Está en la página 1de 8

TESTAMENTO MILITAR

PERSONAS QUE PUEDEN OTORGAR TESTAMENTO MILITAR

ARTICULO 712

Pueden otorgar testamento militar los miembros de las Fuerzas Armadas y de


las Fuerzas Policiales, que en tiempo de guerra estén dentro o fuera del país,
acuartelados o participando en operaciones bélicas; las personas que sirvan o
sigan a dichas fuerzas; y los prisioneros de guerra que estén en poder de las
mismas.
Los prisioneros que se encuentren en poder del enemigo tienen el mismo
derecho, conforme a las Convenciones Internacionales
1. Generalidades. Cuestionamiento de la necesidad de regulación de este tipo
de testamento
La norma bajo comentario señala enunciativamente a las personas -y los criterios
para identificarlas- que se encuentran facultadas para otorgar testamento militar.
Este tipo de testamento "reemplaza al testamento en escritura pública y al
cerrado. No así al ológrafo que, como se ha visto, se puede otorgar en cualquier
ocasión".
El testamento militar no se encontraba regulado por el Código Civil de 1936. Su
incorporación al Código Civil vigente fue materia altamente controvertida. Así,
por ejemplo, Echecopar y Corvetto apuntan por la eliminación de este tipo de
testamento bajo el argumento de que la forma ológrafa puede ser empleada en
cualquier caso de emergencia, por un civil o un militar en tiempo de paz o en
campaña. En efecto, "la idea del testamento militar es que se consiente cuando
concurren circunstancias que permiten suponer que no será fácil utilizar otra de
las modalidades que el Código llama ordinarias" (LOHMANN, p. 389).
No obstante, la necesidad de brindar la posibilidad de otorgar un testamento
especial a quienes se encontrarán vinculadas con un conflicto bélico prevaleció
en el seno de la Comisión Reformadora del Código Civil de 1936, admitiendo la
incorporación del testamento militar en nuestro Código.
2. Personas que pueden solicitarlo
En lo que toca a las personas que se encuentran facultadas para otorgar
testamento militar, resulta necesario efectuar algunas precisiones.
En primer lugar, este tipo de testamento "no se circunscribe a los miembros de
los ejércitos de tierra, de lo que se deriva que éste es el testamento aplicable
para los marinos en caso de conflicto bélico, y no propiamente el testamento
marítimo de que tratan los artículos 716 y siguientes, que es aplicable en tiempo
de paz". Lo propio ocurre respecto de las fuerzas militares que puedan
encontrarse en una nave aérea durante un conflicto armado. De ser el caso, el
testamento militar resultaría igualmente aplicable para este supuesto.
Así, en la legislación comparada, la ley colombiana autoriza el testamento militar
para tiempo de guerra, mas no como una facultad privativa de quienes ostentan
rango militar sino como prerrogativa de todos los que, en un momento dado,
soportan un conflicto bélico (LOHMANN LUCA DE TENA, 1996)
De otro lado, en cuanto al concepto de guerra, debe entenderse no solo el
conflicto con país extranjero, sino también operaciones bélicas internas, aunque
formalmente no haya sido declarado un estado de guerra civil. En este sentido,
el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española establece como
segunda acepción del término "guerra" a "la lucha armada entre dos o más
naciones o entre bandos de una misma nación". En el caso peruano, este último
supuesto queda ejemplificado por los años de lucha militar contra la subversión
y el narcotráfico, los cuales "ponen de relieve que, de hecho, era perfectamente
justificable la utilización del testamento militar en tales circunstancias".

Adicionalmente, debe tenerse presente que este tipo de testamento no es


privativo para las personas afiliadas al ejército o vinculadas de manera directa
con sus actividades en tiempo de guerra, sino que también puede ser otorgado
por "las personas que siguen al ejército, tales como los observadores militares
extranjeros y los corresponsales nacionales o extranjeros" .

