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I.

RECURSOS NATURALES RENOVABLES


A) Recursos naturales

Por recurso natural se entiende a todo componente de la naturaleza, susceptible


de ser aprovechado en su estado natural por el ser humano para la satisfacción de
sus necesidades. Esto significa que para que los recursos naturales sean útiles,
no es necesario procesarlos, por ejemplo, mediante un proceso industrial. Al
mismo tiempo, los recursos naturales no pueden ser producidos por el hombre.

Los recursos naturales representan fuentes de riqueza económica, pero el uso


intensivo de algunos puede llevar a su agotamiento. Esto sucederá si el nivel de
utilización del recurso natural es tan alto que evite su regeneración. Por ejemplo, si
la extracción de agua de una reserva hídrica subterránea es mas alta que la tasa
de reposición del líquido.

Atendiendo al criterio de sus posibilidades de recuperación y regeneración, los


recursos naturales pueden ser clasificados en tres grupos:

- Recursos renovables
- Recursos no renovables
- Recursos inagotables

B) Recursos naturales renovables

Los recursos naturales renovables son aquellos cuya cantidad puede mantenerse
o aumentar en el tiempo. Ejemplos de recursos naturales renovables son las
plantas, los animales, el agua y el suelo.

Algunos recursos naturales renovables:

- Biomasa: bosques, madera, restos de residuos de cultivo, etc.


- Agua (El agua puede ser un recurso renovable si se usa racionalmente, de lo
contrario, es no renovable)
- Energía hidráulica (puede ser hidroeléctrica).
- Radiación solar
- Viento
- Olas
- Energía Geotérmica
- Plantas y animales

Radiación solar: La energía solar puede ser utilizada para generar energía
eléctrica y calórica en cantidades suficientes como para cubrir las necesidades de
un hogar.

Ventajas
- No utiliza combustibles.
- La energía solar no produce desechos contaminantes.
- Proviene de una fuente de energía inagotable.
- Los sistemas de captación solar no requieren de mucho mantenimiento.

Desventajas
- Requiere una gran inversión inicial
- La construcción de las placas solares es compleja y cara.
- Para captar mucha energía requieren grandes extensiones de terreno

C) Recursos naturales no renovables


Los recursos naturales no renovables existen en cantidades determinadas, no
pueden aumentar con el paso del tiempo. Ejemplos de recursos naturales no
renovables son el petróleo, los minerales, los metales y el gas natural. La cantidad
disponible de los recursos naturales no renovables es un stock, que va
disminuyendo con su uso.

Minerales: hasta no hace mucho, se prestaba poca atención a la conservación de


los recursos minerales, porque se suponía había lo suficiente para varios siglos y
que nada podía hacerse para protegerlos, ahora se sabe que esto es
profundamente erróneo

Metales: se distribuyen por el mundo en forma irregular, por ejemplo existen


países que tienen mucha plata y poco tungsteno, en otros hay gran cantidad de
hierro, pero no tienen cobre, es común que los metales sean transportados a
grandes distancias, desde donde se extraen hasta los lugares que son utilizados
para fabricar productos, en mayor o menor medida todos los países deben
comprar los metales, que no se encuentran en su territorio, los mayores
compradores son los países desarrollados por los requerimientos de su industria.

Petróleo: es un recurso natural indispensable en el mundo moderno. En primer


lugar el petróleo es actualmente energético mas importante del planeta. La
gasolina y el diesel se elaboran a partir del petróleo. Estos combustibles son las
fuentes de energía de la mayoría de las industrias y los transportes, y también se
utilizan para producir electricidad en plantas llamadas termoeléctricas. Por otra
parte son necesarios como materia prima para elaborar productos como pinturas,
plásticos, medicinas o pinturas.

Al igual que en el caso de otros minerales, la extracción de petróleo es una


actividad económica primaria. Su transformación en otros productos es una
actividad económica secundaria.

Hay yacimientos de petróleo, en varias zonas del planeta. Lo mas importantes se


encuentran en china, Arabia saudita, Irak, México, Nigeria, Noruega, Rusia y
Venezuela.
Gas natural: es una capa que se encuentra sobre el petróleo, y es aplicable en la
industria y en los hogares, para cocinar.

Los yacimientos de petróleo casi siempre llevan asociados una cierta cantidad de
gas natural, que sale a la superficie junto con él cuando se perfora un pozo. Sin
embargo, hay pozos que proporcionan solamente gas natural.

Éste contiene elementos orgánicos importantes como materias primas para la


industria petrolera y química. Antes de emplear el gas natural como combustible
se extraen los hidrocarburos más pesados, como el butano y el propano. El gas
que queda, el llamado gas seco, se distribuye a usuarios domésticos e industriales
como combustible. Este gas, libre de butano y propano, también se encuentra en
la naturaleza. Está compuesto por los hidrocarburos más ligeros, metano y etano,
y también se emplea para fabricar plásticos, fármacos y tintes.

D) Recursos naturales inagotables

Los recursos naturales inagotables son aquellos recursos renovables que no se


agotan con el uso o con el paso del tiempo, sin importar su utilización. Ejemplos
de recursos naturales inagotables son la luz solar, el viento y el aire.
E) Impacto de los recursos naturales en la economía

Los recursos naturales son importantes para la economía mundial y de cada país, ya
que determinan las industrias que se desarrollan en cada país, los patrones de
comercio internacional, la división internacional del trabajo, etc. Por ejemplo, la
disponibilidad de carbón en Inglaterra y ciertas regiones de Europa fueron claves para
la revolución industrial. Los países árabes, del golfo pérsico y Venezuela dependen de
los ingresos que obtienen por la explotación de un recurso natural: el petróleo. Los
amplios y variados recursos naturales disponibles en Estados Unidos facilitaron el
crecimiento de una economía diversificada.
F) La cuestión ambiental

La contaminación ambiental, la disminución de la biodiversidad, la tala de grandes


áreas de selvas y bosques, la explotación excesiva de recursos marinos e
ictícolas, demuestra que el sistema capitalista actual representa una amenaza al
stock de muchos recursos naturales no renovables. Es necesario que se tomen
medidas por parte de los gobiernos, que la legislación sea acorde a la situación
actual y que las personas tomen conciencia de la importancia del tema y cambien
ciertas actitudes o estilos de vida que tienen consecuencias ambientales
negativas.
II. MODELOS BIOECONOMICOS
a) Recursos Pesqueros: Características Inherentes
El manejo de un recurso pesquero es un proceso complejo que requiere la
integración de su biología y ecología con los factores socio-económicos e
institucionales que afectan al comportamiento de los usuarios (pescadores) y a
los responsables de su administración. Aun cuando los planes de manejo han
mejorado ostensiblemente a través del tiempo, gracias a la obtención de series
de tiempo prolongadas y a la elaboración de modelos sofisticados, muchos
recursos pesqueros críticos han sido inevitablemente sobreexplotados,
llegando incluso a niveles cercanos a su colapso (Ludwig et al., 1993). ¿Cuáles
son los motivos por los que los recursos pesqueros tienden a ser
sobreexplotados? ¿Cómo podría explicarse este síndrome de
sobreexplotación, tanto en las pesquerías artesanales como industriales? Entre
las múltiples razones que han sido invocadas para explicar este fenómeno,
algunas surgen inevitablemente de las características inherentes que definen a
un recurso y a la pesquería en éste sustentada. En este Capítulo describiremos
las características inherentes de los recursos pesqueros y las
interdependencias humanas que pudieran condicionar los niveles de esfuerzo
pesquero que llevarían a su sobreexplotación.
b) Optima asignación de recursos naturales: supuestos básicos.
Para que pueda existir una óptima asignación de recursos naturales en una
economía específica, se requiere contar con derechos de propiedad no
atenuados. Esto implica que dichos derechos sean (Randall, 1981; Schmid,
1978):

