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DIOS NACE ENTRE NOSOTROS

En esta noche santa de la Nochebuena, los cristianos de todo el


mundo nos reunimos para celebrar el misterio impresionante del
nacimiento de Dios hecho hombre. Mientras que muchos celebran una
Navidad vacía, sin sentido, centrada sólo en lo externo, nosotros nos
reunimos para celebrar lo más importante de la Navidad. No
celebramos una fecha, sino un misterio: Dios nace hecho niño.
1. Un nacimiento que cambia el mundo. Hoy celebramos un misterio
entrañable, tierno, el misterio de Dios hecho hombre que nace en
Belén. Dios se ha hecho niño. Podemos contemplar el amor de Dios
en la dulzura de un recién nacido. La inocencia y la fragilidad de un
bebé envuelto en pañales y acostado en un pesebre es la muestra de
que Dios quiere estar con nosotros. Descubrimos la grandeza de Dios
en la pequeñez del niño Jesús. El nacimiento de Dios hecho hombre
fue un acontecimiento impresionante que marcó para siempre la
historia de la humanidad. Y sin embargo este hecho aconteció en el
silencio, en lo escondido, en un humilde portal porque no había sitio en
la posada. Y fueron los primeros testigos de este magno
acontecimiento unos humildes pastores que guardaban el rebaño. El
anuncio de un ángel “No temáis, os traigo una gran alegría”, mueve el
corazón de aquellos hombres sencillos que inmediatamente dejaron
todo y fueron corriendo a adorar a ese niño. Aquellos testigos
privilegiados dieron gloria a Dios, uniendo sus cantos a los de los
ángeles del cielo. Ya no hay nada que temer, nuestro corazón de llena
de alegría, pues en medio de nosotros está Dios, que ha nacido para
traernos el amor, la paz y la felicidad que tanto necesita nuestro
mundo.
2. Ha aparecido la gracia de Dios. La Navidad es la revelación del
amor de Dios que nos trae la gracia. El misterio de la Navidad está
inseparablemente unido al misterio Pascual, pues Dios ha nacido para
entregar su vida. Hay pequeños detalles que quizá pueden pasar
desapercibidos esta noche, y que nos hablan de la entrega de Cristo
en la cruz. Por un lado, Belén significa “casa del pan”. Por otro lado, el
niño Jesús es acostado en un pesebre, lugar en el que comen lo
animales. Estos detalles nos hablan ya de la Eucaristía, el pan que se
convierte en el Cuerpo de Cristo y que se entrega como comida de
salvación.
La gracia de Dios aparece en ese niño recién nacido, que es Cristo, y
que como escuchamos en la segunda lectura de esta noche, nos
enseña a renunciar a todo aquello mundano que nos aleja de Dios
para llevar una vida según Dios, en la esperanza de su segunda
venida. Si Cristo nace para entregar su vida y rescatarnos de toda
maldad, como dice san Pablo, hemos de vivir esta Navidad con
verdadero espíritu cristiano, apartándonos de todo aquello que nos
aleje de Dios y llevando una vida sobria, honrada y religiosa.
3. Una luz ha brillado para todo el mundo. El profeta Isaías anuncia el
nacimiento de una luz que alumbra al pueblo que caminaba en
tinieblas. En estos días de Navidad encontramos las calles, los
escaparates de los comercios y las casas llenas de luces. Son luces
perecederas, pues cuando terminen las fiestas de Navidad se
apagarán y todo volverá a la normalidad. Con ellas iluminamos la
oscuridad de las calles, alegrando así estos días de fiesta. Sin
embargo, aunque en estos días haya tanta luz en las calles, el mundo
sigue viviendo en la oscuridad del pecado. Son las tinieblas de la
muerte, del dolor, de la violencia, de la incomprensión entre las gentes,
de los odios… Pero Dios, con su nacimiento, nos trae la luz que brilla
en la oscuridad, que disipa las tinieblas. Ya no hay miedo, pues brilla la
luz de la esperanza. Ya no hay tristeza, pues brilla la luz de la alegría.
Ya no hay odio pues brilla la luz del amor.

Que en esta noche santa de la Navidad sepamos acercarnos a Belén.


