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Gina Villagómez Valdés
Coordinadora
Género y vejez en México
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Gina Villagómez Valdés
Coordinadora
Autores:
Rosa Adriana Díaz Lizama Leonor Rosado Villafaña María Teresa Castillo Burguete
Rina Betzabeth Ojeda Castañeda Norma Pavía Ruz Susana Villasana Benítez
José Refugio Reyes Valdez Elizabeth Briceño Guell Laureano Reyes Gómez
María del Pilar Alonso Reyes Verónica Z. Montes de Oca Zavala Felipe Roboam Vázquez Palacios
José Antonio Flores Díaz Zoraida Ronzón Hernández Ramiro Gómez Gómez
José Luis Fraga Almanza Norma Baca Tavira José Gamboa Cetina
Damaris Estrella Castillo Ana E. Jardón Hernández Ma. Emilia (Pía) Herrasti A.
Lizzette Gómez de Regil Pilivet Aguiar Alayola Ofelia Marina Marrufo Heredia
Ofelia Marrufo Heredia Libertad Díaz Molina Héctor Rubio Zapata
Ligia Vera Gamboa Alicia Mercedes Pérez Ramos Gina Villagómez Valdés
Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida, por un sistema
de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico,
magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del editor.
Esta obra se dictaminó con el Sistema de Evaluación Doble Ciega por Pares.
ISBN: 978-607-8527-05-2
2017
Contenido
PRÓLOGO 9
PRIMERA PARTE 39
SEXUALIDAD EN LA VEJEZ:
CONDUCTAS SEXUALES DE LAS MUJERES ADULTAS MAYORES 93
Elizabeth Briceño Guel
9
10 • Género y vejez en México
30.6% por jubilación o tiempo de servicio y 19.2% por retiro, vejez o cesantía
en edad avanzada.
Por su parte, la Secretaría de Salud asegura que la prevalencia nacional de
demencia y deterioro cognitivo, principalmente de Alzheimer, representa una
cifra mayor a 6% en las personas mayores de 60 años. Asimismo es importante
la cifra de casos de osteoporosis, depresión, lesiones por caída, trastornos nutri-
cionales, problemas de salud bucal, así como de pérdida de visión y audición,
entre muchos otros males. De las cifras emitidas por el Instituto Nacional de las
Personas Mayores (Inapam), más de diez millones de mexicanos son mayores de
60 años, de los cuales 21.4% tiene problemas de acceso a la alimentación; 26%
a servicios de salud; 28% no tienen seguridad social y 16% no cuentan con ser-
vicios de su vivienda. Un dato impresionante es que 10 de cada 100 mexicanos
son mayores de 60 años y solo 2 de cada 10 pueden sostenerse económicamente
por si solos, viviendo la mayoría en situación de dependencia o de carencia.
Aunado a lo anterior nuestros adultos mayores se enfrentan todos los días
a situaciones de desigualdad social, enfermedad, vulnerabilidad, malos tratos,
inequidad, discriminación, además de que se tienen que ir adaptando a una nueva
realidad debido a su edad y que trae como consecuencia el deterioro paulatino
de sus órganos. Los esfuerzos que se realizan para mejorar la situación eco-
nómica, de salud y no discriminación de la población mayor en México, nos
ha llevado a crear ordenamientos y disposiciones jurídicas contenidas de dere-
chos su favor, incluso se ha establecido la creación del Instituto Nacional de las
Personas Adultas Mayores (Inapam), organismo público descentralizado rector
de la política nacional que vela por el mejoramiento de las condiciones de vida
de los adultos mayores.
Ante el panorama que se nos avecina, resulta fundamental asignar mayores
recursos con un enfoque de transversalidad para programas y políticas públi-
cas a favor de los adultos mayores. Por ello, y como miembro del Senado del
Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en la LXIII Legislatura del
Honorable Congreso de la Unión, he sometido a consideración una Proposición
con Punto de Acuerdo para que sea tomada en cuenta y se discuta en la aproba-
ción del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2017. Esta Proposición
está sustentada en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 que tiene, entre
otros objetivos, transitar hacia una sociedad equitativa e incluyente, conforme
a la estrategia que requiere articular políticas que atiendan de manera específica
cada etapa del ciclo de vida de la población, protegiendo los derechos de las
Prólogo • 11
Preámbulo
Este libro colectivo presenta resultados de estudios recientes que analizan la
situación y condiciones de vida de mujeres adultas mayores en diversos con-
textos del país. Desde diferentes disciplinas y temáticas, las autoras y autores de
GÉNERO Y VEJEZ EN MÉXICO, plantean problemas de investigación que
generan conocimiento especializado sobre un grupo poblacional en transforma-
ción que enfrenta una situación complicada por su condición de género, edad,
etnia y contexto rural o urbano empobrecido. El libro comprende 14 capítulos
divididos en tres apartados. En el primero, se abordan algunos aspectos de la
salud y sexualidad de las mujeres mayores. En el segundo, se analiza su situación
económica y acceso a diversos recursos. En el tercero, se exponen investigacio-
nes que estudian la vejez desde el ámbito de la cultura.
Los trabajos presentan múltiples miradas conceptuales aportando información
desde diferentes disciplinas, lo que contribuye a enriquecer el conocimiento de
un fenómeno social de alto impacto en la actualidad. Como podremos ver en las
investigaciones aquí contenidas, las adultas mayores suelen ser el eslabón más
débil de la cadena social, sin negar con ello procesos de autonomía y empode-
ramiento importantes que reflejan avances de las personas mayores en diversos
ámbitos y que han sido reportados en trabajos previos (López, 2013; Da Silva
Oliveira, et. al, 2013; Pérez y Castillo, 2013; Vázquez, et. al., 2010).
La Encuesta Intercensal (Inegi, 2015) registró 119.530,753 personas, de las
cuales 12.436,321 son adultas mayores de 60 años, lo que representa 10.4% de
1 Profesora Investigadora Titular C, Universidad Autónoma de Yucatán. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores nivel II del Conacyt.
13
14 • Género y vejez en México
ción, vivienda, desarrollo integral y seguridad social a las personas adultas mayores. Expone
que deberá establecer programas para asegurar a todos los trabajadores una pre-
paración adecuada para su retiro. Igualmente establece que proporcionará atención
preferencial de toda institución pública o privada que brinde servicios a las personas adultas
mayores para lo que deberá contar con la infraestructura, mobiliario y equipo adecuado, así
como con los recursos humanos necesarios para que se realicen procedimientos alternativos en
los trámites administrativos, cuando tengan alguna discapacidad. Esta Ley, como muchas
otras, es enunciativa y poco se relaciona con las penas establecidas en los códi-
gos penales, por lo que su incumplimiento, por parte de las instancias obligadas,
queda impune. La falta de una perspectiva transversal de envejecimiento en el
ámbito legislativo y en el de las políticas públicas, mantendrá con limitaciones la
atención a este grupo social en situación precaria.
5 En el contexto de la medición multidimensional, se considera que una persona se encuentra en situación de pobreza
cuando tiene al menos una carencia social (en los seis indicadores considerados: rezago educativo, acceso a servi-
cios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso
a la alimentación) y su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus
necesidades alimentarias y no alimentarias (Coneval, 2012: 9).
6 La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2002) define la vulnerabilidad como un fenómeno
social multidimensional que da cuenta de los factores de riesgo, inseguridad e indefensión y de la base material que
los sustenta, provocado por la implantación de una nueva modalidad de desarrollo que introduce cambios de gran
envergadura que afectan a la mayoría de la población.
El eslabón más débil • 19
Contenido
En la primera parte de este libro, aparece el trabajo denominado Una mirada a
la salud de las mujeres adultas mayores del estado de Coahuila, México de Rina Ojeda
Castañeda y colegas, quienes exponen que ser viejo o vieja tiene una connota-
ción negativa y deficitaria, por lo que se considera que la persona adulta mayor
está más disminuida, es económicamente dependiente, socialmente aislada y con
una disminución del estatus social. Tomando en cuenta los datos de la Encuesta
Nacional en Salud (2012), el Censo de Población (2010) datos obtenidos del
Sistema Nacional de Información en Salud y utilizando estadística descriptiva,
determinaron las características de salud de este grupo poblacional en el estado
de Coahuila. Los autores analizaron particularmente la mortalidad y la morbi-
lidad de las mujeres adultas mayores y encontraron que este grupo poblacional
presenta enfermedades asociadas a su condición de género y edad, lo que las
ubica en situación de desventaja mayor al resto de la población debido a su
potencialidad de sobrevivencia, presentando mayor incidencia al padecimiento
de enfermedades crónicas degenerativas. Entre lo más relevante del estudio des-
taca que las mujeres consultan al médico con mayor frecuencia que los hombres,
sufren enfermedades crónicas y discapacidad por períodos más prolongados, tie-
nen una baja ingesta de proteínas y sustitución por azúcares y almidones de bajo
costo y la mortalidad y complicaciones gineco-obstétricas aumentan con la edad.
En el siguiente capítulo Funcionalidad y deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores
en Mérida, Yucatán realizado por Estrella, Gómez y Marrufo, se explica que las per-
sonas en edad avanzada conforman uno de los grupos con mayor vulnerabilidad,
misma que se incrementa si tienen alguna limitación. Considerando las cifras pre-
sentadas por Inegi (2010), Yucatán es la segunda entidad con mayor porcentaje
de adultos mayores con alguna limitación en México (33.1%) y las mujeres son las
que presentan más discapacidad y dependencia. Las autoras señalan que incluso
duplican a los varones, ya que 32.4% de las mujeres mayores refiere haber tenido
alguna dificultad frente a 14.7% de los varones, asimismo los hombres mencio-
nan menos severidad en sus limitaciones. En este trabajo se analiza particular-
mente la funcionalidad y deterioro cognitivo, padecimiento que impacta negati-
vamente en la calidad de vida de las mujeres, ya que se observa una disminución
de la autoestima y del bienestar autopercibido; es un padecimiento que requiere
22 • Género y vejez en México
su vida sexual como excelente, 50% buena y 25% mala. La mayoría no reportó
cambios significativos en su sexualidad con la menopausia aunque sí se registró
disminución del deseo sexual. Asimismo, las entrevistadas manifestaron que su
sexualidad estuvo marcada por la ignorancia y temor a lo que fuera a ocurrir, la
mayoría no tuvo información sobre el tema, por lo que se fue descubriendo con
la experiencia en la adolescencia, en la adultez con sus parejas y en el parto.
En la segunda parte del libro se presenta La protección económica de las mujeres
adultas mayores en México. La pobreza tiene cara de mujer anciana de María del Pilar
Alonso Reyes y Verónica Zenaida Montes de Oca Zavala. Este trabajo plantea
que en México la situación de la población femenina perteneciente a la tercera
edad presenta desigualdades económicas por ser mujeres. Las autoras argumen-
tan que los patrones culturales asignan a las mujeres la función de cuidadoras y
conservadoras de los hogares, manteniéndolas al margen del mercado de trabajo
o al margen de prestaciones que les garantice un nivel satisfactorio de recursos
para enfrentar la vejez. Esta situación las ubica en posiciones de desigualdad
frente a la población joven y frente a los hombres. Las mujeres mayores tienen
una gran dependencia por conservar patrones tradicionales de familia, de forma
que llegan a la vejez sin recursos económicos propios y por tanto la pobreza
las acompaña al final de su vida. Después de realizar un análisis con los datos
generados por las Encuestas de Ocupación y Empleo (Enoe) 2015, de Empleo y
Seguridad Social (Eness) 2013 y la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica
(Endd) 2009 que levanta Inegi, las autoras concluyen que en México, ser viejo es
malo, pero ser mujer adulta mayor es peor. El estudio expone un ejemplo de esta
situación cuando se refiere a la mujeres viudas que reciben una pensión al falle-
cimiento de sus esposos que en la mayoría de los casos es de uno a dos salarios
mínimos, y si la viuda no tiene hijos inválidos el monto puede ser menor, por las
características de las leyes mexicanas.
Zoraida Ronzón, Norma Baca y Ana Jardón, son autoras del siguiente capí-
tulo denominado ¿Es posible el retiro para las “amas de casa”?, trabajo en el que
analizan el retiro como parte del proceso de la vida productiva no remunerada
de las mujeres mayores. En la investigación se define el retiro como la etapa a la
que llegan las adultas mayores en la que se ven presionadas a asumir cierto rol en
sus núcleos familiares debido a la edad, a pesar de que en esa etapa de la vida se
supone deberían tener tiempo para sí como sucede con los trabajadores remunera-
dos que se retiran de la esfera pública. Entre los resultados sobresalientes del estu-
dio las autoras identifican que cuatro de cada diez mujeres viven con pensiones
24 • Género y vejez en México
por viudez y todas dicen sentirse “viejas”. Son amas de casa que tienen diversos
padecimientos: hipertensión, diabetes, enfermedades óseas, cardiacas, várices, gas-
tritis, úlceras, enfermedades del riñón, y, como una constante, depresión. En gene-
ral, este trabajo muestra que a lo largo de su vida, muchas mujeres desde la niñez,
dedicaron gran tiempo al cuidado de otros como actividad principal, actividad que
se prolonga hasta la vejez. Ante la realidad de las mujeres “amas de casa” se vuelve
evidente que: a) Las mujeres no consideran el retiro como opción; b) Se enfrentan
a la falta de ingresos propios y c) La toma de decisiones depende de otros.
El siguiente trabajo fue elaborado por Pilivet Aguiar Alayola y Libertad Díaz
Molina: Vejez, etnia y género en Quintana Roo, quienes argumentan que a la fecha el
número de estudios sobre la problemática del envejecimiento en las zonas rura-
les y, en especial, en las zonas de población indígena se ha incrementado, pero
que los esfuerzos de investigación aún son escasos. Enfatizan que este grupo
poblacional merece una pronta atención no sólo de los académicos, sino tam-
bién de las autoridades y organismos encargados de generar políticas públicas
para atender las condiciones de vulnerabilidad, pobreza, discriminación y exclu-
sión social que padece la gente mayor, particularmente las mujeres. Su trabajo se
centra en las condiciones de vida de las mujeres indígenas mayas adultas mayores
del estado de Quintana Roo. El objetivo de su investigación fue indagar cómo
se vive la vejez en las zonas rurales y cuál es la situación que enfrenta este grupo
poblacional que padece una doble discriminación: por su condición indígena y
por su condición de género.
En las conclusiones, las autoras exponen que las mujeres mayas adultas mayo-
res no participan en la toma de decisiones de la comunidad y su papel se reduce a
las actividades del hogar y, en algunos casos, asumen el rol aceptado socialmente
de parteras y curanderas, así como también en ciertas fechas del año participan
en la coordinación y organización de las festividades religiosas de la comunidad.
También encontraron que las ancianas, si bien cuentan con una pensión o trans-
ferencia otorgada por el Estado, así como atención médica en los centros de salud
y en sus comunidades, éstas no cubren de manera satisfactoria las necesidades de
atención médica y de apoyo económico que requieren. Asimismo, existe una mar-
cada diferencia en el modo de vida de los habitantes que residen en la cabecera
municipal y los que viven en las rancherías y comisarías, siendo éstos últimos
quienes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad dadas las distancias
que tienen que recorrer para tener acceso a la atención de la salud hospitalaria, los
medicamentos, así como también para realizar los trámites del Inapam.
El eslabón más débil • 25
la vida de los seres vivos y, especialmente, del maíz. La “Anciana que arde” en
la edad de abuela mayor es capaz, como dueña y señora del volcán Chichón, de
desencadenar su furia con explosiones violentas e inundar de fuego la región y
el mundo. Reyes y Gómez concluyen su trabajo diciendo que con la presencia de
nuevas adscripciones religiosas no católicas, Pyogbachu´we es considerada como
“tentación de Satanás”; mientras que la población católica más conservadora
piensa que “La Vieja que Arde” es en realidad la virgen del Rosario. Todos
aceptan la existencia de la Señora del volcán, sólo que con ropajes diferentes.
José Gamboa Cetina es el autor de Las representaciones sociales de las mujeres adul-
tas mayores en los medios masivos de comunicación, otro trabajo novedoso del autor que
ofrece un panorama de personajes femeninos de edad avanzada representados
en 40 telenovelas mexicanas. Con un enfoque conceptual muy bien articulado,
Gamboa Cetina analiza los contenidos culturales de los personajes femeninos
y explica el impacto de los mensajes enviados a la audiencia televisiva. Estos
mensajes se caracterizan por fomentar la reproducción de la tradicional cultura
de género que reproduce los roles históricamente asignados a las mujeres. El
autor explica que el formato televisivo ideal para estudiar las construcciones y reproducciones
mediáticas de género son las telenovelas, debido, entre otras cosas, a que inciden en la elaboración de
representaciones sociales, en la validación o perpetuación de creencias y expectativas y en la recon-
figuración reiterada de las identidades de género. Expone que las últimas investigaciones
han demostrado que la vejez y la forma de vivirla está íntimamente vinculada
con las propias creencias y percepciones, así como a las expectativas sociocul-
turales que están determinadas, en gran parte, por las representaciones sociales
que sobre la vejez existen.
De esta forma, a través de los personajes de telenovelas las mujeres aprenden
a validar los estereotipos de género aprendidos desde la infancia, reproduciendo
así, la cultura de género. Sin embargo, el autor también encuentra algunos cam-
bios importantes representados por abuelas en las telenovelas que flexibilizan el
tradicional modelo de control y limitación de la sexualidad y el enamoramiento
en esta etapa de la vida. Para comenzar su investigación, el autor se preguntó:
¿Qué imagen de las mujeres adultas mayores proyectan las telenovelas? Para ello
tipificó y analizó las representaciones sociales de los papeles personalizados por
las mujeres grandes y encontró los siguiente roles: Mujer enferma 30%, traba-
jadora doméstica 18%, nana 12%, víctima 12% abuela 9%, villana 8%, suegra
mala 7% y madre amorosa 4%. Los personaje tienen en común a mujeres débi-
les, pobres, que sufren o, muy por el contrario, mujeres dominantes con poder
El eslabón más débil • 29
utilizado para hacer el mal como el caso de las suegras y las villanas. También
se muestran mujeres que realizan actividades domésticas y se dedican al cuidado
de otros, que no cuestionan su situación porque la identidad asignada es inamo-
vible. Con estos mensajes se han educado informalmente millones de mujeres
mexicanas, lo que ha contribuido a dificultar la transformación de su situación,
especialmente la de las mujeres de edad media y adultas mayores.
El siguiente capítulo es de Ma. Emilia (Pía) Herrasti: Tercera edad: ¿Un universo
homogéneo? Evidencias recientes en diez colonias del centro de la ciudad de México. Su apor-
tación se ubica en la interacción que existe entre las personas y el territorio donde
viven, específicamente las personas de la tercera edad con relación a un hábitat
muy específico: las colonias céntricas de la Ciudad de México. La autora analiza
la vida de la gente mayor como un fenómeno que comprende la vida urbana.
Con los resultados de una encuesta aplicada a 3,000 habitantes en 10 polígo-
nos ubicados en la Ciudad Central, Herrasti identificó que este espacio alberga
una proporción importante de personas de la tercera edad comparada con otros
territorios de la ciudad. Los datos socio-demográficos del universo analizado,
dan una idea de la importancia que adquiere este grupo poblacional para la eco-
nomía y para la relación familiar. La información contradice la idea generalizada
de que los adultos mayores son una población dependiente o inactiva.
Los datos obtenidos en entrevistas con 389 jefes de hogar mayores de 65
años, revelaron que este grupo poblacional cambia sus necesidades de empleo,
seguridad social, sistema de pensiones y jubilación pero también cambia su sis-
tema y calidad de vida dependiendo de la infraestructura urbana, servicios públi-
cos y entorno social de su hábitat. A mayor edad, la población tiende a quedarse
aislada por las limitaciones físicas, psicológicas y por los roles y estereotipos cul-
turales. En estas condiciones, si el gobierno no ofrece políticas públicas acordes
a las demandas determinadas por la edad, la calidad de vida de la gente grande,
disminuye. Las conclusiones a las que llega la autora es que la Ciudad resulta
atractiva, confortable y apreciada por las personas mayores que lo habitan: 92%
de los entrevistados opinaron no estar pensando en cambiarse, ni quererlo hacer
y 79% tienen una antigüedad de más de 20 años residiendo en su vivienda. Sin
embargo, a pesar de las ventajas, se constató que existen una serie de limita-
ciones y problemas que afectan su calidad de vida, ya que aún no cuentan con
suficientes servicios y equipamientos adecuados para las necesidades definidas
por la edad. Las estaciones del metro, por ejemplo, están poco adaptadas para
sus dificultades de movilidad, no hay elevadores y/o rampas inclinadas, las pocas
30 • Género y vejez en México
Para concluir
A la fecha, la prolífica trayectoria de los estudios con perspectiva de género ha
analizado y explicado la situación y posición de las mujeres en diferentes ámbi-
tos, utilizando diversos enfoques teórico-conceptuales y metodologías. Estos
estudios han explicado las causas que dan origen a la desigualdad entre los géne-
ros, pero también han analizado las deconstrucciones de la cultura de las mujeres
que muestran transformaciones relevantes en diferentes contextos.
Estos estudios han incorporado la diversidad cultural, el perfil sociodemográ-
fico, la perspectiva étnica, de clase, de contexto rural-urbano y las diversas rutas
de empleo en diferentes sectores económicos. La información generada muestra
avances importantes, pero también continuidades en los roles desempeñados
por las mujeres. Dentro de los avances, se observan algunas iniciativas de empo-
deramiento a través de la educación, el trabajo y la participación en el ámbito
público (comunidad, empresa, ciencia, política, entre otros). Simultáneamente,
se observa la reproducción y persistencia de tradicionales esquemas de subalter-
nidad femenina debido a la falta de acceso a recursos educativos, económicos,
legales y de participación política que las mantiene alejadas de la autonomía y,
por consiguiente, al margen de las posiciones de poder y de toma de decisiones
en el ámbito público y privado.
Al encontrarse inmersas en el espacio doméstico, las adultas mayores queda-
ron casi invisibles para la investigación feminista ya que la mayoría de los estu-
dios profundizó el análisis en su situación y condición de género en todos los
ámbitos sin tomar como eje de análisis su situación por la edad. La mayor parte
de los estudios analizaron su papel como madres y trabajadoras del hogar, como
jefas de familia, realizando doble jornada o como trabajadoras fuera del hogar.
En este esquema queda claro que el proceso de envejecimiento de la pobla-
ción femenina sigue enmarcado en el rol tradicional determinado por la cultura
de género. Lo que encontramos en la mayor parte de los trabajos aquí presenta-
dos es que las mujeres tienen como denominador común una clara situación de
desigualdad social y vulnerabilidad que se agrava si se trata de mujeres indígenas y
en contextos rurales. Son el eslabón más débil de la cadena social que ha enfren-
tado inequidades en el acceso a diversos recursos a lo largo de su vida. Visto así,
las mujeres mayores llegan a la vejez en un contexto de violencia estructural que
influye en sus condiciones de vida en todos los ámbitos sociales.
32 • Género y vejez en México
Los trabajos que analizaron las condiciones de salud de las mujeres mayores,
coincidieron en mostrar que aún es limitado el acceso a servicios de salud parti-
cularmente en zonas rurales. También mostraron que no se encuentran cambios
trascendentes en su rol tradicional por lo que su vejez depende de transferencias
gubernamentales, familiares y de la comunidad. Son mujeres que, de acuerdo a
sus perfiles económicos y sociodemográficos, muestran un alto nivel de pobreza,
marginación y vulnerabilidad.
Sin embargo, en los trabajos también aparecen evidencias de algunas trans-
formaciones de las mujeres en la adultez mayor. Mujeres que mantienen una
vida sexual activa y satisfactoria o mujeres mayores que encuentran en procesos
educativos, una luz para el empoderamiento. Las representaciones culturales de
la vejez femenina son diversas si tomamos en cuenta los trabajos de la tercera
parte del libro donde se expone el poder de las deidades femeninas zoques; las
ancianas con relaciones de pareja complementarias y equitativas gracias a la reli-
giosidad o nuevas representaciones de las mujeres mayores en las telenovelas.
En síntesis, encontramos necesidades muy particulares de atención que es
necesario fortalecer para evitar que la vejez se convierta en una situación de
riesgo superior para las mujeres mayores de la actualidad y de las generaciones
futuras. Por ello, esperamos que este trabajo colectivo aporte información rele-
vante para que se desarrollen iniciativas gubernamentales transversales con enfo-
que de vejez, etnia y género y asignación de recursos suficientes para lograrlo. De
no hacerlo así, la población más envejecida de nuestro país padecerá obstáculos
mayúsculos, especialmente, las mujeres.
Finalmente agradezco a las autoras y autores de este libro su confianza para
la publicación de sus trabajos y a la Senadora Rosa Adriana Díaz Lizama por
su compromiso con los adultos mayores a través de su quehacer legislativo.
Asimismo, agradezco su apoyo para lograr esta publicación, esperando contri-
buir, desde la academia, al mejoramiento de las condiciones de vida de la gente
más envejecida de nuestro país.
El eslabón más débil • 33
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PRIMERA PARTE
UNA MIRADA A LA SALUD DE LAS MUJERES ADULTAS
MAYORES DEL ESTADO DE COAHUILA, MÉXICO
Introducción
Ser viejo o vieja puede tener en la actualidad una connotación negativa y defi-
citaria, considerando que la edad trae como consecuencia pérdidas en muchos
sentidos que además son irreversibles, es por ello que se piensa que la persona
adulta mayor está más disminuida, mentalmente deficitaria, económicamente
dependiente, socialmente aislada y con una disminución del estatus social.
Este trabajo analiza la mortalidad y la morbilidad de las mujeres adultas mayo-
res del estado de Coahuila, a través de la Encuesta Nacional en Salud (2012), el
Censo de Población (2010) y datos obtenidos del Sistema Nacional de Información
en Salud, utilizando estadística descriptiva para determinar las características de
género que en cuestión de salud se manifiestan por edad y por sexo.
Es decir, las mujeres tienden a presentar enfermedades que están asociadas a
su condición de ser mujer, pero también muestran una desventaja superior por el
hecho de ser adultas mayores, ya que presentan una opresión debido a su poten-
cialidad de sobrevivencia. Las mujeres son las que tienen mayor incidencia al pade-
cimiento de enfermedades crónicas degenerativas cuando llegan a esta etapa de la
vida.
1 Centro de Investigación en Matemáticas Aplicadas, Universidad Autónoma de Coahuila.
2 Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México.
41
42 • Género y vejez en México
Material y Método
Para el análisis se hizo estadística descriptiva utilizando información del Censo
de Población y Vivienda 2010, de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición
2012 y datos obtenidos del Sistema Nacional de Información en Salud 2013,
con ello se pretende revisar las características de la mortalidad y de las principa-
les enfermedades y discapacidades que presenta la población adulta mayor en el
estado de Coahuila. Como los instrumentos considerados no corresponden al
mismo periodo de tiempo, lo que se hace es caracterizar la década de los 2010
para describir la fenomenología señalada para el estado ya referido.
Para el caso concreto de la mortalidad se ocupó la prueba t para dos poblacio-
nes, con el fin de determinar si la edad de muerte de hombres y mujeres adultos
mayores son iguales o bien si existen diferencias estadísticamente significativas,
y de igual forma para las proporciones de defunciones por causas de infarto al
miocardio y diabetes con sus cuatro variantes, que en el año 2013 fueron las
causas más importantes.
Una mirada a la salud de las mujeres adultas mayores del Estado de Coahuila, México• 43
3 El trastorno somatoforme tiene un desencadenante psicológico y existen síntomas físicos, pero no se desprende
una patología orgánica. Es un trastorno donde existen síntomas físicos sin que existan hallazgos orgánicos o meca-
nismos fisiológicos demostrables y hay pruebas de la existencia de factores psicológicos ligados a ellos.
4 Se hace referencia al valor que se le da al cuerpo, precisamente desde el ser mujer, para satisfacer los roles sociales
que se marcan en un tiempo determinado, por ejemplo ser extremadamente delgada, bella, etcétera. que disciplinan
al cuerpo a través de la medicina, educación física, etcétera. para tener “cuerpos bellos”, “cuerpos deseados”.
46 • Género y vejez en México
Verdades o falsedades
A continuación se presentan algunos aspectos de la mortalidad y morbilidad de
las mujeres y hombres adultos mayores en el estado de Coahuila. Con los datos
obtenidos de las encuestas se puede apreciar lo antes comentado, es decir, cómo
el género produce un efecto muy importante en las enfermedades que padece la
población y cómo éstas conducen diferenciadamente a la muerte.
Perfil de la mortalidad
El descenso de la mortalidad que ha ocurrido en la población del estado de
Coahuila, al igual que en la de todo el país, ha estado determinado por un mayor
control de las enfermedades transmisibles, infecciosas y parasitarias, así como en
el caso de las mujeres de las enfermedades asociadas con el parto. Este descenso
paulatino en la mortalidad se da por causas que afectan fuertemente a las mujeres
en edades tempranas, con la consecuente transformación de la estructura por
edad de las defunciones, ya que los decesos se trasladan hacia etapas posteriores
de la vida, como puede verse en la gráfica 1, donde se presentan los histogramas
del número de defunciones de adultos mayores del estado, por quinquenios de
edad de mujeres y hombres.
En el caso de las mujeres, en ese año del 2013, el mayor porcentaje de defun-
ciones ocurrió entre los 75 y 80 años, seguido por el de 80 a 85 años, mientras
que para los hombres, si bien el mayor porcentaje ocurrió también entre los 75 y
80 años, el grupo que le siguió en porcentaje fue el de 70 a 75 años, lo que signi-
fica que hay una mayor sobrevivencia de mujeres en el estado de Coahuila. Esto
se puede comprobar con la comparación entre la edad promedio de deceso de
las mujeres adultas mayores que en este año es de 77.226 años y la de los hom-
bres adultos mayores que es de 75.765 años. De acuerdo con las proyecciones de
Conapo, la esperanza de vida para el 2020 de las mujeres de Coahuila será de 78
años, mientras que la de los hombres será de 74 años.
Una mirada a la salud de las mujeres adultas mayores del Estado de Coahuila, México• 47
Gráfica 1
Histogramas del número de defunciones de adultos mayores, por sexo y grupos
quinquenales. Coahuila 2013
Tabla 1
Descripción de las Principales cusas de defunciones de los adultos mayores por
sexo en Coahuila 2013.
Clave Descripción
28A Infarto agudo de miocardio
20D Diabetes mellitus
33G Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas
28Z Las demás enfermedades isquémicas del corazón
35M Otras enfermedades del hígado
38C Insuficiencia renal
10B Tumor maligno de la tráquea, de los bronquios y del pulmón
33B Neumonía
12F Tumor maligno de la próstata
27A Enfermedad cardíaca hipertensiva
30Z Otras enfermedades cerebro vasculares
29D Insuficiencia cardíaca
Fuente: Elaboración de los autores con Sinais 2013
Morbilidad
Analizando algunas enfermedades obtenidas de la Encuesta Nacional de Salud y
Nutrición 2012 por sexo en el estado de Coahuila, se construyó la tabla 2.
50 • Género y vejez en México
Tabla 2
Principales enfermedades en la población de Coahuila, por grandes intervalos
de edad y sexo. Resultados muestrales 2012.