 Completamente especificados en términos de los derechos que


acompañan la propiedad sobre el recurso, las restricciones sobre esos
derechos y las penalizaciones correspondientes a su violación.
 Exclusivos, de tal forma que el individuo que posee dichos derechos
reciba las retribuciones y las penalizaciones correspondientes al uso del
recurso natural en cuestión.
 Transferibles, a efectos de que los derechos sobre el uso de los
recursos naturales estén en manos de quienes tienen la capacidad de
conducirlos a su más alto valor de uso.
 Efectivamente vigilables, ya que un derecho no vigilable es un derecho
vacío.
c) El fracaso en la óptima asignación de recursos pesqueros.
En el caso de recursos pesqueros se violan los supuestos básicos del modelo
neoclásico de mercado mencionados anteriormente, lo cual ha conducido
inevitablemente a la sobreexplotación 2 de muchos recursos pesqueros de
importancia en el mundo. A continuación, se mencionan los factores relevantes
que originan dicho fracaso.
Regímenes de propiedad
Los recursos pesqueros pueden estar sujetos a cuatro diferentes regímenes de
propiedad (Bromley, 1991): estatal, privada, común y acceso abierto.
(i) Si los usuarios del recurso tienen el deber de observar y cumplir
reglas y normas de uso y acceso, determinadas por una institución
del gobierno que es responsable y tiene el derecho de su manejo,
entonces el recurso pesquero es de propiedad estatal.
(ii) Si los pescadores tienen el derecho de realizar un uso socialmente
aceptable del recurso pesquero, y tienen el deber de abstenerse de
hacer un uso inadecuado del mismo, entonces el régimen de
explotación es de propiedad privada.
(iii) Si el Estado ha asignado derechos de propiedad a grupos de
pescadores específicos, (e.g. cooperativas pesqueras), y éstos
tienen el derecho de excluir a otros pescadores, entonces el régimen
de explotación es de propiedad común (res communis). Esta
situación implica una condición necesaria pero no suficiente para que
se produzca el fracaso en la óptima asignación de un recurso.
(iv) En condiciones de acceso abierto (res nullius) no existe propiedad
sobre el recurso, por lo que cualquier miembro de la sociedad (e.g.
cualquier pescador) puede obtener el recurso por apropiación
directa. El síndrome de sobreexplotación de recursos pesqueros
indica que este régimen conduce al fracaso en su óptima asignación.
En otras palabras, el libre acceso constituye una condición necesaria
y suficiente para la sobreexplotación de un recurso pesquero. Se
suscitan dos situaciones básicas: (1) acceso irrestricto al recurso a
aquellos que deseen hacer uso de él; y (2) generación de
externalidades (negativas y positivas) entre los usuarios del
ecosistema relevante a dicho recurso.
Externalidades
Una externalidad es definida como todo efecto externo no contabilizado por el
pescador que lo genera, pero que sí afecta a otros usuarios del recurso. En
pesquerías las externalidades son generalmente negativas, y ocurren cuando los
pescadores pueden entrar libremente a capturar un recurso pesquero y además
no existe un acuerdo de cooperación voluntaria; en tales casos los usuarios del
recurso no toman en consideración los efectos externos que se imponen entre sí.
Agnello & Donnelley (1976) han identificado tres tipos de externalidades
usualmente presentes en la mayoría de las pesquerías: del stock, de aglomeración
y del arte de pesca. Además de estas pueden mencionarse tipos adicionales de
externalidades originadas por interdependencias tecnológicas y ecológicas (ver
además Seijo & Defeo, 1994a).
(i) Externalidades del stock. Ocurren cuando la entrada de nuevas
embarcaciones a la pesquería reduce la magnitud del recurso a los
pescadores ya existentes, incrementando sus costos de extracción.
Este costo no es tomado en cuenta por los pescadores, debido a que
cada 3 uno contabiliza únicamente sus costos privados (internos)
incurridos en el viaje de pesca, desestimando los costos externos que
le impone a otros en términos de la reducción del recurso.
(ii) Externalidades de aglomeración. El acceso irrestricto a un recurso
ocasiona el aumento y la congestión de embarcaciones en un sitio de
pesca restringido. Luego de cierto umbral, que es función de la
extensión del sitio de pesca y de la magnitud del recurso, cada barco
que se incorpora a la zona de pesca le impone externalidades de
aglomeración a los demás barcos. Ello resulta en el incremento de los
costos marginales de captura, ya que las unidades de pesca no
asignarán óptimamente su esfuerzo pesquero ni en el espacio (e.g.
sobre las mayores concentraciones del recurso) ni en el tiempo (e.g.
deberán esperar su turno para acceder al sitio específico de captura).
Este tipo de externalidad es común en recursos sésiles o sedentarios
con distribución fuertemente agregada, donde la estrategia de
explotación tiende a ser exterminadora de parches. También suele
darse en casos de agregaciones de individuos por la presencia de
condiciones naturales (e.g. arrecifes) o artificiales (e.g. hábitats
artificiales, dispositivos de agregación).
(iii) Externalidades tecnológicas. Se producen cuando el arte de pesca
utilizado cambia la estructura dinámica de las poblaciones objetivo y
de aquellas que constituyen la captura incidental asociada,
imponiéndole efectos externos negativos a otros pescadores dentro
de la misma pesquería y afectando la abundancia de las especies
incidentales que constituyen especies objetivo en otras pesquerías de
la región. Relacionadas con este tipo de externalidad se encuentran
las externalidades secuenciales y las incidentales.
(iv) Externalidades secuenciales. En pesquerías donde existen flotas
artesanales o de pequeña escala y flotas industriales o mecanizadas
que inciden sobre diferentes componentes de la estructura de la
población de una misma especie objetivo, se generan
interdependencias tecnológicas entre los dos tipos de flotas.
Usualmente las embarcaciones artesanales, por su autonomía y
características físicas, ejercen su esfuerzo pesquero en zonas
cercanas a la costa donde habitan juveniles o adultos jóvenes de
especies de peces, crustáceos y moluscos, mientras que la flota
mecanizada por su mayor autonomía y tamaño opera generalmente
en aguas profundas, a mayor distancia de la costa, en zonas de
ocurrencia de adultos. A modo de ejemplo, incrementos sustantivos
en el esfuerzo pesquero efectivo de la flota artesanal causarán una
disminución en la abundancia de adultos en períodos subsiguientes,
generando externalidades negativas a pescadores de la flota
mecanizada. Análogamente, el aumento del esfuerzo pesquero por
parte de la flota mecanizada tenderá a disminuir el stock desovante,
pudiendo afectar en períodos subsiguientes el reclutamiento de
juveniles y adultos jóvenes en zonas donde opera la flota artesanal.
(v) Externalidades incidentales. En pesquerías tecnológicamente
interdependientes las flotas utilizan artes de pesca que no discriminan
entre especies, de tal forma que existe una captura incidental en una
pesquería A, que disminuye la abundancia del recurso en otra
pesquería B, para la cual dicha captura incidental constituye su
captura objetivo. El efecto negativo externo no contabilizado por
pescadores de la pesquería A constituye una externalidad incidental.
Esta es común en pesquerías interdependientes como las de
camarón y de peces demersales, donde cada flota captura la
respectiva especie objetivo en la misma zona de pesca. La pesquería
de camarón genera capturas incidentales de especies demersales,
efecto negativo no contabilizado por la flota de camarón, lo cual
genera una externalidad.
(vi) Externalidades debidas a interdependencias ecológicas. Ocurren
en pesquerías ecológicamente interdependientes, e.g. las respectivas
especies objetivo tienen una relación ecológica de competencia o
depredación. Cuando dos especies que compiten, constituyen el
objetivo de diferentes pesquerías, los diferentes niveles de esfuerzo
pesquero ejercidos por ambas flotas podrán modificar la magnitud y
dirección de la interacción y en consecuencia alterar la abundancia
relativa de las especies en una misma zona de pesca (ver Capítulo
3). A modo de ejemplo, considérese dos pesquerías A y B que
capturan las especies objetivo S1 y S2 respectivamente, las cuales, si
bien compiten por cierto recurso limitante, coexisten en ausencia de
impacto humano. Un aumento del esfuerzo sobre la especie
competitiva dominante S1 determinará incrementos en la abundancia
de la especie S2, sobre la cual se mantiene un esfuerzo pesquero
sostenido por parte de la pesquería B. En este caso puede decirse
que la pesquería A le genera efectos externos positivos a la
pesquería B, definidos como externalidades en coexistencia
competitiva. Por otra parte, supóngase que en ausencia de impacto
humano la especie competitiva inferior o subordinada S2 es excluida
por la especie dominante S1. La aplicación de un esfuerzo pesquero
sostenido por parte de los pescadores de la pesquería A sobre S1
tenderá a disminuir el stock, lo cual producirá a su vez el aumento de
la especie competitiva inferior S2 capturada por la pesquería B,
debido a un aumento en la disponibilidad del recurso limitante (e.g.
espacio, alimento). En consecuencia, la pesquería A genera un efecto
externo positivo a la B, el cual constituye una externalidad por
liberación competitiva. Como se puede apreciar, en ambos casos
ocurre una liberación de recurso limitante como consecuencia de la
explotación, permitiendo mayor viabilidad a la especie dominada. La
diferencia situacional radica en que en ausencia de esfuerzo
pesquero la especie subordinada está o no presente. De manera
análoga a las anteriores, la interdependencia ecológica depredador-
presa orienta la dirección de las externalidades. Un incremento en el
esfuerzo pesquero de la pesquería A que tiene como especie objetivo
a la presa Sp, generará un decremento en la abundancia del
depredador Sd (especie objetivo de la pesquería B que para efectos
del ejemplo se considera depredador especialista, ver Begon et al.,
1990), ocasionando una externalidad negativa a ésta. El caso inverso
sucede cuando el incremento del esfuerzo ocurre en la pesquería B:
al disminuir la abundancia del depredador se incrementa la
abundancia de la presa, generándose en consecuencia una
externalidad positiva para la pesquería A. Ambos efectos externos
constituyen externalidades por interdependencia trófica.
(vii) Externalidades tecno-ecológicas. Suceden cuando el arte de pesca
perturba el hábitat de la especie objetivo y de otras especies
acompañantes que eventualmente constituyen el objetivo de otras
pesquerías. La alteración del hábitat disminuye la probabilidad de
recolonización y reclutamiento de las especies que lo habitan. Este
tipo de externalidad es común en recursos bentónicos capturados por
medio de artes de arrastre, los cuales en muchos casos alteran la
calidad del sustrato en el cual habitan las especies objeto de
explotación. Adicionalmente a las externalidades antes mencionadas,
existen otras características en pesquerías marinas que requieren ser
analizadas para comprender mejor las interdependencias entre los
