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El AGENTE ENCUBIERTO
PRESENTADO:
Alberto Hipólito, SANTIVAÑEZ
LOPEZ
ALUMNO P.N.P
ÁREA:
MAG:
1
El AGENTE ENCUBIERTO
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DEDICATORIA
3
AGRADECIMIENTOS
4
INDICE
AGRADECIMIENTOS ......................................................................................................... 4
INTRODUCCIONI ................................................................................................................ 6
TEMPERAMENTO ............................................................................................................. 28
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................ 15
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INTRODUCCION
La crítica a la capacidad del sistema penal tradicional para reaccionar frente a la así
llamada "criminalidad organizada" se ha expandido notoriamente en los últimos tiempos.
En efecto, este estudio pretende elaborar una concepción clara y sencilla del Agente
Encubierto en la legislación chilena, conocer especialmente cuál es el rol que cumple en
un procedimiento investigativo, y conocer también personalmente a uno de ellos, cuál ha
sido su peculiar experiencia como agente policial.
Este trabajo pretende analizar, precisamente, este métodos adoptados por la reacción
penal estatal: la introducción en el esquema clásico del procedimiento penal del agente
encubierto, es decir, del miembro de las fuerzas policiales que, ocultando su verdadera
identidad, busca infiltrarse en organizaciones delictivas con el fin de recabar información, y
su compatibilidad con los postulados básicos del derecho procesal penal y la Constitución
Política de la República. Para ello, se tratará fundamentalmente la regulación de dicha
actividad policial en la ley procesal penal, y como normativa básica la ley 20.000 que fue
publicada el 16 de febrero de dos mil cinco, ley que sustituye la ley nº 19.366, y que sanciona
el trafico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas
La ley ha regulado expresamente los presupuestos de su utilización y los límites a los
que su actividad se halla sujeta, sin embargo existen varias inquietudes que pretendo
dispersar con este estudio, especialmente abordar materias que pueden no ser comprendidas
por los ciudadanos comunes, como es el tema de las prácticas policiales de provocación que
se encuentran reguladas en concepciones del estado de necesidad justificante y utilizadas
con previa autorización judicial.
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con postulados básicos de la propia ley e, incluso, con principios consagrados en la
Ley Fundamental chilena. Mi idea de investigación
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Mi planteamiento del problema
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ORIGEN DEL ESPIONAJE
Los primeros orígenes en Japón sobre el espionaje ó Cho-Ho se remontan al siglo VII
(periodo Asuka), cuando el príncipe Shotoku Taishi (574-622 d.c.) venció a Moriya en una
guerra por conseguir las tierras de Omi. La victoria del príncipe Shotoku fue exitosa gracias
a la reunión de una valiosa información enemiga que consiguió de uno de sus guerreros,
llamado Otomo No Sajin.
Debido a la magnifica acción de Otomo, el príncipe Shotoku en agradecimiento le otorgó el
título de “Shinobi”, que significa “espía”, “el que entra desapercibido” ó “el que actúa en
secreto”. Es por ello que es muy común el termino Shinobi en algunos clanes Ninjas
elitistamente entrenados en técnicas de espionaje.
El príncipe Shotoku es considerado el primer gobernante japonés que utilizó los servicios de
los espías para mejorar notablemente sus decisiones y usar los medios más idóneos y
adecuados en sus objetivos políticos, civiles y militares, investigando y reuniendo
información sobre sus enemigos con objeto de debilitarlos y conocer sus intenciones,
estrategias, recursos, potencia militar, etc; así también, como usarlo con la idea de conocer
la verdad entre dos partes en conflicto.
El libro del Gran General Chino Sun Tzu denominado “Sonshi” ó “El Arte de la Guerra”
que data del 500 al 300 a.c. fue introducido en Japón por el mismo príncipe Shotoku, el cual
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lo tomo en uso; al igual, las técnicas de inteligencia militar fueron considerablemente
influenciadas también por consejeros de espionaje chinos.
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Mi planteamiento del problema
En 1999 se envió al Congreso Nacional un proyecto que tenía como objetivo detener en
Chile el avance de un grave problema social para el cual ni siquiera los países desarrollados
han encontrado una solución efectiva: la Droga. Sin embargo, tras casi 5 años de tramitación
y considerando que este flagelo cuesta al país anualmente alrededor de 54 mil millones de
dólares, los expertos comienzan a dar una voz de alerta ante la inminente necesidad de
implementar y promover políticas públicas que fortalezcan la participación de los padres en
la educación de sus hijos respecto a este tema y ampliar las sanciones aplicables a los delitos
de tráfico, con el fin de parar a tiempo un problema que podría poner en riesgo el futuro de
los niños y jóvenes de nuestro país.
El proyecto enviado a fines de 1999 tuvo como ejes centrales: dar una solución jurídico penal
al denominado "microtráfico", estableciendo, en determinadas situaciones, la posibilidad de
imponer penas inferiores a las que se consideran para los traficantes de grandes cantidades
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de droga; adecuar la legislación penal sobre drogas ilegales a la reforma procesal penal; crear
la Unidad de Análisis Financiero, como un órgano preventivo del denominado "lavado de
dinero" y establecer la obligación de determinadas entidades del ámbito financiero y de otras
instituciones que operan con moneda en efectivo, de hacerle llegar información acerca de
operaciones que pudieran ser sospechosas de tratarse de "lavado de dinero".También mejorar
las facultades del Ministerio Público en la investigación de los delitos relacionados con
drogas ilegales y "lavado de dinero" y establecer mejores mecanismos de protección de
testigos, peritos y funcionarios policiales, y la regulación de las técnicas especiales de
investigación, como agentes encubiertos, informantes y entregas vigiladas.
Se propone crear, además, una nueva técnica investigativa que responde a la actividad del
tráfico en pequeñas cantidades, al que se denomina "agente revelador". En este caso se trata
de un funcionario policial que simula interés en adquirir sustancias estupefacientes o
psicotrópicas, con el propósito de lograr la manifestación o incautación de la droga, a
diferencia del Agente Encubierto que debe involucrarse e investigar a grupos criminales
organizados y de cuyas actuaciones pueden derivarse consecuencias penales, como cuando
se ve obligado a cometer delitos, lo que obliga a legislar respecto de su responsabilidad penal
en este caso específico.
Por otra parte, el año 2002 se promulgó la Ley 19.806 por la que se adecuaron diferentes
leyes a la reforma procesal penal, entre ellas, la ley sobre drogas ilegales.
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benefician con la rebaja de la pena ( importar, exportar, sustraer y poseer); se ha introducido
una definición para la eximente de "uso o consumo personal exclusivo y próximo en el
tiempo", que se aplica sólo a cuatro conductas de tráfico; y se hace referencia únicamente a
la "calidad o pureza de la droga", sin incluir la cantidad de la misma, elemento que ha sido
y es básico para determinar la circunstancia de tratarse de drogas para el uso personal.
