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Profesor: Luis Alberto Orbegoso Dávila PROGRAMA DE


FORMACIÓN GENERAL

ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES

Asignatura:
CONSTITUCIÓN Y DERECHOS HUMANOS

SEMANA Nº 5
ORGANISMOS QUE PROTEGEN
LOS DERECHOS HUMANOS

CONTENIDOS
CAPACIDADES
Organismos tutelares: Tribunal
Argumenta a favor y en contra acerca Constitucional, Defensoría del Pueblo,
de la labor de los organismos Ministerio Público
Organismos internacionales: Corte
protectores de los derechos humanos Internacional de justicia, Comisión
Interamericana de los Derechos Humanos,
Corte Penal Internacional y ONGs

2012 - I

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a. MOTIVACIÓN / EXPLORACIÓN / PROBLEMATIZACIÓN

REFLEXIONA Y COMPARTE...
¿Qué problema nos sugiere la
imagen?
¿Por qué hace alusión a los “10
mandamientos”?
¿A qué derechos se refiere?

b. INFORMACIÒN BÁSICA
1. EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
El desarrollo del reconocimiento y garantía internacional de los derechos humanos ha conducido a la formación de una rama del
Derecho Internacional Público especialmente destinada al estudio de los derechos humanos.
Esto se explica por la consolidación del concepto de derechos humanos en la esfera internacional, por medio de las fuentes
jurídicas del Derecho Internacional Público, como los tratados o convenciones internacionales, la costumbre internacional y los
principios generales del derecho reconocidos por las naciones civilizadas (art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia). En este mismo plano internacional han sido creados organismos especiales dedicados a la protección de los derechos
humanos, tanto en el ámbito universal como en el regional, incluyendo a órganos judiciales, como la Corte Interamericana de
Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Su adscripción al Derecho Internacional Público no implica negar la autonomía de su tratamiento jurídico, pues el Derecho de los
Derechos Humanos, además de poseer un objeto particular de estudio, se ha conformado mediante instrumentos y órganos
especiales y se rige por principios propios de interpretación, distintos de los predominantes en el Derecho Internacional Público
general. A ello nos referiremos a continuación.

a. La personalidad jurídico-internacional del individuo


Contrariando los principios clásicos del Derecho Internacional Público, que sólo concedían a los Estados u organizaciones
internacionales la condición de sujetosde derecho, el Derecho de los Derechos Humanos admitió tempranamente la
personalidad jurídica internacional del individuo. Conforme a aquellos principios tradicionales, el Derecho Internacional Público
regulaba básicamente las relaciones entre los Estados, locual se traducía en el establecimientode obligaciones recíprocas entre
ellos. En cambio, en materia de derechos humanos las obligaciones que de los tratados respectivos se derivan para los Estados
se refieren a las personas que se encuentren bajo su jurisdicción, y a éstas se confieren determinados derechos, que deben ser
susceptibles de protecciónefectiva en las instancias nacionales o, en su defecto, ante los organismos internacionales creados
con tal finalidad.
En particular, en el ámbito de los derechos humanos se otorgó al individuo la posibilidad de acudir ante organismos
internacionales para denunciar las violaciones a sus derechos humanos cometidas por algún Estado parte en el tratado
correspondiente, como lo previeron, desde 1950, el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales; desde 1965, el Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y, luego, 'a Convención
Americana sobre Derechos Humanos y, en 1966, el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Esto supuso reconocer francamente a la persona, en cuanto titular de derechos humanos, como sujeto de Derecho
Internacional, lo cual ha tenido desarrollos ulteriores en esta disciplina*.

b. Finalidad de los tratados sobre derechos humanos


De lo anterior se colige que el propósito de los tratados sobre derechos humanos no es la satisfacción de intereses propios y
recíprocos de los Estados contratantes, sino salvaguardar un bien común a todos ellos, que se impone con carácter de orden
público, y que consiste en la tutela de los derechos y libertades fundamentales de las personas que se encuentren bajo su
jurisdicción.

