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Jesuitas Glosario ojo

Jesuitas: Este nombre hace referencia a los miembros de la


Compañía de Jesús por ello se les conoce con el nombre de jesuitas.
Además es habitual que cuando nos referimos a un miembro de esta
orden religiosa el nombre de la persona sea seguido de la sigla S.J.,
la cual se lee como Compañía de Jesús (Societatis Jesu)

Ejercicios espirituales de San Ignacio (E.E.): Los ejercicios de San


Ignacio son un conjunto ordenado de ejercicios de oración
formulados por San Ignacio cuando aún era laico. Están diseñados
para ayudar a una persona, mediante la oración, a examinar su vida y
su relación con Dios; se dirigen principalmente a laicos. El objetivo
rector de Ignacio al formularlos era ayudar a que la persona orientara
su vida hacia un mayor amor y servicio a Cristo a través de la
imitación de su vida desinteresada y de Servicio a los demás. El
período normal para la realización de los ejercicios espirituales es de
un mes, dedicado en exclusiva a la oración y a la reflexión.
Ejercicios es un libro diseñado fundamentalmente para ayudar al
director del retiro en la guía del ejercitante.
No se trata de un libro de lectura. Los ejercicios de oración tienen
que ser experimentados de forma activa por la persona, a través del
uso de todas sus facultades mentales: memoria, comprensión,
imaginación y voluntad. Los ejercicios espirituales se derivan de la
experiencia de conversión y peregrinación espiritual de Ignacio. La
mayoría de los conceptos clave y del vocabulario ignaciano
proceden del libro de los Ejercicios

Constituciones: Inspiradas por el mismo espíritu de los Ejercicios


Espirituales, las Constituciones manifiestan la capacidad ignaciana
de compaginar los fines más idealistas con los medios más concretos

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y realistas para alcanzarlos. La obra dividida en diez partes, es un
manual de formación para la vida de la Compañía la cual fue escrita
por el propio Ignacio y dedicó los últimos años de su vida a escribir
las Constituciones de la nueva Orden Religiosa

Congregación general: Congregación General (C.G.) es la expresión


utilizada por Ignacio de Loyola y los primeros jesuitas para referirse
al máximo órgano legislativo de la Compañía de Jesús (lo que en
otras Órdenes y Congregaciones Religiosas se denomina "Capítulo
General"). La C.G. se reúne por uno de los siguientes motivos: con
ocasión de la muerte del General, para elegir uno nuevo; o u, en
circunstancias especiales, para redefinir las orientaciones apostólicas
y espirituales de la Orden. En los 456 años de su historia los jesuitas
se ha reunido en C.G. 34 veces. Tras el giro eclesial del Concilio
Vaticano II, lo han hecho con alguna mayor frecuencia que hasta
entonces: cuatro veces entre 1965 y 1995, en las C.G. 31 a 34. La
C.G. 33 (1983) tuvo por objetivo principal elegir el nuevo General
Peter-Hans Kolvenbach, tras la renuncia del P. Arrupe

Educación Jesuítica: En esta sección se describen algunos


documentos y términos importantes relacionados con la educación
jesuítica

Ratio Studiorum: (Plan de estudios, 1599).Es un manual diseñado


para orientar a maestros y administradores de escuelas jesuitas.
Incluye una serie de reglas e instrucciones para la administración de
estas escuelas. El Ratio se desarrolló gradualmente a lo largo de los
primeros 50 años de la participación de los jesuitas en la educación.
Es producto de la reflexión de los primeros jesuitas sobre su
experiencia en la educación. La última versión, publicada en 1599,
se convirtió en el manual que normó la educación jesuítica por
siglos

Prelección: Es uno de los métodos jesuíticos de enseñanza


tradicionales, en el Ratio. La prelección, en su forma tradicional,

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implica que el maestro haga una revisión previa de la tarea de los
alumnos. Durante ella, el maestro señala las áreas específicas donde
los alumnos deben poner especial cuidado. El maestro también
puede usarla para establecer el enfoque y el método con que debe
estudiarse una materia en particular

Repetición: Es otra práctica de la enseñanza jesuítica tradicional. La


repetición es un tiempo que se dedica a la revisión de un tema. Sin
embargo, no significa la simple revisión o memorización del
material que se aprendió. Conlleva la idea de una apropiación y
entendimiento más profundos del material aprendido. En el Ratio
hay cinco tiempos y niveles para la repetición: inmediatamente
después de la prelección, el día siguiente, cada semana, mes y año.
El Ratio también establece un período para la repetición anterior a
cualquier examen importante

