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Primeros auxilios psicológicos y adolescencia: una etapa crucial

Por: Catalina Díaz Arias

El ciclo vital de un ser humano está acompañado de diferentes eventos que marcan su

vida: algunos pueden ser satisfactorios y otros no lo son tanto; eventos como el inicio de la

escolaridad, la unión conyugal y el nacimiento de un hijo, entre otros logros alcanzados en las

diferentes etapas, generan sentimientos de realización personal; no obstante, existen otros que

impactan, desestabilizan y generan crisis como la muerte de un ser querido, la pérdida del

trabajo, cambios abruptos o cualquier pérdida por motivos naturales o circunstanciales (Slaikeu,

1996). Entre los eventos circunstanciales que generan cambios drásticos en la vida del ser

humano se encuentran los desastres naturales que en los últimos años, según Capacci y Mangano

(2015), han ido en aumento debido al crecimiento en la infraestructura y a la evolución de la

relación entre el humano y el medio ambiente, lo que ha llevado a desequilibrios ambientales que

provocan diferentes fenómenos naturales a nivel mundial.

En Colombia, la población no sólo se encuentra en riesgo de presentar crisis debido a

eventos del desarrollo o a desastres naturales, sino también a la violencia tanto del conflicto

armado, como a la que se da en la cotidianidad. En el informe “Forensis”, entregado por el

Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2018), se encuentran diferentes estadísticas del

número de casos relacionados con homicidios (12.130 casos), violencia interpersonal (116.115

dictámenes), violencia intrafamiliar (28.645 casos), violencia de pareja (46.669 peritajes), y con

casos de presunto abuso sexual (26.065 exámenes médicos). Estos altos índices de violencia del

país pueden ser la causa de que muchos individuos sean vulnerables a diversos padecimientos

tanto físicos como mentales. Esto se hace evidente en la Encuesta Nacional de Salud mental

(Ministerio de Salud y Protección Social, 2015), en la que se muestran los altos índices de riesgo
de padecer Trastorno de Estrés postraumático (TEPT); las cifras de niños entre los 7 y los 11

años muestran que el 46% de la población que ha estado expuesta a eventos traumáticos,

presenta al menos un síntoma relacionado con el TEPT, mientras que aproximadamente el 45%

presenta más de dos síntomas. En cuanto a los adolescentes, se evidenció una prevalencia de los

síntomas en un 19%, y en los adultos entre los 18 y los 45 años se encontró que,

aproximadamente, el 18% de los varones que ha sido expuesto a un evento traumático tiene uno

o dos síntomas, mientras que aproximadamente el 23% de los hombres encuestados tuvo de tres

a diez síntomas, lo que explica el 3,8% de riesgo de padecer TEPT.

Además, se encontró que en Colombia, desde el año 2009 ha ido aumentando la tasa de

suicidios, la cual llegó al 10,4% de las muertes actualmente, registrándose, así, el número más

alto de incidentes en el 2018, principalmente en población joven y adulta. Esto conlleva a que el

fenómeno del suicidio sea considerado un problema de salud pública en el país (Ministerio de

Salud y Protección Social, 2017). Cabe resaltar que se ha evidenciado un aumento significativo

de estas conductas en la población infantil y adolescente, lo que genera una alerta a nivel

nacional (Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2018).

Por lo anterior, se hace necesaria la implementación de una intervención psicoeducativa

que sea de calidad y que tenga resultados efectivos, que sea de fácil acceso a la población

general, y que contribuya a la mejora de la calidad de vida, a la prevención de trastornos como el

TEPT y a la disminución de conductas suicidas, dirigida especialmente a los adolescentes, ya que

esta es una etapa en la que se dan grandes cambios, y en la cual, según las estadísticas expuestas

anteriormente, hay mayor vulnerabilidad a conductas de riesgo y padecimientos relacionados con

la salud mental (McNeely y Blanchard, 2010). Es por esto que se propone la implementación de

un programa de entrenamiento en primeros auxilios psicológicos (PAP) que se enseñe en las


entidades educativas, dirigido a cualquier persona que sea capaz de implementarlos en los

contextos en los que se desempeña y en los que se hace imperativa la ejecución de dicho proceso.

En primer lugar, en diferentes contextos se ofrece entrenamiento de primeros auxilios

para atender casos de emergencia que ayudan a prevenir consecuencia físicas fatales. Este

entrenamiento se da a todo tipo de población, desde el contexto escolar (Tenorio y Marino, 2009)

hasta los adultos y profesionales de diferentes áreas. Esto ha contribuido a disminuir la tasa de

mortalidad y a prevenir lesiones nefastas que son fácilmente tratables y que pueden ser

manejadas por cualquier persona (IFRC, 2010). A partir de esto, surge la duda de, si es posible

realizar entrenamiento en primeros auxilios médicos, ¿por qué no realizar algo similar con los

primeros auxilios psicológicos (PAP), que puedan prevenir “lesiones” graves en la psicología del

individuo? Se ha comprobado que los primeros auxilios psicológicos contribuyen a la prevención

de diferentes fenómenos que se presentan como consecuencia del mal manejo de las reacciones

ante momentos críticos, como son el TEPT, la depresión y las conductas suicidas que se puedan

derivar de estos (Slaikeu, 1996).

