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Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)

Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana


(CECC)

Centroamérica

Marco de referencia
En este capítulo se hace una revisión de los principales aspectos que le dan un marco
referencial a los procedimientos que se ejecutaron en la definición de los estándares
nacionales y de los estándares centroamericanos. Se inicia con una breve referencia
histórica sobre los estándares en la industria, para pasar a establecer el origen del
movimiento en pro de la definición de los estándares en los EEUU y sus repercusiones en la
región centroamericana. De inmediato, se examinan los estándares y su relación con los
procesos educativos. Finalmente, se ofrece una relación de los criterios de calidad acerca de
los estándares.

Los estándares en la vida social


La historia de los estándares ha sido la historia de grupos de personas que han llegado a
acuerdos de cómo mejorar materiales, procesos y productos y de la comunicación de tales
acuerdos para que sean conocidos por la gente que los necesita. Los estándares se
originaron en el área de la industria, en respuesta a cambios en la tecnología. Fue así como
la International Standard Office (ISO) (Organización Internacional para la Normalización)
fue fundada en 1946 para promover el desarrollo de normas internacionales para la
manufactura, el comercio y la comunicación (normas ISO). Así, por ejemplo, está la serie
de normas ISO 9000, que provee los requisitos de aseguramiento de la calidad y guías para
gerenciar la calidad en una empresa (QSI, 1998).

De acuerdo con el punto de vista de la ISO en las Normas 9000, los estándares o normas
son las especificaciones de requerimientos para el aseguramiento de la calidad en la
producción industrial. Según Albert Batik, citado por Ravitch(1995), la primera función de
cualquier estándar es transmitir información de aquellos que tienen el conocimiento a los
que necesitan y pueden emplear ese conocimiento. Dada esta necesidad de la vida moderna,
se tienen estándares en todos los órdenes de la vida diaria en sociedad; así están los
estándares en el ramo de la construcción, en la seguridad industrial, en la prevención de
incendios, en la salud, en las telecomunicaciones y en los campos del comercio y la
economía; por lo que los gobiernos tienen oficinas de estándares de pesos y medidas para
regular las transacciones. Los estándares se establecen, cambian y se mejoran con el
propósito de elevar la calidad de vida de los ciudadanos; de esta manera, los estándares
ofrecen protección y la capacidad de predecir, lo que se traduce en un sentido de
comodidad y seguridad para los ciudadanos.

Estándares educativos en EEUU y la situación


Centroamericana
Dos hechos políticos marcan en los Estados Unidos el movimiento hacia la determinación
de estándares en educación.

En los primeros años de la década de los 80, el gobierno federal de los Estados Unidos
asumió, como política nacional, que el sistema escolar rindiera cuentas (accountability)
sobre los logros educativos. El informe "Una Nación en Riesgo" (1983) de la Comisión
Nacional sobre Excelencia en Educación había puesto en claro las deficiencias de la
educación de ese país y se buscaba lograr consensos sobre lo que los estudiantes de la
educación básica y media debían aprender en términos de conocimientos, habilidades y
destrezas (Burger (1997); Marzano y Kendal (1997)).

El presidente Bush anuncia, en 1990, las metas educativas nacionales para el año 2000, las
cuales fueron el producto político de la “Cumbre sobre Educación” de los gobernadores de
los estados de la Unión, realizada en Charlottesville, Virginia, en 1989. El anuncio de tales
metas dio inicio al movimiento que estableció estándares educativos nacionales en
diferentes áreas del contenido del currículo escolar, Burger (1997), Kendal y Marzano
(1997). Sin embargo, debe señalarse que el establecimiento de estos estándares ha sido una
labor llevada a cabo por asociaciones profesionales de educadores u organizaciones no
gubernamentales educativas.

En marzo de 1994, el presidente Clinton firmó la ley Metas 2000, legislación que establecía
las bases para que se definieran estándares educativos nacionales y programas de medición
igualmente nacionales. Aunque esta ley contó con el beneplácito de la opinión pública, que
se tradujo no sólo en apoyo al establecimiento de estándares, sino también a la
administración de los exámenes nacionales, no se logró el consenso político para tener una
acción fuerte, en materia de estándares y pruebas, en el ámbito federal (Ravitch, 1995).

