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Minimalismo Anticrisis

La filosofía minimalista para gente normal.

Por Valentina Thörner

http://valedeoro.es

ISBN 978-1-291-35366-2
This work is licensed under the Creative Commons Attribution-
NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License. To view a copy of
this license, visit http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/ or
send a letter to Creative Commons, 171 Second Street, Suite 300,
San Francisco, California, 94105, USA.
Minimalismo Anticrisis
La filosofía minimalista para gente normal.

Valentina Thörner
Experta en Minimalismo y Vida Simple
Índice

Índice
Minima... ¿qué?! 1
El reto de las 100 cosas! 5

Consumo crítico.! 9

O cómo simplificar tu vida! 9


Simplifica tus pertenencias! 10
Reconquistando tu espacio, paso a paso! 14
Reconquistando tu espacio, pieza por pieza! 19
Siempre hay una alternativa! 22
Cómo conseguir mantener! 27

Productividad personal.! 34

Simplificando el día a día! 34


Simplifica tus rutinas! 35
Si tuviera más tiempo! 41
Simplificando la vida social! 44
Cambiando hábitos (uno a la vez)! 47
Reorganizando rutinas en compañía! 53

Finanzas minimalistas.! 54

Simplificando tus finanzas del día a día! 54


Índice

Simplifica tus finanzas! 55


Los gastos regulares en el punto de mira! 60
Gastos irregulares (pero frecuentes)! 63
Finanzas en modo “piloto automático”! 69

Consumo minimalista.! 72

Contra la obsolescencia programada! 72


Simplifica tu consumo! 73
Simplifica tu vestimenta! 77
Simplifica tu alimentación! 80
Consumo para ti! 84
Lo más importante en mi vida es...! 85
Consejo extra de convivencia: simplificando en compañía
! 89

Más allá de ti mismo.! 94

El compromiso con la sociedad! 94


La sociedad y tu! 95
La felicidad aumenta con la proximidad! 99

¿Y ahora?! 102

La autora! 104

Gracias...! 105
Minima... ¿qué?
Introducción al minimalismo como estrategia
anticrisis

El minimalismo se está haciendo cada vez más popular. No


como corriente artística ni tampoco como forma de organizar el
mobiliario, sino como filosofía que ayuda a invertir tu tiempo y
dinero en lo que es realmente importante para ti y que evita los
derroches consumistas y la dependencia que genera.

El minimalismo en sí no es nada nuevo, sino que es más bien


una combinación de varias corrientes de pensamiento que ya
están presentes en el mundo hispanoparlante desde hace
tiempo. El minimalismo combina las diversas corrientes que
aspiran a una vida mejor y pone el énfasis en las estrategias
de cómo estas corrientes pueden beneficiarse mutuamente.

Las influencias más importantes del minimalismo vienen de


diferentes puntos, y solo al combinarlos todos ha sido posible
que se forme un movimiento amplio que critica el consumismo
sin criterio que no cae en la tentación de reducirlo todo a la
necesidad de vivir como los monjes de clausura y a renunciar
al mundo y a la vida social. Las cuatro vertientes básicas del
minimalismo como filosofía son las siguientes:

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Consumo crítico: La información de los consumidores es la
mejor arma contra la explotación laboral, contra los efectos
contaminantes de los productos de baja durabilidad, y contra el
crecimiento de las montañas de basura que producimos día
tras día. Las preguntas básicas son: ¿De dónde vienen los
productos que consumimos? ¿Qué contienen? ¿A dónde van?
¿Quién gana y quién paga en su producción? ¿Qué
alternativas existen? Si todo el mundo pregunta a las
empresas, estas tendrán que responder.

Productividad/eficiencia personal: Trabajando ocho horas al


día más 1 hora para comer y 1-2 horas de trayecto no deja
mucho tiempo para perseguir sueños y realizar metas. Sin
embargo existen personas que parece que su día tenga 36
horas, a juzgar por todas las actividades que realizan. Su
secreto suele ser una buena organización o reducción de las
tareas priorizando lo más importante y lo más esencial. El
tiempo que no tienes es el tiempo que no te tomas.

Finanzas sanas: Nuestra sociedad fomenta el uso de crédito


para la satisfacción de deseos inmediatos. Nos incentivan a
comprar la casa más grande que podamos permitirnos sin
pensar que quizás algo más pequeño se podría pagar en
menos tiempo (pagando menos intereses). Las tiendas ofrecen
créditos al instante para todo y desde cualquier dispositivo.

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Mientras tanto la tasa de endeudamiento crece y el estrés por
estar atado a un trabajo que no nos gusta también aumenta.
Sanear las propias finanzas es un paso más hacia la libertad
personal.

Consciencia medioambiental: Los científicos alertan


frecuentemente que para mantener el ritmo de crecimiento de
las economías hacen falta 2.5 mundos. Para reducir nuestro
impacto es necesario replantear muchos de los hábitos que
tenemos: el uso del petróleo, el tratamiento de la basura, el
diseño de muchos productos. Si todos aplicamos la conciencia
medioambiental en su día a día, la economía se ajustará a ello.

Estos cuatro ingredientes básicos se pueden reforzar entre


ellos para juntos mejorar la experiencia diaria y la resistencia a
la crisis económica. Muchos minimalistas incorporan tácticas y
estrategias de distintas vertientes en su su día a día. Es esta
una de las grandes ventajas del minimalismo: uno puede
aplicar lo más fácil primero e ir entrando poco a poco en la
dinámica. Una vez conseguido esto, te darás cuenta de lo
divertido y relajante que es desvincularse de la presión que ha
creado la crisis económica mundial.

Puedes independizarte de esta presión aprendiendo a valorar


lo que realmente aporta algo a tu vida, en vez de relajarte
haciendo compras y llenando tu casa de cacharros modernos.
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Cuando empieces a gastar con mucho criterio, ganarás
tranquilidad, y de paso te independizarás de tu banco y de tu
jefe. Ellos serán los únicos que quizás no verán con buenos
ojos que salgas de la dependencia consumista, pero te
aseguro que tú serás mucho más feliz.

Nota sobre la segunda edición de minimalismo anticrisis: La


primera versión de “minimalismo anticrisis” se concentraba
sobre todo en ideas para aprovechar el minimalismo para una
vida más plena a nivel individual, o en pareja. Esta segunda
edición pretende incluir además, y de forma más explícita el
aspecto de la solidaridad y de la importancia de hacer el bien
en la sociedad como un todo. Para este fin se ha añadido un
capítulo adicional a este libro, dedicado a la solidaridad y el
bien.

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El reto de las 100 cosas
Una situación extrema que pone en perspectiva la
realidad
Muchas personas se definen a si mismas como minimalistas
tras apuntarse al reto de las 100 cosas. Este reto consiste en
disminuir las pertenencias de uno a 100 objetos personales
para evaluar de veras cuáles son las cosas esenciales y cuales
son un mero adorno en nuestra vida diaria. El hecho de
restringirlas a un número concreto ayuda a priorizar.
Personalmente tengo más de 100 cosas, pero el simple
ejercicio de anotar todo lo que tengo para después ver cuales
son importantes y de cuáles ni me acordaba de que las tenía,
me ayuda a poner en perspectiva la importancia de mis
pertenencias.

Si quieres leer las experiencias de una persona que lo ha


llevado al extremo, te recomiendo el libro “El arte de ser
minimalista” de Everett Bogue. Puedes bajártelo de forma
gratuita en el apartado de libros de ValeDeOro – Sostenibilidad
y Minimalismo. En su libro, Everett cuenta su historia de como
vivir un minimalismo puro, sin dependencia alguna de la
sociedad consumista. Minimalismo Anticrisis, quiere ayudarte a
disfrutar la reducción de tu dependencia del consumismo y
ofrecerte un camino para reducir el estrés ocasionado por las
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preocupaciones diarias y así poder recordar lo que es más
importante para ti, para que de esta manera puedas alcanzar
tus sueños.

Para vivir una vida minimalista no es necesario que vendas tu


casa, ni que regales todas tus cosas y te vayas a vivir como un
monje en la montaña. Todo lo contrario, quiero ayudarte a
implementar el minimalismo en tu vida adaptándolo a tu estilo,
a tus metas, a tus necesidades. Si ya tienes una casa, quédate
con ella, pero cambia algunas instalaciones para reducir el
consumo de agua, luz y gas y así reducir tus gastos mensuales
y tu impacto sobre el medio ambiente. Si para el trabajo es
necesario que tengas un armario lleno de ropa, entonces no te
deshagas de ella, pero empieza a comprar con criterio. En vez
de gastar tu dinero en ropa que sólo te sirve para una
temporada y ha sido fabricada por trabajadores explotados en
Indonesia. Y si necesitas un coche para ir al trabajo, no hace
falta que lo vendas para ser minimalista, basta con que el
próximo modelo que te compres sea más ecológico y que te
organices con tus colegas para ver si podéis hacer los viajes
juntos. El medio ambiente y tus gastos en gasolina lo notarán.

La crisis solo existe mientras sabes que cualquier pequeño


cambio de la economía tiene un efecto negativo sobre tu
propia vida. Si esto significa que ya no puedes pagar la

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hipoteca, o que tienes que sacar a tu hija de la escuela
privada, sea cuál sea tu situación, estos cambios pueden
amenazar fuertemente la imagen que tenemos de nosotros
mismos. Además la mera posibilidad de que eso pase puede
generar mucho estrés e impedir activamente que puedas
disfrutar de lo que tienes. Por lo tanto, cuando consigues vivir
una vida en abundancia, gastando menos y con criterio, la
crisis ya no es crisis, sino que. es una oportunidad para
mejorar el mundo.

Estructura del libro


Este libro te dará la base de cada una de las vertientes
minimalistas para que puedas elegir por dónde empezar a
simplificar tu vida y concentrarte nuevamente en lo que para ti
es lo más importante sin necesidad de tener en cuenta ni lo
que el banco ni los vecinos ni la publicidad creen que es lo
más conveniente para ti. Puedes leer los capítulos por orden, o
salteados para empezar con lo que te llame más la atención.
También encontrarás algunos recursos que te pueden ayudar a
poner en práctica todo lo descrito aquí. En la página de este
libro http://minimalismoanticrisis.com podrás bajarte todas las
plantillas y planes que aparecen en este libro. También
encontrarás una lista actualizada de otros blogs y herramientas
on line que te puede resultar de gran ayuda.

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Y para contrastar la imagen que tienen muchos del
minimalismo como filosofía para jóvenes solteros que trabajan
en internet, este libro incluye consejos y trucos de cómo
incorporar hábitos minimalistas en tu vida diaria sin que tengas
que divorciarte ni cambiar totalmente tu círculo de amistades,
aunque eso sí, serán necesarias un par de conversaciones
serias con la familia o la pareja para que no haya miedo ni
desconfianza hacia tu nuevo estilo de vida. Al final de este
libro encontrarás un pequeño texto sobre las posibles
reacciones de tus seres queridos.

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Consumo crítico.
O cómo simplificar tu vida

“El hombre es rico en proporción a las


cosas que puede desechar.”
Henry David Thoreau

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Simplifica tus pertenencias
Si te has interesado ya antes por el minimalismo como filosofía
de vida, entonces es probable que ya hayas leído sobre el
llamado “reto de las 100 cosas”. La idea es muy simple: el
cerebro humano no es capaz de mantener más de 150
contactos, más de 150 cosas, o más de 150 tareas al corriente.
Por lo tanto si traspasas este número te olvidarás de cosas o
personas. Para reducir el estrés que resulta del trabajo de
mantener, limpiar, ordenar y utilizar todas tus posesiones, lo
más lógico sería reducirlas a un número menor de 150, y si
quieres vivir una vida totalmente independiente, entonces lo
mejor es reducir a menos de 100 y que quepan dentro de tu
maleta o mochila preferida.

Un gran número de minimalistas ha aceptado este reto y ha


reducido sus pertenencias a lo más básico y ciertamente da
gran libertad saber exactamente qué tienes y dónde lo tienes.
No limpiarás tanto, no podrás perder nada de vista, ni olvidar
que es lo qué tenías.

Pero ¿y si eres directora de ventas y necesitas llevar cierto


estilo de ropa para tus reuniones ? Con dos vaqueros seguro
que no te alcanzará. ¿Y si regularmente tienes reuniones de
amigos en casa? ¿Realmente quieres reducir el número de

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vasos en tu armario? Mantenerlos es más sostenible (y barato)
que comprar vasos de plástico para cada fiesta.

Así que ¡qué quede muy claro!: tener 100 cosas o menos no es
un ingrediente fundamental del minimalismo. Lo importante es
que no acumules pertenencias por el simple placer de tenerlas.
Tienes que aprender a distinguir: ¿qué es lo que realmente
necesito y lo que me da placer, y que he comprado sin que me
dé uso o satisfacción prolongada?

Basándote en estas dos calificaciones: lo que utilizo por


necesidad y lo que utilizo porque me da placer, tendrás una
buena guía para deshacerte de lo superfluo sin fijarte en un
número que quizás no es para ti.

El reto no es el número, el reto es tener la conciencia de lo que


es esencial para ti.

