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SERES DE ARTIFICIO.

1 NATURALEZA EMULADA, AUTÓMATAS Y MANIFESTACIONES EN LAS SOCIEDADES DEL SIGLO XII AL XVIII.

"…Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos


Promete aventuras, poder, alegría, crecimiento,
Transformación de nosotros y del mundo y que,
Al mismo tiempo amenaza con destruir
Todo lo que tenemos,
Todo lo que sabemos,
Todo lo que somos…"

Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire.

Pasar de largo por cada momento histórico humano sin indicar en orden de lista la aparición de
máquinas curiosas solo como inventario o gusto, seria banalizar la profunda marca técnica y
teórica de un proceso que evidencia dispositivos estéticos por doquier. Siguiendo el hilo
conductor de la facultad de crear con la excusa de la reproducción fiel de la naturaleza, emergen
aparatos mecánicos miméticos que tienen relación con la biología y la tecnología, y se muestra
reiterativa, la dualidad entre la inocencia y la brutalidad, Lo siguiente será una revisión pintoresca
por algunas de las manifestaciones de ficción que alientan el ideal técnico de la humanidad y de
las condiciones que permiten acotar la aparición de una suerte de aparatos idealistas que
llamaremos seres del artificio.

Del concepto de colección a las ficciones literarias heroicas.


La aparición definitiva del concepto tipológico urbano de “museo” alienta una investigación
infinita que se convierte en poder, el poder de la información, el poder de poseer lo raro, la
curiosidad por lo inexplicable. La lectura científica y mecanicista del universo de la sociedad del
siglo XVIII nos plantea un escenario rico y fascinante de realidad paralela o engaño, aceptado
socialmente en la magia, el artilugio, el aparato, el artefacto, y que no pudo haber sido si no a
través de LES CABINET DE CURIOSITÉS – (Gabinete de Curiosidades), que una sociedad que
explora, descubre y clasifica se identificara con el cosmos y el movimiento, propendiendo así lo
didáctico, lo académico y lo exótico del mundo natural y artificial como idea embrionaria de la
colección moderna.

Un ejemplo concreto de lo que puede ser un compendio, o colección es la Pommeresche


Kunstrank, fabricada para Felipe II de Pommerania; que tenía en su interior, aparatos musicales,
artilugios de todo tipo científico, aseo, farmacéuticos, de juegos, todo en miniatura en varios
cajones dispuestos para mirar y estudiar pero no para usar, un estilo de colección de época.
Hablar del Manierismo nos ayuda a concretar un acceso directo a la temática, pues su separación
marcada entre arte y realidad es evidente cuando se renuncia al acercamiento meramente
racional a la realidad y se producen irrealidades tan naturales que parecen habituales, una buena
justificación para crear mundos plagados de objetos, espacios, seres ingeniosos y autónomos,
plantamos nuestro interés primordial sobre ese mundo de realidades alternas, y llegan a SER
REFLEXION, en un gran gabinete de curiosidades tecnológicas e instrumentales.

El fenómeno cultural manierista, se encuadra en lo confuso, el abandono consiente de los planos


de realidad y sobretodo de los paradigmas renacentistas que señalan sobretodo la extinción o
alejamiento de la objetividad, el canon de belleza clásico y del idealismo para adoptar como gusto
lo que está equivocado, lo volátil como cierto, invocando el mundo de los sueños que alimenta
nuevamente la dupla de la ficción literaria y el artificio técnico podríamos hablar así de
anamorfosis y ambigüedad. Es la aceptación de una segunda realidad que se contrasta a la
naturaleza y da espacio a ideas exploratorias motivadas por el discurso literario que acompaña
heroicos personajes en obras y cuentos, observemos el carácter de algunas de estas ficciones
contextuales en primera instancia:

 El Hombre de Arena E. T. A. Hoffmann habla de Nataniel y su amor por la autómata


Olimpia. Su fin será el suicidio al descubrir la verdadera naturaleza de su amada. Este
mismo autor hablará en el cuento "Los Autómatas" de "El Turco Parlante", inspirado en
el falso autómata de Von Kempelen.

