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Guía Sobre La Elaboración de Una Monografía
Guía Sobre La Elaboración de Una Monografía
El número al final de la cita (1) remite a la nota. En la computadora, una vez cerrada la
comilla final y colocado el cursor en ese lugar, se accede a la opción “insertar” de
1
Agustín de Hipona, De civitate Dei, XIV, 7, 2.
1
Word. Luego, “referencia” y de allí “nota al pie”. Automáticamente se inserta el número
de la nota que coincide con el número que aparece a pie de página (la nota en sí misma).
En la nota se debe especificar la fuente de la misma. Por ejemplo, si se está citando a
Agustín, esa nota puede decir: 1) Agustín de Hipona, De civitate Dei XIV, 7, 2. Como
ven, primero se cita el nombre del autor, luego el título de la obra en cursiva, luego el
número del libro (puede ser capítulo, cuestión, etc.), luego el número del capítulo y por
último el número del parágrafo. En algunos casos, en la primera cita que se hace de un
autor y un texto determinado, se aclara que, en adelante, se va a citar ese texto en forma
abreviada. Eso NO significa que se puedan omitir los números de los libros, capítulos o
parágrafos citados. Éstos deben figurar siempre en las citas.
Por ejemplo: Agustín de Hipona, De civitate Dei XIV, 7, 2. En delante De civ. Dei.
Si no se cita en latín, sino según traducción castellana, se debe consignar en la nota la
edición de la que se tomó la versión castellana.
Por ejemplo:
1) Las citas correspondientes a textos agustinianos se hacen según la edición bilingüe de
los mismos de la BAC, Madrid, etc.
Es posible que al citar en castellano textos originalmente latinos, se hayan observado, en
la traducción que se maneja, imprecisiones que se quieran aclarar: supongamos que en
la edición manejada y según la cual se cita, se traduzca por “libertad” tanto la expresión
liberum arbitrium como el término libertas. En tal caso, se añade en cursiva y entre
corchetes en la misma cita, la palabra latina original:
Por ejemplo:
También van entre corchetes e indicadas con puntos suspensivos las posibles omisiones
que tienen por objeto evitar la excesiva extensión de las citas textuales.
Por ejemplo:
“Me procuraste […] ciertos libros de los platónicos, traducidos del griego al latín”
En una monografía pueden figurar o no las citas o pueden aparecer en mayor o menor
cantidad. Eso depende, de la índole del tema elegido y del enfoque que se pretende dar
al trabajo. Pero, en todos los casos, debe evaluarse la selección que se haga de ellas, la
oportunidad de la inclusión de una cita (si es pertinente que aparezca en ese lugar), es
decir, el autor de una monografía debe saber elegir las citas y sacar a colación los
pasajes claves que apoyan su tesis. La cita textual puede presentarse primero y después
comentarla o bien a la inversa: esto es, explicitar una idea y, a continuación transcribir
la cita en la que se fundamenta dicha idea interpretativa.
Si la cita textual no corresponde a un autor sino a uno de sus comentaristas o intérpretes,
quien le dedica, supongamos, un artículo en francés, se puede transcribir el pasaje que
se desea citar en la lengua original –es decir, en francés en este caso-, o bien
responsabilizarse de hacer una traducción propia del pasaje. En este último caso, se
debe añadir, en la nota correspondiente, la observación: “traducción propia”.
Por ejemplo:
3) Gilson, E., Introduction á l’etude de s.Agustin, Paris, Vrin, 1969, p. 165. Traducción
propia.
Si se trata de una versión en castellano y la cita textual se citó en castellano, en la nota
al pie se escribe:
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3) Gilson, E., Introducción al estudio de San Agustín. Traducción española de Julián
Marías, Ed. Trota, 1972, p. 188.
Vale la siguiente aclaración: cuando se cita un autor medieval, se lo cita por el nombre
propio, por ejemplo: Agustín de Hipona y NO De Hipona Agustín. Pedro Abelardo y
NO Abelardo, Pedro. Tomás de Aquino y NO De Aquino Tomás. Dante Alighieri y NO
Alighieri Dante.
