Está en la página 1de 8

Muerte y Duelo

Se dice que la muerte es la hermana gemela de la vida, no puede existir la una sin la otra; Durante siglos
los seres humanas llevan consigo concientemente el hecho de que algún día se debe morir.
El tema de la muerte hoy en día en nuestra cultura occidental pasa ha ser parte de los temas tabúes, no se
habla de ella y si se habla lo hacemos de tal manera que no se escuche, sobre todo si es algún ser querido el
que se encuentra a pasos de esta tan temida muerte; pero no podemos hablar solo de muerte cuando
consigo trae el duelo de por medio. Y es este duelo el que puede llegar a afectar a las personas que han
sufrido una perdida de una manera patológica y enfermiza de no aceptación a lo ocurrido.

En este trabajo podremos encontrar conceptos de muerte, su historicidad, su sentido y como enfrentan las
seres humanas a este hecho, también como han influido las religiones con un fin esperanzador de
trascender como mujeres y hombres en el tiempo; Por otra parte trabajaremos conceptos de Duelo y cual
es la diferencia entre un duelo normal y patológico, dentro de este ultimo se vera su diagnostico como
enfermedad mental, sus manifestaciones clínicas, su evolución y tratamientos, como también sus
intervenciones. Al final de este trabajo se le dará un aporte enfocado a la carrera de Gestión en educación
social y cual puede ser mi aporte como profesional con respecto a los temas tratados anteriormente.

DESARROLLO:
El sentido de la muerte se encuentra plenamente relacionada con la vida misma, al comprender estas
palabras nos podemos dar cuenta de que la vida no es más que un pequeño periodo de nuestra existencia.
La filosofía como también la antropología se ha planteado la relación que existe entre muerte e historia,
Según Georg Simmel, José Ortega y Gasset Dicen que “Si el hombre no falleciera y hubiera un plazo
indefinido para hacer las cosas, no solo no haría hoy lo que puede hacer mañana, sino postergaría
indefinidamente aquello para lo cual tendría todo el tiempo del mundo”.Por otra parte el filósofo Alemán
Heidegger define al hombre (y a la mujer).

Como “El ser-relativamente-a-la-muerte” con esto nos señala que sin recurrir a la teología, esta
temporalidad del hombre y de la mujer con respecto a su vida se desarrolla siendo, o sea nos habla de que
construimos historia, y es esta historia la que lleva consigo el sello de su mismo ser la existencia de la
muerte.

¿Pero qué es la muerte?. Según la definición medico legal de la muerte se refiere a que es “La detención del
proceso que preserva la integridad física del cuerpo. Es decir, la detención del proceso de la vida y como tal
es una secuencia de hechos que culmina en la cesación de las funciones biofisiológicas. A este respecto, los
legistas (tanto médicos como juristas) han estudiado a fondo las manifestaciones de la muerte, la que han
confirmado mediante la comprobación de la abolición de las funciones nerviosas (inmovilidad, flacidez
muscular, parálisis de esfínteres, ausencia de actividades psíquicas), extinción de las funciones circulatorias
(ausencia de pulso y latidos cardíacos), y extinción de las funciones respiratorias” (Fernando Guzmán Mora,
MD, IGAES, Jefe de departamento de cirugía, Fundación Santa fe de Bogotá.
http/www.abcmedicus.com/editorial/ip/48/cirujano_muerte_biologica.html.), ¿Pero solo será esto el
significado de la muerte para la humanidad?. Para las seres humanas el hecho de trascender en el tiempo no
es algo menor, no se concibe la idea de solo vivir unos años y desaparecer, es por eso que las religiones han
sido importantes para hombres y mujeres, ya que ofrecen mediante la fe en cristo, la resurrección y la vida
después de la muerte.

