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TEMA 7: EL PROCESO DE DESAMORTIZACIÓN Y LOS CAMBIOS

AGRARIOS.

0) Introducción.

Paralelamente al discurrir político se produce la sustitución de la economía feudal y de


la sociedad estamental, propia del Antiguo Régimen, por un sistema económico
capitalista y una sociedad de clases. La nueva sociedad liberal se define por la
propiedad: quién la tiene, pertenece a la clase dirigente, quién no, es un trabajador y
queda relegado en el escala social. Por eso no es extraño que la mayor parte de los
cambios legales que se aprueban en este siglo se encaminen a reforzar la plena
propiedad privada. En torno a ella se agruparán la alta burguesía y la vieja aristocracia,
para formar una nueva clase capitalista moderna.

El crecimiento económico no se verá acompañado por un proceso social equivalente. A


lo largo del siglo XIX la sociedad española se hace más clasista, con una oligarquía que
incrementa cada vez más su riqueza y unas clases populares campesinas y urbanas que
ven acentuarse, cada vez más, la miseria y la injusticia. Este hecho explica la toma de
conciencia de los trabajadores y el surgimiento y expansión del movimiento obrero, que
cristalizará a comienzos del siglo XX en las organizaciones políticas y sindicales de
ideología socialista y anarquista.

1. Los cambios en la propiedad rural: las desamortizaciones.

1. Conceptos de desamortización y antecedentes.

Entendemos desamortización como la incautación mediante acto jurídico de


propiedades (rurales o urbanas) vinculadas al clero y a municipios por parte
del Estado, que luego venderá en subasta pública para que estos bienes
entren dentro del mercado abierto. Los políticos liberales pensaron que la
primera medida que había que adoptar para poner fin al atraso económico
español era eliminar los restos del régimen señorial. Para ello estas
desamortizaciones que erradicaban el sistema feudal y permitían la venta de
estas tierras para que los nuevos propietarios modernizasen el campo.

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Ya desde el reformismo ilustrado (reinado de Carlos III), los ilustrados
pensaron que para acabar con el atraso de la agricultura se debía acabar con
la propiedad vinculada o amortizada (también llamada de “manos muertas”).
Muestra de ello fue el fallido proyecto de “Reforma Agraria” de Jovellanos.

Entre 1798-1805 se llevó a cabo la primera experiencia desamortizadora de


Godoy sobre las propiedades eclesiásticas (hospicios, hospitales, orfanatos,
etc…) con el objeto de solucionar así la deuda de la Hacienda pública. Sin
embargo, no logró lo pretendido, y además dejó sin fondos a la Iglesia para
sus labores de asistencia a los más desfavorecidos, con lo cual aumentó la
miseria. Semejantes medidas fueron tomadas durante el periodo de la
Guerra de la Independencia (1808-1814) tanto por el gobierno afrancesado
de José Bonaparte como por los liberales de las Cortes de Cádiz (Decreto 6
de agosto de 1811, supresión de los señoríos jurisdiccionales). Sin
embargo la vuelta al absolutismo de Fernando VII lo anularía. De nuevo, en
el Trienio Liberal (1820-1823) se llevaron a cabo medidas
desamortizadoras de bienes municipales (bienes de propios y baldíos) y de
bienes eclesiásticos (sobre todo conventos). La vuelta de nuevo en 1823 al
absolutismo supuso el fin de estas medidas y se produjo la devolución de los
bienes vendidos.

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