Gráfica 4
Diferenciales Mujeres — Hombres de las principales enfermedades en la
población adulta mayor de Coahuila. Resultados muestrales 2012
Discapacidad
La tabla 3 muestra las limitaciones que presenta la población en Coahuila, según el
censo de 2010, para hombres y mujeres, en particular para los mayores de 60 años.
Los resultados que se presentan es la diferencia del porcentaje de hombres menos
el de las mujeres, lo cual da para: la mental (0.05), la de comunicación (0.16), la
de escuchar (1.52), las anteriores aunque ligeramente, las sufren más los hombres
que las mujeres, lo contrario ocurre con la de atención (-0.15), la de actividad
(-0.16), la de ver (-0.31), la de cuidado personal (-0.39) y la de movilidad (-1.64).
Una mirada a la salud de las mujeres adultas mayores del Estado de Coahuila, México• 53
Tabla 3
Limitaciones de la población del estado de Coahuila, por grandes grupos de edad
y sexo, 2010
Fuente: Elaboración de los autores con Censo General de Población y Vivienda 2010, Inegi.
Fuente: Elaboración de los autores con Censo General de Población y Vivienda 2010, Inegi
Gráfica 6
Principales limitaciones de la población del estado de Coahuila, del grupo de 60
años y más por sexo, 2010
Fuente: Elaboración de los autores con Censo General de Población y Vivienda 2010, Inegi
Discusión y conclusiones
Del análisis mostrado entre la mortalidad y sus causas, las enfermedades y las
discapacidades, se puede apreciar que Coahuila no rompe con lo que la teoría
marca para las mujeres, ya que ellas tienen causas diferenciadas a los hombres y
la posible razón que hace esta diferencia es el género. Así pues, la sobrevivencia
de las mujeres es muy clara porque la edad promedio de deceso de las mujeres
adultas mayores en 2013 fue de 77.22 años, mientras que la de los hombres se
estableció en 75.76 años. En la gráfica 1 se pudo apreciar que a edades de 120
años se presentaron muertes en mujeres adultas mayores, cosa que no sucedió en
los hombres.
Las causas de mortalidad infarto agudo al miocardio y diabetes son las más
importantes en las poblaciones de hombres y mujeres adultos mayores, como se
observa en la gráfica 2, que corresponden a las (28A-Infarto agudo de miocardio y
20D-Dibetes mellitus), y con pruebas de hipótesis estadísticas se demostró que la
56 • Género y vejez en México
causa relevante para las mujeres es la diabetes. Así que las mujeres llegan a la vejez
con una enfermedad crónica degenerativa, que probablemente fue adquirida en
su madurez, debida a diversas causas como los partos, el tipo de comida, el tipo
trabajo, etcétera, lo cual no les ha permitido tener una buena calidad de vida.
En cuanto a las enfermedades se corrobora lo expuesto en la mortalidad, ya
que en los diferenciales a favor de las mujeres sobre el padecimiento, está la dia-
betes y la hipertensión arterial, mientras que en los hombres se tiene al infarto.
Cabe señalar que estos resultados muestran la gran prevalencia en la población
femenina de la tercera edad de enfermedades que afectan la salud.
En cuanto a las discapacidades se observó que de las ocho que se reportan,
los hombres presentan un mayor porcentaje en las siguientes discapacidades: la
mental, la de comunicación y la de escuchar (de menor a mayor porcentaje); sin
embargo las mujeres mostraron porcentajes más grandes para las limitaciones
de: atención, actividad, ver, cuidado personal y finalmente movilidad; lo que
evidencia que efectivamente la mujer vive más tiempo y con más limitaciones en
dicha etapa de la vida.
Como indica García Calavente, et. al. (2013) el análisis basado en el género
proporciona un marco de referencia que, reconociendo que mujeres y hombres
no pueden ser tratados como un grupo homogéneo, es útil para identificar a lo
largo del ciclo de vida cómo el ser mujer u hombre condiciona al cuerpo para
enfrentar circunstancias de salud que harán del cuerpo humano su actuar parti-
cular y diferenciador.
Para analizar las condiciones de salud de las mujeres de la tercera edad, es
conveniente observar también, la vulnerabilidad de los grupos, la percepción de
salud, las conductas ante los problemas de salud, la recuperación, las consecuen-
cias sociales y económicas que hacen que cada sexo actúe de manera diferente.
La Secretaría de Salud señala que en particular las mujeres de la tercera edad tie-
nen rasgos importantes que hacen que ellas tengan una salud muy diferente a los
hombres contemporáneos a su edad (Secretaría de Salud, 2005), entre los factores
que señala se tienen: las mujeres consultan al médico con mayor frecuencia, sufren
enfermedades crónicas y discapacidad por períodos más prolongados, tienen una
baja ingesta de proteínas y sustitución por azúcares y almidones de bajo costo, la
mortalidad y complicaciones ginecobstétricas aumentan con la edad, etcétera.
Después de los resultados aquí presentados, a través de la variable sexo, se
concluye que el análisis desarrollado en el presente trabajo hace evidente que el
Una mirada a la salud de las mujeres adultas mayores del Estado de Coahuila, México• 57
Agradecimientos
Los autores agradecen a la Dirección General de Cooperación e
Internacionalización, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y a la
Dirección de Asuntos Académicos de la Universidad Autónoma de Coahuila por
el financiamiento recibido al Proyecto de Intercambio Académico Unam-Uadec,
2015-NI 3742A002P003 Calidad de vida para las personas mayores en Coahuila.
58 • Género y vejez en México
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FUNCIONALIDAD Y DETERIORO COGNITIVO DE MUJERES
ADULTAS MAYORES EN MÉRIDA, YUCATÁN
Introducción
En las últimas décadas, se ha generado un interés en la investigación relacionada
con las personas de la tercera edad. Esto se debe principalmente al aumento de la
expectativa de vida que ha generado una preocupación por la calidad de vida de
las personas mayores. Si bien es cierto el incremento de la esperanza de vida ha
sido un logro para la sociedad, también es cierto que esto no significa necesaria-
mente una mejoría en las condiciones de salud y de calidad de vida de los adultos
mayores; al contrario, uno de los problemas más importantes en esta etapa, es la
pérdida de las capacidades funcionales, emocionales y cognoscitivas.
Los cambios en la vejez, a menudo van a acompañados de enfermedades
crónico degenerativas que en conjunto limitan la realización de las actividades
necesarias para la vida de las personas, con la consecuente pérdida de su inde-
pendencia y la necesidad constante de ayuda (Dorantes, et al, 2007). En este sen-
tido, el envejecimiento es un proceso biológico gradual, continuo e irreversible
que se caracteriza por el deterioro progresivo del organismo vivo y se complica
con la aparición o presencia de limitaciones en las capacidades y actividades de
las personas que se encuentran en esta etapa.
61
62 • Género y vejez en México
De igual manera, la vejez es una construcción social que determina las for-
mas de percibir, apreciar y actuar en ciertos espacios socio-históricos (Gutiérrez
Robledo, 2010). Asimismo, la senectud es una etapa en la vida cuyo inicio es
determinado por cada sociedad. Actualmente, en México se acepta como inicio
de la vejez los 60 años, mientras que en los países desarrollados es a los 65 años.
Las personas de 60 años y más se enfrentan a una diversidad de cambios que
afectan su vida en el área laboral, familiar y económica, lo que repercute en su
desenvolvimiento en la sociedad. Algunas de las pérdidas a las que se enfrentan
son evidentes como en el plano físico, ya que algunas capacidades biológicas dis-
minuyen y se deterioran, lo cual las hace más propensas a sufrir problemas cró-
nicos de salud. En el ámbito psicosocial, envejecer conlleva la pérdida de algunos
roles sociales que habían sustentado su identidad en muchas décadas de su vida.
Debido al avance científico en la medicina, la esperanza de vida se ha incre-
mentado, por lo que existe cada vez una mayor proporción de personas senes-
centes en el mundo. De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones
Unidas (Onu), en 1975 había alrededor de 350 millones de personas de 60 y más
años de edad en todo el mundo, no obstante las proyecciones demográficas para
el año 2025 serán de más de 1,100 millones lo que significa un aumento del 224%
a contar de 1975. Por lo tanto, en 45 años más, las personas de edad avanzada
constituirán el 13.7% de la población mundial (Perfil del adulto mayor, 2010).
En México diariamente 799 personas cumplen 60 años, según el Consejo
Nacional de Población (Conapo) y para el año 2050, una de cada cuatro per-
sonas será un adulto mayor (González, et al, 2013). Asimismo de acuerdo la
Conapo, la población de la tercera edad (mayor de 60 años), se mantendrá en
continuo crecimiento, aumentando 76.3% de 2000 a 2015, 83.3% en los tres lap-
sos siguientes y 63.2% en los últimos dos decenios. Así, el número de los adultos
mayores del país más que se cuadruplicarán al pasar de 6.7 millones en 2000 a
36.5 millones en 2050.
Por otro lado según el Inegi (2010), a nivel nacional, de los 112.3 millones de
habitantes que contabilizó el Censo de Población y Vivienda 2010, 10.1 millones
son personas adultas mayores, lo que representa un 9.0%, es decir, 1 de cada 10
habitantes del país. De igual manera, del total de personas de 60 y más años resi-
dentes en México en 2010, 5.4% millones son mujeres, lo que representa 53.5%.
Asimismo, de acuerdo al Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores
(Inapam), en Yucatán para el 2010 la población de adultos de 60 y más fue de
196,474, de estos 10.3 son mujeres y 9.9 son hombres.
Funcionalidad y deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores en Mérida, Yucatán • 63
Marco teórico
El envejecimiento es un fenómeno colectivo y una realidad que afecta a todo ser
humano. Se considera un proceso biológico gradual, continuo e irreversible que va
acompañado con el deterioro progresivo del organismo vivo y se complica con la
aparición o presencia de limitaciones en las capacidades y actividades de las perso-
nas que se encuentran en esta etapa del ciclo vital (Pizano y Sánchez, 2005).
La vejez es una construcción social tanto individual como colectiva que
determina las formas de percibir, apreciar y actuar en ciertos espacios sociohis-
tóricos; es consecuencia de las etapas que le antecedieron y refleja la biología,
el contexto social, la visión y la actitud ante la vida de cada persona (Gutiérrez
Robledo, 2010).
Los cambios más notables en la etapa de la vejez se encuentran en el estado
físico, algunos cambios visibles son las canas, el cambio de postura, la piel vieja y
arrugas profundas; los sentidos: vista, oído, gusto y olfato por lo general pierden
eficiencia con la edad. Con los años disminuye el peso muscular y por lo tanto
se pierde fuerza y resistencia; el funcionamiento muscular se ve afectado por
la estructura y la composición cambiante del esqueleto. Los huesos se vuelven
débiles, frágiles y porosos, por lo que son especialmente propensos a las caídas
(Craig y Baucum, 2009).
El sistema inmunológico también se altera en la vejez; la producción de anti-
cuerpos es menor, por lo que los ancianos tienen menos protección contra los
microorganismos y las enfermedades crónicas, es decir enfermedades que duran
o son de por vida. Algunos cambios se pueden deber al proceso del envejeci-
miento en el área física, no obstante se ha demostrado que el no ejercitar las
funciones que aún poseen las personas mayores conlleva al deterioro e incluso
al dolor físico. Estadísticamente, se ha encontrado una alta prevalencia de enfer-
medades crónicas en adultos mayores, entre las cuales destacan la hipertensión,
diabetes, cardiopatías, artritis, problemas visuales y auditivos (Kalish, 1996, como
se citó en González y Padilla, 2006).
Funcionalidad y deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores en Mérida, Yucatán • 65
Por otro lado, de acuerdo a Craig y Baucum (2009), uno de los cambios cog-
noscitivos que se observa en la edad avanzada, es la disminución de la rapidez del
desempeño mental. Muchos investigadores han demostrado que en esta etapa de
la vida, se deterioran funciones intelectuales que exigen un desempeño acelerado.
La memoria sensorial y la memoria de largo plazo presentan una pérdida. En los
estudios de aprendizaje y retención, las personas mayores a menudo recuerdan
menos elementos de una lista o menos elementos de un diseño; sin embargo, la
memoria de trabajo no se ve afectada en comparación con la de los jóvenes.
Asimismo, todas estas deficiencias en la cognición de los ancianos se ven
compensadas por el conocimiento experto que adquieren, el cual se concentra
en el aspecto pragmático de la cotidianidad, lo que supone buen juicio y consejos
sobre los asuntos más importantes de la vida. A pesar de ello, aunque algunas
personas de la tercera edad conservan la capacidad de la memoria y adquieren
sabiduría, en algunos casos se presenta un progresivo deterioro cognoscitivo.
Esto se puede deber a enfermedades como el Alzheimer y la apoplejía; o en
otros casos a problemas de salud, una deficiente instrucción formal, pobreza y
falta de motivación.
Bienestar
Hay aspectos que son importantes y determinantes a la hora de hablar del bien-
estar en los adultos mayores, ya que este grupo poblacional sufre diversas pérdi-
das, entre las que se encuentran la pérdida de las capacidades físicas y mentales,
la disminución de la autonomía y la adaptabilidad, menoscabo de los roles fami-
liares y sociales, retiro del trabajo, pérdida de capacidad económica, deterioro en
la salud de consecuencias incurables y progresivas. En este sentido, los factores
físicos explican muchos casos de ausencia de bienestar, ya que el deterioro de
la fuerza física, movilidad, equilibrio, resistencia, etcétera, se asocia a una dismi-
nución de la ejecución de actividades básicas e instrumentales de la vida diaria
(Peniche, 2000).
Muchos autores consideran que la salud es una de las dimensiones más impor-
tantes para que un adulto mayor considere que tiene bienestar, a tal grado que
cuando no se tiene salud, existe dolor, enfermedad o amenaza de muerte, la felici-
dad es imposible y todo los demás se vuelve secundario o se torna insignificante.
En 2009 en México, las principales causas de muerte registradas fueron las
enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas no transmisibles como la
hipertensión arterial y la diabetes mellitus. No obstante, aunado a las enfermeda-
66 • Género y vejez en México
Cabe señalar, que el hecho de que una persona pueda sentirse súbitamente
confundida, no supone necesariamente que padezca una demencia. La demen-
cia es un deterioro global, progresivo y significativo de la capacidad mental y su
curso debe documentarse con pruebas psicológicas que evidencien de manera
objetiva este deterioro.
Causas de la demencia
La demencia puede estar producida por diferentes causas. En todos los casos,
implica un daño de las células cerebrales. En general, los clínicos identifican dos
grandes grupos, la degenerativa o de tipo Alzheimer y la No-Alzheimer, muchas
veces de origen vascular o metabólico en los que otra enfermedad provoca la
demencia, por ejemplo, mal funcionamiento de la glándula tiroides, deficien-
cias vitamínicas graves, trastornos genéticos poco frecuentes como la Corea de
Huntington, infecciones cerebrales como ocurre con el Sida, aumento de líquido
cefalorraquídeo y las neoplasias cerebrales.
Objetivo
El objetivo del presente trabajo fue conocer el nivel de funcionamiento y el
deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores de la ciudad de Mérida, Yucatán.
Asimismo conocer si el nivel de funcionalidad tiene relación con el deterioro
cognitivo de los adultos mayores.
Método
Tipo de estudio y diseño
Este estudio fue de tipo exploratorio, descriptivo, con metodología cuantitativa
mediante la aplicación de una encuesta en entrevista personal. Participaron 172
mujeres, con un promedio de 65 años, jubiladas o pensionadas del Imss, residen-
tes de la ciudad de Mérida, Yucatán, las cuales fueron seleccionados mediante un
muestreo intencional por cuota.
Instrumentos Barthel
El índice de Barthel es una escala heteroadministrada que evalúa 10 actividades
básicas de la vida diaria (ABVD): comer, lavarse, vestirse, arreglarse, deposición,
micción, ir al retrete, trasladarse sillón-cama, deambulación, subir y bajar esca-
leras. Se puntúa de acuerdo al grado de dependencia o independencia que tiene
una persona para realizar cada actividad evaluada (< 20 dependencia total, 20-35
70 • Género y vejez en México
Procedimiento
La aplicación de la escala se realizó de forma colectiva en el lugar de reunión
del grupo de adultas mayores. A las personas se les dijo el objetivo del estudio y
se solicitó su colaboración, a través de una carta de consentimiento informado
(CI); una vez obtenida su aprobación, se les explicó la manera de responder.
El tiempo que las personas tomaron en responder fue de aproximadamente 30
minutos.
Resultados
Para determinar la frecuencia de la funcionalidad y deterioro cognitivo de las
participantes, se procedió a realizar un análisis descriptivo por medio de la
obtención de puntuaciones medias y desviaciones estándar para cada uno de los
factores de las escalas Pffeifer y Barthel y posteriormente se realizó un análisis
de asociación de Pearson con ambas variables.
Al llevar a cabo el análisis de frecuencias del nivel de funcionalidad de las
adultas mayores, un 91.3% presenta un nivel de dependencia leve y un 8.7%
tiene dependencia moderada. Ver tabla 1. Nivel de funcionalidad.
Funcionalidad y deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores en Mérida, Yucatán • 71
Tabla 1
Nivel de funcionalidad
Barthel
Nivel de Frecuencia Porcentaje
independencia
Dependencia grave 0 0%
Dependencia 15 8.7%
moderada
Dependencia leve 157 91.3%
Independencia 0% 0%
Total 172 100%
Barthel
Frecuencia Porcentaje Media Desv. típ.
Incontinente 10 5.8 8.87 2.708
barthel_micción Ocasional 19 11.0
Continente 143 83.1
con ayuda 21 12.2
barthel_retrete 9.39 1.642
Independiente 151 87.8
con ayuda 50 29.1
barthel_traslado 8.55 2.277
Independiente 122 70.9
con ayuda 57 33.1
barthel_deambular
Independiente 115 66.9 8.34 2.360
Dependiente 13 7.6
barthel_escalones con ayuda 73 42.4
7.12 3.153
Independiente 86 50.0
Tabla 4
Resultados Pfeiffer
Frecuencia Porcentaje Media Desv. típ.
pfeiffer_fecha Correcto 140 81.4% .81 .390
Incorrecto 32 18.6%
pfeiffer_día Correcto 146 84.9% .85 .359
Incorrecto 26 15.1%
pfeiffer_lugar Correcto 168 97.57% .98 .151
Incorrecto 4 2.3%
pfeiffer_teléfono Correcto 99 57.6% .58 .496
Incorrecto 73 42.4%
pfeiffer_edad Correcto 150 87.2% .87 .335
Incorrecto 22 12.8%
pfeiffer_lugarnac Correcto 167 97.1% .97 .168
Incorrecto 5 2.9%
pfeiffer_goberna- Correcto 134 77.9 .78 .416
dor Incorrecto 38 22.1%
pfeiffer_presidente Correcto 105 61.0% .61 .489
Incorrecto 67 39%
pfeiffer_aritmética Correcto 127 73.8% .74 .441
Incorrecto 45 26.2%
pfeiffer_planetas Correcto 121 70.3% .70 .458
Incorrecto 51 29.7%
Discusión
Los hallazgos aquí presentados evidencian las condiciones del estado funcional y
la cognición de mujeres adultas mayores, información que puede ser de gran uti-
74 • Género y vejez en México
Conclusiones
En conclusión, la disminución de las capacidades físicas, cognoscitivas o sen-
soriales que ocurren con el proceso de envejecimiento puede llevar al deterioro
de las capacidades funcionales de las personas mayores, lo cual repercute en su
posibilidad de vivir de forma independiente y sentir bienestar en cuanto a su
vida en general (Dorantes, et al, 2007). No obstante, los resultados muestran que
las mujeres en esta etapa de la vida tienen un buen nivel de funcionalidad y fun-
cionamiento cognitivo, los cuales son factores que influyen en el bienestar de la
población adulta mayor (Zahava y Bowling, 2004).
En este sentido, los factores físicos explican muchos casos de ausencia de
bienestar, debido al deterioro de la fuerza física, movilidad, equilibrio, resisten-
cia, etcétera, que se asocia a una disminución de la ejecución de actividades bási-
cas e instrumentales de la vida diaria. Por ello es necesario dedicar tiempo al
trabajo de prevención en el tema de deterioro cognitivo en los adultos mayores,
ya que afecta su independencia y por tanto su nivel de bienestar (Peniche, 2000).
Las limitaciones del presente estudio son que la población analizada es
pequeña, (172 mujeres); de igual manera el promedio de edad fue de 65 años,
por lo que los resultados no se pueden generalizar para todos los adultos mayo-
res que se encuentran arriba de este rango de edad. Asimismo, la mayoría de los
participantes son jubilados o pensionados del Imss, por lo que las personas que
no cuentan con una pensión quedan fuera del parámetro y todas son residentes
de la ciudad de Mérida, Yucatán, por lo que la población rural se desconoce nivel
de funcionalidad y deterioro cognitivo.
76 • Género y vejez en México
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Funcionalidad y deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores en Mérida, Yucatán • 77
Introducción
Actualmente la esperanza de vida se ha visto incrementada debido a los avances
que ha experimentado la sociedad, ocasionando un mayor número de hombres
y mujeres que llegan a la edad madura, y por lo tanto, advierten cambios propios
de esta etapa del ciclo vital. Un cambio muy importante que experimentan las
mujeres en la edad adulta es el climaterio y la menopausia. El climaterio se ha
identificado como un factor desencadenante de trastornos físicos y psicológicos
en las mujeres y las consecuencias que genera, resultan de especial interés, ya que
puede afectar su desempeño en general.
Uno de los trastornos acompañantes de la menopausia, es la disminución del
deseo y en no pocas ocasiones la actividad sexual, como consecuencia de los cam-
bios hormonales. La sexualidad femenina representa un importante aspecto de la
salud integral, porque mediante ésta se fortalecen vínculos físicos y afectivos con la
pareja, permite establecer seguridad en la propia persona y su entorno, además de
aportar aspectos positivos a la salud contribuyendo al desarrollo de una vida plena.
Climaterio
Mucho se ha hablado y se habla de la menopausia, sin embargo, ésta representa
solo una parte del proceso femenino conocido como climaterio. La menopausia
como tal, se refiere únicamente al cese permanente de la menstruación después
1 Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán.
79
80 • Género y vejez en México
Premenopausia
Período que precede a la menopausia, se presenta en promedio entre los 35 a 45
años de edad. Por lo general se caracteriza por ciclos menstruales irregulares y el
inicio de los llamados síntomas vasomotores (bochornos, sudoraciones, insomnio).
Menopausia
Periodo que se presenta a la edad promedio de 45-55 años, y se refiere al cese de
la menstruación.
Postmenopausia
Período que sigue a la menopausia y se distingue por el cese de la producción
de estrógenos a nivel ovárico y aparecen los síntomas climatéricos así como los
riesgos cardiovasculares, osteoporosis, entre otros.
Los cambios fisiológicos presentes durante el climaterio impactan prác-
ticamente todo el cuerpo femenino incluyendo la función sexual. A decir de
Perandones y Larroy (2011: 159), el climaterio como una fase del ciclo vital, se
presenta en todas las mujeres, sin embargo, es una realidad que existen diferen-
cias de una mujer a otra, ya que si bien en algunas puede no presentarse moles-
tias, otras pueden ver afectada su calidad de vida.
Asimismo, se han reportado diferencias en relación a la cultura, etnia y otros
factores como moduladores de la adaptación y percepción de la mujer sobre el
climaterio que influyen en la presentación, frecuencia e intensidad de los síntomas
(Canto, 1998: 134; Lugones, 2006: 4). La mayoría de los autores (Canto, 1998:
134; Perandones y Larroy, 2011: 159; Legorreta, 2007: 45; Sánchez, Manubens y
Impacto del climaterio en la calidad de vida y satisfacción sexual de las mujeres mayores • 81
Mendoza, 2009: 42) coinciden en afirmar que los síntomas que se presentan de
manera más frecuente son los siguientes:
• Síntomas vasomotores (bochornos y sudoraciones nocturnas)
• Cambios en el patrón de sueño (insomnio)
• Inestabilidad emocional
• Problemas de concentración y memoria
• Disfunciones sexuales
• Depresión
• Síndrome del nido vacío
En Yucatán, México, Canto señala que previamente se había reportado en
1993, que las mujeres mayas no presentaban síntomas climatéricos, situación que
no se repitió en su estudio en mujeres rurales, quienes sí refirieron la presencia
de dicha sintomatología (Canto et. al., 1998: 134). La deficiencia de estrógeno
también puede producir problemas de memoria y concentración así como cam-
bios en la configuración corporal, que en algunas mujeres se traduce en una
pobre autoimagen, baja autoestima y puede llevar a la pérdida del deseo sexual.
La presencia de estos síntomas puede afectar el bienestar y la calidad de vida de
las mujeres (Juliá y Romeou, 2006: 194).
Metodología:
El propósito del presente trabajo fue determinar la calidad de vida y satisfac-
ción sexual de mujeres cursando el climaterio del municipio de Espita, Yucatán,
México el cual fue realizado durante el primer semestre del año 2009.
A través de una muestra no probabilística, se estudiaron 100 mujeres cursando
el climaterio con edades comprendidas de 45 a 60 años, usuarias del Centro de
Salud de Espita Yucatán, a quienes se les realizó una entrevista personal, previo
consentimiento informado por escrito, se aplicaron los cuestionarios de calidad
de vida y satisfacción sexual, ambos validados.
Para el cuestionario de calidad de vida fue utilizada la Escala de Cervantes.
Dicha escala, fue diseñada por un grupo denominado Cervantes, que consta
de 39 Ginecólogos (2001-2002). Para su validación se utilizó una muestra de
2.274 mujeres de la población española ponderada por grupos de edad y nivel
de estudios. Se validó mediante el coeficiente Alfa de Cronbach, el cual fue de
0.9092 en la escala global, y el de las diferentes subescalas osciló entre 0.7989 y
0.8501. El coeficiente de correlación fue de r=0.847 (p < 0.001) que se evalúa
con una puntuación de 0 a 155, significando a menor puntaje mejor calidad de
vida (Palacios, et. al., 2002) y que tiene como característica ser específica para
mujeres climatéricas.
Es importante señalar que si bien el cuestionario era en español, no se realizó
la adecuación cultural para mujeres mexicanas, situación que aparentemente no
tuvo peso, ya que las entrevistadas respondieron con fluidez las preguntas. Con
la finalidad de relacionar la calidad de vida con la satisfacción sexual, se decidió
considerar la media como punto de corte para definir el nivel de calidad de
Impacto del climaterio en la calidad de vida y satisfacción sexual de las mujeres mayores • 85
Resultados
La mediana de edad fue de 46 años, el nivel de académico predominante en
la población de estudio fue de educación primaria, alcanzando un 39 % de la
población total. Respecto de la ocupación de las mujeres más de la mitad (53%)
dijo dedicarse exclusivamente a las labores del hogar; de ellas el 79% contaba
con pareja estable.
Tabla 1
Puntuación obtenida por las mujeres climatéricas de Espita en los diferentes
dominios en la Escala de Cervantes.(n=100)
DOMINIO Media obtenida Puntuaciones Mínima
y Máxima
SALUD 42.4 18-68
AREA PSIQUICA 23.9 7-39
SEXUALIDAD 9.4 1-18
RELACION DE 7.1 1-14
PAREJA
Fuente: Respuestas obtenidas en la Escala de Cervantes para Calidad de Vida.
Tabla 2.
Relación entre Calidad de vida y satisfacción sexual en las mujeres de Espita
(n=100)
INDICE DE Calidad de vida Calidad de vida Total
CALIDAD DE VIDA/ aceptable no aceptable
SATISFACCION SEXUAL (0-77 puntos) (78-155 puntos)
Alta satisfacción sexual (111-140 12 2 14
puntos)
Baja satisfacción sexual (0-110 25 61 86
puntos)
TOTAL 37 63 100
Fuente: Respuestas obtenidas en la Escala de Cervantes para Calidad de Vida.
Discusión
La vivencia de la sexualidad durante la menopausia es variable, sin embargo,
existe evidencia de que la llegada del climaterio si afecta la sexualidad. Los datos
muestran también que se presenta una “resignación” ante el evento que en su
mayoría se atribuye a la pérdida de la capacidad reproductiva y la “llegada” del
envejecimiento. Fuentes, et. al., (2007) señalan que en un estudio realizado con
mujeres de Tijuana, Baja California, encontraron diversas expresiones sobre la
menopausia tales como: “ya no voy a tener hijos” o bien, aspectos psicológicos
como “ya no voy a enflacar” aludiendo a la ganancia de peso que puede ocurrir
en esta etapa. Los autores concluyeron que la vivencia de la menopausia no
depende solamente del hecho de ser un evento natural, sino también está per-
meada por las creencias y actitudes que la propia mujer experimente, así como
para algunas puede ser la liberación de miedos y molestias relacionados con el
embarazo o la menstruación para otras puede ser indicio vejez.
Un estudio previo realizado en mujeres de Mérida, Yucatán encontró que en
relación a la sexualidad existió disminución de la libido en el 68% de las mujeres, dis-
minución de la frecuencia coital en 45% de las mujeres inactivas sexualmente (León,
1999: 17). De las 222 entrevistadas, el 43% refirió estar satisfecha sexualmente y
12% insatisfechas. Respecto a dolor durante la relación sexual sólo 9% la reportó,
los resultados del presente estudio parecen diferir con lo previamente reportado.
88 • Género y vejez en México
es importante señalar que la mayoría de las mujeres siguen siendo activas sexual-
mente durante esta etapa del ciclo vital.
Por todo lo anterior, esto es, cambios hormonales que van a determinar dis-
minución y ausencia de lubricación vaginal, además de predisponer la presencia
de osteoporosis, la presencia de riesgo cardiovascular y/o enfermedades conco-
mitantes, es entendible el impacto y vulnerabilidad que el climaterio presenta en
la sexualidad y calidad de vida de las mujeres en la etapa de adulta mayor.
90 • Género y vejez en México
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SEXUALIDAD EN LA VEJEZ:
CONDUCTAS SEXUALES DE LAS MUJERES ADULTAS MAYORES
Introducción
El mundo está envejeciendo, así lo afirma la Oms (2015) observando la inmi-
nente transición demográfica estima que para el 2050, 22% de la población mun-
dial tendrá 60 años y más, lo que plantea nuevos retos para las personas, las
sociedades y las instituciones.
En México el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2010)
mostró que 9.08% de la población tenía 60 años y más, proyectándose que en
18.4 años se duplique esta cantidad. Asimismo, se proyecta una representación
del 16% de este grupo etario para el Estado de México en el año 2030, aumen-
tando la esperanza de vida en la población mexiquense de 73.6 a 78.5 años en los
varones y de 77.1 a 81.7 años en las mujeres (Montoya y Montes de Oca, 2010).
