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CONDICIONAMIENTO CLÁSICO
Analicemos los tres pasos del experimento de Pavlov de la misma manera que lo hizo
él:
1. Un estim ́ ulo neutro (EN) es un estiḿ ulo ante el cual el organismo no responde.
́ ulo neutro se presenta inmediatamente antes que otro estim
2. El estim ́ ulo que sí
provoca una respuesta. El segundo estim ́ ulo se denomina esti ́
m ulo
incondicionado (EI) ya que el organismo siempre responde a él sin necesidad
de haber aprendido a hacerlo. Para el perro de Pavlov, la comida suponia ́ un
́ ulo incondicionado ante el cual respondia
estim ́ con la res- puesta
incondicionada de salivación.
3. Tras emparejarse con un estim ́ ulo incondicionado, el estim ́ ulo previamente
neutro empieza a provocar una respuesta, de manera que deja de ser «neutro».
Se convierte entonces en un estim ́ ulo condicionado (EC) ante el cual el
organismo ha aprendido a emitir una respuesta condicionada (RC).
El condicionamiento clásico también es un modelo muy útil para explicar algunos de los
mie- dos y fobias que desarrollan las personas.
Pavlov observó que tras condicionar a un perro para que salivara en respuesta a un
tono eleva- do, era posible que el perro generalizara la respuesta condicionada también
a un tono bajo. Para en- señar al perro la diferencia entre ambos tonos, Pavlov
presentaba repetidamente el tono elevado jun- to con la comida y el tono bajo sin
comida. Tras varias presentaciones de ambos tonos, el perro aprendia ́ a salivar
únicamente ante el tono elevado. En la terminologia ́ de Pavlov, se habiá produci- do
una diferenciación. Sin embargo los psicólogos suelen utilizar con más frecuencia la
expresión discriminación del estímulo.
Una manera obvia de eliminar una respuesta condicionada es a través del proceso de
extinción. Si el estim
́ ulo condicionado se presenta una y otra vez en ausencia del
́
estim ulo incondicionado, ́ desaparecer.
en- tonces la respuesta condicionada deberia
Generalmente es esto lo que sucede.
John Watson
Fue John Watson (1913) quien introdujo el término conductismo, y fue el principal
defensor de esta perspectiva durante la primera parte del siglo XX.
Watson adoptó como unidad básica aprendizaje el hábito E-R condicionado de manera
clá- sica, y lo extendió a todo el aprendizaje humano (recuérdese el estudio con Alberto
descrito ante- riormente)4. Watson propuso dos leyes que describen cómo se
desarrollan los hábitos. En primer lu- gar, su ley de la frecuencia acentúa la importancia
de la repetición: Cuanto más frecuentemente se asocian un estímulo y una respuesta,
mayor será el ha- bito E-R.
Edwin Guthrie
Un estímulo al que sigue una respuesta determinada tenderá, cada vez que se repita, a
ser secundado por esta misma respuesta. Esta conexión E-R alcanza su máxima
potencia en un único ensayo.
Clark Hull
Hull propuso que habría que tener en cuenta la in- fluencia de otros factores idiosincrásicos de
cada organismo y de cada ocasión, a los que denominó variables intermedias, para poder
predecir la probabilidad de ocurrencia y la fortaleza de una respuesta. Según Hull, una de las
variables intermedias que influye sobre la probabilidad de ocurrencia de una respuesta es la
fuerza del hábito, esto es, la fuerza de la asociación entre un estim
́ ulo determi- nado y una
respuesta. Una segunda variable intermedia esencial para que ocurra una respuesta es el impulso
del or- ganismo, un estado interno de activación que motiva la conducta. Hull sugirió que
algunos impul- sos (por ejemplo, el hambre o la sed) están directamente relacionados con la
supervivencia del or- ganismo. Otros impulsos, denominados impulsos adquiridos, no sirven a
ningún objetivo biológic
A partir de lo que llevamos aprendido sobre las ideas conductistas, es posible extraer
algunas implicaciones para la práctica educativa:
La práctica es importante. Desde una perspectiva conductista, las personas tienen más
pro- babilidad de aprender algo cuando tienen oportunidades de actuar.
Para romper un hábito, es necesario reemplazar la asociación E-R con alguna otra. La
no- ción de recencia de Guthrie, esto es, la idea de que un organismo responderá a un
́ ulo de la misma manera que lo hizo la última vez, supone que los hábitos, una vez
estim
que se han es- tablecido, son difić iles de romper. El truco para deshacer un hábito,
desde la perspectiva del principio de la recencia, es conseguir que el individuo
produzca una respuesta diferente ante el mismo estim ́ ulo.