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Historia Hormigon Estructural PDF
Historia Hormigon Estructural PDF
UD HORMIGÓN ESTRUCTURAL
UD HORMIGÓN ESTRUCTURAL . JLG. V.02 . JLG. ED.02 1
NOTAS PARA UNA HISTORIA DEL HORMIGÓN ESTRUCTURAL
Contenido
Preámbulo
Abril de 2005
Código: JLG
Fecha: Marzo, 2005
T
σtrac
*
Este condicionante constructivo raramente se halla descrito en los textos de historia
del arte y de arquitectura, dando la falsa impresión de que la elección de las formas era
completamente libre o, cuando menos, sólo cuestión de modas.
L/2 L/2
Las “absurdas” A pesar de todo lo dicho, no deja de ser evidente que la elección
formas adinteladas de la piedra para funcionar como pieza en flexión simple no es buena; en
la práctica, es preciso acudir a dinteles cortos y de mucho canto, tanto
por razones mecánicas como constructivas. Ejemplos de ello se
muestran en las figuras 2.4 y 2.5.
Figura 2.4. Templo egipcio: ejemplo de formas adinteladas de piezas cortas y poco
esbeltas (reducida relación L/h o luz/canto).
Figura 2.6. Partenón de Atenas. Efecto óptico buscado para conferir esbeltez a la
construcción.
El truco del voladizo Lo que se ha visto hasta ahora muestra dinteles de una sola pieza,
sucesivo. que salvan de un salto la luz encomendada. Esto representa una
La protogénesis del arco importante limitación constructiva porque exige poderosos medios de
transporte e izado de los bloques. Algunas civilizaciones idearon
sistemas ingeniosos, que hoy parecen incluso un tanto naïf pero que,
indudablemente, contribuyeron a resolver el grave y cotidiano problema
constructivo de salvar un vano o cubrir un espacio con piezas de menor
tamaño que la luz. La técnica utilizada da los resultados que se aprecian
en la figura 2.7.
C
H<μV
Figura 2.8. A la izquierda, interior de la cúpula del Tesoro de Atreo (Micenas, 1325
a.C.), cuya entrada se mostró en la figura 2.7. A la derecha, esquema resistente del
conjunto, en el que juega un papel determinante la fuerza de rozamiento y,
consiguientemente, al efecto favorable del peso. El diámetro en arranques es de 14,5
m y la altura 13,2 m.
Figura 2.10. Génesis del arco por acodalamiento sucesivo de piezas de tamaños cada
vez menores.
N
M
e
N
σmín > 0
Figura 2.13. Representación del alzado / sección longitudinal del puente Fabritius, en
Roma.
La aplicación de las El siguiente hito que acerca el problema, poco a poco, al Hormigón
matemáticas. Estructural y a otros materiales estructurales, es el de la irrupción de las
El racionalismo Matemáticas y la Física a partir del Barroco, s. XVII. Hay, sin embargo, un
precedente genial, 150 años antes, del inefable Leonardo da Vinci (figura
2.15), quien fue capaz de desarrollar procedimientos empirico-analíticos,
basados en la Geometría para evaluar el empuje de los arcos, según su
rebajamiento, con el fin de dimensionar de manera correcta los estribos.
Figura 2.15. Figuras de Leonardo da Vinci para medir el empuje de los arcos en cada
una de sus dovelas (izquierda) y en los arranques, para diferentes rebajamientos
(relaciones flecha/luz). Los arcos más rebajados comportan mayores axiles y
mayores empujes contra los estribos.
Figura 2.16. Explicación de Poleni (s. XVII) del antifunicular de las cargas, es decir, de
la línea de presiones, en la cúpula de S. Pedro de Roma durante los trabajos de
evaluación estructural y refuerzo. Primer ejemplo histórico de aplicación del cálculo
a un problema estructural.
Las figuras 2.17 y 2.18 muestran sendos ejemplos representativos de La extraña y genial
actuaciones de la época modernista, suponiendo que Gaudí pudiera combinación de
encuadrarse en ella, como si no tuviera personalidad propia suficiente. sinceridad estructural
Esa época es rica en el empleo de materiales que sólo resisten y fantasía
adecuadamente compresiones y con los que, sin embargo, se han
Figura 2.18. Bóvedas catalanas tendidas por albañiles expertos con rasilla y yeso, sin
cimbra, sin un gramo de acero, confiando todo a la forma y al correcto estribado de
sus extremos. Ejemplo de ancestral aplicación del antifunicular.
