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TRABAJO

MEDIO DE CONTROL DE
PROTECCION DE DERECHOS E
INTERESES COLECTIVOS

Claudia Milena Castañeda Tabares


Código M0201918119
Enrico Giuseppe Moreno Gallo
Código M0201918119

SEMINARIO DERECHO y MEDIO AMBIENTE – Código M0100002


Dr. Adolfo León Ibáñez Elam
Sesiones 17 y 18 de Mayo de 2019

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS


Programa Maestría en Derecho
Universidad de Manizales
Dr. Adolfo León Ibáñez Elam – Seminario Derecho y Medio Ambiente
Facultad de Ciencias Jurídicas - Programa Maestría en Derecho - Universidad de Manizales

MEDIO DE CONTROL DE PROTECCION DE DERECHOS E INTERESES COLECTIVOS


SEMINARIO DERECHO y MEDIO AMBIENTE - DR. Adolfo León Ibáñez Elam

Manizales, 13 de mayo de 2019.

Señores.
JUZGADO ADMINISTRATIVO DEL CIRCUITO DE SANTA MARTA
(Reparto)
L.C.

ASUNTO: MEDIO DE CONTROL DE PROTECCION DE DERECHOS E INTERESES


COLECTIVOS.

CLAUDIA MILENA CASTAÑEDA TABARES, identificada con cédula de ciudadanía


29.819.352 de Sevilla, Valle y ENRICO GIUSEPPE MORENO GALLO, identificado
con cédula de ciudadanía 75.065.843 de Manizales, Caldas, mayores de edad,
vecinos de la ciudad de Santa Marta y abogados en ejercicio con Tarjetas
Profesionales No. 224144 y 321532 del Consejo Superior de la Judicatura
respectivamente, nos dirigimos ante su Despacho, con el fin de interponer MEDIO DE
CONTROL DE PROTECCION DE DERECHOS E INTERESES COLECTIVOS,
consagrado en el artículo 144 de la ley 1437 de 2011 y ley 472 de 1998, en contra de
la CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG
representada legalmente por el doctor CARLOS FRANCISCO DIAZ GRANADOS
MARTÍNEZ o por quien haga sus veces y la AGENCIA NACIONAL DE MINERIA
representando legalmente por la Dra. SILVANA HABIB DAZA, o por quien haga sus
veces ante la vulneración de los derechos colectivos a EL GOCE DE UN AMBIENTE
SANO, DE CONFORMIDAD CON LO ESTABLECIDO EN LA CONSTITUCIÓN, LA
LEY Y LAS DISPOSICIONES REGLAMENTARIAS y LA EXISTENCIA DEL
EQUILIBRIO ECOLÓGICO Y EL MANEJO Y APROVECHAMIENTO RACIONAL DE
LOS RECURSOS NATURALES PARA GARANTIZAR SU DESARROLLO
SOSTENIBLE, SU CONSERVACIÓN, RESTAURACIÓN O SUSTITUCIÓN. LA
CONSERVACIÓN DE LAS ESPECIES ANIMALES Y VEGETALES, LA
PROTECCIÓN DE ÁREAS DE ESPECIAL IMPORTANCIA ECOLÓGICA, DE LOS
ECOSISTEMAS SITUADOS EN LAS ZONAS FRONTERIZAS, ASÍ COMO LOS
DEMÁS INTERESES DE LA COMUNIDAD RELACIONADOS CON LA
PRESERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE, consagrados en los
literales a); c) del artículo 4to de la ley 472 de 1998, con fundamento en las
pretensiones y hechos que a continuación pasan a exponerse,

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PRETENSIONES

PRIMERA. Se SUSPENDA la Resolución No. 210 de 2017 expedida por la AGENCIA


NACIONAL DE MINERIA de conformidad con los hechos y fundamentos que a
continuación son esbozados.

SEGUNDA: Se SUSPENDA la Resolución No. 1510 de 2018 expedida por la


CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG de
conformidad con los hechos y fundamentos que a continuación son esbozados.

HECHOS.
PRIMERO. La Sierra Nevada de Santa Marta hace parte del Parque nacional natural
Sierra Nevada de Santa Marta y del Parque nacional natural Tayrona, los cuales son
administrados por el Ministerio del Medio Ambiente. Se encuentra ubicada
aproximadamente a 10°52' Norte y a 73°43' Oeste (posición de sus picos centrales),
repartida entre los departamentos de Magdalena, La Guajira y el Cesar, en el Caribe
colombiano.

SEGUNDO. La Sierra Nevada de Santa Marta es la cuna de los Tayrona, la más


monumental y singular civilización indígena del país. Allí viven alrededor de 30,000
indígenas de las etnias Kogui, Arhuaco, Kankuamo y Wiwa (Arsarios). Es la montaña
más alta del mundo a orillas del mar y tiene las dos montañas más altas de Colombia,
los picos Colón y Bolívar. Dentro de este macizo montañoso se encuentra ubicado el
Parque Arqueológico Teyuna “Ciudad Perdida”, a cargo del Instituto Colombiano de
Antropología e Historia.

TERCERA. Además de la población indígena, la Sierra Nevada de Santa Marta esta


tiene una gran diversidad de fauna y flora. Posee gran variedad de animales salvajes,
consistente en especies de aves, mamíferos, peces e insectos. Se han detectado
unas 628 especies de aves, 120 de mamíferos y 142 de anfibios y reptiles.

CUARTA. Es preocupante los megaproyectos, hidroeléctricas, represas, minería e


infraestructura que tienen programados para este territorio y que podrían generar en
un desequilibrio sin control a futuro

QUINTO. Lo último fue la aprobación de una Licencia Ambiental en la Sierra Nevada


de Santa marta para realizar minería a gran escala por parte de la CORPORACIÓN
AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG

SEXTO. La agencia Nacional de Minería la autoridad competente en materia de


minería autoriza una explotación a gran escala de 5.000.000.000 toneladas por año.

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SEPTIMO. En virtud del principio de precaución esta CORPAMAG, no debió autorizar


esta licencia ambiental que va en contravía de la vocación de la sierra.

OCTAVO. Ni la Agencia Nacional de Minería debió autorizar la esta minería a gran


escala

NOVENO. La Corte Constitucional en Sentencia C389 de 2016 ordenó que los


indígenas son autoridades ambientales que se regulan por sus propias formas de
manejo, por esto deberían tomar sus propias decisiones sobre su territorio.

DECIMO. Por este argumento de la corte constitucional, tanto los títulos mineros y los
contratos petroleros son medidas administrativas que pueden afectar a estos pueblos,
por tanto, antes de otorgarlos deberían ser consultado al pueblo Todo eso debe llevar
a que se suspendan los trámites y procesos de licenciamiento ambiental mientras se
llega a un consenso con los pueblos. En la mirada del mundo indígena esos
proyectos no caben

DECIMOPRIMERO Según la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del


Rosario, se conoce como consulta previa “al derecho fundamental que tienen los
pueblos indígenas y los demás grupos étnicos cuando se toman medidas (legislativas
y administrativas) o cuando se programe realizar proyectos, obras o actividades
dentro de sus territorios, buscando de esta manera proteger su integridad cultural,
social, y económica y garantizar el derecho a la participación

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FIRMAS QUE ACOMPAÑAN LA PRESENTE DEMANDA

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FUNDAMENTOS DE DERECHO

El derecho al medio ambiente sano tiene fundamento constitucional en el artículo


séptimo el cual consagra que “El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y
cultural de la Nación colombiana.” Teniendo en cuenta, que la protección del derecho
a un medio ambiente sano gira en torno al ser humano y su comunidad, el artículo
citado anteriormente hace palmario que dicha protección tiene un carácter especial
cuando se refiere a comunidades indígenas o afrocolombianas dado que ellas por si
misma conforman ese patrimonio étnico y cultural de la Nación y por ende merecen
protección.

