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Vigarello El Sentimiento de Si Historia de La Percepcio N Del Cuerpo S XVI S XX 1 PDF
Vigarello El Sentimiento de Si Historia de La Percepcio N Del Cuerpo S XVI S XX 1 PDF
El sentimiento de sí
Historia de la percepción del cuerpo (s. XVI s. xx) -
UNIVERSIDAD
NACIONAL
DE COLOMBIA
Rectoría
Bogotá, D. c .. 2017
© Universidad Nacional de Colombia
© Georges Vigarello, El sentimiento de sí. Hitoria de la percepción del cuerpo (s. xv1 s. xx) -
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del
titular de los derechos patrimoniales. Prohibida su venta en otros países diferentes a Colombia
Cet ouvrage, publié dans le cadre du Programme d'aide a la publication et de l'Année
France-Colombie 2017, a bénéficié du soutien de l 'Institut Fram;ais de Colombie
E sta obra, publicada en el marco del Programa de Ayuda a la Publicación y del Año
Colombia-Francia 2017, contó con el apoyo del Instituto Francés de Colombia
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FRANCFA
2017
INTRODUCCIÓN 1
CAPÍTULO III
EL SIGLO XVIII Y EL TRASTORNO DE LO SENSIBLE 45
CAPITULO IV
DEL "sf" AL "SENTIMIENTO DE EXISTENCIA" 67
CAPITULO VI
LA INVENCIÓN DE LA CENESTESIA 109
CAPITULO VII
Nunca los testimonios personales sobre el cuerpo han sido tan rea
listas y precisos como hoy. Nunca han sido tan diversos, tan nume
rosos. Incluso jamás han sido tan ambiciosos, pretendiendo develar
lo oculto, esbozar interpretaciones subyacentes, comunicar emocio
nes, afectos. No sorprende que en su Diario de un cuerpo (2012) , Daniel
Pennac se entregue a revelar las confidencias más íntimas. Tampoco
sorprende que sus tensiones internas alcancen las carnes, hasta pro
vocar una implacable comprobación: "una de las manifestaciones
más extrañas de mis estados de angustia es esta manía de devorarme
la parte de adentro del labio inferior'". Se ha vuelto trivial la enun
ciación de que el cuerpo encarna lo psicológico. Tampoco hay sor
presa cuando Fritz Zorn, al final de los años 1970, asegura descubrir
en su cáncer la salida de una larga historia personal, un conjunto de
desgracias, vagabundeos, crispación, todos alojándose en su cuerpo
para destruirlo. Su relato orquesta una lenta marcha degenerativa:
"me gustaría tratar de rememorar el mayor número de cosas posibles
relativas a esta enfermedad, que me parecen típicas e importantes
desde mi infancia'". Una fuente psicológica o social lejana explicaría
así la inexorable afección física de la que ha sido "víctima" Fritz Zorn.
Esta búsqueda de sensaciones perdidas pero reveladoras se ha bana
lizado. Una arqueología de los efectos corporales se impone hoy en los
textos como en las revistas de salud: la piel revela nuestros estados de
alma3, los dolores o tensiones del cuerpo revelan nuestros secretos4,
el sobrepeso revela nuestro estrés5, las hinchazones6 revelan nuestra
16 Ver en particular D. M. Levin. Modernity and the hegemony of vision. Berkeley: University
of California Press, 1993. Ver, para una perspectiva antropológica de una tal cuestión, D. Le
Breton. El Sabor del mundo. Una antropología de los sentidos. Buenos Aires: Nueva Visión, 2007.
17 A. Furetiere. Art. "Sens". Dictionnaire universel, contenant généralement tous les mots fran{ois
tant vieux que modernes et les termes de toutes les sciences et des arts . . La Haya , 1690.
.
18 Ver P. Roben. Art. " Sentiment". Dictionnaire alphabétique et analogique de la langue fran{aise.
s vol. París , 1964.
4 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
1 Ver aquí el texto fundamental de Charles Taylor. Las Fuentes del yo: la construcción de la
identidad moderna (1989). Barcelona: Paidós, 1996, en panicular la definición del filósofo
como "pensador autónomo ", tema que jugó "un papel capital en la radicalización de la
Ilustración" (p. 411).
10 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
1 D. Diderot. El Sueño de d 'Alembert (1769). Madrid: Debate , 1992. El libro solo será publicado
en 1830, pero -además de que corresponde a numerosos otros temas publicados, en pani
cular, en la Encyclopedie- sigue siendo, con el Sobrino de Rameau, el texto "más comentado"
del autor. Ver R. Lewinter. " I ntroduction" a la edición de cruvres completes que el mismo
Lewinter publicó en Le Club fram;ais du livre, 1969, t. 8, p. 40.
2 D. Diderot. El Sueño de d 'Alembert . . p. 33.
.
3 Ibid . , p. 22.
12 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
El sueño de d'Alembert
Por supuesto que el tema había atravesado el tiempo: místicos,
melancólicos, soñadores y brujos desde siempre han sugerido tales
evasiones, siempre han evocado las ilusiones de apariencia. Los
hombres que se han sentido lobos, gatos u otros animales, los que
confiesan sus pérdidas o sus recomposiciones interiores ocupan
los archivos médicos, tanto como los archivos civiles, religiosos y
judiciales4, hasta los cuerpos imaginariamente sentidos como des
hechos, desmembrados , recompuestos, los entregados a infinitas
metamorfosis sugeridas por las tentaciones de los santos. Muchas de
esas ilusiones son retomadas por el d'Alembert adormecid o: el sen
timiento experimentado por algunos durmientes de volverse inmen
sos, por ejemplo con "brazos y piernas alargándose al infinito "5, o el
de volverse minúsculos, un cuerpo " que entra" en sí mismo; o el de
disponer de una elasticidad extraña, el individuo "que siente como
balones bajo sus pies"6• En cambio, es muy clara la originalidad de
Diderot que le da más importancia, más verdad a esas "impresiones " ;
d e hecho, son u n lugar d e sorpresa y d e interrogación. Las asocia de
forma más fundamental con un cambio posible de identidad, con una
manera distinta de sentirse: una visión inédita, incluso si el análisis
permanece más sugerido que efectuado, emprendido más que rea
lizado. Además, no se queda solamente con el sueño, tiene que ver
también con las sorpresas que vienen de lo cotidiano; los pacientes
de Bordeu, por ej emplo, que evocan en el mismo diálogo sus ilu
siones sobre sus propias dimensiones físicas, al punto de cruzar allí
inquietud y terror. Nace una manera nueva de "sentirse " a sí mismo
y también de decirlo, incluso si su explicitación en ese texto de 1769
está todavía muy lejos de ser completa.
4 Ver especialmente J. de Voragine. la Leyenda dorada (siglo xm). Madrid: Alianza, 2008; J.
Wier. De Praestigiis Daemonum et lncantationibus ac Venificiis (primera edición latina 1568). París,
1570; R. Bunon. Anatomía de la melancolía (1621). Madrid: Alianza, 2006.
s D. Diderot. El sueño de d 'Alembert . . . p. 34.
6 Ibid. , p. 36.
Una tradición atropellada 13
7 !bid . p. 35.
.
8 !bid., p. 34.
9 Ibidem.
10 Julien Offray de La Mettrie. El hombre máquina (1747). Buenos Aires: Eudeba, 1961.
14 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
16 Ver S . Goyard- Fabre. La Phi!osophie des Lumieres en France . París: Klincksieck, 1972, p. 187.
17 D. Diderot y J. Le Rond d'Alernbert. Art. " Sensibilicé". L'Encydopédie, ou Dictionnaire rai
sonné des sciences, des arts et des métiers. París, 1751-1780.
18 R. Polio . . . El propio Kant no puede dejar de sugerir una •Apología por la sensibilidad"
en su Anthropo!ogie du point de vue pragmatique (1798). París: Vrin, tr. Foucault, 1970, p. 29.
19 A.-F. Boureau Deslandes. Pygma!ión ou !a statue animée. París, 1741.
20 A.-G. Meusnier de Querlon. Les hommes de Prométhée. París, 1748.
21 Condillac, E. Bonnot de. Traité des sensations. París, 1754.
16 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
22 F.-M. Arouet, llamado Voltaire. Micromegas (1752). Biblioteca virtual universal, cap. 11,
p. 3.
23 Ibídem.
24 D. Diderot y J . Le Rond d'Alembert. Art. "Sensibilité ". Encyclopedie . . .
25 D. Diderot. El sueño de d'Alembert... p. 22.
26 H. Bernardin de Saint- Pierre. É tudes de la nature (1786). Citado por S. Goyard- Fabre. La
Philosophie des Lumieres en France. París: Klincksieck, 1972, p. 217.
27 J . - J . Rousseau. Les confessions (1771), p. 8.
Una tradición atropellada 17
fuera. En el siglo xvm, otros se han acercado a tal objeto sin alcanzarlo,
sin duda. Por ejemplo, la ficción que sugiere Buffon -con su relato
completamente imaginario del "primer hombre" - afronta también el
descubrimiento de sí; este ser inicial parece evocar claramente un des
cubrimiento sensible independiente de las cosas. Buffon inventa un
individuo que surge en la naturaleza con su cuerpo completo pero, por
el contrario, virgen de toda sensación, que se va despenando "como
nuevo para él mismo y para todo lo que lo rodea"28• El punto de vista
de Buffon es claro: en apariencia, no son los objetos los que se impo
nen y la descripción de lo que es "originariamente" palpado se vuelve
de repente original: "Llevaba la mano a mi cabeza, tocaba mi frente y
mis ojos, recorría mi cuerpo; mi mano me pareció entonces que era
el principal órgano de mi existencia"29• El hombre le da profundidad
a un "adentro", especificando su existencia e identificándola, ningún
objeto exterior ocupa el cuadro y la mano sería la única intermediaria
de uno consigo mismo. El mismo relato repercute en los gestos de la
estatua de Condillac: "tan pronto como ella lleva la mano a una [de sus
panes] , el mismo ser que siente se propaga de alguna manera de una
a la otra"3º. Al tocar su cuerpo la estatua se conoce y se reconoce, pero
esta mano sigue siendo "instrumento", no es más que una verifica
ción "exterior". No es una sensación con origen en la noche orgánica,
sino que viene del mundo y de su contacto, por la vía de un afuera
que identifica un adentro. Supone la alerta de la piel para revelar una
conciencia; sin ella -y lo que ella hace nacer- el individuo sería como si
solo existiera "en un punto"3', sin anclaje ni espesor. Así, la identidad
se constituye por el tacto, sea lo que sea, el exterior es lo primero32•
La evocación de Diderot parece diferente y sobre todo más pro
funda: la dinámica nace del interior del cuerpo. La experiencia estu
diada no tiene como origen el "afuera" o la envoltura, sino el "adentro"
28 G.-L. Leclerc de Buffon. CEuvres completes avec les suppléments. París, 1835-1836, t. IV, p. 164.
29 Ibid., p. 165.
30 E. Bonnot de Condillac. Traité des sensations . . p . 256. Sobre el "tacto" en Condillac, ver D.
.
32 Condillac hace clara referencia a un "tacto" inicial que, en ausencia de los otros senti
dos, daría a la estatua "el sentimiento que ella tiene de la acción de las partes de su cuerpo
las unas sobre las otras". Él le da incluso un nombre a ese "tacto", el de "sentimiento
fundamental". Pero ese mismo sentimiento permanecería limitado, por no decir amputado.
Requiere la intervención de la mano y de sus excursiones sobre el cuerpo para que la
estatua descubra sus partes y su "extensión". Ver Traité des sensations . pp. 251-252.
..
18 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
35 Diderot. Carta sobre los ciegos para unos de [os que ven (1749). Valencia: Pretextos y Funda
ción la ONCE, 2002, p. 21.
36 D. Diderot. El sueño de d 'Alembert . . . p. 42.
37 A.-F. Boureau Deslandes. Recueil de différents traités de Physique et d 'Histoire naturelle. París,
1748, t. I, p. 151.
Una tradición atropellada 19
del espacio corporal sugeridas por Diderot. Permite sobre todo com
prender mejor cómo, con la Ilustración, el individuo por primera vez
se siente inscrito en el espacio de su cuerpo y trata de recordar directa
mente su efecto: existir sería ante todo vivir un "estado" orgánico, con
sus impresiones, confusiones y efectos imaginarios, donde se inscribi
ría y se viviría la identidad. Esta es una manera totalmente inédita de
designar al individuo, su existencia y su profundidad, así sea todavía
bajo un modo sugerido más que deliberadamente profundizado, un
modo "sordo", opaco, más que totalmente transparente4', perspectiva
que numerosos análisis de la filosofía del Siglo de las Luces han indi
cado ya abiertamente:
El dualismo de la substancia extensa y de la substancia pensante
que se expresaba en términos de ontología, le deja lugar a una
psicología empírica que descubre la subjetividad y rehabilita la
sensibilidad42•
1 C. Galeno. Del uso de las partes del cuerpo (1 1°-mr. siglo). Madrid: Gredos, 2010.
2 P. Boaystuau. Breve discurso sobre la excelencia del hombre (1558).
26 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
14 J.·A. Sigaud de Lafond. Lecciones sobre la economía animal. París, 1767, t. 1 1 , pp. 276-277.
15 A. de Laurens ... p . 3.
16 Ver F. Choay. "la Ciudad y el dominio construido como cuerpo en los textos de los
arquitectos·teóricos del primer Renacimiento italiano", Nouvelle revue de psychanalyse, n• 9,
primavera de 1974, p. 239.
