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Arte Románico
Arte Románico
Su delimitación ha sido y es una cuestión polémica, tanto a la hora de fijar el punto de arranque
como su final. Se suele aceptar como época del románico la que abarca los siglos XI y una gran parte
del XII, aunque en zonas rurales se prolongará hasta muy avanzado el siglo XIII.
Dentro de este amplio marco, se pueden distinguir tres etapas:
Pese a la fragmentación que existe en la época feudal, sin embargo cobra fuerza un elemento unitario
de carácter espiritual: la existencia de un sentimiento religioso cristiano, muy presente en la vida
cotidiana: las fiestas de los santos concordaban con la vida campesina o las ciudades tenían santos
protectores. La dureza existencial era tremenda, la guerra, las invasiones, la brutalidad y el abuso
señorial, el hambre, las epidemias..., causaban estragos. Los temores eran cotidianos. La imaginación
popular poblaba el universo de fuerzas maléficas, dirigidas por el diablo. El mismo Dios inspiraba
temor, la idea del “fin del mundo” y del “juicio final” que muchos creían próximos, obsesionaba a los
espíritus y creaba al mismo tiempo un gran fervor religioso. Los cristianos buscaban, lógicamente, en
la religión un refugio y un remedio a sus desgracias. El románico brotó casi al mismo tiempo en toda
Europa, presentando una gran variedad de estilos regionales, pero todos ellos próximamente
emparentados. Las causas de esta homogeneidad están en:
Material: piedra sillar trabajada con técnicas de cantería. Se rechazan los materiales livianos y el
uso de la madera por considerarlos efímeros, poco duraderos.
Procedimientos constructivos:
Arcos: habitualmente se utiliza el arco de medio punto de influencia romana que puede
aparecer con el intradós doblado con una finalidad ornamental. Los arcos reciben, según su función,
distintos nombres. Arcos fajones o perpiaños, formeros, torales,...
Bóvedas: Las cubiertas son de piedra, de ahí que requieran grandes soportes, y en función
del lugar se utiliza un tipo de bóveda u otra: cañón, horno, arista, cúpula, de cuarto de horno,... El uso
de esta bóveda semicilíndrica resuelve un problema como el de evitar los incendios, pero añade otro
para los constructores de templos y monasterios: el arco de medio punto, empleado en la construcción
ejerce una gran presión o empuje sobre los muros, llegando a agrietarlos o derrumbarlos. Para
solucionar este problema recurrieron a diversos procedimientos, añadiendo a sus edificaciones:
Gruesos contrafuertes adosados al muro por el exterior.
Entre dos arcos de medio punto colocaron otros arcos intermedios, adosados a la bóveda,
llamados arcos fajones.
*.-LA IGLESIA:
Planta de la iglesia: La planta de las iglesias románicas suele ser basilical de 1 a 5 naves,
bien rectangular con ábsides o planta de cruz latina. La planta de cruz latina está atravesada por un
transepto o crucero, acusado o no en planta, en cuyo centro se levanta una linterna de iluminación o
cimborrio. La cabecera presenta uno o tres ábsides semicirculares.
Se utilizó con frecuencia la llamada Iglesia de peregrinación que presenta unas peculiaridades en
planta y alzado por necesidades de ampliación del espacio destinado al culto: girola o deambulatorio,
absidiolos o capillas radiales en el ábside mayor y en el transepto.
Alzado interior de las iglesias: Las iglesias de tres o más naves presentan la central de
mayor altura que las laterales. Al exterior las cubiertas son “a doble vertiente” y la diferencia en altura
se utiliza para abrir los vanos de iluminación. En altura las iglesias presentan varios pisos. La arquería
de separación de naves, los vanos de iluminación y en las iglesias de peregrinación entre ambas, la
tribuna o el triforio.