El artículo octavo de nuestra Carta Política se refiere a la obligación que tiene el


Estado de proteger los recursos culturales y naturales de la nación. Este es el
fundamento de la existencia de autoridades ambientales competentes dentro de los
diferentes niveles de la administración. Conjuntamente, lo anterior se ve reforzado por
el principio de descentralización territorial, en la medida en que los departamentos y
municipios deben gozar de cierto grado de autonomía y por ende deben contar con
sus propias autoridades ambientales.

El artículo 79, a nuestro juicio es el artículo más importante que fundamenta el


derecho sub examine, debido a que expresamente consagra que “Todas las personas
tienen derecho a gozar de un ambiente sano. (…)” de lo que se deriva su carácter
colectivo, anexamente el artículo dispone que “La ley garantizará la participación de
la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo y que es deber del Estado
proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial
importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.

Sentencia T- 536: A. El medio ambiente como derecho constitucional


fundamental.

1. Antecedentes:

La Protección al medio ambiente y los recursos naturales se estudió en forma


exhaustiva en la Asamblea Nacional Constituyente, debido a la incidencia de estos
factores en la salud del hombre y por consiguiente en su vida.

"La protección al medio ambiente es uno de los fines del Estado Moderno, por lo tanto
toda estructura de éste debe estar iluminada por este fin, y debe tender a su
realización."1 Uno de los cambios introducidos a la nueva Constitución fue la
concientización de que no solo al Estado es a quien le corresponde la protección del
medio ambiente sino que se exige que la comunidad de igual manera se involucre en
tal responsabilidad.

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"La crisis ambiental es, por igual, crisis de la civilización y replantea la manera de
entender las relaciones entre los hombres. Las injusticias sociales se traducen en
desajustes ambientales y éstos a su vez reproducen las condiciones de miseria"2

2. La Constitución de 1991, el medio ambiente y la salud

La Carta consagra la obligación del Estado de proteger las riquezas culturales y


naturales de la Nación. Así mismo ello obliga a los particulares, pues le atribuye a la
propiedad privada una función ecológica, y sobre todo porque figura dentro de los
deberes de la persona y del ciudadano el proteger los recursos naturales del país y
velar por la conservación de un ambiente sano (artículos 8o., 58, 79, 80, 81 y 95
numeral 8° de la Constitución Nacional).

De tal manera que quedó consagrado en la Constitución el derecho de todos a gozar


de un ambiente sano. En efecto, dice así artículo 79 de la Constitución:

"Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La ley garantizará
la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo.

Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las
áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de
esos fines".

Es por esto que el Estado deberá proteger la diversidad e integridad del ambiente,
conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para
el logro del mejoramiento de la calidad de vida de la población, siendo el objetivo
fundamental de su actividad la solución de las necesidades insatisfechas de salud,
educación, de saneamiento ambiental y agua potable (artículos 79 y 366 de la
Constitución Nacional).

El saneamiento ambiental es un servicio público a cargo del Estado; por lo tanto le


corresponde organizarlo, dirigirlo y reglamentarlo, conforme a los principios de
eficiencia, universalidad y solidaridad; deberá entonces el Estado prevenir y controlar
los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la
reparación de los daños causados (artículos 49 y 80 de la Constitución Nacional).
3. El carácter de derecho fundamental

En la Asamblea Nacional Constituyente se habló del medio ambiente como derecho


esencial de la persona humana; al respecto la constituyente Aída Abella expuso:
"La carta de derechos que se discute en la comisión primera, consigna el derecho
que toda persona tiene como un derecho fundamental del hombre y del medio
ambiente consagrado no sólo como un problema social -de derecho social-, sino
como un derecho fundamental en la parte de los derechos del hombre".3

La Corte Constitucional en la Sentencia T-415 dijo:

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"El derecho al medio ambiente y en general, los derechos de la llamada tercera


generación, han sido concebidos como un conjunto de condiciones básicas que
rodean al hombre, que circundan su vida como miembro de la comunidad y que le
permiten la supervivencia biológica e individual, además de su desempeño normal y
desarrollo integral en el medio social.De esta manera deben tenerse como
fundamentales para la supervivencia de la especie humana".

Así mismo la Corte Constitucional, en Sentencia T- 411 expuso:

"De la concordancia de estas normas (normas constitucionales del medio ambiente la


salud y la vida), e inscritas en el marco de derecho a la vida, de que trata el artículo
11 de la Carta, se deduce que el ambiente es un derecho constitucional fundamental
para el hombre, pues sin él, la vida misma correría letal peligro".

En el ámbito internacional se ha discutido si el derecho al medio ambiente es o no un


derecho fundamental. Así, en la Declaración de Estocolmo sobre el Ambiente
Humano, se afirmó:

"El hombre tiene derecho fundamental a la libertad, la igualdad y adecuadas


condiciones de vida, en un medio ambiente de una calidad que permita una vida de
dignidad y bienestar."

Entre los pactos que ha ratificado Colombia, sobre la conservación del medio
ambiente, los cuales en virtud del artículo 93 de la Carta tienen rango supralegal en el
orden interno, tiene relación con este caso en particular el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobado mediante la Ley 74 de 1968,
que establece, en el artículo 12, lo siguiente:

"1. Los Estados partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.

2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados partes en el pacto a fin de
asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para:

b) el mejoramiento en todos sus aspectos ... del medio ambiente".

La legislación ambiental en Colombia ha evolucionado de acuerdo a los cambios


económicos, políticos y científicos que han ocurrido en la posición del hombre y de la
sociedad frente al aprovechamiento y conservación de la naturaleza y del "habitat"
que ha construido. Para esta Corte, entonces, no cabe duda que el ambiente sano y
ecológicamente equilibrado es un derecho Constitucional fundamental, pues su
violación atenta directamente contra la perpetuación de la especie humana y, en
consecuencia, con el derecho más fundamental del hombre: la vida. El derecho a la
salud y a la vida son derechos fundamentales porque son esenciales al hombre, la
salud se encuentra ligada al medio ambiente que le rodea y que dependiendo de las

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condiciones que éste le ofrezca, le permitirá desarrollarse económica y socialmente a


los pueblos, garantizándoles su supervivencia.

Sentencia T- 528 Tercera: El Amparo Judicial del Derecho a Gozar de un


Ambiente Sano.

a) El Derecho Constitucional de todas las personas al disfrute de un Ambiente Sano


está consagrado expresamente en el artículo 79 de la Carta bajo el título de los
Derechos Colectivos y del Ambiente; además, este derecho aparece relacionado en
la lista enunciativa que establece el inciso primero del artículo 88 de la misma Carta,
como objeto de las Acciones Populares con fines concretos.

