Sherif (1935) fue uno de los primeros en estudiar el efecto de la influencia
social. Para ello, situó a unos cuantos sujetos en el interior de una cabina a oscuras, donde les presentó un punto luminoso a una distancia de aproximadamente cinco metros para que experimentaran el denominado “efecto auto cinético”.
El efecto autocinético es una ilusión óptica que se produce al percibirse el
movimiento de un punto luminoso proyectado en la oscuridad, cuando en realidad no hay movimiento alguno.
La tarea que los sujetos tenían que realizar era determinar a qué distancia, según ellos, se desplazaba el puntito de luz que estaba proyectado.
Sherif dividió el experimento en dos fases. En la primera, los sujetos debían
realizar la tarea de forma individual para después, en la segunda, reunirse en grupos de dos o tres personas y llegar a un consenso sobre la distancia que había recorrido el punto de luz.
Los sujetos primero emitían sus juicios sobre el movimiento de la luz en
solitario. Posteriormente en grupo se establecía un consenso para determinar a que distancia oscilaba, teniendo cuenta la media de las estimaciones dadas anteriormente de forma individual.
Tras esto, se le preguntó a los sujetos si pensaban que su opinión había
sido influida por el resto del grupo y contestaron que no.
Sin embargo, cuando volvieron a realizar la tarea en solitario, el juicio
emitido sobre la distancia del movimiento de la luz, se acercaba más a la opinión dada por el grupo más que a lo que dijo de forma individual en la primera tarea.