ALZADO ROMÁNICO
1. Arquivoltas
2. Dintel
3. Parteluz
4. Jambas
El románico pleno:
Durante el último tercio del S. XI, un grupo de edificios que se construyen en Francia y en España
aparecen caracterizados por unas formas que responden a un nuevo concepto de arquitectura. Este
nuevo lenguaje plástico se generalizó por toda Europa acabando incluso con las fórmulas que tendían a
perpetuarse en sus tradiciones locales. La expansión de este lenguaje está vinculada a los caminos de
peregrinación (ver contexto histórico).
FRANCIA: (ver pág. 244) Es el país que cuenta con el mayor número de edificios románicos y con
algunos de los ejemplos más significativos. El estudio del románico en Francia se suele abordar desde
las variedades regionales. Se suelen distinguir cuatro regiones: Aquitania (sur), Borgoña (centro),
Provenza (este) y Normandía (norte).
Borgoña: En la segunda mitad del S.XII en la abadía de Cluny se realizaron unas interesantes
aportaciones arquitectónicas por lo que se considera a esta región como la cuna del románico pleno. La
gran iglesia de Cluny III construida entre 1095 y 1130 recogió las experiencias de la arquitectura
románica hasta ese momento, las reelabora y monumentaliza. Poco queda de este proyecto pero se sabe
que su influencia fue notable.
* Magdalena de Vézelay. Esta iglesia se construyó a partir del S. XI para dar cabida a los
numerosos peregrinos que allí acudían. Se trata de una iglesia de tres naves de gran altura aunque no
tanto como las de Cluny III; presenta dos niveles separados por una imposta decorada. Las tres naves
se cubren con bóvedas de arista y los tramos se separan con arcos torales decorados con una bicromía
de influencia hispanomusulmana.
Aquitania: Esta región cuenta con algunos de los ejemplos más interesantes de las llamadas “iglesias
de peregrinación” que presentan tribuna y girola como son:
* Santa Fe de Conques. A mediados del S. XI se procedió a una total renovación del viejo
monasterio carolingio. Las obras fueron emprendidas con el abad Odolrico.
bastante austera presenta una doble portada, abocinadas, y sobre ella un rosetón que ilumina la nave
central.
Un grupo muy homogéneo lo constituyen las iglesias que adoptan como sistema de cubrición las
cúpulas. Este sistema es sin duda de origen bizantino. Éstas se concentran fundamentalmente en la zona
de Perigord. Las iglesias más antiguas son las catedrales de Cahors y Saint Front de Perigueux.
* San Pedro de Angulema. Fue obra del obispo Girard durante la 1ª mitad del S.XII. Presenta un
acusado crucero y la nave única se cubre con cúpulas que se apean sobre sólidos pilares y pechinas.
Provenza: la arquitectura de esta región no presenta desde el punto de vista arquitectónico grandes
hallazgos aunque en sus iglesias se encuentran interesantes conjuntos escultóricos.
Normandía: En esta región se impone el modelo de iglesia-castillo (castillo de Dios), por ello suelen
presentar flanqueando sus fachadas unas enormes torres campanarios. El aspecto exterior es bastante
austero acentuando el carácter defensivo. Uno de los ejemplos más representativos es la catedral de San
Esteban de Caen de finales del S. XI.
Numerosas torres, dos ábsides, un crucero doble y la influencia del estilo lombardo en los paramentos
exteriores. En el interior la tradición otoniana de la alternancia de pilares fuertes y débiles.
En la zona centro de Italia las construcciones presentan tipologías sencillas pero con un acentuado
sentido ornamental de los paramentos exteriores.
* Conjunto de Pisa. La catedral de Pisa fue erigida a principios del S. XI como verdadero símbolo
de la ciudad tras la victoria sobre los sarracenos de Palermo a quienes se les arrebató como botín de
guerra el dinero que se destinó a su construcción.