En estas condiciones, los citados enunciados normativos del inciso segundo del
artículo 88 de la Carta, prescriben con claridad que en cuanto entidad jurídica
autónoma, el derecho específico al goce de un Ambiente Sano, está garantizado
judicialmente por virtud de un instrumento procesal específico y directo de carácter
principal y de naturaleza también autónoma, conocido como las acciones populares y
en caso de daño subjetivo pero plural por virtud de las acciones de grupo o de clase,
amén de las vías judiciales ordinarias y de los casos especiales de responsabilidad
objetiva que establezca la ley.

b) Como aspecto preliminar se detiene esta Corporación en advertir que el Derecho a


la Conservación y al Disfrute de un Medio Ambiente Sano y de la promoción y
preservación de la calidad de la vida, así como la protección de los bienes, riquezas y
recursos ecológicos y naturales, es objeto de grandes reflexiones y preocupaciones
que sólo recientemente han hecho aparición plena en el Derecho Constitucional y en
el Derecho Internacional.

Es evidente que hoy en día, para determinar los grandes principios que deben regir la
vida de las sociedades organizadas y en camino de evolución, ya no puede ignorarse
la necesidad de proteger el medio ambiente y de dar a las personas los derechos
correlativos; en este sentido se tiene que después del año de 1972 en el que se
adoptó la Declaración de Estocolmo sobre medio ambiente humano, se ha
reconocido en vasta extensión el valor que debe otorgarse a su protección. Además,
en este proceso, y en sus variantes, el camino recorrido muestra que no sólo se
incorporó dicho principio general como valor constitucional interno que se proyecta
sobre todo el texto de la Carta, sino que aquel produjo grandes efectos de irradiación
sobre las legislaciones ordinarias de muchos países. También, después de aquella
fecha son varias las naciones que lo incorporaron en sus textos constitucionales, ya
como un derecho fundamental, ora como un derecho colectivo de naturaleza social.
Esta consagración permite, además, al Poder Ejecutivo, a la Administración Pública y
a los jueces colmar lagunas y promover su expansión ante situaciones crónicas o
nuevas; en este mismo sentido, el crecimiento y las crisis de la economía de gran
escala industrial y la expansión del conocimiento sobre la naturaleza y la cultura ha
favorecido el incremento de técnicas, medios, vías e instrumentos gubernativos,
administrativos y judiciales de protección del Derecho al Medio Ambiente Sano. En

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este sentido se observa que la Carta Fundamental de 1991, también establece como
servicio público a cargo del Estado y como específico deber suyo, la atención al
saneamiento ambiental, que debe obedecer a los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad.

d) En nuestro régimen jurídico y a nivel legislativo, encontramos como nota


destacable y como ejemplo para todas las naciones del mundo, las nociones y las
vías de protección administrativa o policiva que incorporó el Código de Recursos
Naturales expedido en 1974 (Ley 23 de 1973 y Decreto 2811 de 1974 y sus
reglamentarios, los decretos 02 de 1982 y 2206 de 1983 sobre contaminación del
aire), en los que se da un tratamiento extenso y riguroso a este tema; también cabe
destacar las previsiones que trae la Ley de Reforma Urbana (Ley 9a. de 1989 art. 8o.,
Decreto 2400 de 1989 arts. 5o. y 6o.), en materia de la protección del medio ambiente
y la extensión de las acciones populares de que se ocupa el artículo 1005 del Código
Civil a dicho fin.

Además, se encuentran las disposiciones correspondientes a la Ley 9a. de 1979 que


establece el Código Sanitario Nacional y que regula el tema de la contaminación y de
la protección del ambiente en lo que se relaciona con el bienestar y la Salud Humana,
en especial las que regulan el tema de los residuos sólidos y su almacenamiento a
campo abierto y el de las emisiones atmosféricas.

Igualmente, cabe tener en cuenta para los efectos del examen de los elementos de
derecho que se refieren a la situación jurídica planteada por la petición de tutela de la
referencia, que el Decreto 2655 de 1988 "Por el cual se expide el Código de Minas",
establece en sus artículos 246 a 250 las principales reglas para regular el tema de la
Conservación del medio ambiente, en especial el Artículo 248 que dice textualmente
lo siguiente:

"El Ministerio de Minas y Energía es el organismo competente para ejercer la


vigilancia y control de la forma como se realicen la utilización, conservación y
restauración de los recursos naturales renovables y del medio ambiente de las
actividades mineras. Las demás autoridades de cualquier orden, deberán poner en
conocimiento de ese Despacho cualquier obra o labor minera, que implique el uso
indebido de los mismos, y tomarán las medidas preventivas provisionales a que estén
facultados por las leyes, para evitar y contrarrestar situaciones de peligro o daño a las
personas y a los bienes públicos o privados que tal uso pueda causar"

Además, es deber del Ministerio de Minas y Energía tomar las providencias que
eviten o mitiguen los daños causados por la actividad minera a los recursos naturales
renovables y del medio ambiente, sea de oficio, a petición de parte o de las
autoridades y en coordinación con éstas (art. 249). Estas precisiones de carácter
normativo son fundamento de las consideraciones que conducen a la decisión que se
habrá de tomar en la parte resolutiva de esta providencia, porque sientan las bases
de la relación entre la violación a un derecho constitucional de carácter colectivo
como lo es el de Gozar de un Medio Ambiente Sano y un Derecho Constitucional

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Fundamental como lo es el Derecho a la Vida y a la Integridad Física de las personas;


además, dichas normas establecen determinadas responsabilidades de carácter
ineludible por parte de los organismos del Estado en cuanto a los derechos que hoy,
bajo el amparo de la Carta de 1991, reclaman de los jueces mayor atención y cuidado
que en oportunidades anteriores.

e) De otra parte, a juicio de la Corte Constitucional aquella Acción Popular


consagrada en el artículo 1005 del C.C., puede ahora, con sobradas y explícitas
razones constitucionales, ser interpretada y desarrollada por los jueces en los casos
concretos de controversia sobre los bienes y derechos públicos y colectivos para
asegurar su amparo judicial específico y concreto, inclusive sobre el Ambiente.

Sentencia C-389 de 2016

La participación ciudadana

La participación es un principio cardinal de la Carta Política, una visión de la


democracia acogida por el Constituyente de 1991 y un derecho fundamental. Esta
se concreta en la intervención activa de todos los posibles afectados por una
decisión, y en la obligación de las autoridades de darle efectos, para así construir
una nación donde lo público se discute tanto desde abajo, desde cada ciudadano,
como a través de sus representantes en el Congreso de la República.

La apuesta por la participación del constituyente fue tan seria que la elevó al
rango de derecho fundamental en el artículo 40 Superior y previó la existencia de
un conjunto de poderosos mecanismos para llevarla a la práctica, como la
consulta, el referendo, el plebiscito, el cabildo abierto o la revocatoria del
mandato. Finalmente, estimó necesario incorporarla como un mandato autónomo
en ciertos campos, como ocurre, precisamente, en el caso del ambiente (artículo
79) y la explotación de recursos en las comunidades étnicas (art. 330, sobre el
que se hablará en la segunda parte de esta providencia). Esta Corte, en fin, ha
destacado su carácter universal y expansivo (C-150 de 2015[128]).

A la par con esas normas fundamentales, recientemente la Corte Constitucional


ha desarrollado un sólido cuerpo jurisprudencial, en el que se ha defendido la
idea de que las decisiones ambientales de importancia, como aquellas
relacionadas con el uso, explotación y aprovechamiento del subsuelo no pueden
adoptarse de forma centralizada, sino que exigen la participación de los entes
territoriales, en desarrollo de los principios de concurrencia, subsidiariedad y

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coordinación, que definen el contenido de la autonomía territorial y su relación


con el principio de unidad nacional.[129]

Como se explicó en la sentencia T-294 de 2014,[130] las decisiones ambientales


generan impactos y beneficios diferenciados en distintos sectores de la población,
razón por la cual se ha acuñado el concepto de justicia ambiental. Junto con la
equidad en las cargas y oportunidades, la segunda dimensión esencial de la
justicia ambiental es la participación de los interesados en las decisiones. Por
ello, los principales documentos de derecho internacional, al igual que la
Constitución Política, hacen referencia a la creación de espacios adecuados de
participación en la discusión, adopción e implementación de medidas
ambientales.

