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LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

Por lo demás, la Ley 28607 publicada el 4 de octubre de 2005,


modificó los artículos 91, 191 y 204 de la Constitución a fin de
establecer que los Presidentes Regionales y los Alcaldes para pos-
tular a los cargos de Presidente de la República, vicepresidente,
congresista, Presidente Regional -si fuera alcalde-, y Alcalde -si
fuera Presidente Regional- deben renunciar seis meses antes de la
respectiva elección. Dicha ley fue cuestionada ante el Tribunal
Constitucional por el Presidente de la Región Lima. El Tribunal decla-
ró infundada la demanda interpuesta (Exp. N.º 024-2005-PI/TC).
Asimismo, la Ley 29401, publicada el 08 de setiembre de 2009,
reformó los artículos 80 y 81 de la Constitución, referidos a la
sustentación del presupuesto público, y a la Cuenta General de la
República, respectivamente. La reforma introdujo como novedad
que los ministros deben sustentar ante el Congreso los resultados
y metas de la ejecución del presupuesto del año anterior, así como
los avances en la ejecución del presupuesto en el año fiscal corres-
pondiente. Además, modificó el plazo que tenía el Poder Ejecutivo
para presentar la Cuenta General de la República al Congreso. 79
Finalmente, la Ley 29402, publicada el 08 de setiembre de
2009, modificó el artículo 90 de la Constitución incrementando el
número de congresistas de 120 a 130. Como consecuencia de esta
reforma, se modificó la Ley Orgánica de Elecciones creando el
distrito electoral de Lima Provincias. A partir de dicho cambio
normativo el Perú contará con 26 distritos electorales, uno por
cada departamento y los restantes corresponderán a Lima Provin-
cias y a la Provincia Constitucional del Callao.

IV. EL APORTE DE LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL Y LOS RETOS QUE PLANTEA LA
VIGENCIA DEL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL
1. Las “etapas” del Tribunal Constitucional
El Tribunal Constitucional quedó instalado e inició sus funcio-
nes el 24 de junio de 1996. Sus primeros magistrados fueron Ricardo
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

Nugent López Cháves -Presidente-, Francisco Acosta Sánchez -


Vicepresidente-, Manuel Aguirre Roca, Guillermo Díaz Valverde,
José García Marcelo, Delia Revoredo de Mur y Guillermo Rey
Terry. En ese momento resultaba muy difícil declarar la inconstitu-
cionalidad de una ley pues se requerían seis de siete votos para
hacerlo y, por lo menos, habían dos magistrados vinculados al
régimen99. Ante esta limitación, cuando se resolvió la demanda de
inconstitucionalidad contra la ley de “interpretación auténtica”
que permitía una nueva reelección del Ing, Fujimori, los tres magis-
trados independientes (Revoredo, Aguirre Roca y Rey Terry),
ante la abstención de los cuatros restantes, hicieron uso del control
difuso señalando que dicha ley era inconstitucional y, en conse-
cuencia, inaplicable. Ello condujo a que el 28 de mayo de 1997
fueran arbitrariamente destituidos por el Congreso.
Tres años después, el 17 de noviembre del 2000, a través de la
Resolución Legislativa N.º 007-2000-CR, fueron repuestos los
magistrados Delia Revoredo, Manuel Aguirre Roca y Guillermo
80 Rey Terry, por el Congreso100de la República presidido por el Dr.
Valentín Paniagua Corazao .
Posteriormente, el 30 de mayo del 2002, el Congreso mediante
Resolución Legislativa N.º 017-2001-CR designó a los magistra-
dos Javier Alva Orlandini, Juan Bautista Bardelli, Víctor García
Toma y Magdiel Gonzáles Ojeda. Ello permitió contar con una