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Lo que se pretende preservar no son intereses particulares de los Estados, sino un orden objetivo de valores que deviene
irrenunciable para el Estado vinculado al tratado -sin perjuicio de su denuncia, en los términos en que sea posible- al haber sido
establecido en beneficio del ser humano. Por eso no es aplicable, en relación con estos tratados, la facultad de terminación o
suspensión del mismo en razón del incumplimiento de sus obligaciones por otro Estado parte (art. 60.5 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados), u otras previsiones dirigidas a preservar el equilibrio entre los contratantes, ya que el
incumplimiento de sus deberes respecto de los derechos humanos por algún Estado bajo ningún concepto excusa las violaciones
de estos derechos que otro pueda perpetrar.

c. Principios de interpretación
El Derecho de los Derechos Humanos ha generado principios propios de interpretación, o ha introducido matices en la
aplicación de algunos de los principios generales del Derecho Internacional Público.
Así, de la finalidad perseguida por los instrumentos internacionales sobre derechos humanos se ha derivado el principio in dubio
pro homine, en virtud del cual los supuestos de concurrencia de dos o más tratados de derechos humanos o de colisión entre
disposiciones del Derecho interno y las de los tratados correspondientes han de resolverse dando aplicación preferente a la
norma más favorable para la persona. En íntima conexión con este principio se encuentra el carácter mínimo o básico de la
protección que dichos instrumentos proporcionan a los derechos humanos, que no excluye el establecimiento de regulaciones
más garantistas por los ordenamientos jurídicos nacionales (arts. 5.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 29,
literales b y c, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Igualmente, en virtud de la necesaria consideración del objeto y fin de los tratados para su adecuada interpretación (art. 31.1 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados), se ha subrayado que al surgir dudas sobre el sentido de las
disposiciones de los tratados sobre derechos humanos ha de prevalecer la interpretación que en mayor medida ofrezca
protección a la persona y a los derechos que le son inherentes, no aquella que deje mayormente a salvo la soberanía de los
Estados, como sería corriente en relación con los tratados clásicos. Otros principios han sido reconocidos en el ámbito del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

2. OBLIGACIONES INTERNACIONALES GENERALES DEL ESTADO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS


Las principales obligaciones que los tratados internacionales sobre derechos humanos imponen al Estado consisten en el deber
de respetar y garantizar los derechos consagrados. Así lo dispone la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su
artículo 1, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 2.
Por su parte, los artículos 1 y 2 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el artículo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, establecen el deber fundamental de adoptar medidas orientadas a lograr, progresivamente y hasta el máximo de los
recursos disponibles, la plena efectividad de estos derechos. Este deber representa una manifestación de la obligación general
de respeto y garantía, matizada por las singularidades de los derechos económicos, sociales o culturales de índole prestacional,
que demandande las autoridades la organización de servicios y la realización de otras acciones dirigidas a satisfacerlos.
El Estado, en sus distintos niveles de gobierno y en las diversas ramas del poder público, está sometido a las obligaciones de
respeto y garantía, las cuales rigen por tanto en relación con el conjunto de la actividad legislativa, administrativa y
jurisdiccional.

De acuerdo con los propios tratados, dichas obligaciones de respeto y garantía deben cumplirse sin establecer discriminación
alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
La obligación de respeto implica para el Estado la prohibición de realizar actuaciones que atenten contra los derechos humanos.
El Estado y sus agentes deben abstenerse de efectuar acciones de cualquier índole que menoscaben tales derechos, lo cual
comprende a los derechos civiles y políticos y a los económicos, sociales y culturales. Los primeros serían irrespetados, por
ejemplo, si la policía priva a alguien arbitrariamente de la libertad, los segundos, si en la Administración Pública se desconocen
los derechos laborales o sindicales de los trabajadores.
La obligación de garantía va mucho más allá, pues supone para las autoridades el deber adicional de asegurar la efectiva
vigencia de los derechos humanos, creando los instrumentos y las estructuras institucionales necesarias para su realización, e
incluso amparándolos frente a amenazas provenientes de terceros. Se trata organizar todo el aparato gubernamental y, en
general, todas las estructuras através de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces
de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. La garantía de los derechos humanos comprende
la adopción de medidas legislativas o de cualquier otra índole, que sean necesarias para su realización.

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3. ORGANISMOS NACIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

a. EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DEFINICIÒN
El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución, y su supremo intérprete. Mediante el conocimiento de los
Procesos Constitucionales, cumple funciones de valoración, ordenación y pacificación del orden constitucional, tanto a nivel
jurídico como social, garantizando la protección de los derechos fundamentales de las personas y la defensa de la Constitución.
El Tribunal Constitucional (TC) es el máximo órgano de control de la constitucionalidad en el país. No depende de ningún órgano
constitucional peruano (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, Consejo Nacional de la Magistratura, Jurado Nacional
de Elecciones, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo).
Es una instancia autónoma e independiente, según el artículo 202° de la Constitución Política del Perú y el artículo 1° de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional N° 28301. El Tribunal Constitucional solo se encuentra sometido a la Constitución y a su Ley
Orgánica.

