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SIMBOLIZACIÓN DEL BIEN Y DEL MAL

EN EL AULA DE CLASE

Villa Cortesa Rosalba


{rosalbavillaco@yahoo.es}
Universidad Juan de Castellanos

Resumen— Es pertinente afirmar que en la actualidad los docentes deben


replantear estrategias pedagógicas novedosas que incentiven en la comunidad
educativa unos ejes temáticos que integren el conocimiento en forma
interdisciplinaria en beneficio de una ética educativa, como respuesta a la
problemática de la educación fragmentada que hasta el momento se vive en el
ambiente escolar.
.
La persona se encuentra inmersa en una cultura la cual le proporciona un
sistema de símbolos que le dan significado y sentido a su existencia. El sistema
educativo debería proporcionar más posibilidades de simbolizar el
conocimiento, rescatando nuestros símbolos folclóricos y permitiendo espacios
para que el estudiante innove y crea nuevos símbolos que signifiquen su vida

La danza folclórica, mitos, leyendas trabajados en forma interdisciplinaria e


integradora puede ser una posibilidad para que el conocimiento que se
adquiere en el aula tenga sentido y sirva para la vida

Estas son algunas de las claves conceptuales que orientan el presente artículo.
El camino asumido ha sido el análisis y clasificación de distintas fuentes
primarias y secundarias que permitieron definir los alcances y limitaciones de la
propuesta. Explicación e interpretación de algunas teorías entorno al concepto
de cultura, conocimiento, aprendizaje, folclore, matachines, mitos y leyendas,
las cuales se han elaborado con el apoyo de conceptos de Jerome Bruner,
Clifford Geertz, White Leslie, Abadía Morales, entre otros

Índice de Términos—cultura, conocimiento, aprendizaje, folclore, ética,


matachines, mitos y leyendas.

INTRODUCCIÓN

Del modelo rígido de un saber científico obtenido con el método de


investigación de las ciencias naturales, se pasa hoy al reconocimiento de otras
formas válidas de conocer: Las visiones del mundo de los mitos, de la religión,
de las analogías, del saber popular, desde la ética y la estética. Se propende
por un conocimiento con sentido, integrador que se construya desde variadas
fuentes que vienen del mundo de la vida, de la cultura local, del mundo de los
valores, de la tradición y aún del conocimiento popular.

El presente artículo pretende mostrar a través de una actividad como es el


baile de los Matachines, una danza folclórica de nuestro país, como se
puede viajar en la imaginación con niños ir hacia el pasado, conocer algo
del pensamiento y concepción de cosmos indígenas, campesinos, sus
mitos y leyendas, el significado de la máscara, reflexionar sobre el bien y
el mal simbolizado en personajes de origen cristiano como es el diablo y
la virgen, elaborar el traje e integrar a la familia y a toda la comunidad
educativa en un proyecto institucional.

SIMBOLIZACIÓN DEL BIEN Y DEL MAL EN EL AULA DE CLASE

Para White la simbolización es “traficar con significados no sensoriales, es


decir, significados que como la santidad del agua bendita no pueden ser
percibidos por los solos sentidos. La simbolización es una especie de conducta.
Sólo el hombre es capaz de simbolizar (1) (White, 1959:133, 135,136).

Las cosas y acontecimientos que dependen de la simbolización comprenden


ideas, creencias, actitudes, sentimientos, actos, pautas de conducta,
costumbres, códigos, instituciones, obras de arte y formas artísticas, lenguajes,
instrumentos, máquinas, utensilios, ornamentos, etc. Por tanto para White las
cosas y acontecimientos tienen un lugar directa o indirectamente observables
en el mundo exterior. Estas cosas y acontecimientos se manifiestan en el
tiempo y el espacio a través de, los organismos humanos en forma de
creencias, conceptos, emociones, actitudes, en el proceso de interacción social
entre los seres humanos, en los objetos materiales (hacha, fábricas) que
rodean a los organismos humanos integrados en las pautas de interacción
social (1)(White,140).

