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Huella hídrica: eficiencia en el uso del agua

La Argentina es uno de los principales países exportadores de agua virtual. La huella


hídrica fue un indicador presente en una jornada sobre conservación del suelo organizada
por el INTA.

Fabricar una camiseta de algodón de 500 gramos requiere de 4.000 litros de agua, desde la
obtención de la materia prima a la industrialización. El ejemplo, entre muchos posibles,
pasaría desapercibido si no fuera por este dato: sólo el 0,5% del agua del planeta es dulce.

“Como fábrica de alimentos, el suelo es un recurso valioso para la Argentina y es necesario


reflexionar sobre la importancia del agua como insumo estratégico para la producción y la
alimentación de una población mundial que cada vez demanda alimentos de mayor calidad
y cantidad”, aseguró Roberto Casas, director del Centro de Investigación de Recursos
Naturales del INTA.

Junto con la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo, ese instituto organizó
recientemente un encuentro en conmemoración del día internacional del suelo, con una
jornada de actualización para actores de la comunidad científica y de la cadena productiva
en materia de preservación de recursos como son el agua y la materia orgánica.

En ese marco, Alberto Quiroga, técnico del INTA Anguil –La Pampa–, presentó líneas de
trabajo sobre “huella hídrica”, un indicador de empleo de agua dulce que no sólo representa
el uso directo del consumidor o el productor, sino también hace referencia a su empleo
indirecto en los diferentes procesos que atraviesa un producto desde el campo hasta la
góndola.

“La Argentina es uno de los principales países que exporta grandes cantidades de agua
virtual en sus productos: en granos vende casi 46.000 millones de metros cúbicos de agua e
importa 3.100 millones”, aseguró Quiroga, quien definió a las producciones agrícolas y
ganaderas como las principales consumidoras de este recurso.

Según investigaciones de INTA, las evaluaciones realizadas en las planicies medanosas del
este de La Pampa muestran que el costo hídrico que representa producir1 kg de carne puede
variar entre 10 y 40 mil litros de agua, según el manejo realizado en cada proceso. En este
sentido, Quiroga dijo: “Es necesario que cada productor determine el costo hídrico que
representa producir cada unidad y eso va a depender de la tecnología y el buen manejo que
cada productor realice para que el proceso sea cada vez más eficiente”.

Conservar el agua y los suelos

En lo que a gestión ambiental se refiere, el investigador del INTA Anguil expresó que “son
preocupantes los efectos que la actividad del hombre genera en los recursos naturales y el
ambiente”, por lo cual deben priorizarse “el estudio de las huellas del carbono y del agua en
nuestro país”.

La Argentina cuenta con sus principales productos cultivados en secano, que se alimentan
mayormente de agua de precipitaciones, lo cual implica que el agua virtual –utilizada en
todo el proceso– no conlleva a una sobreexplotación del agua azul disponible en lagos, ríos
y napas subterráneas. Sin embargo, suele suceder que las pérdidas de agua se den por
evaporación, retorno a otra cuenca o incorporación en un producto.

Según Casas, en la mayor parte de las regiones productivas del país, “las precipitaciones no
cumplen las demandas de los cultivos ya que entre un 50 y un 75 por ciento retorna a la
atmósfera sin participar del proceso productivo”.

A su vez, existen distintas prácticas de manejo en sistemas ganaderos que inciden


negativamente sobre la captación, almacenaje y eficiencia del uso de agua y que, de
acuerdo con Quiroga, “son factores que incrementan la huella hídrica de algunos productos
y es preocupante que se trate de cambios irreversibles que tengan consecuencias
ambientales importantes”.

Desde el INTA se realizan ensayos de evaluación del comportamiento de distintos cultivos


y cultivares –tradicionales y alternativos– para identificar a los que brindan una mejor
productividad económica del agua, reflejada en el aumento de la cantidad de granos
producidos con igual o menor cantidad de agua, como así también, en la producción de
cultivos con mayor valor económico y menor requerimiento hídrico.

“Al uso total del agua disponible que se utiliza en una determinada región es necesario
sumar el agua virtual de los productos que importa”, indicó Quiroga y agregó “es
importante que se realice una estimación del agua necesaria y de la eficiencia con que es
utilizada porque se trata de un tema complejo, que necesariamente debe ser abordado”.

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