ATRIBUCIONES
a) Controlar la constitucionalidad.
b) Conocer, en instancia única, la acción de inconstitucionalidad.
c) Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo, hábeas data y acción de
cumplimiento.
d) Conocer los conflictos de competencia o de atribuciones asignadas por la Constitución, conforme a Ley.

b. DEFENSORÍA DEL PUEBLO


DEFINICIÓN
La Defensoría del Pueblo es un órgano constitucional autónomo creado por la Constitución de 1993. Su misión es proteger los
derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad, supervisar el cumplimiento de los deberes de la
administración pública y la prestación de los servicios públicos a la ciudadanía.
La titular de la institución es la Defensora del Pueblo, quien la representa y la dirige. Para ser elegida requiere como mínimo el
voto favorable de dos terceras partes del Congreso de la República. Su mandato dura cinco años. Goza de inviolabilidad, no
responde civil ni penalmente por las recomendaciones, los reparos y, en general, por las opiniones que emita en el ejercicio de
sus funciones. Además, puede actuar con total independencia en el cumplimiento de éstas. Se rige por la Constitución y su Ley
Orgánica.
La Defensoría del Pueblo no desempeña funciones de juez o fiscal ni sustituye a autoridad alguna. No dicta sentencias, no
impone multas ni sanciones. En consecuencia, sus opiniones o manifestaciones de voluntad no constituyen actos
administrativos ni jurisdiccionales con efectos coercitivos. El cumplimiento de sus recomendaciones y sugerencias se basa en la
persuasión, con la cual se busca crear conciencia en los poderes públicos respecto de que su actuación debe sujetarse a la
legalidad y al respeto de los derechos de los ciudadanos.

2. ATRIBUCIONES
 Defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad. - Supervisar el cumplimiento de
los deberes de la administración estatal. - Supervisar la adecuada prestación de los servicios públicos a la ciudadanía.
 Defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad. Se le encomienda la protección
de los derechos que constituyen atributos y facultades inherentes a la persona humana, tales como el derecho a la vida, al
sufragio, a la integridad, a la dignidad, a la paz, a la libertad de expresión y pensamiento, a gozar de un medio ambiente
sano, al respeto a su cultura, a la educación gratuita por parte del Estado, a la libertad de consciencia y religión, a la igualdad
ante la ley, entre otros.
 Supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración estatal. La Defensoría del Pueblo vela por que las
autoridades y funcionarios de las diversas instituciones del Estado cumplan con sus responsabilidades y atiendan
debidamente a la población.La supervisión se hace siempre desde la perspectiva del sometimiento de la administración
estatal a la Constitución y a las leyes. Para ello, cuenta con la posibilidad de requerir la información necesaria - para realizar
sus investigaciones - a todas las autoridades, funcionarios y servidores de los organismos públicos, los que tienen el deber
de cooperar.

 Supervisar la adecuada prestación de los servicios públicos a la ciudadanía. El Defensor del Pueblo también supervisa la
adecuada prestación de los servicios públicos, tales como energía eléctrica, agua, telefonía y transporte. En estos casos no
interesa si los servicios son brindados por una institución pública o privada.

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c. EL MINISTERIO PÚBLICO
ETIMOLOGÍA.
El Ministerio Público se ha relacionado con la función económica de recaudación de los impuestos y tributos para el erario o
tesoro público, desprendiéndose la etimología de la palabra “fiscal”, que viene del latín “físcus”, que era el cesto o canastilla
donde se recogían los tributos, función que le correspondía a los Procuradores Caseras o Advocati Fisci.

