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Este documento resume el capítulo 57 de Isaías. Se divide en tres secciones: 1) El contraste entre los justos y los malvados. Los justos mueren en paz mientras que los malvados son rebeldes e inmorales. 2) El consuelo para los justos. Dios cuidará a los humildes y arrepentidos. 3) La condenación de los malvados. Los malvados nunca tendrán paz ya que son como el mar agitado, mientras que Dios ofrece paz a los que se acercan a él.
Este documento resume el capítulo 57 de Isaías. Se divide en tres secciones: 1) El contraste entre los justos y los malvados. Los justos mueren en paz mientras que los malvados son rebeldes e inmorales. 2) El consuelo para los justos. Dios cuidará a los humildes y arrepentidos. 3) La condenación de los malvados. Los malvados nunca tendrán paz ya que son como el mar agitado, mientras que Dios ofrece paz a los que se acercan a él.
Este documento resume el capítulo 57 de Isaías. Se divide en tres secciones: 1) El contraste entre los justos y los malvados. Los justos mueren en paz mientras que los malvados son rebeldes e inmorales. 2) El consuelo para los justos. Dios cuidará a los humildes y arrepentidos. 3) La condenación de los malvados. Los malvados nunca tendrán paz ya que son como el mar agitado, mientras que Dios ofrece paz a los que se acercan a él.
En nuestro bosquejo general vimos que la tercera división de este
libro de Isaías, abarca los capítulos 40 al 66, y se titula "Salvación". Dentro de esta tercera división, en los capítulos 40 al 48 hemos tenido la primera sección titulada "El consuelo del Señor que viene por medio del Siervo". Luego pasamos a la segunda sección, titulada "La salvación del Señor que viene por medio del Siervo sufriente" y abarca los capítulos 49 al 57. Así que este capítulo 57 marca el final de esa segunda sección. Los temas que abarca el capítulo en su totalidad son: el contraste entre los justos y los malvados (vv. 1-14), el consuelo para los justos (vv. 15-19) y la condenación de los malvados (vv. 20-21). La gente siempre tiene la impresión que a los malvados aparentemente suelen irles las cosas bien, por el poder que confiere el dinero. Pero cuando lleguemos al final de los tiempos, habrá consuelo para los justos y condenación para los malvados. Aquellos que se acercan con toda humildad y lo aceptan, son hechos justos. Aquellos que lo rechazan, continúan en su camino de maldad hacia el juicio. Este capítulo nos lleva a la encrucijada, donde el camino que lleva a la vida va en una dirección, y el camino amplio que lleva hacia la destrucción, se dirige en otra dirección. El destino y la división se encuentran justamente aquí. Leamos el versículo 1 de Isaías 57, que comienza a presentar: El contraste entre el justo y el malvado "Perece el justo, pero no hay quien piense en ello. Los piadosos mueren, pero no hay quien comprenda que por la maldad es quitado el justo" Aquí dice: "Perece el justo". Muchos creyentes que llevan una vida de santidad están siendo llevados de este mundo por la puerta de la muerte. Dios está quitándoles de muchas situaciones problemáticas que se van a vivir en el futuro. Y ahora en el versículo 2, continúa hablando del justo y dice. "Pero él entrará en la paz. Descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios." Estas personas tendrán paz en su corazón. Nos queda la imagen de alguien que afronta en su lecho y en paz el momento de la muerte. Los creyentes de esta época, y los que sufran durante la gran tribulación serán llevados a la presencia de Cristo. Tendrán paz indiferentemente de las condiciones que les rodeen. Veamos lo que dice el versículo 3: "¡En cuanto a vosotros, llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y la ramera!" Ahora, Dios se estaba dirigiendo a los malvados. Incluso su ascendencia era mala. Tengamos en cuanta la forma en que calificó a sus padres. En el versículo 4, leemos: "¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién abristeis la boca y sacasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa" Ellos habían sido los perseguidores de los justos. Hasta este momento Dios no había intervenido. Usted puede observar hoy a su alrededor. Los ataques suelen realizarse contra los justos. La vida no les estaba resultando fácil. Los ataques eran duros y feroces, y los malvados parecían salirse con la suya. Y continúa la voz profética en el versículo 5, de este capítulo 57 de Isaías, diciendo: "Que ardéis en lujuria entre encinas, debajo de cualquier árbol frondoso, y sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos?" Los malvados de los últimos días serán los idólatras que le habrán dado la espalda a Dios. Son culpables de una gran inmoralidad y de asesinato. El adulterio y el asesinato son también dos de los terribles pecados de nuestro tiempo, unidos a la codicia, que es idolatría. Ésa es, pues la condición de los malvados en la actualidad. Al despedirnos, dejamos con usted estas palabras del Señor en el primer capítulo que consideramos hoy, el 56:1 "Guardad el derecho, y practicad la justicia; porque cercana está mi salvación". "Que ardéis en lujuria entre encinas, debajo de cualquier árbol frondoso, y sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos?" Los impíos en los últimos días serán idólatras, ellos volverán su espalda a Dios, y ellos son los culpables de gran inmoralidad y asesinatos. Ahora, comencemos nuestra lectura de hoy con el versículo 6 de Isaías 57, "En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; a ellas derramaste libación y ofreciste ofrenda de cereal. ¿No habré de castigar estas cosas?" Ellos hasta adorarán a las piedras lisas del valle, esas