usuarios de los recursos y los esfuerzos pesqueros resultantes.
Altos costos de exclusión
La naturaleza de los recursos pesqueros hace que se viole el supuesto de
exclusividad en propiedad, generándose altos costos de exclusión. En efecto, el
régimen de libre acceso, combinado con la alta variabilidad espacio-temporal en
la magnitud de los recursos, hace que un pescador no se beneficie en posponer
la captura con la esperanza de obtener peces mayores y más valiosos en el
futuro, debido a que otro pescador puede capturarlos en ese mismo lapso. En
otras palabras, un pescador, aunque lo deseara, no puede incrementar el
tamaño del stock a través de la reducción de su tasa de captura, a menos que
los restantes participantes de la pesquería acuerden restringir
proporcionalmente su esfuerzo pesquero (Eckert, 1979). Lo anterior genera un
aumento en la competencia de los pescadores por capturar la mayor cantidad
en el menor tiempo posible, ocasionando altos costos de exclusión. Los
esquemas tradicionales destinados a evitar estos altos costos de exclusión
involucran al menos cuatro aproximaciones básicas: (i) privatización del recurso
a través de la asignación de cuotas individuales; (ii) intervención estatal a través
de la regulación del tamaño y composición de las capturas y de la intensidad del
esfuerzo de pesca; y más recientemente (iii) la adopción de sistemas de manejo
de recursos regulados por la comunidad (Berkes, 1989; Smith & Berkes, 1991)
o bien (iv) la combinación de los anteriores (Seijo, 1993).
Trampa social en pesquerías
Sin un acuerdo para limitar las capturas, la reducción de la tasa de captura de
un pescador disminuirá los costos de extracción de otros pescadores, sin
necesariamente incrementar sus propios beneficios en el futuro.
Consecuentemente, cada pescador tenderá a incrementar su tasa de captura y
por tanto contribuirá al colapso de la pesquería, resultado de largo plazo no
deseado por la mayoría de los pescadores involucrados. Esto indicaría la
existencia de una trampa social en pesquerías ya que, utilizando la terminología
de Schelling (1978), los micro-motivos de un pescador en el corto plazo son
inconsistentes e incompatibles con los macro-resultados que él y los demás
pescadores desean en el largo plazo. Los micro-motivos de corto plazo
consisten en explotar la mayor cantidad de recurso posible a efectos de
incrementar los beneficios marginales de los pescadores, mientras que los
macro-resultados de largo plazo conllevan a lograr un rendimiento máximo
sostenible en el tiempo. La incertidumbre sobre la disponibilidad futura del
recurso determina que la consecución de mayores beneficios marginales
(micro-motivo) como resultado de un incremento del esfuerzo pesquero,
predomine sobre los macro-resultados de largo plazo. El rendimiento sostenible
de una pesquería será una alternativa viable únicamente cuando el número de
pescadores que asigne su esfuerzo pesquero esté limitado por regulaciones
que restrinjan la entrada a una pesquería. Ello determinará la existencia de un
nivel de biomasa sostenido en el tiempo, en base a la aplicación de una
intensidad de esfuerzo pesquero considerada óptima por la comunidad, dadas
las preferencias Inter temporales de los usuarios del recurso.
Usuarios no contribuyentes
Una vez establecidas las normas de explotación del recurso (legal o
comunitariamente), se observa con frecuencia la presencia de usuarios no
contribuyentes al logro de un rendimiento sostenible en una pesquería (Clark,
1982). Pueden distinguirse dos tipos de usuarios no contribuyentes (Schmid,
1987): involuntarios e intencionales. La cantidad de pescadores es un factor
relevante en la ocurrencia de la trampa social mencionada anteriormente y tiene
directa relación con la presencia de usuarios no contribuyentes en pesquerías.
Cuando el grupo de pescadores es grande, un pescador puede constituirse en
usuario no contribuyente involuntario, al no percibir como evitar el macro-
resultado (destrucción de la pesquería) cuando no puede estar seguro que otros
pescadores actuarán en concierto para sostener el rendimiento del recurso. La
carencia de información en cuanto a la ejecución de actividades coordinadas
con otros pescadores, así como en lo referente a la situación del recurso, es
relevante para que se produzca la presencia de este tipo de usuario. Los
usuarios no contribuyentes intencionales toman la decisión de infringir alguna
norma legal existente sobre el régimen de explotación de un recurso, aún a
pesar de percibir cierta probabilidad de ser sorprendidos. Cuando el grupo es
pequeño, los costos de exclusión no son necesariamente menores, pero el
usuario no contribuyente podría ser más fácilmente identificado (Schmid, 1987),
por lo cual su presencia pudiera tender a disminuir. Dadas las implicaciones en
vigilancia y cumplimiento de las normas de explotación, éstos son aspectos
fundamentales en el posible comportamiento de los pescadores que requieren
mayores esfuerzos de investigación.
Altos costos de transacción
Las pesquerías marinas involucran altos costos de transacción, lo cual genera
otra fuente de atenuación de derechos de propiedad que impide la eficiente
asignación temporal de los recursos pesqueros. Los costos de transacción
involucran un grupo de costos discutidos en la literatura como: costos de
información, costos de vigilancia y costos contractuales (Schmid, 1987, Randall,
1981).
(i) Costos de información. El manejo de recursos pesqueros involucra
altos costos de información resultantes de esfuerzos de investigación
multidisciplinaria sobre aspectos biológicos, ecológicos, estadísticos y
socioeconómicos. Dichas investigaciones están dirigidas a mantener
actualizada la información sobre la magnitud, dinámica poblacional y
distribución espaciotemporal del recurso y de aquellas variables
físicas y químicas del ecosistema, conjuntamente con la evolución
histórica y dinámica espacial de las capturas y del esfuerzo aplicado.
La incertidumbre existente en muchos de estos tópicos incide a la
hora de ejecutar planes de regulación, lo cual introduce una nueva
fuente de inseguridad a los usuarios del recurso, 7 aumentando la
probabilidad de ocurrencia de usuarios no contribuyentes y de
disipación de renta económica.
(ii) Costos de vigilancia. A diferencia de los recursos donde existen
derechos de propiedad no atenuados, el manejo de recursos
pesqueros supone altos costos de vigilancia que resultan de la
implementación y puesta en práctica de esquemas regulatorios de
manejo (e.g. vigilancia en áreas de veda), así como de la asignación
de derechos de propiedad. En muchos casos las áreas de vigilancia
son tan extensas (pesquerías oceánicas) o bien tan accesibles a
terceros (pesquerías en litorales arenosos y rocosos someros) que
los esfuerzos de vigilancia son costosos e inefectivos. Cuando esto
sucede, el derecho no vigilable se convierte en un derecho vacío.
(iii) Costos contractuales. Se dan en países que poseen una legislación
tendiente a promover cierto tipo de organización (e.g. cooperativas),
otorgándoles el derecho de propiedad sobre la explotación de un
determinado recurso. En tal situación, los costos derivados de
promover dicho tipo de organización se vuelven importantes, por lo
cual se debe identificar a aquél (e.g. pescadores o Estado) que se
hace cargo de los costos involucrados a tales fines. Algo similar
sucede cuando el Estado está interesado en promover cierta
estrategia de manejo, como pudiera ser la implementación de Cuotas
Individuales Transferibles (CIT; ver Geen & Nayar, 1988) o bien
Zonas Individuales Transferibles (ZIT) entre los miembros de una
comunidad pesquera (Seijo, 1993) a efectos de maximizar la renta del
recurso en el tiempo. Las características inherentes de los recursos
pesqueros desarrolladas en este Capítulo los diferencian de otros
recursos naturales sujetos a explotación. El acceso irrestricto a los
mismos aumenta la probabilidad de fracaso en su óptima asignación,
y lleva finalmente a la sobreexplotación y disipación de los beneficios
económicos derivados de la actividad. La literatura referida a
bioeconomía pesquera invoca generalmente la asignación de
derechos privados de explotación como medio para atenuar los
problemas de sobreexplotación. A tales efectos, se han desarrollado
modelos bioeconómicos estáticos y dinámicos que constituyen el
soporte teórico fundamental para la propuesta de métodos de
regulación del esfuerzo pesquero y de las capturas. Lo anteriormente
expuesto será objeto de análisis en los restantes Capítulos del
presente libro.
III. Modelo Bioeconómico Básico
Como ha sido expuesto en el primer Capítulo, en condiciones de acceso abierto
fracasa la óptima asignación de recursos pesqueros, debido entre otros factores, a
la ocurrencia de altos costos de exclusión. El esfuerzo pesquero ejercido por una
embarcación se ve influenciado por la forma en que otras hagan uso del recurso,
de tal manera que la entrada de más embarcaciones incrementará el esfuerzo de
pesca sobre éste, afectando los rendimientos de los diferentes usuarios de la
pesquería. Para realizar estimaciones y predicciones de los posibles impactos
bioeconómicos en pesquerías sujetas a diferentes regímenes de explotación, se
hace necesario modelar matemáticamente estos sistemas dinámicos. Para ello se
requiere conocer los fundamentos de la teoría bioeconomía de pesquerías, los
cuales permitirán explorar e introducir las complejidades inherentes al manejo de
recursos pesqueros en los siguientes Capítulos. El presente Capítulo se centrará
en el desarrollo del modelo bioeconómico clásico de Gordon (1954), también
llamado Gordon-Schaefer, porque al igual que el de este último, parte del modelo
logístico de crecimiento poblacional de Verhulst (1838). En la primera sección se
presenta el modelo logístico, exponiendo algunas de sus limitaciones en especies
marinas. En la segunda sección se detalla el modelo de rendimiento excedente
propuesto por Schaefer (1954) en términos de biomasa y de captura por unidad de
esfuerzo; se discuten sus supuestos y se presentan algunas variantes propuestas
por otros autores. En la tercera sección se presenta el modelo bioeconómico de
Gordon (1954) en términos de captura y esfuerzo, y en función de oferta y
demanda, tanto en su versión estática como dinámica. Se plantean sus supuestos
y limitaciones, así como modificaciones desarrolladas por otros autores. En la
cuarta sección se desarrolla el modelo dinámico propuesto por Smith (1969), el
cual condiciona el comportamiento de largo plazo de una flota pesquera a
variaciones en los ingresos netos. En la quinta sección se presentan los modelos
de producción excedente basados en mortalidad, en sus versiones biológica y
bioeconomía. Por último, en la sexta sección se presenta el análisis bioeconómico
de modelos que consideran la estructura por edades de una población, tanto en la
versión clásica estática (Beverton & Holt, 1957) como dinámica (Seijo & Defeo,
1994b).
IV. El modelo logístico
La ecuación logística propuesta por Verhulst (1838) describe el crecimiento de una
población en base a la siguiente expresión matemática (Graham, 1938):
(2.1)

