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YVES MASIAC

YVES MASIAC

Las arañas
-LAS.
ARANAS
* Viudas negras, mígalas o la mítica tarántula, etc. ¡Las arañas
aterrorizan! Son unas desconocidas que alimentan numero­
sos miedos y fobias. Sin embargo, de las 35.000 especies co­
nocidas sólo una docena es peligrosa para el hombre

* Estas criaturas sofisticadas merecen algo mejor que el temor clasificación - m orfología - reproducción - alim entación
y el desagrado que inspiran. Son indispensables para el equi­
librio ecológico de nuestro planeta: cada día de verano devo­ en la naturaleza y en cautividad - vida social - costumbres
ran, m illones de toneladas de insectos. Los ecologistas las
consideran como un testim onio de la salud y del equilibrio de
( />
CON 45 FICHAS TÉCNICAS____
nuestro mundo

* El tiempo ha hecho que las arañas se hayan diversificado con­


< GLOSARIO DE TÉRMINOS BÁSICOS
siderablemente, en relación con el tamaño, los colores y las
costumbres: en esta obra, 45 fichas le presentan las principa­ <
les especies para que pueda iniciarse en este tema CC
* Este libro le hará d escu brir la riqueza insospechada del <
mundo de las arañas, sus sorprendentes y, a veces, trágicos
rituales de apareamiento, la extraordinaria calidad de su seda, V)
su capacidad de mimetismo. Aprenderá a observarlas, a reco­ <
nocerlas y, por qué no, a criarlas

V v e s M a s ia c e s z o o té c n ic o e s p e c ia liz a d o e n la in fo rm a c ió n cie n tífica . E s tá in te ­


re s a d o e n e i m u n d o a n im a l ta n to p o r lo q u e e s e n s i m ism o , c o m o p o r lo q u e
a p o rta a lo s h o m bres. E s a u to r d e d ife re n te s p u b lic a c io n e s s o b re p e q u e ñ o s ro e ­
dores, in se cto s y a n im a le s d e com pañía.

A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de


esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno res­

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ponsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técni­
cas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de
problemas específicos — a menudo únicos— de cada lector en
particular, que se consulte con una persona cualificada para ob­
tener las informaciones más completas, más exactas y lo más
actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. - Barcelona

EDITORIAL DE VECCHI
Yves Masiac

LAS ARAÑAS

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EDITORIAL DE VECCHI, S. A.
© Editorial De Vecchi, S. A. 1996

Pura Julien M asón


Q uerría a g ra d e c e r a l d ep a rta m en to de a ra cn o lo g ía d e l M useo de
H istoria N a tu ra l de F rancia, y especia lm en te a Ja cq u elin e K ovoor
y C hristine Rollará, la p a cien cia y la g en tileza con la q u e m e han
aconsejado y han respondido a m is num erosas preguntas. Ja cq u eli­
n e K o vo o r ha p u e sto a m i dispo sició n su colección p e rso n a l de f o ­
tografía s d e m icroscopio d e exploración, pro d u cto de m uchos años
d e investigación científica, de la q u e el lecto r en contrará algunas
m u estra s en este libro.
Tam bién deseo ex p re sa r m i m ás p ro fu n d o reconocim iento a Valérie
Chansigaud, redactora je fe de la revista P énélope _ygran erudita en
m ateria d e arañas, que m e h a p ro d ig a d o co nsejos m u y útiles sobre
m i m an u scrito d ed icá n d o m e gran p a rte d e su tiem po.
Finalm ente, q uisiera a g ra d e c e r a A la in Canard, de la F a cu lta d de
C iencias de R en n es la ayuda que m e ha proporcionado, en p a rtic u ­
lar, dejándom e c o n su lta r su colección p e rso n a l de fo to g ra fía s.

En la cubierta, fo to principal: Dolomedes fimbriatus hace una pequeña


demostración de equilibrio. Sufre una dura situación p o r la desaparición
de los ambientes pantanosos y húmedos. Foto de A. Canard.
En el recuadro: Aculepeira seropegi, de magníficos, colores Foto: A. Ca-

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E d ito rial D e V ecchi, S. A.
BARCELONA
A

Indice

Intro d u cció n
P o r qué un libro sobre a r a ñ a s ....................................... 9
O b se rv a r las a r a ñ a s ......................................................... 12
Las arañas en su medio natural......................................... 13
La captura y el estudio de animales m u e rto s ................ 15
La cría de arañas en cautividad......................................... 19
Utilizar las asociaciones.................................................... 22
L as a ra ñ a s en el reino a n i m a l ....................................... 23
Honorables abuelas............................................................. 23
Orígenes poco co n o cid o s.................................................. 24
Las arañas en la clasificación sistem ática....................... 25
Las principales categorías de arañas................................ 27
M orfología de las a r a ñ a s ................................................ 30
El cefalo tó rax ................................................. 31
El abdom en........................................................................... 35
Los ap én d ices...................................................................... 38
Los órganos de los s e n tid o s ............................................. 43
El t e jid o ............................................................................... 47
Tejedoras ante to d o ............................................................. 47
Seda..., pero ¿para hacer qué?........................................... 47
Propiedades del hilo de seda............................................. 49

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Las diferentes clases de h ilo ............................................. 51
Técnica del tejido de telas o rb icu lares........................... 52
La producción de s e d a ....................................................... 54

7
C o m e r p a ra v iv ir..................................................................... 59
M odo de a lim e n ta c ió n ............................................................ 59
Introducción
Técnicas de c a z a ....................................................................... 60 Por qué un libro sobre arañas
Arañas desprovistas de te la ................................................ 60
Arañas que cazan desde su m adriguera....................... 62
Arañas con telas irre g u la re s.......................................... 63
Arañas orbiculares (de telas reg u lares)........................... 64
Las o rig in a le s ....................................................................... 66

L a r e p r o d u c c ió n ..................................................................... 69
Encontrar p a r e ja ....................................................................... 69
G alanteo y prelim inares .................................................. 70
Un defecto muy extendido, desgraciadam ente, es el de intere­
El acoplam iento .............................................................. 72
sarse o sentir sim patía por todo aquello que se nos parece, e
El bulbo g en ital..................................................................... 73
indiferencia hostil hacia aquello que nos es ajeno. A sí por
Los órganos genitales de la h e m b r a ................................ 76
ejem plo, los m am íferos son los grandes «preferidos» del gran
D esarrollo de la fecundación.............................................. 76
público: podem os encontrar en la literatura inolvidables pa­
La puesta y el sentido m aternal.......................................... 78
sajes sobre el m isterio de los felinos, la fidelidad de los pe­
Dispersión: la técnica del paracaídas ascen d en te 81
rros, la gracia de los caballos y las bellezas de los unos y de
D efend erse d e sus e n em ig o s................................................ 84 los otros. Los pájaros, aunque un poco más alejados de noso­
Los enem igos de las arañas................................................. 84 tros, también nos resultan graciosos y despiertan nuestra ad­
M edios de d e f e n s a ............................................................... 86 miración y curiosidad.
El v e n e n o ............................................................ '............ 86 Pero si pasam os a los animales de sangre fría — y en el caso
El m im e tism o ................................................................... 89 de los invertebrados es peor todavía— la actitud que domina
Las m a d rig u e ra s............................................................... 90 es el desagrado, incluso las fobias. Llegado el caso, hasta el
La a u to n o m ía ....................................................................... 91 m ayor «am igo de la naturaleza» saca su producto insecticida.
Las arañas son de los anim ales m ás detestados entre los in­
A lgunas a ra ñ a s im p o r ta n t e s .......................................... 92 vertebrados: esta es su triste situación.
A rañas e u ro p e a s................................................................... 93 Sin embargo, la arañas son casi inofensivas: tan sólo se cono­
Arañas exóticas......................................................................... 118 ce una docena de especies que puedan ser peligrosas para el
hom bre (entre un total de decenas de m iles), y ninguna de
G lo s a r io .................................................................................. 121
ellas puede encontrarse en España. Respecto a las picaduras,

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B ib lio g ra f ía .......................................................................... 124 sin negar su realidad, son bastante m enos frecuentes de lo que
se cree, ya que son muchos los que atribuyen a una araña im a­
A s o c ia c io n e s ........................................................................ 126 ginaria toda picadura de insecto de origen desconocido. Se

8 9
dos, y la Lycosa tarentula (frecuentem ente llamada tarántula)
trata de picaduras que, generalm ente, no presentan una gra­
caza sin necesidad de seda.
vedad considerable, y siempre son defensivas.
La sorprendente Argyroneta aquatica habita bajo la superfi­
Paradójicam ente, las abejas, responsables de varias muertes
cie de aguas dulces. Al no estar provista de branquias (los
por año en nuestro país son infinitamente más populares que
arácnidos son principalm ente un grupo terrestre), necesita
las arañas, que, sin em bargo, no provocan nunca la muerte.
respirar aire com o nosotros. Se fabrica, en consecuencia, una
Seguro que se nos dirá que es debido a que las abejas son úti­
burbuja subacuática, fijada a una planta cualquiera, con la
les. Pero los arácnidos también lo son: en España las arañas
que respira y devora sus presas. *
devoran cada día de verano m ás de trescientos m illones de to­
M ientras que la gran m ayoría de las arañas son em inente­
neladas de insectos. Estamos ante un pesticida 100 % ecoló­
mente solitarias, e incluso algunas de ellas errantes, existen
gico y muy eficaz, del que los cultivos — principales víctimas
especies llamadas «sociales» que forman colonias inmensas,
de los insectos— aprecian su labor.
de hasta diez mil individuos, unidas por relaciones sociales
A nte todo, y es el motivo que justifica este libro, el universo
com plejas (Anelosimus eximius).
de las arañas es de una riqueza extraordinaria. En prim er lu­
M uchos otros prodigios de las arañas merecerían ser m encio­
gar, porque es inmenso: en la actualidad se conocen aproxi­
nados en esta breve introducción: las extraordinarias calida­
m adamente treinta y cinco mil especies de arañas, y existen
des de su seda, sus sorprendentes y a veces trágicos amores,
otras tantas por describir — cantidad mucho mayor que la que
su capacidad de m im etism o y los extraños «paracaídas» de
hay de vertebrados (m am íferos, pájaros, reptiles, anfibios y
seda gracias a los cuales se desplazan.
peces) en la tierra— . En segundo lugar, por su extraordinaria
variedad. N uestras protagonistas han conquistado todos los Estas criaturas sofisticadas m erecen, pues, algo m ás que el
m edios, desde las cuevas más oscuras hasta los desiertos más miedo y el desagrado que inspiran con frecuencia. Nuestros
secos, pasando por los lagos, por las casas, por las copas de conocim ientos acerca de las arañas han aum entado conside­
los árboles y por debajo de las piedras. Tan sólo faltan en la rablemente, a pesar de los escasos medios de los que dispo­
lista los ecosistemas marinos, desprovistos de insectos. Cada nen los investigadores españoles (la aracnología es, por otra
parte, una de la raras ciencias que todavía cuenta con muchos
vez que ha sido necesario se han adaptado al medio mediante
aficionados entre los especialistas). Todo tipo de mecanismos
astutas estrategias y han m odificado su fisiología y su com ­
fascinantes han sido descubiertos: promoverlos contribuye a
portam iento siem pre y cuando ha sido imprescindible.
hacer salir a las arañas de su gueto inmerecido.
A pesar de responder todas a las m ism as características gene­
rales, carnívoras y provistas de órganos productores de seda,
las arañas se han diversificado extraordinariam ente en rela­
ción con el tamaño, el color y los hábitos. Algunos ejemplos
son m uestra de ello. Si la araña rayada — denom inada en

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Francia epeira rayada— , muy extendida en nuestras regiones,
teje telas que son verdaderos prodigios arquitectónicos, otras
especies se contentan con un batiburrillo de hilos desordéna­
11
lo
desgraciada horm iga roja, al margen de algunos sobresaltos,
Observar las arañas term inó su vida en un pequeño sarcófago de seda, ante un pú­
blico estupefacto ante un desenlace tan repentino. Digam os
para concluir que la siguiente hora se quedó corta para res­
ponder a la avalancha de preguntas que la escena había susci­
tado entre los jóvenes.
La observación de las arañas es, sin duda alguna, una activi­
dad fascinante para todo aquel que tenga un m ínim o de pa­
ciencia y sienta una cierta curiosidad por los seres vivos. Es
oportuno, sin em bargo, tener algunos conocim ientos básicos
D irigiéndom e hace poco a un auditorio de adolescentes — en que perm itan inteipretar lo que se ha visto. El deseo del autor
principio m ucho m ás interesados en las últim as novedades es, por supuesto, proporcionarlos en este libro.
m usicales que en los esplendores de la naturaleza— tuve la Existen tres m aneras de observar las arañas, com plem enta­
suerte de darm e cuenta de que en una esquina de la sala había rias, pero bien diferentes entre ellas. L a prim era consiste en la
una tela absolutam ente perfecta, una tela de «academia», en que ha sido explicada anteriormente: el estudio de los anim a­
el centro de la cual, de alguna manera, una pequeña argiope, les en su am biente natural, sin intervención hum ana alguna,
oscura e inm óvil, acababa de colocarse. aunque a veces se autorice una pequeña «provocación» de los
Hice buscar a mi auditorio de adolescentes un insecto com esti­ fenóm enos naturales.
ble («¡cuidado, eh, vivito y coleando!») para ofrecerlo a nues­ La segunda es el estudio de animales m uertos y conservados
tro voraz objeto de estudio. Tras algunos momentos de agita­ en alcohol que han sido capturados en su medio natural. Para
ción me trajeron una hormiga roja de aspecto bastante activo y realizar esta actividad es necesario el conocim iento de algu­
descontento, que podía convertirse en un adversario considera­ nas técnicas.
ble, siendo del m ism o tam año que la araña y, com o todo el Y, por últim o, la tercera es la observación de animales en cau­
m undo sabe, arm ada de una nada despreciable picadura. Hice tividad.
deslizar la hormiga por un tobogán hecho con una hoja de pa­
pel y la hormiga cayó finalmente en los hilos de la tela*
Los espectadores se precipitaron a observar el dram a inm i­ L a s a r a ñ a s e n s u m e d io n a t u r a l
nente. La araña extendió sus patas y se precipitó sobre la in­
trusa: tras unos instantes de duda la agarró y la mordió. R e­ La observación de las arañas en su m edio es, según mi opi­
culó un paso, dudó un poco, y la m ordió nuevam ente. A ni­ nión, el más desconocido y, a la vez, el más rico de los dife­
m ada clam orosam ente por el joven público, la argiope liberó rentes modos de aproxim ación a estos animales. Puede cons­

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entonces la horm iga de los hilos secundarios que la retenían, tatarse rápidam ente que el estudio del com portam iento de las
y em pezó a em paquetarla, haciéndola girar sobre ella misma arañas ha dispuesto, y dispone todavía, de menos adeptos que
a toda velocidad, al mismo tiem po que la cubría de seda. La el estudio de su aspecto y de sus formas.

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E videntem ente, esto se ex p lica p o r razones o b jetivas. Las Pero, a pesar de las dificultades, nuestras protagonistas son
arañas, com o ya hem os dicho, constituyen un universo muy un sujeto de o bservación que puede proporcionar placeres
vasto y aún poco conocido, ya que se considera que el nú­ m em orables. A los reticentes — y a todo el m undo en gene­
m ero de especies conocidas representa el 50 % del total de ral— quiero recom endar la lectura de los trabajos de un ex­
especies existentes. Pero, antes de interpretar y analizar, es traordinario observador de insectos y de arañas llam ado Jean-
necesario haber acum ulado conocim ientos y haber realizado Henri Fabre (1823-1915) que consigue m aravillar y m antener
un trabajo de clasificació n ; es com prensible, p o r lo tanto, en vilo al lector tan sólo con historias de invertebrados, tal es
desde este punto de vista, que los aracnólogos se hayan con­ su curiosidad y su talento com o narrador.
sagrado sobre todo al descubrim iento y a la descripción de La naturaleza es rica en prodigios, enigm as y paradojas a los
nuevas especies. que el aficionado m enos erudito puede aproxim arse con es­
P or otra parte, se trata de anim ales en los que la observación peranzas de descubrirlos. U na araña ignora una presa que ha
no es precisam ente fácil. Prim ero existen los problem as rela­ quedado atrapada en su tela, ¿no tendrá ham bre? ¿está ocupa­
tivos al tamaño: un gran núm ero de especies m iden tan sólo da con alguna otra cosa? ¿La presa es quizá de una especie
algunos m ilím etros. De hecho, pueden observarse los princi­ que le desagrada, ya sea porque es peligrosa, ya sea por su
pales com portam ientos (huida, caza, acoplam iento, tejido de gusto, o no se ha percatado de su presencia? Un determ inado
la tela...), pero más allá de un determ inado detalle — o de una m acho se hace devorar antes del acoplam iento y no cualquier
determ inada edad— la utilización de la lupa se hace necesa­ otro, ¿por qué? En cada caso habrá que construir hipótesis e
ria, y su m anejo no es fácil si no se quiere perturbar el objeto intentar verificarlas (encontrar otras presas, otras hem bras de
de estudio. Si desea observarse la puesta, el acoplam iento, el la m ism a especie, otros lugares...).
lugar de im pacto de las garras, es conveniente encontrar pri­ Esta form a de observación es, desde mi punto de vista, la más
m ero sujetos de estudio de un tam año grande, y arm arse de gratificante y la m ás apasionante. Sin em bargo, es necesario
paciencia y de concentración. com binarla con otra si se quiere, al menos en parte, dom inar
A este problem a se añade el hecho de que las arañas son m ie­ el m undo de las arañas.
dosas en su inm ensa m ay o ría y se esconden en cu an to se
sienten am enazadas. A pesar de todo, gracias a su lim itada
vista, a veces es posible acercarse bastante, pero es siem pre L a c a p t u r a y e l e s t u d io d e a n im a l e s m u e r t o s
necesario ir con cu id ad o y ser precav id o . F in alm en te, si
quieren efectuarse observaciones durante un período prolon­ A pesar de todas sus virtudes, las arañas consienten m uy ra­
gado se corre el riesgo de que la araña desaparezca, por una ram ente seguir al naturalista aficionado hasta su casa, para a
razón cualquiera. P or fortuna, la arañas hem bras son por lo continuación prestarse a ser observadas bajo su lupa binocu­
general sedentarias (los m achos son norm alm ente errantes), lar. Es, p o r lo tanto, necesario, si querem os conocerlas un

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y perm anecen cerca de su tela o de su m adriguera; por lo tan­ poco mejor, apresar sin vida un cierto núm ero y conservarlas
to, podem os esperar encontrarlas en el m ism o lugar durante con el fin de estudiarlas después cóm odam ente. Concierne a
algún tiem po si no las m olestam os. la responsabilidad del aficionado, a pesar de esto, m oderarse

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y no capturar más que los especím enes necesarios. Toda m en­ considerable de desechos diversos), y tan sólo se trata de reco­
talidad que encierre la voluntad de realizar «cuadros de caza» gerlos. Con frecuencia las arañas se escapan precipitadamente
o bellos resultados debe ser enérgicam ente com batida. Ade­ y se refugian bajo el borde, que resulta en este caso muy útil,
más, no deben capturarse arañas de especies poco frecuentes, puesto que sin él las arañas saltarían al vacío y se escaparían.
siem pre que sea posible. También es indispensable la red cortadora, variante aracnoló-
No existe un material de observación «estándar» que pueda gica del cazam ariposas, en la que se ha sustituido la red por
ser recom endado al aracnólogo aficionado; todo depende de un trozo de tela consistente, m ontada en una arm adura más
la precisión que se desee alcanzar. Sin embargo, la lupa bino­ consistente aún. Pasam os este instrum ento por las hierbas al­
cu lar (especie de gem elos m ontados sobre un pie) parece, tas, los matorrales y los ramajes y seleccionam os el material
m ás allá de un cierto estadio, difícilm ente evitable, aunque al recogido.
principio puede ser suficiente una lupa ordinaria potente. La Para actuar con m ayor precisión es im prescindible utilizar el
lupa binocular perm ite, en efecto, observar sin cansarse du­ «aspirador», con el cual podrán «atraparse» las arañas reco­
rante bastante tiempo, deja las manos libres y, si se la equipa gidas con los medios ya mencionados o bien las que encon­
de un pequeña retícula, se obtiene directam ente la escala de tramos directam ente en la naturaleza. Se trata de un pequeño
los animales que serán dibujados. Esta será, indiscutiblemen­ tubo de cristal m ontado en el extremo de un tubo de caucho
te, la adquisición m ás cara del aprendiz de aracnólogo. (parecido a una m anga de riego o a una cocina de gas) de un
En cuanto al material de captura, es sencillo y barato. Aunque metro de longitud aproxim adam ente; el paso entre los dos tu­
parezca evidente, recordem os que utilizar la mano es impro­ bos estará obstruido por un trozo de gasa o de tejido fino.
cedente tratándose de la captura de arañas, al m enos si no de­ C ualquier araña digna de interés puede ser aspirada por el
seam os estudiar animales medio aplastados, a los que les fal­ tubo de cristal y luego soplada hacia el recipiente en el que se
ten patas u otros órganos (el abdom en y los apéndices son ha elegido conservarla. No deben dejarse nunca varias arañas
m uy frágiles). vivas en el tubo, porque se devorarían entre sí.
El prim er instrum ento es el clásico paraguas japonés. Lo m e­ En función de su tamaño, es conveniente conservarlas en pe­
jo r es fabricárselo uno mismo, con la posibilidad de adaptar queños tubos transparentes (1 o 2 cm de diámetro, entre 4 y 5
el modelo en función de los gustos y de las aptitudes manua­ cm de altura) de cristal o de plástico, previamente llenados con
les. Se trata de un trozo de tela de un metro cuadrado aproxi­ alcohol de 75°. A continuación hay que cerrar herméticamente
m adam ente, con los bordes doblados hacia el interior. Una los tubos y transportarlos a casa, donde con toda tranquilidad
cruz metálica (m ejor si es tam bién desmontable) se coloca en podrán llevarse a cabo las observaciones, teniendo en cuenta
las diagonales del cuadrado (fijada a las cuatro esquinas del que las arañas deben estar siempre en contacto con el alcohol;
trozo de tela), lo que asegura la estabilidad del conjunto y de no ser así se secarían con rapidez. De esta manera, por ejem­
perm ite sostener el paraguas. plo, el estudio a través de la lupa binocular, se hace con arañas

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El dispositivo se coloca en un árbol o en un arbusto bajo las que están en suspensión en el líquido de conservación.
ramas que golpeamos enérgicamente. Los insectos y las arañas Los especialistas cierran los pequeños tubos con algodón y
caen entonces en el paraguas japonés (al igual que una cantidad los colocan en grandes recipientes llenos tam bién de alcohol;