 Frankenstein, obra escrita por Mary Shelley en 1818 y que cuenta la historia del Doctor
Frankenstein, obsesionado con crear un ser vivo a partir de diferentes partes del cuerpo
de cadáveres diseccionados

 Prometeo, según la mitología griega, creador del ser humano.

 La presencia de autómatas es muy frecuente, sobre todo en citas en libros realistas y en


los clásicos, como en los libros de caballerías y, por su influencia, en Don Quijote de la
Mancha, capítulo 62 de su segunda parte, en el que Don Quijote se encuentra con una
cabeza parlante, que cree hecha por medio de la brujería, cuando en realidad era un truco
de feria.

 Otros ejemplos son El jardín de los autómatas de Armando Boix, donde aparece Schrade,
un inventor de autómatas. En Juanelo o el hombre nuevo Jesús Ferrero recrea la
construcción del homúnculo Juanelo, obra del inventor Gianello Turriano.

 Autómata de Adolfo García Ortega trata sobre el descubrimiento de un artilugio mecánico


de tiempos de Felipe II de España, cuyo cometido era defender el estrecho de Magallanes.
 En varias novelas de Óscar Esquivias aparecen autómatas, como el chubesqui Capablanca
en La ciudad del Gran Rey o los fabricados por el relojero Breguet en Étienne el traidor. El
cuento steampunk "Aria de una muñeca mecánica" de Care Santos trata sobre el negocio
de autómatas.

 El Pigmalión, ser de la mitología griega que esculpió la estatua de una joven a la que llamó
Galatea, tan hermosa que se enamoró de ella, deseando que tuviera vida.

Se capta el miedo como respuesta, especulando fríamente la muerte de esa invención prolija y
perfecta como único destino, (Ya que se ha superado al creador) y la destrucción del artificio o el
desenlace fatal del autómata que lo merece por su grandilocuencia y virtud maravillosa.

Si estas ficciones mencionadas son inspiradoras para los siglos venideros, es recurrente desde el
hombre de palo de Juanelo hasta el pato de Vaucanson, una afirmación y aceptación de lo falso
con tendencias a sentirlo o especularlo como realidades, a caballo de una sensibilidad ilustrada
los objetos aparecen testigos como instrumentos de especulación y placer.

Sociedades del descubrimiento y el orden cósmico plantean la disolución de la relación del


hombre y el todo entablando nuevas nociones (hombre y microcosmos, universo y
macrocosmos), la existencia del autómata como fenómeno cultural deja ver el juego de una
realidad aislada y una realidad relativa, dispositivos en Joseph Addison como el teatro, el café, el
jardín inglés y francés, el reloj, la utopía o los laberintos serán recurrentes en tiempos de una
sociedad racional burguesa. Nos ocupa entonces una pregunta recurrente en los siglos del
autómata: ¿Qué roles representan las maquinas como noción teórica en el pensamiento propio
de la ilustración y el renacimiento?

Lo edilicio que no es ser de artificio.


Observamos una multiplicidad de objetos de la especulación y el placer del artificio (Los Cuartos
de Maravillas o Gabinetes de Curiosidades, La Cámara Oscura, La decoración en el hecho edilicio
cortesano y burgues que plantea distinción dependiendo del tipo de ornato, El café en la
Representación y la Contemplación urbanas, la casa de refrigerios que luego deviene en el café,
el teatro y la plaza vinculados a la opinión pública, el Jardín Clásico francés e inglés con la
representación microscosmica del mundo vs el jardín romántico y la representación de la
violencia exuberante e incontrolable de la naturaleza, la imaginación en Addison, y los paisajes
en Bodei). Todos estos Artilugios o dispositivos suscitan una interesante reflexión sobre la
relación de lo humano y como se convierte su permanencia social en cultura, además y no menos
importante como resumen la sociedad en que acaecen, no obstante hay una diferencia sustancial
entre ellos, una diferencia de forma en la manera que representan.
Dicho esto y observando cada vocación, la máquina es también un objeto del espectáculo, la
diversión y el ocio, un objeto que representa y asume roles, en este sentido inicial, es más un
juguete de divertimento que una ingeniería seria y matemáticamente comprobable a la razón, y
es ese camino técnico una evolución cultural y practica a lo largo del proceso histórico que
atraviesa del siglo XII al XVI. Pero hay una manifestación clara y diferenciadora, el fenómeno
ornamental. Este último nos dará idea de cómo apartar del análisis “lo que es y no es” un ser del
artilugio.

