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Las Posadas Son Tradiciones en México Durante La Época Navideña
Las Posadas Son Tradiciones en México Durante La Época Navideña
Una persona organiza un grupo llamado "Los pastores" de niños y niñas, éste varía en número de
integrantes ya que pueden ser 10, 15, 20 o más parejas. Se forman en dos filas, una de niñas y otra
de niños, de 2 en fondo. A la pareja que queda al frente se les llama capitán y capitana
respectivamente. El día 24 de diciembre en la noche este grupo baila y canta, llevando un atuendo
especial. Las niñas visten un corset y un mandil , ambos de color negro, un vestido blanco o
floreado y un sombrero en la espalda adornado con papel china formando tiras de colores y una
flor grande también de papel china, su cabello es peinado con 2 trenzas hacia los lados y caen
ligeramente sobre sus hombros hacia el frente con listones de colores. llevan en la mano derecha
una sonaja de lámina de fierro misma que hacen sonar al unísono al cantar y bailar. Los niños
visten una camisa suelta con un olán en la orilla inferior, puede ser blanca o de algún color
especial (pero todos van iguales) y un pantalón corto, abombado con mallas (parecido a los
pantalones de los españoles en tiempos de la colonia), llevan un sombrero en la espalda adornado
igual que el de las niñas, también llevan una sonaja igual, pero además ellos portan en el hombro
izquierdo un arco hecho con varas de jarilla y adornado con papel china de colores. Después de
cantar y bailar (para el niño Dios en el portal de Belén) cada niño (a) dice un verso (de memoria) al
tiempo que ofrecen un presente. A esto le llaman "La pastorela" . En otro lugares, se conserva la
tradición de realizarse en el atrio de la iglesia, reuniendo a todos los habitantes del poblado o la
comunidad en este lugar, las personas encargadas de las posadas son elegidos por los
administrativos de la iglesia, los cuales necesitan 9 familias para cada uno de los días en los cuales
se realizan estas. Las familias se encargan de obsequiar a cada uno de los asistentes frutas de
temporada, dulces, bebidas y algún aperitivo.
Las posadas se realizan todos los días desde el 16 de diciembre hasta la noche del 24. La gente se
reúne y forma una pequeña peregrinación a la cual se les reparten velas y se prenden para
acompañar el “misterio” (estatuas o personas disfrazadas que representan a José, María, El Ángel
y un burro)y cantar las letanías o villancicos, así se llega a la casa donde se pedirá posada y las
personas dentro cantan para negarla hasta descubrir que se trata de José y María, entonces dejan
entrar a toda la peregrinación cantando “entren santos peregrinos”; posteriormente se reza un
rosario, y toca el turno a romper la piñata.
La piñata (fue utilizada por los evangelizadores para mostrarles lo que era la tentación) se hace
con una olla de barro dándole la forma de una estrella de siete picos, los cuales representan los
siete pecados capitales y se cubre con papel de colores llamativos, y se rellena de dulces y fruta,
una vez lista la piñata representa al demonio. Para romperla primero se cuelga, se venda a los
niños ( se les giraba en treinta y tres vueltas en recuerdo de los treinta y tres años que vivió
Cristo), ya que esto representa la fe, la cual nos permite continuar sin necesidad de ver, el palo de
madera con que se le pega representa a Dios, que da la fuerza para vencer las tentaciones. Una
vez que se rompe la piñata caen los dulces y fruta que contenía, lo que representa el amor de Dios,
ya que al destruir el mal se obtienen las bendiciones de Dios. Finalmente al término de la posada
se reparten “aguinaldos”, que son pequeñas bolsas, con dulces, fruta y colación. Durante el
transcurso de la posada no puede olvidarse el ponche de frutas.
En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada”, es el cántico de
los santos peregrinos, María y José, durante las tradicionales posadas decembrinas en hogares
e Iglesias de México, Latinoamérica y Estados Unidos.
Fue el fraile Agustino Diego de Soria quien creó en 1587 el festejo de las posadas. Él obtuvo
indulgencias del Papa Sixto V, y la realización de un novenario de misas de aguinaldo en los
días previos a la Nochebuena.
El objetivo del prior del convento de San Agustín Acolman, Estado de México era ayudar a
desterrar algunas prácticas paganas de los indígenas de tiempos prehispánicos.
Los nuevos conversos al catolicismo acogieron con gusto las misas, ya que los mexicas
celebraban en invierno el adviento de Huitzilopochtli, su deidad de la guerra y tras la conquista
de Tenochtitlan (1519-1521) los personajes de José y María sustituyeron al dios mexica en el
mes de Panquetzaliztli o época invernal.
“Para mí, las posadas son un acto de unión familiar y de comunión en nuestra comunidad”,
dice Marisela Morán, coordinadora de la comunidad Hispana, en la Iglesia Santa Cecilia en
Tustin, CA “Representan seguir con nuestras tradiciones que nos llevan al nacimiento del niño
Jesús y nos guían en todo lo que conlleva la temporada de Adviento”.
Debido a que se celebran durante los nueve días previos a la Navidad, las posadas se entienden
como un novenario de rosarios o misas y representan el viaje que realizó la Sagrada Familia
(Jesús, María y José) de Galilea a Belén. Ellos debían participar en un censo ordenado por el
emperador Julio César que terminó con la huida de la Virgen y San José cuando se enteraron
que el rey Herodes quería asesinar al niño Jesús.
Los nueve días de las posadas, representan, además, los nueve meses de embarazo de María,
antes que Jesús naciera por obra y gracia del Espíritu Santo, es decir, sin dolor ni mancha en el
parto, en el portal de Belén.
Pedir posada hace alusión a la búsqueda de la Sagrada Familia, de un lugar donde alojarse y
pasar la noche.
“En mi niñez, allá en una vecindad de México, D.F. los vecinos de nueve viviendas nos
reuníamos para celebrar las posadas”, recuerda Marisela. “Aunque éramos familias de bajo
nivel económico, nunca faltaban los aguinaldos para los niños, las piñatas y los ponches
tradicionales; mi madre, siempre trató de tener su dinerito para cooperar”.
El quinto día significa la confianza en la misericordia divina de Dios; el sexto, la justicia para
tener intención recta en los actos personales; el séptimo, la pureza para rechazar las asechanzas
del demonio y los dos últimos días, la alegría para alcanzar el cielo y la generosidad humana
para entregar la vida al servicio de Dios.
“A mí lo que me más me gusta de las posadas es no perder los valores y tradiciones de nuestra
iglesia”, observó Otilio Garnica, feligrés de la Iglesia Inmaculado Corazón de María, en Santa
Ana. “A mis hijos, Josué y Manuel les encantan los villancicos”.
“Por cuestiones de seguridad para los niños, no tendremos piñata durante las posadas”,
informa Marisela Morán. “Aun así, los grupos y servidores de la parroquia traeremos
aguinaldos, chocolate y pan para todas las familias”.