Donde:
r = tasa intrínseca de crecimiento poblacional.
B(t) = biomasa de la población en el tiempo t.
K = capacidad de carga del ambiente.
El comportamiento de una población es descrito por una curva sigmoide, donde la
biomasa no explotada se incrementará hasta un nivel máximo equivalente a la
población virgen B∞, determinado por K (Pitcher & Hart, 1982). Este nivel de
equilibrio puede ser definido solamente en el contexto de la producción básica del
medio, de la eficiencia relativa del crecimiento de la población, de su conversión
de alimento y por tanto de la abundancia de los componentes que incluye el
ecosistema (Caddy & Sharp, 1986). La población se mantendrá en equilibrio en la
medida que los factores que hacen decrecer la biomasa tales como la
depredación, enfermedades, etc., sean balanceados por aquellos que la
aumentan, es decir el crecimiento individual y el reclutamiento. La tasa de
crecimiento poblacional (dB/dt) correspondiente a cada nivel de biomasa B(t) del
recurso, es presentada en la Figura 2.1a para una población hipotética cuya
dinámica es descrita por una capacidad de carga de 3.5 millones de toneladas y
una tasa intrínseca de crecimiento de 0.36. En las Figuras 2.1b y 2.1c se puede
observar la curva sigmoide y el crecimiento en biomasa por unidad de tiempo,
respectivamente.
El crecimiento de una población determinará una progresiva incidencia de
fenómenos de denso-dependencia a niveles cercanos a la capacidad de carga del
sistema. Esto variará de acuerdo a la estrategia de vida de cada especie y al tipo
de ecosistema considerado. Ciertas especies tienden a ocupar rápidamente
nichos vacantes en un ecosistema, mientras que otras están mejor adaptadas a un
crecimiento poblacional lento bajo condiciones de una alta competencia por
recursos limitantes (Pianka, 1972). Las primeras poseen una mayor
susceptibilidad a factores extrínsecos o ambientales, debido a que tienden a
habitar ambientes Figura 2.1 Función de crecimiento logístico de la biomasa de un
recurso para una capacidad de carga de 3.5 millones de toneladas y una tasa
intrínseca de crecimiento de 0.36. 10 usualmente variables e impredecibles, y en
consecuencia rara vez alcanzan tamaños poblacionales cercanos a la capacidad
de carga del ambiente. Las segundas habitan sistemas estables o predecibles, el
tamaño poblacional es poco variable en el tiempo y está limitado por procesos de
competencia intra e interespecífica en comunidades usualmente saturadas
(Pianka, 1972). En el caso de especies marinas, su ubicación dentro de un grupo
u otro resulta difícil, dado que la complejidad de sus ciclos de vida parece
ubicarlos en ocasiones dentro de un grupo y en otro período dentro de otro
(Rothschild, 1986). Tal es el caso de especies con ciclos de vida complejos, que
incluyen una fase dispersiva planctónica y una adulta bentónica; durante el estadío
larval se encuentran expuestas de manera más marcada a efectos ambientales
que en su etapa adulta, en la cual los efectos denso-dependientes pueden ocurrir
en forma más intensa.
Modelo de rendimiento excedente y extensiones
Bajo condiciones de explotación, Schaefer (1954) introduce el término de tasa de
captura C(t), la cual se define como:
(2.2)

