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Desde los comienzos de la Humanidad, los seres humanos siempre se han preguntado acerca

de su origen, el motivo de su existencia y su misión en la tierra. Solo unos pocos han


encontrado estas respuestas, ellos han sido los iniciados de todas las tradiciones y épocas.
Muchos de ellos estuvieron aquí para ayudar al ser humano a evolucionar espiritualmente y
guiarlo por el camino de sabiduría interior que conduce a todas las respuestas. Desde Jesús,
Buda, Krishna hasta algunos de los grandes filósofos de la antigua Grecia, todos han sido
portadores de todos aquellos grandes secretos de la humanidad. Muchos de ellos aprendieron
estos secretos en distintas escuelas iniciáticas, de donde salieron las primeras formas de
ciencias secretas, ciencias que llevaban al ser humano a un estado de vida superior. Todo ese
conocimiento ancestral provenía de las antiguas escuelas del misterio, donde aquel saber se
preservó y se transmitió de generación en generación durante siglos y siglos hasta la
actualidad. Incluso, hoy en día todavía quedan vestigios de ellas, en lo que conocemos como
logias y sociedades secretas. Dispersas por todo el mundo, se dedican a conservar este
conocimiento o parte de él.

Originariamente, aquel conocimiento era sagrado, superior y contenía, en parte todos aquellos
secretos de nuestra parte más desconocida y menos explorada, el alma. Este conocimiento, en
un principio estuvo al alcance de todos pero pronto se desvirtuó y muchos lo corrompieron y
lo usaron con la finalidad de obtener dominio y poder sobre aquellos que no lo tenían. Esto
obligó a que ese conocimiento se restringiese a aquellos que perseguían fines nobles y
espirituales. Sin embargo, la degradación de este conocimiento continuó y se usó para fines
maléficos en muchos casos, siendo hoy en día, los illuminati, el caso más conocido y cuya
etimología alude a la iluminación. La iluminación era un término usado en las antiguas escuelas
del misterio que significaba la evolución interior a través de la cual se alcanzaba el saber
supremo o absoluto. También alude a la plena conexión entre el cuerpo y el alma. Es por
sociedades secretas como los Illuminati que el saber oculto u esotérico se ha estigmatizado a
tal punto que el término oculto suele tener una connotación negativa en las masas. Si bien es
cierto que aquel saber procuraba el bien de la humanidad -pues comprendía el conocimiento y
manejo de las leyes universales y los planos de existencia-, también es cierto que algunos
buscaron egoístamente el poder a través de él, causando un daño prácticamente irreparable.
Es por esa razón que aquel saber se ocultó y fue conservado por algunos para que no se
corrompiese aún más. Sin embargo, así como ese saber se resguardó en escuelas del misterio
que portaban aquella luz para el bien, también se resguardó en escuelas oscuras que
procuraban lo contrario.

Para conocer el inicio de este conflicto debemos remontarnos a aproximadamente 12000 años
atrás, una época de civilizaciones antiguas de las cuales hoy no queda vestigio alguno. La
primera de ellas fue Lemuria, donde la especia humana apareció por primera vez, dando así
existencia a los Lemures, seres espirituales que no eran afectados por el materialismo. Esta fue
conocida como la Era Dorada de la humanidad. Sin embargo, el regalo del intelecto, eso que
nos diferencia de todo ser vivo, fue un arma de doble filo que corrompió a muchos. Lemuria
dio nacimiento a la Atlantida, lo cual con el tiempo llevó a una guerra entre los seres luz y la
verdad contra seres de la oscuridad. La magia era un don y talento natural de los Lemures,
pero en mano de aquellos seres oscuros se convirtió en magia material y psíquica y la raza se
cayó en una orgia de brujería sin precedentes que jamás cesó y continúa hasta hoy en día.
Gran parte de los atlantes se convirtió en brujos de la maldad. Otros atlantes fueron víctimas.
Fue así que los estimuladores de la virtud y la disciplina en la tierra se apartaron y decidieron
proteger aquel don preciado de aquellos que perseguían fines maléficos con él. Hasta el
momento, no existían los misterios y la verdad era un patrimonio de la humanidad. Debido a
esto, se inauguraron colegios esotéricos, universidades del alma y centros de entrenamiento
espiritual para unir a hombres y mujeres para instruirlos en los misterios de la naturaleza y la
existencia. Desde estos centros se expandieron otras escuelas del misterio en todas partes del
mundo atlante. La Atlantida estaba en el apogeo material y estas escuelas intentaban
contrarrestar aquella ola de brujería. Muchos se salvaron por los misterios. Al mismo tiempo,
aquellos que habían desvirtuado el conocimiento crearon escuelas del mal. Fue así que aquella
Era dorada comenzó a desvanecerse y la Atlantida selló su propio destino. Cataclismo tras
cataclismo, el continente desapareció y del mismo modo, sucedió con Lemuria. Los siglos
pasaron y civilización tras civilización, el amor por la verdad renació en los corazones
nuevamente. Los misterios fueron aún más ocultos y su objetivo principal era mantener la
espiritualidad en lugar de la tragedia y el conflicto. Esto llevó a crear reclutas para preservar las
escuelas del misterio y la verdad. Y fue así que permanecieron estas escuelas por siglos al
alcance de aquellos que buscaban ese saber de manera pura. Todas las civilizaciones
posteriores; primero los sumerios, luego los egipcios, más tarde las civilizaciones indígenas de
américa, entre otras -curiosamente, hoy todas extintas- fueron las que recibieron y usaron en
parte estos conocimientos.