17 F. di Marchi. Trattato dell'Architettura militare. Brescia, 1599.
28 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
36 Ver M. Foisil. " La escritura del ámbito privado ", en Philippe Aries y Georges Duby
(dirs.), Historia de la vida privada, vol. 3: Del Renacimiento a la Ilustración. Madrid: Tauros, 1989,
pp. 331-369.
37 Ver J.-L. Flandrin. " La distinción por el gusto" , en Philippe Aries y Georges Duby (dirs.) . . .
p. 267 SS.
38 A. Corbin. El Perfume y el Miasma. El Olfato y el imaginario social, siglos XVIII - XIX. Madrid:
Fondo de Cultura Económica, 2002, p. 105.
39 Supra, p. 19.
40 Infra, p. 68
41 M. de Montaigne. Diario de viaje a Italia (ms. del siglo XVI). Madrid: Cátedra, 2010, p . 449.
32 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
42 Jbid p. 455,
..
44 Jbidem.
45 E. Pasquier. Les Lettres (ms. siglo xv1). Ginebra: Droz. 1974, p. 166.
46 !bid., p. 167.
47 A. Furetiere. Art. " Passion" . Dictionnaire Universel.
48 C. Sorel. Histoire comique de Francion (1623) , p. 94.
49 P. Scarron. Roman comique (1651-1657).
34 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
57 P. Pigray. Épitome des receptes de médecine et chirurgie (1' ed. latina, 1612). París, 1658, p. 326.
58 A. de Laurens. Discours de la conservation de la vue et des maladies mélancholiques (1594), en
CI;uvrrs, parte 11, pp. 301 ss.
36 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
59 Jbidem.
6o Ibidem.
La existencia "clósica" de los cinco sentidos 37
63 H . Kramer < o l nstitoris > y J . Sprenger. El Martillo de las brujas, Malleus Malejicarum (1486).
Valladolid: Maxtor, 2004, p. 214.
64 J. de Nynauld. De la lycanthropie, transformation et extase des sorciers. París, 1615, p. 17.
65 lbid . , p. 18.
66 !bid. , p. 17.
67 M. Delrio. Les controverses et Recherches magiques. París, 1611, p. 209.
68 L. Vair. Trois livres des charmes, sorcelages ou enchantements. París, 1583, p. 324.
69 !bid. , p. 326.
70 !bid., p . 327.
La existencia "clásica" de los cinco sentidos 39
73 Ibid., p. 221. Ver además P. de Lancre. Tableaux de l'inconstancc des mauvais anges et démons
(1607) . París: Aubier, 1982, p. 219.
74 Ibídem.
75 C . Sorel... p. 145.
40 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
76 Jbidem.
77 Ver S. Ferber, " Le Sabbath et son double", en N . Jacques·Chaquin y M. Préaud (dir.). Le
Sabbath des sorciers, xve.-xvme siecte. Grenoble: Millon, 1993, p. 107.
78 "H istoire de Louis Gaufridy, Pretre , bríilé comme Sorcier", en F. Gayot de Pitaval. Causes
célebres et intéressantes avec les jugements que les ont decidées. Amsterdam, 1764, t. VI, p. 171.
79 Ver M. de Certeau. La possession de Loudun (1990). París: Gallimard, 2005, p . 67.
So Soeur Jeanne des Anges. Autobiographie. París, 1644; Grenoble: Millon, 1990, p. 161. La
obra es sacada del texto publicado en 1644 en París , la Possession de la Soeur Jeanne des anges
de la maison de Coze.
La existencia "clásica" de los cinco sentidos 41
81 Jugement de nosseigneurs les commissaires nommés por le roy au fait des personnes religieuses et
autres personnes possédées du malin esprit d Aussone. París, 1662.
82 J.·A. de Thou. Histoire de Marthe Brossier, prétendue possédée. París, 1652, p. 29.
83 J. Benedicti. La Triomphante Victoire de la vierge Marie sur sept esprits malins chassés du corps
d 'une femme dans l'église des Cordeliers de Lyon. Lyon, 1583, p. 27.
84 Soeur Jeanne des Anges. Autobiographie, pp. 112-113. El tema hay que acercarlo a lo que
dice en el mismo momento el padre Surin, exorcista de la hermana Juana de los Ángeles, que
predica un abandono a las fuerzas divinas para preservar mejor alguna serenidad interior.
Ver S. Houdard. Les invasions mystiques. Spiritualités hétérodoxes et censures au début de l'époque
moderne. París: Belles Lenres, 2008, p. 218: "el yo del experimentador se ausenta de una
poesía que cuenta el abandono consentido".
85 !bid., p. 183. Los "sentidos internos" conservan aquí su significación antigua y tradicio
nal: memoria, imaginación, entendimiento, supra, p. 28.
42 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
88 Ver F. Fajardo Spinola. " Des vols et des assamblées des sorciéres dans les documents de
l'Inquisition", en !bid., p. 305.
89 Ver R. Brigs. " Le sabbat des sorciers en Loraine ", en !bid, p. 169.
90 Ver !bid. , p. 165.
91 " Histoire de Louis Gaufridy . . . ", en F. Gayot de Pitaval. Op. cit. , t. VI, p. 165.
92 Ver A. Gari Lacruz, op. cit. loe. cit.
93 Les sorciers du carroi de Marlou, un proces en sorcfllerie en Berry, 1582 - 1583. Texto establecido
por N. Jacques-Chaquin y M. Préaud, Grenoble: Millon, 1996, p. 126.
44 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
94 S. Cyrano de Bergerac. Historia cómica de los estados e imperios de la luna (1656). Buenos
Aires: Espasa-Calpe, 1999, p. 288.
CAPÍTULO 1 1 1
EL SIGLO XVIII Y EL TRASTORNO DE LO SENSIBLE
1 G. Lamy. Explication méchanique et physique des fonctions de l'dme sensitive oü l'on traite des
organes des sens. París, 1667, p. 161. Supra, p. 30.
2 R. Descartes. Discurso del método.
46 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
9 F. Boissier de Sauvages (1• ed. 1763). Nosographie méthodique dans laquelle les maladies son
rangées par classes, suivant le systeme de Sydenham et l'ordre des botanistes. París, 1772, t. 11, p. 271.
10 J. Sans. Guérison de la paralysie por l'électricité. París, 1772, pp. 1-2.
11 P. Bertholon. De l'électricité du corps humain dans l'état de santé et de maladie. Lyon , 1780.
12 J.-A. Nollet. Essai sur l'électicité des corps. París, 1746.
13 J. H. Winckler. Essai sur la nature, les effets et les causes de l'électricité (1744). París, 1748.
14 J. Jallabert. Expériences sur l'électricité, avec quelques conjectures sur la cause de ses effets. París,
1749.
15 J. Veracti. Osservazioni Jísico-mediche intorno o lla elettricitd. Bologne, 1748.
16 D. Diderot y J. Le Rond d'Alembert. Art. "Sensibilidad". Encyclopedie . . .
48 El sentimiento de si. Historia de la percepción del cuerpo
17 1.-A. Sigaud de Lafond. Lefons sur l'économie anímale. París, 1767, p. 214.
18 A. Le Camus. Médecine de l'esprit, oü l'on cherche: 1• le méchanisme du corps qui influe sur les
fonctions de l'dme; 2• les causes physiques que rendent ce méchanisme ou défectueux au plus parfait;
3• les moyens que peuvent l'entretenir dans son état libre. París, 1769, t. ! , p. 26. Ver también F.
Duchesneau, La Fisiología de las Luces: empirismo, modelos y teoría. Boston-la Haya, 1982; sobre
T. Bordeu, p. 375: "La 'fuerza nerviosa' tiene una especificidad de estructura propiamente
inasignable, y por tanto el resultado se caracteriza por la conservación y la integración del
movimiento orgánico" .
1 9 Supra, p. 29.
20 T. Bordeu. Recherches sur les ma[adies chroniques (1775), París, 1818, t. 1 1 , p. 924.
El siglo XVIII y el trastorno de lo sensible 49
39 J. Arbuthnot. Essai des effets de l'air sur le corps humain (1733) . París, 1742, p . 51.
40 B. Franklin (alr. de 1780). "Arte de tener sueños agradables". Miscelánea de moral, de
economía y de política.
52 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
41 J.-B. Pressavin. Nouveau traité des vapeurs, ou Traité des maladies des nerfs, p. xxv.
42 El tema lo desconoce B. Ramazzini. Ver De morbis arti.ficum diatriba. Capponi, 1700.
43 W. Buchan. Médecine domestique (1772). París: 1792, t. IV, p. 489.
44 !bid. , p. 488.
45 J . Lieutaud. Précis de la médecine pratique. París, 1761, p. 67.
El siglo xvm y el trastorno de lo sensible 53
46 R. Whytt. Traité des maladies des nerveuses, hypocondriaques et hystériques (1764). París, 1777,
t. 1 1 , pp. 108-109.
47 F. Dutrait, " La Moral, simpatía, utilidad, finalidad, en la moral de Adam Smith". París,
www.philopsis.fr 2013.
48 Ver también el desarrollo de J.-J. Rousseau. Discours sur !'origine et les fondements de
l'inégalité parmi les hommes. París, 1755; sobre el tema de la piedad.
49 A. Smith. Teoría de los sentimientos morales (i759). Madrid: Alianza, 2004, p. 25.
54 El sentimiento de si. Historia de la percepción del cuerpo
so !bid., p. 26.
Sl !bid., p. S9.
S2 !bid., p. 262.
S3 !bid. , p. 2s.
S4 lbidem.
SS Ibidem.
S 6 Ari stóteles. Arte poética. Cap. 1 1 1 , § 1 , librodot.com, p. s.
El siglo xvm y el trastorno de lo sensible 55
64 L. d' É pinay. Les contre-confessions. Histoire de Madame Montbri!lant (ms. del siglo XVI II),
prefacio de E. Badinter. París: Mercure de France, 1989, p. 311.
65 !bid., p. 478.
66 Condorcet, J . -A. - N . Caritat de. Correspondance inédite .. , carta de 1777, p. 57.
.
67 S. Richardson. Lettres anglaises ou histoire de Miss Clarice Harlowe (1748). París, 1784, t. !,
pp. 180-185.
68 A. F. Prévost. Histoire du Chevalier des Grieux et de Manon Lescaut (1745). Novelistas del siglo
xvm. Paris: Gallimard, 1966, t. ! , p. 1276.
69 J. de Lespinasse. Lettres . t. 1 1 , p. 211.
. .
71 J.·J. Rousseau. Emilio o sobre la educación (1762). Libro IV, p. 247. Ver también T. Belleguic
y L. Turcot (dir.) les Histoires de París (xv1e-xvme siMes). París: Hermann, 2013, t. 11, p. 415.
72 J. Raulin. Traité des affections vaporeuses du sexe. París, 1758, p. Go.
73 !bid. , p. 79.
74 !bid., p. 85.
75 S.-A. Tissot. Traité des nerfs et de leurs maladies (1770-1783). Obras. París, 1861, p. 16o.
76 Ibi dem.
77 Ver J. Brewer. The Pleasures of the imagination, English culture in the eighteenth Century. Chi
cago: the University Chicago Press, 1997, p. 56.
78 " Prix", Joumal de médecine, chirurgie, pharmacie, julio de 1777, p. 92.
79 C. Burel. "Le corps sensible dans le roman du xv1 1e siecle" , en M. De Ion (dir.) Le corps des
Lumieres, de la médecine au roman. Nanterre: Universidad París X, 1997, p. 105.
58 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
So !bid., p. 110.
81 Minvielle (médico bemés). Traité de médecine théorique et pratique, extroit des ouvrages de M.
de Bordeu, avec des remarques critiques por M. Minvielle. París, 1774, p . 165.
82 J . - B . Pressavin. Nouveau traité des vapeurs ou traité des maladies des nerfs. prefacio, p. xxv1.
83 lbid., p. XXXIII.
84 D. Diderot y J. Le Rond d' Alemben. An. "Sensibilité". Encyclopedie . . .
8 5 C. L. d e Secondat d e Montesquieu. Mes pensées (ms. del siglo xv1 1 1). Obras completas. París:
Gallimard, 1956, p. 1195.