Lo anterior denota la importancia de prever la atención integral de esta pobla-
ción, de forma que se garantice el ejercicio de sus derechos y se asegure una
buena calidad de vida. Así lo trazan tratados internacionales como son el Plan de
Acción Internacional de Madrid sobre Envejecimiento (2002), la Declaración de
Brasilia (2007) y, a nivel nacional, la Ley de los Derechos de las Personas Adultas
Mayores (2002). A su vez, estos tratados y otros (Cedaw; 2008 en la recomen-
dación No. 27) observan la importancia de fortalecer la perspectiva de género;
puesto que ello plantearía la necesidad de analizar las relaciones de género que
se traducen en desigualdades derivadas de una doble discriminación, por edad y
género, como lo muestra Castrejón quien menciona:
93
94 • Género y vejez en México
Marco conceptual
La transición demográfica plantea un gran reto de parte de las personas, socie-
dades y gobiernos por brindar bienestar a sus personas adultas mayores, tradu-
ciéndose éste en la calidad de vida, entendiéndose como:
[…] la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cul-
tura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus
normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto que está influido por la salud física del sujeto,
su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con
su entorno (Oms, 2005: 2).
Ésta, es respaldada y se asegura en el cumplimiento de los derechos humanos,
que reconocen y reconocen la integridad de las personas al garantizar la igualdad,
la no discriminación, el acceso a una vida libre de violencia, la información y el
acceso a la salud. Esta última es de vital importancia puesto que incluye la salud
física, mental y social (Oms, 1948), que a su vez se subdivide e incluye la salud
sexual entendida como:
Estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; la cual no
es totalmente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. La salud sexual requiere un
enfoque positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posi-
bilidad de tener seguras y placenteras experiencias sexuales, libres de coerción, discriminación y
violencia (Oms, 2002: 5).
La anterior definición parte del reconocimiento de todas las personas como
seres sexuados, es decir, que construyen su sexualidad a través de su vivencia
por medio del cuerpo (en un contexto específico). En este sentido Rathus y
colaboradores definen la sexualidad como: “las diferentes maneras en que expe-
rimentamos y nos expresamos como seres sexuales, como es la capacidad que
tenemos para las experiencias y respuestas eróticas” (Rathus, et al., 2005: 2), la
cual está compuesta por diversas dimensiones3, entre ellas la social; lo que repre-
3 1) Dimensión biológica.- referente a los factores anatómicos, fisiológicos, bioquímicos y genéticos; 2) Dimensión
psicológica.- se relaciona con los procesos emocionales, motivacionales de aprendizaje, afectivos, etcétera; 3)
dimensión social.- se relaciona con los procesos y fenómenos que hacen parte del ser humano como ser social y
96 • Género y vejez en México
senta que la sexualidad “lejos de ser el elemento más natural en la vida social, el
que más se resiste a la modelación cultural, es tal vez uno de los más susceptibles
a la organización” (Weeks, 1999: 29).
En lo tocante al control al que se refiere Weeks (1999), se puntualiza que
éste no es igualitario, sino más bien, está regulado por diferentes factores socia-
les entre ellos el género4, lo que representa que la sexualidad femenina y mas-
culina se construyen de forma diferenciada, perteneciendo a una doble moral
donde unos tienen más libertad que otras (Barberá y Navarro, como se citaron
en Rathus et. al., 2005). Ejemplo de este control en la vivencia de la sexualidad
es la regulación de las conductas sexuales que son “actividades físicas que
involucran el cuerpo en la expresión de los sentimientos eróticos o afectivos
y pueden o no implicar la reproducción” (Rathus, et al., 2005: 2), como son la
masturbación, besos, abrazos, manipulación de genitales, contacto oral-genital,
entre otras prácticas.
Aunado al género, se observa que la sexualidad se in-visibiliza en la tercera
edad, lo que origina que en las mujeres adultas mayores se vulneren sus derechos
sexuales: acceso a la educación sexual5, protección contra las ITS (infecciones
de transmisión sexual), privacidad sexual, entre otros. Es por ello que en el pre-
sente trabajo se visibilizan las conductas sexuales de mujeres en esta edad, y se
plantea la problemática desde el marco del envejecimiento activo6, el enfoque de
derechos7 y la perspectiva de género.8 Con el fin de que por medio del recono-
cimiento de las características físicas, psicológicas y sociales9, desde la revisión
que contribuye al aprendizaje social de una determinada forma de vivir la sexualidad […]; 4) Dimensión ético-axio-
lógica-legal.- forma parte de lo social y cultural […]. Se relaciona con la estructura de los sistemas y códigos de ética,
valores y normas legales (Solichero y Valero, 2007).
4 “Construcción cultural de la diferencia sexual” alude al “orden simbólico con que una cultura dada elabora la dife-
rencia sexual” (Lamas, 2000: 332).
5 La cual tiene por objetivos: 1) desarrollar una pasión armoniosa con libre elección y control de las prácticas sexua-
les; 2) hacer que las prácticas sexuales engendren emociones positivas; 3) acordar los componentes de la vida de la
persona y mantener buenas relaciones con su alrededor (Gómez y Bretin, 2011).
6 “Proceso de aprovechar al máximo las oportunidades para tener un bienestar físico, psíquico y social durante toda
la vida. El objetivo es extender la calidad y esperanza de vida a edades avanzadas” (Oms, 2001 : 2).
7 “Marco conceptual para el proceso de desarrollo humano que desde el punto de vista normativo está basado en las
normas internacionales de derechos humanos y desde el punto de vista operacional está orientado a la promoción
y la protección de los derechos humanos” (Onu, 2006: 15).
8 “Herramienta conceptual que busca mostrar que las diferencias entre mujeres y hombres se dan no sólo por su
determinación biológica, sino también por las diferencias culturales asignadas a los seres humanos” (Inmujeres,
2007: 104).
9 Entre las características físicas de las mujeres adultas mayores que tienen influencia en su desempeño sexual se
encuentra la disminución gradual del tejido graso pubiano, la perdida de elasticidad del tejido vaginal, la modifi-
cación en los labios mayores (Prieto, 2006); entre los psi-sociales se relacionan con las que limitan y enmarcan a la
sexualidad femenina con fines procreativos, ligados al amor y a la renuncia del placer, que ven al cuerpo de la mujer
Sexualidad en la vejez: conductas sexuales de las mujeres adultas mayores • 97
Metodología
como un cuerpo-objeto, que implica la prohibición del autoerotismo y el homoerotismo genial, que tiene un ciclo
que concluye en la menopausia (Largarde, 2011: 221).
98 • Género y vejez en México
Muestra
Debido a diversos problemas para reunir la muestra, se optó por la opción de
un muestreo no probabilístico por oportunidad de casos-tipo, donde los sujetos
elegidos cubren ciertas características fijadas por el investigador, cuyo objetivo
es la riqueza, profundidad y calidad de la información (García, 2009). La muestra
quedó conformada por diez mujeres (cinco con pareja, cinco viudas), de las cua-
les solo ocho asistieron al grupo focal, con las siguientes características:
• Casadas: cinco mujeres (dos no mantienen contacto sexual con sus pare-
jas por motivos de enfermedad y tres si mantienen contacto; de las que
mantienen contacto, una presenta discapacidad en la marcha)
• Viudas: tres mujeres (ninguna reporta conductas sexuales, y las tres pre-
sentan dificultades en la marcha)
Técnicas de recolección de datos:
• Observación.
• Cuestionario: conformado por 20 reactivos, que buscaban explorar las
conductas de las adultas mayores.
• Grupos focales: para los fines de esta investigación se eligió este método
de recolección de datos, quedando conformado por ocho participantes
de entre 60 a 83 años, y realizándose dos intervenciones por la interrup-
ción del primero por cuestiones administrativas.
Diseño de investigación
No experimental, transeccional exploratoria: que se realiza cuando el objetivo de
estudio es examinar un tema o un problema de investigación poco estudiado, del
cual se tiene muchas dudas o no se ha abordado antes, y para familiarizarnos con
fenómenos relativamente desconocidos (Hernández, et al., 2008)
Resultados
En un primer momento para evitar el error de homogeneizar y generalizar, se espe-
cifican algunas de las características más relevantes de la muestra, para el estudio:
• Edad: (60 a 64 años) 28%, (64 a 69 años) 28%, (70 a 74; 75 a 79 y 80 a 85
años), están representados con 14%.
• Escolaridad: primaria y secundaria está representado por 13% cada uno,
mientras que preparatoria/carrera técnica y licenciatura cuentan con 37%.
Sexualidad en la vejez: conductas sexuales de las mujeres adultas mayores • 99
• Religión: 100% reporta profesar una religión, de las cuales 87% es cató-
lica y 13%, es cristiana.
• Enfermedad. 87% reportó la presencia de una enfermedad, de las cuales
57% presenta hipertensión, 29%, diabetes y 13%, embolia. Teniendo en
71%, de los casos una duración de la enfermedad de más de 15 años.
• Discapacidad: 50% de las mujeres de la muestra presentó alguna discapaci-
dad, y de ellas 75% se refiere a la marcha.
En lo que respecta a las prácticas que realizan las adultas mayores se obtuvie-
ron los siguientes datos:
Gráfica 1
Experiencias sexuales de adultas mayores. Estancia de día privada Metepec,
Estado de México
Otros indicadores:
• Respecto a cómo califican su vida sexual, 25% la calificó como excelente,
50% buena y 25% mala.
• En referencia a cómo modificó la menopausia su sexualidad, 88% men-
cionó que no hubo cambios; mientras 12% mencionó que empeoró.
100 • Género y vejez en México
Ahora con mi esposo, pues estamos viviendo una sexualidad como plena, tranquila, bonita, aja,
yo a los 65 años y el 63 que acaba de cumplir ayer-antier 63, pero ya no estamos con el miedo
del embarazo, ya no estamos con este cuidarme ni nada no, ahora ya a plenitud.
(Inés, 65 años, casada)
Este dato concuerda con algunos estudios, que han evidenciado como al per-
cibirse la relación de manera más libre (al no existir riesgo de embarazo), la
vivencia de la sexualidad se amplía y favorece para realizar nuevas prácticas; sin
embargo, por otro lado la visión tradicional de la sexualidad femenina10, hace
proclive a que la actividad sexual cese de por vida, derivado de la negación cons-
tante del propio placer al servicio de las/os otras/os.
Paralelamente se observa que un factor importante en la vivencia de la sexua-
lidad en esta etapa es el hecho de tener pareja, así lo reportan algunas partici-
pantes. Al cuestionar si creen que para obtener placer es necesario una pareja, se
respondió:
Yo creo que si (se refiere al hecho de tener pareja para sentir placer), sino uno como
le hace.
(Elia, 80 años, viuda).
Nuevamente se puede observar como lo refiere Marcela Lagarde (2011: 218)
que “las mujeres aprenden el erotismo heterosexual a partir del cuerpo, de la
subjetividad, de las necesidades eróticas del hombre, no las suyas”, es por ello
que al no existir el otro que demande, este aspecto de la vida se olvida; sumado
a lo anterior el hecho de la edad y la moral sexual que les restringe la actividad
sexual fuera del matrimonio. Estos datos concuerdan con lo encontrado por
distintos autores quienes plantean que las mujeres suelen permanecer solteras al
enviudar, mientras que los hombres frecuentemente buscan nuevas parejas jóve-
nes, dejando a las mujeres adultas mayores con pocas oportunidades de encon-
trar a alguien con quien tener intercambios de carácter sexual.11
Por otro lado, referente a las fantasías o a la masturbación como conducta
sexual, la mayoría de las participantes mostraron incomodidad ante el cuestiona-
miento y refirieron que les molestaba, respondiendo lo siguiente:
10 Según desde la cual como lo menciona Marcela Lagarde (2011) la sexualidad femenina tiene dos espacios vitales:
uno es el de la procreación y otra el erotismo. En torno a la primera se construye la maternidad como experiencia
vital básica, mientras que el erotismo es reservado a un grupo de mujeres menores, consideradas malas mujeres, es
decir, las putas.
11 A lo largo del texto se plantea a la pareja heterosexual por las características de la muestra, sin embargo, se exhorta
a realizar estudios con parejas lésbicas, con el fin de conocer las variables que impactan de forma diferenciada a la
forma de establecer sus relaciones en esta edad.
102 • Género y vejez en México
En mi persona no, como hoy en día que oigo que no, que yo me masturbo que esto. ¿Una mujer
masturbándose? Bueno yo a mi edad, no, nunca.
(Laura, 74 años, casada).
Se observó que a pesar de haber escuchado del tema en alguna ocasión y
tal vez habérselo planteado, existe rechazo, opinando que ello se debe a la gran
influencia de la educación que recibieron, la cual se caracterizó por prohibiciones,
asimismo mencionan que las nuevas generaciones lo ven de forma más natural:
Creo que es el tipo de educación que tenemos, es la época en la que nos desarrollamos de jóvenes,
en la que no practicamos eso, o no era común digamos tenerlo a la mano, porque hoy en día los
jóvenes lo ven de una forma tan natural .
(María, 62 años, casada).
Nuevamente se descalifica la vivencia de nuevas conductas sexuales, para
personas de su edad, haciendo una diferencia entre “lo joven” y “lo viejo”,
siendo este punto contrario a la postura del envejecimiento activo que plan-
tea que las personas adultas mayores siguen siendo activas tanto física como
socialmente. Al profundizar en cuales son los factores que influyeron en la
vivencia de la sexualidad las participantes a lo largo de los grupos focales men-
cionaron que:
I. Existe la asociación entre sexualidad y las/os hijas/os que se tenían, obser-
vándose y regulándose la sexualidad por los familiares
De todo te decían, que si no teníamos muchos porque no teníamos, a no, yo si serví, tuve
muchos” (tuvo trece hijos).
(Elia, 80 años, viuda).
Este comentario, denota la educación patriarcal a través de la cual se formaba
la identidad femenina, que planteaba la valía de la mujer con base en su capaci-
dad reproductiva, expropiándola del propio deseo y apropiándose de su cuerpo,
al restringirle en ocasiones el uso de métodos anticonceptivos.12
II. Respecto a la vivencia del propio placer, se observó que la mayoría de las
participantes lo experimentaron, al mismo tiempo se observó que se le daba
más importancia a la satisfacción del deseo del hombre -en ocasiones- a costa
de la propia:
12 En el presente documento se seleccionaron y acotaron los ejemplos, para una versión más amplia del documento que
incluye la propuesta de taller. Se puede contactar a la investigadora a través del correo electrónico elibg.psychology@
gmail.com.
Sexualidad en la vejez: conductas sexuales de las mujeres adultas mayores • 103
Yo si he llegado (se refiere al orgasmo), y luego a veces como que pienso que más debo de
participar para que él lo sienta, no, que él y yo a veces me he quedado sin, pero si, si ha llegado
y aunque no te lo digan así.
(Inés, 65 años, casada).
Este testimonio denota como la sexualidad y el placer masculino, se privilegia
en detrimento del femenino, y se ve como una obligación dentro del matrimo-
nio, no exigiendo lo mismo para sí mismas.
III. Por otro lado, en referencia a la enfermedad propia como factor impor-
tante para disminución del contacto sexual, se observó que la menopausia no se
vivió como un factor relevante en la vivencia de la sexualidad, puesto que no se
sintieron síntomas particulares:
Fíjese que yo no sufrí menopausia, se me retiro la regla y no tuve otro tipo de malestares como
los bochornos. Soy antisocial o no sé qué, pero no yo no sufrí.
(Elia, 80 años, casada).
IV. Otro factor importante en la vivencia de la sexualidad fue la enfermedad
de la pareja lo que influyó para que la vida sexual concluyera.
No puedo exigir lo que no hay, y no lo hay porque no lo quiera él, sino, por que no puede,
entonces pues para mí la sexualidad acabó.
(Lupita, 60 años, casada, su esposo tuvo un problema cardiovascular).
De los resultados encontrados, se observa que como menciona Krassoievitch
(como se citó en Pérez, 2000), muchos aspectos de la sexualidad están deter-
minados por desinformación, la cual en esta generación de adultas mayores se
observa claramente, puesto que en la época que les tocó vivir en edades tempra-
nas la información era escasa y la sexualidad era un tema tabú, lo que generaba
la formulación de muchos mitos que hasta la fecha existen.
Conclusiones
La presente investigación denota la importancia de los siguientes puntos:
• Que las mujeres pueden gozar de una sexualidad plena a cualquier edad,
lo que implica el reto de responsabilizarse de su propio placer y si gus-
tan compartirlo con quien ellas quieran, de tal forma que como dice De
Béjar (2006; como se citó en Hurtado de Mendoza, 2015) inicie un nuevo
modelo de sexualidad femenina desde su perspectiva, sin tener que repetir
104 • Género y vejez en México
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Sexualidad en la vejez: conductas sexuales de las mujeres adultas mayores • 107
Introducción
La protección social ha sido delimitada a la protección económica para la pobla-
ción a cualquier edad y es de vital importancia separar en la protección social
dos campos importantes: la salud y la economía. En este trabajo se hace una
revisión de la protección económica de las mujeres adultas mayores en México
para el siglo XXI. La protección de diversos riesgos en la vejez, y sobre todo de
los recursos económicos, desde los sistemas públicos debe contemplar elemen-
tos como las pensiones, las prestaciones sociales y la atención a la dependencia.
En el modelo económico que sigue México, los riesgos que enfrentan las
personas adultas mayores en cuanto a tener recursos en esa etapa de la vida, se
hacen cada día más graves, debido a diversos factores como: el creciente des-
empleo, la limitada cobertura de los sistemas de seguridad social, la focaliza-
ción de programas sociales para atender problemas específicos como la pobreza,
entre otros, hacen que llegada la edad contemplada para la vejez, las personas
no hayan acumulado un recurso o bien no tengan pensiones que les permita la
subsistencia.
En el mundo el grupo poblacional de gran crecimiento es el formado por
las personas adultas mayores, según Naciones Unidas en 2014, la tasa de creci-
miento anual de la gente mayor de 60 años triplicó la tasa de crecimiento de la
población en su conjunto, esta situación llegó a tal grado que hay más adultos
1 Facultad de Ciencias, Unam. Suiev.
2 Instituto de Investigaciones Sociales, Unam. Suiev.
111
112 • Género y vejez en México
mayores que niños menores de 5 años. En el caso concreto de las mujeres, ellas
sobreviven más tiempo y por tanto hay mayor población femenina en edades de
60 años y más. Es evidente que lograr esperanzas de vida mayores es un triunfo
de la humanidad, debido a los avances tecnológicos, médicos y a controles de la
mortalidad y la fecundidad; pero en cuestión de género, el envejecimiento pobla-
cional plantea retos y grandes desigualdades, como es el caso de la participación
de las mujeres en sectores económicos donde la desigualdad de contratación
continúa pequeña, por ejemplo la participación femenina en este mercado sigue
siendo menor del 37%, mientras que la esperanza de vida ha aumentado entre 15
y 20 años en los últimos 30 años (Banco Mundial, 2008).
Las mujeres, por su condición, tienen menos acceso al mercado laboral for-
mal, su participación es materialmente constante en los últimos 40 años, siguen
ganando aproximadamente un 22% menos que los hombres (Banco Mundial,
2008); son pocas las mujeres que pueden ser sujetos de crédito; experimentan
acceso limitado a la educación. Al mismo tiempo continúan atendiendo a su
familia como las principales encargadas de la reproducción de la misma en la
vida cotidiana.
Esta situación resulta más grave en las mujeres adultas mayores, las cuales
enfrentan más desigualdades debidas al género, a la edad y a la dependencia
económica, que las sitúa en niveles amplios de vulnerabilidad con relación a los
hombres de su edad, pero también con respecto a las mujeres jóvenes (Montes
de Oca, 2001).
La pobreza se vuelve el eje vital en la vejez, por lo que es fundamental aten-
derla en cualquier país, en particular desde la perspectiva de género, ya que
las mujeres de cualquier edad que participan en la economía contribuyendo al
aumento de la productividad, reducen su nivel de pobreza y el de sus hogares,
mejorando así sus condiciones de vida. Estudiar los recursos en la vejez desde
esta perspectiva, significa reconocer que las relaciones de género establecen jerar-
quías y asimetrías, ponderando el hecho que ser hombre, lo constituye en ser eje
en la familia, en el trabajo, en las relaciones sociales, etcétera. Con este enfoque,
Guzzetti (2012) señala que en las sociedades patriarcales, se construyeron dos
esferas sociales diferenciadas: el mundo del trabajo-público (producción) y el
mundo de la casa y la familia-privado (reproducción). Los espacios marcan dife-
rencias entre los hombres y mujeres, asignando el mundo público a los hombres
y el privado a las mujeres, lo que establece relaciones de poder dependiendo del
sexo, la edad, la raza, etcétera.
La protección económica de las mujres adultas mayores en México • 113
Material y método
Para desarrollar este trabajo se revisaron las encuestas de ocupación y empleo
(Enoe) 2015, de Empleo y Seguridad Social (Eness) 2013 y la Encuesta Nacional
de Dinámica Demográfica (Endd) 2009 que levanta Inegi. A través de estadística
descriptiva basada en porcentajes y diferencias, además de gráficas mixtas que
combinan la totalidad de una variable y la separación por intervalos de edad, se
permite extraer información para determinar los diferenciales de sexo en la edad
de 60 años y más con relación a hombres y mujeres en la economía mexicana.
Desarrollo
Las mujeres desde finales del siglo XX están participando de una manera signi-
ficativa en la fuerza de trabajo en varias partes del mundo, con ello se presentan
problemas como: la conciliación entre los mundos familiar y laboral en la con-
dición de ser mujer y, sobre todo, los cambios demográficos, donde el aumento
en la esperanza de vida ha generado un mayor número de mujeres con edades
mayores.
Aunado a esto, la situación de las mujeres en un mundo donde las crisis eco-
nómicas generan gran desempleo, las convierte, como indica la Oea (2011), en
grupos vulnerables. Es por eso que es importante revisar desde un análisis de
género los impactos diferenciales sobre hombres y mujeres, con el fin de identi-
ficar cómo la condición de ser mujer genera una gran desigualdad en el mundo
del trabajo, pero también en el espacio privado.
La misma Oea indica que la participación femenina en el mercado laboral se
caracteriza por el subempleo, la inestabilidad, la falta de cobertura de la seguri-
dad social y los bajos ingresos, así como su mayor carga de trabajo global, que
genera que este grupo tenga un elevado grado de vulnerabilidad.
Analizar la condición económica de las mujeres implica utilizar la perspectiva
de género, porque con este enfoque es posible construir el marco conceptual que
puede explicar las desigualdades sociales más allá de la biología. Desigualdades
generadas desde el nacimiento, por el simple hecho de ser mujer u hombre y
que se sostienen por mecanismos sociales, que permiten que estas diferencias
se materialicen en diversas desigualdades en oportunidad y acceso al desarrollo
de sus capacidades (Garay, S. y Montes de Oca, V., 2011; Montes de Oca, 2001).
114 • Género y vejez en México
madres, esposas, hijas, cuidadoras, etcétera. Batthyány (2001) señala que a pesar
de esta incorporación en el mundo laboral lo más común es que no hay una
reestructuración del hogar, no hay redistribución de tareas y responsabilidades
hacia los miembros varones. La misma situación se reporta para México (Montes
de Oca, 2014).
Las mujeres al ser las grandes cuidadoras continúan desempeñando esas
labores en los hogares. La misma autora señala que en la actualidad hay cuatro
fuentes de cuidado que generan trabajo no remunerado para las propias muje-
res, las creadas por: a) niños, b) enfermos, c) ancianos y d) sobre-ocupados en
actividades remuneradas. Las y los abuelos son los que se encargan de los nietos,
de llevarlos a la escuela, de cuidarlos cuando los padres no pueden atenderlos,
por citar algunas actividades que hacen en los hogares. Pero este apoyo se amplía
porque los padres de los nietos están sobre ocupados en actividades remunera-
das y los adultos mayores se encargan materialmente de mantener el hogar en
actividad y funcionamiento.
Las desigualdades generadas por la condición de ser mujer en el mercado labo-
ral, tiene consecuencias, sobre todo por los desafíos que impone en el mundo el
envejecimiento demográfico. Paz (2010) indica que la participación de los adultos
mayores en el mercado de trabajo desciende conforme aumenta la edad y aumenta
la informalidad laboral conforme avanza el ciclo vital de estas personas.
Al no participar en la economía, la seguridad social es la única opción que
tienen las personas adultas mayores para obtener ingresos, pero en general en
los países de América Latina hay una baja cobertura y un número reducido de
beneficiarios. Agregado a esto, aquéllos aún viejos que alcanzaron pensiones que
son insuficientes para la vida cotidiana, los obliga a desarrollar actividades remu-
neradas, por regla general en la economía informal. Los otros que no tienen esta
posibilidad de recursos acceden a los programas de la asistencia social, en donde
las mujeres adultas mayores son las que más participan.
Datos reveladores
Lo antes expuesto en México puede observarse con algunas variables como la
población económicamente activa, la cual en los años 2009 y 2015 muestra las
diferencias por sexo, así para el primer año se tiene que la Pea3 femenina estuvo
3 La Pea se refiere a todas las personas en edad de trabajar, o contaban con una ocupación durante el período de refe-
rencia o no contaban con una, pero estaban buscando emplearse con acciones específicas. Al primer grupo se les
denomina ocupados y el segundo corresponde a los abiertamente desempleados. Pnea corresponde a la población
no económicamente activa.
116 • Género y vejez en México
Fuente: Elaboración de las autoras con Endd, 2009 y Enoe, 2015, Inegi.
La protección económica de las mujres adultas mayores en México • 117
Gráfica 2
Distribución porcentual de la Pea, por grupo de edad, sexo y condición de
ocupación, México 2009, 2015
2009
2015
Fuente: Elaboración de las autoras con Endd, 2009 y Enoe, 2015, Inegi.
118 • Género y vejez en México
Gráfica 3
Distribución porcentual de la Pnea por sexo, grupos de edady de actividad
económica, México 2009 y 2015
2009
100.0 95.4 93.5 95.8 96.5 100.00
90.0 84.0
90.00
80.0 73.7
80.00 72.17
70.2
70.0 70.00
2015
Fuente: Elaboración de las autoras con Endd, 2009 y Enoe, 2015, Inegi.
120 • Género y vejez en México
Para las personas maduras, se tiene un cambio radical para los hombres con
respecto al año 2009, el 26.8% sólo es Pnea, lo cual indica que ni siquiera busca-
ban una actividad, el 62.36% está en los quehaceres domésticos y alrededor del
5% hacen actividades de apoyo al hogar. Para el caso de las mujeres la distribu-
ción es la misma que en 2009, pero con un porcentaje mayor.
En el caso de los adultos mayores la distribución porcentual de 2015 cambia
para los hombres, ya que los tipos de ocupaciones son casi iguales en sus por-
centajes a los del intervalo de 30 a 59 años, lo que indica que de alguna manera
los hombres ingresaron en 6 años a actividades domésticas desde los 30 años y
continuó esta labor en edades mayores. Para el caso de las mujeres adultas mayo-
res, se tiene que ellas se dedican a los quehaceres domésticos en un 90.57% y lo
interesante es que un 8.79% son solamente Pnea, lo cual indica que no tienen
ninguna actividad (Gráfica 3).
Gráfica 4
Distribución porcentual de la Población Ocupada por sexo, grupos de edad y
posición en la ocupación, México 2009
empleadas y en una proporción mayor que los hombres. Para el caso de las perso-
nas adultas mayores alrededor del 30% de ellos, hombres y mujeres son empleados.
Un 13.7% de los hombres son peones o jornaleros siendo mayor el por-
centaje en esta actividad en los hombres de 60 años y más; para el caso de las
mujeres el promedio de participación en esta actividad es 1.6%, siendo un poco
mayor para las mujeres de 60 años y más. Los trabajadores por su cuenta son más
en las personas de la tercera edad y el en caso de las mujeres llega a 57.7% com-
parado con el 43% de los hombres. En esta edad la proporción de trabajadoras
sin pago es del orden del 6.5%, mientras que los hombres es de la mitad, 3.4%; y
ser patrones y empresarios en promedio para los hombres es alrededor del 4.1%
y para mujeres del 2.1%.
Al revisar el rubro de captación de ingresos se tiene una situación muy des-
igual (Gráfica 5), ya que en promedio los hombres en un 79% tienen ese con-
cepto, en cambio las mujeres están alrededor del 55%, para ellas en las edades
de 30 años y más tienen percepción de ingresos en un 64%, en cambio en esas
mismas edades los hombres están en 92%. Nuevamente el ser mujer u hombre
es muy significativo para recibir ingresos.
Gráfica 5
Distribución porcentual según condición de percepción de ingresos, por sexo y
edad, México 2009
Fuente: Elaboración de las autoras utilizando Eness, 2013. Tabulados básicos, Inegi.
1
Comprende pensiones por retiro, vejez o cesantía, invalidez y riesgo de trabajo, así como pensiones
análogas.
2
Comprende pensiones por viudez, orfandad y ascendencia.
%V
hace referencia a que el porcentaje se calcula sobre el total vertical.
%H
hace referencia a que el porcentaje se calcula sobre el total horizontal.
Gráfica 7
Distribución porcentual del tipo de pensión por intervalo de edad y sexo,
México 2013
Fuente: Elaboración de las autoras utilizando Eness, 2013. Tabulados básicos, Inegi.
Fuente: Elaboración de las autoras utilizando Eness, 2013. Tabulados básicos, Inegi.
La protección económica de las mujres adultas mayores en México • 125
Fuente: Elaboración de las autoras utilizando Eness, 2013. Tabulados básicos, Inegi.
S.M.=Salario mínimo.
%V hace referencia a que el porcentaje se calcula sobre el total vertical.
%H hace referencia a que el porcentaje se calcula sobre el total horizontal.
Gráfica 9
Distribución porcentual del monto de pensión por sexo México, 2013
Fuente: Elaboración de las autoras utilizando Eness 2013. Tabulados básicos. Inegi.
126 • Género y vejez en México
Gráfica 10
Distribución de porcentajes de cuentas de pensiones administradas por las
Afore, por rango de edad y sexo, México, 2014 y 2015
Tabla 3
Distribución de porcentajes de cuentas de pensiones administradas por las
Afore, por rango de edad y sexo, 2014 y 2015. México
Discusión y conclusiones
La estadística descriptiva muestra como en México la situación de las mujeres
pertenecientes a la adultez mayor presenta las desigualdades que por ser mujeres
se tiene en la economía. Los patrones culturales donde a los géneros se les da un
papel que cumplir y en este caso, a las mujeres el de ser las grandes cuidadoras y
conservadoras de los hogares se manifiesta de manera clara y precisa.
La población económicamente activa en las mujeres de 60 años y más va del
18% al 19% de 2009 a 2015, en cambio para los hombres se tuvo 56% en 2009
al 51% al 2015. Por el tipo de economía que sufre el país, las personas, no impor-
tando la edad, siguen trabajando.
En el caso de la población no económicamente activa, sus actividades son
claramente identificadas por el género. Es así que hacer actividades en el hogar
corresponde claramente a las mujeres, aunque es importante señalar que para
el año 2009 los hombres jóvenes se dedicaban mayoritariamente al estudio, en
cambio las mujeres estaban divididas entre el estudio y los quehaceres domésti-
cos; pero para 2015 esto cambia indicando que los hombres jóvenes comienzan
a tener actividades domésticas, esto es una señal de que los jóvenes no estudian
ni trabajan, ya que la población revisada es la no activa económicamente.
La posición en el trabajo también muestra el efecto del género, ya que las
mujeres sólo pueden ser empleadas. En este tenor las mujeres reciben en menor
porcentaje recursos económicos por trabajar.