La catedral, proyectada por el maestro Buschetos, es un edificio de planta de cruz latina con cinco
naves con otras tres de crucero, disponiendo de tres ábsides, uno en cada extremo de la cruz. En las
arquerías de separación de naves los arcos de medio punto descansan sobre columnas, corriendo por
encima una tribuna. La nave se cubría con un artesonado de madera siguiendo la tradición de las
basílicas paleocristianas. El exterior se encuentra ricamente decorado con series de galerías. Se
completaba el conjunto con otros dos edificios: el campanile y el baptisterio. Esta fórmula era muy
usual en Italia. El campanile, torre inclinada de Pisa, es una torre de planta circular envuelta en una
serie de galerías exteriores. Es una edificación iniciada en 1173, aunque su construcción se vio
interrumpida por problemas en la cimentación. El Baptisterio, aunque se inició en estilo románico se
concluyó durante el gótico.
Los recursos empleados en la catedral pisana definen las características del románico de la Italia
central: la aplicación de mármoles de distintos colores para conseguir efectos cromáticos y la
utilización de galerías de arcos para ocultar la rotundidad de los muros.
ROMÁNICO ESPAÑOL.
En el contexto histórico del románico español hay que tener en cuenta la peculiar situación de
los reinos cristianos peninsulares.
A partir del cambio de milenio se levantaron una serie de edificios en los que se ensayarán unos
nuevos sistemas constructivos. La fórmula que más éxito tuvo fue la introducida por los maestros
lombardos (magistri comacini). Estos procedían del norte de Italia y extendieron sus fórmulas
arquitectónicas por el Pirineo catalán y aragonés a partir del S. XI debido al sistema de organización
gremial itinerante.
A partir del S. X, junto a la reforma monástica del Cluny, se producirá un cambio de liturgia que
obligó a una radical transformación de las formas tipológicas. En Cataluña se sumaron pronto a las
formas renovadoras, teniendo como principal impulsor al abad-obispo Oliba. Lo que constituía
Cataluña en el S. XI era un territorio que tenía como origen la Marca Hispánica por lo que se mantenía
abierto a las influencias de Francia e Italia. Con la actividad personal directa o por la influencia del
Abad Oliba de Ripoll se construyeron los edificios más significativos del primer románico catalán como
Santa María de Ripoll, la colegiata de San Vicente de Cardona o San Pedro de Roda. El lenguaje
formal del románico catalán, de influencias lombardas, provenzales y alemanas, se manifiesta en una
gran variedad de edificios:
* Santa María de Ripoll: Este templo había surgido por iniciativo de Wifredo el Velloso, en 879.
Tras varias reconstrucciones el abad Oliba consagró el edificio en 1032.
La iglesia, de planta basilical de cruz latina, presenta una amplia cabecera de siete ábsides abiertos
a un amplio transepto acusado en planta. El cuerpo de naves está dividido en cinco, resultado,
posiblemente de dos etapas constructivas distintas, ya que presenta distintos tipos de soportes. La
alternancia de soportes (columna-pilar) de las laterales responde a una influencia otoniana. Algo más
tarde se proyectó la fachada con dos torres de tradición carolingia. O los monasterios de * San
Pedro de Roda y *San Martín de Canigó.
Este tipo de arquitectura lombarda se arraigó profundamente. Por ello encontramos en Cataluña,
todavía, en pleno S.XII edificios que podemos considerar arcaizantes como los del Valle de Boí: San
Clemente y Santa María de Tahüll, entre otras. La mayoría de las edificaciones que se conservan en el
Valle fueron construidas o reformadas entre la segunda mitad del S. XI hasta la segunda mitad del
S.XII. Las de Santa María y San Clemente fueron consagradas ambas en el año 1123 por el obispo de
Barbastro, Ramón. Ambas iglesias responden a la misma tipología: planta basilical de tres naves
cubiertas con techumbre de madera y rematas cada una de ellas con sendos ábsides semicirculares. Al
exterior se eleva una torre que presenta, al igual que los ábsides, la típica decoración lombarda.
SAN CLEMENTE DE TAHULL
En la segunda mitad del S. XI se produce un fuerte avance territorial que rebasa el Tajo, por lo
que el Camino de Santiago queda lejos de la frontera. Sancho III de Navarra (comienzos del S. XI), el
más poderoso rey del momento, impulsa las peregrinaciones y la recepción de la cultura europea. Con
este proceso los distintos estilos prerrománicos quedarán absorbidos por el románico.
