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Eliobrailovskytomo2historiaecologicadeiberoamerica Tomo 2 PDF
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1. INTRODUCCIÓN:
Los desarrollos teóricos sobre el tema son muy amplios y no es objeto de este libro
analizarlos en profundidad. En este libro se pone el acento en exponer los
resultados de la investigación realizada, antes que en desarrollar o adherir a
determinadas posturas teóricas.
Los cambios ambientales sufridos por América Latina y el Caribe en los últimos
siglos fueron muy profundos. “Durante ese período, el continente experimentó una
ocupación generalizada y creciente de amplias zonas acompañada de una
urbanización acelerada que aumentó el tamaño de varias de sus pequeñas ciudades
al de grandes metrópolis de varios millones de habitantes. Como resultado de estos
cambios, gran parte de los ecosistemas nativos fueron profundamente
transformados: los bosques se volvieron sabanas y zonas agrícolas; los pastizales
fueron absorbidos por las tierras de cultivos y en algunos casos, plantados con
monocultivos arbóreos; algunas zonas desérticas fueron irrigadas; numerosos
acuíferos sobreexplotados; los ríos, lagos y aguas costeras contaminados; la
biodiversidad bajo ataque constante y la calidad de vida deteriorada. De ese modo,
uno de los continentes más ricos en diversidades naturales y culturales, que poseía
una de las bases de recursos más importantes del mundo, la ha venido perdiendo
aceleradamente en forma alarmante. La preocupación más seria es que el proceso
no se está enlentenciendo sino que, por el contrario, parece aumentar su ritmo
cada día” 2 .
duración y cualquier intento de reducir la escala temporal del análisis puede llevar
a una simple acumulación de datos, sin los suficientes elementos para integrarlos.
Con lo cual, la gestión ambiental puede estar condenada al fracaso, por simple
incomprensión de la realidad que tiene que abordar.
Al mismo tiempo, son muchos los fenómenos sociales que resultan poco
comprensibles si no se tiene en cuenta el contexto del medio natural en el que se
desarrollan.
Hablar de historia ecológica suele entrar en conflicto con las formas tradicionales
de ver, tanto la historia como la ecología. Con respecto a la historia, investigar la
evolución de nuestras relaciones con la naturaleza parece estar fuera de tema, o, a
lo sumo, quedar relegado al campo de las curiosidades de la historia. "Una pesada
y densa tradición nos bloquea el paso. Los historiadores nunca han creído que
fuera su tarea considerar la relación entre la humanidad y la naturaleza. En la
década de 1950, el historiador británico Sir Lewis Namier escribió que "la
sustancia de la historia es asuntos humanos, hombres en acción". Esa definición
traía un eco de principios del siglo XIX. El historiador alemán Leopold von Ranke,
por ejemplo, considerado el padre de la Historia Moderna, se había referido a esa
disciplina en la década de 1830 como la labor de "adquirir conocimiento sobre
actividades humanas". Estos hombres consideraron el pasado como una
preocupación exclusivamente humana, ignorando por completo el mundo no
humano. Únicamente las personas --y sólo las occidentales--, tenían una historia,
ajena a la tierra, al mar y a los otros seres vivos. Su historia debe ocuparse úni-
camente de relaciones sociales, políticas o económicas. Para ellos, los humanos
viven separados de la naturaleza, y por encima de ella" 3 .
La expresión "sólo las occidentales" hizo que durante mucho tiempo la evolución
de los otros pueblos fuera tratada por la antropología y no por la historia. Tal vez
de allí venga esa terrible palabra usada para denominarlos. A pesar de las
manipulaciones etimológicas (incluyendo las de la Real Academia española)
"aborigen" significa exactamente eso: "el que no tiene origen", es decir, el que
carece de historia 4 . Con lo cual son coherentes los museos de ciencias naturales que
conservan tanto restos arqueológicos de aborígenes como restos paleontológicos. A
nadie se le ocurriría, sin embargo, poner la Venus de Milo junto a fósiles de
dinosaurios. En cambio, se hace con mucha frecuencia, con testimonios físicos de la
vida de los aborígenes.
“Por ello hay que señalar que este análisis prolongado en el tiempo del "fenómeno
ecohistórico", debe ser abordado atendiendo a tres momentos en la relación
hombre-naturaleza:
Pero lo que parece obvio al pensar las cosas desde la generalidad, deja de serlo al
avanzar en una investigación de detalle. Un análisis histórico minucioso nos
permite superar esta aproximación intuitiva y encontrar la especificidad de cada
sociedad en su relación con la naturaleza. Esta especificidad no se refiere a la
intensidad de la industrialización sino a un modelo complejo que requiere un
análisis particular cada vez. Basta con recordar el colapso de las sociedades de
Babilonia y Teotihuacán, provocado en ambos casos por la sobreexplotación del
sistema de riego, para encontrarnos con desequilibrios profundos en la relación
naturaleza-sociedad que no tienen nada que ver con la Revolución Industrial 7 , 8 .
Estos errores son frecuentes cada vez que se habla de la relación hombre-
naturaleza y van asociados a esa concepción. Si en vez de hablar de la relación
hombre-naturaleza, pensamos en términos de interrelaciones entre naturaleza y
sociedad, nos vamos aproximando más a la comprensión del tema. Los seres
humanos individuales no se relacionan con la naturaleza. Lo hacen mediatizados
por su propia cultura, ya que la cultura es el habitat del hombre.
la historia”.
Al respecto, podemos decir que la entrada por profesiones o por la historia de las
disciplinas profesionales que se ocupan de los temas que hoy llamamos ambientales
es un aporte válido, siempre que se la enmarque en los procesos históricos
generales que permiten su comprensión. La historia de la ciencia no es sólo la
historia de la evolución de los conocimientos, sino que es –y muy especialmente- la
historia de lo que las sociedades humanas hacen con esos conocimientos.
Coincidimos en que los objetivos de las intervenciones sobre el ambiente varían en
distintas etapas históricas, pero las variables explicativas no están en las disciplinas
que intervienen sobre el ambiente sino en las sociedades que construyen esas
disciplinas. Y en el modo en que las respectivas estructuras de poder utilizaron los
conocimientos para reproducir la estructura de poder que los beneficiaba. En este
libro vamos a ver algunos de esos condicionamientos sociales en la aplicación de los
conocimientos. Para dar ahora un solo ejemplo, veremos de qué modo la discusión
económica sobre si mejorar o no el habitat de los esclavos condicionó al
pensamiento científico-sanitario de la época y su forma de explicar las diferentes
epidemias.
Por ejemplo, las asombrosas formas de adaptación entre ciertas plantas y los
insectos que las polinizan. El modo en que una planta que es ciega desarrolla
colores brillantes para atraer determinados insectos y el modo en que esos insectos
se especializan en alimentarse de esa planta al tiempo que la polinizan. En estos
casos, el insecto no se adapta a la planta ni la planta al insecto sino que se
modifican mutuamente. Se han desarrollado juntos y la extinción de uno de ellos
amenazará la existencia del otro. Sin embargo, las implicancias políticas de las
teorías de Darwin (basadas en la competencia y la supervivencia de los más aptos)
desplazaron el estudio de los fenómenos asociativos entre los seres vivientes, de los
cuales la simbiosis es la más representativa para esta analogía que queremos hacer.
La idea del hombre que domina la naturaleza es coherente con la ideología
darwiniana del triunfo de los pueblos fuertes sobre los débiles.
cuenta las fronteras, y las tendencias culturales e intelectuales lo hacen casi con el
mismo descuido. La única variedad de historia ambiental para la que tiene sentido
el formato Estado-Nación es la historia política y de costumbres".
Sin embargo, las vivencias humanas se encuentran ligadas a los respectivos países,
con lo cual el abandono de la escala nacional es, también, un forzamiento de las
cosas, aunque en un sentido diferente. Por eso, el uso de la escala latinoamericana
en este libro apunta a crear un marco general en el cual se facilite la investigación
de las respectivas historias locales y nacionales de América Latina.
Inicialmente, la historia ecológica era un tema que interesaba sólo a unos pocos
eruditos y su ámbito era el del debate académico. Sin embargo, la aparición de la
noción de deuda ecológica modificó la visión y los alcances de la historia ecológica.
Para esta corriente de pensamiento, “la deuda ecológica es la deuda contraída por
los países industrializados con el resto a causa del expolio histórico y presente de
los recursos naturales, los impactos ambientales exportados y la libre utilización
del espacio ambiental global para depositar residuos” 12 . Por supuesto que no se
trata de una deuda reconocida, sino de una serie de conductas del Norte que
resultaron perjudiciales para el Sur y sobre las cuales muchos teóricos del Sur
sostienen que generan una obligación por parte de quienes cometieron esos daños.
El V Foro Social Mundial (FSM), reunido en Porto Alegre, Brasil, los días 26 al 31
de enero de 2005, incluyó en sus conclusiones “la contundente consideración de
una deuda ecológica adquirida por los países del Norte hacia los del Sur” 18 . En las
mismas expresaba:
“Fomentar la conciencia de los pueblos del Sur, de que ellos son los pueblos
acreedores de las deudas históricas, sociales y ecológicas, a fin de fortalecer la
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 7
Independencia a la Globalización
El primer tomo de esta obra 19 (subtitulado “De los mayas al Quijote”) analiza las
condiciones ambientales de la Península Ibérica durante la Edad Media y los
cambios que implicó el Renacimiento, y trabaja las diferentes miradas sobre el
ambiente que tenían sus habitantes cristianos, moros y judíos. Este modo de ver la
naturaleza contrasta con el de una gran cantidad de pueblos, que hoy llamamos
americanos. Se trata de una enorme diversidad de culturas, que incluye tanto a
quienes realizaron el prodigio de la construcción de la papa y el maíz, como a los
habitantes de los fríos del Norte y del Sur y también a quienes aprendieron a
aprovechar la sucesión ecológica en las selvas tropicales.
primeros años del XX), en el cual la mayoría de las clases dirigentes del continente
eligieron imitar a sus equivalentes del Hemisferio Norte. La ilusión de que bastaba
con copiar las formas externas de los países ricos, sin desarrollar una industria
propia, domina este período. Se caracteriza por la inserción de las economías
latinoamericanas en la división internacional del trabajo como productores de
materias primas. Las migraciones internacionales y la extensión de las líneas
ferroviarias son algunas de las piezas claves de este proceso.
Esto hace que la cronología sea necesariamente imprecisa. ¿Cómo periodizar sobre
fenómenos comparables, pero que han ocurrido en momentos diferentes? Está
claro que cualquier respuesta a esta pregunta será casi arbitraria. Por otra parte,
como veremos en su momento, periodizar significa una toma de posición ideológica
sobre lo que consideramos más importante frente a lo que pensamos como menos
importante. Por ejemplo, ¿comenzamos la etapa independiente con los conflictos
que tuvieron con la Metrópoli los terratenientes esclavistas de Caracas y los
comerciantes contrabandistas de Buenos Aires? ¿O lo hacemos a partir de la
emancipación de los esclavos? Y en este último caso, ¿lo hacemos a partir del
momento en que los criollos de la dieron o cuando los esclavos la tomaron por su
propia mano?
Para reflexionar sobre esto, tenemos que superar la noción intuitiva del tiempo
histórico como un continuo. Nos resulta más útil dividirlo en etapas que llamamos
fases de desarrollo. Esos períodos no son sólo un agrupamiento de años en los que
ocurren sucesos semejantes, sino que hay entre ellos un vínculo más profundo,
cuyo entramado tiene fuerza explicativa para una serie de fenómenos vinculados
con la relación sociedad-naturaleza. Las actitudes de los hombres ante la
naturaleza están mediatizadas por la visión de la sociedad a la que pertenecen. A lo
largo de la historia latinoamericana podemos detectar diferentes concepciones
sobre la naturaleza, que se corresponden con cada momento histórico particular.
Esto es lo que hace que la actitud ante cada uno de los temas ambientales sea
diferente en cada etapa histórica.
Si fuerámos a hacer una analogía con la vida de las personas, diríamos que cada
etapa de la vida significa una totalidad coherente, y que los cambios que ocurren al
pasar de la infancia a la adolescencia son cualitativos (aunque alguien pudiera
querer explicarlos por un cambio en las cantidades de hormonas que segrega el
organismo). Lo mismo parece ocurrir con las fases de desarrollo por las que
atraviesan las sociedades humanas.
Tengo que aclarar que esta concepción no tiene nada que ver con la de Rostow,
que estuvo de moda hace varias décadas 20 . Para ese autor, todas las sociedades
atraviesan por etapas semejantes, lo que lo lleva a suponer que los países pobres
están en la infancia y los ricos en la adultez. Por el contrario, en este libro, pongo el
acento en la especificidad de las fases de desarrollo de cada país o región.
Esto supone, además, que elementos semejantes actúan de forma muy distinta al
pasar de una fase de desarrollo a otra. Por ejemplo, el rol jugado por las empresas
de servicios públicos durante el período en que se nacionalizaron los ferrocarriles
es completamente distinto que en la etapa de privatizaciones.
otra vez las mismas cartas, que ahora jugarán un rol diferente. Esta herramienta
conceptual es una adaptación a los tiempos y condiciones históricas de este estudio,
de la noción de civilización, tal como la usa Arnold Toynbee 21 . Tanto civilizaciones
como fases de desarrollo reflejan, en sus respectivas escalas de tiempo, unidades
conceptuales inteligibles en sí mismas.
Con esta concepción queda claro por qué no estoy utilizando una periodización
específica para el tema que estamos tratando aquí, sino una periodización para los
fenómenos referidos al conjunto de la sociedad latinoamericana.
Es el motivo por el cual en este libro hay un especial énfasis en los conflictos
vinculados con la apropiación social de la naturaleza.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 11
Independencia a la Globalización
La ideología que sustenta esta obra tiene una propuesta concreta para enfrentar
los problemas actuales de las relaciones entre la sociedad y el Estado, que es la
ampliación de la democracia participativa.
Hablar de este tema nos lleva a discutir la crisis de representatividad del Estado en
la actual etapa histórica. El tema de la corrupción y la desconfianza que la gente
les tiene a los políticos son algunos de los emergentes de esa situación. Al no confiar
la gente en nadie, la única manera de evitar que el sistema se vuelva ingobernable
es abrir la puerta de un Estado que siempre estuvo cerrado a nuevas formas de
iniciativa y control popular.
Esto nos remite, nuevamente, al tema del conflicto social, que debería estar
presente a lo largo de toda investigación de historia ambiental. Una herramienta
participativa puede transformarse rápidamente en un simulacro de participación,
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 12
Independencia a la Globalización
Detrás de estos juegos de palabras (en apariencia superficiales), hay algo más
profundo, que es la competencia entre académicos y pueblo por la construcción del
idioma, competencia iniciada en 1492 con la publicación del Diccionario de Nebrija
y que aún continúa.
Como sabemos, las formas de utilización de los recursos naturales y las condiciones
del ambiente están íntimamente ligados con el modelo de sociedad que lo hace. Si
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 13
Independencia a la Globalización
Esto vincula la historia ecológica con la historia económica y la historia social, las
que no pueden ser comprendidas si se las trata por separado. Es decir, que los
modelos de países establecidos en cada sociedad en cada etapa histórica son
determinantes para profundizar el análisis ambiental. Por eso el lector reconocerá
en lo que sigue algunas cuestiones de historia económica y social, indispensables
para comprender los fenómenos que conocemos como de historia ambiental.
1
Caballero Calderón, Eduardo: “Suramérica, tierra del hombre”, Madrid, Ed.
Guadarrama, 1956.
2
Antón, Danilo J.: “Diversidad, globalización y los caminos de la naturaleza”, CIID
Canadá - Piri Guazú Ediciones, Science – 2000.
3
Worster, Donald: “La Historia en la Edad de la Ecología”, en Ilé, Anuario de Ecología,
Cultura y Sociedad, La Habana, 2002.
4
Actualmente, la Real Academia Española define la palabra como “originario del suelo en
que vive”. Sin embargo, ab es una partícula privativa, es decir que niega lo que tiene al
lado. Por eso aborto (ab-orto) significa negación del nacimiento.
5
Worster, Donald: “La Historia en la Edad de la Ecología”, op. cit.
6
Valdés Hansen, Felipe “La Historia Ecológica: breve reflexión sobre sus objetivos y
periodificación”, en http://www.h-debate.com/papers/sesionte/9/Felipe%20Valdes.htm,
cit. 7/5/2006
7
Para Teotihuacán, ver el primer tomo de esta obra.
8
Para Babilonia y otras ciudades de la Mesopotamia asiática, ver Brailovsky, Antonio
Elio: “La ecología en la Biblia”, Buenos Aires, Planeta, 1992 y Editorial Milá (AMIA-
Fundación Vida Silvestre Argentina), 2005.
9
Paiva, Verónica: “Medio ambiente urbano: Una mirada desde la historia de las ideas
científicas y las profesiones de la ciudad. Buenos Aires 1850-1915”, en Revista de
Urbanismo, Universidad de Chile, agosto de 2000.
10
Foladori, Guillermo: “Controversias sobre sustentabiblidad: la coevolución sociedad
naturaleza”, México, Miguel Ángel Porrúa Editores, 2001.
11
McNeill, John R.: “Naturaleza y cultura en la historia ambiental” en Revista Nómadas,
Bogotá, Instituto de estudios de la Universidad Central, 2005.
12
“Introducción a la deuda ecológica”, en:
http://www.debtwatch.org/es/inicio/enprofunditat/plantilla_1.php?identif=59, cit. 8/5/2006.
13
Dillan, John: “Deuda ecológica. El Sur dice al Norte: “es hora de pagar”. Publicado en
Ecología Política, No 20. Icaria Editorial, 2000.
14
Martínez Alier, Joan: “Deuda ecológica y deuda externa”, en Ecología Política, No 14,
septiembre 1997.
15
Pengue, Walter Alberto: “Lo que el Norte le debe al Sur: Comercio desigual y deuda
ecológica”, en Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, abril 2002.
16
Castro Ruz, Fidel: “Discurso en la Conferencia de Naciones Unidas Sobre Medio
Ambiente y Desarrollo”, Río de Janeiro, Brasil, 12/6/1992.
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Independencia a la Globalización
17
Kirchner, Néstor: “Discurso en la Convención sobre el Cambio Climático, COP 10”,
Buenos Aires, 15/12/2004.
18
V Foro Social Mundial, Conclusiones.
19
Brailovsky, Antonio Elio : “Historia ecológica de Iberoamérica: De los mayas al
Quijote:”, Buenos Aires, Ed. Kaicrón-Le Monde Diplomatique, 2006.
20
Rostow, Walt Whitman: “Las etapas del crecimiento económico”, México, Fondo de
Cultura Económica, 1960.
21
Toynbee, Arnold: "Estudio de la Historia", Madrid, Planeta - De Agostini, 1985.
22
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: "Memoria Verde: Historia Ecológica de la
Argentina", Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1991.
23
Brailovsky, Antonio Elio "Historia de las crisis argentinas: un sacrificio inútil", Buenos
Aires, Editorial de Belgrano, 1982. Editorial Círculo de Lectores, 1982. Varias ediciones.
Reformulación completa para la edición de 1996 en Editorial de Belgrano.
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“Encabezado por los sectores criollos blancos y por una minoría mestiza, el
proceso independentista fue diferente en las distintas regiones del imperio español
y no implicó al conjunto social hispanoamericano, sino a un sector que necesitaba
romper los lazos políticos con España, pero que ya estaba vinculado con el poder
económico en las colonias. Éste estaba constituido por los criollos dedicados al
comercio, propietarios de haciendas y profesionales que sólo tenían acceso a
puestos secundarios en la administración colonial” 26 . En ese proceso, aquellos
dirigentes independentistas que reclamaron un trato igualitario para indios y para
negros fueron rápidamente desplazados por los sectores más conservadores.
En Argentina, Bartolomé Mitre escribió que los esclavos "entraban a formar parte
de la familia con la que se identificaban, siendo tratados con suavidad y
soportando un trabajo fácil, no más penoso que el de sus amos, en medio de una
abundancia relativa que hacía grata la vida", y Vicente Quesada llegó a cerrar el
siglo XIX diciendo que "estas relaciones eran casi afectuosas" 29 . En Argentina,
hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XX, las representaciones en los
actos escolares incluían una niña con la cara tiznada que vendía empanadas al
público, como para dar la idea de la tranquila vida de los esclavos domésticos.
Para creer en expresiones como ésta, sería necesario que los propios esclavos
dijeran lo mismo, lo que, previsiblemente, no hemos encontrado.
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Entre los negros del Río de la Plata “la mortandad de los nacidos era tan
impresionante que en 1828 llegó al 44,24 por mil; en cambio entre los blancos era
del 24 por mil, es decir casi la mitad” 31 . Los motivos son muchos y muestran
condiciones ambientales diferenciadas: deficiencias nutricionales de la madre,
inadecuada preparación cultural, falta de atención médica, patéticas condiciones
de vivienda, falta de ropa, alimentación mala, alta posibilidad de contagio de
enfermedades, ambientes insalubres, dificultades de las madres para dejar los
hijos en la casa en horarios de trabajo -las lavanderas los llevaban al río de recién
nacidos-, y muchas otras posibles explicaciones. Incluso la mortandad era alta
entre los adultos, llegando al extremo de ser mayor entre libertos, ya que al
comprar la libertad también compraban peores condiciones de vida.
Aún esa conducta fue criticada como perniciosa, por quienes pensaban que no
debía haberse alterado el orden social de la época colonial. Por eso es
representativa la actitud de un pensador social como José Vasconcelos, quien
hubiera preferido una emancipación de blancos sin indios ni negros. “En los
Estados Unidos –dice- nunca se dio al movimiento independiente el sentido de una
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 17
a la Globalización
Por eso quiero proponer una visión alternativa, que es tomar como punto de
partida la liberación de los esclavos de Haití, en 1793. Se trata de un caso único en
la historia de la humanidad. Una sublevación de esclavos exitosa, que logra su
propia libertad y que finalmente logra tomar el control del Estado que los oprimía.
Los cambios son tan profundos que las diferencias entre uno y otro enfoque son
cualitativas.
Tampoco los demócratas norteamericanos aceptaron que los negros tuvieran los
mismos derechos que ellos, a punto tal que contribuyeron a la represión de los
esclavos sublevados. En Sainte Domingue, dice Juan Bosch “la rebelión era total;
ardían los cañaverales y los cafetales, las lujosas casas de vivienda, los edificios de
las fábricas de azúcar y de ron, las cuarterías de los esclavos. Los amos, sus
mujeres y sus hijos eran muertos a golpes de machete y quemados en las hogueras
de sus propias casas. (…) Los Estados Unidos se apresuraron a enviar armas y
municiones y en el mes de diciembre George Washington escribía estas palabras:
"¡Qué lamentable es ver tal espíritu de revuelta entre los negros!". Y efectivamente
era lamentable, porque esos negros de Haití dejaban lo mejor de su vida en los
ingenios para que los Estados Unidos fueran suplidos de azúcar y ron a cambio de
la harina y el pescado seco de Norteamérica con que los amos blancos les daban de
comer” 37 .
Y aún en fecha tan tardía como 1856, los intereses esclavistas del Sur de los
Estados Unidos financiaron una invasión mercenaria a Nicaragua que anunció el
restablecimiento de la esclavitud en ese país. La operación incluía el intento de
incorporar Nicaragua a los EE.UU., con la idea de agregar los votos de los
senadores esclavistas al Senado norteamericano. La esclavitud es abolida en la
España metropolitana en 1837, pero es necesario esperar a 1880 para que la misma
abolición se haga efectiva en Cuba. Uno de los motivos por los cuales la bandera
cubana lleva una estrella y los mismos colores de la norteamericana es el intento de
un grupo esclavista de incorporar Cuba a los Estados Unidos, en la misma
concepción que lo ocurrido con Nicaragua.
Todo esto apunta a recordar que todo análisis de las formas de utilización de los
recursos naturales y las condiciones del ambiente en América Latina durante gran
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 19
a la Globalización
parte del siglo XIX tiene que tener en cuenta las condiciones de esclavitud. En
cuanto a los motivos británicos para combatir el tráfico negrero, además de los
humanitarios, tenemos que tener en cuenta que de ese modo estaban eliminando a
la única competencia existente para las máquinas de vapor que ellos fabricaban,
utilizaban y vendían.
Los aspectos más críticos de las guerras de la Independencia y las guerras civiles
posteriores no se vinculan con los caídos en las batallas, sino con la enorme
mortandad de población civil por las consecuencias ambientales de los conflictos
bélicos. El impacto ambiental y sanitario de la Guerra de la Independencia es lo
suficientemente profundo como para que debamos analizarlo, aún con la
incompleta información disponible.
Habitualmente, las pérdidas de vidas humanas causadas por las guerras son casi
imposibles de estimar 40 . No es objeto de esta investigación hacer ese cálculo, pero
sí señalar algunas de sus implicancias ambientales. Al respecto, es sugestiva la
comparación de las víctimas totales de las guerras con las cifras de los hombres
realmente caídos en las batallas. Las cifras de bajas de estos encuentros son
inciertas, pero su orden de magnitud no lo es. En el combate de San Lorenzo
(primera victoria de San Martín en América), el parte oficial menciona 54
muertos. La batalla de Maipú, que culmina con la Independencia de Chile,
produjo 3.000 muertos en ambos bandos 41 . La de Ayacucho, que terminó con el
dominio español en América, unos 2 mil muertos.
El resultado de la escasez son niveles tan altos de carestía que suelen provocar
mortalidad por hambre.
Pero además de morir, en las guerras la gente deja de nacer. Por la separación o
disolución de las familias, por abortos provocados por episodios de violencia o por
desnutrición, hay muchos motivos para que una guerra provoque situaciones de
despoblamiento en gran escala. En la primera parte de esta obra habíamos
hablado de la pérdida de población de América al comienzo de la conquista.
Sugestivamente, al comienzo y al final del período colonial se producen situaciones
de despoblamiento masivo.
Las guerras también causan epidemias. En la guerra por la liberación de Haití, las
condiciones ambientales jugaron un rol decisivo, al derrotar a los ejércitos
europeos. Se trató de una guerra larga y compleja, con muchos actores
enfrentados: terratenientes blancos y mulatos, esclavos sublevados y tropas
inglesas, francesas y españolas, con frecuentes cambios de bando de unos y de
otros. “Aunque no se vieron seriamente amenazados por los rebeldes hasta el final,
los británicos sucumbieron en cambio a la geografía de St. Domingue. El
comandante inglés había asegurado a Londres que podía tomarse el territorio con
877 soldados, pero los refuerzos no lograban mantenerse al día con los estragos
que producían la fiebre amarilla y la malaria. En un caso típico, el teniente
Thomas Howard, al mando de un regimiento formado por 700 húsares perdió 500
hombres en un mes, cuando en batalla sólo había perdido siete. Al final, las
enfermedades y los rebeldes forzaron a los británicos a evacuar la isla, dejando a
sus espaldas más de 14.000 muertos. Edmund Burke resumió así este desastre: “La
espada hostil es caritativa: el país mismo es el enemigo más temido” 43 .
“Su fracaso fue igual al de los británicos. Los soldados franceses no pudieron
sobrevivir en el ambiente malsano de Haití. En 1802, Leclerc, el cuñado de
Napoleón, ocupó rápidamente toda la colonia con 20.000 soldados, pero la fiebre
amarilla y la malaria volvieron a tomar el control: la mortalidad por fiebre
amarilla excedió el 80 por ciento. Para ocultar sus bajas, los franceses sacaban a
los muertos de noche y suspendieron los funerales militares. Sólo dos comandantes
de regimiento sobrevivieron, y el propio Leclerc sucumbió a la fiebre amarilla
antes de que terminara el año. Los franceses lucharon con refuerzos masivos hasta
1803, cuando decidieron evacuar lo que quedaba del ejército. Diez mil hombres
lograron regresar a Francia y 55.000 quedaron enterrados en la colonia” 45 . Para
dar una idea de la crueldad de esa guerra, diremos que el sucesor de Leclerc
alimentaba perros feroces con sus propios esclavos, para mantener un clima de
terror. Agreguemos que la mayor inmunidad de los africanos a las enfermedades
tropicales fue uno de los argumentos más fuertes para la continuación de la trata
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 21
a la Globalización
"Nadie podría decir cuántas fueron las víctimas de la guerra social venezolana,
pero no se exageraría si se dijera que debieron llegar a 100.000. Tres días después
de la segunda batalla de La Puerta, cuando todavía no se habían producido las
hecatombes de Valencia, Caracas y la región oriental, el asesor de la Intendencia
de Venezuela decía que "las poblaciones de millares de almas han quedado
reducidas: unas, a centenas; otras, a docenas, y de otras no quedan más que los
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a la Globalización
El ganado se redujo, tanto vacas, como caballos y mulas, de 4,5 millones de cabezas
en 1812, a 256.000 en 1823. El fuerte de la economía, es decir las plantaciones de
cacao, entre 1810 y 1816, bajó de 120.000 fanegas al año a 20.000; y el café entre
los mismos años, de 80.000 quintales a 20.000.
En Costa Rica, un invasor, “dejó tras sí algo más mortal que las balas de sus
filibusteros: fue el cólera, que hizo su aparición en Rivas una semana después de la
batalla y mató tantos soldados y oficiales costarricenses que el presidente Mora
Fernández tuvo que abandonar la ciudad y dirigirse a su país” 50 . En Dominicana,
después de un intento español de volver a apoderarse del país, en 1864, “los
soldados españoles sufrieron mucho en esa guerra. El país no tenía ni puertos, ni
caminos, ni ferrocarriles; las intensas lluvias tropicales se alternaban con los
fuertes calores de la zona; la malaria, la buba y las enfermedades intestinales
causaban miles de bajas en sus filas” 51 .
Es sugestivo que en casi todos los casos las enfermedades ambientales sorprenden a
los militares de todos los bandos, cuya preparación profesional los hace pensar sólo
en enemigos humanos. La ausencia de prevenciones ambientales es una contante
en todos los casos. Los riesgos, sin embargo, son conocidos desde la Antigüedad:
leemos en la Biblia una serie de indicaciones de higiene militar para los ejércitos
judíos, que les ayudaron en sus luchas contra enemigos más poderosos pero menos
prevenidos en este aspecto 53 .
En medio de ese clima destructivo, los grupos gobernantes de los distintos países
latinoamericanos no apostaron a la conservación de sus respectivos recursos
naturales. Por un lado, la baja densidad de población y la extensión de los
territorios permitía suponer a los recursos naturales como inagotables y, al mismo
tiempo, como imposibles de controlar. Por otro lado, las actitudes de posguerra
estuvieron orientadas a obtener rápidas ganancias en cualquier sitio en el que
hubiera la oportunidad de lograrlas.
esto llevó a los grandes terratenientes a desviarse del cultivo del cacao al del café,
ya que el fruto de este último puede conservarse durante más tiempo. En
condiciones de guerras en el mar, bloqueos y eventos semejantes, era sustancial
disponer de una mercancía que pudiera esperar las condiciones políticas y
económicas favorables sin arruinarse.
Los fisiócratas procuraron crear una doctrina económica diferente, que fuera la
doctrina de los pueblos. La fisiocracia es la doctrina que plantea que el origen de la
riqueza no es el oro y la plata sino el cultivo de la tierra, lo que equivale a decir
indirectamente que para ellos el objetivo de la economía no es la riqueza del Rey
sino el bienestar del pueblo. Para ellos, la productividad de la tierra es el origen de
toda riqueza. Los agricultores producen y el resto de la sociedad se dedica a
transformar o a intercambiar lo que ellos han producido; gracias al comercio, esta
riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Por eso eran partidarios
del libre comercio, criticaban los monopolios característicos del sistema colonial y
pensaban que los gobiernos no debían intervenir en la economía. También
sostenían que los ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto
que debía gravar a los propietarios de la tierra, que eran considerados como la
clase improductiva.
En cambio, "lo que deberá observarse es no sembrar una misma semilla seguida,
sino variar y dejar pasen tres o cuatro años sin sembrar en aquel mismo lugar
semillas de una misma especie". En caso de no poder efectuarse la rotación de
cultivos, recomienda cambiar al menos la variedad de trigo que se siembra, porque
sus requerimientos en materia de nutrieres nunca serán idénticos a los de la
variedad que se sembró antes. "Igualmente –dice- se consiguen buenas cosechas
sembrando siempre granos diferentes de los que se hayan recogido, es decir, si este
año siembro trigo del país, el que viene sembraré de Córdoba."
Del mismo modo, sugiere cercar las tierras con árboles, para aprovechar sus
maderas y frutos, e insiste en "hacer los mayores esfuerzos en poblar la tierra de
árboles, mucho más en las tierras llanas, que son propensas a la sequedad, cuando
no estaban defendidas: la siembra de los árboles contribuye mucho para conservar
la humedad, los troncos quebrantan los aires fuertes, y proporcionan mil ventajas
al hombre". Recomendación que parecería innecesaria por obvia, pero que no lo es
tanto. Más de un siglo después, las colonias organizadas por inmigrantes
extranjeros serán las primeras en establecer cercos forestales en la región
pampeana. Todavía en la actualidad, los cercos forestales son raros en la pampa
húmeda, a pesar de que existen estudios que indican un marcando aumento de los
rendimientos agrícolas. La elemental propuesta de Belgrano de utilizar árboles
para cercar los campos de la pampa húmeda aún no ha sido llevada a la práctica.
“Un aire embalsamado por el perfume de mil flores ya venía a nosotros –dice
D´Orbigny en Río de Janeiro-. Disfrutaba de una felicidad perfecta. A medida que
los objetos se dibujaban más nítidamente ante mi vista, me recreaba la belleza del
paisaje. No había un punto carente de verdura; las mismas rocas ornaban sus
grietas con una bella vegetación; por doquiera los cocoteros y las palmeras de
variadas especies se unían agradablemente a multitud de otros árboles de aspecto
completamente nuevo. Las mariposas, apacibles habitantes de estas ricas
comarcas, ya venían a visitarnos y los brillantes colores de sus alas matizadas me
anunciaban las maravillas que la naturaleza prometía a mi imaginación, en este
suelo privilegiado”.
“Por fin entramos en el canal, entre verdeantes laderas y los valles más rientes,
pasamos entre los dos fuertes de la entrada encontrándonos en esa inmensa rada,
una de las más hermosas el mundo. A la izquierda, toda la ciudad de San Sebastián
o Río de Janeiro se nos mostraba, dominada por altas cumbres arboladas. Del
fondo de la rada sólo veíamos un azul lejano, coronado por las famosas montañas
dos Orguas cuyas cimas en aguja se destacaban en el horizonte sólo por un tinte
algo más oscuro que el azul plateado del cielo; pero un vistazo a la rada entera sólo
mostraba un recinto bordeado de montañas. En el momento de nuestra llegada,
indefinibles emociones se habían apoderado de mí. Mi corazón desbordaba y me
causaba vivo pesar la imposibilidad de comunicar a alguien los diversos
sentimientos que lo agitaban a la vez. Nada me faltaba para ser feliz... Estaba en
América” 72 .
militares de a caballo, los civiles de a pie. Unos revistando sus tropas, los otros con
el brazo levantado en medio de una actitud oratoria.
Y así como nos cuesta verlos como seres humanos -con sus pasiones y sufrimientos-
tampoco los sacamos de ese encuadre en que la historia escolar los ha puesto: los
generales ganan batallas, los civiles fundan escuelas y plantan árboles. Por eso,
para romper un poco esos esquemas tan ordenados, queremos mostrar un aspecto
poco conocido de uno de ellos: el interés de Simón Bolívar por la protección
ecológica, basándose en los principios planteados por los pensadores ilustrados del
siglo XVIII, que acabamos de citar.
Estamos en 1825, poco después de las victorias que terminaron con el dominio
realista en América. En muchos países es época de anarquía y de guerras civiles.
Pero también es el tiempo del sueño y de la utopía. América Latina está llena de
reformadores que proponen distintas variantes de sociedades copiadas de lo que
dicen los autores europeos. Por todas partes se escriben borradores de
Constituciones y pareciera que el futuro puede diseñarse con una pluma. San
Martín pide leyes justas, con la esperanza de que bastarán para crear una sociedad
mejor.
Basándose en estos criterios decreta: "Que se visiten las vertientes de los ríos, se
observe el curso de ellos y se determinen los lugares por donde puedan conducirse
aguas a los terrenos que están privados de ellas. Que en todos los puntos en que el
terreno prometa hacer prosperar alguna especie de planta mayor cualquiera, se
emprenda una plantación regulada a costa del Estado, hasta el número de un
millón de árboles, prefiriendo los lugares donde haya más necesidad de ellos. Que
el Director General de Agricultura proponga al Gobierno las ordenanzas que
juzgue convenientes a la creación, prosperidad y destinos de los bosques en el
territorio de la República" 74 .
que los incas organizaban grandes batidas de caza para acorralarlas, capturarlas
vivas, esquilarlas y volverlas a soltar. Hay un comportamiento de estos camélidos
que favorece esta forma de captura: sucede que con frecuencia las vicuñas se
detienen ante una cuerda que les bloquea el paso, y no atinan a saltarla. Aún más:
el Inca Garcilaso de la Vega agrega que sus antepasados nunca las esquilaban a
fondo, para que no muriesen de frío en las condiciones extremas de las altas
cumbres 77 . En los considerandos aparece una clara preocupación por el riesgo de
extinción de esta especie: “Atendiendo a la gran necesidad que hay de
proporcionar por todos los medios posibles aumento de las vicuñas; al descuido
con que hasta ahora ha sido tratada esta hermosa y peculiar producción del Perú;
a que al fin vendría a aniquilarse si continuasen las matanzas que en todos los años
se han hecho para sostener el comercio de sus lanas”. Sobre la base de estos
principios, que hoy nos suenan modernos, y con la evidente influencia de la obra
del Inca Garcilaso de la Vega, Bolívar prohibe, “de hoy en adelante, la matanza de
vicuñas en cualquier número que sea”. Y agrega que “”los que quieran aprovechar
de la lana para comercializarla u otros cualesquieras usos o beneficios, podrán
verificarlo trasquilándolas en los meses de abril, mayo, junio y julio, para que la
benignidad de la estación supla este abrigo de que se las priva”.
Para la protección y el mejor aprovechamiento de los bosques, Bolívar dice. "Que
los bosques de Colombia, así los que son propiedad pública, como los que son de
propiedad privada, encierran grandes riquezas, tanto en madera, propia para toda
especie de construcción como en tintes, quinas y otras sustancias útiles para la
medicina y para las artes". Pero "por todas partes hay un gran exceso en la
extracción de maderas, tintes, quinas y demás sustancias especialmente en los
bosques pertenecientes al Estado, causándole graves perjuicios".
También se preocupa por las materias primas que pueda utilizar la industria
naval, y los usos medicinales y en tintorería. "Cuidarán, muy particularmente de
que se conserven las maderas de los bosques del Estado, principalmente todas
aquellas que puedan servir para la marina nacional, y que no se extraigan sino las
precisas, o las que se vendían con ventaja de las ventas públicas". Regula también
"la extracción de maderas, quinas o palos de tintes".
Sabemos lo que pasó después. La ola de la guerra civil pasó por encima de las
propuestas ecologistas y también del sueño de Bolívar de integración
latinoamericana. Bolivia sigue siendo un país sin bosques y sin agua, con el
agravante de que ahora tampoco tiene el mar que tenía en tiempos de Bolívar. Las
vicuñas peruanas fueron objeto de caza indiscriminada durante el siguiente siglo y
medio. En la década de 1980, un grupo de científicos apoyados por las Naciones
Unidas puso en marcha un plan de cría de vicuñas en reservas naturales
controladas. Cuando el proyecto tuvo un cierto grado de maduración, resultó que
esas mismas zonas cayeron bajo el control de Sendero Luminoso, cuyas
preocupaciones ecologistas son idénticas a las de los militares empeñados en las
guerras civiles del siglo pasado. Recién a comienzos del siglo XXI se lograron
algunos resultados en la esquila de vicuñas.
En las pendientes de los Andes, el suelo se escapa después de cada cosecha, sin que
haya formas eficientes de detener la erosión. Bolivia es uno de los países en que la
desertificación avanza a mayor velocidad. En amplias zonas no hay árboles y la
gente de pocos recursos necesita leña para calentarse y cocinar, por lo que
terminan con los pocos arbustos que quedan. Sin vegetación, tampoco habrá
nutrientes en el suelo. Sin suelo y sin árboles, la lluvia se transforma en torrentes
que destruyen todo a su paso para dejar, nuevamente, la tierra seca y desierta.
Para los pobladores de muchas zonas de Bolivia y Perú, la caza de la vicuña o la
plantación de coca son dos de las escasas fuentes de sustento que tienen a su
alcance. Una realidad muy distinta de la soñada por el Libertador, en una época en
la que los hombres prefirieron los cañones a los árboles.
32
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 32
a la Globalización
Otro de los pocos intentos de llevar a la práctica la visión ilustrada acerca de los
recursos naturales fue el Reglamento de Tierras de José Artigas, en lo que hoy es
la República Oriental del Uruguay 83 . En casi toda América Latina, la expansión y
consolidación del latifundio fue uno de los objetivos centrales de la burguesía
criolla que dirigió el proceso independentista. Para esa burguesía local, la
Independencia fue la manera de superar la contradicción con un sistema de
relaciones sociales de producción (el monopolio español) que bloqueaba el
desarrollo de las fuerzas productivas, relacionado con la ampliación de las
posibilidades de comercio internacional. Sólo que el proyecto de la mayor parte de
los patriotas no incluía a los sectores de menores recursos, salvo como
instrumentos de producción o como soldados para defender su proyecto. En ese
contexto se destaca el reparto de tierras de Artigas, que da respuesta a una serie de
conflictos por la tierra iniciados a comienzos del siglo XIX, ya que los estancieros
latifundistas habían expulsado a los ganaderos más pobres y menos influyentes.
“Los pioneros habían ocupado los campos, sujetado a rodeo el ganado, construido
ranchos y corrales, combatían las incursiones de portugueses y la indiada sobre sus
tierras. Y cuando la región se tornaba habitable, aparecía el favorito de
Gobernadores y Virreyes, o el rico comerciante bonaerense o montevideano que
había comprado esas tierras y lograba una orden de expulsión de los pioneros.
