en agonla al h~pital de Darwin. Colo-
cado ~ un pulmón de. acero y alim~.tado por medio de sonda, se restableció
progresiVamente, convencido de que la magia del hombre blanco es la más
poderosa". Cf. Arthur Morley, en .London Sundoy Times, 22/4/1956, p. 11.

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¿Cómo se expresan estos complejos fenómenos en el plano fisio- reconoce poderes excepcionales, a los que otorga privilegios corre:;-
lógico? Cannon ha mostrado que el miedo, como la rabia, se acom- pondientes, pero de los cuales exige asimismo satisfacciones adec:Ia-
paña de una actividad particularmente intensa del sistema nervioso das? Comencemos por examinar este último punto.
simpático. Esta actividad es normalmente útil y entraña modifica-
ciones orgánicas que ponen al individuo en condiciones de adaptarse Era en el mes de setiembre de 1938. · Hacía algunas sem!lnas
a una situación nueva; pero si el individuo no dispone de ninguna que acampábamos con una pequeña banda de indios na!llbikwara
respuesta instintiva o adquirida a una situación extraordinaria, o que. no lejos de las fuentes del Tapajoz, en esas sabanas desoladas del
él se represente como tal, la actividad del simpático se amplifica y Brasil central. donde durante la mayor parte del año los indígenas
desorganiza y puede, a veces en pocas horas, determinar una dismi- vagan en busca de granos y frutos salvajes, de pequeños mamíferos, .
nución del volumen sanguíneo y una correspondiente caí.da de ten- de insectos y de reptiles y, en general, de todo aquello que puede
sión, que da p:>r resultado daños irreparables en los órganos de la cir- ayudarles a no morir de hambre. Se encontraba allí reúnida una
culación. El rechazo de bebidas y de alimentos, frecuente en los en- treintena, al azar de la vida nómade, agrupados por familias bajo lo>
fermos invadidos de angusti~;~. intensa, precipita esta evolución. La frágiles abrigos de ramas, que aportan una protecCión irrisoria contra
deshidratación actúa como estimulante, del sii"?pático y la dismín~~ión el sol aplastante del día, el frío nocturno, la lluvia y el viento.
del volumen de la sangre se acentua deb1ilo a la permeabilidad Como la mayoría da las bandas., tenía ésta un jefe civil y un hechi-
creciente de los vasos capilares. Estas hipótesis han sido confirmadas cero cuya actividad cotidiana en nada se distinguía de la de los demás
por el estudio de varios de estos traumatismos consecutivos a bom- hombres del grupo: caza, pesca, trabajos artesanales. Era un hombre
bardeos, encuentros ·en el campo de batalla e inclusive a operaciones robusto, de unos cuarenta y cinco años, muy alegre._
quirúrgicas: se produce la muerte sin que la autopsia pueda .descu- .,
brir lesión ~lguna, i Una .noche, sin embargo, no regresó al. camparn~nto a la hora ..
No hay razones, pues, para dudar de la eficiencia de ciertas habitual.. Cayó la oscuridad y se encendieron los fuegos; los indigenas
prácticas mágicas. Pero al' mismo tiempo- se observa que la eficacia no disimulaban .su inquietud. Los peligros de la maleza son nume·
de la magia implica la creencia en la magia, y que ésta se presenta en rosos: ríos torrentosos; riesgo, sin duda improbable, de encontrar un
tres aspectos complementarios: en primer lugar, la creencia del , ¡;!:ran animal salvaje -jaguar u oso hormiguero- o el peligro, presente
hechicero en la eficacia de sus técnicas; luego, la del enfermo que al espíritu del nambikwara de manera más inmediata, de .que una
aquél cuida o de la víctima que persigue, en ·el poder del hechicero bestia en apariencia inofensiva s.ea en realidad la encinnaci6n de un
mismo; finalmente, la confianza y las exigencias de la opinión colec- espír1tumaligno de las aguas o los bosques. Sobre todo, desde hacía
tiva, que forman· a cada instante una ·especie de campo de graVitación una semana, percibíamos todas las noches misteriosos fuegos de cam-
en cuyo seno se definen y se sitú~n· las relaciones entre el brujo y pamento que ora se alejaban o se acercaban a·los nuestro~. Ahora
aquellos que él hechiza: 4 Ninguna de las tres partes· en juego ·está bien, toda banda desconocida es potencialmente hostil. Tra~ dos
evidentemente en coD9iciones de alcanzar una representación clara horas de espera, la convicción de que el compañero había sucumbido
de la actividad del simpático ni de los trastornos que C;mnon ha en una emboscada se generalizó, y mientras sus dos jóvenes mujeres
llamado homeostáticos. Cuando el hechicero pretende extraer por y su hijo lloraban ntidosamente la muerte del esposo y padre, los
succión, del cuerpo de su enfermo, un objeto patológico cuya presen- otros indf~!enas evocaban las consecuencias trágicas que sin duda
cia explicaría el estado mórbido, y presenta un guijarro que había anunciaba la desaparición de su dignatari~t,.
disimulado en su boca, ¿cómo se justifica este procedimiento ante Alrededor de las diez de la noche, esta. espera ansiosa de una
sus ojos? ¿Cómo logra· disculparse un inocente a·cusado de brujería catástrofe inminente, los gemidos a los que comenzaban a sumarse
si la imputación es unánime, puesto que la situación mágica es un otras mujeres y la agitación masculina, habían conseguido eren un
·fenómeno de consenso? En fin, ¿cuál es la p9.rte de credulidad y cuál ambiente intolerable, y decidíino~ part.ir en reconocimiento con al.~­
la de critica en la actitud del grupo, respecto de aquellos en los que nos indígenas que conservaban una relativa calma. No habíamo;
hecho doscientos metros cuando tropezamos con una· forma inmóvil:
i En este estudio, cuyo objeto es antes psicológico que s-ciológieo, cree-
era nuestro hombre que, acurrucado y en silencio, tiritaba: en el frío
mos poder dejar a un lado, cuando no son absolutamente indispensables,· las nocturno, desgreñado y prívadó (los nambikwara no llevan otra ves-
distinciones de rigor en soc:iolog!a religiosa entre las varias modalidades de ope- timenta) de su cinturón, collares y brazaletes. Se dejó conducir
raciones m~gicas y' los diferentes tipos de hechiceros. sin dificultad al campamento, pero fueron necesarias largls exhorta-
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ciones de ·todos y las súplicas de los suyos para que apandonara mento de nuestra partida, que tuvo lugar poco después, era ostensi-
su mutismo. Por fin se le pudieron arrancar, pedazo a pedazo, los blemente admitida por todos. 11 ·
detalles de su historia. Una tormenta -la primera de la estación- Los escépticos, sin embargo, hubieran causado mucho asombro
había estallado por la tarde, y el trueno lo había llevado a varios de haber invocado, para poner en duda la buena fe y la eficacia de su
kilómetros de distancia, hasta un lugar que él indicó, y luego lo había hechicero, una superchería tan verosímil y cuyos móviles ellos mis-
traído nuevamente al lugar donde lo habíamos encontrado, tras ha- mos analizaban con mucha fineza psicológica y sentido poHtico.