16 17
sólo deben preocuparse del nivel de evaporación del alcohol L a c r ía d e a r a ñ a s e n c a u t iv id a d

del recipiente, y por lo tanto, no tienen que vigilar cada uno


Criar arañas puede ser un pasatiempo original, enriquecedor
de los tubos. Este procedimiento está especialm ente indicado
y fuente de numerosos conocim ientos sobre los hábitos y el
para las grandes colecciones; en este caso es absolutamente
modo de vida de nuestras bellas tejedoras. Sin embargo, con­
necesario, desde el principio, aplicar un sistema de etiqueta­
lleva un cierto número de problemas.
do de los tubos, incluyendo el nombre de la especie, la fecha
El com ercio dedicado a la cría, em pezando por este proble­
y el lugar de captura (detalles com plementarios com o el en­
ma, ha puesto en peligro algunas especies y com ienza a ser
torno del espécimen y la técnica de captura, pueden anotarse
en un cuaderno dedicado a este tipo de observaciones). Los una amenaza para otras. La Convención de W ashington pro­
tege, por esta razón, a la muy conocida mígala tropical, que
recipientes serán en seguida numerados y se realizarán fichas
lleva el nombre de Euathlus (Brachypelm a) s m ith i, o el más
que indiquen su contenido. En cualquier caso, es recom enda­
sencillo de «rodillas rojas» de M éxico. El gusto que inspira a
ble anotar las observaciones pertinentes tan sólo llegar, para
los aficionados, debido en particular a las franjas de color co­
evitar que la m em oria nos haga malas pasadas.
ral que recogen sus patas y su cefalotórax, ha puesto la espe­
También existen trampas para arañas que consisten en tubos
cie en peligro de extinción. Por lo tanto, pedimos no comprar
enterrados, cuya abertura queda a ras de suelo. La evaporación
del líquido de conserva puede representar un problem a si las - esta araña e informar a las autoridades pertinentes de los es­
pecímenes existentes o de posibles nacimientos.
trampas se dejan durante mucho tiempo: el alcohol se sustitui­
rá en este caso por etilenglicol, que tarda más en evaporarse. Por desgracia existen razones para pensar que otras especies
menos conocidas tam bién están expuestas a graves peligros
Para capturar arañas en el suelo o entre la maleza el aparato
(particularmente las mígalas), sin que pueda verificarse total­
de Berlese constituye un dispositivo muy eficaz. Sobre una
m ente debido a los escasos estudios aracnológicos, sobre
reja, colocada en el fondo de un embudo, se pone la tierra que
todo en los países tropicales, generalm ente pobres. Lo más
va a parar a un recipiente lleno de alcohol. Una lám para ilu­
razonable es, pues, abstenerse de cazar o de com prar arañas
m ina el recipiente por arriba. Huyendo de la luz, del calor y
de la desecación las arañas reculan hacia el fondo del aparato procedentes de países tropicales.
También otros problem as conciernen a las especies tropica­
y acaban cayendo en la solución de alcohol.
les, en especial los de la seguridad. El veneno de las arañas es
Es necesario m anipular los animales capturados con mucho
en la actualidad el tema de varios trabajos científicos, aunque
cuidado, ya que el contacto con el alcohol hace más frágiles
todavía se conoce bastante poco. Se constata, sin embargo,
sus tejidos. Pueden em plearse pinzas de disección muy finas,
una gran variedad en la sensibilidad a las picaduras en fun­
agujas y cuchillas finas montadas en el extremo de un mango.
ción de los individuos. Por ejem plo, una araña determ inada
No tratarem os aquí de las técnicas propias de la observación
considerada inofensiva puede provocar en algunas personas
microscópica, ya que para ello es necesario un material más
reacciones de una gran violencia, algo que, de hecho, no tie­

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com plejo; las diferentes asociaciones aracnológicas citadas
ne nada de sorprendente ya que también se observa en el caso
en el anexo pueden ayudar a los neófitos interesados a sol­
de otros artrópodos com o las abejas o las avispas. En relación
ventar estas cuestiones.
19
18
con este aspecto, las especies tropicales com portan un cierto cree con m ayor similitud el suyo natural. A sí por ejem plo, las
riesgo, agudizado por la ignorancia o la negligencia del co ­ arañas que excavan m adrigueras deben encontrar pequeños
m erciante que puede estar vendiendo, con otro nom bre, un refugios (de 10 a 15 cm ) preparados previam ente en el suelo,
anim al de una especie diferente. sino existe el peligro del probable deterioro y de la posible
Las grandes m ígalas tropicales están equipadas, adem ás, con muerte. P or otra parte, las arañas tejedoras de telas deberán
un im portante sistem a piloso. Pero norm alm ente estos pelos encontrar a su disposición algunas ram as dispuestas de m ane­
son urticantes y constituyen un sistem a de defensa: la araña ra que les sirvan de punto de apoyo y a una cierta distancia
desprende una nube de pelos cuando se encuentra en peligro. del techo.
Por lo general, no provocan problem as de una gran gravedad, El refugio puede tener infinidad de form as, según la im agina­
pero h a habido casos en los que estos pelos han originado ción del criador; sin em bargo, el sistem a más eficaz para evi­
considerables reacciones alérgicas en la piel, por el contacto, tar las evasiones es la m osquitera fijada a la pared mediante
o en los bronquios en caso de inhalación. Por todas estas ra­ cinta adhesiva. También pueden utilizarse finas redes m etáli­
zones, aconsejam os a los neófitos que no m anipulen gran­ cas, o cajas de plástico transparente que incluso cerradas per­
des m ígalas, aunque la prensa esté llena de fotos con niños m itan que las arañas puedan respirar.
m anipulándolas o se enseñen ejemplos. En el fondo del recipiente se colocará una capa de tierra que
Para acabar con estos problem as, digam os adem ás que si bien habrá que m antener siem pre húm eda; para esto existen m u­
existen personas que crían mígalas, proporcionándoles un en­ chas técnicas basadas en la capilaridad, pero tam bién puede
torno confortable, tom ando medidas de seguridad y no com e­ hacerse regando un poco todos los días. Un pequeño reci­
tiendo im prudencias, también se da el caso de «migalófilos» piente con agua puede ser útil (no es indispensable); sobre
ocupados esencialm ente en im presionar a sus am istades, y en todo hay que poner algunos obstáculos naturales que puedan
vivir sensaciones fuertes. Estas personas no dem uestran tener servir de entorno al animal.
ningún interés por el animal en sí, que utilizan tan sólo para Respecto a la alim entación de las arañas, el principal proble­
hacerse valer, y al cual norm alm ente maltratan (más o menos ma consiste en procurarse presas vivas, siendo prácticam ente
de form a consciente). Les aconsejam os sim plem ente que ignoradas las m uertas (excepto si nos dedicam os a moverlas
busquen otra ocupación. con un pequeño palo, lo que es com plicado, pero requiere
En la práctica, la cría de arañas requiere pocos medios, pero tiem po, y no siem pre funciona). Las tiendas especializadas en
im plica conocer los aspectos fundam entales del m odo de vida artículos de pesca, afortunadam ente, venden presas que po­
de la araña. Hay que tener presente en el mom ento de la cap­ dem os ofrecer a la araña tanto en forma de larva com o de gu­
tura (recom endam os especialm ente la cría de especies que sano (si dejam os que nazca). En verano los propietarios de
uno m ism o puede capturar) que los especím enes deben depo­ jard in es podrán dedicarse a la captura de saltam ontes para
sitarse a razón de uno por recipiente. En caso contrario, el ca­ alim entar a sus arañas ham brientas; la m ayoría de los otros

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rácter carnívoro de la araña podría reducir considerablem en­ insectos también sirven de alim ento para las arañas. Algunos
te el total de la captura. de mis com pañeros crían cucarachas para alim entar a sus ara­
A continuación, hay que proporcionarles un hábitat que re­ ñas, se trata de algo sim ple y eficaz. Las arañas soportan fá­

20 21
cilm ente ayunar varios días, incluso algunas sem anas. Las
m igalas resisten a veces varios meses.
Las arañas en el reino animal
Respecto a la m anera de estudiar una cría, y el tipo de expe­
riencia que debe practicarse, no existen más lím ites que los
de la im aginación y la paciencia del observador. Pueden estu­
diarse las técnicas de tejido, de preparación del nido, intentar
que se produzcan acoplam ientos, observar las estrategias de
caza, la relación con la descendencia; en resum en, queda
abierto un cam po prácticam ente infinito.

U t il iz a r l a s a s o c ia c io n e s H o no rables abuelas

A pesar de que la aracnología no es una afición de «masas» Incluso si no reconocem os ninguna virtud a las arañas, al me­
dispone de adeptos fieles en toda Europa; estos aficionados nos debem os tenerles cierto respeto debido a su venerable
se asocian norm alm ente para form ar clubes o publicar revis­ edad: los prim eros fósiles de arácnidos se rem ontan efectiva­
tas. Las principales asociaciones se citan en el anexo. Pue­ m ente al período devónico, hace aproxim adam ente cuatro­
den servir de gran ayuda a los principiantes, ya que los ini­ cientos m illones de años. Son tres veces m ás antiguas que los
cios del descubrim iento del m undo de las arañas pueden ser dinosaurios, en la época de los cuales la presencia de nuestros
bastante difíciles, sobre todo en lo relativo a la identificación ancestros m am íferos era bastante discreta ya que no medían
de las especies. más que algunos centím etros. Y si querem os com pararlas con
Un guía experim entado les enseñará las principales especies, los prim eros hom bres que pisaron el suelo del planeta, hace
los criterios esenciales de reconocim iento, y adem ás les ex ­ aproxim adam ente dos m illones de años, tendrem os que cons­
plicará los pequeños trucos que tanto facilitan la tarea. La tatar con hum ildad que las arañas son al m enos cien veces
m ayoría de los apasionados de las arañas norm alm ente están m ás antiguas que nosotros.
dispuestos a ayudar a los neófitos, y existen incluso excursio­ D esgraciadam ente, sabem os muy poco sobre la prehistoria de
nes y salidas organizadas... ¡Hay que saber aprovecharlas! nuestras protagonistas. Es casi seguro que precedieron a los
insectos en la tierra firm e, y que estaban, en todo caso, bien
im plantadas en una época en la que estos se desarrollaban to­
davía en form as muy rudimentarias.
A lgunas hipótesis sostienen que el vuelo de los insectos se

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desarrolló com o consecuencia de la intensa depredación de
que eran víctim as p o r parte de las arañas. Por otra parte, la ca­
pacidad tejedora de las arañas — su principal característica—
22
23
se desarrolló para perm itirles capturar insectos con alas, que raím en te esp ecializad as en la locom oción, que reciben el
am enazaban con escapar por los aires. nom bre de apéndices (el térm ino «patas» es im propio debido
Pero es difícil d isp o n er de inform aciones precisas relativas a que su estructura es dem asiado prim itiva).
a esta época ya que la fosilización, si bien es de gran u tili­ Los artrópodos habrían evolucionado a partir de los anélidos,
dad para las co n ch as y sirve de ay u d a p ara los esq u eleto s po r una parte, «inventando» el caparazón endurecido y, por
óseos, resulta aleatoria para anim ales de cuerpo blando, de otra, fusionando y perfeccionando los m etám eros sucesivos.
los que generalm ente no queda nada (deben reunirse condi­ Es así com o ciertos apéndices habrían evolucionado en patas
c io n e s ex ce p cio n ales). Los in v e stig ad o res d eb en b asarse para cam inar, otros en alas, otros en antenas, otros en quelíce-
entonces en fragm entos casi inform es, o en huellas difíciles ros, etc. Los diferentes órganos de cada segm ento se habrían
de interpretar. Sólo la conservación en ám bar — fam osa de­ conectado a lo largo del anim al para form ar los sistem as di­
bido a la película P arque Ju rásico— puede proporcionar in­ gestivo, nervioso, excretor, sanguíneo, etc.
form aciones m ás o m enos precisas, pero se trata de un fenó­ El antepasado com ún de todos los arácnidos es pues posible­
m eno rarísim o. m ente uno de estos prim eros artrópodos rudim entarios, con
Parece, sin em bargo, que la araña identificada com o la más aspecto de «gusano» corto y rechoncho con un caparazón de­
antigua es la m ígala, y que el resto de sus contem poráneas lantero del que salían cinco pares de apéndices prim itivos.
eran bastante diferentes de las especies que conocem os ac­ P ero es m uy p o sib le q ue continúen aún durante un cierto
tualm ente. Hace treinta m illones de años, sin em bargo, un pe­ tiem po las polém icas sobre los orígenes de este grupo de ani-
ríodo de im portante fosilización conservó un gran núm ero de m alitos entre los paleontólogos.
arañas muy próxim as a las fam ilias actuales. La sorprendente
estabilidad de este grupo, que ha perm anecido durante cente­
nas de m illones de años sin sufrir grandes cam bios en su as­ L a s a r a ñ a s e n l a c l a s if ic a c ió n s is t e m á t ic a
pecto general, es un hecho que prueba sus grandes cualidades
biológicas. Las arañas pertenecen, com o ya hem os dicho, al grupo de los
artrópodos tam bién llam ados «articulados», es decir, al gru­
po que es a la vez el m ás vasto del reino anim al (representa
O r íg e n e s p o c o c o n o c id o s el 80 % de las especies) y el peor descrito, ya que m ás de la
m itad nos resulta todavía desconocido.
N o se conocen con precisió n los an cestro s de las arañas. C om o todos los artrópodos, las arañas son invertebrados, es
C om o el resto de los artrópodos, proceden posiblem ente de decir, no tienen esqueleto interno. Su rigidez proviene de su
gusanos marinos, los anélidos, denom inados m etam erizados, epiderm is, que secreta, a través de una gran núm ero de poros,

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es decir, constituidos por una serie de segm entos iguales que un caparazón externo llam ado cutícula. Este tiene la función
se repiten un gran núm ero de veces. C ada uno de los segm en­ de proteger el cuerpo de posibles agresiones exteriores y de
tos, en esta fam ilia, contiene un par de ganglios nerviosos, un ser un esqueleto, proporcionando a los m úsculos unos puntos
par de órganos excretores y un par de protuberancias, gene- de apoyo sólidos. E ste sistem a de esqueleto externo presenta

24 25
un problem a considerable, sobre el que volverem os m ás ade­ L a s p r in c ip a l e s c a t e g o r ía s d e a r a ñ a s
lante: com o no puede crecer al m ism o tiem po que el animal,
o b lig a a este a cam b iar con in terv alo s reg u lares, durante El orden d e los araneidos, para term inar con los problem as
acontecim ientos de alto riesgo que llam am os la muda. de clasificació n , se d iv id e a su vez en tres subórdenes. El
Las arañas pertenecen a una clase particular de artrópodos: la m ás evolucionado es el de los araneom orfos, llam ados tam ­
de los arácnidos. Encontram os a su lado los escorpiones, los bién «arañas verdaderas». Este suborden es el labidognato,
segadores (norm alm ente confundidos con ellas) y los acári­ lo que significa que los quelíceros (ganchos venenosos que
dos, así com o una serie de grupos m enos conocidos y menos están d elante de la boca) se cierran cruzándose horizontal­
representativos. m ente, com o lo harían unas tijeras. Los araneom orfos com ­
E ntre otras características de esta clase, señ alam o s cuatro prenden la inm ensa m ayoría de las especies de arañas (más
pares de patas, la p resen cia de q u elícero s (esp ecie d e p e­ del 95 %).
queñas pinzas delanteras con m últiples funciones) y la au ­ Los araneom orfos están constituidos por un gran núm ero de
sencia de antenas y de alas. P recisarem os que los arácnidos fam ilias (m ás de cincuenta) de las que no hablarem os aquí,
son artrópodos, pero no son en absoluto insectos: estos últi­ ya que hasta los especialistas debaten todavía hoy cuál es el
m os (que constituyen a su vez una clase) tienen tres pares de m ejo r m odo de clasificació n ; han sido propuestos m ás de
p atas, la gran m ay o ría d isp o n en de alas y tien en antenas. v ein te sistem as d ife re n te s en este sig lo . D istin g u irem o s
A ñadirem os, que exceptuando algunos acáridos, los arácni­ sim plem ente dos grandes categorías: los cribelados y los no
dos son todos carn ív o ro s, característica que no com parten cribelados.
los insectos. Los prim eros están provistos de un órgano de tejer destaca-
L a persona que después de todo siga confundiendo los dos, ble, el críbelo — del que volverem os a hablar— , que les per­
que se im agine lo curioso que le parecería si alguien le dije­ m ite tejer una seda especialm ente útil, constituida por m illo­
ra que una carpa es un m am ífero, y sin em bargo para un bió­ nes de hilos elem entales enm arañados entre sí; tan sólo siete
logo sería un erro r de la m ism a gravedad (confusión entre fam ilias de arañas están provistas de este sorprendente instru­
dos clases distintas). m ento. Las otras — llam adas no cribeladas— tam bién pueden
L as arañas pertenecen al orden de los araneidos (o arañas) ser, evidentem ente, adm irables tejedoras, y a veces quizá es­
— del que expondrem os las características m ás adelante— , tén m ás evolucionadas en otros aspectos; pero les falta, sin
cuyo rasgo esencial es tener un cuerpo en dos partes (abdo­ em bargo, este pequeño com plem ento que, de todos m odos, es
m en y cefalotórax) y utilizar seda en diversos períodos de su prácticam ente invisible a sim ple vista.
existencia, según las especies: para la caza, p ara la puesta, Los otros dos subórdenes, más prim itivos, son ortognatos, es
p ara protegerse, para d esp lazarse, etc. T am bién se d istin ­ decir, que los q u elícero s golpean la p resa de arriba abajo,
guen de otros arácnidos por sus pedipalpos (especie de «pa­ com o dos puñales paralelos que no se cruzan nunca. Se trata

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tas» anteriores m odificadas) que sirven para la copulación de las m igalom orfas y de las lifistiom orfas.
en el m acho, gracias a la evolución que las ha convertido en Las m igalom orfas — o m ígalas— son m ás prim itivas que las
una especie de «jeringuillas» reproductoras. «arañas verdaderas», y principalm ente deben su renom bre al

26 27
hecho de que com prenden las especies de arañas más gran­
T A R Á N T U L A S , T A R A N T E L A S ... des, que todo el m undo ha visto al m enos una vez en el cine o
en la televisión.
En el im aginario popular, la tarántula tiene una celebri­ La m igala m ás grande, Theraphosa leblondi, puede llegar a
dad parecida a la de la viu d a n eg ra, y pocos son los tener 20 cm de envergadura (lo que m ide un plato).
aracnólogos a los que nadie haya preguntado cuál de las Las mígalas son las arañas que viven más tiem po (a menudo
dos especies es m ás peligrosa. Pero, por muy sorpren­ superan los cuatro años), siendo el m áximo, por el momento,
dente que pueda parecer, nadie sabe qué araña es la ta­ los veinticinco años. Tam bién tienen la propiedad de poder
rántula. ayunar durante varios meses sin resultar afectadas por ello (la
m ayoría de las arañas no resisten m ás que algunas semanas).
Este térm ino apareció en la literatura para describir una C ontrariam ente a lo que se cree, no son m ás peligrosas que
araña de la región de Tarento (de donde viene el nom bre) otras arañas, tan sólo una de ellas representa un riesgo mortal
en el sur de Italia donde su picadura habría provocado para el hombre. El tam año no tiene nada que ver con la toxi­
crisis sim ilares a las de la epilepsia o la locura. cidad, y el principal problem a con las grandes mígalas pelu­
das reside frecuentem ente no tanto en su m ordedura sino en
El único rem edio para estas crisis eran unos bailes (las los pelos urticantes que cubren su abdomen.
tarantelas) que los aldeanos practicaban colectivam ente El tercer y últim o suborden, el de los lifistiom orfos, también
y que proporcionaban la curación a las víctimas. En rea­ es ortognato. No com prende más que un reducido número de
lidad, estos bailes no eran más que un pretexto y perm i­ especies, presentes exclusivam ente en A sia tropical, y su in­
tían a los aldeanos organizar fiestas en el transcurso de terés principal es que aporta algunas indicaciones sobre cóm o
las cuales los principios de la iglesia católica, m uy po­ podrían ser las prim eras arañas — es un grupo esencialm ente
derosa en aquel entonces, quedaban al margen. fósil— . En particular, se trata del grupo de arañas que pre­
sentan un abdom en segm entado, es decir, donde se ven las
En cuanto a la tarántula, m uchas especies son candidatas m arcas de una especie de anillos, parecido al abdom en de los
a este nombre, com o la Lycosa tarentula (a la que nor­ escorpiones.
m alm ente se le atribuye el nom bre), pero tam bién la Ly­
cosa narbonensis, la L atrodectus tredecim guttatus (la
«malm ignatte», prim a de la viuda negra) y un cierto nú­
m ero de pequeñas mígalas de la región.

En definitiva, para ser claros y precisos en lugar de decir

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tarántula direm os el nombre de la especie, es m ucho más
simple.

28 29
tante homogénea, y la siguiente descripción puede aplicarse a
Morfología de las arañas la totalidad de ellas, con la excepción de algunas variaciones.

E l cefalotórax

El cefalotórax es la parte que lleva todos los apéndices ex ­


cepto las hileras. La boca, delante, es un simple orificio uni­
do a un buche que sirve de bomba y perm ite la succión de lí­
Este capítulo corre el riesgo de p arecer a algunos un poco quidos alimenticios y la espiración de enzimas digestivas. La
denso, ya que sobre todo es descriptivo y contiene un cierto boca está rodeada de varios apéndices de los que hablaremos
núm ero de térm inos poco atractivos. De hecho, estos térm i­ más adelante.
nos tienen una lógica que uno acaba encontrando fácilmente; En la parte dorsal, el cefalotórax está protegido por una gruesa
así, por ejem plo, prosom a y opistosom a derivan del griego capa de un material duro, secretado por la epidermis, llamado
som a que quiere decir «cuerpo», y pro y opisto significan de­ quitina. La quitina, en realidad, cubre la totalidad de la epider­
lante y detrás, respectivam ente. Se trata sim plem ente de la mis del animal, pero puede ser de grosor variable, situándose las
parte anterior y posterior del cuerpo. Sin embargo, es necesa­ capas más finas en las articulaciones, mientras que en la zona
rio describir las partes de una araña utilizando los nom bres cerebral presenta su máximo grosor. Este «escudo» dorsal pre­
exactos para, a continuación, poder hablar librem ente de sus senta unos orificios situados justo bajo los ojos que permiten la
costum bres, de sus com portam ientos y de sus técnicas. Por conexión, a través de los nervios últimos, con el cerebro.
otra parte, estos térm inos también se em plean en otras publi­ El cerebro de las arañas, a pesar de estar constituido por dos
caciones, por lo que deberán ser conocidos por aquellos que lóbulos en lugar de tres, com o en los insectos por ejem plo,
quieran saber m ás sobre las arañas. Esta es la causa por la parece ser más concentrado y, por lo tanto, m ás sofisticado
cual pedim os un poco de paciencia y de atención del lector que el de la m ayoría de los otros artrópodos. Además, el ce­
para este capítulo indispensable. rebro de los artrópodos siempre está atravesado por el esófa­
Las arañas, com o los otros miembros de la clase de los arácni­ go, hecho que impide su desarrollo. El esófago de las arañas
dos, tienen el cuerpo dividido en dos partes: delante se en ­ es muy reducido debido a que su alim entación es exclusiva­
cuentra el cefalotórax (o prosoma) y, detrás, unido a este por mente líquida, y tan sólo deja pasar partículas de un diámetro
un estrecho pedúnculo, se encuentra el abdomen (u opistoso­ inferior a 1 miera (una milésima de milímetro). Esta particu­
ma). Como su nombre indica, el cefalotórax es el producto de laridad, por lo tanto, confiere al cerebro de las arañas posibi­
la unión de la cabeza y el tronco, mientras que estas dos partes, lidades de las que no disponen los dem ás artrópodos.

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en algunos grupos com o el de los insectos, por ejemplo, están En el interior del cefalotórax, adem ás del cerebro, encontra­
bien diferenciadas. En realidad, a pesar de las diferencias de ta­ m os los potentes m úsculos que unen el cuerpo y ponen en
maño, de color y de forma, la estructura de las arañas es bas- m ovim iento las patas y los otros artejos o partes. También en­

30 31
contram os las glándulas de veneno, m uy reducidas en algu­
nas especies (han desaparecido com pletam ente en la familia L O S T A L E N T O S D E LA A R A Ñ A :
¿ IN S T IN T O O IN T E L IG E N C IA ?
de los ulobóridos), así com o las glándulas digestivas.
El cefalotórax está unido al abdom en p o r un pedúnculo más o
La casi totalidad de los com portam ientos de las arañas
m enos visible, de grosor variable, por donde pasan la cadena
nerviosa, el tubo digestivo y el sistem a sanguíneo. están determ inados, evidentem ente, por el instinto, di­
cho de otra forma, están inscritos en los genes. No inter­
viene ningún aprendizaje, por ejem plo, en la fabricación
Vista in ferio r de la «boca» de u n a araña araneom orfa. Las garras de acción la­
de las telas: la araña sabe tejer sin que nadie le haya en ­
teral son bien visibles, a s í com o la base de los palpos. E n la boca se encuentran señado, com o lo han dem ostrado num erosas experien­
las lám inas m axilares, llenas de pelos. Foto: J. Kovoor cias en las que se aislaba a una araña desde su eclosión.
Las telas incluso son m ejores en las arañas jóvenes que
en las adultas.

