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Maqueta: RAG E. L. BOWIE, JOHN BRJSCOE, P. A.

BRUNT,
Director: Alberto Prieto Arciniega
O. E. M. DE STE CROIX, M. I,FINLEY,
W. H. C. FRENO, PETER GARNSEY,
KEITH HOPKINS, A. H. M. JONES,
A.N.SHERWIN-WHITE,
E. A. THOMPSON,P. R.C.WEAVER

ESTUDIOS SOBRE

HISTORIA ANTIGUA

Edición de M. l. FINLEY

Traducción: Ramón LóPEZ

Título original: Studies in ancient society


© Past and Present Society, 1974
© Routledge and Kegan Paul
Para todos los países de habla hispana
© Akal editor, 1981
Ramón Akal González
P. o Sta. María de la Cabeza, 132. Madrid-26
Teléfs.: 460 32 50 - 460 33 50
l.S.B.N.: 84-7339-527-1
Depósito le�al: M ·5. 74]� 19tH
lmprt'sli rn i'h:nh;n� ( inHim.�. S.l ..
LIU M�tllu, J M�tdaid-:.Z'I
1
AKAL EDITOR
hitadas de Numidia y Mauritania. Los edictos sucesivos XIII. EL COU)NATO ROMANO*
de tolerancia promulgados por Majencio en Roma, por
Galerio, ConstanHno y finalmente incluso con Maximino,
ponen el sello a un proceso que ya había recorrido todo
su camino m.
A. H. M. Jones

El problema del colonato romano tardío ha sido deba­


tido desde el siglo xvu. El debate aún continúa, pero no
parece que estemos más cerca de las soluciones a las
preguntas de cuándo, cómo y por qué el colonus del Prin­
cipado, un inquilino voluntario de una tierra, libre de
trasladarse cuando su trato expiraba, se convirtió en el
colonus del bajo imperio, un siervo ligado a la tierra por
un lazo hereditario 1• Los legistas que cita el Digesto de­
finen claramente la posición del colonus al principio del
siglo m. Suscribía un contrato, normalmente por cinco
años, que por tácito consenso de ambas partes se con­
\ vertía en tenencia anual cuando expiraba 2• En la práctica
las condiciones variaban grandemente. En Egipto, los con­
tratos por tiempo reducido, de uno a cuatro años, eran lo
corriente 3• Pero en .muchos lugares los trabajos de la tie­
rra normalmente se pasaban de padres a hijos. Bajo Có­
m Las publicaciones recientes más importantes (a las modo, los inquilinos de tierras imperiales en Africa ha­
que se suma el articulo de Ste Croix de este volumen) son:
blan de sí mismos como de gente nacida v criada en la
T. D. Barnes: «Legislation agaipst the Christians», JRS,
LVIII (1968), pp. 32-50; Daniel de Decker: «La politiquc
religieuse de Maxence>>, Byzantion, XXXVIII, 1968 (1969), * Del núm. 13 (1958).
pp. 472-562; W. H. C. Frend: Martyrdom and Persecution 1 La historia de la controversia, antes de 1925, está resu­
in the Early Church (Oxford, 1965), caps. XIV y XV; J. Mo­ mida por R. Clausing: The Roman Colonate (Nueva York,
reau: Die Christenverfolgungen im romischen Reich (Berlín, 1925). Entre las discusiones posteriores, R. Saumagne: «Du
1961); Lactando: De la Mort de les Persécuteurs, Ed. J. Mo­ role de "l'origo" et du "census" dans la formation du colonat
reau, 2 vols. (París, 1954); J. Malthagen: Der romische Staat romain>>, Byzantion, XII (1937), pp. 487-581; F. L. Ganshof:
und die Christen im zweiten und dritten Jarhrhundert (Gii­ «La statut personnel du colon au Bas-Empire», An.tiquité
tingen, 1970); G. S. R. Thomas: «Maximin Daia's policy and Classique, XIV (1945), pp. 261-77; A. Segré: <<The Byzantine
the Edicts of Toleration>>, L'Antiquité Classique, XXX V ll colonate», Traditio, V (1 9 47), pp. 103-33; M. Pallasse: Orient
(1968), pp. 172-85; J. Vogt: Zur Religiositiit der Chrisfl'lll'l'l'· et Occident a propos du colonat romain au Bas-Empire (Al­
tolger im romischen Reich (Sitz. d. Heidelberg llnul. lf, giers, 1950).
Wiss. (1962), núm. 1); A. Wlosock: Rom und die Cltri.H(III 2 Dig., XIX.2.9.1; 2.13.11; 2.14; 2.24.2.
(Stuttgart, 1970); J. Ziegler: Zur religiiisen Ha/111111:. di, f 3 A. C. Johnson: Roman Egypt (Baltimore, 1936) = An
Gegenkaiser im 4 Jh. n. Chr. (FAS Frankfurter AltflisroriWhl Economic Survey of Ancient Rome, ed. T. Frank, II, pp. 81
Studien, IV, 1970). · y siguientes.