Muy pocos países han "legalizado" o dejado sin sanción el suministro y el uso de algunas
drogas. Sólo conozco el caso de la marihuana. Sin embargo, no han podido mostrar
resultados que justifiquen estas excepciones. Por lo demás, los problemas que genera la
llamada "legalización" son mayores que sus beneficios. Basta con observar el problema del
alcohol. Guardando las distancias en cuanto a la naturaleza del alcohol como droga, hoy
tenemos problemas en Chile derivados de las adicciones a las bebidas alcohólicas que más
que duplican los derivados de las drogas ilegales. El tema requiere un tratamiento muy
cuidadoso y resulta sorprendente que aún no se haya integrado la prevención de las
adicciones al alcohol a las tareas de la política nacional sobre drogas.
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dotar de contenido a las diversas instituciones dogmáticas El problema surge a partir de las
particulares características de la delincuencia en la sociedad postindustrial, que obligaría a
relajar algunas normas de imputación penal para hacer frente a esta nueva criminalidad, de
cuño especialmente económico. La preocupación está presente desde la perspectiva de la
tensión existente entre garantía y eficacia. El profesor Silva Sánchez ha propuesto para
hacer frente a esta nueva realidad, un Derecho penal de dos velocidades, la primera con
todos los principios y garantías del Derecho penal liberal, que se reserva para sí las penas
privativas de libertad; y una segunda, que relaja las normas de imputación penal, pero sin
que esté dentro del catálogo de penas aplicables las privativas de libertad. Ahora bien, el
profesor Silva Sánchez se pregunta acerca de si es posible que exista una “tercera
velocidad” del Derecho penal, “en la que el Derecho penal de la cárcel concurra con una
amplia relativización de garantías político criminales, reglas de imputación y criterios
procesales”. Tercera velocidad del Derecho penal que sería análoga a lo que Jakobs ha
denominado “Derecho penal del enemigo”. Se responde que esa tercera velocidad ya
existe. Creo que tiene razón. Nuestra ley de drogas número 20.000 es una manifestación
Esta ley es prueba de la sensación de miedo y consecuente privilegio por la seguridad
existente en la sociedad postindustrial
Tal como señala el profesor Silva Sánchez, “el otro se muestra muchas veces precisamente,
ante todo, como un riesgo, lo que constituye la otra dimensión (no tecnológica) de la
sociedad del riesgo”. Ese miedo ante el otro si bien se manifiesta principalmente en el
ámbito de la seguridad individual, siendo el caso de la ley antidrogas una prueba
manifiesta de su existencia, está presente en todo ámbito, incluso en el de las relaciones
personales, aunque de otro modo, evidentemente.
erp@uribe-etxeverria.cl
http://scholar.google.com/scholar?q=historia+del+agente+encubierto+en+chile&hl=es&cr
=countryCL&client=firefox-
a&channel=s&rls=org.mozilla::official&hs=njT&pwst=1&um=1&ie=UTF-8&oi=scholart
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primer inciso que: “El Ministerio Público podrá autorizar a funcionarios policiales para que
se desempeñen como agentes encubiertos o agentes reveladores y, a propuesta de dichos
funcionarios, para que determinados informantes de esos Servicios actúen en alguna de las
dos calidades anteriores”.
Se ha sostenido que son agentes encubiertos aquellos funcionarios policiales que actúan en
la clandestinidad, generalmente con otra identidad, y que desempeñan tareas de represión y
prevención del crimen mediante la infiltración en organizaciones criminales a fin de
descubrir a las personas que las dirigen, recabando pruebas y prestando testimonio de cargo
ante la justicia. Si ya esta figura es controvertida, el hecho que se faculte al fiscal para
introducir un agente encubierto sin autorización judicial previa lo es aun más1.
Tal como señala el artículo 25 de la Ley número 20.000, siendo el propósito del agente
revelador lograr la manifestación de la droga, en ocasiones es difícil determinar si existía o
no la resolución del delinquir antes de la actuación de dicho agente. En muchos casos se ha
visto que no existía antes de la actuación provocadora del agente. RUIZ ANTÓN, Luis
Felipe. “El agente provocador en el Derecho Penal”. En: INSTITUTO DE
CRIMINOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga
en la sociedad del riesgo”. Polít. Crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
Tal vez no exista problema considerando que la droga es un cáncer social, que esclaviza a la
juventud, tejiendo una red de corrupción y delito, constituye una verdadera lacra social que
debe ser eliminada a cualquier costo ¿A cualquier costo?
Si bien el Ministerio Público dirige la investigación criminal, diversas son las normas que
establecen la exigencia de “autorización judicial previa” en el caso de afectaciones de
garantías constitucionales. El artículo 83 de la Constitución dispone que: “El Ministerio
Público podrá impartir órdenes directas a las Fuerzas de Orden y Seguridad durante la
investigación. Sin embargo, las actuaciones que priven al imputado o a terceros del ejercicio
de los derechos que esta Constitución asegura, o lo restrinjan o perturben, requerirá
autorización judicial previa”; encontrándose dicha exigencia, a su vez, recogida en el artículo
9º del Código Procesal Penal, que establece que: “Toda actuación del procedimiento que
privare al imputado o a un tercero del ejercicio de los derechos que la Constitución asegura,
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o lo restringiere o perturbare, requerirá autorización judicial previa”. El artículo 24 de la Ley
número 20.000 establece que toda actuación de investigación referida en la ley se aplicará
“de conformidad a las disposiciones del Código Procesal Penal”.
Actuación de agente encubierto y vulneración de garantías fundamentales.
Es importante discutir si la actuación de un agente encubierto vulnera o no garantía
constitucional alguna, o al menos no necesariamente
Pareciera han entendido nuestros legisladores que la actuación de un agente encubierto no
vulnera garantía constitucional alguna, no siendo necesario requerir autorización judicial
sino cuando éste pretenda efectuar una acción de investigación que afecte una garantía
constitucional. De esta forma, el agente encubierto actuaría en dos etapas. Primero exploraría
el ambiente y luego, cuando ya la investigación se encamine en contra de una persona
determinada, sería necesaria la autorización judicial; y una segunda, en la que la
investigación toma rumbodefinido y se dirige contra persona determinada. Sólo a partir del
segundo momento puede considerarse la infiltración restrictiva del derecho fundamental
Pero, dado que esta exploración del mundo del crimen a través de la confusión de unpolicía
en el hampa, desde siempre ha sido técnica de investigación de las policías (por ejemplo las
comisiones civiles de Carabineros), es lógico suponer que si se ha establecido como norma
especial en la nueva legislación antidrogas -estableciéndose en el inciso 3º
.
