Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DEDICATORIA
1
2
3
AGRADECIMIENTOS
4
5
INDICE
INTRODUCCION
La crítica a la capacidad del sistema penal tradicional para reaccionar frente a la así llamada
"criminalidad organizada" se ha expandido notoriamente en los últimos tiempos. En efecto, este estudio
pretende elaborar una concepción clara y sencilla del Agente Encubierto en la legislación chilena, conocer
especialmente cuál es el rol que cumple en un procedimiento investigativo, y conocer también
personalmente a uno de ellos, cuál ha sido su peculiar experiencia como agente policial.
Este trabajo pretende analizar, precisamente, este métodos adoptados por la reacción penal estatal: la
introducción en el esquema clásico del procedimiento penal del agente encubierto, es decir, del miembro de
las fuerzas policiales que, ocultando su verdadera identidad, busca infiltrarse en organizaciones delictivas con
el fin de recabar información, y su compatibilidad con los postulados básicos del derecho procesal penal y la
Constitución Política de la República. Para ello, se tratará fundamentalmente la regulación de dicha actividad
policial en la ley procesal penal, y como normativa básica la ley 20.000 que fue publicada el 16 de febrero de
dos mil cinco, ley que sustituye la ley nº 19.366, y que sanciona el trafico ilícito de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas
La ley ha regulado expresamente los presupuestos de su utilización y los límites a los que su actividad se
halla sujeta, sin embargo existen varias inquietudes que pretendo dispersar con este estudio, especialmente
abordar materias que pueden no ser comprendidas por los ciudadanos comunes, como es el tema de las
prácticas policiales de provocación que se encuentran reguladas en concepciones del estado de necesidad
justificante y utilizadas con previa autorización judicial.
6
La reforma, sin embargo, presenta al mismo tiempo una serie de problemas dogmáticos
todavía pendientes de una respuesta. En las siguientes páginas se intentará una descripción de la regulación
prevista, y de la discusión en torno a ella, profundizando el análisis en ciertos puntos particularmente
críticos, en donde las normas tal vez chocan con postulados básicos de la propia ley e, incluso, con
principios consagrados en la Ley Fundamental chilena.
Mi idea de investigación
En atención a conocer algunas de las particulares condiciones en que desarrolla su labor el agente policial,
me ha motivado siempre cuál es su real ánimo en ciertas actividades, especialmente considerando que el
llamado trabajo “sucio” nunca es reconocido suficientemente, porque los resultados no siempre reflejan el
desarrollo de las etapas que debe recorrer un investigador, los obstáculos que debe enfrentar, y muy
especialmente los grandes peligros que, por su particular labor, puede llegar a ser un verdadero atentado a su
integridad física, es decir, cuándo la labor policial supera la individualidad del sujeto, sabiendo que podría ser
su última actuación. Los agentes policiales, son siempre más que un número, considero que las instituciones
las crean personas, la integran personas y son esas personas quienes le dan las limitaciones, límites que a
veces son muy sutiles o demasiado estrechos
No obstante, este estudio del agente encubierto me permitirá conocer variados aspectos, insistamos en que
además nos permitirá reconocer un poco más la abnegada labor que realizan esos grandes servidores
públicos, y que sea este mismo estudio un pequeño homenaje a quienes son capaces de entregar incluso a su
familia.
7
Mi planteamiento del problema
Para estructurar formalmente la idea de la presente investigación, comenzaremos señalando que este estudio
tiene por objetivo conocer la figura del agente encubierto o informante infiltrado, cuál es su actividad
específica y principalmente lograr establecer si existe ilicitud en su actuación, es decir, cuándo este agente
encubierto realiza una actuación ilícita.
Al conocer y contestar variadas preguntas podremos establecer cuál es la conveniencia de actuar en forma
encubierta por parte de un agente policial, en una determinada investigación penal, y cuál es el alcance social
que puede sufrir un oficial policial al ser reconocido por la sociedad como agente infiltrado.
8
Origen del espionaje
Los primeros orígenes en Japón sobre el espionaje ó Cho-Ho se remontan al siglo VII (periodo Asuka),
cuando el príncipe Shotoku Taishi (574-622 d.c.) venció a Moriya en una guerra por conseguir las tierras de
Omi. La victoria del príncipe Shotoku fue exitosa gracias a la reunión de una valiosa información enemiga
que consiguió de uno de sus guerreros, llamado Otomo No Sajin.
Debido a la magnifica acción de Otomo, el príncipe Shotoku en agradecimiento le otorgó el título de
“Shinobi”, que significa “espía”, “el que entra desapercibido” ó “el que actúa en secreto”. Es por ello que es
muy común el termino Shinobi en algunos clanes Ninjas elitistamente entrenados en técnicas de espionaje.
9
El príncipe Shotoku es considerado el primer gobernante japonés que utilizó los servicios de los espías para
mejorar notablemente sus decisiones y usar los medios más idóneos y adecuados en sus objetivos políticos,
civiles y militares, investigando y reuniendo información sobre sus enemigos con objeto de debilitarlos y
conocer sus intenciones, estrategias, recursos, potencia militar, etc; así también, como usarlo con la idea de
conocer la verdad entre dos partes en conflicto.
El libro del Gran General Chino Sun Tzu denominado “Sonshi” ó “El Arte de la Guerra” que data del 500 al
300 a.c. fue introducido en Japón por el mismo príncipe Shotoku, el cual lo tomo en uso; al igual, las técnicas
de inteligencia militar fueron considerablemente influenciadas también por consejeros de espionaje chinos.
10
Mi planteamiento del problema
Para estructurar formalmente la idea de la presente investigación, comenzaremos señalando que este estudio
tiene por objetivo conocer la figura del agente encubierto o informante infiltrado, cuál es su actividad
específica y principalmente lograr establecer si existe ilicitud en su actuación, es decir, cuándo este agente
encubierto realiza una actuación ilícita.
Al conocer y contestar variadas preguntas podremos establecer cuál es la conveniencia de actuar en forma
encubierta por parte de un agente policial, en una determinada investigación penal, y cuál es el alcance social
que puede sufrir un oficial policial al ser reconocido por la sociedad como agente infiltrado.
En 1999 se envió al Congreso Nacional un proyecto que tenía como objetivo detener en Chile el avance de
un grave problema social para el cual ni siquiera los países desarrollados han encontrado una solución
efectiva: la Droga. Sin embargo, tras casi 5 años de tramitación y considerando que este flagelo cuesta al país
11
anualmente alrededor de 54 mil millones de dólares, los expertos comienzan a dar una voz de alerta ante la
inminente necesidad de implementar y promover políticas públicas que fortalezcan la participación de los
padres en la educación de sus hijos respecto a este tema y ampliar las sanciones aplicables a los delitos de
tráfico, con el fin de parar a tiempo un problema que podría poner en riesgo el futuro de los niños y jóvenes
de nuestro país.
