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CORTESIA MILITAR (RE 137-1) EDICION 2005

CAPITULO 4
PROTOCOLO SOCIAL

SECCION I. PRECEDENCIA Y PROTOCOLO

4.1 Generalidades

El personal debe conocer los principios básicos de la


precedencia y protocolo social que constituyen “el código
internacional de la cortesía”.

a. Se llama precedencia al derecho que asiste a cada persona,


según su jerarquía, en relación con el derecho que, también
asiste a las demás personas que con ella participan en una
actuación social; y, como tal, le señala un lugar dentro de su
ejecución, sea en una comida, en la “línea de recibo” o en
otras ocasiones formales.
b. El Protocolo Social, es el conjunto de obligaciones a cumplir
en determinadas circunstancias con relación a las personas,
teniendo en cuenta la respectiva jerarquía social u oficial, en
señal de acatamiento y respeto; así por ejemplo:

(1) El sitio de honor, está a la derecha del anfitrión o a la


cabecera de una mesa, el superior camina a la derecha
del subalterno; los subordinados ceden el paso a sus
superiores.
(2) La edad en la precedencia, tiene importancia social,
muy especialmente, si en la reunión los asistentes son
de la misma profesión; y, también, los títulos oficiales
que les corresponden, los cuales se deben usar con
propiedad; así, se dice: “El Señor Presidente de la
República” y no “El Señor Pérez”. “El Señor Secretario”....
etc.

c. Línea de recibo, se puede definir como el orden de


precedencia que corresponde a cada persona sea en
visitas oficiales o en otros acontecimientos como un
matrimonio, introducción a una fiesta social de un grupo de
oficiales y sus esposas, etc.

4.2 Precedencia entre oficiales en situación de retiro y


actividad

a. En el grado, tiene precedencia los oficiales en


actividad.
b. En caso que un oficial en situación de retiro fuera de mayor
graduación que el oficial en actividad que preside el
evento, será colocado a la derecha del que preside. Si fuere
del mismo grado a su izquierda, teniendo en cuenta lo
especificado anteriormente.

4.3 Recepciones Oficiales y Líneas de Recibo

Por razones obvias, las recepciones oficiales se realizan más a


menudo en el medio militar que en otras agrupaciones
profesionales, debido a la frecuencia con se suceden las visitas
hechas por militares o dignatarios civiles. Es por ello, indispensable
conocer las obligaciones a cumplir en estos casos, tal como sigue:

a. Se debe aceptar todas las invitaciones a recepciones oficiales,


salvo que el servicio lo impida.
b. El uso del uniforme o del traje civil correspondiente, debe
guardar relación con lo establecido en la tarjeta de
invitación de la reunión social.
c. A la esposa de un oficial, en la línea de recibo, le
corresponde el sitio que le toca a su esposo, según su
jerarquía o grado militar.

4.4 Protocolo observado en recepciones oficiales

Su exigencia es rígida. En una recepción formal oficial, se considera


en primer lugar el invitado principal y a su izquierda a su respectiva
esposa; los demás asistentes continúan la línea de recibo en la
misma forma anterior, teniendo en cuenta su grado.
Por Ejemplo: Si el Jefe de repartición es el invitado principal, a
su izquierda seguirá su esposa, y así, sucesivamente, en orden
jerárquico los demás asistentes. El dueño de casa indica a los
civiles el puesto que les corresponde en la línea de recibo,
guiándose por su buen criterio. En estas recepciones, el ayudante,
o un oficial de protocolo especialmente designado, es el
encargado de enunciar los nombres de los invitados al dueño de
casa.

a. En Palacio de Gobierno o en una recepción


diplomática, el caballero precede a la dama en la
presentación y presenta a su esposa. En los demás casos, la
dama precede al caballero.
b. El saludo es breve, cordial y se reduce a la expresión clara de
los respectivos nombres.
c. Terminadas las presentaciones de una línea de recibo, se
inicia la actuación, sea baile, comida, coctel, etc., o la
conversación entre los concurrentes.

4.5 Orden de Asientos en una Mesa Formal

El orden que corresponde según el protocolo, es el siguiente:


a. La dama de honor se sienta a la derecha del dueño de casa y
la segunda invitada a su izquierda.
b. El caballero de honor se sienta a la derecha de la dueña de
casa y el segundo a su izquierda
c. Si, además de los militares asistentes, hay civiles, debe
hacerse anteladamente una lista de precedencia, para
evitar dificultades, sobre todo si hay funcionarios del gobierno
o de otras entidades.
d. Si los concurrentes son militares con sus familiares
solamente, el acomodo de la línea de recibo corresponde a al
jerarquía de cada uno.
e. Las amas de casa experimentadas, generalmente, asignan
los puestos de honor al jefe de mayor categoría y su esposa;
pero si hubiera duda, consultará con él antes de establecer
la lista de precedencia y luego colocará en la mesa las tarjetas
con los nombres de los comensales.

