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PRIMEROS AÑOS...
(Ordizia, 1954-1970)
Hablar de la infancia es hablar del atxona, que nos crió mientras el aita y la
ama24 trabajaban; es hablar de una casa muy grande, llena de misterios,
casa Goitine, llena de cuartos, pasillos y muebles antiguos que fabricaba
el atxona; es hablar de la carpintería, la huerta que tan silenciosa guarda
nuestros juegos y cantos, de la cuna grande de madera tallada, donde
nos acunaban y nos cantaban para dormimos. Es hablar de la familia, que
tanta importancia tuvo en tu vida y en la nuestra, de nuestras muñecas de
madera tallada y luego de cartón, de las muchachas que nos cuidaban
cuando ya fuimos muchos, de las monjas del Colegio de la Milagrosa,
al que nos llevaban de la mano, con la batita blanca o el uniforme azul
de paño, y la camisa blanca con un lazo al cuello y la boina. Así hiciste
la primera comunión, según atestiguan las fotos. El colegio, del que vol-
víamos a las doce para comer el pan untado en tomate que nos daba
el atxona mientras jugábamos a reinas, princesas, a gitanas, bailando,
disfrazándonos, cantando, apoderándonos de la casa, las mesas, los
armarios para escondernos, correteando… (Isa)
24 Aita: padre. Ama: madre. Es habitual la inserción de estos y otros términos del euskera
en el castellano hablado en el País Vasco (como aitona, attona o atxona: abuelo).
[Como todas las del libro, es Nota del Editor.]
¡HAY TANTO
POR LO QUE SE PUEDE TENER ILUSIÓN!
(Ordizia, 1970-1971)
Bajamos del Generalife a Granada centro. Allí dos chicos nos pidieron
fuego, empezaron a hablar y nosotras les dijimos que nos enseñasen
la catedral y luego algún bar barato para comer un bocadillo. Resultó
que eran hijos de militares y estudiaban para grises. Por poco nos da
el ataque. Nos dijeron que allí también había jaleos, que hacía poco
en una huelga de albañiles habían muerto dos y nos enseñaron dónde
habían puesto una bandera comunista una noche.
De todas formas tenían miedo de que los mandasen para aquí,
sabían lo que quiere decir ETA. Aprenden yoga, judo, lucha libre y yo
no sé qué más, pero ya les dijimos que lo más importante era que
supiesen andar por monte.
[…]Tiene que crecer, tiene que desarrollarse en ti, una “vida” que está
un poco así como un niño en feto, existiendo pero sin nacer y que es lo
más importante en una persona, porque no muere, la vida inmaterial,
la vida de la personalidad, la vida de la cabeza, la vida por la que
tratarás de razonar y de hacer las cosas como a ti te parezca que están
bien, y no sólo como te digan, aunque escuches a la experiencia de
otro, claro. Arantxa, esa vida es una lucha constante, es un porqué
de todo, pero es una vida que merece la pena y por la única que te
puedes realizar del todo; es el plantearte unos principios e intentar
seguirlos; pero no olvides que somos débiles y que en esa lucha se
pierde muchas veces, al principio.
…Saca ilusión de algún sitio. ¡Hay tanto por lo que se puede tener ilu-
sión! ¿Crees que esto también es fácil sólo de palabra? María, lo difícil,
lo que cuesta, es lo que más llena. Busca la perfección sin rendición.
débil, casi siempre tengo en los labios ese asqueroso NO PUEDO. El caso
es que saco razones para ello, puede que sea demasiado prudente o
no sé, desde luego que esto es malísimo.
Tengo intención de ir dentro de unos años a Sudamérica, a
misiones. Habrá gente que entienda esto también como una cobardía,
ya que aquí también se puede hacer el bien, ya que aquí también hay
gente que sufre, puede decirse que quiero desinteresarme de los proble-
mas de aquí. Iremos por puntos: ¿me siento yo vasca? Sí. ¿Hasta qué
punto? No muy adelantado que digamos. ¿Por qué? Porque también
amo a España. Será una bobada pero cada vez que hay un partido de
fútbol entre selecciones nacionales, aunque veo que no me gusta nada
el fútbol, deseo, me sale de dentro que gane España. ¿Por qué?…
…Hará unos días leí esto por la noche, a la madrugada. Tenía unas
ganas terribles de llorar y lo hice; no comprendía cómo se podía morir
por ese ideal y sin casi ninguna esperanza en lo que sucedería después
de su muerte; no comprendía y ahora tampoco lo comprendo. Morir
por los demás y por Cristo no lo veo fácil pero Él al menos nos ha dado
una solución a todo y hasta un sentido a esta vida, a las personas, un
sentido que tanto buscaba ése [se refiere a Etxebarrieta]. En algunas
cosas no estoy de acuerdo, desde luego, pero eso no viene a cuento,
yo he apuntado esto para que cuando quiera recuerde cómo se piensa
–bueno, será más o menos, pero…– en esos círculos.
Este tipo tiene mérito, pero ¿es tan serio el problema? Tiene
que serlo, para cuando hay tanta gente a la que no le importa sufrir
no sólo la cárcel y lo que viene antes y mientras tanto, sino también
la muerte […].
¿Merecerá la pena la sangre que va a correr por todas las
revoluciones? ¿Será ésa la única forma de conseguir algo? Y pensar
que estoy convencida de que no.
Nos pusimos a dormir juntas en un cuarto del piso de arriba. El atxona nos
ayudó. Tenías más independencia y yo te veía leer durante horas, o venir
tarde a casa sin que se enteraran los aitas. Un día, el aita encontró una
caja de libros y papeles en la bodega y los quemó. El ambiente se hizo
muy tenso. Nos empezó a hablar de los rusos, de Stalin, de las purgas,
de la guerra. El atxona, con su mal castellano, también nos hablaba de
la guerra, de los carlistas, de los nacionalistas, de los que robaban, de
los muertos, de las batallas entre la casa y el río… No entendimos, hasta
muchos años después, por qué estaba en contra de la guerra.
Aprendías euskera y hablabas del derecho a la nación vasca. En
las cortinas de tela de saco tejimos los escudos de las siete provincias.
Las pusimos en nuestro cuarto, junto a un póster del Ché muy grande
y unos poemas que hablaban de la libertad.
Una noche llegaste muy tarde a la habitación: unos amigos
habían tenido que huir, Goiburu y Paco. Me hablaste de la Guardia
Civil. Amaneció mientras hablábamos. No sabías qué iba a ser de tu
vida, pero no querías implicarnos a todos y sabías del sufrimiento de
los aitas… pero no era justo, no era justa la represión, la explotación,
el gobierno, los presos de Burgos… (Isa)
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…En estos momentos en que siento que voy dejando la casa en que
nací, en que nació mi amatxo,27 en que han pasado los años más
importantes de mi vida, quiero decirte algo que hace mucho pienso de
ti: sé que eres auténtico, que encontraste un camino, un fin en tu vida y
lo has llevado adelante y en eso te admiro. Pero por otro lado te pido
que nos dejes hacernos a los demás. A los hijos no se les puede hacer
como el padre quiere[…]
27 Diminutivo de ‘ama’.
En esta época, Yoyes sale del piso todos los días hacia las cinco
y media o seis de la mañana. Empieza a recibir visitas de gente un
poco rara, disfrazada con pelucas y barbas. Todo esto hace sospechar
a los compañeros de piso y se crea cierto malestar. Se plantea si el
piso va a ser utilizado por la organización y Yoyes deja bien claro que
no. Pero continúa recibiendo las visitas de uno de los disfrazados, Joxe
Etxeberria, Beltza, el de Amezketa, que estaba huido desde febrero.
Estas citas, evidentemente, no eran de carácter político, es más, se
mantenían en secreto, dentro de lo posible, ante la organización, pues
podían constituir una transgresión de las reglas de clandestinidad. Yo-
yes conservó una serie de notas y cartas cruzadas entre ella y Beltza
–quien firma y a quien ella se dirige como “Gadafi”– que muestran el
carácter de su relación.
El 26 de noviembre Yoyes escribe a Beltza en respuesta a una
nota mandada por éste:
NO ME SIENTO SOLA
(Euskadi Norte, 1974-1977)
Según contó ella, el primer mes, hasta que llegamos nosotros allí, lo
pasó muy mal. Pensaba que querían que ella se quedara allí como
mujer de algún exiliado. Ella se dio cuenta de la jugada y aguardó
hasta que estuviésemos los que nos habíamos librado de la redada.
Una vez allí, la dirección tenía la intención de dejarnos de lado por
la gran cantidad de gente que había. Sin embargo, Pertur confiaba
mucho en nuestro grupo e ideó una nueva fórmula experimental para
la organización. Pensábamos que la estructura político-militar era la
más adecuada y que esta estructura sólo la podíamos llevar adelante
aquella nueva remesa de exiliados. Yoyes estaba de acuerdo con este
plan, que, además, no la marginaba.
Busco y no sé qué
Quisiera liberarme del ambiente que me rodea
Estoy desgastando mi juventud
¿Qué hacer?
Irme a otras tierras
Íbamos del brazo por las calles, y ante muchas insistencias, nos com-
pramos ropa en El Corte Inglés: dos chaquetas de punto largas, con
bolsillos y botones. Soñábamos con volver un día a casa, pero como
algo muy lejano. Había que luchar mucho para que cambiaran las
cosas y los planes eran la multicopista y el llegar a la gente que no se
enteraba de lo que pasaba, estaban alienados… (Isa)
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Morir o flotar
Morir y acabar, o
flotar y seguir buscando
¿qué?
La verdad, la vida
al amigo, al hermano
al pobre, al tonto, al listo
a quien lucha
no importa, sólo
quiero personas, sólo
quiero a quien es
no quiero máscaras
28 Especiales.
no quiero máquinas
me hunden, me hunden
cada vez más adentro […]
UN ALTO EN EL CAMINO
(Euskadi Norte, 1977-1979)
estudiar y para ver por delante, pero ¿qué sentiré con 60 años si no
lo he hecho, si no he sido capaz de hacerlo? Es horrible pensar que
has perdido el tiempo, que los años no te han servido de nada y han
pasado en vano, y éste no es el medio en el que puedo vivir, sentir,
aprender todo lo que quisiera, todavía es tiempo de echar marcha
atrás. Todavía puedo romper, no es que sienta ya que pierdo el tiem-
po, ni mucho menos, pero me temo que, de no cambiar un poco,
terminaré por pensarlo y no quiero.
cada año con hierbas, hojas y pétalos de rosa, además del arco de
ramas en la puerta de entrada.
En Navidades de 1977, Yoyes realiza un viaje a Andorra,
con su compañero y dos hermanas. No se atreve a cruzar la frontera
con ellos y se queda sola en un pueblecito del Pirineo. A la vuelta los
sorprende con poemas escritos expresamente para cada uno de sus
acompañantes. Éste es el dedicado a una de sus hermanas:
(27-12-77)
tían sus sesiones de gimnasia y deportes con los policías enviados por
el Gobierno francés para vigilarlos, Yoyes procuraba no dejarse “ni
oler” por dichos policías. Además, en el hotel en que se hospedaban
residía también casualmente un capo de la mafia marsellesa, del que
se podían sospechar los más turbios intereses… Por todo ello, Yoyes
procura vivir su estancia en Valensole de la manera más desapercibida
posible. En esta “jaula de oro”, como ella la llamaba, reparte su tiempo
entre la lectura, los paseos por los campos de trigo y lavanda, paisajes
preferidos de los pintores impresionistas según le gustaba señalar a ella,
y las visitas de familiares y amigos. Le alegró especialmente la que le
hicieron las amigas feministas de Baiona.
En marzo, al acabar el período de confinamiento, dos de los
refugiados son detenidos y encarcelados cerca de Marsella, a la espera,
según parece, del juicio de extradición. Al resto se le da a elegir entre
abandonar inmediatamente el territorio francés o continuar allí con un
permiso de residencia para tres meses, renovable, pero con la prohi-
bición expresa de residir en los departamentos fronterizos, de donde
debían marchar en un plazo de tres días. Yoyes no cumple esta orden
y toma fuertes medidas de clandestinidad, entre otras cosas, se tiñe el
pelo y cambia de aspecto. Para entonces, y desde su confinamiento
en Valensole, había abandonado el piso de la rue Marengo.
Se reintegra plenamente en la organización, pero la tensión
nerviosa mina sus fuerzas. Teme por su vida, pues se suceden los
atentados contra los refugiados; tras el de Argala, en enero de 1979
José Manuel Pagoaga Gallastegi, Peixoto, había sido objetivo de un
ametrallamiento del que a duras penas salió con vida, y los ataques
continuaban sin parar. Por otro lado, siguen agudizándose sus dife-
rencias con los nuevos dirigentes de ETA y, sumida en una fuerte crisis,
comienza a plantearse la salida de la organización.
Yoyes no ha dejado en esta época mención expresa de las
divergencias concretas que mantenía con sus compañeros. Sólo a
posteriori se ha referido a ellas, pero nunca, sin duda por preservar la
clandestinidad, las explicó con detalle. Se sabe que discrepaba, entre
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24-6-79
Día de San Juan, una pena, entré en casa ayer a las 7 y no saldré
hasta mañana, aprovecho el tiempo para leer un poquito y dormir.
Ayer he leído un libro de Anaïs Nin, compañera de Henri Miller
durante un tiempo, pero al que le critica por el tipo de lenguaje
sexual que utiliza en sus libros. Una feminista llena de contra-
dicciones, en mi opinión, idealista; ni menciona la importancia
del sistema social y económico en este problema, aunque se le ve
sensible a las injusticias que observa. Ahora bien, con su interés en
conceder una importancia fundamental a la voluntad, nos trans-
mite continuamente la necesidad de desarrollar siempre la propia
identidad, y en esto me gusta. Sé que la voluntad no es todo, pero
sí juega un papel importante, sobre todo cuando sirve para cambiar
el sistema; pero la idea que machaca continuamente, de evolución
constante, de voluntad creadora propia viviendo para dentro, de
mantenimiento de la personalidad, de conocimiento de una misma,
del inconsciente y subconsciente, está muy bien expresada y por
supuesto me encanta.
Luego afirma que el conocimiento intuitivo, sensible, etc.
es mucho mayor en las personas que el racional y señala que no
nos dirige la razón en nuestros actos y palabras, sino esa carga que
hemos ido amontonando en nuestra mente a través de la intuición
y los sentidos, muy interesante en definitiva. ¿Habla Henri Miller
en este sentido? Imagino que va por ahí, pero no tuve la paciencia
de leerlo con calma para poder captar, en el libro que empecé,
esta característica. ¿Será que las mujeres tenemos nuestro propio
lenguaje, aunque entendamos también otros idiomas y podamos
hablarlos? Ya se sabe que en el maternal sentimos muchas más cosas,
5-8-79
18-9-79
El problema está planteado, está, como suele decirse, sobre la mesa,
¿y qué? es la pregunta que sigue a continuación; porque por ello las
cosas no han cambiado en absoluto, la situación objetiva continúa
siendo la misma y mi vida personal también.
Sin embargo, a nivel personal, subjetivo, he dado un paso,
difícil por cierto, cual es el de hablar para salir de esa tumba, de
este enterramiento en vida que comenzaba a ahogarme y en el que
me sentía morir físicamente. Era además muy fácil: no poner las
medidas suficientes de seguridad, no totalmente consciente quizás,
pero sí por incapacidad, por la crisis en la que me he visto sumergida
y que al final puede impedir responder a tantas cosas al mismo tiem-
po, y el atentado venía por añadidura. No puedo dejarme matar,
20-9-79
“Estar dispuesta a dar la vida” no puede significar “estar dispuesta
a entregar la vida al enemigo”, son dos cosas totalmente diferentes,
24-9-79
No me gusta que mi nombre ande en boca de la gente, ni para
bien, ni para mal, porque además, normalmente, la gente habla de
otros para mal, para despellejar todo lo que pueda al otro. Hasta
cuando I. me cuenta algunas veces que ha oído hablar muy bien de
mí, recibo cierta impresión fastidiosa. No quiero que me alaben,
ni que me condenen, la gente habla con una facilidad y seguridad
asombrosas de los demás, pero pocas veces hablan de sí mismos, de
sus sentimientos, de sus deseos… No, no quiero que hablen de mí.
Hace unos años tuve sueños de ser reconocida como una persona
de valor, e intentaba agradar, pero todo se vino abajo, ahora no sé
si soy o no una mujer de valor, pero no me preocupa que los demás
lo reconozcan o no. No tienen derecho a juzgarme, no quiero que
hablen de mí. Sólo quiero que me respeten como yo creo hacerlo
con ellos, quiero que me respeten como a una individualidad, un
ser íntegro en sí mismo, quiero que reconozcan mi libertad y mi
derecho a ella, pero nada más. No quiero piropos, me han fastidiado
siempre, pero tampoco halagos de otro tipo, ni condenas.
Ha sido un golpe terrible el comprobar cómo después de
haber confiado a una persona, que a su vez me hablaba todo el
tiempo de sus cosas, un problema, he comprobado que lo había
hablado con varias personas que me rechazaban por ello; no he
podido soportarlo, hablo ahora de ello porque hace casi un mes
que sucedió esto y la cicatriz se ha cerrado un poco, pero me ha
dolido profundamente. Y así pasa casi siempre, todo el mundo
está deseando oír historias de otros para contarlas a quien quiera
2-10-79
Estoy nerviosa como si debiera pasar un examen importantísimo
a la edad de 15 años. Llevo dos días pensando en lo mismo, con
la diferencia de que no tengo lecciones para repasar, cosa que
podría tranquilizarme. No me puedo calmar, no sé cómo enfo-
car el asunto. Los nervios me pueden, querría gritar, gritar, no
me basta con llorar, querría gritar mi angustia, lo que me pasa,
querría rezar si pudiera creer en algo, creer en algo, pero no me
es posible, todo me puede, tengo que salir de esto, tengo que
salir de aquí. Y los nervios no cesan, si tuviera lecciones que
repasar… El viernes no podrá venir nadie, la frontera estará
cerrada. ¡Mi única ilusión! ¿Cómo habrá llegado J.?… Les he
prometido algo, aunque no formalmente, a los de casa, a mí
misma, tengo que hacerlo, salir de la jaula porque hay posibi-
lidad de hacerlo y la debo aprovechar. Voy a intentar leer, ello
me calmará un poco.
4-10-79
He vuelto a hablar, esta vez para dejarlo todo, y de repente siento
pánico y vacío, un pánico inexplicable y un vacío profundo. ¿Qué
me queda? Son siete años de mi vida dedicados por entero, en
cuerpo y alma, son siete años de mi historia dedicados y entregados
a mi pueblo.