Fe que realiza la justicia: El objetivo de la educación ignaciana es la


formación de estudiantes que vivan una fe que reconozca la
obligación de trabajar por la justicia en el mundo. Esta idea fue
captada en la famosa frase del P. Pedro Arrupe (Prepósito General de
la Compañía de Jesús, 1965-1983): " Hombres y mujeres para los
demás." La frase encierra una característica esencial de la educación
jesuítica: la formación de hombres y mujeres que dediquen sus vidas
al servicio de otros, sobre todo de los que tienen mayor necesidad

Opción preferencial por los pobres: Esta característica subraya que


la educación jesuítica debe tener como prioridad el servicio a los
pobres y a los marginados.
Recientemente nuestro P. General Peter-Hans Kolvenbach sj,
manifestó en febrero de 1998 en su visita a Venezuela: "La opción
por los pobres, suena casi a slogan gastado, de tanto que se venido
repitiendo. Sin embargo, éste es otro de los puntos irrenunciables. Es
cierto que los Colegios han evolucionado en términos de nivelación
social y que hoy su público no es el que fuera años atrás. Sin
embargo, no se puede afirmar que el segmento social atendido por

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nuestros Colegios sea exponente de las grandes mayorías de
nuestros países."

"Que nadie descalifique a nuestros Colegios por el público que


atienden; pero que nadie busque tampoco en los Colegios la
consolidación de situaciones de privilegio. No podemos ser más
exigentes que Jesús, que no deshaucia a nadie. Pero tampoco ser
menos exigente que Él".

"Todos sabemos las limitaciones en que se mueve la educación


privada. Si no trabajamos con los pobres o en medio de ellos, al
menos que quede bien claro que trabajamos desde la perspectiva de
ellos y para ellos. los pobres, no como objeto de nuestra compasión,
o como beneficiarios de nuestra acción social, sino como referente
obligado de toda nuestra educación, en busca de una sociedad justa e
igualitaria"

Excelencia: La educación jesuítica siempre ha buscado la excelencia


. Tradicionalmente este interés se centraba en la excelencia
académica. Sin embargo, en las Características de la educación de la
Compañía de Jesús se afirma que la excelencia debe aplicarse a
todos los aspectos de la vida de la escuela: la intención es el
desarrollo más completo posible de todas las dimensiones de la
persona, unido al desarrollo de un sentido de los valores y de un
compromiso al servicio de los demás, que otorga prioridad a las
necesidades de los pobres y está dispuesto a sacrificar el propio
interés por la promoción de la justicia. La búsqueda de la excelencia
académica es propia de una escuela jesuítica, pero solamente en el
contexto más amplio de excelencia humana

Magis: (más de lo acostumbrado). Esta expresión latina deriva de los


Ejercicios de Ignacio, donde se pregunta al ejercitante qué más
puede hacer por Cristo.

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En las Características de la educación de la Compañía de Jesús se
señala que debe entenderse el magis, el más, en una dimensión
pedagógica como el desarrollo de las capacidades individuales de
cada persona en cada etapa de su vida, unido a la prontitud para
continuar este desarrollo, a lo largo de la vida y la motivación para
emplear al servicio de los demás las cualidades desarrolladas. (CESJ
n. 109)

Cuidado e interés individual por cada persona: (Cura personalis). Es


una de las características esenciales de la educación ignaciana que se
deriva de la consideración de que los ejercicios espirituales deben
adaptarse a la edad, necesidades y talentos del individuo que los
practica. Resulta importante en la educación ignaciana porque es el
punto de partida para el trabajo con los alumnos como y donde están
y no necesariamente como y donde el maestro desee que estén. El
enfoque educativo fundamental se centra en las necesidades
individuales del alumno

Características de la Educación de la Compañía de Jesús: El


documento "Características de la Educación de la Compañía de
Jesús" (1986), fue el resultado de cuatro años de consulta
participativa entre los Colegios Jesuitas del mundo entero, bajo la
coordinación del Consejo Internacional de la Educación jesuítica
(ICAJE), con él se llegó a afirmar cuál es el elemento "peculiar" de
la Educación Jesuítica.