donde la captura depende del esfuerzo de pesca f(t) y de la biomasa poblacional


B(t) en el tiempo t; y q representa el coeficiente de capturabilidad, definido como la
fracción de la población que es extraída por una unidad de esfuerzo (Gulland,
1983). La ecuación 2.2 implica que la misma captura puede obtenerse a diferentes
niveles de esfuerzo y biomasa. La limitante en este sentido es que q, considerado
constante para un período de tiempo determinado, no puede obtenerse sin una
estimación independiente de la biomasa. En el caso de pesquerías uniespecíficas
donde se emplea un mismo tipo de arte, el concepto de q ha sido aplicado de
manera más común, debido a que el esfuerzo puede ser estandarizado. En
regiones tropicales, donde existe una alta diversidad de artes y especies, es difícil
englobar en este coeficiente las complejidades que se presentan en el esfuerzo
(Arceo & Seijo, 1991a). En estos casos se ha propuesto el uso de funciones de
producción que den mejores aproximaciones (e.g. Prochaska & Cato, 1980; Taylor
& Prochaska, 1985), dado que existen una serie de variables asociadas al
esfuerzo que pueden intervenir en la producción (Staniford, 1987; Arceo, 1991;
Arceo & Seijo, 1991b). Agnello & Anderson (1983) abordan la relación captura -
esfuerzo en función de la eficiencia de artes de pesca, utilizando una función tipo
Cobb-Douglas. A efectos del desarrollo del modelo de Schaefer, se seguirá
manejando el concepto de q, no obstante, las limitaciones antes mencionadas. Un
análisis detallado de las variaciones de esta variable en función de las
características de los recursos y de los artes de pesca empleados, es detallado en
Caddy (1979a), Arreguín-Sánchez (1992) y Hilborn & Walters (1992).
Considerando una población explotada, los cambios en biomasa se representarán
de acuerdo a la siguiente expresión:
(2.3)

Cuando la población se encuentra en condiciones de equilibrio, la tasa de


incremento poblacional repone las pérdidas debidas a la mortalidad, y por tanto no
hay cambios de la biomasa en el tiempo (e.g. dB/dt =0); el rendimiento en
equilibrio puede definirse como:
(2.4)
Despejando B(t) se tiene que: (2.5)

y sustituyendo: (2.6)