Sólo me quedan mi cuerpo y mi mente y con ellos debo
seguir haciendo camino. Siento un calor extraño en todo el cuerpo
y sin embargo en casa dicen que hace frío, yo tengo calor y quizás
tiemblo un poco.
8-10-79
Día gris de otoño, con colores hermosos pero con un calor pesado,
es como si faltara oxígeno en el aire. Es falta de aire a pesar de
que ayer y hoy he dado paseos y he salido, pero parece que tengo
estampadas las narices.
He pasado dos días extraordinarios con I., recordando nues-
tra infancia, haciendo planes para el futuro y soñando despiertas
en alto. Es algo que necesito hacer frente a una realidad tan brutal,
soñar despierta es algo importante en mi situación. Soñar con pai-
sajes bellos, con gentes diferentes, con momentos agradables para
vivirlos lo más intenso posible.
Continúo encerrada, es un encierro que dura ya meses, meses
en sombras para cambiar el mundo, para darle la vuelta. El día lle-
gará, el día luminoso en el que desaparecerán las sombras; mientras
tanto y aunque en penumbra, hay que seguir andando.
10-10-79
Días tranquilos, días de meditación, aunque no tenga muchas con-
diciones para ello. Días de meditación y concentración. ¿Qué voy
a hacer con mi vida? Ahora estoy libre de ataduras, he roto con los
compromisos y tengo todo por delante. Empezar de nuevo, siempre
es bella una obra que comienza, pero también inquietante, algo que
comienza, que nace, pero que no se sabe cómo va a resultar y que
además hay que ir haciendo cada día, cada momento, se trata de
hacer vida, como diría Maiakowski.
Son éstos días de reflexión, y ya no sueño despierta en un
futuro feliz, empiezo a escudriñar y escarbar en mi pasado, él me
aporta los únicos datos de los que puedo fiarme porque sé que han
17-10-79
Todavía no hay nada seguro sobre mi próximo viaje, sólo la decisión
de hacerlo. Sí, estoy convencida de salir de aquí hacia otros lugares,
hacia otras tierras; no sé qué posibilidades tendré, no veo muchas,
23-10-79
Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve, la canción de Serrat que
tanto oí allá por los 17 años, vuelve a mi memoria, un día gris que ha
ido oscureciéndose poco a poco y ahora la lluvia y el ruido lo cubren
todo. Llueve a veces hacia un lado y al cabo de un rato hacia el otro,
es como si alguien llorara con una tristeza infinita y resignadamente
¡es tanta la amargura que se desprende de ese llanto!
Pienso en el futuro, tan incierto se presenta, ¿qué hacer?,
¿dónde estaré dentro de un año? Son preguntas sin respuestas con
la certeza de que no estaré donde hoy y de que mi vida será distinta.
Es una tarde de esas que provocan ganas de tomar chocolate caliente
en casa con gente querida, con alguien querido, tranquilamente,
hablando del invierno que se aproxima y que estos días anuncian,
hablando de cualquier cosa, y hasta sin hablar, pero tranquilamen-
te, sin tensiones extrañas ni nada por el estilo. He leído Madame
Bovary y he vuelto a empezar para captar más en la obra y sobre
todo el estilo y la forma en que está escrita, ya que parece ser lo
más importante de ella.
30-10-79
Lo extraño es que esta noche y tras una conversación feminista de más
de tres horas, me encontré al ir a acostarme con que no tenía mantas
suficientes e iba a pasar frío, sin embargo, no quería despertar a nadie
y así ha sido, me he despertado destemplada a la mañana recordando
noches pasadas en el monte en las que el frío se dejaba sentir por las
rendijas, hasta provocarme una vez la regla con bastante adelanto.
Pero lo más curioso y que quería reflejar aquí es que he vuelto a soñar
con L. G., debería contar las veces que en los 6 años transcurridos
desde nuestra separación he soñado con ella, pero no me es posible,
no lo recuerdo, además sería importante el tema, de todas formas sé
que son ya muchas veces que lo hago. Hoy la he encontrado con dos
niños que eran sus hijos en un lugar oscuro con grandes mesas en las
que había gente comiendo, le he pedido que me acompañara y luego
íbamos las dos con los niños entre callejuelas también oscuras.
No sé lo que esta persona ha dejado en mí, pero está claro
que no la he olvidado nunca, y que al pensar en mi vuelta a Euskadi
Sur me he imaginado muchas veces el momento en que iba a bus-
carla y tocando el timbre esperaba inquieta ante una puerta en la
que debía de aparecer ella. También hay una especie de temor a su
respuesta, pero nunca he dudado de encontrarla de nuevo, de que
nos encontráramos un día. Su cara permanece clara y nítida en mi
memoria, cuando tan olvidadiza soy para las caras de la gente que
he conocido anteriormente y no he vuelto a ver en años. Sí, es algo
extraño, algo en lo que mi conciencia no juega ningún papel, esta
mujer está grabada en mi mente y el inconsciente me devuelve su
imagen al menor estímulo que, sin darme yo cuenta, recibe. Además
todo ello va acompañado de una sensación agradable para mí, de un
estar a gusto. ¡A ver cuándo nos encontramos! Después de pensar
tanto en ella será algo estupendo.
Empiezo a estar bastante a disgusto en mi situación, es ver-
dad que hay días y días, pero estos últimos me dicen que debo irme
cuanto antes porque ya no hago nada aquí, por mucha pena que
me dé es algo que no puedo evitar y que de alguna forma también
me apetece hacer.
1-11-79
Explicación con Tx. y casi despedida, he estado muy fuerte, pero eso
me ha dejado rota. “Ya no siento nada con todo lo que ha pasado” (era
esto más o menos lo que he oído en un momento). ¡HORROR!
4-11-79
Hace un día de sol extraordinario y, sin embargo, yo tengo una
especie de tontera, es como si me encontrara drogada dentro de un
sopor muy fuerte todo el día. La conversación de la gente vuelve a
molestarme, las voces me parecen siempre agudas y estridentes y el
observar la agresividad entre otros, no hacia mí, me excita, me pone
nerviosa. Necesito calma, tranquilidad y sé que no la voy a hallar,
que en este mundo no existe lo que yo busco y que no habrá otro.
Si la agresividad se volviera contra mí no sé cómo lo so-
portaría. Querría poder estar días enteros sin hablar, ¡es un gran
descanso para el espíritu! pero suena extraño a la gente, en todo
caso en mi situación no lo puedo hacer y mis palabras salen como
a borbotones, forzadas.
Necesito silencio, tranquilidad, serenidad y calma a mi alre-
dedor, no soporto el ruido, el más pequeño me altera. No es justo
esto, pues no es pedir mucho, pero me está negado también y sólo
me queda el recurso, ya inconsciente, de encerrarme en este sopor
y esperar a que otras circunstancias levanten un poco este ánimo
para que el hablar deje de ser un esfuerzo y la relación con los otros
sea una felicidad, algo agradable.
Siempre lo había intuido, pero cada día comprendo mucho
mejor la reacción feliz en la gente de lo que los católicos llaman
15-11-79
Creo que pronto tendré alguna noticia, si no, deberé ir a buscarla.
No sé qué hacer, quizás debería de ir a hablar con alguien antes del
fin de semana, tengo que pensarlo bien.
Por lo demás, no deja de llover y el frío aumenta, lo siento
sobre todo en la cabeza por el corte de pelo que me han dado.
El árbol que veo desde mi ventana y que no hace mucho
todavía estaba magnífico va perdiendo unas hojas amarillas a gran
velocidad y desde hace unos días sólo le veo moverse agitado por
un fuerte viento en grandes convulsiones.
Esta noche me han vuelto a picar los mosquitos, me he
despertado tras de alguna pesadilla horrible, el viento hacía gol-
pear las puertas, y el frío no me animaba a buscar los mosquitos.
¿Cómo pueden aguantar tanto tiempo sin aletargarse? Debe de ser
mi sangre que chupan cada noche. A la mañana he visto dos en el
cuarto, uno muy grande, a los que he echado insecticida. Espero
que hayan sido los últimos de este año.
Estoy leyendo, mejor dicho devorando, La consagración de
la primavera de Alejo Carpentier, una se desliza a gran velocidad
sobre esa prosa fluida como pocas. Además me interesa por su
ambientación tropical en muchos pasajes.
22-11-79
Llevo días sin escribir en una especie de espera en la que sólo podía
hablar de ello y no he querido, hoy he sabido que la posibilidad de
viaje con la que he contado en algunos momentos, la de Nicaragua,
no existe, hay que intentar por otros caminos y por lo tanto el en-
cierro se va a alargar más de lo que en principio se podía prever.
Tengo que tomármelo con calma, con tranquilidad y pensar
bien para escoger un lugar y seguir haciendo gestiones.
Tengo unas ganas terribles de estar con J., de abrazarme a él,
o por lo menos de estar con alguien de casa y me vendría bien llorar,
pero he vuelto a encerrarme, los grifos se han cerrado y es increíble
lo que me cuesta abrirlos necesitando tanto, la tensión nerviosa dis-
minuye y se reduce al endurecimiento que ella puede provocar y de
hecho provoca, pero tampoco estoy casi sola en casa y me cuesta dar
explicaciones de mi actuar, así que me reprimo sin remedio.
25-11-79
Le quiero, le quiero como no hubiera pensado que podía llegar a
hacerlo, sobre todo, allá por finales del 75, hace ahora cuatro años,
26-11-79
He salido desafiando a mi horóscopo que pedía precaución para
hoy, me revienta la idea de prestar la menor atención al horóscopo
de una revista barata…
Al principio todo ha ido bien y he pensado en ir a Pau el fin
de semana si ello es posible, pero poco a poco se han ido torciendo
las cosas y finalmente cuando he entrado a una farmacia al venir
andando por un camino, he visto entrar al momento a Etxeto,
policía del Servicio de Inteligencia e Información francés, y no
puedo decir si era casualidad o no, si me ha reconocido o no, pero
en un día como hoy (viaje de Suárez a París) es difícil pensar que
se paseaba tranquilamente por la calle. Lo más posible es que se
haya dado cuenta de algo…, tendré que tener más cuidado; esta
parte es el país más pequeño y con menos población que nos podía
haber tocado, me he encontrado con alguien conocido casi siempre
que he salido, a veces he hecho como que no era yo, pero no sé si
habré despistado, y con la poli, he visto desde que ando escondida
a más de ellos que cuando salía normalmente y eso que casi no les
conozco. Aquí nos encontramos todos a nada que nos movamos.
¡Qué mierda!
28-11-79
Hace unos días extraordinarios, por la noche frío y brumas, por el
día un sol extraordinario que levanta la niebla rápidamente dando
calor donde no hay sombras y dando sobre todo un colorido inmen-
so a las calles, a los jardines, al mar, al atardecer se presenta casi
siempre con un rojo intenso contrastando con la claridad del mar
y con alguna que otra nube. Ayer he paseado bastante y he estado
maravillada al contemplar todo esto, me decían que hace ya unos
días que se presenta así el paisaje y he sentido pena de no poder
gozar de todo ello teniéndolo tan cerca.
He soñado mucho esta noche y tengo algunos recuerdos mez-
clados entre sí. Primero estaba con una pareja que acaban de tener
una hija y hablábamos de ello, me animaban en mi idea de hijos y
ello me reconfortaba. Me habían traído una camisa blanca como la
que ella tenía puesta (mangas, cuello de colores…). Después estaba
en una cama y a mi lado había otras dos camas ocupadas, era una
habitación vieja en la que había pasado algo, algo que no recuerdo
pero que estaba relacionado con Ar.
Cuando me he despertado he estado pensando en alguna cosa
rara que vi ayer: un tipo que me siguió un momento; me cuesta una
barbaridad cambiar de casa, estoy bien aquí, yo me he acostum-
brado y ellos también, ya veré qué hago, pero preferiría salir del
país de una vez y no empezar de nuevo con traslados. Pensaba en
México y no me parecía tan descabellada la idea; si pudiera coger
nacionalidad mexicana de alguna forma, sería estupendo, luego con
un pasaporte mexicano podría moverme con facilidad a otro país si
así lo deseara, cosa probable porque México no me ofrece grandes
cosas, por lo menos visto desde aquí. Es una locura.
Termino a la tarde Los pasos perdidos y tengo cierta sensación
de desazón, de angustia, me ha dejado un gusto de boca extraño,
me admira el valor que da al protagonista y hay un párrafo en el
que habla de que “la marcha por los caminos excepcionales se
4-12-79
Tengo buenas noticias por parte de los socialistas, parece que se
encarga el segundo de a bordo en el Partido Socialista francés, han
dicho que esta semana mandarán alguna carta y después tendré que
subir a París, seguramente será para arreglar problemas de papeles
y preparar todo para salir.
¿Y si me piden que me presente a la policía francesa? ¿Y si me
piden que lo haga en el consulado español? Espero que no, porque
se complicaría todo demasiado, no me fío ni un pelo.
He andado mucho estos días y me siento mejor que los días
pasados, puede que las buenas noticias también influyan. Hoy he
venido andando de Bayona a Biarritz y ayer también anduve unas
cuatro horas, noto el cansancio en los pies, pero hace tanto tiempo
que no lo sentía que se me hace agradable. Me encanta andar y si
no puede ser por monte, en carretera tampoco se va mal.
5-12-79
Empiezo a tener cierta sensación de inutilidad. Hace ya dos meses
que empecé este diario con cierta esperanza de “reencontrarme” y si
19-12-79
He decidido por fin venir a París, he pasado la noche en el tren y no
he descansado hasta conseguir una cita para mañana con el señor
al que tenía que escribir, voy a hablar con él para ver de cerca si
hay posibilidades o no. Me ha costado mucho, pero no veía otra
solución, toda la gente con la que he hablado es escéptica a lo que
planteaba, así que mañana espero ver de cerca si el escepticismo es
totalmente fundado o no para ver de pisar fuerte.
He venido sola, pero mañana por la mañana espero a J. en la
estación y según lo que me diga el tipo ése pensaremos en la vuelta,
no creo que sea más tarde que el sábado porque he quedado en que
el domingo estaré abajo.
Sólo he cogido un libro, poemas de Evtuchenko y me siento
en un bar para escribir y leer un poco con una taza de leche caliente.
Hace un frío glacial en este país. Cogí billete couchette para venir
tumbada y dormir, pero me ha hecho mucha impresión el depar-
tamento con seis camas y pasillo estrechísimo en medio, justo para
pasar una persona, porque no se podía estar ni sentada, era como
un panteón con sus pisos, menos mal que las mantas rojas daban
un poco de colorido al departamento.
Hemos venido tres, dos hombres y yo, había uno que debía
de tener asma porque se ahogaba y de vez en cuando tosía hasta
echar la flema y salía al pasillo, era un ruido atroz además de que
provocaba arcadas, viejo y jadeante, parecía que podía morir en
cualquier momento.
He dormido a ratitos y cada vez con pesadillas. En los ratos
en que estaba despierta pensaba en cómo debía plantear el rollo
y así ha llegado el tren a París, eran las siete y cuarto y no había
amanecido todavía, una fina lluvia dificultaba más la visión, he
buscado la salida con una fuerte sensación de estar perdida, pero
poco a poco con el mapa y la luz se han ido aclarando las cosas y
he empezado a andar. Lo primero que he visto es algo de lo que
había oído hablar cuando se cita a París, un hombre tirado en el
suelo trataba de coger el calor que salía del metro a través de unas
rendijas, y por supuesto todo el mundo pasaba a su lado sin prestar
la menor atención al desdichado.
Cuando he arreglado la cita y encontrado el alojamiento, me
he lanzado a andar por las calles, he encontrado Nôtre Dame y he
visto algunos sitios de nuestro viaje anterior en la Semana Santa del
76 con J., en que el descubrir algunos lugares me traía recuerdos
de lecturas referentes a esta ciudad. El Barrio Latino, puentes del
Sena, el self-service donde comimos y al que he vuelto… había
pensado en seguir paseando por la tarde, pero el frío me rompe la
cara y voy a intentar buscar el museo de Louvre para pasar allí la
tarde en espera de mañana.
“Duerme amor”
“… Envuélvete en el sueño, arrebújate en él.
Todo lo que se quiera se puede ver en sueños,
todo lo que anhelamos
cuando estamos despiertos.
No dormir es absurdo,
es incluso delito:
lo que oculto llevamos
grita en nuestras entrañas.
Duerme amor…
No te dejes llenar de rencor…”.
26-12-79
A las 6 de la mañana me dirijo al metro para esperar a J.; encontré
fácilmente la forma de utilizarlo. Espero casi dos horas, había estado
agotada el día anterior, los cuadros se mezclaban en mi mente con
los nombres de sus autores y finalmente sólo pienso en la cita. J.
está contento de llegar a París, le atrae una barbaridad, sobre todo
por los años pasados en esta ciudad.
El resultado de la cita es un tanto deprimente: no hay mucho
que hacer, un suspiro de llanto al salir que ahogo inmediatamente,
no merece la pena, es la política de los dos bloques fuera de la cual
no existe nada, comprobarán que el “problema vasco” no acabará
enseguida, como decía, hay algo que se reafirma dentro de mí ante
las dificultades, hay algo que se refuerza frente a tantos intereses
mezquinos, es la idea de defender mi casa, de defender mi pueblo
y la libertad frente a todo. Cuanto más se agranda el monstruo
enemigo en mis experiencias, en sus diferentes formas, mayores
son nuestras razones y más justa nuestra lucha. De todas formas
ha dejado una pequeña rendija que quizás deba utilizar.
Esto era el jueves y hemos estado hasta el domingo a la noche.
Aparte de ver una obra de teatro, La torre de Babel de Arrabal, y
dar alguna vuelta, hemos visto sobre todo exposiciones y museos.
Picasso entrañable, cercano e impenetrable al mismo tiempo, vi-
brando en las formas; era una colección pagada por sus sucesores
al Estado en concepto de impuestos, realmente emocionante. Dalí
en una exposición de obras personales o de su colección, extrava-
15-1-80
Como vengo diciendo ha llegado el momento de las despedidas,
pero la mayoría son despedidas silenciosas, en las que yo sola y
muy callandito me despido de los sitios, de amigos, sin decir nada
porque tiene que ser así, algunos sólo saben que me voy, pero otros,
la mayoría, nada y yo voy diciendo “adiós” en mi mente cuando al
dejar a alguien, pienso que no le veré en bastante tiempo, y ¿quién
sabe? Voy diciendo adiós a las casas, a los lugares tan queridos en los
que he vivido muchas cosas los últimos años, a la gente, a las playas,
a los parques, a los montes, a los ríos, a los bares… pero siempre en
silencio, muy bajito; y muchas veces quisiera que mi pensamiento
se incrustara en el otro sin que tomara conciencia de ello, pero que
sintiera mi adiós, mi abrazo, mis deseos de que sea feliz en el tiempo
de separación, en el futuro, en lo que quede. Y ya hasta que me vaya
seguiré despidiendo en silencio todo aquello que guarde alguna
significación para mí, y que pueda ver en estos días.