A dem ás, si se presenta un acontecim iento imprevisto, la


araña es incapaz de reaccionar adecuadam ente, ya que
no está «program ada» para ello. A sí por ejemplo, arañas
capaces de tejer telas m uy com plejas son incapaces de
realizar una sim ple reparación en caso de accidente: tan
sólo pueden reconstruir una tela en su totalidad.

De la m ism a manera, en algunas arañas que se refugian


b ajo tierra, la aptitud para excavar una m adriguera no
existe m ás que en el individuo joven. A partir de una de­
term inada edad, si se extrae al animal de su refugio y se
le coloca ante tierra blanda y fácil de desplazar, la araña
no sabrá qué es lo que debe hacer. A lgunas sem anas an­
tes, hubiera excavado con entusiasm o, ahora parece in­
capaz; y al no soportar la falta de refugio, se deteriorará
y morirá.

Sin em bargo, dispone de algunas capacidades de apren­

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dizaje: la U loborus, por ejemplo, sabe reparar sus telas y
puede rehacer la m itad de una en caso de accidente. M u­

32 33
E l abdo m en
chas arañas disponen de una cierta m em oria «geográfi­
ca»: cuando han capturado una presa y se han visto obli­
Si bien aún podem os distinguir, observando atentam ente el
gadas a huir, vuelven sin d u d ar un m om ento al lugar
cefalotórax, la organización en segm entos de los antepasados
donde encontraron a la presa, una vez el peligro ha pasa­
de las arañas, el abdom en por el contrario no presenta ningún
do. Pasa lo m ism o cuando dejan una presa em paquetada
tipo de señal — exceptuando una hendidura en el vientre— :
«en reserva», la encuentran sin problem as.
es de una sola pieza, com o un pequeño saco, en la inm ensa
E xperiencias con la A ra n eu s han dado resultados sor­
prendentes. U na de ellas con sistía en tocar con un dia­
Vista de co n ju n to de las seis hileras de una araña n o cribelada. E n la parte infe­
pasón «grave» a m oscas im pregnadas de quinina (por rior, en e l extrem o de! abdom en, se distingue e l tubérculo anal. Foto: J. Kovoor
lo tanto, con g usto am argo), y con un diapasón «agu­
do» — un octavo m ás alto— a m oscas im pregnadas de
glucosa, por lo tanto, con gusto dulce. Las arañas, co n ­
fundidas por las vibraciones, se precipitaban sobre las
p resas; luego d esp reciab an las m o scas « am arg as» y
consum ían las «dulces». Al cabo de un cierto núm ero
de experiencias, una bola de vidrio tocada con un dia­
pasón «agudo» era atacada p o r la araña, m ientras que
otra bola, al contacto de un diapasón «grave», era cla­
ram ente ignorada: la A ra n eu s h ab ía ap ren d id o a aso ­
ciar la frecuencia del sonido con el gusto de la presa.

D igam os, pues, p ara fin alizar q u e si en lo esen cial el


com portam iento de las arañas está bien predeterm inado,
existe un cierto margen abierto al aprendizaje, que hace
que nuestras protagonistas no funcionen com o unos «ro­
bots» genéticam ente program ados.

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m ayoría de las especies. El tegum ento, m ás fino, aq u í es par­ rato respiratorio y el digestivo desem peñan funciones total­
cialm ente extensible. E stá provisto de num erosos dispositi­ mente independientes. Estos estigm as — así llamados— pue­
vos sensoriales. En el abdom en se encuentran los aparatos den estar conectados a los pulm ones o a las tráqueas. Pode­
circulatorio y respiratorio. mos encontrar así, arañas que tienen cuatro pulm ones (tetra-
Las arañas respiran gracias a cuatro pequeños orificios, situa­ neum onas), otras con cu atro tráqueas, otras con dos
dos en la parte delantera del abdom en, y no por la boca com o pulm ones y dos tráqueas, incluso arañas con dos pulm ones y
los vertebrados. Esto no es nada sorprendente, ya que el apa- una tráquea — com o la m uy com ún epeira— . Los estigm as
posteriores se unen a veces en uno solo (no quedando más que
tres), e incluso pueden no existir (quedando entonces dos).
D etalle de una hilera de Segestria florentina. S e distinguen tres tipos d e f usu­ Las tráqueas son órganos respiratorios muy extendidos entre
tas d iferen tes, y d el extrem o d e estas fu s u la s se em iten las fib rilla s d e seda.
Foto: J. Kovoor los artrópodos. Son com pletam ente diferentes a las de los m a­
m íferos. Se trata de conductos, abiertos al exterior, que se
hunden profundam ente en el cuerpo ram ificándose en num e­
rosas direcciones. El oxígeno, en lugar de ser transportado
por la sangre, se pone directam ente en contacto con las célu­
las, en form a gaseosa, por esta especie de «tuberías» a través
de las cuales el aire se renueva sim plem ente con los m ovi­
m ientos del cuerpo.
A unque pueda parecer extraño, las tráqueas resultan más efi­
caces que los pulm ones, de forma que, durante la evolución
de los arácnidos, han desaparecido en beneficio de las trá ­
queas. Hay que decir que los pulm ones de las arañas tienen
una estructura prim itiva, «lam inada», y el aire circula entre
las capas de tejido muy irrigado de sangre, asem ejándose al
aire que pasaría entre las hojas de un libro, depositando en los
tejidos el oxígeno (que, por otra parte, los ingleses los llaman
book-lungs). Pequeñas colum nas rígidas sostienen el montón
de capas para evitar que el pulmón se derrumbe.
De hecho, la ventaja de las tráqueas sobre los pulm ones se ex­
plica, sin duda, debido a la mala calidad del sistem a sanguíneo
(llam ado tam bién circulatorio) de las arañas. Este sistem a está

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m ovido por un corazón prim itivo, que puede a veces apreciar­
se cuando se observa la cara dorsal del abdomen de una araña
(es una m ancha oscura y alargada). El corazón bombea, pero

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en un sistem a que no está com pletam ente cerrado, es decir, en
el que la sangre se escapa de los vasos para extenderse por el
cuerpo antes de haber sido recuperada por estos. Es evidente
que la oxigenación se realiza peor de esta manera.
A dem ás, en los artrópodos, las m oléculas que alm acenan y
transportan el oxígeno son bastante menos eficaces que la he­
moglobina de los mamíferos. Por este motivo, las tráqueas, que
perm iten la oxigenación del organism o sin necesidad de la san­
gre, parecen ser de una eficacia superior. Señalemos som era­
mente que la «sangre» de los artrópodos es transparente y está
sometida a una presión com parable a la que padece el hombre.
El abdom en presenta tam bién — en posición bastante ante­
rior— los orificios genitales. El orificio del m acho es simple,
m ientras que el de la hem bra está rodeado, en algunas especies
(enteleginas), de una form ación epidérm ica m ás dura, y de
form as variables, que recibe el nom bre de epígino.
En posición posterior se encuentran las hileras, especie de pe­
queños conos por los que sale la seda. Las hileras son ocho en
las arañas m ás arcaicas (lifistiom orfas), y no hay nunca más
de diez en las otras especies. Se observan involuciones en las
arañas que tejen poco: dos pares solam ente en las m igalo-
m orfas y un solo par en algunos casos muy raros.
Algunas arañas, llam adas cribeladas, disponen adem ás de un
órgano de tejer particular, el críbelo — del que volverem os a P rim er p la n o de u n quelícero; se distingue bien su articulación y su orificio de
veneno. Foto: J. Kovoor
hablar en el capítulo dedicado a la producción de seda— .
Finalm ente, en el extrem o del abdom en está el tubérculo anal
por el que se expulsan los residuos de la digestión. (labidognatos); estos ganchos son los que sirven para inyec­
tar el veneno, producido por glándulas situadas en la base de
los quelíceros y que pueden ocupar tam bién una parte del ce-
L O S APÉNDICES falotórax.
Las glándulas están enrolladas en un m úsculo en forma de es­

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Los quelíceros, o los ganchos de la araña, desem peñan una piral que se contrae en el m om ento de la m ordedura y expul­
función biológica m uy im portante. Tanto si golpean de arri­ sa el veneno. Este se desplaza a lo largo de un conducto, si­
ba abajo (ortognatos), com o cruzándose el uno con el otro tuado en una hendidura, que recorre el centro del quelícero, y

38 39
Calam istro: este órgano, constituido p o r u n a lín ea de pelos paralelos y rígidos, Las tres garras term in a les de las arañas con tela sirven para desplazarse po r
está situado en dos patas de la araña. Sirve para «peinar» la seda q u e sale del la seda. E n esta fo to g ra fía están bien visibles: están rodeadas d e p elo s. Foto:
críbelo. Foto: J. Kovoor J . K ovoor

desem boca un poco antes de llegar a la punta. El veneno, en la araña excava su m adriguera (a veces en suelos muy duros)
un gran núm ero d e especies, desem peña un papel d eterm i­ y gracias al cual evacúa rápidam ente la tierra sobrante.
nante para inm ovilizar y capturar a las presas; de ahí la im­ Los quelíceros tam bién sirven en algunos casos para ocupar­

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portancia de los ganchos. se del capullo. Hay arañas que se desplazan con sus huevos
En un gran núm ero de mígalas, los quelíceros están equipa­ hasta su eclosión para proteger a su futura prole de posibles
dos de una especie de «rastrillo» duro, con la ayuda del cual dep red ad o res o agresores. O tras ponen en su m adriguera,

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pero sacan sus capullos al sol los días de buen tiem po, para perm a que ha em itido sobre la tela y a continuación lo intro­
acelerar la eclosión. Estas m anipulaciones norm alm ente se duce en la hem bra. Los bulbos a veces son muy sencillos,
llevan a cabo con los quelíceros, al igual que el transporte de constituidos por un depósito unido m ediante un conducto a
las presas, lo que lleva a d en o m in ar este apéndice con fre­ una pu n ta que efec tú a la penetración p ro p iam en te dicha;
cuencia «m ano de la araña» (térm ino impropio). otras veces, sin em bargo, su estructura es m uy com pleja, en ­
En cuanto a los palpos (o «patas-m andíbulas»), es posible que trem ezclándose d iferentes lóbulos. Los bulbos tam bién sir­
deriven de un quinto par de patas delanteras, que habría evolu­ ven para reconocer y clasificar las especies.
cionado para desem peñar otras funciones, restando los otros Las patas en sentido estricto (tam bién llam adas «patas loco­
cuatro pares destinados a la locomoción del animal. Podemos m otoras», y cuya función principal es el desplazam iento) son
com probar cóm o en los grupos de arañas primitivas, com o las ocho en todos los grupos de arañas. E stán constituidas por
m ígalas, los palpos están muy evolucionados y presentan un siete artejos (partiendo del cuerpo): la cadera, el trocánter, el
parecido sorprendente con las patas (pero sólo están constitui­ fém ur, la rótula, la tibia, el m etatarso y el tarso. A caban en
dos por seis artejos, frente a los siete de las «verdaderas» pa­ dos o tres garras, em pleadas entre otras cosas para el despla­
tas). En otras familias, por el contrario, parecen haber sufrido zam iento p o r las telas.
una involución, cam biando de form a, y su aspecto parece no Las patas pueden e sta r provistas de d iferen tes estructuras;
tener ninguna relación con las patas. Incluso han desaparecido órganos sensoriales (que detecten vibraciones, algunas sus­
totalm ente en las hem bras de algunas familias. tancias quím icas, los cam bios de tem peratura...), d isp o siti­
Los palpos están provistos de un cierto núm ero de estructuras vos que perm itan la em isión de sonidos (m uchas arañas estri­
con sensibilidad quím ica — una especie de órganos del gus­ dulan com o las langostas o las cigarras, pero norm alm ente
to— que inform an a la araña de lo que se dispone a consumir. sonidos inaudibles para nosotros), o incluso sistem as rela­
A sí, se lleva a cabo una prim era selección; adem ás otros re­ cionados con el tratam iento de la seda. A lgunas arañas, las
ceptores quím icos en el interior de su cuerpo desem peñan la cribeladas, llevan tam bién en un par de patas una especie de
m ism a función. Esta segunda operación es m ás selectiva, ya peine (el calam istro) form ado por una o dos filas de pelos
que puede darse el caso de que u n a araña em piece a consum ir muy duros; les sirve para extraer y «cardar» la seda especial
una presa y luego la escupa si el gusto no le conviene. producida p o r el críbelo.
L a base de los palpos, que rodea la boca, está m ás o menos
gruesa y deform e, lo que le confiere una estructura que reci­
be el nom bre de lám ina m axilar, norm alm ente provista de pe­ LO S ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS
los, que ayuda al anim al a conducir los alim entos hacia el o ri­
ficio bucal. Sin duda alguna es muy difícil para nosotros im aginar cóm o
Los palpos, especialm ente en los m achos, están provistos de una araña percibe el universo que la rodea. Es evidente que su

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extrañas estructuras, únicas entre los artrópodos: son los bul­ percepción es m uy diferente a la nuestra, ya que la nuestra es
bos copuladores, una especie de jeringuillas, destinadas a la esen cialm en te v isual, m ientras que en las arañas es sobre
fecundación, con la ayuda de las cuales el m acho aspira el es­ todo táctil, porque su vista está m uy poco desarrollada. La

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Veamos, pues, de qué órganos dispone la araña para percibir
su entorno.
Los ojos de la araña están situados en la parte anterior del ce­
falotórax, encim a de la boca, y son fundam entalm ente ocho.
Sin em bargo, esta cifra varía de form a considerable según las
especies, puesto que la evolución ha seleccionado determ ina­
dos ojos en detrim ento de otros que han acabado desapare­
ciendo. Un caso extrem o es el de las arañas carvem ícolas que
viven en el fondo de las cuevas y ya no tienen ojos. Los ojos,
norm alm ente, están dispuestos en dos filas con cuatro ojos
cada una, form ando el conjunto un «grupo ocular». La dispo­
sición de los ojos es m uy útil para reconocer las especies y
clasificarlas.
El elevado núm ero de ojos no im pide que la visión de las ara­
ñas sea mala, ya que su estructura está poco desarrollada. No
se trata de ojos com puestos, com o los de los insectos, y sólo
el par de ojos centrales, generalm ente m ás grandes que los
otros, perm iten una visión directa. Este par m edio-anterior al­
canza un gran tam año en la fam ilia de las saltarinas (las saltí-
cidas) que son las únicas que pueden ser calificadas de tener
buena visión. En estas arañas el tam año de los ojos es supe­
rior al del cerebro. La araña a partir de la inform ación que re­
cibe de los diferentes ojos laterales, que no perciben m ás que
Vista fr o n ta l de una araña araneom orfa. S e distinguen claram ente palpos, que-
m ovim ientos, gira sobre sí mism a y se coloca ante el sujeto
líceros y grupo ocular. Foto: J. Kovoor para exam inarlo con su par medio-anterior.
Las saltícidas son arañas exclusivam ente diurnas y co n tra­
araña no «m ira» a su alrededor, sino que lo «toca» o, si se pre­ riam ente al caso de otras fam ilias, no pueden sobrevivir si
fiere, lo «escucha» (es lo m ism o ya que «toca» las vibracio­ pierden la vista. Dejan de alim entarse y se deterioran inclu­
nes de aire, es decir, los sonidos). so colocadas en la oscuridad o con luz roja (no visible para
A lgunos científico s se dieron cu en ta de que cegando a una las arañas).
araña, aplicando sobre sus ojos un poco de barniz opaco, su El sentido del tacto, en las arañas, está dirigido por dos tipos

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com portam iento apenas se veía m odificado: la araña tejía de órganos: los pelos y los órganos liriform es. N o todos los
su tela, capturaba presas, se alim entaba, y co n seg u ía repro­ pelos de las arañas desem peñan una función sensorial, ya he­
m os hablado anteriorm ente de los pelos urticantes de algunas
ducirse.

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m ígalas. Sin em bargo, todas las especies tienen pelos senso­
riales, mientras que no todas tienen pelos urticantes. Pueden
El tejido
encontrarse dos clases de pelos: los m ás largos reciben el
nom bre de tricobotrios. Son unos pelos finos que en la base
están en contacto con una pequeña bolsa a la que llegan va­
rios nervios. Los pelos de la otra clase son m ás pequeños y
parecen ser form as involucionadas de los prim eros. Las vi­
braciones del aire o de la tela excitan a estos pelos, los cuales
em iten señales destinadas al cerebro.
A lgunas frecuencias de vibración, características de los in­
sectos que intentan volar o se resisten provocan reflejos de T e je d o r a s a n t e to d o
ataque. A sí por ejem plo, uno de mis am igos creía tener arañas
m elóm anas, ya que escalaban el diapasón cada vez que lo ha­ Aracne, según la leyenda, era una joven cam pesina conocida
cía vibrar. En realidad, buscaban alim ento, y parecían bastan­ por su extraordinaria habilidad para tejer. La diosa A tenea,
te m olestas al no conseguir morderlo. que destacaba en el m ism o arte, le propuso un desafío del que
O tros pequeños órganos son los llam ados órganos liriformes. salió ganadora la mortal; tal era su m aestría com binando hi­
Son pequeñas hendiduras en la piel dura del anim al, reparti­ los de colores, de oro y de plata. L a diosa transform ó enton­
das a lo largo de todo el cuerpo, a veces form ando grupos. Se ces a su rival en araña para que tejiera durante el resto de su
trata, de hecho, de receptores que inform an al anim al de su existencia.
propia situación en el espacio, y de los problem as que afectan La m itología griega pone de m anifiesto en esta historia un
su piel. hecho muy im portante: el tejido y sus m últiples aplicaciones
Finalm ente los receptores «quím icos» (que pueden llegar a es lo m ás característico de las arañas. En efecto, incluso si
ser aproxim adam ente unos ocho mil en algunas arañas adul­ algunos insectos producen seda (el gusano de seda B om byx
tas) perm iten al anim al «probar» el entorno que las rodea. La m orí es el m ás conocido), norm alm ente para protegerse du­
m ayoría de las arañas em iten ferom as (sustancias que trans­ rante sus m etam orfosis, para construir pequeños refugios, e
portan inform ación), que pueden servir para propiciar el en­ incluso si algunos acáridos tam bién tejen, ningún grupo pue­
cuentro de un macho con una hem bra, para intim idar a los ad­ de rivalizar con las arañas en lo concerniente a la fabricación
versarios, para inhib ir la agresividad, etc. P or ejem plo, las de seda.
hem bras im pregnan a sus hijos de ferom as, lo que posibilita
que los m achos puedan localizarlos. Estas sustancias son cap­
tadas por receptores, generalm ente asociados a pelos, que so­ S e d a ..., p e r o ¿ p a r a h a c e r q u é ?
bre todo están dispuestos en los apéndices (palpos y patas).

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Todas las arañas, sin excepción, fabrican seda. Prim itivam en­
te la seda servía para fabricar refugios rudim entarios en los
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que la araña podía resguardarse. Pero la sucesión de num ero­ sobre la que depositan su sem en para introducirlo seguida­
sos perfeccionam ientos ha hecho que las arañas em pleen sus mente en los órganos copuladores (véase el capítulo sobre la
dotes de tejedoras prácticam ente en todos los aspectos de su reproducción).
vida. M uchas arañas tejen un hilo llam ado de «desplazam iento»
Los huevos, por ejem plo, siem pre los ponen en pequeños re­ que van soltando en sus trayectos, fijándolo en el suelo de vez
ceptáculos de seda. C uando se trata de estructuras sim ples, a en cuando. Este hilo puede desem peñar diferentes funciones:
veces reducidas a algunos hilos, hablam os de sacos ovígeros. com o «hilo de seguridad» en algunas especies, para evitar po­
Pero, en ocasiones, pueden encontrarse capullos m uy co m ­ sible caídas (m uchas son las arañas que se dejan caer en caso
plejos, fabricados con varios tipos de seda diferente. M ás tar­ de peligro y quedan suspendidas de su hilo «haciéndose las
de, la araña m adre teje en algunos caso s telas llam adas m uertas», para volver a su posición una vez pasado el peli­
«guardería», que no desem peñan una función alim en taria gro). Este hilo tam bién puede perm itirles volver rápidam ente
sino que sirven de casa a los pequeños que acaban de nacer. a su refugio, en caso de duda sobre el cam ino de vuelta. Por
Las recién nacidas utilizan generalm ente la seda con el obje­ últim o, parece que el «hilo de desplazam iento» desem peña
tivo de desplazarse, com o verem os m ás adelante. un papel im portante en la reproducción, ya que al estar im ­
La m ayoría de arañas em plean la seda para acondicionar sus pregnado del olor de la hem bra perm ite a los m achos encon­
refugios: podem os encontrar desde los m ás elem entales hasta trarla fácilmente.
los m ás com plicados. Finalm ente, en el m om ento de la m uda de las arañas la seda
A lgunos hilos pueden reunir dos hojas, o delim itar un peque­ siem pre interviene: ya sea porque la araña se teje un pequeño
ño espacio entre una piedra y el suelo — se trata de los casos nido sobre el que se extiende para la m uda (las grandes miga-
m ás sim ples— , verdadero m inihabitáculo suspendido, prote­ las norm alm ente proceden así), ya sea porque el animal efec­
gido de la intem perie por un confortable colchón, para las te­ tú a la operación suspendido de su hilo (es el caso m ás fre­
jedoras m ás hábiles. cuente) dejando en el extrem o del hilo el tegum ento vacío
Para la caza, la seda es, evidentem ente, uno de los instrum en­ cuando ha term inado la muda, o ya sea, por últim o, porque la
tos d e captura y de detección de las presas m ás m ortíferas, araña construye una verdadera cám ara (más o m enos cam u­
aunque parece ser que este uso lo habrían «inventado» las flada) en la que podrá realizar la m uda resguardada de m ira­
arañas más tarde, en el transcurso de su historia. Este instru­ das indiscretas.
m ento, a veces constituido sim plem ente por un entrelazado
rudim entario de hilos no pegajosos, alcanza en algunas fam i­
lias com o las ulobóridas un perfeccionam iento sorprendente, P r o p ie d a d e s d e l h il o d e s e d a
con telas perfectam ente circulares, en las que intervienen al
m enos cuatro calidades de hilos diferentes. El hilo que producen la arañas es, sin duda alguna, un peque­

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Señalem os tam bién que si los m achos no tejen nunca telas ño prodigio físico-quím ico. En realidad, está constituido por
para alim entarse, ya que son errantes, sí fabrican, llegado el un gran núm ero (a veces, varios m illares) de hilos elem enta­
m om ento de la reproducción, una pequeña tela m uy sim ple les (llam ados fibrillas) entrelazados entre sí formando un úni­

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co hilo. Los hilos elem entales a su vez están constituidos por L a s d if e r e n t e s c l a s e s d e h il o

una parte externa y otra interna cuyas propiedades y com po­


sición quím ica son diferentes. Las fibrillas tienen un diám e­ Según la proporción y los tipos de fribrillas em pleadas, la
tro de 0,05 p , es decir una veintem ilésim a de m ilím etro, el seda nunca tendrá las m ism as propiedades ni el m ism o as­
hilo oscila entre 25 y 70 p. (El sím bolo p designa la m iera o pecto. Por ejem plo, el color varía m ás de lo que se cree. Las
m ilésim a de m ilím etro.) telas pueden tener una coloración blanca («la clásica»), pero
Los com ponentes principales de la seda son proteínas y algu­ tam bién las hay am arillentas y azuladas. Los capullos pueden
nos glúcidos diverso s. La seda es m uy resistente, p resenta ser de un gran núm ero de colores diferentes. Sólo en las ara­
una sorprendente elasticidad y es extrem adam ente ligera. A l­ ñas lycosas, podem os encontrar capullos blancos, am arillos,
gunos datos ilustran estas características. m arrones, verdes, m ás o m enos oscuros, incluso azules. Es
La resistencia de un hilo de araña es d e 149 kg/m m 2, bastan­ posible que el tipo de entorno en el m om ento de la puesta
te superior a la del nailon, por ejem plo. A lgunas fibrillas pa­ ejerza una determ inada influencia, lo que indicaría una capa­
rece que tienen u na resisten cia su p erio r a la del acero. La cidad de m im etización respecto a la seda.
elasticidad del hilo de seda le perm ite estirarse un tercio de su Evidentem ente, el tipo de hilo varía tam bién según las fun­
longitud (la mitad en algunos casos extrem os) antes de rom ­ ciones a las que esté destinado. A sí por ejem plo, una tela o r­
perse, de forma que podem os im aginar los problem as de las bicu lar clásica está sosten id a por unos hilos llam ados «de
presas que intentan rom per los hilos. Finalm ente, algunos es­ m arco», denom inados así porque rodean la tela, y los dem ás
pecialistas, para determ inar la relación entre ligereza y soli­ hilo s fijad o s en cim a de este. E stos hilos «de m arco» son
dez del hilo han calculado la longitud que el hilo debería te­ po co flex ib les, están d esp ro v isto s de su stan cia peg ajo sa,
ner para que su peso conllevara su ruptura. El resultado habla pero son secos, espesos y m uy resistentes. Los hilos radiales
por sí mism o: m ás de 40 km. tienen una estructura parecida, pero distinta. Por otra parte,
O tro aspecto del m ism o fenóm eno: el conjunto de una tela de la espiral destinada a la captura que está dispuesta sobre los
la com ún araña de jard ín (Araneus diadem atus) — conocida hilos precedentes es m uy pegajosa y m ucho m ás flexible y
en Francia com o epeira diadem a— pesa 0,25 m g aproxim a­ húm eda.
dam ente, y aguanta un anim al cuyo peso supera, a veces, los El capullo de la Argiope bruennichi, que tiene form a de glo­
500 mg, o sea dos mil veces m ás pesado. bo aerostático invertido, está constituido por un gran núm ero
de capas de sedas diferentes, que posiblem ente tienen funcio­
Señalarem os tam bién que una telaraña, incluso una vez aban­
donada, desaparece muy lentam ente de la naturaleza. Esto es nes particulares (im perm eabilidad, protección térm ica, pro­
debido a que el hilo de seda apenas sufre agresiones produci­ tección contra los depredadores, m im etización, etc.).
das por hongos o bacterias, propiedad d estacab le p ara una En fin, aún nos quedan algunos com entarios sobre el súmmum
sustancia proteica. Esta resistencia se explica por la presencia del hilo de seda: el hilo rizado, producido por las arañas lla­

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en la seda de una capa protectora muy eficaz, bactericida y madas cribeladas. Tan sólo siete de cincuenta fam ilias de ara­
fungicida, cuya com posición aún no ha sido claram ente de­ ñas son capaces de tejer un hilo de este tipo, ya que disponen
term inada. de los órganos necesarios (véase el apartado siguiente). Se tra­

51
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ta de un hilo que sirve de tram pa y que tiene un pegam ento
que no es com o el de las telas corrientes, sino que está provis­
to de una sustancia fibrilar m ucho m ás eficaz. A dem ás, este
hilo es mucho m ás espeso que los otros hilos ya que está cons­
tituido de varios millares de fibrillas frente a sólo algunas de­
cenas en la m ayoría de los otros (lo que hace que las presas se
enganchen todavía m ás por las pequeñas asperezas de su piel).