Viene ahora a colación el caso del dintel de piedra (figura 2.19) que
pasó de ser una viga bi-empotrada a un arco “plano”.
Fisuras de negativos en
los empotramientos
Fisura de positivos
en centro de vano
Bielas de compresión
embebidas en el
semi-dintel
Reacción de
contrarresto en el
estribo.
Indispensable para
asegurar el equilibrio
Figura 2.19. El Escorial. El dintel de piedra que pasó de ser viga bi-empotrada
(arriba) a un arco de dos dovelas o bielas (abajo). Este último mecanismo resistente
es el que explica que, formadas tres rótulas, no se haya producido el colapso.
Línea de presiones
inscrita en el dintel
adovelado
Del hormigón romano Las páginas anteriores se han dedicado especialmente a glosar el
(opus caementitum, ingenioso sistema de salvar luces y resistir flexiones combinando
formicus, concretus) al astutamente formas, procesos constructivos y distribuciones de masas y
hormigón moderno rigideces para construir con materiales de nula resistencia a tracción,
(concrete, Beton, betão, como es el caso del hormigón en masa. Toca ahora presentar cómo se ha
calcestruzzo). En español ido desarrollando la presencia del hormigón, como material de
también concreto, construcción, a lo largo de la historia.
garujo, derretido Los romanos, referencia obligada cuando se habla del origen de
casi cualquier cosa, se referían a las construcciones como opus
caementitium, en la que el caementum era el ligante con el que se
amasaba arena y áridos con agua hasta obtener una concreción, mezcla
maleable, apta para tomar la forma del molde en el que se vertía. Las
cursivas no latinas utilizadas tienen estrecha relación con las palabras
latinas concretus (concreción de partículas amalgamadas) y formicus*, de
las que derivan el concrete de los sajones o el concreto de algunos países
hispanoamericanos, y el hormigón (de material formáceo, al que se puede
dar forma con el molde), respectivamente.
La naturaleza brinda algunos ejemplos de “hormigón natural”, o
concreción de áridos cementados por algún ligante natural
(frecuentemente carbonatos, ayudados por temperaturas y presiones
telúricas, debidas a fenómenos geológicos), como es el caso de la figura
3.1.
La construcción en hormigón tiene un antecedente en el tapial
(figura 3.2) y el adobe, predecesor, a su vez, del ladrillo (a partir del
cuarto milenio a.C.). El tapial comparte con el hormigón su cualidad de
formáceo, de monolítico y, por la adición de fibras naturales que le dan
cohesión (y cierta capacidad para admitir tracciones), se parece también
al hormigón armado en el que las fibras son las barras de acero. Del
desarrollo de la fábrica de mampostería, sillería o ladrillo se sirvió el
hormigón para el perfeccionamiento del elemento cementante, así
como de las formas constructivas que se han reseñado en el capítulo
anterior.
*
El término hormigón tiene su raíz en la palabra latina formicus, aplicada a los cuerpos
cuyo material es susceptible de adoptar una forma impuesta previamente. El vocablo
concreto, empleado en muchos países Iberoamericanos, tiene su origen, como la voz
sajona concrete, en la palabra latina concretus, con la que se designa la acumulación de
partículas que se unen para formar masas. Sin embargo, en palabras del Prof. Páez, el
término hormigón resulta más evocador y profundo. En efecto, esta cualidad formácea
ha conferido a este material ⎯roca artificial⎯ unas posibilidades estructurales que, en
manos de los técnicos, los constructores y los artistas, rebasa con creces la condición
de mero sustitutivo de la piedra para convertirse, en conjunción con las armaduras, en
material insustituible en la mayor parte de las manifestaciones de la ingeniería y la
arquitectura.
Figura 3.5. Hormigón vertido entre las hojas exteriores de fábrica en el puerto
romano de Ampurias (Gerona).
Figura 3.6. “Opus caementitium” típica romana. Entre las dos hojas de ladrillos
aplantillados de forma triangular en planta, salvo en las esquinas, se vertían
tongadas de hormigón romano, configurando un conjunto monolítico y muy bien
trabado.