A todos les diré adiós con un beso muy muy fuerte y profun-
do ¡nos veremos! Ahora bien, todo irá en silencio, dulcemente, sin
temblor alguno, sin una palabra, ni una seña, en mi mente…
No sé qué haré, no sé de lo que seré capaz, ni las posibi-
lidades que encontraré, pero lo habré intentado… y ello será lo
importante.
Y también me despido de este diario, casi cuatro meses que
recogen un momento, de un diario al fin recomenzado y que tanto
me había costado abandonar… me ha ayudado, estoy segura… lo
dejo en buenas manos, con una confianza absoluta… me gustará
encontrarlo algún día, quisiera que diera fuerza a quienes puedan
leerlo, que no debilite a nadie, que dé calor y esperanza en otro
mundo. Has sido muy bueno conmigo. Se cierra una puerta y se
abre otra, se acaba una etapa y comienza otra, quisiera no olvidar
nada de mi pasado, recogerlo todo, guardarlo bien dentro de mí,
para que me sirva y sirva a otros.
(Silvio Rodríguez)
En México, Yoyes inicia una nueva vida. Buen símbolo de ello es su cambio
de nombre; abandona el de Yoyes, mostrado siempre como alias por la
policía, y se hace llamar Nekane (Dolores, en euskera), nombre por el que
la conocerán todas sus nuevas amistades e incluso al cabo de los años su
hijo. Yoyes, la nueva Nekane, está decidida a dejar atrás su pasado y a
dirigir su vida por otros derroteros. La salida de Euskadi Norte le supone
una fuerte liberación personal y las nuevas condiciones de vida le permiten
volver a saborear el goce de las cosas más cotidianas y simples.
Yoyes fue la primera refugiada procedente de ETA-Militar que
viajó a México. La organización intentó nombrarla responsable de los
futuros refugiados que iban a ser enviados a Latinoamérica, pero ella
se negó. No quiso tomar sobre sí esa responsabilidad porque ya no
se sentía miembro de ETA. Así, cuando en la primavera de 1980 una
delegación de parlamentarios de Herri Batasuna visitó México con el
objeto de obtener garantías para los refugiados por parte del Gobierno
de López Portillo, ella no mantuvo ningún contacto con ellos, a pesar de
que a nivel personal le hubiera encantado verse con alguno. Al cabo
de los meses consiguió la legalización de su estancia en México como
estudiante, mientras el resto de los refugiados gozaba de un estatuto
especial concedido por el presidente López Portillo.
A poco de llegar, Yoyes preparó un examen de selectividad
para entrar en la Universidad Autónoma Metropolitana. Al principio
dudó entre estudiar Literatura, que fue siempre una de sus pasiones, o
Sociología, que le había atraído también desde años atrás. Finalmente
28-1-80
Y estoy en México. ¿Quién lo hubiera dicho hace unos meses? Des-
pués de 14 horas de avión he llegado en una mañana fría y oscura, he
tomado un baño y después he intentado dormir, pero no he podido.
Estaba contenta por andar en avión, al tanto de todas las subidas y
bajadas, de todas las maniobras, pero al verme en una ciudad tan
grande y desconocida me he asustado, estoy algo nerviosa, de nuevo
todos los obstáculos que me quedan me parecen insalvables.
Voy a escribir a J. y a los de casa, tendré que contar que he
llegado bien.
El señor que me ha venido a buscar ha preguntado al taxista
antes de entrar cuánto le iba a cobrar, será por los sablazos que
meten. Me preocupa un montón lo del cambio de la hora, estoy
todo el tiempo preguntándome qué hora será aquí y allí.
29-1-80
Ayer me interrumpió el viejillo, habla sin parar, historias o lo que sea,
cosas de las que no sé nada. Esta mañana me ha cogido llorando a las
6.30 cuando escribía a J. Se acaba de ir, pero temo que vuelva. Necesito
llorar porque ello me libera del reseco nasal, bucal, etc. que tengo, y
hace que funcionen las glándulas que segregan la mucosa, pero si no
me dejan sola, será imposible, la altura me está dando buen trabajo.
Ahora todo mi problema es cómo me libero de este señor
para poder salir y ver algo, o para simplemente pensar y hacer lo
que considere necesario para empezar a andar.
Tengo que hablar con los dos tíos. Cuestiones a hablar: situa-
ción mía en Euskadi Norte, documentación, trabajo, estudio, viaje
de los parlamentarios, una dirección virgen a la que me manden.
Tengo un poco de miedo a ir sola por la ciudad, pero es mucho
mejor que lo haga, mientras vaya con otros no aprendo nada, y ade-
más esta gente no tiene tiempo de andar haciendo de cicerone.
Aunque sólo haga ir hasta Correos y volver, hoy tengo
que intentarlo. Es miedo a lo desconocido que sólo desaparecerá
andando, espero que no me peguen sablazos y haga el pato. En
estas horas maldigo con todas las fuerzas del mundo a la sociedad
machista; si hubiera sido hombre, todo esto se hubiera reducido
a la mitad, o menos. Ser mujer libre supone superar miedos, an-
gustias y temores que nunca acaban, que se reproducen ante cada
nueva situación, es siempre un recomenzar, defendiéndose de las
agresiones de todo tipo que una pueda sufrir, desde el rollo del viejo
hasta el miedo, en mi caso, de un atentado político, y en medio un
abanico inmenso de cosas.
Tengo que hacer un sitio en un ambiente en el que hasta aho-
ra no soy nada, en un ambiente que me es desconocido, del que no
conozco las reglas de juego, del teatro que es esta vida, yo intentaré
ser lo más fiel posible a mí misma, y actuar en consecuencia, pero
indudablemente tendrá que haber una cierta adaptación al medio.
Es increíble la dimensión que abarca “la angustia de recomenzar”,
cuando has conseguido que en un determinado ambiente se te
acepte y reconozca y por lo tanto te sientes segura, se producen
los momentos más felices, de aportación, de seguridad, pero lo
30-1-80
Como me esperaba, en cuanto hablé de salir, me dijo el viejillo que
me acompañaba; tuve que esperar hasta las 12.30 y luego seguirle en
sus pequeños pasos y escuchar su rollo, me invitó a comer, le pedí
ir a Correos, me decía que sí, pero ni se movía, al final me encontré
en un metro, siguiéndole a él, ¡puf!, había olvidado la cartera en el
bar y vuelta otra vez, más despacio porque estaba más cansado; a
las 5.30 me encontré en la puerta de casa, y en un arrebato de rabia,
pero contenida, dije nuevamente que me iba a dar una vuelta, el
viejillo me dijo que no, que podíamos seguir de conversación, sentí
un temblor de ira y dije que no.
Me parece que en este país son todos unos mentirosos, no
saben decir que no, pero hacen lo que quieren sin hacer caso para
nada del vecino. Cuando volvía hacia las 8.30, estaban todos pre-
ocupados y alborotados, me costó encontrar la casa en el barrio.
Fui al centro, compré mapas, y me puse a andar hacia la
dirección de Correos, pregunté varias veces el camino, me indi-
caban la dirección, pero no daban explicaciones, al final encontré
un montón de grandes edificios, de los que podía ser cualquiera,
pregunté a una señora de unos 40 años que me explicó algo más.
Me dirijo a una taquilla con 1.000 pesos y me dicen que no tienen
cambios, a otra que tampoco, salgo a la calle, voy a un banco y le
pregunto a un agente que estaba al lado de un señor; éste empieza a
sacar billetes y dice que no tiene todo, me largo diciendo que éste es
un país de locos, entro en una librería, salgo, voy a otra y me dirijo
2-2-80
De todas formas estoy mejor que los días pasados. Empiezo a no
sentir la altura, y duermo mejor.
Anteayer a la noche vimos a Silvio Rodríguez y a la Nueva
Trova Cubana con Pablo Milanés también, éste dulce aunque con
mucho acompañamiento y Silvio encantador, sólo con una guitarra,
más sobrio, pero profundo como no hay otro, maravilloso, no hu-
biera soñado con verle actuar en directo, este último verano cuando
escuchaba sus discos, ensimismada, envuelta en su profundidad
para pensar, relajarme o llorar, y sin embargo he tenido la gran
suerte de verlos, y ha llegado casi solo.
Hoy hemos comido mucha gente oyendo tangos de Carlos
Gardel, de otro y mi casete de Silvio Rodríguez. Resulta que les
encantan, importante coincidencia ésta, yo estaba casi emocionada,
todo el tiempo con carne de gallina, tan lejos de donde acostum-
braba, pero más cerca de su nacimiento, del lugar de su creación,
oía las canciones tantas veces escuchadas, tantas veces saboreadas
y adoradas. Gran poder de evocación el de la música.
5-2-80
Hemos vuelto de la playa, es un viaje pesado, pero ha sido agradable,
he conocido nueva gente, nos quedamos a hablar por la noche delante
de un fuego, he conocido el trópico con toda su vegetación rebosante,
he visto una noche de estrellas que cogía la mitad de la esfera terrestre,
una bóveda completa, ¡impresionante!, he visto muchos indios, sus
pobres casas, sus bonitos vestidos muchas de las veces, he paseado
sola por una larga playa unas tres horas casi con ganas de cantar y
de saltar (me encontré que venía de frente un indio viejillo, se me
acerca, se quita el sombrero en un saludo y me dice: “Suerte señorita,
yo me encontré la Virgen y usted a San José, muy linda, muy linda”).
He empezado a leer el libro de Ulrike Meinhof que me regalaron las
dos A., y me ha producido una profunda impresión, ¡qué claridad en
los escritos de esta mujer!, es horrible que una mujer como ella haya
desaparecido y tan pronto. ¡Cómo se hace querer!, por su amplitud,
su comprensión de las cosas y gran respeto.
10-2-80
Hoy llega el grupo de parlamentarios, no veré a ninguno, tengo que
arreglar primero mi situación aquí porque querría quedarme, claro.
En cuanto todo ese lío se pase, veremos lo que voy a hacer yo, parece
que hay buenas perspectivas, ya veremos sobre la marcha.
Es impresionante cómo me siento libre de movimientos en
este país, salgo continuamente saboreando todo lo posible la suerte
de andar por la calle tranquilamente; es curioso, me he dado cuenta
de que lo que el primer día de salida interpreté como petición de
“pasta”, no es tal, la gente es antipática, pero hospitalaria en ge-
neral, no es que esperen nada, es que no les da la gana de prestar
atención al de su lado, incluso en las tiendas, donde parece que el
interés de vender puede primar sobre otras cosas, es igual, ponen
unas caras tan enigmáticas y escépticas que dan ganas siempre de
darse la vuelta. ¿Por qué esas caras?
14-2-80
Se han ido los parlamentarios: Monzón, Ortzi, Castells, Brouard y
Urbiola. No les veo. El Gobierno de López Portillo dice, oficiosa-
mente, que aceptará refugiados vascos. No tengo ninguna noticia
de allí, de J., ¡cuánto me gustaría!
20-2-80
Ayer he visto algo terrible, una indita (como dicen aquí) lloraba mien-
tras le arrastraban para hacerle bajar en unas escaleras automáticas
y se negaba a ello con todas sus fuerzas, debía de pensar que por allí
desaparecía la gente, porque ni se acercaba para ver el final. Pensé
que si yo me siento muchas veces perdida en esta ciudad monstruo,
hay otros que lo pasan peor y sentí una gran lástima. […]
24-2-80
Cada día me parece que esto de los papeles se complica un poco más,
estoy desanimada, no sé qué hacer, las noticias de allí son horrorosas,
deben de estar pasándolo muy mal y yo aquí muchas veces casi des-
esperada porque no veo cómo lograr estudiar y tener papeles.
Hoy he paseado sola, he estado en el Museo de Antropolo-
gía casi todo el día, lo encontré extraordinario, por toda la “vida”
que hay en él, por conocer lo que ha habido en estas tierras en los
años pasados, me he quedado con las ganas, pero al final estaba
agotada.
Ayer estuve con Aurora en Cuernavaca, es una ciudad muy
bonita, hablé mucho con ella, es muy maja, creo que puede ayudar-
me, pero no sé si le doy la suficiente confianza, si fuera más abierta
quizás sería más sencillo, pero muchas veces, al haber sido tan
complicada mi vida, no sé lo que debo decir y cómo actuar porque
todo me es desconocido, normalmente me dejo llevar por lo que me
sale, pero no sé, ¡ojalá pudiera ayudarme!, ¡ojalá lo quisiera!
Ahora el problema más gordo es que me piden los certifica-
dos de estudios, legalizados en el Consulado de México en Madrid,
y además de tenerlos aquí están sin pasar por el Consulado, las
inscripciones se van a cerrar pronto y tengo que hacerlo antes con
alguien de confianza, no puedo fiarme del correo, un verdadero
lío. Necesito ayuda urgentemente y no veo cómo, necesito que me
ayuden, espero no olvidar nunca todo lo que estoy pasando por si
algún día yo puedo ayudar a otros y dudo en dedicarme lo suficiente.
Lo necesito tanto, ¿qué podría hacer?
Llevo casi un mes fuera de Euskadi y me siento ya algo di-
ferente, creo que estoy aprendiendo a diferenciar mejor lo esencial
de lo superfluo en la lucha, sí, tengo la impresión de que podría
aprender muchas cosas, entre estudios de Sociología y la proximi-
dad de las luchas de América Latina, con una inmensa riqueza y
experiencia, serían estos años fructíferos, pero tendría que conse-
guir papeles y convencerme bien de ello para no estar con un pie
aquí y otro en Euskadi todo el tiempo, sin olvidar que aquello es
el objetivo fundamental. Tengo que situarme aquí, porque de lo
contrario es mejor que me vuelva.
8-3-80
Recuerdo tantas veces aquella frase de mi diario: “Nos vendrá bien
a los dos esta separación”, y no, no, no, mil veces no, me duele
recordar que pude pensar así, no se puede separar a la gente que
se quiere, es un desgarrarse vivo. ¡Cómo pude escribir en mi diario
verde una cosa tan fría!
He pasado un día bueno, sobre todo la mañana; después de
escribir lo anterior y ver que me bajaba ya la temperatura me he
levantado, enseguida he salido a andar, como a la media hora he
notado que me bajaba la regla, ha sido estupendo pero de nuevo
siento la angustia de los días pasados, ¿qué estará pasando el aita?,
¿por qué en la clínica?, nunca había oído que tuviera algo en la
vejiga, ¿cómo estarán en casa con ese asunto?
Me acabo de librar por chiripa de una muy desagradable
reunión social, no aguanto muy fácilmente los rollos esos y desde
luego, de divertirme nada, nada, lo encuentro todo muy vacío entre
conversaciones que me interesan bien poco o nada.
No estoy bien, con lo a gusto que hubiera estado con otras
gentes en este mismo lugar, entre montes tan bellos con el fuego
afuera, pero nada, me gusta estar con los de casa, pero cuando es-
tamos solos. Y es que ellos pueden entender algo. No me centro del
todo, está clarísimo, o me centro muy poco, estoy en otros lugares,
mi mente no puede estar quieta, es inútil, vuela sin cesar hacia un
lugar de la tierra en el que miles de fuerzas liberadoras brotan y
luchan por brotar y desarrollarse, hacia una cocina, hacia una cel-
3-4-80
Estoy mejor porque he hablado con los de casa, son estupendos
para este tipo de cosas, hemos hablado de ello, de mi vacío, y me
he aliviado.
Hoy he visto por fin a los mariachis de Garibaldi, nos ha lleva-
do R. y creo que por mí, pero no ha dicho nada, les ha hecho cantar
a un grupo de norteños, de su tierra. He recordado mucho a X. en
la plaza y lo imaginaba cantando y moviéndose con ellos, hablando
y bromeando o riendo más contento que un niño de mi tiempo con
zapatos nuevos, era él quien me hablaba de ir a verlos.
Estoy leyendo El laberinto de la soledad de Octavio Paz, si lo
hubiera leído al principio de llegar me hubiese evitado unos cuantos
quebraderos de cabeza, es muy agudo y penetrante, trata de explicar
la idiosincrasia y el carácter de los mexicanos, ¡me encanta!
10-4-80
Después de hablar con las chicas he terminado de leer Posdata de
Octavio Paz. He estado tranquila y relajada, me encanta aprender
cada día un poco más sobre esta América que se ha quedado en la
periferia del mundo “moderno”, pero trata de entroncar con sus
raíces para poder florecer, al margen de otras culturas y civilizacio-
nes, por lo menos sin que éstas la ahoguen. Quisiera comprender
a este enigmático país antes de dejarlo. Desde luego está claro que
los planteamientos de tipo revolucionario de allí no sirven aquí, y
viceversa, son situaciones incomparables aunque por encima de
todos esté el Imperialismo, antes español y ahora yankee y para
nosotros los dos.
16-4-80
Cuál no ha sido mi sorpresa al levantarme esta mañana, con los ojos
hinchados y cansada como si hubiera recibido una fuerte paliza, y
ver en el periódico que ayer ha muerto Sartre en París, se muere el
maestro que me ayudó a comprender y conocer mi angustia y el valor
de “hacer”, “actuar”, en un ataque furibundo mío, cuando nadie lo
esperaba; queda Simone de Beauvoir que para mí es más importante,
pero, sobre todo, queda la angustia, desesperanza, la náusea contra
la que él combatió y tantos combatimos cuando podemos.
4-8-80
Llueve como casi todas las tardes mexicanas de verano.
Quisiera atrapar el tiempo en mis manos para que no se fuera
en los días que a mi pesar pasan y siguen su curso. […]
He descubierto uno de los problemas de muchas mujeres
de la clase media. Sin barrer en absoluto la escala de valores bur-
guesa, los convencionalismos y normas “socialmente” aceptados,
tratan de aceptar en una posición “liberal” y “progre”, los nuevos
valores. A los primeros superponen los segundos, que quedan en
la superficie, es suficiente rascar un poco para darse cuenta de que
no hay un fondo, un cambio profundo y auténtico en el interior de
estas gentes, pero ello les origina grandes conflictos y problemas
en los que se ven enredadas irremisiblemente.
