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Íconos femeninos

Mario Conde Ensayo 3 10/02/17

La medida del talento en sor Juana Inés de la Cruz

¿Tiene un parámetro cuantificable el talento? Técnicamente no, muchos menos si se

trata de un talento como el de Sor Juana Inés de la Cruz —1648-1695—, que desborda

las convenciones estéticas, políticas y religiosas de su época. Admiradores y estudiosos

de la intelectual religiosa le han atribuido —no sin razón— calificativos como la de Fénix

de México o la Décima Musa pues su obra trasciende, tanto en contenido como en

volumen, las fronteras históricas y geográficas del México del siglo XVII.

En este breve texto, se va a analizar dos de las obras más conocidas en intimistas de la

autora: Respuesta de la poetisa a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz y Los Villancicos

de Santa Catarina, ambas publicadas en 1691. Dada la aparición de las dos obras en un

año conflictivo para la autora —a más de ser las últimas con excepción de una inconclusa

encontrada tras su deceso—, hay la tendencia a hallar paralelismos entre una y otra,

llegándose a sostener que Los Villancicos de Santa Catarina son una versión poética de

La respuesta. Tal afirmación no carece de lógica; sin embargo, es necesario analizar en

qué medida ambos trabajos corren paralelamente.

En principio, es necesario señalar que la variable de la temporalidad tiene una marcada

relevancia. Pero más allá de este hecho evidente, conectado con el contexto vivencial de

la autora en aquel año, se pueden precisar tres aspectos en los que Los Villancicos

constituyen una relaboración poética de La respuesta. A saber: 1) Vocación por el

conocimiento, 2) Sacrificio y martirio por la vocación y 3) Reivindicación de la voz

femenina.
El primer elemento paralelo entre las dos obras, Vocación por el conocimiento, es una

constante en los escritos de Sor Juana Inés de la Cruz. El personaje principal de La

respuesta, la misma autora que despliega un artilugio de narración biográfica e

intertextualidad, refiere su inclinación por el conocimiento desde la infancia: “Proseguí,

digo, a la estudiosa tarea (que para mí era descanso en todos los ratos que sobraban a mi

obligación) de leer y más leer, de estudiar y más estudiar, sin más maestros que los libros

mismos.” (Juana Inés de la Cruz: 1994, p. 52) Tres hechos se desprenden de este breve

fragmento. Primero, la vocación y el amor por los estudios de Sor Juana, tanto que

estudiar y aprender constituyen un descanso. Segundo, refleja la vida de la autora al

interior de una comunidad religiosa en la que tiene que cumplir con deberes y

obligaciones; se evidencia, pues, la vida de Sor Juana Inés de la Cruz como una constante

lucha entre sus obligaciones y su vocación por los estudios. Tercero, refleja la oposición

de la comunidad religiosa a la vocación de la autora; evidentemente, desaprueban tal

práctica por lo que Sor Juana no cuenta con más guía que los libros mismos. En esta

misma línea del primer elemento paralelo entre las dos obras, en Los Villancicos, en

cambio, se puede extraer el siguiente fragmento: “¡Víctor, Víctor Catarina, / que con su

ciencia divina / los sabios ha convencido, / y victoriosa ha salido / —con su ciencia

soberana— / de la arrogancia profana / que ha convencerla ha venido!” (Juana Inés de la

Cruz: 1691, v. 6). He aquí un elemento paralelo entre las dos obras; tanto Santa Catarina

como Sor Juana profesan una vocación por el conocimiento, vocación que se eleva a

niveles de devoción y que al final conlleva el sacrificio. En suma, Sor Juana Inés de la

Cruz canta en Los Villancicos la vida de una mujer que es exactamente igual a ella,

separada por los siglos pero con su misma vivencialidad y vocación.

Un segundo elemento es común entre La Respuesa y Los Villancicos, el sacrificio y el

martirio que implica para Santa Catalina y Sor Juana defender su vocación por el
conocimiento. En el caso de la autora, tras la publicación de ambas obras, se le prohíbe

volver a escribir y dedicarse a cualquier actividad intelectual; es decir, afronta el sacrificio

por su vocación. En Los Villancicos, en cambio, Santa Catarina padece el martirio de la

rueda a fin de que renuncie a su vocación: “Heredó Catarina con la sangre / (aunque en

viciado culto), ardiente celo / de la Ley y de la Cruz, y Dios en ella / redujo lo viciado a

lo perfecto. / Fue de Cruz su martirio; pues la Rueda / hace, con dos diámetros opuestos,

/ de la Cruz la figura soberana”. (Juana Inés de la Cruz: 1691, v. 4). ¿Cuánto hay de verdad

sobre el martirio del personaje a quien canta Sor Juana? Difícil determinarlo pues su

historia se enreda con la leyenda; sin embargo, un hecho es constatable: Santa Catarina

es la patrona de escolares, estudiantes y filósofos. No es casual, pues, que Sor Juana Inés

de la Cruz eleve sus himnos y encomiende su vocación a una mártir como ella.

Un tercer punto de coincidencia entre La Respuesta y Los Villancicos es la búsqueda

por la reivindicación de la voz femenina. Al respecto, se han difundido numerosas

investigaciones y publicaciones que estudian los escritos de Sor Juana desde esta

perspectiva. Quizá entre los más conocidos constan los trabajos de Frederick Luciani y

Kathleen Myers. Desde la óptica de estos autores, La Respuesta y Los Villancicos

trascienden una propuesta feminista. La búsqueda de Sor Juana va más allá de una

reivindicación de género, su lucha consiste en reivindicar su identidad y su voz, hacer oír

su voz no por ser la de una mujer sino por ser alguien con una vasta educación que se ha

ganado el derecho a ser escuchada: “Ella defiende su vocación académica y literaria a

través de un acto literario basado en logros académicos […] La habilidad de Sor Juana

como lectora / exegeta / escritor, demostrado a través del rendimiento, es la prueba

definitiva del valor y las posibilidades de logros académicos y literarios en las mujeres”.

(Luciani: 2004, p. 85).


En definitiva, como se ha constatado en los exposición de los tres elementos, tanto en

La respuesta como en Los Villancicos se hallan paralelismos que van más allá de la

coincidencia temporal. Amabas textos constituyen la defensa reflexiva y a la vez

apasionada de una escritora que lucha por defender su vocación por el conocimiento, que

lucha por presentar a la sociedad del siglo XVII la imagen de una mujer con voz propia,

una autora que exige ser considerada no por mujer sino por la medida de su talento.

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