La participación, desde un punto de vista constitucional debe ser representativa,


es decir, llevada a cabo con los realmente interesados; activa, de manera que
permita un diálogo y discusión públicos vigorosos; y eficaz, es decir, capaz de
producir efectos en las decisiones públicas y en la planeación de las decisiones de
cada ámbito territorial; libre e informada, de manera que no se origine en
presiones ilegítimas, sino en un conocimiento adecuado y suficiente de las
medidas a adoptar.

Además, como lo indicó una de las organizaciones que intervino en este trámite,
la participación genera un doble beneficio en el ámbito normativo que nos ocupa.
De una parte, la materialización del modelo de democracia participativa
establecido en la Carta de 1991 y la eficacia del derecho fundamental de
participación. De otra, dota de seguridad jurídica a las personas interesadas en
obtener una concesión minera, en la medida en que les permite conocer la
recepción del proyecto por parte de los posibles afectados.

No cabe duda entonces acerca de la necesidad de la participación en lo que tiene


que ver con la definición de los impactos ambientales, sociales y culturales de los
proyectos mineros. Sin embargo, la pregunta acerca de cómo debe llevarse a cabo
la participación en el marco de los contratos de concesión minera no ha sido
abordada por la Corte Constitucional.

En la regulación cuestionada sólo existe una norma que se dirige a garantizar la


participación de los pueblos étnicamente diferenciados, que es el artículo 275
CM. Sin embargo, tal como lo indican los demandantes y parte de los
intervinientes, no existe una instancia de notificación a los propietarios de los

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predios en los que podría llevarse a cabo el proyecto, de las comunidades o de las
autoridades locales.

Ahora bien, en la sentencia C-298 de 2016,[131] en la que la Corte debía analizar


si los procedimientos expeditos para la entrega de licencias ambientales
establecidos en la ley 1753 de 2015 (artículo 179) violaban el derecho de
participación. La Sala Plena estimó que la norma no violaba la Carta Política,
pues la participación debe garantizarse en el trámite de licencias ambientales, en
una interpretación sistemática del ordenamiento, puesto que el Decreto 1320 de
1998, la Ley 99 de 1993, el Decreto 1076 de 2015 y la jurisprudencia
constitucional exigen que esa participación sí se haga efectiva.

Sin duda, la sentencia C-298 de 2016[132] es un precedente relevante para el


caso concreto. Sin embargo, la Sala observa que en aquella oportunidad se
discutía acerca de la participación previa a la expedición de una licencia
ambiental, asunto en el que la previsión del ordenamiento es explícita, lo que no
ocurre en el escenario que ahora se analiza.

En concepto de la Corte, la existencia de una instancia de participación real,


representativa, libre, informada y efectiva, previa la concesión de un título
minero es necesaria, debido a que esta decisión no es inocua, sino que genera una
expectativa en torno al destino del predio, el entorno y el territorio. Es cierto que
los trabajos exploratorios no se iniciarán con la sola entrega del título minero,
pero también es verdad que en el actual ordenamiento la etapa participativa sólo
está contemplada previo el inicio de la explotación. Así las cosas, la relevancia
jurídica de la decisión y la probabilidad real de que se inicien trabajos
exploratorios demuestran que esta decisión puede generar afectaciones intensas
en los derechos de los dueños del predio, la comunidad y las garantías de las
entidades territoriales.

Un aspecto relevante a precisar es que en el ordenamiento legal actual, la licencia


ambiental únicamente se exige previa la explotación minera, a pesar de que existe
un consenso técnico, científico y jurídico acerca de la manera en que la
exploración impacta el ambiente, lo que agrava el hecho de que al momento de la
concesión no se prevea espacio participativo alguno, más allá de los llamados de
esta Corporación a que la licencia se exija previa la realización de trabajos
exploratorios; y la consulta, siempre que una medida sea susceptible de afectar a
las comunidades étnicamente diferenciadas, sin importar el momento o la fase en

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que se dé, se demuestre, o existan serias razones para que la administración


infiera tal afectación[133].

Todo lo anterior demuestra la existencia de un déficit de protección a los


principios constitucionales mencionados en la normatividad asociada a la
minería. La aplicación directa de la Carta Política puede resultar insuficiente para
superar ese déficit, dado que las concesiones son regladas y la autoridad minera
puede enfrentar problemas con el principio de legalidad para dar eficacia a los
mandatos constitucionales, en los términos descritos en párrafos precedentes. Por
eso, la Corte dictará una decisión de exequibilidad condicionada, destinada a
mitigar este déficit, aclarando sin embargo, que este requiere una decisión
legislativa integral, comprensiva y adecuada.

Alcance de la decisión

Con el propósito de adoptar la decisión que, en mayor medida preserve la


potestad de configuración del derecho del Legislador en el ámbito de la
explotación de recursos naturales, la Sala declarará la exequibilidad de los
artículos 16, 53, 270 y 271 de Ley 685 de 2001, en el entendido de que es preciso
que la autoridad minera nacional adopte medidas especiales para asegurar la
protección al ambiente y el adecuado manejo de los recursos naturales en la
entrega de contratos de concesión que, de acuerdo con los criterios técnicos
pertinentes, se refieren a proyecto mineros de mediana o gran escala, en los
cuales deberá garantizarse, además, la participación libre, previa, representativa,
informada y eficaz de los potenciales afectados. Dado que los demás artículos
analizados en este acápite son normas que complementan los aspectos
procedimentales del método de concesión de títulos mineros, la Sala declarará su
exequibilidad simple.

Además, con el propósito de que la normatividad minera se adecúe lo más pronto


posible a los estándares más altos de defensa de esos principios, la Sala exhortará
al Congreso de la República para que establezca un método de acceso a los títulos
mineros acorde con las consideraciones vertidas en esta providencia, y con base
en los criterios técnicos elaborados por el Ministerio de Minas, o por otra
autoridad competente, para definir los distintos tipos de minería, y las escalas de
los proyectos, bajo los siguientes parámetros:

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La normativa debe basarse en criterios diferenciales que respondan a los distintos


tipos y escalas en que se realiza la minería, respeten el conjunto de principios a
los que se hace referencia en esta providencia. Esos criterios, a manera
ilustrativa, pues las decisiones finales deberán adoptarse en el foro democrático,
deberán incluir (i) respeto por la minería de subsistencia; (ii) normas para adecuar
la pequeña minería a la protección del ambiente y las escalas mediana y grande a
los estándares más altos de la industria y de los principios de responsabilidad
empresarial; (iii) diferenciar la actividad minera no sólo por el tamaño de sus
proyectos, sino también en torno a su significado social, cultural y jurídico. Ello
implica (iii.1) proteger la minería ancestral, desarrollada por comunidades étnicas
y la artesanal, por la población rural; (iii.2) diferenciar entre la minería informal,
que actualmente incumple con parte de las normas que regulan la minería, pero se
realiza en pequeña escala y puede adecuarse en un plazo razonable al
ordenamiento jurídico, de (iii.3) la minería ilegal, que incumple buena parte de
tales estándares, se realiza en escalas mayores, y carece por esa razón de
vocación de legalidad; y (iii.4) la minería asociada a las acciones de grupos
armados al margen de la ley, frente a la que debe llegar el poder punitivo del
Estado.[134]

La expedición de estas normas, como se dejó establecido en la sentencia C-366


de 2011, deberá respetar el derecho fundamental a la consulta previa de los
pueblos y comunidades étnicamente diferenciados.