El románico hispano es importado; distinguiéndose dos vías de penetración: una por los
Pirineos orientales, hacia Cataluña, de tradición lombarda. La otra vía es el Camino de Santiago de
Compostela. El románico de Santiago de Compostela tiene influencias principalmente francesas
(especialmente las iglesias de peregrinación), pero ello no excluye los contactos con la escuela catalana,
ni la adopción de elementos de tradición local prerrománica (cabeceras rectas) o hispanomusulmana
(arcos lobulados, bóvedas de nervios,...).
La localización del románico se limita al territorio norte donde se manifiesta con gran complejidad
debido a que el fenómeno de la “reconquista” complicó todos los fenómenos culturales.
Aragón y Navarra. En esta zona bajo control del rey Sancho de Navarra y sus sucesores el románico
tuvo manifestaciones tempranas como la espléndida escuela de Jaca con influencias
hispanomusulmanas y lombardas, que definieron el llamado “estilo jaques”.
* Catedral de Jaca (hacia 1054). Obra de planta basilical con crucero no acusado en planta y cuyo
proyecto fue modificado durante su ejecución.
Algunos artistas de esta escuela difundieron su arte en numerosos edificios aragoneses y navarros
durante la primera mitad del S.XII. Se puede seguir la evolución de este arte en el Castillo de Loarre,
San Pedro el Viejo de Huesca, San Juan de la Peña,....
* San Juan de la Peña (Huesca). Este monasterio fue en origen un pequeño eremitorio excavado en
la pared rocosa y pudo estar ya ocupado en época visigoda. La iglesia fue consagrada en 1094 en
presencia del rey de Aragón, don Pedro I. Durante varias generaciones se usó este monasterio como
panteón real. Uno de los elementos más importantes es su claustro con un importante legado escultórico
de uno de los maestros románicos más significativos del Camino de Santiago.
Castilla-León. Las primeras obras del románico pleno consistieron en ocasiones en remodelaciones
o ampliaciones de antiguos edificios prerrománicos. Ese es el caso de uno de los edificios más
emblemáticos de esta zona: San Isidoro de León.
* San Isidoro de León. Este edificio leonés surgió sobre otro más antiguo, el monasterio de San
Juan Bautista y San Pelayo de Córdoba, al cual se trasladaron los restos mortales de San Isidoro de
Sevilla. Fernando I y Doña Sancha renovaron totalmente el cenobio en 1054. Consistía en una iglesia
románica de tres naves y un enorme pórtico. Pocos años después debido al impulso de doña Urraca,
hija de Fernando I, se volvió a reconstruir la iglesia, la actual, con sus tres grandes naves; el pórtico,
respetado, se convirtió en panteón real.
Esta iglesia con planta de cruz latina presenta tres naves con un acusado transepto al que se
abren tres ábsides semicirculares, y que presenta muchos detalles hispanomusulmanes como los arcos
torales poli lobulados. Mención especial merecen las dos puertas monumentales: la del Cordero y la del
Perdón, ambas con un planteamiento iconográfico muy interesante y relacionadas con talleres
escultóricos localizables en otros lugares del Camino de Santiago.
Situado en el mismo Camino de Santiago se encuentra uno de los monumentos del románico
más interesantes, se trata del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Era un centro al que acudían
numerosos peregrinos y puesto que en el siglo XII recibió numerosas donaciones sufrió abundantes
ampliaciones y reformas. De todo el conjunto destaca el claustro, que presenta un interesante programa
iconográfico.
Posiblemente sea Palencia la zona del Camino que presente una mayor cantidad y variedad de
monumentos románicos. De entre todos ellos destaca la iglesia de San Martín de Fromista.
Esta iglesia se realizó con el dinero donado en el testamento de Doña Mayor (Munia, Condesa de
Castilla). Las obras se ejecutaron entre finales del S. XI y principios del S.XII, un corto espacio de
tiempo para aquella época. Ya que contó con una importante dotación económica. Debido a ello la obra
presenta una gran uniformidad, ya que se realizó sin paradas. En el S.XII fue cedida a los monjes
benedictinos de San Zoilo de Carrión.