Figura 3.8. Coliseo de Roma. Una de las primeras aplicaciones del hormigón en la
construcción de una losa de cimentación dadas las malas características del terreno.
Figura 3.9. Panteón de Agripa (Roma, 118-128 d.C). En el frontispicio del templo se
puede leer una noble inscripción, alusiva a Agripa como su verdadero constructor,
dado que lo que ahora se ve, igualmente romano, se erigió sobre la anterior
edificación de 25 a.C. tras el incendio que sufriera la primera construcción.
-Nr (compresión)
-Nr (tracción)
“Muelles” de
coacción del tambor
Figura 3.10. Esquema resistente de una cúpula, con compresiones Nϕ según los
meridianos y compresiones circunferenciales en el casquete superior (hasta el
paralelo situado a 52º desde el eje de revolución) y tracciones circunferenciales a
partir de ese paralelo hasta los arranques, como las que se muestran a la derecha.
Figura 3.13. Relleno del interior de las pilas torales de la Catedral de León. Demetrio
de los Ríos (hacia 1877): calicanto.
Figura 3.14. Puente de Suillac, sobre el río Dordogne, Francia (1812-1816). Primera
aplicación de los conglomerantes hidráulicos artificiales a partir de los trabajos de
su ingeniero proyectista: Louis Vicat.
Figura 4.1. Grapas de hierro para coser los sillares del puente Fabritius en Roma.
Figura 4.2. Construcción contemporánea de fábrica armada con caña (El Salvador,
2002).
Figura 4.3. Explicación mecánica de Poleni acerca del eventual colapso de la cúpula
de S. Pedro y del tambor que la sustenta: “gajos” cuya cinemática pone en evidencia
la necesidad de añadir un elemento o zuncho traccionado, materializado por una
cadena cuyos eslabones se muestran en la parte derecha de la figura.
Figura 4.4. “Fábrica armada” de los dinteles del Panteón de París, curioso ejemplo de
hormigón a la inversa. Mientras en el hormigón moderno se dispone la ferralla en
primer lugar y luego se hormigona el conjunto, en este caso se procedió a disponer la
fábrica y luego enhebrar las barras.
Figura 4.5. Experimento de Brunel con fábrica armada. Un doble voladizo, el corto
con contrapeso, con una sección como la indicada, con flejes metálicos situados en
los tendeles de la fábrica de ladrillo. Se trata de un caso pionero en fábrica armada.
Figura 5.3. Primer puente de hormigón armado del mundo, según la patente de
Monier. Chazélet, 1875, 16,5 m de luz.
*
Otra vez Saint Denis, cuna también de la arquitectura gótica a mediados del s. XII.
Entre las ventajas que se aducen para justificar el empleo del hormigón
estructural (sólo hormigón armado todavía) están las de su aparente
insensibilidad al fuego, especialmente si se compara con las estructuras
con forjados de madera o con viguetas metálicas. También se presenta
como definitiva ventaja el que las estructuras de hormigón no precisan
de mantenimiento alguno, a diferencia de las estructuras metálicas, con
las que compite ferozmente, que requieren de sucesivas capas de
pintura para asegurar la protección contra la corrosión. Como
oportunamente se verá, no es tan cierto que las estructuras de hormigón
tengan vida ilimitada por durabilidad (corrosión, entre otras cosas), sino
que la experiencia de cerca de 100 años en el empleo de hormigón en
masa, como se ha visto, en obras portuarias, hidráulicas y todo tipo de
cimentaciones, permitía augurar un excelente comportamiento en el
tiempo de las estructuras de hormigón armado.
Así las cosas, hacia 1890 decide otro francés, Hennebique, invertir toda Muestrario del material
su fortuna y diez años de trabajos previos, hasta 1900, en estudiar el “nacido para resistir y
comportamiento de las estructuras de hormigón, definir correctamente perdurar”
la posición de las armaduras y toda clase de detalles de armado y, no
menos importante, plantear una campaña publicitaria en toda regla para
convencer a la opinión pública de las posibilidades y ventajas del “nuevo
material”. La figura 5.8 muestra un ejemplo de un panel explicativo con
fotografías y ejemplos de realizaciones concretas.
