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Instituto Politécnico

Nacional
Escuela Superior de Ingeniería Química e
Industrias Extractivas
Academia de Química Orgánica

Laboratorio de Química de Grupos funcionales

Prof.: Rosa Martha Pérez Gutiérrez

Alumno: Yessica Abril Téllez Rodríguez

Grupo: 2IM43

Equipo: 3

Obtención de un jabón de tocador saponificación


de grasas.
Tabla de propiedades
Propiedades Toxicidad Punto de
Nombre Toxicidad
físicas NFPA (0-4) ebullición
Por
inhalación e 238°C
Lanolina Sólido.
ingestión

Líquido
Por
Glicerina transparente 290°C
inhalación
aceitoso

Corrosivo
Solido blanco 1320 °C
NaOH
por contacto
Resumen
En la práctica, el jabón se fabrica por hidrólisis básica, con hidróxido de sodio o potasio, de
grasas animales o aceites vegetales, que son ésteres de ácidos carboxílicos de cadena larga
con glicerol. En esta práctica se puede utilizar un aceite vegetal o animal según sea el caso
y se le agregan aditivos para que mejore su aspecto, sus características físicas en general.
Los jabones han sido sintetizados durante muchos años en la industria por lo que
representan un punto importante a conocer en la ingeniería química.

Introducción teórica

Jabón

¿Qué es el jabón y cómo limpia? Las palabras jabón y saponificación comparten el


mismo antepasado etimológico: sapo, el ungüento limpiador que los antiguos galos
preparaban con grasa animal mezclada con cenizas de madera. La química
moderna ha refinado las materias primas, así como la técnica, pero la fabricación
del jabón es básicamente igual que hace dos mil años: En una reacción química
llamada saponificación, un ácido graso (de origen animal o vegetal) se combina con
una solución de agua y de un álcali (hidróxido de sodio o dc potasio) para producir
jabón y glicerina.

Cuando se añade una solución cáustica a una grasa, la saponificación se produce


en primer lugar entre estos ácidos grasos libres y el álcali. Se forman así pequeñas
cantidades de jabón. El jabón es un emulsor excelente. La cantidad de cuajo de
jabón que se forma al principio por la reacción entre los ácidos grasos libres y el
álcali emulsiona la grasa no saponificada disgregándola en pequeños glóbulos. La
grasa dispersada tiene una superficie de contacto mayor entre la grasa y el álcali y
la saponificación se produce con mayor rapidez. (Este principio tiene una aplicación
El aceite y el agua, como dice el refrán, no se mezclan. Esto supone un problema
para los fabricantes de jabón cuando se añade una solución de lejía a las grasas,
porque todas las reacciones químicas requieren que los dos reactivos estén en
contacto. Esta dificultad se supera con la preparación química de las grasas. Las
grasas y los aceites se componen de triglicéridos: tres moléculas de ácidos grasos
unidas a una molécula simple «axial» dc glicerol en una configuración que se parece
vagamente a la letra E mayúscula.
Se completa la saponificación cuando todo el álcali presente ha reaccionado con
todo el ácido graso disponible. Además de producir jabón, esta reacción proporciona
glicerina, que deriva de la molécula de glicerol liberada. La glicerina suele separarse
del jabón comercial, junto con la sal común, y luego se vende como materia prima.
El jabón artesanal conserva la glicerina, que aporta propiedades emolientes al
producto final.i

Provocando la hidrolisis de las substancias grasas en presencia de suficientes


cantidades de hidratos alcalinos en solución, los ácidos grasos que se rinden libres
de los glicéridos se combinan con el álcali, produciendo los jabones de tales ácidos;
y queda en solución la glicerina. Es este el proceso de saponificación de las grasas,
que, como ya se ha visto se representa, cuando el hidrato alcalino es, por ejemplo,
el hidrato de sodio, con la reacción:

La misma ocurre con desprendimiento de calor, elemento muy necesario para lograr
un producto de calidad, por ello mientras mayor sea el calor producido por la
reacción mayor calidad tendrán los jabones producidos (transparencia y limpieza),
aunque esta reacción rara vez produce el calor necesario por lo que se hace muy
conveniente suministrárselo para que la neutralización de los ácidos grasos ocurra
completamente lográndose así una mayor calidad en el producto.