Geerz considera que las personas en su sistema de simbolización pueden


expresar el arraigo cultural de la tradición, a la vez se percibe como un ser
dinámico capaz de iniciativa e innovación, que al contextualizarse en una
cultura, permite generar una interpretación dinámica de la cultura (2) (1987:27).

La importancia radica en poner énfasis a las muchas cosas que tiene que
APRENDER la persona, ya que si no tuviera esa posibilidad, sería un animal
físicamente nada viable y la cultura, es el mecanismo que le ha permitido ser
un animal mentalmente viable(2)(Ibid:79).

Clifford Geertz, quien concibe la antropología como un acto interpretativo y su


concepto de cultura es básicamente semiótico, porque parte del supuesto, que
el pensamiento humano es público y social, consistiendo en un tráfico de
símbolos como palabras, gestos, ademanes, utilizados para imponer
significación a la existencia. La persona en el momento de nacer, encuentra
estos símbolos en su comunidad, utilizados para orientarse en el mundo
(Geertz, 1987:52). Para el autor, existen diferentes MODOS DE SER; ser
humano, es ser una clase particular de persona, y por supuesto las personas
difieren entre sí. La cultura da forma como individuos separados, la cultura la
hacen las diversas clases de personas que viven en su seno.

Lo importante del aporte de Geertz, en su relación se humano y cultura,


es que muestra a la persona como un ser que se hace así mismo a través
de la cultura, y a la vez es cultura, no hay cultura sin personas y a sí
mismo no hay hombre sin cultura.

Entonces, la persona es un animal inserto en tramas de significación que él


mismo ha tejido y la cultura es esa urdimbre; por tanto el análisis de la cultura
ha de ser, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia
interpretativa en busca de significaciones(2)(Ibrd:27). Para Geertz la única
forma de estudiar la cultura, es mirando muy de cerca y con detalle el
modo en que cada persona, se ha hecho humano.

Definido el ser humano como la unida de lo biológico, psicológico, social y


cultural, se le une un elemento más, que nace debido a la interacción dialéctica
de las ramas antes mencionadas: El Significado. La interacción de la persona
con su medio, hace que el ser construya sentidos, que le permitirán tener
referencia sobre su mundo.

Para poder pertenecer a una comunidad, se hace necesario que todo ser
humano entre en un aprendizaje, para poder obtener los elementos necesarios
de su cultura. Así es que el aprendizaje, se convierte en un cúmulo de
conocimientos, convenientes para la participación en el grupo. Este
conocimiento es el conjunto de significados, de sentidos que la persona le da a
los pensamientos llevados a la acción. Los significados son los elementos de
orientación en la vida humana. La persona descubre y produce el significado de
las cosas por medio del conocimiento o sentido común, este conocimiento se
expresa directamente a través de las reglas. La definición de conocimiento
usada por Berger-luckman: es el edificio de significados sin el cual ninguna
sociedad podría existir (3) (1968).

En el proceso constructivo el papel que desempeña el lenguaje es de suma


importancia, ya que es por medio de él, que los grupos humanos externalizan
el sentido de sus acciones, de su sentir, de su pensar. La imposibilidad del
lenguaje conllevaría al grupo humano a desaparecer; además sobre el lenguaje
se construye la legitimación: “el lenguaje es un sistema de signos que objetiva
las experiencias compartidas y las hace accesibles, permitiendo que se
acumulen en el conocimiento ya existente; es el sistema de signos más
importante en la sociedad, “yo objetivo por medio del lenguaje mi propio ser”
(3)(Berger-Luckman,1990). En consecuencia el lenguaje marca las
coordenadas de la vida de los seres humanos en la sociedad, llenando esa
vida de significaciones y sentidos.

La elaboración del sentido o significado que construye el ser humano, es un


proceso social, (4) Jerome Bruner (1990) afirma que es una actividad que se da
dentro de un contexto cultural e histórico y que por medio de las relaciones
recíprocas, los seres humanos adquieren la capacidad de comprender, de
negociar y de interpretar lo que está sucediendo.