La planta basilical tiene tres naves con crucero no acusado en planta siguiendo el modelo de la
catedral de Jaca. La cabecera tiene tres ábsides semicirculares y sobre el crucero se levanta una torre
cimborrio octogonal. La fachada principal está flanqueada por dos torres cilíndricas. El material
utilizado es sillar perfectamente aparejado. Apenas presenta decoración que se limita prácticamente a
las molduras decoradas con billetes ya que apenas tiene elementos escultóricos (crismón del tímpano
principal). Las cubiertas son bóvedas de cañón en las naves y cúpula sobre trompas en el cimborrio.
* Santiago de Compostela. (pág 246 y 247) El conjunto arquitectónico del la catedral de
Santiago de Compostela fue iniciado en 1075 y finalizado en 1124 y contó entre sus constructores a los
maestros franceses Bernardo el viejo, al Maestro Esteban y a Bernardo el joven. La obra se inició con
el obispo Diego Peláez con el patronazgo del monarca Alfonso VI, pero su gran artífice fue el obispo
Diego Gelmírez, a quien se debe gran parte de la obra. En una tercera etapa (1168-1211) se encargó al
Maestro Mateo la realización de la llamada cripta vieja y el Pórtico de la gloria. La catedral fue
definitivamente consagrada en 1211.
Su proyecto reproduce el tipo de planta de iglesia de peregrinación desarrollado en la Aquitania
francesa (Santa Fe de Conques, San Saturnino de Toulouse, etc.) y cuyo elemento más significativo el
tratamiento del espacio interior diseñado para la circunvalación de masas y la multiplicación de los
oficios religiosos que pueden celebrarse simultáneamente.
La planta de cruz latina tiene tres naves con un amplio deambulatorio al que se abren las capillas
radiales. El edificio presenta para acoger a los peregrinos, además de un enorme pórtico (El pórtico de
la Gloria), una tribuna que discurre por las naves laterales circunvalando todo el edificio.
Una de las zonas europeas en la que la escultura alcanza su máxima expresión será Francia donde
se desarrolló al mismo tiempo que la arquitectura. Uno de los principales centros del románico francés
fue la Borgoña, que con Cluny, Vézelay y Autum ofrece tres de los conjuntos de escultura monumental
más interesantes para la historia del estilo.
La escultura francesa monumental tiene sus primeras manifestaciones en San Saturnino de
Toulouse. Antes de 1118, los escultores realizaron la puerta Miegeville. Representa la Ascensión de
Cristo contemplada por los Apóstoles alineados en el dintel. Aunque se respeta la adecuación al marco
arquitectónico las figuras están representadas en una especie de danza que rompe con la frontalidad.
En San Pedro de Moissac se han podido detectar dos talleres, el taller que trabajó en el claustro y
el de la portada de la iglesia. Esta portada muestra una talla de influencia bizantina, muy semejante a la
talla de los orfebres en la que destaca la minuciosidad del detalle. Sobre el tímpano se esculpe la visión
apocalíptica de San Juan: la inmensa figura de Cristo, rodeada del Tetramorfos y los ancianos con sus
copas e instrumentos musicales dispuestos en bandas horizontales con su mirada dirigida al Salvador.
Contrasta su escala con la del grupo central. El Cristo domina la composición por su tamaño y la talla
de su túnica. Es un claro ejemplo de adaptación al marco arquitectónico.
Por los mismos años que Moissac otro taller realizó una teofanía sobra una de las fachadas de
Santa Fe de Conques. En la portada del Juicio Final se representa al Juez Supremo impartiendo
justicia. El tímpano aparece todo cubierto de imágenes (horror vacui). Es una representación de una
gran calidad narrativa muy relacionada con el relieve histórico romano.
La figuras están concebidas en una talla bastante más corta y menos esbelta que Moissac.