128 • Género y vejez en México
Agradecimientos
Las autoras agradecen al Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación
e Innovación Tecnológica (Papiit) de la Universidad Nacional Autónoma de
México a través de la Dirección General de Asuntos al Personal Académico, por
el financiamiento recibido al Proyecto IG300414.
La protección económica de las mujres adultas mayores en México • 129
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130 • Género y vejez en México
Resumen
La vejez como tema de investigación tiene muchas aristas. Una de ellas es la
discusión en torno a la construcción social del individuo sobre las característi-
cas biológicas de esta etapa de la vida. En esta discusión, se plantea que el indi-
viduo al llegar a la vejez debe retirarse de la vida activa. La suposición de que
el retiro es una etapa de inactividad para los ancianos deja mucho que desear,
pues como se pregunta Solís: ¿Es factible hablar de un retiro de los ancianos
en México?
Para esta investigación, el retiro no implica a las personas que dejan un trabajo
asalariado en edades avanzadas, sino a las personas mayores de 60 años de edad
que al llegar al momento de transición entre edad adulta y vejez deben asumir
cierto rol dentro de sus núcleos familiares. Se centra en las mujeres que se dedi-
caron por completo a las actividades domésticas o familiares, manteniendo su
estatus como ama de casa, y así mostrar, desde las ciencias sociales y basándose
en la metodología de tipo cualitativa, la realidad sobre el retiro de las mujeres
envejecidas que dedicaron su vida a su grupo familiar, partiendo de la desigual-
dad de condiciones de su vida actual.
Introducción
Para hablar de las mujeres envejecidas y su situación de vida actual, resulta nece-
sario entender dos conceptos particulares que son el resultado de construcciones
1 Profesoras investigadoras, Universidad Autónoma del Estado de México.
133
134 • Género y vejez en México
cera edad” (utilizado durante varios años por las políticas públicas en México)
pasando por diferentes formas de referirse al grupo de personas mayores de 60
años que han intentado, de alguna manera, dar características positivas a la vejez
como el término “adultos en plenitud”.2
En nuestro país los 60 años fueron usados hasta hace relativamente poco,
como los que definen el paso de la vida adulta a la vejez, así lo definen el Instituto
de Estadística Geografía e Informática, el Instituto Nacional de Personas Adultas
(Inapam, antes Insen) y la Ley de los derechos de los Adultos Mayores. En cam-
bio, el Consejo Nacional de Población, toma los 65 años como la edad definito-
ria para esta etapa desde principios de los 2000.
En la Ciudad de México, para ser beneficiado por la pensión alimentaria que
otorga el Gobierno del Distrito Federal se debe de contar con 68 años cumplidos
(Avalos 2005: 7), pero en la política federal que se llamaría en sus inicios “70 y
más”, ha sido modificada a “65 y más” con lo que se disminuyó en 2012 la edad
de beneficencia de la política social. Para éste trabajo, se utiliza la edad de 60
años y más para referirse a las personas mayores como resultado del uso social
del concepto vejez.
La investigación que presentamos analiza el papel desempeñado por las muje-
res amas de casa que dedicaron su trayectoria vital a las labores domésticas, a
la crianza de hijos y el cuidado de otros (marido, padres, etcétera). El trabajo
pretende responder una pregunta principal: ¿Qué pasa con el retiro de las muje-
res que dedicaron la mayor parte de su vida a estas actividades? Actualmente la
lucha feminista y la investigación académica han demostrado que las mujeres
desempeñan una doble jornada (con el trabajo asalariado y la vida doméstica) y
el retiro implica solamente a las actividades remuneradas para continuar con las
domésticas.
La intención del trabajo es poner en el centro de la observación social a las
mujeres que se dedicaron por completo a las actividades domésticas o familiares
conservando su rol reconocido socialmente como amas de casa. Pretendemos
demostrar, con información de primera mano, la realidad sobre el retiro de las
mujeres envejecidas que dedicaron su vida a su grupo familiar, así como analizar
si en la vejez disponen de tiempo para sí mismas. De acuerdo con el ciclo vital,
cada etapa conlleva ciertas actividades y la vejez supone que la crianza y el tra-
bajo asalariado deben haber terminado.
2 El concepto de “Adultos en Plenitud” fue usado en la Ciudad de México por políticas públicas durante pocos años
de la primera década de los años 2000, pero no fue socialmente aceptado.
136 • Género y vejez en México
El retiro
El retiro como variable, vale la pena observarlo aparte, ya que no es particular de
las mujeres o de la vejez, sino que depende de una serie de elementos que pueden
darse en otras etapas de la vida y, por supuesto, en los hombres que han laborado
en la esfera pública. Además, se debe tener en cuenta “el retiro”, como la transi-
ción social que marca el paso a la vejez, “es una construcción moderna y propia
de los países de industrialización temprana” (Solís, 1997: 262), que responde a
contextos socioculturales particulares.
La investigación aborda el retiro como parte del proceso de la vida produc-
tiva no remunerada de los sujetos, en este caso de las mujeres, por lo que resulta
necesario diferenciarlo de la jubilación, ya que ésta implica un retiro de las activi-
dades productivas remuneradas, que es posible a partir de un sistema de seguri-
dad social que la sociedad ha construido y que deriva de una serie de cotizaciones
que el sujeto, la institución para la que trabaja y el sistema mismo han reunido a
lo largo de los años.
En este trabajo, cuando hablamos de retiro, no nos referimos únicamente a
las personas que dejan un trabajo asalariado en edades avanzadas, sino a todos
aquellos ancianos que al llegar al momento de transición entre edad adulta y
vejez deben asumir cierto rol dentro de sus núcleos familiares, ya que “la
edad cronológica adquiere particular relevancia como mecanismo para definir
posiciones sociales” (Solís, 1997: 262), y una de éstas es el retiro, en donde se
supondría el individuo dispone de su tiempo para sí.
En el caso de la mujer es importante resaltar que a la par de la vida labo-
ral mantiene su estatus como ama de casa, debido a que las responsabilidades
familiares, por lo general, recaen mayormente en ella3, por lo que al llegar al
momento del retiro termina haciéndolo solamente de una de sus responsabilida-
des: la laboral, la otra regularmente no se elimina.
Es necesario entonces, reconocer que en la mujer existe una mayor poten-
cialidad de funcionalidad en la sociedad, no sólo para el sustento de relaciones
familiares sino en la contribución económica al grupo familiar. Son las mujeres
las que, por razones socioculturales, se encargan de la realización de la mayor
parte de los quehaceres domésticos y además combinan el trabajo doméstico
con el extradoméstico en mayores proporciones. El 98% de las madres, esposas,
suegras o abuelas de los jefes de familia que participan en el mercado de trabajo
3 Trabajos como los de Barbieri, 1984; Riz, 1984 y García y Oliveira, 1990, por mencionar algunos, discuten a pro-
fundidad al respecto.
¿Es posible el retiro para las “amas de casa”? • 137
también realizan labores domésticas (Oliveira 1999: 33), dato que nos ofrece una
panorámica de la dimensión del asunto, y que se puede constatar al observar a
la vecina, la amiga o a cualquier integrante femenina de nuestro grupo familiar.
Las protagonistas
El trabajo cualitativo se realizó con 16 mujeres que se dedicaron a las activida-
des domésticas como principal labor en el Estado de México y en la Ciudad de
México. Se llevó a cabo en dos etapas: el diagnóstico y el trabajo de campo, en el
que se desarrolló investigación etnográfica así como el uso del método biográ-
fico con la obtención de narrativas autobiográficas.
Los criterios de inclusión de las 16 mujeres para ser informantes ideales fueron:
• Haber sido “ama de casa” durante la mayor parte de su vida.
• Haber tenido hijos.
• Tener más de 60 años de edad.
• Vivir en el estado de México o en la zona metropolitana de la ciudad de
México.
De esta manera se obtuvo la siguiente información general:
• Tienen entre 62 y 86 años de edad.
• Su escolaridad va desde saber escribir su nombre solamente, hasta una
carrera técnica comercial.
• El estado civil de ellas se encuentra entre: casada (7), viuda (8) y separada (1).
• La edad en la que se unieron con su pareja va de los 16 a los 20 años de edad.
• Entre las informantes existieron las segundas nupcias al enviudar (sola-
mente dos).
• El número de hijos va de los 6 a los 13.
• El número de nietos va de los 6 a los 45.
• El número de bisnietos va de los 0 a los 26.
• El número de tataranietos llega a 3.
• La edad de las mujeres al momento de tener a su primer hijo va de los 16
años a los 21.
• La edad de las mujeres al tener a su último hijo va de los 32 a los 51 años.
• 14 de las 16 alguna vez trabajaron asalariadamente, entre los 12 y los 40
años de edad.
138 • Género y vejez en México
ductiva entre los 16 y los 21 años de edad; sin embargo es muy marcada la dife-
renciación por cantidad de hijos entre las localidades rurales y las urbanas, ya que
en estas últimas se pudo observar el uso de algunos métodos anticonceptivos,
mientras que en las localidades rurales eso fue casi nulo.
En 15 de los 16 casos podríamos decir que las redes con las que cuentan las
mujeres son más “sueltas” (Bott: 262), porque cuando construyen sus redes con
su familia nuclear dependen mucho de sus cónyuges, tanto en lo económico
como en lo afectivo y, ante la pérdida del esposo, ya sea por defunción o separa-
ción, se afianzan, en este momento, a las de los hijos y nietos. Las relaciones, es
decir, las redes más unidas son siempre las de sus familias nucleares y extensas, a
pesar de que con su familia de origen tuvieran redes aparentemente fuertes, sólo
consolidaron su red conyugal y nada más.
Estas mujeres debieron no solamente realizar labores domésticas en sus
casas, sino que además se integraron a temprana edad al trabajo remunerado
para satisfacer las necesidades de sobrevivencia de su grupo, donde estudiar no
fue la prioridad. La mayoría terminó la primaria, porque “era lo único que había en
aquella época” y, por otra parte, eran necesarios sus brazos en la casa donde había,
por ejemplo, “cerros de pañales que lavar”. Así fue que la infancia de varias de estas
mujeres pasó a la adolescencia, alternando el juego con las labores domésticas.
La conservación de roles (mujer-ama de casa, hombre-proveedor) en estas
familias fue en todos los casos permanente, incluso en el de la señora que se
separó de su esposo, pues respecto al divorcio dijo:
—No, a mí no, yo mientras, como él me dijo, mira yo… te lo doy y te lo doy, pero ¿para qué?,
así estamos bien ¿no? Tu por tu lado y yo por el mío, yo vengo te dejo tu gasto y se acabó
—¿Viene y le trae dinero todavía?
—Sí, ah, pues si tiene la obligación, de él es esa.
(Mujer de 65 años de edad, Ciudad de México).
En este caso específico, se trasladaría el rol de hombre proveedor a los hijos
varones, ya que más de la mitad eran mayores de edad. Entonces los hombres
contribuyeron al gasto familiar para mantener, incluso, a los hermanos pequeños
y mientras la mujer continuó realizando el rol de cuidadora.
Dentro de los arreglos familiares de las mujeres envejecidas y sus familias de
procreación se pudieron observar dos tipos básicos: apoyos recibidos y apoyos
otorgados (transferencias ascendentes y descendentes), por lo que es de resaltar
que no por el hecho de haber envejecido las mujeres dejan de brindar apoyo a
142 • Género y vejez en México
otros, estos apoyos son generalmente a hijos e hijas, sobre todo a los corresiden-
tes. Ejemplo de esto es el siguiente testimonio:
Mi esposo me dejó su pensión de seis mil pesos… pues, cuando me tocan gastos, aparto lo del
gas, lo de la luz, lo más pesado, ya lo demás lo dejo para la comida y lo que me dan mis hijos,
con eso lo acompleto.
(Mujer de 79 años de edad, correside con dos hijas y tres nietos. Metepec,
Estado de México).
Vejez y trabajo/retiro
Según Solís (1997: 268), los rasgos del retiro no sólo responden a los efectos
institucionales como la jubilación, sino que:
el apoyo informal y el sexo marcan diferencias importantes en el calendario de retiro. Por un
lado, la proporción de retirados entre quienes reciben apoyo es considerablemente mayor a partir
de los 70 años, lo cual probablemente se deba a la presencia de fuentes familiares de sustitución
de ingreso. Por otro lado, las mujeres tienden a experimentar el retiro en forma más temprana
que los hombres, pero también con mayor dispersión de edades. Estas diferencias sugieren que,
tal como señalan diversos autores, las trayectorias laborales femeninas están marcadas por una
mayor discontinuidad que las masculinas, debido en buena parte a las diferencias de género en
los papeles domésticos y familiares.
El retiro para las mujeres dedicadas al trabajo doméstico como “amas de casa”
no se vislumbra como posibilidad, pues a pesar de sus deseos expresados, la pro-
longación de su papel de cuidadoras no disminuye, y su rol de cuidadoras se mues-
tra necesario para sus grupos de corresidencia. El reconocimiento de sus familiares
como vieja o anciana debe esperar, ya que este reconocimiento implicaría la acep-
tación de que deben desaparecer sus responsabilidades como cuidadoras del grupo
familiar, atribuyéndole así características que sus mismos grupos reconocen para
una persona envejecida. En cuanto a sus actividades cotidianas dicen:
… aquí desde que se para uno a las 7 am., ya está (risas) a puro hacer quehacer todo el día.
(Mujer de 71 años, Tejupilco, Estado de México).
Las investigaciones sociales que abonan a la discusión sobre las mujeres amas
de casa, no lo hacen desde la perspectiva de la vejez, sino analizando su trabajo
como productoras de bienes y servicios no remunerados en la esfera privada del
hogar. También se analizan los roles de género asignados al trabajo que desempe-
ñan como cuidadoras o, como ya señalamos, como realizadoras de dobles jorna-
das. No se exalta su papel como ancianas con todas las aristas que esta condición
¿Es posible el retiro para las “amas de casa”? • 143
Salud y autopercepción
Un factor común entre las mujeres entrevistadas en este trabajo fue que como
“amas de casa” dedicadas exclusivamente al cuidado del hogar realizando labo-
res domésticas no remuneradas, dedicadas al cuidado de sus hijos y cónyuge
como parte de sus deberes y rol social, todas dicen sentirse “mujeres viejas”.
En este sentido, ser, estar y sentirse viejo o anciano no son coincidentes. Ser
viejas es asumido por una asignación social, estar viejas implicaría una cuestión
física que hace evidente el cuerpo con su deterioro fisiológico, pero sentirse
viejas no es consecuencia de ninguna de las dos anteriores, sino que depende
de la perspectiva de vida de cada una, de la posición particular, donde, concu-
rrentemente pareciera que, estas mujeres “amas de casa” se sienten viejas por
circunstancias como:
…hacer el quehacer y salir a mi mandado todo eso, ahorita ya no puedo salir sola, ya me duelen
mucho las piernas se me doblan y me da miedo de caerme en la calle, ya no salgo sola.
(Mujer de 79 años de edad, Metepec).
Por sus características físicas casi todas las mujeres entrevistadas mostraron
rasgos de una mujer vieja o que se percibe así por consenso social (Ronzón,
2014): caminar lento, encorvadas, pelo canoso o entrecano, cara con arrugas,
voz cansada, etcétera. Solamente una mujer no presenta estos rasgos físicos a
primera vista. Las características físicas de una persona envejecida representan
la vejez desde el punto de vista social y las mujeres suelen percibirse así cuando
hablan de los cambios de su cuerpo:
…se le olvidan a uno mucho las cosas, y bueno, eso lo limita a uno, aunque también hay veces
que uno se limita solo, pero eso sí, uno se vuelve más espiritual, a lo mejor porque hay más
tiempo, a lo mejor porque uno tiene ganas de aprender algo más…pero a veces me veo al espejo
y digo ‘híjole, qué vieja’.
(Mujer de 65 años de edad, Ciudad de México).
¿Es posible el retiro para las “amas de casa”? • 147
A manera de conclusión
tuvieron que dedicarse al cuidado de los demás y esto repercutiría en su vejez; sin
embargo, en la juventud, no tuvieron consciencia de esta decisión.
Por otra parte, los datos muestran que existen redes familiares diversificadas
y que al final de su vida las mujeres se ven beneficiadas por el estatus social que
les otorga la viudez. En síntesis el trabajo evidencia que las mujeres envejecidas
“amas de casa” reproducen el ciclo del cuidado y que el retiro, como tal, no existe.
La necesidad ahora, desde la investigación social, es: a) Contribuir a la solución de
la problemática social; b) Generar una planeación de la vejez desde la juventud; c)
Ofrecer alternativas para el diseño de políticas públicas integrales y d) Evidenciar
la necesidad tomar decisiones conscientes para prevenir la vejez.
150 • Género y vejez en México
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¿Es posible el retiro para las “amas de casa”? • 151
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VEJEZ, ETNIA Y GÉNERO EN QUINTANA ROO
Introducción
En los últimos años el tema de la vejez y del envejecimiento ha sido abordado
desde diferentes enfoques y perspectivas, de manera que, afortunadamente,
hemos sido testigos de un proceso de evolución y enriquecimiento de las formas
en las que se analiza este fenómeno que cada día va adquiriendo más adeptos.
Hace apenas una o dos décadas nos encontrábamos con una muy escasa pro-
ducción de investigaciones sobre la vejez en contextos rurales indígenas, estu-
dios que, generalmente presentaban una visión de la vejez un tanto diferente a
como se percibe y se vive en la actualidad.
Sin embargo, aunque a la fecha el número de estudios sobre la problemática
del envejecimiento en las zonas rurales y, en especial, en las zonas de población
indígena ha ido incrementándose, podemos notar que aún el tema merece una
pronta atención no sólo de los académicos e investigadores, sino también por
parte de las autoridades y organismos encargados de la generación de políticas
públicas para atender a este sector de la población que experimenta condiciones
de vulnerabilidad, pobreza, discriminación y exclusión social.
Por ejemplo, en el sureste mexicano se han realizado últimamente una serie
de investigaciones sobre el envejecimiento que han aportado nuevos e interesan-
tes conocimientos acerca de cómo viven y experimentan la vejez los ancianos
de esta región del país. Son conocidos los trabajos de Villasana (2006, 2009),
Reyes (2000, 2002, 2003, 2004, 2006), Villagómez y Sánchez (2013), Vera (2013),
Aguiar, Díaz y Vázquez (2013), así como también de otros investigadores que
1 Profesoras Investigadoras, Universidad del Caribe.
153
154 • Género y vejez en México
Para poder recopilar la información que nos permitiera tener un primer acer-
camiento a este sector de la población indígena, se realizaron estudios de tipo
cualitativo y cuantitativo que se desarrollaron en dos fases de investigación: en
un principio se realizó una investigación de campo mediante el levantamiento
de encuestas y posteriormente se procedió al análisis de la información obtenida
con 63 adultos mayores residentes en las zonas mayas de Quintana Roo pertene-
cientes a los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro
Cárdenas. Los lugares para las encuestas se eligieron basándonos en la informa-
ción obtenida a través de las estadísticas del Inegi que muestran las localidades
con mayor número de adultos mayores mayas.
De igual manera se llevaron a cabo ocho entrevistas a profundidad que requi-
rieron los servicios de traducción simultánea del maya al español. En el caso de los
entrevistados en el municipio de Felipe Carrillo Puerto contamos con la asistencia
de un informante clave que nos ayudó posteriormente con la traducción simultá-
nea de las entrevistas a los residentes de las zonas rurales de este municipio.
En la elaboración de las encuestas se tomaron en cuenta los siguientes aspec-
tos: distribución por edad, educación, situación familiar, situación económica,
salud, discapacidad, enfermedades crónico-degenerativas, sociedad y derechos,
percepción del trato por parte de la sociedad y redes de apoyo. Para ello partimos
del supuesto que
[…] conocer las modificaciones de las diversas formas como se vive el envejecimiento en grupos
indígenas específicos es un campo nuevo por investigar. La escasez de estudios referidos a este
tema hace difícil hacer generalizaciones al respecto. No podemos tratar a tabla rasa a un sector
sólo porque ha rebasado una barrera etaria, social o biológica, y considerarlo como un sector
homogéneo. Nada más falso. Hay de viejos a viejos, clasificación que podemos distinguir según
la combinación de varios factores, como salud, economía, estatus social de prestigio, redes sociales
y afectivas con las que cuente, estado civil y muchos otros factores sociales y culturales que nos
ayudan a delimitar diversos períodos del envejecimiento y las condiciones con las que el individuo
afronta este último período de vida (Villasana y Reyes, 2006)
El guión de las entrevistas estuvo conformado por 15 rubros temáticos: lugar
de origen; edad, estado civil, educación, situación socioeconómica, servicios que
se ofertan para la atención de los adultos mayores en su localidad; trato que
reciben en la instituciones del gobierno, protección y seguridad, conocimiento
de sus derechos como adultos mayores, infraestructura de la ciudad, transporte
público, salud, grupos de apoyo, religión y condiciones de vulnerabilidad ante los
desastres naturales.
Vejez, etnia y género en Quintana Roo • 157
Marco conceptual
Dentro de los conceptos básicos que se abordan en la presente investigación se
encuentran los relacionados con la vejez, el envejecimiento, el género y la etnia.
Aunque no es objeto de nuestro estudio el análisis y la reflexión de los mismos
de una manera profunda donde se consideren diversos enfoques y explicaciones,
consideramos que resulta necesario esclarecer, aunque sea de manera un tanto
general las posturas que, a nuestro parecer, se ajustan a nuestro objeto de estudio.
Con respecto al concepto de envejecimiento, coincidimos con la afirmación
que hace Montes de Oca citando a Trujillo de los Santos (2007) de que el enveje-
cimiento humano se puede considerar desde el planteamiento más avanzado como un fenómeno
ecológico que refleja influencias de la genética, el ambiente físico y social, así como la organi-
zación de la conducta individual. Se identifican con claridad varios tipos de envejecimiento: el
biológico, psicológico, sociológico y demográfico (Montes de Oca Zavala, 2010).
En ese sentido cabe agregar que el envejecimiento depende también del con-
dicionamiento de género, es decir, de cómo las culturas definen el papel social de
las mujeres y los hombres, de manera que desde la sociología resulta relevante ubicar la
posición que tenga la etnia y la raza como categorías de análisis que explican, y no sólo descri-
ben, las diferencias en sociedades estratificadas (Montes de Oca Zavala, 2010:).
En el análisis de la vejez, el enfoque de la heterogeneidad que incluye aspectos
tales como la edad, el género y la clase social, entre otros, es de suma importancia
ya que responde a que desde el nacimiento los individuos obtienen un lugar en la sociedad que
se modifica dependiendo de la estructura de sus oportunidades, las cuales son diferentes para
hombres y mujeres, para personas del sector popular o medio, para blancos, negros, mestizos o
indígenas (Montes de Oca Zavala, 2010) entendiendo que esta estratificación tiene
su origen en la formación social e histórica de las poblaciones y aunque en cada
una de ellas hay diferencias, también tiene particularidades. De ahí que catego-
rías como edad, género, clase social y etnia/raza sean pertinentes no sólo para
describir sino también poder entender la heterogeneidad de la vejez, además de
que estas categorías permiten identificar los procesos de desigualdad y exclusión
social que experimentan los ancianos y ancianas.
Por otra parte, Laureano Reyes afirma que la vejez es diferencial dependiendo de
causas multifactoriales, entre las que podemos enunciar el perfil de salud; las condiciones econó-
micas y el entorno cultural en el que se desarrolla la vejez nos van a dar pautas para delinear
lo que debemos entender por vejez (Reyes Gómez, 2002).
158 • Género y vejez en México
En este proceso el rol social y cultural de las mujeres, que cabe destacar son
las que conforman la mayoría entre los adultos mayores según las estadísticas de
varios países, fenómeno conocido como la feminización del envejecimiento (Salgado
de Snyder y Wong, 2007) se circunscribe al de ama de casa, encargada de las labo-
res domésticas y la atención del esposo e hijos, lo que las convierte durante su
vejez en sujetos vulnerables debido a su bajo nivel educativo, poca participación
en actividades económicas a lo largo de su vida, falta de la pareja durante la vejez
y la pérdida económica y de protección institucional que ello puede representar
(Salgado de Snyder y Wong, 2007).
Estas desigualdades que existen entre las mujeres y los hombres se pueden
explicar como resultado de las desigualdades de género en otras etapas de su vida, que sue-
len situar a las mujeres en condiciones de desventaja en términos de bienestar social, económico
y psicológico (Torres y Villagrán, 2015). Dichas desigualdades se acrecientan en
condiciones de pobreza, que a su vez se manifiestan con mayor intensidad en
la población rural de México, en donde se observa una carencia generalizada
de recursos económicos, personales, sociales y de oportunidades (Salgado de
Snyder y Wong, 2007). Situación que agrava las condiciones de vida de los adul-
tos mayores indígenas, quienes viven en regiones de pobreza extrema carac-
terizadas por situaciones de alta marginación, desprovistos de programas de
atención, especialmente en los rubros de salud, educación escolarizada, fuentes
de empleo y otras necesidades propias del sector envejecido, lo que hace priori-
tario afrontar los problemas sociales de ese conjunto de la población (Villasana
y Reyes, 2006).
Género
El género debe entenderse como una construcción social no natural que permea todos
los rincones del tejido de una sociedad y se refiere al conjunto de características, oportunidades y
expectativas que un grupo social asigna a las personas y que éstas asumen como propio, basán-
dose en sus características biológicas, en su sexo (Brown, 1998, en Salgado de Snyder y
Wong, 2007).
Según Thompson (2008) el término género se utiliza para analizar los roles,
conductas, responsabilidades, restricciones, oportunidades y necesidades de las
mujeres y hombres en determinado contexto social. Los roles de género son los
comportamientos aprendidos en un grupo social y dirigen las tareas y responsa-
bilidades. En la actualidad se dividen en lo masculino y lo femenino.
Vejez, etnia y género en Quintana Roo • 159
ciente en las grandes ciudades y una decreciente en las localidades con menos de
100,000 habitantes (Inegi, 2015).
En Quintana Roo se presenta un proceso de transición demográfica dife-
rente a los demás estados de la República. La población total 60 años y más,
para el año 2010 era de 63,965 personas, representando un 4.9% del total de la
población estatal. Según la encuesta intercensal del Inegi (2015) la proporción
de niños ha disminuido y se han incrementado los adultos mayores. En 2015, la
población menor de 15 años representaba el 27.3% del total, mientras que la que
se encuentra en edad laboral, comprendida entre los 15 y 64 años, representa el
68.7%, mientras que la población en edad avanzada constituye el 4% por ciento.
En contraste, en el año 2010 la participación de la población de estos grupos de
edad era de 29.2, 67.8 y 3.0% respectivamente.
Esta transformación en la estructura por edad, muestra que el estado se
encuentra en una etapa donde el volumen de la población en edades laborales
alcanza su mayor peso relativo con relación a la población en edades dependien-
tes. Además se hace evidente cada vez más el proceso de envejecimiento (Inegi,
2015: 5). El crecimiento de la población de adultos mayores ha hecho que la
razón de dependencia de este grupo se incremente, al pasar, entre 2000 y 2015
de 4 a 5.7, número que representa a las personas de 65 años en adelante, por cada
100 personas entre los 15 y 64 años de edad (Inegi, 2015).
de los habitantes de Lázaro Cárdenas y Tulum con 34.1%. De igual manera los
municipios con mayor población indígena son: Felipe Carrillo Puerto que tiene al
91.6% de su población perteneciente a la etnia maya, José María Morelos con el
90.6%, Lázaro Cárdenas con el 84.1% y Tulum con el 66% (Inegi, 2015: 47-50).
La denominada zona maya alberga un total de 669 localidades que mantienen
usos y costumbres ancestrales y en las que viven personas que son maya-parlan-
tes descendientes de los participantes en la Guerra de Castas. Esta zona presenta
características primordialmente rurales con una economía principalmente agrí-
cola y elevados niveles de marginación y pobreza.
En relación a la pobreza el primer lugar le corresponde al municipio José
María Morelos y Pavón, con el 73.2% de su población en situación de pobreza,
y el 26.8% en situación de pobreza extrema. El segundo lugar corresponde al
municipio Felipe Carrillo Puerto debido a que el 71.6 % de su población vive en
situación de pobreza.
En cuanto al grado de marginación, la Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas reporta que los municipios Felipe Carrillo Puerto, José
María Morelos y Lázaro Cárdenas, pertenecientes a la zona maya, presentan un
grado medio, mientras que el de Tulum presenta un grado bajo de marginación.
Resultados
De la información recabada encontramos que existen diversos elementos que se
intersectan y como resultado aumentan la vulnerabilidad en la que se encuentran
las personas mayores de 60 años en la zona maya de Quintana Roo. La migración
de los hijos, las condiciones de pobreza previa, el género y el hecho de vivir en
la cabecera municipal o en un poblado marcan grandes diferencias entre aque-
llos quienes viven en los municipios Felipe Carrillo Puerto, Lázaro Cárdenas y
José María Morelos, que componen las zona maya del estado. La distribución de
acuerdo a la edad por quintiles fue la siguiente:
Vejez, etnia y género en Quintana Roo • 163
Figura 2
Distribución por edades en quintiles Quintana Roo, 2015
Educación
Se indagó el último año de estudios cursado, sin embargo, más de la mitad de los
encuestados no quiso responder a esa pregunta. Al llevar a cabo las entrevistas
a profundidad nos dimos cuenta de la razón: simplemente no habían asistido a
la escuela. Por ejemplo, la primera escuela primaria del municipio Felipe Carrillo
Puerto se abrió en 1903 por mandato del gobierno federal de aquel entonces. La
zona estuvo prácticamente aislada y no fue sino hasta principios de 1940 cuando
se iniciaron las actividades educativas con las “Misiones Culturales” (Xacur Maiza,
1998). Cabe agregar que los municipios Lázaro Cárdenas y José María Morelos, fue-
ron declarados municipios apenas a partir de los años 1975 y 1974, respectivamente.
164 • Género y vejez en México
Situación familiar
Las personas encuestadas tienen en promedio 5.7 hijos. A pesar de que pudiera
pensarse que en la vejez los hijos constituyen una importante fuente de apoyo
económico, lo cierto es que en estas regiones los jóvenes se han visto en la
necesidad de buscar trabajo en los centros turísticos del estado que son los que
mayormente ofertan mayores fuentes de empleo. Esto se traduce en comunida-
des que se van quedado sólo con adultos mayores y mujeres con hijos pequeños.
Los hijos e hijas se van a trabajar a las zonas turísticas donde los salarios son más
altos, pero también los gastos son más elevados, lo que les impide contar con un
excedente monetario para poder ayudar a sus padres en el aspecto económico.
Aunado a ello otro elemento que tienen en desventaja los ancianos es la ausencia
de oficinas que se encargan del envío de dinero.
En el caso de que quisieran enviar dinero, resulta imposible hacerlo llegar a
las comunidades más alejadas de la cabecera municipal. Cualquiera podría pen-
sar que el camino más sencillo es su traslado, sin embargo, el transporte público
tiene un precio de $120 pesos mexicanos. Dadas estas condiciones, es poco el
flujo de dinero que hay entre hijos y padres que se quedan en el pueblo, lo que
contribuye al aumento de sus condiciones de pobreza debido a la ruptura del
ciclo de transferencias intergeneracionales.