El conocimiento de su sociedad, que adquiere la persona se hace a través de


instituciones como la religión, la familia, la educación, que representa el orden,
la norma, la quietud, indispensable para guiar y sostener en estabilidad al ser
humano que aprende y aprehende su cultura. Pero a la vez, esta urdimbre que
la cultura ha tejido para que el ser humano se apoye, permite que sea
movimiento en el momento en que la persona duda, juega, se contradice,
genera conflictos y transgrede el orden. El malestar que produce el
desequilibrio induce a la persona hacia la búsqueda de caminos alternativos
que conllevan a un instante de armonía, mediante estrategias como la
negociación de significados, lo cual es equivalente a la construcción de
significados.
La construcción de significados o de conocimiento genera en la persona
discursos que ha elaborado a lo largo de la socialización vivida al interior del
colectivo al que pertenece, sirviendo de guía en un contexto cultural
determinado, y le ha permitido seguir construyendo, siempre en una dinámica
interactiva y creativa entre cultura y ser humano.

En este proceso de aprender, aprehender y desaprender la cultura el folklore


juega un papel muy importante, pues es una de las tantas formas que el ser
humano ha utilizado para simbolizar su cultura. Según (5) Guillermo Abadía
Morales (1983:13,14) la palabra folklore está formada por dos voces inglesas
que etimológicamente significan: “Folk”, lo popular y “lore” todo lo
tradicional; así que puede definirse como tradición popular, esta
tradición estaría constituida por todo el saber popular, lo que el pueblo
cree, piensa, dice y hace”, La palabra “tradición” se deriva del verbo latino
“trado” que significa “yo entrego” es decir todo lo que una generación entrega a
otra, esta puede ser oral, escrita y monumental. La tradición oral se transmite
por la palabra hablada, la escrita se transmite por medio de documentos
gráficos y la monumental es la que se transmite en obras físicas como
templos, estatuarias y otras. Para que una tradición popular sea folklórica
debe reunir los siguientes aspectos: ser legitimada por el pueblo y ser
transmitida de generación en generación, ser típica, es decir
característico y representativo de un tipo determinado de gentes, ser
empírica, que las personas la practique en su rutina diaria y además estar
viva: que esté vigente en uso actual.

Entonces estas personas en su sistema de simbolización pueden expresar el


arraigo cultural de la tradición folklórica a la vez se percibe un ser dinámico
capaz de iniciativa e innovación, que al contextualizarse en una cultura, permite
generar una interpretación dinámica de su cultura.

En el año 2000, la alcaldía de Bogotá se propuso restablecer el desarrollo de


los carnavales en la ciudad partiendo de las instituciones educativas pues
considera que es muy importante el estudio y apropiación de la cultura festiva.
Vale la pena experimentar dicha propuesta en la institución y efectivamente las
fiestas merecen todo el interés, ya que su significado y su valor en el contexto
nacional son infinitos. La fuente principal del amor a la patria es el
conocimiento de su historia, de sus raíces. El pasado preside desde lejos y ha
contribuido a la formación de identidad. La incidencia teatral y dancística de los
participantes es merecedora de una reflexión profunda por parte de los
docentes, en cuyas manos está el no permitir que fenezcan o que sean
reemplazadas por criterios esnobistas; las fiestas se deben disfrutar con las
nuevas generaciones. Es necesario promover su implementación y comunicar
su valor patrimonial

Dentro de ese proceso de rescatar nuestras raíces folklóricas, en el Liceo la


Aventura de crecer, un liceo de educación inicial, se comenzó un proceso de
rescatar nuestra identidad, trabajando danzas y específicamente danzas que
permitieran incorporar el trabajo de la ética, tanto con los niños y niñas, como
con los padres y maestros. Se inició este trabajo con un baile folclórico del
Tolima grande llamado los Matachines.
El matachín es un elemento de la cultura popular del Tolima Grande, sin
desconocer, por supuesto, su presencia en otras latitudes como México y
otros países de Centroamérica, África y España.