El siglo xvm y el trastorno de lo sensible 59
87 D. de Laroche. Analyse de toutes les fonctions du systeme nerveux. Ginebra, 1778, t. !, p. 13.
88 R. Whytt. Traité des maladies nerveuses, hypocondriaques et hystérique (1765). París, 1777,
t. 1 , pane 11, p. 2.
89 A. S . Tissot. El Onanismo (176o). Madrid: Asociación española de neuropsiquiatría,
2003. pp. 49-50.
90 Obese et impuissant, le dossier médica! d ' É lie de Beaumont, 1765- 1 776, texto establecido y
presentado por Daniel Teyseire. Grenoble: J. Millon, 1995, p. 61.
60 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
93 M. J. C. Robert. Traité des principaux objets de médecine, avec un sommaire de la plupart des
theses soutenues aux écoles de Paris, depuis 2752 jusque'en 2764. París, 1766, t. 1 1 , p. 75.
94 " Extracto de la correspondencia de M. Graullau, doctor en medicina en Langon", His
toire et Mémoires de la Société Royale de Médecine. Année 1776, t. 1 , p. 192.
95 F. Boissier de Sauvage. Nosographie méthodique .. , t. 1 1 , p. 406.
.
96 " Description d'une épidemie qui a régné en 1774 chez les soldats de Perpignan". Histoire
de la Société de Médecine, Années 2777 et 1778, t. 1 1 , París, 1780, p. 140.
El siglo xvm y el trastorno de lo sensible 61
101 Sobre la hipocondría "antigua", ver J . Riolanum, Artis bene medendi methodus generalis.
París, 1688, " Hypochondriacae curatio " , p . so.
El siglo xvm y el trastorno de lo sensible
103 S . Mercier. L'an deux mille quatre cent quarante, réve s'il en füt jamais, suivi de l'homme de fer,
so nge (1770). París, 1787, t. m , p. 142.
64 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
se refuerza; ya no son irrisorias sino serias: "son tan reales como las
que experimentamos con algún objeto exterior"109• Se ha impuesto
una "realidad" nueva. El melancólico no es ya un soñador con ilu
siones corporales desprovistas de interés, sino un "enfermo " con
ilusiones que aniquilan su identidad. Con la afirmativa se cierra la
pregunta planteada por Joseph Raulin en 1758: "¿Un hombre melan
cólico es rey, conejo, gallo, grano de trigo, vaso de plata, porque cree
serlo?""º. "Sí", por supuesto. Por eso es preciso brindarle atención.
La experiencia en este caso es tan "real" como la verdadera. Nace de
una manera panicular de vivir el cuerpo y de experimentarlo. Los
síntomas de la melancolía pueden entonces cambiar de sentido: una
experiencia profunda y central, y ya no simple deriva sujeta a burla.
Samuel Tissot por ejemplo, confrontado a un enfermo cuya ceneza
es tener un cuerpo que se ha vuelto de "mantequilla" , transpone esta
ceneza en tragedia. La ridiculización antigua ya no tiene sentido. La
inquietud del médico es veraz, el paciente vive un riesgo a todo ins
tante , todo cambio de temperatura lo turba, todo calor lo angustia;
su existencia pierde su sentido. Es una amenaza tan grave que el
suicidio aparece, en este caso, como una salida previsible y temida111•
No hay ninguna duda, claramente un sentimiento de cuerpo está
en juego, una manera muy concreta de percibirlo, lo cual además, la
terapia confirma al pretender atacar directamente el efecto de los ner
vios. Pierre Pomme, por ej emplo, trata en los años 1760 -por medio
de largas estancias en el baño frío- sus vaporosas afecciones del mal
de San Vito, víctima de delirio histérico, convulsiones y abrumado
por los gritos. Un objetivo se impone: apaciguar casi materialmente
su tensión interna, atenuar sus "vibraciones" , actuar sobre sus ner
vios "entorpeciéndolos", una práctica seguramente brutal para una
atención más fina y sutil, sin embargo. Se usó la misma terapia para
ese capitán de barco holandés delirante, mantenido a la fuerza en el
agua fría durante una hora y media antes de que el sueño apareciera,
y que se borraran "el delirio y sus convulsiones'"". La misma terapia
finalmente orientada hacia lavados con agua fría para transformar
sensaciones directamente físicas, como las del sacerdote , tratado
por Joseph Raulin, "que caía en convulsiones cuando se acercaba al
2 P. Richelet. Art. " Ame". Dictionnaire fran{ais contenant les mots et les choses.
3 S.-A. Tissot. L'onanisme, p. 35.
4 lbidem.
5 F.-M. Arouet llamado Voltaire. Art. " Ame". Questions sur l'Encyclopedie par des amateurs.
París, 1770.
6 Ver P. Richelet. Art. "Soi". Dictionnaire fran{ais contenant ...
Del "sí" al "sentimiento de existencia" 69
el sí < mismo > "7• Este término, que se ha vuelto hoy tan trivial que
su nacimiento parece olvidado, es más importante en cuanto recoge
y sintetiza, reúne lo diverso, la individualidad y su composición, la
persona y su dispersión. Conduce a un punto de resultado el privile
gio dado a lo sensible, el centro "reflexivo" del haz sensorial y dibuja
su punto focal. Es claramente "la memoria de todas esas impresiones
sucesivas que constituye para cada animal la historia de su vida y de
sí mismo"8• Este "sí mismo" se vuelve lo que define un individuo,
su interioridad, su principio de reconocimiento íntimo también, su
universo personal hecho de instancia sensible tanto como de instan
cia reflexiva. La palabra es tan original en aquellos años 1760 que no
figura aún ni en el Diccionario filosófico de Voltaire9, ni siquiera en la
Enciclopedia de d'Alembert y Diderot. Abre, sin embargo, una manera
completamente nueva de hablar del individuo, definirlo ya no por la
moral o por el "espíritu " , sino por un enraizamiento corporal al cual
estaría indisolublemente ligada la expresión personal, el modo de
pensar, el reconocimiento de sí mismo. Este "sí mismo" se instalaría
en un "centro común de todas las sensaciones", al punto de "fijarse
todo entero y existir allí"'º.
29 A. Le Camus. Médecine de !'esprit. París, 1769, t. 1 , p . 73. Sobre este tema de la felicidad,
ver la tesis central de R. Mauzi. L'idée du bonheur dans la littérature et la pensée fran�aises au
xvme. siecle. París: A. Colin. 1960.
30 C. de Ligne. Mémoires, lettres et pensées (ms. siglo XVI II). París: Bourin, 1989, p . 62.
31 J. Boswell. Diario íntimo de un melancólico (1762-1769). París: Hachette, 1986, p . 41.
32 !bid., p. 66.
33 Es claramente toda la distancia que se ha tomado con el "goce de sí mismo" de Carac
cioli: "entretenerse con sus pensamientos, complacerse en sus reflexiones". Ver L.-A.
Caraccioli ... París, 1759, p. IX.
Del "sí" al "sentimiento de existencia" 73
se vuelven inútiles37•
"Experimentarse" y "poseerse"
Un debate sobre "el arte del actor" , en el corazón del siglo XVI I I , lleva
más lejos aún esta referencia a la existencia y a la posesión de sí.
Una afirmación lo señala: para interpretar bien, sin ninguna duda,
el actor debe experimentarse, pero más aún, para "expresar" mejor
debe orientar, dirigir lo que está sintiendo. De acá esa noción nueva
de un sentido interno trabajado, controlado.
¿Cuáles son los términos del debate? Desde los años 1750, algunos
insistían sobre la necesidad de resaltar la sensibilidad física para per
feccionar la interpretación, el impulso, la emoción, objetos amplia
mente reveladores del espíritu de la época. Otros se oponían.
Pierre Rémond de Sainte-Albine, por ej emplo, partidario de la
primera vertiente , subraya la obligación que tiene el actor de mani
festar "fuego": esa "llama indispensable para darle vida a la acción
teatral"38• Garrick, célebre actor de la escena inglesa, lo confirma;
habla de "naturaleza", una fiebre completamente física que acentúa
"las cualidades exteriores, la figura, la voz, la sensibilidad, el juicio, la
finura"39• El actor jugaría con su diafragma y su corazón, certeza que
Diderot compartiría durante mucho tiempo: "los poetas, los actores,
los músicos, los pintores, los cantantes de primer orden, los gran
des bailarines, los tiernos amantes, los verdaderos devotos, toda esa
tropa entusiasta y apasionada, siente vivamente y reflexiona bien
poco "40• La sensibilidad recientemente promovida por la cultura del
siglo XVI I I está más que nunca en el corazón de la escena y de la
interpretación.
Sin embargo, es un razonamiento diferente y sin duda más pro
fundo el que sostiene Diderot en la Correspondencia literaria, en octu
bre de 1770, partidario entonces de la tesis opuesta con un argumento
construido, elaborado , considerado tan importante que lo desarro
llará en forma de libro algunos años más tarde. Aparentemente todo
está invertido; el actor debe vivir de frío, no de calor, asegura Diderot:
"le exijo mucha penetración y ninguna sensibilidad"41• Es necesario
42 !bid., p . 39.
43 !bid., p. 103.
44 !bid., p. 109.
45 !bid., p. 12.
46 !bid., p . 91.
47 !bid., p . 61.
48 !bid p. 46.
..
76 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
49 /bid., p. 42.
so R. Abirached, " Prefacio" al D. Diderot. Paradoxe sur le comédien. París: Gallimard, 1994,
p . 24.
51 D. Diderot. Paradoxe sur . . p. 42.
.
52 /bid., p . 40.
53 /bid., p. 39.
Del "sí" al "sentimiento de existencia" 77
55 Sobre el arcaísmo y la modernidad de Mesmer, ver R. Darnton (1968). La fin des Lumieres,
le mesmérisme et la révolution. París: Perrin, 1984, p. 21. Tal teoría "corresponde a los intereses
de los franceses letrados de la época".
56 !bid. , p. X.
57 L. Petit de Bacheaumont. Mémoires secrets pour servir d l'histoire de la République des lettres en
France depuis i762 jusqu 'd nos jours (1780). París, 1807, t. xv, pp. 220-221.
58 Correspondance littéraire . . , t. X I I I , p. 456.
.
las tisis, de los cálculos a las asfixias; las críticas también, al punto
que el rey nombra en 1784 una comisión compuesta de científicos
encargados de considerar el método. Los comisarios se entregan a
las varitas; reportan sus impresiones; de nuevo la experticia tiene
que ver con lo sensible. Sin discusión: "ninguno de ellos ha sentido
nada, o al menos no ha experimentado nada que fuese de naturaleza
atribuible al magnetismo"Go, simplemente el fenómeno "pareció ser
nulo"61• Solo la "imaginación"62 sería el origen de tales sensaciones,
incluso si estas pueden llegar hasta convulsiones provocadas entre
los más sensibles.
El magnetismo se ve condenado a los avatares de los falsos des
cubrimientos, completamente prometido a "la credulidad de los
iniciados"63, como lo habían afirmado desde hacía tiempo las Memo
rias secretas. Por lo contrario, se requirió un hecho "sorprendente" en
1784 por un alumno de Mesmer, para que el método fuera reorien
tado. El marqués de Puységur, fiel ferviente del maestro, "magnetiza"
en su castillo de Busancy cerca de Soissons, a un campesino que vino
a consultar por una "fluxión de pecho". Lo inesperado se produjo
al cabo de algunos minutos, causando estupor en el marqués: "el
hombre se durmió en mis brazos tranquilamente sin convulsión ni
dolor"64• Sueño paradójico en el que el enfermo con los oj os cerrados
puede hablar, evocar su vida, evocar su enfermedad. La situación es
próxima y diferente a la vez del sonambulismo conocido desde siem
pre. El sujeto no está ni mudo ni ausente. Manifiesta una lucidez, una
facultad de análisis y observación y una total dependencia del magne
tizador. El marqués inventa un nombre: el " sonambulismo artificial"
y hace alusión a sus características: el enfermo olvida radicalmente
durante la vigilia los episodios ocurridos durante el sueño, pero los
liga entre ellos durante las sesiones de adormecimiento provocado;
permanece sensible a las sugestiones: "detengo sus ideas con una
6o M.-J. Majault et al. Rapport des commissaires chargés par !e roi d 'examiner le magnétisme
anima!. París, 1784, p. 21.