Se observan condiciones de vida menos precarias entre los y las adultas mayo-
res que viven y conviven rodeados de sus hijos e hijas. Entre los encuestados,
el 63.3% viven con sus hijos y el 23.8% vive en una habitación con la pareja.
Solamente el 6.3% y el 4.7% viven solos o con parientes. Con relación al tema
de la pareja en el campo maya se vive una situación particular. Los hombres se
dedican a trabajar la milpa y a hacer las reparaciones estructurales del hogar. Las
mujeres atienden a los hijos, realizan la molienda del maíz, preparan la comida,
atienden animales de patio, limpian la casa y asean la ropa.
El sustento y la alimentación de la familia dependen de lo que se produzca
en la milpa y de los animales de patio. Sin embargo, en la vejez, si se llegara a
dar el caso de una enfermedad o discapacidad en el hombre, la situación enton-
ces se agrava considerablemente para la pareja. Por ejemplo, el hombre ya no
puede trabajar la milpa y por ende se recrudece la escasez de alimentos, lo que
los imposibilita para vender o intercambiar sus productos. Tampoco el hombre
puede dedicarse a las labores de reparación del techo de palma de guano y/o de
las jaulas de los animales. Esto significa que cuando llueve se mojan y los ani-
males se escapan constantemente. Si a esto se suma la ausencia de hijos por el
Vejez, etnia y género en Quintana Roo • 165
Situación económica
El 65% de los adultos mayores mayas declara no tener dependientes económicos,
mientras que el otro 35% sí los tiene, que son generalmente las esposas de los
adultos mayores hombres que aún trabajan. Aquí lo preocupante es que el 68.2%
vive con menos de $2,699 pesos mensuales. Como se puede ver en la figura 3, si
bien ambos sexos son afectados por la pobreza, el 74.1% de las mujeres vive con
el rango más bajo de ingresos. Es decir, en este aspecto, los hombres tienden a
obtener una mayor cantidad de dinero. Hay que tomar en cuenta que las transac-
ciones comerciales fuera de la comunidad la realizan los hombres, y las mujeres
reciben y administran el dinero o los productos que el marido les procura.
El 33.3% afirma que trabaja, el 34.9% menciona que no lo hace y 31.7%
no contestó la pregunta. Este caso se presenta de manera similar al tema de la
educación. Las entrevistas a profundidad nos señalan que las personas se man-
tienen activas en la distribución de tareas habituales a menos que tengan alguna
discapacidad o enfermedad. Existe un elemento cultural en relación al valor que
se le da al trabajo para los hombres cuando son productivos ya que cuando no
trabajan, tienden a no responder la pregunta acerca de sus ingresos, quizás por
pena o cierta vergüenza. En el caso de las mujeres, éstas no consideran como un
trabajo las labores que realizan diariamente en el hogar.
166 • Género y vejez en México
Figura 3
Rango de ingresos. Adultos mayores, Quintana Roo
Figura 4
Relación de egresos. Adultos mayores, Quintana Roo
y las adultas mayores, así como entrega de medicamentos y vitaminas cuando los
hay. Sin embargo, en este caso se enfrentan a la barrera del lenguaje: la mayor
parte de las mujeres no habla español, sino que hablan solamente su idioma
natal, el maya y son analfabetas.
El problema entonces se presenta en dos momentos: durante la consulta
médica, ya que requieren de un traductor para exponer con claridad cuáles son
sus dolencias, así como también a la hora de tomar las medicinas debido a que
confunden los frascos que contienen los fármacos. Este segundo punto es muy
grave, debido a que los envases son generalmente similares con etiquetas que
especifican el contenido, y como las mujeres mayores no saben leer, es muy
común que se confundan. Otros centros de atención sanitaria mencionados son
el Issste (17.4 %), los médicos particulares (17.4 %) y el Instituto Mexicano del
Seguro Social (12.6%). El 47.6% refiere ser tratado de buena manera y el 30.1%
de manera regular.
Sociedad y derechos. El 60.3% de las adultas mayores no cuenta con informa-
ción sobre los servicios especiales que se proporcionan a la población mayor. Se
les preguntó si conocían cuáles eran los derechos de la gente mayor y resultó que
58.7% no tiene ningún conocimiento al respecto. Asimismo, 60.3% no conoce
nada acerca de los servicios especiales para adultos mayores ni pertenecen a algún
club o grupo específico. En este rubro cabe destacar que existe una gran diferencia
entre los que viven en la cabecera municipal y los que viven en las comisarías.
Por ejemplo, los programas del Dif (Desarrollo Integral de la Familia) dedi-
cados a las actividades de interacción y de esparcimiento de los adultos mayores
se ofertan solamente en las cabeceras municipales, pero no en las comisarías.
A éstas sólo llegan los programas de salud y, en algunos casos, las gestiones
relacionadas con la emisión de las credenciales del Inapam (Instituto Nacional
de las Personas Adultas Mayores). Al respecto, cabe destacar que encontramos
dificultades en la aceptación de las credenciales de descuento en diversos esta-
blecimientos en las comunidades, ya que este tipo de servicios se prestan princi-
palmente en las cabeceras municipales. También encontramos resistencia a pro-
porcionar descuentos en el transporte y en otros servicios.
En este contexto, aunque los ancianos cuentan con la credencial, ésta no les
resulta de gran utilidad ni ayuda para cubrir parte de sus necesidades de descuen-
tos en algunos servicios. El rubro en el que podría ser valiosa es en los descuentos
para el transporte público. Se mencionaba con anterioridad que este tipo de ser-
vicio es muy costoso. Sin embargo, el sistema de transporte público no acepta la
170 • Género y vejez en México
Seguridad
En general, 69.8% se sienten seguros en su localidad. Quienes no se sienten así,
señalan como causas de inseguridad, el mal gobierno y la corrupción, la delin-
cuencia y la inseguridad que les genera su edad. Solicitamos información sobre
el transporte público, y la mayor parte (77.7%) considera que es adecuado. En el
caso de Kantunilkín, el transporte público tiene unidades denominadas tricitaxis.
En Felipe Carrillo Puerto, que es una población más grande, utilizan tricitaxis y
mototaxis. En el caso de las comisarías, el transporte público que se utiliza son
las unidades colectivas tipo “van” que los llevan de su localidad a la cabecera
municipal.
De igual manera se les cuestionó sobre la pertinencia de la infraestructura de
la ciudad. Para sorpresa nuestra, casi la mitad, es decir, el 47.6% considera que
es adecuada. Sin embargo, durante el tiempo que estuvimos en las localidades
pudimos observar que no en todos los espacios hay banquetas, o bien, que se
encuentran en mal estado e incompletas. Lo mismo sucede con la iluminación
pública: las lámparas se encuentran muy separadas entre sí, por lo que hay gran-
des tramos a oscuras.
Redes de apoyo
De manera contundente la familia extensa, es decir, la formada por las personas
adultas mayores, sus parejas, hijos y nietos, se conforma como la principal red de
apoyo durante esta etapa de su vida (Figura 7). Se observan diferencias por sexo
Vejez, etnia y género en Quintana Roo • 171
en relación a la importancia que tienen las demás fuentes de apoyo. Por ejemplo,
para las mujeres, la familia extensa es la principal red seguida del grupo religioso y
la familia de origen, formada por los padres ancianos, hermanos y hermanas. En el
caso de los hombres, se observa que cuentan casi por igual con la familia extensa,
su familia de origen, los vecinos, grupo religioso, organizaciones civiles y gobierno.
Figura 7
Redes de apoyo. Adultos mayores, Quintana Roo
Conclusiones
En el trabajo pudimos constatar, como sucede en la mayoría de los estudios que
abordan el tema de la vejez y del género que, en el estado de Quintana Roo, las
mujeres que viven en las zonas rurales presentan menores niveles de educación
que se pueden explicar, en primer lugar, debido a los estereotipos sociales que
privilegiaban la asistencia a la escuela de los niños varones por encima de las
niñas; y en segundo lugar, a que en las zonas rurales no existían escuelas lo que
derivaba en menores oportunidades de capacitación que les permitiera mejorar
las condiciones laborales y de vida.
172 • Género y vejez en México
Se observó además que son los hombres los que cuentan con el poder eco-
nómico, político y cultural, mientras que las mujeres asumen un rol pasivo, es
decir no participan en las actividades concernientes a la toma de decisiones de la
comunidad y su papel se reduce a las actividades del hogar y, en algunos casos,
asumen el rol aceptado socialmente de parteras y curanderas, así como también
en ciertas fechas del año participan en la coordinación y organización de las fes-
tividades religiosas de la comunidad.
Es significativo el hecho de que son los hombres los que hablan generalmente
el idioma español lo que les permite constituirse como agentes negociadores en
las diferentes gestiones tanto personales como colectivas, así como también de
ser los que se encargan de las mayores responsabilidades de la familia y del hogar,
en tanto que las mujeres en su mayoría no saben leer ni escribir.
En cuanto a la distribución de los roles, corresponde a los hombres trabajar y man-
tener a la familia, mientras que las mujeres se dedican a las labores del hogar (lavar,
tortear, limpiar). Es interesante el hecho de que éstas no conciben que su aporte
a las labores del hogar sea un trabajo y mucho menos que pueda ser remunerable.
Se encontró también y, en eso concuerdan nuestros resultados con los resul-
tados de estudios similares en otras regiones indígenas del país que, El retiro de la
actividad productiva no está mediado por esquemas de jubilación y pensiones, como tampoco de
programas de atención oficiales a este sector (despensas, ayuda económica, clubes o asociaciones,
servicios médicos, etcétera), afrontando la vejez como fenómeno biológico en un contexto indivi-
dual y/o familiar, pero no social (Reyes Gómez, 2003: 174). Sin embargo, encontra-
mos que si bien cuentan con una pensión, otorgada por el Estado, así como con
atención médica en los centros de salud y en sus comunidades, aunque sea una
vez al mes, ambas no cubren, de manera satisfactoria las necesidades de atención
médica y de apoyo económico que requieren las ancianas.
Un aspecto que por demás nos llamó la atención fue el hecho de que existe
una marcada diferencia en el modo de vida de los habitantes que residen en las
cabeceras municipales y los que viven en las rancherías y comisarías, siendo éstos
últimos quienes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad dadas las
distancias que tienen que recorrer para poder tener acceso a la atención de la
salud hospitalaria, los medicamentos, así como también para realizar los trámites
del Inapam (solicitud de credenciales). Otro aspecto significativo es el que, en
su gran mayoría, las adultas mayores no conocen los derechos que tienen como
ciudadanos y como personas de la tercera edad.
Vejez, etnia y género en Quintana Roo • 173
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174 • Género y vejez en México
Introducción
Más allá del escenario que presentaremos, a los adultos mayores se les conceptúa
culturalmente como seres en decadencia de sus funciones psicológicas y físi-
cas, señalándolos como lentos, pasivos, improductivos, dependientes, faltos de
iniciativa y motivación y con menor capacidad de aprendizaje (Unesco 1999;
Berthely, 2002; Guajardo & Huneeus, 2003). Sin embargo, a través de este estu-
dio mostraremos a mujeres adultas mayores, con un promedio de 68 años de
edad, que continúan desempeñado de forma exclusiva actividades domésticas,
generan ingresos propios con la venta de alimentos, de animales o trabajando
temporalmente en la maquila. Con todo ello, después de haberse inscrito dos
años atrás a la Plaza Comunitaria de Nativitas (Tlaxcala), aún expresan deseos
por aprender lo que no aprendieron cuando pequeñas. El proceso de empode-
ramiento en la dimensión de las relaciones cercanas da muestra de los avances y
retrocesos de este grupo de abuelas.
175
176 • Género y vejez en México
El concepto de empoderamiento
Para referirse al concepto inglés empowerment, en español se han usado los térmi-
nos de empoderamiento, potenciación y apoderamiento o en su forma verbal, empoderar,
Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 179
potenciar y apoderar (Venier, 1996), cuyo significado apunta a dar poder o conceder
a alguien el ejercicio del poder, en referencia a cualquier individuo o grupo social
que se encuentra en situación de desventaja. De todos ellos, la preferencia por
el término empoderamiento se da al denotar un proceso de acrecentamiento de
poder interno, personal, desencadenador de efectos reflexivos en la persona, en
su entorno y en sus relaciones interpersonales (Gutiérrez, 2002).
Si bien constatamos la diversidad de definiciones sobre empoderamiento,
hay características clave que encuentran eco en la literatura referida al mismo.
Sobresale que el empoderamiento, primero y principalmente, es un proceso que
implica pasar de un estado de desempoderamiento a otro de empoderamiento,
obteniendo poder sobre los recursos externos e internos (Sen, 1997; Kabeer,
1999; Malhotra, Schuler & Boender, 2002). No se da como el resultado de una
acción, “la persona puede avanzar, retroceder, pararse en el camino, meditar,
mirar hacia atrás, pensar, volver a caminar” (Zapata, 2002: 193).
No se otorga de una persona a otra; las personas se empoderan a sí mismas
cuando ocurre en ellas un cambio de conciencia y autopercepción. El gobierno
o los agentes externos deben ser vistos como los catalizadores que inician y
fomentan el proceso al crear espacios de apoyo para el mismo (Batliwala, 1995;
Rowlands, 1995; Sen, 1997; Oxaal & Baden, 1997; Kabeer, 1999; Towsend et
al., 2002).
Entre otras características clave del empoderamiento está que no es un pro-
ceso neutral, porque involucra un cambio en las relaciones de poder a favor de
los menos poderosos; no involucra el poder sobre, aun cuando en cierto sentido
haya ganadores y perdedores. A menudo se trata de un proceso individual y
colectivo que capacita a las personas para ir más allá de su propia conciencia y
trascender para controlar sus vidas y el medio ambiente. No debe ser conside-
rado sinónimo de conceptos como descentralización, participación o estrategias
de abajo hacia arriba porque no desafían explícitamente las relaciones de poder
existentes (Batliwala, 1995; Oxaal & Baden, 1997; Rowlands, 1997b; Sen, 1997;
Kabeer, 1999).
En este estudio el empoderamiento fue considerado como el proceso a través
del cual las adultas mayores que asisten a la plaza comunitaria obtienen conoci-
mientos, habilidades y capacidades para incrementar su propio poder y control
sobre su vida, identificado a partir del reconocimiento y reflexión sobre las con-
diciones sociales que las marginan y los cambios generados por ello.
180 • Género y vejez en México
ticipación mediante los cuales las mujeres pueden obtener conocimientos y habili-
dades para reflexionar críticamente sobre su realidad social y actuar para mejorarla
(Dighe, 1995; Stromquist, 1995; Longwe, 1997; Mishra, 1997; Patel, 2003).
Desde esta perspectiva empoderadora, la alfabetización resulta un proceso
dinámico de aprendizaje y reflexión colectivo donde la sola transferencia de
conocimientos y habilidades no es efectiva para las mujeres rurales pobres, cuyas
vidas están condicionadas y limitadas por la estructura patriarcal existente; una
educación que las capacite para examinar críticamente y enfrentar sus situaciones
de vida adquiere un significado especial en su transformación (Patel, 2003).
Para Stromquist (1995; 1997) esta alfabetización empoderadora puede ser
exitosa si además se construye sobre la base de los recursos intelectuales, emo-
cionales y culturales con los que las mujeres participantes llegan a los espacios
físicos donde se desarrolla la actividad educativa. Partir de los conocimientos
y experiencias de las mujeres implica compartir experiencias personales con
otras, validar y construir nuevas realidades, descubrir su rol como agentes en su
mundo, modificar las identidades de género, reconocerse con otras y reflexionar
sobre su condición.
En suma, la educación y la alfabetización se perciben como los componentes
críticos de las estrategias para el empoderamiento de las mujeres, que les permi-
tirá obtener conocimientos y habilidades para entender, analizar y transformar
las condiciones sociales que las marginan (Stromquist, 1995; Patel, 2003).
A partir de los antecedentes señalados, las adultas mayores de las áreas rurales
son quienes de alguna forma se han perdido de los beneficios de la expansión
del sistema formal de educación, permaneciendo en una posición marginada.
El camino que las está llevando a una posición de autonomía y posibilidad para
implementar acciones colectivas, como señala Subirats (1998), se inicia por la
educación, la cual objetiva y subjetivamente crea condiciones para el empodera-
miento de las mujeres.
3 La presencia del Inea en la comunidad ha evolucionado de acuerdo con los diferentes modelos o estrategias educa-
tivas que la institución ha implementado; la Escuela para Abuelos que operaba como parte del Centro Urbano de
Educación Permanente (Cuep) y el Punto de Encuentro de Nativitas, son los antecedentes más cercanos de la Plaza
Comunitaria.
4 Mujer nacida en 1940, originaria de Teacalco, incorporada al Inea en septiembre de 2004.
Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 183
10 Mujer nacida en 1937, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en julio de 2002.
11 Mujer nacida en 1937, originaria de San Rafael Tenanyeca, incorporada al Inea en diciembre de 2002.
12 Mujer nacida en 1934, originaria de Jesús Tepactepec, incorporada al Inea en agosto de 2001.
13 Mujer nacida en 1929, originaria de San Vicente Xiloxochitla, incorporada al Inea en julio de 2003.
14 Mujer nacida en 1940, originaria de Teacalco, incorporada al Inea en septiembre de 2004.
15 Mujer nacida en 1935, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en septiembre de 2001.
Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 185
…primero me sentía mal porque pues nunca había salido a alguna parte, pero ahora ya no,
porque aunque sea un ratito se viene uno a distraer tantito, a estudiar y eso, pues se olvida uno
tantito de sus cosas que tiene.16
…me sentía un poco rara, como que no me acostumbraba y así… por falta de costumbre, no se
acostumbra uno, pero ya después ya… con más confianza parece, ya la maestra ya nos conoce
de más días, pues es el apoyo que uno tiene porque ella nos sigue soportando, a la mejor eso es
(ríe).17
…me siento a gusto de que vengo a la escuela, hay veces que no me da tiempo porque hago otra
cosa, pero cuando no, yo aquí estoy, aunque sea tardecito pero aquí estoy.18
…me sentía bien pues digo ‘voy aprender más…’, sí me da gusto irme martes y jueves porque
yo me siento bien y aquí, como había muerto mi esposo, me sentía como encerrada…, y ya
empecé a ir, ya sentía como que se me olvidaba lo de la casa, ya veía señoras platicando, había
convivios…, pues sí me siento bien, me siento tranquila.19
Me sentía bien, me sentía que volvía a ser de mi niñez porque ya tenía yo mis libros…, donde
no sabía yo, ya le decía a la maestra y ora si ya leía lo que decía los libros….20
Las asesoras del grupo observado y el técnico-docente coinciden en este pro-
ceso de cambio vivido por las mujeres.
…primero que nada [el sentimiento] es como de miedo, luego como de… vergüenza, miedo o
vergüenza, todo tienen (…), con el tiempo ya son entusiastas….21
…al principio se portan así como tímidas, como que no nos hacen mucho caso porque no tienen
la suficiente confianza (…) pero ya al paso de… máximo tres semanas ya empiezan a agarrar
confianza y ya es diferente, se ríen más, ya nos platican sus cosas que luego les pasa….22
…es como todo, como nos puede pasar a todos, vienen con el temor de qué voy hacer, cómo me
van a tratar, vienen con esa idea de que es un sistema escolarizado, de que me van a sentar y
me van a llenar mi cabecita de conocimientos. (…), ya cuando vienen aquí, ya ven el material
y todo y es como empiezan a sentir confianza, poco a poco van agarrando, como por ahí dicen,
cariño a los libros, inclusive al mismo asesor….23
16 Mujer nacida en 1937, originaria de Concordia, incorporada al Inea en julio de 2002.
17 Mujer nacida en 1950, originaria de Oaxaca, reside en Nativitas, incorporada al Inea en julio de 2003.
18 Mujer nacida en 1931, originaria de Atoyatenco, incorporada al Inea en abril de 2004.
19 Mujer nacida en 1937, originaria de San Rafael Tenanyeca, incorporada al Inea en diciembre de 2002.
20 Mujer nacida en 1935, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en septiembre de 2001.
21 Asesora nacida en 1966, originaria de Santiago Michac, con trece años de labor en el Inea.
22 Asesora nacida en 1977, originaria de Santiago Michac, con ocho años de labor en el Inea.
23 Técnico-docente nacido en 1969, originario de Tlaxcala, con trece años de labor en el Inea.
186 • Género y vejez en México
29 Mujer nacida en 1929, originaria de San Vicente Xiloxochitla, incorporada al Inea en julio de 2003.
30 Mujer nacida en 1950, originaria de Oaxaca, reside en Nativitas, incorporada al Inea en julio de 2003.
31 Mujer nacida en 1935, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en septiembre de 2001.
188 • Género y vejez en México
Pues lo empleo en ayudar un poco a mi hija, sus recursos de ellos también son escasos (…), veo
que está haciendo falta algo y yo lo tengo pues entonces yo lo pago o lo compro… [ella] no me
exige nada. (…), así ayudo en lo económico y luego también [compro] su alimento para mis
animales porque tengo los animalitos y también tienen que comer.32
…yo lo reparto ‘esto es para comer, esto es para ir aguardando, pago la luz, pago el agua y lo de
la casa’, ora si yo lo…, yo utilizo el dinero (…), le doy a ella [su hija] ‘ten tanto para comer’
y a su hijo ‘ten también algo porque me ayudas en hacer la alegría’ y ya les doy su dinerito y
aparto el dinerito para lo que se necesite.33
El empoderamiento de las mujeres en la dimensión de las relaciones cercanas
también puede favorecerse con el apoyo que reciben de sus esposos, hijas o hijos
para asistir a la plaza comunitaria, como en ciertos casos. Algunas mujeres viven
retrocesos porque no cuentan con el apoyo familiar, sólo reciben descrédito por
su edad o la utilidad de lo que aprenden.
…de que mi marido diga ‘no vas’, no. No, luego al contrario hasta me dice —ya te vas a la
escuelita ¿verdad? 34
(…) dice mi hijo ‘si ya va usted acabar de estudiar la primaria, le voy hacer a usted su mole y
voy a ser su padrino’ (ríe) —¡ora!, dónde voy a tener padrino— ‘pues sí, va mi niña a
la escuela’, le digo — pues sí voy a la escuela….35
…su papá se enoja, pero [mis hijas] dicen —no le haga usted caso, váyase usted, en aquel
tiempo la tuvo a usted domesticada al quehacer y a los hijos y a todo, ahora ya no, ya no le haga
usted caso.36
[Mi hija] me dice ‘ay mamá, pero ya para qué te va a servir, ya estás grande’, le digo —pues
sí, pero siquiera quiero saber qué cosa es estudiar, aunque sea nada más la primaria pero saber
qué cosa es….
…dicen mis hijos ‘ya estás vieja y al rato ya vas a quedar ciega’; ¡no importa!, yo me voy a mi
curso, ellos son los que me impiden que no venga ni acá ni allá [al curso de bordado], no
quieren que salga, que esté yo allá y digo —¿por qué? si no soy monja.37
Lograr que las tareas domésticas sean compartidas con los esposos o los
hijos varones es uno de los aspectos que mayor resistencia presenta al cambio.
Las historias de las entrevistadas no son la excepción, ellas siguen asumiendo
32 Mujer nacida en 1937, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en julio de 2002.
33 Mujer nacida en 1931, originaria de Atoyatenco, incorporada al Inea en abril de 2004.
34 Mujer nacida en 1934, originaria de Jesús Tepactepec, incorporada al Inea en agosto de 2001.
35 Mujer nacida en 1935, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en septiembre de 2001.
36 Mujer nacida en 1929, originaria de San Vicente Xiloxochitla, incorporada al Inea en julio de 2003.
37 Mujer nacida en 1940, originaria de Teacalco, incorporada al Inea en septiembre de 2004.
Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 189
sí, hacía la cena. (…). Cuando había más niños no, porque ya así no me llevaba [al campo]
—ora sí, quédate porque ya hay más hijos- ya él solito se iba, pero eso sí, cuando venía del campo,
luego, luego el plato ya está en la mesa, eso no se espera… [yo le decía] ‘espérate tantito’ — no,
no me voy a esperar, dame de comer porque a eso te quedabas, a hacer la comida, cuando nos
íbamos sí te esperaba, te agarraba yo al niño pero ahorita no, dame de comer…- ya le servía yo y
ya se quedaba a ver allí cualquier cosa y se va para afuera a barrer, regar o jalar agua....43
La opresión interiorizada de las normas hegemónicas de género contribuye a
que algunas mujeres conciban como natural e inmutable la superioridad mascu-
lina generando y manteniendo pensamientos en esa misma línea, aunque reco-
nocen la capacidad de la mujer.
…aunque la mujer trabaje y gane mucho dinero, no puede tener el mismo valor de…, el mismo
valor del hombre porque el hombre tiene unos valores muy altos por ser…, por su fuerza, por
su…por todo, tiene valores más altos que la mujer y aunque la mujer gane mucho dinero y se
sienta muy la mamá de los pollitos…, como dijera Dios ‘no hay como Dios y hombre’.44
…yo veo los problemas que tengo con mi esposo y no porque me hace lo que me hace, agarro y le
aviento sus trapos y lárgate a moler a tu madre. Una vez que lo quiso uno pos ora se aguanta
uno, pero pues no todas, no todas, con perdón de usted, son p… como yo, digo pues yo si soy p…
porque estoy viviendo con él, ¿por qué?, pues por no dejar aventados a los hijos….45
Otras mujeres en cambio ahora parecen cuestionar la desigualdad que han
vivido y comienzan a valorar que, al igual que los hombres, las mujeres son capa-
ces de lograr lo que se propongan.
Pues yo digo que iguales porque las actividades de la mujer en la casa, lo puede hacer el hombre,
otra cosa es que no quiera ayudarla y hacerlo porque de poder, yo creo que semos iguales los seres
humanos, nos podemos… ¡qué sé yo! traer esto, ponerlo acá, limpiar la mesa, acarrear el plato
o refreír unos frijoles, yo creo que sí, que sí se puede….46
…pos ‘ora casi es lo mismo, tanto la mujer como el hombre, ya no hay diferencias porque en el
estudio tanto estudia el hombre, como estudia la mujer y en el trabajo es lo mismo….47
…ya no es como antes que estábamos… que estábamos sometidos al marido y todo pero hoy
estamos…, no digamos muy libres pero… sí, ya no, ahora sí ya no tenemos a quien nos esté
arrea y arrea, a que haz esto, haz lo otro…, ahora nosotros mismos, yo mismo hago esta cosa,
yo sobrellevo a mis hijos.48
43 Mujer nacida en 1935, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en septiembre de 2001.
44 Mujer nacida en 1934, originaria de Jesús Tepactepec, incorporada al Inea en agosto de 2001.
45 Mujer nacida en 1940, originaria de Teacalco, incorporada al Inea en septiembre de 2004.
46 Mujer nacida en 1950, originaria de Oaxaca, reside en Nativitas, incorporada al Inea en julio de 2003.
47 Mujer nacida en 1937, originaria de Concordia, incorporada al Inea en julio de 2002.
48 Mujer nacida en 1931, originaria de Atoyatenco, incorporada al Inea en abril de 2004.
Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 191
Confrontar las opresiones dentro del hogar no es tarea fácil para las mujeres,
han vivido la mayor parte de su historia sin cuestionar el supuesto orden natural
entre hombre y mujer. Algunos testimonios muestran la diversidad de situacio-
nes en las que han estado, o están, las mujeres de este grupo.
Yo les contesto mal a mis hijos y a mi nuera (…), yo no ando de amiguera, yo voy a donde pueda
desenvolverme y abrir (…), poco más o menos parece que me abrí algo porque como que estaba
vendada de los ojos y del cerebro, pero ahora ya no. Dice mi esposo ‘no, tú de que vas a la escuela
ya te abriste más’, le digo —sí, porque no toda la vida me ibas a ver cara de tonta— ¡no! y
como ahorita ve que yo trabajo y que… ¿pues él qué?, le digo —no, tú ahorita estás como hijo
de familia, que no hay esto, que no hay lo otro, ¡hay que comprarlo! — ¿y él qué?, como no
trabaja ni nada, ¿él qué? 49
Sí, a mí sí me tocó sufrir con él [su esposo], le digo, pero pues mis hijos estaban chicos y yo
pensé que ellos… pues que no se sintieran desamparados tanto de su padre como de su madre,
pues yo me aguanté de lo que él me trataba y todo, pero le digo ahorita que sí, no ha cambiado
mucho él….50
…él [su esposo] me había dicho ‘si me haces del derecho de tus parcelas yo seguiré trabajando
y si no pues ya no’, pues fui a ver a Tlaxcala a ver qué me dicen en ese cambio de sucesión,
pero a él nunca lo llevaba yo. (…), allá me dijo el ingeniero ‘¿por qué?, ¿a quién va usted a
poner?’ —pues a mi marido. Me dice ‘no seas tonta, ¿cómo le vas a dar el derecho a tu marido?,
¿a poco sabes que vas a vivir toda la vida contenta con él?’ —pues yo diría que sí— ‘no, es
mentira, tantas cosas que se están mirando, que se pelean, aquí vienen y los hacen del derecho
y después les quitan, hasta las corren o venden el terreno y a ver cómo reclamas. No, no seas
tonta, tú sigue teniéndolos, sigue teniéndolos y tú eres la dueña hasta que te mueras’. Entonces
ya fui y le dije a mi marido —pues no, dicen que no hay ley que te ponga— y me dice ‘entonces
ahí trabajas las tierras, yo ya no’.51
Conocer los derechos resulta fundamental para las tres dimensiones del
empoderamiento propuestas por Rowlands (1997b) en la medida en que sienta
las bases para que las mujeres puedan iniciar y lograr procesos de cambio y
transformación. Si bien todas las mujeres respondieron a la pregunta a qué
tienen derecho las mujeres, las respuestas de la mayoría parecen referir más a
la igualdad en capacidad de las mujeres con respecto a los hombres que a una
equidad de género.
49 Mujer nacida en 1940, originaria de Teacalco, incorporada al Inea en septiembre de 2004.
50 Mujer nacida en 1950, originaria de Oaxaca, reside en Nativitas, incorporada al Inea en julio de 2003.
51 Mujer nacida en 1929, originaria de San Vicente Xiloxochitla, incorporada al Inea en julio de 2003.
192 • Género y vejez en México
Pues a opinar igual que un hombre, a hacer trabajos que puede desempeñar un hombre.52
Pues a que…, también las mujeres ya pueden trabajar, estudian, trabajan y ya no están ateni-
das al sueldo de solamente el esposo y antes era sólo eso, porque estaba uno dedicada al sueldo
del esposo y yo me imagino que también por eso nos trataban tan mal.53
…que ahora sí se puede uno defender, antes pues a la mejor yo fui una de aquellas humillada
por mi esposo, muy maltratada por mi esposo, pero… pero como le digo, yo lo hice por mis
hijos…54
La mujer tiene derecho a participar en todos los…, pues todos los gastos, los derechos o lo que
haya de la familia, participar en política, participar en las sociedades, en… como por ejemplo en
nuestro grupo de estudio, en todo tiene derecho como el hombre, sólo que la mujer tiene derecho al
respeto del hombre, no a como antes que el hombre gritaba y ya la mujer tenía que ser dominada
por el hombre, pienso que no…55
Pues a trabajar, ahora sea que tienen marido, sea que no, trabaja la mujer porque así es.56
Conclusiones
El análisis de la información lleva a resaltar algunos aspectos importantes como
que si bien las adultas mayores entrevistadas presentan características claras o
rasgos de empoderamiento, es importante recordar que, como condición para
generarlo (Rowlands, 1997a), debe existir una dinámica similar de incremento
entre las tres dimensiones y no solamente en una de ellas.