Para otros, la palabra “Fiscal” en su acepción etimológica viene del latín Fiscalis y para la Real Academia, como adjetivo denota
aquello “ Perteneciente al Fisco o al oficio del Fiscal “ Como sustantivo denota : “Ministro encargado de promover los intereses
del Fisco”. “El que representa y ejerce el Ministerio Público en los tribunales”.
Guillermo Cabanellas, en su Diccionario de Derecho Usual, recoge estos conceptos y lo señala: “Como promotor o
representante de los intereses del Fisco. Funcionario que ejerce el Ministerio Público ante los Tribunales. En lo civil ostenta la
representación del interés público; y por eso interviene en los juicios o expedientes relativos a menores, incapaces,
ausentes, etc. En lo penal sostiene la acusación pública.

En todos los países civilizados, el Ministerio Público es considerado como una institución tradicional en la estructura de la
administración de justicia y su existencia en el ámbito jurídico tiene íntima relación con la evolución de la función represiva que
primitivamente se ejercitó mediante la venganza privada (Ley del Talión), luego la función represiva pasó a la. divinidad,
desligándose de su estructura privatista y haciéndose justicia en representación de la divinidad, para posteriormente hacerla
residir en el “interés social” o “interés público”, impartiéndose justicia por Tribunales, a donde acudía la víctima o sus parientes,
acusando y aceptando la decisión del tribunal. De esta manera el Estado asume una función represiva en el Proceso Penal,
adhiriéndose al sistema inquisitivo, llegándose a decir que “El que tiene por acusador a un juez, necesita de Dios por abogado”.
Esto determinó, ineludiblemente, la necesidad de crear un organismo coadyuvante con el juez, para atribuirle de modo
permanente la delicada función de acusar, resultando Francia el primer país en el mundo que crea este órgano acusador
permanente, pasando a los demás países, diferenciándose por sus matices o cuestiones adjetivas, las cuales radican entre otras,
por la exclusividad de la acción penal o compartirla con los jueces , integrando la estructura del Poder Judicial o
independizándolo de aquél; instituyéndolo autónomo o haciéndolo depender del Poder Ejecutivo, confiriéndole la
representación exclusiva de la sociedad, del Estado, o conjuntamente, pero conservando siempre el signo distintivo de asumir la
función acusatoria dentro del esquema de represión del delito y de la administración de justicia.

DEFINICIÓN
El Ministerio Público es el organismo autónomo del Estado que tiene como funciones principales la defensa de la legalidad, los
derechos ciudadanos y los intereses públicos, la representación de la sociedad en juicio, para los efectos de defender a la
familia, a los menores e incapaces y el interés social, así como para velar por la moral pública; la persecución del delito y la
reparación civil.
El Ministerio Público asume la misión de ejercer la defensa de un Estado de Derecho, promoviendo la acción judicial en defensa
de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho, velando por la independencia de los Órganos Jurisdiccionales
y por la recta administración de justicia. Representa a la Sociedad en los procesos judiciales, conduciendo desde el inicio la
investigación de los delitos, ejercitando la acción penal, emitiendo dictámen previo a las resoluciones judiciales en los casos que
la ley contempla y finalmente ejerciendo iniciativa en la formación de las leyes.

ATRIBUCIONES
 Defensa de la legalidad, los derechos ciudadanos y los intereses públicos, la representación de la sociedad en juicio, para los
efectos de defender a la familia, a los menores e incapaces y el interés social, así como para velar por la moral pública; la
persecución del delito y la reparación civil.
 Velará por la prevención del delito dentro de las limitaciones que resultan de la presente ley y por la independencia de los
órganos judiciales y la recta administración de justicia y las demás que la señalan la Constitución Política y el ordenamiento
jurídico de la Nación.

4. ORGANISMOS INTERNACIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS


Se denomina “jurisdicción supranacional” a todas las instancias jurisdiccionales que traspasan las fronteras de los países. Son
promovidas por tratados o convenios internacionales suscritos por los respectivos Estados, quienes se comprometen a cumplir
las resoluciones y recomendaciones de sus respectivos órganos. Su propósito es asegurar el cumplimiento al interior de los
Estados de los pactos y tratados de derechos humanos que esos mismos Estados se habían comprometido a cumplir.
En cuanto al Estado peruano, hay un vínculo directo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (y su respectiva
Comisión Interamericana), desde la ratificación constitucional que hizo la Asamblea Constituyente de 1979. También existe en