En este sentido la muerte pasaría ha ser sólo un paso en la evolución cósmica de las personas, sería un
medio para crecer interiormente en la vida misma ya que día a día avanzamos inevitablemente hacia
nuestra propia muerte; Con respecto a la doctrina católica la muerte se ofrece con los siguientes rangos
básicos: Como una realidad universal que quiere decir que todas moriremos, y como dotada de un aspecto
natural y de otro personal, que quiere decir que se percibe como la separación cuerpo y alma. De hay el
termino del purgatorio que pasaría a ser el estadio en el cual debemos pasar como castigo para hombres y
mujeres que han pecado innumerables veces con el fin de purificarse y poder ser parte del tan prometido
cielo, esto se puede entender a través de este extracto bíblico “Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo,
y de allí esperamos al salvador que tanto anhelamos, cristo Jesús, el señor. Pues él cambiara nuestro cuerpo
miserable, usando esa fuerza con la que puede someter a sí el universo, y lo hará semejante a su propio
cuerpo del que irradia su gloria” (Filipos 3, 20-21).

Freud afirma que nuestra actitud frente a la muerte no es sincera (Articulo escrito en “Nuestra actitud
sobre la muerte”), que nosotras podemos mantener que la muerte es necesaria como fin de la vida, que le
debemos a la naturaleza esa muerte y que se debe estar preparada para este suceso, viéndolo como algo
natural e inevitable, pero inconscientemente estamos convencidas de nuestra inmortalidad e incluso cabe
destacar que cabe una posibilidad de que suceda o no suceda nuestra muerte o que existe el riesgo de
esta por medio de algún accidente o quizás una enfermedad, pero así es como le bajamos el perfil
pensando que solo llegara si alguno de estos acontecimientos llega a ocurrir o no. Según Freud como seres
humanas adoptamos una actitud extraña sobre la muerte y muy contradictoria, él puso un ejemplo con
respecto a los soldados de la primera guerra mundial y era que frente a la muerte de otro soldado que
pasaba a ser el enemigo la consideraba como justa, porque pasaba a ser el aniquilamiento del que odiaba,
Pero Freud se encontró con una contradicción. De dos actitudes muy bipolares hacia la muerte que entraban
en conflicto y esta es que el ser humana ya no reaccionaba igual cuando veía morir a una.
De sus seres queridas y comenzaba a entender en su dolor que el o ella también debía fallecer lo que
generaba un gran revuelo interno es su ser.

La explicación que Freud dio es que ese ser querida que fallecido era un fragmento de su propio yo, mas
complejo aun es el que también pensaba. Que su muerte era merecida ya que esa persona querida llevaba
consigo un fragmento de ajenidad para el o ella, sin embargo ya no podía tener lejos de si a la muerte pues
la vivió en carne propia cuando su ser querida murió pero no la admitió, porque no se admitió a el mismo
como muerto o a ella misma como muerta.

Frente a este sucedo la humanidad ha inventado espíritus, mas allá de si existen o no, le ha llamado alma a
lo que sale del cuerpo cuando alguien fallece, todo para trascender en el tiempo, las religiones han dado
esperanzas al temor de nuestra propia muerte, para arrancar con el propósito de que la muerte cancela la
vida.

Según Freud nuestro inconsciente no cree en la muerte ni en nuestra propia muerte, entonces cuando la
angustia nos domina pasaría a ser una reacción que la mayoría de las veces seria proveniente de una
conciencia de culpa; Pero al instante nuestro inconsciente admite la muerte de extrañas y de enemigas,
siendo esta muerte proveniente desde nuestros propios deseos y pensamientos mas ocultos y esto tiene
que ver con que inconscientemente eliminamos en cada momento a todas los que pasan a estorbarnos en
nuestro camino, como también nuestro inconsciente enfrenta la muerte de nuestros seres queridas.
Mediante a esta situación entraríamos en conflicto ya que son dos ideas contrapuestas que chocan y esto es
lo que origina la culpa que deriva al sentimiento de reparación que establece el comprometerse desde lo
convencional-cultural que pasaría a ser la actitud que tenemos frente a la muerte.La percepción de la
muerte va variando de acuerdo a lo largo de nuestra vida.

A través del siguiente cuadro veremos las distintas miradas de cada etapa:

Percepción en infantes;
- A los 4 años la idea de muerte es muy limitada.
- Entre los 5 y 7 años entienden que la muerte es irreversible y universal, ósea que todo lo que nace tiene
que morir, también comprenden que todas las funciones de la vida terminan con la muerte.
- Entre los 8 y 10 años aceptan que todas moriremos, y asimilan con todo realismo el hecho de tener que
morir mas adelante.