T é c n ic a d e l t e j id o d e t e l a s o r b ic u l a r e s

Las arañas orbiculares tejen en su mayoría una tela por día, em ­


pezando exactam ente en el lugar de la precedente, o en las cer­
canías inmediatas. Son guiadas en su tarea por un instinto muy
preciso, que determ ina com pletamente su comportamiento.

¿Cóm o trabaja la araña orbicular? Empieza por posarse y em i­


tir un hilo que el viento llevará hasta un obstáculo próximo. Re­
sulta un eje de partida más o menos de forma curva, por el que
la araña se encam ina: cuando llega al punto m ás bajo de este
«cable destensado» la araña fija un hilo y se deja caer soltándo­
lo hasta que encuentra un obstáculo debajo. Resulta de esta ope­
ración una estructura en forma de «Y», que es el punto de parti­
da de la clásica tela de araña. El centro de la «Y» será el centro Visión d e co n ju n to del extrem o d el abdom en de una cribelada. ü e abajo arriba
encontram os el tubérculo anal, las hileras y e l críbelo. Foto: J. Kovoor
de la tela, los tres primeros radios constituirán las líneas de par­
tida y el animal em pezará ahora a disponer las siguientes.
parece m edir con sus patas previam ente la distancia entre los
L a distancia entre los hilos es siem pre m ás o m enos constan­ hilos ya construidos, así com o su tensión, para saber dónde
te en cada especie, y por lo tanto el núm ero total tam bién (por lanzar la siguiente.
ejem plo, en la araña de jardín, una treintena). La araña dispo­ U na vez el marco y los hilos están dispuestos, la araña sale del
ne sus hilos partiendo del centro, alternando entre los tres la­ centro de la tela y em pieza un trayecto en espiral hacia el ex­

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dos de la «Y» inicial para no term inar un lado antes que el terior, en el transcurso del cual deposita la llam ada espiral pro­
otro, lo que desequilibraría la construcción por la tensión de visional. Se trata de un hilo no pegajoso que tiene com o fun­
los hilos. Por otra parte, sitúa sus hilos partiendo del centro y ción constituir una infraestructura sólida que estará acabada

52 53
cuando la araña haya llegado al extrem o de los hilos. Llegado
este momento, nuestra arquitecta da m edia vuelta y em pieza a
colocar la tela pegajosa, o rizada en las especies cribeladas. A
m edida que la araña progresa destruye la espiral prim aria, que
ya no sirve para nada (la araña se com e esta tela) y la sustitu­
ye por la espiral definitiva, destinada a capturar a las presas;
por ese motivo recibe el nom bre de espiral capturadora.
Esta últim a espiral no llega hasta el centro, ya que la araña
d eja una zona que no está pegajosa en el centro de su tela,
donde generalm ente se coloca, por lo que la sustancia pega­
jo sa no sería de ninguna utilidad. De esta forma, la zona cen­
tral se sostiene gracias a la espiral prim aria. La araña también
deja, norm alm ente, una zona de hilos muy separados entre sí
para poder pasar de un lado a otro de la tela con facilidad. Po­
dem os preguntarnos por qué una araña no se queda atrapada
nunca en su propia tela. El motivo es que las células epidér­
micas de las patas secretan un líquido graso que im pide que
se adhieran. A dem ás, puede cam inar perfectam ente sobre la
tela gracias a las garras term inales con que están equipadas
sus extrem idades para asirse fuertem ente al hilo en sus des­
plazam ientos.
Este proceso de construcción dura com o m áxim o una hora
sin ningún tipo de vacilación, ya que está inscrito con preci­
sión en los genes de la araña. No podem os resistir el placer de D etalle de u n grupo d e fu s u la s : la seda es em itida p o r el extrem o de los conos.
añadir con orgullo que nuestras tejedoras son tam bién exce­ Foto: J. Kovoor
lentes astronautas, ya que dos arañas de jardín consiguieron
tejer telas orbiculares en estado de ingravidez durante la m i­
sión espacial Skylab en 1973. genas. Estas glándulas pueden ser de nueve tipos diferentes
(según los conocim ientos actuales), en función del tipo de
seda que deba producirse. Sin em bargo, están construidas se­
L a p r o d u c c ió n d e s e d a gún el m ism o m odelo, aproxim adam ente: son pequeños sa­

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cos cuya pared está constituida por células que vierten proteí­
Los diferentes tipos de seda son producidos por glándulas si­ nas en su interior. Un conducto conduce hacia el orificio ex­
tuadas en el abdom en del anim al, llam adas glándulas sericí- terior, situado en el extrem o de una plúm ula m icroscópica: la

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fusula. Las fusulas (hay una p o r g lándula sericígena) están
reagrupadas sobre unas estructuras apreciables a sim ple vis­
ta: las hileras, pequeñas pro tu b eran cias situadas en la cara
ventral, en la parte posterior del abdom en.
C ada hilera produce un hilo de seda que es el resultado de la
actividad de las decenas de fusulas diferentes que contiene.
A lgunas hileras están especializadas en la seda de los capu­
llos, otras en la de las telas, otras en los hilos de d esplaza­
m iento, etc. A lgunos m úsculos están unidos a las hileras y
perm iten que se desplacen en diferentes planos, que se sepa­
ren o que se aproxim en dependiendo de las necesidades del
tejido.
L a seda se encuentra en las glándulas sericígenas en estado
líquido, y parece que es la tracción ejercid a encim a p o r la
a rañ a lo que h ace q u e ad o p te su fo rm a só lid a d efin itiv a.
E fectivam ente, la seda debe ser ex traíd a de la hilera por la
araña, en general, con la ayuda de las patas traseras, que es­
tiran com o estirarían de una cuerda, o a veces sólo p o r la ac­
ción del peso del anim al que se d eja caer, salien d o el hilo
pasivam ente.
H ay que señalar la increíble producción de las arañas tejedo­
ras: una araña de jard ín produce alrededor de 20 m de seda
p or tela y reconstruye su tela cada día, algo que debe tenerse
en cuenta para un anim al que m ide m enos de 1 cm de largo
G ran p la n o d el críbelo de Am aurobius: se ven perfectam ente las dos placas, cu ­
y pesa 0,5 g. Para ev itar la gran pérdida de proteínas que esta biertas de fu s u la s. Foto: J . Kovoor
producción im plica, las arañas com en la tela precedente an­
tes de construir la nueva. El m ecanism o de reciclaje efectua­
do todavía se conoce m al, pero es de una indiscutible efica­ Finalm ente, hablarem os un poco del críbelo, que perm ite la
cia: se ha verificado, incorporando elem entos radiactivos a fabricación de la seda «rizada». Esta hilera transform ada es
una tela «usada», que de un 80 a un 90 % de la radiactividad una placa ventral que contiene, no algunas decenas, sino has­
ap are cía en la n u ev a tela, co n stru id a en la m ed ia h o ra si­ ta 40.000 fusulas.

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guiente a la absorción de la otra. L a producción de proteínas La seda que se produce la extrae un órgano particular que lle­
«nuevas» por la araña se reduce así al m ínim o estrictam ente va una pata, el calam istro. Este órgano es un verdadero «pei­
necesario. ne», constituido por una línea de pelos cortos espesos y du-

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ros, que cogen el hilo, lo estiran y lo colocan. Hay que decir
que este hilo no puede ser traspasado por las avispas, depre­
Comer para vivir
dadoras de arañas, de las que hablarem os m ás tarde. M ientras
que estos insectos no tienen p ro b lem as desde hace tiem po
con el clásico hilo pegajoso, por el que pasean con total tran­
quilidad, no salen victoriosas con el hilo rizado. A postam os,
sin em bargo, que la evolución de los insectos, si el hom bre
les deja tiem po, encontrará la solución a este problem a com o
a tantos otros.

M o d o d e a l im e n t a c ió n

Las arañas tienen un m odo de alim entación que se diferencia


muy poco de una especie a otra, algo destacable en un grupo
tan am plio y variado: todas son carnívoras y, adem ás, todas
depredadoras. Sin em bargo sus técnicas de caza son, com o
vam os a ver, de una gran diversidad.
La digestión se hace en el exterior del cuerpo, lo que es un fe­
nóm eno rarísim o en el m undo anim al, aunque se observe en
algunos insectos y en las estrellas de mar. C uando una araña
ha capturado e inm ovilizado una presa, le inyecta en el cuer­
po. adem ás de su veneno, im portantes cantidades de líquidos
digestivos que contienen enzim as de acción potente. Estos lí­
quidos van disolviendo los tejidos de la presa, de m odo sim i­
lar a com o ocurre en nuestro estóm ago por la acción de los ju ­
gos gástricos.
La araña succiona a continuación el líquido, gracias a un po­
tente buche que actúa com o una jeringuilla, y lo filtra en la
entrada de la boca m ediante diferentes cortinas de pelos des­
tinadas a retener las partículas grandes, que no podrían pasar

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p o r su estrecho esófago.
Dos estrategias diferentes se em plean según las fam ilias: en
las lycosas (o arañas lobo), por ejem plo, la presa es triturada

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y despedazada por las lám inas m axilares y los quelíceros; y extiende al máximo las otras dos, com o si abriera los brazos
cuando la araña ya se haya servido no queda más que un «pa­ a su futura presa. La espera, a veces, es larga, pero la araña no
quete» informe lleno de residuos indigestos. parece impacientarse. La llegada de una presa a la flor no pa­
Otras familias (las fólcidas, por ejem plo), más refinadas, no rece desencadenar ninguna reacción, reina la inm ovilidad
hacen más que un pequeño agujero en la epiderm is del in­ más perfecta. No es hasta que el insecto, en sus idas y veni­
secto. Por este agujero inyectan todo el líquido digestivo ne­ das, pasa cerca de la cazadora que esta se precipita sobre la
cesario, luego aspiran la totalidad de los tejidos de la presa, presa, la muerde mortalmente y la devora. La mayoría de las
dejando tan sólo el tegum ento com pletamente intacto, pero tomísidas tienen una flor preferida; y su color normalmente
vacío de contenido. está destinado a confundirlas con la flor, no tanto para las pre­
Estos tegumentos pueden apreciarse fácilmente, mientras se sas sino para posibles depredadores.
secan, en un gran número de telas de araña. (En algunos in­ Otras especias, llamadas errantes, se desplazan sin rumbo a la
sectos de dimensiones más importantes necesitan hacer más búsqueda de una presa. Es el caso de las lycosas, término de­
de un agujero.) rivado del griego y que significa «araña lobo». Este nombre
proviene del siguiente hecho: los prim eros naturalistas que
observaron estas especies, las encontraron más o menos con­
T é c n ic a s d e c a z a centradas en un mismo territorio, por lo que dedujeron erró­
neamente que cazaban en manada. También es posible que su
Las arañas han perfeccionado el arte de la captura de presas y nombre se deba a su aspecto poco agradable (cuerpo peludo y
la confección de trampas hasta un punto muy pocas veces al­ oscuro, casi negro) y a su considerable tamaño, ya que pue­
canzado en el reino animal. Si bien todo el mundo conoce las den medir perfectamente entre 3 y 4 cm.
telas circulares y regulares de las arañas orbiculares — por Las mejores cazadoras son las saltarinas, de la familia de las
haberlas admirado más de una vez— nos es difícil imaginar saltícidas que, a pesar de su reducido tamaño gracias a la evo­
la variedad de trampas que las arañas pueden emplear. lución, han adquirido considerable velocidad y una gran pre­
cisión de movimientos. Además están provistas de enormes
ojos, en comparación con el tamaño del cuerpo, que les pro­
Arañas desprovistas de tela
porcionan muy buena visión en relación con el conjunto de
Algunas arañas, por muy sorprendente que pueda parecer, ca­ las arañas. Añadiremos que su veneno es muy activo, por lo
zan sin recurrir a la seda. Las más conocidas pertenecen a la que consiguen atrapar presas con un peso bastante superior al
familia de las tomísidas, que tienden emboscadas mortales a suyo. Una pequeña saltarina tropical llam ada M opsus no
sus presas, generalmente sobre las flores. La técnica es bas­ duda en saltar, siempre que tenga un buen ángulo de ataque,
tante impresionante: la araña cangrejo (otro nom bre con el el artrópodo considerado más feroz (aunque, por lo general,

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que se conoce esta familia, debido al desplazamiento lateral ambas especies se evitan prudentemente).
de sus miembros) se instala sobre una flor, en posición de es­ De una manera muy diferente, pero también sin tela, las ara­
pera. Entonces, reposa sobre sus dos pares de patas traseras, ñas del tipo D olom edes hacen estragos en la superficie de

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aguas tranquilas, utilizando la superficie com o detectora de salen hacia el suelo una serie de hilos «detectores» que infor­
presas: las pequeñas ondas producidas p o r los m ovim ientos man a la araña de la proxim idad de una posible presa. El agu­
de un artrópodo desen cad en an el ataq u e, tan to m ás eficaz jero ofrece el aspecto del blanco de un tirador de élite por el
cuanto con m ayor facilidad cam ina la araña sobre el agua. núm ero de hilos que salen d e él. La m igala puede cerrar su
m adriguera con la ayuda de un opérculo que la disim ula com ­
pletam ente, y continuar, por lo tanto, inform ada de cualquier
A rañas que cazan desde su m adriguera desplazam iento que se produzca en su zona con la m enor vi­
M uchas arañas viven en m adrigueras que sirven de refugio; bración de los hilos — m ucho m ejor que con los ojos, con los
m adrigueras excavadas por ellas m ism as o por otros anim a­ que apenas ve nada— .
les, o incluso en sim ples grietas en el suelo m ás o m enos lar­ M uchos autores piensan que a partir de esta técnica (utilizada
gas y profundas. por arañas relativam ente prim itivas) ha evolucionado la téc­
Las m adrigueras están frecuentem ente tapizadas de seda, en nica de las telas, que culm ina en los esplendores geom étricos
toda su extensión o sólo en alguna zona. M uchas arañas ca­ de las orbiculares. Los hilos que salen de la m adriguera, con
zan desde su m adriguera. Una de ellas, la lycosa de Narbona, su función específica, habrían sido alargados progresivam en­
co n stru y e en el o rificio de salid a una esp ecie d e pequeño te por la evolución y luego consolidados por hilos circulares
m uro fabricado con m ateriales del entorno inm ediato, detrás uniendo los hilos entre sí. L a seda habría evolucionado, h a­
del cual se agazapa dejando sobresalir tan sólo sus patas an­ ciéndose pegajosa en algunas especies, y la construcción se
teriores, y ya está lista para saltar. habría elevado del suelo al cabo de un cierto tiempo.
O tra m ígala, la francesa A typus qffinis, teje un «calcetín» de La araña de los rincones (Tegene rio dom estica), frecuente en
seda con el que tapiza su m adriguera que continúa incluso en nu estras reg io n es y en nuestras casas — d esg raciad am en te
el exterior, por lo tanto una m itad está enterrada m ientras que para los aracnófobos, ya que esta araña grande, negra y pelu­
la otra está fuera de la m adriguera. El saco puede llegar a m e­ da tiene m uy m ala prensa entre ellos— ha perfeccionado este
dir hasta 30 cm de largo. La parte externa queda disim ulada sistem a. A provecha desde una grieta hasta cualquier irregula­
entre las hierbas del suelo o está cubierta con restos vegetales ridad en una pared para instalar su dom icilio, en el que hace
recogidos del m ism o lugar y que contribuyen al cam uflaje. Si co n v erg er una tela de gran superficie acabada en form a de
una presa entra en contacto con el tubo de seda, la araña que em budo. Ella se coloca en la entrada de su refugio, dejando
se encuentra en el interior se acerca sin ser vista y seguida­ sobresalir tan sólo la parte delantera de su cuerpo, lista para
m ente atrapa y golp ea a su v íctim a a través de la pared de retirarse en caso de peligro, pero tam bién para atacar en la di­
seda. A continuación, rom pe la seda y conduce su futuro ali­ rección de todo aquello que roce su tela.
m ento al fondo de la m adriguera donde lo consum irá tranqui­
lam ente, no sin antes haber reparado el agujero de la tela con A rañas con telas irregulares

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vistas a la próxim a captura.
En las m ígalas encontram os otro dispositivo que dem uestra En alg u n as esp ecies la tela llega a em an cip arse de la m a­
tam bién una gran astucia: de la m adriguera tapizada de seda d rig u era, pero no c o n sig u e lleg ar del to d o a la p erfección

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d e las orbiculares. Encontram os con frecuencia una estruc­
tura hecha de decenas de hilos verticales entrelazados, que
van del su elo a c u a lq u ie r su p erficie p lan a (h o ja ancha,
ram a grande, o incluso hilos horizontales tendidos p ara ser­
vir de sostén). Los insectos que yerran por el suelo topan
con estos hilos y se enredan, no obstante no quedan adheri­
dos com o ocurriría con otras telas m ás perfeccionadas. La
araña debe entonces actuar con cuidado, para ev itar que la
presa se escape.
Las telas llam adas «de am plia superficie», más sofisticadas
que las precedentes, están hechas de hilos muy próxim os en­
tre sí formando extensiones regulares de seda, generalmente
horizontales, colocadas sobre el suelo, sobre una superficie o
suspendidas en el aire. L a propietaria de la zona se coloca en­
tonces, para vigilar tranquilam ente, sobre la telaraña, cerca
de ella o debajo. L a «araña laberinto», Agelena labyrinthica,
teje una telaraña que acaba en una especie de em budo desde
el que hace guardia tranquilamente.
Argiope martiniquaise con abdom en ricam ente decorado, sobre la tela.
Foto: A. Canard
A rañas orbiculares (de telas regulares) Puesta de Araneus diadem atus antes de la dispersión. Foto A. Canard
Las telas regulares — llamadas también orbiculares— constitu­
yen la perfección de las técnicas de construcción de trampas de
las arañas. Ya hemos visto cóm o la araña procede para tejerlas,
veamos ahora cóm o utiliza este sorprendente instrumento.
La araña puede colocarse en el centro de la tela — zona no pe­
gajosa— , donde algunas especies, com o la araña rayada, es­
tán al acecho.
A veces también se mantienen fuera de la tela (por ejem plo en
las otras especies de arañas de jardín), bajo algún refugio for­
m ado de hojas unidas por algunos hilos, de forma que la tela

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parezca abandonada. Pero un hilo «de vigilancia» (aislado y
casi invisible) va del centro de la tela hasta el lugar en el que
se encuentra la araña; el más pequeño insecto apresado en la

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A rg io p e b ru e n n ic h i, la fa m o sa «araña rayada», en su posición habitual: boca
abajo en el centro de su tela. E l estabilimento es apreciable. F o to : A . C a n a rd
M ic ro m m a ta sp., P a rtib e llu s oblo n g u s,
P h y la e u s c h ry so p s, saltícida con abdomen de u n bonito color rojo. de u n verde casi fluorescente. casi invisible en su rama.
F o to : A . C a n a rd F o to : A . C a n a rd F o to : V. C h a n sig a u d

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tram pa hará vibrar el dispositivo y provocará la llegada inm i­
nente de la propietaria.
¡m m agnífica pie!, Cuando alcanza la presa, generalm ente la araña inyecta su ve­
d e A r a n e u s u m b ric a tu s , neno al adversario con la ayuda de los quelíceros, y em pieza
negra, gris y oro.
F o to : A . C a n a r d en seguida a «em paquetarlo» con seda. La araña a veces no
practica esta picadura inicial, ya sea porque la presa es dem a­
siado pequeña com o para merecer tan potentes medios, ya sea
porque la araña pertenece a una especie desprovista de vene­
no (fam ilia de las ulobóridas). También puede darse el caso
que la araña practique su mordedura después del «em paque­
tado». P or otra parte, esta últim a operación no es absoluta­
m ente necesaria, algunas especies no la practican y se con­
form an con el efecto del veneno.
M acho de P h o n e u t r ia , Sin em bargo, en la m ayoría de los casos, la presa será en ­
araña tropical
con veneno peligroso vuelta en un entram ado consistente de hilos de seda, que al
(una inyección cabo de algunos m inutos solam ente ofrecerá el aspecto de
d e quelíceros hasta
teóricam ente p a ra m atar
un pequeño sarcófago blanco del que le será im posible es­
a 300 ratones). capar. L a técnica de em paquetado de algunas arañas es de
F o to : J . K o v o o r una gran eficacia: liberan a la presa de todos los hilos de la
tela m enos uno haciéndola girar con gran rapidez alrededor
de este h ilo (las patas d e la araña hacen g ira r al insecto
m ientras que las hileras lo cubren de un hilo suplem entario
en cada revolución).
C uando la tarea ha term inado, la araña puede consum ir la
presa inm ediatam ente o trasladarla a su refugio para disfrutar
de m ayor tranquilidad. C om o ya hem os visto, la com ida se
hará mediante un pequeño agujero en la cutícula del animal o
dilacerándolo m etódicam ente con los quelíceros.
Existe otra solución: puede dejar su presa apartada, «alm ace­
narla», de una form a determ inada, con vistas a un día de m e­
nos suerte o quizá de m ás hambre. Si hace esta elección, el