61 Jbid. , p. 31.
62 Ibid. , p. 53.
63 L. Petit de Bacheaumont. Mémoires secrets pour . 13 de julio de 1780. t. xv, p. 221.
..
cial aclara los órganos. Un adentro se ofrece a los ojos exaltados de los
sonámbulos, un juego de vagas derivas o de simples sugestiones como
si, desde el interés que la Ilustración mostró hacia lo sensible, fuera
primero una evidente interioridad orgánica la que tenía que ser reve
lada. Los pacientes son llamados a mostrarlo y uno de ellos confiesa
que tiene "un depósito en la cabeza y que tendrá que sufrir mucho para
poderlo entregar"72; otro "ve" en un "depósito de humores en el píloro"
la causa de su "opresión en el estómago"73; finalmente, otro certifica
que "presiente el mal que debe ocurrirle"74• Puységur forja la palabra
presensación75• Esta misma lucidez llegaría hasta procurar a los sonámbu
los el poder de ser "médicos" de otros pacientes y así, cruza de nuevo la
cultura de la época: "es una sensación verdadera la que experimento en
el lugar que corresponde a la parte que sufre aquel que toco"76•
Se ve cómo el descubrimiento no está exento de creencias, ni
siquiera de afabulaciones. El magnetizador no está eximido de
exceso de podern. " Existo demasiado "78, puede incluso llegar a
confesar Puységur. Incluso el paciente no está exento de ilusiones.
Numerosos espejismos acompañan el nuevo método, sin embargo,
con él nacen nuevas preguntas. De este modo, la existencia de un sí
mismo ajeno a él mismo perfila, por primera vez, una toma de con
ciencia; una instancia que se percibe, se observa, al mismo tiempo
que sigue disociada de las evidencias de lo cotidiano. Finalmente,
con él se lleva a cabo una confirmación para esa cultura del siglo
xvm: la importancia creciente del cuerpo, la voluntad de hacer de él
un lugar interminable de sensación, hasta la pretensión de explorar
exhaustivamente sus mensajes y sus indicaciones.
73 Ibid., p. 92.
74 Ibid., pp. 57-58.
75 Ibid., p. 81.
76 Ibid. , p. 79.
77 Ver el extenso y preciso análisis propuesto por J. Carroy. Hypnose, suggestion et psycholo
gie, ['invention de sujets. París: PUF, 1991, p. 38.
78 Ver A. Gauthier. Histoire de somnambulisme. París, 1845, t. 11, p. 253.
82 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
tapa al rojo vivo, sin que se haya dado cuenta del "horrible" calor.
Para los médicos del soldado, los mensajes notables que deben tener
en cuenta vienen clara y solamente del exterior. Brisseau y Helve
tius no le conceden existencia al posible papel de una sensibilidad
del músculo, por ejemplo, a su intervención eventual en el control y
la regulación del movimiento o a su presencia en los fenómenos de
ajuste motor. Ignoran el hecho de que una "sensibilidad muscular"
podría modular las contracciones, adaptarlas y coordinarlas.
La misma interpretación se presenta con Fram;ois Boissier de
Sauvages, quien, en 1763, reporta el caso de un muchacho que perdió
bruscamente toda la sensibilidad en la parte alta del cuerpo y que,
sin embargo, seguía siendo capaz de cumplir muy bien con todas sus
otras funciones82• La insensibilidad en sus brazos o sus hombros,
confirmada por la ausencia de reacción a agujas "hundidas profun
damente en las carnes"83, no entrañaría ninguna molestia gestual. La
"anaistesia" -según la palabra de ese momento- solo sería inquie
tante por la abolición del tacto, que confirma indirectamente la única
atención dada a las envolturas. William Cullen lo recuerda hasta
caricaturizarlo al rechazar hacerle un lugar a la "parálisis del senti
miento", juzgada como un síntoma "no esencial"84 en sus Elementos
de medicina práctica en 1778. Finalmente, al mismo momento se da
una idéntica interpretación cuando la Sociedad Real de Medicina se
cuestiona sobre los obreros parisinos Hulot y Philippon, víctimas de
algunas molestias de sensibilidad en los brazos. Todavía solo se tiene
en cuenta el tacto, en caso de curación, solo el tacto es evocado: "ya
no le parecía al enfermo que hubiera estopa entre la extremidad de
los dedos y los objetos que tocaba"85• Permanecen casi ignorados
la influencia e, incluso, el impacto que un adentro sensible pueden
ej ercer sobre un afuera activo, guiándolo, ajustándolo por medio de
sus informaciones. Una sensación interna ha sido objetivada clara
mente, avivada; a cambio, su papel en los indicadores de espacio y
de movilidad no ha sido encontrado todavía.
86 J . Méhée de La Touche. Traité des lésions de la tete por contre coup, avec des expériences
propres d en édairer la doctrine. Meaux, 1773, pp. 37-38.
87 !bid., p. 40.
88 Supra, pp. 48-49
Del "sí" al "sentimiento de existencia" 85
Se instauró una certeza que hace falta ante todo recordar y tam
bién seguir en cuanto a su desarrollo. El "sexto sentido " sugerido
por la Enciclopedia se banalizó en esos comienzos del siglo XIX. Desde
entonces, fue recorrido por más tiempo, explorado, lo cual provoca
una multiplicidad de investigaciones, de atenciones, de cuestiones
médicas, de diarios íntimos o, incluso , de diarios de enfermedad. Su
evocación se vuelve objeto de una profundización sin precedente.
Sobre todo , fue estudiado de otra manera, con una mirada orientada
hacia nuevos efectos; ya no descubrir el sentimiento de la existencia
y abandonarse a él, como en el siglo xvm , sino hacer de ello un lugar
de elucidación, buscar en la mezcla de las impresiones orgánicas
una temblorosa luz que permita comprenderse mejor. Por supuesto
que era un proyecto frágil, también muy teórico para una curiosidad
reorganizada, sin embargo. La sensibilidad interna se vuelve -como
durante mucho tiempo lo fue la sensibilidad externa- un principio
de conocimiento y de saber. Otras tantas nuevas preguntas sobre el
individuo, sobre las influencias orgánicas que padece, sobre la auto
nomía personal que presiente. Un cambio importante.
Una "ciencia del hombre'" se hace llamar con una determinación
desigual. El objeto es el comportamiento. Las palabras se enriquecen
más, confrontan lo "físico" y lo "moral" , alejados más sistemática
mente de toda referencia al alma para designar mejor conductas y
"facultades"2.
1 P.-J.-G. Cabanis. Rapports du physique et du moral de l'homme (1802). París: PUF, 1956, t. X,
p. 126. Paul-Joseph Barthez había sido el primero en formular el proyecto en sus Nu!'Vos
elementos de la ciencia del hombre, Montpellier, 1778. Ver, entre otros, "los Debates de las
ciencias del hombre" , Communications, 1992, n' 54.
2 P.-J.-G. Cabanis. Rapports du physique et t. X. p. 141.
.. .
92 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
4 Ver P. J . Albert. Infiuence de l'anatomie pathologique sur les progres de la médecine. París, 1826;
y J .-J. Boutaric. Laennec, Balzac, Chopin et le stéthoscope ou la diffusion de l'auscultation médicale
durant la premiere moitié du XIX' . siecle. París: Glyphe, 2004.
5 Bichat fue el primero en mostrarlo, a comienzos del siglo XIX, cuando diferenció prio
ritariamente las "membranas ", reveló sus superposiciones, sus envolturas, sus "capas de
semejanzas anatómicas" siguiendo localizaciones sin embargo alejadas. Ver X. Bichat. Ana
tomía general aplicada a la fisiología y a la medicina (1801). París, 1812, t. 1 , p. xc1 1 .
6 1 .-1. Boutaric. Laennec, Balzac, Chopin . p. V I .
. .
7 lbidem.
8 P. Pinel. Medicina clínica que se ha vuelto más preciosa y más exacta por la aplicación del análisis.
París, 1804, p . 2.
94 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
17 J. Bouillaud. Dissertation sur les généralités de la clinique médicale. París, 1831, p . 36.
18 El libro de Michel Foucault. El Nacimiento de la clínica. Una Arqueología de la mirada médica
(1963). México: Siglo XXI, 1966, sigue siendo la referencia central al respecto.
19 Jbid. , p. 154.
20 Pinel. Médecine clinique . . p. 1.
.
21 !bid., p. 338.
La invención de los "sentidos internos" 97
22 !bid. , p. 344.
23 Ver A. Corbin. " É criture de soi sur ordonnance. É tude d'un cas du professeur Lalle
mand", Des expériences intérieures pour quelles modernités? París: Cecil Defaut, 2012.
24 P. Pinel. Traité d'aliénation mentale. París: an. IX, p. 24.
25 P. Gaubert. Hygiene de la digestion, suivie d'un nouveau dictionnaire des aliments. París, 1845,
p. 156.
26 F. Lallemand. Des pertes séminales involontaires. París, 1836-1842, p. 290.
27 "Témoignage personnel d'un halluciné". Annales médico-psychologiques, 1846, t. V I I , p. 37.
98 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
28 Supra, p. 31.
29 Relativo al hecho de que paciente y médico "no están en el mismo plano" , ver J.-P.
Thomas. La Plume et le Scalpel. La médecine au prisme de la littérature. París: PUF, 2008, p. 108.
30 P. Gauben. Hygiene ... op. cit. , p. 157.
31 F. Lallemand. Des Pertes ... op. cit., pp. 293-294.
La invención de los "sentidos internos" 99
Es así como se desarrolla una literatura que tiene que ver con
la hipocondría. Jean-Baptiste Louyer Villermay, en una tesis de
1802, fija claramente una descripción más argumentada que antes33,
multiplica los casos, establece por primera vez diversos grados de
gravedad. La nueva dinámica valoriza los testimonios del enfermo,
se detiene en el aumento de las quejas, en el recurso angustiado al
médico, a la diversidad de mil síntomas y dolores supuestos. Los
grados sobre todo, cuidadosamente designados y jerarquizados, se
despliegan desde las sensaciones más anodinas hasta los dolores más
atroces, como si el cuerpo, de parte a parte, pudiera estar atravesado
por infinitos ataques de las enfermedades tan reales como imagina
das, y de las impresiones más abigarradas.
32 H . de Balzac. Carta a su hermana, 21 de junio de 1849; citada por J.-J. Boutaric. Laennec,
Balzac, Chopin y el estetoscopio, p. 304.
33 J . - B. Louyer Villermag. Traité des vapeurs aux maladies nerveuses (1802), 2 vol. Paris, 1832.
100 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
Sea lo que sea, Cabanis no tiene ninguna duda de que hay "en el
hombre otro hombre interior"43, un hombre hecho de sensaciones
oscuras, mensajes orgánicos e impresiones carnales, de las que dan
testimonio tanto el sueño corno el delirio, la locura, la resistencia
eventual a los dolores, corno una infinita variedad de maneras y de
estados, todas figuras sensibles, "disposiciones vagas", esas irnpre-
44 !bid . , p. 178.
La invención de los "sentidos internos" 103
45 !bid. , p . 145.
46 Ver P. Pachet. Les baromrtres de l d me . París: Hachette , 2001; G. Gusdorf. El Descubrimiento
'
de sí. París: PUF, 1948; A. Girard. Le Journal intime . . . París: PUF, 1963.
104 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
67 !bid. , p . 70.
68 !bid . , p . 117.
6g !bid. , p . 120.
108 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
70 !bid., p. 117.
71 !bid. , p . 213.
72 !bid., p . 89.
73 Supra, pp. 73 SS.
CAPÍTULO VI
LA INVENCIÓN DE LA CENESTESIA
1 Supra, p. 19.
no El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
2 P. Maine de Biran. Essai sur les fondements de la psychologie (1812). editado por F. C. T.
Moore, en F. Azouvi (dir.). Obras, t. VII, 1. París: Vrin, 2001, p. 144 .
3 !bidem.
4 Supra, pp. 81-82.
5 P. Maine de Biran. Essai sur les. p. 146. Ejemplo diferente del reportado por J . -C. -A. Hel
..
vetius en 1749 (supra, p. 14) . En el caso presente la sensibilidad nunca quedó abolida, a tal
La invención de la cenestesia 111
�ois Azouvi, que esta "percepción" que parece convenir al cuerpo "en inseparable de mi"
mantiene de hecho una dualidad: "el ego, el cuerpo subjetivo, el movimiento, no son 'una
sola y misma cosa' , sino dos, irreductibles la una a la otra como la causa lo es al efecto . .".
.
El "cuerpo propio"
Se puede ver cómo Maine de Biran le da un nombre a esta sensa
ción fundadora, el "hecho primitivo de sentido íntimo". También le
da un objeto, el "cuerpo propio", ese cuerpo inmediatamente pre
sente , inmediatamente sentido , pero sobre todo percibido en "tér
mino inmediato del esfuerzo y, por tal motivo, constitutivo de la
subjetividad"17•
Una noción tan importante como la de "cuerpo propio" es un
término nuevo y renueva la designación del espacio "interno", más
12 Ibid . , p. 56. El importante libro de Antonio R. Damasio, El error de Descartes (1994). Barce
lona: Dracontos, 1996, no es ajeno a un tal razonamiento.
13 B. Baertschi. Les rapports de l'dme et du corps. Descartes, Diderot S¡ Maine de Biran. París, Vrin,
1992, p. 146.
14 Maine de Biran. Essai sur les fondements . . Ver Maine de Biran, la vie intérieure, presentado
.