Figura 5.11. Ejemplo del armado de una losa y de una viga de hormigón según la
documentación de Hennebique.
Otro aspecto que es preciso tener presente es el del contexto del La competencia
momento tecnológico que se vive a finales del s. XIX y comienzos del s. con la estructura
XX. Como se ha anunciado más arriba, las estructuras metálicas metálica
responden al ideal del material moderno, ligero y robusto que, además,
simboliza el progreso de la sociedad occidental. Además, el acero
responde muy bien, en el rango de trabajo al que se le ciñe en el formato
de seguridad de la época, al planteamiento elástico y lineal que los
estudios del momento han venido predicando: desde Navier hasta
Castigliano, pasando por Mohr y otras egregias figuras de la teoría de
estructuras. La nobleza de su comportamiento y el hecho de simbolizar
Figura 5.17. Las edades estructurales. El sitio del hormigón (Javier Rui-Wamba).
La Historia suele ser indulgente con los pioneros por sus primeros
errores (no así con los seguidores, incluidos los alumnos de las Escuelas,
obligados a conocer y aprender de los errores del pasado). Así sucedió
con personajes de la talla de Galileo Galilei, quien proclamó que la fibra
neutra de una pieza sometida a flexión se situaba en torno al “centro de
*
Wayss había adquirido los derechos de la patente del Sistema Monier, y se ocupó de
ensayar y sistematizar los conocimientos y reglas de proyecto del sistema. Encontró en
Könen, ingeniero al servicio del Estado prusiano, un funcionario interesado en el
sistema y en su correcta aplicación. Juntos realizaron ensayos y redactaron propuestas
que acabarían por ser la base de la normativa prusiana (1904), una de las primeras del
mundo.
Figura 6.2. Famoso error de Galileo (s. XVII), no reparado hasta finales del s. XVIII y
comienzos del XIX, por Bernouilli y Navier, según el cual la fibra neutra de una pieza
flectada se situaba en el punto B o fibra de apoyo y contacto con el empotramiento.
Cabe citar al respecto las figuras de Ritter y Mörsch, quienes, sin Una forma equilibrada
contacto previo inicialmente, desarrollaron de manera prácticamente de entender el
simultánea una teoría, la de las bielas y tirantes, cuya potencia se comportamiento de
proyecta hacia el presente y el futuro de estas estructuras. Es importante elementos de hormigón
observar cómo su planteamiento fue netamente ingenieril. En efecto, estructural
acuciados por la necesidad de dar respuesta a un problema complejo (el
de la distribución de tensiones tangenciales en las piezas de hormigón,
especialmente en el caso fisurado), no pretendieron hacer un
planteamiento analítico “perfecto”, al estilo del planteado para el caso de
tensiones normales, sino que se contentaron con dar con una solución
equilibrada y controlada en términos de tensiones de los materiales, muy
en la línea de los métodos gráficos (estática gráfica) de la época para las
estructuras metálicas en celosía y, curiosamente, para las estructuras de
piedra de las grandes bóvedas del momento.
Mediante esta aproximación, el proyectista (Ritter es el autor, en
1899, de la propuesta de la figura 6.4) configura, en el seno de la pieza, un
Figura 6.4. Modelo de bielas propuesto por Ritter (1899) para explicar el
funcionamiento de las piezas de hormigón armado tanto a esfuerzo cortante como
flexión.
Figura 6.5. Resumen de los ensayos de Mörsch sobre piezas torsionadas sin
armadura y con diferentes distribuciones de barras longitudinales y transversales.
Figura 6.7. Cúpula de la Sala del Centenario en Breslau (hoy Wroclaw, Polonia), de
Max Berg (1912). Primera construcción que bate el record del Panteón de Roma en
cuanto a luz (65 frente a 44 m) en solución no metálica, aunque se trate de una
configuración estructural de nervios y no estrictamente de una cúpula 3D.
Figura 6.8. Portada de los apuntes preparados por Juan Manuel de Zafra (1914),
primer catedrático de Hormigón en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y
Puertos de Madrid (única de España hasta la década de 1960).
Figura 7.1. Puente de Grünwald, sobre el Isar, obra del joven Mörsch (1904). El
puente consta de dos arcos de 70 m de luz y 8 de anchura.