Ejercicio práctico para uno

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Aunque no quieras apuntarte al reto de las 100 cosas puedes
aprender mucho al hacer un inventario de tus pertenencias.
Primero basado sólo en lo que recuerdas y luego repasando tu
piso con detenimiento .

Escoge un lugar tranquilo y armado con papel y lápiz, intenta


anotar todas las cosas que tienes. ¡Si, todas! Se te hará más
fácil si organizas la compilación por habitaciones. Anota todo lo
que hay en la sala. Empieza con lo más visible como el sofá
con tres almohadas y una manta. La estantería con la tele etc.
Después anota todo lo que hay dentro de las estanterías. No te
acordarás de todo, pero sí de muchas cosas. Intenta ser lo
más detallado posible. No pongas “vajilla”, sino 12 platos
soperas, 6 platos grandes, 5 boles de muesli...

¿Cuántas cosas has podido recordar de cada cuarto?


¿Y cuántas cosas crees que faltan? Más adelante podrás
retomar esta lista.

Ejercicio práctico en pareja/en familia

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Si estáis juntos en la búsqueda de una vida simplificada,
podéis hacer este ejercicio para recordar qué son las cosas
que evaluáis de la misma manera y dónde hay cosas para
aprovechar. Al hacer el ejercicio habitación por habitación
(mejor no hacer más de una habitación por día), primero cada
uno apunta su propio inventario para después poder
compartirlo:

¿Qué cosas habéis recordado entre los dos?


¿Qué emociones han surgido al recordar estos objetos?

Quizás el regalo de tu madre le saca de quicio a tu pareja (y tu


ni lo sabías). O tal vez a ti te encanta la manta que a tu pareja
le parece tan superflua. Al comparar las dos listas veréis
algunas cosas que podrán desaparecer cuando llegue la hora
de reducir las pertenencias.

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Reconquistando tu espacio, paso a
paso
Normalmente nos ponemos a organizar la vivienda cuando nos
cambiamos de casa es la ocasión perfecta para reevaluar cada
cosa, ya que tenemos que colocarlo todo y cambiarlo de su
lugar. Al contrario, cuando hemos estado mucho tiempo en el
mismo lugar, (y quizás con un cuarto libre),lo más habitual es
acumular las cosas, ya que siempre encontrarás un lugar
donde guardarlo. En la mayoría de las casas hay una
habitación, un armario, o un trastero que hace de depósito.

Es este lugar, que en el fondo de tu mente te incomoda porque


“algún día tendré que ocuparme de ello” que deberías atacar
primero. Por una simple razón: las cosas guardadas en este
lugar no las habrás utilizado en mucho tiempo, por lo tanto es
más fácil evaluar si todavía valen la pena o no. Y en segundo
lugar, la satisfacción derivada de organizar un lugar así te dará
la energía para seguir con otra habitación. Será una
renovación de tu casa, pero sin el trabajo de cambiar los
muebles de lugar (aunque quizás acabes utilizando menos
muebles al no utilizarlos como espacios de almacenaje).

Cuando has escogido el lugar donde quieres empezar, el


primer paso es despejar todas las superficies, o vaciar todas

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las partes del lugar y poner todo en el suelo o encima de una
mesa que será tu área de trabajo. Puedes aprovechar la
oportunidad para limpiar bien el lugar que acabas de vaciar
antes de devolver parte del contenido a donde pertenece. Pero
no devolverás todo simplemente de forma ordenada, sino con
criterio. Para esto debes tratar solo una cosa a la vez, y
hacerte la primera pregunta clave:

¿Lo he utilizado en los últimos 6 meses?

Muchas de las cosas que almacenamos las tenemos por si


acaso, porque quizás lo necesitaremos algún día, porque
estaba de rebajas y nos pareció una buena idea. Pero si no
utilizas una cosa, esta se vuelve un bagaje que añade más
peso a tu vida y no te ayuda en nada.

Si lo has utilizado, pregúntate si te ha gustado utilizarlo. ¿Lo


has utilizado por obligación o porque te gusta? En muchos
casos dirás “claro que sí”, entonces lo puedes guardar
inmediatamente en su lugar. Pero siempre hay objetos que te
crearán dudas sobre si realmente quieres volver a utilizarlos
(aunque te hayan servido en el pasado). Tal vez fue un regalo
y lo has utilizado por obligación moral. En este caso vale la
pena evaluar si el tiempo de uso ya fue suficiente para no dejar
mala impresión. O quizás has querido buscar alguna

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alternativa para esta cosa desde hace tiempo. En este caso
puedes anotar la alternativa que buscas en tu agenda para
ocuparte de esto más adelante. De momento lo dejarás en su
lugar.

Si no has utilizado el objeto en los últimos meses, ¿por qué


estás guardándolo? ¿Hay alguna ocasión especial en la cual lo
necesitas (por ejemplo, el pie que sostiene el árbol de navidad
que usas una vez al año)? Si esto no es el caso, entonces
¿por qué lo estás guardando? Lo puedes donar, vender, tirar
sin que te vaya hacer falta jamás. Pero ¿qué pasa con los
casos donde sí que lo utilizas esporádicamente ? Entonces
habrá que ver si encuentras alguna alternativa para el objeto.
En caso del pie para el árbol, quizás decides de comprar
arboles con tierra para el próximo año. O si se trata de
documentos, tal vez tienes la posibilidad de escanearlos para
un almacenaje virtual.

Otra idea puede ser confiar en que tus amigos y vecinos te


podrán ayudar en caso que necesites el objeto de nuevo.
Acabo de vender mi máquina de coser porque realmente la
utilizaba muy poco (de hecho la tenía comprada sólo para
acortar unas cortinas). Por eso la máquina estaba ocupando
espacio y envejeciendo sin utilidad. He decidido que otra
persona puede aprovecharla mejor , y si tuviera que coser algo

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que no puedo hacerlo a mano, entonces la costurera de la
esquina seguramente lo hará mucho más rápido y con mejor
resultado.

Así que, cuando no lo has utilizado en mucho tiempo, no te


gusta y/o tienes alternativas para lograr el mismo objetivo,
entonces puedes deshacerte fácilmente de ese objeto
mediante una donación, vendiéndolo o simplemente tirándolo.
Pero siempre hay objetos que entran en la categoría del “no
estoy seguro”. Para estas cosas puedes preparar una caja
extra que guardarás fuera de tu alcance inmediato (por
ejemplo encima del armario). Todo lo que permanezca dentro
de esta caja durante más de 4 meses lo podrás tirar sin
remordimiento. Si no te has dado cuenta de que no lo
necesitabas, entonces es que no lo necesitabas.

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Ejercicio práctico

Examina el listado de las cosas del ejercicio anterior. ¿Hay


algo que has recordado porque te molesta? ¿Hay algo que
has recordado porque te encanta? Márcalo de alguna manera
para no olvidarte de la sensación a la hora de reducir tus
pertenencias.

Visita la habitación que acabas de terminar para comprobar


hasta qué punto tu memoria ha podido recordar todo. Puedes
hacerlo habitación por habitación, o de una sola vez. ¿Qué no
está donde pensabas que debería estar? ¿Qué te habías
olvidado completamente? ¿Qué has anotado en mayor o
menor cantidad? Pon estos comentarios en tu papel donde te
parezca necesario (por ejemplo cosas que quieres tirar), pero
termina primero con el inventario de la habitación para
después ponerte manos a la obra.

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Reconquistando tu espacio, pieza por
pieza
Si no estás preparado para atacar todo un espacio a la vez,
entonces quizás la estrategia del “1 por día” sea más de tu
agrado. Esta estrategia simplemente se basa en que cada día
te deshaces de una sola cosa durante un periodo definido de
tiempo. Esta táctica tiene la gran ventaja que puedes saltar de
habitación en habitación para buscar objetos obsoletos.
Además es más fácil de integrar en una jornada completa , ya
que no necesitas reservar un par de horas para limpiar un
armario o un cuarto a fondo. Si tienes familia hasta lo puedes
convertir en un juego: juntos podéis escoger lo que saldrá en el
próximo paso, tan solo hay que tener en cuenta estas dos
reglas:

Decide durante cuánto tiempo quieres realizar el reto. Mucha


gente opta por hacerlo durante 6 meses o incluso un año para
tener una meta que sea a su vez alcanzable (sobre todo si
tienes un apartamento o una casa, tendrás mucho más que
esto) y desafiante. Para marcar tu progreso te aconsejo que lo
anotes en tu agenda o mejor todavía, que te fabriques un diario
para todos los días anotar el objeto que has quitado y lo que
has hecho con él. Si te gusta la vida online, entonces puedes
hacer un blog para poner una foto cada día de los objetos
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obsoletos. De paso tendrás un bonito recuerdo de las cosas
que no hace falta que tengas físicamente, pero que te traen
muchos recuerdos.

Celebra las pequeñas conquistas. Si te comprometes a seguir


el reto por 6-12 meses, entonces vale la pena determinar unos
puntos intermedios para celebrar lo que has conseguido ya.
Estas celebraciones pueden ser una comida con tu familia con
el dinero que has ganado al vender algunos objetos, puede ser
una fiesta de intercambio de cosas (por ejemplo ropa), o
simplemente un paseo por el parque, visualizando todo lo que
has conseguido. Querrás que se vuelva una rutina, pero una
rutina positiva que te devuelve energía.

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Ejercicio práctico para uno

Si has llegado hasta aquí quizás ya tienes una preferencia por


una estrategia u otra. Empieza hoy con la primera cosa a tirar.
O si prefieres ir de espacio en espacio, ataca el armario del
lavabo y deshazte de todos los medicamentos caducados. No
importa por donde empieces. Lo importante es dar un primer
paso para darte cuenta de que realmente no es tan grave tirar
las cosas que no has utilizado en años.

Ejercicio práctico en pareja/en familia

En familia o en pareja podéis realizar estos ejercicios como


una forma de reto o de juego. Si queréis empezar con una
habitación completa, entonces sacad todo lo que queráis tirar
para que haya derecho al veto con explicación. Si la
explicación no convence, entonces hay que buscar
alternativas o substitutos antes de deshacerse del objeto.
Todos tienen que estar de acuerdo en la expulsión de cada
objeto para que no haya rencores a la hora de recordar la
limpieza.

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Siempre hay una alternativa
Hay algunas cosas que sabes que no las vas a mirar nunca
más, pero que sin embargo, son difíciles de tirar. En esta
categoría hay muchos documentos que quizás algún día
quieras ver de nuevo pero que los últimos meses tampoco se
han movido de tus carpetas (los libros que has llevado en las 3
mudanzas y que ahora sirven de decoración para tu estantería,
la máquina de coser que te regalaron hace un año, pero que
sólo has usado una vez para acortar las cortinas...). Sin duda
hay ocasiones en que es una ventaja haber guardado todas
estas cosas, pero ¿realmente vale la pena tenerlo a
disposición constante si (quizás) sólo los necesitas unas pocas
veces al año?

En estos casos vale la pena informarse de alternativas para


liberar así el espacio: Estas alternativas se pueden dividir en
dos ámbitos diferentes: cambiar el objeto por un representante
(por ejemplo una copia digital, o un objeto combinado) o
reemplazarlo con solidaridad (confiando en amigos y vecinos
que podrán ayudar cuando haga falta).

Representaciones de objetos
Para todos los documentos que no son obligatorios en su copia
en papel (facturas de hace tiempo, cartas, postales de los hijos

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desde el esplai de verano) se pueden escanear y convertir en
un archivo digital que se puede guardar fácilmente online o en
un CD o disco duro externo. Esta forma de almacenar
documentos no tiene sólo la ventaja de que ocupa mucho
menos espacio, sino que a su vez los documentos se vuelven
fácilmente accesibles a través de su búsqueda. Muchos
escáners reconocen letras, así que podrás encontrar
rápidamente en el contenido de tus documentos la factura del
2010 de la máquina de lavar que todavía tiene garantía.

Otra forma de intercambiar el objeto físico por una


representación de este, es el carnet de la biblioteca del barrio
para reducir tu stock de libros. También puedes cambiar tu
viejo ordenador con la pantalla vieja por un portátil que lo tenga
todo integrado y ocupe mucho menos espacio. Tu cámara
digital y tu móvil puede que ya no sean necesarios, ya que uno
tiene integradas las aplicaciones del otro. ¡Cuidado! No te
lances ahora a comprar para reemplazar objetos que todavía
están en perfecto estado. La idea es que tan sólo renueves lo
que ya no tiene arreglo, o por lo menos te aseguras de que las
cosas que ya no utilizarás encontrarán otro dueño que se
encargará de ellas felizmente. Quizás en los anuncios de la
sección de clasificados del periódico de tu ciudad puedes
venderlos.

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Compartir objetos
Compartir cosas, sobre todo fuera del círculo de la familia es
una cosa poco común hoy en día. Mientras que la idea de
digitalizar objetos, de cambiar los libros por un carnet de la
biblioteca, generalmente no despierta ni pasión ni comentarios
de tus colegas del trabajo, dejar prestado algo, o peor, pedir
prestado, es visto con algo de desconfianza. Quizás eso sea
parte de la filosofía consumista, ya que si no lo puedes tomar
prestado de tu vecino, tendrás que comprarlo, y guardarlo en
algún lugar. Más razones para tener más cosas y una casa
más grande.