25 J. C. Reil citado por P. Maine de Biran. Nouve!les considérations sur les rapports du physique
et du moral (ms. 1821), editado por B. Baenschi, en F. Azouvi (dir.) , a:uvres . . t. 1x, p. 125.
.
29 Ibid. , p. 127.
30 Ibid., p . 125.
31 Ibidem.
32 !bid. , p. 124.
33 A decir verdad, Destutt de Tracy se había acercado a este tema al interrogarse en 1802
sobre el tacto: "tenemos el sentimiento de que un cuerpo solo existe porque obstaculiza
nuestros movimientos ". Súbitamente , el objeto no sería experimentado sino porque una
interioridad corporal le es opuesta o, más aún, la conciencia de ella. Ver A. Destutt de
Tracy. " Disenación sobre algunas cuestiones de ideología que contienen nuevas pruebas
de que es a la sensación de resistencia a la que le debemos el conocimiento de los cuer
pos", Memoires de l 'lnstitut national des sciences et des arts, año m , t. m, p. 498.
116 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
34 P. Maine de Biran. Nouvelles considérations sur lfs rapports du physique et du moral... p. 131.
CAPÍTULO VI I
LA EXPLORACIÓN DE LOS ESTADOS EXTREMOS
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La literatura de comienzos del siglo XIX multiplica tales testimonios.
Numerosos objetos son explorados; Thomas de Quincey evoca por pri
mera vez el sentimiento puramente material de la velocidad, por ejem
p lo la sensación, sin embargo, mil veces repetida de la aceleración y del
118 El sentimiento de sí. Historia de Ja percepción del cuerpo
y tan clara cae sobre mis nervios y me agita de manera extraña"23• Gau
tier insiste sobre un efecto de impregnación, multiplica las imágenes de
atravesada física, carnes insensiblemente ganadas: "el suave calor de su
cuerpo me penetraba a través de sus vestidos y los míos, mil arroyos
magnéticos irradiaban en torno de ella"24• En resumen, se centra en los
fenómenos internos, los yuxtapone y los diversifica: "mi respiración se
precipitaba; sentía rubores subir a mis mejillas ... Mis miradas se vela
ban; mis labios temblaban"25• Georges Sand hace una evocación idéntica
cuando se regodea en sus cartas con el placer íntimo. La impresión aquí
es más fuerte en cuanto Sand aborda el tema por su ausencia, más fuerte
sobre todo porque habla como mujer en un mundo que ha permanecido
claramente masculino:
He sufrido mucho con mi castidad, no voy a ocultárselo. He
tenido sueños muy excitantes. La sangre se me ha subido cien
veces a la cabeza, y a pleno día, en el seno de bellas montañas,
26 G. Sand. Lettre a Michel de Bourges, Nohant, 1836. Lettres d'une vie, selección y presen
tación de Thierry Bodin. París: Gallimard, 2004, p. 269.
27 A. de Musset. La Confession d'un enfant du siecle. París, 1836, t. 1 , pp. 226-227.
28 A. Dumas. Mes mémoires, 1802-1830, t. 1 , p . 348.
29 G. Flauben. Correspondance. París, Gallimard. 1991 , t. m , lettre a Hyppolite Taine, 20 de
noviembre de 1866, p. 562.
La exploración de los estados extremos 123
34 !bid., p. 221.
35 !bid. , p. 234.
36 A. de Musset y P. J . Stahl. Voyage ou il vous plaira. Ilustraciones de Tony Johannot, París,
1843.
37 C. Nodier. u Pays des reves. París, 1895, pp. 320-321.
38 !bid., p. 323.
39 L.-J. Moreau de la Sarthe. Art. " Reves". Dictionnaire des sciences médicales par une société de
médecins et de chirurgiens. Pa rí s , 1812-1822.
La exploración de los estados extremos 125
40 lbidem.
41 Jbidem.
42 C. F. Burdach. Traité complet de physiologie (1835). París, 1837-1840, t. V, p. 208.
43 A. Maury. Des hallucinations hypnagogiques, ou Des erreurs des sens dans l'état intermédiaire
entre la veille et le sommeil. París, 1848, p. 15.
44 L.-J. Moreau de Ja Sarthe. Dictionnaire des sciences ...
45 M. Macario. " Los sueños en Ja perspectiva fisiológica•, Annales medico-psychologiques, t.
V I I I , 1846, p. 180.
46 M. Macario. Des reves considérés sous le rapport physiologique et psychologique. París, 1847,
p. 13.
47 E. y J. de Goncourt. Journal, mémoires de la vie littéraire (1852). París: Laffont, 1989, t. 1 , p.
38.
48 R. Burton. Anatomía de la melancolía. París: José Corti, 2000, t. 1 , p. 257.
49 A. du Laurens. Obras, 2• parte, p. 300.
so J. Cardano. Sutilezas . . p. 435.
.
126 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
55 A. Maury. Le Sommeil et les reves: études psychologiques sur ces phénomenes et les divers états
que s'y rattachent, suivies de recherches sur le développement de l'instinct et de l'intelligence da ns leurs
rapports avec le phénomene du sommeil. París, 1851, p. 131.
56 !bid. , p. 126.
57 Jbid., p. 125.
58 !bid., p. 128.
59 !bid. , p. 129.
128 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
6o R. James. An. "Opium ". Dictionnaire universel de médecine, de chirurgie, de chymie, de bota
nique . . . París, 1846-1848.
61 T. de Quincey. Confesiones de un comedor de opio inglés (1821). Madrid: Alianza <en Internet> .
6 2 P . Belon. Les observations d e p!usieurs singu!aritez e t choses mémorablts trouvées en Grece,
Asie, Judée, tgypte, Arabie et autres pays estranges, rédigées en trois !ivres, París, G. Corrozet, 1553,
p. 183. Ver también, para el uso estrictamente medico, A. Sala. Opio!ogia, ou Traicté concer
nant !e naturel, proprietés, vraye preparation et setlr usage de !'opium pour !e sou!agement de maints
ma!ades que son travaillés d 'extremes douleurs internes . . París, 1614.
.
63 M. Charas. Pharmacopée royale, galénique et chymique (1676). Lyon, 1717, pp. 555-556.
64 N . de Ville. Histoire des plantes de l'Europe et des plus usitées qui viennent d 'Asie, d'Afrique et
d 'Amérique (1689). Lyon, 1719, p. 285.
65 T. de Quincey. Confessions ... p. 184.
66 J.-J. Yvorel. I.es poisons de !'esprit. Drogues et drogués au XIX'. siecle. París: Quai Voltaire,
1992, p. 39,
La exploración de los estados extremos 129
co-legal, p. 105.
134 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
101 Ibidem.
102 !bid., p . 106.
103 J. Moreau de Tours. Du hachisch et de l'aliénation mentale, pp. 329-330.
104 E.·J. Georget. Art. " Folie" (1824). Dictionnaire de médecine. París, 1821-1828.
105 E. Esquirol. Art. " Folie" (1816). Dictionnaire des sciences médicales. París, 1812-1822.
106 Bibliotheque du médecin praticien, t. IX, p. 357.
La exploración de los estados extremos 135
112 J. Lhermicte. L'image de notre corps. París: Nouvelle Revue Critique , 1939, p. 11.
La exploración de los estados extremos 137
1 1 7 R. Blanchard. " Protoxyde d'azote ". Nouveau dictionnaire de médecine et de chirurgie pra
tiques, S. Jaccoud (dir.). París, 1880, p. 770.
118 Ver J. Giraldes. "Anesthesiques". Nouveau dictionnaire de médecine ... p . 221.
119 !bid., PP- 256-257.
120 R. Rey. Histoire de la douleur. París: Découverte, 1993, p. 186.
121 Comptes rendus de l'Académie des sciences, t. XXIV, 1847, p. 134.
122 Ver J.-P. Peter. De la douleur ... y A. Corbin, "el Dolor y el Sufrimiento ", en A. Corbin
et allio. Historia del cuerpo, t. 11: de la Revolución francesa a la Gran guerra, 2• parte, cap. 2.
Madrid: Taurus, 2oos.
La exploración de los estados extremos 139
esta mujer si ella no los mira. Una vez interrogada, ella reconoce no
poder apreciar la contracción de sus músculos, sus formas, sus gra
dos. Por eso su síntoma claramente determinado: desfallecimiento
de la sensibilidad interna, la de los brazos, desconocimiento de la
acción íntima de los gestos, de su tensión, de su firmeza e impotencia
para dirigir la acción si los ojos no la sostienen. El caso recuerda el
del soldado que perdió la sensibilidad de su brazo, aunque conservó
la posibilidad de sus movimientos, y que fue estudiado por Jean
Claude Helvetius un siglo antes5• Por el contrario, la interpretación
osciló; todo se explica de manera diferente , ya no la insensibilidad
de la piel para nombrar la insensibilidad del brazo -como lo ase
guraba Helvetius- sino claramente la "interna" y sus efectos. Esta
madre ya no estaría en capacidad de experimentar la acción de sus
músculos, que es la consecuencia más importante de la torpeza y de
la ineficacia de sus gestos. Otros casos van a hacer énfasis en estas
particularidades que diferencian más que nunca superficie y profun
didad; por ejemplo, aquel hombre cuidado por Charles Bell, acciden
tado luego de una caída sobre la espalda, decía "no sentir nada de su
piel" a nivel de su vientre , mientras que se quejaba de cólicos inter
nos6; o los enfermos de Bicetre cuidados por Fram;ois Achille Lon
get, cuyos "tegumentos eran absolutamente insensibles", mientras
que "experimentaban dolores profundos e intolerables"7• Adentro y
afuera quedan claramente distinguidos. Disponen de sus "mensajes"
propios, separados. Así, emerge una sensibilidad interna, particular,
objetivada, con sus trayectos y su especificidad, lo cual Claude Ber
nard pretende demostrar experimentalmente en 1858: "el desgarre
de la piel de las patas de la rana" no impide que los movimientos
se hagan "con la misma regularidad que antes", incluso "para nada se
pierde " la agilidad8• El mensaje que orienta los desplazamientos
viene claramente del "interior" y no de la piel.
Seguro esta será una interpretación decisiva, tan central que
orientará de otra manera la visión de toda acción física. La sensibili
dad interna está llamada a "servir de guía" a los gestos, "asegurar su
5 Supra, p. 82.
6 C. Bell. Exposition du systeme naturel des nerfs du corps humain (1810). París, 1825, p. 137.
7 f.-A. Longet. Anatomía y fisiología del. .. p. 66.
8 C. Bernard. Le(ons sur la physiologie et la pathologie du systeme nerveux. París, 1858, t. I ,
p. 251. Ver también H . Beaunis. Les sensations internes. París, 1889, p . 78.
144 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
9 J.-B. Sarlandiere. Traité du systeme nerveux dans l'état actuel de la science. París, 1840, p. 268.
10 P. N. Gerdy. Physiologie médicale, didactique et critique. París, 1830, p. 401.
11 Ver W. B. Carpenter. Principies of human physiology with their chief applications to pathology,
hygiene and forensic medicine. Filadelfia, 1850, y en particular "Consensual actions", p. 327.
12 J.-B. Sarlandiere. Traité du systeme . p . 275.
..
13 Ibídem.
14 W. B. Carpenter. Principies of human . . pp. 325-328.
.
15 P. Flourence. Recherches expérímentales sur les príncipes et les fonctíons du systeme nerveux
dans les animaux vertébrés. París, 1842, p . 134.
De la regulación nerviosa a lo psíquico 145
26 Supra, p. 82.
27 P. N . Gerdy. Physiologie philosophique des sensations et de l'inte[[igence fondée sur des recherches
et des observations nouvelles et applications d la morale, d la éducation, d la politique. París, 1846,
pp. 151-152.
28 Ibid., p. 50.
29 G.-B. Duchenne de Boulogne. De ['é!éctrisation localisée et son application d la physiologie, d
la pathologie et d la thérapeutique. París, 1861, p. 427.
148 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
30 !bid., p. 411. Ver también F. Delapone y P. Pinell. Histoire des myopatnies. París: Payot,
1996.
31 Jbid., p. 416.
32 !bid., p . 427.
33 !bid. , p. 437.
34 Supra, p. 64.
35 G.-B. Duchenne de Boulogne. De l'éléctrisation localisée . . . p. 768.
36 A. Trousseau. Clinique médicale de !'Hotel Dieu de Paris, 1861-1862, París, vol. 3.
De la regulación nerviosa a lo psíquico 149
nan sobre un suelo duro (la piedra o el parqué) , les parece que
sus pies reposan en un cuerpo suave, o sobre paja, o sobre un
tapiz. Otras veces, en el momento en que ponen sus pies en
el suelo, creen que están apoyándose en un cuerpo elástico, o
sobre resortes que los hacen rebotar mientras caminan39•
39 !bid., p. 555.
40 " Decroissance de la population fram;aise ", L. Figuier. L'année scientijique et industrielle.
París, 1869, p . 413.