99
Así lo estableció el artículo 4 de la Ley 26345, Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional, publicada el 10 de enero de
1995, Es decir, si cinco magistrados consideraban que una
ley era inconstitucional y dos que no lo era, pese a que una
mayoría sostuviera lo contrario, el Tribunal debía declarar
infundada la demanda y “convalidar” la ley
inconstitucional.
100
La votación final dio como resultado 57 votos a favor, seis
en contra y cinco abstenciones. Diario de los Debates del
Congreso de la República, 3º A Sesión, jueves 16 de
noviembre de 2000, p. 321.
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

nueva conformación del Tribunal Constitucional cuya jurispruden-


cia ha constituido un elemento decisivo para “reinterpretar” los
alcances de la Constitución de 1993. Asimismo, ante el deceso de
dos magistrados -Aguirre Roca y Rey Terry- y el vencimiento del
plazo de una de ellas -Delia Revoredo-, el 20 de diciembre del 2004
el Congreso designó a los magistrados César Landa Arroyo y Juan
Vergara Gotelli (Resolución Legislativa N.º 018-2004-CR). En ese
momento, no existió consenso para elegir al magistrado restante. Ello
recién ocurrió el 13 de julio del 2006, al finalizar la legislatura, cuando
se eligió al magistrado Carlos Mesía. Finalmente, en junio del 2007
culminó el periodo de los cuatro magistrados designados en mayo del
2002, los cuales fueron reemplazados por los Drs. Ricardo Beaumont
Callirgos (Resolución Legislativa N.º006-2006-CR, publicada el 29 de
junio), Ernesto Alvarez Miranda, Fernando Calle Hayen y Gerardo
Eto Cruz, estos tres últimos fueron designados mediante la Resolu-
ción Legislativa N.º007-2007-CR, publicada el 8 de setiembre.
A nuestro juicio, todo ello permite distinguir, por lo menos,
cinco etapas en el funcionamiento del Tribunal Constitucional en 8 1
las cuales ha dictado una frondosa jurisprudencia.

RESOLUCIONES PUBLICADAS ENTRE 1996 - 2009 101


Procesos de amparo 41,422 (71.02%)
Procesos de hábeas corpus 7,587 (13.01%)
Procesos de cumplimiento 6,749 (11.57%)
Procesos de inconstitucionalidad 286 (0.49%)
Procesos de hábeas data 249 (0.43%)
Procesos competenciales 60 (0.10%)
Quejas 1,972 (3.38%)
TOTAL 58.325 (100%)

101
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Memoria, Tribunal
onstitucional. Lima, 2009, p. 140
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

Una etapa fundacional que va desde junio de 1996, fecha en


que dicho órgano se instaló, y culmina en mayo de 1997 con la
arbitraria destitución de tres de sus magistrados. Una segunda
etapa que acaba en noviembre del 2000 durante la cual el Tribu-
nal funcionó con sólo cuatro magistrados y, por tanto, no podía
resolver procesos de inconstitucionalidad. En estas dos prime-
ras etapas el Tribunal funcionó severamente limitado. Una
tercera etapa se inicia con la restitución -en noviembre del 2000-
de los tres magistrados destituidos, cuando ya había sido vaca-
do del cargo presidencial el Ingeniero Alberto Fujimori. Una
cuarta etapa que empieza en mayo del año 2002 cuando se
nombran cuatro nuevos magistrados del Tribunal. Desde esa
fecha la actuación del Tribunal ha sido muy importante y
creativa. Y una quinta etapa, que se inicia aproximadamente
a mediados del 2008, evidenciada con la renuncia a la Presi-
dencia del magistrado César Landa (09 de julio de 2008), presenta
cambios drásticos de jurisprudencia y precedentes (Exp. N.º
3173-2008-HC/TC, Exp. N.º 03908-2007-AA/TC). En ella su
82 nuevo Presidente reconoce algunos excesos del Tribunal102.
En esta etapa, se han presentado algunas decisiones polémi-
cas e, incluso, se hicieron notar ciertas disputas internas. Habrá
que ver que sucede cuando el Congreso elija a los dos nuevos
magistrados faltantes, debido al vencimiento del plazo de los
actuales (Drs. César Landa y Juan Francisco Vergara) en di-
ciembre del 2009. Precisamente, el 1 de julio de 2010, asumió el
cargo el magistrado Oscar Urviola quien reemplaza a César Landa.