Pero quizás no necesites 8 sillas por sí acaso tus suegros


vienen a visitarte, si te hacen falta, puedes pedirles a los
vecinos que te dejen 2 sillas para una tarde; no hace falta que
tengas el escáner en casa, si en el trabajo tu jefe te deja
escanear tus documentos con el escáner de la empresa (ya
que no son costosos para la empresa). No hace falta que
tengas un carrito para la compra si tu vecino y tú nunca vais al
mercado en el mismo horario, podéis compartirlo.

Con un poco de imaginación te darás cuenta de las muchas


oportunidades que junto con amigos / vecinos / colegas
puedes compartir algo que no es de uso diario, y a su vez
también verás que muy poca gente se aprovecha de estas

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oportunidades. ¿Por qué? Porque pedir un favor a alguien que
no sea de la familia inmediata resulta para mucha gente
extraño. ¿Cómo le voy a pedir a mi vecino de rellano un favor,
si ni siquiera le conozco?

Compartir las cosas con otras personas funciona mejor si se


basa en la reciprocidad. ¿Le dejarías a tu vecino tu carrito de
compras para ir al supermercado? ¿Si? Entonces es muy
probable que él también te lo deje, y si le ofreces traerle algo
que necesite, ya es todavía más probable que te lo vuelva a
prestar. Sal de tu zona de confort y cuando tengas una idea,
habla con la gente. Lo peor que te puede pasar es que te digan
que no. No habrás perdido nada.,y quizás el no es seguido de
una explicación y de esta manera descubrís que tenéis otras
cosas en común.

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Ejercicio práctico

Si no conoces a tus vecinos, atrévete a llamar a su puerta


para presentarte y ofrecerles tu ayuda por si algún día
necesitan algo. Así tendrás un primer contacto con ellos. Si
tienes balcón y ves que tu vecino está montando una fiesta,
entonces ofrécete para prestarle tus sillas. Y si necesita ayuda
para subir el cochecito del bebé por las escaleras, haz un
esfuerzo para ayudarle. Son estas pequeñas cosas las que te
ayudarán a hacer tu propia red de contactos en tu área. Por
cierto, no lo hagas por interés , sino para conocer a gente.

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Cómo conseguir mantener
Cuando me puse a revisar todas mis pertenencias para ver lo
que realmente importaba y lo que no, me di cuenta que tenía
bastante cosas que compré en su día porque estaba
convencida de que iba a empezar un nuevo hobby, sólo por
tener el artefacto necesario para poder hacerlo. De hecho, esta
es la razón de fondo de muchas de nuestras compras: si me
compro un equipo muy caro y súper tecnológico, entonces voy
a empezar a correr... Si me compro este nuevo juego de la WII
Fit, empezaré a utilizarlo por fin ... Si compro este juego de
ollas de cocina, empezaré a cocinar más a menudo en casa...
Si me compro este traje nuevo, empezaré a tener más éxito en
mi carrera... Si me compro el lector de libros electrónicos,
empezaré a leer más libros.

Lamentablemente el acto de adquirir un accesorio para una


cierta actividad no significa que realmente te vayas a poner a
realizar esta actividad, y en la mayoría de los casos, ni siquiera
es necesario que lo compres para poder empezar.

Hay dos razones por las cuales olvidamos estas dos verdades
a la hora de ir de compras: la publicidad está haciendo un buen
trabajo en convencerte de que sólo podrás ser feliz / exitosa /
estar satisfecha si utilizas el producto que te quieren vender.

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Además es más fácil tranquilizar tu mente que te dice que
deberías hacer ejercicio con la compra de un nuevo par de
zapatillas de deporte. El problema es que esta satisfacción
durará muy poco tiempo. Y tras una semana o un mes
después, tendrás que comprarte los accesorios necesarios
para hacer patinaje, a ver si esto te ayuda a mantenerte en
forma.

Para salir del circulo vicioso de hacer compras impulsivas y del


placebo existen tres tácticas muy eficaces:

Entra uno – sale uno


Si quieres comprarte esta nueva falda, entonces tendrás que
deshacerte inmediatamente de otra falda para tener espacio en
tu armario; si compras un nuevo juego para tu consola,
entonces tienes que regalar otro, si quieres llevar a casa un
nuevo adorno para la estantería, entonces tendrás de
deshacerte de otro para tener donde ponerlo...

El simple hecho de sólo substituir cosas que ya no te sirven, te


obligará a reflexionar más intensamente sobre las compras
que realizas a diario, ya que te hará recordar qué es lo que ya
tienes y en qué estado está. Los humanos tenemos una gran
capacidad de olvidar momentáneamente lo que poseemos
para poder añadir otra cosa a la colección. Con esta regla te

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asegurarás que no compras por comprar, sino porque algo es
realmente necesario.

Primero la rutina, después el accesorio


Generalmente cuando compramos algo, queremos conseguir
un resultado con esta compra. En el caso de los zapatos
deportivos, el resultado deseado es la práctica regular del
deporte para mantener una buena forma física. Cada vez que
tienes el impulso de una compra, intenta definir para qué lo
estás comprando. ¿Cuál es el fin de esta compra? Cuando lo
hayas definido, entonces pon el objeto en una lista de espera
de 30 días, durante los cuales te comprometes a empezar a
formar el hábito que quieres conseguir. Para quedarse con los
zapatos deportivos: coge las zapatillas que tienes y sal a correr
tres veces a la semana durante 30 días. Si consigues
mantener este ritmo, entonces puedes darte el placer de estas
nuevas zapatillas para seguir con tu nueva rutina. ¿Por qué
después de 30 días? Un hábito complejo (como el de
establecer una nueva rutina diaria) necesita en media 66 días
para estar bien establecido. Después de 30 días estarás bien
encaminado y vale la pena que te des una recompensa para
mantener el ritmo. Pero ¡cuidado! ¡No caigas en la tentación de
ir renovando todas tus pertenencias cada dos meses! El
producto más minimalista es aquél que no compras.

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Te sorprenderá a cuántas compras puedes aplicar esta regla
con un poco de fantasía. Si quieres comprar un instrumento
porque siempre has querido tocar música, entonces pregunta a
la profesora si durante el primer mes ella puede conseguirte un
instrumento de préstamo (por ejemplo de un ex alumno que ya
no toca) hasta que sepas que es algo para ti de veras.
Generalmente ya tienes lo que quieres comprar en un formato
más simple, o alguien de tu entorno podrá echarte una mano
para ver si realmente es algo que quieres hacer.

¿Qué alternativas existen?


La regla anterior de primero mirar si realmente utilizarás la
cosa que quieres comprar también te ayudará a la hora de ver
si hay alternativas. Después de unas semanas de
entrenamiento sabrás que tipo de calzado necesitas, porque ya
conoces las rutas que harás más a menudo (asfalto, bosque,
en el gimnasio). Pero también en situaciones cuando en
realidad no necesitas crear un hábito para comprar el producto
(ya sabes que quieres comprar una nueva estantería porque la
vieja acaba de romperse), entonces toma tu tiempo para
investigar sobre las alternativas. Por un lado puedes ahorrarte
bastante dinero al comparar las ofertas de diversas tiendas
(por ejemplo por internet). Pero quizás hay otras indicaciones
que quieras tener en cuenta para decidirte por un producto; si
utilizas menos cosas, puedes permitirte gastar más en calidad,
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si eres vegetariano por amor a los animales, quizás quieras
informarte sobre las alternativas de los zapatos de cuero, si
tienes que comprarte ropa nueva, ¿por qué no dar apoyo a una
diseñadora en tu ciudad al comprar en su tienda?... Siempre
hay alternativas, y generalmente éstas te darán más
satisfacción que el producto que despertó tu deseo inicial.

Pero lo más importante es: no compres nada por impulso. Deja


tu tarjeta de crédito en casa (y lejos de tu ordenador). Si la
tienes que llevar no la guardes en tu billetera, o ponlo dentro
de un estuche con un gran post-it que diga “¿Realmente
quieres llevarte esto?” para recordártelo aunque sea en el
momento de llegar a la caja. Has trabajado duro por tu dinero y
vale la pena que sólo lo gastes en cosas que realmente
añadan valor a tu vida

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Ejercicio práctico para uno

Si en tu entorno “ir de compras” es una actividad con los


amigos, entonces es más difícil reducir el ritmo, ya que es un
acto de sociabilidad y tampoco quieres dejar de salir con tus
amigos o con tu pareja. La solución no es cortar con tus
contactos sociales, sino proponer alternativas. Si la idea es
pasarlo bien juntos, quizás una visita al zoológico de la ciudad
es más gratificante Y así, de paso, os llevareis más recuerdos
nuevos a casa. Si os faltan ideas, infórmate en la oficina de
turismo de tu ciudad o pide recomendaciones a tus vecinos y
tu círculo de contactos más amplio.

PS: Si entre tus amigos hay alguien que se preocupa por el


dinero que cuestan las alternativas, vale la pena calcular
cuánto se gasta en media en un día de compras (incluyendo
comida, bebida, objetos de oferta...).

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Ejercicio práctico en pareja/en familia

Si ir de compras era parte de la vida en pareja/en familia,


entonces es importante encontrar alternativas que todo el
mundo vea como un valor añadido y más atractivo que
simplemente ir de compras. Si quieres asegurarte de que no
eres el único / la única en cargar con la organización de las
alternativas puedes distribuirlo en familia. Cada sábado una
persona puede decidir cual será la actividad del día: el
zoológico, ir a la playa, un picnic en el parque, ir a la sesión de
la mañana del cine (que es más barata) o simplemente limpiar
juntos la casa.

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Productividad personal.
Simplificando el día a día

“Los que emplean mal su tiempo son los


primeros en quejarse de su brevedad.”
Jean de la Bruyere

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Simplifica tus rutinas
Has empezado a reducir el número de tus pertenencias y
quizás te has dado cuenta de que tienes guardados muchos
accesorios para pasatiempos para los que no tienes tiempo o
energía. O quizás te has dado cuenta de que de las dos
televisiones por lo menos una podría salir de tu casa, lo que
significa que tendrás que ponerte de acuerdo con tu familia
sobre qué programa mirar.

O quizás quieres reducir el tiempo que pasas viendo la tele


para dedicarte a realizar estos hobbies que siempre quisiste
empezar. Lo importante es que quieras reducir algunos hábitos
que te quitan tiempo sin aportar ningún valor añadido a tu vida
diaria. La televisión es el “desperdicia-tiempos” más común,
pero también lo son las consolas de videojuegos, las redes
sociales como facebook o twitter, mandar mensajes de móvil o
correos electrónicos en exceso...

Por consiguiente, para simplificar tus rutinas es necesario


analizar todo lo que haces por rutina y decidir activamente si
vale la pena seguir haciéndolo, o si a lo mejor quieres cambiar
un hábito u otro, pero como estos son algo más difíciles de
cambiar que el número de pertenencias, vale la pena tener una
estrategia clara para avanzar en el camino (lamentablemente

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todavía no se puede tirar un hábito indeseado, tal como lo
puedes hacer con las cosas superfluas).

Muchas personas me han contado que al empezar a


deshacerse de sus cosas han entrado en un estado de euforia
de tirar más y más esas cosas que han ido guardando durante
los años, son éstas mismas personas que muchas veces se
han visto frustradas a la hora de abandonar rutinas con éxito,
por querer cambiar demasiadas cosas a la vez.

Por lo tanto es recomendable planificar un poco este proceso


para no perder las ganas a medio camino: primero analiza
cómo puedes simplificar tus rutinas para aprovechar mejor el
tiempo, después define tus metas, y acto seguido lo implantas
a lo largo del tiempo, concentrándote en un cambio a la vez.

¿En qué se te va el tiempo?


Durante una semana anota en un horario qué es lo que estás
haciendo.

Horario Actividad Valoración Razón


6:00-6:30 levantarse / cafe
6:30-7:30

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Cuando hayas hecho esto durante un mínimo de tres días,
relee las entradas y da una valoración a cada una. Una “x” si
es necesario en este horario (ej. dejar a la niña en el colegio no
es opcional), y además un “–“ o un “+” según si esta actividad
es importante para ti. Para las actividades no-obligatorias
también puedes anotar porqué estás satisfecho con ellas, o
porqué no. Muy probablemente habrá pocas lineas no-
necesarias que no te gusten a la primera. Si las hay, todavía
mejor, porque serán los primeros hábitos a cambiar.

Horario Actividad Valoración Razón


18:00-18:30 esperar que me recoja - inflexibilidad de salida
mi pareja del trabajo

Esto fue una de las primeras rutinas que alteré al empezar con
el minimalismo, ya que la decisión por un horario fijo cuando
me recogían en moto significaba que no podía quedarme
tomando café después del trabajo con colegas o que tenía que
esperar a que llegara cuando tenía oportunidad de salir más
temprano del trabajo pero ya era tarde para avisar de que iba
en metro. Como ir en moto tampoco es muy sociable, ya que
es difícil conversar, decidí volver en transporte público durante
una o dos semanas, sólo para probarlo. Ahora mi pareja ya
solo me recoge cuando tenemos que ir a otro lugar
directamente después del trabajo.

