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El Código de Hammurabi es un conjunto de leyes consideradas de origen divino,

que fueron instauradas y aplicadas para organizar y controlar la sociedad de la


antigua Babilonia, estableciendo una serie de normas de vida y de propiedad,
extendiendo las 282 leyes que conforman dicho códice a todos los súbditos del
imperio.

Cabe destacar que, en el código no se distingue entre derecho civil y penal, es decir,
se dan leyes que normalizan los asuntos de la vida cotidiana y leyes que castigan
los delitos. Además de que dichas leyes regulan el comercio, el trabajo asalariado,
los préstamos, los alquileres, las herencias, los divorcios, la propiedad, las penas
por delitos de robo, etc. Por otra parte, en el código se hace referencia a la actividad
agrícola, el daño a la propiedad, los derechos de la mujer, los derechos en el
matrimonio, los derechos de los menores, los derechos de los esclavos, homicidio,
muerte y lesiones.

Asimismo, el Código de Hammurabi presenta tres aspectos fundamentales que lo


caracterizan, en primer lugar destaca la ley del Talión, es decir, ojo por ojo, diente
por diente, donde todo lo que el ciudadano hacía, debería recibirlo con la misma
moneda con la que pagó. El segundo aspecto a observar es la justicia semi-privada
donde se hace alusión de que la víctima debía llevar al acusado a la justicia, además
el tribunal funcionaba como árbitro y oficiales asociados al tribunal que asistían a
la ejecución de la sentencia. Como tercera y última característica resalta la
desigualdad ante la ley, ya que la mayoría de las leyes y castigos que se presentan
en el código hacen distinciones entre las clases sociales, es por ello que hay que
tener presente que las sentencias variaban en función del estatuto jurídico o de la
clase social de los individuos de aquella época, bien sea noble, hombre libre o
esclavo.

En conclusión, aunque el Código de Hammurabi sea la inspiración del ojo por ojo,
diente por diente, tiene artículos también muy alejados de ese concepto. No
obstante, es de suma importancia hacer mención de que el texto del código es de
gran ayuda para comprender y discernir realmente cuáles eran los delitos más
frecuentes en la época, pues un delito previsto será un hecho que acontece con
relativa frecuencia. De igual manera, en las condenas aplicadas a cada delito se
distingue si hay intencionalidad o no, y cuál es la categoría de la víctima y la del
agresor, así la pena es mayor si se ha hecho intencionalmente y menor si ha sido
un accidente; mayor si la víctima es un hombre libre o menor si es un esclavo. Por
otra parte, las leyes no admiten excusas ni explicaciones en caso de errores o faltas,
debido a que el código se ponía a la vista de todos, de manera que nadie pudiera
manifestar ignorancia de la ley como un pretexto. Cabe recordar, sin embargo, que
eran pocas las personas instruidas, es decir, que sabían leer y escribir en aquella
época.

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