En lo ornamental (que requiere lo postizo) y la distinción que si bien no es un compuesto


mecánico se exhibe el ornato de manera positiva y útil, precisamente aprovechando el auge de
la corte para convertirse en características tipológicas de uso que definen el lugar social y el
status de un personaje del juego cortesano.

El artificio visto desde la sociedad cortesana usó el hecho edilicio y su superficialidad para el
engaño del espectador, de quien observa. Guardando las distancias y matices este hecho evoca
una curiosa similitud con la interpretación del marco y el recuadro que dibujados con realismo
en las obras hacían parecer que lo representado saltaba de la imagen, toda esta estratagema
visual basada en transportar el significado de lo real al objeto inanimado.

Norbert Elias lo define como “consumo de prestigio”, Algún ejemplo de esto son las familias con
status han de realizar enormes gastos en banquetes o regalos con sus rivales de status. También
en las Inglaterra y Francia de los siglos XVII y XVIII había gran competencia por el privilegio,
manifestada en la construcción de lujosas casas, sin embargo deja de lado la idea de encarnar o
representar un ser que buscamos en un sentido más amplio y universal.

De igual forma contemplamos otros escenarios de índole constructiva como el mencionado por
Alfredo Aracil en su libro “Autómatas y ficciones” quien adopta el jardín como el gran autómata
en sí mismo, como un sofisticado artificio que imita la naturaleza, pero a la luz de esta búsqueda
de seres que personifican idealizaciones humanas debemos excluir estas representaciones
constructivas presentes en la ciudad cerca del siglo XVIII.

Con todo lo anterior, a pesar de su importancia clasificadora y su dictamen jerárquico que genera
vínculos y relaciones, el ornato no es un artefacto técnico científico que simule o adopte
conductas fisiológicas, pues solo denota lo decorativo y ficciónes espaciales, distinto en el
autómata (referido al siglo XVI – XVII) que busca desarrollarse bajo técnicas de ocultación,
simulación e imitación de la fisonomía animal y humana, de nuevo parecer lo que no es.

Seres de artificio fueron entonces devenires y manifestaciones de carácter estructural


antropomorfo y zoomorfo en un discurso que une lo teórico y reflexionante, entregando al
autómata una dimensión sensible respecto a la noción de ser, no solo desde el concepto
aristotélico y si como un ente finito.

Recordemos que Aristóteles admite que la esencia es lo que define al ser, pero la diferencia en
que la esencia es la forma, que está unida inseparablemente a la materia y juntos constituyen el
ser, que es la sustancia. Estos objetos de especulación y placer acotan una marcada búsqueda
científica y técnica de los límites del conocimiento sensible, de humanidad perfecta palpable en
un objeto sofisticado y lleno de características que lo hace singular, y que todos “quieren ver” y
que desde lo cognoscible permita establecer certezas de verdad o misterio. Se nos presentan así
como limitados, como finitos, en cuanto que “algo les falta”, en cuanto no son alguien, son “algo”.

Vemos pues, que existen muchas características posibles del ser, pero que no coinciden en todos
los seres de igual forma. Se ha acuñado al creador una voluntad de hacer un objeto que reúna
todas las características posibles del ser natural, el autómata (antropomórfico y zoomórfico) se
entiende así como una realización de todas las posibilidades en la inteligencia universal y del
contexto tecno-científico del renacimiento y la ilustración.