berlo despojado completamente. Todo el mundo se fue a dormir Sin duda, todo era un aparato teatral y el hechicero no había volado
comentando el acontecimiento. Al dfa siguiente, la víctima del trueno en alas del trueno hasta el río Ananaz. Pero estas cosas hubieran
había recobrado su habitual jovialidad y también, por !)tr~ parte, podido producirse, se habían efectivamente producido en· otras cir-
todos sus ornamentos, lo cual, no pareció sorprender a nadie. La vida cu!lstailcias,. pertenecían. al·dominio de la experie,scia. Que un hechi-
habitual retomó su cauce. cero mantenga relaciones íntimas con las fuerzas· sobrena'túrales, es
Pocos días más tarde, sin embargo, algunos indígenas comen- una certidumbre; que, en tal caso particular, ha~ pretextado su poder
zaron a hacer circular otra versión de estos prodigiosos aconteci- para di.sin:,lular una actividad profana, es algo que pertenece al .do-
mientos. Es necesario saber que la babda que fue escena:rio de los minio pe la conjetura y ofrec~ la ocasión de aplicar la crítica histó-
rica. El .punto importante consiste en que ambas eventualidades
hechos estaba compuesta por individuos de distintos orígenes, fusio- no se excluyen mutuamente, así como rara nosotros no se excluyen las
nados en una nueva unidad social como resultado de circunstancias interpretaciones de la guerra como e últilflO sobresalto de la inde-
oscuras. Algunos años antes, una epidemia había dieZIJlado uno de pendeijcia nacional o como el resultado de las maquinaciones de los
los grupos, y éste no era ya lo bastante numeroso para llevar una fabricantes de cañones. Ambas explicaciones son lógicamente incom-
vida autónoma; el otro se habla separado de su tribu de origen y patibles, pero nosotros admitimos que una u otra puede ser cierta,
hada frente a las mismas dificultades. No pudimos saper cuándo según los casos;, como son igualmente plausibles, pasamos de una a
y en qué condiciones ambos grupos se habían encontrado y decidido otra según la ocasión y el momento, y ambas pueden coexistir oscura·
unir sus fuerzas, dando uno su jefe civil a la nueva form!lci6n, y el mente en la conciencia de muchos, Sea cual fuere su origen docto,
otro, su jefe religioso¡ pero el hecho era por cierto recíepte, porque la conciencia individual no evoca· estas interpretaciones divergentes al
en el momento en que los encontt:amos no se había producido aún i término de un aná1isis objetivo, sino más bien como datos comple-
ningún matrimonio entre ambos, si bien los niños de upQ estaban . mentarios, reclamados por actitudes muy imprecisas y no elaboradas
1 que, para cada uno de nosotros, poseen el carácter de experhmcias.
prometidos a los niños del otro. No obstante la comumd~d de exis-
tencia, cada grupo hap{a conservado su dialecto, y los 'grupos solo 1 Estas experiencias, sin embargo, siguen siendo intelectualmente in-
se podían comunicar entre si por intermedio de dos o tres indígenas 1 formes y afectivamente intolerables, a menos que se incorpore a ellas
bilingües. tal o cual esquema flotante en la cultura· del grupo, cuya asimila-
ción es lo único que permite objetivar estados subjetivos, formular
Tras estas explicaciones indispens!lbles, veamos lo que pasaba 1 impresiones informulables e integrar en un sistema experiencias
de boca en boca: babia buenas razones para ·suponer qu{lll\s bandas inártiéuladas. · ·
desconocidas que cruzaban la sabana provenían de la bibu de la 1
cual se había separado uno de los grupos, al que pertenecf¡l el hechi- Las ya viejas observaciones hechas entre los zuñi de N uevo
cero. l!:ste, usurpando las atribuciones de su colega el jefe político, México por la admh:able ~tnógrafa M. C. Stevenson ° permitirán
1 aclarar mejor estos mecanismos. Una muchacha de doce años hl:!-hia
había querido sin d1,1da tomar contacto con sus antiguos c(lmpatriotas
·para solicitar una vuelta al redil, para incitarlos a atacar a sus nuevos l sido presa de una crisis nerviosa inmediatamente después que un
asociados o t;unbién para darles seguridades acerca de las intencio- 1 adoleScente le había tomado las manos; este último fue acusado
nes de éstos; sea como fuere, necesitaba un pretexto para, ~usentarse de brujería y llevado ante el tribunal de los sacerdotes del Arco. ,
y el secuestro por el trueno junto con la escena subsiguiente habían Durante una hora, negó vanamente poseer conocimientos oculto3.
sido inventádos con este fin. Eran los indígenas del otro grupo,
naturalmente, quienes propalaban esta interpretación, en la que se-
cretamente creían y' que los llenaba de inquietud. Pero la versión liC. Lévi-Stra•.&Ss, Ttistes troplque1, Parls, 1955, cap. XXLX.
oficial del hecho nunca fue discutida públicamente y hasta el mo- o M. C. Steven59n, "The Zunl India.ns", !JJrd Annual Reporl of the
Bureau of American Ethnology. Smithsonian I.nstituUon, Washington, 1905.