314 315
finca 4 • Al princ1p10 del siglo m otros inquilinos impe­ ció 10• Y aunque las propiedades muy grandes eran nume­
riales en Lydia amenazaron con «dejar el hogar de nues­ rosas en algunas partes del imperio, particularmente en 1 ta­
tros padres y las tumbas de nuestros ancestros» a menos Ha y las provincias occidentales, y debieron ocupar una
que mejoraran las condiciones 5• Un colonus podía en­ gran parte de la tierra de labor, no hay que aplicar este es­
contrar dificultades para dejar su tierra si estaba retra­ quema a la totalidad.
sado en el pago del arrendamiento, como a menudo su­ En primer lugar, había campesinos propietarios, nor­
cedía 6; pues en tales circunstancias el terrateniente no malmente agrupados en pueblos; en Egipto eran conside­
'
tendría duda en embargarle de su reserva. Pero podía irse rables eri el siglo rv 11 y perduraron hasta el vr 12 en un nú­
aun estando pendiente de pago: un caso del Digesto -�ero bastante fuerte. En los siglos IV y v se mencionan los
trata de «los atrasos de los coloni que al final de su con­ pueblos de campesinos propietarios junto a los que perte­
trato han abandonado sus terrenos pese a haber entrado necían a los terratenientes en Siria 13• En Tracia e Illyri­
en un lazo de dependencia» 7• cum la legislación de Justiniano muestra que los campe­
La primera prueba clara de que los coloni (o de cual­ sinos libreposesores eran considerables en el siglo VI 14• En
quier manera algunos coloni) estaban adscritos a sus tierras el Oeste hay menos noticias de ellos, pero en la Galia,
y sus señores es una ley de Constantino fechada en el 332: Salviano habla todavía a mitad del siglo v de campesinos
«Cualquier persona a la que se encuentre un colonus per­ que ven sus parcelas absorbidas por los grandes terrate­
teneciente a otra persona no sólo deberá devolverlo a su nientes 15, mientras que en Africa las particulares posesio­
lugar de origen, sino que también estárá sujeto a impues­ nes mancianas, pequeños territorios que se ocupaban por
tos por el tiempo que lo tuviera. Más aún, será lo adecua­ contratos perpetuos y alienables, sobrevivieron aún a los
6•
do que los coloni que planeen huir sean cargados de ca­ últimos reyes vándalos 1
denas como esclavos y que puedan ser obligados por una En segundo lugar, las posesiones de terratenientes no
ley propia de siervos a realizar los deberes que le son pro­ residentes no siempre eran grandes propiedades. Había mu­
pios como hombres libres» 8• La primera referencia explí­ chos humildes hombres de pueblo que tenían dos o tres
cita al carácter hereditario del lazo de adscripción es una acres y los propietarios medios al parecer muy raramente
ley del 364 que ordena que «los esclavos y coloni y sus poseyeron una sola finca grande: generalmente tenían un
hijos y nietos» que hubieran desertado de las fincas im­ número variado de parcelas de diferente tamaño, dispersas
periales para unirse al ejército, habían de ser reclamados 9• por pueblos distintos. Este es el modelo que se deduce del
Antes de ir más allá será bueno decir algo acerca del registro de tierras en Hermópolis, Egipto, al principio del
modelo de propiedad de tierra en el Imperio Romano tar­
dío. En las discusiones sobre el colonato se da por cierto 10 En un papiro de alquiler del siglo vx (J. O. Tajder:

demasiado a menudo que todo el imperio estaba dividido Die nichtliteratischen lateiníschen Papyri 1taliens aus der
en grandes propiedades, que consistían en una casa cen­ Zeit 445-700 (Lund, 1954), p. 188, núm. 3, col. 11) aparece una
finca en el territorio de Patavium dividida en «locus qui
tral cultivada por esclavos y rodeada de pequeñas unida­ adpellatur saltus Erudianus», «colonia suprascripta» y otras
des de explotación cultivadas por inquilinos libres. Había siete coloniae (y además dos paludes). Todas pagaban al­
desde luego amplias propiedades, aunque no todas eran de quiler, la primera «per Maximinum villicum», las otras a
este tipo. Muchas, propiedad de terratenientes absentistas, través de coloni. Parecería que la explotación original, «sal­
tus Erudianus», había sido dividida en dos, y dejada una
estaban divididas en su totalidad en parcelas en arriendo mitad a un grupo de ocupantes y la otra mitad en manos
y la casa central, si es que alguna vez la hubo, desapare- del administrador, que la daría en arriendo.
t1 A. H. M. Jones: «Census records of the Latter Roman
Empire», JRS, XLIII (1953), pp. 58-60, 63-4.
z Hay �na gran cantidad de documentos en papiro que
4 CIL, VIII.10570 = ILS, 6870, col. III, líneas 28-9. 1
s J. Keil y A. von Permenstein: «Bericht über eine drittc se refieren a Afrodito, un villorrio de pequeños propietarios
Reise in Lydien», Denksch. Ak. Wien., LVII.l (1914-S), p. �H. que era «autosuficiente», y que recogía sus propios impues­
núm. SS, línea 46. tos. La mayoría están publicados en Pap. Cairo Maspero
6 A juzgar por Ia . frecuentes alusiones a reliqua n1lrl•
s and Pap. London, V.
norum en el Díg., XXXII.78.3; 91 pr. 1; 101.1; XXXIII.2J2.7; 13 Libanio: Or., XLVII.ll; Teod.: Hist. Rel., XIV; XVII.
7.20 pr., 1 y 3; 7.27.1. 14 J us t.: Nov., XXXII- XXXIV.
1 Dig., XXXIII.7.20.3. 1s Salviano: de Gub. Dei, V.38-44.

a Cod. Theod., V.17.1. 16 C. Courtois, L. Leschi, C. Perrat, C. Sa um agne: Tablet­