El proyecto enviado a fines de 1999 tuvo como ejes centrales: dar una solución jurídico penal al denominado
"microtráfico", estableciendo, en determinadas situaciones, la posibilidad de imponer penas inferiores a las
que se consideran para los traficantes de grandes cantidades de droga; adecuar la legislación penal sobre
drogas ilegales a la reforma procesal penal; crear la Unidad de Análisis Financiero, como un órgano
preventivo del denominado "lavado de dinero" y establecer la obligación de determinadas entidades del
ámbito financiero y de otras instituciones que operan con moneda en efectivo, de hacerle llegar información
acerca de operaciones que pudieran ser sospechosas de tratarse de "lavado de dinero".También mejorar las
facultades del Ministerio Público en la investigación de los delitos relacionados con drogas ilegales y "lavado
de dinero" y establecer mejores mecanismos de protección de testigos, peritos y funcionarios policiales, y la
regulación de las técnicas especiales de investigación, como agentes encubiertos, informantes y entregas
vigiladas.
Se propone crear, además, una nueva técnica investigativa que responde a la actividad del tráfico en pequeñas
cantidades, al que se denomina "agente revelador". En este caso se trata de un funcionario policial que simula
interés en adquirir sustancias estupefacientes o psicotrópicas, con el propósito de lograr la manifestación o
incautación de la droga, a diferencia del Agente Encubierto que debe involucrarse e investigar a grupos
criminales organizados y de cuyas actuaciones pueden derivarse consecuencias penales, como cuando se ve
obligado a cometer delitos, lo que obliga a legislar respecto de su responsabilidad penal en este caso
específico.
Por otra parte, el año 2002 se promulgó la Ley 19.806 por la que se adecuaron diferentes leyes a la reforma
procesal penal, entre ellas, la ley sobre drogas ilegales.
Además, en el Senado se han logrado importantes avances en materia de mejorar la regulación de las técnicas
investigativas y, en especial, las facultades del Ministerio Público y la protección a testigos y otros
colaboradores del juicio oral. Asimismo, se ha dado un gran paso en materia de cooperación judicial
internacional, al eliminar el trámite de exhortos para la obtención de pruebas internacionales y validar la
prueba que se obtenga por los Fiscales de un modo directo.
12
Se ha limitado el concepto de "microtráfico" a "pequeñas cantidades de droga", sin considerar su pureza o
calidad; se han excluido cuatro conductas de tráfico que no se benefician con la rebaja de la pena ( importar,
exportar, sustraer y poseer); se ha introducido una definición para la eximente de "uso o consumo personal
exclusivo y próximo en el tiempo", que se aplica sólo a cuatro conductas de tráfico; y se hace referencia
únicamente a la "calidad o pureza de la droga", sin incluir la cantidad de la misma, elemento que ha sido y es
básico para determinar la circunstancia de tratarse de drogas para el uso personal.
Muy pocos países han "legalizado" o dejado sin sanción el suministro y el uso de algunas drogas. Sólo
conozco el caso de la marihuana. Sin embargo, no han podido mostrar resultados que justifiquen estas
excepciones. Por lo demás, los problemas que genera la llamada "legalización" son mayores que sus
beneficios. Basta con observar el problema del alcohol. Guardando las distancias en cuanto a la naturaleza
del alcohol como droga, hoy tenemos problemas en Chile derivados de las adicciones a las bebidas
alcohólicas que más que duplican los derivados de las drogas ilegales. El tema requiere un tratamiento muy
cuidadoso y resulta sorprendente que aún no se haya integrado la prevención de las adicciones al alcohol a
las tareas de la política nacional sobre drogas.
14
Tal vez no exista problema considerando que la droga es un cáncer social, que esclaviza a la juventud,
tejiendo una red de corrupción y delito, constituye una verdadera lacra social que debe ser eliminada a
cualquier costo ¿A cualquier costo?
Si bien el Ministerio Público dirige la investigación criminal, diversas son las normas que establecen la
exigencia de “autorización judicial previa” en el caso de afectaciones de garantías constitucionales. El
artículo 83 de la Constitución dispone que: “El Ministerio Público podrá impartir órdenes directas a las
Fuerzas de Orden y Seguridad durante la investigación. Sin embargo, las actuaciones que priven al imputado
o a terceros del ejercicio de los derechos que esta Constitución asegura, o lo restrinjan o perturben, requerirá
autorización judicial previa”; encontrándose dicha exigencia, a su vez, recogida en el artículo 9º del Código
Procesal Penal, que establece que: “Toda actuación del procedimiento que privare al imputado o a un tercero
del ejercicio de los derechos que la Constitución asegura, o lo restringiere o perturbare, requerirá
autorización judicial previa”. El artículo 24 de la Ley número 20.000 establece que toda actuación de
investigación referida en la ley se aplicará “de conformidad a las disposiciones del Código Procesal Penal”.
Actuación de agente encubierto y vulneración de garantías fundamentales.
Es importante discutir si la actuación de un agente encubierto vulnera o no garantía constitucional alguna, o
al menos no necesariamente
Pareciera han entendido nuestros legisladores que la actuación de un agente encubierto no vulnera garantía
constitucional alguna, no siendo necesario requerir autorización judicial sino cuando éste pretenda efectuar
una acción de investigación que afecte una garantía constitucional. De esta forma, el agente encubierto
actuaría en dos etapas. Primero exploraría el ambiente y luego, cuando ya la investigación se encamine en
contra de una persona determinada, sería necesaria la autorización judicial; y una segunda, en la que la
investigación toma rumbodefinido y se dirige contra persona determinada. Sólo a partir del segundo
momento puede considerarse la infiltración restrictiva del derecho fundamental Pero, dado que esta
exploración del mundo del crimen a través de la confusión de unpolicía en el hampa, desde siempre ha sido
técnica de investigación de las policías (por ejemplo las comisiones civiles de Carabineros), es lógico
suponer que si se ha establecido como norma especial en la nueva legislación antidrogas -estableciéndose en
el inciso 3º
.
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga en la sociedad
del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
del artículo 25 citado que: “El agente encubierto podrá tener una historia ficticia. La Dirección Nacional de
Servicio de Registro Civil e Identificación deberá otorgar los medios necesarios para la oportuna y debida
materialización de ésta”- es porque se pretende algo más que la simple confusión exploratoria, incluso en el
primer momento.
Se busca la obtención de información mediante la observación y escucha directa e, incluso, usando medios
técnicos, la incorporación de dicha información al proceso penal como prueba lícita de cargo. Por ello, no es
extraño imaginar un agente encubierto en fase exploratoria invitado a ingresar al domicilio particular de un
15
narcotraficante. El policía, o civil en su caso, se encontraría teóricamente impedido, dado que al importar
dicho acto de investigación vulneración de una garantía constitucional, requiere autorización judicial previa.