Por otra parte, los resultados del Programa Nacional de Medición del Progreso Educativo
(NAEP) y de los estudios internacionales de medición, en particular el TIMSS (Tercer
Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias), señalan un pobre desempeño de los
estudiantes estadounidenses, lo que representó un factor más que impulsó el movimiento en
pro del establecimiento de estándares.
Es necesario tener una clara perspectiva del significado de ese movimiento en los Estados
Unidos, donde existe un sistema educativo descentralizado, que permite que cada Estado, y
dentro de estos los distritos escolares defina su propio currículo. La existencia de una
enorme cantidad y diversidad de currículos con metas disímiles marcó la pauta para
promover la existencia de estándares nacionales.

En la región centroamericana, el tema del establecimiento de estándares nacionales tiene un


antecedente muy importante. El Ministerio de Educación de la República de Nicaragua
inició, a mediados de 1998, un proyecto nacional de establecimiento de estándares, que es
un importante antecedente de este Proyecto Centroamericano, promovido por la CECC con
fondos dela OEI.

Si se compara la situación de Centroamérica con la estadounidense en el campo curricular,


se deduce una realidad muy diferente, pues en todos los países de la región rige para la
educación pública, un único currículo oficial nacional. De una manera u otra, en nuestros
países existen, aunque no formalmente sistematizados, estándares de aprendizaje en las
diferentes asignaturas del plan de estudios oficial. El intento de este proyecto es
explicitarlos y sistematizarlos en el nivel nacional y, además, plantear estándares de nivel
centroamericano que trasciendan esos niveles. En el campo de las decisiones políticas,
también se aprecia una diferencia importante: los ministros de educación de los seis países
del área sí tomaron la decisión de establecer estándares nacionales y regionales.

Estándares en Educación
La palabra estándar tiene diferentes significados para los educadores. Podría tener un vago
significado como sinónimo de hacer algo mejor de alguna manera no especificada o un
significado más preciso, como una meta posible de medir y, por lo tanto, conocer si se logra
o no. Para los propósitos de este proyecto el término estándar tiene tres significados.

El estándar de contenido o estándar curricular describe lo que los maestros deben enseñar y
lo que los estudiantes deben aprender (Ravitch,1995). Según esta autora, son descripciones
claras y precisas de los conocimientos, habilidades y destrezas que deben ser enseñadas a
los estudiantes. Por conocimientos entendemos las ideas, conceptos, dilemas e
informaciones más importantes de la disciplina y por habilidades y destrezas se “incluye las
formas de pensar, trabajar, comunicarse, razonar e investigar que caracterizan a cada
disciplina”(National Education Goals Panel, 1993, p.9). Un estándar de contenido debe ser
medible, de tal forma que permita conocer los estudiantes demuestran domino del
contenido o habilidad contenida en el estándar. Si no cumple con esta característica, el
estándar no tendrá valor para los maestros ni para los estudiantes. Los estándares deben
darse a conocer a los estudiantes y a sus padres; para que así se entienda claramente cuáles
son las expectativas de aprendizaje que se tienen en la escuela.

Los Estándares de Ejecución y Niveles de Logro Marcado definen el grado en que se logró
el estándar de contenido. Representan lo que significa un desempeño inadecuado,
aceptable, adecuado o superior. Según el National Educational Goals Panel, 1993 (Panel
Nacional de Metas Educacionales) el estándar de ejecución “indica la naturaleza de la
evidencia, tales como un ensayo, prueba matemática, experimento científico, proyecto,
examen o una combinación de los anteriores, requerida para demostrar que el estándar de
contenido se ha logrado y que la calidad del desempeño del estudiante es aceptable (lo que
amerita una nota para pasar)”.

Los estándares de oportunidades de aprendizaje definen la disponibilidad de programas,


personal y otros recursos que deben proveer las escuelas y el Estado para que los
estudiantes puedan lograr las metas que señalan los estándares de contenido y de ejecución
(Ravitch, 1995).