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Pero si no tienes muchas líneas no-obligatorias que no te
gustan, entonces hay que hacer un análisis más a fondo:
escoge todas las actividades que no son actividades, sino
pasividades y que no te ayudan a conseguir alguna meta que
te hayas puesto.

Por ejemplo, en mi caso había una línea que decía

Horario Actividad Valoración Razón


20:00-22:30 mirar televisión - estar con mi pareja

Sí, me gustaba ver las series con mi pareja, por el simple


hecho de que era nuestra forma de desestresarnos después
del trabajo y de pasar un ratito juntos en el sofá. Sólo que este
ratito se comía dos horas y media todos los días. 12,5 horas
mínimo frente a la televisión por semana. ¡Casi un día! Me di
cuenta de que el objetivo de pasar tiempo con mi pareja lo
podía obtener de una forma mucho más intensiva si nos
dedicábamos juntos a alguna cosa. Así que decidimos en un
primer paso cocinar juntos y comer en la mesa del comedor
con la tele apagada para poder conversar. Después, cada uno
trabaja un poquito en las metas del momento y justo antes de
dormir sí que miramos media hora de TV porque sé que es la
mejor manera para mi pareja de distraerse.

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página 39
Ejercicio práctico para uno

Bájate la plantilla para anotar el tiempo e intenta rellenarla


durante una semana para tener una buena base de análisis.
Las partes del día que pasas solo de cualquier forma podrás
ajustarlas a tus nuevas metas como mejor te convenga. Las
actividades junto a la pareja es mejor que las ataques junto
con él o ella para evitar malentendidos. Al final no estás
evitando pasar tiempo con tu pareja, sino que estás
aprovechando mejor tus horarios.

Ejercicio práctico en pareja

También podéis rellenar la plantilla juntos y poneros a


conversar para que los horarios sean adecuados para cada
uno. Mientras que a ti te gusta tu seriado preferido, quizás a tu
pareja le gusta la idea de estar contigo en el sofá. Mientras
que a tu pareja le agobia hacer las compras de la semana,
para ti quizás es una manera de implicarle en los planes de la
comida... Al comparar las anotaciones para los espacios de
tiempo juntos, podéis dar nuevos impulsos para la relación.

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Si tuviera más tiempo
Una vez que sabes en qué se te va el tiempo puedes aprender
a utilizarlo de forma más eficiente. De esta manera podrás
liberar nuevos espacios de tiempo durante el día para... sí,
¿para qué? Todo el tiempo del mundo no te sirve si a fin de
cuentas solo lo pasarás revisando tus emails y/o incorporando
otro seriado dentro de tu rutina diaria.

Hace falta decidir alguna meta a largo plazo. Algo que quieras
conseguir, algo parecido a las promesas que te haces al
empezar un nuevo año, pero que no sea dependiente de un
año del calendario. Quizás quieras aprender un idioma para
hacer un curso de cocina en el país de tu cocina favorita, o tal
vez quieras aprender un instrumento para poder tocarlo en la
boda de tu mejor amiga el año que viene, tal vez quieras
escribir un libro o empezar un blog... Lo importante es que
decidas por ti mismo lo que quieras lograr, porque no te servirá
todo el tiempo del mundo si no sabes qué hacer con él.

Empieza a soñar. ¿Qué te hubiera gustado hacer desde que


eras un niño? Quizás puedes retomarlo. ¿Cuál de tus
habilidades te trae muchos elogios de tus amigos? Quizás
puedes profundizar en ella. Si realmente no se te ocurre nada,
entonces lo más fácil es recurrir a uno de estas dos opciones:

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Explora las opciones que ofrece el ayuntamiento / el gobierno
de la ciudad en tu región. Muchas ciudades tienen centros
cívicos o centros de barrio donde ofrecen cursos, talleres,
excursiones y otros entretenimientos. Es una buena opción
para conocer gente nueva, pero también para probar una
actividad por la que siempre te has sentido curiosidad pero que
hasta ahora no has intentado hacer. Y aunque hagas una
actividad diferente cada trimestre o semestre acabarás
ampliando tu horizonte y abriéndote a nuevas opciones. Los
cambios de rutina pueden darle un nuevo giro a tu vida.

La otra opción es visitar la página http://meetup.com donde


puedes unirte a uno o más grupos temáticos. Algunos se
encuentran regularmente, otros prefieren mantener
discusiones vía foros o emails. Si no encuentras un tema que
te interese, puedes registrarte como “interesada” en un tema.
El servicio te mandará un email cada vez que otra persona
esté interesada en el mismo tema que tu, así que a partir de un
cierto número de interesantes puedes aprovechar la
oportunidad y organizar un encuentro en tu área. No serás la
única que tendrá miedo de ir a un encuentro con gente
desconocida, pero el acto de organizarlo te dará más confianza
y los demás te agradecerán tu iniciativa.

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Ejercicio práctico para uno

Si no te acuerdas de lo que te gustaba de niño, puedes


preguntar a tus padres, o a otros parientes que se acuerden
de tu niñez. Vale la pena retomar las actividades (o
actividades parecidas) que han alegrado tu juventud, aunque
sea desde un punto de vista diferente.

Ejercicio práctico en pareja

¿Qué hicisteis cuando os conocisteis? ¿Algún pasatiempo que


os sirvió de pretexto para estar juntos? Poneros a buscar una
actividad que os guste a los dos para vivir más tiempo en
pareja y aprovechar la compañía del otro (ver la TV juntos o ir
al cine no cuenta).

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Simplificando la vida social
Tener una vida social activa hace la vida más interesante y aumenta
la felicidad (de hecho recientemente salió un estudio que indica que
unirse a un grupo que queda una vez por semana aumenta la
felicidad de la misma manera que si te duplican en el salario). Lo
importante es que tu vida social sea algo que te haga más feliz y que
te dé estímulos positivos, y no algo que te agobie o te cause estrés.
La clave es tener un equilibrio. Salir de vez en cuando, pero ni nunca
ni siempre.

Las ventajas de la vida real

Al volver del trabajo estás cansado y agotado. Para relajarte te


pones a navegar en internet, actualizar tu facebook, quizás jugar un
poco con la consola. Raramente sales con amigos, aunque vía tuenti
estás bien informado sobre qué pasa en la vida de los otros. Si la
consola te aburre te pones a mirar series con tu pareja si no vives
solo. De vez en cuando salís a comer o pedís una pizza, y algunas
veces os encontráis con amigos para ir a una fiesta de cumpleaños o
a la inauguración de un piso.

Cuando tu rutina te parezca muy monótona, porque siempre estás


demasiado cansado para emprender algo nuevo, entonces es hora
de ponerte una nueva meta: salir una vez por semana para hacer
alguna actividad social, conoce nuevas personas en un curso de
yoga, aprende a bailar tango con tu pareja (aunque sea para reíros

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juntos de las posiciones), únete a un grupo de discusión sobre
literatura o ayuda a crear un huerto en tu barrio. También puedes
hacerte voluntario para ayudar en una causa social. Ayuda 2 horas a
la semana en las tiendas de comercio justo, acompaña personas
ancianas o ayuda jóvenes a hacer sus deberes. Existen muchas
posibilidades y hay algo para todos los presupuestos. La meta es
sólo una tarde por semana y si después te apetece más... adelante.

Compromisos, compromisos

Si eres una persona muy sociable, es posible que tengas una


actividad diferente cada día. El lunes hay reunión semanal de
vecinos, el martes curso de cello, el miércoles noche de cine con los
amigos, el jueves siempre nos quedamos a tomar una cerveza
después del trabajo y los viernes y sábado seguro que también
habrá alguna fiesta para ir. Pero ¿cuando tienes tiempo sólo para ti?
¿Consigues concentrarte en lo que es importante para ti entre tanto
vaivén diario? Si te sientes agobiada por el número de compromisos
que tienes, entonces quizás sea hora de aprender a decir no y a
repriorizar con qué pasas tu tiempo.

Para saber cuales de tus actividades quizás ya no te aporten tanto,


vale la pena tomarte una semana enteramente sin compromisos.
Una semana con todas las tardes sólo para ti y tu pareja o familia.
¿Qué echas de menos? ¿Qué NO echas de menos? ¿Qué te inspira
un suspiro de alivio por no tener que ir hoy? Revisa lo que sientes y
re evalúa que vale la pena que lo mantengas como actividad.

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El gran reto si se tienen demasiadas actividades es aprender a decir
que “no”. No a lo que haces y no quieres seguir haciendo y no a lo
nuevo que pueda presentarse.

Truco 1: Tu “no” puede ser justo lo que necesitaba la otra persona


para también hacer unos cambios de rutina. Quizás tu profe estará
triste por perder un alumno de guitarra pero quizás también estará
feliz porque ahora puede aceptar un nuevo alumno. Tus amigas
quizás no están de acuerdo que ya no quieras ir al cine cada
miércoles. Pero tal vez también estarán agradecidas de que alguien
finalmente proponga que sólo os vayáis al cine cuando realmente
hay una peli que os interesa. Nunca sabrás la reacción de las otras
personas hasta que hayas hablado con ellas. Así que, atrévete a
tener una mente abierta para que no todos se queden atrapados en
viejas rutinas.

Truco 2: Aprende a decir simplemente “lo siento, esta vez no” en vez
de intentar justificarte. Así evitarás entrar en discusiones y además
no tendrás que inventarte algo cuando en realidad solo quieres
relajarte una tarde con tu pareja en el balcón.

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Cambiando hábitos (uno a la vez)
Has decidido que quieres volver al hábito de correr 2-3 veces
por semana, o quieres aprender a hacer manualidades para
decorar la casa. Hay diversos trucos y pequeños atajos que
pueden ayudarte a ser más productivo y a liberar tiempo para
lo que es realmente importante. Si quieres aumentar la
productividad al máximo, puedes inspirarte en la sección de
recursos, donde encontrarás varios escritores que son
verdaderos gurús en el arte de aprovechar al máximo el
tiempo. Si quieres simplemente erradicar un par de hábitos
improductivos de tu vida, entonces encontrarás aquí algunas
ideas que pueden serte útiles.

Nuevamente la táctica del minimalismo es concentrarse en lo


esencial y quitar lo superfluo para liberar energías para lo que
realmente importa. Por lo tanto al analizar en que gastas tu
tiempo, verás bastantes quita-tiempos que puedes eliminar.

Pero limítate a atacar un hábito a la vez, para no perder la


energía. Tienes todo el tiempo del mundo, así que, puedes
permitirte el lujo de cambiar un hábito al mes. Si has
conseguido mantenerlo durante un mes entero, entonces
podrás mantenerlo mientras te concentres en el próximo reto.

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La TV y otras pantallas
Tanto la televisión como los juegos de consola y el ordenador
son perfectos para relajarse, pero también perfectos para
olvidarse del tiempo y perderse en largos periodos de
inactividad que podrías utilizar para otras actividades más
productivas. La idea no es eliminar completamente el uso de la
TV o de tu consola, sino hacerlo con criterio y en periodos
definidos. No enciendas la tele para ver que hay. Si tienes un
seriado preferido, nada dice que no lo puedas aprovechar, pero
cuando acabe, apaga la tele.

Y si puedes vivir sin tele, mejor todavía. No creas que eres la


única persona. Cada vez hay más personas que renuncian
tener una tele, sobre todo para no exponerse de forma tan
violenta a la publicidad. En muchas cadenas ya llega a 15 min
por hora, lo que supone una influencia subconsciente para
toda la familia. Es más fácil mantener una postura crítica de
consumo cuando no se está expuesto a toda hora a mensajes
publicitarios que no siempre se rigen por la veracidad de la
información.

Para no caer en la tentación de mirar por costumbre, la mejor


táctica es cambiar algunos parámetros para que no puedas
encender la tele automáticamente. Compra un enchufe con
interruptor y ponlo entre la TV y el enchufe. Al apagar el

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interruptor cuando apagues la tele, estarás ahorrando energía
al no utilizar la lucecita del stand-by, pero además pondrás una
barrera adicional al encender la tele. También puedes guardar
el mando en otra habitación, así tendrás que ir a buscarlo, lo
cual te da tiempo para quedarte en la otra habitación para
hacer otra cosa.

Si tienes la tele dentro de un armario, entonces cierra la puerta


cuando no la utilices. Así no te acordarás todo el tiempo de que
podrías estar viendo la TV. Si no tienes donde guardarla,
entonces escoge un lindo paño o incluso una toalla que
combine con las colores de tu salón y cubre la TV con ello. La
protegerá del polvo y la esconderá de tu vista para que no
puedas caer en la tentación.