La transición desde la
ortodoxia decimonónica
Figura 7.3. Puente de Stauffacher (1899). Maillart se vió obligado a camuflar, tras
una apariencia ortodoxa, una losa triarticulada de hormigón.
Síntesis de conocimiento Sólo cuatro años después del puente de Stauffacher, Maillart tiene
de la etopeya del hormigón la oportunidad de proyectar y construir el puente de Zuoz, en el que el
y del comportamiento hormigón se muestra ya sin pudor alguno (figura 7.4), exponiendo
estructural abiertamente sus posibilidades resistentes. Puede afirmarse que el
puente de Zuoz, de sección cajón, es un puente moderno, en el sentido
de que su apariencia formal es plenamente vigente a comienzos del s.
XXI. No obstante, Maillart tuvo serios problemas para entender ⎯y, por
Figura 7.6. La “losa sin vigas” de la izquierda (almacenes Giesshübel, Zurich, 1910) es
una losa de hormigón, de espesor constante, apoyada en pilares con capitel. Su
aplicación práctica se vio precedida de una extensa e inteligente campaña de
experimentación (1908) que avalaba técnica y psicológicamente el invento.
1
No es que ahora hayan pasado de moda las estructuras “estrictas”, sino que otro tipo
de costes (mano de obra, encofrados, etc.) han hecho primar o, al menos, matizar, esos
objetivos. No es menos cierto que ciertas concesiones formales al ornato han hecho
vivir relativamente despreocupados del presupuesto a no pocos proyectistas.
2
Otro de los paladines de la causa, el arquitecto vienés Adolf Loos, radical precursor,
escribió en 1908 un artículo titulado “Ornato y crimen”, expresivo de la tendencia que
preconizaba: “(…) la evolución de la cultura se encamina hacia la eliminación de los
adornos en las cosas útiles”. Como en tantos otros momentos de la historia de la
estética, la afirmación cobra la validez propia de la vida de un determinado movimiento
o ciclo.
Los recursos de Frank Lloyd Wright (1867-1959) da otro toque genial a la arquitectura
Frank Lloyd Wright en hormigón. Aunque parece evidente que toma buena nota de otras
aportaciones, especialmente de la Bauhaus, es innegable que da a la
arquitectura en hormigón un toque maestro, elegante y distinguido. No
cabe duda de que el hormigón es protagonista especial de la ordenación
del espacio, de las texturas de sus superficies y de la distribución de los
volúmenes.
De azarosa vida personal, Frank Lloyd Wright puede ser
considerado todo un divo de la arquitectura contemporánea, capaz de
mantener un fluido contacto con ingenieros y de apreciar su labor. Baste
citar, a título de ejemplo, sus elogios hacia Eduardo Torroja
⎯contemporáneo suyo aunque más joven que el americano⎯, de quien
dijo que poseía la cabeza pensante más poderosa que había conocido.
No habiendo obtenido título de arquitecto (empezó como delineante en
Chicago, en el estudio de Sullivan), se convirtió en referencia mundial de
la arquitectura del s. XX, forjador de un estilo arquitectónico personal,
aunque sincrético en lo estructural.
En la Casa de la Cascada (figura 7.11) es fácil advertir la influencia de
las premisas de la Bauhaus, o en el Jonson Wax Building (figura 7.12) se
percibe el empleo, distinguido y elegante de las losas fungiformes de
Maillart.
Figura 7.11. La Casa de la Cascada (1937). Encargo de chalet del padre de uno de sus
becarios, este edificio representó para Wright la consagración definitiva en los años
de la Gran Depresión. El hormigón era el único material posible para resolver, de
forma simultánea, los problemas de creación de volúmenes y masas, de
configuración resistente y de durabilidad.
Figura 7.12. Interior del Johnson Wax Building. Magistral sala hipóstila cubierta con
una losa fungiforme. No hay aportación estructural relevante, pues se utilizan
procedimientos ya avalados por experiencias anteriores, pero es innegable que
Wright hace gala de un gusto exquisito y de un dominio del espacio al servicio del
cual el material ideal es el hormigón.
Figura 7.13. Museo Guggenheim de Nueva York. Wright pone al servicio de la nueva
concepción museística del momento una construcción original y asombrosa a cuyo
esquema resistente se adapta como un guante el hormigón estructural.