4.6 Modo correcto de servir una mesa formal

a. Una fuente con utensilios de servir es presentada a la dama


sentada a la derecha del dueño de casa y luego circula
alrededor de la mesa hacia la derecha.
b. Otra fuente será presentada a la segunda dama de honor,
sentada a la izquierda del dueño de la casa, y luego circula
alrededor de la mesa hacia la izquierda.
c. La dueña de la casa se servirá al paso de la fuente y al
último se servirá el dueño de casa.
d. En almuerzos sólo para señoras, el servicio de iniciará por la
dama de honor o sea la que está sentada a la derecha de la
dueña de casa y se continuará como queda dicho.
e. La dueña de casa es servida primero si es la única dama en
la mesa; por ejemplo: en el caso en que un oficial y su esposa
agasajan a un grupo de oficiales solteros.
f. Para servir vino, el dueño de casa hará servir un poco en su
propia copa y lo probará. Luego, si está bueno, comenzará el
servicio a los demás, siendo servido al último el dueño de
casa.

4.7 Arreglo de los asientos en una mesa de honor

a. La persona que preside la reunión se sienta al centro.


b. El caballero más distinguido, que generalmente es el orador,
se sienta a la derecha del que preside la reunión.
c. El siguiente en distinción a la izquierda del que preside la
reunión, y así sucesivamente los demás, alrededor de la mesa.
d. Si hay señoras, la dama que sea oradora se sienta a la
derecha del que preside la reunión; y si no la hay, la dama
más distinguida se sienta a su izquierda. Luego, los caballeros
y las damas se alternan alrededor de la mesa, quedando
los más jóvenes o de menor jerarquía a los extremos.

4.8 Retorno de Invitaciones

a. La corrección obliga a concurrir siempre a las recepciones


oficiales porque forman parte de nuestros compromisos
sociales, particularmente cuando es una invitación de
nuestros superiores o del comando. Sin embargo no es mal
visto declinar otras invitaciones, si se hace con cortesía.
b. Es una obligación ineludible retribuir las invitaciones que se
aceptan. La retribución no requiere que lo sea en la
misma forma ni con los mismos medios. Pueden hacerse en
muchas formas, incluso del modo más modesto, porque está
sobreentendido que siempre se obrará con la mayor
voluntad. Por ejemplo, con una comida servida en el hogar por
los mismos invitados, con un menú simple y poco costoso; o
en un restaurante, o en el Casino Militar, con un té, etc.
c. También es factible que varios oficiales se reúnan para
sufragar los gastos que ocasione retornar agasajos o
invitaciones que han recibido y que, en la reunión, hagan de
dueños de casa.
d. Los Oficiales solteros tienen las mismas obligaciones y como
generalmente no tienen alojamientos adecuados, el pago a
invitaciones aceptadas pueden hacerlo en el Casino Militar u
otro local aparente, siguiendo las mismas reglas anteriores.

Sección II PRESENTACIONES

4.9 Generalidades

En determinadas circunstancias se requiere presentar a una


persona ante otra con fines de introducirla en su círculo social,
también para hacerla conocer ante una autoridad o dignatario y
otras veces en forma circunstancial tenemos que dar el nombre de
una persona a otra en presencia de ambas para que se conozcan.
Para ello se emplea el procedimiento que se detalla en los
siguientes párrafos.

4.10 Como se hacen las presentaciones

a. Los caballeros son presentados siempre a las damas, el


subordinado al superior, las personas de menor edad a las
mayores. Excepciones son las siguientes: El Presidente de la
República, un personaje real o un dignatario de la Iglesia.
b. La presentación se hace indicando el nombre completo de la
persona presentada y los títulos que tenga, a aquella a
quién se presenta, y luego el título y nombre de ésta a la
primera. Esto debe hacerse, en cada caso, en orden de
sucesión, la señora, el superior más distinguido o el de
mayor edad primero.
c. Un buen procedimiento será: - Me permite Ud. Presentarle al
Mayor Humberto Pacheco Paredes ?... El General Héctor
Caballero Hidalgo, Jefe de Estado Mayor; - Puedo presentar a
Ud al Tte Hernán Díaz Añasco ?... La señora Emma de
López. Como se puede observar, si el título es permanente,
se enuncia antes del nombre. En caso contrario seguirá el
nombre; ejemplo – Puede presentarle a Ud. al señor Nolberto
Espinoza, secretario del consejo ?... La Doctora Johana
de Moreano.