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nuestra actual Constitución de 1993, en el artículo 205°, una disposición que habilita el acceso ciudadano a esas instancias en
caso de agotarse las vías jurisdiccionales internas:
Agotada la jurisdicción interna, quien se considere lesionado en los derechos que la Constitución reconoce puede recurrir a los
tribunales u organismos internacionales constituidos según tratados o convenios de los que el Perú es parte.
La Corte Interamericana no es el único caso de jurisdicción supranacional vinculado con el Perú, aunque sí es actualmente el
más relevante. La Corte Internacional de la Haya sólo ve litigios en los que participan los estados, conforme a sus compromisos
internacionales como estados, aunque sin jurisdicción para inmiscuirse en problemas internos cuando se vulneran los derechos
ciudadanos, ni menos a decidir sobre esos casos. Este vacío lo subsana el “sistema interamericano de protección de los derechos
fundamentales” derivados del “Pacto de San José de Costa Rica” (1969), con sus dos órganos creados y promovidos por los
países de la OEA: la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Entre los órganos de jurisdicción supranacional a los cuales está vinculado el Perú también debe considerarse al Consejo de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que vigila el cumplimiento de los derechos reconocidos en el Pacto Internacional de
los Derechos Civiles y Políticos (1966).
Últimamente se ha creado la Corte Penal Internacional como un órgano de jurisdicción universal de carácter permanente, con
capacidad de sanción penal contra gobernantes o personaje políticos que violan derechos ciudadanos de modo grave y
sistemático en sus país evitando que al huir a otros países quedan en la impunidad como prófugos de la justicia interna.

a. LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un órgano judicial de la Organización de los Estados Americanos (OEA)
que goza de autonomía frente a los demás órganos de aquella y que tiene su sede en San José de Costa Rica, cuyo propósito es
aplicar e interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros tratados de derechos humanos a los cuales se
somete el llamado sistema interamericano de protección de derechos humanos.

La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos que le sea sometido, siempre que los Estados partes en el caso hayan
reconocido o reconozcan dicha competencia, por declaración especial o por convención especial.

Básicamente, conoce de los casos en que se alegue que uno de los Estados partes ha violado un derecho o libertad protegidos
por la Convención, siendo necesario que se hayan agotados los procedimientos previstos en la misma, tales como el
agotamiento de los recurso internos.

Las personas, grupos o entidades que no son Estados no tienen capacidad de presentar casos ante la Corte, pero si pueden
recurrir ante Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La Comisión puede llevar un asunto ante la Corte, siempre que el
Estado cuestionado haya aceptado su competencia. De todas maneras, la Comisión debe comparecer en todos los casos ante la
Corte.

El procedimiento ante la Corte es de carácter contradictorio. Termina con una sentencia motivada, obligatoria, definitiva e
inapelable. Si el fallo no expresa en todo o en parte la opinión unánime de los jueces, cualquiera de éstos tiene derecho a que se
agregue al fallo su opinión disidente o individual.
En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes,
siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha de la notificación del fallo.

b. LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (o CIDH) es una de las dos entidades del sistema interamericano de
protección de derechos humanos. Tiene su sede en Washington, DC. El otro organismo del sistema es la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. La Comisión está integrada por 7 personas de reconocida trayectoria en Derechos Humanos; electos a
título personal y no como representantes de ningún gobierno.
La Comisión, respecto a los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), tiene las siguientes
atribuciones:
 Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América;
 Formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a los gobiernos de los Estados miembros para que adopten
medidas progresivas en favor de los derechos humanos dentro del marco de sus leyes internas y sus preceptos
constitucionales, al igual que disposiciones apropiadas para fomentar el debido respeto a esos derechos;
 Preparar los estudios e informes que considere convenientes para el desempeño de sus funciones;
 Solicitar de los gobiernos de los Estados miembros que le proporcionen informes sobre las medidas que adopten en materia
de derechos humanos;

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 Atender las consultas que, por medio de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, le formulen los
Estados miembros en cuestiones relacionadas con los derechos humanos y, dentro de sus posibilidades, les prestará el
asesoramiento que éstos le soliciten;
 Rendir un informe anual a la Asamblea General de la Organización, en el cual se tenga debida cuenta del régimen jurídico
aplicable a los Estados partes en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y de los Estados que no son partes;
 Practicar observaciones in loco en un Estado, con la anuencia o a invitación del gobierno respectivo, y
 Presentar al Secretario General el programa-presupuesto de la Comisión para que éste lo someta a la Asamblea General de
la OEA.

c. EL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS DE LAS NACIONES UNIDAS