Que nos asomemos al portal, como aquellos pastores que escucharon
el anuncio del nacimiento de Cristo. Adoremos al Niño Dios,
ofrezcámosle nuestras vidas, dejémonos iluminar por su luz, y que
nosotros nos convirtamos desde hoy en resplandores de esa luz que
iluminen todo y a todos los que se encuentran a nuestro alrededor. El
mejor deseo para esta Navidad es éste: que Dios nazca en el corazón
de todos.
DESCUBRIR A JESÚS
¡Alegrémonos, hermanos y amigos! ¡Celebremos el amor de Dios! ¡En
la profundidad de esta oscura y esperada noche, Dios ha nacido! ¡Dios
se ha hecho Niño! ¿Puede hacer algo más Dios por nosotros?
A este momento, culminante y final del adviento, nos estábamos
preparando desde la contemplación, la conversión, el asombro, la
oración y con la compañía de María. ¡Ha nacido el Salvador! ¡Aleluya,
aleluya!
1.- ¡Feliz Noche!, ¡Feliz Navidad! Para muchos lo que celebramos hoy
no es la Navidad, sino las "Navidades". Su celebración va unida a las
cenas de empresa, Papá Noel -la esencia de la Navidad según un spot
publicitario-, el abeto, las bolas de nieve, el aguinaldo, las panderetas,
el pavo, el champán, el turrón… El gasto inútil y el desenfreno alcanza
cotas inimaginables. ¿Es esto la Navidad? Olvidamos con frecuencia
el origen de lo que estamos celebrando. Sólo cuando nuestra mirada
se desvía hacia el Belén y vemos al niño sonriendo en su cuna de paja
nos damos cuenta de la razón de todo esto.
2.- "Se hace hombre para divinizarnos a nosotros”. La clave está en
cómo recibimos nosotros la llegada en toda su humildad del Niño-Dios.
Toma nuestra condición, "se hace hombre para divinizarnos a
nosotros", según San Agustín. Ahora Jesús viene a nosotros y
podemos descubrirle en los pobres y necesitados. Muchas veces no le
queremos ver cuando llama a nuestra puerta, le rechazamos como
fueron también rechazados José y María. Este es el gran drama del
hombre: el rechazo de Dios y del hermano. Es significativo ver cómo
tuvieron que ir fuera de los muros de la ciudad, cómo los primeros que
se dieron cuenta del nacimiento de su hijo fueron los excluidos de
aquella época, los pastores, quienes, según Joaquín Jeremías, eran
mal vistos porque nunca participaban del culto como los demás y
vivían al margen de los demás. O más bien eran ellos marginados por
los poderosos. Su trono fue un pesebre, su palacio un establo, ¡Por
algo quiso Dios que fuera así! Hoy María y José siguen llamando a
nuestra puerta.

3.- Dios se acerca al hombre hasta el punto de hacerse uno de ellos.


Pero sólo los humildes, los pastores, fueron capaces de descubrirlo.
Es decir, los humildes. Así lo recuerda el Papa: “Les invito a detenerse
ante el pesebre, porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se
contempla la misericordia divina que se ha hecho carne, y que
enternece nuestra mirada. El pesebre nos dice que Él nunca se
impone con la fuerza. Recordad bien esto, el Señor nunca se impone
con la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un
milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad,
mansedumbre.
Dios Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para
tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con
su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de
este mundo”
La Inmaculada Santa María, La Anunciación
Concepción de Madre de Dios del Señor. (25
María (8 de (1 de enero) de marzo)
diciembre)

La Presentación La Natividad de San José 19


de Jesús en el la Virgen María marzo
Templo (2 de (8 de setiembre)
febrero)

25 diciembre 11 noviembre La Asunción de


nacimiento del San Martin la Virgen María.
niño Jesús Obispo (15 de agosto)

Epifanía del SAN FELIPE 28 de diciembre


Señor DE JESÚS, Los Santos
6 de enero MÁRTIR Inocentes
5 febrero

San Cristóbal Nuestra Senõra


Magallanes y de Guadalupe
compañeros 12 diciembre
mártires 21
mayo

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