Si ingresa, toda la información que obtenga no podría ser utilizada como prueba de cargo, ya que sería
prueba ilícita al haberse obtenido con vulneración de derechos fundamentales30, ilicitud que incluso puede
contaminar otras pruebas que se deriven de ella. Si no lo hace, el investigado podría sospechar, corriendo
riesgo, al menos, la operación.
¿Alguien cree que el policía no entrará al domicilio? Se dirá que no es posible obtener la autorización judicial
previa en este caso, ya que el policía no estaba en condiciones de saber previamente que sería invitado a
ingresar, por lo que “siendo imposible, no está obligado”, lo que no empecería de modo alguno la facultad
del imputado de ejercer su derecho de defensa por medio, en este caso, de la exclusión de prueba ilícita. De
ahí que sea necesario obtener la correspondiente autorización judicial, denominada por el artículo 205 del
Código Procesal Penal “entrada y registro de lugares cerrados”, para el ingreso del agente encubierto al
domicilio del investigado. Sólo con la exigencia de autorización judicial es posible imponer plazo para la
actuación del agente. Considerando que el plazo máximo para efectuar un allanamiento es de 10 días, si el
agente encubierto pudiera ingresar al domicilio del sospechoso investigado sin autorización ni plazo judicial,
entonces, esta norma, el artículo 205, perdería todo su sentido. La autorización del Fiscal para la actuación
del agente encubierto “no contiene” la de ingresar al domicilio, aunque sea imposible desarrollar la función
de agente encubierto con esa limitación y aunque el plazo de 10 días sea excesivamente breve para
operaciones que necesitan en general tiempos más prolongados. En mi opinión, no podría sostenerse que el
agente encubierto está facultado para realizar cualquier actividad en el desempeño de su cargo –como
ingresar y revisar domicilios, interceptar y grabar comunicaciones telefónicas, abrir correspondencia- sin
autorización judicial. Razonar en contrario importaría sostener que la autorización del Fiscal para la
actuación de los referidos agentes equivale a todas las autorizaciones judiciales de que tratan los artículos
205, 209, 217, 218, 222 y 226 delCódigo Procesal Penal. El Fiscal, o más propiamente la persecución penal,
en esta
29 CABEZUDO BAJO, María José. La inviolabilidad del domicilio y el proceso penal. Madrid: Iustel,
2004, p. 80.
MONTAÑEZ PARDO, Miguel Angel. La presunción de Inocencia. Análisis Doctrinal y Jurisprudencial.
Pamplona: Aranzadi, 1999, p. 115 - 118.
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga en
la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
hipótesis, tendría un poder total, pudiendo saltarse todos los controles y registros. Seguramente no ha sido
ese el propósito de nuestros legisladores. Por otro lado, el artículo 205 citado posee la hipótesis que el
propietario o encargado del lugar objeto del registro consienta en la práctica de la diligencia. En este caso, es
evidente que el consentimiento al ingreso del agente no corresponde al referido en el artículo 205, ya que no
puede consentir aquel que desconoce lo que hace. En este caso no hay consentimiento, y si lo hay está
viciado, ya que se basa en un error. La situación descrita es posible que acontezca, ya que nuestro sistema no
16
establece plazo alguno para la investigación en la primera etapa. Luego, cuando sea necesario obtener
autorización judicial, evidentemente el Juez debe fijar un plazo de actuación, pero al comienzo, en la fase
exploratoria, no existe plazo. Sin autorización, constancia ni plazo judicial existe la posibilidad de
autorizaciones ex-post para justificar actuaciones ocasionales de la policía.
Pero también la excesiva prolongación de la actuación de estos agentes podría presentarse como atentatoria
de la dignidad humana, desde la perspectiva de la falsedad en la instrumentalización de los innegables lazos
de afecto, cariño y amistad que de forma natural los seres humanos desarrollamos con quienes están por
mucho tiempo al lado nuestro en el diario vivir.
En virtud de lo expuesto, se podría afirmar lo siguiente: si ya es discutible que el Estado pueda, para
conseguir un fin, entrometerse en nuestra esfera. Ello es preocupante desde la perspectiva que, según algunos
autores, el hecho mismo de la infiltración policial en una organización vulnera derechos fundamentales, tal
como la garantía constitucional de “derecho a la intimidad” (artículo 19 número 4 de la Constitución, que
asegura el “respeto y protección a la vida privada y pública” de toda persona); y garantías procesales como
las de presunción de inocencia (artículo 4º del Código Procesal Penal) y derecho a guardar silencio (artículo
93 letra g) del Código Procesal Penal)
En efecto, el engaño de que se sirve el Estado a través de su agente encubierto le permite acceder a
determinas facetas de intimidad de las personas objeto de la investigación e incluso de personas que no
ostentan la calidad de sospechosos32. El acceso a la información no distingue entre el primer momento y el
posterior de autorización judicial.
Por ello la simple infiltración, se ha sostenido, es en sí misma lesiva para el derecho al libre desarrollo de la
personalidad de los ciudadanos en la perspectiva de un entorno en que resulte posible la comunicación sin la
interferencia del poder.
Presunción de inocencia y autorización de actuación del agente encubierto.
Por otra parte, establece el artículo 4º del Código Procesal Penal la garantía de presunción de inocencia de
todo imputado, disponiendo que ninguna persona será considerada como culpable ni tratada como tal en tanto
no fuere condenada por sentencia firme. Si un Fiscal autoriza la infiltración de un agente del Estado en la
esfera privada del investigado es claro que es porque el Fiscal “sospecha” de esa persona. Se dirá que cada
vez que el Ministerio Público investiga a alguien es porque sospecha de él; de lo contrario, si nadie fuera -o
pudiera ser- sospechoso, ninguna persona sería investigada, lo que afectaría el fin político criminal de
prevenir delitos y no tan sólo castigarlos. Es cierto, pero si tales actos de investigación, que se basan en la
sospecha, afectan garantías, tenemos la tranquilidad que es indispensable obtener autorización de un Juez.
Sólo él nos da confianza de tomar una decisión ponderada, examinando las variables, usando la razón y la
prudencia. Se responderá que el Ministerio Público es una entidad .El investigador encubierto cumple una
función tanto preventiva, como represiva. Y esa dualidad de funciones genera un sincretismo en cuanto a los
presupuestos -policiales y procesales- que fundamentan su entrada en acción: así, un investigador
clandestino, actuado como medio de prevención contra el delito, podría en cualquier momento hacer cambiar
de polo su función, pasando a desempeñar la de persecución penal. Y a la inversa, quien investiga habiendo
17
recibido un cometido represivo, podría llevarlo a cabo también como control preventivo”. Ningún Juez de
Garantía decretaría una medida de investigación que afecte derechos fundamentales, por ejemplo la
interceptación y grabación de comunicaciones telefónicas, para prevenir delitos; o dicho de otro modo, sin
antecedentes serios de la existencia del delito que se investiga. En el caso del agente encuberto, no tenemos
esa tranquilidad.
