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El derecho al trabajo es el derecho fundamental humano por el que toda persona tiene
derecho al trabajo, a la libre elección del mismo, a condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo, a la protección contra el desempleo, sin discriminación, con igualdad
salarial, remuneración digna, protección social y derecho de sindicación.
El derecho al trabajo se reconoce en las normales fundamentales de derechos humanos como
son la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales así como en textos internacionales como la Carta social
europea, el Protocolo de San Salvador, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los
Pueblos y en textos nacionales como son las Constituciones de numerosos países.
-Personal: debe hacer el trabajo quien a sido contratado.
-Voluntario: el trabajador debe ser libre para decidir si trabaja o no trabaja.
-Por cuenta ajena: el fruto del trabajo es para el empleador, no para el trabajador.
-Dependiente: el empresario ordena cuando, donde y como debe realizar su trabajo.
- Retribuido: el trabajador recibe un dinero (salario, remuneración o retribución) por la
actividad realizada
2. Entre las medidas que habrá de adoptar cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto
para lograr la plena efectividad de este derecho deberá figurar la orientación y formación
técnico profesional, la preparación de programas, normas y técnicas encaminadas a conseguir
un desarrollo económico, social y cultural constante y la ocupación plena y productiva, en
condiciones que garanticen las libertades políticas y económicas fundamentales de la persona
humana.
Artículo 7. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de todas personas al
goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que le aseguren en especial:
a) Una remuneración que proporcione como mínimo a todos los trabajadores:
1) Un salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, sin distinciones de ninguna especie;
en particular, debe asegurarse a las mujeres condiciones de trabajo no inferiores a las de los
hombres, con salario igual por trabajo igual;
2) Condiciones de existencia dignas para ellos y para sus familias conforme a las
disposiciones del presente Pacto;
b) La seguridad y la higiene en el trabajo;
Articulo 8
Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar:
a) El derecho de toda persona a fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección, con
sujeción únicamente a los estatutos de la organización correspondiente, para
promover y proteger sus intereses económicos y sociales. No podrán imponerse otras
restricciones al ejercicio de este derecho que las que prescriba la ley y que sean
necesarias en una sociedad democrática en interés de la seguridad nacional o del
orden público, o para la protección de los derechos y libertades ajenos;
c) El derecho de los sindicatos a funcionar sin obstáculos y sin otras limitaciones que
las que prescriba la ley y que sean necesarias en una sociedad democrática en interés
de la seguridad nacional o del orden público, o para la protección de los derechos y
libertades ajenos;
El Derecho del trabajo surge de las nuevas relaciones que se establecieron durante
la revolución industrial. Frente al poder económico y político que adquirieron los industriales
capitalistas -grandes empresarios-, van surgiendo primero de forma espontánea y esporádica
diversos tipos de protestas, como las manifestaciones, la huelga, la ocupación de fábricas y
el sabotaje, que precedieron a la formación de organizaciones de trabajadores (los sindicatos)
que demandaban mejoras socioeconómicas que no podían conseguirse a título individual. Por
parte de los nuevos capitalistas se sostenía que los Estados no debían legislar interfiriendo en
la "libre contratación" entre empleadores y trabajadores, por lo que en primera instancia el
Estado intervenía en los conflictos laborales limitándose durante mucho tiempo a la represión
de las protestas, consideradas ilícitas, mediante la acción policial o militar; por parte de los
sindicatos y trabajadores se demandaban mejoras tanto salariales como en las condiciones de
trabajo y una regulación que protegiera a la parte más débil en la supuesta libertad de
contratación, esto es, al trabajador.
Son instrumentos internacionales suscritos entre dos o más Estados Partes que tienen por
finalidad atender las necesidades de los trabajadores migrantes, en materia de Seguridad
Social, que han ejercido su actividad laboral en uno o más países que integran un Convenio.
En general, los Convenios permiten a los trabajadores migrantes que hayan contribuido al
Sistema Previsional de cada uno de los Estados Partes, a lo siguiente:
Acceder a prestaciones económicas en materia de seguridad social, ocasionadas por hechos
que produzcan contingencias de vejez, invalidez y muerte.
Reconocer los períodos cotizados en uno o más de los Estados Partes, según sea el Convenio
Bilateral o Multilateral, para adquirir derechos previsionales en el otro Estado Parte.
Suscribir la solicitud de pensión en el Estado en que reside para requerir beneficios
previsionales en uno o más Estados Partes, según corresponda.
Realización de exámenes médicos en el país de residencia, para pensionarse por invalidez en
otro Estado Parte.
En Chile, para tener derecho a pensionarse en el Sistema de Reparto, es necesario encontrarse
en actividad, requisito que se cumpliría con los Convenios, si el trabajador se encuentra en
funciones o pensionado en otro Estado Parte.
La pensión otorgada en uno de los Estados Partes podrá ser percibida por el trabajador en otro
Estado parte, sin la exigencia de residir en el país que otorga el beneficio.
Prestaciones de salud para pensionados de otro Estado Parte que reside en Chile, en las
mismas condiciones que los pensionados chilenos.
Los trabajadores que son desplazados por su empleador a otro Estado Parte, podrán continuar
cotizando por un período determinado en el Estado Parte de origen.
LA SEGURIDAD SOCIAL