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga
en la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
del artículo 25 citado que: “El agente encubierto podrá tener una historia ficticia. La
Dirección Nacional de Servicio de Registro Civil e Identificación deberá otorgar los medios
necesarios para la oportuna y debida materialización de ésta”- es porque se pretende algo
más que la simple confusión exploratoria, incluso en el primer momento.
Se busca la obtención de información mediante la observación y escucha directa e, incluso,
usando medios técnicos, la incorporación de dicha información al proceso penal como
prueba lícita de cargo. Por ello, no es extraño imaginar un agente encubierto en fase
exploratoria invitado a ingresar al domicilio particular de un narcotraficante. El policía, o
civil en su caso, se encontraría teóricamente impedido, dado que al importar dicho acto de
investigación vulneración de una garantía constitucional, requiere autorización judicial
previa. Si ingresa, toda la información que obtenga no podría ser utilizada como prueba de
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cargo, ya que sería prueba ilícita al haberse obtenido con vulneración de derechos
fundamentales30, ilicitud que incluso puede contaminar otras pruebas que se deriven de ella.
Si no lo hace, el investigado podría sospechar, corriendo riesgo, al menos, la operación.
¿Alguien cree que el policía no entrará al domicilio? Se dirá que no es posible obtener la
autorización judicial previa en este caso, ya que el policía no estaba en condiciones de saber
previamente que sería invitado a ingresar, por lo que “siendo imposible, no está obligado”,
lo que no empecería de modo alguno la facultad del imputado de ejercer su derecho de
defensa por medio, en este caso, de la exclusión de prueba ilícita. De ahí que sea necesario
obtener la correspondiente autorización judicial, denominada por el artículo 205 del Código
Procesal Penal “entrada y registro de lugares cerrados”, para el ingreso del agente encubierto
al domicilio del investigado. Sólo con la exigencia de autorización judicial es posible
imponer plazo para la actuación del agente. Considerando que el plazo máximo para efectuar
un allanamiento es de 10 días, si el agente encubierto pudiera ingresar al domicilio del
sospechoso investigado sin autorización ni plazo judicial, entonces, esta norma, el artículo
205, perdería todo su sentido. La autorización del Fiscal para la actuación del agente
encubierto “no contiene” la de ingresar al domicilio, aunque sea imposible desarrollar la
función de agente encubierto con esa limitación y aunque el plazo de 10 días sea
excesivamente breve para operaciones que necesitan en general tiempos más prolongados.
En mi opinión, no podría sostenerse que el agente encubierto está facultado para realizar
cualquier actividad en el desempeño de su cargo –como ingresar y revisar domicilios,
interceptar y grabar comunicaciones telefónicas, abrir correspondencia- sin autorización
judicial. Razonar en contrario importaría sostener que la autorización del Fiscal para la
actuación de los referidos agentes equivale a todas las autorizaciones judiciales de que tratan
los artículos 205, 209, 217, 218, 222 y 226 delCódigo Procesal Penal. El Fiscal, o más
propiamente la persecución penal, en esta
29 CABEZUDO BAJO, María José. La inviolabilidad del domicilio y el proceso penal.
Madrid: Iustel,
2004, p. 80.
MONTAÑEZ PARDO, Miguel Angel. La presunción de Inocencia. Análisis Doctrinal y
Jurisprudencial.
Pamplona: Aranzadi, 1999, p. 115 - 118.
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RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga
en
la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
hipótesis, tendría un poder total, pudiendo saltarse todos los controles y registros.
Seguramente no ha sido ese el propósito de nuestros legisladores. Por otro lado, el artículo
205 citado posee la hipótesis que el propietario o encargado del lugar objeto del registro
consienta en la práctica de la diligencia. En este caso, es evidente que el consentimiento al
ingreso del agente no corresponde al referido en el artículo 205, ya que no puede consentir
aquel que desconoce lo que hace. En este caso no hay consentimiento, y si lo hay está
viciado, ya que se basa en un error. La situación descrita es posible que acontezca, ya que
nuestro sistema no establece plazo alguno para la investigación en la primera etapa. Luego,
cuando sea necesario obtener autorización judicial, evidentemente el Juez debe fijar un plazo
de actuación, pero al comienzo, en la fase exploratoria, no existe plazo. Sin autorización,
constancia ni plazo judicial existe la posibilidad de autorizaciones ex-post para justificar
actuaciones ocasionales de la policía.
Pero también la excesiva prolongación de la actuación de estos agentes podría presentarse
como atentatoria de la dignidad humana, desde la perspectiva de la falsedad en la
instrumentalización de los innegables lazos de afecto, cariño y amistad que de forma natural
los seres humanos desarrollamos con quienes están por mucho tiempo al lado nuestro en el
diario vivir.
En virtud de lo expuesto, se podría afirmar lo siguiente: si ya es discutible que el Estado
pueda, para conseguir un fin, entrometerse en nuestra esfera. Ello es preocupante desde la
perspectiva que, según algunos autores, el hecho mismo de la infiltración policial en una
organización vulnera derechos fundamentales, tal como la garantía constitucional de
“derecho a la intimidad” (artículo 19 número 4 de la Constitución, que asegura el “respeto y
protección a la vida privada y pública” de toda persona); y garantías procesales como las de
presunción de inocencia (artículo 4º del Código Procesal Penal) y derecho a guardar silencio
(artículo 93 letra g) del Código Procesal Penal)
En efecto, el engaño de que se sirve el Estado a través de su agente encubierto le permite
acceder a determinas facetas de intimidad de las personas objeto de la investigación e incluso
de personas que no ostentan la calidad de sospechosos32. El acceso a la información no
distingue entre el primer momento y el posterior de autorización judicial.
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Por ello la simple infiltración, se ha sostenido, es en sí misma lesiva para el derecho al libre
desarrollo de la personalidad de los ciudadanos en la perspectiva de un entorno en que resulte
posible la comunicación sin la interferencia del poder.
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El artículo 83 inciso primero de la Constitución establece que el Ministerio Público deberá
investigar los hechos que determinen la participación punible y los que acrediten la inocencia
del imputado. El artículo
77 del Código Procesal Penal hace referencia expresa al principio de objetividad.
En:
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga
en
la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
que “están prohibidos los métodos de investigación y de interrogatorio que menoscaben o
coarten la libertad del imputado para declarar, no pudiendo ser sometido a ninguna clase de
coacción, agregando luego, en el inciso 2º, entre otras, la prohibición de engaño. Y es
evidente que es precisamente mediante engaño que el agente encubierto obtiene la
declaración que reproducirá en juicio o que servirá para obtener otras pruebas. Es mediante
engaño porque el agente encubierto se hace pasar por quien no es. Simula identidad, historia
e interés no real. Evidentemente el montaje es un engaño para el investigado, que no pierde
su condición de tal por el hecho de estar justificado en ciertos casos.