En el incipiente proceso de empoderamiento en la dimensión de las relacio-
nes cercanas, la combinación entre la experiencia de vida de cada adulta mayor
y los conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas en la plaza comunitaria,
al mismo tiempo que contribuyen a posibilitarlo, reafirman en muchos aspectos
los roles de género que las señalan como las principales responsables del queha-
cer doméstico, la atención al esposo y otras tantas actividades que se consideran
propias de su sexo.
En esta dicotomía del proceso, a través de la cual se observan avances y retro-
cesos, resalta que si bien existe una base de la cual se puede partir para continuar
fomentándolo, la sola presencia de algunas características no es suficiente para
52 Mujer nacida en 1937, originaria de San Miguel Xochitecatitla, incorporada al Inea en julio de 2002.
53 Mujer nacida en 1937, originaria de Concordia, incorporada al Inea en julio de 2002.
54 Mujer nacida en 1950, originaria de Oaxaca, reside en Nativitas, incorporada al Inea en julio de 2003.
55 Mujer nacida en 1934, originaria de Jesús Tepactepec, incorporada al Inea en agosto de 2001.
56 Mujer nacida en 1931, originaria de Atoyatenco, incorporada al Inea en abril de 2004.
Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 193
desafiar las relaciones de poder que permean la vida de las adultas mayores de
las áreas rurales. En este punto es oportuno enunciar algunas interrogantes pen-
dientes ¿cuáles serían las implicaciones en la vida de las adultas mayores de las
áreas rurales, si ellas cuestionaran el poder del hombre? ¿Qué significaría para
su vida reconocerse como mujeres con poder? ¿Qué factores impiden que esto
suceda?
Fomentar el empoderamiento de las adultas mayores no es hasta ahora un
objetivo explícito de los programas de alfabetización, antes bien, parecen sola-
mente estar contribuyendo a la reproducción de los conocimientos selecciona-
dos por el Estado, el cual ha expresado en innumerables oportunidades interés
en proporcionar un tipo de educación que forme personas críticas y transforma-
doras capaces de elevar su calidad de vida.
Para las adultas mayores no resulta fácil avanzar para cambiar las opresiones
en sus hogares, porque han vivido casi toda su trayectoria sin cuestionarlas. Sin
embargo, el espacio que tienen en el ámbito escolar podría ser una esfera de
puesta en común a través de la cual se analizaran, a la luz de la literatura y las
historias de las propias mujeres, las disparidades intergenéricas. De esta forma la
toma de decisiones de las mujeres podría considerar los procesos individuales,
basados en un radio de información más rico, más formativo.
Desde la educación no formal de adultos sería posible, partiendo de la per-
sona, abrir espacios a través de los cuales se propicie la reflexión crítica de la
realidad, se rescaten conocimientos, saberes y experiencias de vida que puedan
hacer las veces de sendas a través de las cuales implementar cambios y transfor-
mar las relaciones de poder entre mujeres y hombres y lograr sociedades más
equitativas. De otra forma, el tipo de alfabetización tradicional seguirá contri-
buyendo en la reproducción de las nociones de lo femenino y lo masculino, así
como de las prerrogativas que acompañan el ser mujer u hombre.
194 • Género y vejez en México
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Abuelas, educación y empoderamiento en Tlaxcala • 195
Introducción
En México, según los tabulados de la Encuesta Intercensal 2015, hay 119.5 millo-
nes de habitantes de los cuales 5.2 millones viven en Chiapas. De esta población
los adultos mayores, personas de sesenta años y más, constituyen, en México,
12.4 millones y en Chiapas 424,926 viejos y viejas que están en la cúspide de la
pirámide de edad y representan el 8.1% de la población chiapaneca, un promedio
por debajo del nacional que es 10.4%.
No obstante de representar un promedio de adultos mayores menor al nacio-
nal, Chiapas está en tránsito hacia el envejecimiento de su población; en 2010 el
peso porcentual de las personas de 60 años y más representó en la entidad 7.2%,
observándose un incremento de 0.9 puntos porcentuales en el quinquenio 2010-
2015 (ver anexo Tabla 1).
En ambos niveles geo-demográficos (México y Chiapas) la presencia de
adultos-as mayores es importante y es resultado del proceso de envejecimiento
demográfico en el país y en el mundo. Son poco más de doce millones de per-
sonas en el país, que requieren servicios de salud gerontológicos; viviendas y
espacios locales adaptados al deterioro físico individual: motriz, visual, etcétera;
ingresos que garanticen una sobrevivencia digna y suficiente al momento del
retiro laboral y mejores condiciones en el trabajo para quienes no gozan de una
pensión alimenticia o un sistema de retiro.
1 Investigadora del Instituto de Estudios Indigenas de Universidad Autónoma de Chiapas.
2 Investigador del Instituto de Estudios Indigenas de Universidad Autónoma de Chiapas.
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198 • Género y vejez en México
En este trabajo nos interesa dar a conocer, desde la perspectiva de género, cuál
es la situación demográfica de los y las adultos-as mayores en México y Chiapas,
definir el perfil sociodemográfico en cuanto al tamaño de las localidades donde
habitan, derechohabiencia o afiliación a los servicios de salud, su condición de
alfabetismo, condición de actividad, tipo de actividad no económica y condición
de habla (indígena y no indígena). Nos interesa reconocer las inequidades de
género destacando la relación hombre/mujer -índice de masculinidad-, en cada
una de esas características.
Ésta es una aproximación a la realidad basada en estimaciones
sociodemográficas puntuales que no reconocen las relaciones interactuantes,
cara a cara, entre hombres y mujeres, no reconocen la problemática social
que implican las relaciones sociales de género que son relaciones de poder, de
subordinación o igualitarias o de conflicto, etcétera, sino sólo se presenta una
arista de ello, son indicadores que apuntan reconocer las diferencias e inequi-
dades de participación de hombres y mujeres en el ámbito habitacional, eco-
nómico, de salud y educativo, distinguiendo con indicadores censales el acceso
limitado y desigual a la educación, al trabajo, a la salud de hombres y mujeres
viejos en México y en Chiapas, una entidad federativa caracterizada por sus altos
índices de marginación y pobreza (Villasana, 2014: 56).
3 Nota aclaratoria: Debido a que los Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015 ya están clasificados en grupos
etarios específicos y en porcentajes, en este trabajo se hará referencia a dos cohortes etarios: las personas de 60
años y más y las personas de 65 años y más según sea el caso. Asimismo, se mostrará el índice de masculinidad en
2010 debido a que los tabulados de 2015 las variables analizadas están expresados en porcentajes y no en números
absolutos
El índice de masculinidad en población adulta mayor. México y Chiapas • 199
Gráfica 1
Índice de masculinidad de la población de 60 años y más según tamaño de
localidad. México y Chiapas, 2010
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro
01_02B_ESTATAL. Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de
edad según tamaño de localidad.
por cada cien mujeres), en localidades de 1 a 999 habitantes en todos los grupos
quinquenales de edad. Asimismo, se observa una mayor concentración de hom-
bres en el rango de edad de 75 a 79 años en localidades de 1 a 14,999 habitantes.
Es muy importante dar cuenta de estas diferencias de género en los grupos
quinquenales de edad respecto al tamaño de localidad, dar a conocer la diferente
concentración de hombres y mujeres de edad mayor en los distintos contextos
geográficos, permite pensar la necesidad de dirigir las políticas públicas hacia la
atención en la diversidad, desechando la idea de una población homogénea que
debe ser tratada de la misma forma o a tabla rasa.
Condición de actividad
La condición de actividad de los y las adultos-as mayores da cuenta de la inequi-
dad de género observándose una relación hombre-mujer abismal. En México
2010, del 31.8% de población económicamente activa, Pea, de 60 y más años
de edad, se registraron 367 hombres por cada cien mujeres, más del triple de
hombres que de mujeres, lo que no significa que las mujeres no trabajen, ya que
la mayoría de ellas se ocupa en trabajos no remunerados como veremos más ade-
lante. En cambio, del 66.6% de población no económicamente activa, PnoEA,
se registraron 44 hombres por cada cien mujeres.
En Chiapas 2010, la Pea representó el 41.7% y la relación hombre/mujer fue
mucho mayor al promedio nacional, 696 hombres por cada cien mujeres, a dife-
rencia del 56.1% de PnoEA de 60 y más años de edad donde había 26 hombres
por cada cien mujeres, un ámbito ampliamente feminizado (ver anexo Tabla 4).
En el quinquenio 2010-2015 se observan diferencias importantes: En México
decrece 5.5 puntos porcentuales la Pea y aumenta 6.7 puntos porcentuales la
PnoEA; en Chiapas los indicadores fueron mayores, un decremento de 8.9 pun-
tos porcentuales en la Pea y un aumento de 10.9 puntos porcentuales en la
PnoEA.
En México 2010, el 66.6% de las personas de 60 años y más representó a la
población no económicamente activa; esta PnoEA según el tipo de actividad no
económica, se dedicó a lo siguiente: más de la mitad a los quehaceres domésticos
(57.7%), una cuarta parte es pensionada o jubilada (25.1%), cerca de una décima
parte se dedican a otras actividades no económicas (9.5%), y el 7.5% son per-
sonas con alguna limitación física o mental permanente que les impide trabajar.
En las diferencias por sexo destacan las labores domésticas como una acti-
vidad feminizada en una relación de 5 hombres por cada cien mujeres. Un
202 • Género y vejez en México
Consideraciones finales
Respondiendo a la pregunta de inicio, respecto a las situación demográfica de los
adultos mayores según el índice de masculinidad, el panorama presentado, con
base en los indicadores sociodemográficos de las fuentes censales, nos muestra
que la población adulta mayor es heterogénea, en tanto relación hombre/mujer,
es distinta en cada variable; no obstante, esas diferencias observadas se deben
principalmente a procesos sociales y culturales que están de fondo y modifican
esos indicadores.
El proceso de envejecimiento demográfico muestra una tendencia ascen-
dente, constante y diversa, por lo que se requiere de atención urgente de servi-
cios geriátricos y gerontológicos, con una mirada en la diversidad de situaciones
en que se presenta, en este caso, considerando las diferencias de género según se
muestra en el índice de masculinidad.
Así, la masculinización del envejecimiento, en el caso de Chiapas, se registra
en población rural con menor concentración de habitantes, y conforme aumenta
el número de población general, se feminiza el envejecimiento. Una explicación
206 • Género y vejez en México
Bibliografía
Inegi (2015). Encuesta Intercensal 2015: síntesis metodológica y conceptual. México: Instituto
Nacional de Estadística y Geografía.
González González, Cesar Alejandro (2010). Demografía del envejecimiento, argumen-
tos, problemas, temas no cubiertos y horizontes de investigación en México. En
L. Gutiérrez-Robledo y J. Gutiérrez-Ávil (Coordinadores) Envejecimiento humano.
Una visión transdisciplinaria, pp. 295-303. México: Secretaría de Salud, Instituto de
Geriatría.
Villasana Benítez, Susana (2014). Discapacidad y servicios de salud de la población adulta
mayor en Chiapas. En Gina Villagómez Valdés y Ligia Vera Gamboa Tercera edad.
Múltiples perspectivas y retos para el futuro, pp. 53-71. Mérida, Universidad Autónoma
de Colima y Apauady.
Fuentes estadísticas
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, Censo de Población y Vivienda 2010:
Tabulados del Cuestionario Básico.
--- Cuadro 01_02B_ESTATAL. Población total por entidad federativa, sexo y grupos quin-
quenales de edad según tamaño de localidad.
--- Cuadro 05_01B_ESTATAL. Población de 3 años y más por entidad federativa, sexo y
grupos quinquenales de edad según condición de habla indígena y condición de
habla española.
--- Cuadro 05_05B_ESTATAL. Población de 15 años y más que habla lengua indígena por
entidad federativa y grupos quinquenales de edad según condición de alfabetismo
y sexo.
--- Cuadro 05_06B_ESTATAL. Población de 12 años y más que habla lengua indígena
por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según condición de
actividad.
--- Cuadro 07_04B_ESTATAL. Población de 15 años y más por entidad federativa y grupos
quinquenales de edad según condición de alfabetismo y sexo.
--- Cuadro 07_08B_ESTATAL. Población de 3 años y más por entidad federativa y grupos
quinquenales de edad según nivel de escolaridad y grados aprobados.
--- Cuadro 08_02B_ESTATAL. Población de 12 años y más por entidad federativa, sexo
y grupos quinquenales de edad según condición de actividad económica y de
ocupación.
--- Cuadro 08_05B_ESTATAL. Población no económicamente activa por entidad federa-
tiva, sexo y grupos quinquenales de edad según tipo de actividad no económica.
208 • Género y vejez en México
--- Cuadro 09_02B_ESTATAL. Población total por entidad federativa, sexo y grupos quin-
quenales de edad según condición de derechohabiemcia a servicios de salud y tipo
de institución.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi, Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015.
--- Cuadro 01_POBLACION_02. Estimadores de la población total en viviendas particu-
lares habitadas por entidad federativa y grupos quinquenales de edad según sexo.
--- Cuadro 05_ETNICIDAD_01. Estimadores de la población de 3 años y más y su distri-
bución porcentual según condición de habla indígena y condición de habla espa-
ñola por entidad federativa, sexo y grandes grupos de edad.
--- Cuadro 06_EDUCACIÓN_04. Estimadores de la población de 15 años y más y su dis-
tribución porcentual según condición de alfabetismo y sexo por entidad federativa
y grupos de edad.
--- Cuadro 07_SALUD_02. Estimadores de la población total y su distribución porcentual
según condición de afiliación a servicios de salud por entidad federativa, sexo y
grupos quinquenales de edad.
--- Cuadro 08_ECONOMICAS_02. Estimadores de la población y su distribución porcen-
tual según condición de actividad económica y de ocupación por entidad federativa,
sexo y grupos quinquenales de edad.
--- Cuadro 08_ECONOMICAS_03. Estimadores de la población no económicamente
activa y su distribución porcentual según tipo de actividad no económica por enti-
dad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad.
El índice de masculinidad en población adulta mayor. México y Chiapas • 209
Anexos
Tabla 1.
Población México y Chiapas, 2010-2015
Año Población total Población de 60 años y más Porcentaje de adultos mayores
México Chiapas México Chiapas México Chiapas
2010 112,336,538 4,796,580 10,055379 345,481 9.0 7.2
2015 119,530753 5,217,908 12,436,321 424,926 10.4 8.1
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 01_02B_ESTATAL.
Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según tamaño de localidad.
Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015. Cuadro 01_POBLACION_02. Estimadores de la población
total en viviendas particulares habitadas por entidad federativa y grupos quinquenales de edad según sexo.
Tabla 2
Poblaciones de 60 años y más, y de 65 años y más. México y Chiapas, 2010-2015
Año Población de 60 años y más Porcentaje Porcentaje Índice de
hombres mujeres masculinidad
México Chiapas México Chiapas México Chiapas México Chiapas
2010 10,055,379 345,481 46.5 49.6 53.5 50.4 87 99
2015 12,436,321 424,926 46.2 49.3 53.8 50.7 86 97
Población de 65 años y más
2010 6,938,913 234,982 46.2 49.6 53.8 50.4 86 98
2015 8,546,566 291,480 45.9 49.3 54.1 50.7 85 97
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 01_02B_ESTATAL.
Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según tamaño de localidad.
Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015. Cuadro 01_POBLACION_02. Estimadores de la población
total en viviendas particulares habitadas por entidad federativa y grupos quinquenales de edad según sexo.
210 • Género y vejez en México
Tabla 3ª
Índice de masculinidad por tamaño de localidad según grupos quinquenales de
edad. México, 2010
Tamaño de 60-64 65-69 70-74 75-79 80-84 85-89 90-94 95-99 100 Total
localidad años años años años años años años años años y
más
1-249
habitantes 108 110 113 117 112 107 101 92 88 111
250-499
habitantes 101 101 104 105 101 99 93 85 76 102
500-999
habitantes 99 100 98 102 98 94 91 84 69 99
1,000-2,499
habitantes 49 49 49 50 48 48 46 43 42 96
2,500-4,999
habitantes 95 94 92 95 92 90 84 76 65 93
5,000-9,999
habitantes 93 91 90 93 88 87 83 74 67 91
10,000-14,999
habitantes 91 90 87 90 86 83 83 69 64 89
15,000-29,999
habitantes 91 89 85 86 81 79 75 66 69 87
30,000-49,999
habitantes 89 87 84 86 80 77 73 68 67 85
50,000-99,999
habitantes 88 86 84 84 76 74 67 61 60 84
100,000-
249,999
habitantes 87 86 82 80 71 68 58 58 49 82
250,000-
499,999
habitantes 85 82 76 73 65 60 51 47 48 77
500,000-
999,999
habitantes 85 83 79 77 67 63 54 47 48 79
1,000,000 a
más habitantes 85 84 80 76 67 63 55 50 45 80
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 01_02B_ESTATAL.
Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según tamaño de localidad.
El índice de masculinidad en población adulta mayor. México y Chiapas • 211
Tabla 3b
Índice de masculinidad por tamaño de localidad según grupos quinquenales de
edad. Chiapas, 2010
Tamaño de 60-64 65-69 70-74 75-79 80-84 85-89 90-94 95-99 100 Total
localidad años años años años años años años años años y
más
1-249
habitantes 118 110 130 133 135 128 131 111 114 121
250-499
habitantes 107 105 117 122 114 115 110 107 109 111
500-999
habitantes 108 103 109 112 111 107 117 103 110 108
1,000-2,499
habitantes 104 98 106 114 108 109 110 106 101 105
2,500-4,999
habitantes 102 97 105 108 106 106 119 80 84 103
5,000-9,999
habitantes 98 92 101 101 109 98 88 89 105 98
10,000-14,999
habitantes 98 96 93 105 97 90 88 95 62 97
15,000-29,999
habitantes 96 89 92 90 94 75 104 71 78 92
30,000-49,999
habitantes 87 80 84 90 81 83 85 85 103 84
50,000-99,999
habitantes 80 76 84 88 83 63 62 40 44 79
100,000-
249,999
habitantes 81 82 76 82 70 65 55 62 69 78
250,000-
499,999
habitantes 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
500,000-
999,999
habitantes 85 81 78 80 71 72 68 71 61 80
1,000,000
a más
habitantes 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 01_02B_ESTATAL.
Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según tamaño de localidad.
212 • Género y vejez en México
Tabla 4
Condición de actividad en poblaciones de 60 años y más. México y Chiapas, 2010-2015
Condición de actividad Población de 60 años y más Índice de
masculinidad
México Chiapas México Chiapas
2010 2015 2010 2015 2010 2010
Población
31.8 26.3 41.7 32.8 367 696
económicamente activa
Población no
66.6 73.3 56.1 67.0 44 26
económicamente activa
No especificado 1.7 0.5 2.2 0.3 191 187
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 08_02B_
ESTATAL. Población de 12 años y más por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según
condición de actividad económica y de ocupación. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015. Cuadro
08_ECONOMICAS_02. Estimadores de la población y su distribución porcentual según condición de
actividad económica y de ocupación por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad.
Tabla 5
Tipo de actividad no económicamente activa en población de 60 años y más.
México y Chiapas, 2010-2015
Tipo de actividad Población no económicamente activa Índice de
de 60 años y más masculinidad
México Chiapas México Chiapas
2010 2015 2010 2015 2010 2010
Pensionados o jubilados 25.1 25.6 9.3 8.7 248 267
Estudiantes 0.3 0.1 0.2 0.1 50 37
Personas dedicadas a los que-
57.7 47.6 70.9 55.3 5 2
haceres del hogar
Personas con alguna limitación
física o mental permanente 7.5 9.2 10.5 14.3 126 138
que les impide trabajar
Personas en otras actividades
9.5 17.6 9.2 21.6 290 256
no económicas
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 08_05B_
ESTATAL. Población no económicamente activa por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de
edad según tipo de actividad no económica. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015. Cuadro 08_
ECONOMICAS_03. Estimadores de la población no económicamente activa y su distribución porcentual
según tipo de actividad no económica por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad.
El índice de masculinidad en población adulta mayor. México y Chiapas • 213
Tabla 6
Condición de derechohabiencia o afiliación a servicios de salud en población de
60 años y más. México y Chiapas, 2010-2015
Condición de Población de 60 años y más Índice de
derechohabiencia o masculinidad
afiliación
México Chiapas México Chiapas
2010 2015 2010 2015 2010 2010
Afiliada 71.4 86.5 64.5 85.2 84 92
No afiliada 28.3 13.1 35.3 14.6 96 112
No especificado 0.3 0.4 0.3 0.4 84 77
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 09_02B_
ESTATAL. Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según condición de
derechohabiemcia a servicios de salud y tipo de institución. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015.
Cuadro 07_SALUD_02. Estimadores de la población total y su distribución porcentual según condición de
afiliación a servicios de salud por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad.
Tabla 7
Tipo de servicio de salud en población de 60 años y más. México y Chiapas,
2010-2015
Tipo de servicio de salud Población de 60 años y más
México Chiapas
2010 2015 2010 2015
Imss 52.5 43.8 23.6 14.7
Issste 13.8 12.4 13.1 10.1
Pemex, Defensa Nacional o Marina 2.0 1.7 0.9 0.8
Seguro Popular o para una Nueva 27.7 41.0 59.7 75.8
Generación
Privada 2.0 2.8 0.8 0.8
Otra institución 2.0 1.4 1.9 1.1
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 09_02B_
ESTATAL. Población total por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según condición de
derechohabiemcia a servicios de salud y tipo de institución. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015.
Cuadro 07_SALUD_02. Estimadores de la población total y su distribución porcentual según condición de
afiliación a servicios de salud por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad.
214 • Género y vejez en México
Tabla 8
Condición de alfabetismo en población de 65 años y más. México y Chiapas,
2010-2015
Condición de Población de 65 años y más Índice de
alfabetismo masculinidad
México Chiapas México Chiapas
2010 2015 2010 2015 2010 2010
Alfabeta 70.7 75.3 46.3 50.8 98 147
Analfabeta 28.1 22.5 52.8 46.6 61 70
No especificado 1.2 2.2 1.0 2.6 65 74
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 07_04B_
ESTATAL. Población de 15 años y más por entidad federativa y grupos quinquenales de edad según con-
dición de alfabetismo y sexo. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015. Cuadro 06_EDUCACIÓN_04.
Estimadores de la población de 15 años y más y su distribución porcentual según condición de alfabetismo
y sexo por entidad federativa y grupos de edad.
El índice de masculinidad en población adulta mayor. México y Chiapas • 215
Tabla 9
Nivel de escolaridad y grados aprobados en población de 60 años y más.
México y Chiapas, 2010
Nivel de escolaridad y grados Población de 60 Índice de
aprobados años y más masculinidad
México Chiapas México Chiapas
Sin escolaridad 27.2 50.0 69 72
Preescolar 0.8 0.6 92 118
Primaria 1 grado 5.0 6.2 89 120
Primaria 2 grados 8.6 10.3 93 129
Primaria 3 grados 11.1 9.2 95 140
Primaria 4 grados 4.1 3.0 87 138
Primaria 5 grados 2.2 1.3 87 148
Primaria 6 grados 18.7 10.6 88 126
Primaria no especificado 0.2 0.1 80 85
Secundaria 7.2 3.3 118 144
Estudios técnicos o comerciales
1.5 0.2 24 30
con primaria terminada
Educación posbásica* 12.8 4.9 119 177
No especificado 0.4 0.1 89 104
* Incluye a la población que tiene al menos un grado aprobado en estudios técnicos o comerciales con
secundaria terminada, preparatoria o bachillerato, normal básica, estudios técnicos o comerciales con pre-
paratoria terminada, profesional (licenciatura, normal superior o equivalente), maestría y doctorado.
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 07_08B_
ESTATAL. Población de 3 años y más por entidad federativa y grupos quinquenales de edad según nivel
de escolaridad y grados aprobados.
216 • Género y vejez en México
Tabla 10
Condición de habla indígena en población de 65 años y más. México y Chiapas,
2010-2015
Condición de habla Población de 65 años y más que habla Índice de
indígena lengua indígena masculinidad
México Chiapas México Chiapas
2010 2015 2010 2015 2010 2010
Habla lengua indígena 10.0 9.6 23.4 23.3 94 107
No habla lengua
89.6 90.0 76.4 76.5 85 96
indígena
No especificado 0.4 0.4 0.3 0.2 80 88
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 05_01B_
ESTATAL. Población de 3 años y más por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según
condición de habla indígena y condición de habla española. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015.
Cuadro 05_ETNICIDAD_01. Estimadores de la población de 3 años y más y su distribución porcentual
según condición de habla indígena y condición de habla española por entidad federativa, sexo y grandes
grupos de edad.
Tabla 11
Condición de habla indígena por condición de habla española en población de
65 años y más. México y Chiapas, 2010-2015
Condición de habla Población de 65 años y más que habla Índice de
española lengua indígena masculinidad
México Chiapas México Chiapas
2010 2015 2010 2015 2010 2010
Habla español 72.9 77.1 47.4 53.6 113 176
No habla español 23.0 19.7 50.8 45.4 53 68
No especificado 4.1 3.2 1.7 1.0 88 94
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 05_01B_
ESTATAL. Población de 3 años y más por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales de edad según
condición de habla indígena y condición de habla española. Inegi. Tabulados de la Encuesta Intercensal 2015.
Cuadro 05_ETNICIDAD_01. Estimadores de la población de 3 años y más y su distribución porcentual
según condición de habla indígena y condición de habla española por entidad federativa, sexo y grandes
grupos de edad.
El índice de masculinidad en población adulta mayor. México y Chiapas • 217
Tabla 12
Condición de actividad en población que habla lengua indígena de 60 años y
más. México y Chiapas, 2010
Condición de actividad Población de 60 años Índice de
y más que habla len- masculinidad
gua indígena
México Chiapas México Chiapas
Población económicamente activa 38.4 46.2 540 995
Población no económicamente
59.4 51.3 34 18
activa
No especificado 2.2 2.5 172 142
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 05_06B_ESTATAL.
Población de 12 años y más que habla lengua indígena por entidad federativa, sexo y grupos quinquenales
de edad según condición de actividad.
Tabla 13
Condición de alfabetismo en población que habla lengua indígena de 60 años y
más. México y Chiapas, 2010
Condición de alfabetismo Población de 60 años y más Índice de
que habla lengua indígena masculinidad
México Chiapas México Chiapas
Alfabeta 39.1 20.6 193 402
Analfabeta 59.9 78.5 61 79
No especificado 1.0 0.9 62 74
Fuente: Inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Cuadro 05_05B_ESTATAL.
Población de 15 años y más que habla lengua indígena por entidad federativa y grupos quinquenales de
edad según condición de alfabetismo y sexo.
TERCERA PARTE
LA FLEXIBILIZACIÓN DEL ROL DE GÉNERO EN LAS
PRÁCTICAS RELIGIOSAS DE LOS SECTORES ENVEJECIDOS
Introducción
Mi objetivo es mostrar que cada etapa de la vida tiene su propio compromiso
religioso y social y que los roles masculinos/femeninos se reconfiguran, rede-
finen y flexibilizan conforme se transita a edades más avanzadas (arriba de los
75 años). Los resultados de este trabajo de investigación evidenciaron que inde-
pendientemente del sexo y prácticas religiosas, las personas que alcanzan edades
muy avanzadas, buscan una espiritualidad más personal e íntima, que les permita
operar con una lógica practica ante problemas concretos y contextos cada vez
más específicos, donde ellos puedan articular su pasado con el presente y su
futuro; sus nuevos roles y adaptaciones, lo terrenal y lo eternal. Se observó que
en la vejez se reduce la participación en rituales religiosos y el círculo social, se
adoptan ciertos roles, símbolos y significados que se vuelven más personales,
dando lugar a interacciones de mayor complementariedad y solidaridad entre-
cruzándose sus roles masculinos y femeninos.
Mi punto de partida es que los factores asociados con la vejez - pérdida de
la salud, necesidad de cuidado y atención, retiro laboral, nido vacío, muerte del
cónyuge y pérdida de status- en el ámbito de las experiencias religiosas, propician
una reconfiguración, redefinición y flexibilización de roles masculinos y femeni-
nos entrecruzando sus fronteras.
El análisis se sustenta en una investigación etnográfica en la que se realizaron
100 entrevistas y observaciones a profundidad sobre la dimensión religiosa en
diversas estancias de trabajo de campo en contextos rurales del Golfo de México
1 Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social del Golfo. fevaz@msn.com
221
222 • Género y vejez en México
entre los años 2010 y 2015. Por cuestiones de análisis clasifiqué la información
en dos diferentes rangos de edad: El primero, constituido por 28 ancianos y 12
ancianas de 60 a 75 años, y el segundo, formado por 15 varones y 45 mujeres de
75 años y más. Me enfoqué en quienes se habían distinguido por ocupar algún
cargo en sus iglesias y por ser o haber sido miembros asiduos a las actividades
religiosas. Me interesaron, principalmente, aquellas personas que se encontra-
ban en estados de dependencia e imposibilitados para salir de sus hogares. De
acuerdo a su adscripción religiosa 75 de los informantes eran católicos, 20 de
corte pentecostal y neo pentecostal, 3 presbiterianos, un metodista y un bautista.
El texto se divide en tres apartados. En el primero, tomo pulso con la lite-
ratura existente sobre la perspectiva de género abordando sus temáticas más
recurrentes y centrándome en los trabajos donde se cruzan las variables de
género, vejez y religión. En el segundo, presento la información empírica que
avala el planteamiento de este análisis, resaltando las formas en la que son vivi-
das las diferencias de lo femenino y masculino entendidas como construcciones
sociales permeadas por la cultura, que las organiza y ordena conjuntamente con
las creencias y prácticas religiosas, los pensamientos, valores y formas de ser.
Finalmente, armo una discusión sobre lo expuesto resaltando cómo las discon-
tinuidades en los roles y la forma en que flexibilizan las fronteras entre lo feme-
nino y lo masculino, conllevan a nuevas formas de organización y pensamiento
en la última etapa de la vida.
hombres por lo general centran su vida en el aspecto laboral, pues, ser proveedo-
res los inviste de respeto y autoridad, por lo que al llegar la vejez muchos de ellos
se sienten como una carga para sus familias debido a sus impedimentos físicos
y mentales, como si al pasar de los años perdieran su status masculino (Ramos,
2005; Bijarro, 2005 y Márquez, 2007).