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Ejercicio práctico

Si miras la TV todos los días, entonces declara un día a la


semana como día libre de TV. Esconde la tele en un armario o
debajo de una manta, desenchúfala y no la enciendas en 24
horas. Poco a poco podrás ampliar el lapso de tiempo hasta
que ya solo la enciendas de vez en cuando. Si parte de tu
rutina es mirar el noticiario entonces busca alternativas para
enterarte de las informaciones que son importantes para ti.
Quizás hojear el periódico en el camino al trabajo o mirar una
página de noticias te aporte las mismas informaciones sin que
estés pendiente de un horario en concreto.

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Email, twitter, facebook, tuenti
El correo electrónico y las redes sociales son otras opciones
para perder tiempo. Tienen su mérito por facilitar mantener el
contacto con familiares y amigos en todo el mundo, pero
también invitan a perder el tiempo indefinidamente porque
siempre hay otro mensaje esperando a ser leído. Al reducir el
tiempo que dedicas a estas redes sociales y sólo mirarlas dos
o tres veces al día puedes mejorar bastante tu uso del tiempo.

Lo mismo pasa con la cuenta de email. Por actualizarla más


veces, no te llegarán más emails, ni se responderán
automáticamente los que tienes todavía pendientes. Por esta
razón es mejor concentrar el trabajo con email a 2-3 veces al
día y utilizar el resto del tiempo para avanzar con lo que
realmente aporta algo a tu día a día.

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Ejercicio práctico

Define cuando quieres ver tus redes sociales y cuanto tiempo


quieres dedicarles. Con la ayuda de un reloj de cocina (de
esos que cuentan el tiempo al revés y pitan cuando el pastel
está listo / tienes que cerrar el navegador) o con la ayuda de
un programa como toggl o inlcuso con una herramienta que te
quita el acceso de internet por un tiempo determinado, como
MacFreedom puedes registrar exactamente cuánto tiempo
pasas en las redes sociales y con tu email. Una vez terminado
el tiempo, apaga el navegador y no vuelvas a entrar en él
hasta que haya llegado tu próximo turno.

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Reorganizando rutinas en compañía
Cuando compartes tu casa con tu pareja o tu familia, la
reorganización de rutinas incluye otra dimensión que no se da
al vivir solo. Tus cambios tendrán un impacto directo sobre los
que te rodean y deberás estar preparado para recibir no solo
comentarios de apoyo, sino de también tratar con la
inseguridad que un cambio dentro de las relaciones humanas
siempre provoca. Cuando reduces las pertenencias tu pareja
se podrá preguntar si ya no quieres vivir con el/ella y si pronto
te desharás de el/ella también. En el caso de las rutinas es
todavía más marcado, ya que no se trata de una acción más o
menos solitaria, sino de un cambio de hábitos. Dependiendo
del hábito, tendrá un efecto directo sobre tu pareja o familia. Si
siempre miráis la tele por la noche y tú decides que ya no
verás tanta televisión, entonces de repente abandonarás tus
seres queridos en el sofá. Sin una buena comunicación, esto
puede despertar nuevos miedos en las personas, por lo tanto
es importante que les expliques por qué quieres cambiar algo,
y cuáles son las ventajas para tu pareja. Quizás querrá
apuntarse y hacer estos cambios contigo.

página 53
Finanzas minimalistas.
Simplificando tus finanzas
del día a día

“El camino hacia la riqueza depende


fundamentalmente de dos palabras: trabajo
y ahorro.”
Bernard Henry Levy

página 54
Simplifica tus finanzas
Mucha gente vive una vida financiera aproximada. El dinero
entra a principio de mes, gastan más o menos lo que tienen, y
ojalá al final del mes haya todavía un poco de dinero en la
cuenta. De lo contrario, la tarjeta de crédito ya lo arreglará.
Cuando se pone algo difícil, siempre existe la oportunidad de
comprar a plazos o a crédito (compra ahora y pague solo en
diciembre, como si entonces de repente tuvieras más dinero).
Los bancos también ofrecen créditos de consumo para que
cada uno pueda satisfacer sus antojos momentáneos de la
manera más fácil posible.

Pero tener deudas es una vía segura para menos felicidad y


más estrés, porque aunque te lo puedes permitir, una deuda te
pone en dependencia del banco. Si un día decides que ahora
es un buen momento para tomarte un mes libre que te ofrecen
por convenio (pero que no es remunerado), entonces no
podrás aprovecharlo, porque las prestaciones están
pendientes. Si tu empresa va mal, te dará mucho más
quebraderos de cabeza, porque si pierdes el trabajo tendrás
que aceptar cualquier cosa para poder afrontar los pagos
mensuales. El estrés generado por las deudas es mucho más
grande de lo que piensas y es una de las grandes mentiras de

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la sociedad consumista: consumir no te hace más feliz, pero sí
aumenta el estrés a largo plazo.

El minimalismo quiere disminuir este estrés, intercambiando la


gratificación instantánea del consumo por la libertad de
disfrutar de lo que tienes y concentrarte en lograr lo que es
importante para ti. La idea no es que renuncies a todos los
placeres de la vida, te mudes a un cuarto oscuro alquilado y
guardes todo tu dinero en una cuenta que nunca más has de
tocar. Más bien al contrario: toma de nuevo el control sobre tus
finanzas al aplicar un poco de minimalismo sobre este tema te
ayudará a volver a enfocar tus sueños para ir realizándolos
poco a poco en vez de estar atados a un estilo de vida que no
has escogido por culpa de las deudas acumuladas.

Gasta en cosas que realmente te importan, pero no lo


desperdicies en cosas que sólo impresionarán a tus vecinos o
colegas y que no tienen un valor intrínseco para ti. Los dos
objetivos del minimalismo en las finanzas son:

๏ asegurarte de que el dinero que no gastas se usará


para fines concretos (reducir tus deudas, invertir en
algo importante para ti)

๏ !darte cuenta de en qué estás gastando el dinero para


repensar algunos hábitos desde este punto de vista.
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Si vives sólo o si solo eres responsable de tus propios gastos,
de esta forma mejorar las finanzas será algo más sencillo que
cuando compartes gastos. De otro lado, en compañía es más
fácil seguir con el reto y ayudarse el uno al otro a mejorar los
hábitos de consumo.

Balance inicial
La base de toda planificación financiera es que las entradas de
dinero sean superiores a las salidas. Si tienes deudas (aunque
sea una hipoteca), entonces es deseable que haya una
diferencia positiva entre entradas y salidas para ir reduciendo
estas deudas lo más rápido posible. El balance inicial entonces
es una lista con todas las entradas y salidas fijas que tienes
por mes, por ejemplo:

Entradas Salidas
Salario Yo 1.200 Hipoteca 800
Salario Pareja 1.100 Gas 20
Luz
Agua
Teléfono / Internet
...
Total: 2.300 Total: 2.200

Para hacer este balance inicial puedes utilizar los extractos de


tu cuenta bancaria y las facturas pagadas del mes anterior (si

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no tienes todas las facturas domiciliadas). Con este primer
balance ya puedes ver qué tal es la situación general de tu
vida financiera. No siempre es agradable verlo así en papel,
pero es el primer paso para cambiar algo realmente.

Ejercicio práctico

Puedes descargarte una plantilla para rellenar tus gastos


esenciales que tienes cada mes. Para los gastos irregulares
simplemente pones la parte proporcional por mes y así llegarás
rápido a lo que te sobra para vivir cada mes. ¿Estás satisfecho
con este valor? De lo contrario podrás encontrar muchos
consejos en las páginas siguientes.

Define tu meta
Si tienes alguna deuda a pagar, entonces tu meta inmediata
probablemente es reducir esta deuda. Sin embargo tendrás

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más éxito si defines el después de esta meta. Si saldas esta
deuda, entonces tendrás 600 más a tu disposición mensual.
¿Qué harás con este dinero? ¿Quieres guardarlo para por fin
hacer ese viaje de luna de miel para el cual el presupuesto de
la boda no hubo oportunidad? ¿Quieres preparar los fondos
para que tu hija pueda ir a la universidad sin tener que
preocuparse de la financiación? ¿Quieres negociar con tu
empresa para reducir tu jornada un 20% para tener más
tiempo con la familia? Con una meta más palpable que “quiero
saldar esta deuda” te será más fácil enfocar tu comportamiento
hacia una vida sostenible en cuanto a la realidad financiera.

Si tienes pareja o familia, es importante que esta meta la


definís entre vosotros. Que sea algo que es importante para
todos, ya que los cambios los tendrán que aceptar todos. He
visto parejas donde uno empezaba a gastar menos para
guardar dinero, pero la otra persona entonces gastaba más ya
que sobraba más en la cuenta al controlarla.

Minimalismo en pareja solo funciona si los dos están de


acuerdo. Cualquier relación puede beneficiarse enormemente
de conversaciones sobre qué es importante para cada uno y
para ambos.

página 59
Los gastos regulares en el punto de
mira
El primer paso hacía una vida económica más equilibrada es
definir cuáles de tus gastos mensuales son superfluos o
pueden ser substituidos por una versión más económica sin
que eso tenga un impacto negativo en tu vida social o familiar.
Algunos de estos gastos los podrás ver en tus factura
domiciliadas, otros sólo los encontrarás al hacer el seguimiento
de tus gastos en efectivo durante unos meses, anotando todo
lo que gastas para tener un mayor control.

Empezando por lo que tienes en tus pagos registrados en la


cuenta bancaria, examina cada uno de ellos junto con tu
pareja/familia para ver si realmente es necesario. Como
muchas contrataciones se prolongan de forma automática es
posible que detectéis suscripciones que siguen vigentes
aunque la razón de la contratación ya no existe.

TV por cable / satélite: Si durante la copa del mundo has


contratado la TV por cable para poder ver todos los partidos,
es posible que te quedaras con la suscripción. Es realmente
necesario pagar cada vez por ver televisión? Evalúa cuanto
tiempo pasáis en frente de la TV y qué alternativas existen
para relajaros o pasar tiempo juntos. Es probable que no sea

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necesario abonar mensualmente una cantidad fija para
consumir publicidad desde el sofá.

Suscripción a revistas / periódicos: Leer es un hábito muy


positivo y no quiero incentivarte a dejar de informarte, pero
vale la pena replantearse si realmente necesitas que te llegue
el periódico cada día. ¿Tienes tiempo para realmente
aprovecharlo? Si no es el caso, quizás es mejor informarte en
las páginas online de tu periódico favorito y sólo comprar el
formato en papel los sábados y domingos cuando tienes
realmente tiempo para poder disfrutarlo. Algunos periódicos ya
ofrecen la oportunidad de contratarles sólo los fines de semana
o ciertos días. Infórmate.

La cuota del gimnasio: hacer deporte es importante y si vas


regularmente al gimnasio no deberías tocar este importe. Pero
si al contrario eres de las personas que están inscritas por si
algún día les apetece ir, entonces hay dos opciones: 1) aceptar
que no te gusta el gimnasio y ver si existe alguna alternativa
(correr, hacer caminadas, ir en bicicleta al trabajo), o 2) ponerte
un ultimátum de ir al gimnasio 3 veces a la semana durante los
próximos dos meses o cancelarlo. Si lo consigues habrás
creado un hábito y seguirás haciéndolo durante más tiempo.
De lo contrario puedes ahorrarte el importe e intentar otra
cosa.

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Lo que no deberías cortar son las cosas que realmente te
encanta hacer y que te resultarían necesarias más allá de tres
semanas de desintoxicación consumista. Por ejemplo las
clases de baile con tu pareja, la participación mensual en el
club de carnaval de tu barrio, etc...

Ejercicio práctico

Haz una lista con las suscripciones que puedes cancelar,


aunque hoy por hoy no quieras cancelarlas. Ahora busca los
contratos para anotar cuando es la próxima fecha posible para
cancelar o cambiar de proveedor y para anotar cuando y
donde tienes que mandar la cancelación. Puedes utilizar la
plantilla para facilitar la gestión de tus subscripciones.

Con esta plantilla podrás elegir de manera más fácil qué


mantener y qué cancelar, ya que la pereza de buscar la
información ya no te sirve como pretexto. Si quieres, puedes
mantener la lista como referencia y añadir las nuevas
suscripciones y contratos con sus fechas de caducidad y
contactos cada vez que firmes algo nuevo.

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Gastos irregulares (pero frecuentes)
Una vez que has hecho limpieza de suscripciones, de lo
superfluo, es hora de atacar los gastos monetarios. Son los
más difíciles de detectar, así que es recomendable anotarlos
todos durante los próximos tres meses para poder detectar los
gastos superfluos. No lo hagas para siempre, sólo durante dos
o tres meses. Es mucho más fácil seguir esta rutina cuando
sabes que tiene una fecha límite.

Al cabo del primer mes ya puedes hacer un primer balance de


cosas que puedes descartar. Ahora es todavía más importante
balancear muy bien lo que es importante para tu vida social y
qué es realmente lo superfluo y puede ser substituido por algo
más sano. Los gastos más frecuentes son en comida o agua
embotellada y compras de pequeñas cosas por impulso.