Todo el Uruguay se había colonizado así en cuatro o cinco oleadas sucesivas de
pioneros que luego habían sido declarados "intrusos" por la autoridad colonial”.
Mientras todos los gobiernos patrios reparten tierras entre los ricos, Artigas las
reparte entre los pobres. “Por ahora el señor alcalde provincial y demás
subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña.
Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos
disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices
serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta
clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de
estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la
provincia. Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Serán
igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier
extranjero”.
Existen otros antecedentes, tales como una memoria anónima titulada “Noticias
sobre los campos de la Banda Oriental”, redactada en 1794, propone que las tierras
33
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 33
a la Globalización
Está en discusión el alcance real de la reforma agraria artiguista, que duró sólo
siete meses del año 1816, ya que fue interrumpida por la invasión brasileña a la
Banda Oriental. En un escrito de 1826 se afirma que “millares de habitantes en la
campaña poseen inmensos campos donados en igual forma”. Sin embargo, los
registros documentales son escasos y se especula con que los propios beneficiarios
los hayan hecho desaparecer, para no sufrir las represalias posteriores 87 . A partir
34
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 34
a la Globalización
Del mismo modo que ocurrió con Bolívar y Belgrano, Artigas pasó a ser
considerado como una figura simbólica de su pueblo, representativa del proceso de
constitución de su Nación. Sin embargo, se hizo muy poco por llevar a la práctica
sus ideas sobre la tenencia de los recursos naturales. Artigas, al igual que San
Martín, murió en el exilio.
LA NATURALEZA HOSTIL
LA DEFORESTACIÓN INCESANTE
“En casi toda América meridional –dice un viajero sobre la región pampeana-, la
población acostumbra incendiar los campos para quemar la paja seca, a fin de
renovar los pastos que alimentan el ganado. Al parecer, se acababa de producir
uno de esos incendios. Llamas y restos encendidos cubrían la ribera. Toda la orilla
meridional estaba ardiendo. Altas llamaradas, un humo negro y denso que se
atorbellinaba, una impresionante crepitación, nubes de aves de presa planeando
sobre el brasero para atrapar a los escasos animales que escapaban del desastre;
todo esto ofrecía un espectáculo de destrucción que infundía en el ánimo un
sentimiento profundo de dolor y espanto” 89 .
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 35
a la Globalización
enviarse con facilidad a los mercados externos, por la proximidad a alguna costa.
Durante el siglo XVIII el actual territorio haitiano fue el más importante
productor de azúcar y los ingenios utilizaron en gran escala la madera de sus
bosques como combustible. Ya en el siglo XIX, la población haitiana empezó a
recuperarse rápidamente del descenso producido por las guerras, y ese aumento de
población generó una nueva demanda por leña y madera que reemplazó a la
antigua demanda de combustible de los extinguidos ingenios franceses. Más
todavía, al colapsar el régimen de plantaciones en Haití, el gobierno haitiano alentó
el corte de maderas con destino a la exportación para así asegurarse ingresos en
moneda extranjera que le permitieran pagar las importaciones. “Junto con el café,
que quedó como el principal cultivo de exportación, los haitianos se dedicaron a la
industria maderera, y Haití funcionó durante más de un siglo como un importante
sector exportador de madera” 94 .
En la República Dominicana, por otra parte, las cosas evolucionaron de otra forma
debido a la diferente dotación de recursos naturales de ambas zonas de la isla, a la
escasez inicial de población y a la diferente herencia colonial. La colonia española
de Santo Domingo no fue una colonia de plantaciones que demandó leña para
fabricar azúcar, ya que sus empresarios no se interesaron por sus bosques de
maderas preciosas como hicieron los franceses en Saint-Domingue. En realidad, las
primeras exportaciones de caoba comenzaron a realizarse en Santo Domingo entre
los años de 1805 y 1809 bajo el gobierno francés de Louis Ferrand, quien,
necesitando moneda fuerte para pagar importaciones, abrió los primeros cortes de
caoba dominicana. Se trata de un árbol de hasta 50 metros de altura, cuya madera
de color rojizo fue muy utilizada en la construcción de edificios y de barcos y en la
fabricación de muebles. La caoba se convirtió en un importante renglón de
exportaciones durante los primeros 60 años del siglo XIX y su explotación se
acentuó durante los años en que la parte dominicana fue gobernada desde Puerto
Príncipe (entre 1822 y 1844). Durante este período, los cortes de caoba dominicana
sirvieron para exportar un promedio de 4 millones de pies cúbicos anuales.
Previsiblemente, los viajeros de esta etapa no tienen una percepción unificada del
ambiente urbano americano, aunque sí tienen una manera semejante de ver las
situaciones que encuentran. Así, destacan aspectos de orden o de higiene, de
salubridad, de cultura o de mantenimiento urbano en unos y otros sitios, según lo
que encuentren en ellos. También vemos con mucha frecuencia el prejuicio de
quienes vienen de una sociedad industrial y califican de indolentes a los que no son
como ellos. Destacamos el rechazo de la herencia cultural española, porque se
reflejará en la adopción de concepciones urbanísticas francesas varias décadas
después.
Por su parte, un francés destaca “una suciedad excesiva que agrava la indolencia
natural de los climas cálidos y de todo pueblo de origen español. Por todas partes
se meten las gallinas y las palomas, al paso que en el patio los cerdos se alimentan
con todas las basuras que se tiran por las ventanas, único sistema que hasta ahora
se ha descubierto para hacerlas desaparecer” 105 .
la pureza del aire, las flores silvestres, los arbustos, y los sonidos de los animales
domésticos en la pradera. “El ambiente puro y perfumado con los innumerables
olores de los arbustos de la ladera y de los rosales y campánulas que crecen
silvestres a orillas de los vallados y alamedas, producía en todo mi ser una
impresión indefinible de bienestar, sintiéndome vivir desde el fácil movimiento del
pulmón, vigorizado al aspirar aquel aire diáfano y fresco, hasta la palpitación de
las más pequeñas arterias de mi cuerpo. Una brisa tenue mecía los flexibles sauces
de la “Alameda Vieja”, por entre los cuales se veía a intervalos la vecina pradera,
verde esmeralda matizada de innumerables flores de achicoria y poblada de reses
que pastaban la menuda hierba cubierta de luciente rocío de la noche” 106 .
• Ouro Prêto. “Las calles que unen la parte de la ciudad situada en el Valle del
Ouro Prêto con la que se levanta sobre las colinas están adoquinadas, equipadas
con catorce cañerías de agua y se comunican entre sí mediante cuatro puentes de
piedra” 113 .
“En el siglo XIX madura la síntesis entre los elementos arquitectónicos de origen
europeo y los factores condicionantes locales. La necesidad de protección solar y la
transparencia necesaria para el paso de la brisa, circunda las mansiones de
amplias y sombreadas galerías, -la verandah oriental- en algunos casos sustentadas
por ligeras columnas de hierro. Los macizos muros exteriores son sustituidos por
ventanas corridas o sistemas de ventilación -tablillas de madera, perforaciones en
los cielorrasos para el paso del aire caliente, aberturas en los techos- que
convierten a la vivienda en un "sistema" de acondicionamiento térmico 114 .
El habitat popular, por su parte, se caracteriza por el uso de materiales del lugar y
por diseños que adaptan la vivienda al clima local. Los clásicos ranchos de la
región pampeana se construyen con paredes gruesas de adobe que permiten una
inercia térmica que genera condiciones confortables en su interior, usando
principios bioclimáticos semejantes a los empleados en la vieja arquitectura
islámica 115 . En las zonas tropicales (Colombia), las chozas techadas con las grandes
hojas de la selva “son muy frescas y cómodas aun cuando se las confecciona muy
de prisa” 116 . En las proximidades de Veracruz “todas las casas (populares) están
construidas con junco, carrizo o con la hoja de la caña de azúcar, y de forma tal
que deje entrar fácilmente el aire y la frescura” 117 . En el mismo sitio, en las casas
acomodadas “los altos techos están adaptados admirablemente para el clima
caluroso” 118 .
Del otro lado les contestan que la gente no se enferma porque se enfríe cuando la
bautizan sino porque se debilita por los pecados cometidos. Resulta difícil en ese
contexto político seguir argumentando que una epidemia es castigo de Dios por los
desórdenes de la sociedad, por lo cual sólo quedan los pecados individuales. El
diario "El Censor", dice que "un sujeto está con disposiciones a contagiarse
cuando está muy debilitado por la vida austera, la falta o exceso de alimento, la
destemplanza en la bebida o en los placeres de Venus, las grandes fatigas o una
evacuación considerable. Cuando se ha expuesto al frío cargado de humedad, y, lo
que es más que todo, cuando está poseído de un miedo y un terror excesivo". Ya
veremos que esta estrategia de echarle la culpa a la víctima se mantendrá en el
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a la Globalización
resto del siglo XIX ante cada epidemia y volverá a ser utilizada cada vez que sea
necesaria para evitar la realización de costosas inversiones en saneamiento.
Era necesario actuar ante esta enfermedad, pero ¿de qué manera? Sin duda la
actuación estaría determinada por lo que se supiera sobre las causas y propagación
de esta enfermedad. Hoy sabemos que el factor que más incide en las condiciones
de morbilidad y mortalidad de una población es la calidad del agua que esa
población bebe. ¿Lo sabían en el siglo XIX? Y si lo sabían, ¿lo tenían en cuenta?
La situación con el cólera es semejante a lo que ocurre con la fiebre amarilla. Las
definiciones científicas están cargadas de preconceptos ideológicos. En este caso, se
sabe que las principales víctimas del cólera son los más pobres y, a menudo, los
negros. ¿Hay que deducir de esto una causa racial? Si así fuera, es posible que las
condiciones de vida de quienes contraen esta enfermedad no sean un factor
determinante. Y en tal caso, gastar dinero para mejorar esas condiciones de vida
no tiene por qué ser una prioridad urgente.
El cólera está presente todo el tiempo. Durante el siglo XIX se producen seis
epidemias internacionales de cólera:
• La primera (1817-1823) se restringió al sudoeste asiático y a la costa oriental de
África.
• La segunda (1826-1837) atravesó Europa y el norte africano y llegó hasta
América del Norte.
• La tercera (1841-1859) afectó América del Sur y Central y fue tal vez la peor en
cantidad de víctimas.
• La cuarta (1863-1875) siguió ampliando su radio de acción en nuevas zonas de
Europa, África, América y Asia.
• La quinta (1881-1896) tuvo un efecto más limitado pero mantuvo su extensión
geográfica.
• Y la sexta (1899-1923) afectó solamente zonas del Asia.
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a la Globalización
Lo primero que nos llama la atención es la larga duración que ocupa cada una de
ellas, lo que equivale a decir que durante el siglo que va de 1817 a 1923 hubo más
años con cólera que sin él (20 años sin cólera contra 86 con epidemias de esta
enfermedad). Al respecto, se señala que “ninguna otra dolencia podría compararse
con el cólera, que no sólo mataba a la mitad de los que se contaminaban, sino que
los mataba en pocas horas y de un modo degradante” 130 . La descripción médica
de la enfermedad es dramática: “La nariz, las orejas, los pies y las manos se
comienzan a enfriar; luego, el infeliz doliente (...) es acometido de la cabeza a la
punta de las uñas y los cabellos de un frío intenso que en un abrir y cerrar de ojos
se torna glacial. Al tocarlo deja sentir en su cuerpo una temperatura por debajo de
los objetos que lo rodean y de un cadáver después de 48 horas” 131 .
Como suele suceder, los prejuicios sobre un tema condicionan las investigaciones y
limitan la obtención de conocimientos. Muchas descripciones de las epidemias
tienen una carga importante de racismo, como en esta descripción de una epidemia
en La Habana: “el cólera se ha cebado en aquella parte más baja del barrio de
Jesús María, en la cual habitan, para mayor abundamiento, gente muy pobre, y
negros entregados al uso del aguardiente, sujetos a todas las necesidades,
amontonados en habitaciones sumamente reducidas, húmedas, asquerosas y mal
ventiladas, en unas calles estrechas, tortuosas y llenas de aguas corrompidas y de
lodazales que constituyen la activa existencia de los mayores elementos de
infección” 132 . De allí a decir que las borracheras de los negros causan el cólera hay
un paso muy pequeño, que a veces será dado.
A comienzos del siglo XIX no se sospecha del agua contaminada como causa de
ésta ni de otras enfermedades. Para los criterios de la época, había que buscar las
causas de la enfermedad en la víctima, que podía estar condicionada por vivir en
una atmósfera húmeda, sujeta a cambios de temperatura, “pasiones deprimentes”,
mala alimentación o exceso de trabajo.
El tener sólo una mirada individual sobre cuestiones de naturaleza social escondió
durante mucho tiempo las causas de ésta y de otras enfermedades. No deberíamos
sonreír demasiado ante esta conducta de los científicos: todavía hoy se subestima el
rol de los contaminantes ambientales en la etiología del cáncer. Y durante el siglo
XX no se hizo nada en serio por combatir al tabaquismo, tal vez la principal causa
de enfermedad y de muerte, después de las guerras (y en muchos años, antes que
ellas).
Esta concepción, sin embargo, puede realizar aportes útiles en la medida que
recomiende prácticas de higiene. En La Habana, se indica que en tiempos de
epidemia: “No se dejarán permanecer en las habitaciones los orines, las
deposiciones, los montones de basuras, ú otras sustancias propensas á la
putrefacción. No se criarán en los traspatios, ni en las casas animales que puedan
contribuir á la corrupción del aire, como cochinos, curieles, aves, palomas, etc. Se
limpiarán diariamente las caballerizas, los comunes, los traspatios, los cuartos de
los esclavos” 133 . Las caballerizas y los cuartos de esclavos parecen pertenecer a la
misma categoría conceptual.
En cambio, las personas que habitan sitios elevados y estaban sujetos a los vientos
del norte y noroeste tenían un carácter nervioso y sufrían enfermedades como
asma y epilepsia. Podemos ver como antecedente ideológico a la concepción de
Montesquieu, para quien las condiciones geográficas eran un factor determinante
de las formas de organización política, lo que huele a un racismo encubierto.
Este debate sobrevuela el siglo XIX y está asociado a la discusión sobre las
posibilidades de adaptación de los europeos a los trópicos. El modo de responder a
esa pregunta incide sobre las formas de organización colonial. El rol que se de a las
élites nativas en la administración colonial estará relacionado con lo que se crea
sobre las posibilidades de los europeos de adaptarse al ambiente de cada colonia.
Cuanto más insalubre sea el clima para los europeos, más funciones de gobierno
habrá que delegar en las élites locales.
La teoría miasmática era la verdad aceptada, tanto en los ámbitos científicos como
populares. Había algo en el aire de las zonas pantanosas que atacaba la salud. Los
“malos aires” que causaban la malaria eran también los que provocaban el vómito
negro. “Cuando regresamos a Veracruz por la noche, había una opaca neblina
amarillenta suspendida sobre el pueblo. Le pregunté al patrón del bote qué era eso.
Quitándose el cigarro de la boca, respondió con gran seriedad, señor, es el
vómito" 134 .
sobre las incomodidades provocadas por los mosquitos. Aún más, es sugestivo que
digan que la fiebre desaparece en las mismas condiciones climáticas que impiden la
proliferación de mosquitos. “Súbitamente estalla la tempestad, y todos en el mismo
instante se sienten aliviados, todos, menos los pobres navegantes. El aire se vuelve
fresco, nubes de arena invaden las calles, llevándose, si así puede decirse, la
atmósfera pestilencial. Entonces no hay fiebre en Veracruz” 136 .
Otro viajero agrega que “una persona puede sentirse segura de no sufrir el ataque
de la fiebre amarilla, porque los nortes destierran con violencia de huracán la
masa de aire estancado que revolotea sobre la ciudad, cargada de infección,
arrojando una gran cantidad de brisa fresca de mar, que ocupa su lugar y que a su
vuelta llega a corromperse también. Además de la suciedad que caracteriza el
arreglo interior de las casas más humildes, los diversos charcos de agua estancada
que existen en las cercanías del pueblo tienen una fuerte tendencia a producir este
efecto, por la clase de vapor que exhalan bajo el ardiente sol del trópico” 137 . ¿Es
que a nadie se le ocurre pensar que esos charcos están llenos de mosquitos, y que
ese viento arrastra lejos a los mosquitos? ¿Cuántas veces nos pasa lo mismo, en
nuestra propia época, que tenemos las evidencias delante de nuestros ojos y no las
sabemos ver?
Pero además, la situación colonial allí donde aún existe, lleva a distorsionar la
mirada y a condicionar las conclusiones de las investigaciones. La preocupación
central no parece ser el contagio de las personas sino el contagio de los blancos. Lo
que ocurra con indios y negros tal vez quede fuera de la preocupación de la
medicina. Por eso un médico cubano, a principios del siglo XIX, cita a un autor
que "en su obra de las enfermedades de los países calientes", indaga "las causas de
la destrucción de los europeos en estos climas" 138 . A falta de mejor explicación,
queda siempre la posibilidad de que la culpa de enfermarse la haya tenido la
víctima. Es decir que "el calor ardiente y constante, las exhalaciones húmedas y
mephíticas, los recios trabajos, las violentas pasiones, el abuso de licores
espiritosos, son las causas que producen esa enfermedad en los Europeos no
aclimatados; siendo tanto más expuesto a ella cuanto más frío sea el clima patrio, o
el último lugar de su residencia".
Una medicina orientada a curar a algunos y olvidar a otros tiene que dejar afuera
los mecanismos sociales de transmisión de las enfermedades. Si los pobres al
enfermarse pueden contagiar a los ricos, se hace indispensable mantenerlos en
buenas condiciones sanitarias, aunque más no fuera para preservar a los sectores
dominantes. Si esas enfermedades no son contagiosas, esa prevención deja de ser
importante. Eso hace necesaria una línea de pensamiento que niegue la posibilidad
del contagio, aún en enfermedades epidémicas, lo que es claramente una paradoja.
Sigamos esta línea de razonamiento y veamos adónde conduce.
"Sobre el contagio del vómito negro -dice- he tocado después de ocho años un solo
caso que lo compruebe. Todas las observaciones hechas en los últimos años en los
Estados Unidos prueban, que ellas solas han producido las epidemias, que han
asolado sus Provincias. Tales han sido la de Filadelfia en 1793, la de Baltimore en
1794, la de Nueva York y Norfolk en 1796 y 97. Devéze prueba con hechos y
razones las más convincentes que la citada epidemia de Filadelfia no se propagó
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a la Globalización
"El célebre Rhus niega expresamente que sea contagiosa, y mucho antes lo había
ejecutado Lino en su tratado de las enfermedades de los navegantes. El Doctor
Bruce de la Barbuda no hace mención del contagio en su Memoria sobre la fiebre
amarilla. Finalmente el C. Gilbert proponiéndose la cuestión si es o no contagiosa
la fiebre que exterminó el Ejército del General Leclerc, responde negativamente
con muchos de sus colegas. Esta enfermedad, dice, no se comunica del cuerpo
viviente que la padece, a los individuos que están en contacto con él, a menos que
estén expuestos a las mismas causas; porque entonces serán fácilmente infestados
por los miasmas pútridos y gangrenosos".
“Santa Cruz (Bolivia) era un lugar muy salubre hasta el año de 1830, en que ya
empezaron a sentirse algunas enfermedades, desconocidas hasta entonces, y las
que atacaban con rigor a los habitantes. Hoy en día las fiebres intermitentes han
asentado allí su dominio. Algunas personas han creído que provenía esto de la
introducción de árboles pertenecientes a los valles calurosos; pero según mis
observaciones sobre la provincia del Valle Grande, pienso que semejante cambio
50
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 50
a la Globalización
es mas bien debido al desmonte causado por los incendios, que los habitantes
tienen la costumbre de promover cada año con el objeto de renovar la yerba de los
llanos y de las colinas. Lo cierto es que muchos lugares, muy sanos en otro tiempo,
se hallan al presente invadidos por esa peste destructora, que va en aumento a
medida que el desmonte se extiende. Es pues un deber del gobierno el tomar
alguna sabia medida para cortar los progresos de semejante mal, y mejorar en lo
posible los lugares inficionados” 140 .
LA CIENCIA INVEROSÍMIL
La mirada sobre los hechos naturales en esta etapa está aún cargada de prejuicios
y concepciones mágicas. Se trata de la continuidad de una visión mágica de los
hechos naturales, que ya hemos destacado en la primera parte de esta obra y que
ocupó un lugar destacado en el pensamiento oficial durante el período colonial. Y
es que la producción y utilización de conocimientos están históricamente
condicionados. No hay razones sociales para un desarrollo científico riguroso, en la
medida que no haya una aplicación productiva de esa ciencia. Si bien la manera
actual de pensar la ciencia nace en el Renacimiento con Galileo y Leonardo da
Vinci, su aplicación generalizada corresponde a la Revolución Industrial.
En otras palabras que a pesar de la imagen conocida del siglo XVIII como el Siglo
de las Luces, la concepción experimental de la ciencia está fuertemente entrelazada
con especulaciones desarrolladas sobre bases erróneas. En esta etapa de transición,
se incorpora la medición a la ciencia, pero aún no se sabe qué medir, ni cómo
utilizar los resultados de esas mediciones. Veamos algunos ejemplos de la
aproximación antojadiza al conocimiento, primero a fines del siglo XVIII:
Crecen los huesos enterrados. Hay observaciones del mecanismo mágico por el
cual el suelo de una cierta localidad es capaz de hacer crecer los huesos allí
enterrados. Lo cual proporciona una buena explicación de la existencia de grandes
fósiles, sin necesidad de andar contradiciendo la Biblia. “El terreno de la Villa de
Tarija tiene la virtud de acrecentar excesivamente los huesos. Enterrado un
cadáver de regular estatura, si se saca después de algún tiempo, le encuentran los
huesos sumamente crecidos; por lo cual están algunos creídos que en aquella tierra
hubo gigantes... Pero, examinados por varios facultativos, es visto que tales
gigantes nunca los produjeron estos países, y que la magnitud de los huesos
proviene de que aquella tierra tiene la secreta virtud de dilatarlos y engrosarlos,
hasta aquel grado en que conservan su intrínseca substancia; pues, acabada ésta,
como ya no tiene en qué obrar la de la tierra, se reducen en polvo». «De esta propia
especie (sigue charlando este escritor) eran los huesos que trajeron a Buenos Aires
de los confines de Luján, los cuales se remitieron a Madrid pocos años hace, y han
dado ocasión a que se escriba que las Provincias Argentinas abundaban de
gigantes, y es falso” 144 .
“Hay calles de árboles hermosísimos del país, y se estaban formando otras del
árbol del pan, y de bambúes; compartimentos ocupados por plantaciones de té,
alcanfor, clavo de olor, canela, etc., etc. Mostráronme un sembrado de un pasto
fuerte y largo que sirve maravillosamente para techar cabañas; un árbol cuya
corteza sirve para hacer ligaduras; una especie de palma para construir con sus
hojas un tejido para bolsas de café, y multitud de árboles y plantas productivas o
aplicables a la industria de todos los países tropicales del mundo. Proponíase el
Emperador aclimatar en su jardín, todas las plantas exóticas que forman la
riqueza del jardín botánico, vasto establecimiento de aclimatación, situado en
dirección opuesta, a tres leguas de la ciudad y detrás del Corcovado. Un diputado
había denunciado este jardín como un lujo inútil que absorbía las rentas del
Estado. Es efectivamente un bellísimo establecimiento, sostenido con asiduidad
extrema, y enriquecido con cuanto vegetal productivo hay en los países tropicales,
y cuyas semillas y plantas se distribuyen gratis a los hacendados que las solicitan.
Por lo demás, no sé si el diputado tenia razón o no; pero no hace 50 años que se
introdujo la primera semilla de café a Río Janeiro; no hace treinta que se extrajo
la primera bolsa del aclimatado, y hoy pasan de 800000 las que llenan todos los
mercados del mundo. La azúcar y los diamantes han cedido su lugar al café como
producción principal; cuatrocientas mil almas forman la provincia de Río Janeiro
que explota el café; la capital se ha llenado de riquezas, de edificios y de población,
la bahía está siempre en movimiento proveyendo café a los centenares de buques
53
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 53
a la Globalización
que lo demandan, y el café es, en fin, el ángel salvador del Brasil, cuyos azúcares
pierden de día en día su valor en todos los mercados. La provincia de San Pablo
empieza a producirlo de regular calidad, y gracias al Jardín Botánico, el alcanfor,
y el clavo, y la canela, y el té brasileros, pueden una vez presentarse en los
mercados europeos, si no temibles por su calidad, respetables por las grandes
cantidades en que son producidos” 149 .
Con una actitud semejante, el botánico de origen alemán Karl Sartorius, compró
una gran propiedad denominada "El Mirador", cerca de Veracruz y allí creó un
área natural protegida, que funcionaría como base para varias expediciones
científicas. La reserva ecológica de Sartorius es uno de los principales antecedentes
de nuestros parques nacionales actuales. En 1845, la describen de este modo:
"Cuando se ha penetrado en esos hermosos bosques, donde el suelo se llena de
innumerables plantitas, donde cada paso ofrece algo nuevo y donde aun las ramas
están cubiertas con las más lujuriosas parásitas, donde animales de toda clase, sin
conocer enemigos, se pasean alegremente y los insectos zumbantes revolotean en
torno de las flores, entonces puede decirse con toda justicia que se halla uno en
aquél lugar donde no tienen validez otras leyes que las de la naturaleza, otros
derechos que los de la razón y otra fe que la del propio corazón. Allí se encuentra
uno transportado de pronto a un mundo tan encantador por una parte y, por otra,
tan repelente por su soledad y abandono, que por lo común se prefiere leer
descripciones aun cuando se tenga oportunidad de visitarlo y aprender a
valorarlo" 150 .
LA PROPUESTA DE EUROPEIZAR
Durante esta etapa aparecen las bases de lo que después serán los proyectos
europeizantes de fines del XIX y principios del XX. Estas ideas no se llevan todavía
a la práctica, pero sobrevuelan el ambiente y germinarán unos años más tarde.
Veamos algún ejemplo en esta recomendación: “Tiempo es ya también de que
Bolivia, en donde aún pertenece al Estado más de la mitad de los terrenos, trate de
crear un cuerpo vigilante y activo que tenga á su cargo (…) poblar de árboles
europeos, tales como el abeto, el abedul o álamo blanco, etc., las montañas vecinas
a La Paz, a Chuquisaca y a Potosí, a fin de proveer a estas grandes ciudades de
leña y de maderas de carpintería” 151 . Lo interesante es que quien pide abetos y
abedules, tal vez por pura nostalgia de su tierra, es un naturalista francés que ha
reconocido cuidadosamente los árboles americanos. Sin embargo, a pesar de las
afirmaciones de que la naturaleza americana no es algo de segundo orden, la idea
de la superioridad de lo europeo aparece por una vía indirecta.
los techos livianos de las tribus prehispánicas) provocó una gran mortandad que
hubiera sido fácilmente evitable.
“La noche del Jueves al Viernes Santo fue un cuadro de desolación y miseria
indecibles. La densa nube de polvo que flotaba sobre las ruinas y oscurecía la
atmósfera como si fuese niebla, se depositó en el suelo. No se produjo ninguna otra
sacudida, y la noche fue de una calma y belleza maravillosas. La Luna, casi llena,
iluminaba la redondeada cumbre de La Silla, y el cielo ofrecía un aspecto, que
contrastaba violentamente con la tierra, cubierta de escombros y cadáveres.
55
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 55
a la Globalización
Veíanse madres con los cuerpos de sus hijos en brazos, tratando de volverlos a la
vida; familias que corrían gritando por la ciudad en busca de un hermano, un
esposo o un amigo perdidos, extraviados tal vez entre la multitud. La gente se
apretujaba en las calles, reconocibles sólo por las alineaciones de ruinas”.
Las actitudes religiosas ante los terremotos van aún más allá de la etapa histórica
que estamos tratando en este capítulo. En Mendoza, ante el primer movimiento de
tierra, los españoles habían cambiado el santo patrono por Santiago, a quien se
suponía especializado en la protección contra estos eventos. A pesar de esto, la
ciudad fue completamente destruida por el terremoto de 1861. Su reconstrucción
se hizo sin realizar el estudio de riesgo geológico del emplazamiento que
inicialmente se había prometido. A partir de esa fecha, "cada agosto, el santo
patrono sale de su iglesia a recorre la ciudad en una de las pocas procesiones cuya
convocatoria popular se acompaña de la creencia de que si no hay procesión, habrá
temblores 156 . Y todavía en la actualidad se realizan en Salta procesiones
mutitudinarias para que el Señor del Milagro proteja la ciudad de los terremotos.
corriente y, por tanto, mayor capacidad erosiva de los ríos de montaña agravó
estas consecuencias de la localización en este tipo de ciudades.
Por este motivo, Santiago de Chile sufrió las avenidas del río Mapocho desde la
época colonial. El plano de esta ciudad se superpone con el río, como si éste no
existiera. Una historia de Chile menciona la creciente de 1746, tan intensa que se
llevó la alameda. La de 1783 también fue desastrosa, y se describen
minuciosamente sus efectos 157 .
Desde el punto de vista del manejo de los recursos no renovables, existen criterios
de racionalidad en la explotación de los recursos minerales, que a menudo no se
tienen en cuenta en el período que analizamos. Se trata de extraerlo de tal manera
de evitar la pérdida de materiales valiosos durante el proceso productivo. Pero
durante esta etapa, se privilegia la obtención del recurso a un costo reducido. A
menudo esto implica utilizar técnicas destructivas, que implican una pérdida
importante de los minerales. En Minas Gerais (Ouro Prêto, Brasil), los lavaderos
de oro ubicados en los ríos de la selva trabajan en condiciones extremadamente
primitivas. “En varias de las cañadas que bajaban de las alturas había instalados a
cierta distancia zarandas y cueros de buey crudos: las primeras destinadas a
recoger los escombros más groseros y los cueros para retener el polvo de oro entre
los pelos dirigidos hacia arriba. Aquí y allá observamos también algunas fosas
aisladas, donde se acumula el barro o las arenas auríferas. Tan pronto comienza la
época de las lluvias, entran en función estos sencillos instrumentos. El agua
encauzada artificialmente hacia las zanjas enjuaga el oro de las piedras y lo
arrastra hasta las fosas o lo deja entre los pelos de los cueros de buey. El metal
recogido en los citados recipientes es separado del barro por esclavos negros que
trabajan con el torso desnudo, sentados en bancos de madera. El oro retenido en
los cueros de buey es lavado y batido en artesas especiales. Los antiguos
propietarios de esta mina hacían trabajar en ella varios centenares de esclavos y
ganaron sumas enormes, pero en la actualidad parece bastante empobrecida, de
modo que mantiene sólo unos pocos lavadores de oro y el trabajo se encomienda en
gran parte a negros libres” 164 . Mediante este método “sólo se obtiene la parte más
58
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 58
a la Globalización
grosera del metal, mientras que el resto se escurre a los ríos y se destruye así de la
manera más antieconómica la formación del oro”.
Del mismo modo, en Orizaba (México) encontramos una importante fábrica textil
movida por “espléndidas máquinas” hidráulicas 167 .
Se dictó una cédula para que se conservaran las piezas más curiosas y livianas (es
decir, las que tenían poco oro) que Hernando Pizarro llevó a España del primer
despojo obtenido en el Perú, y que lo demás se fundiera, pero esta medida se
revocó después.
“El énfasis que varios cronistas y autoridades dieron a las costumbres funerarias
de los indígenas, llevaba implícito el interés de saber si enterraban sus riquezas. En
el descubrimiento de las guacas jugaron papel importante los indios ladinos,
59
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 59
a la Globalización
Las perlas fueron un factor de tensión política entre la provincia de Panamá y las
autoridades de Bogotá. En 1823, a través del senador del istmo, piden que se libere
el buceo de perlas de los impuestos que los gravaban, junto a otras medidas
económicas para superar el atraso de la región 173 . Se siguieron exportando, pero
sólo durante los años 1843-1845. Se sacaban hacia 1866; pero hacia 1878 se había
suspendido la extracción, por agotamiento del molusco. El laboreo se reanudó más
tarde, pues a fines del siglo XIX todavía se pescaban en la isla Coibita. En cuanto a
la Guajira, y para no desmentir a los westerns, los indígenas seguían cambiándolas
al finalizar la guerra de Independencia, por alcohol, municiones y baratijas 174 .
Lo mismo ocurrió con las tortugas que dieron nombre a las famosas islas
Galápagos. Los barcos llegaban hasta las islas exclusivamente para cazar las
tortugas gigantes y lo hicieron a escala industrial. La grasa era recogida y fundida
para obtener entre 4 y 11 litros de aceite por animal. Después de 1830, los barcos
norteamericanos capturaron más de 100 mil ejemplares. Sin embargo, se calcula
que desde el descubrimiento de las islas, fueron cazadas unos 10 millones de
tortugas 176 .
61
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 61
a la Globalización
En todas las culturas, la percepción de los animales salvajes está vinculada con los
de mayor visibilidad, ya sea por su tamaño o por su relación (económica u hostil)
con los seres humanos. Un aspecto sugestivo es el referido a la abundancia de
insectos. Lo habitual es que los viajeros (nosotros mismos, entre ellos) se quejen de
los hematófagos, que siempre les parecen muchos, con independencia de la
cantidad real que encuentren. Por eso cuando alguien dice que había muchos
mosquitos, es difícil evaluar qué es lo que considera una cantidad importante, más
allá de las molestias personales que le generan. Y, por lo mismo, poder comparar
con las poblaciones actuales de las mismas especies en los mismos lugares.
Desde nuestra perspectiva actual, nos cuesta imaginar ecosistemas que tuvieran
una biomasa de insectos muy superior a la actual, no sólo desde lo perceptivo sino
desde muchas de sus implicancias ecológicas. Sin embargo, el uso masivo de
insecticidas sintéticos, iniciado con la introducción del DDT, parece haber
provocado una reducción sustancial de la cantidad de insectos presentes en muchos
ecosistemas. Más allá de los obvios aspectos favorables al haber menos chupadores
de sangre y comedores de cosechas, sabemos poco sobre el conjunto de alteraciones
provocadas por esa reducción. ¿Cómo cambiaron las relaciones de predación,
simbiosis o parasitismo, por ejemplo? ¿Qué pasó con fenómenos tales como la
polinización, por ejemplo, que a veces es un vínculo muy preciso entre dos especies
y no más?
La primera impresión al leer el texto siguiente es que nos encontramos ante una
manga de langostas. Sin embargo, la mención de haber encontrado allí muchas
especies corrige esa idea. “A la tarde observamos que la superficie del mar (en
realidad, el Río de la Plata exterior. Nota de A.E.B) estaba cubierta de insectos;
echamos una red y en poco rato cazamos más de cincuenta especies, unos muertos,
otros aún vivos. Se extendían en el agua, formando una especie de banco, que
podría tener más de dos leguas de largo por una anchura considerable, cubierto de
estambres y gramíneas. (...) Al acercarse el cambio de tiempo, hay una calma
perfecta, precursora de la tormenta. Entonces los insectos se elevan por el aire,
donde pronto los atrapan las ráfagas impetuosas de un viento del sudoeste, que se
llama pampero porque sopla de la pampa, y les impiden volver a tierra,
arrastrándolos al mar. Luego viene la lluvia que los derriba al agua, donde se
apilan en bancos hasta que el viento del nordeste los lleva a la costa y los amontona
formando masas que llegan a tener un pie de altura, en las caletas arenosas
próximas a Montevideo y Maldonado” 178 . Es decir, una masa de insectos que
ocupaba el agua por espacio de 8 a 10 kilómetros. ¿Cuántos metros cúbicos de
insectos arrastró esa sola tormenta? Y después: “Toda la mañana una nube de
libélulas revoloteaba a nuestro alrededor y por momentos cubría las velas a
sotavento”. Nuevamente, imaginemos la cantidad de libélulas que hacen falta para
cubrir las velas de un barco de ultramar.
62
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 62
a la Globalización
Aún en fecha tan temprana como los comienzos del siglo XIX, tenemos claros
testimonios de depredación de la fauna marina. Se trata no sólo de la extracción
masiva de ejemplares, sino de una marcada disminución de poblaciones, algunas
de las cuales fueron llevadas a la extinción.
“Pocos días después nos encontramos de pronto en medio de esos inmensos bancos
de pequeños crustáceos, tan numerosos que imprimen al agua su color rojo; una
vasta superficie del mar se había coloreado intensamente: es lo que llaman los
balleneros el banco del Brasil. Allí acuden a pescar la ballena, que se alimenta
solamente de esa multitud de pequeños seres, de los cuales el mayor no tiene más
de una línea de largo. Este banco parece extenderse a lo largo de una gran porción
de la costa brasileña, y mantenerse siempre, aproximadamente, a igual distancia.
¿Es posible concebir cuántos animalitos hacen falta para alimentar centenares de
ballenas y colorear el agua? ¿Qué multitud debe ser supuesta en una superficie
apreciable en cincuenta o sesenta leguas de longitud por dos o tres leguas de
anchura? He tenido que pensar que el mar se halla poblado por un número
incalculable de tales seres. Percibimos, a cierta distancia, unas ballenas que
expelían agua a gran altura”.
“Supe por capitanes balleneros que tales cetáceos eran muy comunes en el banco,
hace algunos años, pero que se alejaron poco a poco, llegando a ser muy raros; de
modo que actualmente (1834) ya no se los pesca con regularidad, debiéndose
conformar con seguir e] banco hacia el sur, donde las ballenas aparecen con mayor
frecuencia. ¿A qué atribuir la desaparición de las ballenas del banco del Brasil,
que les suministra tan abundante alimento? ¿Se deberá a la destrucción de todas
las que pueblan el banco o a su emigración forzosa, al ser perseguidas por los
barcos de todas las naciones? Me inclinaría más bien hacia esta última hipótesis;
porque en las islas Malvinas y sus cercanías, y más al sur, donde sólo se las pesca
durante una estación del año, pues los pescadores temen esos parajes deshabitados
y carentes de puertos, no abundan menos que hace unos años” 180 .
aprovechaba la grasa del vientre del animal pero no la de sus vísceras, lo que
significaba desperdiciar la mitad del aceite disponible.
A esto se unió el que los lobos y elefantes marinos carecían de enemigos naturales
en tierra, por lo cual no habían desarrollado ninguna defensa ante ataques
efectuados fuera del agua. A punto tal que las hembras podían continuar dormidas
al sol, aún después de la masacre de sus congéneres, sin que las despertaran ni
siquiera los balazos. Sólo despertaban cuando los marineros, creyéndolas muertas,
les clavaban los cuchillos para extraerles la grasa.
En 1826 Alcides D´Orbigny cuenta haber visto en Maldonado (junto a la que hoy
es Punta del Este) “más de diez mil pieles de lobo marino almacenadas desde hacía
dos años, por falta de colocación. Esas pieles procedían de la isla de los Lobos,
situada fuera de la bahía de Maldonado. (...) Ulteriormente se produjeron quejas
acerca de la disminución de los lobos marinos, los que parecían abandonar su
primer asilo para ir a buscar nuevas colonias en el litoral de la Patagonia donde
seguramente podrán seguir viviendo tranquilos, al menos durante largo
tiempo” 184 .
Esta etapa histórica finaliza cuando una serie de cambios políticos, económicos y
tecnológicos van integrando a las distintas naciones latinoamericanas a la
economía de las grandes potencias. Por una parte, la combinación del barco de
vapor con casco de hierro y del ferrocarril hacen posible una unificación del
mercado mundial.
Pero además, la segunda mitad del siglo XIX es el tiempo del reparto del mundo
entre las grandes potencias. Los márgenes de autonomía económica y cultural de
los pequeños países se reducen y pasan a funcionar como engranajes de una
maquinaria internacional. Esto tiene importantes consecuencias ambientales para
los países de América Latina, como se desarrolla en el capítulo siguiente.
65
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 65
a la Globalización
24
Cit. en: Barrán, José Pedro, Caetano, Gerardo y Porzecanski, Teresa. “Historias de la
vida privada en el Uruguay”, Montevideo, Taurus, 1998.
25
Fornet, Ambrosio: “El libro en Cuba”, La Habana, Letras Cubanas, 2002.
26
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia
latinoamericana 1700-2005”. Buenos Aires, Editorial Maipué 2005.
27
Las frecuentes denuncias sobre esclavitud urbana en Buenos Aires y esclavitud rural en
muchas zonas del Brasil muestran que el tema no ha sido superado en el siglo XXI.
28
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, El Aleph,
2000.
29
Cit. en: Schávelzon, Daniel: “Arquitectura para la esclavitud en Buenos Aires: una
historia silenciada”, Buenos Aires, Crítica 2002, Instituto de Arte Americano e
Investigaciones Estéticas.
30
Souza Filho, Benedito: “Cuerpos, horcas y látigos: esclavitud y espectáculo punitivo en el
Brasil decimonónico”, Universidad Autónoma de Barcelona, Tesis doctoral en
antropología social y cultural, 2004.
31
Schávelzon, Daniel: “Arquitectura para la esclavitud en Buenos Aires: una historia
silenciada”, op. cit.
32
Bayhaut, Gustavo y Hélène: “América latina: de la independencia a la segunda guerra
mundial”, México, Siglo XIX, 1995.
33
San Martín, José de, cit. en : Pigna, Felipe: “La gesta militar más heroica de la historia” ,
en Clarín, 17-8-2006.
34
Vasconcelos, José: “Breve Historia de México”, cit. en: Cevallos García, G.: “ Visión
teórica del Ecuador”, J. M. Cajica, 1959.
35
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, Madrid, Alfaguara, 1970.
36
Si bien a menudo era remunerado, se trataba de un trabajo forzado. Hemos detallado
las condiciones ambientales del Potosí en el primer tomo de esta obra.
37
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
38
Tuñón, Ana María, comunicación personal, septiembre de 2007.
39
Lourenço, Conceiçao: “Especial Quilombos”, en Raça Brasil Atualidades,
40
Nadal, Jordi: "La población española", Barcelona, Ariel, 1986.