9 Cod. Just., XI.68.3; cf. VII.38.1 (367). tes Albertini: Actes privés de l'époque vandale (París, 1952).

316 317
siglo IV 17• Del testamento de Remigio, obispo de Reims opuesto, es el ocupante de una tierra de labor 22• No hay
al final del siglo v, s� deduce el mismo modelo 18• Incluso r z ón para creer que l� palabra hubiera cambiado su sig­
. �. . .
los grandes terratenientes que poseían territorios lo bas­ ntftcado y estos znqutlmt,_ por tanto, tenían que ser aldea­
tante grandes para tener un pueblo, poseían a menudo par­ nos eñ. una gran propiedad, que se ganaban la vida como
celas de tierra dispersas, además de la gran propiedad. Los artesanos o jornaleros 23• Además estaban los campesinos
informes de la familia del gran Apión en el sig , lo VI en propietarios y los aldeanos de los pueblos independientes,
Egipto, nos muestran que los miembros de esta familia po· algunos de los cuales eran al mismo tiempo coloni de par­
seían tanto parcelas en los pueblos de campesinos pro· celas dispersas que pertenecían a propietarios absentistas.
pietarios como villorrios enteros 19• Finalmente había esclavos agrícolas. Unos cuantos eran tra­
Muchas de las parcelas más pequeñas, propiedad de bajadores propiedad de algunos campesinos terratenientes
absentistas, no tenían campesinos residentes, sino que se libres más prósperos, o de coloni. Los más eran propiedad
cedían en contrato a los habitantes del pueblo, bien cam· de terratenientes absentistas. Algunos trabajaban peque­
pesinos propietarios cuyas parcelas eran demasiado peque· ñas parcelas sin ayuda de nadie: la media docena de vi­
ñas para mantener a sus familias o bien aldeanos que eran ñas propiedad de Remigio tenían cada una su esclavo vi­
propietarios de sus casas, pero no tenían tierra 21l. Así, p!Jes, ñador 24• En las fincas más grandes el censo registra a veces
él análisis de la ¡>Oblación rural es complicado. Estaban los además de los coloni unos pocos esclavos, que quizá tra­
coloni residentes de las grandes propiedades, que vivían bajaran la explotación central o actuaran de administra­
en sus explotaciones o en las aldeas de la gran propiedad. dores de la finca entera 25• Otras fincas fueron al parecer
También había sobre las grandes fincas personas llamadas trabajadas enteramente por esclavos; no sabemos si estos
inquilini, frecuentemente emparejadas con Jos coloni, pero esclavos trabajaban en grupos o si estaban bajo contrato
distintos y distinguidos de ellos 21• La palabra inquilinus, de quasi coloni, según práctica ya conocida por los legis·
en el lenguaje legal del principado, significa el ocupante tas del siglo m 26.
de una casa, mientras que el colonus, al que aparece como
22 Dig., XIX, 2.25.1; XLI.2.37; XLIII.32.1.1. Los terratenien­
17 A. H. M. Jones, JRS, XLIII (1953), pp. 52-3, 60-3. tes en tiempos del Principado estaban obligados a declarar
1s Mon. Germ. Hist., Script. rer. Merov., ed. B. Krusch en sus censos a sus coloni e inquilini, Dig., I.15.4.8. En Díg.,
(Hanover, 1896), III, pp. 336-40. La autenticidad del testa­ XXX.112, «si quis inquilinos sine praediis quibus adhaerent
mento está fuera de duda y su contenido analizado por legaverit, inutile ets legatum: sed an aestimatio debeatur,
A. H. M. Jones, P. Grierson, J. A. Crook: <<The authentícity ex volunctate defuncti estatuendum esse, diví Marcus et
of the <<Testamentum S. Remigii>> , Revue Belge de Philologie Commodus rescripserunt», inquilini se usa en un sentido
et d'Histoire, XXXV (1957), pp. 356-73. único y oscuro. Las personas así descritas pueden ser es­
clavos, o bien no podían ser emancipados por testamento,
19 E. R. Hardy: The Large States of Byzantine Egypt
pero estaban adscritos a la tierra y sólo alienables con ella.
(Nueva York, 1931), pp. 88-9. Se ha sugerido que eran prisioneros de guerra bárbaros
20 Ver más adelante nota 34.
concedidos por el gobierno imperial a los terrateniente�
21 Cod. Just., XI.48.6 (365), «omnes omnino fugitivos [ads­
como tabajadores de la tierra.
criptos] colonos vel inquilinos». Cod Theod., X.12.2 (368),
23 Quizá son idénticos a los aldeanos, casarii, del Cod.
«Si quis etiam vel tributarius repperitur vel inquilinus os·
tenditur»; Cod. Just., XI.53.1 (371), «colonos inquilinosquc
T_heod., I�.42.7 (369),.. «quotve mancipia in praediis... qot
smt casa�!l vel colonn». Su estatus era muy similar al de
per Illyricum»; Cod Theod., XII.l9.1 (400), «inquilinas ve!
los colonu; Cod. Just., Xl.48.13 (400), «Ínter inquilinos co­
colonas vel ancillaS>>; 19.2 (400), «Colonatus ... aut inquilina·
lonos�e, 9-uorum quantum ad originem pertinet vindican­
tus quaestionem»; V.18.1 (419), «colonus originalis vel in·
dum, mdtscreta eademque paene videtur esse conditio, licet
quilinus»; Cod. Just., III.26.11 (442), <<domorum nostrarum
si discrimen in nomine».
colonus aut inquilinus aut servus>>; Valent.: Nov., XXVII
24 Mon_. Germ. Hist., Script. rer. Merov., III, p. 337, lí­
(449), <<de originariis et colonis, inquilinis ac servís»; XXXV
neas 13-16, 22-3; p. 338, líneas 10-11, 20-1; p. 339, líneas 1-2.
(452), <<nullus originarius, servus, inquilinus aut colonus»;
Severo: Nov., II (465), «inquilinus vel colonus». En el Cod. . � A. H. M. l?.J?�s: JRS, XLIII (1953), pp. 56-7: los ad­
Just., III.38.11, avel colonorum adscripticiae condicionis scu mtrustradores, Vlltct o actores, eran comúnmente esclavos'
inquilinorum>>, ha sido interpolado después de «Servorum» igual que bajo el Principado. ·

26 A. H. M. Jones, loe. cit. Se dice que dos terratenientes


en la ley original [Cod. Theod., Il.25.1 (325)]. En el Cotl.
Just., XI.48.12 (396), «vel tributarios vel inquilinos» l�stó de H_ispania organizaron un pequeño ejército al comienzo
también interpolado, probablemente, después de «scrvou. del stglo v, <<servulos tantum suos ex propiis praediis colli­
Para tríbutarii, adscripticíi, originales, ver más adclaulr IIU· gentes», Orosio, VII.40.6, y se dice de uno de las fincas ita·
tas 51, 53, 54. lianas de Melania que tenía <<sexaginta villulas circa se, ha·