En algunos ordenamientos se ha enfrentado la fuerza probatoria de la información recogida por un agente
encubierto, desde la perspectiva que, en verdad, las preguntas que él efectúa al investigado son un genuino
interrogatorio prohibido37, afectándose de esta forma el “derecho a guardar silencio”. Señala el artículo 195
del Código Procesal Penal
El artículo 83 inciso primero de la Constitución establece que el Ministerio Público deberá investigar los
hechos que determinen la participación punible y los que acrediten la inocencia del imputado. El artículo
77 del Código Procesal Penal hace referencia expresa al principio de objetividad.
En:
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga en
la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
que “están prohibidos los métodos de investigación y de interrogatorio que menoscaben o coarten la libertad
del imputado para declarar, no pudiendo ser sometido a ninguna clase de coacción, agregando luego, en el
inciso 2º, entre otras, la prohibición de engaño. Y es evidente que es precisamente mediante engaño que el
agente encubierto obtiene la declaración que reproducirá en juicio o que servirá para obtener otras pruebas.
Es mediante engaño porque el agente encubierto se hace pasar por quien no es. Simula identidad, historia e
interés no real. Evidentemente el montaje es un engaño para el investigado, que no pierde su condición de tal
por el hecho de estar justificado en ciertos casos.
Riesgos de la ausencia de límite a la proporcionalidad en la causal de justificación aplicable al agente
encubierto.
El agente encubierto traiciona la confianza del investigado. Este conflicto, que ha servido de inspiración, es
muy real e incluso dramático desde el punto de vista del investigado y en no pocas ocasiones del propio
agente encubierto, quien se puede ver enfrentado a un dilema ético al tener que convivir con la traición. Se
sostiene que el empleo de la técnica del agente encubierto evidencia que el Estado se vale de un medio reñido
con la ética en la represión del narcotráfico, ya que éste puede llegar a cometer delitos en el desempeño de su
función. De hecho, el inciso final del artículo 25 tantas veces referido, señala que: “El agente encubierto, el
agente revelador y el informante en sus actuaciones como agente encubierto o agente revelador, estarán
exentos de responsabilidad criminal por aquellos delitos en que deban incurrir o que no hayan podido
impedir, siempre que sean consecuencia necesaria del desarrollo de la investigación y guarden la debida
proporcionalidad con la finalidad de la misma”. La exención de responsabilidad criminal no se reduce a
delitos de la ley de drogas, sino que es amplia, cierto que con el límite de proporcionalidad, pero ¿y si es
necesario que el policía robe o lesione para ganarse la confianza del grupo? Además el criterio de la
proporcionalidad es incluso peligroso si no se establece un límite: ¿Para desbaratar la más grande operación
18
de droga hecha por la más peligrosa banda de narcotraficantes del país, podría el agente encubierto participar
impunemente en un homicidio?
El riesgo de la provocación.
Por otro lado, el grupo infiltrado no necesariamente debe ser una banda de narcotraficantes, entendiendo por
tal, un grupo de individuos que se dedique a cometer dichos delitos o que al menos los hayan cometido, sino
que basta que sea un grupo de sujetos que se apresten a cometer delitos. En efecto, el artículo 25 de la ley en
comentario faculta la introducción de un agente en “meras asociaciones o agrupaciones con propósitos
delictivos”, con el fin de identificar participantes, reunir información y recoger antecedentes. Esta situación
podría ciertamente generar conflicto a la hora de ponderar la aplicación del artículo 15 número 2 del Código
Penal, dado que el agente encubierto podría asumir un rol de inductor del delito, para que sea más
contundente el material probatorio de la acusación, o para que la misión sea más exitosa. ¿Dónde termina el
rol del miembro de la banda y comienza la inducción al delito? Dado que el agente encubierto puede ser
considerado por la banda como uno más, y por tanto con capacidad de iniciativa, decisión e incluso
planificación, puede darse el caso de un agente que convenza a sus pares para realizar una operación de
droga, lo que constituiría una clara provocación del delito.
Se ha señalado que el límite entre una provocación legitima y otra ilegitima está en la condición que posea el
sujeto provocado. Ello implica que los casos de provocación ilícita de delitos son aquellos en los que el
provocado no se disponía de modo alguno a cometer el delito. Dicho de otro modo, casos en que nunca el
provocado hubiera cometido el delito de no mediar la acción provocadora del agente. Por el contrario,
aquellos casos en que la provocación lo que hace es simplemente acelerar la consumación de un delito que de
todas formas iba a ser cometido, serían casos de provocación “legítima”. Lo anterior revelaría que no toda
provocación sería ilegal, sino sólo aquella que hace nacer en el provocado la voluntad criminal. En estos
casos, la provocación se acerca decididamente a la instigación del delito, figura recogida en el artículo 15 Nº
2 del Código Penal, y por tanto es ilícita. Esta
provocación-inducción de modo alguna podría sostenerse que está cubierta por la causal de justificación
general del artículo 25 de la ley en comentario, que tendría por finalidad más bien otorgar una protección a la
labor del agente encubierto y no ser fuente de impunidad a las trampas que la persecución penal pudiera
tender hacia ciudadanos honestos.
En todo caso, no siempre será fácil determinar si el sujeto provocado tenía o no, de antemano, la voluntad de
cometer delito. O, si, de no mediar la provocación, no lo hubieran cometido. En esos casos, lo razonable
pareciera que es, si bien no sancionar al agente encubierto, salvo manifestaciones muy groseras de intención
de hacer nacer la voluntad criminal en gente honesta, tampoco sancionar a los provocados, salvo, por
contrario, casos de manifiesto dolo criminal de comisión de delitos de infracción a ley de drogas. En casos de
dudas, frente a la actuación provocadora del agente, debe optarse por
la absolución.
El fundamento de la absolución del agente encubierto en casos de provocación se ha dicho está en que él no
quiere el resultado criminal, el que más bien pretende evitar. Pero, parece una contradicción que se pretenda
19
evitar el resultado criminal a través del incentivo a su comisión por parte de la persona que se pretende
sancionar. Ello recuerda el origen de la figura del agente provocador, el que está en el periodo del
absolutismo francés. En aquella época se pagaba a informantes para que mantuvieran al tanto a los
gobernantes acerca de los pasos que daban o pensaban dar los opositores. A medida que más información
aportaban, más suculentas eran las recompensas. A poco andar, estos informantes pasaron del espionaje y la
delación hacía la provocación de actividades subversivas contra el régimen. El incentivo de la recompensa
estaba en mente. Su intención no era prevenir delitos, sino más bien cometerlos o incentivar su comisión para
luego descubrirlos y reprimirlos. Se ve que un comportamiento de ese tipo, si bien puede ser efectivo para
reprimir al “enemigo”, se aleja por completo del Estado de Derecho.