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Habiéndose mostrado ineficaz este sistema de defensa, y como el de todo~ sus matices psic~lógicos, es instructivo desde varios pun"
crimen de brujería entre los zuñi estaba todavía, en aquella época, tos ,de VIsta. Puede a~vertirse ante todo que, perseguido por hecbi-
penado con la muerte, el acusado cambió de táctica e improv:só un cena y. ~me~azado asi con la pena capital, e! acusado no gana la
largo relato en el cual exp1icaba en ·qué circunstancias había sido ab,soluc;on disculpándose, sino reivindicando su supuesto crimen;
iniciado en la .brujería y recibido de sus maestros dos pro:iucto3, mas aun: refuerza su causa presentando versiones sucesivas cada
un:> que volvía locas. a las muchachas, y el otro que las c·Jraba. una de las cuales es más rica, más llena de detalles (y en pr~ncipio,
Este punto constituía una ingeniosa precaución contra los desarrollos entonces, ~ás culpable) qu~ la precedente. El debate no procede
posteriores. Intimado a presentar sus drogas, el muchacho fue hasta. por acusaciOnes . :y denegaciOnes como nuestros procesos, sino por
su casa, bajo custodia, y regresó con dos raíces que utilizó en se- ?legatos y especificaciones. Los jueces no esperan que el acusado
guida en un compücado ritual, en cuyo transcurso simuló un trance Impugne una ~esis, y menos aún que refute hechos; le solicitan que
consecutivo a la absorción de una de las drogas, y luego un retom:> corrobore un sistema del cual solamente poseen un fragmento y cuya
al estado normal gracias a la otra. Después .de lo cual administró el t~talidad quieren que el acusado reconstruya de una mane;a apro-
remedio a la enferma y la declaró curada. La sesión fue leva~tada piada. C?.mo lo observa la etnógrafa a propósito de una frase del
hasta el día siguiente, pero duran;te la noche el. ~resunto b~JO. se proceso: Los guerreros se ha~ían dejado absorber hasta tal punto
po~ el relato del muchacho que parecían haber olvidado la razón
evadió. Fue capturado en segmda, y la famiha de la ·VIcbma
pnmera de su comparencia ante ellos". Y cuando la pluma mágica
se constituyó en tribunal improvisado para continuar e~ proceso.
~s exhumada finalmente, la autora subraya con mucha profundiaad:
Ante la resistencia de sus nuevos jueces a aceptar su versiÓn prece-
la constemaci?n. se. ~Hundió entre los guerreros, que exclamaron a
dente, ·el muchacho .inventa entonces otra: todo• sus parientes, ns una voz: ¡¿Que sigmfiCa esto?l Ahora tenían la certeza de que el mu-
antecesores eran hechiceros y de ellos ha recibido poderes admira- chacho había dicho la v~rdad". Consternación y· no triunfo, al ver
bles, tales 'como el de transformarse en gato, llenar su boca con apar~er la pr~eba tang¡ble del delito; porque antes que reprimir
espinas de cacto y matar a sus víctimas --dos bebés, tres muchacha~, un cnm~n, los rueces bus.~an (convalidando su fundamento objetivo
dos muchachos- proyectando sobre ellas las espinas; todo esto gra- ~or mediO ~e una expres10n emocional apropiada) atestiguar la rea-
cias a unas plumas mágicas que le permiten, ·a él y a los suyos, lidad del siStema que lo ha hecho posible. La confesión reforzada
abandonar la forma humana. Este último detalle constituía un error J?Or la participación de los jueces e inclusive su complicidad, trans-
táctico, porque ahora los jueces· exigían la presentación ?e las p'urnas, torma al acusado de culpable en colaborador de la acusación. Gracias
como prueba de la veracidad del nuevo rela,to. Tras diferentes e~c;!A­ a él, la hec~cería. y las ideas a ella asociadas escapan a su modo
sas, rechazadas una tras otra, fue· preciso trasladarse a Ia casa famil.1~r penoso de eXIstencia en la conciencia, como conjunto difuso de senti-
del acusado. ll:ste comenzó. por afirmar que ·las plumas estaban di~I­
muladas detrás delxeV'estimiento de una pared que no podía destruu.
r
mientos representaciones mal formulados, para encarnarse en ser
de exp~nenc~a. El acusado, p~eservado como testigo, aporta al grupo
Se le obligó .a haéerlo. Tras haber derribado mm parte. del muro, una s~hsfa~ciÓn en la_ ve~d~d, m!inita~ente más densa y más ·rica que
cuyos r,estos examinó cuidadosamente, el muchacho trató de e·{cu- 1_~ satisfacciÓn en la ¡usticia que hubiera procurado liU ejecución. Y
sarse aduciendo un olvido: las plumas habían sido ocult:tdas hada hnalme~te, gracias a ~u ingeniosa defensa, que volvía al auditorio
más de dos años y ya no recordaba dónde.· Obligado a nuevas progresiVamente consciente del carácter vital ofrecido por la verifi-
exploracio~es, terminó por acometer otra pru:e~, en la cual, tras un; c~ción de_ su sistema (porque la elección no se hace entre éste y otro
hora de t~abajo, apareció en el adobe una vie¡a pluma. Se apodero
sistema, smo entre el sistema mágico y la· falta de todo sistema o sea
de ella ávidamente, y la presentó a s'us ·perféguidores como el ins-
el desorden), el adolescente consiguió transfonnarse de amenaza
trumento mágico del que había hablado. Tuvo que e:xplicar detalla-
para la seguridad física de su grupo, en garante de su coherencia
damente el m~canisino de su emple:>. Finalmente,. arrastrado a la
mental.
plaza pública, d.ebió repetir toda su historia, que enriqueció con .un
gran número de nuevos detalles, y concluyó con una peroraciÓn Pero, ¿es cierto que la defensa es solo ingeniosa? Todo permite
patética en la que lloraba la pérdida de su poder sobrenatural. Tran- creer que~ ~uego de _haber tanteado una posible escapatoria, el acu-
quilizados de esta manera, sus oyentes accedieron a ponerlo en sado participa con smceridad y fervor -el término no es demasiado
libertad. · fuerte- en el juego d~amático que se organiza entre él y sus jueces.