En el Tolima Grande tiene una significación especial pues la danza de los


Matachines representa la lucha entre los espíritus protectores
precolombinos, convertidos en maléficos por la colonización española y
su abanderada la religión católica, donde el bien está representado por la
virgen y el diablo es símbolo del mal en el cristianismo. Los espíritus
protectores precolombinos encarnan en animales y entablan la eterna
lucha para derrotar al diablo. De forma simbólica, los Matachines son la
lucha ancestral por la supervivencia de una cultura aborigen diezmada
por la evangelización.

Pero para que los niños y las niñas entendieran el concepto del matachín nos
fue necesario viajar en nuestra imaginación por el Tolima y remontarnos en su
historia a través de los cuentos, mitos y leyendas de nuestros indígenas y
campesinos de esta región.

Los espíritus «bravos» encuentran ayuda en las figuras de los Matachines. Los
Matachines son disfraces comunes en toda Latinoamérica (5) (Abadía Morales
1983: 344). Se supone que tienen su raíz en la figura del Mojiganga de la
Edad Media, un bufón del teatro español, que se introdujo en las
procesiones religiosas. En algunos casos, como en Colombia, los
Matachines se mezclaron también con la figura del diablo. Se trata de un
tipo de figura ritual, que puede tener diferente fisonomía, pero sus
funciones son encargarse de guardar, molestar, divertir, amenazar y
burlarse. La palabra «Matachín» significa «disfraz» o «persona burlesca
disfrazada». Su aparición al bailar es acompañada por tambores y
músicos. En Tolima, los Matachines aparecen con un disfraz de jirones de
muchos colores y con sus rostros cubiertos por máscaras grotescas o de
animales. En Natagaima invocan a San Juan con seriedad ritual y vigor
agresivo, casi como si estuvieran castigando las transgresiones del
pueblo.

Esta danza nos permitió reflexionar con los estudiantes sobre cuando se hacen
cosas buenas y cuando se hacen cosas no tan buenas. Pero además,
hablamos de mitología indígena y leyendas campesinas que son relatos sobre
la moral, cuyo tema central es la trasgresión y su castigo.

Los desfiles de máscaras expresan el respeto por las tradiciones y, al mismo


tiempo, se burlan de los valores de la comunidad y la región. A los
protagonistas de los mitos y las leyendas, se les llama realmente «mitos y
leyendas» en la tradición oral de Tolima. Entre ellos se consideran, los ya
mencionados, Mohan y la Madre monte, la Candileja, los Tunjos, la Patasola, el
Madre Agua y la Llorona, también conocida en otras partes de Latinoamérica.

Los mitos y las leyendas son transmitidos de generación en generación, como


manifestaciones espirituales del pensamiento de una comunidad campesina y,
como tales, habitan su espacio natural: los ríos, la montaña, las lagunas. Como
producto de un proceso de mezcla cultural, que se viene desarrollando desde
hace siglos, tienen sus raíces en el pensamiento mítico y poético del cosmos
indígena de la región.

Según el pensamiento de los indígenas de Coyaima y Natagaima, tal como lo


describe (6) Franz Faust (1989), el cosmos se articula en dos dimensiones
fundamentales, lo incontrolable, llamado también «lo bravo», y la parte
controlada por el hombre. Estas dos dimensiones se estructuran en
niveles horizontales del cosmos. Las máscaras de los mitos y leyendas
están situadas en la tierra firme. En este mundo acuático viven espíritus
del agua, como Mohan, el patrón del pescado, los ancestros no
bautizados y una serpiente gigante.