¿Puede una técnica investigativa eficaz aplicarse aun cuando lesione las garantías del
Estado de Derecho? ¿Es la eficacia el único parámetro para evaluar la corrección de una técnica
investigativa? Si bien es discutible que se pudiera legitimar la actuación de un agente encubierto en rol
provocador para reprimir delitos graves, por ejemplo para que aquellos que los han cometido los vuelvan a
cometer, es indiscutiblemente ilegítimo que se provoque a un sujeto que no ha cometido delito alguno con el
fin de hacerlo caer en la trampa y sancionarlo. Por ello el hecho que autorice la actuación del un agente
encubierto en organizaciones que se “apresten” a cometer delitos es riesgoso, desde la perspectiva que
pueden ser personas que no hayan cometido delito alguno nunca, que ni siquiera tengan claro el cómo
cometer el delito de tráfico, y que, quizás, de no mediar la acción del agente encubierto, jamás lo hubieran
concretado. En estos casos, ¿debe la persecución penal tener poder total para actuar, tentando al ciudadano,
sin riesgo alguno de sanción penal, siendo su “peor escenario” la no aplicación de castigo para el provocado?
¿Es recomendable este grado de autonomía por parte del Ministerio Público40? Se podría sostener que si ya
es discutible que el Estado pueda, para conseguir un fin, entrometerse en nuestra esfera de intimidad, es
intolerable que se otorgue la facultad al Ministerio Público sin autorización judicial previa, dado que la
actuación de un agente encubierto vulnera, o está en riesgo latente de vulnerar, garantías fundamentales. No
se divisa cuál es el inconveniente que se exija autorización judicial previa para la actuación de un agente
encubierto. No es posible afirmar que esta exigencia pudiera retardar una diligencia de infiltración policial.
Ello dado que, por una parte, estas diligencias no son repentinas, sino que muy por el contrario, son fruto de
un esfuerzo investigativo que requiere tiempo; y por otra, sabemos que los Fiscales requieren autorización a
los Jueces de Garantía frecuentemente de forma rápida, vía telefónica, lo que eliminaría el argumento de la
“lentitud” judicial. Si bien es cierto que la lucha contra el tráfico ilícito de drogas es muy importante para la
comunidad, dado la innegable fuerza criminógena que posee este delito, también lo es el hecho que en estas
situaciones límites es donde se ve la fuerza moral de los principios que deben inspirar la persecución penal.
Una persecución penal bajo la lógica de “A
RIQUELME P., Eduardo. “El agente encubierto en la ley de drogas. La lucha contra la droga en
la sociedad del riesgo”. Polít. crim. nº 2, A2, 2006, p. 1-17.
20
grandes males, grandes soluciones”, no es capaz de imprimir legitimidad a las medidas que en nombre de la
eficacia se tomen. Y esta referencia a Hobbes no es antojadiza. Jakobs ha basado algunos de sus
planteamientos más polémicos en este filósofo inglés nacido a fines del siglo XVI.
Si bien es cierto, como señala el profesor Silva Sánchez, que la atribución de responsabilidad científica por la
expansión del Derecho penal obedece a razones mucho más profundas que la teoría funcional normativa de
Jakobs, modelo que incluso abre la puerta a consideraciones críticas sobre la posibilidad de una
disfuncionalidad por exceso de punición43; no es menos cierto el hecho que el apoyo de Jakobs en Hobbes
da cuenta de un pensamiento que establece condiciones para un modelo que observa al Estado de una forma
diversa que la pensada por los liberales del siglo XVIII, esto es, no como depositario de la soberanía
individual y sobre todo como “entidad protectora de los ciudadanos”, sino como el “Leviatán”. Así, en el
presente, cada vez que el Estado identifica el mal dirige todo el poder institucional a su destrucción. El
monstruo creado para proteger al hombre, como toda bestia, no reconoce a su creador y lo ataca, al
confundirlo con su enemigo46. Para tal cometido, en efecto, no importará tanto el medio como el fin.
Si bien la técnica del agente encubierto parece cuestionable pero tolerable, no lo es el obviar la autorización
judicial previa. Creo que atendido el evidente brío con que el Tribunal Constitucional está desarrollando su
labor a partir de la última reforma a la Constitución que depositó en él el recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad, pronto veremos algún recurso del inaplicabilidad del artículo 25 de la ley de drogas, o
bien tendremos conocimiento de exclusión de prueba obtenida por agentes encubiertos por vulneración de
garantías fundamentales, o sabremos de alguna audiencia de cautela de garantías de algún investigado que
tome conocimiento que su “amigo” era en verdad un agente policial, o, en fin, escucharemos de “teorías del
caso” que se basen en la ilegitimidad del testimonio obtenido por agentes encubiertos.
El empleo de la operación secreta como técnica de investigación requiere extensa planificación, preparación
y aplicación de todos los medios. La operación secreta es una forma de investigación en la que el agente
asume una identidad diferente para poder obtener información.
Los organismos policíacos han utilizado operaciones secretas desde hace mucho tiempo para obtener
información sobre las actividades de los delincuentes. Las operaciones secretas representan una técnica muy
útil para obtener información sobre muchos tipos de crímenes y son prácticamente indispensables para poder
desarrollar un servicio de información. Hasta qué punto el agente debe utilizar esta técnica dependerá
totalmente de la investigación en cuestión.
El agente que utiliza técnicas secretas tendrá que hacer frente a ciertos problemas que no
tendría que enfrentar en otras actividades policíacas y a ciertas complicaciones que imponen exigencias muy
duras. El individuo que actúa como agente secreto tiene que superar esas exigencias por medio de su
habilidad, inteligencia, iniciativa, energía y valor.
21
UTILIZACIÓN DE LAS OPERACIONES ENCUBIERTAS
En una operación improvisada se requiere que el agente que está llevando a cabo una investigación abierta,
asuma una personalidad fingida para hacer investigaciones. Por ejemplo, el agente puede hacerse pasar por
un vendedor cuando desea hablar con una tercera persona o con cualquier otra fuente involuntaria.
Una operación única es aquélla en la que el agente ha recibido información de que se
están llevando a cabo ciertas actividades ilegales en un determinado lugar. Una visita secreta
22
al lugar sospechoso ayudará a determinar si vale la pena proseguir con una investigación más
detallada de la información.
