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DIFERENCIA ENTRE LOS MODELOS DIGITALES DEL TERRENO Y LOS

MODELOS ANALÓGICOS.-
La diferencia básica entre los modelos digitales y los modelos analógicos reside
en que los primeros están codificados en cifras, lo que permite su tratamiento por
medios informáticos. Para llegar a la elaboración de los modelos digitales es
necesario, por tanto, efectuar un proceso de codificación de la información, que
permite una representación virtual en forma de cifras. Las relaciones espaciales o
las características que se desean representar se traducen a diferentes tipos de
estructuras numéricas (vectores, matrices, conjuntos, etc.) o a expresiones
matemáticas que expresan relaciones topológicas y funcionales.
Comentaremos a continuación algunas de las características que diferencian los
MAT de los MDT en los aspectos prácticos del uso de la información, expresadas
resumidamente en la Tabla 1.1.
La facilidad de uso o manejo hace referencia a la posibilidad de obtener
información de forma rápida y sencilla por parte de los usuarios. El acceso a la
información impresa en un mapa es sencillo ya que se realiza directamente
mediante unos conocimientos cartográficos más o menos profundos. El acceso a
los MDT es mucho más complejo pues se realiza a través de equipos informáticos
cuyo manejo, mediante una serie de instrucciones específicas, obliga a un
entrenamiento especializado. Por otra parte, la interpretación de la información es
indirecta debido a la existencia del equipo informático que actúa de nexo, y la
elaboración de modelos derivados requiere el dominio de lenguajes de
programación o la intervención de especialistas. Idealmente, los conocimientos
cartográficos necesarios para la interpretación de los mapas convencionales
deben complementarse con otros relativos a proceso de imágenes, bases de
datos, teledetección y programación de ordenadores, lo que implica un
considerable esfuerzo de educación suplementario.
MODELO DIGITAL DE ELEVACIONES
(MDE)
2.1 Definición del MDE.
De acuerdo con la definición general presentada en el apartado anterior, un
modelo digital de elevaciones (MDE) se define como una estructura numérica de
datos que representa la distribución espacial de la altitud de la superficie del
terreno.
Estructuras de datos en el MDE.
De forma general, la unidad básica de información en un MDE es un valor de
altitud, z, al que acompañan los valores correspondientes de x e y, expresados en
un sistema de proyección geográfica para una precisa referenciación espacial. Las
variantes aparecen cuando se definen las interrelaciones entre estas unidades
elementales de información.
El diseño de estas interrelaciones es lo que configura las diferentes opciones en la
estructura de datos, cuya elección es trascendental pues condiciona
completamente el futuro manejo de la información. Mientras que los mapas
convencionales usan casi exclusivamente una única convención (las curvas de
nivel) para la representación de la superficie del terreno, los MDE disponen de
alternativas más variadas, desde una transposición casi directa de las isohipsas
hasta otras menos habituales en la cartografía impresa pero más adaptada al
proceso digital.

Históricamente, los modelos digitales de elevaciones se han dividido básicamente


en dos grupos en función de la concepción básica de la representación de los
datos: vectorial y raster. Los modelos vectoriales están basados en entidades
(básicamente puntos y líneas) definidas por sus coordenadas. En los modelos
raster, los datos se intepretan como el valor medio de unidades elementales de
superficie no nula que teselan el terreno con una distribución regular, sin
solapamiento y con recubrimiento total del área representada.

Modelo vectorial: contornos.


La estructura básica es el vector, compuesto por un conjunto de pares de
coordenadas (x, y) que describe la trayectoria de líneas isométricas (coincidiendo,
por tanto, con las curvas de nivel o isohipsas del mapa topográfico convencional).
El número de elementos de cada vector es variable y la reducción de éste a un
único elemento permite incorporar cotas puntuales sin introducir incoherencias
estructurales. Una curva de nivel concreta queda definida, por tanto, mediante un
vector ordenado de puntos que se sitúan sobre ella a intervalos adecuados (no
necesariamente iguales) para garantizar la exactitud necesaria del modelo. La
localización espacial de cada elemento es explícita, conservando los valores
individuales de coordenadas.

Modelo vectorial: redes de triángulos irregulares (TIN).


Los triángulos se construyen ajustando un plano a tres puntos cercanos no
colineales, y se adosan sobre el terreno formando un mosaico que puede
adaptarse a la superficie con diferente grado de detalle, en función de la
complejidad del relieve. Se trata de una estructura en la que el terreno queda
representado por el conjunto de superficies planas que se ajustan a una estructura
anterior de puntos.
Los TIN pueden considerarse como una estructura derivada de otra anterior de
puntos o líneas.

Modelo raster: matrices regulares.


Esta estructura es el resultado de superponer una retícula sobre el terreno y
extraer la altitud media de cada celda (aunque habitualmente se utiliza un valor
puntual, asociado a cada nudo de la retícula o punto medio de la celda, con lo que
esencialmente se construye un modelo vectorial de puntos).

Modelo raster: matrices de resolución variable.


El interés de las matrices de resolución variable reside en la posibilidad de
solucionar el principal problema de las matrices regulares (su resolución espacial
prefijada), manteniendo, en principio, sus principales ventajas: la sencillez
conceptual y operacional. En este tipo de matrices los elementos pueden ser, bien
datos elementales (como en las matrices regulares), bien submatrices con un nivel
de resolución diferente. La estructura final es un árbol jerárquico y dinámico de
submatrices con una profundidad en principio arbitraria y cuya resolución espacial
se duplica en cada nivel.

Otras estructuras.
La codificación de contornos mediante ecuaciones polinómicas fué propuesta en
los primeros trabajos sobre modelos digitales (Miller y Laflamme, 1958:437); más
recientemente, Walton (1989) propone un método similar basado en una
secuencia de segmentos de Bézier con el fin de reducir el tamaño de los ficheros
vectoriales. Otros, como los polígonos irregulares adosados (Moore et al., 1988) o
redes regulares hexagonales (Roessel, 1988), aducen en cada caso ventajas para
aplicaciones concretas pero su uso no se ha generalizado hasta el momento.

Criterios de selección de la estructura del MDE.


La elección del tipo de estructura tiene importantes implicaciones debido a que las
formas de tratamiento numérico pueden ser muy diferentes.
Algunos autores han hecho notar que las diferencias teóricas son reducidas si la
resolución es similar (Berry, 1988) ya que se trata en todos los casos de una
distribución de puntos acotados. Sin embargo, ésto es fijar la atención sólo en los
elementos primarios del modelo cuando la diferencia fundamental estriba,
lógicamente, en la forma de estructurar los datos, en la complejidad de la
referenciación interna o topología de los objetos representados y en los procesos
de tratamiento que estas circunstancias permiten o exigen.
Las alternativas prácticas en este momento (por su uso masivo) se reducen
básicamente a dos: matrices regulares y TIN. Como ya se ha indicado, el modelo
de contornos presenta serias dificultades de tratamiento directo; la consecuencia
ha sido que, en el caso de los MDE, puede considerarse en la práctica como una
estructura aceptable para la captación de información, pero no funcional para el
tratamiento de los datos topográficos (Mark, 1979:34).

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