Finalmente, cabe tener en cuenta que, en principio, las personas condenadas a


penas privativas de libertad llevan como sanción complementaria la interdicción
civil que las priva del ejercicio de sus derechos civiles, lo cual determinaría que
se encuentren impedidas de otorgar testamento.
Bajo esta premisa, este enunciado resultaría plenamente aplicable a los
prisioneros de guerra, los cuales, dadas las circunstancias, se encuentran
privados de su libertad. No obstante, este razonamiento no es exacto, habida
cuenta de que las personas condenadas a penas privativas de libertad como los
prisioneros de guerra, mantienen vigentes sus derechos civiles, incluyendo sin
duda, el de testar. Este derecho se encuentra expresamente regulado por el
artículo 120 del Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de
guerra, aprobado por el Estado peruano mediante Resolución Legislativa 12412.

PERSONAS ANTE QUIENES SE OTORGA Y FORMALIDADES

ARTICULO 713

El testamento militar puede ser otorgado ante un oficial, o ante el jefe del
destacamento, puesto o comando al que pertenezca el testador, aunque dicho
jefe no tenga la clase de oficial, o ante el médico o el capellán que lo asistan, si
el testador está herido o enfermo, y en presencia de dos testigos.
Son formalidades de este testamento que conste por escrito y que sea firmado
por el testador, por la persona ante la cual es otorgado y por los testigos

La norma bajo comentario regula los requisitos para el otorgamiento de


testamento militar. Estos requisitos pueden ser de índole formal o de acuerdo
con la persona ante la cual se debe practicar el acto, conforme desarrollamos a
continuación.

1. Requisitos formales

En lo que toca al aspecto formal, se critica este artículo por incurrir en error al
momento de emplear el concepto de formalidades. En efecto, de acuerdo con la
norma bajo comentario, "las únicas formalidades exigidas son las contenidas en
el segundo párrafo. A saber: que conste por escrito, sin importar que lo haya
escrito el testador o un tercero, esté manuscrito o que haya sido mecanografiado;
y que lo firmen los intervinientes en el acto, que son el propio testador, los
testigos y la persona ante quien se otorga".
Lo expuesto debe ser concordado con el artículo 813 del Código Civil, el cual
establece la nulidad de los testamentos (como el militar, por ejemplo) en tres
supuestos específicos: ausencia de forma escrita, falta de la firma del testador o
de la persona autorizada para recibirlos. Por su parte, la anulabilidad de dichos
actos viene dada por el artículo 812 del acotado Código, referido al
incumplimiento de las demás formalidades.

Este temperamento determina que "la ausencia (y consiguiente firma) de los


testigos no es causal de nulidad, y ni siquiera de anulabilidad, porque en el primer
párrafo la intervención de testigos no ha sido exigida como cuestión formal; y si
su presencia no es exigida y en efecto no intervienen, evidentemente no podrán
firmar".

En este sentido, comentando el Código Civil español, Díez-Picazo (p. 382)


señala que "es también una omisión grave del Código no decir nada sobre cómo
ha de otorgarse este testamento abierto. Exigir que se cumplan los mismos
requisitos y solemnidades que en el notarial parece completamente absurdo: lo
que debe cumplirse con rigor es que la voluntad del testador quede reflejada en
el escrito y que esté conforme con el mismo".

De otro lado, cabe mencionar que "el Código no exige que la escritura la haga el
testador, la persona ante la cual se otorga, o un testigo. En consecuencia, puede
hacerla cualquiera; incluso persona distinta a las mencionadas, siempre que
éstas firmen".

Finalmente, cabe precisar que para el caso de los prisioneros de guerra, el


testamento se rige por el artículo 120 del Convenio de Ginebra relativo al trato
debido a los prisioneros de guerra, aprobado por el Estado peruano mediante
Resolución Legislativa N° 12412. Este dispositivo establece que "los testamentos
de los prisioneros de guerra se redactarán de modo que reúnan las condiciones
de validez requeridas por la legislación de su país de origen".
En este sentido, teniendo en cuenta que generalmente dicho testamento deberá
hacerse valer en el extranjero, resulta sensato cumplir con las formalidades que
establece el ordenamiento que lo acoge. No obstante, no debe descartarse la
posibilidad de que en defecto del conocimiento de dicha legislación, las
formalidades del ordenamiento peruano se apliquen con carácter subsidiario.