150 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
46 Ibid. , p . 30.
47 Ibid. , p. 168.
48 Ibid., p. 151.
49 Ibid., p. 171.
so Ver H . Taine. De l'intelligence (1870). Madrid: Daniel Jorro, 1904, "la Formación de la idea
del yo" , p. 462.
152 El sentimiento de sí. Histoda de la percepción del cuerpo
Sl !bid., p. 470.
s2 Ibidem .
S3 T. Ribot. Les Maladies de la personna!ité. París, 188S, p. 38.
S4 !bid. , p. 37.
SS !bid., p. 93.
S6 !bid., p. 20.
S7 !bid., p. 38.
S8 !bid., p . 94.
De la regulación nerviosa a lo psíquico 153
La invención de lo psíquico
Estas afirmaciones "radicales" conducen las primeras reflexiones
sobre los sentidos internos a su término, a cambio, muy pronto son
consideradas extremas o demasiado sistematizadas. La sola fisiolo
gía no podría explicarlo todo; el "consenso de la conciencia" estaría
reducido o simplificado, al estar simplemente "subordinado al con
senso del organismo"65• Además, regresa con insistencia en los textos
de la época la prueba de la ausencia de toda lesión física para un
importante número de casos; más frecuentemente no se constata
66 P. Janet. De la angustia al éxtasis. Estudio sobre las creencias y los sentimientos (1926-1928) ,
2 tomos. México: Fondo de Cultura Económica, citado por J. Starobinski, "Breve histoire
de la conscience du corps", Revue fran{aise de psychana!yse, 1981, nº 2, p. 267.
67 Janet. "L'attention volontaire dans l'éducation physique", en P. Tissié (dir.), L' Éducation
physique. París: Larousse, 1901, p. 16.
68 K. Oesterreich. Die Entfremdung der Warhnehmungswelt und die Depersonnalisation in der
Psychasthenie. Leipzig, 1907, citado por T. Ribot. Problemes de psychologie affective. París: Alean,
1910, p. 25.
69 T. Ribot. Problemes de psychologie affective . . . p. 26.
70 !bid., p. 25.
71 G . Compayré . Psychologie appliquée d l'éducation. Pa rí s , 2 vol. 1890.
De la regulación nerviosa a lo psíquico 155
72 !bid. , t. 1 , p. 57.
73 Supra, p . 135.
74 G. Compayré. Psychologie appliquée ... t. 1 , p. 55.
75 M. Gauchet & G. Swain. La pratique de !'esprit humain ... p. 330.
76 No olvidemos que la expresión es de T. Ribot.
77 Ver G . Compayré. Psychologie appliquée t. 1 , p. 55.
...
78 Ibidem.
TERCERA PARTE
UN DESCUBRIMIENTO DE ACCIÓN
A fines del siglo XIX, se piensa el cuerpo en modo psíquico: es una
instancia decisiva compuesta con la conciencia que existe en ella
como índice constante que le da consistencia y sentido. El propio
anclaje corporal, su zócalo orgánico, ya no es inevitable para
explicar los síntomas de derivas perceptivas; el universo psíquico
se autonomizó. Los sentidos también participan en lo imaginario,
ligados únicamente al sentimiento de estar situado, encarnado. El
mundo de la representación puede imponerse con sus temas propios
y sus diversidades; son objetos psicológicos nuevos, múltiples,
que abundan y resuenan con el cuerpo, y pueden entonces ser
determinados como "imagen motriz" , "esquema espacial" , "esquema
corporal" , "imagen inconsciente del cuerpo".
Una vez se ha constituido este espacio interior, lo que "se siente"
del cuerpo ya no es simplemente modo de ser o de saber; se vuelve
también "proyecto" , objetivo transformador, campo inmenso de
enganche y de trabajo psicológico, un nuevo territorio de empresa
y de acción sobre sí mismo, con una apuesta clara: sentirse mej or,
mesurarse, modificarse. De la relajación a los ejercicios de toma de
conciencia, del juego con distracción al juego con aturdimiento,
de las prácticas de ritmo a las de expresión, la cultura de comien
zos del siglo xx promete todas esas metamorfosis psíquicas. Esto
introduce, más de lo que se cree, la sensibilidad de hoy; aquella en la
que la conciencia corporal se ha impuesto sencillamente en un lugar
preponderante de la profundización y de la conquista de sí mismo.
CAPÍTULO IX
LA EXTENSIÓN ILIMITADA DE LO SENSIBLE
2 Ver J. Marey. La méthode graphique dans !es sciences expérimenta!es et principalement en phy
sio!ogie et en médecine. París, 1878.
3 Ver f. Dagognet (1973). Escritura e iconografía. <Traducido por María Cecilia Gómez B.
para el curso de Luis Alfonso Paláu C., "Materiólogos, objetología". Universidad Nacional
de Colombia. Medellín, Febrero de 2003. Ú ltima corrección febrero de 2007 > .
4 Ver H . Beaunis. Les sensations internes, p. 7.
s P. Langlois. Nouveaux éléments de physio!ogie. Paris, 1893, p . 918.
6 C . Richet y P. Langlois. "De la sensibilicé musculaire de la respiration ". Travaux du !abo
ratoire de Charles Richet. París, 1893, t. I, p. 135.
7 lbid., p. 136.
La extensión ilimitada de lo sensible
8 H. Vierordt. Anatomische, physiologische und physikolische Daten und Tabellen zum Gebrauche
für Mediciner. Jena, 1888.
9 P. Langlois. Nouveaux éléments . p. 922.
..
10 W. Preyer (1881). L'dme de l'enfant. Observations sur le développement psychique des premieres
années. París, Alean, 1887, p. 116.
11 Ver Henry Beounis, de Nancy d París, 1872 -1874, introducción y notas de Bernard Andrieu,
Nancy, P. U. N., 2009.
12 H. Beaunis. Les sensations internes, p. 147.
164 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
interior13 ••• Todo escrutado con una exigencia desigual, hasta la recupera
ción de las impresiones más triviales también, sistemáticamente analiza
das. Por ejemplo, el contexto sensorial del adormecimiento:
Picazón de los párpados superiores, picores ligeros de la conjun
tiva, entumecimiento de la sensibilidad general y de los senti
dos especiales, sensaciones de los músculos infrahioideos que
preceden el bostezo, pesadez de los miembros y de la cabeza,
ligera obnubilación de la inteligencia y, poco a poco, llega el
sueño sin que se pueda precisar exactamente el momento en
que comienza14•
13 Jbid . pp. 176-178. Ver también el texto de 920 páginas y so páginas de solo índices, sobre
.
el dolor, de R. J. Be han. Pain, its origin, conduction, perception and diagnotic signijicance. Nueva
York y Londres: Appleton, 1914.
14 H. Beaunis. Les sensations internes, p. 59.
15 Jbid p. 16.
..
se sintió elevada, la cara y las manos al cielo, con las ventanas oji
vales de la nave, construidas ochenta años más tarde [ ) . Luego ...
Invasiones psíquicas
El conjunto de la propia experiencia sensible se transforma a fines
del siglo XIX y a comienzos del siguiente siglo, sobre todo, una
manera nueva de captar y de alargar su resonancia. Cada uno de los
cinco sentidos resuena sobre los sentidos internos para prolongarse
mejor; tacto , vista, olfato , oído, gusto, lejos de repercutir solo en la
profundidad del mundo (como lo quiere la tradición) , se deslizan a lo
más profundo del espesor de las vidas, como lo quiere la nueva sen
sibilidad. Los sentidos vibran en una dinámica que va del exterior al
interior. A comienzos del siglo xx, Marce! Proust lo dice con la mayor
fuerza y agudeza; los cinco sentidos infiltran como nunca el aden
tro, atraviesan las envolturas. El deambular del narrador por el ado
quín le sugiere algunos días que "en los nervios afluía tal corriente
de vida"29: "cada uno de mis pasos, después de haber tocado una
losa de la plaza, rebotaba, me parecía como si tuviera en los talo
nes las alas de Mercurio"3º. El tacto difundiría entonces pesadez o
27 É . Zola (1886). La Obra. Les Rougon-Macquart. París: Gallimard, 1966, t IV, p. 162.
28 !bid., p. 181.
29 M . Proust (1921). El mundo de Guermantes. En busca del tiempo perdido, t. 1 1 1 . Librodot.com,
p. 54.
30 Ibidem.
168 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
31 Ibid., p. 2.
32 M. Proust (1919). Por el camino de Swann. En busca del tiempo perdido, t. l . Librodot.com,
p. 83.
33 Jbid., p. 82.
34 Ibid. , p. 30. Aún sobre la mirada, y el "aturdimiento" del narrador ante el cuadro de
Vermeer, ver el incisivo análisis de Jean Clair, Court traité des sensations. París: Gallimard,
2002, p. 131.
35 lbid. , p. 142.
36 M. Proust (1918). A la sombra de las muchachas en flor. En busca del tiempo perdido, t. n.
Librodot.com, p. 240.
La extensión ilimitada de lo sensible 169
Todo es interno
El adentro también puede ser primero, volver a estar "dispuesto"
para orientar mejor, fijar y percibir las cosas. El enfoque interior de
los órganos ayuda a la captación exterior; tal es la evidencia con
tundente de los estudios consagrados a los nervios. A comienzos
del siglo XIX, Reil ya evocaba el sentimiento de una disponibilidad
"inmediata" del cuerpo, y señalaba la anterioridad de un "sentido
vital interior", esa potencialidad interna reunida de golpe y que hace
del adentro una de las condiciones del afuera43• El razonamiento se
sistematiza aquí, se detalla sentido por sentido, registra las movili
zaciones internas una tras otra, aquellas que condicionan la apro
piación del mundo: se opera una inversión definitiva. Los fisiólogos
y psicólogos repiten tal razonamiento sin ambigüedad para fines
del siglo XIX. La vista lo revela, por ej emplo, la fijación de un objeto
que se mueve , la apreciación de su desplazamiento, su velocidad, no
podría limitarse al solo impacto retiniano. Una aprehensión "inte
rior" particular concurre a la observación para precisarla mejor:
Así, cuando seguimos con el ojo un objeto que vuela, los movi
mientos del ojo mantienen la imagen del pájaro en el mismo
punto de la retina, y las sensaciones que acompañan las contrac
ciones de los músculos del oj o nos hacen conocer la velocidad y
la dirección del movimiento44•
s o Supra, p. 56.
51 M . Poujalat. " Des classes dangereuses de la population dans les grandes villes, et des
moyens de les rendre meilleures". Religion, histoire, poésie. París, 1843, p. 308.
52 Jbid., p. 317.
53 Supra, p. 149.
54 M . de Fleury. Introduction d la medecine de l'esprit. París, 1898, p. 211.
55 Jbidem.
La extensión ilimitada de lo sensible 173
75 C. Sherrington. The integrative action of the nervous system. Nueva York, 1906, citado por
Miller-Guerra. ú syndrome cérébeleux et le syndrome vestibulaire. París: Masson, 1954, p. 51.
76 H . Milne- Edwards. úcciones sobre la ... loe. cit.
77 L. Angelvin. La neurasthénie, mal social. París, 1905, p. 25.
78 G. M. Beard. Neurasthenia, or Nervous Exhaustion. Londres, 1869.
176 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
1 Supra. p. 152.
180 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
2 C. Sherrington (1906). The lntegrative Action of the Nervous System. Nueva York: C . Scribner's
sons, 1947, p. 116.
3 !bid . , ver "Antagonistics retlexes" , p. 116.
4 E. Brissaud. Le{ons sur les maladies nerveuses, p. 286.
El triunfo de lo psicológico 181
s E. de Cyon. Recherces expérimentales sur les fontions des canaux semi-circulaires et sur leur róle
da ns la formation de l'espace. París. 1878, p. 50.
6 M. Duval, E,. Küss y E. Gley. Traité élémentaire de physiologíe, t. 1 1 1 , p. 904.
7 J. Grasset. Les Maladies de l'orientation et de l'équilibre. París, 1901, p. 89.
8 Jbidem.
9 Jbidem.
10 M. Duval, E,. Küss y E . Gley. Traité élémentaire ... p. 950.
11 Jbidem.
12 Jbidem.
182 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
El cuerpo "sabe"
La existencia de un sistema "psicofisiológico" que funciona como
conjunto cuasi "automáticamente " desplaza tanto las observaciones
íntimas como los testimonios filosóficos o literarios. Desde los años
1880 y las primeras demostraciones sobre los encadenamientos refle
jos, Nietzsche conduce el tema hasta el exceso para resaltar mejor
su originalidad: "esta pequeña razón, hermano mío, a la que llamas
«espíritu», no es más que un pequeño instrumento y un pequeño
juguete de tu gran razón. "16• Una multiplicidad de términos evoca
esta sutileza que se considera completamente material: "una plura
lidad dotada de un único sentido ", "un sabio desconocido ", "un sobe
rano poderoso"'7• Se instaura un diálogo íntimo totalmente nuevo:
15 Ibid., p . 179.
16 F. Nietzsche (1883) . Así hablaba Zarathustra. Librodot.com, p . 19.
17 Ibid . , pp. 18-19.
El triunfo de lo psicológico
18 M. Proust. En busca del tiempo perdido, t. 11: "A la sombra de las muchachas en flor".
Madrid: Valdemar, 2002, p . 722. <equivocadamente el original dice que está en la p. 821 de
" Por el camino de Swann". N. del T. >
19 Ver el "antiguo yo" que "obraba maquinalmente", M. Proust, A la sombra . .. Librodot.com,
p. Go.