Sus maridos cargan casi siempre en ellas sus contradicciones
y problemas, y ellas, con la capacidad que las mujeres tenemos de
sentirnos culpables, sin serlo, lo aceptan así. “Hemos roto con el
destino que se nos marcaba y señalaba por lo que somos dignas de
castigo…”, “malas mujeres” no es nada difícil sentirlo así, miles de
años y mitos de anulación pesan sobre nuestras cabezas.
23-8-80
Hemos salido para el fin de semana del Distrito Federal, es la des-
pedida, J. se va el día 27. Después de 6 horas de autobús, llegamos a
27-8-80
Terminó mejor el viaje, ayer domingo llegamos a México a la noche,
vimos Patscuaro, con su lago y sus islas tan preciosas, las gentes no
hablaban español, y los mercados eran preciosos, dormimos en un
hotel limpio que nos pareció la gloria después de lo del día anterior,
y hasta nos hicimos fotos.
Antes, las despedidas tenían la compensación de que me
esperaba una tarea importante; si renunciaba a estar más tiempo
con él, todo el que deseaba, era porque me reclamaba algo que tie-
ne mucho valor: la lucha de un pueblo. Hoy, sin embargo, eso ha
desaparecido, no me sirven las pocas razones que logro encontrar
para estar separada de él, son muy pequeñas frente a lo inmenso
del deseo de estar juntos, frente al terrible sufrimiento de esta
separación, ya no hay nada tan importante en mi vida como para
calmarme y él empieza a ser piedra fundamental de un equilibrio
recientemente recogido, readquirido.
31-8-80
Me tranquilizó un poco la idea de un posible corte con ataques in-
cluidos, estilo burgués, pero no creo que era simplemente eso, una
idea que me tranquilizara, no me veo haciendo nada de eso, no sería
yo, aunque el dolor pueda hacer estragos, ¡es una barbaridad!
3-9-80
En este país es muy difícil relacionarse con los hombres, si una
demuestra la menor intención de hablar con alguien, el menor in-
terés, enseguida pensarán que está buscando “acueste”, entonces
sólo hay dos alternativas, o dices enseguida que no estás buscando
5-9-80
Llueve a cántaros como se dice en mi pueblo, nunca en la vida
había visto llover como aquí, está terminando mi primer verano
en México, creo que no olvidaré fácilmente los veranos de esta
ciudad porque además y excepcionalmente, me gustan, son muy
diferentes a los de Euskalerria, todos, o casi todos los días, hay
un momento en que las nubes y el aire se cargan completamente,
la electricidad se siente mucho en el ambiente y una desea que
la lluvia, el desahogo de algo tenso y cargado, comience para
descargarse con ello. Así comienzan los relámpagos con sus in-
mensos truenos, todo retumba y el agua cae como a chorro, no
a gotas, luego son bellos los colores que toma el cielo y todo. El
6-9-80
Estoy leyendo por fin Una habitación propia de Virginia, me ha
costado encontrarlo en castellano, pero ¡ya lo encontré!
“La historia de la oposición de los hombres a la emancipa-
ción de las mujeres es más interesante quizás que el relato de la
emancipación misma.
Durante siglos, las mujeres han sido espejos dotados del
mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre del
tamaño doble del natural.
Sería una lástima terrible que las mujeres escribieran como
los hombres, o se parecieran físicamente a los hombres porque dos
sexos son ya pocos, dada la variedad del mundo…
Es funesto ser un hombre o una mujer a secas… Alguna clase
de colaboración debe operarse en la mente entre las mujeres y el
hombre para que el arte de creación pueda realizarse.
…Me hicieron preguntarme si la mente tiene los dos sexos
del cuerpo y necesitan también estar unidos para alcanzar la satis-
facción y la felicidad completas.
8-9-80
Me apetece fumar y no sé ni qué, ya no me gustan los negros tan
fuertes y los rubios, pues no sé, no mucho. Sin embargo, me apetece
mucho. ¿Por qué tanta tristeza?
Ha empezado a llover, estoy lejos de todo lo querido, lo en-
trañable, de la comunicación, estoy lejos de mi tierra, de mi gente,
16-9-80
Hemos celebrado el grito de la independencia de México en el
Centro Vasco, lo pasamos muy bien; después de la crisis habida
en el grupo nuestro, todo se siente superado o casi todo, y la ar-
monía es total entre nosotros, incluso recibí otra alegría: los p-m
vinieron a saludarme, recordando los tiempos en que nos cono-
cimos; no soy rencorosa y les hablé lo mejor que pude; además
ellos dieron el paso de acercarse a mi mesa y hay cosas que no se
deben recordar toda la vida. Yo prefiero llevarme bien con ellos,
incluso si supiera que tomaron parte muy activa en la campaña
de desprestigio.
–––––– . ––––––
Hoy empiezo un nuevo cuaderno desde mi estancia en México;
el rojito, fiel compañero de mi vida en estos ocho meses, ya no da
más, está completamente abarrotado de letras y contiene cosas
tan queridas y tan alegres y profundas que querría conservarlo
22-10-80
El sábado pasado fuimos de fiesta y bailé mucho, nos gastamos
demasiado dinero para nuestras débiles economías, hemos decidido
no volver a ir a ese lugar y hacer fiestas de otro tipo, pero si bien
esto amarga la fiesta, yo lo pasé bien en el momento, bailé muy
animada con Cuauhtemoc, es un buen amigo de clase y me sentí
muy a gusto con él; al final yo estaba muy manga, y las preguntas
de la chica que dormía conmigo me hicieron llorar.
Hemos entrado fuerte al análisis de K. Marx, me encanta la
idea, me encantan las clases, me gustaría estudiar toda la vida, con-
tinuamente, es donde más a gusto estoy y donde me siento yo.
En redacción quiero hacer un trabajo sobre las sufragistas,
entiendo que sus luchas adelantan lo que serán las luchas feministas
de la segunda mitad del s. xx y quiero empezar por saber cómo fue
la lucha en sus inicios, formas utilizadas, razones, etc.
25-10-80
Ayer, día 24, viví mi primer temblor en México, un terremoto fuerte
que en Oaxaca ha causado 40 muertos. Me costó asimilar lo que
estaba pasando, de repente sentí que la silla de la escuela se movía,
luego era todo, las paredes, el maestro, y un ruido sordo se escu-
chaba en toda la sala; duró casi dos minutos, dicen que es mucho;
la gente se asustó y el maestro calmó la clase siguiendo el criterio
de que, en estos casos, hay más muertos por la histeria que por la
misma catástrofe. Luego el helicóptero y las sirenas me hicieron
caer en la cuenta de lo que había pasado, también un poco de mareo.
Pero era difícil de asimilar. Cuando llegué a casa escribí:
Tembló
tembló la tierra
tembló la madre
¿por qué?
18-11-80
Hemos tenido un fin de semana agitado, aunque yo me empeñé en
terminar el trabajo de las sufragistas y ayer lo terminamos, pero
me ha costado mucho ir contracorriente en un ambiente, a veces,
muy tenso. El viernes han matado en Caracas a una pareja, Jokin
Etxeberria y Esperanza Arana, que realizaban labores de ayuda a
los refugiados de ETA, y únicamente por este motivo. También he
recibido la carta de casa y, antes de saber esa noticia, se preocupa-
ban mucho por lo de aquí. Habrá que decir que la tranquilidad se
acabó, ha durado casi un año y no puede una quejarse. A Jose le
han torturado brutalmente, no hay palabras, y él ha denunciado;
salió una hoja entera del periódico con lo sucedido, él dice que no
es más que un resumen, lloré al leerlo; al final le dicen que todo
es por ser mi hermano, pero es muy significativo que le llevaran
hasta Madrid.
Trataremos de saber cuál es la actitud del Gobierno mexi-
cano, respecto a las presiones que con toda seguridad debe estar
recibiendo del Gobierno español. Es de locos ver cómo actúa el
pensamiento de este enemigo nuestro, ¿qué vamos a hacer de grave
19-11-80
Me escribió Glori, es una carta preciosa, me ayuda a hacerme una
idea de cómo han vivido en casa lo de Jose, de cómo han llorado y
cómo hacen para ayudarles a él y a Txangu, cómo intentan cubrir-
les, protegerles, quererles para que puedan curarse de tanto horror,
tanta humillación, tanto dolor, pánico, etc. Una vez más no me es
dado estar a su lado en momentos tan deseados y necesarios.
Estos días siento, como hace mucho sentía, la barrera que
hay entre los mexicanos que me rodean en general y yo; no me sale
explicarles lo que me pasa, pero tampoco me interesan sus cosas, y
de esta manera, la brecha se hace más profunda y ancha; no me en-
tienden y yo no estoy con humor para esforzarme a comprenderles,
a conocerles y quizás quererles en sus diferencias.
Son vidas muy distintas, experiencias completamente dife-
rentes, vivencias, querencias, angustias, que tienen motivaciones
muy distintas. Sin embargo, hemos de esforzarnos mientras este-
mos aquí, aunque nos cueste escuchar conversaciones triviales,
aunque nos cueste pasar por encima de prejuicios, timideces,
recelos, envidias, juicios, calumnias…
29-11-80
Ayer, aniversario de la muerte de Beltza. Han matado a seis de
los principales dirigentes salvadoreños, la tienen difícil en El
Salvador, la represión allí está adquiriendo dimensiones más que
8-12-80
Estoy en la playa, vine el sábado con los dos viejillos, dispuesta a pasar
una semana tranquila y de descanso en Playa Paraíso, cerca de Vera-
cruz; además aprovecharé para leer, engordar y ponerme morena.
Estoy leyendo Los mandarines entre rato y rato, mientras
tomo el sol del trópico o paseo por la playa en la que no se ve a casi
nadie, está solitaria y muy bonita. Hay novelas en las que me meto
para soñar, imagino encuentros, imagino situaciones y verdaderas
conversaciones en mi cabeza, a veces cierro el libro y me pongo
a soñar. Claro, los personajes no son imaginarios, son reales y si
bien durante tiempo me preocupó un poco esta manía, ahora no lo
siento así, dejo correr mi imaginación que sin resistencias atraviesa
los caminos más inverosímiles. Está clarísimo por qué no me abu-
rro casi nunca, creo que nunca, y es más, cuando por algo dejo de
imaginar y pensar durante días, termino sintiéndome mal. Es algo
que necesito hacer y que me ayuda mucho a vivir.
10-12-80
Ha amanecido lloviendo, “sopla norte”, lo cual quiere decir que
hace frío y el trópico no parece tal, o por lo menos no se corres-
12-12-80
Saber llevar nuestra porción de noche
o de mañana pura;
llenar nuestro vacío
con desprecio,
llenarlo de ventura.
14-12-80
Hoy es el último día de vacaciones, mañana voy para México
D.F., me llevan hasta Poza Rica y de ahí tomo el autobús hasta el Dis-
trito Federal. Todavía tengo alguna esperanza de que salga el sol, pero
hay muchas zonas cubiertas, es una lástima, espero con mi bikini lila
junto a las palmeras como si ello fuera a atraer el sol, pero nada. Se me
han pasado rápido los días, ahora vuelvo al trabajo, me esperan días
agotadores porque estaré sola para sacar la revista, por las vacaciones
de la compañera, también tengo cosas pendientes para leer. He leído
todo lo que me traje, además de un libro del PNV, El nacionalismo
vasco en la paz y en la guerra, por cierto bastante malo.
5-1-81
Hoy el jefe me ha ofrecido hacer un contrato fijo de Naciones
Unidas para mi trabajo; no sé si me interesa o no, tengo que pen-
9-1-81
Estos días estaba pensando que cada humano sólo tiene la posibi-
lidad de desarrollar lo máximo de sí mismo en su lugar de origen;
la mayoría de los emigrantes, exiliados, etc. son gentes traumadas
que no han podido desarrollar parte de su potencial. Como en la
naturaleza, las palmeras no salen en cualquier sitio porque no hay
condiciones para ello, en las personas se requieren también una
serie de condiciones para su “crecimiento”, y parte de esas con-
diciones la forman el ambiente en el que una ha crecido, el clima,
la alimentación, la música… y todo lo que forma la cultura de un
pueblo, de un lugar concreto. Cada persona puede encontrarse bien
en cualquier sitio, pero el lugar donde mejor puede sentirse, donde
se da la posibilidad de mayor plenitud, de mayor felicidad para ella
es en su país de origen. No es malo salir, ver otros lugares, pero es
mucho mejor volver al sitio donde uno fue creado.
18-1-81
Conversación sobre sexualidad-homosexualidad con Sara. Ella
cree que es algo que puede vivir fácilmente. Yo también lo pensé
en un tiempo, viendo otras experiencias, pero he visto que no lo
he buscado, no hay atracción. No veo la posibilidad, a corto plazo
o a medio, de vivir una relación sexual con una mujer. Ella decía
que siente que le falta mucho por conocer, por aprender, por vivir
a ese nivel. Es curioso que yo tenga la sensación contraria, como si
ya hubiese vivido todo, o casi todo, respecto a la sexualidad.
Por la noche vino un amigo de Far, cineasta, que nos pasó
dos películas en casa; es un chico muy interesante, con una melena
larga atada en cola, con gafas y cara muy simpática, delgado y alto
para ser de aquí. Habló con entusiasmo sobre el cine y la imagen
y dejó ver una posición política muy izquierdista con su lenguaje
correspondiente, a lo que de alguna forma correspondimos. Una de
las películas era un documental-ficción sobre el niño-campesino en
México, era una denuncia y denotaba gran sensibilidad, lo hicieron
en un pueblo con gente del mismo pueblo, con la que se encariñaron
mucho y vivieron muy a gusto.
26-4-81
Ya estoy en Zihuatanejo, Flashi me ha recibido con mucho cariño,
ayer comimos juntas y hablamos de ella, de mí. Yo le conté un poco
en la “pesadilla” en que estoy metida por el rollo de la poli y ella me
contó sus impresiones sobre el lugar y sobre el trabajo. Éste es un
sitio de veraneo moderno, Ixtapa, donde la gente viene de “relajo”,
buscando la farra frívola.
Hoy pienso salir a conocer el pueblo; me quedaré una se-
mana e iré a comprar el billete de vuelta, voy a procurar descansar
mucho porque llegué con una “neura” de impresión, olvido las
cosas, pierdo otras…
28-4-81
Ya me situé en el lugar, entre gentes que por encima de todo piensan
en ligar. Todos los sitios turísticos se parecen: cierta frivolidad, vida
muy cara, ligues baratos, ropas ligeras. Aquí las mujeres son para
2-5-81
Dentro de nada, el 14, mi cumpleaños, voy a hacer 27, no me asus-
ta, siento que el tiempo sigue su curso, se cumple la ley natural,
el ciclo de vida que sigue su curso, y yo soy parte de él, un ciclo
que son muchos ciclos. Además creo que en la época que me ha
tocado vivir, mis 27 años se corresponden con un fuerte desarrollo
personal; he vivido, no son años gratuitos los pasados, los siento con
mucha intensidad y espero seguir o incluso aumentar. Sí, tendría
que aumentar el provecho a sacar de esta vida en la que aparecí
hace años de manera muy consciente y hace más años sin saber ni
por qué y mucho menos para qué.
Ayer, con mis pantalones cortos y toda morena, me acordaba
de la primera vez que salí de vacaciones y vestía un short azul con
5-5-81
Encontré México D.F. como siempre, ruido, gentes, suciedad,
etc., pero en casa un ambiente más abierto, y sobre todo dos cartas
preciosas de J. y de I.; si supieran la fuerza que me dan para vivir…
Fui a la universidad tranquila, parece que no va a ser problema lo de
la credencial y no sé, me muevo con otro espíritu, son un alimento
fundamental para mí.
10-8-81
El viaje del presidente del Gobierno español, Calvo Sotelo, a
México ha traído consigo detenciones, chequeos, interrogatorios…
Isa y yo nos fuimos de la casa, no me agradaba nada encontrarme
con ellos, ni siquiera un momento, aun a sabiendas de que eso les
hubiera podido tranquilizar respecto de mí, pero si quieren, ya
saben dónde pueden verme y yo prefiero tenerles un poco lejos.
Me costó irme de casa, estaba en plenos exámenes y era mucho
engorro adaptarme a otro lugar, aguantar conversaciones sin interés
alguno, por lo menos para el momento, y en sentirme mal de no
acompañar a Isa a ningún lugar, ni a ver nada. Le avisamos a J. que
retrasara su viaje, esto me ponía tensa, pero era peor que viniera en
todo el lío que se organizó. Le preguntaron a Josetxo por mí con
insistencia, el rollo del trabajo, el de la dirección de la casa, sabían
bien mis calificaciones universitarias.
28-8-81
Tengo que acostumbrarme a vivir más tranquilamente, con más
calma, de una manera más sosegada. Siento que eso supone mucho
amor, pero amor concreto, no abstracto, a kilómetros de distancia,
tendré que aprender a amar más, a amar lo que me rodea, las gentes
con quienes convivo.
El próximo mes cambiamos de casa, vamos a estar muy
atareados, pero pienso que con esta casa se acaba un capítulo de
mi estancia en México y empieza otro. Se acaba el capítulo del
descubrimiento, de la desadaptación más absoluta, de la pesadilla
policíaca a mi alrededor y empieza uno nuevo de compañía, de más
calor pienso yo, porque J. estará cerquita.
Primera tarde sola en casa desde hace mucho tiempo, hoy he
empezado de nuevo a trabajar y hoy se ha ido de la casa Josetxo, per-
sona muy enrevesada, poco espontánea y con muchos vericuetos;
quizás con el tiempo nos podamos ver de otra manera, pero ahora
es mejor distanciarse, porque a mí no me conviene por el papel
que tiene con la gente que viene, y a él tampoco, por la manía que
me tiene. De esta manera yo me separo completamente del rollo.
Ahora empieza mi verdadera vida de pareja con J. ¿Cómo vamos
a vivir esta experiencia?
23-12-81
El 25 salimos temprano para Cancún, el turrón que me han manda-
do de casa lo voy a repartir entre los dos sitios. Iñake nos ha llamado
desde Cancún, tomaremos el sol, estaremos con ella y su chaval,
veremos algunos monumentos arqueológicos, pasaremos Año
Viejo y volveremos a la ciudad para el día 3 de enero, yo tengo que
trabajar. Tengo unas ganas inmensas de salir, de estar en el monte
y en la playa, de respirar aire puro, de viajar con J. otra vez como
cuando estuvimos en Gavarnie, etc. Tengo esos viajes grabados en
4-1-82
Aquí empieza un año nuevo, ya voy tomando conciencia de ello
aunque todavía me cuesta escribir 1982 y de repente pongo 83.