Este relato, que por desgracia hemos debido resumir y despojar Se lo proclama hechiCero; puesto que hay hechiceros, él . po::lría

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digitació~ Y. conocimientos empíricos, donde se hallan mezclados el
serlo. ¿Y cómo él conocerfa por anticipado los signos que le revela-
ar~e de fmg¡.r desmayo, la simulación de crisis nerviosas, el aprendí·
rían su vocación? Tal vez estos signos están presentes, en esta prue-
zaJe de cant~s mágicos, la técnica de producir el vómito, nociones
ba y en las convulsiones de la muchacha transportada al tribunal.
~astant~ precisas de auscultación y de obstetricia, el empleo de ·so-
También para élj la coherend.'l del sistema y el papel que s~ le ha
nadores, es decir, de espías encargados de escuchár las conversa-
asignado para establecerlo, tienen un valor no menos esencial que
cio~es priva?,as y de hacer llegar secretamente al shamán elementos
la seguridad personal que arriesga en la aventura. ~e lo ve entonces
de tnformac10n sobre el origen y los síntomas de los males sufridos
construir progresivamente el person~je que se le Impone, con un.a
~or tal o cual, y sobre todo, el ars magna de cierta escuela shamanís-
mezcla de astucia y buena ~a: adu?endo larga~ente .a sus conoci-
ttca de la costa noroeste del Pacífico: el empleo de un pequeño
mientos y a sus recuerdos; ¡mprovtsando tamotcn, pero .sobre todo
mechón de plumón que el practicante disimula en un costado de la
viviendo su personaje y buscando, en las manipulacion~s q?e esboza
y en el ritual que construye, pedazo a pedazo, la exper1enc1a de una boca, p~ra expectorarlo todo. ensangrentado en el momento oportuno
-c;iespues de haberse mordtdo la lengua o haber hecho manar la
misión cuya· eventualidad, al menos, está. al alcance de todos. Al
término de la aventura, ¿qué resta de las astucias del comienz?; sa?gre de las encías- y presentarlo solemnemente al enfermo y a los
asistentes como el cuerpo patológico expulsado tras las succiones
hasta qué .punto el ,héroe no, ha c~ído en la trampa ~e su pr~piO y manipulaciones. . . ·
personaje, o mejor aun: en que medtda no se ha convertido, efectiva-
mente en hechicero? "Cuanto más hablaba -se nos dice de su con- . Habiendo. cónf~rmado sus peores sospechas, Quesalid quiso con·
fesión' final-, tanto más profundamente el muchacho se absorbía tinuar la avenguac1ón, pero ya no era libre; su estancia entre los
en el tema. Por momentos su semblante se iluminaba con la satisfac- shama~~ comenzaba a ser conocida. Cierto día fue convocado por
ción resultante del dominio que ejercía sobre su auditorio." Que la la fami?a de un e?ferrno que había soñado que él era su s~vador.
muchacha cure tras la administración del remedio, y que las expe- Este pni?er tratamtento (por el cual, observa Quesalid en otro lugar,
riencias vividas en el transcurso de una prueba tan excepcional se no se hizo pagar a~i como tampoco por los subsiguientes, puesto
elaboren y organicen: no será necesario nada más ciertamente, para q.ue no había termmado.. los cuatro años de ejercicios reglamenta-.·
q"ue los podert>s sobrenaturales, ya reconocidos por el grupo, sean nos) fue un éxito brillante. No obstante ser considerado, a partir
definitivamente confesados por su inocente poseedor. de .ese ~~men~o, como 'un w:an shamán', Quesalid no pierde su es·
píntu crttico; mterpreta su trmnfo por razones psicológicas, "porque
· Debe~ós otorgar importancia aún mayor a otro documento, de el enfermo creía firmemente en lo que había soñaoo sobre mí", Lo
valor excepcional, pero que al parecer hasta el momento solo ha mere- que debía, según su~ propias palabras, dejarlo 'indeciso y pensativo•,
Cido un interés lingüístico: se trata de un fragmento de autobiografía fue una aventura mas compleja, que lo puso en presencia de varias
indígena recogido en lengua kwakiutl (de la región de ~ancouver, modalidades de lo 'falso-sobrenatural' y lo llevó entonces a pensar que
Canadá) por Frauz Boas, quien nos ha dado una tmducc16n yuxta- unas eran menos falsas que otras: naturalmente aquellas en las
lineal. 7 .
cuales s? interés personal estaba comprometido, ~ mismo tiempo
. El llamado Quesalid (éste es al menÓs el nombre que recibió que el sistema que comenzaba a construirse subrepticiamente en su
cuando se convirtió en hechicero) no creía en el poder de los brujos espíritu. ·
o, más exactamente, ·de .los shamanes, porque este término conviene
mejor para denotar el tipp de actividad específica. que realizan en . Hallándose de visita en la tribu vecina de los koshimo, Quesalid
ciertas regiones del ·mundo. Aguijoneado por la curiosidad de descu- astste a una cura hecha por su~ ilustres colegas extranjeros, y con
brir sus supercherías y el deseo de desenmascararlos, <..'Omenzó a fre- gran sorpresa comprueba una diferencia de técnica: en lugar. de
cuentarlos hastu que uno de ellos ::;e ofreció a introducirlo en el.grupo, escupir .la enfermedad .bajo la forma de un gusano sanguinolento
donde sería iniciado para convertirse rápidamente en uno de ellos. constituido por el plumón disimulado en la boca, los shamanes koshi-
Quesalid no se hizo rogar, y su relato describe detalladamente cuále.s mo se conforman con expectorar en sus manos .un poco de saliva,
(ueron sus primtlras lecciones: extraña mezcla de pantomima, prestl- y se atreven a pretender que ésa es 1a enfermedad'. ¿Qué 'valor
~ene este método? ¿A qué teoría corresponde? A fin de descubrir
cuál es la fuerza de estos shamanes, si es real o bien si solamente
pre~enden se~ sh~anes" como sus compatriotas, Quesalid solicita y
. r Franz Boas, "The religioú al thc Kwakiutl", Columbia tlniuersity Con- obtiene autonzaC1ón para ensayar su metodo; el tratamiento anterior
tributian& to Antl1mpolog!f, vol. X, Nueva York, 1930, 2~ parte, pp. 1-41.
