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externas, constituidas por variados factores físicos y químicos y agentes animados, y las
causas internas, en las que, entre otros, se incluyen los factores genéticos. En un organismo
previamente sano, es difícil concebir que surja un factor genético como causa primaria de
enfermedad, sobre todo si se considera que ciertos factores físicos, como las radiaciones
ionizantes, pueden alterar el material genético. Desde este punto de vista pareciera que todas
las causas internas de enfermedad son secundarias a la acción de factores externos. ¿De qué
manera se explicaría la aparición espontánea de una alteración genética? Ello es posible, sin
embargo, si la replicación del material genético se entiende desde un punto de vista
probabilista, de modo que la replicación normal se da con altísima probabilidad, pero inferior
a uno.
Causas internas
a) Alteraciones genéticas: mutaciones (alteraciones puntuales a nivel molecular) y
aberraciones cromosómicas (alteraciones cromosómicas cuantitativas o cualitativas
perceptibles con microscopía de luz).
Kretschmer partió de enfermos mentales, en que notó que ciertas psicosis se daban
preferentemente en individuos de ciertos rasgos físicos; posteriormente extendió sus
observaciones a individuos normales. En la concepción de Kretschmer, lo físico y lo
psíquico se investigan como dos aspectos de un mismo individuo; los biotipos
representan aquí tipos globales.
Figura 1.2
Representación squemática del
tipo pícnico.
Figura 1.4
Representación squemática del
tipo leptosómico.
Los efectos de la corriente eléctrica en los tejidos son de tres tipos: térmico,
electrolítico y el llamado efecto específico.
El efecto térmico es el que domina en las corrientes de alto voltaje (y por lo tanto, de
alto amperaje en los tejidos), el calor desprendido sigue la ley de Joule. El efecto
electrolítico no es de mayor importancia y aparece principalmente en caso de
corriente continua: alrededor del ánodo se produce alcalinización con necrosis de
coagulación; alrededor del cátodo, acidificación con necrosis de colicuación.
Hay dos teorías para explicar la forma de actuar de estas radiaciones en los tejidos, la
teoría del blanco o acción directa y la teoría de acción indirecta. Según la teoría del
blanco, las radiaciones ionizantes alteran directamente las macromoléculas, en
especial el ácido desoxirribonucleico. Según la teoría de la acción indirecta, el efecto
patógeno se produce a través de la radiolisis del agua, que se ioniza y genera radicales
libres (superóxidos) de alta reactividad. Los radicales libres, según esta teoría, actúan
luego sobre los ácidos nucleicos y enzimas. Los mecanismos protectores del
organismo frente a superóxidos están restringidos al eritrocito (catalasas y dismutasa
de superóxido).
Las lesiones por radiación tienen un período de latencia, lo que habla en favor de la
teoría de la acción indirecta.
Los efectos principales de los radicales libres se producen en los lípidos de las
membranas celulares y en los enlaces sulfidrilos de las proteínas (figura 1.5). En
particular, dichos radicales pueden provocar peroxidación de los lípidos dentro de las
membranas de la célula y organelos, con lo que se dañan las mitocondrias y retículo
endoplasmático. En las proteínas pueden producirse puentes de enlaces disulfídricos
(los aminoácidos más lábiles son metionina y cistina). En el ácido
desoxirribonucleico pueden producir mutaciones.
Figura 1.5.
Arriba: estructura bioquímica de la membrana celular normal.
Abajo: alteraciones producidas por radicales libres.