Cuestión contraria sucede en las mujeres, pues su trabajo no es reconocido
socialmente, raya en la informalidad, y, si es fuera del ámbito doméstico, puede
poner en juego su integridad ante su comunidad, por lo que en su mayoría se
limitan a cumplir su rol en el mantenimiento del hogar y el cuidado de niños y
familiares dependientes (Arias, 2009; Márquez, 2007; Montes de Oca y Herbero,
2007 y Ripoll, 2014; Briñón, 2015; L. F y Bastida, 2015).4
Por otro lado, los movimientos que se dieron en favor de la equidad de
género5 en los años setentas no sólo tuvieron un impacto en el ámbito acadé-
mico, político y social, también dieron pie a investigaciones donde se mostró
que no es lo mismo ser creyente varón o mujer en edades avanzadas (Vázquez,
2012; Velázquez, 2013; Vázquez, 2014). La ordenación de la primera ministra de
la Iglesia Congregacional del estado de Nayarit en México en 1974 y de mujeres
pastoras en la Iglesia Metodista, y, de que algunas ocupasen puestos como el de
obispas en iglesias como la anglicana, metodista, luterana y pentecostal, hicieron
que como analistas sociales de la religión, profundizáramos en la creciente parti-
cipación y protagonismo femenino en el ámbito religioso.
Brusco (1986), por ejemplo, se centra en analizar cómo las mujeres pueden
ser agentes de cambio transformando sus roles tradicionales y que la conversión
rompe la barrera entre lo masculino y lo femenino reestableciendo las relaciones
matrimoniales. Lagarriga (1995), destaca los papeles de las monjas, rezanderas
y organizadoras de diversas actividades sociales y religiosas como las visitas en
los hospitales y cárceles; McGuirre (1997), observa cómo muchas religiones han
integrado a la mujer en el centro de la acción del ritual; De la Torre (1995) y
4 Arias (2009), realiza un análisis de las mujeres mexicanas que emigran de contextos rurales hacia las grandes ciu-
dades y observa cómo son cuestionadas en lo referente a su sexualidad debido a que el dinero y el alejamiento del
hogar se consideran como ventanas hacia el libertinaje, lo que las excluye de las herencias y el apoyo de sus familias,
en las que se privilegia a aquellas que cumplen su rol de cuidadoras. Briñón (2015), enfatiza la división tradicional
del trabajo en la que el rol de las mujeres se limita a las labores domésticas y de cuidadoras de niños, dependientes
y ancianos (as), lo que se justifica en la experiencia o ideal de maternidad. Ripoll (2014), por otro lado, comenta
que, si bien vivimos en una sociedad más igualitaria en la que los hombres también participan de forma activa en
las tareas domésticas a modo de cooperación, no deja de presentarse una cierta inequidad en lo que se refiere a las
mismas, ya que los varones toman las más sencillas y dejan las más tediosas a las mujeres.
5 Es pertinente hacer alusión que a mediados de los años 50, surgen las primeras críticas dentro de lo que será
llamada la teología feminista, cuya idea fundamental era la de buscar una igual dignidad del hombre y la mujer,
criticando la sociedad patriarcal y resaltando del sufrimiento de la mujer.
La flexibilización del rol de género en las prácticas religiosas de los sectores envejecidos • 225
Todo esto implica que se den interacciones sociales más frecuentes al interior de
estas asociaciones, sobre todo, entre personas del mismo sexo, edad o situación.
Por otro lado, en algunas iglesias neo pentecostales, tales divisiones pocas
veces se dan, por lo que se pueden entablar interacciones sociales con diferentes
personas independientemente de la edad o el sexo. Es de hacerse notar que, en
los espacios religiosos, generalmente, la participación, la edad y la constancia son
reconocidas de tal forma que un anciano católico puede llegar a ser sacristán y
en una iglesia evangélica puede ser pastor o líder, o bien asumir cargos directivos
o administrativos; mientras que las ancianas, por lo general, ocupan cargos de
ejecución rutinarios que de alguna manera las mantienen activas y les permiten
exteriorizar sus experiencias en la vejez. Obviamente hay excepciones y pueden
llegar a ser dirigentes, pero no deja de haber exclusión y desigualdad salarial, o
escaso apoyo para ascender de puesto.
Soy Pastora, tengo 35 años de servicio, y desde ese entonces no he tenido voz y voto como los
pastores que tienen cargos como superintendente u obispo, mi opinión debe ser reservada, porque
entre ellos se hacen compadres y se van rolando los puestos de poder que tienen mejor pago, yo ya
estoy esperando sólo que El Señor me llame a su presencia…
(RC 65 años. Metodista.)
Las diferencias señaladas no sólo se dan en el plano práctico, ritual, sino tam-
bién a nivel simbólico y de significado; en la cosmovisión religiosa sobre la sal-
vación, la eternidad, el infierno, Dios y la muerte. De tal manera que mientras un
anciano al pensar en la muerte se pregunta qué será de su parcela y los animales
sin su supervisión; una anciana, piensa en los nietos y los hijos, especialmente en
los “descarriados”, así como en lo que será el cuidado de su cónyuge. Aunque
ambos coincidan en que la muerte es un destino común, un hecho que va afectar
la vida de sus familiares, actividades e individualidad, causando tristeza y angus-
tia. Tanto ancianos como ancianas tienen esperanza en el “más allá”. En el caso
de los ancianos evangélicos, encontré que tenían una visión de la eternidad como
un lugar donde se podrá disfrutar de la tranquilidad, la presencia de Dios y la
alegría, sin los problemas de la vida actual.
Es un lugar muy concurrido donde están los apóstoles, millares de personas vestidas de blanco
y con mucha luz; donde hay descanso y solaz (FVM 73 años). Es un lugar como un jardín
sin nada que nos moleste, nuestra vista se va a perder en tantas cosas maravillosas que Dios
ha creado para nosotros.
(MSH. 69 años. Bautista).
228 • Género y vejez en México
8 En ninguno de los casos analizados pude observar indicios de competitividad entre los cónyuges.
230 • Género y vejez en México
Como no tengo manera de andar de allá para acá, estoy encerrado todo el día y me choco. Lo que
hago es ayudarle a mi esposa. Ahorita temprano ya barrí, ya lavé los trastes de ayer, limpié la
mesa, ya hice tantito quehacer. Busco ayudar en lo que puedo, no me importa el tipo de trabajo,
lo que quiero es no aburrirme
(S. T. Anciano pentecostal de 89 años).
Siempre estuve atenida a él, él siempre estaba al tanto de las cosas que hacían falta en la casa,
de los trabajos del campo, y ya después con su enfermedad (se fue quedando ciego), abandonó sus
tierras y pues yo tuve que entrarle pues mis hijos estaban en Estados Unidos, yo me entendía
con los jornaleros en los trabajos que había en el campo, además de cuidarlo y atenderlo con sus
comidas y aseo de la casa. A veces le digo, ahora yo soy el hombre y tú la mujer, pues yo ando
haciendo lo que él hacía y él se queda cuidando la casa.
(A. R. Anciana neopentecostal de 71 años).
Nada me apura; nada más estoy comiendo y durmiendo, no tengo que trabajar: me siento en el
corredor y ahí estoy viendo quien pasa. Me canso y me acuesto un rato. En las tardes les digo a
mis nietos que me lean la Biblia. Me pongo a ver novelas con mi esposa, Y cuando me aburren
me voy hacer algo en la casa, pero... ¡me canso! Siento que las manos se me hormiguean al aga-
rrar las cosas… Así me la paso: a las 6 de la tarde me da de cenar mi esposa y me vuelvo a
sentar en mi cama; espero a que llegue la noche y me acuesto a dormir a las 9. Pero no duermo!
Vengo a quedarme dormido a media noche, cuando me vence el sueño. Me pongo a recordar
cuando yo trabajaba en el campo, en medio de los maizales, cuando venía la cosecha, cuando
regresaba a casa bien cargado con la leña.
(C. H. Anciano pentecostal de 79 años).
Asimismo, observé que la enfermedad y la discapacidad modifican los roles
de género, pues, aunque las personas vayan perdiendo poco a poco sus habili-
dades, no necesariamente se presenta una pérdida del poder en la familia, más
bien se manifiesta una entrada a la esfera privada, en donde especialmente los
hombres desconocen las actividades que se tienen que realizar, ya que la mayor
parte de su vida estuvieron en la esfera pública. En palabras sencillas, en la vejez
avanzada (de 75 y más años) tanto el hombre como la mujer comparten más
equitativamente la jefatura y trabajos del hogar. Entonces, ¿Será posible encon-
trar una mayor equidad entre hombres y mujeres, acompañada por una vida cada
vez más privada y pacifica?
Es importante señalar que a medida que se conquistan edades por arriba de
los 75 años, el caso de los ancianos (as), independientemente de su sexo, sus
símbolos y significados se ven amenazados, ya sea porque se privilegian a los de
las generaciones más jóvenes o porque algunos de ellos no pueden participar de
La flexibilización del rol de género en las prácticas religiosas de los sectores envejecidos • 231
que se es fuerte, de presumir una vejez activa, ya no tiene sentido presumir los
títulos, porque al final de cuentas los títulos los da la vida para bien o para mal.
Como mujeres ya no tiene mucho sentido luchar o lamentarse por ese puesto
directivo que se les ha negado, ni decir que se ha triunfado sobre el patriarcado
social y divinamente concebido e impuesto, resulta cada vez menos atractivo
desear vestidos, zapatos, ir a la moda. Se trata más bien de preguntarse por el
sentido de las cosas.
Luego entonces, “¿Para qué asumir como obligatorio cumplir con las expec-
tativas que se les han impuesto?”. Las fronteras entre ser hombre y mujer se fle-
xibilizan porque ante todo la vida gira en torno a fines, objetivos. Ya no importa
quién limpia la casa o quién haga esto o aquello, lo que importa es que esté
limpia, estar juntos y vivos; lo que importa es que haya comida sobre la mesa
y medicina en el botiquín. Si se tiene a alguien a lado, no importa de qué car-
tera se paga la luz, el agua o el teléfono, quién siembra o quien recolecta, quién
vela en la cama al otro, a veces es el hombre, a veces la mujer. El fin último es
garantizar nuestra supervivencia y una vida medianamente digna, es centrarse
en la paz, el consuelo y hacer de un ser supremo un benefactor, un amigo, un
escucha, alguien que comprende sus males y les da explicación y alivio. Se busca
hallar un espacio para crecer y mostrar cuánto se ha crecido a lo largo de la vida,
para encontrar perdón y redención, porque las metas van más allá de la presun-
ción, pues, independientemente de la iglesia o adscripción religiosa, la fe solventa
totalmente sus incapacidades, flexibiliza sus relaciones, ablanda sus corazones y
los hace convivir en relaciones de cooperación y complementación.
La discontinuidad de los roles en la vejez dentro de un contexto de espiri-
tualidad da para reflexionar mucho más, no sólo en el ámbito de las relaciones
entre hombres y mujeres o la reconfiguración y reconstrucción de los valores,
percepciones y rutinas de vida en el último trecho de la existencia, es también
parte de nuestras vidas. Es necesario tener presente que cada día cambian nues-
tras formas de creer, pensar, actuar, deber y poder, por lo que no hay que esperar
a que la vida nos rebase y llegar con mayor conciencia a esas canas y esa devoción
que nos dan un viento de cambio.
La flexibilización del rol de género en las prácticas religiosas de los sectores envejecidos • 233
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234 • Género y vejez en México
Introducción
En la cosmovisión indígena zoque, las deidades siempre se conciben en pareja,
hombre y mujer. Sin embargo, las representaciones femeninas son imaginadas con
mayores virtudes respecto de las entidades masculinas. Así, las figuras femeninas
son en extremo ricas y hermosas, tienen mayor poder que los “dueños”, “seño-
res” o “espíritus” masculinos, y a menudo imponen mayores castigos o premios,
según el caso; nunca mueren y la edad biológica está asociada al ciclo solar.
Así, en las mañanas son niñas, al medio día se presentan como mozuelas, por
las tardes como señoras maduras, y en las noches se vuelven ancianas; en un sólo
día cumplen el ciclo de vida terreno. Guardan, sí, una sorpresa a los hombres
comunes que quieren cohabitar con ellas: tienen la vagina dentada, símbolo, entre
otras situaciones, de fertilidad y del monstruo terreno. El hábitat de las deidades
es el segundo inframundo conocido como I’px täjk (El Laberinto), y hacen pre-
sencia en el mundo terreno sea por invocación humana o por voluntad propia.
No obstante el largo proceso de evangelización y la presencia de nuevas ads-
cripciones religiosas no católicas, los pueblos aún guardan memoria de las deida-
des ancestrales y algunas veces practican rituales “paganos” en eventos religiosos
donde se requiere la competencia de las deidades indígenas, complementadas o
en forma alterna con ceremonias cristianas. Como es de esperarse, estos rituales
“paganos” son apenas un resquicio que nos permite entender cómo se prac-
1 Instituto de Estudios Indígenas. Universidad Autónoma de Chiapas.
2 XECOPA, La voz de los vientos. Copainalá, Chiapas.
235
236 • Género y vejez en México
3 La partera es conocida justamente como oko, y goza de amplio respeto en la comunidad. En cambio, la luna, es
considerada chu’we, es decir, la abuela consanguínea.
4 Las edades -en los humanos- pät y yomo se adquieren en el momento de vivir en pareja, y se pierde al cuando se es
abuelo. Los hombres de edad avanzada son conocidos como achpä, y las mujeres, chu’we, que los distingue como
abuelos o bisabuelos. Véase Reyes, 2002.
5 Para conocer más acerca de Joko Isto (espejo humeante), véanse Reyes, 2011; Sulvarán, 2013. Susana Villasana
(1988: 86-110) dice en relación a los términos de parentesco en la edad adulta mayor: “La duplicidad del vocablo
kanan actúa como enfatizador del término de parentesco”.
Pyogbachu’we (la vieja que arde), deidad femenina zoque • 237
Cuadro 1
Sufijo marcador de género según edad y poder de las deidades (A mayor edad,
mayor poder)
GÉNERO INFANCIA ADOLESCENCIA MADUREZ ANCIANIDAD
Masculino Une - Pët -
Femenino Une Pabiñomo Yomo Chu´we
Oko
Deidad (Sin edad y género definido. Jokoisto, dios(a) de la guerra.
asexuada Extremadamente poderoso).
Fuente: Datos de campo.
los árboles, y por sistema de goteo alimentan a los bebés. Las madres que han
perdido a sus hijos a edades tempranas no habrán de preocuparse, pues en este
inframundo son bien atendidos.
Me llamo Victorio Mondragón Díaz, [nativo de la] Colonia San Pedro Yazpac, Municipio
de Chapultenango, [Chiapas], ahí que estaba yo (ahí vivía); ahorita tengo 88 años. Mi familia
dice que se sienten muy felices en este pueblo de Azapac Amatal,9 ahora me cuidan, somos los
fundadores de esta aldeíta que nadie pensó que con el tiempo tomaría forma, ahora soy un pobre
viejo que te puede contar la historia de la mujer encantada, la historia de la mujer que arde.
Hace tiempo vino un hombre de la colonia Candelaria (Municipio de Francisco León) y me
platicó que llegó una mujer a esa comunidad y dijo ser [originaria] de Magdalena [nombre
antiguo de Francisco León] y [aconsejó]: “No vayan a salir (a huir); celebren fiesta, maten
cochi (cerdo), [hagan] tamalito para que comamos. Entonces esos hombres mataron cochi,
tocaron marimba, estaban tomando trago (aguardiente de caña), tostando cuero de cochi
cuando encendió el fuego (cuando hizo erupción el volcán); ahí quedaron (murieron) los
de Candelaria porque ahí llegó la mujer. También compraron comida en Nicapa (Municipio
de Pichucalco), ahí comieron junto con la mujer, por eso ni el fuego les tocó a esos hombres.
Por otra parte, mi hermanita me platicó que su marido se fue (con la señora del volcán).
8 En relación a la visita que hizo la Señora del Volcán anunciando la erupción vulcanológica, hay abundante literatura.
Véase, por ejemplo: Báez-Jorge, et al 1985; Reyes, 2007; Pérez Bravo y López Morales, 1985.
9 La población de Azapac Amatal, municipio de Francisco León, Chiapas, es de 544 personas, de las cuales 266 son
hombres y 278 mujeres. Del total, 30 tienen más de 60 años. Son 91 hogares. (http://www.nuestro-mexico.com/
Chiapas/Francisco-Leon/Azapac-Amatal/).
242 • Género y vejez en México
La señora los llevó vivos; ahora mi hermana vive en Veracruz. Estos hombres [en realidad] no
murieron, si no que se los llevaron [a través de túneles subterráneos] a la montaña de los
encantos [a continuar la fiesta].
[Llegamos originalmente] a esta colonia 40 personas, pero [más tarde] 20 [de ellas]
regresaron a San Pedro Yazpac. Mis familiares se quedaron ahí (en San Pedro), mi hermano
y mi cuñado. Nosotros salimos antes de que la noche se hiciera fuego; yo ya estaba en este pueblo
de Azapac Amatal [Municipio de Francisco León], cuando hizo erupción el volcán. Mi
familia que no quiso salir, se convirtieron en cenizas. Algunos (que lograron huir) se fueron
a Veracruz, porque Dios les concedió la salvación.
Llegamos aquí entre veredas y montañas. Construimos nuestros propios sueños porque donde
vivíamos no nos quisieron los ejidatarios, entonces los maldije: “Se van a morir quemados, sus
huesos se convertirán en cenizas”. Aquí me hice hombre. Me casé, tuve hijos, ahora soy un viejo
esperando la muerte en esta silla vieja como yo. En enero, febrero y hasta a mediados del mes
de marzo (de 1982) tumbé los árboles frondosos, y en mayo quemé los cerros, así comenzamos
a construir nuestras casas. Aquí todo el tiempo llovía. Los loros, pájaros de la noche, el búho,
los monos, eran los animales que nos despertaban en la madrugada. Ahora esos animales se
han ido, algunos muertos quizás, se han hecho viejos, como el tiempo camina y uno no lo puede
detener ni con las manos.
Con la erupción del volcán, la gente buscó refugio en varios pueblos. Algunos se fueron a
Chapultenango. Los de mi colonia, después de la primera erupción, [pensando que ya todo
había pasado], regresaron a San Pedro Yazpac por sus animales: cochis, mulas, pollos,
ganados; esa noche nuevamente empezó a temblar la tierra y arder los cerros. Ya no salieron, se
quemaron, pero unas horas antes estaban tostando café, tomando aguardiente y habían matado
cochi, cuando de repente apareció el fuego del volcán.
Desde mi tierra, desde el umbral de mi puerta de madera, las luces del fuego se incrustaban,
danzaban, veía el fuego y humo perdiéndose en lo más alto del cielo. Al otro día ya no ama-
neció, eran [las] diez de la mañana y seguía de noche. Ese día nos llovió arena pero no cayó
piedra, muchas casas fueron destruidas por la llovizna de las cenizas del volcán Chichonal.
Empezamos a buscar focos y pilas [y a construir teas]. Los de Azapac comenzaron el éxodo
rumbo a Tecpatán, caminando entre las luces del afocador. Los sonidos de los grillos y pájaros
siempre nos acompañaron; casi todos salieron de aquí, apenitas vino a aclarar el otro día como
las ocho de la mañana. [Las gruesas capas de nubes de arena no dejaban pasar los
rayos del sol]. Los habitantes de Azapac que no habían podido salir la noche anterior, deci-
dieron dejar la comunidad en la madrugada; cuando llegaron a [la cabecera municipal de
Chapultenango), se subieron en un [camión de] volteo, los llevaron a Tuxtla [Gutiérrez],
y allá los tiraron (los dejaron a su suerte). Yo no quise salir, sólo fui a dejar a mi esposa
para que no la fueran a tirar; regresé a cuidar mi casa, mi cosecha de café, y me preguntó uno
Pyogbachu’we (la vieja que arde), deidad femenina zoque • 243
de la colonia Emiliano Zapata: ¿Por qué te vas, Victorio? Se refería a mi regreso al pueblo.
No le respondí.
El fuego era intenso, me acuerdo que no durmió la gente porque observaban cómo iban cayendo
las cenizas, arena; las mujeres subían hacia arriba (sic) de sus casas para barrer las cenizas
para que no cayeran los techos, así lo cuidaban; muchos salieron fuera de sus casas porque
si no salían quedaban aplastados como sapos. Ya sabíamos [de la existencia del volcán
Chichonal], los ancestros nos contaron, decían que iba a encender y reventar uno de los cerros;
mi abuelita una vez me platicó que cuando eso sucediera no me huyera. Me aconsejó: “No te
huyas, y si te mueres, ahí te vas a quedar, y si te huyes te vas a quedar en la montaña o debajo de
la piedra, y te convertirás en tejón, cochi, venado, tepescuintle; así que no vas a tener miedo, ahí
(en el pueblo) vas a esperar la muerte, porque si huyes, te convertirás en uno de los animales
de la montaña”
Me dijo que una vez, hace mucho tiempo10 el cerro tronó y los que huyeron se convirtieron en
animales, por eso ahora hay monos, culebras, tigres, leones y muchos animales. A los que se
internaron entre las montañas les pidieron sus datos: “Si quieren ingresar aquí hay lugar para
trabajar”, dijo la mujer del encanto. Nomás les tomaron sus datos, después regresaron por sus
hijos a La Candelaria, pero ya nadie estaba en La Candelaria, quedaron las casas vacías; así
es allá (en Tsu’an) hay lugar para trabajar, es como un encanto que existe.
De por sí que esa señora [Pyogbachu’we] estaba en su casa. [En Tsu’an] es como aquí
en Azapac, así es allá en sus montañas encantadas. Antes, cuando vivía en mi colonia San
Pedro, había un señor que se llamaba Pedro Ledesma, y este señor tenía su milpa; en el mes de
agosto ya estaba chapayando (jiloteando) la milpa, entonces llegaba tejón, cochi-monte (pecarí
de collar); le dijo a su esposa: “Mañana levántate tempranito, voy a ver la milpa porque están
llegando los animales”. “Ah bueno”, dijo la señora. Se levantó el señor Pedro y se fue como a
las cuatro de la mañana porque estaba muy lejos su terreno; llegó como a las seis allá, llevo su
perro flojo, no era cazador.
Como ahí estaban saliendo los cochi-monte, empezó a ladrar; atrás del perro se va el dueño
gritando, gritando, y cuando vino a ver ya estaba cerca de una casa extraña, era una finca. Se
sorprendió y entró a la casa, ahí estaba la señora [Pyogbachu’we] sentada a su mesa. Le
preguntó: “¿Qué buscas?”. “Pues yo vine a ver mi milpa, están llegando estos tejones”, contestó
el señor Pedro. La señora le contestó: “No estaban llegando [a causar daño], si los estoy
manteniendo, ahí andan pues, todos los armadillos”.
Platicaron un rato y entre sus charlas la mujer encantada le pregunto a Pedro Ledesma: “¿Qué
vas a llevar ahorita?”. “No voy a llevar nada”, contestó el señor. Y “¿por qué no vas a llevar
nada?”, “porque si”, contestó don Pedro. “Pues si no vas a llevar nada, aquí vas a venir
10 Hay registros históricos que en 1852 el Chichón “presentó un evento explosivo que obligó a la población a retirarse
de las faldas del volcán y buscar refugio en Chapultenango, Chiapas. Los abuelos cuentan que llovió ceniza can-
dente y apostaron que era el fin del mundo” (Reyes, op cit.: 81). El volcán sigue activo.
244 • Género y vejez en México
siempre, si quieres llevar te doy ganado, mula, armadillo, tepescuintle, venado, para que coman
en tu casa”, dijo Pyogbachu’we, pero no quiso el señor. [La señora encantada] ofreció paga
especial; [el dinero] estaba en bulto de café bien tejido (empaquetado, amarrado). “Por qué
no vienes a traer” [los animales del monte], porque es de ustedes, si es tuyo, yo nomás los
estoy cuidando, dijo Pyogbachu’we. Entonces el hombre no quiso nada, y le dijo: “Ya me voy a
ir”, y no tardó la plática que sostuvieron, pero dicen que tres días pasó allá don Pedro, dentro
tres días llegó a su casa.
Así cuenta (contó) la historia de Pedro [a] mi papá, lo platicó cuando [mi padre] y él
estaban tomando en Chapultenango, entonces le dijo: “Tío ya llegué en el Encanto, allá está la
vieja, la vieja me ofreció paga pero no quise, allá están los de Ocotepec, [los] copainaltecos, los
magdaleneros y los de aquí. Vieron a un señor de la colonia Volcán (Chapultenango), decían
que era de por sí que estaba trabajando con el Encanto, allá está su hijo, era sastrero (sastre),
el otro chofer, que cada uno tiene su trabajo, así cuenta el viejo don Pedro. En el Encanto dicen
que no se sabe si es de día o noche.
En realidad don Pedro Delesma vio a la mujer del volcán. Un señor de Tehuantepec, que
trabajaba debajo (en la falda) del cerro, comía venado, tepescuincle. En tiempo del mes de
noviembre machucaba y cortaba caña, y este señor también dice que cazaba animales; tempra-
nito agarraba su maleta y escopeta para cazar a sus animales, no come verdura y frijol, pura
carne; es mi primo que me platica eso, porque llegaba a trabajar ahí. Es la dueña del cerro que
da los animales para que coman, eso ocurrió antes de que hiciera erupción el volcán. Fue 70
años antes que el cerro tronara. En mi colonia salí porque me casé y empecé a trabajar ya solo,
y no me gustaba sentarme en la casa.
Es la historia que me platicaron. Yo vine antes, no es el Chichonal que me corrió, me corrieron
los compañeros ejidatarios. Salí de San Pedro Yazpac de 35 años, 23 años después ardió el
cerro; vine a echar hacha, en tres meses y medio (enero, febrero, marzo hasta quince de abril) a los
20 años dejé de echar hacha; el doce de mayo eché fuego, pero verde la montaña. Los de aquí no
querían trabajar. Aquí llegamos cuarenta personas, pero se regresaron 20 a San Pedro Yazpac.
La narración contiene los elementos que permiten entender cómo los zoques
se explican la existencia de la “Vieja que Arde”, como dueña de todo cuanto
existe en la montaña; y ama y señora del lugar del Encanto, conocido en lengua
zoque como Tsu’an: lugar donde el tiempo está inserto en la eternidad. Los que
aceptan la invitación para vivir en este inframundo no están muertos, sino con-
tinúan la vida terrena en un espacio donde todo es felicidad eterna; es el mundo
del Encanto. Para los zoques, entonces, Pyogbachu’we no es un mito, sino una
realidad.
Pyogbachu’we (la vieja que arde), deidad femenina zoque • 245
a las vicisitudes que la vida terrena les ofrezca, y perderán la oportunidad de ser
comensales de la Señora del Volcán. En cada caso, tanto hombre como animales
le pertenecen a la Vieja que Arde, sólo es cuestión de decidir el mundo donde
se desea continuar la vida. Se tiene la oportunidad de escoger felicidad eterna o
afrontar la vida terrena en situaciones adversas.
Con la presencia de nuevas adscripciones religiosas no católicas, Pyogbachu´we
es considerada como “tentación de Satanás”; en cambio, el sector “tradicionalista”
católico, piensa que La Vieja que Arde es en realidad la virgen del Rosario; ambos
aceptan la existencia de la Señora del volcán, sólo que con ropajes diferentes.
En fechas recientes varias personas aseguran haber visto a Pyogbachu´we
merodear nuevamente el complejo volcánico, seguramente para hacer un nuevo
invite. Ante semejante situación, sólo nos resta decir: Felices fiestas “Anciana
que Arde”.
Pyogbachu’we (la vieja que arde), deidad femenina zoque • 247
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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE LAS MUJERES ADULTAS
MAYORES EN LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN
Introducción
Estudiar la vejez se ha convertido en una prioridad de las ciencias sociales, sin
embargo, un aspecto poco analizado es la manera como se representan a los
adultos mayores en los medios masivos de comunicación. El objetivo principal
de este estudio es analizar las representaciones sociales que, sobre lo que es ser
una adulta mayor, se construyen y promueven desde los medios de comunica-
ción masiva. En este trabajo se hablara en específico de la televisión, y al ser ésta
escenario de imaginarios colectivos, las telenovelas tienen un papel importante
en la construcción de representaciones sociales. La pregunta que nos conduce es
qué imagen de las mujeres adultas mayores proyectan las telenovelas.
En los últimos años, hemos visto como el cine de acción ha retomado a per-
sonajes de la tercera edad, como protagonistas de películas donde realizan accio-
nes acrobáticas y hacen gala de fortaleza física, e incluso de agudeza mental2
para elaborar estrategias exitosas y hacer caer en una trampa a los criminales. Sin
embargo, esto no es generalizable, una variable importante es el género. A los
actores se les “perdonan” sus arrugas y sus canas y siguen mostrándose seducto-
res, situación que no ocurre, salvo contadas excepciones con las actrices.
1 Profesor Investigador Titular “C”, Instituto Nacional de Antropología e Historia (Centro Inah Yucatán).
2 Algunas de estas películas son: “Los indestructibles”, uno, dos y tres, en la que actores de más de 60 años como
Sylvester Satallone, Arnold Swarzeneger, Bruce Willis y de más de 70 años como es el caso de Chuck Norris, entre
otros, realizan proezas físicas; otra reciente es “Machete” uno y dos, interpretado por el actor Danny Trejo, quien
tiene más de 60 años de edad y se muestra a un hombre capaz de acabar con cientos de criminales, él solo.
249
250 • Género y vejez en México
La categoría vejez
Desde los inicios de la antropología en el siglo XIX, el estudio de la edad ha
estado considerado como una de las bases de la organización social. Desde que
Arnold Van Gennep, público, en 1969, su investigación sobre los ritos de paso,
se convirtió en un tema clásico de la antropología. En la mayor parte de las etno-
grafías se considera la estratificación por edad, como un aspecto importante para
el funcionamiento de esas sociedades.
Una de las claves de la aproximación antropológica a la edad es su considera-
ción como construcción cultural. Todos los individuos experimentan a lo largo
de su vida un desarrollo fisiológico y mental determinado por su naturaleza, y
todas las culturas dividen el curso de la biografía en periodos a los que atribuyen
propiedades, lo que sirve para categorizar a los individuos y pautar su compor-
tamiento en cada etapa. Pero la forma en que estos periodos, categorías y pautas
se especifican culturalmente son muy variados (Aguilar, 2014: 36).
Cuando se habla de vejez hay que tener en cuenta que existen 3 significados
de la edad:
• La edad cronológica: se refiere a la edad en años.
• La edad social: es la que se construye socialmente, es decir, cada sociedad
asigna una edad en la que las personas ya son consideradas ancianas3.
• La edad fisiológica: se refiere al proceso de envejecimiento fisiológico.
Aunque se relaciona con la edad cronológica, éste concepto médico no
puede interpretarse simplemente como la edad expresada en años. La
edad fisiológica tiene que ver con las capacidades funcionales y con la
gradual reducción de la densidad ósea, del tono muscular y de la fuerza
que disminuye con el paso de los años, pero en el que intervienen la ali-
mentación, la actividad física, entre otras prácticas.
Las últimas investigaciones han demostrado, también, que la vejez y la forma
de vivirla está íntimamente vinculada con las propias creencias y percepciones,
así como a las expectativas socioculturales, que están determinadas, en gran
parte por las representaciones sociales que sobre la vejez existen (Bellato, 2005;
Cortés y Flores, 2014).