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desgraciado insecto será dejado en la tela, colocado en un lu­
gar seguro, o sim plem ente suspendido de un hilo del que pen­
derá hasta que el apetito de la araña le conduzca a descolgar-

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lo. P o r o tra p a rte , alg u n as arañ as poseen un v en en o p arali­
zante, ideal para este tipo de casos: la presa, inm óvil, perm a­ acu ático s, incluso crías. Si consigue cap tu rarlo s, los co n d u ­
nece con vida h asta el m om ento d e ser com ida, p ara que así ce en la b u rb u ja d o n d e p o d rá d e g u s ta rlo s re sp ira n d o con
los tejidos estén frescos. tra n q u ilid a d . In d iq u e m o s, q u e su b u rb u ja es re a lm e n te el
U n a tela en la qu e dos insectos caen al m ism o tiem p o es uno centro de la vida de la araña, ya que a llí com e, descansa, se
de esos caso típico s en los que la arañ a «alm acena»: cuando acopla y p o n e sus huevos.
la p rim e ra p re sa e stá b ie n su je ta , sin ni siq u ie ra p e rd e r el L a fam ilia d e las m im étid as se h a esp ecializad o en el c a n i­
tiem po de probarla, la araña hace lo m ism o con la segunda, balism o. D e hecho, to d as las arañ as lo p ractican si se p re ­
p ara evitar q ue se escape. sen ta el caso , y si un e n c u e n tro fo rtu ito p ro v o ca un fu erte
co m b ate en tre dos arañ a s, es casi seg u ro que la vencedora
d ev o rará a la vencida. P ero en este caso co n creto se trata de
L as originales u n a fam ilia cu y a alim en tació n se basa casi ex clu siv am en te
A lgunas arañas aisladas tienen técnicas de caza totalm ente in­ de a rañ a s; la técn ica d e u n a m im étid a co n siste en in tro d u ­
clasificables, pero cuya originalidad ju stifica algunas líneas. cirse en u n a tela ajen a con m ucho sigilo, d e m anera q ue su
L a fam ilia de las dinópidas teje sobre una in fraestructura de p ro p ietaria no la detecte. C uan d o el a z a r h ace que la arañ a
hilos particulares unas pequeñas telas «portátiles», que retira p ase c e rc a d e la in tru sa , e sta a p ro v e c h a rá la so rp re sa y la
cuando la tela está acabada y d e la q u e se sirve a continuación atacará (el éx ito no está aseg u rad o en un 100 %, se co rre el
p ara cap tu rar las p resas. L a té c n ic a es sen cilla: la arañ a se riesg o d e aca b ar sien d o ella la d ev o rad a; en cierta m anera
suspende d e un hilo, con la cab eza hacia abajo, colocándose son « g ajes del oficio»).
un poco por encim a del suelo. E x tien d e su tela con sus cuatro Tam bién existen «arañas voladoras», llam adas «cleptoparási-
p atas, p rev ia m en te m uy sep arad as p ara tal efecto , y espera tas». El g énero A rgyrodes ofrece un cierto núm ero de ejem ­
que pase una presa bajo la tram pa. C uando un insecto llega a plos: estas arañas se d esplazan furtivam ente sobre las telas de
la tram p a, ella ap la sta la red c o n tra el in secto , y lo m ueve arañas de otras especies, devorando los insectos que han q ue­
para q ue se enrede aún más. dado atrapados o q u e están de reserva. N orm alm ente son de
L a argironeta (A rgyroneta a q u a tica ) se ha estab lecid o en el reducido tam año, lo que representa una v entaja en el m om en­
m edio acuático, algo que es m uy p o co frecuente en las ara­ to de desplazarse con sigilo. A lgunas incluso llegan a alim en ­
ñas, a pesar d e q u e un cierto nú m ero de otras esp ecies u tili­ tarse en la tela en p resen cia d e la arañ a p ro p ietaria sin q ue
zan la superficie del agua. Sin em bargo, la A rg yro n eta no ha esta se percate.
desarrollado b ran q u ias sino q u e se h a creado un refugio su­ S eñalem os som eram ente que son m uchos los insectos que d e­
bacu ático, acu m u lan d o bajo el ag u a burbujas d e aire que va v oran las p resas que han q u ed ad o atra p a d a s en una tela de
a b u scar a la su p erficie, y d escien d e d esp u és n adando. Las araña: so b re to d o los in secto s carn ív o ro s, p ero tam bién los

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acum ula bajo u na red de seda cu id ad o sam en te tejida. C u an ­ c o lib rís, q u e en alg u n as reg io n es tro p ic a le s v acían, lite ra l­
do su base tra s e ra está e q u ip a d a d e una cie rta c an tid ad de m ente, las telarañ as de to d as las p resas q ue contienen. Las
aire , la A rg y ro n e ta c a z a n a d a n d o p e q u e ñ o s in v e rte b ra d o s arañas desposeídas, teniendo en cuenta la diferencia de tam a­
ño, no tien en m ás rem edio que dejar hacer a los colibrís.
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F in alm en te, las «arañ as escu p id o ra s» , p rin cip alm en te del La reproducción
género Scytode, m erecen una m ención especial. Sus glándu­
las de veneno desem peñan una función sorprendente, y a que
en la m ayoría de las arañas el veneno está destinado a ser in­
yectado. En este caso, la araña lo escupe sobre su presa, que
queda bloqueada en el suelo p o r el efecto de esa secreción
espesa y pegajosa. La presa se encuentra entonces a co m p le­
ta disposición de la «araña escupidora».

E n c o n t r a r pa r e ja

P ara una araña no es tan sencillo, com o puede parecer, en ­


contrar pareja. Las arañas son anim ales solitarios, a veces, d i­
sem inados en extensiones muy grandes. A dem ás, no pueden
contar con la vista, m uy rudim entaria com o ya hem os dicho.
La búsqueda incum be esencialm ente a los m achos, que son
casi siem pre errantes, m ientras que las hem bras son sedenta­
rias en su m ayoría.
Está com probado que las arañas se sirven am pliam ente de la
quím ica en la etapa previa a la reproducción. Es evidente que
no son las únicas: en el reino anim al, desde los insectos a los
m am íferos, las señales quím icas o ferom as son muy em plea­
dos. Se ha investigado m uy poco en el caso concreto de las
arañas, pero esperam os que esto cam bie, ya que sin duda des­
cubrim ientos apasionantes esperan a los investigadores.
L a seda de las arañas parece en todo caso m arcada quím ica­
m en te, y a q u e los m ach o s que en cu e n tran el hilo de una
hem bra de su m ism a especie intentan treparlo para encontrar
a su pro d u cto ra. Es m uy probable que las hem bras em itan
adem ás ferom as en otros casos, pero todavía no se sabe con

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certeza. Sabem os que en las especies en las que el galanteo
es gestual — en algunas saltadoras, por ejem plo— el m acho
hace la corte delante de la hem bra, y continúa haciéndolo in-

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cluso si la hem bra se ha escapado. De hecho, se com porta doras. El m acho que ha localizado una pareja en potencia se
com o si la hem bra todavía estuviera presente, cuando en rea­ acerca y, a continuación, levantándose sobre sus patas trase­
lidad es su olor, todavía presente, lo que lo confunde. ras, agita las delanteras y los palpos, que norm alm ente son de
colores, según com binaciones definidas. Con esto basta, ge­
neralm ente, para la consecución de sus fines. (Encontram os
G a l a n t e o y p r e l im in a r e s una técnica análoga en la fam ilia de las lycosas.)
O tras especies utilizan señales sonoras. M uchas arañas, en
Siem pre existe la tentación de querer explicar los com porta­ efecto, pueden em itir sonidos (hablam os entonces de estri-
m ientos anim ales en función de nuestra propia m anera de ac­ dulación, com o para algunos insectos com o el grillo o la ci­
tuar; este es un defecto denom inado antropom orfism o. Es así garra) frotando algunas partes de su cuerpo con otras espe­
com o, con frecuencia, vem os en los galanteos nupciales de cialm en te equipadas de órganos sonoros. Los sonidos que
los anim ales com portam ientos de seducción casi hum anos. em iten apenas son audibles para el hom bre, pero hay un cier­
Razonam iento com pletam ente falso en el caso de las arañas, to núm ero de excepciones, com o por ejem plo algunas miga-
donde el problem a reside sim plem ente en no ser confundido las tropicales que llegan a proferir una especie de pequeños
con una presa. gritos. O tras arañas tam borilean sus apéndices contra el sue­
El canibalism o con y u g al no se p roduce p o r sistem a en las lo y siguen un ritm o particular.
arañas, com o com únm ente se cree, pero tam poco es un hecho Las especies que tejen telas tam bién han desarrollado técni­
aislado, y los m achos — por lo general mucho más pequeños cas para evitar confundir al macho con una presa cuando este
que las hem bras, ya que estas llevan las reservas para los hue­ se adentra en la tela. A lgunos machos producen en la tela una
vos e incluso protegen los capullos— no pueden defenderse vibración de una frecuencia particular que inhibe la agresivi­
ante una reacción im previsible de la hem bra. Este canibalis­ dad de la hem bra. A sí, puede acercarse a la hem bra y aco ­
m o es tanto m ás frecuente cuanto m ayor es el instinto depre­ plarse con ella. El m om ento siguiente suele ser peligroso por
dador, com o es el caso de las arañas, grupo constituido ex ­ el hecho de que al m acho le cuesta producir la m ism a vibra­
clusivam ente por carnívoras. ción... por lo que la m ejor solución es retirarse lo m ás rápida­
L a función exclusiva del galanteo nupcial es que el m acho no m ente posible.
sea confundido con una presa e inhibir los reflejos depreda­ A lgunos m achos esquivan la dificultad acoplándose con la
dores de la hem bra durante el acoplam iento. A dem ás, com o hem bra ju sto después de la m uda de esta. D isponen entonces
en otras especies anim ales, es probable que estos galanteos de un corto período durante el cual no corren ningún peligro,
sirvan para evitar fecundaciones cruzadas, entre especies di­ ya que los ganchos de las hem bras todavía no se han endure­
ferentes, que no producirían ninguna descendencia fértil. En cido y no pueden, por lo tanto, picar con ellos.

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la naturaleza existen una gran variedad de tácticas para llevar Los m achos de algunas especies, com o los pisáuridos o los to-
a cabo estos objetivos. mísidos, envuelven a la hem bra en seda antes de acoplarse con
Las señales visuales son frecuentem ente em pleadas en las es­ ella. N o es probable que esto se haga para tener atada a la
pecies que están dotadas de una buena vista, com o las salta­ hem bra, ya que esta puede soltarse con facilidad una vez con­

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cluido el acoplamiento y acabar devorando al macho a pesar cho deposita en el suelo una estructura llam ada esperm atófo-
de su estrategia. Se cree que más bien se trata de una forma ro, una especie de saco com plejo que contiene esperma. Esta
particular de galanteo, una especie de firm a por la que el ma­ estructura está provista de una excrecencia que se engancha
cho se da a conocer, intentando así evitar el posible ataque. al abdom en de la hem bra si está en la posición debida (du­
Es, p or otra parte, la m ism a explicación que podem os o fre­ rante el acoplam iento de los escorpiones, es frecuente que la
cer del com portam iento de la Pisaura m irabilis (pisaura ad­ pareja se coja por las pinzas y que el m acho coloque la hem ­
m irable), especie en la que el m acho ofrece una presa en­ bra encim a del esperm atóforo). C uando el esperm atóforo
vuelta en seda a la hem bra, esperando el m om ento en que la haya sido fijado, la hem bra será fecundada por el semen del
hem bra haya em pezado a devorarla p ara acoplarse. D onde cónyuge.
las in terp retacio n es an tro p o m ó rficas ven una p rueba de Esta técnica com porta el riesgo de que la operación fracase
«g alan tería» , parece m ás razo n ab le v er sim p lem en te una (por ejem plo, el posicionam iento correcto del abdom en de la
carta de presentación del m acho, que inhibiría la ag resiv i­ hem bra es laborioso); adem ás la exposición del esperm a al
dad de la hembra. m edio exterior conlleva problem as suplem entarios, de dese­
Para finalizar con el canibalism o conyugal, señalem os que cación en especial.
esta práctica tiene una explicación desde el punto de vista de
la supervivencia de la especie. La m ayoría de los m achos, in­ El bulbo genital
cluso si no son devorados por la hem bra, no se acoplan más
que una sola vez en la vida, o dos o tres veces com o máximo. Las arañas han «inventado» un órgano copulador destinado a
Por otra parte, la duración de su vida es sensiblem ente más introducir el esperm a directam ente en la hembra. Este órga­
corta que la de la hembra. En cierta m anera podem os consi­ no, localizado en los palpos, recibe el nom bre de bulbo geni­
derar que finalizan su vida alim entando a su descendencia, tal. C onsiste en una jeringuilla natural que se ha desarrolla­
favorecen así la supervivencia de la especie... aunque pagan­ do en cada uno de los palpos, órgano cuya función originaria
do un alto precio: su vida. es el desplazam iento. Sólo los m achos han desarrollado este
órgano.
Los bulbos genitales han evolucionado considerablem ente.
E l a c o p l a m ie n t o El m odelo prim itivo se ha desarrollado, sin duda, de una de
las garras del extrem o de los apéndices, que consistía única­
Las arañas se acoplan de una forma m uy sorprendente, única m ente en un pequeño canal y una especie de punta term inal,
en el reino animal. Han mejorado considerablem ente la técni­ el estilo. A parecieron bulbos m ás com plejos, m ás o m enos
ca de otros grupos de arácnidos, com o el de los escorpiones. eréctiles, situados no en la parte final del palpo sino m ás aba­
Los escorpiones se acoplan sin copular, com o m uchas otras jo , en una posición m enos vulnerable, norm alm ente protegi­

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especies de animales (las ranas, por ejem plo); es decir, existe dos p o r una depresión del palpo. A lgunos bulbos son muy
contacto entre el m acho y la hembra, pero no hay penetración com plejos, y están form ados por varios lóbulos articulados
ya que no disponen de órganos adaptados. El escorpión ma­ que les confieren form as extrañas.

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Palpo y bulbo copulador com plejo del m acho de L y n ip h ia tr ia n g u la ris . Pueden
apreciarse las fo rm a s extravagantes que llegan a adoptar los órganos de copu­
Palpo y bulbo copulador «sencillo» de L oxosceles. F o to : J . K o v o o r lación. F o to : J . K ovoor

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Los órganos genitales de la hem bra de esperm a. Su orificio genital está situado en el abdom en,
com o en la hembra, que contiene los testículos. Sin embargo,
Las hem bras tienen un aparato reproductor más clásico, que
los bulbos están localizados en los palpos, en la parte delantera
también ha sufrido cambios a lo largo de su evolución. El m o­
del cuerpo, que no están unidos al resto del aparato genital.
delo de «base» está constituido por un orificio abdominal único,
C uando el macho alcanza la madurez sexual teje una peque­
situado en un pliegue, m ás o menos posterior, en el que también
ña tela, sin ninguna vinculación con la caza, y que recibe el
se encuentran los orificios respiratorios (el pliegue epigástrico).
nom bre de «tela esperm ática». D eposita en ella una cantidad
Este modelo ha ido modificándose paralelamente al desarrollo
de esperm a que sale de su abdom en, a continuación «aspira»
del bulbo genital en los machos: ha aparecido una placa rígida,
este esperm a con sus bulbos y, ya preparado, em pieza a bus­
de form as muy variables (que sirve para identificar las espe­
car su futura pareja.
cies), provista de dos o tres orificios de acoplamiento. Este ór­
Ya hem os descrito algunos de los procesos de galanteo por
gano evolucionado recibe el nombre de epígino.
los que se hará adm itir por la hem bra. Una vez superado el
Hay que destacar la presencia en las arañas hem bra de una es­
prim er paso, existe un gran número de posiciones que pueden
tructura sorprendente, también extendida entre los invertebra­
perm itirle introducir sus bulbos en el epígino, y cada especie
dos: la esperm ateca. Se trata de una especie de bolsillo que
(tam bién varía según los especím enes) tiene sus técnicas fa ­
está situado cerca del orificio de fecundación en el que el ani­
voritas. Pero no hay que olvidar que uno de los principales
mal alm acena el esperm a introducido por el bulbo del macho
problem as del m acho es perm anecer fuera del alcance de los
hasta el mom ento escogido para poner. Inm ediatam ente des­
quelíceros de la hem bra, que pueden ocasionarle la muerte en
pués de la puesta, la esperm ateca libera el semen del m acho
cualquier momento.
que recubre los huevos, todavía lo suficientem ente tiernos
Existen, sin embargo, dos posiciones preponderantes. U na de
com o para que la fecundación pueda efectuarse. El período de
ellas, cuando el macho está frente a la hem bra y se esfuerza por
alm acenam iento puede llegar a ser muy largo, incluso de va­
coger los quelíceros de la hembra con los suyos o separarlos; en
rios meses en algunos casos. Este hecho indujo a error a algu­
esta postura el macho levanta la parte delantera del cuerpo de la
nos científicos que creyeron que las hem bras podían poner
hembra con sus patas y la fecunda directamente. Otra postura es
huevos por partenogénesis, es decir, sin haber sido fecundadas
la del macho sobre la espalda de la hembra, cuando le rodea el
por machos, com o ocurre en algunos animales primitivos.
abdomen con sus palpos para efectuar la fecundación; esta po­
S eñalem os tam bién, p ara asom bro del aficionado, q u e las
sición «dorsal» tiene la ventaja de situar al macho fuera del al­
arañas ponen por un orificio y son fecundadas por otro dife­
cance de los quelíceros. En general (en las especies más evolu­
rente, estando am bos orificios muy próxim os entre sí.
cionadas), el m acho introduce los dos bulbos sucesivamente,
pero a veces introduce los dos a la vez. En ocasiones, abandona
D esarrollo de la fecundación el proceso y vuelve a em pezar desde el principio, con mom en­

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Pero volvamos al macho, que habíamos abandonado provisio­ tos de vacilación, incluso entre la introducción de cada bulbo.
nalmente. Existe todavía un problem a antes de em pezar la bús­ El acoplamiento, por lo tanto, puede alargarse de forma consi­
queda de su pareja: es el de «cargar» con sus bulbos genitales derable, lo que evidentemente aumenta el riesgo para el macho.

76 77
L a p u e s t a y e l s e n t id o m a t e r n a l Hay especies que en lugar de perm anecer cerca prefieren llevar
el capullo detrás de ellas mientras se dedican a sus ocupacio­
L a relación que la m adre establece con sus huevos varía con­ nes. Son posibles tres dispositivos de fijación, que puede ha­
siderablem ente en función de las especies de araña. Es notable cerse por las hileras, en la parte posterior del cuerpo, lo que
el hecho de que los artrópodos, en su mayoría, abandonan los permite al animal continuar cazando y alimentarse (es el siste­
huevos a su suerte; mientras que las arañas, que pertenecen a ma utilizado por la mayoría de las lycosas). O tra posibilidad es
este grupo, se preocupan especialm ente de su protección. fijar los huevos bajo el cuerpo con algunos hilos de seda. Fi­
La prim era protección, dispensada por todas las especies de nalmente, la tercera solución es que la araña transporte su ca­
arañas sin excepción, aunque adopta una im portancia varia­ pullo con la ayuda de los quelíceros (la técnica de la Pisaura
ble, es la fabricación del capullo. La madre, en el m om ento de mirabilis), posición segura aunque impide a la madre cazar.
la puesta, teje una telaraña de seda sobre la que deposita los A lgunas arañas desplazan su capullo en función de las con­
huevos. (El núm ero de huevos varía, según las arañas, de al­ diciones clim áticas, conduciéndolo al sol para calentarlo y
gunas unidades a algunas centenas, siendo su tam año gene­ volviéndolo a llevar a continuación a la m adriguera o a otro
ralm ente proporcional al de su especie.) La araña ju n ta los refugio. Algunas m ígalas, que ponen su capullo en el suelo,
bordes de la tela para construir un verdadero saco. Este, en el lo trasladan según el grado de hum edad (no sabem os exacta­
género Pholcus por ejem plo, es una estructura ex trem ad a­ m ente cóm o pueden percibirlo).
m ente fina form ada por una serie de hilos entrelazados. Por Las m edidas de protección pueden prolongarse incluso des­
otra parte, otras especies com o la A gelena labyrinthica cons­ pués de la eclosión (hecho que debe considerarse, teniendo en
truyen adm irables edificio s, que con tien en varias cám aras cuenta la potencia del instinto depredador de las arañas, que
concéntricas, tapizadas de seda con calidades diferentes. es entonces inhibido por la presencia de la prole). La migala
El capullo, cuyo tejido es ya una prim era m edida de protec­ francesa Atypus affinis, por ejemplo, vive en m adrigueras que
ción, a veces queda abandonado inm ediatam ente después de ella m ism a excava y donde alberga sus pequeños durante va­
haber sido fabricado. En muchas especies las arañas mueren rios m eses tras de su eclosión. En el caso de la Nem esia cae-
antes de poder fabricar los capullos, p o r lo que se lim itan a m entaria esto dura incluso de dos a tres años.
cam uflar su futura descendencia con un material más o m e­ Algunas lycosas transportan su prole sobre su dorso, ya que
nos elaborado (piedrecitas, polvo, barro , deshechos d iv e r­ se trata de arañas errantes que no tienen ni tela ni m adriguera
sos...) que dificultará la búsqueda de los depredadores, y la que ofrecer com o refugio. Se encuentran entonces decenas de
resguardarán de cualquier peligro natural. pequeñas arañas, a veces form ando varias capas, sobre el ab­
Otras arañas se preocupan más por su descendencia. Algunas, dom en y m enos frecuentem ente sobre el cefalotórax de la
las tom ísidas por ejem plo, perm anecen cerca del capullo y m adre, dejando libres solam ente los ojos y los apéndices.
m ueren, ofreciéndole así algunos días de protección suple­ M ás sorprendentes todavía son algunas experiencias sencillas

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m entaria que pueden resultar decisivos. El género Zoropsis, llevadas a cabo por J. H. Fabre que dem uestran que en reali­
que tiene una larga duración de vida, perm anece cerca del ca­ dad las lycosas no disponen de ningún m edio de reconoci­
pullo hasta la eclosión, pero lo abandona en seguida. m iento que les perm ita distinguir su prole de la de otra araña.