Los países que logran mejores rendimientos de sus estudiantes se distinguen en especial por
dos hechos: primero establecen altas exigencias para sus estudiantes. Así, tanto los padres y
los maestros, como los mismos estudiantes, asumen que pueden lograrse (Tucker y
Codding,1998) y tienen un currículo que concentra el esfuerzo en lograr conocimientos
significativos con mayor profundidad (Valverde, en prensa). Esas altas expectativas son
estándares compartidos por la comunidad educativa y por la sociedad en general. En
nuestros países, es fácil detectar la ausencia de esas mismas expectativas altas para nuestros
estudiantes, convirtiéndose este hecho en un obstáculo real para lograr rendimientos altos.

Los estándares en evaluación.

Implícito en el concepto de estándares está la relación entre la meta que establecemos para
el estudiante y la medida que hacemos de ese logro. Esta congruencia entre los estándares y
la medición se ha llegado a conocer como medición basada en estándares. En este
paradigma de medición, los aprendizajes y las ejecuciones de los estudiantes son medidos
contra los estándares, usando instrumentos que proveen resultados cuya interpretación sea
válida y confiable (Burger, 1997).

Se señalan tres propósitos fundamentales de la medición basada en estándares: a.-


Contribuir a comunicar las metas que se esperan sean alcanzadas en las escuelas por los
maestros y los estudiantes; b.- Concretizar las metas para orientar los procesos de
enseñanza y aprendizaje y c.- Centrar el esfuerzo de los educadores y los estudiantes en
metas de desempeño específicas.

Según Linn y Herman (1997) la medición basada en estándares tiene las siguientes
características: a.- Está ligada estrechamente al currículo; b.- Compara el rendimiento de
cada estudiante con las metas de contenido y ejecución previamente establecidas y c.-
Incorpora nuevas formas de medición del logro conocidas como medición del desempeño y
medición auténtica. La primera característica señala la congruencia de la medición con el
currículo, en otras palabras el alineamiento que debe darse entre estos elementos del
proceso educativo. Alineamiento es un nuevo concepto que se está empleando en el campo
de lo estándares, para señalar la relación congruente que debe existir entre los estándares y
los demás elementos del proceso educativo. De esta manera, debe existir congruencia entre
los estándares y el currículo, la formación y capacitación docente, los materiales de
enseñanza, los libros de texto y la medición del logro y entre todos estos elementos.
De la segunda característica se deriva que la medición basada en estándares es
esencialmente medición relacionada con criterios. Se quiere obtener información sobre el
logro específico de conocimientos o habilidades por parte de un estudiante, no sobre el
estado relativo del rendimiento de un estudiante con respecto a su grupo o a un grupo
normativo. La tercera característica señala que la medición del desempeño y la medición
auténtica deben incorporarse en la medición basada en estándares. Una posible definición
de medición del desempeño establece: que es un enfoque de medición en el que los
estudiantes deben ejecutar tareas, en vez de, simplemente, proveer respuestas escritas u
orales a las preguntas de un examen. El desempeño de los estudiantes se juzga con criterios
pre-establecidos, basados en el discernimiento humano. Enfatiza la medición de
conocimientos y habilidades complejas y de alto nivel depensamiento, preferiblemente en
un contexto de mundo real en el que se emplean esos conocimientos y habilidades. Emplea
una variedad de medios que requieren un tiempo sustancial de parte del estudiante
paracompletarlos. Se dice que la evaluación del desempeño es auténtica cuando las tareas
que el estudiante responde tienen como contexto el mundo real. Ciertamente los medios que
emplean este tipo de medición permite medir logros de alto nivel de razonamiento y de
elaboración.

La enseñanza y los estándares.

En un sistema educativo la definición de estándares tiene implicaciones para la enseñanza.


En ella los estándares determinan lo que será enseñado. Cuando esta información es
compartida, dejando de lado toda sorpresa, los estudiantes satisfacen el estándar o lo
sobrepasan. Se considera que todos los estudiantes pueden alcanzarlos, si se les da el
tiempo y la instrucción adecuada. Los estándares, aunque ofrecen la guía general para la
enseñanza del qué y el cuánto, no pretenden de ninguna manera señalar la forma de llevar a
cabo dicha tarea; es decir no están comprometidos con el cómo (métodos o técnicas de
enseñanza). No se debe pretender que los estándares sean una guía metodológica.