Genial pero no improvisado. La de Eduardo Torroja (1899-1961) es otra de esas figuras insignes con
Todo es fruto de una profunda que el destino regala a la sociedad de que forma parte sólo de vez en
meditación que depura entre cuando: un genio. Sin embargo, es preciso hacer un esfuerzo de
alternativas humildad y de reconocimiento hacia estas figuras, a quienes no acuden
las musas de manera gratuita, sino tras un ímprobo, tenaz e inteligente
esfuerzo intelectual. Ese era el caso de Eduardo Torroja, “discípulo
aventajado” de José Eugenio Ribera, introductor en España de la patente
Hennebique. Torroja, que destacó como proyectista, como investigador,
como docente y como autor de normativa técnica, no hacía concesiones
a la improvisación. Lo que salía de su cabeza era el fruto maduro de una
profunda meditación, del conocimiento preciso del enunciado del
problema y de las condiciones de contorno, así como del estudio de
diferentes posibilidades o alternativas.
La actividad de Torroja abarca todas las tipologías estructurales,
distinguiéndose en algunas de ellas de forma especialmente brillante y
pionera. Es el caso de las estructuras laminares. Desbrozados los
aspectos teóricos por coetáneos suyos como Dischinger, Bauersfeld
(figura 7.15) y por él mismo (Torroja tenía una muy fuerte educación en
matemáticas y geometría), se lanza al proyecto y la construcción de
estructuras como el mercado de Algeciras (figura 7.14), de una esbeltez
escalofriante. Torroja sabe que el éxito de este tipo de estructuras radica
en la materialización de unas correctas condiciones de contorno, que
concreta en el anillo octogonal de arranques (con tirantes que impiden la
transmisión de fuerzas horizontales a los pilares) y en la disposición de
voladizos que aseguren lo antes posible el anhelado estado membrana
de la estructura de cubierta.
Figura 7.14. Cubierta del mercado de Algeciras (1933). Superado el record del
Panteón de Roma en 1912 en la Sala del Centenario de Breslau (figura 6.7), es Torroja
quien supera el record (47,6 m de luz, frente a los 44 del Panteón) de cúpula
continua en modo membrana con óculo abierto y un espesor de sólo 8 cm,
equiparable a la cáscara de huevo.
Figura 7.18. Vista interior del Frontón Recoletos, obra maestra de Eduardo Torroja, y
una de sus estructuras más atrevidas desde el punto de vista ingenieril.
Figura 7.19. Diferentes soluciones ideadas por Torroja para la cubierta del frontón
Recoletos. La ejecutada finalmente, sin duda la más original y atrevida, en
hormigón, es la de la parte inferior derecha.
Figura 7.21. Vistas del viaducto de Martín-Gil (1939) ejecutado mediante la técnica
de la auto-cimbra en una época de penosas restricciones de materiales y medios
constructivos, en un país devastado por la Guerra Civil, lo que obligaba a agudizar
de manera especial el ingenio para dar con tipologías y soluciones constructivas
extraordinariamente estrictas en materiales y medios.
Figura 7.22. Puente de Sandö, en Suecia (1943). Récord del mundo en luz durante
decenios (264 m). Se trata de una de las estructuras más elegantes de la historia, en
la que destaca la extraordinaria esbeltez de los fustes que descansan en el soberbio
arco.
Figura 7.23. Puente de Le Veurdre, sobre el río Allier (1907). En esta obra desplegó el
joven Freyssinet sus cualidades de ingeniero e inventor, aunque a costa de más de un
disgusto.
Figura 7.25. Los hangares de Orly (1923). El triunfo de las formas resistentes en
hormigón y de las técnicas constructivas con encofrados modulares.
También esta obra fue presa del dragón de la guerra en 1944, tras
unos bombardeos de la aviación norteamericana, en la idea de que los
alemanes ocultaban allí otros ingenios no precisamente pacíficos.
Otro hito en la biografía de este infatigable ingeniero es el del
puente de Plougastel (1924-1930, figura 7.26).