78 79
Por ejem plo, podem os hacer caer a los pequeños de una hem ­ D is p e r s ió n :
bra con la ayuda de un pincel. La araña se inm oviliza hasta L A T É C N IC A D E L P A R A C A ÍD A S A S C E N D E N T E
que estos hayan vuelto a ocupar su lugar p o r sus propios m e­
dios. Pero si se realiza este experim ento con dos arañas dife­ Las arañas jóvenes normalmente no permanecen juntas duran­
rentes y se cam bia la descendencia de una por la de la otra, las te mucho tiempo, a excepción de las especies que tienen com ­
arañas no se percatan del cam bio y dejan subir con toda tran­ portamiento social. A partir de un cierto tamaño, el medio na­
quilidad las pequeñas arañas a su dorso transportándolas or- tural en el que han nacido ya no es lo suficientem ente rico
gullosamente. com o para alimentar al grupo, por lo que deben dispersarse.
En el caso de que se produzca un enfrentam iento entre dos Las arañas, incluso las que no utilizan seda, emplean la técnica
«lycosas portadoras», la m ás fuerte m atará a la otra y la de­ del paracaídas ascendente. Los períodos más propicios en nues­
vorará, pero recogerá el conjunto de pequeñas arañas de su tras regiones son los calurosos días de finales de verano. Una
adversaria. (Si robam os un capullo a una lycosa, bastará con ligera brisa templada es altamente apreciada. Las pequeñas ara­
sustituirlo por algún objeto que tenga las mismas dim ensio­ ñas son entonces víctimas de una agitación febril: intentan tre­
nes y la araña continuará profiriéndole sus cuidados.) par cualquier soporte que la naturaleza les ofrezca, lanzándose
La Pisaura m irabilis va incluso más lejos: no sólo se lim ita a hacia lo alto (tallos de flores, troncos de arbustos, etc.).
llevar su capullo consigo, sino que, adem ás, justo antes de la Una vez han llegado a la cim a (la ascensión puede ser bastante
eclosión, teje una tela especial llam ada tela «guardería»; es larga, en algunos casos dura varios días) comienzan a soltar un
un com portam iento que no deja de so rp ren d er ya que esta largo hilo de seda. A partir de una cierta longitud, este hilo em ­
araña no teje tela para cazar. Deposita el capullo en el centro pieza a sufrir los efectos del viento, especialmente en las horas
de la tela y, a continuación, m onta guardia m ientras las pe­ calurosas durante las que actúan num erosas corrientes ascen­
queñas arañas hacen sus prim eros pasos. A lgunos días m ás dentes. L a tracción ejercida por el viento acaba transportando a
tarde, sufren su prim era muda, abandonan la tela «guardería» la araña, que recorre así al azar distancias de hasta varios kiló­
y se dispersan. La araña m adre m uere poco tiem po después. metros. En el momento de aterrizar, los hilos quedan abando­
Ya sabíam os que las m adres — en algunos grupos de arañas— nados y normalmente se enganchan en plantas formando m on­
com partían sus presas con sus pequeños. Investigaciones re­ tones que reciben el nombre de «hilos de la Virgen». La araña
cientes han dem ostrado que algunas arañas (especialm ente entonces debe alimentarse rápidamente para sobrevivir, ya que
las Theridion sisyphium ) alim entan a su prole con un líquido ha realizado este «viaje» al límite de sus reservas naturales.
que regurgitan y que se ha calificado com o «leche de araña». Es frecuente una elevada mortalidad en esta etapa de su vida,
Este procedim iento tal vez es em pleado por otras especies. Es debido tanto a la depredación (los vencejos y las golondrinas
un hecho destacable ya que la araña pasa por una especie de en estas circunstancias hacen verdaderos banquetes) y com o al
período de «lactancia», y al cabo de un tiem po sustituye el lí­ gran número de arañas que caerán en medios hostiles (superfi­

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quido de las regurgitaciones por pequeños trozos de presa. cies de agua, presencia de otras arañas, terreno no adaptado...)
H acia el final de su desarrollo las nuevas arañas salen de su en los que morirán. Pero las supervivientes podrán lanzarse a la
tela «guardería» para ayudar a la m adre a cazar. conquista de nuevos medios y volver a em pezar el ciclo.

80
LA S MUDAS Todas las arañas sufren varias m udas durante su exis­
tencia; el núm ero puede oscilar entre algunas y varias
El crecim iento de las arañas — com o en el resto de ar­ decenas de veces. Las especies más grandes mudan con
trópodos— se produce m ediante las m udas. El tegum en­ m ás frecuencia y, los m achos, generalm ente m ás peque­
to (térm ino que designa el envoltorio externo) de los ar­ ños q u e las h em bras, lo hacen m enos veces. L a gran
trópodos está constituido por la epiderm is, que a su vez m ayoría de arañas ya no m udan pasada la m adurez se­
se cubre de una capa dura, la cutícula. Esta no es exten- xual, pero las m igalas hem bras, que pueden vivir hasta
sible, lo que significa que, al contrario que los vertebra­ v ein ticin co años, co n tin ú an m udando m ás o m enos
dos que crecen progresivam ente, los artrópodos deben anualm ente hasta el final de su vida.
hacerlo de forma escalonada. La m uda es un período de alto riesgo para la araña. A de­
Cuando llega el m om ento de la muda, las glándulas si­ m ás del problem a de los depredadores, puede ocurrir
tuadas bajo la epiderm is em piezan a secretar un líquido que el animal no consiga desprenderse de alguno de sus
bajo la cutícula. El animal se esconde entonces en un lu­ apéndices, incluso del cuerpo. En este caso está conde­
gar retirado y adquiere una posición particular, norm al­ nado a morir. O tro peligro es la deshidratación, que pue­
m ente suspendido de un hilo que sale de las hileras, con de ser m uy im portante, ya que es la cutícula la que, ex­
la cabeza hacia el suelo. Luego se inm oviliza. La antigua ceptuando el m om ento de la muda, im pide que el animal
cutícula al cabo de algunas hora em pieza a escindirse pierda su agua. El proceso de muda, finalm ente, es muy
dorsalm ente, entre las patas. La escisión se extiende len­ co sto so en energía, y debilita considerablem ente a la
tam ente hacia la parte posterior del cuerpo, y el animal araña.
com ienza a desem barazarse del antiguo envoltorio, de­
senganchándolo de sus quelíceros, luego de las patas, y
finalm ente del resto del cuerpo.
U na vez ha salido del antiguo envoltorio — o exuvia— ,
la araña perm anece inm óvil durante algún tiem po, ya
que espera que su nueva cutícula se endurezca al contac­
to con el aire. Perm anece suspendida de su hilo o sobre
el dorso (com o algunas m igalas). D urante este período
la araña debe m over sus apéndices para evitar que los ar­
tejos se endurezcan. Es un m om ento en el que es espe­
cialm ente vulnerable, ya que es incapaz de huir o de pi­
car, y adem ás debe esperar varios días para alim entarse

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de nuevo, hasta que sus quelíceros hayan recuperado su
consistencia normal.

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Defenderse de sus enemigos las Cteniza. A pesar de que las madrigueras están cerradas con
opérculos adm irablem ente cam uflados, que hacen que sea
perfectamente posible estar delante de estos refugios durante
media hora sin ni siquiera sospechar de su existencia, las avis­
pas los encuentran con una extraordinaria facilidad. Parecen
guiadas por receptores quím icos localizados en sus antenas,
con las que palpan constantemente el suelo y consiguen ir di­
rectas hacia la abertura de la madriguera.
Las m adrigueras, en algunos casos, están cerradas herm ética­
m ente p o r la araña que fabrica con su seda una especie de
L O S E N E M IG O S D E L A S A R A Ñ A S «blindaje» interno m uy sólido. L a avispa a veces se apoya
d urante una hora, pero term ina por fo rzar el obstáculo e
Si bien las arañas pueden alim entarse de una gran variedad de irrum pe en la m adriguera. Seguidam ente inyecta en la araña
insectos, incluso de otros artrópodos, que también pueden ser — que parece inm ovilizada por el m iedo— , con la ayuda de
caníbales y llegar a tenérselas con anfibios, peces, pequeños su aguijón, una dosis de veneno paralizante. Después, la avis­
pájaros o incluso pequeños m am íferos en casos muy aislados, pa pone tranquilam ente un huevo encim a del abdomen de su
a su vez, las arañas, tienen enem igos m ortales en todos estos víctim a. Abandona entonces el lugar tom ando la precaución
grupos. de volver a cerrar el opérculo.
Podem os encontrar depredadores de arañas en la m ayoría de En el m om ento de la eclosión del huevo, la larva del insecto
las grandes fam ilias del reino animal. Señalemos los pájaros, se alim entará de los tejidos de la araña, con m oderación al
los m am íferos insectívoros, los peces com o la trucha (siem ­ principio de su desarrollo, para no agotar a su huésped, luego
pre dispuestos a tragarse un artrópodo situado en la superficie cada vez con más voracidad hasta devorarla por com pleto. La
del agua), los batracios y algunas fam ilias de insectos (libélu­ araña es incapaz de librarse de su parásito, ni tan siquiera en
las, forfículas, etc.). el transcurso de sus mudas.
Un cierto número de vegetales y de hongos, de gusanos y de L as p o m p ilas, o tra fam ilia de avispas, capturan arañas
insectos diversos parasitan en las arañas. Los capullos, por el errantes u orbiculares que paralizan m ediante su aguijón. A
hecho de que concentran reservas nutritivas ricas, son un cla­ co n tin u ació n las en cierran en un p eq u eñ o agujero donde
ro blanco para diversos animales que ponen sus huevos cerca p reviam ente han depositado un huevo, bien en la p ro p o r­
de los capullos para que sus larvas devoren su contenido. ción de una araña por huevo o bien en proporciones m ás ele­
Algunas familias de avispas se han especializado en la depre­ vadas, según la especie de la pom pila. En el m om ento de la
dación y el parasitismo en arañas, y han elaborado magníficas eclosión del huevo, la larva de avispa encuentra en su agu­

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técnicas para conseguir sus fines. Algunas de estas avispas ca­ je ro una araña paralizada, pero perfectam ente com estible,
zan específicam ente pequeñas m ígalas de nuestras regiones ya que está viva. A sí conseguirá todo el alim ento necesario
que viven en m adrigueras, fundam entalm ente las N em esia y para su desarrollo.

84 85
Por un justo revés de las cosas, tenem os que añadir que estas
avispas parásitas son a su vez parasitadas por especies muy
próxim as a ellas. Se trata de la familia de las cerópalas que si­
guen a las pom pilas detectoras de arañas. Una vez que la
pom pila ha paralizado una araña, la cerópala pone subrepti­
ciam ente un huevo en su orificio pulm onar, donde no será
visto. La avispa que no se ha percatado de nada, transporta la
araña parasitada a su habitáculo y la encierra con su huevo.
Pero es el huevo de la cerópala el que se abre prim ero, y su
larva em pieza a devorar el huevo de la pom pila antes de ter­
m inar su festín con la araña.
Esta lista de enem igos de las arañas sería incom pleta si, d es­
graciadam ente, no incluyéram os al hom bre. Es muy difícil
— y es lam entable— evaluar la am plitud de los daños cau­
sados por la actividad hum ana por falta de m edios para la
investigación. Los ingleses, cuya tradición naturalista es fa­
m osa, han estim ado en ochenta y seis el núm ero de arañas
en diferentes grados de p eligrosidad en su territo rio , y es
posible que la situación en España sea equiparable. Efecti­
vam ente, las arañas sufren la desaparición de algunos de sus
hábitats naturales (en especial los pantanos, para el género
D olom edes), y sufren tam bién el uso indiscrim inado de los
insecticidas.

Quelíceros de acción «vertical» de una mígala. E n el gancho derecho se distin­


g u e u n orificio p o r e l que es em itido el veneno. F o to : J . K o v o o r
M e d io s d e d e f e n sa
El veneno
de investigación no facilita las cosas. Parece, en particular,
El veneno es sin lugar a dudas el principal medio de defensa que la fabricación de sueros antivenenosos esté en clara dis­
de las arañas. Todas las fam ilias están provistas de veneno, m inución a causa de este problema.
exceptuando las ulobóridas. Están em pezándose a estudiar Estos venenos en algunos casos son de una toxicidad extrem a

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seriam ente los venenos de las arañas, pero el hecho de que la (algunas arañas fulm inan casi instantáneam ente por su m or­
m ayoría de las arañas venenosas sean originarias de países dedura a insectos que superan varias veces su peso), incluso
tropicales pobres y en consecuencia desprovistos de medios m ayor que la de los venenos de las serpientes. Por fortuna, el

86 87
tam año de las arañas hace que la cantidad inyectada sea lo su­ veces (aquí tam bién la evolución es im previsible) con m ayor
ficientem ente débil com o para que los accidentes graves que gravedad. El género Loxosceles, que habita en regiones tropi­
afecten al hom bre sean rarísim os. A lgunas especies (una do­ cales, posee uno de los venenos m ás virulentos de este tipo.
cena en todo el m undo) representan un peligro real para el Su picadura es poco dolorosa, y norm alm ente pasa desaperci­
hom bre. bida, pero en algunos casos evoluciona agravándose durante
Los venenos peligrosos para el hom bre son principalm ente de varias sem anas, la herida se abre, adquiriendo el aspecto de
dos tipos: neurotóxicos o necróticos. Los venenos neurotóxi- una quem adura profunda que progresa por su propia cuenta.
cos afectan al funcionam iento del sistem a nervioso y a su ca­ La situación es com pletam ente crítica cuando se añade a todo
pacidad para controlar los músculos. D os especies, equipadas esto la destrucción de hem atíes, que pueden producir el com a
con este veneno, pueden poner a un ser hum ano en peligro. o incluso la muerte.
La prim era es la fam osa viuda negra, la Latrodectus m actans. La única araña española — y tam bién francesa— que puede
Bastante extendida en el continente am ericano, esta araña es representar algún peligro es la m alm ignatte (Latrodectus tre-
m uy m iedosa y huye del hombre. Su m ordedura, poco dolo- decim guttatus) que es una pariente de la viuda negra que ha­
rosa en un prim er m om ento, provoca posteriorm ente dolores bita en C órcega, en el sur de Francia y prácticam ente en toda
m uy intensos — prim ero locales, luego generales— y al cabo la península ibérica. Es una araña extrem adam ente miedosa,
de algunos m inutos una im presión de ahogo y de angustia, fi­ y los efectos de su m ordedura pueden ser eficazm ente com ­
nalm ente una brusca subida de la tensión arterial y violentas batidos m ediante la inyección de un suero o incluso de una
contracciones m usculares. Las m u ertes son escasas, pero solución de calcio. A lgunos especím enes del género Cheira
pueden producirse en especial en niños o personas especial­ canthium pueden tam bién producir m ordeduras dolorosas d e­
m ente delicadas. bido a su veneno necrótico.
Lina araña australiana, la A trax robustus, tam bién está provis­
ta de un potente veneno neurotóxico. E sta araña, muy exten­
El m im etism o
dida en las afueras de Sidney, tiene un com portam iento clara­
m ente m ás agresivo que la precedente, especialm ente cuando Un gran núm ero de arañas se mimetizan perfectam ente con su
hay tiem po torm entoso. Su m ordedura provoca un d olor in­ entorno, adquiriendo el m ism o color. Es el caso en particular
tenso que no siem pre es seguido de efectos secundarios. Pero de la M icrom m ata virescens, cuyo m agnífico color verde la
en algunos casos (y la evolución no es previsible) provoca hace difícil de distinguir en su hábitat, y de algunos miembros
vóm itos, salivación y lagrim ación incontrolada, dificultades de la fam ilia de las tom ísidas que adquieren el color de la flor
respiratorias acom pañadas de un brusco descenso de la ten­ en la que cazan. Encontram os además, en las familias tropica­
sión. Tam bién en este caso norm alm ente los síntom as van se­ les, extraordinarias im itaciones de objetos diversos del medio
guidos de una curación sin secuelas, aunque, a veces, se pro­ natural, en especial de ramas muertas, de hojas muertas arru­

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ducen muertes. gadas, de brotes y de excrem entos de pájaros.
Los venenos necróticos destruyen los tejidos situados alrede­ Estas técnicas resultan poco eficaces sobre las presas poten­
dor de la m ordedura, a veces en extensiones restringidas, a ciales d e las arañas, ya que los artrópodos utilizan poco el

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sentido de la vista y se orientan sobre todo a partir de las se­ com plican el trabajo y que, además, las m adrigueras son un
ñales químicas. El m im etism o parece estar más bien destina­ arm a eficaz contra la desecación y las variaciones de tem pe­
do a los vertebrados, en especial a los pájaros que son depre­ ratura, bastante nefastas para nuestras arañas de sangre fría.
dadores de las arañas.
Las arañas tam bién im itan, en algunos casos, a otros artró­
La autonom ía
podos. A quí tam bién se trata probablem ente de técnicas de
defensa contra los vertebrados. A sí, algunas arañas tropica­ Las arañas tienen la posibilidad, en caso de que un depreda­
les im itan hasta el punto de confundirse con avispas, de pi­ dor ataque, de provocar ellas mismas la ruptura de una de sus
cadura m uy dolorosa. O tras im itan a las horm igas a la per­ patas en un punto en particular. Es el fenóm eno conocido con
fección (hablam os entonces de arañas m irm ecom orfas), no el nom bre de autonom ía. Esta ruptura no conlleva ninguna
solam ente por su apariencia sino tam bién por su com porta­ hem orragia y, pasadas algunas m udas, el m iem bro es regene­
m iento, y sólo contando atentam ente las patas podrem os di­ rado sin consecuencia alguna. Si, por el contrario, la araña es
ferenciarlas (ocho en las arañas fren te a seis en las horm i­ adulta y ya no debe m udar más, el m iem bro que falta no será
gas). Este m ism o recurso es difícil de aplicar en el caso de reem plazado, pero a veces es preferible, a pesar de todo, a te­
algunas m irm ecom orfas que no se d esplazan tan sólo con ner un triste final en el estóm ago de un depredador. Evidente­
seis patas, y utilizan el par anterior com o antenas, palpando m ente, si la ruptura no ha sido provocada por la araña, sino
incluso el suelo delante de ellas com o las horm igas. E viden­ que la pata ha sido arrancada, esto desencadenará una hem o­
tem ente ninguna horm iga se deja engañar, pero la araña pa­ rragia grave que puede producir la m uerte del animal.
rece que obtiene seguridad con el parecido, ya que, según al­
gunas hipótesis, las picaduras dolorosas de horm igas hacen
huir a los depredadores.

Las m adrigueras
M uchas arañas excavan m adrigueras que les sirven de refu­
gio. A lgunas son m uy sim ples y ni siquiera están cerradas,
pero otras tienen galerías que se dividen en dos, con salidas
de em ergencia, escondites laterales o dobles fondos. Además,
algunas galerías están cerradas p o r opérculos que las hacen
totalm ente invisibles, y que la propietaria del lugar m antiene
cerrados.

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Los depredadores de arañas a m enudo consiguen llegar hasta
las m adrigueras, gracias fundam entalm ente a su olfato. Es
im portante saber que, a pesar de todo, estos obstáculos les

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Algunas arañas importantes A rañas europeas

Las m igalom orfas

ATYPUS AFFINIS

F a m ilia: atípidas (m igalom orfas).


L o n g itu d : el m acho m ide de 7 a 9 mm ; la hem bra de 10 a 15 mm.
H ábitat: suelo arenoso y calcáreo.
D istribución: presente en todo el territorio francés, pero sobre todo en
el sur, y en toda la península ibérica. Podem os encontrarla, sin em bar­
El lector encontrará en estas páginas una descripción sucinta go, hasta en D inam arca, com o lím ite septentrional.
de cuarenta especies europeas, bien com unes o bien dignas de M orfo lo g ía : los quelíceros, de acción vertical com o los del resto de
interés por razones diversas. Algunas especies exóticas tam ­ m igalas, están m uy desarrollados en relación con el resto del cuerpo.
bién han sido descritas. Es evidente que no se trata de una lis­ E ste está cu bierto de p elo s co rto s. Su p iel es de co lo r castaño, m ás
ta exhaustiva; pero es un instrum ento que perm itirá al princi­ bien brillante y uniform e.
P articularidades: las hem bras viven en m adrigueras excavadas en el
piante, en un cierto núm ero de casos, nom brar la araña que
suelo, que tapizan con un «calcetín» de seda que puede sobresalir fu e­
tenga frente a él. Esto le procurará un placer que esperem os le ra de la m adriguera entre 20 y 30 cm (puede estar sim plem ente en el
conduzca a adentrarse todavía más en el m undo de las arañas, suelo o estar fijada por obstáculos). C onstituye el instrum ento de caza
y a conseguir libros que profundicen m ás en el tema. que d etecta las presas que pasan por esta tela. L a araña las golpea a
Los tam años que se dan en las descripciones son aproxim ati- través d e la tela de seda. El «calcetín» se ro m p erá para recuperar la
presa y luego se reparará. La presa será conducida a la m adriguera o
vos, debido a las im portantes variaciones de cada espécim en.
devorada en el m ism o lugar. L a duración de vida de las hem bras pue­
Se refieren al cuerpo de los anim ales, sin los apéndices. Los de sobrepasar los cinco años.
colores a veces tam bién experim entan notables variaciones.

C T E N IZ A SAUVAGESI

F a m ilia: crenícidas (m igalom orfas).


L o n g itu d : 25 m m aproxim adam ente.
H ábitat: terrenos inclinados y planos, terrenos baldíos.
D istrib u ció n : m uy m eridional (C órcega, C erdeña, Italia).
M orfología: cuerpo rechoncho y robusto con coloración parda sin di­
bujo. E l cuerpo está desprovisto de pelos, tiene un cefalotórax brillan­
te y su grupo ocular es com pacto.

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P articularidades: araña sedentaria, cuya m adriguera sin cám ara está
cubierta de seda hasta el fondo. La puesta se produce en ju n io , en el
fondo de la m adriguera, y no se fabrica un verdadero capullo.

92 93
Los araneom orfos

A G ELEN A LA BY R IN TH IC A

F am ilia: agelénidos.
L o n g itu d : el m acho m ide 9 m m ; la hem bra 12 mm.
H ábitat: hierbas y arbustos.
M orfología: abdom en y cefalotórax ovalados. El cefalotórax es pardo
con algunas franjas finas m ás claras m ientras que el abdom en es negro
dorsalm ente, con una franja estrecha y m ás clara en el medio.
D istribución: en toda E uropa (incluida España).
P a rticu la rid a d es: los in d iv id u o s adultos, en verano, pueden llevar
una vida «de pareja» algunas sem anas después del acoplam iento.
L a tela tiene un tamaño considerable: está constituida por una superficie
de seda que se sostiene con un cierto número de hilos verticales y desor­
denados, destinados a tirar al suelo los insectos que vuelan horizontal­
mente sobre esta. Entonces la araña se apodera rápidamente de la presa y
la m uerde varias veces (en caso contrario podría escaparse, ya que la tela
no ofrece grandes posibilidades para conseguir captura de calidad). El re­
fugio de la araña está constituido por un tubo abierto por las dos partes,
C te n iz a sa u v a g e si. F o to : A . C a n a r d
en el extrem o de la tela, al que la propietaria se retira al más m ím ino
peligro. El capullo de esta araña tiene una estructura bastante compleja,
N E M E S IA CA EM EN TA RIA suspendida por encim a de la tela, y constituida por un pequeño habitácu­
lo situado en el interior de otro más grande, con varios orificios.
F a m ilia : ctenícidas (m igalom orfas)
L o n g itu d : el m acho m ide entre 20 y 25 m m aproxim adam ente, y la
hem bra entre 25 y 30 mm. A g elen a
la b y r in th ic a
H ábitat: suelos inclinados y planos, suelos baldíos. con u n a presa
D istribu ció n : parte sur de Francia, especialm ente en la zona m edite­ q u e acaba
rránea; noreste de la península ibérica y norte de Italia. de capturar.
M orfolo g ía : cuerpo com pacto con patas cortas y potentes, volum ino­ F o to : A . C a n a r d
sos quelíceros provistos de una especie de rastrillo para excavar la m a­
driguera. El cuerpo e s de color am arillo anaranjado, con una franja
dorsal clara. El grupo ocu lar es com pacto.
P articularidades: las hem bras de N em esia excavan una m adriguera

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tapizada de seda y cerrada por un opérculo grueso. Este opérculo está
form ado p o r varias capas de seda y tierra m ezcladas. Se adapta per­
fectam ente a la ab ertu ra de la m adriguera y adem ás está cam uflado
con m aterial proveniente del m edio exterior.

94 95
A G R O EC A BRU N N EA
F am ilia: liocránidos. P is a u ra m ira b ilis,
L ongitud: el m acho m ide 7 m m ; la hem bra 8 mm. ta l com o puede
encontrarse
H ábitat: lugares húm edos, a ser posible boscosos.
a l principio deI verano ,
M orfología: araña parda que tiene zonas cubiertas con pelos dorados con su capullo.
y con algunas espiguillas discretas en el abdom en. F o to : A. C a n a r d
D istribución: extendida en toda Europa, aunque no se ha observado
en la península ibérica.
Particularidades: teje capullos en form a de «vaso de pie inverso» que
cam ufla con tierra transportada gracias a los quelíceros. Una cám ara
vacía está reservada en la base de la construcción para los pequeños.