4.11 Como se acepta la presentación

Con una ligera inclinación de cabeza o diciendo: Con mucho


gusto, será un placer u otra frase adecuada. Los caballeros
presentados se estrechan las manos. Las señoras se inclinan
suavemente y dicen: - Mucho gusto en conocerlo, u otra frase
conveniente. Las damas pueden ofrecer su mano o no, pero, si
el caballero les ofrece la suya, ellas deberán estrechársela. En
reuniones formales es de pésimo gusto el empleo del beso social.

4.12 Recuerdo de los nombres de las personas

En la vida militar se alterna, con un gran número de personas y,


por esto, resulta un problema recordar sus nombres, cuando es
necesario. Y, no hay cosa más desagradable que no saber en
momento propicio, el nombre de la persona con quien tratamos o a
quien queremos hacer mención, lo cual puede traer
distanciamientos y resentimientos. Por estas razones, es necesario
poner especial atención al nombre y apellidos de la persona que
nos es presentada y en la primera oportunidad debemos de
anotarlo en una libreta destinada a esta finalidad, información que
debemos ampliar con el nombre de los familiares más cercanos de
cada persona, tales como el de la esposa y los hijos y si éstos le
son conocidos, también con las fechas de sus respectivos
onomásticos.

CAPITULO 5
RELACIONES SOCIALES Y CONVERSACIÓN

Sección I. RELACIONES SOCIALES

5.1 Generalidades
a. Tanto el Oficial como los familiares que lo acompañan son
miembros natos de la vida social de la comunidad militar de
la guarnición en cuanto llega a ella y, como tales deben
esforzarse en demostrar a sus componentes no solamente su
buena voluntad sino su deseo efectivo de pertenecer a dicha
comunidad y colaborar ampliamente con cada uno de sus
miembros.
b. La “familia militar “, pluraliza y conjuga en un solo
sentimiento común tanto los problemas como las esperanzas
de todos los hogares que la forman. Dentro de la diversidad
de circunstancias y el modo peculiar de vivir de cada cual,
existe dentro de ella un poderoso vínculo que une y permite
vivir en un ambiente de respeto e integración.

5.2 Formación de la buena voluntad social

La mayor parte de las actividades sociales tienden al desarrollo del


respeto, estima y hábitos corteses de la persona dentro del grupo
que integra; es por esto que, en todas las oportunidades, un
miembro de la familia militar, debe:

a. Hacer lo posible para mantenerse en buenas


relaciones con todos.
b. Evitar formar corrillos o agrupaciones para criticar.
c. No limitar su círculo a determinadas personas
solamente y procurar, al contrario, extenderlo a la mayoría.
d. Ampliar siempre sus amistades y, sobre todo, hacerlas cada
vez más sólidas y respetables, porque no hay mejor capital
que un buen amigo.
e. Cumplir con las reglas de cortesía social, no olvidando que su
derecho termina donde empieza el de los demás y que,
siempre, un oficial es un caballero cuyo deber es mantenerse
en plano de superación constante en todos los aspectos
y ser ejemplo que todos deseen imitar.
f. Ser leal con sus propias convicciones, porq ue debe ser leal
consigo mismo.
g. Recordar que la no observancia de la buena conducta
personal, familiar o social, ocasiona perjuicio individual
y colectivo y lo hace indigno de pertenecer a la familia militar.
h. Guardar respeto por la exteriorización de los
sentimientos religiosos de cualquier credo.

