En los últimos tiempos ha ocurrido un aumento de fenómenos en delincuencia a lo largo del mundo y el caso del llamado niño sicario ha conseguido la atención de los espectadores.
A finales del sigo XVIII la psicología de la victimización y policial postula
dos explicaciones que podemos emplear para explicar este caso. La primera se refiere a la conciencia plena y entendimiento de los actos, es decir, de los delitos, en el que el niño llamado Felipe se muestra bastante claro, a pesar del efecto que las drogas causan en él al momento de cometerlos.
Podemos apreciar como segunda explicación a la conducta criminal de
este autor que su motivación va dirigida hacia el rencor. Además de haber sufrido una infancia traumática y de presenciar la tendencia delincuente en su hermano que afirma que está actualmente preso.
No podemos pasar por alto la influencia del rol que la familia ha
cumplido a lo largo del desarrollo del niño, ya que es ahí donde la marginación, el rechazo, falta de cuidados, el abandono y las carencias afectivas ha tenido un gran impacto en la vida de este delincuente y homicida.
El sicario de 9 años de edad, es víctima de la historia de una familia
desintegrando que desde temprana edad ha sido disfuncional y ha creado un clima familiar negativo, caracterizado por un grado de comunicación y educación pobre, y alto grado de interacción conflictiva, sin mencionar las situaciones sociales y económicas a los alrededores. Como motivo principal de la desestructuración de este familia se da el suceso de la muerte de la pequeña hermana menor del niño Felipe, en un acto homicida. De ahí ocurre el abandono del hogar, la falta de apoyo y el duelo sin resolver que repercuten en la conducta delictiva de nuestro sujeto en cuestión. Si bien para abordar este caso, se deben tomar en cuenta estas consideraciones:
1. Referir al menor como en estado de conflicto con la ley penal debido a
su conducta delictiva. 2. Evaluar los grados de los delitos cometidos. 3. Plan de apoyo con la familia desintegrada hacia el menor. 4. Ubicar un equipo multidisciplinario que pueda brindar el apoyo y la ayuda inmediata al niño. 5. Emplear un plan de intervención que tenga como objetivos principales la resolución de conflictos familiares, problemas emocionales, el desarrollo de sus habilidades sociales, modificación de conducta y una reestructuración cognitiva.