Entonces, la biomasa de la población en equilibrio (Be) en función del esfuerzo de


pesca se define como:
(2.7)

Para un nivel dado de esfuerzo, la población en equilibrio (Be) alcanzará un nivel


donde la tasa de captura es igual a la de crecimiento. Por tanto, para cada nivel de
esfuerzo existirá un nivel de población en equilibrio (Anderson, 1986). Como
resultado se tiene una relación inversa entre la población en equilibrio y el
esfuerzo pesquero (Fig. 2.2a). Este comportamiento se puede observar a través
de la captura por unidad de esfuerzo (CPUE), considerándose en este caso como
un índice relativo de la abundancia de la biomasa de la población en el tiempo
(Fig. 2.2c). Para obtener la función que relaciona la captura con el esfuerzo bajo
condiciones de equilibrio, se sustituye la ecuación (2.7) en (2.2):

(2.8)
La función (2.8) se representa mediante una parábola, donde la captura (C) para
un esfuerzo (f) dado en una población en equilibrio es denominado rendimiento
sostenible, dado que las pérdidas por mortalidad natural y por pesca son
compensadas por un incremento poblacional debido a los procesos de crecimiento
individual y reclutamiento; en consecuencia, el rendimiento de la pesquería se
puede mantener en el tiempo. Esta curva puede ser considerada como la función
de producción de la pesquería en el largo plazo (Fig. 2.2b), donde para un nivel
dado de esfuerzo f1, se obtiene un rendimiento C1, el cual será mayor a medida
que el primero incremente hasta un nivel de máximo rendimiento (MRS)
correspondiente a un nivel de esfuerzo f2, después del cual decrece si el esfuerzo
aumenta. En este punto, la población ya no podrá reponer las pérdidas por
mortalidad, y a medida que la presión de pesca aumente, la captura tenderá a
disminuir debido al decremento en la biomasa de la población (C3) a un nivel de
esfuerzo f3.