5.3 Algunos preceptos sociales

Aparte de los deberes que la cortesía impone a todo hombre bien


educado, todo miembro de la familia militar, debe:
a. Expresar su agradecimiento cuando reciba una invitación
social.
b. Declinar la invitación inmediatamente si tiene impedimento de
asistir, para dejar libre al convidante para que pueda invitar a
otro.
c. Excusar su asistencia a una invitación, inmediatamente,
si tiene incertidumbre de concurrir, agradeciendo por la
misma.
d. Tener una agenda para inscribir oportunamente las fechas y
horas de los compromisos sociales.
e. Llegar a la hora exacta a invitación hecha, pues es una
descortesía presentarse tarde aún por causas inevitables.
En caso de imposibilidad de ser puntual, es obligatorio dar
aviso telefónico por lo menos.
f. Concurrir a reuniones a las que se ha fijado principio y término,
un poco después del inicio y retirarse antes del plazo señalado
No es lícito quedarse más allá de la hora indicada como límite
porque se puede interferir los planes de los convidantes, ni es
lícito ser el último en retirarse.
g. Solicitar fecha y hora a los superiores jerárquicos para visitarlos
en su domicilio y acordar con los de la misma categoría y los
subalternos el momento más oportuno para la misma finalidad.
h. Saludar al ingresar y departir con todos y cada uno de los
asistentes a una tertulia, tratando de hacerles el momento lo
más agradable, dentro de la más exquisita cortesía.
i. Recordar que un buen oyente es siempre preferible a un mal
conversador y que los temas a tratar deben ser, de
preferencia, los que abarquen intereses recíprocos y
agradables, y jamás los que sean de controversia o
murmuración.
j. Aprovechar la hospitalidad del invitante para aumentar sus
conocimientos y reforzar las relaciones con sus amigos.
k. Sentirse participe de las alegrías o aflicciones que ocurran a
cualquiera de los miembros de la familia militar, tanto en el
aspecto moral como en el material, dentro de lo posible y con la
delicadeza que el caso requiera.
l. Demostrar a todos nuestro deseo de útiles, sin llegar al
servilismo.
m. Proporcionar ayuda moral y material conveniente, del modo
más discreto y cortés, a quienes sepamos que se encuentren
en alguna dificultad especialmente aquellos que llegan a
instalarse en al guarnición, para facilitarles entrar en ambiente
lo más rápidamente posible, principalmente, si sabemos
que la familia que llega tiene niños pequeños.
n. Si es de mayor edad o jerarquía, mostrarse llano y cordial
para inspirar confianza a los más jóvenes o de mayor
graduación.
o. No olvidar que no es permitido retirarse inmediatamente
después de comer y que la corrección señala permanecer
una a dos horas, antes de despedirse.
p. Recordar que el Jefe de repartición es quien primero debe
retirarse. Si alguien tiene la necesidad imperiosa de hacerlo
antes, está obligado a despedirse especialmente de él y de su
esposa. Esta costumbre impone al Jefe el deber especial de
partir en tiempo adecuado.
q. Al retirarse de una reunión no vacile en partir inmediatamente.
Levántese, exprese el placer que ha tenido, reciba sus
prendas de vestir si hay lugar, salude atentamente y salga.
No obligue a los circunstantes a permanecer mucho
tiempo de pie.

Sección II LA CONVERSACIÓN

5.4 Generalidades

La conversación es la acción de hablar con otras personas para


comunicarles nuestras ideas, para intercambiar opiniones o
participarles hechos u otros. Al hablar se debe respetar no sólo la
pureza del lenguaje sino cuidar la expresión, la claridad, la
elegancia, el tono mesurado y la concisión en las ideas para
dejarnos entender y lograr agradable atención de nuestros oyentes.
Por tanto, en toda clase de reuniones se debe tener en cuenta lo
siguiente:

5.5 Evite el egotismo

a. Es decir, evite hablar de si mismo y de dar preferente lugar en


sus temas a hechos ejecutados por usted. De igual modo,
cuide desterrar de su léxico el “Yo”, porque revela
egoísmo, es decir, el inmoderado amor que se tiene por sí.
b. Su conversación siempre será encausada a cuestiones que
interesen a sus interlocutores de manera general y sólo
cuando usted está seguro que domina el tema y es capaz de
exponer sus ideas con propiedad y de responder
adecuadamente a las preguntas que pudieran hacerle. Los
conocimientos superficiales son poco consistentes y pretender
sostener conversación a base de ellos no sólo es difícil...En
breve tiempo nuestros oyentes se darán cuenta de nuestras
pobres nociones y quedaremos en situación desairada y
desagradable para los demás y para nosotros mismos.
Proceder de este modo no sólo es egoísmo, también es
necedad.
c. Si las circunstancias lo llevan hacia temas que no domina, es
preferible hacerlo saber a sus interlocutores mediante una
frase adecuada, tal como: ”Lo siento mucho, pero sólo poseo
ideas muy generales sobre el particular; sería usted tan
amable que me ilustrara al respeto?
d. Nadie conoce bien ni puede abarcar todos los temas,
especialmente si son ajenos a su profesión y, por esto,
confesarlo, simple y llanamente, no es deshonroso; al
contrario, esta actitud sólo revela honradez intelectual y
permite a los demás ocasión propicia para exponer sus
propios conocimientos y lucir sus habilidades.
e. Recuerde usted que es mucho más apreciado un buen oyente
que un mal conversador.

5.6 Evite hablar sobre tópicos militares

a. La naturaleza, finalidad y actividades del Ejército son de


carácter reservado, por lo cual deben permanecer dentro del
carácter que tienen y no llegar al dominio de los demás y
mucho menos al de elementos ajenos a la institución.
b. Si la conversación recae sobre esta clase de tópicos, los
militares, con cortesía y habilidad, declinan comentarios y se
excusan de proporcionar información que corresponde sólo al
secreto profesional, ya que, aún aquellos de rutina, pueden
ser valiosos al ligarse o discriminarse entre otros.
c. Al respecto, es de mal gusto y censurable hablar de las
incomodidades del servicio o de sus instalaciones y, mucho
más criticarlas o murmurar de los camaradas, sobre todo si
éstos son superiores jerárquicos.