41
Fuente: “Campañas del Libertador General D. José de San Martín. Instituto Nacional
Sanmartiniano, en el año del bicentenario del nacimiento del General”. Talleres Gráficos
del Instituto Geográfico Militar. Buenos Aires, 1978.
42
Canales, Esteban:" El impacto demográfico de la Guerra de la Independencia" (de
España), versión preliminar, Ávila, XII Cursos de Verano de la UNED, julio 2001.
43
Heinl, R y Gordon Heinl, N: “Written in Blood: The Story of The Haitian People 1492-
1971”, Houghton Mifflin, Boston, USA. 1978.
44
Sobre ese episodio, en el cual el negocio esclavista está puesto por encima de las ideas
humanitarias, ver la novela. Carpentier, Alejo: “El siglo de las luces”, México, 1962.
45
Heinl, R. y Gordon Heinl, N: “Written in Blood…”, op. cit.
46
Wilson, Robert: “México y su religión” (1851-54), en: “Cien viajeros en Veracruz”,
Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
66
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 66
a la Globalización
47
Praderi, Raúl y Bergalli, Luis: “Notas para una historia de la cirugía uruguaya”,
Montevideo, 1981
48
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
49
Boves era el jefe de las montoneras realistas de los Llanos de Venezuela.
50
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
51
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
52
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
53
Brailovsky, Antonio Elio: “La ecología en la Biblia”, op. cit.
54
Mendoza, Diego; Mutis, José Celestino y Caldas, Francisco José: “Expedición botánica
de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada y Memorias Inéditas de Francisco José
de Caldas”, Bogotá, 1909.
55
“Obras del excelentísimo señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos”, Barcelona, Imprenta
de D. Francisco Oliva, 1839.
56
Humboldt, Alexander von: “Geografía de las Plantas ó Quadro físico de los Andes
Equinoccîales, y de los paises vecinos (1809)” en Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la
República de Colombia.
57
Kohlhepp, G.: “Alexander von Humboldt en los trópicos del Nuevo Mundo”, cit. en:
Rucinque, Héctor y Jiménez, Wellington: “El papel de Humboldt en el origen y desarrollo
de la geografía moderna”. Semestre Geográfico, Vol.1 – Nº 2. Bogotá, octubre de 2001.
58
Humboldt, Alexander von: “Geografía de las Plantas”, op. cit.
59
Belgrano, Manuel: "Medios Generales de Fomentar la Agricultura, Animar la Industria y
Proteger el Comercio en un País Agricultor", Memoria de 1796, en Realidad Económica, Nº
28, Buenos Aires, julio-setiembre de 1977, cit. en: Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman,
Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
60
Belgrano, Manuel: “Escritos económicos”, Buenos Aires, Raigal, 1954.
61
Es lo que hacen los ecólogos en la actualidad, tomando especies testigo para cada tipo de
ambiente.
62
Este aspecto aún está tratado en forma insuficiente en las escuelas de agronomía
actuales, ya que no se vincula adecuadamente las herramientas y maquinarias a usar con
el tipo de suelo sobre el que se harán las labores.
63
Piénsese en el método de "labranza cero", desarrollado en los últimos años siguiendo
este principio.
64
Lavardén, Manuel José de: “Oda al Paraná”, Buenos Aires, 1801, en: La Lira
Argentina, Buenos Aires, Biblioteca de Mayo, Senado de la Nación, 1960, t.VI.
64
Larrañaga, Dámaso Antonio: “Selección de escritos”, Montevideo, 1944.
66
Caldas, Francisco José de: “Obras completas”, cit. en: Ortiz Rodríguez, Álvaro Pablo:
“Reformas borbónicas: Mutis catedrático, discípulos y corrientes ilustradas 1750-1816”.
Cuadernos para la Historia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 2003.
67
La legua es una antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona o
un caballo pueden andar en una hora. Puede variar entre 4 y 5 kilómetros, según los
países o regiones.
67
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 67
a la Globalización
68
Cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da destruiçao forestal no
Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit.
69
Antonil, André Joao, cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da
destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit.
70
Vandelli, Domenico, cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da
destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit.
71
Analizado en el primer tomo de esta obra..
72
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, Buenos Aires, Emecé, 1998.
73
Vessuri, Hebe: “La ciencia en America Latina, 1820-1870” en “La historia general de
América Latina de la UNESCO”, Paris, como capítulo 23 del volumen VI, editado por
Josefina Z. Vazquez y M. Miño Grijalva.(colección en preparación).
74
Bolívar, Simón: Decreto del 19/12/1825, Chuquisaca, Bolivia.
75
Ing. García Mansilla, Daniel (Director General de Espacios Verdes de la Ciudad de
Buenos Aires), comunicación personal, mayo de 1998.
76
Bolívar, Simón: Decreto del 5/7/1825.
77
Inca Garcilaso de la Vega: “Comentarios reales”, Buenos Aires, Austral, 1952.
78
“Revista de extensión Tecnovet”, Universidad de Chile, 2004.
79
República del Salvador, Ministerio de Economía, Dirección de Estadísticas y Censos,
página Web consultada el 24/5/2006, página Web consultada el 24/5/2006.
80
República Mexicana. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
81
Firmado en Quito, 24 de Octubre de 1829.
82
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, Buenos Aires, Ediciones Ánfora, 1973.
83
Artigas, José Gervasio: "Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento
de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados”. Cuartel General, 10 de Setiembre de 1815.
84
Betancur Ohaco, Adriana: Trabajo Práctico de Historia Ambiental. Curso TOP de
Gestión de Políticas Ambientales, 2008.
85
Borges, Leonardo: “Análisis crítico del ideario artiguista y sus influencias”, en:
http://cecap.anep.edu.uy/documentos/articulos_2004/Documentos_art/pdf/borges.pdf,
12/6/2006.
86
Borges, Leonardo: “Análisis crítico del ideario artiguista...”, op. cit
87
de la Torre, Nelson; Rodríguez, Julio y Sala de Touron, Lucía: “Artigas: tierra y
revolución”, Bolsilibros Arca, Montevideo, 1967.
88
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
89
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
90
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente”, Barcelona, Planeta, 2005.
91
Posey, Darrell A. 1986 "Manejo da floresta secundária, capoeiras, campos e cerrados”
(Kayapós), cit. en: Ferreira Ribeiro, Ricardo: “O Eldorado do Brasil central: história
ambiental e convivência sustentável com o Cerrado”. CLACSO. 2002.
92
Pereira de Lima, Ricardo Ângelo: “La selva amazónica como problema geográfico”, Doc.
68
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 68
a la Globalización
114
Segre, Roberto: “La arquitectura antillana del siglo XX”. Periferia Internet Resources
for Architecture and Urban Design in the Caribbean.
115
Véase el primer tomo de esta obra.
116
Humboldt, Alexander von: “En el paso del Quindio”, en: Wulschner, Hans Joaquim:
“Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
117
Valois, Alfred de: “México, La Habana y Guatemala” (1848), op. cit.
118
Robertson, William Parish: “Una visita a México” (1851), en: “Cien viajeros en
Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
119
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
120
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia, Dedicada
a Su Excelencia al General Don José Ballivián, Presidente de la Republica”, 1843.
121
Actualmente un barrio de la Ciudad de Buenos Aires.
122
Hidalgo, Rodrigo: “Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile. Una mirada
retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo XX”, EURE V. 28,
Santiago de Chile, mayo del 2002.
123
López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y poder
en La Habana colonial”, University of California, Los Angeles, Estudios
Interdisciplinarios sobre América Latina y el Caribe. Vol. 14 No 1, enero-junio de 2003.
124
López Espinosa, José Antonio: “Febrero 2 de 1806. Inauguración del primer cementerio
de La Habana”, Cuba, Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, 2005.
125
Castillo, Miguel A. y Morales, Alfredo J.: "Quito, Patrimonio de la Humanidad: del
mudéjar al barroco", en Revista Descubrir el Arte, año IV, Nº 55, Madrid, septiembre de
2003.
126
Zu Wied, Maximilien: “En la antigua capital Bahía”, en: Wulschner, Hans Joaquim:
“Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
127
Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en la civilización grecorromana", Buenos Aires,
Pro Ciencia-CONICET, 1997.
128
Barrán, José Pedro, Caetano, Gerardo y Porzecanski, Teresa. “Historias de la vida
privada en el Uruguay”, op. cit.
129
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental no manuscrito 'Cholera-morbus' (1832),
de Antonio Correa de Lacerda (1777-1852)”. Museu Paraense Emílio Goeldi - Centro
Universitário do Pará, Brasil, 2004. Casa de Oswaldo Cruz, 2006.
130
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental...”, op. cit.
131
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental...”, op. cit.
132
López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y poder
en La Habana colonial”, op. cit.
133
Cit. en: López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y
poder en La Habana colonial”, op. cit.
134
Ruxto, George F. : “Aventuras en México”
135
Se trata del Aedes aegypti, también llamado en trabajos recientes Stegomyia aegypti.
136
Marquesa Calderón de la Barca: “La vida en México”(1839), en: “Cien viajeros en
Veracruz”, tomo III, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
70
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 70
a la Globalización
137
Tudor, Henry: “Relato de un viaje a Norteamérica comprendiendo México” (1831-32),
en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit.
138
Romay y Chacón, Tomás, texto del 27 de junio de 1804. Fondos de manuscritos de la
Biblioteca Nacional de Madrid. (La ortografía ha sido actualizada).
139
Ezcurra, Emiliano. (Greenpeace en Acción). "El fin de una selva". Otoño 2003. Nº 36.
República Argentina: “Según el Dr. Néstor Taranto, jefe del Instituto de Investigaciones
de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Salta, esta zoonosis es
consecuencia directa del desmonte de 9.000 hectáreas de bosque en la localidad de
Campichuelo. Se ha producido un brote en la localidad de Orán, con 4.000 casos
registrados de la enfermedad y otras localidades cercanas como Pichanal y Embarcación,
también están registrando el brote”.
140
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, op. cit.
141
Cañete y Domínguez, Pedro Vicente: “Guía histórica, geográfica, física, política, civil y
legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia de Potosí”, Potosí 1791. Impreso en La
Cultura Boliviana, La Paz, 1952.
142
Es Miguel Rubin de Celis. Gutiérrez, Ramón: Comunicación personal con adelantos de
su libro “El árbol de hierro”, Buenos Aires, mayo de 2006. Señala Gutiérrez que “lo
sorprendente no es que lo haya dicho sino que le hayan creído”.
143
Herrera, Pablo: “Ensayo sobre la historia de la literatura ecuatoriana”, Quito, Imprenta
del Gobierno, 1860.
144
De Angelis, Pedro: Prólogo a del Pino Manrique: “Descripción de la provincia y ciudad
de Tarija”, Buenos Aires, Imprenta del estado, 1836.
145
Villavicencio, Manuel: “Geografía de la Republica del Ecuador”, 1858.
146
Sartorius, Carl Christian: “México, paisajes y bosquejos populares” (1824), en: “Cien
viajeros en Veracruz”, op. cit.
147
Humboldt, Alexander von: “Cartas Americanas”. Compilación, prólogo, notas y
cronología de Charles Minguet. Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1989.
148
Alberdi, Juan Bautista: "Estudios Económicos: interpretación económica de la historia
política argentina y sudamericana", con estudio preliminar de José Ingenieros. Buenos
Aires, La Cultura Popular, 1934, cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "Historia de las crisis
argentinas", investigación sobre historia económica y social. Buenos Aires, Editorial de
Belgrano, 1982, reformulado para la edición de 1996.
149
Sarmiento, Domingo Faustino: “Viajes en Europa, África y América: 1845-1847”en
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (La ortografía ha sido actualizada).
150
Heller, Karl Bartholomeus, cit. en: de la Maza Elvira , Roberto: “Una historia de las
áreas naturales protegidas en México”. Instituto Nacional de Ecología, México, 2005.
151
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, op. cit.
152
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente”, op. cit. (Humboldt actúa aquí como recopilador de información,
ya que no presenció el fenómeno)
153
Páez, José Antonio: “Autobiografía del General José Antonio Páez”, Caracas, H. R.
Elliot, 1946.
154
Montenegro Colón, Feliciano: “Geografia general para el uso de la Juventud de
Venezuela”. Caracas, Imprenta de Damiron y Dupouy, 1837.
71
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 71
a la Globalización
155
Valparaíso on line (consultado el 19 de mayo de 2006):
http://www.valparaisonline.cl/espanol/index_sp.htm?historia/historia_esplendor_bombard
eo_1866.htm~contenidos
156
Gascón, Margarita: "Impacto de las catástrofes naturales en sociedades coloniales", en:
Nómadas, op. cit
157
Gay, Claudio: “Historia física y politica de Chile” París, 1847.
158
Valdés Vergara, Francisco: "Historia de Chile para la enseñanza primaria", Santiago
de Chile, 1916.
159
Pérez Rosales, Vicente: "Ensayo sobre Chile", Santiago de Chile, 1859.
160
Brailovsky, Antonio Elio: “Viedma, la capital inundable”, Buenos Aires, revista Todo es
Historia.
161
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cot.
162
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
163
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, op. cit.
164
Von Spix, Johann Baptist: “Las tierras auríferas de Minas Geraes”, op. cit.
165
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cit.
166
Espejo, Jerónimo: “El paso de los Andes: Crónica histórica de las operaciones del
Ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817”, Buenos Aires, Casavalle
Editor, 1882.
167
Heller, Karl Bartholomeus: “Viaje por México en los años 1845-1848”, en: “Cien
viajeros en Veracruz”, op. cit.
168
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial” ,
(Tomo VI) Comercio, en Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, Colombia.
169
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
170
de Fossey, Mathieu: “Viaje a México, 1831”, en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit.
171
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
172
Resolución 204/05, Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Ministerio de
Salud y Ambiente, Argentina, Bs. As., 03/02/05; B.O: 08/02/05.
173
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
174
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial”,
op. cit.
175
Hardy, Robert William Hale: “Travels in the Interior of Mexico, in 1825, 1826, 1827, &
1828”, Ed. Henry Colburn and Richard Bentley, New Burlington Street, 1829.
176
Dorst, Jean: “Antes de que la naturaleza muera”, Barcelona, Ed. Omega, 1972.
177
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, op. cit.
178
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
179
Brailovsky, Antonio Elio: “Ésta, nuestra única Tierra”, op. cit.
180
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
181
Dorst, Jean: “Antes de que la naturaleza muera”, op. cit.
72
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 72
a la Globalización
182
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
183
Revista de la Sociedad Universitaria, Montevideo, Uruguay. Mar.1884-nov.1885.
184
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
185
Verne, Julio: “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Barcelona, Plaza y Janés, 1958.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 70
Independencia a la Globalización
3. LA ETAPA DE EUROPEIZACIÓN
Por un lado, los partidarios del honor, las armaduras, las katanas y la caballería.
Por el otro, los que traen el ferrocarril, la artillería, los uniformes de telas
industriales y los empréstitos internacionales al Imperio del Sol Naciente y, que,
previsiblemente, masacran a los samurais.
Nuestros países venían mal diseñados. Por una serie de lamentables errores
habíamos sido colonizados por los españoles, estábamos demasiado lejos de París y
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 70
Independencia a la Globalización
EL ORDEN POLÍTICO
La aplicación de estas ideas llevó a que las clases dominantes de los distintos países
latinoamericanos aceptaran y promovieran gobiernos de larga duración, donde la
estabilidad era más importante que la representatividad. “Si no, ahí están para
demostrarlo los treinta y nueve años del porfirismo mexicano (1872-1911): los doce
años de roquismo en la Argentina (1880-1886 y I888-1904); los cuatro períodos
presidenciales de Núñez en Colombia (entre 1880 -I892), el fundador del Partido
Nacional de corte conservador; los quince años de gobiernos "colorados" en el
Uruguay (de la dictadura del general Venancio Flores en 1865, a la del coronel
Lorenzo Latorre en 1880); los doce años del dictador Eloy Alfaro en el Ecuador
(1895-1901 y 1906-1911); los veintitrés años de carrera política de Domingo Santa
María en Chile (desde 1863 como ministro y desde 1881 como presidente de la
República), "pacificador" de las última rebelión araucana del siglo XIX (1883) y
"triunfador" en la insensata y cruel Guerra del Pacífico (1879-1883); y los
diecisiete años presidenciales de Antonio Guzmán Blanco en Venezuela (tres
períodos entre 1870 y 1884, año en que "cansado" se fue a París)” 189 .
Esto nos permite ver desde otro ángulo una característica de esta etapa, y es la
enorme violencia con que fueron reprimidos los reclamos sociales. Podemos citar,
como episodios emblemáticos, la masacre la Santa María de Iquique (Chile, 1927),
los fusilamientos de la Patagonia (Argentina, 1920), la masacre de indígenas en El
Salvador (1932), o la matanza de las bananeras (Colombia 1928). En todos los
casos, se aplicó un grado de violencia extremo, que no se explica por obtener el
control de la situación, sino por la necesidad de impedir reclamos futuros, que
cuestionaran el modelo productivo vigente. Esta violencia se ejerce en gran escala,
en un esfuerzo por disciplinar la fuerza de trabajo, aún en aquellas situaciones en
las cuales no hay nada para ofrecer a quienes han quedado fuera del sistema. Es
sugestivo el caso del nordeste brasileño.
La emigración del nordeste brasileño impulsada por las sequías, tuvo sucesivas
etapas entre los siglos XVIII al XX, con importantes consecuencias sociales. Por
ejemplo, las grandes sequías del siglo XIX son el momento en que la zona se
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 74
Independencia a la Globalización
En diferentes momentos históricos, el rol del Estado y su respuesta ante esta clase
de eventos es diferente. En la etapa anterior, el Imperio envía ayuda alimentaria
insuficiente y además aprovecha la mano de obra barata de los emigrados para
construir ferrocarriles y otras obras públicas. En la etapa que estamos analizando,
la República no llega a definir una estrategia de respuesta al evento. Como ocurre
con muchos desastres ambientales, el orden social se resquebraja y se debilitan las
funciones del Estado.
Las haciendas expulsan gente al perderse las cosechas. Las familias que se
encuentran en la miseria se agrupan en poblados y se organizan en una economía
de subsistencia. En Canudos, un líder mesiánico, Antonio Consejero, lidera una
comunidad basada en la autosubsistencia. Como vimos, el sistema no tolera
modelos alternativos, aunque no tenga nada que ofrecer a grandes sectores de la
población. El Gobierno envía varias expediciones militares que terminan
masacrando a los 30 mil seguidores del Consejero, acusándolos de preparar una
rebelión monárquica. El cronista de la tragedia, Euclides da Cunha, describe
escenas como la siguiente: (Una vieja) ”tenía en los brazos finos una niña, nieta,
bisnieta, tataranieta tal vez. Y esa niña horrorizaba. Su faz izquierda había sido
arrancada hacía tiempo, por una explosión de granada; de suerte que los huesos de
los maxilares se destacaban albísimos entre los bordes rojos de la herida ya
cicatrizada… La faz derecha sonreía. Y era pavorosa aquella risa incompleta y
dolorosísima, hermoseando una faz y extinguiéndose repentinamente en la otra, en
el vacío de una cicatariz. Aquella vieja cargaba la creación más monstruosa de la
campaña” 196 .
Por ejemplo, hacen expediciones a las islas Galápagos para recoger un liquen
(orchilla), del que se obtienen pigmentos violetas y rojos. Un testimonio nos
permite ver que en algunas áreas remotas se mantienen aún las grandes
poblaciones de fauna que vimos en las etapas anteriores. “El albatros habita esta
sola isla en tal cantidad que todo el campamento de recolectores de orchilla (más
de sesenta hombres) se alimentó durante un mes principalmente de sus huevos,
aun cuando cada hembra no pone sino uno” 197 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 75
Independencia a la Globalización
Al respecto, José Carlos Mariátegui señala que “al guano y al salitre, sustancias
humildes y groseras, les tocó jugar en la gesta de la República un rol que había
parecido reservado al oro y la plata en tiempos más caballerescos y menos
positivistas. España nos quería y los guardaba como país productor de metales
preciosos. Inglaterra nos prefirió como país productor de guano y salitre. Mientras
que para extraer de las entrañas de los Andes el oro, la plata, el cobre, el carbón, se
tenía que salvar ásperas montañas y enormes distancias, el salitre y el guano
yacían en la costa casi al alcance de los barcos que venían a buscarlos” 200 .
Por el contrario, la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile con Bolivia y Perú
entre 1879 y 1883 tiene las características de un conflicto por la posesión de
recursos naturales (el salitre del desierto de Atacama), en la cual las grandes
potencias jugaron su diplomacia en función de sus respectivos intereses.
de Bolivia, que con el litoral oceánico perdía su conexión directa con la economía
mundial. Sin embargo, el gobierno chileno resalta que, en el tratado 1904 se
ratificó el dominio chileno a perpetuidad del territorio en litigio, pero le
garantizaba a Bolivia el libre acceso al mar. Y de este modo se defendió en 1929
ante la Sociedad de las Naciones: “Bolivia tiene libre acceso al mar, tan libre que
ha utilizado esa libertad para importar sin la menor traba armas v municiones de
guerra (...) Tiene hoy mejor acceso al mar que antes de la guerra de 1879, que ella
provocara”.
Chile adquiere los yacimientos de salitre de los territorios anexados, cuyas minas
pertenecían mayoritariamente a compañías chilenas, lo que motivó un debate
acerca de si debían devolverse a las empresas o si su explotación tenía que
depender del Estado. Finalmente se decidió su restitución y se estableció un
impuesto a las exportaciones. Esta decisión implicó que en un breve plazo las
salitreras del Norte Grande pasaran a compañías británicas, que controlaron el 70
por ciento de la producción, pero también llevó un fuerte alivio fiscal al gobierno
chileno al permitir la rápida continuidad de la producción y la comercialización.
Además, alejó cualquier riesgo de conflicto internacional con la potencia
europea 201 .
Uno de los cambios más importantes de esta etapa, en lo que hace al uso de los
recursos naturales, es el referido a la libre navegación de los ríos. En esta etapa
cambia el uso social del territorio y el de los recursos naturales. Para la legislación
colonial y para la de los primeros años de vida independiente, los ríos interiores
sólo podían ser navegados por los naturales del país. En numerosos pactos
interprovinciales y convenios entre países limítrofes se estableció la libertad de
navegación para los ribereños, que es completamente distinto de extenderla a los
buques de todas las banderas. En tal situación, los mercantes extranjeros que
desearan remontar los ríos nacionales o los ríos compartidos debían pagar un
peaje especial y la autoridad local podía negarles el paso.
Estas normas, por otra parte, eran similares a las vigentes en la mayor parte del
mundo. Diversos tratados entre países europeos firmados durante el siglo XIX se
referían a acordar la navegación de los ríos compartidos como el Rin o el Danubio.
Sin embargo, las potencias industriales presionaron para lograr el libre ingreso de
sus barcos sobre diferentes ríos latinoamericanos.
Este punto de vista, sin embargo, no se extendió a otros usos de los ríos. Los
Estados Unidos sostuvieron la doctrina Harmon, que afirma que cada Estado es
amo de su territorio y puede ejercer respecto de los cursos de agua (mientras
corran dentro de sus límites) todas las medidas que estime convenientes a su
interés nacional, despreocupándose de sus repercusiones y efectos más allá de
fronteras. Esta postura fue sustentada en 1895 por el Procurador General
Harmon, de Estados Unidos, al ser consultado sobre la responsabilidad
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 78
Independencia a la Globalización
internacional de los Estados Unidos por los perjuicios ambientales sufridos por
agricultores mexicanos, cuando con el propósito de fomentar la irrigación en el
territorio estadounidense, se desviaron las aguas del Río Grande. México aducía
que como el río era un curso de agua navegable y limítrofe, Estados Unidos estaba
obligado a limitarse en su utilización a trabajos que no redujeran el volumen de las
aguas. Pasarán muchas décadas hasta que se acepte la responsabilidad por los
impactos ambientales transfronterizos.
Tal vez haya sido Shakespeare quien desarrolló con mayor elocuencia el
argumento de la inferioridad del hombre americano para justificar la conquista y
la apropiación de los recursos naturales de este continente. En “La Tempestad”, el
viejo Will pone a Próspero, un príncipe italiano, como conquistador de la isla en la
que habita Calibán 204 . Calibán (es decir, caribe, caníbal) es un ser monstruoso, a
quien el invasor quita su isla y esclaviza. Calibán lamenta su triste suerte y llora su
libertad perdida, mientras que la obra lo muestra con tales características de
inhumanidad que la esclavización se presenta como un acto de estricta justicia. Lo
mismo ocurre con los recursos naturales de la isla, que no tendrían utilidad alguna
en manos de un ser tan bestial 205 .
En la misma línea, a mediados del siglo XIX, el argentino Sarmiento retoma las
ideas de determinismo geográfico desarrolladas por Montesquieu en “El espíritu de
las leyes” y las aplica a la región pampeana 206 . Define como civilización a la cultura
urbana europea y enfrenta al hombre de Buenos Aires, que imita las costumbres
francesas, con los del interior rural, a los que califica de bárbaros. Podemos
considerarlo como una obra a mitad de camino entre el ensayo y la novela. Su
mensaje es una convocatoria a la epopeya de europeizar el país, que es el proyecto
de la mayor parte de las clases dominantes latinoamericanas entre la segunda
mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
El auge de los libros de viajes (reales o de ficción) tiene mucho que ver con este
momento histórico: se trata de libros didácticos, que procuran demostrar con
innumerables ejemplos, la inferioridad de los seres humanos que habitan la
periferia y su incapacidad para gestionar los recursos naturales que poseen. El
mensaje ideológico que subyace es la necesidad de poner al servicio de la
Humanidad, es decir, de la industria europea, esos recursos naturales que los
salvajes de la periferia desaprovechan. Las clases cultas de los países del Sur son
ávidos consumidores de este tipo de literatura, donde encuentran un compendio de
instrucciones sobre cómo volverse civilizados.
Para hacer posible este comercio, es necesario integrar a la cultura occidental a las
tribus que habitan esas regiones. “(Tarea difícil) sobre todo, cuando se trata de
gobernar, de civilizar, de convertir al catolicismo, de regenerar, en una palabra, a
los más salvajes indios sedentarios que vagan por los territorios del sudoeste: a
esos guaharibos, pobres seres que ocupan el último grado en la escala humana”.
Para el autor, se trata de una obra de humanidad en un sentido estrictamente
literal, ya que sólo los europeos pueden de otorgar a los indígenas la propia
condición humana. Por eso menciona a “aquellos indios, convertidos en hombres
por la abnegación de un misionero".
Sin embargo, no todos los indios parecen aptos para ser objeto de esta obra
humanitaria. El autor contrasta a los quivas, calificados como salvajes violentos
con los guaharibos, descriptos “como seres míseros, de corta estatura, débiles,
cobardes y poco temibles, en suma”. Los guaharibos pueden ser civilizados,
mientras que con respecto a la otra tribu, se afirma que: “puesto que el congreso
ha votado la destrucción de estos quivas, sería bueno poner manos a la obra en
seguida”. Nada de esto es exclusivo de Venezuela. Unos años antes, en Argentina,
Sarmiento recomendaba no ahorrar sangre de gauchos, y el general Roca
emprendía el exterminio de las tribus patagónicas. Los argumentos son
semejantes: la Patagonia era un desierto, dominado por tribus ajenas a la
civilización y sus recursos naturales permanecían inexplotados. La voz de orden
era “La Conquista del Desierto”, lo que llevó a exterminar a los indios y
reemplazarlos por ovejas criadas en grandes estancias, muchas de ellas, de dueños
ingleses.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 80
Independencia a la Globalización
Veamos el contraste con este medio natural magnífico, que estos hombres parecen
incapaces de utilizar y que un solo francés logra transformar. “El sitio era
hermoso: el suelo, de asombrosa fertilidad y lleno de los árboles más útiles, entre
otros esas marlmas cuya corteza forma una especie de fieltro natural, bananos,
plátanos, cafetales, que se cubren a la sombra de los grandes árboles de flores
rojas, caucho, cacaos, y además campos de caña de azúcar y zarzaparrilla,
plantaciones de ese tabaco del que se saca el "cura nigra". Un poco de trabajo, y
aquellos campos iban a producir en abundancia raíces de yuca, cañas de azúcar y
maíz, que da cuatro cosechas al año con cerca de 400 granos por cada uno
sembrado. El suelo de esta comarca poseía tan maravillosa fertilidad porque
estaba aún virgen. Nada se había gastado de su poder”.
Y en medio de esto, una frase reveladora, dejada caer de una manera casi casual:
“Allí se vertían las primeras aguas de la sierra Parima por la garganta en cuyo
fondo un atrevido explorador había enarbolado el pabellón de Francia el 13 de
diciembre de 1856”. ¿Qué tenía que hacer la bandera francesa en ese lugar? Sin
duda, la obra de civilización desarrollada a lo largo de toda la novela.
Entre los animales introducidos, el ciervo colorado compitió por el mismo nicho
ecológico con los cérvidos autóctonos. Es decir, comía las mismas plantas, que
crecían en terrenos semejantes. Por ejemplo, en los bosques subantárticos (es
decir, los de los Parques Nacionales patagónicos), compitió con el huemul. En esos
casos, los ecólogos advierten que habitualmente una sola de las dos especies tiene
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 82
Independencia a la Globalización
La ventaja del ciervo colorado para los cazadores es que tiene mayor alzada y
cuernos más grandes, lo que representará un trofeo más espectacular cuando su
cabeza esté colgada en la pared. Pero la mayor talla y cornamenta del ciervo
colorado le permitieron desplazar a los ciervos locales de las áreas de pastoreo.
Fueron a áreas de pasturas naturales más escasas, que permitían sostener
poblaciones menores de huemules. A esto se agrega que el desplazamiento se hizo
hacia zonas de mayor actividad de pumas. Todo esto precipitó la extinción del
huemul por hambre y por mayor predación. Si a ello agregamos que los cazadores
deportivos buscaban ciervos colorados pero no dejaban de disparar contra los
huemules, vemos que la introducción de los ciervos europeos creó las condiciones
para la desaparición de los ciervos locales 212 , 213 .
En este contexto, Pedro Luro inventó en su estancia San Huberto, ubicada a pocos
kilómetros de Santa Rosa (capital del entonces Territorio Nacional de La Pampa),
un ecosistema singular, que fue ofrecido como el coto de caza más grande del
mundo. Sobre un paisaje local, trajo especies exóticas para que fueran cazadas por
los nobles y aristócratas europeos, en una combinación de lujos y exotismo,
pensada para competir con los safaris africanos. Al llegar a Santa Rosa, los
visitantes subían a un tren privado de trocha angosta que los llevaba al
establecimiento. Un testigo de la época la describe así: "Se descubre, por fin, la
roja techumbre de la estancia y poco a poco va apareciendo el chalet Luis XVI, que
emerge con elegancia de la cenefa siempre verde del monte. Tiene aquella vivienda
todo de "cottage" señorial y de cultura clásica, brillante nota estética con que el
espíritu culto de su propietario suscribe la clara visión sobre la pampa futura.
Todo en su interior es estilizado y elegante. El amplio comedor
"renacimiento" deja la primera impresión. Es una obra de mérito el revestimiento
de la gran chimenea donde un tallista parisién puso arte genial en los
bajorrelieves" 214 . En el exterior había un jardín tipo Versalles y una inmensa
pajarera, llena de faisanes, que se soltaban para la caza menor.
Para la caza mayor, los visitantes se metían en el bosque de caldenes o seguían las
márgenes de la laguna salobre que se ve desde el chalet. Los perros buscaban el
rastro de ciervos y jabalíes hasta acorralarlos y ponerlos a tiro. En medio del
bosque, algún chalet semioculto servía de refugio a los cazadores cansados. Por
detrás de ellos, los criados los esperaban en coches de caballos, para que el retorno
fuese descansado.
En esta etapa hay en todos los países un esfuerzo por avanzar en la transformación
productiva de sus ecosistemas naturales. Así como una generación atrás la
literatura cantó el heroísmo de la gesta libertadora, ahora se canta la conquista de
la naturaleza. Andrés Bello invita a los americanos a poner en producción los
ecosistemas de sus respectivos países, que están esperando el brazo del agricultor.
Para gozar de esos bienes, es necesario que los americanos abandonen las ciudades
y vayan al campo. “¿Por que ilusión funesta aquellos que fortuna hizo señores
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 83
Independencia a la Globalización
“¿Qué miro? Alto torrente de sonorosa llama corre, y sobre las áridas ruinas de la
postrada selva se derrama. El raudo incendio a gran distancia brama, y, el humo
en negro remolino sube. De lo que antes era verdor hermoso y fresca lozanía, sólo
difuntos troncos, sólo cenizas quedan. Mas a las tupidas plantas montaraces,
sucede ya el fructífero plantío. Ya la primera flor desvuelve el seno, bello a la
vista, alegre a la esperanza”.
¿Se podía haber hecho con los alerces algo mejor que quemarlos? Claramente, sí:
“en forma paralela a esta destrucción insensata surgía un país de madera de alerce
en la bella arquitectura de Valdivia, Osorno y Puerto Varas demostrando que el
recurso alerce podía haber sido ser una fuente inagotable de creación estética que
hasta hoy llena de orgullo a la Región de Los Lagos” 220 . En 1859 el gobierno
preocupado por el corte e incendios indiscriminados de los alerces establece la
primera reglamentación para protegerlos. Una enconada defensa de los alerces
hacía Guillermo Fricke en 1875 al sostener que “de desear sería, que
otros peregrinasen a los alerzales para rendir homenaje a aquellos sagrados
contemporáneos de nuestro Redentor, que tratasen de indagar mejor su edad y nos
comunicasen después sus observaciones con la veracidad, que únicamente da valor
a semejantes comunicaciones y ¡ojalá entre los que fuesen en romería a aquellos
santuarios hubieren personas influyentes, que hiciesen el mayor empeño por poner
coto a las execrables devastaciones, que manos sacrílegas han ejecutado en estas
santas moradas”.
Por haber contribuido al desarrollo y poblamiento del sur, Pérez Rosales merecía
alguna clase de reconocimiento de sus conciudadanos. Pero tal vez el criterio
utilizado no haya sido el mejor: en 1926 se lo homenajea creando el Parque
Nacional Vicente Pérez Rosales, donde están los bosques de alerces que este
pionero no alcanzó a quemar.
54.750 hectáreas, suma fabulosa que muy en breve concluirá con nuestros
históricos bosques seculares. Pensar, cuántos siglos han necesitado aquellos árboles
para su desarrollo y que hoy con una indiferencia alarmante echamos por tierra en
pocos minutos”. Los Altos Hornos se construyeron y esos bosques desaparecieron.
Las condiciones sociales bajo las cuales los bosques se transforman en cenizas y se
valorizan los recursos naturales muestran hasta qué punto la Independencia había
sido un proyecto pensado para pocos. “Aunque desde 1835 se había declarado
ilegal el tráfico de esclavos africanos, todavía en 1870 más de la mitad de la fuerza
de trabajo agrícola de Río Claro (trabajadores de café, cerca de São Paulo, Brasil)
seguía siendo de esclavos” 221 . En el siglo XVIII esa zona era “boca do sertao”, es
decir, punto de entrada a la selva, habitado por criadores de cerdos y cazadores.
Hacia 1830, dos tercios de la tierra estaban en manos de grandes plantaciones. Se
inicia con caña de azúcar y se sigue con café. “La plantación inicial de los cafetos
estuvo a cargo de contratistas que tenían esclavos”.
mil coolíes y se calcula que murieron más de 2 mil en los viajes. De 1860 a 1874
llegaron 74.952 chinos, pero 7.677 murieron durante la travesía 223 .
AGRICULTURA Y GANADERÍA
En el mismo tono, José Martí, cuyas ideas fisiocráticas son notorias, señala: "A los
niños debiera enseñárseles a leer esta frase: La agricultura es la única fuente
constante, cierta y enteramente pura de riquezas". Y agrega esta sentencia sobre la
deforestación: "Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles es malsana.
Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos" 227 .
Durante esta etapa se aprueban en toda América Latina una serie de Códigos
Civiles basados en los principios liberales. Su aporte a la consolidación del
latifundio es la eliminación de las formas comunales de propiedad. Como vimos en
el primer tomo de esta obra, la legislación medieval española contemplaba diversos
modos de propiedad comunal de los recursos naturales (aguas, tierras de pastoreo,
montes para leña, etc.), que fácilmente pudo asimilarse a las formas indígenas de
propiedad comunitaria de la tierra.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 88
Independencia a la Globalización
Las consecuencias de este avance sobre la selva venían siendo advertidas por
distintos naturalistas, quienes señalaban que la selva podía ser grande pero nunca
infinita. “Aquí, como en todas partes de Brasil, a pesar de la tierra fértil en medio
de los campos, se cultiva exclusivamente en tierras boscosas. Para ese fin, se talan o
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 89
Independencia a la Globalización
se queman las selvas de las márgenes de ríos y arroyos. Dentro de pocos años, la
madera desaparecerá de tal manera, que no se podrá edificar ninguna casa” 234 .
Entre las décadas de 1860 y 1870, se produce el auge de la cultura del café en Río
de Janeiro. El rápido enriquecimiento de los propietarios impulsa el crecimiento
de ciudades en la región. Para reforzar los acuerdos políticos, el Imperio reparte
títulos nobiliarios entre los ricos fazendeiros 235 . El proceso de expansión de la
cultura cafetera traspasa las fronteras de Río de Janeiro, alcanzando Minas Gerais
y la porción paulista del Vale do Paraíba, primera región de São Paulo beneficiada
por el enriquecimiento que lleva consigo la caficultura. Río de Janeiro, como
capital del Imperio Brasileño, permanece como centro financiero y controlador del
comercio del café producido en el Vale do Paraíba.
Sin embargo las tierras donde se plantan los cafetales, no soportan por largo
tiempo la agricultura sobre suelos desprotegidos, debido a fuertes declives y a la
deforestación. En el Vale do Paraíba se actuó sin el menor cuidado y ni precaución
técnica. El resultado de la erosión fue rápido y fatal, "bastaron sólo unos pocos
decenios para que se revelaran rendimientos acelerados decrecientes,
debilitamiento de las plantas, aparición de plagas destructoras. Se inicia la
decadencia con todo su cortejo siniestro: empobrecimiento, abandono sucesivo de
las culturas, disminución demográfica” 236 .
“La morfología del cafetal no era la más adecuada para las características
ambientales del Vale do Paraíba. Las hileras de café deberían haber sido
implantadas siguiendo las curvas de nivel del terreno. La interacción entre la
técnica y la morfología del cultivo cafetero en las haciendas tradicionales del Vale
do Paraíba acabó destruyendo características importantes del paisaje cultural de
la región durante y después, de manera indirecta, de la era del café por aquellas
tierras. El resultado de esta falta de previsión e incompetencia técnica fue
desastroso: la economía de la región pereció. Además de la supervivencia de
técnicas atrasadas de cultivo, la caficultura no fue substituida por otras actividades
más rentables, o que sufriesen menos los efectos de la erosión. Adicionalmente, la
abolición de la esclavitud (1888) enterró las esperanzas de recuperación económica
del ciclo del café en el Vale do Paraíba. El ciclo del café en el Vale do Paraíba tuvo
lugar entre las décadas de 1820 y 1880, transformándola, a mediados del siglo XIX,
en la región más rica de Brasil” 237 .
Puede verse este fenómeno reflejado en una obra emblemática del arte brasileño,
en “Labrador de café”, pintado por Cándido Portinari. El trabajador está descalzo
sobre un paisaje de tocones que muestran que alguna vez hubo un bosque bajo sus
pies, y un fondo de colinas con las plantas de café ascendiendo en ellas, en el mismo
sentido de la pendiente 238 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 90
Independencia a la Globalización
A mediados del siglo XIX, el conde de Pozos Dulces comparó a los ingenios
azucareros de Cuba con minas explotadas a cielo abierto. Un autor de la época
señala que “se abandonan los terrenos como cansados y se talan los bosques sin
repoblarlos” 242 . El modelo productivo es semejante al del café en Brasil, con el
agravante de la enorme necesidad de combustible de las máquinas de vapor de la
industria azucarera. “Cuando se terminaban los bosques y las tierras perdían la
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 91
Independencia a la Globalización
En la Argentina dicho proyecto tuvo como centro, en la segunda mitad del siglo
XIX, a la región pampeana. El eje de esta expansión fue la utilización productiva
de los ecosistemas pampeanos, a partir de que los sectores dirigentes orientaran el
uso de los recursos naturales con un específico criterio de especialización. El
paisaje pampeano cambió rápidamente ante la necesidad de mejorar la calidad de
las carnes y acelerar el engorde, se mestizaron razas nativas con inglesas, se
parceló la tierra mediante alambrados y los ecosistemas pastoriles nativos de
gramíneas duras fueron reemplazados por otro de gramíneas tiernas y alfalfares
de mayor productividad y aptitud para las nuevas razas. El sobrepastoreo
deterioró el suelo, facilitó la expansión de las malezas, aceleró los procesos
erosivos, agravó la colmatación de las lagunas y alteró el régimen de los ríos. O sea
que los desequilibrios ecológicos provocados por la puesta en producción de la
pampa húmeda fueron en esta época tan importantes en su magnitud que
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 92
Independencia a la Globalización
Otro de los factores que aumentó la inestabilidad del sistema fue que a causa de la
utilización intensiva de las tierras alejadas (más baratas y comunicadas por los
ferrocarriles) se produjo una concentración de la agricultura en los bordes oeste y
sur de la pampa húmeda (que eran los de menor calidad edafológica), con lo que
quedó mucho más expuesta a los problemas ambientales y en especial al deterioro
del suelo producto de la desertificación. Un tercer factor, ligado a los anteriores,
fue que se eliminó casi por completo -a roza y tala- el bosque ralo pampeano, que
era una ancha franja de árboles (caldenes) y de arbustos varios, que iba desde San
Luis hasta Bahía Blanca. Este cinturón boscoso protegía de la erosión eólica y
formaba parte de la herencia ambiental de la pampa. Bajo este impulso, los
ecosistemas pampeanos sufrieron su mayor transformación.