102
El 6 de enero de 2009, al asumir el cargo de Presidente, el
Dr. Vergara Gotelli afirmó “(…) teniendo como origen la
necesidad de otorgarle un mínimo de orden constitucional
a las actuaciones de los órganos públicos o privados,
reconozco que el Tribunal se ha excedido a veces en su celo
por concretarlo. Somos conscientes que tal conducta es
negativa (…). Por eso tenemos que autolimitarnos, (…)”. ‹http:/
/www.tc.gob.pe/notas_prensa/discurso_presidente.html›.
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

2. El desarrollo efectuado por el Tribunal Constitucional:


avances y algunos retrocesos.
La jurisprudencia y los precedentes del Tribunal Constitucio-
nal no sólo han contribuido a resolver puntuales conflictos
constitucionales, sino también ha permitido darle un sentido in-
terpretativo distinto a las disposiciones constitucionales103. Y es
que el Tribunal viene distinguiendo su jurisprudencia -que vincu-
la al Poder Judicial conforme al artículo VI del Código- del
precedente que tiene alcance normativo y vincula a todos los po-
deres públicos de acuerdo al artículo VII del Código Procesal
Constitucional (Exp. N.º 3741-2004-AA/TC, F.J. 42; Exp. N.º 4853-
2004-PA/TC, F.J. 15).
De esta manera, en algunas ocasiones ha operado una verdade-
ra “mutación constitucional”. Ello ha significado que “por la sola
vía de la interpretación, (...) una norma constitucional puede ad-
quirir un significado nuevo o diferente“104 Y es que no hay duda
que las normas tienen vida propia con independencia de lo que se
quiso decir en su momento al plasmarlas y deben adecuarse a las 8 3
nuevas situaciones que se presentan en la sociedad. Este reto lo
viene asumiendo el Tribunal Constitucional, más aún pues su ley
orgánica, Ley 28301, precisa que es el órgano supremo de inter-
pretación de la Constitución (artículo 1).
El Tribunal, además, ha acogido la tesis alemana de la “autono-
mía procesal”. En base a ella, ha desarrollado algunas instituciones
que inicialmente no estuvieron previstas, pues considera que “como
máximo intérprete de la Constitución y órgano supremo de control
de la constitucionalidad, es titular de una autonomía procesal para

103
La jurisprudencia del Tribunal Constitucional puede
consultarse en su página web (‹www.tc.gob.pe›) y
especialmente en su revista electrónica Gaceta del Tribunal
Constitucional. Asimismo, en Palestra del Tribunal
Constitucional, Revista Mensual de Jurisprudencia. Lima:
Palestra , 2006.
104
HABERLE, Peter. Ob. cit. p. 63.
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

desarrollar y complementar la regulación procesal constitucional a


través de la jurisprudencia, en el marco de los principios genera-
les del Derecho Constitucional material y de los fines de los
procesos constitucionales” (Exp. N.º 020-2005-PI/TC, F.J. 2). A
nuestro juicio, se trata de una tesis que en el fondo rescata el
carácter instrumental del Derecho Procesal Constitucional res-
pecto al derecho material.
De otro lado, a partir de sus interpretaciones ha ido creando
“nuevos” derechos como el derecho a la verdad, y ampliando los
derechos de los consumidores y usuarios (Exp. N.º 008-2003-AI/
TC) aplicando la teoría de los derechos implícitos o innominados.
Así, en el caso Genaro Villegas Namuche (Exp. N.º 2488-2002-
HC/TC), sostuvo que “al lado de la dimensión colectiva, el derecho
a la verdad tiene una dimensión individual, cuyos titulares son las
víctimas, sus familias y sus allegados. El conocimiento de las cir-
cunstancias en que se cometieron las violaciones de los derechos
humanos y, en caso de fallecimiento o desaparición, del destino
que corrió la víctima por su propia naturaleza, es de carácter im-
84
prescriptible”105.
Asimismo, el Tribunal Constitucional ha aportado al desarro-
llo del debido proceso y la tutela judicial efectiva. Incluso, en fallo
polémico ha anulado un laudo arbitral (Exp. N.º 05311-2007-PA/
TC). Además, ha detallado cuanto tiempo puede permanecer una
persona detenida sin ser sentenciada, interpretando los alcances
del artículo 137 del Código Procesal Penal a la luz de la Constitu-
ción y los tratados que reconocen el derecho al plazo razonable de
la detención (Exp. N.º 2915-2004-HC/TC). Sin embargo, ha come-
tido excesos al considerar que la vulneración del plazo razonable
de una persona procesada penalmente, pero no detenida, trae como