Los lípidos que pueden intervenir en la reacción son los saponificables que serían
aquellos que estén compuestos por un alcohol unido a uno o varios ácidos grasos
(iguales o distintos). Esta unión se realiza mediante un enlace éster, muy difícil de
hidrolizar. Pero puede romperse fácilmente si el lípido se encuentra en un medio
básico. En este caso se produce la saponificación alcalina.
Jabón base de KOH y NAOH
Según el tipo de álcali que utilicemos, nuestro jabón tendrá unas características u
otras:
Jabones con sosa cáustica (también llamada sosa o hidróxido de sodio y cuya
fórmula es NaOH): son sólidos, opacos (típicas pastillas o barras de jabón)
Jabones con potasa cáustica (también llamada potasa o hidróxido de potasio y cuya
fórmula es KOH), son líquidos y más bien transparentes. Se disuelven antes que los
jabones con sosa cáustica y generan mayor cantidad de espuma. Se usan para
hacer jabones líquidos, cremas de jabón o un jabón suave de potasa, que diluido es
usado para combatir de forma ecológica las plagas de pulgones de jardines y
huertos.
Químicamente el hidróxido de potasio es mucho más reactivo que el hidróxido de
sodio y se necesita más cantidad para saponificar grasas (1,4 veces más).

Efectos de temperatura y concentración del álcali en la


saponificación.
Efectos de la temperatura en la fabricación del jabón. En el proceso de producción
de jabón se logra un mejor control de la temperatura de la reacción mientras
menor sea la misma, normalmente a menos de 90 ºC. En general la mayoría de
los jabones se pueden fabricar dentro de una amplia gama de temperaturas, pero
el fabricante de acuerdo con su experiencia es el que decide la temperatura que
favorece su producción.

Índice de saponificación
El índice de saponificación es la cantidad en miligramos de un alcali,
específicamente de hidróxido de potasio, que se necesita para saponificar un gramo
de determinado aceite o grasa. Este varía para cada grasa o aceite en particular.
Este dato se obtiene a partir de complejos cálculos, que se simplifican con el uso de
tablas existentes.
En estas tablas se registran los índices de saponificación de las sustancias, es decir
la cantidad en miligramos de hidróxido de sodio o potasio, que necesitan para
saponificar cada una de ellas, según la sustancia utilizada en la obtención del jabón.ii

Índice de Índice de
Sustancia Sustancia
saponificación saponificación
Aceite de oliva 0,134 Aceite de coco 0,190
Aceite de palma 0,141 Aceite de girasol 0,134
Aceite de
Aceite de ricino 0,128 Almendras 0,136
Dulces
Aceite de
0,133 Aceite de soja 0,135
aguacate
Aceite de
Aceite de maíz 0,136 0,133
sésamo
Aceite de
Aceite de jojoba 0,069 0,156
palmiste
Aceite de
0,132 Cera de abeja 0,069
germen de trigo
Manteca de
0,137 Aceite de Karité 0,128
cacao

Aceites utilizados en la fabricación de jabón

Aceite de coco

El aceite de coco constituye el elemento principal de la mayoría de las fórmulas de


jabón líquido. ¿Por qué? El motivo es que el ácido láurico es el ácido graso que
predomina en el aceite de coco. Este ácido posee una virtud muy importante: la
solubilidad. Cuanto más soluble es el ácido graso, menos probable es que se
enturbie el jabón resultante. La solubilidad también conlleva que el jabón haga una
espuma rápida y abundante. Esta propiedad es muy importante en los jabones
líquidos porque la disolución en agua reduce la acción espumosa del jabón. Los
minerales que contienen las aguas duras también disminuyen la espuma, con lo que
los jabones de aceite de coco son los que dan mejor resultado con aguas no
desmineralizadas.

Un jabón de aceite de coco al 100% es líquido incluso cuando la proporción es de


un 40% de jabón y un 60% de agua. Por su parte, un jabón de aceite de oliva
empieza a cuajar con concentraciones mucho más bajas: de alrededor de un 20%
de jabón y un 80% de agua. Ésta es una de las razones por las que la mayoría de
los dosificadores públicos de jabón están llenos de jabón líquido con base de aceite
de coco, que no atasca el dosificador. Un inconveniente del aceite de coco es el
efecto deshidratante del ácido 'áurico. Esta inconveniencia se puede remediar
mezclando aceite de coco con aceites líquidos, como los de oliva, cánola, o
azafranillo. El aceite de semilla de palma se puede sustituir por aceite de coco
porque tiene una distribución de ácidos grasos similar, pero necesita
aproximadamente un 20% menos de solución cáustica para ser neutralizado.