318 319
Entre el 392 y el 395 Teodosio 1 promulgó la siguiente en esencia una medida fiscal, destinada a asegur�LY
constitutio 21: <<Oueda abolido el impuesto general en toda TacilitarlareéOleccton aernuevolinpüesro··y-·iio--díiigida
la provincia de Tracia para siempre, de forma que sólo espectficamente a adscribir a-IDsocupantes �-_!_��...!��!.,
!: ?S.
se ha de pagar el impuesto de la tierra. Y en caso de que - Hay doshechos que apoyañ!a··segünda conclusión.
pudiera parecer que se ha dado permiso a los coloni, li­ En primer lugar estaban adscritos a su lugar de registro
berados de su condición de sujetos a impuestos, para mar­ no sólo los coloni, sino también los campesinos propie­
charse y vagar por donde quieran, queda establecido que tarios. En el 332 los tres propietarios que quedaban en
están sujetos por derecho de origen y aunque parezca que el pueblo egipcio de Teadelfia se quejaron de que todos
son libres de condición, han de ser tenidos sin embargo sus pueblerinos (la población registrada en el villorrio
por esclavos de la tierra en la que nacieron y no tienen el era de veinticinco personas) se habían ido: habían in­
derecho de marchar a donde quieran o de cambiar de do­ tentado hacerlos volver por sus propios esfuerzos, pero
micilio. Los propietarios los han de controlar con el cui­ sin éxito y ahora apelaban al prefecto de Egipto para que
dado de un patrón y el poder de un dueño». Una ley an­ hiciera valer sus poderes oficiales 30•
terior, de Valentiniano 1 28, fechada en el 371, alude evi­ En segundo lugar la norma que adscribía a la pobla­
dentemente a una situación similar: «Declaramos que los ción rural a sus lugares de registro no tuvo el efecto de
coloni e inquilini en toda la región de Illyricum y las re­ adscribir a los coloni a sus fincas en todas las provin­
giones vecinas no pueden tener la libertad de abandonar cias. En una ley de Teodosio 1 se deja bien claro que los
la tierra en la que se encuentran residentes en virtud de coloni en Palestina no habían sido adscritos a sus tierras
su origen y descendencia. Que sigan esclavos de la tierra, antes de este tiempo 31• En Egipto no hay traza de ads­
no por la atadura de los impuestos, sino bajo el nombre cripciones hasta el siglo v; los contratos temporales se­
y título de coloni». guían siendo norma, igual que bajo el principado 32• En
De estas dos leyes se hace evidente que los coloni ha­ una ley del 339 dirigida al prefecto pretoriano de las Ga­
bían sido adscritos a sus tierras hasta ahora en virtud del lías 33 se puede ver una distinción entre las varias pro­
impuesto general o capitatio, que pagaban, y que de su .
vincias bajo su jurisdicción. Se es�ablece que nadte que
abolición en Tracia e Illyricum habría resultado la libertad . .
compre «una finca en 1� que este regtstrado un ctert?
de movimiento de los coloni de estas áreas a no ser por dis­ número de población humilde» tiene que asumir las obh­
posiciones especiales promulgadas. La capitatio estaba ba­ .
gaciones fiscales de éstos; pero esta regla es ap�tcable
sada en los censos que Diocleciano y sus colegas hicieron sólo a las provincias en las que «se lleva a cabo el ststema
en varias partes del imperio, así como sus sucesores inme­ de adscripción de la población humilde y el método de
diatos, y parece que substituyó al impuesto en sí mismo su registro».
bajo tal nombre (había habido impuestos personales ante­
La explicación de esta anomalía probablemente des­
riores en muchas provincias). El censo incluía a toda la po­
cansa en los diferentes sistemas de registros adoptados en
blación rural trabajadora (entre las edades mínima y má­
varias provincias, según se desprende de la ley. Los cen­
xima), fueran esclavos o libres, propietarios, ocupantes,
sos de registro del oeste de Asia Menor, que recogen tan­
desposeídos y la capitatio se exigía a cada uno de ellos
to la tierra como la población, se realizan bajo el enca­
por igual 29•
bezamiento de los terratenientes y sus tierras. En la ma­
_De lo_�1,1al se siguen dos cgn.c:l.l.l.sJQI.!\!S. La medida que yoría de las listas el nombre del terrateniente viene en
adsCribió a los cólonl uaOuáu' tierra no puede ser anter . l9J:
primer lugar seguido de sus varias unidad�s de explo!a­
a Diocleciano, y probablemente haya que conectarla a su .
ción, cada una tasada en tantas umdades ftscales de tle­
reorganización de los impuestos. y en segund�_!_ugar!_.!��
rra (iuga) y tantas de población (capita), si había en la
bentes quadrigentos servos agricultores», Vita Sanctae Me­ finca población residente. Esta forma de registro implica
laniae Iunioris, versión latina, cap. 18, en Analecta Bollan­ que el propietario era responsable de la capitatio de la
diana, VIII (1889), pp. 16-63. Para servi quasi coloni, ver
Dig., XV.3.16; XXXIII.7.12.3; 7.20.1. 30 Pap.
Theod., 16 y 17.
21 Cod. Just., XI.52.1. 31Cod. Just., XI.Sl.l.
28 !bid., Xl.53.1. 32 A. C. Johnson y L. C. West: Byzantine Egypt: Econo·
29 Ver A. Déléage: La capitation du Bas-Empire (Nancv, míe Studies (Princenton, 1949), p. 76. Comparar mas_ ade­
1945), y A. H. M. Jones: «Capitatio y iugatio», JRS, XLV 11 lante nota 50.
(1957), pp. 88·94. 33 Cod. Theod., XI.1.26.