Riesgos de la ausencia de límite a la proporcionalidad en la causal de justificación aplicable
al agente encubierto.
El agente encubierto traiciona la confianza del investigado. Este conflicto, que ha servido de
inspiración, es muy real e incluso dramático desde el punto de vista del investigado y en no
pocas ocasiones del propio agente encubierto, quien se puede ver enfrentado a un dilema
ético al tener que convivir con la traición. Se sostiene que el empleo de la técnica del agente
encubierto evidencia que el Estado se vale de un medio reñido con la ética en la represión
del narcotráfico, ya que éste puede llegar a cometer delitos en el desempeño de su función.
De hecho, el inciso final del artículo 25 tantas veces referido, señala que: “El agente
encubierto, el agente revelador y el informante en sus actuaciones como agente encubierto o
agente revelador, estarán exentos de responsabilidad criminal por aquellos delitos en que
deban incurrir o que no hayan podido impedir, siempre que sean consecuencia necesaria del
desarrollo de la investigación y guarden la debida proporcionalidad con la finalidad de la
misma”. La exención de responsabilidad criminal no se reduce a delitos de la ley de drogas,
sino que es amplia, cierto que con el límite de proporcionalidad, pero ¿y si es necesario que
el policía robe o lesione para ganarse la confianza del grupo? Además el criterio de la
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proporcionalidad es incluso peligroso si no se establece un límite: ¿Para desbaratar la más
grande operación de droga hecha por la más peligrosa banda de narcotraficantes del país,
podría el agente encubierto participar impunemente en un homicidio?
El riesgo de la provocación.
Por otro lado, el grupo infiltrado no necesariamente debe ser una banda de narcotraficantes,
entendiendo por tal, un grupo de individuos que se dedique a cometer dichos delitos o que
al menos los hayan cometido, sino que basta que sea un grupo de sujetos que se apresten a
cometer delitos. En efecto, el artículo 25 de la ley en comentario faculta la introducción de
un agente en “meras asociaciones o agrupaciones con propósitos delictivos”, con el fin de
identificar participantes, reunir información y recoger antecedentes. Esta situación podría
ciertamente generar conflicto a la hora de ponderar la aplicación del artículo 15 número 2
del Código Penal, dado que el agente encubierto podría asumir un rol de inductor del delito,
para que sea más contundente el material probatorio de la acusación, o para que la misión
sea más exitosa. ¿Dónde termina el rol del miembro de la banda y comienza la inducción al
delito? Dado que el agente encubierto puede ser considerado por la banda como uno más, y
por tanto con capacidad de iniciativa, decisión e incluso planificación, puede darse el caso
de un agente que convenza a sus pares para realizar una operación de droga, lo que
constituiría una clara provocación del delito.
Se ha señalado que el límite entre una provocación legitima y otra ilegitima está en la
condición que posea el sujeto provocado. Ello implica que los casos de provocación ilícita
de delitos son aquellos en los que el provocado no se disponía de modo alguno a cometer el
delito. Dicho de otro modo, casos en que nunca el provocado hubiera cometido el delito de
no mediar la acción provocadora del agente. Por el contrario, aquellos casos en que la
provocación lo que hace es simplemente acelerar la consumación de un delito que de todas
formas iba a ser cometido, serían casos de provocación “legítima”. Lo anterior revelaría que
no toda provocación sería ilegal, sino sólo aquella que hace nacer en el provocado la voluntad
criminal. En estos casos, la provocación se acerca decididamente a la instigación del delito,
figura recogida en el artículo 15 Nº 2 del Código Penal, y por tanto es ilícita. Esta
provocación-inducción de modo alguna podría sostenerse que está cubierta por la causal de
justificación general del artículo 25 de la ley en comentario, que tendría por finalidad más
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bien otorgar una protección a la labor del agente encubierto y no ser fuente de impunidad a
las trampas que la persecución penal pudiera tender hacia ciudadanos honestos.
En todo caso, no siempre será fácil determinar si el sujeto provocado tenía o no, de antemano,
la voluntad de cometer delito. O, si, de no mediar la provocación, no lo hubieran cometido.
En esos casos, lo razonable pareciera que es, si bien no sancionar al agente encubierto, salvo
manifestaciones muy groseras de intención de hacer nacer la voluntad criminal en gente
honesta, tampoco sancionar a los provocados, salvo, por contrario, casos de manifiesto dolo
criminal de comisión de delitos de infracción a ley de drogas. En casos de dudas, frente a la
actuación provocadora del agente, debe optarse por
la absolución.
El fundamento de la absolución del agente encubierto en casos de provocación se ha dicho
está en que él no quiere el resultado criminal, el que más bien pretende evitar. Pero, parece
una contradicción que se pretenda evitar el resultado criminal a través del incentivo a su
comisión por parte de la persona que se pretende sancionar. Ello recuerda el origen de la
figura del agente provocador, el que está en el periodo del absolutismo francés. En aquella
época se pagaba a informantes para que mantuvieran al tanto a los gobernantes acerca de los
pasos que daban o pensaban dar los opositores. A medida que más información aportaban,
más suculentas eran las recompensas. A poco andar, estos informantes pasaron del espionaje
y la delación hacía la provocación de actividades subversivas contra el régimen. El incentivo
de la recompensa estaba en mente. Su intención no era prevenir delitos, sino más bien
cometerlos o incentivar su comisión para luego descubrirlos y reprimirlos. Se ve que un
comportamiento de ese tipo, si bien puede ser efectivo para reprimir al “enemigo”, se aleja
por completo del Estado de Derecho.
¿Puede una técnica investigativa eficaz aplicarse aun cuando lesione las garantías del
Estado de Derecho? ¿Es la eficacia el único parámetro para evaluar la corrección de una
técnica investigativa? Si bien es discutible que se pudiera legitimar la actuación de un agente
encubierto en rol provocador para reprimir delitos graves, por ejemplo para que aquellos que
los han cometido los vuelvan a cometer, es indiscutiblemente ilegítimo que se provoque a
un sujeto que no ha cometido delito alguno con el fin de hacerlo caer en la trampa y
sancionarlo. Por ello el hecho que autorice la actuación del un agente encubierto en
organizaciones que se “apresten” a cometer delitos es riesgoso, desde la perspectiva que
pueden ser personas que no hayan cometido delito alguno nunca, que ni siquiera tengan claro
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el cómo cometer el delito de tráfico, y que, quizás, de no mediar la acción del agente
encubierto, jamás lo hubieran concretado. En estos casos, ¿debe la persecución penal tener
poder total para actuar, tentando al ciudadano, sin riesgo alguno de sanción penal, siendo su
“peor escenario” la no aplicación de castigo para el provocado?