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había resultado, por otra parte, ineficaz. La enferma se declara salid se hace presente y asiste a algunas curas del maestro pero
curada. és~e, como los koshimo, tampoco muestra la enfermedad; se 'limita
Y he aquí qne, por primera vez, nuestro héroe vacila. Por pocas a InCOlJ?orar un objeto invisible, "que según pretende es la enfer-
q?e fueran las ilusiones alimentadas hasta el presente sobre su téc· medad , ya sea a su adorno de corteza, ya a su sonajero ritual
mea, ha encontrado ahora una todavía más falsa, todavía más :q:rlsti· esculpido en forma de pájaro, y "por la fuerza de la enfermedad
ficadora, todavía más deshonesta que la suya. Porque él al menos qu~ muerde" los pilares de la casa o la :mano del practicante, estos
ofrece algo a su clientela: le presenta la enfermedad bajo forma visi- ob]~tos son entonces capaces de permanecer suspendidos en el
ble y tangible, mientras que sus colegas exl:lanjeros no muestran ~ac10. Se desarrolla la escena habitual. Cuando se le pide que
absolutamente nada, y solo pretenden haber capturado· el mal. Y su mtervenga en casos que su predecesor considera desesperados
método obtiene resultados, mientras que el otro es inútil. As~ nues· Quesalid triunfa con la técnica del gusano ensangrentado. '
tro ~éroe se encuent.a preso de un problema que tal vez no carece de
eqmvalente en el desarrollo de la ciencia moderna: dos sistemas, Se ubica aquí la parte verdaderamente patética de nuestro re-
d.e los cuales se sabe que son ambos igualmente inadecuados, ofrecen lato. Ave~gonzado y desesperado, a la vez, por el descrédito en
~m embargo, uno con respecto al otro, un valor diferencial y esto a que ha ca1d? y por e!. derrumbe de su sistema terapéutico, el viejo
la vez desde un punto de vista lógico y desde un punto de vista shamán en'V'Ia a su h.iJa como emisario ante Quesalid, para rogarle
experimental. ¿Con respecto a qué sistema de referencias se los juz· que le conceda una entrevista. Lo encuentra sentado al pie de un
gará entonces? ¿El de ]os hechos, donde ambos se confunden, o el árbol, y el anciano se expresa en estos términos: ''No son malas las
~ue les es propio, donde adquieren valores desiguales, teórica y prác- cosas que vamos a d~cir?os, amigo; yo quisiera solamente que in-
ticamente? tentes y que salves mi VIda, para que yo no muera de vergüenza
! porque ~e he convertido en la burla de nuestro pueblo a causa d~
Entretanto, los shamanes koshimo, 'cubiertos de vergüenza' por 1~ que tú, has hecho anoche. Te ruego que tengas piedad y que me
el qescrédito en que han caído ante sus compatriotas, están también digas que era lo que estaba adheriao a la palma de tu mano e~a
sum!dos en la duda: bajo la forma de un objeto material, su colega noche. ¿Era, la verdadera enfermedad o bien solo se trataba de
ha presentado la ~nfermedad, a la que ellos habían atribuido siem- algo fábricado? Porque te suplico que tengas piedad y que me di·
pre una naturaleza espiritual y que nunca se habían propuesto por gas có'!?o ~as ~echo, par~ q~~ pueda imitarte.. Amigo, ten piedad
lo tanto, volver visible. Le envían un emisario, para invitarlo a par- de ~1 .. Stlencwso al prmCipio, Quesalid empieza luego a exigir
ticipar con ellos en una conferencia secreta en una gmta. Quesalid ex:plicac1ones acerca de las proezas del tocado de corteza y del so-
acude, y sus colegas extranjeros exponen su sistema: "Cada enfer· naJero, y su colega le muestra la punta disimulada en el tocado que
medad es un hombre: forúnculos e hinchazones, comezones y cos- permite clavarlo en ángulo recto contra un poste y la forma e~ que
tras, granos y tos, y consunción, y escrófula; y también esto: cons· ap~ieta la. cabeza del .sonajero entre las fafanges, para hacer creer
tricción de. la vesícula y dolores de estómago. . . Tan pronto como que el páJaro se mantiene suspendido· de· su mano por el pico. Sin·
hemos conseguido capturar el alma de la enfermedad, que es un duda, agrega, Quesalid por su parte solo miente y hace trucos·
hombre, muere entonces la enfermedad, que es un hombre; su simula el shamanismo en razón del provecho material que le pro:
cuerpo desaparece en nuestro interior". Si esta teoría es exacta, cura y de ''su apetencia. por las riquezas de los enfermos"; segu-
¿qué tiene él que mostrar? ¿Y por qué· razón, cuando Quesalid ramente él sabe bien que la~ almas no pueden capturarse, "porque
opera,--'1á epfermedad se adhiere a su mano?" Pero Quesalid se todos poseemos nuestra alma ; sin duda emplea él también el sebo
refugia tras los reglamentos profesionales que le impiden enseñar y pr~!ende "que. es el alma esta cosa blanca puesta en su mano'<
antes de haber cumplido cuatro años de ejercicio, y se niega a La hija une entonces sus súplicas a las del·padre: '!en piedad de
hablar. Persiste en esta actitud cuando los shamanes koshimo le ·~1, J?ara que pueda seguir viviendo". Pero Quesalid permanece si-
envían sus hijas supuestamente vírgenes, para intentar seducirlo y lenCioso. Tras esta trágica entrevista, el viejo shamán desa}!areció
arrancarle su secreto. · ~ misma noche, con t?dos los suyos, "el corazón enfermo y te:
Mientras tanto, Quesalid regresa a su a·tdea de Fort Ruperl: y mid? po~ toda la co~~mdad en razón de las venganzas que tal vez
se entera de que el más ilustre shamári de un clan vecino, inquieto pudiera mtenta:.·. Inutd temor: se lo vio regresar un año más tarde.