En cambio cuando se cita un intérprete o comentarista, se cita el apellido primero y
luego el nombre, por ejemplo: Gilson, E.; D’Ancona Cristina; Vinay Gustavo.
Respecto de las citas en lenguas originales, generalmente se intenta unificar el criterio:
si, en el transcurso de la monografía, se cita a dos o tres intérpretes que escriben en
diversas lenguas, o bien se transcriben todas las citas en lengua original o bien se
traducen todas.
Cuando en una cita aparece la sigla Cf. o Cfr. (“confróntese”, “véase”) significa que la
constatación de aquello que el autor está atribuyendo a san Agustín queda librada al
lector. Es decir, el autor indica al lector, dónde puede buscar el apoyo textual de lo que
está diciendo. Por ejemplo:
4) Cfr. Gilson, E., Introduction á l’etude de s.Agustin, Paris, Vrin, 1969, p. 165.
4) Cfr. Agustín, De civ. Dei, XIV, 7, 2.
La cita textual NO FIGURA en el cuerpo del trabajo sino que se alude a ella
interpretándola, por eso, en la nota se invita al lector a buscar el pasaje textual
confrontando el texto original.
A veces aparecen expresiones como in principio o in fine en las notas al pie, en cursiva
por tratarse de locuciones latinas. Por ejemplo:
5) Cfr. Agustín, De civ. Dei, XIV, 7, 2 in fine.
Se usan cuando el parágrafo al que se remite es muy extenso, para indicar justamente en
qué lugar del mismo se halla el pasaje al que se quiere aludir. Cuando la exposición del
autor o comentarista al cual estamos remitiendo se centra especialmente en un parágrafo
pero en realidad se extiende a todos los que conforman el capítulo en cuestión o incluso
la obra en cuestión, se menciona dicho parágrafo y se añade passim, que significa “por
todas partes”, “por doquiera”. De modo que, en tal caso, la remisión correspondiente en
las notas, quedaría así:
6) Cfr. Agustín, De civ. Dei, XIV, 7, 2 et passim.
Cabe también la posibilidad de que el autor sobre quien se trabaja haya tratado el tema
elegido en varios pasajes de diferentes obras suyas, de manera que sería sobreabundar
en citas dar siquiera un elenco de las más importantes puesto que éstas serían
reiterativas. Ante esta situación se puede recurrir a la mención de los llamados “lugares
paralelos”, es decir, distintos pasajes en los que un autor repite una idea: se cita o se
remite a uno de ellos únicamente indicando después dichos “lugares”. En las notas
figuraría como sigue:
7) Agustín de Hipona, De lib. arb. II, 2, 1; lugares paralelos son, entre otros, De Gen.
contra Manichaeos I, 2; De civ. Dei XIX, 4, 1; Contra Iulianum I, 1.
Además de las localizaciones de citas y de las remisiones, el tercer tipo de nota es
aquella en que se añade un comentario o una observación propia que, por constituir un
detalle o un aspecto colateral a la cuestión que se está tratando, se prefiere marginar del
texto mismo de la monografía. Por otra parte, se evita así la frecuencia de paréntesis,
que es preferible eludir en lo posible, ya que interrumpen una lectura ligera del texto y
lo tornan más pesado. Por ejemplo:
8) Obviamos aquí los posibles condicionamientos históricos de esta doctrina, ya que,
pese a su importancia, su tratamiento excedería los límites del presente trabajo.
Estos diversos tipos de notas también pueden combinarse. Por ejemplo:
3
9) Cfr. Gilson, E., Introduction á l’etude de s.Agustin, Paris, Vrin, 1969, p. 165. Cabría
preguntarse si esta interpretación gilsoniana tiene suficientemente en cuenta el hecho de
que….
En algunos casos se vuelve necesario hacer lo que se denomina “remisiones internas”.
Estas tienen lugar, por ejemplo, cuando se quiere recordar algo ya mencionado en una
nota anterior; entonces, para no repetir la misma idea expresada en ésta, se procede así:
10) cfr. nota 7.
Como es obvio, el lector sabe de esta manera que ha de volver a la nota 7 y releer su
contenido.