¿Es recomendable este grado de autonomía por parte del Ministerio Público40? Se podría
sostener que si ya es discutible que el Estado pueda, para conseguir un fin, entrometerse en
nuestra esfera de intimidad, es intolerable que se otorgue la facultad al Ministerio Público
sin autorización judicial previa, dado que la actuación de un agente encubierto vulnera, o
está en riesgo latente de vulnerar, garantías fundamentales. No se divisa cuál es el
inconveniente que se exija autorización judicial previa para la actuación de un agente
encubierto. No es posible afirmar que esta exigencia pudiera retardar una diligencia de
infiltración policial. Ello dado que, por una parte, estas diligencias no son repentinas, sino
que muy por el contrario, son fruto de un esfuerzo investigativo que requiere tiempo; y por
otra, sabemos que los Fiscales requieren autorización a los Jueces de Garantía
frecuentemente de forma rápida, vía telefónica, lo que eliminaría el argumento de la
“lentitud” judicial. Si bien es cierto que la lucha contra el tráfico ilícito de drogas es muy
importante para la comunidad, dado la innegable fuerza criminógena que posee este delito,
también lo es el hecho que en estas situaciones límites es donde se ve la fuerza moral de los
principios que deben inspirar la persecución penal. Una persecución penal bajo la lógica de
“A
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga
en
la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
grandes males, grandes soluciones”, no es capaz de imprimir legitimidad a las medidas que
en nombre de la eficacia se tomen. Y esta referencia a Hobbes no es antojadiza. Jakobs ha
basado algunos de sus planteamientos más polémicos en este filósofo inglés nacido a fines
del siglo XVI.
Si bien es cierto, como señala el profesor Silva Sánchez, que la atribución de responsabilidad
científica por la expansión del Derecho penal obedece a razones mucho más profundas que
la teoría funcional normativa de Jakobs, modelo que incluso abre la puerta a consideraciones
críticas sobre la posibilidad de una disfuncionalidad por exceso de punición43; no es menos
cierto el hecho que el apoyo de Jakobs en Hobbes da cuenta de un pensamiento que establece
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condiciones para un modelo que observa al Estado de una forma diversa que la pensada por
los liberales del siglo XVIII, esto es, no como depositario de la soberanía individual y sobre
todo como “entidad protectora de los ciudadanos”, sino como el “Leviatán”. Así, en el
presente, cada vez que el Estado identifica el mal dirige todo el poder institucional a su
destrucción. El monstruo creado para proteger al hombre, como toda bestia, no reconoce a
su creador y lo ataca, al confundirlo con su enemigo46. Para tal cometido, en efecto, no
importará tanto el medio como el fin.
Si bien la técnica del agente encubierto parece cuestionable pero tolerable, no lo es el obviar
la autorización judicial previa. Creo que atendido el evidente brío con que el Tribunal
Constitucional está desarrollando su labor a partir de la última reforma a la Constitución que
depositó en él el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, pronto veremos algún
recurso del inaplicabilidad del artículo 25 de la ley de drogas, o bien tendremos conocimiento
de exclusión de prueba obtenida por agentes encubiertos por vulneración de garantías
fundamentales, o sabremos de alguna audiencia de cautela de garantías de algún investigado
que tome conocimiento que su “amigo” era en verdad un agente policial, o, en fin,
escucharemos de “teorías del caso” que se basen en la ilegitimidad del testimonio obtenido
por agentes encubiertos.
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y son prácticamente indispensables para poder desarrollar un servicio de información. Hasta
qué punto el agente debe utilizar esta técnica dependerá totalmente de la investigación en
cuestión.
El agente que utiliza técnicas secretas tendrá que hacer frente a ciertos problemas que
no
tendría que enfrentar en otras actividades policíacas y a ciertas complicaciones que imponen
exigencias muy duras. El individuo que actúa como agente secreto tiene que superar esas
exigencias por medio de su habilidad, inteligencia, iniciativa, energía y valor.
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8. Localizar el contrabando y/o los bienes robados.
9. Determinar la hora más ventajosa para llevar a cabo los arrestos o ejecutar
las órdenes de registro.
En una operación improvisada se requiere que el agente que está llevando a cabo
una investigación abierta, asuma una personalidad fingida para hacer
investigaciones. Por ejemplo, el agente puede hacerse pasar por un vendedor
cuando desea hablar con una tercera persona o con cualquier otra fuente
involuntaria.
Una operación única es aquélla en la que el agente ha recibido información de que
se
están llevando a cabo ciertas actividades ilegales en un determinado lugar. Una
visita secreta
al lugar sospechoso ayudará a determinar si vale la pena proseguir con una
investigación más
detallada de la información.
La operación prolongada puede durar desde unos cuantos días hasta varios meses.
Durante este tiempo, el agente secreto se reúne con el sospechoso infrecuentemente
para llevar adelante la investigación. El agente actúa como agente secreto sólo por
un corto tiempo para esa investigación y la mayor parte del tiempo lo dedica a sus
obligaciones como agente de la ley. La mayor parte de los trabajos asignados a un
agente secreto caen dentro de esta categoría.
La operación de penetración, que podría ser también una cobertura profunda, es
aquélla que requiere una amplia planificación y preparación. El agente secreto
asume una identidad totalmente nueva y su estilo de vida se conforma con su nuevo
papel asumido. La misión puede durar desde unas cuantas semanas hasta varios
meses y requiere que el agente secreto se separe totalmente de su estilo de vida
actual, familia, amigos y trabajo. No está exenta de serios problemas a medida que
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el plazo de duración del trabajo aumenta. Ciertos estudios han indicado que cuanto
más dure la misión, tanto más el agente perderá contacto con la realidad y llegará
de hecho a hacerse parte del medio o el grupo que se está investigando.
Buena disposición
La cualidad principal de un agente encubierto es una buena disposición para realizar
el
trabajo. Su mayor o menor éxito en su trabajo secreto dependerá directamente de lo
dispuesto
que esté a aceptar su trabajo.
Confianza en sí mismo :
Para que un agente encubierto tenga éxito en su tarea, tiene que tener total confianza
en sí mismo para desempeñar el papel que se le ha asignado. Un trabajo secreto es
esencialmente la representación de un papel limitada solamente por la imaginación
y la habilidad del agente. La falta de confianza en su papel daría lugar a que el
infractor descubra su papel.
Temperamento
Un buen agente encubierto posee una personalidad calmada, afable y paciente. En
el papel que desempeña, tendrá que trabajar en condiciones peligrosas sin mostrar
sus emociones.