320 321
población registrada en sus posesiones y podía tener el
efecto de adscribir a los coloni residentes a sus unidades las ,guerras continuas, devastaciones, hambres y plagas
de explotación, en el caso de que la población estuviera del siglo m y las levas para los cada día más grandes
li.gada al lugar de su registro. De los mismos fragmentos ejércitos la habían mermado. De cualquier manera, sabe­
conservados se podía suponer que los campesinos pro­ mos por muchas referencias en las leyes de la época que
pietarios y los hombres sin tierra que poseían casas eran los terratenientes encontraban trabajadores con dificul­
registrados en sus aldeas y podían ser adscritos a ellas 34• tad y que los que estaban descontentos de sus dueños po­
Por otra parte el registro de tierra de Hermópolis en dían realmente encontrar otro terrateniente, que estaría
Egipto da una lista de pueblerinos que poseían tierras, impaciente y dispuesto a aceptarlos. En tales circunstan­
registrando el tamaño y localización de sus posesiones, cias los terratenientes encontrarían la ley buena para man­
pero sin mencionar a sus ocupantes. Hay listas de aldeas tener sus trabajadores de la tierra y reclamar a los que
similares de campesinos propietarios 35• En los censos que se hubieran ido.
se conservan se registran detalles de las familias de los
Puesto que los terratenientes eran predominantes en
campesinos, pero los registran solamente bajo el apartado
de su lugar de origen 36• Podría parecer que en Egipto la los círculos gubernamentales, no es sorprendente que el
población rural estaba registrada· por aldeas, sin referen­ gobierno imperial, cuando abolió la capitatio en Illyri­
cia a las tierras que cultivaba y que estaba adscrita a su cum y después en Tracia, pusiera en letra de ley que los
lugar de origen, no a la tierra que trabajaba ni al pro­ coloni ·de . estas áreas no podían tener en adelante libertad
pietario. Se puede suponer que el sistema de registro en de movimiento. Esto pronto fue a más y se introdujo el
Palestina y algunas provincias de la prefectura de las Ga­ colonato adscrito en las provincias en donde antes no ha­
lias era similar y dio el mismo resultado. bía existido. Teodosio 1 explica claramente en interés de
Podía pensarse, entonces, que la adscripción a la tie­ quién hizo esto en Palestina: «Por cuanto que en otras
rra del colonus era el producto de una medida fiscal y provincias que están sujetas al gobierno de nuestra sere­
administrativa de más amplios contornos. En el principa­ nidad, una ley instituida por nuestros antepasados suje­
do hubo precedentes locales y parciales de tal medida. ta a los coloni por una especie de derecho perpetuo, de
En el 104 d.d.C. Vibio Máximo, prefecto de Egipto, pro­ forma que no pueden abandonar los lugares de cuyo gra­
mulgó el siguiente edicto 37: «Puesto que es inminente no viven y se alimentan ni dejar los campos que una vez
el registro casa por casa, es necesario dar instrucciones recibieron para cultivar; y, sin errrº!!!'�los ter.. r..!!_tenien­
a todas las personas que por cualquier razón están re­ tes d�XI:!!��Jil!!�no_���-��-��t� �-Y�.ltl ��-:·_� » 38•
sidiendo fuera de su distrito para que vuelvan a sus ho­ La dependencia de los coloni -adscritos respecto a sus
gares para que puedan tanto cumplir el procedimiento terratenientes se incrementó después con sucesivas le­
usual de registro como cumplir fielmente los deberes agrí­ yes. Constantino, como hemos visto, autorizó a los terra­
colas que les incumben». La medida más dramática de
tenientes a encadenar a sus coloni si sospechaban que es­
Diocleciano (si es que fue el autor), sin duda era una
taban planeando la fuga 39• En el 365 Valente estableció
medida fiscal en sus motivos, pero de todas maneras pue­
de haberse dirigido a asegurar que la población agrícola, que no podían alienar su propiedad personal sin el con­
de cuyo trabajo dependía el impuesto de la tierra, se apli­ sentimiento de su patrón 40• Algunos años después legisló
cara a su tarea. que los propietarios podían recoger los impuestos de sus
Pero si la adscripción de la población agrícola era en ocupantes registrados 41• En el 396, Arcadio estableció
su origen una medida de salud pública, demostró ser un que los coloni . r�gistrados'en--eTcéii'so:--puesto que C.ran
.

gran favor para los propietarios. Es evidente que en el virfiialmehlé esClavos ""de--sus· ·-se- ñores;-·no te"iidrari-- de'l'e-
siglo IV había escasez de brazos para el trabajo agrícola. cílQ-:-a- llevar· m.Pieltos�dvUes contra ellos exceptó�-i?<:>_r a.u-
___

·
La población había sido reducida en muchas áreas por mentar --��� . .��las
... � u;- -mraswyes . �-:���-���-J'.r����!.�r-�?
. .

34 A. H. M. Jones: JRS, XLIII (1953), pp. 49-55.


35 A. H. M. Jones, loe. cit., pp. 58-64. 38 Cod. Just., XI.Sl.l.
36 U. Wilcken: Chrestomathie, 210; F. Preisigke, SatiiiPIL'( 39 Cod. Theod., V.17.1.
buch, 7673. 40 Cod. Theod., V.19.1.
37 U. Wilcken: Chrestomathie, 202; cf. San Lucas 2: l. 41 Cod. Theod., XI.1.4.
42 Cod. Just., XI.50.2.