Percepción en adolescentes:
La adolescencia se expresa en las siguientes necesidades: mayor autonomía, necesidad de estabilidad y
seguridad, reconocimiento del grupo de amigos y necesidad de diferenciación. La falta de este soporte trae
graves consecuencias al adolescente quien ve como se ve absorbido por situaciones que escapan de su
control, apareciendo sentimientos de incontrolabilidad ante factores sociales, políticos y económicos para
construir un proyecto de vida. El considerarse solas, alienadas, que no son amadas puede constituir motivos
suficientemente fuertes como para elegir extinguirse, por lo que el suicidio pasaría a ser parte de un grito de
auxilio y no como una autodestrucción. Otro enfoque seria más bien de tipo romántico que tiene que ver
con entregar su vida a sus idealismos, por ejemplo. Por otra parte esta el hecho de que sienten que ningún
riesgo les pasara es por eso que muchas veces existe el uso u abuso de drogas, formas de placer y de ideas
descabelladas, sin temer al que les puede pasar, porque no piensas en que algo les ocurrirá. Por lo que la
manera de ver la muerte dependerá solamente de la personalidad de cada joven.

Percepción en adultas jóvenes: La muerte es algo lejana pero (asumida como algo inevitable), ya que se
encuentran haciendo todo lo posible por lograr hacer realidad sus proyectos de vida focalizando toda su
energía en ello, sin embargo existe una parte inconsciente de que piensan que jamás les va a pasar, ya que
comienza una etapa de realización a nivel laboral y de pareja.
Por lo que actúan de una manera evasiva, rehuyendo de la muerte ya que es un tema no muy agradable
para ellas.

Percepción en adultos intermedios:


En esta edad se produce la defunción de los padres, y este hecho constituye el motivo por el cual es en esta
etapa donde se instala la certeza de la muerte, ya que se sabe que algún día morirán.Es aquí en donde
comienzan a sacarle partido a la vida y a lo que resta de ella, por lo que nace una energía de hacer
reestructuraciones en sus vidas.

Percepción en ancianas:
En esta edad casi la mayoría del tiempo está destinada a la solución de asuntos acerca de la muerte y están
significativamente menos ansiosas que los adultas intermedios con respecto a la muerte. La gran tarea del
anciana es reorganizar sus pensamientos y sentimientos para aceptar su propia muerte. Los problemas
físicos impiden que el anciana vea las cosas de un modo alentador y placentero, al contrario, esto se suma a
la lista de estímulos que lo abandonan a la muerte. Cuando la persona ha construido un autoconcepto
estable y satisfactorio, y cuando ha sido rodeada de amor logra concebir de manera más tranquila su propia
muerte, aceptando este final natural.

No se puede hablar de muerte sin hablar de duelo; “El duelo tiene lugar tras cualquier clase de pérdida,
aunque suele ser más intenso tras el fallecimiento de algún ser querido. No es un sentimiento único, sino
más bien una completa sucesión de sentimientos que precisan de cierto tiempo para ser superados, no
siendo posible el acortar este período de tiempo” ( Servicio de salud mental, Dirección peral de programas,
servicio canario de salud. http://www.gobcan.es/sanidad/scs/su_salud/adultos/duelo.html); cabe destacar
que todas las personas somos distintas y que dependerá de cada una de nosotras como reaccionemos a la
perdida.

Según Bourgeois (1996) define el duelo como “la pérdida de un familiar y/o un ser querido con sus
consecuencias psico-afectivas, sus manifestaciones exteriores y rituales y el proceso psicológico evolutivo
consecutivo a la pérdida que denomina trabajo o elaboración del duelo”, este autor destaca 2 aspectos a la
reacción del duelo y estas serian, las consecuencias de la perdida y las acciones del individuo/a a la
adaptación como también a su superación de la misma.

Por otro lado Freud (1912) define duelo como “La perdida del ser amado”, estableciendo la diferencia entre
aflicción y melancolía, al señalar que el afligido/a cumple el “duelo”, al negociar con la realidad, admitir la
irreversible desaparición del objeto amado y liberar el deseo para buscar nuevos objetos de amor. El
melancólico/a rechaza la idea de la pérdida, se identifica con el objeto y retira su deseo del mundo.