V. LA PESCA Y SUS EXTERNALIDADES


La discrepancia entre lo privado y lo social constituye una falla de mercado que en
términos económicos se denomina externalidad. Los pescadores no tienen
incentivos para tener en cuenta la influencia de su pesca en las oportunidades de
los otros ni en la conservación del stock de peces. Las externalidades en la
actividad pesquera se originan en la ausencia de derechos de propiedad y en los
altos costos de exclusión, induciendo a excesos en la inversión de flotas en
relación con la capacidad de los recursos, esfuerzos de pesca excesivos,
disminución de los stocks y reducción de los beneficios económicos. Existen dos
enfoques económicos para corregir las externalidades: el de Pigou y el de Coase.
El sector pesquero mundial configuró la estructura de funcionamiento a través de
intervenciones estatales, privatizaciones y asignaciones de derechos a ciertos
colectivos.
Consecuencias de las externalidades en la actividad pesquera
La existencia de efectos externos negativos en la actividad pesquera no se refleja
en el mercado, conduciendo a una situación con sobreinversión y en muchos
casos con sobreexplotación del recurso. La demanda de un recurso natural, al
igual que la demanda de cualquier otro factor productivo, depende de su
productividad marginal y refleja el ingreso marginal derivado de la pesca. La curva
denominada costo marginal privado es la curva de oferta de la industria y
representa el costo marginal privado, que incluye los gastos en combustible, los
salarios de la tripulación, el hielo, los impuestos y las amortizaciones de los bienes
de capital, entre otros. Los empresarios maximizan sus beneficios cuando el costo
marginal es igual al ingreso marginal (Qp). Este nivel de captura no es eficiente
desde el punto de vista de la sociedad porque el costo privado subestima el costo
social. Esto se debe a que los pescadores no tienen incentivos para considerar la
influencia de su pesca en las oportunidades de otros, lo que da lugar a una
ineficiencia, se capturan demasiados peces, como se observa en la diferencia
dada entre Qp y Qs. El nivel eficiente de pesca (Qs) se presenta cuando el
beneficio marginal generado por las capturas es igual a su costo social marginal.
El coste social es igual a la suma de los costes externos y los costes internos, por
lo tanto es el coste de un proceso productivo sobre toda la sociedad, debido a que
se considera el costo externo, que son los efectos que tiene un proceso productivo
sobre otros agentes económicos. En el caso de la pesca, el costo social incluye
los costos privados de explotación y los efectos de la captura de un pescador
sobre las oportunidades de los demás (Pindyck, 1998). Cuando se considera que
el stock de peces se altera, porque el nivel de extracción excede constantemente
el ritmo de crecimiento natural del recurso, el problema de la discrepancia entre lo
privado y lo social adquiere una nueva dimensión. El nivel óptimo de pesca
debería basarse en la maximización del valor actual neto de la actividad pesquera,
cuando los beneficios netos (ingresos menos costos) actuales y de todos los años
futuros (descontados a cierta tasa) intervienen en la decisión, de tal modo que es
posible invertir en el stock de peces restringiendo el nivel de pesca actual. Sin
embargo, el problema surge en relación con el derecho de propiedad, nadie estará
dispuesto a invertir para el futuro si alguien puede quitarle la inversión o sus frutos.
No existen incentivos para cuidar los recursos futuros. El libre acceso ocasiona
que un pescador no se beneficie por posponer la captura, con la esperanza de
obtener peces mayores y más valiosos en el futuro, debido a que otro pescador
puede capturarlos en ese mismo lapso. En consecuencia, la decisión individual de
proteger el recurso no tiene efectos si el resto de los empresarios no acuerdan
restringir su esfuerzo pesquero (Zapata, 1982). Por lo tanto, cada pescador
tenderá a capturar tanto como sea posible, lo que contribuirá al colapso de una
pesquería sin restricciones en el largo plazo. En la Figura 2, se observa como los
niveles máximos de extracción ecológica (Qs) no coinciden con el nivel de pesca
determinado por los usuarios del recurso (Qp). Un nivel de captura socialmente
deseable (Qs) considera los efectos de las capturas actuales sobre las
posibilidades de pesca futuras y determina un nivel de esfuerzo pesquero (Es).
Toda extracción por encima de este nivel significa en el futuro una disminución de
peces y efectos externos. En el sector pesquero existe una discrepancia entre los
objetivos de corto y de largo plazo. Si no existen incentivos para que se
consideren los efectos sobre la conservación, es probable que prevalezcan los
micro objetivos de los pescadores sobre los macro resultados de largo plazo, que
permitirían alcanzar un rendimiento máximo en el tiempo, indicando la existencia
de una trampa social de acuerdo con Schelling (Seijo, et al., 1997). Cuando en la
explotación de los recursos pesqueros se presentan efectos externos negativos (el
costo marginal privado no refleja el costo marginal social), los mecanismos de
mercado por sí solos no permiten alcanzar un óptimo, por el contrario, conducen a
la sobreinversión y sobreexplotación del recurso.
Origen de las externalidades
El deterioro o mala utilización de los recursos naturales se origina en una
inadecuada delimitación de los derechos de propiedad y en la ausencia de un
marco institucional que permita la compensación por externalidades, otorgando
incentivos a los agentes económicos, para alcanzar un óptimo uso de los recursos.
La solución no es conservar el recurso a cualquier costo sino lograr que los
intereses privados reflejen los beneficios y costos sociales (Zapata, 1982). Los
recursos pesqueros sólo proporcionan servicios en el largo plazo si se tiene en
cuenta la tasa natural de regeneración. En estos casos, la inexistencia de
derechos de propiedad puede llevar al agotamiento del recurso por su uso
excesivo (Aguado Franco, 2001). Cuando se analiza la estructura de derechos de
propiedad de los recursos naturales para el desarrollo de una gestión óptima, es
necesario tener en cuenta la confusión en la terminología empleada en la literatura
económica y de los recursos naturales. En este sentido, Aguilera (1987) expresa
que "una gran mayoría de economistas han venido identificando los recursos
naturales de libre acceso con los de propiedad común, etiquetando ambos como
recursos de propiedad común y asegurando que el agotamiento de los recursos es
consecuencia directa de la propiedad común que, en el fondo, no es sino ausencia
de propiedad" (Aguado Franco, 2001). Bromley (1991) enfatiza que no se debe
confundir “los comunes” con los diferentes regímenes de propiedad (Gonzalez
Laxe, 2001). Elinor Ostrom cita tres fuentes de confusión entre los términos:
propiedad común y régimen de libre acceso, recurso común y recurso de
propiedad común y sistema de recurso y unidades de recursos (Ostrom, 2000). La
confusión entre propiedad común y régimen de libre acceso se deriva de que
ambos conceptos representan formas de asignación de los derechos de propiedad
diferentes al de propiedad privada. Generalmente, se distinguen cuatro regímenes
de propiedad, si bien son tipos ideales y pueden complementarse o
entremezclarse en la realidad (Gorman, 1998; Aguado Franco, 2001; Baltzer,
2001; Gonzalez Laxe, 2001). Respecto del régimen denominado “de libre acceso”
por los autores citados, se debe calificar como ausencia de propiedad o con la
expresión en latín res nullius. De este modo, no se confunde la característica
fundamental del nullius con el tipo de acceso. El régimen “sin propiedad” se
caracteriza por la ausencia de propietarios, es decir abierto a todos y sin
limitaciones en el acceso a las zonas y en el uso de los recursos. La atmósfera,
los océanos y hace unas décadas, muchas pesquerías oceánicas de altura,
pueden ejemplificar este régimen, el cual tiene como única regla la ausencia de
restricciones (Pascual Fernández, 1993; Gonzalez Laxe, 2001). La situación
derivada de la ausencia de propiedad sobre un recurso supone que cualquier
miembro de la sociedad puede obtener un recurso por apropiación directa
(Gonzalez Laxe, 2001). En el régimen de propiedad común «res communis», los
recursos son propiedad de colectivos pudiendo excluir a los no propietarios en el
acceso y en el uso, estableciendo normas que regulan el empleo por los miembros
de la comunidad. Supone la asignación de derechos de propiedad a un grupo
específico de propietarios (cooperativas, organizaciones de productores,
asociaciones profesionales, colectivos) que poseen el derecho de excluir a otros
usuarios. Los derechos de los miembros a disfrutar del recurso suelen ser
igualitarios, no transferibles y no se pierden si no se usan. El sistema de
explotación bajo esta modalidad supone que ese determinado y concreto grupo de
propietarios tienen garantizada una condición necesaria para acceder, aunque no
tenga garantizada la explotación, que estará en función de otros parámetros y
restricciones. La propiedad común requiere, para ser operativa, en términos de
gestión del recurso, la presencia de un conjunto de acuerdos entre los propietarios
o instituciones, esta regulación institucional facilita que la propiedad común pueda
tener resultados positivos en la gestión de los recursos naturales. (Aguado Franco,
2001; Gonzalez Laxe, 2001). La posibilidad de excluir a los no propietarios marca
una frontera fundamental entre la propiedad común y la ausencia de propiedad. La
inexistencia de derechos de propiedad que caracteriza a algunos recursos
naturales puede resultar de las siguientes situaciones: • porque el bien no es
escaso; • porque es un bien al que no se le ha encontrado utilidad y por lo tanto no
podemos considerarlo un recurso; • porque aun siendo útil y escaso, existe una
dificultad técnica o económica para limitar el acceso al mismo. El recurso
pesquero como bien económico presenta dos características, es un bien rival
