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Marcel Mauss
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Nacionalidad Francesa
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Trayectoria[editar]
Sobrino, discípulo y colaborador de Émile Durkheim, Mauss fue sociólogo y socialista (no
marxista), y su participación política se inició con el caso Dreyfus, manteniéndose a lo largo de
su vida (padeció, por ello, una doble persecución durante la ocupación alemana).
En sus estudios colaboró con Henri Hubert y otros autores reunidos alrededor de la
revista L'Année Sociologique, aunque mantuvo una posición bastante independiente respecto
a ella. En 1925 fundó el Instituto de Etnología.
Mauss, al contrario de lo que sucede, por ejemplo con Malinowski, llevó a cabo pocos estudios
de terreno (sólo fue en una misión a Marruecos). Por contraste, trató de abarcar las realidades
en su totalidad, en especial por medio de su famosa expresión de «hecho social total». Así, en
su opinión, un hecho social implica siempre dimensiones económicas, religiosas o jurídicas y
no puede reducirse a uno solo de esos aspectos. Mauss también escoge aprehender al ser
humano en su realidad concreta, es decir, bajo el triple punto de
vista fisiológico, psicológico y sociológico.
Se interesó por el significado social del don en las sociedades tribales, así como por el
fenómeno religioso, al considerar la magia como un fenómeno social, y al recurrir y explicitar el
término de mana.
Con su famoso Ensayo sobre el don, fue el inspirador de toda una parte de la reflexión sobre
la antropología económica, al mostrar que el don es agonista, ya que el vínculo no mercantil
(cambios no remunerados ni trocados), a la vez que crea un vínculo social «obliga» a quien lo
recibe, que sólo se puede liberar por medio de un «contradon». Para Mauss, el don es
esencial en la sociedad humana.
Hay que señalar que el Movimiento Anti-Utilitarista en Ciencias Sociales (MAUSS) se
considera heredero de los trabajos de Marcel Mauss. Edita una revista semestral: la Revue du
Mauss.
Mauss acuñó el término técnicas del cuerpo a principios del siglo XX.1 2 para referirse a las
formas, actitudes y posturas, establecidas por tradición, mediante las cuales los seres
humanos, utilizan sus cuerpos para llevar a cabo un sin número de actividades cotidianas y
expresar y comunicar sus sentimientos.
Obras[editar]
Hasta 1902 “el sobrino de Durkheim”, había publicado una decena de artículos, se había
orientado al socialismo desde sus días de estudiante, había participado, junto con su amigo Jean
Jaurés, activamente en la defensa de Alfred Dreyfus y Émile Zola y había sido nombrado
profesor de Histoire des religions des peuples non civilisés en la École Pratique de Hautes Études
de Paris. Un breve repaso de esos artículos muestran ya los intereses que articularían una obra
de sesenta y tantos trabajos, publicados entre 1896 y 1939 (es decir hasta el ingreso de Francia
en la Segunda Guerra Mundial). Pasemos a enumerar estos problemas: la cuestión metodológica
doble de una heurística para la sociología y de su relación respecto de las demás ciencias; los
problemas de organización social o más precisamente de morfología social; los problemas
jurídicos y de cohesión social y los problemas de representaciones colectivas. Todas estas líneas
de interés, comunes a su generación y compartidas por su maestro cristalizarían en la fundación,
junto con Rivet y Lévy-Bruhl, del Institut d’ethnologie de l’Université de Paris en 1926.
Pero es importante tener en cuenta que estas preocupaciones se verían cruzadas, en el caso de
Mauss, por un interés propio acerca de las relaciones entre sociedad y agente. Así pues, la
especificidad de su planteo respecto de su tío, y de sus contemporáneos, estuvo motivada por
una preocupación por el hombre real, es decir por el cruce complejo de diversos órdenes -desde
los procesos psicofísicos hasta las prestaciones económicas, contratos y rituales; desde “las más
humildes y concretas de nuestras costumbres” dirá Lévi-Strauss, hasta la morfología social- que
conforman la vida de los agentes incluyendo la vida biológica y la muerte. En ese sentido el
“hombre real” de Mauss, es una propuesta que concilia el enfoque global de la sociedad con el
estudio de las prácticas y, por lo tanto con la multitud de agentes y situaciones sociales.