En los tiempos que corren no es posible imaginar un instrumento


unificador que regule a todas las diversas experiencias educativas de
la Compañía, como lo hizo la anterior "RATIO STUDIORUM" en
su tiempo, por ello se colocó el énfasis en encontrar lo propio y
"peculiar" de nuestros centros.

"Esa peculiaridad podrá ser descubierta a través de la reflexión sobre


la experiencia vivida por Ignacio (fundador de la Compañía de
Jesús), sobre los modos como esta experiencia vivida fue participada

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por otros, sobre la manera como Ignacio mismo aplicó su visión a la
educación en las Constituciones y en sus cartas, y sobre la manera
como esta visión se ha desarrollado y se ha aplicado a la educación
en el curso de la historia, hasta nuestro tiempo presente." [CESJ
n.8].

Peculiar quiere decir, por lo tanto, "inspiración, los valores, las


actitudes y el estilo que han caracterizado tradicionalmente la
educación de la Compañía y que deben ser característicos de
cualquier centro educativo" [CESJ,9].

El Documento "Características de la Educación de la Compañía de


Jesús": Proclama el ideal del hombre a ser formado en las
instituciones educativas:"un hombre que desarrolle la capacidad de
conocer la realidad y de valorarla críticamente, con la noción de que
las personas y las estructuras pueden cambiar, unido a un
compromiso de trabajar en favor de estos cambios de un modo que
ayude a crear estructuras humanas más justas." [CESJ 58]

Para eso la educación de la Compañía propone a: "Cristo como el


modelo de la vida humana; una preparación para un compromiso en
la vida activa, al servicio de la fe que realiza la justicia; una
formación de "hombres y mujeres para los demás". (CESJ 72).
En orden a promover una conciencia de "los otros", la educación
jesuítica acentúa:
"los valores comunitarios, tales como la igualdad de oportunidades
para todos, los principios de justicia distributiva y social" [CESJ 83].

prioriza el desarrollo global de la persona: "la búsqueda de la


excelencia en su acción formativa, excelencia académica y
excelencia del testimonio.

Este Documento fue muy bien recibido en todas las partes del
mundo. Sin embargo, quedó una pregunta:

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"¿Cómo poner en práctica los ideales y objetivos propuestos?"

"¿Cómo introducirlos de una forma práctica en el día a día del


proceso pedagógico en las escuelas?"

"¿Qué hacer, de hecho, para poder estimular y desarrollar los


objetivos de la Educación Jesuítica?"

El Consejo Internacional de la Educación Jesuítica, (ICAJE)


enfrentó de nuevo estas preguntas. Buscó, por un lado, reflexionar
sobre las teorías y prácticas pedagógicas modernas que hablan del
proceso de enseñanza-aprendizaje, sin olvidar, al mismo tiempo, la
larga práctica educativa en sus 450 años de historia; y por el otro,
fue a buscar en el itinerario y en la intuición de su fundador (Ignacio
de Loyola) los componentes de un modelo-esquema que focalizara
el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Se usa la expresión "pedagogía ignaciana" porque se inspira en las


tres obras principales de Ignacio: los "Ejercicios Espirituales"; la
"Ratio Studiorum" y las "Constituciones de la Compañía de Jesús".

El modo de proceder de Ignacio como educador y formador de


hombres se encuentra aquí, donde explicita lo implícitamente
formulado en todos sus escritos e instrucciones, apuntando "caminos
por los cuales los educadores podrían acompañar a los educandos y
facilitarles el aprendizaje y maduración, haciéndolos encarar la
verdad y el sentido de la vida" [P.I.30]

II - Paradigma pedagógico ignaciano: El nuevo Documento


"PEDAGOGÍA IGNACIANA" reafirma y amplía los objetivos
propuestos en el documento anterior (CESJ):

"- una formación total y profunda de la persona hacia la excelencia


humana y académica; el crecimiento global de la persona; la
formación de un hombre/mujer para los demás, equilibrado,

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competente, abierto al crecimiento, a la trascendencia, compasivo,
comprometido con la justicia y el servicio".

"El seguimiento del desarrollo intelectual de cada estudiante (...)


sigue siendo con razón el objetivo predominante en la educación
jesuítica. Su finalidad, sin embargo, no ha sido nunca acumular
una cantidad de información o meramente preparar para una
profesión, aunque éstas sean importantes en sí mismas y útiles
para que surjan líderes cristianos". "El último objetivo de la
educación jesuítica es, más bien, el total crecimiento de la
persona que lleva a una acción, en particular, que es inspirada
(...) por Jesucristo, el hijo de Dios, el "Hombre para los demás"
[P.I.n.12].