3 En nuestro país la vejez comienza a los sesenta años, de acuerdo a los criterios legales (Inegi, 2010)
Las representaciones sociales de las mujeres adultas mayores en los medios masivos de comunicación • 251
El contexto sociocultural
Desde que surgió la telenovela en nuestro país en 1958, ésta ha sido un fenó-
meno que tiene que ver con lo cotidiano de la vida social y cuenta con una con-
siderable presencia en toda la República mexicana (Orozco, 2006: 12). La tele-
novela es heredera de muchas manifestaciones culturales, siendo el folletín10, el
9 En algunos anuncios publicitarios, el hombre mayor aparece rodeado de bellas jóvenes que se muestran encanta-
das de estar con él. Un ejemplo actual es la publicidad de la cerveza “Dos Equis” que presenta al actor Jonathan
Goldsmith, de 77 años, como el hombre más interesante del mundo y siempre aparece en una mesa rodeado de dos
o tres mujeres jóvenes y muy bellas. Este anuncio ha tenido tanto éxito que incremento las ventas de esa cerveza en
un 15.4 % en el año 2014. (IBOPE, 2015).
10 Se conocía como folletín a las novelas que se publicaban en episodios semanales. Este género literario tuvo su
mayor auge a fines del siglo XIX y principios del siglo XX (Orozco, 2002: 9)
256 • Género y vejez en México
La madre amorosa
Se caracteriza por ser la mujer que hace todo por los hijos, ningún sacrificio es
demasiado, sin importar que sean adultos, estén casados, sean ingratos, las traten
mal, entre otras cosas. Suelen ser sumamente bondadosas, tiernas, abnegadas. En
la telenovela “Destilando Amor” la madre es una mujer campesina que sacrifica
todo por su hija, la apoya incondicionalmente, y lo interesante es que siempre
ilustra sus consejos con ejemplos de personajes de telenovelas a las que ella es
asidua.19 Suelen ser sumamente religiosas (católicas) siendo devotas de la virgen
de Guadalupe, como Dña. Lupita, en “Hasta el fin del mundo”, que se pasa
toda la telenovela rogándole a la virgen que salve a sus hijos de sus problemas,
en especial a Salvador (chava), quien es un piloto de carreras y está a punto de
morir en varias ocasiones. Un cambio notable en los últimos años es que cuando
se requiere, ellas buscan alternativas económicas para ayudar al sostén de la casa,
mediante la venta de panes, pasteles o comida.20
19 Siendo trabajadores “peregrinos” o “golondrinas” que van de región en región para cosechar, La hacienda prefe-
rida para trabajar era una donde el Patrón le da en préstamo un pequeño televisor para que en las noches disfrutara
de telenovelas.
20 En varias telenovelas vemos como una actividad recurrente es la venta de comida, sea mediante una lonchería,
cocina económica o un puestecito de fritangas en la calle, como en la telenovela Rubi, en donde una mujer de la
260 • Género y vejez en México
La abuela
Suelen ser sumamente cariñosas y es frecuente que se encarguen en gran parte
de la crianza de los nietos ya que casi siempre las hijas suelen trabajar mucho,
tengan o no esposo. También suelen hacerse cargo del cuidado de la casa. En
ocasiones la madre ha muerto y ella se ha hecho cargo de los nietos, esforzán-
dose para darles todo lo necesario.
La nana
Se presenta como la sustituta de la madre, sea porque esta muere o porque aban-
dona a sus hijos. Casi siempre trabaja para una familia de clase alta y permanece
toda su vida al servicio de los demás. Sacrifica su vida personal para criar y aten-
der a sus hijos/as sustitutos. Frecuentemente las representan como la persona
mayor más cercana a la protagonista, y casi siempre son las que aconsejan y
alertan de los peligros, aunque no siempre las escuchan.
En la telenovela Rubí la nana es Dña. Francisca Muñoz21, llamada cariñosa-
mente como “la nana pancha”, intenta proteger a Maribel de la maldad de la
supuesta mejor amiga, Rubí; sin embargo, Maribel no le hace caso diciéndole que
exagera y que Rubí sería incapaz de hacer algo malo contra ella. Cuando Rubí está
a punto de ser puesta en evidencia, la asesina. Este es un argumento recurrente,
pues encontramos un caso similar en la telenovela “Soy tu Dueña”, donde la nana
Benita Garrido22 cuida desde la infancia a Valentina Villalba23 y ya siendo adulta la
defiende de su prima malvada y da su vida por protegerla.
La trabajadora doméstica
Al igual que la nana, es un personaje presente en todas las familias ricas. En las
telenovelas ellas juegan un papel importante ya que están enteradas de todos los
secretos familiares, pueden ser aliadas de las protagonistas o bien cómplices de
las villanas. Han pasado casi toda su vida al servicio de la familia, conociendo a
todos los miembros y amistades. En ocasiones son tratadas como de la familia
y son tan leales que no aceptan jubilarse con tal de no dejar de ver a la familia
a la que ha servido durante décadas. Como el caso de Micaela en la telenovela
“A que no me dejas”, su patrón Don Gonzalo, viéndola ya con más de 70 años
y casi 50 años de servicio en su familia, le propone dar una pensión vitalicia y
tercera edad era la portera de la vecindad y al mismo tiempo complementaba sus ingresos vendiendo quesadillas en
la vía pública.
21 Interpretada por la actriz Joaquina Echánove.
22 Interpretada por la actriz Ana Martin.
23 Interpretada por Lucero hogaza (actriz y cantante).
Las representaciones sociales de las mujeres adultas mayores en los medios masivos de comunicación • 261
una casa propia para que viva tranquila, y ella lo rechaza, diciendo que se sentiría
inútil, que aún tiene fuerzas para trabajar y que no quiere alejarse de la familia
a la que siempre ha servido. Suelen ser personajes muy queridos por la teleau-
diencia, pues están presentes del inicio al final de la telenovela y terminan siendo
personajes entrañables.
Mujer mayor víctima
Esta es una de las principales representaciones de la mujer anciana, que suele ser
maltratada por sus familiares. En ocasiones este maltrato viene de la sociedad en
general: autoridades, desconocidos, jóvenes que miran con desprecio y tratan de
manera grosera a las ancianas. Si tienen buena salud y viven con la familia, se les
considera como servicio doméstico, sin ningún tipo de consideración, y cuando
por problemas de salud no pueden cumplir eficientemente las labores del hogar,
se sienten muy mal, porque ellas mismas se perciben como seres devaluados que
ya no sirven para nada.
Un aspecto muy importante que se refleja en las telenovelas, es que cuando
viven con las hijas o los hijos, son controladas casi totalmente, regulándoles
incluso actividades de esparcimiento o visitas, llegando a darse el caso de que se
le prohíben actividades con amistades, porque eso implica quitarle tiempo que
debe dedicar al cuidado de los nietos o a la realización de actividades domésti-
cas. En ocasiones son chantajeadas emocionalmente por sus hijos, recordándo-
les algunos de sus errores del pasado, por lo que también se les representa con
frecuentes regresiones a los errores de su juventud.
Cuando tiene recursos económicos es despojada24, como el caso de Doña Luz,
que siendo rica, sus hijos e hijas no estaban de acuerdo en que ella “gastara” dinero
en ayudar a otros y urden un plan para despojarla: la drogan y contratan a un
psiquiatra corrupto para declararla incapacitada para disponer de sus bienes y es
recluida en un asilo psiquiátrico, con la complicidad de un abogado.
Hay que tener en cuenta que cuando se juntan las variables: mujer-pobre-an-
ciana, se está hablando del sector más vulnerable de la sociedad.
Mala suegra
Suele ser un personaje recurrente, y en ocasiones es uno de los principales obstá-
culos de la protagonista. Se caracteriza por ser sumamente autoritaria, posesiva,
celosa (a veces de manera patológica), difamadora, indiscreta y muy manipuladora
24 Otro caso encontrado fue el de la telenovela “Que pobres tan ricos” donde la abuela, dueña de un emporio edito-
rial, es despojada por su nieto, declarándola enferma mental.
262 • Género y vejez en México
amante, eso sucede cuando sus hijos eran pequeños, y a partir de entonces se
convierte en una madre sumamente autoritaria que decide absolutamente toda la
vida de sus hijos: Daniel y Maleny. Durante la telenovela comete toda clase de
crímenes, desde el robo, estafa, chantaje y asesinato.
Entre los personajes más importantes, tenemos el de Catalina Creel28 en la
telenovela “Cuna de Lobos”, famosa entre otras cosas por usar un parche en un
ojo, el que en realidad nunca perdió, pero que usaba para chantajear a sus hijos
y marido. El día que su esposo descubre la verdad sobre su ojo, lo envenena.
A lo largo de la telenovela, esta mujer comete toda suerte de crímenes, nada era
obstáculo para ella29.
Algo interesante que arrojó el análisis de los contenidos de las telenovelas, es
que las mujeres con poder no necesariamente tienen que estar al frente de las
grandes empresas, frecuentemente este papel se les deja a los esposos o hijos, sin
embargo el control, casi total, lo tienen ellas. Es a través de la interrelación y los
hábiles manejos de las emociones, que manipulan a las personas de su entorno,
sean esposos, hijos, etcétera, lo que se llama “el poder detrás del trono”.
… en las novelas muestran lo que pasa con las viejas, que están enfermas, que son lentas y
torpes, que no sirven para nada, que las soportan, que sería mejor que se murieran.
(Dña. Gertrudis 74 años de edad)
… me gustó el personaje de la abuelita en la novela, esa del destino, porque a pesar de su edad,
ella encuentra el amor otra vez, me da ilusión que a mi me pasara algo así
(Dña. Leonor 72 años)
Yo creo que las novelas si nos ayudan, a mí por ejemplo, me gusta verlas porque me doy cuenta
que no solo a mí me dejan sola, sin visitarme, en las novelas veo que eso les pasa a muchas, y
eso me ayuda a resignarme…
(Dña. María, 78 años)
Ver novelas me sirve para entretenerme, para no pensar tanto en mis problemas de salud,
cuando veo viejitas en las telenovelas también me sirve para ver como solucionan los problemas
que se les presentan, como ayudar a mis nietas…en las novelas me entero de los problemas que
atraviesan los jóvenes de ahora
(Dña. Chabelita, 74 años de edad)
Yo gusto las novelas porque me entretienen y me olvido de mis problemas, y cuando veo viejitas
que están peor que yo, pues eso me consuela, aunque eso no quita que uno sufra carencias eco-
nómicas o soledad….a veces me gusta que las viejas sean malas porque así se desquitan de lo
malo que les ha pasado en la vida
(Dña. Gabriela, 75 años de edad)
A mí me gusto la novela Simplemente María, la antigua no la de ahora, porque me recuerda
ciertos partes de mi vida, cuando yo era joven y vi que muera una de mis mejores amigas, le pedí
a Dios que me permitiera vivir muchos años para ver crecer a mis hijos….y ahora que ya estoy
vieja, ya no me gusta tanto vivir tanto tiempo, porque todas mis hermanas ya fallecieron y mis
mejores amigas también, y mis hijos y nietos casi nunca me visitan
(Dña. Leticia 84 años)
Reflexiones finales
En las telenovelas estudiadas, encontramos que existen importantes diferencias
por género, pues mientras a los hombres mayores los muestran activos, con
poder de decisión, en ocasiones al frente de grandes empresas, en lo que se
conoce como envejecimiento activo o positivo, la principal representación social
de las mujeres mayores es como parte del servicio doméstico.
Si a esto le sumamos el personaje de las nanas, nos encontramos que más de
la tercera parte de las adultas mayores en las telenovelas son mujeres encargadas
266 • Género y vejez en México
35 Desde el discurso médico se patologiza el declive, desgaste y perdida natural de capacidades y habilidades para
favorecer la medicalización y fortalecer los intereses de las industrias farmacéuticas, a la que le interesa mantener a
las personas consumiendo fármacos hasta el resto de sus vidas (Bellato, 2015: 10).
36 El termino ancianismo, traducido del inglés ageism es un proceso de estereotipia y discriminación sistemática con-
tra las personas por el hecho de ser viejas, de la misma forma que el racismo y el sexismo se originaron por el color
de la piel y el género (Butler, 1969: 22 citado por Cortés y Flores, 2015).
37 Interpretada por la actriz Sylvia Pasquel.
Las representaciones sociales de las mujeres adultas mayores en los medios masivos de comunicación • 267
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TERCERA EDAD: ¿UN UNIVERSO HOMOGÉNEO?
EVIDENCIAS RECIENTES EN DIEZ COLONIAS
DEL CENTRO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Introducción
En este trabajo se aborda la interacción que existe entre las personas y el territorio
donde viven, específicamente las personas de la tercera edad en relación a un hábi-
tat muy específico: las colonias céntricas de la Ciudad de México. Nos referimos a
la vida de la gente mayor como un fenómeno que comprende la vida urbana.
La información que se presenta en este trabajo, refleja el esfuerzo de acerca-
miento y análisis de dos temas que en la actualidad han incrementado su presencia
e importancia: La Ciudad Central y personas de la Tercera Edad. Se trata de un
tema aún poco estudiado en nuestro país que comprende realidades socio-eco-
nómicas y demográficas poco investigadas tomando en cuenta sus características
y el impacto en las ciudades y en el tipo y calidad de vida de la gente mayor.
Las áreas centrales de las grandes metrópolis han perdido población y trans-
formado sus actividades económicas como respuesta a la redistribución intra-
metropolitana de la población y los cambios en la demanda ocupacional. El
concepto de centralidad puede ser abordado desde diferentes perspectivas, pero
todas ellas enfatizan la concentración espacial de funciones urbanas y actividades
económicas (Salazar y Sobrino, 2010).
La Ciudad Central es un sector céntrico muy amplio y heterogéneo, confor-
mado por cuatro de la diez y seis delegaciones político-administrativas que cons-
tituyen la Ciudad de México (Vassalli y Delaunay (2009; Coulomb, 2012). Esta
área ha tendido al despoblamiento en las últimas décadas debido a la expansión
1 Lic. en Trabajo Social, miembro de Grupo Ciudad y Patrimonio A.C.
271
272 • Género y vejez en México
canía con los servicios y trabajo; 20% concretamente por la oportunidad para
adquirir vivienda ya fuera comprada y/o heredada, 56% del grupo siempre ha
vivido en la misma colonia. Sobre este aspecto considerado medular en la inves-
tigación respecto a las áreas centrales, hicimos preguntas cerradas sobre: anti-
güedad y tipo de vivienda; antigüedad y movilidad en la misma colonia; e incluso
movilidad en la misma delegación.
Con el fin de enfatizar en este punto de poca movilidad residencial, hacemos
referencia al grupo general de los 3,000 encuestados, jefes de hogar más jóvenes,
habitantes de estas áreas centrales: 24% ha vivido siempre en la misma vivienda;
50% con una antigüedad de 10 a más de 20 años, haciendo la aclaración, que su
vivienda anterior estaba en la misma colonia. En el universo de jefes de hogar
adultos mayores entrevistados, 79% tiene una antigüedad en la vivienda de más
de 20 años y solamente un 8% tienen menos de 10 años de antigüedad en la
vivienda actual.
Dos de los polígonos encuestados son colonias con inmuebles de patrimonio
urbano y arquitectónico donde habita 14% del grupo de la tercera edad entrevis-
tados. La opinión generalizada respecto a este tipo de inmuebles es de orgullo,
mencionando que representan cultura. En cuanto al beneficio de estas propie-
dades, 30% opina que benefician a todos los habitantes del barrio y de la ciudad.
Otro 30% menciona que los beneficios son para el turismo y las autoridades.
Otro polígono, una colonia tipo Porfiriana que albergó en su inicio gente
de clase alta que provenía del centro histórico de la ciudad, registró población
que migró para poblar colonias aledañas nuevas, constituyendo un conglome-
rado de viviendas individuales que a la fecha se encuentran muy deterioradas.
Posteriormente, muchas de estas familias migraron a colonias más nuevas en
la periferia, las cuales prácticamente ahora también forman parte de la Ciudad
Central, en colonias que originalmente tuvieron buenas construcciones de
vivienda individual y que actualmente han sido sustituidas por edificios.
Respecto a la adquisición de la vivienda de la gente adulta mayor en la Ciudad
Central se registró 79% propietarios. De ellos, 55.4% adquirieron su casa por
medio del ahorro, préstamo de la empresa donde trabajaba o de amigos y fami-
liares, 41.7% mediante un crédito hipotecario de la banca privada o algún orga-
nismo de vivienda, y el restante 3.6%, la obtuvo por herencia.
La situación económica de los adultos mayores frente a la precariedad o
ausencia de pensiones y/o jubilaciones, los ha orillado a generar recursos econó-
micos alternativos. Una estrategia común en este grupo poblacional es la renta
de las viviendas adquiridas a lo largo de la vida para amortiguar la vejez o la renta
de parte de la vivienda propia después de la partida de los hijos. La situación de
centralidad en este caso, favorece la posibilidad de que puedan rentar con facili-
dad por su ubicación, algún espacio de la vivienda. Los datos indican que 23%
de la gente grande renta algún cuarto y/o local de su casa, 47% rentan a dos per-
sonas y en los otros casos, los inquilinos van de 3 a 7 personas, lo que produce
una disminución en la calidad de vida de la gente mayor en su propio espacio.
usan el mismo cableado. Pudimos documentar que existe una diferencia signi-
ficativa en la utilización de la tecnología por grupos de edad ya que 90% cuenta
con teléfono celular y 65% de los hogares cuenta con Internet. También encon-
tramos que para la gente mayor más difícil su utilización en diferentes grados de
acuerdo a la edad.
Encontramos también, que el internet se ha vuelto una distracción para la
gente mayor lo que les permite continuar en contacto con el mundo y el conoci-
miento. Generalmente en la edad adulta, la actividad se va volviendo más lenta,
la paciencia y concentración es más difícil de lograr. La gente grande refiere
encontrar dificultad para entender y usar las aplicaciones y también señala tener
impedimentos físicos como la vista y coordinación para el uso de celulares por el
tamaño de las teclas. Respecto al uso de la computadora e internet se generaliza
la complicación por la destreza que requiere. A pesar de ello, el uso de teléfono
celular muestra grandes ventajas para fortalecer las relaciones familiares y socia-
les, además de que proporcionan seguridad y tranquilidad al poder comunicarse
a cualquier hora y desde cualquier lugar. Varias personas comentaron que duer-
men con su teléfono en la mano ya que brinda seguridad y compañía. El uso de
teléfonos celulares intensifica la comunicación con la familia que se encuentra a
distancia pudiendo, además, enviar fotos y/o re-enviar mensajes, tal como repor-
tan algunos trabajos al respecto (Delgado y Raack, 2014).
Asimismo, sobre el comercio en la vía pública, 26% de la gente mayor opina que
los problemas son bastante graves o muy graves. Sin embargo, en los polígonos
de la Alameda y Vieja Merced, más de la mitad respondió identificar problemas
graves posiblemente porque en ellos se encuentra la gran zona de abasto de la
ciudad y municipios conurbados.
En esta zona se desarrollan actividades comerciales con grandes cantidades
de dinero y, a la vez, se encuentra uno de los sectores poblacionales más paupe-
rizados de la ciudad. La vieja Merced se encuentra muy deteriorada en cuanto a
sus equipamientos y viviendas y hay poca construcción; asimismo, es un territo-
rio muy grande con una fuerte visión y ambición inmobiliaria.
Así como la Ciudad Central tiene características que resultan ventajosas, tam-
bién sufre algunos problemas y desventajas en comparación con otras partes
de la ciudad. Se podrían tomar como consecuencias y/o impactos de las que se
consideran sus propias ventajas. Estas colonias son céntricas y tienen una pobla-
ción flotante superior a la que reside en la colonia debido a la oferta de trabajo
(Salazar, 2010).
Sobre los problemas más graves, 64% de la gente mayor señaló el tráfico vehi-
cular, seguido del programa gubernamental “No circula” y la falta de reglamen-
tación de horarios de camiones de carga y repartos de mercancías. El problema
vehicular se ha agravado por el estacionamiento invasivo en la vía pública. La
reciente introducción de parquímetros y la restricción de utilizar la acera para
los automóviles de residentes, que en muchas de estas colonias no cuentan con
estacionamiento propio, ha causado molestias.
Para más de la mitad, el ruido representa un problema muy grave y 43% de la
gente grande califica de esta forma el robo a transeúntes e inseguridad. Para 90%
es muy grave la situación alrededor de las zonas de los grandes centros comer-
ciales que tienen gran movimiento de población flotante, mercancías y dinero.
tificante. Fue por ello que se tomaron en cuenta en este estudio, algunos aspec-
tos al respecto incluida su relación y cercanía con diversas instituciones oficiales.
El 61% de los adultos mayores respondió que existe un Comité Vecinal en su
colonia, aunque solo 29% respondió haber asistido a alguna asamblea el último
año. De los que asistieron, la participación más fuerte se encuentra en el grupo
de entre 71 a 79 años, posteriormente personas entre 65 y 70 años y, finalmente,
de 80 años y más.
No son las únicas organizaciones de vecinos existentes. También hay orga-
nizaciones independientes abocadas a una problemática o tema de trabajo espe-
cífico en la colonia o fuera de ella. Es posible que la asistencia a asambleas
vecinales se deba mayoritariamente a coyunturas en cada territorio: construcción
masiva y arbitraria de nuevos inmuebles, cuestionamiento y negociaciones sobre
cambio de usos de suelo poco legales, problemas con los servicios públicos o
por el intento del gobierno de privatizar el espacio público con fines comerciales
privados, instalación de parquímetros, etcétera.
La participación ciudadana refleja diversos perfiles sociodemográficos de los
vecinos que se integran a los comités para tomar decisiones y realizar acciones a
favor del territorio. Estas características influyen en la toma de decisiones y sus
resultados respecto a formalidad, tipo de acuerdos, participación subsecuente y
operatividad de acciones a seguir. Algunas características son: edad, nivel edu-
cativo, género, empleo, intereses personales, pertenencia a partidos políticos,
etcétera.
Preguntamos a la gente mayor si participan en alguna otra organización que
actualmente realice acciones para solucionar los problemas de su colonia inde-
pendientemente del gobierno o partidos políticos y 19% contesto que sí. Se
pidió mencionar los motivos por los que no participa en alguna organización,
obteniendo respuestas concretas de una tercera parte del grupo. Entre otras: —
Porque ya participó anteriormente y tiene razones por las cuales ya no le interesa
participar más; —Le gustaría pero tiene impedimentos personales de salud y/o
responsabilidades en su casa que no le permiten salir; —Definitivamente no le
interesa; —No tiene tiempo; —Porque son poco transparentes y hasta corruptas
y también —Porque no los convocan.
Para comprender el grado de información sobre las acciones del Comité
Ciudadano de las colonia, se indagó sobre el uso del presupuesto participativo.
Este presupuesto se ejerce conforme a los programas de la Delegación polí-
tica y su reglamentación. Al respecto, 85% de la gente mayor respondió que no
286 • Género y vejez en México
Conclusiones
Como podemos apreciar en los datos obtenidos en este estudio, una de las carac-
terísticas de la Ciudad Central es que alberga una proporción importante de
personas de la tercera edad comparada con otros territorios de la ciudad. Los
datos socio-demográficos del universo analizado, dan una idea de la importancia
que adquiere este grupo poblacional para la economía y para la relación familiar.
La información contradice la idea generalizada de que los adultos mayores son
una población dependiente o inactiva.
Una estructura de población envejecida cambia sus necesidades de atención
en cuanto a generación de empleo, seguridad social, sistema de pensiones y
jubilación. Pero también cambia su sistema y calidad de vida dependiendo de
la infraestructura urbana, servicios públicos y entorno social de su hábitat. A
mayor edad, la población tiende a quedarse aislada por las limitaciones físicas,
psicológicas y por los roles y estereotipos culturales. En estas condiciones, si el
gobierno no ofrece políticas públicas acordes a las demandas determinadas por
la edad, la calidad de vida de la gente grande, disminuye. Por ello es de suma
Tercera edad: ¿un universo homogéneo? • 289
definidas por la edad. Las estaciones del metro, por ejemplo, están poco adapta-
das para las dificultades de movilidad de la gente mayor, no hay elevadores y/o
rampas inclinadas, las pocas escaleras eléctricas existentes, están frecuentemente
fuera de servicio, los corredores de la estaciones de interconexión son muy lar-
gos, haciendo poco ágil y dificultoso su desplazamiento.
Dado el descredito hacia las instituciones y la poca confianza en las autorida-
des, es difícil tener una participación ciudadana democrática. La opinión de 84%
de los entrevistados, refleja que los servidores públicos son poco conocidos,
poco transparentes e ineficaces. Visto de esta manera, la gente mayor no tiene
cercanía ni participación relevante en los espacios de construcción ciudadana.
Los datos indican que es necesario fortalecer la formación y participación ciu-
dadana de la gente mayor para incidir directamente en la transformación de su
entorno y favorecer con ello su calidad de vida al negociar la construcción de un
territorio que contemple las necesidades determinadas por la edad. Con mejores
estrategias de planeación del entorno, la gente mayor participaría en el trabajo
territorial y comunitario, representando una oportunidad de convivencia, socia-
lización y ocupación del tiempo libre.
La misma Ley de los Derechos de las personas Adultas Mayores en el capítulo
II sobre los derechos de la participación menciona: a) A participar en la planeación
integral del desarrollo social, a través de la formulación y aplicación de las decisiones que afecten
directamente a su bienestar, barrio, calle, colonia, delegación o municipio. e) a formar parte de
los diversos órganos de representación y consulta ciudadana.
Las viviendas que habitan los entrevistados, refieren historias hablan del
proceso urbano y de poblamiento a lo largo de las décadas en estas áreas cen-
trales: viviendas en cuartos de vecindades, departamentos en edificios, cuar-
tos de azotea, unidades habitacionales del programa Renovación Habitacional
Popular, casas porfirianas catalogadas en zonas patrimoniales, casas indepen-
dientes, vivienda en grandes inmuebles de departamentos lujosos, condominios
horizontales. Son viviendas que manifiestan diferentes formas de organización
familiar donde los adultos mayores demandan servicios específicos acordes a
sus condiciones de salud y necesidades económicas, de convivencia familiar y de
esparcimiento.
Las zonas centrales en esta época, en su gran mayoría, están esperando lo
que les correspondería: un verdadero programa de Regeneración Urbana y/o
Mejoramiento, que incluya la participación de los vecinos tanto rentistas como
propietarios. Con créditos y mecanismos mixtos, adecuados a mejoramiento y
Tercera edad: ¿un universo homogéneo? • 291
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EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICAS PÚBLICAS DE ATENCIÓN A
LOS DERECHOS DE LAS MUJERES ADULTAS MAYORES
Una revisión a partir de la legislación federal
y de los tratados internacionales
Introducción
En México, en los últimos años han cobrado especial importancia en la agenda
pública nacional dos temas que están interrelacionados: la equidad de género
y el envejecimiento poblacional. En nuestro país, ser mujer y ser adulta mayor
implica enfrentar una serie de condiciones que limitan el ejercicio de sus dere-
chos; enfrentan una desigualdad de oportunidades para generar ingresos, requie-
ren mayor oferta de servicios públicos referidos a la seguridad social, la salud y
los cuidados especializados, así como aquellos que tienen que ver con su espar-
cimiento y recreación, entre otros.
La ausencia de derechos explícitos en la ley y de políticas públicas eficaces y
efectivas para este grupo poblacional agudiza su situación de vulnerabilidad. Las
desigualdades que enfrentan las mujeres adultas mayores por motivos de género,
son evidencia de la necesidad de construir una agenda pública que no soslaye la
atención especial que requiere este sector específico de la población.
Ante esto, desde diversos sectores, se han planteado acciones y propuestas
para su atención; desde al ámbito legislativo federal se ha avanzado con la apro-
bación de nueva legislación y reformas a diversas leyes, muchas de las cuales han
1 Secretaría de Educación Pública.
2 Universidad Autónoma de Yucatán.
295
296 • Género y vejez en México
aquellas que cuentan con sesenta años o más de edad; también señala que la
equidad, es el trato justo y proporcional en las condiciones de acceso y disfrute
de los satisfactores necesarios para el bienestar de las personas adultas mayores,
sin distinción por sexo, situación económica, identidad étnica, fenotipo, credo,
religión o cualquier otra circunstancia.
En cuanto a los objetivos de la política nacional de atención a las personas
adultas mayores señala que se debe impulsar el desarrollo humano integral de
las personas adultas mayores observando el principio de equidad de género, por
medio de políticas públicas, programas y acciones a fin de garantizar la igualdad
de derechos, oportunidades y responsabilidades de hombres y mujeres, así como
la revalorización del papel de la mujer y del hombre en la vida social, económica,
política, cultural y familiar, sin soslayar la no discriminación individual y colectiva
hacia la mujer.
Los derechos que la Ley tiene por objeto garantizar a las personas adultas
mayores son, entre otros, los siguientes:
A una vida con calidad; al disfrute pleno, sin discriminación ni distinción
alguna, de los derechos que las leyes consagran; a una vida libre sin violencia;
al respeto a su integridad física, psicoemocional y sexual; a la protección contra
toda forma de explotación; a recibir protección por parte de la comunidad, la
familia y la sociedad, así como de las instituciones federales, estatales y muni-
cipales; a vivir en entornos seguros dignos y decorosos que cumplan con sus
necesidades y requerimientos y en donde ejerzan libremente sus derechos.
También tienen derecho a recibir un trato digno y apropiado en cualquier
procedimiento judicial que los involucre; a tener acceso a los satisfactores nece-
sarios, considerando alimentos, bienes, servicios y condiciones humanas o mate-
riales para su atención integral; a tener acceso preferente a los servicios de salud;
a gozar de igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo o de otras opciones
que les permitan un ingreso propio y desempeñarse en forma productiva tanto
tiempo como lo deseen, a ser sujetos de programas de asistencia social en caso
de desempleo, discapacidad o pérdida de sus medios de subsistencia; entre otros.
Los avances legislativos han sido el marco en el cual, desde el ejecutivo y
judicial se han diseñado e implementados una serie de acciones y programas que
buscan atender los derechos de las personas adultas mayores con una perspec-
tiva de género, entre las que destacan:
304 • Género y vejez en México
Conclusiones
No obstante los avances legislativos en materia de igualdad y no discrimina-
ción entre mujeres y hombres y a pesar del nuevo paradigma constitucional en
materia de derechos humanos vigente en nuestro país, los adultos mayores y en
particular las mujeres de este segmento de la población enfrentan una serie de
situaciones y condiciones que limitan el pleno ejercicio de sus derechos.
Los déficits señalados, en cuanto a la falta de oportunidades, la desigualdad,
la discriminación y la violencia que sufren las mujeres adultas mayores debe ser
considerada una prioridad en los diferentes ámbitos gubernamentales, pero par-
ticularmente desde el legislativo.
Ante la falta de atención puntal a los derechos de las mujeres adultas mayores,
se debe legislar con un enfoque de género que permita visibilizar los derechos
de las mujeres. Es claro que la actual legislación, no obstante considerar los dere-
chos en general no ha logrado permear en el diseño de las políticas públicas con
perspectiva de género.
Evolución de las políticas públicas de atención a los derechos de las mujeres adultas mayores • 305
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Género y vejez en México
se imprimió en los talleres de
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