por su creciente reputación, ha lanzado un desafío a todos sus cole- Como su hija, se había vuelto loco. Tres años más tarde murió.
g~s y los invita a medirse con él en torno de varios enfermos. Que· Y Quesalid prosiguió su carrera, rica en secretos, desenmasca-

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.\XTROPOLOGIA ESTRUCTURAL EL HECHICERO Y SU MAGIA

rando a los impostores y lleno de desprecio por la p.rofesión: "Tan y ferviente. Pero hay también argumentos lingüísticos, que son
solo una vez he visto a un shamán que trataba a los enfermos me- más convincentes porque son indirectos; en el dialecto wintu de
diante succión, y nunca pude descubrir si era un verdadero shamán California existen cinco modos verbales que corresponden a un
o un simulador. Por esta única razón, creo que era un shamán: no conocimiento adquirido por la vista, por impresión corporal, por
permitiría que aquellos a quienes curaba le pagaran. Y al decir inferencia, por razonamiento y de oídas. Estos cinco modos cons-
verdad, no lo he visto reír ni una sola vez". La actitud del comien- tituyen la categoría del conocimiento, por oposición a la conjetura,
zo, entonces, se ha modificado sensiblemente: el negativismo radi- que se anuncia de otra manera. Curiosamente, las relaciones con
cal del librepensador ha dado lugar a sentimientos más matizados. el mundo sobrenatural se expresan por medio de los modos del
Existen verdaderos shamanes. ·¿Y él mismo? Al término del relato, conocimiento, y entre éstos, de los de la impresión corporal (es
es imposible saberlo; resulta claro, en cambio, que ejerce su profe- decir, de la eX:periencia más intuitiva), la inferencia y el razonamien-
sión a conciencia, que está orgulloso de sus éxitos, y .que defiende to. El indígena que se convierte en shamán tra:s una crisis espiri~
calurosamente contra todas las escuelas rivales la técnica del plumón tual, concibe gramaticalmente su estado como una consecuencia
ensangrentado, cuyo carácter engañoso, del que tanto se había bur- que debe inferir del hecho -formulado como una experiencia inme·
lado en un comienzo, parece ahora haber olvidado completamente. diata- de que ha recibido mandato de un Espíritu, lo· cual entraña
la conclusión deductiva de que ha debido de realizar un viaje al
Como puede advertirse, la psicologia del shamán no es simple. más allá, a cuyo término -experiencia inmediata- se ha reencon-
Para intentar su análisis, nos ocuparemos ante todo del caso del trado con los suyos. 8
viejo shamán que suplica a su joven rival que .le diga la verdad, Las 'éxperiencias del enfermo representan el aspecto menos im-
que le revele si la enfermedad adherida al hueco de su mano como portante del sistema, con excepción del caso de un enfermo al que
un gusano rojo y pegajoso es real o fabricada, y que se hundirá en un shamán ha cura~o, y que se encuentra luego particularmente
la locura al no obtener respuesta. Antes del drama, el viejo sha- bien colocado para convertirse a su turno en shamán, tal como ocu-
mán se hallaba en posesión de un par de datos: por un lado, la rre aún hoy en el psicoanálisis. Sea como fuere, no debe olvidarse
convicción de que los estados. patql6gicos tienen una causa y que que el shamán no carece enteramente de conocimientos positivos y
ésta puede ser alcanzada; por otro lado, un sistema de interpreta- de técnicas experimentales que pueden explicar en parte su éxito;
~ión dentro del. cual la invención . personal desempeña un papel por lo demás, trastornos del tipo que hoy se llaman psicosomáticos,
lmportante, y que ordena las· diferentes etapas del mal desde el y que representan una gran parte. de las enfermedades corrientes
diagnóstico hasta la cura. Esta fabulación de una realidad en si en sociedades con un .b!,\jo cóeficiente de seguridad, han de ceder
misma desconocida, hecha de procedimientos y representaciones, de- a menudo ante una terapia psicol6gica. En conjunto, es veros!mil
pende de una triple experiencia: la del shamán mismo que, si su que los médicos primitivos, como sus ·colega~ civilizados, curen al
vocación es real (e inclusive si no lo es, como resultado del solo menos una parte de los casos que tratan, ya que, de no ser por esta·
ejercicio), experimenta ciertos estados específicos, de naturaleza eficacia relativa; los usos mágicos no hubieran podido lograr la
psicosomática; la del enfermo, que logra o no una mejoría; la del vasta difusi6n que lós carac~eriza en el tiempo y en el espacio. P~­
público, en fin, que también participa de la curación, y para quien ro este aspecto no es esencial, porque está subordinado· a los otros
cl entusiasmo que experimenta la satisfacción intelectual y afectiva dos: Quesalid no .se convirtió en un gran hechicero porque curara
que obtiene determinan una adhesión colectiva que inaugura a su a sus enfermos; sino que sanaba a sus enfermos porque se había
vez un nuevo ciclo. convertido en un gr!:\n hechicero. Esto nos lleva . directamente, en-
Estos tres elementos de lo que podría llamarse el complejo sha-. ton.::es, al otro extremo del sistema, es decir, a· su polo colectivo.
manístico son indisociables. Pero como puede verse, se organizan En efecto, es en la actitud del grupo antes <}Ue en el ritmó de
en torno de dos polos, uno formado por la experiencia intima del los fracasos y los éxitos, donde debe buscarse la verdadera razón
shamán, y el otro por el consenso colectivo. No existen razones · del derrumbe de los rivales de Quesalid. Ellos mismos lo subrayan,
para dudar, en efecto, de que los hechiceros -al menos los más since- cuan<lO se quejan de haberse convertido en objetos de la burla de
ros- creen en su misión, y que esta creencia está fundada en la
experiencia de estados especificas. Las pruebas y privaciones a las
que se someten bastarian a menudo para provocar dichos estados, 8 D. Demetracopoulou Lee, "Sorne India~ Texts Dealing with the Super-
aun cuando no se los acepte como prueba de una vocación seria natural", The Review of Religion~ mayo 1941.