Comida rápida. Comer fuera generalmente es un acto social ya


que irás con tus amigos o tus colegas y generalmente te lo
pasas muy bien con ellos. Sin embargo hay otras ocasiones
para comer fuera, como una comida rápida de camino a casa o
una escapada a un restaurante de comida rápida por pereza
de cocinar. Aparte de que pagas demasiado para una comida
que no te aporta demasiados nutrientes, es un gasto que
puedes evitar, tanto pensando en tu salud como en el medio

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ambiente. Un plato de pasta con salsa de tomate no te costará
más tiempo que comprar una hamburguesa, y encima los
ingredientes de tu plato serán de mejor calidad y más sanos.

Compras por impulso. Hay compras que hacemos porque una


cosita nos pareció muy mona en su momento, y al llegar a
casa ya no nos acordamos donde la queríamos poner o para
qué utilizarla. Cuando te topes con algo que quieres comprar,
así de repente, déjalo para el día después. Podrás volver para
comprarlo, pero no lo hagas en el mismo momento. Muy
probablemente a la mañana siguiente te dará pereza de volver,
lo que significa que no era tan esencial como pensabas en el
momento.

Una pequeña referencia a la sostenibilidad: aunque no es


aconsejable empezar a mirar cada céntimo (tampoco hay que
amargarse la vida), algunos hábitos pueden tener un impacto
mucho más negativo en el medio ambiente que en tu cartera.
Por ejemplo, en muchas empresas hay máquinas
dispensadoras que por tan sólo 40 céntimos te ofrecen un
pequeño café dentro de un vaso de plástico. Si consumes en
media 2-3 cafecitos por día son 20 Euros al mes, o lo que es
peor: son 100 vasos de plástico que pesarán en el medio
ambiente. Quizás podrías cambiar el consumo de este café por
algo más saludable o cambiar la rutina e incorporar un solo

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café por día en el quiosco al lado donde te lo sirven en una
taza de verdad.

Insisto: cambia los hábitos que no te aporten valor real a tu


vida. Si la reunión del café es la forma de relajarte con tus
amigos al final del día, entonces procura que te lo sirvan en un
vaso que no sea de plástico, pero no intentes ahorrar en algo
que te quite calidad de vida.

Reduciendo los gastos esenciales


Hay otros gastos que son casi obligatorios porque sin ellos
sería difícil vivir en una sociedad moderna. Estos gastos
pueden ser el alquiler/hipoteca, los suministros de gas, luz y
agua, la línea telefónica/internet. Algunos de estos gastos los
puedes reducir consumiendo menos, pero no los podrás
suprimir completamente. En tu plan financiero minimalista, la
meta para estos gastos es mantenerlos al nivel actual o
reducirlos dentro de lo posible.

Hay dos formas de reducir estos gastos: a través de cambio de


herramientas, o mediante un cambio de hábitos. Generalmente
estos últimos son los más difíciles de llevar a la práctica , ya
que los hábitos son algo que no hacemos de forma consciente.
Cambiarlos requiere una decisión, además de unos
recordatorios constantes para no volver al hábito inicial.

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Hay varios recursos disponibles tanto en la red como en la vida
real que se ocupan de actualizar las informaciones relativas a
la reducción de consumo, así que aquí sólo enumeraré los que
he llevado a cabo. En el anexo encontrarás un amplio listado
de recursos para buscar más inspiración.

Por ejemplo si vas a cambiar de electrodomésticos asegúrate


de que tengan una alta eficiencia energética. No te dejes guiar
sólo por el precio del aparato, sino que infórmate bien de
cuanto consume. En muchas tiendas todavía no tienen la
costumbre de remarcar estos atributos, pero estarán indicados
en el manual de la máquina. Si hace falta, pide al vendedor
que te busque este manual.

En las lavadoras el consumo de agua por ciclo puede variar


entre 50 y 100 litros (dependiendo de la máquina). Aunque
lavando sólo una vez por semana, es una diferencia entre
gastar 2600 litros por año o 5200 litros por año. Piensa que el
agua la pagas tú, no el fabricante de la máquina.

Si vives en un país con mucho sol (como la mayoría de los


hispanohablantes), entonces es muy probable que no tengas
que poner en marcha tu secadora. Utiliza el espacio sobrante
para guardar el tendedero o la tabla de planchar y seca tu ropa
al sol. No hay mejor aroma que sol y viento.

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Si no puedes vivir sin TV (aunque sea por los partidos de
fútbol), asegúrate de que la nueva sea de LED o LCD, ya que
consumen mucho menos que las teles de plasma. También
existen ya sellos que indican la facilidad de reciclaje del
aparato. Lee bien la etiqueta para poder elegir mejor.

En la ducha puedes cambiar el teléfono de la ducha por uno


ecológico que tenga suficiente presión para que salga agua .
Así reduces el consumo de agua sin perder calidad en la hora
de ducharte. Con o sin cabezal, vale la pena averiguar cuántos
litros de agua pasan por tu ducha por minuto. Para eso coge
un gran cubo y llénalo de agua durante un minuto. Para no
olvidarte de contar hazte con un reloj a prueba de agua y
escribe con marcador por ejemplo “7l por minuto”. Si lo dejas a
la vista en la ducha, cada persona que lo utilice tendrá
presente el gasto del agua. Es una medida muy simple con
gran impacto.

Si tienes aire acondicionado y/o calefacción, entonces vale la


pena instalar un termómetro para estar al tanto de la
temperatura y poder ajustarlo fácilmente. Muchos aparatos ya
dejan elegir la temperatura y se autorregulan, pero vale la pena
comprobarlo de vez en cuando. Como regla general, es
suficiente subir la temperatura a 25° en verano y bajarla a 20°

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en invierno. Todo lo demás es desperdiciar el dinero y los
recursos.

En la red encontrarás muchos más recursos sobre cómo


mejorar paso a paso la eficiencia de tu casa y así reducir tus
propios gastos básicos sin comprometer tu calidad de vida.
Aprovéchalo y aprende con las oportunidades que tienes para
cuidar del planeta, por puro egoísmo financiero.

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Finanzas en modo “piloto automático”
Imagínate cómo sería si no tuvieras que comprobar tu
economía cada dos por tres y siempre tuvieras la tranquilidad
de que está todo pagado y que no tienes que preocuparte por
si vas a llegar a final de mes o no. Combinado con un una
base de emergencia eso puede reducir bastante el estrés tanto
para ti sólo, como para tu relación si estás con tu pareja o
tienes familia. Ahora que ya sabes en qué gastas tu dinero,
qué gastos no son prioritarios, cuales se repiten cada período,
y cuales ya has cancelado, puedes dar el próximo paso para
automatizar tus finanzas. Luego tan solo tendrás que mirarlo
una vez al mes para verificar que todo está en orden.

Actualmente tendrás por lo menos una cuenta para recibir los


pagos mensuales que te corresponden y para pagar las
facturas que tienes domiciliadas. El primer paso es abrir una
nueva cuenta que estará destinada a tu fondo de seguridad. Si
tu banco quiere cobrarte por esta cuenta, entonces vale la
pena informarte sobre otros bancos que ofrecen cuentas online
sin coste alguno. En España puedo recomendar la banca ética
triodos que aparte de no cobrar por tu dinero sólo invierten en
proyectos sostenibles y justos, así que sabrás que tu dinero no
financia de ninguna forma un proyecto petrolífero.

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El segundo paso es avisar a todas las entidades para que
cambien la fecha de cobrar el dinero de tu cuenta los 5
primeros días de cada mes. El alquiler / la hipoteca
generalmente salen automáticamente en estas fechas. Pero es
aconsejable que los otros valores también se retiren la primera
semana de mes para quedarte tranquilo y no tener sorpresas
conforme el mes avanza. Una vez haya sido pagado todo lo
fijo, puedes decidir inmediatamente cuanto quieres poner en
otra cuenta para no caer en la tentación de gastarlo. Quizás
quieras reducir alguna deuda que tengas, o ahorrar dinero para
las próximas vacaciones. Algunos bancos incluso te ofrecen un
servicio de transferencia diferenciada, dependiendo del dinero
que haya en tu cuenta. Por ejemplo, transferir la diferencia
entre el valor actual para que queden siempre 300 Euros en la
cuenta. Aprovéchate de las herramientas existentes para tener
la tranquilidad de no tener que revisar la cuenta a diario.

Ganar más para gastar menos


Si ya has implementado muchas de las ideas para minimizar
los gastos que tienes, entonces quizás estarás buscando
maneras de incrementar tus ingresos. Una manera es pedir un
aumento a tu jefe o buscarte un trabajo que esté mejor
pagado. Otra manera es hacer trabajos fuera del horario de
trabajo como autónomo. Cosas pequeñas como cuidar de
niños por las noches, ayudarles con los deberes, o hacer las
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compras para la vecina, o traer comida casera para tus
colegas de trabajo pueden incrementar un poquito lo que
tienes a tu disposición.

Pero si no quieres meterte con impuestos, IVA, y otras


complicaciones fiscales, entonces quizás quieras simplemente
cambiar paulatinamente. Tanto en España como en otros
países existen bancos de tiempo. Es una forma de trueque
indirecto donde la moneda no es el dinero, sino el tiempo. Si tu
cuidas 2 horas los hijos de los vecinos, puedes conseguir 2
horas de ayuda de un pintor para arreglar tu salón. Así se
fomentan los contactos con gente diferente dentro de una
comunidad y la valoración de todos los tipos de trabajo. Una
hora de diseño de una página web es igual de valiosa que una
hora pintando el salón o que una hora haciendo la declaración
de la renta. Si te sobra tiempo, infórmate de si puedes
intercambiar tus servicios por otros en tu ciudad.

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Consumo minimalista.
Contra la obsolescencia
programada

“La pobreza no viene por la disminución de


las riquezas, sino por la multiplicación de
los deseos. “

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Simplifica tu consumo
La huella de carbono mide el impacto que tiene la forma de
vida de cada individuo en la emisión de CO2. Si coges la bici
en vez de ir en coche, entonces estás minimizando tu impacto.
Si dejas el aire acondicionado conectado mientras te vas de
vacaciones lo estás aumentando. Minimizar la huella de
carbono de cada uno es crucial para ralentizar el calentamiento
global, para disminuir la dependencia del petróleo y para
controlar los montones de basura que se generan a diario en
nuestras ciudades.

Petróleo: transporte y plástico


El petróleo es la materia prima más importante para nuestra
economía. Lamentablemente ya no es tan fácil hacerse con él,
por lo cual las industrias petroleras se aventuran con
expediciones cada vez más arriesgadas para poder seguir
alimentando el mercado. Algunas veces se arriesgan
demasiado y como resultado se acaban derramando billones y
billones de barriles de crudo (por ejemplo) directamente al
golfo de México. En otras regiones del mundo, como en África,
eso pasa a diario pero sin que el mundo se preocupe
demasiado. El enlace entre tu consumo, y las plataformas de
petróleo no es lo suficiente visible como para cambiar lo que
hacemos.

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¿Para que se necesita el crudo? Se gasta sobre todo en dos
actividades: el transporte de mercancías (tanto materia prima
como productos procesados) y como componente principal
para la fabricación del plástico. Mientras haya demanda por
productos de plástico, mientras con cada compra se entregue
una bolsa de plástico, y mientras el transporte mundial sólo se
aproveche para empeorar las condiciones de trabajo y los
diferentes niveles de vida, se seguirá buscando y extrayendo
petróleo. Así que con tus decisiones puedes disminuir la
necesidad del petróleo. Cuántas más personas opten por un
consumo crítico, más impacto tendrá éste.

Muchos de los productos que podemos comprar han viajado


por el mundo entero antes de llegar al centro comercial. La
materia prima de África y América Latina se transporta a China
para ser procesada de allí se va a Tailandia para ser embalada
y después llega al país de la venta. Por eso es tan importante
interesarse por el origen de los productos que compramos. Si
un producto ha sido producido localmente, entonces su huella
de carbono es mucho inferior a la de otro producto que ha sido
traído desde lejos. Piénsalo la próxima vez que tengas que
decidirte entre manzanas de tu país y las que son traídas de
Australia.

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Deplastificando la vida diaria
El plástico es un producto bastante versátil y muy útil. La
mayor parte de los productos que compramos tienen algunos
componentes de plástico, generalmente el embalaje, o la
carcasa exterior. Además te dan una bolsa de plástico para
llevarlo a casa cuando lo compras. La mayor desventaja del
plástico es que su componente principal son los derivados del
petróleo. De hecho las fábricas de plástico son uno de los
compradores más importantes de las grandes empresas
petrolíferas. Por lo tanto al reducir tu consumo de plástico
tienes un impacto indirecto sobre la demanda del petróleo.

Aparte del petróleo, el plástico también tiene el inconveniente


que no se descompone por sí mismo. A diferencia de los
materiales basados en materia orgánica (como por ejemplo el
papel), el plástico no se reintegra en la naturaleza, sino que se
deshace en pedacitos cada vez más pequeños del tamaño de
los granos de arena. En la arena de algunas playas ya se ha
detectado una contaminación de plástico preocupante, ya que
al ser ingerida puede dañar la fauna marina.

