Está en la página 1de 31
101119 LEOPOLDO LUGONES CUENTOS Oa We E* EDICIONES MINIMAS Bvexos Aires \ Lin sos! 1916 LECTOR: Tema este cuaderno de treinta y dos paginas breves, firmadas por el gran poeta Leopoldo Lugones. Vete von él a vasa, ¥, si es una nocke polar como esta, deja que sople ajuera el viento helado.. Acércate a la luz apacible de tu ldmpara, siéntate frente a la dilecta companera que te agnarda, abre el cuaderno e invitala a que te escuche... Crando hayas terminado Ia leciura de los siete cuentos de su contenido, que son siete obras maestras en su género, ella te agradecerd sin demostra- ciones Ia inefable emocidn estética experimen- tada, amdndose y amdndote silenciosamente un poco mis... LOS PASTORCITOS un tuchaeho muy listo, aunque nistion dro pues habia pasado siete de sus quince afios guar- dando las ovejas de su padre, un pobre hombre con muekos hijos y cuya mujer vivin enforma, ‘Todos los hermanos de Pedro trabajaban, exeepto el dltimo, may pequeiio afin? ask uo es de oxtratiar Gue el chico thera tum serin como servicial, aunque no - sabfa leer ui tena ideas sobre la civilizaeion: en cam- io posefa otras babilidades: silbaba moy bien imitun- do a todos los piijaros; manejaba Ta honda, eon sin gular destreza: conocia a tondo los senderos iel bosque Yolos atajos de la montada, y no habia fruta enxy Sabor ignorase, Adems, se sabia las floves de corrido, chaparreaba cou bastante soltura el idioma del erroyo, fme sea dicho de paso, ere terriblemente embroliide cuando Ie duba a éste por meterse uijartos en la hoen para tartamndear —al reves de Deméstenes:— Je estimaban en todos Ios nidos por su honradez, por st habilidad Je temfan en las colmenas. No esiit Uenis aiiadir también que ordeiiaba way corrretamen- fe Ins ovejas enande era menester, que nadie mejor que 1 podla dar noticia de los mis suenlentos pastos ¥ de las mas efieaces hierbas para eurar Ios males de Sus subordinadas. Estas. le cor spondian cou aquella 6 LEOPOLDO LUGONES beats doeilidad a la cual deben el rango que veupan en ciertas metéforas religivsas y literarias, Si Pedro conoefa el balido de eada una, cada una eonoela la vor de Pedro con eneantadora perfeceitm: y era para ol ia euando por las tardes regresahan al apriseo, sus veleidades de retozn e independen auuonestationes y- silbidas que introdn mente el orden “en Ins fils, Y digo porque hubo easos, annque muy estraoedi belién, en que 1 Honda de Pedro debié: funeionar p mantener el orden fando naefan los eorderos, Ia alegxia del ehiew le- gaba a sn eolmo. Con qué solieitud les euidaha y pew tegia, corrigiendo la inexperiencin de las madres. ji venes, remiediando la inditerenein de algunas, eompar- Hiendo por In noche su merquin eamita con los reeién nacides que se extraviaban del corral eeveana y le base eaban vaeilantes sobre sns patas temblonas, con los huérianos que les lamfan la enra tan triste ¥ silencio. samente, a la luz de ly luna! Ayuellos animalites eran una especie de hermanos suyos, mas queridos que los otros, porque eran més inZetiores, y al mismo tiempo algo ‘asf como hijos, segin entendia eso el muchacho en el temeroso tituheo de su pubertad inminent Siete afios Mevaba Pedro ie vivir con la majada desde el alba hasta, Ia noche. ;Si habia visto él maeer corderos! De algunos era hasta abuelo ya. segin le parecia, Pero result que con los afios, variaron pro- Jandamente las ideas de Pedr, sin yue él se diera caonta de ello, Abora, cou estaba mis vigoroso, era més bueno. Le gustabi menos eorrer, sin dada