En Lima, “la desaparición de las murallas representa el inicio del fin del
enclaustramiento colonial, la sustitución de los espacios tradicionales: el trazado
urbano a cuadrícula, las plazas asociadas a iglesias y conventos, las calles
estrechas, etc., por las nuevas expresiones urbanísticas: la plaza radial con
monumentos civiles al centro, las avenidas anchas y arboladas, según el modelo
impuesto en París por el prefecto Haussmann” 255 . En 1857 un viajero peruano se
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 94
Independencia a la Globalización
Mientras tanto, el municipio de Lima prohíbe que las nuevas viviendas tengan los
balcones cerrados que caracterizaron a esa ciudad durante la época colonial 257 ,
tomados de antiguos modelos españoles de viviendas islámicas. Una descripción de
la época señala que sólo afean las calles “las acequias descubiertas” y “el sistema
de balcones moriscos que introdujeron los españoles” 258 . Se procura demoler todo
lo que recuerde al pasado. Hacia 1860 había en Lima unos 4 mil balcones cerrados.
En la década de 1990 quedaban menos de 200 259 .
La división internacional del trabajo crea un tipo de aristocracia que invierte poco
en el sector productivo de su propio país y hace grandes gastos suntuarios. La
pampa húmeda se llena de castillos copiados de los de Francia. Se trata al río
Salado de la provincia de Buenos Aires como si fuera el Loire y se los rodea de
jardines versallescos que tapen el paisaje de la pampa. En Manaos, los barones del
caucho construyen un lujoso teatro de ópera en el que canta Enrico Caruso y que
está rodeado de calles pavimentadas con adoquines de caucho para que el ruido de
los carros no perturbe la función. Alejo Carpentier relata el intento fallido de
hacer funcionar una pista de patinaje sobre hielo en La Habana y Victoria
Ocampo cuenta de las grandes familias argentinas que viajaban a Europa llevando
una vaca en el barco para que no les faltara leche a los niños durante la travesía.
modificación muy importante de las trazas de la ciudad colonial, lo que indica que,
en esa época no todos los edificios coloniales eran considerados monumentos”. 263
En los años del porfiriato 264 , la extensión de la capital mexicana casi se
quintuplicó, mientras que la población creció apenas al doble. Es decir que el
crecimiento urbano no se explica únicamente por la demanda de vivienda de una
población en aumento. La ciudad empezó a crecer a iniciativa de los inversores
privados que compraban tierras rurales baratas, para fraccionarlas y convertirlas
en suelo urbano de mucho mayor valor. Se trata de un crecimiento que no sigue
normas de planificación, sino que está definido por los intereses del fraccionador.
Las casas en las nuevas colonias de los ricos cambiaron el perfil de la ciudad.
Como en el Río de la Plata, como en Santiago de Chile, como en La Habana, se
desarrolla un estilo ecléctico local, pero fuertemente influido por la arquitectura
francesa. Y en la Exposición Universal de París, realizada en 1867, Ecuador envía
obras de arte. Pero en vez de mandar obras originales de pintores ecuatorianos,
manda copias, eso sí, “con una fidelidad notable”, de “todas las obras maestras de
las escuelas italianas, españolas, francesas y flamencas” 265 .
La vivienda popular urbana en la segunda mitad del siglo XIX se tipifica en tres
categorías. A los ya mencionados "cuartos redondos" 268 se debían sumar los
"ranchos" y los "conventillos". Un médico higienista chileno de fines del siglo
XIX 269 , definió a los primeros como habitaciones construidas con materiales
compuestos por masas húmedas y putrescibles; y a los segundos como una reunión
de cuartos redondos a lo largo de una calle que sirve de patio común 270 . Esta
última constituyó una modalidad optimizada de alojamiento, debido a que la
cocina y el lavado de la ropa no se realizaba en los dormitorios. El "rancho" era en
realidad una tipología de origen rural y constituyó una forma desmejorada de
alojamiento del mundo campesino, habiéndose derivado de las "rucas" indígenas,
que se levantaban con materiales precarios y techo de paja.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 96
Independencia a la Globalización
Las condiciones de vida de los sectores populares urbanos a fines del siglo XIX
tienen la impronta de las grandes epidemias. Por una parte, habitan aquellos sitios
que las clases altas abandonaron por insalubres por haber sido los más castigados
por las enfermedades. Pero, al mismo tiempo, se realizan esfuerzos reales por
mejorar las condiciones del habitat popular en previsión de nuevos desastres
sanitarios y ambientales.
El conventillo era la vivienda más representativa de los pobres a finales del siglo
XIX. Su descripción ocupó una importante cantidad de páginas en los diarios de
los viajeros, artículos de prensa, novelas y obras de teatro. Por ejemplo, el sainete
porteño está ambientado casi exclusivamente en conventillos habitados por
inmigrantes que hablan lenguas diferentes. Esta forma de habitar se asocia
fundamentalmente a una vivienda colectiva, y tuvo variados matices, así como
diversos orígenes. Por otra parte, los conventillos se formaron también por la
acción deliberada de los antiguos propietarios de casas ubicadas en la zona
céntrica de distintas ciudades, quienes las subdividieron y comenzaron a alquilar
las habitaciones en forma separada. Lo hicieron en Buenos Aires y en Santiago de
Chile. El proceso se originó en el abandono por parte de los grupos aristocráticos
de sus viejas viviendas, las que fueron reacondicionadas para alquilarlas.
tensión generada fue tal que se produjo un levantamiento popular que costó
numerosos muertos y heridos.
En Cuba, las "ciudadelas" son definidas como una casa o edificio con muchos
cuartos que se alquilan a diferentes personas y familias pobres, con un patio
común para todos, así como con una única puerta de entrada; "en ellas vivía hacia
finales del siglo XIX gran parte de la población proletaria de la capital de ese país,
estando algunas habitadas por población de color y otras, sólo por personas
blancas". Los cortiços fueron, en las principales ciudades brasileñas de principios
del siglo XX, el alojamiento típico de la población pobre, de los inmigrantes de las
áreas rurales del interior del país y de aquellos que provenían de Europa 272 .
La vivienda popular rural sufrió cambios vinculados con los cambios sociales, de
los cuales la progresiva desaparición de la esclavitud es el más importante. En el
Caribe, “el bohío se convierte en un elemento aislado, autónomo, símbolo del
campesino libre o de la ansiada libertad comprada por el esclavo africano. La
abolición de la esclavitud en el siglo XIX facilita la creación de comunidades
campesinas al margen de las plantaciones. Estructuradas con una distribución
arbitraria o desordenada; linealmente a lo largo de caminos y vías de
comunicación, ellas recuperan el concepto de vida comunitaria y establecen una
variación regional de la tipología de la vivienda vernácula” 274 .
y es posible que desde allí se haya extendido a la zona austral patagónica. Algunos
constituyen verdaderas vallas de considerable altura —hasta cinco metros—,
construidos con tablas separadas entre sí para permitir el paso del aire y evitar el
volcamiento por efecto del viento. En los jardines de la casa principal en la estancia
José Menéndez, además de actuar como reguladores climáticos, refuerzan el eje
monumental del trazado. En la estancia María Behety rodean la vivienda principal
y presentan la particularidad de poseer ventanas para facilitar la visión y puertas y
permitir el paso de un sector cercado a otro 276 .
El punto central era cómo administrar tierras coloniales en zonas que fueran
insalubres para los europeos. Señala un autor de la época que "la raza blanca no
ha podido jamás establecerse y apropiarse del suelo en las zonas de clima tórrido".
En realidad, el “trópico” es tanto una construcción conceptual y mítica como una
característica geográfica. Sugestivamente, ocurre lo mismo en Argentina con la
noción de “desierto”, ya que allí no es una forma de referirse a la aridez sino a las
tierras en poder de los indígenas.
Ligado con esto están los niveles impresionantes de mortalidad provocados por las
condiciones ambientales en las grantes obras que intentan realizarse en las zonas
tropicales. Fernando de Lesseps intenta repetir en Panamá su éxito en la
construcción del Canal de Suez. Sus trabajadores enferman y mueren en número
tal que recuerdan al ejército francés diezmado por las epidemias al intentar
reconquistar Haití. Durante el período de la construcción francesa en Panamá, de
1879 a 1889, murieron unos 16.600 trabajadores, de una fuerza laboral promedio
por año de poco más de 10 mil hombres.
Es decir que en algunos países de la costa del Pacífico, la libertad de los esclavos
negros fue seguida de la esclavitud de trabajadores chinos, que llegaban
secuestrados o engañados por un contrato que no se cumplía nunca y ataba al
trabajador por el resto de su vida. Paradójicamente, varios de los países que
importaron negros y chinos encadenados se negaron después a recibirlos como
inmigrantes libres, con argumentos abiertamente racistas.
“Cada vez que una pala de vapor hacía un hueco profundo, casi inmediatamente se
llenaba de agua, y el Anopheles [mosquito de la malaria] buscaba de inmediato
tales depresiones como un criadero” 284 . En 1912, por ejemplo, dragas de succión
utilizadas para profundizar la zanja del canal en Gatún bombearon enormes
cantidades de agua salada y limo hacia la jungla, matando los árboles y la
vegetación. La masa resultante de materia muerta generó un pantano que atrajo a
nubes de mosquitos Anopheles. Como resultado, la tasa de mortalidad por malaria
en 1906 fue más elevada que la que padecieron los trabajadores del canal francés
de 1888-1903. La respuesta fue simplemente la eliminación de la selva en toda la
zona de influencia del canal, y en una distancia pensada en función de los hábitos
de movimiento de estos mosquitos. Enormes superficies fueron taladas o
quemadas, lo que facilitó encontrar y tapar o envenenar todos los pequeños
reservorios de agua en los que podían reproducirse los mosquitos. Se cambió el
hábito de los trabajadores franceses, que ponían las patas de las camas en latas con
agua para evitar que subieran las hormigas, ya que los mosquitos ponían sus
huevos allí.
Fue la primera vez que se utilizaron tóxicos en gran escala contra los insectos. Para
evitar que la proliferación de los vectores de las enfermedades de la zona afectara
la actividad comercial del Canal, se adoptó la práctica de retirar a todos los
ocupantes de los barcos y fumigarlos con derivados del gas cianógeno, el mismo
que se había empleado en la Primera Guerra Mundial.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la101
Independencia a la Globalización
El crecimiento urbano de esta etapa viene (por primera vez desde la caída del
Imperio Romano) asociado a la realización de grandes obras de saneamiento. Con
mucha frecuencia, el disparador para realizar obras postergadas es la ocurrencia
de una epidemia, como se ve en el siguiente esquema sobre algunas ciudades
seleccionadas 287 :
Si se piensa en una inversión barata (y por ende, rápida), es claro que mezclar los
líquidos cloacales con los pluviales significa hacer una sola red y, por consiguiente,
gastar menos dinero. Pero si, en cambio, se va a intentar una depuración de las
aguas negras antes de su volcado a los cursos de agua, lo mejor es reducir su
volumen y, por consiguiente, separar ambos conductos. “El sistema separado se ha
adoptado desde el final del siglo XIX y continúa aplicándose en todos los países” 288 ,
dice, en un exceso de optimismo, un trabajo de la Organización Mundial de la
Salud, refiriéndose a la actualidad. Sin embargo, las descargas de cloacas en los
pluviales son frecuentes en este momento en numerosas ciudades del Tercer
Mundo. Por más que los sistemas sean en teoría separados, la gestión de los
mismos termina uniéndolos, con lo cual se suelen enviar contaminantes a los cursos
de agua de los cuales se obtiene el agua para abastecimiento público.
“Los brasileños tienen hospitales flotantes y los cadáveres son arrojados al río –
dice un testigo de la época-. Las inundaciones de Itapirú y Yatay Curuzú han
barrido para el río los cadáveres insepultos, los animales muertos y los
desperdicios de los animales que se matan para alimentar a las tropas. Los
paraguayos también arrojan cadáveres al río. (Se calculan) los cadáveres de la
guerra en 30.000, más de 10.000 caballos, algunos cientos de miles de animales
resultantes del carneo. La atmósfera saturada del verano es traída a nuestras
ciudades por los vientos del norte que han reinado” 289 .
Como resultado de esta situación, los soldados morían de tétanos porque no sabían
qué era. Además de las infecciones de los esteros, las altas fiebres, el cólera, la
viruela. “Hay registros durante el gobierno de Evaristo López, años 1866 y 1867 de
epidemia de cólera, y el registro más claro ha sido el pueblo de San Luis del
Palmar que quedó casi diezmado. Había gente que no quería entrar al pueblo; la
gente moría tirada ya que nadie quería asistirla, era un pueblo maldito” 290 .
• Como siempre, el sexo es lo peor que hay: “El que guarda un buen régimen de
higiene y procura combatir los primeros síntomas, tiene grandes probabilidades de
librarse del cólera grave; el que, por el contrario, desprecia los consejos de la
ciencia, vive en el desorden, abusa de la bebida y de los placeres que debilitan,
respira atmósferas insalubres y descuida los primeros síntomas del mal, está muy
expuesto a contraer el cólera confirmado. Se evitarán las fatigas exageradas, los
excesos del trabajo y de placeres, las vigilias prolongadas, los baños de larga
duración; en una palabra, todos las causas de extenuación”. Por la misma época,
en Nápoles los médicos combatían el cólera con baños calientes, suponemos que
con los mismos resultados 295 .
• Finalmente, algo útil: “El agua de pozo debe prohibirse de una manera
absoluta”. Recomienda tomar agua envasada, usar filtros, hervir el agua y agrega
“hagan examinar escrupulosamente los caños de las aguas corrientes y los aljibes,
para cerciorarse si hay o no filtraciones producidas por las letrinas inmediatas.
Los depósitos de agua, así como las azoteas de las casas donde se usa el agua de
aljibe, deben ser objeto de una limpieza esmerada y constante”.
El modelo de desviar la atención en Buenos Aires parece hacer sido exitoso, por lo
cual se lo copia desde Santiago de Chile. En 1887 se crea un comité para combatir
esta enfermedad, que incluye al intendente de Santiago y al arzobispo de esa
ciudad. De nueve miembros sólo uno de ellos es médico. El presidente de la Junta
de Beneficencia de Santiago, decía al ministro del Interior: “a fines de diciembre y
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la106
Independencia a la Globalización
Luis Alberto Romero describe la manera en que esas inmundicias llegaban al bajo:
“Las acequias (de Santiago de Chile) se convirtieron en un problema dramático a
medida que la población creció y se hacinó. Se arrojaba en ellas cualquier cosa, a
falta de lugar mejor para hacerlo; las calles se taponaban e inundaban. Por otra
parte, y también a falta de solución mejor, el agua era usada para riego, hasta para
beber. Hasta 1860 era usual limpiar las acequias del centro y arrojar el cieno y las
“inmundicias” en los barrios populares. Luego, con el progreso, se canalizaron las
acequias del centro. El agua corrió por ellas rápidamente... para derramarse más y
más rápido allí donde el canalizado terminaba. El centro se limpiaba y los
suburbios se anegaban. En éste, como en el otro caso, el problema objetivo y la
solución técnica no ocultan las desigualdades y conflictos de la sociedad” 300 .
“Hacia 1876 Lima ha crecido demográficamente; su población alcanza los 100 mil
habitantes y la densidad poblacional aunada a la falta de inversiones importantes
en materia de higiene engendraron problemas importantes en materia de
salubridad. Así, en 1868 y en 1903 se desencadenaron epidemias de fiebre amarilla
y de peste bubónica, que causaron serios estragos entre los habitantes más pobres
de la urbe. La política urbana desarrollada a favor de la oligarquía limeña,
permitió entonces la acentuación de segregaciones residenciales a partir de la cual
las poblaciones de menores recursos fueron excluidas del florecimiento urbano de
la ciudad. Por otra parte, los subcentros de Lima, como fueron Magdalena,
Chorrillos, Miraflores y Barranco comenzaron a densificarse, abriendo el camino
a la urbanización de los fundos que circundaban dichos poblados” 302 .
La literatura describe los cambios sufridos por esos barrios: “Con el tiempo,
nuestro barrio se fue transformando. Bastó que pusieran luz eléctrica, que el
servicio de agua potable se regularizara, para que las casas comenzaran a brotar
de la tierra, como yerbas de estación. Por todo sitio se veían obreros cavando fosas
para los cimientos, levantando muros, armando los encofrados. Los corralones
fueron demolidos, los terrenos de desmonte arrasados. La gente del pueblo huía
hacia los extramuros portando tablones y adobes para armar por otro lugar sus
conventillos. Las grandes acequias fueron canalizadas y ya no pudimos hacer
correr sobre su corriente nuestros barcos de papel” 303 .
El éxodo oligárquico del centro no fue una fuga necesariamente motivada por el sol
y el aire fresco del suburbio, sino que constituyó, al mismo tiempo, un buen
negocio que le permitiría vivir luego de rentas acumuladas. Por otro lado, su
desplazamiento seguro hacia el centro había sido garantizado con la apertura de
las Avenidas Central y del Interior, las que, cual versiones limeñas de la Regent
Street londinense o la Avenue de L’Opera parisina, debían conducir a los oligarcas
limeños desde sus casas al centro mismo, sin necesidad de tropezarse con la
inmundicia dejada por los "callejones", el "populacho" y las "casas de vecindad".
“La Lima dejada por la "República Aristocrática" es una ciudad que no había
resuelto en absoluto los problemas que ya a mediados del siglo XIX se observaban:
déficit de viviendas y servicios, cuadros extremos de hacinamiento e insalubridad,
entre otros. Por el contrario, estos problemas se habían agudizado aún más
durante la gestión oligárquica de la ciudad. En 1903, el 77 por ciento de los
habitantes de Lima vivían "mal alojados" y el 10 por ciento vivía en condiciones de
"suficientemente alojados", mientras que sólo el 13 por ciento vivía con holgura en
el espacio habitable. La Lima de los grandes abismos sociales estaba ya revelada en
estas cifras: o vivían bien (unos pocos) o vivían muy mal (la gran mayoría). El
espacio para formas intermedias era apenas reducido” 304 .
Sobre su efectividad, un testimonio de 1882 señala “los defectos de una cañería que
se provee de una acequia abierta que corre al lado de un camino público con
numerosas viviendas y muchos potreros llenos de animales de toda especie”. (Se
percibe) “frecuentemente un olor fétido que quita la voluntad de usar el agua para
el baño por no soportarse al olfato. Esa fetidez del agua filtrada proviene de la
disolución de cadáveres en la misma acequia y analizando el líquido que se nos da
como potable se sacan consecuencias desconsoladoras” 309 .
Fue una reacción de los técnicos en contra "del miserable estado sanitario del
Arroyo Santa Bárbara", considerado como una "verdadera cloaca sucia de toda la
suerte de despojos de casas particulares y de fábricas". La legislación higiénica no
estaba siendo cumplida en la ciudad. La Directoria de Higiene alertaba que "tal
situación si es mantenida se convierte cada vez más en una severa amenaza a la
salubridad pública", pues el arroyo ya estaba perdiendo "el volumen de aguas que
incrementaba su descarga y aumentaba su velocidad".
En el caso del Perú, la región de la selva central pasó de ser una "tierra ignota" en
las primeras etapas republicanas, a objeto de atención por parte de grupos
dirigentes peruanos que proyectaron sus intereses al compás de la explotación del
guano y el caucho. Los crímenes cometidos por los caucheros sobre los indígenas
esclavizados fueron divulgados por la prensa mundial. Así, el "escándalo del
Putumayo" muestra el conflicto suscitado entre Perú y Colombia por un territorio
en que se explotaban el caucho y los indígenas, y que fue resuelto mediante el
arbitraje del Papa Pío IX. El conflicto, que llegó a gran parte de los medios de
comunicación del mundo en los tiempos de la hegemonía cauchera, enfrentó a los
franciscanos, a la Santa Sede, a la Peruvian Amazon Rubber Co. -con sede social
en Londres-, así como al gobierno de Perú y Gran Bretaña 314 . Las denuncias
mostraron un reinado del terror con crímenes y mutilaciones de miles de personas,
realizados por un ejército de pistoleros a sueldo de los caucheros.
Esta preocupación por los recursos naturales no se extiende a los seres humanos.
En 1892 el ejército boliviano combatió a los chiriguanos que aún eran
independientes. Los sobrevivientes debieron emigrar a la Argentina donde “se
convirtieron en miserables jornaleros que trabajaban en los ingenios de
azúcar” 319 . Para hacer funcionar esos ingenios, se llevaron además trabajadores
kollas a punta de fusil. Quedó abandonado y en ruinas un impresionante sistema
de cultivos tradicionales en terrazas en la cuenca del río Iruya (Salta) que había
sobrevivido a la Conquista, pero que no resistió el avance de los ingenios. De este
modo, el impacto ambiental de la explotación azucarera excede la deforestación de
las tierras que cultiva y se extiende sobre los sistemas agrarios tradicionales de los
pueblos indígenas.
Antes de 1870 las bananas eran desconocidas en los Estados Unidos. Las primeras
bananas se importaron en ese año y 28 años mas tarde, los estadounidenses
consumían 16 millones de racimos al año. La United Fruit Co. actúa en Costa Rica,
Panamá, Honduras, Colombia y Ecuador. “Esta dispersión geográfica permitió a
la empresa soslayar presiones políticas en cualquier país que pudiera volverse
hostil; también les permitió aprovechar medios propios en lugares diferentes, lo
cual reducía el riesgo de que inundaciones, huracanes, agotamiento del suelo y
enfermedades de las plantas pararan la producción en algún país” 321 . Al mismo
tiempo, la empresa controló ferrocarriles y compañías navieras y ejerció una
enorme influencia sobre la política de los países huésped, llegando a financiar
golpes de Estado y a provocar invasiones militares.
Debido al auge bananero en el Caribe, (para 1884 ya existían en Costa Rica 350
fincas aumentó el consumo del agua, tanto superficial como subterránea, que era
utilizada para el lavado de la fruta. Inicialmente, el volumen de agua utilizado en
dicha labor era tomado de los ríos y posteriormente se implementaron sistemas de
extracción de agua utilizando pozos 322 .
Sin embargo, los aspectos más significativos tuvieron que ver con la violencia con
que se reprimieron los reclamos sociales. “Cuando José Arcadio Segundo despertó
–dice Gabriel García Márquez- estaba bocarriba en las tinieblas. Se dio cuenta de
que iba en un tren interminable y silencioso, y de que tenía el cabello apelmazado
por la sangre seca y le dolían todos los huesos. Debían de haber pasado varias
horas después de la masacre, porque los cadáveres tenían la misma temperatura
del yeso en otoño, y su misma consistencia de espuma petrificada, y quienes los
habían puesto en el vagón tuvieron tiempo de arrumarlos en el orden y el sentido
en que se transportaban los racimos de banano. En los relámpagos que estallaban
por entre los listones de madera al pasar por los pueblos dormidos veía los muertos
hombres, los muertos mujeres, los muertos niños, que iban a ser arrojados al mar
como el banano de rechazo. Encima de los vagones se veían los bultos oscuros de
los soldados con las ametralladoras emplazadas” 325 .
Gran parte del siglo XIX es el tiempo de la reina Victoria. Además de la previsible
presencia de las razones de Estado del Imperio Británico, Victoria impuso al
mundo una moda a la medida de su propia falta de sensualidad. Se puso sombreros
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la114
Independencia a la Globalización
Por supuesto que las aves tropicales fueron rápidamente víctimas del dudoso gusto
victoriano. Fue particularmente intensa la extracción en Venezuela, de las garzas
blancas chumita o chumbita; los corocoros para plumas rojas, y las plumas
rosadas de garzas paletas. También se extrajeron en Colombia. Por decreto del 28
de octubre de 1911, se facultó a los concejos municipales donde se hallasen
garceros o dormitorios, para que reglamentaran su explotación. En abril de 1913
se declaró que ésta era una renta nacional y en mayo de 1913, se reglamentó la
renta nacional y se prohibió, bajo pena de multa, capturar o matar garzas, o
derribar los árboles dormitorios en terrenos baldíos 327 .
Sin embargo, al menos hay intentos de control, aunque su cumplimiento sea difícil.
“Todos esos vapores chilenos que están en Punta Arenas no se ocupan sino de
vigilar que no se cace en las costas de su país”, dice Fray Mocho 329 . Del lado
argentino, sin embargo, no hay una preocupación semejante y ni siquiera se
intenta llevar a cabo el control.
No todos los héroes de la infancia resisten la mirada adulta. Con los años, el
capitán Nemo queda mejor parado que D'Artagnan, y el propio Tarzán tuvo que
cambiar bastante para dejar de parecer el débil mental que originariamente fue.
Pero uno de los que recibe con mayor dureza el impacto de la lucidez es Buffalo
Bill, el famoso cazador de bisontes.
México hasta Canadá, las que recorrían en sus migraciones estacionales. Al tener
muy pocos competidores y depredadores, se multiplicaron hasta ocupar toda la
capacidad de esos ecosistemas para albergarlos. Se calcula que sus poblaciones
llegaron a tener unos 75 millones de ejemplares, cifra impresionante si se tiene en
cuenta que un macho adulto puede llegar a pesar una tonelada. Los primeros
viajeros quedaron conmovidos por la magnitud de esos rebaños, y dejaron
descripciones entusiastas sobre su continua presencia en el paisaje. En ese
momento (hacia 1730) se los comienza a cazar para vender sus cueros y para abrir
los campos a la explotación agropecuaria.
Pero un siglo más tarde se inicia la segunda parte de esta historia, en la que el
objetivo es el exterminio total de la especie. Y es que la vida de los sioux y otras
tribus nómades estaba basada en la caza regulada de este animal. De cuero de
bisonte eran esas tiendas cónicas que conocimos gracias a Hollywood, cosidas con
tripa de bisonte; de huesos de bisonte eran las herramientas, de carne de bisonte la
alimentación. Por llevar una vida basada en este animal, eran los primeros
interesados en su conservación y nunca mataron un ejemplar más de los que
necesitaban.
Esto es lo que nunca pudo entender un pistolero llamado William Frederik Cody,
más conocido como Buffalo Bill, quien cuenta así su relación con los indios pawnee.
"Gané su admiración enseñándoles a matar búfalos -dice Buffalo Bill en sus
"Memorias"-, pues aunque eran excelentes cazadores, nunca llegaban a matar más
de cuatro o cinco en cada corrida. Galopé hacia la manada y cuando llegué a
entreverarme con ella, disparé a diestro y siniestro, corriendo con mi caballo en
todas direcciones, hasta que la manada se dispersó dejando un tendal de treinta y
seis animales. Como no tenía que cuidar la dirección de mis tiros, pude tirar a mi
gusto a cuanto búfalo se ponía a mi alcance". Sobre sus principios éticos y sus
sentimientos, Cody no diferencia cuando dispara sobre animales de cuando lo hace
sobre seres humanos. Refiere el asesinato de un indio diciendo que "para realizar
mis deseos de cazarlo como un búfalo, tuve que arrastrarme por el campo, después
de trepar la barranca" 330 .
Por esta habilidad, una compañía ferroviaria lo contrata para alimentar a los
obreros que tenderán los rieles. En seis meses mata 4.280 bisontes. Las compañías
ferroviarias organizan cacerías a escala industrial. Los folletos de propaganda
prometían a los pasajeros poder disparar contra los bisontes desde las ventanillas
de los vagones, sin tener que levantarse de sus asientos. El gobierno movilizó
ejércitos, con sus oficiales y capellanes, para terminar con los bisontes. Entre 1870
y 1875 se mataron unos 2 millones y medio de ejemplares al año. En la década
siguiente, los sioux cayeron, vencidos por el hambre.
Y como el indio muerto puede pasar a ser una mercancía de consumo romántico,
un gionista de Hollywood redactó una carta atribuída al jefe Seattle de la tribu
suwamish, en la que el indio escribe al Presidente de los Estados Unidos, en un
tono parecido al de los hippies de la década de 1970, contándole la otra cara de la
leyenda: "He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados
allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje
y no comprendo cómo el humeante caballo de vapor puede ser más importante que
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la116
Independencia a la Globalización
el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. Termina la vida y empieza el
sobrevivir" 331 .
con sus nubes la luz del sol poniente. Pude verlas cubrir los árboles de tal forma
que las ramas se doblaban con el peso. El agua del Paraná lleva a veces bancos
enteros de langostas ahogadas que sirven de alimento a los peces. En estado larval,
sus enemigos son los pájaros, los caranchos sobre todo, que las comen con avidez;
pero la destrucción que hacen resulta imperceptible. Un observador distinguido
me dijo que esas innumerables falanges de langostas se extienden hasta
Colombia” 333 .
A principios del siglo XX, las langostas llegarán hasta chocar con una serie de
chapas de zinc que se utilizarán para detener -o al menos, intentar detener- su
avance. Junto a esa barrera provista por el Estado se juntará la población local,
apaleando los insectos o aturdiéndolos con el ruido de cuantas ollas tuviesen a
mano. Una herramienta más sofisticada será un par de enormes rodillos de bronce
que se enganchan a un carro, el que se lanza de frente a la manga de langostas,
arriesgándose a que el caballo se desboque, en un intento de consolarse aplastando
algunas.
¿De dónde venían? ¿Cómo llegaron? Del mismo modo que todas las plagas.
Simplemente, estaban allí desde antes. Pero Félix de Azara señala, a fines de la
época colonial, que "es rarísima esta plaga en el Río de la Plata". En esos tiempos,
la pampa tenía poca biomasa disponible para que comieran. Era una amplia
llanura, llena de pajonales duros y resecos, en los que anidaban numerosas aves
insectívoras, que estaban esperándolas con el pico abierto. Pero el cultivo de la
pampa significó reemplazar los pajonales por plantas verdes, mucho más
nutritivas, no sólo para los humanos y sus ganados, sino también para las
langostas. Al mismo tiempo, la desaparición del pajonal destruyó infinidad de
habitats de esas aves insectívoras, cuyas poblaciones disminuyeron drásticamente.
De este modo, fallaron los controles naturales y se rompió un milenario equilibrio
ecológico.
Las leyes para combatir la langosta son cada vez más enérgicas. En 1891 se declara
obligatorio para todo agricultor o ganadero de la zona afectada el contribuir a la
lucha contra esta plaga. En 1897 se forman comisiones locales, a las que se asigna
tanto poder que pueden convocar a las tropas del Ejército, las que combatirán la
langosta a las órdenes de esas comisiones. Se establece el servicio personal
obligatorio para cualquier habitante del país que tenga entre 15 y 50 años y se
obliga a que todos maten y entreguen una cierta cantidad de langostas, que la
comisión respectiva pesará prolijamente. En 1905 se llega a autorizar la
destrucción sin indemnización de los cultivos afectados, lo que es particularmente
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la118
Independencia a la Globalización
Que están latentes, esperando dispararse por algún cambio en las condiciones
ambientales. En fecha tan tardía como 2006, las langostas “además de comerse
gran parte de los cultivos, plantas y hojas de los árboles de la zona rural, se
metieron en los transformadores de electricidad provocando cortes de luz” en tres
pueblos cordobeses 335 .
Los arqueólogos se encuentran con que no basta la valorización que hace la ciencia
de las antigüedades americanas. Para la cultura local, se trata de materiales
carentes de significación. En las zonas mayas de México, “los lugareños carecen de
todo interés por las cosas que nos parecen sumamente importantes. Pero lo más
calamitoso desde los incendios provocados por Cortés y sus acompañantes es que
debido al retroceso del país, la selva avanzó sobre las viejas ciudades cubriéndolas
y sepultándolas” 336 . Veamos el modo en que el ambiente selvático destruye este
patrimonio arquitectónico:
Sin embargo, los arqueólogos de este período no buscan conocer el modo de vida
de los pueblos que investigan, sino más bien llevar objetos curiosos a los museos
europeos, tal como ellos mismos lo dicen. “No pudimos intentar realizar estas
excavaciones en gran escala. En cada localidad, nos hubiera llevado meses efectuar
en primer lugar la tarea de desmonte y romper luego con barretas de hierro los
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la119
Independencia a la Globalización
muros de las cues. Las torrenciales lluvias tropicales, constituyen un buen auxiliar
de los arqueólogos. Las aguas arrastran la tierra y allí donde otrora existieron
viejas poblaciones en las empinadas márgenes de los ríos, quedan a menudo al
descubierto montones de antiguos utensilios. En estos lugares realizamos nuestra
mejor cosecha”. Y es que muchas de esas expediciones las financian los mismos
museos, interesados en llenar sus vitrinas con los testimonios de las culturas que la
ciencia darwiniana condena a la extinción.
En una etapa que mira hacia Europa, la actitud de esos museos al valorizar el
patrimonio indígena es determinante, ya que logra un cambio de actitud en las
clases dominantes locales. Sugestivamente, los primeros protectores de la
arqueología son europeos o europeístas. En 1865, el entonces Emperador de
México, Maximiliano de Habsburgo, organiza un museo con piezas arqueológicas
en el Palacio Presidencial. Veinte años más tarde, el dictador Porfirio Díaz realiza
importantes ampliaciones a ese museo.
La fiebre del caucho dio origen a la fiebre del oro. En 1872 se enviaron las
primeras muestras de látex de esa región. Una vez analizadas anunciaron que
había caucho "no solamente en abundancia sino de superior calidad". A partir de
allí, el sur de Colombia se llenó de exploradores y aventureros, que procuraron
ganancias del corto plazo, sin atender a la renovabilidad del recurso. Un viajero
alemán que pasó por la zona en 1880 dijo que “En los bosques de la cordillera del
Quindío se encontraban grandes reservas de caucho, que se explotaron sin
misericordia. Actualmente, debido a los bajos precios del caucho en los mercados
europeos, los caucheros tenían suspendidos los trabajos". Pero una vez allí, se
deshacía la leyenda del caucho y se corporizaba la leyenda del oro. El auge de la
guaquería se inicia hacia 1885 y se desarrolla en forma progresiva hasta 1914 337 .
En esta euforia se descubren ricas guacas en Montenegro "donde sacan el oro por
quintales" según Arango Cano. Numerosos pueblos de indios fueron descubiertos y
sus tumbas violadas. Los grupos de guaqueros recorrieron la región del Quindío y
zonas aledañas realizando una inmensa destrucción de yacimientos arqueológicos.
La mayoría de los guaqueros despreciaron y destruyeron las ofrendas funerarias
que no fueran de metales valiosos, lo que llevó a la pérdida de gran parte de la
memoria cultural de los pueblos prehispánicos. Del mismo modo, en 1859, la
Asamblea de Panamá aprobó un reglamento para explotar tesoros enterrados y
"guacas de indios” 338 .
EL FIN DE LA ETAPA
186
Zwick, Edward; Cruise, Tom; Spall, Timothy y Connolly, Bill: “El último Samurai”,
Japón - EE.UU, 2002.
187
Varias generaciones atrás, el zar Pedro I el Grande había tratado de imponer en Rusia
las barbas cortas y la bebida del café en reemplazo el té. Estableció un impuesto especial a
los barbudos y en su corte se preparaba el café en los grandes samovars de plata. Unas
décadas después que el Emperador del Japón reprimiera a los samurais, Mustafá Kemal
Atatürk prohibirá a los turcos el uso del fez, ordenará su reemplazo por el sombrero
occidental y afrontará una sangrienta rebelión por ese motivo.
188
Conte, Augusto: “Discurso sobre el espíritu positivo”, cit. en: Casalla, Mario: “La
espada, la pluma y la palabra”, en revista Causa Popular, Buenos Aires, agosto 2006.
189
Casalla, Mario: “La espada, la pluma y la palabra”, op. cit.
190
Cit. en: Manchester, Williams: “The arms of Krupp”, Bantham Books, New York, 1968.
191
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
192
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la121
Independencia a la Globalización
193
Rivarola Matto, Juan Bautista: “Diagonal de sangre : la historia y sus alternativas en la
Guerra del Paraguay”, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
194
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia
latinoamericana 1700-2005”, op. cit.
195
Camilo de Melo, Josemir: “Sequía, ferrocarriles y mano de obra (siglo XIX)”, en:
Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3.
196
Da Cunha, Euclides: “Los sertones”, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003.
197
Wolf, Theodor: “Visita a las Islas Galápagos” (publicada en 1879); en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
198
Leal León, Claudia: “Un puerto en la selva. Naturaleza y raza en la creación de la ciudad
de Tumaco, 1860-1940”
199
Juárez Flores, José Juan: “Alumbrado público en Puebla y Tlaxcala y deterioro
ambiental en los bosques de La Malintzi, 1820-1870”
200
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
201
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia
latinoamericana 1700-2005”, op. cit.
202
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
203
Michelena y Rojas, Francisco: “Exploración oficial desde el norte de la América del
Sur” Bruselas, A. Lacroix ed., 1867.
204
Shakespeare, William: “La Tempestad”, Madrid, Aguilar, 1952.
205
Fernández Retamar, Roberto: “Sobre los usos de civilización y barbarie”.
206
Sarmiento, Domingo Faustino: “Facundo o civilización y barbarie”, Buenos Aires,
EUDEBA, 1960.
207
Uslar Pietri, Artuno: “Las lanzas coloradas”, Madrid, Austral, 1954.
208
Verne, Julio: “El Soberbio Orinoco”, Buenos Aires, Editorial Losada, 1944.
209
Gallegos, Rómulo: “Doña Bárbara”, Madrid, Espasa-Calpe, 1990.
210
González Boixo, José Carlos: “Introducción”, en Gallegos, op. cit.
211
Sarmiento, Domingo Faustino: "Costumbres, progresos", XLII, Buenos Aires, Editorial
Luz del Día, 1953.
212
. Llanos, Augusto C.: "Los mamíferos de la Patagonia", en: Natura, Administración
General de Parques Nacionales, Tomo I, No 2. Buenos Aires, 1955.
213
. Para una versión novelada, véase: Murillo, José y Ramb, Ana María: "Renancó y los
últimos huemules", Buenos Aires, Ed. Pespir, 1976.
214
. Molins, Jaime W.: "Nuestra Pampa", Buenos Aires, Editorial Océana, 1922. La
leyenda dice que Luro compró el café de París en que estaba esa chimenea, porque no se la
quisieron vender sin el edificio completo.
215
Bello, Andrés: "Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida", Elija Clarence Hills, ed.
“The Odes of Bello”, Olmedo and Heredia. New York: G. P. Putnam's Sons, 1920. El texto
ha sido sintetizado por razones didácticas.
216
Gligo, Nicoló y Morello, Jorge: “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”,
op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la122
Independencia a la Globalización
217
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”,
Área de Historia Ecológica (www.historiaecologica.cl), Académico del Depto. Ciencias
Históricas, Universidad de Chile.
218
Armesto, Juan; Villagrán, Carolina y Donoso, Claudio: “Desde la era glacial a la
industrial: La historia del bosque templado chileno”, en Revista Ambiente y Desarrollo -
Marzo 1994.
219
Sánchez V, César: “Breve historia de Puerto Montt”, en Diario El Llanquihue,
17/2/1997.
220
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”,
op. cit.
221
Wolf Eric R.: “Europa y la gente sin historia”, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 1993.
222
Appun, Karl F.: “En los trópicos” (publicado en 1871), en: Pino Iturrieta, Elías y
Calzadilla, Pedro Enrique: “La mirada del otro: viajeros extranjeros en la Venezuela del
siglo XIX”, Caracas, Fundación Bigott, 2002.
223
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra
Mundial”, México, Siglo XXI, 1995.
224
Brailovsky, Antonio Elio y Harracá, Nélida: “La ciudad y el Río de la Plata”, en:
“Buenos Aires, paisaje cultural”, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Edición previa:
2004. Edición definitiva: 2007.
225
Jaramillo Giraldo, Myriam Luz: “Élite y naturaleza”, en Nómadas, op. cit.
226
Neun, H.: “Album de Carácas y Venezuela”, Litografía de la Sociedad, Carácas, 1877-
1878, en: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2006.
227
Martí, José: Diversos escritos, cit. en: Cepero Varela, Eudel:.¿José Martí
Ambientalista?, AAMEC, Camagüey, 2002.
228
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
229
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”,
Instituto Nacional de Ecología, en Internet.
230
Blegnino, Vanni: “La zanja de la Patagonia”, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2005.
231
Hauthal, R. : “La Paz y sus habitantes” (publicado en 1911), en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
232
Baviera, Teresa de: “En la región del Amazonas” (publicado en 1897), en: Wulschner,
Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
233
Fundación Polar: “Historia de Venezuela para nosotros: café”, Caracas, 2006.
234
Barón de Eschwege, cit, en: Doula, Sheila Maria y Aguiar Costa, Maria Fernanda de:
“Ciência, natureza e crítica ambiental na obra do barão de Eschwege: o Brasil sob o olhar de
um mineralogista do século XIX”. En: Estudios Avanzados Interactivos, año 3, no. 5. IDEA,
Instituto de Estudios Avanzados, USACH, Universidad de Santiago de Chile, 2004.
235
Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
236
Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, en Tesis
Doctoral, São Paulo, 1998.
237
Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la123
Independencia a la Globalización
238
Portinari, Cándido: “Labrador de café”, Óleo sobre tela, Museu de Arte de São Paulo,
1934 .
239
Fernández, Florestan: “La revolución burguesa en Brasil”, México, Siglo XXI Editores,
1998.
240
De Castro, Josué: “Geopolitica del hambre”, 1951.
241
Galeano, Eduardo: “Las venas abiertas de América Latina”, México, Siglo XXI, 1978.
242
de la Sagra, Ramón, cit. en: Fornet, Ambrosio: “El libro en Cuba”, op. cit.
243
“Tumbas” está usado aquí como acción y efecto de tumbar, es decir, talar árboles.
244
Funes Monzote, Reinaldo: “Del bosque a la sabana: azúcar, deforestación y medio
ambiente en Cuba (1492-1926)”. México, Siglo XXI, 2004.
245
Sagra, Ramón de la, cit. en: “Núñez Jiménez, Antonio: “El exterminio de los bosques en
Cuba: la reforestación”, en: Ilé, Anuario de Ecología, Cultura y Sociedad, Año 1 Nº 1,
2001.
246
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
247
Hemos analizado detalladamente este proceso en Brailovsky, Antonio Elio y
Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
248
Schuster, Adolf N.: “En Buenos Aires” (publicado en 1913), en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
249
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
250
Zarrilli, Adrián Gustavo: “Producción agraria y transformaciones ecologicas en la
argentina. Los límites de la producción rural pampeana”, en: Theomai
Red de Estudios sobre Sociedad, Naturaleza y Desarrollo.