Ejercicio práctico

Durante una semana anota cuantas veces llevas la basura de


plástico a los contenedores. Ahora intenta reducir estos viajes

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al contenedor. No a base de poner más plástico en la misma
bolsa, sino reduciendo los plásticos que consumes. Deja los
embalajes en la tienda donde compraste el producto. Compra
comida que no esté embalada por separado y/o deja el
embalaje extra en la tienda. Quizás así puedes dar una señal
al supermercado de que sí que hay gente que se preocupa por
este tipo de cosas.

Ejercicio práctico para avanzados

Intenta vivir un mes sin plástico. No serás la primera persona


que lo intenta.

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Simplifica tu vestimenta
¿Cuánta ropa crees que hay en tu armario? Investigaciones en
los EEUU han demostrado que la persona media utiliza apenas
un 20% de todo lo que está dentro de su armario, y dudo que
en el resto del mundo desarrollado la situación sea muy
diferente. La tendencia de acumular las cosas tiene diversas
razones:

๏ ir de rebajas es un ritual casi tan generalizado como la


Navidad

๏ al final, siempre nos ponemos nuestras prendas favoritas

๏ guardamos la ropa por si perdemos esos 2 kg o


encontramos el conjunto perfecto

๏ ya que tenemos el espacio en el armario, lo más fácil es


llenarlo

๏ compramos en base al “por sí acaso”, no en lo que


realmente utilizamos a diario

La verdad es que casi nadie utiliza toda la ropa que tiene, ya


sea porque no le cabe, porque en la tienda le quedaba mucho
mejor que en casa, porque ya no es el estilo, o porque el color
no combina con ninguna otra prenda. Pero en vez de hacer un
pequeño análisis del tipo de ropa que nos gusta y después

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buscar solamente este tipo de ropa, seguimos amontonando
ropa por si acaso. ¿Y si anotas durante un mes cada día lo que
te has puesto? Te podrías llevar una sorpresa.

Otra alternativa es el “entra uno – sale uno”, especialmente


ajustado a la ropa. Cada vez que compras unos vaqueros, otro
par tiene que irse, ya sea en forma de donación o vendiéndolo
en una tienda de segunda mano. La idea no es vivir sin nada,
sino comprar con más criterio lo que necesitas tú, no lo que
dice la publicidad. En un segundo paso podrás también poner
la atención a la forma de producción de estas prendas que
adquieres. ¿Dónde y cómo han sido producidas? ¿Qué tipo de
material se ha utilizado? Todas estas preguntas son legítimas,
y cuánta más gente exija una respuesta, más probabilidad hay
de que las condiciones de trabajo en las industrias de la moda
mejoren en los países de producción.

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Ejercicio práctico

Únete al proyecto 333 y comprométete a sólo utilizar 33


prendas durante 3 meses. No te dejes engañar por tu pre-
sentimiento de que ya utilizas menos de 33. Guarda el resto en
una caja y comprueba lo que echas de menos. Para más
información y viviencias puedes visitar la página del Proyecto
333.

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Simplifica tu alimentación
Aunque te pongas de lo más minimalista posible, siempre
tendrás que comer. Y ojalá que siempre disfrutes de lo que
estás comiendo. Al fin y al cabo es un placer y no vale la pena
perder el tiempo ni con la comida basura ni con (ingerir las
calorías de) este tipo de comida. Comer minimalista no
significa comer poco, sino comer de calidad y lo más natural
posible. No gastes dinero en comida precocinada, como una
pizza de dudosa calidad del menú de entrega. Es mejor
comprar una masa semi-hecha, poner tus propios tomates, tu
propio queso y ajustarlo a lo que más te gusta. De paso sabrás
lo que estás comiendo y no te sorprenderás si el queso en
realidad era aceite de palmera deshidratada con aroma.

La primera regla al comprar alimentos por lo tanto es la calidad


y la frescura de éstos. Pero también vale la pena echar un
vistazo a la procedencia de las frutas que estás a punto de
comprar. Aunque el transporte es un poco menos intenso para
los alimentos frescos, los productos embutidos y enlatados
pueden viajar por todo el mundo. Si te fijas de donde provienen
las manzanas de encima tu mesa, es probable que hayan
venido desde Australia. Fresones en diciembre, cerezas ya en
marzo, espárragos el año entero, todo ello son alimentos que
han sido traídos desde muy lejos o criados en invernaderos, y

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que por lo tanto dependen de una gran cantidad de energía
para llegar al supermercado.

Pero el impacto medioambiental no es el único problema al


consumir alimentos fuera de temporada o traídos de lejos. Los
alimentos que provienen de invernaderos o que han sido
cosechados mucho antes de la temporada y para poder
madurar durante el trayecto hacía tu país, tienen mucho menos
nutrientes que los alimentos que se cosechan en la temporada,
en tu provincia. Por un lado no han tenido tiempo suficiente
para madurar, así que no tuvieron el tiempo suficiente para
generar la riqueza en vitaminas y nutrientes. Por otro lado
muchas frutas y verduras también han sido cultivadas a base
de productos químicos que fomentan un alto contenido en
agua (y restos de químicos) en los alimentos. De nuevo afecta
tanto al sabor como al valor nutritivo.

Así que vale la pena echar un segundo vistazo a lo que


compras y a lo que llevas a la mesa ya sea para ti y/o para tu
familia. Si tienes un mercado cerca de casa, entonces vale la
pena preguntar a las vendedoras donde consiguieron sus
frutas y verduras, cuáles son las de temporada, y cuáles son
consideradas exóticas. La ventaja es que generalmente lo más
barato es lo que está de temporada, ya que la competencia

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suele ser bastante alta. Por lo tanto, vivir más sano te puede
salir hasta más barato.

Por el simple hecho de comprar alimentos poco o nada


procesados y de cocinar por ti mismo en vez de simplemente
calentar una comida precocinada te puedes ahorrar un montón
de dinero, y de paso relajarte un poco. No hay cosa más
gratificante que cocinar algo que te gusta (y quizás tienes
pareja que se encarga de limpiar la cocina después). En
internet encontrarás un montón de recetas sobre cómo
preparar recetas sencillas con verduras de temporada. En el
anexo te presento algunas webs en español que te pueden
servir de inspiración.

Alimentación ecológica vs. alimentación convencional


En muchas ciudades ya hay tiendas que ofrecen una gran
variedad de alimentos con certificación ecológica. Inicialmente
estos productos se vendían en las tiendas de comercio justo ya
que el principio del “respeto por la naturaleza y por la gente
que la trabaja”, es muy parecido. Sin embargo, con la creciente
demanda ya se encuentran estos productos ecológicos tanto
en supermercados ecológicos como en algunas grandes
superficies. Dependiendo del país, te puede salir algo más
caro, pero si te lo puedes permitir por haber surprimido algún

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otro lujo, entonces vale la pena invertir en tu propia
alimentación. Eres lo que comes, y quieres estar mejor, ¿no?

Hay quién dice que la verdura ecológica es incluso más


sabrosa que la verdura convencional. Personalmente me he
dado cuenta sólo después de haber comido en un restaurante
de la playa una ensalada que con los ojos cerrados no hubiera
podido definir los ingredientes. Pero lo que sí está demostrado
es que tienen mayor cantidad de fibra y de vitaminas, lo cual
es un argumento más que válido.

Pero, también vale la pena resaltar que para obtener el


certificado los agricultores tienen que hacer un esfuerzo, que
quizás no todos estén dispuestos a hacer. Si no vives en una
gran urbe lejos de la tierra donde se cultiva, entonces vale la
pena preguntar a los agricultores de tu alrededor por sus
técnicas de cultivo. ¿Con qué métodos mantienen a sus
plantas libres de plagas? ¿Cada cuantos años cambian el tipo
de cultivo? ¿Se dedican solamente a un tipo de cultivo?
Aprenderás algo sobre el origen de tu comida, pero de paso
quizás encuentres un agricultor predilecto al cual comprar tus
productos en el mercado del sábado.

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Consumo para ti
Compres lo que compres, inviertas en lo que inviertas, lo
importante es que lo hagas para ti y/o para tus seres queridos
y no para una gran corporación que gracias a la publicidad ha
conseguido convencerte. Comer minimalista no significa comer
poco, sino comer de calidad y disfrutándolo. Y eso también es
el punto principal para cualquier compra minimalista: que lo
disfrutes, y que aporte algo a tu vida.

Si compras algo para ti, porque sabes que te va aportar algo a


tu vida y lo vas a disfrutar mucho, entonces hazlo. Pero no
caigas en el consumo desmesurado para mostrar a tus vecinos
(o a ti mismo) que te lo puedes permitir. Los únicos que salen
ganando de esta competición son las grandes empresas.
Deberías ser tú quien salga ganando así que, empieza a
consumir por y para ti, no para los demás.

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Lo más importante en mi vida es...
La razón de tanto simplificar, la razón del minimalismo es abrir
espacio y tiempo para que puedas disfrutar de lo que es
realmente importante. Y quizás esto es la parte más difícil de
todo el viaje minimalista: ¿qué es lo más importante para ti?
¿Qué es lo qué quieres conseguir? En realidad la pregunta
detrás de estas reflexiones es: ¿qué es lo que te gusta hacer?

Generalmente cuando pregunto a la gente qué quieren


conseguir, la respuesta gira en torno al dinero: encontrar un
trabajo en el que paguen muchísimo, ganar la lotería, hacerse
rico. Pero aunque tengas mucho dinero de un día para el otro,
eso no resuelve la pregunta “¿qué es lo que quieres hacer con
este dinero?”

Mucha gente evita esta pregunta, por una razón muy simple: Si
la meta es ganar mucho dinero, entonces podrás permanecer
en el camino hasta siempre. Cuando llegues al primero millón
pensarás que todavía no es mucho y seguirás trabajando más
y más. Si quieres tener éxito es importante que definas tu meta
primero, y sobre todo que esta meta también incluya
actividades, y no sólo objetos.

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Si quieres comprarte una casa en una playa desierta, piensa
para qué la quieres. En este caso, el truco de los 3 porqués
puede ayudarte.

Quiero comprarme una casa en la playa. ¿Por qué? Porque


me gustaría tener un refugio sin aglomeraciones gente donde
pueda estar tranquila. ¿Por qué? Porque necesito
concentrarme para aprender a pintar. ¿Por qué? Porque en el
caos del día a día no lo consigo.

En este caso el sueño en realidad no es la casa en la playa,


sino la tranquilidad para volver a pintar. En ese caso ¿vale la
pena esperar hasta que tengas dinero suficiente para
comprarte la casa en la playa? Quizás existe alguna manera
en la que ya puedes acercarte a tu sueño de pintar sin que
tengas que esperar a hacer tu primer millón. Y cuando lo hayas
definido, entonces se te hará mucho más fácil de abrir espacio
y tiempo en tu día a día para acomodar tus sueños.

Reacciones de los demás


Una buena parte de los cambios que conlleva el minimalismo
es que pueden realizar cambios sin que mucha gente se dé
cuenta (aunque nada impide que te pongas a hacer publicidad
por ello). Si despejas tu casa para tener más espacio, si
simplificas tu armario para no tener tanto estrés a la hora de

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vestirte, todo esto no necesariamente repercutirá a amigos,
familiares o vecinos los cuales no viven contigo, pero llegará el
momento en que suceda. Por ejemplo cuando sugieras hacer
cosas diferentes de lo que hacíais hasta este momento.

Las reacciones que he tenido durante mi trayecto han sido muy


variadas, pero se pueden dividir en tres grupos: los
impresionados, los enfadados, los compasivos.

Hay gente que se queda impresionada, porque reconoce que


sería algo interesante de hacer, pero dice que ellos nunca lo
conseguirían, porque es una tarea demasiado exigente. Para
esas personas he escrito este libro. Todos podemos mejorar
nuestra vida, basta con hacer un primer paso.

Otras personas casi se enfadarán y te acusarán de ser


responsable de la pérdida de empleo en tu país. De repente
eres tú quién desató la crisis mundial por negarte al consumo
ciego que necesita tanto de las grandes empresas para hacer
gadgets de plástico. Pero no te preocupes, no es tu culpa. Si
compras con consciencia y criterio, quizás se necesite menos
gente en las plantas de gadgets, pero más gente en la
producción y manejo de muebles de madera de comercio justo.
Así que la economía se desplaza, pero no desaparece.

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Las personas que te miran con pena en sus ojos, alegando
que lo debes estar pasando muy mal al no tener alternativa por
vender parte de tus cosas. Lo mejor que puedes hacer en
estos casos es simplemente seguir con tu propio camino. La
vida no es para hacer compras para impresionar a estos
colegas o vecinos. La idea es concentrarte en tu propia
felicidad y la de tus seres queridos. Deja a los otros hablar, ya
que lo harán de todas formas, y es algo que no puedes
cambiar. Pero lo que sí puedes cambiar es tu propia forma de
mirar la vida. Busca contactos que tengan una idea parecida a
la tuya para apoyaros mutuamente y sé feliz. Es la mejor
reacción a las críticas.

