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Los 5 conflictos más comunes a


la hora de realizar un AMFE

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Fruto de la experiencia en el competitivo campo del diseño y
desarrollo de automoción, y del uso de la funcionalidad
AMFE, se ha evolucionado la metodología integrando
herramientas provenientes del campo de la creatividad y de
la comunicación visual, obteniendo como resultado una
dinámica más fluida y de más efectiva aplicación.
CONTENIDOS

1. Introducción ....................................................................... 3

2. AMFE: ¿es lo que queremos que sea? ................................. 6

3. Errores más comunes ........................................................ 10


1. Introducción

¿Has comenzado un AMFE y no lo has acabado? ¿Has tenido


problemas a la hora de desarrollarlo? ¿Te parece tedioso y
aburrido? ¿Te cuesta priorizar la asignación de recursos?

A lo largo de esta guia abordaremos la identificación de los


principales conflictos que la metodología AMFE plantea y que
dificultan su desarrollo llegando, en algunas ocasiones, a un
estado de bloqueo que paraliza su progreso.

Analizando la ejecución de AMFEs en diferentes entornos,


empresas y con diferentes equipos, se identifican una serie
de problemas, de conflictos, a la hora de su realización,
situaciones que hacen que se atasque, y que impiden que el
ejercicio fluya como debiera, provocando como consecuencia
que no se consiga el resultado, el rendimiento, que en
principio esperaría de él.

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Además, en este análisis se observa que la mayoría de estos
problemas se repiten en diferentes entornos, grupos y
empresas. Es decir, parece existir una problemática común,
un patrón.

Muchos de estos cuellos de botella, problemas, o conflictos,


son estructurales, es decir, inherentes al propio diseño o
formato de la hoja excel con la que se realiza el ejercicio, a su
distribución de columnas, y a la forma en la que se ejecuta.

Puesto que el Análisis Modal de Fallos y Efectos es una


metodología eminentemente grupal, podemos afirmar que
un AMFE será tan bueno y efectivo como lo sea el equipo que
lo compone y realiza. Pero no sólo eso. Además, las
herramientas de las que este equipo disponga y utilice en su
ejecución influirán de forma decisiva en los beneficios que la
técnica reportará.

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Las herramientas que se proponen en esta guia son de uso
sencillo, y es probable que el lector conozca algunas de ellas,
e incluso las haya usado en otros ámbitos diferentes al AMFE.
Mas no por ello se debe subestimar su efectividad.

Al fin y al cabo, el propio formato y metodología de AMFE es,


a priori, algo muy sencillo. Una simple hoja de excel, sin
macros ni complicadas fórmulas, donde cada columna está
claramente identificada y con clara indicación de lo que ha de
ser su contenido. Simple, ¿verdad? Y, sin embargo, todos nos
encontramos con alguno o algunos de esos conflictos, que
hacen que el ejercicio se complique y, en casos extremos, se
abandone sin acabarlo.

Esto provoca que el AMFE sea visto, en demasiadas


ocasiones, como un ejercicio sin valor añadido, o como un
trámite más dentro de la política de calidad de la empresa.

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2. AMFE: ¿es lo que queremos que sea?

¿Qué ha de ser?

En primer lugar diremos que el AMFE es un ejercicio de


“antes de”, en vez de “después de”. Es decir, es un ejercicio
que ha de realizarse, en el caso del AMFE de diseño, antes de
haber finalizado el proceso de diseño y desarrollo y, en el
caso del AMFE de proceso, antes de haber puesto el producto
en producción.

Esto es de vital importancia, porque si el AMFE se realiza


después de acabar la fase correspondiente, acabará siendo
un mero ejercicio de recopilación de acciones y experiencias
llevadas a cabo, pero de ninguna manera habrá servido para
proteger y evolucionar nuestro diseño.

Además, ha de ser un documento vivo es decir, un


documento que se vaya actualizando cada vez que se

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presente información nueva o se avance en el diseño del
producto o del sistema que se está desarrollando.