105
HUERTA GUERRERO, Luis Alberto y Cecilia BELTRÁN VARILLAS.
Jurisprudencia, magistratura y procesos constitucionales. Un
balance sobre su desarrollo en el 2004. Lima: CAJ, 2005, p. 21.
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

consecuencia la pérdida de la potestad punitiva del Estado (Exp.


N.º 03509-2009-PHC/TC).
Igualmente ha establecido límites a la potestad punitiva del
Estado106. Una sentencia particularmente relevante en esta mate-
ria, ha sido aquélla que declaró fundada en parte la demanda de
inconstitucionalidad presentada contra los decretos leyes sobre
terrorismo y traición a la patria interpuesta por Marcelino Tineo
Silva y otros (Exp. N.º 010-2002-AI/TC). Dicha decisión permi-
tió que el Poder Judicial pudiese revisar todos aquellos procesos
sobre terrorismo que habían sido realizados sin respetar el debido
proceso, incluso aquellos que estuvieron a cargo de los tribunales
militares.
Hemos afirmado que la Carta de 1993 pretendió debilitar los
alcances de los derechos sociales al punto de evitar calificarlos
como derechos fundamentales. Tal situación ha sido revertida por
el Tribunal Constitucional al considerar que los derechos sociales
pueden ser exigibles judicialmente. Esto, por ejemplo, ocurrió en el
caso de una persona con VIH/SIDA, en situación de extrema po- 8 5
breza, que alegaba el derecho a la salud e, incluso, a la propia vida,
y que pudo encontrar tutela en el Tribunal (Exp. N.º 2945-2003-
AA/TC).
El derecho a la pensión ha motivado diversos pronunciamien-
tos, siendo particularmente relevante aquel expuesto en una
sentencia de inconstitucionalidad referida a la ley de reforma cons-
titucional que trató de “cerrar” el régimen pensionario previsto
por el Decreto Ley 20530 (Exps. N.º 050-2004-AI/TC, 051-2004-
AI/TC. 004-2005-PI/TC, 007-2005-PI/TC, 009-2005-PI/TC), o
cuando el Tribunal precisó cuál debe ser el contenido constitucio-
nalmente protegido por el proceso de amparo del derecho a la
pensión (Exp. N.º 1417-2005-AA/TC).

106
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL - CENTRO DE
ESTUDIOS CONSTITUCIONALES. Selección de
Jurisprudencia en materia penal. Lima, mayo de 2005.
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

Además, la jurisprudencia constitucional ha dado contenidos


más amplios a los “nuevos” derechos previstos por la Carta de
1993. Nos referimos al derecho reconocido por el artículo 2 inciso
6) que el Tribunal ha bautizado, siguiendo a la doctrina, como el
derecho a la autodeterminación informativa (Exp. N.º 1797-2002-
HD/TC). Con ello “corrigió” la defectuosa redacción contenida en
dicho dispositivo constitucional.
También ha reconocido que los derechos fundamentales no son
absolutos y que sus límites deben respetar los principios de razo-
nabilidad y proporcionalidad. En este sentido, se ha referido al
“test de razonabilidad” señalando que contiene tres subprincipios:
idoneidad o adecuación; necesidad; y proporcionalidad strictu sen-
su (Exp. N.º 0048-2004-PI/TC)107. Asimismo, ha considerado que
toda actividad limitadora de un derecho fundamental está sujeta
“al principio de reserva de ley o, en su defecto, al principio de
legalidad”, pues se trata de “garantías normativas con los que la
Constitución ha dotado a los derechos fundamentales” (Exp. N.º
86 2868-2004-AA/TC).
Sin embargo, el Tribunal también ha incurrido en algunos exce-
sos, tal como sucedió cuando impidió la distribución por parte del
Ministerio de Salud de la denominada “píldora del día siguiente”
evidenciado una fundamentación básicamente religiosa (Exp. N.º
02005-2009-PA/TC). Lo propio ocurrió cuando “revivió” la tasa
de un arancel del cemento (Exp. N.º 03116-2009-PA/TC) o cuando
consideró que podía interpretar testamentos (Exp. N.º 3347-2009-
PA).
El Tribunal ha precisado los alcances de los procesos constitu-
cionales, superando lo dispuesto originalmente por la Carta de
1993. En este sentido, en el caso Eleobina Mabel Aponte Chuqui-
huanca (Exp. N.º 2663-2003-HC/TC) sintetizó hasta ocho tipos
de hábeas corpus señalando que no se trataba de una lista cerrada.