porque comenzaba a pensar; ya no hablaba solo, pero Tecogin flores para la vingen que estaba alld en la easa, en st nieho, junto a la cama de madre, Mientras las ovejas pacian ‘por las eaiiadas verdes, él, reeostado bajo al. sin Arbol corpulento, en In silenciosa apacibilidad del campo, sino dormifa, inventaba enentos ;Para juién? Para nadie quizas, pues no los referia a los vtros ni- fos. Y mientras su pensamiento trabajaba, como era luborioso, empleaba sus manos también en algo atil Solo que en vex de fabricar trampas de péjaros come antes, estaba altora ocnpado eon mneho ahinen en la construceidn de una flanta. Estas afieiones musteales de los iltimos tiempos, coincidieron eon un notable ane an freeuente- ~ CUENTOS 7 mento de sensibilided: Petro, que habia sido siempre un intrépido eazndor, sentia ligrimas en los ojos ante ama _mrraca que su hermano menor tenia eantiva. Cuando una personita de quince afios, que no sabe leer y que tu tiene ideas de ningin género sobre [a civiligneién, reeoje flores en vez de lublar sola, in- venta euentos que no cuenta a nadie, fabriea una Han ta y llora por los pajaros eautivos, se puede asegurar aque algo grave ncontees, Ahora bien: lo nico grave que puede aconteeerle a uno cuando tiene quince afios, es enamorarse. 2 Pedro estaba enamorado, entonces? ‘No lo sé, amiga de mi corazén; mas oye con inte- rs lo que sigue de la historia, y sobre todo no se 10 preguntes a nuestro pastoreito, porque él en verdad no sbria responder. ;Enamorado? Y ;qué seré eso de enamorado? rontestaria Pedro de seguru. Pero como 1 esel nombre fo que forma la ¢osa, continuemos na- rrando, y digamos qne en la vida de Pedro habia, algo no expresado afin en estas lineas, por considerarlo tri- Vial, cuando tal vex resulte interesantfsimo. Solfa Pedro eneontrar en sus peregrinaciones una pastora de las cereanias, menor ue @, pues contaba apenas doce aiios. Era wha nifia tan desmizriada y po- bre que daba pena y tan timida que daba risa, pues era casi tonta y por todo loraba. Pedro, que empezo por querer adiestrarla en topogratia, boténiea y orni- tologia debis renunciar bien pronto, descorazonado por esa eandider ctemamente resnelta en lagrimas. La aban- long, se alejé de ella, tomendo por atras senderos, aun- que Sin negarle su ayuda si legaba a encontrarla on trabajos para recoger las ovejas, o llevar los eorderos reeién paridos, enando eran mas de dos y la noche se aproximaba, Ahora bien: kabian transcurrido jastamente euatro meses sin que los nifios se vieran, etando una maiiana, a Ja hora en que el sol comienza a apretar ¥ las ove Jas busean le sombra de los Arboles para. cteetuar 'n rumia, Pedro vid venir a la pastora por el mismo taino que él trajera horas antes: y In yne munca, sin: 116 una alegria. Al fin, por tonia y fea que faese, su ausencia se habia leeho notar en aiquel bosque tau solitario. Los nifios se dieron los buenos dias sin as- pavientos ni transportes, con cierta seriedad que les 8 LEOPOLDO LUGONES molestaba sin que supieran por qaé Y entonces Pedro roté que li chica, si bien eontinnaba siendo tonta, no era como eaten meses antes, Esto ie puso, Hroneamente, de mal Inmor, ;Por qué? Tal vex pore que alora tendria que reconoeer ex ella cierta supe noridad. Pedvo era demasindy altive para sutrirla de huen grado. Como se sentia injysieto por aqacthe eis canstancia fné impertinente: —Estis mas gorda, Juanita, la aij los ojos lagaifosos, como antes. Bila so Limits @ sunreir, porque to sabia, y adorns para que se le viera bien la hoea que estaba nny Toja, ¥ los divutes muy lindus y muy blaneos. Pedro nots perfectamente acl ingenuo dlesplies de atractivos, y su molestia snbié de panto. ¥ veo que juntas flores, afadié por decir algo, indizando una margarita que Tlevabs ella en el eorpiiv. —Si, como ti, respondis Juanita, Pedro refunfuiié: Es gue ahora ya no junto mis flores. La nifia volvi6 a sonreir, —Mira, ‘‘tambiéa’” le he puesto a imi cordero nina, cinta colorada en el enelle, yun eascabel. ‘También?’ reflexions Petro: ja caso 4 habia tenido. ninea eorderos con eintas y exseabeles? La yy ya no tienes pobreeita empezaba ya a disparatar’ conto Je eostum- bre. Y el muehaeho corté bruscamente aquel didloei: dios, Juanita; me voy para el arroyo. Adios, Pedro. La habla Yamado Juanita al despedirse, y antes, eoando era més chica Ia deefa Juana a seca. Y hu- bla imbéeil como él... ;Pues no le labia sich one ve iba al artoya, cuando su despedida no era ands gue un pretexto para ocultarse! Bueno, cou no ir estab todo arreglado. Sin embargo tui YY pasaron de esto mrehos dias, y los nmuchachos segufan encontrimdose, y mo obstante su afirmacién dela primera vez Pedr juntaba flores con Juanita, ¥ la contaba todos los euentos que habia, inventado en Ja soledad de Ins deprimentes siestas, y se lavaba Ju eara todos Ios dias, y se encontraba Leno de um valor sobrenatural para ‘seltar Ins preeipicios y esen- Gritiar lus cuevas de la montafa. Como era, buon filé- soto, se habia dado cuenta de que todo evant expe- GLENTOS 9 rimentubs, tenia por eauisa un ievesistible dese de dar un beso a Ia pustuevita, Estaba seguro de qne no. se ly negara, y dudaba. Y todas las niatianas se deciaia, ¥ todas Jas tardes resresaba sin haber consmmado Venfa sus pantalones blamens, toda su ire Teboto so- bre Manuelote. —EI bruio!... Qué manera de castigar al pobre chico! Y queria més azotes afin! Cémo seria la paliza fue Je did euandn.... Asi fig edmo el buen Amor salvé a Juanito de una soba. aid eon cusNTOS. a LAS MANZANAS VERDES ntve Ina ensas de Naive y de Braulio, habia us manzano; pero este manzano pertenecin verda- deramente a In casa de Naira. Braulio y Naira eran dos pequuilos campesinos que se_amaban, AAmibanse, pero eran desdichados, Pues Naira vivian mninueiosamente vigilada por la tin Miseracién que era tambiéa su madrina y que la habia criado. No abandonada aim con la timidex la sumaria eo- arespondencia de los suspiros, sorprendidlos la tia un4 eolorados, al pie del rhe! so tarde, muy arrobados Inriego; tan tembloroso él en la turhaeién de sn dicha, qne las piernas se le volvieron longanizas y no pudo inoverse, sintiéndose horriblemente deseubierto e idio- mnonadada ella por emoeidn ten tumultnosa, yu slo supo arderse mis en rubor como una brast 30- plada, y bajar mucho 1a eabeza, y denunciarse uds eon las dos ldgrimas elarisimas y grandes en «ue desbor- daron sus pirpados. presurosos, YY para colmo, al airado ‘qué haces anit?" de ta ‘ia, su confusién habjale impnesto Ta nevedad de ves ponder: —Buseaba manzanas... 