PARTE II

Derechos de los pueblos indígenas, territorio colectivo, la autonomía en materia ambiental y la


minería

A continuación la Sala se referirá a los cargos de la demanda, elevados contra los artículos 122, 124,
128 y 275 del Código de Minas, en los que se habla de la concesión de títulos en zonas mineras
indígenas, el derecho de prelación de los pueblos, la obligación de los particulares que tengan títulos
en zonas mineras indígenas de dar preferencia en la vinculación laboral a los miembros de los pueblos
concernidos, y el deber de informar a las comunidades étnicas, para que ejerzan el citado derecho de
prelación.

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Claridad

Tal como ocurre con la primera parte de los cargos, la demanda presenta con claridad su punto de
vista acerca de cómo estas normas podrían afectar derechos de los pueblos indígenas debido a que, en
su concepto, les impide oponerse a la práctica de la minería dentro de sus territorios, lo que afecta su
autonomía y derecho de propiedad sobre estos.

Certeza

En lo que tiene que ver con la certeza, la Sala observa que, en principio, los accionantes atribuyen un
sentido plausible a las cláusulas demandadas. Estas permiten la concesión de títulos en territorios de
los pueblos indígenas, prevén la prelación, la vinculación preferente y la notificación.

Es cierto que existe un desacuerdo en torno al alcance y sentido de una de las normas demandadas: el
artículo 124, que prevé el derecho de prelación. Los accionantes consideran que esa norma es
violatoria de la propiedad de los pueblos sobre sus tierras y territorios, mientras que los intervinientes,
y especialmente el Procurador General de la Nación, aseguran que la norma en realidad protege sus
derechos, al darles la primera opción para acceder al título, a la vez que explica que, por la naturaleza
del título minero, no existe riesgo alguno al carácter inembargable, inalienable e imprescriptible de los
territorios: la concesión no trasfiere derecho de dominio alguno sobre sus tierras y territorios
ancestrales.

Sin duda, esa discusión debe ser tenida en consideración por la Corte, pues constituyen respuestas
distintas a un problema jurídico constitucional. Pero, por la misma razón, se trata de argumentos de
fondo, que no desvirtúan la aptitud de la demanda.

Pertinencia

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Los cuestionamientos de la demanda son, evidentemente, de naturaleza constitucional. No obedecen


a supuestos de hecho, ni a razones políticas o de conveniencia. Como puede observarse a partir de los
antecedentes, giran en torno a la violación del derecho a la propiedad y territorios por parte de los
pueblos indígenas, o a los atributos de las tierras de resguardo, de acuerdo con los artículos 63 y 330
Superiores, debido a que, de ser fundado el cargo, las normas demandadas impiden a los pueblos
indígenas ejercer el goce de los derechos que la Constitución y el Derecho internacional de los
derechos humanos les reconocen, como parte esencial de su forma de vida.

Especificidad

La especificidad se desprende de la sola lectura de la demanda. La entrega de títulos mineros en


tierras de resguardo, la forma en que se concibe su participación y el ejercicio de la consulta, y la
naturaleza del contrato de concesión minera y su objeto, conllevan, para los accionantes, una grave
afectación a su autonomía, como autoridades ambientales y a los atributos de sus territorios.

Suficiencia

El cuestionamiento de los actores se divide en dos. Primero, proponen que estas normas desconocen
la autonomía de los pueblos indígenas para actuar como autoridades ambientales dentro de sus
territorios (art. 330 CP). El segundo, que dado que el artículo 122 permite la entrega de concesiones
en territorios indígenas, el artículo 124 CM establece un derecho de prelación (que la comunidad
obtenga primero el título) y el 275 establece una norma de comunicación para ejercerlo, los pueblos
indígenas no tienen, en el marco del Código de Minas un mecanismo idóneo para oponerse a la
minería, a pesar del impacto que tiene sobre sus tierras y territorios, debido a la inexistencia de un
derecho a veto, incluso en el marco de decisiones adoptadas en consulta autónoma.

La Sala considera que ambas afirmaciones tienen fuerza suficiente para generar dudas de
inconstitucionalidad. Sin embargo, estima que el artículo 128 regula un supuesto que no podría ser la
fuente de afectación de los derechos mencionados, en la medida en que impone una obligación de
promover la vinculación de personas indígenas en el proyecto. Esa norma no se refiere ni a la entrega

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de la concesión, ni al alcance de la prelación, ni a la posibilidad de oponerse o no a la consulta. En


consecuencia, la Sala excluirá esta norma del análisis, por ineptitud parcial de la demanda.

Cosa juzgada constitucional

Siguiendo el esquema argumentativo de la primera parte de esta providencia, a continuación se


presenta un cuadro con la síntesis de las decisiones adoptadas por la Corte en torno a las normas
demandadas.

Decisiones adoptadas en relación con las normas demandadas.

ARTÍCULO 122. ZONAS MINERAS Inciso 1o. declarado CONDICIONALMENTE


INDÍGENAS. [Inciso 1º:] La autoridad EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante
minera señalará y delimitará, con base en Sentencia C-418-02 de 28 de mayo de 2002,
estudios técnicos y sociales, dentro de los Magistrado Ponente Dr. Álvaro Tafur Galvis; 'bajo
territorios indígenas, zonas mineras el entendido que en el procedimiento de
indígenas en las cuales la exploración y señalamiento y delimitación de las zonas mineras
explotación del suelo y subsuelo mineros indígenas se deberá dar cumplimiento al
deberán ajustarse a las disposiciones parágrafo del Artículo 330 de la Constitución y al
especiales del presente Capítulo sobre Artículo 15 del Convenio 169 de la OIT, aprobado
protección y participación de las por la Ley 21 de 1991’
comunidades y grupos indígenas asentados
en dichos territorios. (Declaratoria de exequibilidad condicionada, bajo
el entendido de que debe respetarse el derecho
[Inciso 2º:] Toda propuesta de particulares a la consulta previa).
para explorar y explotar minerales dentro
de las zonas mineras indígenas será Sentencia C-891 de 2012. La Corte declaró
resuelta con la participación de los exequible la norma. En esta decisión la
representantes de las respectivas Corporación declaró exequible el Código de
comunidades indígenas y sin perjuicio del Minas, en su integridad, por el cargo de violación
derecho de prelación que se consagra en el a la consulta previa. La Corte consideró que el
artículo 124 de este Código. Gobierno hizo esfuerzos suficientes por consultar
la ley, y ello no fue logrado.

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Al resolver un cargo específico contra el artículo


122 señaló que estas decisiones deben ser objeto
de consulta previa con los pueblos indígenas,
sólo por los cargos analizados.