Enseguida hará dos años que llegué a México. He pasado unas
Navidades bonitas. Al salir para el sureste de México fue un pro-
blema el transporte, pero hemos visto cosas preciosas al recorrer
Yucatán. Hemos estado en Cancún con Iñake, su compañero y
otras gentes, pasándolo estupendamente. Hemos visto Chichén
Itza, Uxmal, Kabah, Labna y otras ruinas mayas. Hemos pasado
dos días en Mérida y el resto en Cancún. Daba mucha pena volver,
pero el trabajo esperaba y ¡qué remedio que hacerlo!
Hoy empieza de nuevo la rutina de todos los días, y yo me
resisto, cuánto había soñado y sin embargo ha sido cierto; a mí
también me ha tocado, aunque sé que hay demasiados a los que
no les toca nada parecido, un viaje precioso, estupendo. Me he
sentido a gusto con Iñake, hay mucho respeto entre las dos. Este
mes vuelve a Euskadi, ¡qué suerte la suya!, y eso que no se le veía
con ilusión por el viaje; es normal porque no está en mi pellejo, y ha
tenido otras experiencias diferentes, ahora querría quedarse aquí,
pero también quiere acabar la carrera.
Hemos visto el Pico de Orizaba, majestuoso, paisajes fan-
tásticos, secos, tropicales y selváticos. Ha hecho mucho calor como
todos los días pasados. En la estación de autobuses de Mérida me
mareé por el calor, cansancio y falta de ventiladores, creo yo.
En Año Viejo estuvimos bailando en una especie de frontón
popular; toda la gente que había era indígena, morena. Muchas mu-
jeres llevaban huipil de la zona, eran mayas y bailaban muy bonito,
música caribeña, de movimientos; nosotros intentábamos imitarles
y ellos intentaban imitarnos, al menos esa impresión tuvimos un
momento. Recordé la última época de mi vida en Euskadi Sur con
Iñake, etc. Recordé un paseo con ella por Ondarreta, hacia el mes
de noviembre, con buen tiempo, poco antes de que me tuviera que
18-1-82
Me han prestado el libro La vejez de Simone de Beauvoir, tenía
ganas de leerlo; ya he empezado, parece un ensayo un poco al estilo
de El segundo sexo, sólo que en este caso, en lugar de denunciar la
situación de las mujeres, denuncia la de los viejos; se muestra intere-
sante. Hoy en los transportes me he leído El paralelo 38 de Alfonso
Sastre, me ha gustado, quiere ser un guión para una película.
En las vacaciones he leído Pedro Martínez de Oscar Lewis,
me ha impresionado pero no sé si de una manera positiva, porque
es una novela que cuenta la historia de un campesino mexicano
y trata de expresar la idiosincrasia del mexicano, lo cual me ha
impresionado bastante. ¿Cómo voy a relacionarme yo con esta
gente?, pienso enseguida, y me veo indefensa frente a su manera de
ser. A mí me hicieron de otra forma y en el medio que describe me
siento completamente perdida. Me hará falta mucha prudencia, y
ésta no ha sido una de mis grandes virtudes. En dos años sigo sin
entender muchas cosas y sobre todo siguen sin gustarme muchas
cosas aunque logre entenderlas. Hay demasiada pobreza, dema-
siada corrupción y demasiada mentira.
25-1-82
He pensado bastante en estos días y deberé pensar más, pero de
alguna manera me he visto dominada, sometida por procesos de mi
cuerpo. De nuevo surgen las dudas en mi mente, ¿estoy dispuesta,
ahora, a vivir toda esa serie de cambios que supone un embarazo, y
a tomar la responsabilidad de cuidar a un niño? No quiero dejar de
trabajar ni de estudiar, me falta lo gordo de mi carrera: el servicio
social y la tesis. ¿Es justo tener un niño en una ciudad como ésta,
siendo consciente de su peligrosidad para la salud física y mental?
¿No hay demasiados niños en la tierra?
Se me ha planteado un dilema muy grande, de nuevo siento
que no hay compatibilidad entre ser madre en esta sociedad salvaje
en la que vivo y seguir desarrollando facultades, potencialidades.
Tener un hijo o seguir viviendo activamente, he ahí el dilema.
He visto ya dos casos de mujeres en la universidad que han
tenido un hijo y siguen estudiando, pero son mujeres que se toman
la universidad como un requisito a cumplir en su vida, pero sin
mucho interés personal en el asunto, por lo menos en apariencia,
hay que aprobar materias para lograr el título que les dará un mayor
estatus social, o un trabajo bueno, o una aprobación del marido
que les impulsa a ello, pero pocas más satisfacciones personales;
además tienen problema en pasar las materias, no parecen poder
con todo.
28-1-82
He sentido como un puñal la noticia que traen algunos periódicos
de México de que algunos militantes de ETA estamos recaudando
dinero en el D.F. para ETA. Sé que todo el tiempo que llevo aquí
no han dejado de hablar de mí en una u otra ocasión, pero esta vez,
cuando yo estaba casi convencida de que ya habían terminado por
aceptar que no soy más que una ciudadana normal y corriente,
12-3-82
Una emoción profunda, una soledad inmensa, dos lágrimas tam-
bién. Estoy embarazada, el resultado del análisis es positivo, me
hubiera gustado, en este momento, abrazar a alguien de casa; mi
ama, I., A., han venido de golpe a mi cabeza cuando paseaba en la
estación del metro pensando en ellos, quería decirles a ellos pri-
mero. J. me ha llamado por teléfono desde su trabajo y le he dicho.
19-3-82
La gente un poco madurita y bien posicionada me toma lo del
embarazo como si fuera un capricho loco que me ha dado, algo
que he hecho sin saber las consecuencias que tiene. Venía pensan-
do en el autobús que no sólo los ricos tienen el derecho de tener
hijos. Encima de que tienen tanto, también los hijos para ellos; he
sentido tan cerca la muerte en bastantes ocasiones y ahora siento
la vida a mi lado y tengo todo el derecho a ello. Quienes me han
cuestionado saben muy poco de la muerte y de la vida, están atados
a mediocridades y miedos, a comodidades que no les hacen felices
en absoluto.
Si no quieren apoyarme que no lo hagan, de hambre no creo
que me muera, porque esto, ahora, no lo cambio por nada, y de
alguna manera se lo voy a hacer saber, no voy a ir disculpándome,
ni dando explicaciones porque es mi vida, mi hijo, mi derecho,
mi placer.
Hoy me he despertado y le he contado a J. el sueño que he
tenido. Después me ha traído el desayuno a la cama y se ha ido al
Centro Vasco por el campeonato de pelota. Él estaba contento y
21-4-82
Acabo de leer que los cambios de ánimo en las mujeres emba-
razadas son a causa de cambios glandulares en la mayoría de los
casos, y no de cambios psicológicos o de problemas externos.
Debe de ser cierto porque a veces siento mucho ánimo y vitalidad
y otras veces una descarga increíble. Tendré que aprender a ser
consciente de que se trata de algo físico para restarle un poco de
importancia, algo físico que está influyendo en mi psique y en mi
actitud ante las cosas.
Por otro lado vengo notando como una especie de regene-
ración física: la piel se me ha puesto suave, las uñas me crecen más
rápidamente, así como el pelo. El sábado, la peluquera me decía
que tenía muy buen cabello y hasta domable. Yo supongo que en
la relación entre el feto y el resto de mi cuerpo no se produce sólo
un movimiento del primero al segundo sino que la relación es
recíproca. El feto fluye reacciones y sustancias a mi cuerpo y, en
este caso, el feto, que es producto de un espermatozoide de él y un
óvulo mío, tiene gran parte de la composición física de él, por lo
que éste llega a mí físicamente incluso. Me sorprende no haberlo
pensado nunca y no haberlo leído tampoco, y, sin embargo, se me
hace de lo más lógico y de lo más precioso. ¡Increíble naturaleza!
¿Fenómeno maravilloso? ¡Maravillosa vida!
27-4-82
El domingo me llamaron por teléfono desde mi casa de Ordizia. No
sé cómo han conseguido el teléfono pero me hizo tanta ilusión, a los
dos, yo creo. Estábamos haciendo gimnasia hacia las 10.30 y sonó
el teléfono; yo no podía creérmelo, hablé hasta con la amatxo, ni sé
cuánto tiempo hacía que no oía su voz, deben de ser como dos años
y medio o más, la conocí enseguida, ¡me la hubiera comido! Todo el
domingo estuve como ensimismada pensando en la familia tan en-
cantadora que tengo; varias voces decían: ¡queremos al hijo! Todo me
alegraba, era tan bonito, si pudiera durar siempre esa sensación…
La cuestión es que vivo mucho la felicidad, la vida, y eso
no me lo quita nadie. Otra cosa que me alegra es que he dejado
completamente de fumar, ya no fumo ni un cigarro desde que vi
“positivo” en el análisis. Aquel día decidí que se acabaron los ci-
garros; después fumé uno en una cena de amigos, pero nada más.
Espero dejar de fumar totalmente y no volver a empezar.
12-5-82
Hace poco me descubrí pensando, o diciendo, que tenía miedo de
acostumbrarme a vivir con gente muy querida porque no sabía
si luego iba a ser capaz de vivir sola o con otro tipo de gente. A la
mañana siguiente lloraba mientras pensaba que todo el mundo
tiene derecho a vivir con seres queridos y, sin embargo, yo me
veía obligada a pensar en la otra posibilidad porque de hecho me
ha tocado vivir así mucho tiempo, sin intimidad o sin calor, todo
parece indicar que me tocará de nuevo porque tampoco quiero o
sueño con vivir toda la vida con la misma persona. Yo sé que mu-
chos me quieren, pero eso no sirve en el mismo grado cuando es
a distancia que cuando es algo cotidiano; no pueden compararse
los niveles, los dos son importantes, pero sólo lo cotidiano da calor
verdadero, seguridad, calma…
27-5-82
Pregunto el domingo por la mañana a mi compañero “¿qué pien-
sas?, ¿qué sueñas?”. “Que te había encontrado en un bar de Ordizia
y te besaba”. “¿En qué lugar?”. “En la Puerta del Sol. Te encontré
en un bar de la Puerta del Sol y te besaba”. ¿Se puede decir algo más
bello en las circunstancias en las que estamos?, ¿en las que estoy?
No sabía qué decirle. Soñaba con que estaba en Ordizia, con que
paseaba en la calle por mi cuenta.
Volver a mi pueblo después de tanto tiempo en que se me
han cerrado las puertas, seguir teniendo una vida independiente,
y seguir queriéndonos, es todo lo que puedo desear, es lo máximo,
el súmmum y además con un(a) niño(a) merodeando por allá,
demasiada felicidad, demasiado soñar.
18-6-82
Llevo bastante tiempo sin escribir y eso que no dejan de pasarme
cosas interesantes; pero una predomina sobre todas las demás: mi
hija o mi hijo se mueve dentro de mí y me hace vivir esperándole,
esperando sentir su movimiento, porque ello me confirma más que
cualquier otra cosa que está ahí, conmigo, y me invade una emoción
profunda, y le quiero hablar, decirle todo lo que le amo; son una ter-
nura, un cariño incontenibles los que me absorben por momentos.
30-7-82
Ya he terminado los exámenes del 7.º trimestre, ahora tengo que
empezar el servicio social. Me ha dado pena dejar a los compañeros.
Las mujeres me hicieron el viernes pasado un “baby showers”. Es
una costumbre gringa, por la cual se reúnen las amigas de la mujer
que va a tener un bebé y le hacen regalos, cosas que la niña(o) va a
necesitar. No existe la costumbre de hacer los regalos cuando nace,
o al menos no tiene tanto arraigo. Vinieron las compañeras a casa
y lo pasamos muy bien. Yo, en el fondo estaba muy agradecida,
sin que ellas supieran seguramente la falta que me hacían todas
aquellas muestras de cariño. Acertaron. No estaba contenta por
los regalos sino porque sentía que les salía de dentro lo que me
hicieron. Además una me dijo bien claro: “estamos aquí porque
hemos querido y no por ningún compromiso”. Nos hicimos fotos
después de la comida, organizada con lo que cada una trajo hecho
en su casa.
16-9-82
Llevo mucho tiempo sin escribir y temo olvidar cosas muy im-
portantes si no lo fijo en el momento. Es complejo, maravilloso,
terrible, fascinante y dramático hacer un hijo(a), sentirle dentro
de una todos los días, hablarle e interpretar sus respuestas sin
saber si son respuestas, pero deseando una comunicación que
produce una emoción indescriptible, soñando con su carita, con
sus ojitos y su sonrisa y viviendo con las lágrimas a punto de brotar
de los ojos. El presente estado de sensibilidad no es de tristeza,
es de intensidad, de plenitud porque quiero darle todo, aunque
sé desde ahora, que eso no es posible; le traigo a un mundo en
el que tendrá que pelear por sí mismo(a) y yo muchas veces no
podré hacer nada por echarle una mano porque todos estamos
solos, porque desde ahora le siento autónomo(a) dentro de mí.
Cuando la tensión dentro de mi tripa es grande, muchas veces me
veo impotente para hacer desaparecer esa sensación angustiosa
en mi tripa, esos movimientos por los que parece que busca un
espacio más cómodo que yo no puedo ofrecerle en ese momento.
¡Qué bonito cuando el movimiento es suave, cuando le pongo la
mano y se mueve suavemente!
Han pasado muchas cosas en estas semanas, Glori vino el
19 de agosto, nos llamó a casa desde el aeropuerto y por otro lado
nunca nos entregaron el telegrama que había enviado con bastante
antelación. Total que pasó un rato malo esperándonos en el aero-
puerto y nosotros fuimos a recogerle a las dos horas de su llegada.
Después he hablado mucho con Glori y hemos preparado casi todo
lo relacionado con el bebé: ropitas, cuna…
22-9-82
Mi tripa ha crecido mucho y ¡está tan viva! Me gustaría oír o sentir
su primera respiración.
24-10-82
Ya tengo que despedirme de mi embarazo, todo indica que esto llega
a su fin, las fechas así lo dicen, también las contracciones que siento
todos los días, el flujo rosado… Todo me dice que este niño(a) está
para salir y esto provoca en mí dos sentimientos encontrados. Por
un lado me da pena terminar este período, ha sido una fase bonita,
la sensación de crear vida ha predominado sobre todo lo demás.
Es la época que menos he pensado en la muerte; ante cada cosa
desagradable, el recurso era poner mi mano en la tripa, saber que
estaba ahí para sentir enseguida un gran alivio. Algo maravilloso
pasaba en mí y si todo lo demás no dejaba de ser importante por
ello, este hecho hacía que perdiera lo que de angustiante y tenso
tenía para mí.
He estado más sensible, sin embargo, más sensible de una
forma espontánea, como más inmediata. La risa, el llanto, la alegría,
la pena, la nostalgia… me han acompañado todo el tiempo, pero
¡la vida estaba conmigo! ¡Estaba en mí! Desde el primer día hasta
el último lo he sentido así.
Por otro lado empieza una nueva fase, no sé cómo se inaugu-
rará, el nacimiento y la clínica no han dejado de preocuparme y su
cercanía e inevitabilidad lo hacen más real y asumible. Enseguida,
tal vez el próximo domingo, un nuevo ser rondando por la casa.
31-10-82
Es la espera al nacimiento de mi hijo(a).
Seguramente hay tres momentos en la vida de los humanos
que no pueden compartirse de ninguna manera, en ningún caso,
si bien es cierto que la soledad es la forma común de vida y saber
vivirla la única posibilidad de vivir; algunas veces podemos paliarla,
podernos evitarla en diferentes circunstancias, momentos y lugares.
Todo depende de la capacidad de comunicación y del entorno que
nos toque tener. Pero insisto, hay tres momentos en que esto es
imposible, dos en los hombres: el nacimiento y la muerte; y tres
en la mujer: el nacimiento, el parto y la muerte. Nos enfrentamos
solos, totalmente solos a ellos y si por eso no deja de ser importante
quién está al lado de uno en esos momentos, al hecho en sí, sólo
puede enfrentarse cada cual con su fuerza, con su ser entero, con
su voluntad, con su alegría o su dolor… nadie te acompaña en ello.
Estaba leyendo en una entrevista a Raquel Tibol que le gustaría
morir con lucidez, sin embargo, los médicos procuran evitarlo
en general, y mucha gente también. A mí me gustaría parir con
lucidez, éste era mi deseo antes de haber decidido tener un hijo,
y ha sido mi querer a lo largo del embarazo. Hoy, cuando el parto
puede empezar en cualquier momento, quiero parir con lucidez,
consciente, y estoy firmemente decidida a hacer todo lo posible para
que sea así. La doctora lo sabe, se lo dije desde el principio, no lo
hacen generalmente y menos con primerizas. El bloqueo epidural
“no quita la conciencia”, dicen, “sólo la sensación dolorosa”, la
–––––– . ––––––
México, 20-8-84
17-11-82
No siento en el día la depresión (¿o la estoy reprimiendo?) postparto
de la que tanto se habla, y en la noche pues no sé. La única diferen-
cia son los sueños, que han cambiado de manera radical. El tema
que ahora predomina es la muerte, no había aparecido en todo el
embarazo, bien al contrario estaba totalmente fuera de mí, ahora
sueño con ella, me toca morirme, pero sin angustia, con mucha
calma. La vida está fuera, está en Akaitz.
11-2-83
Hoy 11 de febrero se va Glori, después de pasar aquí casi seis
meses, es lo que yo pedí, y es lo que me dieron con la entrega más
desinteresada. ¿Podré devolverles algún día siquiera un poquito
12-5-83
…El niño va creciendo, cada vez se comunica más, ¿me frena?