AM AUROB1US FERO X Este m agnífico ejemplo


de estabilim ento (banda
F am ilia : am auróbidas (araneom orfos cribelados). en la tela hecha
con u n a seda especial)
L o n gitu d : el m acho m ide de 10 a 12 mm; la hem bra de 12 a 16 mm. en cruz nos es ofrecido
H ábitat: bodegas, cuevas, paredes húmedas. p o r un a bella
D istribución: m uy extendida en Francia, en Europa y en A m érica del A rg io p e m a rtin iq u a is e .
Norte. L lega a la península ibérica. H a term inando
M orfología: cuerpo negro con franja dorsal m ás clara. El bulbo geni­ el «empaquetado»
tal es (localizado en los pedipalpos) blanco. de su presa.
F o to : A . C a n a r d
P articu la rid a d es: es u n a arañ a esencialm en te nocturna, y robusta.
Teje telas irregulares de sed a azulada con un refugio rudim entario.
Los m achos se hacen reconocer por las hem bras tam borileando en la
tela con sus palpos. Los huevos que pone son blancos.

A R A N EU S DIADEM ATUS
F am ilia: araneidos.
L o ngitu d : el m acho m ide de 6 a 8 mm; la hem bra de 12 a 15 mm.
H ábitat: bosques, praderas, jardines.
M orfología: el abdom en presenta una serie de m anchas blancas en for­
ma de cruz (norm alm ente se la llama «araña portacruz»). G eneralm en­
te es de color m arrón, aunque varía el tono (m ás o menos oscuro).
D istribución: m uy extendida en toda Europa.
Particularidades: araña m uy conocida con el nombre de araña de jardín
en España (o epeira diadem a en Francia). Teje telas muy grandes (40 cm

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de diámetro) de una regularidad perfecta, que disponen de unos sencillos
refugios formados por algunas hojas unidas con hilos. Es posible encon­
trarla sobre todo en otoño y al final del verano. El capullo es amarillo.

96
Tibellus oblongus
protegiendo celosamente
su puesta.
F o to : A . C a n a rd

Últimos preparativos
antes del acoplamiento:
Ia pareja ya está
prácticam ente
en la posición correcta.
F o to : A . C a n a rd

C y c lo sa dispone de un a banda de desperdicios variados en su tela y se coloca


su centro: a sí es casi im posible qu e sea vista. F o to : A . C a n a rd

T h é rid io n en acción después de su puesta. F o to : A . C a n a r d

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A R A N IELLA CU C U R B ITIN A

Fam ilia: araneidos.


Longitud: el m acho m ide 4 mm ; la hem bra 6 mm.
H ábitat: m atorrales y arbustos altos, árboles.
M orfología: tiene el cefalotórax m arrón y brillante, y el abdom en es
am arillo, a veces, teñido de verde.
D istribución: com ún en España (en general en toda Europa).
P articularidades: es posible encontrarla sobre todo en verano. Teje
pequeñas telas oblicuas para las que escoge lugares preferentem ente
elevados, aunque tam bién le gusta estar entre la m aleza.

A ra n ie lla c u c u rb itin a tejiendo su tela en e l hueco de una hoja. F o to : A . C a n a r d

P rim er p la n o sobre el cefalotórax de a n a A r c to s a fu lv o lin e a ta : se distinguen


perfecta m en te los quelíceros, los palpos, las p atas (portadoras de num erosos
pelos sensoriales), y el grupo ocu la r sobre e l escudo dorsal. F o to : A . C a n a r d

M is u in e n a v a tia a l acech o sobre u n a flo r : cu idado co n los insectos q u e se


acerquen. F o to : A . C a n a r d

A R G IO PE BRUENN1CHI

F am ilia: araneidos.
L o ngitud: el m acho m ide 4 m m ; la hem bra 15 mm.
H ábitat: hierbas y vegetación de poca altura.
M orfología: el abdom en es ovalado y aparece estriado horizontalm en­
te por num erosas y desordenadas franjas negras. El fondo es am arillo y
a veces tiene zonas blancas. E sta coloración característica le ha valido
el nom bre usual de araña rayada y, a veces, la apelación de «la más be­

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lla araña de España». El dim orfism o sexual es im portante, ya que ade­
m ás del tam año, el m acho se diferencia de la hem bra por su abdom en
alargado, pardo, con dos franjas longitudinales poco apreciables.

97
D istrib u c ió n : sobre to d o en el sur y el o e ste de F rancia, m enos fre­
CH E1RA CA N TIU M ERRATICUM
cuentem ente en otras zonas. Presente en g ran parte de Europa y en la
península ibérica.
F a m ilia: clubiónidas.
P articularidades: adulta a partir de ju lio . L a diferencia de tam año en­
L o n g itu d : el m acho m ide 6 m m ; la hem bra 8 mm.
tre la hem bra y el m acho h ace peligroso, a veces, el acoplam iento para
H ábitat: en praderas, sobre plantas de poca altura o gram íneas.
este últim o. Teje telas orbiculares m uy bonitas de cerca de 30 cm de
M o rfo lo g ía : el abdom en es grisáceo y o rn am entado con una gruesa
diam étro. E stán o rn am en tad as con una estru ctu ra particular, que las
franja am arilla y de un color rojo más oscuro; el cefalotórax es pardo
distingue perfectam ente: el estabilim ento. Se trata de una especie de
g risáceo , y el cuerpo es robusto, con patas largas y espinosas y con
zigzag con una seda de naturaleza diferente q u e la araña hace p asar a
quelíceros potentes.
través de su telaraña, m uy visible debido a su color nacarado.
D istribución: e s com ún en todas partes.
El estabilim ento no es la «firm a» de la araña, com o afirm aba alegre­
P a rticu la rid a d e s: m ord ed u ra dolorosa, p u ede se r incluso p elig ro sa
m ente J. H. Fabre, pero aún se desconoce su función. Otras hipótesis lo
(su v en en o e s n ecro san te, p e ro los accid en tes son rarísim os). C o n ­
consideran com o una m arca destinada a hacer la tela visible a los pája­
feccio n a refu g io s de seda en las hojas d o b lad as d e g ram íneas e n las
ros, para que la eviten; otra hipótesis, com o un vestigio de la evolución,
que se p ro teg e durante el d ía o cuando m uda. L o s huevos, de co lo r
que d ata de una época en la que la tela apenas existía, pero en la que las
rosa, son dep o sitad o s en un co m p artim ien to e sp e cia l en cim a d e l re ­
arañas se resguardaban en receptáculos de seda de los que salían algu­
fugio. L o s m achos se d an a co n o c er a las h e m b ra s tam b o rilean d o
nos hilos. Según esta hipótesis, los hilos se habrían alargado y organi­
so b re su refu g io con su s palpos. E s p o sib le en co n trarla so bre todo
zado, m ientras que el receptáculo habría desaparecido, no subsistiendo
en prim avera.
m ás que en form a de m arcas de una seda diferente en la telaraña.

A RG Y RO N ETA A Q U ATICA C L U B IO N A BREV IPES

F a m ilia : agelénidas. F a m ilia: clubiónidas.


L o n g itu d : la hem bra m ide de 10 a 17 m m ; el m acho de 9 a 12 mm. L o n g itu d : el m acho m ide 5 m m ; la hem bra 6 mm.
H ábitat: única araña verdaderam ente acuática, que fija su refugio en H ábitat: hojas de los árboles y arbustos, en receptáculos de seda.
las plantas de la superficie de las aguas tranquilas y claras. M orfo lo g ía : su cefalotórax es casi negro y el abdom en pardo violá­
M orfo lo g ía : cuerpo pardo con estrías m ás oscuras. Bajo el agua su as­ ceo; no tiene ningún dibujo. Tiene ocho ojos, an que la serie anterior
pecto argentado debido a las burbujas de aire que transporta. parece contener seis. L as hileras son bastante largas, pero las anterio­
D istrib u ció n : ex tendida en casi toda E uropa, pero ausente en la pe­ res son m ás gruesas que las posteriores, no im porta su longitud.
nínsula ibérica. D istrib u ció n : m uy extendida en todo el m undo.
P articula rid a d es: m odo d e v id a acuática m uy desarrollada: la araña P articularidades: adulta en prim avera y a principios de verano, pone
nada con facilidad. Sube a la superficie a b u scar aire que conduce a su los huevos de un color am arillo claro. Es una araña nocturna.
refugio subacuático, constituido p o r una «cam pana» de aire sostenida
por h ilo s de seda. C onduce a este refugio las presas que captura para
devorarlas; en él tam bién se acopla y, después de haberlo consolidado, D IC TY N A CIV ICA

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pasa incluso el invierno. Las m udas, p o r el contrario, se realizan en el
exterior, ya que es indispensable el contacto con el aire para el en d u ­
F a m ilia: dictínidas (araneom orfas cribeladas).
recim iento de la cutícula (aunque algunas m udas se han llegado a rea­
L o n g itu d : de 2,5 a 3,5 m m , el m acho ligeram ente m ás pequeño que la
lizar en la cam pana).
hem bra.

99
H ábitat: no se encuentra sobre plantas, sino únicam ente en las paredes D RA SSO D ES LA PID O SU S
de las casas, sobre las que teje telas m uy características form ando a
F am ilia: gnafósidas.
m enudo grandes colonias. L as paredes un poco inclinadas y situadas
L o n gitud: el m acho m ide 12 m m ; la hem bra 15 mm.
en zonas en las que no haya vientos dom inantes constituyen su lugar
H ábitat: bajo las piedras.
preferido. E ste hecho puede m olestar al propietario de dichas paredes,
M orfología: tiene el abdomen y cefalotórax ovalados, alargados, grises y
pero es difícil encontrar una solución definitiva, p o r lo que es m ejor
sin dibujo, y los ojos están dispuestos en dos líneas más o menos derechas.
arm arse de paciencia. D istribución: extendido en todo el mundo.
M orfología: color am arillo anaranjado claro con una franja dorsal os­
Particularidades: construye telas a la altura del suelo que le sirven de
cura interrum piéndose en la parte trasera y term inada con dos rayas
refugio. L a D rassodes caza «corriendo» gracias a su velocidad.
transversales.
D istribución: en toda España y en Europa m eridional.
Particularidades: esta especie vive entre un año y un año y medio. E s­ D Y SD ER A CROCATA
tos anim ales form an parejas y practican una m onogam ia estricta, cuan­
do un m acho penetra en la tela de una pareja form ada será cazado pero F am ilia: disdéridas.
no m atado, ya que los com bates entre los m achos D ictyna cívica están L o n g itu d : el m acho m ide 10 m m ; la hem bra 14 mm.
ritualizados. H ábitat: lugares húm edos, a la som bra y cálidos. A veces, bajo piedras
o ram as m uertas.
M orfología: tiene el grupo ocular com pacto de seis ojos; un color rojo
D O LO M ED ES FIMBR1ATUS pardusco y unos quelíceros potentes.
D istribución: en toda la península ibérica. En E uropa, excepto Escan-
dinavia.
F am ilia: pisáuridas. Particularidades: habita en pequeñas cáscaras de seda que construye
L o n gitud : el m acho m ide de 10 a 13 m m ; la hem bra de 11 a 17 mm. bajo las piedras o los árboles, es nocturna. Sus im portantes ganchos le
H ábitat: zonas pantanosas, lugares en los que hay agua perm anente­ perm iten cazar cochinillas e infligir m ordeduras dolorosas si no se tie­
mente. ne cuidado. No se producen situaciones prelim inares de galanteo para
M orfolog ía : color pardo am arillento con una franja lateral blanca o el acoplam iento, los huevos son de color rosa.
amarillenta.
D istrib u ció n : extendida en España (y general en toda Europa), pero
en todas partes está en vías de extinción. H abría que proteger los am ­ ERESU S N IGER
bientes en los que vive esta araña.
P articularidades: form a de vida m arcada p o r la utilización del m edio F am ilia: erésidas (araneom orfos cribeladas).
acuático. N o es capaz de nadar, pero penetra en el agua sin dificultad L o ngitud: el m acho m ide de 8 a 10 mm; la hem bra de 10 a 16 mm.
y puede sum ergirse sin ahogarse (no sucede lo m ism o con el resto de H ábitat: laderas soleadas.
las arañas). N orm alm ente se m antiene en la superficie del agua apo­ D istribución: sur de Francia y gran parte de la península ibérica, m uy
yando las patas posteriores en la vegetación, de esta m anera detecta en rara en el resto del m undo. Protegida en Inglaterra, ausente en B élgi­
el m edio líquido las vibraciones producidas p o r posibles presas. Pue­ ca, y presente en Suiza.

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de cazar anim ales bastante grandes, libélulas e incluso pequeños ba­ M orfología: cuerpo rechoncho de tamaño considerable. Importante di­
tracios o crías. m orfism o sexual (diferencia entre los sexos): la hem bra es negra con los
Las hem bras ponen m ás de m il huevos en dos capullos verdosos (a ve­ pelos blancos diseminados por el cuerpo, y el m acho tiene la parte ante­
ces más). rior del cuerpo de color negro, mientras que el abdom en y la parte pos­

100 101
terior del cefalotórax son de un magnífico color rojo anaranjado. El ab­ to lateral, etc.
domen tiene cuatro grandes m anchas negras rodeadas de color blanco. LATRODECTUS TREDEC1MGUTTATUS
Particularidades: el dim orfism o sexual aparece después de la última
m uda del m acho, en la que — com o diríam os vulgarm ente— «se pone F am ilia: tendidas.
guapo» para encontrar a una hem bra. Estas arañas viven en m adrigue­ L o n g itu d : el m acho m ide alrededor de 5 m m ; la hem bra entre 8 y
ras verticales sostenidas p o r una tela oblicua que sirve de instrum ento 15 mm.
de captu ra. Las hem bras son adultas a los tres años (edad bastante H ábitat: lugares descubiertos. Sobre las piedras, al pie de las plantas.
avanzada); prodigan im portantes cuidados a sus capullos, sacándolos M orfología: bonita araña, de color negro brillante. A veces tiene en el
de sus m adrigueras y luego volviéndolos a depositar en el fondo en abdom en, en la parte dorsal, tres series de m anchas rojas. La cara ven­
función del tiem po atm osférico, y perm iten la presencia de las peque­ tral tiene una marca roja más o menos en form a de reloj de arena.
ñas arañas en la m adriguera durante varios m eses (todo el invierno). D istribución: en zonas m editerráneas, sobre todo en Córcega.
P a rticu la rid a d e s: araña céleb re por su p a re cid o (v isib le a sim ple
v ista ) co n la fam osa « v iu d a negra» am eric an a (L a tro d ectu s m ac-
H ERIA EU S H1RTUS tans). E stá pro v ista de un veneno neu ro tó x ico m uy activo (puede
m atar a un conejo con facilidad), pero es responsable de pocos acci­
F am ilia: tomísidas. dentes debido a su com portam iento m iedoso. Extendida en Córcega,
L o n gitud : el m acho m ide 5 m m ; la hem bra 9 mm. donde se conoce con el nom bre de «m alm ignatte». Teje grandes te­
H ábitat: plantas con pelos expuestas al sol. las irregulares y capullos am arillentos que albergan huevos anaran­
M orfología: cuerpo verde brillante con m anchas blancas. Se caracte­ ja d o s o rosas.
riza, sobre todo, por un sorprendente desarrollo del sistem a piloso de
color blanco que le da el nom bre. Sus patas son bastante largas y finas.
D istribución: España y Francia, sobre todo en el sur; Alemania y Bélgi­
LINYPH1A TRIANGULARES
ca.
Particularidades: las de las tom ísidas: caza al acecho, desplazam ien-
Fam ilia: linífidas.
H e ria e u s h irtu s . L o n g itu d : m ide de 5 a 6 m m (el m acho ligeram ente más pequeño).
F o to : A . C a n a rd H ábitat: m uy variable: puede establecerse entre la vegetación, en los
arbustos o ram as bajas a la altura del suelo o subir más de 6 m; puede
vivir tam bién en praderas, jardines o bosques.
M orfología: el cefalotórax es marrón claro, con una franja longitudi­
nal que se divide en dos en la parte delantera del cuerpo; el abdom en
es blanco con una franja oscura en el medio.
D istribución: es una araña m uy abundante en toda Europa.
P articularidades: L inyphia teje telarañas de am plias superficies y
se co loca debajo de ellas. P or encim a de la superficie suben hilos
verticales que la atan a las plantas y que sirven para hacer caer a los

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insectos encim a de la tela. U na vez han caído son m ordidos a través
de la tela y luego son llev ad o s abajo donde son dev o rad o s por la
araña. A esta fam ilia de arañas no le gustan m ucho los clim as calu ­
rosos, por lo que es m ás frecuente a m edida que subim os a las re ­

102 103
giones nórdicas. des de un rojo anaranjado.
LYCOSA NARBO N EN SIS D istribución: sur de Francia y zonas m editerráneas.
Particularidades: se trata sin duda de la célebre tarántula que en el sur
F am ilia: lycósidas. de Italia se trataba su m ordedura con danzas (tarantelas).
L o n gitud : de 22 a 28 mm. Esta araña excava una m adriguera sencilla, tapizada de seda, de unos
H ábitat: m ontes bajos, en superficies pedregosas y secas, y en pinedas. 20 cm d e profundidad, cu y a abertura e stá ro d ead a de una pequeña
1M orfología: dorsalm ente tiene un color beige pardusco, con dos grue­ «m uralla» construida con m ateriales naturales de las cercanías, donde
sas franjas castañas más oscuras. La cara ventral es negra con los bor- la araña espera el paso de una presa.
La m adriguera está cerrada con seda cuando hace mal tiem po, pero
L v co sa n a rb o n e n s is , araña errante m eridional q u e transporta a su prole sobre cuando hace buen tiem po la araña cuida m ucho a su capullo, que ex­
el dorso después de su eclosión. F o to : A . C a n a rd pone al sol durante las horas soleadas para volverlo a depositar luego
en el fondo de su m adriguera.
D espués de la eclosión, to d a la prole sube al dorso de la m adre que
pacientem ente es transportada. L a m adre n o reconoce a sus peque­
ños y, si le presentam os la descendencia de otra araña (e incluso de
o tras dos), ella la dejará su b ir a su dorso, h echo que hace aum entar
co n sid era b lem en te su v o lum en ap aren te y le c o n fie re un asp ecto
«lanudo».
Si se produce una pelea entre dos lycosas cargadas de pequeñas ara­
ñas, la más fuerte m ata a la otra y la devora, eso sí, recogiendo sus pe­
queños.

M A R PISSA M U SCO SA

F am ilia: saltícidas.
L o ngitud: m ide alrededor de 7 mm.
H ábitat: árboles, cercados. A precia las coniferas y se refugia frecuen­
tem ente bajo las cortezas.
M orfología: cuerpo negro con una franja abdom inal gruesa en posi­

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ción dorsal, de color blanco y rojo. Tiene largos pelos blancos en los
palpos y sus patas anteriores son robustas.
D istribución: Europa no m editerránea.
Particularidades: visible en prim avera y en verano. H abitáculo ovala-

104 105
U na pequeña M a rp issa , Particularidades: acoplam iento de larga duración (7 horas). Los ca­
de otra especie a la m u c o sa . pullos (blancos) son puestos en los refugios que las arañas construyen
¡A hora se comprende
la utilidad de la lupa entre las hojas. Los huevos tam bién tienen una franja color verde que
en aracnología! puede distinguirse a través de la fina pared del capullo.
F o to : V. C h a n sig a u d

M ISUM ENA VATIA

F a m ilia: tom ísidas (tam bién llam ada «araña cangrejo»).


L o ngitud: el m acho m ide 4 mm ; la hem bra 10 mm.
H ábitat: sobre las flores, en especial blancas o am arillas.
M o rfo lo g ía : el abdom en tien e una form a redondeada característica,
que va alargándose hacia atrás; su pequeño cefalotórax e s rech o n ­
cho. E l m acho es m ás oscuro q u e la hem bra, pero las arañas de esta
especie tienen un color bastante variable, ya q u e tienen la capacidad
de adaptarse al color del entorno, al m enos en algunos casos (hom o-
crom ía).
M IC A R IA PULICARIA D istribución: com ún en toda Europa.
P articularidades: aparte de su desplazam iento lateral, característico
F am ilia: gnafósidas. en la fam ilia de las tom ísidas, la M isum ena es reconocida sobre todo
L o n g itu d : m ide 3,5 mm aproxim adam ente. por su técnica de caza: m ientras está al acecho en una flor clara sepa-
H ábitat: jardines y terrenos no cultivados.
M orfología: tiene un cuerpo m uy oscuro con algunas líneas de pelos
blancos y luminosos. M isu m e n a v a tia . F o to : A . C a n a r d
D istribución: m uy extendida en todas partes (España y Europa).
P articularidades: pequeña araña muy despierta, rápida, que gusta de
lugares calientes y soleados.

M ICROM M ATA V1RESCENS

F am ilia: esparásidas.
L o ngitud : el m acho m ide 9 m m ; la hem bra 14 mm.
H á b ita t: le gustan los lugares húm edos y resg u ard ad o s, raram ente
vive a más de 50 cm del suelo.
M orfología: araña cuya característica principal es su espléndido color
verde (especialm ente en la hem bra, el m acho está provisto de franjas

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rojas), este colo r se adquiere progresivam ente en el transcurso del de­
sarrollo de la araña. Tiene unas patas largas y robustas.
D istribución: toda Europa, m ás extendida en las regiones meridionales.

106 107
ra am pliam ente sus patas anteriores, y espera a su presa perm anecien­ OO N O PS DOM ESTICUS
do totalm ente inm óvil. C uando un insecto se p osa sobre la flor y está
a su alcance, la M isum ena lo golpea con sus ganchos en la nuca (gan­ F a m ilia: oonópidas (araneom orfas).
glios cerebroides) neutralizándolo así m uy rápidam ente. L o n g itu d : el m acho m ide 1,5 mm ; la hem bra 2 mm.
H ábitat: en las casas, excepto en el sur de E uropa donde se encuentra
debajo de piedras, etc.
M Y R M A R A C H N E FO R M IC A R IA M orfología: rosa o rosa pardusco. Con un grupo ocular de seis ojos y
largas espinas en las patas anteriores.
F am ilia: saltícidas. D istribución: Europa m enos Escandinavia.
L o ngitud : m ide alrededor de 6 mm. P articularidades: el acoplam iento se produce en diciem bre, la h em ­
H á b ita t: lugares h úm edos, p ero soleados, y b ajo p ied ras, al p ie de bra no pone m ás que dos huevos por capullo, que está form ado sola­
plantas. m ente por algunos hilos. La especie es nocturna y pasa el día en pe­
M orfolog ía : com o su nom bre indica, es m uy parecida a una horm iga, queños receptáculos de seda.
tanto desde el punto de vista m orfológico com o en su desplazam iento. Estas arañas frecuentan a m enudo las telas de la Tegenarius o de la
El m acho tiene unos quelíceros m uy potentes; el cefalotórax es negro, A m aurobius, donde se abastecen de las presas dem asiado pequeñas
abdom en pardo por delante y m ás oscuro p o r detrás, con franja trans­ para la propietaria legítim a. Su desplazam iento es enérgico y e n tre­
versal blanca. cortado.
D istribució n : m uy extendida en España y en general en toda Europa.
P articularidades: visibles a principios de verano. C ontrariam ente a lo
que podría creerse no son depredadoras de las horm igas. Poseen las
características generales de las saltícidas.

PARDOSA LUGUBRIS

M y rm a ra c h n e F a m ilia: lycósidas.
fo rm ic a ria , L o n g itu d : el m acho m ide 5 m m ; la hem bra 6 mm.
difícil de distinguir
H ábitat: m aleza, claros, boscajes soleados.
de u n a horm iga.
F o to : A . C a n a r d M o rfo lo g ía : cuerpo pardo oscuro, estría dorsal m arrón claro, alg u ­
nas fran jas laterales po co acentuadas. M uy d ifícil de distin g u ir de
otras P ardosa, que se diferencian sobre todo p o r los órganos copula-
dores.
D istribución: m uy com ún en España y en el resto de Europa.
P articularidades: capullo gris am arillento, m uy pálido en algunos ca­
sos, que la araña transporta consigo fijándolo bajo su abdom en (don­
de tiene precisam ente una cavidad especial para esta función). El ca­
pullo es m ás grande que el abdom en, lo que confiere a las arañas un
aspecto curioso.

