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El problema que tenemos ahora es que muchos padres (hablo de los varones) no están ejerciendo

su sacerdocio en la familia. Es nuestra responsabilidad como padres (sacerdotes) motivar a nuestra


familia a participar en el altar familiar, hacer un espacio en la agenda, pero, sobre todo, es nuestra
responsabilidad ser llenos del Espíritu Santo. (Dt. 6:1-9)

El Espíritu Santo es el más desconocido miembro de la trinidad en la vida de los cristianos y no


digamos en el contexto de la familia cristiana. En el altar familiar debe conocerse al Espíritu Santo
según lo enseñan las Escrituras: ¿Quién es el Espíritu Santo?, ¿Qué hace el Espíritu Santo en los no
cristianos y en los cristianos? ¿Qué son los dones del Espíritu Santo? ¿Qué es el fruto del Espíritu
Santo?

Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no
puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros,
y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” (Jn. 14:15-18) Entonces, en la
medida que la familia conozca, viva y obedezca los mandamientos del Señor, la Gloriosa Presencia
del Espíritu Santo estará continuamente en cada uno de sus integrantes.

II. PEDRO AFIRMÓ QUE LA PROMESA ES PARA TODOS


Justo cuando el apóstol Pedro está cerrando su sermón del día de Pentecostés, surge una gran
pregunta de su audiencia: varones hermanos ¿qué haremos? La respuesta de Pedro ante esta
interrogante es interesante porque expone el plan de Dios para cada creyente: “Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis
el don del Espíritu Santo.”

En primer lugar, cada integrante de la familia debe arrepentirse: durante el altar familiar es
importante que los padres desafíen a sus hijos a aceptar a Cristo como su Señor y Salvador. El
espíritu santo convence de pecado y esto puede ocurrir en el contexto del altar familiar. Es a través
del arrepentimiento que nuestros hijos y demás miembros de la familia obtienen el perdón de
pecados.

En segundo lugar, los padres deben desafiar a sus hijos a Bautizarse: también en el contexto del
altar familiar puede hablarse de la importancia del bautismo en agua y lo que significa el bautismo
en agua. Lastimosamente algunos padres desmotivan a sus hijos cuando ellos expresan su deseo
de bautizarse. Aprovechemos el altar familiar para hablar de la Salvación y el perdón de pecados,
pero también de la bendición de ser bautizado en aguas y en el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es la Promesa del Padre (Jn. 14:18; Joel 2:28,29) y es una promesa para todos los
creyentes: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hch. 2:39) Así que durante el tiempo del Altar
Familiar sus hijos, sus nietos, su esposa, los abuelos, y todos los que participen pueden recibir el
poder del Espíritu Santo y ser capacitados para ser testigos del Señor.
III. EJEMPLOS BIBLICOS DE LA PRESENCIA DEL E. S. EN LA FAMILIA
A. La familia de Zacarías el sacerdote: (Lucas 1: 13-15)“Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas,
porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elizabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande
delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de
su madre.” (Lucas 1:41)“Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura
salto en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo.” (Lucas1:67)“Y Zacarías su padre fue
lleno del Espíritu Santo y profetizó…” Interesante notar que: El padre, la madre y el hijo aun
desde el vientre eran llenos del Espíritu Santo. Sin duda, esto es el resultado de estar en
continua comunión con el Señor y guardar sus mandamientos como lo demanda en el evangelio
de Juan.

B. La familia de Cornelio recibió el Espíritu Santo: aquí es muy desafiante encontrarnos con que
Cornelio, un centurión romano, pero además de eso piadoso (un hombre temeroso de Dios y
misericordioso con sus semejantes) fue visitado por el Señor debido a sus oraciones y sus
limosnas. Y lo que interesante de su experiencia es que el reúne a toda su casa (hizo su altar
familiar e invitó a Pedro) para escuchar la exposición del Evangelio que Pedro haría y el
resultado es que él con toda su casa recibieron Salvación, perdón de pecados y también al
Espíritu Santo: “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos
los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los
oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.” (Hch. 10:44-46)

C. Loida, Eunice y Timoteo: La fe del discípulo y colaborador del apóstol Pablo, Timoteo fue el
resultado de la fe de su abuela y su madre. No cabe duda que el Espíritu Santo convenció a
cada uno de los miembros de aquella familia y fueron instrumentos poderosos del Señor.
Aunque no se dice que realizaban el altar familiar, se intuye que en esta familia había tiempo
para adorar y servir al Señor desde la casa: “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en
ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti
también.” (2 Timoteo 1.5)

IV. USTED Y SU FAMILIA SON TEMPLO DEL ESPIRITU SANTO (1 Corintios 3:16-18; 2 Co. 6:16)
A. Morará con vosotros y estará en vosotros: Jesús mismo le afirmó a los discípulos que él rogaría
al Padre para que enviara otro Consolador, y se refirió al Espíritu Santo como el Espíritu de
Verdad: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”(Jn. 14: 16-17)
prestémosle atención al énfasis hecho por Jesús: el Espíritu Santo estará con los creyentes para
siempre. Entonces, el Espíritu Santo está presente durante el desarrollo de nuestro Altar
Familiar. Pero también afirma Jesús que el Espíritu Santo mora con los creyentes.

B. El mundo no lo puede recibir porque no lo conoce: “el Espíritu de verdad, al cual el mundo no
puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;” (Jn. 14:17) No olvidemos que, en los no creyentes,
el Espíritu Santo opera para convencerlos (La abogacía del Espíritu es dar testimonio de Jesús
“demostrándole” el error del pecado del mundo (Pathway Press, 2010): el no creer en
Jesús.[adición personal]) para creer en Cristo. (Jn. 16:7-9) Y por lo tanto es desconocido porque
no tienen el testimonio de la Palabra del Señor y tampoco vive en ellos porque no se han
arrepentido.

C. Somos templo del Espíritu Santo: Al afirmar el apóstol Pablo de que somos templo del Espíritu
Santo se refiere a lo que Cristo afirmó: estará con vosotros y en vosotros. El apóstol Pablo
también afirma: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros,
el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por
su Espíritu que mora en vosotros.” (Ro. 8:11) El Espíritu Santo vive en cada creyente y con cada
creyente, por lo tanto, el Espíritu Santo puede transformar la vida de cada miembro de nuestra
familia, puede operar milagros en nuestra familia, puede fortalecer al debilitado en nuestra
familia, puede guiar y capacitar con su presencia y su poder a cada miembro de nuestra familia
que ha creído en Cristo. Además, el Espíritu Santo capacita con su Sabiduría a los miembros de
la Familia porque su obra es Guiar a los creyentes a toda verdad. (Jn. 16:13-15)

CONCLUSIÓN:
El mejor tiempo que puede pasar la familia unida, es el Altar Familiar. La persona, la sabiduría, el poder
y el respaldo del Espíritu Santo son para cada miembro de nuestra familia. Los varones (padres)
debemos ejercer nuestro sacerdocio responsablemente, estableciendo un horario fijo para el altar
familiar, pero también debemos darle oportunidad al Espíritu Santo para que ministre a nuestra familia.
Varón, te desafío a dejarte guiar por el Espíritu de Dios, porque solo de esa manera tu familia será
bendecida.

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