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Consejo extra de convivencia:
simplificando en compañía
Una cosa es simplificar tu vida hacia una filosofía más
minimalista cuando vives solo. Pero eso es algo totalmente
distinto cuando compartes tu hogar y tu vida con tu pareja/
amig@/familia. Cuando cambias tu forma de encarar los
gastos de la casa, o tus propias pertenencias, entonces tarde o
temprano tendrá un impacto sobre la vida de tu compañero
también. Quizás ya no quieres ir de compras los sábados por
la mañana. Tal vez has empezado a reducir el número de
prendas y zapatos de tu armario. Tal vez después de haber
vaciado toda una cómoda llena de trastos viejos, quieres
deshacerte de ella. O quizás hayas empezado a criticar a tu
pareja por tener más ropa/libros/CDs que tú.

Aunque es totalmente viable que empieces tu viaje minimalista


por tu cuenta, a largo plazo es importante que incluyas a tu
pareja en la experiencia. Comparte lo que estás aprendiendo,
e invita a tu pareja a hacer este viaje contigo. De paso
aprenderás a defender tus elecciones frente a preguntas
críticas (que más tarde quizás también vendrán por parte de
amigos y colegas). ¿Por qué es tan importante hablarlo con tu
pareja?

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๏ ¿Tiene miedo de que después de haberte despojado de
toda tu vida, te despojes de él o ella también?

๏ Está preocupado porque ya no quieres hacer las cosas


que antes hacíais juntos y que en cierta forma eran
vuestro tiempo-en-pareja (ver tele, comprar
complementos para la casa)

๏ No le gusta la idea de que tu ya no gastes nada, porque


le da mal rollo parecer gastador.

๏ Le encanta la carne y tu dieta vegetariana/minimalista le


da miedo de que ya no le guste.

En la mayoría de casos la pareja está encantada de las nuevas


ideas, pero solo si sabe de qué se tratan. Si la idea es mejorar
la convivencia concentrándose en lo que es importante para
los dos, entonces pocas veces habrá resistencia. Pero el
escepticismo a los cambios, tendrás que combatirlo
argumentando el porqué es importante para tu compañero.
De nada sirve que le expliques cuánto dinero has ahorrado, si
él tiene miedo de ser substituido por otro más minimalista. Y no
hablemos de tu idea de cambiarte a una casa más pequeña...

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Hay dos estrategias a seguir, las cuales también funcionan
muy bien en conjunto (al mismo tiempo, o uno después de la
otra según cómo te vaya mejor).

Transformar la convivencia: poquito a poco


Puedes empezar con recomendar libros (como este) o
entradas de blogs a tu compañero o pareja para que se meta
en el tema. No necesariamente sobre el minimalismo en su
vertiente filosófica, sino sobre ideas prácticas y alternativas al
consumismo. Comparte ideas sobre cómo gastar menos dinero
para poder pagar la hipotéca más rápido. Una vez calen en él
las primeras semillas, es hora de sentarse a hablar.

¿Qué planes tenéis? ¿Algún plan en común a realizar?


¿Alguna meta por alcanzar para la cual haría falta un par de
cambios de comportamiento? ¿Qué le parece al otro los
cambios de tu idea para deshacerte del desorden?

Tampoco quieres que tenga miedo de abandono, así que deja


muy claro que por cambiar tu forma de ver el consumismo no
significa que vayas a cambiar de personalidad o de pareja
como parte del cambio. Al concentrar la conversación en cosas
que son importantes para los dos es más fácil llegar a un
acuerdo sobre cómo encarar otros cambios que

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inevitablemente llegarán conforme empiezas a buscar más
informaciones y preguntar el por qué de las cosas.

Lo más importante es que todos participéis. Después de que


hayas despejado tu armario y tu estantería de libros y quieras
atacar las estanterías de la cocina, es hora de que el resto de
la familia participe. No tomes tú todas las decisiones, sino
invita a tu pareja (o a tu hijos) a ayudarte a decidir qué se va y
qué se queda. Así no habrá sorpresas para nadie y además
sabrás que no tienes que defender algo que los otros no
quieren.

Si no tenéis un plan de finanzas, entonces vale la pena


tomarse un fin de semana para mirar juntos las entradas y
salidas de cada mes y donde se pueden simplificar las cosas.
Entre todas las cosas esto es un tema importante a tratar, ya
que si uno de los dos cambia la forma en que utiliza el dinero
inevitablemente empezará a juzgar la forma del otro a la hora
de gastar. Para no entrar en discusiones de este tipo es mejor
reservar un fin de semana para poner en orden las finanzas y
definir nuevamente cómo utilizar el dinero disponible cada
mes. Podéis abrir otra cuenta para guardar algo todos los
meses, por ejemplo para el viaje del verano. Si los dos os
ponéis de acuerdo para lo que estáis trabajando (vuestra

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meta), entonces será mucho más fácil adquirir lo que habéis
decidido.

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Más allá de ti mismo.
El compromiso con la
sociedad

“Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti


mismo.”
Mahatma Gandhi

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La sociedad y tu
El hombre y la mujer es un ser social y aunque haya
momentos en que no soportamos la compañía de nadie,
muchos estudios indican que las personas con relaciones
sociales fuertes son más felices que personas solitarias. Así
que vale la pena implicarse con otras personas, aunque sea
por tu propia felicidad. Este sentido de pertenecer a un grupo
es todavía más positivo, si este grupo de personas tiene un
objetivo en común, más allá de tomar copas. Relacionarnos
nos hace feliz, pero relacionarse con un sentido más profundo
también nos da tranquilidad.

El problema es la sociedad – la sociedad eres tú


“Estos jóvenes de hoy que no tienen respeto.”
“Esta sociedad que es tan consumista.”
“Estos políticos que no mejoran nada.”
“Estas calles del barrio que son tan sucias.”

Todas estas reclamaciones remiten a un culpable general. La


sociedad no ha hecho su trabajo. La sociedad está decayendo,
y la sensación es que nosotros sólo podemos mirar a nuestro
alrededor y ver cómo se degradan las “normas sociales” (como
lo llama mi vecina).

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Pero te diré algo: La sociedad somos todos. Tú también eres
parte de esta sociedad, así que es necesario que cada uno de
nosotros seamos el cambio de esta sociedad que queremos
ver. Y tal como nosotros dependemos de “la sociedad” para
sentirnos seguros en nuestro barrio, para influir en la conducta
de los políticos y controlar la avaricia de los bancos; de la
misma manera la sociedad depende de nosotros para que
funcione. Si tú decides no participar más, muy pronto no
participará nadie.

Un granito de arena no marca la diferencia, pero muchos


granitos de arena pueden formar una barrera para que el agua
no invada un pueblo. Una gotita de agua por si sola no puede
cambiar nada, pero un chorro de muchas gotitas puede hacer
florecer una planta. La idea es encontrar otros granitos de
arena, u otras gotitas de agua para juntos hacer un cambio a
mejor.

El minimalismo y la sociedad
En su origen las técnicas minimalistas parecen estar
centradas en el interior. Reduces el número de tus prendas
para tener menos estrés a la hora de escoger la ropa. Reduces
el número de tus pertenencias para pasar menos tiempo
ordenando y limpiando, te decides por una casa más pequeña
para utilizar el dinero para otros planes, utilizas técnicas de

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productividad para liberar tiempo y pasarlo con la familia o con
los amigos... Todas estas técnicas tienen una característica en
común: te ayudan a liberar recursos (dinero, tiempo, energía)
para emplearlo en algo que no sea una obligación ajena, sino
que te guste.

Y quizás te has quedado con tiempo de sobra sin saber qué


querías hacer con él.

¿Por qué no utilizar una parte de esta energía, de este tiempo,


para devolver algo a la sociedad, para mejorar tu entorno y
hacer un impacto positivo en este mundo? Es tan fácil como
organizar un evento con tus amigos o unirte a un grupo que ya
está trabajando para el bien común.

Ideas para empezar:

๏ Organizar un bazar con todas las ropas sobrantes para


donar el dinero a una causa benéfica.
๏ Afiliarse a un partido político para participar en la política
local.
๏ Hacerse voluntario en una tienda de comercio justo.
๏ Comprometerse con la escuela para ayudar a los
jóvenes en las horas de repaso.
๏ Ofrecer tus conocimientos y habilidades profesionales a
una ONG

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๏ Juntarte al comité del barrio para participar en la mejora
de la convivencia.

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La felicidad aumenta con la proximidad
En principio no es importante si tu actividad tiene un impacto
en tu propio barrio o en un país lejano. Hay buenas razones
para cambiar las cosas en tu propia ciudad o tu propio país y
hay buenas razones para reducir el hambre y la pobreza en
otros países. No dejes que la cuestión del “qué es mejor” te
paralice en tus actos. Siempre habrá gente que te critique por
lo que haces, independientemente de lo que hagas Pero hay
un ingrediente que aumenta significativamente el impacto de lo
que haces: la proximidad de las relaciones humanas.

Cambiar las cosas puede ser frustrante. Habrá días en que


nadie compre nada en la tienda de comercio justo, habrá días
en qué los que parecerá que los jóvenes no quieren entender
lo que estás enseñando, habrá días en que el partido pierde en
una elección, o en que el comité del barrio se queda sin
fondos... En grupo es mucho más fácil sobrepasar estas
dificultades y seguir adelante, porque no lo hacéis sólo por el
bien. Lo hacéis también porque lo estáis pasando bien al
hacerlo.

La proximidad no necesita ser una proximidad de la causa,


pero sí una proximidad de personas reales. Si quieres aportar
algo para mejorar el acceso de las medicinas en los países en

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vía de desarrollo, entonces júntate a un grupo que trabaje con
las farmacias en tu barrio. No te quedes encerrado en casa
para hacer campaña desde tu ordenador. Esta visión y la
responsabilidad que conlleva seguirla no sólo te ayudará a
conseguir tu objetivo principal, también mostrará a tus vecinos
que hay gente que se preocupa, que no son el único grano de
arena, ni la única gota de agua.

Responsabilidad personal vs. responsabilidad del Estado


Muchas veces se compara la sociedad con el estado. Si algo
en “la sociedad” va mal, entonces “el estado” (o “los políticos”)
tienen la obligación de remediarlo. A corto plazo eso parece ser
un buen razonamiento, y además bastante cómodo, pero a
largo plazo ni siquiera nos conviene que el estado se ocupe de
todo. La razón es muy simple, aunque no muy obvia: son las
cosas pequeñas las que son necesarias para que la vida en
una sociedad sea agradable. Y estas pequeñas cosas son
fáciles de resolver a nivel personal o de barrio (no dejar caer
basura en el suelo), pero requieren una inversión bastante
mayor si se ocupa la administración. Además, mientras los
detalles como una calzada limpia aumentan mucho la calidad
de vida, no aparecen en el mapa de acciones de la política,
que tiene otra prioridad. Y en el caso de que por presión de
los ciudadanos se resuelve el problema a corto plazo, el dinero
invertido pronto será re-colocado en otros proyectos.
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La sociedad eres tú, junto con tu pareja, tus amigos, tus
colegas, tus vecinos. Ahora que tienes tiempo y energía para
compartir, inviértela en hacer de este mundo un lugar mejor.

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¿Y ahora?

Ahora estás listo para empezar. Aprovecha las energías


liberadas para dar ya el primer paso hacía una vida más libre,
más feliz y más independiente. No te preocupes: el primer
paso es siempre el más difícil, así que con un poco de práctica
pronto serás un maestro del minimalismo.

Para informarte más del tema puedes navegar por blogs


recomendados sobre este tema. Empieza visitando el blog de
ValeDeOro – Sostenibilidad y Minimalismo y subscribirte a las
entradas via RSS o correo para recibir inspiración tres veces
por semana.

También puedes invitar tus amigos a que se informan por el


tema. Puedes mandar el libro a quién quieras, pero por favor
no te olvides de avisar en donde lo conseguiste.

Si quieres contarme de tu experiencia puedes mandarme un


email a info@valedeoro.com o escríbeme en twitter http://
twitter.com/valedeoro.

Sea cuál sea tu próximo paso: que lo disfrutes!

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PS: Comparte con tus amigos y seguidores si te ha gustado el
libro: facebook o twitter.

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La autora

Valentina Thörner, alemana afincada en Mataró, es experta en


minimalismo aplicado y consumo responsable. Escribe en el
blog Valedeoro – Sostenibilidad y Minimalismo (http://
valedeoro.es) acerca de como salvar el planeta y encontrar la
propia felicidad con una vida privada y profesional más simple
y más satisfactoria. También ofrece talleres y charlas sobre
minimalismo, felicidad y vida simple.

Juega al poker y corre descalza, dos actividades que combinan


perfectamente con su vida de viajera minimalista. Ha publicado
varios manuales minimalistas y libros, todos disponibles a
través de su página web (http://valedeoro.es/libros). Si te
gustan sus escritos y quieres ser el primero o la primera en
saber de cada nuevo libro subscríbete a la lista de las
publicaciones de ValeDeOro. Así podrás aprovecharte siempre
de los precios especiales de lanzamiento y no perderte
ninguna edición.

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publicaciones de ValeDeOro <<

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Gracias...

Los lectores de ValeDeOro - Sostenibilidad y Minimalismo

Jones. Again.

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