La operación prolongada puede durar desde unos cuantos días hasta varios meses. Durante este tiempo, el
agente secreto se reúne con el sospechoso infrecuentemente para llevar adelante la investigación. El agente
actúa como agente secreto sólo por un corto tiempo para esa investigación y la mayor parte del tiempo lo
dedica a sus obligaciones como agente de la ley. La mayor parte de los trabajos asignados a un agente
secreto caen dentro de esta categoría.
La operación de penetración, que podría ser también una cobertura profunda, es aquélla que requiere una
amplia planificación y preparación. El agente secreto asume una identidad totalmente nueva y su estilo de
vida se conforma con su nuevo papel asumido. La misión puede durar desde unas cuantas semanas hasta
varios meses y requiere que el agente secreto se separe totalmente de su estilo de vida actual, familia, amigos
y trabajo. No está exenta de serios problemas a medida que el plazo de duración del trabajo aumenta. Ciertos
estudios han indicado que cuanto más dure la misión, tanto más el agente perderá contacto con la realidad y
llegará de hecho a hacerse parte del medio o el grupo que se está investigando.
Buena disposición
La cualidad principal de un agente encubierto es una buena disposición para realizar el
trabajo. Su mayor o menor éxito en su trabajo secreto dependerá directamente de lo dispuesto
que esté a aceptar su trabajo.
Confianza en sí mismo :
Para que un agente encubierto tenga éxito en su tarea, tiene que tener total confianza en sí mismo para
desempeñar el papel que se le ha asignado. Un trabajo secreto es esencialmente la representación de un papel
limitada solamente por la imaginación y la habilidad del agente. La falta de confianza en su papel daría lugar
a que el infractor descubra su papel.
23
la política general y a los objetivos deseados. El agente debe estar en condiciones de tomar sus
propias decisiones y actuar sin la ayuda de asesoramiento.
Temperamento
Un buen agente encubierto posee una personalidad calmada, afable y paciente. En el papel que desempeña,
tendrá que trabajar en condiciones peligrosas sin mostrar sus emociones.
Apariencia física
La apariencia física del agente encubierto no es de gran importancia, a menos que constituya un indicio de su
verdadera identidad o que no corresponda a la historia de sus antecedentes. O dicho en otras palabras, el
agente debe tener mucho cuidado con el papel que representa o la personalidad que ha asumido. Si el agente
secreto se hace pasar por obrero, entonces éste debe tener la apariencia física de un obrero, debe tener
buenos músculos, manos callosas y posiblemente la piel rojiza. En aquellas zonas donde exista una
influencia étnica determinada es mucho mejor utilizar un agente con antecedentes similares a los de las
personas con las que trate de hacer negocios.
Pericia técnica
La corroboración efectiva de las actividades y declaraciones de un agente encubierto puede depender en gran
medida de lo familiarizado que éste esté con el equipo técnico que se utilice. El equipo técnico se utiliza
principalmente para proteger al agente secreto y para registrar o grabar exactamente las actividades y
24
declaraciones del sospechoso. Uno de esos dispositivos utilizados permite a los agentes de vigilancia seguir
las declaraciones, actividades y movimientos tanto del agente secreto como del sospechoso. Otro dispositivo
que no transmite conversaciones dará la alerta al equipo de vigilancia sobre un peligro inminente para el
agente encubierto. Antes de utilizar cualquiera de estos dispositivos, el agente secreto deberá familiarizarse
con las directrices que dan instrucciones sobre cómo utilizarlos.
LA INVESTIGACIÓN PRELIMINAR
Después de prepararse para su papel en la operación secreta, el agente secreto, en colaboración con sus
superiores y otros agentes secretos, determinarán el objetivo de la investigación y establecerá los planes
necesarios para lograrlo.
Estudiar al sospechoso
El agente encubierto debe tener un buen conocimiento del sospechoso. Como uno de los primeros pasos de la
investigación, el agente debe aprender los detalles sobre el carácter y el historial del sospechoso. A
continuación se ofrece una lista con alguna de la información sobre el sospechoso con la que el investigador
debiera familiarizarse antes de iniciar su papel de agente secreto.
Cabe señalar que no siempre será posible obtener una información completa sobre los antecedentes del sujeto
que se investiga. Es posible que parte de la información anteriormente descrita no esté disponible antes de
iniciarse la investigación secreta. Sin embargo, cuanto más información de referencia pueda recopilar el agente
sobre el sujeto, tanto mejor podrá él desempeñar el papel de su trabajo secreto.
La identidad asumida
Se deben preparar los antecedentes y el historial ficticios del agente secreto. La historia de sus antecedentes
nunca debiera ser totalmente ficticia. La identidad del agente secreto debe corresponder a los rasgos de la
personalidad, los antecedentes y las características del agente secreto. La identidad asumida no debe llamar
mucho la atención y el agente secreto debe sentirse cómodo con ella y poder mantenerla durante un cierto
tiempo con toda naturalidad.
El nombre ficticio que elija el agente secreto debe ser tal que pueda recordarlo, responder
al mismo y reconocerlo fácilmente. Se recomienda que se use el mismo nombre y un apellido
similar pero ficticio. Cuando se usa un apellido que es una variación o algo similar al verdadero
apellido, se puede recordar y responder al mismo más fácilmente. El agente debiera también
tener en cuenta que el nombre elegido debe corresponder a cualquier monograma que aparezca
en sus efectos personales.
Documentar la identidad secreta
No se puede enviar al agente encubierto a realizar una investigación con una identidad asumida sin la
correspondiente documentación. El agente que realiza un trabajo secreto debe tener la capacidad de aprovechar
el cambio} repentino de las condiciones y situaciones, y ser capaz de pensar con claridad y rapidez para
26
responder a las emergencias repentinas, cuando sea necesario. Su adaptabilidad es con frecuencia la clave para
su supervivencia.
Paciencia
La paciencia es una cualidad muy necesaria cuando se actúa en una operación secreta
El agente tendrá cuidado de no forzar al sujeto para que negocie más pronto de lo normal.
Cualquier esfuerzo insistente para acelerar las actividades del criminal podría hacer que el
sospechoso comenzara a mostrarse preocupado y conducir al descubrimiento de su papel secreto, j
Los sospechosos mantienen con frecuencia una rutina normal en sus tratos que llevarán siempre!»
a cabo antes de concluir cualquier negociación.
El agente encubierto debe tener valor y tenacidad. El valor es la capacidad de afrontar eh-peligro y las
dificultades con firmeza. La tenacidad es la cualidad que lo mantiene a uno firme 1 frente al peligro y frente a
obstáculos aparentemente insuperables.