5.7 No acapare la conversación

En las reuniones sociales la conversación es general; no es de


buena educación absorber la atención de los asistentes tal como si
se tratara de un discurso, privándolos del derecho de exponer sus
ideas. Una actitud de esta clase no sólo es desagradable a los
demás sino que revela nuestro egoísmo y nos proporciona mayores
ocasiones de equivocarnos y de hacer el ridículo.

5.8 Cuide el tono y claridad de su voz

a. Al hablar, el tono de voz debe de estar de acuerdo con las


circunstancias cuidando que los oyentes perciban nuestros
términos, sin dificultad y con agrado; captando con facilidad el
sentido justo de las ideas vertidas.
b. Para conseguirlo es necesario dar la tonalidad
adecuada para que se nos escuche y hablar vocalizando con
precisión; pero, sin que la pronunciación resulte monótona
o amanerada, para que se nos comprenda bien y no se
confundan los vocablos, como ocurre cuando se conversa
rápidamente, ligándolos o acortándolos.
c. Al hablar; es corriente acompañar la locución mediante
gestos, actitudes o ademanes para dar énfasis a las
manifestaciones de la idea; sin embargo, es preciso hacerlo
con moderación y elegancia para no caer en amaneramiento o
simple mímica.
5.9 Evite usted las discusiones y tratar temas de polémica

a. En el desarrollo de la exposición de ideas, es frecuente


encontrar diversidad de opiniones y algunas de ellas pueden
sercontrarias a las nuestras.
b. Cuando eso suceda, es de cortesía escuchar el criterio de los
demás y mantener nuestra posición dentro de los límites de
la mayor decencia y serenidad para no entrar en controversia,
que pueda llegar a disputa que acalore los ánimos. En este
caso, lo correcto es declinar nuestro parecer y cambiar
discretamente el tema. Proceder de otro modo sería incorrecto
y de pésima educación y contrario a la magnanimidad y
nobleza necesarias para perdonar o disimular las faltas de los
demás.

5.10 Sea mesurado en su conversación

a. Al exponer sus ideas, emplee las expresiones justas y cuide


no usar frases ambiguas o de doble sentido y, si se está
haciendo chistes, en ambiente social, recuerde la presencia
de damas y mida el límite al que puede llegar para no ofender
el pudor ni la decencia.
b. No es permitido mientras se está conversando, distraerse,
bostezar, hablar en voz baja a otra persona, tocar a la persona
con quien se habla, acercarse tanto que pueda ofender
nuestro aliento, interrumpir con grosería, etc. Pero, sobre
todo, es imperdonable la mimesis, o sea la imitación de otra
persona con la finalidad de burlarse de ella.
c. Es poco cortés responder con un “si” o un “no”, a secas.
Siempre debe añadirse a esta afirmación o negación, por lo
menos las palabras que se refieran a la persona con la que
estamos hablando, tales como: Señor, doctor, mi capitán etc.
d. Si alguien no nos comprende lo dicho, la cortesía exige
no decir jamás: “Usted no me entiende” o “Usted no me
comprende”. Lo correcto es manifestar: “Lo siento, no me
he explicado bien “o “Discúlpeme, no me he sabido expresar
con claridad” u otras similares. No hay cosas que hiera
más la susceptibilidad de las personas que hacerles concebir
que no están preparadas para asimilar lo que se les dice o
explica.
e. No se debe suspender una conversación cuando llega otra
persona al grupo. Lo correcto es hacer de inmediato una
síntesis de lo que se estuve tratando y continuar el tema.

5.11 El Tratamiento en la conversación

a. La buena educación ordena dar a las personas el trato que


les corresponde por su dignidad, por su edad, por su
jerarquía, etc, y por el grado de amistad que nos liga a ellas.
b. Es grosero aprovecharse de las circunstancias, a veces
accidentales, de un conocimiento hecho con personas para
tratarlas de “tú” o llamar por su nombre de pila. Y esto es
mucho más censurable todavía si se hace con damas y
éstas son casadas.

5.12 Interésese en conocer los asuntos de la Localidad donde


Reside

a. Es importante conocer los pueblos donde se vive, el dominio


de los problemas geopolíticos del lugar, así como el
conocimiento de la historia, la geografía, la cultura, el folklore,
las industrias, etc, sin duda darán a la persona un panorama
tanto más amplio cuanto más grande sea su saber al respecto
y le procurarán múltiples oportunidades para ser útil a la
colectividad, aparte que podrá compartir en equidad de
condiciones los problemas o inquietudes que animan a los
hijos del lugar, a pesar de ser foráneo. Y, para lograr esta
situación especial el camino es documentarse, leyendo todo
lo relacionado con los tópicos antes señalados.
b. Si usted sigue este consejo, cada vez que sea
cambiado de guarnición o viaje, en su nueva residencia
hallará muchas complacencia porque procurará a sus oyentes
no pocas sorpresas agradables cuando sepan, al
escucharlo en reuniones sociales o en otras ocasiones, que
usted no siendo lugareño conoce los asuntos que para
ellos son de principal importancia, y, porque esos
conocimientos adquiridos los ayudarán a ambientarse con
mayor facilidad y a sentirse como si usted estuviera es su
propio pueblo.