2. Personas ante quienes se otorga el testamento militar


De otro lado, en lo que respecta a la persona ante la cual se debe otorgar el
testamento y los requisitos que se deben cumplir para este acto, Lohmann (p.
393 y 394) efectúa las siguientes precisiones:
 En primer lugar, la norma bajo comentario no establece la obligación de
dejar constancia de las heridas o enfermedad del causante para facultar
la intervención del médico o capellán. No obstante la omisión de la norma,
ello deberá ser cumplido por estas personas a fin de otorgar mayor
protección al testamento frente a cualquier eventual impugnación.
 Asimismo, no se exigen calidades especiales a los testigos, lo que
determina que cualquier persona puede actuar en tal condición. La
ausencia de este requisito resulta plenamente justificado, en nuestra
opinión, por las circunstancias de premura y grave peligro en las que
probablemente sea otorgado este tipo de testamento.
 En este sentido, la persona ante quien se otorgue el testamento militar no
tiene las limitaciones del artículo 704, referido a los impedimentos por
vinculación con el otorgante.
 El precepto bajo análisis no regula el supuesto en que el testador no
pueda o no sepa firmar, supuesto que resulta bastante frecuente dadas
las circunstancias en que se otorga este tipo de testamento. De ser el
caso, el autor citado propone que la firma la efectúe uno de los testigos a
ruego del testador.
En idéntico sentido se pronuncian Díaz Picazo y Gullón, quienes comentando el
Código Civil español consideran que "si el testador está herido, podrá otorgarlo
ante el capitán o el facultativo que le asista. Si estuviese en destacamento, ante
el que lo mande, aunque sea subalterno". No obstante, adviértase que dicho
Código admite la posibilidad de otorgar testamento militar oralmente; de ahí que
la formalidad escrita no resulte esencial.
Ante esta eventualidad, surge la posibilidad de que nos encontremos ante un
testamento que, dadas las circunstancias, en la práctica, resulte siendo oral. En
efecto, la norma bajo comentario admite la posibilidad de que el testamento sea
redactado por persona distinta del testador; no obstante, la norma es expresa en
señalar la firma del testador como requisito de validez de dicho acto, inclusive
cuando el testamento haya sido redactado por persona distinta.

En este sentido, si bien las circunstancias admiten su empleo, la firma a ruego


podría desnaturalizar el carácter solemne de este acto. En efecto, si bien la
voluntad del testador consta en un instrumento formal, éste no ha sido expresada
utilizado por dicho medio, sino a través de un mecanismo oral. La formalidad en
este sentido es posterior y no inherente a la verificación del acto de testar, no
cumpliéndose con dicho requisito.

Una interpretación contraria abriría la posibilidad de otorgar testamentos orales


en nuestro ordenamiento; lo cual constituiría un grave atentado contra la
seguridad jurídica, sin perjuicio de la infracción al orden público que representa
y el problema de la probanza de si la voluntad consignada corresponde a la del
testador (probablemente fallecido para cuando se requiera la prueba).
Este temperamento se agrava si tenemos en cuenta la situación de confusión y
premura (propias de las circunstancias) en que puede otorgarse este tipo de
testamento; lo cual abunda en la posibilidad de que la voluntad del testador
expresada oralmente se vea desnaturalizada.
 Finalmente, no obstante que la norma bajo análisis omite señalar como
requisitos de validez el nombre del testador y la fecha en que se otorga el
testamento, éstos deben considerarse como requisitos esenciales
atendiendo a la naturaleza del acto.