322
323
unirse al ejército o �e f
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pues el pueblo estaba al final de un canal de irrigación
órdenes sacerdotales S!!L.L.�Q.!'l.§.�_n.ti.mi e.ntQ....d!L�.!L.P�!.Q!!�·
y las aldeas previas habían interceptado el agua). Normal­
Mientras los coloni así adscritos se quedaban redu­
mente nadie tenía interés en aplicar la ley por la fuerza:
cidos a un estatus cuasi servil, los esclavos agrícolas se
los pueblerinos libres o un terrateniente vecino estarían
convertían poco a poco en siervos. Al principio los due­
muy contentos de comprar el terreno de cualquier cam­
ños tenían poder para vender los esclavos agrícolas apar­
pesino que quisiera huir y no habría lugar a queja. Era
te de la tierra, aunque estuvieran registrados en ella.
sólo en los casos de deserción en masa, como el de Tea­
Constantino sólo prohibió las ventas más allá de las fron­
delfia, cuando los pueblerinos que se quedaran podrían
teras de la provincia y advirtió a los compradores que
querer reclamar a los que se habían ido y hay que du­
su censo podía ser sujeto a revisión 45• Valentiniano 1 asi­
dar de que sus quejas tuvieran el efecto deseado muchas
miló los esclavos agrícolas registrados al estatus de ocu·
veces. Los terratenientes tenían influencia y podían lograr
pantes adscritos, y prohibió su venta aparte de la tierra 46•
una audiencia a sus quejas y el gobernador provincial,
Por otra parte, la ley, en lo que respecta a los cam­
muy probablemente otro terrateniente, les sería aliado. Los
pesinos propietarios, parece ser que generalmente se per­
pueblerinos no podían ejercer una presión efectiva y no
mitía que cayera en desuso. Cuando se abolió la capitatio
era probable que lograran una audiencia, especialmente
en Illyricum y Tracia no se tomaron medidas para redu­
si los quidos, como en el caso de Teadelfia, se habían
cir el movimiento de campesinos libreposesores, que en
refugiado en propiedades de terratenientes vecinos.
este área eran una clase numerosa e importante, sino sólo
el movimiento de los coloni. En contraste con el montón El colonato adscrito fue introducido en Palestina, como
de leyes que tratan de la restitución de los coloni huidos hemos visto, por Teodosio l. Parece que se extendió a
a sus dueños, sólo hay en los Códigos dos leyes por las Egipto antes del 415, pues la ley de ese año alude a una
que los campesinos libreposesores que hubieran huido clase llamada localmente homologi coloni, que eran ads­
eran devueltos a sus lugares de origen. Una ley de Va­ critos a sus propietarios. Pero aunque la institución se
lentiniano 1 47 estableció que si alguien solicitaba de la extendiera así a una gran parte del imperio, si no a todo,
corona la concesión de un hombre del que alegaba que esto no significa que los coloni estuvieran adscritos. Des­
era un vagabundo y esclavo sin dueño, debía abrirse una de el punto en que los coloni eran inicialmente sujetos
investigación y si se probaba que el hombre era un colo­ por su censo de registro, sólo los ocupantes de una tierra
nus debería ser devuelto a su dueño, si se probaba que que formaban parte del censo bajo el nombre de un pro­
era un libre, debería ser devuelto a su lugar de origen. pietario y estaban registrados en una de sus fincas, esta­
Una ley del 415 48, que trata comprensivamente el pro­ ban adscritos a la tierra. Los censos de Asia Menor occi­
blema del patronato en Egipto y pretende la devolución dental muestran muchas fincas, principalmente pequeñas,
a sus aldeas de los campesinos propietarios, ordena que sin ninguna capita o unidades de población y estas fincas
aquéllos que hubieran abandonado el pueblo en el que se puede suponer que estaban arrendadas a campesinos
estaban registrados y se hubieran ido a otras aldeas o a Iibreposesores vecinos o a habitantes de los pueblos. En
otros patronos, deberían ser obligados a volver. la ley de Valente se hace distinción explícita 49, ley que
Probablemente habría menor necesidad de aplicar la establece que los propietarios de fincas deben recoger
fuerza de la ley sobre los libreposesores. Como regla ge­ los impuestos de «co/oni originales que estén registrados
neral hay que pensar que los campesinos no querrían en los mismos lugares,>, pero que los coloni «que posean
abandonar sus tierras (el caso de Teadelfia era anormal, una pieza de tierra aunque sea pequeña y estén regis­
trados por sus propios nombres» deben pagar sus im­
43 Cod. Just., XI.48.18; XII.32.3. puestos ni recaudador oficial. Eri efecto, sólo los ocupan­
44 Cod. Just., 1.3.12 (409); Valent.: Nov., XXXV (452); Cod.
tes residentes en las grandes fincas estaban adscritos. Este
Just., 1.3.36 (484).
45 Cod. Theod., XI.3.2 (327). parece que era el caso de la finca de la familia Apión en
46 Cod. Just., XI.48.7 (371); esta regla fue revocada por Egipto en el siglo VI. Los ocupantes adscritos ( TE!'JPfWt
el rey Teodorico en Italia, Edcitum Theodorici, CXLII, en Evar:o·wr.prn) aparecen sólo en los villorrios ( eí.ot>'.ta ) y en
Fontes luris Romani Anteiustinianí, ed. G. Baviera (Floren­
cia, 1940), II, p. 707. las fincas ( Y.tr1¡lr.na) que pertenecían totalmente a una
47 Cod. Theod., X.12.2 (368).
4R Cod. Theod., XI.24.6 (415).
49 Cod. Thcotl., X1.1.14 (371);
325
124
familia: �as parcelas de tierra en las aldeas se dejaban a La terminología occidental enfatiza la naturaleza he­
ocupantes ordinarios 50• . reditaria del lazo. Es evidente por los documentos de cen­
En el tercer cuarto del siglo IV las leyes empiezan a so de Asia Menor occidental que el registro se había con­
hacer la distinción entre ocupantes normales y ocupantes cebido como hereditario desde el primer momento. Pues
adscritos. Los últimos a veces son llamados tributarii, aunque los adultos sólo pagaban capitatio y se contaban
puesto que sus señores eran responsables de sus impues­ en el total del pueblo o la finca, las listas de regreso re­
tos (tributum, i.e. capitatio) 51• En las zonas más orienta­ cogen niños, a menudo de pecho, con sus edades 57• Se
les se distinguen de otros a los que se denomina «inscri­ daba por supuesto, evidentemente, que cuando llegaran
tos en el censo» (censibus adscripti) 52, y el término téc­ a la edad necesaria podían ingresar en el registro, ocu­
nico adscripticius se llegó a imprimir en moneda alguna pando los sitios de sus mayores cuando murieran o al­
vez; se registró en una ley oficial por primera vez en el canzaran la edad de exención. Estos jóvenes, por los que
460, pero el emperador Marciano usó eJ equivalente griego se mantenía el número de la población registrada, apare­
(E11crr:o-cra.:po;) al dirigirse al Concilio de Calcedón en el cen aludidos con el término adcrescentes en algunas le­
451 sJ. Este término no se usó nunca en la cancillería oc­ yes 58•
cidental, que prefirió las palabras originales o bien origi­ El estatus de originalis o adscripticius era igualmente
narii 54, para designar a los que por nacimiento o descen­ hereditario: se heredaba por línea paterna 59• El lazo era
dencia pertenecían a la tierra. De hecho las dos expresio­ legalmente irrompible, hasta que ·se aplicó la regla de
nes llegaban a lo mismo, pues el censo registraba a un la prescripción a los treinta años en el 419, de forma que
hombre en el lugar al que pertenecía por nacimiento. Am­ si un propietario no reclamaba a un calonus por este pe­
bos conceptos se combinaban a veces en una sola sen­ ríodo de tiempo, perdía sus derechos sobre él 60• Valenti�
tencia. La ley de Valente citada más arriba 55 habla de niano 111 extendió esta regla en el 449 incluso a los colom
«coloni originales re,gistrados en los mismos lugares» y de la corona, cuyos derechos eran normalmente impres­
en una ley de Valentiniano 1 56 los coloni e inquilini re­ cribibles. La razón que da es interesante: los altos fun­
ciben orden de volver «a sus antiguos hogares donde es­ cionarios se exponían a reclamaciones vejatorias a sus pa­
tán registrados y donde nacieron y crecieron. dres o antepasados más lejanos que hubieran tenido ori­
ginales 61• Dos años más tarde Valentiniano 111 se dio
so Pap. Oxy., 135, 137, 1979, 1982-3, 1985, 1988-91; Pap. Lon·
cuenta de que la regla de la prescripción a los treinta
don, III.774-5, 777-8; Pap. Soc. /t., 59, 61-2; Pap. Amberst.,
años producía abusos por parte de los originales que
149; cf. Pap. Oxy., 1900, 2238, para Z\lct.-:o-¡pa;:;ot·ramp·frJl en .
propiedades de la Iglesia. huían de sus dueños para convertirse en ocupantes hbres
s1 Cod. Theod., X.12.2 (368�; Cod. Iust., XI.48. l 2 (396, pero de las tierras de otro propietario. De acuerdo con esto
la palabra es probablemente una interpolación justiniana, legisló que los originales que se liberaran a sí mismos
ver nota 21); XI.48.20.3 (Justiniano). En Cod. Theod., XI.7.2 de su propietario por una ausencia de treinta años, pa­
(319), tributarius aparece como diferente de colorzus, y pue­
. sarían a ser originales de su nuevo dueño, o si se tras­
de ser que designe a un esclavo que paga Impuestos (por
ejemplo, rural). ladaban astutamente de una a otra tierra, lo serían del
52 Cod. Just., XI.50.2 (396); 1.3.16 (409); Cod. Theod., señor al que hubieran servido más tiempo o en los úl­
V.6.3 (409); X.20.17 (427); V.3.1 (434); Theod., Nov., VII.4 timos años de los treinta 62• La legislación de Valentinia-
(441). La frase se aplica a los esclavos que trabajan la agri­
cultura en Cod. Theod., XI.3.2 (327); VII.1.3 (349); y Cod.
s7 A. H. M. Jones: JRS, XLIII (1953), pp. 53, 55-6, cf. 51,
Just., XI.48.7 (371). nota 12.
SJ Cod. Just., !.12.6 (466); Acta Conciliorum Oecumenico­ .
58 Cod. Theod., VII.13.6.1 (370). «vel adfixos censtbus
rum, ed. E. Schwartz (Berlín y Leipzig, 1933), II.l, p. 353,
vel[de] adcrescentibus suis obtulerint iuniores»; 13.7.3 {375):
parág. 17. Adscrípticius ha sido interpolado por los redacto­
<<ex incensitis atque adcrescentibus in eorum locorum, qm
res justinianos en Cod. Just., III.38.11 ( = Cod.· Theod., 11.25.1)
defensi militia fuerint, alias praecipimus subrogari».
y XI.48.6, e incluso en VII.Sl.l, del año 224 d.d.C.
59 Cod. Just. XI.48.16 (419), 21 (Justiniano), para deseen·
54 Cod. Just., XI.68.l (325); 48.7 (371); Cod. Theod., X.20.10 dencia por líne� materna. En la ley 24, Justiniano alteró la
(380); Cod. Just., XI.48.1 (396); Cod. Theod., V.18.1 (419); regla para descendencia por línea paterna; Just.: Nov., LIV,
Valent .: Nov., XXVII (449), XXXI (451), XXXV (452); Ma­
recoge la vieja regla. .
yoriano: Nov., VII (458); Edictum Theoderici, XXI, XLVIII, 60 Cod. Theod., V.18.1. La regla había sido aplicada antes
LVI, LXIII-LXVIII, LXXX. en casos especiales, Cod. Theod., XII.19.2 y 3.
55 Cod. Theod., XI.1.14. 61 Valent.: Nov., XXVII.
56 Cod. Just., X1.48.6. 6
2 Valent.: Nov., XXXI.

