Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Dragona Eleonor
La Dragona Eleonor
La dragona EleanorLa dragona Eleanor estaba cuidando sus huevos. Pronto nacerían de ellos tres
preciosas crías de dragón. Y allí estaba ella, dando calor a sus huevos, cansada y hambrienta. Pero
no podía irse. No podía arriesgarse a que alguien robara sus huevos.
Mientras tanto, los ladrones de crías de dragón acechaban. Ocultos a una distancia prudente, los
ladrones vigilaban la guarida de la dragona. Sabían que estaba sola. El dragón llevaba semanas sin
aparecer. Probablemente lo habría capturado algún cazarrecompensas como ellos.
-Esto será muy fácil -dijo uno de los ladrones-. La dragona no tendrá más remedio que salir a
buscar comida para los recién nacidos. Y con lo cansada y hambrienta que está, tardará en
regresar.
Por fin, los dragoncitos salieron de sus huevos. Dos dragones y una dragona. La dragona Eleanor
estaba entusiasmada. Los dragoncitos, hambrientos. Y a la dragona Eleanor ya no le quedaba nada
de comida.
-Tendré que ir a por comida, hijitos míos -dijo la mamá dragona-. Tendréis que estar callados y
quietos en el nido.
Los dragoncitos lo entendieron todo muy bien, porque incluso desde que nacen son muy listos, y
obedecieron. En cuanto la vieron salir, los ladrones salieron de su escondite y, sigilosamente,
iniciaron el camino a la guarida del dragón.
-No hagáis ruido -dijo uno de los ladrones-. No queremos que los dragoncitos se asusten.
Pero en cuanto los ladrones asomaron la nariz por la guarida, los dragoncitos empezaron a gritar.
-No os servirá de nada gritar, pequeños -dijo uno de los ladrones-. Vuestra madre no llegará a
tiempo. Tal vez esta comida os haga callar más …. ¡Ah, ah, ah! ¡Mi trasero!
TLa dragona Eleanorodos los ladrones empezaron a gritar. Algo les estaba quemando el culete. Era
la dragona, que había regresado y había lanzado una buena llamarada a sus posaderas.
-¡Qué buena idea haber traído comida! -dijo la dragona Eleanor-. Eso os salvará de ser nuestro
almuerzo. Y ahora, ¡fuera de aquí!
Los ladrones se fueron de la guarida de la dragona Eleanor con el trasero bien caliente y el orgullo
realmente herido.
-Creo que deberíamos dedicarnos a otra cosa -dijo uno de los ladrones.
-Sí -dijo otro-, alguna que no requiera que nos sentemos, porque vamos a estar una buena
temporada sin poder hacerlo