28 LEOPOLDO LUGONES —Manzanas en febrero! Cuando ne gon todavia ans que holitas verdes de insoportable aeritwd. ‘Podo lo enal fut empeorado aéu por el aturulludy Braulio, que afiadié eon la falsedad mis visible de este mundo: —Busedhamos manzanas.. Ta tin adovaba a Nairas pero tenia, vespecto al de coro, puloa tirinicas, y insta cierto ineonsciente esedndalo de solterona —azis inconseiente por cierto, pues gozaba de ana inmensa bondad — ante ef esplen- or de aqnella primavera. Ast, no pudo menos, mientras endileaba por wi brazo & la ebiea en autoritarig rumbo de hogar de- feadido, no pudo menos de volverse hacia Braulio, di- eigndole eon ta indignaciim irdniea que merecia si talsedad: Manzanns, atvevido? ;Fatin verdes! Los chicos, a decir verdad, no se habfan dielo wn palabra, y hasta ienorahan el seereto de su encanto. Los eatoree afios dle é y Tos doce de ella, eran dema sindo ignorantes para detiuirlos pero, despedido Bran- lio incxorableente de la eas de Noira, el slulor ba- bis en él y may Inegy comprenulis que estaba enn morado. Fl ridiewlo incidente del wanzano, habia eavadu, no obstante, am abisme para el ehieo. Aun hallands sola a Naira, janis lnbiese osado deelararle se amor Fatonees, después de bien padeerr, eomy es justo, de= eidis emplear el lenguaje de Ins simbolos, caro a los amantes, ideando ung esteatagena, La estacidn fué mala. El manzne pertié east toile su fruta antes de qe Tegara a pintax. Verlad es qe algo insélito coneucria a agravar Ine naturales plagas, pues durante varias noches Ia tia ereyd oir ruidos si el dhol: qnizt alana comadreja. Pero anduba mal le sallnd para levantarse, y Naira tenia. miedo, lst lleg6 mayo, precormente trfa para peor. La pu ine tia Miseracién tosia mucho, pero, entemecida por Ja enfermedad, minaha eomo minen a Naira enye per Q6a_ora ya coupleto. Naira se habia puesto endiablalamente bonita, Io enal aumentaba, como es natural, el dolor de Braalia, oe cUENTOS 29 que seguin sin poi Giéa tave que: lini el manzano. Una siesta, ln th, que decididamente entermu costa distrutando del soleito yu invernal, al pie del ée- hol, cuando Naira uoté de pronto que’ se habia dor- mido. Sueiio profundo, sin dada, en Ja tibia apaci- hilidad de la, huerta, Naira decidid, entonces subir al manzano, Por mits que escndrifinra desde abajo Ia copa, no pote diseer- nir_hasta entonees el ademfin de Braulio. Unas cuantus trepadas, levironla con gil suavi dad de ardilla haste los altos gajos. AIG, entre las hhojas, quedaban solamente cinco wanzanus. Exigua eo- seeha que hizo, sin eiubaryy, desfallever dalewsente si aha; pues subre el carmia de cuatro de ellas resal: taba en vere tierno otros tantos corazones. atra sados por Ta Heels inmorta | mano se extendia hacix Ia yuinta | Fmta, sinti un yértigo de pronto, Sobre el caballete de lu pared medianil que los gu- jos del Arbol cobijahan, apareeis 1a eabeza de Braulio. Tha mirada le rebels too; y heroieo, rojo, delieivs ¥ texriblemente audaz para el corazoneille de Naira, of hmprudente concn a snbiv Infitiles fueron los ademanes desesperadus eon yu la chica proenré contenetle, El easo es que, uo pudien- do ya descender, hbo de esperurte, muda, en esa de- Ticiosa alarma ie Ia mujer gozu come una euubciagues suprema bajo el imperio de la intriga y la tatalidad. Candentes de intimidad, breves palabras expliearox tan, De esas palabras cuye anhelo siente on sopls qne antieipan besos, may junto a ella 1a on To} “EL trepd durante Ins pasadas noches al 4 6 al tanteo Ins Erutas, peg cole cllas Los ‘papelito destinados a impedir In colorueién del pute que e% briesen, para, declararle asf su amor, con galanteria pastoril, en Ia noble maduzer de las manzana hy y también se liabia venzado! Podia ve en Ja Ghiea fruta no cortada ain por Naira. ‘Resaliaban sobve ella, en efecto, en zurdas letras, estas palabras: ‘la tin"*; y al Indo mismo una ea vera con las dos tibias de igor. larla. Sw fursiva comuniea use a sefialnrle dos o tes veces lil 50 LEOPOLDO LUGONES {Udo resistir