20 M. Proust. En busca del... t. 1 : " Por el camino de Swann" Librodot.com, p . 4.
184 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
de ser tan fuerte que puede hacer que renazcan inmensos trozos de
vida desaparecidos.
Pero además ese cuerpo "sistema", que incluye una organización
compleja y oculta, puede también traicionar, como le ocurre al barón
de Charlus cuya afeminada vida ha impregnado y orientado defini
tivamente sus gestos, a pesar de su intenso deseo de disimularla:
"aquel cuerpo, que había comprendido perfectamente todo lo que M.
de Charlus había dejado de entender, desplegó, hasta el punto de que
el barón había merecido el epíteto de lady-like, todas las seducciones
de una gran dama'"'. Además puede traicionar cuando la habitación
que se le ha prometido al narrador no conviene a sus hábitos pasa
dos; él mismo puede confesar que su cuerpo presenta su "más pro
funda protesta"22• Por esto la emergencia de algún alter ego con el que
es necesario negociar.
El ejemplo extremo de esas disociaciones entre lo automático y
el querer, lo habitual y lo nuevo, es el que desarrolla Franz Kafka en
la Metamorfosis, atento a la más mínima sensación interna. El narra
dor, al experimentarse como coleóptero inmundo, conserva una
voluntad que tropieza con los reflejos del insecto en el que parece
haberse convertido. Uno hace lo que el otro no quiere . Uno se resiste
a lo que el otro quiere impulsar; con su caparazón, sus patas que
bullen, sus caídas, su pesadez, el narrador ya no está adecuado a sí
mismo. El texto retoma y profundiza los viejos relatos de las trans
formaciones físicas, las ilusiones intemporales de los melancólicos,
las mutaciones imaginarias de los cuerpos desmembrados23• Los
enriquece deliberadamente; detalla sobre todo su fondo sensible
al renovarlo. Al comienzo el relato se desarrolla en el modo "yo",
abundan las sensaciones, la angustia es su trama, la imposible sede
de un "yo" finalmente es su foco; la instalación de dos "individuos",
la confrontación de dos universos sensoriales y el trastorno de las
experiencias "internas". El "coleóptero narrador" , que está sobre su
espalda, siente que sus patas se agitan febrilmente para encontrar el
suelo como lo hacen los insectos que quedan invertidos, "innumera
bles patas en constante agitación y le era imposible controlarlas'"4,
reacciones "lógicas" sin duda, pero en este caso no queridas y desa-
23 Supra, p. 63.
24 F. Kafka (1915). La metamorfosis. Librodot.com, p. 3.
El triunfo de lo psicológico 185
25 Ibid.
26 Supra. p. 151.
27 C. Debierre. Le Cerveau et la moelle épiniere avec applications physiologiques et médico-chirur
gicales. París. 1907, p. 290.
186 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
31 Jbidem.
32 S. Stricker, citado por H Beaunis, les Sensations internes, p. 133.
33 Supra, p. 53.
34 Supra, pp. 48-49.
35 Supra, p. 53.
188 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
41 lbid.
42 lbid.
43 Supra, p. 114.
44 Supra, p. 111.
45 P. Bonnier. "L'aschématie", p. 607.
46 !bid., p. 609.
47 !bid., p. GoS.
48 !bid., p. Go7.
El triunfo de lo psicológico 19 1
49 Supra, p. 115.
50 P. Bonnier. Le Sens des attitudes. París, 1904, p. 5.
51 H . Head y G. Holmes. "Sensory disturbance form cerebral lesions". Brain , noviembre de
1911, p. 102. Ver también, Schéma corporal et image du corps, textos originales traducidos y
presentados por J. Corraze. Toulouse: Privat, 1973, p. 44.
52 P. Schilder (1935). L'image du corps. París: Gallimard, 1968, p. 35.
53 H. Head y G. Holmes. "Sensory disturbance form cerebral lesions" , p. 106.
54 P. Bonnier. "L'aschématie", p. 605.
192 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
64 !bid., pp. 183-184. Ver también E. Jones (1953). Vida y obra de Sigmund Freud. Barcelona:
Anagrama, 2003, p. 251. " Los síntomas podían no solamente ser tratados, sino también
suprimidos con el solo empleo de medios psicológicos".
65 A. Athanassio. Les troubles atrophiques dans l'hystérie, prefacio del Sr. Prof. Charcot, París,
1890, p. 1.
66 S . Freud (1908). Cinco lecciones sobre el psicoanálisis. París: Payot, 1908. p. 71-
67 M. Pion y E . Roudinesco. Diccionario de psicoanálisis. Barcelona: Paidós Ibérica, 1999,
p. 471.
68 J. Laplanche y J.-B. Pontalis (2• ed. revisada 1968). Diccionario de psicoanálisis. Barcelona:
Labor, 1981 (3• ed. revisada con el Dr. Laplanche), p. 172.
69 M. Pion y E . Roudinesco. Diccionario de psicoanálisis, p. 471.
El triunfo de lo psicológico 195
70 !bid. , p. 384.
71 J. Laplanche y J.-B. Pontalis. Diccionario de psicoanólisis, p. 378.
72 J. Breuer y S. Freud (1895). Estudios sobre la histeria. Madrid: Biblioteca Nueva, 1934,
p. 136.
73 Jbidem.
74 !bid. , pp. 206-207.
75 !bid., p. 168.
76 !bid. , p. 39.
77 !bid., p. 202.
78 !bid . , pp. 205-206.
79 E. Levine y P. Touboul. Le corps. París: Flammarion, 2002, p. 186.
196 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
Un cuerpo imaginado
El mundo interior cambia de la manera más profunda, una vez se
tiene en cuenta la imagen motriz, el esquema corporal o la imagen
inconsciente del cuerpo. El viejo método de Cabanis de comienzos
del siglo XIX, que indaga por las impresiones viscerales y busca en
las sensaciones directa y exclusivamente orgánicas las fuentes de los
estados de consciencia como de los estados morales, es subvertido
por completo. Los objetos de atención se han desplazado sin que el
propio cuerpo se haya borrado. Le ha sucedido un vasto conjunto
compuesto de representaciones y de datos psicológicos que esceni
fican el cuerpo de forma precisa y su interioridad. Las sensaciones
"directas" se han desajustado. Son las "imágenes" interiores, sus
alcances, sus sentidos, sus efectos, las que se han vuelto centrales; es
un universo psicológico el que se ha impuesto. La mirada se desdo
bla diferenciando un cuerpo real y un cuerpo imaginado, el segundo
es más importante que el primero puesto que ya no es depositario de
fuerzas sino de sentido.
A fines del siglo XIX, cuando Campfleury comenta las caricatu
ras alemanas a las que John Grand Carteret les consagra un libro,
diferencia cuidadosamente los cuerpos de superficie, su anatomía
aparente o anecdótica, y el sentido que revelan sus deformaciones,
incluso sus dislocaciones. Se burla de los que se atienen a "lo de
encima de la obra" y que no tratan de "buscar lo de abajo"91• Eso
que está "oculto" está hecho de profundidad mental, de referencias
interiores y de emoción. Se ha vuelto un "objeto". Ilustra una repre
sentación particular del cuerpo que sugiere análisis y atención; es
ella precisamente a la que interroga John Grand Carteret cuando en
1888, compara las caricaturas francesas de 1848 con las de 1858. De
las primeras a las segundas, dos maneras diferentes de evocar, pero
también de sentir el cuerpo, dos maneras de "trabajar" lo real, dos
maneras de representar el "sentimiento de sí":
Se estaba al fósforo, a la estaca [en 1848]; insulsez absoluta antes
de los inflamientos, las amplitudes del imperio, lo que le permi
tirá a un escritor hostil al régimen decir que, bajo la República,
todo fue magro, [bajo el imperio] todo fue cenceño•'.
94 Ver M. Schapiro. " Leonardo y Freud", en Estilo, artista y sociedad. Madrid: Tecnos, 1999.
95 Ver M. Boigey. Manuel scientifique d'éducation physique. París, 1923, pp. 442-443.
96 P.-C. Jagot. Méthode pratique et détaillée d 'autosuggestion et de suggestion. París, 1933, p. 120.
CAPÍTULO XI
EL TRIUNFO DEL HACER
Aturdimientos y vértigos
El "aturdimiento" físico -tan presente en las diversiones de comien
zos del siglo xx- es ante todo un gesto hecho para "sentirse" de otra
manera, experimentarse y avivar el sentimiento de sí, así se roce la
trivialidad, lo cual democratiza su práctica y su proyecto y también
legitima el hecho de recurrir a él, mientras que tal apuesta, que hasta
entonces se la acercaba a la "ebriedad" o a la "ociosidad'', podía ser
vagamente dejado de lado, incluso menospreciado.
Al proponer una nueva máquina lúdica para las ferias populares
de fin del siglo, un inventor francés revela, por ejemplo (casi a pesar
suyo), las orientaciones de una "revolución cultural silenciosa en la
Belle Époque"2• El aparato es descrito como "un aparato recreativo de
fuerza centrífuga"3• Su dispositivo comporta una primera pista inmó
víl y una segunda pista muy inclinada que gira a gran velocidad en
tomo a un eje. Las "personas que avanzan hacia el piso móvil"4 son
llevadas a modificar su equilibrio, a vigilarlo y a mantener un cuerpo
inclinado 45°. El efecto de sensación, de sobrecogimiento y de éxta
sis al que se añade la percepción "extraña" para cada participante, de
apercibir "su frente como si estuviera en la horizontal con respecto a
sí mismo; hace que la ilusión sea extraordinaria"5• El juego intensi-
2 J.-Y. Mollier. " Le parfum de la Belle t poque" , en J.-P. Rioux y J.-F. Sirinelli (dir.) (2002),
La culture de masse en France. París: Fayard, 2006, p. 112.
3 Ver Guyot-Daubes. Les hommes phénomenes. París, 1885, p . 193.
4 !bid., p. 196.
5 Ibidem. Sobre las prolongaciones contemporáneas para esas " máquinas de sensaciones",
ver el análisis de Michel Serres (1985) sobre el trampolín. Los cinco sentidos. tr. María Cecilia
Gómez B., México: Taurus, 2002, p. 426: " La civilización hace a veces algunos progresos:
¿existe sobre la tierra un objeto más maravilloso, la técnica humana ha realizado alguna
vez un aparato más divino que el trampolín?"
El triunfo del hacer 203
11 J. Czergo. " Extensión y mutación del descanso citadino, París, siglo XIX comienzos
-
del xx", en A. Corbin (dir.). L'Avenement du loísír, 1850-1960. París: Aubier, 1995, p. 156. Ver
igualmente V. Nahoum-Grappe. La Culture de l'ívresse: essaí de phénoménologie hístoríque. París:
Quai Voltaire, 1991.
12 L'Encyclopédíe du síecte. L'exposítíon de París 1900. París, 1900, t. 1 , p. 212.
13 J .- P . Rioux. Chroníque d'une fin de sífcle. París: Seuil, 1991, p. 279.
14 París exposítíon 1900, catálogo, París: Hachette, 1900, p. 371.
15 J.-J. Bloch y M. Delon. Quand París allait d l'Expo, París: Fayard, 1980, p. 115.
16 G. de Wailly. A travers l'exposition de 1900. París, 1900, p. 34.
17 L'Encyclopédíe du síecl.e. L'expositíon de París 1900. París, 1900, t. 1, p. 95.
18 Ibid., t. 1 1 1 , p. 183.
19 Ibid., t. 1 1 , p . 3.
El triunfo del hacer 205
20 Alain Rey sitúa la aparición de esta palabra en la segunda mitad del siglo x1x. Ver A.
Rey, Dictionnaire historique de la langue fran,aise, París: Roben, 1994: " Détendu attesté dans la
seconde moitié du x1xe. siécle".
21 J.-K. Huysmans (1891). Allá lejos. Madrid: Valdemar, 2002, p. 84.
22 lbid., p. 62.
23 J.-K. Huysmans (1876). Marthe. París: 10/18, 1975, p. 111.
24 J.-K. Huysmans (1884). "Un dilemme ", en Nouvelles. París: Flammarion, 2007, p. 156.
25 P. Bourget (1892). Cosmopolis. París, Lemerre , p. 127.
206 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
26 Ibidem.
27 O. Feuillet (1881) . Historia de una parisina. París, 1910, p. 40. Las ilusrraciones datan de
1910.