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V isible sobre todo en prim avera. Es una araña errante, m uy activa y
caza sus presas persiguiéndolas. D espués de la eclosión de su capullo,
transporta a su prole sobre su dorso.

109
PH O LCU S PH A LA N G IO ID ES

F am ilia: fólcidas (araneom orfas).


L o n g itu d : m ide de 8 alO m m , aunque sus largas patas pueden hacer
creer que se trata de una araña grande.
H ábitat: en el interior de las casas, y a veces en el exterior en lugares
con clim as cálidos.
M orfología: cuerpo alargado de color gris con patas finas y largas. A
veces confundida con el segador, debido a su form a.
D istrib u ció n : su r de G ran Bretaña, Escocia, y en todas las regiones
cálidas del m undo. M uy abundante en la península ibérica.
P articularidades: las fólcidas cam inan boca ab ajo en sus telas, que
están constituidas por un m ontón de hilos cuyo aspecto es desordena­
do. C uando la araña es m olestada, esta se gira con rapidez m oviendo
su tela.
Su saco ovígero está constituido por un solo hilo que recoge los hue­
vos, hecho que facilita enorm em ente su observación. La m adre trans­
porta a las pequeñas arañas durante algún tiem po. Las hem bras p u e ­
P a rd o s a lu g u b ris . F o to : A . C a n a r d
den vivir tres o cuatro años.

PH ILO D RO M U S FALLAX

F am ilia: filodróm idas.


PH Y L A E U SC H R Y SO PS
L o n g itu d : de 5 a 6 mm, el m acho es ligeram ente m ás pequeño que la
hem bra.
H ábitat: lugares arenosos (playas, zonas costeras, dunas). F am ilia: saltícidas.
L o n gitud: m ide de 7 a 12 mm.
M orfología : araña aplanada con cuerpo alargado, abdom en anterior­
H ábitat: rocas, piedras y arbustos bajos, aunque no con m ucha fre ­
m ente recortado y term inando en punta. Q uelíceros bastante p eque­
ños. N um erosos pelos. cuencia. Tolera la altitud perfectam ente.
M orfología: el m acho tiene un cefalotórax negro y un abdom en rojo
D istribución: Europa del norte (Inglaterra, Francia, Alem ania, Bélgi­
intenso con una estría longitudinal negra. La hem bra tiene el cefalotó­
ca, Suiza). Se ha citado su existencia en la península ibérica.
rax negro y el abdom en, cubierto de pelos, blanco grisáceo, con una
P a rticu la rid a d es: tien e un alto grad o de m im etism o , perfectam ente
franja dorsal negra.
ad ap tad o al m edio. L a arañ a, m ás bien sed en taria, es cap a z de al­
D istribución: ausente en el norte de Europa, prefiere las regiones m e­
canzar una gran v elocidad p ara atrapar a una presa o para e v ita r un
ridionales.

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peligro. L o s sacos o v íg ero s está n cam u flad o s co n m ateriales p ro v e­
P articularidades: habitáculos blancos m uy grandes en los intersticios
nientes del m edio circundante. Se la en cu en tra al prin cipio de la pri­
m avera. de terrenos rocosos. V isible en enero. Posee las características genera­
les de las saltícidas.
110
111
PIRATA PIRATICUS SALT1CUS SCEN1CUS

F a m ilia: lycósidas. F a m ilia: saltícidas.


L o n g itu d : el m acho m ide 6 m m ; la hem bra 8 mm. L o n g itu d : m ide de 5 a 6 m m , el m acho es ligeram ente m ás pequeño
H ábitat: lugares pantanosos, m árgenes de los ríos o estanques. que la hem bra.
M o rfo lo g ía : cefalotórax p ard o con pelos b lan co s laterales; el ab d o ­ H ábitat: lugares soleados: paredes, piedras, rocas, jardines.
m en es pardo rojizo y bordeado de franjas blancas. M orfo lo g ía :los m achos están dotados de quelíceros m uy largos, con
D istribució n : toda Europa. patas cortas y fuertes. L os ojos son volum inosos y los anteriores m e­
P articularidades: cam ina sobre el agua con facilidad. Tam bién puede dios están especialm ente desarrollados. El cuerpo es negro, el abdo­
sum ergirse bajo la superficie utilizando un obstáculo. El capullo es de m en tiene una franja y dos barras blancas.
color blanco. D istribución: presente en España y en general en toda Europa.
Particularidades: las saltícidas, familia a la que pertenece la Salticus, es
la fam ilia m ás im portante de las arañas. La depredación se basa en el
salto (la araña em ite siem pre al saltar un hilo de seguridad que ha fijado
previam ente; así, en caso de caída, se sirve de él para recuperar la posi­
ción), y en la excelente vista que, para ser una araña, posee. Sus ojos an­
teriores m edios son los m ejores de todo el univeso de los artrópodos; los
otros, m ás prim itivos, le confieren, de todas form as, un cam po de visión
de 360° que le perm ite detectar todos los m ovim ietos a su alrededor. Si
detecta alguna cosa con sus ojos laterales, se situará de cara para exam i­
P ISA U R A M IRA BILIS narlo con sus ojos medios. C uando una araña saltícida tiene los ojos su­
cios, los limpia con la ayuda de sus palpos. E s una fam ilia de arañas que
F a m ilia: pisáuridas. experim enta una gran curiosidad. En cuanto a la reproducción, los pre­
L o n g itu d : el m acho m ide de 10 a 12 m m ; la h em bra de 12 a 15 mm. liminares son esencialm ente visuales (m ovim ientos de los palpos). La
H ábitat: norm alm ente vive en la m aleza de los bosques y en los cam ­ hem bra construye un receptáculo de seda en el que pone los huevos y
pos. E s m uy com ún. m onta guardia hasta el m om ento de la eclosión. Las nuevas arañas son
M orfolog ía : el abdom en es característico ya que term ina en punta, y ciegas al nacer y no adquieren la vista hasta la segunda muda.
es de color gris blancuzco, bordeado de una franja clara. El cefalotó­
rax tiene una franja blanca longitudinal.
D istrib u ció n : extendida en toda E uropa, de E spaña a Suecia y de Ir­ S a ltic u s s c e n ic u s
F o to : A. C a n a r d
landa a Siberia.
P articularidades: junio e s el m ejor m es del año para observar a la pi­
saura, q u e debe su fam a a sus prácticas reproductoras. Prim ero, p o r­
que el m acho debe traer u n «regalo» (un insecto em paquetado en seda)
a la hem bra para que esta lo acepte (el m acho la fecunda m ientras ella
se alim enta).
En segundo lugar, después de la puesta, la h em bra se desplaza llevan­

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do su cap u llo (globuloso y am arillento) con los quelíceros. Teje una
te la especial antes de la eclosión, la «guardería», en la que las arañas
vivirán los prim eros días.

112 113
SC Y TO D ES TH O R A C IC A SEG ESTR IA FLOR

F a m ilia: escitódidas. F am ilia: segéstridas (araneom orfas cribeladas).


L o n g itu d : el m acho m ide 15 m m ; la hem bra 22 mm.
L o n g itu d : el m acho m ide 4 m m ; la hem bra de 4 a 6 mm.
H ábitat: habita en las casas, y debajo de las piedras en los clim as m e­ H ábitat: paredes, grietas y acantilados, a veces bajo las piedras o en los
diterráneos. agujeros de los árboles; tam bién es posible encontrarla en las casas.
M orfolog ía : abdom en y cefalotórax del m ism o tam año, con color par­ M orfología: cuerpo alargado con patas anteriores largas y robustas. El
color del cuerpo es negro violeta oscuro y tien e unos quelíceros con
do o am arillo pálido.
reflejos metálicos.
D istribución: toda E uropa, excepto en el extrem o norte.
P articularidades: paso lento y entrecortado. L a técnica de caza de la D istribución: habita en casi toda Europa, pero localm ente en el sur de
Inglaterra y en G ales.
Scytodes es m uy original: consiste en acercarse lentam ente a su presa
y luego lanzarle un chorro d e veneno p eg ajo so que le p aralizará el Particularidades: tela fácilm ente reconocible, en form a de tubo, alarga­
tiem po necesario para que la araña lo atrape y le inyecte su veneno. El da con hilos aislados; sirve com o refugio y para capturar a las presas. El
capullo que produce tiene un colo r que tira a castaño. capullo lo teje con un hilo de color blanco. Su m ordedura es dolorosa.

S e g e stria
flo r.
F o to : A. C a n a r d

S c y to d e s th o ra c ic a . F o to : A. C a n a r d

STEATODA GROSSA

F am ilia: tendidas.
L o n g itu d : el m acho m ide 6 m m ; la hem bra 10 mm.
H ábitat: esta araña vive por lo general en las casas, particularm ente en
las bodegas y en los graneros. Se la encuentra con m enos frecuencia
en el exterior.
M orfología: su abdom en negro tiene un dibujo m ás o m enos m arcado.
D istribución: habita en Europa, con la excepción de Escandinavia, y
en A m érica del Norte.

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Particularidades: la Steatoda teje telas constituidas por un gran número
de hilos verticales en los que sólo la parte inferior es pegajosa, que están
destinadas a atrapar los insectos que caminan por ellas. La parte superior

115
114
tiene algunos hilos horizontales que no son pegajosos y que pueden atra­ P articularidades: estas arañas cuando descansan adoptan una postura
par a insectos voladores. Esta especie utiliza la estridulación (frotamiento característica: extienden sus patas en la prolongación del cuerpo y las
con em isión de sonido entre el abdom en y el cefalotórax con un aparato juntan, lo que hace que parezcan una ram ita; este aspecto se ve refo r­
particular) com o preám bulo al acoplamiento; los sonidos que emiten, de zado por su coloración general. Las telas parece que no acaban: la e s ­
una frecuencia de 1.000 H z están dentro de la gam a de lo audible. piral no está m uy apretada, no tienen refugio y a m enudo no hay seda
en el centro. Son tejidas frecuentem ente en un plano inclinado, y c er­
canas al agua. La Tetragnatha es una araña de verano.
T E G E N E R IA D O M ESTIC A

F a m ilia : agelénidas. TH ER ID IO N SISY PH IU M


L o n g itu d : excede raram ente los 10 mm.
H ábitat: las arañas de los rincones son las m ás extendidas en las ca­ F am ilia: terídidas.
sas, pero tam bién pueden en contrarse en cu ev as. L as bodegas y los L o n g itu d : m ide de 3 a 4 m m , el m acho es ligeram ente m ás pequeño
cuertos de baño son sus lugares preferidos, pero a veces se instalan en que la hem bra.
lugares m ás secos. H ábitat: arbustos, hierbas altas.
M orfo lo g ía : com o todas las tegenarias, la Tegeneria dom estica tiene M orfo lo g ía : abdom en globuloso, negro, con una franja longitudinal
espiguillas m uy visibles en su abdom en e hileras que sobresalen por m ás clara; el cefalotórax es m ás claro y tiene una franja en el m edio.
detrás del cuerpo de m anera visible. D istribución: extendida en todas partes.
D istrib u c ió n : P u ed e se r co n sid erad a « c o sm o p o lita» , vive en casas P articularidades: adulta durante el verano. El capullo es de co lo r gris
con todos los clim as posibles. verde, al q u e la hem bra dedica m ucha atención: está situado general­
P articularidades: teje una telaraña de am plia superficie que term ina m ente en el centro de la tela. La tela está constituida por largas m allas
en form a de em budo, norm alm ente situado en un ángulo y donde la irregulares y la araña se m antiene norm alm ente bajo la tela en un re­
araña se coloca. A unque sed en tarias, estas arañ as se av enturan con fugio con form a de cúpula del revés.
frecuencia al exterior del perím etro de su tela; cam biando a veces de
lugar o eligiendo dom icilio en una tela desocupada, dispuestas a de­
vorar al ocupante. El cap u llo es m uy difícil de v er ya que está recu ­ U LO B O R U S W A LCKENAERIUS
bierto de desperdicios extraídos del m edio.
F am ilia: ulobóridas (araneom orfas cribeladas).
L o n g itu d : el m acho m ide 4 m m ; la hem bra 7 mm.
TETRA G N A TH A EX T E N SA H ábitat: lugares secos y poco elevados (arbustos, brezos o hierbas secas).
M orfología: tiene cuatro franjas oscuras longitudinales; sus patas son
F a m ilia: tetragnátidas. pardas; los ojos están dispuestos en dos curvas regulares, y el tubércu­
L o n g itu d : el m acho m ide 8 m m ; la hem bra 10 mm. lo anal está segm entado alcanzando la longitud de las hileras.
H á b ita t: v iv e m uy p ró x im a al agua. F recu en tem en te so bre plantas D istribución: sobre todo e n el sur de Europa, localm ente en Francia,
acuáticas (juncos) o hierbas altas y arbustos circundantes. Bélgica, H olanda, A lem ania y sur de Inglaterra.
M orfolo g ía : el cefalotórax es de color m arrón, el abdom en blanco pla­ P articularidades: desprovista de glándulas de veneno. R ealiza unas
teado aunque, a veces, es estriado. El estern ó n e s pardo y tien e una telas orbiculares m ás o m enos horizontales, bajo las cuales, en el cen­

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m ancha m edial am arilla (m ás o m enos de form a triangular) neta y ca­ tro, la araña se m antiene a la espera, con las patas anteriores extendi­
racterística. das en una posición característica. Su saco ovígero es largo y delgado
D istribu ció n : toda E spaña y en general en toda Europa. y está dispuesto al lado de la tela.

116 117
A r a ñ a s e x ó t ic a s

Las m igalom orfas

ATRAX RO BU STO S

F a m ilia : hexatélidas (m igalom orfas).


L o n g itu d : m ide de 3 a 5 cm.
H á b ita t: jard in es, vegetación baja. Se aclim ata perfectam ente en re­
giones suburbanas. Entra fácilm ente en las casas, en especial cuando
hay torm entas.
M orfo lo g ía : estas m ígalas no tienen pelos. Son de color negro y bri­
llante, y tienen un aspecto, potente y rechoncho. Los ganchos son m a­
sivos e im presionantes (pueden atravesar una uña).
D istrib u ció n : se encuentra en el sureste de A ustralia, particularm ente
en la zona de Sidney. K u a th lu s s m ith i es u n a de las m ígalas tropicales m á s am enazadas p o r e l co ­
Particularidades: teje telarañas de am plias superficies, con refugios m ercio. E stá protegida p o r convenciones internacionales. F o to : J . K o v o o r
tu b u la res. E stas arañas fre c u e n tem e n te tien en un co m p o rtam ien to
agresivo, sobre todo durante e l período reproductivo; son célebres por
la virulencia de su veneno neurotóxico que puede m atar a un niño o a
P articularidades: form a parte de las especies protegidas por el T rata­
un adulto débil.
do de W ashington (CITES) porque está en peligro de extinción, esen­
Sorprendentem ente, este veneno parece m ás activ o sobre el hom bre
cialm ente com o consecuencia de las capturas excesivas en su m edio
que sobre el resto de m am íferos, incluso de m enores dim ensiones. En
natural. V ive varios años, a veces algunos esp ecím enes llegan a los
1980 fue descubierto un suero.
veinte. E sta especie es venenosa y dotada de pelos urticantes.

T H E R A PH O SA LEBLOND1
EUATHLUS (B R A C H Y PE L M A ) SM1THI
F am ilia: terafósidas (m igalom orfas).
L o n g itu d : cuerpo de 10 cm de largo; si tenem os en cuenta las patas su
F a m ilia : terafósidas (m igalom orfas).
longitud se dobla, com o m ínim o.
L o n g itu d : m ide de 5 a 6 cm.
H ábitat: vive en m adrigueras profundas y en colonias, com o m uchas
H ábitat: esta araña construye m adrigueras abiertas o se refugia en los
m ígales.
orificios naturales del suelo, los intersticios en tre las rocas, etc.
M orfología: pelaje negro bastante corto o pardo claro, después de la
M o rfo lo g ía : es una arañ a d e co lo ració n n e g ra , p e ro tien e alg u n a s

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m uda. L os quelíceros son im presionantes (2,5 cm ). Su peso: ¡ 100 g!
franjas d e pelos de colo r co ral e n sus patas y alred ed or de su c e fa lo ­
D istribución: G uayana y Brasil.
tórax.
P articularidades: es capaz de em itir sonidos potentes (estridulación).
D istribució n : es una m igala que vive en la región de M éxico.
Tiene pelos urticantes.

118
119
L os araneom orfos Glosario

LA TRO D ECTU S M ACTANS

F am ilia : tendidas.
L o n g itu d : m ide de 10 a 15 mm.
H ábitat: regiones secas, vegetación baja.
M o rfo lo g ía : el abdom en es ligeram ente ovalad o y tiene una im por­
tante relación con el cefalotórax. El anim al e s de un color negro bri­
llante, con una m an ch a ro ja e n fo rm a de reloj de arena en la parte
ventral.
D istribu ció n : A ntillas y E stados U nidos (particularm ente costa este). Apéndice: los apéndices son las diferentes partes del animal
P articularidades: es la viuda negra; sin duda, la araña m ás fam osa del que están unidas al cuerpo, tales com o patas, pedipalpos, que­
m undo. Este nom bre es d ebido a la antigua creencia (que ha resultado
ser falsa) según la cual la hem bra devoraba sistem áticam ente al m acho
líceros, etc.
después del acoplam iento. Su veneno m uy activo le ha aportado un
gran renom bre. Es, sin em bargo, un anim al discreto y m iedoso (p o r lo Autonom ía: ruptura de un apéndice provocada por la misma
tanto de m uy difícil observación) y los accidentes registrados han sido araña para evitar un peligro; no com porta gravedad alguna
m uy circunstanciales: una viuda negra se ha introducido entre la ropa para ella. El apéndice se regenera en la siguiente muda.
o en un zapato.
Los im portantes problem as que siguen a su m ordedura no desem bo­
can generalm ente en la m uerte. C alam istro: órgano situado en las patas posteriores de las
arañas cribeladas, que utilizan para extraer y «peinar» la seda
producida por el críbelo.

Críbelo: órgano resultante de la fusión y de la transform a­


ción de dos hileras anteriores en algunas arañas orbiculares
(llamadas cribeladas). Permite em itir una seda llamada «riza­
da», com pleja y particularm ente eficaz.

Cutícula: nombre que recibe la epidermis endurecida de los


artrópodos.

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Epígino: estructura endurecida que rodea al orificio genital
de la hem bra en las especies enteleginas. Con formas muy va­
riables.

120 121
Estabilim ento: m arca de algunas telas orbiculares con un as­ Prosom a: parte anterior del cuerpo del animal.
pecto rayado y nacarado de función todavía desconocida.
Quelícero: los quelíceros son las garras con veneno de la ara­
Estridulación: em isión de sonidos por el frotam iento de dos
ña, que le sirven para atacar a sus presas, pero también para
partes del cuerpo entre sí. M uchas arañas poseen esta carac­
otras num erosas funciones (son en cierta m anera las «manos»
terística. de la araña) com o transportar su puesta, excavar una m adri­
guera, etc.
Exuvia: antiguo envoltorio del anim al, extraído durante la
muda.
Quitina: sustancia glucoproteica em itida por los poros de la
Feroma: sustancia quím ica em itida por el animal y que trans­ epiderm is que confiere dureza e im perm eabilidad a la piel de
m ite información. los artrópodos. Su grosor es variable en función de las espe­
cies y de los órganos.
Fusula: pequeña prom inencia en el ex trem o del conducto
que va de las glándulas sericígenas hacia el exterior. Cada fu ­ Sericígena: que produce seda (norm alm ente se denom inan
sula produce un filam ento de seda. así las glándulas abdom inales de las arañas).

G lándula sericígena: glándula destinada a la producción de Tricobotrio: pelo sensorial que sirve para detectar vibracio­
seda. E xisten una decen a d e tipos diferen tes, produciendo nes del medio.
cada uno un tipo de filam ento en particular.

H ilera: órgano destinado a la producción de seda, general­


m ente en núm ero de seis a ocho en las arañas. Cada hilera
está constituida por num erosas fusulas.

Hontocromía: adquisición por parte de la araña de una colo­


ración que la confunda con el entorno.

O pistosom a: parte posterior del animal.

Orbicular: se dice de las arañas que tejen telas circulares.

Pedipalpos, palpos o «patas m axilares»: apéndices situa­

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dos entre los quelíceros y las patas m archadoras que sirven
para la alimentación, para detectar el gusto y para ubicar los
órganos de copulación de los machos.

122 123
Bibliografía L O S L IB R O S D E C O N SU L T A

La biblia de los aracnólogos, ya que ofrece una extensa lista


abundantem ente ilustrada de las principales arañas de Espa­
ña, es el siguiente libro:
Guide des araignées et des opilions d ’Europe, de Dick Jones,
adaptado y am pliado por Jean-Claude Ledous y Michel Eme-
rit, 1990, editado en D elachaux y Niestlé S.A., David Perret
ed., N euchatel, París.
B o l e t in e s y r e v is t a s
Para el neófito, un muy buen libro con unas im ágenes excep­
Existe una muy buena revista de divulgación aracnológica, cionales: L es Araignées, Rod Preston Mafihan, 1992, Edima-
que a pesar de contar con pocos años de existencia (se fundó ges S.A., Fribourg, Suiza.
en 1990) aún continúa su labor, se perfecciona y enriquece
día a día. Aparte pueden encontrarse inform aciones prácticas Buen libro sistem ático, pero un poco corto es Les Araignées,
(publicaciones, cursillos, encuentros...). colección «Com ment vivent-ils», Cornelis Neet, 1987, Atlas
Se trata de la revista Pénélope. Su dirección es la siguiente: visuels Payot, Lausanne, Suiza.
Pénélope
Corcelle Para los que quieren adentrarse en la sistemática: Initiation á
01340 Foissiat - Francia
l ’étude systém atique des araignées, J. C. Ledoux y A. C a­
nard, 1991, J. C. Ledoux ed., Domazan, G ard, Francia.
La asociación G roupe d ’étude des aráchnides publica la re­
vista Aráchnides. En español es im portante conocer la G uía de cam po de los
Aráchnides arácnidos de España y Europa, Dick Jones, 1985, Ed. Ome-
BP 21 ga, Barcelona.
94191 Villeneuve-Saint-Georges Cedex - Francia

El Centre d’inform ation et de docum entation arachnologique


de París (CIDA) es un organism o científico vinculado al M u-
séum d ’histoirae naturelle francés. Publica cada año la Liste
des travauxs arachnologiques y Arachnologia, el boletín ge­

www.FreeLibros.org
neral sobre la aracnología en el resto del mundo. C ada tres
años se publica el Annuaire des arachnologistes mondiauxs.
Está en la calle Buffon, núm ero 61, 75005 París.

124 125
Asociaciones

En España resulta aún difícil encontrar asociaciones o publica­


ciones que hablen específicamente sobre las arañas, aun así los
que quieran introducirse en el mundo de la aracnología pueden
encontrar información en la Guía de cam po de los arácnidos
de España y Europa y en las revistas francesas Arachnides y
Pénélope. Además existen también asociaciones dedicadas a
este mundo, algunas de ellas aparecen a continuación:

• En N ohédes, en los Pirineos orientales, durante unas fechas


determ inadas pueden hacerse cursillos de aracnología. Para
m ás inform ación dirigirse a:
Réserve naturelle de Nohédes
M aison de la Réserve
66500 Nohédes - Francia
Tel.: (37) 68 05 30 46

• A ssociation Argiope, 5, im passe des Roseaux, 30320 M ar-


guerittes, dans le Gard, Francia.

• La Société européenne d ’arachnologie organiza un coloquio


anual europeo. Su dirección es la siguiente:
Secrétariat de la Société d ’arachnologie
Laboratoire de biologie du com portem ent

www.FreeLibros.org
U niversité de Nancy-I
BP 239
5406 Vandoeuvre-lés-Nancy Cedex - Francia

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