Sección II LA FAMILIA Y LA VIDA FAMILIAR

8.3 Generalidades

La familia está formada por las personas que viven en una casa, y,
por extensión, por los familiares de éstos.

8.4 El hogar

a. La casa donde se vive es el hogar y éste es la célula donde


nace vigoroso el principio de nacionalidad. El hogar es la
semilla de la que brota el frondoso árbol de la Patria.
b. También, el hogar es la escuela básica y fundamental donde se
forjan, los ciudadanos de mañana. Los padres son los maestros
que constituyen fuente inagotable de enseñanza para los hijos y
a todos cuantos viven en su compañía.
c. Los padres tienen la responsabilidad del hogar que han
formado, tanto en el aspecto moral como material y,
consecuentemente, la de criar y educar a los hijos para
lograr que sean seres útiles a la sociedad, concientes de sus
deberes, amantes del orden y del progreso, disciplinados y
respetuosos de la autoridad, defensores celosos de su
libertad y de sus derechos.

8.5 Deberes de los padres para con los hijos

a. Cumpliendo con el deber natural de criar y educar a los hijos,


los padres, mancomunadamente, deben enseñarles sus
deberes desde cuando son pequeños manteniendo ante ellos
un constante buen ejemplo y sobre todo, teniendo especial
cuidado en cumplir visiblemente todo aquello que hayan
asegurado de palabra, para sostener, de este modo, siempre
puro y fuerte el ascendiente moral y de fe que deben tener
sobre sus hijos.
b. Deben inculcar a sus hijos la observancia de las reglas
elementales de orden, disciplina, buenos modales, amor al
estudio, respeto y amor al prójimo, así como cultivar en ellos
los sentimientos de cariño por las plantas, los animales y las
cosas, en general, porque constituyen partes importantes
en la educación del hijo y le son tan necesarias como
aprender a comer, a vestir, a respirar y hablar con propiedad.
c. Los padres, sabiendo que el hogar es la matriz de la educación
por excelencia y que la escuela lo es apenas de
conocimientos generales, no pueden esperar que el niño lo
aprenda todo en el colegio , ni deben permitir que beba otras
enseñanzas en la calle, o en fuentes no siempre idóneas.
d. Los padres deben enseñar a sus hijos que las reglas de
urbanidad no son sino las aplicaciones prácticas del amor al
prójimo; medios que acercan recíprocamente a los hombres
sin pecar por exceso, según los dictados de la prudencia; y,
también, debe inculcarles que los actos de buena educación
sólo tienen razón de ser si son espontáneos, si se sienten de
veras, si brotan del corazón y no se cumplen de mal grado,
si no son exagerados ni artificiales, si no naturales y sin
afectación.

8.6. Algunos preceptos que los padres deben enseñar a sus


hijos

Los padres deben enseñar a sus hijos el modo de proceder en cada


uno de los casos relacionados con los preceptos que a continuación
se citarán, teniendo en cuenta que la mejor forma de obtener
buenos resultados al respecto, es convirtiéndose en ejemplos de los
mismos:
a. Decencia: Que sean aseados, recatados, modestos y dignos
en sus palabras y acciones.
b. Recato: Que sean reservados, no repitiendo lo que
escuchan de sus mayores o inmiscuyéndose en lo que no les
incumbe.
c Honestidad: Que no sean mentirosos y que sepan respetar lo
ajeno.
d. Modestia: Que no se vanaglorien de los propios éxitos y se
burlen de los fracasos de los demás.
e. Urbanidad: Que sean corteses, comedidos, y
demuestren buenos modales en la acciones de la vida cotidiana.
f. Fuerza de Espíritu: Que no se dejen vencer por los
problemas, que tengan la fuerza moral para volver a empezar.
g. Honor: Que cumplan sus deberes y obligaciones, para que
sean merecedores del respeto del prójimo y de ellos
mismos.
h. Derecho: Que sepan exigir todo aquello que la ley autoriza o la
autoridad establece en nuestro favor, inculcar a los hijos las
reglas a que están sometidas las relaciones humanas en toda
la sociedad civilizada y a cuya observancia puede ser
compelidos por la fuerza. El derecho de cada uno sólo puede
llegar hasta donde comienza el derecho ajeno.
i. Deber: Que sepan que están obligados a hacer lo que
establecen los preceptos religiosos, la legislación y las normas
del hogar.