Una de las principales ideas cartesianas era la consideración de todos los animales como
complejos autómatas, seres privados de todo estado mental, que solo actuaban por
supervivencia y que en la práctica su carne y huesos funcionaban como la mecánica de artilugio,
esto retomado como una idea primigenia para su fabricación, una conveniente predisposición de
estos objetos para las artes de la distorsión y el engaño.

El siglo XVIII describe una época de esplendor, con los avances en relojería de precisión se llega
a los más increíbles y bien logrados autómatas realizados en la historia. Sus avances, totalmente
de carácter científico-mecánico, dejan entrever la obsesión de que cada movimiento, forma y
pose fuera similar a la naturaleza en su noción de función.

Pero esta sociedad que la precede (siglo XV y XVI), se acerca más al juego de la mente racional y
de sus posibilidades de comprensión; la maquina ( el reloj, el autómata, la cabeza parlante) y se
entiende como realidad alterna a la cual escapar debido a la insuficiencia de herramientas del
intelecto para abordar un mundo nuevo colmado de paisajes aterradores y la perdida de
contacto con la naturaleza. El siglo XVIII da valor al autómata como percepción alterna al ser,
(alter ego) y da lugar a un objeto al servicio humano por parte de un ser artificial, y en un
planteamiento más amplio: Jugar con la mente del hombre y sus sensaciones.

Sera el renacimiento quien muestre entonces hacia el siglo XV y XVI con Leonardo Da Vinci, 2
autómatas más claros, uno con características claramente antropomórficas y otro zoomórfico:

El primero vestido con una armadura medieval y fue diseñado alrededor del año 1495,
aunque como muchos otros inventos de Leonardo no fue construido. Este mecanismo fue
reconstruido en la actualidad según los dibujos originales y podía mover los brazos, girar
la cabeza y sentarse. El segundo, mucho más ambicioso, se trató de un león mecánico
construido a petición de Francis I, Rey de Francia (1515) para facilitar las conversaciones
de paz entre el rey francés y el papa León X , el animal, mediante diversos trucos de artificio,
anduvo de una habitación a otra donde se encontraba el monarca, abrió su pecho y todos
pudieron comprobar que estaba lleno de lirios y otras flores, representado así un antiguo
símbolo de Florencia (el león) y la flor de lis que Luis XII regaló a la ciudad como señal de
amistad.

De la mano también del renacimiento encontramos un la primera descripción completa e


ilustrada sobre el funcionamiento de la cámara oscura, que aparece en los manuscritos de
Leonardo da Vinci. Cuando Da Vinci usó la cámara oscura, ésta no era una habitación especial
sino un lugar corriente, sin luz con una lente que perfeccionaba la imagen cuando se proyectaba
en el interior desde fuera. Posteriormente fue Battista della Porta quién le agregó un lente a la
cámara oscura para aumentar la claridad de lo que se veía. La nitidez y la distorsión de la
visibilidad como concepto tienen muchas escenas que argumentar en este contexto histórico
como dispositivos de análisis estético, un trampantojo que muta no en el sentido técnico de la
definición estilística si no a modo de juego de entornos reales o simulados.

Para él, un hombre del renacimiento en pleno, esta caja era un medio que en potencia tendría
grandes usos para la representación, para mostrar la profundidad a un público, la imagen como
espectáculo toma fuerza y se hace necesario la existencia de cuartos para dibujar, mostrar y
representar lo natural del paisaje y lo artificial de la ciudad; que es la cámara oscura si no otro
dispositivo más de reflexión de cómo llevar la imagen salvaje natural a lo domestico y
engrandecer el amor por lo urbano, una sensación de protección que brinda lo construido.