251
Gligo, Nicoló y Morello, Jorge: “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”,
publicado en Estudios internacionales, 13, N 49, Santiago de Chile, enero-marzo de 1980.
252
Sánchez de Juan, Joan-Anton: “La "destrucción creadora": el lenguaje de la reforma
urbana en tres ciudades de la Europa mediterránea a finales del siglo XIX (Marsella,
Nápoles y Barcelona”, en: Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias
Sociales. Universidad de Barcelona. Nº 63, 1 de mayo de 2000.
253
Larramendi, Julio y Suárez Portal, Raida Mara: “Habana Vieja”, La Habana, Editorial
José Martí, 2005.
254
Palma, Ricardo: “Impresiones de Cuba”, en: “Recuerdos de España”, Buenos Aires,
Imp.Peuser, 1897
255
Reyes Tarazona, Roberto: “Lima: de Gran Aldea a Ciudad Moderna”, Lima,
Universidad de San Marcos, 2006.
256
Márquez, José Arnaldo: “De Panamá a Nueva York”, en: Núñez, Estuardo (comp.):
“Viajeros hispanoamericanos”, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1989.
257
Middendorf, E. W. : “Las casas privadas y las tiendas en Lima”, en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
258
Fuentes, Manuel: “Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres”,
cit. en: Pacheco Vélez, César y Ugarte Elespuru, Juan Manuel: “Lima”, Madrid, Instituto
de Cooperación Iberoamericana, 1992.
259
Pacheco Vélez, César y Ugarte Elespuru, Juan Manuel: “Lima”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la124
Independencia a la Globalización
260
Buschiazzo, Marío J., “La arquitectura en la República Argentina 1810-1930”. Ediciones
Mac Gaul. Buenos Aires. 1971
261
Pavony, Germán: “Los años del cambio”. Ceja Injaviu, Bogotá, 2000, cit. en: Martínez
de Vargas, Beatriz y Dueñas Pinto, Nelson: “La movilidad y el transporte en la
construcción de imagen de ciudad: el sector de San Diego en Bogotá, D.C.” Instituto de
Estudios Ambientales, IDEA, con apoyo de la Facultad de Artes y la División de
Investigación de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, 2003.
262
Ribera Carbó, Eulalia: “Casas, habitación y espacio urbano en México. De la colonia al
liberalismo decimonónico”, en Scripta Nova, Universidad de Barcelona. Vol. VII, núm. 146,
2003.
263
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un estado de la cuestión”, en: Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias
Sociales, Universidad de Barcelona; Nº 215, 7 de marzo de 2000.
264
Es decir, durante la larga dictadura de Porfirio Díaz.
265
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra
Mundial”, op. cit.
266
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra
Mundial”, op. cit.
267
Wegener, Georg: “Cartagena de Indias”, en: Wulschner, Hans Joaquim: “Del río
Grande al Plata”, op. cit.
268
Ver capítulo anterior.
269
El doctor Puga Borne.
270
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271
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cit. en: Outtes, Joel: “Disciplinando la sociedad a través de la ciudad. El origen del
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83, mayo 2002.
272
Hidalgo, Rodrigo: “Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile” op. cit.
273
Seler, Edward: “Una visita a México por antiguos caminos” (publicado en 1889), en:
Wulschner, Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
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Mundial de la Salud, III Congreso de las Américas de Municipios Saludables y
Comunidades Saludables, Medellín, Colombia, marzo de 1999.
288
Netto, Azevedo, cit. en: Mendonça, Sérgio Rolim: “Alcantarillados condominiales: Una
alternativa para los municipios saludables”, op. cit.
289
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290
Ramírez Braschi, Dardo, entrevista en Memorandu, Corrientes, 6/12/2006-.
291
Damianovich, cit en: Rodríguez, Marcelo Gabriel: “La Sanidad Militar Argentina…”,
op. cit.
292
Puga Borne, F: “Cómo se evita el cólera. Estudio de hijiene popular”. Santiago de Chile,
1886. Suponemos que el autor se refiere al retorno de las peregrinaciones a la Meca.
293
Arteaga, Luis: “Miseria, miasmas y microbios. Las topografías médicas y el estudio del
medio ambiente en el siglo XIX”. GEO CRITICA, Cuadernos Críticos de Geografía
Humana, nº 29, noviembre de 1980.
294
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Tomado de: Ordenanza Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, 20/12/ 1886.
295
Laval, Enrique: “El cólera en Chile (1886-1888)”. Revista Chilena de Infectología,
Edición aniversario 2003.
296
Recordemos, por contraste, que el cambiarse frecuentemente de ropa fue una
estrategia exitosa durante el Renacimiento para combatir los piojos que transmiten la
peste bubónica.
297
Cit en: Laval, Enrique: “El cólera en Chile (1886-1888)”, op. cit.
298
Laval, Enrique: “El cólera en Chile (1886-1888)”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la126
Independencia a la Globalización
299
Puga Borne, F: “Cómo se evita el cólera. Estudio de hijiene popular”, op. cit.
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siglo XIX”, en: Desarrollo Económico. Vol. XXVII Nº 106. 1987.
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303
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305
Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, op. cit.
306
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en
Costa Rica con énfasis en el período indígena y en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX”, en:
Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 2001.
307
Cisternas subterráneas a las que se derivaba el agua de lluvia para consumo
domiciliario.
308
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en
Costa Rica...”, op. cit.
309
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en
Costa Rica...”, op. cit.
310
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322
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Rica...”, op. cit.
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Distribuido por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
como si se tratara de un documento auténtico.
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333
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334
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336
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338
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial”, op.
cit.
339
Valencia Llano, Albeiro: “La guaquería en el viejo Caldas”, op. cit.
340
Arciniegas, Germán: “Maravillosa Colombia”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 126
Independencia a la Globalización
En esta fase de desarrollo, en toda América Latina ocurren sucesos que modifican
el modelo de sociedades basadas en la venta de agroexportables producidos en
latifundios. Movimientos sociales como la Revolución Mexicana o convulsiones
internacionales como la crisis de la década de 1930 o la Segunda Guerra Mundial,
generan cambios en las formas de utilización de los recursos naturales y en las
condiciones de vida de la población, incluyendo su medio ambiente.
Es, también, la etapa en la que hay intensas discusiones sobre la naturaleza del
desarrollo y las características de los países subdesarrollados. Los organismos
financieros internacionales adoptan la teoría de Walt Whitman Rostow, que
sostiene que el desarrollo económico es un camino semejante que siguen todas las
sociedades humanas. “Es posible clasificar todas las sociedades, teniendo en cuenta
sus aspectos económicos, en cinco categorías: sociedad tradicional, precondiciones
para el despegue hacia un crecimiento autosostenido, camino hacia la madurez y
etapa de alto consumo. Estas etapas no son sólo descriptivas; no son una mera
forma de generalizar las observaciones de ciertos hechos sobre la secuencia del
desarrollo en sociedades modernas, sino que tienen su propia lógica interna y
continuidad. Estas etapas constituyen finalmente tanto una teoría sobre el
crecimiento económico como una teoría más general (aunque todavía muy parcial)
de toda la historia moderna” 343 . Lo que equivale a decir que los países pobres
deben seguir las mismas estrategias económicas que siguieron los países ricos. Se
espera que los organismos financieros internacionales orienten este camino,
impulsando en los países del Sur políticas asociadas a las inversiones extranjeras.
En términos de políticas ambientales, las implicancias de esta teoría son claras:
hay que acelerar el desarrollo sin preocuparse por la contaminación y después,
cuando seamos ricos, habrá oportunidades para mejorar las cosas.
Con respecto a la ocupación del territorio, América Latina pasa de 104 millones de
habitantes en 1930 a 437 millones en 1990. Una consecuencia de esto es el fin de
algunos de los grandes espacios vacíos que habían caracterizado a este continente
en las etapas anteriores. El desierto sobre el cual se expanden las sociedades
empieza a dejar de existir en muchos sitios. Sin embargo, aún subsisten zonas de
difícil accesibilidad que posbilitan el desarrollo de movimientos guerrilleros como
el de Fidel Castro en la Sierra Maestra de Cuba a fines de la década de 1950. O la
existencia de varias repúblicas comunistas independientes en Colombia, en las
décadas de 1940 a 1960 346 . De este modo, la experiencia de los quilombos formados
en la selva por los esclavos fugados del Brasil colonial aún puede repetirse.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 129
Independencia a la Globalización
El objetivo de esa política territorial fue retener población en el interior del país,
para evitar la migración masiva hacia la capital. Para eso, se estimuló la
producción artesanal local, se subsidió a los agricultores, y se crearon mecanismos
de comercialización para los pequeños productores. En Francia, una familia que
tiene unas pocas hectáreas de viñedos no es un minifundista. Producen una
pequeña cantidad de vino que pueden vender, botella a botella, en alguna feria de
la ciudad más próxima. Y eso no es casual, ni depende de la capacidad empresaria
del campesino francés. Es el resultado de una política explícita en ese sentido. El
conjunto no es eficiente en los términos de los economistas de Chicago, pero sí lo es
desde el punto de vista social: aquellas personas que puedan trabajar en sus
respectivos lugares de origen no emigrarán. Esto evitó (al menos en esta etapa) la
tugurización de los suburbios de París 347 .
se expande sobre las tierras de cultivo hasta hacer desaparecer la casi totalidad de
los olivos que allí se cultivaban. La idea de que el suelo agrario es ilimitado y que
su transformación en un espacio urbano constituye un avance económico y social
es casi unánime. Hay, sin embargo, excepciones. En Uruguay, la Ley de Centros
Poblados de 1947 “congeló la urbanización dentro del municipio de Montevideo al
imponer normas restrictivas sobre la transformación de suelo rural en urbano” 348 .
En la mayor parte de los países, los primeros años de esta etapa son los de
iniciativas de mayor creatividad. Esto se debe a que son los momentos en los que
cambian las estructuras de poder y los nuevos sectores dominantes (generalmente
ligados a la industria) necesitan dar una impronta diferente a su gestión.
Posteriormente, la consolidación del poder los hace cada vez más conservadores en
todos los aspectos.
En su novela Barrio Gris, Joaquín Gómez Bas ubica a una fábrica de ácido
sulfúrico entre los rasgos dominantes del paisaje industrial de los años treinta. “La
vieja fábrica de ácidos que alardeaba de su desprecio por las municipales leyes
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 132
Independencia a la Globalización
Es una zona en la que una gran cantidad de población carece de agua corriente y
de conexiones cloacales. En la inmensa llanura pampeana el clima húmedo
garantiza la recarga de las napas subterráneas. Durante la segunda mitad del siglo
XX, en esa zona se produjo la tensa convivencia de pobladores e industrias. El
aumento de la población se realizó en momentos de una amplia demanda de mano
de obra por parte de las nuevas fábricas, levantadas después de la posguerra.
Entre tanto, las memorias de los organismos oficiales encargados de controlar la
contaminación informaban que, para no obstaculizar el crecimiento industrial, no
habían hecho nada por prevenir la contaminación 355 . Al no existir cloacas en un
amplio sector del Área Metropolitana de Buenos Aires, los pobladores eliminaron
sus excretas mediante pozos negros, los que, poco a poco fueron filtrando hacia el
subsuelo y contaminaron las napas superiores. En esas napas se registraron niveles
de nitratos que ponían en riesgo su potabilidad. Al mismo tiempo, muchas
industrias adoptaron la práctica de verter en el suelo sus residuos peligrosos como
una forma barata –y oficialmente tolerada- de deshacerse de ellos. Junto con los
nitratos, aparecieron metales pesados en el agua subterránea, producto tanto de
los vertidos industriales, como de la contaminación lateral de arroyos que estaban
en niveles críticos.
Entre las décadas de 1960 y 1990, se produce un corte social brutal entre quienes
se abastecían del agua subterránea: los que podían pagarse una bomba con motor
eléctrico o a combustible, podían perforar más abajo y tenían acceso a un agua
subterránea todavía de buena calidad. Los que sólo podían instalar una bomba de
mano, que no tenía la potencia necesaria para llegar a las napas profundas,
estaban condenados a utilizar el agua contaminada de las napas superiores 356 .
Pero ningún proceso histórico es lineal. En forma paralela con las formas más
brutales de crecimiento económico, se desarrolla el urbanismo como ciencia,
orientado al mejoramiento de las condiciones de vida en las ciudades. Hay una
continua tensión entre los proyectos de saneamiento urbano (entendido en un
sentido amplio y no solamente en términos de agua corriente y cloacas) y la presión
en contrario de la especulación y los conflictos sociales. La concentración de
grandes núcleos de población en malas condiciones ambientales genera
contradicciones con los criterios del Estado paternalista, de modo que se buscan
formas de compensación. Al igual que medio siglo atrás, los espacios verdes
aparecen como un paliativo ante la contaminación. En un paralelo con los jardines
franceses urbanos de la etapa anterior, en Buenos Aires, el gobierno peronista
genera amplias superficies de espacios abiertos para uso popular en las zonas
periurbana.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 133
Independencia a la Globalización
¿El resultado? América Latina no tendrá las divisas necesarias para comprar, a su
vez, los productos industriales que no fabrica. Tendrá que hacer en casa lo que
antes compraba afuera. Pero el desarrollo de la industria es algo más que una
mera ampliación de las producciones existentes. La industrialización lleva a
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 134
Independencia a la Globalización
En los Estados Unidos, la gran voladura de suelos de la década de 1930 impuso una
conciencia nacional de cuidado de los recursos naturales. Allí, el presidente
Franklin Delano Roosevelt utilizó las estrategias conservacionistas para generar
fuentes de empleo que le permitieran paliar los efectos de la Gran Crisis. Lázaro
Cárdenas, en México, siguió criterios semejantes. Pero en la mayor parte de
América Latina, sin embargo, la situación fue la opuesta y la crisis profundizó los
conflictos sociales y ambientales que ya existían.
En Colombia, dice un viajero en 1929: "El pueblo es pobre, sufre y tiene hambre.
Basta darse un paseo por los barrios excéntricos para ver en ellos que la miseria
hace estragos. Basta ver a la gente para saber que come mal y poco, que vive en
tugurios infectos y entre harapos; que jamás se da el lujo del baño con agua limpia.
Las gentes del pueblo, en su mayoría, no gastan calzado. Van, o con alpargatas, o
con los pies desnudos (...) los mendigos abundan" 358 .
Probablemente Chile haya sido el país más afectado por la Gran Depresión. La
cantidad de obreros industriales baja de 59.900 en 1928 a apenas 8.394 en 1933 359 .
La desocupación y la miseria se extienden por todo el país. “Se calcula que más de
un 25 por ciento de la población quedó en la extrema miseria. Informes de
organismos internacionales, señalan que durante la Gran Crisis, Chile tuvo los
índices de mortalidad infantil y de tuberculosis más altos del mundo. La
paralización de las fuentes productivas mineras y agrícolas provocaron la
emigración hacia las ciudades, que se vieron invadidas de personas deambulando,
en busca de comida y un lugar de abrigo, que incluso morían en los sitios públicos
de frío y hambre” 360 .
Poco tiempo después, esta política de destruir el vino pero dejar las viñas
produciendo se revela insuficiente. En 1937 se aprueba la ley 12.355, que autoriza
al Poder Ejecutivo a comprar tierras plantadas con vides para arrancarlas. De este
modo, se pasa de una política coyuntural (es decir, de corto plazo) a una política
que afecta directamente la estructura productiva nacional. La política era llegar al
final de la crisis con menos viñedos que antes. De acuerdo con la ley, el Estado
compraba tierras plantadas con viñas y las revendía en lotes a trabajadores
rurales, los que quedaban obligados a extirpar los viñedos existentes. No se les
escrituraban los lotes hasta que no estuvieran totalmente desprovistos de viñas.
Se suponía que podían plantar cualquier otra cosa, menos uva. Pero al no
establecerse una política promocional alternativa, el único aspecto de la legislación
que se cumplió fue el de la erradicación de vides, lo que significó, en los hechos, la
desertificación de las áreas que sufrieron esta medida. Se arrancaron 20 mil
hectáreas con viñedos (el 13, 4 por ciento de la superficie de viñedos del país). Esto
provocó el abandono y consiguiente desertificación de amplias zonas antes bajo
riego 361 .
Un aspecto sugestivo de las diferencias ecológicas entre los tiranos de esta etapa y
la anterior puede verse al comparar las actitudes de los dictadores mexicanos
Porfirio Díaz y Victoriano Huerta. Ambos gobernaron el mismo país y con muy
poco tiempo de diferencia (Porfirio Díaz terminó su gobierno en 1911 y Victoriano
Huerta lo inició en 1913). Sin embargo, Díaz tuvo especial cuidado en embellecer y
forestar la zona de Chapultepec, creando un importante bosque urbano que
sirviera de paseo público, del mismo modo de otras capitales latinoamericanas que
imitaron los parques de París. Huerta, en cambio, se dedicó a robarse los
ejemplares del arbolado público para volver a plantarlos en su rancho privado 364 .
En otras palabras, que los autoritarismos de la etapa europeizante piensan a
nuestras sociedades como espacios de transformación al servicio de su clase,
mientras que las dictaduras de la etapa que estamos analizando sólo las piensan
como oportunidades de saqueo.
“En 1967, seis años después de la muerte de Trujillo, se calculó que apenas
quedaban 9 millones de hectáreas de bosques en la República Dominicana, en
contraste con los 46 millones que había en 1916. Los pinares fueron los bosques
que más sufrieron la acción de los aserraderos. En el 1939, Chardón calculó que
había en el país 12 millones de hectáreas de pinos. En 1967, cuando el gobierno
dominicano por fin clausuró los aserraderos, apenas quedaban 3,5 millones de
hectáreas de pino” 367 .
François Duvalier (Papá Doc), dictador vitalicio de Haití, imita a Trujillo en sus
negocios con los bosques y lo mismo hace la dinastía de Somoza en Dominicana.
Las obras públicas de los dictadores de esta etapa pueden llegar a tener un
absoluto desprecio por sus consecuencias ambientales. El dictador imaginario de
García Márquez entrega a los norteamericanos el mar territorial, lo que en la
novela significa que se llevan el agua con grandes exclusas y dejan la capital –antes
costera- junto a un gran desierto de arena.
Pero el canal en el que pensaba Batista era un gigantesco tajo que dividiría por dos
el país y que se llenaría con el agua del Atlántico y del Caribe. Su impacto
ambiental habría sido equivalente al de un gran proceso geológico. El descenso del
agua marina hubiera salinizado irreversiblemente las napas subterráneas, que,
como en toda zona húmeda, se encuentran a poca distancia de la superficie. Esto
no sólo anularía las reservas de agua dulce de una muy extensa zona del país, sino
que también provocaría daños irreversibles en los suelos, que perderían su aptitud
productiva. Se generaron intensas protestas, encabezadas por los profesores de la
Universidad de La Habana. El rechazo al canal de Batista 369 fue uno de los
primeros movimientos sociales exitosos de América Latina que expresó
reivindicaciones claramente ambientales.
Por su parte, el dictador paraguayo Alfredo Stroessner (gobernó desde 1954 hasta
1989) fue el responsable del único intento de protección ambiental que hizo,
durante décadas, la represa argentino-paraguaya de Yacyretá. Destacamos que el
manejo ambiental de la obra tuvo tan poca consideración por el ambiente que
tardó treinta años en avisarles a los vecinos de las ciudades de Posadas y
Encarnación que tendrían problemas de inundaciones urbanas al llenarse el lago
de la represa. Si embargo, desde el primer día Stroessner forzó un diseño de traza
antieconómico, pero que protegía parte de una isla de la inundación. El motivo es
pintoresco: allí estaba la mansión que el dictador usaba para sus encuentros
sexuales con niñas y adolescentes. Al igual que el emperador romano Tiberio en su
villa de Capri, Stroessner prefería la privacidad de una isla para sus prácticas de
pedofilia y ordenó preservar el ambiente de su isla, sin preocuparse por el resto.
Las Constituciones del siglo XIX y los respectivos Códigos Civiles basados en ellas,
habían seguido el principio de la propiedad privada absoluta, copiado del Derecho
Romano, lo que significa una concepción muy definida en cuanto a la utilización de
los recursos naturales. Era frecuente que establecieran el principio de uso y abuso,
lo que equivale a decir que el propietario de un bien puede darle el uso que quiera
a ese bien, inclusive destruirlo. En materia de recursos naturales, quiere decir que
el dueño de la tierra puede agotar un suelo si le conviene o si lo desea, aunque eso
condene al hambre a otras personas.
La Constitución cubana de 1940 señala que “el subsuelo pertenece al Estado, que
podrá hacer concesiones para su explotación, conforme a lo que establezca la Ley”.
Agrega que: “la tierra, los bosques y las concesiones para explotación del subsuelo,
utilización de aguas, medios de transporte y toda otra empresa de servicios
públicos, habrán de ser explotados de manera que propendan al bienestar social”.
Nada de esto aparece en las reformas agrarias de Bolivia (1953) y de Perú (1964),
en las que el reparto de las tierras significó una muy fuerte presión de los
campesinos sobre los inestables ecosistemas de los Andes. “El acceso a tierras que
estuvieron antes en posesión de grandes terratenientes –con el consiguiente
aumento del pastoreo, el aprovechamiento agrícola exagerado y el desmonte para
obtener leña-, ha sido causa de la aceleración del deterioro en Bolivia, puesto que
aquel nuevo acceso no se hizo con una cabal comprensión de las necesidades de
conservación de los suelos y de las prácticas utilizables a dicho fin” 379 . Después de
varios siglos de latifundio, en amplias zonas se perdió la antigua cultura de
prácticas conservacionistas, que caracterizó a los Andes en la etapa prehispánica.
La reforma agraria no incluyó ningún esfuerzo por recuperar esos conocimientos
tradicionales.
Así como la reforma agraria mexicana puso el acento en los pequeños productores,
su equivalente cubano se basó en el sector estatal. Las dos reformas agrarias
realizadas en Cuba repartieron determinadas tierras a los campesinos, pero la
mayor parte -los grandes latifundios ganaderos, arroceros y cañeros- se
convirtieron primero en cooperativas de trabajadores que al poco tiempo fueron
convertidas en granjas estatales.
En la primer reforma agraria (17 de mayo de 1959) se expropiaron las tierras con
más de 30 caballerías (402 hectáreas) absorbiendo el Estado el 40 por ciento de las
mismas. La segunda reforma agraria (3 de octubre de 1963) limitó la propiedad
individual a 67 hectáreas, con lo que el Estado se convirtió en el poseedor del 70
por ciento de las tierras del país. En 31 de diciembre de 1989 la propiedad estatal
ascendía al 82,3 por ciento 380 .
Cada etapa histórica necesita dejar su impronta sobre el espacio urbano. La fase
colonial había dejado el trazado en forma de cuadrícula y la de europeización llenó
nuestras ciudades de edificios hechos a imitación de los del Viejo Mundo. Si la
ciudad latinoamericana de 1880 quiere imitar a París, la de 1950 o 1960 quiere
imitar a Nueva York. La imagen del poder ya no son los palacios franceses sino los
rascacielos. Los ángeles de piedra o de revoque símil piedra ceden su lugar a las
grandes estructuras racionalistas de acero, vidrio y hormigón. En muchas ciudades
se demuele una gran cantidad de testimonios físicos del pasado. Sin embargo,
algunos proyectos urbanos más sofisticados marcan la mirada que tienen los
sectores del poder sobre la ciudad.
Con un criterio semejante, el Arq. Williams propone un aeropuerto sobre una isla
artificial, aproximadamente en el mismo lugar que Le Corbusier. El punto común
de ambos proyectos es la soberbia tecnológica y el desprecio por las condiciones
ambientales en las cuales se harían las obras. Ni Williams ni Le Corbusier se
preguntaron sobre las condiciones del medio natural sobre el cual se harían las
obras. Dieron por sentado que la tecnología sería capaz de superar todos los
problemas que aparecieran. Es improbable que eso ocurriera, teniendo en cuenta
el formidable proceso de sedimentación del Río de la Plata. Con cualquier
tecnología, una isla artificial es un obstáculo que detendría los sedimentos que
bajan por el río Paraná hacia el Plata. En poco tiempo, la isla artificial quedaría
rodeada de un inmenso pantano.
Pero cuando se diseña en una ciudad, las cuestiones ambientales aparecen por
fuera del tablero de dibujo. El resultado de hacer una Brasilia central futurista fue
el crecimiento desordenado de las ciudades satélite. “En Brasilia el plano-piloto
constituye una especie de fortaleza cuyos muros serían invisibles: la única frontera
que separa la capital de las ciudades satélite, instaladas a considerable distancia, es
un cinturón verde” 383 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 144
Independencia a la Globalización
• La demolición del pasaje Seeber en Buenos Aires. Se trató del espacio que imitó
con mayor precisión el modelo parisino, que ilusionó a los sectores dominantes
de fines del siglo XIX. En una ciudad casi sin desniveles, este pasaje se
caracterizaba por una escalera que recordaba las que suben a Montmartre.
Estaba en “un entorno de palacetes y castillos que llevaban a la élite a la
fantasía de vivir en un mundo de civilización europea” 385 . Lo interesante es que
no se lo reemplazó por una serie de edificios de nuevo estilo sino por una vía de
comunicación rápida. La civilización del automóvil estaba reemplazando
ladrillos por ruedas.
MARGINALES E INUNDADOS
Con el correr de los años, las ciudades fueron creciendo y, en muchos casos, lo
hicieron sobre sus valles de inundación. En definitiva, eran zonas próximas, fáciles
de ocupar y aún vacías. A veces eran tierras públicas que podían ser ocupadas
gratuitamente por migrantes que se hacían una casa precaria, con los materiales
que encontraban a mano. Otras, eran tierras baratas que fueron loteadas por
empresas inescrupulosas, toleradas por el poder público. La urbanización de áreas
inundables incluye historias de muy fuerte corrupción política y administrativa, ya
que alguien tuvo que permitir el loteo de terrenos inadecuados para el uso urbano.
Son, entonces, dos fenómenos paralelos que confluyen para asentar población en
áreas inundables. Por una parte, los valles de inundación de los arroyos son la
ubicación previsible de las villas miseria, las favelas, callampas o cantegriles de
todo el continente. Simplemente, sus habitantes no tienen el acceso económico a
tierras mejores. Pueden ser los amplios valles de inundación de los arroyos del
Gran Buenos Aires, que a veces tienen una pendiente tan escasa que se requiere un
ojo entrenado para detectar sus límites. O las zonas próximas al río Mapocho, en
Santiago de Chile, o las cañadas que desembocan en el Guayre, en Caracas. Pero
los conflictos ambientales tienen un largo proceso de construcción. Los planos
coloniales de Caracas y Santiago muestran que la cuadrícula fundacional se
implan tóde un modo rígido, sin tener en cuenta la topografía del sitio, como vimos
en el primer tomo de esta obra. Esto significó poblar los valles de inundación del
Guayre y del Mapocho, generando así conflictos ambientales que subsisten.
A cuatro siglos de la primera fundación, los especialistas tienen que volver los ojos
sobre la frecuencia de inundaciones en Buenos Aires. Como toda aproximación
tardía, no es exhaustiva. El informe técnico de la obra mantiene un sugestivo grado
de ambigüedad con respecto a los beneficios que arrojará la rectificación del
Riachuelo. Dice que hay zonas que dejarán de inundarse, pero no explicita que
otras seguirán sufriendo las crecidas igual que antes. Las obras tienen, además, un
mecanismo complementario que procura la regulación de crecidas. La estrategia es
utilizar un terraplén ferroviario para embalsar algo del exceso de agua y atenuar
así las crecidas. Esta técnica de emplear un embalse para regulación de crecidas es
frecuente en las grandes represas y se usa con un cierto éxito en aquellas que
tienen una enorme capacidad para la retención de agua. Pero en un río con la
amplitud de caudal del Matanza-Riachuelo, (y utilizándose como embalse un
terraplén de muy baja altura), estas obras sólo son útiles en las pequeñas crecidas
y contraproducentes en las peores situaciones. Y es que las grandes crecidas
sorprenderán a la población confiada, creyendo que la obra la puede proteger en
cualquier circunstancia.
En ocasiones (ya sea con las represas de retención, o con los llamados canales
aliviadores), existe el riesgo de cambiar la inundación de lugar, si se cede a las
presiones de uno sólo de los sectores afectados, sin tener en cuenta el conjunto de la
cuenca hídrica. A nosotros nos resultan importantes estos datos como reflejo de
una sociedad que necesita ocupar todas las tierras posibles y que necesita creer en
su capacidad ilimitada para dominar los fenómenos naturales. En adelante, y cada
vez más, los responsables de las obras y los afectados hablarán lenguajes distintos.
Tanto, que a veces pareciera que no se refieren al mismo problema.
Sobre la eficacia del sistema implementado, nada mejor que los testimonios
periodísticos de la inundación de Buenos Aires del 15 de abril de 1940. Es decir,
después de las obras que “solucionaron” el problema: "En su vuelo de inspección
comprobaron los pilotos que las aguas inundaban en un 80 por ciento Sarandí, 40
por ciento Echeverría y totalmente Wilde, pudiendo apreciar, igualmente, desde la
altura, que numerosas casas estaban destruidas. En Bernal las aguas se adentraron
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 147
Independencia a la Globalización
unos 2.000 metros, cubriendo totalmente esa extensión. "En Villa Elisa -agregan-
las aguas habían cubierto una gran extensión y la destilería de La Plata estaba
totalmente inundada" 390 . Es decir, que ni siquiera hubo una adecuada previsión al
decidir dónde se construía una obra de envergadura como lo es la destilería de
YPF en La Plata. Agreguemos que en las calles de Palermo, Belgrano, Núñez y
Saavedra la altura del agua alcanzó los dos metros y que la catástrofe costó por lo
menos 24 muertes que un planeamiento urbano más sensato hubiera evitado.
Pero lo sugestivo es que no son sólo los pobres los que se inundan. El descenso de
las ciudades hacia los valles de inundación de ríos y arroyos es una parte muy
importante de su proceso de expansión y no fue tenida en cuenta en todas sus
implicancias. Basta con ver en los diarios de este período las fotos de las
inundaciones urbanas o ver también las fotografías de inundaciones actuales, que
afectan viviendas construidas en este período. En algunos casos, se trata,
previsiblemente, de viviendas autoconstruidas por pobladores marginales.
Pero con mucha frecuencia nos encontramos con obras hechas por profesionales de
la arquitectura y el urbanismo emplazadas en áreas inundables. Lo que nos lleva a
pensar en términos de un cierto estilo de formación profesional que desestima todo
lo que no puede incorporarse al tablero de dibujo. Precisamente, el ambiente (o, en
este caso, los ritmos de la naturaleza) es aquello que cae fuera del tablero, pero
debería caer adentro del proyecto. De un modo recurrente, diversos gobiernos
construyen viviendas sociales en terrenos inundables, los que, previsiblemente, son
los más baratos.
LA URBANIZACIÓN EN CARACAS
Antes del petróleo, Caracas había sido conocida como “la ciudad de los techos
rojos”. Innumerables artistas pintaron las panorámicas de sus tejados, con las
montañas del Ávila como fondo. En el brevísimo lapso de una generación, los
tejados se transformaron en rascacielos unidos por redes de autopistas. El antiguo
modelo de la cuadrícula española significaba una proporción constante entre los
espacios construidos y las superficies destinadas a la circulación (calles y avenidas).
Pero el nuevo modelo de autopistas significó destinar superficies crecientes al
automóvil. Recordemos que el espacio es siempre el bien más escaso en una ciudad.
Mucho más, en una ciudad que en esta etapa satura el valle en el que vive, como es
Caracas.
Al cerrarse las fuentes de trabajo del interior del país y al definir un modelo
irracional de uso del espacio urbano, sólo les quedaba a los pobres la
autoconstrucción en las laderas de los cerros. Después de la caída del dictador, los
demócratas hicieron su aporte a la construcción del caos urbanístico. En un país en
el que la riqueza petrolera había generado un empobrecimiento masivo, se definió
una política de subsidios a la desocupación, que sólo podían ser cobrados en la
capital. Lo que equivale a decir, que se le pagaba a la gente un sueldo para que
residiera en Caracas, sin ofrecerle un trabajo productivo allí. Con el valle
saturado, construyeron cientos de miles de viviendas precarias en las laderas de los
cerros. Bajo la apariencia de ofrecer una respuesta a un problema social, se
generaban muchos otros en el futuro. Y se creaban las condiciones para poner en
situaciones de riesgo ambiental a grandes contingentes de población.
Hacia el final de esta etapa comienza la preocupación internacional por los temas
ambientales, lo que significa que existen numerosos estudios sistemáticos sobre las
condiciones ambientales de los distintos países de América Latina. Como sucede a
menudo en los temas sociales, el que sepamos más sobre algo no siempre significa
que estemos haciendo más por solucionar los problemas.
Esa estimación omite los aspectos más críticos de la contaminación industrial, que
tienen que ver con el uso y emisión de tóxicos inorgánicos. Sustancias de alta
peligrosidad como el plomo, cromo y mercurio, quedaban fuera de esos cálculos
tranquilizadores. Por ejemplo, las curtiembres, que utilizan el peligroso cromo
hexavalente, aparecen como de muy bajo impacto ambiental. No sabemos cuántas
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 149
Independencia a la Globalización
Lo mismo ocurre con los accidentes de trabajo. A fines de la década de 1980, los
diarios brasileños señalaron que la industrialización del país había costado más
heridos y mutilados que la guerra de Vietnam a los Estados Unidos.
Lo que en este período comenzó a pasar con el aire de Ciudad de México puede ser
un buen ejemplo de lo que ocurre cuando se descuida esta totalidad. En esa zona
metropolitana viven dieciocho millones de personas. Allí se reúnen más de la mitad
de las industrias del país, una refinería de petróleo y dos grandes centrales
termoeléctricas. Desde allí se emiten anualmente cinco millones de toneladas de
contaminantes a la atmósfera.
Durante siete meses, de noviembre a mayo, casi no llueve, con lo que se agravan las
"inversiones térmicas" que son habituales en los meses más fríos. "Este fenómeno
consiste en una anomalía de la temperatura del aire que en vez de disminuir con la
altura, se mantiene estable o aumenta. Esta situación impide el movimiento
ascendente del aire forzando a los contaminantes a mezclarse en una capa de aire
que, en ocasiones, no supera los sesenta metros, cuestión que eleva su
concentración de manera potencialmente peligrosa" 393 . Esto llevó a empeorar la
contaminación del aire, lo que hizo que se declararan varias situaciones de
emergencia ambiental.
Santiago de Chile repite el drama de Ciudad de México. Desde hace milenios, los
mejores lugares para el asentamiento de nuestra especie son los valles. Disputados
en las guerras, cantados en la literatura, a partir de esta etapa los valles son sitios
en los que el aire circula con dificultad y cuyos habitantes maldicen en el momento
en que la autoridad ordena una emergencia ambiental y la economía y el tránsito
se detienen a la espera de una brisa salvadora.
Entender que la naturaleza tiene sus reglas propias, distintas de las que se fijan a sí
mismos los seres humanos, y difícilmente regulables por los mercados, podrá
ayudarnos a resolver el problema. Un tema que despierta tanta angustia que en
algún momento se discutió el proyecto de dinamitar uno de los cerros de Santiago
para facilitar la circulación de los vientos 395 . ¿Es más fácil cambiar la naturaleza
que las costumbres y la forma de vivir en una ciudad?
Los que alertaron sobre la existencia del problema fueron los propios empresarios.
Llegó un momento en el que los industriales de Cubatao consultaron a las Naciones
Unidas por los derrumbes y aluviones de barro que amenazaban sus fábricas. La
ciudad está en un valle y la contaminación del aire había matado toda la
vegetación de las laderas que daban al valle. Las lluvias tropicales suelen ser
torrenciales y cada lluvia provocaba el desprendimiento de la tierra que antes
estaba retenida por la vegetación y ahora había quedado suelta.
"El conjunto de sustancias que estas empresas emiten al aire ha sido calificado
como una 'sopa química' por diversos especialistas, los que señalan que su
composición está continuamente cambiando por reacciones químicas que ocurren
en el aire, estimuladas por la luz solar. Este efecto fotoquímico crea continuamente
nuevos compuestos, muchos de los cuales son más peligrosos aún que los que las
fábricas emiten directamente" 396 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 152
Independencia a la Globalización
Las principales víctimas de esta situación son los niños. Villa Parisi, la favela de
Cubatao es uno de los lugares más insalubres del mundo, donde la mortalidad
infantil alcanzó el treinta y cinco por ciento. Allí era frecuente que las madres
debieran correr hasta el hospital donde un tubo de oxígeno aguardaba a las
víctimas de los ataques de asma. También eran frecuentes los nacimientos
deformes debido a las alteraciones genéticas provocadas por la contaminación.
Uno de ellos se denomina anencefalia: los bebés nacen sin cerebro y es tan
frecuente que tiene su nombre en el lenguaje popular. La gente llama a esta
enfermedad "cara de rana", porque nacen con el rostro achatado.
Todo esto, sin embargo, no reflejaba una situación catastrófica, sino apenas el
funcionamiento habitual de Cubatao. Esto quiere decir que esta población estuvo
siempre al borde del desastre, porque cualquier escape excepcional de gases
tóxicos no podrá ya ser diluido por una atmósfera tan saturada. Lo que en
cualquier otra ciudad sería un accidente menor en Cubatao podría provocar una
mortandad masiva, precisamente porque su aire ya no puede recibir más
contaminantes.
Hemos visto, sin embargo, que estos temas son controvertidos. Podemos encontrar
una opinión opuesta en un trabajo de Naciones Unidas en el que se afirma que
'cinco años después de una gestión concertada por varios sectores de la ciudad, se
crearon condiciones ambientales que conciliaron las necesidades de trabajo y
residencia. El éxito alcanzado descansa, sin lugar a dudas en la filosofía en que se
ha inspirado esta experiencia:
"El realismo y pragmatismo con que se abordó la tarea evitó caer en los
simplismos de copiar soluciones diseñadas para realidades diferentes" 397 .
En cambio, la revista Time pensaba que la situación en Cubatao no había
mejorado sustancialmente: "Allí -dice- la muerte azota a la gente" 398 . Por su parte,
un ambientalista brasileño advirtió que “Cubatao es como una persona enferma
que ha salido de la sala de terapia intensiva, pero debe tomar precauciones por el
resto de su vida” 399 . Quizás el lector quiera viajar a Cubatao para formarse su
propia opinión.
Para no ser menos, Brasil destruye la maravilla geológica de Sete Quedas para
reemplazarla por la represa de Itaipú. La represa más grande del mundo moviliza
miles de trabajadores en condiciones laborales infames. Muchos de ellos vienen de
la selva, nunca han sido albañiles y desconocen los riesgos de la gran industria de
la construcción. Allí, alguien califica de “sarasas” (maricones) a los que utilizan el
casco y demás elementos de seguridad. Como cuidar la propia vida es una
vergüenza, muchos desechan el casco y así mueren. Al igual que en la Gran
Muralla China, el enorme paredón de la represa guarda los huesos de los que allí
cayeron. Algunas estimaciones dicen que Itaipú costó un muerto por día.
Los desarrollos nucleares son, tal vez, el mejor ejemplo del optimismo tecnológico
de esta etapa. La producción de electricidad a partir de la energía nuclear se inicia
en escala industrial antes de completar los conocimientos necesarios para hacerlo.
Cuando se inicia, nadie sabe de qué manera se desmantelarán las centrales
atómicas cuando lleguen al fin de su vida útil ni qué se hará con los residuos
radiactivos. Ni, mucho menos, cuánto dinero costará hacerlo. Pero la confianza en
la ciencia es ilimitada: lo que hoy no sabemos hacer, el avance del conocimiento
nos lo proporcionará mañana. Ese mito le permite a un mitómano venderle a
Perón la bomba atómica y la fusión nuclear en frío, en un conjunto de misteriosos
artefactos copiados de las películas de Flash Gordon y que, previsiblemente, nunca
funcionaron.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 155
Independencia a la Globalización
Sería difícil explicar, sin embargo, por qué los proyectos nucleares más
significativos se hicieron comprando esas tecnologías a las grandes empresas del
Primer Mundo. Argentina, por ejemplo, compró una central atómica a Siemens
(Atucha 1) y otra a Westinghouse (Embalse). Es claro que si los países de origen de
esas tecnologías hubieran querido impedir esas ventas, lo habrían logrado. Nunca
hubo un bloqueo nuclear contra el Tercer Mundo, comparable al bloqueo
comercial norteamericano contra Cuba. Hubo sí, un simulacro de bloqueo que
sirvió para fortalecer políticamente a los miembros del lobby nuclear. Por el
contrario, la venta de instalaciones nucleares a países de la periferia fue
especialmente alentada por aquellos que en apariencia la iban a impedir. Aún
más, el Auditor General de Canadá llegó a la conclusión de que para vender un
reactor a la Argentina la empresa canadiense había pagado sobornos de millones
de dólares a los mismos funcionarios que anunciaban que lo construían
oponiéndose duramente a las grandes potencias 404 . Como se ve, nunca hubo un
antiimperialismo tan rentable.
Hay, por lo menos, un par de razones importantes para estimular esas actividades
en los países del Sur:
• Las ventas nucleares a los países del Sur ayudaron a financiar la investigación
de nuevos desarrollos tecnológicos del sector, realizados en el Norte, y
• Se procura probar las tecnologías de riesgo en un país extranjero, antes que en
el propio.
Del mismo modo que los grandes laboratorios prueban sus nuevos medicamentos
con pacientes del Tercer Mundo 405 , también las empresas nucleares prueban sus
instalaciones en países del Sur. Por ejemplo, la primera central atómica de
Siemens se construye en Argentina (en Atucha, provincia de Buenos Aires) no en
Alemania. En caso de un eventual accidente nuclear, estaba claro que la prioridad
de la empresa y de su gobierno era que ocurriera en otro país.