Un punto muy importante es el concepto de ser un


catalizador para la comunicación entre departamentos. En
algunas empresas hay departamentos que funcionan como
compañías independientes, o con falta de comunicación
entre ellas sin entender que, al fin y al cabo, todos los
departamentos de una misma empresa están en el mismo
barco, y que el éxito o el fracaso del producto, será el éxito o
el fracaso de la empresa global y, por tanto, de todos y cada
uno de sus departamentos.

Invertir tiempo preparando y ejecutando un AMFE cuando los


cambios se pueden implementar de forma fácil, rápida y
barata es decir, en la fase conceptual, evita cambios tardíos y
crisis. Evita la necesidad de introducir cambios cuando el
producto ya está en el mercado, y evita también el hecho de
tener problemas y costes asociados de garantías e imagen de

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marca debido a productos con errores o deficiencias que han
llegado a los clientes.

Estos puntos que acabamos de describir, muestran lo que un


AMFE debería de ser, o parte de lo que un AMFE debería de
ser, pero el problema es que en muchas ocasiones acaba no
siendo esto que estamos esperando de él.

¿Qué hacer para que sea?

Entonces, ¿qué podemos hacer o qué se puede hacer para


hacer que sea? es decir, para hacer que el AMFE nos reporte
todos esos beneficios, todas las bondades que esperamos de
él.

En primer lugar hay un problema inherente al propio formato


internacionalmente usado. Es una hoja de cálculo muy
simple, en la cual las columnas están claramente
especificadas. Pero, al mismo tiempo, potencialmente es un

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formato rígido, ambiguo y denso el cual, si no se tiene un
control adecuado y claro de lo que son cada uno de los
campos, puede tomar dimensiones que lo hagan
inmanejable.

¿Qué proponemos entonces? Proponemos hacer una serie de


variaciones. Proponemos introducir una metodología
dinámica, visual y participativa que utiliza técnicas creativas
de generación de conceptos, introduce técnicas de
visualización mediante paneles y la utilización de post-its,
utilizando diferentes códigos de colores y de formas, de tal
forma que se dé una visión mucho más ágil del ejercicio
completo, y usando diagramas de bloques y diagramas de
ruidos.

Del mismo modo proponemos simplificar y romper la propia


hoja de cálculo es decir, simplificar por ejemplo las escalas de
valoración y romper algunas de las columnas del formato, de
tal forma que se simplifique su entendimiento.

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En definitiva, lo que pretendemos es pasar de un
sentimiento, de un pensamiento de “tengo que hacer un
AMFE”, bien porque nos lo pide nuestro cliente o bien porque
nos lo pide el departamento de calidad, al “quiero hacer un
AMFE”, y queremos hacerlo porque somos conscientes y
estamos convencidos de las ventajas que nos reporta y, por
tanto, el ejecutarlo va a permitirnos realizar un producto, o
desarrollar un producto en un menor tiempo, a un menor
coste y con una mayor calidad.

3. Errores más comunes

Conflicto 1. Tediosidad

Como ya hemos comentado, la realización de un AMFE puede


ser un proceso largo y tedioso, situaciones que impiden que
el ejercicio fluya como debiera provocando, como

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consecuencia que no se consiga el rendimiento que se espera
de él y, en casos extremos, se abandone sin acabarlo.

La introducción de metodologías de paneles y adhesivos de


diferentes formatos y colores permiten una visualización más
ligera y amigable, lo que trae consigo un ejercicio que fluye
más fácilmente.

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Conflicto 2. No definir el sistema o subsistema a analizar

El no realizar una identificación de qué es lo que va a estar y


lo que no va a estar incluido dentro del ejercicio de AMFE,
contribuirá a dejar factores importantes fuera del estudio o a
incluir factores cuya importancia no es grande en nuestro
sistema y que no hará sino aumentar el volumen que va a
tomar nuestro ejercicio de AMFE.