107
RUBIO CORREA, Marcial. La interpretación de la Constitución según
el Tribunal Constitucional. Lima: PUC, 2005, p. 239.
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

Tratándose del amparo ha señalado que éste procede frente a


normas autoaplicativas (caso Taj Mahal Discoteque, Exp. N.º
3283-2003-AA/TC), pese a que la norma constitucional preten-
dió impedirlo. Además, bajo ciertos supuestos, ha asumido que
procede contra resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones
(casos Juan Genaro Espino Espino, Exp. N.º 2366-2003-AA/
TC; Pedro Lizana Puelles, Exp. N.º 5854-2005-PA/TC y Arturo
Castillo Chirinos, Exp. N.º 2730-2006-PA/TC) y del Consejo
Nacional de la Magistratura (caso Diodoro Antonio Gonzáles
Ríos, Exp. N.º 2409-2002-AA/TC y Jaime Amado Álvarez Gui-
llén, Exp. N.º 3361-2004-AA), pese a que el texto literal del
artículo 142 de la Constitución dispuso lo contrario108. Asimis-
mo, ha ampliado el ámbito de control de las resoluciones judiciales
para revisarlas no sólo cuando se afectan derechos procesales
sino también derechos materiales (caso Apolonia Ccollcca, Exp.
N.º 3179-2004-AA/TC) e, incluso, ha fijado criterios para la
procedencia del amparo contra amparo (caso Dirección Regional
de Pesquería de la Libertad, Exp. N.º 4853-2004-PA/TC).
87
Respecto al proceso de cumplimiento, el Tribunal Constitucional
inicialmente sostuvo que en rigor no era un proceso constitucional
(Exp. N.º 0191-2003-PC/TC). En la actualidad, ha cambiado de posi-
ción al considerar que si es un proceso de tal naturaleza, pues tutela el
“derecho constitucional a asegurar y exigir la eficacia de las normas
legales y de los actos administrativos” (Exp. N.º 0168-2005-PC/TC).
No compartimos tal opinión, pues dicho proceso tiene por finalidad
asegurar el cumplimiento de una norma legal o de un acto administra-
tivo y no pretende garantizar de manera inmediata y directa un derecho
fundamental o el principio de supremacía constitucional que es lo que
identifica a los procesos constitucionales.
Adicionalmente, para garantizar el cumplimiento de sus prece-
dentes ha admitido la procedencia del recurso de agravio

108
ABAD YUPANQUI, Samuel B. El proceso constitucional de amparo.
Lima: Gaceta Jurídica, 2004, pp. 126 y ss.
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