28 Publicidad, Egyptian Deities, the utmost in cigarettes, USA, 1914. Ver J . Heimann. Ali American
Adds, 2900-1910. Nueva York: Taschen, 2001, p. 66.
29 Ver Richard Sennet (1994). "La silla confortable". Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la
civilización occidental. Madrid: Alianza, 2007, p. 342.
El triunfo del hacer 207
30 Ver H . Havard. An. " Fauteuil " . Dictionnaire de l'ameublement et de la décoration depuis le
xme. sifcle jusqu 'd nos jours. París, 1887-1890, 4 vol.
31 " Revista de la exposición de los EE. u u . " , Le Palais de Cristal, Journal de l'exposition de 1851,
21 de mayo, p. 36.
32 Catalogue. Manufacture Frarn;aise d'Armes et Cycles de St. Etienne, 1910, p. 862.
33 Catalogue. Manufacture Fran�aise d'Armes et Cycles de St. Etienne, 1924, p. 465.
34 Publicidad. "Comfon Swing Chair", Chicago, 1900, J. Heimann. Ali American Adds, 1900-
1910, p . 237.
208 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
La relajación y la respiración
Este tema del "descanso", y el de algún beneficio íntimo que se pueda
sacar por estar "distendido", hacen nacer una práctica radicalmente
nueva a fines del siglo XIX: la llamada "relajación" . El desafío tiene
que ver con un total relajamiento físico. Su objetivo es: sentirse uno
mismo "más calmo"46, poseerse más, obtener de ello una ganancia
completamente personal. Se añade acá una exigencia: ya no simple
mente relajarse evitando "actuar" , sino buscar conscientemente la
"no-contracción", investigar lo "sentido", esforzarse por abolir la ten
sión47, entablar un diálogo con un < cuerpo> orgánico supuestamente
"cómplice". Por primera vez, el hecho de "sentir el cuerpo" se vuelve
objeto de un trabajo, por no decir de un acto tan específico como pen
sado; un cuasi-programa, una inversión repetida, sistematizada. Se
multiplican los ejercicios que conducen a un universo totalmente dife
rente al del ejercicio muscular habitual. Fram;ois Delsarte, profe sor de
canto parisino a mediados del siglo XIX, fue su creador. Sus teorías
(sin embargo, ampliamente esotéricas, vagamente religiosas también),
que orquestan la anatomía siguiendo una temática trinitaria, "Vida,
Alma, Espíritu"48, no impiden para nada la búsqueda de una práctica
inédita: "poner [al relajarlo] al cuerpo disponible para la expresión de
los sentimientos"49. Tanto más en cuanto se añade el credo, amplia
mente intuitivo, según el cual el "cuerpo y el alma no son sino uno"50•
El tema del tono, más aún: su reciente revolución fisiológica5', sigue
estando en el horizonte del propósito. Por esta razón la formulación
del proyecto: sentir concretamente toda contracción para anularla
52 F. Delsane, citado por F. Waille. Corps, art et spiritualité chez Fran{ois Delsarte (1811 -1871) . .
.
p. 739.
53 Ver P. MacKaye. Epoch: the life of Steele MacKaye, Genius of the theatre, in relation to his times
and contemporaries. Nueva York: Boni and Liveright, 1927; ver también A. Suquet. L'éveil des
modernités, une histoire culturelle de la danse (1870-1945), p. 151.
54 E. Miles. Cassel's Physical Educator, p. 159.
55 ibid., p. 651.
56 lbid., p. 410.
57 Ver A. Suquet. L'éveil des modernités, une histoire culturelle de la danse (1870-1945), p. 153.
212 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
cotidiana: no fruncir las cejas, relajar la boca, los ojos, los dedos, los
pies, caminar, hablar, escribir, comer "tranquilamente" (leisurely), "no
crispar el conjunto del cuerpo"58•
Algo todavía más original: sobre el cuerpo mismo se inventan
"imágenes" internas por realizar y por aplicar. Lo "orgánico" se
renueva como objeto de conciencia, un testigo psicológico del sen
timiento de sí. Cada parte física se ofrece como lugar de representa
ción posible; relajarse consiste en imaginar su propio cuerpo una vez
se ha estirado, "hundirse en el suelo"59 baj o el efecto de su peso; res
pirar "calmadamente " consiste en imaginar su caja torácica que toma
la forma de una "caja indefinidamente extensible"Go; abandonar su
mano consiste en imaginar su "agarre" en contacto con un "objeto
muerto"61; reencontrar la contracción una vez se ha efectuado la
relajación sería experimentar una energía que atraviesa los múscu
los como una "corriente de agua que invade un canal bruscamente
liberado"62• Por supuesto que se trata de imágenes "construidas" ,
pero también queridas y decididas que hacen existir a l cuerpo como
instancia psicológica, una prolongación directa de una "experiencia"
interior. Sobre todo estas echan por tierra completamente el viejo
universo clásico de las representaciones orgánicas; ya no más tea
tro de los humores, figuras de los dolores o de las pasiones, las que
animan un cuerpo que ha permanecido "externo "63, sino la creación
de un flujo de imágenes coextendido a sí mismo, llamado a coincidir
consigo mismo, que modula sus estados según la manera como es
orientado conscientemente. Tenemos además que (contrariamente a
las conclusiones un poco apresuradas de los fisiólogos del siglo XIX
sobre la "base física de la unidad del yo"64) la conciencia será aquí
claramente primera con relación a un cuerpo que se ha vuelto su
lugar de existencia y de expresión. Originalidad fundamental como
ninguna: esta misma conciencia no puede concebirse y "trabajarse"
sin la inmediata movilización de su vertiente corporal.
65 Ver L. Doat. "Sobrevivencias de Isadora", Reperes: cahier de danse, n• 15, marzo de 2005,
p. 16.
66 Citado por A. Suquet. L'éveil des modernités, une histoire culturelle de la danse (1870-1945),
p. 155.
67 J. Gazeau. "Les entretiens idéalistes", Cahiers mensuels d'art et de philosophie, 29 de dic.
de 1909, p. 300.
68 A. Suquet. L'éveil des modernités, une histoire culturelle de la danse (1870-1945), p. 169.
69 l . Duncan. Mi vida, p. 43.
70 !bid., p. 96.
71 V. Pressard-Berthier. Expression de l'intériorité en danse moderne et contemporaine. Tesis de
doctorado, EHESS, París, 2013, p. 142.
214 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
72 A. Suquet. L'éveil des modernités, une histoire culturelle de la danse (1870-1945), p. 163.
73 L. Doat. Voir une danse, décrire et interpréter lsadora Duncan. Tesis de doctorado, Universi
dad París 8, 2013, pp. 53 - 57.
74 E . Faure (1934), "D'Isadora et de la danse ". l. Duncan, la Danse de !'avenir. París: Complexe,
2003, p. 123.
75 A. Levinson (1929), "In Memoriam", en l. Duncan. La danse de ( 'avenir, p. 134.
76 l . Duncan. Mi vida, p. 242.
77 Y. Ripa. " Prefacio" a l . Duncan, Mi vida, p. 13.
El triunfo del hacer 215
78 S . O'Sheel. "Isadora Duncan, Priestess", Poet Lore, vol. 21, n• 6, nov.-dic. de 1910, p. 481.
79 E. Jacques- Dalcroze (1907). " La iniciación al ritmo", Le Rythme, la Musique et l' tducation.
París: Rouan, 1920, p. 58.
So W. Gebhardt (1895). L'attitude qui en impose et comment l'acquérir. París, 1900, p. 5.
81 B . Macfadden. Muscular Power and Beauty. Nueva York, 1906, p. 9.
216 El sentimiento de sí. Historia de Ja percepción del cuerpo
El ejercicio y la transformación de sí
Sin embargo, es imposible quedarse con esta sola constatación. Una
novedad se impone con el comienzo del siglo xx, más allá de tales
simplificaciones: recordar en cada ejercicio la necesaria presencia de
la sensación o, mejor aún, buscar ejercicios que confronten sistemá
ticamente la acción con la sensación misma y con su representación.
Estas últimas ganan entonces en psicología, cultivan la apropiación
interior y se dirigen a la conciencia corno su doble obligado. El sen
timiento de sí, con su lenta conquista psicológica, explota desde
comienzos del siglo xx el ejercicio y la acción sobre sí corno nunca
lo había hecho.
Bernard Macfadden, el creador del body-building, aconseja la mul
tiplicación de respiraciones lentas, profundas, sistemáticamente
"vividas", hasta el sentimiento de alcanzar algún "último " desplie-
101 F. E. Dalton. Swimming Scientifically Taught. Londres, 1918, p. 72: "The legs must be
relaxed".
102 P. Withington. The Book of athlectics. Boston, 1922, p. 236.
103 E. Mercier. L'éducation physique par l'athlétisme. Paris: Federación Francesa de Atletismo,
1925, p. 153.
104 E. Antoine. L'athlétisme. París: Nilsson, 1913, p. 113.
105 A. Obey. L'orgue du stade. París: Gallimard, 1924, p . 84.
106 H . de Monterlant (1924). Les olympiques. París: Gallimard, 1959, p. 337.
107 J . Prévost. Plaisir des Sports. París: Gallimard, 1925, p. 25.
220 El sentimiento de sí. Historia de la percepción del cuerpo
Boureau Deslandes, André-fran\ois; Corbin, Alain; 31, 97, 138, 139, 204, 209
1S, 18 Cornaro, Luigi; 23
Bourgain, Pascale; 23 Corraze . Jacques; 191, 192
Bourges, Michel de; 122 Coubenin, Pierre de; 208, 209
Bourget, Paul; 2os, 208 Courbon, Antoine; 9S
Bourguignon, J.; 176 Cruveilhier, Jean; 137
Bourneville, Désiré-MagJoire; 192, 193 Cullen, William; 48-so, 60, 83, 187
Boutaric, Jean-Jacques; 93, 94. 99 Cureau de Ja Chambre, Marin; 34
Brachet, Jean-Louis; 14S Cyrano de Bergerac, Savinien; 43, 44,
Brécy, Maurice; 176 119
Breuer, Jose� 19s, 197 Czergo, Julia; 204
Brewer, John; S7 CH
Briggs, Robin; 43 Champfleury; 198
Brillat Savarin, Anthelme; 123, 124 Charas, Molse; 128
Briquet, Pierre; 14S. 146, 148 Charcot, Jean Manin; 14S. 193, 194
Brissaud, É douard; 176, 180 Charles, Christophe; 216
Brisseau, MicheJ; 82, 83 Chauvois, Louis; 218
Broussais, Fran\ois-Joseph-Victor; 133 Cherechewski, Jacques; 188
Buchan, William; s2 Choay, Fran\oise; 27
Buffon, Georges-Louis Leclerc de; 17 Chomel, Auguste Fran\ois; 9S
Burdach, Carl Friedrich; 12s Chopin, Frédéric; 93, 94, 99
Burel, Charlotte; S7. S8
Bunon, Roben; 12, 12s D
Dagognet, Fran\ois; 62
e
Dalton, Frank Eugen; 219
Cabanes, Jean-Louis; 123 Damasio, Antonio; 112
Cabanis, Pierre-Jean-Georges; 4, 91, Darnton, Roben; 78
99-102, 107, 132, 133, 193, 198 Darwin, Charles; 217
Camus, Paul; 169, 171 Daumier, Honoré; 129
Caraccioli, Louis-Antoine de; 72 Davy, Humphrey; 137, 138
Cardano , Jerome; 32, 12s Defazio, Kimberly; 174
Carpaccio, Vittore, 23 Delacroix, Eugene; 129
Carpenter, William Benjamin; 144 Delapone, Fran\ois; 146
Carroy, Jacqueline; 81, 123 Delon, Marianne; 204
Casanova, G. de Seingalt; SS DeJrio, Manin Antonio; 38
Ceneau, Michel de; 40 DeJsane , Fran\ois; 210, 211
Cézanne, Paul; 210 DeJumeau, Jean; 20, 21
Clair, Jean; 168 Demeuse, NicoJas; 49
Clairon, Mlle; 7S Deny, Gaston; 169, 171
Cleij , Afina; 129 Desbonnet, Edmond; 217
CoJeridge, SamueJ Taylor; 129 Descartes, René; 14, 24, 30, 34, 4S. 112
CoJet, Louise; 120, 123 Destutt de Tracy, Antoine; 11s
Compayré, Gabriel; 1s4, 1ss Diderot, Denis; 4, 11-20, 2s, 31, 3S. 46,
Condillac, É tienne Bonnot de; 14, 1s, 67-71, 74-76, 82, 121, 1s1, 222
17, 102, 113, 11S Didier, Beatrice; 1os
Condorcet, Jean-Antoine-Nicolas Doat, Laetitia; 213, 214
Caritat de; SS. S 6 Doucet, Genevieve; 2
Constant, Benjamín; 103, 104 Duby, Georges; 31
indice onomóstico 229
K M