LA EXPLOTACIÓN MINERA
Fuera de las ciudades, en las áreas remotas, las condiciones del ambiente laboral
son especialmente brutales. Las condiciones ambientales de la actividad minera
fueron extraordinariamente duras a lo largo de toda la historia humana. En el
primer tomo de esta obra hablamos de los daños sanitarios y ambientales
provocados por la explotación de la plata en Potosí durante la época colonial. La
forma en que se desarrolla esta actividad continúa siendo penosa y origina
numerosos conflictos sociales. En la elaboración del salitre en Chile, “los obreros
trabajan con grandes sacrificios; en algunas faenas en forma casi cruel con un
calor abrasador y sin seguridad para el trabajo; por eso las enfermedades y los
accidentes son mayores en ellas” (…) “Las condiciones de higiene y seguridad para
los obreros en las diversas faenas, eran, la mayor parte de las veces, deficientes: los
locales en que trabajaban carecían de suficiente luz, ventilación y desagües; el
polvo en las chancadoras (trituradoras del mineral) les molestaba hasta obligarlos
a trabajar con frecuencia con el rostro cubierto por telas o pañuelos de mano, y el
calor y el desprendimiento de gases venenosos en los cachuchos (donde se disuelve
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 157
Independencia a la Globalización
el salitre por medio del agua y del calor) los obligaba a trabajar casi desnudos,
hasta agotarles las fuerzas. Las máquinas, o no estaban protegidas, o lo estaban en
forma defectuosa, sin aparatos preventivos de accidentes, por lo cual era frecuente
la caída de los obreros a los calderos hirviendo. Con frecuencia se ocupaban niños
en máquinas y calderos con tareas abrumadoras para sus cortos años” 408 .
“Estuve una tarde conversando con los obreros de una maestranza en las oficinas
salitreras de Maria Elena. El suelo del enorme taller está siempre enfangado por el
agua, el aceite y los ácidos. Los dirigentes sindicales que me acompañaban y yo,
pisábamos sobre un tablón que nos aislaba del barrizal.
“-Estos tablones, -me dijeron-, nos costaron quince huelgas sucesivas, ocho de
peticiones y siete muertos. Lo último se debió a que en una de esas huelgas la
policía de la compañía se llevó a siete dirigentes. Los guardias iban a caballo,
mientras los obreros amarrados a una cuerda los seguían a pie por los solitarios
arenales. Con algunas descargas los asesinaron. Sus cuerpos quedaron tendidos
bajo el sol y el frío del desierto, hasta que fueron encontrados y enterrados por sus
compañeros” 409 .
una cara anaranjada se ayuntaba con una cara roja, de ninguna manera podía
nacerles una cara verde: era una garantía. La ciudad se sosegó. Un 28 de julio el
Prefecto declaró desde la tribuna que, a ese paso, pronto los indios serían rubios.
La esperanza de transformarse en hombres blancos clausuró toda duda. Pero los
campesinos continuaban quejándose; en las tierras, ni en las azules, ni en las
amarillas, prosperaba la semilla” 415 .
Como vimos en el primer tomo de esta obra, en las montañas peruanas son
frecuentes los terremotos y aluviones, lo que llevó a los incas a construir de un
modo particular, para minimizar sus consecuencias. Las instalaciones mineras no
han sabido utilizar los conocimientos incaicos ni han tenido las suficientes
prevenciones en la materia, por lo cual resultan especialmente vulnerables a este
tipo de eventos. En marzo de 1971, una avalancha golpeó el campamento de la
Chungar Compañía Minera en la orilla de Lago Yanahuin, matando entre 400 y
600 personas y destruyendo las instalaciones. Además, el agua entró a raudales en
los socavones y se ahogaron varios mineros 417 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 160
Independencia a la Globalización
En ese país, “los planes de reforestación han fracasado por diversos motivos, con
excepción de una empresa privada que de 1986 a la fecha (escribe en 1990) ha
plantado 750 hectáreas” 419 . En otras palabras, que se perdieron unos 4,9 millones
de hectáreas de bosques naturales y se plantaron 750 hectáreas de bosques
artificiales.
La selva amazónica no es, como a menudo se cree, el pulmón del mundo. Se trata
de un sistema complejo que funciona como si fuese cerrado, y que consume
prácticamente todo el oxígeno que produce. Más allá de los mitos que circulen
sobre esta región, lo cierto es que su apariencia de fertilidad inagotable ha sido la
causa de tantos proyectos fracasados sobre el región. Desde los lejanos tiempos del
marqués de Pombal, siempre se vio a la Amazonia como la tierra de promisión,
donde cualquier cultivo tendría rendimientos infinitos, casi sin esfuerzo alguno. El
retraso económico de la región se explicaba con argumentos de tipo racista, sobre
la indolencia de los nativos y la necesidad de algún capitalista extranjero capaz de
explotar esas riquezas con visión de futuro.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 161
Independencia a la Globalización
El primero de los salvadores modernos del Amazonas fue Henry Ford, quien en
1927 compró un millón de hectáreas en el estado de Pará, junto al río Tapajós. Era
un momento de grandes dificultades económicas en el mercado mundial del
caucho. La economía norteamericana se apoyaba en la industria automotriz, que
necesitaba de neumáticos de caucho. Por lo cual parecía una buena idea hacer una
gigantesca plantación de caucho en su misma tierra de origen. La forma de
obtención del caucho era tan primitiva y artesanal, que parecía el sitio ideal para
llevar a la práctica los principios de división del trabajo, mecanización y
organización en gran escala que caracterizaron al fordismo. Los trabajadores
caucheros (seringueiros) van buscando en la selva ejemplares de este árbol, que
van sangrado periódicamente. Hacen incisiones en la corteza, recogen el líquido en
una lata y después lo ahuman sobre una fogata y entregan esta materia prima en
bruto a un acopiador, vinculado a un monopolio de la comercialización. Los
trabajadores están atados a deudas eternas y controlados por bandas de pistoleros
que impiden cualquier reclamo.
Ford diseñó una explotación moderna, que combinaría los criterios industriales de
eficiencia para el cultivo del caucho y la extracción y exportación de maderas
duras. La ilusión de abundancia de la naturaleza era tal que a nadie le importó
conocer cómo era realmente la selva. A la distancia sorprende la ignorancia
ecológica de quienes intentaron realizar los grandes proyectos en el Amazonas. Por
una parte, tenían una ilusión de homogeneidad, que les hacía creer que era lo
mismo una parte de la selva que otra. La tierra elegida tenía colinas y suelos
arenosos, que dificultaron el uso de maquinarias. El rey de los motores a explosión
tuvo que retornar a las viejas carretas de bueyes, las únicas capaces de circular por
esos terrenos.
Cualquier forma de lucha contra las plagas tenía que ser intensiva en el uso de
mano de obra. Pero la zona era demasiado remota, con una densidad de población
muy baja y la poca gente que había estaba separada de la civilización industrial
por un enorme abismo cultural. El resultado fue que las personas con mentalidad
de obreros no querían irse a la selva y los escasos pobladores locales no se
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 162
Independencia a la Globalización
adaptaron el trabajo industrial o los pistoleros que los esclavizaban les impidieron
trabajar en Fordlandia.
En 1941 la Compañía Ford del Brasil tenía 2.723 empleados trabajando sus
plantaciones, En 1945, después de una inversión total del orden de los 10 millones
de dólares, Henry Ford II vendió sus tierras al gobierno brasileño por 500.000
dólares. Parte de ellas seguían intactas y otra parte había sido irreversible e
inútilmente deforestada.
La evolución de las políticas mexicanas con respecto a sus bosques es un caso que
merece ser analizado con algún detenimiento, tanto por sus innumerables matices
como por ser poco conocido fuera de México. La distribución de tierras en gran
escala entre los campesinos, como consecuencia de las políticas iniciadas en la
Revolución Mexicana, genera una nueva clase de conflictos ambientales. El dilema
de si proteger los ecosistemas o las comunidades pobres adquiere un sentido
particular.
El naturalista Miguel Ángel de Quevedo pensaba que los campesinos habían sido
responsables de una gran parte de la destrucción de los bosques del país, y temía
que si no se fijaban límites a la redistribución de la tierra, los bosques de México
estaban condenados. Insistía en que los campesinos "a quienes se adjudicaran
tierras, deberían dejarlas inalteradas si no eran adecuadas para la agricultura. En
lugar de desmontar irresponsablemente la tierra para cultivarla, deberían buscar
tierras más apropiadas en otras partes del ejido (tierras comunales)" 422 .
La Ley Forestal de México de 1926, reglamentó por primera vez las actividades
forestales en terrenos privados: todas las entidades, tanto individuos como
corporaciones, tenían que someter a los funcionarios de agricultura, para su
revisión, sus planes para actividades forestales. "El gobierno mexicano
recomendaba a los gobernadores iniciar una enérgica campaña contra el uso de
carbón de madera como combustible. Como parte de esta campaña, los
funcionarios del gobierno en la Ciudad de México pidieron a los gobernadores
estatales popularizar el uso de gasolina, carbón mineral y electricidad para cocinar
y para calefacción".
Así, entre 1936 y 1939, se realizó el proceso de protección del entorno para
diferentes ciudades del país: como el puerto de Mazatlán, en el estado de Sinaloa;
Calvillo, en Aguascalientes; y de la ciudad de Cuernavaca, en Morelos. Para el
estado de Michoacán, Cárdenas estableció las de Zitácuaro, Jiquilpan, Ario de
Rosales, Uruapan, Tacámbaro y la cuenca del Río Chiquito, en Morelia.
Igualmente, fueron declaradas las de las ciudades de Chihuahua, San Luis Potosí,
Zacatecas, Oaxaca, Veracruz y Puebla, capitales de los estados del mismo nombre.
En Guerrero, se protegió al puerto de Acapulco y a la ciudad de Taxco. En
Oaxaca, la ciudad de Ixtepec. En Veracruz, la ciudad de Orizaba y la cuenca
hidrográfica del Río Blanco. Para terminar, en 1939, amplía la de la ciudad de
Tacámbaro.
En 1936 declara zona protectora forestal vedada una parte del municipio de León
de los Aldamas, advirtiendo que "los propietarios de los terrenos comprendidos
dentro de la zona a que se refiere este decreto quedarán obligados a cooperar en la
reforestación que el Servicio Forestal efectúe y, en caso de negarse a ello, el
Gobierno Federal se reserva el derecho a proceder en la forma que lo determina el
artículo 25 de la ley, expropiando sus terrenos".
En 1937, crea una zona para proteger de las crecidas a la ciudad de Pachuca,
Hidalgo, y fija restricciones de manejo: "Dentro de los límites de la Zona
Protectora Forestal queda prohibida la explotación comercial de los productos
forestales, así como el ensanchamiento de las superficies de cultivo agrícolas en
aquellos terrenos que por su pendiente y condiciones especiales así lo
aconsejen" 424 . Muchos de estos decretos no se llevaron a la práctica por falta de
fondos o de personal técnico especializado.
Es decir, que en la década de 1930 hubo una política muy activa para la protección
de los servicios ambientales prestados por los bosques. El uso de bosques
protectores en las partes altas de las cuencas hídricas es la forma más eficaz y
barata de evitar aluviones e inundaciones. Me gustaría saber cuántos gobiernos
latinoamericanos actuales lo están haciendo, ya que la política habitual es tomar
un crédito internacional para realizar una gran obra pública, con enorme consumo
de cemento, impactos ambientales significativos y escasos resultados.
Este conservacionismo de los primeros momentos fue reemplazado por una gran
permisividad, a medida que los grupos industriales se hacían políticamente más
poderosos. En 1944, siguiendo las políticas industriales gubernamentales, el
Congreso mexicano modificó los límites del Parque Nacional Colima para quitar la
protección de casi todas las áreas arboladas y permitir su explotación por una
fábrica de papel. Durante los años sesenta, el gobierno mexicano llevó a cabo un
programa masivo de construcción de carreteras para facilitar la extracción de los
árboles de caoba, cedro y ceiba que todavía quedaban en la zona. Al mismo tiempo
que la industria forestal adquiría un auge explosivo en Chiapas, los inmigrantes
que no podían mantenerse en suelos que eran rápidamente privados de sus
nutrientes, vendieron sus tierras a ganaderos, quienes, apoyados por políticos
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 165
Independencia a la Globalización
Si los caminos fueran seguros, se podría ir a pie desde San Cristóbal de las Casas a
San Juan Chamula. El pueblo indio es apenas un suburbio de la ciudad colonial y
blanca. No hay nada en su edificación que lo distinga de tantos otros asentamientos
campesinos de México. Pero hay que entrar en la iglesia para percibir esa otra
cultura. Los santos son quizás los mismos, pero cada uno lleva un espejo en el
pecho, que refleja el alma del que va a rezarle. En la nave vacía, sin bancos ni nada
que les estorbe el camino, las familias se arrodillan en pequeños manchones. Cada
una enciende sus velas sobre el piso, quema unas hierbas y le habla a Dios en
lengua tzotzil, la misma que usaban cuando los dioses eran jaguares 425 .
Aunque la iglesia dice ser católica, no hay un cura que diga misa, sino un shamán
que conduce sus almas hablándoles en voz baja de a uno en uno. Las familias
siguen cada una su propio diálogo con Dios, a veces gritan y lloran, y le entregan
sus ofrendas: el humo del incienso, un vaso de tequila y una botella de Coca-Cola.
¿Acaso el refresco cumple la misma función que el vino en la misa? ¿O la gaseosa
es el reflejo de una sociedad que no tiene un lugar para ellos?
Si bien los indios pueden contabilizar cinco siglos de agravios, la situación empeoró
realmente en las últimas décadas, en las que la demanda industrial hizo que la
selva lacandona fuera objeto de un saqueo sistemático. Todavía en 1945, buena
parte de la selva era inexplorada y salvaje hasta un punto difícil de imaginar: los
jaguares rondaban las haciendas para comerse los perros y, cuando una
expedición científica cazó un cocodrilo, encontraron en su estómago un pedazo de
tela floreada y un mechón de cabellos de mujer. Esa selva hostil a la civilización
moderna, fue el habitat tradicional de numerosos pueblos que extraían de ella
alimento y vestido, techo y medicina. El hacha, el fuego y la topadora destruyeron
un mundo sin llegar a crear otro. La economía de Chiapas se basó en el saqueo de
la selva.
El naturalista Miguel Álvarez del Toro describe esa destrucción: "las selvas eran
transformadas a una velocidad increíble en maizales y pastizales. Todo estaba
muerto y aniquilado. En todas partes había cráneos y esqueletos de muchos
animales, incluso de tapires. Cuando a esos desagradables individuos se les
preguntó para qué cazaban los tapires, respondieron que para eso eran los
animales, para matarlos". Así, lo que era pobreza con acceso a medios de
subsistencia naturales pasó a ser miseria sin esperanzas.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 166
Independencia a la Globalización
Los indios siguieron mirando desde afuera a una sociedad que los ha privado de
sus formas de vida tradicional sin darles otras nuevas, y que les mostró el lujo de
los que se hicieron ricos lucrando con los ideales de la Revolución Mexicana. El
escritor Carlos Fuentes llamó cambio de piel al proceso que transformó a los viejos
guerrilleros en industriales y financistas. Entretanto, en uno de los palacios más
impresionantes del mundo, el del Museo Nacional de Antropología, residen unos
indios de cera, la imagen oficial de un país que es mestizo, pero que se niega a
aceptarlo en los hechos.
Al año siguiente, entra en operaciones una compañía forestal que hace accionistas
de dicha empresa a los propios caribes sin que ellos se enteraran. Pocos meses
después, los caribes le firman a la empresa un contrato de explotación maderera de
35 mil metros cúbicos al año, para que explotara caoba y cedro en el latifundio que
el gobierno les había otorgado. Cada uno de los caribes recibe dinero del gobierno,
además de donarles obras y una avioneta, como pago o producto de los "derechos
de monte" que ellos habían otorgado a la citada empresa. “Durante todo el periodo
de los años 70's, la maquinaria de las compañías madereras seguían abriendo
enormes corredores en el corazón de la selva lacandona, destruyendo el suelo
selvático frágil, y especies de arboles que actualmente se encuentran en peligro de
extinción como la caoba, cedro, guanacastle, palo picho, ceiba, jolmashte,
matilisguate, jobo, cashan, guapaque, cedrillo, guaite, molinillo, bojón, papelillo,
petastillo y ramoncillo; pues por cada árbol caído llevó consigo a dos o tres árboles
vecinos” 426 .
A partir de la década del ´30 llegan las primeras empresas que inician la
explotación industrial del alerce, se instalan en Santa Elisa, Chaihuín, Valdivia y
en las riberas del Seno de Reloncaví, se trataba de una actividad que se orientaba
a la exportación. Poco a poco los alerzales desparecían.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 167
Independencia a la Globalización
El aumento del valor internacional de maderas finas hacia la década del ´60
determinó una fuerte expansión de la demanda. Las innovaciones tecnológicas en
los camiones, las torres de extracción y las motosierras eran capaces de explotar
los bosques más tupidos y en laderas más abruptas. Empresas forestales
norteamericanas fijan su atención en los bosques templados y húmedos del cono
sur americano. Había llegado el momento para los últimos alerces de Chiloé
continental. En las montañas de Contao al sur del Seno Reloncavi , escondidos por
escarpadas laderas estaba el que tal vez fuera era el bosque mas antiguo del
planeta; los alerces de valle del Patamai ubicado en las laderas del Volcán
Apagado y que serían sometidos a una tala rasa que dio cuenta de los ejemplares
mas anchos y altos en una explotación que duro casi 10 años (1960-1970) y que
tumbó la “mayor catedral verde” de Chile. Las autoridades del gobierno de Frei
alarmadas por las escandalosas noticias que recibían de este crimen ecológico
establecen un reglamento para la corta del alerce que en sus considerandos decía
que “la especie arbórea denominada alerce, se encuentra sometida, a lo largo del
territorio nacional, a una explotación intensiva y sin control, por lo que existe el
serio peligro de extinción de dicha especie”.
Cuando ya habían sido cortados casi el 80 por ciento de los bosques de alerces
existentes a la llegada de los españoles y ante la presión de las nuevas ideas de
conservación se dictó en 1976 el decreto supremo 490 que prohíbe el corte de
alerces vivos. Gabriela Mistral escribió: estoy con “el mismo alerce patagónico que
tal vez nos ha visto en indiada suelta, luego en colonia rigurosa, luego en república,
¡y sabe Dios cuántos trances más nos ha de ver todavía!” 427
En esta etapa, una mirada más científica discute qué hacer ante la invasión. Por
ejemplo, en 1936, una Revista de Agricultura señala dos posibilidades: Una era
“regar los campos cubiertos por la planta con petróleo” lo que eliminaría la plaga
y con ella toda otra posibilidad de vida en esos suelos. La otra era forestar esas
tierras con cedros, para sombrear la plaga ya demás hacer un cultivo útil y
rentable. Previsiblemente no se hizo ni lo uno ni lo otro.
existentes. Esto puede ocurrir por competencia entre especies nuevas y las
anteriores, por agotamiento del habitat, por sobreextracción de algunas especies
determinadas (por motivos económicos o culturales), etc.
AMBIENTE Y SEQUÍAS
Las ondas de sequía del nordeste producirán pulsos de migración hacia las grandes
ciudades y hacia la Amazonia, en los períodos de auge del caucho. Esto lleva, por
supuesto, al crecimiento explosivo de las favelas y a la profundización de las
situaciones de esclavitud entre los caucheros del Amazonas. “La sequía de 1970
arrojó muchedumbres hambrientas sobre las ciudades del nordeste. Saquearon
trenes y comercios; a gritos imploraban la lluvia a San José. Los “flagelados” se
lanzaron a los caminos. Un cable de abril de 1970 informa: “La policía del Estado
de Pernambuco detuvo el domingo último, en el municipio de Belém do São
Francisco, a 210 campesinos que serían vendidos a propietarios rurales del estado
de Minas Gerais a dieciocho dólares por cabeza” 437 .
En este contexto surgen las ligas campesinas, que pelearán por la tierra de los
pobres. Pero su primera reivindicación es de las más desgarradas: reclaman siete
palmos de tierra y un cajón. Uno de sus fundadores explica que “antes de la Liga,
cuando uno de nosotros moría, el cajón (para el velatorio) lo prestaba la
Municipalidad. Después que el cuerpo era llevado a la fosa común, el cajón volvía
al depósito municipal. Hoy la Liga paga el entierro y el cajón baja con el
muerto" 438 . Después de pelear por los muertos, pelearán por los vivos y
reclamarán tierras para cultivar, en uno de los movimientos sociales más
importantes del continente.
• En la primer situación, está la mujer rural que convive con el marido y los hijos
que trabaja en la tierra y en las tareas domésticas, y que en tiempos de sequía,
inclusive con el marido presente en casa, se incorpora a los frentes de emergencia,
recibiendo un mísero salario (inferior al que se le paga al hombre) para completar
el ingreso familiar.
• El tercer tipo de mujer trabajadora son las llamadas "viudas de la sequía", que
quedan solas mientras los varones salen para diferentes lugares del país en busca
de trabajo. “Abandonadas a su propia suerte, manejando el hogar, cuidando de
"lo que queda", viendo a los animales enflaquecidos morir de hambre, sufriendo
con los hijos que lloran por no tener qué comer, luchando con todas sus fuerzas,
alimentándose con lo que anteriormente era inaceptable para la alimentación
humana, organizándose, forman verdaderas romerías para pedir ayuda a las
autoridades de la ciudades más cercanas, llegando inclusive a participar en
saqueos a los mercados” 439 .
La vinchuca anida en el techo de paja de los ranchos, en cada uno de los cuales
pueden encontrarse hasta 3.000 ejemplares. Es una enfermedad que afecta
también a los animales domésticos de sangre caliente, por lo cual es frecuente que
vinchucas no infectadas piquen a un animal enfermo y de allí transmitan la
enfermedad al ser humano. No hay cifras confiables sobre cantidad de enfermos de
Chagas. La cantidad de casos que se denuncian cada año varía según el interés de
las autoridades en encontrarlos o en ocultarlos. Lo que sí puede efectuar-se es un
cálculo de la población que corre el riesgo de enfermar, sin que se pueda afirmar si
ha contraído realmente la enfermedad.
Pero existen además factores culturales, que hacen que ni siquiera la construcción
de viviendas sea suficiente. Ello se debe a que la vivienda rural cumple funciones
diferentes a las de la vivienda urbana:
Este modelo productivo sólo puede funcionar con un alto nivel de contaminación
por agroquímicos. La artificialización del medio agrario supone ocupar amplias
extensiones con monocultivos. Pero cultivar una sola especie significa también
cultivar y criar a sus enemigos naturales. El modelo productivo sólo cierra con
cantidades masivas de plaguicidas. Los mismos plaguicidas se usaron para
combatir los vectores que transmiten diversas enfermedades, como el mosquito
anofeles, que transmite la malaria, o la vinchuca, que transmite el mal de Chagas.
El que hayan sido exitosos en matar insectos hizo olvidar al principio que
contribuían a solucionar un problema pero generaban otro nuevo.
Esto originó por lo menos dos situaciones de uso de un doble estándar ambiental:
Para combatir las plagas de un modo eficaz y que no dejara residuos en los
alimentos, las empresas químicas decidieron utilizar plaguicidas que fueran
biodegradables. Como tenían poco tiempo para actuar antes de degradarse, la
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 175
Independencia a la Globalización
consecuencia lógica fue aumentar su toxicidad, de modo que pudieran acabar con
todos los insectos en poco tiempo y después llegar limpios a las mesas de los
compradores. Se usó para esto el parathion, un gas neurotóxico que había sido
desarrollado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Esto dio lugar a
otra familia de plaguicidas, conocidos comúnmente como fosforados.
En la mayor parte de esta etapa, los recursos faunísticos carecen de interés, salvo
en los casos en los que se les puede dar un aprovechamiento económico directo. Por
razones políticas, el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) "recomendó a los
funcionarios de caza penalizar lo menos severamente posible a los indígenas que
violaran los reglamentos de caza". Más adelante, las prioridades políticas
cambiarán y los gobiernos dejarán de penalizar a los cazadores ricos.
A medida que disminuyen las poblaciones de animales de caza en los países del
Norte, sus cazadores deportivos se desplazan hacia países del Tercer Mundo,
incluyendo los de América Latina. Por razones de proximidad geográfica, México
es el primer pais afectado por los cazadores norteamericanos.
con firmar el decreto, pero sin haber establecido "recursos para pagar a los
guardias, ni planes de acción" 445 . El Servicio de Peces y Fauna Silvestre de los
Estados Unidos estimó en 1948, que los cazadores norteamericanos mataban
ochocientos patos a la semana en el norte de México. También habían contribuido
a la extinción casi total del oso gris y del lobo gris mexicanos.
Otro país que ha actuado como puente para el tráfico ilegal de fauna es Paraguay,
que aparece en diversas oportunidades exportando productos hechos con animales
de caza prohibida. Es sugestivo que en diversos años sus estadísticas hayan
registrado exportaciones de ponchos de vicuña. La vicuña es un animal que sólo
vive en las altas montañas de la Cordillera de los Andes, en ecosistemas que no
existen en Paraguay.
En toda esta etapa son más visibles las especies amenazadas por la caza que por la
destrucción de habitats y tenemos mucha más información sobre las primeras que
sobre las segundas. El motivo es que el movimiento económico que se genera a
partir de esta actividad lleva a detectar casi de inmediato la disminución de las
poblaciones animales que son objeto la caza. Las afectadas por las alteraciones del
habitat suelen ser especies de menor interés económico, cuya escasez aparece sólo
en estudios especiales. En la década de 1960, Argentina distribuye un listado de
productos cuya exportación había crecido significativamente en años recientes.
Bajo el rimbombante título de "Productos industriales nuevos" se encontraban los
cueros de yacaré que tenían una importante demanda para la confección de
carteras, billeteras y zapatos. Previsiblemente, nadie pensó en lo que implicaba
reducir las poblaciones del principal depredador de un ecosistema. Proliferaron los
depredadores menores, como las palometas y pirañas. Y sucede que esas especies
de cocodrilos no atacan al hombre, pero las pirañas sí lo hacen.
En las costas de Chile y Perú, una combinación de sobrepesca con las variaciones
naturales de la Corriente del Niño disminuye drásticamente las poblaciones de
anchovvetas. Por ese motivo, Perú pasa de capturar 12.481.000 toneladas en 1971 a
menos de medio millón en 1983 449 .
Las distintas especies de cetáceos son consideradas como recursos naturales a ser
explotados, sin énfasis en su protección. Por ejemplo, un texto ecuatoriano señala
las ventajas de cazar ballenas en las islas Galápagos: “La pesca de la ballena es tan
ventajosa y más fácil que en los mares árticos, por lo que hasta hace algunos años
no faltaban nunca los buques balleneros en las cercanías de las islas” 450 . Los
autores no parecen preguntarse por qué los busques balleneros dejaron de acudir
en busca de presas tan fáciles.
En la costa patagónica argentina, por su parte, la Armada utiliza como zona para
el entrenamiento de sus tropas en el tiro con artillería a los golfos de rodean la
Península Valdés. Esas aguas tranquilas permiten que los artilleros novatos
puedan dar en el blanco. Le apuntaban a una curiosa forma natural que recuerda
a la silueta de un barco. Sólo que los golfos que rodean la península son la zona de
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 178
Independencia a la Globalización
reproducción de la ballena franca austral 451 . La idea de que algo tan importante
como la defensa nacional pueda subordinarse a una curiosidad como lo sería la
protección de la fauna marina, aún no se le pasa a nadie por la cabeza.
Los términos de la polémica están definidos desde la época de Malthus y son muy
similares a lo largo de dos siglos. Para unos, el problema se centra en la cantidad
física de recursos naturales. Sostienen que la humanidad no puede expandirse
indefinidamente en un mundo finito. Si no se controla la población, cualquier
racionalización en el uso de los recursos naturales no hará más que postergar un
poco la catástrofe final. Para otros, el problema se centra en la forma de usar los
recursos naturales. Si se modifica esta forma, hasta llegar a un esquema social más
redistributivo, la población humana tenderá a regular sus nacimientos sin que se
llegue a una situación catastrófica.
Si la superpoblación es causa de la pobreza, hay que centrar la acción en limitar
los nacimientos (políticas malthusianas). En cambio, si la superpoblación es
consecuencia de la pobreza, hay que centrar la acción en la redistribución de la
riqueza y en el uso racional de los recursos naturales (políticas no malthusianas).
El problema se plantea en términos científicos, pero sus consecuencias son sociales
y políticas y pueden afectar la vida cotidiana de millones de personas. Las
consecuencias de unas y otras posiciones son propuestas políticas de signos muy
distintos 452 . Este punto de vista tuvo una serie de fundamentaciones matemáticas
que procuraron demostrar con cifras la pequeñez del mundo. Una institución
internacional, el Club de Roma, tomó estadísticas de una enorme cantidad de
variables (población mundial, producto bruto, consumo de petróleo,
contaminación, etc.) y construyó un modelo matemático para tratar de ver cómo se
comportarían esas variables en el futuro.
La computadora mostró que todo iría muy mal: la población se amontonaría sin
tener qué comer, las tierras quedarían erosionadas y el agua contaminada; el
petróleo, los bosques y los metales se agotarían muy pronto. En definitiva, el
mundo podía estallar en unas décadas más. La solución propuesta para evitarlo
fue congelar el desarrollo poblacional y económico. Lo que podría ser aceptable,
salvo que se propuso congelarlo con la distribución actual de riquezas. Es decir,
que los países desarrollados siguieran despilfarrando los recursos sin demasiadas
limitaciones y los países pobres renunciaran a resolver sus problemas
económicos 453 .
A pesar de tanta matemática, todo el mundo comprendió que no se trataba de un
trabajo científico aséptico sino de una toma de posición política. Ésta trascendió los
ámbitos académicos. Diferentes organismos financieros internacionales empezaron
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 179
Independencia a la Globalización
a exigir que los países del Tercer Mundo adoptaran políticas de limitación de los
nacimientos como condición para darles ayuda económica. Robert McNamara, en
1968, al asumir la presidencia del Banco Mundial, declaró: “El Banco Mundial
hace saber a los Estados en desarrollo que el rápido crecimiento demográfico les
impide su desarrollo potencial”.
Hubo países que promocionaron la esterilización de la población de bajos recursos,
en tanto que en otros se denunciaron campañas de esa índole en comunidades
marginales. En México, en Perú y en Estados Unidos se denunció que existían
campañas oficiales para esterilizar a los indios. En muchos casos, una mujer india
que daba a luz por cesárea en un hospital público podía ser víctima de una
ligadura de trompas sin su consentimiento. De este modo, muchos funcionarios
creían “ayudar” a los indios a que tuvieran menos hijos, aunque sin preguntarles
su opinión.
En Perú se ligaron las trompas de más de 200 mil mujeres, principalmente indias y
pobres. Una amplia discusión posterior estuvo centrada en cuántas de esas mujeres
habían prestado su consentimiento y cuántas habían sido esterilizadas mediante
engaños o por la fuerza 454 . En Puerto Rico se realizaron las primeras experiencias
de anticonceptivos orales, con importantes efectos secundarios negativos. Un aire
de racismo sobrevoló esta experiencia: había temor de que el aumento de la
población puertorriqueña generara una migración masiva hacia los Estados
Unidos.
Planteado el modelo del Club de Roma como un texto científico, la primera
respuesta fue académica. Otra institución, la Fundación Bariloche, hizo un modelo
matemático distinto sobre el futuro del mundo. Otra vez juntaron una enorme
cantidad de datos, formularon un modelo matemático diferente y demostraron con
gran rigurosidad lo que quizás fuera obvio: que las computadoras devuelven lo
que uno les ha puesto adentro. Si se cambian las hipótesis sobre el futuro, el mundo
no estalla.
El modelo Bariloche reflejaba algunas críticas de sentido común al modelo del
Club de Roma. Una de ellas era suponer que no se haría nada por cambiar la
tecnología. Es decir que más industria significaría más y más contaminación sin
que a nadie se le ocurriera obligar a las fábricas a ser más limpias. Otra de las
hipótesis cuestionables del Club de Roma es que el mundo estallaría sin que antes
hubiera cambios sociales que procuraran evitar el estallido.
Modificadas ambas hipótesis, la computadora de Bariloche dio resultados opuestos
a la del Club de Roma, con algunos cambios sociales y tecnológicos. En el mundo
parecía caber mucha más gente de la que ahora aquí vive 455 .
El Presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, lo planteó en términos políticos,
al señalar que, si no se resuelven las urgentes necesidades del Tercer Mundo, los
sistemas políticos se agotarán antes que los recursos naturales. "Pretender que las
disponibilidades de materias primas y recursos naturales en las sociedades
opulentas serán mayores cuanto menos se expanda la población de la periferia, es
un simplismo conceptual, un racismo inconfesado o una utopía totalitaria" 456 .
El tema es recurrente y cada tanto aparece una nueva tanda de modelos
futurológicos que fundamentan una u otra posición, con algún dato o con alguna
ecuación nueva. Sin embargo, los aportes nuevos son mínimos porque, insistimos,
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 180
Independencia a la Globalización
• "En primer lugar -dijeron- es posible que las industrias que se consideran como
contaminantes en algunos países adelantados (debido a que la capacidad ambiental
de estos es mas limitada) no sean contaminantes, o lo sean en mucho menor grado,
en el contexto de los países en desarrollo, que en la actualidad tienen mucha menos
contaminación ambiental".
• "En segundo lugar, es posible que las normas y costos ambientales sean muy
distintos en el mundo desarrollado que en el mundo en desarrollo, de manera que
los países en desarrollo quizás logren todavía obtener una ventaja
comparativa" 457 .
Como se ve, los argumentos son pueriles. Los compuestos de mercurio o el dióxido
de azufre matan por igual a blancos, negros y amarillos, de manera que las
condiciones ambientales no son tan distintas. Pero es posible que las condiciones
políticas si lo sean: en los países del Tercer Mundo es más fácil encontrar
gobiernos que permitan la depredación de la naturaleza.
Mas adelante, un economista como Luciano Tomassini señaló que "los países
subdesarrollados deberían estar preparados para aceptar nuevas fuentes de
contaminación, siempre que ello vaya acompañado de nuevas inversiones
adicionales y mas altos niveles de desarrollo". Y sintetiza su pensamiento diciendo
que "para los países del Tercer Mundo, el problema se plantea en términos de
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 181
Independencia a la Globalización
• Producción del cobre blister (que se obtiene calentando el mineral hasta fundir
el metal). y
Un trabajo de CEPAL sobre América Latina en la década del '80, afirma que "el
aumento de las necesidades de inversión y de los costos en países desarrollados, por
políticas de protección ambiental aplicadas con un rigor cada vez mayor por sus
gobiernos, aumentan el interés de las empresas en desarrollar ciertos sectores (por
ejemplo, los químicos y metalúrgicos) en países en desarrollo". Pero en vez de
preguntarse por que los países desarrollados aplican políticas cada vez mas
rigurosas de control ambiental, los economistas de CEPAL solo ven la oportunidad
de recibir algunas de esas inversiones rechazadas por el Primer Mundo.
El Mensaje del general Perón a los Pueblos del Mundo 460 contiene párrafos que
pocos políticos actuales se atreverían a suscribir: "En el último siglo (la
humanidad) ha saqueado continentes enteros, y le han bastado un par de décadas
para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un
gas tóxico y espeso. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo
físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno
desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación
del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y enloquecido por el ruido y el
hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las
ciudades jardines del futuro".
la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde
su hogares por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La
separación dentro de la humanidad se está agudizando de un modo tan visible que
parece que estuviera constituida por más de una especie".
"El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología -dice-, ha olvidado las
verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la Luna
gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la
electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que
respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, y eleva la temperatura
permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas". 461
EL ECODESARROLLO
Desde otro signo ideológico, el Mayo Francés de 1968 anuncia que la imaginación
tomará el poder. En toda América Latina se organizan guerrillas que intentan
construir un mundo mejor. Es el tiempo de la idealización de todos los
movimientos insurgentes. Aún estamos lejos de la trayectoria sórdida de Sendero
Luminoso. Violeta Parra da gracias a la vida por ver al bueno tan lejos del malo. Y
Ernesto Che Guevara escribe al salir de Cuba en una carta a su padre: "Otra vez
siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con la adarga al
brazo..."
Según Enrique Leef, "el ecodesarrollo designa el campo práctico en que se realizan
una serie de acciones conducentes a crear los conocimientos científicos y las
técnicas necesarias para el aprovechamiento do los recursos de cada ecosistema,
dentro de los criterios de racionalidad ecológica que garantizan su reproducc1ón
para la producción de satisfactores sociales". Esto se relaciona con el rol del
ambientalismo en tanto movimiento social. A diferencia de otros movimientos
sociales que se centran en la crítica a las estructuras de poder (y consideran a la
tecnología como una constante de cualquier orden social), los ambientalistas
cuestionan las tecnologías vigentes. Previsiblemente, esto los lleva a chocar con
gran parte de la izquierda: ¿acaso la Unión Soviética y China Popular no tienen
derecho a tener sus propias bombas atómicas?
Es decir que el ecodesarrollo es, antes que nada, un "campo práctico". Sin
embargo, las razones sociales explican por qué se mantuvo dentro del campo
teórico en forma casi exclusiva. Inicialmente se divulgó un conjunto de ecotécnicas,
entendidas como tecnologías conservacionistas, de bajo impacto ambiental,
razonablemente adaptadas al uso de recursos naturales locales y utilizables en la
escala de la pequeña y mediana empresa. La consigna "lo pequeño es hermoso"
representó mejor que ninguna otra la etapa inicial del ecodesarrollo.
estrella con los fuertes incrementos del precio de los hidrocarburos pactados entre
los países productores y las grandes compañías.
Por este motivo, hemos llamado de “modernización periférica” a los años que
anuncian el final de la industria latinoamericana autosuficiente 463 , 464 .
341
Cárdenas, Lázaro: “Discurso en Veracruz”, el 10/2/1934, y “Discurso en Ciudad de
México” el 1º/12/1934, al tomar posesión del Gobierno, cit. en: Montes de Oca Navas,
Elvia: “Presidente Lázaro Cárdenas del Río, 1934-1940. Pensamiento y acción”. El
Colegio Mexiquense, 1999.
342
Werneck Sodré, Nelson: “Brasil, radiografía de un modelo”, Buenos Aires, Editorial
Orbelus, 1973.
343
Rostow, Walt Whitman: “Las etapas del crecimiento ecxonómico, un manifiesto no
comunista”, México, Fondo de Cultura Económica, 1965.
344
Furtado, Celso: “Desarrollo y subdesarrollo”, Buenos Aires, EUDEBA, 1964.
345
Furtado, Celso: “Teoría e política do desenvolvimento económico”, Sao Paulo, 1969.
346
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, Fondo de Cultura Económica, México, 1995.
347
La que se producirá muchos años más tarde, pero no por migraciones campo-ciudad
sino por migraciones internacionales.
348
Gudynas, Eduardo: “La reconstrucción social de la naturaleza: la expansión urbana de
Montevideo sobre ambientes costeros”. Theomai, primer semestre de 2001. Universidad
Nacional de Quilmes, Argentina.
349
En 1980, el autor de este libro tuvo una entrevista con el editor de uno de los
principales diarios argentinos, que se caracterizaba por defender los intereses de los
industriales. "Nosotros estamos a favor de la contaminación -me dijo- Los problemas del
desarrollo sólo los puede solucionar el desarrollo. Más contaminación significa más fábricas,
más empleo, más creación de riquezas y más posibilidades de tener el dinero necesario para
solucionar los problemas que vaya creando la industrialización". Era la aplicación concreta
de las teorías de Rostow. En ese momento, nadie se preguntaba si no se generarían
problemas tan serios que no tuviesen una solución económica o tecnológicamente
accesible. Tampoco si esa industrialización iba a tener un costo importante en vidas
humanas.
350
Durán de la Fuente, Hernán: “Estilos de desarrollo de la industria manufacturera y
medio ambiente en América Latina”, Naciones Unidas, CEPAL/PNUMA, 1982.
351
Mamalakis, Marcos: “Urbanización y transformaciones sectoriales en América Latina
(1950-1970)”, cit. en: Vitale, Luis: “Hacia una historia del ambiente en América Latina”,
op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 187
Independencia a la Globalización
352
Es un caso real. Detectado en Lanús, provincia de Buenos Aires, en 1985.
353
Recordemos que la chimenea de baja altura significa una menor dispersión de los gases
y, por tanto, mayores riesgos para la salud de los vecinos.
354
Gómez Bas, Joaquín: “Barrio gris”, Buenos Aires, Emecé, 1952. Cit. en: Féliz, Mario:
“La Sulfúrica” 2006.
355
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde, historia ecológica de la
Argentina”, op. cit.
356
Foguelman, Dina y Brailovsky, Antonio Elio: “Buenos Aires y sus ríos”, Buenos Aires,
Lugar Editorial, 1995.
357
Hurst; Carlos, Presidente del CEAMSE, comunicación personal, 2007.
358
Arguedas, Alcides, cit. en: Castro Carvajal, Beatriz: “La pobreza en Colombia, 1886-
1930”, Universidad del Valle, Cali – Colombia, presentado en la Reunión de la Asociación
de Estudios Latinoamericanos, Guadalajara – México, 17-19/4/1997.
359
Ortiz, Eduardo: La Gran Depresión y su impacto en Chile, Santiago, Editorial Vector,
1983.
360
Jans, Sebastián: “El desarrollo de las ideas socialistas en Chile”, en:
http://www.geocities.com/sebastianjans/socialseis2.htm
361
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia de las crisis argentinas”, Buenos Aires, Editorial de
Belgrano, 1982.
362
“Es alarmante el desarrollo de la TBC en Jujuy”, en diario El Día., 3/5/1932, cit. en:
Fleitas, Mirta: “Cuerpos elocuentes: Epidemias y endemias en Jujuy durante la década de
1930”, en: KAIROS. Revista de Temas Sociales. Publicación de la Universidad Nacional de
San Luis. Proyecto Culturas Juveniles Urbanas, Año 10. Nº 18 Noviembre de 2006.
363
Real, Juan José: "Treinta años de historia argentina", Buenos Aires, Ed. Actualidad,
1962.
364
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar: Una historia de la
conservación en México". Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(SEMARNAP) Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
(CONABIO), México D.F., 1995.