Observación y memoria
La observación de un incidente implica algo más que simplemente verlo ocurrir. La observación es la
capacidad de describir exactamente a una persona, un lugar o un suceso en un
informe o más tarde ante un tribunal. Una descripción exacta de una persona, un lugar o un
suceso es un reflejo de la memoria. Una buena memoria requiere que la persona sea capaz de
recordar sucesos en el mismo orden en que ocurrieron. Si el agente tiene dudas acerca de su
memoria o su capacidad de observación, no debe esperar hasta que se le haya asignado una
operación secreta para empezar a desarrollar esa capacidad.
Fortaleza física
Una investigación encubierta pone a veces al agente en una situación de tener que trabajar continuamente sin
parar. Se le podría exigir tener que soportar largos períodos de presión física y mental, sin alimentos
adecuados, descanso o relajamiento. Unas buenas condiciones físicas aumentarán la confianza en sí mismo y
su energía, mantendrán su capacidad física y le ayudarán a mantener su mente alerta.
• Licencia de conducir
• Registro de automóvil o vehículo de motor
• Partida de nacimiento
• Cédula o carnet de identidad nacional
• Historia] médico y dental
28
• Registros de empleo y tarjetas de identidad
• Antecedentes penales
• Información sobre solvencia crediticia
• Tarjeta o cartilla militar
• Registros de seguro de vida
• Subscripciones de revistas
• Partida de matrimonio
Muchos de estos documentos los puede obtener el agente secreto. Sin embargo, algunos de ellos, como el
certificado de la policía y los registros militares se pueden obtener recurriendo a los supervisores
correspondientes dentro del organismo al que pertenezca el agente secreto y dirigiéndose al organismo que
expide estos documentos. Se debe llevar un riguroso control de todos los documentos, que deberán
devolverse al organismo que los haya expedido al terminarse la investigación secreta.
29
gobierno, papel con membrete o cualquier otra cosa que pudiera revelar su verdadera identidad. Debe
recordarse también quitar las llaves de las esposas del llavero del agente. Este debe también inspeccionar
detenidamente el vehículo que va a utilizar para asegurarse que no hay nada que pueda indicar o pudiera
revelar la verdadera identidad del agente. Si se va a utilizar una residencia en la operación secreta, deben
aplicarse las mismas medidas preventivas.
El agente secreto debe decidir de antemano si va o no a revelar su verdadera identidad si fuere detenido
por las autoridades. Se debe preparar un plan de acción en caso de que accidentalmente se descubriera su
verdadera identidad.
Utilización de informadores
Cada informador tiene sus propias razones personales para ayudar a las autoridades. El agente secreto, por
su propia seguridad y el éxito de la misión de la operación secreta, debe conocer los motivos que tiene el
informador para ayudarlo y también averiguar todo lo que pueda acerca del informador antes de ponerse
en contacto con el sospechoso. A algunos informadores les gusta ser policías; otros pueden necesitar
dinero; algunos también pueden estar enojados con el sujeto de la investigación, y otros simplemente están
locos o chiflados. Si el informador está enojado con el sujeto lo más probable es que el sujeto lo sepa; por
lo tanto, este informador sería ineficaz. Podría haber una reconciliación durante la investigación con la
consiguiente posibilidad de que el informador revele al sujeto la verdadera identidad del agente secreto. El
loco o chiflado podría decidir decirle al sospechoso la verdadera identidad del agente secreto en un
momento impulsivo. Estos son algunos ejemplos ilustrativos para subrayar la importancia que tiene
conocer la motivación del informador. El agente debe controlar al informador Esto, debe lograrse hasta el
punto de que:
30
tenga que presentar testimonio ante un tribunal, tendría que comparecer ante el mismo, si fuere
necesario.
No se podrá recalcar demasiado que el informador, independientemente de cuál sea su motivo, no
es un amigo ni tampoco un agente colega. Cuando trate con informadores, guarde personalmente
las distancias y tenga siempre un testigo presente en las entrevistas, reuniones y pagos.
Encuentro casual
El encuentro casual del agente secreto con el sospechoso puede ocurrir sin pensar o bien puede ser
parte de una maniobra bien planeada. Cualquiera de estos dos intentos podría parecer al
sospechoso como una sucesión natural de acontecimientos. Este tipo de encuentro despertaría
poca sospecha en el sujeto y proporcionaría el contacto inicial que el agente secreto necesita.
Cómo ganarse la confianza del sospechoso
Después del contacto inicial, el agente secreto tiene ante sí el problema de evitar levantar
sospechas. Tiene que aparentar que es amigo del sospechoso y posiblemente tenga que participar
en algunas de sus actividades. En general, la actitud inicial del sospechoso será de sospecha y
escepticismo. El sospechoso podría tratar de desconcertar al agente, acusándolo de que es un
policía o un informador. Esto no quiere decir necesariamente que el sospechoso conozca la
verdadera identidad del agente, sino que únicamente está tratando de ver su reacción. Un agente
secreto bien preparado tiene prevista esa emergencia y reacciona poniendo inmediatamente al
sospechoso a la defensiva, atacando con contraacusaciones.
Para disipar las sospechas del individuo sospechoso y ganar su confianza, el agente secreto puede
.utilizar las siguientes técnicas:
32
Mis objetivos generales
Mi estudio abarca un tema bastante complejo, pero dentro de su complejidad existen variados aspectos
desconocidos por la mayoría de las personas, especialmente en lo que se refiere a cual es la necesidad
de instaurar la figura del agente encubierto en nuestra legislación. Lo que me ha motivado
especialmente a estudiar este tema, radica en conocer cuáles son las políticas criminales y dogmáticas
que permiten establecer esta figura, es decir, en virtud de qué tipo de valores se inspira esta institución
de la persecución penal y cual es su real contenido Conocer si estos valores se relacionan y si son
determinantes a la hora de dotar de contenido a las diversas instituciones penales. El llamado de
atención me surge especialmente a partir de las particulares características de la delincuencia en la
sociedad y que al parecer obligaría a relajar algunas normas de imputación penal para hacer frente a
diversas formas de criminalidad. Y me refiero, especialmente atendiendo a que la sociedad se
encuentra en constante cambio, debiendo enfrentarse constantemente nuevos riesgos. La fragilidad del
hombre obliga no tan sólo a estar en actitud de comportarse de manera segura en la administración de
un riesgo conocido, sino además a estar atento para detectar nuevos riesgos.