Aceito de oliva

El aceite de oliva, que es ácido oleico en un 85%, ha sido durante siglos el favorito
de los fabricantes de jabón. Penetra en la piel mejor que la mayoría de aceites
vegetales, excepto el de ricino. Los jabones resultantes son hidratantes y suaves,
por lo que el aceite de oliva es una base excelente para el champú de bebés.
Aceite de ricino

El aceite de ricino constituye una categoría por sí sólo. Es en parte aceite y en parte
alcohol, una peculiaridad derivada de la estructura molecular del ácido ricinoleico,
el ácido graso que forma casi el 90% del contenido del aceite de ricino. Los
alcoholes actúan como disolventes, y la solubilidad del aceite de ricino se aprecia
muy pronto al fabricar jabón; acelera la saponificación c intensifica de forma
excepcional la claridad tanto de los jabones líquidos como de los transparentes. Es-
to explica por qué el aceite de ricino es el único aceite líquido que podrá ver en las
fórmulas de pastillas transparentes. Además de su cualidad de hacer transparente
el producto, el aceite de ricino es muy suave y se absorbe Fácilmente por la piel,
cosa que lo convierte en un excelente emoliente e hidratante.
Aceite de ricino sulfonado

También conocido como "aceite rojo de Turquía”, el aceite de ricino sulfonado se


produce con la reacción entre el aceite de ricino y el ácido sulfúrico. Este aceite
demostró su utilidad por primera vez en la industria textil hace más de un siglo; su
naturaleza soluble en agua no sólo permite una mejor penetración de los tintes en
la lana y en otros tejido, sino que también incrementa el brillo y el resplandor de los
colores. El nombre •rojo de Turquía• se refiere al brillante color rojo que se aplica
principalmente en los lienzos de algodón.
La solubilidad en agua hace del aceite de ricino sulfonado un agente ideal para
añadir grasa en la fabricación de jabón líquido, ya que aporra la lubricidad del
aceite sin afectar a la claridad del jabón. El aceite de ricino sulfonado constituye
la base de los champús sin y es eficaz tamo en aguas duras como blandas. Al
ser un aceite insaponificable, nunca puede reemplazar al aceite de ricino normal
en las fórmulas de jabón.

Conservantes
El método conservante más eficaz para el jabón líquido es la saponificaci6n
completa. Las grasas oxigenadas causan el enranciamiento debido a que del
oxígeno se combina más fácilmente con los ácidos grasos libres, se deduce que el
jabón intensamente neutralizado no tiene puntos vulnerables a la oxidación. Los
aceites líquidos frescos y de olor limpio también son muy importantes ya que por
su propia naturaleza son insaturados y están más expuestos al oxígeno que las
grasas saturadas como los aceites de palma o de coco. Un aceite rancio
completamente saponificado nos dará un jabón que olerá a rancio. Por mucho
que se prolongue la cocción, la ranciedad preexistente es irreversible.

Disolventes
Los disolventes como el alcohol, la glicerina y el azúcar son los que permiten al
fabricante de jabón convertir en transparente una pastilla de jabón opaca. Los
disolventes diluyen literalmente los cristales de jabón y luego los mantienen en
suspensión, permitiendo que los atraviese la luz.
Los disolventes son muy útiles en la fabricación del jabón líquido. El jabón se
puede disolver y cocer en alcohol y si le: añade pequeñas cantidades de
alcohol, glicerina, mejorará el brillo y claridad del líquido final
Alcohol
Los alcoholes son disolventes. En la fabricación de jabón líquido, los disolventes
pueden acelerar la saponificación, así como reducir el punto de enturbiamiento de
un líquido, es decir, el punto en el que las sustancias insolubles precipitan fuera de
la solución. Cuando los jabones líquidos están ligeramente turbios por el exceso de
ácidos grasos o minerales, añadir un poco de alcohol sirve para aclarar la solución.
El exceso de alcohol, sin embargo, reduce la cantidad de espuma del jabón.
Quienes fabrican jabón líquido pueden elegir entre dos tipos de alcohol: alcohol
etílico e isopropanol.