Tengo toda la impresión de que es mayor el espacio que me “ocupa
en la mente” del que me ocupa físicamente en la realidad cotidiana,
y esto me preocupa y me alivia, me preocupa por el lado de que
cuando crezca un poco dejará de ocuparme físicamente en el trajín
cotidiano de darle de comer, cambiarle, lavar su ropa, llevarle a la
guardería, preparar sus cosas, biberones, ropas, etc., levantarme
por las noches, no sé; pero seguirá “ocupándome mentalmente”,
con lo cual mis posibilidades de desarrollo, de creación, se verán
mermadas de todas formas. Y me alivia, sin embargo, por el lado
de que es más fácil de superar esta “limitación sicológica” que la
física “real” de necesidades mínimas y absolutas. ¿En qué consiste
esa “ocupación mental” o “limitación sicológica”? No creo que
se trate de una preocupación por su salud, por su bienestar, por
su equilibrio, etc. No es una especie de preocupación por el niño,
aunque esto ocupe su lugar, lo más importante de este fenómeno
es que limita porque una siente que ya ha realizado algo muy im-
portante en su vida, con lo cual ha cubierto el cupo, por lo menos
socialmente ya tiene justificada su vida, “se ocupa de cuidar a sus
hijos” se suele decir de una mujer con hijos que está en su casa y
no sale, ni hace nada más. Y yo no digo que el cuidado de un hijo
y una casa no le lleve a una todo el día, sobre todo cuando no se
tiene ninguna ayuda, pero ello limita a las mujeres a ser meros
animales reproductores, como si no hubiera otras potencialidades
o posibilidades de desarrollo. Y el riesgo de quedarse ahí es muy
grande, incluso si se hace algún otro trabajo para obtener dinero;
y el peligro no viene tanto de las presiones externas, aunque sean
muy importantes, sino de la ideología interiorizada a lo largo de
muchos años, y sobre todo en la infancia, de un inconsciente trai-
cionero que empuja a una actitud, a un comportamiento que nos
limita totalmente y del que es muy difícil escapar.
25-5-83
…Hay mujeres que han criado solas a sus hijos, incluso sin la
satisfacción de saber que, aunque sea a muchos kilómetros de dis-
tancia, alguien vela por ellos, alguien los recuerda y los quiere casi
desesperadamente. Hay muchas mujeres que han podido, y yo voy
a poder, tengo que poder, porque además sólo serán unos meses, y
después, al menos no estaremos a tantos kilómetros de distancia,
más cercanos en el espacio y ello lo cambia todo.
En un país extranjero, con una carrera que tengo que ter-
minar, sin un trabajo seguro (aunque tengo dinero de J. no es lo
mismo), con un hijo de meses, en una ciudad salvaje, se juntan
demasiadas cosas.
Lo que más me molesta o me empieza a preocupar es que
siempre vivo igual o parecido, en tensión, exprimiéndome a mí
misma, haciendo esfuerzos grandes… es como si sintiera que me
falta tiempo, como si quisiera sacar un provecho desmesurado a
mi juventud, pero sin gozarla verdaderamente, siempre corriendo,
o en crisis; parece que sólo estoy satisfecha cuando consigo hacer
algo más de lo “normal”, de lo que hace la mayoría de la gente,
forzándome, quitándome horas de sueño, de diversión, de calma.
4-6-83
…Hoy a la mañana no podía evitar soñar despierta; tumbada en
la cama, me imaginaba que subía al Txindoki con Akaitz en una
mochila, que iba con él de la mano de casa a la tienda y he termi-
nado llorando.
He salido a la calle a comprar el periódico, no he encontrado
nada, entonces he comprado otro y tampoco traía nada de eso.
¿Será por la referencia al preso portorriqueño en México, del que
EE. UU. puede pedir la extradición? No lo dijo claro, pero hizo
alusión a esto, y quizás en México no han querido publicarlo, la
cuestión es que nadie habla de esa parte de sus declaraciones, y yo
no sé si soñé o lo leí, la cosa es que no hablaba de los de México,
17-6-83
Me he despertado en la noche apurada, el sueño venía de atrás,
quiero decir que era más largo y al principio se desarrollaba en
México, pero lo último era que en Villafranca yo corría hacia mi
casa, huyendo de una situación embarazosa en la que un perseguido
por fraude, relacionado con el presidente anterior de México, quería
que yo lo escondiera. Corro hacia casa y de repente veo que la casa
no estaba, mi casa había desaparecido. La calle Urdaneta cambiaba
de repente de aspecto, y en lugar de mi casa, comenzaba una valla
de barrotes de hierro, muy bonitos, como las vallas que resguardan
casas elegantes, pero era interminable, y yo seguía corriendo y la
valla no se acababa. Me he despertado angustiada.
¿Cuál es el motivo del sueño?, pues no lo sé, pero quizás haya
influido que ayer recibí carta de Gema con unos poemas muy bonitos,
hechos por ella, y eso me alteró. Desde luego la carta me dejó pensa-
tiva, me escribe una Gema que ya casi no conozco, una Gema que
sale con chicos, que hace proyectos para un futuro como jovencita,
que en plena adolescencia sigue siendo alegre, “aunque a veces estoy
triste” dice, “el AMOR me hace olvidar las cosas malas”.
¿No es admirable? Me enternece de una manera increíble.
¡Qué a gusto le hubiera abrazado! He puesto uno de sus poemas
pegado a la pared de mi cuarto, siempre me ha maravillado Gema,
y no deja de hacerlo, aunque deje de ser niña. Ahora se me aparece
como una jovencita encantadora, más bonita todavía.
25-6-83
He hablado mucho esta mañana con Rocío, le he contado mi vida a
grandes rasgos, y ella la suya, le he platicado de mis últimos años;
también lo hice con Pedro para explicarle la razón por la que desistía
de la primera idea que tenía respecto a la tesis de mi carrera y tomaba
un tema más neutral. Con este hablar de mí me surge una especie de
inquietud, es como si al no hablar de la “pesadilla”, ésta dejara de
existir y lo contrario; al hablar de ella toma una gran realidad y me
entra como miedo, revivo lo pasado y me pregunto, ¿cuál será mi
situación actual en los ficheros policiales? Las llamadas por teléfono
también me inquietan, ¿qué buscan con ello? Me llaman, tomo el
teléfono y nadie contesta, en unos segundos cuelgan, y así todos los
días, y así varias veces al día… es para hartar a cualquiera.
31-7-83
No he podido saber a qué hora llegaría el avión, porque además del
desbarajuste generalizado, la gente no da explicaciones de ningún
tipo, a una cortesía de lo más falsa como “ahí está su casa de Vd.”, se
unen las expresiones más cortantes que yo he podido escuchar. Me
asusta la idea de que me contagien su forma de ser, de que adopte
sus maneras de forma inconsciente, me asusta y me repugna, dirán
que es otra cultura, yo misma lo he venido diciendo en los tres años
y medio que llevo aquí, pero ya he llegado a la conclusión de que
eso no la hace más aceptable, el hecho de que sea una cultura no la
hace más vivible, no querría entrar en moralismos de si es mejor o
es peor, lo único que sé es que a mí me resulta odiosa muchas veces
y me hace mucho daño, me gasta, me quema, me envejece… Aquí
dicen que los europeos somos muy rígidos y tenemos unos már-
genes de comportamiento muy estrechos, el problema es que aquí
no hay márgenes, cada cual hace lo que quiere mientras puede y
acepta que los demás hagan lo mismo, si te toca la buena racha, qué
5-9-83
¿Hacerse vieja es dejar de “soñar despierta”? No sé, lo cierto es que
cada vez me cuesta más “soñar despierta”, antes luchaba contra
esa tendencia en mí por creer que me sacaba de la realidad, ahora
me gustaría poder volver a “soñar despierta” con la facilidad de
antaño, tampoco le veo mucho chiste a “estar en la realidad” y en
todo caso creo que aquello era una fuente de equilibrio, un arma
que no quiero perder, lo pasaba tan bien a veces…
12-11-83
El 15 de diciembre salía exiliada, enseguida hará diez años también,
y tantas cosas que sucedieron después… sin embargo, tengo la
sensación que mis treinta años van a ser otra cosa, entro a otra fase,
tengo ganas de entrar a otra puerta, a un lugar de sedimentación de
experiencia, de vivencias, de ideas, de conocimientos, que cada cosa
vaya colocando en mí para que busque y encuentre un cauce, para
que sirva de algo útil, ¿de qué?, no tengo ni idea, sólo la necesidad
de guardarlo todo y ordenarlo en mí para hacerlo de alguna forma
productivo, para que me sirva a mí también.
No quisiera olvidar nada, querría tenerlo todo presente,
no ser un saco de ideas todas revueltas que pugnan por salir sin
coherencia ninguna, no ser un saco de conocimientos dispersos
que buscan salir para satisfacción de la propia vanidad. Quiero
encauzar todo lo vivido, no tengo ganas de vivir otra vez lo pasado,
no quiero volver atrás, estuvo bien en un momento, ahora empieza
otra fase, una fase en la que será necesario recuperar todo lo pasado
para realizar nuevas cosas, a otro ritmo.
No quiero que el tiempo me empuje, como hasta ahora, no
quiero vivir en un maremágnum de ocupaciones y experiencias,
de prisas y actividad, de vivencias que se pierden por la velocidad
con que se suceden, por falta de tiempo y de una actitud que trate
de recuperarlas y vivirlas en toda su dimensión e intensidad para
pasar a otras con ese bagaje. Yo sé que el tiempo no se retiene, sé
que cada momento y experiencias son nuevos en sí mismos, pero
mientras viva no quiero olvidar lo pasado y en alguna forma quiero
hacerlo útil, si no es para los demás, al menos para mí, no querría
convertirme en una “cuentahistorias” que aburre a todo el mundo,
quiero triturar lo vivido, tragarlo bien, asimilarlo, asumirlo, a eso
llamo sedimentación, y luego darle un cauce en mi vida; si es para
perder rápidamente muchos matices y sensaciones por la velocidad
con que se suceden, no merece la pena vivir tantas cosas.
Ya sé que no es posible recogerlo todo, pero sí más de lo que
yo he recogido de mi vida, siempre demasiado ocupada. Ha habido
altos en el camino pero eran altos involuntarios. La vida es corta, sí,
y dan ganas de correr, pero no por mucho correr se va a alargar o va
una a vivir más, porque puede pasar que lo vivido se vaya perdiendo
casi en su totalidad al buscar tan rápido el momento siguiente.
Para mis treinta tendría que abrirse otra puerta en mi vida,
con un tren menos rápido, pero no por ello menos interesante e
7-12-83
Algo malo tenía que pasar, voy a terminar siendo supersticiosa con
respecto al otoño, en él me pasan cosas siempre fuertes, algunas
buenas, pero la mayoría malas, esta vez yo lo estaba esperando,
sintiendo que me encaminaba a ello: me pusieron S. en el proyecto
de tesis, en una situación muy tensa, sin darme oportunidad alguna
en la evaluación de manifestar lo que yo había venido haciendo. Me
sentí horrible, humillada, burlada, marioneta en manos ajenas. Fui
a hablar con la jefa del área para saber si seguir o no, me dijo que
siguiera y me reconoció que la cosa no había sido justa. En fin, que
me han dado un serio golpe, y cada vez veo más difícil terminar en
las fechas programadas.
14-12-83
Hace diez años de lo de Beltza y cinco de lo de Argala; diez años
también hoy o mañana, exactamente, que yo pasé a Euskadi Norte.
Una casa curiosa en Urrugne me recibía sin saber nada de mí, una
noche fría la mía, con un amanecer también frío. Eran las primeras
sensaciones de un tiempo que yo esperaba con interés, con curiosi-
dad, a pesar de las tristezas, a pesar de las nostalgias. Ya no tengo esa
10-1-84
… Ahora vuelvo a sentir el nudo de tantas veces, el de las despe-
didas, muy conocido, pero no menos desagradable por ello. La
18-2-84
Ayer me llamaron por teléfono de casa para decirme que el viaje y
todo había ido muy bien y que Akaitz estaba feliz, me sentí tran-
quila porque ya estaba muy nerviosa y preocupada. Ahora tengo
que dejar aquello y lidiar conmigo misma, el vacío que deja el niño
y el problema de la tesis son dos cosas que me tienen jodida, lo
del niño se pasará porque volverá, pero lo de la tesis no sé cuándo
terminará.
Le presté mi proyecto a Jorge y me dijo que yo podía haberlo
hecho mejor. Me dolió un montón pero seguramente tiene razón,
no está bien y de lo que yo dudo es de si podía haberlo hecho mejor.
Empiezo a pensar que tengo mucho poder de asimilación y muy
poca capacidad de creación, cuando se trata de expresar y dar de
24-4-84
Todo se me complica ante un futuro tan incierto y vuelvo a pensar
en la muerte, aunque hay una modificación sustancial, el hecho de
que Akaitz exista cambia mi sentir ante la muerte, la idea de dejarle
sin madre me horroriza, aunque haya quienes quisieran sustituirme
y aunque no me considere la madre “ideal” (que no creo que exista
porque sólo hay madres). Tiene derecho a tener madre, si no, era
mejor no haberlo hecho.
Pienso que, en definitiva, me voy a morir y que es mejor una
muerte rápida, aunque sea violenta, que una muerte lenta por una
enfermedad dolorosa, pero no puedo morirme ahora… aunque
pueda elegir la forma mejor. El otro día me oí diciendo en la discu-
1-5-84
Pero hoy estoy triste… Mi fe en una sociedad mejor se ha desmo-
ronado, sólo veo destrucción, agresividad, intereses, casi siempre
egoístas, por todas partes y ¿qué me queda?, estoy sola y a veces, al
igual que hace muchos años me decía que hubiera querido seguir
creyendo en Dios para no sentirme abandonada, ahora hubiera
querido poder seguir creyendo en el Hombre para no sentirme
sola; querría seguir creyendo en hombres y mujeres nuevos y no
puedo, no porque no haya algunos sino porque su peso e influencia
24-5-84
Todo el tiempo me viene a la cabeza aquella idea que yo tenía de
que de vez en cuando es bueno “perderse”, de que hay que saber
“perderse”, queriendo decir que hay que tener el valor de cuestionar
aquello en lo que uno cree, o aquello por lo que cree que vive, pero
ahora entiendo que la gente no quiera perderse y su inconsciente
no se lo permita, entiendo que ponga todas las barreras y siga aga-
rrándose a casi cualquier cosa. Y es que lo que yo no sabía era que
una vez que uno se “pierde” en serio, el riesgo de no “encontrarse”
es muy grande, demasiado grande para atreverse a dejarse “perder”
en el espacio, en el laberinto de las creencias, ideas, etc.
Hablando la semana pasada con Rocío, me vino la idea de
que otra razón para casarme podía ser la de que esto contribuiría a
distanciarme del resto de la gente, a liberarme de posibles agobios,
incluso familiares, y a sentirme más aislada, como una barrera
frente a agresiones o invasiones de mi espacio vital allí. Cuando
una mujer se casa, socialmente se considera que “es del marido y
tiene obligaciones particulares”, con lo que no se cuenta con ella
para un montón de cosas. Algo que me preocupa para mi vuelta
23-8-84
Acabé la carrera, seguí trabajando el mes de julio y J. se quedaba
cuidando al niño por las mañanas, yo estudiaba por las noches
porque con los dos en casa me costaba mucho. En un fin de semana
hice la introducción y las conclusiones de la tesis, en una noche cada
cosa; busqué los maestros que quisieran leerla, me puse a trabajar
en las dos materias que había dejado un poco abandonadas. El 24 de
julio me hicieron el examen de la tesis, les había gustado mucho a
los maestros, estaban encantados y me felicitaron un montón. Si no
hubiera sido por los ataques tan gratuitos que me hicieron antes de
todo esto, en trimestres pasados, Oscar N. y René C., habría vivido
de forma muy diferente los meses de trabajo en esta investigación.
Pero esta gente fue tan cabrona y se portó tan mal conmigo que
agriaron gran parte de mi tiempo. Al final yo tuve razón, siempre
estuve segura de tenerla, porque el tipo de cuestionamientos que
me hacían indicaban fácilmente que no habían comprendido nada,
pero eso no significa que no me hicieran daño sus comentarios
porque en este mundo no basta con tener razón, ni mucho menos,
para hacer triunfar la propia idea y nunca nadie valoró mi trabajo
hasta que estuvo terminado y logré que dos maestros con bastante
prestigio se comprometieran a leerlo, y cuando éstos dijeron que
estaba perfecto, los demás hicieron como si nada hubiera pasado,
pero el daño ya estaba hecho. El 27 de julio vi la última califica-
10-9-84
Estoy sin teléfono porque se ha desconectado, no sé si será por
los problemas laborales que hay en teléfonos, por la tormenta del
viernes o por qué, la cosa es que eso me hace sentirme aislada, desco-
nectada del mundo y con una cierta sensación de tranquilidad pero
15-9-84
…Claro que ella también me admira mucho y en algún momento
eso pudo ser alimento para mi vanidad, pero ahora veo que esa
admiración lleva consigo también un fuerte componente de envidia
y de rechazo, para esto ¡prefiero que no me admiren! Además es
una admiración que a quien la siente cree que le otorga el derecho
de exigir algo a cambio al objeto admirado. Yo no he pedido que se
me admire, así que no estoy en deuda con nadie, es más, no quiero
que se me admire, quiero que me quieran, porque sólo el cariño y
no la admiración (idealización) se traduce en acciones sinceras en
nuestro comportamiento con los demás.
Ahora yo también soy importante, mejor dicho, estoy
aprendiendo a serlo y ello me produce una satisfacción interior
difícil de explicar; es como si me hubiera quitado un peso de
encima, todavía no es claro, ya digo que estoy aprendiendo, pero
no quiero cejar en el empeño. Quiero construir conmigo misma,
quiero sentirme creciendo, verme avanzar… y sólo tener los
compromisos que de alguna forma contribuyan a ello o por lo
menos que no sean un obstáculo. Ahora mi único compromiso a
este nivel es mi hijo, es mi responsabilidad en gran manera, pero
también me hace crecer, me da, le dedico mucho, pero sé que no
siempre requerirá tanto y que lo hecho será condición de ello, y
17-9-84
Cortázar en Rayuela dice en un momento que “…En esas gentes la
acción social se parecía demasiado a una coartada, como los hijos
suelen ser la coartada de las madres para no hacer nada que valga
la pena en esta vida…” (pág. 476). Lo he buscado porque se me ha
quedado grabado; al principio del nacimiento de Akaitz éste fue un
asunto que me preocupó, muchas veces me venía a la cabeza que
el hecho de haberlo tenido a él no podía impedir que yo siguiera
sintiendo la necesidad de darme a conocer, de expresarme, de
buscarme, de crearme y crear. Esto jugó un papel determinante
en la elección del tema de mi tesis: las guarderías. Pero según fui
avanzando en mi trabajo como que perdí la noción de cuál había
sido el principal motivo. Cuando vuelvo a esto sólo puedo con-
firmarme en que el problema es sobre todo ideológico y está tan
profundamente enraizado en nuestra mente de mujeres que pelear
contra ello no deja de ser eso, una lucha difícil.