El duelo normal pasaría a ser parte de tres estadios en la evolución de este proceso, La primera etapa lleva
el nombre de “impacto” que puede durar unas pocas horas y como máximo una semana de tiempo en
donde la persona puede demostrar aparentemente tranquilidad no siendo consiente de lo sucedido, como
también, una liberación emocional intensa (Silverman, Clayton y Parkers), es aquí el momento de los ritos
sociales y familiares lo que facilitan la resolución de esta primera fase; viéndolo de una manera
psicopatológica es la ansiedad la que impera en esta etapa.

La segunda etapa lleva el nombre de Repliegue o depresión, puede durar varias semanas como también
meses, incluso hasta un año y esta se iniciaron síntomas de depresión inhibida seguidas por episodios de
irritación y aislamiento; es aquí donde la persona se encuentra ante la realidad de la perdida y con la
exigencia que le impone la sociedad de reincorporarse a la cotidianidad (Silverman y Clayton).
La tercera etapa se denomina fase de recuperación que se produce al cabo de 6 meses a un año, aquí se es
capas de restablecer los vínculos afectivos, muchas veces esta etapa coincide con el primer aniversario de o
la fallecidaIntensificándose la emosionalidad, la tristeza y la nostalgia que dura un par de días dándole fin al
duelo. Cabe destacar que hay factores que influyen en el curso de la reacción del duelo, como por ejemplo la
personalidad del deudo o deuda, la naturaleza del vinculo de la relación, el tipo de muerte, los antecedentes
personales del deudo o de la deuda y por ultimo las características del entorno.

Avery y Weisman denominan el fallecimiento como normal o socialmente aceptado cuando se trata de
un/a adulto/a o anciano/a y las familiares han tenido preparación ante este hecho, sin embargo es muy
distinto cuando es un fallecimiento intempestivo que se refiere a prematuro ya se un niño o niña,
adolescente o joven que muere por asesinatos o por accidentes sin estar preparada para ello. Cuando somos
parte de una pérdida la reacción normal en las personas es de un cuadro depresivo en el cual se constituye
con una baja de estado de ánimo.

Con sentimientos de culpa, ideas de muerte, perdida de apetito, pérdidas de peso, insomnio y el abandono
de las actividades socio-laborales; Según la asociación americana de psiquiatria, señala que cuando el
cuadro depresivo dura mas de dos meses, nos encontramos con un cuadro de depresión mayor, en el cual la
culpa por las cosas más que por las acciones, recibidas o no recibidas por el superviviente en el momento de
morir la persona querida. Los pensamientos de muerte más que voluntad de vivir, con el sentimiento de
que el superviviente debería haber muerto con la persona fallecida. La preocupación mórbida con
sentimiento de inutilidad.

El enlentecimiento psicomotor acusado y el Deterioro funcional intenso y prolongado, junto experiencias


alucinatorias complejas y persistentes.Nos encontramos bajo un duelo de tipo patológico cuando este no es
resuelto y el tiempo del duelo dura más de un año, cuando existen manifestaciones excesivas o atípicas o
bien por la ausencia de las manifestaciones de pesar.

Bourgeosis distingue siete tipos de duelos complicados estos serian:


1. Duelo ausente o retardado: Este se produce por una negación del fallecimiento con una esperanza
infundada de retorno del o la fallecida, padeciendo un intenso cuadro de ansiedad y deteniéndose la
evolución del duelo en la primera fase.
2. Duelo inhibido: Este se produce con una “anestesia emocional”, con imposibilidad de expresar las
manifestaciones de la pérdida.
3. Duelo prolongado o crónico: Se manifiesta con una persistencia de la sintomatología depresiva, más allá
de los 6-12 meses. El duelo se detiene en la segunda fase.
4. Duelo no resuelto: Este es similar al anterior, permaneciendo el paciente “fijado”, en la persona fallecida
y en las circunstancias que rodearon su muerte, sin volver a su vida habitual. El duelo se ha detenido entre la
segunda y tercera fase.
5. Duelo intensificado: Este se produce por una intensa reacción emocional tanto precoz como mantenida
en el tiempo.
6. Duelo enmascarado: Este se manifiesta clínicamente por síntomas somáticos.
7. Reacciones de aniversario anormalmente dolorosas: Va más allá del primer año, se presupone que las
reacciones de aniversario, no deben conllevar un serio recrudecimiento de las emociones.