ARTICULO 714

El testamento militar se hará llegar, a la brevedad posible y por conducto regular,


al respectivo Cuartel General, donde se dejará constancia de la clase militar o
mando de la persona ante la cual ha sido otorgado. Luego será remitido al
Ministerio al que corresponda, que lo enviará al juez de primera instancia de la
capital de la provincia donde el testador tuvo su último domicilio.
Si en las prendas de algunas de las personas a que se refiere el artículo 712 y
que hubiera muerto, se hallara un testamento ológrafo, se le dará el mismo
trámite

La norma bajo comentario establece el procedimiento que debe seguirse frente


a un testamento militar en caso de fallecimiento del testador. No obstante, cabe
advertir que este supuesto no se verifica en caso de prisioneros de guerra.
En efecto, en el supuesto de que "el prisionero fuera extranjero, y sin duda esa
hipótesis es posible, carece de sentido remitir el documento a un ministerio y
luego al juez del domicilio del prisionero. Lo que habrá que hacer en casos como
éste será enviar el testamento al Ministerio de Relaciones Exteriores para que a
través de él sea remitido a las autoridades pertinentes del país de origen del
prisionero" .

En efecto, ante el vacío que, en cumplimiento de la norma, genera la remisión


de este documento al juez, es preciso traer a colación lo dispuesto por el artículo
825 del Código Procesal Civil, el cual establece que el juez que reciba el
testamento deberá ponerlo en conocimiento del Ministerio Público, así como
disponer su inscripción en el Registro de Testamentos, a fin de ponerlo en
conocimiento de los sucesores e interesados.

Adicionalmente, existen tratados internacionales que permiten aclarar el trámite


para el supuesto de que el testador fuera extranjero. En este sentido, es preciso
traer a colación lo dispuesto por el artículo 120 del Convenio de Ginebra relativo
al trato debido a los prisioneros de guerra, aprobado por el Estado peruano
mediante Resolución Legislativa N° 12412, que establece que:

"Los testamentos de los prisioneros de guerra se redactarán de modo que reúnan


las condiciones de validez requeridas por la legislación de su país de origen, el
cual tomará las medidas necesarias para poner dichas condiciones en
conocimiento de la potencia detenedora. Tras solicitud del prisionero de guerra,
y en todo caso después de su muerte, el testamento será retransmitido sin
demora a la potencia protectora, una copia, certificada como fiel, será remitida a
la Agencia Central de Información".

La referencia a la obligación de poner en conocimiento de la potencia detenedora


queda cumplida mediante la remisión del testamento al Ministerio de Relaciones
Exteriores, a fin de que éste se ocupe de ponerlo en conocimiento de los
familiares del testador.

En el caso de las personas civiles que por su vinculación al conflicto bélico se


encuentren habilitadas para otorgar testamento militar, este procedimiento ha
sido regulado por el Convenio de Ginebra relativo a la protección de personas
civiles en tiempo de guerra, aprobado por el Estado peruano mediante
Resolución Legislativa N° 12412, cuyo artículo 129 establece que "los internados
podrán poner sus testamentos en manos de las autoridades quienes
garantizarán su custodia. En caso de fallecimiento de un internado, su
testamento será remitido con urgencia a las personas por él designadas.
El fallecimiento de cada internado será comprobado por un médico,
extendiéndose un certificado en que se expliquen las causas de la muerte y sus
circunstancias".
Nuevamente, al igual que para el caso de los prisioneros de guerra, la tramitación
deberá hacerse a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Finalmente, la referencia a los testamentos encontrados en la prenda de algunas
de las personas vinculadas al conflicto bélico no debe ser restrictiva.
En este sentido, deben entenderse comprendidos dentro del último párrafo del
artículo bajo comentario el supuesto en que el testamento ológrafo sea
encontrado en las instalaciones militares, equipos, vehículos y, en general, en
cualquier otro lugar que pueda haber estado vinculado con la actividad bélica
desarrollada

También podría gustarte