constitucional no sólo contra las resoluciones desestimatorias de


segundo grado recaídas en los procesos constitucionales de tutela
de derechos, sino también cuando se trata de sentencias estimato-
rias que vulneran un precedente constitucional, lo cual ha sido objeto
de intensa polémica (Exp. N.º 4853-2004-AA/TC, F.J. 40). Este
último criterio ha sido dejado sin efecto por un nuevo precedente
del Tribunal (STC 3908-2007-PA/TC, de 05 de mayo de 2009).
Además, ha desarrollado la institución de la represión de actos
homogéneos (Exp. N.º 05287-2008-PA/TC, Exp. N.º 04878-2008-
PA/TC) y los presupuestos para la actuación inmediata de la
sentencia impugnada (0607-2009-PA/TC).
También ha aportado al desarrollo de tipos de sentencias, como
las sentencias interpretativas, aditivas, sustitutivas y exhortativas
(Exp. N.º 024-2003-AI/TC y Exp. N.º 004-2004-CC/TC). Así por
ejemplo, el Tribunal decidió no declarar inconstitucional el tipo
penal de terrorismo, pues mantuvo la vigencia de la norma cuestio-
nada, pero señaló que a partir de su sentencia dicho tipo penal
88 debía interpretarse a la luz de los criterios formulados en su deci-
sión (Exp.N.º 010-2002-AI/TC). Una sentencia particularmente
relevante fue aquella dictada por el Tribunal Constitucional, en la
demanda interpuesta por Julia Eleyza Arellano Serquén (Exp. N.º
2579-2003-HD/TC) pues acogió por vez primera la doctrina co-
lombiana sobre el “estado de cosas inconstitucional“109, para
extender los alcances de su sentencia y obligar al Consejo Nacional
de la Magistratura a entregar la información solicitada no sólo a la
demandante sino también a los magistrados no ratificados que la
soliciten. En una segunda ocasión, aplicó la técnica del “estado de
cosas inconstitucional” para exigir al Ministro de Economía y Fi-

109
VARGAS HERNÁNDEZ, Clara Inés. La garantía de la dimensión
objetiva de los derechos fundamentales y labor del juez
constitucional colombiano en sede de acción de tutela: el llamado
“estado de cosas inconstitucional. En: Estudios Constitucionales.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales. Santiago de
Chile: Universidad de Talca, 2003, pp. 203-228.
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

nanzas y al Ministro de Educación cumplir con el pago de determina-


dos beneficios legales a los docentes (Exp. N.º 3149-2004-AC/TC).
Igualmente, ha precisado cuáles son los presupuestos que los
órganos jurisdiccionales deben tomar en consideración para hacer
uso del control difuso, desarrollando lo dispuesto por el artículo
138 de la Constitución (Exp. N.º 145-1999-AA/TC). Aunque, en
ocasiones ha introducido argumentos polémicos, como cuando
señaló que la Administración Pública puede inaplicar una norma
legal ante su manifiesta inconstitucionalidad (Exps. N.º 050-2004-
AI/TC, 051-2004-AI/TC. 004-2005-PI/TC, 007-2005-PI/TC,
009-2005-PI/TC, F.J. 156)110. Posteriormente, en el caso Ramón
Salazar Yarlenqué (Exp. N.º 3741-2004-AA/TC) estableció con
mayor detalle que sólo los tribunales administrativos y órganos
colegiados del Poder Ejecutivo con competencia nacional pueden
y deben hacer uso del control difuso ante su manifiesta inconstitu-
cionalidad111.

89
110
Así, sostuvo “(…) En efecto, es preciso dejar a un lado la
errónea tesis conforme a la cual la Administración Pública
se encuentra vinculada a la ley o a las normas expedidas
por las entidades de gobierno, sin poder cuestionar su
constitucionalidad. El artículo 38 de la Constitución es
meridianamente claro al señalar que todos los peruanos (la
Administración incluida desde luego) tienen el deber de
respetarla y defenderla.
En tal sentido, en los supuestos de manifiesta
inconstitucionalidad de normas legales o reglamentarias,
la Administración no sólo tiene la facultad sino el deber de
desconocer la supuesta obligatoriedad de la norma
infraconstitucional viciada, dando lugar a la aplicación
directa de la Constitución”.
111
En su resolución aclaratoria afirmó que el principio de
legalidad “4. (…) no es incompatible con lo que se ha
señalado en el fundamento 50 (…), esto es, que “(...) [t]odo
tribunal u órgano colegiado de la administración pública
tiene la facultad y el deber de preferir la Constitución e
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