Llego a sentirme muy bien viviendo esta especie de relación
simbiótica entre el niño y yo, aunque, como ahora, no deje de ver
que puede ser peligrosa.
Así pues la trampa es doble. Por un lado, socialmente se
considera que la función más excelsa de la mujer es ser madre y
que cuando lo es puede considerarse realizada, es decir, no hay una
exigencia social de buscar otro tipo de objetivos en la vida cuando se
ha sido madre. Por otro lado, una misma siente algo parecido y no
sólo porque eso es lo que una ha aprendido, hasta los sentimientos
se aprenden, sino porque establece una relación con los hijos que
puede satisfacer mucho de lo que el ser humano siente hoy que le
falta, esa insatisfacción que nos empuja a actuar y a buscar queda de
alguna forma paliada, y mientras no cambie la misma concepción
25-10-84
Akaitz se ha dormido en una posición encantadora, yo estaba
recostada en la cama, entre sentada y tumbada, apoyada en las al-
mohadas, se ha puesto encima de mí todo largo, su cabeza quedaba
justo debajo de mi pecho y sus pies cerca de mis rodillas, ha puesto
sus manos a los lados boca abajo y se ha quedado dormido, relajado
a niveles desconocidos para mí, creo yo. Yo oía su corazoncito y
tenía mis manos en su cabeza, una en la parte de arriba y otra en
la oreja-cuello, estoy segura que él también oía mis latidos y todo
lo que todavía puede que le suene o recuerde en alguna forma de
mi cuerpo. Estaba emocionada, casi me salen las lágrimas de lo
bien que me sentía, he recordado el primer día que oí su corazón,
cuando la doctora me puso un aparato en la panza que aumenta-
ba el sonido, era firme como el de ahora, y me sentí tan feliz, salí
como loca a Insurgentes, me acuerdo muy bien yendo al metro, a
la Glorieta, pensando en cómo quería a mi hijo o hija, entonces no
9-12-84
En mi reloj las 3.30 de la madrugada, en el cielo por donde voy
las 10.30 de la mañana. Un avión nos lleva a Luxemburgo, y ahí
tomaremos el tren para París. Cinco años menos un mes que salí
de estas tierras, vuelvo para un mes como deseaba, con la carrera
terminada y un niño de dos años.
Estoy tranquila, contenta, hasta ahora he hecho un viaje mag-
nífico. Akaitz se porta como un campeón. Sólo se ha orinado una vez
en el pantalón y eso porque no le he podido llevar al baño cuando me
ha pedido pipí. Estábamos pasando el control migratorio en Nueva
York y justo cuando la policía revisaba nuestros papeles con cara de
muy pocos amigos, Akaitz ha hecho pipí en el suelo. Que bonita
respuesta, ¿no? Así lo he sentido y ni me he preocupado.
J. nos espera en París, ¡hace tanto que no estamos juntos en
este ambiente! ¿Cómo nos veremos?, seguro que distintos pero
bien.
Akaitz ha descubierto las puertas que se abren al pisar en un
lugar determinado del suelo, ha sido muy gracioso, en Nueva York,
y la gente le miraba cómo hacía que empujaba la puerta y se reía y
sorprendía al mismo tiempo al ver que se abría como si fuera por
magia. He visto a muchos que al fijarse en él dicen en inglés que es
muy bello, a mí también me lo han dicho unos cuantos, y es que
sonríe y se dirige a la gente con una tranquilidad impresionante,
¡ojalá siga así!
Yo estoy viviendo con él con una intensidad maravillosa, le
explico que vamos en avión, que vamos a ver al aita, que volvemos
París, 10-12-84
Se acaba de ir J. y Akaitz con él, vuelven el día 20 ó 21, me siento
mal, cansada, separarme de Akaitz me duele un montón, sobre
todo porque no sé qué siente él y no se ve qué entiende al decirle
13-12-84
Ayer empecé el recorrido de las universidades para conocer los
diplomas de doctorados, maestros de tesis, etc. Hoy a las cuatro
viene Glori, tendré que llevarla a un hotel, llevarla a casa supondría
un problema y bastante favor me está haciendo a mí el de la casa.
Hace años que no la veo.
Para venir a vivir a París tengo que lograr la beca y ser acep-
tada en una universidad, lo que trae consigo un montón de trámites
impresionantes, y por consecuencia un esfuerzo muy grande de mi
parte para cumplir con todos de manera correcta, llegando al objetivo
propuesto. Toda mi energía se tiene que encauzar en esa dirección,
lo que además significa un mejoramiento notable de mi francés;
demasiadas cosas para desperdigarme o perderme en elucubracio-
nes sentimentales o de otro tipo. Con los pies en el suelo, tengo que
pisar firme en una dirección y me va a costar, pero no me queda otra
posibilidad, cuando todo esto esté resuelto ya tendré tiempo de pa-
rarme en otras cosas, de tratar de resolver problemas que ahora deje
pendientes. ¡Ojalá llegue pronto ese momento!, pero entre tanto una
sola cosa importa. Además está el problema del dinero.
Aparte de eso hay algo curioso que me está pasando: llevo
casi cuatro días en París y el primero y un poco el segundo me sentía
extraña a todo, totalmente despistada; sin embargo, hoy he sentido
que esto es más mío que México. La comida, los cafés, las caras, las
calles… están más cerca de mí, reconozco mejor la forma de vida
de la gente, la siento más parecida a la mía, más cercana… cinco
años en México no han pasado en balde, también es cierto, pero
es curioso que a pesar de la lengua México sea tan distinto a todos
los niveles: cultural, social, etc., que la distancia es mayor para mí.
Espero que esto me anime y me ayude a iniciar una nueva fase, otra
fase más en esta vida mía, compuesta de tantas vidas.
16-12-84
He pasado dos días y medio con Glori, está en plan majo y respetuo-
so, le he explicado cómo sentía que habían pasado mis problemas,
lo que quiero hacer en el futuro, mis dudas respecto de apuntarme
o no al indulto, mis ganas de hacerlo, mi no aceptación de la política
de Herri Batasuna, respecto a esto y a otras cosas. He podido estar
también con Angel y Miren. A esta chica no le conocía pero nos
hemos comunicado enseguida. Me he enrollado un montón con
ellos. Con ellos pierdo la noción del tiempo, hablamos un montón
de horas sin darnos cuenta.
No he estudiado nada estos días y eso me hace sentirme a
disgusto, pero he estado tan bien con ellos que me cuesta dejarles
y retirarme a estudiar.
20-12-84
Mañana vienen J. y A. Tengo unas ganas terribles de ver al niño,
temo que me haya echado mucho en falta y que estas separaciones
le hagan daño. Estoy deseando verle para palpar cómo se encuentra
27-12-84
El sábado y domingo vinieron mis padres: agradable reencuentro
después de muchos años. Ya tengo mi boleto de vuelta para el día
4 de enero y el de Akaitz, claro. El 31 a la noche salgo para Biarritz
y el 3 a la noche de allí a París. El viaje es por Aeroflot y el boleto
es abierto a un año y lo más barato que hemos encontrado.
La verdad es que si quiero meterme a la universidad tendría
que venir para junio por los trámites, pero el curso no empieza
hasta octubre o noviembre. Por otra parte, me vendría bien estar
ese tiempo aquí, por el francés, buscar casa, escuela para el niño,
13-2-85
Soñé que andaba buscando un banco abierto por la tarde, creo que
era en Bilbao, pero no es seguro porque tengo idea de que también
había playa; me urge sacar un dinero y busco desesperadamente,
sabiendo casi con certeza que voy a encontrar, pero agarrándome
a la frase de alguien, creo que en una tienda, que me ha dicho que
sí hay uno abierto por la playa; entre tanto me encuentro a Shanti
B. y toda su familia, nos saludamos de beso, pero tampoco muy
cálidamente, yo estoy preocupada con lo del banco y Shanti me
dice que voy a encontrar todos cerrados porque aquello no es como
México, donde caben muchas excepciones a la regla, o no hay regla,
y todos los bancos cierran a la tarde, les dejo sin perder del todo la
esperanza y sigo buscando…
Pero ya me he cansado de estar mal, tengo ganas de estar bien
y pasar lo mejor posible el tiempo que me queda en este país, por lo
menos en calma. Akaitz lleva dos días buenos y eso me anima.
9-3-85
Creo que desde que vine de París no he soñado una sola vez en
un escenario mexicano, siempre sueño en Europa, o sin escenario
determinado, pero no aquí. Tengo la impresión de que mi mente
está peleando fuertemente por prepararme para el cambio, y en los
sueños trabaja y trabaja sin cesar. Es curioso que además tengo más
8-4-85
Debería vivir mis últimos días en México de otra manera, muchas
veces tuve ganas terribles de irme y ahora que esto es inminente,
no soy capaz de saborearlo; sabiendo que esto se acaba, podría vivir
saboreando todo lo bueno, tratando de sacar todo el jugo posible de
mi estancia en este país; y no, estoy absorbida por la preocupación
de qué voy a hacer al día siguiente hasta dentro de tres días, una
semana, todo, tengo la continua impresión de que no puedo con
el presente y por lo tanto menos posibilidades tengo de poder con
el futuro. Los trámites, la recogida de la casa, etc. me tienen de lo
más inquieta, y aunque es real que no es nada sencillo, que estoy
gastando un montón de dinero en trámites que son necesarios,
pero sin saber bien hasta qué punto, que son complicados por la
falta de información existente sobre los diversos pasos, que ya he
metido algunas veces la pata, no arreglo nada con ponerme nerviosa.
Seguramente esto interfiere negativamente en el asunto, pero no lo
puedo evitar, y la tensión se acumula, desgastándome en lugar de
empujándome, vaciándome en lugar de estimulándome a actuar.
Voy a veces como autómata de un lado a otro, y así se me olvida
preguntar cosas que debo, y todo se me complica más, pero es que
tengo verdaderas dificultades de andar completamente despierta.
24-5-85
Casi he vendido ya todo lo que tenía en la casa, para mañana he
vuelto a anunciar otra “venta de garaje” como lo hice el fin de sema-
7-6-85
Sensaciones extrañas cuando paso por una calle y pienso en que no
la volveré a ver posiblemente nunca, cuando separo la ropa que voy
a llevarme de la que voy a dejar y pienso que la que se queda no la
volveré a ver nunca más… Sentimientos de culpabilidad cuando
pienso que Akaitz se va a ir sin mí a Ataun y me va a extrañar mu-
cho… Sensaciones cuando hago un recorrido que jamás volveré a
hacer y ha sido casi cotidiano los últimos años… Algo se desgarra,
algo se rompe… Y en medio de todo ello surge la figura de J., quiero
estar con quien deseo estar, hablar con quien lo puedo hacer tran-
quilamente, y luego, o antes, no tiene importancia, hasta hacer el
amor. Aparte de mis padres, él y alguna amiga, el resto de la gente
no me atrae, no siento grandes ganas de verles, barreras que nos
En París, Yoyes se instala sola –su hijo es llevado al Goierri para que
ella tenga mayor libertad de movimiento– en casa de un amigo. Es
esta persona, J. Asurmendi, quien da cuenta de los pasos de Yoyes
durante estos meses:
París, 8-10-85
A la opinión pública:
Yo, María Dolores González Catarain, declaro haber sido
amenazada por ETA al enterarse ésta de mi intención de regresar del
exilio para vivir en Euskadi Sur junto a mi familia.
Tengo la firme convicción de que mi seguridad personal no pe-
ligra por el lado de las fuerzas de seguridad españolas que mantienen
a este nivel una política de tolerancia bien conocida en los círculos
políticos.
Por lo tanto, afirmo que la responsabilidad de mi muerte co-
rresponde a ETA.
28-6-85
El viaje, todo nuevo, tristeza, búsqueda, extrañeza, desesperación,
amor, horror de nacer de nuevo, un encuentro. Jesús Mari, Mari-
sa,… Akaitz, Akaitz, ¿cómo estás?
Sueño: Estoy en México, en una fiesta de I. y R. para los
niños, mucha gente extraña, pero están ellos, en lugar del tipo de
los “tacos al pastor”. Hay dos filas fijas en la pared de helados de
colores distintos, se coge primero el barquillo y después se aprieta
una cosa de donde sale el helado al barquillo, tengo ganas de co-
mer helados pero también la sensación de que no puedo hacerlo
porque son para los niños. Hablo con la gente mientras muchos
niños juegan alrededor.
29-6-85
Sueño: Estoy con Santi en su casa, le pido una carta, que me haga
una carta en la que no tengo claro lo que quiero que ponga; habla
con su mujer y le explica que no tiene mucho sentido lo que le estoy
pidiendo (¿aval?). Entre tanto, estoy haciendo los preparativos de la
vuelta y creo que estoy sola, pero en un momento me doy cuenta de
que no soy la única y hay mucha gente en las mismas, haciéndolo
con toda tranquilidad, me pongo contenta y sigo, siento mi vuelta
inmediata.
25-7-85
Sueño: Tengo cita con la dirección de ETA, voy con alguien que no
recuerdo. No sé, hay mujeres y son muchos, quieren, dando por
supuesto que tienen derecho a decidir sobre mi vida, que me integre
o me vuelva a México (hubo gente que se vino por su cuenta y que
volvió por algo que le dijeron); mi planteamiento es que no tienen
derecho alguno a decidir sobre mí, el que va conmigo me ayuda y X
también, éste desde un punto de vista así: ¿qué mal puede hacer?,
dejarle en paz, que no pasa nada. Las mujeres permanecen casi todo
el tiempo calladas, y trato de explicar que hay una confusión, que
yo no estoy ahí para ponerme a su consideración, que yo quería
plantear otra cosa, no me dejan hablar e insisten en seguir hablando
como si tuvieran ese poder. Así rápidamente se ponen a votar, y
con pesar por parte de X y no sé bien quién más en la votación, sale
que tengo que volver a México, me quieren alejar.
Algunos se levantan y se van, yo pienso en hacer lo mismo,
pero X sigue sentado enfrente de mí y me mira, me doy cuenta de
que así estoy en mejor situación de plantear lo que quería y de que
no es fácil conectar con esta gente, y aunque ya quedan pocos,
digo que en vista de que no me toman en cuenta ni para dejarme
hablar, yo voy a seguir haciendo mi vida y voy a regresar a Donos-
tia porque no tengo otra opción. Alguien me dice que no puedo
arriesgarme así porque tengo un hijo (para esto sí sale a relucir,
claro), le contesto que de quién debo tener miedo, porque no creo
que sea de la poli, “¿es que tú vas a ir a matarme?”. T., saltando en
su asiento, dice: “pues serás tú bajo tu responsabilidad personal,
no de la organización”.
26-7-85
Sueño: Al parecer por presiones de mi madre o de alguien decido
casarme de blanco, el aita está contento y yo pienso en los prepara-
9-8-85
Sueño: Es el último día de clases en la UAM. Tengo que poner un
examen que a última hora no he preparado y en dos días tengo que
entregar las calificaciones. Voy con el coche (VW) y no encuentro
estacionamiento, ando loca entre atascos, semáforos y demás, doy
vueltas inútilmente, me encuentro un tipo que dice que me guarda
el coche dos horas en su estacionamiento y me da un ticket. Entro a
la universidad, y mi lugar en el despacho está tan desorganizado que
me pongo a arreglarlo un poco entre dos maestros que reprueban
mi desorden y a veces se burlan, no puedo terminar de ordenar
para ir a la clase, pensando ya en improvisar un examen, tendría
que avisar al menos a la secretaria porque si me voy, no podré en-
contrar de nuevo a los alumnos, estoy nerviosísima pero se me pasa
el tiempo tratando de ordenar el despacho sin que llegue a ello. La
otra maestra, Stela, me pide que le ayude a llevar cosas de la UAM
a su casa, y yo también tengo mucho que llevarme, el otro maestro
2-9-85
Acabo de venir de Biarritz, sola.
Escribir es una necesidad, es un desahogo, casi, casi, un
vómito, y pensar que también es arte, o puede llegar a serlo. La
relatividad de las frases, de la realidad, a veces aparente, otras
profunda. A mí me gustaría que mi escritura no fuera desahogo, o
15-9-85
He empezado a despertarme temprano, no lo quiero, pero en alguna
parte del sueño me despierto. Ahora estaba arreglando las cosas
en un coche del aita para irnos a algún sitio, y cuando ya está todo
listo para la salida y le ayudo a sacar el vehículo de la huerta, me
encuentro ante una moto grande de las que me dan miedo, el aita
sentado delante diciéndome que subiera y yo con las dos manos
ocupadas: un bolso en una y el pañuelo de la cabeza, que debía
habérmelo puesto con antelación, en la otra. He estado preparan-
do el viaje con ahínco y me he olvidado de mí hasta encontrarme
delante del aita como tonta, no sé qué hacer porque no quiero que
me esperen; me despierto.
Son las 6.30 de la mañana, está oscuro, llueve en París. Dentro
de unos días, una semana, entraremos en otoño, otoño de 1985, de
nuevo en Europa, veré caer las hojas, cambiar el colorido, la ves-
timenta de la gente, esto no existía en México. Me encanta y me
asusta un poco el otoño, estaba pensando que todas las desgracias
suceden en él, pero no, también me han sucedido en él muchas
cosas buenas, quizás más. Echando para atrás la maquinita, ¿qué
pasó en el otoño del 75? Andaba preparando la casa de Bayona,
iba a tener por fin, después de dos años sin nada, un lugar propio,
para mí, estaba encantada, arreglando, pintando…, además J.
merodeaba ya mucho a mi alrededor y yo empezaba a esperarle
con ilusión, ya no era como en el verano, en que me daba un poco
igual, éramos amigos, sí, porque yo le contaba mis angustias y
demás, pero en otoño empezó a ser algo más. El día que fuimos a
Donibane Garazi, en que realicé y acepté ese algo, me sacaba fotos
por todos los lados, el otoño estaba más bello que nunca, los na-
ranjas, beiges, marrones predominaban sobre el verde, demasiado
bonito todo para recordarlo ahora, diez años después, sola, en un
cuarto de París, sola en París, suspirando estar con él y con el hijo
que tuvimos años después.