Para subsanar este problema utilizaremos el diagrama de


bloques, herramienta que nos servirá para definir lo que está
y lo que no está incluido en el AMFE que vamos a realizar,

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además de ilustrar gráficamente las relaciones entre los
subsistemas y componentes que conforman el sistema.

Esto nos va a permitir tener una visión más clara y global de


todo el sistema, de tal forma que nos ayude a visualizar y
entender mejor el mismo.

Por último el diagrama de bloques nos ayudará a decidir si


vamos a realizar un AMFE de todo el sistema es decir, un
AMFE global incluyendo todos los componentes y
subcomponentes o, si por el contrario, haremos un AMFE
global a nivel superior y después haremos un AMFE individual
de algunos de los subsistemas. Esta decisión vendrá dada en
función de la complejidad que veamos cuando se realiza el
diagrama de bloques.

El hecho de utilizar paneles y elementos adhesivos con


códigos de colores y formas nos permite visualizar el sistema
global de una forma muy rápida e intuitiva.

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Conflicto 3. No considerar todos los factores externos

A la hora de diseñar y desarrollar un producto, hay una serie


de factores externos que pueden afectar o influir en nuestro
sistema, incluso aunque no se tenga control sobre ellos y que,
en muchas ocasiones, serán parte del entorno en el cual va a
estar integrado nuestro sistema.

Si no los considerarlos desde un inicio perderemos una


oportunidad de oro para desarrollar un producto que sea
visto con una alta calidad percibida, ya que su función no se
verá afectada por estos factores.

Para ello utilizaremos el diagrama de ruidos, herramienta


usada para identificar parámetros que pueden producir fallos
de las funciones de nuestro sistema es decir, para identificar
aquellos elementos, situaciones o condiciones que pueden
provocar que alguno o algunos de los componentes o

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subsistemas de nuestro sistema fallen o dejen de cumplir la
función que se supone han de realizar.

Como vemos es una forma muy económica, rápida y sencilla


de hacer que nuestro sistema sea más robusto y fiable ante el
entorno al cual va estar sometido.

Conflicto 4. Evaluaciones: falta de consenso

Este es un problema muy común en el desarrollo de AMFE, y


que provoca una gran pérdida de tiempo en su ejecución.
Está provocado por la subjetividad de las evaluaciones, y por
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el hecho de que diferentes miembros que componen el
equipo tienen diferentes visiones a la hora de evaluar la
severidad, la frecuencia y la detección. En demasiadas
ocasiones, la evaluación degenera en discusiones, de forma
que se tarda tiempo en acordar si una evaluación es un 5 o es
un 6, por ejemplo.

La forma de atajar este problema es el uso de tablas


simplificadas, entendiendo que lo importante es la evaluación
relativa, más que el valor absoluto de la evaluación.

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Es decir, el hecho de que una evaluación sea un 5 o un 6, no
es importante, sino que lo importante es que el hecho de que
ese valor quiere decir que no es un 2.

Conflicto 5. Falta de seguimiento de acciones

Este, es uno de los grandes problemas de la metodología


AMFE debido, fundamentalmente, a que es una dinámica que
conlleva muchas horas y un volumen de información bastante
importante. En muchas ocasiones hay una vaguedad en la
identificación del responsable que ha de llevar a cabo una
acción, o cada una de las acciones lo que, unido a una falta de
seguimiento de las propias acciones, conduce a que muchas
de ellas se queden sin ser ejecutadas, se queden a mitad de
camino y que, por tanto, se pierdan los beneficios que
podrían haber reportado.

Es fundamental generar una lista de seguimiento, idealmente


integrada en el propio formato de AMFE, lo que permite

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llevar un control muy cercano de la evolución de las mismas,
minimizando el tiempo sin valor añadido.

Para más información, contacta con nosotros:

Avda. Altos Hornos de Vizcaya, 33


Módulo C6 (Smotion)
48901 Barakaldo - Bizkaia
Tf: 94 675 06 08
info@amfe.es
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