Espesantes
Como consumidores estamos acostumbrados a los jabones espesos y de mucho
cuerpo. Esta densidad no es natural del jabón sino que se obtiene con agentes
tensioactivos, derivados de la celulosa, como el carragén (especie de musgo de
Irlanda) y otros aditivos. Los jabones comerciales son de un 20% de jabón y un 80%
de agua. En esa concentración, el jabón es bastante acuoso a no ser que se formule
con potenciadores de la viscosidad. Aunque el jabón claro limpia igual que el espeso
muchos preferimos los jabones con cuerpo.
El bórax también es un modificador de la viscosidad, o agente densificante.
Químicamente, el borato de sodio se liga con las moléculas de hidróxido formando
un jabón más espeso. Esta tendencia se intensifica mucho cuando se añade bórax
a un jabón con alto contenido de aceites líquidos, lo que convierte al bórax en un
aditivo ideal para hacer geles.iii

Efectos ambientales
Debe tenerse presente que la contaminación por detergentes y jabones es generada
por todos y cada uno de los ciudadanos del país incluyendo los propios, foráneos y
en tránsito por nuestro territorio, dado que todos hacemos uso de una forma directa
o indirecta de estos productos químicos, en la limpieza personal, doméstica e
industrial, los cuales actúan como contaminantes del agua al ser arrojados en las
aguas residuales. Para lograr un estimado del impacto sobre el entorno de este tipo
de contaminantes, vertido en las aguas residuales, podemos en primer término
considerar una población de 4.5 millones de habitantes, Si usamos un factor de 4.5
como el número de miembros por núcleo familiar tendríamos alrededor de 1 millón
de familias en el país. Puede considerarse con bastante acierto que en el consumo
de la canasta básica del costarricense figuran entre 2 hasta 5 kilos de detergentes
mensuales. Si usamos un valor de 2.5 kilos por familia tendríamos un gasto mensual
de 2500 toneladas de detergentes. De acuerdo a la mecánica de lavado estos
productos no quedan en el cuerpo de las personas ni en la ropa limpia y planchada,
sino que se convierten en un contaminante de los ecosistemas acuáticos
arrastrados por el agua en el proceso de lavado tanto en los hogares, industrias y
lavanderías.iv
Procedimiento experimental

Agita por 20 Pesar en base


Pesar y medir Preparar minutos humeda 2%w
5.625g de A. 11.205ml hasta de glicerina,
Agregar 9 ml Enfriar y Medir pH y
Coco + solución de obtener un 1.8% de
de NaCl moldear dejar enfriar
1.875g de NaOH a producto lanolina y
sebo. 15%w homogéneo y 3.75 ml de
cremoso. agua
Conclusión
Los jabones se forman mediante una reacción denominada “saponificación”. Esta
reacción consiste en una hidrólisis en medio básico de las grasas, que, de este
modo, se descomponen en sales de potasio o sodio (jabones) y glicerina.
Las grasas son insolubles en agua, pero se dispersan formando micelas cuando se
encuentran en un medio básico. Los jabones son sales de potasio o sodio, que
emulsionan la grasa rodeando una microgota: las cadenas hidrocarbonadas
(hidrófobas) se orientan hacia la grasa, mientras que los grupos carboxilo
(hidrófilos), se disponen hacia el agua. Así los jabones ayudan a dispersar las
grasas de la piel o los tejidos, junto con los restos de la suciedad adheridos a ellas,
siendo arrastrados por el agua.

Referencias

i
F. Catherine. Jabones líquidos. 2001. Disfruto y Hago. 144 págs.

ii
A. Angionali. Introducción a la química industrial: fundamentos químicos y tecnológicos. Andres Bello.
1960. 708 págs.

iii
F. A. Carey y Richard J. Sundberg. Advanced Organic Chemistry Part B: Reactions and Synthesis. Plenum
Press, 3ra. Edición. Estados Unidos, 1990.
iv iv
F. Catherine. Jabones líquidos. 2001. Disfruto y Hago. 144 págs.

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