Tres pilares de oro ubicados debajo de lugares especiales del paisaje


sostienen la superficie firme, para que no caiga al agua. Esta topografía mítica
delimita la región de los indígenas: la roca de Avehuco en el norte, el pueblo
Coyaima en el centro y el cerro Pacandé en el sur. En forma de espacios de
agua de todo tipo (ríos, lagunas, fuentes), el mundo acuático se eleva hacia la
tierra firme habitada por el hombre. Especialmente en estos lugares, los
hombres son confrontados con lo «bravo». En la superficie de la tierra viven,
además de los hombres, unos espíritus bravos como la Madre monte, algunas
aves, serpientes y el viento. La dimensión de lo controlado está conformada por
el orden social de la vida cotidiana, los asentamientos urbanos, la tierra
cultivada y las plantas de cultivo. Encima de este nivel están situadas las
estrellas y más arriba está el cielo católico, con Jesús, sus apóstoles y el
Espíritu Santo. En el punto más alto se encuentra el padre Sol (6) (Faust, 1989:
123-129 y 1994: 30-32).

La Madre monte es un espíritu bravo de las sabanas del valle del Magdalena;
es una señora elegante y corpulenta, vestida con musgo y hojas frescas de los
árboles. Ella es la mujer de la selva, peligrosa para los cazadores y aquellos
otros que penetren en su región, la cual, como señora de los bosques, se
encarga de vigilar.

El Mohan, al contrario, vive en las lagunas y en los ríos. Mohan es un espíritu


más beneficioso y propicio que nefasto (Velandia1993: 52). Según el
pensamiento indígena, Mohan es el chamán de los ancestros y se transformó
en un espíritu del agua que habita, por eso, en el mundo acuático (6)(Faust
1989: 50). Del encuentro con Mohan – peligroso especialmente para los
pescadores – puede resultar que se pierda el «espíritu» o puede ser un aviso
de graves enfermedades, de plagas u otros males.

CONCLUSIÓN

Con la simbolización del bien y del mal, representada en los matachines y en


mitos leyendas del Tolima se lograron varios ejes temáticos:

Se integró a la familia en la elaboración análisis y significado cultural de la


máscara, traje típico, decoración del palo
Reflexión con estudiantes y padres de familia sobre el concepto del bien y del
mal y cómo la tradición cultural lo ha simbolizado a lo largo de la historia
cristiana, en el diablo que representa en el mal y la virgen que representa
el bien

Trabajo de un juego coreográfico de la danza de los matachines, y diferentes


figuras realizada con palos, logrando coordinación, trabajo en equipo y
creatividad, permitiendo que el niño experimente los diferentes formas de usar
el palo, manteniendo control y cuidado de no maltratarse a sí mismo y a sus
compañeros

Se viajó en el tiempo y en el espacio ubicándonos en la región del Tolima y las


diferentes personas que habitaron ese espacio en la historia: indígenas,
campesinos, recorriendo también su pensamiento a través de los mitos y
leyendas, lo cual fue un trabajo muy atractivo para los niños y niñas y para uno
como maestro también porque requirió de mucha consulta e investigación.

En lecto-escritura se leyeron varios mitos y leyendas en donde los niños debían


representar con plastilina, títeres, collage y danza lo comprendido de la lectura,
se daba material de consulta para trabajar con padres en casa.

Se finalizó este proyecto con una izada de bandera sobre valores éticos, y
como se debe proceder bien sin dañar a nadie, remitiéndonos a los mitos
legendarios, y una representación de algunas leyendas campesinas del mohán,
la patasola, y la danza del matachín, reivindicando nuestras raíces folklóricas
con sentido y significado.

BIBLIOGRAFÍA

(1) WHITE, Leslie A. El Concepto de Cultura. En: Textos Fundamentales: El


Concepto de Cultura. Kahn, J.S Comp. (1959)

(2)GEERTZ, Clifford. Interpretación de las Culturas. México D. F: Gedisa, 1987

(3) BERGER Y LUCKMAN. La Construcción social de la Realidad. Buenos


Aires: Amorrortu, 1968.

(4) BRUNER, Jerome. Actos de Significados. Madrid, España: Alianza, 1991

(5) ABADÍA MORALES, Guillermo. Compendio General de Folclore


Colombiano, 1983, 4ª ed. Bogotá Colombia.

(6) FRANZ, Faust. 1989-1990 Etnografía y Etnoecología de Coconuco y


Sotará. En Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXVII, pp. 53-90, Bogotá.

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