El llamado “Maestro de Cluny”, autor de los magníficos capiteles de la girola de la abadía llegó
en 1120 a Vézelay donde se estaban reanudando las obras de la iglesia de la Magdalena. Allí dejó su
arte en algunos capiteles y en la portada. Este maestro se define por su elegante sentido al componer las
vestiduras especialmente la caída de los pliegues, por sus figuras esbeltas y especialmente por la
dinamicidad de sus composiciones, ya que incluso llega a romper con una de las reglas básicas: la
adaptación al marco arquitectónico.
En el tímpano de la iglesia de la Magdalena de Vézelay se representa al Pantocrátor rodeado por
los Apóstoles sobre quienes desciende el Espíritu Santo representado por unos rayos simbólicos que
parten de la mano de Cristo. En torno a la escena central se representan los pueblos que los Apóstoles
tienen la misión de evangelizar.
De cronología un poco más tardía es el Pórtico Real de Chartres en cuyo tímpano se representa al
Pantocrátor rodeado por el Tetramorfos y los ancianos bíblicos en el dintel y las arquivoltas. Destacan
sobre todo las esculturas de los Apóstoles que se encuentran adosadas a las columnas de las jambas. Se
trata de estatuas-columnas en una perfecta adaptación al marco arquitectónico.
La zona de la Provenza, debido a su proximidad con Italia y a la abundancia de restos de época
romana, desarrolla una escultura con una clara influencia clásica, inspirada en el arte romano. Se trata
de escultura de un marcado volumen.
La escultura románica se desarrolló en fechas muy tempranas en territorio español alcanzando una
gran calidad ya en el S. XI. El rápido aprendizaje de los escultores foráneos se debe en parte a la
tradición escultórica prerrománica y especialmente la escultura tardo romana, cuyas obras inspiraron,
sin duda, algunas de las primeras obras románicas. Ahora bien, la escultura románica peninsular
desarrollada por los maestros locales tiene muchas semejanzas con las imágenes francesas lo que
demuestra el origen de los primeros talleres de escultores que trabajaron en España. Estamos por lo
tanto ante una escultura que sintetizó con acierto en muchas ocasiones el estilo francés con formas
locales e incluso hispanomusulmanas.
Otro de los monumentos cumbres del románico peninsular es el claustro de Santo Domingo de
Silos en la provincia de Burgos. El Claustro se dispone en dos pisos destacando por la variedad y
calidad de los capiteles el piso inferior. En él se han descubierto tres maestros escultores: el más
antiguo y el más genial es el autor de los capiteles de la zona este y parte de la norte incluidos algunos
de los paneles de los pilares de las esquinas. Se trata de capiteles pareados, muy unidos enlazados por
un ancho ábaco. En ellos aparece una gran variedad de temas. Animales fantásticos (arpías), motivos
vegetales con animales entrelazados, y escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento. En los pilares
aparecen escenas de la vida de Jesús: la duda de Santo Tomás, el Pentecostés, la Resurrección....La
cronología de la obra se situaría entre finales del S. XI y principios del S.XII. Destaca sobre todo en
estos relieves la gran finura de la talla, la destreza técnica que le permite representar con gran sutileza
finísimos detalles. Este tipo de talla se ha relacionado con la tradición eboraria hispanomusulmana,
influencia que no era ajena a este escultor y que incorporó con gran equilibrio y destreza a su
formación languedoniana.
En cuanto a relieves historiados hay que destacar la magnifica portada dentro del románico
catalán de Santa María de Ripoll. Esta obra de datación tardía, finales del S.XII, expone una visión
sacralizada del mundo a través de escenas del Antiguo Testamento. Las escenas se disponen en 7
bandas horizontales y están inspiradas en Bíblias prerrománicas catalanas, de arriba hacia abajo: el
Pantocrátor con el Tetramorfos, los bienaventurados y escenas del Antiguo Testamento (3 bandas),
animales, etc. Todo el conjunto presenta una gran densidad de imágenes e incluso las jambas están
decoradas con estatuas (San Pedro y San Pablo) adaptadas al marco arquitectónico.