al beso que mereeian, sin dul Can buett amente y-tau eraeiosn octurrencia TAY! pero aquel beso provoess ina catsisee apierat edo, hete ayut ae, al labios, Naira dejo eseapar de sa rezazs las AM cadruple gulpe desperté la tat ¥ ree enerpo del detite, (afortuaadamente la man sativa quedaba en peter de Braulio} levantd bn ealezt Rastaba la pintura de las trutas para revelarle the {es ye Tub de prenderse en gran Per la actitnd de los chicos era tan bon verdaderamente tan neeins y tam lindes, ye ket re veld a reir, diviond Vas, Braulio, ramos. Tira In otra manzana. iLa otra’ mauana! Agnt sf gne se hundia toda’ le felicidad. Entonees Naira turo una inspiracién, Avrebat ta ruta a su compaiiere, y de um mordisen se comida injuriosa figura. Ta tia, sin embargo, perdons todo, a cambio de verdad. ¥ desde entonces los chicos, protite constant das las bienhechoras frntas. silo turiewn ue aprests rarse a nadarar sus adoleseencins como sendas ann as, part ir lo wufs pronto posible, bajo la tierng hi westidad de la tia Miseraciin — nifstiea polieta de sa angelival embriagies — a renovar la coseela en ef Paraiso : cUENTOS 31 FLORES DE DURAZNO Jose al raucho iwedio arruinado, hay tres duraz- neros de avauzida edad, que tizitun le frfo al Vientecillo de la tarde, poryue la esearclia Los ha dejado completamente desnidos. EL campo, amazi- Hento'en la extenmacién de sus hicrbas marehites; 1a casa eolor de terra, bastante ladeeda, como an animal que eajens los Arboles deshojadog, enyos varillajes re- cuerdan vagamente destrozdos mivifinqnes del tiem yw ido; la inmensidad del horizonte, del efelo claro, ajo el cual se Zatiga el sileneio, suuieren indefinibles tristezas. El calor prematuro de los ditimos dias uo hha podido eonmover Ia austera taviturnidad de los campos, que continiian pensando en la muerte, Y com mo apenas wma cosa se pone triste, adquiere algo de numano, nruel paisaje enbra aspecto de vindex y los bueyes flacos que por Gl erzan, tienen paso de’ per sonas. Una earveta ha puesto el colmo a esa -uelanco- Ifa de la triste eoupaita, Crozé, rechinando nostalgias, dando burquinazs: pareeia reumitica, Rudamen quiefabase In madera, aehaeaba torturas & la azuela indoeta. Entre [os rayos de las ruedas enormes habia pedazis de cielo, Y enande el vehicula pass, sus an- clos sarces dejuron en la Uanura una interminable pa- ralela, ne sem Ta perseeneisn infin’ pensainiento geométrion, quella esti dvcididamente melinedlieo, leva mal caviz la meditaeién de las cosa Por el Tejano enmino, el polye reseeo se rcemolina con bruseos girs, baila la tromba en pequelio, farinss, mas desliecho, a” poeo andar, en fa 32 LEOPOLDO LGONES del ambiente. Pero, gno liay algo que se mueve bajo Tos drboles desnudos, alli, eexea del raneho, al amor de Ta perezosa resolang? Diniase que son Ix amehacha duelia de casa y un mozo, que de semurn no pertencee a sta. Tomados estén de las manos, y parece que res petan el vasto silencio de las eampiilas, pues no ha- blan. No bablan, porque tienen Tos labios oenpados en mia delisiosa ocapaciin. Usted, sefforita, ereeré que se estan besando. Yo no lo e¢s pero a lv cierto que los jo3 Arboles, quienes, no obstante su grave aspecto, sienten Ia inquietad det extemporines calor, & la mn chacha, quo aeaba de apoyaise en ellos disiraidamente, jos viejos dxboles le ban eubierto las manos de besos on forma de floreeillas rosadas. Y este aio ya no habré frotos... es decir, duraz nos, a lo menos... fvesT0 MORALES Y LEDROLOD OUR ca Ra tl

También podría gustarte