326 327
no 1 1 1 se aplicó sólo al Imperio Occidental. En el Este, una tierra por más de treinta años pasara a ser adscrito
la regla de la prescripción a los treinta años se mantuvo a su parcela 69; Justiniano interpretó esta ley adscribiendo
hasta Justiniano, que empezó restringiéndola y acabó abo­ a los hijos incluso si los padres no hubieran vivido el pe­
liéndola 63• A partir de entonces un adscripticius sólo po- ríodo completo de treinta años en la misma finca 70• Tales
día liberarse legalmente haciéndose obispo 64• .
ocupantes no eran, sin embargo, adscripticii, sino que
Mientras el carácter hereditario del estatus significa­ eran capaces de disponer de su propia propiedad libre­
ba que Jos descendientes de un adscripticius o un colonus mente y llevar pleitos contra los propietarios y en general
originalis no podían liberarse legalmente (excepto en el estaban libres de todas las trabas del estatus de adscrip­
caso en que entrara en juego la prescripción), también ticius excepto la prohibición de irse 71• Bajo una ley de
significaba que nadie que no fuera de este estatus por na­ Justiniano lograron autorización para irse si lograban una
cimiento podía ser hecho adscripticius ni originalis. Las granja de su propiedad suficiente para mantenerlos y que
excepciones son inapreciables. A veces los prisioneros de requiriera su dedicación en exclusiva 72•
guerra bárbaros, como los Sciras, eran entregados a pro­ Justiniano, arguyendo que los adscripticii eran virtual­
pietarios como coloni adscritos 65: los mendigos vigorosos mente esclavos, aplicó a los matrimonios mixtos entre
podían ser reclamados como tales por los que los denun­ ellos y otras personas libres las leyes que regulaban el es­
ciaban 66• En estas circunstancias es probable que el nú­ tatus de los descendientes de personas libres y esclavos.
mero de adscripticii tendiera a disminuir. La repetición La principal innovación que se produjo fue que los hijos
constante de las leyes contra el recibimiento de coloní de un adscripticius y una mujer libre no eran adscripticii:
fugitivos muestra que de hecho muchos abandonaban sus era un máxima básica en el Derecho Romano que la des­
tierras y se establecían como ocupantes libres en otra par­ cendencia de un «vientre libre» era libre, y el estado de
te. Esto podía haber sucedido con el consentimiento tá­ un adscripticius se reconocía, ahora, como servil 73• Justi­
cito de sus propietarios. A un propietario no le interesaba niano al parecer hizo esta legislación por mero purismo
tener más coloni que los que necesitaba para el cultivo legal: esta norma fue recibida con una tormenta de pro­
de su finca y no le debería importar que los hijos más testas de los terratenientes, que se quejaban de que sus
jóvenes se fueran a otra parte a labrar su fortuna. Justi­ fincas estaban siendo abandonadas en grandes proporcio­
niano prevé el caso cuando un propietario, convencido nes por ocupantes que reclamaban su condición de libres
de que una de sus granjas está cultivada debidamente con bajo la nueva ley. Justiniano tuvo que promulgar preci­
un colonus, permite marchar al hijo de éste y cuando el pitadamente una ley por la que la ley anterior no tenía
colonus muere o se jubila se encuentra con que su recla­ efecto retroactivo y se aplicaba sólo a los niños nacidos
mación sobre el hijo está impedida por la prescripción después de su promulgación 74 , y más aún, tuvo que de­
de los treinta años 67• Los adscripticii que excedían a las cretar que los niños que se beneficiaran de la ley, aunque
necesidades de una finca tendían de esta manera a en­ no eran adscripticii quedaban bajo la ley de Anastasia
grosar las filas de los ocupantes libres. Por otra parte,
cuando por alguna razón el número de adscripticii se re­
69 Cod. Just., XI.48.19. Salviano: De Gub. Dei, V.43-7, de·
ducía a menos de los que eran necesarios el propietario clara que, en su época (mitad del siglo v), en el Oeste del
tenía que tomar hombres libres a menos que pudiera com­ Imperio, los vagabundos que se establecían en las posesio·
pletar la falta con adscripticii de otras fincas de su pro­ nes de los ricos y pas aba n a ser irzquilirzi, lo hacían bien
declarándose tales a sí mismos (44, <<iugo se inquilinae
piedad 68•
abiectionis addicunt») o bien por prescripción (45, <<fiunt
Era de suponer que, en interés de los propietarios que praeiudicio habitationis indigenae»). Declara Salviano que
tuvieran tal clase de ocupantes, Anastasia aplicara la ley incluso pasaban a ser esclavos (45-6). Estos procesos eran
de la prescripción a los treinta años de forma contraría, probablemente ilegales (el segundo lo era con seguridad).
Valent.: Nov., XXX1.5, muestra claramente que un extran­
decretando que un ocupante libre que permaneciera en jero que se estableciese en una propiedad podía trasladarse
cuando quisiera, a menos que fuera un colorzus origirzalis
63 Cod. Just., Xl.48.22.3-5 y pr. 23. de alguna parte por nacimiento.
64 Just.: Nov., CXXIII.4. 70 Cod. Just., Xl.48.23.1.
65 Cod. Theod., V.6.3 (409). 71 Cod. Just., XI.48.19 y 23; J ust .: Nov., CLXII.2.
66 Cod. Theod., XIV.l8.1 (382). 12 Just. : Nov., CLXII.2.