El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas es un organismo creado el 15 de marzo de 2006 en
votación de la Asamblea General con los votos en contra de Estados Unidos, Israel, Palaos y las Islas Marshall, y las abstenciones
de Bielorrusia, Irán y Venezuela.
Está formado por 47 estados, elegidos por mayoría absoluta en la Asamblea General. Los asientos se distribuyen entre los
grupos regionales de las Naciones Unidas como sigue: 13 por África, 13 por Asia, 8 para América Latina y el Caribe y 7 por
Europa Occidental y otros grupos, y 6 por Europa oriental. Duraran en sus funciones por 3 años, pudiendo ser reelectos hasta
por dos periodos consecutivos. Estos podrán ser suspendidos una vez electos si cometen abusos sistemáticos a los derechos
humanos. El Consejo se reunirá periódicamente durante todo el año.

d. LA CORTE PENAL INTERNACIONAL


La Corte Penal Internacional (llamada en ocasiones Tribunal Penal Internacional) es un tribunal de justicia internacional
permanente cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, de guerra y de lesa humanidad.
Tiene personalidad jurídica internacional, y no forma parte de las Naciones Unidas, aunque se relaciona con ella en los términos
que señala el Estatuto de Roma, su norma fundacional. Tiene su sede en la ciudad de La Haya, en los Países Bajos.
La Corte está compuesta de cuatro órganos, dos oficinas semiautónomas y el Fondo para las Víctimas (The Trust FundforVictims
- TFV). Los órganos son: Presidencia, Divisiones Judiciales, Oficina del Fiscal y Registro.
La Corte funciona como un organismo autónomo de cualquier otro poder o estado. Sin embargo, esto no obsta a que, en el
cumplimiento de su deber, cuente con la colaboración de los poderes.

Crímenes
Los crímenes que puede conocer la Corte se encuentran limitados a los señalados en el artículo 5 del Estatuto de Roma, que
son:
 El genocidio (art. 6);
 Los crímenes de lesa humanidad (art. 7);
 Los crímenes de guerra (art. 8); y
 El delito de agresión (no definido).

Principios aplicables
El funcionamiento de la Corte se rige por una serie de normas y principios que lo transforman en un tribunal especial, sólo para
conocer casos realmente particulares. Los principios aplicables son:
 Complementariedad: la Corte funciona solo cuando un país no juzga o no puede juzgar los hechos de competencia del
tribunal;
 Nullumcrime sine lege: el crimen debe estar definido al momento de la comisión y que sea competencia de la Corte;
 Nullapoena sine lege: un condenado por la Corte sólo puede ser penado como ordena el Estatuto;
 Irretroactividad rationepersonae: nadie puede ser perseguido por la Corte por hechos o delitos cometidos con anterioridad a
su entrada en vigencia;
 Responsabilidad penal individual: no serán objeto de la pretensión punitiva las personas jurídicas, salvo como hecho
agravante por asociación ilícita;
 La Corte no es competente para juzgar a quienes eran menores de 18 años en el momento de comisión del presunto crimen;
 Improcedencia de cargo oficial: todos son iguales ante la Corte, aunque el acusado sea, por ejemplo, jefe de Estado;
 Responsabilidad por el cargo;
 Imprescriptibilidad; y
 Responsabilidad por cumplimiento de cargo: no es eximente de responsabilidad penal.

Investigación y enjuiciamiento
La investigación de los hechos que fueran constitutivos de delitos se puede iniciar por tres formas (art. 13):

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 Por remisión de un Estado Parte a la Corte de una situación particular;


 Por solicitud del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (donde se aplica el veto invertido); y
 De oficio por el Fiscal de la Corte.

Una vez que el Fiscal maneje estos antecedentes, puede o archivarlos o presentar una acusación que es revisada por la Cámara
de Asuntos Preliminares, que revisa los antecedentes hechos valer por el Fiscal. Si es procedente se acoge la acusación que pasa
a ser conocida por la Cámara de Primera Instancia, donde se realiza el juicio. Una vez absuelto o condenado, tanto el Fiscal
como el condenado en su caso, pueden apelar o casar ante la Cámara de Apelaciones.

Penas y cumplimiento
Las penas que puede establecer la sentencia puede ser de prisión por un plazo no mayor de 30 años, o (por la gravedad de los
crímenes) cadena perpetua, además de una multa y el decomiso de las especies que sean de propiedad del condenado (art. 77).
El cumplimiento de la pena se puede llevar a cabo en el país sede de la Corte (Holanda) o en otro de acuerdo con los convenios
que se puedan establecer entre la Corte y otros países.