Estos tres últimos artificios (autómata medieval, León, cámara obscura) nos plantean la
aprehensión de herramientas técnicas para el interés político, es la apropiación del objeto por la
monarquía para representar escenas dramáticas, y servir de regalos, influir en decisiones, el
autómata al servicio del poder de control de masas y particulares señores.

Como influencia de masas el autómata mantiene su serializacion con la aparición del plano
ingenieril lo que lo convierte en un producto de consumo, trascendiendo el concepto de aparato
único.

Como dispositivo pone de manifiesto la capacidad de creación humana y su búsqueda de


perfección pues siempre el artefacto se deja ver como limitado, sin igualar la naturaleza con la
mimesis técnica, sin embargo esconde y alberga los miedos, y el terror de la naturaleza y que la
misma tecnología nos suplante, percibiendo como real lo que no es. Es la huida melancólica del
entorno ideal y feliz para reencontrarnos con lo inseguro, el temor y la inseguridad evidente en
la Europa posterior al siglo XV.

Como herramienta, no es el objeto, si no lo que despierta en quien lo ve, y quien lo ve, debe ser
Humano para poder sentir, y es que esa relación de lo finito (YO) con la infinitud (EL TODO) podría
explicarse desde la mirada de lo bello como natural ( como sistema, como fuerza incontrolable)
y lo sublime como todo el panorama de lo inconmensurable, no como un sistema ya que no lo
es en sí mismo, si no como lo que percibimos acerca de las posibilidades de la intuición a partir
de la razón. El Autómata es la primera representación maquinista del hombre enfrentado a la
naturaleza.

Hombre- Naturaleza, es una dupla encontrada también en Descartes (un ejemplo hombre
moderno) como “Res cogitans: el yo pensante” nos apoyara en la independencia del autómata
como ser a través de 2 ideas claves:

Ideas facticias o artificiales: las construye nuestra mente en ocasiones de forma arbitraria
gracias a otras ideas y a la imaginación. Son ejemplos de ideas facticias un unicornio o una
sirena.

Ideas innatas o naturales: existen en el pensamiento y no proceden de la percepción de


objetos externos sino que emergen de la propia facultad de pensar, es decir, las percibo
en el cogito. Son las únicas que me servirán para descubrir otras realidades.

Los seres del artificio creados para este consumo de masas, objeto de especulación/placer
entonces se ubican como reducto de las ideas facticias o artificiales y acotan las ficciones
literarias posteriormente materializadas en enriquecidas maquinas.

Finalmente, La llamada episteme de la representación reviste un nuevo significado, en los seres


de artificio varia y no es estática pues exige múltiples interpretaciones por época, encarnando el
sujeto múltiple y romántico, que habita la irrealidad de ese mundo alterno equiparable al sueño
donde las cosas varían según su significado de lo que las rodea o el punto de vista con se adopten,
un juego claramente anamorfico construido de signos que permite sentir y obliga a indagarse
sobre la naturaleza humana y sus finitudes.

Como reflexión final, estos proyectos de objeto e idea, serán fabricados como seres artificiosos
socio técnicos antes que de técnica pura; una amalgama social de uso maquinico que permite
separar, (tomar distancia) el humano como ser limitado y finito. La naturaleza puede verse
imitada, por su ideal de orden y armonía que se capta a través de los sentidos, por tanto el
creador voluntarioso del autómata, en este caso, debe copiar actuaciones a través de la
interpretación y búsqueda, lo que convierte toda esa suerte de objetos de artificio creados entre
la ilustración y el renacimiento en un problema de representación entre el sujeto y el objeto.

Mimesis de la naturaleza, mecánica ausente de electricidad y el engaño son los componentes de


esta estética del autómata, las tres características actúan sobre los objetos como corolarios
desvirtuando su unidad, disolviendo la idea de todo y único en la exaltación de las partes como
estandarizando un proceso de significación funcional de máquinas nuevas que denota miedo y la
búsqueda del la realidad por medio de la puesta en evidencia de la finitud e incompetencia del
ser objeto de imitación.

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