Sentencia C-395 de 2012, [135] declaró la


exequibilidad simple del inciso segundo. Aclaró la
Corte que el derecho a la consulta previa es
fundamental y que debe respetarse aún sin
desarrollo legislativo. Este es el aparte central de
la decisión:

“se tiene que la consulta previa a las


comunidades indígenas y afrodescendientes para
la realización de cualquier tipo de proyectos, y en
particular los de carácter minero, que puedan
afectarlas directamente, constituye un derecho
constitucional para cuya exigibilidad no se
requiere un previo desarrollo legislativo. Una
consideración sistemática de la Ley 685 de 2001,
en el marco de la jurisprudencia constitucional,
lleva a la conclusión de que, siempre que en
ejercicio de la actividad minera se plantee la
posibilidad de que se produzca una afectación
directa de las comunidades indígenas o
afrodescendientes, debe realizarse la consulta
previa, con los alcances, las condiciones y las
consecuencias que se han señalado en la
jurisprudencia constitucional, sin que para el
efecto sea necesario que, en relación con cada
uno de los aspectos que se regulan en el Código
de Minas o en la legislación complementaria, que
pueda tener algún impacto sobre tales
comunidades, deba contemplarse de manera
expresa esa obligación.”

ARTÍCULO 123. TERRITORIO Y Sentencia C-891 de 2002, declaró exequible la


COMUNIDAD INDÍGENAS. Para los efectos norma, por los cargos analizados (es decir,
previstos en el artículo anterior, se violación a la consulta previa en la expedición de
entienden por territorios indígenas las la ley)

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áreas poseídas en forma regular y


permanente por una comunidad,
parcialidad o grupo indígena de
conformidad con lo dispuesto en la Ley 21
de 1991 y demás leyes que la modifiquen,
amplíen o sustituyan.

ARTÍCULO 124. DERECHO DE PRELACIÓN Declarado exequible, por sentencia C-891 de


DE GRUPOS INDÍGENAS. Las comunidades 2002, por los cargos analizados. Esto es más
y grupos indígenas tendrán prelación para complicado, va al pie de página[136].
que la autoridad minera les otorgue
concesión sobre los yacimientos y
depósitos mineros ubicados en una zona
minera indígena. Este contrato podrá
comprender uno o varios minerales.

ARTÍCULO 275. COMUNICACIÓN DE LA Corte Constitucional


PROPUESTA. Si la propuesta no ha sido
objetada por la autoridad minera, en un - Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte
término que no supere los quince (15) días Constitucional mediante Sentencia C-891-02 de
contados a partir de la presentación de la 22 de octubre de 2002, Magistrado Ponente Dr.
misma, dentro de los cinco (5) días Jaime Araújo Rentería, 'solamente por los cargos
siguientes, se comunicará, por intermedio aquí analizados, y bajo el condicionamiento
del Ministerio del Interior, a los señalado en la parte motiva de esta sentencia'.
representantes de los grupos étnicos [137]
ocupantes del área. La comunicación a los
grupos étnicos tendrá por objeto
notificarlos con el fin de que comparezcan
para hacer valer su preferencia en el
término de treinta (30) días contados a
partir de la notificación, si el área estuviere
ubicada en zonas mineras indígenas, de
comunidades negras o mixtas.

En ese orden de ideas, algunos intervinientes y el Ministerio Público advierten que la Corte
Constitucional se ha pronunciado ya acerca de la constitucionalidad de parte de las normas
demandadas. Concretamente, hacen referencia a la sentencia C-891 de 2002 [138] en la que este
Tribunal analizó dos problemas jurídicos. Primero, un cargo general contra el Código de Minas
(entonces recién expedido), por violación al derecho fundamental a la consulta previa de los pueblos

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indígenas; segundo, cargos contra normas específicas, relacionadas con los derechos de los pueblos
indígenas, que (i) no fueron consultadas o (ii) no incluyeron en su texto la obligación de consultar a las
comunidades étnicas concernidas, al momento de su aplicación, a pesar de tratarse de asuntos que,
evidentemente, las afectan directamente.

La Sala considera que la existencia de ese pronunciamiento no supone la existencia de cosa juzgada
constitucional en torno al problema jurídico objeto de estudio, pues el cargo que se resolvió en aquella
oportunidad era de distinta índole. De una parte, se cuestionaba la validez de las normas legales que, a
pesar de hablar de asuntos directamente relacionados con los pueblos indígenas, según los actores no
habían sido consultadas. Este cargo se refiere a un hecho ocurrido en el trámite legislativo y no al
contenido de las normas. De otra parte, se cuestionaba la eventual existencia de una omisión
legislativa relativa, debido a que se admitía la entrega de concesiones mineras y la consecuente
extracción de los recursos naturales ubicados dentro de sus territorios, sin prever su participación.

En esta ocasión, la demanda invoca parámetros de control distintos: de una parte, la autonomía y
autogobierno indígena, debido a que los efectos de la consulta previa no les permiten a las
comunidades originarias oponerse a la minería dentro de sus territorios, actuando como autoridades
ambientales, en los términos del artículo 330 Superior, y la propiedad colectiva sobre sus tierras y
territorios, de acuerdo con los atributos que el artículo 63 confiere a “las tierras de resguardo”, lo que
de plano descarta la posibilidad de estarse a lo resuelto en aquella oportunidad.

Sin lugar a dudas hay dos decisiones muy importantes para la solución del caso concreto: la sentencia
C-891 de 2002[139] y la C-395 de 2012,[140] en las que la Corte Constitucional ha señalado que no
es válida ninguna interpretación de los artículos demandados, que suponga la exclusión o
desconocimiento del derecho a la consulta previa de los pueblos indígenas. Aunque esas sentencias no
proyectan fuerza de cosa juzgada, ni son técnicamente precedentes, dada la diferencia de problemas
jurídicos, sí otorgan razones constitucionales muy relevantes para la solución de los cargos propuestos.

AGOTAMIENTO REQUISITO DE PROCEDIBILIDAD

Se adjuntan derechos de petición con las constancias de recibido tanto de la


CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG como

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de la AGENCIA NACIONAL DE MINERIA de las reclamaciones invocadas a través


del presente medio de control.

A su vez Oficio XXXX/01200 emitido el día 12 de abril de 2019 por parte de la


CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG y
oficio XXXX/01201 del 30 de abril de 2019 suscrito por la AGENCIA NACIONAL DE
MINERIA, a través de los cuales dichas Entidades Territoriales dan contestación a la
reclamación anterior.

MEDIDA CAUTELAR

De conformidad con lo establecido por el artículo 25 de la ley 472 de 1998, solicito


como medida previa DECRETAR LA SUSPENSIÓN de las resoluciones No. 210 de
2017 expedida por la AGENCIA NACIONAL DE MINERIA y Resolución No. 1510 de
2018 expedida por la CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA
– CORPAMAG objeto de esta acción popular, por cuanto con la misma se logra
prevenir un peligro inminente a la biodiversidad en la Sierra Nevada de Santa Marta
por la explotación de carbón a gran escala, en detrimento de los servicios
ecosistémicos que brinda a los departamentos costeros de Magdalena, Atlántico,
Bolívar y Guajira que hacen posible la vida humana, al proporcionar alimentos
nutritivos y agua limpia; al regular las enfermedades y el clima; al apoyar la
polinización de los cultivos y la formación de suelos, y al ofrecer beneficios
recreativos, culturales y espirituales, entre otros a comunidades indígenas de
especial protección constitucional como son los arhuacos (o ikas), los wiwas, los
kogis y los kankuamos, que juntos, suman más de 30.000 personas.