La acción se basa en un entendimiento reflexivo (...) e insta a los


estudiantes al dominio de sí y a la iniciativa, a la integridad y a la
exactitud.[P.I.n.12]

Los alumnos, graduados en un colegio jesuítico, deberían ser:


"personas equilibradas, intelectualmente líderes en el
competentes, abiertas al progreso,servicio religiosas, amables y
comprometidos de la fe con justicia" [P.I.n.13] "líderes en el
servicio y en la imitación de Cristo Jesús, hombres y mujeres
competentes, conscientes y comprometidamente sensibilizados".

Tal objetivo requiere una formación total y profunda de la


persona humana, un proceso educativo que aspire a la
excelencia, un esfuerzo de superación en el desarrollo de las
propias potencialidades, que integre lo intelectual, lo académico
[P.I.n.14] y lo formativo, en las diversas dimensiones.

Para la ejecución de estos objetivos, el Documento, se inspira


claramente en la propia experiencia existencial de Ignacio, para
establecer lo que viene a ser llamado el Paradigma Pedagógico

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Ignaciano, que prioriza la interacción constante de experiencia,
reflexión y acción.

Inserto profundamente en el contexto de la historia de su tiempo y


partiendo de las circunstancias de su propia existencia,
(personalidad, acontecimientos, afectividad,,,) Ignacio se puso
constantemente en una actitud de escucha y de búsqueda para el
encuentro con la Verdad.

La experiencia de la propia vida (como un todo), la observación,


análisis y lectura de los hechos, de las reacciones, de los cambios,
crisis y conquistas fue siendo abrazada y asumida.

Ignacio hizo de la experiencia un objeto continuo de reflexión seria


y constante. El significado, las consecuencias e implicaciones, las
reacciones para los demás y para el futuro fueron envolviendo todo
el ser de la persona, en una actitud vital de búsqueda.

Esto lo llevó a una serie de cambios, de tomas de decisión con


consecuencias vitales para su vida interior y para la propia actuación
exterior, cambios motivados como respuesta al amor y expresada a
través de una "acción" coherente.

Este proceso constante y dinámico, en busca del algo "más" (el


"magis" ignaciano) requiere un discernimiento continuo, una
evaluación incesante.

Es un proceso dinámico que se realiza en cinco etapas, sucesivas y


simultaneas, porque cada una de ellas si se integra con las demás, de
tal manera que interactúan durante todo su desarrollo

III - Etapas y desarrollo

Contexto: Consiste en situar al sujeto, el hecho en estudio y sus


protagonistas, en su realidad y circunstancias.

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En los Ejercicios Espirituales, Ignacio estimula el director de los
Ejercicios a enterarse, lo más cercanamente y previamente posible,
de la vida y las disposiciones del ejercitante.
De la misma manera, la atención personal, que es característica de la
Educación Jesuítica, requiere que el profesor conozca la vida, los
intereses de los estudiantes, el contexto concreto del propio proceso
enseñanza- aprendizaje. Así, se debe tener en cuenta en la práctica
de la enseñanza, la realidad en donde está inserto el estudiante:
- el contexto real de la vida del estudiante (familia, situación social,
clima cultural...) [P.I.n.38]
- el contexto socio-económico, político y cultural; [P.I.n.39]
- el propio ambiente institucional del centro educativo, el clima, el
conjunto de normas y de relaciones que crean la atmósfera de la vida
escolar [P.I.n.40]
- los conceptos previamente adquiridos, que los estudiantes traen
consigo en el inicio del proceso de aprendizaje. [P.I.n.41]

Experiencia: Es la apertura radical del sujeto a toda realidad.


Ignacio usa mucha la expresión: "saborear las cosas internamente".
La experiencia integra el conocimiento de la realidad con
sentimientos también de naturaleza afectiva. Va más allá de la
comprensión puramente intelectual y exige que "todo el hombre"
-mente, corazón y voluntad - se implique en la experiencia que está
siendo vivida. La propia experiencia de vida (con las diversas
reacciones, comprensión, análisis, síntesis, evaluación) debe estar
integrada en una comprensión más plena, un aprendizaje
significativo. Tanto las dimensiones afectivas como las
cognoscitivas del ser humano deben quedar implicadas, porque si el
sentimiento interno no se une al conocimiento intelectual, el
aprendizaje no moverá a una persona a la acción. [P.I.n.42]

La tarea educativa consiste, por lo tanto, en desarrollar en la persona


la capacidad de estar atenta y percibir la realidad y los fenómenos
que ocurren. El estudiante no sólo investiga los elementos en
cuestión, sino que, al mismo tiempo, hay una reacción afectiva, por

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ejemplo: "Me gusta... No me va este tipo de cosas... Es
interesante..."