porque un pez capturado no está disponible para nadie más y es un bien no
excluible, porque es muy difícil evitar que cualquier pescador trate de pescarlo
(Parkin, 2001). La rivalidad se utiliza como criterio esencial para diferenciar los
recursos comunes de los recursos de libre acceso, que son aquellos que pueden
ser utilizados o consumidos por cualquier agente económico sin ningún tipo de
limitaciones derivadas de la presencia de derechos de propiedad y en los que el
uso no implica ningún tipo de perjuicio para los demás. Todo bien que reúne las
características de no exclusión y rivalidad es denominado recurso común o
common pool resource. La segunda confusión radica en definir los recursos
comunes como recursos de propiedad común, confundiéndose la naturaleza del
bien con un tipo de régimen de derechos de propiedad. Un recurso común puede
ser de propiedad común, estatal, privada o de nadie (Ostrom, 2000). La tercera
fuente de confusión surge de no distinguir el sistema de recurso (stock), del flujo
que origina éste a lo largo del tiempo. Los recursos comunes requieren para su
sustentabilidad reglas que limiten el acceso al sistema de recurso y otras que
limiten el uso de los flujos del recurso (Ostrom, 2000). La "falta de exclusión" es la
característica del recurso pesquero que opera como un estímulo para que los
usuarios se comporten conforme a la “regla de captura”. Debido a la competencia
entre los usuarios por una mayor cuota del recurso (en detrimento de ellos
mismos, del recurso y de la sociedad en su conjunto), se ignoran los costos
sociales en que se incurre. De este modo, el uso competitivo y continuado de los
recursos naturales biológicos por encima de su tasa natural de regeneración
conduce inevitablemente a su agotamiento, llegando a la situación denominada “la
tragedia de los comunes” (Aguado Franco, 2001). La tragedia de los comunes se
difundió por primera vez en un folleto escrito en 1833 por un matemático amateur
llamado William Foster Lloyd (1794- 1852) y que popularizó el biólogo Garret
Hardin, en el artículo “Tragedy of the commons" (1968). En su trabajo se refirió a
lo que le sucedió a un grupo de pastores que utilizaban una misma zona de
pastoreo. Un pastor pensó racionalmente que podía añadir una oveja más a las
que pacían en los pastos comunes, ya que el impacto de un solo animal apenas
afectaría a la capacidad de recuperación del suelo. Los demás pastores pensaron
de la misma forma, pero la suma del deterioro imperceptible causado por cada
animal arruinó los pastos y tanto los animales como los pastores murieron de
hambre. Éste es un ejemplo de la confusión a la que se hizo referencia. Aunque el
término utilizado por Hardin fue el de “comunes”, en realidad el problema que
expone en su trabajo es el problema de libre acceso (Aguado Franco, 2001). La
ausencia de propiedad perdió progresivamente su importancia en la medida que
todos los estados tomaron una mayor responsabilidad sobre el manejo de las
pesquerías. El sector pesquero mundial configuró sus estructuras de
funcionamiento bajo diferentes regímenes, algunos establecieron normas de
acceso y de uso de los recursos, realizando intervenciones estatales que
afectaron a las cantidades capturadas, la composición de las capturas, las artes
de pesca a utilizar, al área de acceso, entre otras; también se otorgaron
determinados derechos exclusivos a ciertos colectivos y a partir de los años
ochenta se utilizó las denominadas cuotas individuales de pesca transferibles
(CIP’s, o ITQ en la terminología inglesa), (Gonzalez Laxe, 2001).
Corrección de las externalidades
El problema suscitado por las externalidades en los recursos de libre acceso y en
los recursos comunes fue analizado por varios autores. Un trabajo pionero en el
tema es el de Gordon (1954), que desarrolló un modelo para la pesca en una
situación de libre acceso, alcanzando el equilibrio cuando el flujo de ingresos se
iguala con los costes de explotación y disipándose el beneficio entre los
pescadores. Se demuestra que, en el caso en que no se cobre renta por el uso del
recurso al que todos tienen acceso, habrá un uso excesivo y se utilizarán
demasiados factores económicos para su explotación. Cuando la captura es la
única forma de adueñarse de un recurso de libre acceso, los agentes no le
asignan valor al recurso sin capturar, porque otro puede utilizarlo; sin embargo, el
recurso sin capturar puede tener importantes repercusiones en el costo de la
captura y también en la renovación del recurso. Para encontrar el equilibrio
bioeconómico, Gordon utiliza la curva de Schaefer de crecimiento natural de las
poblaciones para explicar los ingresos y una función de costo total, proporcionales
al esfuerzo de pesca. Generalmente, el equilibrio se alcanzará con
sobreexplotación del recurso en una situación de libre acceso, y además, es
ineficiente económicamente dado que una disminución del esfuerzo permite
obtener un beneficio adicional, pues implica tanto una disminución de los costos
como un crecimiento de los ingresos. Sin embargo, el libre acceso impide esta
reducción del esfuerzo que sería deseable tanto para la conservación del recurso
como económicamente. Las ideas de Gordon inciden en el trabajo de Anthony
Scott (1955), quien plantea que la propiedad de todos es la propiedad de nadie y
que ninguna persona se preocupará por conservar los recursos a menos que sea
su propietario. En ambos trabajos se confunde la inexistencia de propiedad y la
propiedad común. Es por ello que Gordon propone, para asegurar el uso eficiente
de los recursos, la propiedad privada o estatal. Por su parte, Scott plantea,
además de estas cuestiones, la posibilidad de que el propietario único puede
juzgar más racional agotar los recursos que buscar el equilibrio ecológico. Del
mismo modo, Hardin plantea que las dos respuestas a la tragedia de los comunes
es la privatización o la propiedad y gestión estatal de los recursos (Pascual
Fernández, 1993). Anderson (1974) desarrolla un modelo dinámico en el que
relaciona funcionalmente la cantidad existente de un recurso natural con su tasa
natural de regeneración y con su tasa de uso, estableciendo una analogía y una
relación con el capital, cuya cuantía depende de la inversión y la depreciación.
Ante la previsible “tragedia de los comunes”, propone que se fijen impuestos con
una tasa proporcional al uso de los recursos, o bien que se establezca una
regulación que determine las cantidades máximas que pueden ser utilizadas
anualmente. Clark (1973) define los rendimientos máximos sostenibles que
garanticen la conservación del recurso que, dados unos costes crecientes, indican
cuál es la cantidad óptima del recurso que debería ser utilizada para obtener un
beneficio máximo. También explica cómo otros agentes estarán interesados en
incorporarse a la explotación de ese recurso por esos beneficios, y siendo un
recurso de acceso abierto podrían causar la extinción del mismo. Este análisis,
que no difiere mucho del de Gordon, fue desarrollado posteriormente en
innumerables ocasiones para la gestión de recursos forestales o de pesquerías
(Aguado Franco, 2001). En la teoría bioeconomía de pesquerías se desarrollaron
distintos modelos que permiten explorar las complejidades inherentes al manejo
específico de los recursos pesqueros, siendo el modelo clásico el presentado por
Gordon (1954). La teoría económica dispone de dos marcos analíticos para
resolver las externalidades. Uno, desarrollado por Piugo (1920), economista
británico cuyas obras fueron publicadas a inicios del siglo XX, estableció la
distinción entre costos marginales privados y sociales y abogó por la intervención
del Estado mediante subsidios e impuestos para corregir los fallos del mercado e
internalizar las externalidades. El segundo enfoque está dado por el trabajo del
Premio Nobel Ronald Coase (1960), cuya contribución fue demostrar que si los
derechos de propiedad están bien definidos y los costos de transacción son
insignificantes, el mercado competitivo puede llevar a la sociedad a un óptimo.
Cuando las partes pueden negociar sin coste alguno y en beneficio mutuo, el
resultado es eficiente, independientemente de cómo se especifiquen los derechos
de propiedad, de este modo, Coase enfocó el problema de externalidades como
un problema mutuo. No se trata de la contraposición simple de los costos privados
y los sociales, sino de la comparación de los beneficios globales derivados de la
externalidad con los que se obtendrían los mismos, si se eliminara la misma. El
teorema de Coase permite comprender la importancia del mercado en el manejo
de los recursos naturales y la relevancia que tiene un sistema jurídico que defina
apropiadamente los derechos y que se cuente con un sistema para facilitar
transacciones (Zapata, 1982; Pindyck, 1998).
Consideraciones finales
Las externalidades en la actividad pesquera se originan en la ausencia de
derechos de propiedad y en los altos costos de exclusión, induciendo a excesos
de inversión en las flotas en relación con la capacidad de los recursos, esfuerzos
de pesca excesivos, disminución de los stocks y reducción de los beneficios
económicos porque: • Los pescadores son impulsados a sobreexplotar los
recursos marinos, ya que cada uno captura las cantidades máximas posibles de
pescado por temor a otros rivales por el recurso y en el mercado. • Cada pescador
es incapaz de cambiar la situación individualmente. El pescador responsable
favorece al resto de los pescadores porque su comportamiento no supone una
mejoría de los stocks. La existencia de externalidades puede resolverse por la
intervención estatal, la gestión comunitaria, y la privatización a través de la
asignación de derechos de propiedad (CIP’s o ITQ). La teoría económica ofrece
dos tipos de soluciones para corregir las externalidades, el enfoque de Pigou y el
de Coase. Actualmente, los recursos pesqueros son cada vez más escasos, por lo
que continuará creciendo el interés político y administrativo en relación con los
derechos de propiedad y la ordenación pesquera.

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