piedras que una vez dieron muerte al gigante. Ellos adoraban todo, excepto al Dios vivo y verdadero. Y luego, en el versículo 7, leemos: "Sobre un monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificios." La idolatría se asociaba con las arboledas en las cumbres de las montañas y dio lugar a escenas de la peor clase de inmoralidad. Éste es también una figura de los últimos días. Luego, en el versículo 8, leemos: "Tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo. Ante otro, y no ante mí, te desnudaste; subiste y tendiste tu amplia cama, e hiciste alianza con ellos. Amabas su cama dondequiera que la veías." En el pasado, el pecado se cometía en secreto, pero en nuestros días, se practica descaradamente y con ostentación. Alguien, en cierta ocasión, preguntó: "¿No creen ustedes que existe tanta inmoralidad hoy como lo hubo en el pasado? Y con eso estamos de acuerdo. Creemos que es así. La única diferencia es que, en el pasado, se mantenía en secreto, y los hombres tenían vergüenza de su pecado, pero hoy ya no la tienen. El pecado, amigo oyente, ha llegado a ser hoy una forma de vida, y ya no existe un nivel moral alto. Hoy el trigo y la cizaña están creciendo juntos, tal como el Señor dijo que iban a crecer. Y así, por toda esta sección vemos el contraste entre los justos y los malvados. Ahora llegamos al segundo párrafo de este capítulo (vv. 15-19). Leamos el versículo 15 de Isaías 57, donde Isaías continuó hablando sobre el: Consuelo para los justos "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados." En los últimos días, Dios consolará a los Suyos por ser quién es Él, el Alto y el Sublime. Él es el Dios de la eternidad, y cuán débil es el hombre, que vive sólo unos pocos años. No dura mucho tiempo en la tierra. El Eterno Dios promete cuidar a aquellos que no confíen en sí mismos, sino que confíen en Él, y Él los cubre como la gallina cubre a sus polluelos. Ésa es la paz y seguridad que existe para aquellos que pertenecen a Dios. Pero este versículo se proyecta más allá de nuestros días hacia la época de la gran tribulación, cerca del final de los tiempos. Y dice el versículo 16 de este capítulo 57 de Isaías: "Porque no contenderé para siempre, ni por siempre estaré enojado, pues decaerían ante mí el espíritu y las almas que yo he creado." Él es el Dios Eterno, pero no estará siempre enojado con el pecado, porque el pecado será removido. Y continúa diciendo el versículo 17: "Por la iniquidad de su codicia me enojé y lo herí, escondí mi rostro y me indigné; pero él, rebelde, siguió por el camino de su corazón." Dios explicó por qué Él castiga al impío. Los impíos son codiciosos, y ellos continúan rebelándose contra Dios. Estamos seguros que cualquier persona inteligente se da cuenta que Dios es Santo y que un día pondrá fin a esta rebelión. Porque Dios tendrá que castigar a aquellos que tienen un corazón rebelde y orgulloso. Y ahora, en el versículo 18, leemos: "He visto sus caminos, pero lo sanaré y lo pastorearé; le daré consuelo a él y a sus enlutados." A aquellos que abandonen la maldad de sus caminos, Él los sanará y salvará. Él es un Dios compasivo con los justos. "Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca, dice el Señor. Yo lo sanaré." Sólo Dios puede hablar de paz al corazón del pecador. Y ahora llegamos al último párrafo de este capítulo, que se titula: La condenación de los malvados Cada una de estas últimas tres secciones de la última división del libro de Isaías (capítulos 40-66) puede ser identificada por el lugar en el que Dios dijo, como en Isaías 48:22, "¡No hay paz para los malos! ha dicho el Señor". Esto es algo bien evidente. La historia del hombre es una crónica de guerra y conflicto constante. Esto no es solo cierto entre las naciones, sino también de las relaciones entre individuos, aunque se le llama competencia. Usted lo encontrará en el mundo comercial, en el ambiente social y en el ámbito religioso. Usted encontrará conflictos en prácticamente cada ciudad, y en muchos hogares. Dios dijo que no habría paz para los malvados. Usted no puede lograr la paz en el corazón humano, aparte de Dios. Hasta ahora, nadie ha sido capaz de conseguirlo. Continuemos con nuestra lectura con el versículo 20: "Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto y sus aguas arrojan cieno y lodo." Ésta es probablemente una de las descripciones más pintorescas de los impíos que uno puede encontrar en la Biblia. Como el mar agitado e inquieto, una persona malvada no puede encontrar descanso ni paz en sus malos caminos. En cierta ocasión, un anciano de unos 80 años de edad se dirigió a la policía diciendo: "Por 50 años he llevado en mi conciencia un asesinato. Otro hombre ya ha pagado el castigo por lo que yo cometí, pero yo soy el culpable y he venido ante ustedes porque tenía que confesar mi crimen". La policía sabía que, según la ley, si otra persona ya había pagado el castigo por el crimen, no se podía arrestar a esta persona y retenerla; porque otra persona ya había cumplido la sentencia. Probablemente el peor castigo que este hombre tuvo fueron esos 50 años de miseria, vividos con una conciencia culpable. Durante ese tiempo no había podido disfrutar de paz en su mente. Y concluye el versículo 21 diciendo: "¡No hay paz para los impíos!, ha dicho mi Dios." Si el mundo pudiera tener paz hoy sin Dios, entonces habría una contradicción en la Palabra de Dios. Nadie puede contradecir a la Palabra de Dios. El malvado no puede disfrutar de paz en el mundo, y eso es una realidad de nuestro tiempo. Dios ya dijo que el malvado no tendría paz. Esto es un axioma de Dios, una realidad tan clara y evidente que no necesita demostración.