En líneas generales, lo que se busca en la redacción de las notas son dos cosas: precisión
y economía. Hemos tratado de ilustrar la primera característica. Mencionemos ahora un
par de técnicas elementales que hacen a la segunda: supongamos que se acaba de citar
textualmente un pasaje determinado de un autor y que, poco después, se hace otra cita
textual de la misma obra. En tal caso, y para no repetir el título de ésta en la nota, se
apela a la expresión ibídem (ibi idem), que se abrevia ibid. Así, en las notas se leerá, por
ejemplo:
7) De civ. Dei XV, 1
8) Ibid. XIX, 4.
De tal modo, en la nota 8 se vuelve a citar el De civitate dei, sólo que el capítulo cuarto
del libro XIX y no el primero del libro XV. Si, en cambio, se acaba de citar el De
civitate Dei y en la nota inmediata siguiente se remite a otro pasaje de esta obra sin
citarlo textualmente en el cuerpo del trabajo, se pone, en este último caso:
9) Cf. ibid. XIX, 4.
Ahora bien, el ibid. se usa sólo para indicar la obra que se ha citado inmediatamente
antes: supóngase que se ha citado el De civitate Dei, después el De libero arbitrio y
luego se quiere volver al De civitate. En este caso no se puede utilizar el ibid., sino que
hay que repetir el nombre de la obra. Por ejemplo:
7) De civ. Dei XV, 1
8) De lib. Arb. II, 1, 3
9) De civ. Dei XIX, 4
Cuando no se trata de las obras del autor al que se está estudiando, sino de las de un
comentarista cuya obra ya se ha citado, para no repetir el título y los datos de ésta, se
apela a la expresión opera citata, que se abrevia op. cit. Así, el lector sabe que se lo está
remitiendo a la obra de ese intérprete en la edición ya especificada. Por ejemplo:
10) Gilson, E., Introduction á l’etude de s.Agustin, Paris, Vrin, 1969, p. 165.
11) XXXXXXXXX
12) XXXXXXXXXX
13) Gilson, op. cit, p. 125.
Por último, es bueno recordar que cuando se citan libros se hace de la siguiente manera:
14) Gilson, E., Introduction á l’etude de s.Agustin, Paris, Vrin, 1969, p. 165.
Es decir, Apellido y nombre (o primera letra del nombre) del autor. Nombre del libro en
cursiva. Lugar de edición (si figura en el libro). Editorial. Año. Página a la cual se
remite.
Cuando se citan artículos de libros o de revistas se hace de la siguiente manera:
15) Raña Dafonte, C., “La naturaleza en el siglo XII” en Revista Española de Filosofía
Medieval, nº 16, Ed. Universidad de Zaragoza, 2009, pp. 43-57.
Es decir, Apellido y Nombre del autor. Nombre del artículo entrecomillado. Nombre de
la Revista o Libro donde se encuentra el artículo en cursiva. Número o volumen de la
Revista o Libro. Editorial. Año. Páginas que ocupa el artículo en la Revista o Libro.
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3- Recapitulemos:
Cita textual en el cuerpo del trabajo del autor estudiado= nota al pie con nombre
y “apellido” (medievales), nombre del texto en cursiva, libro, cap. Parágrafo. Se
aclara si es traducción propia o traducción española (u otra traducción).
Cita textual en el cuerpo del trabajo de un comentarista= nota al pie con apellido
y nombre. Nombre del texto citado en cursiva, lugar, edición, año y páginas. Se
cita en lengua original o traducción (siempre se aclara) o traducción propia.
Cita NO textual= nota Cfr. XXXXXXXX
Notas que expresen una opinión propia aclaratoria o marginal al tema principal.
Notas combinadas. Se cita el autor y se expresa una opinión propia.
Ibid. = se usa solo cuando se cita la misma obra que en la nota anterior. Siempre
se ponen los capítulos y parágrafos.
Op. cit= se usa para no transcribir el título de la obra de un comentarista que ya
fue citada anteriormente. Se aclaran los números de páginas.
Cuando se citan Artículos= en las notas van entre comillas.
Cuando se citan Libros= en las notas van en cursiva.