Las escuelas del misterio permanecieron de este modo, al alcance de aquellas personas que
deseaban alcanzar aquella llave del conocimiento para una evolución espiritual. Sin embargo,
el fin de estas llegó, cuando el emperador Teodosio II prohibió paganismo en el imperio
Romano, que incluia Thrace, Macedonia, Crete, Syria y Egipto. Más tarde, el emperador
Justiniano, en el 529 AD, cerraría la última escuela filosófica de Atenas fundada por Platón,
quien curiosamente fue aquel que mencionó y describió a la Atlántida en los diálogos de Timeo
y Critias. Todo lo que no fuese cristiano, era por lo tanto pagano y debía suprimirse. Fue así
entonces que los Misterios se degradaron. Tras esta prohibición, los misterios siguieron
transmitiéndose, pero ya a través de líneas ocultas de sucesión. De este modo, aparecieron,
entre otras, diferentes sociedades secretas de las cuales muchas existen todavía en la
actualidad. Ahora bien, ¿Cómo es posible que luego de tantos siglos, muchos de estos
misterios permanezcan todavía velados a gran parte de la humanidad? La respuesta a esto es
el lenguaje encriptado, especialmente a través de la primera forma de comunicación usada por
el ser humano, los símbolos. De este modo, el conocimiento oculto se transmitió de persona a
persona a través de un sistema encriptado de contraseñas, signos, saludos, símbolos y
distintos tipos de cultos para que este fuese velado a los no iniciados, también llamados
profanos. Tras el cierre de las escuelas del misterio, el mundo se dividió entre aquellos que
guardaron aquel saber oculto -algunos para el bien, otros para el mal- y el resto y gran mayoría
de la humanidad, los profanos. Aquellos que guardaron el conocimiento no revelado para el
mal –muchos de los cuales eran los mismos que lo prohibieron por avaricia y egoísmo- notaron
que de esta forma, podían someter a las masas, ya que estarían sumidas en la ignorancia. Fue
así que escondieron las sagradas verdades para pequeños grupos de elite y así poder usarlas
para su propio beneficio. De este modo, se llegó a construir a lo largo de la historia una
pirámide jerárquica de poder, en la cual nosotros nos encontramos en el fondo. De este
conocimiento oculto nace absolutamente todo, incluso la religión y la ciencia. Aunque la
mayoría de las veces, lo que se nos enseña, no es más que mera información falsa y vacía, que
no hace más que ofrecernos respuestas cómodas para que no cuestionemos nada. Entonces
pasamos a formar parte de un sistema donde se nos ponen objetivos y metas, a veces
inalcanzables para muchos, que no hacen más que alimentar la pirámide del poder, y de esta
manera, nuestra vida en el plano físico se consume sin que muchos de nosotros hayamos
podido cumplir nuestros verdaderos sueños, o encontrar el motivo de nuestra existencia.

Existe una gran cantidad de leyendas alrededor de todo el mundo, en todo tipo de culturas,
que hablan sobre aquella época a la que llamaron la Era Dorada de la humanidad. El fin de esta
era fue lo que significó “La caída del Hombre”. El poeta griego, Hesíodo, al describir esta
época, dijo "El Hombre vivía como los dioses, sin vicios o pasión, irritación o trabajo. En feliz
compañerismo con seres divinos, pasaban sus días en tranquilidad y placer, viviendo juntos en
perfecta igualdad, unidos por confianza y amor mutuos. La tierra era más hermosa que ahora,
y producía espontáneamente una variedad abundante de frutos. Seres humanos y animales
hablaban la misma lengua y se comunicaban entre sí. Los Hombres eran considerados simples
niños a los cien años de edad. No tenían ninguna de las dolencias de la edad para molestarlos y
cuando pasaban a regiones de la vida superior, era en un sueño apacible." Si bien para muchos
esto puede parecer una fábula, las civilizaciones antiguas dan fe de ello. Aunque entre muchas
de ellas no hubo vínculo alguno por estar en diferentes rincones del mundo y pertenecer a
diferentes épocas, todas contaron lo mismo. Estas civilizaciones fueron las madres de todo
aquel saber que se impartía en las escuelas del misterio y que más tarde muchos, secuestraron
para el mal. Tal vez, el enigma más grande, es si todavía existe acceso a ese conocimiento por
parte de los considerados profanos. La respuesta es sí, aunque solo se puede obtener acceso a
una pequeña parte de él. Existen diferentes grupos cerrados y sociedades en el mundo que
abren sus puertas a los profanos. Sin embargo, la corrupción y confusión se ha inmiscuido en
muchas de ellas inclusive, corrompiendo nuevamente el conocimiento sagrado. Muchas de
estas verdades están aún guardadas en libros, que por supuesto, no son libros conocidos ni de
fácil acceso. Aunque aquel que realmente tenga hambre por saber, llegará a los libros
indicados fácilmente. En el momento que descubrimos que gran parte de lo que consideramos
verdad, es realmente falso y comenzamos a desaprender lo aprendido, estaremos en el
camino indicado. Durante este camino, es posible que muchos terminen sintiendo un gran
vacío, pero aquellos que permanezcan en él, siempre procurando el bien y obrando con amor,
finalmente encontraran lo que siempre buscaron. El gran primer paso en el largo camino del
misterio, es tener una mente abierta y vencer el miedo, solo así se puede lograr la verdadera
libertad.

YouTube – La Torre de Marfil

https://www.youtube.com/channel/UCzP2oZauatjiG5_e1iJIEwA

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