Avanzado el S.XII y al amparo de las peregrinaciones surgieron en la zona aragonesa una serie de
talleres entre los que destaca el llamado Maestro de Agüero cuya obra se ha podido detectar en los
capiteles de San Juan de la Peña y de San Pedro el Viejo de Huesca.
A finales del S.XII se inicia un estilo de transición hacia el gótico y ello se manifiesta en una
pérdida de la rigidez y por lo tanto en una mayor naturalidad y plasticidad.
En San Vicente de Ávila cabe distinguir tres obras de diversos maestros y tendencias: el pórtico
occidental, la portada meridional y el sepulcro de los hermanos mártires Vicente, Sabina y Cristeta. Su
pórtico occidental, comparable a las portadas francesas, tiene imágenes de Apóstoles, Santos y Profetas
representados entre una complicada flora. No parece ser de autor español, ya que irradia una clara
influencia francesa, especialmente de Chartres de transición al gótico, por ello se ha identificado con el
Maestro Fruchel.
En Galicia se puede admirar la obra cumbre del románico: El Pórtico de la Gloria de la catedral
de Santiago de Compostela .La obra está firmada por el Maestro Mateo, que se autorretrató en la
parte inferior, frente al altar, y su cronología es del año 1188. El pórtico tiene tres tramos, símbolo de la
Trinidad, y su desarrollo iconográfico todavía no está totalmente claro. En esencia, la puerta central,
con tímpano, simboliza la iglesia cristiana, presidida por Cristo entronizado y ángeles portadores de los
instrumentos de la pasión, además los 24 ancianos del Apocalipsis. Acompañan los cuatro Evangelistas
dispuestos en las jambas. En el parteluz aparece la figura del Apóstol Santiago. En la puerta de la
izquierda se perfilan personajes del pueblo judío, por lo que se supone que está dedicada a la Antigua
Ley; y en la puerta de la derecha, al mundo de gentiles o paganos.
Son imágenes policromadas lo que acentúa el naturalismo con el que fueron concebidas. Prueba
también de la evolución escultórica es el hecho de que las esculturas adosadas a las jambas comienzan
a desprenderse de ellas y a establecer una comunicación entre las distintas imágenes.
Otra de las grandes obras selectas de la escultura románica es la serie de los doce Apóstoles con
que se enriqueció la Cámara Santa de Oviedo. Aunque el conjunto arquitectónico es de época
prerrománica durante el S.XII se construyó la bóveda y se renovó la decoración. Son imágenes
adosadas a las columnas distribuidas en parejas. Es notable la capacidad del autor para establecer la
comunicación entre ellas, recurriendo a las más variadas expresiones con extraordinaria elegancia y
una gran perfección formal.
Además de la escultura monumental, el románico cuenta con otro tipo estatuario: imágenes
exentas consagradas directamente al culto, casi siempre talladas en madera y policromadas. En este
aspecto España cuenta con una gran cantidad y calidad de esculturas. Los temas más divulgados se
refieren a Cristo y a la Virgen. El primero aparece en la escena del Descendimiento de la que se
conservan escenas de gran tamaño como la de San Juan de las Abadesas. Más corriente es el Cristo
en Majestad o Cristo crucificado: Majestad de Batlló. Se trata de un Cristo crucificado realizado en
madera policromada; posiblemente realizado durante el S.XII. Todas ellas son imágenes de una gran
severidad y rigidez formal que responden al prototipo generalizado en el románico de Cristo vestido con
túnica o faldellín, clavado con 4 clavos y sin apariencia de sufrimiento o dolor físico pero que es capaz
de transmitir su grandeza y superioridad ante el sacrificio. La Virgen aparece en su versión de la
Theotocos o Madre de Dios, muy abundante en la zona catalano aragonesa como la Virgen de Iguacel.
No hay que olvidarse de la imaginería en márfil como el Cristo de Doña Sancha; obra encargada por
el rey de Castilla, Fernando I, hacia 1063. Fue realizada en el taller eborario de San Isidoro de León,
protegido por los monarcas castellanos. En el románico los marfiles se inspiraron en la escultura de
piedra, pero también en los dípticos bizantinos, los marfiles cordobeses y los códices mozárabes.