Existen también otros tipos de duelos que pasarían a formar parte de los llamados duelos psiquiátricos;
Hanus señala la predisposición de las personalidades de tipo narcisista a sufrir esta modalidad de duelos
porque son particularmente sensibles a la pérdida de sus objetos amados.

Distingue varios tipos clínicos:


1. Histérico: El deudo o deuda se identifica con la persona fallecida, presentando el mismo cuadro que
motivó su fallecimiento.
2. Obsesivo: La ambivalencia emocional a la que normalmente se enfrenta la persona obsesiva, crea en él
fuertes sentimientos de culpa, que suelen abocar en una depresión grave y prolongada.
3. Melancólico: Este cuadro clínico destaca, la pérdida de la autoestima y la ideación suicida.
4. Maníaco: (Manía del duelo). Se produce un cuadro de excitación psicomotriz y humor expansivo que
evoluciona posteriormente a un cuadro depresivo.

Hanus postula que los trastornos mentales pueden encontrarse como manifestación del duelo patológico,
en personas que no habían sufrido ninguna patología psiquiátrica previa. Con respecto a los predictores del
duelo patológico encontramos la falta de salud física o mental, la ambivalencia afectiva con agresividad, los
duelos repetitivos, la mayor fragilidad en los hombres con respecto a la muerte de su pareja y a la muerte
repentina de un ser querido o querida.

El tratamiento que se requiere con respecto al duelo va a depender de la corriente psicológica que el
terapeuta tenga, en el caso de la Psicoterapia cognitiva con respecto al duelo patológico encontramos el
modelo de Bowlby (1980) consta de tres grupos de variables esenciales: primero las características
personales de la persona que sufrió la perdida, segundo las experiencias infantiles de la persona que sufrió
la pérdida y tercero el procesamiento cognitivo de la pérdida (Elaboración del duelo). Con respecto a las
características personales, Bowlby destaca que hay tres grupos de personas vulnerables a desarrollar duelos
patológicos: Aquellas que establecen relaciones afectivas cargadas de ansiedad y ambivalencia (apego
ansioso); aquellas que establecen sus relaciones afectivas a través de cuidar compulsivamente a otras; y
aquellas que afirman de modo compulsivo, su autosuficiencia e independencia respecto a los vínculos
afectivos.

Estos tres grupos de personas ante la pérdida del ser querido o querida reaccionan con culpa y autocríticas
por el suceso; reacción prolongada que produciría el duelo patológico. Estas personas desarrollaron en su
infancia una peculiar manera de vincularse a sus cuidadores o cuidadoras, debido a determinadas
experiencias. Así, las personas con un apego ansioso tuvieron experiencias con sus padres o sustitutas,
donde estos le amenazaban con el abandono o suicidio, o bien con amenazas más sutiles como la retirada
de afecto si no cumplían sus exigencias, o bien le referían lo detestable que era el sujeto para sus padres y lo
que les hacía sufrir. En cambio las personas predispuestas a prodigar cuidados compulsivos, tuvieron
experiencias por parte de sus padres en el sentido de que estos le hacían sentir responsables de su
enfermedad (padres enfermas reales, o hipocondriacas) o bien de inducirles la obligación de cuidarlas, o
ambos aspectos conjuntamente.

Por último las personas predispuestas a mostrar compulsivamente autosuficiencia e independencia solieron
recibir críticas y castigos por mostrar sus emociones o necesidades afectivas. Estos tres grupos de personas,
posteriormente "reproducirían" relaciones similares (en la pareja); y reaccionarían a la pérdida con un
intenso sentimiento de culpa. Sin embargo la conexión entre el hecho de la perdida, las experiencias
infantiles, la predisposición personal, y la respuesta patológica, es vinculada cognitivamente. Bowlby (1980)
defiende que la persona ha desarrollado una disociación cognitiva entre lo que el o ella describe de como
eran las relaciones con la persona perdida y lo que él o ella atribuye como causa de la pérdida. Esta última
información a menudo no es accesible a la conciencia, y su procesamiento suele ser "inconsciente". La
explicación que da Bowlby a este hecho es que los padres y madres de alguna manera "presionaron" para
que el chico/a tuviera una buena imagen de ellos o ellas, y esa presión introdujo una regla cognitiva que
prohibía revisar el funcionamiento real con ellos y ellas (que se reproduce de alguna manera con la persona
perdida).