Cuál es el costo que debemos enfrentar como sociedad sabiendo que un agente encubierto puede estar
infringiendo claramente el derecho constitucional de la privacidad o la intimidad de las personas, todo
ello autorizado por la ley. Sin embargo, no es menos importante el rol de la prueba ilícita en el caso de
haberse obtenido mediante formas no aprobadas por la ley, vulnerando principios constitucionales
establecidos por el legislador. Incluso no deja de inquietarme el rol particular del mismo agente quien
se puede ver enfrentado a un dilema ético al tener que convivir con la traición, aquella traición relativa
a la confianza del investigado, considerando que en términos procesales éste tiene un expreso derecho
a guardar silencio. Especial interés me nace tratándose de el agente encubierto que, en aras de su
ficticia identidad, realiza una labor ilegitima tal vez, participando de la comisión de un delito, y
contestar una serie de interrogantes respecto a la posible instigación o provocación en la comisión de
este delito, el cual se habría o no cometido sin la participación del agente encubierto
Recursos disponibles
Revistas, reportajes y textos de la Policía de Investigaciones; también un importante testimonio de un
agente encubierto perteneciente a la Policía de Investigaciones de Chile, en una especial entrevista a un
agente encubierto “en vivo”, en Chile, oficial integrante de la Policía de Investigaciones de nuestro
país, como importante fuente secundaria; páginas web; La Constitución Política de la República,
Código Procesal Penal, asesorías de otros tesistas,
Marco teórico es, en este tipo de investigación, denominado por algunos autores como simplemente la
revisión de la literatura, un proceso y un producto, es decir, un proceso de inmersión del investigador
en el conocimiento existente y disponible que puede estar vinculado con nuestro planteamiento del
problema, y un producto que a su vez es parte de un proceso mayor, como es el reporte de
investigación. Es decir, la elaboración de un marco teórico comprende la revisión de la literatura
correspondiente para luego adoptar una teoría o desarrollo de una perspectiva teórica o de referencia y
aplicada a el tema en estudio.
Debido a la complejidad del tema del agente encubierto, sólo existen ciertos textos que pueden
ayudarnos a establecer, detectar, recopilar y obtener una información fidedigna, ello porque este tema
incluso ha servido para hacer volar la imaginación de escritores y lectores y dar pie a la fantasía. .
Sin embargo en este estudio se consultará cierta bibliografía de la que se obtiene relevante información
como textos escritos, revistas y reportajes que permiten sustentar o elaborar una simple revisión del
tema, en cuanto a su literatura, entre ellas “Revista del Detective”, Cuadernos de Criminología, ambos
del Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones de Chile, además “La policía de
Investigación Criminal, Fundamentos, Racionalidad y Operación”, de don Andrés Domínguez Vial,
quien señala “toda la acción investigativa policial se desenvuelve en un escenario jurídico estricto, que
lo condiciona y orienta, fija sus objetivos y otorga las potestades necesarias para su desarrollo, fundado
en la perspectiva de que la Policía, en su calidad de organismo constitucional y sujeto procesal, integra,
junto a otros actores institucionales, el mecanismo de Estado encargado de accionar el poder punitivo
de éste” Capitulo I, Introducción al Método Científico-Técnico de la Pesquisa Policía, página 59;
también, incluiremos el estudio doctrinario de autores como don Eduardo Riquelme P.. “El agente
encubierto en la ley de drogas”. La lucha contra la droga en la sociedad del riesgo; algunos
fundamentos del profesor Silva Sánchez, de su texto “La Expansión”. Además este estudio comprende
una revisión de distintas revistas institucionales, que nos permite conocer cuál es la política de las
instituciones policiales respecto del tema, como asimismo algunas tesis elaboradas por los mismo
agentes oficiales de nuestra policía civil.
Este marco teórico incluye las bases fundamentales de este estudio, como es la Constitución Política de
la República, la ley 20.000, que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas,
publicada el 16 de febrero de 2005, entre otras leyes que incorporen la participación del agente
encubierto, de acuerdo al tipo de delitos que lo permite, como es Ley número. 19.974 sobre el sistema
de inteligencia del Estado y crea la Agencia Nacional de Inteligencia, aprobada por el Ministerio del
Interior. Otros textos que si bien no refieren al tema directamente, pero que abordan temas relacionados
como “cuadernos de Criminología y Terrorismo, amenaza Global, del Instituto de Criminología, de la
Academia Superior de Estudios Policiales que alude a referencias relacionadas con el tema en estudio
en lo que se refiere a esta técnica del agente encubierto en el rol de la inteligencia “La inteligencia
constituye una actividad que, en esencia, busca reducir el nivel de incertidumbre que rodea toda la
actividad del ser humano; y además textos como Manual de Ética, del Instituto de Criminología de la
Policía de Investigaciones de Chile, que nos permite conocer la ética de los derechos fundamentales de
las personas, capítulo V, página 97, como también en la ética pública “aproximaciones a los conceptos
de seguridad nacional, capitulo VI, página 112.
Este estudio exploratorio y descriptivo, que examina un tema a abordar y del cual mantengo muchas
dudas, también pretende conocer situaciones y contextos en los que se desarrolla el agente encubierto,
especialmente el aspecto social, en el cual no se ha descubierto aún, o mejor dicho no se ha
comprendido socialmente el verdadero rol del infiltrado, cuál es su verdadera condición social y
definitivamente determinar la eficacia de este agente encubierto en las difíciles tareas que se le
encomienda. Para ello se pretende estudiar en detalle, la actividad del agente, desde que se le asigna su
tarea como tal, hasta después de completada ésta, pueda por si mismo asegurar que su tarea fue
realmente cumplida
Origen del espionaje
Los primeros orígenes en Japón sobre el espionaje ó Cho-Ho se remontan al siglo VII
(periodo Asuka), cuando el príncipe Shotoku Taishi (574-622 d.c.) venció a Moriya en
una guerra por conseguir las tierras de Omi. La victoria del príncipe Shotoku fue exitosa
gracias a la reunión de una valiosa información enemiga que consiguió de uno de sus
guerreros, llamado Otomo No Sajin.
Debido a la magnifica acción de Otomo, el príncipe Shotoku en agradecimiento le
otorgó el título de “Shinobi”, que significa “espía”, “el que entra desapercibido” ó “el
que actúa en secreto”. Es por ello que es muy común el termino Shinobi en algunos
clanes Ninjas elitistamente entrenados en técnicas de espionaje.
El príncipe Shotoku es considerado el primer gobernante japonés que utilizó los
servicios de los espías para mejorar notablemente sus decisiones y usar los medios más
idóneos y adecuados en sus objetivos políticos, civiles y militares, investigando y
reuniendo información sobre sus enemigos con objeto de debilitarlos y conocer sus
intenciones, estrategias, recursos, potencia militar, etc; así también, como usarlo con la
idea de conocer la verdad entre dos partes en conflicto.
El libro del Gran General Chino Sun Tzu denominado “Sonshi” ó “El Arte de la
Guerra” que data del 500 al 300 a.c. fue introducido en Japón por el mismo príncipe
Shotoku, el cual lo tomo en uso; al igual, las técnicas de inteligencia militar fueron
considerablemente influenciadas también por consejeros de espionaje chinos.