El Consejo de Estado en sentencia de seis (6) de marzo .de dos mil ocho (2008),
Radicación número: 17001-23-31-000-2004-00480-02, con Consejero Ponente Dr.
Camilo Arciniegas Andrade ha referido lo siguiente:

"De lo anterior (Ley 472 de 1998 artículos 2, 17, 25 y 26) se colige que la medida
cautelar puede decretarse en cualquier estado del proceso, de oficio o a petición de
parte, siempre que se pruebe: a) la vulneración actual o inminente de un derecho
colectivo y b) que en esa vulneración esté comprometido, por acción u
omisión, lo entidad demandada. La Sala precisa que como el legislador señaló
unas precisas causales con fundamento en las cuales el interesado puede oponerse
a las medidas previas, que se refieren a los efectos que ha de producir la misma
respecto de los derechos colectivos que se pretenden proteger, del interés público y
de la situación del demandado, resulta importante tener en cuenta estas
circunstancias con el objeto de que se profiera una medida que, además de ser
necesaria poro la garantía del derecho colectivo vulnerado o puesto en peligro, no
resulte lesivo al propio derecho, al Interés público o al demandado. Una vez
cumplidos los supuestos que hacen procedente la medida cautelar, el juez puede
adoptar lo que resulte necesaria para contrarrestar lo vulneración o amenaza del
derecho colectivo, que debe ser la adecuada o los necesidades de cada
circunstancia particular" (Subrayado fuera del texto).

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Para el particular caso, la inminente vulneración de los derechos colectivos citados


en la presente acción, con ocasión a la expedición de la resoluciones No. 210 de
2017 por parte de la AGENCIA NACIONAL DE MINERIA y Resolución No. 1510 de
2018 por parte de la CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA
– CORPAMAG, implican la afectación de los derechos colectivos, y en busca de una
administración de justicia pronto y eficaz, evitando entonces la producción de daños
irreversibles, difícilmente reparables, en sentencia C-490 de 2000, con Magistrado
Ponente el Doctor Alejandro Martínez Caballero, expone:

Ahora bien, el inevitable tiempo que dura un proceso puede a veces


provocar daños irreversibles, o difícilmente reparables, en el derecho
pretendido por un demandante, es entonces necesario que el ordenamiento
establezca dispositivos para prevenir esas afectaciones al bien o
derecho controvertido, (...) y tales son precisamente las medidas
cautelares, que son aquellos instrumentos con los cuales el
ordenamiento protege de manera provisional y mientras dura el proceso
la Integridad de un derecho controvertido en ese mismo proceso"
(subrayado fuera de texto)

Existe disposición expresa respecto a la regulación de las acciones populares,


desarrolladas en la ley 472 de 1998, que en el artículo 25 indica específicamente
medidas cautelares paro dicha acción, estableciendo lo siguiente:

Artículo 25-. Medidas cautelares-. Antes de ser notificada la demanda y en


cualquier estado del proceso podrá un Juez de oficio o a petición de parle,
decretar debidamente motivadas, las medidas previas que estime
pertinentes para prevenir un daño inminente o para hacer cesar el que
hubiere causado. En particular podrá decretar las siguientes:

a) Ordenar la Inmediata cesación de las actividades que puedan


originar el daño, que lo hayan causado o lo sigan ocasionando:
b) Ordenar que se ejecuten tos actos necesarios, cuando lo conducta
potencialmente perjudicial o dañina sea consecuencia de la omisión del
demandado;
c) Obligar al demandado o prestar caución para garantizar el
cumplimiento de cualquiera de las anteriores medidas previas;
d) Ordenar con cargo al Fondo para la Defensa de los Derechos e
Intereses Colectivos .los estudios necesarios para establecer la
naturaleza del daño y las medidos urgentes a tomar paro mitigarlo.
[Subrayado fuera de texto)

Es adecuado que dicha legislación se aplique a la defensa de los derechos


colectivos, en cuanto cumplan con las características que disponen los artículos 229.
232, 233 y 234 de la Constitución Política de Colombia; previendo también que van
asociadas a principios y mandatos constitucionales como lo son: igualdad (artículo

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13)1, características de las acciones, recurso y procedimiento para proteger derechos


colectivos (artículos 882 y 893), principio de prevalencia de lo sustancial (artículo
2284) y derecho o lo administración de justicia (artículo 229 5).

Se considera entonces que las anteriores disposiciones se encaminan a proteger la


efectividad de los derechos colectivos, y disponer medidas preventivas para evitar su
vulneración·

En consideración con lo viabilidad para el decreto de las medidas cautelares, se


solicita por medio de lo presente el decreto de las medidas cautelares dispuestas en
el literal A del artículo 25, de la Ley 442 de 1998.

Respecto de la procedencia de la suspensión de los efectos de los actos


administrativos para el presente caso se considera de vital Importancia aplicar dicho
precepto a las resoluciones No. 210 de 2017 y No. 1510 de 2018 expedidas por la
AGENCIA NACIONAL DE MINERIA y CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL
DEL MAGDALENA – CORPAMAG, respectivamente.

Entendiendo que la medida provisional solicitada se pretende por la violación de las


disposiciones expuestas en el contenido de la presente acción fundamentadas
debidamente en derecho, realizando con dicho ejercicio el análisis de la violación y
exponiendo las leyes y mandatos constitucionales que vulnera con su desarrollo, se
ha investido al juez de acción popular de la facultad de tomar las medidas necesarias
para impedir la configuración de un perjuicio irremediable o dar la suspensión a los
hechos generadores de la amenaza a los derechos e intereses colectivos.

Se le reconoce entonces al juez potestades para cumplir oportunamente la misión


constitucional de resguardar la efectividad de los derechos colectivos, se busca
la legalidad, proporcionalidad y oportunidad para el decreto de la medida, que no
afecta a la Imparcialidad del juez, no compromete su capacidad de discernimiento en
el poder de la decisión.

1
ARTICULO 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna
discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.
El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados.
El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra
ellas se cometan.

2
ARTICULO 88. La ley regulará las acciones populares para la protección de los derechos e intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el
espacio, la seguridad y la salubridad pública, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia económica y otros de similar naturaleza que se
definen en ella.
También regulará las acciones originadas en los daños ocasionados a un número plural de personas, sin perjuicio de las correspondientes acciones
particulares.
Así mismo, definirá los casos de responsabilidad civil objetiva por el daño inferido a los derechos e intereses colectivos.
3
ARTICULO 89. Además de los consagrados en los artículos anteriores, la ley establecerá los demás recursos, las acciones, y los procedimientos
necesarios para que puedan propugnar por la integridad del orden jurídico, y por la protección de sus derechos individuales, de grupo o colectivos, frente a la
acción u omisión de las autoridades públicas.
4
ARTICULO 228. La Administración de Justicia es función pública. Sus decisiones son independientes. Las actuaciones serán públicas y permanentes con
las excepciones que establezca la ley y en ellas prevalecerá el derecho sustancial. Los términos procesales se observarán con diligencia y su incumplimiento
será sancionado. Su funcionamiento será desconcentrado y autónomo.
5
ARTICULO 229. Se garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia. La ley indicará en qué casos podrá hacerlo sin la
representación de abogado.

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Pues se trata de una medida meramente cautelar que no causa afectación alguna a
la decisión final que resuelve de fondo la controversia, por el contrario ofrece al
accionante la seguridad jurídica que en el desarrollo de dicha solución se pueda
otorgar una protección temporal.

