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QUE SON LOS VALORES

Se conocen como valores aquellos principios y cualidades que nos


identifican y definen como individuos e integrantes de un grupo o
comunidad.

El término valor está íntimamente relacionado con el concepto de


moral, el cual se refiere al conjunto de normas, conductas y creencias
que se consideran socialmente correctas y que sirven de ejemplo
para que los individuos sean capaces de diferenciar lo bueno de lo
malo.

VALOR DE LA HONESTIDAD

La honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de


acuerdo a como se piensa y se siente.

Como honestidad se designa la cualidad de honesto. Como tal, hace


referencia a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el
pudor, la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud y la honradez
en la forma de ser y de actuar. La palabra proviene del latín
honestĭtas, honestitātis.

La honestidad es un valor moral fundamental para entablar relaciones


interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto
mutuo.

Una persona que actúa con honestidad lo hace siempre apoyada en


valores como la verdad y la justicia, y no antepone a estos sus
propias necesidades o intereses. En este sentido, es una persona
apegada a un código de conducta caracterizado por la rectitud, la
probidad y la honradez.

La honestidad verdadera permea todos los aspectos de la vida de una


persona: se manifiesta socialmente, pero también en el entorno
íntimo del individuo y en su vida interior. Esto quiere decir que la
honestidad es tanto exterior como interior, en vista de lo cual debe
ser un comportamiento coherente, donde las acciones del individuo
sean consecuentes con lo que piensa, dice y predica.

En una persona honesta, incluso los actos más pequeños están


regidos por la honestidad. Informarle al vendedor que se ha
equivocado a nuestro favor con el cambio, devolverle al anciano el
billete que se le acaba de caer sin notarlo, cumplir con nuestras
obligaciones aun cuando nadie nos vaya a gratificar por ello, vigilar
nuestras palabras en la medida en que estas puedan herir o afectar a
terceros, guardar discreción ante aquello que lo amerite, ser
prudentes en el manejo de nuestros recursos tanto económicos como
personales, asumir la responsabilidad de nuestros errores, rectificar y
corregir cuando sea necesario, ser leales y transparentes en nuestras
relaciones con los otros; todo ello no es sino una breve enumeración
del largo catálogo de acciones donde podemos manifestar
activamente nuestra honestidad.

En este sentido, un individuo socialmente honesto se mantiene


apegado a los principios del buen obrar en todos los actos que
constituyen su interacción con los demás: en el trabajo, en el tráfico,
en su comunidad, en sus estudios, asimismo lo hará en su vida más
íntima, en sus relaciones afectivas, de amistad y familiares; e
igualmente en su vida interior, es decir, en aquellos aspectos de su
vida que no está obligado a compartir con los demás, como sus
sentimientos, sus ideas, sus gustos e intereses. Un individuo honesto,
en definitiva, es ante nada honesto consigo y, por lo tanto, no se

traicionará a sí mismo. LAURA


Un hombre honesto no se mide por sus riquezas sino por sus
valores.

En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el


simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las
personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación
entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo, ser honesto
es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus
diversos fenómenos y elementos; es ser genuino auténtico, objetivo.
La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que,
como nosotros, “son como son” y no existe razón alguna para
esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en
aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La
honestidad no consiste en franqueza, sino en asumir que la verdad es
solo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el
mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de
conocer.

“La persona honesta es grata y estimada, es hermosa en su carácter


y quien es honesto es bondadoso, amable, correcto, admite que está
equivocado, cuando lo está; sus sentimientos son transparentes su
buena autoestima la motiva a ser mejor, no aparenta lo que no es lo
que proyecta a los demás es real”. La honestidad es una forma de
vivir congruente entre lo que se piensa y lo que se hace, conducta
que se observa hacia los demás y se exige a cada quien lo que es
debido. Para ser honesto es imprescindible ser sincero con uno
mismo, fiel a la promesa hecha a las personas con quienes
convivimos o tratamos. Ser honesto es tener un comportamiento
adecuado, correcto, justo, y desinteresado.

El valor de la honestidad es visible en cada acción que se realiza.


Cuando existe honestidad y limpieza en lo que se hace, hay cercanía
y cariño; sin estos principios la sociedad no puede funcionar, esto
significa nunca hacer un mal uso de lo que se nos confía, por
ejemplo, usar los recursos de manera adecuada para las necesidades
básicas, pues los recursos bien utilizados crean bienestar y se
multiplican. La persona comprometida con el desarrollo y el progreso
mantiene una actitud honesta como principio para construir un
mundo de paz, sin desperdicios y con más esplendor.

Para ser honestos...

● Conozcámonos a nosotros mismos.

● Expresemos sin temor lo que sentimos y pensamos.

● No perdamos de vista nunca la VERDAD.