Aunado a esto, Fox et al. (2012) proponen que se puede entrenar en PAP personas

voluntarias que no necesariamente tengan conocimiento en salud mental, y que a partir del

entrenamiento logren ofrecer apoyo, cuidado y satisfacción a las necesidades primordiales que la

persona en crisis presente en el momento del evento, y sirvan como enlace a recursos de ayuda

que estén disponibles en la comunidad, incluyendo un profesional en la salud mental. Esto

facilita el proceso de aprendizaje, ya que no se requiere conocimiento previo y las habilidades en

las que se recibe entrenamiento suelen usarse en la vida cotidiana.

En segundo lugar, se propone que el entrenamiento se de en el contexto educativo, puesto

que el colegio es uno de los ámbitos en los que los niños y jóvenes pasan la mayor parte del
tiempo y, por ende, es donde se viven ciertas crisis del ciclo vital y circunstanciales, y se

manifiestan en mayor medida los síntomas del trauma (Ramírez et al., 2013). Esto permite la

implementación in situ de la intervención en primera instancia, ya sea en casos de ideación

suicida o de pérdidas de diferente índole, lo que a su vez haría más efectiva la intervención con

PAP. Wei, Szumilas y Kutcher (2010) proponen los PAP como el mejor método de prevención

del trauma en el contexto educativo, ya que se realiza en el momento más cercano al evento,

ofrece sensación de protección, autoeficacia, calma y esperanza, y conecta con recursos

profesionales que pueden realizar una valoración precisa del estado mental de la persona y

detectar a tiempo los síntomas que esté padeciendo. Estas intervenciones se pueden proporcionar

de manera directa al niño por el servicio de salud del colegio, o indirecta, psicoeducando a los

padres en el manejo de dichas situaciones (Wei et al., 2010). Sin embargo, en el caso de los

adolescentes, la probabilidad de que soliciten dichos servicios es baja , ya que se busca mostrar

competencia y control de las adversidades y eventos vitales frente a la familia y amigos (De

Wolfe, 2011). Es por esto que usualmente recurren a sus pares, dado que estos empiezan a

ejercer una influencia mayor que en etapas posteriores y se convierten en los modelos principales

de conducta, generando un gran impacto en la identidad del joven (McNeely y Blanchard, 2010).

Siendo esto así, y gracias a las capacidades que se han adquirido en esta etapa del ciclo vital, los

adolescentes son una población conveniente para aplicar PAP a sus compañeros en los casos en

los que se necesita, lo cual promueve la prevención de diferentes conductas de riesgo y de

trastornos importantes que suelen derivarse de las crisis manejadas inadecuadamente (Bee, Yap,

Wright y Jorm, 2011). Adicionalmente, el entrenamiento en PAP contribuiría a que los

adolescentes mejoraran su autoeficacia a la hora de enfrentar situaciones de crisis, y sabrían


cómo actuar en estos casos, lo que aliviaría en gran parte el malestar individual (Kılıç y Şimşek,

2019).

En conclusión, los primeros auxilios psicológicos son una herramienta útil para el manejo

de las crisis en el instante más próximo a estas, previniendo diferentes padecimientos relevantes

en el contexto colombiano, como son los trastornos relacionados con el trauma y las conductas

suicidas (Slaikeu, 1996). Un contexto crucial para la prevención de estas conductas y para la

implementación de los PAP es el ámbito educativo, ya que es el lugar en el que los niños y

jóvenes pasan la mayor parte de su tiempo y debido a esto, es el lugar en el que se suelen vivir

diferentes crisis y se manifiestan los síntomas relacionados con estos eventos (Ramírez et al.,

2013). Entre la población escolar se encuentra que los adolescentes son un grupo en el que el

entrenamiento de los PAP se hace necesario, no sólo porque ya se encuentran en capacidad de

ofrecer apoyo, cuidado y enlace a diferentes recursos, sino porque es una etapa en la que los

pares ganan la relevancia que antes tenían los cuidadores y los padres. Por ende, se prevendrían

en mayor medida las conductas de riesgo que los adolescentes no suelen compartir con los

adultos (Bee, Yap, Wright y Jorm, 2011) y responderían mejor ante situaciones de crisis

personales (Kılıç y Şimşek, 2019). Es por esto que se propone la promoción de un programa de

entrenamiento en PAP dirigido a adolescentes, con el fin de prevenir enfermedades mentales

severas como el TEPT y la depresión, y disminuir la tasa de conductas suicidas que se

evidencian en el país desde la aplicación de la intervención de primera instancia en el momento

más cercano al evento crítico (Slaikeu, 1996).

Referencias
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Fox, J. H., Burkle, F. M., Bass, J., Pia, F. A., Epstein, J. L., & Markenson, D. (2012). The

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Kılıç, N., & Şimşek, N. (2019). The effects of psychological first aid training on disaster

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https://doi.org/10.1016/j.nedt.2019.104203

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