Podemos suponer que esta atención al detalle de la vida y costumbres concretas establecía una
diferencia respecto de Durkheim: Mauss no estaba interesado en una teoría social, es decir en
un intento sistemático de dar una respuesta definitiva a los problemas planteados más arriba. Y
esto se traducía en una elección retórica: Mauss expondría los resultados de sus investigaciones
bajo la forma de artículos, frecuentemente titulados como “ensayo”, “esbozo” o “fragmento”.
Esta diferencia, entre una teoría definitiva y una teoría provisional se expresaba en todo un
conjunto de contrastes. Allí donde Durkheim hablaba del hecho social Mauss reorientaba la
heurística hacia el hecho social total es decir hacia aquellas situaciones donde “se expresan a la
vez y de golpe todo tipo de instituciones: las religiosas, jurídicas, morales y económicas (…) a
las cuales hay que añadir los fenómenos estéticos a que estos hechos dan lugar, así como los
fenómenos morfológicos que estas instituciones producen” . Como observa Denise Paulme la
coherencia interna de una sociedad “es tan compleja que aun describiendo fragmentos
separados con el mayor escrúpulo, jamás se logra más que una imagen plana de dos
dimensiones. Felizmente hay casos donde la coherencia se encuentra en complejos menos
extendidos, momentos privilegiados en los que el todo puede ser aprehendido en un instante. El
potlach de los indios norteamericanos, así como el kula melanesio estudiado por Malinowski,
sería uno de esos casos privilegiados que obligan al observador a ir más allá de las categorías de
lo habitual”. Pero estos fenómenos planteaban una relación más compleja entre sociedad y
agente social que la de la coacción por el respeto a las representaciones colectivas. Para Mauss
la coacción y la voluntad no se oponen: gratuidad, interés y obligación se reúnen en la actuación
de los agentes en las prestaciones sociales.
Es en relación con el simbolismo que Mauss plantea una diferencia muy importante respecto de
Durkheim. Allí donde las Formas elementales de la vida religiosa propusieron la homogeneidad
de lo sagrado como expresión de la colectividad, Mauss (en esta ocasión junto con Hubert)
plantea la heterogeneidad de la magia, es decir, la generación de posiciones sociales
diferenciadas, ocupadas por cosas y personas de acuerdo a su poder o a su potencialidad de
intervención en relación con necesidades igualmente diferenciadas. Aquí es de extrema
importancia la noción “idea práctica”, referida al carácter inseparable de actos y
representaciones y su formalización en un juicio a priori que da racionalidad a la creencia y al
ritual a la vez que los protege de cualquier invalidación a través de la experiencia.
Finalmente, en el periodo de posguerra, mientras preparaba las obras póstumas de Robert Hertz
(Mélanges de Sociologie) y de Hubert (Los celtas), y asumía la dirección del L’Année sociologique
(Durkheim había muerto en 1917), Mauss planteó, frente a la semejanza de la sociedad
segmentaria asegurada por la conciencia colectiva, la heterogeneidad generada por los
armónicos del contrato primitivo y por el poder de las cosas, tal como podría interpretarse a
partir de las prestaciones totales agonísticas. Las obligaciones morales de la transacción no sólo
vinculan sino que también diferencian a través de los objetos; no son sólo obligaciones de un
grupo con otro, sino que también remiten al honor, y por lo tanto a diferencias de posiciones
similares a las producidas por las operaciones mágicas.
Fue este programa propio, que requería una atención enorme en la descripción, el que animó las
Instrucciones de etnografía descriptiva, curso dictado por Mauss desde 1926 hasta 1939, y
publicados en 1947 como Manual de Etnografía.