Sería muy extenso reseñar todos los casos donde el Tribunal


Constitucional ha precisado los alcances de las normas constitu-
cionales. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar su posición
respecto a la justicia militar, al haber declarado la inconstituciona-
lidad de su diseño legal y disponer que en doce meses debía adecuarse
a la Constitución y a su sentencia (Exp. N.º 023-2003-AI), e indi-
car que ella no puede juzgar civiles (Exp. N.º 010-2002-AI).
Lamentablemente, el Congreso no acató lo dispuesto por el Tribu-
nal al aprobar la Ley 28665, Ley de Organización, Funciones y
Competencia de la Jurisdicción Especializada en materia Penal
Militar Policial, la cual en su esencia fue declarada inconstitucional
por el propio Tribunal Constitucional (Exp. N.º 004-2006-PI/TC
y Exp. N.º 006-2006-PI/TC). También, ha señalado los límites de
los regímenes de excepción y de los Comandos Políticos Militares.
En este sentido, consideró que la denominación Comando “Políti-
co” Militar distorsionaba el rol que correspondía a las Fuerzas
Armadas que deben ser neutrales, apolíticas y no deliberantes, y
que diversas atribuciones que les fueron concedidas eran inconsti-
90 tucionales (Exp. N.º 017-2003-AI/TC).
Incluso, ha desarrollado los alcances del régimen constitucio-
nal económico, de la libertad de empresa y de la economía social de
mercado (Exp. N.º 008-2003-AI/TC, Exp. N.º 018-2003-AI/TC y
Exp. N.º 3330-2004-AA/TC), así como los límites a la potestad
tributaria de los gobiernos locales (Exp. N.º 041-2004-AI/TC) y a
la atribución del Ejecutivo de dictar decretos de urgencia (Exp. N.º
17-2004-AI/TC).

inaplicar una disposición infraconstitucional que la vulnera


manifiestamente (...)”. (…), el Tribunal Constitucional
estima necesario precisar que los tribunales administrativos
u órganos colegiados a los que se hace referencia en dicho
fundamento son aquellos (…) que imparten “justicia
administrativa” con carácter nacional, adscritos al Poder
Ejecutivo y que tengan por finalidad la declaración de
derechos fundamentales de los administrados”.
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

Además, ha detallado el contenido y diferencias de la inmuni-


dad parlamentaria, el antejuicio y el juicio político, así como la
necesidad de una mayoría calificada para que prospere la vacancia
presidencial por la causal de permanente incapacidad moral (Exp.
N.º 006-2003-AI/TC)112. Igualmente, ha precisado los efectos ju-
rídicos de la inhabilitación impuesta a Alberto Fujimori (Exp. N.º
3760-2004-AA/TC y Exp. N.º 2791-2005-PA/TC) Y, en materia
de descentralización ha delimitado los alcances de la autonomía
municipal (Exp. N.º 0015-2003-AI/TC) y la progresiva transfe-
rencia de las competencias del gobierno central a los gobiernos
regionales (Exp. N.º 002-2003-CC/TC). Por lo demás, su aporte a
la lucha contra la corrupción ha sido decisivo al haber declarado
fundada, en muy breve plazo -trece días-. la demanda de inconsti-
tucionalidad presentada contra la ley que equiparó el arresto
domiciliario con la prisión efectiva (Exp. N.º 019-2005-AI/TC)
que había permitido la liberación de personas involucradas en la
red de corrupción liderada por Fujimori-Montesinos.
La reforma constitucional no ha sido un tema ajeno al Tribunal, 9 1
pues en una ocasión exhortó al Congreso de la República a que
antes de que venza el mandato de sus miembros, es decir, en julio
del 2006, encuentre un camino para la reforma que contribuya a la
reinstitucionalización democrática del país, lo cual no pudo llegar
a concretarse. Así lo hizo en la sentencia que declaró improcedente
la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra la propia
Constitución de1993. En ella señaló, entre otros aspectos, que
para evaluar la constitucionalidad de una norma se requería de un
parámetro objetivo y no del criterio subjetivo de los magistrados,
que no podía declarar la inconstitucionalidad de la norma que lo
había creado y que la Constitución no es susceptible de ser cues-
tionada por inconstitucional (Exp. N.º 014-2003-AI/TC).