Un sistema escolar basado en estándares.

De acuerdo con Burger (1997), un sistema escolar basado en estándares posibilita


reexaminar los elementos que lo estructuran, a saber: fines de la educación, principios,
políticas, programas, procesos, procedimientos y prácticas. Los estándares dan la
oportunidad de examinar o de clarificar estos elementos a partir de su visualización por la
comunidad escolar (maestros, administradores, miembros de las juntas de apoyo a la
escuela, padres de familia y, en general, miembros de la comunidad).

Criterios para la definición de estándares


Se proponen once criterios para la definición de estándares. La mayoría de estos criterios se
fundamentan en los definidos por la American Federation of Teachers (1996) y por los New
Standards (1997) del National Center of Education and the Economy de la Universidad de
Pittsburgh. Todos estos criterios sirvieron de guía en la ejecución de este Proyecto.

Los estándares deben centrarse en lo académico.


Los estándares se definen para llevar a los estudiantes a dar un rendimiento máximo
posible. De esta manera, la definición debe centrarse en lo académico y, por lo
consiguiente, se redactan solamente en esta área. Aunque se reconozca que la escuela tiene
un papel importante en el desarrollo de los aprendizajes socio afectivos, estos se lograrán
mediante otros instrumentos y procedimientos.

Los estándares deben centrarse en las disciplinas.

La definición se realizará para cada disciplina individualmente. Podría darse la situación de


querer definirlos en términos interdisciplinarios, con lo que se corre el peligro de olvidar lo
esencial de las disciplinas básicas y proponer estándares que no sean claros ni específicos.

Dada su especificidad, los estándares deben fomentar que todos los


estudiantes estén expuestos a un currículo básico común.

No sólo deben centrarse los estándares en los contenidos académicos, sino definir los
conocimientos, habilidades y destrezas esenciales que todos los estudiantes deben aprender
en cada una de las asignaturas. Si los estándares son definidos de esta forma coadyuvan a
garantizar que todos los estudiantes, sin importar su condición social, económica, étnica o
de sexo, sean expuestos a un mismo currículo básico. Se entiende que este currículo básico
común es de alta exigencia.

Los estándares deben ser realistas de acuerdo con el tiempo disponible para
la enseñanza.

Los estándares no deben ser una camisa de fuerza para el maestro en el desarrollo del
currículo. Deben permitirle las adecuaciones curriculares que su criterio profesional le
indique, de acuerdo con sus estudiantes, centro educativo y el entorno comunal. El
propósito es definir los conocimientos y las destrezas fundamentales. No se trata de cubrir
con los estándares todos los contenidos del currículo prescrito.

Los estándares deben ser rigurosos y tener como marco de referencia


estándares internacionales de calidad.

La meta esencial del establecimiento de estándares es elevar el rendimiento de los


estudiantes, por lo que aquellos deben ser rigurosos y exigentes. Esta rigurosidad y
exigencia no sólo debe darse en términos internos de cada país, sino, también, en
comparación con estándares internacionales de calidad. A este respecto, cada país deberá
hacer el esfuerzo de cotejar sus propios estándares, no solo con los regionales definidos en
este proyecto, sino con los de otros países fuera de la región, con la finalidad de superar,
progresivamente, los suyos.

Los estándares deben incluir niveles múltiples de ejecución.


Es indispensable que los estándares incluyan la definición de niveles múltiples de
ejecución. Estos niveles corresponderán en primer lugar al mínimo de exigencia, que de por
sí debe ser alto, y a niveles más altos de excelencia. Los estándares deben representar un
desafío, una motivación para la superación personal, según las posibilidades de cada uno.
Por ello, los niveles de exigencia requieren un trabajo serio, de manera que dichos niveles
no sean tan fáciles ni tan difíciles que desmotiven a los estudiantes.

Los estándares deben combinar conocimientos, habilidades y destrezas, pero


no deben privilegiar unos a expensas de los otros.