365
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, Buenos Aires, Planeta Tierra, 1993.
366
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
367
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
368
Latendorf, Abel Alexis: “Nuestra América difícil”, Buenos Aires, Editorial S.A.G.A.
1957.
369
Aún en la actualidad algunos disidentes cubanos elogian este proyecto irracional.
370
Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, art. 27, 1917.
371
Constitución de la República de Cuba, arts. 87 y 89.
372
República Argentina. Constitución Nacional sancionada en 1949. Artículos derogados
en 1957.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 188
Independencia a la Globalización
373
Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, México, Fondo de Cultura Económica,
1965. El Plan de Ayala fue firmado en la ciudad del mismo nombre el 25 de noviembre de
1911.
374
Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, op. cit.
375
Azuela, Mariano: “Los de abajo”, México, Fondo de Cultura Económica, 1958.
376
Carranza, Carlos P.: “Reforma agraria en América”, Buenos Aires, Asociación
Argentina por la Libertad de la Cultura, 1961.
377
García Quintanilla, Alejandra: “Las mujeres y la nueva milpa. Equidad genérica en la
agricultura peninsular del mañana”, en Nah Molay, Primer Congreso
de Mujeres Mayas (Mayan Women First Congress). UNIFEM. 1999.
378
Ley de Reforma Agraria, cit. en: Selser, Gregorio: “El Guatemalazo, la primera guerra
sucia”, Buenos Aires, Ediciones, Iguazú, 1961.
379
Eckholm, Eric: “La Tierra que perdemos”, Buenos Aires, Ediciones Tres Tiempos, 1977.
380
Sánchez Herrero, Manuel y Ramos Lauzurique, Arnaldo: “El sector agropecuario
cubano bajo el socialismo de Estado”, en Boletín No. 8 del Grupo de Trabajo de la
Disidencia Interna para el Análisis de la Situación Económica Cubana, Diciembre de 1997.
381
Vega Bolaños, Luisa; Arias Verdés, José A.; Conill Díaz, Tomasa y González Valiente,
María L.: “Uso de plaguicidas en Cuba, su repercusión en el ambiente y la salud“, en
Revista Cubana de Alimentación y Nutrición, 1997.
382
Gutiérrez, Ramón: “Buenos Aires: evolución histórica”... , op. cit.
383
Valladares, Licia y Jacot, Martine: “Las rejas de la otra Brasilia”, en: El Correo de la
UNESCO, París, junio de 1999.
384
Niemeyer, Oscar, cit. en: Valladares, Licia y Jacot, Martine: “Las rejas de la otra
Brasilia”, op. cit.
385
“Buenos Aires, un paisaje cultural excepcional”. Dirección General de Patrimonio,
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2006.
386
Chueca Goitía, Fernando: “Comentarios urbanísticos en el caso de Lima”, cit. en:
Pacheco Vélez, César y Ugarte Elespuru, Juan Manuel: “Lima”, op. cit.
387
“Terremoto de México de 1985”, en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Terremoto_de_M%C3%A9xico_de_1985
388
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
389
República Argentina. Poder Ejecutivo Nacional: "Vialidad Nacional: Parques
Nacionales. Obras del Riachuelo" (1932-1938). Buenos Aires, 1939.
390
"Voló un avión sobre las zonas inundadas", en diario El Mundo, 16 de abril de 1940.
391
Sarli, Alfredo Cilento: "Sobre la vulnerabilidad urbana de Caracas" Revista Venezolana
de Economía y Ciencias Sociales vol.8, n.3, Facultad de Economía y Ciencias Sociales
Universidad Central de Venezuela, septiembre-diciembre de 2002.
392
Durán de la Fuente, Hernán: “Estilos de desarrollo de la industria manufacturera y
medio ambiente en América Latina”, op. cit.
393
“El reto ambiental del desarrollo en América Latina y el Caribe". CEPAL-PNUMA,
Santiago de Chile, 1990.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 189
Independencia a la Globalización
394
Baquedano, op. cit.
395
Se trata de un proyecto imaginado durante la dictadura del general Augusto Pinochet.
Es decir, en un momento en que se intentó resolver todos los problemas mediante el uso de
la violencia ejercida desde el poder.
396
Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar". Ed. Fraterna, Buenos Aires,
1987.
397
"El reto ambiental...", op. cit.
398
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
399
Alejandro, Sergio, cit. en: Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez
económica y saqueo ambiental”, op. cit.
400
Viaje de campo del autor, enero 1967.
401
Organización Mundial de la Salud: “Schistosomiasis”, en:
http://www.who.int/schistosomiasis/en/
402
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, op. cit.
403
Castro Soto, Gustavo: “Impacto y Consecuencias de las Represas”, en: Ecoportal.net,
8/6/2005.
404
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, op. cit.
405
Véase la película de Meirelles, Fernando: “El jardinero fiel”, Londres, 2005, que
describe en forma novelada este tipo de operaciones de algunos grandes laboratorios
internacionales.
406
Nepomuceno, Eric: “El brillo azul de la muerte”, en El País, Madrid, 1/11/1987.
407
Osava, Mario: “La piedra azul", en: Tierramérica, en:
http://www.tierramerica.org/salud/contrapunto2.shtml
408
Valdés Tagle, Elías: “El Problema Obrero en las Salitreras y su posible solución”,
Imprenta Cervantes, Santiago de Chile, 1922.
409
Neruda, Pablo: “Confieso que he vivido. Memorias”, Buenos Aires, Edit. Losada, 1974.
410
Camus, Pablo y Hajek, Ernst: “Historia ambiental de Chile”, Andros impresores,
Santiago de Chile, 1998.
411
San Sebastián, Miguel: “El impacto de la explotación petrolera en la salud de poblaciones
rurales de la Amazonia del Ecuador”, en: Siic Salud, 2003.
412
Tantaleán Varini, Guillermo: “Recursos Metalúrgicos”, Universidad Nacional de San
Marcos, virtual data, Lima, s/f.
413
Cit. en Vitale, Luis, op. cit.
414
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
415
Scorza, Manuel : “Redoble por Rancas”, Barcelona, Planeta, 1960.
416
“Evaluación de la situación urbano ambiental de la ciudad minera de Cerro de Pasco”,
LABOR, 2003.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 190
Independencia a la Globalización
417
Schuster , Robert L. y Highland, Lynn M.: “Socioeconomic and environmental impacts
of landslides in the Western Hemisphere”, U.S. Geological Survey, en: Castaneda Martinez,
Jorge E., y Olarte Montero, Juan, (Eds.): “Proceedings of the Third Panamerican
Symposium on Landslides”, Cartagena, Colombia, 29/7 al 3/8/ 2001.
418
Núñez, Francisco: “La deforestación en las montañas de Yvytyrusu, Paraguay”, en:
“Abordando las causas subyacentes de la deforestación y la degradación de los bosques:
estudios de caso, análisis, y recomendaciones de política”, The Tides Center - Biodiversity
Action Network, Agosto de 1999.
419
Lloret, María Teresa: “Problemas ambientales en América Latina: el caso paraguayo”,
en: “Latinoamérica, Medio Ambiente y Desarrollo”, Instituto de Estudios e
Investigaciones sobre el Medio Ambiente, Buenos Aires, 1990.
420
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
421
Hecht, Susana y Cockburn, Alexander: “La suerte de la selva”, op. cit.
422
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar: Una historia de la
conservación en México", op. cit.
423
Cabrera, Luis, cit. en: Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, op. cit.
424
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”,
op. cit.
425
Viaje de campo del autor a San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula, octubre
de 1992.
426
“La selva lacandona y Montes Azules, manifestación de las demandas incumplidas a los
pueblos indígenas”, en: Chiapas al día, No 347, Chiapas, México, 2003.
427
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”,
op. cit.
428
Schriften, de: Geographisches Institut, Universität Kiel - Geography - 1961
429
Brailovsky, Antonio Elio: “Marginalidad y subdesarrollo. El caso de Formosa”, en:
Realidad Económica Nº 38, Buenos Aires, enero-marzo de 1980.
430
En Argentina fue prohibido a partir de un juicio iniciado por el abogado Alberto
Kattan, el director de cine Juan Schroeder y el autor de este libro.
431
Papadakis, Juan: “Posibilidades agropecuarias de las provincias argentinas”, en:
Enciclopedia Argentina de Agricultura y Ganadería, Buenos Aires, ACME, 1974.
432
Funes Monzote, Reinaldo: “El fin de los bosques y la plaga del marabú en Cuba”, en Ilé,
Anuario de Ecología, Cultura y Sociedad, Nº 1, La Habana, 2001.
433
Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Ambientales, s/f.
434
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: "Memoria Verde: Historia
Ecológica de la Argentina", op. cit.
435
Ramos, Graciliano: “Vidas secas”, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
1987.
436
“Relación histórica resumida de las sequías del Nordeste”, Servicio Público Federal,
Ministerio de Planificación y Presupuesto. Superintendencia de Desarrollo del Nordeste,
Brasil, en: Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 191
Independencia a la Globalización
437
Galeano, Eduardo: “Las venas abiertas de América Latina”, México, Siglo XXI Editores,
1976.
438
de Castro, Josué: “Una zona explosiva en América Latina: el Nordeste Brasileño”,
Buenos Aires, Solar/Hachette, 1965.
439
de Sousa Ramalho, Deolinda:”Sequía, migración y vivienda: ¿dónde queda la mujer
invisible?”, en: Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3
440
Cit. en la película: Stagnaro, Juan Batista: "Casas de fuego”, protagonizada por Miguel
Ángel Solá. Buenos Aires, 1995.
441
Viaje de campo del autor a la provincia de Formosa, noviembre de 1978.
442
Vitale, Luis: “Hacia una historia del ambiente en América Latina”, op. cit.
443
Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
444
En 1980, el autor de este libro fue testigo de una conversación entre una profesional que
hacía el estudio de impacto ambiental de una gran fábrica de cemento que se levantaría en
plena selva y un funcionario de fauna de la provincia argentina de Salta. La profesional
preguntó por el modo en que el emprendimiento afectaría la fauna local y le respondieron:
“No la va a afectar. Cuando hay actividad industrial, los animales se van”. Esta idea de
pensar a los ambientes naturales como espacios vacíos en los cuales los animales pueden
pasear de un lado a otro, es característica de la etapa que estamos analizando. Por el
contrario, un ecosistema es un espacio completamente lleno, en el cual cada superficie que
se pierde significa la muerte (o el no nacimiento) de una cantidad de ejemplares de
diversas especies de fauna.
445
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar", op. cit.
446
En estos casos, el daño que provoca la operación comercial supera ampliamente sus
beneficios económicos. La primer noticia sobre la inutilización de balnearios por ataques
de pirañas la recibí en 1977 (Chiozza, Elena, comunicación personal). En 2006 encontré
que el principal balneario de la provincia argentina de Formosa aún tenía un cartel que
prohibía bañarse por el riesgo que significaban las pirañas. En tres décadas, la venta de
los cueros de yacarés había sido completamente olvidada, pero sus consecuencias
ambientales persistían.
447
Aguilar, Mauro: “Peces carnívoros atacaron a 40 bañistas en el río Paraná”, en Clarín,
3/1/2008.
448
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar", op. cit.
449
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
450
Unión Nacional de Periodistas del Ecuador: “Realidad y posibilidad del Ecuador:
Contribución a la orientación nacional por los periodistas”. Quito, 1946.
451
Funcionarios del Ministerio de Defensa de la Argentina. Comunicación personal, 2000.
452
Ehrlich, Paul R. y Anne H.: "Población y recursos", en: "Introducción al estudio...", op.
cit.
453
Meadows y otros: "Los limites del crecimiento". Fondo de Cultura Económica, México,
1974.
454
Puertas, Laura: “Fujimori ordenó la esterilización forzosa de 200.000 mujeres indígenas
en Perú”, en El País, Madrid, 25/7/2002.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 192
Independencia a la Globalización
455
Herrera, Amílcar: "Un proyecto latinoamericano de modelo mundial", en "Introducción
al estudio de los recursos naturales”, op. cit.
456
Echeverría Álvarez, Luis: "Los verdaderos límites del crecimiento", en "Introducción al
estudio recursos naturales", op. cit.
457
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
458
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
459
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
460
Perón, Juan Dmingo: "Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo", Buenos
Aires, Partido Justicialista, 1973.
461
Perón, Juan Domingo: "Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo", op. cit.
462
Aristóteles: “La política”, Buenos Aires, Ed. Tor. 1953.
463
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
464
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia de las crisis argentinas”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 189
5. LA ETAPA DE GLOBALIZACIÓN
Las utopías sociales dejan de atraer a las nuevas generaciones. Escasean los valores
y los líderes. La economía toma un signo neoliberal. Las diferencias ideológicas no
se reflejan en políticas económicas distintas En muchos países, políticos de signo
progresista llegan a acuerdos antes inimaginables con las grandes empresas para
defender los intereses de ellas.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 190
El mito de la América virgen llega a su fin. Los grandes espacios despoblados que
caracterizaron las etapas anteriores del continente se pueblan o se transforman.
En esta etapa se generalizan los estudios ambientales en una medida mucho mayor
que antes. Sin embargo, esto no se refleja necesariamente en medidas eficaces de
política ambiental.
En un caso, las víctimas tenían ideas políticas diferentes de las de sus verdugos y
los mataron por esas ideas. En el otro, las víctimas eran clientes de sus verdugos y
muerieron por haber consumido cigarrillos. ¿Podemos asimilar ambas
situaciones? ¿Qué ponemos por delante: las diferencias ideológicas o el dolor
humano?
Pero una vez que se plantea al ecocidio como una violación de derechos humanos,
comienza el debate acerca de quiénes están violando esos derechos. La doctrina
tradicional, surgida a partir de la Declaración de 1948, dice que sólo los Estados
pueden violar los derechos humanos, y que los crímenes de los particulares (como
por ejemplo, los de la ETA) deben considerarse como simples delitos. El debate
parece puramente doctrinario, pero tiene sus consecuencias jurídicas. Sucede que
la mayor parte de los delitos prescribe (es decir, que después de un tiempo, ya no
puede perseguirse al criminal), mientras que las violaciones de derechos humanos
se consideran crímenes contra la humanidad y son imprescriptibles. La
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 191
• Por un lado, se comienza a aceptar que, además de ser los Estados quienes
violan los derechos humanos, también puede haber violaciones de derechos
humanos originados en entes no estatales. En este caso, algunas grandes
empresas que han cometido ecocidios.
odiaban, los aliados y los que en ese mismo momento estaban haciéndose la guerra
unos a otros.
Los líderes del mundo interrumpieron todo lo que estaban haciendo y fueron a Río
a hablar del tema más importante que podamos imaginar: el que hace al futuro de
la Tierra. Y en eso coincidieron aún aquellos que estaban tan enfrentados que se
asesinaban mutuamente. Fue el más importante reconocimiento de la unicidad de
la Tierra que se haya dado hasta el presente.
• Audiencias Públicas:
Se trata de una reunión en la cual los decisores políticos escuchan las opiniones,
quejas y reclamos de los sectores involucrados en un proyecto antes de tomar una
decisión sobre el mismo. Supone el carácter de una consulta pública oral y no
vinculante 470 . Las objeciones formuladas contra esta herramienta tienen que ver
tanto con una sobreestimación de sus alcances y posibilidades como con una
subestimación de las mismas. Desde el lado de la sobreestimación, las entidades
empresarias han expresado temores a su implementación, ya que entendían que se
corría el riesgo de someter a una asamblea popular los proyectos formulados por
las empresas, con el consiguiente riesgo de desbordes y arbitrariedades 471 .
Las audiencias públicas han sido eficaces para contener algunas propuestas
abusivas emanadas del poder político y económico. Por ejemplo, a principios de
2001, en la audiencia pública respectiva se produjo un muy amplio rechazo al
proyecto de trasladar el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires a una isla
artificial ubicada sobre el Río de la Plata. Se trata de un proyecto de muy alto
impacto ambiental, insostenible desde lo técnico y lo económico. Precisamente, el
rechazo de los participantes de la audiencia tuvo un fuerte impacto en la opinión
pública, lo significó el archivo del proyecto.
Pero además de utilizarse para las grandes cuestiones estratégicas o éticas, tiene
validez su empleo en las cuestiones cotidianas de la administración local. Un
ejemplo a escala local es el del municipio de Choele-Choel (Río Negro), en el que se
planteó una consulta popular para definir la nueva traza para un brazo del río
Negro. Se trata de un río en intenso trabajo de erosión natural y sedimentación,
que crea y destruye islas continuamente. Estos procesos habían taponado un viejo
cauce que bordea la ciudad y que define una isla (la Isla 92), que actualmente
cumple funciones de reserva ecológica, aunque muy alterada. Se requería una
obra de saneamiento que podía consistir en el dragado del viejo cauce y la
rehabilitación de la isla como reserva ecológica. O, por el contrario, se podía abrir
un canal de drenaje, taponar el viejo cauce y construir un parque y una avenida
encima del relleno. El Municipio llamó a una consulta popular para avalar su
proyecto de rellenamiento del cauce antiguo y parquización de la zona. La
propuesta oficial resultó derrotada a pesar de haber puesto todo el peso del
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 196
• Recurso de Iniciativa:
Las razones por las cuales vale la pena institucionalizar una forma de iniciativa
popular en la sanción de leyes y ordenanzas municipales es que existen temas en
los cuales hay obstáculos para la sanción de determinadas leyes u ordenanzas
pedidas por los ciudadanos. Un caso trágico fue el pedido de un importante sector
de la ciudadanía uruguaya de derogar las leyes de impunidad que protegían a los
militares que habían cometido crímenes de lesa humanidad durante la última
dictadura. Los partidos políticos no estaban dispuestos a acceder a dicho pedido,
ya que los militares citados a declarar por los jueces no se habían presentado y la
fuerza pública se había negado a llevarlos de un modo coercitivo. Las leyes de
impunidad eran, para los políticos del gobierno, un recurso indispensable a la
gobernabilidad del sistema, ya que el juzgamiento de los militares era deseable
pero materialmente imposible por falta de fuerza para hacerlo. Recíprocamente,
para un sector muy amplio de la ciudadanía, ese juzgamiento era un imperativo
ético y no estaban dispuestos a defender un sistema político que no garantizara la
justicia. Los reclamantes lograron un porcentaje de firmas que les permitió el
tratamiento parlamentario del tema. Como el Parlamento no accedió a su pedido,
el tema fue plebiscitado, con resultados negativos.
LA AGENDA 21
EL CONSENSO DE WASHINGTON
Esta parte del libro cuenta lo que podríamos calificar como un abuso de confianza.
Un grupo de aventureros audaces les explicaron a los ciudadanos del Tercer
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 200
Mundo que sus empresas públicas eran ineficientes sólo porque no ganaban
dinero. Nadie aclaró a tiempo que ésa no era su función. Las empresas del Estado
habían sido pensadas para promover el desarrollo nacional, una actividad que
muchas veces se hace perdiendo dinero, pero que beneficia al conjunto de la
sociedad. En la mayor parte de los países de la región las empresas de servicios
públicos se vendieron o casi se regalaron a quienes prometieron gerenciarlas con
criterios de empresa privada. Efectivamente, así lo hicieron, lo que representó en
muchos casos que una cantidad grande de usuarios perdió las posibilidades de
acceso a esos servicios. De un modo coherente, en muchos países se privatizan los
servicios públicos, como una forma de asegurar ganancias estables a grandes
grupos económicos.
Pero en esta etapa histórica los estadistas han sido reemplazados por los gerentes y
los proyectos nacionales del largo plazo ceden su lugar a la búsqueda de
rentabilidad del muy corto plazo. Siguiendo las políticas del Consenso de
Washington, en muchas partes del mundo se entregan los servicios de
aprovisionamiento de agua a compañías privadas. Así aparecen nuevos conflictos
ambientales, vinculados con este cambio de prioridades. En California las
empresas de agua intentan convencer a los agricultores de que reciban dinero en
vez de agua de riego, para poder abastecer a nuevos barrios de viviendas de lujo.
Los productores se niegan a este cambio de uvas por piscinas y finalmente ganan.
Por el contrario, en África del Sur, la liberación jurídica de los negros no significó
su liberación económica ni ambiental. Numerosas familias pobres, que habían
recibido viviendas construidas por el Estado, las perdieron por acumulación de
facturas de agua que no pudieron pagar. De este modo, el negocio inmobiliario
pasó a ser un rubro adicional de las empresas de agua.
pobres compran agua a precios altísimos desde camiones que la llevan a sus
asentamientos sin conexión. De hecho, los pobres del mundo en desarrollo pagan
en promedio 12 veces más por litro de agua que los ciudadanos conectados al
sistema de cañerías. En los tugurios de muchas ciudades, el costo del agua se lleva
una gran proporción del gasto familiar: por ejemplo, hasta el 20 por ciento en
Port-au-Prince, Haití” 481 .
En cuanto a las formas de solucionarlo, el Banco afirma que lo mejor es que los
servicios públicos de agua sean prestados por empresas privadas:
• “La experiencia muestra que hay mucho espacio para seguir ampliando la
participación del sector privado en la prestación de servicios” 482 .
El Consejo Mundial del Agua, organizador de los Foros Mundiales del Agua,
creado en 1996 por el Banco Mundial y empresas privadas del agua y
transnacionales de la alimentación, impulsa la privatización del agua. Se basa en
tres principios:
1. El agua debe ser considerada como un bien puramente económico, una
mercancía.
2. El acceso al agua es una necesidad vital, no un derecho humano.
3. El agua debe ser considerada como un recurso precioso como el petróleo.
Estos razonamientos llevan a considerar que la mejor manera de obtener los
máximos niveles de abastecimiento de agua es concesionando el servicio a
empresas privadas. En ningún momento se explica que la finalidad de una empresa
es ganar dinero y que ese objetivo puede entrar en contradicción con la situación
económica de cientos de millones de personas carenciadas, en muchos casos
empobrecidas por las mismas políticas de privatizadoras. Sin embargo, tanto el
Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional exigieron políticas de
privatización para otorgar créditos a los países latinoamericanos. El que se
exigiera entregar las empresas públicas para recibir créditos para alguna otra cosa
configura una forma de chantaje que la mayor parte de los países de la región
decidieron aceptar en silencio.
Como la mayor parte de las consecuencias ambientales del modelo neoliberal, aún
no ha sido evaluado el impacto ambiental de la privatización del servicio de agua
potable y cloacas en diversas ciudades latinoamericanas. Sin embargo, una buena
aproximación es el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires. Cuando fue
privatizada, la empresa estatal Obras Sanitarias de la Nación tenía una trayectoria
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 203
Los acuíferos del Área Metropolitana de Buenos Aires son uno de los ejemplos más
patéticos de las consecuencias ambientales del modelo de privatizaciones aplicado
en América Latina. Allí no sólo se privatiza el servicio de agua y cloacas sino que
también se privatizan de hecho las decisiones políticas sobre dicho servicio. Porque
se establece un control estatal meramente formal, a cargo de un ente regulador,
que termina aceptando todos los dictados de la empresa concesionaria. El
resultado es que los planes de inversiones (qué se va a invertir y dónde) y las
políticas tarifarias termina decidiéndolas la empresa, mientras que el Estado sólo
confirma esas decisiones. Esto es algo más que un detalle formal. Porque en la
medida que las decisiones las toma la empresa pero las confirma el Estado, esas
decisiones empresarias asumen la forma de una orden que el Estado le da a la
empresa concesionaria. En otras palabras, que la decisión es privada (la toma, de
hecho, la empresa privada) pero la responsabilidad jurídica de esa decisión la
asume el Estado.
La contaminación del agua subterránea fue uno de los principales argumentos
utilizados para privatizar el servicio de agua potable. Se dijo que era necesario
realizar grandes inversiones para proveer a la gente de agua extraída del Río de la
Plata y que el Estado no disponía del dinero necesario, por lo cual había que
buscar un socio privado. Sin embargo, en los hechos el socio privado no puso
dinero: el Estado autorizó continuos aumentos de tarifas para financiar por
adelantado las obras necesarias, que la empresa no hizo.
El Contrato de Concesión entre el Estado y Aguas Argentinas establece que, para
mantener el equilibrio hídrico de cada zona, cuando se conecte a un usuario agua
corriente, debe hacerse simultáneamente la conexión de cloacas. El motivo es el
mismo por el cual no puede echarse agua indefinidamente en un vaso sin que
rebalse. Si se agrega a un sistema agua proveniente del exterior, hay que arbitrar
los medios para sacar el exceso de agua para que no provoque inconvenientes.
Lamentablemente, las inversiones de conexión de agua potable no cuestan lo
mismo que las de cloacas. Las más baratas son las que permiten llevar el agua a los
usuarios, en tanto que las que permiten retirar las aguas servidas son más
onerosas. Al mismo tiempo, cada vez que se conecta un cliente y se entrega agua
potable, se puede comenzar a cobrarle la factura. Si se le conectan además las
cloacas, se gastará mucho dinero en un solo cliente cuando por la misma plata se
podría conectar sólo con agua a varios. Es decir, que es más rentable para la
empresa gastar todo el dinero posible en conectar nuevos clientes con agua potable
y postergar indefidamente las cloacas.
¿El resultado? En Ente Regulador autorizó a Aguas Argentinas a no cumplir un
aspecto esencial de su Contrato de Concesión y a conectar muchos miles de
usuarios sólo con agua corriente y sin cloacas. Estas obras se hicieron sin la
correspondiente evaluación de impacto ambiental, tal como se denunció en la
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 204
Audiencia Pública convocada por el Ente Regulador para recibir las opiniones de
vecinos y afectados.
Sin embargo, los hidrólogos habían advertido claramente los riesgos de una
conducta basada antes en la rentabilidad empresaria que en la salud pública. Por
ejemplo, en un estudio sobre el acuífero, realizado a comienzos de la década de
1990, se destaca que: “El abastecimiento por agua subterránea fue reemplazado
por agua superficial del Río de la Plata, lo que trajo aparejado el rápido ascenso de
los niveles del agua del acuífero Puelches. Esta recuperación trae consigo además
fenómenos de saturación de pozos sépticos domiciliarios, en las áreas sin servicio
cloacal, con los consiguientes riesgos para la salud de la población, fenómenos de
anegamientos de sótanos, cocheras, túneles, depósitos, así como una posible
agresión a las fundaciones construidas en una situación distinta a la actual 483 ”.
Traducido al lenguaje llano, los hidrólogos señalaban que en años anteriores, las
napas subterráneas habían comenzado a disminuir y que la napa superior estaba
casi secándose. Pero que apenas se enviara agua del Río de la Plata, esas napas
iban a saturarse y desbordar, con grave riesgo ambiental y sanitario para toda la
población. Nadie les hizo caso, porque estaba en juego una rentabilidad de
millones de dólares si se hacía exactamente lo contrario de lo que los científicos
recomendaban.
Según un relevamiento realizado por el Ministerio de Obras y Servicios Públicos
de la Provincia de Buenos Aires, ya hay 17 partidos del conurbano afectados por la
subida de las aguas subterráneas. Se estima en un millón y medio de personas la
cantidad de afectados por el ascenso de napas. El fenómeno comienza por una
mayor frecuencia en la saturación de los pozos negros. Poco después, los sótanos se
inundan con un agua cloacal. Más tarde se produce el encharcamiento permanente
de los jardines y en muchos casos, el agua invade las habitaciones. Existen muchas
denuncias de familias que no pueden utilizar el baño ni la cocina porque sale
permanentemente agua sucia de los conductos de desagüe 484 . La empresa negó
toda responsabilidad, como si su intervención en un sistema hídrico complejo
pudiera reducirse a una mera manipulación de caños. Lo que omitieron decir es
que en la zona afectada todos esos caños terminan en las napas de agua
subterránea 485 .
Pero el haber visto los resultados en Argentina, causó uno de los hechos políticos
más silenciados del mundo. Por medio de un plebiscito, los ciudadanos uruguayos
modificaron su Constitución y le agregaron un artículo que prohibe toda forma de
privatización del agua. Un rechazo tan abierto a los principios del Consenso de
Washington debió haber sido objeto de un tratamiento periodístico significativo,
como noticia internacional de primera magnitud. Sin embargo, el tema fue
cuidadosamente ocultado por la mayor parte de los medios de comunicación para
evitar que se repitiera el ejemplo.
En esa ciudad medieval, los poderosos construyeron sus palacios, a los que les
adosaron grandes torres, que les permitieron dominar militarmente a sus vecinos y
se transformaron en la expresión física de su poder. En Bolonia, Italia, las familias
Garisenda y Asinelli levantaron dos torres de casi 100 metros de alto, que hoy son
el símbolo más conocido de esa ciudad. En San Gimignano, Italia, el perfil de las
torres de los nobles y los ricos se recorta entre las colinas toscanas por encima de la
muralla medieval. Por el contrario, en Cáceres, España, las torres fueron
desmochadas por orden de Isabel La Católica para reprimir una desobediencia de
sus dueños.
Desde el año mil, entonces, las altas torres son el símbolo físico del poder, y el sitio
desde el cual los que mandan intimidan a los que deben obedecerles. De este modo,
los rascacielos de Manhattan fueron mucho más que una forma de ahorrar espacio
construyendo en altura en un sitio congestionado.
En América Latina, ya había antecedentes, los que suelen ocurrir en los edificios
más emblemáticos, los que son, a su vez, los más frágiles. En 1973 se quemó la
Torre Avianca, la más alta de Bogotá. Los constructores habían dicho: “es
imposible que se queme” 498 .
En Cartagena (Colombia), a un edificio de 206 metros, que iba a ser el más alto del
país, se le tuerce la estructura de acero por efectos del viento. Antes el riesgo de
desplome, las autoridades primero reducen su altura a apenas 15 pisos y
finalmente deciden desmantelarlo completamente 502 .
Para peor, a veces se llega a acomodar la legislación para disimular sus riesgos.
Por ejemplo, en Buenos Aires, la Ley Nº 123 de Evaluación de Impacto Ambiental
estableció un procedimiento riguroso para analizar cualquier problema que pueda
generar un nuevo emprendimiento en la Ciudad, que se debe controlar en una
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 209
Audiencia Pública. Esa Ley fue sancionada en 1998. Pero en agosto del 2000 se la
cambió por la Ley 452, que es casi igual que la anterior. La única diferencia
sustancial es que elimina la obligación de evaluar el impacto ambiental de las
grandes torres. Los Diputados que la aprobaron sabían que esa Ley tenía nombre
y apellido: se procuraba de que la sociedad no discutiera los riesgos que podían
significar las grandes torres que se estaban construyendo en la zona elegante de
Puerto Madero.
La fiebre de construir no tiene en cuenta los distintos sistemas que tienen que
funcionar para hacer posible la vida urbana. Se supone que las soluciones irán
apareciendo por sí solas, a medida que continúe el desarrollo urbano. Pero ocurrió
exactamente lo contrario, a medida que entraron en crisis los rellenos sanitarios y
las autopistas saturaron los sistemas de transporte.
Todo parecía ir bien hasta que las grandes soluciones chocaron con la dimensión
real de los problemas. La basura urbana fue siempre un tema subestimado por las
distintas administraciones urbanas. Bastaba con llevarla lejos de la vista de los
vecinos para que nadie preguntara qué había ocurrido con ella. Se comenzó con los
basurales a cielo abierto, aún utilizados en muchos sitios. Se ensayaron formas de
incineración domiciliaria o centralizada, que fueron abandonándose a medida que
el humo y el hollín invadieron la precaria atmósfera urbana.
En las décadas de 1970 y 1980 comienzan a instalarse los rellenos sanitarios, con
una gran publicidad que los califica como “ecológicos”. Parecían la solución a
muchos problemas urbanos. La basura desaparecía de la vista, tapada por tierra y
pasaba a ser un recurso, que permitía sobreelevar terrenos bajos e inundables, que
así se recuperaban. Allí se plantarían bosques que tendrían un uso recreativo.
Como en tantas cosas, las promesas resultaron incumplidas. Rellenar los bajos es
alterar su función en el ciclo hidrológico, lo que significa el riesgo de potenciar la
inundaciones aguas arriba, afectando a vecinos que antes no las sufrían. El fondo
de los rellenos, pensado como impermeable, no resistió los líquidos lixiviados, que
comenzaron a atravesarlo y también a desbordar. La promesa de bosques chocó
contra la realidad de que apenas las raíces tocaban la basura en descomposición,
las plantas morían. La basura enterrada no se transformó en tierra sino que, por
falta de aireación, se fosilizó y siguió siendo basura para siempre. Si hubieran sido
sólo huesos de pollo y cáscaras de naranja, tal vez el comportamiento de los
rellenos hubiera sido mejor. Pero una ciudad es un enorme generador de residuos
peligrosos de origen domiciliarios. Medicamentos vencidos, barnices, pinturas,
envases de plaguicidas, residuos electrónicos, etc., son algunos ejemplos de
toneladas de materiales peligrosos de origen domiciliario que ingresan a rellenos
que no están preparados para recibirlos.
A esto podemos agregar que los controles en las puertas de entrada suelen ser muy
débiles. Por una módica suma ingresan en los rellenos sanitarios camiones que
llevan residuos patogénicos o industriales. En muchos casos, son los mismos
camiones recolectores quienes los levantan durante su recorrida y los mezclan con
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 210
El diseño consistente en: “una capa de basura tapada todos los días con una capa
de tierra limpia compactada” se estrelló contra el precio de la tonelada de tierra
limpia. Las capas de tierra limpia se hicieron cada vez más ligeras y espaciadas. Al
escasear los terrenos para habilitar nuevos rellenos, los existentes fueron creciendo
en altura, formando lomadas. El empeoramiento de la situación social atrajo
familias que fueron a buscar los restos despreciados por los cartoneros o los
desechos enviados directamente por las empresas.
De este modo, los vecinos que aceptaron recibir un relleno sanitario bajo la
promesa de que en unos años tendrían un parque se encontraron con una
instalación de potencia los riesgos de los viejos basurales. Más tarde o más
temprano, el suelo contaminado por los rellenos sanitarios deberá ser remediado, a
un costo inimaginablemente sideral.
globalizados.
El dinero que perdían los ferrocarriles estatales se tradujo en servicios en las zonas
alejadas de los respectivos países, en las que no era rentable que llegara el tren.
Cuando esos ferrocarriles se privatizaron, se levantaron los ramales, las vías
fueron vendidas como chatarra (es decir, se destruyeron las inversiones) y los
pueblos quedaron aislados, mientras el Estado seguía subsidiando al transporte
automotor y al ferrocarril privado. En Uruguay se cerraron en 1997 los servicios
de pasajeros, los que se rehabilitaron después del 2005. En Argentina a comienzos
de la década de 1960 se iniciaron los proyectos de cierre de ramales 505 , que recién
se concretaron en la década de 1990.
En esta etapa se realizan unos pocos programas de viviendas sociales, y éstos con
materiales fuertemente cuestionables desde el punto de vista ambiental. Por
ejemplo, un anunciado programa de viviendas realizadas en 2007 casi
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 213
Hasta ahora, la principal ventaja del PVC es que es barato, al menos cuando se lo
compra. Si se computan los costos ambientales, este material resulta mucho menos
atractivo. Veamos algunos de los riesgos del PVC: “Emiten al entorno compuestos
químicos tóxicos, que colaboran a mantener un entorno enfermo. Los productos de
PVC "blandos", como suelos, tapicerías, cortinas, papeles pintados, liberan
importantes cantidades del plastificante tóxico DEHP. Otras sustancias, detectadas
en las atmósferas afectadas por emisiones procedentes de los productos de PVC,
son hidrocarburos alifáticos de cadena corta, hidrocarburos aromáticos (benceno,
tolueno, xileno) y sustancias organocloradas, muchas de ellas tóxicas. Además, la
presencia de PVC en los materiales de las habitaciones reduce la circulación de la
humedad atmosférica, creando un ambiente seco y desagradable”.
Los niños que viven en la calle en muchas ciudades de América Latina duermen en
edificios abandonados, debajo de puentes, en portales, parques, alcantarillas.
Trabajan o son explotados como limpiaparabrisas, tragafuegos, recolectores de
basura, mendigos. Su salud y nutrición son muy precarias y están indocumentados.
Son víctimas preferidas del comercio sexual, que ha ido creciendo. También ha
crecido el tráfico de niños que son robados para el mercado sexual o la explotación.
Según la ONU, la trata de personas es uno de los negocios del crimen organizado
en mayor expansión, y se ha elevado fuertemente en países como Colombia, Brasil
y República Dominicana.
Las economías globalizadas meten todo dentro del mercado y, al mismo tiempo,
dejan afuera del mercado a grandes cantidades de personas. El enorme aumento
en la producción de alimentos no debería escondernos el que muchos de esso
alimentos se utilizan para alimentar ganado o dar de comer a los automóviles.
A fines de la década del 2000 hay una fuerte expansión de los llamados
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 216
Sin embargo, su contracara es mucho menos amable. Una buena idea es hacer
combstibles con basura, como el proyecto uruguayo de emplear la grasa vacuna
que descartan los frigoríficos. Pero el problema surge cuando surge una industria
que fabrica combustibles con las mismas materias primas que se emplean para
producir alimentos para los seres humanos. Para cultivarlos ha sido necesario
destinar tierras, las que en América Latina se obtienen desplazando otros cultivos
o destruyendo los bosques nativos. Sin embargo, los partidarios de los
biocombustibles no incluyen los gases emitidos por la quema de bosques dentro del
balance ambiental de los biocombustibles.
Pero además, como aclara Fidel Castro, “la tragedia no consiste en reducir esos
gastos de energía, sino en la idea de convertir los alimentos en combustible.
Aplíquese esta receta a los países del Tercer Mundo y verán cuántas personas
dejarán de consumir maíz entre las masas hambrientas de nuestro planeta. O algo
peor: présteseles financiamiento a los países pobres para producir etanol del maíz
o de cualquier otro tipo de alimento y no quedará un árbol para defender la
humanidad del cambio climático” 519 .
La casilla se hunde en el barro cerca del puente sobre el río Guaire en Porto
Alegre, Brasil. Una asistente es recibida por cinco niños, el mayor tiene ocho años.
Los padres han salido a revolver los basurales. Al notar el mal aspecto de los niños,
la asistente social les pregunta si han comido últimamente. “Sí, señorita, ayer mamá
hizo galletas de diario húmedo. ¿Qué? ¿Galletas de qué?, pregunta la mujer. Mamá
toma una hoja de papel de diario, la hace un bollo y la mete en agua y cuando está
blanda la amasa en galletas. Las comemos, tomamos agua y nos sentimos bien y
llenos por dentro” 520 .
¿Se trata de una excepción? Definitivamente no. Al igual que los indígenas
encontrados un siglo atrás por los exploradores imaginarios de Julio Verne, los
desplazados por el modelo económico vigente se ven obligados a comer tierra. En
Haití, en 2008, existen familias enteras que sólo tienen para comer galletas de
barro sacadas del basural. Las compran en el mercado a tres céntimos de euro la
pieza. En un principio utilizaban arcilla, pero se acabó 521 .
Cajenunes, 11 años, pone su mente en blanco antes de ingerir una galleta hecha
esencialmente de lodo. La compró en el mercado de La Saline. Tendrá su sabor
impregnado en la boca por horas. Su esclerótica es amarillenta. Acumula
arruguitas debajo de los ojos, impropias de su edad. Se apoya en una pared del
paupérrimo barrio de Cité Soleil (Puerto Príncipe, Haití) y enseña la lengua
manchada de tierra. Espontáneo, pícaro, doloroso. Sin saberlo, muestra al mundo
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 217
lo que tiene que comer para sobrevivir. "No me sabe feo. Me quita el hambre",
dice en creole.
El carácter fuertemente político de este tema hace que las cifras que se manejen
sean poco confiables. ¿Es cierto que el 40 por ciento de las mujeres del Brasil han
sido esterilizadas, como aseguran algunas fuentes? ¿O se trata de una exageración
para dramatizar la situación? Del mismo modo, las cifras de mujeres que están
conformes con haber sido esterilizadas y las que lo lamentan o denuncian haber
sido obligadas, engañadas o presionadas, también tienen grandes diferencias según
quién las presente.
LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA
petroquímicas.
Como la potencia de las antenas (que es la que puede producir daños a la salud)
no puede percibirse a través de los sentidos, muchos reclamos sociales se centraron
en la altura o el aspecto de las antenas. En los sitios en los que se estableció alguna
forma de control, se midieron las antenas en forma individual. Sin embargo, este
procedimiento esconde el que puede haber “puntos calientes” en los cuales un
vecino es irradiado simultáneamente por varias antenas, cuyos efectos se potencien
mutuamente.
Tal vez la mejor respuesta sea la del municipio de Barcelona, que, para autorizar
una antena, exige que la emprersa le coloque el aparato de control, que queda
conectado con la computadora del municipio. De este modo, cuando la potencia
excede el nivel autorizado, salta la alarma. Es decir, que una tecnología sofisticada
sólo puede ser controlada por otra tecnología sofisticada. El criterio de muchos
municipios latinoamericanos, de enviar una persona a medir cada tanto la potencia
de las antenas es lastimosamente insuficiente en esta situación.
LA INFORMACIÓN AMBIENTAL
A fines del siglo XIX, la red ferroviaria argentina tenía una estación meteorológica
en cada una de las estaciones ferroviarias. Una de las funciones del jefe de estación
era hacer las correspondientes observaciones y telegrafiarlas a sus superiores. Se
trataba de una política que pensaba el ferrocarril, no sólo en función del cobro de
sus servicios, sino en relación con el desarrollo agropecuario, para el cual el
conocimiento meteorológico era indispensable. Al privatizarse los ferrocarriles, en
la década de 1990, se eliminaron muchos ramales y no se mantuvo la exigencia de
realizar dichas observaciones. Esto significó un problema importante al estudiar
los efectos del cambio climático en un país que estaba dejando de producir
información sobre su propio clima.
Tal vez, el mejor archivo documental argentino sobre las investigaciones biológicas
y geográficas entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX haya
sido la biblioteca del Jardín Zoológico de Buenos Aires. Se trata, nuevamente, de
una herramienta sustancial para poder analizar los cambios producidos en los
ecosistemas durante el último siglo. La privatización del zoológico significó
entregar un organismo científico a una empresa de espectáculos. La biblioteca
desapareció íntegra y se especula que haya sido vendida en el exterior por el
concesionario o por algún funcionario desleal 523 .