8.7 Reglas básicas que debemos enseñar a nuestros hijos.

a. Ser respetuoso y atentos con todas las personas de mayor


edad. Saludarlos sin darles la mano si no se la ofrecen, y a
contestar a las preguntas que se les hagan.
b. No entrar en la sala cuando haya visitas.
c. No mezclarse en la conversación de las personas mayores.
d. Jugar con decencia y sólo en los lugares designados para
esto, dentro de la casa, con el objeto de mantener el orden y la
limpieza.
e. No tocar ni desarreglar las cosas y a ponerlas en su sitio,
después de haberlas utilizado.
f. Hablar con propiedad corrigiendo sus defectos de expresión,
y, sobre todo, proscribiendo el uso de vocablos de “replana”;
y, si es posible, explicándoles el significado y el empleo de su
equivalente en el idioma.
g. Ser puntuales en todo momento, buscando desterrar
prácticamente la vieja expresión de impuntualidad: “la hora
peruana”.
h. Ser ordenados en todos sus actos, no permitiéndoles dejar sus
cosas o juguetes en cualquier lugar si no en el sitio señalado
para ello, dentro del hogar.
i. Comer sólo a horas determinadas y hacer sobrios, sobre todo,
cuando estén de visita en casa ajena.
j. Usar los cubiertos de mesa con corrección, desde pequeños, y
a comportase en ella con la decencia requerida.
k. Ser aseados como muestra de respeto a si mismo y a los
demás.
l. Cumplir fielmente las obligaciones impuestas en el hogar a
cada uno de ellos, tales como el orden en sus habitaciones y
cosas que les pertenecen, sin permitirles que las abandonen
en cualquier sitio.
m. El valor del dinero y lo que cuesta adquirirlo honestamente.
n. No ser envidiosos y a conformarse con lo que se les da,
porque siempre será lo mejor que sus padres les ofrezcan.
o. Ser agradecidos y ser caritativos.
p. Cumplir fiel y puntualmente con las obligaciones religiosas.
q. Comportarse con caballerosidad y sencillez con los
muchachos de su edad y especialmente con las niñas en el
mismo caso.
r. Aceptar las responsabilidades por sus actos y errores, que
usted corrige, sin titubeos e inmediatamente, las faltas
cometidas por ellos, y que cada vez que lo merezcan los felicita
y los alienta.

8.8 Deberes entre Padres e Hijos

Están resumidos en la afabilidad y la franqueza de los padres y la


sumisión y respeto de los hijos. Los padres jamás hacen sentir
innecesariamente la fuerza de su autoridad y los hijos nunca
abusan de los derechos que le conceden el cariño y buena voluntad
de sus padres. Unidos por recíproco afecto y respeto, las relaciones
de padres e hijos deben desarrollarse dentro de la más exquisita
civilidad para que reine en la familia el clima favorable a la amistad y
la benevolencia.

8.9 Los cónyuges

a. Si en el común de los matrimonios es necesario que las


relaciones conyugales se realicen con suma prudencia,
delicadeza y decoro, para que reinen el orden y la felicidad en
la familia, en el caso especial de los hogares del personal
militar, se requiere que exista un mayor grado de calidad de
dichas relaciones, para poder sobrellevar las diversas
situaciones especiales que resultan del peculiar modo de vivir
que impone la profesión militar, asimismo, deben cuidar con
celo, que la consideración que se merecen, el uno y el otro,
jamás se pierda o se convierta en discordia.
b. En algunos casos cuando el titular es cambiado a otra
guarnición y por razones propias del servicio no puede trasladar
con el a su familia, el papel del cónyuge cobra trascendencia ya
que tiene que llevar sólo la dirección del hogar,
desempeñando en muchos casos el papel circunstancial de
padre y madre.
c. El militar debe hacer partícipe a su cónyuge de sus ideales,
inquietudes, procedimientos y costumbres de la profesión
militar, para que comprenda sus problemas y enraizar en su
alma los mismos sentimientos e identificarse mutuamente para
poder soportar las vicisitudes que la vida les depara.
d. Al mismo tiempo el cónyuge del militar deberá poseer
DISCRECIÓN para no intervenir en los asuntos internos y de
carácter reservado propios de la profesión militar,
absteniéndose de interrogarlo, o de tratar conocer estos
asuntos, o de comentarlos con otras personas, aún de la
propia familia militar, si, por accidente, llegan a su
conocimiento.
e. El militar debe hacerse el propósito de que cuando retorne
a su domicilio, debe haber olvidado los sinsabores propios
de la labor diaria, y llegar a el con el ánimo dispuesto a
proporcionar a los suyos lo mejor de su afecto y la más
amplias oportunidades, para que se sientan felices guiados por
él.
f. El cónyuge debe adecuar su espíritu y sus facultades a los
vaivenes de la carrera militar, de tal modo, que siempre esté
lista a aceptar todos los acontecimientos que ésta imponga al
esposo/esposa, tales como cambios de colocación,
comisiones, trabajos oficiales u otros, aún sabiendo que no
siempre podrá seguirlo; de tal modo, que, aunque la estada
en un lugar sea corta y no permita raigambres profundas,
siempre pueda ofrecer un hogar acogedor a su cónyuge y a sus
hijos.