III- CONOCIMIENTO DE FUENTES

¿HAY UN CONFLICTO INSUPERABLE ENTRE LA SOBERANÍA DE LOS ESTADOS Y LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS? Francisco Cortés Rodas
En la filosofía del derecho internacional, el realismo afirma que el principio que rige las relaciones interestatales es el de la soberanía absoluta de los
Estados. Para el realismo la protección de los derechos humanos es un asunto de política interna de cada Estado. Un Estado soberano puede asegurar y
respetar los derechos de sus ciudadanos (y efectivamente muchos lo hacen) y así obtener su legitimidad política interior, o puede no hacerlo. En virtud
de la validez absoluta de los principios de autodeterminación política y de no intromisión en los asuntos internos se sigue que los restantes Estados no
pueden inmiscuirse para preservarlos derechos humanos de los ciudadanos de un Estado extranjero. La garantía de los derechos humanos depende por
tanto de la política interior de cada Estado. Según el realismo no puede haber una instancia superior a la autoridad estatal soberana que pueda
imponerle a un Estado orientaciones sobre cómo conformar su organización política interior o que pueda imponerle sanciones por el incumplimiento de
ciertos estándares universales de respeto a los derechos humanos. En la argumentación del realismo se establece que a la justicia internacional le
concierne solamente la regulación normativa de las relaciones de poder entre los Estados. Esta regulación, formulada en la teoría clásica del derecho
internacional, comprende los siguientes principios: a cada Estado le corresponde la tarea de asegurar los derechos humanos dentro de sus propias
fronteras; cada Estado posee una soberanía ilimitada, que otorga a las entidades políticas estatales el derecho a la autodeterminación política y a la no
intromisión en los asuntos internos; entre los Estados no existe el deber de compartir su bienestar material con otros Estados. Así pues, para estructurar
la regulación normativa de las relaciones de poder entre los Estados no es necesario establecer un poder supraestatal.

Hay dos aspectos del derecho internacional contemporáneo que he tratado de articular en este ensayo: la aceptabilidad de la intervención extranjera en
el caso de graves violaciones de los derechos humanos y la redistribución internacional de los ingresos y la riqueza. Tanto la primera como la segunda se
sostienen para preservar el respeto de los derechos humanos. Esto no quiere decir, sin embargo, que estemos asistiendo al fin del principio de soberanía
de los Estados. Los Estados soberanos siguen siendo los actores principales en la escena mundial, pues conservan el poder esencial de emplear la fuerza.
A diferencia de la argumentación del globalismo radical que minimiza el papel de los Estados nacionales en la posibilidad de realización de los derechos
humanos, aquí he defendido, siguiendo el universalismo moral, que las exigencias de justicia económica global y de respeto de los derechos humanos
requieren de la estructura normativa de los Estados.

El liberalismo nacionalista cuestiona la primacía absoluta del principio de soberanía sobre el de los derechos humanos. La legitimidad del orden
internacional exige el respeto de los derechos humanos. Para el liberalismo nacionalista la legalidad del Estado se debe fundamentar en su legitimidad. Si
un Estado es ilegítimo, porque basa su poder en la violación sistemática de los derechos fundamentales de sus ciudadanos, no solamente no merece el
reconocimiento como Estado por la comunidad de naciones, sino que ésta puede intervenir para preservar los derechos humanos de los ciudadanos de
un Estado extranjero. De este punto se sigue que ningún Estado puede apelar a la tesis de la primacía del principio de la soberanía para impedir el
juzgamiento de uno o varios de sus nacionales acusados de crímenes internacionales, o para promulgar leyes de amnistía que incluyan delitos como la
tortura, el genocidio, ejecuciones sumarias y otras violaciones graves de los derechos humanos.
La diferencia central entre el realismo y el liberalismo nacionalista consiste en que este último introduce el deber de asistencia entre los Estados como un
principio del derecho de gentes. Salvo esta diferencia, los principios de justicia internacional del liberalismo nacionalista reproducen en gran medida los
principios de la política realista que han orientado el derecho de gentes. Así, mientras que el realismo defiende que los Estados no tienen el deber de
compartir su bienestar material con otros Estados, el liberalismo nacionalista sostiene que entre los Estados existe un mínimo deber de asistir a otros
Estados que vivan bajo condiciones no favorables que les impidan alcanzar un régimen político y social justo. El deber de asistencia no es concebido, sin
embargo, como un deber de justicia distributiva a nivel internacional.
El liberalismo nacionalista establece dos estándares de justicia diferentes para evaluar la justicia doméstica y el orden económico global. En el caso
doméstico, la justicia distributiva tiene como función conformar la estructura básica de una sociedad a partir de exigencias de justicia. En el contexto
internacional las relaciones entre los Estados se basan en los principios de autonomía política y de igualdad jurídica de los Estados. El liberalismo
nacionalista rechaza por esto un principio que enjuicie el orden económico global a la luz de sus efectos distributivos.