"La confrontación de un nuevo conocimiento con lo que uno ya


había aprendido no puede limitarse simplemente a la memorización
o a la asimilación pasiva de datos adicionales, especialmente cuando
no encaja exactamente con lo que uno conoce."[P.I.n.44].

El darse cuenta que no había comprendido realmente (hechos,


situaciones) empuja a nuevos ensayos para comprender mejor, para
captar la realidad más profundamente

Reflexión: Consiste en preguntarse qué se vivió en la experiencia,


cuál es su significado, las relaciones con las dimensiones de la vida.

Ignacio, al percibir que la persona está sometida a diferentes


tendencias, orienta una vez más en los Ejercicios Espirituales (E.E.)
a buscar siempre clarificar su motivación interna, poner en cuestión
las causas e implicaciones de lo que experimenta, buscar entender el
significado de la experiencia vivida, establecer las relaciones entre
los hechos vistos, tocados, sentidos, percibidos u observados.

Esto permite a la persona conceptualizar, formular hipótesis,


conjeturas, definir; posibilita también emitir un juicio, formular una
reflexión crítica. [P.I.n.47]

En una dimensión pedagógica, el término reflexión significa una


reconsideración seria y ponderada de un determinado tema,
experiencia, idea, propósito o reacción espontánea, en orden a captar
su significado más profundo.

Por tanto la reflexión es el proceso por el cual se saca a la superficie


el sentido de la experiencia. [P.I.n.49]. Es el proceso que se utiliza
para captar el significado y el valor esencial de lo que se está
estudiando.

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Sin la experiencia no es posible la reflexión. Un simple
aprendizaje de memoria o una comprensión superficial de lo que
fue memorizado, no puede llevar a la reflexión.

Reflexión:
- es descubrir la relación de lo que se está estudiando con otros
aspectos del conocimiento y la actividad humana;
- es un proceso formativo y liberador;
- es formar la conciencia del alumno (creencias, valores,
actitudes);
- es modelar su misma forma de pensar;

La reflexión debe llevar a:

- entender la verdad de que se trata con mayor claridad [P.I.n.50]


- entender las causas de los sentimientos o reacciones
experimentadas al considerar atentamente alguna cosa [P.I.n.51];
- profundizar en las implicaciones del objeto en estudio a nivel
personal, social o colectivo. Por ejemplo: "¿Qué posibles efectos, se
pueden seguir, de los esfuerzos medioambientales para controlar el
efecto invernadero, para mi vida, la de mi familia, la de mis amigos
y para las vidas de los pueblos de los países pobres?" [P.I.n.52]
- lograr convicciones personales sobre hechos, opiniones, verdades
-distorsionadas o no, y similares. Por ejemplo:"la mayoría de la
gente considera que un reparto más igualitario de los recursos del
mundo, sería deseable, más aún que es un imperativo moral. Mi
propio estilo de vida, y tantas cosas que me parecen normales y doy
por supuestas, ¿pueden contribuir a la actual desigualdad? ¿Estoy
dispuesto a reconsiderar lo que necesito para ser feliz?"
- llegar a comprender quién soy ("¿Qué es lo que me impulsa? y
¿porqué?...") y quién debería ser en relación con otros. Por ejemplo:
"¿Cómo me influye la problemática sobre la que reflexiono?
¿Porqué? ¿Vivo con paz esta reacción que se produce en mí mismo?
¿Porqué? Si no ¿por qué no?" [P.I.n.54]

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Acción: Es la manifestación operativa de una decisión libremente
asumida para la transformación de la persona y de la realidad en que
vive.

Ignacio orienta al ejercitante, en los Ejercicios, a buscar conocer la


voluntad de Dios para ponerla en práctica libremente. Por eso, se
hace necesario promover algunos cambios en el estilo de vida y en la
postura interior. Para adecuarse a lo que Dios quiere, la persona es
llevada a tomar decisiones apropiadas.