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ANTROPOLOGIA ESTRUGTURAL EL HECHICERO Y SU MAGIA

todos, cuando destacan su vergüenza, sentimiento social por exce- de un déficit de significado, mientras que el pensan,tiento ll~mado
lencia. El fracaso es secundario y se percibe, en todos sus comen- patológico (al menos en algunas de sus mamfestaciO~~s) dtsp~ne
tarios, que lo conciben como función de ob·o fenómeno: la desapa- de una sobreabundanci~ de significante. La colaboracton. cole~t1Va
rición del consenso social, reconstituido a costa de ellos en torno de en la cura shamanística establece un arbitraje entre estas dos Situa-
otro practicante y de otro sistema. El problema fundamental es, ciones complementari,as. En el problema d? la enferm~da.d. que el
pues, el de la relación existente· entre un individuo y el grupo, o pensamiento normal no comprende, el psicópata es t~lVIt~do por
para ser más exactos, entre un cierto tipo de individuos y determi- el grupo a invertir una riqueza afectiva privada por s1 misma de
nadas exigencias del grupo. punto de aplicación. Un equilibrio aparece entre lo que realmente
Al tratar a su enfermo, el shamán ofrece al auditorio un es- constituye, en el plano psíquico, una oferta y una demru;da, pero
pectáculo. ¿Qué espectáculo? A riesgo de generalizar ~e manera bajo dos condiciones: es preciso que, por una colaboraciÓn entre
imprudente ciertas observaciones, diremos que se trata siempre de la tradición colectiva y la invención individual, se elabore y se mo-
una repetición que el shamán hace del 'llamado', es decir, de l.a difique continuamente una estructura, es decir, un sistema de opo-
crisis inicial que le valió la revelación de su estado. Pero el térmi- siciones y correlaciones que integra todos los elementos de u;ta
no 'espectáculo' no debe engañarnos: el shamán no se contenta con situación total donde hechic~ro, enfermo y público, repres.entaclO·
reproducir o mimar ciertos acontecimientos; los revive efectivamen- nes y procedimientos, hallan cada uno su lugar. Y es preciso que,
te en toda su vivacidad, originalidad y violencia. Y pues~o que al como el enfermo y como el hechicero, el público participe, al men~s
concluir la sesión recobra su estado normal, podemos decl.l', toman- en cierta medida, en la abreacción, esta experiencia vivida de un .um-
do un término esencial del psicoanálisis, que ah-reacciona. E~ ~a­ verso de efusiones simbólicas cuyas 'iluminaciones' pueden deJarle
bido que el psicoanálisis llama abreacción a ese momento deciSIVO entrever el enfermo .por ser enfermo y el hechicero por ser psic6·
de la cura en que el enfermo revive intensamente la situación pata, es decir, porque disponen uno y otro, de experiencias que no
inicial que originó su trastorno, antes de superarlo definitivamente. pueden ser integradas de otra maner~. E~ ~us~cia d~ .todo con-
En este sentido, el shamán es un abreactor profesional. trol experimental -que no es necesario, m siqmera eXIgtdo-, esta
Hemos explorado en otro lugar las hipótesis teóricas que sería sola experiencia y su relativa riqueza en cada caso es lo que puede
necesario formular para admitir que el modo de abreacción propio permitir la eleéción entre varios sistemas posibles y prov9car la
de cada shamán, o al menos de cada escuela, puede inducir simbó- adhesión a tal o cual escuela o practicante. 10 .
licamente en el enfermo una abreacción de su propio trastorno. D Si,
no obstante, la relación esencial es existente entre el shamán y el A diferencia de la explicación científica, no se trata, pues, de
grupo, es preciso plantear también Ja cuestión desde otro punto de referir ciertos estados confusos y no organizados, emociones o re-
vista, que es el de la relación entre pensamiento normal y pensa- presentaciones, a una causa objetiva, sino de articularlos bajo for-
miento patológico. Ahora bien, en toda perspectiva no cientiffca (y ma de totalidad o de sistema; y el sistema es válido precisamente
ninguna sociedad puede jactarse de no participar de ella), pensa- en ]a medida en que permite la precipitación o la coalescencia de
miento patológico y pensamiento normal no se oponen, sino que estos estados difusos (y también penosos, en razón de· su disconti-
se completan. En presencia de un mundo que ávidamente quiere nuidad). · La conciencia cQnfirma este último fenómeno por una
comprender, pero cuyos mecanismos no alcanza a dominar, el pen- experien~ia original, que no puede ser aprendida desde afuera.
samiento normal exige a las cosas que le entreguen su sentido, y Gracias a sus trastornos complementarios, la pareja hechicero:-enfer-
éstas rehúsan; el pensamiento llamado patológico, por el confrario, mo encarna para el grupo, de manera viva y concreta, un antago-
desborda de interpretaciones y resonancias afectivas, con las que nismo que es propio a todo pensamiento, pero cuya expresión
está siempre dispuesto a sobrecargar una realidad que de otro mo- normal sígue siendo vaga e imprecisa: el enfermo es pasividad,
do resulta deficitaria. Para el uno, existe lo no-verificable experi- alienación de s[ mismo, como lo informulable es la enfermedad del
mentalmente, es decir, lo exigible; para Ja otra, existen experiencias pensamiento; el hechicero es actividad, desborde de sí mismo, como
sin objeto, es decir, lo disponible. Empleando la terminología de !¡
los lingüistas, diremos que el pensamiento normal sufre siempre
10 Las oportunas criticas de Michel Leirls me han llevado a precisar mi '1

oensamiento sobre la aproximación, hecha aqui de manera demasiado simplista, '


entre hechicero y psicópata. Véase "lntroduction a l'reuvre de Maree! .Maws",
D L'Efficacit($ ~mboliq'!e (cap. X de este volumen). en Maree! Mauss, Sociologie et Anthropologie, París, 1950, pp. XVIII a XXIU.