16-9-85
Quizás la locura sea o empiece por una idea o, en este caso, una
pequeña melodía con texto que no se quita de la cabeza y está pre-
sente constantemente, si no en primer lugar, sí mientras se lee o se
escucha otra cosa, pero persistente, que continúa ahí como telón
de fondo repitiéndose sin cesar, hasta la saciedad durante el día y
parece que la noche, y cuando se le dice ¡vete de ahí!, ¡déjame en
paz!, no se va y entonces se empieza a pensar en otra cosa, se trata
de pensar en otra cosa y la susodicha melodía vuelve, y entonces
ya no se quiere pensar en nada y se le dice al pensamiento: ¡déjame
en paz!, ¡quiero estar tranquila!, ¡me aturdes!, ¡me atosigas!, ¡estás
insoportable!, y vuelve todo, la melodía y la obsesión de ¿qué puedo
hacer?, ¿como creíste en amigos que hoy te amenazan?, hoy son tus
enemigos, ¿cómo hemos podido seguir caminos tan diferentes?, ven
enemigos por todas partes, y se hacen enemigos por todas partes,
todos han claudicado menos ellos, piensan, se creen los puros,
pero ¡qué pureza tan demoníaca! No soy oponente, no estar a su
lado no significa estar en el otro lado del frente, sólo en sus mentes
maniqueas cabe tanta simpleza.
Y el dolor de cabeza… y Akaitz que toma un valor único,
desmesurado, el más perjudicado de esta situación… me arranca
el alma.
No tengo beca, no me la han querido dar, busco un trabajo
que no llega, tengo que arreglar los papeles, Mme. Taviani no quiere
recibirme. Los papeles son imprescindibles para el trabajo…
26-9-85
No tengo que pedir indulto, actualmente no hay cargos contra mí,
puedo volver a Euskadi Sur por la amnistía del 77, sin firmar nada,
ni declarar nada en público, ni nada que se le parezca.
Rocío me ha escrito una carta maravillosa, tan cálida y serena
como es ella, toda ella puesta en la carta… ¡Cómo le quiero! Rocío
me sugiere que escriba una carta a quienes se oponen a mi vuelta
y si es necesario con copia a un líder importante, para que exista el
antecedente de mi posición ante ellos y mi decisión definitiva.
Me dice: “No pueden seguir determinando tu vida, Yoyes,
salvo que tú lo permitas, indefinidamente. Tal vez éste sea tu
momento para romper el pasado e imponerte ahora, como eres
actualmente, en el lugar de origen que te pertenece. Escucha tu
voz interna y ¡sé fuerte! porque este pedazo de vida es el único que
verdaderamente tenemos…”.
Octubre de 1985
30 Arrepentidos no.
31 Mentiras no.
32 Vascohablante.
33 Hacer gaupasa: pasar la noche de juerga.
28-10-85
Vine el día 11 de octubre a San Sebastián, ¡demasiado familiar!,
demasiado extraño. Una semana después reventó la noticia en los
17-11-85
Traté siempre de que la imagen que desde diversas posiciones (te-
rrorista/héroe) se le confería a mi persona no me condicionara, no
condicionara ni dirigiera mi evolución, decisiones a tomar respecto
de mi vida, etc. Hoy la lucha es la misma, preservarme de la nueva
imagen que se me acuerda (integrada/traidora); estoy un poco más
cansada que antes, esta pelea me harta, pero tengo que cuidarme y
avanzar como yo, al margen de imágenes que otros hacen sobre mí,
sean del color que sean. No me consideré héroe, no puedo consi-
derarme antihéroe, tampoco fui terrorista sino militante política,
el hecho de no serlo no me convierte automáticamente en parte
potenciante del sistema.
Cuando estuve en México nadie lo dijo, seguir allí en las
circunstancias en que estaba no tenía sentido, cuando no quería
actuar en apoyo de una lucha que ha degenerado en algo terri-
ble, dictatorial y mítico, contrario a mis valores y “sentires” más
profundos y constantes en mi trayectoria. No apoyar a esto no
significa hacerlo al contrario, falso y asqueroso maniqueísmo en el
que están inmersos muchos habitantes, su origen judeo-cristiano
quizás lo explica, pero fastidia igual. ¿Cómo voy a apoyar a un HB
convertido en payaso de un militarismo de corte fascista? ¿Cómo
me voy a identificar con dirigentes que lo único que saben hacer
20-11-85
Ayer ha nevado en Donostia durante todo el día, hoy, hasta mi
ventana, todo está blanco, todo ha amanecido blanco. Me ha
encantado, después de tantos años sin ver nevar, la cosa tiene su
gusto, me siento en un sillón, detrás de la ventana y veo nevar un
poco ensimismada.
3-12-85
Acabo de leer El libro de Manuel de Cortázar, no puedo decir que
me ha encantado, más bien me ha impactado. No sé si nuestros hijos
podrán entender algún día la fiebre que nos embriagó a muchos, en
una época, con más o menos dudas, es cierto, pero con la fiebre en
todos. El libro de Manuel parece estar hecho para ellos, para que algo
quede de nuestros sueños, de la forma en que se vivían incluso. En
Euskadi, a alguien que hubiera escrito como él, le hubiera devorado
la gente, y por eso no se hace nada y “lo real y vivido se deshace entre
los dedos como un buñuelo apolillado”. Nada se recoge porque en
este país sólo vale la comunidad, y destacar de ella si no es con riesgo
de morir, es lo más despreciado que existe, un crimen que hay que
pagar, y el precio son las críticas más bajas, el rechazo más ruin y
personalista. La forma como trata el sexo sigue siendo de lo más
curiosa, es bella y cruda al mismo tiempo, impactante y atrayente,
es una manifestación de vida, que ayuda a enfrentar la muerte, que
te pone en contacto con el “mundo”, con diversos “mundos” que tú
tienes y otros tienen según cultura, mentalidad, etc. Es la forma más
5-12-85
“Un instrumento de guerra es, por su propia índole, antagónico, y
el mero querer quitarle ese carácter es automáticamente equiparado
con ponerse a favor del adversario.” (Sánchez Ferlosio)
El militarismo ha caído tan hondo en algunos sectores vascos
que convierten en instrumento bélico cualquier cosa para acusar,
estigmatizar o reivindicar como propios u opuestos los elementos
más simples de la vida individual y colectiva (personas, música,
lengua, arte…).
En Euskadi se está perdiendo en la mente de bastantes
personas el aspecto “universal” del ser humano en aras de un en-
salzamiento desmesurado del aspecto “particular”, “propio”, de
“identidad nacional” en sus palabras, que puede arrasar con todo lo
hecho hasta hace unos años de labor militante por una sociedad más
justa, progresista, abierta, creativa, donde todos sus componentes
tuvieran mayores posibilidades de desarrollo personal.
¿Qué saldrá de todo esto? Hay claramente un receso hacia
posturas reaccionarias, fanáticas, intolerantes, que dominan al resto
de visiones, polarizando la situación, y dejando gran cantidad de
gente fuera de juego.
Del “derecho a la diferencia” (desarrollo de la cultura vasca)
se ha pasado al “deber de uniformidad”, en pro de un supuesto
“movimiento de liberación nacional”. Se le ha despejado a este lema
del término “y social”, lo cual no es gratuito. De acuerdo con que no
se puede hablar de “socialismo” como se hacía en los años sesenta y
setenta, la crisis del marxismo tiene su razón de ser, pero algo muy
distinto es abandonar toda pretensión de cambio al interior de la
sociedad vasca, excepto en eso, en lo nacional.
10-12-85
Rehúyo el encuentro con mi pasado como si tuviera más de dolo-
roso que de alegre. Este encuentro implica también una aceptación
del presente, y ésta no existe, al menos en forma completa. Esta
sociedad me agobia, es una sociedad de tecnócratas y empresarios.
Es una sociedad cuya ideología dominante está conformada por
el mundo rural agrícola y por el mundo capitalista competitivo
y liberal propio de la revolución industrial ocurrida en el siglo
pasado. Una sociedad en la que el elemento cultural y humanista
o humanizante ha estado en manos del clero y lo sigue estando
porque sus actuales portadores no han escapado para nada a esa
influencia. El caserío, el nuevo rico y el clero, una trilogía que
da por resultado el nivel más pobre que pueda pensarse del de-
sarrollo intelectual, artístico, periodístico, crítico, creativo, etc.
en una sociedad europea industrializada con un nivel de vida
mayoritariamente alto.
31-1-86
He estado con una fuerte gripe y llevo una semana sin fumar, la se-
mana anterior fumé por las dos. Primero entré en una furia terrible
a cuenta de unas oposiciones para ayudantes de bibliotecas a las que
quiero presentarme, me urge ser independiente económicamente,
hacer caja con J. mientras viva con él y lograr que ambos seamos
igualmente responsables del trabajo de casa y de los cuidados que
requiere el niño. Después fue la crisis que revolvió toda mi vuelta
a raíz de unas supuestas amenazas detectadas por un bando en el
otro (Euskadi Norte), en fin, el laberinto de la vida política de este
país que me tiene harta.
Llevo, con algunos descansos cortos, doce años viviendo en
riesgo constante, antes por unos y ahora por otros, pero me está
costando tanto vivir que realmente sólo sueño con un tiempo en
el que pueda vivir sin la espada encima colgando. Era de prever
que aquí no iba a ser fácil lograr esto, hay demasiado loco, pero
me fui cerrando otras puertas y no había otras opciones. A veces
lo lamento, espero que con el tiempo pueda aprovechar las posi-
bilidades que me ofrezca este cambio, espero tener ese tiempo y
que cuando llegue no me caiga una teja en la cabeza. Pero dudo
y eso me mantiene en una tensión constante. Los justicieros,
únicos portadores de la verdad, según ellos, se alegrarían de leer
esto a partir de sus “seguridades”. ¡Qué mierda de gente! ¡Qué
mierda!
Mientras andaba en el “rollo” no era tan duro vivir con la
espada encima, pero al principio en México (como dos años o
más duró el riesgo fuerte) y ahora aquí… viviendo así, a causa de
cuestiones viejas de las que he olvidado tantas cosas, es bastante
17-3-86
Me deja mal sabor de boca hablar de política en estas tierras. Tengo
que tratar de no volver a hacerlo en mucho tiempo.
Todo este tiempo he estado ocupada con las oposiciones
para bibliotecas pero todo ha sido bastante raro porque no se han
cumplido las bases. En lo sucesivo tengo que seguir con el trabajo
que empecé por mucho que me cueste.
Vivo sensaciones y momentos que me hacen pensar que estoy
empezando a realizar y asumir el cambio: la vuelta a mi origen. No
me identifico con la niña y la jovencita que vivieron en este lugar
hace muchos años, yo ya no soy ellas, soy otra pero ¡qué placentero
es estar cerca de ellas!, ¡volver a encontrarlas!, ¡hablar con ellas! Al-
gunos olores, sonidos, paisajes, comidas y sobre todo algunos días
especiales por su temperatura, grado de humedad, viento… etc. me
traen a la memoria, al corazón, a mí entera, recuerdos y vivencias,
sensaciones, ya conocidas, pero no vividas durante largo tiempo,
sensaciones que son fuertes y no puedo reconocer como nuevas
porque en muchos casos las viví ya antes, ¡maravilloso!
26-3-86
Hoy salimos de vacaciones para unos días a Ezcaray; aumenta mi
ilusión la idea de que es el lugar a donde iba mi madre de vacaciones
de jovencita, y al que han vuelto no hace muchos años mis padres
con las hermanas más jóvenes. Tengo ganas de pasear y leer tran-
quilamente y qué mejor que en un lugar por donde ha caminado
también gente tan querida. Al ver la plaza recordaré que Ana se
cayó una vez en bicicleta ahí mismo al pillar a una niña a la que no
le pasó nada. Me han dicho que me fije en el hotel “La Coja” que
es donde solían estar ellos. Hace mucho tiempo que no preparaba
las maletas tan a gusto, hoy ha sido muy agradable. Vamos A., M.
y su hijo de un año, Manuel.
15-4-86
¡Simone de Beauvoir ha muerto! “por causas no específicas” dice
el periódico. ¿Se ha suicidado? Me duele como si de una madre se
tratara, y es que no hay duda de que ha sido mi “madre intelec-
tual”, mi madre y mi padre porque con esa madre no necesitaba
padre.
Leí El segundo sexo con 16-17 años, ¡qué emoción!, no podía
creer que alguien pudiera enseñarme tanto, confirmarme con tantos
argumentos y tanta claridad multitud de intuiciones propias que
no me atrevía siquiera a manipular por parecerme a mí misma
excesivamente extrañas al medio en que vivía. ¡Me daba la razón!
¡Me descubría mucho más todavía! ¡Estaba loca de contento! Luego
busqué y devoré siempre todas sus cosas con miedo a terminar. Ha
sido clave en todas mis crisis, me he apoyado siempre en ella para
darme fuerzas y lograr actuar con libertad cuando esto era parti-
cularmente difícil. La sencillez con la que ella hacía, lo tedioso y
triste de los personajes que no lograban hacerlo… Le leí en la crisis
del 79, en la del 85 y tantas otras veces… siempre fue estímulo y
leerle, sentirme reconfortada… afirmada…
El verano pasado en París, a pesar de creer que gran parte
de mi yo adolescente ha quedado muy atrás, muchas veces en la
calle, cuando pasaba por “Deux Magots”, y más por Montparnasse,
pensaba en cuánto me gustaría encontrármela y mirarle, como una
joven “fan” de un artista de moda cualquiera, ¡hasta ahí llegaba mi
23-4-86
He terminado la lectura que tenía a mano, he leído Ulises de Joyce,
Primavera con una esquina rota de M. Benedetti y La insoportable
levedad del ser de Milan Kundera, esta última ha sido la novela más
impactante y que he leído con más fervor. Vuelvo a los poemas de
Emily Dickinson, pero echo en falta el conocer y tener una conti-
nuación… porque no me atrevo a enfrentarme a la tarea… Al leer
La insoportable levedad del ser vi con horror que los protagonistas
principales de la novela son dos parejas, ¡lo mismo que en la mía!,
¡qué horror!, ¡qué desilusión!, mejor dicho ¿quién iba a creer si yo
lograra continuar y finalizar mi trabajo con éxito, que mi idea fue
anterior a esa lectura? No lo puedo dejar por eso, pero lo cierto es
que hace mucho que no trabajo y este hecho me desanima enor-
memente. Me costó pensar y decidir una estructura, aposté por
priorizar cuatro personajes, principalmente una mujer y un hombre
de distintas parejas y sus partenaires con algunos diálogos entre ellos
¡y encuentro en la novela best-seller de estos últimos meses algo
muy similar! A esto se le llama tener mala suerte. Cuando empiezo
a hacer mis pequeños pinitos en este campo, un golpe como éste…
y empezar otra cosa me resulta más difícil todavía, pero seguir con
esto tratando de desmarcarme continuamente de esa novela… La
verdad es que la he leído muy rápido y si no vuelvo a ella, no podría
influirme mucho. ¡Qué mal rollo!
14-5-86
Mi cumpleaños de este año no se parece en nada al del año pasado:
debajo de la almohada me he encontrado un hermoso regalo de J.
y de Akaitz. Y hay tranquilidad en mí.
9-6-86
Hoy hace un año que atravesé el Atlántico con la idea de instalarme
de nuevo en Europa, no sabía si en Francia o aquí, aunque deseaba
ardientemente que fuera aquí, y aquí fue, en una Donostia todavía
no reencontrada pero vivida porque está ante mis ojos.
De México sólo traía dos maletas, un bolso de mano (los li-
bros los había enviado por correo) y Akaitz en la otra mano; además
muchos estudios, experiencias, reflexiones y vivencias que hoy no
parecen estar ahí, pero que yo distingo a pesar de los pesares.
No soporto que el medio ambiente me coma, en México
y en Bayona, por ser extranjera, no se me asimilaba al resto de la
gente, se daba por supuesto que tenía una historia diferente, sin
embargo aquí… y no es por orgullo o prepotencia, es porque ello
supone quitar todo valor a los doce años vividos fuera y además
me pone en inferioridad de condiciones con la gente, ya que ellos
tienen una experiencia de la vida de aquí y yo no.
Hoy, con mi pasado a cuestas, y con mi pasado de apoyo
porque nada se repite pero una llega a encontrar alguna regularidad
que le da seguridad, busco avanzar. Quiero seguir y buscar como
otras veces, claro que a veces he encontrado, pero no por ello dejo de
buscar, en definitiva quizás esos encuentros confirmen que merece
la pena seguir buscando, lo que para mí debe ser seguir “viviendo”,
sin olvidar los descansos, seleccionando, sin prisas, pero seguir…
18-6-86
El cuarto de Jacob me dejó con un sabor de boca raro, consigue
transmitir muchos elementos de la vida de la gente que pocos
22-8-86
Después del programa “Apostrophe”. Tienen razón los llamados
“nuevos filósofos” franceses, pero es dudoso que su discurso
favorezca a los oprimidos en los países del “socialismo real”, y es
casi seguro que en el mundo occidental su discurso favorece a los
opresores-poderosos.
Tienen razón, tienen razón, pero ¿no es mejor callar? Yo
callo.
5-9-86
Tengo días tan malos a veces que me asombran a mí misma. Antes
de esta última menstruación he estado desesperada, esos días creo
que van muy ligados al ciclo menstrual, es curioso, pero más de una
vez los siento como algo que me vendría impuesto, sin control y
qué sola me siento frente a ello, como si nadie pudiera abarcarme.
Entonces pienso que sólo el escribir podría salvarme, que lo que
necesito es expresarme por algún medio, romper todos los silencios,
y no veo otro medio, aunque no creo que sea el único y ni siquiera
el mejor, que la palabra, digo que para mí sería el único, porque es
el que mejor o peor he aprendido en todos estos años.
Sin embargo, no me siento preparada para ello, he estudiado
mucho, he leído más, he hecho montones de ensayos que en el nivel
de la universidad eran considerados buenos, pero no es ése el género
que me atrae, no es la forma mejor de decir cosas, es una forma de
aprender, pero creo haber llegado a un tope, como si no pudiera
seguir por ahí, lo malo es que tampoco me siento preparada para
lanzarme a otra cosa y hacerlo bien.
Pisar esta tierra, pisar la tierra en que nací…, lo he soñado
tanto durante años y ahora estoy aquí, éste es mi pueblo, mi país…
y se ha armado tal revuelo, es como si un volcán o un terremoto
hubiera levantado y removido montones de capas que de alguna
forma, sin dejar nunca de tener pequeñas o medianas erupciones,
deslizamientos y demás, habían logrado cierto asentamiento, ahora
el volcán ha erupcionado pero no echa nada bello, simplemente se
revuelve, hierve sin lograr asentarse.
No puede ser… quiero pensar que todo esto me llevará a un
puerto tranquilo, más maduro, siempre que no me dé prisa, que no
corra mucho, porque en mi juventud quizás corrí demasiado.
FRENTE A UN INTERROGANTE
Juanjo
Rocío Diazescobar
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