La pintura puede presentarse en dos técnicas distintas: la pintura mural “al fresco” y la pintura
sobre tabla “al temple”. La pintura mural, al igual que la escultura está sometida a los imperativos de
la arquitectura, la mayoría de las veces se localiza en la bóvedas, en los muros y en el ábside.
Al igual que la escultura, la pintura desempeña una función didáctica y educativa al mismo
tiempo que decorativa.
Los convencionalismos pictóricos del románico son la síntesis de recursos de influencia bizantina
interpretados de forma distinta en cada una de las regiones. Se trata, en general de una pintura con
predominio de la línea, generalmente de trazo grueso que delimita la imagen en compartimentos que se
rellenan de colores vivos e intensos aplicados de forma plana. Son imágenes en las que el volumen se
representa con las mismas líneas. Presentan además una tendencia a la abstracción. No se utiliza la
perspectiva, adaptándose las escenas al marco arquitectónico.
Precisamente la pintura románica es una de las grandes glorias del arte medieval español.
Aunque prácticamente todos los templos por pequeños que fueran estuvieron ornados con pintura mural
la realidad es que muchos se han perdido, bien por las humedades o por el afán de renovación que llevó
en muchas ocasiones a hacer desaparecer una decoración que consideraban bárbara e imperfecta.
Es la región catalana la que conserva un mayor número de ejemplares entre los que destacan las
pinturas murales de Santa María y San Clemente de Tahull, consagradas ambas hacía el 1123. En
Santa María de Tahull se representó en el ábside la Theotocos (Maiestas Mariae) y debajo una hilera
de Apóstoles y Santos bajo arquerías que se pueden identificar en parte por sus atributos. En la parte
inferior se desarrolla una cenefa de gran formato que incluye una serie de tondos con animales
fantásticos en su interior. Su autor debió ser un extranjero o un español muy familiarizado con los
modelos bizantinos, que penetraron en la península a través del norte de Italia, ya que en estas pinturas
se observa un gusto muy refinado por los detalles y el tratamiento de los rostros muy influido por los
iconos bizantinos, presentando un aire hierático y distante. En San Clemente el tema principal del
ábside es el Pantocrátor (Maiestas Domini) con los cuatro evangelistas y sus respectivos símbolos. Por
debajo de este nivel se desarrolla una banda con una serie de personajes bajo arquerías perfectamente
identificados por las inscripciones: Tomás, Bartolomé, María, Juan y Santiago. El autor, es sin duda, el
mejor artista de la pintura románica. También se le relaciona con la corriente bizantina.
Aunque la zona de León no cuenta con muchos restos de pintura románica tiene uno de los
conjuntos más importantes: El Panteón Real de San Isidoro de León. En este recinto, cuya estructura
arquitectónica data de finales del S. XI y que fue remodelada en el S.XII con doña Urraca, presenta
una magnifica decoración pictórica que cubre las bóvedas. En la central destaca el Pantocrátor rodeado
de los evangelistas, humanos en parte, pero con cabezas de los animales simbólicos correspondientes
(antropomorfos). Este conjunto, cuyo autor se ha relacionado con un maestro francés, destaca por la
gran imaginación compositiva (ya que se tiene que adaptar a un complejo marco arquitectónico) y la
capacidad para representar escenas llenas de ternura, inesperadas para el románico: “El anuncio a los
pastores del Nacimiento de Cristo” o “la Última Cena”. Su autor parece más próximo a la pintura
tardo romana por el tipo de imágenes y por su técnica, ya que utiliza las pinceladas blancas para
indicar el volumen.
Durante la época del románico fue costumbre colocar frente al altar un rectángulo decorado que se
llamó frontal o “antipendium”. En España la mayoría de las veces estaban pintados con temple (colores
disueltos con clara de huevo). Los ejemplos más importantes se encuentran en el Pirineo catalán como
el frontal de la Seo de Urgel y el frontal de Santa Julita y San Quirico.