Hay una tendencia o sesgo entre los educadores que orienta los procesos educativos
preferentemente a que los estudiantes muestren dominio de las destrezas en resolución de
problemas, la toma de decisiones, pensamiento crítico y de alto nivel de pensamiento. Esta
tendencia contrapone el logro de las destrezas al dominio de los conocimientos. Los que
sostienen esta posición insisten que los estándares no deben prestar atención a las
disciplinas académicas tradicionales (a las ideas, hechos, datos, conceptos y a la
información), sino centrarse en las destrezas. Ciertamente el dominio de las destrezas es
importante, pero no puede darse sin lograr el dominio de los conocimientos. Los estándares
deben mostrar un equilibrio entre conocimientos y destrezas, de tal manera que aseguren un
desarrollo simultáneo de ambos.

Los estándares no deben cumplir una función didáctica.

Los estándares deben cumplir la función de comunicar a los maestros, administradores y


padres de familia el qué y el cuánto los estudiantes deben aprender, pero de ninguna manera
insinuar el cómo deben los maestros enseñar esos conocimientos o destrezas. En otras
palabras, los estándares guían la enseñanza, pero no son una propuesta didáctica. Los
estándares deben respetar el juicio del docente, quien debe internalizar una filosofía de la
enseñanza, respecto de los métodos y las técnicas que empleará para guiar el aprendizaje.

Los estándares deben ser escritos con una claridad tal que permita su
comprensión a todos los interesados en la educación.

La redacción de los estándares debe ser comprendida por los alumnos, padres de familia,
educadores y los miembros de la comunidad interesados en la educación. La comprensión
por parte de todos será un elemento fundamental para que los estándares lleguen a ser
verdaderas metas nacionales.

El establecimiento y la definición de los estándares deben ser el resultado de


un proceso interactivo de comentarios, retroalimentación y revisión que
considere la opinión de los educadores y de toda la sociedad, y que refleje un
consenso amplio.

Se reconoce que la definición preliminar de los estándares es un trabajo de los especialistas


de cada asignatura. Sin embargo, el procedimiento para su establecimiento definitivo
deberá ser participativo y considerar la opinión de los gremios de educadores, de las
cámaras de comercio y la industria, de la Iglesia, de los partidos políticos, de los líderes
políticos de los ministerios de educación, de las asociaciones de empresas educativas
privadas, etc. Debe ser un proceso de consulta, negociación y consenso.

Los estándares pueden basarse en el currículo oficial, pero no deben estar


limitados a este currículo.

Este es un criterio político que solamente se estableció para el desarrollo de este Proyecto.
Los especialistas que definieron la versión preliminar de los estándares se basaron en el
currículo oficial, pero emplearon otros elementos para enriquecerlos, tales como: el criterio
de especialistas en el contenido de cada asignatura, libros de texto, estándares de otros
países, estándares internacionales, etc.

La dimensión política en la determinación de los


estándares
La determinación de estándares implica no solo un proceso técnico, sino también político,
porque entran en juego diferentes grupos de la sociedad interesados en definir cuál es la
mejor educación para la población escolar. Los intereses implican relaciones de poder. Por
esta razón, una vez que los estándares se hayan establecido técnicamente, tendrán que ser
sometidos a negociación con los diferentes grupos, para lograr consensos y compromisos
(Title, 1984). Estos consensos y compromisos, en una primera etapa, deberán involucrar a
la comunidad educativa: maestros y sus asociaciones o sindicatos, padres, técnicos de los
ministerios, profesionales formadores y capacitadores de docentes y políticos educativos.
En el caso de los maestros, la socialización de los estándares implicará un trabajo de
discusión de muestras reales de desempeños de estudiantes y de instrumentos de medición
y sus indicadores de ejecución para cada uno de los estándares. Asimismo, deberán
elaborarse y distribuirse nuevos materiales de enseñanza que recojan muestras discutidas y
analizadas por maestros con sus respectivos comentarios, para que sirvan de ejemplo para
otros educadores.

Una segunda etapa implica la discusión y logro de consensos con el resto de la sociedad
civil. Esta etapa es necesaria para que los estándares se conviertan en metas nacionales y se
adquiera un compromiso nacional de proveer a la escuela y a los maestros los medios
necesarios para que los niños tengan verdaderas oportunidades de aprendizaje (estándares
de oportunidades de aprendizaje).

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