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CARTA DE DESPEDIDA A LOS ALUMNOS 2019

Para todo profesor el tiempo de la graduación es un momento muy especial: emotivo; alegre y
triste a la vez. Emoción por los recuerdos, por todo lo que significa la despedida de este momento.
Alegría porque la obra ha terminado; y un momento de tristeza porque se van, porque dejan de
ser nuestros alumnos y comienzan a ser ex alumnos que pondrán en marcha distintos proyectos.
A partir de hoy comienzan a transitar un camino que implica abrir sus propias alas y volar tan alto
como les dicte su corazón.
Hoy llegan a la meta, concluyen una etapa. El colegio y nosotros -los profes- los miramos con
orgullo. En cada una y en cada uno de ustedes, hemos procurado hacer una obra de arte. Mucho
se ha logrado en estos años, por eso los felicitamos de corazón. Estos años que han pasado en la
escuela les ha dado el tiempo suficiente para crecer, para conocerse, para encontrarse con el otro,
para reír, llorar, aprender, caer y volver a levantarse. Y por eso estamos seguros que de aquí en
más seguirán creciendo y completando esta obra de arte ya iniciada.
Este es el tiempo de cerrar un ciclo, un capítulo. Se despiden de personas y lugares que tal vez ya
no frecuentarán, pero que han formado parte de sus vidas por algún tiempo. Quizás puedan sentir
que crecer duele, pero al mismo tiempo no pueden evitar entusiasmarse por la nueva etapa que
comienzan próximamente, con nuevos sueños, metas y retos, nuevas personas y lugares. La
aventura continúa…
Piensen que el futuro de cada uno de ustedes no está en manos del destino; y aun cuando pudieran
creer que el destino es quien baraja las cartas, son ustedes quienes las juegan. Lo que quiero
decirles, es que son quienes formarán su propio destino. Ustedes y sólo Ustedes son quienes
deben preguntarse qué es lo quieren para sus vidas, no tengan miedo a equivocarse, esta nueva
etapa también es un tiempo de aprendizaje y nuevas decisiones. Tienen la llave para poder abrir
tantas puertas como sueñen y deseen, y por más cuesta arriba que se haga el camino recuerden
que cuando ingresaron a esta escuela, parecían una semilla germinándose que después de un
tiempo de luz, dedicación y amor, comenzó a crecer. Esa semilla luchó contra las adversidades de
la transformación hasta que por fin se convierte en un hermoso y fuerte árbol, así es en parte todo
proceso de aprendizaje, incluso el que van a emprender…
Recuerden siempre que, como dice Eduardo Galeano, cada uno de ustedes brilla con luz propia
entre todos los demás, en el mundo que es un mar de fueguitos... No hay dos fuegos iguales. Hay
fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni
se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede
mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Iluminen el mundo con el color y el calor que los identifique, y sigan creciendo tanto y más que
hasta ahora, gracias por acompañarnos en esta parte del camino que hemos hecho juntos. Los
abrazamos poniendo toda nuestra confianza en ustedes.
Los profes de la Escuela Carbó.

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