La reflexión en la pedagogía ignaciana sería un proceso truncado si


acabase en el entendimiento y en reacciones afectivas [P.I.n.60].
Profundizar en la propia experiencia, motivan e impulsan al
individuo a pasar del entendimiento a la acción y al compromiso.
[P.I.n.61]

A la luz del entendimiento que conoce y de los sentimientos


implicados, el estudiante llega a opciones personales internas:
decide tal verdad como su punto de referencia, su actitud o
predisposición, que va a afectar a una serie de decisiones
posteriores, tanto en el estudio (sacar tiempo para leer, mejorar
sus hábitos de estudio, etc) como en la elección de la profesión,
como en nuevos compromisos sociales, por ejemplo, a favor de
los menos favorecidos.

Los Colegios de la Compañía de Jesús pretenden formar, por lo


tanto, jóvenes que puedan experimentar un crecimiento personal
continuo, tomando decisiones y cambios que afecten su vida
personal, más aun, que contribuyan, inteligente y eficazmente para
un cambio de la sociedad

Evaluación: Es la revisión de la totalidad del proceso


pedagógico, para verificar en qué medida los pasos del

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paradigma fueron realizados, y si pudo alcanzar los objetivos
propuestos.

Para Ignacio la evaluación es, de una cierta manera, la llave de todo.


Es un proceso interactivo. No es el cierre del proceso, mas sí es la
potencia relanzadora del mismo. Proceso dinámico y vital que lleva
a la persona a verificar en qué medida creció, cambió, se insertó más
en ese contexto, reflexionó sobre la experiencia, promocionó
cambios a nivel personal, institucional y social. La evaluación debe
tornarse un hábito en la vida de las personas, siempre en esa actitud
de escucha y de búsqueda.

La pedagogía ignaciana busca una formación que incluye el dominio


académico pero pretende ir más allá. Aquí nos preocupamos del
desarrollo equilibrado de los estudiantes como "personas para los
demás". Por eso resulta esencial la evaluación periódica del
crecimiento de los estudiantes en sus actitudes, prioridades y
acciones acordes con el objetivo de ser una "persona para los demás"
[P.I.n.64].

No se trata solamente de evaluar el dominio de memoria o de


conocimiento, sino su propio nivel de maduración, su capacidad de
reflexión, sus actitudes, el proceso de maduración humana, y eso
requiere coraje, determinación, y no desistir delante de lo que es
difícil.

"Existen muchas formas de calibrar esta más plena maduración. Hay


que tener en cuenta todo: la edad, el talento y el nivel de desarrollo
de cada estudiante.

Para ello, hay métodos pedagógicos apropiados como las tutorías, la


revisión de los diarios de los estudiantes, la autoevaluación de los
propios alumnos en los diversos campos de crecimiento, así como la
revisión de las actividades del tiempo libre y el servicio voluntario
para otros". [P.I.n.65]

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El hábito de la evaluación debe llevar al profesor a revisar los
contenidos planeados, las actividades realizadas, los medios
utilizados, para constatar sus necesidades, su articulación y
eficiencia, para consecuentemente, reforzarlos, mejorarlos o
cambiarlos. Esta revisión deberá ocurrir al final de un proceso
de trabajo (unidades lectivas) y también durante el propio
desarrollo para poder mejorarlo y readaptarlo al desarrollo, a
las condiciones del estudiante, y actualizar la contextualización.
Con los subsidios del diagnóstico constante, el proceso formativo
está siempre en permanente adaptación para responder a las
necesidades personales de cada uno, mejorando
cualitativamente toda la dinámica con los ajustes adecuados y
tornándose, al mismo tiempo, en una dinámica constante de
ayuda personal.

La evaluación cuestiona todas las etapas del paradigma, pero no se


resume en el mero cuestionamiento. Examina los resultados del
proceso, busca las causas y sus posibilidades de superación, reabre
caminos

A.M.D.G.: Ad Maiorem Dei Gloriam, (en latín) significa "A mayor


gloria de Dios". Se utiliza como consigna de la Congregación y
aparece en inscripciones de diversos documentos y monumentos.

IHS: Equivalente de JESÚS (de la sigla latina Iesus Homo Salvator),


utilizado como anagrama en el sello y escritos de la Orden.

SEMINARIO / Colegio del Sagrado Corazón

© copyright SEMINARIO, 1998

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