Carlos Fernández Carlos Fernández Casado (1905-1988) es uno de los ingenieros más
Casado, ingeniero, entrañables y generosos con que ha contado la ingeniería española. “Don
historiador y Carlos –escribe Antonio Bonet– tenía una inteligencia privilegiada a la
filósofo que unía una bondad y cordialidad extremas. Gran conversador, con su
temperamento sereno y apasionada palabra, enriquecía siempre a sus
interlocutores. Don Carlos, pleno de ideas y con una curiosidad
intelectual que no tenía límites, sabía crear en torno suyo un clima de
cálido y cordial intercambio de ideas, de comprensión y razonamiento
sobre los más distintos aspectos de la vida y del pensamiento”3.
Nacido en Logroño Fernández Casado destacó pronto. A los 14
años ingresó en la Escuela de Caminos (entonces no había límite de
edad; sólo bastaba haber aprobado el bachillerato) y terminó a los 19, en
1924. Siendo tan joven, su familia le animó a estudiar, en París, también
ingeniería de telecomunicación, especialidad muy prometedora ya
entonces. Terminó en 1927, y tuvo tiempo de recorrer y estudiar todas
las catedrales de la Isla de Francia. De aquella estancia allí provino su
amor por las catedrales góticas, sobre las que escribió unos maravillosos
apuntes, que rezumaban tanto sentido estructural como sensibilidad
hacia su ethos. Era un hombre que sentía la historia.
Sus primeros años de ingeniero de caminos (lo de las
telecomunicaciones le interesó mucho menos) los ejerció en Granada,
3
Así era. En el curso 1981-82, Javier León, uno de los autores de estos apuntes de
Historia del Hormigón, asistió como alumno a la asignatura de doctorado que D. Carlos
impartía con el sugerente título de “Historia de los puentes y de las catedrales góticas”.
Cuenta que «fue el último curso que impartió en la Escuela. Su palabra, no fluida pero sí
meditada y entrañable, desbordaba, a su edad, entusiasmo juvenil por las cosas. De
todos los personajes que desfilan por esta pasarela de famosos del hormigón, este es el
único al que he conocido personalmente. Me recibió en su despacho de la calle Grijalba
un par de veces. Rodeado de libros, diapositivas, notas y sabiduría, D. Carlos me indicó
cómo interpretaba él el funcionamiento de la sección transversal de una catedral gótica.
Refiriéndose a los pináculos me explicó cómo éstos contribuían a “verticalizar” los
empujes, a encauzarlos en el seno de pilas y botareles. Una experiencia inolvidable».
Fig. 7.31. Portada del libro Cálculo de Estructuras Reticulares, publicado en 1934.
4
Una de esas cosas infames que pasan en las guerras civiles y en sus posguerras.
Vinculado, por razones de familia política a la República y por su actividad vanguardista,
a movimientos “sospechosos”, Fernández Casado perdió su condición de funcionario y
de profesor de la Escuela, que después recuperaría para ser Catedrático de Puentes.
Fig. 7.33. Plano de la sección de uno de los pórticos integrantes de la tribuna del
estadio Santiago Bernabéu y vista general del exterior.
Fig. 7.34. Ensayo hasta rotura del modelo con micro-hormigón del puente de la
Chantrea, en Pamplona. Modelo de plástico del puente arco-tímpano de Mieres,
sobre el río Caudal. Modelo de paso superior de Galapagar, en la N-VI.
Fig. 7.36. Puente de hormigón pretensado sobre el río Ebro, en Castejón (Navarra)
durante la construcción y en estado final..
Fig. 7.37. Torres Blancas (1964), en colaboración con Saénz de Oíza (arquitecto) y
Manterota y Fernández Troyano (ingenieros).
Figura 7.39. A la izquierda, esquema resistente de los edificios del s. XIX y primeros
años del XX. A la derecha, la configuración moderna, actual, de la casa Dom-ino
(1914), según Le Corbusier.
Figura 7.43. Palazetto dello Sport (Roma), una de las obras más conocidas de Nervi.
Figura 8.1. Construcción de barriles insertando aros que comprimen radialmente las
duelas.
Figura 8.2. Exposición didáctica del Deutsches Museum de Munich para explicar las
diferencias entre hormigón en masa, armado y pretensado.
Figura 8.7. Puente de los Nibelungos (1952). Tramo recto de 114 m de luz en el tramo
central. Logro indiscutible y referente futuro en la construcción de puentes de
hormigón pretensado por voladizos sucesivos.
9. BIBLIOGRAFÍA