En sentencia de 12 de noviembre de 2015, radicado No. 15001-23-31-000- 2012-


00122-01 (AP), con Consejero Ponente Doctor Guillermo Vargas Ayala, expone qué:

"la ley autoriza al juez constitucional la adopción de medidas


preventivas, protectoras correctivas o restitutorias adecuadas para lograr
uno tutelo judicial efectivo de dichos derechos" (subrayado propio del texto)

Dentro del desarrollo constitucional que se presenta poro los medidas cautelares, se
dan inmersas en el marco del principio constitucional de la eficacia de administración
de justicia, que se considera un elemento fundamental de todos los ciudadanos para
acceder o lo justicia de forma equitativa y bajo el precepto de la igualdad.

En auto No. 2015-00021 del 25 de agosto de 2015, con Magistrada Ponente Dra.
Lucy Jeannette Bermúdez, indica:

"las medidos cautelares son mecanismos jurídicos, establecidos por el


legislador con fundamento constitucional, que tienen como finalidad garantizar
la eficacia de las providencias judiciales que ponen fin o un proceso".

Con el fin de garantizar el debido acceso o lo administración de justicia y sobretodo


busca la protección de los derechos colectivos invocados en la presente acción, la
medida cautelar solicitada se considera necesaria poro evitar la configuración de un
perjuicio irremediable, reflejado en un daño inminente a la biodiversidad en la Sierra
Nevada de Santa Marta por la explotación de carbón a gran escala, en detrimento de
los servicios ecosistémicos que brinda a los departamentos costeros de Magdalena,
Atlántico, Bolívar y Guajira que hacen posible la vida humana, al proporcionar
alimentos nutritivos y agua limpia; al regular las enfermedades y el clima; al apoyar la
polinización de los cultivos y la formación de suelos, y al ofrecer beneficios
recreativos, culturales y espirituales, entre otros a comunidades indígenas de
especial protección constitucional como son los arhuacos (o ikas), los wiwas, los
kogis y los kankuamos, que juntos, suman más de 30.000 personas.

La Honorable Corte Constitucional se ha referido a la citada figura en varias


ocasiones, y en sentencia T-956 de 2013, de 19 de diciembre de 2013, con
Magistrado Ponente el Doctor Luis Ernesto Vargas Silva, ha indicado qué:

"La jurisprudencia constitucional ha contemplado que la evolución de los factores


mencionados no es unívoco, sino que debe consultarse la entidad y/o las condiciones
particulares de los sujetos involucrados. Quiere esto decir que cuando en el caso
concreto se está ante personas que, por sus circunstancias específicas, se
encuentran en condiciones de debilidad manifiesta"

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Para el particular se considera que la debilidad manifiesta se presenta en las


comunidades de los departamentos costeros de Magdalena, Atlántico, Bolívar y
Guajira, así como la de los pueblos indígenas de especial protección constitucional
como son los arhuacos (o ikas), los wiwas, los kogis y los kankuamos ya que con la
explotación a gran escala de carbón en la Sierra Nevada de Santa Marta se pone en
riesgo su seguridad alimentaria.

Por lo anteriormente expuesto, se solicita el decreto de la medida cautelar invocada,


buscando proteger de una inminente amenaza los derechos referidos, respecto a
ésta figura se ha desarrollado por parle de lo Corte Constitucional el siguiente
concepto:
"El perjuicio ha de ser inminente: "que amenaza o está por suceder
prontamente ". Con lo anterior se diferencia de la expectativa ante un
posible daño o menoscabo, porque hay evidencias fácticos de su
presencia real en un corto lapso, que justifica las medidas prudentes y
oportunos para evitar algo probable"

Sean suspendidas la aplicación de dichas resoluciones, hasta el momento que su


digno Despacho tome una decisión de fondo respecto a la presente acción popular,
que tiene como finalidad la protección de los derechos y garantías de carácter
colectivo que fueron puestos o su disposición y con lo cual se busca un efectivo
funcionamiento de la administración a través de acciones legales, transparentes y de
buena fe que vayan encaminadas a la prevalencia del interés general sobre el
particular.

PRUEBAS.

DOCUMENTALES:

- Oficios fechados 06 de abril de 2019, dirigidos a las entidades demandadas como


requisito previo previsto en el artículo 144 del Código de Procedimiento Administrativo
y de lo Contencioso Administrativo, con sello de recibido de la CORPORACIÓN
AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG.

- Oficios fechados 06 de abril de 2019, dirigidos a las entidades demandadas como


requisito previo previsto en el artículo 144 del Código de Procedimiento Administrativo
y de lo Contencioso Administrativo, con sello de recibido de la AGENCIA NACIONAL
DE MINERIA.

INSPECCIÓN JUDICIAL:

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De conformidad con lo dispuesto en el artículo 211 del Código de Procedimiento


Administrativo y de lo Contencioso Administrativo que establece que en los procesos
que se adelanten ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo, en lo que no
esté expresamente regulado en dicha codificación, se aplica lo dispuesto en el
Código Procesal Civil última codificación que en su artículo 236 refiere:

Artículo 236. Procedencia de la inspección. Para la verificación


o el esclarecimiento de hechos materia del proceso podrá
ordenarse, de oficio o a petición de parte, el examen de
personas, lugares, cosas o documentos.

Salvo disposición en contrario, sólo se ordenará la inspección


cuando sea imposible verificar los hechos por medio de
videograbación, fotografías u otros documentos, o mediante
dictamen pericial, o por cualquier otro medio de prueba.

Cuando exista en el proceso una inspección judicial practicada


dentro de él o como prueba extraprocesal con audiencia de
todas las partes, no podrá decretarse otra nueva sobre los
mismos puntos, a menos que el juez la considere necesaria
para aclararlos.

El juez podrá negarse a decretar la inspección si considera que


es innecesaria en virtud de otras pruebas que existen en el
proceso o que para la verificación de los hechos es suficiente el
dictamen de peritos, caso en el cual otorgará a la parte
interesada el término para presentarlo. Contra estas decisiones
del juez no procede recurso.

En tal sentido, se solicita de manera respetuosa al Juzgado que avoque el


conocimiento del presente trámite constitucional, decrete una inspección judicial a la
zona donde se va a llevar a cabo la explotación de carbón a gran escala, con el fin
que atendiendo el principio de inmediación verifique el estado de la afectación
alimentaria que se ocasionaría en las comunidades de los departamentos costeros de
Magdalena, Atlántico, Bolívar y Guajira, así como la de los pueblos indígenas de
especial protección constitucional como son los arhuacos (o ikas), los wiwas, los
kogis y los kankuamos ya que con la explotación a gran escala de carbón en la Sierra
Nevada de Santa Marta se pone en riesgo su seguridad alimentaria.

NOTIFICACIONES.

- CORPORACIÓN AUTÓNOMA REGIONAL DEL MAGDALENA – CORPAMAG: Av.


del Libertador No. 32 - 201. Teléfonos: 4213089, 4211344 - Santa Marta, Magdalena.
Correo electrónico: contactenos@corpamag.gov.co

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Dr. Adolfo León Ibáñez Elam – Seminario Derecho y Medio Ambiente
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- AGENCIA NACIONAL DE MINERIA: Avenida Calle 26 No 59-51 Torre 4 Pisos (8, 9 y


10). Teléfonos: (571) 220 19 99 - Bogotá D.C. Correo electrónico:
silvana.habib@anm.gov.co

- CLAUDIA MILENA CASTAÑEDA TABARES y ENRICO GIUSEPPE MORENO


GALLO, Calle 20 No 25-45 piso 10, edificio Tejares y asociados. Correo electrónico:
ehent@mentiras.com. Teléfono: 8555555 – Manizales, Caldas.

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