Apariencia física
La apariencia física del agente encubierto no es de gran importancia, a menos que
constituya un indicio de su verdadera identidad o que no corresponda a la historia
de sus antecedentes. O dicho en otras palabras, el agente debe tener mucho cuidado
con el papel que representa o la personalidad que ha asumido. Si el agente secreto
se hace pasar por obrero, entonces éste debe tener la apariencia física de un obrero,
debe tener buenos músculos, manos callosas y posiblemente la piel rojiza. En
aquellas zonas donde exista una influencia étnica determinada es mucho mejor
utilizar un agente con antecedentes similares a los de las personas con las que trate
de hacer negocios.
Pericia técnica
La corroboración efectiva de las actividades y declaraciones de un agente
encubierto puede depender en gran medida de lo familiarizado que éste esté con el
equipo técnico que se utilice. El equipo técnico se utiliza principalmente para
proteger al agente secreto y para registrar o grabar exactamente las actividades y
declaraciones del sospechoso. Uno de esos dispositivos utilizados permite a los
agentes de vigilancia seguir las declaraciones, actividades y movimientos tanto del
agente secreto como del sospechoso. Otro dispositivo que no transmite
conversaciones dará la alerta al equipo de vigilancia sobre un peligro inminente
para el agente encubierto. Antes de utilizar cualquiera de estos dispositivos, el
agente secreto deberá familiarizarse con las directrices que dan instrucciones sobre
cómo utilizarlos.
LA INVESTIGACIÓN PRELIMINAR
Estudiar al sospechoso
El agente encubierto debe tener un buen conocimiento del sospechoso. Como uno
de los primeros pasos de la investigación, el agente debe aprender los detalles sobre
el carácter y el historial del sospechoso. A continuación se ofrece una lista con
alguna de la información sobre el sospechoso con la que el investigador debiera
familiarizarse antes de iniciar su papel de agente secreto.
Cabe señalar que no siempre será posible obtener una información completa sobre
los antecedentes del sujeto que se investiga. Es posible que parte de la información
anteriormente descrita no esté disponible antes de iniciarse la investigación secreta.
30
Sin embargo, cuanto más información de referencia pueda recopilar el agente sobre
el sujeto, tanto mejor podrá él desempeñar el papel de su trabajo secreto.
La identidad asumida
Se deben preparar los antecedentes y el historial ficticios del agente secreto. La
historia de sus antecedentes nunca debiera ser totalmente ficticia. La identidad del
agente secreto debe corresponder a los rasgos de la personalidad, los antecedentes
y las características del agente secreto. La identidad asumida no debe llamar mucho
la atención y el agente secreto debe sentirse cómodo con ella y poder mantenerla
durante un cierto tiempo con toda naturalidad.
El nombre ficticio que elija el agente secreto debe ser tal que pueda recordarlo,
responder
al mismo y reconocerlo fácilmente. Se recomienda que se use el mismo nombre y
un apellido
similar pero ficticio. Cuando se usa un apellido que es una variación o algo similar
al verdadero
apellido, se puede recordar y responder al mismo más fácilmente. El agente debiera
también
tener en cuenta que el nombre elegido debe corresponder a cualquier monograma
que aparezca
en sus efectos personales.
Documentar la identidad secreta
No se puede enviar al agente encubierto a realizar una investigación con una
identidad asumida sin la correspondiente documentación. El agente que realiza un
trabajo secreto debe tener la capacidad de aprovechar el cambio} repentino de las
condiciones y situaciones, y ser capaz de pensar con claridad y rapidez para
responder a las emergencias repentinas, cuando sea necesario. Su adaptabilidad es
con frecuencia la clave para su supervivencia.
Paciencia
La paciencia es una cualidad muy necesaria cuando se actúa en una operación
secreta
El agente tendrá cuidado de no forzar al sujeto para que negocie más pronto de lo
normal.
31
Cualquier esfuerzo insistente para acelerar las actividades del criminal podría hacer
que el
sospechoso comenzara a mostrarse preocupado y conducir al descubrimiento de su
papel secreto, j
Los sospechosos mantienen con frecuencia una rutina normal en sus tratos que
llevarán siempre!»
a cabo antes de concluir cualquier negociación.
El agente encubierto debe tener valor y tenacidad. El valor es la capacidad de
afrontar eh-peligro y las dificultades con firmeza. La tenacidad es la cualidad que
lo mantiene a uno firme 1 frente al peligro y frente a obstáculos aparentemente
insuperables.
Observación y memoria
La observación de un incidente implica algo más que simplemente verlo ocurrir. La
observación es la capacidad de describir exactamente a una persona, un lugar o un
suceso en un
informe o más tarde ante un tribunal. Una descripción exacta de una persona, un
lugar o un
suceso es un reflejo de la memoria. Una buena memoria requiere que la persona sea
capaz de
recordar sucesos en el mismo orden en que ocurrieron. Si el agente tiene dudas
acerca de su
memoria o su capacidad de observación, no debe esperar hasta que se le haya
asignado una
operación secreta para empezar a desarrollar esa capacidad.
Fortaleza física
Una investigación encubierta pone a veces al agente en una situación de tener que
trabajar continuamente sin parar. Se le podría exigir tener que soportar largos
períodos de presión física y mental, sin alimentos adecuados, descanso o
relajamiento. Unas buenas condiciones físicas aumentarán la confianza en sí mismo
y su energía, mantendrán su capacidad física y le ayudarán a mantener su mente
alerta.
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Sin este conocimiento, el agente no estaría en condiciones de enfrentarse con el
criminal en sus propios términos. Para asociarse con el mundo criminal es necesario
que el agente secreto posea los mismos conocimientos, ideas, antecedentes,
lenguaje y jerga que muestren el criminal y sus cómplices. El agente secreto debe
también tener un pleno conocimiento de la manera como el criminal planea y
ejecuta sus actividades criminales. Las normas de moralidad de los sospechosos son
enteramente diferentes de aquéllas a las que el agente está acostumbrado. El agente
debe estar preparado para responder a cualquier esfuerzo que lo pudiera poner en
una situación comprometedora.
Apariencia física
La apariencia física del agente secreto no es de gran importancia, a menos que
constituya un indicio de su verdadera identidad o que no corresponda a la historia
de sus antecedentes. O dicho en otras palabras, el agente debe tener mucho cuidado
con el papel que representa o la personalidad que ha asumido. Si el agente secreto
se hace pasar por obrero, entonces éste debe tener la apariencia física de un obrero,
debe tener buenos músculos, manos callosas y posiblemente la piel rojiza. En
aquellas zonas donde exista una influencia étnica determinada es mucho mejor
utilizar un agente con antecedentes similares a los de las personas con las que trate
de hacer negocios.
Capacidad para representar su papel
Al asumir un papel secreto, el agente tendrá que mostrar un gran talento dramático.
Durante un corto tiempo, el agente secreto tendrá que adoptar realmente las mismas
características, niveles de vida, métodos, actitud, psicología y otras peculiaridades
que conforman el carácter del sujeto. Para representar bien el papel, es necesario
poseer una vigilancia y concentración para mantener la identidad asumida. La vida
del agente puede muy bien depender de esa capacidad general que éste tenga para
actuar.