Sin embargo, la forma en que actuaron en este conflicto todos sus actores sociales
trajo como consecuencia una innecesaria profundización del enfrentamiento entre
Argentina y Uruguay. Un criterio diplomático elemental es que, si se desea
solucionar un conflicto es necesario encapsularlo. Es decir, tratar de evitar que se
expanda y se mezcle con otros conflictos. Para eso existía un ámbito técnico creado
por el Tratado del Río Uruguay, que hubiera servido para canalizar el diferendo.
Se hizo exactamente lo contrario y los sectores dirigentes de ambos países
especularon con la capitalización política de un coinflicto internacional. Al ponerse
el problema en el terreno del patriotismo, se hicieron mucho más difíciles las
posibilidades de cooperación entre ambos países en el control conjunto de una
industria difícil.
En la selva peruana “el narcotráfico es otro fenómeno que azota al bosque tropical
amazónico, especialmente en los territorios fronterizos, el Departamento peruano
de Madre de Dios limítrofe con Bolivia y Brasil permite el paso de un país a otro
con mucha facilidad porque la vigilancia policial es más bien escasa. Lo mismo
ocurre en el de Loreto, en Caballococha donde es fácil conectar con Brasil y
Colombia por Leticia todo el trapecio amazónico. El Alto Marañón posibilita el
paso a Ecuador por las mismas razones. Y los ejemplos pueden multiplicarse.
1. Algunos mestizos destinan terrenos al cultivo de coca y con ello han introducido
una novedad, pues los aborígenes nunca se han dedicado a explotar el suelo de esta
forma;
2. Este negocio atrae a mucha gente por la facilidad que ofrece para ganar dinero;
Sin embargo, los migrantes que van de la ciudad al campo a cultivar coca, carecen
de los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas y el daño
ambiental que causan es mucho mayor. “Los cultivadores colombianos abandonan
sus campos después de tres o cuatro años, a medida que la producción de sus
cultivos disminuye, comparado con una vida promedio de 15 a 20 años para los
campos de coca de Bolivia y Perú. Luego, los campos se abandonan y se desbroza
más bosque tropical para reemplazar los cultivos de coca. El extenso desbroce de
tierras para la producción de otra importante droga ilícita en Colombia, la
adormidera, agravó, según se dice, los daños y las muertes causados por aludes
originados por terremotos en el occidente de Colombia a finales de los años 90” 530 .
Por supuesto, el problema no son los pequeños sino los grandes, sin los cuales los
pequeños no existirían. A pesar de las reiteradas desmentidas, lo cierto es que la
presencia de los narcos en los circuitos políticos locales ha ido creciendo en los
últimos años en varios países latinoamericanos. El deterioro del Estado significó la
creación y ampliación de “tierras de nadie”, es decir, espacios sobre los cuales la
autoridad del Estado es meramente formal. Allí comienzan a actuar los narcos
como integrantes de las fuerzas vivas locales. A veces colaboran con las
cooperadoras escolares, otras con los dispensarios médicos. En casos extremos,
realizan grandes donaciones para ganarse el apoyo o la complicidad popular, como
el caso de Pablo Escobar Gaviría, el jefe narco colombiano 538 . Lo importante, más
allá de las diversas anécdotas, es que comienzan a asociarse a pequeños líderes
barriales y a colaborar en sus respectivas carreras políticas. De este modo se va
formando una trama de alianzas locales que aparece como un hecho consumado
ante los principales responsables políticos. Para los líderes, se trata de simular que
ignoran quiénes los están respaldando o de rechazar explícitamente ese apoyo. En
muchos casos, prefieren sumar apoyos sin preguntar de dónde vienen 539 .
En todo esto, la idea de que la legalización de las drogas podría ser una medida útil
es un simple reconocimiento de la incapacidad de los Estados de controlar el
problema. Desde signos ideológicos muy distintos, de la izquierda a la derecha, se
argumenta que las mafias se apoyan en la prohibición y que bastaría con legalizar
las drogas para hacerlas desaparecer. Y que bastaría un impuesto al uso de drogas
para bajar su consumo. Suelen dar como ejemplo la prohibición del alcohol en los
Estados Unidos, a principios del siglo XX, que permitió el desarrollo de bandas de
contrabandistas y gángsters, entre ellos la del conocido Al Capone.
Hay, sin embargo, una diferencia sustancial entre ambas situaciones. Y es que el
alcohol se ha utilizado en todas las culturas humanas desde la prehistoria. La
prohibición no se debió a razones sanitarias, sino a una interpretación extrema de
la concepción protestante, que considera pecaminoso beber alcohol. Su consumo en
dosis socialmente aceptadas no genera daños a la salud. Por el contrario, las drogas
alucinógenas son adictivas y dañan el sistema nervioso en cualquier dosis.
Por un lado, es bueno que alguna vez alguna autoridad descubra que la ecuación
energética tiene tanto oferta como demanda. Pero está claro que falta una reflexión
sobre los mecanismos de despilfarro de energía en nuestra sociedad. Una breve
recorrida por un shopping o un centro comercial nos mostrará bastante más que
una cuestión de lamparitas. ¿Cuánta energía gastan las heladeras que no se
cierran? ¿Y los comercios con aire acondicionado que no tienen puertas? ¿O el
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 227
En la vivienda rural aislada, ¿para qué usar 220 voltios? ¿Por qué no pensar en
cargadores eólicos de baterías (como las usadas en los camiones o los ómnibus, por
ejemplo), que proporcionen los mismos servicios que la electricidad de red?
AMBIENTE Y SALUD
El siguiente párrafo es una muestra desconcertante del modo en que gran parte de
las ciencias médicas no están a la altura de las exigencias actuales: “En el estudio
ISAAC se demostró que la contaminación ambiental no es un factor de riesgo
importante para el desarrollo de asma. En Latinoamérica, la contaminación
atmosférica aparece jugando un rol paradojal: en localidades con mayor
contaminación, la prevalencia de asma no fue mayor; por el contrario, la tendencia
fue a ser menor, como se ha observado y descrito previamente en estudios
europeos. La aplicación del estudio ISAAC en Chile encontró que en localidades
con alta contaminación atmosférica (Santiago Centro y Santiago Sur) hubo una
prevalencia actual de síntomas de asma igual o menor que en lugares con mucho
menor contaminación como Valdivia y Punta de Arenas. Este hallazgo ha sido
también informado por Oyarzún y colaboradores en Chile, cuando estudió la
prevalencia de síntomas sugerentes de asma y reactividad bronquial,
respectivamente, en niños de ciudades con niveles notablemente diferentes de
contaminación del aire, encontrando que las prevalencias fueron iguales o menores
en ciudades con alto grado de contaminación atmosférica. Se especula que quizá la
vía aérea consigue acostumbrarse a la inhalación crónica de aire contaminado y
subsecuentemente disminuye su respuesta. Este mecanismo adaptativo resultaría
en una disminución de la respuesta sintomática de la vía aérea en los individuos
crónicamente expuestos” 541 .
Sin duda que el sueño de todos los contaminadores es demostrar que el organismo
humano se acostumbra a inhalar sustancias tóxicas sin que provoquen daños a su
salud, pero hace falta algo más que una especulación para demostrarlo. Lo
sugestivo es que los autores hayan preferido lanzar esa hipótesis antes que
cuestionar las cifras de su estudio. Por ejemplo, podríamos tener en cuenta que los
más contaminados son siempre los más pobres y que existe siempre un subregistro
de las enfermedades de los pobres, que no suelen acudir a los servicios de salud, a
menudo por no saber que están a su disposición. Es decir, que sus enfermedades no
suelen figurar en las estadísticas oficiales. Si revisamos los datos de este modo, tal
vez volvamos a encontrar que los contaminados se enferman también de asma.
La situación del Polo Petroquímico del Dock Sud. parece calcada de la de Cubatao,
aunque el Dock aún no tiene la prensa internacional que tiene Cubatao, pero la
merece. Se trata de un polo petroquímico que creció sin ninguna clase de normas
de seguridad ni de prevención. Simplemente se permitió que las empresas
contaminantes se ubicaran juntas, sin que haya ni siquiera un plan de contingencia
de conjunto para cualquier eventualidad. Centenares de tanques de combustible y
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 229
de sustancias tóxicas significan un peligro latente para una amplia zona del Gran
Buenos Aires y una amenaza diaria para sus vecinos.
Se trata del punto más crítico, pero existen importantes daños a la salud en todo el
barrio del Dock Sud, donde con frecuencia las escuelas suspenden las clases por
escapes de gases y donde los vecinos se han acostumbrado a que esos gases les
sequen las plantas y les maten las mascotas. La contaminación llega más allá, ya
que en el barrio porteño de la Boca hay niveles muy elevados de asma y otras
enfermedades bronquiales, subregsitrados por las autoridades. Un relevamiento
efectuado en las farmacias de La Boca encontró que la composición de
medicamentos que vendían era muy diferente de la vendida en la zona próxima a
los grandes parques de Palermo. Precisamente en La Boca se vendían
medicamentos para tratar el asma y otras enfermedades respiratorias 542 . Hay
motivos para pensar que los gases del Dock Sud tienen la mayor parte de la
responsabilidad. De este modo, hablar de contaminación es, antes que nada, hablar
del daño evitable que hace a la salud humana.
entre sustancias distintas, que potencian sus efectos mutuamente. Una de las más
sencillas y ya conocida desde hace tiempo, es que las personas que fuman absorben
con mayor facilidad algunos los gases nocivos, como por ejemplo el plomo, en tanto
que los no fumadores tienen mejores defensas en este caso.
Podemos destacar, sin embargo, que, esa estrategia es común a otras empresas
petroleras en situaciones de conflicto ambiental. Este criterio de negociación
(estimulado por los respectivos Gobiernos) sin duda dificulta la participación
ciudadana, y tal vez no sea ingenua la actitud de empresarios y funcionarios al
elegir ese camino.
El asesinato de Chico Mendes ocurrido en 1984 marcó los límites de las propuestas
de transformación en ese entorno. Los proyectos de Mendes recibieron más apoyo
simbólico y emotivo que político, mientras los proyectos oficiales apuntaban
principalmente a transformar la selva amazónica en humo y soja.
En esta etapa hay una amplia reflexión sobre los daños ambientales y se
generalizan los estudios de detalle, que los evalúan de un modo cuantitativo. En
México, un informe gubernamental señala en la década de 1980 que: "El 50 por
ciento del territorio nacional sufre erosión en diversos grados, el 90 por ciento del
bosque tropical ya ha sido destruido, la contaminación está presente en la mayoría
de los ríos y cuerpos de agua, y miles de especies vegetales y faunísticas han
desaparecido o se encuentran en peligro de extinción, todo esto aunado al elevado
porcentaje (50 por ciento) de desnutrición que la población mexicana sufre” 545 .
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a la Globalización 232
En la Amazonia brasileña se calcula que más del 95 por ciento de los productos
forestales de las tierras desmontadas se queman o se pudren en el suelo 548 .
En consecuencia, se dejaron los buenos suelos para las buenas vacas y se inició una
expansión sobre la selva tropical para producir vacas que pudieran comerse con
salsa ketchup. Muchos de estos suelos están en América Central. En Estados
Unidos, se acusó en reiteradas oportunidades a la empresa McDonald´s de destruir
las selvas de América Latina para transformarlas en hamburguesas. En algunos
casos, mediante el pastoreo en áreas deforestadas para ello. Enm otro, alimentando
al ganado con soja alí cultivada.
LA AFECTACIÓN DE LA FAUNA
Si bien los reptiles se encuentran entre las especies más amenazadas, las tortugas
continúan vendiéndose como mascotas en casi todas partes. Su principal mercado
son las grandes ciudades, ya que los millones de personas que se hacinan en
departamentos de pequeño tamaño prefieren ofrecer tortugas a sus niños en vez de
gatos o perros. Paradójicamente, su cría en cautiverio a escala comercial es casi
inexistente.
Por otra parte, la presión de las empresas de peletería lleva a menudo a autorizar
la extracción de cantidades mayores de ejemplares de los aconsejables en función
del tamaño de las poblaciones silvestres. Agreguemos que no siempre se cuenta con
presupuesto para efectuar estimaciones científicas del volumen de esas
poblaciones. Los valores quedan entonces sujetos a la discrecionalidad del
funcionario.
Como ocurre con cualquier otra mercancía, los momentos de aumento de precio de
las pieles en el mercado internacional generan presiones adicionales.
Habitualmente esos momentos llevan a declarar como plaga a alguna especie antes
protegida, para permitir su caza y exportación en mayores volúmenes. Tal fue el
caso del zorro colorado patagónico, que en algunos años fue tratado como especie
perjudicial, ya que depreda las crías de los ovinos. Sin embargo, el balance de su
relación con la ganadería es favorable, ya que su dieta principal son los roedores
silvestres, que compiten con el ganado por los escasos pastos patagónicos. Es decir,
que el zorro se come algunas ovejas, pero desde su lugar en el ecosistema, favorece
la actividad ganadera 550 .
Paraguay actúa como un fuerte exportador de fauna, tanto propia como de países
limítrofes. De las especies en riesgo, podemos mencionar especialmente los felinos
manchados, usados para abrigos de lujo y los monos para laboratorios 552 . Se ha
exportado por Paraguay fauna del Pantanal brasileño, pero también lana de
vicuñas cazadas en Bolivia y Argentina 553 .
Las empresas de turismo toman como referente para ofrecer nuevos destinos a las
declaraciones de Patrimonio de la Humanidad que realiza la UNESCO. Se estima
que la sola inscripción de un bien natural o cultural en la Lista del Patrimonio
Mundial puede aumentar su flujo turístico en un 30 por ciento 555 .
“Los continuos viajes entre el continente y las islas y entre las islas, favorecen el
intercambio de especies, la instalación de nuevas variedades que nunca existieron,
como mamíferos ungulados e incluso, recientemente, dos especies de anfibios, algo
insólito en tierras secas. El fin del aislamiento genético de poblaciones que
evolucionaron largo tiempo de forma independiente se expresa en el creciente
número de especies introducidas: es ese el mayor riesgo ambiental y el más difícil
desafío presente a la conservación de la vitalidad de los ecosistemas isleños. 556 ”
EL DESLAVE DE VARGAS
Para empeorar las cosas, por efectos del cambio climático, la franja de huracanes
del Caribe se aproxima cada vez más a Venezuela, y es sólo cuestión de tiempo que
lleguen allí. Sin dudas, un huracán multiplica las probabilidades de deslaves en
una zona de tan alto riesgo.
Los nómades primitivos (como los judíos de la primera parte del Antiguo
Testamento) dependían del clima del momento presente, y ése fue el principal
motivo para volvernos sedentarios. Huyendo de esa forma de vulnerabilidad, nos
volvimos sedentarios y comenzamos a construir ciudades. Sólo que, al dejar de ser
nómades, cambiamos la forma de vulnerabilidad ante el clima. Dejamos de estar
tan atados al clima del momento presente, al sol y a los pastos, y comenzamos a
crear estructuras rígidas, que se vuelven vulnerables a los cambios que tiene el
clima en el mediano y el largo plazo. Cuanto más grandes las ciudades y más
complejas son las obras humanas, mayor es su rigidez, y es también mayor su
vulnerabilidad ante las variaciones climáticas. Por los condicionamientos que nos
impone nuestra cultura, nos resulta difícil de percibir la magnitud de sus efectos
sobre las sociedades humanas.
Tuvimos una Edad Media bastante cálida y un Renacimiento tan frío, que los
climatólogos usan la expresión "pequeña edad del hielo" para referirse al período
que va desde el descubrimiento de América hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Estos cambios han sido habituales en nuestro planeta. Sin embargo, esta vez hay
una diferencia cualitativa: es la primera vez en la historia humana que nuestra
conducta como especie está cambiando el clima de la Tierra. Tal vez estemos
acelerando y profundizando un proceso natural que, sin la acción humana, se
hubiera dado con mucha mayor lentitud y un menor impacto sobre nuestra vida.
A partir de la revolución Industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo
XVIII, la nuestra es una civilización del humo. Desde ese momento, estamos
lanzando a la atmósfera gases que están cambiando las condiciones térmicas del
planeta y provocando el efecto invernadero. En una habitación cerrada, los rayos
del sol, al atravesar un vidrio, transforman su energía lumínica en calor. Lo mismo
hacen con nuestra atmósfera los gases que emiten sin ningún control millones de
automóviles y de industrias.
Así, desde mediados del siglo XIX, la temperatura no ha dejado de subir, pero
ahora el ritmo se va acelerando. La contaminación hace que lo que en otras épocas
ocurría con lentitud, ahora suceda un ritmo que hace muy difícil la adaptación.
Para agravar las cosas, cuando se conoció el fenómeno y sus riesgos, se esperaba
una respuesta de los dirigentes políticos de las grandes potencias, que no están
actuando a la altura de la situación. Si el cambio climático ya es inevitable, lo que
nos queda es establecer una estrategia de adaptación. Y para eso, lo mejor es tener
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 239
una idea de lo que puede ocurrir en América Latina. Saber lo que se viene es la
mejor manera de poder actuar sobre eso.
Por una parte, va a hacer más calor, pero sólo en promedios generales. Esto va a
alcanzar para cambiar la intensidad de los vientos. Como consecuencia de eso,
muchas de las nubes cargadas de lluvia no van a llegar al interior del continente,
sino que van a dejar su carga en las zonas costeras. Esto significa que vamos a
tener una combinación de grandes lluvias (y por consiguiente, de inundaciones) en
las zonas costeras con sequías en el interior del país. Es decir, que las situaciones
extremas van a agravarse cada vez más.
¿Cuándo va a pasar esto? Ya está ocurriendo, sin que nos demos cuenta. La mayor
frecuencia de avisos de alerta meteorológico de los últimos tiempos es sólo un
anuncio de lo que se viene. Buenos Aires se inunda cada vez más, a pesar de las
obras que se vienen haciendo para paliar el problema. Una de las razones es que
ahora llueve el doble de lo que llovía un siglo atrás, cuando se diseñaron los
desagües. Por eso no tiene sentido atribuir toda la responsabilidad de cada
inundación al Gobierno de turno, ya que se trata de un problema que fue
construyéndose de a poco durante mucho tiempo. Y la cosa recién comienza. No
sabemos cuánto tiempo va a pasar para que el nivel de lluvias en la ciudad vuelva a
duplicarse, pero seguramente va a ser mucho menos que en el pasado.
Se habla del derretimiento de los hielos de los casquetes polares. No parecen
verosímiles las hipótesis de ciencia-ficción, de un ascenso de varios metros en el
nivel de los océanos y han sido rápidamente descartadas. Sin embargo, no hace
falta mucho para producir desastres, aunque esos desastres no tengan la misma
forma que los de las películas. Es probable que un ligero aumento del nivel del mar
provoque una intrusión marina que entre por Laguna Mar Chiquita, próxima a
Mar del Plata y ocupe todo el centro de la Provincia de Buenos Aires,
especialmente las lagunas encadenadas. Es decir, que podemos llegar a tener un
amplio espacio de mar en el interior de la Provincia de Buenos Aires, ocupando la
zona que los geógrafos llaman la “cuenca deprimida del Salado”. Ciudades como
Chascomús, Lobos, Monte, etc., pueden seguir el destino de Carhué, que estuvo
largo tiempo debajo del agua.
Esas mismas tormentas pueden afectar la ciudad de Viedma, a apenas 2,5 metros
sobre el nivel del mar, estará en peligro y tal vez tenga que ser abandonada.
Viedma ya pasó por una experiencia de destrucción completa por un huracán del
sudeste a fines del siglo XIX y puede correr riesgos semejantes si el cambio
climático avanza. Lo que es un argumento más sobre la irracionalidad que
significó aquél intento de trasladar la capital de la Argentina a esa ciudad.
En las ciudades que están en la costa de los grandes ríos, barrios enteros van a
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 240
tener inundaciones muy frecuentes y tal vez tengan que ser evacuados en forma
permanente. Esto va a afectar a toda la zona costera del Gran Buenos Aires, desde
Quilmes hasta Tigre. Pero también irá más allá, llegando hasta Resistencia,
Formosa y Posadas. Hasta ahora nadie se ha atrevido a hacer un pronóstico serio
de lo que puede ocurrir con algunas zonas elegantes ubicadas cerca del agua, como
por ejemplo Puerto Madero.
En las zonas secas, las menores lluvias disminuirán el caudal de los ríos. Esto hará
que Mendoza y San Juan tengan que reducir sus áreas de riego. Otras ciudades,
que dependen de ríos de menor caudal, probablemente no puedan ser abastecidas
y deban evacuarse. La Rioja puede ser la primera de una serie de ciudades en
peligro por una sequía permanente. Del mismo modo, el nivel de precipitaciones
del otro lado de la cordillera ha ido disminuyendo con los años. Entre 1921 y 1930,
en Santiago de Chile llovió un promedio de 388 milímetros, y de 131 en La Serena.
Entre 1961 y 1970, esos valores se habían reducido a 265 y 84 milímetros
respectivamente. En ese momento se habló de un ciclo seco, mientras en la región
pampeana se hablaba de un ciclo húmedo. Ahora se piensa que la amplitud de ese
ciclo tal vez no sea de años sino de décadas o siglos.
• Sin embargo, se lanzaron 3 millones de evacuados hacia las rutas sin haber
calculado la capacidad de carga de las mismas, lo que significó tales
embotellamientos que anularon las ventajas de la evacuación.
• A pesar del rol que juegan los automóviles en la vida norteamericana, nadie
parece haber recordado que necesitan combustible para funcionar. El agotamiento
del combustible y la falta de planificación en su reposición generaron un peligro
adicional: ¿qué hubiera pasado en caso de llegar un huracán con toda su fuerza
sobre cientos de miles de personas que lo recibían aprisionados en sus
automóviles?
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 243
Es sugestivo el que pocos días antes de Katrina, las autoridades cubanas evacuaran
un millón y medio de personas por el huracán Dennis, en condiciones de perfecto
orden. Al anunciarse la evacuación, todas las personas sabían dónde esperar a los
vehículos que los transportarían, cómo identificar a esos vehículos y a qué lugar los
llevarían. En contraste con Nueva Orleáns los sitios de asilo a los evacuados
estaban razonablemente equipados. Y los medios de comunicación del país
transmitían información e instrucciones en tiempo real 565 .
Tanto con Katrina en Estados Unidos como con Dennis en Cuba, la cifra de
evacuados fue semejante: del orden del millón y medio de personas en ambos
casos. Sin embargo, el huracán Dennis provocó 10 muertos en Cuba. Y el huracán
Katrina causó una cifra oficial de 1.836 muertos aunque se sospecha que las
víctimas fatales reales hayan sido del orden de las 10.000.
La combinación del cambio climático con diversas acciones de origen social puede
traer un impacto significativo sobre las costas. Tanto la biodiversidad como el
paisaje de las costas se han formado con una muy importante incidencia de las
condiciones climáticas. La forma en que se produce la alternancia de calmas y
tormentas y la intensidad de los diferentes eventos climáticos nos ha dejado un
paisaje natural y un conjunto de seres vivos. Las sociedades humanas nos hemos
adaptado a esas condiciones y los cambios pueden afectarnos más de lo previsto.
importante daño ambiental, es probable que los efectos del cambio climático sean
mayores.
Estamos tan atados al lugar en el que vivimos, que nos cuesta pensar en términos
de efectos mundiales. Pensamos en el clima de la montaña o el de la llanura, en el
de la costa o el de los sitios a los que vamos de vacaciones, pero no es difícil
hacernos a la idea de que el clima del mundo es una unidad y lo que ocurre en un
sitio es reflejo de lo que pasa en otros lugares lejanos. Un estudio de 1990 mostró
que los huracanes más intensos del Caribe tenían variaciones muy parecidas a las
lluvias de verano en el Sahel Occidental (Africa) y este comportamiento común
puede seguirse a lo largo del último siglo. "El pronóstico fue que debido a la sequía
de casi dos décadas en esa región africana, entre 1990 y los primeros años del siglo
XXI, habría más ciclones que llegarían a la costa de los Estados Unidos desde el
Caribe, con una actividad mucho mayor que la observada en las dos décadas
precedentes" 566 .
Del mismo modo, los huracanes del Caribe parecen asociados a los cambios de la
Corriente del Niño en las costas del Pacífico. Y cualquier pequeño cambio en la
Corriente del Golfo (una gran corriente marina que nace en el Golfo de México y
sigue hacia el Atlántico Norte) afectará drásticamente las condiciones de vida en la
Europa del norte. En otras palabras, que el clima del mundo es uno sólo y no hay
nada que esté lo suficientemente alejado.
Una hipótesis razonable es que tengamos una mayor temperatura del océano, un
oleaje más intenso por huracanes y tormentas más frecuentes y un aumento del
nivel del mar de unos 30 centímetros o más hacia el 2030.
Dicen que Puerto Cabello se llama así porque los españoles podían amarrar un
galeón con la fina hebra de un cabello. La perpetua tranquilidad de sus aguas lo
hizo el principal puerto de Venezuela. El tráfico marítimo hizo desbordar el
pequeño puerto natural de la época colonial. Los buques de ultramar están
anclados en el mar abierto, cerca de la costa, porque se trata de un mar tranquilo.
Pero no hay motivos para que las cosas continúen así. El avance de la franja de
huracanes sobre la costa venezolana en algún momento comenzará a hacer
inseguro este puerto proverbialmente tranquilo.
¿Realmente nos importa esto? De veras que sí, porque los arrecifes de coral han
sido una protección importante de las costas habitadas. La situación puede
plantearse de un modo sencillo: o el primer impacto del huracán los reciben los
corales o lo reciben los seres humanos. La destrucción de los arrecifes puede
significar un aumento de los daños de los huracanes sobre las poblaciones
humanas costeras.
En Jamaica, los efectos de la sobrepesca, del daño por ciclones y los efectos de
enfermedades causadas por la contaminación se han combinado para destruir
buena parte del coral, cuya abundancia ha declinado en más del 50 por ciento
desde finales de los 1970 a menos del 5 por ciento a mediados de la década de los
1990 567 .
Algo parecido ocurre con los manglares, actualmente en proceso de reducción muy
rápida, y cuya función protectora es conocida desde hace tiempo. Se trata de
bosques que crecen en el borde entre la tierra y el océano, refugio de una compleja
biodiversidad. Están en retroceso, debido al corte de madera y la tala masiva por
proyectos turísticos y de cría de camarones. "Estos manglares –decía Miguel
Álvarez del Toro- proporcionan a México múltiples beneficios, incluyendo
protección contra huracanes" 568 .
465
Friedman, Milton, cit. en: Beyer, Harald:: “Selección de escritos políticos y económicos
de Milton Friedman”, en: www.cepchile.cl/dms/archivo_1351_1567/rev60_beyer.pdf,
21/2/2007.
466
Es sugestivo que ante cada situación nueva sea necesario volver a redefinir los términos
como si no se hubieran utilizado antes. Es el caso de la expresión “equilibrio ecológico”,
que tiene una connotación precisa en ciencias naturales: se refiere a un ecosistema en
estado clímax. Es decir, que allí las diferentes variables no tienen cambios significativos, y,
por supuesto, no existe intervención humana. Sin embargo, distintas Constituciones
Nacionales (Constitución de la República Federativa del Brasil 1988, de los Estados
Unidos Mexicanos, 2004 y de la República Bolivariana de Venezuela 1999), y muchas a
nivel local, como Córdoba y Baja California) se refieren a restaurar y preservar el
equilibrio ecológico. Si aplicáramos el significado científico del término, está claro que la
única manera de recuperar el equilibrio ecológico retirando a todos los seres humanos de
esos ecosistemas, lo cual no ha sido la intención de ningún legislador. Por el contrario,
necesitaron aplicar un término de prestigio político, aún cambiándole su significado
científico.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 246
467
Sabsay, Daniel Alberto y Tarak, Pedro: "El acceso a la información pública, el ambiente
y el desarrollo sustentable", Buenos Aires, Fundación Ambiente y Recursos Naturales,
Manual No 3, 1997.
468
Marienhoff, M.: Escrito en defensa de la posición de la Secretaría de Agricultura de la
Nación en los autos: "Kattan y otros c/Secretaría de Agricultura s/prohibición del
agroquímico 2,4,5-T", Buenos Aires, 1984.
469
Desde lo procesal tenemos que destacar la acción pionera de Alberto Kattan durante los
años 80, quien se lanzó a defender pingüinos y delfines para obtener la legitimación
procesal que permitiera la posterior defensa de los seres humanos amenazados. Este
principio permitió que el autor de este trabajo lo acompañara en una demanda que llevó a
prohibir en la Argentina el peligroso defoliante 2,4,5-T, usado en la guerra de Vietnam con
el nombre de "agente naranja".(Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar",
Buenos Aires, Ed. Fraterna, 1986).
470
Sabsay, Daniel Alberto y Tarak, Pedro: "La participación vecinal y la gestión del medio
ambiente: audiencias públicas – Gobierno local", Buenos Aires, Fundación Ambiente y
Recursos Naturales, 1995. Las Audiencias Públicas no son asambleas y no pueden ser
vinculantes, lo que desvirtuaría su esencia. Hemos visto casos de empresas que
contrataron personas para que elogiaran su proyecto en la respectiva Audiencia, inclusive
un episodio escandaloso en el cual reclamaron su dinero a gritos en la puerta misma del
recinto. De modo que si se allí votara, bastaría con pagar un número suficiente de
personas como para condicionar los resultados.
471
Reuniones de la Comisión de Ecología de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires con la Unión Industrial de la Ciudad de Buenos Aires. Marzo de 1998. El
mismo punto de vista fue expresado en varias notas dirigidas a la Comisión de Ecología, y
al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de la discusión de dicho
anteproyecto.
472
Este procedimiento ha sido incorporado a la Constitución de la Ciudad de Buenos
Aires, art. 89, como una forma de ampliar la participación pública en la sanción de las
normas ambientales.
473
Constitución del Brasil, art. 225.
474
Vecinalistas y autoridades del municipio de Choele-Choel, comunicación personal,
1998.
475
Por ejemplo, con el equipo de la Defensoría del Pueblo Adjunta de la Ciudad de Buenos
Aires, a mi cargo en 1999 fuimos consensuando un anteproyecto de Ley Marco para la
Protección del Patrimonio Natural y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires con todos los
actores sociales que estuvieron dispuestos a participar.
476
Experiencia realizada en el Parque Avellaneda de Ciudad de Buenos Aires
477
Diez Negrillo, Mercedes, comunicación personal, Caracas, agosto de 2007.
478
Arconada Rodríguez, Santiago: “La experiencia venezolana en la lucha por un servicio
de agua potable y saneamiento encaminado a cubrir las necesidades de la población”, en
www.tni.org/books/aguavenezuela.pdf.
479
Constitución de la Nación Argentina, texto de 1853.
480
Larrain, Max: “El Consenso de Washington: ¿Gobernador de Gobiernos?”, en:
http://members.tripod.com/~propolco/4sem/washington.htm, agosto de 1999.
481
Banco Mundial: “El Banco Mundial y el suministro de agua y saneamiento en América
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 247
503
Scalabrini Ortiz, Raúl: "Historia de los Ferrocarriles Argentinos", Empresa
Ferrocarriles del Estado Argentino, 1947
504
Thomson Newman, Ian: “Los ramales ferroviarios en Chile: Auge y agonía”, Amigos del
Tren, Santiago de Chile, 2007.
505
El llamado “Plan Larkin”, impulsado por las empresas de transporte automotor.
506
Funcionarios del Instituto Geográfico Simón Bolívar, Caracas, Comunicación personal,
noviembre de 2005.
507
Recorrida del autor, abril de 2006.
508
Vargas Llosa, Mario: “Historia de Mayta”, Barcelona, Seix Barral, 1984.
509
Recordemos que la para la Declaración Universal de los Derechos del Niño, se
considera esclavitud si un niño o adolescente es obligado a realizar trabajos nocturnos,
insalubres o peligrosos. El de cartonero entra en estas tres categorías.
510
“Presidente Chávez inauguró 100 Petrocasas en la ciudad de Cienfuegos”
Agencia Bolivariana de Noticias, 21/12/2007, Cuba.
511
Greenpeace España: “¿Construir con PVC? No, gracias”, en:
http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/t-xicos/pvc/construcci-n/construir-con-pvc-
no-gracia (consultado el 24/12/2007).
512
Bozi, Carlos A.: ”La vitroceramización de residuos peligrosos y su alternativa
económica”, Buenos Aires, Revista Gerencia Ambiental, Nº 27 - Sep/1996.
513
CEPAL: “Panorama social de América Latina 2002-2003”.
514
Kliksberg, Bernardo: “Chicos de la calle: sobrevivir en el infierno”, en Clarín, 12/4/2004.
515
Pointing, Clive: “Historia Verde”, op cit.
516
La República, 20/12/2005.
517
López, Artemio: “Grupos vulnerables”, en:
http://www.geocities.com/CapitolHill/3439/visita3.html
518
Salles, Walter: “Estación Central do Brasil”, 1998.
519
Castro, Fidel: “Condenados a muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones
de personas en el mundo”, en Granma, 29/3/2007.
520
Cit. en: Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, op. cit.
521
Mucha, Martín: “Denuncia. La pobreza extrema: Comen barro para vivir”, en: El
Mundo-es, Madrid, 17/2/2008.
522
Oliveira, Alicia, Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Resolución Nº
223/00.
523
Investigación realizada por la Dra. María Teresa Mancini, iniciada por el autor de este
libro cuando estuvo a cargo de la Defensoría del Pueblo Adjunta de la Ciudad de Buenos
Aires.
524
Visita del autor a Juan Lacaze, enero de 2004.
525
Recorrida de campo del autor a Finlandia, 2006.
526
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 249
527
Junquera Rubio, Carlos: “Ecología y globalización: evaluación y reseña de algunos
impactos causados en la Amazonía”, en: M+A. Revista Electrónic@ de Medioambiente.
2006, 1.
528
Molano, Alfredo, en: http://www.drogasmexico.org/vcd_p01/molano.htm
529
Molano, Alfredo, cit. en: Díaz Cañadas, Gonzalo: “Cultivos ilícitos, su impacto ambiental
y Derechos Humanos. Llovió glifosato en el Chocó Biogeográfico”, en:
http://www.geocities.com/beteguma/llovioglifosato.doc
530
“Los Andes en Peligro. Consecuencias Ambientales del Narcotráfico”, op. cit.
531
“Los Andes en Peligro. Consecuencias Ambientales del Narcotráfico”. Oficina de
Programas de Información Internacional, del Departamento de Estado de Estados Unidos,
en: http://www.dialogo-americas.com/april2002/spanish/Andes.html
532
Knight, Danielle: “Combate contra la coca amenaza la Amazonía”, en: Tierramérica,
Medio Ambiente y Desarrollo.
533
“Bolivia: descubren una fábrica de droga en un parque nacional”, en: La Nación,
4/8/2007.
534
“Sembrados de coca se extienden en parques colombianos”, en: El Reloj.com, 29/9/2005.
535
“Colombia: Fracaso en el combate a las drogas”, recibido de ADITAL el 17/02/2006
536
“Minas protegen el narcotráfico y dejan más víctimas”, en:
http://www.acnur.org/index.php?id_pag=5079
537
Ortiz, Benito: “Inmigrantes indocumentados reclutados para cultivar marijuana en
parque nacional”, en: New America Media, en:
http://news.ncmonline.com/news/view_article.html?article_id=71201c65178bff333749d066
fc6ce794
538
“Pablo Escobar”, artículo en Wikipedia, 2007.
539
Entrevistas del autor con numerosos informantes calificados, los que previsiblemente,
prefieren mantenerse en el anonimato.
540
Commoner, Barry: “El círculo que se cierra”, Barcelona, Plaza y Janés, 1969.
541
Lezana, Viviana y Arancibia, Carlos: “Consideraciones epidemiológicas del asma en
Latinoamérica”, Universidad de Valparaíso, Neumología Pediátrica.
542
Lic. Rubianes, Lina Elena, comunicación personal, 2005.
543
Fontaine, Guillaume. “Microconflictos ambientales y crisis de gobernabilidad en la
Amazonía ecuatoriana”, en: ICONOS. Revista de Ciencias Sociales, No. 21. FLACSO,
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Quito, Ecuador, 2005.
544
http://www.chicomendes.org/es/seringueiros11.php
545
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”,
op. cit.
546
del Frade, Carlos: “Argentina, Santa Fe: Perdió casi el 90 por ciento de sus bosques”, en
LA UNIÓN (Argentina) 02-08-04.
547
Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe: “Nuestra
propia agenda”, Washington, 1991.
548
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización 250
549
Organizaciones conservacionistas, comunicación personal, mayo de 2008.
550
Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA),
comunicación personal.
551
Viajes de campo del autor, 2006 y 2007.
552
Lloret, María Teresa: “Problemas ambientales en América Latina: el caso paraguayo”,
op.cit.
553
García Fernández, Javier. Comunicación personal, 1985
554
Campaña de opinión pública de Fundación Vida Silvestre Argentina.
555
Arq. Martín Repetto, especialista en Patrimonio Cultural, comunicación personal,
2004.
556
Báez, Sara; Ospina Peralta, Pablo y Valarezo, Galo Ramón : “Una breve historia del
espacio ecuatoriano”. Instituto de Estudios Ecuatorianos, Quito, Ecuador, 2004.
557
Recorrida de campo del autor, 2007 y 2008.
558
Recorrida de campo del autor, 2008.
559
Alonso, Jorge: “Las contradicciones gobierno – sociedad”, en Desastres y Sociedad /
No.1 / Año 1 Las explosiones de Guadalajara (22 de Abril /1992)
560
Montenegro, Raúl, denuncia contra la Secretaría de Ambiente, FUNAM, 2008,
distribuida por correo electrónico
561
Sarli, Alfredo Cilento: “Sobre la vulnerabilidad urbana de Caracas”, en Revista
Venezolana de Economía y Ciencias Sociales vol.8, n.3 Faces, Venezuela 2002
562
Viajes de campo del autor a Caracas, años 2005, 2006 y 2007.
563
Recorrida de campo del autor, diciembre de 2006.
564
Sobre este tema, agradezco los comentarios y observaciones de los integrantes del curso
de Postgrado en Gestión Ambiental organizado por el Centro TOP en el segundo semestre
de 2005.
565
Lic. Nélida Harracá, comunicación personal, 2005.
566
Salazar-Vallejo, Sergio: "Huracanes y biodiversidad costera tropical", Depto. Ecología
Acuática, El Colegio de la Frontera Sur, Chetumal QR 77000 México, en Revista de
Biología Tropical.
567
Salazar-Vallejo, Sergio I.: “Huracanes y biodiversidad costera tropical”, Depto. Ecología
Acuática, El Colegio de la Frontera Sur, Chetumal. México.
568
Álvarez del Toro, Miguel, cit en: Simonian, Lane: “La defensa de la tierra del jaguar.
Una historia de la conservación en México”, op. cit.
569
“Evaluación preliminar de las tasas de pérdida de superficie de manglar en México”,
Instituto Nacional de Ecología, México, 2005.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II,
De la Independencia a la Globalización 2 250
CONCLUSIONES
En un libro como éste, el principal problema del autor no es qué escribir sino qué
omitir. La documentación existente es tan enorme que sería posible escribir varias
obras sobre el mismo tema sin utilizar ninguna de las fuentes aquí empleadas. Se
trata, por consiguiente, de un recorte de la realidad, hecho con fines didácticos,
para evitar llegar a un libro de un tamaño inmanejable.
Utilizamos, entonces, ese habitat intangible para relacionarnos con nuestro habitat
material.
Escribir una historia regional implica hacer un delicado balance entre similitudes
y diferencias. Cada país tiene su propia historia, por la misma razón que cada
grupo humano también la tiene, pero existen grandes tendencias en la historia
mundial, capaces de afectarlos de modo comparable. Los fenómenos de larga
duración, que registra Braudel, estimulan en América Latina etapas alternadas de
economías más autárquicas o más integradas al mercado mundial, períodos de
mayor estatismo o mayor liberalismo. Estos diferentes modelos de sociedad
emplean de variadas maneras sus recursos naturales y tienen consecuencias
distintas sobre el ambiente.
“Si América Latina cobra conciencia de sí misma -decía José Luis Romero-, la
primera obligación de los latinoamericanos es ya enterarse de los pormenores de lo
que pasa en cada uno de sus rincones. Nada pasa en América Latina, sino en cada
uno de sus rincones. Los fenómenos son muy diversos en cada uno de los países,
pero las interpretaciones generalizadoras nos han acostumbrado a pensar que son
vagamente semejantes. Abundan las dictaduras, pero las hay de diversos
caracteres y que responden a distintas situaciones económicas, sociales y políticas.
Para alcanzar a comprender su alcance y vigor —y para combatirlas— nada
importa tanto como acercarse a su típica peculiaridad. Y cosa semejante ocurre
con todos los fenómenos que configuran las formas de la convivencia social” 570 .
La actual crisis que afecta las relaciones entre la sociedad y el Estado hace inviable
un proyecto nacional que no integre el desarrollo con el medio ambiente y que no
se apoye en una trama de mecanismos de participación ciudadana.
El arresto del hoy fallecido ex dictador Pinochet fuera de Chile, se vinculó con
varias convenciones internacionales que condenan el genocidio y la tortura como
violaciones a los derechos humanos. No hay todavía una convención internacional
contra el ecocidio, que lo califique del esa forma. Es decir, un empresario o un
gobernante que haya cometido crímenes semejantes en materia de ecocidio no
podría ser juzgado del mismo modo. Hay proyectos de un Tribunal Ambiental
Internacional. Sin embargo, se refieren exclusivamente a sus aspectos económicos
y no contemplan los aspectos penales.
• Una ética que incluya los derechos humanos de las generaciones futuras.
Cuando en 1948 se hablaba de la tortura, se hablaba de personas que existían
en tiempo presente. Sólo se puede torturar a alguien que está aquí. En cambio,
sí se puede envenenar a las generaciones futuras, alterando el habitat que se les
deja.
570
Romero, José Luis: “Prólogo”, a: Latendorf, Abel Alexis: “Nuestra América difícil”, op.
cit.