● Cumplamos nuestras promesas.

● Luchemos LIMPIAMENTE por lo que queremos. JUAN DIEGO


La honestidad constituye uno de los valores más importantes en la
formación de la personalidad del niño al ser la base de relaciones
personales en las que la proyección hacia el otro implica un afecto
personal desinteresado, y un respeto que se fortalece a través de las
mismas interrelaciones. Para desarrollar la honestidad en el niño es
preciso formar nociones, conocimientos, habilidades, emociones,
vivencias, sentimientos, que los preparen para una conducta honesta,
que es necesario aprender.

Por su propio desarrollo evolutivo el niño de la primera infancia cree


que todo le pertenece, que todo gira entorno a él, y por lo tanto,
todos los objetos del mundo circundante son suyos, así como
aprobadas todas las acciones para obtenerlos, este egocentrismo
inicial va cediendo poco a poco a comportamientos más socializados,
que lo obligan a no mentir, a no utilizar medios no adecuados, para
obtener lo que quiere. Es por eso que en la formación de una cultura
de paz la honestidad se convierte en un pilar de la misma.

El saber que se puede o no se puede hacer, y que conducta es buena,


es un aspecto fundamental en el desarrollo de la honestidad. Conocer
porqué un comportamiento honesto logra buenos amigos y un
reconocimiento moral, es básico para desarrollar este valor en los
niños de esta edad. Esforzarse por hacer algo útil en beneficio de los
demás, sin esperar recompensa y solo por el hecho de hacerlo es
importante para estos fines.

Como se destaca, la honestidad es un valor o concepto general que


engloba otros más específicos, como es el respetar a los demás, no
apropiarse de lo ajeno, ser sincero en las relaciones, no mentir, decir
siempre la verdad. Es una cualidad bastante abstracta de comprender
para un niño en la primera infancia, y que solo mediante
comportamientos particulares logra poco a poco consolidarse como
un valor general.

A través de la historia de la filosofía, la honestidad ha sido


largamente estudiada por diferentes pensadores. Por ejemplo,
Sócrates se dedicó a investigar sobre su significado y a indagar sobre
qué es verdaderamente esta cualidad. Más tarde, filósofos como
Immanuel Kant tratarían de componer una serie de principios éticos
generales que incluyeran entre ellos a la conducta honesta. Otro
filósofo, Confucio, distinguía distintos niveles de honestidad para su
ética: y, de acuerdo con su grado de profundidad, les llamó Li, Yi y

Ren. GUIOMARA
Es motivo de debate si la honestidad es una característica innata del
género humano o si es fruto de su interacción en la sociedad. Desde
un punto de vista de la conducta animal, otros vertebrados suelen
privilegiar su condición individual y, en distintos grados, la de su
descendencia por sobre la de otros congéneres. Sin embargo, en los
primates, este fenómeno es menos "individualista" y alcanza su cima
en el ser humano.

En este sentido, la honestidad (como cualidad ética o moral en


sociedad) está también muy ligada a la sinceridad, a la coherencia, la
integridad, el respeto y la dignidad. Pero como la verdad humana
nunca puede ser absoluta, la honestidad también es un valor
subjetivo, en la medida en que depende del contexto y de los actores
involucrados.

Por esta causa se vuelve muy dificultoso establecer parámetros


morales compartidos de una sociedad o de una cultura a otra, e
incluso entre grupos o entre individuos, estas concepciones pueden
cambiar radicalmente y lo que para uno es una muestra de
honestidad para otro no lo es. Así, en algunas culturas se acepta
como un hecho honesto la depredación de otros pueblos para
favorecer al desarrollo de la propia sociedad; este factor no es bien
visto en otras civilizaciones.

Del mismo modo, la piratería es claramente un acto deshonesto para


la mayor parte de las personas, pero es visto como una "justificable"
actitud ante los abusos de los costos de libros, música o programas
informáticos. En un paralelismo, la antigua piratería marítima era
condenada como una forma de robo por muchos gobiernos, mientras
que era vista por otras naciones como una suerte de extraño
heroísmo.

En los distintos campos de una sociedad típica, además, el concepto


de honestidad es variable y más o menos priorizado. Por ejemplo, se
prioriza la honestidad en la ciencia, pero en los ámbitos políticos esta
noción es mucho más debatible. Sin embargo, la contaminación de la
honestidad ha llegado a diversos campos, en los cuales la condena a
este hecho, es muy versátil y depende de los estándares aplicados.

Cabe destacar que los valores no actúan de manera independiente, es


decir, todos los valores se relacionan unos con otros a fin de lograr
un resultado mucho más positivo y beneficioso, en especial con la
moral que es una base fundamental para alcanzar la armonía y sana

convivencia entre las personas. DEISY

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