Pericia técnica
La corroboración efectiva de las actividades y declaraciones de un agente secreto
puede depender en gran medida de lo familiarizado que éste esté con el equipo
técnico que se utilice. El equipo técnico se utiliza principalmente para proteger al
agente secreto y para registrar o grabar exactamente las actividades y declaraciones
del sospechoso. Uno de esos dispositivos utilizados permite a los agentes de
vigilancia seguir las declaraciones, actividades y movimientos tanto del agente
secreto como del sospechoso. Otro dispositivo que no transmite conversaciones
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dará la alerta al equipo de vigilancia sobre un peligro inminente para el agente
secreto. Antes de utilizar cualquiera de estos dispositivos, el agente secreto deberá
familiarizarse con las directrices que dan instrucciones sobre cómo utilizarlos.
Licencia de conducir
Registro de automóvil o vehículo de motor
Partida de nacimiento
Cédula o carnet de identidad nacional
Historia] médico y dental
Registros de empleo y tarjetas de identidad
Antecedentes penales
Información sobre solvencia crediticia
Tarjeta o cartilla militar
Registros de seguro de vida
Subscripciones de revistas
Partida de matrimonio
Muchos de estos documentos los puede obtener el agente secreto. Sin embargo,
algunos de ellos, como el certificado de la policía y los registros militares se pueden
obtener recurriendo a los supervisores correspondientes dentro del organismo al que
pertenezca el agente secreto y dirigiéndose al organismo que expide estos
documentos. Se debe llevar un riguroso control de todos los documentos, que deberán
devolverse al organismo que los haya expedido al terminarse la investigación secreta.
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Correspondencia personal
Objetos personales o joyas con monogramas
Fotografías y retratos de la familia
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Cómo abordar al sospechoso
Cuando se inicia el trabajo de una operación secreta, el agente podrá utilizar un
informador para llegar al sospechoso, o bien prepararse para pasar cierto tiempo
estableciendo una relación con el sujeto de la investigación. El método elegido para
establecer el primer contacto con el sujeto es el punto más crítico en la investigación. Si
esto se logra de una manera natural y sin contratiempos, se conseguirá disipar cualquier
sospecha que pudiera tener el sujeto y se facilitará el establecimiento de una relación.
Utilización de informadores
Cada informador tiene sus propias razones personales para ayudar a las autoridades. El
agente secreto, por su propia seguridad y el éxito de la misión de la operación secreta,
debe conocer los motivos que tiene el informador para ayudarlo y también averiguar
todo lo que pueda acerca del informador antes de ponerse en contacto con el sospechoso.
A algunos informadores les gusta ser policías; otros pueden necesitar dinero; algunos
también pueden estar enojados con el sujeto de la investigación, y otros simplemente
están locos o chiflados. Si el informador está enojado con el sujeto lo más probable es
que el sujeto lo sepa; por lo tanto, este informador sería ineficaz. Podría haber una
reconciliación durante la investigación con la consiguiente posibilidad de que el
informador revele al sujeto la verdadera identidad del agente secreto. El loco o chiflado
podría decidir decirle al sospechoso la verdadera identidad del agente secreto en un
momento impulsivo. Estos son algunos ejemplos ilustrativos para subrayar la
importancia que tiene conocer la motivación del informador. El agente debe controlar
al informador Esto, debe lograrse hasta el punto de que:
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El control y el manejo de un informador es a veces una de las tareas más arduas de la
misión de una operación secreta. Antes de tratar de establecer el contacto inicial con el
sospechoso, el informador debe conocer su papel y las directrices que tienen que seguirse
durante la investigación. El informador debe saber que, si bien se hará todo lo posible
para que no tenga que presentar testimonio ante un tribunal, tendría que comparecer ante
el mismo, si fuere necesario.
No se podrá recalcar demasiado que el informador, independientemente de cuál sea su
motivo, no es un amigo ni tampoco un agente colega. Cuando trate con informadores,
guarde personalmente las distancias y tenga siempre un testigo presente en las entrevistas,
reuniones y pagos.
Encuentro casual
El encuentro casual del agente secreto con el sospechoso puede ocurrir sin pensar o bien
puede ser parte de una maniobra bien planeada. Cualquiera de estos dos intentos podría
parecer al sospechoso como una sucesión natural de acontecimientos. Este tipo de
encuentro despertaría poca sospecha en el sujeto y proporcionaría el contacto inicial que
el agente secreto necesita.
Cómo ganarse la confianza del sospechoso
Después del contacto inicial, el agente secreto tiene ante sí el problema de evitar
levantar sospechas. Tiene que aparentar que es amigo del sospechoso y posiblemente
tenga que participar en algunas de sus actividades. En general, la actitud inicial del
sospechoso será de sospecha y escepticismo. El sospechoso podría tratar de
desconcertar al agente, acusándolo de que es un policía o un informador. Esto no quiere
decir necesariamente que el sospechoso conozca la verdadera identidad del agente, sino
que únicamente está tratando de ver su reacción. Un agente secreto bien preparado tiene
prevista esa emergencia y reacciona poniendo inmediatamente al sospechoso a la
defensiva, atacando con contraacusaciones.
Para disipar las sospechas del individuo sospechoso y ganar su confianza, el agente
secreto puede .utilizar las siguientes técnicas:
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3. Aparentar como que él tampoco se fía del sospechoso.
4. Prepararse para una trampa cuando lo interroguen si conoce a una persona, un
lugar o una calle o cualquier otra cosa. Todo esto puede ser ficticio. Una de estas
trampas podrían ser dar información sobre otros delitos para ver si la información se
pasa a la policía.
5. Tomar las mismas precauciones en estas circunstancias que él sospechoso toma.
i.
6. Asumir que el sospechoso es inteligente. Nunca se debe subestimar.
7. Continuar representando su papel aún cuando no esté en presencia del
sospechoso.
8. Dar siempre la impresión al sospechoso de que puede confiar en el agente
secreto.
9. Nunca exagerar el papel secreto ni dar muchas explicaciones, sino actuar en todo
momento con toda naturalidad.
Cómo obtener información del sospechoso
El agente secreto tiene que saber escuchar. Si es el único que habla o el que lleva la
conversación, el sospechoso no tendrá la oportunidad de hablar. En ciertas ocasiones, el
agente tendrá que iniciar la conversación, sobre todo, para hablar sobre actividades
criminales. En este caso, el agente debe hablar sobre actividades que no tienen nada que
ver con las que está investigando en ese momento y, finalmente, dirigirá la conversación
hacia su verdadero interés.