Los terapeutas cognitivos-conductuales han adoptado la anterior formulación "cognitivo-dinámica" en


general. Especialmente Ramsay (1977) han definido el duelo patológico como un estado de
estréspostraumático con evitación de estímulos internos y externos que puedan recordar la pérdida. El
sujeto o sujeta mantendría un esquema cognitivo ligado a la relevancia de la persona pérdida y errores
cognitivos (maximización de recuerdos negativos y minimización de recuerdos positivos; visión catastrofista
sobre lo mal que se pasa al recordar al difunto o difunta, y culpa por haberse conducido/a a haber dejado
de realizar ciertas tareas hacia el difunto o difunta; e incluso culpa por haber experimentado ciertos
sentimientos negativoshacia el difunto o difunta, en vida).

Los objetivos terapéuticos según el modelo de Bowlby son los siguientes: Facilitar la expresión de
sentimientos inhibidos hacia el difunto o difunta, Facilitar la expresión de las circunstancias que condujeron
a la pérdida y el relato de las relaciones con el difunto o difunta,
- Lograr a partir de los dos puntos anteriores la activación cognitiva de procesamiento de informaciones
previamente excluidas. Con respecto al método de intervención Rápale (1977) lo divide en tres fases, siendo
la primera la de Alentar al paciente o a la paciente a que hable de las circunstancias que condujeron a la
pérdida, su reacción a esta, y el papel que cree que desempeñó en la misma (atribuciones).
La segunda corresponde a Alentar al paciente o a la paciente a que hable de la persona perdida y su historia
relacional con ella, con todos sus altibajos. Se puede utilizar apoyos físicos (fotografías y otros recuerdos)
para esta labor, y por ultimo la tercera fase que consiste en que Una vez que la paciente o el paciente va
cediendo la idealización de la relación, se pueden examinar las situaciones relacionales que produjeron
cólera, culpa, anhelo, o tristeza inhibida, e introducir alternativas a su conceptualización (diríamos desde un
punto de vista más reciente: reatribuciones y construcciones alternativas). Ranmsey elaboro una serie de
técnicas de intervención que contribuye al proceso de elaboración del duelo; su objetivo consiste en reducir
la tendencia del sujeto o de la sujeta a la evitación de recuerdos dolorosos; para que así el sujeto o la
sujeta pueda habituarse a ellos, o "procesarlos" (elaborarlos).

Para esta terapia Ranmsey elaboro la siguiente lista de técnicas conductuales que sus pacientes tienen que
implementar a su vida, estos serian:
PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES DE DOMINIO-AGRADO; Por ejemplo reemplazar las visitas al cementerio
por actividades agradables.
EXPOSICIÓN SIMBÓLICA: Por ejemplo ordenar una habitación como si el paciente viviera los momentos
previos a su propia muerte; o imaginarse rodeado de los seres queridos, despidiéndose de cada uno de ellos
antes de morir.
EXPOSICIÓN Y PREVENCIÓN DE REPUESTAS DE EVITACIÓN: Consiste en verbalizar los recuerdos vivenciales
en relación al difunto sin evitar tal tarea. En cierto modo la "asociación libre" aplicada a esta tarea tendría la
misma función. LA AMPLIFICACIÓN DE SENTIMIENTOS: Consiste en la expresión de sentimientos positivos o
negativos hacia la persona desaparecida.
JUEGO DE ROLES: Psicodramatizar o representar escenas relevantes, y a menudo conflictivas, respecto a la
relación con el difunto o difunta, de modo que se puedan experimentar cogniciones y emociones relevantes
y que han sido evitadas. Se puede emplear el procedimiento de la "silla vacía" de la gestalt.