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El liberalismo nacionalista considera que no se pueden calificar como injustas las profundas privaciones que viven hoy millones de personas en el mundo
entero, ni que las situaciones de pobreza y desigualdad radical existentes en los países en vías de desarrollo sean un problema de justicia económica
global. El hecho de que existan tan grandes desigualdades no quiere decir necesariamente que éstas sean injustas. Para elliberalismo nacionalista la
respuesta ética a las desigualdades radicales y a la pobreza es una respuesta humanitaria que no tiene que ver con la justicia. Esto se expresa en que no
puede haber principios de justicia distintos de aquellos establecidos por cada comunidad para regular internamente su vida política, es decir, que no hay
principios de justicia global.
Por el contrario, el globalismo considera que las desigualdades radicales y la pobreza existentes en el mundo son injustas. Por esto adopta un concepto
de justicia global que obtiene de una presunción básica a favor de la igualdad, como lo hace Beitz, o de establecer la responsabilidad que surge de crear
o mantener instituciones injustas, como lo propone Pogge. Para el globalismo radical, las grandes diferencias entre países ricos y pobres manifiestan una
profunda injusticia que debe ser corregida mediante una concepción global de justicia distributiva, que debe implementarse mediante un Estado
mundial.
La concepción de justicia del globalismo débil no plantea solamente el asunto de la distribución justa de los bienes, sino que, en la medida en que parte
de un análisis de los fenómenos de injusticia y de sus raíces históricas, se propone como problema central la conformación de las relaciones de poder
político y económico tanto a nivel local y nacional como global. Según el globalismo débil, las instituciones globales no son injustas por la distribución
desigual de los recursos naturales. Si esas instituciones son injustas se debe a que las normas con que ellas operan imponen globalmente un orden que
perpetúa la pobreza en una gran parte de la población mundial que está sujeta a ese orden y no tiene manera de resistirse a él. En este sentido, la
igualdad que el globalismo débil aspira a realizar no está relacionada con los efectos redistributivos, sino con la elaboración de las reglas institucionales
que impidan que se mantengan y perpetúen esas injusticias. La justicia no exige una más o menos extensiva maquinaria de redistribución, sea nacional o
global, sino transformar la situación de explotación económica y de dominación política en los contextos local, nacional y global.

Ver el siguiente vídeo:“HACIA LA JUSTICIA UNIVERSAL”


http://www.youtube.com/watch?v=srDJWbBj1w4&feature=fvwrel
http://www.youtube.com/watch?v=Xze1Ab75sTU&feature=relmfu

IV- ACTIVIDAD DE APLICACIÒN

Dado un caso sobre violación de los derechos humanos, señala los mecanismos nacionales e internacionales
de protección. Argumentar sobre el valor de dichos organismos.

IV.- BIBLIOGRAFÍA
 H, C. H. C., & H, J. M. C. (2008). Los derechos humanos y su protección: estudios sobre derechos humanosy derechos
fundamentales. Universidad Catolica Andres.
 Juristas, C. A. de. (1999). Protección de los derechos humanos. Universidad del Rosario.
 López, M. B. (2004). Los derechos humanos en la globalización: mecanismos de garantía y protección. Alberdania.
 Rodas, F. C. (2007). Justicia global, derechos humanos y responsabilidad. Siglo del Hombre Editores.
 YouTube - HACIA LA JUSTICIA UNIVERSAL (PARTE 1ª). (s.d.). . Recuperado Mayo 4, 2011, a partir de
http://www.youtube.com/watch?v=srDJWbBj1w4&feature=fvwrel

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