Aprenda todo lo que le sea posible sobre el sujeto y sus cómplices, escuchando. Si el
sospechoso se encuentra en una posición de dar información sobre los niveles superiores
de la organización criminal, el agente secreto debe tratar de que el sospechoso le presente
a esas personas de alto nivel. Esto requiere perseverancia e iniciativa por parte del agente
secreto.
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y cual es su real contenido Conocer si estos valores se relacionan y si son determinantes
a la hora de dotar de contenido a las diversas instituciones penales. El llamado de atención
me surge especialmente a partir de las particulares características de la delincuencia en
la sociedad y que al parecer obligaría a relajar algunas normas de imputación penal para
hacer frente a diversas formas de criminalidad. Y me refiero, especialmente atendiendo
a que la sociedad se encuentra en constante cambio, debiendo enfrentarse constantemente
nuevos riesgos. La fragilidad del hombre obliga no tan sólo a estar en actitud de
comportarse de manera segura en la administración de un riesgo conocido, sino además
a estar atento para detectar nuevos riesgos.
Cuál es el costo que debemos enfrentar como sociedad sabiendo que un agente encubierto
puede estar infringiendo claramente el derecho constitucional de la privacidad o la
intimidad de las personas, todo ello autorizado por la ley. Sin embargo, no es menos
importante el rol de la prueba ilícita en el caso de haberse obtenido mediante formas no
aprobadas por la ley, vulnerando principios constitucionales establecidos por el
legislador. Incluso no deja de inquietarme el rol particular del mismo agente quien se
puede ver enfrentado a un dilema ético al tener que convivir con la traición, aquella
traición relativa a la confianza del investigado, considerando que en términos procesales
éste tiene un expreso derecho a guardar silencio. Especial interés me nace tratándose de
el agente encubierto que, en aras de su ficticia identidad, realiza una labor ilegitima tal
vez, participando de la comisión de un delito, y contestar una serie de interrogantes
respecto a la posible instigación o provocación en la comisión de este delito, el cual se
habría o no cometido sin la participación del agente encubierto
Recursos disponibles
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Revistas, reportajes y textos de la Policía de Investigaciones; también un importante
testimonio de un agente encubierto perteneciente a la Policía de Investigaciones de Chile,
en una especial entrevista a un agente encubierto “en vivo”, en Chile, oficial integrante
de la Policía de Investigaciones de nuestro país, como importante fuente secundaria;
páginas web; La Constitución Política de la República, Código Procesal Penal, asesorías
de otros tesistas,
Marco teórico es, en este tipo de investigación, denominado por algunos autores como
simplemente la revisión de la literatura, un proceso y un producto, es decir, un proceso
de inmersión del investigador en el conocimiento existente y disponible que puede estar
vinculado con nuestro planteamiento del problema, y un producto que a su vez es parte
de un proceso mayor, como es el reporte de investigación. Es decir, la elaboración de un
marco teórico comprende la revisión de la literatura correspondiente para luego adoptar
una teoría o desarrollo de una perspectiva teórica o de referencia y aplicada a el tema en
estudio.
Debido a la complejidad del tema del agente encubierto, sólo existen ciertos textos que
pueden ayudarnos a establecer, detectar, recopilar y obtener una información fidedigna,
ello porque este tema incluso ha servido para hacer volar la imaginación de escritores y
lectores y dar pie a la fantasía. .
Sin embargo en este estudio se consultará cierta bibliografía de la que se obtiene relevante
información como textos escritos, revistas y reportajes que permiten sustentar o elaborar
una simple revisión del tema, en cuanto a su literatura, entre ellas “Revista del Detective”,
Cuadernos de Criminología, ambos del Instituto de Criminología de la Policía de
Investigaciones de Chile, además “La policía de Investigación Criminal, Fundamentos,
Racionalidad y Operación”, de don Andrés Domínguez Vial, quien señala “toda la acción
investigativa policial se desenvuelve en un escenario jurídico estricto, que lo condiciona
y orienta, fija sus objetivos y otorga las potestades necesarias para su desarrollo, fundado
en la perspectiva de que la Policía, en su calidad de organismo constitucional y sujeto
procesal, integra, junto a otros actores institucionales, el mecanismo de Estado encargado
de accionar el poder punitivo de éste” Capitulo I, Introducción al Método Científico-
Técnico de la Pesquisa Policía, página 59; también, incluiremos el estudio doctrinario de
40
autores como don Eduardo Riquelme P.. “El agente encubierto en la ley de drogas”. La
lucha contra la droga en la sociedad del riesgo; algunos fundamentos del profesor Silva
Sánchez, de su texto “La Expansión”. Además este estudio comprende una revisión de
distintas revistas institucionales, que nos permite conocer cuál es la política de las
instituciones policiales respecto del tema, como asimismo algunas tesis elaboradas por
los mismo agentes oficiales de nuestra policía civil.
Este marco teórico incluye las bases fundamentales de este estudio, como es la
Constitución Política de la República, la ley 20.000, que sanciona el tráfico ilícito de
estupefacientes y sustancias sicotrópicas, publicada el 16 de febrero de 2005, entre otras
leyes que incorporen la participación del agente encubierto, de acuerdo al tipo de delitos
que lo permite, como es Ley número. 19.974 sobre el sistema de inteligencia del Estado
y crea la Agencia Nacional de Inteligencia, aprobada por el Ministerio del Interior. Otros
textos que si bien no refieren al tema directamente, pero que abordan temas relacionados
como “cuadernos de Criminología y Terrorismo, amenaza Global, del Instituto de
Criminología, de la Academia Superior de Estudios Policiales que alude a referencias
relacionadas con el tema en estudio en lo que se refiere a esta técnica del agente encubierto
en el rol de la inteligencia “La inteligencia constituye una actividad que, en esencia, busca
reducir el nivel de incertidumbre que rodea toda la actividad del ser humano; y además
textos como Manual de Ética, del Instituto de Criminología de la Policía de
Investigaciones de Chile, que nos permite conocer la ética de los derechos fundamentales
de las personas, capítulo V, página 97, como también en la ética pública “aproximaciones
a los conceptos de seguridad nacional, capitulo VI, página 112.
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Este estudio exploratorio y descriptivo, que examina un tema a abordar y del cual
mantengo muchas dudas, también pretende conocer situaciones y contextos en los que se
desarrolla el agente encubierto, especialmente el aspecto social, en el cual no se ha
descubierto aún, o mejor dicho no se ha comprendido socialmente el verdadero rol del
infiltrado, cuál es su verdadera condición social y definitivamente determinar la eficacia
de este agente encubierto en las difíciles tareas que se le encomienda. Para ello se pretende
estudiar en detalle, la actividad del agente, desde que se le asigna su tarea como tal, hasta
después de completada ésta, pueda por si mismo asegurar que su tarea fue realmente
cumplida
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BIBLIOGRAFIA
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