Ramnsay también elaboro Técnicas cognitivas y su objetivo es revisar la validez de las cogniciones y
significados que el sujeto o la sujeta da a la experiencia de la pérdida; de modo que pueda realizar
atribuciones mas ajustadas a la realidad y elevar sus expectativas de esperanzas a continuar su vida sin el
difunto o difunta. Estas técnicas serian:
DESCATASTROFIZAR: Se trabaja las probabilidades reales de que sucedan eventos catastróficos si el sujeto o
sujeta afronta determinados recuerdos o situaciones. La exposición apoya la descatastrofización.
REATRIBUCIÓN: Se examinan las evidencias que el sujeto o sujeta tiene para su culpa y se revisan las
evidencias para explicaciones alternativas mas plausibles (normalmente, atribuciones externas frente a
internas).
AUTOACEPTACIÓN: Se trabaja con el sujeto o la sujeta sus exigencias y autocríticas por haber
experimentado ciertos sentimientos hacia el difunto (estados agresivos, odio, etc.) y se diferencia entre
estos y la persona global.

Siguiendo la evaluación clínica y su tratamiento el o la terapeuta deberá centrar sus objetivos en la


valoración del duelo, por ejemplo, en el cuadro depresivo de la paciente o el paciente, segurito por un
trastorno sicótico, como también la existencia de uso o abuso de alcohol o drogas, seguido por la tendencia
suicida y el riesgo que esto puede generar en la vida de la persona. Si la persona que recurre a terapia
genera un duelo ya sea normal o patológico, el o la terapeuta deberá ir en busca de dos objetivos centrales:
el primero consiste en la facilitación normal del duelo y el segundo es el tratamiento de los trastornos
asociados, de acuerdo a estos dos puntos se refiere a que el abordaje terapéutico facilitará que el paciente o
la paciente hable sobre el fallecido o fallecida y las circunstancias de su muerte. Propiciará la expresión
emocional del paciente o la paciente, siendo frecuente además de las vivencias de tristeza, pesar o
desesperación, los sentimientos de hostilidad hacia el fallecido y la cólera hacia el médico o el hospital
donde se produjo la muerte del ser querido o querida, se le explicara al enfermo o enferma de que los
síntomas que padece como: ansiedad, sentimientos de culpa, preocupación por la imagen del difunto o
difunta, son reacciones normales y que desaparecerán con el paso del tiempo, Asegurarle a la persona que
aunque inicialmente puede ser necesario que reduzca sus compromisos laborales o sociales, se debe facilitar
el retorno a sus actividades habituales en un plazo de 3-6 semanas.

Recomendar el acompañamiento de familiares y amigas y facilitar la realización de las tareas domésticas


durante el período inicial. En las reacciones agudas de duelo en las personas, la contemplación del cuerpo de
la persona fallecida, evita la cristalización de fantasías, imaginaciones o temores a lo desconocido, ya que
para poder iniciar el duelo, muchas personas necesitan la oportunidad de decir “adiós”.

Con respecto al tratamiento farmacológico este se vera influenciado por el o la terapeuta en el caso de los
problemas asociados, como la ansiedad e insomnio, procurando no interferir el desarrollo del duelo normal,
mediante una sedación - ansiolisis excesiva que puede provocar una indeseable reacción de culpabilidad en
el enfermo; La prescripción de un antidepresivo, deberá retrasarse un período de tres meses siendo exigible
que el cuadro clínico cumpla criterios de episodio depresivo mayor.

Bibliografía:
* “La muerte, transfiguración de la vida” Isabel Cruz Amenábar Ediciones, Universidad católica de Chile.
* “Corazón de la mente” Connirae Andraes PhD, Steve Andreas MA, Cuatro vientos Editorial.
* “Lo efímero y lo eterno” Minilibros de auto ayuda, Gabriel Jurjevic, Editorial Lumen.
* “El mundo que esperamos” Fichas para comunidades y movimientos de parroquias y colegios. Conferencia
Episcopal, Chile.
* http://www.gobcan.es/sanidad/scs/su_salud/adultos/duelo.html * Anexos: “El duelo y sus efectos:
Consecuencias psicoterapéuticas, Doctor Ramón Florenzano Urzúa, Revista de psiquiatría/ año IX/ vol 3-4.“El
hombre, como especie, tiene conciencia de su propia muerte”“Nuestra actitud hacia la muerte”

También podría gustarte