8.10 Relaciones entre esposas/esposos del personal militar

Dentro de la familia militar, las esposas/esposos del personal militar


deben guardar entre sí, las consideraciones propias de las buenas
relaciones sociales dentro del clima de cortesía y respeto por los
demás, que es propio de personas educadas. Cuando más alta sea
la jerarquía del militar, su cónyuge deberá ser paradigma de
sencillez y buenos modales para captarse la simpatía de los
demás, evitando caer en el ridículo que significaría tratar de
investirse de autoridad equiparable a la que posee su
esposo/esposa, para imponerse al resto.

Sección III DE LOS HUÉSPEDES

8.11 El Hospedaje en el medio Militar

Dentro de la familia militar recibir huéspedes tiene un aspecto


peculiar de obligación moral, particularmente durante la época de
cambios ya que algunos oficiales que son cambiados de
guarnición, al llegar al lugar de su destino, con mucha frecuencia se
ven en la necesidad de hospedarse en hoteles o pensiones hasta
encontrar alojamiento definitivo, lo que causa gastos extraordinarios
que afectan su economía, por lo que como camaradas de armas
debemos proporcionarles el apoyo posible.

8.12 Del personal militar antes de viajar

En cuanto conozca su cambio a una guarnición, deben


comunicarse telefónicamente con el oficial de personal de su
Unidad, para informarle:
a. Fecha de su viaje y medios de transporte a usar
b. Números de familiares que viajarán con él, parentesco y edad.
c. Pidiéndole indicaciones sobre:
(1) Facilidades que puede proporcionarle su unidad o la
guarnición.
(2) Si pueden alojarlo temporalmente.
(3) En fin, dándole a conocer o pidiéndole cuanto sea
menester para facilitar su acomodo en la nueva guarnición

8.13 Del oficial de personal

En cuanto conozca sobre el cambio, debe averiguar:


1) Quiénes tienen mayor grado de amistad con el oficial por llegar
y posibilidades de alojarlo por razones de espacio.
2) Coordinar todas las acciones necesarias para que, al llegar el
oficial, sea recepcionado y se le brinde el apoyo necesario.

8.14 De las personas que se hallan hospedadas

Estas deben:

a. Ponerse de acuerdo con las personas que le brindan hospedaje


en cuanto a gastos de manutención y otros, de él y sus
familiares, para pagar la parte que le corresponda
b. Permanecer en esta condición el menor tiempo posible,
teniendo en cuenta que siempre se causa incomodidad en casa
ajena y que la dignidad personal impone que cada cual
reasuma lo antes posible, las obligaciones de su estado.
c. Hacer su presencia lo más liviana posible, conformándose
absolutamente a las costumbres de la casa y cuidando
celosamente no quebrantar las reglas que la urbanidad y
cortesía imponen.
d. Servirse a sí mismos, siempre que sea posible, para no sobre
cargar demasiado la tarea del servicio doméstico, si los hay; y
ofrecerse, sin dudas, para ayudar en todo a los dueños de casa,
si éstos carecen de servidumbre
e. Asear y arreglar las habitaciones que ocupan, en cuanto se
hayan levantado.
f. Concurrir puntualmente a las horas de tomar los alimentos y
ocupar siempre los puestos que los dueños de casa les hayan
señalado.
g. Si, mientras se encuentran como huéspedes tienen que
comer fuera, deberán darlo conocer lo antes posible a los
dueños de casa, pero es más correcto no aceptar invitaciones
de esta clase.
h. No concurrir a reuniones en horas que coincide con las que se
acostumbrar tomar alimentos, a fin de no perturbar los hábitos
de la casa.
i. No ingresar en habitaciones que no sean las
designadas para su uso o las de empleo común.
j. Utilizar el cuarto de aseo lo más brevemente posible, sobre
todo, en horas que pueden ser necesitados por los dueños de
casa.
k. Cuando se retiren de la casa, expresar sus agradecimientos.
l. Ya en su propio hogar, tienen la obligación de retribuir las
atenciones que han sido objeto, sea escribiendo una carta y
remitiendo un obsequio, sea ofreciendo una pequeña recepción
a las personas que les ofrecieron hospedaje.

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