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ANTROPOLOGfA ESTRUCfURAL EL HECHICERO Y SU MAGIA

1~ efectividad es ~a nodriza de los slmbolos. La cura pone en rela- entiéndase bien, lo advierta}, le¡os de culminar en la resolución,
c.I6n estos polos opuestos, asegura el pasaje de uno a otro y mani- respetuosa siempre del contexto, de un trastorno preciso, se reduzca
fiesta, e~ una experiencia total, la coherencia del universo psíquico, a la reorganización del universo del paciente en función de las
proyecCIÓn a su vez del universo social. interpretaciones psicoanalíticas. O sea que se llegaría, como tér-
mino, a la situación que proporciona su punto de partida y su posi-
. Se pu~de ver, así, la necesidad de ampliar la noción de abre;:tc- bilidad teórica al sistema mágico-social que hemos analizado.
c~ón, ex~mmando los sentidos que ella adquiere en terapias ,Psicoló-
giCas dif~entes del_ psicoanálisis, que tuvo el inmenso merito de Si este análisis es exacto, es necesario ver en las conductas
re:fescub~u:la y de insistir sobre su valor esencial. ¿Se dirá qtte, en mágicas la respuesta a una situación que se revela a la conciencia
pslCoar\áliSlS, solo hay una abreacción -la del enfermo- y no tres? por medio de manifestaciones afectivas, pero cuya naturaleza pro-
Esto. no es tan seguro. Es verdad q~e, en la cura shamanística, el funda es intelectual. Porque solamente la historia de la función sim-
hechiCero habla y realiza la abreacción 'para' el enfermo el cual bólica permitiría dar cuenta de esta condición intelectual del hombre:
guarda silencio, mientras que en psic~nálisis es el enferm'o el que que el universo no significa jamás lo bastante, y que el pensamient~
habla Y. abreacciona 'contra' el médico que lo escucha. Pero la dispone siempre de un exceso de si~nificaciones para la cantidad de
abreacciÓn del médico, si bien no es concomitante con la del enfermo, objetos a los que pueden adh€!rírlas. Desgarrado entre estos dos siste-
no ~or ello es menos necesaria, puesto que es preciso haber sido mas de referencias, el del significante y el del significado, el hombre
a~~lizado para convertirse en analista. El papel más difícil. de de- solicita del pensamiento mágico un nuevo sistema de referencia, en
fmtt es el que ambas técnicas reservan al grupo, porque la magia cuyo seno pueden integrarse datos hasta entonces contradictorios.
I"eadap!a el grupo, por, medio del. en[ermo, a problemas predefini- Pero es sabido que este sistema se edifica en perjuicio del progreso
.d?s, .m1en~ que ~1 psícoaná1isis readapta al eD.fermo. al grupo, me- del conocimiento, el cual hubiera exigido que, de los dos sistemas
dian.e .soluciOnes mtroducidas. Pero se corre el riesgo de que este anteriores, uno. solo fuera cuidadosamente retenido y profundizado
.paralel.tsmo se restablezca rápidamente, debido a la inquietante hasta el punto (que estamos ·todavfa lejGs de entrever) en que per-
.evolución que, desde hace varios años, tiende a transformar el siste- mitiese la reabsorción del otro. Seria preciso evitarle al in3ividuo,
. ·ma ~sicoanalítico, de cuerpo de hip6tesis científicas verificables psicópata o normal, la repetición de esta desventura colectiva. Aun
.expe':menta~ente en ciertos ca,sos precisos y limitados, en una cuándo el estudio del enfermo nos ha enseñado que todo individuo
.es~ecte de m1t?l~gia difusa' que compenetra la conciencia del grupo se refiere, en mayor o menor medida, a sistemas contradictorios y
{fcn~meno. o'!;>Jetivo que. se traduce, en el psicólogo, por una ten- que sufre este eonflicto, no basta que cierta forma de integración
.dencia subJetiva a extender al pensamiento normal un sistema de sea J>Qsible y prácticamente eficaz para que sea verdadera, ni para
interpre~aciones concebido en función del pensanliento patológico, estar seguros de que Ja adaptación as{ realizada no constituye una
y a arlicar ~ hechos de psicología colectiva un métodO adaptado regresión absoluta con respecto a la situación conflictual anterior.
solo a estu~o del pensamiento individual). Entonces .:... tal vez ya Reabsorber una síntesis aberrante local mediante su integración,.
ahora, en _ciertos. países....:. el valor del sistema dejará de fundarse ·con las síntesis normales, en el seno de una síntesis general pero
en cur~ ~eales, que benefician a individuos aislados, para apoyarse en arbitraria -fuera de los casos crfticos donde la acción se impone-,
el sentumento de seguridad aportádo al grupo por el mito fundadOr representaría una pérdida en todos los frentes. Un cuerpo de hip6-
de la cura y en el sistema popular confoime al cual, sobre esta tesis elementales puede presentar un valor instrumental seguro para
base, resultará reconstruido su universo. el practicante, sin que el análisis teóriro deba sentirse obligado a
reconocer en él la imagen última de la realidad, y sin que sea nece-
. Desde ahora, la comparación con terapias psicológicas más sario tampoco unir por su intermedio a médico y enfermo en una
r
ll~tigua~ más difundidas puede estimular en el psicoanálisis refle- suerte de comunión mística que no tiene el mismo sentido para
XIones utile~ acerca de su método y sus principios. Al permitir que uno y para otro, y que solamente logra disolver el tratamiento en
se amplíe sm cesar el reclutamiento de sus ·pacientes, que de anor- una fabulación.
~~ales caracterizados pasan a ser, poco a poco, muestras representa~
tivas del grupo, el psicoanálisis transfonna sus tratamientos en En el limite extremo, solo se solicitaría de esta fabulación un
~nversiones; porque únicamente el enfermo puede ser curado; el lenguaje apto para la traducción, socialmente áutorizada, de fenó-
madap~ado o el inestable solo ruede ser persuadido. Aparece asl menos cuya naturaleza profunda se habria vuelto igualmente impe-
un pftl¡gro considerable: que e tratamiento (sin que el médico, netrable para el grupo, para el enfermo y para el mago.
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