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ARQUITECTURA COLONIAL

La región central fue la poblada por


los colonos. Esta posee una zona de
interés arquitectónico: la parte
limitada por las ciudades de La
Serena y Concepción. Entre ellas,
Santiago, donde está la mayor parte
del patrimonio arquitectónico del
país. Esta situación hace que
existan dos sectores bien marcados.
Al norte, la arquitectura rural e
indígena de la árida Atacama; al
sur, la arquitectura insular de
Chiloé, promovida por los jesuitas
alemanes.

Las guerras araucanas y los


terremotos determinaron de alguna manera que no exista un arte colonial desarrollado hasta el siglo XVIII.
Tal situación necesita, en muchas ocasiones, la búsqueda de planos, documentos y textos de la época que
permitan tener una idea de cómo fue esta obra tristemente destruida. La frecuencia de los terremotos obligó
a los arquitectos a concentrarse en la búsqueda de soluciones constructivas que solucionaran los daños. De
esta forma, el desarrollo de una arquitectura horizontal, con una cimentación calculada, hace que la
arquitectura chilena sea una particularidad, dentro del sistema colonial.

Las arremetidas indígenas se cuentan desde la fundación de la ciudad de Santiago, el 12 de febrero de 1541
por Pedro de Valdivia. Al tiempo, ésta fue destruida por los indígenas, pero fue reconstruida
inmediatamente después. A la fundación de Santiago le seguirán durante el siglo XVI las de otros núcleos
urbanos, que fueron acrecentando la metropolización del territorio. Posteriormente, en 1544 se fundaron
Valparaíso y La Serena; en 1550, Concepción; en 1552, Valdivia; en 1558, Osorno; en 1576, Castro. Una
segunda fase en los asentamientos urbanos tuvo lugar ya en el siglo XVIII, cuando se crearon las ciudades
de Copiapó, Quillota y Ancud.

A las ciudades recién fundadas pronto llegaron las órdenes


religiosas con su estilo arquitectónico, a través de la construcción
de capillas, colegios, iglesias y conventos. La arquitectura
religiosa, al igual que las casas municipales, los palacios de los
gobernadores, los hospitales y otros edificios públicos, son los
elementos arquitectónicos que van a embellecer y aristocratizar la
ciudad, otorgándole su característico perfil colonial.

Volviendo al tema de los terremotos, éstos han perjudicado el


patrimonio arquitectónico y urbano. El peligro sísmico ha
Convento o Iglesia San Francisco en particularizado la arquitectura en muchas zonas de
la actualidad Hispanoamérica. Así, se producen las soluciones góticas, el
(ampliar imagen) desarrollo horizontal de los edificios, la presencia de contrafuertes
y la escasa altura de las torres, son algunas de las características
que singularizan la arquitectura latinoamericana frente a los estilos europeos.

En Chile, los movimientos telúricos han sido enormemente destructores. El mejor ejemplo de ello ha sido
de que en Santiago sólo se conserva un edificio del siglo XVI, el convento de San Francisco (1586-1628),
el cual ha resistido estoicamente los continuos movimientos de tierra. La mayoría de los edificios del Chile
colonial no tuvieron esa suerte, desapareciendo debido a los terremotos de 1647 y 1730.

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