112
Una opinión crítica a esta sentencia fue expuesta por GARCÍA
BELAUNDE, Domingo. “¿Antejuicio, acusación constitucional,
juicio político?”. En: Revista Jurídica del Perú, N.º 55. Trujillo,
2004, pp. 79 y ss.
SAMUEL B. ABAD YUPANQUI

En definitiva, el aporte del Tribunal Constitucional -cuyas


sentencias en ocasiones han despertado polémica- ha sido deter-
minante para precisar los alcances de lo dispuesto por la Carta de
1993 e, incluso, para asumir un contenido distinto de la misma que
en varios aspectos se ha alejado de la intención de quienes en su
momento la elaboraron.

3. Iniciativas que pretenden limitar al Tribunal Constitu-


cional
Cada cierto tiempo se escuchan voces que proponen límites al
Tribunal Constitucional. Esto suele ocurrir luego de dictarse deci-
siones polémicas, cuando se pronuncia sobre temas que no le
competen o, sencillamente, cuando existen sentencias que ciertos
sectores no comparten. No hay duda que en los últimos años este
máximo tribunal ha dictado algunas decisiones cuestionables. Por
ejemplo, en el caso de los aranceles del cemento (STC 03116-
2009-PA), cuando anuló un laudo arbitral ingresando al fondo de la
92 controversia (STC 05311-2007-PA) o en la sentencia sobre la ad-
ministración de los bienes de la Universidad Católica (STC
3347-2009-PA). ¿Qué hacer al respecto?
Por un lado, es importante debatir sus decisiones y, cuando
corresponda, criticarlas. No con ánimo de deslegitimar al Tribunal
sino con la finalidad de abrir el debate constitucional, pues la de-
fensa de los principios y derechos fundamentales nos compete a
todos.
De otro lado, corresponde reconocer que el Tribunal interpreta
la Constitución y como ella suele contener cláusulas amplias y
abiertas las va dotando de sentido a partir de la solución de los
casos concretos. En esta tarea, suele hablarse de casos “fáciles”
donde no hay mucho debate pues la norma constitucional brinda la
respuesta directa, y casos “difíciles” donde la solución no surge en
forma tan clara y exige una mayor argumentación. Esto, por ejem-
plo, sucedió cuando concluyó que la expulsión de un alumno por
LA CONSTITUCIÓN DE 1993: ESTUDIO INTRODUCTORIO

consumir droga en el campus universitario resultaba despropor-


cionada e inconstitucional (STC 535-2009-PA).
Asimismo, debemos recordar que el Tribunal es el “órgano de
control de la Constitución”, tal como lo dice la Carta de 1993
(artículo 201). Es decir, su marco de referencia y de interpreta-
ción es la Constitución, los tratados sobre derechos humanos y
el denominado “bloque de constitucionalidad”. Por ello, sorpren-
dió que en el caso de la Universidad Católica asumiera que también
puede interpretar testamentos y en base a ello decida una contro-
versia.
A nuestro juicio, lo importante es fortalecer la institucionali-
dad y no debilitarla. Por ello, aquellos proyectos de ley destinados
a limitar las funciones del Tribunal, como el presentado el 23 de
marzo de 2010 (Proyecto 03930/2009-CR), deberían archivarse.
En el Perú hemos vivido el lamentable espectáculo de la destitu-
ción por el Congreso de tres magistrados del Tribunal y la
aprobación de diversas normas que han pretendido limitar su fun-
cionamiento. Sí sería conveniente que sus miembros apliquen 9 3
mecanismos de autocontrol y eviten nuevos fallos polémicos. Este
es un esfuerzo que pueden hacer para seguir consolidando una
institución fundamental para la defensa de los derechos y princi-
pios constitucionales.

4. El Código Procesal Constitucional y los retos pendientes


El 31 de mayo del 2004 se publicó en el diario oficial la Ley
28237 que aprobó el primer Código Procesal Constitucional pe-
ruano que desarrolla los siete procesos previstos por la Carta de
1993. El Código pretende unificar, fortalecer y modernizar la regu-
lación de estos procesos que no siempre han cumplido con su
finalidad de garantizar la vigencia de los derechos humanos y la
defensa de la Constitución. Asimismo, está acorde con la reciente
jurisprudencia del Tribunal Constitucional y la doctrina sobre la
materia.

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