67 Cod. Just., XI.4822.3. 73 Cod. Just., XI.48.24.


68 Cod. Just., XI.48.13 (400). 74 Just.: Nov., LIV pr. y 1 (537).

328 329
(interpretada por el propio Justiniano) obligados a perma­ primeros, que aún temían que sus fincas se vieran priva­
necer en sus terrenos como personas libres 75: la segunda das de trabajo agrícola a menos que tuvieran un mayor
de estas leyes fue dirigida al prefecto del pretorio de Illy­ y mejor control sobre sus ocupantes. Este mismo estaba
ricum, donde las protestas habían sido más vehementes. justificado, como demostró la reacción a la legislación de
A pesar de estas leyes continuó la inquietud y los terra­ Justiniano. La escasez de mano de obra agrícola evidente­
tenientes de Africa, a la muerte de Justiniano, pidieron a mente siguió siendo aguda en el siglo vr, y fue la causa
sti sucesor, Justino Il, que las confirmara y a su muerte básica para el mantenimiento del colonato adscrito.
volvieron a hacer la misma petición a su sucesor Tiberio
Constantino 76.
La historia muestra que los matrimonios entre ads­
cripticii y mujeres libres, las hijas de los coloni libres o
campesinos propietarios debieron haber sido muy comu­
nes. Esto trae consigo que los campesinos propietarios
todavía habrían perdurado en ,gran número, o que los
ocupantes libres debieron hacerse muy numerosos en las
grandes fincas.
El colonato adscrito fue entonces, me atrevería a afir­
mar, el producto de una medida promulgada probable­
mente por Diocleciano y dictada principalmente por mo­
tivos fiscales, que ligó a la población rural a sus lugares
de registro en el censo. Esta medida fue, por la escasez
general de trabajo agrícola, muy útil para los propietarios
que querían mantener a los ocupantes de sus tierras, y
en interés de éstos fue mantenida por el gobierno para
los coloni, aunque permitiendo la no aplicación en lo que
respecta a los libreposesores y extendiéndola a los coloni
en las provincias donde por razones técnicas no los había
adscrito antes a sus terrenos. El estatus de coloni adscri­
tos fue degradado poco a poco, hasta que llegaron a ser
muy difícilmente diferenciados de los esclavos agrícolas.
Sin embargo, no todos los coloni estaban adscritos, sino
sólo los que descendían de ocupantes residentes registra­
dos originariamente en sus terrenos. Con el paso del tiem­
po éstos tendieron a disminuir en número y a ser reem­
plazados por ocupantes libres. Estos también, si perma­
necían en un terreno más de treinta años, eran adscritos
a él por una ley de Anastasia, pero no sufrían las otras
incapacidades de los coloni. Esta medida fue tomada, se­
gún su autor, en beneficio tanto de los propietarios como
de los ocupantes, pero claramente más en interés de los

75 Just.: Nov., CLXII (539). Seis meses después, en otra


ley (Just.: Nov. App., I), dirigida al prefecto de Illyricum,
Justiniano cambió totalmente su legislación, pero esta me·
dida debió haber sido revocada muy pronto, pues la ley
de Nov., CLXII.2, se cita como precedente en leyes africa·
nas posteriores (ver la nota siguiente).
76 Just. II: Nov., VI; Tib. Const.: Nov., XIII, ambos en
C. E. Zacharíae von Lingenthal: Ius Graeco.Romamm r (Leip·
zig, 1857), I I I .

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